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Causa nº 271/2010 (Casación).

Resolución nº 22177 de
Corte Suprema, Sala Primera (Civil) de 31 de Mayo de
2011

Fecha de Resolución: 31 de Mayo de 2011

Movimiento: ACOGIDA CASACIÓN FONDO, ANULADA SENTENCIA DE

Rol de Ingreso: 271/2010

Rol de Ingreso en Cortes de Apelación: 450-2009 - C.A. de Arica

Emisor: Sala Primera (Civil)

Santiago, treinta y uno de mayo de dos mil once.

VISTO:

En estos autos Rol N° 1.377-2006 del Tercer Juzgado de Letras de Arica, sobre juicio
ordinario de nulidad de contrato, F.C.A., en representación de A.M.S. y de la sociedad
Importadora y Exportadora Star Autos Limitada, dedujo demanda contra C. de la B.G.,
basada en que, con fecha 24 de enero de 2005, se celebró contrato de compraventa en virtud
del cual la demandada adquiría el vehículo station wagon Mitsubishi, pajero 2.5 aut., del
año 1992, placa patente XZ 3855, por la suma de $3.300.000, precio que aparece pagado al
contado, siendo el vendedor, supuestamente, don A.M.S..

Según los demandantes, ese contrato es falso y, por tanto, nulo, pues se trata de uno de los
vehículos entregados por el señor M. a don E.V.M., para ser exhibidos para su venta, pero
que fueron vendidos fraudulentamente por este último, falsificando la firma de aquél; hecho
denunciado ante el Ministerio Público, organismo que investiga lo sucedido.

Terminaron solicitando que se declare la nulidad del referido contrato y se ordene la


cancelación de la correspondiente inscripción y que el vehículo sea restituido a la
demandante, más las costas de la causa.

A fojas 15 vuelta, se t uvo por evacuado el trámite de contestación en rebeldía de la


demandada, quien tampoco evacuó la dúplica.

Por sentencia de veintinueve de enero de dos mil nueve escrita a fojas 115, dictada por el
señor J. titular del tribunal aludido en el primer párrafo, se rechazó la demanda.

Apelado ese fallo por los actores, la Corte de Apelaciones de Arica, en sentencia de nueve
de diciembre de aquel año, escrita a fojas 139, lo revocó y, en su lugar acogió la demanda,
declarando que el contrato de compraventa de vehículo materia de la causa es nulo
absolutamente, ordenó a la demandada restituir dicho bien al actor, dentro de décimo y la
cancelación de la inscripción realizada en el Registro Nacional de Vehículos Motorizados
en virtud del mismo.

En contra de esta última decisión, la parte demandada ha deducido recurso de casación en


el fondo.

Se ordenó traer los autos en relación.

CONSIDERANDO:

PRIMERO
Que la nulidad sustancial que se postula se sustenta en la vulneración que, en concepto de
quien recurre, se ha producido en la sentencia impugnada de lo dispuesto en los artículos 10
a 24, 1682, 1683 y 1793 del Código Civil; 764 y siguientes, 767, 770 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil.

Explicando la forma en que se habrían cometido tales infracciones, la recurrente expresa


que constituye un error aceptar que concurren en la especie los presupuestos de la nulidad
absoluta por falta de consentimiento del actor, en circunstancias que el vicio de ausencia
del consentimiento del vendedor importa una situación de inexistencia jurídica, considerada
como la sanción pertinente a este caso.

¿Mal podría accederse en este caso? continúa diciendo - a la sanción de nulidad absoluta
demandando a una sola de las partes del contrato, como tampoco podrían llevarse a efecto
las prestaciones mutuas de rigor.

Hace presente que esa demandada, víctima tanto o más que el actor, devolvió el vehículo a
la automotora, como consta en autos mediante prueba documental que muestra que su parte
no es dueña de dicho bien, pues suscribió un contrato de compraventa con fecha 13 de junio
de 2007, con don E.V.M., socio o ex socio del demandante, seguido de la correspondiente
inscripción en el Registro Nacional de Vehículos Moto rizados.

Enfatiza, además, que en el contrato impugnado se cumplieron todos los requisitos legales
de la compraventa.

Agrega quien recurre que en el presente caso no se demostró que el demandante señor A.M.
cuente con legitimación activa en el proceso, hecho que no fue recibido a prueba, a lo que
se suma que ese actor no argumentó tener un interés pecuniario comprometido en el asunto
debatido, interés del que carecía al momento de interponer la demanda pues, por un lado
manifiesta una nula participación en el contrato de compraventa impugnado y por otro,
solicita la devolución del vehículo, desconociendo las prestaciones mutuas que derivan de
esa sanción civil, en conformidad con el artículo 1687 del Código Civil y,
consecuencialmente, no ejerció la acción contra quien correspondía, puesto que el vehículo
se encuentra en poder de quien concurrió verdaderamente a la celebración de la
compraventa, don E.V.M., esto es, la acción reivindicatoria.

Asimismo, la recurrente alega que no es sostenible que el actor pretenda impugnar la


tradición accionando sólo en contra del adquirente. Finaliza afirmando que no parece
equitativo sancionar a la demandada, víctima de un fraude como el demandante.

SEGUNDO
Que para una mejor inteligencia del recurso en análisis, es conveniente puntualizar que los
jueces del fondo dejaron asentados, como hechos de la causa:

a. La suscripción del contrato de 24 de enero de 2005, cuya nulidad se pretende, en


virtud del cual don A.M.S. y la demandada, vendedor y comprador respectivamente,
celebraron contrato de compraventa del vehículo motorizado station wagon, patente
XZ 3855-4, marca Mitsubishi, modelo Pajero 2.5 aut., números de motor y de
chasis que se indican, por la suma de $3.300.000;

b. Que el referido negocio fue inscrito y mantiene anotación vigente en el Registro


Nacional de Vehículos Motorizados;

c. Que la firma puesta en el contrato de compraventa impugnado, no fue escrita por el


actor señor A.M.S., siendo, por lo tanto, una firma falsa, resultado de un proceso
imitativo de firma genuina;

d. Que quien compareció por el vendedor a la suscripción del contrato de compraventa


fue E.V.M., habiendo sido firmada la convención con anterioridad a la fecha de
celebración d e la misma ante notario público.

TERCERO
Que, seguidamente, con el sustrato fáctico reseñado recién, los sentenciadores de segundo
grado determinaron que en el contrato de la litis no existe consentimiento por parte del
vendedor y, en esas circunstancias, teniendo presente que la manifestación de voluntad es
un elemento esencial de todo acto o contrato, la sanción aplicable es la nulidad absoluta, no
la inexistencia, por omisión de un requisito de validez del acto.

En otras palabras, los jueces del tribunal de alzada consideraron que, puesto que fue
demostrado que el vendedor compareciente en la compraventa de 24 de enero de 2005, en
realidad no consintió en dicho negocio, dado que la firma que lo justificaría no le pertenece,
entonces, falta uno de los elementos cardinales del acto jurídico, circunstancia que gatilla la
sanción civil de la nulidad absoluta.
CUARTO
Que la cita de las disposiciones legales denunciadas por el recurrente, expuestas en el
motivo primero y los argumentos esgrimidos en apoyo de sus afirmaciones en tal sentido,
tienen por objeto sustentar, en lo medular: 1°.- que el vicio de faltar el consentimiento de
uno de los contratantes, trae aparejada la inexistencia jurídica del acto en cuestión, no la
nulidad absoluta del mismo; 2º.- que el contrato de compraventa impugnado cumplió con
los requisitos legales de rigor; 3º.- que, en todo caso, debido a que la demandada ya no es
propietaria del vehículo de la litis, puesto que lo enajenó a un tercero durante el curso del
pleito, la acción que el actor debió intentar era la reivindicatoria; 4º.- que la demandada fue
víctima del fraude evidenciado con la falsificación de la firma del vendedor detectada en la
causa, tanto como lo habría sido el actor, por lo que no parece equitativo que se la sancione
con la declaración de nulidad y sus consecuencias y, 5º.- que siendo todo ello así, procedía
el rechazo de la demanda.

QUINTO
Que lo reseñado en los fundamentos que preceden pone de manifiesto que el quid de la
crítica de ilegalidad dirigida contra la sentencia que se impugna en el recurso, estriba en
esclarecer la eventual improcedencia en el caso sub lite de la sanción de nulidad virtual o
tácita, como se la denomina en doctrina, por concurrir una hipótesis de inexistencia que la
excluye y, aún de no ser así, la efectiva existencia de un vicio de alcances anulatorios con
consecuencias jurídicas para la demandada.

SEXTO
Que, resumidamente, a la inversa de lo considerado por el a quo, en el sentido que la falta
de consentimiento hace inexistente el acto impugnado y no nulo ? a lo que se pliega la
demandada en su recurso -, el tribunal de alzada de Arica ha entendido que de ello se sigue,
de igual manera, la segunda de las consecuencias en comentario.

Como primer aspecto que amerita ser resaltado, está el que, tanto inexistencia, como
nulidad, han de mirarse como grados de ineficacia del acto jurídico; la primera, como el
efecto producido por la ausencia de un requisito esencial del acto ? la jurisprudencia
concibe esta hipótesis como una mera apariencia o una tentativa de acto - y, la segunda,
como la consecuencia originada en un vicio relativo a esos elementos básicos que sirven al
advenimiento del acto en sí mismo considerado, diferenciándose de aquellos aspectos que
tocan a la calidad y estado de las personas que los ejecutan o acuerdan.

SÉPTIMO
Que discurriendo sobre el particular, los profesores A., S. y V. señalan: ?La inexistencia
jurídica no puede comprenderse en la noción de invalidez, pues sólo un acto existente
puede ser válido o inválido. Otra cosa es que ciertas legislaciones positivas no reconozcan
como distinta la inexistencia jurídica de una de las formas de invalidez, como es la nulidad
absoluta. Según otros, si bien la anterior discriminación es lógica, por comodidad de
lenguaje y mirando el asunto desde un punto de vista práctico en las legislaciones que
sancionan también con una nulidad, la absoluta, la inexistencia jurídica, justifícase que la
invalidez abrace también a ésta.? (Derecho Civil, Parte Preliminar y Parte General, Ed. C.,
pág. 303).

P. sobre si nuestro Código Civil distingue la inexistencia de la nulidad absoluta, esos


autores advierten que no existe acuerdo al respecto ni en la doctrina ni en la jurisprudencia.
Para el profesor A.R., el ordenamiento sustantivo nacional sólo se refiere a la nulidad ?
absoluta y relativa ? incluyendo los actos inexistentes entre aquellos nulos de nulidad
absoluta, tanto porque la preceptiva en la materia no habla de la inexistencia, como también
porque diversa s normas (artículos 1681, 1682, 1460 y 1701 del Código Civil) permiten
entender que la inexistencia jurídica queda comprendida en los límites de la nulidad
absoluta.

Frente a la opinión autorizada del señor A., se encuentran otras, del mismo modo,
fundamentadas y provenientes de notables autores, entre los cuales se cuenta a don L.C.S.,
quien se apoyaba para sostener que la teoría de la inexistencia viene comprendida en
nuestro Código Civil, entre otros, en el tenor de lo dispuesto en el artículo 1444 del Código
Civil, de conformidad con el cual, ?si falta una de las cosas esenciales al perfeccionamiento
de un contrato como tal, no produce efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente?,
esto es, el precepto no determina la nulidad del contrato a que falte ese requisito esencial y,
así como lo hacen los defensores de la tesis opuesta, también acude al artículo 1681 del
Código de Bello, pero para subrayar que en el mismo no se expresa que el acto o contrato
sea nulo si falta alguno de los requisitos exigidos para su existencia, sino que se refiere a
requisitos prescritos para el valor, para la validez, del acto o contrato.

Dice el señor C.S.: ?es cierto que el Código habla especialmente de la nulidad de los actos
jurídicos al tratar de la declaración de nulidad y de la rescisión como medio de extinguir las
obligaciones, pero esto no significa que los actos inexistentes queden comprendidos entre
los actos nulos, pues los actos inexistentes no producen obligaciones y no puede, por lo
mismo, tratarse de la extinción de las obligaciones con respecto a tales actos que no las
producen. Cuando el artículo 1681 expresa que es nulo todo acto o contrato a que falta
alguno de los requisitos que la ley prescribe para el valor del mismo acto o contrato según
su especie y la calidad o estado de las partes, y el artículo 1682 califica de absoluta la
nulidad producida por un objeto o causa ilícita o por la omisión de algún requisito o
formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en
consideración a la naturaleza de ellos, da por supuesto que se trata de actos o contratos
existentes, de actos o contratos que han llegado a perfeccionarse y producir obligaciones y
que tienen objeto y causa. Por eso la falta de instrumento público en los actos o contratos en
que la ley requ iere esa solemnidad para su perfeccionamiento jurídico, hace que se miren
según el artículo 1701, como no ejecutados, o celebrados, no como nulos: la falta de la
solemnidad impide la existencia y el acto o contrato no podría convalecer aun transcurrido
el lapso de diez años que hace prescribir la acción de nulidad" (Explicaciones de Derecho
Civil Chileno y Comparado, T. XI, pág. 20).
OCTAVO
Que, en todo caso, sabido es que desde mediados del siglo pasado, la tendencia en derecho
comparado ? en el que destaca el Código Civil Italiano de 1942- es la de considerar
implícita la inexistencia jurídica en los contornos de la nulidad absoluta.

Sin embargo, entre nosotros, es claro - y bastante obvio - que nuestro derecho nacional no
consulta una alusión expresa y sistémica de la inexistencia, ya no como sanción sino como
la consecuencia negativa y máxima secuela jurídica de la ineficacia de los actos
defectuosos, por lo que, en general, se acepta su asimilación a la máxima sanción que
nuestra normativa prevé: la nulidad absoluta.

Sobre el particular se ha dicho: ?Si la `inexistencia? representa el opuesto lógico al acto


jurídico estructuralmente existente, queda sentada la conclusión de que se trata de una
materia irreglamentaria (no puede estar lógicamente reglamentada en la ley), atendida su
propia naturaleza. (P.R.G., ?Inexistencia y Nulidad en el Código Civil chileno?, Ed.
Jurídica de Chile, pág. 32).

NOVENO
Que en todo caso y como quiera que en los hechos de marras los sentenciadores han
estimado que concurre una hipótesis de ausencia de consentimiento del vendedor en un
contrato de compraventa en que la firma que aparece escrita a su nombre no le pertenece,
sino que es una rúbrica falsa, por imitación, cabe recordar que el artículo 1682 del Código
Civil dispone la nulidad absoluta para los actos de los absolutamente incapaces, vale decir,
personas privadas en forma total de razón y que, por ende, no pueden concurrir a la
ejecución o celebración de un acto o contrato poniendo en juego su voluntad o
consentimiento para el mismo. Entonces - para zanjar el punto en comentario, al menos, en
lo atinente a conflicto sub lite -, es dable entender que para nuestro legislador sustantivo, un
acto al que falte el referido elemento esencial, te ndrá asignada la ineficacia asociada a la
nulidad absoluta. Más aún en un caso como el de autos, en que se ha impetrado la
declaración de ineficacia por vía de acción y no de excepción, como habría resultado ser el
camino adecuado para alegar la inexistencia.

Aún así, valga considerar que, por concurrir en la especie un acto que nació a la vida
jurídica ? defectuosamente, por falsedad, al decir de la demandante ? y que, por su
apariencia, es susceptible de producir efectos jurídicamente reconocidos, se ha hecho
necesario para los actores impetrar la declaración de nulidad - discutible, pudiera decirse
desde ya - a objeto de enervar esa validez precaria o presuntiva del acto con apariencia de
compraventa, como también pudieron haber accionado por la inoponibilidad e, incluso, por
la resolución.

La respuesta para este caso se encuentra en el artículo 704 del Código Civil que, al tratar de
los títulos injustos - en entre ellos, el falsificado -, aborda hipótesis rayanas a lo inexistente,
pero que por sus apariencias de legitimidad ameritan el reconocimiento legal, en cuanto
portadores del germen de consecuencias jurídicas que, a la postre, se verán cristalizadas por
efectos de la certeza y estabilidad jurídicas.

DÉCIMO
Que todas estas reflexiones llevan a concluir que el fallo que se examina, al acudir al
estatuto de la nulidad absoluta para resolver el pleito, no ha incurrido en error que haga
ineludible disponer su invalidación.

UNDÉCIMO
Que, ahora bien, como se ha dicho ya, los jueces de segundo grado, basados en lo dispuesto
en el artículo 1682 del Código Civil, han declarado que el contrato de compraventa materia
de la litis es absolutamente nulo, basados para ello en la comprobación lograda en autos
acerca de la falta de concurrencia de la voluntad del vendedor que figura suscribiendo el
negocio.

Esa determinación del tribunal de alzada surge de dos puntales bien precisos: de una parte,
el contrato de compraventa de 24 de enero de 2005, que en copia corre a fojas 7, celebrado
entre don A.M.S., como vendedor y doña C.P. de la B.G., como compradora del station
wagon Mitsubishi, modelo Pajero, año 1992, Parente XZ 3855 y, de otro lado, las
conclusiones del informe pericial caligráfico evacuado en la causa, corriente a fojas 95,
según el cua l, la firma puesta a nombre del vendedor señor M. en el contrato en referencia,
es el resultado de un proceso imitativo de firmas genuinas de dicha persona y, por tanto,
una signatura falsa. De allí, entonces, que los sentenciadores concluyen que el vendedor y
actual demandante no participó con su voluntad en la formación del consentimiento que dio
pábulo a la citada convención.

DUODÉCIMO
Que la nulidad, en cuanto sanción de ineficacia, se ha definido como aquélla ?impuesta en
la ley en cuya virtud el acto queda privado de efectos; el acto nulo es aquel que a causa de
un vicio de que adolece y que es sancionado por la ley, se encuentra privado de efectos?
(V.P.V., Manual de Derecho Civil, T.I., pág. 202).

En la especie, se ha detectado la falta del requisito del consentimiento, al no haber


participado una de las partes del contrato al momento de la firma del documento que
contiene sus términos.

DECIMOTERCERO
Que, sin embargo, al revisar la sentencia cuestionada, surgen para esta Corte otra serie de
inevitables consideraciones. Desde ya, el fallo recoge ? como también se ha hecho en la
parte expositiva de la presente ? que en el libelo pretensor, la demandante manifiesta que el
vehículo objeto de la compraventa impugnada es uno de los entregados por el señor M. a
don E.V.M., para ser exhibido en la ciudad Arica, para su venta, pero que fue ?vendido?
fraudulentamente por el segundo de los aludidos y, a su vez, en el noveno considerando ?
también del fallo de primer grado, en la parte que ha hecho suyo el tribunal de segunda
instancia ? se hace constar que en el pliego de posiciones elaborado por el actor para que la
absolución de la demandada, se expresa que quien compareció por éste, como vendedor, a
la suscripción del contrato de compraventa de la litis ?fue E.V.M., habiendo estado firmada
la convención con anterioridad a la fecha de celebración de la misma ante el Notario
Público de esta ciudad?.

Pues bien, de la articulación de esas circunstancias reseñadas en el párrafo precedente y que


vienen plasmadas en el fallo que se escruta, fluye innegable que ese tercero ? E.V.M. ? jugó
un rol que no es indiferente, sino que, a la inversa, sobresale con nitidez en esa
concatenación de aspectos fácticos: entrega a E.V. del vehículo para exhibición para la
venta y comparecencia de este último, en el papel del vendedor, al lugar de celebración del
contrato que se encontraba firmado con antelación. En efecto, tales antecedentes son
particularmente reveladores de un protagonismo de dicha persona en el negocio postulado
de nulidad, que se ha ido quedando oculto - sea que el mismo haya obedecido a un acuerdo
previo o no, sea que haya perseguido objetivos legítimos o no -, pero que vigoriza la noción
del contratante encubierto, esto es, de aquél que, por encontrarse vinculado de algún modo
al negocio, se extienden o se comunican los efectos del mismo.

En la especie, se trata de la participación de una persona en el acaecimiento de la relación


jurídica cuestionada, portador de un vínculo preexistente con uno de los contratantes ? el
vendedor - , precisamente, con la finalidad de lograr la enajenación, por venta, del bien
ofrecido a la demandada, todo lo cual viene reconocido por el demandante, según describen
los sentenciadores.

Ese nexo, definido aunque velado, de una persona, ciertamente que es gravitante, toda vez
que, al hacerse evidente, pone de relieve, por un lado, la variación de los alcances de la
sanción de nulidad solicitada y, junto a ello, el vicio que supone su falta de emplazamiento.

DECIMOCUARTO
Que, en este punto, sin necesidad de ahondar en mayores cavilaciones, cabe recordar que la
compraventa de bienes muebles, como la de marras, es un contrato de tipo consensual, vale
decir, que no requiere del cumplimiento de alguna solemnidad a la que se subordine su
validez.

De ese modo, entonces, considerando que la escrituración o no del negocio y, más


exactamente, la ausencia de la rúbrica de los contratantes, no incidían directamente en la
concurrencia de los requisitos sine qua non para la validez de la convención.

En el presente caso, una óptica más acertada muestra que la alegación de la demandante ha
sido que el contrato de compraventa puesto entredicho debe ser declarado nulo dado que
corresponde a una ?venta fraudulenta?, en la que la firma escrita en su nombre no le
pertenece.
DECIMOQUINTO
Que a la luz de lo narrado en los motivos duodécimo y decimotercero y, volviendo sobre el
fundamento de la n ulidad declarada en autos, queda de manifiesto que la justificación de la
falta de consentimiento en el contrato sub lite no se agotaba en la falsedad de la firma del
vendedor del station wagon patente XZ 3855, atendido que el mismo actor, al demandar,
hizo patente su relación previa con aquel ?tercero? que, en definitiva, concurrió a la
celebración del contrato que, por antonomasia ? la compraventa ? encarnaba el objetivo
previsto por ambos con la exhibición del vehículo y su ofrecimiento a posibles interesados,
tal como sucedió con la demandada.

DECIMOSEXTO
Que, por consiguiente, se ha hecho evidente el error de derecho en que incurrieron los
jueces de segunda instancia, al entender que la ausencia del consentimiento del vendedor
quedaba suficientemente esclarecida con la afirmación de ser falsa la firma que se le
atribuye en el documento que contiene el contrato de compraventa estipulado con la
demandada, en circunstancias que todo aquello narrado por ese mismo litigante y que lo
ponía en directa y coetánea relación con E.V.M., precisamente, con miras a concretar la
celebración de una convención como la señalada, llevaba a tener a este último como una
parte vinculada de manera inmediata al negocio y cuya presencia al momento del mismo ?
incluso recibiendo el pago del precio ? no hacía posible concluir, sin más, que faltó la
voluntad contractual del vendedor.

Esta equivocada inteligencia de los antecedentes se tradujo en la errónea aplicación de los


artículos 1681 y 1682 del Código Civil, toda vez que se ha sujetado la invalidez del
contrato de compraventa materia del pleito al vicio de faltar el consentimiento de uno de las
partes, pasando por alto la mayor o menor comunicabilidad relativa que suponía la
presencia al momento de su celebración de aquél que ya era portador de un encargo
relacionado recibido de quien aparece como vendedor, ahora demandante en autos,
circunstancia cuya atención, sin duda, era menester.

Tal errónea aplicación de la ley ha tenido influencia substancial en lo dispositivo del fallo,
pues se acogió una demanda declarativa de nulidad absoluta que debió ser desestimada, por
lo que corresponde hacer lugar a la nulidad sustantiva interpuesta.

DECIMOSÉPTIMO
Que habida cuenta que se acogerá la casación en el fondo por uno de los capítulos del
recurso - el segundo - resulta inconducente continuar con el análisis de los demás errores de
derecho denunciados en el libelo de nulidad sustantiva.

Por estas consideraciones y de conformidad, además, con lo dispuesto en los artículo 764,
767, 785 y 805 del Código de Procedimiento Civil, se acoge, sin costas, el recurso de
casación en el fondo, interpuesto en lo principal de fojas 150, por don R.F.G., en
representación de la demandada C. de la B.G., contra la sentencia de nueve de diciembre de
dos mil nueve, escrita a fojas 139, la que se invalida y reemplaza por la que se dicta acto
continuo, pero separadamente y sin nueva vista de la causa.

Acordada con el voto en contra del Ministro señor Muñoz, quien estuvo por rechazar el
recurso, por cuanto, en su concepto, los magistrados de segunda instancia no han incurrido
en el error de derecho que se denuncia y han hecho correcta aplicación de la normativa de
fondo atinente al asunto sub judice.

Regístrese.

Redacción a cargo del Ministro señor Sergio Muñoz G.

N° 271-10.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Adalis
Oyarzún M., Sergio Muñoz G., Sra. Margarita Herreros M., Juan Araya E., y Abogada
Integrante Sra. Maricruz Gómez de la T.V.

Autorizado por la Ministra de fe de la Corte Suprema.

En Santiago, a treinta y uno de mayo de dos mil once, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.

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