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Las Escrituras describen así la creación de la primera alma humana: “Jehová Dios
procedió a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento
de vida, y el hombre vino a ser alma [en hebreo, néfesch] viviente” (Génesis 2:7).
LA VERDAD:
Cuando una persona muere, deja de existir.
La Biblia dice: “El alma que peque, ésa morirá” (Ezequiel 18:4, 20, La Biblia
de las Américas).
Refiriéndose al castigo que le esperaba al israelita que cometiera alguna de
las ofensas más graves, la Ley decía: “Aquella alma será cortada”, o
“tajada” (Éxodo 12:15, 19; 31:14, Reina-Valera, 1909; Levítico 7:20,
21, 27, Biblia de Ferrara). En Levítico 19:8, La Biblia de las familias
católicas describe el mismo castigo con estas palabras: “Aquella alma
perecerá”.
Algunos versículos bíblicos utilizan la expresión literal “alma muerta” al
hablar del cadáver de una persona (Levítico 21:11; Números 6:6). Aunque
en muchas traducciones de la Biblia se vierte esa expresión
como “cuerpo muerto” o “persona muerta”, el texto original en hebreo
contiene la palabra néfesch, es decir, “alma”.
Alma y vida
En la Biblia, alma también es sinónimo de vida. Por ejemplo, en Job 33:22 la
palabra hebrea para “alma” (néfesch) se usa como una expresión paralela de
“vida”. Y a veces, al hablar de personajes que estuvieron a punto de perder la
vida, la Biblia dice que su “alma” estuvo en peligro (Éxodo 4:19; Jueces
9:17;Filipenses 2:30).
Conocer ese sentido de la palabra alma nos ayuda a entender mejor algunos
versículos bíblicos. Por ejemplo, en Génesis 35:18 se dice que el alma de cierta
mujer fue “saliendo”, o como lo expresa la versión Torres Amat, que ella estuvo
“exhalando el alma”. Esta es una figura retórica que comunica la idea de que la
vida de aquella mujer estaba acabando. Por eso, algunas traducciones dicen en
este versículo que la mujer estaba “dando el último suspiro” (La Biblia
Latinoamérica, 2011).
¿Dónde se originó la creencia de que el alma es
inmortal?
Esta creencia —común hoy a muchas religiones cristianas— no se basa en la
Biblia; más bien, proviene de los antiguos griegos. De hecho, el Diccionario
enciclopédico del Cristianismo explica: “Esta concepción de alma deriva de la
antigua filosofía griega, según la cual, en el hombre, el cuerpo (sōma) está
separado del alma (psychḗ), de la que es instrumento. La Biblia, en cambio,
expresa una concepción no dualista que ve al hombre como una realidad unitaria”.
Dios está en contra de que las ideas humanas, como la creencia de que el alma
es inmortal, se mezclen con lo que él enseña. “Cuidado —advierte la Biblia—:
quizás haya alguien que se los lleve como presa suya mediante la filosofía y el
vano engaño según la tradición de los hombres.” (Colosenses 2:8.)
Seol es una palabra de origen hebreo que se refiere a “la morada de los muertos”
y que algunas Biblias traducen por “infierno”. ¿Qué nos enseña este pasaje sobre
el estado en que se encuentran los muertos? ¿Están siendo atormentados en el
Seol para pagar por sus pecados? No, pues el versículo dice que “no saben nada”.
En efecto, los muertos ni sienten ni padecen. Eso explica por qué el patriarca Job,
cuando estaba sufriendo una enfermedad muy grave, le pidió a Dios que lo
protegiera “en el infierno” (Job 14:13, Biblia Americana San Jerónimo). ¿Habría
hecho esa petición si el infierno fuera un lugar donde se torturara eternamente a
las almas? Claro que no. En la Biblia, el infierno (o Seol) es la sepultura colectiva
adonde va la gente al morir, un lugar simbólico donde no existe ninguna actividad.
Esta definición del infierno no solo concuerda con las Escrituras, sino que también
es más lógica. Al fin y al cabo, ¿qué horrible crimen podría cometer alguien para
merecer que el Dios de amor lo torturara por los siglos de los siglos? (1 Juan 4:8.)
Ahora bien, si el tormento del infierno es un mito, ¿qué hay del cielo?
Examine estos versículos: Salmo 146:3, 4;Hechos 2:25-27; Romanos 6:7, 23.
LA VERDAD:
Dios no castiga a las personas en el infierno
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La respuesta que da la Biblia
Es normal hacerse esa pregunta, especialmente cuando fallece alguien querido.
La Biblia dice que lo que causa la muerte es el pecado (1 Corintios 15:56).
El fin de la muerte
Dios ha prometido que él “se tragará a la muerte para siempre” (Isaías 25:8). Pero
para ello, tiene que acabar con la raíz del problema: el pecado. Esto lo logrará
mediante Jesucristo, quien “quita el pecado del mundo” (Juan 1:29; 1 Juan 1:7).
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Lo mismo sucede hoy. Refiriéndose tanto a los seres humanos como a los
animales, la Biblia explica: “Del polvo han llegado a ser todos, y todos vuelven al
polvo” (Eclesiastés 3:19, 20).
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La Biblia dice que Dios es nuestro creador, “la fuente de la vida” (Salmo
36:9; Hechos 17:28). La vida es muy valiosa para él, y por eso condena el
asesinato, tanto si le quitamos la vida a alguien como si nos quitamos la nuestra
(Éxodo 20:13; 1 Juan 3:15). Además, la Biblia indica que debemos tomar
precauciones razonables para proteger nuestra vida y la de los demás
(Deuteronomio 22:8). Está claro que Dios quiere que valoremos el regalo de la
vida.