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Richard Overy

Libros de Richard Overy


en Tusquets Editores

Por qué ganaron los Aliados


Traducción de Jordi Beltrán Ferrer

TIEMPO DE MEMORIA
Interrogatorios
El Tercer Reich en el banquillo
Por qué ganaron los Aliados
Dictadores
La Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin
Al borde del abismo
Diez días de 1939
que condujeron a la guerra mundial

FÁBULA
Dictadores
La Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin
Por qué ganaron los Aliados
Índice

Nota del autor ......................................... 13


Prefacio .............................................. 15
1. Victoria imprevisible. Explicación de la segunda guerra mundial 19
2. Barcos pequeños y aviones solitarios.
La batalla por el dominio de los mares ................. . 49
3. Guerra profunda. Stalingrado y Kursk ................... 99
Título original: Wlry the Allies Won 145
4. Los medios de la victoria. Bombarderos y bombardeos .... .
5. Por buen camino ... La invasión de Francia ............. . 185
l.' edición en colección T iempo de Memoria: abril de 2005
l.' edición en Fábula: enero de 2011 6. Genio para la producción en serie. Economías en guerra 243
2.' edición en Fábula: octubre de 2011 7. Una guerra de motores. Tecnología y poderío militar ....... 277
8. La unidad imposible. Aliados y líderes en guerra .......... 323
© Richard Overy, 1995 9. Cosas malas, cosas excelentes. La contienda moral ....... . 367
1 O. Por qué ganaron los Aliados .......................... 405
Realización de los mapas originales: Graham Malkin, Advaneed Illustration
Epílogo ............................................. . 419
© de la traducción: Jordi Beltrán Ferrer, 2005
Apéndices
Diseño de la colección: adaptación de FERRATERCAMPINSMORALES Producción armamentística de las principales potencias ........ . 427
de un diseño original de Pierluigi Cerri Notas ............................................... . 429
Bibliografia selecta ...................................... 469
!lustración de la cubierta: fotografia de Jimmy Cartee (presidente de Estados Unidos) y Valéry Giscard d'Es­ 485
Índice onomástico ......................................
taign (presidente de la República Francesa) tomada el 6 de enero de 1978, durante una visita a Omaha Beach,
en Normandia, para conmemorar el desembarco de las tropas aliadas (1944). © Jean Photos / Contacto.

Reservados todos los derechos de esta edición para


Tusquets Editores, S.A. - Cesare Cantu, 8 · 08023 Barcelona
www.tusquetseditores.com

ISBN: 978-84-8383-294-3
Depósito legal: B. 35.279-201 l
Impresión y encuadernación: Liberdt.iplex, S.L.
Impreso en España

Qyeda rigurosamente prohibida cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o trans­
formación total o parcial de esta obra sin el permiso escrito de los titulares de los derechos de explotación.

L
6
Genio para la producción en sene
Economías en guerra

Con nuestros recursos nacionales, nuestra capa­


cidad productiva y el genio de nuestro pueblo
para la producción en serie ... aventajaremos a
las potencias del Eje en municiones de guerra.

F.O. Roosevelt, Mensaje al Congreso,


10 de junio de 1941

El diseñador soviético de aviones Aleksandr Yakovlev escribió en


sus memorias una de las pocas crónicas de primera mano del más
notable de los logros soviéticos durante la guerra, la evacuación de
centenares de fábricas y miles de obreros en las narices de los ejérci­
tos alemanes. En septiembre de 1941, con el enemigo a sólo unos
250 kilómetros de la capital soviética, las fábricas de Moscú que pro­
ducían el caza Yak l recibieron la orden de trasladarse al este. Bajo
0

fuertes bombardeos aéreos, la planta fue desmantelada pieza a pieza.


Las máquinas funcionaron hasta que hubieron terminado todas las
piezas para los aviones que estaban en la cadena de montaje. Fuera
de la fábrica esperaban los pilotos que llevarían los aviones directa­
mente al combate.
La oficina de proyectos de Yakovlev debía seguir a las máquinas.
Yakovlev fue en coche a la estación de Jimki para presenciar la salida
de las máquinas. Se encontró con una escena de confusión total. Cen­
tenares de personas se arremolinaban en los andenes de madera. Una
línea continua de camiones maltrechos traía máquinas de todo tipo
que debían cargarse en los vagones planos. En las vías había trenes de
cuarenta vagones. Cada ocho horas, uno de ellos partía con destino a
Siberia. Yakovlev encontró a sus propios obreros en medio del tumul­
to. Hombres, mujeres y niños subieron a vagones de carga adaptados
apresuradamente para el largo viaje. En cada uno de ellos había varias
literas dobles, una estufa de hierro en el centro y un quinqué. Cada
tren fue puesto bajo el mando de uno de los encargados de los talle­
res, cuya misión consistía en supervisar la carga y la descarga de su
inestimable cargamento.
La planta de Yak se envió al oeste de Siberia. Se construyeron tos­
cos barracones de madera para alojar a los refugiados industriales, al

243
tiempo que los obreros del lugar preparaban los suministros de electri­ gracias al notable aumento de la �rod�cción de armamento Y _de la
cidad, agua y combustible. Pero, al igual que ocurrió con tantas de las industria pesada en los Urales y mas le¡os. En 1942 las zonas -�r�enta­
fábricas que se trasladaron al este, hubo largos retrasos a causa del !es ya suministraban tres cuartas partes de todas las armas soviet�cas Y
exceso de trabajo que tuvo que afrontar el sistema ferroviario de Rusia. casi todo el hierro y acero. La restauración del orden económico, a
Las heladas llegaron antes que los trenes. Con temperaturas bajo cero, partir del caos y la confusión que creó el asalto alemán, fue tan nota­
los obreros trabajaron denodadamente para volver a montar los talle­ ,
ble como la recuperación del Ejército Rojo después de Stalmgrado, e
res. La producción se reanudó antes de que transcurrieran seis días igualmente esencial para la causa aliada. 4
desde la llegada. Al cabo de tres meses, la planta producía semanal­ A menudo se olvida que en los críticos años de mediados de la
mente más cazas que cuando estaba en Moscú. Puede que las cifras se guerra la balanza de los recursos económicos �ún i'.� se había inclina­
deban en gran medida a los efectos distorsionadores del heroísmo eco­ do mucho a favor de los Aliados. Hasta la mvasion alemana de la
nómico estalinista, pero, incluso teniendo en cuenta este factor, poca Unión Soviética, Gran Bretaña y su imperio se vieron eclipsados �or
duda cabe de que la evacuación salvó a la Unión Soviética de un el potencial económico de los estados europeos del Eje y l�s temto­
desastre seguro en 1942. 1 _
rios que habían conquista?º· E� improbable que Gra1: Bretan � �ubie­
Lo que vio Yakovlev fue una pequeña parte de un vasto éxodo. , .
ra sobrevivido sola. Tras mvadu los alemanes la Umon SovietICa, la
Entre julio y diciembre de 1941, 1523 empresas, la mayoría de ellas balanza mejoró hasta que los ejércitos germanos penetraron en ! as
del hierro, el acero y la ingeniería, fueron trasladadas a los Urales, a la _ _
regiones ricas en hierro, carbón y acero del oeste de Rusia y Ucrama,
región del Volga, a Kazajstán -en Asia central- y al este de Siberia. privando así a la industria soviética de dos tercios de su carbón y su
Un millón y medio de vagones de carga fueron transportados al este _ _
acero. En el año que culminó con el sitio de Stalmgrado, Alemama
por la red ferroviaria soviética. Se calcula que 16 millones de ciudada­ produjo el cuádruple de acero que la Unión Soviética. Durante l��
nos soviéticos escaparon de la red alemana, muchos de ellos obreros meses críticos de 1942 y 1943, cuando la marcha de la guerra cambio
industriales, ingenieros, directores de planta, todos ellos necesarios en el frente oriental, la balanza de los recursos y las armas aún no se
para que las industrias evacuadas siguieran funcionando. 2 Fue un pro­ había inclinado a favor del Ejército Rojo. Ni siquiera la entrada en
ceso desordenado e improvisado. Los obreros llegaban sin sus máqui­ guerra de Estados Unidos transformó la situación enseguida. Los esta­
nas o éstas sin los obreros que debían manejarlas. El sistema ferrovia­ dounidenses ganaron la Batalla de Midway a pesar de la abrumadora
rio andaba tan escaso de material rodante que muchas veces la superioridad naval de los japoneses. Después de añ�s de desarme Y
maquinaria se dejaba junto a las vías, en el interior de Rusia, para que aislamiento Estados Unidos no era una gran potencia terrestre y los
los trenes pudieran volver al frente del oeste y recoger más cargamen­ diplomátic�s alemanes dijeron a Berlín qu_e estaba� rnnvencidos de
tos. Las empresas se trasplantaron a las regiones más inhóspitas de la que pasarían años antes de que el potencia) economICo de Est_ados
inmensa Unión Soviética. Los obreros se esforzaban por montar sus Unidos se tradujera en fuerzas numerosas y bien armadas. En realidad,
nuevas instalaciones cuando el termómetro indicaba 40 grados bajo la transformación tardó sólo unos meses y la economía de consumo
cero, a la vez que las máquinas cubiertas de escarcha debían calentar­ estadounidense se movilizó tan rápidamente que en 1943 fue posible
se con braseros para que volviesen a funcionar. No puede tratarse de destinar una parte importante de la producción a ayudar a �us aliados.
una simple leyenda, porque son demasiadas las crónicas que hablan En 1944 la balanza de las armas se había inclinado masivamente a
de la reanudación del trabajo sobre suelos de tierra helada en edificios favor de los Aliados. Pero la creciente diferencia no se debió sólo a la
sin tejado.3 posesión de más recursos humanos y materias primas. �n el caso sovié­
Lo que no podía evacuarse se destruía. Se abandonaron miles de tico ocho millones de toneladas de acero y noventa millones de tone­
minas, acerías y plantas mecánicas. Los alimentos que no podían trans­ lad;s de carbón en 1943 se transformaron en cuarenta y ocho mil pie­
portarse se quemaban. Con todo, a pesar de las medidas excepciona­ zas de artillería pesada y veinticuatro mil carros de combate; en el
les y desesperadas que se tomaron, a finales de 1941 la producción mismo año Alemania transformó treinta millones de toneladas de
soviética había quedado reducida a una mera fracción del nivel ante­ acero y trescientos cuarenta millones de toneladas de carbón en dieci­
rior a la invasión alemana. Los niveles totales de producción nunca se siete mil carros de combate y veintisiete mil cañones pesados. 5 Mien­
recuperaron durante el conflicto, pero el esfuerzo bélico se sostuvo tras que la Unión Soviética sacó el máximo partido de sus mermados
244 245
recursos, el nuevo .imperio alemán no supo aprovechar sus ventajas En contra de lo que era razonable esperar, la economía soviética
económicas. En parte, fue el resultado de la guerra económica. Los reparó las fracturas de la red industrial, los transportes y los recurso:,
Aliados trataron de impedir que sus enemigos usaran recursos críticos, y en 1942 produjo más armas que un año antes y más qu� el enemi­
en particular el petróleo. Los bombardeos restringieron gravemente la go. Asimismo, la calidad de muchas de estas armas era me¡or, lo cual
producción del Eje a partir de 1943. Es indudable que esa producción, invirtió el desigual enfrentamiento técnico de 1941. Resultó imposible
en 1944 y 1945, habría sido mayor sin los ataques del enemigo. subsanar todas las pérdidas de carbón, hierro y acero, pero las fábricas
Los años clave fueron los de comienzos de la guerra. En 1942- soviéticas pudieron utilizar el hierro y el acero que producían exclusi­
1943 la disparidad entre los dos bandos nació de la recuperación de la vamente para atender las necesidades más urgentes de la guerra. En
industria soviética y del rearme estadounidense. Ninguna de las dos 1943 la diferencia entre la producción soviética y la alemana todavía
cosas podía darse por descontada. El éxito en estos dos ámbitos de la aumentó. En los años intermedios del conflicto, las fábricas soviéticas
batalla económica determinó las victorias militares, en Stalingrado produjeron tres aviones por cada dos que producían las alemanes y
y en Kursk, en la Batalla del Atlántico y en Francia. casi el doble de carros de combate. En el caso de la artillería pesada,
la proporción era de tres a uno. La economía soviética produjo más
que la alemana durante toda la guerra, a pesar de que sus recursos
En 1941 la economía soviética se encontraba amenazada por un eran mucho menores y sus obreros estaban mucho menos especiali-
colapso total. En cuestión de meses, las fuerzas alemanas conquistaron zados.ª
las principales regiones industriales y agrícolas de la Unión Soviética. Fue una hazaña notable se mire por donde se mire, pero describir-
Las fértiles tierras de cereales del oeste, la «cesta del pan» de los sovié­ la es más fácil que explicarla. Una respuesta sencilla pudiera ser que la
ticos, cayeron en poder del enemigo. En 1942 el abastecimiento de economía soviética era dirigida por el Estado y planificada central­
cereales quedó reducido a la mitad para los 130 millones de ciudada­ mente. Sin duda, algo de verdad hay en ello. Las autoridades soviéti­
nos soviéticos de las zonas no ocupadas; la producción de carne des­ cas no tenían que colaborar con intereses capitalistas privados ni bus­
cendió a menos de la mitad.6 Un tercio de la red ferroviaria soviética car acuerdos con los obreros. La economía se gobernaba por decreto
se perdió y lo mismo ocurrió con el 40 por ciento de la capacidad de y los obreros reacios y los directores incompetentes pasaban a engro­
generar electricidad. La sangre vital de la industria moderna -mineral sar la población de los campos de trabajo, los gulag, donde trabajaban
de hierro, carbón y acero- se vio reducida en tres cuartas partes. La para la guerra entre alambres de espino.9 Pero, simplemente, Stalin no
disponibilidad de los recursos imprescindibles para fabricar armas podía ordenar a la economía que produjese, del mismo modo que
modernas -aluminio, manganeso, cobre- también disminuyó en dos Canuto no pudo detener las olas.,:. La coacción nunca fue suficiente
tercios o más.7 para extraer armas del desorden industrial que quedó en 1942. Los
El Estado soviético pasó de ser la tercera economía industrial del logros soviéticos se debieron más a la planificación.
mundo, detrás de Estados Unidos y Alemania, a ser de momento una La Unión Soviética fue el epítome del culto a la planificación que
economía más modesta, como Francia, Italia o Japón. La economía se apoderó de toda una generación de europeos y estadounidenses
soviética, que antes era rica en recursos, ahora era pobre en casi todo, después de la Gran Guerra. La planificación soviética se introdujo en
excepto en petróleo, madera y plomo. Otro gobierno quizás hubiera la década de los años veinte para sustituir las presiones irracionales del
abandonado la lucha sin esperar más, o, al igual que la economía zaris­ mercado por la certidumbre socialista; la planificación se percibía
ta en la primera guerra mundial, hubiera ido de un desastre a otro. Las corno la única manera de superar rápida.mente el atraso económico y
cifras solas apenas pueden expresar la magnitud de la catástrofe que se social del país. Los planes quinquenales de antes de la guerra, que
produjo, cuando una masa confusa de funcionarios, obreros y maqui­ empezaron en 1928, transformaron la Unión Soviética en diez años.
naria huyó de los ejércitos invasores hacia el hinterland inmenso, pre­
dominantemente rural, adonde, con menos combustible que antes,
unos transportes cada vez peores y una situación de hambre, se aplicó ,.. Cuenta la leyenda que los cortesanos de Canuto II el Grande, rey de Ingla­
terra, Dinamarca y Noruega, dijeron a su señor que todo lo que había en el mundo
a la tarea de reconstruir la industria y de mantener más de doscientas le obedecía. El rey les invitó a sentarse con él en la playa mientras ordenaba a las olas
divisiones en los campos de batalla. que se detuvieran. Como era de esperar, se mojaron todos. (N. del T.)

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la ola de p ánico
Sobre el papel, era la mayor potencia militar y la segunda economí a a los obreros especializados de la llamada a filas. En
ión Soviét ica e n 1942, la NKVD intensificó
del mundo, El desarrollo industrial planificado centralmente, en terre­ que se extendió por la Un
chiv o s expiat o rios: obrero s c ulpabl es de «mala con­
nos rurales, no era ninguna novedad para los funcionarios soviéticos su búsqueda de es
ejér c itos aleman
cuando estalló la guerra. El movimiento a gran escala de poblaciones ducta económica», saboteadores, espías. Cuando los
empez ó una segun­
de la aldea a la ciudad, del sur rural al norte, más industrial, era un� se acercaron al Volga a finales del verano de 1942,
a vez. La
experiencia conocida. El mismo proceso de planificación, de buscar fa da evacuación; algunas fábricas fueron trasladadas por segund
que el Ejér ci to Roj o s o breviv iese,
armonía entre los medios y los fines, los recursos y la produ cción improvisación fue suficiente para
la co n fusión y la inefic i enc i a ge n eraliza das
aunque raras veces funcionó de forma perfecta, hizo que los econ o'. pero en el otoño de 1942
ad de vo lver a una mayor pla n ificació n centra l.
mistas y los funcionarios se familiarizasen con las habilidades más acentuaron la necesid
lizad o se
necesarias para organizar una economía de guerra. En noviembre, un Comité de Rec ursos Humanos centra
Vozne­
Había una base sólida de partida en 1941, aunque nada p odría encargó de la asignación de mano de obra; el 8 de diciembre
io n al una vez m ás, al
haber preparado a los plani ficadores soviéticos para la pesadilla que senski fue nombrado jefe de planificación na c
s podere s reales para hacer cum­
tuvieron que afrontar, cuando uno tras otro los elementos clave de la tiempo que se daba a los planificadore
pos ible trazar de nuevo un plan naci onal
economía planificada fueron cayendo en poder del enemigo. La plani­ plir los planes. En 1943 fue
12
ficación central dejó de ser posible y el gobierno tuvo que introducir único.
y
lo que llamó «régimen de medidas de emergencia». 10 En julio de 1941 La gran virtud de la planificación soviética residía en la escala
en las ambici o ­
Nikolai Voznesenski, el jefe del organismo de planificación económica' sencillez de sus objetivos. No había nada complicado
des de armam ento
Gosplan, recibió la orden de trazar un plan regional para una econo'. nes soviéticas. La guerra requería grandes cantida
. En
mí� de guerra, basad� en el núcleo que formaban los Urales, el Volga pr o duci do de forma tan simple y r á pida como fuera posible
, de Defen sa del Estad o o rdenó pr odu­
Y S1�ena '. Voznesen�ki se trasladó de Moscú a Kuibishev, la capital pro­ noviembre de 1941, el Comité
. carr o s de comba te para 1942. Estas cifras
vmc1al, situada a onllas del Volga al norte de Stalingrado, con los Ura­ cir 22.000 aviones y 22.000
s, direc­
les visibles al este. Juntó los comisariados soviéticos encargados de la fueron los puntos de referencia. Correspondía a los ingeniero
pudies en. La
producción militar -Aviaprom para aviones y Tankprom, para carros tores y obreros cumplir los requisitos tan bien como
emplea r gran varieda d
de combate- y formó con ellos un gabinete industrial lejos de prime­ Unión Soviética no podía permitirse el lujo de
ncipal es de carro de c o mbate ,
ra línea. Durante un año luchar on contra una emergencia tras otra de ti pos de armas; había dos tipos pri
tres cazas, un bomba rder o y un
improvisando, haciendo chanchullos, intimidando. Donde no habí� el T-34 y el KV, y cinco de avión:
mode­
carbón, ordenaban a las f ábricas que quemasen madera o turba. Las cazabombardero . 13 El desar rollo técnico se limitó a mejorar los
permit ió a los ingeni eros soviéti cos alc � nzar muy
insuficiencias del transporte ferroviario obligaron a las empresas a recu­ los elegidos, lo cual _
cac10n es
rrir a la autarquía y a suministrarse sus propias piezas y servicios, pres­ rápidamente los niveles alemanes. Sólo se hacían las mod1fi
izó las cant i dades ele­
cindiendo del habitual círc ulo de pequeños contratistas que rodeaba esenciales; la tosca producción en serie garant
soviética
todos los complejos armamentísticos. Los geólogos exploraron la cam­ vadas y la construcción sólida. Durante 1942, la industria
Valga y Siberi a n o pr o por c ionó lo s
piña siberiana en busca de nuevos depósitos de m inerales de vital en la reo-ión de lo s Urales, el
y otros tant o s avione s, sin o 25.000 unida-
importancia. Centenares de científi cos y tecnólogos de las academias 22.000 c: rros de combate
de Moscú fueron enviados a Sverdlovsk, donde dedicaban todo su des entre ambas c o sas.
escala
tiempo a buscar soluciones para los miles de problemas técnicos crea­ Las fábricas soviéticas mostraban las mismas prioridades de
te la i n dustria de
dos por la producción improvisada y dotada escasamente de recursos. 11 y sencillez. Al crearse en la década de los años vei n
soviéti cos, sobre los que n o
Lo s programas de emergencia tenían en c omún único tema: la la región de los Urales, los planificadores
o nes del mer c ad o libr , pudier on
necesidad de emplear cualquier cosa y a cualquier persona para fomen­ pesaban las aco stumbradas presi �
que pro­
tar la producción de guerra a costa de todo lo demás. Fue una gran construir fábricas y hornos gigantescos, enormes comple¡os
desde el metal fu n did o hasta las máqui nas y artícu­
simplificación, pero creó sus propios problemas. Voznesenski tuvo que ducían de todo,
ista, y futuro
rechazar las exigencias de valiosos rec ursos humanos que hac ían los los ac abados. El modelo de la industrialización estalin
ciudad indus-
militares. Poco a poco se formuló una serie de prioridades que eximían núcleo de la economía de guerra en el este, fue la nueva
249
248
tria! de Magnitogorsk, en las laderas orientales de los Urales, unos millón de personas vivía en la ciudad, que se convirtió en un centro
cuatrocientos ochenta kilómetros al este de Kuibishev. El proyecto importante de producción de carros de combate y. cañ� nes. El 1:_úme­
iniciado allí en 1928 consistía en construir una sola acería capaz de _
ro de obreros que trabajaban en la planta de fabncac1on de canones
producir más que todo el imperio zarista antes de 1917: 5 millones aumentó de seis mil a diez mil y la producción de artillería pesada se
de toneladas de acero y 4,5 millones de toneladas de hierro. La ciu­ multiplicó por seis entre 1941 y 1944. En la vecina ciudad de Che�ia­
dad recibió su nombre de los minerales de magnetita de alta calidad binsk una inmensa fábrica de tractores, fundada durante las campanas
que se encontraban en los alrededores. Se construyó con la ayuda de de c;lectivización de la década de los años treinta, fue destinada a la
ingenieros estadounidenses y se dotó de maquinaria estadounidense y producción en serie de carros T-34. A tal fin se instaló en la el;a maqui­
alemana. 14 Al estallar la guerra, la acería ya contaba con seis altos hor­ naria procedente de las fábricas de carros de combate de �enmgrado Y
nos y 20 hornos Siemens-Martin, y se amplió con máquinas evacua­ Jarkov. El complejo recibió el nombre de Tankograd, «la cmdad de los
das que se añadieron desordenadamente en 1942. La totalidad del carros de combate». En tres plantas gigantescas del este, se producían
vasto complejo daba empleo a cuarenta y cinco mil personas. dos tercios de todos los blindados soviéticos. Las mejoras en el proce­
La acería dominaba Magnitogorsk, sobre la que se cernía una nebli­ so de fabricación -las torretas de los carros de combate se estampaban
na oscura y perpetua. Alrededor de los barracones y las casas de los con prensas enormes, en lugar de fundirlas, y la soldadura automática
obreros, había pequeños huertos donde cultivaban patatas para com­ substituyó el trabajo manual- redujeron el número de hor�s-hom?re,
plementar las exiguas comidas que servían en la inmensa cantina de la empleadas en cada blindado, de ocho mil en 1941 a tres �m l setecien­
fábrica. En comparación con las pautas estadounidenses o incluso _
tas en 1943 . 17 Donde era posible, la mano de obra especializada, que
europeas, la planta no era muy productiva. Reinaba en ella el desor­ escaseaba, era reemplazada por máquinas, al tiempo que se estandari­
den y era peligrosa. Al visitarla en 1944, el presidente de la Cámara de zaba y simplificaba la producción. Las armas resultantes de todo el'.o
Comercio Estadounidense, Eric Johnston, encontró un vasto infierno parecían toscas al lado de las fabricadas en Occidente, pero � l traba¡o
lleno de gases asfixiantes, conductos por los que el metal fundido fluía _
depurado era otro lujo que los soviéticos no podían perm1tuse. La
sin protección y montones de escoria y chatarra que abarrotaban las _
producción en serie, copiada de la estadounidense de los años vemte,
calzadas entre los talleres. En la parte de la planta donde se fabricaban se incrementó en la década siguiente para acelerar el desarrollo del
bombas de artillería, la falta de una cinta transportadora se compensa­ país y fue la clave de los récordes de producción que se alcanzaron
ba utilizando estructuras de madera largas e inclinadas por las cuales durante la guerra.
rodaban las bombas en la cadena de producción. Pero en toda la plan­ El verdadero héroe de la recuperación económica de la Unión
ta, cuyo director era Gregor Nesov, de 35 años, hijo de un herrero, los Soviética fue el propio pueblo soviético, los directores, los obreros Y
estadounidenses encontraron un ajetreo y un empuje constantes. La los agricultores. La guerra obligó a la población civil a hacer esfuer�os
limpieza de las instalaciones no era una prioridad para la guerra. 15 excepcionales. La gran mayoría de los hombres de entre 18 y 50 anos
Magnitogorsk lo concentraba todo en la producción. Del principio al foe reclutada por las fuerzas armadas durante el conflicto. Un millón
fin de la contienda, plantas inmensas, sucias y mal iluminadas, cons­ de mujeres vistió también el uniforme. Esto creó una población a�tiva
truidas en toda la Rusia central, trabajaron noche y día con maquina­ integrada por mujeres, ancianos y adolescentes. E� 1943, las m�Jeres
ria corriente y procedimientos sencillos. Mientras el resto de la econo­ .
ya constituían algo más de la mitad de los trabapdores mdustnales.
mía permanecía en el punto crítico alcanzado en 1941, la producción En las granjas colectivas representaban casi las tres cuartas par�es. En
de cada obrero en la industria de guerra soviética se duplicó o triplicó 1944 los varones sanos eran sólo el 14 por ciento de los traba1adores
durante el conflicto. 16 de l;s granjas estatales. La mano de obra femenina no era ninguna
En las demás ciudades de los Urales alrededor de Magnitogorsk, _
novedad en la Unión Soviética -las mujeres representaban dos qum­
los planificadores instalaron otras fábricas gigantescas. En la capital, tas partes de la población activa en 1940-, pero lo que era nuevo eran
Sverdlovsk, situada en medio de frondosas pinedas que proporciona­ las atroces condiciones que tuvieron que soportar todos los traba¡adores
ban gran parte del combustible y los materiales de construcción, cre­ de Rusia durante la guerra.18
ció un importante centro de producción de máquinas herramientas, El agotador régimen de trabajo no se impuso deliberadamente al
denominado Uralmash en la jerga soviética. Al empezar la guerra, un pueblo soviético, sino que fue fruto de la súbita crisis que siguió a la
250 251
invasión. Todas las vacaciones y permisos de los trabajadores se cance­ dos por mujeres. Pero la mayoría de los agricultores araban con bue­
laron indefinidamente, mientras durase la guerra. Las horas de trabajo yes o incluso, en los casos extremos, mujeres y jóvenes tiraban del
se fijaron entre 12 y 16 cada día y era obligatorio trabajar tres horas arado. Después de pasar horas en los campos, cansados, soportando
extras. Respondiendo a la exhortación de Stalin de convertir la Unión las inclemencias del tiempo, tocaba el turno de talar árboles para abas­
Soviética en un «único campamento de guerra», grandes sectores de la tecer de combustible las fábricas locales. 22
población activa fueron sometidos a la ley marcial; primero los obre­ Es casi increíble que los trabajadores soviéticos fueran capaces de
ros de la construcción, luego los de las fábricas de municiones y, final­ soportar todo esto, mes tras mes, agotados, hambrientos, aterrados
mente, en abril de 1943, los ferroviarios. 19 Al pasar por los «populosos ante la posibilidad de que un error o un descuido se considerara sabo­
y sórdidos barrios bajos» de la ciudad, la caravana de limusinas que taje. A ningún otro pueblo se le exigió tantos sacrificios y es improba­
llevaba al director de la planta de Magnitogorsk y a sus invitados esta­ ble que los trabajadores de cualquier país occidental hubiesen tolera­
dounidenses se cruzó con una larga columna de obreros que marcha­ do unas condiciones tan debilitadoras. La historia del pueblo soviético
ba de cuatro en fondo hacia la acería. Soldados con la bayoneta cala­ es una historia de resistencia épica que no necesita los adornos de la
da iban al frente y a los lados de la columna, vigilándola. Resultó que propaganda para resultar convincente. ¿Por qué fue así? Puede que
los obreros eran «mujeres harapientas que calzaban sandalias improvi­ esta pregunta les hubiera parecido curiosa a los trabajadores durante l_a
sadas».20 Para estas mujeres y para millones de otros trabajadores sovié­ contienda, no sólo porque fueron víctimas de un Estado que les obli­
ticos, la fábrica se convirtió en un campo de batalla. El absentismo y gó a trabajar y les ofrecía poca libertad de elección, sino también por­
la impuntualidad se trataban igual que la deserción. La reincidencia que las expectativas, las actitudes y las experiencias de los obreros y
significaba el campo de trabajo, aunque las condiciones de la vida los agricultores soviéticos eran totalmente distintas de las de sus her­
cotidiana eran tan malas para la mayoría de los trabajadores que cada manos occidentales, privilegiados respecto a ellos. Las características
vez resultaba más dificil distinguir entre la vida en dichos campos y de la economía de guerra -fábricas grandes, construidas toscamente,
fuera de ellos. una vida dura en barracones, malos alimentos y disciplina severa­
La mayor fuente de penalidades eran los alimentos. Aunque las eran las de la vida del trabajador ruso desde que los zares empezaron
autoridades consiguieron organizar un sistema nacional de raciona­ a modernizar la economía imperial a finales del siglo XIX. Persistieron
miento, sirvió para poco más que para imponer la desnutrición equi­ durante los cuatro años de guerra civil que siguieron a la revolución
tativamente a toda la población trabajadora. A los mineros v los meta­ de 1917; la industrialización forzosa de los planes quinquenales fue
lúrgicos, que hacían trabajos pesados para la guerra, se le; asignaron un cataclismo tan excepcional y distorsionador como la fiebre de la
unos noventa gramos de pan al día, complementados con sólo unos producción para la guerra en 1942. Nada de todo ello era nuevo para
dos kilos de carne, alrededor de cuarenta y cinco gramos de azúcar y los rusos de 60 o más años de edad. Estos penosos antecedentes no
otros tantos de grasas cada mes. Al consumidor normal y corriente harían que las condiciones fueran más soportables durante la guerra,
sólo se le podían dar unos cuarenta y cinco gramos de pan al día y pero nos ayudan a comprender por qué los soviéticos las s��ortar�n.
algunos pedacitos de grasa y carne. Estas cantidades eran una cuarta Hay otras explicaciones menos especulativas. La poblac1on activa
parte de las raciones alemanas, y una quinta parte de las británicas, se vio sometida a un bombardeo de propaganda que generó un ethos
para una jornada de trabajo más larga y más difícil de soportar. La de lucha y compromiso. En la década de los años treinta el enemigo
única forma de evitar el hambre consistía en plantar verduras y pata­ era el atraso soviético y el objetivo, el progreso socialista; en la guerra,
tas en todos los jardines. En 1943, unos siete millones de huertos el enemigo era la Bestia Fascista; el objetivo, «Todo para el Frente».
improvisados ayudaban a los trabajadores soviéticos a ir tirando. 21 Para Cada taller estaba adornado con pancartas que fomentaban el heroís­
los que producían los alimentos en la granja colectiva, la situación era mo económico y carteles que proclamaban los nombres de los obre­
peor. Los trabajadores rurales recibían solo unos veinte gramos de pan ros que iban más lejos de lo establecido por las normas laborales. En
.
y una o dos patatas al día. En las granjas se les obligaba a trabajar una sociedad donde los incentivos materiales tenían poco sentido,
�uchas horas. El ejército se llevó la mayoría de los caballos y muchí­ toda vez que en las tiendas casi no había nada que comprar, nació
simos tractores. Se enseñó a las mujeres a usar la maquinaria que una cultura popular del logro; los trabajadores competían entre sí por
quedó y en 1944 más del 80 por ciento de los tractores eran conduci- llevar a cabo extraordinarias hazañas laborales, por ser recompensados

253
252
Atribuir el sufrimiento y los esfuerzos de los trabajadores soviéticos
con alabanzas públicas y alguna que otra medalla. Cada fábrica tenía
s� pequeñ? lugar_ de asamblea, el estrado de madera desde el que el sencillamente a la hosca aceptación de la coacción equivale a descar­
tar ambas cosas. Cuando a los estadounidenses que vÍsitaron Magnito­
director le1a la lista de honor de los obreros que rendían más de ¡
gorsk les presentaron una joven de cara avinagrada, una obrera excep­
esper�do y criticaba a los gandules ante sus compañeros. 23 Todos lo�
traba}adores c�nocí�n e!. nom�re del legendario obrero siderúrg ico cional, le preguntaron qué la guiaba en su comportamiento. En vez de
la consabida respuesta marxista-leninista, explicó que trabajaba impul­
Bosy1,_ que 11ego a N1zhn11 Tagu1l pro�edente de Leningrado en 1941 y
, sada por el odio, nacido de la muerte de sus padres bajo el dominio
e� qumce d1as produ¡o su cupo de cmco meses. Bosyi recibió el Pre­
m10 del Estado. El espíritu de lo que se llamaría «emulación socialis­ alemán. 26
La planificación, la producción en serie y la movilización de las
ta»_ se e�tendió por toda la economía, como un eco del movimiento
staJanov1sta de los años treinta, durante el cual se había dado a lo masas fueron los pilares de la supervivencia y posterior recuperación
de la Unión Soviética. El país fue convertido en el «único campamen­
obreros incentivos para que superasen lo especificado en las norma:
to de guerra» de Stalin. Los costes fueron elevados para el pueblo
laborales por un amplio margen. Las conductoras de tractores tenían
su �ropia heroína, Garmash, cuyo equipo aró en medio año lo que soviético, que se esforzó por adaptarse a vivir en una economía en la
deb1a arar en todo el año, por el sencillo procedimiento de arar por que, después de pertrechar y alimentar a las fuerzas armadas, quedaba
turnos durante más de veinte horas diarias.24 poco para los civiles. La suya fue una forma excepcional y brutal de
Sin . �uda, el orgullo competitivo que alimentó el programa de guerra total. Se necesita un Tolstói o un Dostoievski para hacer justi­
_ cia a la resistencia del pueblo soviético ante el asalto alemán y las exi­
emulac10n en gran medida era fomentado oficialmente. Se crearon
gencias implacables de su propio régimen. Fue la «guerra profunda» de
?tros_ incent�vos p�ra alentar a los obreros. Las fábricas grandes tenían Ilja Ehrenburg, sostenida, como él mismo recordó más tarde, por un
Jardmes de mfanc1a y escuelas, así como cantinas donde los obreros
podían hacer tres comidas diarias por cinco rublos, fuera del sistema «discreto heroísmo cotidiano». 27
regular de racionamiento. Como el dinero en metálico tenía poco
valor incluso en el mercado negro, donde en 1943 los artículos ya no
estaban al alcance del obrero más próspero, las fábricas empezaron a La situación a la que se enfrentó la economía estadounidense difi­
recompensar a sus obreros en especie, con raciones extras de combus­ cilmente hubiera podido ser más distinta. No cabía ninguna duda de
t!ble_ Y alimentos, y a castigarles negándoselos. 25 El trabajo adquirió un que Estados Unidos tenía los recursos necesarios para hacer un prodi­
s1gmficado nuevo, al vincularlo directamente a la nutrición. Para gioso esfuerzo bélico. Antes de Pearl Harbor, los líderes británicos
muchos ciudadanos soviéticos, el lugar de trabajo se convirtió en la habían anhelado tener tanta abundancia a su disposición. «Hay una
manera, y una sola manera», dijo el economista británico Sir William
��nte literal de sustento, de víveres, de afecto y camaradería. El colec­ Layton a un público integrado por industriales estadounidenses en
t1v1smo durante la contienda, al igual que la planificación en el mismo
octubre de 1940», «de superar la proporción de tres a uno en la pro­
período, era algo más que un simple lema del partido.
ducción de acero de Alemania y esa manera consiste en las cincuenta
Ai final, sóio podemos hacer conjeturas sobre los motivos que
. _ a sesenta toneladas de lingotes de Estados Unidos. »28 En 1941, Estados
hmeron que los trabajadores siguieran manejando el arado y el torno
Unidos producía más acero, aluminio, petróleo y vehículos motoriza­
durante años de hondo sufrimiento y agotamiento fisico. Pocas fami­
dos que todos los demás estados importantes juntos.
lias no se vieron afectadas por las pérdidas en los campos de batalla.
_ El problema era la forma de destinar a los fines de la guerra esta
Los :efu�iados eran 1mpu�sados por la amargura del exilio forzoso y
abundancia de que gozaban los fines de la paz. En Estados Unidos no
las hrstonas sobre las atrocidades que cometían los alemanes. No había
existía ninguna tradición de industria militar. La intervención en la
escasez alguna de entusiasmo ideológico, por ingenuo que pueda pare­
primera guerra mundial empezó demasiado tarde como para crear una
cer ahora. Equipos de enérgicos Comunistas Jóvenes hacían de tropas
producción de guerra digna de tenerse en cuenta. El complejo «mili­
de choque en el campo de batalla de la economía, avergonzando a sus
tar-industrial» fue fruto de una época posterior. En la década de 1930,
�ayores_ �on el fin de que se esforzasen más y predicando el evange­ veinte años de desarme y neutralidad habían dejado la economía más
lio socialista. Para los que se resistían a estos incentivos existía el
rica del planeta con un ejército que ocupaba el decimoctavo lugar
patriotismo soviético, candoroso quizá, demasiado crédulo: pero real.
255
254
entre los del mundo, y unas fuerzas aéreas que contaban con mil sete­ tante seguro del apoyo popular como para empezar más seriamente el
cientos aviones, en gran parte anticuados, y veinte mil hombres sola­ rearme. El 9 de julio de 1941 pidió al ejército de tierra y a la marina
mente.29 En 1940, los gastos militares representaron sólo el 2 por cien­ que redactasen un informe exhaustivo sobre los recursos que necesita­
to del producto nacional. La debilidad militar era consecuencia del rían para derrotar a los enemigos potenciales de Estados Unidos. El
aislamiento tanto geográfico como político. El público estadouniden­ programa recibió el nombre extraoficial de Programa de la Victo_ria.
se mostraba una hostilidad profunda a la guerra y el militarismo. En El presidente recibió el informe en septiembre, pero no fue posible
1937, el Congreso aprobó leyes exhaustivas sobre la neutralidad, cuyos preparar una estimación definitiva hasta que se redactaron y aproba­
objetivos eran evitar que Estados Unidos interviniese en guerras ajenas ron las peticiones de ayuda militar por parte de Gran Bretaña y la
y limitar el comercio y la producción de armas. Muchos estadouni­ Unión Soviética. Debido a ello, el programa definitivo de producción
denses lamentaban la intervención de 1917 y estaban decididos a no bélica no estuvo preparado hasta poco antes de que Estados Unidos se
cometer el mismo error dos veces. encontrara en guerra con Japón y Alemania en diciembre. Hasta que
No era éste el único asunto político. Estados Unidos era una eco­ tuvo una idea general y clara de la escala de los planes de rearme esta­
nomía de libre mercado que, a finales de los años treinta, abandonó dounidenses, poco pudo hacer el presidente salvo autorizar contratos
una década de dificultades económicas y entró de lleno en un auge temporales y no coordinados, muchos de ellos para satisfacer las nece­
del sector de bienes de consumo. El gobierno estadounidense simple­ sidades de los otros estados beligerantes a los que, en diciembre
mente no podía reprimir las expectativas de su pueblo y convertir la de 1940, había prometido que Estados Unidos sería el «arsenal de la
mantequilla en cañones. Tanto el empresariado como el trabajo des­ democracia». Los gastos militares de todo el año 1941 fueron sólo el
confiaban del poder del Estado, más aún cuando el Estado pensaba 4 por ciento de lo que Estados Unidos gastó entre 1941 y 1945. 30
gastar en armas el dinero de los contribuyentes. El intento de aumen­ Al estallar la contienda, Estados Unidos aún era una economía
tar las responsabilidades federales bajo el «New Deal» (Nuevo trato) de predominantemente civil, con un aparato estatal pequeño, impuestos
Roosevelt, para la recuperación económica en la década de los años bajos y unas fuerzas armadas que acababan de empezar a dotarse de
treinta, provocó fuertes disputas. A diferencia de Alemania o la Unión material nuevo. El país tuvo que hacer frente a estados que llevaban
Soviética, el crecimiento de la economía militar dependía de que se ocho o nueve años armándose hasta los dientes y que ahora dedica­
llegara a un consenso amplio en todo el espectro político, desde los ban más de la mitad de su producto nacional a hacer la guerra. Los
tercos patronos republicanos hasta los inflexibles sindicatos demócra­ líderes estadounidenses eran conscientes de que había que recorrer un
tas. La situación continuó igual incluso después de que Pearl Harbor largo camino para ponerse a la altura de esos estados. Los planes gigan­
brindara a Roosevelt la oportunidad perfecta para trascender de un tescos que Roosevelt y el Congreso aprobaron en las primeras semanas
solo golpe todas las objeciones a la movilización económica. El pue­ de la guerra no fueron sólo fruto de la gran riqueza de recursos de
blo estadounidense reaccionó con feroz indignación al ataque japonés Estados Unidos, sino que también reflejaron un miedo sincero a la
en los primeros meses de 1942, pero Estados Unidos no se vio ame­ inferioridad militar. En cuatro años, estos planes hicieron que Estados
nazado por una invasión ni cayeron bombas sobre ninguna de sus ciu­ Unidos dejara de ser militarmente débil y se convirtiera en una super­
dades. Los conflictos quedaban a un océano de distancia y sostener potencia militar. De la industria estadounidense salieron casi dos ter­
un compromiso popular con la producción y el sacrificio económico cios de todo el material militar que los Aliados produjeron durante el
era un asunto totalmente distinto del que se planteaba en Gran Breta­ conflicto: doscientos noventa y siete mil aviones, ciento noventa y
ña o la Unión Soviética. tres mil piezas de artillería, ochenta y seis mil carros de combate, y dos
Por todas estas razones, el rearme estadounidense tardó en mate­ millones de camiones para el ejército. En cuatro años la producción
rializarse antes de 1942. Roosevelt obtuvo fondos complementarios industrial estadounidense, que ya era la mayor del mundo, se multipli­
del presupuesto para la marina, sólo porque alegó que ésta era un ins­ có por dos. La producción de las máquinas herramientas que se nece­
trumento defensivo en lugar de ofensivo. La minúscula industria aero­ sitaban para fabricar armas se triplicó en tres años. El equilibrio entre
náutica militar de Estados Unidos fue estimulada a partir de 1939 por Estados Unidos y sus enemigos cambió casi de la noche a la mañana.
las demandas británicas y soviéticas. Hasta 1941, después de ganar las Mientras que todos los demás estados importantes tardaron cuatro o
elecciones presidenciales por tercera vez, no se sintió Roosevelt lo bas- cinco años en crear una economía militar considerable, a Estados Uni-

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dos le bastó con uno. En 1942,
, mucho an tes .de 1 º, que sus e
hab 1an creído posible, Estados ne�1g . os gob ierno, cuya única experienc ia real era el malhadado New Deal. Pre­
Unidos prº d UJ� mas q ue el
. de los estados del Eje: cuar en co n Junto fería n una estra tegia donde el mundo empresarial fuera responsable en
· ·S 1e · te mil. , ta y s1·ete m1 1 av10nes compa
vemt1 rados con gra n medida de hacer lo que hubiese que hacer. Los nuevos organis­
veinticuatro mil carros de com
ba te fir ente a Onc
eI sext ' up¡ o de cañones pesados J e m1·¡ ' mos -la Junta de Producción de Guerra, bajo el director de Sears-Roe­
fu eron todavía más notables .·
h I En 1 c so_ de la manna .
, las cifras bucl<, Donald Nelson; el plan de Materi ales Controlados; la Comisión
c o m1/oc :ocien tos
y ochenta y sie te mil lanchas J buques de guerra
e desem b" areo en cu
de Recursos Humanos- se ocuparon sólo de los asuntos que el mer­
barco de guerra de gran calad atr_o años. Por cada cado podía dirigir de fo r ma imperfecta en tiempo de guerra. 34
. 0 constru1clo en los
1 os estadourndenses produjero ast1lleros Ja· poneses, Hubo una arre batiña de voluntarios e n busca de co ntratos de
n 16_ 32
o du ión en est� es
� la hizo _ que la victoria aliada fuese guerra en la que las grandes compañías gozaron de una posición ven­
posii:Ii�:d' �in que en mngu una tajosa, entre otras razones porque los directores que ahora trab ajaban
a
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para el gobierno se sentaban al lado de los funcionarios que hacían los
pedidos. Cuando la primera avalancha hubo pasado, las cuatro quin­
darse por hecho· En 1 as pnmer tas partes de todos los pedidos de guerra habían sido para las cien
as semanas de ¡a g
mst . rac1ón . uerra, la adm1- . empresas más importantes del país. Las plantas industriales estadouni­
se esforzó por producir . una v1. s.1on
'
�uando podía suministrarse ma , coherente de d,onde y
terial militar· El � de enero de denses superaban e n tamaño incl uso las fábricas gigante scas de los
mdustrial del automóvil William 1942, el Urales. Algunas de ellas eran tan grandes que podían acometer t areas
Knudse_ n, a qmen Roosevelt nom
dir. ector del organismo de r e bró relacionadas con la gu erra a una escala que ninguna otra compañía
ar me antenor a la g uerra, ¡ a
Dirección de la Producción, , Ofiicm
. a de podía igu alar. La General Motors Corporation suministró, sola, una
. recurno . a1 extremo de convocar �?ª
mo , n de industriales para leerles . reu- décima parte de toda la producción bélica de Estados U nidos y a tal
una lar e
edir roduct s m1htar�s
f s n cillamente voluntario
s para fab c 1 s. J
�f �
l
: : � x y fi n cont rató a s etecientos cincuenta mil nuevos obreros durante el
pesar �e _ su cunosa
e
ialta de protocolo, fue una me conflicto. 35 La gran e scala de la producción estadounidense de antes
dida más' calculada para trabaJ
sector al que no gustaba rec1·bir , ar con un de la guerra, que era fruto del tamaño y la riqueza del mercado inte­
· ordenes y acoof o·.a con agrado 1os desafios
tecmcos. Debido a la urgencia . rior, permitió el uso generalizado de las técni cas más modernas de
de la
, .

más remedio que depender de . m.ovilizac10 , n, el gobierno no tuvo


producción en serie, Aunque en los círculos militares había cierto
1a m1c . t1va y las apt'i_tudes te, crn· cas
. 1a
e mp resas. La s vi r t
u des de la tra d .c10 ., de las escepticis mo sobre la posibilidad de fabricar armas técnicamente com­
-la experiencia generalizada d 1: md . ustr!al estadoun idense
e la � , plejas, con los métodos que se empleaban para producir C adillac, a la
dad de las habilidades técnicas y ;/: ��:1on en sei:ie, gr_ �n profundi­ fa larga pudieron fabricarse incluso las cosas más grandes: bombarderos
. g n: at1vas, la d1spos1C1on a
en grande», el ethos compe t1t1v «pensar pesados y barcos. No hay mejor ej emplo del «genio para la produc­
. o- eran Justamente 1as ca�� ,
se necesitaban para f
trans ormar rap ctenst.1cas que ción en serie», que i n vocó Roosevelt, que el c aso del Lib erty Ship
, 1.damente 1a producc10n ·
Inel uso antes de e<h --"·fl�. (Barco de la libertad).
. ·ª' e,1 conf]º llcto Roosevelt h. a b'ia empezad
meJorar las relaciones entre su . oa En 1940, el gobierno británico encargó 60 cargueros a los astillero s
admi .strac1o , n_, que era de�ócrata, y la
e lite e mpr esarial, que estadounidense s para compens ar las pérdidas caus adas por los subma­
era en ran a�:
re ubhcana. El gob
ró su postura lib era fa
l, vorab7e a l�s trabaJ � ierno �ode­ rinos. Basándose en planos britá nicos, los constructores navales esta­
la cooperación política del m ad� res. Roosevelt necesitaba
undo empresan�l,
dounidenses produjeron un barco estándar, de unos ciento veintiocho
podía -sencillamente- im porque sabía que no metros de eslora, capa z de transportar 10.000 toneladas a una veloci­
e 1 n
el Estado. Al estallar la c :;:� : � eco�o71a de guerra dirigida por dad de sólo 10 nudos Era un bar co sencillo, e ficaz. A Roosevelt le
d u sc e apoyo de .
creando una estructura para
la plan' 1·ficac? , ?�cho mundo pareció un «objeto muy feo»; la revista Time lo llamó el Ugry Duckling
en gran parte por . 1on y la supervlS!o, r�, d"mg · 1'da
represen tant es del
m 1smo. Esto terna , (Patito feo) y el nombre siguió utilizándose hasta que la Comisión
el p unto de . vista prác tico · Los Jefes d . s en tido desde
Marítima de Estados Unidos, que se encarg aba del programa de cons­
tanta expenencia, cuando no i e las g rande_s em�
resas teman
má,' s del tipo . de plan 1ficac1on , trucción, insistió en que lo que estaba haciendo equivalía nada menos
nación necesario en una econ y coordi­ que a una Flota de la Libertad. Al botarse el primer barco en septiem­
om1a de guerra que los fun
c ionarios del
bre de 1941, en los novísimos astilleros de Be thlehem-Fairfi eld, en
258
259
Baltimore, el presidente en persona dignificó la ceremonia. Fue una les, grúas, montones de piezas estandarizadas y montadas de antema­
celebración de gala; el Patito feo se convirtió en el Liberty Ship de la no, el ejército de obreros adiestrados a toda prisa, y distribuidos por
noche a la mañana.36 expertos en tiempos y movimientos a lo largo de la cadena, con pan­
Durante los tres años siguientes, el pedido inicial de 60 barcos cartas exhortando a los obreros a construir «barcos para la victoria», se
aumentó hasta transformarse en un programa de 2700. Cada nuevo convirtió en un inesperado monumento a esa obsesión estadouniden­
pe?ido au�entaba la carga que soportaba la industria naval, que tra­ se que es la racionalización. 37 Al empezar el programa, la construcción
ba¡aba casi al límite de su capacidad y andaba escasa de mano de obra de un barco requería 1,4 millones de horas-hombre y 355 días. En
y de atracaderos. A primera vista, los barcos no se prestaban fácil­ 1943, las cifras ya eran inferiores a las 500.000 horas-hombre y un pro­
mente a la producción en serie, pero en los astilleros de Henry J. Kai­ 0
medio de 41 días. En el n. 2 de Richmond, el barco Liberty Robert E.
s�r, en la costa occidental, en 1942 se revolucionaron los viejos prin­ Peary se botó al cabo de sólo ocho días del inicio de su construcción.
_ Los métodos se extendieron gradualmente a otros astilleros. Durante
c1p10s de la cons'.rucción naval. Kaiser era nuevo en el ramo. Empezó
regentando una tienda de fotografía en Nueva York, luego se dedicó al la guerra, la productividad en la industria de construcción naval
_
negoCJo de la grava y finalmente se trasladó a California, donde fundó aumentó en un 25 por ciento anual. «Nos estamos aproximando a
una compañía constructora multimillonaria que construyó la Presa de la industria del automóvil más que a cualquier otra», dijo el jefe de la
J:Ioover y el Puente de la Bahía. Tenía fama de atreverse con lo impo­ Comisión Marítima en una sesión del Congreso en 1942. 38
�1�le. Al em�ezar el programa de construcción naval, la participación Para el conjunto de los estadounidenses, la industria del automó­
m1c1al de Kaiser consistió en construir cuatro de los nuevos astilleros vil era un punto de referencia obvio. Había sido la primera en aplicar
de la costa occidental, pero luego empezó a producir los barcos tam­ métodos de producción modernos; su historia comercial era uno de
bién. En sus astilleros Permanente Metals n.º 1 y n.º 2, en Richmond los grandes éxitos de la empresa estadounidense. Si la racionalización
en la orilla septentrional de la bahía de San Francisco, el joven direc� de la construcción naval fue una ventaja extra, desde el principio se
tor de la compañía de Kaiser, Clay Bedford, empezó literalmente a esperó que la industria del automóvil, debido a su núcleo de gigantes
producir barcos en serie. de la producción en serie -Ford, General Motors, Chrysler- desempe­
El secreto del nuevo método radicaba en construir una buena parte ñase un papel importante en la producción eficaz de material de gue­
del barco en forma de grandes secciones prefabricadas. En vez de ins­ rra. La industria automovilística estadounidense creció en los estados
talar una quilla en la grada y construir lentamente el barco desde el del Medio Oeste, a orillas de los Grandes Lagos. Allí, en el equivalen­
casco hacia ar�iba, uniendo por medio de remaches una plancha de te estadounidense del núcleo que formaban los Urales y el Valga, se
_
acero a la s1grnente, los barcos Liberty se construían por partes, lejos concentró el mayor complejo de fabricación del mundo. En 1941,
de la grada, y luego se montaban en ella mediante métodos de solda­ producía más de 3,5 millones de automóviles. Durante la guerra, la
dura modernos. Los astilleros estaban concebidos como una larga producción descendió hasta quedar en la extraordinaria cifra de sólo
cadena de producción que se extendía verticalmente desde la costa. 139 coches.39 Este descenso liberó una enorme capacidad industrial
A unos mil seiscientos metros de la playa se edificaron inmensos tin­ para la producción bélica. En 1945, la industria ya suministraba una
glados y almacenes de montaje, donde se construía la superestructura quinta parte de todo el material militar del país, incluidos casi todos
de tres barcos a la vez en una cadena en movimiento. En determina­ los vehículos y carros de combate, un tercio de las ametralladoras y
dos puntos de la cadena, se colocaban componentes y bloques que se casi dos quintas partes del material de aviación. Durante la guerra,
sacaban de los almacenes por medio de cintas transportadoras y poleas. sólo la compañía Ford produjo más material para el ejército que toda
Cada parte del trabajo se dividía en una serie de tareas sencillas que Italia. 40
hasta el obrero menos adiestrado podía dominar. Fuera de los tingla­ La conversión de una industria de esta magnitud presentó proble­
dos, al aire libre, había cintas de unos veinticuatro metros que trans­ mas de todo tipo. Hasta la víspera misma de la contienda, los pode­
portaban la superestructura y los mamparos terminados, con las corres­ rosos fabricantes de coches se resistieron a los intentos de reducir la
pondientes instalaciones de cañerías y cables eléctricos, hasta los producción civil; 1941 fue un año récord para la industria automovi­
atracaderos, donde cuatro grúas de considerable tamaño los colocaban lística. Al estallar el conflicto, no estaba preparada en absoluto para el
en el casco soldado. Todo el complejo de cintas transportadoras, raí- cambio. Se fijó el 10 de febrero de 1942 como último día para la pro-

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ducción civil. En las plantas de fabricación se celebraron pequeñas famosos que se emprendieron en Estados Unidos durante la guerra. El
ceremonias, cuando el último chasis llegó al final de la cadena de ejército reaccionó con tibieza cuando Sorensen y Ford le expusieron
montaje. Luego, bajo la enérgica supervisión de un ex director de la su idea unos días más tarde, pero Ford persistió: o bien produciría
Ford, Ernest Kanzler, se arrancó la maquinaria y se instalaron herra­ todo el avión en una planta construida especialmente para ello o no
mientas nuevas para empezar la producción en serie de armas. Era una produciría nada en absoluto. El ejército accedió de mala gana y en
tarea de enormes proporciones. Aunque las autoridades daban por marzo de 1941 se pusieron los cimientos de la fábrica.42
sentado que las plantas de fabricación de coches podían cerrarse y Su emplazamiento se eligió atendiendo a las dimensiones del plano
abrirse de nuevo como un grifo, la fabricación a gran escala de arma­ y a la necesidad de disponer de un campo de aviación adyacente para
mento era muy diferente del montaje de automóviles. Las armas eran probar los aviones. Ford había comprado unas tierras de labranza lla­
más complejas y requerían mayor precisión; era necesario ponerlas al nas y arboladas al sur de Detroit. Un pequeño arroyo serpenteaba por
día y perfeccionarlas periódicamente, lo cual hacía que resultara difícil ellas hasta desaguar en el río Hurón. Su nombre, Willow Run, se adop­
sostener largas tandas de producción. Que la industria del automóvil tó para el proyecto. En pocos meses, el tranquilo paisaje rural se trans­
se adaptara tan bien fue debido en buena medida a su naturaleza. formó en una obra extensa y ruidosa que abarcaba más de trescientas
Los cambios anuales de modelo acostumbraron a los directores y a los sesenta y cuatro hectáreas. Su centro era la principal sala de montaje,
obreros a efectuar regularmente ajustes a gran escala en las fábricas; las «la estancia más enorme de la historia del hombre», una vasta cons­
grandes compañías estaban acostumbradas a una amplia gama de pro­ trucción en forma de ele que alojaría una cadena de montaje de más
ductos; la naturaleza del proceso de fabricación obligaba a los obreros de mil seiscientos sesenta metros de largo y más de veintisiete hectá­
a ser flexibles y capaces de adaptarse. La fabricación de coches consis­ reas de extensión. El propósito de Ford era dividir la construcción del
tía en la mayoría de los casos en montar piezas y aparatos que se reci­ bombardero de tal manera que los componentes pudieran introducir­
bían de los proveedores, y la práctica de emplear subcontratistas espe­ se en una cadena de montaje continua y en movimiento. En el caso
cializados -la General Motors utilizó a diecinueve mil de ellos durante de un automóvil, podía hacerse con relativa facilidad, toda vez que
la guerra- continuó, cuando lo que se producía eran carros de comba­ tenía un promedio de quince mil piezas, pero el B-24 tenía treinta mil
te, aviones y motores. Una vez terminada la conversión, la industria piezas diferentes, con un total de 1,55 millones. Fabricar en serie algo
empezó a cumplir con creces sus pedidos. En el otoño de 1942, ya tan complejo era empujar la producción mecanizada hasta sus mismí­
podía proporcionar suficientes vehículos, armamento, munición y simos límites.
material para abastecer a los nuevos ejércitos de Estados Unidos duran­ El proyecto era tan dificil que estuvo a punto de fracasar. Las cons­
te todo 1943, y dotarlos de armas de gran calidad producidas en serie. 41 tantes demoras en el suministro de herramientas y mano de obra, las
El mayor desafío consistía en producir aviones con el mismo méto­ presiones del ejército, que quería que se fabricaran piezas y nada más,
do que se usaba para la fabricación en serie de automóviles. Todo el las injerencias del propio Ford, que insistió en trasladar toda la planta,
mundo opinaba que no podía hacerse. Era un desafio técnico dema­ al descubrir que la frontera de un condado demócrata atravesaba el
siado grande para que aquel apóstol del progreso llamado Henry Ford complejo... todos estos factores se unieron para impedir que se cum­
pudiera resistirse a la tentación de intentarlo. Ford era el arquetipo del pliera la promesa de proporcionar un bombardero cada hora. Mientras
empresario heroico y sin instrucción de la leyenda estadounidense, un Ford se esforzaba por sacar adelante el proyecto Willow Run, la «estan­
hombre con una fe ilimitada y ciega en las posibilidades de la era de cia enorme» se vio eclipsada incluso por otra aún mayor, una planta
las máquinas. A principios de 1941, la compañía Ford fue invitada a inmensa para los cañones antiaéreos Oerlikon que la Chrysler Corpo­
producir piezas para el nuevo bombardero B-24 Liberator, que se esta­ ration construyó en Chicago. Pero la persistencia técnica de Ford dio
ba construyendo en la planta de la Consolidated en San Diego. La buenos resultados. En 1943, ya salían de la fábrica más de 10 bombar­
modestia de los planos y los métodos primitivos que se empleaban en deros diarios; durante 1944 se produjeron más de 5000 y se alcanzó
la construcción horrorizaron al director general de la Ford, Charles un ritmo de un bombardero cada 63 minutos. A pesar de sus proble­
Sorensen, cuando visitó la Consolidated. Aquella noche del 8 de mas, Willow Run llegó a simbolizar toda la confianza en sí misma y
enero, Sorensen trazó el plano de una planta para la producción en. el empuje de la industria estadounidense. La gigantesca sala de mon­
serie de bombarderos. Fue el comienzo de uno de los proyectos más taje parecía una escena de Metrópolis, la película futurista de Fritz Lang.

262 263
El resplandor de la maquinaria y del aluminio bruñido y las nubes de dos e intimidados obreros alemanes y japoneses, los estadounidenses
polvo impedían verla en toda su longitud. En un extremo, cuatro podían trabajar sin correr peligro, bien alimentados y bien calza�os. ,
cadenas en movimiento transportaban el núcleo del avión; las cuatro Puede que debido a esto fuera más difícil arrancar de ellos un mvel
se unían para formar dos cuando el aparato cobraba forma; a unos mil superior de esfuerzo o sacrificio, pero no cabe duda de que se fomen­
seiscientos metros del punto de partida había una sola cadena de bom­ tó la productividad.
barderos acabados que salían por una abertura cavernosa al aeródro­ Cabe suponer que, sin las oportunidades que brindó la gue��ª' la
mo adyacente. Era «el Gran Cañón del mundo mecanizado», comen­ .
población estadounidense hubiera cumplido con su deber patnot1co
tó Charles Lindbergh, el héroe de la aviación.44 con mayor o menor entusiasmo. Pero ¿podemos dudar de que el opor­
Mucho antes de que Willow Run satisficiera las ambiciones de su tunismo económico estimuló el esfuerzo bélico tanto como la cruda
artífice, el resto de la industria estadounidense recurrió a los métodos desesperación alentó a la población soviética? Durante el conflic!o se
modernos. En la industria aeronáutica la productividad se dobló entre _
fundó más de medio millón de empresas en Estados Umdos. Al igual
1941 y 1944. En este último año el obrero estadounidense ya produ­ que los superobreros soviéticos, los nuevos empresarios fueron acla­
cía más del doble que su homólogo alemán y el cuádruple que el mados como ejemplos del individualismo económico en acción. Pero
japonés. La guerra reactivó la decaída cultura empresarial estadouni­ en Estados Unidos, durante la guerra, los obreros realmente podían
dense. Tras una década de depresión y mucho desempleo, tanto las convertirse en jefes de la noche a la mañana. Tom Saffody, hijo de u�
empresas como los trabajadores se beneficiaron de la guerra. El con­ inmigrante sirio, trabajaba de mecánico en una compañía de Detrmt
traste era notable no sólo con la Unión Soviética, sino también con _
al empezar la contienda. En el garaje de su casa inventó una máquma
todos los demás pueblos en guerra. En Estados Unidos la pujante para medir metales. Dejó su empleo, construyó una fábrica utilizando
producción bélica dejaba lo suficiente para proporcionar a los civiles tuberías de segunda mano soldadas y, en 1943, ya dirigía una empresa
bienes de consumo y alimentos en cantidades generosas. El raciona­ con un volumen anual de negocio de más de 4,5 millones de dóla­
miento era limitado y se aplicaba sin mucho rigor, exceptuando el de res.46 El ideal empresarial no es la explicación de los resultados de la
la gasolina. Los salarios subieron, con un incremento medio durante economía estadounidense durante la guerra, del mismo modo que
la contienda, incluso teniendo en cuenta el alza de los precios, del la emulación socialista no explica los de la economía soviética, pero
70 por ciento. Los ingresos de las familias aumentaron todavía más sería un error pasar totalmente por alto su capacidad motiva�ora. Gran
rápidamente cuando los nueve millones de parados encontraron tra­ parte del esfuerzo económico estadounide�se era voluntano, por lo
bajo y las mujeres -14 millones en total- buscaron empleos remune­ que era tanto más importante que fuese prospero. «51 vas a tratar de
rados. Para millones de estadounidenses que en la década de 1930 hacer la guerra, o a prepararte para la guerra en un pa�s capitalista
habían vivido de la asistencia pública y la caridad, la economía de -escribió Henry Stimson, ministro de la Guerra del gobierno Roose­
guerra fue una bendición. Los salarios altos atrajeron a casi cuatro velt-, tienes que dejar que las empresas ganen dinero con ello o no
millones de trabajadores del sur -que era más pobre- a las prósperas trabajarán».47
ciudades de la costa occidental, Michigan y el nordeste. La inquietan­
te imagen fotográfica de los años treinta, la Virgen de la Depresión, fue
desplazada por el ideal propagandístico de la mujer que trabajaba En 1943 ya existía una disparidad decisiva entre la cantidad de
para la guerra, Rosie «la Remachadora» (aunque, dados los cambios en armas y material de que disponían los Aliados y la producción de sus
las prácticas de trabajo, Wanda «la Soldadora» hubiera sido más apro­ _
enemigos, Italia, Alemania y Japón: más de tres a uno en av10nes Y
piado). En realidad, la elevada demanda de mano de obra y la nula carros de combate; cuatro a uno en cañones pesados. De los tres esta­
disposición del gobierno al intervencionismo sobre la población acti­ dos del Eje, sólo Alemania tenía los recursos económicos, la mano de
va originaron una gran rotación de personal y un movimiento de obra especializada, la pericia técnica y la capacidad industrial que se
huelgas que causó casi 5000 interrupciones de trabajo en 1944.45 La ,
necesitaban para hacer la guerra en la misma escala que la Umon
migración de la mano de obra exacerbó las tensiones raciales y afec­ Soviética y Estados Unidos. En Occidente se consideraba la economía
tó al mercado de la vivienda. Pero en comparación con los obreros alemana como una fuente formidable. de poderío militar, razón por la
soviéticos, que padecían grandes privaciones, y con los bombardea- cual se hicieron tantos esfuerzos por destruirla desde el aire. Del éxito

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de la economía de guerra alemana dependía el éxito más general de grandes yacimientos de mineral de hierro de Brunswick, en el centro
los estados del Eje. del país; la industria química empezó a construir plantas nuevas para
Poca duda cabe de que, durante todo el conflicto, la economía ale­ la producción de petróleo y caucho sintéticos, recursos que eran esen­
mana produjo muchas menos armas de las que sus recursos de mate­ ciales para la guerra mecanizada, pero que, en su forma natural, los
riales, mano de obra, habilidad científica y fábricas hubieran podido enemigos potenciales de Alemania controlaban en los mercados mun­
hacer posible. La disparidad entre los dos bandos fue siempre mayor diales. En 1939, Alemania ya poseía la clase de complejo bélico indus­
que la simple balanza de recursos. De hecho hasta 1943, la economía trial que las dos superpotencias crearían después de 1945. Su potencial
británica -que era mucho más pequeña- produjo más armas, de casi productivo era enorme, y lo fue más cuando se hizo poco a poco con
todos los tipos importantes, que Alemania y su nuevo imperio euro­ los valiosos recursos del centro de Europa: mineral de hierro y fabri­
peo, a la vez que la Unión Soviética, que en 1942 se vio reducida a cación de máquinas de Austria, lignito (para producir petróleo) y arma­
una economía aún más pequeña que la británica, volvió a producir el mento de Checoslovaquia, carbón, hierro y acero de la zonas conquis­
50 por ciento más que el imperio alemán entre 1942 y 1945. Por más tadas en Polonia. 49
que las estadísticas oculten las diferencias de política y circunstancias, Sobre estos cimientos, Hitler esperaba edificar un poderío militar
el contraste todavía es significativo. De haber sido otra la situación capaz de afrontar la perspectiva de una guerra en la década de los años
muy posiblemente la potencia combativa de Alemania habría evitad6 cuarenta con todas las probabilidades de ganarla. En 1938 aprobó las
el implacable desgaste que empezó en 1944. armas que harían de Alemania la primera superpotencia: unas fuerzas
La ironía de todo esto es que ningún Estado trabajó tan activa­ aéreas con doce mil aviones modernos de primera línea; una enorme
mente como Alemania en los años treinta para preparar su economía flota de guerra que substituiría la que los propios alemanes habían
para la guerra, ni tampoco vio tan claramente como Alemania la estre­ hundido sin ceremonias en Scapa Flow en 1919; una cantidad de
cha relación entre el poderío industrial y el militar. Los líderes alema­ explosivos que casi triplicaba la que se producía en Alemania en los
nes aprendieron las lecciones de la derrota militar. En la mente del momentos culminantes de la Gran Guerra en 1918. La creación de
público alemán quedó grabado profundamente que el bloqueo, el cohetes, aviones a reacción y nuevas formas de gas neurotóxico estaba
hambre y la debilidad material minaron la voluntad y la capacidad de muy avanzada. En 1939 el ejército evaluó la posibilidad de crear armas
seguir luchando en 1918. La idea misma de la «guerra total», una lucha atómicas. La guerra que estalló en 1939 afectó todos estos preparati­
a muerte entre sociedades enteras -ejércitos, economías, pueblos� fue vos. Ni los cimientos ni la superestructura estaban terminados; a pesar
alemana y la acuñó el general Erich Ludendorff para describir las amar­ del aumento de la planificación y el control por parte del Estado, la
gas experiencias de la Gran Guerra. 48 Hitler, que en noviembre de transformación de la economía alemana en el instrumento de la con­
1923 había marchado al lado de Ludendorff en el fallido intento nazi dición de superpotencia fue más lenta de lo que se había calculado. Si
de hacerse con el poder en Múnich, estaba completamente de acuer­ la guerra no hubiese empezado hasta mediados de los años cuarenta,
do en que para ganar las guerras era necesario poner en juegc «toda la es muy posible que Alemania hubiera sido imparable. En 1939, la cos­
fuerza del pueblo», material, moral, militar. tosa y prolongada construcción de todo el complejo bélico industrial
Durante la década de los años treinta, cobraron gradualmente aún se hallaba en mitad del proceso.
for1'.1a los pilares de la economía militarizada. En 1939, Alemania ya Al estallar la guerra, la economía empezó a trabajar enseguida en
dedicaba a la producción militar casi una cuarta parte de su producto ese cometido. Se impuso un racionamiento riguroso a la población. Se
nacional, y más de una cuarta parte de todos sus obreros industriales. cerraron las empresas que no eran esenciales, y las que podían adap­
A partir de mediados de esa década, el Estado patrocinó un programa tarse a los fines de la guerra recibieron la orden de hacerlo. De la
colosal de inversión de capital -más de dos tercios de toda la inver­ noche a la mañana surgió un mundo de escasez, colas, cupones de
sión alemana en la industria- en la construcción de unos cimientos racionamiento y alimentación anodina. La vida en Berlín, según recor­
sólidos de recursos materiales, sobre los que se levantaría la superes­ dó un corresponsal estadounidense en 1939, era «totalmente esparta­
tructura de la producción militar. Alemania creó la mayor industria na». 50 Un ejército de burócratas militares y civiles se cernió sobre el
alumínica del mundo; un nuevo complejo siderúrgico cuya escala pueblo alemán y procedió a requisar automóviles y camiones, caballos
debía eclipsar Magnitogorsk se construyó partiendo de cero en los y tractores, a sancionar permisos para viajar, a dirigir a los trabajadores

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hacia las fábricas de armas. En el verano de 1941, más de la mitad de Ninguna organización fue más culpable de limitar el potencial
los obreros industriales ya trabajaba a las órdenes de los militares. bélico de Alemania que las fuerzas armadas. Responsables sólo ante
(Incluso en el apogeo del esfuerzo bélico alemán en 1944 la propor­ Hitler, trataban la economía industrial como un apéndice de la prime­
ción no era mucho mayor). Era un nivel de compromiso con la pro­ ra línea. Las prioridades militares dominaban la producción de arma­
ducción para la guerra que superaba el de los británicos en 1941 y mento, desde la concepción de un arma hasta la inspección final en la
superó el de Estados Unidos durante todo el conflicto. 51 fábrica, pasando por la etapa de perfeccionamiento. En las fábricas
Era razonable esperar que Alemania se beneficiara mucho de una había militares que supervisaban la producción y pedían cambios y
movilización a tan gran escala. En 1941 complementó su economía más cambios de diseño y especificaciones, para satisfacer las exigencias
con los abundantes recursos que extrajo de Bélgica, Francia y Luxem­ que llegaban del campo de batalla. Los organismos militares determi­
burgo, porque la conquista de estos países le permitió acceder a casi naban los programas de producción; las consultas con los industriales
toda la industria europea del carbón y el acero, una numerosa pobla­ e ingenieros encargados de cumplirlos eran infrecuentes y servían para
ción activa extra y cantidades ingentes de maquinaria y metales. En que los militares impusieran su criterio.
vez de ello, la industria alemana se estancó; ocho mil aviones en 1939 El control de la producción por los militares tuvo efectos diversos.
diez 1'.1il en 1940, sólo once mil en 1941. La producción de armas ; Es indiscutible que Alemania produjo armas de gran calidad, con un
matenal al cabo de dos años de guerra no fue mucho mayor de lo que nivel de acabado y atención a los detalles que asombraban a los Alia­
había sido después de uno. Entre los planes de Hitler y la realidad dos, cuando inspeccionaban los aviones derribados o los cañones que
material se abrió un gran abismo. Los carros de combate y los aviones caían en su poder. Al terminar la guerra, los alemanes habían creado
de que disponían los alemanes para atacar a la Unión Soviética no muchas de las armas que serían la panoplia de la ÓTAN una década
eran muchos más de los que se habían utilizado para derrotar a britá­ después. Pero el empeño en crear armamento avanzado tuvo su coste.
nicos y franceses. Este factor contribuyó decisivamente a la supervi­ En lugar de un núcleo de armas de eficacia demostrada y producidas
vencia de los soviéticos en los primeros y críticos seis meses de la de acuerdo con pautas estandarizadas, las fuerzas armadas alemanas
Operación Barbarroja. pusieron en marcha una desconcertante variedad de proyectos. En un
No hay ninguna explicación fácil. La Alemania de Hitler era un momento dado de la guerra, había no menos de 425 modelos diferen­
Estado de partido único, autoritario, dominado por la dictadura per­ tes de avión con las consiguientes variantes en la producción.52 Hacia
sonal de un hombre que no era sólo jefe del Estado, sino también la mitad del conflicto, el ejército alemán utilizaba 151 marcas distin­
comandante supremo de las Fuerzas Armadas. Al empezar la contien­ tas de camión y 150 motos diferentes.
da Hitler había reunido en sus propias manos la autoridad necesaria Con tanta variedad resultaba difícil producir en serie. En 1942,
para encargar las armas que quisiera. Pero Alemania no era la Unión Hitler comentó que los industriales «siempre se estaban quejando
Soviética, con su planificación y su mando centralizados. Las órdenes de este mísero proceder... hoy un pedido de diez obuses, mañana de
de Hitler, aunque daban forma a la política nacional, se veían refrac­ dos morteros, etcétera». 53 Pero era la esencia de un sistema en el
tadas y distorsionadas por un sistema que estaba mal coordinado y era que los militares dictaban la selección y la creación de cualquier
faccionario y obstruccionista. No había una línea de mando recta cosa que prometiera dar buenos resultados en el campo de batalla.
entre el Führer y la fábrica. Entre ambos extremos existía una red de Generó una situación en la que un sentido apropiado de las priorida­
ministerios, plenipotenciarios y comisarios del partido, cada uno con des y la evaluación correcta fueron substituidos por un caos de exigen­
su propio aparato, sus propios intereses y su propia capacidad de dar cias y programas. «Nadie creería seriamente», se quejó un grupo de
el visto bueno, que creaba una gran inercia burocrática. En el otro ingenieros alemanes del centro de investigación de Rechlin en 1944,
extremo, había un mundo empresarial que mayoritariamente quería «que en realidad podía existir tanta insuficiencia, tanta torpeza, tanta
conse1var su independencia y veía con malos ojos la confusa adminis­ confusión, tanto poder depositado en quien no lo merece, tanta inca­
tración, los corruptos servidores del Partido Nazi, la necesidad de relle­ pacidad de reconocer la verdad y tanto desprecio por lo razonable.»54
nar un sinfín de formularios, todo lo cual sofocó los esfuerzos volun­ Mientras los militares se encargaron de dirigir la industria, la produc­
tarios que tal vez hubiera hecho por transformar la economía de ción bélica alemana continuó siendo inflexible, incoherente y burocrá­
guerra. tica en exceso.

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No es ex traño, pues, que la experiencia de la producció n en serie milló n y medio de cocinas de campaña a los reglamentarios calien ta­
en Alemania fuese muy distin ta de la soviética y la estadounidense. piés del ejército. Únicamente se produjeron unos cuantos miles de
Las fuerzas armadas alemanas compar tían un prejuicio generalizado chasis para la versió n militar del Volkswagen, que el ejército aceptó
contra los métodos de producció n «estadounidenses». La burla de muy a regañadientes. Otto Hochne, que trabajó en Wolf?urg �urante
Goring en el sentido de que lo único que Estados Unidos podía pro­ la contienda, recordaría luego que «parecía que no hubiese �mguna
ducir eran hojas de afei tar no fue fruto de una creencia aislada. La clase de plan». Las instalaciones se utilizaron de manera fortmta hasta
producción en serie se asociaba con bienes de consumo bara tos y que fueron bombardeadas en 1943.56
con chapuzas. Los mili tares alemanes. preferían es tablecer vínculos El resto de la industria vino a correr la misma suerte. Estimaciones
. . .

estrechos con empresas pequeñas y fieles a sus tradiciones de destre­ hechas en la posguerra indicaron que apenas se había usado el 50 por
za, empresas conscientes de la necesidad de hacer cambios frecuen­ ciento de su capacidad durante el conflicto. La fábrica mayor y más
tes en los diseños y capaces de producir armas de calidad «a la medi­ moderna, la de la Opel, casi desapareci ó por completo al empezar
da». Las grandes virtudes de la economía indus trial alemana siempre la guerra. La Opel era propiedad de la General Motors, el gigante de la
habían sido su elevada calidad, la habilidad de sus trabajadores, la .
industria automovilística es tadounidense, cosa que no le gran¡eaba
superació n de la complejidad técnica. Las armas alemanas eran muy precisamente las simpatías de las autoridades alemanas. Sus directivos
buenas, pero muy caras: en mano de obra especializada, tiempo y habían chocado con el ejército en 1936 debido al cierre de una peque­
materiales. ña proveedora; Wilhelm Opel había contrariado a Hitler al presentar
Nada revela de forma más clara estas preferencias que la historia su nuevo coche pequeño en el Salón del Automóvil de Berlín en 1937
de la industria automovilística alemana, que durante la década de con las palabras «Éste, Herr Hi tler, es nuestro Volksw�gen». Al �stallar
los años treinta se convirtió en el mayor sector industrial del país. Los .
la guerra en septiembre de 1939, las autoridades militares qu1S1eron
grandes nombres -Adam Opel, Ford (en Colonia), Auto-Union, Daim­ desmantelar todo el complejo y distribuir sus herramientas y obreros
ler-Benz- adoptaron poco a poco los métodos de producció n esta­ entre productores más pequeños. No había pedidos de material de
dounidenses. Hitler era un entusiasta del automó vil, hasta el extremo guerra ni plan alguno de movilizació n. La compañía se resist�ó a la
de que soñaba con fabricar coches baratos para las masas. En 1933 le dispersió n, pero hasta 1942 no se convirtió en una productora impor­
presentaroq al diseñador Ferdinand Porsche. Hitler le pidió que inten­ tante, después de que las autoridades pasaran casi tres años sin saber
tase crear un coche familiar de bajo precio «con el que se pudieran lo que debía fabricar.57 Durante la guerra, la productividad de los obre­
hacer excursiones los fines de semana ... un coche para el pueblo».55 El ros de la Opel descendió casi la mitad. La conversió n sistemática de
diseño que presentó Porsche fue el prototipo de uno de los automóvi­ las plantas de fabricación de motos, automóviles y tractores no comen­
les más famosos del siglo, el Volkswagen. En 1938 se empezó a traba­ zó hasta 1942-1943.
jar en Fallersleben, en la campiña de Brunswick, cerca del nuevo e Por supuesto, los problemas de la economía de guerra alemana no
inmenso complejo siderúrgico que había en Salzgitter; ahededor de la se debieron sólo a que no se movilizara la mayor industria de produc­
planta Volkswagen se construiría una de las nuevas ciudades modelo ción en serie del país, pero esto fue sintomático de un sistema de pro­
del Tercer Reich, Wolfsburg. Las fábricas se proyectaron a escala gigan­ ducción en el que la complejidad técnica siempre se prefirió a la fabri­
tesca, capaces en conjunto de producir medio mill ó n de coches al
cación de grandes cantidades de armas estandarizadas. Al final, fue
año, cifra que iría aumentando hasta llegar al millón y medio. El taller necesaria la intervenció n de Hitler para resolver el problema. Ante las
central contaba con la mayor prensa de metal del mundo, capaz de quejas de los industriales, Hitler convocó a un grupo de líderes milita­
producir carrocerías enteras de una vez. Al empezar la guerra, la insta­ res y civiles en Berchtesgaden en mayo de 1941 y reprendió a los mili­
lació n de máquinas herramientas para producir 200.000 coches ya esta­ tares por agobiar a la industria con exigencias técnicas innec�sarias.
ba terminada. Sin embargo, la aportación a la industria bélica alema­ Pidió una «construcción más primitiva y s ólida» y la introducció n de
na de la planta concebida como una de las mayores y más modernas «la burda producción en serie». Los militares le hicieron poco caso. En
entre las dedicadas a la producción en serie que había en el mundo diciembre de 1941, Hitler convirti ó su petici ó n en una orden, un
fue absurdamente pequeña. Só lo llegó a utilizarse una quinta parte de Decreto del Führer sobre «Simplificación y aumento de la eficiencia
su capacidad, para fabricar una mezcolanza de cosas que iban de un en la producció n de armamentos». Citando el éxit o de las fábricas
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soviéticas, ordenó a la industria alemana que se embarcase en la «pro­ empezaron a dar fruto real hasta el verano de 1943, mucho después de
ducción en serie, de acuerdo con principios modernos» e insistió en que la producción en serie arraigara en la Unión Soviética y en Esta­
poner a industriales a cargo de ella.58 dos Unidos. Justo en el momento en que el potencial alemán estaba a '
El verdadero momento crítico llegó unos cuantos meses más tarde, punto de hacerse realidad en las plantas de montaje grandes, mecani­
cuando Hitler nombró al joven arquitecto Albert Speer ministro de zadas y centralizadas, empezaron los bombardeos en serio.
Armamentos, Speer era un cortesano que satisfacía la fascinación que Los bombardeos eran los enemigos de la racionalización. Al ser
la arquitectura monumental ejercía en Hitler. Contaba sólo 36 años y interrogado en la posguerra, el ayudante de Speer encargado de la
no tenía experiencia militar ni industrial, pero era un buen organiza­ fabricación de carros de combate explicó que los bombardeos obliga­
dor. Formó rápidamente un equipo de jóvenes directores e ingenieros, ron a tomar medidas que eran contrarias a la producción en serie: «el
casi todos de treinta o cuarenta y tantos años y sacados de la indus­ desmantelamiento y la dispersión de plantas, la puesta en marcha de
tria. Los recursos industriales alemanes por fin se planificaron centra­ fábricas, basándose en su posición geográfica en lugar de en su capa­
lizadamente y, respondiendo al decreto de Hitler sobre la eficiencia, la cidad técnica ...».6 t Cuando las fábricas se trasladaron a locales más
racionalización industrial pasó a ser la fuerza motriz de la nueva pequeños y camuflados, a los bosques o incluso bajo tierra, se hizo
estructura. En tres años se hicieron logros notables. En 1944 el núme­ cada vez más dificil aumentar la producción. En las reformas de Speer
ro de armas se había reducido a unos cuantos tipos escogidos; había ímpetu suficiente para llevar la industria alemana a su apogeo
42 modelos de avión se convirtieron en cinco; 151 camiones dieron en septiembre de 1944, pero los bombardeos impidieron que tanto los
paso a sólo 23; una docena de armas anticarro fue substituida por una directores corno los obreros alcanzaran los máximos resultados. En el
sola arma; y así sucesivamente en toda la panoplia alemana.59 La adop­ otoño de 1944, las industrias de guerra ya vivían de las existencias acu­
ción de la producción en serie, aunque distó mucho de ser universal, muladas de materiales y componentes. Debido a los bombardeos, las
produjo un incremento instantáneo de la eficiencia. La producción de condiciones en el frente interior empeoraron rápidamente. Cada vez
armas se triplicó en tres años; la productividad de los obreros alema­ eran más numerosos los obre.ros procedentes de otros países de Euro­
nes se dobló. Las fábricas grandes se ampliaron, al tiempo que se cerra­ pa que habían sido obligados a dejar sus hogares para trabajar en las
ban las pequeñas. En 1944, el caza Messerschmitt-109 se producía a fábricas alemanas. En 1944, 7 millones de ellos -una cuarta parte de
razón de 1000 unidades al mes en tres plantas gigantescas, mientras la población activa- vivían y trabajaban en condiciones miserables,
que antes se producían 180, en siete plantas pequeñas. Los industria­ mal pagados, sometidos al régimen de las autoridades nazis, intimida­
les gozaban ahora de libertad para trabajar, sin el temor constante de dos y maltratados por los obreros alemanes, cuyas propias condiciones
las injerencias de los militares. en las regiones industriales del Reich también empeoraban sin cesar.
Bajo la dirección de Speer, la economía alemana por fin prometió Los alimentos empezaron a escasear y los servicios urbanos iban acer­
dar unas cifras de producción como las que se obtenían en la Unión cándose al límite de su capacidad; millones de alemanes perdieron sus
Soviética y en Estados Unidos. Era una promesa que seguía siendo hogares sin que fuera posible realojarlcs de forma satisfactcria. Pasa­
dificil de cumplir. Los militares continuaron poniendo dificultades en ban centenares de horas amontonados en los refugios, y las tasas de
lo tocante a las largas tandas de producción y a la estandarización. Los absentismo se dispararon. Cuanto más afectaban los bombardeos la
oficiales encargados de las compras del ejército consideraban a Speer disposición a trabajar, más recurría el régimen a métodos draconianos
«un intruso sin experiencia». Speer lamentó en sus memorias la persis­ para arrancar trabajo de la gente. Las SS movilizaron a los habitantes
tencia de una «burocratización excesiva» contra la que luchó «en de su imperio de campos de concentración y exterminio, obligándoles
vano».60 Goring siguió controlando celosamente la producción de avio­ a matarse a trabajar, literalmente. Los obreros a los que sorprendían
nes hasta la primavera de 1944, momento en que la verdadera produc­ robando y los que hacían el vago eran enviados a los campos o se les
ción en serie se introdujo por fin. Lo único que animaba a Speer a obligaba a asistir a «fines de semana de educación en el trabajo» orga­
seguir adelante era el respaldo de Hitler, pero la economía de guerra nizados por la Gestapo; incluso los industriales que daban muestras
amenazó siempre con caer de nuevo en el desorden y la falta de racio­ de derrotismo o ponían obstáculos al creciente número de funciona­
nalización de los primeros años. A pesar de su entusiasmo y su sensa­ rios de las SS que intervenían en la dirección de la economía bombar­
ción de urgencia, Speer tardó en recoger una cosecha. Las reformas no deada acababan a veces entre alambre de espinos, junto con sus em-

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pleados. El gobierno se valía del temor para evitar que el trabajo cesa­ Roosevelt del poderío estadounidense era igualmente determinista. Al
ra: miedo al enemigo soviético a medida que el Ejército Rojo se acer­ planificar el Programa de la Victoria en 1941, dijo a Stimson, el minis­
caba a las fronteras del Reich y miedo, en casa, al imperio del terror_62 tro de la Guerra, que trabajara basándose en «que la reserva de muni­
La economía alemana durante la guerra fue una paradoja. Alema­ ciones a disposición de Estados Unidos y sus amigos es lo suficiente­
nia poseía abundantes recursos, una clase numerosa de empresarios e mente superior a la de las potencias del Eje como para garantizar su
ingenieros competentes y una población activa muy capacitada, todo derrota». 64 Aunque Hitler inspiró la adopción de la producción en
lo cual estaba a disposición de un sistema autoritario que no toleraba serie por parte de los alemanes en 1941, no consideraba que la eco­
ninguna oposición y era encabezado por un dictador con delirios de nomía fuese fundamental para hacer la guerra. Al contrario, se aferró
grandeza propios de una superpotencia. Era una amalgama substan­ a la creencia de que el carácter racial -fuerza de voluntad, resolución,
ciosa que prometía mucho más de lo que podía dar. La economía ale­ resistencia- era el factor principal; las armas importaban sólo en la
mana nadaba entre dos aguas. No era una economía dirigida en la medida en que fuera posible casarlas con las cualidades morales del
medida suficiente como para hacer lo que podía hacer el sistema sovié­ combatiente.
tico, pero tampoco era lo bastante capitalista como para recurrir a la Había mucho en común entre la experiencia soviética y la esta­
empresa privada como era el caso en Estados Unidos. Cuando dounidense. Uno de los corresponsales que visitaron Magnitogorsk
se intentó hacer ambas cosas, intensificar la coacción al tiempo que se comentó que los rusos eran «en muchos aspectos como los estado­
hacía a la industria más responsable de la producción, ya era demasia­ unidenses ... tienen una perspectiva fresca y natural que está cerca de
do tarde. Antes de eso la movilización alemana estuvo a merced de las la nuestra».65 Eran sentimientos anteriores a la Guerra Fría, pero había
ambiciones de una elite militar sumamente profesional y exclusivista, en ellos algo de cierto. En ambos países la movilización fue un pro­
que veía la guerra y todos sus elementos como un asunto militar y que ceso precipitado, improvisado; las tareas técnicas se acometían de
se aferró a esa prerrogativa, con lo cual sofocó el esfuerzo industrial frente y rápidamente; la producción era a gran escala y fácil de estan­
del país. darizar; los ingenieros y los directores tenían un amplio margen para
resolver ellos mismos los problemas. En ambas economías había
mucha planificación central, pero aquí termina el parecido, porque
Hitler sentía poco respeto por el poderío económico estadouni­ una gozaba de una abundancia supervisada, mientras que la otra pade­
dense. «¿�é es Estados Unidos», preguntó, «salvo millonarios, reinas cía una escasez regimentada. Ambos países sufrieron la súbita sacudi­
de la belleza, discos estúpidos y Hollywood?» Aún sentía menos res­ da de una agresión no provocada, lo cual dio urgencia auténtica a la
peto por la Unión Soviética. En vísperas de la Operación Barbarroja, planificación económica y obligó a sus economías a dar prioridad a
dijo a Goebbels que no había comparación posible entre la fuerza ale­ encontrar un grupo de armas avanzadas para concentrar en él la pro­
mana y la soviética; «El bolchevismo se derrumbará como un castillo ducción.
de naipes».63 Más adelante se vería que estaba muy equivocado en La situación de Alemania era muy diferente. No hubo ninguna
ambos casos, pero ¿quién, en el verano de 1941, podía prever clara­ amenaza directa a su territorio hasta que empezaron los bombardeos
mente con qué rapidez y a qué escala se armarían Estados Unidos y la en serio. Los planificadores y diseñadores alemanes tuvieron casi dos
Unión Soviética? Dos años de producción convirtieron a ambos esta­ años de guerra antes de que empezara el conflicto con la Unión Sovié­
dos en las superpotencias que la Alemania de Hitler anhelaba ser. tica y Estados Unidos. Durante ese tiempo hubo pocas presiones a
Lo que Hitler no acertó a ver fue hasta qué punto la industria favor de la producción en serie, aunque hubiese merecido la apro­
ocupaba un lugar central en el concepto aliado de la guerra. «La bación de los militares, o a favor de la concentración en un grupo
guerra moderna se hace con acero», dijo Churchill a Hopkins al eva­ reducido de diseños. Los militares crearon poco a poco su versión de
luar el desequilibrio entre la fuerza económica estadounidense y la una economía dirigida y muy burocratizada, que mostraba una enor­
japonesa. La visión que Stalin tenía de la guerra estaba totalmente me inflexibilidad en comparación con el enemigo. Varias horas antes
condicionada por la economía, como correspondía a un discípulo de del intento de asesinar a Hitler el 20 de julio de 1944, Speer escribió
Marx: «Ganará la guerra la producción industrial» dijo a una dele­ al Führer para decirle que la gran virtud de los sistemas estadouniden­
gación estadounidense en octubre de 1941. La opinión que tenía se y soviético era la capacidad de usar «métodos de organización sen-
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cilios,'.. Com�ar� ,la «organización excesiva» de
Alemania con el «a rte
de la 1mprov1sac1on» en el otro bando. 66 Spee
r chocaba constanteme -
te con la burocracia. Advirtió a Hitler de
que la posteridad uzg an�a
que Al. emam· �.h ab'1a pe�d''.do la guerra por aferrarse ¡'
a un «sistema orga-
mzativo artnt1co». �iza la posteridad enco
ntraría esta opinión
poco severa, porque el propio Speer había
dado al sistema una bue�:
sac�?1da. Pero el contraste entre el produccio
nismo estadounidense
sov1et1co � la e�on,omía b�rocratizada de Alem
ania no estaba sólo e;
la superficie. _Nm�un_ confhct? f�e más indu
strializado que la segunda
guerra mu_nd1al. Fabnca por fabnca, los Aliad
os hicieron mejor uso de
su mdustna que el enemigo.

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