Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
CONCEPTO Y DISTINCIÓN
Como ya hemos expuesto, el vocablo «juego», deriva del latín «iocus» (broma,
distracción), que expresa la idea de satisfacción o deleite, si bien es la palabra «ludus»
(diversión, pasatiempo), que acentúa el sentido de actividad fácil o que no requiere
esfuerzo, la que mejor traduce el término castellano «juego». En cambio, la palabra
«apuesta» proviene del verbo latino «apponere» (o adponere), que significa colocar,
poner con inmediatividad a algo.
El primer sentido, que es el más amplio, nos remite al término jugar, que, a su vez, cuenta
con varios significados, de los que en este caso interesan los siguientes: 3. «Entretenerse,
divertirse tomando parte en uno de los juegos sometidos a reglas, medie o no en él
interés»/ 4.»Tomar parte en uno de los juegos sometidos a reglas, no para divertirse, sino
por vicio o con el sólo fin de ganar dinero»
Del término «apostar» se recogen, entre otros, los siguientes sentidos: 1. «Pactar entre sí
los que disputan que aquél que estuviere equivocado o no tuviere razón, perderá la
cantidad de dinero que se determine o cualquier otra cosa» 2. Arriesgar cierta cantidad de
dinero en la creencia de que alguna cosa como juego, contienda deportiva, etc., tendrá tal
o cual resultado; cantidad que en caso de acierto se recupera aumentada a expensas de las
que han perdido quienes no acertaron.
JUEGO Y APUESTA
CLASES:
El Código legisla sobre "el juego y la apuesta" permitidos y no autorizados. De la
disquisición anterior deducimos que el código no legisla ni el juego ni la apuesta. Todas
las formas, lícitas y no lícitas resultan englobadas en la frase "el juego y la apuesta" que
son tratadas como si fueran un solo hecho o un solo concepto. Consideramos más
apropiado calificar la apuesta como el contrato en el cual ambas partes se someten a los
resultados de determinado hecho. El Código sin embargo engloba en una frase el juego y
la apuesta, reconoce tres clases de estas:
Cada uno tiene un tratamiento especial; De conformidad con el nuevo sistema seguido
por el código vigente, mientras que los juegos permitidos y los prohibidos se encuentran
prefijados en las leyes, los no autorizados están en una zona neutral, pues no son
prohibidos ni permitidos. Estos últimos constituyen, por lo demás, los que se presentan
con mayor frecuencia, pues cubre un área muy amplia. Como ejemplo de los juegos no
autorizados podemos citar los eventos deportivos en general, o cuestiones relativas a
hechos o acontecimientos ya producidos o actuadas, en todos los cuales existen
competitividad, un interés económico de por medio y los factores determinantes en
beneficio del vencedor como son su destres física, su conocimiento, su memoria y otros
similares a los que se agrega un margen no cuantificado y colateral de suerte o azar. De
lo dicho se desprende que en nuestro código civil el juego y apuesta no autorizados tienen
una categoría propia. En efecto, si bien el vencedor carece de acción para reclamar su
pago, una vez efectuado voluntariamente tiene a su favor la “solutio retentio” y no está
obligado a la devolución. “El juez puede reducir equitativamente el monto de la
prestación cuando resulta excesiva en relación con la situación económica del perdedor."
Julia afirma que Juana de Arco falleció el 30 de mayo de 1431, en tanto que Cecilia
sostiene que fue el 30 de mayo de 1430, y surge otra apuesta vinculada con un hecho del
pasado y sujeta también aun efecto o consecuencia lucrativa. En todos estos casos, como
en tantos otros similares no existe prohibición legal, puesto que no se trata de juegos de
envite y azar, pero tampoco están permitidos y se hallan, de consiguiente, en una posición
intermedia, ya que si de una parte el vencedor carece de acción para exigir el pago, por
otro lado el perdedor que satisfizo la prestación no puede reclamar su devolución (de ser
ello posible), pues el primero goza de la solutio retentio. Estos efectos, tan distintos,
Lo expuesto en la parte final del párrafo anterior significa que quien pagó no necesita
recurrir a los tribunales para que declaren la nulidad, pues ésta opera jure etde iure. Desde
luego, si el perdedor entregó al vencedor dinero o especies y no se le devuelve tendrá que
interponer la correspondiente acción restitutoria, o una indemnizatoria si por la naturaleza
de las cosas no cabe restitución, lo que sucedería cuando la prestación fue de hacer o de
no hacer. La legislación peruana en materia de juego y apuesta prohibidos está referida al
envite -cuya definición fue dada en los conceptos generales, y aparece en el Decreto Ley
N° 7051de 18 de marzo de 1931.Conforme a sus disposiciones, "la prohibición del juego
de envite es absoluta en toda la República. Quienes trafiquen con dicho juego ejerciendo
el rol de banqueros, empresarios, talladores, etc., serán reprimidos administrativamente
por la autoridad prefectoral, con multa de mil a cinco mil soles y además, juzgados como
vagos y expulsados del territorio nacional, si fueran extranjeros. El dinero y los efectos
encontrados en mesa o en poder de los jugadores serán decomisados. Los clubes, centros
PLAZOS Y CADUCIDAD:
Caducidad de la acción de cobro (Art. 1949).- Esta disposición es novedosa, pues ni en
el Código Civil de 1852 ni en el de 1936 se estableció un plazo de caducidad para las
acciones derivadas de los contratos de juego. Carlos A. Fonseca Sarmiento refiere, para
la caducidad extingue la acción y el derecho, y en este caso la regla general es que tiene
un plazo de un año. Los juegos usualmente son instantáneos o de corta duración, por ello
el plazo podría haberse reducido aún más, por ejemplo a la mitad, sin que por ello se
afectara los intereses de las partes. Usualmente, las leyes especiales que regulan
modalidades específicas de juegos, regulan a estos en sus aspectos de Derecho
Administrativo (requisitos para obtener una autorización y funciones administrativas del
Estado para controlar el juego) y de Derecho Tributario (obligaciones tributarias
derivadas del juego regulado), pero no contienen disposiciones de carácter civil y mucho
menos referidas a la prescripción y/o caducidad delas acciones derivadas de una
Las prestaciones que las partes se prometen recíprocamente, dependen del cumplimiento
de condiciones opuestas e incompatibles, en el sentido de que la eliminación de la
incertidumbre acerca de cuál de las dos prevalecera, ha de dejar a una sola de las partes
como deudora de la otra.