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En este presente trabajo se busca investigar los saberes que han posibilitado la
consolidación de la crítica criminológica como movimiento orgánico, presentar los
principales temas de investigación, abordar los problemas centrales en la formación de
su núcleo teórico y delinear sus alcances político-criminales.
En este escenario, se enfatiza la relevancia de la criminología crítica como discurso de
resistencia al punitivismo y, desde de su estrecho vínculo con la pauta de los
movimientos de protección a los derechos humanos, se analizan sus desarrollos
teóricos (nuevas corrientes críticas) y sus proyecciones político-criminales.
CRIMINOLOGÍA CRÍTICA:
I. DIMENSIONES HISTÓRICAS:
La consolidación de la criminología crítica a partir de la década de los 70 del siglo
pasado representa el momento de superación de una perspectiva micro hacia una
comprensión macrocriminológica en el interior de las ciencias criminales. En este
sentido, dos antecedentes teóricos suministran importantes innovaciones a la
investigación criminológica: el labeling approach (criminología de la reacción social,
teoría del etiquetamiento o etiquetado) y las teorías del conflicto.
Baratta percibe que es con el labeling approach que se desplaza el centro del problema
criminológico desde las causas de la criminalidad hasta las definiciones del
comportamiento ilícito (criminalización primaria), sus supuestos políticos y los efectos
sociales de la aplicación de esta etiqueta, ya que la criminalidad empieza a
comprenderse como una cualidad o un estatus que se les atribuye a determinados
individuos.
Así, aunque la teoría del etiquetamiento no sea una condición suficiente, es
una condición necesaria para consolidar a la criminología crítica.Cuando Becker
cuestiona la definición de desviación, el supuesto causal-determinista del delito, la
naturaleza patológica del desviado y los datos oficiales acerca de la criminalidad
(estadísticas criminales), se inicia un proceso de cambio paradigmático que será
irreversible en la criminología contemporánea (criminological turn). Al afirmar que la
desviación no es una cualidad del acto o de la persona que lo comete, sino la
consecuencia de una etiqueta que se le atribuye (“el desviado es alguien a quien una
etiqueta le ha sido aplicada satisfactoriamente; el comportamiento desviado es el que
así lo etiqueta la gente), Becker desestabiliza las bases de la criminología ortodoxa de
matriz positivista que presuponía que eran neutrales las definiciones legales y los
procesos de atribución de responsabilidad que califican como anormales a
determinadas personas e ilícitos ciertos comportamientos.
En el preciso análisis de Baratta, con el labeling approach sucede la desreificación de
los conceptos de desviación y de criminalidad. Al explicar el delito desde un modelo
causal-naturalista, la criminología ortodoxa (paradigma etiológico), ha reificado los
resultados de los procesos de criminalización (definiciones legales y actuación de las
agencias de control), a la vez que considera al delito como un fenómeno que existe
independientemente de su definición –”es lo que pasa efectivamente en la criminología
‘tradicional’, en la que generalmente las normas y las valoraciones sociales resultan
extrañas al objeto de indagación.”
Sucede, empero, que, si bien el labeling approach ha posibilitado este salto cualitativo,
el modelo permanecía insuficiente al no considerar las relaciones de poder que permiten
que ciertas personas, grupos o clases, detenten, en una sociedad determinada, la
capacidad de elección de las conductas lícitas e ilícitas, de los comportamientos
normales y anormales.
En este marco, recuerda Shecaira que la teoría del etiquetamiento, la más próxima y
contemporánea de las teorías criminológicas, no ha escapado a las críticas de la
criminología crítica.
En diálogo con Victor Sancha Mata, Baratta busca enumerar los efectos de la
mistificación del labeling approach, lo que en cierta manera sintetiza gran parte de los
problemas del etiquetado señalados por la criminología crítica:
1. la perspectiva subjetivista (idealista) podría conducir hacia la sub o
desvalorización de los problemas reales y de las efectivas situaciones de
sufrimiento, agresiones o injusticias que involucran el conflicto;
2. la relativa ausencia de problematización de la forma de intervención de la justicia
penal en los conflictos ofuscaría el reconocimiento de que esta suerte de
injerencia no produce soluciones satisfactorias; al contrario, normalmente
reproduce violencias y crea nuevos conflictos derivados de la estigmatización y
la marginación;
3. la falta de percepción del carácter selectivo del derecho penal impediría notar
que la criminalización está dirigida a los individuos pertenecientes a los grupos
más vulnerables y excluidos de la sociedad.
II. CONCEPTO:
La criminología crítica es entendida como aquel movimiento no tan homogéneo del
pensamiento criminológico contemporáneo que busca la construcción de una teoría
materialista de la desviación y que tiene en cuenta instrumentos, conceptos e hipótesis
elaborados en el ámbito del marxismo.Asi mismo opone un enfoque macrosociológico
a uno biopsicológico del comportamiento desviado, evidenciando su relación funcional
o disfuncional con la estructura social, superando de esta manera el paradigma
etiológico de la vieja criminología.
B. EL ABOLICIONISMO PENAL:
En este caso, se denuncia la inflación excesiva de normas que padece el sistema
punitivo y su mínima eficacia, pues deja impune la mayoría de los delitos cometidos. Se
propugna, por tanto, tipificar sólo delitos que tengan una trascendencia dañina para la
sociedad, suprimiendo de los códigos penales las conductas y los conflictos que puedan
ser resueltos por otras áreas del derecho, abriendo la vía a la conciliación para su
solución (Baratta, 1986).