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La obesidad es una enfermedad crónica que se encuentra presente en niños y/o adolescentes que
pesan por lo menos un 10 % más que el peso recomendado para su estatura y tipo de cuerpo. La
obesidad comúnmente comienza en la infancia entre las edades de 5 a 6 años y durante la
adolescencia. Los estudios han demostrado que el niño que es obeso entre las edades de 10 a 13
años tiene un 80 % de probabilidad de convertirse en un adulto obeso.
Pese a todas las recomendaciones dadas por organismos internacionales, en particular la
Organización Mundial de la Salud (OMS), y con las medidas que ha tomado el Estado, en especial
la ley de Promoción de la alimentación saludable para niños, niñas y adolescentes, el predominio
de la obesidad continúa aumentando.
Causas
Los problemas relacionados con el estilo de vida (como hacer muy poca actividad y consumir
alimentos y bebidas con muchas calorías) son los principales causantes de la obesidad infantil.
Sin embargo, algunos factores genéticos y hormonales también podrían tener un papel importante.
Por ejemplo, en investigaciones recientes, se ha descubierto que los cambios en las hormonas
digestivas pueden afectar las señales que te hacen sentir que estás satisfecho.
Factores de riesgo
Muchos factores (generalmente combinados) aumentan el riesgo de tener sobrepeso:
Dieta. Comer con regularidad alimentos con muchas calorías, como comidas rápidas,
productos horneados y tentempiés de máquinas expendedoras, puede hacer que tu hijo
aumente de peso fácilmente. Las golosinas y los postres también pueden causar aumento
de peso y cada vez hay más pruebas de que las bebidas azucaradas, como los jugos de
frutas, son culpables de la obesidad de algunas personas.
Falta de ejercicio. Los niños que no hacen mucho ejercicio tienen más probabilidades
de subir de peso porque no queman tantas calorías. Pasar demasiado tiempo en
actividades sedentarias, como mirar televisión o jugar videojuegos, también contribuye
al problema.
Factores familiares. Si el niño o niña viene de una familia con sobrepeso, tiene más
probabilidades de subir de peso. Esto es cierto especialmente en un entorno donde
siempre hay alimentos con muchas calorías y donde no se alienta la actividad física.
Factores psicológicos. El estrés familiar, parental y personal puede aumentar el riesgo
de que un niño sea obeso. Algunos niños comen de más para afrontar problemas, para
canalizar sus emociones (como el estrés) o para combatir el aburrimiento. Es posible que
sus padres tengan tendencias similares.
Factores socioeconómicos. En algunas comunidades, las personas tienen recursos y
acceso limitados a los supermercados. Como resultado, suelen elegir alimentos
precocinados que no se echan a perder rápidamente, como comidas congeladas y galletas
saladas y dulces. Además, es posible que las personas que viven en vecindarios de bajos
ingresos no tengan acceso a lugares seguros donde hacer ejercicio.
¿Cómo se puede manejar y tratar la obesidad?
Los niños obesos necesitan una evaluación médica por un pediatra o médico de familia para
considerar la posibilidad de una causa física. En ausencia de un desorden físico, la única manera
de perder peso es reduciendo el número de calorías que se comen y aumentando el nivel de
actividad física del niño o adolescente. La pérdida de peso duradera sólo puede ocurrir cuando
hay motivación propia. Ya que la obesidad a menudo afecta a más de un miembro de la familia,
el establecer hábitos sanos de comer y hacer ejercicio regularmente como actividad familiar
pueden mejorar las oportunidades de lograr exitosamente el control de peso para el niño o
adolescente.
Las formas de manejar la obesidad en niños y adolescentes incluyen:
ANOREXIA Y BULIMA
Hoy en día el deseo de lucir una escultural figura empuja a muchos chicos y chicas a someterse a
rigurosas dietas que, si no son debidamente orientadas y controladas, podría generar severas
consecuencias de orden alimenticio en su salud física y mental. La anorexia y la bulimia son de
los más conocidos.
Muchas veces el origen de este desorden alimenticio en adolescentes son el resultado de
depresiones, baja autoestima, estrés y malos hábitos de nutrición, entre otros, influenciados por
las comidas de moda, la publicidad, o complejos físicos corporales.
Causas
La Sobrevaloración de la belleza física en la sociedad.
La baja autoestima en los adolescentes.
Los conflictos familiares.
Presión social.
Antecedentes familiares
La anorexia nerviosa es un trastorno psicopatológico, y sus síntomas son el rechazo a la comida
por temor a engordar. La persona que padece esta enfermedad tiene una imagen distorsionada de
su cuerpo, y evita los alimentos para mantener la delgadez de su cuerpo, aunque no lo necesite.
Su obsesión es mantener el cuerpo delgado. No quieren darse cuenta de su situación y actúan a
escondidas. Tienen la creencia irracional que está “gorda”, inclusive si tiene una figura muy
delgada. Tienen la necesidad de controlar su vida, así tengan que “matarse” de hambre.
Síntomas de la anorexia
Tratamiento de la anorexia
Síntomas de la bulimia
Tratamiento de la bulimia
Los antidepresivos inhibidores de la serotonina (fluoxetina) son eficaces para reducir
la frecuencia de los episodios en los que el paciente come desenfrenadamente durante
cortos periodos de tiempo, y los vómitos autoinducidos, influyendo en la mejoría de la
ansiedad, la depresión.
La terapia cognitivo-conductual para la Bulimia Nerviosa (TCC-BN) tiene como
objetivos: reducir los atracones y las conductas compensatorias (como las de tipo
purgativo que incluyen vómitos y uso de laxantes o diuréticos); modificar la tendencia a
hacer dietas extremas, y cambiar las actitudes hacia el peso y la figura; además de
disminuir otros síntomas asociados como: depresión, baja autoestima y deterioro en el
funcionamiento social.
restauración del equilibrio metabólico y, por tanto, de una rehabilitación dietética .