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RIVO

DE SUS IMIOKS, TALLOS, HOJAS, FLORES \ SEMILLAS

D. BALBINO CORTES Y MOULIS


Comisarlo P r e s i d e n t e de.la.Junta provincial- de Agricultura, ; 1

..Vf -Inali stria, y C o m e r c i o , etc., e t c . - .. .

11
I ' I A J ' M S " 1EXTII.1ES', .I^UCIITIC/IS,
»15 AZÚCAR V ALCrtJSÍHU COiVOIIHEIVTICIAS
1
•\ . -V C A S a V E R A S

MADRID
itimwmm^ym^a TUJ'PG-BA.FICO- DB M. MINÜESA DE LOS u t o s • /
•*«-..Ba.rranB0i-..(l«5Kia}iajaiáore5.- « u r o ; 13.- . -
X
82405
CULTIVO
DE

LAS PLANTAS INDUSTRIALES


Y APROVECHAMIENTO DE SUS RAÍCES, TALLOS,

HOJAS, FLORES Y SEMILLAS


•6G?73

CULTIVO

LANTA Y APROVECHAIV11ENTO
•TRIAL
DE SUS RAICES, TALLOS, HOJAS, PLORES Y SEMILLAS

D. B A L B I N O CORTÉS Y M O R A L E S
Comisario Presidente de la Junta provincial de Agricultura,.
Industria y Comercio, etc., etc. / . - . . . . • ' - • <-•

• Y^NklMERA PARTE
PLAKTAS TEXTILES, NARCÓTICAS,"..''? "
DE AZÍICAK Y ALCOHOL , COJVMIHEÍUTICXAS
V CALAVERAS

X ' .. ';- V

i^V ,~, ,-,*.',:• :

IV 1 \ ' V
' ' ,

MADRID ^
ESTABLECIMIENTO TIPOOBÁFICO DE M. MINUESA DE LOS HÍOS
Barranco de Embajadores, uúm. 13.
1884
MINISTRO DE FOMENTO

ha única prueba que puede darle del


muy antiguo y sincero cariño que le
profesa, es dedicarle este trabajo, que le
ruega se sirva aceptar, su afectísimo se-
guro servidor

Q. B.
C
s. M.,
ADVERTENCIA

E l t í t u l o sólo de e s t a obra i n d i c a s u m u c h a
importancia sin que tengamos que encarecerla
con u n extenso y encomiástico exordio. Hemos
p r o c u r a d o d a r l e , e n c u a n t o nos h a sido posible,
u n colorido e s p a ñ o l s i g u i e n d o l a s h u e l l a s y p r e -
c e p t o s de n u e s t r o s m á s eminentes agrónomos,
p o r q u e l a a g r i c u l t u r a de l a m a d r e p a t r i a , e n m e d i o
d e s u s peores c o n d i c i o n e s , h a c o n s e r v a d o s i e m p r e
el c e t r o q u e l a p r o c l a m a m a d r e y r e i n a de l a I n -
dustria y del Comercio. E l l a h a reunido y r e ú n e
e n s u favor m u c h a s y p r o p i c i a s c i r c u n s t a n c i a s , s e -
g ú n lo a t e s t i g u a l a b a l a n z a d e l comercio e x t r a n -
j e r o , n u e s t r a s e s t a d í s t i c a s d e e x p o r t a c i ó n , los d i a -
rios de los m e r c a d o s i n t e r i o r e s y el cotejo r e l a t i v o
d e los c o n s u m o s , s i n o t r a s p r u e b a s q u e e s t á n a l
TIII ADVERTENCIA

alcance de cualquiera y que v e r á n consignadas


nuestros lectores.
J a m á s n o s h a m o v i d o la codicia de n o m b r e l i -
t e r a r i o , sino e l ú n i c o é i n c a n s a b l e deseo de s e r v i r
á n u e s t r o s a g r i c u l t o r e s y l a afición q u e s i e m p r e
h e m o s t e n i d o á s u n o b l e y h o n r o s a profesión.
CULTIVO
DE LAS

PLANTAS INDUSTRIALES
Y APROVECHAMIENTO DE SUS RAÍCES, TALLOS,
HOJAS, FLORES Y SEMILLAS.

PRIMERA PARTE.
P L A N T A S T E X T I L E S , NARCÓTICAS Y SACARÍNEAS.

COMPRENDE LAS CLASES SIGUIENTES :

1. a
Plantas textiles.
2. a
Plantas narcóticas.
3. a
P l a n t a s de azúcar y alcohol.
4. a
Plantas condimenticias.
5. a
Plantas cañaveras.

CAPÍTULO PRIMERO.
PLANTAS TEXTILES ANUALES.

SECCIÓN P R I M E R A .

Lino.

LlNDM DSITATISSIJIDM LlN.

Planta dicotiledónea de la familia de las Lineas.

Historia.— «Después del trigo, que nos alimenta, no-


hay planta más útil que el lino, que nos viste.» Si con-
sultamos los tiempos más antiguos, veremos en la Bi-
blia, cap. XXXIX del Éxodo, que las vestiduras del Su-
mo Pontífice y las túnicas que se hicieron para Aarón
y para sus hijos eran tejidas de lino fino. Veremos en
i
% PLANTAS INDUSTRIALES

las momias de los antiguos egipcios que las vendas para


envolverlas eran también de hilo. El pueblo judío lo cul-
tivó ffle»., % 9, 3 1 ; Jos., % 6; Prov., 3 1 , 13), y en los
tiempos ya citados de Moisés, tanto en este como en los
demás cultivos, se araba con bueyes y aun con asnos; tam-
bién le dio señalada preferencia el pueblo egipcio. ¿Es
lino el bysus de los antiguos? ¿Dónde se encuentra éste?
¿Significa la voz bysus lienzo fino costoso ó percal amu-
selinado? Esta investigación ha sido siempre muy difícil,
porque, en las lenguas orientales, las voces con las que
se expresan lino y algodón se confunden frecuentemente.
Los antiguos decían que el algodón era un lino que se
criaba en un árbol.
En los tiempos de Virgilio, Columela, Plinio, etc., se
cultivaba el lino y se ejercía también el arte de hilar y
tejer sus filamentos. Carlo-Magno, en 789, prohibió que
el pueblo hilara los domingos, así como también mandó,
en 813, que las mujeres de su corte hilaran el lino para
hacer la tela de sus vestidos.
Desde tiempos muy remotos, de las diversas indus-
trias cultivadas en España, ninguna más general y de
tanto crédito como los hilados y tejidos de lino, y n i n -
guna tampoco que haya llegado en estos últimos tiem-
pos á tanta decadencia y desmedro.
Antes, las vegas fecundadas por las corrientes de
los ríos, las feraces llanuras de ambas Castillas, los tem-
peramentos frescos y algo húmedos de Galicia, León,
cordillera cántabro-asturiana, cordillera carpetana y fal-
das del Moncayo, etc., se destinaban con preferencia al
cultivo del lino, en vastas y dilatadas comarcas, y sus
productos, más auxiliados todavía por la benignidad del
clima y las felices disposiciones del suelo que por el
LINO 3

laborioso afán de los cultivadores, eran á porfía codi-


ciados de esos mismos pueblos que ahora nos ofrecen
los suyos para una fabricación que no podríamos sos-
tener sin su auxilio: triste y costosa dependencia, cuyo
peso se agrava con el recuerdo de la preponderancia que
en, las ya citadas edades alcanzaron nuestras telas de lino.
¿Quién desconoce la reputación de que gozaban antes
de la época de nuestra decadencia? Habíala conseguido
entre los romanos el famoso lino zóclico, al cual sin
duda, por su misma delgadez y finura, atribuían la vir-
tud de hacer curar las heridas.
Como alhaja preciosa consideraba Catulo un sudario
ó pañuelo fabricado en Játiva; y altos encomios m e r e -
cieron á Plinio los linos españoles, así como las telas
que se fabricaban en las inmediaciones de Po (Francia),
que dicen eran tan finas y delicadas como la de las
arañas.
La prueba de que lo cultivaron después con buen
•éxito los árabes de la Bética, y el arte sumo que emplea-
ban en reducirlos á delicados tejidos, se ve por sus me-
morias contemporáneas, así como en las correspondien-
tes á los reinados de Castilla, se encuentran multiplica-
dos ejemplos de la honrosa preferencia que daban
nuestras matronas en sus tareas á la filatura y el tejido
de los linos indígenas.
Aun en el siglo XVI, cuando ya Flandes llamaba la
atención con sus delicadas telas, eran las españolas bus-
cadas como una preciosa manufactura.
Hará algo más de medio siglo el cultivo del lino t e -
nía en España un desarrollo extraordinario, en especial
-en las provincias del Norte y en los antiguos reinos de
Aragón, Valencia y Granada, siendo una de las p r o d u c -
4 PLANTAS INDUSTRIALES

ciones más importantes de nuestro suelo y uno de Ios-


principales ramos de riqueza de la nación.
La cosecha de esta planta se elaboraba casi en su to-
talidad en la misma Península, hilándose y tejiéndose-
por los procedimientos primitivos, en cuyas operacio-
nes, ejercidas en domicilio, ocupábanse la mayor parte
de las labradoras y cortesanas de los puntos producto-
res. Esta industria casera, y la del cáñamo en lo poco,
que no se destinaba á jarcia y cordelería, constituían á
su vez una nueva fuerza productora del Estado, que, al
paso que conservaba entre las clases rurales ciertas c o s -
tumbres útiles, evitaba esa dolorosa sangría que todos
los años se hace ahora al caudal de nuestra nación, por
la necesidad en que se encuentra de pedir a l a industria
extranjera lo que la suya propia no puede darle.
Inmensa es la cantidad de millones de pesetas que
llevamos pagados al comercio inglés y en parte al francés-
desde que principiaron á invadir nuestros mercados las-
hilazas extranjeras, y lamentable que tan cuantiosos va-
lores no se hayan utilizado en nuestro propio país, en
vez de pasar desapercibidos por nuestros industriales y
capitalistas.
Las condiciones ventajosas en que se encuentra E s -
paña para producir lino de buena calidad y á precios-
más cómodos que en el extranjero, nadie puede poner-
lo en duda; pero para dar impulso á esta industria agrí-
cola, sólo necesitamos que se establezcan fábricas de
hilados, que tanto escasean. Al considerar este vacío d e
la industria nacional, el ánimo de todo buen español
(por más que la esperanza le aliente con la idea de una
pronta reparación, y la espere de nuestra actual cultu-
ra) no puede menos de padecer aguardando con i m p a -
LINO

ciencia una reforma tanto más deseada, cuanto que el


mismo exceso del mal la provoca y acelera.
Necesario es que dejemos de ser tributarios de las
industrias extranjeras, y procuremos, como otras nacio-
nes de Europa, mejorar y perfeccionar el cultivo del li-
no y preparación de sus fibras textiles, de todo lo cual se
tratará á continuación.
Especies principales. — El género Lino, tipo de la
familia botánica de las lineas, comprende cerca de cien
•especies de plantas herbáceas que tienen una existencia
anual de tres á cuatro meses. Prospera en los terrenos
ricos y algo arcillosos, expuestos á la acción directa del
sol y del aire, así como desmerece en los umbríos.
Es planta de regadío, que no debe sembrarse en un
mismo campo sino de cuatro en cuatro años, á no ser
-que la experiencia aconseje lo contrario, como sucede
en Riga. Su florescencia dura unos quince días, y se
realiza, según las localidades, desde el 15 de Junio á me-
diados de Julio. Cuando las flores están en su perfecto
desarrollo, el campo presenta una alfombra de verdura
esmaltada de azul y ondulosa que encanta la vista.
Esta planta madura su simiente unos quince ó veinte
días después de tener marchitas sus flores, y, según M. de
'Gasparín, con una suma de 1450° de calor total.
En circunstancias ordinarias de vegetación, el tallo
llega á la altura de 0 , 5 0 y 0 , 7 0 ; y en las mejores tie-
m m

rras rara vez tiene l , 5 0 .


m

Hemos dicho las comarcas donde en España más


prospera el lino, y citaremos además como provechoso
para su cultivo el terreno algo salobre, situado junto al
mar ó abonado son excremento de animales que c o -
man sal; en fin, en las localidades septentrionales, don-
6 PLANTAS INDUSTRIALES

de la atmósfera y el suelo estén siempre algo h ú m e d o s .


Los linos cultivados forman dos clases distintas: la.
primera comprende el lino de invierno y los deprima-
vera; la segunda, el lino vivaz.
LINO DE INVIERNO. — Este lino es el que cultivamos en
España, ó sea el Linum usitatissimum de Linneo, y el
que también se cultiva en la Bretaña, Anjou, Vendée,
Gascona, Bearn, Languedoc y Provenza, en Francia; tie-
ne la ventaja de acomodarse con facilidad en cualquie-
ra tierra, aunque en ella falte alguna fertilidad; no así
los linos de primavera. Sus tallos son más gruesos, más
altos y más ramificados; además, sus flores, aunque me-
nos abiertas de día, son más grandes y producen c á p -
sulas de más volumen. Es más productivo que el lino de-
Marzo, pero su hilaza es más áspera y ordinaria.
Esta variedad no es bastante rústica para que pueda
ser cultivada en nuestras provincias de las regiones del
Norte y del Este. Alguna que otra vez resiste mucho en
las del Oeste y Sudoeste, cuando, durante el invierno, las.
heladas son fuertes y los vientos muy fríos.
LINOS DE PRIMAVERA. — El lino de primavera presenta
cuatro variedades:
1. Lino de Riga. — Este lino tiene los tallos altos y
a

las flores grandes. Da mayor cantidad de hilaza, más


fuerte y larga, pero fácilmente degenera. Esta variedad,
que en Francia llaman gran lino y lino frió, produce
allí cada año los linos del comercio que siguen:
A. El lino aprés tonne, cuya traducción libre puede
ser después de encubado, es el que procede de una s e -
mentera hecha con simiente producida en Francia por
el lino importado de Riga (Rusia), cuya hilaza es fina
y más sedosa que la del de Riga de la primer cosecha.
LINO 7

Así pues, el citado lino aprés tonne no es otro sino el


que proviene del lino de Riga cultivado una sola vez.
B. Lino de Mayo ó lino enramado.—Este lino, que es
el más fino y más apreciado para fabricar ricos encajes,
se obtiene sembrando la simiente producida por el lino
de Riga después de cultivado una sola vez, y dejando
que enramen las plantas que se obtienen de esta simien-
te. De manera que el lino que se cultiva en Francia y
Bélgica, donde tan preciadas hilazas se obtienen, no es
otro sino el lino que llaman rameado ó lino Uno, produci-
do en realidad por el lino de Riga.
O. Lino de Zelandia.—Esta variedad es menos p r o -
ductiva que el lino de Riga, pero la hilaza que produce
es sedosa y fina.
D. Lino de Pshoff.—M. Vilmorín (4) fué el p r i m e -
ro que recibió,en 1858, de Pskoff (Rusia) esta magnífica
variedad, que no ha degenerado.
2 . Lino de flores blancas. — Su hilaza es más blanca,
a

más nerviosa y pesada, aunque de tallo más pequeño


que el de Riga. Esta variedad es robusta y difícilmente
degenera, dando, por el contrario, mayores productos.
Su tallo es consistente, derecho y con pocas ramas,
dando 6 á 8 por 100 más de hilaza que las otras varie-
dades; su grano es rojizo. No es nueva en el extranjero,
siendo lamentablemente desconocida en España: fué
descubierta cerca de Urbano, en el Estado del Ohío
(América Septentrional), y se ha propagado mucho en
los departamentos del Norte de Francia.
3 . Lino real. —Esta variedad tiene mucha semejan-
a

(1) Sres. Vilmorin, Andrieux y Compania, gran almacén de s c m i -


Uas y plantas, Quai dé la Messigerie, nûm. 30, Paris.
8 PLANTAS INDUSTRIALES

za con el lino de Riga, y, según afirma el mismo M. Vil—


morín, las fibras conservan toda su flexibilidad hasta
que los granos han llegado á su perfecta madurez. Sus
flores son blancas.
La variedad conocida con el nombre de lino de
América y flores blancas parece ser idéntica al lino
real.
4. a
Lino de simiente amarilla.—También fué M. Vil-
morín el que primero recibió de América esta variedad;
sus granos ó simiente tienen, si se quiere, el mismo co-
lor verde amarillo que los del alpiste, y en Irlanda se
la cultiva con muy buenos resultados. La hilaza que de
ella se obtiene es superior, y el aceite .que su simiente
produce es de color pálido, como el del aceite de lino
blanqueado bajo la influencia del aire.
LINO REAL. — De esta nueva variedad se habló mucho
hace algún tiempo, y los botánicos la llamaron: Linnm
usitalissimum—var. regale—cuya simiente, un poco me-
nor que la del común, se reconoce además por su color
menos oscuro. Se sembraron algunas de estas simientes
en un terreno arcilloso, compacto, á fin de observar su
desarrollo. Al principio, las plantitas eran semejantes á
las del lino ordinario; pero al cabo de algunas semanas
adquirieron una altura de cerca de l , 1 2 . Recogidas
m c

las simientes y sembradas en un terreno arenoso, muy


pobre en arcilla, se reprodujo la vegetación del mismo
modo, llegando las plantas á la misma altura de l , 1 2 .
m c

Esta última experiencia fué hecha con simientes de diez


años, conservadas en un paraje seco y caliente.
Lmo VIVAZ.—Esta especie, muy rústica, es originaria
de Siberia; se la cultiva en Suecia y Hanover, pero en
Francia, aunque sea productiva, se la ha desatendido,
LINO . 9

sin embargo de la mucha hilaza que da, aunque más


ordinaria que la de las variedades anteriores.
Composición química.—El célebre químico Roberto
Kane, que ha hecho diferentes análisis de lino, some-
tiéndolo antes para secarlo á una temperatura de 100°,
halló en él:
Ázoe. Cenizas puras.

Lino común 0,98 por 100 4 , 2 4 7 por 10-0


Lino de b u e n a calidad 0,75 — 5,434 —
Lino de superior calidad 0,87 — 3,670 —
Lino muy común 0,90 — 4,543 —
Lino holandés 1,00 — 5,151 —

Término m e d i o 0 , 9 0 por 100 4 , 8 0 7 por 100

Las cenizas contenían:

Potasa y sosa 2 6 , 8 8 3 á 3 6 , 4 1 9 por 100


Gal 15,379 á 19,098 —
Magnesia 3 , 0 2 3 á 3,933 —
Óxido de hierro l , 1 0 0 á 4,501 —
Á c i d o fosfórico 8,811 á 11,802 —
— sulfúrico 6,174 á 12,091 —
— carbónico 9,895 á 25,235 —
Cloridio de sodio 4,585 á 12,751 —
Sílice 0,030 á a,409 —

En fin, se ha probado que el lino seco contenía:

Partes leñosas 70 á 73 por 100


Corteza 27 á 30 —

Las partes leñosas se componen d e :

Lignina 69
Materias solubles en el agua , 12
— insolubles en ella 19

100
10 PLANTAS INDUSTRIALES

La corteza contiene:
Materias fibrosas puras 58
— solubles en el a g u a . 25
— insolubles en el a g u a 17

100

La simiente de lino, según las investigaciones del


no menos célebre químico M. Boussingault, contiene
los elementos siguientes :
Sales minerales 6,00
Leñoso y c e l u l o s a . 3,20
Materias g r a s a s . . . . . . . 39,00
A l m i d ó n , azúcar, e t c . . . 19,00
A l b ú m i n a , caseína, etc 20,50
Agua 12,30

100,00

Además contiene 3,28 por 100 de ázoe.


El resultado práctico de estos análisis es que el lino
absorbe de la tierra donde se cultiva gran cantidad de
sales alcalinas con base de sosa, potasa y cal.
M. Meurín ha analizado las simientes de diferentes
localidades, y hé aquí los resultados que ha obtenido:
Procedencias Dimensiones Caracteres. Agua. Aceite Clase de aceite.
P-% P- /o 0

Italia 0,6 sobre 3,0


rj Lustroso , rojo-(. n „ .,o fi (Amarillo y algo
Betunia . . 5,5 » 2,5
° ¡ claro j 1 U , ü á J , 8
( áspero.
Calcuta... 5,5 » 2 ,,7
7 Rojizo
Rojizo 7,5 37,0
,1 Pequeño, rojo-l „ IAJ
R u m e l i a . . 0,5 » 2,2
7 0

•~| pálido j ( i
„) G r u e s o , ., d e sslluuss- -Ll .„ Q
„ „ , g l\Ai
3 Amarillo ,
3 algo
España... 0,5 » 3,0
n n R

' | trado ¡ ' ' ( áspero.


Bombay., 4,7 » 2 , 7 Rojizo

2,2 j Reluciente, rojo- L j Q 35 0 - *"" ^ • "- asi i n c o o r o a

A n a t o l i a . . 4,0 » 0

'') claro j ' ' / g o insípido.


LINO 1 l

En la simiente, además, halló por término medio:


Epidermis 2 1 , 0 0 que contiene 1,00 de aceite.
Bndospermis 23,00 — 12,00 —
Almendra 56,00 — 30,00 —

100,00 — 4 3 , 0 0 de aceite.

El análisis del bagazo ó torta del lino hecho por


M . Boussingault es el siguiente:
Sales minerales 8,30
Leñoso y celulosa 5,10
Materias grasas 6,00
Almidón y azúcar, etc 33,20
A l b ú m i n a y caseína, etc 33,70
Agua 13,70

100,00

Esta torta de bagazo contiene 5,25 por 100 de ázoe.


Tierra que le c o n v i e n e . — El lino prospera en tie-
rras que sean francas, sueltas, más bien arenosas que
compactas, subsuelos profundos y permeables, tierras
francas, ricas ó sustanciosas, ó de aluviones desmenu-
zables ó arenosos.
Las tierras donde se cultivan los mejores linos, ó
sean las que esencialmente contienen las condiciones
para producirlos de la calidad más superior, analizadas
por Kane, contienen las cantidades de arena, arcilla y
materias orgánicas siguientes:
Arena. Arcilla. Humus. Álcali.
Tierra de Iíeestert (Cour-
tray, Bélgica) 75,08 14,92 3,12 0 , 8 2 por 100
— de Escamaffles ( í d e m
84,06 9,28 2,36 0,52 —
— de H a m m e - Z o g ( A n -
86,79 5,76 4,20 0,72 —
60,94 15,08 5,84 3,95 —
— de Crowle (Lincol-
s h i r e , Inglaterra). 80,70 » 5,32 6,20 —
11 PLANTAS INDUSTRIALES

Resulta de estos análisis que dichas tierras donde se


cultivan los linos que producen la más fina y riquísima
hilaza, carecen de cohesión aparente, que son permea-
bles y ricas en materias orgánicas.
El lino desmerece en las tierras muy secas ó h ú m e -
das, compactas y frías, con sombra y montañosas; así
es que conviene mucho que ellas estén en valles venti-
lados ó en llanuras al abrigo de vientos fuertes. En la
Livonia (Rusia), las tierras que destinan exclusivamente
para el cultivo del lino son silicearcillosas y ricas en
sustancias nutritivas, frescas y situadas al pie de ribazos
ó laderas de montañas.
El lino que vegeta en tierras donde haya mucha hu-
medad ó que sean muy compactas produce hilaza basta
y áspera al tacto.
Cultivo. — Si se cultiva en grande, se prepara la tie-
rra con repetidas y profundas labores, dadas en buen
tiempo y con intervalos proporcionados, no sólo para
que se abonen y beneficien con las emanaciones atmos-
féricas, sino también para destruir las muchas malas
hierbas que suelen nacer en aquellos parajes.
En Bélgica, cuando cultivan la variedad de lino de
primavera, dan á la tierra una labor antes del invierno,
y en Febrero ó Marzo terminan la preparación de ella
con otra segunda y á veces una tercer labor.
En Flandes, el complemento, á veces, de la prepa-
ración de la tierra consiste en darle una profunda labor;
y cuando es ligera y permeable, ésta debe ser llana. Di-
viden las arcillosas en surcos algo convexos para que la
tierra conserve la menor cantidad posible de agua en la
época de la siembra.
Terminan la preparación del suelo pasando sobre él
LINO 13

la rastra ó grada varias veces, para que la superficie


quede llana y, sobre todo, bien removida.
Si la labor se ejecuta con la azada ó la laya, debe re-
calar hasta dos tercias de profundidad, y lo mismo de-
berá suceder si se hiciese con el arado, cuando éste sea
de los perfeccionados, para que alcance la expresada
profundidad.
El trabajo de la tierra es de una importancia capital:
así las labores preparatorias no se descuidan en ningu-
na parte, y se multiplican tanto más cuanto más c o m -
pacta es la tierra. Cuando el lino debe suceder á un ce-
real, se comienza por desraslrojar y después se pasa la
rastra.
Como las semillas de las malas hierbas que pueden
abundar en el terreno germinan bajo esta labor, para
descuajarlas se arrastra otra vez al cabo de algunas s e -
manas. A fines de otoño se abona labrando profunda-
mente para enterrar el abono; durante el mes de Marzo
se da otra labor, pero ligera, y algunos días después,
cuando la tierra está enjuta, se vuelve á pasar la rastra
en todas direcciones, y se espera á que verdeen las ma-
las hierbas para arrastrar de nuevo, después de lo cual
se siembra.
En algunas comarcas lineras dan la primera vuelta
en el otoño y entonces se alza, repitiendo hasta tres
vueltas durante el invierno, las que reparten de modo
que la tercera venga á darse en primeros de Marzo, á
últimos de dicho mes ó principios de Abril; luego e s -
parcen el estiércol bien repodrido y menudo, cubrién-
dolo en seguida con la cuarta vuelta, debiendo quedar
bien mezclado con la tierra, cuja superficie, preparada
con la rastra, debe quedar dispuesta para sembrar en
14 PLANTAS INDUSTRIALES

ella en todo el mes de Abril y aun entrado Mayo, según


sea el temperamento del clima.
Antes del día de la sementera se da á la tierra otra
vuelta ligera de arado para matar la hierba; se allana
muy bien la superficie, deshaciendo todos los terronci-
Uos que hubiere y lomillos que forman los surcos.
Siembra.—Las siembras tempranas son aventuradas
en los parajes y climas fríos, porque están expuestas á
perecer las plantas con los hielos y escarchas tardías.
Esto no obstante, en los territorios en que á beneficio
del clima puede cultivarse de secano, harán muy bien
si, comparadas todas las circunstancias, se aprovecha
la estación favorable del principio de la primavera para
•que, naciendo y robusteciéndose la planta durante esta
estación benéfica, pueda adquirir la fuerza necesaria
para resistir, sin notable alteración, la sequedad y ardo-
res del otoño.
Como el lino es planta muy esquilmadora, reclama
tierra pingüe ó abonos que la fertilicen.
En las cercanías de Lila (Flandes) echan en el suelo,
antes del invierno, 40.000 kilogramos de buen estiércol
por hectárea, y en la primavera 550 á 1.500 kilogramos
de tortas del bagazo del cáñamo ó del clavelón, de cuyas
simientes sacan también aceite.
En Lockeren fertilizan las tierras con 300 hectoli-
tros de materias fecales; y en Alh y Courtray, con 1.500
á 2.000 kilogramos de torta ó bagazo desleída en el
líquido que recogen de los estercoleros, orines, e t -
cétera.
En la Baja Bretaña aplican 300 á 350 kilogramos de
guano y 1.200 kilogramos de cernada.
En Irlanda, el complemento de abonar la tierra des-
LINO 15

tinada para el cultivo del lino consiste en aplicar por


cada hectárea:
H u e s o s calcinados y pulverizados 25 kilogramos.
Cloruro de potasio , 13
Sal marina 22
Sulfato de magnesia 25
Y e s o en polvo 15

100 kilogramos.

Cuando se emplee el guano ú" otro abono muy esti-


mulante ó activo, se deberá siempre evitar que su apli-
cación sea el día mismo de la siembra, porque perjudi-
caría á la facultad germinativa de la simiente; deberá
ser esparcido algunos días antes.
Los abonos, por regla general, han de tener la p a r -
ticularidad de obrar con prontitud y contener una pro-
porción bastante notable de materias orgánicas y partes
alcalinas.
M. Gasparín dice que antes de la sementera se debe-
rá echar en la tierra 2.100 kilogramos de estiércol que
contenga 0,40 por 100 de ázoe por cada 100 kilogramos
de tallos secos de lino. Así, pues, para que una hectárea
produzca 4.000 kilogramos de lino en bruto, deberá ha-
ber sido fertilizada con 84.000 kilogramos de estiércol.
Esta base, si bien es demasiado subida, no justifica la
cantidad de materia fecal ú orines empleada en las tie-
rras de Waés, cerca de Courtray, etc.
La cantidad de simiente que se esparce por cada hec-
tárea varía según sea el cultivo y la clase de lino que
se desea; porque cuando se siembra claro, las plantas
adquieren más desarrollo, se ramifican mucho, y la hila-
za que dan es más basta. Si se siembra espeso, los tallos
se ahilan y la hilaza es mala, porque le falta fuerza.
16 PLANTAS INDUSTRIALES

Para sembrar á puño ó á voleo una hectárea, se sue-


len emplear 170 kilogramos de simiente, y los tallos que
de estas plantas resultan suelen ser gruesos y de hilaza
inferior, aunque abundante en simiente. Si se quiere l i -
no de hilaza fina, la cantidad podrá ser de 230 kilogra-
mos por hectárea.
La cantidad de hilaza que puede producir una h e c -
tárea por término medio es de 375 kilogramos, y la pro-
ducción anual que se calcula en nuestra vecina repúbli-
ca es de 37.500.000 kilogramos de esta materia textil,
cuyo precio suele alcanzar allí el de unos 2 francos el
kilogramo.
Cuando la sementera se ha hecho con el mayor es-
mero posible, los tallos del lino en la época de ser arran-
cados están sin ramar, y cada uno lo más que tiene son
dos cápsulas.
Para el lino fino, siembran en Bélgica 300 á 500 l i -
tros, ó 210 á 350 kilogramos de simiente por hectárea.
En las circunstancias ordinarias: 250 á 300 litros, ó
175 á 210 kilogramos.
El lino de Riga lo siembran á razón de 250 á 275 l i -
tros, ó 175 á 200 kilogramos por hectárea.
En Silesia se siembran 300 litros de simiente por
hectárea; pero en Livonia, donde lo que más se produce
es la simiente ó linaza, siembran unos 100 á 150 litros.
El lino de flor llanca debe sembrarse menos espeso
que el lino de flor azul, porque es más talludo y produ-
ce bastante.
Para sembrar con la mayor igualdad y necesaria e s -
pesura, el sembrador se coloca en una punta del terre-
no y principia á desparramar la semilla, siguiendo toda
la melga á paso lento é igual hasta llegar al extremo
LINO 17

opuesto, y vuelve sobre los mismos pasos hasta el punto


de donde partió. Así se logra sembrar sin que se vean
claros en el linar después que la planta haya nacido.
Punto es este de la mayor importancia, y del que de-
pende en gran parte la calidad del lino.
Desparramada que sea la simiente, se cubre con la
grada para que quede bien llana la tierra; en seguida se
distribuye para el riego, pero formando los caballones
muy delgados y bajos, á fin de que los linos crezcan
con la mayor igualdad posible. Si la tierra tiene sufi-
ciente humedad para promover la germinación de la se-
milla, ó si el tiempo da muestras de llover pronto, no se
la regará hasta que empiece á nacer, ó después que h a -
ya nacido, según convenga; pero si la tierra está seca y
no hay apariencia de lluvia, se riega en seguida de h a -
berla sembrado, repitiendo el riego según se necesite,
ya al tiempo de nacer, ya después de las escardas en
tiempos de calor y secura, y en todos con la frecuencia
que exija la necesidad.
Para que la hierba de ningún modo domine, las es-
cardas también deben ser frecuentes en tiempo cubierto
ni seco ni lluvioso, y se empiezan regularmente luego
que el lino ha crecido á la altura de 7 á 10 centímetros.
Esta operación es bastante delicada en esta planta, y así
no debe retrasarse ni hacerse con precipitación, porque
las pisadas la maltratan mucho, por cuya razón la sue-
len hacer las mujeres; de todos modos es preciso e m -
prenderla en días claros, cuando la planta no tiene r o -
cío ni humedad alguna sobre las hojas, y con el cuidado
más grande para no vencerla ni encamarla, pues esto
acarrearía mayor mal que la hierba en su caso.
Calidad de la simiente. — La simiente de mejor ca-
9
1.
18 PLANTAS INDUSTRIALES

lidad es la de Riga, y para que sea buena preciso es que


sea corta, gruesa, espesa, redonda, dura, pesada, de co-
lor moreno claro y muy aceitosa. Es necesario que en
un vaso lleno de agua caiga al fondo y sea bastante pe-
sada. Si se echa al fuego vivo y no se inflama y chispo-
rrotea pronto, es señal que apenas tiene aceite; y si se la
siembra en almáciga, á los cuatro días deberá haber ger-
minado cuando no es vieja.
Esta simiente viene de Rusia en barriles de 125 li-
tros, con peso bruto de 100 kilogramos, y, en limpio, de
90 á 92. La limpieza á que se la debe someter hace que
se pierdan unos 10 á 12 litros por barril.
Es tanto el fraude que se hace con esta simiente, que
los cultivadores de Bélgica, en su mayor parte, la com-
pran con la condición expresa de no pagar más que la
que haya germinado.
¿Es preferible la simiente de dos años á la nueva?
Muchos cultivadores del Norte de Francia y Bélgica
siembran con preferencia la de dos años, porque han
reconocido que la simiente vieja, si ha sido bien conser-
vada, da siempre mejores resultados; y en Flandes dejan
que tenga dos años para evitar que degenere. La prácti-
ca les ha enseñado que la simiente que se renueva
cada tres meses y se conserva en barriles lien tapados da
tallos con mucha más hilaza y de calidad muy s u p e -
rior.
La simiente de lino no pierde su facultad germina-
tiva al tercer año sino cuando ha sido cosechada en
malas condiciones, si es de mala calidad, ó si para su
conservación no se la ha preservado de la acción del
aire.
La simiente de lino es más ó menos pesada según los
LINO 19

•años y las variedades, y su peso, tomando por base el


hectolitro, varía del modo siguiente:
Lino c o m ú n 08 á 70 kilogramos.
— de R i g a 64 á 66
— de flor blanca , 70 á 72
— de simiente amarilla 70 á 72
— vivaz de S i b e r i a . . . . 59 á 61

La simiente de lino de Riga pesa menos que la de


otras variedades, porque es más gruesa, y cada litro con-
tiene 405.000 á 115.000 granos.
Insectos. — El único que ataca al lino es la altica
hortelana ó de bosque, muy perjudicial, y que es p r e -
ciso quemar las plantas del círculo en que se hubiere
manifestado, porque ella se propaga con mucha rapidez
y lo devora todo. El pJwma exignnm es un criptógama
descubierto recientemente por M. Loiset, el que ocasio-
na en el lino una enfermedad caracterizada por el color
amarillento que toma, sequedad prematura, decaimiento
de sus flores y aborto de sus simientes. Sin indicar r e -
medio contra este mal, dice que el lino de Riga y el
de flor blanca están menos expuestos á esta alteración
que los otros.
Agentes atmosféricos.—Las heladas suelen perju-
dicar á los sembrados de lino; pero algunos han expe-
rimentado segar muy cerca de la tierra los atacados del
hielo, y esto les ha dado cosechas muy abundantes, por-
que las plantas heladas han retoñado de nuevo. Tanto
la mucha sequedad como las continuas lluvias y vien-
tos del Norte paralizan su vegetación ó hacen que su
•tallo se ahorquille y la simiente que dé produzca lino
que rameará mucho. El granizo suele en una hora des-
truir las mejores plantaciones, y el asegurarlas contra
20 PLANTAS INDUSTRIALES

esta calamidad es el medio más prudente, sL/jontásemos


con sociedades que garantizasen este contratiempo.
Cosecha.—Cuando la planta ha acabado su creci-
miento y se encuentra en estado completo de madurez,,
ella misma lo demuestra y anuncia que pueden arran-
carla, presentando los caracteres por donde el labrador
lo conozca. En el lino se conoce esta época, porque,
además de tener bien granada la simiente, las plantas
se ponen amarillas y la hoja se empieza á desprender
del tallo; pero el cultivador no esperará á que se sequen
del todo, sino que apenas observa aquellos indicios, las.
arranca con su raíz, recogiéndolas en pequeños p u ñ a -
dos; sacude la tierra que traen consigo, y las deja ten-
didas sobre la misma tierra, formando manadas puestas
todas en línea y á una cabeza; en cuyo estado p e r m a -
necen de tres á seis días según la estación, revolvién-
dolas alguna vez para que se sequen y asoleen con igual-
dad. Cuando lo están, se ata cada manada de por sí con
una juncia ó junco, y después, reunidas en manojos
medianos, se conducen á casa ó á la era, en donde se
hacen montones ó hacinas redondas, colocando las c a -
bezas hacia el centro; así permanecen el tiempo n e c e -
sario hasta poder sacar la linaza cuando esté bien seca.
Para extraer la simiente que se desprende sin pérdida
de calidad para los tallos, se coge una manada, la cual,
para que la suelte, se sacude bien, se pasa por un peine^
se restriega con los pies y hasta se apalea en caso de nece-
sidad. Hecho esto, se junta la simiente, se pasa por har-
neros proporcionados, se separa lo grueso de las cápsu-
las, etc., y se avenía hasta dejarla enteramente limpia.
Cuando lo está, se conduce al granero, se extiende para
que se seque bien, y se apila luego, cuidando, para que
LINO 21

no se averie, de traspalarla á menudo. En Belfast (Irlan-


da) se construyen máquinas especiales para desgranar.
La linaza en los graneros se la debe preservar de
las ratas y ratones y de la humedad; en Bélgica y otras
partes la ponen en barriles, y con frecuencia la remue-
ven; pero cuando la quieren conservar dos años, los t a -
pan herméticamente.
En el Wurtemberg rocían las simientes con una diso-
lución de carbonato de potasa, para que los insectos no
la ataquen antes de conservarlas en los barriles. Esta
preparación no perjudica en lo más mínimo á la linaza,
y en Inglaterra y Estados Unidos, á la vez que esparcen
la linaza en la sementera, la adicionan sal marina á fin
de facilitar la germinación.
En Flandes mezclan la simiente con paja muy m e -
nuda y limpia, y la guardan en canastos tapados; luego
por el mes de Enero siguiente pasan todo por cedazos y
ponen nueva paja, conservándola en ella y al abrigo del
•aire hasta la primavera.
También algunos conservan la linaza dentro de sus
mismas cápsulas, y se asegura que es el modo más efi-
caz y seguro para que no pierda sus cualidades de p e r -
fecta germinación y excelente calidad.
Se ha creído posible regenerar la simiente del lino co-
mún y darle las cualidades que distinguen á la de Riga,
si se la pone á secar en un horno con 58° de calor; pe-
ro los resultados no han sido ventajosos. Lo cierto es
que las plantas que proceden de la linaza de Riga r e -
cientemente importada son más vigorosas y producen
más hilaza que las que han sido conservadas del año an-
terior; sin embargo, la fibra que éstas dan, aunque no es
tan tenaz, es más fina y hermosa.
22 PLANTAS INDUSTRIALES

Después de haber quitado la linaza á las manadas,,


según queda dicho, se conservan atadas formando haces,
cuidando de no quebrantar ni enredar las cañas, y de
este modo queda el lino preparado para enriarlo, agra-
marlo, espadarlo y rastrillarlo.
Enriadura. —El método común adoptado, no sólo en
el extranjero, sino en España, para enriar ó empozar el
lino consiste en su completa inmersión en agua corrien-
te ó estancada, cuyo sitio se llama alberca, poza, tanque,,
balsa y amerador.
Innegables son los graves inconvenientes que ofrece-
el empozado; no puede ser, en primer lugar, tan igual co-
mo debe, á causa de que todos los manojos que contie-
ne la balsa no se exponen igualmente á una misma tem-
peratura, por cuanto que los que están en el fondo fer-
mentan más que los que están encima; las pozas, en se-
gundo lugar, desprenden emanaciones mefíticas, de todo
lo cual se tratará en el artículo especial que al enriado
salubre dedicaremos.
La acción del agua y del aire descompone la sustan-
cia gomosa, resquebraja la superficie ó cubierta de la
caña, resultando el desprendimiento de sus fibras texti-
les, en lo cual consiste el enriado al aire libre por m e -
dio de las aguas estantes, las lluvias y el rocío. Estos m é -
todos ofrecen, para la buena calidad del hilo, varios i n -
convenientes; dura comúnmente algunas semanas, y el
plazo es más ó menos corto, según la mayor ó menor
influencia que ejerzan los agentes exteriores que favore-
cen el resultado y tienen más parte en el fenómeno. A
medida que los calores disminuyen, y que el tiempo r e -
fresca, estas operaciones, no sólo son más lentas, sino*
más inciertas y eventuales.
LINO 23

Los extranjeros hasta ahora siguen usando, no sólo


balsas, albercas y pilas, sino además en las orillas de los
ríos formando pozas, donde enrían los linos y cáña-
mos; de todos los principales procedimientos puestos en
práctica en los países donde se da más preferencia al
cultivo del lino, creemos conveniente ocuparnos y rese-
ñarlos tan sucintamente como sea posible.
El lino después de cosechado lo enrían, con poca di-
ferencia, como en España, de seis modos diferentes, aun-
que en Courtray y Namur (Bélgica), etc., lo someten á
esta operación algunas veces después de tres á cuatro
años, en cuanto á que la experiencia les enseña que
mientras más tiempo se tarda en enriar el lino, su hila-
za es de mejor calidad.
Se enría el lino cuando está verde ó cuando está
seco; y en dichas capitales creen que el enriado en verde
ofrece la ventaja de dar una hilaza más fina y sedosa.
Esta opinión, sin embargo, no es la de todos los u ñ e -
ros, porque en el Norte de Bruselas muchos no enrían
cuando está verde, sino que el lino seco lo destinan para
la fabricación de telas muy finas. No obstante, la expe-
riencia ha demostrado que el enriado del lino en verde
no se realiza sino sometiéndolo á la acción del rocío ó
en agua estante, porque resiste mal la acción del agua
corriente.
El lino que sirve para obtener el finísimo hilo con
que se hacen los ricos encajes de Bruselas, Malinas,
Valenciennes, Inglaterra, etc., se somete al enriado d e s -
pués de bien seco. No siempre se le enría una sola vez
en agua estante ó corriente; en las inmediaciones de
Courtray, los linos de calidad superior los embalsan ó
enrían dos veces, aunque cada una no dura tanto tiem-
2.4 PLANTAS INDUSTRIALES

po como la que regularmente realizan en una sola vez.


Sin embargo, el lino enriado en agua estante es más
oscuro, más suave que el que se somete á la fermenta-
ción en agua corriente; éste es, por regla general, oscuro
ó amarillento.
Los citados linos de Courtray ios enrían en el rio Lys,
y los del partido de Malinas en agua estante; los de las
provincias de Namur y Hainaut, expuestos á la acción
atmosférica del rocío.
ENRIADO AL R O C Í O . — E s t e , que consiste en exponer el
lino á la acción directa de las afecciones atmosféricas
durante un tiempo indeterminado para que sobre él ejer-
zan su influencia el aire, el sol y el rocío, está muy en uso
en algunas de nuestras provincias españolas del Norte, y
también en las de Francia, así como en muchos otros
países de Europa, donde el enriado embalsando el lino
en las orillas de los ríos está prohibido como medida de
policía urbana.
El lino que se enría al aire libre da una hilaza muy
fina, suave, aunque no de mucha fuerza.
Hay países en donde se enría regularmente por el
mes de Agosto, y en otros, como en Bélgica, por Febrero
y Marzo. Para ello prefieren un prado cubierto de hierba
de altura igual y baja para que la tierra no se adhiera á
los tallos y perjudique á la buena calidad de la hilaza.
Los tallos del lino los extienden en las praderas or-
denados sin estar muy juntos, paralelos entre sí; de vez
en cuando ó todos los días, ó cada dos ó tres, según el
estado de la atmósfera, se les da vuelta con dos varas de
unos dos metros, colocando una encima y la otra deba-
jo de los tallos de lino, ejerciendo con las dos una p r e -
sión á fin de volver completamente las plantas, para que
LINO 25

lo que antes estaba á raíz de la tierra resulte encima y


viceversa. .
Cuando los tallos se rompen fácilmente, y la fibra
textil se desprende sin dificultad, entonces se levantan
formando haces que dejan secar completamente.
La duración del enriado verificado sobre hierba y á
la intemperie suele durar de treinta á cuarenta días, y
el lino así preparado da por término medio un 17 á 18
por 100 de hilaza muy suave, de color pardo rojizo ó
plateado.
Este modo de enriar por la acción del rocío ocasio-
na un gasto por hectárea de lino cultivado en el Braban-
te Wallón (Países Bajos) de 50 á 60 francos; en Cour-
tray, el gasto viene á ser de 15 francos por cada 1.000 ki-
logramos de tallos de lino.
ENRIADO EN AGUA ESTANTE. — Este se realiza en las
balsas, albercas y pilas que ya se han mencionado, don-
de el agua no tiene salida, debiendo no contener partí-
culas calcáreas ó materias ferruginosas, ni menos hojas
desprendidas de las encinas ó castaños, porque el t a n i -
no que contienen produce en la hilaza manchas i n d e -
lebles.
Las del chopo, por el contrario, las echan en las bal-
sas, en algunas localidades de Bélgica y Alemania, tres
ó cuatro días antes de poner en ellas el lino para cocer-
lo, á fin de que la hilaza adquiera un tinte azulado a r - _
gentino. También emplean las ñores de adormideras,
en vez de las hojas de chopo.
Cuando el agua que sirve para embalsar es de m a -
nantial, la dejan en la balsa algunos días antes de enriar
para que se caliente y pierda su crudeza con la acción
del aire y del sol.
2G PLANTAS INDUSTRIALES

Tanto en Bretaña, Somrae y Oise de Francia, como


en Holanda, etc., enrían los meses de Agosto, Septiembre
y Octubre; pero en otras localidades del Norte de Euro-
pa, el lino rameado lo embalsan en la primavera del año
siguiente de cosechado. Los meses en que no enrían
son desde Noviembre á Marzo inclusive.
Colocan los manojos de lino en las balsas horizon-
talmente, sin apretarlos unos con otros, y para que el
agua los cubra siempre ponen encima de ellos tablas y
luego piedras.
Hay quien ha propuesto que los manojos estuviesen
derechos; pero esto no ha dado buenos resultados, prin-
cipalmente en las balsas donde el agua era de manan-
tial, en cuanto á que la de la base de los manojos colo-
cados verticalmente es mucho más fría que la de la par-
te superior; así que la fermentación no puede ser igual,
siendo más activa debajo que en la punta de los tallos, y
por consiguiente desigualdad en la separación de la fibra
de ellos, desprendiéndose antes y mejor la de los pies
que la de las puntas de las plantas. De lo dicho resulta
que la colocación horizontal de las plantas da mejores y
más ventajosos resultados.
En la comarca de Lockeren ponen los manojos de
lino en las balsas en sentido longitudinal; principian
por colocar dos capas en la misma dirección; después
otra cuidando que los manojos de esta tercera capa, la
atadura de ellos descanse sobre las puntas de los mano-
jos que están debajo. Cuando la tercera fila de manojos
queda colocada, la eubren con una capa de cieno ó l o -
do de 0 ,06 á 0 , 0 8 , de modo que esta masa terrosa, que
m m

sirve para que el lino no se ennegrezca, permanezca


en la superficie del agua, y se continúa llenando la bal-
LINO 27

sa, alternando dos ó tres capas de manojos de lino con


una de cieno.
En Holanda enrían el lino en el cieno ó lo dejan que
flote en las balsas, pero dando vuelta á los manojos t o -
dos los días. El tiempo que por regla general emplean
allí en esta operación depende de la temperatura del
agua y de la atmósfera; así es que en Agosto, el enriado
sé termina en seis á ocho días; en Septiembre, de diez á
doce; en Octubre, de doce á quince, y en Italia, de tres
á cinco.
Si se observan los progresos que hace el enriamiento
del lino cuando se opera en las balsas, se verá que al se-
gundo y tercer día se desprenden del agua burbujas de
aire; que del tercero al quinto son de ácido carbónico, y
del quinto al séptimo de hidrógeno carbonado. En este
período, el agua se enturbia y su olor es malo, perdiendo
su acidez y resultando que el enriado es la consecuen-
cia de tres sucesivas y diferentes fermentaciones, que
son: 1 . , fermentación insensible; 2 . , fermentación ace-
a a

tosa; y 3 . , fermentación alcalina ó pútrida.


a

Cuando la fibra textil se desprende del tallo fácilmen-


te, entonces sacan los haces del lino uno por uno y los
lavan, si es posible, en agua corriente, lo que rara vez
se hace en España. Se colocan derechos sobre la hier-
ba de un prado para que escurra el agua, y cuando e s -
tán muy secos se llevan á casa.
En la Sajonia prusiana construyen pozos ó balsas para
agua corriente, en las que enrían el lino y obtienen hila-
zas muy hermosas; estas balsas las establecen contiguas
á un arroyo, con cuatro compartimientos, que c o m u n i -
can con una atarjea de alimentación. Cada comparti-
miento recibe el agua necesaria por medio de una presa
28 PLANTAS INDUSTRIALES

ó azud, con la que se lavan fácilmente los manojos, y el


agua se conserva siempre en los compartimientos á la
misma altura.
Al lino que ha rameado le conviene el agua fría para
enriarlo.
ENRIADO EN AGUA CORRIENTE. — Esta clase de enriado
se usa mucho en Irlanda y Bélgica, y accidentalmente lo
adoptan los franceses en vez del de con agua estante.
En Courtray, Lockeren, e t c . , lo hacen en Mayo, colo-
cando en el agua los manojos de lino echados á la larga
ó derechos, sostenidos con palos; este enriado dura de
ocho á quince días.
También colocan el lino en cajas de madera forma-
das de listones, separados unos de otros. Estas especies
de jaulas, cuyas dimensiones son de 3 á 4 metros c u a -
drados por l , 2 0 á l , 4 0 de alto, pueden cada~una
m m

contener 120 manojos de lino en bruto, ó sean haces


de 0 ,30, y dando después de agramados, por término
m

medio, 1 kilogramo 500 gramos de hilaza.


Guando las cajas están llenas de haces colocados per-
pendicularmente los cubren con paja larga, sobre la que
ponen tablas ó piedras; los meten en el río y los sujetan
con cuerdas atadas á estacas ó árboles, etc. Al principio,
estas jaulas flotan; pero después de pasados algunos
días, se van al fondo.
Guando el lino ha llegado al punto de su enriamien-
to, sacan las jaulas á la orilla del río, deshacen los haces
y los colocan en el campo derechos, formando pequeños
conos.
Esta clase de enriado viene á costar unos 20 á 30
francos por hectárea, y hay quien dice que no es tan
bueno como el antiguo, que consistía en colocar h o r i -
LINO 29

zontalmente los haces de lino, sin apretarlos unos con


otros, en los sitios del río donde la corriente del agua
sea muy poca.
En la Sajonia prusiana, las balsas ó pozas de enriar
se componen de tres compartimientos cada una, con su
pequeña presa ó azud para poderse comunicar una con
otra cuando sea necesario, á fin de renovar el agua
siempre que convenga.
Terminada la operación del enriado, según queda
dicho, por los medios más usuales en diferentes partes
de Europa, el lino, después de seco, se almacena en s i -
tio que no sea húmedo. Las operaciones á que someten
los tallos enriados del lino son las siguientes: agramar-
lo, espadarlo y rastrillarlo.
Agramado.—Consiste esta operación en machacar,
romper ó triturar las partes leñosas de la planta, sepa-
rando enteramente las filamentosas ó textiles. Para e s -
to, en alguno de los países ya citados, principian por
someter los manojos de lino al calor de un horno, d e s -
pués de cocido el pan, durante doce horas, para que esté
completamente seco y el agramado sea muy fácil. Esto
se practica de diferentes modos, y fuera del uso de las
agramadoras, cualquiera que sea el que se siga, es siem-
pre un trabajo pesado, violento y perjudicial á la salud
del que lo desempeña, por el polvillo que se desprende
y que suele aspirarse.
La agramadera de Duhamel y la que usan los valen-
cianos, hace mucho tiempo, son sumamente parecidas,
cuando no idénticas; pero, á pesar de estar muy genera-
lizada en algunas de nuestras provincias, la mayor parte
de las demás la desconocen, é ignoran, por consecuen-
cia, sus ventajas; así como se desconoce la de largas
30 PLANTAS INDUSTRIALES

paletas, inventada recientemente por M. Bourdon-Ques-


nay, de Guere (Seine-infóriewe), Francia.
En el día se han inventado algunas sumamente ú t i -
les á los cosecheros en grande, porque con ellas se l o -
gra, no sólo la acción de agramar, sino también la de es-
padar y afinar la hilaza con mucho ahorro de gastos y
tiempo. Por desgracia, muchos son los labradores que
agraman aún el lino y el cáñamo de sus cosechas m a -
jando ó golpeándolo con la maza sobre un banco recio;
con este trabajo, que es muy violento y penoso, se adelan-
ta poco, y sale costosa la operación; por consiguiente,
son preferibles á la maza cualquiera de las agramaderas
de las que ya están dando tan buenos resultados.
Después de agramado el lino, se forman madejas r e -
torciendo las manadas', pero sin enredarla hilaza; y cuan-
do se la quiera purificar y limpiar de las pajillas ó a r i s -
tas que quedan, proceden las siguientes preparaciones:
Espadar. — Se hace con un instrumento que se lla-
ma espadilla, y es una especie de planchuela de hierro
ó de madera sólida, á modo de espada muy ancha, con
una agarradera ó manija. El que ha de espadar coge un
manojo, lo desenvuelve, y tomándolo en una mano por
la punta, le golpea y sacude hacia abajo, haciendo que
salte y se desprendan las pajitas y aristas que se hayan
quedado entre la hebra. Para esta operación se han i n -
ventado también varias máquinas que producen muy
buenos resultados.
Rastrillar. — Con esta última operación, la hilaza
queda enteramente dispuesta para poderla hilar, separan-
do de ella la estopa por medio de un aparato que consta
de una tabla de l , 3 2 de altura, ensamblada vertical-
m

mente sobre otra horizontal, que le sirve de apoyo y de


LINO 31

sostén. La tabla vertical tiene una mortaja de 0 ,08 de m

altura y 0 , l 0 de profundidad, con las aristas redondea-


m

das para que la fibra no se rompa con los golpes.


En el lado donde se sitúa el obrero y á cada extremo
se hallan dos fuertes montantes que reciben una gruesa
correa de cuero, fuertemente atada, la cual sirve para
proteger las piernas del obrero, durante el trabajo, de
la caída del rastrillo. El rastrillador coge con la mano iz-
quierda tanta fibra como puede abarcar, la coloca en la
mortaja hasta la mitad de su longitud, la extiende sobre
el borde inferior de la misma, y después la golpea v e r -
ticalmente con el rastrillo que tiene en la mano derecha,
revolviendo de cuando en cuando la fibra para hacerla
sufrir el rastrillado por igual.
En Westfalia y en Bohemia se practica este tra-
bajo por medio de un cilindro acanalado que un opera-
rio pone en movimiento, que le obliga á recorrer una
tabla también acanalada, y sobre la cual otro operario
coloca la fibra, que, después de volverla y de ejecutar
varias veces este trabajo, queda rastrillada.
La última manipulación á que se sujetan las fibras
es la del peinado, que tiene por objeto separar la peque-
ña cantidad de gomorresina que pueda quedar en los
hilos, á la vez que purificarlos y refinarlos más y m á s ( l ) .
Esta operación se realiza pasando las fibras del lino
por varios peines, que se componen de púas metálicas,
fijas sobre una plancha y más ó menos próximas las
unas á las otras, según el grado de finura que se desea
dar á la hilaza. El obrero la hace pasar por varios de

(1) V é a s e SECCIÓN XII, Enriado salubre. § Coste de la maquinaria


de la fábrica de Crieve.
32 PLANTAS INDUSTRIALES

estos peines, comenzando por los más claros y termi-


nando por los más espesos. Se repite esta operación va-
rias veces, con lo cual queda ya la fibra textil en dispo-
sición de entregarse á la industria manufacturera, que
procede á la filatura y al tejido de tan importante mate-
ria vegetal.
Máquina desfibradora.—La inventada por D. Carlos
de la Barguera, para la cual obtuvo en 1878 patente en
Méjico, Nueva York y otros puntos, extrae de un modo
perfecto las pencas con las fibras de las plantas que, co-
mo las del Jwniguen, la pita ó el cáñamo, lino, etc., se
usan para cordelería y tejidos. Los filamentos que esta
máquina produce son delicados y redondos, y salen tan
limpios de la primera operación, que imposible es que
en ninguna otra se obtengan iguales resultados.
Esta máquina puede constar de todos los aparatos
raspadores que se deseen, según la fuerza motriz que se
le aplique (que puede ser indistintamente de vapor, ani-
mal ó de agua), consistiendo cada uno de estos aparatos
en una rueda de bastante diámetro, provista de cuchi-
llas, peinas y brochas en suficiente número y mezclados
hábilmente, y de un cacharro de hierro pulimentado,
contra el cual viene á deshilar la penca de que se trata,
precisamente introducida con facilidad asombrosa.
Con esta m á q u i n a , construida en Nueva York, los
cosecheros en Tabasco de Jieniguen y pita doblan sus
utilidades en el mismo tiempo y con los mismos gastos,
y de desear es que su inventor la introduzca en España.
Productos del lino.—Esta planta es más ó menos
productiva, según sea la naturaleza y fertilidad de las
tierras donde se cultive, y la variedad á que pertenezca,
circunstancia especial de suma y trascendental impor-
LINO 33

tancia. lié aquí los resultados adquiridos por la práctica


de los productos que de una hectárea se han podido ob-
tener: .
Producto m á x i m o 2 . 0 0 0 á 3 . 0 0 0 kilogramos.
— mediano 1.000 á 5.000 —
— mínimo 6.000 á 8.000 —

Los mayores que ha obtenido el famoso y entendi-


do cultivador M. André, en Francia, llegaron á 8.262
kilogramos.
Hilaza.—El producto de hilaza está en proporción al
que de los tallos se obtiene; pero está en razón inversa
de la cantidad de semilla que se cosecha. Hé aquí los re-
sultados que deben servir de regla:
P r o d u c t o mínimo 200 á ?00 kilogramos.
— mediano 500 á 600 —
— máximo 800 á 900 —

El mismo profesor asegura que nadie ha obtenido


más de 916 kilogramos de hilaza por hectárea.
Semilla.—La linaza está siempre en razón inversa
de la cantidad de hilaza que se obtiene por hectárea. Las
cifras que caracterizan este producto son las que siguen:
Producto mínimo 200 á 2 8 0 kilogramos.
— mediano 300 á 400 —
— máximo..... 500 á 600 —

VA lino cultivado exclusivamente para semilla ó lina-


za puede dar de ella hasta 4.500 kilogramos.
E e l a s i é a de los tallos c©a las semillas sembradas.
— E n las circunstancias ordinarias, el lino en tallos ó ma-
dera es respecto á la semilla sembrada : : 1 : 20. Así,
pues, si se siembran 200 kilogramos de semilla por hec-
tárea, se podrá contar, si no ocurre algún contratiempo,
con 4.000 kilogramos de lino en tallos.
3 -
:
34 PLANTAS INDUSTRIALES

Relación de los tallos cora la sesailla cosechada.—


100 kilogramos de tallos, cápsulas y semillas, dan de 8 á
9 kilogramos de linaza. Los tallos sin desgranar están
en relación á las semillas : : 100 : 8.
Relación que g u a r d a la Ы1аза сои los tallos.—La
cantidad de hilaza que produce un número dado de k i ­
logramos de talles varía según el enriado que se adop­
te, y principalmente en el modo de prepararla. Por r e ­
gla general:
Los tallos de lino son á la hilaza a g r a m a d a . . . . : : 100 : 16 ó 1 8 .
Los tallos de lino son A la hilaza e s p a d a d a . . . . : : 100 : 10 ó 1 2 .
Los tallos de lino son á la hilaza rastrillada . . . : : 100 : 5 ó 0.

Así, pues, 4.000 kilogramos de lino en bruto deben


producir:
a
1. relación.... 600 á 700 kilogramos de hilaza ordinaria.
400 á 500 — preparada.
200 á 250 — f ina.

La hilaza agramada ó espadada pierde al rastrillado


ó peinado sobre 50 por 100 de su .peso.
A veces se obtienen 25 kilogramos de hilaza de 100
kilogramos de lino en bruto, habiendo sido enriado;
pero entonces la hilaza contiene 7 á 8 kilogramos de fila­
mentos cortos, ó sean estopas finas.
Relación d e la estopa cois la hilaza.—Los desper­
dicios ó sea la estopa son más ó menos abundantes, s e ­
gún sean los rastrillos que se empleen.
En circunstancias ordinarias,
La hilaza es á las estopas :: 100 : 20 ó 2 5 .

Por lo tanto, 100 kilogramos de hilaza rastrillada ó


peinada deben dar de 20 á 25 kilogramos de estopas.
Las estopas f inas son a las estopas b a s t a s . . . :: 33 : 100.
LINO 35

Pérdida que tienen los tallos de lino por las p r e -


p a r a c i o n e s á las cuales s e l e s s o m e t e . — L o s desperdi-
cios que tiene el lino durante los trabajos preparatorios
que lo convierten en hilaza son considerables. Así es
que 100 kilogramos de tallos secos sufren las siguientes
•modificaciones:

D e s p u é s del enriado se reducen por


término medio á 80 k i l o g s . y pierden 20 k i l o g s .
S i se blanquean 70 — — 10 —
D e s p u é s de espadarlo 18 — — 52 —
D e s p u é s de peinarlo 9 — — 9 —

Así, pues, 100 kilogramos de lino en bruto dan por


término medio 9 kilogramos de hilaza pura, y pierden
el 91 por 100.
Quedan de estopa unos 7 kilogramos.
La hilaza hilada pierde de 5 á 7 por 100.
El lino en bruto preparado según el método flamen-
co, de 100 kilogramos resultan:
Primera hilaza 16 kilogramos.
E s t o p a del primer rastrillado 8 —
— del peinado 13 —
Residuos sin valor 2 —

Después del peinado quedan:

Hilaza pura 48 kilogramos.


Estopa de 1 . clase a
28 —
— de 2 . a
— 22 —
Desperdicios 2 —

100 kilogramos.

Valor comercial.—El valor en la tierra del lino ver-


de varía en Bélgica y Holanda; en España, nuestros agri-
cultores no anticipan la venta, y en dichos países el va-
30 PLANTAS INDUSTRIALES

lor de las plantaciones depende de la hermosura de su


vegetación y aplicación que ha de tener. Los precios que
alcanzan antes de la recolección son los siguientes:

Lino ordinario 600 á 700 francos la hectárea.


— de 1 . clase a
1.100 á 1.300 — —
— de 2 . a
— S00 a 1 . 0 0 0 — —
— de Marzo 1.000 á 1.100 — —
— rameado ordinario 2.500 á 5.000 — —
— — de 1 . a
clase . . 5.000 á 7.000 — —

En Bélgica se conocen en el mercado tres clases de


lino en bruto:
4 . El lino verde enriado y seco.
a

2. a
El lino al minuto enriado y dejado sobre la hier-
ba cuatro á cinco días.
3. a
El lino blanco dejado sobre la hierba después de
enriado veinticinco á treinta días.
En nuestras provincias lineras conocen la primera
clase.
Valor de la hilaza. — La ordinaria en los países que
hemos citado vale el kilogramo 1 franco 50 céntimos.
La fina ó preparada, de 2 á 4 francos; la destinada para
la fabricación de lienzos finísimos y encajes, de 12 á 15
francos el kilogramo. En España, el lino en rama y
rastrillado, unas 100 pesetas los 100 kilogramos el or-
dinario.
Las estopas se venden desde 15 á 25 céntimos el k i -
logramo, según lo largo y finura de ellas, así como tam-
bién lo más ó menos limpias que estén. Las de hebra
larga alcanzan más precio.
Valor de la semilla. —La linaza ó semilla ordinaria
vale generalmente en los ya citados países de 18 á 25
francos el hectolitro.
LINO 37

La semilla de lino rameado se v e n d e de 40 á 50 francos el hectolitro.


— de lino de Mayo . . . 60 á 70
— de Riga 50 á 60
— conservada en tone] 26 á 35
— de Zelandia 35 á 45
V
En Argelia, donde la cosecha principal viene á ser
la semilla más bien que la hilaza, valen los 100 kilogra-
mos de 30 á 35 francos.
Gastos del cultivo por hectárea. — El coste que tie-
ne en el extranjero es el que sigue:
Gomart (Francia) 741 francos.
Mareau (Irlanda) 700 —
D o r e y (Normandía) 745 —
Mareau (Bélgica) 727 —
L e c a t - B u t i n (Flandes) 917 —
R o g é (Flandes) 1.200(1) —

El entendido cultivador francés M. Lefebvre dice que


los gastos que le ocasiona el lino hasta el momento en
q u e lo vende como planta verde en la tierra son 6b5
francos por hectárea, dividiendo la suma total en 491
francos para el cultivo y 194 para las demás prepara-
ciones.
Productos que da la semilla.—El aceite de linaza
•que de ella se obtiene es muy secante y sólo se congela
á los 20° bajo 0; su densidad es de 0,939 á - f 12°. Se
emplea en la pintura, imprenta, medicina, farmacia y
fabricación de barnices.
100 kilogramos de semilla dan 25 á 30 kilogramos
de aceite.
100 kilogramos de semilla dejan, después de extraída
el aceite, de 50 á 55 kilogramos de torta.

(1) Esta cantidad cuesta el lino rameado.


38 PLANTAS INDUSTRIALES

Este aceite se vende en Francia, según los años, des-


de 85 á 100 francos los 100 kilogramos.
Por último, la propagación del cultivo de linos en
España es tanto más necesaria, en cuanto su cosecha-
actual es por demás insuficiente para alimentar la hila-
tura mecánica, si logramos aclimatarla en nuestro sue-
lo. La mejor prueba de la insuficiencia de los linos es-
que las cuatro quintas partes que se hilaban en Astu-
rias y Galicia, cuando el hilado á la mano estaba en su
apogeo, venían de Rusia.
La cantidad de lino en rama y rastrillado importado-
en España en 1853 fué de 40.375 kilogramos; en 1878-
subió á 114.485, y en 1882 llegó á 153.737 kilogramos,,
ó sea una diferencia de 280 por 100 de más en el t r a s -
curso de treinta años. Exportamos en 1882 8.715 kilo-
gramos.
Por último, es innegable que ni los linos de F r a n -
cia, ni los de España en el día, pueden igualar en finu-
ra y calidad con los de Courtray (Bélgica), que, si gozan
aceptación y altos p r e c i o s . e s porque en el cultivo y
preparación emplean el más cuidadoso esmero, princi-
palmente para la fabricación de lencería finísima, c o -
nocida allí con el nombre de mulquinerie.
CÁÑAMO 39

SECCIÓN" SEGUNDA.

Cáñamo.

CANNADIS SATIVA, L .

Planta dicotiledónea de la familia de las Oannabíneas.

H i s t o r i a . — E l cáñamo es originario de la alta Asia,


según unos, y de la Nueva Holanda, según otros; pero
después de las observaciones hechas por los más e m i -
nentes botánicos, parece que se cría espontáneo en la
Siberia, Mediodía del Cáucaso y Norte de la India. Des-
de la más remota antigüedad se le conoce, citándolo c o -
mo planta textoria ó filamentosa Dioscórides, H e r e d ó -
te, Teofilacto, etc.; pero su patria primitiva es, pues, el
Asia templada, cerca del mar Caspiano, teniendo su ori-
gen esencialmente en estos países. Lo cierto es que ni
los hebreos ni los egipcios conocían el cáñamo, y que
su nombre, propiamente árabe, se compone del persa y
del griego, porque este mismo nombre se halla en la ma-
yor parte de los pueblos de la raza ariana.
Heródoto dice que el cáñamo era en Grecia una
planta extraña, debiéndose con fundamento creer q u e
el nombre ele cannalis—cáñamo—no es de origen grie-
go, sino importado del extranjero.
Un dato digno de ser consignado en esta sucinta r e -
seña histórica acerca de la citada planta es que, en el país
de los escitias, su tamaño y apariencia eran parecidos al
lino, y que se reproducía por semilla ó espontáneamente.
Los griegos hacían con ella telas iguales á las del lino, y
sabidos son los efectos de la deliciosa embriaguez que
40 PLANTAS INDUSTRIALES

producen las fumigaciones del cáñamo machacado, así


como el licor que de él se obtiene, llamado liaclúscli ó el
•churrus, y su aplicación en los casos de enajenación
mental, según los preceptos del Dr. Moreau.
Desde muy antiguo también se citan los cáñamos
del comercio de Asia, Italia, Francia, Alemania y R u -
sia; los de España han sido siempre muy renombrados,
principalmente los de nuestras vegas de Granada, por
las dimensiones y robustez de ellos, poco comunes, tan-
to más apreciables cuanto su vegetación y desarrollo
prodigioso se acomodan espontáneamente á las condicio-
nes especiales de aquel feraz suelo. La reconocida supe-
rioridad de los cáñamos de orillas del Segre, de Cas-
tellón de la Plana, Calatayud, Valencia y Murcia, etc.,
pueden competir hasta con los renombrados de Bolonia.
Por su fibra y flexibilidad, por su resistencia y fácil ela-
boración, más que ningunos otros á propósito para ca-
bles y cordajes, á que éstos fueron por largo tiempo
destinados, siempre el éxito les aseguró la preferencia
para el surtido de la marina nacional, cuando había lle-
gado á su mayor prosperidad.
Les faltaron, sin embargo, la protección que se les
dispensaba, se arruinaron las fábricas que alimentaban,
ó de nuevo establecidas en otros puntos, vino á decaer
notablemente su cultivo, y apenas en la vega de Grana-
da pocos son los restos de su antigua extensión.
Doloroso es que así haya de abandonarse este don
espontáneo de la naturaleza, cuando de otros pueblos
codiciado, nos ofrece todavía un ramo de industria tan-
to más lucrativo, cuanto más crece la importancia de sus
aplicaciones, á proporción que se aumenta y perfeccio-
na la marina del Estado y la de los particulares.
CÁÑAMO 41

Conveniencia es del Gobierno, y una necesidad i m -


periosa.de nuestra industria, aprovechar de nuevo la fe-
racidad de los terrenos citados, y principalmente los de
Granada y Orihuela, para la producción del cáñamo, que
por su misma bondad carece de rivales, dentro y fuera
de España.
V a r i e d a d e s y especies de c á ñ a m o . — T r e s clases
de cáñamo cultiva la agricultura europea: 1.°, el cáñamo
ordinario; 2.°, el del Piamonte; 3.°, el cáñamo de China.
l.° Cáñamo ordinario ó común.—Es la especie que
en todas partes se cultiva.
1° Cáñamo del Piamonte,.—La variedad que culti-
van los piamonteses tiene la particularidad de diferen-
ciarse del cáñamo común por la altura á que llegan sus
tallos.
Autores hay que nos aseguran ser procedente de
Oriente y llevado allí en tiempo de las Cruzadas. Esta
misma variedad se cultiva en Francia en los departamen-
tos del Isère, Maine-et-Loire y Côtes-du-Nord ; también
fué importado en nuestras feraces vegas de Granada,
huerta de Murcia, etc.; pero en donde su altura es más
sorprendente, gracias también por el esmerado cultivo,
es en Bréhémont (Anjou), donde sus tallos llegan á te-
ner 3 y 4 metros. Asimismo se cultiva en grande esca-
la en la orilla del río Pó y en las inmediaciones de Ña-
póles y Ancona.
Este cáñamo del Piamonte, que á veces suelen llamar
•cáñamo de Boloña ó cáñamo de Ancona, debe su gran des-
arrollo á la fertilidad y frescura de las tierras donde se
cultiva. Su florescencia viene á ser quince ó veinte días
después que la del cáñamo c o m ú n , aunque maduren
ambos al mismo tiempo, y si bien da más simiente, la
42 PLANTAS INDUSTRIALES

cantidad de hilaza es menor. Ésta en volumen igual pesa


una cuarta parte menos que la del cáñamo ordinario.
Como esta variedad propende fácilmente á degene-
rar, necesario es renovarla cada dos años; y bueno es
que se sepa que si en Grenoble (Francia) ha habido un
M. Rey que ha pretendido llamar á este cáñamo gigan-
tesco — CANNABIS GIGANTEA, — ninguno de los caracteres
tiene que puedan particularizarlo como tal especie.
3.° Cáñamo de China. — E s t e cáñamo ha sido deno-
minado con los nombres científicos de CANNABIS G¡GAN-
TEA, Delile, y CANNABIS I?ÍDICA, Linneo. Fué importado en
Europa, en 1846, por M. Hebert, y, según M. Vilmorín,
difiere sensiblemente por su semejanza con el cáñamo
común, y que sus ramas, aunque haya sido sembrado
claro, son más largas, difusas, y las extremidades algo
caedizas; sus hojas muy largas, con hojuelas también
caedizas. Sólo en las regiones meridionales es donde la
semilla de esta especie llega á madurar, y en Tolón, co-
mo en Argel, donde la hemos visto en el JARDÍN DE ACLI-
MATACIÓN, su altura pasa de 5 metros y llega hasta los 7 .
Sus fibras, además, constituyen una de las más precio-
sas particularidades de esta planta; las que no sólo son
tenaces y de mucha resistencia, sino finas, sedosas y de-
aspecto sorprendente.
El cáñamo verde de China, importado en Europa por
el misionero M. J. Bertrand, en 1849, es planta vivaz, con
hojas cordiformes, blancas y algodonosas en el envés y
verdes encima. (Véase ORTIGA BLANCA.)
Siembra. — Antes de realizar la siembra es preciso
asegurarse mucho del buen estado de la simiente, pues
de lo contrario se arriesga el cultivador á perder el tiem-
po y el trabajo.
CÁÑAMO 43

Felipe Millet decía á este propósito el siglo pasador


«Escójase el cañamón más pesado y brillante; y coma
debe ponerse el mayor cuidado en la elección de ellos,,
se abrirán algunos para reconocer si están bien forma-
dos sus gérmenes. Esta precaución es tanto más necesa-
ria, cuanto que en muchos países se arrancan las p l a n -
tas machos antes que su polvo seminal haya impregna-
do los gérmenes de las hembras.
»La simiente que suministran semejantes plantas,
aunque llena y hermosa en apariencia, es, sin embargo,
estéril, según lo han experimentado los cultivadores de
Lincoln, Bickar, Swineshead y Dunnisegto, que han pa-
gado muy caro esta experiencia. No debe arrancarse el
macho hasta que esté seco.»
Es un hecho cierto que los cañamones se inutilizan
muy pronto para la germinación, y así, si son algo a ñ e -
jos, no nace ninguno; no falta quien diga que pasado un
año son ya inútiles para sembrar; pero no nos atreve-
mos á decir tanto, y sí que cuando no se tenga seguri-
dad de la simiente se ponga una poca en un tiesto bien
preparado, contando los granos y cuidando de ellos con
esmero. Si nacen á los seis ú ocho días, y el número de-
plantas corresponde con el de los granos sembrados, es-
prueba segura de su buen estado, y pueden sembrarse
sin recelo; pero si esto no sucede, es preciso buscar otra,
semilla.
Para ejecutar la sementera del cáñamo, y suponien-
do la tierra bien preparada, se le da una vuelta ligera
con el arado ordinario ó con el escarificador Greine, pa-
ra matar hierba, pero junta é igual; después se allana la
superficie con la grada ó cualquiera olro instrumento, y
•en seguida se reparte en amelgas estrechas para p r o -
44 PLANTAS INDUSTRIALES

ceder á la siembra. Esta se ejecuta á voleo y á dos ma-


nos, ó sea bajando y subiendo el sembrador por la mis-
ma amelga, para cargar de semilla lo que baste á que el
cañamón salga algo espeso, mas no tanto que las plan-
tas ahilen y no puedan vivir.
Por regla general, los cañamares que se crían espe-
sos dan una fibra muy fina, aunque en menor canti-
dad; y, por el contrario, los que desde luego se siem-
bran claros la dan tan ordinaria, que sólo sirve para
cordaje; pero abundan mucho más los cañamones: así
el cultivador debe antes consultar sus intereses, y saber
si le conviene preferir la calidad á la cantidad, ó bien
si de la semilla piensa sacar provecho, extrayendo el
aceite que contiene; pues por estos datos ha de arreglar
la cantidad de simiente para una determinada superficie
de tierra. Hay que advertir que esta planta es dioica, es
decir, tiene los sexos masculino y femenino separados
en distintos pies, y que algunos labradores todavía con-
funden los sexos de la misma, llamando cáñamo macho
á los pies que producen la simiente, y cáñamo hembra á
los que, después de expeler el polen ó polvillo que veri-
fica la fecundación de las flores femeninas, se m a r c h i -
tan y se secan más prontamente, habiendo cumplido
con la misión que les dio naturaleza.
Después de sembrada la semilla se cubre con el ara-
do ó escarificador, y si es con el primero á media reja,
.aunque muy junto, y se pasa la rastra para allanar la su-
perficie; después se divide en canteros y eias arregladas
para el riego, el cual se le dará en acabando de sembrar
para que germine y nazca la semilla, á no ser que la tie-
r r a tenga humedad suficiente para que se verifique uno
otro; pero ya se riegue ó ya deje de regarse, siempre
CÁÑAMO 45

será conveniente observar cuándo apunta la nascencia;


y si la tierra está seca ó acortezada, se le da un riego
que la reblandezca, á fin de que la plúmula y tallo na-
ciente pueda romperla con facilidad.
Si el terreno ha sido bien preparado, según hemos
dicho, y no está cargado de malas semillas, será poca la
hierba que nazca antes que el cáñamo; la primera es-
carda no será muy urgente, y podrá dársele cuando los
cáñamos estén de dos á cuatro dedos de alto; entonces
se ven las plantas útiles, y no hay necesidad de perjudi-
carlas para arrancar la hierba, como cuando son más
pequeñas; la segunda se les dará poco después de ésta,
según la necesiten; pero los riegos se graduarán por la
misma necesidad y por el temperamento del clima.
La cantidad de semilla que á voleo deba echarse so-
bre la tierra varía según la calidad de hilaza que se d e -
see; pero los suelos fértiles exigen menos simiente que
los pobres. El cáñamo en las tierras secas y ligeras da
menos hilaza, aunque mucho más grano; en las frescas
y fértiles, menos simiente, pero gran cantidad de hilaza.
He cantidades que por término medio siem-
bran habitualmente por hectárea en algunas comarcas
cañameras de Europa:

A n j o u , valle del Authiôn 90 à 100 litros.


Isère, en el Graisivaudan 100 à 120 —
F l a n d e s , en el W a l l o n 220 â 2 3 0 —
A l l ô Garona 250 ;l 300 —
Tarne 400 à 500 " —
F r a u d a en gênerai, por término m e d i o . . 2 0 0 a 250 —

El cáñamo destinado á producir una hilaza fina y


suave debe contener cada metro cuadrado de 260 á 30ft
pies de cáñamo. El que ha de dar mucha hilaza ordina»
46 PLANTAS INDUSTRIALES

ría deberá contener, en la misma superficie de tierra,


de J00 á 200 pies. En el caso primero, las plantas están
separadas unas de otras de 0 , 0 6 á 0 , 0 7 ; y en el s e -
m m

gundo, la distancia es ele 0 , 0 7 á 0 , 1 0 . En el valle de


m m

Authión (Anjou) se cosechan de 100 á 140 pies de cá-


ñamo por metro cuadrado.
Cultivo del c á ñ a m o . — E s t a planta anual, que a d -
quiere mayor ó menor altura, solidez y finura en la fibra
.según los climas, terrenos y cuidados de cultivo, tiene
el tallo erguido, sencillo ó ramoso, pubescente, áspero
y formado el líber por fibras textiles; sus hojas son pal-
mado-partidas, opuestas y pecioladas; flores masculinas
colgantes, dispuestas en pequeños racimos opuestos, ra-
mosos, formando una larga panoja en el ápice del tallo
y ramas.
Ama los terrenos frescos, ligeros, sustanciosos y de
buen fondo, por lo que regularmente se cultiva en los
valles, vegas y tierras feraces, para que adquiera su ma-
yor perfección y sus productos sean más abundantes.
No obstante, puede cultivarse esta planta de regadío en
casi toda clase de terreno, exceptuando los excesivamen-
te compactos, y aun en éstos se consigue á beneficio de
profundas labores, haciendo hormigueros, abonando,
regando y binando con frecuencia. Mas los que deben
preferirse son los de consistencia media y profundos,
los calcáreos, los de huerta frescos y ligeros, los de r i -
bera y los de aluvión. Prospera bien en los terrenos ca-
lizos, y aun en los yesosos, y hasta en una tierra silíceo-
•arcillosa con subsuelo cretoso ha podido vegetar.
El terreno se prepara con repetidas y profundas la-
bores, dadas en buen tiempo y con intervalos propor-
cionados, no sólo para que se abonen y beneficien con
CÁÑAMO 47

las emanaciones atmosféricas, sino también para d e s -


truir las malas hierbas, que suelen nacer en aquellos pa-
rajes. Si la labor se ejecuta con la azada ó laya, debe re-
calar hasta dos terceras partes de profundidad, y lo mis-
mo deberá suceder si se hiciese con el arado.
La primera vuelta se da en el otoño, y entonces se
alza; después se repiten hasta tres vueltas durante el in-
vierno, repartiéndolas de modo que la tercera venga á
darse en primeros de Marzo. A últimos de este mes ó á
principios de Abril se esparce el estiércol, que deberá es-
tar bien podrido y menudo, y se cubre en seguida con la
cuarta vuelta, procurando que quede bien mezclado con
la tierra, cuya superficie se allanará con la rastra, y que-
da preparada para verificar la siembra, según ya se ha
dicho.
Cantidad de abono necesario. — Gomo el cáñamo
esquilma tanto la tierra, sus productos son muchos cuan-
do vegeta, según ya se ha dicho, en suelos fértiles y bien
estercolados; así es que en todas las latitudes, el vigor
de su regulación es en razón directa con la fertilidad de
la capa de tierra arable. Todas las fases de su existen-
cia las recorre en cuatro ó cinco meses, y esto hace ne-
cesario acudir con abonos estimulantes de prontos re-
sultados, tales como el guano, la palomina, pajarina, ex-
cremento humano en polvo (pondrette de los franceses),
sirle de oveja y otras materias fecales, etc. Como algu-
nos de estos abonos no es fácil que los consigan n u e s -
tros labradores, bueno será que se concreten al estiér-
col común; pero excesivamente bien pasado, sin que
tenga paja alguna entera, etc., á no ser que el principal
objeto sea la producción de la semilla por el buen p r e -
cio que alcanza en algunas localidades el cañamón.
4S PLANTAS INDUSTRIALES

Cuando por necesidad imperiosa fuese preciso a b o -


nar los cañamares con abono poco pasado y pajoso, en-
tonces éste se esparce en la tierra lo más pronto posible
cuando se dé la primera labor, enterrándolo cuanto po-
sible sea.
Según el célebre M. Gasparín, el cáñamo esquilma
tanto corno el lino, y las cantidades de abono normal
que indica que deben aplicarse para cada 100 kilogra-
mos de hilaza que se quieran obtener son 12.650 kilo-
gramos; así que una hectárea para cultivar lino y de la
que se quieran recoger 1.000 kilogramos de hilaza, n e -
cesita 126.000 kilogramos de abono bien preparado, así
como también la tierra.
En las comarcas lineras del extranjero, donde es fá-
cil adquirir más datos que en las nuestras, las cantida-
des que la práctica aconseja son las siguientes:

Alsacia.. . . 4 8 . 0 0 0 kilogs. ds estiércol osean G.000 para 100 kilogs. de hilaza.


Flandes... 40.000 — — 0.000 — —
Delfinado.. 70.000 — — 7.000 — —
Anjou..;.. 48.000 — — 6.000 — —

La cantidad de estiércol esparcido por hectárea y por


100 kilogramos de hilaza varía entre 6.000 y 7.000 ki-
logramos. Estas cantidades son más positivas que los
1.500 kilogramos de estiércol que pudiera el cáñamo
absorber por cada 100 kilogramos de hilaza, según el
profesor Crud.
En los departamentos de las costas del Norte de
Francia, donde las tierras son poco calcáreas, esparcen
sobre ellas 10 hectolitros de cenizas por cada hectárea
antes de la sementera. En el país de los Waes y en Sui-
za, en vez de cenizas, riegan las tierras que se destinan
CÁÑAMO 49

á este cultivo, así como al del lino, con abonos de letri-


na, etc.
Cosecha.—Para la recolección del cáñamo es p r e -
ciso distinguir dos épocas: la una es en la que deben
arrancarse las plantas machos, y la otra en la que se
arrancan las hembras.
Las primeras están en sazón y pueden arrancarse
cuando, habiendo fecundado á las plantas hembras por
medio del polen que de ellas se desprende abundante-
mente, empiezan á encorvarse y blanquear las puntas ó
extremidades; sus hojas se ponen amarillas, y el vege-
tal indica que acabó su carrera. Entonces se entra y se
saca del cañamar todos los pies machos; se forman con
ellos manojos y se ponen á secar, como se dirá, espe-
rando después á que las hembras sazonen sus frutos y
las semillas granen con perfección, para lo cual conven-
drá darles inmediatamente un riego. Regularmente tar-
dan tres ó cuatro semanas en sazonarse las semillas de
las plantas que quedan; pero el cultivador, repitiendo
sus visitas al cañamar, observará muy pronto las seña-
les de la madurez y término prefijo de arrancarlas, que
será luego que empiezan á secarse algunas hojas y ama-
rillean otras; entonces las arrancará todas, las condu-
cirá á la era y las dejará secar, revolviéndolas á menudo-
para que no se calienten ó cuezan y se pudra en ellas el
jugo de vegetación que conservan. Cuando están en
estado y sueltan bien los cañamones, se sacuden éstos
y se hacen saltar golpeando las cabezas con un palo,,
restregándolas con los pies, ó cogiendo las.plantas en
manadas pequeñas y golpeándolas contra un borriquete
ó banco puesto en medio, para que los cañamones no
salten fuera del sitio en que puedan recogerse. Hecha
4
50 PLANTAS INDUSTRIALES

esto, se junta la semilla, se pasa por harneros proporcio-


nados, se separa la mayor parte de la hoja y horrura
que la envuelve, y se avienta hasta dejarla enteramente
limpia; cuando lo está se conduce al granero, se extiende
para que se seque bien, y después se amontonan los ca-
ñamones, cuidando de traspasarlos á menudo á fin ele
que no se deterioren.
Los cañamones ya en el granero deben venderse lo
más pronto que se pueda, porque cada mes que pasa
para ellos pierden mucho; un hectolitro pesa cuando son
de buena calidad 52 ó 53 kilogramos.
Los tallos de las plantas obtenidas en la última c o -
gida se dejan secar del todo como las primeras, y
cuando lo están se forman haces ó gavillas medianas,
y se reúnen á las anteriores para empozarlas ó enriar-
las, agramarlas, espadillarlas y rastrillarlas todas, de
cuya operación trataremos en seguida.
Enriado ó empozado. — Respecto al enriado del cá-
ñamo, hay diferentes opiniones: unos pretenden que es
más útil hacerlo en aguas detenidas y aun corrompidas
que enriarlo en balsas ó pozas que tengan el agua co-
rriente, y por consecuencia limpia.
Los que proponen el primer método dicen que por
él se maceran los cáñamos con mayor brevedad, y la
fibra sale después de agramada más suave y flexible;
pero los que reprueban este sistema aseguran no haber
hallado diferencia alguna respecto á la pretendida s u a -
vidad y flexibilidad de las hilazas; antes bien, supo-
nen una pérdida ó detrimento efectivo, por haber o b -
servado que salen constantemente más negras; por
consiguiente, el uso de las aguas claras y limpias para
empozar los cáñamos es preferible. Si las aguas co-
CÁÑAMO 51

rrompidas sin corriente alguna aceleran el macera-


miento délos cáñamos empozados en ellas, es, sin em-
bargo, ventajoso empozarlo en aguas limpias, aunque
larde algo más, porque sale sin comparación más
blanco.
El mayor ó menor grado de calor es sin duda al-
guna lo que acelera ó retarda esta primera preparación
deshaciendo el gluten que une las fibras con el p a -
rénquima y demás partes de la corteza de la planta, y
que, por consecuencia, se aumentará este calor dentro de
las aguas, por medio de la fermentación y putrefacción
•de las materias que contengan ó se las echen.
También es igualmente cierto que, hallándose el
cáñamo embalsado en donde se le remude el agua,
aunque no llegue á macerarse, ó, como dicen vulgar-
mente, á cocerse tan pronto, será de mejor calidad que
el primero, y nunca tardará tanto en cocerse como el
q u e está constantemente embalsado en agua corriente.
El método que siguen en la huerta de Orihuela, en
la llanura de San Antón contigua á la población, igual
si se quiere al que emplean en Castellón de la Plana, es
sin duda el más ventajoso de los enriados insalubres.
Allí empozan sus cáñamos en unas balsas que procuran
limpiar con el mayor cuidado y delicadeza; al cuarto día
de estar empozado las desaguan , sirviéndoles de norma
el agua misma para verificarlo, y la extraen luego que
se presenta amarilla ó de color pajizo; al octavo día la
renuevan otra vez, porque ya vuelve de nuevo á ponerse
del mismo color que al principio, y así proceden m u -
dándosela de cuatro en cuatro días hasta que está cu-
rado, cocido ó macerado del todo; advirtiendo que son
en esto tan escrupulosos y exactos, que si por casua-
52 PLANTAS INDUSTRIALES

lidad ha llovido, lo que no es por desgracia muy fre-


cuente, ó por haber sollado otras balsas viene el agua
turbia, no la renuevan hasta que viene clara; y así, le-
jos de dejar entrar aquellas aguas, varían las tornas, é
impiden su entrada para que no se las ensucien.
De todo cuanto queda dicho se ve claramente que
luego que sacan de la poza una porción de cáñamo m a -
cerado ó cocido, la desaguan, limpian y preparan para
otra balsa ó tanda, que ponen de nuevo en maceración.
De este modo, los cáñamos de la huerta de Valencia,
Castellón de la Plana y Orihuela son siempre los más
finos, más suaves y de mejor calidad, y su hermosura les
da la preferencia en el mercado público.
Por último, enríese de este ó de cualquier modo,
siempre es menester colocar los manojos con el mejor
orden posible, acomodándolos por tandas de suerte que
quepan muchos, y puedan agarrarse por los ataderos
cuando convenga volverlos, cargándolos después con
piedras para que no se levanten encima del agua, antes
bien se mantengan siempre sumergidos por todas partes;
es necesario además removerlos algunas veces, sacando
los del fondo á la superficie, y volviendo las caras para
que la maceración sea igual, á cuyo fin se desagua la
balsa, eligiendo uno de los días en que toca remudarla.
No puede fijarse con exactitud el tiempo que debe
estar en agua el cáñamo para cocerse ó macerarse, pues
esto pende, como se ha dicho, así del mayor ó menor
número de grados de calor que se experimenta, como
del estado y condición de la balsa, relativamente á ser el
agua corriente ó estancada. En las que se remuda el
agua, como las que hemos visto en Orihuela, se suelen
tener de quince á veinte días en la primera balsa d e
CÁÑAMO 53

Agosto; en la segunda, de veinte á veintiséis; y en la ter-


cera, de veintiséis á treinta; de modo que, principiando
la operación de embalsar ó curar el cáñamo en primeros
del citado Agosto, reparten el todo de su cosecha en dos
ó tres tandas, que van embalsando sucesivamente una
en pos de otra; pero si el propietario tiene disposición
para enriar sus cáñamos de una vez en la primera
época, es indudable que logra ventajas, no sólo en la
mayor brevedad de la operación, sino también en la me-
j o r calidad de la hilara, y evita una multitud de contin-
gencias.
El modo de conocer si el cáñamo está en disposi-
ción de sacarlo, consiste en echar fuera una garba ó ma-
nojo de las del medio de la poza, y poniéndola á secar
por veinticuatro horas, salta ó se quiebra en redondo la
cañamiza, soltando fácilmente la hebra. Hallándose en
esta situación, se saca todo de la balsa, se ponen d e r e -
chos los manojos en filas, y se dejan secar por seis,
ocho, diez ó más días, según íuere necesario, mudando
el atadero de una parte á otra para que se sequen por
igual; después de lo cual se recoge todo, se lleva á casa
y se apila para agramarlo; pero con el cuidado que*esté
bien seco antes de guardarlo, porque de otro modo, ni
podría agramarse, ni conservarse en las pilas.
Todas las operaciones, después de enriarlo, agra-
marlo, espadarlo y rastrillarlo, como ya se ha dicho
extensamente tratando del lino, aquellas maniobras son
•comunes á ambas plantas, así como también lo son las
demás operaciones del cultivo.
Producios del cáñamo.—Una hectárea de cáñamo,
cultivado en tierra de buena calidad, produce unos2.000-
kilogramos de tallos secos.
54 PLANTAS INDUSTRIALES

En el Norte de Francia una hectárea plantada de-


cáñamo, el producto en hilaza que suele dar puede s e r
de -1.000 kilogramos, que se venden de 800 á 850 fran-
cos. En Granada parece que produce de 700 á 900 kilo-
gramos.
Son tan variables los productos por hectárea que en
hilaza el cáñamo da, que conviene consignar los que-
del extranjero fácil nos ha sido adquirir:

Cáñamo de vegas.

La do Tarn (Francia) 400 á 500 k i l o g r a m o s .


— A l t o Garona (ídem) 500 a 600 —
— Norte de Francia 400 á » —
— B u r g e r (ídem) 500 á 700 —

Producto medio 450 á 600 k i l o g r a m o s -

L a v e g a de I s e r e ' F r a n c i a ) . . . . 1.200 á 1 .500 kilogramos-


Schwertz (Alsacia) 900 á 1 . 1 0 0 —
P e n a u t i e r (Francia) 1.000 á 1 .500 —
Gasparín (ídem) » 1.300 —
Leclerc-Thouín (ídem) 780 » —

Término m e d i o . . . 970 á 1 . 3 5 0 kilogramos.

Resulta, pues, que el término medio de estos dife-


rentes productos que quedan consignados son:

Cáñamo de tierras planas 500 kilogramos.


— de las v e g a s 1.100 —

El producto en simiente es muy variable; porque, se-


gún los datos positivos obtenidos por labradores de r e -
conocida buena fe, una hectárea da, según las circuns-
tancias, de 6 á 15 hectolitros de cañamones, y el p r o -
ducto medio varía entre 9 y 12 hectolitros.
CÁÑAMO 5 5

El de la hilaza en relación con los tallos secos es


generalmente de 25 á 30 kilogramos de ordinario
por 100 kilogramos de cáñamo en bruto.
La misma hilaza pura con relación á la hilaza en
bruto da de 100 kilogramos de 60 á 70 kilogramos de
peinada.
La hilaza en bruto deja de 30 á 33 por 100 de e s -
topas.
El aceite que se extrae de los cañamones es muy se-
cante y resiste el frío á más de 25° bajo 0. La canti-
dad de aceite que se obtiene es de un 25 por 100, y su
precio viene á ser como el de la linaza entre 75 y
85 francos los 100 kilogramos.
La cantidad de cáñamo en rama y rastrillado que de
España se exportó para Francia, Inglaterra y Portugal
en 1878 fué de 15.117 kilogramos; en 1882 subió á
42.345 kilogramos; pero en este mismo año importamos
3.408.072 kilogramos.
Composición química. — De los experimentos de
Roberto Kane resulta que los tallos y las hojas del
cáñamo se componen de:
Tallos secos Hojas secas
á á
m á s de 100°. m á s de 100°.

39,94 40,50
5,04 5,98
9.9,70
1,74 1,82
4,56 22,00

100,00 100,00

En las cenizas de estos órganos hay sobre cien p a r -


tes de peso:
56 PLANTAS INDUSTRIALES

Potasa 7,48 )
Sosa 0,72 [ 50,25
Cal 42,05 )
Magnesia 4,88
Alúmina 0,37
Sílice 6,75
Acido fosiórico. 3,22
— sulfúrico. 1,10
— carbónico 31,90
Cloro 1,53

Según Bucholz, las semillas contienen:

Aceite craso 19,1


Piesina 1,6
A z ú c a r incristalizable con materias amargas y acidas 1,6
Extracto gomoso pardo 9,0
A l b ú m i n a soluble 24,7
"Fibra leñosa, gramas 43,3
Perdida 0,7

100,0

De estos análisis resulta que los tallos del cáñamo


-contienen mucha potasa, bastante cal, y en la semilla
exceso de ácido fosfórico.
Otro químico, Gueymard, dice que las semillas secas
se componen de:

Á c i d o fosfórico 34,90
Cal •- 20,63
Potasa 21,67
Sílice 14,04
Magnesia 1,00
P e r ó x i d o de hierro 0,77
Sosa 0,66
Sulfato de cal 0,18
Cloruro de sodio 0,90

100,00
CÁÑAMO 57

M. Boussingault ha obtenido la evidencia que las se-


millas, ó cañamones, contienen 2,60 por 100 de ázoe.
Debido á todos estos componentes, el cáñamo exhala
u n olor desagradable, viroso, fuerte, y las emanaciones
de un cañamar ocasionan vértigos y dolor de cabeza,
propiedades narcóticas que desde muy remotos tiempos
fueron conocidas por los chinos y árabes.
Los Sres. Boussingault y Meride han obtenido de la
semilla del cáñamo las sustancias siguientes:

Agua 12,2 5,65


Aceite 33,6 35,65
Materias orgánicas no azoadas 23,6 ]
Parte leñosa 12,1 ( 51,31
Materias orgánicas azoadas 16,3 )
Materias minerales 2,2 7,39

100,0 100,0

Y por último, los Sres. Soubeirán y J. Girardín ana-


lizan las tortas ó panes del orujo del modo siguiente:
Agua 13,8
Aceite 6,3
Materias orgánicas 69,4
Cenizas ó sales marinas 10,5

100,0

En las materias orgánicas hay 5,2 de ázoe, y en las


materias minerales 0,577 de sales solubles, y 7,10
por 100 de fosfato.
Enemigos del cáñamo. — El añublo es una enferme-
dad que señala Schwerz que afecta la semilla ó pie de la
planta, y que nos es desconocida; no así las plantas i n -
dígenas y parásitas que perjudican al cáñamo en su
desarrollo; estas son : la cuscuta ó tina — CUSCUTA E U R O -
58 PLANTAS INDUSTRIALES

PEA, L.;—-el orobanque ramoso — OROBANCHE R A M O S A ; —


la mostaza silvestre — S I N A P I S A R V E N S I S , L . ; — la cola de
rata — EQUISETUW A R V E N S I S , L.,— y la mercurial anual —
M E R C U P J A I I I S A N N Ü A , L. — E l medio más eficaz de destruir

estas malas plantas es arrancar los pies atacados y que-


marlos, porque se desarrollan estos parásitos con facili-
dad, y causan en los cañamares grandes perjuicios.
También hay otra planta dañosa que los botánicos
llaman P H E L I P E A R A M O S A , que produce flores azules ó azul
purpúreo, dispuestas en espiga, y vive sobre la raíz del
cáñamo. La simiente que produce conserva mucho
tiempo su virtud germinativa, y debe arrancarse y des-
truirse antes que los granos maduren, porque el daño»
que causa es considerable.
La primera escarda principia cuando las plantas tie-
nen de tres á cuatro hojas, y la segunda, si fuese nece-
saria, antes que el cáñamo tenga 0 ,30 á 0 ,40 de alto.
m m

Aunque el cáñamo, por su vigor y rapidez con que


vegeta, se defiende en circunstancias ordinarias de dife-
rentes hierbas que también pueden invadir el suelo
donde se cría, sin embargo, en las tierras de escasa fer-
tilidad, y primaveras secas, ó en las que el cultivo se h a
descuidado, preciso es darles dos escardas para a r r a n -
car y destruir las que se hayan criado.
Entre los animales que más daño hacen á la s i -
miente del cáñamo, se distinguen, por la avidez con que
se la comen, las ratas, turones y murciélagos. Las lima-
zas ó babosas, así como las lochas, destruyen mucho las
plantas cuando son chicas y tiernas. El medio de evitar
en parte los daños que en las pequeñas plantas puedan
causar consiste en espolvorear sobre ellas, con el rocío
de la mañana, cal viva en polvo.
CÁÑAMO 59

Lapyrala del cáñamo es el insecto más dañoso q u e


describió Roberjot por primera vez en '1795 y observado
por él en los cañamares de Macón. Esta misma f y rala
la estudió después el P. Ré en 1805 y 1806, porque en
dicha época causó daños considerables en Italia, sin que
hasta ahora haya sido posible encontrar remedio contra
ella, pues destruye el cáñamo introduciéndose dentro
del tallo.
La larva del esfinge,-—epidóptero crepuscular—que,
si bien ataca el cáñamo, no hace en él gran estrago.
Finalmente, son de temer el granizo, las borrascas,,
las lluvias violentas y los pájaros en la época de m a -
durez.
60 PLANTAS INDUSTRIALES

SECCIÓN TERCERA.

Algodonero.

GOSSYPIUM HERBACEUM, L.

Planta dicotiledónea de la familia de las Malváceas.

H i s t o r i a . — E l algodonero parece que fué cultivado


desde la más remota antigüedad. Los egipcios lo cono-
cían, y sólo sus sacerdotes tenían el privilegio de cubrir-
se con tejidos hechos con la fibra textil de esta planta.
Heródoto dice que los indios usaban trajes de algodón,
y Strabón asegura que el algodonero se cultivaba en el
golfo Pérsico. En el siglo IX, este arbusto fué introducido
en Europa por los árabes, y España fué la primera á
cultivarlo con feliz éxito, y largo tiempo antes que de
las más florecientes fuese siquiera conocido. Generali-
.zado en la India, buscado allí con avidez por su belleza
y n o v t d a d d e sus peregrinos productos, objeto de curio-
sidad y de lujo para las regiones de Occidente, cundió
desde bien temprano á la Persia, el Egipto y la Arabia,
de cuyos puertos, sus delicadas muselinas floreadas y
sus ligeras estopas eran conducidas á muchas de las
provincias sometidas al imperio romano.
Los árabes, en todas partes precedidos por la victoria,
.al establecer su dominación en el África, no sólo traje-
ron á ella las manufacturas importadas de Aduli y de sus
posesiones en el Asia, sino que enseñaron también el
arte de producirlas. En los nuevos imperios de Fez y de
Marruecos, sometidos á su dominación, grandemente
florecía, cuando, ya posesionados de la Península Ibéri-
ALGODONERO 61

ca, y estables y seguros sus califatos ele Toledo, Zara-


goza, Córdoba y Sevilla, se esforzaban por realzarlos
con el cultivo de las artes y de las letras, la creación de
fastuosos monumentos y la pompa de la cultura de
Oriente. Tal vez Abderramán I, tan célebre por sus eleva-
dos sentimientos como por su genio civilizador, más
amigo de las tareas pacíficas que de las guerras s a n -
grientas y estruendosas de los combates, al fundar la-
graciosa mezquita de Córdoba y cruzar los campos de
acueductos, y cubrirlos de frutos y de flores, aclimató
entonces en la Bética, no ya sólo el algodonero de su
país natal, sino también el secreto de utilizar su fruto,
convirliéndole en delicados tejidos. Es por lo menos un
hecho histórico la existencia de su fabricación en nues-
tro suelo desde principios del siglo X. Crecía entonces el
algodonero en las feraces llanuras de Valencia, y su lana
se manufacturaba en las fábricas de Córdoba, Granada y
Sevilla, cuando el arte cercaba de pensiles los palacios
encantados de Zahara, y trasportando á las orillas del
Genil y del Guadalquivir la palmera del Ferat y las p e -
regrinas, frutas de Persia, hermana la industria con la
agricultura y los productos de Damasco y Bagdad con
los del suelo de la Bética.
Los príncipes Almohades, sobre todo, más humanos
é ilustrados que otros africanos, dueños de un vasto im-
perio fronterizo á nuestras costas, fueron, según el muy
esclarecido estadista y eminente literato nuestro inolvi-
dable D. José Caveda, los que importaron el algodonero
de la Arabia y del Egipto, donde grandemente florecía la
fabricación de su pelusa blanca y sedosa. Y hé aquí c ó -
mo desde bien temprano el clima y el poder, el ejemplo
y las costumbres orientales, vinieron en auxilio de esa.
01 PLANTAS INDUSTRIALES

industria, la desarrollan y le concedieron carta de n a -


turaleza. Que la haya merecido, correspondiendo á los
desvelos de sus protectores, no puede ponerse en duda;
porque bien pronto, de los dominios de los sarracenos
se extendió á los de los cristianos, no como una estéril
curiosidad ó ensayo sin consecuencia, sino como un
nuevo germen de riqueza y objeto lucrativo de comercio.
Especies p r i n c i p a l e s . — E l algodonero (Gossy-
piumj, botánicamente considerado, se divide en las s i -
guientes especies, que son las conocidas hasta ahora:
A L G O D O N E R O HERBÁCEO Ó DE M A L T A , — Eerbaceuin.
ALGODONERO VELLUDO, — Ilyrsutum.
ALGODONERO DE LAS BARBADAS , — Barbadense.
ALGODONERO DE LA. INDIA , — Indicum.
ALGODONERO ARBÓREO, —• Jrboreus.
ALGODONERO RELIGIOSO, — Religiosum.
ALGODONERO D E H O J A S DE V I D , — Vittfolium.
ALGODONERO D E TRES P U N T A S , — Tricuspidatum.
ALGODONERO LAMPIÑO , — Qiabrum.

El algodonero herbáceo, que es la especie anual más


útil, se cultiva en Egipto, en Siria, en Chipre, en Can-
día, en la India, en Sicilia, en Malta, en Ibiza, en Mo-
tril y en otros puntos de Andalucía, donde si bien se
produjo hasta principios del siglo X V I I , ha desaparecido
completamente. De esperar es que llegue el día que las
vegas sevillanas reciban los beneficios de las aguas que
lleva el Guadalquivir para que vuelva á conocerse el i n -
terés de esta planta tan productiva como debe serlo en
aquella zona. También se ha ensayado su cultivo en las
regiones cálidas de Francia, pero con poco éxito, por-
que, bajo el nombre de gossypium herbaceum, se com-
ALGODONERO 63

prende á veces una planta herbácea anual de 75 á 80


centímetros de altura, y otras de un arbusto de 1 ,20 ra

á 4 ,G0 de elevación, y cuyo tallo es, en la parte infe-


m

rior, vivaz y leñoso. Sin embargo, indicadas ya estas


diferencias para evitar equivocaciones, diremos que la
planta á que más comúnmente se da el nombre de al-
godonero herbáceo crece hasta la altura de 45 á 60 cen-
tímetros, que su tallo es duro y casi leñoso, velludo en
la parte superior y dividido en ramas cortas, cubiertas
con hojas de cinco lóbulos redondeados en el medio y
puntiagudos en la extremidad. En el lomo tiene una
glándula verdosa poco notable. Las hojas son suaves al
tacto, tienen largos peciolos y dos estípulas general-
mente lanceoladas y un poco arqueadas. Sus pedúncu-
los nacen en los encuentros de las hojas, y cada uno
sostiene una flor amarillenta con el cáliz exterior p r o -
fundamente dentado.
El algodonero velludo es indígena de las regiones
más cálidas de América. Su cáliz exterior es entero ó
poco dentado. Las flores son de color púrpura algo su-
cio. Las pepitas son verdes. Es planta anual ó bienal.
El algodón que produce es uno de los que más se apre-
cian en el comercio, por su abundancia y por lo fino y
hermoso de su calidad.
El algodonero de las Barbadas, como su nombre lo
indica, procede también de América. Alcanza de 1,20
á 1,60 metros de altura. El tallo y las ramas son lisas.
Las hojas son de tres lóbulos, y las flores se parecen
mucho á las del herbáceo, aunque son mayores y de un
amarillo más pronunciado. Sus limones ó cápsulas son
también más gruesas y contienen mayor cantidad de
algodón. Las pepitas son negras.
6 i PLANTAS INDUSTRIALES

El algodonero de la India crece hasta la altura de 2,50


á 3 metros; dura muchos años; sus hojas tienen gene-
ralmente tres lóbulos no redondeados; sus flores son
amarillentas con una mancha color de púrpura oscuro
en su base; sus limbos son cónicos, ovalados y p u n t i -
agudos; las pepitas negras, aunque no tanto como las-
del anterior, y el algodón, que es muy blanco, está, fir-
memente adherido á ellas. Es planta espontánea en la
india, buscando siempre los terrenos húmedos; pero en
Calcuta y Singapore (donde la hemos visto) (4), se cul-
tiva mucho.
El algodonero arbóreo no es un árbol, como su nom-
bre botánico parece indicar; es, sí, un arbusto con r a -
mitas desunidas, excepto en su cima. Sus hojas son p e -
cioladas, de cinco lóbulos, lanceoladas y digitadas, y las
llores ele color encarnado oscuro, con las tres hojuelas
del cáliz exterior enteras ó terminadas á veces por tres
dientecitos. El algodón que produce es abundante,
blanco y de inmejorable calidad. Se cultiva en Egipto,
en la Arabia, en la India y en la isla de Célebes.
El algodonero religioso es indígena de la India ó de
la China; crece hasta la altura de 4 á I™, 50. Se igno-
ra si tiene alguna relación con el culto del país de que
es indígena, lo que explicaría y justificaría el nombre
que le dio Linneo. Se conocen dos variedades: una que
produce algodón blanco, y otra que es la que da el al-
godón amarillo oscuro con que se fabrica la tela de ve-

(1) Estudios del Archipiélago Asiático, bajo el punió de vista geo-


gráfico, histórico, agrícola, colonial, político y comercial, por don
B a l b i n o Cortés y Morales, cónsul de España en Singapore; Madrid, 1801 ;
u n tomo en 4.° Imp, de A . Andrés Babi.
ALGODONERO 65

rano llamada nanMn ó malión. Esta preciosa variedad


abunda sobre todo en China, de donde se lleva á las is-
las de Francia y de Perbón, ó sean Mauricio y R e -
unión.
El algodonero de /tojas de vid tiene flores grandes
amarillentas y manchadas de encarnado en su base, el
cáliz exterior dividido profundamente con hendiduras
largas y agudas. Sus hojas son palmeadas, con los lóbu-
los ovalados, lanceolados, muy puntiagudos, y con una
glándula en la parte inferior de uno de sus nervios.
El algodonero de tres puntas tiene la part« superior
de sus últimas hojas dividida en tres ángulos abiertos,
ó lóbulos cortos y puntiagudos. Sus hojas inferiores son
enteras, las flores á veces de un color blanquecino, pero
generalmente con un tinte verdoso ó encarnado. Sus
pedúnculos son velludos, y el cáliz inferior está profun-
damente hundido. Los limones ó cápsulas son cortas,
aovadas y puntiagudas. El algodón que produce es sua-
ve, sumamente blanco y muy adherido á la pepita. Se
cree que es indígena de las regiones cálidas de América.
El algodonero lampiño, que se eleva á 1 metro ó l , 5 0
m

de altura, tiene variedades que lo acercan al barbaden-


se, en algunas de las cuales las hojas tienen tres glán-
dulas, y en otras dos, y á veces una sola. Como su nom-
bre lo indica, es lampiño, y esto es lo que especialmen-
te le distingue de las especies anteriores. Unos cuantps
granitos negros y tuberculosos de que están sembradas
las semillas hacen que sean ásperas al tacto. El color
de las hojas es verde oscuro, y están divididas profun-
damente en tres lóbulos puntiagudos, menos los inferio-
res, que son óvalos y enteros.
Las variedades botánicas de algodonero, resultado
5
66 PLANTAS INDUSTRIALES

del cultivo en diferentes climas y en distintos terrenos,


y de los esfuerzos hechos para conseguir la aclimatación
en países de que no es indígena, son muchas, y se a u -
mentan diariamente á medida que la ciencia agrícola
adelanta, y á medida que adquirimos más exactos cono-
cimientos de países casi ignorados hasta ahora, ó cerra-
dos, por preocupaciones bárbaras, al comercio del m u n -
do. Hasta ahora las variedades conocidas pasan de trein-
ta, pero su más interesante enumeración, bajo el punto
de vista botánico, tiene quizás poca importancia en un
trabajo como el presente, donde no tratamos de satisfa-
cer un interés de curiosidad más ó menos científica, sino
consignar resultados prácticos y útiles. Baste, pues, d e -
cir para este propósito que Bohr las ha clasificado por
sus semillas de la manera siguiente:
Áspera y negra.
Morena oscura, con superficie lisa y con venas.
Con pelos muy cortos y muy claros.
Con pelos espesos ó con un fieltro que oculta el c o -
lor de la semilla.
El algodonero de Jwjas de vid es la variedad más útil
que se puede cultivar en Motril; su altura llega á 2 ,50
m

y 3 ,10 cuando no se rebaja con la poda; sus ramas son


m
J)

robustas, su fruto abundante y de buena calidad, si bien


fructifica con lentitud, y la duración de su vida de más
de diez años. En las Baleares se cultiva, y con especiali-
dad en Ibiza, el herbáceo, variedad que mejor resiste á
la intemperie y al cambio de estaciones.
El terreno que requiere es aquel en el que más p r o s -
pera la vid, con la diferencia que no le son perjudicia-
les los abonos. Requiere tierras sustanciosas y sueltas,
á fin de que las raíces puedan extenderse y profundizar,
ALGODONERO 67

frescas ó de riego; exposición abrigada, no tan sólo para


la planta, sino porque el viento puede hacer mucho daño
al fruto; ventilación para que el calor no lo encalme; y
una humedad moderada, porque el exceso en esta parte
daría á la planta más lozanía; pero el fruto sería en me-
nor cantidad y no bien sazonado.
El algodonero herbáceo necesita terrenos más francos
y mullidos, porque sus raíces no son tan fuertes; pero
no requiere un clima tan cálido corno el anterior. El al-
godonero de los climas cálidos necesita de 16 á 22 gra-
dos, el herbáceo sólo necesita de 6 á 18. El que se cul-
tiva en las costas-meridionales de España exige una tem-
peratura media de 15 grados en el otoño para que se
sazone la cosecha.
Siesabra. — Esta principia en la primavera, cuando
ha pasado el riesgo de las heladas, y aprovechando al-
guna lluvia que acelere la germinación. En terrenos de
regadío se dará antes un riego, y se sembrará después
con el fin de que con el agua no se apelmace la tierra.
Como el algodonero se siembra de asiento, inútil es
decir que no puede tener cuenta cultivarlo en los cli-
mas en que exige abrigos y precauciones minuciosas,
porque con estas condiciones su cultivo no puede ser
más que un objeto de curiosidad.
En Motril y en íbiza, antes de sembrar, dan al terre-
no tres ó cuatro rejas, desde Diciembre hasta Marzo,
dividiéndolo en camellones que tienen 30 centímetros
en la base, y unos siete ó sean ocho dedos en la cúspi-
de; pero arreglados de tal forma que se puedan regar
de pie las plantas.
Las pepitas del algodonero conservan la virtud ger-
minativa por dos ó tres años, aunque varias especies de
68 PLANTAS INDUSTRIALES

América la pierden en algunos meses y aun en pocos-


días. Una lluvia ligera acelera su germinación; pero sí
es demasiado fuerte, las pudre. Si no llueve, la semilla
se conserva entera muchos meses, porque sus partes
aceitosas, su corteza y la tierra que las cubre la preser-
van de la acción atmosférica.
Antes de proceder á la siembra, es preciso cuidar de
que la semilla sea nueva, pesada y bien madura, y á fin
de ablandar su corteza, será muy conveniente tenerla
durante cuatro ó seis horas en una lejía de ceniza y cal.
En Egipto la ponen en remojo dos ó tres días en una
disolución de excrementos de animales en agua. Si des-
pués de muy limpias y sin borra se echan en agua y no
se van al fondo, es prueba de que no son buenas para
sembrar. Las mejores son las recién cogidas ó de un
año; y para poderlas sembrar con separación unas de
otras, es preciso quitarlas la borra, lo que se verifica
mojándolas, polvoreándolas con ceniza ó arena y r e s -
tregándolas entre las manos.
La siembra se hace con el plantador en la inclina-
ción del camellón que mira al Mediodía, abriendo ho-
yos de cuatro á seis dedos — 8 ó 14 centímetros— de
profundidad, y echando en cada uno cuatro á seis pe-
pitas.
Cuanto más frío sea el clima y menos ligera la tie-
rra, menos debe ser la profundidad de la siembra.
La distancia de un golpe á otro varía según la espe-
cie de algodonero que se cultiva, según el clima y las
condiciones atmosféricas del país. En Motril la prácti-
ca era plantarlos á 40 centímetros unos de otros, y
en la India, China y Levante se plantan á voleo; pero
aunque esto no sea tan expedito, es más conveniente
ALGODONERO 69

para los riegos y para facilitar la recolección el método


usado.en Motril.
Si se siembra la simiente á 4 metro de distancia, se
necesitan de 20 á 30 litros ú 8 á 40 kilogramos por hec-
tárea; y un hectolitro de simiente de algodonero pesa
'38 á 42 kilogramos.
En la Argelia, la distancia que dejan entre las plan-
tas que alcanzan la altura de 4 metro en todos sentidos
es de 4 metro, y los límites extremos varían de 0 , 5 0 por
m

0 ,80; 0 ,80 por 4 metro; 4 metro por 4 ,50. Para que


m m m

los algodoneros vegeten con vigor y sus frutos maduren,


necesitan estar aislados á fin de que el aire circule m u -
cho entre ellos.
La germinación necesita de ocho á diez días, y la
florescencia tiene lugar de ochenta á cien días después
de la siembra, viniendo la madurez setenta á ochenta
días después de la florescencia. Esta madurez se hallará
comprometida, si la temperatura baja, siquiera sea mo-
mentáneamente, de 46 á 47°.
Cultivo.—Los diferentes métodos que se adopten
han de amoldarse á la diversidad de climas y á la cali-
dad de sus productos. Ninguno de los algodoneros que
ya hemos consignado reúnen, para que los podamos
cultivar, las condiciones del arbóreo ó las del de secano:
4.°, porque son plantas que resisten más los fríos;
2.°, porque las labores que requieren son más fáciles;
3.°, porque el coste de ellas es mucho menos; y 4.°, por-
que sus frutos maduran más pronto. Para esta planta-
ción, el terreno de las marismas es el más á propósito, y
en prueba de ello citaremos el testimonio de ilustres
agrónomos.
A la cabeza de estos escritores figura nuestro insig-
70 PLASTAS INDUSTRIALES

ne árabe Abn-Zacaría; escribió en el siglo XII; dice


«que los terrenos salitrosos de la costa son mejores para
el cultivo del algodón.» (Véase su tomo II de Agricultu-
ra, cap. XXII, pág. 103.) Mr. H. Bolingbrok, en sa Via-
je á Demerara, pág. 141, afirma «que en la costa en-
contraron los colonos ingleses ventajas más apropiadas
para el cultivo del algodón que en el interior», y otros
muchos dicen lo mismo.
El algodonero, por la disposición de su raíz central
y de las laterales, quiere tierra de fondo, sustanciosa,
de consistencia mediana, bien mullida, medianamente
humedecida y de formación arcillo-calcárea, ó calcáreo-
silícea. Como planta que necesita mucha sustancia que
lafertilice, porque es muy esquilmadora, conviene echar
en cada hectárea 20.000 kilogramos de estiércol; así es
que á las tierras pobres yno susceptibles de ser regadas
convenientemente, dicha cantidad de estiércol les es de
absoluta necesidad.
Las tierras desprovistas de carbonato de cal necesi-
tan se las apliquen sustancias calcáreas para que en ellas
ejerzan provechosa influencia en el desarrollo de los al-
godoneros, en cuanto á que éstos contienen gran canti-
dad de sales calcáreas. Las algas del mar son también un
excelente estimulante; porque á esta planta, ya se ha di-
cho, le aprovechan las sales de potasa, por cuanto sus ce-
nizas contienen, según el Dr. W r e , hasta un 64 por 100.
En cuanto empiezan á salir las plantas á la superfi-
cie de la tierra, debe consagrarse especialmente toda la
atención á arrancar las hierbas que nacen cerca de ellas,
y repetir esta operación siempre que vuelvan á brotar.
Al mismo tiempo se aproxima un poco la tierra al pie
de la planta para sostenerla contra los vientos y para
ALGODONERO 71

que resista más fácilmente á la sequedad. En cada gol-


pe, según algunos autores, no se debe dejar más que un
pie; según otros, hasta tres ó cuatro, y se arrancan los
demás en la época en que tienen cuando menos cuatro
hojas. Si en algunos golpes se han perdido las semillas,
se reemplazan con los sobrantes de otro, sacando las
plantas con mucha precaución, pero se dejan las más
vigorosas y lozanas.
Si la planta padece sequía, se le dará un riego; y
siesta demasiado lozana, se descogollará ó despuntará
para obligarla á que eche ramas laterales, que son las
que dan más fruto. Por regla general, el despuntar los
tallos y las ramas cuando la planta va á florecer, y repe-
tir la operación cuando los limones están crecidos y el
despojarlos de hoja para que el sol los bañe, puede ser
útil en la planta herbácea, pero en las demás especies
sería perjudicial.
Los entreliños del algodón se pueden aprovechar, y
así lo hemos visto hacer á nuestros españoles residentes
en la Argelia, que siembran en ellos maíz y diferentes es-
pecies de hortalizas y también el tabaco como plantas
anuales.
Luego que empiezan á brotar los botones de flor, es
necesario dar otra labor á las plantas, y en ciertas c o -
marcas productoras aún se repite la cava antes de que
se abra la flor. No es necesaria esta segunda labor, pero
es buena, y lo bueno no viene nunca mal, aunque no sea
'necesario.
El algodonero necesita riego abundante, lo cual i m -
posibilita emprender ventajosamente este cultivo allí
donde no puede establecerse un buen sistema de i r r i -
gación; esta es la primera condición que limita los p u n -
72 PLANTAS INDUSTRIALES

tos de explotación donde el cultivo del algodonero tiene


idoneidad de clima y de terreno.
Cultivo forzado del algodonero.—Reunido y expli-
cado todo lo que se refiere al cultivo del algodonero, si-
guiendo á los autores que de más crédito gozan en la
materia, y de acuerdo con lo que han observado los
agricultores de nuestro país, para completar este artícu-
lo preciso es decir algunas palabras sobre el cultivo for-
zado de esta planta.
El algodonero, en aquellos puntos donde la tempera-
tura no es bastante benigna para que se le plante al aire '
libre, conviene ponerlo en semilleros, en macetas ó
cajones, que deben ser preservados del frío bajo cu-
bierto, ó en camas calientes, ó resguardados con abri-
gos. Los pies, crecidos ya, se trasplantan de asiento
cuando los hielos han pasado. Las demás operaciones
relativas al despunte, deshojado, abonos, etc., se veri-
fican, lo mismo que ya se ha dicho. Nuestro eminente
agrónomo Alvarez Guerra dice que el muy práctico y
entendido D. Esteban Boutelou logró así una cosecha
regular en Aranjuez, sembrando en Enero y trasplan-
tando en Abril; cortando las plantas muy bajas pasadas
las cosechas, y cubriéndolas bien con tierra para que
aguantasen el invierno; y que si en lugar de tierra se
cubren con estiércol enterizo, es mucho mejor, no n e -
cesitando entonces la planta más que ocho semanas p a -
ra sazonar la cosecha. El mismo autor vio en el Colegio
de San Carlos de Madrid un algodonero muy grande y
muy cargado de limones contra una pared expuesta al
Mediodía, y sin más abrigo. A esto se puede añadir que
las especies que mejor resisten al frío son las del algo-
donero herbáceo anual y bienal, que suele hacerse v i -
ALGODONERO 73

vaz y durar muchos años cuando la temperatura se lo


permite.
Cosecha. — La cosecha del algodón comienza á fines
de Septiembre, y termina á fines de Diciembre ó á prin-
cipios de Enero en los algodonales criados ya. En los
nuevos suele prolongarse hasta principios de Febrero.
Después que la planta ha florecido se forman los l i m o -
nes en mayor ó menor cantidad. Al principio son ver-
des y después amarillos. Cuando están enteramente
maduros, las válvulas que encierran el algodón se abren
y lo dejan salir en forma de copos con la semilla á que
están adheridos. Este es el momento oportuno de veri-
ficar la cosecha. Se elige un día seco y en que haga ca-
lor, y cuando los capullos están suficientemente abier-
tos, lo más conveniente es arrancar con la mano el al-
godón próximo á desprenderse, y no coger los capullos
mismos, cuyos fragmentos podrían mancharlo. Otros
recomiendan que se recojan los limones cuajados, aun-
que no estén del todo maduros ni se hayan abierto, y
que se acaben de sazonar secándoles en hornos, en es-
tufas ó al sol sobre tablas ó cañizos si el tiempo lo per-
mite. Sin duda alguna, el primer método es preferible,
tanto por la economía como por la mayor perfección
del producto. De todos modos, la recolección debe h a -
cerse diariamente, ó cada dos, tres ó cuatro días á más
tardar, según los diferentes grados de madurez de los
limones.
A medida que se arranca el algodón se va metiendo
en talegos ó canastos, cuidando de sacudirlo antes para
que caigan los insectos ó suciedades que puedan conte-
ner, y se separa el bueno del malo. En seguida se pone
en un sitio bien ventilado y seco, y si es posible se ex-
74 PLANTAS INDUSTRIALES

tiende sobre las tablas, porque éste es el mejor medio


para obtener que se seque bien y pronto. También es
preciso tener mucho cuidado de que no penetren en es-
te sitio ratones ni otros animales que son muy aficiona-
dos á la semilla, y que para llegar á ella destrozan el al-
godón y lo dejan cubierto de excrementos.
La separación á mano de la semilla es larga y costos
sa, porque una mujer podrá separar ó reunir al día de
200 á 500 gramos para obtener unos 70 á 160 de copos
de seda.
La antigua desgranadora mecánica se componía de
dos cilindros horizontales de madera ó hierro bruñido
y acanalados. Los cilindros de hierro se prefieren para
cuando el algodón seda está adherido á la simiente. E s -
tos cilindros están muy juntos, y cada uno da vueltas en
sentido contrario; para esto, un operario da movimien-
to á un manubrio de volante, y otro distribuye el algo-
dón entre los cilindros, los que, sin dejar pasar la si-
miente, separan el algodón.
En el Brasil, dos negros, con un aparato de dos ci-
lindros cuyas dimensiones son de 0 , 3 3 de largo por
m

0 , 0 2 de diámetro, desgranan 30 kilogramos de fila-


m

mentos y obtienen de 6 á 7 kilogramos de algodón.


La simiente cae delante del aparato.
En América construyen máquinas bajo el mismo
principio, generalmente movidas por el vapor. La in-
ventada por Elias Whiíney en 1793, llamada sam-gin,
de la fuerza de un caballo de vapor, prepara en un día
de 120 á 150 kilogramos de algodón, y funcionan en
ella nueve operarios. Solo sirve para desgranar el algo-
dón corla-seda, y el precio del que ella prepara sale á 13
ó 15 céntimos el kilogramo. Los americanos consideran
A.LG0D0NEÍO 75

la citada máquina como una de las causas capitales del


buen éxito de la industria algodonera en el Sur de los
Estados Unidos.
La inventada en 1863 por M. Platt hermanos y Com-
pañía, en Oldham (Inglaterra), era sencilla y poco volu-
minosa, pudiendo dar por hora unos 15 kilogramos de
algodón ya preparado. Un hombre solo la hacía funcio-
nar, y costaba 500 pesetas. Esta misma máquina ha r e -
cibido mejoras considerables, cuesta mucho menos, y se
la conoce con el nombre de Macarty Gin Platt and Bi-
char dsons patent.
Las máquinas de cardar están compuestas entera-
mente de cilindros, y el gran tambor ó cilindro central
está rodeado de una serie de otros cilindres más peque-
ños llamados erizos; pero esta clase de cardas no se em-
plean en la filatura sino para preparar el algodón gro-
sero.
Las cardas de cilindros, tan esenciales á la continui-
dad y prontitud en las filaturas de algodón , son de la
ingeniosa invención de Lewis Paul; pero sólo á sir Ri-
cardo Arkwrighí se deben las importantes mejoras que
han sufrido y el estado de perfección en que se encuen-
tran actualmente^ no sólo por la velocidad y poder de
estas máquinas, sino porque ellas constituyen la parte
capital del trabajo y de la filatura.
Producción general dal algodóra.—La evaluación
hecha por Mr. Nicolás Koechlin, Presidente de la Cáma-
ra de Malhause, en su informe de hace algunos años, so-
bre la producción general del algodón en las diferentes
partes del mundo, era la siguiente:
E n los Estados U n i d o s de América 190.000.000 kilogramos.
E n la India 32.700.000 —
76 PLAXTAS INDUSTRIALES

E n el Brasil 1 1 . 7 0 0 . 0 0 0 kilogramos.
E n las colonias de Borbón, Cayena y demás 3.270.000 —
E n Egipto y en Levante 1.900.000 —

En Argelia, los productos obtenidos en 1874 por


M. Hardy fueron:
Algodón en Algodón
bruto. pura seda.

Georgia, seda larga 1.460 kilog. 292 kilog.


Jumel 1.676 — 375 —
Luisiana 2.260 — 678 —
Ibiza 1.725 — 517 —
Nankín 2.230 — 609 —

Término medio 1 . 8 7 0 kilog. 506 k i l o g .

Los de Mr. Sibour en una hectárea llegaron á ser de


1.000 kilogramos de a l g o d o n a r a seda.
En dicho año de 1874, la producción total fué de
75.326 kilogramos que se exportaron (1); pero la esca-
sez de aguas que de algunos años á esta parte se siente
en esta colonia ha hecho que, á pesar de los esfuerzos
realizados y protección acordada por su gobierno, ya en
1883 no figure cantidad alguna en sus estados del m o -
vimiento comercial, redactados por nuestro muy ilus-
trado amigo Mr. G. Guy (2).
En la superficie del globo se evalúa la producción de
algodón en 2.260 millones de kilogramos, de los que
las / partes pertenecen á la América, á la India y al
9
1 0

Egipto. Este último país , solicitado á producir, vendrá


á ser, gracias á su Nilo, una de las regiones más p r o -

(1) L'Algérie en 1880, por Ernesto Mercier, p â g . 109.


(2) Bulletin de la Société d'A gricullure d'Alger, nûrn. 7 9 , ano 1883,
p â g s . 122 y 123.
ALGODONERO 77

ductoras, en la que el ardor del fellali árabe en enrique-


cerse ha engendrado maravillas comparables á las que
hiciera admirar la energía del cultivador de los Estados
Unidos.
Semilla del algodón. — La relación que existe entre
la semilla y los copos sedosos que la envuelven varía
según la clase de planta que la produce; pero general-
mente se dice que ella es tres veces más pesada que el
algodón; así, pues, 100 kilogramos de algodón en bruto
deben dar, por término medio, 33 á 35 kilogramos de
seda en limpio. La mejor relación que se aplica á los al-
godones corta-seda, es la siguiente: que la semilla es á
la seda-algodón : : 100 : 20.
De la semilla del algodón gustan todos los animales
domésticos, inclusas las aves.—Egipto exportó en 1871
la cantidad de 1.815.451 quintales.
Aceite de algodón.—Julio Fontenelle dice: «El acei-
te de algodón se extrae del gossypiuin usilaiissimum,
arbusto de la familia de las malváceas, y de sus semillas,
quebrantadas, molidas y calentadas á 75° ú 88° centígra-
dos, se saca un 15 por 100, que después de bien p u r i -
ficado tiene mucha analogía con el de olivas. Su densi-
dad á 16° centígrados es de 0,92647, y su fluidez en una
proporción de 17 veces menor que la del agua.»
Según A. Wurtz (1), su densidad á 15° es sólo de
0,930, y dice que, tratado químicamente en frío por el
cloruro de zinc, no da resultado alguno; pero si se le
somete á la influencia del calor, toma el color de sepia-
morena-oscura, y que es comestible.

(1) Dictionnaire do Chimie pura el appliquée, tomoli, parte 1 . ,a

p á g . 4G.
78 PLANTAS INDUSTRIALES

Tanto Egipto corno los Estados Unidos de América


extraen grandes cantidades de aceite de algodón, que
exportan á Inglaterra y Marsella, donde lo purifican por
medio del ácido azótico y el clorato de potasa, en vez de
la cal que antes servía para precipitar la mucha materia
colorante que en él predomina.
Los resultados económicos y sociales obtenidos de
la planta del algodón son maravillosos, pues, según los
cálculos del Sr. Atkinson (i), de 6 millones de pacas
de algodón, preparadas en un año, quedan 3 millones
de toneladas de semilla, después de haber guardado la
necesaria para la siembra del siguiente año, y que este
desecho puede producir 90 millones de gallones (el ga-
llón equivale á 4 / litros) de aceite y 1.300.000 tonela-
1
i

das de panes de orujo de algodón. El peso de la'cascara,


según el mismo, asciende á 1.500.000 toneladas, con lo
cual calcula que pueden fabricarse 750.000 toneladas de
papel, y que esta cascara, mezclada con los panes de oru-
jo, puede servir de alimento para el ganado, producien-
do 2.800.000 toneladas. Calcula que cada tonelada puede
servir de pasto á cinco carneros durante seis meses, bas-
tando la hierba natural para alimentarlos el resto del
año; de suerte que el orujo de algodón sería suficiente
para alimentar de 14 á 20 millones de carneros. Que la
utilización, además, de estos residuos aumentaría la fer-
tilidad de los campos, por la gran cantidad de abono
que daría ese número de cabezas, y que la cosecha del
mismo algodón doblaría por ese medio. Estos sí que son
elementos para la creación de una nueva y poderosa in-
dustria.

(1) Brit. Fr. Journ.


ALGODONERO 79

En el día, lo cierto es que los Estados Unidos pro-


ducen por término medio 68.000 litros al año de aceite
de algodón, de los que exportan á Europa unos 45.000
para exclusivamente adulterar la mayor parte del que se
expende de pura aceituna, en la proporción de tres par-
tes del primero y una del segundo, resultando un pro-
ducto comestible de buena calidad.
Es ya un hecho reconocido y justificado de que el
aceite de las semillas del algodón se presta ventajosa-
mente á sofisticar el de olivas, y que en España este pu-
nible engaño, aunque no sea nocivo, se usa mucho. H e -
mos sido los primeros que lo han denunciado (1), y he-
mos dicho que el verdadero aceite de olivas se hiela ó
coagula tanto más pronto cuanto más puro está; y que
dos botellas, de cuartillo y medio cada una, con el rótulo
de Aceite superior de Valencia, en elegantes etiquetas
cromolitografiadas, y á 10 reales cada una, las expusi-
mos á la acción atmosférica la noche del 20 de Febrero
de 1875 hasta las siete de la mañana del día 21. Que á
aquella hora el termómetro marcaba 4 R. sobre 0, y que o

el resultado obtenido fué el siguiente: el aceite conteni-


do en dichas botellas se halló en completo estado de
fluidez, á la vez que otras dos de aceite andaluz, de á 5
reales una, de igual cabida y á la misma exposición y
temperatura, estaba completamente coagulado, ó bien
helado. De tan fácil como sencilla prueba resultó que
las primeras botellas contenían aceite que en su mayor
parte no era de aceitunas, y las otras el verdadero p r o -
ducto oleaginoso del fruto del olivo.

(1) Adulteración de los aceites españoles y medios sencillos y efica-


ces para conocerla, por D . Balbino Cortés y Morales. Madrid, 1 8 7 5 .
80 PLANTAS INDUSTRIALES

Insectos y agentes atmosféricos. —Varios son los


insectos que hacen daño al algodonero, y principalmen-
te el gusano del algodón, el más terrible enemigo de esta
planta, el cual, aunque común en la India y en América,
parece que no existe en Europa; sin embargo, el núme-
ro de ellos es excesivo, y los que más se conocen son los
que siguen:
4.° La langosta viajera (ACRIDIUM MIGRATORIUM), que
come todas las partes herbáceas.
2." La. pulga negra ( G Y M E X S A T U R A L I S , Fab.).
3.° El grillo talpa ( G R I L L U S T A L P A ) ; este insecto hizo
grandes estragos en Argelia en los años de 4 8 5 6 y 4 8 5 7 .
4.° La larva de la apata monje ( A P A T A MONACHUS); esta
se introduce en el interior del tallo y vive á costa y daño
de la médula de la planta.
5.° El erodio giboso ( E R O D I U S GIBBOSUS); ataca á las
plantas jóvenes, y por la mañana se recogen y d e s -
truyen.
6.° La noctuela ( N O C T U A G O S S P H ) ; este insecto causa
grandes estragos en Grecia y Carolina, y no es extraño
que en un solo algodonero haya de 8 0 0 á 4 . 0 0 0 ; los ne-
gros del país son los que los destruyen con aceite ó cal.
También conviene citar la mariposa de alas negras,
la oruga tarantela, la mígala avicular, el abejorro bata-
llero, el Iwradaoreja, la pulga montes y el eumolpo de
la vid.
Pocos medios hay para librar al algodonero de estos
insectos. Una vigilancia continua, un cuidado excesivo,
las lluvias frescas y abundantes, las noches frías ó los
excesivos calores: hé aquí los únicos recursos conoci-
dos para extirpar algunas de esas plagas.
. Son perjudiciales al algodonero los vientos fuertes,
ALGODONERO 81

las sequías prolongadas y las lluvias excesivas, sobre


todo en la época en que florece.
La enfermedad más conocida del algodonero de Mo-
tril, que es la que por esta razón debe interesarnos
más, es la conocida con el nombre de alheña. Consiste
ésta en un polvillo harinoso, sembrado de unas posti-
llas que cubre las hojas y las hace caer. Esta enferme-
dad parece ser análoga á la que en las higueras se cono-
ce con el nombre de mandria ó mangria, y que se atri-
buye á las nieblas y vapores húmedos que sorprenden
la traspiración de las plantas. En realidad es una plaga
ó sea cochinilla, parecida á la que se conoce con el n o m -
bre de negrilla, porque es de este color, y que no sólo
ataca al algodonero, sino también al olivo. Este polvo
negro, y á veces blanco, es el excremento de ciertos i n -
sectos, excremento que en el algarrobo y la retama es-
aceitoso y reluciente, y mancha el suelo dejándolo como
si estuviese barnizado.
Observaciones. — Mucho se ha discutido sobre la
posibilidad y la conveniencia de extender el cultivo del
algodonero por todas las provincias de España, y los
partidarios de la propagación de este cultivo, para esti-
mular á los agricultores, han hecho cálculos que no de-
jan de ser seductores á primera vista, y que literalmen-
te, tal cómo hace cuarenta años se publicaron, helos
aquí:
«Produciendo un algodonal, decían, en los cuatro
«años de su duración 280 arrobas de algodón por fane-
»ga de tierra, y valuando la arroba á 50 reales, el pro-
»ducto total será de 14.000. Dedúzcanse 1.504 reales
»para preparar las tierras en el primer año, y 1.936 en
«cada uno de los cuatro siguientes, que hace un total de
6
82 PLANTAS INDUSTRIALES

»9.248, y resultará un producto líquido de 4.752 reales 1

»por fanega.»
Partiendo de este dato, se calcula que el producto
del algodón llegaría en España á unos 16 millones de
reales. Pero al hacer semejantes cálculos se pierden de
vista algunas circunstancias muy importantes, como
son, la inmensa cantidad de ese producto que hoy nece-
sita la industria algodonera, que en 1857 contaba con
17.425 telares y recibía del extranjero 23.277.900 kilo-
gramos de algodón en rama, valor 29.834.312 pesetas,
y en 1882 ascendió á 46.385.390 kilogramos, valor to-
tal 78.855.163 pesetas.
Los precios señalados hace algunos años en Liver-
pool á las diferentes clases de este artículo eran los que
siguen:

A l g o d ó n largo de Sea-Islaud ó Georgia 2 , 5 0 á 6,20 frs. k i l o g .


— de Demerara y Berbice 1,04 á 2 , 2 0 — —
— de P e r n a m b u c o 1,60 á 2 , 0 0 — —
— de E g i p t o 1,50 á 2 , 3 0 — —
— de N u e v a Orleans 0,50 á 1,80 — —
— de Bahía 1,50 á 1 , 6 0 — —
— corto de U p l a n ó Georgia 1,00 á 1,50 — —
— de Indias occidentales 1,10 á 2 , 0 0 — —
— deSurate 0,85 á 1,40 — —
— de Madras 0,80 á 1,20 — —
— de B e n g a l a 0,70 á 1,10 — —

Por mucho que se haga en España, jamás se podrá


rivalizar ni en cantidad, ni en calidad, ni en baratura
con la enorme producción de los Estados Unidos, don-
de se consagran á este cultivo vastísimos territorios, don-
de la proximidad del mar y la abundancia de ferroca-
rriles y grandes ríos navegables reducen á una cantidad
mínima el precio del trasporte. En vano cultivaríamos
ALGODONERO 83

nosotros el algodón en cantidades considerables, siendo


tan costosos y aun difíciles nuestros desventurados me-
dios de trasporte; además, la industria algodonera se
desarrolla tan rápidamente y exige tal cantidad de al-
godón en rama, que no vale la pena cultivarlo sino
muy en grande. El Egipto mismo, que antes era el
productor de algodón más importante, con un clima
muy á propósito para su cultivo, consagrando á él una
gran parte del territorio, y reducidos los jornales casi á
la. nulidad por la mezquina pitanza que se concede al
desgraciado fellah, hoy ocupa, á pesar de que su cultivo
se ha aumentado en vez de disminuir, un puesto insig-
nificante entre las naciones productoras de algodón.
Nuestros agricultores obrarán, pues, con mucha
cordura absteniéndose de propagar este cultivo, y se
ahorrarán, hoy por hoy, muchos desengaños y muchos
ensayos costosos. El secreto de la agricultura está en
cultivar aquello que se produce con más facilidad y
menos coste, aunque el producto sea muchísimo ma-
yor del que necesitamos. Este exceso de producción es
el que nos sirve para adquirir otros productos de los
demás países, que no podemos cultivar con condicio-
nes tan ventajosas como ellos. De aquí nace el comer-
cio que no podría existir si todos los países tuviesen
los mismos productos; y de aquí nace también el gran
desarrollo de la agricultura, que, si no hubiese cam-
bios, tendría que reducirse estrictamente á producir lo
que consume el mercado doméstico, y en este estrecho
límite todo progreso sería imposible.
Por último; la Providencia ha querido que España
produzca en abundancia trigo, lana, aceite, vinos, me-
tales y otras muchas cosas que, después de satisfacer
84 PLANTAS INDUSTRIALES

sus propias necesidades, le dejan un sobrante inmenso'


para atender á las de otros países que en estos p r o d u c -
tos no pueden competir con nosotros; pero en cuanto
al algodón, ha dado á otras regiones condiciones más
favorables, á fin de que podamos traficar y podamos
vendernos y comprarnos mutuamente lo que nos sobra
y lo que nos hace falta. Contrariar estas miras de la
Providencia es cosa que forzosamente tiene que condu-
cir á resultados poco satisfactorios.
CAPÍTULO II.

PLANTAS TEXTILES VIVACE AS.

S E C C I Ó N P R I M E R A .

F o r m i o t e n a z ó lino de l a N u e v a Zelandia.

PHORMIUM TENAX, FORST.

Planta monocotiledónea de la familia de las Liliáceas.

Historia.—Los primeros que descubrieron esta plan-


ta esencialmente textil, de cuyas hojas se obtienen unas
fibras muy fuertes y elásticas, fueron los célebres nave-
gantes COOK y F O S T E R .
Luego Dumont d'Urville y otros, en la descripción
d e s ú s viajes alrededor del mundo, hicieron mil elo-
gios de ella; pero ninguno con más entusiasmo ni con
más detalles que los Sres. Lesson y Richard, en la rela-
ción de los que también realizaron alrededor del mun-
do, y descripción botánica que publicaron de la Aus-
tralia, donde elogian, no sólo sus buenas cualidades,
sino sus importantes y excelentes usos y aplicaciones á
la industria.
En 1791, la expedición francesa destinada á buscar
al desgraciado navegante Lapeyrouse, y que volvió en
1796, conducía á la vecina república muchos pies de
esta planta, que se perdieron de resultas de un comba-
te con la escuadra inglesa en las costas de Francia. La
preciosa y rica colección de otras que además traían
fueron devueltas por el gobierno inglés, gracias á la in-
86 PLANTAS INDUSTRIALES

tervención del célebre Banks; pero no la del formio


tenaz.
No obstante este incidente, algunos años después
Aitón, director general del Jardín Botánico de Kew, cer-
ca de Londres, envió al ilustre Thouín, director del de
París, una sola planta de la especie, cuyas flores eran
sencillas, y que sirvió para su propagación.
Como planta industrial, su cultivo ha sido en Espa-
ña desconocido, aunque como de adorno ya se multi-
plica bastante. El primero que nos la hizo conocer, des-
cribiéndola científicamente en 1852, fué nuestro inolvi-
dable y querido profesor de agricultura en el Jardín Bo-
tánico .de Madrid, y director de la Escuela central de
Agricultura de Aranjuez, D. Pascual Asensi; él nos e n -
señó dos pies que en macetas existían en dicho jar-
dín ( i ) .
El formio es planta viva; sus raíces son nudosas y
carnosas; las hojas persistentes, radicales y numero-
sas; largas desde 90 centímetros hasta l , 8 0 ; anchas m

de 3 á 40 centímetros; asidas por la lase y ademas disti-


cas, lineares, lanceoladas y de un verde glauco ó blan-
quecino, á veces ribeteadas de encarnado.
Su tallo suele ser de 4 ,80, y no sólo es ramoso,
m

sino que termina por el mes de Agosto en una gran pa-


nícula cuyos ramos tienen de 40 á 42 flores encarnadas
unilaterales, amarillas ó naranjado-amarillas y largas
de ¡unos 5 ¡centímetros.

(1) Manual para el cultivo del formio tenaz i lino de Nueva Ze-
landia, por D . Balbino Cortés y Morales, Secretario del Real Consejo
d e Agricultura, I n d u s t r i a y Comercio. U n t o m o c o n grabados. Madrid,
,1857.
FORMIO TENAZ 87

Los ingleses cultivan esta especie, que sólo se dife-


rencia por el color rojizo que tienen sus flores, y tam-
bién cultivan para los jardines una nueva variedad con
las hojas penachadas, conocida con el nombre de phor-
mium VeiúcMi. Como pertenecientes á la familia de las
liliáceas, ostentan siempre sus delicados y finísimos co-
lores; y aunque en nuestros climas fríos ó templados
estas plantas son, por lo general, herbáceas, en los países
cálidos adquieren tan grandes proporciones, que llegan
á ser absorbentes, como el Aloes y la Iuca. Es, sin duda,
entre ellas donde se encuentran los vegetales más cor-
pulentos, y sin disputa los que más años hace que exis-
ten en el globo; como por ejemplo el célebre DRACAENA,
draco de Orotava.
Varios de los autores que hemos consultado dicen
que sólo puede aclimatarse en países templados; pero la
experiencia enseña que se cultiva en el Mediodía de la
Francia, según M. Thouin, hasta en las peores tierras,
aunque para que sus hojas, que son las que producen la
hilaza, adquieran grandes dimensiones, necesitan el que
sea buena y sustanciosa.
Mr. Salisbury (do Brompton) la descubrió en 1836
en el Mediodía de Irlanda, donde se cría silvestre y en
bastante cantidad, formando un ramo de industria que
desde entonces ha ido en aumento progresivo, sirviendo
para fabricar cuerdas, lonas, telas, y mezclando sus
fibras con las del lino europeo, para adulterar algunas
telas, según luego se verá.
En las diferentes zonas del archipiélago crece espon-
táneamente, no sólo en las montañas, sino en los valles
y orillas del mar, donde prospera mucho. La última des-
cripción de esta planta se debe á M. Louis Lebretón,
88 PLANTAS INDUSTRIALES

agregado en clase de naturalista y módico en la expe-


dición del desgraciado almirante Dumont D'Urville; la
clasifica en la familia de los ÁspJwdelos, así como en la
hexandria monoginia de Linneo, según ya se ha dicho.
Dice, además, que si se le hace una incisión en su tallo,
destila un licor insípido, trasparente, amarillento, pare-
cido á la goma arábiga, el cual lo apetecen mucho los
jóvenes del país.
Cultivo.—La calidad de tierra que más conviene al
formio tenaz y en la que da abundantes cosechas es
la fresca, la mullida, la ligera, la que sea algo húmeda
sin ser fría y la que esté expuesta al Mediodía. Le con-
vienen asimismo las situadas en los valles, vegas y tie-
rras feraces, en las que adquiere su mayor altera y per-
fección.
También vegeta en las peores tierras, como diceMolb
y confirma M. Thouin; pero para que sus hojas, que son
las únicas que producen la hilaza, sean corpulentas, es
preciso se cultive en tierras donde el riego sea fácil, y
donde encuentre cuantas condiciones sean necesarias
pnra que adquiera un crecimiento vigoroso y dé pingües
cosechas.
Aunque todos los climas le sean favorables, no obs-
tante, en los cálidos su desarrollo es más vigoroso si se
la asiste con riegos ligeros y proporcionados á la clase de
terreno en que nazca y se críe.
La tierra se prepara con repetidas y hondas labores
dadas en buen tiempo y con intervalos proporcionados,
á fin de q u e , no sólo se beneficie con las emanaciones
atmosféricas, sino que se destruyan las malas hierbas
que nacen siempre.
Se dan las labores con la azada ó la laya, que es la
FORMIO TENAZ 89

mejor para esta clase de plantas, recalando hasta dos


tercias de profundidad, y lo mismo debe ser si se hicie-
se con el arado. Como, por desgracia, los que general-
mente se usan, con raras excepciones en todas nues-
tras provincias, no profundizan mucho, necesario es,
para que el suelo quede bien preparado, que el arado lo
remueva y mezcle bien la tierra vegetal de la superficie
con la del fondo, sin que ésta, que siempre es agria,
quede encima. Esto se consigue con los arados m o -
dernos.
Trabajada la tierra y abonada con estiércol bien pa-
sado y de buena calidad, preciso es, para mantener en
buen estado la plantación, dar al terreno dos ó tres es-
cardas, y el estiércol que se le echa por el otoño todos
los años, debe estar descompuesto ó repodrido, sin eva-
porar, en atención á que, si no reúne estas circunstan-
cias, causa más bien daño que provecho á todas las
plantas de la familia de las Liliáceas. Si las deduccio-
nes se hacen por analogía, de suponer es, y aun creer,
que sea nocivo y contrario al formio.
Antes de hacer la plantación hay que asegurarse del
buen estado en que se encuentran las plantas, así como
las semillas, si se ha de conseguir el que éstas germi-
nen. Esto ha sido en algunos países el punto culminan-
te de la dificultad para su multiplicación y propagación.
Es muy cierto que la semilla del formio necesita muy
poco para que pierda su virtud germinativa, y aun con
mucha frecuencia es estéril al salir de la planta.
No obstante, el sistema más generalizado es el de
plantar renuevos obtenidos de las plantas madres, que
si no es el más cómodo ni el más económico, proporcio-
na resultados menos inciertos.
90 PLANTAS INDUSTRIALES

Nacen y crecen los renuevos sobre las raíces más


gruesas de la planta y cerca del haz de las hojas, y aun
á veces entre ellas mismas, manifestándose al principio
como un nudo que toma luego la figura de un bulbo
puntiagudo que descubre el embrión de sus hojas. El
crecimiento de éstos es muy rápido, lo cual facilita la
separación de ellos el primer año, ó sea á la primavera
siguiente.
Por esta época deben separarse dichos renuevos de
la planta madre para plantarlos al tresbolillo á una dis-
tancia uno de otro de l , 5 0 , y aun en Inglaterra ó Irlan-
m

da los colocan á 0 ,90, según sea el desarrollo que ad-


m

quieran, lo cual depende de muchas circunstancias que


la práctica no tarda en enseñar, producidas naturalmen-
te por la calidad de la tierra, por la de los abonos, por
la temperatura y aun por el riego. Así es que hasta
ahora ninguno ha podido fijar la verdadera distancia, y
la que queda indicada es la que generalmente la prácti-
ca ha adoptado. En la Pro venza (Francia) plantan los
renuevos á la distancia uno de otro de 1 metro á l , 5 0 .
m

La permanencia del formio en el sitio donde una vez


se planta, es muy duradera en cuanto á que no esquil--
ma ni apenas fatiga la tierra, y cuando algún pie se
pierde puede muy bien reemplazarse con otro sin gran
trabajo ni inconveniente alguno.
Los retoños que no tengan raíces se conservarán con
mucho cuidado, adoptando para ello el sistema que en
Pont-Remy siguen, así como en otros países, el cual
consiste en establecer viveros en mantillo y cama ca-
liente, cubiertos, si son pocos, con campanas de vidrio.
Estas se pueden suplir fácilmente con cajones enterra-
dos en el suelo y tapados con vidrieras, con cuyo siste-
PORMIO TENAZ 91

rna, adoptado por todo buen horticultor, se consigue el


que los esquejes echen pronto raíces y se puedan luego
trasplantar.
Con calor, humedad y ventilación, se consigue cuan-
to es imaginable.
Si el terreno plantado de formio ha sido bien prepa-
rado, y de él se han quitado las malas hierbas, no urge
el darle la segunda escarda hasta tanto que las plantas
tengan 30 centímetros de alto. La tercera cuando sea
necesario, y los riegos apropiados á la temperatura, al
clima y al agua que se tenga.
Es cierto que las tierras de regadío donde se cultiva
el formio ocasionarán gastos por el abono que necesitan
y asistencia que exigen; pero sus productos han solido
ser mayores y recompensar con exceso los trabajos y
dispendios.
Productos.—Los habitantes de la Nueva Gales, que
fueron los primeros que se dedicaron al cultivo del for-
mio tenaz, luchando con perseverancia hasta conseguir
buenos resultados, son los que obtienen cosechas de
más valor, según Boitard. Los agrónomos ingleses di-
cen también que una planta de formio produce á los
tres años, por término medio, 36 hojas y una cantidad
grande de renuevos. Las hojas cortadas en el mes de
Septiembre, en el verano siguiente vuelven á nacer, y
sus hojas, después de secas y limpias, dan, según el an-
tiguo sistema de pesas y medidas, «una onza de fibra;
«por lo que 16 fanegas de tierra plantadas de formio,
«dando á cada planta tres pies de distancia una de otra,
«producirán 1.600 libras de hilaza.» Esta cantidad es
considerable si se compara con la que da igual número
de fanegas de tierra plantadas de lino y cáñamo. Debe
92 PLANTAS INDUSTRIALES

también tenerse en cuenta que los gastos de labor y los


de recolección son mucho menores. Estos cálculos e s -
tán fundados en la práctica.
Las hojas se cortan con un instrumento bien afila-
do, por sus bases, y antes que se pongan amarillentas;
variando el número que de ellas se corte desde 2 hasta
6 cada vez, según las circunstancias ó el vigor de la
planta; pero conviene siempre cortar las más exte-
riores.
El formio, como todos aquellos vegetales que tienen
las hojas envainadas y dísticas, echa hacia fuera las
viejas, cuyo modo de vegetar enseña é indica por sí solo
cómo la recolección debe hacerse. Se ha dicho que no
es el tallo el que produce la hilaza, sino las fibras longi-
tudinales de las hojas que se extienden en el parénqui-
ma ó sustancia blanda y esponjosa de ellas.
Hecho un acopio suficiente de hojas, y atadas por la
base, en manojos pequeños, se conservan en sitio seco
y ventilado, hasta proceder á la extracción de la hilaza,
lo cual ha presentado, tanto en Francia como en Ingla-
terra, muchas dificultades.
El enriamiento es el que mejores resultados p r o d u -
ce; así es que en Irlanda las ponen por algunos días en
maceración en agua estancada, operación que es la que
usan los zelandeses, por más que se haya querido pro-
bar por hombres inteligentes en Europa cuantos p r o -
cedimientos químicos son imaginables.
Bien es verdad que los resultados que se obtienen
con el enriado común no son tan ventajosos como m e -
tiendo las hojas del formio algunas horas en agua ca-
liente, preparándolas luego como los linos ó cañamos.
Mr. Foujas obtuvo una hilaza hermosísima por medio
F0RM10 TENAZ 93

de un procedimiento- sencillo á la par que económico.


Disolvió 7 kilogramos de jabón verde en una cantidad
suficiente de agua caliente, y en ella metió los manojos
de hojas secas del formio que pesarían unos 12 kilogra-
mos, dejándolos en maceracion en el agua, siempre
muy caliente, durante cinco ó seis horas, hasta tanto que
las fibras se separaron del gluten tenaz y de la pulpa
gomorresinosa, que sería costoso separar en aguas co-
rrientes ó estancadas. Este método, aunque dice su autor
ser muy sencillo y económico, no es tan fácil á todos ha-
cerlo. Hace más de treinta años que este ilustre y cientí-
fico agricultor se ocupó de tan importante trabajo, y
además propuso como medio el más ventajoso para
desprender la hilaza de las hojas del formio el dividir-
las longitudinalmente, formar con ellas manojos y h a -
cerlas también hervir en agua de jabón, procedimiento
que asimismo recomienda Mr. Molí. Con esta operación,
y después el lavado de las hojas en agua, se consigue
desorganizar el parénquima y obtener por medio de la
frotación de las hojas el desprendimiento y separación
completa de las fibras textiles. También dice Mr. Foujas
que el parénquima del formio tiene el mismo olor y aun
el mismo sabor que el del aloe y que puede muy bien
sustituirse en la medicina.
Indudable es que en el enriado de esta textil, como
en las demás, el mayor ó menor grado de calor acelera
ó retrasa esta primera preparación, deshaciendo según
se ha dicho la parte gomorresinosa ó el gluten que une
las fibras. Es asimismo cierto que, hallándose el formio
embalsado donde pueda remudársele el agua, será de
mejor calidad que el empozado.
El espadillamiento y rastrilladura le quita después
94 PLANTAS INDUSTRIALES

las partes leñosas que contiene, y separa enteramente


las filamentosas, que debemos llamar hebras.
Ventajas industriales.—Ninguna planta textil ha
ofrecido tantas esperanzas industriales desde su descu-
brimiento como el formio; y Cook, que adquirió, no sólo
cordajes, sino también tejidos, la elogia mucho en aten-
ción á su finura y solidez, que tuvo ocasión de experi-
mentar en sus largos viajes.
Mr. de Labillardiere, que visitó la Zelandia después
del ilustre y malogrado navegante inglés, fué especial-
mente comisionado por el gobierno francés para estu-
diar los usos industriales á que podía destinarse el for-
mio, y traer á Francia algunos pies de esta planta, sobre
la que escribió una Memoria que presentó y leyó en el
Instituto de París, el año de 1795, inserta en las obras
de esta sociedad, pero desgraciadamente no pudo traer
ninguna á Francia.
De las experiencias que con ella hizo resultaron los
datos siguientes, que algunos no creerán exactos, supo-
niendo no fueron hechos con las fibras del formio de
flores encarnadas:

La resistencia de las fibras del aloes-pita, dice, siendo i g u a l á la del


lino c o m ú n , es de 11 Vi-
La del cáñamo, l o Vi-
La del formio, 23 Vii-
La de la seda, 3 4 .

Sin embargo, la cantidad que representan las pro-


porciones á que asciende la dilatación ó extensión de
ellas* guardan también otras; pues siendo igual á 2 y 2

con los filamentos del aloes-pita, no es sino de / com- 1


i

parativamente con el lino común, de 1 para con el cá^


ñamo, 1 V para con el formio y de 5 para con la seda.
2
FORMrÓ TENAZ 95

M. de Labillardiere hizo también experimentos para


comparar la fuerza y resistencia de esta fibra, así como
su exteñsibilidad, comparando sus propiedades, no sólo
con la seda, sino también con el cáñamo y otras muchas
fibras. Él resultado que obtuvo fué que, si bien resiste
menos que la seda, su fuerza es mayor que la de todas
las demás fibras textiles que se conocen (1).
Así, pues, debemos deducir terminantemente que las
fibras del formio tenaz ó textil de la buena especie pue-
den emplearse ventajosamente en lugar de las del cáña-
mo, que sirven para fabricar el cordaje y lona necesario
á las embarcaciones y otras muchas telas con que nos
vestimos.
A estas ventajas incontestables debemos añadir la de
su fortaleza, la de su blancura, la de su apariencia l u s -
trosa, brillante y sedosa, y, por último, la hermosura de
sus fibras; que suelen tener desde 60 centímetros hasta
l , 2 0 (2).
m

Muchos fueron los objetos que se expusieron en el


PALACIO D E CRISTAL de Londres en 1857, fabricados con t

está fibra textil; sólo mencionaremos los presentados por


M. J . Cardus, de Nueva Zelandia, los cuales eran de un
admirable trabajo y de un gusto exquisito, no sólo por
la delicadeza de sus tejidos, sino por los colores finos y
variados de todos ellos.

(1) Annales du Mus. d'Histoire nat., t o m . I I , p . 4 7 4 .


(2) N u e s t r o inolvidable a m i g o D . Ramón de la Sagra nos proporcio-
n ó u n a madeja d e esta preciosa fibra de l , 6 0 de largo, q u e presenta-
m

m o s e n Marzo de 1857 al Real Consejo de A g r i c u l t u r a , Industria y Co-


mercio, y q u e cedimos al Conservatorio d e Artes e n el Ministerio d e
Fomento.
96 PLANTAS INDUSTRIALES

Entre los presentados por la señorita King, de New


Plymouth, había un sorprendente y precioso bolsillo, tan
rico por la variedad de sus labores cuanto por sus colo-
res, dados con maderas tintóreas del mismo país.
Los Sres. Dixon y Longstaff, de Stouckton-on-Tees,
Irlanda, expusieron, no sólo lonas para velamen de b u -
ques, sino también cordajes blancos y finos, oscuros y
embreados.
Según los navegantes ingleses, las cuerdas que con
esta fibra tenaz se fabrican son mucho mejores que las
del cáñamo, y tienen la especial ventaja de poder con-
servarse mucho tiempo dentro del agua del mar sin a l -
teración alguna, circunstancia muy apreciable (aunque
en absoluto no la creamos) para que su cultivo se hubie-
se podido extender y aun establecerse en España.
Uno de los grandes inconvenientes que hasta hace
algunos años imposibilitaba el que las cuerdas del for-
mio pudieran servir para todos aquellos usos que son
necesarios en la marina, era el que no absorbían la brea
con la que adquirían mayor duración, por lo que sólo
las fabricaban blancas sin embrear. M. Holt, en su fá-
brica de Whitby, en Yorkshire, fué el primero que con-
siguió el preparar la hilaza del formio del modo s i -
guiente:
Después de peinada dicha hilaza se mete en una d i -
solución preparada con 20 litros de agua caliente ó fría
y 14 gramos de álcali (sosa ó potasa).
En esta disolución de álcali se deja en inmersión por
espacio de cuarenta y ocho horas, luego se saca, se es-
curre y se deja secar al aire si éste es seco, ó en habita-
ciones templadas. Esta sola preparación basta para que
admitan y se empapen de brea las cuerdas ó cables, no
FORMO TENAZ 97

sólo con más facilidad que el cáñamo, sino que la c o n -


serven tanto ó más tiempo que él.
En una época no muy lejana, Inglaterra y Francia
fueron las únicas naciones donde se principió á suplir
la escasez de lino con el forano, cuya mezcla en los t e -
jidos, aunque no sea de sumo interés á los agricultores
el conocer, bueno será que la consignemos, así como
cuanto con esta planta tiene relación, y el uso venta-
joso é industrial que de ella sacan los extranjeros.
Si bien fuimos los primeros que en España la dimos
á conocer, también anunciamos á la Dirección general
de Aduanas y Aranceles en una Memoria que la dirigi-
mos en 30 de Diciembre de 1851, que con ella se adul-
teraban los tejidos de hilo, y prescribíamos detallada-
mente la operación para conocer esta adulteración. Su
Director D. Esteban Bordiú, con fecha 27 de Enero de
1852, nos dijo lo que sigue:
«.Dirección general de Aduanas y Aranceles. — Sec-
ación de administración. — Enterada esta Dirección g e -
n e r a l de la Memoria que sobre el p7isrmium tenax se
»ha servido V. remitirme con fecha 30 Diciembre últi-
»mo, ha resuelto contestarle: Que agradece mucho el
»celo y laboriosidad de V., proponiéndose utilizar en su
«día las noticias y datos que el referido documento s u -
m i n i s t r a en bien del mejor servicio. Dios, etc. — Se-
»ñor D. Balbino Cortés y Morales.»

7
98 PLANTAS INDUSTRIALES

SECCIÓN SEGUNDA.

Ortiga m a y o r ó urente.

URTICA DIOIGA, L.

Planta dicotiledónea de la familia de las {¡ruceas.

Esta planta vivaz, indígena, muy común en los lu-


gares cultivados, llamada vulgarmente ortiga grande, la
utilizaron los egipcios como planta textil, y Olivier de
Serres dice que «en Francia se hacían preciosas telas
con la exquisita fibra de la ortiga». Ya á mediados del
siglo XVIII, los ensayos que en Tours y Mans se hicie-
ron no dejaron de ser ventajosos; pues las telas hechas
con esta fibra se prestaron al blanqueo con más facili-
dad que las del cáñamo; pero los resultados obtenidos
después parece ser no fueron tan convincentes para con-
siderar esta planta como superior á las otras textorias,
así es que su cultivo no conviene adoptarlo como indus-
tria provechosa. No obstante, á él se pueden destinar los
fosos, las orillas de los caminos, los montones de pie-
dras que se sacan de los campos y viñas, los barrancos,
suelos arenosos, pendientes rápidas, etc., sin necesidad
de emplear tierra buena. Verdad es que en tales terre-
nos las cosechas no serán abundantes; pero al menos se
lograrán, cuando el tiempo sea de aguas, tallos buenos
para dar hilo, alimento para el ganado y base para la
formación de humus ó tierra vegetal.
En Francia se multiplica esta ortiga por retoños ó
por la segregación de sus pies, y también por semilla
en la primavera, después de bien labrada y mullida la
ORTIGA MAYOR 99

tierra, pasándole la grada en seguida de manera que no


quede señal alguna de surcos.
Como esta planta es perenne, se la deberá conservar
mientras produzca buenas cosechas para que los reba-
ños hallen en ella excelente alimento y abonen de ca-
mino el campo. El clima decide de la época en que se
deben cortar los tallos, que es cuando toman un color
amarillento y las hojas s e marchitan; pero no se debe
esperar á la desecación completa, porque costaría des-
pués mucho trabajo separar la hebra de la agramiza. El
mejor modo de cortar la ortiga es con una hoz, pero con
guantes en las manos, para evitar la acción del jugo acre
y cáustico que contienen las vesículas que se observan
en la base de los pelos ó estímulos. Se forman manojos
que se extienden sobre prados ó rastrojos para que r e -
ciban la acción de los agentes atmosféricos y al secarse
sus hojas no piquen más. Después se enrían durante sie-
te ú ocho días en agua clara y corriente, se dejan secar
y se conservan en sitios secos y ventilados. Las demás
operaciones que segregan y limpian la hilaza son las que
se emplean para el lino ó cáñamo.
La cantidad de hebra que produce la ortiga mayor es
de calidad excelente y ninguna otra da tanta, aunque
Linneo describe dieciocho especies. La MaisónRustique,
del siglo XIX, dice que el género Urtica comprende unas
sesenta variedades, de las cuales muchas pueden em-
plearse en la economía rural, y que es preciso preferir
la especie de que se hace mención en el compendio de
las Memorias de la Academia de Stockolmo, donde se
lee: «Se halla también en el mismo país —Siberia— una
ortiga de cinco ó seis pies de altura, que llega hasta diez
en las tierras sustanciosas. De los experimentos hechos
100 PLANTAS INDUSTRIALES

por el barón de Bielke resulta que la ortiga mayor de


Siberia puede ser tan útil como el cáñamo.» En estas
Memorias no se indica la denominación que Linneo dio
á esta planta, y es muy probable sea la ürtica cannabi-
na, ortiga con hojas de cáñamo, ó liemp leaved nettle de
los ingleses; aunque la ürtica nivea, ortiga blanca de la
China, que también llaman mhite leaved nettle, es, c o -
mo luego se verá, la mejor especie que hasta ahora se
conoce.
Dicha Urtica cannabina, originaria de Tartaria, cre-
ce bien en todas partes, aunque sólo se cultiva en los
jardines botánicos. Es vivaz y sus tallos son muy altos,
sin picar como los de la ortiga común, según dice Bosc;
su cultivo debería propagarse, aunque sólo fuese para ha-
cer papel ordinario, como con otras ortigas .hace años
que las destinan en Leipsick para esta fabricación, resul-
tando que lo obtienen de excelente calidad.
Como alimento para el ganado hace mucho tiempo
que los cultivadores de otros países conocen lo útil que
es la ortiga, y tienen mucho cuidado con hacerla reco-
ger cuando encuentran alguna cantidad considerable,
aunque pocos son los que han sometido hasta hace po-
co esta planta á un cultivo arreglado.
En los climas cálidos de nuestras provincias m e r i -
dionales su cultivo sería muy conveniente, donde, á
causa de la sequedad, sólo se siega una vez la esparceta,
puesto que la vemos prosperar á orillas de los caminos.
La grana de ortiga es un alimento excelente para los
pavipollos, y sus extremidades floridas se pican y m e z -
clan también con la pasta que se les da.
Las gentes pobres de algunos países gustan mucho
de los brotes de las ortigas, y les sirven de verdura p a -
ORTIGA MAYOR 101

ra la sopa, cociéndolos como las espinacas y sazonán-


dolos con manteca ó aceite.
Por último, se han hecho ensayos interesantes en
Langenschwalbach (provincia de Nassau, en Prusia), so-
metiendo esta ortiga á los mismos procedimientos que
se emplean para trabajar el cáñamo, y las fibras que se
obtuvieron fueron tan finas como las de la seda y tan
sólidas como ellas; así es que, no obstante la poca i m -
portancia que hemos dado á este cultivo, muchos son los
que parece se dedican en dicho país al cultivo de la or-
tiga mayor como planta textil.
PLANTAS INDUSTRIALES

SECCIÓN TERCERA.

Ortiga blanca.

ÜRTICA NIVEA, LlN. BOHOEMERIA NIVEA, GAUD.

Plañía dicotiledónea de la familia de las {¡ruceas.

Esta ortiga es indígena en China, y de ella obtienen


la hilaza, con la que fabrican la tela de verano llamada
a-poo ó Ma-pou, que es blanca, hermosa y de excelente
calidad, así como todas las que con ella hacen. Allí la
cultivan en grande escala desde hace muchos años, así
como también se conocía en los jardines botánicos, pues,
según M. de Bosc, en Italia se hicieron algunos ensayos,
los cuales no tuvieron resultados provechosos. Después
se promovió su aprovechamiento con motivo de las s e -
millas remitidas al Gobierno francés por M. Hebert, d e -
legado en China para hacer indagaciones agrícolas, y
por las instrucciones que le dieron sobre el uso que en
el país- se haría y que también se han confirmado con
las muestras de tela hecha con el a-poo traído de la
misma China por el capitán Geoffroy, los resultados, no
sólo fueron concluyentes, sino admirable la hermosura
de los tejidos que con ella se fabricaron y que el públi-
co admiró en las Exposiciones. Dichas semillas, remiti-
das por el citado M. Hebert, han producido excelentes
plantas cultivadas por M. Reynier, director del vivero
del departamento de Vaucluse. Ellas dieron muy b u e -
nas plantas y excelentes semillas, y difícil no ha sido ya
su multiplicación y probar nuevos y repetidos ensayos
á fin de propagar su cultivo y fomentar una industria
ORTIGA BLANCA 103

cuyas trascendencias pueden ser de mucha considera-


ción.
Las semillas se siembran de asiento por el mes de
Marzo, ó en tiestos y barreños de poca altura, ó en pla-
tabandas formadas de tierra suave y que no esté apel-
mazada, sin cubrirlas mucho, en atención alo finas que
son. Al segundo año se trasplantan ya de asiento, de-
jando entre cada pie la distancia de unos 30 centí-
metros.
El cultivo de esta urtica nivea conviene á las provin-
cias meridionales de España, pues en las del Norte,
donde los fríos suelen ser rigurosos, los hielos la hacen
perecer ó degenerar en silvestre.
Nuestro eminente Arias dice que puede vivirá clima
libre en las provincias del Mediodía de España, y, según
el ilustrado Cabanilles, en el Jardín Botánico de Madrid
se criaba en su época al aire libre, resguardándola de
los aires del Norte, donde dice crecía á la altura de siete
ó más pies, suministrando ella la mejor hilaza. Dice t a m -
bién que se macera la planta en dos días, y que es plan-
ta perenne y que necesita poco cultivo.
En España se pueden hacer dos cosechas, una en
Agosto y la otra en Noviembre, cuando aparecen los r e -
toños, bien entendido que sea en la parte meridional,
donde las heladas no son tan destructoras.
Se cortan los tallos á 0 , 0 3 ó 0 , 0 4 sobre el cuello de
m m

la cepa, y se enrían al rocío ó al agua corriente en los


meses de Marzo ó Abril.
Las cañamizas se preparan después como las del cá-
ñamo para extraer la hilaza.
En China hay tres clases de hilaza: 1. calidad, la
a

que se extrae de la corteza; 2 . , la que produce la capa


a
104 PLANTAS INDUSTRIALES

segunda de la misma; 3 . , la que se extrae de la capa


a

fibrosa.
Esta ortiga de hoja blanca, white leaved, ó CMna-
gras, de los ingleses, de la que tanto la prensa se ha
ocupado en estos últimos años, se la conocía ya con los
nombres de cliouma, apoo, ramie; pero bajo estas dife-
rentes denominaciones sólo se han designado dos espe-
cies bien distintas. Ambas son plantas vivaces de tallo
alto, y si se las somete á un cultivo esmerado, con faci-
lidad se distinguen por el color del envés de las hojas
que en la tirtica nivea es de un blanco de nieve y en la
urtica utilis, pardo oscuro. La primera, originaria de
China, es la que se debe llamar China-gras, y que en
1733 se introdujo en los jardines botánicos de Europa,
desde cuya fecha ha sido objeto de reiterados ensayos
y explotación industrial.
La segunda pertenece á un clima más cálido y se
cría espontánea en la India é islas adyacentes, cultiván-
dola los chinos porque la aprecian mucho.
En el Jardín de Plantas de París fué donde se princi-
pió á cultivar en 1844, aunque los tejidos fabricados con
su hilaza habían sido importados en Europa desde el si-
glo XVI. Los Países Bajos recibían su hilaza y con ella
tejían preciosas muselinas.
El cultivo de la ortiga parda ó gris no prevalece sino
en los climas calientes ó litoral del Mediterráneo, según
se ha dicho; pero el de la ortiga llanca prospera hasta
en el clima de París.
No hace muchos años la Junta de Agricultura de
Murcia sembró en su jardín semilla traída de Orien-
te, donde nació y creció perfectamente, adquiriendo
u n desarrollo considerable; pero las dificultades para
ORTIGA BLANCA 105

segregar las fibras les fué costoso poderlas vencer.


Nuestros españoles residentes en El-Biar, población
que dista unos 6 kilómetros de Argel, cultivan la or-
tiga blanca, que enrían y sacan una fibra que pasa de
1™,50 de largo y que venden á 1 franco 50 céntimos el
kilogramo. Con esta planta, que allí es espontánea, los
árabes alimentan sus ganados, y sin que este dato sirva
de testimonio, citaremos el del entendido Mr. Valmont
de Bomare, que dice:
«La ortiga blanca puede reemplazar al heno mez-
clándola con la paja destinada al alimento del ganado,
que así la come mejor.»
También dice:
«En el verano la ortiga necesita, para servir de ali-
mento á los ganados, que se marchite al aire libre como
el heno para evitar la urticación en el paladar.»
La hilaza que dan las ya citadas ortigas tiene c u a -
lidades especiales, y preciso es tener en cuenta que en
ellas influyen mucho la calidad de la tierra, el cultivo á
que se las ha sometido, y tal vez entonces difícil no se-
ría hacer la clasificación del número y variedad de cla-
ses de CMna-gras ó hierba de China que en el comer-
cio se encuentran.
La verdad es que son dudosas'las apreciaciones que
se hacen sobre este producto, el que para Europa de-
Diera ser donde se produjese y explotase.
El Jasé parece ser la urtica nivea, ó cáñamo de la
China, del que D. F . B. Marcaida remitió al Ministerio
de Fomento preciosas muestras y alguna semilla, con un
interesante cuaderno en que se hallaban representadas
las operaciones del cultivo y elaboración; tanto unas co-
mo otras se hallaban en la Dirección de Agricultura en
106 PLANTAS INDUSTRIALES

Marzo de 1852 para ser examinadas por los que en ello


tuviesen interés (1).
El Padre Blanco, en su Flora de las Filipinas (se-
gunda edición, p . 485), hace mención de esta planta co-
mo común en la parte septentrional de Luzón y en las
islas Batanes, y dice: «se prepara hilo de su corteza, del
cual se teje p a ñ o , etc.; y que la célebre tela de Cantón
se hace con la misma planta.» Su introducción en Fili-
pinas fué un acontecimiento de gran importancia para
nuestra industria agrícola y fabril, que sería incalcula-
ble si se lograse connaturalizarle en nuestro suelo, que
tan privilegiado ha sido en el de otras plantas textiles.

(1) Boletín oficial del Ministerio de Fomento, 1 8 5 2 . T o m o I, p á g i -


na 617 a 6 2 5 .
ORTIGA ÚTIL, RAMIE 107

SECCrÓN CUARTA.

Ortiga útil, R a mié (1).

URTIGA UTILIS, B L . U R T I C A TENACISSIMA, ROX.

Planta dicotiledónea de la familia de las UrUceas.

Historia. — E s t a planta vivaz, originaria de las I n -


dias Orientales, y que los malayos llaman caloee ó ra-
mielí y los chinos tclwu-ma, fué importada en Francia
en 1845 para ser estudiada, según resulta de la descrip-
ción que de ella hace el sabio Mr. Decaine, y que publi-
có el Journal a"Agriculture pratique del mes de Abril
de 1845. De la Luisiana, América del Norte, la volvió á
importar en Francia la Dirección de la Cfazette des Cham-
pagnes, en 1869, y aunque se hicieron algunos ensayos
desde 1846 para la extracción de la fibra, no se consi-
guió esta operación con economía ni menos mercado
seguro para su venta.
A pesar de todas estas dificultades, ya en 1853, nues-
tro muy querido é inolvidable amigo D. Ramón de la
Sagra dijo, sobre la Exposición universal en Londres
de 1851: que los hilos-y tejidos del CMna-gras, hierba
de China, ó Urtica tenacissima, llamaron la atención los
productos que de ella presentaron los Sres. Wirght, Hi-
ves y Alkinson, Marshall y Compañía, los que le envia-
ron muestras, tanto de la hilaza en bruto, preparada y
peinada, como de los hilos y telas, ya blancas y p u r a s ,

(1) Ramio parece ser el nombre adoptado por la A c a d e m i a de la


L e n g u a para s u n u e v o Diccionario.
108 PLANTAS INDUSTRIALES

ó con mezcla de lana; pues esta textil puede tejerse con


esta materia animal en la proporción de una mitad, y
hasta sólo de una cuarta parte de ella por tres de lana,
cuyas muestras depositó en el Conservatorio de Artes de
Madrid.
El gobierno inglés de las Indias ofreció en el año de
1870, en concurso público, premios á las dos mejores
máquinas que operasen el descortezado y obtuviesen la
fibra de manera que el precio de la tonelada en Londres
fuese sólo de 50 libras esterlinas.
Los resultados, hasta 1877, no fueron muy satisfac-
torios; pero hoy se cree resuelto tan importante proble-
ma, que debe producir una revolución en la fabricación
de toda clase de tejidos y una economía sorprendente;
pues recientemente, Mr. Theophile Moerman-Laubuhr,
tratante en toda clase de fibras textiles en Gante (Bélgi-
ca), nos anunció que podía preparar en su fábrica de
1.000 á 2.000 kilogramos de tallos de ramie por día con
tres máquinas diferentes que extraían la fibra sin n e c e -
sidad del enriado en cantidad de 200 á 400 kilogramos
de hilaza, según la más ó menos destreza del operario.
También hoy la Sociedad El ramie francés explota la
patente ó privilegio obtenido por Mr. Favier en Francia
y en España por sus máquinas para el descortezado de
los tallos, las que no construye para los agricultores,
sino que se reserva su monopolio, según se verá al final
de este artículo.
Esta excelente planta textil, que tanto hemos descrito
y encomiado desde hace muchos años (1), es hoy más

(1) Boletín del Ministerio de Fomento, tomo X I , p á g . 2 3 6 , año


1 8 5 4 . — D i c c i o n a r i o doméstico, p á g . 9 4 6 , edición de 1866.—Gaceta
ORTIGA. Ú T I L , RAMIE 109

que nunca útilísima para reemplazar las viñas destrui-


das por la filoxera; pues no sólo es una variedad que
produce mucha cantidad de fibras, sino que se extraen
ya sin dificultad, y cuya calidad y hermosura es s u p e -
rior á todas las demás del género Ortiga.
Cultivo. — Requiere una temperatura templada, con
exposición que tenga abrigo natural ó artificial para p r e -
servarla de los vientos del Norte, vegetando con predi-
lección, por regla general, en la zona del naranjo y caña
dulce.
Le convienen las tierras ligeras, sueltas y de poca
consistencia, frescas ó de regadío; también prospera,
aunque no tanto, y da buenos productos en todos los te-
rrenos que tengan alguna humedad.— El ramie es sen-
sible á las heladas fuertes y no resiste las que penetran
0 ,10 en la tierra; pero soporta las continuas lluvias co-
m

mo la falta de ellas.
La preparación de la tierra para cultivar el ramie, co-
mo planta vivaz, exige, á causa de estar en ella muchos
años, labores hechas con esmero y cuidadosamen-
te estercolada. Estas labores han de ser dos de unos
0 ,30 de profundidad, y se darán antes del invierno
m

cuando la tierra esté en buen tempero , terminándolas


con el pase de rastra y rodillo para desmenuzar é igua-
lar la tierra, pues mientras más dividida y mullida esté,
con tanto mas vigor vegetará.
Su multiplicación se realiza por la segregación de
sus pies, hijuelos ó retoños, por los fragmentos de sus
raíces, por estaca ó esqueje, acoda ó mugrón, y tanto los

Industrial, año V I I I , n ú m s . 311 y 3 1 2 , de 11 de J u l i o d« 1 8 7 2 . — El


Campo, año II, p á g . 1 6 2 , de 4 de Mayo de 1878.
no PLANTAS INDUSTRIALES

unos como los otros se plantan de asiento en otoño ó


en la primavera. Los esquejes que hayan echado raí-
ces desde Diciembre hasta Septiembre darán hermosas
plantas.
El vivero debe establecerse en una tierra bien m u -
llida y ligera, y por consiguiente tan fértil como fresca,
ó en las eras albardilladas de las h u e r t a s , y tanto las
partes segregadas de los pies como los hijuelos ó las es-
tacas se plantarán á 0 , 5 0 de distancia unas de otras, y
m

los fragmentos de las raíces colocadas en la tierra obli-


cuamente, para que la extremidad de ellos salga del
suelo unos 0"\3 á 0 , 4 . Dichos fragmentos han de ser
m

de largo 0 , 1 0 á 0 , 1 2 , y los retoños que también se


m m

planten han de tener dos ojos ó yemas, de las que una


quedará fuera de tierra y otra enterrada.
En cuanto las cañas tengan 0 ylS á 0 ,20»de altura,
n m

se suprimen las extremidades, y de los sobacos de las


hojas saldrán pronto nuevos retoños, que cuando han
adquirido 0 , 8 á 0 , 1 0 , se calzan, dejando sólo fuera de
m m

tierra sus extremidades. Al cabo de cinco ó seis sema-


nas todos habrán echado raíces, y se les separa del pie -
madre para trasplantarlos. Otro tanto se hará respecto
á los nuevos retoños, que tardan en nacer.
Durante la vegetación de esta planta en el vivero, de-
berá éste estar siempre bien mullido y limpio de toda
hierba. Cada pie-madre podrá dar 120 á 200 retoños p a -
ra plantas de asiento.
Las labores anuales que exigen las plantaciones del
ramie se reducen á una superficial por Marzo, para d e -
jar la tierra suelta y esponjosa, y otra ligera después de
cada cosecha.
Diferentes son los sistemas que se han seguido en
ORTIGA ÚTIL. RAMIE 111

Italia y en Francia, ya haciendo la plantación bastante


clara, ya siguiendo el sistema opuesto.
En Italia el modo de plantación realizado por Goncet
de Mas es en extremo sencillo: se trazan líneas paralelas
distantes entre s i l metro y se colocan las plantas también
á 1 metro de distancia las unas de las otras, y alternan-
do con las délas más próximas, de modo que cada plan-
ta tenga para desarrollarse 1 metro cuadrado de super-
ficie. En el primer año cada planta madre produce de 20
á 25 tallos; en el segundo año aumentan los tallos con
nuevos brotes y con los que producen las raíces horizon-
tales , y al tercer año tendrá cada planta madre más
de 60 tallos, y el espesor llega á ser tan considerable,
que es preciso aclarar las plantas arrancando algunas
para que el aire pueda circular libremente alrededor
de los tallos, con lo que se favorece su crecimiento y su
madurez; en cada metro cuadrado no conviene dejar
más de 60 tallos para que la vegetación se verifique en
buenas condiciones.
Durante el primer año, además de los riegos escar-
dan repetidas veces á fin de impedir que se desarrollen
malas hierbas que crecen á expensas del ramie; en el
segundo año y en la primavera binan una sola vez, por-
que con el aumento de los tallos adquieren éstos pron-
to el desarrollo suficiente para que con el gran número
de hojas que se produce quede el suelo en sombra y ya
no vegete ninguna planta parásita que pueda disputar
el alimento; la tierra alrededor de las plantas la remue-
ven en cuanto posible sea, colocado el agricultor entre
las líneas paralelas. A partir del tercer año, en la p r i -
mavera, ó mejor antes de empezar á crecer la planta,
dan una labor entre las líneas, repitiéndola en cada cor-
112 PLANTAS INDUSTRIALES

te, á fin de renovar el suelo y poder mezclar el abono


que es indispensable aplicar en cada año y en cada
corte.
Cosechas.—Se principia cortando las nuevas p l a n -
tas tan luego como los tallos ó cañas lleguen á la altura
de 0 , 9 0 ó 1 metro; las fibras textiles de esta primera
m

cosecha son siempre de calidad inferior. El segundo


corte se da cuando la parte inferior de los tallos toma
un color oscuro y tiene l , 2 0 de altura. Estos se cor-
m

tan con un instrumento bien afilado por encima de sus


raíces, y las fibras se separan estando aún verdes con
más facilidad y menos pérdidas.
El ramie en Argelia, donde hemos estudiado prácti-
camente su cultivo, da todos los años dos ó tres cose-
chas abundantes de 700 á 800 kilogramos por hectárea,
y en la citada colonia, así como en nuestras provincias
meridionales de España, ha de dar lo menos 2.000 k i -
logramos. El valor de esta hilaza en los mercados de
Londres y Liverpool ha sido y es á razón de 1 á 3 fran-
cos el kilogramo; de lo que resulta que la cosecha de la
fibra del ramie es más lucrativa que las del lino y cá-
ñamo.
Debemos señalar una particularidad de esta planta,
y es que sus hojas las comen todos los ganados con
mucha predilección, y que constituyen, por consiguien-
te, un excelente forraje. También sus residuos produ-
cen un excelente abono, según luego se verá.
Gastos del cultivo. — P a r a calcular y apreciar los gas-
tos que puede tener el cultivo del ramie en España, de-
bemos consignar los que ocasiona en Francia, para que
este dato sirva de comparación.
ORTIGA UTIL, RAMIE

I. PRIMREAS LABORES.
Francos.

Siete jornales de una j'unta para labrar la tierra


á una profundidad de 0 , 3 0 m
49
Labor cruzada ó escarificación, dos jornales de
yunta 14
ü n jornal de una y u n t a para rastrillar y pasar el
rodillo á la tierra 7
Trazar surcos c o n el rayador, un jornal de h o m -
bre y caballería 5
Veintiséis jornales de mujer para plantar 39
Mil quinientos pies de planta criadas en v i v e r o . . 150

Total de g a s t o s para plantar una h e c t á r e a . . . . 264

I I . — L A B O R E S ANUALES.

D o s jornales de u n a y u n t a para dar d o s labores


someras 14
Cuatro jornales de u n hombre y una caballería
para dar dos rejas de vertedera 20
Doce jornales de un h o m b r e para aparar ó dar á
las plantas una labor ligera 30
Sesenta jornales de mujeres para dar cortes ó c o -
sechas 90
Interés de la tierra al 5 por 100 60
Gastos de riego y extraordinarios 40
Amortización del capital v i v o y muerto, al 15
por 100 12
Amortización por décimas partes de l o s g a s t o s de
plantación é interés 35

Total de gastos anuales 301

I I I . — SEPARACIÓN DE LA H I L A Z A .

Francos.

A 15 céntimos por kilogramo 225


Amortización è interés del material 10

Total francos 235


114 PLANTAS INDUSTRIALES

Producto líquido.—El precio de la. fibra del ramie no


puede menos de aumentar en cuanto se generalice su
empleo por las manufactaras francesas, y si hoy su va-
lor es de un franco 30 céntimos el kilogramo, se de-
berá deducir el 20 por 100 de gastos de trasporte, al-
macenaje, comisión, etc., y resultará que el valor líqui-
do para el cosechero será de un franco 4 céntimos. Si
se toma por base de producción solóla cantidad de 1.500
francos por hectárea en los dos cortes ó cosechas, el
producto que dará una hectárea de tierra plantada de
ramie se debe calcular del modo siguiente:

GASTOS Francos. Cts.

Total de los g a s t o s anuales y abonos. G5G 50


Beneficio líquido 903 50

1.560 »
PRODUCTOS

1.500 kilogramos de hilaza á 1 franco 04 el k i -


logramo 1.560

Beneficio líquido mínimum, 900 francos por h e c -


tárea. En muchos casos, este beneficio podrá aumentar-
se de 0 francos 20 céntimos y de 0 francos 25 por kilo-
gramo de fibra. En nuestras provincias meridionales de
España se podrá obtener una tercera cosecha de hilaza,
cuyo producto será otros 700 kilogramos.
Según los datos recientemente publicados por m o n -
sieur Favier, director de la Sociedad Ramie Francaise
de Aviñón, que se ocupa hace años en ensayar el culti-
vo y aplicaciones industriales de tan preciosa planta, la
producción en dicha localidad ha sido:
En el primer año un solo corte ha producido 2.000
kilogramos por hectárea.
ORTIGA ÚTIL, RAMIE 115

En el segundo año se han dado dos cortes, cada uno


de 4.000 kilogramos, ó sean 8.000 kilogramos por hec-
tárea.
En el tercer año dos cortes, cada uno de 6.000 kilo-
gramos, ó sean 12.000 kilogramos por hectárea.
En el cuarto año dos cortes, cada uno de 9.000 kilo-
gramos, ó sean 18.000 kilogramos por hectárea.
Á partir del cuarto año, la producción continúa nor-
mal. El término medio de la cantidad de fibras p r o d u -
cidas ha sido de 19 por 100; de modo que los 18.000
kilogramos de tallos secos recolectados por hectárea
contenían 3.420 kilos de hilaza, que al precio de 1,25
de peseta el kilo que tiene hoy en el mercado inglés re-
presenta para el producto de la fibra por hectárea y por
año un valor de 4.275 pesetas. •
Aunque parezca exagerada la producción del ramie
de 18.000 kilogramos en los dos cortes desde el cuarto
a ñ o , hay que tener en cuenta que en un metro cuadra-
do vegetan muy bien 60 tallos, que una hectárea p r o -
ducirá 600.000, y que, calculando el peso de cada tallo
ya seco en 15 gramos, resultarán 9 millones de gramos,
ó sean 9.000 kilogramos por corte, y en dos años 18.000
como producción normal del ramie por año y por hec-
tárea. Si en España la práctica llegase á demostrar que
se pueden dar los tres cortes, probables al menos en al-
gunas comarcas, no hay que decir hasta qué punto es in-
teresante el dar principio cuanto antes á estos ensayoá.
Los gastos del cultivo de esta planta se reducen á dos:
1.° De plantación.
2.° De entretenimiento.
Los de entretenimiento anual del cultivo por hectá-
rea, una vez hecha la plantación , serán en España va-
116 ORTIGA ÚTIL, RAMIE

riables de una á otra provincia, y si los calculamos p o r


un máximum, tendremos:
Pesetas.

Arrendamiento de la tierra 9 50
Gastos de las labores (escardas y binas) 60
Coste del a g u a de riego y de su distribución 100
Gastos de los cortes y de la desecación de los tallos. 00
Gastos para transformar los residuos del tallo y de
las hojas en estiércol ó abono 80
Interés del capital gastado en la plantación 50

600

Así es que, pagando bien los jornales, abonando bien


y no escaseando ninguna labor, importan 600 pesetas
los gastos de la explotación agrícola de cada año.
Ventajas del cultivo del ramie.—En los climas y tie-
rras que convienen á esta planta, sus rendimientos n a
serán los que hoy ya da en Francia; además su cultivo
tiene la ventaja de convenir á las grandes como á las pe-
queñas explotaciones agrícolas; y como planta vivaz que
permanece de asiento en la tierra un tiempo, si se quie-
re, hasta ilimitado, tan inapreciable ventaja, no sólo
evita trabajo, sino los gastos consiguientes.
Si á dichas ventajas se agregan las no menos impor-
tantes de la facilidad con que se multiplica, la de los
pocos cuidados que exige, la de su rusticidad, creci-
miento vigoroso y no ser atacada por ningún insecto,
justo y merecido es que con razón se la hayan tributa-
do y prodigado elogios, incluso nosotros desde el año
de 1854.
Si el cultivo del ramie ofrece ventajas, preciso es no
olvidar que en agricultura, como en todas las indus-
trias, el problema que más importa resolver es el de ob-
ORTIGA ÚTIL, RA MÍE 117

tener el máximum de rendimiento con el menor gasto


posible. Hoy ya la ciencia, como la práctica, tienen
demostrado que sólo se consigue que la tierra pro-
duzca conservando en ella la fertilidad, y desgraciada-
mente en muchas provincias de España se olvidan ó me-
nosprecian este axioma y no se preocupan de la devo-
lución de los principios que las plantas extraen del sue-
lo. Creen sin duda que la tierra es un manantial inago-
table de sustancias nutritivas, y por esto vemos que en
un gran número de cultivos la producción va disminu-
yendo, hasta el punto que se va haciendo imposible su
continuación. Esto lo vemos constantemente en el culti-
vo de los cereales, que en la mayoría de nuestras pro-
vincias el término medio de la producción es de 5 por 1,
y se necesitan años muy especiales, como lo es el ac-
tual (1884), para que exceda del 10 por 1, producción
que en Inglaterra sería ruinosa para el labrador, toda
vez que el término medio en años comunes no baja del
30 y llega con frecuencia al 40 por 1; y no se crea que
las tierras en este país son superiores á las nuestras, no;
lo que hacen en Inglaterra, en Francia y hoy en toda
Europa es agregar al suelo las sustancias fertilizantes en
cantidad suficiente para que las plantas, que no son se-
res vivientes, encuentren el alimento indispensable pa-
ra su vida. En España, Valencia es la provincia que ha
comprendido mejor que el único medio de obtener c o -
sechas remuneradoras es aplicar á las tierras excelente
abono para que eficazmente se aumente la produc-
ción.
Para el mejor porvenir del cultivo de esta planta
textil sería muy conveniente que los ensayos se r e a -
lizasen pronto en grande escala en Valencia, Andalucía,
118 PLANTAS INDUSTRIALES

Extremadura y demás, llamadas por las condiciones del


suelo y clima particular de su cultivo.
Abonos.— Los abonos son necesarios para fertilizar
la tierra donde se críe esta planta, y le son provechosos-
sus'mismos residuos leñosos, sus hojas, etc.; enterrán-
dolos en verde ó en estado de descomposición; pero si
se la abona con estiércoles repodridos, los rendimientos,
que dará serán mayores. Las materias fecales ó las ori-
nas, si se mezclan con bastante agua y ésta se emplea
en riegos de mano, también producen efectos sorpren-
dentes, aunque sólo se deberán aplicar, tanto aquéllos
como éstos, después de cada corte ó cosecha.
Aunque las tierras sean vírgenes ó bastante fértiles,
necesitan para abonarlas, ó bien los residuos de las
plantas, ó una cantidad de 1.000 kilogramos de estiér-
col consumido, ó su equivalente en excrementos, ori-
na, etc. La dosis de esta clase de abono se evalúa en
Francia en 120 francos por hectárea. En Valencia, para
el cultivo del arroz,los inteligentes agricultores emplean
unas 300 pesetas en abono mineral ó en guano; pero,
por regla general, todas.las plantas necesitan para su
alimentación los mismos principios que las constituyen,
aunque en proporción variable. Los más importantes
son el ácido fosfórico, la potasa y el ázoe; los demás se
encuentran en el aire y en el suelo en cantidad sufi-
ciente y generalidad de los casos.
Como el ramie produce en abundancia hojas y tallos
en los que se encuentran la corteza que contienen las
fibras que son las que el agricultor exporta, si utiliza
los residuos en forma de estiércol ósea la parte leñosa y
las hojas, restituiría al suelo todo cuanto le falte, sin au-
mentar una sola peseta, para conservarle su fertilidad.
ORTIGA ÚTIL, RA5IIE 119

Los análisis practicados por varios químicos dan 5


por 100 de cenizas por término medio entre las de los
tallos y las hojas secas.
Las composiciones de las cenizas referidas á 100
partes, según el doctor T. H. Hornidge, es la siguiente:
Potasa 3 ' 37 )
Sosa 16 39 4 8
' 7 G P
° r 1 0 0 d S á k a J Í
'
Cal 8,40
Magnesia 5,39
Cloruro de sodio . . . 9,13
p j j q u e corresponde próximamente á 21 por
A c i d o fosfórico
[ 100 de fosfato básico de cal.
Acido c a r b ó n i c o . . . . 8,10
Á c i d o silícico, arenas
y pequeño residuo
carbonoso y pérdida 9,61

100,00

De modo que este análisis nos dice que las cenizas


están compuestas de / partes entre álcalis y fosfatos de
3
4

cal y magnesia, y demuestra igualmente que las fibras


apenas contienen cenizas ó sean principios minerales.
Siendo las cenizas que dé la incineración de los t a -
llos y hojas en cantidad de un 5 por 100, resultará que
cada hectárea pierda al año 1.500 á 1.800 kilogramos
de materias minerales, de las que 71 por 100 están for-
madas de álcalis y de fosfato de cal; la cantidad de ázoe
que asimila la planta es, según el análisis del mismo
doctor inglés, de 0,09 por 100.
Éstos datos demuestran la importancia que tienen
los productos minerales en la vegetación de esta p l a n -
ta, y que si no se utilizan los residuos de ella, según
hemos indicado, no tardarán mucho las tierras dedica-
das á este cultivo en quedar completamente estériles.
120 PLANTAS INDUSTRIALES

Valor industrial de la fibra del ramie.—doctor


Ozanem consigna en la Oazette des Champagnes del 26
de Marzo de 1870 los datos siguientes:
«He aquí los resultados micrométricos y microdiná-
micos que he obtenido de las comparaciones de la fibra
simple y primitiva del ramie con las del cáñamo, lino,
algodón y seda.
»Este estudio comprende: 1.° la estructura microscó-
pica de la fibra; 2.°, su extensión primitiva; 3.°, la de
sus fibras; 4.°, el espesor de ellas; 5.°, la resistencia y
tracción; 6.°, su extensión antes de romperse, ó sea
elasticidad; 7.°, la resistencia de ellas á la torsión.

EXAMEN T MEDIDAS TOMADAS CON EL MICROSCOPIO

( A u m e n t o de 80 d i á m e t r o s . )

»l. a
La fibra textil del ramie tiene la misma exten-
sión que la longitud de su caña, por haberla observado
minuciosamente con el microscopio. En ella no existe
empalme alguno ni interrupción, estando formada de
un solo alvéolo ó celdilla continua, ó bien que las dife-
rentes de que se componen se entretejen y pierden los
puntos de empalme por efecto de una fusión inexplica-
ble. Estas son las razones que tengo para apreciar la re-
sistencia material de la fibra del ramie.
»2. Aunque las fibras del lino ó las del cáñamo
a

aparecen tan largas, son en realidad muy cortas; esto


consiste en que son celulares y fusiformes, de unos
0 , 0 2 de largo, sobrepuestas por sus extremidades y en-
m

chufadas unas sobre otras, y rompiéndose siempre por


el punto débil del empalme.
»3. La fibra del algodón común sólo tiene 0 ,02 á
a m

0 , 0 2 de largo, y la del algodón de hebra larga sólo lie-


m
ORTIGA ÚTIL, BAMIE 121

ga á 0"\06 á 0 ,07. En esta corta extensión de la fibra


m

consiste su poca resistencia, no obstante la mucha tor-


sión que se da á los elementos que la constituyen.»

EXTENSION EXTENSION ESPESOR


NOMBRES de la en en
fibra primitiva. milímetros. milímetros.

0' ",25
6/10 7/100
0»\ 5 0
0' \ 0 5 3/10 3/100
0"\ 0 5 5/10 3/100
0 .02
m

4/10 5/100
0" ,oo
50" ,00 5/100 4/100

Experiencias comparativas entre el ramie y otras materias


textiles.

Iiamie. Cáñamo. Lino. Seda. Algodón.

Resistencia á la tracción 100 36 25 12 12


Elasticidad antes de la ruptura 100 75 66 400 100
Resistencia á la torsión 100 95 ¿0 600 400

Las dos clases de ensayos comparativos entre diver-


sas materias textiles hechos por Mr. Forbes Watson ex-
poniendo en el primero diferentes fibras á la acción del
vapor de agua por espacio de dos horas; dejando en el
segundo las fibras expuestas por espacio de cuatro h o -
ras á la acción del vapor de agua á dos atmósferas, y
después durante tres horas á la acción del agua hirvien-
do, para separar las partes disueltas por la acción del
vapor, le dieron los resultados siguientes:
122 PLANTAS INDUSTRIALES

PERDIDA POR 100.

1." experiencia. 2.« experiencia.

Ramie de la China 0,89 0,89


Ramie de las Indias 0,81 1,5 í
Lino 1,47 3,50
Cáñamo de Manila 3,38 6,05
Lino de N u e v a Zelandia 2,70 6,14
Cáñamo de Italia 3,38 0,18
Cáñamo de Rusia 2,17 8,44
Y u t e de B e n g a l a 19,20 21,39

En estas dos clases de experiencias se patentiza la


superioridad del ramie para la fabricación de cuerdas y
toda clase de tejidos que hayan de estar expuestos á la
acción del agua, como por ejemplo, las velas de los
buques.

Medidas microdincimicas obtenidas con el instrumento del Dr. Alean,


de la Academia de Artes y Oficios, con fibras de 0 , 0 5 de
m
grueso.

Elasticidad
Resistencia ó* extensión en Resistencia
NOMBRES en gramos metros antes á la torsión
á la tracción. de romperse. en el torno.

24 3 ,003
m
180
3 0"\002 140
0 0 ,0025
m
176

1 0 ,004
ra
696
1 0 ,011
m
1,038

Siendo diferente el grueso de las anteriores fibras,


es difícil apreciar el valor relativo de ellas si no se las
somete á una común apreciación.
Teniendo por unidad la fibra del ramie, fácilmente
se obtienen los datos siguientes:
ORTIGA ÚTIL, RAMIE 123

Resistencia Resistencia
á la á la
SOMBRES Grueso. tracción. Elasticidad. torsión.

1 1 1 1
1/2 1/4 2/3 1/5
2/3 1/3 3/4 19/20
1/3 1/3 1 4
Seda i/4 1/6 4 6

De las experiencias practicadas resulta:


Que la fibra del ramie es más larga y más uniforme
eme la de todas las materias textiles, á excepción de la
seda.
Que ofrece mayor resistencia á la tracción que todas
las demás materias textiles.
Que es más elástica que el lino y que el cáñamo.
Que la resistencia á la torsión es también superior á
la del lino y cáñamo.
En el excelente folleto sobre el ramie (1), que aca-
ba de publicar nuestro muy ilustrado amigo D. Luis
María Utor, encareciendo la necesidad de aclimatar esta
importante planta textil en España, se consignan t a m -
bién las mejoras obtenidas en los procedimientos del
descortezado, ó sea la separación de las fibras de la par-
te leñosa de los tallos, así como las dificultades que no
pueden vencer nuestros agricultores para propagar su
cultivo, por la imposibilidad de importar los esquejes

(1) Importancia agrícola e industrial de la planta textil denomi-


nada el ramie, por B . L u i s María U t o r , Ingeniero industrial y Catedrá-
tico de la Escuela de Comercio de esta corte. Madrid, 1 8 8 4 .
1-24 PLANTAS INDUSTRIALES

de ella de Francia, de Italia, de Portugal ó de Argelia,


en donde la liemos visto en el jardín de aclimatación de
riamma, contiguo á Argel, vegetando de un modo sor-
prendente sin cultivo y ningún riego, costando 15 cén-
timos el pie ó 10 francos el 100, perfectamente acondi-
cionados para sufrir el trasporte.
También consigna el precio del millar de estas plan-
tas, que era el fijado por M. de La Tour en la Gironda,
el año pasado, el de 100 pesetas; en París, estación Mai-
sons-Laffite, de 60 á 70 pesetas; en Aviñon, el año p a -
sado, de 30 á 40 pesetas; y boy, los que se ponen de
acuerdo con el ya.citado Mr. Favier para venderle los
tallos, es solamente 20 pesetas el millar; pero desgra-
ciadamente no podemos pensar en traer plantas por te-
mor de la filoxera, medida que no somos los únicos que
siempre la han creído tan ineficaz como injustificable.
Finalmente, son tantas las ventajas que ofrece al culti-
vador esta planta, que en Granada, á fines de Diciembre
de 18i$3, se celebró una reunión de verdadera i m p o r -
tancia, en la que se trató del grandioso porvenir que
pudiera alcanzar en aquellas fértiles vegas su cultivo.
Por consecuencia de esta reunión, la Liga de contribu-
yentes acordó publicar un opúsculo encaminado á p r o -
pagarlo entre los agricultores, y las aplicaciones que
como vegetal textorio tiene en la filatura.
Parece ser que Mr. Favier se proponía visitar las co-
marcas de Valencia y Alicante, con objeto también de
propagarla, comprometiéndose, según a n u n c i ó l a p r e n -
sa (Enero de 1884), no sólo á comprar la cosecha, sino
también á establecer una máquina para, la segregación
de las fibras.
Hemos consignado lo más importante acerca del ra-
0RT1G-A ÚTIL, RAM1E 125

mié como planta filamentosa ó textoria, y creemos a h o -


ra como siempre, que su aclimatación y cultivo en E s -
paña es de absoluta é imprescindible necesidad, por la
seguridad de sus rendimientos, superiores bajo todos
conceptos á los que al agricultor en el día le reportan el
algodón, el cáñamo y el lino; en cuanto á que en las
provincias, que la temperatura superior á 16° se p r o -
longa, habrá tiempo suficiente para dar dos cortes, y en
algunas, como las del Mediodía, quizás tres.
126 PLANTAS INDUSTRIALES

SECCIÓN QUINTA.

Retama macho.

SPARTIU.U JUNCEÜJI, Ll>". GEXISTA ODORATA, M--E.

Planta dicotiledónea de la familia de las Leguminosas.

La ginesta, hiniesta, relama ó atocha, que los france-


ses llaman genét d'JEspagne, es un arbusto muy común
en varios montes de la Península, y en su género c o m -
prende un gran número de especies, cuya mayor parle
se crían con facilidad aun en los peores terrenos, y sir-
viendo aún en los jardines y paseos de mucho adorno,
por sus grandes flores amarillas y olororas, que se abren
en Mayo. Crece en forma de zarzal, elevándose h a s -
ta 1 metro 80 centímetros.
Se multiplica sembrando la simiente en primavera á
la exposición de Levante; al año siguiente se trasplanta
á otro sitio, dejando entre cada dos pies de 15 á 2 0 cen-
tímetros de distancia, y dos años después se trasplanta
de asiento.
En algunos países meridionales se siembra desde
tiempo inmemorial la retama de España en los sitios
más áridos, en las cuestas más pendientes, haciendo es-
ta operación en línea después de una ligera labor. En
este caso deberá emplearse más bien mucha simiente
que poca; primero, porque no siempre es buena toda;
y segundo, porque tiempo hay para aclarar, y procurar
que queden á una distancia de 0 , 6 0 entre cada dos m

plantas.
Pasados tres años, en los cuales sólo hay que preser-
RETAMA MACHO 127

var de las bestias la plantación, empieza á dar ramas lar-


gas que, cortadas, se emplean en la fabricación déla hi-
laza, las que, seguíalos Añílales de la Societédes Sciences
industrielles de Lyon, se puede muy bien con ella obte-
ner un lienzo fino, suave, de duración y susceptible ele
rivalizar con las mejores telas de cáñamo.
En el mes de Agosto se hace la recolección; se r e -
unen las ramas en hacecitos y se ponen en agua durante
algunas horas después de su desecación. Luego se enría
en tierra, regándola todos los días, y al cabo de ocho ó
nueve se quitan los hacecitos del suelo, se lavan, se gol-
pean y se ponen á secar.
Por el invierno se machacan las ramas, y la hilaza
que sale, aunque un poco gruesa, falta perfeccionarla;
pero preciso es que la enriadura, de cualquier modo que
se haga, así como la agramación, se realicen con esmero,
á fin de obtener dos especies de hilo; uno fino para ser-
villetas y camisas, y otro más grueso para telas grose-
ras, como costales, etc.
Los habitantes del monte Caciano enrían la retama
en aguas termales durante tres ó cuatro días, la sacan á
flor de agua, y con una piedra cortante ó con un trozo
de cristal rallan la corteza; cuando está bien seca la sa-
cuden, y el vellón algodonado que se desprende sirve
para rellenar almohadas.
Luego peinan la hilaza, la hilan y hacen una tela
que, aunque gruesa, recibe perfectamente toda clase de
colores.
En los países en que la retama suele ser el principal
alimento del ganado lanar, los rebaños no entran en las
retameras hasta los tres años de su plantación. Cada dos
años se corlan las puntas y cada seis los troncos, que
128 PLANTAS INDUSTRIALES

vuelven á retoñar en seguida. De este modo duran m u -


cho las retamas, suministrando todos los años pastos
abundantes, que los pastores cortan y llevan durante el
mal tiempo al corral del ganado.
Este forraje tiene, sin embargo, el inconveniente de
que, cuando los carneros no comen otra cosa, suele pro-
ducir una enfermedad inflamatoria en las vías urinarias,
que cede en seguida á beneficio de bebidas refrigerantes
y del cambio de alimento.
Gomo ya se ha dicho, los troncos duros d é l a retama
de España, que no come el ganado, sirven para abono ó
de combustible; mas, si se quiere, pueden hacerse servir
de alimento, bien golpeándolos para romperlos, como se
hace en varias partes con los troncos espinosos de las
aliagas, bien machacándolos en un molino de cortezas,
que es una pila circular para majar. Molidas las ramas
por este procedimiento, se reducen á una especie de pa-
pilla que se da luego al ganado, siendo uno de los ali-
mentos más nutritivos y que mejor gusto dan á la m a n -
teca que después se saca de la leche de las hembras que
la comen.
Por todas estas consideraciones debería cultivarse en
grande la retama de España en todos aquellos sitios en
que la naturaleza arenisca ó calcárea del terreno recha-
za otra especie de cultivo. Ella presta grandes servicios;
hace productivas tierras pobres; impide que las aguas
pluviales arrastren el hwrmis ó tierra vegetal que en p e -
queña cantidad contiene, y con los residuos de sus ta-
llos y hojas las fertilizan.
Aunque esta retama es sensible al frío, con todo, se
la cultiva en campo raso; primero, porque es preciso
que el invierno sea muy crudo para que perezca, y s e -
RETAMA MACEO 129

gundo, porque como retoñan las raíces, no hay más que


cortar el tronco y queda rehabilitada la planta.
No sólo la retama es una verdadera planta industrial,
sino que, para adornar jardines, es de las que siempre
han gozado de más prestigio; pues Boccace dice: «Que
es el arbusto que más adorna los vergeles de Florencia,
por el vistoso verdor de sus ramas nuevas y la abundan-
cia de sus olorosas flores.»
También Mr. Creusé de Lesser dice, en su Statisti-
que de VHerault, que: «La retama de España se utiliza
por su linda madera, así como planta textil, con muy bue-
nos resultados en el pueblo de Chambriers, donde las
telas que se obtienen con ella difícilmente las penetra la
lluvia; así es que los pastores y mucha gente del campo
usan vestidos de ella, que son impermeables.»
130 PLANTAS INDUSTRIALES

SECCIÓN SEXTA.

Esparto.

S T I P A TENACÍSIMA, LIN. MACROCHLOA TENACÍSIMA, K U N .

Planta monoootiledónea de la familia de las Gramíneas.

Se conoce este planta desde los tiempos más anti-


guos; y ya en la época de Plinio, Clusio, etc., tanto los
griegos como los romanos hacían mucho uso de ella. Es
vivaz, con raíces numerosas, delgadas y rastreras; tallos
fuertes, articulados; hojas que abrazan el tallo por su ba-
se, duras, flexibles, tenaces y fusiformes. Las flores por
Mayo forman un panículo estrecho, de donde salen en
racimillos. Cada una de las flores tiene un cáliz con dos
hojuelas lisas y agudas; las glumas están cubiertas de
pelos blancos; la exterior termina en forma de arista
velluda, articulada, retorcida por su parte inferior y un
poco sonrosada.
El fruto es un granillo largo que encierra la corola.
Unos 30 centímetros de altura y algo más suelen tener
los hojas radicales de esta planta, que son lineales y muy
duras, con bordes que se enroscan y dejan salir dos h i -
los fuertes y redondos, que son el esparto propiamente
dicho. Estos hilos se arrancan á tirón cuando la planta
está verde; se forman con ellos manojos, se dejan secar,
y luego pueden emplearse en varios usos.
Después de verificada la cosecha, se pone á secar al
sol por espacio de ocho días, y pasado este tiempo se
hacen del esparto manojos, que se depositan en un lugar
seco. Para confeccionar cuerda con esta materia se pone
ESPARTO 131

á enriar durante quince ó veinte días en agua de mar,


porque el agua dulce, si bien es verdad que lo vuelve
más flexible, le hace perder parte de su calidad y de su
duración. Después de esta operación se pone á secar
de nuevo, y se bate estando aún algo húmedo, con lo
que se consigue volver el esparto tan flexible como el
cáñamo, en cuyo .estado se emplea para fabricar con
elegancia y propiedad varios artículos de utilidad d o -
méstica.
Se puede con el esparto fabricar excelentes y visto-
sas tapicerías, que resisten a l a humedad de las paredes
y de los suelos; el agua, por el contrario, las fortifica,
aumentando su dureza; los gusanos, las mitas, las chin-
ches y demás insectos no se albergan en ellas, lo que las
hace muy propias para ser empleadas en las alcobas y
j u n t o á las camas, para alejar á estos huéspedes incómo-
dos; no inspiran temor-de incendio, en razón de las ma-
terias salinas que contienen.
En España se fabrican una multitud de artículos de
•esta materia, y Bawles, al hablar de nuestro país, dice
que conoce más de cuarenta y cinco modos de emplear
•el esparto, y la verdad es que hoy día esta industria ha
progresado de un modo asombroso. Crevillente, en la
provincia de Alicante, es una de las poblaciones más
industriosas tal vez de la nación; dedicada desde muy
antiguo á la fabricación de la industria esterera, son
considerables los beneficios que ha obtenido, siendo
como consecuencia de ello uno de los pueblos más opu-
lentos y ricos que se conocen.
El esparto crece espontáneo en España, así como en
•el Sahara y Tel (Argelia), donde se conoce con el nom-
b r e de alfa, y doloroso es recordar ahora á los desgra-
'132 PLANTAS INDUSTRIALES

ciados emigrados españoles, víctimas inmoladas por el


feroz fanatismo musulmán en los espártales de Saida, de-
la provincia de Oran.
En los campos de la Mancha, Valencia, Murcia y Al-
mería, esta planta ha abundado mucho, pues hubo una.
época, y no muy lejana, en la que de esta última se ex-
portaba inmensa cantidad de esparto todos los años,,
tanto para Inglaterra y Francia como para Argelia, de-
la que ahora recibimos grandes cantidades. La causa de
tan lamentable y ruinosa decadencia viene á ser la si-
guiente, en vista de los datos que desde 1860 hasta 1872,
conservamos. En dicho año, el esparto de Yecla, de la
provincia de Murcia, se vendía el haz de arroba y m e -
dia á seis cuartos y medio; en 1861 subió á d o s reales; en
1864, en los almacenes que se formaron para depósitos,,
á 14 reales el quintal; en 1870, á 16 y 20; y en 1872 al-
canzó el precio de 36 y 40 reales.
En el mismo pueblo, la subasta del esparto en todos-
Ios montes subió en 1861 á 24.000 reales, en 1864 á
84.000, y en 1872 á 1873, las tres cuartas partes de los
que también se subastaron alcanzó la suma de 80.000 rs.
Tan subidos precios, exigidos por la ambición d e s -
mesurada del lucro, hizo decaer espantosamente esta in-
dustria y que los jornaleros que anualmente á ella se
dedicaban pasasen á la Argelia.
Lo que más ha contribuido también á que el espar-
to escasease en dicha provincia y la de Almería, ha sido
el hacer dos cogidas, sin dejar á las plantas llegar á sa-
zón, y haber sostenido los precios tan elevados, resul-
tando por último, que los espartos de Argel vengan al
puerto de Alicante haciendo competencia ruinosa á todos
los del litoral de nuestro Mediterráneo.
ESPARTO 133

Hablando del esparto el eminente Sr. Cavanillas dice:


«Hay muchos pueblos en el reino de Valencia que, ó se
mantienen, ó aumentan sus riquezas con las manufactu-
ras del esparto: á esto deben su existencia, y aun sus
aumentos.» Y entre los muchos que menciona se e n -
cuentra Crevillente, cuya prosperidad hemos citado.
Desgraciadamente el esparto, esta preciosa y espon-
tánea planta, es menos común hoy, según se ha visto, que
hace algunos años, no tanto por haberse reducido á cul-
tivo mucha tierra, cuanto por el culpable descuido de
las justicias de los pueblos. Ellas han permitido a r r a n -
car los atochones de raíz para quemarlos en los hornos
d e cal y yeso, para camas de los ganados, para estiércol
y otras cosas que pudieran y debieran suplirse de otro
modo. Si se contentasen con arrancar las hojas, que es
lo que sirve en las manufacturas de esparto, lejos de per-
judicar á la planta la darían nuevo motivo de extenderse
y multiplicarse. La destrucción de las raíces perennes y
de los tronquitos duros y rastreros casi á flor de tierra,
daña y destruye la planta que, como materia primera,
no puede ser más preciosa y elemento poderoso de r i -
queza para muchos, porque enjendra industrias, base
segura de prosperidad y bienandanza.
Se multiplica el esparto por simiente, que madura en
Junio y Julio, ó por la segregación de sus atoches, que
se plantan de asiento en otoño ó Febrero.
Son tantos los progresos que la industria de este tex-
til ha hecho en Argelia, donde existe una superficie que
la produce espontánea de más de cuatro millones de
hectáreas, que la estadística comercial inglesa consigna
respecto á ella lo que sigue:
1.° Que Inglaterra exportó en 1868 la cantidad
134 PLANTAS INDUSTRIALES

de 95.000 toneladas de esparto (alfa), y que en 1876 l l e -


gó hasta 125.000.
2.° Que España en 1868 contribuía al consumo inglés
con 92.000 toneladas, y que en dicho año de 1876 sólo
con 56.000.
3.° Que Argelia puede hoy abastecerá Inglaterra del
mucho esparto que su industria necesita.
Lamentable es que nuestra exportación vaya cada año-
más en descenso, siendo en 1882 sólo de 40.856 tonela-
das de esparto en rama y 956 obrado, ó sea un total
de 41.812.
fOaCORO TEXTIL 135

SECCIÓN S É P T I M A .

Corcoro textil.

CORCHORUS TEXTILIS ? Y GORCHORUS CAPSDLARIS, LlN.

Plantas dicotiledóneas de la familia de las Liliáceas.

Esta planta, que alguna de sus especies se cultivan en


jardinería con los nombres de KERRIA (corete) del Ja-
pón, CorcJiorus japoníais, T h u n d . ; Rubus j'aponíais,
Lin.; y Kerria grandiflora, de flores simples y gran^
des, así como la K. ramulis aureo-mttatis, y la variegata,
TCLÍO es en Europa el que de ella se ocupa como planta

textil; por el contrario, los chinos sacan de su corteza


filamentosa la hebra que llaman tsing-ma, criándose
espontánea en sus montañas, así como en la India, sien-
do fácil su cultivo y multiplicación por simiente y r e -
toños.
En el ya citado Jardín de aclimatación de Argel, lla-
mado de Eamma, la hemos visto cultivar (1874) en una
hectárea de tierra fresca, la que, sembrada el 15 de Mayo,
ya en Noviembre tenía de altura de l , 2 5 á l , 5 0 , p r o -
m m

duciendo 2.000 kilogramos de hilaza que, aunque muy


basta, se estimaba para tela de embalaje.
M. Itier, en su obra sobre la China, dice que «allí
preparan los tallos de esta planta colocándolos en posi-
ción vertical dentro de una caldera llena de agua h i r -
viendo; que después de algunas horas los sacan y ponen
á secar al sol, y cuando lo están, los meten en agua fría
y separan la corteza, obteniendo la hilaza por medio de
peines con púas de acero. También sirve esta hilaza para
136 PLANTAS INDUSTRIALES »»

la fabricación de tapices y pasamanería, p o r q u e , según


afirma M. Hargrave, uno de los más entendidos i n d u s -
triales, él mismo obtuvo en 1845 resultados muy satis-
factorios.»
En Inglaterra la reciben todos los años en cantidades
considerables, conociéndose en aquel mercado con el
nombre dejute, que mezclan con el cáñamo para la fa-
bricación de telas.
También dice el Dr. O'Rorke que en Bengala hacen
con el corcoro textil telas para vestidos y embalaje, y que
tanto el azúcar como el arroz que de allí se exporta para
Europa viene en sacos áejute.
MELILOTO BLANCO 137

SECCIÓN OCTAVA.

Meliloto blanco.

MELILOTOS ALBA, L A M . MELILOTOS VULGAHIS, W I L L D .

Planta dicotiledónea de la familia de las Leguminosas.

Los tallos de esta planta son rectos, algunas veces


de l , 4 0 á 50 de alto. Las legumbres en racimo, des-
m

nudas, jugosas, agudas, y de dos semillas; las flores na-


cen en los encuentros de las hojas, y son blancas. Esta
especie es la que en Francia M. Bailly de Chateau-Re-
nard-Loiret propuso hace algunos años su cultivo como
planta textil; y en el concurso general de Orleans
de 1853 y en la Exposición universal de 1855 presentó
hilaza, hilo y tela que, aunque un poco basta, era de
muy buena calidad.
Esta planta, originaria de Siberia, se siembra en la
primavera en tierra calcárea de mediana calidad, con
poca labor, á razón de 15 á 20 kilogramos de simiente
por hectárea; al año siguiente se siega, y los haces que
con ella se forman se dejan secar al aire para poderlos
después enriar, agramar y rastrillar.
El producto medio de tallos secos que por hectárea
ha dado en Francia esta planta al que la ha cultivado
para la extracción de su hilaza, ha sido de 7 á 8.000 ki-
logramos.
Esta hilaza es de color pardo con reflejo algo platea-
do, y al tacto es más bien áspera que suave.
138 PLANTAS INDUSTRIALES

Su cultivo viene á costar en Francia á razón de ' 1 0


francos los 1 . 0 0 0 kilogramos.
Otra variedad llamada trébol de JBokMra, cuyos fo-
liólos tienen un tinte azulado, es más temprana, y a u n -
que sus tallos adquieran menos desarrollo, llegan hasta
la altura de 2 metros.
ASCLEPIADA DE SIRIA 139

SECCIÓN NOVENA.

Asclepiada de Siria.

ASGLEPIAS SYRIACA, L I N . ASGLEPIAS CORNUTI, D E G A L .

Plañía dicotiledónea de la familia de las Asclepiadeas.

Esta planta vivaz, de los climas fríos, llamada Apo-


cino (áriol de la seda ú omaballoj, fué introducida en
Europa en 1829, y en ellos su tallo se eleva á más de
3 metros de altura, sus hojas son ovales y vellosas por
el envés; las flores en parasol inclinado, y el fruto grue-
so, oval y puntiagudo. En nuestras provincias del Me-
diodía es un arbusto ramoso que suele durar seis y siete
años.
Los frutos, especie de limoncillos, están llenos, como
los capullos del algodonero, de unos pelos sedosos, que
forman los milanos de sus numerosas simientes. Estos
limones al madurar se abren y se facilita diariamente la
salida de la seda, que se desprende por sí misma de las
simientes si no se recoge.
Se han hecho muchos ensayos para segregar esta se-
da; mas como se ha reconocido que después de ser muy
corta es quebradiza, se han contentado al cabo con e m -
plearla en entretelas y acolchado.
En cambio se ha visto que las fibras que visten bien
los tallos y ramas de la planta formando una corteza
dan una hebra muy blanca y muy buena, enriándolos
como el cáñamo y agramándolos después.
Como esta planta se contenta con cualquier terreno,
con tal que no sea húmedo, así como con cualquiera
cultivo, merece que se ensaye con este objeto.
140 PLANTAS INDUSTRIALES

Ya á principio de este siglo el rey Estanislao y el


bailío de Liegnitz, que cultivaban 20.000 pies para la fa-
bricación de guantes y medias, hicieron de ellas g r a n -
des elogios; pero la verdad es que el profesor Cook
encontró dificultades para su universal aceptación.
Se multiplica por sus raíces y simiente, con un e s -
pacio entre cada planta de 0 , 6 0 á O ",70, y los interme-
m 1

dios se aclaran á 0 , 23 de distancia. Las raíces se plan-


m

tan en el otoño, ó en Marzo y Abril, á una profundidad


de 0 , 1 5 á 0 , 2 0 . Al segundo año las plantas están bien
m m

enramadas.
Estas plantas, nacidas de simiente, no florecen sino
al tercer año, y las de raíces, al primero ya las producen.
Está probado que una hectárea plantada con las m e -
jores condiciones puede dar á los dos ó tres años de 450
á 500 kilogramos de seda ó guata, que puede también
servir como las hilas en los usos cirúrgicos.
PLANTAS INDÍGENAS DE LA EUROPA MERIDIONAL 14 f

SECCIÓN DÉCIMA.

P l a n t a s indígenas de la Europa meridional.

A g a v e de América (Agave americana, Lm.).—PITA.


Esta planta, de numerosas hojas carnudas, rodeadas de
aguijones, con escapo de 3 ,60 de alto, dividido en
m

candelabros, termina cada rama con una cabeza de flo-


res amarillas. Prospera en los suelos más áridos, y se
emplea mucho para cercar en nuestras provincias meri-
dionales. Las especies que más se usan son:
Agave pita ó agave fcetida, de HAW., Ó Fonrcroya gi-
gantea, de VENT.—Planta originaria de la América m e -
ridional. Raíz tuberosa; hojas muy largas; escapo ó tallo
de 9 metros de alto, que se divide y subdivide en ramas-
muy numerosas; flores de un blanco verduzco.
En el Jardín de plantas de París se cultivan veinti-
séis variedades; y aunque la pita no sea producción
espontánea de nuestro suelo, ha tomado ya carta de
naturaleza en las provincias litorales, sobre todo en las-
del Sur, hasta el extremo de que gran parte de los c e -
rramientos se forman con ella, según ya se ha dicho.
Agregúese á este beneficio, que suministra fibras texti-
les, blancas y brillantes, de fácil preparación; que toman
el tinte azul, rojo, verde y amarillo con mucha firmeza.
Sirve para aparejos y cuerdas de lujo, y pesa 25 por 100
menos que la hilaza d e l c á ñ a m o . La explotación de esta
planta no hace muchos años que principió en la p r o -
vincia de Murcia por M. A. Simonet, con privilegio
exclusivo, proporcionando á los agricultores por medio
de esta nueva industria un producto más á las tierras
14,2 PLANTAS INDUSTRIALES

que fructifican i un nuevo á las estériles, y un aumento


más á la riqueza del país. En '1878 exportamos 63.986
kilogramos de esta textil en rama, á razón de 110 pese-
tas los 100 kilogramos, valor oficial.
Yuca de aloe fYncca Aloifolia, LIN.).—Esta liliácea
tiene las hojas dentadas en el borde, pendiente en la va-
riedad yuca péndula, de tallos con flores un poco sonro-
sadas y que se multiplica por renuevos de pie. La yuca
Jllamentosa de Virginia, sus hojas, de 0 , 5 0 á 0 , 7 5 ,
m m

son radicales, guarnecidas en los bordes de filamentos


blancos; tallo de 1 , 5 0 á 2 metros, cargado de más de
m

200 flores de color blanco verduzco. En Argelia es muy


c o m ú n , y su hilaza es blanca, leñosa, resistente y con
el peine ó rastrillado queda muy fina.
Palmito (Chamerops Humilis, LIN.).—Humilde plan-
t a , que se cría espontánea en las regiones oriental
y meridional de España, de mucho uso para fabricar
serijos, capachos, cestos, cuévanos, esteras, escobas y
cuerdas. Argel ha dado importancia á esta planta, sa-
cando de ella la llamada crin vegetal, útil para colchones
y.,otros objetos análogos.
Allí M. Foley fué el primero que se propuso utilizar
•esta planta, no sólo á la fabricación de dicha crin vege-
tal, sino también á la de papel, cuerdas, etc.
El procedimiento preliminar que ha dejado consig-
nado consiste en sumergir las hojas de los palmitos en
agua para macerarlas un poco, y luego hacerlas pasar
por entre cilindros para obtener las fibras y las estopas
convenientemente preparadas para dichas fabricaciones.
Para mejorar la calidad de estas estopas, á fin de que
puedan servir para colchones, rehenchir muebles, etc.,
las prepara con la potasa disuelta en agua, y por últi-
PLANTAS INDÍGENAS DE LA EUROPA MERIDIONAL 143

mo, para hacer la pasta para el papel ó el cartón, s o -


mete las estopas á la acción del cloruro de cal.
M. Foley obtuvo en 15 de Abril de 1852 un p r i v i -
legio de invención para un nuevo procedimiento desti-
nado á separar las fibras de las hojas de la palma ena-
na, y de otras plantas textiles. Al siguiente año, en Oc-
tubre de 1853, un certificado de adición y un segundo
privilegio para el hilado y el tejido de los productos
procedentes de dicha palma enana. Por este medio, si-
guiendo la serie de operaciones que hallamos descritas
en varias publicaciones, M. Foley obtuvo al cabo de
quince ó veinte días fibras y estopas propias para todos
los usos análogos á los del lino y cáñamo, lo mismo que
la trasíbrmación de las estopas en pasta para el papel.
Todos estos resultados pueden conseguirse con la
aplicación del procedimiento de M. Clausen á las hojas
del palmito en particular y de todas las palmas en g e -
neral. Este procedimiento consiste en el enriado por
medio de sustancias alcalinas. (Véase ENRIAMIENTO.)
No hace mucho tiempo se estableció en la provincia
de Valencia una fábrica para utilizar esta planta en h a -
cer papel y en otras industrias.
Su multiplicación, fácil de retoños y semilla, que
son pequeñas, globulosas y encarnadas, por lo que las
llaman corales.
1-14 PLANTAS INDUSTRIALES

SECCIÓN U N D É C I M A .

Plantas textiles por utilizar.

Bromelia silvestre.—La Bromelia ó anana silvestre


es originaria del golfo de Méjico, donde extraordinaria-
mente abunda. Del raguis ó de sus hojas en forma de
espiga, y de los nervios secundarios de sus hojas envai-
nadoras, pueden extraerse fibras capaces de rivalizar
con las mejores y más escogidas que se obtienen del
lino y de otros vegetales indígenas utilizados por igual
concepto. Dadas las condiciones climatológicas de nues-
tro suelo, creemos que no habían de ser infructuosos los
ensayos que sobre el cultivo de ésta y las que siguen se
hiciesen en España.El P . Blanco dice: «que dolashojas
de estas plantas sacan los indios hilos finísimos, de los
cuales hacen telas de una delicadeza portentosa.»
Epilobio erizado; familia de las Onagranas. Esta
planta crece con preferencia en los terrenos h ú m e -
dos, en donde se la encuentra con profusión en las co-
rrientes de agua, en las lagunas y más en abundancia
aún en los lagos salados del Egipto. Gomo aviva con
mucha facilidad, puede dar algunas cosechas al año cor-
tándola y trasplantándola inmediatamente. Éntrela cor-
teza y la parte leñosa de la misma se encuentra una
masa compuesta de fibras textiles de incomparable r i -
queza y de una solidez á toda prueba.
La preparación de esta planta para reducirla al e s -
tado de fibras que puedan luego sufrirlas distintas ope-
raciones de la hilatura, comprende el cultivo de las
plantaciones naturales y artificiales, la recolección de
los tallos, el arte de descortezar y segregar las fibras, el
PLANTAS TEXTILES POR UTILIZAR 14 5

blanqueamiento seguido del lavado y una desecación


mecánica.
Laportea postullata; familia de las Cortocarpeas, gé-
nero dedicado á Laporte.—Como los botánicos alema-
nes se ocupan asiduamente en estudiar las plantas úti-
les por sus fibras filamentosas y textiles, una de las que
han llamado la atención en Berlín es la presente, nota-
ble por la tenacidad de sus fibras, que á una fácil filatu-
ra reúne un lustre sedoso y brillante en sumo grado.
Asimismo se recomienda por su cultivo poco dispendio-
so, pues, como á vivaz que ella es, basta con una sola
plantación ó siembra, condición que no tiene el cáñamo,
además de tener sobre éste la ventaja de su mayor g r a -
do de producción ó rendimiento. Del género Laportea,
se conocía ya como planta ornamental por sus hojas en
los jardines de Europa la especie creniüaía, de los horti-
cultores, que, lo mismo que la pustnllata, se multiplica
fácilmente de esqueje en clima templado como el n u e s -
tro y en terreno bien abonado, suelto y copiosamente
húmedo.
Malva arbórea (Lavatera arbórea, Lra.).—Esta mal-
vácea es vivaz, y crece espontánea en Italia, en Córcega
y en el Piamonte. Según D. Vicente Cutanda, tiene l , 2 0
m

á l , 5 0 , y que creció ó debió crecer en la Real Gasa de


m

Campo, pues dice que se encuentra en el herbario del


profesor Rodríguez, como procedente de esta localidad,
donde él mismo la vio. En su corteza y tallos se hallan
los filamentos textiles.
Malvavisco d e hojas d e cáñamo (Alfíuea cannabi-
na, L.)— Esta malvácea es vivaz y se la conoce en E u r o -
pa desde 1597. Los tallos contienen una hilaza que di-
cen es muy fuerte.
10
146 PLANTAS INDUSTRIALES

Malvavisco de Narbona (Altlwa narbonensis, PO'UR.)


—Es también vivaz y pertenece á la familia de las mal-
váceas, pudiéndose sacar de ella una hilaza de excelente
calidad. Florece por Agosto; se cultiva fácilmente.
Malva rizada (Malva crispa, L.) — Esta malvácea
fué importada de Siria en 1573; es anual y su tallo sue-
le tener hasta 2 metros de alto. Su corteza y tallos son
fibrosos.
Ortiga con hojas de cáñamo (Urtica cannabina, L.)
—Esla ortiga fué introducida en Francia en 1749, y es
originaria de Siberia, donde da una hilaza que sirve para
hacer hilo, cuerdas, etc.
Apocino cañamero (Apocynnm cannabimm, L.) —
Esta planta pertenece á la familia de las apocíneas; es
vivaz y originaria de la Carolina, conociéndosela desde
1699. Los indios hacen con sus fibras los vestidos que
usan.
ENRIAMIENTO SALUBRE 147

SECCIÓN D U O D É C I M A .

Enriamiento salubre.

Historia. — Los defectos inherentes al sistema anti-


g u o de enriar ó cocer los linos y cáñamos, así como
otras plantas textiles, sumergiéndolas en aguas corrien-
tes ó estancadas, según queda consignado en el CAPÍTU-
LO I , de Plantas textiles anuales, pág. 22, será siempre
de trascendentales resultados para la higiene pública y
para la industria. Tan perjudiciales defectos fueron la
•causa hace ya algunos años de que diferentes agriculto-
res é industriales extranjeros llamasen la atención de
los hombres científicos en solicitud de otro, no sólo
exento de los graves defectos de la irregularidad y des-
igualdad de los resultados, así como también del ries-
go de alterar la fibra textil.
Tratóse con laudable celo evitar las muchas enfer-
medades endémicas que ocasiona en las comarcas u ñ e -
ras, así como la inseguridad y tardanza en estas opera-
ciones. Muchos fueron los que se dedicaron al estudio
•de este importante asunto, y entre los que más se dis-
tinguieron se cuentan Lee y Bundy, en Inglaterra, y
Christian, Laforest y Delcourt, en Francia.
Todas las máquinas inventadas en las primitivas in-
vestigaciones fueron mal recibidas; la antigua rutina su-
peraba, por desgracia, álos esfuerzos de la inteligencia
de los inventores, y aunque posteriormente, no hace
muchos años, la necesidad y los resultados perjudiciales
á la vida del hombre y á los intereses agrícolas obliga-
ron á muchos á adoptarlas, ni la de Christian, que fué
14 S PLANTAS INDUSTRIALES

la que mereció más aceptación, logró generalizarse, ni


menos se dejó de buscar en la química el método para
mejorar las condiciones de la materia textil, así como,
en la higiene los medios de precaver los estragos p r o -
ducidos en la salud pública. Falaces recursos con que-
se creía satisfacer á todas las necesidades y hacer sus
ventajas aplicables á todos los países y localidades.
El autor de esta obra ha sido el primero que en E s -
paña se ocupó de tan importante asunto, presentando
en 5 de Julio de 1850 al Ministro de Fomento una Me-
moria en la que simplificaba la máquina de Christian y
explicaba en ella todos sus detalles. Era tal la sencillez
á que redujo su mecanismo, que podía construirse de
madera por cualquier carpintero de mediana inteligen-
cia. Esta Memoria fué recomendada por Real orden de
25 de Julio de 1850, y publicada en la Gaceta del 1.° de
Agosto del mismo año.
La época de 1840 fué la real y efectiva en que el pro-
fesor Scheiweiler, de Bruselas, realizó la gran reforma en
el enriado del lino y cáñamo proponiendo á la Academia
de Ciencias de aquella ciudad la aplicación del agua ca-
liente en cubas cerradas. El resultado que dieron los en-
sayos verificados según el nuevo método, entonces, y la-
superioridad que en éste se halla sobre la práctica del
antiguo y rutinario sistema de enriar, después de concu-
rrir á su estudio y experiencia distintas clases de obser-
vadores, terminaron trazando la marcha racional que
debía conducir al logro de lo que con tanto afán se d e -
seaba, y á lo cual nosotros mismos nos hemos dedicado
con insistencia; es decir, á separar sin alteración alguna,
y con la mayor celeridad posible toda la fibra textil del
lino y cáñamo. Una vez conseguido llegar á conocer la
ENRIAMIENTO SALUBRE ' 149

resolución del problema sobre el exacto conocimiento


de las bases que constituyen el enriado, según luego se
manifestará, bueno será fijar la atención acerca, del por-
venir que desde hace muchos años tenemos pronostica-
do á nuestra industria linera.
Para la cuestión del enriamiento salubre, una de las
principales investigaciones es resolver el problema del
conocimiento exacto de los fenómenos que se operan en
el enriado. Esto ya se ha conseguido prácticamente, se-
gún manifestaremos; pero bueno será fijar la atención y
no desdeñar cuanto vamos ahora á exponer.
Los progresos de la civilización y la facilidad que han
adquirido las vías de comunicación, no sólo con la cons-
trucción de nuevos caminos, sino con la aplicación del
vapor al trasporte de viajeros y mercancías, ha produci-
do entre las provincias tantas relaciones mercantiles,
que con el mutuo cambio de productos naturales é indus-
triales renace nuestra prosperidad y debemos aplicar á
nuestro suelo aquello que más provechoso sea á la agri-
cultura y á su industria, á fin de economizar la mano de
obra, perfeccionar el trabajo y, sobre todo, alejar las
causas de insalubridad que resultan del enriado según
el sistema antiauo.
Si queremos buscar la decadencia de nuestra indus-
tria linera, además de las que ya tenemos indicadas, la
encontraremos en el sistema prohibitivo, por desgracia
mal entendido, que no sólo ha protegido exclusivamente
á la industria algodonera, sino que creó el contrabando,
alejó las buenas costumbres, las buenas intenciones, y
la afición al trabajo noble y honrado.
El enriado salubre tenemos la gloria de haber sido
los primeros que lo han practicado con resultados s u -
150 PLANTAS INDUSTRIALES

mámente satisfactorios por medio del vapor, que es, e n -


tre los salubres, el más preferible y cuyas ventajas fá-
cil nos va á ser probar, así como sus economías.
Hemos dicho que una de las condiciones esenciales
es conocer exactamente los fenómenos del enriado;
cuando presentamos al Gobierno de S. M. nuestra ya
citada Memoria conocíamos la teoría, sin haber apren-
dido nada con la práctica. Nuestras investigaciones pos-
teriores nos hicieron conocer y estudiar, no sólo los
trabajos primitivos de Christian y Delcourt, sino los de
Dueller, en Francia, y los de Scheidweiler, en Bélgica,
en sus Memorias presentadas á las Academias de Cien-
cias de París y Bruselas, así como también el sistema
del americano Schenck, que fué quien resucitó la idea
de Scheidweiler.
La nación que primero se ocupó de mejorar las con-
diciones del enriado fué Inglaterra, poniendo á disposi-
ción de la primera autoridad de Irlanda (Lord Lietite-
nantj sumas considerables, no sólo para estimular el
perfeccionamiento y aumento del cultivo del lino, sino
para mejorar y simplificar todas las operaciones que se-
paran sus fibras.
También Bélgica, país modelo en el cultivo é indus-
tria linera, cuya rica é inimitable producción hace que
ningún país la aventaje en Europa, no ha escaseado nun-
ca los premios.
Francia comisionó al célebre químico Payen para
que informase al Ministerio de Comercio y Agricultura
sobre varias cuestiones que interesaban á la industria
fabril, y principalmente á la del lino y cáñamo; lo cual
es una prueba que el Gobierno de nuestra vecina repú-
blica ha fundado siempre en este ramo de la agricultu-
ENRIAMIENTO SALUBRE 151

ra grandes esperanzas, acordándole mucha protección.


La Prusia no sólo ha excitado el interés de los agriculto-
res ofreciéndoles cuantiosas recompensas, sino estable-
ció escuelas prácticas para la educación de jóvenes la-
bradores en el cultivo y preparación del lino.
Enriamiento salubre del lino.—En la ya citada sec-
ción 1. de este capítulo, pág. 22, y demás que siguen,
a

describimos sucintamente los sistemas que generalmen-


te se usan en España para empezar ó enriar el lino en
aguas corrientes ó estancadas ; ahora debemos exponer
los resultados que con la enriadura salubre por medio
del vapor pudimos conseguir en 1852 á fuerza de dis-
pendios y de perseverancia.
Los ensayos en grande escala los hicimos en Orihue-
la, en el convento que fué de Capuchinos, que gustoso
nos cedió nuestro inolvidable amigo D. Matías Sorza-
no, y que principiaron el 21 de Agosto del citado año á
las cinco de la tarde. La balsa era de ladrillo y .cal h i -
dráulica, de 2 ,76 de largo, l , 9 2 de ancho, por l , 2
,n m m

de profundidad. El generador de vapor, de la fuerza de


dos caballos, lo construyó en Madrid Mr. Bautista La-
gaspie.
La primera cantidad de lino en rama que en dicha
balsa se metió fué de 280 kilogramos, estableciendo en
ella una temperatura media de 28 á 30 grados del ter-
mómetro de Reaumur. A las pocas horas se desarrolló
la fermentación tumultuosa, arrojando fuera gran can-
tidad de agua, espuma y materia colorante.
Seguimos constantemente con la misma temperatura
noche y día, hasta las cuarenta y siete horas y treinta mi-
nutos, que haciendo la prueba con algunos tallos, cono-
cimos que estaba terminada la operación,porque la fibra
152 PLANTAS INDUSTRIALES

se desprendía de la planta bajo la presión corridadel ín-


dice y pulgar ele la mano derecha.
Se sacó de la balsa el lino enriado ó cocido, se puso
en haces A erticales, arrimados entre sí y al aire libre, con
r

suficiente espacio entre ellos para la más fácil salida de


los gases,y sólo tardaron en secarse unasnoventa horas.
Después de esta primera operación hicimos tres
más, en las que, no sólo variamos la cantidad de lino
que se metió en la balsa, sino también la temperatura
del agua, obteniendo los más apetecibles resultados. El
resumen de éstos es el siguiente :
1. a
Con 555 kilogramos de l i n o , el agua á la temperatura de 28 á
30° Reaumur, la operación duró cuarenta y siete horas y treinta m i n u -
tos, resultando 39 kilogramos de fibra textil de apariencia sedosa y e x -
celente calidad.
2. a
Con 580 kilogramos de lino, el a g u a á la temperatura de 2G á
28° Reaumur, duró treinta y siete horas la operación y resultaron 47 ki-
l o g r a m o s de lino puro.
3. a
Con 325 kilogramos de lino, á la temperatura de 27 á 2 9 R e a u -
o

m u r , la operación duró treinta y seis horas y resultaron 83 k i l o g r a m o s .


4. a
D e 730 kilogramos de lino resultaron 100 kilogramos de lino
puro, durando la operación treinta y ocho horas, con una temperatura
de 27 i 29».
En todas ellas la fermentación empezó á los pocos
minutos, anunciándose por el desprendimiento de gas
ácido carbónico; pasando luego á sertumultuosa, y man-
teniéndose casi sin vapor la temperatura inicial del
agua, durante veinticinco á treinta horas.
Al final de cada operación y en las altas horas de la
noche, el vapor que se desprendía de la balsa era m a -
yor á causa de la frescura del aire. En las cuatro que se
hicieron, el olor del agua en las primeras horas era aro-
mático, parecido al ele las frutas agrias; luego llegó á
ser ni incómodo ni mucho menos malsano.
ENRIAMIENTO SALUBRE 153

Por regla general, dichas operaciones duran más ó


menos tiempo, según sea la calidad del agua, á causa de
la mucha influencia que en ellas ejerce; pues Mr. Jhon
Carten, de Irlanda, que es uno de los hombres más
prácticos en esta materia, recomienda que antes de sem-
brar el lino pregunten los labradores: «¿Donde tendrán
agua dulce y suave para enriarlo?» ¿Where cant Iget
ffood seft water to steep it on?
Después de seco todo el lino, lo hicimos picar ó
agramar, espadar y rastrillar, operaciones, no sólo d e -
fectuosas, sino muy nocivas para la salud de los que las
ejecutan; así es que conveniente será adoptar para to
das ellas las máquinas perfeccionadas que se usan en
el extranjero.
Enriamiento salubre del cáñamo.—Terminada la
concisa relación del enriado salubre del lino, vamos á
consignar las operaciones que hicimos para cocer el cá-
ñamo, y cuáles fueron sus resultados.
Ya se ha dicho que el cáñamo es una planta com-
puesta de hebras adheridas por una especie de goma re-
sinosa natural, que las liga íntimamente y que preciso
es aislarlas y reducirlas á filamentos flexibles. Ante to-
do, necesario también es disolver esta goma, lo cual se
consigue, lo mismo en el lino que en el cáñamo, con la
enriadura.
Esta operación ni es tan fácil ni tan sencilla como la
que se emplea para los linos. La goma que une entre sí
los filamentos es de difícil y lenta disolución; así es que
en varios puntos de Europa emplean sustancias que,
mezcladas con el agua de maceración, disuelven en po-
cas horas dicha goma resinosa.
Varias fueron las dificultades que tuvimos que v e n -
15 t PLANTAS INDUSTRIALES

cer para enriar el cáñamo; pero si bien fueron de poca


consideración, alargaron más el trabajo cuando quisi-
mos hacerlo para obtener una hilaza blanca, fina, sedo-
sa y consistente. El objeto lo conseguimos adoptando
un sistema, aunque lento, de resultados satisfactorios.
El enriamiento insalubre empleado en las balsas de
Orihuela y Callosa (Alicante) dura en los meses de Agos-
to y Setiembre doce, quince y dieciocho días; pero en-
trando el otoño y luego el invierno, si algún cáñamo no
ha sido enriado en la primera estación, como por d e s -
gracia para el cosechero siempre acontece, la operación
dura, no sólo cuarenta días, sino setenta, y aun después
de. tanto tiempo suele salir de las balsas crudo, parte
•pasado ó podrido, y bueno para que sólo sirva de es-
tiércol.
En la misma balsa empleada para enriar el lino se
metió el cáñamo, y se hizo la operación tal como la ha-
bíamos practicado con dicha planta, aunque con alguna
diferencia en cuanto á la alimentación del agua.
El día 1.° de Septiembre del ya citado año de
'1852 colocamos dentro de la balsa 737 kilogramos de
cáñamo en rama, de gran tamaño, del que presentamos
un manojo en la Exposición de Madrid de 1857 (1), de
3 , 4 0 de altura, clasificado de fibra muy fina.
m

Dimos al agua de inmersión la temperatura media


de 29 á 30° R., y la fermentación se presentó del mismo
modo que la del lino, siguiendo así hasta las cuarenta y
cinco horas, que cesando totalmente y creyendo que las
fibras estaban completamente segregadas, hicimos s a -
car todo el cáñamo á las sesenta horas de maceración.

(I) Memoria de los productos, etc. Exposición general, 1857, p . 7 5 5 .


ENRIAMIENTO SALUBRE 155

Este cáñamo, después de seco, costó mucho poderlo


agramar, en razón á que la fibra no se desprendía de la
cañamiza con facilidad por la crudeza de ella y su adhe-
rencia á la parte leñosa. También dependió del método
acostumbrado para hacer esta operación, que, aunque
hecha con la agramadera más perfeccionada de España,
y que usan los valencianos, idéntica ó muy parecida á
la que describe Duhamel en el tomo II de sus Elemen-
tos ele Agricultura, no' puede producir los mismos r e -
sultados que las máquinas de hierro perfeccionadas.
Este cáñamo, como todo el que ha sufrido poca cocción,
es de mucha resistencia y apetecible para el servicio de
la marina.
La segunda operación principió el día 4 del mismo
mes, á las seis de la tarde, metiendo en la balSa 380 ki-
logramos de cáñamo de igual calidad que el anterior.
Se varió la temperatura del agua de inmersión, y lo
mandamos sacar á las treinta y seis horas, presentando
al ser agramado la misma dureza.
En la tercera operación adoptarnos diferente méto-
do; se pusieron en la balsa 627 kilogramos de cáñamo,
de tallos más pequeños y de fibra naturalmente más
fina, aunque tenazmente adherida, de más difícil y lento
desprendimiento. Dimos al agua la temperatura de 25 á
27° R., y duró la operación ciento sesenta y ocho horas,
liste cáñamo reunió cuantos requisitos son apetecibles;
y aunque los días empleados no fueron muchos, debe
tenerse en cuenta que ni los gastos de combustible-para
calentar el generador de vapor fueron de ninguna con-
sideración, ni quisimos adoptar otro sistema para ace-
lerarla, ni menos se tardó tanto tiempo como en la mis-
ma época echan en cocer igual calidad de cáñamo las
156 . PLANTAS INDUSTRIALES

balsas de dichas poblaciones, pues llega á ser hasta dos


terceras partes más.
E n la primera operación enriamos 737 kilogramos, y se obtuvieron
•55 de hilaza pura.
E n la segunda 380, y resultaron 64 í d e m .
En la tercera 617, y se obtuvieron 4 3 .

En vista de tan satisfactorios resultados, considera-


mos siempre que el enriado salubre del lino y cáñamo
debe ser una nueva industria llamada á tener un por-
venir brillante, lucrativo y humanitario, de la cual se
pueden sacar grandes ventajas, según más adelante se
verá.
Ventajas d e ! enriado salubre. — Tarea larga sería
enumerar lo ventajoso que sería para la industria Uñe-
ra el mejoramiento del cultivo, enriamiento salubre y
preparación mecánica de los linos y cáñamos y demás
plantas textiles.
El empleo de las cañamizas como combustible para
la maceración es de suma importancia, pues con ella se
eleva toda el agua de inmersión á la temperatura de 32°
Reaumur, pudiéndose también aplicar sus cenizas alabo-
no que á las tierras se destine.
Ya desde 1845 Sir RobertKane llamóla atención de
los cultivadores sobre el gran recurso que encontrarían
en aprovechar los residuos del enriado para abonar las
tierras destinadas al cultivo del lino ó el cáñamo. F u n -
daba su opinión en el análisis quo hizo de dichas aguas,
en las que encontró 0,9 de las materias orgánicas que
dichas plantas toman del suelo.
Según el conde de Gasparín: «son tan ricas las pro-
piedades de las aguas de las balsas donde se enría el lino
ó cáñamo, así como sus residuos y cañamiza, que si se
ENRIAMIENTO SALUBRE 157

mezclan con los estiércoles constituyen un excelente


abono que restituye á las tierras de un modo sorpren-
dente las sustancias que han servido para la nutrición
de las plantas.» (-i)
En comprobación de lo útiles que son estos residuos-
para abonar las tierras, hé aquí el análisis químico de
las aguas y cenizas procedentes del enriado salubre:
En 100 partes las aguas contienen:

Carbono 30,59
Hidrógeno -4,2.4
Oxigeno 20.82
Ázoe 2,24
Ceniza 42,01

100,00

En igual cantidad, las cenizas de la agramiza:


Potasa 9,78
Sosa 9,82
Cal 12,23
Magnesia 7,79
Alúmina 6,08
Sílice 21,35
Á c i d o fosfórico . 10,84
Cloro 2,41
A c i d o carbónico 16,95
Á c i d o sulfúrico 2,65

100,00

Nadie ignora las proporciones que de algunos años


á esta parte ha tomado el cultivo del lino en el extranje-
ro, así como las mejoras introducidas en su p r e p a r a -
ción, en la de su hilado y en la de su tejido, gracias á

(1) Cours d''Agriculture, torn. I V , p á g . 318 á la 336.


158 PLANTAS INDUSTRIALES

la sorprendente perfección de los aparatos mecánicos.


Tampoco nadie desconoce la imperiosa necesidad de
sustituir tanto cuanto posible sea el lino al algodón; y
puesto que hemos ya consignado los satisfactorios resul-
tados que prácticamente hemos obtenido en el enriado
del lino y cáñamo, natural es que consideremos esta
nueva industria como llamada ahora y siempre á tener
un porvenir humanitario y lucrativo.
CUESTIÓN ECONÓMICA. —-En treinta provincias se cul-
tivaba en el año de 1 7 7 9 el lino y cáñamo ( 1 ) . La p r o -
ducción total en todas ellas era de 5 6 0 . 1 4 ! arrobas de
lino, y las que daban más rendimientos eran:
3 0 . ,551 arrobas.
.774 —
.252 —
,700 —
, 1 0 2 ..131 —
16. ,806 —
Toro 20, . 3 5 3 —
2 0 ..000 —
2 1 . ,955 —

El enriado en las provincias de Alicante y Murcia


costaba, en la época que realizamos la práctica del enria-
miento salubre, á razón de 1 9 reales por arroba.
Siendo, como se ha visto, la producción del lino hace
1 0 5 años 5 6 0 . 1 4 1 arrobas, y aun suponiendo que el cul-
tivo de esta planta no haya aumentado, sino concretan-
do nuestro cálculo al producto de dicha cantidad de
arrobas al precio de 1 2 reales en vez de 1 9 que pagaba,
tendremos una suma general de 6 . 7 2 1 . 6 9 2 reales.

(1) Diccionario de Hacienda, por D . J o s é Ganga Arguelles, t o -


m o II, p á g . 6 0 , edición de 1 8 3 1 .
ENRIAMIENTO SALUBRE 159

La cantidad de cáñamo obtenido en la misma época,


según el citado Sr. Canga Arguelles, fué de 732.431
arrobas, también en limpio, que costando sólo su pre-
paración á 12 reales por arroba, hacen 8.789.172 reales.
Concretando nuestro cálculo á preparar sólo el lino
de las provincias más productoras, como son Aragón,
Galicia, Granada, León, Murcia, Toro y Valencia, y que
el producto de ellas fuese sólo de 759.598 arrobas de fibra
textil, bajo el tipo de producción del citado año, tendre-
mos : que pagando el cosechero sólo 3 pesetas por arro-
ba, la suma á que ascendería la fabricación sería de
2.278.794 pesetas.

El coste en Irlanda de una fábrica para el e n r i a -


m i e n t o salubre, s e g ú n el sistema de Schenck,
lia sido de 0 2 . 5 0 0 p e s e t a s , y suponiendo q u e
se establecieran siete, el gasto total sería 437.500 pesetas.
Los de preparación ó fabricación en cada una, á
razón de 1 1 . 6 9 7 pesetas SI.879 —
Y el interés del capital al 6 por 100 31.162 —

Total 5 5 0 . 541 —
Coste de la arroba, á 3 p e s e t a s . . . 2.278.794 —

Beneficio 1.728.253 pesetas.

Ya hemos dicho que con el enriamiento salubre se


han introducido aparatos que simplifican el penoso t r a -
bajo de quebrantar los linos y cáñamos secos, espadar-
los y peinarlos; pero estas máquinas apenas se conocen
en España. Las que más aceptación merecen son las
construidas en Belfast y Leeds, Inglaterra.
La fábrica de los Sres. Adam hermanos y compañía,
titulada Solio fiindry in Belfast, fué la que principió á
construir con suma perfección, no sólo aparatos para
1G0 PLANTAS INDUSTRIALES

separarlas semillas, sino también para cortarlas raíces,


agramar y espadar el lino ó cáñamo. Ellas quebrantan
y agraman 3.000 kilogramos de lino por día, y p r o d u -
cían en el mismo espacio de tiempo 500 kilogramos de
hilaza.
En Crieve (Irlanda) costaba en 1864 el enriamiento
salubre á razón de 9 pesetas los 10 quintales métricos de
lino, cantidad mucho más económica que la que se pa-
gaba según el sistema antiguo insalubre. Allí, 1.025 k i -
logramos de lino, después de la primera inmersión en
la balsa, quedaban reducidos á 859 ° e " - 53; después de
kil

la segunda, á 8 0 4 = " 5 5 ; después de agramado, á


kilo

709 wiog., 5 5 . y p último, en estado de fibra pura, h a -


0 r

biendo sufrido el espadillamiento y la rastrilladura, á


122 kilogramos.
En dicho establecimiento el número de balsas ó tan-
ques eran 18 en dos filas. La temperatura del agua, de
90° Farenheit, ó sean 23° Reaumur.
La pérdida de peso, después de la enriadura y ya
secas las plantas, era un 15 por 100.
El agramado en la misma, á razón de 9 á 10 quinta-
les métricos de lino por día, dando, por término medio,
de 181 á 182 kilogramos ya espadado, peinado y limpio,
con 47 kilogramos de estopa clasificada de primera cla-
se, y 152 de segunda.
El número de fábricas que en el citado año de 1864
existían en Irlanda, según el sistema Scliencl, pasaban
de 30 para preparar el lino cosechado en más de 2.500
hectáreas de tierra.
Sus ventajas incontestables eran las siguientes:
1. Evitar al labrador el inconveniente de tener él
a

mismo que hacer el enriado, careciendo, como es muy


ENRIAMIENTO SALUBRE 161

natural, de los conocimientos necesarios para poderlo


realizar con perfección y según las condiciones locales
ó naturales del clima. Darlo á hacer á balseros, que en
esta operación sólo tienen una mala rutina, de la que re-
sultan frecuentemente perjuicios.
2. a
Ser los productos más abundantes, no sólo por
la mayor cantidad de semilla, sino porque las pérdidas
no son tan frecuentes.
3.a
Poder preparar cantidades de lino y cáñamo mu-
cho más considerables, y en corto, seguro y determina-
do tiempo.

COSTE DE LA MAQUINARIA DE LA FÁBRICA DE CRIEVE

U n a desgranadora 375 p e s e t a s .
U n cortarraíces 95 —
U n limpia semillas 325 —
18 cubas ó tanques para enriar; tubos, grifos, e t c . . 9.000 —
Cañerías y tubos para el agua 625 —>
U n a agramadera 900 —
U n a espadadera 1.500 —
Caldera de v a p o r , de la fuerza de 12 caballos 2.000 —
B o m b a hidráulica para subir el agua, etc 4.500 —
Secadores y otros utensilios 12.000 —

Total 31.320 —

Conclusión.— El principio fundamental del enria-


miento salubre es el verdadero de la ciencia, el infalible
que establece la química. ¿Qué razón habrá para no in-
troducir en España esta importante industria, cuyas ven-
tajas son incontestables?
Alcanzamos una época en la que debemos abrigar la
esperanza de ver pronto reformarse y perfeccionarse
nuestra agricultura, porque esta reforma es tanto más
íi
162 PLANTAS INDUSTRIALES

deseada cuanto que el mismo exceso del mal la provo-


ca y acelera. Para ello no habrá necesidad de vencer
graves obstáculos, que nunca los ofrece un suelo á p r o -
pósito para producir abundantemente las primeras m a -
terias, donde los linos y cáñamos alcanzaron tan justa
nombradía, y la agricultura provoca su cultivo.
Si desarrollarnos este poderoso germen de riqueza,
tan ventajoso al país, por los esfuerzos del interés indi-
vidual, protegido por los adelantos de la ciencia, enton-
ces las hilanderías de lino y cáñamo participarán de la
consecuencia inmediata de este progreso, y el primero
y más preciado de sus beneficios.
TABACO Ó NICOTINA í 03

CAPÍTULO I I I .

P L A N T A S NARCÓTICAS.

SECCIÓN PRIMERA.

Tabaco ó nicotina.

NlCOTIANA TABACÜM, LlN.

Planta dicotiledónea de la familia de las Solanáceas.

Historia. — El tabaco fué descubierto en la parte


oriental de la isla de Cuba, á las márgenes del río Gctu-
nao, por varios hombres de Colón, entre los cuales se
hallaba Rodrigo de Jerez, vecino de Ayamonte, y Luis
de Torres, judío bautizado, quienes, después de posesio-
nados de la isla, se internaron algunas leguas en busca
de oro, objeto especial de su codicia. Estos aventureros
fueron los que vieron por primera vez, el 8 de Octubre
de 1492, hacer uso de esta planta á los habitantes del
país, que la llamaban CoMva, Gogiva ó Goviva, y que le
dieron el nombre de tabaco, confundiendo el nombre de
la misma con el que los indígenas daban al i n s t r u m e n -
to, especie de pipa en que absorbían su humo; humo,
que aspiraban con tal exceso que llegaban á narcotizar-
se y perder el sentido.
España y Portugal conocían ya el tabaco cuando
J u a n Nicot, embajador de Francia en la corte de Lisboa,
lo importó á su país. El nombre científico Nicotiana ta-
dacum eternizó la memoria del embajador Nicot. Sin
embargo, consta que el padre franciscano Andrés T h e -
164 PLANTAS INDUSTRIALES

vet, según se consigna en su obra publicada en 1558,.


lo importó del Brasil dos años antes que el citado e m -
bajador, denominándolo hierba de Angulema (1).
Si á Thevet se debe la primera simiente del tabaco,.'
á Nicot le corresponde la gloria de haber popularizado
esta hierba extraña del embajador nicotiana, nombres á
los cuales sustituyen los de: hierba de la reina y catali-
naria medicea.
Durante los siglos XVI y XVII, en los que se prohi-
bió el uso del tabaco por medio de bulas, decisiones si-
nodales y ordenanzas reales, jamás se pudo evitar que
no se Fumase ó se tomase en polvo. El rey de Inglaterra,
Jacobo I, declaró en 1604 contra los fumadores su libro
titulado Ilisocapuos. En Transilvania salió un decreto
en 1680 condenando á la confiscación de sus bienes á
los que plantasen tabaco, y una mulla de tres florines á
doscientos á los que lo tomasen ó fumasen. Los p r i m e -
ros negociantes que quisieron introducirlo en Persia, en
Turquía y en Moscow, no fueron más felices. A m u -
rat IV, el abuelo de Pedro el Grande, y un rey de Persia,
lo prohibió bajo la pena de cortar á los que lo usaran la
nariz y las orejas. Pero en medio de este ataque al taba-
co, tuvo también sus defensores. Un tal Rafael Thorias
dio á luz un poema en honra de la planta perseguida,
titulado Himnus tabaci.
Países donde se cultiva.—El tabaco se cultiva hoy
con preferencia en Cuba, Brasil, Borneo, Virginia, Ma-
ryland, Méjico, Italia, Holanda, Inglaterra, Argelia, In-

(1) E n el Brasil llaman al t a b a c o p e l u m ; los bretones lo denominan


betún. Esta semejanza de nombres hace creer q u e Thevet lo debió e n -
viar, bajo el primer nombre, a la antigua provincia de Bretaña.
TABACO Ó NICOTINA 165

dias Orientales. En Levante, es el gran mercado de ta-


baco, donde se vende todo el sobrante de la Siria, la
Morea y el Egipto. El de Hungría es bastante bueno,
aunque el olor de su humo no es muy agradable. Ukra-
nia, Livoria, Prusia y Pomerania cogen bastante tabaco,
aunque insípido y poco consistente. El tabaco del Pala-
tinado es mediano, pero tiene la propiedad de tomar el
gusto de los tabacos de mejor calidad, con los cuales se
le mezcla. La provincia de Utrech.en Holanda, produce
tabaco de superior calidad, con la circunstancia de que
comunica su perfume á los tabacos inferiores. En F r a n -
cia, la calidad de ellos varía según los departamentos;
así es que el mejor es el de Lot, y el de Garona, aunque
no tan bueno, es muy apreciado; el de la Alsacia tiene la
hoja muy fina y muy fuerte; el de Maryland es fino y
aromático, y se emplea para fumar y no para rapé; el
de Argelia es ligero, suave y de agradable aroma. Al
principio las islas del Nuevo Mundo cultivaron el taba-
co en grande, que después han abandonado por el azú-
car, el café y el añil, si se exceptúa nuestra isla de Cuba,
que sigue cultivando con preferencia á las demás plan-
tas el tabaco más exquisito que se fuma en ambos hemis-
ferios, y nadie le niega la primacía en ser el rey el pe-
culiar de la Habana. Sabido, por desgracia, es que el sis-
tema financiero que ha regido en España no ha dejado
probar experimentalmente que nuestro clima puede
vencer á Flandes y á la Alsacia.
La primera autoridad que permitió en Cuba el cultivo
del tabaco, en las llanuras inmediatas á l o s ríos Agaba-
oíoa, Caracwey y Arianao, el año de 1(359, fué D. Juan
de Salamanca. A esta autorización siguieron otras va-
rias más ó menos contradictorias y restrictivas, pero
166 PLANTAS INDUSTRIALES

que prueban la importancia que iba tomando el cultivo 1

de esta planta. A estas disposiciones se opusieron los


ganaderos, hasta que al fin, fiados en la justicia de su
causa y en la utilidad del país, vencieron los vegueros y
se aumentaron las plantaciones.
Así siguió progresando algo, aunque poco, hasta el
año de 4817, en que se desestancó el tabaco en la isla de
Cuba por una Real orden, á la cual siguieron otras va-
rias, y ya en 1827 su desarrollo fué extraordinario, tan-
to en el cultivo como en la elaboración, porque cuan-
tiosos capitales, estimulados por pingües y seguros b e -
neficios, se dedicaron al desarrollo del cultivo, al per-
feccionamiento de la elaboración y á la propagación dé-
la venta de los muchos productos que da el tabaco.
En 4784 no se conocía el tabaco en Filipinas. El año
4782 fué aclimatado con éxito por D. José Baseu en las
provincias de Tondo, Bulacan, Pampanga, Bataar, L a -
guna, Batangas, Tayabas y Cavite, con una administra-
ción en cada una de ellas, las cuales dependían todas de
una factoría establecida en la capital. En 1821 fué su-
primida ésta, y en su lugar se estableció una a d m i n i s -
tración que debía entenderse con la Dirección general.
Desde 1850 los progresos en el cultivo y elaboración han
adelantado bastante, y más adelantarán, pues el Gobier-
no de S. M., deseoso de promoverlos por cuantos medios
son necesarios, dispuso por Real decreto de 25 de Ju-
nio del año de 1882 que desde el 1.° de Julio del mismo
fuese completamente libre la siembra y cultivo del taba-
co en todo el territorio del gobierno general de Filipi-
nas, siendo libres también su manufactura, venta y con-
sumo interior desde 1.° de Enero de 1883.
Especies y variedades. — Entre las especies de ni-
TABACO Ó NICOTINA 167

cotianas que produce la América meridional sólo habla­


remos de las más conocidas, más generalmente cultiva­
das y que más se han aclimatado hoy por casi toda
Europa.
Tabaco común, ó tabaco de hojas anchas (NICOTIANA TA­
вАслш, LIN.) . Tallo de 1 á 2 metros de alto, ramoso, del
grueso de un dedo. Hojas alternas, grandes, lanceoladas,
ovales, glutinosas y adheridas á los tallos. Flores t e r m i ­
nales en Junio y Julio, arramilleteadas, embordadas de
un rojo purpúreo; fruto ó cápsula que contiene u n a
cantidad prodigiosa de semillas muy pequeñas. Esta
planta vivaz es originaria de América y se ha aclimata­
do casi en toda Europa.
Tabaco menor, nicotiano-rústico, tabaco de Méjico
m
(NICOTIANA MINOR , NICOTIANA R ÚSTICA). Tallo de l , 6 0 á 2
metro de alto, velludo, cilindrico, duro y glutinoso, con
muchas ramas guarnecidas de hojas pequeñas, gruesas,
elípticas, pecioladas, obtusas y algo glutinosas. ,Flores
de un amarillo pálido en ramillete apretado á la punta
de los tallos; la corola de un amarillo verdoso. Fruto,
cápsula más redonda que la del anterior, con semillas
más menudas y más esféricas. Esta planta es inferior á
la precedente y se ha aclimatado en Europa, de modo
que crece en todas partes.
Tabaco de hoja estrecha ó tabaco de Virginia (NICO­
TIANA ANGUSTIFOLIA, E H R . ) . Éste, que es una variedad del
primero, tiene las hojas estrechas, lanceoladas, agudas,
con el tubo de las flores muy largo. Es menos delicado
que el tabaco nicotiano, madura más pronto, no necesita
tan buena tierra y pierde menos al secarse.
Tabaco de Carolina (NICOTIANA FR UCTICOSA?). Variedad
también del primero; tiene las hojas más cortas y más
168 PLANTAS INDUSTRIALES

estrechas que el precedente, le hace menos daño el


viento, y conviene su cultivo en los sitios que no pueden
abrigarse.
Tabaco de Ferina, de Asia ó del Brasil (NICOTIANA
PANICULATA, NICOTIANA CRISPA?). Especie procedente del
Perú ó del Brasil; tiene el tallo m u y ramoso, guarneci-
do de pelusilla blanca, y las hojas estrechas, arrugadas,
sexiles y amplexicantes. 'Es el tabaco más dulce y más
delicado, y el que más se usa en Turquía. Exige un cli-
ma muy cálido, y es el más cultivado en Siria, en Cala-
bria, en todo el Archipiélago y el Asia Menor.
Tabaco de hojas lineales (NICOTIANA LANCIFOLIA, W I L L D ;
NICOTIANA AURICULATA, LIN.). Tallo de 0 , 7 0 á 1 metro de
M

alto, velludo, glutinoso ó viscoso. Hojas sexiles, linea-


les, muy viscosas, verdes, con muchas entumecencias.
Flores en corimbos paniculados por Julio y Agosto, c o -
rola roja ó purpurina, dos veces más larga que el cáliz.
Cápsula ovoide ó cónica, conteniendo muchas semillas.
Esta especie, que se ha confundido con la NICOTIANA
Augustifolia, es originaria de la América meridional.y
fué importada en Europa en 1 8 2 3 .
El tabaco Marylancl, que madura mal en Francia, es
una variedad.
Tabaco oloroso (NICOTIANA. SUAVEOLENS, L E U . ; NICOTIA-
NA UNDULATA, V.). Tallo de 0 á 0 , 7 0 de alto. Hojas
M M

ovales oblongas, onduladas, algo vellosas. Flores por


Julio á Setiembre, blancas y de olor de jazmín; corola
de tubo muy largo, con divisiones desiguales y obtusas.
Esta especie es originaria de Nueva Holanda, y fué
importada en Europa en 1 8 0 0 , y es la que produce el
mejor tabaco de Virginia y de Maryland.
Tabaco ondulado (NICOTIANA REPANDA, W I L L . ; NICOTIA-
TABACO Ó NICOTINA 169

NA LYRATA, Kuw.). El tallo de esta planta no pasa de


0 , 7 0 , y sus hojas son cordiformes, amplexicantes, re-
m

dondas y onduladas. Flores blancas en racimos lacios y


terminales; corola de tubo muy largo, y cápsulas ovales
más cortas que el cáliz.
Esta especie es originaria de Cuba é importada en
1820. Se cultiva mucho en la Habana, y con sus hojas se
fabrican los cigarros.
Semilleros. — En todos los países prevalece el taba-
co, en los templados mejor que en los fríos, pero el de
superior calidad sólo se criará en aquellos que tengan
analogía con la isla de Cuba.
La calidad del terreno para semillero, su exposición,
su forma y hasta su nivelación, son circunstancias que
es preciso tener presente, porque influyen sobre la ca-
lidad del producto.
La mejor tierra para semilleros es la fina mezclada
de estiércol muy podrido, fresca, suelta, arenosa, aun-
que no demasiado, y jamás gredosa. Su exposición d e -
berá ser á Levante, sobre todo en los semilleros situados
en terrenos desiguales ó montañosos, inmediatos á bos-
ques ó paredes que dan sombra, aunque, si es posible,
deben evitarse estos sitios y buscar los más descubiertos
y bañados completamente por el sol.
Un metro cuadrado de semillero produce por térmi-
no medio 1.000 á 1.500 plantas, y el buen cosechero
de tabacos debe tener dos, tres ó cuatro semilleros, y en
este caso no debe sembrarlos todos á un tiempo, sino
con el intervalo de ocho ó diez días uno de otro; el pri-
mero, del 20 al 25 de Febrero; el segundo, del 3 al 12
de Marzo; y el tercero, del 20 al 28 del mismo en las
provincias meridionales de la Península; en las septen-
170 PLANTAS INDUSTRIALES

trionales, la primera siembra debe hacerse en 1.° de


Marzo.
De este modo, además de tener el labrador todas las
plantas que necesita parala plantación, puede adelantar
ó retrasar ésta, según le convenga.
Antes de proceder á la siembra se limpia el terreno,
de toda mala hierba, se nivela é iguala y te le pasa la
rastra de escoba para que quede unido y la semilla no
se interne.
Antes de sembrar la simiente conviene germinarla,
es decir, meterla durante dos ó tres días entre arena
fina y húmeda, á una temperatura regular.
La mejor hora de esparcir la semilla es después de
puesto el sol; en Cuba se siembra en Octubre, Noviem-
bre y Diciembre; en la Península debe sembrarse por
Mayo en la parte meridional, y en Junio en los demás
puntos.
Después de esparcida la semilla se cubre de una
capa de mantillo fino y seco, de 0 , 0 0 5 á 0 , 010 lo más
m m

de espesor, echándolo sobre la tierra para cubrir la


simiente por medio de un tamiz ó cedazo de tela m e -
tálica.
Luego se esparce encima paja muy menuda para
impedir la acción directa de las lluvias, y se la aplasta ó
tabloa sin esfuerzo, ó se le pasa un rodillo de poco
peso.
Cuando al hacerse la siembra la tierra está bastante
húmeda, no hay necesidad de regar; mas si no lo está,
si hace mucho viento ó demasiado calor, deberá regar-
se inmediatamente después de sembrado.
Cuando las plantas nacidas, que antes de trasplan-
tarse se llamaban posturas, salen demasiado espesas, se
TABACO Ó NICOTINA 171

aclaran arrancando los pies más .raquíticos, lo cual p r o -


duce dos ventajas : 1.°, facilitar el desarrollo y lozanía
de las plantas; 2.°, evitar que las mayores ahoguen á
las más pequeñas.
La germinación de la simiente después de mezclada
con la arena húmeda y sembrada tarda, si es en cajones,
con vidrieras, de quince á veinte días, y si en viveros,
de veinticinco á treinta.
Trasplantación. — A los treinta ó treinta y cinco días
de nacido el tabaco, más ó menos según la temperatura
y el clima, ó bien cuando tiene tres ó cuatro hojas,
puede trasplantarse.
Como las plantas no se desarrollan por igual, deben
arrancarse con intervalo de cuatro, seis ú ocho días, em-
pezando por las mayores. Para el arranque debe tener-
se presente:
1.° Arrancar la planta con cuidado, conservando al
rededor de la raíz una capa de tierra que facilite luego
su prendimiento.
2.° Practicar esta operación después de salir el sol ó
poco antes de ponerse, y si es posible en día cubierto y
que haya llovido algún rato, pues de este modo, no sólo
se arrancarán con facilidad, sino que la tierra en que se
han de plantar contendrá la humedad conveniente para
que germinen pronto.
3.° Cuando el terreno está demasiado seco se regará
la noche antes de proceder al arranque, para que no pa-
dezca la planta.
4.° Al arrancar la planta se cuidará de no magullar
los tallos con los dedos; antes de salir del semillero son
muy tiernos, y á poco que se apriete se estrujan y d e s -
pués no prenden.
172 PLANTAS INDUSTRIALES

Aunque, como ya se lia dicho, el tabaco nace en to-


dos los terrenos con tal que tengan bastante fondo, sin
embargo, según la calidad de aquéllos, el clima, las
condiciones atmosféricas, su situación y, sobre todo, su
exposición y sistema de cultivo, varía esta planta en ca-
lidad, tamaño, color y sabor de las hojas y cantidad del
producto.
Los terrenos destinados en América á esta especie
de cultivo se llaman vegas, las cuales son naturales
cuando se hallan inmediatas á los ríos, y artificiales
cuando se hallan situadas de otro modo. Las primeras
son siempre preferibles á las segundas porque tienen
la tierra más mullida y más fresca, la cual se adapta
mejor que otra á la raíz velluda, fibrosa, larga y verti-
cal del tabaco.
En Europa el pequeño cultivo del tabaco prepárala
tierra con pala ó azadón.
El mediano cultivo la da varias rejas, y termina el tra-
bajo mulliéndola bien por medio de la azada.
El gran ctiltivo da á la tierra que destina al tabaco
tres buenas labores; una á fines del otoño, otra después
•de las heladas ó nieves y la última pocos días antes de
plantar de asiento. Algunas veces, cuando el terreno lo
exige, la última labor es más profunda, todo con el o b -
jeto necesario de que la tierra esté suelta y que se des-
arrollen en ella fácilmente las raíces del tabaco.
En los tres casos citados, la preparación de la tierra
se termina dándole varios pases de rastra y rodillo, y en
todas las labores que se la den es de absoluta necesi-
dad quitarle cuantas plantas ó raíces vivas tenga.
Las plantas de tabaco deben ponerse, en cuanto sea
posible y el terreno lo permita, en líneas rectas y
TABACO Ó NICOTINA 173

á 0 , 6 0 de distancia en todo sentido una de otra, y en


m

frente, si se quiere, ó ^tresbolillo, que es lo mejor; es


decir, que las plantas de segunda línea vengan á estar
en medio del hueco de la primera, en esta forma:

o o o o o

o o o o o o

o o o o o

Las plantas de tabaco de Kentuky, Virginia, y las


demás de su tamaño, á 0 , 7 0 de distancia en los terre-
m

nos fuertes y sustanciosos; á 0 , 8 8 en los flojos y de


m

poco cuerpo: las procedentes de semilla morena, de ho-


jas anchas y cortas, á 0 , 4 4 en los terrenos fuertes, y
m

á - 0 , 6 0 en los flojos.
m

Cuidados durante la vegetación.—Después de mes


y medio de hecha la plantación, cuando la tierra es bue-
na y húmedo el tiempo, las plantas echan hojas nuevas
y los botones que han de contener la semilla. Entonces
se aporcan, operación que consiste en acercar á la planta
la tierra inmediata, y para lo cual hay que tener p r e -
sente: 1.°, que la tierra no esté demasiado húmeda, so-
bre todo si es gredosa, sino regularmente fresca, y en
este estado puede aporcarse á cualquiera hora del día;
2.°, si la tierra no tiene la suficiente humedad, se aporca
en las primeras horas de la mañana, aprovechando el
rocío de la noche; 3.", se cuidará de que sobre la plan-
ta, y principalmente sobre el cogollo, no caigan piedras
ni tierra, que impiden el desarrollo de la planta, y aveces
la matan; 4.°, al aporcar, se limpian bien las inmedia-
ciones de la planta de toda hierba parásita que impida su
desarrollo. Limpiando bien el terreno de malas hierbas
174 PLANTAS INDUSTRIALES

al aporcar, puede prescindirse de otra labor; sin embar-


go, algunos suelen dar una segunda quince ó veinte días
después -para escardar y ahuecar la tierra; operación
que contribuye al desarrollo de la planta y á mejorar en
cantidad y calidad la cosecha.
Como apenas hay bicho dañino que deje de ser ene-
migo de esta planta cuando tierna, se procurará des-
truirlos para que no la devoren, cuidando al mismo
tiempo de no maltratar las hojas ni los cogollos.
Así que la planta se halle bastante crecida, y antes de
que las hojas tengan 0 , 2 0 de largo, entonces es preciso
m

descogollar ó deciotonar, operación muy delicada y que


exige mucha práctica para no perjudicar á la planta, y
al contrario, dar el mayor alimento posible á las hojas,
haciendo que refluya á ellas la savia que se dirigía á las
flores. En fin, las 8 , 1 0 , 1 2 ó 16 hojas que se dejen, lo
que se procura es que pesen más que las 20 ó 24 poco
desarrolladas que produciría la planta si no se corta-
sen; esto sin contar con que las hojas grandes se apro-
vechan para capa, la cual, como todo el mundo sabe, es
á veces, principalmente en las labores de superior cali-
dad, cuatro ó cinco veces más cara que la tripa.
El descogollar ó desbotonar es operación que se re-
pite cada ocho ó quince días, esto es, dos ó cinco veces,
y son las mujeres las que en Francia lo haeen, emplean-
do por cada hectárea de cuatro á ocho jornales, y con la
•expresa obligación de enterrar al pie de cada planta de
tabaco todas las yemas ó botones que suprimen.
Recolección del tabaco.—La época en que se pue-
den cosechar las hojas del tabaco varía según la latitud
bajo la cual se cultiva esta planta.
En Flandes suele realizarse sobre el 25 de Septiem-
TABACO Ó NICOTINA 175

bre, esto es, ciento quince á ciento veinticinco días.des-


pués de la plantación.
En la Guyena ó Gascuña (Francia) se recolectan s o -
bre el 25'de Agosto, ó sean ochenta y cinco á noventa y
cinco días después de plantado el tabaco; por lo tanto,
la recolección de las hojas viene á ser, con poca diferen-
cia, sobre últimos de verano, más tarde ó más temprano
según sea el clima.
Se conoce el estado de madurez en que la hoja pier-
de su color verde brillante, se pone amarillenta, muy
gruesa y pesada al tacto, vellosa y pegajosa hasta el pun-
to de dejar en los dedos una especie de melaza amarga
y consistente. En este estado hay que cortarla antes de
que amarillee completamente, pues si se deja, pierde en
su peso, en calidad, en sabor y aroma.
La corta puede hacerse, de toda la plantación cuan-
do esté toda madura, ó por trozos según vayan madu-
rando, y en este caso se empieza por las que más lo
estén, y con intervalos de tres á cuatro días se continúa
la corta á medida que van estando en sazón, hasta
concluir: de este modo no pierde nada el tabaco en
cantidad y calidad, lo cual sucedería si se cortase an-
tes ó después de hallarse en sazón. El mejor instrumen-
to para la corta es una cuchilla, tranchete ó navaja muy
afilada, sin punta, y la operación se hace de este modo:
se toma la navaja con la mano derecha, la planta con la
izquierda, y se empiezan á cortar las hojas de dos en
dos, lo más tres, por medio de un corte diagonal de
abajo á arriba, con el trozo del tallo en que han nacido,
llamado en Cuba mancuernas.
Conforme se cortan estas mancuernas se van dejan-
do en el suelo todo lo juntas que se pueda, para de este
17G plantas industriales

modo facilitar la operación de los que las recogen, los


cuales, al alzarlas del suelo, las colocarán en el brazo iz-
quierdo de modo que caiga cada una de las hojas a u n
lado, ó dos á un lado y una á otro cuando las mancuer-
nas constan de tres hojas. Así se consigue que las puntas
de un tallo no dañen las hojas de los demás.
Cortado el tabaco como queda dicho, del mismo
tronco nacen dos, tres ó cuatro retoños, de los cuales se
dejan los dos más vigorosos, que luego crecen y se des-
arrollan extraordinariamente. Así que están crecidos se
les descogolla, dejándoles cuatro, seis, ocho ó diez hojas,
según el terreno y vigor de las plantas.
En Argel la recolección de las hojas se h a c e , en
cuanto es posible, con un buen tiempo después del r o -
cío, y evitan la acción del sol de Mediodía, ó bien un
tiempo lluvioso. Se hace en diferentes veces, en cuanto
á que las hojas todas no maduran á la vez ó en la misma
época.
Primero cogen las hojas más maduras, las que están
en el nacimiento de los tallos, las que forman sobre la
mitad ó los dos tercios de la cosecha. Ocho á doce días
después de esta primera operación la recolección queda
terminada.
En algunas localidades la cosecha de las hojas se
hace en tres veces y dura unos veinte días.
Cortan los pedúnculos ó tallos de dichas hojas lo más
próximo posible del tallo de la planta.
En Francia se dan sólo dos cortas, una principal y
otra de capaduras, dejando algunas plantas sin descogo-
llar para simiente. El segundo corte lo hacen como el
primero, sin aporcar ni dar ninguna otra labor, y el ta-
baco es más estrecho.
TABACO Ó NICOTINA 177

Los hijos de las plantas, conservados para semilla,


pueden cortarse con cuidado, y uno por uno para no
perjudicar á la simiente, que se recoge así que se cae la
flor.
Recolección d e la simiente. — Las plantas que se
destinan para que produzcan simiente no se descogo-
llan ni se les quitan las hojas, porque todo contribuye á
que grane mejor. Evidentemente se ha probado que 25
pies de tabaco cultivado en sitio abrigado de los vientos
del Norte producían un kilogramo de semilla; un litro
de ésta pesa 550 gramos.
La segunda corta se da treinta días después de la p r i -
mera.
Antes de empezar la corta se tendrá dispuesto el nú-
mero de varas necesario en la plantación, las cuales de-
berán tener de 0 / I 0 á 0 , 4 2 de grueso, y de 3 , 6 0 á
m m m

4 , 6 0 de largo cada una, y habrán de estar bien secas


m

para que luego no comuniquen su humedad á la hoja


del tabaco; á falta de varas podrán servir cañas g r u e -
sas, secas y limpias. Además se prepararán otras varas
algo más gruesas, como de 1 , 2 0 de largo, puntiagu-
m

das por un lado para que entren en el suelo, y forman-


do horquilla por el otro para que, sobre dos de éstas, se
sostenga una de las otras cargadas de hojas. A estas va-
ras en Cuba llaman cujes.
Después de cargado el brazo izquierdo del que reco-
ge, tomará por el centro las hojas y las colocará en la
misma forma sobre cujes ó sobre unas cuerdas. Para
pasar las mancuernas del brazo izquierdo á los cujes, se
introduce el derecho por bajo del izquierdo, y apartan-
do las hojas, dejan espacio suficiente para que entre la
vara ó soga en que han de descansar.
12
178 PLANTAS INDUSTRIALES

Colocadas todas las mancuernas, se acercan unas de


otras cuanto posible sea, sin apretarlas demasiado para
aprovechar la vara, y á medida que se van llenando é s -
tas se llevan á las casas de tabaco dispuestas de ante-
mano para recibirlas.
Secadero de tabaco. — E l secadero es un edificio
espacioso y largo, de madera, algunas veces simplemen-
te cubierto con tablas y otras con teja. Sus dos costa-
dos largos están formados de vigas ó pies derechos de
madera, con travesanos de unas á otras, sobre los cua-
les se colocan listones de madera, de 0 , 4 de diámetro,
m

que atraviesan la extremidad inferior ó peciolo de la


hoja después que las mujeres han hecho en ella la i n -
cisión necesaria con un cuchillo. De esta manera se o r -
denan las hojas unas cerca de otras, sin que se toquen,
y después se colocan los listones sobre los travesanos en
líneas sucesivas, en toda la longitud, latitud y altura del
barracón ó secadero.
La parte exterior está forrada de tablas, como hemos
dicho; una, clavad^ con firmeza á las vigas ó pies dere-
chos, tiene unos alacranes en que entran las armellas ó
anillos de hierro que hay en otra tabla que se pone al
lado, y por este medio se forma una especie de ventana,
que se cierra ó se abre cuando se quiere. De esta forma
están hechas todas las aberturas de la parte superior. En
la parte baja, y como hasta la altura de 4 ,20 á l , 8 0 ,
m m

hay por el mismo orden fijada una tabla, y otra movi-


ble, pero colocadas en la línea horizontal, en vez que las
de arriba lo están perpendicularmente. En algunos p a -
rajes, las tablas de abajo se abren unas hacia abajo y
otras hacia arriba.
Cuando el sol calienta mucho se cierran todas las
TABACO Ó NICOTINA 179

-aberturas, porque las hojas se secarían muy pronto, y


se abren más ó menos, según el calor del día. Las ta-
blas inferiores no tocan en tierra; queda siempre un va-
cío de 0 , 15 á 0 , 1 8 , que mantiene una corriente
m m

grande de aire fresco cuando las demás aberturas están


cerradas.
Hay barracas poco costosas para cultivadores de e s -
casos recursos, como se ven muchas en Holanda.
Después que se han secado una cantidad de hojas,
se hacen manojos, atándolas por los peciolos. Las hojas
malas y de inferior calidad se tuercen como si fuera
una cuerda, y sirven para atar los manojos. Con estos
manojos se forman pilas de l , 2 0 á l , 5 0 pies de altu-
m m

ra, sobre zarzos ó tablas levantadas del suelo, á fin de


que no reciban ninguna humedad.
Las hojas se separan según su calidad, para que no
se confundan hasta el momento de hacer la remesa; en-
tonces se toman unas canastas grandes de mimbre, cuyo
fondo está guarnecido con esterillas de junco ó esparto;
se llenan y se aprietan los manojos unos contra otros;
se cubren con otra esterilla igual á la del fondo, y en
fin, se ata la cubierta. Cada canasta llena suele pesar
ordinariamente 300 kilogramos, en limpio ó sin la tara
de esterillas y canasta.
Antes de hacer los manojos, que ya se ha dicho, es
preciso tener la seguridad de la completa desecación de
las hojas de tabaco; la señal más positiva es que el p e -
ciolo ó cabo de la hoja esté seco; otra señal, á la que r e -
gularmente atienden los labradores es que, apretando
un puñado de hojas en la mano y soltándolo después,
se quedan como estaban, siempre sin romperse.
En tal estado se descuelgan las guirnaldas y se d e s -
180 PLANTAS INDUSTRIALES

ensartan las hojas; y cogiendo un puñado é igualando


bien sus cabos se forma un manojo, que se ata con una
de ellas dando dos vueltas, de modo que cruce la s e -
gunda sobre la primera; y para sujetar esta atadura se
pasa el extremo de la hoja por el medio del manojo.
Estos manojos pueden ser mayores ó menores á discre-
ción, pero lo común es hacerlos de veinticinco hojas.
El mismo método con poca diferencia se sigue para
poner en manojos las hojas que se han secado en la
planta.
Á medida que se van haciendo los manojos, otros
operarios hacen pilas de ellos, tendiéndolos unos sobre
otros en toda su longitud con las puntas hacia dentro
y los cabos hacia fuera hasta la altura de 1 ,35; estas
m

pilas deben ser dobles, es decir, que su anchura presen-


te la longitud de dos manojos puestos punta con punta;
su figura suele ser unas veces cuadrilonga, y otras cir-
cular, imitando el brocal de un pozo redondo, según el
local y el gusto de los operarios; pero cualquiera que
sea la forma de las pilas, se debe tener mucho cuidado
de alejarlas de las paredes y de formarlas sobre tablas
ó sobre maderos que estén 0 , 4 5 elevados del suelo,
m

para que dejen circular el aire por debajo. Después se


las cubre y tapa bien, y se pone peso encima para s u -
jetarlas y prensarlas.
Deben visitarse de cuando en cuando para cercio-
rarse del grado de calor que tienen, á fin de evitar que
ninguna parte se caliente demasiado, porque esta fer-
mentación podría pasar á inflamación — espontánea —
y por otra parte una efervescencia demasiado fuerte
destruiría la calidad del tabaco, y acabaría, si no se r e -
mediase á tiempo, por pudrirlo.
TABACO Ó NICOTINA 181

Esta es la parte más difícil de la preparación de la


planta del tabaco, después de sometida á la acción at-
mosférica en el secadero; ella no admite una regla ge-
neral, dependiendo únicamente de la experiencia y del
hábito; por lo tanto, y no pudiendo marcar con exacti-
tud el grado de calor á que debe llegar la fermentación,
nos limitaremos á decir que cuando al meter la mano
en la pila se siente un calor fuerte acompañado de hu-
medad, es necesario deshacer aquélla inmediatamente
y volverla á hacer colocando en el centro los manojos
que estaban antes arriba y abajo. No es raro tener que
hacer esta operación tres ó cuatro veces.
Luego que la fermentación tumultuosa se ha calma-
do, en términos que no puede dar cuidado, lo más
•conveniente es meter los manojos en barricas y pren-
sarlos bien, colocando éstas en sitio fresco sin h u -
medad.
Clasificación de la hoja. — E n la Vuelta de Abajo se
divide el tabaco en libra, quebrado, puntas; injuriado de
primera, injuriado de segunda, injuriado de tercera, in-
jurias y capaduras.
Se llama libra la hoja mayor, más sana, más aromá-
tica, de mejor color y calidad.
El quebrado es la hoja superior de la planta, aunque
agujereada, de la cual se hacen los cigarros vegueros.
Las yuntas son la hoja de primera calidad, exquisi-
to aroma, buen color y excelente sabor, pero pequeña.
El injuriado de primera comprende todas las hojas
grandes, buenas para capa, y es más flojo que todos los
anteriores.
El injuriado de segunda se compone de capa y tripa,
y es más flojo que fuerte.
182 PLANTAS INDUSTRIALES

El injuriado de tercera es todo tripa de la más sana y


más ó menos fuerte, según los terrenos.
En \&pajuna sólo entra tripa muy floja y de poca
consistencia, y suele ser las hojas que han tocado al
suelo.
Con las capaduras, que son el tabaco de segundo
corte, se hace tripa y algo de capa.
v
En la Vuelta de Arriba, Virginia, Kenluky, Filipi-
nas y algunos puntos de Europa únicamente se divide-
el tabaco en capa y tripa. En algunos países de A m é r i -
ca en primera, segunda, tercera y cuarta clase de capa,
y en primera, segunda y tercera de tripa.
El clasificador, sentado en un taburete, abre con las
dos manos las hojas que le van llevando del pilón y las va
colocando en cuatro montones: en el primero, pondrá
las hojas buenas para capas de primera; en el segundo,
las de capa de segunda; en el tercero, las destinadas á
tripa de primera; y en el cuarto, lo de tripa de s e -
gunda.
En capa de primera entran las hojas de más de 0 , 3 0 ,
m

de color de pasa, sin manchas y de buena calidad.


En capa de segunda las que tienen 0 , 3 0 de largo,
m

aunque estén algo agujereadas, y las hojas sanas, aun-


que no tengan el color ni la calidad de las anteriores.
A la tripa de primera corresponden las hojas de
buena calidad, buen color y buen tamaño, que no sir-
van para capa de segunda.
Y en la capa de segunda entra el resto.
Escogido ya el tabaco, se procede á cabecear; es de-
cir, á formar manojos de 25, 30, 35 ó 40 hojas reunidas
por las cabezas, cuyos manojos, llamados gavillas, se ha-
cen reuniendo las hojas entre el pulgar y el índice de la
TABACO Ó NICOTINA 183

mano izquierda, y atando en seguida las cabezas juntas


con una hoja del mismo tabaco.
Formando un montón de gavillas de 50 á 100 kilo-
gramos ó más cada uno, se pasa á dar betún al tabaco.
El betún se prepara echando tabaco de tripa en
agua y dejándolo tres, cuatro ó cinco días, hasta que se
pudra. En este betún se empapa una esponja, con la
cual se rocía una estera ó una capa de paja que se ex-
tiende en el suelo; sobre esta estera se extienden las
gavillas con las puntas al centro, que se rocían también;
encima de esta primera capa se pone otra, con la cual
se hace la misma operación, y así sucesivamente.
Después de dado el betún se tapa el tabaco y se deja
hasta el día siguiente, que se forman manojos de á cua-
tro gavillas atadas por cuatro partes con hoja de palma
de Elche (Alicante).
Ya manojeado el tabaco se clavan en el suelo ocho
estacas formando un cuadrilongo, dentro del cual se
colocan unas grandes esteras de enea, por debajo se pa-
san unas sogas, se echa el tabaco en el espacio formado
por las esteras y se hace el fardo bien apretado. En este
estado pasa lo que se llama la calentura ó fermentación,
con lo cual se purifica y se mejora, y así se almace-
na para venderlo. Estos fardos deben pesar de 64 á 80
kilogramos.
Los tercios de libra y de quebrado se componen de
60 manojos de á cuatro gavillas c a d a una y cada gavilla
de 25 hojas.
El tercio de puntas es de 80 manojos de á cuatro ga-
villas de á 25 hojas cada una.
Los tercios de injuriado de primera constan de 80
manojos de cuatro gavillas de á 35 hojas.
184 PLANTAS INDUSTRIALES

Los de injuriado de segunda son de 100 manojos de


cuatro gavillas de á 40 hojas.
En el tercio injuriado de tercera y en el de capa-
duras entran 120 manojos de cuatro gavillas sin número
determinado de hojas.
En el deshecho y deshechito entran el de la libra ú hoja
mayor, y el injuriado de repaso y el injuriada de p r i -
mera.
Almacenes y compras de tabaco. — El traficante de
tabacos no debe mezclar en su almacén la capa con la
tripa, los tabacos de aguante con los fáciles de apolillar-
se, etc.
Para evitar esto anotará el almacenista en su libro
de entradas y salidas:
1.° El número de fardos ó barricas de la misma
clase.
2.° El uso que puede dar á cada clase de tabaco.
3.° Su calidad, sabor, color y olor.
4.° Si es capa ó tripa de primera ó de segunda.
5.° La procedencia del género y su condición.
Para comprar hoja de tabaco debe tenerse presente:
l.° Ver, al comprar cada capa, si es de primera ó de
segunda.
2.° Si la capa está limpia, si se halla mezclada la de
primera con la de segunda clase ó con tripa.
3.° Calcular la cantidad de capa que puede producir
cada manojo del fardo.
El traficante debe procurar salir cuanto antes de los
tabacos procedentes de terrenos flojos que han sido la-
vados, porque se apolillan con facilidad; y lo mismo de
los ardidos ó que han fermentado durante su estancia en
las casas secaderos.
TABACO Ó NICOTINA 185

Sin embargo, el tabaco lavado, el cavado y el pajizo,


como que su principal defecto es su poca resistencia,
puede aprovecharse consumiéndolo pronto.
Por último; el comerciante procurará proporcionar
en la venta la capa con la tripa y no quedarse sin capa
ó con mucha tripa.
Preparaciones de la hoja. — Antes de elaborar el
tabaco debe estar en los fardos ó barriles lo menos tres
ó cuatro meses, si es posible cinco ó seis, y en seguida
se moja.
La operación de la moja, que consiste en someter el
tabaco á la influencia del agua y del aire, es tan impor-
tante, que si se hace con inteligencia puede convertirse
de malo en bueno, así como si se hace desacertadamen-
te se convierte de bueno en malo. Con esta operación se
quita el mal gusto que tienen algunos tabacos, se redu-
ce su fuerza, se aumenta su suavidad, se desarrolla el
aroma, se convierte el liorro en buen ardedor y se c o -
rrigendas manchas do agua que adquiere á veces en las
casas y en los fardos.
Para aplicar con acierto la moja hay que tener en
cuenta la calidad del tabaco, su estado y procedencia, es
decir, el país de donde viene y el terreno en que se ha
criado.
Antes de mojar el tabaco se cogen las gavillas con la
mano derecha por la parte más gruesa, y con la izquier-
da por las puntas; se acercan las dos manos y natural-
mente se abre ó ahueca la gavilla; en seguida se suelta
la izquierda, y con la derecha se sacuden las gavillas,
quedando las hojas separadas unas de otras. Esta ope-
ración se practica cuando el tabaco está húmedo, pues
si no se rompería todo; por eso cuando se halla en ese
18G PLANTAS INDUSTRIALES

estado se mete en agua, se saca imediatamente, se sacu-


de y se deja amontonado seis ú ocho horas antes de
proceder á la verdadera moja.
El tabaco se moja de tres distintos modos, según su
clase, su estado y calidad.
Para la moja n ú m . l.° se meten en una tina llena,
como tres cuartas partes ele agua, las gavillas ya abiertas
que se cogen por la cabeza y se sumergen del todo, s a -
cándolas inmediatamente; se sacuden sin soltarlas dos,
tres ó más veces y se ponen á un lado.
La mojada núm. 3 se verifica metiendo las dos ex-
tremidades de las gavillas en el agua alternativamente y
sacudiendo las dos puntas unas hacia otras de modo que
se humedezca el centro.
Algunos lo mojan con la boca, lo cual tiene el incon-
veniente de que no se humedece por igual; otros lo en-
vuelven en paños mojados, y esto sólo tiene aplicación
en pequeñas cantidades.
Según hemos dicho, para mojar con acierto el tabaco
es necesario conocer bien todas sus variedades en su es-
tado de sequía.
En primer lugar, debe saberse la procedencia del g é -
nero, que el inteligente conoce en la pelusa y grano que
tiene el enverso de la hoja y que se distingue mirándola
horizontalmente. Esta pelusa varía según la proce-
dencia.
1." En el tabaco habano de la Vuelta de Abajo se ve
una pelusilla de color claro y poco espesa.
2.° En el de la Vuelta de Arriba, la pelusilla es algo
más corla, más espesa y abundante.
3." La del Virginia ó Kentuky es más espesa, más
corta y más gruesa que la de la Vuelta de Arriba.
TABACO Ó NICOTINA 187

4.° Los tabacos filipinos, en vez de pelusa, tienen en


el dorso de las hojas una granulación bastante espesa,
formada por su porosidad, pues, aunque este tabaco,
como los demás, tiene también la indicada pelusa, la
pierde después.
5.° En el de Europa, la pelusilla es espesa, corta y
muy basta, menos en el de Holanda, que desaparece con
el último beneficio.
Para ver si la hoja está para recibir la moja se huele
el manojo ó la gavilla primero; en seguida se abre la
hoja y se mira por el lado derecho. Si el olor es suave y
algo fuerte, el tabaco no necesita moja; si, por el contra-
rio, está demasiado fuerte, es preciso mojarlo á fin de
que pierda parte de su fuerza. Si el olor es demasiado
suave, ó recibió mucha agua en la tierra, ó ésta era es-
casa, ó se plantó muy espeso, ó no se oreó bien, y en
este caso debe mojarse con mucho cuidado. Si el tabaco
huele á hierbas secas, es añejo , está pasado y hay que
mojarle con muchas precauciones, dándole baño com-
pleto, sacudiéndole y oreándolo bien. Cuando el tabaco
huele á húmedo ó á mohoso, es prueba de que ha siclo
ardido y debe despacharse cuanto antes; sin embargo,
puede corregirse este defecto por medio de la moja.
Es decir, que hay varias especies de tabaco, y que á
cada una de ellas debe dársele una moja distinta, según
la vista y el olor, á lo cual puede añadirse el tacto y el
peso de ellos.
Como en Kentuky y Virginia el tabaco se vende al
peso, los cosecheros procuran que no disminuyaoste, y
al efecto le dan poco pilón ; al contrario, los cubanos,
como lo venden á bulto, le dejan fermentar lo suficiente
para que pierda bien el melazo y mejore en calidad. De
18S PLANTAS INDUSTRIALES

aquí resulta que dichos tabacos, poco fermentados, son


amargos y desagradables, principalmente el Virginia,
del cual se distingue el Kentuky en que es suave, de
buen color, á pesar de las manchas de agua, que desapa-
recen con la moja y el oreo, y que tiene las venas más
finas. El Virginia, por el contrario, es áspero, bastante
grueso, de mala vista, color desigual, venas gruesas y
manchas vegueras que no se quitan.
De lo dicho se deduce: 1.°, que como el agua es la
que corrige los defectos del tabaco, debe atenderse á la
calidad y á los vicios de que adolece á fin de mojarlo con
acierto; 2.°, que mejorando el tabaco en pilón, con el
sudor, la blandura y la fermentación, es preciso corre-
gir los vicios inherentes al tabaco que no ha recibido
dichos beneficios.
Según esto, al Kentuky y al Virginia se les dará la
moja núm. l . ° , zambulléndolo completamente en el agua
y sacudiéndolo una ó dos veces más que al Kentuky; y
si el Virginia tiene la vena demasiado gruesa ó manchas
vegueras, se le sacudirá sólo dos veces, se tenderá en
seguida sobre el suelo y á la media hora se volverá has-
ta que desaparezca toda la humedad, y entonces se le en-
vuelve en un trapo, se le mete en una barrica donde se
aprieta ó prensa algo, según ya se ha dicho, y á las
veinticuatro horas ya puede elaborarse.
Si el Virginia es más fino de hoja, de vena y de c o -
lor más igual, se sacude tres veces, y una vez oreado se
embarricará.
El Kentuky de hoja gruesa, áspera y color desigual,
se sacudirá tres veces; el suave, de hoja fina, vena del-
gada y color igual, se sacude cuatro veces, oreándolo y
conservándolo en el trapo, la espuerta ó barrica, lo mis-
TABACO Ó NICOTINA 189

mo que el anterior. El Kentuky que alrededor de la


vena principal tuviese unas fibras blanquecinas se s a -
cudirá de cinco á seis veces.
Cuando se quiere quitar la fuerza al tabaco, se le
deja en el trapo ó la barrica de treinta á cuarenta horas,
si se exceptúa el tabaco filipino, que necesita de doce
á veinticuatro horas de calor, y este calor ó calentura,
durante doce ó dieciséis horas, aprovecha mucho al Vir-
ginia de color desigual, hoja y vena gruesa, y al Kentu-
ky grueso, áspero y de mal color.
A los tabacos cultivados en Europa y Argelia, llama-
dos morunos, muy fuertes por el terreno y el clima, se
les da la moja núm. 4.°, se sacuden cuatro ó cinco v e -
ces, se envuelven de dieciséis á veinticuatro horas, se
extienden, se vuelven á la media hora y se recogen para
elaborarlos con alguna humedad.
Si la hoja del tabaco moruno es lisa, suave y de color
igual, se sacude tres veces y se deja envuelta unas c a -
torce á dieciocho horas; pero si tiene manchas v e g u e -
ras, color desigual, venas encogidas y gruesas, la hoja
áspera y mal olor, se sacude dos veces y se conserva en
la envoltura treinta horas. De este modo se corrigen sus
defectos de arder mal, dar la ceniza negra y tener mal
sabor y mal olor. En general, el color del tabaco moru-
no de primera y segunda es claro, colorado, oscuro ó
amarillo desigual.
Cultivo del tabaco en los Estados Unidos y en el
Brasil. — L a temperatura de la mayor parte de nuestras
provincias tiene bastante analogía con la de la A m é r i -
ca del Norte, y esta es la razón por la que creemos con-
veniente consignar algunos pormenores sobre el cultivo,
tal como se practica en dichos países.
190 PLANTAS INDUSTRIALES

La época de la sementera viene á ser con escasa d i -


ferencia tanto en Virginia como en Mariland y Kentuky
la misma.
En un terreno fértil, resguardado de los vientos del
Norte, con exposición al Mediodía, preparan los semi-
lleros por Marzo. La tierra la labran bien, quemando an-
tes en ella gran porción de leña menuda para abono y
exterminio de insectos.
En tal estado la dejan un mes, al cabo del cual la
dan otra labor, siembran como se ha dicho y cubren el
semillero con ramaje, ó esteras en las noches frías.
Para trasplantar hacen hoyos de 0 , 3 0 en cuadro y
m

otro tanto de profundidad á la distancia de 0 , 8 0 de dis-


m

tancia de uno á otro. La tierra que sacan de los hoyos la


mezclan con abono, la vuelven á echar en los sitios de
donde la sacaron y en cada hoyo ponen una planta.
Desbotonan, aporcan, deshojan y labran lo mismo
que en Cuba, y lo recogen cortando las hojas ó arran-
cándolas de raíz. Después de cortado lo tienden al sol
sobre hierba seca, formando montones que cubren con
hierba que esté también seca.
Así que se pone el sol las tienden en unos tinglados
á propósito, en los cuales suda hasta que se marchita, y
entonces lo llevan á las casas, donde lo cuelgan muy
j u n t o por unas estaquillas que atraviesan el tallo; allí
permanece hasta que se acaba de secar.
Las casas secaderos, llamadas almacenes, son de
madera, cubiertas de tejas, con ventanas que abren y
cierran, según la temperatura interior y exterior. En
ellas cuelgan las hojas de tabaco y las descuelgan en un
día húmedo, para tenderlo formando montones sobre
tablas y esteras; lo cubren y lo dejan así hasta que pa-
' ' T A B A C O Ó NICOTINA i 91

san los fríos. En seguida lo sacan, lo despalillan, lo es-


cogen dividiéndolo en dos clases, primera y segunda,
forman gavillas y lo embarrilan.
La fortaleza que se advierte en el tabaco de los Es-
tados Unidos en España, con el nombre de alicantino ó
sevillano, se le da rociándolo al embarrilarlo con un be-
tún compuesto de dos partes, una de miel de caña, gran
porción de palillos de tabaco seco, fermentado todo por
mucho tiempo.
Para embarrilarle van poniendo capas de gavillas,
hasta que se halla la mitad llena; entonces las prensan
colocando gran peso encima; vuelven á meter más ga-
villas y tornan á prensar hasta que forman barricas de
peso desde 350 kilogramos á 750.
El cultivo del tabaco en el Brasil se siembra, tras-
planta y cuida como en la isla de Cuba; le secan y curan
como en los Estados Unidos; pero regularmente no lo
dejan en hoja, sino que lo impregnan en una prepara-
ción de aguardiente de caña, y húmedo, despalillado y
sin escogerlo, hacen una especie de trenzas de distinta
forma muy apretadas, llamadas brevas, que enrollan y
embarrilan.
Cultivo del tabaco en Holanda. — En las inmedia-
ciones de Armentieres se siembra el tabaco en camas
grandes de tablas guarnecidas por el exterior con una
faja de estiércol de cerdos ó de ovejas de 0 , 9 0 de an-
m

cho que sube hasta la altura de las tablas; en el interior


tiene 0 , 6 0 de estiércol y 0 , 3 0 encima de tierra fina y
m m

mullida, sobre la cual siembran la grana mezclada con


orín. Estas camas calientes se cubren con papeles e n -
grasados, que se abren ó cierran según conviene, y de-
berán tener bastante calor, y al efecto se renueva el es-
192 PLANTAS INDUSTRIALES

tiércol, si es necesario, es decir, cuando aprieta el frío;


pero si la tierra es seca, se riega.
Durante la germinación de la semilla se preparan
otras camas calientes, dispuestas de este modo : se ahon-
da el terreno unos cuantos centímetros y se forman las
camas (divididas en senderos de 0 ,15) de 0 ,70 de b a -
m m

se, 0 ,30 de altura y 0 , 9 de declive, con la dirección


m m

de Norte á Mediodía; como á 0 ,18 sobre el nivel del


m

foso, se echa una capa de estiércol de ovejas de 0 , 5 de


m

grueso, sobre ella 0 , 1 8 de tierra bien abonada, y así


m

sucesivamente.
A fines de Abril ó principios de Mayo, sacan las
plantas de la primera cama y las colocan en las nuevas,
formándolas en dos filas, á 0 , 9 de las orillas y á 0 , 3 0
m m

de distancia una de otra.


En lo demás se procede como se ha dicho ya para
el trasplante y deshijamiento.
Los campos plantados de tabaco están cercados de
setos muy altos ó de alisos para resguardar la planta de
las ventiscas.
La cosecha la hacen las mujeres, las cuales ponen
las hojas sobre el brazo izquierdo, y luego se las e n t r e -
gan á un hombre que va detrás.
Cultivo del tabaco en Francia.—Por decreto de la
Asamblea constituyente de 20 de Marzo de 1791, se per-
mitía en Francia el cultivo y venta del tabaco, disposi-
ción benéfica de la que la propiedad jamás debiera ser
privada; desgraciadamente más tarde, para aumentar las
rentas públicas, el Gobierno se abrogó exclusivamente
el monopolio por orden de 29 de Diciembre de 1810 y la
de 28 de Septiembre de 1816.
El tabaco se cultiva en nuestra vecina república, en
TABACO Ó NICOTINA 193

algunos departamentos, del mismo modo con corta d i -


ferencia, según los sistemas que quedan consignados;
pero el tipo menor de producción es el de 100 kilo-
gramos.
Los muchos detalles en que entra la ya citada ley no
son para que aquí los consignemos; porque desgracia,
y muy grande, es que el Estado tenga que transformar
en crimen un acto de fabricación y de comercio apli-
cando penas enormes á los contraventores de esta ley
de monopolio respecto de la que trataremos al final de
este artículo.
Los departamentos donde el cultivo del tabaco pro-
duce más son los del Norte y Este, consistiendo esta di-
ferencia en el número de pies que plantan por hectárea,
la clase á que destinan el que cultivan y mejores proce-
dimientos en la desecación y propagación de variedades
más productivas. El producto medio es de 4.741 kilo-
gramos por hectárea.
El cultivo del tabaco en Bélgica produce3.700 kilo-
gramos por hectárea;
Cultivo del tabaco en Argelia (1). — En esta co-
lonia francesa se cultivan excelentes tabacos, y sus cla-
ses inferiores son muy conocidas en nuestras islas Ba-
leares y costas de Valencia, Alicante, Cartagena, etc.,
sin que tan punible y perjudicial tráfico para los inte-
reses de nuestro Erario llegue á tener radical remedio.
El tabaco que cosechan de segunda clase puede com-

(1) Cultivo, elaboración y comercio de los tabacos argelinos, Me-


moria remitida al B x c m o . Sr. Ministro de Estado, con fecha 12 de
Febrero de 1872; registro n ú m . 2 , por el E x c m o . Sr. D . Balbino Cortés
y Morales, Cónsul general de España en A r g e l .
13
194 PLANTAS INDUSTRIALES

petir con los de igual calidad que se encuentran en los


mercados de los demás países del mundo, no sólo por-
que el cultivo los ha perfeccionado con la poderosa i n -
fluencia del Gobierno francés y el estímulo que con tan-
ta prodigalidad les ha acordado, sino porque el precio
que han llegado á adquirir resarce con creces los gastos
que esta planta ocasiona para que los resultados de su
cultivo y explotación sean provechosos.
Deseosos los franceses de introducir mejoras radica-
les en el cultivo del tabaco, importaron semillas de F i -
lipinas y Alemania; pero la experiencia les demostró que
no convenían, porque las hojas que producían eran de
textura ordinaria é inservible para la exportación.
Las únicas clases que resarcen allí ventajosamente
los gastos del cultivo, cosecha y desecación, son las i n -
dígenas llamadas Ghebli y Krachua. Éstas prosperan en
tierras no arcillosas, pero mullidas y bien abonadas con
estiércol repodrido, ó con el del ganado lanar, cuyos be-
neficios hacen que sus hojas sean finas y muy c o m b u s -
tibles. La buena ó mala cosecha del tabaco depende, por
regla general, en calidad y cantidad, del esmero en el
sistema del cultivo, beneficio y preparación.
Aquellos colonos, cuya mayor parte son españoles,
para hacer la primera cosecha no desmochan de un
golpe la planta, sino que la quitan las hojas una por una
cuando han adquirido la perfecta madurez. Esta se ma-
nifiesta, según ya se ha dicho, por el color amarillento
que toman, por la hinchazón de las partes finas de sus
fibras, etc., etc. Luego las ponen á secar en los enjuga-
dores al aire libre preservándolas de la acción solar y
vientos del Norte. Después las separan en montones y
practican con ellas las mismas operaciones que quedan
TABACO Ó NICOTINA 195

ya consignadas y que vienen á ser con poca diferencia


las que se practican en América.
La Dirección general de tabacos en Francia, deseosa
de hallar en sus posesiones algunas de las clases que
tenía que buscar en grandes cantidades en el extranje-
ro, se propuso adquirirlas con el tiempo en Argelia y
Córcega, y para conseguirlo no omitió cuantos sacrifi-
cios pecuniarios y cuantos ensayos fueron necesarios
hasta llegar á obtener resultados ventajosos, que no han
defraudado por cierto sus esperanzas.
En 4843 principió por nombrar una Comisión que
tituló Misión de tabacos, y que ya en 1844 había consti-
tuido el cultivo de esta planta bajo su dirección y pa-
trocinio en poco más de una hectárea, que el primer
año produjo un beneficio sorprendente, concediendo á
la cosecha el premio de 10 francos por cada 100 kilo-
gramos de tabaco, cuyas condiciones eran ser fino y
combustible, según previene la ley de 28 de Abril
de 1816.
En 1846 el cultivo llegó á duplicarse, y en 1855 las
plantaciones producían cuatro millones y medio de k i -
logramos, que gran parte compró el Gobierno por valor
de seis millones de francos y lo demás sirvió para el
comercio y consumo local.
Por los años de 1855 y 1856, el Gobierno de París
llegó á carecer de tabacos por no haberlos podido ad-
quirir su contratista en los Estados Unidos, á causa de
la escasez que de ellos Había en aquellos mercados. Tan
comprometida situación obligó al mismo Gobierno á im-
pulsar y estimular, no sólo el cultivo en Argelia, sino á
introducir mejoras indispensables en la preparación de
los tabacos para el comercio y la exportación, condicio-
196 PLANTAS INDUSTRIALES

nándolos como en los Estados Unidos, en nuestras islas


de Cuba y Filipinas, América del Sur, Anatolia y en
todos los países donde tienen el derecho de cultivar li-
bremente esta planta, como lo tiene Argelia. ¿Qué p r e -
paración es esta que antes allí no se hacía y qué condi-
ciones necesita para ser comercial ó exportable? Helas
aquí:
El someterlo sin preparación alguna química á pro-
cedimientos puramente manuales, porque nadie ignora
que el heno, después de segado, si se amontona no es-
tando bien seco, se desarrolla en él, no sólo una fer-
mentación producida por el calor que de esta misma se
desprende, sino hasta la combustión espontánea. Como
en el comercio no se encontraba siempre el tabaco e n -
vasado en estado de perfecta sequedad, resultaba á v e -
ces, no sólo su descomposición, si que también su des-
crédito y el retraimiento de adquirirlo para el trasporte
por mar, de temor de un incendio.
En el día se orea el tabaco perfectamente y se puede
envasar, almacenar ó trasportar sin riesgo alguno.
Respecto á la elaboración de los cigarros no puede
ser mejor ni más esmerada, como hechos por cigarreras
en su mayor parte españolas, y no sólo tienen buen gus-
to y arden bien, sino que la ceniza es blanca y la c o n -
servan bastante tiempo adherida.
Si los de 5 céntimos en Francia han llegado á a d q u i -
rir tanta aceptación y venta, consiste en que en la ela-
boración de ellos entra el tabaco argelino por una t e r -
cera parte en la mezcla, así como también entra por
igual cantidad en el tabaco picado á la holandesa llamado
Scafertati que se prepara en las fábricas del Gobierno.
En 1866 se exportaron de Argelia 375.496 kilogra-
TABACO Ó NICOTINA 197

mos de tabaco elaborado, cuyo valor fué de 2.403.174


francos.
En 1863 la cosecha fué de 4.716.060 kilogramos, de
la que el Gobierno adquirió por valor de 2.275.714
francos.
En 1870 la cosecha fué de 5.216.324 kilogramos, y la
Administración compró más de tres millones á los pre-
cios siguientes:
De 1. clase, á 450 francos los 100 kilogramos;—
a

de 2 . , á 120; — d e 3 . , á 90;—y de 4 . , desde 30 á 60.


a a a

La exportación para Europa llegó á 1.086.128 kilo-


gramos de tabacos.
En 1876 el número de cultivadores de tabaco era
de 1.935 en 2.720 hectáreas, que producían 3.050.676
kilogramos de tabaco en hoja. El cultivo indígena era
de 8.144 plantadores en 4.421 hectáreas, cosechando
2.055.253 kilogramos de tabaco; y si se compara con la
de 1575, resulta un aumento de 755 cosecheros y 732
hectáreas de superficie cultivada.
En 1883 el número de cosecheros fué mucho m a -
yor y la cantidad de tabaco exportado llegó á ser de
2.260.253 kilogramos en hoja y 74.592 kilogramos ela-
borado, debiéndose calcular que el que España recibió,
burlando la vigilancia de nuestro resguardo marítimo y
terrestre, pudo por seguro ser lo menos de más de
700.000 kilogramos.
Hé aquí el estado y extensión del cultivo en cada
provincia:
198 PLANTAS INDUSTRIALES

CULTIVO E UROPEO CULTIVO I NDlGEHA

1 8 7 6. e.

o ?
o o s i Cantidad Cantidad
PROVINCIAS t3 os

| | de la cosecha u
í= iS ^ > de la cosecha
3 ^ '3 3
o w 3 de tabaco. t/¡ 3 de tabaco.
o -tí o

Hect. Kilog. Hect. Kilog.

1.234 2 . 6 3 3 2 . 5 4 4 . 4 3 1 3 . 3 1 0 2 . 2 0 9 1 . 5 0 9 . 3 8 7

19 31 31.725 76 48 18.500

673 356 474.520 4.758 2.164 527.356

1.935 2.720 3 . 0 5 0 . 6 7 6 8.144 4.421 2 . 0 5 5 . 2 5 3

Las provincias de Argel y Constantina son las que


más tabaco cultivan.
Los precios fijos é inalterables que paga el Gobierno
por los tabacos argelinos son los siguientes:
Hoja escogida, á 160 francos los 100 kilogramos.
1. a
calidad, á 150 — —
2. a
— á 120 — —
3.» — á 90 — —
Los inferiores, á 6 0 , 5 0 , 40 y 30 los 100 kilogramos.

Producción y consumo general del tabaco.—Tanto


la producción como el consumo del tabaco en el mundo
es enorme, y las cantidades que pueden figurar relati-
vas á este producto agrícola es de suma y difícil apre-
ciación. Faltan datos positivos sobre esta estadística,
tanto más difíciles cuanto que se ignoran los de Asia y
África, donde tanto se fuma.
La producción general se calcula sea de 1 9 0 millo-
nes de kilogramos en Asia, 1 4 0 millones en Europa,
4 2 4 millones en América, 1 2 millones en África, 5 0 0 . 0 0 0
TABACO Ó NICOTINA 199

kilogramos en Australia; total general, 466.500.000 ki-


logramos. Francia producía en 1835 apenas 13 millones,
y en 1869 llegó á más de 32 millones.
Los países donde tiene más importancia el consumo
son: Bélgica, 250 kilogramos por individuo; Holanda,
200; Alemania, 150; Austria, 124; Noruega, 102,5; Di-
namarca, 100; Hungría, 94; Rusia, 83,3, y Francia,
en novena línea. Donde menos se fuma es en Inglaterra,
62 kilogramos; Italia, 57; Suecia, 64, y España, 19.
Desestanco del tabaco.—Guando el estado finan-
ciero de un país lo permite, el cultivo del tabaco debiera
ser tan libre como es el de las demás plantas; verdad
es que proporciona un impuesto que aumenta conside-
rablemente las rentas públicas, y esta es la razón más
poderosa por que difícilmente los gobiernos renuncian
á él. Para reducirlo á las prescripciones más ventajosas
para el fisco sin adoptar la prohibición absoluta de su
cultivo como sucede en España, tres sistemas se han
adoptado y puesto en práctica: 1.°, el que existe en Fran-
cia, ya consignado, donde sólo ciertos departamentos
pueden cultiyarlo, previa expresa autorización bajo la
vigilancia de la autoridad, reservándose el Gobierno el
monopolio de la fabricación; 2.°, el sistema inglés, esto
es, prohibición completa del cultivo indígena con i m -
puesto sobre todos los tabacos extranjeros que se impor-
ten en el país; por último, el tercer sistema, que cuenta
ya entre los economistas muchos partidarios, consiste
en delegar á la industria la fabricación del tabaco, de-
clarando el cultivo y el comercio libres, salvo las preci-
sas disposiciones de las leyes que formulasen los medios
necesarios para que el Estado consiguiese los recursos
que le son necesarios.
200 PLANTAS INDUSTRIALES

Si en España se dejase libre el cultivo de tan pro-


ductiva planta, es indudable que los progresos de nues-
tra agricultura serían portentosos. Sobre la convenien-
cia é inconveniencia del desestanco de ciertos géneros
mucho se ha escrito por los economistas del siglo XVIII
y XIX; pero hoy la cuestión está resuelta por los h o m -
bres de la ciencia casi por unanimidad. Todos r e p r u e -
ban la inmoralidad del monopolio y opinan, como Say,
«que las leyes llaman criminales acciones de suyo i n o -
centes, y castigan á algunos infelices que trabajan por la
prosperidad general; ocultando de buena fe al contra-
bandista, lo protegen contra el resguardo y le avisan
creyendo hacer una obra meritoria.»
Ni las industrias, ni las artes se fomentan con el mo-
nopolio; porque convirtiéndose el Gobierno en fabrican-
te perjudica al interés individual, y dando el ejemplo
como productor, destruye el fecundo principio de las
empresas particulares y la prosperidad pública.
El estanco, como contribución indirecta, es oneroso,
injusto y odioso. Por eso está en la mente de todos el
desestanco, y feliz el Gobierno que, comprendiendo esta
importante y útilísima mejora, se pusiera á la altura de
Roberto Pee!, haciendo que su nombre ocupe un lugar
distinguido en la historia de nuestra patria.
Los partidarios del estanco del tabaco se encuentran
tan necesitados de argumentos para defender sus doc-
trinas, que la única razón seria y formal que alegan
consiste en la dificultad que en su sentir se ofrece para
que, decretado el desestanco, el Erario no se resiente
por la falta de las cuantiosas obvenciones que le produ-
ce el estado actual de cosas. Los presupuestos vigentes
de 1883-84 reconocen que el ramo de tabaco debe p r o -
TABACO Ó NICOTINA
201
ducir un ingreso de 130.000.000 de pesetas y un gasto
de 49.162.412, y por tanto, como utilidad líquida á fa-
vor del Tesoro, la suma de 80.837.588 pesetas.
¡ Cómo desconocerlo !; esta cantidad es enorme, y si
desapareciera de una plumada de nuestros presupues-
tos, serían inmensos y trascendentales los trastornos
que produciría en toda nuestra organización económica.
Pero ¿es cierto que el desestanco del tabaco cerraría
la puerta á tan enormes entradas? ¿Es posible que una
vez destruida la legislación vigente en la materia, no
percibiría el Estado por otros conceptos y sin mayor
gravamen para el público una cantidad equivalente y
aun juizá superior? ¿No sucedería que la misma decla-
ración de la libertad del tabaco produjese un beneficio
superior á los 80.000.000 de pesetas que se presuponen
como utilidad líquida á favor del Tesoro?
Concedemos desde luego, y cuantos conocen lo que
suelen ser nuestros presupuestos comprenderán que no
es conceder poco, que los cálculos expresados eran
exactos, ó más claro, que al final del presente ejercicio
la cifra á que se espera han de ascender las utilidades
no decreciera considerablemente; mas aun admitiéndo-
la, y por tanto aun cuando real y efectivamente suceda
que el Erario público cuente con un ingreso efectivo
de 130.000.000 de pesetas, nada es más fácil que de-
mostrar que el desestanco produciría un resultado a n á -
logo y aun quizá superior.
Es esta cuestión de hecho, y por tanto, para resol-
verla, es regla de crítica el recordar lo que en otros p a í -
ses ha sucedido, una vez que aquello que ya se ha veri-
ficado es lógico y natural que se repita cuando se den
las mismas condiciones.
202 PLANTAS INDUSTRIALES

En Portugal, donde el vicio ó la costumbre de fumar


no está tan arraigada como en España, existía el mono-
polio; pero, felizmente para ella, propuso el Ministro
Lobo de Avila, en 1865, la abolición del monopolio, y
en el extenso y razonado preámbulo que acompañó á
esta medida desenvolvió los motivos que tenía para to-
mar tan importante resolución, y calculó que estable-
ciendo unos derechos, que por cierto no eran módicos
como debían, obtendría el Tesoro el mismo ó mayor r e -
sultado que el mismo monopolio le proporcionaba.
Es, por tanto, no temor pueril, sino desconocimien-
to de los principios más triviales de la ciencia, el s u p o -
ner que no es razón convincente para confiar en que el
desestanco en España sería provechoso, como ha s u c e -
dido en Portugal, Cuba, Argelia y Filipinas. Sí, preciso
es repetirlo una y cien veces; los resultados alcanzados
en los países citados serían los mismos que España l o -
graría, y lo serían con mayor motivo a ú n , puesto que
nos hallamos en circunstancias, sobre todo, más favo-
rables que el reino lusitano para que así se verificase.
Mas no se reduce á esto lo que en pro del desestanco
tenemos que aducir; por el contrario, lo que sucinta-
mente hemos expuesto constituye solamente una faz de
la cuestión, que, como muy compleja, tiene aún muchos
otros puntos de vista, que estudiados nos darían el
mismo resultado que hasta el presente hemos deducido;
esto es, que el desestanco no puede menos de producir
ventajas al erario público, cuyos intereses constituyen
la única razón valedera que alegan los partidarios del
monopolio.
Ya en el reinado ele Fernando VII se promovió un ex-
pediente, que se instruyó en la Secretaría del Despacho
TABACO Ó NICOTINA 203

de Hacienda, sóbrela aclimatación y cultivo en la Penín-


sula del tabaco, y se mandó por Real orden circular del
Ministerio de Estado de 11 de Diciembre de 1830, que
los Agentes diplomáticos y consulares remitiesen á di-
cha Secretaría cuantos libros, cuadernos, opúsculos,
tratados y noticias se pudieran adquirir sobre la siem-
bra, cosecha y manipulación del tabaco en hoja, hasta
ponerlo en estado de hacer uso para el comercio. Desde
entonces, mucho han podido hacer los Gobiernos que
se han sucedido desde el Estatuto Real hasta el adveni-
miento al trono de S. M. Don Alfonso XII acerca de tan
importante cuestión; pero desgraciadamente ha prevale-
cido el sistema del monopolio y se ha privado á la agri-
cultura del derecho de cultivar una nueva planta que
hubiera podido aumentar sus rendimientos y su pros-
peridad.
Pero es preciso recordar y consignar cien veces que
las instrucciones y las ordenanzas sancionadas para el
gobierno y monopolio de la renta del tabaco han llega-
do á imponer la pena de muerte al defraudador, con-
mutada después con la de presidio y multa, según la
gravedad; y con tan severas disposiciones, ¿ha logrado
la Hacienda ser la única vendedora? ¿Se ha extirpado el
contrabando? No, éste dura y durará, arruinando la m o -
ral pública y las familias, y manteniendo una guerra
lastimosa entre el Gobierno y los subditos, mientras
haya interés en hacerla; y la habrá hasta que los que
dirigen la Hacienda renuncien al estanco, contentándo-
se con exigir al tabaco unos moderados derechos como
se hace al cacao y al azúcar.
Todas las trabas que se quitan al cultivo son otras
tantas ventajas económicamente hablando; esto es i n -
20 'i PLANTAS INDUSTRIALES

dispensable, según los principios más generalmente ad-


mitidos. En España se objeta á esto una razón que sería
muy poderosa si pudiera traer malos resultados, cual es
la de que, si producimos tabaco, las rentas del Gobier-
no serán menores. Nosotros creemos lo contrario, no
sólo porque el tabaco que nosotros produjésemos sólo
podría competir con el ele los Estados Unidos, sino
que la producción de las Antillas no sería perjudi-
cada por lo que aquí se produjera. ¿Qué mal hay para
el Gobierno español en que compitamos con los Estados
Unidos? Ninguno; nosotros somos tributarios por el pro-
ducto de dicha república, y ella recibe muchos millo-
nes de España todos los años por ese concepto. ¿Y qué
sucedería habiendo libertad de cultivo para que los es-
pañoles dedicasen sus tierras á la plantación de tabaco?
Que competiríamos con los Estados Unidos y con otros
países que producen tabaco, y habría en nuestro favor
ese aumento de producción. Las demás producciones
no disminuirían, porque el suelo es lo que sobra entre
nosotros, y de esta manera se aprovecharía una gran
parte de él; porque uno de los mayores inconvenientes
de nuestra agricultura es que hay falta de cultivo, y por-
que estarnos reducidos á ciertos y determinados, lo cual
es una verdad reconocida en economía, que no puede
disputarse por aquel que vaya á calcular con las cifras
las ventajas que esto pudiera producir.
No comprendemos, ni nunca lo hemos comprendido,
por qué ha de traerse de Kentucky y de Virginia lo que
realmente, sin ponerlo en duda, podría producirse aquí
con muy buenos resultados. Y esta sola consideración,
que no profundizamos, debía bastar, en nuestro concep-
to, para autorizar algunos ensayos de importancia que
TABACO Ó NICOTINA 205

permitiesen á nuestros agricultores comparar y calcular


sobre calidad y precios de los tabacos extranjeros.
Nosotros no cultivamos tabaco en España (aunque
hay muchas comarcas en que se daría de buena calidad)
porque lo prohibe la Administración; pero en cambio,
va el Estado todos los años á buscar tabaco á los Esta-
dos Unidos, trayendo el Kentucky y Virginia.
En la Exposición regional del Este de España se
presentaron muestras de excelente tabaco, cultivado
como ensayo en Valencia; y en la Exposición provincial
de Guadalajara, también algunas muestras bastante bue-
nas, aunque algo inferiores á las de Valencia, pero de
todos modos, superiores al que se cultiva en el depar-
tamento del Norte de Francia y que compra el Estado
para sus fábricas nacionales.
La cantidad asignada en el presupuesto corriente
(1884) para compra de tabacos de Puerto Rico y extran-
jeros, asciende á la suma de 9.148.250 pesetas ó sea
para los que se compran fuera de España 2.532.250 pe-
setas, y los cultivadores de otros países se llevan el di-
nero de los contribuyentes, que podrían recibir los cul-
tivadores españoles y la agricultura española si ese cul-
tivo no estuviese prohibido por la Administración.
Bases para formular .un proyecto de ley de deses-
tanco del tabaco. •— Después de haber explicado todo
cuanto tiene relación directa con el tabaco, no sólo r e s -
pecto al cultivo, sino también de su elaboración, b e n e -
ficiaron y ventajas de su desestanco, réstanos consig-
nar las principales bases sobre que debe estribar, mien-
tras llega el venturoso día en que un gobierno ilustrado
y libre de las preocupaciones que en este punto general-
mente dominan, acométala patriótica empresa de liber-
206 PLANTAS INDUSTRIALES

tar al tabaco de las durísimas cadenas en que le tiene


aprisionado el monopolio, dándole una nueva vida, úti-
lísima y ventajosa para los ingresos del Tesoro público,
y colme los ardientes deseos que animan á los pueblos
de encontrar en la libertad de la industria y del traba-
jo el remedio de su miseria y los goces del bienestar.
Hé aquí las reglas establecidas por D. Victoriano Fe-
lip en su muy interesante obra titulada El Tabaco, pu-
blicada en 1854, para formular un proyecto de ley para
su desestanco:
«Primera. La importación de toda clase de tabaco en
hoja y manufacturado será libre en toda España y sus is-
las, pagando en las Aduanas del reino los derechos que
correspondan, y se impongan con arreglo á su proce-
dencia, sea ésta cual fuere.
«Segunda. Los derechos de importación que pagarán
los tabacos en las Aduanas del reino serán los siguientes:
«Los tabacos en hoja extranjeros devengarán seis
reales vellón por cada libra castellana.
»Los tabacos en hoja procedentes de la América e s -
pañola, exceptuando los de Filipinas, pagarán cinco rea-
les vellón por cada libra castellana.
»Los tabacos en hoja procedentes de Filipinas paga-
rán cuatro reales vellón por cada libra castellana.
»Los cigarros puros procedentes y fabricados en el
extranjero devengarán 40 reales vellón por cada libra.
»Los que procedan de todas las posesiones españolas
ultramarinas, 20 reales libra.
«El tabaco rapé y polvo procedentes del extranjero,
30 reales libra.
»E1 que proceda directamente de todas las posesiones
ultramarinas españolas, 20 reales.
TABACO Ó NICOTINA 207

»Los cigarrillos de papel procedentes del extranjero,


40 reales.
«Los de igual clase que procedan de las posesiones
españolas de Ultramar, 20 reales.
»E1 tabaco picado al grano ó en hebra procedente del
extranjero, 30 reales libra.
»E1 que proceda de las posesiones de España en Amé-
rica, 15 reales.
«Tercera. La exportación de la Península del tabaco
en rama ó labrado será libre y exenta de todo derecho.
»Los depósitos de tabaco que se constituyan en Espa-
ña y sus islas podrán admitir este género para expor-
tarlo, y en el caso de que se introduzca para la fabrica-
ción y consumo en la Península, satisfará los derechos
que le correspondan con arreglo á su clase y proce-
dencia.
«Cuarta. El cultivo del tabaco será libre, y se permi-
tirá á todos el dedicarse á él, sujetándose á las condi-
ciones siguientes:
«Todo el que quiera plantar y cultivar en España y
sus islas más de diez plantas de tabaco deberá p r o -
veerse de una licencia anual, en la que se designará cla-
ramente su nombre y apellidos, y el de la finca ó terre-
no que destine á este cultivo, como igualmente el n ú -
mero de personas que empleará en este trabajo bajo sus
órdenes y responsabilidad.
»Por estas licencias se devengarán los siguientes de-
rechos: por cada persona que se emplee en dicho cul-
tivo, 500 reales por el primero y segundo año; 700 por
el tercero, y lo mismo por el cuarto, y 1.000 por el
quinto y siguientes, sin que pueda aumentarse esta can-
tidad.
208 PLANTAS INDUSTRIALES

«Quinta. Con el fin de evitar todo fraude, y las d u -


das que pudieren suscitarse con respecto al número de
personas que se empleen en el cultivo del terreno e x -
presado en las licencias, se fija en 20.000 el número de
plantas como el máximum que puede correr á cargo de
cada trabajador.
»Por ellas, y por el terreno que éstas ocupan según
su clase y distancia en que se hallen sembradas, podrán
los encargados del Gobierno saber fijamente si se han
empleado ó emplean más trabajadores de los que cons-
ta ó expresa la licencia.
»El cultivador ó propietario que incurra en esta falta
será multado con el duplo de los derechos que debía
abonar por cada trabajador que debiera expresarse en
la licencia obtenida. Si reincidiese por segunda vez,
pagará el cuadruplo; y si por tercera, además de la mul-
ta, quedará sujeto á las penas que marcan las leyes con-
tra los defraudadores de los caudales públicos.
«Sexta. Se nombrará un inspector para cada p r o -
vincia, encargado de vigilar el cumplimiento de todo lo
prevenido en la regla anterior.
«Los cultivadores de tabacos no podrán excusarse,
de presentar la licencia siempre que crean estos emplea-
dos conveniente el pedirlas para la comprobación de la
verdad. Si se negasen á ello ó alegasen extravío de la
licencia, se les obligará á sacar otra nueva, pagando
nuevos derechos. Si la hubiesen prestado á otro para
que haga uso de ella, serán multados con el duplo de
los mismos.
«Séptima. En los puertos de mar habilitados para
depósitos de tabacos, se podrán recibir de todas clases
y procedencias para la exportación.
TABACO Ó NICOTINA 209

«Octava. No se podrá vender clase alguna de tabaco


en rama ni elaborado en ningún puesto ni tienda a m -
bulante, y sólo podrá expenderse en los almacenes ó
tiendas que para ello hayan obtenido la competente l i -
cencia y pagado los derechos señalados.
»A nadie podrá negarse ésta, mediante previo abono
de los mencionados derechos, para que pueda ejercer
públicamente esta industria en tienda ó almacén p ú -
blico, situado en cualquier ciudad, villa, pueblo ó l u -
gar del reino.
«Por estas licencias se pagarán en las capitales de
provincia de primera clase, 800 reales vellón anuales;
700 en las de segunda y 500 en las de tercera y cuarta.
»En las demás ciudades, villas, pueblos ó lugares,
sólo se pagarán por las licencias de venta 400 reales ve-
llón. Este pago, empero, sólo da derecho de vender ta-
baco elaborado; pero si se quisiera expender en el m i s -
mo establecimiento tabaco en rama al por menor, se pa-
gará el doble de las cantidades indicadas.
«Los almacenes de tabaco en rama al por mayor,
los cuales no podrán vender en menor cantidad de me-
dia arroba cada vez, pagarán 4.000 reales de vellón
anuales cada uno en las capitales de provincia de p r i -
mera clase, 3.000 en las de segunda, tercera y cuarta,
y 2.000 en todas las demás ciudades, villas ó pueblos.
»En el caso de que algunos de dichos almacenes
quisieran vender también tabaco al por menor, abona-
rán ambas cuotas; y si además quisieren expender taba-
co elaborado, satisfarán la que por este concepto les
pertenezca.
R e v e n a . Cualquiera persona ó sociedad podrá d e -
dicarse á la fabricación ó elaboración del tabaco, des-
14
210 PLANTAS INDUSTRIALES

pues de obtener el correspondiente permiso para ello y


mediante el pago de derechos. Estos serán de 100 reales
Vellón anuales por cada operario ú Operaría que empleen
en los talleres de elaboración; cuya circunstancia, local
y número de ellos ha de hacerse constar previamente en
la licencia. :
-:;
• ...•'.!••>.'•<•'•••
••' »Los inspectores de tabacos estarán facultados para
1

revisar las referidas licencias, y en el caso de fraude,


engañó,'falta o excusa, imponerles las multas expresa-
das', dando inmediatamente cuenta á la superioridad.
«Las fábricas de tabacos que quieran también expen-
der cigarros de cualquier clase, siendo esta venta al por
mayor, que no podrá ser menos de quinientos cigarros
puros y de media arroba de tabaco picado ó rapé, paga-
rán por su licencia correspondiente 2.000 reales vellón,
y én él caso que quisieran expender tabacos al por me-
nor se sujetarán á pagar la cuota que por ello les corres-
pondiese.
:
' «Décima. Se habilitarán todas las Aduanas del reino
para cobrar los derechos de importación de los tabacos,
sujetándose á las mismas leyes y costumbres que rigen
para e l despacho dé los géneros de lícita entrada y c o -
mercio.
«Undécima. El Gobierno surtirá al público de taba-
cos de toda clase durante seis meses, á contar desde el
día de la publicación del decreto para el desestanco,
cuyo tiempo puede conceptuarse como suficiente para
que los particulares que se dediquen á la fabricación
puedan hacer los debidos acopios de tabaco en rama y
montar sólidamente sus fábricas de elaboración.
«Trascurridos que sean estos seis meses, cesarán las
fábricas que corran á cargo del Gobierno, procediéndose
TABACO Ó NICOTINA 211

á vender en subasta pública los útiles, artefactos y taba-


cos que en ellas existan, como también los edificios.
^Duodécima. A pesar de que es casi- seguro que el
desestanco del tabaco concluiría enteramente con el con-
trabando que de este género se hace hoy día, la fuerza
del resguardo de Hacienda subsistiría bajo el mismo pie
que en el día, dejando á la prudencia y buen tacto del
Gobierno el irla disminuyendo á medida que observe la
escasa utilidad que rinda su permanencia.»-
Al sostener el Sr. Felip la conveniencia y aun la
utilidad del desestanco del tabaco, una d é l a s razones en
que apoya esta conveniencia, y aun si se quiere esta n e -
cesidad, es que, lejos de perder, la Hacienda ganaría, de-
jando el tabaco libre; y para probar este último aserto,
dice que la Hacienda, si saca por ejemplo cien millones
anuales de esta renta, y siendo como lo es cierto que
se introducen cada año en España sobre trece millones
de libras de tabaco en hoja y elaborado extranjero y de
nuestras posesiones de Ultramar, cantidad que supone
se debe aumentar, es de opinión que se imponga cuatro
reales á cada una libra de derecho de introducción para
que obtenga el Erario aumento en la renta, sin añadir
otras partidas que indispensablemente, de desestancar-
se el tabaco, habían por precisión de aumentar los r e n -
dimientos.
En primer lugar, dice también que figuran los pro-
ductos del cultivo, pues sin la menor duda darían muchí-
simos, é indicaque éstos pueden ser de dos clases: d. , pro-
a

ductos de la contribución territorial que hoy no pagan


millares de fanegas de tierra, actualmente incultas y que
pagarían tan. pronto como, empleadas en el cultivo del
tabaco, sean productivas para sus dueños; 2 . , productos
a
212 PLANTAS INDUSTRIALES

de la contribución especial que debe imponerse á los


cultivadores de tabaco que ya queda consignada, y que
creemos excesiva si se ha de querer principiar por fo-
mentar esta nueva industria.
Respecto á esta misma contribución impuesta al c u l -
tivo del tabaco, consigna lo que sigue:
«La entrada de tabaco en hoja hoy (1854) en la P e -
nínsula, sólo por cuenta del Gobierno, es de trece m i -
llones de libras, y es de creer que al segundo año de su
desestanco llegará á veinte y aun mucho más, cálculo
basado en el número de nuestra población, en la afición
á fumar y el resultado progresivo que ha dado en todos
los países el desestanco; así que el cálculo cierto, sin
temor de equivocación, es el de quince millones de l i -
bras de hoja, sin contar los cinco millones de libras en
que puede calcularse el producto del cultivo de la Penín-
sula en los primeros años; luego sólo el producto de los
derechos de entrada de estos quince millones de libras
de hoja, ¿no daría por sí solo un producto mayor para el
Erario de lo que reditúa hoy la renta del tabaco? Pues
bien; no creemos haya exageración en admitir puedan
cosecharse en España, una vez libre su cultivo, otros
cinco millones de libras.»
Para fijar con alguna exactitud y claridad los pro-
ductos que obtendría la Hacienda con el desestanco del
tabaco, hace la demostración siguiente:
Eeales.

«Tres millones de libras de tabaco, hoja de V i r -


ginia y de K e n t u c k y , de primera clase, á seis
reales libra, por derecho de i m p o r t a c i ó n . . . . 18.000.000
Cuatro y medio millones de libras de s e g u n d a

Suma y sigue 18.000.000


TABACO Ó NICOTINA 213

Suma anterior 18.000.000


clase, á cinco reales libra, tabaco boj a i d . . . . 22.500.000
Medio millón de libras de tabaco, hoja habana
de la V u e l t a de A b a j o , capa de primera cla-
se, á ocho reales libra 4.000.000
Medio millón de libras, tabaco i d . , capa de s e -
g u n d a clase, á seis reales libra 3.000.000
D o s millones de libras, tabaco i d . , tripa de p r i -
mera clase, á cuatro reales libra 8.000.000
Tres millones de libras, tabaco de la isla de
Cuba de la V u e l t a de Arriba, hoja y capa, á
cuatro reales libra 4.000.000
D o s millones de libras, tabaco i d . i d . , tripa, á
tres reales libra 6.000.000
Medio millón de libras, tabaco filipino de p r i m e -
ra clase, á tres reales libra 1.500.000
U n millón de libras, tabaco hoja i d . , de s e g u n -
da y tercera clase, á dos y medio reales l i b r a . 2.500.000
D o s millones de libras, tabaco capa, cultivado
en la P e n í n s u l a , á dos reales libra 4.000.000
Tres millones de libras, tabaco tripa, cultivado
en la P e n í n s u l a , á u n real libra 3.000.000

Total de los derechos de importación... 76.500.000

»Sin incluir en esta suma el producto de los ciga-


rros que hoy vende el Gobierno por su cuenta, y que
trae ya fabricados en la Habana, productos que figuran
en el resultado general, de lo que hoy da esta renta al
Gobierno.
«Empero si el tabaco se cultiva libremente en Espa-
ña, si se vende y elabora como otro cualquier producto,
sin la menor duda se establecerán entre nosotros fábri-
cas y expendedurías por cuenta de los particulares,
como también depósitos ó almacenes; y estas fábricas,
estas expendedurías y estos almacenes por mayor y me-
nor, pagarán su correspondiente contribución. ¿Guál
214: PLANTAS INDUSTRIALES

puede ser ésta? ¿A cuánto puede ascender cada año apro-


ximadamente? ' '
«Supondremos solamente que con la libertad de c u l -
tivar^ verider, comprar y fabricar tabaco sólo se establez-
can en España, atendido el número de operarios que
hoy tenemos y al consumo actual, cuatro mil fábricas
de diez mesas cada una, ó sean cuatro mil fábricas con
;

cuarenta mil operarías; no creemos sea exagerado este


cálculo; pues bien, de admitirlo, y todo hombre sensato
lo admitirá, desde ahora decimos que si el Gobierno
sólo impone cien reales vellón anuales por mesa, y obra-
rá con moderación, resulta, pues, que las cuarenta mil
mesas, ú operarías, producirán al Erario una contribu-
ción anual de cuatro millones.
«Supongamos, y ' t a m b i é n es poco suponer, que el
desestanco del tabaco sólo dé lugar al establecimiento
de cincuenta mil expendedurías, por mayor y menor,
en proporción al número de pueblos que hay en E s p a -
ña. ¿Será mucha contribución para cada expendeduría
de tabaco, de quinientos á dos mil reales, según el p u e -
blo'ó expendeduría de ellas? Creemos que no. Tomando
él tipo de setecientos cincuenta reales, una con otra, ya
tenemos treinta y siete millones quinientos mil reales
más r
«Supongamos, en fin, que habrá, como no puede
metíós de haber, almacenes de tabaco en hoja, en los
cuales se habrán de proveer los fabricantes; ¿no pagan
éstos contribución? Indudablemente sí; pues si sólo se
establecen-quinientos para la venta en mayor y menor
escala, y calculando el que sólo abonen un octavo de real
por libra, pagarán en proporción de su venta, en con-
tribución anual, dos millones quinientos mil reales.
TABACO Ó NICOTINA .215

«Resumiendo: el tabaco estancado produce hoy al


Erario cien millones, de reales, que cuestan, al.pueblo,es-
pañol vejaciones sin cuento, persecuciones numerosas,
privaciones por lo menos sumamente desagradables,; y
al Gobierno cuidados de que no, há.menester; .una.res-
ponsabilidad cuando menos inútil, las maldiciones del
común de los fumadores, acusaciones muchas veces jus-
tas, y á la industria, al comercio y la agricultura una
paralización nociva y fatal.
«Todos los productos calculados nos darán, pues, el
resultado siguiente:

D e r e c h o s de la importación Rs. vn. 76.500.000


í d e m de fabricación .' 4.000.000
Í d e m de e x p e n d i c i ó n 37.500.000
í d e m de los almacenes de h o j a . . ' . . . 2.500.000

TOTAL 120.500.000

»Es decir, que el desestanco ofrece sobre el estanco:


primero, una ventaja material de la diferencia que, hay
entre 120.500.000 reales ylOO.000.00.0, sean 20.500,000.
«Segundo, el poderse realizar esta mayor cantidad,
sin vejar á nadie, sin responsabilidad,mercantil para el
Gobierno, ó bien sea con más.dignidad de su parte. .
.. «Tercero, el fomentar, en lugar de ahogar, como lo
hace todo estancamiento, la industria, el comercio.y la
agricultura. , . ,. • ,..
«Cuarto, el proporcionar un trabajo honrado y por
consiguiente el bienestar á muchos .millares de familias
laboriosas, de las cuales muchas, dedicadas hoy al con-
trabando, son culpables legalmente, y por lo tanto p e r -
seguidas por los tribunales, de cuya persecución sólo
puede resultar para ellos la ruina de sus intereses, la
216 PLANTAS INDUSTRIALES

pérdida de su honra, y una carga onerosa para el Esta-


do, pues carga es el pan humedecido con lágrimas ó
cubierto de blasfemias y maldiciones que los contra-
bandistas condenados á presidio comen á costa del
Erario.»
En vista de cuanto dejamos consignado, ¿no nos será
permitido asegurar que el desestanco es una medida
conveniente, útilísima y altamente bienhechora?
¿Quién negará que la opresión, el fisco y las tasas
son otras tantas ligaduras que oprimen nuestra desgra-
ciada agricultura? ¿Quién desconoce que ellas la amor-
tiguan, enervando la ignorancia? ¿Quién desconoce que
ellas son y serán siempre las causas más fatales, no sólo
de su decadencia, sino de su ruina?
Con el desestanco del tabaco ganaría la industria,
porque se establecerían fábricas en grande ó en pe-
queño.
Ganaría el comercio, porque habría una mercancía
más sobre que traficar.
Ganaría la clase proletaria q u e , con los mejores de-
seos de trabajar, difícilmente puede y se ve precisada á
abandonar la madre patria.
Ganaría la moral pública, porque no existiría ese i n -
finito número de contrabandistas que hoy están emigra-
dos en Argelia ó pueblan nuestras cárceles y presi-
dios; y
Ganaría el Erario, porque, imponiendo un derecho
módico sobre cada kilogramo de tabaco importado ó
producido, según su calidad, sacaría bastante más de lo
que hoy reporta la renta.
ADORMIDERA OPIÁCEA 217

SECCIÓN SEGUNDA.

Adormidera opiácea.

PAPAVER SOMNiFERUM, LTN.

Planta dicotiledónea de la familia de las Papaveráceas.

Historia. — La adormidera, originaria de Oriente, se


cultiva desde los más remotos tiempos para extraer de
ella el opio. Homero habló ya de él en la Iliada, al citar
el famoso Nepenthesis; Tarquino la cultivaba en Roma y
escogía las cápsulas mayores para indicar simbólicamen-
te á su hijo el modo de sujetar las Galias. Según unos,
el nombre de papaver procede de papa, papilla, porque
algunos pueblos echaban en ella semillas de adormide-
ras; y según Menage, viene de Pappus, Pappatus, Pavo-
tus; Virgilio la llamó Papaver vescum, fundándose en
los usos que de ella hacían los romanos, puesto que e m -
pleaban sus semillas, como también ahora, en papilla,
pan y tortas, y extraer el aceite que contiene, que le lla-
maban Olietta, diminutivo de Ollium.
También la menciona muchas veces con el epíteto
de saporiferum, de vescum, de cereale, haciendo alusión
á la propiedad que tiene de provocar el sueño, á la de
tener las semillas nutritivas, y en razón á crecer entre
las mieses, según parece indicarlo en el siguiente verso:

Lilia verbenasque premes, vescumque papaver.

Según Dioscórides, con sus semillas se hacía pan;


los romanos la empleaban para hacer tortas, que hacían
tostar y las mezclaban con miel, uso que todavía se s i -
218 PLANTAS INDUSTRIALES

gue en el Oriente, en Polonia, en Hungría, y también


en ciertos países del Norte de Francia; y en Italia, sobre
todo en Genova, las emplean cubiertas de azúcar.
Mr. Belou, naturalista francés, fué el primero que en
el siglo XVI se dedicó á cultivarla para extraer tan pre-
cioso medicamento, según los procedimientos que se
practicaban en Natòlia. Sólo á principios de este siglo
fué cuando con decidido empeño se practicaron ensayos
numerosos en Europa.
Los Sres. Cowley y Stains Ivung, en Inglaterra; Petit,
Áubergier, Roux y: el general Lamarque, en Francia;
Hardy y Simón, en Argelia; así como D. Francisco Ca-
rrascosa en Ariza (Zaragoza), han extraído el opio én lá-
grima por puro ensayo. El obtenido en Provins (Francia)
contiene 16 á 18 por 100 de morfina, cantidad compa-
rable al mejor de Esmi'rna. De las adormideras cultiva-
das por el general Lamarque en las Laudas, obtuvo
M. Caventon l i por 100 de morfina, y el de M. Renard
15 por 100. En fin, M. Áubergier ha contribuido á esta-
blecer, después de numerosos trabajos, que el opio que
en Francia se consigue .posea una. intensidad de acción
igual a la del opio de Levante.
Especies más notables. —; 1. Adormidera con flo-
A

res purpúreas, conocida con el nombré de adormidera


opiácea, pero el color de sus flores es encarnado oscuro,
y de ella se ha obtenido el célebre opio de Telas; t a m -
bién se la llama adormidera con flor negra, adormidera
con semilla negra, y es la que, desde hace algunos años,
ha cultivado M. Áubergier en Clermont, Francia.
La adormidera doble encarnada, que cómo planta de
adorno se cultiva en los' jardines, procede de esta v a -
riedad y sus cápsulas son redondas y pequeñas.
ADORMIDERA OPIÁCEA ' 2 1 9 ' ' '

2 . Adormidera con flor Manca.—Ésta variedad, que


a

también se conoce con íos nombres de adormidera me-


dicinal y adormidera de semilla blanca, es la qué más sé
cultiva en Armenia, y el opio que de ella se obtiene pro-
duce mayor cantidad de morfina, por lo que la cultivan
mucho en el Asia Menor para extraerla tan apreciado
agente terapéutico.
De la adormidera blanca se conocen dos variedades:
una con cápsulas oblongas, y otra con cabezas redondas.
La primera contiene un jugo activo, más rico en morfi-
na que él de la segunda, y por esto se la destina en
Oriente á la extracción del opio. Si también se la prefie-
re á la adormidera de flores purpúreas, es porque vege-
ta y florece más pronto y con más uniformidad.
3.
a
Adormidera clavel.—..'Esta especie se conoce con
los nombres de adormidera rosa, adormidera blanca dé
semilla negra y adormidera blanca de semilla azul celeste;
pero es la que suele producir menos opio. Sus cápsulas
son pequeñas, redondas y defectuosas por lo muy del-
gado que tienen el pericarpio. De ella obtuvo M. Renard
un opio que contenía 15 por 100 de morfina.
Tierra que le c o n v i e n e . — A u n q u e originaria dé
Oriente, la adormidera prevalece en todos los países ole
Europa y se cultiva mucho en los jardines como objeto
de adorno. Parece que se encuentra espontánea en las
umbrías de la región montaría inferior' de la Terraza
granadina, y,' segundas observaciones de M. Haenster,
las semillas de las plantas silvestres contienen el mismo
principio que las cultivadas, y aun en mayor proporción.
Se siembra por Octubre y Noviembre, ó por Enero y
Febrero, cubriendo su menuda semilla con poca tierra.
Cuando tienen ya cuatro ó cinco hojas, se las da una
110 PLANTAS INDUSTRIALES

labor con la azada, y se repite al empezar á crecer el tallo.


Cuando las cápsulas de las adormideras comienzan
á tomar un color gris pardusco, señal que anuncia la
madurez, se recoge el grano, arrancando las plantas á
puñados, sin inclinar al suelo las cabezas, y se forman
hacecillos que, puestos en lienzos, se dejan en un gra-
nero seco y ventilado, para que maduren completamen-
te. En algunos países, al arrancar las plantas con sus
cabezas ó cápsulas, sacuden éstas fuertemente sobre s á -
banas extendidas en el suelo. La paja y las cápsulas se-
cas de las adormideras, además del uso á que se las suele
aplicar según luego se dirá, sólo pueden servir para j e r -
gones ó para quemarlas en el hogar, atendido el princi-
pio narcótico que contienen.
Preparación del opio. — Las operaciones por medio
de las cuales se obtiene el opio, varían según las locali-
dades, pero parece que se reducen á las siguientes:
1.° Opio en lágrimas. — Se obtiene por medio de in-
cisiones practicadas en las cápsulas aún verdes, y los
tallos, de las adormideras; se recogen las gotas lechosas
que se escapan, luego que se han concretado en la plan-
ta, y así se obtiene un opio de color que tira á rojo, m u y
oloroso, de que los orientales hacen infinito caso, que
los grandes se procuran para su uso habitual, y qué ja-
más se ve en el comercio. Este es el Golaar de los persas.
2.° Opio por evaporación del jugo de adormideras. —
Se machaca la planta entera, se extrae su jugo, se evapo-
ra y se reduce á consistencia de extracto. Este es el opio
más puro del comercio, pero que raras veces deja de
tener mezclada alguna otra sustancia. Propiamente es el
Meconium délos griegos.
3.° Opio por la decocción de la adormidera. —Se hace
ADORMIDERA OPIÁCEA 221

hervir el bagazo de que se ha obtenido el jugo, ó la


planta verde y machacada, en varias aguas, que se eva-
poran en consistencia de extracto. Es raro que se e m -
plee este opio de cualidad inferior solo; se mezcla con
el precedente.
Se asegura que se obtiene otra especie de opio aún
más inferior por la decocción de las cabezas de adormi-
deras secas, y también de la planta entera igualmente
seca, y que se mezcla con los precedentes.
Si las diferentes operaciones para obtener el opio se
hiciesen con cuidado, sobre todo si las evaporaciones
tuviesen l u g a r por un fuego bien dirigido, ó mejor aún
en baño de maría, este medicamento tendría toda la
perfección de que es suceptible; pero mucho dista de
que así suceda, pues lo más frecuente es que los extrac-
tos obtenidos estén agrumados, quemados ó carboniza-
dos, y además hay quien mezcla con ellos, para aumen-
tar el peso, cuerpos extraños, como luego se dirá.
Según Dioscóride, los habitantes del Asia Menor
practicaban sobre las cápsulas, después de evaporado
el rocío matinal, incisiones oblicuas y superficiales, las
que, según los recientes preceptos de Mr. Bonafús, d e -
ben sólo profundizar de 0 ,001 á 0 ,002 el pericarpo, y
m m

también deben ser transversales mejor que longitudina-


les, y hechas con un instrumento que tenga cinco cu-
chillas para poder de un solo corte hacer cinco incisio-
nes. Después recogen el jugo que de ellas sale, que á
las pocas horas se concreta y constituye el opio.
En Francia se practican las incisiones por los meses
de Julio y Agosto, y en Argelia por Mayo y Junio; en la
India Oriental (Bengala), á finos de Marzo ó principios
de Abril.
222 PLANTAS INDUSTRIALES

Según Mr. Renard (1), un jornalero, trabajando dos


ó tres horas al día, puede incisar unas 200 cabezas de
adormideras. Una hectárea de ellas exige,-por lo menos,
400 jornales, ó bien al día 25 á 26 durante quince días.
En Argelia se ha visto que las cápsulas de la « ¿ 0 ) ' » -
dera Manca cultivada en una hectárea, pueden realizar
en ellas las incisiones en doce ó quince días 200 ó 300
jornales,, ya sean hombres, mujeres ó muchachos. E s -
tas mismas incisiones se pueden repetir algunas veces
hasta circunvalar todas las cápsulas, y en este caso con-
viene que sean inclinadas, aunque en sentido contrario
q u e j a s precedentes, dejando que entre una y otra ope-
ración pasen algunos días.
Lo cierto es que en repetir estas incisiones no hay
el mayor beneficio en cuanto á que el opio que se extrae
es menos rico en morfina, ó sea el álcali, que le da la
virtud soporífica y calmante. El resultado que se ha ob-
tenido de los muchos experimentos que se han realiza-
do es el siguiente: .
Que el opio de, la segunda operación es más pardo ó
negruzco y de menos virtud terapéutica.
Que á la tercera cosecha, el. que ya se obtiene es n e -
gro y de inferior calidad.
, Que el jugo de la cápsula de adormidera, ó sea el
opio, se coagula á las dos horas bajo la influencia del
calor del aire; y que después de algunas más se recogen
sus lágrimas lechosas y se exponen al sol para que se
sequen.
Los operarios que hacen este trabajo recogen el jugo
desprendiéndolo con los dedos ó la punta de un c u c h i -

(1) Bulletin agricole de Doullens, 1858, p . 292.


A D O R M I D E R A OPIÁCEA 223

lio, un raspador ó la concha de una almeja. En seguida


lo echan en el vaso que llevan delante sujeto á una co-
rrea,; sistema que, según Kampfer, es el mismo que se
usa en Persia. Esta recolección de gotas ó lágrimas l e -
chosas se continúa hasta que las incisiones se t e r m i -
nen; y aunque las personas que en estas operaciones per-
manecen algún tiempo sienten á veces al cabo del día
cierto abatimiento ó somnolencia, esta indisposición
nunca es peligrosa.
Én un día un operario puede recoger de 300 á 400
gramos de jugo lechoso.
Desecación del jugo lechoso. —Después de recogi-
do este jugo, se pone en platos á la acción del sol para
que sé seque, y tome á los dos ó tres días un color n e -
gruzco.
Una" vez endurecido se forman con él panes de unos
50 gramos que de nuevo se exponen al sol, ó bien en
una estufa para que se endurezcan. En Persia, en cuan-
to recogen el citado jugo, lo humedecen con muy poca
agua, lo amasan ó machacan en un mortero hasta que
adquiere la consistencia de una masa homogénea que
amoldan por medio de pequeños cilindros.
Lá desecación debe realizarse tan pronto como sea
posible, porque M. Acar ha observado que la alteración
que suele sufrir una parte de la morfina consiste en la
lentitud con que se han hecho estas operaciones.
Es tanto el calor atmosférico en Levante que solidi-
fica pronto en pequeñas pelotillas las gotas del jugo que
son las que constituyen el opio en lágrimas. Estas mis-
mas son las que se venden en masas aglomeradas é irre-
gulares.
El jugo lechoso da lo menos la cuartaparte de su
224 PLANTAS INDUSTRIALES

peso: 20 kilogramos 800 centigramos de jugo opiáceo


han producido á M. Bernard (1) 13 kilogramos 500 cen-
tigramos de opio seco.
Producto en opio. — Una hectárea plantada de ador-
mideras no da mucha cantidad de opio, según los r e -
sultados siguientes:
Cultivadores. Países. Kilogramos.

Hardy(2) Argelia 17,500


Bernard Picardía (Francia) 13,600
Cowley Inglaterra 16 »

Producto en simiente.—Las cabezas ó cápsulas de


las adormideras producen simiente de buena calidad lle-
gando á contener cada unos 32.000 granos.
La adormidera purpúrea tienen sus cápsulas menos
simiente que las otras variedades.
Una hectárea plantada de adormidera blanca ha dado
á Mr. Hardy en Argelia 11 hectolitros 25 de simiente.
Especies de opio del comercio.—Los comerciantes
de Europa distinguen tres especies principales de opio:
el de Esmirna, el de Constantinopla y el de Egipto ó de
Alejandría; pero además se conocen el opio de Persia y
el de la India, el opio de Argel y el opio indígena.
Los opios puros que vienen de Levante contienen
por 100 las cantidades de morfina y narcotina si-
guientes :
Opio de Cons- Opio de Opio de
Opio de Esmima. tantinopla. Egipto. la India.

Morfina 9ái0 3á5 6á7 lOáll


Narcotina 6 á 9 3 á 4 2 á 3 » »

(1) Expériences sur l'extraction de l'opium. P a r i s , 1 8 6 7 , en 8.°


(2) Culture du pavot somnifère en Algérie, 1 8 4 4 , in 8.°
ADORMIDERA OPIÁCEA 115

Opio de Esmima. — Esta especie se recibe en masas


casi siempre deformes y aplastadas, más ó menos gran-
des, cubiertas de semillas que parece proceden de una
romanza. Aunque blando y de color pardo claro en su
origen, se ennegrece y endurece al aire; tiene un olor
fuerte viroso, y un sabor amargo, acre y nauseoso. Este
opio es el más puro, el que da más morfina (9 á 10
por 100), y de consiguiente el que más se aprecia; sin
embargo, algunas veces suele estar mezclado con una
clase de opio en bolas ó en panes redondeados, duros y
de inferior calidad, ignorándose si es una falsificación
de los franceses ó una especie inferior preparada en
Asia.
Opio de Gonstantinopla.—De esta especie, que es más
mucilaginosa que el de Esmirna y contiene menos mor-
fina (3 á 5 por 100) se conocen dos suertes: la una
de muy buena calidad, en panes de regular tamaño,
aplastados y deformes, como el de Esmirna, y la otra
en pequeños panes aplastados, bastante regulares y de
figura lenticular, de 5 á 6 centímetros de diámetro,
cubiertos siempre de una hoja de adormidera; su olor
es más débil que el del anterior, aunque semejante; su
color es también más claro, pero se ennegrece y deseca
al aire.
Opio de Egipto ú opio de Alejandría.—No da más que
6 ó 7 por 100 de morfina; está en panes orbiculares aplas-
tados, de unos 7 centímetros de extensión, regulares,
muy limpios por fuera y con vestigios de haber sido cu-
biertos con hojas de adormidera. Su olor es menos fuer-
te que el de Esmirna, se reblandece al aire en vez de
secarse, lo que le da una superficie lustrosa y un poco
pegajosa entre los dientes.
16
226 PLANTAS INDUSTRIALES

Opio de Persia.—Está en pedazos cilindricos ó cua-


drados de 7 centímetros de longitud y de algo más de 1
de espesor, cubiertos con un papel lustroso sostenido
con hilos de algodón; la pasta es fina y uniforme, pero
mirada con el lente ofrece lagrimitas aglutinadas; tiene
el color hepático del opio de Alejandría; su olor es viro-
so mezclado con el del moho, y su sabor muy amargo;
se reblandece al aire húmedo.
Opio de la India.—Este opio es raro aun en Inglate-
rra, porque si bien la India produce una cantidad enor-
me, el que allí no se consume pasa en su totalidad á las
islas de la Sonda, á China y otras comarcas del Asia, en
donde el uso de fumar opio se halla muy generalizado.
En la India, según los Sres. Pareira y Christison, sólo
hay tres suertes principales de opio: los de Patna, de
Malwa y de Benare's, siendo este último el más a p r e -
ciado , pues da de 10 á 11 por 100 de morfina.
Opio de Argel. — El que se obiene en esta colonia
francesa es igual en cualidades al opio más superior de
Asia, y que presenta todos los caracteres de las mejores
clases de Esmirna, pues no solamente tiene el aspecto
de una aglomeración de lágrimas y el color leonado, si
que también el olor especial y franco que recuerda el de
las flores de adormideras, y da más morfina que el de
Esmirna.
Opio indígena.—También en España desde hace mu-
cho tiempo se extrae opio de la adormidera, como en
Ñapóles, Inglaterra, Francia y Suiza, aunque los p r o -
gresos de esta industria no hayan prosperado. Hace ya
algunos años (1850) que el Sr. Vela, farmacéutico en el
Puente del Arzobispo, entregaba al comercio cantidades
de alguna consideración, de un opio extraído de las ador-
ADORMIDERA. OPIÁCEA 227

mideras que cultivaba para este efecto, que se creía me-


jor que el exótico. Mucho convendría que en España se
fomentase este cultivo y consiguiente extracción del
opio, para poder sustituir al que recibimos del extran-
jero, que pagamos á precio subido y que con frecuencia
está sofisticado. Para estimularlo y extraer el opio de esta
papaverácea se ha autorizado por Real orden del Minis-
terio de la Guerra, fecha 6 de Noviembre de 1883, al La-
boratorio central de Sanidad militar, para que, acontar
desde el mes de Julio de 1884, adquiera directamente
de los cosecheros españoles todo el opio que necesite
para el servicio del ejército. Bueno es que se fomente y
proteja nuestra agricultura é industria nacional, áfin de
emanciparla del tributo que pagamos al extranjero por
riquezas que atesora nuestro fértil suelo.
Adulteración del opio. — El primer químico que
descubrió la sofisticación del opio con pasas pequeñas,
finamente confundidas ó mezcladas, fué el célebre Mon-
sieur Lander, así como también descubrió en muchos
casos el salep, que es una sustancia alimenticia de la
que hacen mucho uso los orientales. La primera adulte-
ración que recibe el opio es la producida en el Asia
Menor por los lugareños, que, al recogerlo, no descui-
dan de raspar ligeramente la epidermis de la cápsula de
adormidera para aumentar el peso. Esta operación in-
troduce cerca de / de sustancias extrañas, y así reco-
1
i a

gido este opio, que se presenta en forma de una jalea


viscosa y granulosa, se deposita en pequeños vasos de
barro, la que humedecen con saliva. Si se pregunta á los
lugareños por qué no emplean el agua, contestan que
ésta lo echaría á perder.
Para falsificar el opio emplean con frecuencia s u s -
228 PLANTAS INDUSTRIALES

tancias extrañas inertes ó también nocivas; se le mezcla


arena y ceniza, semillas de romanza, boñiga de vaca,
extractos de regaliz, de adormidera y de lechuga ponzo-
ñosa, acíbar, catecú, gomas, aceites de linaza, de sésa-
mo, etc. Aunque no siempre es fácil asegurarse del
fraude, debemos decir que la arena se descubre en el
opio con un lente; rechina cuando se corta y se la ve
precipitarse en las disoluciones acuosas; las semillas de
romanza se conocen por su forma; la boñiga de vaca qui-
ta la homogeneidad al opio; el extracto de regaliz le da
sabor azucarado, y humedeciendo un pedazo, forma so-
bre el papel una raya pardo oscura continua; los demás
extractos modifican su color, alteran el lustre de la frac-
tura, etc.; los aceites le ablandan, y el mucílago da cier-
ta consistencia á sus disoluciones acuosas. También se
ha llegado á ver opio de ínfima calidad, que era una
mezcla artificial de zumo de adormideras y mucílago de
goma arábiga; pero este fraude se conoce echando s o -
bre una cantidad dada de opio seis partes de alcohol dé-
bil, que lo convierte en jalea consistente.
Para los usos de la medicina se debe despreciar el
opio pardo oscuro ó negruzco, el que no se inflame al
acercarle una vela encendida, cuyo polvo se aglomera
con facilidad, el que no puede trazar una línea de color
pardo claro sobre el papel, ó sea blando y viscoso, mate
en su fractura, de olor débil y empireumático, de sabor
azucarado, ó débilmente nauseoso y amargo, que colore
mucho la saliva de pardo, que forme disoluciones espe-
sas, y en fin el que no sea homogéneo ú ofrezca en su
interior cuerpos extraños.
Hay otras señales por las cuales se puede reconocer
la impureza del opio; pero estas señales no pueden ex-
ADORMIDERA OPIÁCEA 229

presarse por palabras, y su conocimiento se adquiere


con la práctica y frecuente inspección del que el comer-
cio vende. El más seguro y eficaz medio es someterlo á
los ensayos químicos, separando la morfina.
El opio de buena cualidad se disuelve en parte en
agua, alcohol, éter y vinagre. Su disolución acuosa fil-
trada forma precipitado con los álcalis, el cloruro de
mercurio, el nitrato de plata, el acetato de plomo, los
sulfates de cobre, de zinc y de hierro y con el infuso de
aquéllos.
Empleo del opio. — Se usa como medicina calman-
te y forma la base fundamental de todos los remedios
antiespasmódicos. El opio tiene una composición muy
compleja, porque contiene varias veces bases alcalinas
vegetales, morfina, narcotina, codeina, etc., etc., que
en él están saturadas por ácido meconio. Según Mon-
sieur Claude Bernard, las principales propiedades de los
alcaloides del opio son: la acción soporífica, la excitan-
te ó de convulsión y la tóxica.
A dosis algo notables produce un estupor más ó me-
nos profundo y un estado de narcotismo espantoso, y,
según el Dr. Garrod, el carbón animal en corta cantidad
es el mejor contraveneno de las plantas pertenecientes
á la familia de las papaveráceas y de las solanáceas; neu-
traliza ó destruye su acción sobre la economía animal,
cuando se administra antes de la absorción de las plan-
tas virosas ó de sus alcaloides.
En las Indias, y principalmente en China, lo fuman
después de haberlo preparado dándole la forma de pil-
doras pequeñas. La sensación que produce la aspira-
ción de su humo es idéntica á la del haclúscli, y los fu-
madores que de él abusan llegan con el tiempo á perder
230 PLANTAS INDUSTRIALES

la memoria é inteligencia, y embrutecidos, mueren en


estado de completa embriaguez.
Ya en los tiempos de Hipócrates, este medicamento,
útilísimo en Europa, era para los mahometanos succedà-
neo del vino y causa de arrobamiento.
Valor comercial. — E l opio se vende en Francia de
40 á 60 francos el kilogramo, según su pureza y mayor
ó menor cantidad de morfina que contenga, y en Madrid
la clase que da 9 por 100 de este álcali vegetal cuesta á
50 pesetas el kilogramo.
CAÑA DE AZÚCAR 231

CAPÍTULO IV.
P L A N T A S SACARÍNEAS.

SECCIÓN PRIMERA.

Caña de azúcar.

SACCHARDM OFFICINALE, LIN.

Planta monocotiledónea de la familia de las Gramíneas.

Historia. — La caña de azúcar es espontánea en las


orillas del Eufrates, pero se la considera como origina-
ria de la India y de la China. En ambos países sus h a b i -
tantes fueron los primeros que consiguieron por medios
fáciles obtener jarabes y el principio inmediato y sólido
de su cristalización. El origen del azúcar lo confirma el
testimonio de autores antiguos, los que dicen que sólo á
los indios se les aplica el siguiente verso deLucano:

Quique bibunt teñera dulces arnudine suecos.

El nombre mismo de azúcar significa jugo dulce,


que proviene del sánscrito scliarliara, y del persa Scliar-
har, teniendo ambos idéntica significación. Las cañas se
conocían en Judea, porque los cruzados las hallaron en
Siria y Trípoli, llamándolas cañizos dulces como la miel,
y denominaron zucra la que con esmero cultivaban para
hacer azúcar. Alberto Agneclis dice: dichos cruzados
cargaron once camellos de azúcar, y otros muchos a u t o -
res atestiguan que la caña dulce crecía naturalmente en
232 PLANTAS INDUSTRIALES

Sicilia, Morea y varias islas del Archipiélago, así como


en África y otros países.
Ya en la época de Galeno y Plinio, el cultivo de la
caña dulce se propagó en Egipto y en Etiopia. En 1420
D. Enrique, regente de Portugal, la llevó á Sicilia y Ma-
dera; y, según refiere Ebn-El-Arvan, se cultivaba con
buenos resultados en el siglo XIII en todo el Mediodía de
España, donde los árabes la importaron en el siglo XI.
Por lo que dice Pedro Martín en el tercer libro de su
primera década, escrita durante la expedición de Cristó-
bal Colón (de 1493 á 1495), ya por aquel tiempo estaba
muy extendido el cultivo de la caña dulce en Santo Do-
mingo, lo cual tal vez pudiera ser el resultado del p r i -
mer viaje de Colón; pues él introdujo allí otras produc-
ciones, así como se introdujo la misma caña dulce en
las Barbadas, trasportada del Brasil, en otras posesiones
inglesas, en las españolas de Méjico, Perú, Chile, y, por
último, en las colonias francesas, holandesas y dinamar-
quesas, á mediados del siglo XVII. De todos modos, la
caña de azúcar, ora sea natural de América, ora haya
sido importada de otra parte, es objeto de un cultivo que
ha tomado un desarrollo inmenso, como que su produc-
to por sí solo es hoy más importante que el todos los d e -
más artículos juntos que nos llegan de aquella parte del
mundo.
Según la historia económica de Andalucía y Valen-
cia, en el término de Denia se cogían en el siglo XVII
sesenta mil arrobas de caña al año, treinta mil en Va-
lencia y seis mil en su deliciosa huerta.
Á principios del siglo XVIII existían en Granada
qnince ingenios, que labraban noventa mil arrobas de
azúcar; pero la contribución de millones acabó con la
GAÑA DE AZÚCAR 233

cosecha. En el día este cultivo se ha desarrollado m u -


cho, principalmente en Málaga, Valencia, Almuñécar,
Motril, etc., porque su aclimatación en dichas comarcas
viene ya de muy antiguo, y se halla sostenida, no tanto
por los cuidados del arte, como por las condiciones del
clima; y, por último, que si la caña no prospera aquí
abandonada á la naturaleza como sucede en la isla de
Cuba, y por la índole misma del terreno duro y compac-
to, exige esmeradas labores y abonos, empleando m u -
chos brazos; pero los anticipos y el trabajo no dejarán
de encontrar la compensación en los resultados.
Comarcas donde más prospera (1). — «Los terrenos
volcánicos son los más fértiles del mundo, según la opi-
nión general, y es digno de observarse que casi todos
los países azucareros tienen este origen, cuya formación
es más ó menos reciente; basta para convencerse de
ello pasarles una ligera revista.
Las islas Filipinas tienen un volcán en actividad, el
de Raali, y se ven con frecuencia trastornadas por tem-
blores de tierra. El de 1863, que destruyó gran parte de
Manila, es un ejemplo reciente y terrible. Formosa se
halla en el mismo caso que las Filipinas. En las inme-
diaciones del puerto de Swatow se halla el gran merca-
do de azúcar de la China, donde se encuentran cráteres
de volcanes en todas direcciones.
La gran comarca azucarera que encontramos d e s -
pués es la de Java, cuyas montañas están surcadas de
barrancos producidos por las corrientes lávicas; y Sam-
baya, uno de los más temibles volcanes del mundo,
atestigua con el humo que de él se desprende y que se

(1) The Jhon oí N e w - Y o r k .


234 PLANTAS INDUSTRIALES

percibe desde muy lejos en la mar, que todavía arden


fuegos subterráneos en las inmediaciones de Java.
La India, donde crece la dulce caña de los antiguos,
es una excepción; pues si bien tiene sus volcanes, no
puede clasificarse de volcánica. A la isla Mauricio sí se
le debe aplicar esa denominación, pues se sabe que la
lava viene á rodear las hileras de cañas, y cuando se ha-
cen plantaciones nuevas no hay m a s q u e r e m o v e r l o s
detritus de la lava para descubrir con ellos las antiguas
raíces.
Las Antillas son también de origen volcánico, siendo
algunas, las más orientales, de formación relativamente
moderna. Cuba es la que más produce: su formación pa-
rece antigua, y en la costa Norte de la tierra roja, que
tanto aprecian los cultivadores, y que es de base calcá-
rea, está llena de fósiles y de coralinas. El plan de Ma-
tanzas y el valle del Yumuri sugieren la idea de un o r i -
gen volcánico.
Venezuela tiene un cerco de volcanes, y la América
central es literalmente el centro de los volcanes del con-
tinente americano; esas comarcas producirían azúcar en
abundancia si sus habitantes fuesen menos perezosos y
sus gobiernos más estables. Por lo que respecta á Méji-
co, los indios hacen allí un azúcar que se puede compa-
rar al Jaggery de las Indias Orientales.
En Taiti se encuentra silvestre la caña llanca, la me-
jor que se conoce, y Taiti es también una comarca de
volcanes apagados. La Luisiana y el valle inferior del
Mississipí forman la gran excepción entre las comarcas
azucareras del m u n d o .
En resumen, podemos afirmar que la caña de azúcar
prospera sólo en las comarcas de origen volcánico; que
CAÑA DE AZÚCAR 235

llega á su mayor grado de desarrollo en los terrenos for-


mados por la descomposición de la lava, y que en todos
los países que acabamos de enumerar, es un producto
natural.»
En prueba de ello tenemos que la mayor cosecha en
el día se logra en Santo Domingo y Cuba; pues pasan de
mil ingenios los que se hallan en ambas islas; y que ya
en 1767 sólo déla isla Española, en la parte que poseían
los franceses, se extrajeron y registraron de azúcar en
bruto 72.718.781 libras, y de azúcar blanca 51.570.013
libras (1).
Clima. — La temperatura más conveniente para cul-
tivar, con buenos y seguros resultados, la caña dulce,
es aquella que, por término m e d i o , no bajá en la p r i -
mavera ó el verano menos de -f- 19 á -+- 20°.
Mientras más alta sea la temperatura más rico en
sustancia azucarada será su j u g o , cuya densidad en las
cañas de España y Argelia, según el areómetro de Bau-
mé, es entre 6°50 y 9 la mayor, en cuanto á que en las
o

del Brasil, Indias y Antillas llega esta misma densidad á


los 10 y 13°.
La caña prospera donde se cultiva el algodón, ó en
las localidades cercanas al Océano y Mediterráneo, por-
que exige una temperatura casi regular y á la vez ca-
liente y húmeda, con mucha luz solar.
Los fríos, nieves y heladas son para esta planta per-
judiciales, porque en las dañadas por la temperatura
baja de 0 el jugo de ellas no incristaliza.
El frío intenso es la causa de que esta caña no se
pueda cultivar en.la región marítima de laProvenza

(1) Histoir. Phüos. Elablissem. des Europ. T. V , p a g . 121.


236 PLANTAS INDUSTRIALES

(Francia), en la plana de Terracina (Ñapóles), en la a n -


tigua Pafos (Chipre), y que de vez en cuando sufra pér-
didas considerables en nuestra Andalucía, Valencia y
Castellón.
La verdad es que «el cultivo de la caña dulce es
esencialmente tropical, y que la nación que posea la
isla de Cuba no parece que pueda tener necesidad de
cultivarla en su propio suelo, y considerarla como el
fundamento de una especial industria.» Esto lo vemos
consignado en uno de los más notables escritos que s o -
bre el estado de la industria española vio la luz pública
hace treinta y tres años ('!).
Vegetación de la caña dulce. — Esta gramínea
echa raíz ó zoca, en forma de codo y fibrosa, varios ta-
llos lisos, articulados y divididos en nudos más ó me-
nos juntos, y cañutos más ó menos largos, y en cada
nudo de ellos una membrana interior que separa las
articulaciones, y por fuera unos puntitos y un botón
terminado en punta, que encierra el germen de una ca-
ña nueva. De todos estos nudos salen hojas que caen á
medida que madura la caña y que envuelve al nacer el
tallo, formando en su parte superior una especie de
abanico.
La caña, cuando florece, echa por su extremidad s u -
perior un vastago recto y sin nudos con un penacho de
pequeñas flores sedosas y blanquizcas. El fruto es una
semilla oblonga, envuelta en los cálices.

(1) Memoria presentada por el EXCMO. S R . D . JOSÉ CAVEDA y pre-


sentada al Ministro de Comercio, Instrucción y Obras públicas por
la Junta calificadora en la Exposición de 1850; imprenta de S a u n a -
q u e , Colegiata, 1 1 ; Madrid, 1 8 5 1 .
CAÑA DE AZÚCAR 237

El tallo de la caña, en su estado de madurez, es pe-


sado, muy liso, quebradizo, de un color blanquizco,
morado ó amarillento, según la variedad. En su interior
se encierra una médula fibrosa, esponjosa, de un blan-
co sucio, que contiene un zumo ó jugo dulce y muy
abundante, del cual, por varios procedimientos, se ex-
trae azúcar. Este jugo se elabora por separado en cada
cañuto, cuyas funciones en esta parte son independien-
tes de las de los cañutos inmediatos.
Estos nudos, en las variedades que más se aprecian,
hay de uno á otro una distancia de 0 ,10, 0 ,12 á 0 ,16
m m m

lo más.
La madurez de la caña viene á ser á los dos meses,
poco más ó menos, después de la florescencia, y enton-
ces miden de 0 ,04 á 0 , 0 5 de diámetro.
m m

Dicha florescencia es temprana ó tardía, según la


temperatura media de la localidad en la que la caña
dulce se cultiva.
En Otaiti, según el coronel Codazzi, la caña dulce se
cosecha:

A la edad de 11 meses con una temperatura media de -+- 27°.


— 12 — -+- 23°.
— 14 — -+- 23".
— 16 — -4- 19".

Á los doce ó catorce meses cortan generalmente las


cañas.
Variedades. — Se conocen-muchas variedades de
caña dulce, pero las principales son seis:
4.a
Caña de Bordón, caña de Singapore y caña de
Otaiti. — Cook fué el primero que describió esta varie-
dad originaria de Otaiti. Es muy precoz, productiva y se
238 PLANTAS INDUSTRIALES

propaga fácilmente, con un jugo que da un azúcar abun-


dante y de hermosa brillantez. Gomo tiene los nudos
muy distantes unos de otros, hay quien cree sea éste un
defecto, porque teniendo el tallo alto y grueso, con faci-
lidad se rompe; así es que debe cultivarse en tierras de
mediana fertilidad, un poco secas y con exposición al sol
y al abrigo de los vientos por medio de plantaciones de
árboles cercanos unos de otros. La caña es amarilla y
sus hojas largas, caedizas y de color de un verde pálido
muy hermoso.
2. Caña negra de Java, caña de Batana, caña viole-
a

ta de Taiti, caña de Jamaica. — Esta variedad es rústi-


ca, robusta y vigorosa. Sus cañutos tienen el color v i o -
láceo y dan un jugo abundante en azúcar, y son duras
para la molienda más que las variedades anteriores.
3. Gaña blanca y de cinta, caña trasparente. — Esta
a

variedad prospera en las tierras ligeras y silicosas. Sus


tallos presentan numerosas estrías de rojo m u y subido,
teniendo de ancho 0 ,005 á 0 ,02 y el jugo es muy azu-
m m

carado.
4. Gaña de Bengala, caña encarnada de Calcuta.—
a

Esta variedad crece con un vigor extraordinario; pero


su jugo es de un color muy subido y su azúcar es dura
y muy brillante.
5. Caña de la China.—Esta variedad fué introduci-
a

da en la India en 1796; su tallo tiene pocas dimensiones,


aunque duro y resistente al frío y al calor. La hormiga
blanca no la ataca, y se la prefiere á las otras variedades
para la fabricación de azúcar candí.
6. Caña Salangora.—Tiene las hojas muy anchas,
a

caedizas y abundantes, y el jugo de ellas produce azú-


car dura y de mucho brillo. Esta caña dulce se la con-
CAÑA U¡£ AZÚCAR 239

sidera como la mejor de todas cuantas se cultivan.


Réstanos citar la caña criolla ó de los españoles, es-
pecie común, la más antigua que se conoce, la SaccTia-
rum officinarum.
Composición química.—Los cañutos de la caña dul-
ce contienen en su médula interior y fibrosa un jugo
trasparente muy sacarino ó dulce, que es del que se ob-
tiene el azúcar de caña ó de las Antillas.
Las cañas, cuando llegan á su perfecta madurez, se-
gún los Sres. Payen y Peligot, contienen:

Caña de la Caita Caña


Martinica. de Culm. de Otaiti.

18,00 16,20 18,00


Materia leñosa, sales, e t c . . 9,90 6,00 10,96
72,10 77,80 71,04

100,00 100,00 100,00

La cantidad de azúcar varía desde 9 á 22 por 100,


según es la clase de cultivo que á la planta se le ha da-
do, á la variedad de la misma y clase de tierra donde se
críe.
Según M. Boussingault, el azúcar normal se compo-
ne de

Carbono 42,10
Hidrógeno 6,40
Oxígeno 51,50

100,00
A d e m á s contiene de 9 á 10 por 100 de a g u a .

La composición de la caña fresca de Taiti, según los


análisis de los Sres. Peli¿ot, Dupuis y otros, es la s i -
guiente:
240 PLANTAS INDUSTRIALES

Azúcar.. de 18 á 20 por 100.


Agua... de 69 á 72 —
Celulosa de 9 á 10 —
Sales . . . de 0,4 á 1,2 —

Tierra que le conviene.—La naturaleza del suelo,


el clima y la especie ó la variedad de caña á cuya plan-
tación se quiere proceder, son otras tantas circunstan-
cias de demasiada influencia, según ya se ha dicho. En
buen terreno profundo, bien expuesto, poco húmedo y
metido en labor con algunos años de anterioridad, las
cañas podrán tener de 38 á 40 nudos en una altura de
1 metro á l , 3 0 con 30 ó 34 nudos, de los cuales los
m

primeros se dejarán ver á los cuatro meses y medio. Y


á estas cañas perjudicará la falta de agua, si para cor-
tarlas se aguarda que tengan quince meses. En una tie-
rra más seca, más árida, sobre todo cuando la desventa-
ja del suelo no se halla compensada por el trabajo del
hombre y por la bondad de la temperatura y del suelo,
las cañas apenas tienen de 24 á 28 nudos, repartidos á
veces en una largura de 65 centímetros; los nudos de
aquellas cañas no se forman hasta los cinco meses, y á
veces más tarde, y se desecan á los quince.
De lo dicho se deduce que el desarrollo de la caña
de azúcar en terrenos de naturaleza diversa, si bien en
algunos puede ella quedar en pie hasta el decimoquinto
ó decimosexto mes, deja ya de medrar pasado el décimo-
tercero y á veces el duodécimo.
En parajes húmedos y en tierras fuertes, las cañas
por lo regular son más recias y más lozanas, pero su
jugo es menos rico de materia azucarada que en los te-
rrenos de agua escasa y mediana consistencia: en los
propiamente de secano crece con dificultad y apenas con-
CAÑA DE AZÚCAR 241

tiene jugo. Á la caña dulce conviene, pues, tierra de


miga y de sustancia, un poco suelta y ligeramente limo-
sa, muy dividida ó fácil de dividir.
En las Indias y Estados Unidos buscan con preferen-
cia, para este cultivo, las tierras más fértiles y las más
ricas en sales de sosa y potasa.
Como la caña dulce es una planta esquilmante y por
demás suculenta, exige un suelo profundo y sustancio-
so para que, penetrando sus raíces, llegue á su comple-
ta perfección. Nada para el cultivador tan interesante
como conocer si la tierra que destina á este cultivo con-
tiene bastante fosfato, que es el que contribuye podero-
samente á asegurar las buenas cosechas.
Á medida que la agricultura se perfecciona, en los
países donde la industria de la caña está en vigor, es
condición natural de sentir la necesidad de alternar su
cultivo con el de otra planta también gramínea. Para
adoptar este sistema se hace de imprescindible necesi-
dad aplicar abonos concentrados que saquen del suelo,
por medio de una cosecha subsiguiente, las materias
azoadas y minerales que se hayan en gran cantidad acu-
mulado en perjuicio directo de la caña dulce.
Cultivo. — Se principia á labrar la tierra con arados
de hierro, tales como los de Ransome, que son los que
se usan en Argelia, por Noviembre, y se dan cuatro ó
cinco rejas, ó más si se quiere, hasta fines de Marzo. En
este último se deja de una á otra un buen paso de an-
chura, buscando la corriente para el riego natural con
surcos de unos 0 , 2 0 de hondos y otro tanto de ancho.
m

En las carnadas que hay entre los surcos se abren unas


hoyas de 0 ,60 en cuadro; estas hoyas forman hilera á
m

lo largo de la carnada y con las hoyas laterales, de m a -


16
242 PLANTAS INDUSTRIALES

ñera que resultan unas filas como los liños de una viña,
ó una plantación de marco real. En estas hoyas se colo-
can seis ú ocho pedazos de caña y se las cubre con tie-
rra muy suelta.
Nacidas las cañas, cuando tienen una cuarta ó 0 ,22
m

de altura, se les da un riego ligero, y, oreada la tierra,


se labran las carnadas con una cava de dos golpes de
azada de hondo, rompiendo sus entredoses ó distancia
de una á otra. Como sólo se labran las carnadas y no las
hoyas, quedan las cañas desahogadas, y la tierra que las
rodea formando caballones ó camellones. A los veinte
días se binan las carnadas, dejando siempre levantada
la tierra y libres las cañitas para que puedan ahijar.
Quince días después se hacen canteros, dividiendo
las carnadas con unos macJws de tierra, de manera que
cada uno de ellos riegue de por sí, con cinco socas cada
caballón (soca, ó mejor dicho, zoca, es la cepa ó pie de
cañas nacidas). Á los ocho días de acanterada la tierra
se le da un riego ligero y una cava de un golpe de aza-
da, cuando el terreno está oreado.
Al mes, ó cuando lo pida la tierra, se le da otro rie-
go más abundante y una cava ligera; y se prosigue r e -
gando y labrando hasta Octubre, tiempo en que se prin-
cipia á dar á la tierra toda el agua que se quiera; de este
modo se crían y medran las cañas si el invierno es tem-
plado, porque si no, suelen helarse. Hay tierras que para
el alimento de las plantas necesitan más aguas que otras.
Á fines de Abril y en todo Mayo se cortan las cañas
nuevas, y la broza ú hojarasca que queda se quema en
el haza misma. Entonces se dan dos rejas á la tierra,
cruzándola de parte á parte sin lastimar las zocas, y des-
pués una cava de tres golpes de hondo, dejando la zoca
GAÑA DE AZÚCAR 243

franca y mullida la tierra para que los retoños puedan


brotar con más facilidad.
Al mes de nacidas las cañas de retoño se binan con
una cava de dos golpes de hondo, y á las tres semanas
se tercian con un golpe de azada. A los pocos días se
forman los machos y regaderas, y se da una semana
después el primer riego y la primera labor, prosiguien-
do como el año anterior hasta q u e se corta la caña en el
mes de Marzo.
En el tercer año se dan las mismas labores y riegos
•que en el primero y el segundo; advirtiendo que en el
primer año la tierra, si no acaba de servir para este cul-
tivo, no necesita estiércoles; pero sí en los demás.—
Del agua debe hacerse tanto menos uso, cuanto mejor
sea la tierra. Las labores, por el contrario, multipliqúen-
se, que nunca serán demasiadas.
Cada postura sirve para tres ó cuatro años, durante
los cuales da otras tantas cosechas, porque en la vega de
Motril no se dejan alifas, nombre con el que se designa
en la misma las cañas que se dejan sin cortar de un año
para otro. A estos datos, tomados de las interesantes Me-
morias de D. José de Medina, vecino de dicha ciudad de
Motril, y de la de D. Antonio Rivas, vecino de Almuñé-
car, debemos agregar las observaciones siguientes:
«Bueno es, después de oreado el suelo, arañarlo con
un almocafre para levantar la costra.»
«La caña para plantar debe corlarse en Abril, si p u e -
de ser; cuando le hace falta el agua, sus hojas se arru-
gan; y cuando les sobra, se ponen amarillas, en cuyo
caso deben escardarse con el almocafre y suspenderse
los riegos.
»En Septiembre y Octubre se les da toda el agua po-
244 PLANTAS INDUSTRIALES

sible, dejando siempre que corra ésta por las regaderas.


En Noviembre se riega sólo de ocho en ocho días, y se
suspende enteramente esta operación durante los meses
de Diciembre, Enero y Febrero, porque la caña y la zoca
se pasman con la humedad y el frío. Antes de cortar la
caña se dan dos riegos diarios, y después de cortada se
abona el terreno con cuarenta ó cincuenta cargas de e s -
tiércol por cada marjal. Las cabezas y cabos de las ca-
ñas se dan á comer al ganado.
«Algunas veces se siembran en los cañaverales habas
para enterradas en verde, y es muy buen acuerdo. Otras,
y mientras no han crecido las cañas ó sus retoños, se
cosechan cereales ó leguminosas; mejor fuera en tal caso
poner tubérculos ó las napiformes, que ahondan más.
Todo lo que sea esquilmar el terreno al alcance de las
raíces de la caña redunda en su daño, cuando lo que le
hace falta, según dice Olivan, es sustancia nutritiva, y
que los cañaverales piden la franca y bien entendi-
da rotación ó alteración de cosechas, combinación
agrícola necesaria en los climas de ese cultivo en E u -
ropa.»
Insectos. — El principal enemigo de la caña de azú-
car en la India es la hormiga blanca, que la destruye
completamente sin dejar apenas de ella rastro alguno, y
sin que sea posible evitarlo.
Los gusanos, que en nuestros cañaverales de Andalu-
cía aparecen á entradas de verano, abren los cogollos y
destruyen las guías, paralizan el desarrollo de la planta
hasta que brotan otras nuevas, y nunca tienen la robus-
tez de las primeras.
Las gallinas ciegas, que son como unos gusanos
blancos muy gordos, se crían debajo de tierra, y, royen-
CAÑA DE AZÚCAR 245

do el tuétano de la planta, la hacen secarse y morir, sin


que se sepa remedio alguno.
Agentes atmosféricos. — El hielo es la enfermedad
más sensible y más general; pero tiene un remedio. Este
consiste en cortar al instante la caña y extraer su azúcar,
el cual pierde con esto (así al menos lo pretenden algu-
nos, y entre ellos el citado Sr. Medina) una parte de su
calidad.
La sequedad y vientos calorosos paralizan el desarro-
llo de la caña, desarraigándola los vendavales; y las
grandes lluvias desorganizan sus raíces é impiden la for-
mación de las partes sacarinas.
En fin, las hojas de las cañas que vegetan en tierras
arcillosas, ricas y húmedas, suelen ser atacadas por el
añublo ó tizón.
Productos. — En Argelia, una hectárea de caña de
azúcar bien cultivada, y sin que la hormiga blanca, r a -
tas ó los chacales la destruyan, produce, por término
medio, de 40.000 á 70.000 kilogramos de cañas; y si el
cultivador cosecha 50.000, se da por muy satisfecho.
El residuo que dejan las cañas después de exprimi-
das en el trapiche se llama jugo ó guarapo, y las cañas
frescas están respecto á él :: 100 : 35 ó 100 : 40.
Las cañas trituradas y pasadas por cilindros varias
veces y prensadas dan 50 á 80 por 100 de jugo, siendo
el término medio 60 á 65 por 100. Así es que una hec-
tárea queproduzcaSO.000kilogramos decañas, da30.000
kilogramos de jugo. Este es pardo verdoso, opaco, sabor
dulce y del olor balsámico de la caña. Contiene:
Agua de 70 á 75 por 100
Azúcar de 1 8 á 2 5 —

Difícil es fijar la cantidad de azúcar que una hectá-


246 PLANTAS INDUSTRIALES

rea puede producir; pues la industria no extrae del jugo


de la caña toda la que contiene. Sólo llega á obtener
unos 8 á 10 kilogramos por 100 de jugo.
De lo expuesto resulta que 30.000 litros ó 33.000'
kilogramos de jugo dan, por término medio, 2.600 á
3.300 kilogramos de azúcar verde.
En dicha colonia francesa, 50.000 kilogramos de c a -
ñas no dan siempre sino de 1.500 á 2.000 kilogramos.
Hace algunos años los trapiches no extraían de la caña
sino el 10 por 100; pero hoy, con máquinas perfeccio-
nadas, llegan al 14 y aun al 16 por 100.
El jugo, después de haber dado el 8 por 100 de azú-
car, contiene un 5 ó 6 por 100 de melaza; así es que los
33.000 kilogramos del jugo obtenido por hectárea dan
de 1.600 á 2.000 kilogramos de melaza.
Esta melaza, ó azúcar verde, líquida é incristalizable,
se compone de:

P a r t e s sacarinas 65,00
Agua 32,00
Materias orgánicas 3,00

100,00

Las materias azucaradas contienen:

Azúcar 45 por 100


Glucosa 22 —

Las baticiones ó melazas diluidas en agua fermentan,


y destiladas producen de 83 á 35 por 100 de alcohol a b -
soluto, ó sea el ron.
El gabazo ó residuo de la destilación de las melazas
se compone de:
GAÑA DE AZÚCAR 247

Sulfato de potasa 10
Cloruro de potasio 16
Carbonato de potasa 42
— de sosa 32

100

Las heces de la destilación sirven para fertilizar las


tierras dedicadas al cultivo de la caña de azúcar, y a d e -
más se emplean como combustible y alimentación del
ganado boyal y lanar.—300 kilogramos de estas heces,
ó gabazo seco, equivalen para la calefacción á 100 kilo-
gramos de carbón de piedra.
En la Louisiana, uno de los Estados Unidos de Amé-
rica, el coste del cultivo de una hectárea plantada de ca-
ña dulce apenas llega á ser 500 francos por hectárea.
Este gasto hace que los 1.000 kilogramos de cañas cues-
ten á 10 francos.
En cuanto al coste del cultivo y demás que son n e -
cesarios para la extracción del jugo sacarino y de su con-
versión en azúcar, hubiéramos deseado poderlos adqui-
rir en nuestros principales centros de producción, como
son Almería, Castellón de la Plana y Málaga.
248 PLANTAS INDUSTRIALES

SECCIÓN S E G U N D A .

Sorgho azucarado.

HOLCUS SAOGHAHATUS, LIN. ANDROPOGON SACCHARATUS, ROIB.

Planta mono-cotiledónea de la familia de las Gramíneas.

H i s t o r i a . — D e esta importante planta parece se co-


nocen dos subespecies: el holco azucarado de la China
y el de África, llamado Imphy. En el siglo XV fué intro-
ducida en Europa, y la cultivaron los genoveses y v e -
necianos. Pedro Arduino hizo de ella mucho elogio en
-1775, llamándola Olchus de Cafrería, porque la había
extraído del jugo una especie de melaza que sus tallos
contenían. Su hijo, Luis Arduino, obtuvo después en
Padua azúcar en parte cristalizada.
En 1850, M. de Montigny, cónsul de Francia en
Sanghai (China), la envió á Europa; y el doctor Turrel,
en 1851, vio que en Tolón maduraban sus semillas, así
como en todo el Mediodía de Francia.
En 1854, Mr. Leonardo Wray la trajo de la costa de
Natal, en Cafrería, y la propagó por Europa bajo el
nombre de Imphy.
En 1856, el primero que la introdujo en España fué
nuestro inolvidable amigo D. Julián Pellón y Rodrí-
guez, obteniendo privilegio de S. M. por diez años para
explotarla como planta de azúcar; y por la misma época
el conde de la Vega Grande publicó sus indicaciones,
tomadas de la Memoria del Sr. Wray (1) y la cultivó en
la Gran Canaria.

(1) VImphy ou roseau sucre des caffres-zulu (HOLCUS SACCHARA-


SORGHO AZUCARADO 249

V a r i e d a d e s . — Las importadas por M. L. Wray, de


Port-Natal (África), son numerosas, pero las principa-
les son las siguientes:
1. a
Vim-Us-chu-d-pa, la más vigorosa y robusta de
todas, pero más tardía que el sorgho azucarado, conte-
niendo un jugo muy dulce.
2. a
JB-a-na-moo-di, más tardía que la precedente,
teniendo con ella mucha analogía. Las semillas son más
bien redondas que largas.
3. a
E-énglia, de forma elegante, con panícula muy
desarrollada y colgante.
4. a
Ni-a-ta-na, apreciada por los cafres zulús como
la más azucarada y temprana.
5. Broom-wa-na, es la más hermosa y productiva.
a

Sus tallos son sonrosados, y á medida que maduran t o -


man el color encarnado. Esta variedad, en el centro de
España, madura á los cuatro meses.
6. a
Oon-si-a-na, con espigas derechas en vez de pa-
niculadas y más temprana que la precedente.
7. a
Shla-goova, de porte alto y muy apreciada por
los cafres. Sus panículas muy largas y fruto color de ro-
sa ó púrpura oscuro.
8. Shla-goon-di, muy productiva, con espigas d e -
a

rechas, desarrolladas y tempranas.


Todas estas variedades, que se han cultivado en Fran-
cia, han dado menos jugo azucarado que el sorgho de
China, según las observaciones de M. L. Vilmorin. La
que más ha dado hasta hoy es la mm-Ms-cJm-d-pa.

T ü g , L . ) , e t c . , e t c . , p a r M . Léonard W r a y , traduit de l'anglais. París.


A . Delcambre, 1854.
250 PLANTAS INDUSTRIALES

Composición. — El sorgho azucarado es muy agua-


noso, y, según M. Leplay, contiene:
Sorgho no maduro. Sorgho maduro.

Agua 80 á 82 70 á 73
Residuo seco 20 á 18 30 á 27

100 á 100 100 à 100


La materia leñosa insoluble existe en la proporción
de 9 á 10 por 100. La caña dulce contiene 9,56 por 100.
La completa composición del sorgho azucarado, s e -
gún los análisis verificados por M. Itier, es la que sigue:

Azúcar 8,210
Almidón 0,100
Leñosa, celulosa, etc 17,775
Sílice 0,065
Sales diversas 0,520
Agua 73,330

100,000

La caña dulce contiene casi tanta agua, pero su jugo


llega á tener 18 por 100 de azúcar.
Clima. — La procedencia del sorgho azucarado nos
hace considerar su cultivo como exclusivo de clima tem-
plado, región mediterránea, para que más y mejor sea
el principio sacarino ó azucarado que desarrolle en sus
cañas el jugo que lo contiene.
La cosecha de esta planta será mucho más ventajosa
si la temperatura no baja de 16° centígrados, según ya se
ha dicho, por espacio de tres á cinco meses, que es por
término medio el tiempo que gasta en operar sus diver-
sas evoluciones. Ella desarrolla la vegetación cuando la
temperatura principia á s u b i r , y decae por el otoño
cuando baja á los 12° ó 10° sobre 0.
SOR&HO AZUCARADO 251

Cultivo. — Le conviene terreno suelto, pero muy


sustancioso, y en el de aluvión prospera m u c h o ; tres
rejas serán suficientes, si con ellas se desmenuza bien la
tierra y queda el suelo bien allanado.
Los abonos que prefiere son: la sangre seca y excre-
mentos pulverizados; el estiércol muy podrido ó d e s -
compuesto, y los residuos de plantas.
Se forman surcos y se plantan las semillas á 0 ,K0 ó
m

0 , 6 0 de distancia unas de otras, y aunque parezca tal


m

vez poco espacio, sin embargo, es el que conviene para


resguardar el suelo de la acción directa del sol en el
verano.
Fácilmente se comprende que esta planta, como
cualquiera otra, crece y se adelanta según esté el terre-
no más ó menos abonado, como se observa con el mijo,
y se puede plantar en todo terreno donde haya probabi-
lidad de cultivarse éste.
La plantación se hace á la distancia que se ha dicho,
porque cada semilla produce de 5 á 20 cañas en terre-
nos fuertes y bien preparados y principalmente en la
segunda cosecha después de cogida la primera, pues
una vez plantada, á los tres meses ó cuatro, que es lo
que más gasta en su completa vegetación, se corta á faz
de tierra, dejando el tronco, que en seguida, cavado y
abonado de nuevo, vuelve á retoñar y es cuando produ-
ce mayor número de cañas; por lo que si el agricultor lo
cree conveniente, puede hacer su plantío un poco más
espeso, y después de la primera cosecha, viendo el n ú -
mero de brotes que trae cada plantón, disponga entre-
sacarlos.
Si la estación lo permite y el clima es benigno, puede
hacerse un segundo corte, cavar en seguida el terreno
252 PLANTAS INDUSTRIALES

y abonarlo bien, y se obtendrá una tercera cosecha si la


temperatura no desciende de 16 grados centígrados,
pues en bajando más se para la vegetación; por lo que
conviene hacer la siembra en Marzo y Abril, para obte-
ner dos cosechas completas si es en clima propicio
como el de la Gran Canaria, y aun allí se da, ó parece se
ha dado, una tercera, porque si no ha llegado á madurar
completamente, siempre da una cantidad suficiente de
jugo q u e , fermentado y destilado, da bastante aguardien-
te, y queda en seguida libre el terreno para que el la-
brador lo ocupe en lo que crea más oportuno hasta el
año siguiente.
Cantidad de semilla por h e c t á r e a . — L a que se
debe sembrar de asiento y en línea es de dos á tres k i -
logramos por hectárea.
Un litro de simiente de sorgho pesa, por término
medio, 650 gramos, y un kilogramo contiene de 45.000
á 47.000 gramos.
Esta semilla necesita de doce á quince días para que
sus cotiledones aparezcan, según la temperatura y hu-
medad de la tierra.
La germinación se activa poniendo la semilla en
agua durante tres ó cuatro días antes de sembrarla.
Cuidados. — Cuando las plantas tienen algunas ho-
jas se da una segunda labor, y en Junio ó Julio se arran-
can con la mano los pies de cañas que sean superfluos,
y se dan dos ó tres riegos, según sea la temperatura y la
más ó menos sequedad del suelo. Estos riegos deben
ser moderados, porque si abunda el agua hay peligro de
paralizar la influencia del calor del sol y que se entor-
pezca el desarrollo del jugo azucarado de los tallos ó ca-
ñas. Se recalzan las plantas cuando tienen un metro de
SORGHO AZUCARADO £53

alto, y con esta operación se consigue que las cañas no


las abata el aire con facilidad.
Conviene suprimir algunas hojas á las plantas cuan-
do vegetan muy juntas, para que el aire, la luz y el calor
ejerzan en ellas su influencia. No obstante, en nuestros
climas meridionales esta supresión de hojas no convie-
ne, y todo nudo desprovisto de follaje, cuando la caña
aún está verde y en plena vegetación, se desarrolla con
dificultad, y aun hay en ella cierta paralización que la
perjudica. Esto fácilmente se explica, en cuanto á que
las hojas adheridas á los nudos de los cañutos proveen
con abundancia la elaboración de savia, que es la que
produce el jugo azucarado.
Cosecha. — En puntos muy cálidos parece que se
pueden cortar las cañas en cuanto las semillas estén
maduras; pero hay quien aconseja que cuando el pro-
ducto se destine para sacar azúcar se corten las cañas
antes de que maduren dichas semillas, pues en tal caso
contendrán más cantidad de aquel útil producto y po-
drá adelantar más el segundo brote. Córtense aquéllas
al ras de tierra. Estos cortes podrán repetirse ínterin se
mantenga el calor atmosférico á 16° centígrados. A tem-
peratura más baja se estaciona la vegetación.
P r o d u c t o s . — Una hectárea de sorgho puede dar
hasta 60.000 y aun 80.000 kilogramos de cañas desho-
jadas, según datos de los cultivadores siguientes:

Mr. Itier, de Tolosa (Francia) 4 2 . 7 0 0 k i l o g . de tallos deshojados.


— D e Beauregard, H y e r e s ( i d . ) . 50.000 — —
— Hardy, Argel 83.200 — —

El producto en China, por término medio, es de


33.000 kilogramos.
254 PLANTAS INDUSTRIALES

J u g o . — El sorgho azucarado da de 50 á 60 por 100


del peso de su caña en jugo dulce, marcando 9 á 10° del
areómetro de Beaumé. Por lo que una hectárea que
produzca 33.000 kilogramos de tallos ó cañas deshojadas
dará sobre 16.500 kilogramos de jugo azucarado.
Este jugo es intermediario, en cuanto á su aroma,
entre el alcohol de la caña y el de la zanahoria.
Azúcar. — La riqueza sacarina del jugo varía entre
10 y 20 por 100. Suponiendo una cosecha que por t é r -
mino medio sea sólo de un 8 por 100, sean 16.500 kilo-
gramos de jugo, tendremos que producirá 1.300 kilogra-
mos de azúcar.
Alcohol ó aguardiente.—El sorgho da de 6 á 8 por
100 de aguardiente por 100 de jugo; y según este r e n -
dimiento , 16.000 kilogramos de jugo deben dar sobre
11 hectoi.^50 de alcohol, ó 3 ^ , 5 0 por kilogramo de ca-
k i l o

ñas verdes deshojadas. En la destilación en grande es-


cala no se debe contar más que con 5 litros de alcohol
á 9 5 ° por 100 kilogramos de cañas.
El alcohol del sorgho azucarado es un poco amargo
y se parece algo al aguardiente que se obtiene de los
productos fermentados de la caña de azúcar. La rectifi-
cación por.medio de la destilación hace que el gusto her-
báceo desaparezca.
En China fabrican con él el aguardiente llamado
sam-c/iou, conocido en el comercio con el nombre de
kao-lien-tsion.
Semilla. — El sorgho que se cultiva en Provenza
(Francia) da de 200 á 300 gramos de simiente por plan-
ta. Una hectárea con 20.000 pies puede producir 4.000
á 6.000 kilogramos de semilla, si los pájaros no se c o -
men una gran parte.
SOR&HO AZUCARADO 255

Mr. Itier lia cogido 3 . 3 3 0 kilogramos.


Mr. Hardy 2.550 —

Ó sea 40 á 50 hectolitros de simiente.


Esta simiente hecha harina sirve ventajosamente en
la manutención y cebamiento del ganado boyal y lanar,
así como también para las aves de corral, y sirve de cous-
cous á los negros de la Senegambia. Este couscous es una
pasta granulosa muy alimenticia; pero los árabes lo h a -
cen con la harina de trigo.
Hojas. — Las hojas que de las cañas se arrancan
cuando la cosecha, sirven también para la alimentación
del ganado, y forman la séptima parte de la producción
total; así que una hectárea que produce 33.000 kilogra-
mos de cañas deshojadas, produce 45.000 kilogramos de
hojas.
Heces.—El residuo que dejan los tallos después de
triturados y prensados es considerable. En general, son
á las cañas deshojadas : : 40 :100 ; y 33.000 kilogramos
de dichas cañas dejan en favor de la alimentación del
ganado uuos 13.500 kilogramos de heces.
Cidra. — M. Vilmorín ha extraído del sorgho azuca-
rado un licor fermentado sin destilar, que podía reem-
plazar el vino común y la cidra. Esta bebida, que se pa-
rece mucho por su sabor á la cidra de Normandía, se ob-
tiene por medio de la prensa y la fermentación. Su den-
sidad varía entre 1.050 y 1.070.
Valor comercial de las cañas.—Las fábricas de des-
tilar de Languedoc y del condado de Aviñón compran
los tallos del sorgho azucarado, sin hojas, á razón de 1
á 1,25 francos los 100 kilogramos. En Argelia, donde
esta industria ha decaído mucho,-los tallos ó cañas, en
la época en que allí residíamos (1874), se compraban á
256 PLANTAS INDUSTRIALES

los cultivadores á razón de 1,85 francos los 100 kilo-


gramos.
Valor comercial de la semilla. — Esta se vende en
Francia de 20 á 25 francos el hectolitro, que pesa por
término medio 65 kilogramos.
Coste total del cultivo. — Este llega en nuestra ve-
cina república á unos 400 francos por hectárea; pero si
se deducen 200 por el valor de la semilla, resultará que
100 kilogramos de tallos ó cañas deshojadas cuestan unos
55 á 60 céntimos.
Conclusión.—Después de los datos que quedan con-
signados, así como las diferentes tentativas y ensayos
hechos desde hace tantos años en Francia, España y Ar-
gel, resulta que no han dado, según se ha dicho, resul-
tados que patenticen que el sorglw azucarado de la GM-
na puede suplir en Europa á la caña de azúcar, porque
hasta el presente (1884) nadie ha descubierto un p r o -
cedimiento fácil que cristalice con perfección el jugo
dulce que contienen sus cañas.
REMOLACHA DE AZÚCAR '257

SECCIÓN T E R C E R A .

Remolacha de azúcar.

BETA VULGARIS, LIN.

Planta dicotiledónea de la familia de las Chenopoideas.

Historia.— El primero que en el siglo XVII halló el


azúcar en la remolacha fué Olivier de Serres, y en 1747,
Margraff, químico prusiano, trató de extraerla de esta
raíz por medio de procedimientos económicos que le die-
ron resultados muy ventajosos. Sin embargo, Achard es
quien tiene la gloria de ser el primero que creó en 1700
una fábrica de azúcar indígena.
También al principio de este siglo los químicos Chap-
tal, Mathieu de Bombasle y Crespel intentaron extraer
azúcar en grande escala de la variedad llamada de Sile-
sia; pero no obstante sus muchos y reiterados esfuerzos,
impulsados por el aliciente del premio de un millón de
francos ofrecido por Napoleón I, la industria azucarera
indígena de Francia, ni de Europa, realizó progreso al-
guno.
ROZIER, en su Diccionario, ratifica este dato histórico;
pues dice:
«La remolacha ha tomado tal importancia á princi-
pios de este siglo, que estuvo á punto de causar una re-
volución en el comercio un poco parecida á la que su
protector (Napoleón) estuvo á pique de causar en las di-
nastías. Ambos amagos pasaron ya, y el cultivo y los go-
biernos volvieron á su estado normal.» Por estas pala-
17
258 PLANTAS INDUSTRIALES

bras se conocerá que, ó el azúcar extraído no llenaba to-


das las condiciones apetecibles, ó los procedimientos
para extraerlo eran tan costosos que no podía darse al
consumo público á precios arreglados.
En 1816, Benjamín Delessert estableció en Passy—
cerca de París — una fábrica de azúcar de remolacha;
pero el verdadero adelanto data sólo de 1823, época en
la queM. Figuier, farmacéutico en Montpellier, propuso
sustituir el negro animal á la sangre y á la leche, para
la clarificación y decoloración de los jarabes. Desde tan
importante descubrimiento la fabricación del azúcar i n -
dígena ha hecho progresos portentosos en Francia, d e -
bidos también á los sabios Mateo de Dombasle, M. Schut-
zembach y Payen.
La región agrícola donde radica en Francia el culti-
vo y fabricación del azúcar de remolacha es el del Nor-
te. Allí, su jugo fermentado produce también alcohol por
la destilación, y allí fué también donde Achard lo des-
cubrió el primero, y Champonnais el que en 1854 m e -
joró esta fabricación en grande escala, permitiendo á
muchos agricultores en Francia la fácil y segura explo-
tación del cultivo de la remolacha para abastecer las
grandes y numerosas destilerías.
V a r i e d a d e s . — Las variedades de remolacha que se
destinan para azúcar ó alcohol son tres:
1. a
La remolacha blanca de Silesia (beta alba), de raíz
algo prolongada, muy gruesa, piel y carnes blancas. Esta
es la especie que da más jugo, más azúcar, y que mere-
ce bajo todos conceptos la preferencia para el cultivo: es
menos acuosa, más nutritiva, y tan productiva como las
otras; resiste mejor las sequías y las heladas que ellas.
2. a
La remolacha de Silesia, de cuello sonrosado.—
REMOLACHA DE AZÚCAR 259

Esta es una subvariedad, pero más azucarada que la


blanca.
3.
a
La remoladla alemana ó de Magdelourg (beta luta
major), que es la más sacarina de todas y la menos cul-
tivada en Francia, porque su raíz es irregular y con di-
ficultad se limpia.
Conviene saber que la proporción de azúcar es m a -
yor en la parte enterrada de las raíces que en la que está
fuera, ó sea el cuello.
Composición.—Las variedades de remolacha que se
cultivan como plantas industriales contienen de 8 á 13
por 100 de azúcar, y las cultivadas para alimentar el ga-
nado sólo contienen de 6 á 9 por 100.
Habiendo analizado M. Boussingault la blanca de Si-
lesia y la Campestre, le dieron por resultado estar c o m -
puestas de 1,70 por 100 de ázoe; seca ya la blanca, 1,43;
y en estado normal, la primera, de 0,21, y la segunda,
de 0,18, de donde se infiere que la campestre es más á
propósito para el alimento del ganado y la blanca para
la extracción de azúcar.
Las diferencias que existen entre estas proporciones
de materia azucarada explican por qué la agricultura in-
dustrial cultiva con preferencia la remolacha de Silesia
y generalmente la blanca y la de cuello sonrosado.
Según los análisis hechos por Mr. Peligot, las remo-
lachas contienen, según las circunstancias del terreno y
del clima, y también según los cuidados más ó menos
bien entendidos llevados á su cultivo:

Agua de 83 á 94
Azúcar de 5 á l l
Albúmina de 0,8 á 1,8
Leñoso de 0,2 á 3,2
260 PLANTAS INDUSTRIALES

Vese que en todos los casos son siempre mucho m e -


nos ricas en materia azucarada que la caña de azúcar.
Y téngase presente que su producto depende también de
la época de la extracción, época que es tanto más v e n -
tajosa en cuanto se aleja de la en que se han arrancado
las remolachas.
Entre el vulgo ha habido muchas preocupaciones
acerca del azúcar de remolacha, y al presente todavía,
aunque se consuma en muchísima cantidad, y en F r a n -
cia á lo menos tanto como de azúcar de caña; hay per-
sonas que creen que no puede cristalizar si no está mez-
clado con este último, que es menos pesado, menos dul-
ce y menos sano que el mismo. El mejor modo de refu-
tar estos errores es citar la opinión del eminente de
Chaptal: «Los azúcares que procedan de estas diversas
plantas, dice el célebre químico, son rigurosamente de
la misma naturaleza, cuando por la refinación han sido
llevados al mismo grado de pureza. El gusto, la crista-
lización, el color y peso son absolutamente idénticos,
pudiéndose retar al hombre más habituado á juzgar de
estos productos, ó á consumirlos, á que distinga el uno
del otro.» Sin embargo, esta identidad absoluta de los
azúcares de caña y de remolacha sólo es aplicable, se-
gún otros autores, á estas materias en su mayor estado
de pureza.
Lo cierto es que las remolachas forrajeras son varie-
dades más productivas, y dan por hectárea la misma can-
tidad de azúcar; que la remolacha de Silesia da en cada
hectárea, por término medio, 30.000 kilogs. de raíces
conteniendo 4.600 kilogs. de azúcar, y que de la remola-
cha amarilla y de la larga rosa se sacan 4.200 kilogra-
mos de azúcar. Si se adoptan estas últimas variedades
REMOLACHA DE AZÚCAR 261

en vez de la blanca azucarada, resultará que se deberá


emplear para la operación mayor cantidad de raíces, ó
casi el doble, y que los gastos de fabricación, estando en
relación directa con la cantidad de raíces ó del jugo que
se prepara, imposible será obtener con el auxilio de las
variedades forrajeras un beneficio líquido por hectárea
tan grande como la utilidad realizable si las variedades
que se cultivasen fueran las sacarinas ó azucaradas.
Habiendo observado M. Payen los residuos que la
planta deja sobre el suelo, dice que en una hectárea bien
cultivada, que produjo 4.000 kilogramos de remolacha,
habían quedado á beneficio del terreno:
Hojas descompuestas durante
la v e g e t a c i ó n 3850 k i l g . , c u y o ázoe es 19,25 k i l g .
B a í c e s y raicitas q u e quedan
en el suelo 460 — 11,04 —

30,25 kilg.

Terreno que le conviene. — L a remolacha prevale-


ce en todos los terrenos, menos en los arcillosos y los
muy calcáreos, y aun en los primeros pueden sembrarse
con éxito las variedades cuyas raíces salen algo de la
tierra. Los mejores, sin embargo, son los de mediana
consistencia y mucha profundidad, fuertes más bien que
ligeros, sueltos y abonados; ricos en humus ó tierra ve-
getal. En los areniscos nunca llega á adquirir las dimen-
siones de 5 á -10 kilogramos, como en los sustanciosos y
nutritivos; bien que entonces es más azucarado y el jugo
lo suelta con más facilidad. Por último, puede decirse,
por regla general, que la mayor parte de las tierras de
pan llevar, con tal de no ser demasiado arcillosas, ó las
de centeno .muy gredosas ni demasiado ligeras, pueden
con ventaja dedicarse al cultivo de la remolacha.
262 PLANTAS INDUSTRIALES

Clima. — También le convienen la mayor parte de-


Ios climas á esta hortaliza comestible; y así es que pre-
valece en Alemania, Bélgica, Rusia, España y Norte de
Francia; sin embargo, se desarrolla mejor en los países
húmedos, siendo de todos los tubérculos el que mejor
resiste las sequías y los calores del Mediodía, sin duda
por ser originaria de España.
Los señores Corenwinder y Dufau han analizado las
remolachas de Silesia cosechadas en diferentes países, y
han hallado en las procedentes de
Ñapóles 4 , 8 0 por 100 de azúcar del peso del j u g o .
Burdeos. . . . 3 á 4 — —
Alsacia 6 á 7 — —
Magdebourg. 12 á 15 — —

Estos resultados prueban lo mucho que en la r i q u e -


za sacarina de la remolacha influye el clima.
Cultivo. — Las labores con que se preparan las t i e -
rras fuertes son tres: la primera, á fines de estío ó antes,
si ya se levantó la cosecha á que sucede; la segunda,
más profunda, antes del invierno; la tercera, á la p r i m a -
vera siguiente. En suelos flojos bastan dos, y un pase de
grava para deshacer los terrones.
Los abonos han de abundar en potasa y se han de
echar, si se puede, antes del invierno, y entre la p r i m e -
ra y segunda labor si se dieran tres; y al dar la p r i m e -
ra, si dos.
El estiércol de corral donde se tengan aves produce
buenos resultados. Si se echan los de cuadra, sean bien
hechos; los pulverulentos, como los residuos de plantas
oleaginosas, les son muy provechosos; también los des-
pojos de ellas mismas y sus hojas. El abono flamenco y
las orinas aplicadas al sembrarla activan la vegetación
REMOLACHA DE AZÚCAR 263

y engruesan mucho las raíces, hasta el peso de 8 á 9


kilogramos. Girardín, además, dice: «Que en las E x p o -
siciones agrícolas de Bélgica han figurado remolachas
del enorme peso de unos 20 kilogramos, cultivadas de
este modo. Por regla general los abonos animales se
usarán con mucha discreción. Si se cultiva la remolacha
para extraer azúcar, evítense los abonos que contienen
muchas sales solubles, y cultívense en terrenos cretá-
ceos, muy á propósito para aumentar la producción sa-
carífera. Téngase en cuenta que la remolacha absorbe
una cantidad de abono igual á la mitad del peso de las
raíces recogidas.
»La siembra puede hacerse de dos modos: de asiento
y en semillero; pero preciso es tener buena semilla. Esta
se consigue dejando cierto número de remolachas de la
variedad deseada y de buena conformación; se las saca
de la tierra, y cortándoles las hojas, sin herir el cuello
de la raíz, se las lleva á un sitio fresco y seco, donde se
las mantiene verticalmente y rodeadas de arena seca.
Luego que pasaren los hielos, se las planta en paraje
bien abonado de antemano y á distancia de 80 centíme-
tros en todas direcciones. Las de otra variedad ténganse
separadas á mucha distancia, pues las fecundaciones cru-
zadas alteran infaliblemente aquélla. Cuando los tallos
comienzan á ramificarse, se les sostiene por medio de
tutores. El fruto madura en Septiembre. Escójanse los
mejores: durante tres años conserva bien su facultad
germinativa. Como cada cual de ellos contiene varias se-
millas, sepárense éstas para evitar la confusión con que
nacerían luego. Al entresacarlas tampoco se podría v e -
rificar la operación sin daño de las inmediatas.
«Mathieu de Dombasle recomienda la siembra á la
264 PLANTAS INDUSTRIALES

distancia de 0 , 6 5 entre los surcos ó líneas, y 0 , 2 1 á


m m

0 ,27 entre las plantas, ocupando, por consiguiente, á


m

0"',9136 ó 0 , 9 1 7 6 ; y como plantaba 73.000 ó 57.000


m

por hectárea, las remolachas debían tener el peso medio


deO ,27ódeO ,35.
k k

«Kcechin, que obtuvo cosechas considerables de re-


molacha, las colocaba á la distancia de un metro entre
los surcos ó líneas, y de 0 , 9 0 entre planta y planta; lo
m

cual sólo le daba 20.000 remolachas por hectárea, que


llegaban á adquirir el peso de 15 á 17 kilogs. cada una.»
En país meridional siémbrese en Marzo; en Abril si
es Norte, á voleo ó en líneas separadas de 45 á 60 c e n -
tímetros y de 30 á 60 entre cada mata. Queden á dos ó
tres centímetros de profundidad, según sea el terreno;
cúbrase la semilla con una rastra hecha con ramas uni-
das á un bastidor de forma prolongada. Por último,
procúrese calcular la época de la siembra de modo que
las plantas tomen un desarrollo bastante antes de las
primeras sequedades del estío, pues un retraso de quin-
ce á veinte días disminuye luego una mitad de la co-
secha.
Cuidados s u c e s i v o s . — E n t r e s á q u e n s e las matas á
distancia de 45 á 60 centímetros según la variedad. Dé-
seles la primera escarda cuando las hojas tuvieren cua-
tro centímetros de altura, tres semanas después de la
segunda. Luego se procede á otra entresaca; pero cor-
tando las raíces por bajo el cuello; repítanse una ó dos
escardas, hasta que las hojas cubran el suelo. Los riegos,
cuando los haya menester. Los recalces, para las varie-
dades que tienen una tendencia á desarrollar fuera de la
tierra la parte superior de la raíz en detrimento de la
producción de azúcar. Estas variedades son:
REMOLACHA. DE AZÚCAR 265

La larga de color de rosa.


La amarilla de Gastelnaudary.
La globosa amarilla.
La globosa roja.
La blanca cuello verde.

Siembra en semillero. — T e n g a éste de extensión la


décima parte del terreno destinado al cultivo que nos
ocupa; esté bien mullido y abonado; sea en análoga
época á la que antes se dijo; disten las líneas de 45 á 60
centímetros, y téngase presente que las escardas y entre-
saca aceleran la vegetación y el trasplanto.
A primeros de Mayo en país meridional y del 15 al
20 en el Norte, las plantas que tengan un regular vigor
se trasplantan, arrancando las matas que basten á dejar
el semillero ocupado con las que buenamente puedan
vegetar. Las hojas exteriores se recortan, pero no la ex-
tremidad de la raíz. Hágase aquella operación con el
plantador, si bien se puede hacer con el arado compri-
miendo bien la tierra contra la raíz.
El cultivo de la remolacha en semillero deja la t i e -
rra más limpia, ofreciendo además la ventaja de que
surte mejores efectos en terrenos compactos, en donde
la siembra de asiento prueba mal, por la dureza que
adquiere la tierra con la lluvia y el calor. Además, como
estos suelos se secan y calientan con más dificultad, no
puede sembrarse sino tarde, y entonces los calores del
estío sorprenden las plantitas antes de haber adquirido
fuerza suficiente para resistirlos. La cosecha es además
muy tardía.
En cambio ofrecen el inconveniente de que, no p u -
diendo trasplantarse, quedan expuestas á no poder
prender bien; desventaja que, si no es muy sensible en
266 PLANTAS INDUSTRIALES

climas Nortes, lo es gravísimo en los meridionales. Los


riegos oportunos no se deben descuidar.
Téngase presente el resultado satisfactorio obtenido
por M. Koechin anticipando la siembra de la remolacha
(pero bastante espesa) en camas calientes por el mes de
Enero para trasplantarla en Abril. La notabilísima dife-
rencia de producto obtenido de este modo, comparado
con el ordinario, es como 110 : 20.
El deshojar las remolachas es práctica viciosa que
disminuye el producto.
Recolección. —Desde Octubre en adelante pueden
ya cosecharse las remolachas; pero téngase en cuenta
que en suelos compactos y arcillosos deben recogerse
antes, pues si sobrevienen lluvias, además de ser difícil
la extracción de las raíces, queda el campo en mal esta-
do para la planta subsiguiente. Para extraer azúcar s a -
qúense en Octubre y córteseles la extremidad de la raíz
y el cuello de la misma. Si se las conserva mucho tiem-
po sin extraerles el azúcar ó el alcohol, perderán estos
principios constitutivos de la riqueza sacarina un poco
cada mes.
Un metro cúbico de raíces almacenadas en perfecto
estado de sequedad pesa por término medio:

E n Octubre, 600 kilogramos, y contiene 8 por 100 de azúcar.


E n Enero, 500 — — 7 —

Por lo tanto, si 1.000 kilogramos de raíces tienen á


principios de Febrero, cuando se sacan de la tierra, 80
kilogramos de azúcar, pesando 850 kilogramos, la canti-
dad que conservarán será la de 60 kilogramos.
La disminución progresiva de la materia azucarada
que contienen las raíces de la remolacha se explica,
REMOLACHA DE AZÚCAR ¿67

porque la producción de ellas en azúcar ó alcohol va


disminuyendo todos los meses, desde la época en que se
sacan de la tierra hasta fines de invierno.
P r o d u c t o s . — La remolacha de azúcar produce jugo,
azúcar, alcohol y pulpa. Las cantidades que se obtienen
en las fábricas por 100 kilogramos de raíces son estas:
Jugo.—Las remolachas sacaríferas dan más ó m e -
nos jugo según la cantidad de agua que tengan. Hé aquí
el resultado obtenido por los profesores de química s e -
ñores

KOEGEL • 70 kilogramos.
BOUSSINGAULT 60 á 70

LEROLLE 75 á 80 —

Así, pues, 100 kilogramos dan por término medio 70


de jugo.
Azúcar. — Si algunas variedades de remolachas con-
tienen 10 á 13 por 100 de azúcar cristalizable, estas can-
tidades no son en realidad las que en las azucarerías se
obtienen; porque en las actuales circunstancias de fabri-
cación en Francia, es un buen rendimiento 5 kilogra-
mos de azúcar verde por 100 kilogramos de raíces l i m -
pias. Según el análisis de dichos profesores y el del no
menos eminente M. Payen, resulta:

BOUSSINGADLT 4 , 5 0 0 k i l o g . por 100 kilogramos de remolacha.


GOERITZ 5 cá G k i l o g . — —
LEROLLE 4 , 5 0 0 á 7 kilog. — —
PAYEN 5 á 6 kilog. — —

La mayor cantidad de azúcar que en la fabricación


se ha obtenido de la remolacha ha sido un 8 por 100.
Se calcula que si las colonias francesas suspendiesen el
cultivo de la caña dulce, entonces el de la remolacha en
268 PLANTAS INDUSTRIALES

Francia ocuparía una superficie de unas 125.000 hec-


táreas, que producirían por término medio 6.000 m i -
llones de kilogramos de remolachas con un residuo de
pulpa alimenticia para los animales domésticos de
1.500.000 kilogramos.
ÁlcoJwl.— De la remolacha se obtiene un 3 á 5 por
100 de alcohol, según el más ó menos principio azuca-
rado que contenga y la perfección de los aparatos de
destilar.
Los procedimientos de M. Ghamponnois son los que
generalmente se adoptan. Consisten en partir y des-
hacer las remolachas para que fermenten mezcladas con
algún agua caliente á la temperatura de 104° y some-
tiendo después este jugo á la destilación. De 2.330 kilo-
gramos de remolachas se puede obtener un hectolitro
de alcohol.
Pulpa.—Es el residuo d é l a s remolachas después
de la destilación y cuyo peso varía según el procedi-
miento que se haya empleado para obtenerla. Cuando
las raíces han sido deshechas ó raspadas y sometidas
sin fermentar ni destilar á la acción de una prensa, la
cantidad de pulpa que de ellas resulta no pasa de 38
á 40 por 100 del peso que tenían. En Lila (Flandes),
5.270.000 kilogramos de remolachas han dado 1.070.000
de pulpa prensada, ó sea un 20,30 por 100. La pulpa
prensada tiene un valor nutritivo mayor que la que
queda después de la destilación.
Melaza. — La cantidad de melaza que produce la r e -
molacha varía entre un i y 3 por 100; en las fábricas
del mismo Lila, 5.270.000 kilogramos han dado sólo
100.000 kilogramos de melaza ó sea 1,890 kilogramos
por 100 de raíces.
REMOLACHA DE AZÚCAR 269

Los productos que da son diferentes; por la destila-


ción se sacan de 50 á 60 litros de alcohol de 50° por 100
kilogramos; las heces que resultan contienen mucha po-
tasa, la que, extraída y purificada, es el carbonato d e
potasa del comercio. De la melaza se extrae el ácido acé-
tico, que sirve para la fabricación del albayalde ó acetato
de plomo.
El alcohol que se saca de las melazas y del que tanto
se importa en España de Alemania, Bélgica y Francia,
pues en 1878 llegaron á 43.556 hectolitros, suele tener
hasta unos 90° centesimales; y aunque de sabor dulce,
nunca es tan bueno como el que del vino se destila. Su
coste de fabricación ha solido ser allende el Pirineo de
59,70 francos el hectolitro y su precio ha variado entre
60 francos y 141 el hectolitro.
Beneficio que resulta de destilar la remolacha. —
La destilación de esta raíz perpendicular y tuberculosa
es una verdadera industria agrícola, porque se presta al
alcance de los agricultores, y porque para ella no son
necesarios grandes capitales, siendo considerables los
beneficios que les deja en Francia, según vamos á c o n -
signar:
GASTOS Francos. Cts.

Les cuesta el c u l t i v o de una hectárea 520 »


— la destilación 220 »
— la rectificación del alcohol 274 56

TOTAL 1.014 56

INGRESOS
17,16 hectolitros de alcohol, á 60 francos u n o . . . 1.029 60
2 0 . 6 0 0 kilogramos de p u l p a , á 10 francos l o s
1.000 kilogramos 206 »

TOTAL 1.235 60
270 PLANTAS INDUSTRIALES

Si de esta última cantidad se deducen los anteriores


gastos, resultará un beneficio de 221,04 francos por hec-
tárea, ó sean 28,51 francos por 100 del capital empleado
en el cultivo y destilación de la remolacha.
Objeciones sobre esta industria.—No falta en nues-
tra vecina república quien con observaciones no faltas
de razonamiento ha aconsejado á los cultivadores que
abandonen esta industria de la destilación y den al ga-
nado las raíces de la remolacha; pocos en verdad son
los que han seguido tan inaceptable advertencia, porque
falta la evidencia de los hechos, que tienen más fuerza que
la teoría. La práctica les ha enseñado :
1." Que la destilación de la remolacha cubre todos los
gastos que ocasiona su cultivo, siempre que el precio
del alcohol no baje del tipo de 60 francos el hectolitro.
2.° Que nada cuesta la pulpa que en mucha a b u n -
dancia resulta, ó bien sale por una cantidad inferior á
la que se necesita para el cultivo y producción de la r e -
molacha.
3.° Que esta pulpa tiene la ventaja de poderse v e n -
der para engordar vacas, bueyes y carneros.
4.° Que la destilación de la remolacha facilita el apro-
vechamiento de la paja menuda, y aun el de las silicuas
y tallos de colza para alimento de animales domésticos.
5.° Por último, que esta industria exclusivamente
agrícola aumenta con sus propios residuos la cantidad
de abonos para la mayor y mejor producción de plantas
alimenticias y forrajeras.
Si el cultivo de esta planta es en Francia, según se
ha visto, uno de los más lucrativos, también sabido es
que cuando se realiza mal, sucede como con cualquiera
otro, un elemento de miseria y causa de lamentables
REMOLACHA DE AZÚCAR 271

desengaños para el que con su raíz quiera fabricar azú-


car. De lo dicho no resulta un estado de feliz prosperi-
dad para esta industria, porque hace cuarenta y dos
años (1842) una hectárea de tierra de mediana calidad
producía 20.000 kilogramos de raíces, costando su c u l -
tivo unos 16 francos y en venta el valor era de 20 á 24
francos.
Ha bajado tanto en Francia el coste del cultivo y el
valor en venta, que el agricultor se ha visto obligado, por
tan desfavorables circunstancias, á aumentar el producto
de sus cosechas á fuerza de abonos estimulantes. Esto,
si bien ha producido excelentes resultados en las bue-
nas tierras de Francia y Bélgica, porque cosechan hasta
100.000 kilogramos de raíces por hectárea, tan extraor-
dinario rendimiento se realiza á expensas de la calidad
del producto.
Cuando el precio de la remolacha baja en dichos paí-
ses, lo que sucede es que sus fábricas de azúcar y las
de destilar, más bien realizan pérdidas que ganancias,
siendo imposible el cultivo en pequeña escala por no
poder luchar con el creado bajo los auspicios de grandes
capitales, cuyo monopolio tarde ó temprano siempre es
funesto á los industriales que lo provocan.
272 PLANTAS INDUSTRIALES

CAPÍTULO V.
PLANTAS ALCOHÓLICAS.

SECCIÓN PRIMERA.

Topinambuco ó pataca, patata de caña.

HELIANTHUS TUBEROSUS, LIN.

Planta dicotiledónea de la familia de las Compuestas.

. Esta planta no se sabe á punto fijo si procede del


Brasil, del Perú ó de Chile, ni de dónde le viene el n o m -
bre de alcacJiofa de Jemsalén.
Su crecimiento es muy rápido, debido al gran d e s -
arrollo de la superficie de sus hojas, ásperas como las
de la calabaza, de su organización robusta y de su facul-
tad de retener la humedad y absorber cuanta pueda pres-
tarle la atmósfera.
Aunque los botánicos conocen varios heliantJms, en-
tre ellos el girasol ó ñeliant/ms annuus, nuestros horte-
lanos cultivan la pataca como planta de raíz alimenticia;
pero no como azucarada para la extracción del a g u a r -
diente.
S i e m b r a s . — S e multiplica la pataca por sus raíces y
de simiente, aunque más lentamente, porque tarda dos
años para formar las raíces antes de poder aprovechar-
las. Apetece terrenos algo húmedos en nuestra tempera-
tura, y prevalece principalmente en las inmediaciones
de las caceras ó conductos por donde constantemente
pasan las aguas para la distribución de los riegos. Tam-
TOPINAMBUCO Ó PATACA, PATATA D E CAÑA 273

bien prospera en tierras ligeras y areniscas con tal que


no les falte el agua.
Plantío. — El más pronto y fácil modo de multipli-
carlas es plantando las raíces enteras ó hechas trozos,
como las patatas, por Febrero y Marzo. En cada trozo
debe haber por lo menos una ó dos yemas, sin lo cual
no podrán brotar y nacer. Es planta muy productiva,
que crece con mucha facilidad; pero como planta indus-
trial para sacarla el mayor producto sacarino posible,
requiere tierras ligeras, permeables, silicosas ó calcá-
reas.
Arraiga y se multiplica con tanta rapidez, que á los
tres años se apodera de un terreno sin ser fácil desarrai-
garla después en mucho tiempo, á pesar de los mayores
cuidados.
Las raíces más pequeñas que se dejan en tierra al
tiempo de la recolección brotan con extraordinario vi-
gor y empuje á la siguiente primavera, y llenan de n u e -
vo el terreno, produciendo una cosecha abundante y
anual sin necesidad de replantarlas.
El terreno más conveniente para esta planta ha de
ser ligero, bien cavado, y el abono nunca daña, aunque
no sea necesario. La distancia de los golpes será de unos
42 centímetros.
Cultivo. — N o lo necesita, porque espesan notable-
mente sus tallos y perecen todas las malas hierbas á su
sombra. En los siguientes años se renuevan constante-
mente por sus propias raíces.
Después de las primeras escarchas del otoño se cor-
tan los tallos ó cañas, y durante el verano se le darán
riegos abundantes, porque es planta que necesita bastan-
te humedad.
18
274 PLANTAS INDUSTRIALES

Recolección. — L a recolección de sus raíces ó t u -


bérculos se hace durante el otoño, tan luego como pier-
da el tallo su jugo y las hojas principien á secarse y
marchitarse, ó se dejan en la tierra para sacarlos á m e -
dida que se necesitan; el mayor ó menor número de ellos
está en relación directa con la clase de tierra donde se
han criado.
El grueso de ellos es mediano, encarnados por fue-
ra, blancos por dentro y muy aguanosos.
Aplicadas estas raíces del mismo modo que las pata-
tas, ó extendidas en un paraje seco, se conservan bue-
nas para comer hasta después de Cuaresma. Para este
fin se sacarán de la tierra antes de los mayores fríos del
invierno y se orearán bien antes de guardarlas para dis-
minuir su humedad.
Estos tubérculos analizados químicamente han dado,
según :
BRACONNOT
Feculina 3,00
Gluten 0,99
Materia g r a s a . . 0,09
Glucosa 14,80
Goma 1,08
Celulosa 1,22
S a l e s diferentes 1,62
Agua 77,20

100,00
PATEN
I n u l i n a , g l u c o s a , etc 16,16
Albúmina, e t c . . . . . 3,12
Celulosa, p e c t i n a . . . . 2,79
Materia grasa 0,20
Sales. 1,29
Agua 76,54

100,00
TOPINAMBUCO Ó PATACA, PATATA DE CAÑA 275

El azúcar que por medio del análisis se halla en los


tubérculos de lapatata de caña es incristalizable.
Los 18 á 19 kilogramos de glucosa contenidos en 100
kilogramos de tubérculos pueden dar unos 12 litros de
alcohol; pero en la práctica esta misma cantidad de r i -
zomas tuberosos no producen más que 5 litros. En la
misma Francia hay fabricante de alcoholes que ha o b -
tenido:

Jugo 77 por 1 0 0 .
Alcohol 4,72 —
Pulpa 23 —

M. Vilmorín dice que la densidad del jugo extraído


de los tubérculos del topinambuco era de 1.057, y que
sus flemas tenían un gusto desagradable que desapare-
cía con la destilación para rectificarlas. La pulpa es un
excelente alimento para el ganado boyal y lanar.
Si hemos de creer á ciertos autores, las hojas de esta
planta podrían servir de alimento á los gusanos de seda
en tiempo de escasez, y su corteza, preparada como la
del lino y cáñamo, servir para los mismos usos que éste.
276 PLANTAS INDUSTRIALES

SECCIÓN SEGUNDA.

Asfodelo blanco.

Planta monocoliledónea de la familia de las Liliáceas.

Esta planta, conocida con el nombre de gamón, se


cría espontánea en muchas localidades del Mediodía y
Oeste de Francia, en Italia, Argelia y en España, en m u -
chas partes, así como en Peñalara, Navacerrada y Pegue-
rinos, en la provincia de Madrid.
Sus raíces tuberculosas fasciculadas (agamonadas)
en la base de los tallos dan alcohol por destilación. Sus
tallos son simples, altos de 0 , 6 0 á 1 m e t r o ; sus hojas
m

lineales y largas, sus flores blancas y numerosas por


primavera, reunidas y formando largas espigas.
Las raíces del asfódelo son viváceas cuando la vege-
tación de los tallos no las ha esquilmado; y , según M. Ma-
res, contienen los elementos siguientes:

Materias trasformables en glucosa 18,25


Celulosa 7,00
Pectosina 2,30
Materias grasas 2,20
A l b ú m i n a c o a g u l a b l e por el calor 0,42
Materias minerales 0,75
Agua... .68,84
Pérdida, 0,24

100,00

En las provincias del antiguo reino de Valencia r e -


cogen las hojas de esta planta y las dan secas á los cer-
ASFÓDELO BLAKCO 277

dos, remojadas y revueltas con salvado ó harina. Los


ganados, én tiempos calamitosos, suelen comer alguna
hojilla seca de gamón; pero es enteramente falso lo que
dice Bowler (1), hablando de la dehesa de la Serena, en
Extremadura, que los gamones sean un pasto exquisito
para los ganados. Se dice que los tubérculos gruesos y
carnosos que les sirven de raíces pueden emplearse en
tiempos calamitosos para hacer p a n , mezclándolos con
harina de trigo, y Bosc (2) añade que de sus raíces, que
son carnosas y cilindricas, se hace un pan soportable,
cociéndolas y lavándolas en muchas aguas para quitar-
les su acrimonia natural.
También se pueden destinar á la destilación las raí-
ces tuberculosas del asfódelo ramoso (ASPHODELUS RAMO-
sus, L.), especie orignaria de las islas Canarias é intro-
ducida en Europa á fines del siglo XVI. Esta especie es
•común en la región mediterránea y norte de África, y
también se la halla en diferentes provincias de España,
y en los sitios poco elevados de la de Madrid y saladares
de Castilla la Nueva.
Sus tallos son-ramosos y altos de 0 ,60 á l , 3 0 ; sus
m m

flores son blancas, formando racimos á la extremidad de


ellos. Estos dos asfódelos se hallan formando macizos
cerrados de más ó menos extensión en los ribazos incul-
tos y bajo suelos permeables. Cada pie produce á los tres
años de vegetación unos 15 á 20 tubérculos, que suelen
pesar sobre-2 á 3 kilogramos.
Se calcula que una hectárea plantada con bastante

(1) Introducción á la Historia natural y á la geografia fisica de


España, pág. 160.
(2) Nuevo Diccionario de Historia natural de Deterville.
278 PLANTAS INDUSTRIALES

número de asfódelos podrá dar de 20.000 á 25.000 kilo-


gramos de tubérculos.
Estos tubérculos ó raíces se arrancan de la tierra des-
de el mes de Abril hasta fines de Junio, ó sea durante
los tres meses que siguen al desarrollo de sus flores, y
dan de 8 á 9 por 100 de alcohol, según los análisis h e -
chos por los Sres. Payen y Clerget. Mr. Dumas dice que
este alcohol cuesta en Argelia á 40 francos el hectolitro,
que los tubérculos de donde se extrae por destilación de
1,25 á 1,50 francos los 100 kilogramos, y que su olor es-
desagradable sin perderlo del todo aun después de la
rectificación.
Se ha proyectado el cultivo en grande escala de e s -
tas dos especies de asfódelos, sin llegar á realizarse por
falta de confianza en los buenos resultados. De todos mo-
dos, lo cierto es que la multiplicación de estas liliáceas-
es muy fácil por semilla sembrada de asiento á fines de
primavera, ó por la separación de sus raíces.
Los tubérculos que producen con las plantas obteni-
das por los medios ya indicados no se pueden arrancar
de la tierra, sino al tercer año, ó sea en la época en que
principian á florecer.
ACHICORIA AMARGA 279

CAPÍTULO VI

PLANTAS CONDIMBNTICIAS

SECCIÓN PRIMERA

Achicoria amarga.

ClCHORIÜM I N T Y B TJ S : L IN .

Planta dicotiledónea de la familia de las Compuestas.

H i s t o r i a . — E l uso generalizado, principalmente en


nuestra vecina República, de mezclar la achicoria amar-
ga ó silvestre con la semilla del arbusto llamado cafete-
ro, ó sea el café, no es muy antiguo; porque el primero
que de esto se ha ocupado fué el célebre naturalista y
farmacéutico Valmont de Bomare (1). Entonces sacaban
de la tierra las raíces maduras de esta planta, y d e s -
pués de limpias y cortadas en cuatro pedazos, las e x -
ponían al sol para que se secasen ; las tostaban en una
sartén, las pulverizaban y llamaban café de achicorias.
Las primeras fábricas de esta industria se establecie-
ron en Holanda en 1772, y muchos fueron sus p r o -
gresos á causa de la aceptación que esta nueva clase de
café tenía para los holandeses y flamencos, cuya pre-
paración permaneció secreta hasta 1801, época en la
que dos belgas llamados Orbán y Giroux fueron á

(1) Dictionnaire raisonné universel d'histoire naturelle, París,


1875.
280 PLANTAS INDUSTRIALES

Francia y establecieron dos fábricas, una en Valencien-


nes y la otra en Onnaing. Tanto ha sido el incremento
á que ha llegado esta industria allende el Pirineo, que
la cantidad de café de achicoria vendida anualmente ha
solido ser de un millón y pico de kilogramos, ó sea la
cuarta parte del delicioso café que allí se consume p r o -
cedente de la Arabia, etc. Verdad es que nos consta
por una larga experiencia que el café que toman los
franceses, con pocas excepciones, está mezclado con el
de achicoria, cuya económica mezcla es una verdadera
sofisticación, por más que sea inofensiva.
Vegetación. — La achicoria amarga es muy común
en los ribazos, laderas de los caminos, etc.; su tallo
anual, erguido y hasta de un metro de altura, es flexuoso,
ramoso; las hojas inferiores runcinadas con los nervios
pelosos, las superiores lanceoladas-abrazadoras; cabe-
zuelas terminales y axilares de dos en dos, señaladas
por lo común; hojuelas del involucro-pestañoso-glandu-
losas; flores sésiles en hacecillos en los tallos y en las
ramas de color azul ó á veces blanco. Las raíces p e r e n -
nes de más de 0 , 3 0 á 0 , 4 0 de largo y de 0 , 0 2 á 0 , 0 3
m m m m

de diámetro, cuando se crían en buena tierra, y brotan-


do de nuevo por bastantes años cuando no se las arran-
ca. La achicoria para cafés de raices gruesas es una sim-
ple variedad de la especie tipo, de la que sólo se dife-
rencia por el tamaño de las raíces. Su cultivo debiera
adoptarse en España, pues clima y tierra apropiada t e -
nemos en todas partes, no sólo para el consumo, sino
para la exportación, pues Francia recibió de Bélgica en
4855 la cantidad de 3.596.837 kilogramos.
Cultivo. — Requiere tierras arcillosas, arcillo-calcá-
reas ó arcillo-silicosas, profundas y de buena calidad.
ACHICORIA. AMARGA 281

Como esquilma mucho, necesita suelos fértiles, sin con-


venirle los abonos, porque aumentan las raicillas y las
hojas aminoran las dimensiones de las principales r a í -
ces, comunicándolas un gusto no muy agradable.
La tierra, para que quede suelta y mullida, necesita
labores profundas cuanto lo requiera la capa del suelo
arable.
La achicoria para café se siembra á voleo, ó en lí-
neas, por Abril ó Mayo, pero no después de este mes y
según sea la calidad y la permeabilidad de la tierra, es-
parciendo en el suelo de 4 á 5 kilogramos de simiente
de la última cosecha. Algunos labradores en Flandes
ponen el grano en remojo durante tres días, á fin de que
germine pronto.
Las líneas ó surcos deben estar separadas 0 ,20 á
m

0 , 2 5 unas de otras, según la más ó menos fertilidad de


m

la capa de tierra superficial, cuidando mucho que las


plantas estén ni muy juntas ni muy espesas. En seguida
se pasa la rastra, y también el rodillo, cuando se ha
sembrado tarde ó las tierras son secas.
Después de nacidas las plantas se las escarda para
quitarles las malas hierbas, y un mes después se volve-
rá á escardar, dejando entre cada planta una distancia
de 0 ,16. También en Julio, y á veces en Agosto, con-
m

viene destruir las malas hierbas.


Recolección de hojas y raíces. — Hacia fines de
Agosto ó mediados de Septiembre, según sea el clima
del país donde se cultive la achicoria, se le quitan todas
las hojas para que engorden sus raíces, y éstas se arran-
can por Octubre, cavando el suelo hasta unos 0 ,50 á
m

0 , 6 5 de profundidad, según sean- de largo las raíces.


m

Después se llevan á casa para preservarlas del frío y de


282 PLANTAS INDUSTRIALES

las heladas, y si se quedan á la intemperie amontona-


das, cúbraselas bien con bastante paja.
El producto que por término medio da una hectárea
de tierra de regular calidad en los países donde se cul-
tiva mucho esta planta, suele ser de 18.000 á 20.000 ki-
logramos, acostumbrando un jornalero á arrancar al día
180 á 200 metros cuadrados de raíces, ó bien 350 á 400
kilogramos. En Bélgica y en la Holanda occidental s u e -
len cosechar 25.000, 28.000 y hasta 30.000 kilogramos.
Preparación de las raíces. — Estando en el almacén
las raíces se les suprimen las hojuelas y fragmentos de
los peciolos que puedan tener, lavándolas para quitarles
la tierra que tengan pegada; después se exponen al aire
para que se sequen, y no se amontonan á fin de evitar
que el calor produzca en ellas la fermentación. Ya mon-
dadas ó lavadas, se las corta en cuatro ó seis partes por
la mitad, y á lo largo, según sean más ó menos gruesas,
reduciéndolas á fragmentos de unos 0 ,04 á 0 , 0 6 .
n, m

En algunas fábricas emplean para esta operación el


cortarraíces, instrumento especial muy parecido al corta-
pajas, el que se compone de un cilindro de fundición
sobre el que hay ajustada una cubierta de tela de acero
con bordes. El más perfeccionado es el de Sanmelson,
que cuesta 187 pesetas.
Las raíces pierden por la desecación un 65 á 70 por
100; así es que 20.000 kilogramos de las frescas se r e -
ducen después á 6.000 ó 7.000 kilogramos, que se v e n -
den en Francia á 20 y 25 francos los 100 kilogramos. El
tiempo que pueden estar sin ser tostadas para después
molerlas y con ellas hacer café, es hasta un año, porque
después se suelen enmohecer.
Usos. — Se ha dicho que la raíz de la achicoria amar-
ACHICORIA AMARGA 283

ga se corta en pedazos pequeños, que se secan al ca-


lor de una estufa; pues bien, el calor de esta estufa no ha
de pasar de 50 á 55 grados, y el pavimento de ella pue-
de ser también el de un horno particular, al que llaman
tourraille los franceses ó sea tostador. Para hacer uso de
ellas preciso es tostarlas y molerlas como el verdadero
café de moka, etc.; una parte de estos polvos y dos del
legítimo café hacen una bebida muy fuerte, que algunos
creen, y no sin algún fundamento, que es más saludable
que la del café puro. Esto puede muy bien ser, en cuan-
to á que la achicoria, por su sabor algo amargo, es un
remedio que se recomienda contra las tercianas, que
además de ser refrescante es emoliente y detersiva.
Un dato muy curioso respecto á esta planta debemos
consignar, y es que, para satisfacer los caprichos del
apetito y disminuir el gusto amargo que sobresale en
ella, se blanquea y cura como la escarola, resultando
una ensalada tierna y delicada, que compénsalos cuida-
dos del cultivo. Esta legumbre, que en tiempo de Feli-
pe V se la cuidaba con mucho esmero en la huerta de
San Ildefonso, se servía en invierno á la reina doña Isa-
bel de Farnesio, que gustaba mucho de ella.
Valor comercial. — E n Lila (Flandes), la mejor achi-
coria seca se vende, sin envase, de 45 á 50 francos los
100 kilogramos y molida de 40 á 45. Una de las mejores
fábricas que allí preparan el cafésemular es la de C.-Be-
riot, conforme previene la circular ministerial de 1854,
y que Mr. A. Chevalier consigna en su Memoria publi-
cada en el periódico CMmie medical de Septiembre del
mismo año. En España cuesta una peseta el paquete
del citado café que contiene 25 gramos.
Dicho fabricante, cuando tuesta los granos ó pedaci-
284 PLANTAS INDUSTRIALES

tos de achicoria en tostadores como los que generalmen-


te sirven para el café y cuando la torrefacción está en
•su punto, les echa un 2 por 100 de melaza ó manteca,
sin dejar de removerlos para que tomen la apariencia
del café tostado.
Modo de conocer el café adulterado con achicoria.
— Se toman dos gramos de café molido y se separa el
polvo por medio de un cedazo de tela de seda muy fina.
Este mismo polvo, como lo demuestra el examen m i -
croscópico, es café puro y se coloca aparte. El resto se
pone en maceración en algunos gramos de agua. Des-
pués de dos ó tres horas se vierte sobre un pedazo de
tela, para formar una muñeca, que se comprime bien
entre los dedos. Los granos de café resisten bien la pre-
sión, mientras que los de achicoria forman una especie
de pasta en el agua, la cual se introduce en la malla de
la tela quedando adheridos á ella. Secando después la
tela, se separa fácilmente el café, el que, puesto á secar
á la temperatura de 100° y añadiéndole el polvo que se
separó, dará el peso del café puro. El de la achicoria re-
sulta de la diferencia que habrá entre el peso total p r i -
mitivo y el del café, después de separada dicha sus-
tancia.
MOSTAZA NEGRA 285

SECCIÓN SEGUNDA.

Mostaza negra.

SlNAPIS NIGRA, LlN. B R A S S I C A NIGRS., KoCH.

Planta dicotiledónea de la familia de las Cruciferas.

Vegetación. — Planta anual ó indígena en España,


y abundante en las inmediaciones de Madrid, junto á
Ciempozuelos, Monte de Viñuelas, etc.; su altura llega á
0 , 9 0 , y es ramosa, con hojas velludas, lyradas, denta-
m

das las inferiores, lampiñas y casi enterísimas las s u p e -


riores; flores amarillas por Mayo y Junio, silicuas, lam-
piñas, tetrágonos, apretadas contra el eje ; cáliz formado
de cuatro hojas largas y estrechas que se caen antes de
la madurez del fruto. Los estambres, en número de seis,
cuatro de ellos más largos que los dos restantes; fruto
silícuo que encierra unas granitas negras y esféricas,
que es lo que hace llamar á la planta mostaza negra. La
raíz de hechura de nabo, leñosa y fibrosa.
Composición. — Las granitas negras de la mostaza
son algo aromáticas, sabor acre y urente, y, según m o n -
sieur Moride, contienen las sustancias siguientes:

Materias orgánicas 63,02


Aceite 27,36
Fosfato 3,32
Sílice, etc 1,10
Agua 5,20

100,00

Sus materias orgánicas son: goma, azúcar, grasa,


286 PLANTAS INDUSTRIALES

albúmina vegetal, color verde y amarillo, ácidos cítrico,


málico, myrónico y sinapismo.
Siembra y cultivo. — Véase en la Segunda parte de
esta obra, capitulo onceno, de las Plantas medicinales,
Sección octava, las condiciones necesarias que para el
cultivo de la mostaza negra se requieren.
Usos.— La semilla de esta especie sirve de condi-
mento; su harina se emplea para sinapismos rubefa-
cientes y vesicantes, y para el papel llamado de Rigollot
ó mostaza en papel para sinapismos, de tan eficaz efecto
y fácil aplicación. Se extrae de ellas por expresión un
aceite que sirve para todos los usos económicos, menos
como comestible por su particular olor y gusto desagra-
dable. Con él se fabrica en Francia el jabón amarillo, y
100 kilogramos de semilla dan 18 á 20 de aceite.
Preparación de la mostaza en tarros. — Después de
bien limpios los granos ó semilla de todo cuerpo extra-
ño, se ponen en agua durante veinticuatro horas para
que se hinchen, y entonces, después de escurridos y se-
cos, se muelen en mortero ó con piedra de molino. Redu-
cidos á polvo, se rocía éste con vinagre de buena cali-
dad ó con mosto de uvas para formar una pasta fluida y
homogénea, de sabor picante y color amarillo oscuro. Se
pasa por tamiz de crin, se pone en tarros de porcelana,
vidrio, etc., se tapan muy bien con corcho y encima yeso
ó pez griega.
ALHOLVA Ó FENOGRECO 287

SECCIÓN TERCERA.

Alholva ó Fenogreco.

TRIGONELLA. FOENDM GRÍECUM, LIN.

Planta dicotiledónea de la familia de las Leguminosas.

Vegetación. — Esta planta anual tiene el tallo dere-


cho, de 0 ,30 á 0 , 6 0 de altura, fistuloso, ramoso, algo
m m

velloso; las hojas de tres en tres, cenicientas por deba-


j o ; las flores pequeñas y blancas; fruto vaina larga y
encorvada, plana y estrecha, que contiene las semillas
en número de 12 á 15 granos, de olor fragranté pareci-
do al del meliloto.
La especie más apreciada de los antiguos, Catón, Co-
lumela y Plinio, era esta misma trigonela fenogreco, por
lo que gusta al ganado vacuno y aun á los hombres, y
todavía la comen en Egipto; pasa por estomacal y de
preservativo contra muchas enfermedades..
Cultivo. — Las tierras que más convienen á esta l e -
guminosa son las ligeras y calcáreas, algo fértiles; en las
arcillosas, húmedas y estériles no prospera, y el estiér-
col la produce mal efecto, á no ser para beneficiar las
áridas ó pobres. En las sustanciosas ó muy abonadas
crece mucho, florece con facilidad y la cantidad de s e -
milla que da es escasa.
Se siembra á voleo ó en surcos desde el 15 de F e -
brero al 15 de Marzo, y á veces por el otoño en las pro-
vincias meridionales, echando en la tierra de 8 á 10 k i -
logramos por hectárea que la rastra deberá enterrar. En
cuanto el plantío tenga algunas hojas se escarda el t e -
288 PLANTAS INDUSTRIALES

rreno para destruir las plantas espontáneas que nazcan


y que tanto perjudican á su desarrollo y floración. Tam-
bién se arrancan las que estén de más, para que entre
una y otra planta quede un espacio de 0 , 1 5 á 0 , 2 5 .
m m

Recolección.— La aüiolva ó fenogreco florece en los


últimos días de Junio, y sus semillas maduran á fines
de Julio ó principios de Agosto. Los tallos de esta plan-
ta se siegan y se ponen en manojos para que se sequen
en el granero, donde las vainas se desgranan por medio
del apaleo.
Una hectárea produce, por término medio, de 1.000
á 1.200 kilogramos de semilla, y 1 hectolitro de ella
pesa de 68 á 70 kilogramos.
U s o s . — E s t a semilla sirve de alimento al ganado
boyal y lanar; al de cerda, caballar y mular, cuando se
quiera engordar, se le administrará de 25 á 40 gramos
diarios, sin darles mayor cantidad. Excita mucho la sed
y es muy digestiva; contiene mucílago y un principio
activo desconocido hasta el día, el que se cree sea tal
vez quien desarrolla tan aparente gordura, porque en
realidad es ficticia.
Las semillas se usan en la medicina y veterinaria, y
los tallos que no tienen valor alguno sirven para el piso
de las cuadras.
Por último, nuestro muy ilustrado D. Vicente Cu-
tanda dice, en su Flora compendiada de Madrid y su
provincia, pág. 2 3 3 , «que se cría esta planta en las cer-
canías de la corte, cerca del río, donde florece por Abril
y Mayo».
PIMIENTO 289

SECCIÓN CUARTA.

Pimiento.

CAPSICUM ANNUM, LIN.

Planta dicotiledónea de la familia de las Solanáceas. ¡>

Vegetación. — El tallo de esta planta anual, origi-


naria de la América Meridional, de 0 ,60 de altura, es m

herbáceo y ramoso; sus hojas relucientes, sencillas, e n -


terísimas y sostenidas por largos peciolos. Las flores,
pequeñas, de una sola pieza, enrodada, con cinco seg-
mentos puntiagudos y revueltos hacia fuera, están
opuestas á las hojas y sostenidas ordinariamente por
largos pedúnculos; los frutos están inclinados hacia la
tierra, y las citadas hojas se hallan colocadas alternati-
vamente sobre los mismos tallos. Este fruto es una baya
sin pulpa y con dos celdillas, de 0 , 5 á 0 ,7 de largo, y
m m

algunas veces alcanza dimensiones extraordinarias, s e -


gún la especie y el cultivo, redonda, aovada y de un
rojo de coral cuando está madura; las semillas son p e -
queñas, aplastadas, pajizas y arriñonadas.
Cultivo. — En nuestras provincias del interior, don-
de prospera esta planta más que en las del Norte, se
siembra temprana la grana, á fin de tener también tem-
pranos pimientes verdes, y para esto se escogen con
preferencia los sitios más abrigados y calientes. Se j u n -
ta el estiércol más consumido y los mejores mantillos
para formar una especie de capa en que sembrarla en
Febrero ó Marzo, según las localidades, y se trasplantan
los pies á un terreno bien estercolado y bien labrado
19
290 PLANTAS INDUSTRIALES

cuando tienen de cuatro á seis hojas. Debemos'advertir


que cuando están en los criaderos se las deberá cubrir,
pues la más pequeña helada las haría perecer.
Esta es la única planta, después de las habas, que
los habitantes de la Provenza y Languedoc no sienten
cuidar con atención, llegando á tanto, que cubren t a m -
bién sus criaderos cuando temen alguna helada, pues
por pequeña que fuese la haría perecer.
En las provincias del Norte siembran la grana en
tiestos ó macetas, cajones, etc., que entierran en el es-
tiércol caliente, y si es menester los cubren con esteras
de paja. Esta grana germina y brota fácilmente cuando
está animada, ó por el calor que le comunica el estiér-
col, ó por el del sol, y sufre y se marchita si le faltan
ambos.
Esta planta exige los mismos cuidados que las demás
de nuestras huertas; debe estar colocada de 0 , 2 8 á m

0 , 4 2 de distancia una de otra, y se la escarda cuando


m

lo necesite y se la riega con frecuencia. Aunque origi-


naria de América, teme el sol fuerte de las provincias
meridionales si le falta la humedad. Las heladas de oto-
ño la destruyen y la ponen como podrida en cuanto el
sol la calienta.
La tierra para este cultivo se dispone en albardillas
y las plantas se ponen al tresbolillo á la distancia ya i n -
dicada.
Cultívanse algunas variedades que se distinguen por
el color, tamaño, figura y sabor dulce ó picante del fru-
to. Las mejores se crían en la Rioja, dos Castillas y E x -
tremadura.
V a r i e d a d e s . — Se conocen en España tantas varie-
dades de pimientos, y como las más son tan poco cons-
PIMIENTO 291

tantes que no merecen describirse, citaremos sólo las


cuatro más principales:
1. El pimiento de cornezuelo ó de cornicabra, cuyos
a

frutos son semejantes en la figura á las guindillas, pero


mucho más largos. Son anchos por la extremidad supe-
rior, disminuyendo progresivamente hasta la inferior,
figurando una capucha encorvada. Son dulces ó poco
picantes, y producen las hojas más anchas que las de las
gtiindillas..
2.
a
La guindilla: es planta más delicada y produce
sus frutos muy largos y muy picantes.
3.
a
El pimiento de tomatillo: es pequeño, redondo,
amarillo ó encarnado, picante más que ninguna de las
otras castas, y por la expresada calidad suele decirse
que son muy finos.
4.
a
El pimiento de hocico de buey ó de bonete: tiene el
fruto arrugado y más gordo que todas las demás espe-
cies ; es dulce y gustoso. Los hay amarillos y encarna-
dos después de su m a d u r e z , sin que se note que varían
de este color, á no mezclarse en los mismos canteros
las plantas que se destinan para dar simiente, que p o -
drán en este caso alterar su calidad en las siguientes co-
sechas.
Estas cuatro variedades son las que más abundan en
la provincia de Madrid; pero en las meridionales, y
principalmente en las huertas de Valencia, Murcia y
Orihuela, abundan mucho los pimientos de todas las va-
riedades, unos encarnados y otros amarillos.
Recolección. — Dos son las épocas para coger los pi-
mientos : ó verdes ó después de haberse perfeccionado
su madurez, en que toman un color amarillo ó encarna-
do, según las castas. Desde mediados de Julio hasta
292 PLANTAS INDUSTRIALES

Septiembre se cogen los pimientos que en las sucesivas


cuajas se hallan bastante crecidos y en buena disposi-
ción para comerlos. A principios de Octubre se hará la
recolección de los frutos que aún queden en las plantas,
los cuales, tendidos en el suelo ó sobre paja, se conser-
van hasta Navidad. Es necesario extenderlos de manera
que no toquen unos con otros, porque si llega á p o d r i r -
se uno se comunica el mal al que se halla contiguo, y
así al más próximo de unos en otros, y se van p u d r i e n -
do sucesivamente. También se ensartan ó enristran por
los pezones, se cuelgan en cuartos secos y ventilados y
se conservan mejor de este modo y duran más tiempo.
Recolección de la simiente. — Deben escogerse pa-
ra simiente los pimientos más gordos y perfectos de ca-
da especie, dejando sin sacar las pepitas hasta que prin-
cipien á podrirse sus bayas ó frutos. De esta manera
embeben las simientes la sustancia del pimiento, salen
más nutridas y se conservan más frescas y fértiles para
las siguientes cosechas.
Cultivo forzado. — Para lograr pimientos comesti-
bles durante el invierno, se trasplantarán diferentes por-
ciones de buena planta en tiestos de las siembras de Ma-
yo, Junio y Julio, por los meses do Agosto y Septiembre
y también algunos tiestos por Julio. Es menester que los
frutos estén ya cuajados en las plantas al tiempo de e n -
cerrarse en las estufas ó invernaderos, que ellos se sa-
zonarán y crecerán con los auxilios del calor artificial y
cultivo. Después de trasplantados se tendrán á la s o m -
bra por algunos días para que no se arrebaten. En cada
tiesto se plantarán dos pies, y si se perdiese uno, q u e -
dará otro apto para el fin que se propone el jardinero.
Se colocarán en el paraje de la estufa donde perciban
PIMIENTO 293

mejor el beneficio del sol; siempre que el tiempo sea


propicio se les dará aire, sin el cual no prevalecerían.
El grado de calor que se mantendrá en las estufas no
bajará de 6 hasta 10° del termómetro de Reaumur. Los
o

riegos á maño, siempre que la tierra del tiesto ó maceta


se note seca, son los únicos cuidados que piden, y t a m -
bién apartar la planta que se advierta dañada, preca-
viendo el que se comunique la enfermedad á las restan-
tes ; teniendo el cuidado de encerrar aquellas que ten-
gan diferentes grados de crecimiento para poder lograr
pimientos en los meses de Noviembre, debiendo seguir
•en los plantíos sucesivos hasta Marzo (1).
Usos económicos. — Los pimientos, después de s e -
•eos en granero, ó como se acostumbra generalmente por
Orihuela y Murcia, al aire libre, sobre rastrojos, al Me-
diodía, se muelen como el trigo y se obtiene el pimiento
ó pimentón colorado, dulce ó picante, según el fruto de
donde proceda. Este ha llegado á ser para casi todos los
habitantes de E s p a ñ a , pero principalmente para los de
Castilla la Vieja, un artículo de primera necesidad y un
condimento tan necesario como la sal y el aceite. Donde
se hace un gran consumo también de este artículo es en
Extremadura, cuyo principal comercio es de e m b u c h a -
dos, pues sabido es que entra como elemento conserva-
dor en los chorizos, morcillas, longanizas y demás e m -
butidos. También sirve para confeccionar los adobos,
bien del lomo de cerdo, bien la carne destinada á ceci-
na, para cubrir los jamones por la parte exterior, y otros
infinitos usos análogos.

(1) Tratado de la huerta, por D . Claudio B o u t e l o u , p á g . 376 ; Ma-


drid, 1813.
294 PLANTAS INDUSTRIALES

Enemigos. — L o s ratones y ralas acuden á los p i -


mientos, principalmente á los de bonete, y con más g a -
na luego que se principian á poner colorados ó amari-
llos. Los caracoles y babosas causan igualmente grandes
daños á estas plantas cuando son tiernas y pequeñas.
Valor comercial. — El precio del pimiento molido
ha solido ser de 70 á 75 pesetas los 400 kilogramos. En
1882 la exportación del molido y sin moler llegó á
793.872 kilogramos; valor oficial 595.404 pesetas.
CAÑA. COMÚN 295

CAPITULO VIL

PLANTAS CAÑAVERAS.

S E C C I Ó N P R I M E R A .

Caña común.

ARUNDO DONAX, L I N . — ARUNDO SATIVA, LAM.

Planta dicotiledónea de la familia de las Gramíneas.

Vegetación. — Esta planta vivaz, que se cultiva en


casi toda Europa, y en España en la mayor parte de las
provincias, y señaladamente en Valencia, Alicante y
Murcia, le conviene los climas templados. En cuanto á
terrenos no es muy delicada, pues en cualquiera de ellos
se cría bien con tal de que tenga la humedad que n e -
cesita.
Sus tallos, que son muchos, salen de las raíces, h u e -
cos, articulados, de 3 á 5 metros de altura; sus hojas son
gramíneas, enteras y sencillas, abrazan el tallo por su
base, rematan en una punta aguda y tienen de 0 , 4 0 á m

0 ,50 de largo. Su flor es apétala, con tres estambres y


m

un receptáculo que contienen tres flores. Forman el r e -


ceptáculo dos válvulas agudas y oblongas, que encie-
rran en su seno otras dos válvulas que hacen veces de
corola, oblongas, agudas y vellosas por su base. El fru-
to es una semilla puntiaguda por dos lados, oblonga y
que tiene en la base un vilano largo.
Cultivo. — Conviniéndole, según se ha dicho, toda
"Í96 PLANTAS INDUSTRIALES

«lase de tierra, para sembrarla se prepara dándole una


-cava de 0 , 5 0 de profundidad, y los trozos de sus raíces
m

se pondrán á golpes de un metro de distancia entre sí,


y después se cubren de tierra y se da un riego.
Otro modo de multiplicación se emplea, y es el s i -
guiente : se clavan en la tierra fresca tallos ó cañas v e r -
des, las cuales, regadas con alguna frecuencia, echan
raíces por los nudos que están bajo tierra.
La caña, después que ha brotado, no necesita ya otro
cultivo que alguno que otro riego, si no está en terreno
naturalmente húmedo, como á orillas de un río, laguna
ó acequia, pues entonces no es aquél absolutamente ne-
cesario.
Recolección. — Esta se hace todos los años desde el
mes de Enero al de Marzo, cortándolas á raíz de tierra
cuando tengan unos 0 , 0 4 á 0 , 0 5 de diámetro, según
m m

aconseja Bosc; pero en tan corto tiempo no tienen tanta


consistencia ni brillo como las de dos años. Como es
planta muy vivaz y ahija mucho, no es necesario p l a n -
tarla todos los años, pues á los tres de existencia está ya
tan espesa y ha ocupado tanto terreno, que no deja vivir
á ninguna otra planta. Así es que á los seis años, y aun
á los cinco, tienen los labradores que entresacar las ca-
ñas por precisión; de otro modo no sólo medrarían mal
sino que se criarían débiles.
Propiedades económicas é industriales. — La utili-
dad que le reporta al labrador el cultivo de la caña co-
mún ó de huerta es de tanta más importancia cuanto
que en él gasta muy poco. Sirven para hacer los techos
que se quieren cubrir de yeso ó cielos rasos. Para este
efecto, rajan cada caña en dos ó tres pedazos á lo largo,
dejándolos llanos y flexibles con un mazo de madera;
CAÑA. COMÚN 297

después se cortan todos iguales entre sí por mitades, una


de ellas 0 , 0 9 á 0 , 1 2 menos larga que la otra; arré-
m m

glanse todos como los hilos de una tela que se va á te-


jer; esto es, uno corto, después uno largo, luego otro
corto, siguiendo de este modo. Todos los largos los sos-
tienen por las puntas dos listones de madera, uno enci-
ma y otro debajo, y fuertemente atados entre sí. Lo
mismo se hace con los cortos. Exactamente en el medio
de los listones que sostienen las órdenes de largos y de
cortos, hay una cuerda que pasa por una garrucha cla-
vada en el techo, y estas cuerdas corresponden al otro
extremo de la pieza donde están las otras puntas de las
cañas que corresponden con ella, mientras que las otras
se quedan tendidas en el suelo; entonces otra operaría
va pasando por entre las cañas tendidas y levantadas,
q u e se parecen á la urdimbre de una tela, un pedazo de
caña tan largo como el ancho que cogen todos los otros
pedazos unidos, como se ha dicho, y estas nuevas cañas
forman la trama. Luego que se coloca el primero, se tira
de la otra cuerda, se levanta la segunda orden ó fila, se
atraviesa otro, y así se continúa hasta el fin.
Los techos preparados con estos tejidos tienen la
gran ventaja de que nunca se abren ni hienden, ni se
pudren, porque el yeso nutre y preserva la caña.
Con la corteza lisa y bruñida de estas cañas se hacen
peines para tejer los lienzos, para lo cual se escoge la de
las cañas más gruesas y más duras. Se hacen las l e n -
güetas para los clarinetes, oboes y fagots; se cubren las
barracas; sirven para pescar, entoldar carros, hacer r u e -
cas, escobas, alfileteros, varillas para abanicos, cestas y
zarzos. En las huertas y jardines se emplean para cercar
los cuadros de flores, para h t c e r celosías, unidas á las
293 . PLANTAS INDUSTRIALES

paredes donde se entrelacen las parras, las enredaderas


y otras hierbas, como la hiedra, etc.
Sirven, además, para hacer los tendidos en que se
tienen los gusanos de seda; pero debemos consignar que
el manejo de las cañas, cuando están amontonadas, se
asegura que produce irritaciones en la piel.
En Agosto de 1876 la prensa dijo: «que unos c u a n -
tos vecinos de San Felíu de Codinas necesitaron r e m o -
ver un montón de cañas que nadie había tocado desde
mucho tiempo, y todos enfermaron, habiendo muerto
cuatro y siendo catorce los que continuaban graves.»
BAMBÚ 299

SECCIÓN SEGUNDA.

Bambú.

BAMBUSA ARDNDINAOEA , WlLL.

Planta mono-cotiledónea de la familia de las Gramíneas.

Historia. — El género Bambusa es originario de las


regiones cálidas del África, Asia y América, é introdu-
cido en Europa en 1730; comprende un gran número
de especies, y sus tallos robustos, leñosos, arborescen-
tes, numerosos y ramificados, varían en sus dimensio-
nes, según las especies y variedades.
Haciendo abstracción del tamaño, estas plantas p o -
drían ser clasificadas entre las gramíneas ó entre las ca-
ñas. Su aspecto exterior ofrece grande semejanza con
las plantas de esta primera clase, y la organización del
tronco hueco, largo, con articulaciones y puntiagudas
hojas, ofrece con la segunda una analogía muy notable
también. Los botánicos están indecisos, y todavía no se
sabe qué nombre dar á estos vegetales excepcionales.
Empero el nombre nada importa, y nos g u a r d a r e -
mos muy bien de entrar aquí en clasificaciones un poco
arbitrarias. Vale más considerar el vegetal tal como es,
con sus caracteres distintivos, sin preocuparnos mucho
del rótulo latino ó griego que se pudiera fijar en su
tronco.
Bien sea porque las condiciones de su desarrollo
pertenecen al calor tórrido, ó que por sus semillas no
hayan encontrado todavía disposiciones favorables en
las regiones templadas, estos vegetales están confinados
en la zona tropical.
Vegetación. — El bambú arundinacea, el gigante de
300 PLANTAS INDUSTRIALES

las gramíneas, es planta vivaz con tallos huecos, más ó


menos gruesos, leñosos y unidos á los 4 ó 5 metros del
suelo. Sus ramas ramificadas, sus hojas adherentes,
oblongas, lanceoladas, puntiagudas y aglomeradas en la
cima. Sus flores, en espiguillas oblongas, son pequeñas
y cerradas. En ninguna planta la electricidad atmosféri-
ca ejerce tanta influencia como en los bambúes, pues la
rapidez de su desenvolvimiento aumenta con la violen-
cia de la tempestad, llegando á adquirir las cañas altu-
ras de 0 ,60 á 0 ,90 en veinticuatro horas, y aun de
m m

19 ,7Ü en treinta días. La más activa vegetación se ma-


m

nifiesta durante la noche.


Especies. — El bambú spinosa tiene espinas en sus
ramas agudas y muy aceradas, excelentes para setos im-
penetrables, y sus tallos tiernos, que brotan del suelo,
sirven de legumbre muy sabrosa. Los bambúes se p u e -
den dividir ó clasificar, según sea la vegetación, en dos
grupos bien distintos. El primero comprende aquellos
cuyas ramificaciones nacen y crecen aglomeradas d u -
rante el verano, como son el bambú arundinacea, el fál-
cala, el gracilis, el Hooherce, el scriptoria, el spinosa,
el verticillala, el mlgaris y el mlgaris mttata.
El segundo, aquellos que se desarrollan por 1« p r i -
mavera, cuyas raíces profundizan, esparcen y espigan
mucho en la tierra con larga extensión; éstas son: él
bambú áurea, el Metale, el mitis, el nigra, el Simoni y
el viridi-glaucescens.
M. F. Marión divide estos vegetales (1) en las s i -
guientes especies:

(1) Las maravillas de la vegetación, traducidas por D . Mariano


S o r i a n o Fuentes, París, 1 8 7 2 .
BAMBÚ 301

«La primera es aquella en la que se encuentra el


bambú Sammot, que llega á veces á la altura de más
de 100 metros en los terrenos que le son favorables, y
mide entonces unos 40 centímetros de diámetro en su
base. Su madera no tiene más que un dedo de espesor;
así es que la capacidad de su hueco interior hace que
estos altos tallos sean muy á propósito para medidas,
cubos, cofrecillos, etc., y hasta se fabriquen ligeras
barcas con los más gruesos pedazos, guarneciéndolas de
piezas de madera trabajadas según las formas n e c e -
sarias.
»La segunda es aquella en que se encuentra por su
altura el bambú llly que llega á tener de 30 á 40 m e -
tros, y su madera, sumamente delgada, su ligereza y so-
lidez, lo hacen bueno para los mismos usos que los d e
la especie precedente. Una y otra de dichas especies
viven en tierras menudas y fértiles.
»La tercera especie es la que más se emplea en toda .
el Asia meridional, en el continente y en las islas. Su
altura es de 20 metros y reemplaza á las dos primeras-
para los usos ya mencionados, poseyendo además cier-
tos caracteres de utilidad que no pertenecen á las otras.
Por ejemplo, los renuevos del tallo y de la raíz del
Telin (tal es el nombre de esta especie) son, según pa-
rece, excelente sustancias alimenticias, que se comen
como los espárragos.
»La madera del Telin reúne, más que todas las otras
maderas, á una gran fuerza una extremada ligereza, y
sus vigas, divididas en tablas ó subdivididas en listo-
nes, son sumamente favorables para las construcciones-
de los trópicos.
»La cuarta especie es el Ampel, que sirve para p a -
302 PLANTAS INDUSTRIALES

lancas, escaleras, barandas y otros objetos usuales, sir-


viendo también sus retoños para la manutención, y
»La quinta, el Tcho de los chinos, el cual les surte
de papel para la fabricación de los grandes quitasoles,
usándolo los pintores á menudo como tela; y, por úl-
timo, el arundo scriptoria de Linneo, nombre dado al
leesha por ser el recurso de los escritores indios que sa-
can de él sus plumas.
»Estas últimas especies prefieren los terrenos secos
y estériles, siendo fácil su aclimatación.
»La vegetación de estas plantas coincide con el curso
de la luna, de lo que se ha sacado en consecuencia que
este astro la regula con su influencia; ilusión que no es
particular en la India, puesto que los habitantes de
nuestras campiñas participan de ella todavía.
»El carácter más particular que hay que notar en el
bambú es su florescencia, pues, á pesar de la rapidez
con que crecen sus ramas, no florece hasta después de
cincuenta años.»
Cultivo. — E l cultivo del bambú no es difícil; sin
embargo, para conseguirlo con la belleza que caracteriza
tan majestuosa planta y se eleve á gran altura, mecién-
dose al nivel de los mejores árboles, quiere tierra muy
suelta, profunda, sustanciosa, permeable, fresca, y plan-
tarlo en sitios cuyas condiciones climatológicas le sean
propicias. Así es que el bambú arundinacea, el Hookem
y el verticilláta, exigen temperatura caliente en que el
termómetro no baje hasta 0, ó en el que no haya hela-
d a s ; pero el bambú áurea, el falcata, el grasilis, el Me-
take, el mitis, el nigra, el Simoni y el viridi-glauces-
cens extraño no será que se puedan cultivar en algunas
comarcas templadas de nuestra Península, en cuanto á
BAMBÚ 303

que han conseguido los chinos que prevalezcan en las


frías y montañosas situadas al Norte de Pekín.
En Argelia se propaga admirablemente, y en el J a r -
dín de aclimatación del Hamma, cerca de Argel, hemos
visto crecer al bambú arundinacea hasta 30 centímetros
por día, y admirar, durante nuestra larga permanencia en
dicha capital de Argelia, los que embellecen la magnífi-
ca Place d'Armes, que llegan sus tallos á la altura de 20
metros, con una circunferencia en la base de 0 , 4 5 cada
m

uno. El bambú Hoolierce y el vulgaris, aunque crecen


con vigor, no tienen los tallos ó cañas tan altas y gruesas.
Otra especie conocida ya, y que ha de dar buenos r e -
sultados en todo el litoral del Mediterráneo, es el bambú
mitis, que en el citado Jardín ostenta su galana vegeta-
ción y erguidos y frondosos tallos de unos 10 ó 12 me-
tros de altura con 0 ,15 á 0 ,20 de circunferencia. Las
ra m

otras especies no llegan á las dimensiones de las que he-


mos citado, y se cultivan en climas cuyas estaciones na-
turales y altitudes más elevadas soportan muchos grados
de frío sin que sus tallos nada sufran, como sucede en
las regiones menos templadas de Argelia y costa medi-
terránea. En estas localidades el bambú mitis y el nigra
ó bambú negro, que importó de China el almirante Ceci-
le, son los que más ventajas ofrecen bajo el punto de
vista industrial; así es que se cultivan en algunos j a r d i -
nes del Mediodía de Francia, y aun también este último
en Versalles y Verrieres (Sena).
Los bambúes d é l a región templada también crecen
con lozana vegetación en Angers, Nantes, costas de Bre-
taña y Normandia, y aun en París se ve en los jardines
alzando gallardamente sus tallos, que á veces perecen
con los rigores del invierno.
304 PLANTAS INDUSTRIALES

Multiplicación. — Esta se hace dividiendo las raíces


aglomeradas y también por esquejes, y la de los b a m -
búes de raíces penetrantes se realiza en el invierno por
los meses de Enero y Febrero, pudiéndose retardar la
de los que no las tienen profundas hasta el mes de
Abril. Para trasplantar estas raíces ó esquejes, conviene
sacarlas de la tierra con sus capellones, envolviéndolos
con paja ó musgo para preservarlos de la acción del
aire, suprimiendo una gran parte del tallo hasta muy
cerca de la tierra. Después de hecha la plantación pro-
cédase al instante á regarla abundantemente para facili-
tar el arraigo, debiendo permanecer el suelo, durante el
primer año, siempre húmedo, y algo más que húmedo
durante los calores del estío.
Recolección. — L o s tallos ó cañas de bambú se cor-
tan hacia fines del tercer año de plantados, cuando t o -
man un color amarillo verdoso, en tiempo seco por p r i -
mavera ó invierno, que es cuando tienen más dura la
parte leñosa y la altura y densidad de ellos más des-
arrollada.
Después de cortados se les expone derechos, sin ten-
derlos en el suelo, á la acción de un viento seco, y un
mes después se les deja que se sequen bien hasta que
desaparezca la humedad interior, ó bien se les somete
también á la acción de un fuego muy vivo, evitando con
mucho cuidado que las cañas se agrieten.
Usos y aplicaciones industrial as. — La madera de
la caña del bambú, que es de una gran solidez, se em-
plea para la construcción de muebles, cercas y empali-
zadas. Otras cañas de bambú de escasa altura y de cor-
teza fina sirven para fabricar con ella zarzos, esteras,
cuerdas, etc., y dividida dicha corteza en delgadísimas
BAMBÚ 305

tiras, hacen con ellas cestillas y otros utensilios bastante


sólidos.
Para la fabricación de papel, las fibras del nambú
tienen una aplicación útilísima, gracias á los reiterados
•ensayos realizados por M. Routledge en Argel. Según
•este instruido industrial, una hectárea puede producir
100 toneladas de esta planta sin más trabajo que el del
riego, que es de absoluta necesidad, las que después de
secas, queda su primitivo peso reducido á un 25 por
100, y sobre 15 toneladas la cantidad de fibra útil que
•una hectárea puede producir para hacer pasta de papel.
El método que dicho industrial aconseja consiste en
someter los tallos jóvenes á la presión por medio de
unos cilindros sin engranaje, y luego á otros que lo ten-
gan para dividirlos en tiras estrechas que se cortan en
pedazos pequeños, los que se meten en cubas donde se
-enrían ó cuecen por medio de la fermentación. Estas
cubas se colocan en grupos, comunicándose todas ellas
por medio de tubos, por los que pasa la sustancia que
segrega la fibra. Esta sustancia es el álcali cáustico que
pasa de una cuba á otra separando las fibras en cada
una de ellas, y la que se renueva constantemente hasta
su completa neutralización. Después se le da salida, y
la alimentación se hace agregando lejía siempre fresca
por medio de una de las extremidades del grupo á me-
dida que la lejía que ha servido sale por la otra parte.
Una vez ya preparada ó enriada la fibra, según se ha di-
cho, se lava, se prensa, se divide en porciones del ta-
maño que se quiere y se seca por medio de una corrien-
te de aire caliente.
Á menudo en los viajes tropicales y bajo los ardien-
tes rayos de un sol vertical, troncos de bambú han ser-
20
306 PLANTAS INDUSTRIALES

vido de barricas para guardar á las tripulaciones un


agua más pura que la contenida demasiado tiempo en
los jarros impregnados de materias corruptibles. En las
costas occidentales de la América del Sur y en las gran-
des islas del Asia, los bambúes proveen por sí solos de
materiales para la construcción de casas, á la par que
agradables, sólidas y preferibles por su seguridad á las
de piedra, que los terremotos hunden encima de los
que las habitan.

FIN D E L A P R I M E R A P A R T E
ÍNDICE ALFABÉTICO

DE LAS PLANTAS QUE SE MENCIONAN EN ESTA PRIMERA PARTE

Págs. Págs.

Adormidera opiácea 217 A r a n d o donax 295


— purpúrea 218 —• sativa 295
— negra 218 — scriptoria 302
— blanca 219 Bambú 299
— clavel 219 B a m b u s a arundinacea.... 299
A g a v e de A m é r i c a 141 — spinosa 299
— pita ó fastida 141 — falcata 300
A l c a c h o f a de J e r u s a l é n . . . . 272 — gracilis 300
Alfa 134 — Hookerai 300
Algodonero 60 — scriptoria 300
— herbáceo ó de — spinosa 300
Malta 62 — verticillala 300
— velludo 63 — vulgaris 300
— de las Barbadas. 63 — vulgaì'is villata. 300
— de la I n d i a . . . . 6i — aurea 300
— arbóreo b4 — Metakt 300
— religioso 64 — milis 300
— de hojas de v i d . 65 — nigra 300
— de tres p u n t a s . . 65 —• Simoni 300
— lampiño 65 — viridi glaucescens 300
Althasa cannabina 1-15 — Sammot 301
— narbonensis 146 — Illy 301
A n d r o p o g o n saccharatus.. 248 — Telili 301
A p o c i m o cañamero 146 — Ampel 301
Alholva 287 — Tcho 301
A c h i c o r i a amarga 279 — beesha 302
Asclepiad a de Siria 139 B e t a vulgaris 257
A s c l e p i a s cornuti 139 — luta major 259
A s f ó d e l o blanco 276 B r a s s i c a nigra 285
— ramoso 277 B r o m e l i a silvestre 144
A s p h o d e l u s albas 276 Caña c o m ú n 295
308 ÍNDICE ALFABÉTICO

Págs. Págs.

C a ñ a de azúcar 231 Lino de Zelandia 7


— de Borbón 237 — Pskoff 7
— Singapore 237 — flores blancas 7, 16 :

— Otaiti 237 — — azules 16


— negra de J a v a 238 — real 7, 8
— Bata via 238 — América y flores blan-
— violeta de Taiti 238 cas 8-
— Jamaica 238 — simiente a m a r i l l a . . . . 8-
— Bengala 238 — vivaz 8
— encarnada de Calcuta. "¿38 — N u e v a Zelandia 85-
— China 328 L i n u m usilalissimum.. .. 1
- - Salangora 238 — zócliclo 3
— criolla 239 M a c r o c h l o a tenacissima... 130
— Antilla. 239 M a l v a arbórea 145
Cáñamo 39 — rizada 146-
C á ñ a m o ordinario ó c o m ú n . 41 M a l v a v i s c o de hojas de cá-
— del Piamonte 41 ñamo 145-
— de B o l o ñ a ó A n - — de N a r b o n a . . . 146
cona. 41 M e l i l o t o blanco 137
— gigantesco 42 M e l i l o t u s alba 137
— de China 42 — vulgáris 137
— verde de C h i n a . . . 42 Mostaza negra 285
— macho 44 Nicotina 163
— hembra 44 Ortiga 98
C a p s i c u m annum 280 Ortiga mayor ó urente.... 98-
C i c h o r u m ilüybus 279 — con hojas de cáñamo. 100
Corcoro textil 135 — blanca 102
Corchorus lexlilis 135 — parda ó gris 104
— capsularis 135 —• ú t i l ó ramie 107
— japonicus 135 — tenacissima 107
C i c h o r i u m intybus 279 Palmito 142
E p i l o b i o erizado 144 P a p a v e r somniferum 217
Esparto 130 P a t a c a ó patata de c a ñ a . . . 272
Fenogreco 287 Pimiento 280
F o r m i o tenaz 85 P i m i e n t o de cornezuelo ó
H o l c u s saccharaius 24 8 cornicabra.... 291
Jasú 105 — de g u i n d i l l a . . . . 291
Jute 13fi — de tomatillo 291
Kerria grandiflora 135 — hocico de b u e y . 291
— ramulis aureo-vü- — de bonete 291
tatis. 135 P h o r m i u m tenax 85
— variegata 135 Raguis 144
L a p o r t e a poxtullata 145 Ramie 107
L a v a t e r a arborea 145 Remolacha 257
Lino 1 R e m o l a c h a blanca de Sile-
L i n o de invierno 6 sia 258
— primavera 6 — de cuello s o n -
— Riga (i rosado 258
— encubado (aprés lome) 6 alemana ó de
— Mayo ó e n r a m a d o . . . . 7 Magdebourg. 258
ÍNDICE ALFABÉTICO 309

P&gs. Págs.

R e m o l a c h a larga color de Tabaco 163


rosa 265 T a b a c o c o m ú n ó d e hojas
— amarilla de Cas- anchas 167
telnaudary.. 265 —• menor 167
— g l o b o s a ama- — rústico ó de Méjico. 167
rilla 265 — de hoja e s t r e c h a . . . 167
— globosa r o j a . . . 265 — Virginia 167
— blanca de c u e - — Carolina 167
llo v e r d e . . . 255 — Verina, Asia ó del
R e t a m a macho 126 Brasil 168
S a c c h a r u m officinale 231 •— hojas lineales 168
S o r g h o azucarado 248 — Maryland 168
— Vim-bis-chu-a-pa.. 249 — oloroso 168
— E-a-na-moo-di.... 249 — ondulado 168
— E-éngha 249 Topinambuco 272
— Ni-a-za-na 249 T r é b o l de B o k h a r a 138
—• Broom-wa-na 249 U r t i c a dioica 98
— Oom-si-a-na 249 — nivea 102
— Shla-goova 249 — utilis ó tenacissima. 107
— Shla-goon-di 249 Y u c a de aloe 142
S t i p a tenacissima 130 Y u c c a aloifolia 142

F I N DEL ÍNDICE ALFABÉTICO DE LA PRIMERA PARTE


ÍNDICE GENERAL
DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTA PRIMERA PARTE

P R I M E R A P A R T E

PLANTAS TEXTILES

Páginas

C a p í t u l o I . — P l a n t a s anuales *.... I
SECCIÓN I. Lino 1
— II. Cáñamo 39
— III. Algodonero 60
C a p i t u l o I I . — P l a n t a s viváceas 85
SECCIÓN I. F o r m i o tenaz 85
— II. Ortiga m a y o r o urente 98
— III. Ortiga b l a n c a . . : 102
— IV. Ortiga útil ó Raraie 107
— V. Retama m a c h o 126
— VI. Esparto 130
— VII. Corcoro textil 135
— V I I I . Meliloto b l a n c o 137
— IX. Asclepiada de Siria 139
— X. Plantas i n d í g e n a s de la E u r o p a Meri-
dional 141
— XI. P l a n t a s textiles por utilizar 144
— XII. Enriamiento salubre 147
Capítulo III.—Plantas narcóticas 163
SECCIÓN I. Tabaco ó nicotina 163
— II. Adormidera opiácea 217
312 ÍNDICE GENERAL

Páginas.

Capítulo I V . — P l a n t a s sacaríneas 231


SECCIÓN I. Gaña d e azúcar 231
— II. Sorgho azucarado 248
— III. Remolacha d e azúcar 257
Capítulo V . — P l a n t a s alcohólicas 272
SECCIÓN I. T o p i n a m b u c o ó pataca, patata de caña. 272
— II. Asfódelo blanco 276
Capítulo V I . — P l a n t a s condimenticias 279
SECCIÓN I. Achicoria amarga 279
— II. Mostaza negra 282
— III. Alholva ó Fenogreco 287
— IV. Pimiento 289
Capítulo V I I . — P l a n t a s cañaveras 295
SECCIÓN I. Caña c o m ú n 295
— II. Bambú 299

F I N D E L ÍNDICE GENERAL D E LA PRIMERA PARTE


5 8 0 5 3 8 5 6 0 8 6 £

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