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PATOGENIA.

Es necesario diferenciar la acción patógena de Strongylus adultos


y de sus larvas migrantes.

 Larvas de Strongylus equinus, promueven la formación de


nódulos en las paredes intestinales en la primera fase del
ciclo, no se ha determinado que tenga consecuencias en la
fisiopatología del intestino. La migración posterior al hígado
causa hemorragias en la cápsula y después en el parénquima,
que curan dejando extensas cicatrices. La invasión del
páncreas por larvas es una característica bastante frecuente
y la atrofia de las células secretoras exógenas es la resultante.
Las migraciones aberrantes al diafragma, pulmones, omento
e incluso a los cordones espermáticos y testículos, dan lugar
a granulomas eosinofílicos y a alteraciones morfológicas y
funcionales de los órganos parasitarios (Cordero del Campillo
& Rojo, 2002).
EPIDEMIOLOGÍA:

 Patencia en 6-11 meses (estr gr) o 1-3-5 meses (estr peq, ¡hipobiosis!).
Suspensión temporal y facultativa del desarrollo larvario para superar fases con
condiciones adversas, que pueden consistir en un estado.
 Huevos en heces  a comienzos primavera hasta mediados de
otoño;
 L3 en pastos 2 a 6 semanas después (prolongado por sequía)
 L3 en 20-5-3 días a 8-20/25-36ºC;
 L3 viven 0,5 mes en verano y 3 meses en invierno.
SINTOMAS:
Strongylus equinus pueden dañar gravemente el intestino grueso de caballos
afectados. No obstante, sus larvas migratorias sólo rara vez dañan gravemente los
vasos sanguíneos y otros órganos, aunque pueden dañar el hígado y causar peritonitis.
El daño que sufre el intestino puede causar diarrea y deshidratación, cólico, fiebre,
hinchazones, anemia, pérdida de apetito (anorexia), depresión y pérdida de peso. En
casos graves puede darse enteritis gangrenosa, estasis intestinal (es decir interrupción
del flujo y retención del contenido intestinal), infarto y ruptura intestinal, a menudo con
desarrollo fatal.
Las larvas en los vasos sanguíneos dañan su pared, lo que puede causar arteritis
verminosa. La pared dañada pierde sangre (hemorragia) que favorece la formación de
coágulos. Algunos se desprenden y el flujo sanguíneo los transporta a otros lugares
donde pueden obstruir el flujo (trombosis), Si esto afecta a las patas, puede darse
debilitamiento progresivo y cojera o parálisis (de uno o los dos lados) durante el
ejercicio, a veces junto con temblores y sudoración. Los síntomas suelen desaparecer
con el descanso. En casos graves
puede darse atrofia de los
músculos de las patas traseras, así
como oclusión de la aorta distal,
con parálisis aguda y postración.
Eso es muy doloroso para los
animales que sufren de ansiedad y
estado de shock. También pueden
darse aneurismas, es decir
dilataciones locales de la pared de
un vaso sanguíneo que se hinchan
como un globo. Tales aneurismas
pueden reventar de improviso con
muerte en cuestión de minutos si
afectan a vasos sanguíneos
principales.

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