Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Caminar por Barcelona, París o Lisboa equivale a dar una pequeña vuelta al
mundo. Estas ciudades son un crisol de culturas donde cambiar de continente
solo supone cruzar a la calle de al lado, atravesar la puerta de una tienda o
entrar en cualquier restaurante con mucha hambre y la mente abierta. Viajar
sin salir de casa en unos espacios donde coexisten diferentes etnias en paz y
armonía. Descubrir países remotos tras los límites del Raval, el Barbès o el
Intendente. Sin embargo, esta utopía dista bastante de la realidad: la
segregación de las minorías étnicas de la población mayoritaria es tristemente
intrínseca a las sociedades actuales.
Solo queda esperar que la apuesta por la diversidad cultural sea la piedra
angular de las políticas que configuren este nuevo panorama mundial. De lo
contrario, las calles Barcelona, París y Lisboa corren el riesgo de perder su
carácter abierto y cosmopolita y, con ello, sus viandantes.