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El bautismo (romanización: bapto o baptizo, significado: «lavar» o «sumergir»)1 es un rito de

adopción y admisión al cristianismo casi invariablemente asociado con el uso de agua.

Para distintas Iglesias cristianas tales como la católica, ortodoxa, anglicana y algunas protestantes,
entre otras, el bautismo se considera un sacramento.2 Para los anabaptistas y el fundamentalismo
cristiano, por su parte, es considerado una «ordenanza de Cristo».2

El bautismo implica que una persona sea sumergida en agua y que salga de nuevo. * Eso explica
por qué se bautizó Jesús en un río de tamaño considerable (Mateo 3:13, 16). De la misma manera,
un etíope pidió que se le bautizara cuando se acercaba a una “masa de agua” (Hechos 8:36-40).

El significado del bautismo

En la Biblia se compara el bautismo a un entierro (Romanos 6:4; Colosenses 2:12). El bautismo


simboliza la muerte de nuestra manera de vivir anterior y el comienzo de una nueva vida como
cristianos dedicados a Dios. Tanto el bautismo como los pasos que hay que dar antes de bautizarse
son el medio que Dios nos ha dado para que podamos tener una conciencia limpia basada en
nuestra fe en el sacrificio de Jesucristo (1 Pedro 3:21). Además, Jesús enseñó que sus seguidores
deben bautizarse (Mateo 28:19, 20).

Introducción

El intento de este estudio es darle al estudiante un vistazo sobre el significado del bautismo, sus
modos apropiados y los candidatos apropiados para ello. El estudio será presentado en forma de
una serie de premisas que serán erguidas por las evidencias teológicas correspondientes.

1. El Bautismo Es La Senal Y Sello Exterior De La Entrada Del Creyente En El Pacto De Gracia Hecho
Con Abraham

Para comprobar esta premisa, es necesario demostrar tres cosas: Primero, que el Pacto con
Abraham es el mismo en que los creyentes participan hoy. Segundo, que el Pacto no ha cambiado
ni en su contenido interno ni en la cuestión de quienes participan en los privilegios de ello.Tercero,
que el único cambio respecto al Pacto ha sido en que la señal y sello exterior fue cambiado de
circuncisión en bautismo. Las evidencias sobre estos puntos son:

El Pacto Con Abraham Es El Mismo Para Los Creyentes de Hoy,

Sin Cambios Fundamentales

1. Las promesas hechas a Abraham son destinadas para cristianos también. Ro. 4:16, 23-24.
2. El Pacto con Abraham se llama por Pablo “la buena nueva”, i.e., el evangelio. Ga. 3:8.

3. La bendición es la misma, i.e., el Espíritu Santo. Ga.3:14 .

4. La condición de entrada es la misma, i.e., la fe solamente. Ge. 154:6 con Ro. 4:3.

5. Los resultados son los mismos i.e., la Justificación, Ro. 4:9; Ga. 3:6.

6. El Mediador es el mismo, i.e., Cristo. Hch. 4:12; 10:43; 15:10-12; Gal.3:16; I Ti. 2:5-6; I Pe. 1:9-12.

7. El Pacto es la base de la Regeneración: Jer. 31:31-33

8. Reemplaza la ley tanto para Abraham como para nosotros: Ga. 3:13-18; Ro. 4:13-18.

9. El Pacto es incambiable, y por lo tanto, está todavía en vigor para todo creyente: Heb. 6:13-20;
Ro. 11:25-27.

Las Señales y Sellos del Pacto:

Circuncisión Cambiada en Bautismo

Bajo la administración del Pacto en el Antiguo Testamento, la señal y el sello exterior era la
circuncisión. Desde Cristo, es el bautismo.

A. Los dos son señales de iniciación en el mismo Pacto.

1. Cir.: Ge. 17:7, 10-11: Ro. 4:11

2. Bau.: Mt. 28:19-20; Hch. 2:28-39; 10:47-48

B. Los dos representan la conversión y la limpieza de pecados.

1. Cir. Deut. 10:16; 30:6; Jer. 4:4; 9:25-26; Ez. 44:7, 9; Ro. 2:28-29

2. Bau.: Hch. 2:38-39; 22:16; Col. 2:11; Ga. 3:27, 29; I Pe. 3:21; Ti.3:5-6.

C. Las dos señales son expresiones exteriores de una justicia interior.

1. Cir.: Ro. 4:11

2. Bau.: Mt. 3:13-17; Hch.22:16

D. La circuncisión en el Antiguo Testamento tenía un significado espiritual. Deut. 10:16; 30:6; Jer.
4:4; 9:25-26; Hch.15:1; Ro. 2:26-29; Col. 2:11-12.
Damos aquí un buen resumen de este punto, gracias al librito titulado “Bautismo”, por Juan
Sartelle, P. 10:

Cuándo un hombre en el Antiguo Testamento creía en Dios, ¿qué le fue aplicado? Respuesta: La
circuncisión.

¿Cuál era el evento exterior en el Antiguo Testamento que representaba un corazón limpio?
Respuesta: La circuncisión

¿Cuál era la señal exterior en el Antiguo Testamento que marcaba la entrada de un hombre en la
comunidad de creyentes? Respuesta: la circuncisión

Ahora, reemplace las palabras “Antiguo Testamento” por “Nuevo Testamento”, utilizando las
mismas frases de arriba.

Cuando una persona en el Nuevo Testamento creía en Dios, ¿qué le fue aplicado? Respuesta: El
bautismo.

¿Cuál era el evento en el Nuevo Testamento que representaba un corazón limpio? Respuesta: El
bautismo

¿Cuál era la señal exterior en el Nuevo Testamento que representaba la entrada de una persona
en la comunidad de creyentes? Respuesta: El bautismo.

Estas frases y textos bíblicos de arriba son suficientes para demostrar que el bautismo reemplaza
la circuncisión como señal de la conversión del pecador, y que los dos representan la purificación
espiritual. La forma exterior ha cambiado, pero no el significado básico.

2. La Naturaleza Familiar Del Pacto: ¿Quienes Deben Recibir La Señal?

Un Pacto es una clase de contrato. Como tal, ello vincula dos o más personas en una relación
indisoluble dentro de los términos del Pacto. A fin de que un Pacto sea válido, es necesario pues,
que existan dos elementos: Primero, hay que identificar quienes son los participantes. Segundo,
hay que ratificarlo para que las condiciones sean incambiables. Sin estos elementos, un Pacto deja
de tener sentido lógico. Pablo reconoció estos elementos en el Pacto Abrahamico con las palabras:

“Un Pacto , aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. Ahora bien, a
Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. “Ga. 3:15-16.

Aquí Pablo subraya que el Pacto es incambiable porque ha sido ratificado por Dios mismo.
(Heb.6:17) Luego, menciona que los participantes son Abraham y su descendencia. Por lo tanto,
bajo la administración del Pacto en el Antiguo Testamento, los hijos de los creyentes SIEMPRE
fueron considerados participantes en el Pacto en un sentido LEGAL, aunque no siempre en un
sentido de salvación personal.

Bajo la administración del Pacto en el Nuevo Testamento, el mismo principio queda. ¿Por qué?
Porque la identificación de los participantes en el Pacto nunca han cambiado. Todavía son los
creyentes adultos, y sus hijos. No existe en el Nuevo Testamento el menor índice de que los hijos
de los cristianos ya son excluídos del Pacto. Esto sería una violación del Pacto de la parte de Dios
mismo. Es antibíblico pensar en los hijos de los creyentes como extraños al Pacto como si fueron
hijos de incrédulos.

La inclusión de los hijos de los creyentes en el Pacto es tan prominente en las Escrituras que se
puede decir que forma la escaleta de la teología bíblica. A causa de este aspecto familiar, Dios
mandó a los creyentes adultos circuncidar a sus hijos. Visto que no hay cambio fundamental en el
contenido del Pacto hoy en día, solamente en la señal exterior, es indispensable que los hijos de
los cristianos modernos deben participar con la señal y sello del Pacto. Por lo tanto, los hijos de los
creyentes deben ser bautizados también.

Aunque es verdad que ejemplos precisos de bautismo de niños no existen en el Nuevo


Testamento, esto no perturba nuestra posición. El peso de prueba no queda con nosotros. Queda
con los oponentes mostrar como y cuando se cambió la relación de los hijos de los creyentes con
el Pacto. Si ningún cambio de tal ha tomado lugar, entonces no existe tampoco cambio en la
cuestión de recibir la señal y sello de Pacto.

Ejemplos abundan en la Biblia para mostrar que los hijos de los creyentes están también incluídos
en las bendiciones del Pacto:
A. Dios normalmente escoge Sus elegidos de entre los hijos de los elegidos.

“Y este será mi Pacto con ellos, dijo Jehová: El espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que
puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus
hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.” Is. 59:21.

También vea Is. 41:8-9; 61:9; 65:22-23.

B. Incluso cuando los hijos del Pacto recaen, frecuentemente Dios les muestra misericordia a causa
de su relación legal con el Pacto. Jer.31:36-37; Mal.3:6.

C. Incluso sin mencionar precisamente el Pacto, las promesas divinas abundan respecto a la
simiente de los justos. Sal. 14:26; 20:7.

D. El Pacto con David es otro ejemplo del mismo principio. II Sa. 7:12-16; Sal. 18:50; 89:4;
Jer.33:17-26.

PREGUNTAS SOBRE EL BAUTISMO FAMILIAR

A. ¿Por qué no existen ejemplos del bautismo de niños en el Nuevo Testamento?

Respuesta: La pregunta puede ser puesta al reves también: ¿Por qué el Nuevo Testamento no lo
prrohibe? Si los Apóstoles hubieran pensado que los hijos de los creyentes ya no tenían ninguna
relación con el Pacto, entonces parece lógico que habrían tomado medidas para estar seguros que
no recibirían la señal del Pacto. Después de todo, los judíos siempre reconocieron que sus hijos
fueron participantes en el Pacto. Es una paradoja, pues, que el argumento basado en el silencio del
Nuevo Testamento, funciona más al favor del bautismo familiar que en contra.

Además, la pregunta presupone que ejemplos de doctrinas o de prácticas tienen que ser
manifestadas en las Escrituras para tener validez. Pero el concepto de la “teología inferencial”
siempre ha sido reconocido en la Cristiandad. Esto quiere decir que no es necesario que una
doctrina sea expresada terminantemente en la Biblia para ser aceptada como válida, tanto que
existen evidencias suficientes para llevarnos a la conclusión correcta. Todos los cristianos creen en
doctrinas a base de conclusiones lógicas sin que haya ejemplos específicos en la Biblia. Ejemplos
son, la Trinidad, la cronología del rapto de la Iglesia y otras. En efecto, todos los argumentos sobre
el modo de bautismo, (que sea por inmersión, derramamiento o aspersíon), son basados en
conclusiones lógicas. Es irracional e injusto rechazar el punto de vista ajeno a base de que es una
inferencia sin ejemplos, y luego mantener otra doctrina que también está basada en inferencias
sin ejemplos.

La cuestión es cuales inferencias contienen el mayor peso de las evidencias. Es nuestra convicción
de que la enseñanza Bíblica entera sobre el Pacto de Gracia nos apoya. La ausencia de ejemplos
bíblicos no puede contrapesar esto.

B. El Nuevo Testamento parece mostrar la fe como una condición de bautismo, tal como en Hch.
8:35-36. “¿Qué impide que yo sea bautizado?” “Si crees de todo corazón, bien puedes.”

Este texto, y otros similares en el Nuevo Testamento se expresan a los convertidos adultos. No
tratan con la cuestión de lo que se debe hacer con los niños de creyentes. Es claro que los adultos
convertidos del paganismo tienen que ser bautizados. Esto no negamos. El punto bajo
consideración no es lo que se debe hacer con tales adultos, sino lo que se debe hacer con sus
hijos.

Pero más importante, hay que recordar que en el Antiguo Testamento los niños eran también
incapaces de creer. Pero Dios les ordenó a sus padres aplicarlos la señal del Pacto de todos modos.

La línea de lógica que apoya la pregunta de arriba es la siguiente:

Uno tiene que creer a fin de ser bautizado.

Los niños pequeños no pueden creer.

Por lo tanto, los niños pequeños no deben ser bautizados.

La dificultad con tal razonamiento es que también puede ser aplicado a la cuestión de la salvación,
de la siguiente manera:

Uno tiene que creer a fin de ser salvo.

Los niños pequeños no pueden creer.

Por lo tanto, los niños pequeños no pueden ser salvos.


Pocos evangélicos afirman que los que mueren en la infancia son condenados. Obviamente Dios
trata con ellos de una manera distinta de la que trata con los adultos. Si, pues, en el caso de la
salvación de niños, Dios puede sobrepasar la cuestión de la fe, ¿Por qué no puede hacer igual en la
cuestión del bautismo?

C. ¿Por qué necesitan los niños el bautismo si son inocentes?

Esta pregunta presupone que el propósito del bautismo es la purificación. El bautismo, sin
embargo, no sirve para purificarlo a nadie, sea niño o adulto. El bautismo simboliza la purificación,
pero no es el medio para alcanzarla. El Espíritu Santo es el medio, y el bautismo de los niños se
hace con la esperanza de una gracia de Dios futura.

D. ¿Cómo es que algunos niños bautizados nunca llegan luego a la fe, y así nunca obtienen la
realidad de lo que el bautismo simboliza?

El bautismo no garantiza la salvación de nadie, sea adulto o niño. Ismael, primer hijo de Abraham,
fue circuncidado por mandato divino aunque Dios mismo indicó que no sería ese el heredero del
Pacto, sino Isaac. ¿Por qué, pues, fue circuncidado? Porque Ismael era simiente de un creyente.
Igual con Esaú, hijo de Jacob. También fue circuncidado, aunque Dios anunció de antemano que
Esaú sería un símbolo de los reprobados. ¿Por qué? Porque era hijo de creyentes. Los niños de los
creyentes deben también ser bautizados por el mismo motivo que Ismael y Esaú fueron
circuncidados: Porque son hijos de creyentes. Deben ser reconocidos como partes del pueblo de
Dios hasta el día en que ellos mismos crezcan y renieguen su herencia espiritual.

E. En Hechos 8:12 leemos que solamente los hombres y las mujeres fueron bautizados. No
menciona a los niños. ¿Cómo se explica esto?

El contraste en este texto es entre los dos sexos, no entre adultos y niños. El texto no dice
“hombres y mujeres solamente”. Solo dice “hombres y mujeres”. (Nota: El texto griego original usa
una forma gramatical más fuerte que el mero “y” del texto castellano.) El contraste es claro. La
distinción es entre hombres y mujeres, no entre adultos y niños.

En el Antiguo Testamento, las mujeres no recibían la señal y sello del Pacto, obviamente. El
propósito de Lucas en mencionar que las mujeres también fueron bautizadas es indicar que ahora
las mujeres podrían también participar en la nueva señal del Pacto. El intento del texto es tratar
con el sexo de los candidatos, no con las edades.
F. ¿Por qué no sería válido decir que la idea de “simiente” en el Pacto con Abraham solamente
tiene un significado espiritual y no físico? Es decir, que nuestros “niños” se refieren solamente a
los adultos que ganamos a Cristo?

Si, tal posición puede ser argumentada porque es la verdad en parte. Digo “en parte” porque la
idea de descendientes espirituales es bien prominente en el Pacto. Pero ciertos textos
neotestamentarios indican que no se puede limitar tal interpretación a los “hijos espirituales”
solamente:

Hechos 2:39: “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestroshijos,...”

Hechos 16:15 & 16:31-33: (Los ejemplos de Lidia y “su familia” con

el carcelero y “su casa”)

Note: Algunos proponentes del bautismo infantil han cometido el error de suponer que los niños
pequeños estuvieron presentes en estos hogares. Nada de esto dice en los textos, y no son
presentados aquí con este propósito. Sin embargo, sirven para indicar que los Apóstoles estaban
conscientes de una teología pactal que incluye a las familias de los creyentes.

I Cor. 7:14 “Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el


marido; pues de otra manera vuestroshijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.”

Aunque los textos de arriba no contienen ejemplos del bautismo de los niños, sin embargo son
indicaciones de que las bendiciones sobre la descendencia FISICA de los creyentes es una idea
neotestamentaria.

G. ¿Es serio si los padres cristianos son negligentes con respecto al bautismo de sus hijos?

Según Ge. 17:9-14, los hijos de los creyentes que no han recibido la señal del Pacto son vistos por
Dios como violadores del Pacto. No tienen derecho a las bendiciones del Pacto y no pueden ser
considerados parte de la congregación. Los padres que son negligentes a esta ordenanza, no
tienen derecho para reclamar a Dios las bendiciones del Pacto. El mero hecho de ser hijos de
creyentes no es base suficiente para tal reclamo.

Sin embargo, sabemos que Dios es misericordioso, y pasa por alto los errores y la ignorancia de Su
pueblo. Por la experiencia sabemos que Dios bendice a los niños de los justos, sin o con la señal
del Pacto. Pero tal misericordia de parte de Dios no debe ser tomada como pretexto para ser
negligente a la ordenanza.

Resumen: Creemos que un entendimiento completo del Pacto de la gracia nos lleva
invariablemente a la conclusión que los candidatos para el bautismo son los convertidos adultos al
Señor, y sus hijos.

3. Puesto Que El Bautismo Corresponde A La Circuncision Como La Senal Y Sello Exterior Del Pacto,
Sin Cambios En Significado, Los Principios Basicos Gobernando La Aplicacion De La Circuncision En
El Antiguo Testamento Se Aplican Al Bautismo Tambien. Estos Incluyen:

A. Como los incircuncisos en el Antiguo Testamento no fueron permitidos que participen en la


Pascua, así los cristianos no deben participar en la Santa Cena hasta que son bautizados. Ex. 12:48.

B. Como los creyentes incircuncisos no fueron considerados miembros de la congregación de


Israel, así los creyentes no bautizados no son miembros oficiales de la Iglesia local. El bautismo,
por lo tanto, es una condición para entrar en la membresía de la Iglesia visible.

C. La gracia que el bautismo representa no está necesariamente ligada al momento en que es


administrado. Aunque los judíos recibieron la señal del Pacto como niños, su encuentro con Dios y
la conversión personal vino luego. Jacob, Samuel, y otros son ejemplos. Igualmente, no es
necesario bautizar otra vez a las personas que fueron bautizadas antes de aceptar a Cristo, tanto
que el bautismo fue hecho por un ministro legítimo de una Iglesia que representa el Pacto de la
gracia.

4. El Agua Bautismal Representa El Derramamiento Del Espiritu Santo Cuya Obra De Limpieza Nos
Hace Participantes Aceptables En El Pacto. Asi, Una Asociacion Consistente Existe En Las Escrituras
Entre El Agua, El Espiritu Santo, Y El Concepto De Limpieza, Notemos:

A. La Asociación Entre Agua y El Espíritu Santo:


Jn. 7:38-39: “El que cree en mi, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en el...”

El bautismo de Juan Bautista simbolizaba el derramamiento del Espíritu Santo.

Lc. 3:16: “Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno mas poderoso que yo,...él os bautizará
en Espíritu Santo y fuego.”

Jn. 3:5: “De cierto, de cierto te digo, que el que naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en
el reino de Dios.”

(Note: La forma gramatical de la conjunción “y”, vínculo “Espíritu” y “agua” como sinónimos. El
significado del versículo es “...agua, y por esto quiere decir, Espiritu.”)

B. Asociación Entre Agua y El Concepto de Limpieza

Ez. 36:25: “Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras
inmundicias...”

Ritos de purificación en el Antiguo Testamento fueron hechos con agua. Los textos
neotestamentarios como Heb. 10:22 y 9:10 son referencias a estos ritos, ejemplos de los cuales se
encuentran en Le. 8:6; 14:8-9; Nu. 8:7; 19:17-20 y otros.

Ef. 5:26: “...habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra.”

Heb. 10:22 “Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los
corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura”.

LOS MODOS CORRECTOS DE BAUTISMO:

5. Los Modos Correctos De Bautismo Son El Derramamiento O La Aspersion. La Inmersion No Es


Necesario.
A. El Derramamiento Como Modo Correcto:

El ministerio de Juan el Bautista era profético del derramamiento del Espíritu. Es imposible que
Juan tipificaría esto por otro modo que el derramamiento del agua. Lc. 3:16; Hch. 1:5 con 11:15-
16.

Nuestra regeneración fue cumplida por un derramamiento del Espíritu Santo. Es apropiado, pues,
que esto se simboliza por derramamiento de agua.

Tito 3:5-6 “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual
derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador.”

En el ejemplo de Cornelio, Hechos 10:44-48, el Espíritu Santo cayó (fue derramado) sobre Cornelio
y su familia. Esto le recordó a Pedro la necesidad de bautismo en agua, a base de la manera en que
Cornelio había recibido el Espíritu.

B. La Aspersíon Como Modo Correcto:

En Heb. 9:10 el autor identifica los ritos de purificación del Antiguo Testamento como
“bautismos”. (Aunque la traducción Reina Velera dice “abluciones”, la palabra griega original es
“baptismois”. Uno no tiene que ser erudito en griego para adivinar el significado de esa palabra.)
Sin excepción, estos ritos se cumplieron por aspersíon o derramamiento, nunca por inmersión.
Compare estos ritos de “rociar” descritas en Hebreos Capitulo 9 con las prácticas originales en el
Antiguo Testamento:

Heb. 9:13 = Nu. 19:17-18

Heb. 9:19 = Ex. 24:6, 8

Heb. 9:21 = Lev. 8:19; 16:14

En los tres textos en Hebreos 9, el verbo “rociar” es usado. Pero en el V. 10, estos son descritos
como “bautismos”, en el texto griego original.
La limpieza espiritual de que gozamos hoy fue profetizado y tipificado por Ezequiel como
semejante a las aspersíon de agua. Ez. 36:25.

6. La Cuestion De La Inmersion

Muchos grupos evangélicos son aferrados a la inmersión como único modo válido de bautismo.
Algunos son tan absolutistas sobre este punto que no aceptan como válido el bautismo por otro
modo, de manera que re-bautizan a los que fueron bautizados por la aspersíon o el
derramamiento. Insisten en que el bautismo representa identificación con Cristo en Su muerte y
resurrección. Por lo tanto, piensan que solo la inmersión manifiesta el verdadero significado del
bautismo.

Nosotros, en cambio, no re-bautisamos a los que fueron bautisados por la inmersión. Después de
todo, si decimos que un poco de agua basta, no podemos negar que mucha agua basta también.
Pero afirmamos que la inmersión no es muy apropriada como modo de bautismo porque no
simboliza lo esencial, es decir, el derramamiento del Espíritu.

Considerando la actitud cerrada y absolutista de los inmersionistas, parece apropiado tratar con el
tema en detalle. En esta sección, comprobaremos tres puntos sobre la inmersión:

A) Que el bautismo no representa identificación con Cristo en Su muerte y resurrección.

B) Que la palabra “bautismo” no significa “inmersión” en la Biblia.

C) Que los textos usados para apoyar la inmersión, en realidad no la apoyan.

A. El Bautismo No Simboliza Identificación Con Cristo En Su Muerte Y Resurrección.

1. La inmersión insinua que el agua represente la tierra en que los cuerpos son enterrados. Pero en
las Escrituras, el agua nunca representa la tierra. Anteriormente, mostramos que el agua siempre
representa el Espíritu Santo.

2. La inmersión no puede representar el entierro de Cristo porque Cristo no fue enterrado en la


tierra. Su cuerpo fue puesto en una cueva, horizontalmente, como poner un cuerpo en un cuarto.
3. En el acto de inmersión, la persona está aplicada al agua, aunque en la Biblia el agua siempre
está aplicada a la persona. La inmersión tiende, entonces, a pintar una clase de teología por obras
en que la gente se aplica al Espíritu Santo por un acto de su propia voluntad, en lugar de que el
Espíritu Santo se aplique a la gente por una obra soberana del Padre.

4. La inmersión enfatiza equivocadamente a otra persona de la Trinidad. El agua no representa a


Jesucristo en la Biblia. Representa al Espíritu Santo.

5. Análisis de Romanos 6 y Col. 2:11-12:

Estos textos son los que el inmersionista usa para apoyar la idea de que el bautismo representa la
identificación con Cristo en Su muerte y resurrección. Un análisis cuidadoso descubre que estos
textos no pueden apoyar tal interpretación.

Para entender estos textos, es necesario distinguir entre el bautismo ESPIRITUAL y el bautismo
CEREMONIAL. El bautismo CEREMONIAL es el bautismo con agua para simbolizar el bautismo
ESPIRITUAL en el Espíritu Santo. El bautismo ESPIRITUAL (es decir, nuestra conversión), es
mencionado en tales textos como I Co. 6:11; 12:13; Ti.3:5-6.

Solamente el bautismo ESPIRITUAL cumple la regeneración, purificación del pecado, unión con
Cristo, y toda otra cosa involucrada con nuestra conversión. Solo Dios puede hacer esto. El agua
simboliza esto, pero la obra misma de purificación se cumple con el Espíritu Santo. Si olvidamos
esta distinción entre el bautismo ESPIRITUAL y el bautismo CEREMONIAL, caemos
automáticamente en el error de la Regeneración Bautismal, es decir, la herejía de que es el mismo
bautismo en agua que salva el alma. Esto, precisamente, es en lo que caemos si pensamos que
Romanos 6 y Col. 2:11-12 se refieren al bautismo CEREMONIAL en lugar de bautismo ESPIRITUAL.

La llamada «Gran Comisión» en Mateo 28:16-20, incluye el bautismo de todos aquellos que
lleguen a ser discípulos de Cristo.

Jesús al enviar a los suyos a predicar el evangelio les dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén” (Mt. 28:19, 20). Esta comisión dada por Jesús incluye tres partes:

1. “Hacer discípulos a todas las naciones”. Esto significa que el evangelio no debe limitarse a
cierto pueblo, nación o raza.
2. Bautizar a los discípulos “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. La Biblia
no dice cuánto tiempo hay que esperar entre el discipulado y el bautismo. La persona que oye el
Evangelio, se arrepiente de sus pecados, recibe a Jesucristo por Salvador y llega a ser discípulo de
Él, en ese momento debería ser bautizada.

Sin embargo, pastores y líderes cristianos de muchas iglesias prefieren esperar un poco, de
manera que quien recibe a Jesucristo por Señor y Salvador tiene la oportunidad de aprender
algunas cosas básicas para su nueva vida. Por eso generalmente en la iglesia, los nuevos
hermanos no son bautizados en el mismo día en que reciben a Jesús por Salvador, aunque como
ya mencionamos no hay regla alguna al respecto.

3. “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. La enseñanza debe venir
después y no antes del bautismo si se quiere seguir estrictamente el esquema bíblico. De manera
que si ya recibió a Jesucristo por Salvador, ahora está en condiciones de ser bautizado, pero
recuerde que esa es su decisión.

Será usted quien deberá solicitar el bautismo. Nadie sabe eso mejor que la misma persona, si ha
llegado el momento para que se identifique plenamente con el Salvador y acepte la inmersión en
la bendita Trinidad como lo expresó el Señor en la gran comisión. Es deber de la iglesia,
especialmente del Pastor, bautizar a todos aquellos que habiendo oído el evangelio recibieron a
Jesús por Señor y Salvador. Mientras tanto su obligación como recién nacido de nuevo es solicitar
dicho bautismo y no postergarlo indefinidamente.

Cuando recibe el bautismo, llega a ser parte en plena comunión de la iglesia local, pero usted
comienza a pertenecer a la Iglesia de Cristo en el momento mismo de recibirlo por Salvador,
aunque eso no le hace miembro de la iglesia donde concurre hasta tanto no es aceptado por ésta
en su seno y consecuentemente bautizado.

Si quiere leer otros pasajes relacionados con el bautismo, cómo y por qué, por inmersión y no por
aspersión, su significado simbólico, etc., lea los siguientes pasajes (Hch. 2:37-42; 8:36-40; 9:18;
16:27-33; Ro. 6:1-4). Sobre todo, es necesario recordar que hasta nuestro Señor se sometió al
bautismo. Aunque el bautismo esté directamente relacionado con el pecado y el Señor no tuvo
pecado, lo recibió para así cumplir con toda justicia (Mt. 3:13-17).

Si lee con cuidado las citas indicadas, notará que para bautizarse generalmente era necesario
descender al agua y subir del agua, o como dice también: “Juan bautizaba también en Enón…
porque había allí muchas aguas…” (Jn. 3:23).
No cabe duda que el bautismo bíblico corresponde únicamente a personas arrepentidas de sus
pecados, que han recibido a Jesucristo por Salvador, y que siempre es por inmersión ya que la
palabra «bautizar» significa «sumergir», además es símbolo de sepultura y resurrección.

Ahora vamos a plantear algunas preguntas y trataremos de contestarlas:

¿Para quién es el bautismo? Tal vez sería mejor comenzar a encarar este punto en forma negativa,
es decir formulando la pregunta al revés.

¿Para quién NO es el bautismo?

Y la primera respuesta es… el bautismo NO es para niños. No hay un solo pasaje bíblico que
insinúe siquiera la práctica del bautismo infantil. No quiere decir que la Biblia ignore por completo
a los niños, al contrario, con mucha frecuencia se hace referencia a la niñez, pero nunca con
relación al bautismo. Por ejemplo aun en el Antiguo Testamento se insiste en que los padres
instruyan a sus niños en la Ley de Dios, que les hagan conocer su Palabra, que los disciplinen de tal
manera que cuando ellos crezcan lleguen a ser de Cristo y sean salvos. Se nos dice además que
algunos niños fueron presentados a Jesús para que pusiese las manos sobre ellos y también añade
que, tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos los bendecía (Lc. 18:15; Mt. 19:13-
15; Mr. 10:16).

Pero ni Juan el Bautista, ni el mismo Señor, ni sus discípulos, ni la iglesia primitiva jamás
practicaron ni conocieron el bautismo infantil. Cuando se introdujo esta práctica, la iglesia se
encontraba en una decadencia sin precedentes, pues muchos cristianos lo eran por orden
imperial, no por nacimiento espiritual. El verdadero cristianismo había sido sustituido por órdenes
imperiales y no pocos religiosos adoptaron pronto el sistema.

¿Por qué el bautismo NO es para niños?

Al entrar en esta fase estamos obligados a tratar su significado según el Nuevo Testamento. Aún
antes de que Jesús comenzara Su ministerio público, Juan el Bautista bautizaba en el río Jordán.
Su bautismo era como una demostración de arrepentimiento y como una condición para el perdón
por fe en Cristo. Vemos pues lo que Juan exigía a sus bautizados: “Y salía a él Jerusalén, y toda
Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán,
confesando sus pecados. Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su
bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced,
pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mt. 3:5-8).

Juan reprochó duramente a estos dos grupos, fariseos y saduceos aparentemente muy religiosos,
pero sin la condición que el bautismo requería, “frutos de arrepentimiento”. Ellos eran
conscientes de pecado, pero no daban pruebas de que se habían arrepentido. Lo que en realidad
dijo Juan es: «Qué piensan ustedes que les ayudará el bautismo». Estaba dispuesto a bautizarlos,
pero con una condición: que previamente hubiera “frutos de arrepentimiento”, prueba de
arrepentimiento en ellos.

Todo el Nuevo Testamento exige este requisito de los candidatos al bautismo. ¿Acaso no es cierto
que un niño peca a cada instante, a cada paso hace cosas y dice palabras de las cuales debe
arrepentirse? Por ejemplo, miente, roba, pronuncia expresiones indecentes, suele faltarle el
respeto a personas mayores, pelea con sus amiguitos, deso-bedece a los padres y hace muchas
otras cosas. Si el bautismo pudiera quitarle todas estas mañas, bien podríamos bautizarlos. Todas
las cosas enumeradas están calificadas en la Biblia como pecaminosas, pero sabemos al mismo
tiempo que el bautismo no los va a cambiar, porque es para gente ya cambiada. De modo que la
responsabilidad, mientras tanto es de los padres. Son ellos quienes deben presentarlos
diariamente delante del Señor en oración.

No seamos engañados, el bautismo no tiene poder mágico alguno, desde que fue instituido y
practicado por los cristianos, su significado no ha sido alterado por Dios. Los hombres le han
atribuido otras cosas, pero la Biblia no sugiere tales cambios. El niño no puede ser bautizado
desde el punto de vista escritural porque no puede entender lo del arrepentimiento y la fe en
Cristo. Mucho menos un bebé, aunque los padres pretendan responder por su pequeñuelo recién
nacido. Nunca hicieron esto los cristianos de la iglesia primitiva.

No hay argumento valedero alguno que podamos ofrecer comparando con lo que las mismas
Escrituras enseñan. He aquí algunos pasajes sobre el bautismo:

• “Y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados” (Mt. 3:6).

• “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt. 28:19).

• “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mr.
16:16).

• “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres
mil personas” (Hch. 2:41).
• “Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide
que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes...” (Hch. 8:36, 37a).

• “Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de
Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el
Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los
que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas;
y en seguida se bautizó él con todos los suyos” (Hch. 16:29-33).

Todos estos y muchos otros pasajes que no mencionamos por falta de espacio recalcan lo mismo,
por ejemplo:

* Eran bautizados confesando sus pecados.

* Haced discípulos bautizándolos.

* El que creyere y fuere bautizado.

* Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados.

* ¿Qué impide que yo sea bautizado?

* Si crees de todo corazón, bien puedes.

* Y le hablaron la palabra del Señor y enseguida se bautizó él con todos los suyos.

Fácilmente se puede notar que los requisitos que preceden al bautismo, ningún niño de corta edad
o bebé puede satisfacer. Es decir, oír la Palabra o el Evangelio de la Salvación, luego aceptarlo
como proveniente de Dios. Arrepentirse de sus pecados a la luz de esa palabra y así ser bautizado
por ser hecho hijo de Dios por la fe, no por el bautismo.

Ahora bien, no encontramos un solo pasaje donde se nos dice por ejemplo que eran bautizados
niños, sino que específicamente se habla del bautismo de hombres y mujeres. “Pero cuando
creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se
bautizaban hombres y mujeres” (Hch. 8:12).

¿Por qué no dice Lucas por ejemplo, «hombres, mujeres y niños»? ¿Cómo es que ningún escritor
sagrado los menciona con relación al bautismo? La respuesta es clara, el bautismo infantil no es
cristiano, es un sistema completamente al margen de las Escrituras. Y es uno de los errores que
produjo el oscurantismo.
En el caso del carcelero de Filipos, y luego el caso de Crispo, se nos dice del bautismo de toda la
familia, es decir que todos ya estaban en la edad que podían oír y entender la Palabra. “Y Crispo,
el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo,
creían y eran bautizados” (Hch. 18:8).

Todos estos pasajes bíblicos nos enseñan que ni los inconversos ni los niños tienen acceso al
bautismo cristiano. Porque el bautismo del Nuevo Testamento es para cristianos, no para hacer
cristianos.

¿Cuál es la fórmula bautismal? Es notable que siempre las cosas más sencillas, las menos
complicadas son las que adoptamos con mayor facilidad. Esto precisamente ocurrió en cuanto a la
fórmula bautismal. En primer lugar, antes de hablar de la fórmula bautismal, debemos aclarar el
significado de la palabra «bautismo».

Originalmente la palabra se escribe «baptizo», ésta se usa en la versión común de las Escrituras en
el griego, de modo que no se tradujo a nuestro idioma sino que, se la ha españolizado, por cuanto
el significado de baptizo es «sumergir, zambullir, meter debajo del agua». Si se la hubiera
traducido, diría por ejemplo así: «El que creyere y fuere sumergido será salvo» (Mr. 16:16). No
hay manera alguna de acomodar a la fe cristiana, ni el bautismo infantil, ni el bautismo por
aspersión.

Muchos, no solo católicos sino aún cristianos, aceptan hoy la aspersión sin reparo alguno,
alegando que después de todo es un símbolo y que como tal no es importante la forma cómo se
practique. Si no fuera importante, los primeros en adoptar esta forma fácil habrían sido los
apóstoles, ya que ellos se vieron en la complicada situación y obligación de bautizar a miles por
día. Y eran relativamente pocos los que podían administrar el bautismo.

Pero por más que busquemos justificar escrituralmente la aspersión, no podremos hacerlo jamás.
La Biblia nos enseña que eran sumergidos aquellos que eran bautizados. Algunas personas han
visto la supuesta escena de Juan el Bautista en el Jordán, bautizando al Señor Jesús. En ella vemos
al Señor entrando en el agua hasta la cintura, permaneciendo de pie, mientras Juan levanta un
pequeño recipiente con agua y lo echa sobre su cabeza. Si usted no conoce su Biblia, pero sí
conoce las pinturas que pretenden ilustrar el bautismo, no es de extrañar que esté confundido.

El bautismo por aspersión apareció por primera vez en el tercer siglo de nuestra era. Fue
practicado ocasionalmente y no fue hasta el siglo cuarto cuando claramente se adoptaron, por un
lado el bautismo por inmersión y por el otro el de aspersión. El bautismo y su forma no eran tema
de discusión simplemente por su significado etimológico y su función simbólica en todo el Nuevo
Testamento.
Por ejemplo, la iglesia anglicana adoptó la aspersión en 1644. Un año antes fue decidido por el
voto de su jerarquía, y la votación fue de 25 a 24, en favor de la aspersión. Antes de esta fecha su
forma era clara en base al significado etimológico de la palabra en su original. Para quienes
desconfíen del griego, debería bastarles con el propio sentido de la misma palabra «bautizar», ya
que la Escritura declara cómo eran sumergidos los creyentes: “Y Jesús, después que fue bautizado,
SUBIÓ luego del agua…” (Mt. 3:16). Claramente se desprende que para subir del agua, Jesús
primeramente bajó al agua, pues de otra manera no habría sido posible para Juan sumergir al
Señor.

Y si queremos practicar el bautismo instituido por nuestro Señor, aquí lo tenemos, ya que fue a
este y no a ningún otro al que se sometió nuestro Señor: “Juan bautizaba también en Enón, junto a
Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados” (Jn. 3:23). El hecho de que
Juan haya escogido Enón junto a Salim para bautizar tiene como causa la cantidad o profundidad
del agua. De lo que claramente vemos que el bautismo entonces, era igual al que hoy practican
muchas iglesias fundamentales evangélicas.

Esto no significa que todos los que creen en el bautismo por inmersión y se someten a él, son
realmente evangélicos y por lo tanto salvos. Hay muchas otras cosas que los creyentes deben
conocer además de aceptar la salvación por la gracia, pero tratándose del bautismo, existen hoy
iglesias que aún lo practican en el río cuando carecen de un bautisterio adecuado en su templo
para hacerlo.

La necesidad de muchas aguas es obvia, pues no era ni es posible hoy sumergir en un vaso o en un
lebrillo a una persona. “Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco,
y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe…” (Hch. 8:38, 39).
Aquí vemos que ambos: Felipe, el evangelista y su interlocutor, el bautizado, descendieron al agua
y luego de ser bautizado subieron del agua. No era posible subir al carro aquel río que cruzaba el
camino, por lo que ellos necesitaron descender para así sumergir el uno al otro. Pues bautizar no
es otra cosa que sumergir.

Hay muchos otros pasajes que indican la inmersión, pero avancemos considerando algunos otros
detalles. La Biblia nos enseña que el bautismo simboliza la sepultura y la resurrección. Si lo ya
mencionado no nos basta para convencernos del bautismo escritural, veamos a Pablo dándonos la
siguiente explicación: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús,
hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte
por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así
también nosotros andemos en vida nueva” (Ro. 6:3, 4).
De manera que en el bautismo simbólicamente somos sepultados juntamente con Él, con Cristo
para muerte por el bautismo. ¿Qué ocurre luego? Nos levantamos del agua y ya no simbolizamos
la muerte, sino la resurrección: Maravilloso emblema.

Pero… ¿Indica todo esto que el bautismo escritural permite y puede hacerse mediante la
aspersión? El agua en la inmersión nos cubre por completo, esto es inmersión o bautismo, igual
como la tierra cubre por completo el cadáver de una persona, cadáver que espera la final
trompeta, la trompeta de la resurrección para volverse a levantar para vida eterna. Así también el
bautismo es un símbolo de todas estas cosas, parte de lo que ya sucedió en nosotros. El bautismo
simboliza la sepultura de nuestra vieja naturaleza, de nuestro viejo hombre y la resurrección
nuestra para la nueva vida en Cristo.

La Biblia nos enseña que el bautismo es además, una ordenanza Divina. Hay otras enseñanzas del
Señor en las Escrituras, que han sido alteradas por los hombres por ciertas conveniencias
personales.

Recordemos que después de todo, una de las enseñanzas es el bautismo, y todo aquel o aquellos
que tenemos la responsabilidad de enseñar a otros, debemos tener siempre presente las Palabras
del Señor: “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños,
y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera
que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mt. 5:19).

Tal vez, con no poca razón pensamos que el bautismo está entre los mandamientos pequeños,
pero ello no nos autoriza a alterar su forma. Desde luego que no nos ocuparemos en este
momento a considerar el significado erróneo que muchos llamados cristianos, han dado al
bautismo en el sentido de que es indispensable para la salvación. Reconocemos que el bautismo
es para salvos, de modo que si alguien, por razones de fuerza mayor no puede someterse a la
inmersión, no debe hacerlo.

El Nuevo Testamento no reclama un bautismo prefabricado e inventado por los hombres. Si


alguien ha sido salvo por haber confiado en Cristo, y luego ha sido bautizado por aspersión,
delante del Señor simplemente no ha sido bautizado. Sigamos los pasos de Cristo y no la filosofía
de la tradición de la iglesia u otro grupo. Recordemos que cuando Jesús fue a Juan para ser
bautizado, éste se le opuso diciendo: “…Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero
Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le
dejó.” (Mt. 3:14, 15). Ésta debe ser nuestra responsabilidad y nuestro genuino deseo, cumplir aún
en el acto bautismal como dice la Escritura, con toda justicia. No nos engañemos ni forcemos las
Escrituras, para acomodar sus enseñanzas a lo que nos enseñaron y hemos hecho por creerlo
correcto. Tampoco debemos conformarnos con el hecho de que hay tantas otras cosas más
importantes, que los creyentes en la iglesia han abandonado o alterado, y entonces habría que
remediar todo aquello primero. Estoy plenamente de acuerdo con esto, pero tenemos que añadir
entonces un error más a los que ya existen. Aquellos que invocan esto, tienen que recordar que
ya es tiempo de ir corrigiendo los errores y tal vez el mismo bautismo sea un punto por donde
comenzar.

Recalcamos que el bautismo no salva, sino que es Cristo el que salva, pero también es cierto y
debemos recordar que todo creyente sincero y fiel no puede menos que hacer en todo la voluntad
de Dios, Rey y Señor.

La Biblia nos enseña que debemos bautizar en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Desde hace algunas décadas surgió una nueva corriente herética promovida por algunas iglesias,
tanto este grupo como otros, que hay especialmente en algunos países y ciertos estados de
México, insisten que se dio en llamar el bautismo en el nombre de Jesús. Estos grupos
generalmente ostentan también en otras doctrinas contrarias a las enseñanzas del Nuevo
Testamento, pero en este artículo solamente mencionaremos el bautismo.

Basándose en algunos pasajes donde la Biblia menciona, “y fueron bautizados en el nombre de


Jesús”, estos grupos alegan que no se debe invocar el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo en el momento del bautismo, sino que únicamente en el nombre de Jesús; incluso insisten
que quien fue bautizado bajo esta invocación de la trinidad, no ha sido bautizado bíblicamente.
Esto lo escuché personalmente decir a un predicador por la radio.

En la Gran Comisión en Mateo 28:19 Jesús dice: “…bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo”. Esta ordenanza de Jesús es terminante y muy clara, sin embargo nos
preguntamos: «¿Por qué en algunos casos, especialmente en Hechos, se dice que solamente
fueron bautizados en el nombre de Jesús, ignorando completamente el nombre del Padre, y del
Espíritu Santo?». Para esto tendremos que leer varios textos:

• “Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en
aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron
bautizados en el nombre del Señor Jesús” (Hch. 19:4, 5).

• “Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados
estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?” (Hch. 10:47).

• “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su
nombre” (Hch. 22:16).
Todo esto parece dar el mismo sentido, sin embargo, estos no son los únicos pasajes que hablan
de personas que fueron bautizadas, además encontramos también otros textos como por ejemplo
Hechos 2:41 que dice: “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron
aquel día como tres mil personas”.

• “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de
Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres” (Hch. 8:12).

• “Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y


levantándose, fue bautizado” (Hch. 9:18).

• “Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al
Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos… Y él, tomándolos en aquella misma
hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos” (Hch. 16:15,
33).

• “Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los
corintios, oyendo, creían y eran bautizados” (Hch. 18:8).

Todos estos últimos pasajes hablan del bautismo, pero no dicen que fue únicamente en el nombre
de Jesús, sino que fueron bautizados y esto es importante. ¿Por qué pues de todos modos
aparecen algunos casos donde se destaca “en el nombre del Señor Jesús”, y en ningún lugar dice
que fueron bautizados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, siendo que Jesús
expresamente lo manda? ¿Los que fueron a hacer discípulos y bautizaron, no cumplieron
estrictamente con la Gran Comisión?

La respuesta es muy clara si se tiene presente, que el problema de nuestros hermanos de la iglesia
primitiva, aquellos que creían en un Dios único, se despojaban totalmente de la pluralidad de
dioses, y especialmente los que provenían del judaísmo, tanto judío propiamente dicho como
prosélitos. Quienes eran profundamente monoteístas no les era difícil aceptar a un Dios único,
que se presenta como Padre y como Espíritu. El hecho que ellos así lo creyeran, no significaba que
había dos dioses. Ellos entendían que Dios es Espíritu, por lo cual lo conocían como Dios Padre, el
Creador y Ostentador de todas las cosas y Dios Espíritu, el que se acercaba a ellos por medio de los
profetas.

El problema era reconocer que en realidad Dios es trino… Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu. De
la trinidad, la persona rechazada era el Hijo, por lo cual cuando Lucas en Hechos nos dice que eran
bautizados en el nombre de Jesús, destaca que las personas regeneradas, comprendían que
realmente Jesucristo era de manifestación Divina. No era un hombre común y corriente, un
carpintero de Nazaret, sino que era realmente Dios manifestado en forma de hombre.
De esta manera, al bautizar únicamente en el nombre de Jesús, quienes así lo hacen, niegan
realmente la deidad de Cristo o bien la doctrina de Dios, el Dios trino, o lo que es más claro aún,
niegan la deidad de Dios Padre, y Dios Espíritu. No se trata solamente aquí de una fórmula
bautismal que puede ser de una u otra forma, sino que tras esta alteración, que parece casi
insignificante, se esconden otras doctrinas fundamentales del Nuevo Testamento.

La lista de pasajes bíblicos que mencionamos anteriormente, si bien no alegan que fueron
bautizados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, tampoco dicen que no lo fueron
o que fueron solamente bautizados en el nombre de Jesús, por lo cual no niegan que ellos fueron
bautizados de acuerdo a Mateo 28:19. Tenga especial cuidado y no se una a grupos que niegan la
ordenanza bautismal, tal cual aparece en Mateo 18:29.

Al indicar Lucas que fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús, no niega que lo fueron
también en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Lucas destaca que esta gente no
tenía el problema de Juan 10:33 cuando le dijeron: “…porque tú, siendo hombre, te haces Dios”.
Lucas destaca el auténtico cambio de esta gente al aceptar la deidad de Cristo.

Si usted recibió al Señor Jesús y ya es bautizado no dude de su salvación, la mejor manera para
saber que somos salvos es mediante el testimonio de la Palabra de Dios, la Biblia, es decir, Dios
nos dice que bajo ciertas condiciones nosotros obtenemos la salvación. Estas condiciones son:

• El pecador debe leer u oír la Palabra de Dios, para darse cuenta tanto de su estado pecaminoso
y condenado, como de la salvación que Dios le proveyó en la Persona de Cristo Jesús. Muy
especialmente debe oír el mensaje.

• Que el pecador deposite su confianza, su fe en Cristo para la salvación. Esta parte incluye
sincero arrepentimiento del pecador, sincera y total entrega de su ser a Cristo Jesús como Señor, y
aceptación total de que uno ya ha sido perdonado y salvo.

• El pecador debe saber que ya es hijo de Dios con todos los privilegios de tal. Para esto lea los
siguientes pasajes: Juan 1:11, 12 y 3:16; Hechos 2:36-42; 1 Juan 3:1-3 y 5:9-12. En todos estos
pasajes notará que la Biblia asegura que la salvación es un hecho cuando el pecador se rinde a
Cristo. Ahora bien… ¿cómo se conduce usted?

• La otra manera para saber que uno es hijo de Dios, es por medio de la conducta de uno mismo.
Jesús dijo que al árbol se lo conoce por sus frutos y agregó que el árbol malo, que representa al
cristiano carnal (1 Co. 3:1-3), da frutos malos. No olvidemos que la carta de Pablo fue dirigida a
una iglesia, no a mundanos. En la iglesia hay cristianos que viven según el Espíritu y cristianos
cuyas vidas es según la carne (mundana). Entendemos que hay muchos cristianos mundanos en
nuestras propias iglesias.
•En una persona regenerada hay un fuerte deseo de agradar a su nuevo Amo, el Señor Jesús. Para
ello existe también un verdadero deseo de conocer Su voluntad mediante la lectura y el estudio de
la Biblia, la asistencia a los servicios en el templo donde se predica y se explica la Palabra de Dios.
Si no existen estas inquietudes en usted, en el mejor de los casos usted es un cristiano carnal y en
el peor, nunca ha sido regenerado. Probablemente usted aceptó la membresía de una iglesia
evangélica, pero en realidad no recibió al Señor Jesús como Salvador personal. Sobre la
importancia de concurrir regularmente al templo, lea Hebreos 10:23-25 y Hechos 2:41-47.

• Otro aspecto importante cuando uno realmente fue salvo, es que siempre tiende a la
santificación. En otras palabras, se trata de una persona que tiene un genuino deseo de ir
abandonando sus viejos hábitos de pecado, para vivir como corresponde a una persona en quien
ya habita el Espíritu Santo. Lea sobre esto 1 Juan 3:3.

Ahora… ¿cómo vivir la vida cristiana? Si usted quiere realmente vivir la vida cristiana, a
continuación ofrecemos algunas herramientas que le serán absolutamente necesarias:

• Aprenda a orar y hágalo diariamente en el nombre de Cristo. No olvide que habiendo usted
recibido a Jesús como Salvador, tiene derecho de decirle a Dios Padre, «Padre mío». Diríjase a Él
como a un padre lleno de poder, lleno de amor y misericordia. La Biblia menciona “¡Aba Padre!”
que quiere decir, «papi», «mi papito».

• Aprenda a escucharle. Si Dios es su Padre, Él quiere que usted le hable, pero Él también quiere
que le escuche, esto puede hacerlo leyendo diariamente la Biblia que es su Palabra. La Biblia le
habla directamente a usted cuando usted lee su Palabra. Este diálogo entre usted y Dios le
proporcionará grandes dividendos en su nueva vida. Aprenderá a depender de Él y sabrá
descubrir siempre Su voluntad en cada circunstancia de la vida.

• Nunca olvide que en el momento de recibir a Jesús por Salvador, usted recibe el Espíritu Santo
aún antes de ser bautizado. Tenga cuidado con esto, porque hay quienes enseñan que recibir el
Espíritu Santo es algo que ocurre después de ser uno salvo. En otras palabras, dicen que esto es
algo que hay que pedir a Dios, y hay que tener cierta experiencia extraordinaria, no común. La
Biblia no enseña tal cosa, porque al igual que la salvación, el Espíritu Santo es un regalo de Dios.
De manera que Él extiende este regalo a toda persona que le abre su corazón y su ser, y en ese
momento el Espíritu Santo interviene en quien se rinde a Cristo. Lea sobre esto en Efesios 1:13,
14; 1 Corintios 12:13; 2 Corintios 1:21, 22; Gálatas 4:6. Hay muchos otros pasajes, pero con estos,
usted podrá entender perfectamente bien cuál es el momento en que la persona cristiana recibe
el Espíritu Santo, y qué experiencias, si las hay, tiene uno que tener.

• Finalmente como ya mencionamos, no deje de concurrir a los servicios y congregarse con los
hijos de Dios. Participe de las actividades de la iglesia, sea un ganador de almas, ofrende con gozo
sabiendo que Dios lo ha rescatado del fango del pecado para que usted le sirva, para gloria de Él y
para felicidad suya.

Tenga muy en cuenta a qué iglesia se une y si tiene dudas, escríbanos y con mucho gusto le
orientaremos para que no caiga en medio de tantas corrientes heréticas, que tienen siempre
apariencias y nombres cristianos, pero que lo que menos tienen en la práctica es doctrina,
enseñanza de Cristo.

Recuerde que el bautismo según el Nuevo Testamento es muy claro y es en pocas palabras,
primeramente una ordenanza del Señor. El Señor Jesús ordena que nos bauticemos, no es un
sacramento, no hay tales como sacramentos en estas cosas, porque el bautismo en sí no hace
santo a nadie, no salva a nadie, ni siquiera le hace un poquito mejor o más santo. El bautismo es
un acto de obediencia del cristiano, que comienza con este acto a obedecer en todo al Señor.
Antes vivía a su antojo, a su manera, a como le parecía, hacía lo que quería o por lo menos
pensaba que lo hacía. Andaba como quería, se comportaba y se juntaba con quien quería, pero
cuando recibió a Jesucristo por Salvador, humildemente desciende al bautisterio o al río, y es
sumergido en las aguas como símbolo de sepultura de su vieja naturaleza, del «que me importa»,
del «yo hago lo que quiero», «a mí nadie me manda». En ese momento queda sepultado su
orgullo, su vanidad, su egoísmo y sus pecados.

Ya sabemos que cuando usted recibió a Jesucristo, fue en ese mismo momento perdonado y Dios
olvidó todo su pasado, los borró y lo limpió. Sin embargo este es un acto representativo, que
simboliza aquello que Dios ha hecho. Habiendo sido bautizado sirva al Señor, y recuerde que el
bautismo lo recibió usted siendo cristiano y no para ser cristiano. Recibió a Jesucristo por la fe
como Salvador para ser cristiano y recibió el bautismo por serlo. ¿Está claro?

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