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CARATULA

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INDICE

INTRODUCCION 03

CAPITULO I
EL ENSAYO 04

1.1. Concepto de ensayo 04


1.2. Tipos de ensayos 06
1.3. Estructura del ensayo 06
1.3.1. Exposición y argumentación 07
1.3.2. El ensayo como monografía 08
1.4. Rasgos lingüísticos 09

CAPITULO II
EL PERIODISMO Y SU IRRUPCIÓN EN LA LITERATURA 10

2.1. Reseño histórica del periodismo 10


2.2. El texto periodístico: características y tipología 12
2.2.1. El nuevo periodismo 15
2.3. Periodismo y literatura 15
2.3.1 El siglo XVIII 15
2.3.2. En el siglo XIX 17
2.3.3. El siglo XX. Perspectiva del siglo XXI 19

CONCLUSIONES 21
FUENTES DE INFORMACION 22

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INTRODUCCION

El ensayo es la herramienta clave, importante, y básica, para expresar


puntos de vista sobre un tema y lograr adquirir conocimientos sobre éste; se trate
del campo literario o de las demás áreas. Un ensayo es un escrito sobre un tema
particular que se convierte en una herramienta eficiente para la exposición de los
resultados o conclusiones de ese trabajo, personal, de investigación. Además,
con la elaboración, y la lectura de un buen ensayo se puede comprender y
aprender, por eso, se dice que: El Ensayo “…es una exposición en prosa, escrita
para mostrar un punto de vista personal, sobre un tema que se contempla desde
diversos ángulos sin necesidad de agotarlo”.

Al ensayo se lo considera el galardón de los estudiantes esforzados,


porque para escribirlo han tenido que leer varias veces un texto literario y, luego,
han debido analizarlo con meticulosidad, porque, sólo así, han podido ser
capaces de escribir un ensayo en el cual predomina la creatividad.

El periodismo puede ser encuadrado dentro de los aspectos básicos de la


comunicación, pero también, desde un enfoque sistémico, se lo puede estudiar
para establecer un acercamiento entre periodismo y literatura.

El periodista utiliza el término literatura como sinónimo de bibliografía.


También, por regla general, establece que podría encuadrarse dentro de un
aspecto mucho más amplio: la opinión, contraponiéndolo al concepto de
objetividad.

A continuación se presenta la monografía titulada: “EL ENSAYO. EL


PERIODISMO Y SU IRRUPCIÓN EN LA LITERATURA”, el cual posee dos
capítulos, el primero donde se desarrolla todo lo pertinente al ensayo y el
segundo capítulo, el tema del periodismo y su irrupción en la literatura.

Finalmente se anotan las conclusiones correspondientes y se cita las


fuentes de información utilizadas.
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CAPITULO I

EL ENSAYO

1.1. Concepto de ensayo

Género literario que se caracteriza por permitir desarrollar un tema determinado


de una manera libre y personal, de gran difusión de la exposición y la
argumentación, según Miriam Álvarez, es un género flexible y con grandes
posibilidades de adaptación formales y temáticas. El ensayo, dice la autora, es
un género ligado a la reflexión libre, al discurrir en libertad y, por ello, es el
instrumento idóneo del que se vale la cultura en su constante evolución. Así
pues, lo define como “vehículo de ideas, intentando siempre fijar su identidad
entre lo rigurosamente científico y el predominio de lo estético”.

GBHC hablan de géneros didáctico-ensayísticos, que incluyen los textos


destinados a la exposición de idea o de prosa no ficcional, aun cuando no haya
siempre una intención artística bien definida. Aunque en muchos de estos
géneros el propósito estético queda subordinado al ideológico o al didáctico,
aquél nunca está ausente por completo. La forma básica de este grupo genérico
–el ensayo– es testimonio a lo largo de las épocas de las tendencias estéticas
dominantes en los momentos en que fue escrito.

M. Alvar en su artículo “Historia de la palabra ensayo” en Ensayo nos ofrece un


interesante recorrido del término “ensayo”. Afirma que en latín ex agium significó
comprobar el peso, verificar metales. No será hasta 1884 cuando el concepto se
normalizará. Así el DRAE lo recoge como “escrito breve, sin el aparato ni
extensión que requiere un tratado sobre la misma materia”.

De Haro y M. Alvar nos muestran dos criterios para su clasificación:

– Según su contenido: históricos, filosóficos, religiosos, científicos,


artísticos, de crítica literaria.

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– Según su forma: informativos, epistolares, misceláneos, dialógicos,
autobiográficos.

La clasificación, con alguna modificación, de GBHC es así:

De expresión - diálogo platónico.

dramática - diálogo lucianesco.

- diálogo renacentista.

- sátira menipea.

De expresión ENSAYO – artículo – tratado – glosa

objetiva miscelánea: apotegma, refrán, máxima, aforismo, greguería

historia, biografía, viajes

FORMAS ORATORIAS: religiosa, política, forense, académica,

militar,...

DIDÁCTICA

De expresión AUTOBIOGRAFÍA: ensayo, memorias, diario,...

subjetiva ENSAYO.

CRÍTICA.

Dentro de este misceláneo grupo deberían incluirse, claro está, los diferentes
géneros periodísticos que podríamos considerar, en términos de Lázaro
Carreter, literales, esto es, con voluntad de perduración más allá de la simple
difusión diaria de noticias.

Suele identificarse el ensayo con aquellos textos dirigidos a lectores no


especializados –otra cosas son los textos especializados– en que se expone un
tema de forma subjetiva y se argumenta sobre él tratando de suscitar el interés,
la curiosidad y la reflexión del lector. Y es que el lector, como afirma Álvarez,
tiene un papel determinante en el ensayo como destino de la meditación del
autor. En todo texto, el autor es consciente del acto comunicativo que está

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realizando, pero esta conciencia es más explícita y evidente en el ensayo, en el
que abundan las alusiones y apelaciones al lector, su inclusión en la reflexión, y
diferentes tipos de estrategias retóricas destinadas a influir en él. Como decía
Ortega y Gasset, “el ensayo es la ciencia menos la prueba explícita [...]. Yo sólo
ofrezco posibles maneras nuevas de mirar las cosas. Invito al lector a que las
ensaye por sí mismo”. (Meditaciones del Quijote).

1.2. Tipos de ensayos

El ensayo, como demuestra la no rigurosa ni exhaustiva clasificación de GBHC,


se manifiesta de múltiples maneras, bajo diferentes estructuras, abarca una
amplia variedad temática, de ahí que los intentos de tipología no hayan resultado
satisfactorios. Suele intentarse una clasificación temática o una clasificación
modal.

a) Mediante el ensayo, el autor se dirige a un amplio sector de público para


exponer y enjuiciar una cuestión determinada –con una clara tendencia a
lo humanístico, de ahí que pueda hablarse de ensayo político, filosófico,
sociológico,....

b) Por otro lado, el ensayo puede modalizarse en mayor o menor medida, y


adquirir entonces un sesgo irónico, satírico, crítico,.. De ahí que algunos
consideren posible clasificar el ensayo según su grado de subjetividad o
modalización, pero está tan imbricado lo objetivo con lo subjetivo en este
género que tal división resulta artificial.

El ensayo se manifiesta bajo diferentes formas: artículos periodísticos,


editoriales, columnas, crónicas, artículos de revista, monografías,... Suele
considerarse que el creador del género es Montaigne, con sus Essais.

1.3. Estructura del ensayo

Según M. Álvarez, el rasgo fundamental del ensayo es que “su estructura es


libre: la línea del pensamiento no sigue un camino prefijado sino que discurre

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libremente. El ensayo, por tanto, no avanza de forma lógica: asociaciones,
digresiones, pueden motivar un cambio de dirección [...] y la introducción de
nuevos temas”. Asocia esta característica con el objetivo último del ensayo:
sugerir, y no tanto informar con detalle, porque para eso está el tratado.
Unamuno, que acudió a menudo al ensayo, ya apuntó que muchas veces eran
notas que iniciaban muchos temas sin acabar ninguno: el pensamiento fluyen en
entera libertad.

Aunque es cierto que el autor goza de gran libertad en la ordenación y


estructuración de un texto ensayístico, es posible distinguir en todo texto
ensayístico ciertos rasgos de organización.

1.3.1. Exposición y argumentación.

En un ensayo suelen dominar estos dos tipos textuales. Suele ocurrir que el autor
dedica una parte de su texto a exponer o presentar un tema con el objetivo de
hacer comprender el estado de la cuestión que abordará a sus lectores. En esta
parte del texto, acostumbra a predominar una estructura expositiva,
caracterizada por la objetividad, la claridad, la concisión, el rigor, el manejo de
fuentes y que seguirá la estructura propia de este tipo de textos:

 Esquema prototípico según Adam, citado por Casalmiglia y Tusón:


 Esquema pregunta
 Esquema respuesta
 Esquema inicial problemático explicativo

 Objeto claro e inteligible

Es decir, que se parte de una situación compleja u obscura que debe ser
clarificada o desentrañada. Para ello se problematiza la cuestión y se plantea
una explicación (respuesta) a través de una serie de procedimientos explicativos.

Muchos ensayos son sólo una exposición con rasgos de subjetividad en la


explicación, pero lo más habitual es que se le añada una argumentación a través
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de la cual el autor exprese su opinión. En esta segunda parte, el autor aportará
argumentos de diferente tipo a favor de una tesis relativa al asunto expuesto
anteriormente. Esta segunda parte corresponderá a los rasgos habituales del
texto argumentativo: argumentos a favor de una tesis, selección léxica y
modalización, estrategias en busca de la adhesión del receptor, estructura
dialéctica o lógica (premisas – conclusión),...

1.3.2. El ensayo como monografía.

Divulgación científica, argumentación filosófica, sociológica, literaria, crítica,...


Muchos ámbitos del conocimiento recurren a la monografía en forma de ensayo
para la divulgación y discusión de ideas, propuestas, enfoques, críticas,...
Teniendo que la longitud, la intención o la temática del ensayo puede
condicionarla mucho, vale la pena tener en cuenta la propuesta de M. Alvar en
su Manual de lengua Española de que la redacción de un ensayo seguirá estos
pasos:

A) Recopilación –más o menos exhaustiva– de información sobre el tema.

B) Planteamiento del tema: objetivo, público al que se dirige...

C) Organización y desarrollo: información clara y probada, citas exactas,


jerarquización de temas primarios y secundarios, argumentos adecuados
para la tesis,...

D) Conclusión, resumen concreto de lo expuesto anteriormente,...

Como proceso de escritura es mucho más didáctico el de D. Cassany (Describir


escribir, La cocina de la escritura,...), pero en cualquier caso todos los autores
coinciden en la especial libertad del ensayo para que el autor lo modele a su
personal manera para adaptarlo al tratamiento subjetivo del tema que haya
escogido de la forma que le parezca más apropiada.

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1.4. Rasgos lingüísticos.

• Lenguaje abstracto. Frente al tratado científico, el ensayo –de tendencia


más humanística, aunque admite una enorme variedad temática– tiende
al empleo de terminología poco precisa –o más bien, de significado
variable: los mismos términos se emplean por diferentes autores a lo largo
de los siglos con significados diferentes–, y a un cierto grado de
abstracción y especulación –frente a la precisión del lenguaje científico–.
Sin embargo hay que tener en cuenta que muchos ensayos no tratan de
temas abstractos o profundos si no de cuestiones cotidianas (ver prensa).

• Empleo frecuente de citas, con la intención de poner de relieve la conexión


con una tradición legitimada por el tiempo y por una cierta autoridad –el
argumento de autoridad no es exclusivo de la argumentación pura–.
Algunos autores tienden a cargar el texto de erudición, pero lo normal es
simplemente arraigarse con una comunidad de opinión o de tendencia, o
con una tradición de peso, con autoridad.

• El ensayo breve, según M. Álvarez, tiende a la estructura deductiva, pues


permite mayor brevedad y facilita la comprensión.

• Brevedad, que deriva de la intención última que lo anima. Puesto que su


fin no es transmitir todo lo que se sabe sobre un tema, ni se trata de un
proyecto exhaustivo de investigación, tiende a la brevedad. Pero
precisamente por la libertad propia del género, será la lógica interna la que
dicte la duración final.

• Carácter subjetivo. El enfoque personal condiciona todo el ensayo: el tono,


el punto de vista, la concepción del tema tratado, la intención y los
objetivos,... El autor trata el tema desde su propia concepción del mundo,
proyecta en él su carácter, sus ideas, sus pensamientos, “piensa en voz
alta”, o “tiene dudas y las comparte”. La personalidad, los gustos, las
aversiones del autor, incluso datos biográficos, forman parte del texto
ensayístico. Hay pues una relación entre lo social y lo individual.

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CAPITULO II

EL PERIODISMO Y SU IRRUPCIÓN EN LA LITERATURA.

2.1. Reseño histórica del periodismo.

Según Salvador Giner, (prólogo a Gomis, Ll. Teoría de los géneros periodísticos,
BCN, Generalitat de Cat, 1989, cat.), “la mayor innovación literaria de nuestro
tiempo es el periodismo”. El influjo del periodismo en nuestra sociedad es
enorme, ya que es través de él –prensa, radio, televisión, internet– como vemos
el mundo. Por otro lado, el mismo autor afirma que “la consolidación del
periodismo como género literario (o conjunto de géneros que abrazan la noticia,
la crítica, el reportaje) ha comportado una transformación de los demás géneros”.
Aparecen desde hace tiempo novelas periodísticas, o que emplean técnicas
periodísticas (Soldados de Salamina, Territorio Comanche), incluso poemas que
juegan con el lenguaje periodístico.

Según Pizarroso Quintero, A. (Información y poder, Eudema, Salamanca, 1993),


la revolución informativa protagonizada por la prensa empezó con la invención
de la imprenta. Desde finales del XIV hasta principios del XVIII, la prensa
periódica fue gestando su futura expansión a las sombra del Estado, que pronto
vio en ella un poderoso medio de propaganda. En el siglo XVI ya se había
generalizado la impresión de leyes, decretos, pragmáticas,... Pero en el siglo
XVII, en algunos países, encabezados por Holanda, la imprenta, y la prensa –
aún no periódica– se convierten en vivero de ideas divergentes, de
discrepancias, de opinión y difusión intelectual, de libertad.

La Inglaterra liberal de segunda mitad del XVII (Cromwell aparte) crea un cierto
modelo de libertad de prensa. Hasta el siglo XVIII la prensa se convierte en
vehículo de control del estado, en maquinaria propagandística de los poderes
religiosos y en punto de difusión de nuevas ideas –algunas clandestinas–. Se
popularizan ciertas publicaciones periódicas en forma de folletos, novelas por
entregas, literatura popular, almanaques.

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El siglo XVIII contemplará el nacimiento de la prensa periódica. La secularización
y generalización de la cultura, así como la difusión del libro impreso y la voluntad
didáctica y reformista del espíritu ilustrado motivan la aparición de un periodismo
literario a nivel europeo: desde el estado, desde las sociedades privadas, desde
los círculos intelectuales se van creando incipientes empresas periodísticas. Se
consolidan las gacetas semanales y aparecen los primeros periódicos diarios –
aún denostados por la alta cultura–, mientas se suceden episodios de una lucha
oculta contra la censura impuesta por los estados. Durante años, debido a esa
censura, la prensa será un producto caro, sólo al alcance de las medias clases
pujantes.

El siglo XIX será la gran época de la prensa política. Sin la competencia de los
medios tecnológicos del siglo XX, la prensa vive su Edad de Oro hasta la
segunda década del XX como único y gran medio de información. La revolución
industrial, con sus nuevos medios y la mejora de las técnicas de impresión,
permiten ampliar las tiradas, la calidad y la periodicidad de las publicaciones,
que, con los nuevos medios de comunicación, llegan antes y mejor a los más
remotos lugares. No sin limitaciones legales, la prensa se desarrolla y se
consolida de forma definitiva en todos los países occidentales, apareciendo
algunos de los grandes periódicos –que aún perviven–. El lenguaje periodístico
desarrolla un sistema propio que, en manos de algunos autores, se consolida
como lleno de posibilidades expresivas y, así, como género literario.

El siglo XX, con su vertiginosa tecnología, desplaza a la prensa como medio de


información de plena actualidad, para convertirla en vehículo de reflexión y
opinión, que ha sabido adaptarse a los tiempos tanto en su forma y presentación,
como en los contenidos y enfoques que recoge.

El siglo XXI, se viene imponiendo la alternativa del periodismo digital, en las cual
la prensa utiliza el internet para alojar su página web y poder difundirse a través
de las PCs y los celulares, y sobretodo ofreciendo sus contenidos de información
en tiempo real, hoy más que nunca las noticias se difunden minuto a minuto y
existen todo tipo de portales virtuales donde aparecen las notas de prensa. Hoy
las personas pueden crear su propio periodismo digital.

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2.2. El texto periodístico: características y tipología

Suele decirse que la comunicación periodística satisface la necesidad de


información sobre asuntos de interés común que tiene toda sociedad bien
organizada. La prensa se dedica por lo tanto a difundir información, pero además
es también creadora de corrientes de opinión.

Nadie suele plantearle una pregunta tan simple como ¿Qué es el periodismo?
Es algo tan presente en nuestra cotidianeidad, tan convencional, tan familiar,...
Puede entenderse como “un método de interpretación de la realidad social que
es la actualidad” (Gomis). Esa interpretación implica un doble proceso: entender
y expresar. Según Gomis, “la interpretación periodística permite, mediante el
lenguaje, descifrar y entender la realidad de las cosas que han pasado y pasan
a nuestro alrededor”. Para ello, el periodista lleva cabo un proceso de evaluación,
selección e interpretación de las noticias, como filtro para hacerlas llegar al
público. Y aún después de ellos, volverá a filtrarlas al preparar el texto que se
ofrecerá al público.

Por lo tanto, en todo texto periodístico hay una doble intención, un doble proceso,
una doble motivación: INFORMACIÓN (con voluntad teóricamente objetiva, se
trata de proporcionar al receptor los datos más completos y neutros posibles:
interpretación indicativa y descriptiva) y OPINIÓN (todo texto periodístico, por
haber pasado una serie de filtros, es implícitamente subjetivo, pero además
puede ofrecer explícitamente opiniones: interpretación exegética y evaluativa, la
prensa crea opinión.).

La prensa, pues, como indica Rodrigo Alsina (La construcción de la noticia,


Paidós, BCN, 1989), tiene un triple rol social:

- Informar sobre la realidad social objetiva que rodea al individuo.


- Participar en la construcción simbólica de esa realidad.
- Participar en la construcción de la realidad social subjetiva que cada
individuo crea en base a las anteriores.

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El texto periodístico fundamental es la NOTICIA, que muchos periodistas definen
como aquello que hace exclamar “¡caramba!” al lector y otros muchos como
“aquello sobre lo que la gente hablará” o “cualquier cosa que hará hablar a la
gente”, y que otros, más académicos, relacionan con el concepto de
“interesante”. La noticia suele recoger hechos de actualidad, que tengan interés
humano, y que se evalúan según una serie de criterios como la popularidad de
sus protagonistas, lo insólito o sorprendente, la continuidad que pueda tener, el
impacto o la espectacularidad, la proximidad geográfica.

Partes de la noticia: Titular, subtítulo, encabezamiento, cuerpo de la noticia.


Las cinco WW.

Estilo expositivo: claridad, concisión, brevedad, corrección, información


completa y detallada.

Objetividad y subjetividad: focalización y modalización.

Problemas lingüísticos (Lázaro Carreter): literalización, estilo administrativo,


vulgarismos, extranjerismos, ultracorrecciones sintácticas, uso excesivo de
terminología específica.

Pero existen otros géneros. Recogemos, completándola, la clasificación de


Gomis:

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Género de Noticia Relato de un hecho sucedido que se considera
información que el público debe saber

Reportaje Redacción viva –detallada e ilustrada– de un


suceso o situación del que el periodista ha sido
testigo.
Entrevista Diálogo con una persona cuyas opiniones o
confidencias pueden ser de interés. Estilo directo,
presentación previa.

Crónica Cuenta una serie de hechos de cierta duración de


forma panorámica, en ciertas tendencias
periodísticas, se mezcla con la opinión.

Género de Crítica Opinión sobre un evento cultural por especialista:


opinión libro, película, obra, concierto.

Editorial Escrito sin firma, fijo y destacado, que expone la


opinión de todo el periódico.

Chiste Ilustración cómica firmada que expresa una


gráfico- opinión sobre un suceso de actualidad.
caricatura
cartas al Opiniones de los lectores.
director

Artículo Exposición subjetiva de cierta longitud sobre una


tema cualquiera de actualidad.
Artículo de Siglo XIX: descripciones detalladas de escenas
costumbres cotidianas,

Columna Espacio fijo de un colaborar o un periodista que


escribe de forma asidua y regular sobre un tema
de actualidad. Hay columnistas muy influyentes en
la opinión pública.

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2.2.1. El nuevo periodismo

También llamado (periodismo literario, o personal). Estilo de periodismo que


aparece en EEUU en los 60 a partir de la obra A sangre fría de T. Capote, mezcla
de género novelesco y periodístico, y de los texto periodísticos de Tom Wolfe,
que empleaba recursos y técnica de la novela para sus artículos y noticias, a la
vez que predicaba que el periodista tiene que empaparse de la vida de los
sujetos de sus artículos para poder explicar bien los sucesos. Se trata de acudir
a recursos novelescos para llenar de realismos y cotidianeidad el texto
periodístico, imprimiéndole además un estilo personal. Ivan Tubau resume así
las características de este periodismo: periodismo como literatura, realismo
detallado, periodista culto y documentado, nueva manera de mirar el mundo para
tratar de reflejarlo tal como es sin opinar ni valorar, que el lector saque sus
propias conclusiones.

2.3. Periodismo y literatura.

Aunque podemos retraernos hasta las tablillas romanas para encontrar los
orígenes de una incipiente obra periodística, es en el siglo XVI, a raíz de la
invención de la imprenta cuando se empieza a gestar la verdadera explosión
periodística en Europa que se producirá en el siglo XVII y XVIII. Desde sus inicios
como gran medio de comunicación en el siglo XVIII, el periodismo va a mantener
una estrecha relación con la literatura y sus protagonistas: como medio de
difusión, de debate, de opinión, de crítica, de divulgación, de publicidad, de
subsistencia,... Desde el siglo XVIII, prensa y literatura andarán cogidas de la
mano.

2.3.1 El siglo XVIII.

Afirma N. Glendinning (Historia de la literatura española, vol. 4, Ariel), que fue


gracias a las publicaciones periódicas cómo muchos autores pudieron alcanzar
un público más amplio. Las diferentes revistas y diarios, favorecieron la aparición
de nuevos géneros caracterizados por su brevedad, la controversia, la polémica,
la actualidad (el ensayo reducido y la carta, sobre todo) formando así nuevos

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hábitos de lectura, influyendo en el estilo de escritura de los autores, trabajando
como medio de publicación y circulación de muchas de las obras del siglo (como
las Cartas Marruecas que aparecieron primero en el Correo de Madrid).

1713: bajo cierta estabilidad política: desarrollo de corrientes periodísticas de


crítica literaria, política, científica, económica,... Aparecen periódicos como las
Memorias eruditas para la crítica de Artes y Ciencias, antecedente del
fundamental Diario de los Literatos (1737-1742). Alborg considera que el Diario
pertenecía a la modalidad llamada literario-erudita, ya que en él se proponían
“emitir juicio ecuánime sobre todos los libros que se publicaran en España”. N.
Glendinning insiste en la importancia de estas publicaciones para la distribución
y difusión de las ideas ilustradas y los principios del Neoclasicismo en España.
Así, el Diario acabó por ser un verdadero tratado de preceptiva contra el
barroquismo, el amaneramiento y la falta de rigor, y alabó la claridad, la
sistemática y la calidad didáctica. El Diario de los Literatos fue fundado por Juan
Martínez Salafranca (uno de los fundadores de la Academia de Historia),
Leopoldo Jerónimo Puig y Francisco Xavier de la Huerta y Vega. Alrededor de
esta publicación se creó una amplio círculo de colaboradores entre lo más
granado de la intelectualidad española de la época. Inspirados en el anterior
aparecieron en 1739 el Mercurio Literario, de Antonio María Herrero y José
Lorenzo de Arenas y el Nuevo Cordón Crítico general de España (1748).

F. Mariano de Nipho editó el semanal Caxon de sastre dedicada a la selección


de autores españoles y extranjeros bajo criterios morales y éticos, pretendiendo
moralizar y entretener a la vez. Nipho es el primero en crear una publicación
periódica –aunque prescinde de la actualidad– y en establecer un sistema de
suscripción. El mismo editó después Diario estrangero, amalgama de traducción
de obras y artículos franceses. Bajo la misma órbita de éste último aparecen
publicaciones como El Hablador juicioso (que pretende instruir al pueblo con
artículos sobre moral, política, metafísica, bellas artes,...), El Hurón político
(seguidor del periodismo anglosajón, didactista), la Aduana crítica (revista de
crítica literaria que pretendía cribar los malos libros), El Belianis Literario (primer
ejemplo de crítica literaria moderna) o la Tertulia de la aldea (dirigida a un público
sencillo pretendía divulgar obras clásicas internacionales).

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Nigel Glendinning destaca publicaciones como la de José Clavijo y Fajardo: El
pensador (1762), semanal que sigue el modelo del Spectator de Addison:
especulaciones, heterogeneidad temática, generalizaciones, incorporación de
cartas escritas por personajes ficticios, tertulias inventadas,....Con ella, Clavijo
se convierte en portavoz de las grandes cuestiones que preocupaban a los
ilustrados: educación, lucha contra la superstición, reformismo, crítica social –
especialmente a los ociosos–,... Destaca la importancia de otros periódicos como
El Censor o el Correo de Madrid por su difusión de las ideas de la ilustración más
avanzada.

Hacia finales de siglo XVIII el número de publicaciones es cuantioso, y destaca


El Memorial Literario, primera revista que se puede considerar estrictamente
literaria. Exitoso fue también El espíritu de los mejores diarios literarios que se
publican en Europa (1787-1791) de Cristóbal Cladera, importante fuente de
difusión enciclopedista, defensor de la utilidad práctica de la literatura. También
la brevísima La espigadera (1790-91), mezcla de revista de actualidad, literaria
y filosófica, muy cercana a lo que hoy consideramos revista literaria. En 1791 se
prohíben todos los periódicos salvo la Gaceta y el Diario de Madrid, al que se
prohíbe incluir temas políticos.

2.3.2. En el siglo XIX.

Los modelos del XVIII se mantienen, con su voluntad didactista y reformista, pero
incorporando el espíritu prerromántico que empieza a asomar en la España de
la Guerra de la Independencia. Algunos autores dirigen publicaciones como
vehículo para la expresión de ideas no políticas (Cienfuegos, El mercurio, o
Quintana, Variedades de Ciencia, Literatura y Arte, Lista, Arjona y Reionoso, El
correo de Sevilla). De 1808, con el levantamiento y el restablecimiento de la
libertad de prensa hasta el regreso absolutista de 1814, se multiplican los
periódicos y gacetas en todo el estado, serán, como decía Alcalá Galiano, el
medio de ilustración de los españoles. Los autores del romanticismo español se
lanzan a la creación de revistas. Quintana, Lista, Blanco White,... En 1814 y
1825, permitidos sólo 4 periódicos, destacan La crónica científica y literaria en la
que JJ de Mora defiende el clasicismo y Diario mercantil en el que Böhl de Faber

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defiende la estética romántica. En el Trienio liberal resurgen efímeramente varias
revistas como El Censor. Muchos autores seguirán publicando en el exilio,
mientras en España la prensa vehicula la obra de Larra (El duende satírico del
día), los artículos costumbristas de Mesonero Romanos o Estébanez Calderón y
el apogeo del romanticismo hispano en revistas como Cartas Españolas, El
Correo Literario y Mercantil, La Revista Española.

Muerte de Fernando VII: muchos periódicos efímeros, El siglo, El sol,... Destacan


revistas como El artista, El semanario pintoresco Español de Mesonero
Romanos o El museo artístico y literario en el que se publicó la primera parte de
El estudiante de Salamanca. La prensa un lugar preeminente en la difusión del
ideario romántico y de la obra de sus autores, en ella se consolidó el artículo de
costumbres –documento esencial para conocer la vida española de la época,
además de su interés literario por su técnica descriptiva y pictórica y como
revitalización de la narrativa española después del paréntesis del XVIII, en él
radica el nacimiento del realismo español–. Mesonero recogió algunos de esos
artículos –que publicó en prensa bajo el pseudónimo”. El curioso parlante”–, en
dos libros: Escenas Matritenses (1842) y Obras jocosas y serias (1862). En sus
artículos se dedica a recoger y pintar escenas de las costumbres y los tipos del
ambiente madrileño, con especial atención al pueblo llano.

La obra de Larra no puede desvincularse de la prensa, en ella empezó como


crítico teatral, y en ella alcanzó las más altas cotas de la literatura periodística,
con artículos que aún hoy resultan de actualidad. En sus artículos se recoge una
visión completa y animada de las costumbres, usos y vicios nacionales, y una
visión desencantada y crítica del mundo y la sociedad reflejada con ironía y
desgarro en algunos de los primeros artículos realmente contemporáneos de la
prensa española.

Tras la agitación revoltosa del romanticismo, la segunda mitad de siglo se


caracterizará por la consolidación de un periodismo informativo más cercano al
actual. El romanticismo fue un movimiento que nace y muere ligado el mundo de
la prensa, pero no cejará de tener un papel fundamental en el realismo, por poner
sólo un ejemplo, la labor crítica de Clarín en varios periódicos de la época.

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Destaca también, tras la libertad total de prensa establecida en el sexenio
revolucionario, periódicos como El Imparcial y su famoso Lunes Literario –en el
que colaboraban los mejores escritores de la época– o el otro gran periódico: La
correspondencia de España.

2.3.3. El siglo XX. Perspectiva del siglo XXI

El periodismo español de finales del XIX y principio del XX destaca por una
considerable fusión entre prensa y literatura. Una mezcla de motivos
económicos, de difusión a más público y de colaboración entre autores de
tendencias parecidas convierte a la prensa en el centro de la vida cultura y
literaria. No es exagerado considerar que el ámbito natural del escritor en esta
época es más el periódico que el libro. Con las generaciones del 98 y el 14, y
aún la del 27, la preponderancia del ensayo se debe a esa simbiosis entre
periodista, articulista y escritos. La prensa se convierte en una de las principales
fuentes de ingresos para muchos autores y deviene además un medio eficaz
para la labor cultural de los autores y para hacer llegar la propia obra a un público
mayor. Muchas de las obras de estas generaciones ven la luz en periódicos y
revistas como El Sol, El globo, Revista de Occidente, El espectador, El imparcial,
ABC. La prensa española deviene literaria e intelectualizada.

José Carlos Mainer, en La Edad de Plata, destaca el papel fundamental del


periodismo en el proceso cultural que vive España hasta la guerra. Afirma el
profesor Mainer que “el escritor se ha transformado en intelectual, y hasta su
actitud bohemia se colorea de política y supone una toma de posición frente a la
sociedad contemporánea”. Bajo el término “ensayo”, cuando se dice que la
literatura española de esta época es ensayística, se oculta en realidad la
condición de periodística que originariamente tuvieron tantas obras maestras de
Unamuno, Baroja, Machado, Ortega, Azorín, Pérez de Ayala,... “Se olvida hasta
qué punto la apuesta diaria de escribir para un país de sordos acaba siendo,
para el escritor, una forma de recabar audiencia pública y reconocimiento
profesional”.

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Papel fundamental tendrán aún las revistas en la G.27: Litoral, Presencia, La
Gaceta Literaria, Ultra, Nos, España. La Edad de Plata española, en fin, no se
entiende sin las plataformas periodísticas en las que se apoyó.

Después de la guerra civil, continuarán sólo algunos periódicos más o menos


afines al régimen, y aparecerán revistas literarias como Escorial, Arbor, o el
suplemento literario de Arriba, teñidas de un nacionalismo católico y conservador
anclado en la vocerismo patriotero del régimen. El semanario El Español prestó
cierta atención a las polémicas literarias de los 40 y 50 y fue plataforma para
algunos autores jóvenes. Mucho más productivas resultarán revistas como
Cuadernos para el Diálogo o Destino hasta que en 1966 se declare la libertad de
prensa y aparezcan periódicos como Madrid, de marcado corte intelectual, a
través del cual se dan a conocer muchos jóvenes artistas. En 1975 aparece El
País y se afianza los periódicos regionales. La prensa afín al régimen
desaparece. La relación entre literatura y prensa continúa viva, y pocos son los
autores que no han probado suerte en columnas, artículos, críticas de las
muchísimas publicaciones, suplementos, y periódicos que pueblan un panorama
cultural de enorme variedad y riqueza.

Cabría reflexionar sobre el papel de la prensa frente a los otros medios de


comunicación. Y especialmente los retos a los que se enfrentan en la época de
la digitalización.

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CONCLUSIONES

Un ensayo es una mezcla entre el arte y la ciencia, es decir, tiene un elemento


creativo - literario- y otro lógico - de manejo de ideas-. En esa doble esencia del
ensayo (algunos hablarán por eso de un género híbrido) es donde radica su
potencia y su dificultad. Por ser un centauro mitad de una cosa y mitad de otra,
el ensayo puede cobijar todas las áreas del conocimiento, todos los temas. Sin
embargo, sea el motivo que fuere, el ensayo necesita de una "fineza" de escritura
que lo haga altamente literario.

Un ensayo no es un comentario (la escritura propia de la opinión) sino una


reflexión, casi siempre a partir de la reflexión de otros (esos otros no
necesariamente tienen que estar explícitos, aunque, por lo general, se los
menciona a pie de página o en las notas o referencias). Por eso el ensayo se
mueve más en los juicios y en el poder de los argumentos, no son opiniones
gratuitas. En el ensayo se deben sustentar las ideas, mejor aún, la calidad de un
ensayo se mide por la calidad de las ideas, por la manera como las expone, las
confronta, las pone en consideración. Si no hay argumentos de peso, si no se
han trabajado de antemano, el ensayo cae en el mero parecer, en la mera
suposición.

Si se quiere diseñar un símbolo que represente la ubicación del periodismo entre


la literatura y la comunicación, se elegiría a un árbol: las raíces, la comunicación
(oral y escrita), el tronco, la literatura; y las ramas, el periodismo. Se puede
afirmar que el periodismo y la literatura “son como la rama y el tronco, que no
pueden vivir por separado”.

Desde sus orígenes, la literatura siempre alimentó al periodismo, puesto que las
noticias constituían un pequeño centro de la información que ofrecían los
periódicos. Se pueden separar ambos lenguajes, en donde no es fácil encuadrar
satisfactoriamente a la literatura o lo que se entiende por ella, o bien, al
periodismo propiamente dicho.

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FUENTES DE INFORMACION

Álvarez, Miriam (2010). Tipos de escritos. Cuadernos de Lengua Española.


Octava Edición. Ed. Arco Libros. Barcelona. España

Anguiano, Mª Luz et alii (2014). Manual básico para la escritura de ensayos. SM


México, Consejo Puebla A.C. CEIDEA.

Aullón de Haro, Pedro. “El género ensayo. Los géneros ensayísticos y el sistema
de géneros”

García Berrio, Antonio y Huerta Calvo, Javier (2006). Los géneros literarios;
sistema e historia. Cátedra.

Gomis, Ll. (1989) Teoría de los géneros periodísticos.

López, Noelia (2010). “El ensayo: orígenes del género literario y su vinculación
con el periodismo”. Revista Clases Historia (Número 172). Publicación digital de
Historia y ciencias sociales.

Mancera, Ana (2009). “La teoría de los géneros periodísticos en España: notas
sobre su origen y estado de la cuestión”. Web para profesionales de la
comunicación iberoamericanos

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