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De Maximilien Robespierre a Danilo Medina

Por Amilcar Carrasco

Danilo Medina no es un ciudadano común y corriente, él es el primero entre sus iguales, ese es
el presidente de la República.

Querer decir que la Constitución es lesiva a un individuo particular, en este caso al Presidente
de la República, es querer tomarle el pelo al pueblo dominicano.

En el año 2015 se produjo una reforma constitucional, que modificó un solo artículo de la
Carta Magna, el número 124, que establecía como límite del ejercicio del poder un periodo
constitucional de 4 años.

El actual presidente, haciendo uso del poder conferido por el pueblo y en franco abuso de la
confianza depositada en él de respetar las normas que juró, se comportó como los
tradicionales mesiánicos gobernantes dominicanos que hemos tenido y vestido de “salvador”,
hizo una modificación de la constitución para reelegirse y exceder los límites del ejercicio de su
poder.

Con esto quedó violentado los principios que dieron vida a las constituciones en el mundo
entero, que es la conformación de un estructura contra el abuso del poder.

El concepto de regirse bajo un régimen constitucional radica en el sentido de mantener la idea


de un poder limitado o controlado, pero ¿Qué sentido tiene esto si quienes ejercen dicho
poder tienen la capacidad de violentar las normas existentes?

El neocaudillismo en la República Dominicana está auspiciado por una complicidad mediática,


en el que el caudillo gobernante usa los recursos del Estado para pagar las propagandas a favor
de sus acciones, sobre todo en estos tiempos, donde la post verdad está arropando nuestras
vidas.

Cuando se modificó el artículo 124 de la constitución y se estableció la vigésima disposición


transitoria, el espíritu de la Ley que el Legislador plasmó no fue el de limitar derechos
fundamentales de nadie, sobre todo que se trató del primero entre sus iguales, sino el de
preservar los límites y controles del ejercicio del poder, tratándose del capricho de un caudillo,
que no se abocó a una reforma integral, sino más bien a pretensiones particulares para seguir
gobernando.

Por eso es aberrante sustentar las pretensiones de querer seguir en el poder más allá del 2020,
alegando que se están violentando derechos fundamentales, sobre todo cuando estos
comentarios salen de juristas, cuando lo que se está es dándole vida a la razón de ser de la
constitución de la República.

Se justifica que los cientos y miles de bocinas pagas por el gobierno pretendan hacerse eco de
esto, pero es lamentable que esas posiciones se sustenten con los recursos que emanan del
mismo pueblo dominicano, nuestros impuestos.
Cuando escucho a alguien hablar de la posibilidad de que Danilo Medina sea presidente de la
República en el periodo 2020-2024, siento que están mencionando el nombre de Maximilien
Robespierre y su susodicho Comité de Salvación Pública que vendría a ser el Comité Político
del PLD.

Respetemos el espíritu de la Ley, el sentido de la constitución, el orden de nuestra nación, para


no tener que lamentarnos mañana de lo que hoy pudimos prever.

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