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Marx:

 ¿Cuál es el problema fundamental parA marx?

El estudio científico de la sociedad

A mediados del siglo XIX, Europa estaba sumida en la inestabilidad política iniciada con la Revolución francesa. El
espíritu insurreccional se propagó por el continente, y se multiplicaron los intentos de derribar el antiguo orden de
monarquías y aristocracia a favor de regímenes republicanos democráticos. Al mismo tiempo, gran parte de Europa se
enfrentaba a los cambios sociales generados por la industrialización. Algunos filósofos habían explicado los
problemas del mundo industrial moderno en términos políticos y habían propuesto soluciones políticas, y para otros,
como Adam Smith, la economía era la causa y a la vez la respuesta a dichos problemas, pero se había estudiado poco
la estructura de la sociedad.
Entre los años 1830 y 1842, el filósofo francés Auguste Comte defendió que era posible, y hasta necesario, el estudio
científico de la sociedad. Karl Marx coincidía con él en la necesidad de un enfoque objetivo y metódico, y fue uno de
los primeros en aplicarlo. Sin embargo, no se propuso llevar a cabo un estudio propiamente sociológico, sino explicar
la sociedad moderna en términos históricos y económicos, empleando la observación y el análisis a la hora de
identificar las causas de la desigualdad social. Mientras que Comte vio en la ciencia el medio para lograr el cambio
social, para Marx este solamente podía alcanzarse mediante la acción política.
La noción de progreso histórico

En la época de Marx, la explicación convencional del desarrollo de la sociedad era la evolución en etapas: desde la
caza y la recolección, pasando por las sociedades nómadas ganaderas y agrícolas, hasta la moderna sociedad
mercantil. Como filósofo, Marx reconocía este concepto del progreso social y los orígenes económicos de la sociedad
industrial, pero desarrolló su propia interpretación del proceso,Su principal influencia fue el filósofo alemán Georg
Hegel y su concepción dialéctica de la historia: el cambio se produce por una síntesis de fuerzas opuestas que resuelve
la tensión entre ideas contradictorias. Sin embargo, Marx contemplaba la historia como la evolución de las
circunstancias materiales en lugar de las ideas, y si bien tomó de Hegel el marco dialéctico, rechazó gran parte de su
filosofía. También le influyeron pensadores socialistas franceses, como Jean-Jacques Rousseau, que responsabilizó a
la propiedad privada de la desigualdad en la sociedad civil.Marx propuso un nuevo enfoque del estudio del progreso
histórico. Afirmó que son las condiciones materiales en las que viven los individuos las que determinan la
organización de la sociedad, y que los cambios de los medios de producción (herramientas y maquinaria empleadas
para crear riqueza) conducen a los cambios socioeconómicos.El materialismo histórico, como se llamó este enfoque
del desarrollo histórico, explica la transición de la sociedad feudal a la capitalista moderna como resultado de la
aparición de nuevos métodos de producción. Bajo el feudalismo, los nobles controlaban los medios de producción
agrícola como dueños de la tierra que cultivaban campesinos o siervos. En la era de las máquinas surgió una nueva
clase, la burguesía, dueña de unos nuevos medios de producción, que disputó su lugar a los nobles y provocó un
cambio en la estructura económica de la sociedad. Los elementos opuestos de la sociedad feudal contenían las semillas
de la sociedad capitalista que la sustituyó. Como sostuvo Marx junto con Friedrich Engels en el Manifiesto comunista:

«La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases»

Mientras que el feudalismo se había caracterizado por dos clases, la nobleza y el campesinado, la sociedad industrial
moderna había creado una clase capitalista, la burguesía, dueña de los medios de producción, y una clase proletaria,
que trabajaba en las nuevas estructuras, las fábricas.

Conflicto de clases

Según afirma Marx, la tensión y el conflicto entre las clases sociales resultan inevitables, y por consiguiente, así como
el feudalismo había sido reemplazado, lo sería la sociedad capitalista y la burguesía dominante. Algún día, el
proletariado controlaría la sociedad, tras haber acabado con el sistema que lo había engendrado.

La revolución comunista anunciada por Karl Marx se hizo realidad en 1917, no en una nación industrial
avanzada, como había predicho, sino en la Rusia zarista.
Es el modo de producción de los bienes materiales lo que determina la estructura social de la sociedad capitalista: las
clases del capital y del trabajo. Los capitalistas obtienen su riqueza de la plusvalía de los bienes producidos en las
fábricas de su propiedad con el trabajo de los obreros. En cambio, el proletariado no posee prácticamente nada y tiene
que vender su trabajo a la burguesía para sobrevivir. La relación entre las clases es de explotación, al enriquecer a los
dueños del capital y mantener en la pobreza a la clase trabajadora. Además, el trabajo no cualificado en las fábricas
resulta deshumanizador, y su consecuencia es la alienación del proceso de producción, agravada por la amenaza de
pérdida del empleo cuando la producción supera a la demanda.Con el tiempo, la opresión genera en el proletariado
una conciencia de clase que le impulsa a organizar movimientos por su bien colectivo. El egoísmo inherente al
capitalismo tiende a impedir una evolución similar en el seno de la burguesía, y la competencia constante conduce a
crisis económicas cada vez más frecuentes. La creciente solidaridad de la clase trabajadora y el debilitamiento de la
burguesía permitirán con el tiempo al proletariado hacerse con el control de los medios de producción y crear
unasociedad sin clases.

Una aportación fundamental

El análisis de Marx de cómo el capitalismo había creado clases socioeconómicas en el mundo industrial fue uno de
los primeros estudios científicos de la sociedad al basarse en algo más que la mera teoría y ofreció una explicación
completa, a la vez económica, política y social, de la sociedad moderna. Con este fin, Marx introdujo
varios conceptos fundamentales para el pensamiento sociológico posterior, en particular los de lucha de clases,
conciencia de clase, explotación y alienación. Sus ideas inspiraron a numerosos revolucionarios, y durante buena
parte del siglo XX casi un tercio de la población mundial vivió bajo regímenes fundados sobre principios marxistas.
Sin embargo, no todos estuvieron de acuerdo con la división marxista de la sociedad en clases definidas por su
posición económica, ni con la idea de que el cambio social es el resultado inevitable de la lucha de clases.
En la siguiente generación, tanto Émile Durkheim como Max Weber, considerados con frecuencia junto con Marx los
«padres fundadores» de la sociología moderna, desarrollaron perspectivas diferentes. Durkheim reconocía que la
industria había modelado la sociedad moderna, pero sostenía que era la propia industrialización, no el capitalismo, la
raíz de los problemas sociales. Weber, por su parte, aceptaba las causas económicas de la lucha de clases, pero
consideraba demasiado simple la división de la sociedad en burguesía y proletariado con criterios puramente
económicos; creía que el auge del capitalismo tenía también causas culturales y religiosas, y que estas se reflejaban en
clases basadas en el prestigio y el poder además de en la posición económica.
Si bien el influjo de Marx en la sociología del mundo occidental declinó durante la primera mitad del siglo XX, los
miembros de la llamada Escuela de Fráncfort de sociólogos y filósofos (entre los que se cuentan Jürgen Habermas,
Erich Fromm y Herbert Marcuse) destacaron en la defensa de sus principios. Tras la Segunda Guerra Mundial, durante
la guerra fría, la opinión se dividió aún más. En EE UU en particular, toda teoría relacionada con Marx fue
desacreditada, mientras que en Europa, especialmente en Francia, numerosos filósofos y sociólogos desarrollaron sus
ideas sociales.
Actualmente, mientras la tecnología continúa transformando nuestro mundo y crece la conciencia de la desigualdad
económica, algunas de las ideas básicas de Marx han suscitado de nuevo el interés de ciertos sociólogos, economistas
y politólogos

http://www.nocierreslosojos.com/karl-marx-conflicto-clases/

 Según Marx ¿Cuál es el motor de la historia?

El motor de la historia es la lucha de clases


Marx encabeza el Manifiesto Comunista con una tesis tajante: el motor de la historia es la lucha de clase. Y lo
hace porque esta es la tesis fundamental del marxismo, la que le da su carácter revolucionario y ordena y
jerarquiza todo su cuerpo teórico.
Aunque prácticamente todas las tesis del marxismo son hoy cuestionadas, esta, la de colocar la lucha de clases
en un papel dirigente, es la más atacada, considerándola por el pensamiento dominante en la izquierda como
un “reduccionismo” o un “exceso dogmático”.
¿Lucha de clases o “múltiples conflictos”?
No es casual que el Manifiesto Comunista, la presentación pública de la posición y el programa de los comunistas,
comience como lo hace.
Sus primeras frases son tajantes: “toda la historia de las sociedades humanas hasta nuestros días es una historia de
lucha de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una
palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces,
y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el
régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes”.
Así nace el marxismo. Colocando en el puesto de mando la lucha de clases como motor de la historia. Si no se hace
así, en realidad se está tergiversando el marxismo hasta convertirlo en su contrario.
Es lo que se hace cuando desde algunos sectores de la izquierda nos dicen que el marxismo lo basa todo en el
desarrollo económico, conduciendo a un “determinismo” donde las cosas suceden de forma “inexorable”.
No es verdad. Ese economicismo nada tiene que ver con el marxismo, que siempre ha colocado la lucha de clases, y
no el desarrollo de las fuerzas productivas, como motor de la historia.
Pero esta tesis fundamental del marxismo está totalmente cuestionada por el pensamiento hoy dominante en la
izquierda.
En su libro “Hegemonía y estrategia socialista” Ernesto Laclau (teórico del “postmarxismo” e inspirador de buena
parte de las tesis hoy defendidas por la dirección de Podemos) afirma que “vivimos en un tiempo postmarxista. Que
nos obliga a deconstruir la noción misma de clase social. (…) La noción fundamental de que el antagonismo crucial en
la sociedad es la lucha de clase ha sido sobrepasado por una multiplicidad de antagonismos, plasmados en los
diferentes movimientos de emancipación de los excluidos”.
Dos concepciones del mundo
Lo que se enfrentan, en torno a negar o afirmar la primacía de la lucha de clases, son dos concepciones del mundo
antagónicas.
Tal y como plantea Lenin en Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, “el materialismohistórico de Marx
es una enorme conquista del pensamiento científico. Al caos y la arbitrariedad que imperan hasta entonces en los
puntos de vista sobre historia y política, sucedió una teoría científica asombrosamente completa y armónica, que
muestra cómo, en virtud del desarrollo de las fuerzas productivas, de un sistema de vida social surge otro más
elevado; cómo del feudalismo, por ejemplo, nace el capitalismo. (…) El genio de Marx consiste en haber sido el
primero en deducir de ello la conclusión que enseña la historia del mundo y en aplicar consecuentemente esas
lecciones. La conclusión a que llegó es la doctrina de la lucha de clases”.
Lo que se enfrentan son dos concepciones del mundo antagónicas, el materialismo revolucionario del marxismo y el
idealismo y humanismo burgués
El marxismo busca conocer las leyes objetivas que rigen la historia para transformarla al servicio de los intereses de
los explotados y oprimidos. Mientras que al negar la validez de la tesis científica de que el motor de la historia es la
lucha de clases, se nos propone una auténtica regresión histórica en el conocimiento, comparable a si algún físico
cuestionara a Newton para retornar a Aristóteles. Basada, frente al materialismo revolucionario que supone el
marxismo, en el idealismo y el humanismo burgués, que persigue siempre ocultar el poder de las clases dominantes
y el antagonismo de su dominio.
Las consecuencias de partir de una u otra posición las plantea tajantemente Lenin cuando afirma que“los hombres
han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a
descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses
de una u otra clase. Los que abogan por reformas y mejoras se verán siempre burlados por los defensores de lo viejo
mientras no comprendan que toda institución vieja, por bárbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de
determinadas clases dominantes. Y para vencer la resistencia de esas clases, sólo hay un medio: encontrar en la
misma sociedad que nos rodea, las fuerzas que pueden — y, por su situación social, deben — constituir la fuerza
capaz de barrer lo viejo y crear lo nuevo, y educar y organizar a esas fuerzas para la lucha”.
No olvidarse nunca de la lucha de clases
Al iniciarse la Revolución Cultural Proletaria en China, Mao Tse Tung lanza una consigna de masas: “No olvidarse
nunca de la lucha de clases”. Colocando, como hicieron Marx y Lenin, la lucha de clases en el papel dirigente,
también dentro de una sociedad socialista.
¿Qué queremos decir los marxistas cuando afirmamos que el motor de la historia es la lucha de clases?
Se trata de toda una concepción del mundo, asentada sobre la más importante tesis científica del materialismo
histórico.
En “Sobre la práctica”, Mao Tse Tung expone de forma sencilla y clara la posición materialista y revolucionaria del
marxismo:
“Ante todo, los marxistas consideran que la actividad del hombre en la producción es su actividad práctica más
fundamental, la que determina todas sus demás actividades. (…) En una sociedad sin clases, cada individuo, como
miembro de la sociedad, uniendo sus esfuerzos a los de los demás miembros y entrando con ellos en determinadas
relaciones de producción, se dedica a la producción para satisfacer las necesidades materiales del hombre. En todas las
sociedades de clases, los miembros de las diferentes clases sociales, entrando también, de una u otra manera, en
determinadas relaciones de producción, se dedican a la producción, destinada a satisfacer las necesidades materiales
del hombre. (…)
La práctica social del hombre no se reduce a su actividad en la producción, sino que tiene muchas otras formas: la
lucha de clases, la vida política, las actividades científicas y artísticas; en resumen, el hombre, como ser social,
participa en todos los dominios de la vida práctica de la sociedad. Por lo tanto, va conociendo en diverso grado las
diferentes relaciones entre los hombres no sólo a través de la vida material, sino también a través de la vida política y
la vida cultural (ambas estrechamente ligadas a la vida material). De estas otras formas de la práctica social, la lucha
de clases en sus diversas manifestaciones ejerce, en particular, una influencia profunda sobre el desarrollo del
conocimiento humano. En la sociedad de clases, cada persona existe como miembro de una determinada clase, y todas
las ideas, sin excepción, llevan su sello de clase”.
El valor de una s
Ernesto Laclau, cuyas tesis dirigen hoy en buena medida el pensamiento de la izquierda, habla de “lucha de clase” y
no de “lucha de clases”. Solo hay una “s” de diferencia. Pero ya Lenin nos advirtió que “en cuestiones de matiz se
decide el destino de la revolución”. Pues bien, en colocar o borrar esa “s” hay dos concepciones radicalmente
enfrentadas.
Así sucede cuando Laclau planea que “demostrar que las relaciones capitalistas de producción
sonintrínsecamente antagónicas implica entonces, demostrar que el antagonismo emerge lógicamente de la relación
entre el comprador y el vendedor de fuerza de trabajo. Pero, precisamente, esto no puede ser demostrado (…) sólo si
los trabajadores se resisten a esta extracción [de plusvalía] la relación se vuelve antagónica; no hay nada en la
categoría de “vendedor de fuerza de trabajo” que sugiera tal resistencia como conclusión lógica.”
Es decir, para Laclau no existe antagonismo en la explotación capitalista si el proletariado “no se resiste”. Y solo
existe “lucha de clase” (enfrentandose a la lucha de clases “ ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y
abierta” de la que habla Marx en el Manifiesto Comunista) cuando las clases se enfrentan, en una lucha sindical o en
una batalla política.
Partir de la posición de que la lucha de clases es el motor de la historia nos enfrenta a un mundo dividido en clases
con intereses irreconciliables, donde todos debemos tomar partido
En “Para una crítica a la práctica teórica. Respuesta a John Lewis”, el filosofo marxista Louis Althusser ya
combatía estas concepciones, antagónicas con el marxismo y propias del reformismo:
“Es necesario ver que esta Tesis [el motor de la historia es la lucha de clases] es decisiva para el marxismo
leninismo. Puesto que traza una línea de demarcación radical entre los revolucionarios y los reformistas.
(…) Para el reformista, las clases existen antes de la lucha de clases, un poco como dos equipos de rugby existen, cada
uno por su lado, antes del encuentro.
Cada clase existe en su propio campo, vive en sus propias condiciones de existencia; una clase puede incluso explotar
a la otra, pero eso no es todavía la lucha de clases. Un día, las dos clases se encuentran y se enfrentan, y sólo entonces
comienza la lucha de clases. (…)
Por el contrario, para los revolucionarios no es posible separar las clases de la lucha de clases. La lucha de clases y la
existencia de clases son una sola y misma cosa. Para que en una “sociedad” haya clases es necesario que la sociedad
esté dividida en clases; tal división no se hace a posteriori, pues lo que constituye la división en clases es la
explotación de una clase por la otra, o sea la lucha de clases. Porque la explotación es ya lucha de clase. Para
comprender entonces la división en clases, la existencia y la naturaleza de las clases, es necesario partir de la lucha de
clases. Por lo tanto es preciso colocar la lucha de clases en el primer rango”.
Tomar partido
Esta es una discusión teórica, por supuesto, pero que tiene una importancia práctica decisiva.
Partir de la posición de que la lucha de clases es el motor de la historia nos enfrenta a un mundo dividido en clases con
intereses irreconciliables, desvelando el dominio y la explotación de la clase dominante.
Lo que nos obliga a tener que tomar partido, puesto que en una sociedad de clases no se puede adoptar una postura
“imparcial”. Nos empuja a la necesidad de tomar una posición por la clase explotada, el proletariado, y por los
objetivos revolucionarios de acabar con la explotación capitalista y el dominio político de la burguesía.
Por el contrario al negar que la lucha de clases es el motor de la historia, se subvierte la realidad de un mundo dividido
en clases, ocultando el poder de la clase dominante y borrando el antagonismo de su dominio y de su explotación.
Orientando a todos los revolucionarios hacia la confusión de “combatir todas las injusticias”, impidiendo su
organización para golpear el poder de la clase dominante con el objetivo de derrocarlo.
https://www.uce.es/motor-historia-lucha-de-clases/

 Realiza un esquema de la estructura económica y define cada parte que la compone


 ¿Qué es la ideología?

En sociología se llama ideología a todo conjunto más o menos sistemático de creencias que intentan explicar al
hombre y el mundo, a la vez que orientar su conducta a partir de ciertos valores aceptados como correctos. En este
sentido general, toda teoría del mundo es una ideología: lo es tanto el punto de vista reaccionario como el
conservador, tanto el progresista como el radical (incluido el propio marxismo). En todas las sociedades
encontramos teorías del mundo o ideologías puesto que, como señaló Engels, "todo lo que mueve a los hombres
tiene que pasar necesariamente por sus cabezas". Pero el marxismo añade a este concepto general las siguientes
peculiaridades:
a) entiende la ideología de un modo tan amplio que acaba identificando ideología con cultura; en la
“Crítica de la economía política” nos dice Marx que la ideología abarca el derecho, la política, la religión,
el arte, la filosofía, y (sugiere) hasta la misma ciencia;
b) las ideologías no describen al hombre y su situación en el mundo y la sociedad de un modo correcto,
sino de un modo deformado, falso;
c) esa deformación en la descripción del hombre es consecuencia del interés de la clase dominante por
mantenerse en su situación de dominio; como nos dice Marx en “La ideología alemana” “las ideas de la
clase dominante, son, en todas las épocas, las ideas dominantes”. La clase dominante dispone de los
medios de producción material, pero también del control y producción de los bienes espirituales, de la
producción de la cultura, por lo que las ideas que en una sociedad triunfen serán las que la clase
dominante quiera que dominen;
d) las ideologías son un “producto social”: los pensamientos de los hombres son consecuencia de la
sociedad en que viven, particularmente del orden económico vigente;
e) como resultado de la tesis anterior, las distintas formas de ideología (religión, política, filosofía) no
tienen historia ni desarrollo propio; esto quiere decir, por ejemplo, que una historia de la filosofía que
explique los distintos sistemas filosóficos a partir de los problemas y las soluciones que los filósofos han
presentado (una historia “interna” de la filosofía) es una mala historia de la filosofía; la “buena” historia
de la filosofía debe mostrar la relación entre los sistemas filosóficos que aparecen a lo largo de la historia
y las circunstancias económicas de las que son un reflejo.

Dada esta interpretación de la ideología como una forma de alienación,u na de las tareas fundamentales de
la filosofía será la de desenmascarar el supuesto carácter objetivo de las descripciones ideológicas; la filosofía
se concibe esencialmente como filosofía crítica. Esto es lo que intenta hacer el marxismo, por ejemplo, con su
crítica a la religión y a la economía política clásica. Y es también lo que lleva al marxismo a creer que una de
las tareas más difíciles será lograr en el proletariado una conciencia de clase pues, dado el control que tiene la
clase explotadora de las distintas formas de producción espiritual, lo más probable es que el propio
proletariado defienda ideas que no le convienen, ideas que son las que a la clase dominante le interese que
piense. La superación definitiva de las ideologías sólo podrá realizarse con la desaparición de la explotación
del hombre por el hombre.

En el siguiente texto, Karl Marx presenta el concepto de ideología como las representaciones que el hombre
se hace de la realidad ligadas a las condiciones materiales de existencia, las condiciones reales en las que se
desenvuelve la vidahumana.

"Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero los hombres son reales y
actuantes, tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por
el intercambio que a él corresponde, hasta llegar a sus formaciones más amplias. La conciencia no puede ser
nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es su proceso de vida real. Y si en toda la
ideología los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en la cámara oscura, este fenómeno responde
a su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina responde a su
proceso de vida directamente físico. Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que
desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra al cielo. Es decir, no se parte de lo que los
hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o
imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte del hombre que realmente
actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de
los ecos de este proceso de vía. También las formaciones nebulosas que se condensan en el cerebro de los
hombres son sublimaciones necesarias de su proceso material de vida, proceso empíricamente registrable y
sujeto a condiciones materiales. La moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de
conciencia que a ellas corresponden pierden, así, la apariencia de su propia sustantividad. no tienen su propia
historia ni su propio desarrollo, sino que los hombres que desarrollan su producción material y su intercambio
material cambian también, al cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es
la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. Desde el primer punto de
vista, se parte de la conciencia como del individuo viviente; desde el segundo punto de vista, que es el que
corresponde a la vida real, se parte del mismo individuo real viviente y se considera la conciencia solamente
como su conciencia."

https://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiacontemporanea/Marx/Marx-
Ideologia.htm

 Según marx ¿Qué es estado?


La teoría marxista elevó la teoría del Estado a un nuevo peldaño. Para Marx, al igual que en Hegel, el Estado
brotaba de la sociedad y se oponía a ella, pero a diferencia de este, la causa de ese proceso la encontró en las
relaciones económicas basadas en la propiedad privada, las cuales posibilitaron a un grupo de hombres
erigirse como portadores del orden social y presentar sus intereses particulares como los intereses de toda la
sociedad, creando todo un gran mecanismo para salvaguardarlos. Marx y Engels hicieron un análisis de la
sociedad capitalista que les tocó vivir, en condiciones en las cuales la sociedad se había polarizado en dos
grandes bloques: burgueses y proletarios, las contradicciones entre ellos eran irreconciliables y por tanto el
estallido revolucionario tarde o temprano le ajustaría las cuentas al régimen capitalista. No obstante, en ningún
momento obviaron los factores que podían amortiguar este conflicto y la influencia que, ya desde entonces,
ejercían en la clase desposeída, otras clases y sectores que eran arrastrados a sus filas. Con esta teoría se
desmienten las concepciones que afirmaban al Estado como sujeto neutral, ajeno a los conflictos sociales, y lo
revelan en su esencia como instrumento de dominación de la clase económicamente dominante, mostrando su
carácter clasista. Estos análisis acerca del Estado no pueden conducir a la conclusión que concebían a este
solo como un instrumento de clase, o como parte de la superestructura; todo lo contrario, trataron de
demostrar cómo este poder había salido de la sociedad y revelaron con claridad su origen, su causa principal.
Esto le permitió sentenciar su final. El surgimiento de la propiedad privada había provocado la diferente
posición de los hombres en la sociedad y con ello el surgimiento de los antagonismos que propiciaron la
aparición del Estado. Eliminando estas diferencias de clases con la desaparición de los intereses opuestos era
posible que se extinguiese, pues los factores causantes de su concepción desaparecerían. Esta concepción no
fue el resultado de un proceso abstracto, sino surgió como producto del vínculo estrecho entre las luchas de la
clase obrera en Europa y sus fundadores, lo que a su vez permitía el desarrollo de la teoría. La estructura del
Estado burgués no fue objeto de ninguna obra de Marx, Lenin tampoco efectuó un análisis de este tipo. El
pensamiento marxista posterior de Europa Occidental – exceptuando a Gramsci- no asumió esta
responsabilidad, y por eso no pudo elaborar una estrategia adecuada para enfrentarse a este tipo de Estado; por
el contrario, los errores cometidos tanto estratégicos como tácticos, llevaron a los partidos comunistas a su
debilitamiento paulatino. Pero también en aquellos países que por una vía u otra lograron derrocar al régimen
burgués e iniciar la construcción del “socialismo” se obviaron los cambios que se estaban operando en el
capitalismo internacional y en la estructura del Estado burgués o se efectuó un análisis simplista que no
ofrecía los elementos necesarios para enfrentarlos. Por otra parte, el análisis de las transformaciones en la
estructura y en las funciones del “Estado socialista” careció de toda objetividad, como lo han demostrado los
acontecimientos desencadenados en estos países.
Fundamentalmente a partir de la Segunda Guerra Mundial y como resultado de las nuevas tendencias del
resultado del desarrollo capitalista, los teóricos marxistas se plantearon el problema del Estado burgués,
tratando de caracterizarlo y definir sus funciones en la nueva época.
https://www.nodo50.org/cubasigloXXI/congreso08/conf4_mendez_gomez.pdf

 Como se relaciona la estructura y la superestructura


El vínculo orgánico entre estructura y superestructura

Para que se forme un bloque histórico es necesario que la estructura y la superestructura de este bloque estén
orgánicamente ligadas. Gramsci define abstractamente esta organicidad como la necesidad, para el movimiento
superestructural del bloque histórico, de evolucionar en los límites del desarrollo de la estructura, pero también más
concretamente como la obra de los grupos sociales encargados de administrar las actividades superestructurales.

En realidad, este vínculo orgánico corresponde a una organización social bien concreta que aparece, por de pronto, en
la influencia que ejerce la estructura sobre la evolución de la superestructura. Retomando una afirmación de Marx en
el prefacio a la Contribución a la crítica de la economía política, Gramsci subraya que en todo análisis del bloque
histórico “es preciso moverse en el ámbito de dos principios:

ninguna sociedad se propone tareas para cuya solución no existan ya las condiciones necesarias y suficientes o no
estén, al menos, en vías de aparición y desarrollo;

ninguna sociedad desaparece y puede ser sustituida si antes no desarrolló todas las formas de vida que están implícitas
en sus relaciones.

Una vez fijadas las condiciones estructurales de la evolución de la superestructura, Gramsci estudia los caracteres
esenciales de todo movimiento superestructural orgánico, y señala dos aspecto:

 Todo acto o ideología orgánica debe ser “necesaria” a la estructura; esto significa que las ideologías deben organizar
los grupos sociales y dirigirlos en conformidad con las condiciones socio-económicas: “En cuanto históricamente
necesarias, éstas tienen una validez que es psicológica; organizan las masas humanas, forman el terreno en medio del
cual se mueven los hombres, adquieren conciencia de su posición, luchan.

 De ahí que –y este es su segundo aspecto-, los movimientos superestructurales orgánicos tengan un carácter
permanente. Representan la ideología, la política de distintos grupos sociales y, en este sentido, “dan lugar a la crítica
histórica-social que se dirige a los grandes agrupamientos, más allá de personas inmediatamente responsables y del
personal dirigente”. Sólo en la medida en que los movimientos superestructurales respondan a estas condiciones
orgánicas, será el “reflejo” de la estructura y formarán con ella un bloque histórico.

Queda por ver cómo se traduce concretamente este vínculo orgánico. Este es asegurado por la capa social encargada
de administrar la superestructura del bloque histórico: “Cada grupo social, al nacer en el terreno originario de la
producción económica, se crea conjunta y orgánicamente uno o mas rangos de intelectuales que le dan homogeneidad
y conciencia de la propia función, no sólo en el campo económico sino también en el social y en el político”.
Los intelectuales son los “funcionarios de la superestructura” al servicio de la clase que representan y con la cual
mantienen una vinculación social y económica muy estrecha. Así, el vínculo orgánico entre estructura y
superestructura aparece bien concreto y no solamente teórico. Esto explica en gran parte el interés que Gramsci otorga
al estudio de los intelectuales en los Cuadernos, ampliando así considerablemente el análisis marxista de las relaciones
entre estructura y superestructura al darle un contenido social efectivo.

Una vez establecido su vínculo con la estructura, las ideologías y las actividades políticas devienen el verdadero
terreno donde los hombres toman conciencia de los conflictos que se desarrollan en el nivel de la estructura, lo que les
da un valor “estructural” y confirma la noción del bloque histórico donde “las fuerzas materiales son el contenido, y
las ideologías la forma.

http://www.colloqui.org/colloqui/2015/2/28/la-relacin-entre-estructura-y-superestructura-en-el-seno-
del-bloque-histrico-antonio-gramsci

La relación entre estructura y superestructura es dialéctica y a la vez orgánica, Por otra parte el mismo Gramsci
previene contra el error que consiste en considerar separadamente estos dos elementos: el concepto de bloque histórico
tiene por objetivo justamente evitar este error.

El carácter dialéctico y orgánico de la relación entre la estructura y la superestructura del bloque histórico tiene dos
consecuencias:

 la naturaleza orgánica de esta relación permite delimitar un bloque histórico;

 la subvaloración de este carácter orgánico acarrea graves errores políticos.


 http://www.colloqui.org/colloqui/2015/2/28/la-relacin-entre-estructura-y-superestructura-en-el-seno-
del-bloque-histrico-antonio-gramsci
 ¿Cuáles son las premisas de la historia?
 ¿Qué es la división del trabajo?

El análisis más acabado de la evolución histórica de la división del tra-


bajo capitalista la realiza Marx en la sección cuarta de El Capital, su obra de
madurez. Para ese entonces las categorías conceptuales que utiliza habían
variado sustantivamente desde sus escritos juveniles. Mucho se ha discutido
acerca de la continuidad en el pensamiento de Marx. Mientras algunos auto-
res (Althusser, entre otros) señalan una ruptura epistemológica entre las obras
consideradas precientíficas y científicas, otros prefieren ver una constante
coherencia filosófico-política a lo largo de toda su vida intelectual.
Lo cierto es que a partir de los Elementos fundamentales para la crítica
de la Economía Política (Grundrisse), 1857-1858, cambia el eje teórico de
la explicación marxista, desplazándose del análisis de la competencia y el in-
tercambio en el mercado al análisis de la producción. No es fortuito que en
los años previos a la publicación de las Grundrisse, Marx descubra las pro-
fundas implicaciones de la teoría del excedente económico de Ricardo, a
quien, pese a sus diferencias, lo considera como «el economista par exce-
llence de la producción».

Con este desplazamiento, la crítica a la división del trabajo capitalista


no tendrá ya las connotaciones morales que se derivan de su manifiesta in-
justicia, sino que penetrará en la esencia de la acumulación. No es en el
mercado, la circulación, donde se gesta el poder del capital, porque la explo-
tación no consiste en la desproporción entre el ingreso de la clase obrera y el
ingreso de la clase capitalista, ya que estas variables sólo miden la diferencia
entre salarios y ganancias y, como sabemos, las ganancias son sólo un frag-
mento del plusvalor en general.
La esencia de la acumulación la buscará entonces en las relaciones so-
ciales que se establecen en la producción. Para ello será necesario un cambio
conceptual significativo: a partir de 1850, Marx ya no hablará de un inter-
cambio entre salario y trabajo, sino de un intercambio desigual entre salario
y fuerza de trabajo. Así, el obrero no sólo produce para mantenerse y repro-
ducirse, sino que también produce un plusproducto que no le es retribuido,
ya que el capitalista compró su capacidad de trabajo y no su trabajo a secas.

Considerando la jornada laboral, Marx caracteriza estos dos momentos como


trabajo necesario y trabajo excedente y la cuota de plusvalor dependerá de la
relación entre ambos.
Históricamente, la primera forma de crecimiento del plusvalor consistió
en la prolongación de la jornada de trabajo (plusvalor absoluto). Pero esta
forma tiene sus,límites físicos y culturales. También es posible aumentar el
plusvalor mediante la intensificación del trabajo, pero ello depende del gra-
do de resistencia de los obreros. Se plantea entonces otra posibilidad, que
consiste en la disminución del tiempo de trabajo necesario, independiente-
mente de los límites de la jornada laboral. Este aumento del plusvalor es
relativo a un mayor rendimiento del trabajo como consecuencia del creci-
miento de la capacidad productiva, sea a través de los cambios en los méto-
dos, en los instrumentos de trabajo o en ambos a la vez.
La extracción de plusvalor relativo caracteriza a la producción capitalis-
ta plenamente desarrollada en la industria. Pero, para llegar a esta forma de
producción, ha sido necesaria una larga y penosa evolución de la división
del trabajo, que Marx analiza minuciosamente a través de las etapas previas
de la cooperación y la manufactura, existentes en el momento de la transi-
ción del feudalismo al capitalismo.

La división basada en la cooperación simple, típica de la pequeña pro-


ducción mercantil, consiste en la reunión de artesanos, los cuales, al estar
desposeídos de sus medios de producción, se ven obligados a trabajar bajo la
autoridad del poseedor del capital, quien concentra en sus manos la concep-
ción y decisión de producir valores de uso. Se trata de una coordinación
basada en el oficio, pero que reproduce de forma alterada la organización
jerárquica del artesanado. En tanto el trabajador va perdiendo paulatinamen-
te el control sobre el proceso productivo, se va gestando de forma embriona-
ria el «trabajador colectivo», donde se diluyen los trabajos concretos para constituir el trabajo abstracto, medida en la
que se subsumen todos los traba-
jos individuales.
En la manufactura la cooperación alcanza un nivel superior, ya que las
diferentes actividades que componían el oficio ahora se reorganizan en tomo
a una división del trabajo que supone la parcelación de tareas y, en la medida
en que, estas actividades pasan a ser interdependientes, se refuerza la consti-
tución del trabajador colectivo. En la reconversión del artesano en obrero la
fuerza de trabajo pierde paulatinamente su valor, porque, al descualificarse
las habilidades que componían el virtuosismo artesano, el control técnico
pasa a estar bajo el comandodel capital.

La expansión de la manufáctura tuvo un límite histórico, no sólo por la


estrechez de su base productiva, sino también por las características de la
fuerza laboral, todavía organizada en torno al oficio. El crecimiento del ca-
pital requería, pues, revolucionarizar los mediosde producción mediante la
sustitución de la herramienta por la máquina con impulsión mecánica cuya
ocupación se autonomizaba de la destreza particular del obrero.

Finalmente, en cuanto al trabajo alienado, interesa destacar que se trata


de un tema sujeto a mucha controversia que, en parte, deriva de la modifica-
ción del concepto a lo largo de la obra de Marx y, en parte también, del
contexto sociológico en que se aplicó posteriormente.

Marx presenta a la alienación como un impedimento a la libertad y universa-


lidad que supone privativas de la esencia del hombre. El trabajo, lejos de
permitir esta autorrealización, mutila todas las facultades humanas y no per-
mite su satisfacción, y ello vale, tanto para el obrero como para el que com-
pra su fuerza de trabajo, es decir, afecta a todas las capas sociales.
En El Capital, el concepto de alienación se aplica solamente a la condi-
ción del obrero y ya no se trata de una reflexión sobre la esencia del hombre
en general, sino de la cosificación y ocultamiento de las relaciones sociales.
Puesto que los productores no entran en contacto social hasta que intercam-
bian sus productos, sólo resultan visibles las relaciones en el mercado y no
son conscientes de las que se establecen en la producción. Como consecuen-
cia, Marx señala que... «Las relaciones sociales se les ponen de manifiesto
no como relaciones directamente trabadas entre las personas mismas en sus
trabajos, sino, por el , contrario, como relaciones propias de cosas entre las
personas y relaciones sociales entre las cosas»'. En El Capital, también se
puede apreciar un cambio terminológico: no aparece ya el simple vocablo de
«alienación», sino expresiones como «voluntad extraña», «fuerza extraña»,
etcétera, que dan idea de la pérdida de control por parte del obrero sobre el
producto y el proceso de trabajo.

http://www3.uji.es/~soro/SIND/Tema3a.html

 ¿Qué es la enajenación ¿existen tipos de enaj3enacion?


 ¿Cómo se producen las revoluciones sociales?
En cuanto a la teoría de la revolución social

Primero, igual que Simón Bolívar y Francisco de Miranda, Marx y Engels eran productos sociales de su
época, de la Revolución Francesa, del amanecer de la sociedad burgués-democrático-capitalista. Ambos
vinieron de una clase de demócratas radicales, que reclamaron la continuación de la revolución social
francesa.
Después de haber estudiado la filosofía idealista objetivista de Hegel, la economía nacional británica y los
socialistas y comunistas utópicos franceses, británicos y alemanes, Marx desarrolló su teoría de la revolución
social y socialista en los años 1840-1844.

Tenemos que recordar, que esta teoría intentó ser un programa para la entonces retrasada revolución burgués-
democrática en Alemania. Según Marx y Engels, quienes redactaron el Manifiesto Comunista de 1848, el
retraso histórico alemán, comparado con sus vecinos occidentales burgueses (Inglaterra y Francia), le ofreció
un chance histórico único a la revolución social alemana, no sólo para completar la “emancipación política”
que se había producido por la revolución jacobiniana en Francia, sino incluso para sobrepasarla en una
“emancipación humana”, que llegaría tan lejos como para superar la contradicción entre citoyen y burgués.

Para la Revolución Bolivariana, dentro de su dinámica de extenderse a todo el continente americano y el


globo, esta explicación marxista, este desarrollo histórico transicional de la revolución jacobiniana, burguesa y
política a la “emancipación humana” a nivel global es vital. Definitivamente hasta hoy día, cualquier estudio
consciente podría revelar las consecuencias emancipatorias y lógicas de las actuales guerras genocidas de
destrucción masiva asimétricas fascistas imperialistas.

En realidad, el estudio científico doméstico serio, ciertamente revelaría las profundas contradicciones sociales,
que genera el mercado mundial, la “economía del mercado” y los procesos dialécticos iguales, desiguales y
combinados, que chocan fuertemente uno con el otro, como explosivas luchas globales de clase y venideras
revoluciones emancipatorias.

Como tal se pueden ver el golpe de Estado y los actos de sabotaje de la industria petrolera en Venezuela en el
2002.

Marx nos explicó el factor subjetivo - presente en todas las revoluciones sociales, incluyendo a la Revolución
Bolivariana - del entonces esperado movimiento emancipatorio alemán. Esto ciertamente no es un asunto sui
generis, no es un cálculo matemático de equivalentes, tampoco es maquillaje de la “economía del mercado” o
incluso del socialismo computarizado, es más bien el acto valiente, colectivo y consciente de pasar el punto de
no regreso, el Rubicon.

Para Marx significaba pasar la línea, no sólo del ideólogo burgués radical al teórico de la revolución socialista,
sino también del socialismo utópico al socialismo científico, hecho que para sí sólo es susceptible de diseñar
el puente de la práxis que necesariamente tiene que vincular la crítica del presente con la utopía concreta del
futuro y de actuar la “alianza de los hombres y mujeres pensantes y sufridos”, que liberará la sociedad humana
de las cadenas del modo de producción burgués y por lo tanto del sistema de clases a escala mundial.

Este fue el contexto histórico dentro del cual nació el Socialismo; ab ovo, era científico, filosófico, humanista,
emancipatorio y permanente, era una lucha global de clases.

Cualquier Socialismo “viejo u obsoleto”, “real o existente”, “ortodoxo o dogmático”, “social-democrático o


real-democrático”, nuevo u original de cualquier siglo, primeramente, como punto de honor y de partida, tiene
que pasar ante los ojos críticos de Marx y Engels, de Lenin y Trotski y tiene que conocer la concepción
marxista viviente del Socialismo.

Cuando desarrolló la práxis y la teoría de la revolución global permanente, Marx afirmó, que dos partidos se
unen para encontrarse en una alianza temporal impulsada por la revolución, aunque difieren en su actitud
política básica hacia esta revolución: Una de tipo pequeño-burgués que apunta a lograr y terminarla, y una
proletaria que la empuja hacia adelante,

“hasta que todas las clases de más o menos propiedad han sido exprimidas de la autoridad, el poder ejecutivo
ha sido arrebatado por el proletariado y las asociaciones de los proletarios no sólo en un país sino en todos los
países líderes del mundo, serían tan adelantados, (...) que al menos las fuerzas de producción decisivas estarán
concentradas en las manos del proletariado” (Véase: Marx y Engels, “Discurso de la Autoridad Central a la
Liga”, marzo 1850).
https://www.aporrea.org/ideologia/a16259.html

 ¿Qué significa fetichism de la mercancía?

Los productos que fabrica el hombre con sus manos, aparecen como seres independientes dotados de vida
propia, que se encuentran en determinadas relaciones con los hombres y entre si. En ello estriba,
precisamente, el fetichismo que atribuye a la mercancía propiedades sobrenaturales.

"«El carácter misterioso de la forma mercancía estriba, por tanto, pura y simplemente, en que
proyecta ante los hombres el carácter social del trabajo de éstos como si fuese un carácter material
de los propios productos de su trabajo, un don natural social de estos objetos y como si, por tanto,
la relación social que media entre los productores y el trabajo colectivo de la sociedad fuese una
relación social establecida entre los mismos objetos, al margen de sus productores»"
 Karl Marx, “El Capital”

El producto superior en que se desarrolla el cambio de mercancías es el dinero, el capital, y por este motivo el
fetichismo de la mercancía encuentra su materialización más completa en el fetichismo del dinero, del capital,
en el poder del oro sobre los hombres. Parece que no es el desarrollo de la producción mercantil y del cambio
ni el desarrollo de las relaciones sociales lo que ha conducido a que una determinada mercancía, el oro, se
convirtiera en dinero, sino, por el contrario, que todas las mercancías se cambien por oro y expresan en él su
valor únicamente porque el oro es dinero por naturaleza.

https://www.ecured.cu/Fetichismo_de_la_mercanc%C3%ADa
 Teoría del valor

La teoría del valor-trabajo en Marx


La teoría del valor-trabajo se conoce principalmente por los estudios al respecto de Karl Marx, en su obra El Capital,
siendo un principio fundamental en el pensamiento económico del marxismo.

El valor de las mercancías


Marx parte de la base de que el valor de una mercancía está determinado por la cantidad de trabajo socialmente
necesario para producirla. Este trabajo socialmente necesario se refiere al trabajo humano abstracto, es decir: gasto de
esfuerzo físico y mental humanos, independientemente de las características concretas del trabajo (alfarería, herrería,
etc.). La cantidad de trabajo se mide en tiempo, habitualmente en horas.
Sin embargo, no todas las personas trabajan igual, sino que su trabajo depende de su edad, de su experiencia, su
habilidad, su destreza, su forma de organizarse, etc. Si el valor de una mercancía dependiese únicamente del tiempo
individual que ha costado producirla, se llegaría a una situación absurda, que cuanto más lento se trabajase, tanto más
aumentaría el valor de la mercancía resultante de ese trabajo. De esta manera se premiaría el despilfarro de trabajo y a
los trabajadores perezosos o poco hábiles. La economía sería mucho menos productiva: se perdería el tiempo del
productor para fabricar la mercancía, el tiempo del comprador, que necesita trabajar más horas para adquirirla, en
definitiva, tiempo de trabajo social.
Así pues, el valor de cambio de una mercancía no es igual al trabajo individual, sino al trabajo socialmente necesario
para producirla, siendo esto la cantidad de trabajo necesario en condiciones medias de productividad en una
determinada sociedad y en una determinada época.
Una segunda precisión se refiere al concepto de cantidad de trabajo. Como ya se ha explicado, la cantidad de trabajo
se mide en horas, pero tampoco se puede establecer un criterio completamente unificador entre todos los trabajos, pues
no todos los trabajos son iguales. Cabe establecer la diferencia entre el distinto grado de cualificación que requieren
distintos trabajos. Así, no son equiparables los trabajos de albañil y arquitecto, pues no necesitan la misma
cualificación. Si ambos trabajos se remunerasen de la misma manera, esto implicaría que la cualificación no produce
un valor añadido al trabajo y sería inútil, por lo que nadie desearía adquirir una cualificación profesional. Por ello es
que Marx concibe las categorías de trabajo medio simple (el que no requiere una capacitación extra respecto al nivel
de educación medio) y el trabajo complejo, que puede tomarse en cuenta como trabajo simple multiplicado.

El valor de la fuerza de trabajo y el valor generado por ella


En la sociedad capitalista la fuerza de trabajo es una mercancía como cualquier otra, por lo que su valor es igual al
tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla. O sea, el valor de los bienes necesarios para la existencia del
trabajador y su familia. Pero la fuerza de trabajo tiene la particularidad respecto a las demás mercancías empleadas en
la producción (maquinaria, materias primas) de que puede traspasar a la mercancía un valor superior a su propio valor,
un plusvalor. Este plusvalor surge del plustrabajo o el trabajo más allá del necesario para reproducir el valor de la
fuerza de trabajo.
Para entender esto es clave entender la diferencia entre fuerza de trabajo y trabajo. El trabajo es el empleo de la fuerza
de trabajo. El capitalista que contrata a un empleado no compra su trabajo sino su fuerza de trabajo. Como la jornada
laboral se extiende (y para el capitalismo así es necesario que sea) más allá del tiempo de trabajo necesario para
reproducir el valor de la fuerza de trabajo, tenemos un tiempo de plustrabajo, en el cual se genera un plusvalor
apropiado por el capitalista.
La teoría del valor de Marx no tiene como objetivo predecir el precio de las mercancías, sino de comprender las
fuerzas principales que regulan el intercambio de las mercancías. En el caso particular de la mercancía "fuerza de
trabajo", la ley del valor sirve para explicar el origen de la ganancia capitalista: el plusvalor.
http://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/hf/soff_u10_3.html

 Explicación DE PLUSVALIA

De acuerdo con lo expuesto por Marx, la plusvalía consiste en el valor que el obrero que percibe un salario

por su labor genera por encima del dinero que representa su esfuerzo laboral. Dicho valor, que podría

definirse como trabajo no pagado al obrero, queda en poder del capitalista, quien ve en la plusvalía la base de

la acumulación monetaria.

Para entender la noción de plusvalía, hay que tomar en cuenta que a cada mercancía le corresponde un precio

que guarda relación con el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción. La fuerza de

trabajo también es considerada por el marxismo como una mercancía, cuyo valor está vinculado a lo esencial

para que el trabajador pueda subsistir y reproducirse.

Veamos este concepto a través de un ejemplo práctico: si una persona debe trabajar nueve horas diarias para

satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia, recibiendo una paga un 60% por debajo de lo normal en

su rubro, el porcentaje restante de salario queda en manos de su empleador, y representa la plusvalía generada

por la labor. Dicho valor es un nuevo y adicional, un plusvalor, ya que no forma parte de ningún otro

componente del proceso productivo.

Esta apropiación de la plusvalía es la explotación del capitalismo. Según Marx, el capitalista puede

incrementar el nivel de explotación por medio de la maximización de la plusvalía absoluta (a partir de

extender la jornada laboral) o de la plusvalía relativa (recortando el valor de la fuerza de trabajo).


https://definicion.de/plusvalia/

 ¿Cuáles son las causas que conducirán al modo de producción comunista?


 Inicialmente como reacción al avance desbocado del industrialismo, que era la organización de la producción
de bienes en masa lo que requería de capitales que no estaban al alcance de la gente en general sino de unos
pocos. Fue un cambio progresivo pero que se fue acelerando y que reemplazó a las economías basadas en la
agricultura y la producción en artesanal por una economía apuntada a la producción en gran escala a través del
trabajo asalariado, en largas jornadas y muchas veces sin días de descanso. Eso incluía a niños hasta ancianos.
 El comercio ya existía en las economías agrícolas, pero el industrialismo lo convirtió en el elemento central
que le permitió la venta en gran volumen y muchos lugares incluyendo el extranjero de mercancías
producidas.
 La producción industrial, en realidad existía desde mediados del Siglo 18 y sigue existiendo en el presente.
Depende de las innovaciones tecnológicas, por lo que continúa asociado a los desarrollos tecnológicos y
científicos.
 El comunismo, planteado por Friedrich Engels en base a las teorías de Karl Marx, es posterior al socialismo y
a las encíclicas del Papa León 13. El comunismo es un grado superior de socialismo, y lo real es que se usó en
pocos países con resultados catastróficos desde el punto de vista de desarrollo humano. Se les dice a muchos
“países comunistas” en forma peyorativa.
 El socialismo y el capitalismo son los dos sistemas sociales, políticos y económicos de relación antagónica en
cuanto al manejo de los bienes y los mecanismos de producción en una sociedad.
 Ambos ideologías son de uso común en los debates sociales y políticos contemporáneos, y representan
popularmente los dos modelos contrapuestos de dirección de las sociedades: uno centrado en la acumulación
de capitales (capitalismo) y el otro en la conducción social de la producción (socialismo).
 La pugna entre estos dos modelos deriva de los tiempos de la Guerra Fría, en que se opusieron dos bloques
políticos y económicos en el mundo: el comunista, orquestado por la U.R.S.S. y el capitalista, por USA y los
países aliados (Francia, Inglaterra).
 El socialismo se originó en el contexto de la Revolución Francesa, con el pensador francés Francois Babeuf, y
tuvo distintas acepciones y transformaciones a lo largo de los siglos: el socialismo utópico inglés, fue el
primero en considerar al proletariado como una clase social independiente, y el filosófico, heredero del
humanismo francés.
 El siguiente cuadro diferencia en forma breve las diferencias planteadas.

https://es.quora.com/Cu%C3%A1l-es-la-causa-principal-por-las-que-se-di%C3%B3-el-comunismo

 Dictadura del proletariado

 Una vez que la clase obrera haya tomado conciencia de la explotación y opresión sufre, se organizará en
torno a partidos de carácter revolucionario, siendo dirigida por una vanguardia especialmente capacitada y
activa, empeñada en planificar la destrucción del sistema capitalista.
 Esa acción no debe circunscribirse a un solo país ya que, siendo las condiciones y los intereses de la clase
trabajadora idénticos en todo el mundo capitalista, ha de tener un carácter internacional.
 A través de la acción revolucionaria los obreros han de derribar el gobierno burgués y sustituirlo por uno de
carácter obrero. Ello puede requerir el uso de la violencia, pues los trabajadores se encontrarán con la
fuerte oposición de la clase dominante.
 Una vez conseguido el control del Estado será necesario salvaguardar las conquistas realizadas mediante el
ejercicio de una dictadura de los trabajadores, constituyendo éste el primer paso hacia la consecución de una
sociedad comunista sin clases.
 El nuevo Estado que surge de la revolución habrá de suprimir la propiedad privada de los medios de
producción (elemento primordial en la explotación de la clase obrera) y sustituirla por la propiedad
colectiva de los mismos.
 La tesis de la dictadura del proletariado ha sido una de las más controvertidas del marxismo, ya que implica
la conquista de una de las claves de la superestructura social: el Estado. El modo de conseguirlo ha sido
criticado por algunos autores posteriores a Marx, tildados por los marxistas clásicos de revisionistas.

http://www.claseshistoria.com/movimientossociales/marxismodictadurap.htm
 Proletariado y obrero
El obrero de manufactura de los siglos XVI-XVIII poseía casi en todas partes instrumentos de producción: su
telar, su rueca para la familia y un pequeño terreno que cultivaba en las horas libres. El proletario no tiene
nada de eso. El 109 obrero de manufactura vive casi siempre en el campo y se halla en relaciones más o
menos patriarcales con su señor o su patrono. El proletario suele vivir en grandes ciudades y no lo unen a su
patrono más que relaciones de dinero. La gran industria arranca al obrero de manufactura de sus condiciones
patriarcales; éste pierde la propiedad que todavía poseía y sólo entonces se convierte en proletario
file:///C:/Users/hp/Desktop/manifiesto%20comunista.pdf

 Manifiesto comunista
"La burguesía ha desempeñado, en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente revolucionario.
Dondequiera que se instauró, echó por tierra todas las instituciones feudales, patriarcales e idílicas.
Desgarró implacablemente los abigarrados lazos feudales que unían al hombre con sus superiores naturales
y no dejó en pie más vínculo que el del interés escueto, el del dinero contante y sonante, que no tiene
entrañas. Echó por encima del santo temor de Dios (…). Enterró la dignidad personal bajo el dinero y redujo
todas aquellas innumerables libertades escrituradas y bien adquiridas a una única libertad: la libertad
ilimitada de comerciar. Sustituyó (…) un régimen de explotación, velado por los cendales de las ilusiones
políticas y religiosas, por un régimen franco, descarado, directo, escueto, de explotación".

Este breve extracto permite apreciar lo atractivo de la prosa marxista, el modo conciso y drástico con el que se
analizan y exponen los armazones del sistema.

Pero las realizaciones de esta clase burguesa son también admirables. Muestran todo aquello de que es capaz el
genio humano. La burguesía no puede subsistir sin revolucionar constantemente los instrumentos de producción y las
relaciones de producción.

Otra condición necesaria a la subsistencia de la sociedad burguesa es el imperialismo: la constante carrera hacia
adelante le impone conquistar nuevos territorios, nuevos mercados para sus mercancías y nuevas fuentes de materias
primas.

https://www.infobae.com/america/cultura-america/2018/02/21/manifiesto-comunista-170-anos-de-uno-de-los-
textos-mas-influyentes-y-polemicos/

 Teoría originario del capital


Acumulación Originaria

Carlos Marx (1818-1883) en su seminal obra El Capital plantea el concepto de Acumulación Originaria para
explicar la transición del sistema feudal al capitalismo, por tanto:

“… [es] el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción. Se la llama “originaria”
porque forma la prehistoria del capital y del modo capitalista de producción” *.

Estas son algunas características de la Acumulación Originaria:

 Como proceso histórico, se sitúa desde el s. XVI hasta finales del XVIII, aunque tiene antecedentes desde el XIV.
 Sirve para explicar la génesis o la prehistoria del concepto de “capital”. En el feudalismo quien es rico es el
posesor de tierras, en el capitalismo, es el que posee capital, es decir, el propietario de los medios de producción
y la materia prima con la que se produce marcancía. El obrero pone su fuerza de trabajo para producir dicha
mercancía, en el capitalismo, el obrero ya no es propietario de sus medios de producción ni de las condiciones de su
trabajo.
 Tiene su origen en el saqueo de las potencias Europeas a las colonias, configurada en estos 3 elementos (haz clic en
cada uno de ellos):

https://portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiauniversal1/unidad3/acumulacionOriginaria/acumulacion
https://historiaybiografias.com/marxismo2/

 Enajenación
Carlos Marx planteó en sus “Manuscritos económico-filosóficos de 1844” el problema de la “enajenación” del
hombre. Para algunos, esta cuestión fue de radical importancia en toda la obra de Marx, implícita en todas sus
reflexiones acerca de la posibilidad de construir una mejor sociedad. Concretamente, en los Manuscritos,
define las distintas formas en que la enajenación se da en el ser humano, y de su análisis explica el origen
mismo de la propiedad privada; con esto, Marx hace una consideración filosófica, humanista, de la economía,
develando el origen humano de los fenómenos económicos.
Al iniciar su análisis de la enajenación, Marx parte de un hecho económico: la situación del obrero que vende
su fuerza de trabajo al capitalista. En esta situación se observa que en la medida en que el obrero da valor con
su trabajo a las mercancías que produce, él mismo se desvaloriza, puesto que ha gastado sus energías en
producir una cosa que no le pertenece y, además, en un trabajo forzado. El análisis de esta situación arroja
como resultado tres modos de enajenación del obrero: 1) la enajenación del obrero en su producto, 2) la
enajenación de la misma actividad productiva (del obrero con respecto a sí mismo) y 3) la enajenación del
obrero respecto del género humano. Veamos en qué consisten cada una de ellas.

El primer modo consiste en el hecho de que lo producido por el trabajador es la objetivación de su trabajo, de
su vida, de su fuerza, y se vuelve algo independiente de su voluntad que lo afecta. Aunque es fruto de su
trabajo, la mercancía producida es ajena al trabajador, extraña a su ser. Y esto implica también el hecho de
que no le pertenezca. En palabras del propio Marx:

La enajenación del trabajador en su producto no significa solamente que su trabajo se traduce en


un objeto, en una existencia externa, sino que ésta existe fuera de él, independientemente de él,
como algo ajeno y que adquiere junto a él un poder propio y sustantivo; es decir, que la vida
infundida por él al objeto se le enfrenta ahora como algo ajeno y hostil.[1]

Este proceso de enajenación en el producto de la actividad práctica del hombre parece fundarse en la doble
naturaleza de las cosas y del mismo ser humano: su capacidad de afectar y ser afectado, de acción y de pasión.
Según lo cual, puede decirse que el hombre es pasivo, o apasionado, mientras se enajena en su producto,
mientras se deja dominar por él; y es activo o libre, mientras produzca sin volverse objeto de sus propios
productos.
El uso que hacemos actualmente de los diversos productos que consumimos implica también, según esta
definición, la enajenación. La radio, la televisión, el teléfono, el automóvil, etc., simbolizan para nosotros un
poder del cual no podemos prescindir, pero que nos parece ajeno. Sabemos vagamente que el ingenio y el
trabajo humano han sido los artífices de estas cosas, pero nos limitamos a usarlas, y más ciertamente nos
parecen con vida propia, independientes de nuestros poderes humanos, que creación humana. Esto demuestra
que la enajenación respecto de los productos del trabajo humano no sólo es exclusiva del trabajador que los
produce, sino que también es vivida por cualquiera que los posea y los utilice.
El segundo modo en que podemos ver la enajenación consiste en el extrañamiento en que cae el hombre con
respecto de su propia actividad, es decir, sintiéndose separado de ella misma, ajeno a ella. Esta es la
enajenación del hombre respecto de sí mismo:

¿En qué consiste, pues, la alienación del trabajo?-escribe Marx.


En primer lugar, en que el trabajo es algo exterior al trabajador, es decir, algo que no forma
parte de su esencia; en que el trabajador, por tanto, no se afirma en su trabajo, sino que se niega
en él, no se siente feliz, sino desgraciado, no desarrolla al trabajar sus libres energías físicas y
espirituales, sino que, por el contrario, mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. El trabajador,
por tanto, sólo se siente él mismo fuera de su trabajo, y en éste se encuentra fuera de sí. Cuando
trabaja no es él mismo y sólo cuando no trabaja cobra su personalidad. Esto quiere decir que su
trabajo no es voluntario, libre, sino obligado, trabajo forzoso. No constituye, por tanto, la
satisfacción de una necesidad, sino simplemente un medio para satisfacer necesidades exteriores a
él.[2]

En la situación del obrero que vende su fuerza de trabajo para sobrevivir, su propio trabajo, su vida, no le
pertenece porque no puede hacer un uso libre de ella. Su vida es un medio para el fin de seguir viviendo, de
sobrevivir meramente. Esta situación, evaluada desde el punto de vista ético, constituye francamente una
inmoralidad, puesto que se trata al ser humano, al obrero, como un medio y no como un fin en sí mismo. La
autonomía o libertad del ser humano es negada en la enajenación del trabajo. En todo caso, Marx verá que el
único fin que se impone es el del Capital, es decir, el de la riqueza producida por los trabajadores que adquiere
una personalidad propia y domina al hombre, tanto al trabajador como al no trabajador; asimismo, se impone
también esta forma enajenada del trabajo. El Capital, que es el producto enajenado del trabajo, se reproduce a
sí mismo en la enajenación del trabajo, es decir, del trabajador con respecto a su propia actividad productiva.
Desde una perspectiva antropológica, la enajenación del trabajo significa su deshumanización, puesto que el
hombre sólo puede tenerlo como algo exterior, no como algo que sea expresión libre de la esencia del hombre.
Y esto es válido tanto para el proletario como para el capitalista. Pero en el caso del obrero esta situación se
expresa de modo particular, sintiendo éste el valor de su personalidad tan sólo fuera del trabajo y
sintiéndose fuera de sí en él, lo que muestra que el trabajo enajenado orilla al trabajador a una existencia
individualista, limitada a la satisfacción de necesidades elementales como el descanso, el comer y el beber,
entre otras. Igualmente, tiende a alejarlo de la vida propiamente humana, la que se desarrolla en colaboración
con los demás.

Esto último que he mencionado se halla en estrecha relación con el tercer modo de enajenación que Marx
describe en los Manuscritos: el de la enajenación del individuo respecto del género humano. Para él, el
hombre es un ser genérico “por cuanto se comporta hacia sí mismo como hacia el género viviente actual, por
cuanto se comporta hacia sí como hacia un ser universal y, por tanto, libre”[3].

El animal –explica Marx- forma una unidad directa con su actividad vital. No se distingue de
ella.Es ella. El hombre, en cambio, hace de su actividad vital misma el objeto de su voluntad y de
su consciencia. Despliega una actividad vital consciente. No es una determinabilidad con la que
directamente se funda. La actividad vital consciente distingue al hombre de los animales. Y eso y
solamente eso es precisamente lo que hace de él un ser genérico.[4]

Toda producción humana se distingue de toda “producción” animal por el acto de la consciencia. Pero este
acto de la consciencia implica desde un principio la colaboración, es decir, ciertas relaciones sociales que
potencian la producción humana. La invención del lenguaje, por ejemplo, no puede ser concebida sin pensar
en una convención de sentido entre diversos individuos y, por tanto, ciertas relaciones entre ellos. Y esta
posibilidad de un marco común de representación de la experiencia a través del lenguaje permite que los
individuos disciernan entre sus representaciones particulares y las de ese marco común, pasando del
“nosotros” al “yo”. Y no digo que del “yo” al “nosotros”, porque sólo puede inaugurarse el acceso a la
distinción entre el ser genérico y el ser individual sobre la base de lo hecho en común, como he puesto por
ejemplo al lenguaje. Pero, claro, además del lenguaje, está también la utilización social de herramientas, que
con la organización del trabajo posibilita, aunque en menor medida que con el lenguaje, el desarrollo de la
consciencia. Por esto dirá Marx que ha sido a través del trabajo organizado primero, y luego con el uso del
lenguaje, que el hombre se ha hecho humano.
Podemos decir, entonces, que la enajenación del hombre en el producto de su trabajo y con respecto a
supropio trabajo, que son esencialmente hechos sociales, en los que se expresa la esencia genérica del hombre,
implican, pues, una enajenación del individuo respecto de la humanidad en general. Pero, además, en esta
enajenación está implícita también la oposición entre los seres humanos, como explica Marx del siguiente
modo:

[Cuando el hombre] se comporta hacia el producto de su trabajo, hacia su trabajo materializado,


como hacia un objetoajeno, hostil, dotado de poder e independiente de él, se comporta hacia ello
como hacia algo de que es dueño otro hombre, un hombre ajeno a él, enemigo suyo, más
poderoso, e independiente de él. Cuando se comporta hacia su propia actividad como hacia una
actividad esclavizada, se comporta hacia ella como hacia una actividad puesta al servicio, bajo el
señorío, la coacción y el yugo de otro hombre.

De aquí resulta también que la propiedad privada es consecuencia de la enajenación del trabajo, y no tanto su
causa. Marx compara esto con el hecho de que “los dioses, originariamente, no fueron la causa, sino el
resultado del extravío de la inteligencia humana. Más tarde esta relación se trocará en interdependencia”[6]. Y
es que la creencia en los dioses es para Marx una forma de enajenación, en que el hombre proyecta sus
poderes vitales en seres imaginarios, pero atribuyéndoles una realidad independiente del mismo hombre que
los ha inventado. Aquí, no son esos dioses causa de sí mismos, sino la enajenación humana; igualmente, la
propiedad privada, que es en cierto modo la sacralización del derecho de poseer, tiene su origen psicológico en
la enajenación del trabajo humano.

Pero, por lo expuesto anteriormente, la enajenación también trae por consecuencia la oposición del hombre
contra el hombre, es decir, su división en clases sociales. Cada clase diferente de hombres tiene diferentes
intereses, diferentes pasiones. Y en tanto los hombres vivan sometidos a sus pasiones no pueden concordar en
naturaleza y establecer una sociedad verdaderamente justa. Es esta una de las razones por la que es importante
hacer este análisis de la enajenación humana.
¿Qué conclusiones finales se pueden extraer de lo anterior? En su análisis de la enajenación del trabajo, Marx
no esclarece el origen de esta enajenación, aunque parece ser un propósito que él expresa en las líneas finales
de su primer manuscrito. Sin embargo, parece plausible afirmar que el hombre caeen la enajenación por su
propia naturaleza de ser pasivo y activo frente a las cosas creadas por él mismo.
El efecto más importante de la enajenación, además de la deshumanización de la cultura, de todo lo creado por
él, sean objetos o relaciones sociales, es la oposición del hombre contra el hombre. Es el hecho de que la
enajenación esclaviza al ser humano por sus propias criaturas y lo divide en clases sociales, impidiendo su
plena realización. Por esto, superar la enajenación significa un proceso de liberación humana, que es también
el proceso de la historia. Y aunque después de la liberación es muy probable que el hombre vuelva a caer en
otro tipo de enajenación, el proceso de la liberación del hombre a través de la historia, puede tal vez hacerlo
cada vez más apto para conquistar la libertad definitiva.
https://podcastfilosofia.wordpress.com/2011/06/19/el-concepto-de-enajenacion-en-el-joven-marx/

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