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Hay células de formas y tamaños muy variados. Algunas de las células bacterianas más
pequeñas tienen forma cilíndrica de menos de una micra o µm (1 µm es igual a una
millonésima de metro) de longitud. En el extremo opuesto se encuentran las células
nerviosas, corpúsculos de forma compleja con numerosas prolongaciones delgadas que
pueden alcanzar varios metros de longitud (las del cuello de la jirafa constituyen un ejemplo
espectacular). Casi todas las células vegetales tienen entre 20 y 30 µm de longitud, forma
poligonal y pared celular rígida. Las células de los tejidos animales suelen ser compactas,
entre 10 y 20 µm de diámetro y con una membrana superficial deformable y casi siempre
muy plegada.
Pese a las muchas diferencias de aspecto y función, todas las células están envueltas en
una membrana —llamada membrana plasmática— que encierra una sustancia rica
en agua llamada citoplasma. En el interior de las células tienen lugar numerosas reacciones
químicas que les permiten crecer, producir energía y eliminar residuos. El conjunto de estas
reacciones se llama metabolismo (término que proviene de una palabra griega que
significa cambio). Todas las células contienen información hereditaria codificada en
moléculas de ácido desoxirribonucleico (ADN); esta información dirige la actividad de la
célula y asegura la reproducción y el paso de los caracteres a la descendencia. Estas y
otras numerosas similitudes (entre ellas muchas moléculas idénticas o casi idénticas)
demuestran que hay una relación evolutiva entre las células actuales y las primeras que
aparecieron sobre la Tierra.
Composición química
En los organismos vivos no hay nada que contradiga las leyes de la química y la física. La
química de los seres vivos, objeto de estudio de la bioquímica, está dominada por
compuestos de carbono y se caracteriza por reacciones acaecidas en solución acuosa y en
un intervalo de temperaturas pequeño. La química de los organismos vivientes es muy
compleja, más que la de cualquier otro sistema químico conocido. Está dominada y
coordinada por polímeros de gran tamaño, moléculas formadas por encadenamiento de
subunidades químicas; las propiedades únicas de estos compuestos permiten a células y
organismos crecer y reproducirse. Los tipos principales de macromoléculas son
las proteínas, formadas por cadenas lineales de aminoácidos; los ácidos nucleicos, ADN y
ARN, formados por bases nucleotídicas, y los polisacáridos, formados por subunidades de
azúcares.
Células procarióticas y eucarióticas
Partes de la célula
Las tres partes básicas de toda célula son: la membrana plasmática, el citoplasma, y
el núcleo.
Citoplasma
Está formado por sustancias orgánicas e inorgánicas mesclada en agua y de consistencia
vizcosa. En el citoplasma se encuentran los diferentes orgánulos celulares, los cuales llevan
a cabo funciones celulares, mitocondrias, ribosomas aparato de Golgi, etc
Núcleo
Rodeado de una doble membrana y con cierta forma esférica, se encuentra dentro del
citoplasma y guarda en su interior el material cromosómico o ADN denominado cromatina.
También contiene el nucléolo, que está formado por ácido ribonucleico (ARN) y proteínas,
que es quien realiza la función de formación de los ribosomas, algunos tipos de células
cuentan con más de un núcleo.
Membrana citoplasmática
Es la capa que rodea y protege al citoplasma, y por consiguiente al núcleo, además
cumple con la función de regular la entrada de nutrientes y también la eliminación
de desechos, está formada principalmente por lípidos y proteínas
Pasos para la realización de la división de las células
La célula se prepara para dividirse.
Los cromosomas se dividen.
Se forma el huso acromático.
Las cromátidas se alinean en el centro de la célula.
Las cromatidas se separan.
La célula se estrecha por el centro.
La membrana celular empieza a dividirse.
Las dos nuevas células hijas reciben la misma dotación cromosómica.
Sistema óseo
Es la armazón que sostiene nuestro cuerpo con los sistemas que lo forman, cumple otras
funciones como proteger partes vitales del organismo El tejido óseo combina células vivas
(osteocitos) y materiales inertes (sales de calcio y fósforo), además de sustancias orgánicas
de la matriz ósea como el colágeno, proteína que también está presente en otros tejidos. Los
huesos son órganos vivos que se están renovando constantemente.
Principales funciones
Soporte: los huesos proveen un cuadro rígido de soporte para los músculos y
tejidos blandos.
Protección: los huesos forman varias cavidades que protegen los órganos
internos de posibles traumatismos. Por ejemplo, el cráneo protege el cerebro
frente a los golpes, y la caja torácica, formada por costillas y esternón protege los
pulmones y el corazón.
Movimiento: gracias a los músculos que se insertan en los huesos a través de los
tendones y su contracción sincronizada, se produce el movimiento.
Homeostasis mineral: el tejido óseo almacena una serie de minerales,
especialmente calcio y fósforo, necesarios para la contracción muscular y otras
muchas funciones. Cuando son necesarios, el hueso libera dichos minerales en la
sangre que los distribuye a otras partes del organismo.
Producción de células sanguíneas: dentro de cavidades situadas en ciertos
huesos, un tejido conectivo denominado médula ósea roja produce las células
sanguíneas rojas o hematíes mediante el proceso denominado hematopoyesis.
Almacén de grasas de reserva: la médula amarilla consiste principalmente
en adipocitos con unos pocos hematíes dispersos. Es una importante reserva de
energía química.
En el cuerpo humano existen 208 huesos:
26 en la columna vertebral
8 en el cráneo
14 en la cara
8 en el oído
1 hueso hioides
25 en el tórax
64 en los miembros superiores
62 en los miembros inferiores
Hay varios tipos de huesos:
Largos, como los del brazo o la pierna
Cortos, como los de la muñeca o las vértebras
Planos, como los de la cabeza
Sistema muscular
Sistema nervioso
Es el encargado de controlar todas las demás funciones de nuestro organismo, hacer las
demás funciones como hacer latir el corazón, controla el proceso digestivo y la respiración
y todas las reacciones de nuestro organismo.
La totalidad de las funciones del cuerpo humano, se lleva a cabo bajo la coordinada y
perfecta supervisión del sistema nervioso.
El más completo y desconocido de todos los que conforman el cuerpo humano, asegura
junto con el Sistema Endocrino, las funciones de control del organismo. Capaz de recibir e
integrar innumerables datos procedentes de los distintos órganos sensoriales para lograr
una respuesta del cuerpo, se encarga por lo general de controlar las actividades rápidas.
Además, es el responsable de las funciones intelectivas, como la memoria, las emociones
o las voliciones. Su constitución anatómica es muy compleja, y las células que lo componen,
a diferencia de las del resto del organismo, carecen de capacidad regenerativa.