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de la época
clásica
Los sofistas, Sócrates, Platón y
Aristóteles
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
1. Los sofistas........................................................................................... 7
1.1. La sofística como movimiento intelectual ................................. 7
1.2. Los sofistas más importantes ...................................................... 13
2. Sócrates................................................................................................. 20
3. Platón.................................................................................................... 24
3.1. Vida y obra .................................................................................. 24
3.2. La teoría de las ideas ................................................................... 29
3.3. La teoría del alma ....................................................................... 31
3.4. Política y ética. El diseño utópico de la República........................ 34
4. Aristóteles............................................................................................. 41
4.1. Vida y obra .................................................................................. 41
Resumen....................................................................................................... 51
Actividades.................................................................................................. 53
Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 53
Solucionario................................................................................................ 55
Glosario........................................................................................................ 56
Bibliografía................................................................................................. 57
© FUOC • P08/74550/00935 5 La filosofía griega de la época clásica
Introducción
Objetivos
4. Conectar esta época con las inquietudes de los pensadores precedentes (los
presocráticos) y con el desarrollo filosófico posterior (la crisis griega y el
pensamiento romano y medieval).
© FUOC • P08/74550/00935 7 La filosofía griega de la época clásica
1. Los sofistas
El sofista, visto desde esta perspectiva, es un sabio que comercia con la sabi-
duría, un maestro que tiene muchos conocimientos culturales y que se ofrece
a enseñarlos a quien quiera aprenderlos a cambio de una remuneración eco-
nómica, normalmente bastante elevada.
Pero saber si la areté se puede enseñar es un gran tema de debate; la respuesta de ¿Se puede aprender la
los demócratas es, por descontado, afirmativa, al contrario que los aristócratas virtud?
más conservadores, que opinaban que la virtud –areté– proviene de la estirpe, Sobre esta cuestión, es muy in-
de la naturaleza y de la sangre, la physis o phyá, como decía Píndaro. teresante el diálogo Protágo-
ras de Platón y también la dis-
cusión sobre este tema que se
encuentra en el texto final del
El sofista enseña a manifestar públicamente esta superioridad, que, al fin y al tratado sofístico anónimo de
los Discursos dobles.
cabo, tiene un valor político, mediante el uso de la palabra; por eso la retórica
o el arte de los discursos bellos y persuasivos se convierte en su disciplina
fundamental.
Con todo, Platón reprocha a los sofistas que sólo se preocupen de hacer valer
una opinión por medio de la retórica, y que no se interesen por perseguir la
verdad a fondo como lo hace el filósofo. Gorgias se lo concede: el sofista no
intenta averiguar qué hay más allá de lo que es aceptado normalmente, sino
que tiene suficiente con lograr la claridad y el aplauso en el mundo de la dóxa.
Desde el punto de vista de la temática, los sofistas marcan un giro decisivo con
respecto a los presocráticos. En sus investigaciones y lecciones no se ocupan
ni de los temas de la naturaleza ni del cosmos físico, sino que se dedican a los
asuntos sociales y al mundo que ha creado el ser humano.
Cicerón, en un texto famoso, escribe que Sócrates, al interesarse por las cues-
tiones de la vida humana y no por los fenómenos de encima del cielo o de
debajo de la tierra, hizo bajar la filosofía a un nivel terrenal; de hecho, sin
embargo, este fue un mérito de los sofistas, que Sócrates sólo compartió con
ellos. Ningún sofista escribió nunca un tratado Perì physeõs, ni dejó ninguna
hipótesis memorable sobre cuestiones de física.
Si algún sofista escribió sobre el ser último de las cosas, como lo hizo Gorgias, fue para
mostrar su escepticismo ontológico radical:
"Nada existe, y si existiera alguna cosa sería incognoscible, y si hubiera alguna cosa y se
pudiera conocer, sería indemostrable."
La sentencia que los sofistas citan más a menudo es, sin duda, la frase de Pro-
tágoras: "El hombre es la medida de todas las cosas" (pánton chromáton métron
ánthropos). Dejemos para más adelante la discusión sobre el sentido de esta
frase, aunque hay que notar que puede servir como emblema del humanismo
sofístico.
Por otro lado, sin embargo, los sofistas no forman ninguna escuela de
pensamiento ni muestra ninguna afinidad psicológica más profunda
que esta actitud crítica y esta solvencia retórica a que nos hemos referi-
do. Los sofistas son un movimiento intelectual, no una secta.
Para los sofistas, el hombre es la medida de
todas las cosas. Diadumen, copia de un original
de Policleto (430 a. C.).
Los sofistas comparten, sin embargo, un evidente relativismo en temas como la verdad
última y absoluta, y la creencia de que el logos –el razonamiento y la palabra– es el método
adecuado para conseguir un cierto consenso y orden en la vida política civilizada.
En uno de los temas más importantes y más discutidos de la época, el del Heródoto y los sofistas
contraste entre las leyes convencionales y las leyes de la naturaleza, o, por
El humanismo de un historia-
decirlo de otra manera, el contraste entre la naturaleza, physis, y la convención dor como Heródoto está influi-
legal, nómos, defienden lo que consideran natural y denuncian el carácter do por las reflexiones de los
sofistas en esta materia.
artificioso de las costumbres y las leyes (nómoi) que oponen unos pueblos a
otros.
Algunos de los sofistas están vinculados a filósofos eminentes: Gorgias, por ejemplo,
parece que fue discípulo de Empédocles, y Anaxágoras es un pensador ilustrado que se
encuentra muy próximo a la sofística de la Atenas de Pericles.
Los sofistas han tenido muy mala prensa durante muchos siglos a causa de las
duras y agudas críticas que hizo de ellos Platón, que incluso les caricaturizó.
Sin embargo, hoy en día se reconoce su talante abierto y crítico y la función
renovadora y pionera que tuvieron en determinados estudios sobre la sociedad
y el lenguaje. Con el énfasis que pusieron en la crítica racional de los temas
sociales, consiguieron un nuevo giro intelectual, aunque este nuevo enfoque
vendría favorecido por un progreso histórico amplio.
La�primera�Ilustración
sofistas como Kant se enfrenta a la Ilustración del siglo XVIII, lo cual conlleva
una profundización y una superación desde dentro.
Un contexto propicio
El crecimiento económico y político no son factores determinantes, pero sí que son de-
cisivos en el ámbito de la sofística; sólo en una Atenas como aquélla podía surgir un
personaje como Sócrates.
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En cualquier caso, el ámbito ilustrado era mucho más amplio. De hecho, nin- Sofistas
guno de los grandes sofistas era ciudadano de Atenas, sino que todos ellos lle- "metecos" (forasteros)
garon desde otras ciudades, encontrándose a partir de mediados de siglo en Gorgias era de Leontini, en Si-
la Atenas de Pericles, cuando la ciudad era la Hélade de la Hélade o "el mismo cilia; Protágoras, de Abdera, en
la Tracia (como después tam-
pritanéon de la sabiduría griega" (según una expresión de Hipias en Protágoras, bién Demócrito); Pródico, de
Queos (como Simónides); Hi-
337 d). pias, de Élide, etc.
Era un tiempo de gran esplendor para la ciudad, que alzaba los grandes templos de la
Acrópolis (en la imagen) a la vez que mostraba la grandeza de su teatro en las represen-
taciones de tragedias y comedias y ofrecía un espacio muy receptivo a todas las nuevas
ideas. Esta época brillante, sin embargo, tuvo un trágico colofón en la Guerra del Pelo-
poneso y su desastroso final.
La�profesión�pedagógica�de�los�sofistas
Platón, en el diálogo Protágoras, traza un cuadro de esta época que muestra Escenas socráticas
bien el entusiasmo con que algunas personas recibían la llegada de un sabio
Otros diálogos de Platón, co-
como Protágoras. En este diálogo, Protágoras, Pródico e Hipias se reúnen en mo Gorgias o los dos deHipias,
casa del rico Calias, famoso por su afición a los sofistas, con un grupo de dis- también recuerdan las discu-
siones de Sócrates y de algu-
cípulos y oyentes fervorosos en una brillante tertulia. El encuentro es una in- nos sofistas, pero no están tan
bien ambientados.
vención de Platón, pero se podría situar hacia el año 440 a. C., cuando Sócrates
tenía unos treinta años. El marco y los personajes muestran bien la habilidad
escénica de Platón en una evocación de rasgos muy delicados.
Enseñanzas remuneradas
Asimismo, los sofistas educan a individuos de modo particular, es decir, no trabajan para
la comunidad. Sócrates, en algún texto, recuerda que escuchó a Pródico, aunque sólo sus
lecciones más baratas.
Los precursores de esta tradición pedagógica de educadores de alto nivel son El poder de la palabra
los poetas, como Simónides, Píndaro y Teognis, que estaban al servicio de los
El elogio más representativo
aristócratas. Pero la sofística no defiende los valores de la tradición aristocráti- de este poder de la palabra y
ca, sino el poder de la razón, de la palabra y de la cultura –las armas que sirven la razón lo encontramos en el
Elogio de Helena, de Gorgias.
para triunfar en una democracia–, y el poder persuasivo del logos.
Sin embargo, para un moralista como Platón o para cualquier filósofo con-
servador interesado en indagar en la verdad, este elogio del poder de la per-
suasión, que es la retórica, contiene graves peligros. Los sofistas se ofrecen a
enseñar a defender cualquier argumento; por medio de la habilidad retórica
pueden hacer fuerte el argumento más débil. Utilizan la tradición –los mitos y
los poemas clásicos, por ejemplo– para hacer comentarios nuevos, seductores
y manipulados de acuerdo con las circunstancias. Son educadores al servicio
de un nuevo ideal; son pragmáticos y liberales, y son también los renovadores
de la prosa y los pioneros de la retórica y la gramática.
© FUOC • P08/74550/00935 13 La filosofía griega de la época clásica
Para concluir esta perspectiva general sobre los sofistas, recordemos unas palabras de G.
W. Hegel:
"Los sofistas fueron los hombres cultos y los propagadores de la cultura griega. Justamente
la movilidad y la actividad que, como hemos visto, había entre los griegos, tanto en la
vida práctica como en el cultivo del arte, se hizo patente en un movimiento de ida y vuelta
y en la aplicación a las representaciones; y como éstas son sensibles, la actividad humana
las modifica y las transforma, y así también remueve de un lado a otro el contenido del
espíritu, lo conocido, lo familiar, y lo vuelve interesante por sí mismo. El movimiento
del pensamiento y el abandono interior a este pensamiento es un juego desinteresado
que se convierte en el objeto mismo del interés. La ciencia del pensamiento se revela
primero como un pensamiento formal, como el arte de mover las representaciones de
una parte a otra. Los sofistas, que no son ni sabios ni hombres científicos, sino que son
maestros cultos en el uso del pensamiento, prueban todo lo que afirman y eso llena a
los griegos de admiración, porque podríamos decir que saben probarlo todo. Los sofistas
tienen una respuesta para cada pregunta y unos puntos de vista generales que cubren
todos los intereses políticos y religiosos; su última etapa consistió en probarlo todo, en
descubrir en todas las cosas un lado que se pudiera justificar."
Protágoras�de�Abdera�(490-420�a.�C.)
Es el más famoso de los sofistas y el primero que admite esta designación. Viaja
por toda Grecia dando lecciones y, según dice Platón, adquiere una fortuna
importante con sus enseñanzas. Se le atribuyen diferentes escritos, de los que
destacan los siguientes: Antilogías o Discursos enfrentados, Sobre la verdad o Dis-
cursos demoledores, Sobre los dioses y Sobre la constitución primordial.
• En las Antilogías dice que "sobre cualquier tema se pueden hacer dos dis-
cursos opuestos", y da algunos ejemplos. El orador eficaz, por medio de la
palabra persuasiva, sabe dar más fuerza a un argumento que a otro y de
esta manera hace que triunfe sobre el contrario; por eso es importante una
buena educación retórica.
Pero esta posición era criticada por los que decían que, al prometer fortalecer
el argumento más débil, el sofista se prestaba a apoyar una tesis injusta frente
a una tesis justa; y eso daba un sentido moral –o inmoral– a la propuesta de
Protágoras. Desde el punto de vista de Sócrates y de Platón, el sofista se desin-
teresa de encontrar la verdad y sólo busca el triunfo de una opinión.
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"No puedo saber con certeza si hay dioses o no hay, ni qué aspecto tienen, ya que hay
obstáculos importantes que me lo impiden: la oscuridad que rodea este tema y la breve-
dad de la vida humana."
El mito de Prometeo
Prometeo era un titán que robó el fuego del cielo para darlo a los hombres. Por este
hecho, Zeus lo castigó encadenándolo a una roca, donde un buitre le comía el hígado, que
continuamente se le reproducía, alargando su tormento. Finalmente, Heracles lo liberó.
En la imagen, Kylix griego donde se escenifica el castigo impuesto por Zeus (530-450 a.
C.).
La estela de Protágoras
Protágoras fue un maestro de oradores y de políticos, un teórico de la
retórica y un estudioso del lenguaje, un crítico de los fundamentos de Los escritos de Protágoras se
perdieron pronto, pero su in-
la cultura, un pensador ilustrado, un relativista y un demócrata; fue un fluencia, que ya es importante
en algunos textos de Eurípides
hombre con mucha personalidad que dejó una huella importante en su y de Tucídides, llegó hasta Epi-
tiempo y que sufrió la crítica de Sócrates y de Platón y su escuela. curo y los escépticos.
Gorgias�de�Leontini�(485-376�a.�C.)
De sus obras sólo se conservan dos textos menores, que él definía como juegos,
paígnia: el Elogio de Helena y la Defensa de Palamedes; se han perdido, sin em-
bargo, sus grandes discursos: el Discurso funerario, el Discurso olímpico y el Dis-
curso pítico; y también su Manual de retórica. También conocemos, por algunos
resúmenes, la existencia de otra obra suya, Sobre el no-ser, que es un alegato
escéptico contra la ontología de Parménides.
Sobre el no-ser mantiene, de manera brillante, unas tesis sorprendentes, que ya hemos
mencionado pero que ahora recordamos: "Nada existe, y si existiera alguna cosa sería
incognoscible, y si hubiera alguna cosa y se pudiera conocer, sería indemostrable."
© FUOC • P08/74550/00935 16 La filosofía griega de la época clásica
Gorgias empieza elogiando la nobleza y la belleza de Helena y analiza los posibles motivos
de su huida con Paris. Helena actuó:
"[...] Por disposición de la Fortuna (Tyche) o por orden de los dioses, o por designio de la
necesidad, o forzada por la violencia, o persuadida por razonamientos, o cautivada por
la pasión amorosa."
Sea cual sea el motivo, Helena es inocente, porque, o bien cedió ante poderes superiores,
Relieve griego (siglos I-II a. C.) donde se
forzada y sin voluntad propia, o bien lo hizo motivada por la pasión, que es disculpable, representa el rapto de Helena por Paris.
o bien por el hechizo del logos, que tiene un poder mágico de seducción.
Gorgias, con su teoría del papel del engaño y la ilusión en el arte de la palabra,
es, de alguna manera, el precursor ilustre de los estudios sobre poética y sobre
la influencia emotiva de la poesía.
Así lo considera Filóstrato (siglo II d. C.), que hace un cálido elogio a su obra Vidas de
los sofistas:
"Fue para la sofística el modelo inicial de la vehemencia, del uso insólito del lenguaje,
de la inspiración noble, de la interpretación grandiosa de los grandes temas, de las cons-
trucciones con frases vivas y cortas, de los giros inesperados en que el discurso se vuelve
deleitoso y vivaz; y además, él lo adornaba con palabras poéticas para conseguir que fue-
ra atractivo y solemne. Como hemos dicho antes, ya era mayor y todavía improvisaba
fácilmente cuando pronunciaba discursos en Atenas; no es sorprendente que la gente del
pueblo quedara maravillada. Pero también atraía a los hombres más eminentes, como por
ejemplo Critias y Alcibíades en su juventud, o Tucídides y Pericles en su madurez. Tam-
bién los versos yámbicos de Agatón, el poeta trágico, están influenciados por Gorgias."
Otros�sofistas
© FUOC • P08/74550/00935 17 La filosofía griega de la época clásica
La genealogía de la religión
Así pues, Deméter y Dioniso son figuras divinas, creadas por una humanidad agradecida,
que se inspiran en los introductores del cultivo de los cereales y la viña.
En la obra Hipias menor, Platón recuerda que una vez Hipias se presentó a los juegos de
Olimpia mostrando a todo el mundo que él mismo había fabricado todo lo que llevaba,
desde el anillo hasta los zapatos y el manto. No era, pues, en balde que afirmaba que la
autosuficiencia, autárkeia, era la virtud más grande.
Hipias hizo estudios de cronología –sobre los años de las olimpiadas–, de nom-
bres de pueblos –antes de los estudios peripatéticos–, y en sus escritos de geo-
metría descubrió la cuadratriz. En un texto suyo, el Diálogo troyano, presenta
al viejo Néstor conversando con el joven Neoptólemo, hijo de Aquiles, sobre
educación. En el diálogo Protágoras recuerda la distinción entre physis y nómos
y se muestra partidario de la concordia entre los sabios, basada en la discusión
amistosa. Esta actitud está muy de acuerdo con la función de embajador que
le otorgó su ciudad, cuando lo envió a Esparta y Atenas en misiones de repre-
sentación.
• Otros sofistas de la misma generación de Hipias son Trasímaco, al que La obra de Trasímaco
conocemos, sobre todo, por el libro I de la República de Platón, y Antifonte,
Se cree que Trasímaco quizás
de quien conocemos fragmentos muy interesantes que se han recuperado escribió una Retórica y unos
gracias a un papiro: Discursos demoledores, como
Protágoras.
– Trasímaco se manifiesta pesimista sobre la justicia y advierte que lo
que se admite como justo es, en realidad, la imposición de los podero-
sos. Esta actitud lo sitúa cerca del joven Calicles, discípulo de Gorgias La obra de Antifonte
antiguo; este sabio concibe a dios como una figura celestial que tiene que ins-
pirar temor a un castigo sobrenatural cuando se cometen delitos que quedan
sin descubrir.
Critias fue un personaje audaz y maquiavélico, quizás un modelo para posibles Calicles,
quizás amigo de Sócrates y de Alcibíades. Para Platón, fue una advertencia de los riesgos
que representaba una actuación política que no se basaba en una estricta moral filosófica,
sino en las pasiones y en la audacia del orgullo aristocrático.
© FUOC • P08/74550/00935 20 La filosofía griega de la época clásica
2. Sócrates
La muerte de Sócrates
Conocemos muy bien las circunstancias y el proceso que llevaron a Sócrates a este final
sorprendente, ya que Platón –en su Apología de Sócrates y en los diálogos Critón y Fedón–, y
Jenofonte –en su Apología de Sócrates– explicaron cómo se defendió ante el jurado popular
y los últimos momentos de su vida en la cárcel.
Sócrates decía que él sólo sabía que no sabía nada, y que sólo por eso ya era, de
alguna manera, más sabio que todos aquellos sabios aparentes que ni siquiera
eran conscientes de su ignorancia.
© FUOC • P08/74550/00935 21 La filosofía griega de la época clásica
Este es el Sócrates que nos muestran los Diálogos de Platón, especialmente los
de la primera etapa, los diálogos socráticos, que son los más fieles a su imagen
histórica real. Los textos de Jenofonte, en especial los Memorables, también
coinciden en este retrato del filósofo.
Esta obra nos ofrece una imagen muy extravagante de Sócrates, como un so- Sócrates caricaturizado
fista que se recluye en su "pensadora" para enseñar a sus extraños discípulos
Aristófanes escribió Las nubes
a meditar sobre los astros y sobre los trucos para ganar los pleitos. Esta farsa más de veinte años antes de
ofrece una imagen distorsionada del filósofo ateniense, muy diferente de la los primeros escritos de Platón
y de Jenofonte.
que conservaron sus discípulos. En la foto, busto de Aristófa-
nes.
También es muy interesante el amplio testimonio que da Jenofonte, que trató Otras miradas sobre el
a Sócrates y que recoge las declaraciones de otros filósofos socráticos. maestro
"Se ocupaba de las virtudes morales –ethikàs aretás– y fue el primero que intentó defi-
nirlas de una manera general. Las intentaba definir de una manera razonada. Intentaba
construir razonamientos y el principio de los razonamientos es la definición (archè dè ton
syllogismon tò tí estín).[...] Dos son las cosas que se pueden atribuir justamente a Sócrates:
los razonamientos inductivos y las definiciones de lo que es universal; y las dos tienen
alguna cosa que ver con el principio de la ciencia."
Después declara, refiriéndose claramente a las ideas de Platón: "Pero Sócrates no estable-
ció como separadas ni las esencias genéricas ni las definiciones...".
El�pensamiento�de�Sócrates
La filosofía se convierte así en "cuidado del alma", therapeía tés psychés; y este
cuidado del alma es, ante el cuidado tradicional del cuerpo en el mundo griego,
el principal mensaje socrático. Lo que caracteriza al sabio no es el triunfo en la
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Los cínicos exageran algunos de los rasgos de esta ascética independencia del
sabio, que todo lo critica y no necesita nada. Platón y Jenofonte subrayan la
relación de Sócrates con la ciudad y su distanciamiento de la democracia de
la época.
A diferencia de los sofistas, Sócrates fue un ateniense muy arraigado a su polis. Su talante
crítico no desvirtúa esta fidelidad a la ciudad. Por eso, la muerte del filósofo, condenado
por impiedad en un tribunal democrático, representa una tragedia para Atenas.
"En Sócrates vemos representada la tragedia del espíritu griego. Él es el más noble de
los hombres, es moralmente irreprochable. Pero llevó a la conciencia el principio de un
mundo suprasensible, el principio de la libertad del espíritu puro del pensamiento que
se justifica por sí mismo, que está sencillamente en sí y por sí; y este principio de la
interioridad, con la libertad de elección que conlleva, significaba la destrucción del Estado
ateniense. El destino de Sócrates es, pues, el de la tragedia suprema. Su muerte puede
parecer una injusticia suprema, ya que había cumplido perfectamente sus deberes con
la patria y había iniciado a su pueblo hacia un mundo interior. Pero, por otra parte, el
pueblo ateniense también tenía toda la razón al creer que esta interioridad debilitaba
la autoridad de la ley de la polis y minaba el Estado ateniense. Aunque Sócrates tuviera
razón, tanta como él tenía el pueblo ateniense. En este importante sentido, el pueblo
ateniense condenó a morir a su enemigo, y la muerte de Sócrates fue sumamente justa.
Por alta que fuera la justicia de Sócrates, la del pueblo también lo fue, porque condenaba
al destructor de su eticidad. Las dos partes tenían razón. Sócrates no murió inocente. Si
hubiera muerto inocente, hubiera sido conmovedor, pero no trágico; y su destino fue
trágico en el sentido más auténtico."
3. Platón
Todas estas experiencias lo marcaron mucho. Por eso, aunque de joven le ha-
bía hecho ilusión participar en política, trabajo muy adecuado para cualquier
ateniense distinguido, después renunció a ella: sentía vértigo ante la realidad
política de Atenas.
Representación de Platón en una escultura
romana
Platón escribe sobre este anhelo de una ciudad mejor en todas sus obras,
desde Gorgias a la República y a las Leyes. Cree que, para que los seres
humanos puedan mejorar, hay que reformar la politeia, el régimen po-
lítico, con el fin de conseguir una convivencia dirigida al bien común.
Pero para reformar la politeia hay que educar personalmente a los ciuda-
danos; y esta reforma sólo se puede conseguir por medio de la filosofía.
Como escribe en Gorgias –aunque eso debió de parecer muy paradójico a los
primeros lectores–, sólo Sócrates había sido, en un sentido auténtico, un ver-
dadero político de Atenas, porque se había preocupado de mejorar la vida de
sus conciudadanos, no dándoles más armas, monumentos o riquezas, sino in-
tentando preparar sus almas para la búsqueda del bien auténtico: la virtud y
el conocimiento de sí mismos.
Restos del castillo de Eurial, cerca de Siracusa.
La educación, paideia, es el instrumento básico para esta nueva politeia que El fracaso de Siracusa
Platón quiere construir, más allá de la Atenas histórica y democrática. Por eso
Como testigo del afán de Pla-
escribe sus obras y difunde sus enseñanzas a los discípulos entrenados en el tón por promover una política
más ajustada a sus ideales filo-
aprendizaje filosófico de la Academia. sóficos, viaja tres veces a Sira-
cusa, aunque las tres veces fra-
casa.
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La gran obra política de Platón son dos largos textos sobre la ciudad ideal,
la República y las Leyes, especialmente el primero. Pero la República no se
inscribe en el marco histórico de la política de su tiempo, sino en la utopía
de sus ideas.
Platón, a diferencia de otros discípulos de Sócrates, como Aristipo y Antístenes, que pro-
clamaron que para el sabio el camino de la felicidad era la autarquía, no puede concebir
una existencia humana auténtica al margen de la ciudad. Para él, la polis es el ámbito
de la vida racional, civilizada y digna.
Después de comentar la desilusión y la amargura sentidas ante los abusos de los Treinta
Tiranos y, posteriormente, ante la injustísima y vulgar condena de Sócrates, escribe:
"Yo al principio tenía muchas ganas de dedicarme a la política, me hacía ilusión, pero
cuando empecé a observar que los acontecimientos se movían de un lado a otro sin nin-
gún sentido, sólo que por azar, sentí vértigo, y, aunque nunca dejé de pensar de qué ma-
nera podría mejorar la situación, e incluso el sistema de gobierno, sí que desistí de esperar
que se produjera el momento oportuno para actuar, y acabé por considerar que todas las
ciudades que conozco están mal gobernadas. Porque creo que, con respecto a sus leyes,
son malas de forma irremisible, y se tendría que aprovechar algún momento propicio
para hacer una reforma extraordinaria. Tengo que reconocer, en favor de la buena filo-
sofía, que de ella depende que se pueda conseguir una visión de las cosas que son justas,
tanto en los asuntos públicos como en los privados. La desdicha del género humano no
acabará hasta que los verdaderos filósofos no lleguen a los cargos públicos, o hasta que
los que mandan en las ciudades, gracias a un especial favor divino, no aprendan a filo-
sofar de verdad."
Platón cree, como los sofistas, que la areté se puede enseñar, pero discrepa
totalmente en la concepción de la virtud. Piensa que el auténtico filósofo tiene
que vivir en una ciudad justa, que es la única donde puede ser feliz, pero no
encuentra un camino para conseguirla en la realidad de su tiempo y tiene que
inventarse una ciudad ideal y utópica que se encuentra muy lejos de la Atenas
de la democracia.
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Platón escribe mucho –unos treinta Diálogos–, y durante mucho tiempo –unos
cincuenta años–. Su obra refleja la evolución de su pensamiento, y por eso se
tiene que estudiar teniendo muy en cuenta la cronología de los textos. Aun-
que no los fechó, podemos ordenar y agrupar estos escritos en tres o cuatro
apartados, de acuerdo con la división que hacen, por ejemplo, E. Lledó y otros:
Algunas cartas también pueden ser de esta última época, aunque su autenti-
cidad es dudosa. Una de las cartas más importantes es la Carta VII, de carácter
autobiográfico.
• Los diálogos del primer grupo se llaman "socráticos" porque parece que La aporía socrática
retratan al Sócrates histórico con más fidelidad. La talla de Sócrates va
Los diálogos de juventud son
tomando forma a lo largo de los diálogos: explica ideas propias de gran más breves que los otros, tra-
vuelo, hace discursos, expone la teoría de las ideas y sus creencias sobre tan de las virtudes, y no llegan
a ninguna conclusión precisa,
el alma inmortal, etc. Sócrates ha dejado de ser el escéptico que dice "sólo sino que acaban en una apo-
ría.
sé que no sé nada" y que sólo hace preguntas e incorpora a sus discursos
muchas tesis de Platón.
• En los diálogos de madurez, que son sus textos más famosos, Platón des- Memoria y escritura
pliega un enorme talento literario: los argumentos que utiliza son brillan-
En el diálogo Fedro ha plasma-
tes y explica los coloquios con una gran belleza plástica. do en un mito egipcio admira-
ble –el de Theuth y Tamus– los
riesgos que conlleva la inven-
• En los diálogos de vejez, Platón insiste en la dialéctica de las ideas, pero, ción de la escritura.
Quizá es para reducir un poco la frialdad del texto fijado para siempre en los
signos gráficos, y para mantener siquiera una resonancia de la desenvoltura
crítica del diálogo socrático, que Platón adopta la forma del diálogo en sus
escritos.
Después de él hay otros filósofos que escriben diálogos, como el joven Aristó-
teles (aunque se han perdido), algunos cínicos, que utilizan un tono mordaz,
paródico y cómico, y después Cicerón, en latín, e incluso mucho más tarde
Galileo y Berkeley, por ejemplo. Pero ninguno de ellos puede competir con
la vivacidad expositiva y el talento dramático de Platón, que en sus diálogos
presenta actores impresionantes y muy bien caracterizados –por ejemplo, los
sofistas de Protágoras o los contertulianos del Banquete.
El diálogo, sin embargo, no es una forma inventada por Platón, ya que también la utili-
zaron otros socráticos anteriores como Antístenes y algunos sofistas como Critias, pero
es con Platón cuando alcanza una flexibilidad y una expresividad insuperables.
Un retrato social
El diálogo�platónico tiene un ritmo dialéctico propio, pero, por medio
de la ironía socrática, enlaza con la comedia y el drama áticos. Pese a que siempre es Sócrates
quien acaba triunfando, no se
puede olvidar la impresión que
La conclusión no es tan importante –especialmente en los textos de producen personajes como Hi-
pias, Trasímaco, Calicles, etc.,
la primera etapa, en la que el final es aporético– como el método y la aunque el retrato platónico les
discusión intensa, en la que cada uno de los interlocutores disfruta de caricaturiza un poco.
Por otro lado, hay también todo lo que se conoce como las doctrinas�no�es-
critas de Platón, es decir, las enseñanzas que impartía en la Academia y que
no están recogidas en los Diálogos. Últimamente, se ha hablado mucho de es-
te asunto, que ha generado una amplia discusión, y se ha afirmado que estas
doctrinas de Platón quizás son diferentes y más esotéricas que las que expone
en los textos. Pero no nos entretendremos en esta discusión; el auténtico Pla-
tón es el que encontramos en las obras escritas, en los Diálogos, que son los
que contienen su pensamiento.
Estos objetos, que según Sócrates no son cosas concretas, sino las formas o
las ideas de estas cosas, nos permiten tener un conocimiento de validez gene-
ral, más allá de las impresiones ocasionales y de las opiniones sobre aspectos
determinados.
Por eso, Sócrates busca una definición y, por medio de razonamientos induc-
tivos, intenta postular algunas ideas o nociones fijas –como las de virtud, be-
lleza, valor y bien–, que se sitúen más allá de la opinión de un individuo o de
una circunstancia o un momento determinados.
De la misma manera, los objetos que trata la ciencia matemática también se encuentran
más allá de sus representaciones concretas: no se puede confundir la idea de triángulo
con el triángulo que se puede dibujar en un momento determinado; así, estas formas o
ideas también existen más allá de sus ejemplos concretos.
La definición, horismós, nos lleva a la forma esencial, eidos o idéa, que se man-
tiene por encima de las variantes particulares en que se presenta el objeto.
Los diálogos socráticos nos proporcionan ejemplos muy variados de esta busca La aporía y el relativismo
de�definiciones por medio del pensamiento, que intentan fijar una noción
Es cierto que la búsqueda pue-
abstracta de los objetos a que se refiere el lenguaje; son unas nociones que, en de acabar en una aporía, pero
la visión intelectual de Sócrates y de Platón, se encuentran más allá de la mera eso no cuestiona la existencia
de definiciones, sino que sólo
convención y de la opinión individual. muestra la ineptitud de los que
no se han ejercitado bastante
en la tarea dialéctica.
© FUOC • P08/74550/00935 30 La filosofía griega de la época clásica
Aristóteles critica de forma acerba a Platón por este afán de duplicar el mundo
y dar existencia propia a las ideas, y por utilizar un lenguaje poético para hablar
de esta idealidad trascendente.
© FUOC • P08/74550/00935 31 La filosofía griega de la época clásica
Desde esta teoría, pues, la política es una téchne, o incluso una ciencia, episté-
me, que no se encuentra al alcance de todos los ciudadanos. El filósofo tiene
que asumir la tarea de iluminar a los otros, como el prisionero que se escapa de
la caverna tiene que retornar, después de ver el mundo real y el sol, e informar
a los compañeros encadenados.
Platón había aprendido de Sócrates una lección: que el cuidado� del� alma, La filosofía y el esfuerzo
therapeía tés psyches, es la tarea fundamental de la vida filosófica. Este cuidado
La exhortación socrática a cui-
conduce al auténtico conocimiento, tanto mediante el "conócete a ti mismo", dar del alma y no del cuerpo
como mediante el análisis de los temas éticos esenciales. es una invitación constante a
examinar lo que nos rodea por
medio de la razón y a practicar
un cierto ascetismo.
Pero, en Platón, la enseñanza socrática confluye con la influencia de los órficos
y los pitagóricos, que también ven en el alma el verdadero yo de la persona.
Platón toma de estos movimientos algunas ideas sobre el destino inmortal
y nociones como la metempsicosis o reencarnación del alma en diferentes
cuerpos, no tan sólo humanos sino también de animales. Platón reúne todas
estas herencias y les da una coherencia y una función propia, ética y política,
dentro de su sistema filosófico.
Lo que en este primer texto aparece como una duda razonable –y quizás esta La valentía socrática
fue la opinión de Sócrates– en Fedón se muestra como una creencia sólida y
En el Fedón, se explica el últi-
bien argumentada. Sócrates da varios argumentos en favor de la inmortalidad mo coloquio de Sócrates en la
–la indestructibilidad de las cosas sencillas, la alternancia de los contrarios, la prisión, antes de morir bebien-
do la cicuta, con algunos dis-
preexistencia del alma, la reminiscencia– y, finalmente, cuenta un mito deli- cípulos, a los cuales alecciona
valerosamente sobre el tema
cioso sobre el destino de las almas en el más allá, después de la muerte. de la inmortalidad del alma.
1) los filósofos;
2) los guerreros;
El mito de Fedro
En Fedro hay un relato mítico original que ilustra alegóricamente esta imagen de los tres
elementos anímicos: el alma, dice, es como un carro tirado por dos caballos alados que
un auriga conduce por la bóveda del cielo; uno de los caballos es noble y fogoso, el otro
es romancero y rebelde.
El auriga, que representa la razón o nous, intenta dirigir el carro hacia arriba; los caballos
representan los otros elementos del alma, con sus tendencias apasionadas. Mientras que
el cuerpo es mortal, el alma sobrevive después de separarse de él.
Pero aquí hay algo que queda pendiente: ¿el alma es toda divina o sólo lo es su parte
racional? La alegoría de Fedro hace entender que persisten las tres partes.
Es muy interesante que Platón utilice mitos para ilustrar el destino futuro del
alma, completando así los argumentos sobre su inmortalidad. Estos relatos
sobre el destino futuro y el mundo más allá de la muerte reelaboran mitos
órficos y creencias pitagóricas y están colocados muy significativamente al
final de tres diálogos muy importantes: Gorgias, Fedón y la República.
El alma y Platón
La teoría del alma como inteligencia también es decisiva en la teoría
del conocimiento de las ideas. Según Platón, sólo conocemos verdade- La teoría de Platón sobre el al-
ma y su destino trascenden-
ramente con el alma, no con los sentidos. El alma es la que, a partir te ha tenido mucha influencia
en toda la tradición filosófica
de determinados objetos del mundo sensible, recuerda las ideas que ha posterior y en las doctrinas del
conocido en una existencia anterior –porque conocer quiere decir re- cristianismo.
Esta visión del alma y de las ideas también se puede relacionar con la teoría
del�amor o eros platónico, que Sócrates expone, atribuyéndola a la misterio-
sa sacerdotisa Diótima de Mantinea, en su discurso final del Banquete. Según
© FUOC • P08/74550/00935 34 La filosofía griega de la época clásica
3) la Política, que describe cómo tiene que ser el mejor gobernante de la polis;
La visión política de Platón concuerda bien con su concepción del ser humano:
según el diseño platónico, la estructura de la ciudad y la estructura del alma
humana son muy parecidas.
© FUOC • P08/74550/00935 35 La filosofía griega de la época clásica
A. Koyré ha escrito:
"Para Platón la ciudad no es un conjunto de individuos, sino que forma una unidad real,
un organismo espiritual; por eso, entre la constitución y la estructura de la ciudad y las
del ser humano hay una analogía: la ciudad es un verdadero ánthropos a lo grande y
el ser humano una auténtica politeia en pequeño. Y como esta analogía se basa en una
dependencia mutua, no se puede estudiar el ser humano sin estudiar al mismo tiempo la
ciudad de la cual forma parte. La estructura psicológica del individuo y la estructura social
de la polis se corresponden de una manera perfecta, o dicho con palabras modernas, la
psicología social y la psicología individual se implican mutuamente."
Como T. J. Anderson ha analizado muy bien en el libro Polis and Psyche (1971),
el aspecto social y el aspecto espiritual se imbrican y forman uno de los ejes
básicos del proyecto de ciudad que Platón describe en la República (Politeia). La
propuesta platónica se concreta en un proyecto de reforma de la ciudad y del
ser humano en que la configuración de las almas armoniza con la estructura
que adopta la organización social. Esta propuesta es original y radical; hace
falta que destaquemos, pues, los puntos más importantes.
La�República�(Politeia)
La Politeia es un texto muy amplio (diez libros) y, por lo tanto, sólo mostramos
un breve esquema de la temática y el programa.
• El libro�I quizás existió en forma de diálogo socrático aislado, con el títu- Trasímaco o Sobre la justícia
lo de Trasímaco o Sobre�la�justicia. Platón lo escribió en la primera épo-
Este diálogo, muy agudo y con
ca. Evoca una conversación entre Sócrates, Céfalo, Polemarco y el sofista mucha tensión emotiva, Pla-
Trasímaco sobre la justicia. El sofista sostiene la tesis de que sólo hay una tón lo incorporó a la República
a modo de prólogo.
justicia, la que es útil a los poderosos; Sócrates defiende que la justicia es
el bien para el conjunto de todas las personas gobernadas.
• La obra acaba con el libro�X, que es como una especie de epílogo, muy sig-
nificativo e importante. Este texto expone algunas de las tesis más famosas
de la teoría de Platón sobre la educación y el destino del alma, y es muy
significativo que se encuentre precisamente aquí, al final de la Politeia.
a) En primer lugar, un rechazo del arte dramático y de los poetas como edu-
cadores del pueblo. En la ciudad justa de Platón, los poetas no son admitidos,
porque sus enseñanzas son falsas y escandalosas; en esta ciudad, son los filó-
sofos los que conocen la verdad y los que se encargan de educar al pueblo de
acuerdo con sus sabios programas.
b) Después, el texto habla otra vez de la inmortalidad del alma, de los benefi- El destino de las almas
cios de una conducta justa y del destino del alma después de la muerte, en el
Aquí Platón recurre otra vez al
momento en que tiene que presentarse ante el tribunal que la ha de juzgar. mito y presenta la historia fan-
tástica de Er, que se llama así
porque es el nombre del tes-
La base de la utopía�platónica es este sistema idealista que propone. Los sími- tigo de esta visión del mundo
extraterrestre, donde se traza
les de la idea del bien como el sol que todo lo ilumina (504e-509), de la línea el destino de las almas.
segmentada y los grados del conocimiento (509e-511e) y la famosa alegoría de
la caverna (514a-511e) que se exponen en la República muestran claramente
las bases de esta programación social.
Platón subraya constantemente que el bien es para toda la ciudad. Frente a las
rivalidades y los conflictos sociales que hay en las ciudades de su tiempo, él
postula una ciudad que, a pesar de encontrarse dividida en tres estamentos o
clases, mantiene una cohesión interna basada en un orden justo, una ciudad
donde cada individuo ocupa el lugar asignado de acuerdo con su propia na-
turaleza. Los tres sectores de esta organización funcional han surgido, pues,
por la misma necesidad de la polis. Sócrates, en el texto, explica esta génesis
de la ciudad después de advertir que el ser humano no es autosuficiente por
naturaleza, sino que necesita vivir en una comunidad.
1) Una primera comunidad, primitiva y muy austera, que sólo satisface las
necesidades mínimas (alimentación, vivienda y ropa), y que Glaucón califica
de "ciudad de cerdos" porque sólo soluciona las urgencias animales de la con-
vivencia pero no tiene ningún refinamiento civilizador.
2) Otra ciudad, progresista y con muchos lujos, como la Atenas de aquel tiem-
po, que Sócrates califica de sociedad enferma, desgarrada por guerras y con-
flictos internos.
3) En contraste con las dos anteriores, pero opuesta sobre todo a la viciada ciu-
dad democrática, surge el proyecto de una polis justa y bien ordenada en la que
los ciudadanos siguen un programa social basado en la propia naturaleza de
los individuos: unos están capacitados para gobernar, otros pueden defender
el orden, y el resto tiene que producir los bienes de consumo de la comunidad.
En la imagen de la izquierda, pintura ática (480 a. C.) que muestra al alumno en clase de
gramática y de música, acompañado de su pedagogo. A la derecha, detalle de la decora-
ción de un ánfora ática donde se ven trabajadores recogiendo olivas.
© FUOC • P08/74550/00935 38 La filosofía griega de la época clásica
La educación ayuda a los guerreros y los filósofos a crear unos hábitos de vida
austeros; tienen una posición de privilegio, pero han de ejercer sus oficios con
una disciplina estricta, especialmente los filósofos, a quienes se encomienda
el gobierno, aunque, como advierte Platón, podrían preferir una vida retirada
dedicada a la teoría y a la investigación. El individuo queda subordinado al
conjunto, estando al servicio de la felicidad de la comunidad.
Este programación facilita el culto de la areté, pero ya no hay una virtud única,
sino que a cada estamento le corresponde una virtud característica:
• y la sophrosyne, la moderación o templanza, es la virtud de los trabajado- Las tres virtudes sociales
res.
Estas son las virtudes que con-
vienen a cada tipo de alma, de
acuerdo con el dominio, res-
pectivamente, del nous, el thy-
Pero hay una virtud que se eleva por encima de todas y vela por el fun- mós y las epithymíai.
cionamiento del conjunto: es la virtud�de�la�justicia, una virtud social
que nace cuando cada uno ocupa el lugar que le corresponde de acuerdo
Popper, crítico de Platón
con sus méritos y sus aptitudes naturales, y colabora así en el manteni-
miento del orden legal (eunomía). Popper, acertadamente, se-
ñaló a Platón como el primer
gran enemigo de una sociedad
abierta, liberal y democrática.
Esta concepción platónica de sociedad cerrada puede despertar, por su falta de
libertad, un sentimiento de rechazo en el lector actual, más que en los griegos
antiguos.
© FUOC • P08/74550/00935 39 La filosofía griega de la época clásica
Con todo, se tiene que dejar claro que Platón no es un aristócrata que postula
un retorno al pasado, sino que, en diferentes aspectos, es un pensador�pro-
gresista que cree que hay un conocimiento que es superior a la experiencia de
los hechos históricos concretos y de las circunstancias humanas.
Es curioso observar que sólo en una comedia de Aristófanes, Lisístrata, se había hablado
de esta capacidad de las mujeres de igualarse políticamente a los hombres; pero Aristó-
fanes trataba el tema como una farsa, como una muestra cómica de un mundo visto al
revés. Platón, en cambio, admite esta igualdad sin reservas (no menciona, sin embargo,
el asunto de los esclavos).
• Cada diálogo platónico, salvo los que hemos llamado diálogos de vejez, es una obra
literaria atractiva que contiene mucho más que un mensaje ideológico o filosófico.
La forma y los personajes del diálogo platónico, llenos de coloquios vivos y nada
escolares, apasionados y sensibles, son una invitación a filosofar. La actividad literaria
de Platón revela una actitud filosófica personal; he aquí otra lección memorable.
© FUOC • P08/74550/00935 41 La filosofía griega de la época clásica
4. Aristóteles
Nicómaco, hijo de
Aristóteles
Aunque Aristóteles había sido su preceptor, Alejandro no siguió sus consejos políticos
con respecto al trato hacia los bárbaros.
Cuando Filipo murió (336 a. C.) y Alejandro heredó el trono, Aristóteles vol- Los tres errores de Atenas
vió a Atenas, donde fundó su propia escuela de filosofía, el Liceo (335 a. C.),
Con esta frase, Aristóteles alu-
un centro de estudios rival de la Academia platónica. Escribió muchas obras día a los procesos de impiedad
de temática diversa y coleccionó muchos libros, que reunió en una biblioteca llevados a cabo contra Anaxá-
goras y Sócrates.
importante. Fue un meteco ilustre en Atenas, pero cuando después de morir
Alejandro la ciudad se sublevó contra los macedonios, atizada por Demóste-
nes, Aristóteles decidió exiliarse "para evitar que la ciudad vuelva a pecar por
tercera vez contra la filosofía". Se trasladó, pues, a la zona de Eubea, donde
murió el año 322 a. C.
Estos datos de su biografía ya nos indican que fue un hombre muy diferente
de su maestro Platón. Tanto por su carácter como por las circunstancias perso-
nales e históricas, el estagirita se orienta en una dirección opuesta al idealismo
y al aristocratismo platónicos.
Pero tampoco conviene exagerar la oposición entre los dos, ya que si bien es La influencia de Platón
cierto que el idealismo�platónico contrasta con el realismo�de�Aristóteles y
Por ejemplo, la influencia de
que los dos marcan caminos fundamentales, aunque divergentes, del destino Platón se hace patente en la vi-
filosófico griego y de la tradición filosófica occidental, la perspectiva de con- sión teleológica de la naturale-
za propuesta por Aristóteles.
junto no se tiene que simplificar: no tenemos que olvidar que Aristóteles debe
mucho a Platón y que, a pesar de las críticas explícitas que le hace, arrastra un
lastre platónico que se nota en su filosofía.
Asimismo, el hecho de que su padre fuera médico también pudo haber influi-
do en su afán investigador y en el valor que dio a los datos concretos como
paso preliminar de teorías más abstractas. Mientras que Platón considera las
matemáticas como la ciencia propedéutica más adecuada para la formación
filosófica, Aristóteles prefiere investigar la diversidad de los seres naturales,
desde los seres vivos más pequeños hasta los astros celestes.
© FUOC • P08/74550/00935 43 La filosofía griega de la época clásica
Aristóteles dando una lección de anatomía, fresco de la catacumba de Vía Latina, en Roma.
En las investigaciones que lleva a cabo sobre las diferentes formas de vida
–desde los microorganismos hasta los seres humanos de las sociedades más
complejas– muestra una inteligencia muy diferente de la de su maestro. Por
una parte, investiga sobre biología y zoología; por la otra, también explora
las ciencias de la cultura, y en los dos campos despliega una capacidad de
observación, análisis y síntesis excepcionales en cuanto a agudeza, precisión
y extensión.
Aristóteles dio una ojeada panorámica a todo el mundo del saber y dejó una obra enci-
clopédica muy bien programada; la gran influencia que han tenido sus obras a lo largo
de muchos siglos, y en diferentes ámbitos de la ciencia y de la filosofía, no tiene com-
paración.
Las obras de Aristóteles que se conservan constituyen un corpus de una ampli- Libros perdidos de
tud impresionante; sin embargo, si se tiene que juzgar por catálogos antiguos, Aristóteles
sólo son una parte de todas las que escribió. Diógenes Laercio, en el libro V
de Vidas y opiniones de los filó-
sofos ilustres, registra 146 títu-
Se han conservado las obras que permanecieron en la biblioteca del Liceo y los, y Hesiquio (siglo VI) llega
hasta 192.
que utilizaba para las lecciones, es decir, los escritos llamados esotéricos; no
nos han llegado, en cambio, los textos que publicó en su primera época y que
eran literariamente más cuidados. Algunos de los textos conservados, proba- metà tà Physiká
blemente, sólo son una suma de distintos escritos sobre un mismo tema que
Incluso el nombre Metafísica es
fueron ordenados por un discípulo, como el caso del famoso texto de la Me- una invención casual posterior:
eran los libros que se encontra-
tafísica, en catorce libros. ban "después de los libros de
física", metà tà Physiká.
Estos son algunos de los títulos: Eudemo o del alma, Política, Sofista, Banquete, Grilo o de la
retórica, Sobre el bien, Sobre la justicia, Sobre los poetas, Protréptico, Sobre la filosofía, Alejandro
y Sobre la monarquía.
Por ejemplo, son textos apócrifos: Mecánica, Económicos, Investigación sobre las plantas,
Fisiognómicos, Del mundo, De las virtudes y los vicios, Retórica a Alejandro y Problemas.
La lógica no figura en ninguno de estos apartados porque Aristóteles cree que no es una
ciencia, sino que tiene un carácter metódico y propedéutico y que su función es servir
de entrenamiento e higiene del pensamiento científico, precediendo a cualquier otra
ciencia.
© FUOC • P08/74550/00935 45 La filosofía griega de la época clásica
El Liceo de Aristóteles
Después vinieron otros escolarques como Estrato de Lampsaco, Licón y Critolao, pero el
Liceo sufrió distintas crisis internas y externas, y finalmente fue saqueado y destruido en
tiempos de Sula (año 84 a. C.). Durante los años posteriores al saqueo (siglo I a. C.), el
erudito Andrónico de Rodas consiguió editar las obras de Aristóteles que se conservaron;
estas obras son la base de la bibliografía que hoy conocemos. Vista aérea de los restos del Liceo de Aristóteles,
en Atenas
Es muy difícil resumir en pocas líneas la aportación de un filósofo con un legado tan
extenso y unas ideas tan profundas. Aunque ya es un tópico, no está de más, con el fin
de dar una breve visión global, recordar la famosa oposición con Platón que antes hemos
mencionado:
"En un fresco muy conocido de Rafael, titulado La escuela de Atenas, el pintor representa a
los principales filósofos que constituyeron la gloria de Grecia: Platón aparece con un dedo
apuntando hacia el cielo y Aristóteles con un dedo apuntando a la tierra. Estos gestos
alegóricos ilustran claramente una de las interpretaciones clásicas sobre la oposición entre
el platonismo y el aristotelismo: Platón, el filósofo de las ideas, ha desesperado de la
realidad sensible y ha buscado en el cielo inteligible los principios que explican la ciencia
de la vida. Aristóteles ha hecho la apuesta inversa y, después de reprochar a Platón la
separación entre el mundo sensible y el mundo inteligible, ha buscado los elementos de
comprensión de la realidad en la realidad misma."
La escuela de Atenas,
fresco de Rafael
(detalle).
La�lógica
• La lista� de� categorías que establece Aristóteles no es una lista de unas Nota
formas a priori del entendimiento, sino de los predicamentos más amplios
La tabla de categorías o pre-
de todo lo que existe, es decir, de la realidad tal como la capta el lenguaje. dicamentos distingue diez: la
sustancia, la cantidad, la ca-
lidad, la relación, el lugar, el
• Por lo que respecta a la definición, definir es situar lo que se define en el tiempo, la posición, la pose-
sión, la acción y la pasión.
orden del mundo; la definición remite, pues, a la clasificación de los seres
© FUOC • P08/74550/00935 46 La filosofía griega de la época clásica
La�física
La física aristotélica trata los problemas generales de la concepción de la na- La física aristotélica
turaleza, es decir, el movimiento, el espacio y el tiempo. Es muy importante la
Pese a que supera algunos de
distinción que Aristóteles hace entre potencia y acto, entre lo que es posible los problemas del pensamiento
y lo que se hace en cada momento, y también su teoría de las causas y del presocrático y platónico (niega
la teoría de las ideas) con sus
motor, inmóvil último y divino. La física de Aristóteles se considera empirista, fórmulas, se encuentra muy le-
jos de la física moderna.
vitalista y finalista.
Este ente invocado de forma plural, que tiene muchos sentidos, tal como
muestra la teoría de las categorías, también tiene, sin embargo, una acepción
fundamental:
Aristóteles asocia la naturaleza con el trabajo artesanal. En la imagen, artesanos trabajando el bronce en un taller (490-480 a.
C.).
© FUOC • P08/74550/00935 48 La filosofía griega de la época clásica
La�ética
La�política
La obra titulada Política, que consta de ocho libros, reúne diferentes textos so-
bre la comunidad social, la ciudad con su organización y sus formas y dege-
neraciones, la educación de los ciudadanos, etc.
cree que sólo los bárbaros merecen ser esclavos, aunque quizás no todos, ya que es la
inteligencia superior la que caracteriza a los que han de mandar.
En los libros siguientes estudia, con bastantes referencias históricas, las dife- Enemigo de las
rentes formas de gobierno y las funciones del ciudadano en la democracia. revoluciones
Aunque la democracia es su sistema político preferido, se inclina por una for- Claramente, esta postura pru-
ma moderada de democracia y por una constitución mixta que tenga también dente de Aristóteles está con-
dicionada por sus experiencias
una parte de aristocrática. Es enemigo de cualquier revolución social y valora personales en una época agita-
da.
mucho la estabilidad política, que asegura la paz y el bienestar.
Por lo que se refiere a su interés por la historia política, hay un pequeño tra-
tado llamado "Constitución de Atenas", que es el único texto que se conser-
va de una amplia colección de 150 textos constitucionales que Aristóteles y
sus colaboradores del Liceo reunieron; se conserva gracias a un papiro egipcio
descubierto en las postrimerías del siglo XIX. Este interés por la historia de
otros pueblos también es una característica más aristotélica que platónica.
Las�ciencias�naturales
La�retórica�y�la�poética
Los escritos de Aristóteles sobre biología y ciencias naturales representan casi una tercera
parte de sus escritos conservados. Además, su discípulo Teofrasto, que trabajó con él en
muchas investigaciones, escribió los primeros tratados extensos de botánica, una ciencia
que también debió de interesar a su maestro, aunque no tanto como la zoología.
• Los sofistas, y otros filósofos, ya habían escrito sobre retórica, pero el es-
tudio crítico de Aristóteles es el más completo. Trata no sólo de las reglas
formales de la composición oratoria, sino también de la temática y de la
psicología del público y del orador; y, como siempre, lo hace con gran
agudeza.
• La Poética es uno de los libros que ha tenido más repercusión en la tradi- Una obra incompleta
ción cultural posterior, sobre todo desde el Renacimiento. Aristóteles, en
La Poética es una obra inacaba-
una consideración inicial, define el arte como mimesis, 'imitación y repre- da, en un libro; quizás un se-
sentación'; después analiza principalmente la poesía épica y la trágica, los gundo libro se ha perdido.
El análisis� de� la� tragedia es especialmente profundo. No se interesa tanto La estructura del drama
por los orígenes del teatro –aunque los breves apuntes que toma sobre ellos
Los elementos centrales del
han provocado muchísimas glosas y discusiones– como por su relación con drama son para Aristóteles:
los mitos, por la estructura de los dramas y sus elementos centrales y por los la peripéteia, o catástrofe, la
anagnórisis, o reconocimiento,
efectos de la tragedia en el público, en quien, según su teoría, provoca una y la hamartía, o error, del hé-
roe trágico.
"purificación" o kátharsis del temor y la compasión.
Aristóteles, como ha mostrado la investigación moderna, fue un pensador mu- Un pensador poliédrico
cho más abierto de lo que supuso la escolástica. En este sentido, el trabajo de
Otros estudiosos han insistido
W. Jaeger fue determinante a la hora de analizar la relación existente entre los en la aportación de Aristóteles
textos aristotélicos y la formación platónica de su autor, y también con los a la biología y a la zoología.
análisis que hace sobre la composición de estos textos. Sin embargo, convie-
ne destacar que no hubo ninguna evolución de la filosofía a la ciencia empí-
rica, sino que los dos aspectos coexisten en la reflexión de Aristóteles sobre
el mundo real.
© FUOC • P08/74550/00935 51 La filosofía griega de la época clásica
Resumen
En estas páginas, hemos recorrido un camino que va desde los sofistas y Só-
crates hasta la obra de Platón y Aristóteles.
No hemos querido, sin embargo, presentar a los autores como fenómenos ais-
lados, sino que hemos relacionado a cada filósofo con el ambiente intelectual
de su época.
De esta manera, hemos podido ver las semejanzas y diferencias entre Sócrates
y los sofistas, y también la relación que hubo entre Sócrates y su discípulo
Platón, y entre Platón y su discípulo Aristóteles.
© FUOC • P08/74550/00935 53 La filosofía griega de la época clásica
Actividades
1. Comparad las figuras de algunos sofistas por medio de la lectura de textos; por ejemplo,
a partir de los diálogos de Platón Protágoras y Gorgias.
4. Leed la Apología de Sócrates de Platón y la obra de Jenofonte que lleva el mismo título y
comparadlas.
9. Leed diálogos de Platón de diferentes épocas y observad cómo la figura de Sócrates desem-
peña una función diferente, que va desde un irónico encuestador en los diálogos socráticos
al narrador de mitos y maestro de las ideas en los diálogos de madurez. Observad también
que Sócrates tiene un papel marginal o inexistente en los diálogos posteriores. Haced una
comparación, por ejemplo, de los diálogos Lacas y Eutifrón con los del Banquete y Fedro.
10. Después de leer los libros III y X de la República de Platón, explicad qué relación hay entre
los poetas y los filósofos.
11. Leed algunas de las obras más importantes de Aristóteles y observad cómo recoge los
datos de la tradición anterior y las critica –por ejemplo, en la Metafísica y en la Política– y
cómo se muestra atento a la historia de los problemas.
12. Reflexionad sobre cómo se combinan en Aristóteles el afán investigador –lo que hoy lla-
mamos ciencias naturales– y la visión filosófica de conjunto, y destacad sus aspectos prin-
cipales.
13. Aristóteles ejerce una gran influencia en toda la tradición filosófica medieval, sobre todo
en la escolástica y en la obra de Tomás de Aquino. Esto lo podemos ver repasando los módulos
didácticos 4 y 5 de esta misma asignatura, dedicados al pensamiento medieval.
Lecturas recomendadas
• Para conocer mejor las variantes del mito platónico del destino de las almas, podéis
consultar:
C.�García�Gual (1981). "El viaje al más allá". En: Mitos, viajes, héroes. Madrid: Taurus.
• Para la concepción griega del viaje al hades y las creencias órficas, consultad:
F.�Díaz�de�Velasco (1995). Los caminos de la muerte. Madrid: Trotta.
• Los textos órficos están bien recogidos en versión bilingüe en:
G.�Colli (1995). La sabiduría griega. Madrid: Trotta.
Ejercicios de autoevaluación
Ejercicios�de�autoevaluación
Cuestiones�breves
2. ¿Cuáles son los rasgos que caracterizan el planteamiento general de los sofistas?
5. ¿Por qué destaca más Gorgias, por sus opiniones filosóficas o por su habilidad retórica?
© FUOC • P08/74550/00935 54 La filosofía griega de la época clásica
8. Según Aristóteles, ¿cuáles son las dos aportaciones más importantes de Sócrates?
9. ¿Cuál es, para Platón, la idea esencial a la que se subordinan todas las otras ideas?
10. ¿De cuántos estamentos consta la polis platónica? Enumeradlos y describidlos brevemen-
te.
Ejercicios�de�síntesis
2. ¿Qué quiere decir que Platón no es un conservador aristocrático sino un reaccionario con
rasgos revolucionarios?
4. ¿Por qué en el libro La sociedad abierta y sus enemigos, citado en la bibliografía, Popper
critica a Platón?
Ejercicios�de�relación
Solucionario
Ejercicios�de�autoevaluación
Cuestiones�breves
3. Porque se caracteriza por la confianza que se deposita en la razón como herramienta para
resolver y aclarar los problemas fundamentales de los seres humanos.
4. El sofista más famoso es Protágoras; su sentencia más célebre: "El hombre es la medida
de todas las cosas".
10. De tres estamentos. El grupo de los guardianes se divide en dos estamentos: el de los
gobernantes –que son los filósofos– y el de los soldados –que son los más valientes–; el tercer
estamento es el de los trabajadores, que son los encargados de la subsistencia económica de
la ciudad.
11. Establece diez categorías: la sustancia, la cantidad, la calidad, la relación, el lugar, el tiem-
po, la posición, la posesión, la acción y la pasión.
12. Hay tres clases de ciencias: las teóricas, las prácticas y las poéticas o productivas.
Ejercicios�de�síntesis
Ejercicios�de�relación
1. Consultad el apartado 2.
2. Consultad el apartado 1.
3. Aristóteles, por ejemplo, utiliza un estilo expositivo –el tratado frente al lenguaje poético
de los Diálogos– y realista –opuesto al idealismo platónico.
4. Para la frase a), consultad el subapartado 1.2; para la frase b), el subapartado 1.2; para la
frase c), el apartado 2; y para la frase d), el apartado 2.
© FUOC • P08/74550/00935 56 La filosofía griega de la época clásica
Glosario
agnóstico adj Quien declara la imposibilidad de conocer alguna cosa, en particular la exis-
tencia de los dioses.
anamnesis f Recuerdo de las ideas contempladas en una vida anterior; el recuerdo se pro-
duce a partir del contacto con los objetos del mundo sensible. En este sentido, recordar es
conocer.
categorías f pl Los diez predicamentos más amplios de la realidad, tal como la comprende
el lenguaje.
escritos esotéricos m pl Escritos destinados a los iniciados, a los que forman parte de un
grupo o de una escuela –en este caso, el Liceo aristotélico.
hilemorfismo m Teoría que explica la composición de la realidad como materia, hylé, que
es un principio inerte, y forma, morphé, que es el principio activo de la composición.
idea (o eidos) f Es la forma esencial que se mantiene por encima de las variedades parti-
culares en que se presenta un objeto.
lógica f Sistema o cálculo de reglas precisas y bien formalizadas gracias al cual se pueden
sacar conclusiones correctas.
silogismo m Razonamiento científico básico que llega a una conclusión necesaria a partir
de dos premisas.
Bibliografía
Textos de los sofistas
Textos de Platón
Los diálogos de Platón y los textos socráticos de Jenofonte están traducidos al catalán y al
castellano por diferentes autores. Son recomendables la versión de la Fundación Bernat Met-
ge, que presenta el texto griego al lado de la versión catalana, y la versión castellana publi-
cada en la Biblioteca Clásica Gredos, que ofrece una cuidada fidelidad al texto y una buena
introducción.
Textos de Aristóteles
Es útil recurrir a los prólogos de las traducciones recientes. Son interesantes, por ejemplo:
García Gual, C. (1994). "Introducción a la Investigación sobre los animales". Madrid: Gredos.
García Gual, C. (1988). "Los sofistas y Sócrates". En: V. Camps (ed.). Historia de la ética (vol.
I, págs. 36-79). Barcelona: Crítica.
Romilly, J. de (1988). Les grands sophistes dans l’Athènes de Périclès. París: Fallois.
• La bibliografía sobre Platón y su obra es inmensa. Por eso sólo señalamos algunos libros,
si bien son amplios y fundamentales.
• También son interesantes tres libros breves y recientes sobre Platón; lo son por la diversidad
de los enfoques, por sus pretensiones y por las buenas bibliografías que contienen:
Esta obra trata el tema de manera global y breve, y contiene una antología de textos muy
acertada.
Lloyd, G. E. R. (1968). Aristotle: the Growth and Structure of his Thought. Cambridge: Cam-
bridge University Press.