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Los datos que posee la ciencia en la actualidad hace suponer que la vida surgió en
nuestro planeta hace aproximadamente unos 3500 millones de años, en las
postrimerías de las eras precambrianas arcaica y proterozoica.
Sus formas primitivas eran microscópicos glóbulos acelulares que se nutrían
absorbiendo a través de su superficie las sustancias disueltas en el agua.
La explicación científica acerca del origen de la vida, aceptada universalmente en la
actualidad, se debe al científico A. I. Oparin, quien en varios trabajos sobre el tema ha
demostrado cómo a partir de sustancias inorgánicas se originaron compuestos
orgánicos de los que surgieron formas más complejas, llamadas por él gotas
coacervadas, que condujeron a la vida como tal.
Según éste autor de las fuentes de carbono inorgánico se crearon los hidrocarburos
primarios, de los cuales provino más tarde la gran variedad de compuestos de cadenas
carbonadas. Por otra parte, en las capas superiores de la atmósfera, el nitrógeno en
contacto con el hidrógeno originó el amoniaco (NH 3).
Esta atmósfera contenía grandes cantidades de vapor de agua súper calentada y
carecía de O2 pues éste surgió posteriormente producto de la actividad de los seres
vivos.
A partir de estos productos comienza la formación de una innumerable cantidad de
compuestos entre los que se encuentran alcoholes, aldehídos, cetonas, ácidos
orgánicos, aminas, amidas, etc., que se concentraron en el océano primitivo que se
formó a partir de la condensación del vapor de agua atmosférico, al disminuir
gradualmente la temperatura de la Tierra. A causa de la interrelación de todos estos
compuestos se formaron aminoácidos, pequeños péptidos, glúcidos, lípidos y otros
productos de carácter orgánico, todavía muy simples pero que poco a poco se irían
haciendo más complejos hasta constituir una etapa superior en el desarrollo de la
materia.
Estos productos orgánicos formaban soluciones coloidales con el agua creando
partículas hidrófilas que fueron aglomerándose y formando los primeros coacervados:
sedimentos fluidos ricos en sustancias coloidales. Más tarde o más temprano las
góticas coacervadas se fragmentaban; algunos de estos fragmentos eran asimilados
por otros, por lo que iban creciendo. En la figura 1.1 un esquema sobre esta relación.
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FIGURA 1.1. Gráfica sobre el origen de la vida
Otros autores, entre los que se encuentra Fox y colaboradores, han señalado la
posibilidad del surgimiento de partículas por esta vía a las que llamó micro esferas
proteinoides con propiedades semejantes a células muy primitivas.
La formación de una membrana más o menos marcada es un signo de mayor
complejidad en estas estructuras.
A partir de estos elementos rudimentarios, en un constante crecimiento y selección
natural, se manifestaron las formas incipientes de la vida, que por evolución crearon
formas más complejas.
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Todo este proceso que hemos bosquejado en unas líneas se realizó durante un largo
período de millones de años.
La formación de péptidos fue sin duda un paso de gran significación, aunque hay que
señalar que las propiedades del protoplasma no pueden explicarse por la de un solo
compuesto y sí por interrelación de todos sus componentes, pero sin duda los prótidos
son los que dan el sello de complejidad a la vida.
Las formas de vida microscópicas dieron lugar a estructuras más evolucionadas, de
ellas surgieron las células primitivas con capacidad fotosintética. Producto de esto al
final de la era proterozoica estaba la atmósfera depurada por completo de gas
carbónico y rica en 02 por lo que pudieron surgir nuevas formas, sobre todo de vida
aerobia y posteriormente la animal, que en su inmenso proceso evolutivo ha devenido
en el hombre actual.
En la figura 1.2 se representa gráficamente todo éste proceso.
Figura 1.2
Cambios en la atmósfera de la tierra en relación a la concentración
de O 2
% de O 2 en la
atmósfera
20
10
Miles de
m illones de
1 2 3 4 5
años
Formación de Primeras Desarrollo Origen de Primeros Presente
los océanos y células de células células Vertebrados
continentes fotosin liberadoras eucariotas
téticas de O 2
Primeras Inicio de la Primeras plantas y
células respiración animales
vivientes aerobia multicelulares
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Es necesario destacar que toda la enorme complejidad de la vida, desde su origen a la
actualidad, tiene lugar a partir de compuestos simples tales como aminoácidos,
glúcidos, lípidos, vitaminas, bases púricas y pirimidínicas, minerales y agua, los que en
su interrelación crean la gran diversidad de formas que la vida presenta.
Los fenómenos que ocurren en la vida actual son el producto del alto grado de
desarrollo alcanzado. Es de señalar, por ejemplo, que una bacteria, la Escherichia coli
posee unas tres mil proteínas diferentes, mientras que un organismo humano puede
contener cientos de miles y que esa mayor complejidad presenta como base común
compuestos más simples, idénticos, lo que demuestra que todos proceden del mismo
antepasado.
1. 2.-LOS ECOSISTEMAS.
Los ecosistemas son sistemas representados por organismos vivos, el medio y las
relaciones entre ellos. Se clasifican en acuáticos y en aéreos o terrestres según el
medio en el que viven los organismos.
Por ejemplo el ecosistema mundial de la tierra se formó hace unos 4000 millones de
años donde, después de un largo período de evolución química, un grupo de moléculas
orgánicas, presentes en el océano primitivo de la tierra, comenzaron a establecer
asociaciones estables entre sí que poco a poco confluyeron en estructuras más
complejas, muy primitivas, pero ya con la capacidad de intercambiar información,
sustancia y energía con el medio.
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Las asociaciones moleculares formaron células, las células, organismos primitivos y
estos organismos primitivos los vegetales y animales de los complejos ecosistemas
actuales.
Los organismos vivos actuales son, por tanto, el producto de la evolución biológica de
millones de años, pertenecientes a ecosistemas biológicos naturales e
interdependientes. Los animales carnívoros de los herbívoros, los herbívoros de los
vegetales, los vegetales del Sol. Cadenas alimentarías muy interconectadas; desde
las algas al hombre, sometidas a relaciones climáticas y ecológicas cambiantes.
Relaciones entre los continentes y las islas, los océanos, los mares y los ríos, los
bosques y las llanuras. Los ejemplos serían interminables.
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Esto provoca la utilización de grandes zonas de bosque para el pastoreo y la
producción de alimentos para los mismos, lo que hace que este equilibrio se torne cada
día más precario por la afectación de grandes zonas boscosas.
Evidentemente el equilibrio biológico en los ecosistemas está amenazado.
Por ello la necesidad de iniciar este texto sobre la bioquímica y los sistemas
metabólicos a partir de estas reflexiones sobre los ecosistemas. Todos estos
problemas deben ser analizados dentro de nuestra actuación profesional y
corresponde a la educación general y a las ciencias básicas en particular, muy en
especial a la bioquímica, acometer estos estudios desde una posición crítica y
constructiva que contribuya a encontrar las soluciones para la resolución de estos
problemas antes referidos.
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Figura1.3 Principales compuestos orgánicos simples presentes en las
estructuras moleculares de los organismos
Ácidos grasos
Colesterol
Glicerol
Esfingosinas
Colina y
otros
De estos componentes las proteínas son sin duda las de mayor complejidad,
constituyen la parte especializada de cada célula o tejido y son las responsables de
todos los procesos que ocurren en el organismo.
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Sus funciones se manifiestan en todo lo relacionado con la vida, pues forman parte de
las estructuras principales de las células. Las proteínas están formadas por carbono,
hidrógeno, oxígeno y nitrógeno regularmente, pudiendo aparecer también el azufre.
Estos elementos forman cadenas carbonadas de variable peso molecular formando
compuestos conocidos como aminoácidos, a partir de los cuales las posibilidades de
formar estructuras complejas son prácticamente infinitas.
Los glúcidos son también compuestos orgánicos de gran importancia formados por
carbono, oxígeno e hidrógeno. Constituyen el principal material de donde los animales
obtienen la energía química necesaria para su funcionamiento. Participan en la
formación de estructuras celulares asociados a los lípidos y a las proteínas.
Son sintetizados por las plantas a partir del CO 2, el H2O y la energía solar, formando
cadenas carbonadas, de donde se originan los demás compuestos. La glucosa es el
principal monoglúcido.
Los lípidos son compuestos formados por carbono, oxígeno e hidrógeno, pudiendo
aparecer el fósforo y el nitrógeno en su constitución. Son bastante heterogéneos y los
ácidos grasos constituyen la estructura más común. Sus funciones principales son
formar parte de las estructuras celulares asociadas a las proteínas y a los glúcidos y
como fuente de energía a largo plazo.
Los ácidos nucleicos están formados por bases púricas y pirimidícas, azúcares y ácido
fosfórico. Se encuentran fundamentalmente en el núcleo celular y son los responsables
de una función tan importante como es el flujo de información junto a las proteínas.
Desde el punto de vista elemental están formados por C, O, H, N y P de forma regular y
las principales bases son la adenina, la guanina, timina, uracilo y citosina.
Las vitaminas son compuestos originados principalmente en las plantas que resultan
imprescindibles para el normal desarrollo de los animales. Son bastante heterogéneas
en cuanto a su constitución y su función más general es actuar como coenzimas,
participando destacadamente en el metabolismo celular. Dado su carácter heterogéneo
están presentes los elementos antes señalados (C. O, N, H) junto a otros más. Se
dividen en vitaminas liposolubles (A, D, K y E) y vitaminas hidrosolubles (B 1, B 2 B6, C,
etc.).
Los minerales son también componentes de gran importancia de los organismos vivos.
Se pueden encontrar en forma de sales, como complejos orgánicos y en forma de
iones. En los animales superiores se han aislado varios minerales; los principales son:
Ca, P, Mg, S, Na, CI, K, Fe, Zn, Co, Cu, Mn y otros.
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Figura 1.4 Funciones esenciales de las Biomoléculas.
Biomoléculas
H2O Disolvente
Todos estos compuestos se organizan, atendiendo a leyes químicas y físicas desde las
formas más simples a las más complejas constituyendo la vida, la cual posee
propiedades inherentes a la misma, que la distinguen, tales como movimiento,
irritabilidad, respiración, crecimiento, reproducción y metabolismo.
Todo esto hace que los sistemas metabólicos se comporten como sistemas abiertos en
constante intercambio de sustancia y energía con el medio y sujetos a las leyes naturales
de estos sistemas.
Ellos establecen "ciclos" de intercambio continuo entre la materia orgánica y la inorgánica
con una íntima relación entre animales y plantas. Dentro de estos ciclos, los
fundamentales son los del carbono, el del oxígeno y el del nitrógeno. El ciclo del carbono
ha quedado desarrollado en la figura 1.5
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La magnitud del ciclo del carbono en la biosfera es enorme y su importancia, dada por
la interdependencia nutritiva entre organismos vivos (animales y plantas), es
extraordinariamente significativa constituyendo un sistema ecológico único, que de ser
alterado sustancialmente provocaría alteraciones irreversibles del sistema y de toda la
vida en nuestro planeta.
Por su parte el nitrógeno, sustancia imprescindible para la vida, mantiene una relación
entre el nitrógeno atmosférico (N 2), el nitrógeno proteico, el amoniaco (NH 3) y los
nitratos y nitritos (Figura 1.6).
Los vegetales obtienen el nitrógeno del suelo en forma de nitratos, algunos pueden
usar directamente el nitrógeno atmosférico, al que reducen para formar aminoácidos,
aminas, amoniacos y otros productos necesarios para ellos. Con todos forman las
proteínas vegetales. Los animales (heterotróficos) usan a continuación las proteínas y
devuelven el nitrógeno al sistema, generalmente en forma de amoniaco. Los
microorganismos oxidan el amoniaco a nitritos y nitratos que pueden ser usados de
nuevo.
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FIGURA 1.6 Ciclo del nitrógeno
NITROGENADOS
La vida se caracteriza a nivel celular por constituir un sistema coloidal, con una fase
dispersa y otra dispersante. La fase dispersa está constituida por las innumerables
moléculas presentes mientras la fase dispersante está representada por el agua. El
agua no solo significa el 70% de la masa del organismo, sino además la fase continua
de los sistemas bióticos. Todas las reacciones químicas que caracterizan la vida se
desarrollan en un medio acuoso.
El agua no debe ser considerada como un elemento inerte; por el contrario, sus
excepcionales propiedades son factores determinantes en las posibilidades de
expresión de las estructuras de las proteínas, ácidos nucleicos, glúcidos, lípidos, etc.,
así como de las propiedades biológicas de estos compuestos.
De igual manera las características de los componentes celulares, membranas,
ribosomas, mitocondrias, etc., deben al agua sus significativas cualidades.
Constituye el agua por otra parte el vehículo idóneo para el transporte de todos los
elementos requeridos por la célula, así como los producidos o los que deben ser
eliminados por la misma.
El agua posee algunas propiedades físicas que la hacen idónea para la función que
realizar. Entre ellas una de las más importantes es su carácter de disolvente polar.
Aunque la molécula de agua no posee carga neta, es un dipolo eléctrico. El átomo de
oxígeno del agua más electronegativo tiende a atraer los electrones no compartidos
con el hidrógeno más electropositivo, poseyendo una carga parcial negativa mientras
los hidrógenos tienen carga parcial positiva.
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No existen cargas positivas y negativas netas pero si zonas electronegativas y
electropositivas que hacen del agua un perfecto disolvente polar. Además, debido a
esto cuando dos moléculas de agua se aproximan se establece una atracción
electrostática entre la zona negativa del oxígeno de una molécula con la zona positiva
del hidrógeno de otra molécula estableciéndose una interrelación electrostática
compleja llamada enlace de hidrógeno.
El agua también interactúa con compuestos que poseen a la vez grupos fuertemente
polares (hidrófilos) y grupos no polares (hidrófobos) tales como los ácidos grasos y
algunos aminoácidos, formando mícelas, que tanta importancia presentan en las
propiedades de las membranas celulares y subcelulares.
Una de las propiedades más interesantes del agua, y que haremos referencia más en
detalle al tratar el capítulo del equilibrio ácido- básico, en su capacidad de disociarse.
En ésta reacción se produce el ión hidronio (H 30+) y el ión hidroxilo (OH -) responsables
de la conductividad eléctrica que posee el agua y base para los cambios de pH que se
producen en las soluciones acuosas de los ácidos y las bases. El ión hidronio (H 30+)
generalmente se representa sólo como el ión de hidrógeno (H +).
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El agua contenida en los alimentos varía también con el tipo de alimento, pues una
dieta de concentrado puede tener 10% de agua mientras que una dieta de forraje
puede tener 90 a 95% de agua.
El agua endógena o metabólica está representada por la oxidación de los productos
ingeridos; es un agua sintetizada en las células, que varía también con el tipo de
alimento, por ejemplo, 1 kg de proteínas produce 460 ml de agua: 1 kg de glúcidos
produce 600 y 1 kg de grasas produce 1.070 ml.
Los lípidos son los elementos que más agua metabólica producen por su oxidación lo
cual tiene gran importancia en aquellos animales que, como los quelonios y los
camellos, pueden vivir varios días sin ingerir agua, producto de la oxidación de las
grasas. En el caso del ganado cebú está también desarrollada esta producción, siendo
más resistentes que los bovinos europeos a las carencias del agua.
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Esta presión hidrostática va disminuyendo a medida que avanza el líquido dentro del
sistema circulatorio y aumentando en el LI. Por otra parte la presión coloidosmótica es
el principal elemento encargado de retener agua en los vasos. Esta fuerza depende
fundamentalmente de las proteínas plasmáticas y sobre todo de las albúminas las
cuales no abandonan el sistema circulatorio, por lo cual a nivel de los capilares
venosos será mayor que la presión hidrostática, lo que determina el paso de líquidos
del medio intersticial a los vasos. (Figura 1.7).
Las proteínas constituyen el principal elemento encargado de mantener el nivel de los
líquidos en el sistema circulatorio. En este estado de deficiencia alimenticia o en caso de
dietas deficientes en proteínas se producen concentraciones deficientes de proteínas en
el plasma, con lo cual disminuye la presión coloidosmótica de dicho líquido, y por tanto,
se dificulta el retomo de los líquidos del espacio intersticial a los vasos.
Se produce entonces el edema. También ocurre esto cuando se afecta la circulación de
retorno de la linfa lo que se explica ya que las proteínas no salen de los capilares, pero
algunas pueden llegar al líquido intersticial, siendo la linfa el elemento encargado de
restituirlas al sistema vascular. Cuando esto se interrumpe aumenta la presión
coloidosmótica del LI reteniendo agua en los espacios intercelulares y provocando el
edema.
FIGURA 1.7. Circulación del agua
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Por ejemplo, una pérdida considerable de K haría hipotónico el medio intracelular con
respecto al extracelular y el agua saldría de la célula al exterior. La perdida de iones del
líquido extracelular produciría el efecto contrario.
El organismo elimina agua activamente por los riñones en primer lugar. Esto es un
proceso activo regulado por diversos factores que dependen de la necesidad de
eliminar otros productos como la urea, el K, sales, etc.
También se elimina agua mediante la respiración, en forma de vapor de agua. Esta
pérdida resulta en los animales que no sudan un gasto sensible. También se elimina
agua con las heces fecales, lo que varía por diversos factores. Deben considerarse
algunos estados diarreicos donde esta eliminación puede llegar a producir
deshidratación, sobretodo en los animales jóvenes. En menor grado se elimina agua a
través de la piel, por las secreciones nasales y salivares, las secreciones oculares,
ópticas, vaginales y en la eyaculación.
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Todo este proceso metabólico del agua que acabamos de estudiar está regulado por
diversos factores, en primer orden del sistema nervioso central y, dependiendo de él, el
sistema hormonal, los que a su vez están influenciados por factores externos y
ambientales.
El sistema nervioso central dispone de un centro diurético y de un centro de la sed para
regular la entrada y salida de agua. Igualmente, las hormonas influyen en la retención o
salida del agua. Entre las primeras se encuentra la ADH, encargada de la retención del
agua por el riñón, así mismo producen retención de agua las hormonas suprarrenales y
las sexuales, mientras que en sentido contrario actúan las hormonas tiroideas
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