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ANTROPOLOGIA, ECONOMIA Y SOCIOLOGIA.
UN ACERCAMIENTO EPISTEMOLOGICO
Maria Eucenta CHAVEZ ARELLANO.
PROFESORA DE TIEMPO COMPLETO EN LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHAPINGO.
Doctors EN ANTROPOLOGIA POR LA FACULTAD DE FI.OSOFIA ¥ LETRAS DE LA UnivERSIDAD NACIO-
NAL AUuToNoMA DE MEXICO
{Qué puede hacer tan especifica la propuesta y la construccién de un objeto de
investigacién y su desarrollo, como para determinar en qué momento deja
de ser sociolégico 0 econémico y se convierte en antropoldgico o viceversa?
Por lo general las disciplinas reclaman un reconocimiento a sus limites disci-
plinarios mediante acotaciones muy precisas de sus ambitos de trabajo a partir
de lo qué estudiar. El contenido de este documento esta concebido para llevar
al lector a pensar, mas que en las distancias, en los acercamientos de las disci-
plinas. Para esto realizaremos un breve recorrido por algunos elementos que
pueden considerarse importantes a fin de establecer puntos de convergencia
de la economfa y la sociologia con la antropologia social.
Sin duda, la demarcacién de cada disciplina ha sido harto azarosa y cada
docente, investigador 0 estudioso adscrito a campos especificos del conoci-
miento social sabe —por lo menos asi se espera— el origen y los derroteros de
su area de especialidad y defiende y sigue las pautas que le parecen relevantes
en su desempefio académico, de acuerdo con la escuela o teorfa que considera
més adecuada. .
Yano es novedoso decir que las explicaciones unilaterales 0 unidisciplinarias
acerca de cualquier situacién social son cada vez més insuficientes para dar
cuenta de una realidad compleja. Sin embargo, establecer relaciones entre dis-
ciplinas que tradicionalmente se han abordado con diferentes métodos y desde
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distintos angulos parece una iniciativa dificil de‘entender y, m4s atin, de Hevar
a la ptActica, a pesar de la cada vez mAs inminente necesidad de pensar en las
ciencias sociales como un cuerpo cientifico de conocimientos sin limites arti.
ficiales derivados de las barreras disciplinarias.
En las ciencias sociales se han generado reflexiones y propuestas a propési-
to de la separacién y la relacién de los campos de conocimicnto. No obstante,
las distancias entre las disciplinas son resultado més de una preocupacién de
Jos especialistas por delimitar y conservar la propiedad sobre ciertos temas y
4reas de conocimiento muy concretas, que de las diferencias “naturales” de las
disciplinas. Immanuel Wallerstein (1980:402-403) sostione que el andlisis de
los sistemas mundiales no reconoce “... criterios para afirmar de forma relati-
vamente clara y sostenible que hay ifmites entre [...] antropologia, economia,
ciencia politica y sociologia”. Desde su perspectiva, tas 4reas de conocimiento
que se ocupan del estudio de la accién humana colectiva s6lo tienen sentido
desde una légica en que “... ningtin modelo de investigacién titil puede aislar
factores de acuerdo con las categorfas de lo econémico, lo politico y lo social,
y manejar un solo tipo de variable manteniendo el resto de ellas implicitamente”,
De manera simplificada y a partir de las concepciones mds conservadoras
de lo que son Ia antropologia y la sociologia, podemos plantear que cada una
de ellas se ha diferenciado e identificado por el tipo de sociedad que le intere-
sa, por la delimitacién de su espacio, por su alcance explicativo, por sus méto-
dos y técnicas, por los aspectos que prioriza. Ast, la antropologia se ha dirigido
a las otrora lamadas sociedades simples o primitivas, precapitalistas, prein-
dustriales 0 tradicionales; mientras que la sociologfa se ha interesado por las
sociedades industriales o modernas. Los estudios antropolgicos se han ubica-
do en niveles regionales 0 locales, es decir micro; los estadios sociolégicos
tienden a ser de grandes dimensiones: nacionales, mundiales, esto es, macro.
La antropologia se ha interesado més por los procesos y las interacciones
de los grupos que estudia, la sociologia, por los resultados. Por la dimensién de
sus estudios y su interés en los procesos, la antropologfa ha hecho uso de técni-
cas cualitativas, donde el registro etnografico y la observacién participante
han sido primordiates. La sociologia acude a técnicas cuantitativas, de medicion
controlada, donde la estadistica y ta regularidad de las situaciones pueden arro-
Jar explicaciones satisfactorias. Por tanto, los alcances explicativos de la antro-
pologfa son de cardcter inmediato, y los de la sociologfa, de cardcter general.
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El binomio simple-complejo como parametro para definir un tipo de socie-
dad no resulta pertinente. La controversia sobre si es posible encontrar
sociedades simples 0 complejas se basé en el tipo de organizacién social y en
el bajo 0 alto grado de diferenciacién de las actividades entre los participantes
del grupo. En oposicién a lo complejo se ha tendido a pensar que existe un alto
grado de uniformidad cultural, entendida como una forma plana y tinica de
pensamiento compartido, asf como una baja o nula divisién de actividades
productivas. Lo simple hace pensar en sociedades o culturas indigenas, no ur-
banizadas, las cuales se tiende a percibir como grupos altamente homogéneos
en cuanto al tipo de poblaci6n y organizacién social, politica o religiosa.
Algunas otras concepciones atin vigentes se han referido a las sociedades
como primitivas, precapitalistas 0 preindustriales para identificar aquellas que
han constituido el interés de la antropologia. Cualquier definici6n en este sen-
tido Heva implicito el prejuicio de evolucionismo occidental que supone un
derrotero tinico por el cual todas las sociedades deben transitar tarde o tempra-
no. Se acude a las sociedades capitalistas industriales como parémetro de com-
paraci6n en términos de desarrollo y progreso econémico para describir y ana-
lizar a las que no corresponden con esas caracteristicas.
Por otro lado, la polarizaci6n tradicién-modernidad presenta también limi-
taciones para distinguir una sociedad de otra. Son construcciones opuestas que
no permiten dar cuenta de la complejidad que las sociedades presentan en su
interior debido a una gran diversidad de relaciones, diferenciaciones o practi-
cas que se conjugan con las formas actuales de vida y que participan activa-
mente de lo complejo que caracteriza las sociedades actuales: la heterogenei-
dad cultural. Heterogeneidad que, en este caso, de acuerdo con Brunner,
“... significa algo bien distinto que culturas diversas (subculturas) de etnias,
clases, grupos o regiones, o que mera superposicion de culturas, hayan éstas 0
no encontrado una forma de sintetizarse. Significa, directamente, participa-
cién segmentada y diferencial en un mercado internacional de mensajes que
‘penetra’ por todos lados y de maneras inesperadas el entramado local de la
cultura ...» (Brunner, 1992:104).
De hecho, explicar los procesos culturales en las sociedades actuales es
mucho més dificil que pensar que los sujetos arrastran consigo una carga de
tradiciones que no los abandonan y que son reproducidas de manera estatica y
bok