de diferenciar ambos momentos es por medio de un proceso analítico o de aten-
ción a uno de estos momentos sobre el otro. En el caso de la personificación del
berimbau, ésta ocurre al eclipsar el estatus convencional del instrumento como tal y al activar ese potencial de transformarse en sujeto. Esta transición de objeto a sujeto se da de manera casi inconsciente e irreflexiva como un momento de invención individual y de suspensión de las propias convenciones y certezas de lo que se entiende por objeto. Cabe recordar, sin embargo, que este proceso de personificación no podría ocurrir si no contara con un sujeto que dotara de agencia al instrumento musical y de un contexto del cual forma parte.
Estética y personificación
La personificación de lo material en la capoeira Angola desarrolla su propia au-
tonomía a partir de la identificación entre forma y contenido. La forma del ins- trumento y el contenido del concepto de “persona” se amalgaman produciendo un nuevo sujeto, el berimbau que habla y dirige una roda. Esta personificación no solamente tiene que ver con una orientación epistemológica y ontológica del objeto, también genera una dimensión estética particular. Esta última sección tiene por objetivo reflexionar sobre este dominio estético que se abre ante el análisis como una vía de posibilidad para entender el devenir de lo material y su personificación. Como se ha mencionado anteriormente, una de las principales preguntas so- bre la materialidad concierne al tipo de relaciones sociales que crea (Strathern, 1999). Ya sea como elementos de consumo o momentos para la reflexión antro- pológica, el problema que plantean los objetos no es fácil de resolver. Si algunas de las recientes discusiones sobre el tema muestran el carácter autónomo de lo material, es necesario también conocer el carácter de influencia o agencia, la dimensión pragmática de los objetos, como lo ha mencionado Martin Holbraad en su contribución a este libro. Desde mi punto de vista, el par constitutivo objeto/persona no puede ser disociado. Esto sería regresar a una visión depu- rada y aséptica de lo material, similar al proyecto semiótico que intentó ver a los objetos en sí sin prestar atención al contexto y a los mecanismos sociales de su creación y apreciación. Esta visión que constituye uno de los pilares de la modernidad, refleja lo que Latour ha definido como un movimiento hacia y para los confines de la cosmología occidental; una esfuerzo más por intentar purificar a los objetos de cualquier factor externo o ajeno (Latour, 1993). Si bien en el caso de la personificación de los objetos aparentemente éstos se muestran como independientes, autónomos y sin agencia humana, es importante
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