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LA AUTOESTIMA COMO COMPETENCIA HUMANA Y LA INTROSPECCIÓN

COMO MÉTODO DE PARA SU ENSEÑANZA Y DESARROLLO

Ángel R. Villarini Jusino, Ph. D.


Profesor titular de la Universidad de Puerto Rico
Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo,
República Dominicana
Profesor Honorario de la Universidad del Norte, Colombia
Presidente de la Organización para el Fomento del
Desarrollo del Pensamiento
ofdpint@gmail.com www.ofdp.tripod.com

Categorías: autoconocimiento, autoestima, autonomía, desarrollo humano, competencias, desarrollo de la


personalidad, introspección, proyecto de vida

Persona, conciencia, autonomía y competencias

La persona es el centro de todo el esfuerzo educativo porque el mismo apunta a su desarrollo. La persona es libre,
es decir, un ser de conciencia capaz de auto determinarse, de ser coautor y estar en control de su propia vida por
medo de las decisiones que toma a partir de normas y de un proyecto de vida que ella misma se da y como parte
de una naturaleza y de una comunidad histórico-cultural. Es un ser autónomo.

La dignidad de la persona, lo que lo hace tal, es su condición de libertad, de ser inacabado y su posibilidad y
vocación de autonomía, es decir, auto generarse (capacidad creadora) , a través del ejercicio de su voluntad,
sensibilidad, racionalidad y palabra y de su capacidad (conciencia) para vivir sujeto a normas auto impuestas. En fin
de poder ser autogobierno, de ser su propio legislativo, ejecutivo y judicial. En ese proceso de autodeterminación la
persona va constituyendo la personalidad, que viene a ser una forma concreta y especifica de la persona individual.
En tanto que persona, el ser humano nace libre, indeterminado y toda su vida es el complejo proceso de su
determinación, primero bajo el control de normas que otros le imponen (heteronomía), y luego bajo el control de
normas que ella misma se da (autonomía).

Todo aprendizaje y desarrollo humano puede ser analizado como el proceso gradual de progreso y declinar de la
autonomía de la persona, es decir de estar en control de su vida a la luz de normas y un proyecto de vida personal y
colectiva que ella misma se da. El desarrollo de esta autonomía está estrechamente ligado al de competencias
humanas, es decir formas de conciencia que capacitan al ser humano para entender, apreciar y manejar sus
relaciones con la realidad, él mismo incluido, en sus múltiples dimensiones. La educación es entonces el proceso
por el cual un ser humano, que aprende, es apoyado por otro ser humano, que enseña, en la construcción,
ampliación y sostenimiento de su autonomía, por medio del desarrollo de sus competencias.

Una de las competencias humanas generales que resulta la central en la construcción de la persona autónoma es la
de autoestima y autoconocimiento, que es la ccapacidad para percibir, interpretar, expresar y controlar las
emociones, entenderse como circunstancia, historia y proyecto de vida y tener una alta estima de sí en cuanto
agente de iniciativas, en el proceso autogestivo de su desarrollo personal. Aunque todas las competencias
humanasi generales son dimensiones de la persona, es en torno a esta competencia que llamamos
autoconocimiento y autoestima que las demás quedan integradas para configurar la personalidad como una plena

1
e integral. Es desde esta competencia que el estudiante asume su proceso educativo como proyecto autogestivo
de autorrealización.

El autoconocimiento se refiere a nuestra capacidad para conocernos a nosotros mismos y el conocimiento que
tenemos al respecto. Implica un conocimiento de nuestro pasado, de nuestro estado actual y de nuestro proyecto
de vida.
La autoestima es la confianza y el respeto por uno mismo. Refleja el juicio implícito que cada uno hace de su
habilidad para enfrentar los desafíos de la vida y de su derecho a ser feliz. Implica el sentirse capaz o competente
para la solución de problemas y toma de decisiones que le dan a uno control de su vida en general o en aspectos
específicos.
El desarrollo de la autoestima es generar la convicción de que se es "competente para vivir y merece la felicidad", y
por lo tanto enfrentar a la vida con mayor confianza, benevolencia y optimismo, lo cual nos ayuda a alcanzar
nuestras metas y experimentar la plenitud. Parece ser que cuanto más alta sea nuestra autoestima, mejor
preparados estaremos para afrontar las adversidades: cuanto más flexibles seamos, más resistiremos las presiones
que nos hacen sucumbir a la desesperación o a la derrota.

En esta competencia reconocemos cuatro dimensiones con sus respectivos elementos que propmueven y
fortalecen autoconocimiento y la autoestima:

• La capacidad para entenderse, estimarse y construirse desde una historia de vida.


• La capacidad para entenderse, estimarse y construirse desde un proyecto de vida.
• La capacidad para entenderse, estimarse y construirse desde sus emociones (inteligencia
emocional).
• La capacidad para asumirse como proyecto de desarrollo y mejoramiento humano continúo.

La capacidad para entenderse, estimarse y construirse desde una historia de vida.

La substancia de la persona humana es la historia; estamos hechos de historia. L a personalidad es en gran medida
el resultado de la historia concreta y particular que vive cada persona, que con ello desarrolla una personalidad. La
historia en un doble sentido: nuestro pasado, lo que en efecto nos pasó, y la interpretación construida en torno a lo
que nos pasó. El pasado nos condiciona, somos su producto. Si no lo conocemos, no nos entendemos a nosotros
mismos.

Lo que paso no puede ser cambiado; pero sí las interpretaciones construidas en torno al mismo. En este sentido
podemos liberarnos del pasado, dejar de ser sus esclavos, desnaturalizándolo, bendiciendo lo que no podemos
cambiar (amor fati) y reconstruyéndolo en su interpretación. De ese modo ampliamos nuestra autonomía. A mayor
conocimiento de nuestra historia de vida mayor capacidad para apreciarnos y rehacernos.

La capacidad para entenderse, estimarse y construirse desde un proyecto de vida.

La historia, el ser, devenir en el tiempo de la persona, ocurre también con relación al futuro. La persona está
abierta, se proyecta al futuro; se vive tanto desde el pasado como desde el futuro, es decir, desde su plan de vida.
La libertad humana su capacidad de autodeterminación, el estar en control de la vida de uno, no consiste en hacer
los que no da la gana, sino lo que queremos y debemos hacer para lograr ciertas metas armónicas con la de lo otro
(la naturaleza y los prójimos). En esto consiste la inteligencia o racionalidad práctica, adecuar medios a fines. La
persona se entiende a sí misma y se aprecia; su vida cobra sentido para ella desde su proyecto, sus metas y sus
normas.

La capacidad para entenderse, estimarse y construirse desde sus emociones (inteligencia emocional)

Es la capacidad para percibir, entender y manejar nuestras emociones de modo que por medio de las mismas
podamos relacionarnos con el mundo y con nosotros mismos en una forma más adecuada para percibirlo,

2
apreciarlo, juzgarlo y plantearnos problemas y tomar decisiones. Como componentes de esta capacidad
identificamos:

Conciencia emocional
o Percibir
o Reconocer
o Discriminar
o Nombrar

Control emocional
o Exteriorizar
o Reprimir
o Modular
o Sublimar
o Suscitar en otros

Conocimiento emocional
o Naturaleza
o Origen y desarrollo
o Causa
o Efecto

La capacidad para asumirse como proyecto de desarrollo y mejoramiento humano continúo.

La persona continuamente se enfrenta a situaciones, se plantea problemas y toma decisiones en función de cómo
éstas afectan su proyecto de vida. La persona se entiende su vida como proceso en construcción, evitando aquellas
alternativas que obstaculizan o comprometen su proyecto y autonomía y seleccionando las que las favorecen a
corto, mediano largo plazo. Ello requiere un sentido de prudencia, perseverancia y firme voluntad.

La introspección como método de enseñanza-aprendizaje para fomentar el autoconocimiento y la autoestima

“Una vida sin búsqueda (investigación) no es digna de ser vivida”, decía hace más de 2500 años Sócrates
refiriéndose a ese proceso introspectivo por medio del cual construimos conocimiento acerca de nosotros mismos
y de nuestra relación con el mundo. Nos percibimos, analizamos y evaluamos con diversos propósito: entendernos,
armonizar conflictos, ser coherentes en nuestro pensar y hacer, trazarnos rumbos, pasar revista sobre nuestra vida,
liberarnos del dominio de fuerzas externas o internas, superarnos, construirnos a nosotros mismos, rehacernos,
alcanzar un estado de armonía, trascendernos, etc.

La introspección es literalmente “inspeccionar” o “mirar dentro de sí”. La inspección que se lleva a cabo es un
“mirar de cerca”; es hacer examen cuidadoso y crítico de sí mismo. El “sí” puede referirse a la propia personalidad,
la propia mente, los propios actos y contenidos psíquicos, como los pensamientos y las emociones; etc. Este
“mirar” es tanto intelectual como afectivo y conativo (tendiente a la acción): “nos” pensamos y “nos” sentimos en
la introspección; buscamos tanto conocernos como cuidarnos.

La introspección suele surgir como resultado de un proceso de conflicto interior que produce cierto malestar o
intranquilidad o sufrimiento y plantea la necesidad de volverse sobre sí mismo e iniciar una pesquisa sobre las
causas del mal. La introspección busca arrojar luz, claridad, sobre algo en nuestro interior poco claro, es decir
desorganizado, incoherente. La introspección es voluntad de conciliación , de sistema, de coherencia, de armonía o
paz interior.

3
Aparte de la capacidad cuasi natural del ser humano para la introspección, uno puede reconocer cuatro grandes
tradiciones que se han hecho de la introspección un objeto de estudio y desarrollo: la humanista, la religiosa o
contemplativa, la filosófica-científica y la literaria.

La tradición humanista, que podemos remontar a Sócrates, supone un ser humano abierto al desarrollo y a su
perfeccionamiento, personal y social. Dice Sócrates: “toda mi ocupación es trabajar para persuadiros, jóvenes y
viejos, que antes que el cuidado del cuerpo y de las riquezas, antes que cualquier otro cuidado, es el del alma y de
su perfeccionamiento.”1 Para ello debe vencer las fuerzas externas e internas que pretenden desviarlo de su misión.
La introspección es una actividad de volverse hacia el interior de la persona para rescatar su sentido de misión y
llenarse de energía y poder descubrir y combatir lo que obstaculiza el pleno desarrollo. Se lleva a cabo como un
diálogo consigo mismo en el que se van identificando, cuestionando, fundamentando y clarificando las ideas y
valores que orientan el comportamiento.

La tradición religiosa, tanto occidental como oriental, supone un ser humano cuyo verdadero sentido y finalidad
está fuera de él; en lo divino 2. Para alcanzar el estado iluminación o de reunión con lo divino se requiere un ascenso
introspectivo que va desde nuestra parte animal, a la humana y finalmente a la divina. La oración o la meditación
es la actividad a través de la cual nos ponemos en este camino controlando las pasiones, la vanidad, superando con
ello nuestra propia mismidad. En la tradición religiosa la introspección lleva a la purificación y salvación, aun estado
de sanidad frente a las presiones internas y externas.

En la tradición filosófica-científica se reconoce un ser humano dotado de procesos mentales, de una vida psíquica,
y de una personalidad, que estructura el comportamiento, y que puede ser conocida y, hasta cierto punto,
controlada, por medio de diversas técnicas. La introspección es aquí tanto método analítico controlado en términos
de criterios de validez y confiabilidad para describir e interpretar o explicar nuestra conciencia o inconsciente y
reconocer sus raíces, identificar conflictos, como una tecnología para sanarlos. Así , por ejemplo, en el psicoanálisis,
que su fundador Sigmund Freud llamaba “arte de interpretación”, se trata de partir, tanto por parte del paciente,
como del terapeuta que lo apoya, del comportamiento y la autobservación, de la conciencia, del lenguaje, de actos
fallidos, de sueños, de síntomas neuróticos, visibles, que se toma como signos que apuntan a un sentido oculto o
inconsciente, que debe ser descifrado.

La tradición literaria se utiliza la introspección como un proceso orientado a poner al descubierto la realidad
interior del ser humano; sobre todo en su aspecto emocional. Desde Homero y sobre todo en Sófocles ha habido
una estrecha relación entre introspección y literatura. La introspección se convirtió en una forma de tener acceso a
otro mundo, el de la interioridad. A este respecto, Freud reconocía la deuda de la psicología con al literatura. El arte
de la observación, lo descriptivo y lo narrativo propio de la literatura se combina con la introspección para
revelarnos no solo los contenidos de la conciencia, sino sus estructuras y mecanismo, incluso inconscientes.

Introspección y desarrollo humano

Tres hechos de la naturaleza humana nos permiten entender la importancia de la introspección. En primer lugar su
moldeabilidad; el ser siempre producto de la interacción entre su dotación biológica y el medioambiente natural y
cultural hace del ser humano uno de naturaleza variada e indeterminada. Segundo, la conciencia de la que el ser
humano es capaz, le permite reconocer y seleccionar entre alternativas de cursos de acción. Tercero, el que él sea
capaz de autoconciencia le permite tomarse a sí mismo como objeto de estudio y construcción, le permite
moldearse a sí mismos, es decir a la luz de un ideal o proyecto de vida que el mismos se impone y que él mismo
puede configurar. Cuarto, en ese proceso de desarrollo el ser humano está sujeto a múltiples influencias y etapas
que provocan conflictos y crisis interiores de los que la persona puede tener conciencia y tiene que resolver.

1
Platón. Apología de Sócrates. Porrúa: México, 1979
2
A Sócrates también podría ubicársele en esta tradición. Ello se debe a que en esta época la vía de realización personal y la
trascendental coinciden.

4
La autodeterminación de la persona requiere una toma de decisiones con relación al medio y a las necesidades, metas y
recursos internos. La introspección es uno de los mecanismos con los que cuenta la personas para llevar a cabo esta
tarea. Ahora bien, como lo plantea D´Angelo, el desarrollo humano podría requerir la "develación" de los conflictos
(misterios o fantasmas) inconscientes o semiconscientes, como condición necesaria, aunque no suficiente. Este
"descubrimiento" podría ser sólo un primer paso para la liberación de ataduras para hacer posible una proyección
positiva hacia adelante, hacia la solución de importantes tareas, en todas sus esferas de vida y actividad social. Esta
acción o proceso de develamiento situaría pues, al individuo, en condiciones de asumir la responsabilidad de sus
propias decisiones y elecciones, de construirse un futuro más realista y creador, de elaborar proyectos de vida más
flexibles y acordes con sus posibilidades y, con ello, dedicar sus sanas energías psíquicas a la autoexpresión creadora, al
aporte en la construcción de la sociedad.

Este acto de "develación" constituiría, entonces, el principio de una acción individual más realista dirigida a la
transformación de las condiciones sociales de existencia y hacia la autotransformación del propio individuo. Para el
neurótico, tanto como para el individuo "normal", el ajuste de cuentas con su pasado constituye, tal vez, sólo un
primer escalón necesario, ante el cual se abre la tarea más importante: la construcción positiva y creadora de su futuro
en la dirección de su desarrollo personal y el de la sociedad, a través de la elaboración de un proyecto de vida autor
realizador.3 La introspección tiene pues que referirse tanto a la historia de vida (pasado), como al proyecto de vida
(futuro) y a su intersección en el presente, como momento con inclinaciones y tendencias pero abierto a posibilidades,
en el cual a partir de la configuración presente de la personalidad se toman decisiones en las que continuamente ésta
se reconfigura.

Como acertadamente dice D´Angelo: una autovaloración inadecuada puede llevar al individuo a trazarse metas que no
se ajustan a sus posibilidades. De igual forma, si el individuo no posee una formación adecuada y realiza una
valoración impropia de las condiciones de la realidad externa (por ejemplo, del contenido y perspectivas de la
profesión, su oferta social, su utilidad para el país, etc.), toda su elección se sustentaría sobre bases endebles y falsas
con el consiguiente resultado frustrante para el individuo y la consecuencia perjudicial para la sociedad. La formación
amplia de la autodeterminación, como característica del proyecto de vida, supone una adecuada fundamentación de
todo el proceso de toma de decisiones vitales, desde la elección de los objetivos esenciales, la autoprogramación de
las tareas, hasta la posibilidad de asumir la responsabilidad individual de los actos.4

Autoconocimiento

Una de las dimensiones en las que opera la introspección es el autoconocimiento. La introspección nos permite
profundizar en nuestra historia personal, estructuras y condicionamientos presentes y en nuestro proyecto, para
buscar en ellos las causas de nuestras limitaciones y posibilidades actuales.

El autoconocimiento es la base de la autoexpresión personal. Si no aprendemos a conocernos mejor, difícilmente


podremos desplegarnos en toda plenitud. Este proceso de conocernos se realiza a través del autodescubrimiento
intencional; esto es, a partir de una disposición clara y sincera de saber cómo somos, para mejorarnos, no sólo en
el área vocacional, sino como seres humanos, en todas nuestras áreas vitales de actividad y relaciones. 5

Autogobierno

La introspección en occidente se funda en la idea del autogobierno, la autonomía, la autorrealización, el


autocontrol. Dice Hostos respecto en su Diario, en el que pone por escrito su proceso introspectivo que el llama “la
sonda”: “Diario de mi vida, empezado al aso dieciocho años, con objeto de estudiarme a mí mismo, dominarme,
mejorarme y proceder según conciencia.” 6

3
D´Angelo Hernández, Ovidio (1994) Proyecto de vida y autorrealización de la persona. Cuestiones teóricas y aplicaciones al
campo de la vida profesional . La Habana, Cuba
4
Ibid.
5
Ibid.

5
Esto implica que la personalidad es dualista o múltiple, conflictiva, y que hay un constante esfuerzo de
armonización, integración, implica también un reconocimiento de fuerzas internas y externas en pugna, que deben
ser dominadas controladas, armonizadas, en relación a lo que se estima es el núcleo de la personalidad y el
proyecto al cual ésta se orienta. Hostos lo resumía de este modo: “… el hombre es involuntariamente doble, el
hombre que hacen de él sus esfuerzos y el hombre que hacen de él los otros, con sus juicios y sus opiniones”.

En este sentido la introspección viene a ser como una actividad del autogobierno humano. La introspección nos
recuerda una y otra vez nuestro origen o historia de vida y el plan o proyecto de vida que hemos elaborado y que
es nuestra perspectiva de sentido. A al luz de dicho plan, de los valores y fines que supone, vamos seleccionando
estrategias y actividades que constituyen pasos para su realización. Se trata de mantenernos en curso y la
introspección es herramienta fundamental para ello.

La introspección surge pues como mecanismo para evaluar nuestra situación con relación a un proyecto , es un
mecanismo de “feedback” evaluativo. Es sobre todo inherente al afán de perfeccionamiento humano 7 que requiere
un constante cotejo entre lo que aspiramso ser y lo que somos. Escribe al respecto Hostos en su Diario: “Cuando el
reflejo de la memoria me presenta, a mi que me conozco, la vida infecunda que he vivido, protesto contra ella,
niego que sea mía, no la conozco. ¡Y no he de estar triste si el Yo que conozco niega al Yo que realizo? Es
insoportable esta vida. Siempre ante mi razón y ante la conciencia el contraste de lo que soy y lo que pudiera ser,
de lo que debo y quiero con lo que puedo de lo que hago con lo que sería capaz de hacer” 8

Introspección y cuidado de sí

Michael Foucault uno de los más influyentes pensadores de nuestra época ha señalado que el principio conócete a
ti mismo es inseparable de otra exigencia: “ocúpate de tí mismo”. Este principio se ha convertido en términos
generales en el principio básico de cualquier conducta racional, de cualquier forma de vida activa que aspire a estar
regida por el principio de la racionalidad moral. 9 El cuidado de sí, comenta Foucault, comprende tres aspectos: una
actitud en relación con uno mismo, con los otros y con el mundo; una determinada forma de atención, de mirada
que se desplaza desde el exterior, desde el mundo y desde los otros, hacia uno mismo y se convierte en una forma
de vigilancia sobre lo que uno piensa y sobre lo que acontece en el pensamiento;
un determinado modo de actuar, una forma de comportarse que se ejerce sobre uno mismo, a través de la cual uno
se hace cargo de sí mismo, se modifica, se purifica, se transforma o se transfigura; implica, por último, formas de
reflexión de un tipo determinado.

Introspección y poder

Con gran acierto Foucault plantea que “la necesidad del cuidado de uno mismo esta ligada con el ejercicio del
poder”. No se puede gobernar a los demás si uno no se ha ocupado de sí mismo. El gobierno descansa en el
autogobierno. En sentido similar afirmaba Hostos; “La política que buscamos es una política al revés de la enseñada
por el coloniaje. En vez de encaminarla al poder político, se encamina al poder social; en vez de buscar el dominio
de todos para uno, busca el dominio de cada uno por sí mismo; en vez de afanarse por fabricar partidos en el aire,
se desvive por cimentar en la conciencia de la triste patria la noción de sus derechos, el conocimiento de sus
deberes y el reconocimiento de sus responsabilidades”.10

6
Eugenio María de Hostos. Diario. Obras Completas, Vol. II, Tomo I. Edición Crítica. Editorial de la Universidad de Puerto Rico:
San Juan, Puerto Rico
7
“Si conocerse es perfeccionarse, no desmayaremos, ¡yo puedo ser.” Ibid.
8
Ibid.
9
Foucault, Michel (1996) Hermeneútica el sujeto. Editorial Altamira: La Plata, Argentina
10
Eugenio María de Hostos. Diario. Obras Completas, Vol. II, Tomo I. Edición Crítica. Editorial de la Universidad de Puerto Rico:
San Juan, Puerto Rico

6
Introspección y liberación

La introspección es también un mecanismo de liberación. Una liberación que puede entenderse


fundamentalmente de dos formas:

1. En el sentido de liberar lo que ya está contenido en el sujeto pero reprimido. Existe una “naturaleza” humana,
el estado de indeterminado, y de posibilidad de autodeterminarse, pero desconocida y reprimida, bajo las capas de
condicionamientos y relaciones de poder que la sujetan. En dicho tramado de relaciones de poder se juega la
libertad; la libertad que no es exterior al sujeto, que se juega desde las relaciones de poder; esto significa que el
ejercicio de la libertad es eminentemente un acto de resistencia frente a los poderes establecidos, es una actitud
crítica que impide la solidificación de aquellos dispositivos de poder. La introspección nos permite identificar todo
lo que obstaculiza el libre desenvolvimiento, para luchar por instaurar un sujeto autónomo que se trace sus propias
finalidades y cuya naturaleza es precisamente el poder elegir.

Como comenta Delgado en referencia a Foucault: “La opción, por tanto, es la creación de sí mismo siempre nuevo,
polifacético, múltiple, no pretende hallar una identidad estática sino dinámica que está en un continuo devenir,
para lograr configurar una vida individual y plural, orientada hacia la perfección no como meta alcanzable sino
como mojón orientador e inspirador. Dicha perspectiva teórica es de por sí sugerente y significativa, porque se trata
de construir un proyecto personal, de sentirse viviendo el propio proyecto, de experimentar la fuerza vital de decir
verdad, del oponerse al poder de las instituciones o a cualquier otro poder.

2. En el sentido de liberar el sujeto pero para trascenderlo, es decir incorporarlo a un una realidad mayor que lo
engloba y desde la cual adquiere su pleno sentido y libertad.

e. Introspección y trascendencia

En términos generales la introspección apunta a dos dimensiones de nuestro existir; nuestra existencia particular y
nuestra existencia universal; en otras palabras el objeto de la introspección es tanto mi forma concreta y particular
de ser humano, mi personalidad, como mi ser trascendental.

Así pues, como lo examina Tovar (1966): “Sócrates siente que posee en el interior una fuente de revelación, una
llave, el ejercicio del Logos, que le franquea las puertas de un mundo superior”. Y más adelante este autor agrega,
“lo que esta revelación interior nos entrega es la verdad misma, la verdad una, que se opone así, de la manera más
terminante, a la verdad múltiple, varia, personal, caprichosa de los sofistas. (Tovar, 1966).

Una característica notable de la introspección es que la mirada interior termina conectando lo interno con lo
externo. La conciencia que se inspecciona descubre su sentido fuera de ella. Ello es posible porque la introspección
es también una forma de construir metaconocimiento, es decir conocimiento acerca del conocimiento; implica
reconocer que todo conocimiento es una construcción que hacemos nosotros mismos y que por ende, su sentido
último no está en la realidad externa, sino en al interna. La introspección es así una forma de construir
conocimiento, de llegar a la verdad. Implica que el sujeto debe colocarse en cierta disposición (estar despierto
decía ya Heráclito) trabajando sobre sí, se prepara el sujeto para la verdad.

Unamuno escribía al respecto en su conocido ensayo ¡Adentro!: «In interiore hominis habitat veritas. Me dices en
tu carta que, si hasta ahora ha sido tu divisa '¡adelante!', de hoy en más será '¡arriba!' Deja eso de adelante y atrás,
arriba y abajo, a progresistas y retrógrados, ascendentes y descendientes, que se mueven en el espacio exterior tan
sólo, y busca el otro, tu ámbito interior, el ideal, el de tu alma. Forcejea por meter en ella al Universo entero, que es
la mejor manera de derramarte en él. Considera que no hay dentro de Dios más que tú y el mundo, y que, si formas
parte de éste porque te mantiene, forma también él parte de ti, porque en ti lo conoces. En vez de decir, pues,
'¡adelante!' o '¡arriba!', di: ¡adentro!' Reconcéntrate para irradiar; déjate llenar para que rebases luego,
conservando el manantial. Recógete en ti mismo para mejor darte a los demás todo entero e indiviso»

7
El proceso introspectivo y sus condiciones de posibilidad

La inspección que hacemos de nosotros mismos, la introspección, adquiere distintos niveles de complejidad, de
acuerdo con el aparato categorial , las destreza analíticas y las actitudes del sujeto que se inspecciona a sí mismo.
En este sentido la introspección puede ser desde un sencillo acto de autoexamen que puede practicar cualquier ser
humano, hasta un riguroso proceso experimental-mente controlado.

Podemos reconocer una serie de condiciones y de métodos que tienden a facilitar la práctica de la introspección:

 Ambientación y concentración

La introspección requiere un cierto ambiente de soledad, recogimiento o aislamiento, de inactividad y relajamiento


que facilita que la percepción interna sustituya la externa; es decir que la atención de la conciencia se vuelva hacía
sí misma en lugar de los objetos externos. Se requiere una capacidad de concentración que permita mantener la
atención en los contenidos y proceso mismos de la conciencia, desatendiendo los estímulos distractores del
medioambiente o del propio cuerpo. Hay estímulos que neutralizan a los distractores y que lo llevan a uno a
volverse sobre uno mismo: un paseo, un paisaje, una melodía, una pintura, una escena, etc. Cada persona tiene
que aprender a identificar los contextos ambientales que promueven en ella el recogimiento que facilita la
introspección.

 Vencer los obstáculos internos ( a sí mismo)


La autocomplacencia, el falso sentido de seguridad, la vida ligera y superficial el que nos invada el temor de
enfrentarnos a nuestras contradicciones e insatisfacciones, a nuestras rupturas e incoherencias. Entonces nos
sentimos empujados a la huida hacia el ruido o la ocupación.

 Tal como ocurre con otros procesos que implican un aprendizaje, la introspección requiere -especialmente
en sus primeras etapas- de un otro que le vaya retroalimentando en las diferentes instancias, es decir, que le sirva
de "espejo" respecto a lo que la persona hace durante el proceso. Esto puede lograrse por medio de diversas
estrategias y técnicas.

Creación de clima y espera de un momento que propicie la introspección: La introspección es una actividad
que no puede ser forzada o solicitada. El maestro crea el clima de cuido, afecto, seguridad y libertad, que
invita a la introspección y espera por el momento oportuno en que el estudiante esté en disposición de
llevarla a cabo.

El magisterio como cuidado del otro: Más que de método alguno el fomento de la introspección dependerá de
la relación que se establece entre maestro y estudiante. Dice Foucault: “El maestro es quien cuida del cuidado
del sujeto respecto de sí mismo y quien encuentra en el amor que tiene por su discípulo la posibilidad de
ocuparse del cuidado que el discípulo tiene de sí mismo. Al amar de forma desinteresada al joven discípulo, el
maestro es el principio y el modelo del cuidado de uno mismo que el joven debe tener de sí en tanto que
sujeto. El maestro es un operador en la reforma de un individuo y en la formación del individuo como sujeto,
es el mediador en la relación del individuo con su constitución en tanto que sujeto.

El ejemplo del otro: Se estudian ejemplos de grandes hombres y mujeres modelos de comportamiento, que
puede ser estudiado por medio de relatos, biografías y autobiografías, películas, en los cuales interactúan la
actividad a veces heroica, de la persona con su mundo interior, sirve de modelo, que provocan empatía y
provocan la introspección.

El ejercicio de la capacitación: El maestro facilita y guía el estudio y la práctica de actividades y ejercicios que
promueven la introspección. Recomienda lecturas formativas y crea un clima en el aula que favorece la
actividad.

8
El diálogo socrático: Por medio de preguntas primero el maestro lleva al estudiante a explorar su interioridad
y a ponerse al descubierto. Luego el estudiante práctica sobre sí mismo el diálogo.

Escritura e introspección: Por medio de diarios reflexivos, cartas íntimas y de la redacción de narrativas se
documenta y alienta el proceso introspectivo. Desde la antigüedad grecorromana el escribir era una parte
importante de este cuidado de sí. Una de las características de este cuidado de sí implicaba tomar notas sobre
sí mismo que debían ser re leídas.

9
i
En nuestro trabajo hemos identificado las siguientes competencias humanas generales como metas de la educación orientada al desarrollo
humano integral, ya sea en la escuela, el hogar o como proceso cooperativo y autogestivo:

(1) Pensamiento sistemático, creativo y crítico


(2) Comunicación significativa y creativa
(3) Interacción social efectiva
(4) Autoestima y autoconocimiento
(5) Conciencia moral y ética
(6) Sensibilidad estética
(7) Conciencia ambiental y salubrista
(8) Conciencia histórica y cívica
(9) Habilidad psicomotora para la recreación y el trabajo
(10) Sentido de trascendencia

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