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© Equipo Provincial de Pastoral


Escuelas Pías de España, Tercera Demarcación

DINÁMICAS Y
TÉCNICAS DE GRUPO
introducción
DINÁMICA DE GRUPOS.
1. ¿Qué es la dinámica de grupos? (p. 4)
2. El “Grupo”. (p. 6)
3. La motivación. (p. 15)
4. La comunicación (p. 17)
5. El liderazgo. (p. 20)
6. Los roles dentro del grupo. (p. 23)
7. El educador. (p. 26)
TÉCNICAS DE GRUPO.
8. ¿Qué son las técnicas de grupo?. (p. 30)
9. Técnicas de presentación. (p. 32)
10. Técnicas para crear ambiente. (p. 34)
11. Técnicas de conocimiento. (p. 35)
12. Técnicas de expresión. (p. 36)
13. Técnicas de estudio y trabajo de temas. (p. 38)
14. Técnicas de evaluación. (p. 39)

Bibliografía de apoyo (p. 42)


Para la reflexión y el diálogo (p. 43)

Introducción

Todo buen educador (catequista, profesor, monitor...) de grupos debe tener unos
conocimientos básicos sobre las leyes de funcionamiento del grupo, al tiempo que debe
tener una capacidad para interpretar lo que sucede y habilidad para lograr el
comportamiento más conveniente por su parte y por parte de cada uno de los miembros
del grupo.
Para facilitar este objetivo nace este cuaderno, cuyo único fin es aportar unos breves
apuntes sobre la teoría de dinámica de grupos, así como un resumen de distintas técnicas
aplicables a nuestra labor pastoral y educativa, de modo que faciliten y aumenten nuestro
conocimiento y nuestros recursos.
Hemos de tener siempre en cuenta que cualquier aprendizaje experimental y dinámico
ha de conectar, de forma práctica tres factores:
1. La experiencia vivida.
2. La realidad que se vive.
3. La realidad que se espera vivir.

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De modo que tendremos que estar en un continuo aprender aprendiendo para llevar a
cabo nuestra labor de forma eficaz, coherente y viva.
El cuaderno se divide en dos partes bien diferenciadas:
Dinámica de grupos.
Técnicas de grupos.
En la primera parte (dinámica de grupos) trataremos de dar una base teórica a los
conceptos clave de la dinámica que siguen los grupos con los que trabajamos: concepto
de grupo, motivación, comunicación, liderazgo, roles...
En la segunda parte (técnicas de grupo) ofreceremos algunas técnicas con el fin de
poner ejemplos prácticos al análisis teórico realizado a la hora de aplicar una u otra técnica
(según el grupo, su edad, su momento, las capacidades y habilidades del educador, el
tiempo, el lugar, etc.). No pretende, por tanto, ser un manual de recursos (de los cuales
hay bibliografía abundante), sino, más bien, un análisis teórico que nos permita elegir la
técnica adecuada al momento vivencial del grupo.
Haremos un especial hincapié en el papel del educador, así como en las capacidades
y habilidades que debe conocer o desarrollar para el buen funcionamiento del grupo.

Dinámica de grupos
1. ¿QUÉ ES LA DINÁMICA DE GRUPOS?
Desde 1944 se conoce con el nombre de dinámica de grupos la parte de la
psicosociología que analiza el grupo en cuanto a su actitud y comportamiento (aunque en
España el termino dinámica de grupos se refiere también al conjunto de métodos prácticos
para trabajar con grupos -hacer una dinámica- esta acepción en el presente cuaderno la
nombraremos como técnicas de grupo).
Tras más de 50 años de investigación se ha comprobado que el grupo es un
instrumento formidable para el autoconocimiento, para conocer a los otros, para conocer al
propio grupo en cada momento y, en general, a los grupos que viven procesos similares.
La dinámica de grupos observa, analiza, contrasta y universaliza la vida de los grupos
pequeños, siempre y cuando se den unas condiciones previas, de experimentación y
estudio, que se resumen básicamente en que haya una auténtica comunicación.
Para que esta comunicación se pueda dar, es necesario que el grupo someta a crítica la
manera convencional de comunicarse abriéndose a otras formas más eficaces de hacerlo,
así como también es necesario un espacio y un clima adecuado.

La experiencia nos dice que el grupo pequeño es donde las relaciones pueden ser más
vivas, auténticas, controladas y evaluadas. Este tipo de grupos posibilita también un
proceso de grupo en el que se experimentan las reacciones ante las distintas fases, ante
la autoridad, ante la propia imagen y la de los demás y ante la posible autonomía del
grupo.
La dinámica de grupos se convierte de esta manera en “una filosofía de la dirección y
conducción de grupos, ciertas técnicas de trabajo y formación, y el conjunto de
conocimientos sobre la naturaleza de los grupos y las leyes de su desarrollo. Estudia la
psicología de los grupos, su historia íntima y la constante evolución de su estructura” (A.
Francia).

Se consiguen así unos fines que resumimos en siete puntos:

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1. Autoconocimiento a través del grupo.
2. Comprensión de las condiciones que dificultan o facilitan el buen funcionamiento
afectivo y efectivo del grupo.
3. Comprensión de las relaciones interpersonales.
4. Desarrollo de la capacidad de análisis sobre el comportamiento individual y grupal.
5. Capacidad para establecer relaciones personales más autenticas.
6. Entrenamiento en la colaboración, en el trabajo en equipo.
7. Mayor libertad a la hora de elegir y relacionarse.

Para que estos fines se alcancen el grupo debe intentar cubrir, al menos, tres
necesidades básicas:
Necesidad de inclusión, integración y valoración en el grupo.
Necesidad de control, de participación plena (con derechos y responsabilidades).
Necesidad de afecto, de valoración como persona no por lo que se hace, sino por lo
que se es.
Para nosotros, como educadores que somos, la dinámica de grupos se convierte en un
instrumento para orientar, integrar, prevenir, concienciar, promocionar, decidir... la marcha
de nuestros grupos en general y de nuestros muchachos/as en particular. La riqueza
educativa de un grupo (que camina abierto y en disposición de analizar y aprender lo que
sucede en cada momento) no elimina, más bien potencia, la preocupación por el cuidado
de lo personal y de lo íntimo (en contraste con el individualismo que nace de una
interiorización cerrada en un yo insolidario). Todo lo que sucede en el grupo es interesante,
es analizable, tiene sus porqués y es fuente de saber. Lo que se analiza en actitud positiva
humaniza, desdramatiza, cura y crea.
Si lo miramos desde la perspectiva cristiana y ya que la persona (a imagen y semejanza
de Dios) es relación, todo lo que ayude a mejorar las relaciones ayudará, por tanto, al
crecimiento personal, dará mayor calidad humana (base sin la cual no se puede construir
la identidad cristiana) al grupo y dinamizará y humanizara la sociedad, sentando las bases
para una transformación evangélica del mundo.
2. EL “GRUPO”
El gran protagonista de nuestra acción pastoral y educativa no es meramente un
conjunto de personas, reducidas en número y unidas por una finalidad común en base a la
cual se relacionan entre sí, sino que además se convierte en el lugar de referencia para las
relaciones humanas y en un campo de fuerzas que nos ayudarán o nos frenarán en
nuestro camino hacia el Padre.
Entresacando los factores para la existencia de un grupo hay dos de ellos
determinantes: las relaciones y el proyecto común. Para que un grupo exista es
necesario un numero de personas que permita a todos los componentes relacionarse entre
sí de una forma directa y múltiple que genere interacción y una influencia mutua entre
todos los miembros. Pero es también necesario que todos los miembros se orienten al
mismo objetivo, lo acepten y trabajen para su consecución.
Las posibilidades del grupo vienen condicionadas, en gran parte, por el pasado de cada
uno de los miembros que forman dicho grupo. Cada miembro trae consigo un montón de
condicionantes que afectaran la marcha de todo el grupo: intereses, necesidades, formas
de relacionarse, mecanismos de defensa, heridas, esquemas de valores, carencias
afectivas, complejos, miedos, frustraciones, seguridades, recursos, motivaciones...
De igual manera influyen en el conjunto las condiciones del aquí y ahora que vive el
grupo: lugar de reunión, número de componentes, estilo de relaciones, liderazgo, clima,
lenguaje, actitudes...

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Y por ultimo no podemos olvidar que el futuro condiciona también la vida del grupo:
miedos, inseguridades, proyectos, expectativas, ideales...
El grupo no es, por tanto, una realidad estática sino dinámica, múltiple y condicionada
por multitud de factores que habremos de tener en cuenta a la hora de intervenir
eficazmente en su proceso.

Una vez aproximado el concepto de grupo quizás la primera pregunta que deberíamos
plantear a la hora de afrontar el resto del tema es ¿por qué nos reunimos en grupos?
Vivir solo es imposible (el hombre es un animal social), pero la vida de pareja y de grupo
resulta muy difícil, aunque al mismo tiempo, se torna en una aventura apasionante (más
aun desde la perspectiva cristiana).
Existen muchas razones por las cuales nos reunimos en grupo, citando sólo algunas de
las más importantes (a nivel psicosociológico) nos reunimos para:
Satisfacer necesidades: físicas, afectivas, sociales, de seguridad, de autorrealización...
Seguir a un líder que nos ofrece garantías de determinados valores, intereses o
esperanza de lograrlos.
Vivir un clima relacional que parece existir o es posible conseguir.
Encontrar una serie de actividades programadas o programables en las uno se pueda
sentir a gusto.
Hacer nuestros los objetivos concretos del grupo con el que nos identificamos.
Disponer de materiales y recursos.
Contar con la fuerza o el prestigio social del grupo.
Alcanzar metas o actividades que no son posibles, o son más difíciles, en solitario.
El grupo permite un mejor desarrollo individual (el autoconocimiento y la confrontación
con los demás diseñan el perfil de la identidad y la autoaceptación) así como un mejor
desarrollo social (en el grupo sepueden aprender actitudes y comportamientos desde unas
relaciones humanas auténticas, desde la cooperación, la participación, el compromiso...).
Si atendemos, además, a motivos eclesiales, el grupo (la comunidad) es la respuesta
a un Padre que nos llama a vivir como hermanos. Ya en el Vaticano II, al pretender una
renovación teológico-pastoral de la Iglesia, se apostó por una vivencia más comunitaria de
la fe y es aquí donde el grupo cobra su gran importancia. «El grupo como ámbito de
educación en la fe, es algo más que un medio pedagógico, una moda para trabajar con los
jóvenes o forma de desmasificación. El grupo de fe es una autentica experiencia de
Iglesia. Y ello por dos motivos fundamentales:
«La fe cristiana se transmite y se vive en comunidad. Allí donde hay un grupo de
creyentes unidos en el nombre de Jesús, está la Iglesia. La experiencia positiva o
negativa que los destinatarios tengan de su propio grupo de fe, va condicionar en
gran parte la imagen futura de la Iglesia y el grado de pertenencia y compromiso con
ella.
«Todo itinerario de fe ha de desembocar en la integración responsable y activa del
joven en una comunidad cristiana adulta de la Iglesia local o diocesana, y a través de
esta sentirse miembro de la Iglesia universal» (Itinerario de educación en la fe. Guía
del educador).
El grupo se convierte de esta manera, en una magnifica experiencia de vida eclesial,
que desarrolla la dimensión comunitaria y el sentido de pertenencia a la Iglesia y que hace
posible vivir la riqueza de la acción de Dios en cada uno de sus miembros.
Si miramos la pedagogía de Jesús, el grupo se presenta también como el método
elegido por Él para llevar a cabo su misión. Jesús reúne a los suyos junto a Él, forma
comunidad con ellos y les va desvelando la buena noticia del Reino.

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El grupo se nos presenta, también, como una reacción a la dinámica
despersonalizadora e insolidaria de nuestra sociedad consumista, posibilitando el
compromiso, el trabajo en equipo, la solidaridad con los más necesitados (dentro y fuera
del mismo grupo) y, en resumen, una experiencia de la fraternidad a la que estamos
llamados.
Por último, si atendemos a los motivos educativos, el grupo nos ofrece cauces de
aprendizaje suscitando preguntas, seleccionando críticamente contenidos culturales y
religiosos, filtrando críticamente los mensajes (desde el dialogo con las distintas ofertas
sociales) para no caer en el conformismo o la indiferencia... Al mismo tiempo, nos ofrece
cauces de acción desde unos criterios compartidos (ver-juzgar-actuar).
Después de justificar nuestra opción por el grupo como medio pedagógico y
metodológico vamos a ver como es su funcionamiento interno en cuanto a tipos,
funciones, etapas y aspectos que favorecen o dificultan la marcha del grupo.
Clasificación de los grupos
Hay múltiples formas de clasificar los grupos, aunque nosotros, según la perspectiva en
que trabajamos, sólo nos centraremos en dos: relacionalmente y antropológicamente.
Según las relaciones de sus miembros entre sí podemos dividirlos fundamentalmente
en dos tipos:
- Grupos primarios. Son aquellos que se caracterizan por una colaboración íntima
donde las personas viven una relación cálida de la que surge un "nosotros".
- Grupos secundarios. Son aquellos caracterizados por una relación más formal, más
funcional; buscan un interés común externo (empresa, sociedad...).
Según una perspectiva antropológica los clasificamos en tres tipos:
- Grupo-masa. Sus características fundamentalmente son lo sentimental y lo emocional.
No es cerebral, es irreflexivo e irresponsable. Los fenómenos más frecuentes en él son
la sugestión y el contagio, el gregarismo y la pasividad. Se deja manejar.
- Grupo-organización. Atiende, sobre todo, a la función que el individuo desempeña.
Predomina, fundamentalmente, la eficacia, lo útil. La persona pierde su valor y se
instrumentaliza y cosifica. No mejora a la persona. Es discriminador pues se margina
al deficiente o tarado. Es, ante todo, cerebral y activo, utiliza estadísticas, índices de
producción, propaganda y publicidad, etc.
- Grupo-comunidad. En él se realiza el hombre, se personaliza y es asumido como
persona. Se le respeta en su debilidad y en su fortaleza. Las relaciones son
interpersonales, profundas. Contribuye a que los individuos crezcan en libertad,
responsabilidad y seguridad. Despierta las actitudes de confianza, respeto, aceptación,
sintonía afectiva... Promueve a los individuos desde su interioridad, no los maneja.
Evidentemente el tipo de grupo que pretendemos conseguir sería un grupo primario o
un grupo-comunidad (no debemos perder de vista este objetivo -en pro de una mayor
eficacia, de unos resultados aparentemente más rápidos, cuantiosos o sencillos de
conseguir- optando por otros modelos, ya que a la larga se acaban pagando las
consecuencias).
Funciones del grupo
La función nuclear del grupo es la tarea de personalización de cada uno de su
miembros. Para ello hay dos funciones básicas:
- Función de producción. Dirigida a que el grupo produzca lo necesario para alcanzar
sus objetivos. Comprende tres elementos:
Clima relacional: clima de acogida y confianza mutua, relaciones interpersonales
abiertas, comunicación, comunión, sentido de pertenencia, conciencia de grupo.

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Contenidos: clarificar y asumir los objetivos, toma de conciencia de la temática de
trabajo y del trabajo mismo (concretarlo y elegir el más apropiado).
Método: dinámicas y técnicas que favorecen la planificación, concreción, motivación
y participación activa en las responsabilidades y decisiones.
- Función de mantenimiento. Orientada a que el grupo mantenga su unidad interna y
continúe funcionando como tal.
Etapas durante el proceso
Como ya hemos dicho anteriormente, el grupo es una realidad dinámica y en constante
evolución. Cualquier elemento nuevo del grupo, circunstancia o persona, puede provocar
una evolución, tanto en los objetivos como en el clima y las relaciones entre los miembros.
Pero cuando el grupo es pequeño y está compuesto por un número más o menos fijo de
participantes, las fases o etapas de su evolución se pueden describir con un escaso
margen de error.
Antes de ver las distintas etapas del proceso conviene tener en cuenta algunos
aspectos previos a la maduración del grupo:
 Todo grupo que empieza camina hacia la maduración y de hecho siempre madura, al
menos en algunas dimensiones.
 Un grupo no esta necesariamente formado por personas maduras, ni personas
maduras, por el hecho de unirse, forman un grupo maduro.
 Para madurar todo grupo debe pasar por unas fases más o menos intensas, en las
que la fase de conflicto siempre es necesaria.
 La calidad de los miembros, de alguno de ellos o del educador pueden hacer que las
etapas sean más cortas, más ricas y con menos desgaste humano.
 La voluntad inicial de los miembros de hacer grupo, mantenida durante todo el
proceso, agiliza la maduración.
Etapas del proceso de maduración de un grupo
1.- Etapa de formación: al entrar en un grupo el individuo experimenta inseguridad, la
reacción más normal es refugiarse en las máscaras y evitar darse a conocer
espontáneamente. Cada miembro busca su propio interés. Surgen muchas preguntas,
pero no se sabe como actuar. El grupo busca refugio y seguridad en el educador. Se
habla formal e impersonalmente. En esta etapa la intervención prioritaria es favorecer el
mutuo conocimiento de los miembros del grupo, así como establecer los objetivos y
cómo alcanzarlos (normas básicas de funcionamiento en cuanto a responsabilidad
grupal, comunicación, cooperación, toma de decisiones y voluntad para enfrentarse a
los problemas) dejando claro qué se espera de cada uno.
2.- Etapa de conflicto: al finalizar la etapa de formación en el grupo se ha empezado a
dar una comunicación más profunda basada en la sinceridad y en la autenticidad y se
han ido “quitando las máscaras”, con la perspectiva de quedar al descubierto ante los
otros, y en la confrontación de opiniones o modos de hacer surge el conflicto: de
oposición cuando los miembros se tornan adversarios, de competición cuando aparece
el rival, de alianza para fortalecer las opciones, etc. La mayoría de las veces el conflicto
tiene raíces afectivas. En esta etapa la intervención prioritaria es favorecer la mutua
comprensión de los sentimientos y los modos de actuar de cada uno, de modo que se
vayan descubriendo nuevas formas constructivas de solucionar los problemas. Dado
que en esta etapa es frecuente el enfrentamiento con el educador, éste debe
permanecer especialmente seguro en la capacidad del grupo para resolver los
conflictos y debe hacer un esfuerzo por devolver al propio grupo una visión exacta del
proceso que está sucediendo.
3.- Etapa de organización: al finalizar la etapa de conflicto el grupo ha pasado del miedo
a expresar un “no estoy de acuerdo” a una participación que incluye la cooperación y el

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consenso a la vez que la sinceridad y la posibilidad de disentir y confrontar. Aparece el
líder, se divide el trabajo, se toman responsabilidades y, sobre todo, se da la
identificación con el grupo, expresada en el nosotros. Declinan las tensiones y el grupo
refuerza la relación emotivamente. En esta etapa la intervención principal será
mantener el equilibrio entre la afectividad y la eficiencia y vigilar que no haya marcha
atrás. Deberá cuidar el intercambio personal entre los miembros del grupo así como su
relación con cada uno de ellos (abriéndose una nueva etapa en el acompañamiento
personal, que será ahora más profundo).
4.- Etapa de interacción: los diferentes roles de cada uno se han ajustado entre sí y
aparece la cohesión. En las relaciones interpersonales hay calidez afectiva (grupo
primario). La productividad, como capacidad y habilidad para hacer el grupo, es alta y
efectiva. El liderazgo se reparte entre sus miembros. En esta etapa lo principal es
mantener la corresponsabilidad y el clima relacional alcanzado. El educador puede ya
adoptar una postura intermedia y abandonar parcialmente el papel de autoridad que
había mantenido en las etapas anteriores.

Normalmente se vivirá en las dos primeras etapas una dimensión poder-autoridad y en


las dos siguientes una dimensión interdependencia-intimidad. A lo largo de estas etapas
cada miembro del grupo deberá ir respondiendo tres preguntas sucesivas que surgen de
las necesidades que todos llevamos al grupo:
¿Dentro o fuera?. Aclarando si deseo pertenecer al grupo con todas sus
consecuencias, y en qué grado. La integración conlleva derechos y deberes, que de
un lado nos suponen pérdida de autonomía pero por otro nos regalan una ampliación
del propio yo.
¿Arriba o abajo?. Situándonos ante las relaciones con la autoridad y con la jerarquía
del propio grupo. La participación supone evaluar el grado de poder que se está
dispuesto a asumir y el grado de poder al que se está dispuesto a renunciar.
¿Cerca o lejos?. Situándonos ante cada miembro del grupo individualmente para
trazar con él lazos afectivos más o menos profundos.

 Aspectos que favorecen la marcha del grupo


Una vez analizadas las distintas etapas por la que pasa un grupo nos detendremos en
los elementos clave de su funcionamiento interno, teniendo en cuenta para ello, tres
aspectos fundamentales: interacción, cohesión y tensiones.

La interacción o el intercambio que se produce entre los miembros del grupo, necesita
siempre una comunicación (no siempre verbal) de forma múltiple, es decir, que permita la
participación de todos los miembros en todas las direcciones (no sólo con el educador).
Se nos presenta en este punto el problema del tamaño del grupo, que influirá en las
actitudes participativas, en la fluidez del diálogo y de las relaciones interpersonales, en la
facilidad para alcanzar el consenso, en la riqueza y profundidad del tratamiento de los
temas... Como ya hemos comentado anteriormente, el grupo pequeño es la mejor opción
metodológica para resolver estos problemas. Los expertos suelen concretar un número de
miembros entre 6 y 12 personas. Un número superior a 12 personas comenzaría a
dificultar la comunicación y un número inferior a 6 personas empobrecería el trabajo
(aunque la determinación concreta de estos límites se tendría que hacer en función del
trabajo, objetivos, calidad de los componentes...).
Tenemos que tener también en cuenta la homogeneidad-heterogeneidad del grupo. La
variedad proporciona mayor riqueza al grupo (diversidad de opiniones, contraste de
pareceres, creatividad...) pero al mismo tiempo ralentiza la marcha del grupo por la
necesidad de conciliar e integrar todas las posturas. La diversidad admisible en el grupo

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dependerá fundamentalmente de dos factores: la posibilidad real de interacción entre los
miembros del grupo y el objetivo del mismo.

La cohesión o la tendencia del grupo a permanecer unido así como su resistencia a las
fuerzas (internas o externas) que tienden a debilitar su unidad. La base de esta cohesión
está principalmente en el grado de adhesión de los distintos miembros al grupo. Esta
adhesión viene determinada por múltiples factores relacionados con la vida del grupo.
Enumeramos a continuación, una serie de factores elaborados de forma positiva para el
crecimiento del grupo:
Ambiente adecuado para que facilite y contribuya a la espontaneidad, la
participación y la cooperación.
Relaciones interpersonales cordiales, sinceras y de colaboración, de forma que
todos nos hallemos cómodos y a gusto con los demás.
Liderazgo distribuido entre todos los miembros según las capacidades y habilidades
de cada uno (según sus dones) de modo que se favorezca el logro de los objetivos.
Flexibilidad en las normas para poder adaptarse a las situaciones, a menudo
cambiantes, de la vida del grupo.
Consenso en la toma de decisiones y en la forma de llevarlas a cabo, no excluir a
nadie, y procurar que todos aporten su parte al proyecto común, de modo que todos
se sientan integrados.
Comprensión del propio proceso, distinguiendo entre lo que decimos y cómo lo
decimos (actitudes, reacciones, roles, tensiones, escapes). No sólo es importante el
tema propuesto sino cómo nos expresamos o cómo reaccionamos ante dicho tema.
En el proceso (tanto personal como de grupo) cada cosa tiene su momento.
Evaluación continua, de manera que podamos saber si respondemos al proyecto del
grupo o a los intereses particulares de algún/algunos miembros.
Como último factor, importantísimo para dar cohesión al grupo y facilitar la adhesión de
sus miembros, tenemos que resaltar la elaboración del objetivo. La adhesión profunda se
dará cuando los objetivos individuales de cada miembro del grupo se identifiquen con los
objetivos del propio grupo. Para ello es fundamental un objetivo claramente establecido y
del que todos se sientan partícipes.
En buena medida el grupo girará durante su recorrido en torno a los objetivos: nace por
unos objetivos, se define por sus objetivos, se orienta, se organiza, se actúa y se evalúa
en razón de los objetivos. La claridad con la que se defina el objetivo (sin ambigüedad, sin
dispersión...), la correspondencia con los intereses y las necesidades reales de los
miembros del grupo, el conocimiento y la comprensión que cada uno de los miembros del
grupo tenga de dichos objetivos, la aceptación y el compromiso para realizarlos y la
posibilidad real de poder alcanzarlos, harán posible una auténtica cohesión dentro del
grupo y como consecuencia un mayor crecimiento del mismo.

Las tensiones. Aunque en un primer momento puedan suponer una perturbación en el


trabajo y la armonía del grupo, normalmente las tensiones son un paso obligado para el
crecimiento del mismo, ya que si se orientan bien provocan un efecto terapéutico: mayor
conocimiento, nuevo punto de partida para nuevas metas, autocrítica, crecer en
autonomía, entrenarse en el respeto, la colaboración, la creatividad, el realismo...
propulsando al grupo con mayor fuerza que antes, purificado y libre del peso de dichas
tensiones.
Hemos de tener en cuenta también, que muchas veces dichas tensiones se viven como
una experiencia desagradable que bloquea el avance del grupo y desemboca en forma de
crisis, pudiendo, en algunos casos, romper el grupo o la adhesión de alguno de sus
miembros.
Los tipos más frecuentes son:

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Tensiones de ansiedad del grupo: tienen su origen en la inseguridad y se manifiestan
con: inhibición, silencio, clima superficial, huidas.
Tensiones por conflictos latentes o abiertos: la mayoría tienen su origen en la lucha
por la autoridad o en la oposición frente a ciertos estilos de relación y trato. Se
manifiesta en el enfrentamiento entre algunos miembros por dominar el grupo o en el
enfrentamiento entre subgrupos.
Tensiones por oposición al líder: se originan por el afán de dominio del líder o por su
incapacidad para resolver determinadas situaciones.
Tensiones por frustraciones: su origen es muy variado: imprecisión de los objetivos,
falta de organización, clima de intolerancia o incomprensión, método de trabajo,
normas... se manifiestan con el descontento, la irritación, la indignación...
Para resolver eficazmente las tensiones es necesario tomar conciencia de las causas
determinantes del malestar y tratarlas metódicamente, intentando siempre provocar el
efecto terapéutico comentado anteriormente y crecer a partir de ellas. “No os turbéis el
desasosiego no es de Dios” (Calasanz).

3. LA MOTIVACIÓN
Todo buen educador debe ser esencialmente un buen motivador, debe saber sacar de
cada uno de los miembros del grupo el máximo provecho para el crecimiento personal de
cada individuo y del propio grupo. Para ello es necesario saber motivar a cada uno en
particular para tocar los resortes necesarios que favorecerán dicho crecimiento. Es
necesario acercarnos a las personas, no sólo observarlas en sus fenómenos psíquicos y
sus manifestaciones, sino también comprender por qué obran así, sus motivaciones. Una
buena motivación estimula la creatividad, la cohesión grupal, la pertenencia, la fidelidad al
grupo y a los objetivos, la valoración de los otros...
Las motivaciones son con frecuencia inconscientes y complejas, hay multitud de
factores que modifican la conducta (intelectuales, afectivos, sociales, fisiológicos...) y a
menudo están en íntima interacción.
La mayoría de los autores coinciden en cuatro motivaciones fundamentales del ser
humano. Son vivencias o deseos que constituyen los resortes profundos de la conducta
humana y serán por tanto de vital importancia para el progreso y buen funcionamiento de
los grupos:
Seguridad: este deseo puede satisfacerse, en parte, con cosas materiales. También
puede satisfacerse con valores, creencias, experiencias, relaciones, normas de
conducta definidas...
Reconocimiento: este deseo se satisface cuando la persona , o el grupo, es alguien
para otros. Es necesario que se reconozca la valía de cada uno, que se tiene un
sitio, que cuentan conmigo.
Afecto: este deseo se satisface al sentirse querido, aceptado como persona (por lo
que se es y no por lo que se tiene). Es necesario que los otros le expresen
inteligiblemente que él es importante para ellos, que se comparta intimidad, que se
esté presente en la vida de los otros. Surge también el deseo de amar a otros, con
un amor correspondido y expresado.
Nueva experiencia: este deseo se satisface con la búsqueda de nuevas relaciones,
nuevas situaciones, nuevos roles, nuevas responsabilidades... Aunque, en principio,
lo conocido nos ofrece seguridad y somos reacios al cambio finalmente la seguridad
se acaba adquiriendo ampliando los campos de los saberes experimentados y de las
relaciones construidas, facilitando el entrenamiento para las situaciones cambiantes
de nuestra sociedad.

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La expresión o la respuesta a estos deseos puede ser múltiple y diversa (hay infinitas
formas de llamar la atención, de expresar cariño, de justificar conductas...) pero hemos de
estar siempre atentos a las reacciones dentro del grupo para saber identificar cuál es la
motivación de fondo y responder así adecuadamente para favorecer el crecimiento.
La intervención del educador para dar esta respuesta es fundamental ya que la
“autoridad” siempre condiciona al grupo produciendo una reacción (positiva o negativa),
trataremos este tema más profundamente cuando hablemos del liderazgo.
El grupo ejerce también un papel muy importante en la motivación de cada miembro, ya
sea como gratificación y cariño al reforzar la conducta, o como sanción para rechazarla.
En este último caso la sanción puede ayudar a cambiar la conducta dentro del grupo sólo
si ésta parece justa, necesaria para vivir el proceso dentro del grupo al juzgarse positiva.
La “corrección fraterna” juega aquí un papel importantísimo para ayudar al individuo y al
propio grupo a integrar positivamente el rechazo a determinadas actitudes. Siempre debe
corregirse desde el amor y la humildad, resaltando lo bueno que el individuo aporta al
grupo y al mismo tiempo llamándole a la verdad; se debe procurar que haya un clima
propicio para un diálogo que no hiera al otro y le ayude a acoger lo que se le tenga que
decir. Poner este momento en manos del Padre nos ayudará a construir el grupo desde el
Amor y a tomar conciencia de nuestra debilidad y de la necesidad de Dios.
Otro factor a tener muy en cuenta es la atención personalizada a cada miembro del
grupo. Construimos nuestra identidad al sentirnos valorados, útiles; la mejor recompensa a
un comportamiento es siempre el reconocimiento. A partir de aquí adquirimos confianza y
seguridad en nosotros mismos, desplegamos nuestras capacidades, superamos complejos
y surge la cohesión y la armonía dentro del grupo. Hay numerosas formas de atención:
gestos, miradas, sonrisa, citar, aprobar lo que se dice, preguntar... Por el contrario la
desatención conduce a la infravaloración, el desinterés, el anonimato y también hay
numerosos signos que nos la revelan: apatía, desinterés, indiferencia, ausencias, miradas
perdidas, posturas corporales...
Por último, como ya vimos anteriormente, el pasado de cada uno así como el futuro del
grupo inciden de manera notable en las motivaciones.

4. LA COMUNICACIÓN
El grupo es una red privilegiada de comunicaciones ya que todos sus miembros se
convierten en emisores y receptores. Para que esto se dé hemos de superar dos tipos de
comunicación: unidireccional (uno habla, normalmente el educador, y los demás escuchan)
y bidireccional (intervienen todos pero sólo en relación con una única fuente, normalmente
el educador).
El tipo de comunicación que buscamos es, por tanto, pluridireccional, de forma que nos
permita una circulación de ideas, sentimientos, creencias y vivencias que contribuyan al
crecimiento del grupo, haciéndonos conscientes de que a mayor participación y
profundidad en la comunicación de todos y entre todos, obtendremos un mayor
crecimiento.
La comunicación no es sólo verbal, la persona se comunica y la persona comunica.
Todo es comunicación, intencional o no: los gestos, la postura, la ropa, la colocación en la
sala, la mirada, la sonrisa... Siempre estamos comunicando. Otra cosa será que se nos
atienda y se nos entienda. Como ya hemos visto anteriormente, es importante estar
atentos a este tipo de comunicación por lo que pueda expresar en sí misma, en cuanto al
grado de interés, aceptación, integración... de cada individuo.
Principios básicos de toda comunicación
Ponerse en la situación de aquél con quien queremos comunicarnos.

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Personalizar el mensaje, dirigiéndose a cada uno individualmente. Escuchar al otro e
interesarse por lo que dice, expresándolo de alguna manera.
Pretender ser comprendido por el que escucha. Lo importante no es la emisión sino
la recepción. Llenar la palabra y los silencios de comprensión, mediante gestos,
posturas, miradas, tonos...
Expresarse con sencillez, utilizar un lenguaje que el otro pueda entender, evitar el
lenguaje excesivamente técnico o abstracto.
Ser objetivo, puesto que nuestras propias convicciones o creencias deforman en
mayor o menor medida nuestro mensaje, debemos mostrarnos dispuestos a rectificar
cuando sea necesario. Mostrar un talante abierto, liberal, compatible con otras ideas
y opciones. No mostrarse nunca a la defensiva. No relacionar todo lo que se
escucha con uno mismo.
Tener algo que decir. Mucha gente habla para exponer cosas que todos conocen,
para llamar la atención, para hacerse el interesante... Hay que procurar que
cualquier intervención sirva para el enriquecimiento del grupo.
Mostrarse claramente sin prejuicios, creer en la posibilidad de cambio de las
personas.
Mostrarse siempre uno mismo, sin dobleces, sin titubeos. Siempre claro, auténtico,
respetuoso. Intentar aprovechar cada oportunidad para dar lo mejor de uno mismo.
Hablar con libertad de las propias ideas, sentimientos y vivencias, compartiendo más
experiencias de vida que ideas.

Barreras de la comunicación
Diferencias de cada persona que nos hacen reaccionar conforme a nuestra propia
originalidad, interviniendo en el diálogo apoyados en nuestra propia experiencia,
conocimientos y perspectivas, intentando que prevalezca nuestro punto de vista.
Juicios de valor que nos llevan a encasillar a las personas y a perder objetividad y
escucha, así como al rechazo y oposición a sus propuestas.
Plegarnos sobre nosotros mismos de manera que sólo estemos pendientes de
expresar nuestras propias ideas o una determinada postura personal, haciendo que
nos desconectemos de lo que ocurre en el grupo para encontrar la forma y el
momento de transmitir nuestro pensamiento.
El miedo al cambio o a la crítica que nos dificulta el atender y aceptar proposiciones
o sugerencias de los otros si cuestionan nuestros planteamientos y posturas y nos
exigen un cambio.
Utilizar un lenguaje incomprensible o lejano con los demás. Hablar sin convicción,
monótonamente, usar términos complicados o excesivamente técnicos, hablar
demasiado rápido, no prestar atención al auditorio, en definitiva no ponerse en el
lugar del que escucha.

Criterios para superar obstáculos de la comunicación


En un grupo todo participante depende de los otros. Nuestro desarrollo depende de
abrirnos a los demás y aceptar sus aportaciones.
No existe un único punto de vista. Los problemas tienen diferentes planteamientos y
soluciones. La riqueza del grupo consiste precisamente en la diversidad de ideas y
perspectivas para alcanzar un mismo objetivo.
Nuestro punto de vista no es necesariamente el verdadero. Cada uno tiene que
cuestionar sus propias ideas y convicciones para crear una disposición que nos lleve
a aceptar la parte de verdad que tienen los demás.
Necesitamos conocernos, quitarnos las máscaras y ver nuestra realidad con verdad,
saber analizarnos con objetividad ya que muchas de nuestras posturas están

Dinámicas y Técnicas de Grupo p. 11


mezcladas con intereses poco clarificados y en algunos casos claramente
particulares.
Hay que crear un ambiente de comprensión, adoptar posturas positivas frente a los
demás, saber escuchar y favorecer un diálogo sincero y libre.
Decía A. Jacob “Los hombres hablan demasiado, pero se comprenden poco”. No se
trata de hablar mucho, ni de hablar todos, ni siquiera de hablar de temas interesantes, se
trata más bien de crear un clima relacional que haga posible una comunicación
experiencial, desde la vida y no desde las ideas, basada en la sinceridad y la
autenticidad, donde cada miembro del grupo se sienta libre de hablar en cualquier
momento y sepa que el grupo va a recibir su aportación desde una actitud de escucha y
acogida. El éxito de nuestros grupos va a depender en gran medida de la buena
comunicación que seamos capaces de alcanzar. De hecho, si no alcanzamos un nivel
profundo de comunicación, difícilmente superaremos las primeras etapas del proceso y el
grupo estará abocado al fracaso.

5. EL LIDERAZGO
En todo grupo, cada persona actúa sobre el grupo, unos más, otros menos; unos
mediante la amabilidad, otros a base de astucia, otros a base de espontaneidad, etc. El
liderazgo de un grupo se distribuye de forma variable según las personas que formen el
grupo, según la tarea realizada, según el momento vital del grupo, según las fuerzas de
cada uno, etc., presentándose distintas clases de líderes que recurrirán a distintas fuentes
de poder.
Como ya hemos visto anteriormente, las relaciones con la autoridad van a ser una
fuente de conflicto para el grupo, tanto para aquellos que presenten problemas para
aceptar dicha autoridad, como para los que creen dependencias con dicha autoridad. Por
eso la figura del líder (el educador por su función siempre será uno de los líderes del
grupo) es de vital importancia durante el proceso. De hecho el líder tiene en su mano,
sobre todo en las primeras etapas, que el grupo madure en mayor o menor grado y con
mayor o menor rapidez según ejerza un liderazgo positivo o negativo.
Un líder positivo es aquél que favorece el crecimiento del grupo en general y de cada
uno de sus miembros en particular desarrollando la función de personalización propia del
grupo, buscando la consecución de los objetivos del grupo mediante la aplicación de
métodos que potencien al grupo, y a cada uno, en su ser, su hacer y su saber. El liderazgo
positivo es aquél que sabe ejercer la “autoridad” desde el servicio a los otros, de modo que
facilita y “aúpa” el crecimiento de cada uno para que llegue a lo que está llamado a ser,
haciendo de cada uno el protagonista y “autor” de su propio crecimiento.
Un líder negativo es aquel que utiliza su poder en contra de las personas o en contra del
propio grupo. Manipula o establece los objetivos en base a criterios subjetivos recurriendo
al método que más le conviene. Se dan también liderazgos negativos debido a un mal uso
del poder a causa de motivaciones torcidas, debidas en muchos casos a una falta de
autoestima o a ansias enfermizas de poder. Se manifiestan así actitudes muy críticas con
los demás, necesidad de reconocimiento exagerada, autoritarismo, incapacidad para
aceptar la corrección, infravaloración de los demás, inculpación de sí mismo (victimismo),
búsqueda de recursos para alcanzar el poder y situarse en posición de dominio...
Un buen líder esta llamado a cuidar las funciones básicas del grupo de una
manera especial:
En cuanto a la función de producción el líder debe presentar los objetivos con
claridad, proporcionar las indicaciones oportunas para realizar el trabajo, fomentar la
evaluación, revelar los roles de cada uno en el grupo promocionando la integración
de cada uno de ellos en la estructura grupal y proponer -y en algunos casos tomar-
las decisiones necesarias para alcanzar los objetivos del grupo...

Dinámicas y Técnicas de Grupo p. 12


En cuanto a la función de mantenimiento el líder debe estimular al máximo la
participación de todos los miembros del grupo, poner paz en las tensiones y
conflictos, facilitar la comunicación en todos los niveles, expresar las dificultades o
problemas que permanecen ocultos o sin resolver facilitando su solución, descubrir
las defensas y bloqueos que amenazan al grupo, evaluar el nivel de satisfacción...

Evidentemente para ejercer estas funciones se necesitan una serie de cualidades:


1. Sensibilidad para percibir las necesidades, dificultades, tensiones y nivel de
satisfacción del grupo en general y de cada uno en particular.
2. Valentía para enfrentar las dificultades.
3. Visión global del grupo, tanto en el conjunto de sus miembros como en el proceso
que se vive.
4. Capacidad de análisis.
5. Capacidad de previsión.
6. Responsabilidad a la hora de asumir su tarea, sobre todo al enfrentarse con
dificultades, tensiones o problemas.
7. Capacidad de trabajo en equipo.
8. Actitud y presencia de confianza y sinceridad.
9. Disponibilidad para el diálogo y para hacer de mediador en las tensiones.
10. Comprensión y aceptación de la persona del otro.
Podríamos resumir todas estas cualidades en una sola: capacidad de escucha: a cada
uno de los miembros del grupo (aspiraciones, necesidades, metas, dificultades...), al grupo
como “ser vivo” (momento vital, etapa del proceso en la que se encuentra, necesidades,
objetivos, tensiones...), al entorno que rodea al grupo (signos de los tiempos, situación
social, necesidades, estilos de vida...) y a Dios (¿qué quiere de nosotros?, ¿cómo nos
conduce?, ¿dónde o para quién nos llama?...). Se trata en definitiva de hacerse uno con
los demás.

Asimismo el líder debe procurar mostrar una serie de actitudes que ofrezcan al
grupo una cierta seguridad:
Preocuparse por las necesidades de cada uno (integración, participación y afecto)
haciéndose cercano, disponible y dispuesto a la escucha y al diálogo, e intentando
resolver, en la medida de lo posible, las tensiones surgidas...
Ayudar a la integración de cada uno dentro del grupo. Conocer a cada uno en
particular, hacerle partícipe y definir, en cuanto sea posible, su aportación al proyecto
y su responsabilidad. Relacionar sus necesidades con las del grupo y ayudarle a
realizar sus objetivos o a clarificarlos (según su momento vital, su preparación...).
Relacionar su tarea con la de cada uno de los otros miembros y crear un espíritu de
equipo en el que todos se sientan necesarios para lograr los objetivos...
Valorar a cada uno por lo que es, procurar que cada uno se sienta importante, cuidar
los detalles, reconocer los logros de cada uno y su importancia dentro del proyecto,
saber escuchar a cada uno en particular...
Evaluar periódicamente su propio crecer como persona en todas las dimensiones y
su servicio al grupo: autoconocimiento, conocimiento de cada uno de los miembros
del grupo, proyecto, conocimiento de la realidad del grupo y de su entorno,
formación, cuidado de cada uno de los miembros del grupo, liderazgo como servicio
o como fuente de poder, motivaciones viciadas...

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6. LOS ROLES DENTRO DEL GRUPO
El “rol” que cada miembro tiene en el grupo hace referencia al papel que desempeña
dentro del grupo, ya sea asignado por el propio grupo o bien debido a comportamientos
individuales de cada participante. Conforme se avanza en la vida del grupo cada
participante va asumiendo determinadas formas de actuar dentro del grupo (a menudo de
manera inconsciente), cada uno de los miembros del grupo puede vivir varios roles
durante el proceso del grupo (incluso a lo largo de una misma reunión).
Conocer el funcionamiento de los roles dentro del grupo nos ayudará a facilitar la
intervención de cara a mejorar su estructura interna y a promover una mejor organización
dentro del grupo mejorando su funcionamiento y desarrollo. Nos revelará también cuales
son los roles conflictivos para el grupo y cual es la mejor intervención posible.
Entre los roles que se dan dentro de un grupo podemos distinguir dos tipos:
Roles formales : se refieren a papeles de los que el grupo hace un reconocimiento
explícito y concreto, y que normalmente son asignados por el grupo a uno de los
participantes.
1. Educador facilita la participación de todos los miembros del grupo y la
consecución de los objetivos.
2. Secretario anota todo aquello que puede facilitar el trabajo del grupo: aspectos
fundamentales del diálogo, decisiones, compromisos, propuestas...
3. Observador está presente en el grupo sin intervenir en la reunión, cuando ésta
finaliza da su visión de los aspectos positivos y negativos que han sucedido.
Roles informales : se refieren a las posturas o papeles que cada uno asume ante el
grupo. Dentro de ellos podemos distinguir tres tipos: los que se orientan a la función
de producción del grupo, los que se orientan a la función de mantenimiento del grupo
y aquellos que dificultan la marcha del grupo
Papeles de producción :
1. Iniciador sugiere ideas o distintos puntos de vista al afrontar los problemas,
nuevos objetivos, nuevas formas de organizarse...
2. Informador aporta datos, experiencias, hechos, etc. de modo que oriente el
diálogo y la resolución de los problemas.
3. Opinante aporta opiniones, ideas, sugerencias, valores, etc. que ayudan al grupo
a conducir su tarea.
4. Evaluador enjuicia, valora la vida del grupo y su tarea, etc., de manera que lleva a
una actitud crítica al propio grupo.
5. Coordinador define dónde se encuentra el grupo respecto a los objetivos, señala
los puntos de partida y plantea la dirección que toma el grupo, resume, relaciona,
relanza...
6. Estimulador impulsa al grupo a la acción, de forma que se produzca mucho y bien,
con calidad humana.
7. Interrogador pregunta por los valores que hay tras las acciones y las sugerencias,
solicita aclaraciones y explicaciones a los problemas...
Papeles de mantenimiento :
1. Animador busca la participación de todos, la cohesión, crea relaciones de
cordialidad y solidaridad.
2. Conciliador actúa de mediador en las diferencias que surgen en el grupo, alivia la
tensión, busca lo que une, lo común.
3. Compromisario ofrece soluciones desde el acuerdo, incluso con alguna renuncia,
aceptando sus errores, adoptando posiciones intermedias antes que romper el
clima de unidad o bloquear situaciones.

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4. Facilitador de la comunicación se preocupa por la participación de todos, estimula
al tímido, busca canales de comunicación...
Papeles que dificultan la marcha del grupo : Proponemos aquí intervenciones
posibles ante estos roles, teniendo muy presente que hemos de cuidar tanto al grupo
como al individuo en cada caso concreto. En algunos casos prevalecerá el grupo
ante el individuo y es por ello necesario que se establezca posteriormente un dialogo
con el sujeto en cuestión de cara a que integre la postura del educador y del propio
grupo (el acompañamiento personal se hace en estos casos muy necesario).
1. Agresor minusvalora la posición de los demás, sus valores, acciones o
sentimientos, ataca al grupo o lo que está tratando, utiliza bromas ofensivas o
descalificaciones. Tratad de hacerle aislar por el grupo. Acompañamiento personal
urgente.
2. Bloqueador tiende a ser negativo, se opone sin razón, intenta que el grupo vuelva
sobre asuntos ya tratados. Devolvedle al tema, intentad que el grupo exprese lo
positivo.
3. Confesante utiliza al grupo como auditorio para expresar sentimientos e ideas que
no tienen nada que ver con el grupo. Devolvedle al tema. Acompañamiento
personal.
4. Saboteador hace ostentación de su falta de integración y lo manifiesta adoptando
posturas cínicas, haciendo bromas pesadas, mostrando indiferencia. Unid al
grupo contra él. Acompañamiento personal
5. Dominador trata de imponerse o de mostrar su superioridad manipulando al grupo
o a ciertos miembros. Detenedle con preguntas difíciles, reforzad la confianza del
grupo.
6. Víctima busca atraerse la comprensión de los demás, expresando su inseguridad
o desacreditándose. Procurad que no sea el centro de atención y que no
sentimentalice la reunión. Acompañamiento personal.
7. Charlatán habla de todo fuera de tema y de una forma incontenible, distrae a los
demás hace continuos apartes... Hay que pararle, pedirle que sea breve en sus
intervenciones, resumir su discurso y ceder la palabra a otro, si es necesario
atajarle sin rodeos.
8. Pedante habla de todo a todas horas y lo magnifica de forma dogmática, por
supuesto quiere imponer su opinión a todos. Detenedle mediante preguntas
difíciles, reforzad la confianza del grupo dando oportunidad a tratar el punto de
vista de los demás.
9. Tímido interviene poco, en algunos casos se desinteresa por todo quizás porque
se cree por debajo de los asuntos tratados. Hacedle preguntas fáciles, despertad
su interés pidiendo su opinión y valorando sus intervenciones, aumentad su
autoestima.
10. Discutidor busca la polémica, el llevarlo todo al campo de las ideas, muy
frecuentemente al protagonismo, se enzarza en ideas, puntualizaciones y
bloquea, desvía, aburre o intelectualiza todo. Separar lo bueno de sus
intervenciones y pasar a otro tema, habladle en particular. Acompañamiento
personal.
11. Intérprete se siente el intermediario justo, cree saber lo que el otro dice o quiere
decir, juzga sobre las personas o situaciones. Dadle la palabra al implicado y
permitir que cada uno exprese su opinión sin intermediarios.
12. Estrella busca cualquier oportunidad para destacar, para ser el protagonista y
acaparar la atención. Devolved la atención al grupo y si es necesario cortad sus
intervenciones.

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El saber integrar positivamente a cada miembro del grupo nos ayudará enormemente a
lo largo del proceso y para ello el rol de cada uno y su forma de vivirlo y asumirlo tiene una
gran importancia ya que el modo en que cada uno desempeñe su papel dentro del grupo
va a condicionar la comunicación, la calidad del mensaje, la cohesión y la capacidad de
alcanzar los objetivos. Debemos, pues, situarnos ante nosotros mismos y ante cada
miembro del grupo para ver cuál es el rol con el que está funcionando y de qué manera
podemos potenciar los roles que nos ayudan y cambiar los roles que nos impiden crecer,
dando a cada uno su lugar dentro del grupo y del proyecto común que se quiere vivir.

7. EL EDUCADOR
Como hemos visto en los distintos apartados del cuaderno, la figura del educador cobra
una especial importancia de cara al desarrollo del proceso del grupo, y especialmente en
las primeras etapas, donde su papel determinará en gran medida el buen funcionamiento
del grupo y su crecimiento.
Partimos de una visión del educador como aquella persona “enviada” (nuestra actuación
como educadores dentro del grupo nunca es a nivel particular, sino en el marco de una
comunidad que nos envía y de la cual nos hacemos testigos) a un determinado grupo, de
modo que lo cohesiona, lo impulsa y lo ayuda a caminar para lograr sus objetivos
(objetivos que, en nuestro caso, siempre tendrán como fin último el crecimiento integral de
la persona). No hablamos, por tanto, de la simple transmisión de unos contenidos más o
menos estructurados y presentados de forma didáctica, ni de la persona excepcional,
distinta de los demás miembros del grupo, sino de una persona vocacionada, que como
parte activa de una comunidad se siente enviado por ella para animar y ayudar en el
proceso de crecimiento de un grupo.
Este tipo de animación de grupos necesita una serie de actitudes para el desarrollo de
las funciones propias del educador dentro del grupo.
Actitudes básicas del educador.
Conocer y aceptar a las personas como son. No partir de juicios que anulen a las
personas ni de expectativas que las aprisionen. Trabajar con la realidad de cada uno
y ayudar a crecer con el convencimiento de la valía personal (oculta o manifiesta) de
cada miembro del grupo y de su aportación valiosa al proyecto común.
Ayudar al grupo a tomar conciencia de su situación. En un primer momento el grupo
no puede ser autónomo y habrá que ayudarle a romper las dependencias y favorecer
un clima de auténtica comunicación, de forma que crezca en autonomía y libertad y a
partir de ahí afrontar la corresponsabilidad.
Aceptar ser cuestionado. Poner nuestros dones al servicio del grupo implica un
modelo de autoridad en el que es posible la comunicación en todos los sentidos, de
modo que nuestra función pueda ser cuestionada y evaluada por el propio grupo,
permitiendo a éste expresar sus necesidades y aspiraciones y replantear a partir de
ahí los objetivos, métodos y técnicas necesarios, así como los distintos roles de cada
uno y el modo de ejercerlos.
Confianza en sí mismo. No buscar el reconocimiento o la aceptación en base a
nuestras necesidades de imagen o afecto, sino centrar nuestra atención en las
necesidades del grupo de forma objetiva. Confiar en la tarea encomendada por la
comunidad de origen y en la idoneidad del proceso para alcanzar los objetivos (creer
en lo que hace).
Ser modelo de conducta. El educador es observado por los demás miembros del
grupo como ejemplo de comportamiento: debemos, por tanto, ofrecer una actitud
coherente entre lo que decimos y lo que vivimos, tenemos que ofrecer un testimonio
de vida reflejado en actitudes (escucha, tolerancia, alegría, compromiso,
disponibilidad, respeto, entrega, dialogo, unidad...) que se hagan patentes en cada

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una de nuestras intervenciones dentro y fuera del grupo, de modo que los miembros
del grupo se sientan interpelados por nuestra conducta y sea referencia positiva para
ellos.
Potenciar los dones de cada uno. Al grupo le interesa que cada miembro encuentre
en la convivencia y en el compromiso grupal la posibilidad del desarrollo de sus
facultades y aptitudes personales. Para que los dones personales se desarrollen y se
pongan al servicio del grupo es necesario el reparto de responsabilidades de modo
que cada uno tenga una tarea en la cual pueda activar y ejercitar sus capacidades.
La creatividad del grupo radica en la riqueza de cada uno de sus miembros. El
educador siempre debe estimular, sacar lo positivo de cada situación y de cada
persona y nunca hundir al grupo o a alguno de sus miembros. Hay que creer
siempre en el otro.

Funciones básicas del educador.


Favorecer la comunicación. Crear un ambiente de confianza y sinceridad que
posibilite una autentica comunicación en todos los sentidos. No resolver las
cuestiones sino orientar para que sea el propio grupo quien las resuelva de forma
madura. Favorecer la participación de todos los miembros del grupo y neutralizar los
comportamientos negativos. Ayudar en la resolución de tensiones, buscando el
momento y la intervención adecuados. Cuidar la relación personal con cada uno de
los miembros del grupo y conocer su situación, sus necesidades y aspiraciones.
Favorecer la corresponsabilidad. No imponer nuestros criterios o puntos de vista al
grupo sino potenciar la autonomía de éste de forma madura y acorde con cada etapa
del proceso. No considerar el grupo como propiedad privada y abrirse a experiencias
de intercambio dentro y fuera del propio grupo. Estimular los dones de cada uno de
manera que encuentren cauces de participación y compromiso dentro del grupo.
Conectar sus aspiraciones y necesidades con los objetivos y el proyecto del grupo.
Motivar. Lograr unos objetivos, contenidos y método coherentes entre sí, partiendo
desde la realidad y posibilidades del grupo. Proponer metas concretas y posibles que
abran horizontes nuevos y sean capaces de desarrollar lo mejor de cada uno de los
miembros del grupo y del grupo como tal.
Acercar la realidad. Ofrecer claves de interpretación crítica del entorno y del propio
grupo. Poner al grupo ante su propia realidad para que responda a las necesidades
del momento que vive. Relacionar la vida del grupo con el resto de la sociedad y
favorecer una actitud solidaria, de búsqueda de la verdad y capaz de transformar la
sociedad según el Evangelio.
Garantizar la unidad. Crear un clima fraternal entre los miembros del grupo. Velar
por la unión con la comunidad de la que es testigo y transmitir los criterios, objetivos
y proyecto de dicha comunidad de origen (que deben coincidir con los del educador,
al menos en las líneas fundamentales). Promover el encuentro y el intercambio con
otros grupos y con la comunidad de origen, de modo que quede de manifiesto el
proceso que se intenta seguir y que se establezcan referencias claras al proyecto
común que engloba a todos.
Podríamos enumerar muchas más funciones o actitudes básicas del educador, pero no
es el objetivo de este cuaderno que lo que pretende es situar al educador en el contexto
de la dinámica de grupos como un factor más a tener en cuenta y no como el tema de
estudio (para una información más específica ver el cuaderno de formación nº 1:
Evangelización y evangelizador y bibliografía). Para resumir cuál debería ser la actitud y la
función del educador recogemos dos frases de S. José de Calasanz : «...cuando los
alumnos ven amor de padre en el maestro e interés de su aprovechamiento van con
gusto a la escuela...» (EP. 2148) «...enseñando con el mismo afecto con que enseñaría si
viera que Dios le estaba mirando cuando enseña o cuando se prepara para enseñar.» (EP.
1937).

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Técnicas de grupo
8. ¿QUÉ SON LAS TÉCNICAS DE GRUPO?
Una preocupación continua en todo educador debe ser el desarrollo y progreso del
grupo en sus posibilidades de convivencia y comunicación de manera que se alcancen
eficazmente los objetivos propuestos.
Las técnicas de grupo son instrumentos de trabajo (procedimientos, medios, ejercicios)
que nos permiten en un momento dado organizar y desarrollar la actividad y participación
de manera que podamos sensibilizar al grupo de la necesidad de adoptar determinados
comportamientos, analizar situaciones que se crean en el grupo o caer en la cuenta de
conductas que ayudan o frenan la marcha del grupo. Al ser instrumentos de trabajo son
algo que hay que saber utilizar, es decir:
no todas las técnicas sirven para todo y por tanto habrá que saber seleccionar
según los objetivos que pretendamos conseguir.
su eficacia y su valor dependerán, en gran medida, de la creatividad y flexibilidad
del educador para adaptarlas al grupo.
no son un fin en sí mismas sino que pretenden una mejora en la comunicación y la
convivencia del grupo, deben plantearse por tanto como medios para alcanzar este
fin de «formar grupo» (aunque si conocemos los fundamentos de la dinámica de
grupos nos servirán también para analizar lo que esta sucediendo en el grupo).
Pretendemos en este apartado dar una visión muy general de algunas técnicas de
grupo de manera que los educadores comprendan su valor y puedan seleccionar
adecuadamente y aplicarlas de un modo pedagógico de acuerdo con las características
del grupo y del momento vital que este vive.
Factores a tener en cuenta para elegir la técnica adecuada
1. Lo primero será definir los objetivos y luego elegiremos la técnica.
2. Características de los miembros: edad, intereses, motivación, expectativas,
experiencias anteriores...
3. Tiempo necesario y espacio disponible para poder realizar la técnica.
4. Experiencia y capacidad del educador.
5. El tamaño del grupo condicionará todo el desarrollo de la técnica que se realizara de
una forma u otra según el grupo sea grande o pequeño.

El papel del educador


La metodología que aplicamos a la hora de realizar una técnica grupal tiene tres
principios básicos:
1. Activa: el centro de atención se sitúa en el grupo y no en el educador.
2. Experiencial: se basa en el desarrollo de experiencias y vivencias personales.

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3. Crítica: ayuda y desarrolla el análisis y la reflexión profunda, nos hace tomar
conciencia de nuestras opiniones, vivencias y valores y los contrasta con los de los
demás.
El educador debe garantizar en todo momento que estos principios se cumplan de
manera que todo el grupo se sienta partícipe y protagonista de la técnica y que él pase a
un segundo plano. Tendrá que crear un clima cordial que fomenta la participación activa y
la escucha y que permita vencer temores e inhibiciones. Tendrá que propiciar que la
técnica consiga el objetivo fijado adaptándola al grupo de manera que cada miembro capte
la experiencia pretendida. Tendrá que evaluar siempre con el grupo la técnica empleada de
manera que lo aprendido no se quede en la forma (lo que hemos hecho o cómo lo hemos
hecho) sino en el fondo (por qué o para qué lo hemos hecho, qué pretendíamos
conseguir).
El educador debe tomar conciencia de que las técnicas de grupo no son recursos que
utilizamos cuando no sabemos qué hacer o cuando queremos darle un poco de «vidilla» a
los muchachos porque se nos aburren, sino que son medios que nos permiten alcanzar un
objetivo prioritario en todo grupo: facilitar la comunicación y la convivencia, de modo que
siempre después de la técnica debemos haber conseguido un mayor crecimiento o
concienciación en estos aspectos. Las técnicas se deben hacer para el grupo y no el grupo
para las técnicas, de modo que el educador deberá tener un alto grado de creatividad y
flexibilidad para adaptarlas según sea necesario.
Un aspecto que sería bueno trabajar desde el principio es la formación teórica del
propio grupo, esto podemos hacerlo de forma sencilla también a través de las técnicas
utilizando figuras del Evangelio, nombres de lugares importantes en Israel, parábolas de
Jesús... (en vez de usar frutas, colores...) como base para hacer los grupos o para explicar
y desarrollar las técnicas. Aquí la imaginación y creatividad del educador puede abrir
puertas a los muchachos para que se pregunten y se interesen por conocer, de modo que
se les haga más cotidiana la Palabra.
Dada la abundancia de bibliografía al respecto para cada una de las técnicas que
vamos a comentar daremos solamente un ejemplo práctico que ilustre la exposición
teórica. Invitamos a los educadores a fomentar la imaginación y la creatividad propia
(seguramente de ahí surgirán las mejores técnicas y las que mejor se adaptan al grupo
concreto que llevamos), el intercambio de técnicas con otros educadores también
supondrá un enriquecimiento mutuo y como último recurso acudiremos a los libros de
técnicas de grupos donde encontraremos cantidad de ejemplos que podremos adaptar a
las circunstancias concretas de nuestro grupo.

9. TÉCNICAS DE PRESENTACIÓN
Al llegar a un grupo todos experimentamos una cierta inseguridad en cuanto a cómo
seremos aceptados por el resto del grupo y cuál es nuestro papel dentro del mismo, estos
interrogantes deben ser respondidos desde el primer momento de modo que se cree un
clima de confianza y libertad que nos ayude a integrarnos.
Las técnicas de presentación pretenden, en una apretada síntesis, mostrarnos lo
que hay detrás de cada uno de los miembros del grupo, su objetivo principal consiste en
que cada uno se presente al grupo de manera relativamente rápida y eliminando al
máximo las resistencias.
El educador deberá crear un clima de aceptación, cercanía y alegría, de modo que
pueda darse un conocimiento mutuo y se facilite la relación de todos con todos. Habrá que
estar atento para evitar los «cortes» que inhiban la expresión personal y participar
activamente y de forma entusiasta en la técnica para dar ejemplo y romper el hielo.

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Sería bueno que intentásemos un conocimiento un poco más profundo del habitual
entre los miembros del grupo y en vez de limitarnos a los datos más superficiales (nombre,
apellidos, estudios...) añadiéramos en las presentaciones aspectos que revelasen un poco
del interior de la persona (valores, aspiraciones, necesidades...) de modo que podamos
empezar a intuir un poco de la personalidad del otro.
Son adecuadas al principio de curso o en jornadas de convivencia entre grupos que no
se conocen.

Ejemplo: El detective
 Tiempo: 40 minutos.
 Material: cartulinas blancas 10 x 12, imperdibles, bolígrafos.
 Desarrollo:
1. Se reparten las cartulinas a cada participante y se les dan las siguientes
instrucciones:
-en el ángulo superior derecho escribid tres adjetivos que os definan con bastante
exactitud.
-en el ángulo superior izquierdo escribid vuestras tres aficiones favoritas.
-en el ángulo inferior derecho escribid alguna cosa que habéis hecho y de la que os
sintáis orgullosos.
-en el ángulo inferior izquierdo escribid las tres cosas que más deseáis en la vida.
2. Se recogen las cartulinas y se barajan para repartirlas de nuevo.
3. Cada uno hace de detective para encontrar al dueño de la cartulina. No hay que
mostrar la cartulina a nadie sino preguntar sólo sobre lo que hay escrito en la tarjeta.
Una vez encontrado se escribe su nombre y se le pone con el imperdible en el
pecho.
4. Al final en el grupo cada uno comenta brevemente su propia cartulina.
 Evaluación:
-aspectos positivos y negativos.
-¿qué hemos aprendido? ¿de qué nos ha servido?.
-¿qué hemos conocido de los otros que no sabíamos antes?.

10. TÉCNICAS PARA CREAR AMBIENTE


En muchas ocasiones (encuentros, convivencias, veladas...) necesitamos crear un
clima de confianza, alegría, libertad... para posteriormente afrontar un trabajo común o un
compartir en el que la gente haya roto, aunque sea mínimamente, las barreras iniciales.
Estos ejercicios están a medio camino entre los juegos y las técnicas de grupo, el
objetivo que buscamos es romper las barreras producidas por el poco conocimiento de los
demás y crear un clima de alegría y apertura al trabajo posterior, de modo que relajemos
las tensiones y promovamos la libre expresión y la participación de todos.
El educador deberá favorecer la integración de los más tímidos o de los nuevos, deberá
romper los subgrupos que se forman para que la gente se mezcle y se conozca. Debe ser
el primero en crear un clima lúdico y distendido participando activamente en el ejercicio,
sin olvidar por otra parte observar lo que ocurre en el grupo para comentarlo
posteriormente.

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Son adecuadas en las primeras etapas del grupo, para mezclar los miembros de
distintos grupos o como actividad motivadora antes de iniciar un trabajo común.

Ejemplo: El cartero
 Tiempo: 30 minutos.
 Material: sillas.
 Desarrollo:
1. se hace un círculo con tantas sillas como participantes menos una.
2. en el centro del círculo se coloca el cartero (el que no tiene silla) y dice: «soy el
cartero y traigo cartas para los que tengan... gafas, pelo rubio, camisa roja...»
3. los que se dan por aludidos cambian de sitio y el cartero intenta sentarse.
4. el que no consigue sentarse hace de cartero.

11. TÉCNICAS DE CONOCIMIENTO


Cuando el grupo tiene ya un pequeño grado de conocimiento las técnicas de
presentación tienen su continuación en otros ejercicios que nos permitan profundizar un
poco mas en la personalidad de los miembros del grupo o del grupo mismo.
El objetivo es propiciar el mutuo conocimiento de los miembros del grupo y favorecer la
capacidad de apertura y las relaciones interpersonales más profundas y auténticas.
Normalmente nos ayudarán a situarnos frente a los demás de modo que sepamos lo que
podemos esperar de ellos y nos daremos cuenta de que hay muchas cosas comunes que
nos permitirán sentirnos más a gusto. Algunas técnicas pretenderán potenciar el
autoconocimiento o la autoestima, pero en cualquier caso esto será una riqueza para todo
el grupo.
El educador debe estructurar estos ejercicios de menor a mayor grado de profundidad
para que no resulten amenazantes para los sujetos. Rebajaremos el nivel de ansiedad si
creamos un clima de confianza y sinceridad de forma que el grupo se tome en serio el
ejercicio que vamos a hacer (evitar que se confunda con un juego). Sería bueno que todos
participaran en el ejercicio, pero habrá que dejar libertad si alguien quiere pasar de
algunas cuestiones (respetar la intimidad y no forzar ), en algún caso deberá consultarse
con el grupo antes de iniciar la técnica, para que éste apruebe o no su realización. En
muchos casos es bueno que el educador participe en el ejercicio como uno más y aporte
desde el principio seriedad y sinceridad en su compartir para dar ejemplo al grupo.
Son adecuadas en los primeros meses de vida del grupo o cuando demos pasos
cualitativos en nuestra comunicación.

Ejemplo: Silla caliente


 Desarrollo:
1. motivar al grupo y concienciarle de la dificultad de expresar y recibir afecto.
2. seleccionar un miembro del grupo para que se siente en la «silla caliente».
3. los demás miembros del grupo, tras un tiempo de reflexión, escribirán todos los
sentimientos positivos que tienen hacia esa persona. Se hará hincapié en que todo
lo que se diga sea auténtico y sincero y que sólo se digan aspectos positivos del
otro, así como en la importancia de que todos los miembros del grupo participen y
expresen algo positivo del otro.
4. uno a uno cada participante se colocará cara a cara con el que está sentado en la
silla caliente y le expresará en voz alta lo que ha escrito en el papel. No se evitará

Dinámicas y Técnicas de Grupo p. 21


repetir las cualidades o sentimientos que ya hayan sido expresados por otros
miembros del grupo ya que esto actúa como refuerzo en la imagen personal.
 Evaluación:
-¿qué hemos sentido?
-¿hemos descubierto cualidades que no conocíamos de algún compañero?
-¿he descubierto cualidades que no conocía en mí mismo?
-¿ha costado mucho encontrar cualidades positivas en los demás?
-Libremente pedir explicaciones de lo que le ha dicho a cada uno los demás.

12. TÉCNICAS DE EXPRESIÓN


En todo grupo una de las tareas prioritarias será siempre hacer consciente a cada
miembro de su propia personalidad, de manera que cada uno tome contacto consigo
mismo y pueda expresarse con libertad y desarrollar sus capacidades.
El objetivo de estos ejercicios es ayudar a las personas a entrar en contacto consigo
mismas para que se den cuenta de lo que realmente aprecian, eligen y quieren y por qué y
cómo lo hacen, que tomen conciencia de sus propios sentimientos, ideas, criterios y
motivaciones de su conducta y que clarifiquen cuáles son los valores que viven y cuáles
los que sólo proclaman.
El educador deberá favorecer el autoconocimiento y la reflexión suscitando actitudes
hacia determinadas conductas que posibiliten la puesta en práctica de los valores
trabajados. El educador debe ser el primer testimonio de dichos valores pero en vez de
recurrir al adoctrinamiento intentará provocar una acción comunitaria de modo que todo el
grupo asuma e integre los valores y que sea el mismo grupo el que descubra las
posibilidades no manifestadas en los distintos miembros. Habrá que mantener también
una postura firme frente al relativismo imperante (todo depende) y defender la búsqueda
crítica de la verdad frente a quedarse en las meras opiniones.

Ejemplo: Sobrevivir
 Tiempo: 30 minutos
 Desarrollo:
1. Se hacen grupos de 6-7 personas y el educador presenta el ejercicio: «estamos en
alta mar. El barco en el que navegamos se hunde y sólo hay un bote salvavidas que
soporta sólo dos personas. Ante esta situación cada uno da las razones por las que
cree que debe sobrevivir. Indica la utilidad de su vida para los demás. Nadie en el
grupo debe evadirse de la lucha por la supervivencia». Cada grupo elige un
secretario que participa en el ejercicio como observador.
2. En cada grupo se empieza el debate por la supervivencia. Mientras se va
discutiendo el secretario anota las razones de cada uno para sobrevivir y añade
también las réplicas y ataques de los otros.
3. Se intercambian los secretarios entre los grupos y sin indicar los nombres se dicen
las razones de cada uno para sobrevivir. El otro grupo escuchadas las razones dice
quienes deben sobrevivir y da sus motivos. El secretario vuelve a su grupo de origen
y da cuenta del resultado.
4. En el gran grupo se cuentan los resultados que los secretarios han obtenido.
 Evaluación:
-diálogo acerca de las razones para sobrevivir ¿son válidas? ¿por qué sí o por qué
no?
-¿cómo nos hemos sentido?

Dinámicas y Técnicas de Grupo p. 22


-¿qué experimentamos cuando el grupo rechazaba nuestras razones para sobrevivir?
¿por qué no nos convencían las razones de los demás?
-¿qué hemos aprendido en esta dinámica?

13. TÉCNICAS DE ESTUDIO Y TRABAJO DE TEMAS


Una de las finalidades de todo grupo es mejorar la eficacia y la participación a la hora
de realizar un trabajo en común.
El objetivo de estas técnicas es favorecer la participación de todos los miembros del
grupo y evitar la pasividad de algunos que se refugian en el trabajo de los demás, de
manera que mejoremos la organización y seamos más eficaces en el trabajo en grupo.
Nos permitirán también situarnos ante un problema desde varios puntos de vista y abrir
miras a la hora de dar soluciones o de afrontar situaciones. Favorecerán la toma de
decisiones consensuadas así como el establecimiento de prioridades y la expresión de
nuestras propias ideas o valores.
El educador deberá tener gran claridad sobre el objetivo que pretende la técnica para
poder guiar al grupo durante el desarrollo de la misma, dando instrucciones concretas de
cómo realizar el trabajo. Tratará de fomentar la cohesión del grupo o subgrupos y animará
el proceso de participación de todos de manera que todos sean parte activa durante el
ejercicio.

Ejemplo: El negociador
 Tiempo: 60 minutos
 Material: bolígrafos y papel para las notas
 Desarrollo:
1. se divide el grupo en subgrupos de 4 personas, de modo que cada subgrupo
realizará por separado el mismo trabajo (subtítulo para una fotografía, lema de una
campaña....)
2. cada grupo realizará el trabajo (obtener un lema) y luego hará una lista con 12
condiciones para defender su lema ante los demás grupos. Nombrará un negociador
para que represente al grupo en el debate posterior;
3. los negociadores de cada grupo se juntarán en el centro de la sala de manera que
tengan detrás a los demás miembros de su propio grupo;
4. se iniciará el debate entre los negociadores, si los miembros de un grupo quieren
intervenir pueden hacerlo, pero sólo por escrito, en una nota que entregarán a su
negociador si ningún comentario. Las notas que se pasen al negociador tienen
carácter imperativo de modo que el negociador tiene que atenerse a la sugerencia
hecha, mientras no sea anulada por otra nota de algún miembro de su grupo.
 Evaluación:
-¿cómo se han escuchado durante la negociación?
-¿cómo nos hemos sentido sin poder hablar?
-aptitud de los negociadores para comprender los mensajes y aceptar las ordenes
-¿cómo hemos reaccionado si alguien de nuestro grupo daba una orden al negociador
sin consultar antes al resto del grupo?
-¿se han defendido posturas a toda costa o hemos intentado ver cuál era el mejor
lema?
-Aplicación al grupo de las conclusiones de la evaluación.

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14. TÉCNICAS DE EVALUACIÓN
Todo grupo precisa para su crecimiento hacer un análisis periódico de su situación y
actividad de modo que se mejoren las condiciones presentes y se ponga solución a los
conflictos que surgen.
Las técnicas de evaluación nos ayudan a recoger y analizar sistemáticamente una
información sobre el grupo de modo que podamos mejorar la situación investigando las
causas y consecuencias de los problemas para ponerles remedio y rectificar o corregir la
marcha del grupo. Nos permiten educar la capacidad de análisis y de crítica del grupo y
nos sitúan ante los objetivos prioritarios del mismo, al tiempo que responsabilizan al grupo
de su propia marcha.

Ejemplo: Yo en este grupo


 Tiempo: 15 minutos.
 Material: cuestionario y bolígrafos.
 Desarrollo:
1. se entrega el cuestionario a cada uno y se motiva bien la necesidad de revisar las
actitudes de cada uno con respecto al grupo de forma sincera.
2. cada uno responde anónimamente el cuestionario y se lo entrega al educador
3. una vez que el educador ha analizado cuidadosamente los cuestionarios, comenta
los resultados con el grupo.
4. Si es posible se procede a una sesión de trabajo sobre las actitudes en el grupo,
dedicando el tiempo que sea necesario.

Cuestionario:
Señala cómo te sientes tú respecto del contenido de cada frase, de acuerdo con esta
calificación: nunca o casi nunca; pocas veces; unas veces sí y otras no; con
frecuencia; siempre o casi siempre.
No pienses demasiado. Contesta rápidamente, con lo primero que te venga al pensar
en cómo te sientes tú en el grupo. No hay repuestas buenas ni malas. La respuesta
correcta es aquella que indica cómo te sientes realmente. No pongas tu nombre.
«Yo en este grupo...
Puedo expresar con libertad mis ideas
Puedo expresar mis sentimientos con libertad
Me siento a gusto
Me siento solo y decepcionado
Me relaciono sólo con unos pocos
Me siento nervioso
Suelo aparentar algo distinto de lo que soy
Siento que estamos mal guiados por el educador
Me siento inseguro de mí mismo
Soy consciente de cómo me ven los demás
Tengo la impresión de que me ignoran
Tengo la impresión de que se preocupan por mí

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Me parece que agrado a los demás
Tengo la impresión de que me critican
Tengo la impresión de que no son sinceros
Creo que se puede confiar en los demás
Colaboro poco
Podría colaborar más
Molesto a los demás
No cambiaría nada o pocas cosas
Aprendo algo
Veo desconfianza hacia mí
Veo mucha frialdad en los demás
Tengo la impresión de que se ríen de mí
Me gusta lo que hago
No veo claros los objetivos
Estoy satisfecho de lo que hacemos
Pierdo el tiempo
Me siento integrado
Conozco mejor a mis compañeros

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BIBLIOGRAFÍA

ANTONS, K., Práctica de la dinámica de grupos, Herder, Barna., 1989


BASCONES, L.M., Juegos para la animación de ambientes, CCS, Madrid, 1992.
* BEAUCHAMP A., GRAVELINE R. y QUIVIGER C., Cómo animar un grupo, Ed. Sal
Terrae, Santander, 1977.
CABIERES, M., Dinámicas de grupo, Paulinas, Buenos Aires, 1987.
* CENTRO NACIONAL SALESIANO DE PASTORAL JUVENIL, Itinerario de educación en
la fe. Guía del animador, Ed CCS, Madrid, 1994.
* FRANCIA A. y MATA J., Dinámica y técnicas de grupos, Ed. CCS, Madrid, 1992.
FRITZEN, S.J., 70 ejercicios prácticos de dinámica de grupo, Sal Terrae, Santander, 1987.
JIMÉNEZ, F., La comunicación interpersonal. Ejercicios educativos, ICCE, Madrid, 1977
* PALLARES M., Técnicas de grupo para educadores, ICCE, Madrid, 1978.
HOSTIE, R., Técnicas de dinámica de grupo, ICCE, Madrid, 1976.
* INSTITUTO INTERNACIONAL DE TEOLOGÍA A DISTANCIA, Curso de formación
catequética: Dinámica de los grupos, Madrid, 1987.
* LÓPEZ L. y ELIZALDE Y., Dinámica de grupos. Cincuenta años después , Ed. Descleé
de Brouwer, Bilbao, 1997.
* PALLARES M., Técnicas de grupo para educadores, ICCE, Madrid, 1978.
ZAMORA, A., Recursos lúdico-festivos, CCS, Madrid, 1.995.

(Los señalados con asterisco han sido utilizados


como fuente de este texto)

Para la reflexión y el diálogo


1.- ¿Cómo respondemos a las necesidades (integración, participación y afecto) que
nuestros muchachos nos presentan?.

2.- De todos los motivos expuestos para reunirnos en grupo ¿cuáles son los tres
que nos parecen más importantes?, ¿por qué?.

3.- ¿En qué etapa se encuentra nuestro grupo?. Responded a las tres preguntas
(dentro-fuera, arriba-abajo, cerca-lejos ) para clarificar las necesidades del
grupo (pensad una técnica que nos permita llevar esta evaluación al grupo).

4.- ¿Qué medios concretos puedo poner para motivar adecuadamente la marcha
del grupo?. Concretando para los miembros que están en situaciones más
difíciles con respecto al grupo ¿qué puedo hacer para motivarles? (pensad en
cada caso particular).

5.- ¿Cómo es la comunicación en nuestro grupo?. Dentro del grupo: ¿quién la


favorece?, ¿quién la impide? ¿qué podemos hacer para mejorarla de modo que
sea más auténtica, sincera y profunda?

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6.- ¿Cómo es nuestro liderazgo en el grupo?, ¿qué líderes hay entre los
muchachos?, ¿son líderes positivos o negativos?

7.- Intentad una autoevaluación de cómo se dan en nosotros las actitudes y


funciones del educador. ¿qué tenemos que mejorar? (poned medios concretos)

8.- Haced memoria de la última técnica que habéis empleado con vuestro grupo
analizando y comentando:
- ¿cuál era su objetivo?
- ¿qué tipo de técnica empleamos?
- ¿cuál fue nuestro papel?
- ¿qué resultado obtuvimos? ¿por qué?

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