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Historia de la educación de anormales y de la educación especial en Iberoamérica

Del destierro, el encierro y el


aislamiento a la educación y la
pedagogía de anormales en Bogotá
y Antioquia. Principios del siglo XIX
a mediados del siglo XX*
Alexander Yarza de los Ríos**

Resumen
Del destierro, el encierro y el aislamiento a la educación y la pedagogía de anor-
males en Bogotá y Antioquia. Principios del siglo XIX a mediados del siglo XX

El trabajo presenta una analítica histórico-pedagógica sobre los modos en que la pedagogía de
los niños anormales de principios del siglo XX produjo discontinuidades con los discursos, las
prácticas, las instituciones y las técnicas del destierro, el encierro, la expulsión y el aislamiento
que se dirigieron sobre los inválidos, los menesterosos y los desgraciados desde el siglo XIX en
Colombia, específicamente, en Bogotá y Antioquia.

Abstract
From expulsion, confinement, and isolation to education and pedagogy of the
abnormal in Bogotá and Antioquia. Early XIX century - mid XX century

This article presents a historical-pedagogical analysis of the ways in which the pedagogy for
abnormal children at the beginning of the XX century produced a rupture with the discour-
__________________________________________________________ ses, practices, institutions, and techniques of expulsion, confinement, and isolation directed
towards the handicapped, the needy, and the ill-fated since the XIX century in Colombia, mainly
* Este artículo es producto de la inves-
in Bogotá and Antioquia.
tigación: “Análisis de los procesos de
apropiación y emergencia de la edu-
cación o pedagogía de anormales en
Medellín y Buenos Aires, 1900-1920:
Résumé
un estudio histórico exploratorio de
De l’exil, l’emprisonnement et l’isolement à l’éducation et la pédagogie des
educación comparada”, aprobada por
personnes anormales à Bogota et Antioquia. Début du XIXème siècle au milieu du
el Comité para el Desarrollo de la In-
XXème siècle
vestigación (CODI), de la Universidad
de Antioquia, Colombia, 2007-2009, y
Le travail présente une analytique historique -pédagogique sur les manières dont la pédagogie
la Universidad de Río Cuarto, Argen-
des enfants anormaux de principes du XXème siècle a produit des discontinuités avec les dis-
tina. En específico, incorpora amplia-
cours, les pratiques, les institutions et les techniques de l’exil, l’emprisonnement, l’expulsion
ciones provenientes de los documen-
et l’isolement dirigés aux invalides, les nécessiteux et les malheureux depuis le XIXème siècle
tos y lecturas del Archivo Pedagógico
en Colombie et spécifiquement à Bogota et Antioquia.
de la Pedagogía de Anormales en Co-
lombia.
** Candidato a magíster en educación,
Facultad de Educación, Universidad Palabras clave
de Antioquia. Investigador asociado
del Grupo Historia de la Práctica Pedagogía de anormales, educación especial, historia de la pedagogía
Pedagógica en Colombia (GHPP) y Pedagogy of the abnormal, especial education, history of pedagogy
coordinador del Grupo de Estudios Pédagogie pour personnes anormales, éducation spéciale, histoire de la pédagogie
e Investigaciones sobre Educación
Especial (GRESEE), Facultad de Edu-
cación, Universidad de Antioquia.
E-mail: yacosume@gmail.com

Revista Educación y Pedagogía, vol. 22, núm. 57, mayo-agosto, 2010 111
El conocimiento del pasado ayuda a combatir los males
del presente cuando afrontamos, tanto en la investi-
gación histórica como en su transmisión, el reto de la
comparación, y cuando nos planteamos con honesti-
dad y rigor preguntas tales como ¿por qué cuento esta
historia?, ¿a quién se la cuento?, ¿cómo me sitúo yo en
relación con ella? De no hacerlo, quizá nos estaremos
dando el gusto de mantener una buena conciencia,
pero quizá al precio de transmitir una Historia defor-
mada y más bien poco ejemplar

Fernando Bárcena (2001: 104)

Introducción

L os argumentos utilizados a favor de la educación


inclusiva se oponen, con vehemencia, a una expli-
cación exclusivamente biomédica de la discapaci-
dad en general y de las necesidades educativas en singular.
En este proceso de oposición, tales argumentos hacen que vea-
mos que toda educación especial existente antes de los pro-
cesos de inclusión de la actualidad se encuentra fuertemente
condicionada y limitada por una mirada centrada en el déficit.
Sin embargo, esta aseveración es históricamente imprecisa.

En este artículo se pretende mostrar algunas evidencias histó-


ricas sobre los modos en que la pedagogía de los niños anor-
males se opuso a los discursos, las prácticas, las instituciones
y las técnicas que predicaban —por demás— la inutilidad e
ineducabilidad de los “anormales”. A pesar de existir durante
el siglo XIX una especie de predominancia del derecho, la teo-
logía, la biomedicina y el alienismo sobre las “anormalidades”,
una nueva articulación con la pedagogía activa experimental,
a principios del siglo XX, posibilitó revalorizar la utilidad y la
formabilidad de los anormales en la escuela y oponerse a las
estrategias y las prácticas científico-sociales de “exclusión to-
talitaria”: destierros, encierros y aislamientos.

Para ser más precisos, una biomedicina experimental (fuer-


temente ligada a las higienes y los discursos eugenésicos),
una psiquiatría (articulada desde y con una “criminología

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positivista”), una pedagogía activa experi- Se tenía como propósito erradicar la mendici-
mental y una psicología utilitarista, prácticas dad, mediante el encierro o la transformación
discursivas atravesadas por la moral católica de pobres y mendigos en seres útiles para el
y biológica, permitieron que la formabilidad trabajo y los oficios.
de “los anormales” se constituyera en un ré-
gimen de verdad, concretamente la infancia La pobreza se convierte así en un asun-
anormal como invención poblacional escolarizable. to público [...] El hospicio fue creado como
De esta manera, el anormal, en tanto educable, una forma de policía sobre el abandono
útil y productivo, es instalado en una red con- masivo de cierta parte de la población
incluidos los niños, y de la disminución de
ceptual e institucional que permitió hablar de
las comunes prácticas de infanticidio
pedagogía de anormales en Colombia (Yarza (p. 144).
y Rodríguez, 2007).
El hospicio se instaura en la posibilidad de hacer
útil a algunos pobres, lo cual es consecuencia
Destierros, encierros, aislamientos: Bo- directa de esa transformación de la pobreza
gotá y Antioquia en asunto público.

La educación antes de la “escuela” se realiza- Cuando los pobres son encerrados, y


ba entre pares y la lógica consistía en apren- sobre todo los niños pobres, aparecen
der haciendo, modelar el comportamiento nuevas formas de tratamiento que van
a colocar al niño como centro y objeto
o ciertos modos de controlar las emociones.
no tanto de saber como de disciplina y
No existía teoría para esa práctica. La evan- encauzamiento [...] Así la escuela tiende
gelización instaurada durante la Conquista a generalizarse para los sectores pobres
puede verse como una práctica de enseñanza de la población a los que había que so-
eclesiástica por fuera de los límites y las pres- meter a policía [...] la escuela era un lu-
cripciones establecidos por la escuela. Alberto gar de amoldamiento (p. 150).
Martínez Boom plantea que con la aparición
El hospicio deviene en escuela y se convier-
de la “pobreza” emerge una escuela que esta-
te en un problema de policía y gobierno, de
rá encaminada al gobierno de una población
encauzamiento y disciplinamiento de los po-
que “requiere someterse a régimen mediante bres, de enseñanza religiosa, de civilidad y de
un conjunto de pautas de crianza e instrucción oficios a principios del siglo XIX. Pero resulta
con las cuales se pudieron gobernar el alma y que los hospicios seguirán teniendo otra his-
controlar el cuerpo” (2005: 135). toria, igual que la pobreza, durante todo el
resto de ese siglo.
La “pobreza” era un objeto de la caridad cris-
tiana y de la voluntad religiosa entre los siglos XVI Después de un extenso proceso de prácticas
y XVII. A finales del siglo XVIII y los primeros de persecución de las “gentes sin haberes”, los
años del XIX deviene en un problema social, gobiernos decimonónicos institucionalizaron
que será tomado por la “policía”. el destierro, el aislamiento y el encierro como
una estrategia que garantizaría la protección
De otro lado, se empieza a plantear que de bienes públicos o privados de las “gentes de
la miseria tiene su origen desde la igno- bien”, pretendiendo reducir considerablemen-
rancia, la pereza y la ociosidad, por ello te la cantidad de vagos, ociosos, incurables,
se propone como alternativa social el enfermos, valetudinarios y locos en Bogotá
encierro en hospicios y hospitales que y Antioquia. En términos generales, la reclu-
van a constituirse en lugares de trabajo sión era una práctica asociada al trabajo y la
y enseñanza (Martínez, 2005: 140). mendicidad, que cumplía con la función de

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“separar del cuerpo social a aquellos habi- carácter de tales. Sirviéndose del Código Pe-
tantes que significaban mayor peligro para el nal de 1837, el Estado Soberano de Cundina-
bienestar de las gentes de ‘bien’” (Restrepo, marca reglamentó la creación de cuerpos de
2002: 84). policía local, constituyó “depósitos de presi-
dio” y organizó cárceles.
Los desposeídos cayeron en el abandono y
rebajaron sus costumbres, siendo “excluidos” Como resultado, muchos de los des-
de los planes que la Iglesia tenía para asistir ocupados que vagabundeaban por las
a los pobres. Los desgraciados, a los cuales se ciudades fueron enviados a los lugares
dirigía “el deseo de hacer el bien”, faltaban al de castigo para trabajar en las obras pú-
blicas, o encerrados en las cárceles de
pacto por el cual podían ser elegidos. Fuera
circuito (Restrepo, 2002: 89).
del objeto de la teología, entraron en el ám-
bito de las leyes civiles y de la medicina. Tan-
También se recomendó la fundación de pre-
to los gobiernos de la Gran Colombia (1821-
sidios, por considerar que era la forma más
1831) como de la Nueva Granada (1832-1858)
saludable y útil de castigar a los vagos, pues,
determinaron prácticas de destierro, encierro
en palabras de Alejandro Vélez, secretario del
y aislamiento contra los vagos, los leprosos y
Interior,
los menesterosos (aunque las medidas dicta-
das no tuvieron éxito generalizado). De igual […] una sociedad bien organizada no
forma, con nuevos instrumentos jurídicos y [podía] permitir vagos en su seno por-
científicos efectuaron un conjunto de acciones que ellos [eran] la peste del Estado, el
de policía para recluirlos y exiliarlos. semillero de los vicios i de los crímenes
(citado en: Restrepo, 2002: 90).
Entre 1832 y 1835, el Hospital San Juan de Dios
dejó de ser un convento-hospital, para hacer En el balance presentado por el Gobernador
las veces de hospital-general, que adquiere de la Provincia de Bogotá a la Cámara en 1845,
un nuevo carácter con la salida de los religio- se afirmaba que dentro de las medidas de cas-
sos de la Orden del San Juan de Dios. En los tigo dirigidas hacia los vagos, aquellos que se
años cincuenta tuvieron dificultades económi- encontraban inhabilitados por enfermedad,
cas y fiscales; por tanto, no se podía continuar minusvalía o edad, fueron llevados a la cárcel
con este proceso de transformación. Por su de Guaduas, donde colaboraban en la fabri-
parte, entre 1834 y 1850, la Casa de Refugio cación de cigarros (Restrepo, 2002: 93).
estuvo asilando valetudinarios, abandonados
y expósitos; se encargó de criar y educar a los En 1846 se intensificaron las prácticas de per-
niños abandonados y de alimentar a los po- secución contra los ociosos y gentes sin oficio,
bres achacosos y a los ancianos. Además, en con la creación del Cuerpo de Seguridad Pú-
la década de 1830, abre sus propias puertas a blica. A los acusados que presentaban alguna
“jóvenes incorregibles” e “indigentes” (Restre- limitación física se les asignaban labores den-
po, 2002: 89). La educación era entendida como tro de la prisión.
encauzamiento y disciplinamiento. Pero de
No obstante, fuera de las reglas de las
igual forma no pudieron continuar con sus buenas costumbres a que daba lugar el
prácticas, por problemas netamente presu- trabajo, muchos desvalidos, presos de
puestales y civiles. su miseria fisiológica, seguían el camino
de la mendicidad; en su caso el encierro
Entre 1832 y 1858, el Gobierno de la Nueva era improductivo (Restrepo, 2002: 98).
Granada expidió varias disposiciones enca-
minadas a desterrar de las ciudades a los de- Por su parte, en Antioquia, antes de 1878,
lincuentes y a muchos de los menesterosos con cuando aparece la institución Hospital de Lo-

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cos, los dementes no se hallaban registrados. pital de caridad termina siendo el lugar al que
No existe un estatuto jurídico que los dife- sólo van los pobres que se pueden curar. “Es
rencie, por ejemplo, de los vagos, quienes sí necesaria la creación de una institución para
tenían una clasificación jurídica hasta 1850, los excluidos, los que ya no pueden producir,
cuando se opera un cambio en el dispositivo no hay que contarlos” (Montagut, 1997: 33).
de control, dando fin al proyecto colonial (simi-
lar a lo observado para la provincia de Bogo- Finalmente, el lugar de reclusión para el loco
tá). “Ser república cambia el proyecto admi- en este momento es la cárcel y la exclusión es
nistrativo”, y se hace necesario definir unas el
tutelas especiales de acuerdo con la necesidad
[...] lugar global para la solución de pro-
de asistencia, de educación, de exclusión o de blemas como las enfermedades conta-
producción (Montagut, 1997: 26). giosas, las prostitutas, los mendigos. De
tal manera que la aparición del hospital
Los locos y los incurables no eran recibidos mental (casa de locos) obedece a la ne-
en ninguno de los tres hospitales existentes en cesidad de mantener el orden público
Antioquia para finales de 1857. Para 1869 con- y no de atender enfermos. El proceso
de institucionalización que lleva consi-
tinúa esta exclusión en el Hospital de Caridad
go un programa de exclusión obedece
San Juan de Dios, de Medellín. Institucional- al proyecto moderno y a la necesidad
mente, el hospital está reglamentado, pero de pertenecer al mercado mundial y
en general los argumentos son los mismos responder a sus exigencias. Además, la
que los planteados una década antes. En la medicina antecede a la psiquiatría como
respuesta dada por Salvador Uribe a una so- discurso regulador del loco, de tal forma
licitud del alcalde de Medellín, se puede leer que la psiquiatría no nace en el hospital
o manicomio, su proyecto ya había ini-
que: ciado: “el loco precede a la institución y
al saber científico que lo clasifica pues
[...] es absolutamente imposible la re- ya era objeto del discurso legal y del or-
cepción en el hospital de los 4 locos [...]
den público” (Montagut, 1997: 36).
el establecimiento está servido por se-
ñoras tímidas naturalmente y que no
se encargarían, tanto más cuanto que Son la pobreza, la marginación y el desorden
su trabajo no es remunerado... y algu- público los que presionan al Gobierno y con-
nas veces peligrosa asistencia de locos, solidan instituciones y grupos poblacionales
cuando en el edificio no hay un local a pro- que serán objeto de múltiples mecanismos de
pósito para ellos y carencia absoluta de pri- control, regulación y producción social.
siones de las cuales no puede carecerse
de ninguna manera en estos casos [...]
Tenemos, pues, que este poder medico-polí-
(citado en: Montagut, 1997: 30).
tico se conforma convocando tecnologías de
Así las cosas, Claudia Montagut plantea que intervención que pretendían gestionar una
la cárcel o los presidios se constituyeron en población que emergía como un problema so-
el lugar de reclusión por excelencia de los lo- cial: vagos, delincuentes, pobres, mendigos,
cos, los tísicos y, en general, de los incurables menesterosos, enfermos, niños pobres, valetu-
durante la primera mitad del siglo XIX en Me- dinarios, locos. El orden colonial instaura unas
dellín. De igual forma, dice que, al parecer, la prácticas de destierro, encierro y aislamiento
Cárcel tenía una sección denominada Casa de que se entrelazan, generalizan y extienden du-
Reclusión, donde eran atendidos los presos rante el siglo XIX, las cuales serán transforma-
que se enfermaban. Según todo esto, el hos- das en una terapéutica pedagógica en el siglo XX.

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Discursos médico-pedagógicos sobre la de apropiación del saber pedagógico, unas


educación de los anormales en Bogotá y preguntas y conceptualizaciones de sustrato
Antioquia, 1926-1938 médico-biológico2 que paulatinamente lleva-
rán a plantear el debate sobre la degeneración
Entre finales del siglo XIX y principios del XX, de la raza en Colombia (Calvo y Saade, 2002;
durante los gobiernos liberales radicales, la Noguera, 2003; Castro-Gómez, 2009). Grosso
Regeneración y la Hegemonía Conservadora, modo, las pedagogías activas de corte experimen-
se transitó de la obligatoriedad escolar, insti- tal, que configuraron la escuela del examen en
tuida por la reforma instruccionista de 1870, las décadas del veinte y del treinta (Saldarria-
a la libertad de enseñanza, ratificada en la ga y Sáenz, 2007), articuladas a un ensamblaje
Constitución Política de 1886 y reiterada por de tecnologías micropolíticas y estrategias bio-
la legislación escolar que, entre 1903 y 1904, políticas dirigidas a los escolares y los maestros
termina de edificar el sistema de instrucción (y desde allí a la familia y el pueblo), permiti-
pública de Colombia.1 Estas reformas plantea- rán que se produzca una distinción de la po-
ban el alejamiento y la proscripción de los in- blación escolar, que hará visible y enunciable
hábiles para el estudio, los impedidos y los idio- una nueva especie, clase o tipo de niño por
tas desde la pedagogía; incluso, los reglamentos escolarizar: los niños anormales, retrasados,
de las escuelas normales prohibían que cual- débiles, sordomudos, ciegos, díscolos, retra-
quier aspirante a maestro tuviera problemas sados, irregulares.
de salud o defectos que impidieran su fun-
ción de enseñanza (Cf. Baéz, 2004). En Bogotá y Medellín, principales ciudades
con procesos de urbanización, industrializa-
A principios del siglo XX, con la creación y el ción y modernización en el país, se adelan-
funcionamiento de la Junta Central de Higie- taron experiencias para la educación de esta
ne, la realización de conferencias higienizado- inventada población escolar anormal, lide-
ras, dirigidas a niños de escuela y maestros, y radas por médicos e intelectuales desde su
el despegue de las campañas antipatológicas, emplazamiento con el Estado en los ramos
se incorporan, en los procesos de reforma y de la instrucción, la educación y la salud.

1 Comparativamente, mientras Colombia proclamó la libertad de enseñanza en el centralismo del sistema de


instrucción pública, los demás países de la región de América Latina, al unísono con otras naciones modernas
occidentales eurocéntricas, institucionalizaron la obligatoriedad escolar. En efecto, el proceso de consolidación
jurídica de los sistemas instruccionistas de Argentina y Colombia, por ejemplo, se verá marcado a principios de
siglo con la Ley 4878 de 1905, conocido como Ley Laínez de Argentina, que continuaba los planteamientos de la
Ley 1420 de Educación Común de 1884 y la Ley 39 de 1903 y su Decreto 491 de 1904, conocida como Ley Uribe de
Colombia (Yarza y Cortese, 2009). Mientras las leyes sobre instrucción pública en Argentina son marcadamente
laicas-universalistas, obligatorias entre 1884 y 1930 (a pesar de la República Conservadora), en Colombia son
profundamente conservaduristas-confesionales y basadas en la libertad de educar y aprender, entre 1886 y 1930
(por la Hegemonía Conservadora), con el atenuante de un Concordato con la Santa Sede, que entregó la dirección
de la educación pública nacional a las diversas congregaciones católicas que se enraizaron en el país, con lo que
podemos afirmar que hubo “Estado no docente”.
2 Los discursos higiénicos y eugenésicos alentaron muchas de las propuestas contra la degeneración de la raza
en las décadas del veinte y del treinta del siglo XX en Colombia, como alternativas para el fortalecimiento físico,
moral e intelectual de la población, ante las grandes cantidades de enfermedades, patologías, defectos y aspectos
degenerados que se observaban principalmente en la población más pobre del país. No obstante, los discursos
siempre estuvieron marcados por un filtro católico-confesional, que planteaba cierta centralidad del problema
moral. Por su parte, en Argentina se apreciaba un predominio de discursos higiénicos que se combinaban con
una pluralidad de opciones discursivas positivistas experimentalistas y krausopositivistas, que complejizaban
el sustrato médico-biológico y su funcionamiento en las reformas escolares y educacionistas de principios del
siglo XX, dibujando un horizonte técnico-conceptual más amplio y con mayor conexión con lo internacional en los
discursos médico-pedagógicos y educativos (Yarza y Cortese, 2009).

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Historia de la educación de anormales y de la educación especial en Iberoamérica

Los destierros, los alejamientos, los encierros sis de doctorado unas definiciones y clasifica-
y las proscripciones, institucionalizadas a lo ciones que agrupan, aglutinan y condensan,
largo del siglo XIX sobre los anormales, inclu- de modo majestuoso, el amplio abanico de
so desde la educación y la pedagogía, verán referentes conceptuales que objetivaron las
su modificación estructural entre las décadas “anormalidades infantiles” en las escuelas pú-
del veinte y del treinta, emergiendo y natu- blicas de la Bogotá de principios del siglo XX.
ralizándose un enunciado simple y contun-
dente: “los anormales pueden educarse”, del El estudio se deriva de una disposición pro-
cual no podemos despojarnos y que se cons- veniente de la Ordenanza que implanta el
tituye en una verdad naturalizada que signa, Servicio Médico Escolar, cuando prescribe la
necesidad de construir “la estadística de anor-
subrepticiamente, los discursos pedagógicos
males y la apertura de un libro donde se anoten
sobre las diferencias en la actualidad.
observaciones de niños que presente estig-
mas de degeneración” (Suárez, 1926: 9). Pero,
Servicio Médico Escolar y educación de anor- al mismo tiempo, el doctor Suárez pretendía
males en Bogotá dejar un

Desde la década del diez del siglo XX, algunos [...] memorándum que imprima en la
médicos capitalinos emprendieron el estudio mente del médico escolar y del educa-
de los atrasados y anormales en las escuelas dor la complicada silueta del anormal
primarias de Bogotá. El primer trabajo encon- [...] Sobretodo creemos que el maestro
trado fue realizado en 1914 por Joaquín Villa- moderno puede aprovecharse de este
mizar sobre Atrasados escolares. En 1923 se en- bosquejo. Aquí encontrará él, de acuer-
cuentra el trabajo del doctor Joaquín Fajardo do con los actuales momentos de la
orientación educativa, una guía que le
Escovar sobre Anomalías mentales en los escola-
ayude a desarrollar su noble labor a base
res bogotanos, y en 1927, el de Ruperto Iregui,
de razón (p. 9).
Anotaciones sobre crecimiento físico y patología do-
minante en el escolar de Cundinamarca. A pesar
Y punto seguido nos aclara que, con absoluta
de contar con estos “estudios científicos”, nos
seguridad, el problema de
centraremos en el trabajo que Senén Suárez
Calderón presenta a la Facultad de Medicina [...] la criminalidad y la locura deben
y Ciencias Naturales, de Bogotá, para optar al preverse desde la escuela [...] La expe-
título de doctor en Medicina y Cirugía, de la riencia y la prudencia aconsejan co-
Universidad Nacional de Colombia. Según el rregir y enderezar en la primera edad,
doctor Juan Corpas (presidente de tesis): antes de que la madurez y el tiempo
debiliten y apaguen las pocas aptitu-
[...] ninguna persona mejor capacitada des que puedan encontrarse en el niño
para disertar sobre cuestiones de Pai- anormal. Toca, pues, al hogar, el prin-
dología que el señor Suárez Calderón, cipio de esta tarea de previsión: pero
pues a más de sus dotes y experiencia como casi nada puede esperarse de él,
como pedagogo que fue antes de su la carga pesa toda sobre la escuela, y,
por consiguiente, sobre los gobiernos.
vida universitaria y de los conocimien-
Estos, que ya no pensarán en el despe-
tos que ha adquirido en las ciencias
ñadero del Taigeto, tienen hoy la inelu-
médicas [...] ha podido, desde el punto
dible obligación, por caridad y conve-
de vista médico y psicológico, observar de
niencia, de fijar sus miradas sobre esos
cerca centenares de niños [...] (citado en: pobres seres irregulares que, poco y
Suárez, 1926: 7). nada dotados por la naturaleza, aguar-
dan en el limbo de su vida la redención
Siendo director del Servicio Médico Escolar que podemos proporcionarles los que
de Cundinamarca, Suárez establece en su te- nos tildamos de cristianos (p. 10).

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De esta manera, el “problema” se bosqueja, tantes, o de un modo u otro desviados,


en términos sociales y biológicos, tanto de serán los anormales (Suárez, 1926: 12).
moral católica como de economía y política,
contra el decaimiento, la degeneración o el Por anormal definía:
estancamiento de la “raza colombiana” (Cf.
Sáenz, Saldarriaga y Ospina, 1997; Pedraza, [...] viene de ab, fuéra y norma, regla.
1999; Noguera, 2003). No existe tal interés En sentido general, indica lo que está
puramente científico o humanista ilustrado, fuéra de la regla ordinaria. Dentro de
sino que persiste de maneras diferentes una esta acepción pueden caber todos los
preocupación por el “desorden social”, que estados patológicos del sér humano,
se constituye en un argumento para la fabri- sean transitorios o permanentes, locales
cación de dispositivos locales de regulación y o generales (p. 12).
producción de sujetos y poblaciones.
La delimitación de la anormalidad no es tan
Suárez tenía por punto de partida, para su simple como pareciera. La relatividad cons-
estudio sobre la anormalidad en la escuela, titutiva del ficticio tipo ideal o normal permea
la inexistencia misma de un absoluto normal, estructuralmente las definiciones del tipo
en tanto decía que nada tan difícil como de- anormal o real. Tampoco se resolvía con una
terminar el tipo normal, porque es un concep- explicación etiológica interna: centrado en
to elástico, de valor estrictamente relativo, el sujeto, ni mucho menos pretendía instalar
dinámico. “Se asiste, pues, a una fluctuación las explicaciones en referentes estáticos y ab-
continua, de máxima y mínima, que indica el solutos (lo cual se muestra como una contra-
campo donde debe buscarse el término me- dicción interna en el pensamiento de Senén
dio, esto es, el tipo equidistante” (Suárez, 1926: Suárez).
11). Con la colaboración técnico-científica de
la biometría y la antropometría, se pretende al- Para determinar la anormalidad, no se toma
canzar el objetivo de construir o “descubrir” como punto de reparo la salud, sino la cues-
estadísticamente el “biotipo humano” (preferi- tión social. Se estudia al niño por el lado de la
blemente por medio de test o pruebas). Las aptitud orgánica o funcional que debe tener
estadísticas y los test operan acá como instru- normalmente, para adaptarse al medio don-
mentos biopolíticos en la pedagogía experi- de vive. Las grandes deficiencias para realizar
mental y, por concomitancia, en la pedagogía lo que la mayoría alcanza en asuntos de edu-
de los anormales. Suárez piensa que con estas cación, artes, profesiones, ciencias, hábitos y
“disciplinas” y “técnicas” podrá encontrar la costumbres, nos darán un sér extraño, anor-
esencia del “hombre medio”, para poder es- mal, desde uno o varios de estos puntos de
tablecer los patrones de comparación con lo vista. De aquí se desprende una gama com-
no normal. Pero, al mismo tiempo, asombra pleta de estados anormales, que principia en
cuando postula que el mismo hombre medio, los casos más graves, y decrece, y termina en los
en tanto tipo normal, es un ser ideal y no real: menos desviados del tipo perfecto (p. 13).

[...] porque no hay ninguno que las re- Basado en esta conceptualización, formula
úna todas, y de ahí su relatividad. Por unas clasificaciones que permiten aseverar
consecuencia, entendemos comúnmen- que la mirada de la “pedagogía de anorma-
te por normales los seres que, aislados les” tuvo un fuerte componente biológico
o en conjunto, se dirijan o acerquen en positivista experimental,3 en el cual se fun-
varios sentidos al sér ideal. Los muy dis- damenta para legitimar sus prácticas y vali-

3 Las clasificaciones de los retrasados y los anormales, además de los niños escolares, son instrumentos propios de
la emergente pedagogía experimental de anormales de principios del siglo XX. Los médicos escolares propusieron

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Historia de la educación de anormales y de la educación especial en Iberoamérica

dez social, y al mismo instante, en el desglose los maestros y los directores de educación,
de la clasificación, se aprecia la afiliación de toda una galería de anormalidades y degene-
distintos referentes conceptuales: biomédicos, raciones que recubren desde lo más minúscu-
psiquiátricos, antropológicos, psicológicos, pe- lo del cuerpo externo hasta lo más profundo
dagógicos, los cuales se mantienen anclados y escurridizo del entendimiento humano.
y son prueba, sin duda, del proceso de me-
dicalización de la infancia, la pedagogía y la Los anormales somáticos se clasificaban tenien-
sociedad. do en cuenta las irregularidades en la piel, el
esqueleto, el tubo digestivo, el tejido adiposo,
Nosotros, al abordar este estudio, ins- las glándulas mamarias, el aparato genito-uri-
piramos nuestro criterio en las razones nario, el flujo catamenial y la pubertad preco-
siguientes: ces, el sistema muscular, el sistema nervioso
y la transposición de vísceras. Las anomalías
1°. El mundo de las anormalidades abar- de órganos de percepción externa, perturbacio-
ca la dualidad humana, es decir, se halla nes del lenguaje y los defectos de la fonación.
tanto en el espíritu como en el cuerpo; Los anormales psíquicos se dividen en simples y
2°. La anormalidad del cuerpo no queda complejos; los primeros se subdividen en anor-
comprendida en la idea que actualmen-
males por irregularidades de las facultades supe-
te tenemos de enfermedad y afección;
3°. Tampoco puede contarse la misma
riores (amnesia, timidez, manía, etc.) y por
anormalidad entre las monstruosida- las facultades inferiores (del movimiento, sen-
des que despiertan otra idea; y sibilidad afectiva, etc.). Los anormales somato-
4°. Hay individuos que son anormales a psíquicos, en los que encontramos la idiotez,
la vez del espíritu y del cuerpo. el cretinismo y la hidrocefalia. Por último, los
degenerados, que se clasifican por estigmas
Por tanto, nos permitimos formular [...] morales, estigmas físicos y otros estigmas de
sin alejarnos esencialmente de las au- degeneración (Suárez, 1926: 14-44).
toridades sobre la materia, la siguiente
clasificación, que, además de ser senci- Estas anormalidades por irregularidades,
lla, se amolda a un fin didáctico: casi en su conjunto implican, en sí mismas,
la posibilidad de educación o instrucción. Sal-
1°. Anormales somáticos;
vo algunas expresiones muy lejanas del “tipo
2°. Anormales psíquicos; y
ideal” (como los imbéciles...), los niños o las
3°. Anormales somato-psíquicos.
niñas anormales pueden estar y habitar en
Entre estos tipos hay otros intermedios, las escuelas primarias de Bogotá. El maestro
porque todos tienen distintos puntos observa, en la cotidianidad sus rasgos, sus ca-
de contacto entre sí, lo mismo que con racterísticas, sus desviaciones y estigmas. El
la enfermedad y con la afección (Suá- médico escolar estará encargado de la delimi-
rez, 1926: 14). tación de la anormalidad desde un punto de
vista etiológico y terapéutico.
Durante las páginas siguientes de la tesis,
Suárez se encargará de ejemplificar y hacer Suárez hace un llamado genérico a todo go-
visibles, a los ojos de los médicos escolares, bierno y sociedad, que

y aplicaron gran cantidad de pruebas de clasificación de los niños en las escuelas, pero también en las casas
de corrección de menores delincuentes. Los maestros de escuela y de las correccionales eran entendidos como
auxiliares del médico en los procesos de clasificación científica durante la década del veinte (Yarza y Rodríguez,
2007), pero en la década del treinta, con la creación de las facultades de ciencias de la educación y la escuela
normal superior, se posibilitó la formación de profesores en pedagogía experimental, conllevando a la aplicación
y recreación de test y pruebas mentales en los escolares (Ríos, 2008).

Revista Educación y Pedagogía, vol. 22, núm. 57, mayo-agosto, 2010 119
Del destierro, el encierro y el aislamiento a la educación y la pedagogía de anormales en Bogotá y Antioquia...

[...] no olvide el deber de velar por el tro de comparación o la balanza a la


futuro de la raza y la especie, debe pro- cual quede sometido el examinado [...]
curarles a los desheredados de la natura- (pp. 45-46).
leza y a los que decaen, los medios posi-
bles, por caridad y conveniencia general, Una vez realizado el examen médico-psico-peda-
para que mejoren unos y se detengan gógico, entre el maestro y el médico se plantea
otros en su decaimiento (p. 45).
un tratamiento ajustado a los estados y las
condiciones de anormalidad o degeneración
“Caridad” y “conveniencia” articulan moral
observadas en cada niño. En primer lugar,
católica y defensa del Estado. En el pedagogo
Suárez sugería tener en cuenta la ley fisiope-
y médico Suárez se reconoce, para los “anor-
dagógica de “no violentar la naturaleza”, im-
males”, su formabilidad, pero también su uti-
plicando
lidad y potencial dócil.
[…] acomodar el medio al niño y no lo
Los medios para materializar esta “humana y contrario, como lo hacen las escuelas de
noble obra” serán la selección médico-peda- valor antiguo. De ahí la conveniencia
gógica y su oportuno tratamiento. La selec- de buscarles a éstos otro ambiente que
ción de los anormales y los degenerados co- se amolde a su estado natural (p. 46).
mienza en el hogar y continúa en la escuela,
donde se deberá implementar un examen mé- Las “escuelas clásicas pestalozzianas” tenían
dico, psicológico y pedagógico. horarios inflexibles, espacios rígidos, programas
recargados, exámenes sancionadores, castigos
El primero lo hace el profesional, has- físicos, entre otros. De igual forma, se funda-
ta darse cuenta del estado de salud ban en una “idea abstracta” del niño, que no
del niño y de todos los caracteres, aun
permitía que existieran las condiciones am-
los más pequeños, que constituyan la
anormalidad. El segundo también, pero
bientales óptimas para que estuvieran los ni-
ayudado del maestro. Este es quien más ños anormales en la escuela común, incluso a
suele tener datos de su observación con- pesar de la obligatoriedad de la instrucción.
tinua [...] El maestro llevará un registro
para cada facultad, con los nombres de En segundo lugar, entonces, proponía la cons-
los niños. En él apuntará con una raya trucción de escuelas y clases especiales e in-
y en la columna correspondiente, como ternados. En las escuelas especiales se pretendía
en el registro de la asistencia escolar, la que
observación que resalte ante sus ojos
en la clases, los recreos, los paseos, etc.,
[…] el personal docente, los elementos
etc. Este registro será fácil si el educador
de corrección, el medio por su aspecto
reúne tres condiciones; 1a saber psico-
material, intelectual y moral debe favo-
logía; 2a ser maestro por vocación, y 3a
recer, paulatina pero intensa y perma-
no encargarse de más de 25 ó 30 niños.
nentemente, no sólo la mejoría del defec-
En cuanto al examen pedagógico que
to físico y el desenvolvimiento psíquico
tampoco puede serle extraño al médi-
del anormal, sino la capacidad que éste
co, hay que ver que requiere, como el debe adquirir para bastarse siquiera a sí
psicológico, observación larga y atenta.
mismo (p. 46).
Por tanto, es al institutor a quien le co-
rresponde en su mayor parte. Un cri-
terio justo y prudente del rendimiento Las clases especiales estaban dirigidas a los
del niño debe dar, de acuerdo a su edad, atrasados escolares y pedagógicos, simples
temperamento, medio social, organiza- y transitorios, los cuales no requieren sino
ción escolar, métodos y procedimientos “buenos maestros, amor a sus deberes esco-
de enseñanza, ha de ser el termóme- lares y libertad para cumplirlos” (p. 46). Suá-

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Historia de la educación de anormales y de la educación especial en Iberoamérica

rez consideraba urgente la creación de clases El fin último sería una educación para el tra-
especiales, bien fuera aisladas de la escuela o bajo, la productividad y el autosostenimiento,
anexas, beneficiar a la sociedad mediante la “utilidad”
y la “docilidad”, logradas con la educación
[…] porque el número de alumnos moderna, la cual se funda en un principio de
que las reclaman no es pequeño, y es- formabilidad en los anormales.
tos niños van de año en año, sin cul-
tivo conveniente, de modo que en la Casa de Menores, Dirección de Instrucción Pú-
adolescencia no podrán rendir el fruto
blica y escuelas especiales en Antioquia
proporcionado que ellos mismos y la
sociedad podrían utilizar (pp. 46-47).
Por Ordenanza 8 de 1920, la Casa de Menores
Los internados tendrían como fin suplir los va- y Escuela de Trabajo San José4 pretendió cam-
cíos que se evidencian en el hogar y recupe- biar el modelo de corrección punitiva centrado
en el castigo —valga decir: en lo penal—, por
rar las facultades perdidas, causadas por los
un modelo educativo que tomó como referente
vicios y las enfermedades de algunos padres.
primordial las conceptualizaciones sobre edu-
Por su parte, el tratamiento de los degenera-
cación de anormales de Europa y Estados Uni-
dos estaría ubicado en la higiene privada y
dos. Este viraje quedó registrado en el Informe
pública, los remedios y la creación de algunas
de la Casa de Menores y Escuela de Trabajo que
instituciones particulares.
escribieran, en 1921, Tomás Cadavid Restrepo
y el médico David Velásquez.
La asistencia, la protección, el examen y el
tratamiento de los anormales y los degene- El viraje de la Casa de Menores es significa-
rados concluirían en la educación vocacional. tivo dentro del régimen de enunciación que
La orientación profesional no existía en Bo- cobijaba la institución desde 1914, el cual, se-
gotá; por tanto, era una necesidad general en gún Cadavid y Velásquez, era cercano a un
la educación de todos los niños y las niñas. “régimen militar”. Pero este viraje no debería
entenderse como una transformación más
Por lo que hace a los anormales, la pre- humanista ni menos disciplinaria.5 A lo que se
paración que se les dá para adaptarlos asiste es a la invención y la intensificación de
al medio no consiste sólo en corregirles
las prácticas de normalización, regulación y
la deficiencia orgánica y fisiológica, sino
en procurarles capacidad en artes, ofi- disciplinamiento de la infancia anormal en Co-
cios, dependencias, servidumbre, etc., lombia, a partir de la apropiación y el funcio-
etc. [...] El diagnóstico de la aptitud en namiento de una práctica discursiva que per-
potencia del niño irregular, debe esta- mitiría, por un lado, disminuir el problema de
blecerse también desde el primer exa- la degeneración de la raza en los “menores”
men, para que se atienda desde enton- (problema materializado en el incremento
ces a su educación vocacional (Suárez, de los índices de criminalidad juvenil, pre-
1926: 48). ocupación del Estado explicitada en la Ley 98

4 Fontidueño, Antioquia. Institución creada por Ordenanza 5 de 1914 y reglamentada por las Ordenanzas 55 de
1915 y 7 de 1916 (para ampliar al respecto, véase Marín, 1992).
5 Citando al sociólogo Sr. Posada, profesor de la Universidad de Oviedo, el gobernador de Antioquia, Jesús
Marulanda, apunta que: “En mi concepto la pena es una forma de tutela social aplicable al delincuente [...] puede
decirse que la administración de la pena, aun considerada como dirección de la Policía de Seguridad, por uno
de sus propósitos, es en el fondo función de caridad jurídica, actividad de beneficencia, que tiene que producirse
con más humanidad, con fe en la virtualidad del bien, tomando al delincuente, fuente de peligros sociales, como
un desgraciado digno de la más exquisita atención moralizadora” (citado en: Cadavid y Velásquez, 1921: 6; el
resaltado es nuestro).

Revista Educación y Pedagogía, vol. 22, núm. 57, mayo-agosto, 2010 121
Del destierro, el encierro y el aislamiento a la educación y la pedagogía de anormales en Bogotá y Antioquia...

de 1920, sobre creación de Casas de Correc- almas entenebrecidas por la ignorancia;


ción y Reforma de Menores, pero que data científico empeño es el estudiar al joven
desde las décadas del ochenta y del noventa en todas sus facultades y tornarlo, me-
del siglo XIX); y, por otro, instruir y enseñar, diante un régimen clínico-pedagógico,
hombre apto para la lucha y capaz de
para la producción y el trabajo, a una canti-
ser en la sociedad una unidad utilizable
dad considerable de delincuentes y anormales (Cadavid y Velásquez, 1921: 9).
que se perfilaban como “ciudadanos impro-
ductivos”, improducción que no podía pasar Cadavid y Velásquez creían fuertemente en la
inadvertida en una República donde se tenía posibilidad de educación de la infancia anor-
desconfianza en el individuo y el pueblo, y mal. Se fundamentaban, para ello, en los apor-
cuyo imperativo era el progreso y lo moderno. tes de la pedagogía científica y promovían su
incorporación en la educación pública antio-
Sostenida en una pericia que homologa el me- queña, pues desde tiempo atrás habían inten-
nor delincuente con los niños anormales, la re- tado incluirla en su sistema educativo. En la
forma educativa en la Casa de Menores se ins- Ordenanza 30 de 1913 sobre instrucción pú-
cribe en el marco específico de una educación blica, la Asamblea de Antioquia dispuso, en
y enseñanza activas, y en el marco general de su Artículo 30, la creación de escuelas de anor-
un proceso de medicalización y normalización males.
de la población degenerada, constituyéndose en
la bisagra para introducir una “pedagogía de Art. 30 Cuando en una población apare-
anormales” que sirviera como programa cien- ciere un número de niños anormales no
tífico de corrección de conductas, de compor- menor de diez, el Departamento costea-
tamientos, para la regeneración de la raza, para rá para ellos un maestro, escogido entre
su utilización o reincorporación productiva en los profesores que mejor aptitud especial
los mecanismos de producción de capital, para demuestren para dirigirlos. Dichos ni-
ños estarán bajo la vigilancia inmediata
la normalización de la infancia y la adolescen-
de un médico oficial encargado de dictar
cia, y, en últimas, para la defensa del organis- todas las reglas higiénicas a que debe es-
mo social. tar sujeto el establecimiento.
Art. 31. Corresponde al Director de Ins-
La educación es introducida como tratamien-
trucción Pública la reglamentación de esta
to, terapéutica, corrección y curación de las clase de Escuelas. El número de alumnos
anormalidades corporales, mentales y mora- no podrá exceder de 20 para cada maes-
les, en tanto contrapropuesta al castigo corpó- tro (Antioquia, Asamblea Departamental
reo generalizado y sostenido sobre un régimen de Antioquia, 1913).
militar.
Esta iniciativa no se pudo llevar a cabo, sino
[...] Que la Casa de Menores tuviera hasta comienzos de la década del veinte,
ante todo un carácter educativo; que a con la reforma de la Casa de Menores y con
esos jóvenes allí detenidos se les curase la prolífica divulgación liderada por Tomás
en el alma y en el cuerpo, porque ellos
Cadavid en Antioquia y Colombia. Recono-
son ante todo mal educados o enfermos
y víctimas del mal medio social en que cían Cadavid y Velásquez que prácticamente
se han criado, y sus faltas son por lo “nada se ha hecho en nuestro Departamento
tanto de una responsabilidad atenua- y en el país a favor de los anormales” (p. 11) y,
da. Sabia y hermosa orientación esta de de igual forma, plantean que
educar antes que castigar, de prevenir el
delito antes de abrir las puertas del pre- [...] apenas hará una centuria que Fran-
sidio; caritativa tarea esa de hacer llegar cia se preocupa por establecer Escuelas
un rayo de luz amorosa al fondo de las de Perfeccionamiento; sólo en Abril de 1897

122 Revista Educación y Pedagogía, vol. 22, núm. 57, mayo-agosto, 2010
Historia de la educación de anormales y de la educación especial en Iberoamérica

se abrió en Bélgica la primera Escuela de En última instancia, ese era el principal come-
enseñanza especial, decretada por el Con- tido de la pedagogía de anormales: civilizar
sejo Comunal de Bruselas; en Uruguay al criminal, al anormal, para beneficio de la
hizo el primer ensayo a favor de los ni- sociedad; educar en el trabajo para disminuir
ños degenerados el profesor D. Manuel las cargas económicas generadas al Estado;
Collazo y Villar en 1882, fundando una producir una subjetividad productiva, domes-
clase para enseñar sordomudos, pero ticar y docilizar los cuerpos, las mentes y los
solamente en 1910 se abrió el Instituto espíritus anómalos. Tal educación salvaría a
de sordomudos, bajo la dirección de la los anormales de terminar en los lugares dis-
Srita. Ana Bruzzone. En 1911 el Consejo puestos un siglo antes para los vagabundos,
de Asistencia Pública nacional confió al los enfermos, los locos, los inválidos. Del hos-
docto psiquiatra Dr. Bernardo Etchepare picio a la escuela pública se generaliza la estra-
la misión de estudiar en Europa la mar- tegia de encauzamiento y disciplinamiento
cha de los establecimientos para anorma- hacia los niños pobres; pero con la escuela de
les; en los Estados Unidos ha tomado en anormales, se consolida científicamente y se
los últimos años un vuelo rapidísimo extiende incluso hacia los niños anormales o
dicha educación; en la Argentina el Dr. degenerados, quienes también son claramen-
Cabred ha organizado maravillosamen- te “pobres”.
te el Asilo-Colonia Regional de Retar-
dados y el instituto modelo que existe Pronto, el cambio educativo de la Correc-
en La Plata llamado Escuela Especial de cional de Antioquia se difundió como una
Afásicos, anexo a la cual hay un curso
experiencia exitosa de tratamiento para jó-
para retardados pedagógicos, donde los
venes delincuentes en tanto anormales. Los
maestros aprenden por medio de la
reportajes de periódicos y revistas locales no
observación a distinguir los niños nor-
se hicieron esperar. Es el caso de El Gráfico, en
males de aquéllos cuyas facultades son
donde uno de sus reporteros, Ricardo Zapa-
más o menos degeneradas (Cadavid y
ta, describe una visita a la institución en los
Velásquez, 1921: 11).
siguientes términos:
Se puede percibir cómo Cadavid y Velásquez El método correccional seguido en la
están enterados de gran cantidad de expe- casa de menores está basado […], en
riencias educativas, que les permiten contex- el estudio cuidadoso de los muchachos
tualizar e identificar el estado “mundial” de la para buscar la causa de su perturba-
ción mental y, encontrada, proceden al
pedagogía de anormales. Así las cosas, estos
tratamiento; los tarados por infecciones
reformistas e intelectuales (pedagogo espe- verminosas, luéticas heredo alcoholismo,
cial y médico), tienen como punto de partida se tratan por medio de medicación espe-
que cífica únicamente o asociada con prepa-
raciones opoterápicas, especialmente
[…] la noble idea ha de triunfar tarde o tiroidiana, en los que sufren desequili-
temprano, pues las cuestiones de edu- brios de las glándulas de secreción in-
cación despiertan grande interés por ser terna. Los anormales sin lesión clínica
ante todo de carácter social; esos niños apreciable se corrigen con la educación
y el estímulo; el terror, la dureza, los
reformados en institutos especiales son
medios brutales, que lejos de corregir
elementos que luégo irán a ser útiles estimulan los malos instintos, han sido
hombres a la industria y que, de no ha- abolidos de una manera absoluta y es
ber sido educados convenientemente, sorprendente que en la casa no se ve el
irían a hospitales, asilos y presidios si es uniforme de un guardia; más parece un
que la muerte no los arrebata primero taller particular o una sección de una
(Cadavid y Velásquez, 1921: 11). pequeña granja [...] (1925: 531).

Revista Educación y Pedagogía, vol. 22, núm. 57, mayo-agosto, 2010 123
Del destierro, el encierro y el aislamiento a la educación y la pedagogía de anormales en Bogotá y Antioquia...

La Ley 98 de 1920 ordena que los departa- el país para que imiten ese ejemplo sin
mentos de la República de Colombia creen par que nos da el departamento donde
Casas de Menores para aliviar el creciente todo es prosperidad, orden y trabajo
(p. 30).
problema de delincuencia juvenil, pues todos
los departamentos tenían altos índices de cri-
minalidad (Pérez, 1922). En enero de 1925 se En un “Informe que el director de Instrucción
abre, en Bucaramanga (Santander), la Casa Pública rinde al señor Gobernador del Departa-
de Menores y Escuela de Trabajo de Piede- mento”, publicado en La Escuela Primaria, órga-
cuesta, y en Cundinamarca se reforma —es la no de difusión del Ramo de Instrucción Pública
década del veinte— la Casa Correccional de de Santander, el director hace un recuento de
Paiba (Pachón, 2007). La preocupación nacio- la estructura y el funcionamiento de la Casa
nal por los delincuentes, aunado al problema de Menores de Piedecuesta. Cuenta que la
de la degeneración de la raza, fortalece la or- Casa terminó el año con cuarenta y dos reclui-
ganización de estas instituciones de control y dos, habla sobre su clasificación pedagógica y
corrección, las cuales se basaron en la Casa de educación, las obras ejecutadas, principalmente
Menores de San José, de Antioquia. en los talleres, las anormalidades y las enfer-
medades de los recluidos, el servicio médico y
El médico y criminalista Jorge Bejarano des- las necesidades apremiantes. La finalidad de la
taca esta Casa de Menores como modelo para Casa estaba delimitada por su eficacia en la “re-
que se erigieran, de igual forma, otras institu- dención moral” de los anormales.
ciones que se encarguen de “los [niños] que
se encuentren en estado de abandono físico o En todos [sic] estos talleres han ejecuta-
moral, vagancia, prostitución o mendicidad” do los recluidos obras que demuestran
(Bejarano, 1929: 2), puesto que el aumento de la un buen provecho adquirido en el res-
criminalidad no es más “sino el resultante del pectivo aprendizaje y que confirman las
esperanzas de redención moral finca-
concurso simultaneo y sincronizado de las
das en esta institución, con el desarrollo
condiciones del medio físico y social en que o cultivo del amor al trabajo en séres
nace, vive y obra el criminal” (p. 11). De este modo, dedicados antes a la vagancia y señala-
plantea que dos como futuros propagadores de los
vicios y males que ella engendra (Direc-
Leyendo atentamente el boletín que ción de Instrucción Pública, 1926: 47).
se publica con gran regularidad como
órgano de la casa de menores de Fon- Su intencionalidad educativa estaba otorga-
tidueño [la revista Estudio y Trabajo], he
da por la legitimación científico-experimental
hallado allí estudios y observaciones del
que representaba la pedagogía de anormales.
mayor interés desde el punto de vista de la
psicología infantil y que demuestran que Dice el director de Instrucción Pública que
esa casa funciona bajo el cuidado de un
director y de un médico que son hoy es- [...] si los establecimientos de educación
pecialistas en neuro-psicología infantil ordinarios exigen preceptores que conoz-
que nada tiene que envidiar a los me- can las leyes pedagógicas sobre educación,
jores que yo conocí en Bélgica y Suiza. tal exigencia es doblemente imperativa
El reglamento de la casa; las labores a tratándose de aquéllos encargados de
que se dedican los niños; el hábito de la corrección de anormales, porque en
ahorro que allí se les inculca, la manera éstos no se trata solamente de desarro-
como se les estimula en el trabajo; todo llar las aptitudes de los educandos, sino
eso, digo, ha sido para mí una revela- de enderezar inclinaciones torcidas y de
ción que yo a mi vez denuncio a todo contrarrestar vicios atávicos [...] (p. 48).

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Historia de la educación de anormales y de la educación especial en Iberoamérica

Corregir y enderezar, encauzar y disciplinar: tales persistir en su noble obra educativa. De esta
eran los preceptos que sostenían el funciona- manera, dicta el Decreto 106 de 23 de diciem-
miento y la existencia de esta Casa de Meno- bre 1926, que reglamenta el servicio médico
res, los cuales, por demás, estaban planteados escolar y enseñanza de anormales (Cfr. Cada-
de antemano por la Casa Modelo antioqueña vid, 1926).
y que también se implementaron en la Casa
de Menores de Paiba (Pachón, 2007), y las Paralelamente, en 1927 se fundaron las escue-
Casas de Menores y Escuela de Trabajo del las de Los Libertadores y El Bosque, las cua-
Atlántico y Caldas (Yarza y Rodríguez, 2007). les atendían a niños díscolos, retrasados es-
colares y pedagógicos; prontamente, debido
En el informe que rinde el director de Ins- a problemas económicos, fueron convertidas
trucción Pública al Ministerio de Educación en escuelas para normales. La pedagogía acti-
en 1926, Tomás Cadavid Restrepo se refiere va y de anormales era el fundamento de sus
al estado en que se encontraba el Servicio prácticas. Por su parte, en 1936, se le asigna el
Médico-Escolar, fundado por la Ordenanza 6 carácter de escuela especial a la Escuela Ra-
del 14 de marzo de 1923, resaltando la acción fael Uribe Uribe (Decreto 33 del 4 de febrero
realizada por el médico, el maestro y el sacer- de 1936. Cfr. Villegas, 1939). Los maestros de
dote en el proceso de observación científica escuelas primarias, los médicos escolares o los
de los niños, especialmente, de los anormales. padres de familia remitían a esta institución
De la misma manera, sugiere precisar los pa- los niños anormales y retrasados pedagógi-
rámetros de la ficha individual médico-psico- cos que causaban dificultades para la enseñanza,
pedagógica, en donde estarán consignados que no mostraban rendimiento académico,
los datos e información derivada de la obser- que tenían fracaso escolar y repitencia, que
vación. tenían estigmas degenerativos, que causaban
disturbios en las escuelas o en la familia. Tam-
Cadavid acude a la pujanza antioqueña al bién fueron creadas: la Escuela Especial para
momento de puntualizar la misión del médi- Díscolos Tomás Cadavid Restrepo en 1938, la
co escolar: Escuela Especial Baldomero Sanín Cano para
niñas anormales o débiles mentales en 1944 y
Si es que el pueblo antioqueño conser- el Instituto Médico Pedagógico en 1948.
va aún su prístino vigor de raza joven
y que no son muchas ni muy profun- En 1938 se publica un informe de Joaquín
das las anormalidades que lo aquejan, Vallejo, director de Educación Pública de An-
también es cierto que el alcoholismo y tioquia, en el cual hace referencia a la educa-
la heredo-sífiles aumentan y son causa ción de ciegos y sordomudos, la educación de
de degeneración: por lo tanto importa retrasados (arrierès), la educación de presos
prevenir estos males, porque [...] el niño
y la educación de lisiados y defectuosos físi-
es un capital viviente que tiene su valor
fisiológico y social que debemos cuidar cos. Sobre la primera, realiza una apología al
con interés (1926: 22). trabajo benemérito adelantado por Francisco
Luis Hernández desde mediados de la déca-
Pero su análisis no sólo recaerá en esta expre- da del veinte en el Instituto de Ciegos y Sor-
sión biopolítica, sino que demarca sus distan- domudos.
cias con las “doctrinas positivistas” y sitúa la
Allí dejan de ser [...] una carga costosa
protección, el cuidado y la preservación de
para sus familias y se tornan hábiles
los anormales en un régimen moral católico, en trabajadores de artes manuales o de
la medida en que valora la noción de espíritu las bellas artes, a fin de llevar una nota
en la “niñez desamparada y enferma” y la uti- de alegría a sus hogares. Además se les
liza como un modo de argumentación para encamina hacia una positiva curación,

Revista Educación y Pedagogía, vol. 22, núm. 57, mayo-agosto, 2010 125
Del destierro, el encierro y el aislamiento a la educación y la pedagogía de anormales en Bogotá y Antioquia...

cuando esto es posible, en ciertos casos ción), al decir de Vallejo, demuestra la imposi-
de mudez, y los ciegos pueden alter- bilidad de hacer realidad una obra educativa
nar su vida en la lectura sui-géneris, en eficaz en las escuelas. Ante este problema, la
el pensamiento, en las interpretaciones solución tradicional que se viene dando
musicales y en alguna labor manual que
les proporcione el sustento (Vallejo, 1938:
[...] ha sido la expulsión de los llamados pe-
30-31).
rezosos y díscolos, pero claramente se ve que
esto no resuelve la cuestión, sino que la despla-
Sobre la segunda, educación de retrasados, za agravándola, ya que estos tipos de niños
comienza aclarando que aunque los progra- son los que más necesitan un educador y
mas escolares de enseñanza general se cons- los que mayores dificultades ocasionan en
truyen pensando en los “niños normales”, los la vida normal de la sociedad. La verdadera
maestros encuentran en sus aulas una hetero- solución es la creación de escuelas especiales
geneidad de alumnos que complican la ense- con métodos y programas diferentes para
cada clase de niños, “a la medida”, como se
ñanza “cuando toda clase de niños tienen ca-
dice en la terminología pedagógica de Cla-
bida en la misma sección y deben someterse
paréde (Vallejo, 1938: 32).
a iguales reglamentos” (p. 31). Vallejo plantea
sagazmente y haciendo eco de sus anteceso-
Sobre la tercera educación, menciona la exis-
res, que es necesario hacer una clasificación tencia de la Casa de Menores, que represen-
científica de los niños para poder determinar, ta un modelo en el país por la orientación
en forma adecuada, la educación que se debe de trabajo y educación para los delincuentes
ofertar. Aparecen entonces desde aquellos in- (paulatinamente diferenciados de los retrasa-
capaces de sostener la atención, hasta los su- dos, pero todavía vistos como “anormales”).
perdotados que “se aburren fácilmente” o los También indica que la instrucción con normas
retrasados pedagógicos que son un “freno y especiales de la Correccional, fue reorganiza-
lastre que detiene la celeridad de la enseñan- da en 1938 con la colaboración de los alumnos
za” (p. 31). del último año de la Escuela Normal de Varo-
nes de Medellín (Vallejo, 1938: 34) Por último,
Otros niños son irregulares por el medio nos habla de la imposibilidad de atender a la
familiar, o por factores perjudiciales en educación de los niños que de nacimiento o
su crecimiento, que los desadaptan a la
por accidentes en la infancia,
escuela, constituyéndose en obstáculos y
peligros por los malos hábitos que apor-
[…] carecen de miembros importantes
tan. También hay alumnos insubordi-
para la Locomoción o el trabajo nor-
nados, autoritarios, díscolos, revoltosos,
mal. En algunos países se deja a estos
coléricos, que no se someten a ninguna
lisiados el monopolio de labores como
disciplina escolar y arrastran a los com-
la venta de billetes de lotería, estam-
pañeros a actos que atentan contra las
pillas, prensa en kioscos, limpieza de
personas y las cosas. Algunos llegan al
zapatos, etc., al menos en los edificios
delito y en los instintos se revelan tipos
y lugares públicos. Hay muchos ofi-
lombrosianos, que serán por fuerza car-
cios posibles para estos desgraciados
ne de presidio y peligro para la sociedad.
Otros hay que en apariencia dificultan (pp. 34-35).
la marcha normal de la clase, pero que
siempre saben más que los otros y a me- Después de más de dos décadas de haberse
nudo dejan entrever la chispa del genio planteado en Antioquia la necesidad de crear
(Vallejo, 1938: 31-32). escuelas para anormales (Ordenanza 30 de
1913), todavía se sugieren como estrategia
Esta heterogeneidad de los “diversos tipos de posible para corregir las anormalidades y de-
alumnos” (distinción biopolítica de una pobla- fender el organismo social de los vicios, las

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Historia de la educación de anormales y de la educación especial en Iberoamérica

enfermedades y las dificultades “connatura- La educación inclusiva (en cabeza de sus ofi-
les” a los niños anormales escolarizables. Con ciantes, promotores, reformistas) deliberada-
la creación de esta red técnica-institucional mente produce una imagen errónea del pro-
y de prácticas, se consolidó el proceso de ceso histórico de constitución de la educación
apropiación de la pedagogía de anormales especial. Esta imagen estática, errática y ahis-
en Antioquia y Bogotá, implicando la mate- tórica es la que se ha pretendido desmantelar
rialización de unas tecnologías de regulación, a lo largo del texto, con los registros históricos
cientifización y experimentación sobre el otro y el análisis crítico pedagógico, mostrando las
entendido como anormal. luchas y las discontinuidades que se introdu-
cen en la historicidad del saber pedagógico
colombiano: reconociendo que en la anorma-
Pedagogía de las diferencias, memoria y lidad existe potencia por desarrollar y culti-
bicentenario var, que los anormales se pueden educar (mo-
dernamente), que los problemas de patología
se estudian como cuestión social, etc.
La diferencia en educación y pedagogía es captu-
rada de manera intensa por los saberes moder-
En este sentido, el presente artículo deberá
nos (experimentales más que sociales), codi-
entenderse como un ejercicio práctico de “pe-
ficándola desde lo legítimamente moderno,
dagogía de la memoria”, tal como lo propone
desde lo científicamente permitido. El efec- el filósofo de la educación Fernando Bárcena
to-interés normalizador no se hizo esperar; (2001): el olvido deberá combatirse con el re-
aparece en escena desde el momento mismo cuerdo, una memoria que mantenga vivas
del surgimiento histórico de la pedagogía de las preguntas y las problematizaciones, las
los anormales. Sin embargo, es justo men- imágenes, las presencias y las ausencias del
cionar que este modo de pedagogía tenía la otro en nosotros. Un interrogar desde nues-
intencionalidad explicita de brindar educación tra actualidad, que rescata el valor altamente
(en sentido moderno) a quienes otrora no la formativo de rememorar el pasado desde lo
tenían, por estar sumidos en el destierro y el acontecido, desde el devenir, la transforma-
encierro totalitario o por ser unos proscritos ción y los cambios insospechados, tal vez, por-
de la educación desde la pedagogía misma, que precisamente están olvidados. La inten-
en tanto no eran ni útiles ni educables (en su cionalidad es educar la memoria:
mayoría).
[…] la capacidad de recordar activa-
Reflexionar sobre las formas históricas del mente el pasado, y la capacidad de ima-
surgimiento de la educación especial (Carre- ginarnos a nosotros mismos evocando
experiencias pasadas [que] nos permita
ño, 2005), colabora solidaria y mínimamen-
dar sentido, no solamente a lo que ocu-
te en una triple operación crítica en nuestro rrió, sino también a nuestro presente
presente: 1) reconocer(nos) en lo que ha sido como algo relacionado con un pasado
históricamente nuestro propio discurso, ese que todavía puede enseñarnos algo (Bár-
régimen de verdad contingente y localizable cena, 2001: 101).
que se configuró como pedagogía de anor-
males; 2) mirarnos en un espejo que mues- En tiempos de festejos y conmemoración de
tra una imagen insospechada de lo pasado, los Bicentenarios en América Latina, proble-
con sus luchas, discontinuidades y propias matizar las prácticas sociales y pedagógicas
modernizaciones; 3) acercarnos y tomar dis- sobre los sujetos producidos como anorma-
tancia de lo que se considera como supuesta- les en el siglo XIX y hasta mediados del XX,
mente innovador o nuevo ante nuestros ojos promueve los análisis histórico-críticos sobre
amnésicos. las diferencias en las sociedades latinoameri-

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Del destierro, el encierro y el aislamiento a la educación y la pedagogía de anormales en Bogotá y Antioquia...

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Referencia

Yarza de los Ríos, Alexander, “Del destierro, el encierro y el aislamiento


a la educación y la pedagogía de anormales en Bogotá y Antioquia.
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Pedagogía, Medellín, Universidad de Antioquia, Facultad de Educación,
vol. 22, núm. 57, mayo-agosto, 2010, pp. 111-129.

Original recibido: mayo 2009


Aceptado: julio 2009

Se autoriza la reproducción del artículo citando la fuente y los créditos


de los autores.

Revista Educación y Pedagogía, vol. 22, núm. 57, mayo-agosto, 2010 129

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