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TRABAJO PRÁCTICO 3ºTI

EDUCACION ESTETICA - TEATRO -

1) Leé la obra de teatro que sigue a continuación. Luego, respondé las peguntas
formuladas abajo.

SALVESE QUIEN PUEDA


de Nicolás Panasiuk

PERSONAJES
Vendedor
Hombre

ESCENOGRAFIA
Negocio con aspecto de tienda de antigüedades. Mostrador a un costado, de frente al público. A
un lado, un cesto de basura. Al fondo, estanterías altas abarrotadas de objetos. Contra una
estantería, una silla. A la izquierda, puerta al exterior, de entrada al negocio.

ACTO UNICO

Escena 1

Al iniciarse la acción, se verá al vendedor ocupado haciendo el inventario, examinando los objetos de las
estanterías, anotando, enumerando, clasificando, para lo cual, subirá y bajará dos o tres veces de la silla,
tratando de alcanzar objetos más altos. Luego se escuchará golpear la puerta. El vendedor va a abrir. Su
actitud será, a lo largo de la pieza, invariablemente seria, fría e imperturbable.

Escena 2

Entra un hombre. A lo largo de la pieza se lo verá nervioso, vacilante y evidentemente asustado.


El vendedor vuelve a sentarse detrás del mostrador y sigue con sus anotaciones, indiferente al estado de
ánimo del hombre.

VENDEDOR: Buenas tardes


HOMBRE: (Mirando todo, desorientado y confundido, volviéndose cada momento hacia la puerta que da al
exterior) Bue… buenas tardes.
VENDEDOR: (Amable, pero indiferente) ¿Puedo ayudarlo?
HOMBRE: No, no gracias. No… no creo que pueda. (Miradas rápidas y temerosas en dirección al
exterior)
VENDEDOR: (Sin mirarlo) Bueno, si necesita algo, dígame.
HOMBRE: (Vacilante) En realidad no necesito nada, nada que…
VENDEDOR: Todos necesitamos algo.
HOMBRE: Sí, sí, claro… en realidad si…
VENDEDOR: (Interrumpe) Dígame.
HOMBRE: A ver como le explico…
VENDEDOR: Explicándolo.
HOMBRE: Este… Bueno… estoy tratando de salvarme de... de unos tipos que…
VENDEDOR: (Interrumpiéndolo de nuevo) ¿Necesita salvarse dijo?
HOMBRE: (Decidido) Sí, necesito salvarme.
VENDEDOR: (De nuevo indiferente) Quién no necesita que lo salven alguna vez.
HOMBRE: (Muy ansioso) ¿Entonces?
VENDEDOR: Qué.
HOMBRE: Usted... ¿podría ayudarme?
VENDEDOR: No
HOMBRE: ¿No?
VENDEDOR: (Señalando) El lugar.
HOMBRE: Qué… ¿qué pasa con el lugar? ¿Hay alguien que…?
VENDEDOR: No hay nadie. Estoy absolutamente solo.
HOMBRE: ¿Entonces?
VENDEDOR: Sin embargo…
HOMBRE: ¿Sin embargo?
VENDEDOR: El lugar. Usted se encuentra en el lugar indicado.
HOMBRE: Nnno… no entiendo.
VENDEDOR: Yo no lo puedo ayudar pero quizás tenga algo que lo salve.
HOMBRE: (Nerviosísimo) ¿Cómo algo que me salve? No, no, me parece que usted no me
entendió. Hay unos tipos allá afuera, que me están siguiendo, que quieren…
VENDEDOR: (Interrumpe) Sí, sí, los tipos de afuera siempre quieren lo mismo y usted necesita que
lo salven de los tipos de afuera.
HOMBRE: Sí, pero usted… usted dice…
VENDEDOR: (Fríamente) Entonces yo puedo venderle algo que lo salve.
HOMBRE: ¿De los tipos?
VENDEDOR: De todo.
HOMBRE: ¿Y qué es?
VENDEDOR: Qué pregunta tonta. Si es algo que lo salve, ¿qué puede ser?
HOMBRE: Nnno… no sé.
VENDEDOR: ¡La salvación! ¿Qué otra cosa? (Impaciente) ¿La quiere o no la quiere?
HOMBRE: (Más confundido) Supongo que… que sí.
VENDEDOR: ¿Cómo que supone? ¿La quiere? ¡¿Sí o no?!
HOMBRE: Sí, sí, sí, la quiero.

El vendedor va hacia las estanterías de atrás y se pone a revolver. El hombre trata de mirar apoyándose en
el mostrador.

VENDEDOR: (Se da vuelta de golpe muy violento) ¡Ah no! ¡No me haga trampa!
HOMBRE: (Retrocede asustado) ¿Qué? ¿Qué?
VENDEDOR: (Más violento) ¡Que no haga trampa! ¡Que no puede mirar!
HOMBRE: (Desesperado) ¿Pero por qué no? ¿Qué es lo que no puedo mirar?
VENDEDOR: Acá el que pone las reglas soy yo.
HOMBRE: Sí, si, está bien, yo…
VENDEDOR: ¿Quiere la salvación sí o no?
HOMBRE: Sí, claro, sí…
VENDEDOR: ¡Dése vuelta entonces!

El hombre se da vuelta y queda de frente al público. Muestra confusión y vergüenza. El vendedor se da


vuelta y sale a la trastienda por la puerta de la derecha. Sigue buscando. Se lo escucha revolver entre
cosas. Hay ruidos de latas, de papeles que se rasgan, cartones que se quiebran, cajas, metales
entrechocándose, etc.

HOMBRE: (Con impaciencia) ¿Y? ¿Encontró algo?


VENDEDOR: (Desde la trastienda) ¡No sea impaciente! ¡Esto puede llevar mucho tiempo!
HOMBRE: Es que…
VENDEDOR: (Desde atrás) ¿Por qué no se sienta?

El vendedor vuelve a escena, busca la silla, la arrastra hasta donde está el hombre, haciéndolo caer
sentado. Lo acomoda como a un paquete y vuelve a la trastienda.

HOMBRE: (Sentado, vuelve la cabeza de vez en cuando hacia donde está el vendedor) Sabe, la verdad
no entiendo por qué me siguen.
VENDEDOR:…
HOMBRE: Yo estaba solo en un bar, pensando.
VENDEDOR: Seguro. Cuando se está solo en un bar, o se lee o se piensa.
HOMBRE: (Casi alegre) Claro. ¿Vió? Esas dos cosas o irse. Por eso le cuento. Porque estos dos
tipos empezaron a mirarme. Estaban en una mesa cerca de la mía. Me ponían incómodo. Tan
incómodo que no podía ni pensar ni leer.
VENDEDOR: (En off) Tuvo que irse.
HOMBRE: Por supuesto.
VENDEDOR: Y ellos lo siguieron.
HOMBRE: Sí, así fue. Tal cual.
VENDEDOR: No intentó llamar a la policía.
HOMBRE: No, yo caminaba, no podía detener el paso. No sabía tampoco desde donde llamar.
Tenía miedo de lo que podía pasar si me detenía.
VENDEDOR: (Vuelve a escena) Ya puede levantarse
HOMBRE: (Se levanta y se acerca velozmente al mostrador) ¿Dónde está? ¿Dónde está?
VENDEDOR: No me queda más.
HOMBRE: ¿Qué? ¡¿Cómo que no le queda más?!
VENDEDOR: No, no queda. Y el próximo pedido llega la semana que viene.
HOMBRE: ¡Pero yo no puedo esperar a la semana que viene!
VENDEDOR: (Vendedor) Va a tener que esperar.
HOMBRE. ¡Necesito salvarme ahora!
VENDEDOR: Lo siento.
HOMBRE: ¿Y… no podré conseguir por acá cerca, en otro lado? ¿No sabe dónde puede haber
esa supuesta… salvación?
VENDEDOR: Ya le dije. Hasta la semana que viene no entra.
HOMBRE: ¿Miró bien? ¿No podría ser que le quede en algún otro lado? Todo esto es tan
grande…A lo mejor, en otro lado…
VENDEDOR: Ya busqué. No hay.
HOMBRE: (Al borde del llanto) Fíjese, por favor, fíjese de nuevo, por favor…
(VENDEDOR: (Vacila, pero termina por ceder) Está bien.
HOMBRE: ¡Gracias! ¡Gracias!
VENDEDOR: (Se fija debajo del mostrador) ¡Pero ya sabe, eh! ¡Sin mirar!

El hombre, de mala gana, vuelve a sentarse. Vuelven a escucharse los mismos ruidos de antes. Al cabo de
unos minutos, impaciente, sigue su relato.

HOMBRE: Como le decía, ¿no?, no podía detenerme, cada vez caminaba más rápido, y los
hombres también caminaban más rápido, no me podía alejar lo suficiente…
VENDEDOR: (Siempre buscando debajo del mostrador) ¿Y no les preguntó que querían?
HOMBRE: ¿Está loco? Le estoy diciendo que los tipos venían cada vez más rápido, que me
siguieron desde el bar… ¿y usted pretende que me detuviese a preguntarles qué querían?
VENDEDOR: (Alzándose y mirándolo de vez en cuando) Qué se yo, por ahí se había olvidado algo en
el bar y estos buenos señores se lo querían alcanzar, no sé… ¿No se fijó si le falta algo?
HOMBRE: (Duda. Revisa los bolsillos) No, no… creo que no me falta nada.
VENDEDOR: Vaya a saber entonces por qué lo seguían.
HOMBRE: ¡Eso es lo que yo me pregunto!
VENDEDOR: Y… por lo que me cuenta, en una de esas todavía están ahí en la puerta,
esperándolo.

Tanto el hombre como el vendedor giran la cabeza hacia la puerta y se quedan mirando unos segundos.

HOMBRE: (Asustado) Espero que no.


VENDEDOR: Igual no se preocupe. Acá encontré algo.
HOMBRE: (Radiante) ¡¿Encontró la salvación?!
VENDEDOR: Encontré algo.
HOMBRE: (Intenta darse vuelta)
VENDEDOR: ¡No! ¡Quédese ahí!

El hombre queda inmóvil sentado en la silla, mirando al público. El vendedor vuelve al mostrador con un
paquete envuelto en papel madera, arrugado en las manos. Deja el paquete en el mostrador y saca un
papel verde, lo envuelve, le da dos vueltas con un hilo y lo ata.
VENDEDOR: Ya está. Ya puede darse vuelta.

El hombre se da vuelta y mira al vendedor que sostiene el paquete colgando de la mano por el hilo. Se
acerca, toma el paquete y lo abraza contra el pecho.

HOMBRE: (Feliz) ¿Cuánto le debo?


VENDEDOR: (Mira el anotador que usaba al principio) Noventa y cinco pesos.

El hombre pone el paquete bajo el brazo, saca un billete de cien pesos del bolsillo de su pantalón y se lo da
al vendedor. El hombre empieza a acercarse a la puerta mientras el vendedor guarda los cien pesos y saca
cinco pesos de vuelto.

VENDEDOR: ¡Eh, su vuelto!


HOMBRE: (Sigue hacia la puerta) Está bien, quédeselo.
VENDEDOR: No se haga el valiente. (Firme) Venga, tome su vuelto.

El hombre se acerca rápido, toma los cinco pesos y sale.

Escena 3

El vendedor queda solo. Vuelve a su lugar detrás del mostrador, se sienta y empieza a anotar en su
anotador, como al principio. En seguida se escuchan afuera dos disparos. En el primer disparo el vendedor,
sin sobresaltarse, se acerca a la puerta. En el segundo, sale, siempre tranquilo.
Vuelve a entrar enseguida el cuerpo del hombre, que aún lleva el paquete en la mano, agarrado
fuertemente al hilo.
Lo deja en el centro del escenario, mira el paquete y trata de sacárselo. La mano del hombre está
totalmente rígida. Forceja un poco, pero no lo logra. Vuelve al mostrador. Busca una tijera. Toma el hilo y lo
corta. Saca el paquete y lo arroja al cesto de basura. Toma de abajo del mostrador una sábana, la lleva
hasta donde está el hombre y, con mucho trabajo, lo envuelve.
Alguien toca la puerta.

Escena 4

El vendedor suspende su tarea y hace pasar a alguien.

ALGUIEN: ¿Está listo mi paquete?


VENDEDOR: Se lo estoy terminando de envolver, señor.

Alguien queda mirando como el vendedor termina de envolver el paquete.

Apagón final

2) Según el autor de “Sálvase quien pueda”, esta obra corta pertenece al género del
TEATRO DEL ABSURDO. Buscá qué significa este concepto, cuándo y por qué surge y
detallá sus características más importantes. (Por favor, no busques en Wikipedia, ya que la
información no es completamente acertada)

3) ¿Qué características del Teatro del Absurdo encontrás en “Sálvese quien pueda”?
Justificá tus respuestas y utilizá ejemplos.

4) Según tu criterio ¿quiénes son los “tipos de afuera”? ¿Qué representan simbólicamente
en la obra?

5) Buscá la diferencia entre lo que es TEATRO REALISTA y TEATRO ANTIRREALISTA,


teniendo en cuenta que REALISMO y ANTIRREALISMO son, antes que nada, dos conceptos
filosóficos.
6) Hacé una descripción física y de vestuario de cómo te imaginás al vendedor y al hombre.

7) Hacé tu propio análisis de la obra “Sálvese quien pueda” (qué te parece que quiere decir
el autor con lo que escribió). Tené en cuenta proponer un nuevo punto de vista, la buena
redacción y la coherencia al escribir.

 El trabajo práctico va con nota (es la nota del segundo trimestre con el actitudinal)
 Se entrega IMPRESO el VIERNES 7 de AGOSTO en la clase. No es necesario que
imprimas todas las hojas, solamente las respuestas.
 Si tenés dudas o preguntas escribime a llenandoelespaciovacio@yahoo.com.ar

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