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La gerencia social en la transformación del Estado

Juan Huaylupo Alcázar

I. LA GERENCIA: UNA CONCEPCIÓN PRIVILEGIADA EN EL QUEHACER


EMPRESARIAL

Las categorías analíticas no son arbitrariedades en el conocimiento científico, ellas


responden a concepciones e interpretaciones de los sucesos, acontecimientos o fenómenos
que no sólo existen en la mente de los investigadores. Aún, las visiones ideológicas deberán
tener referentes en los fenómenos que pretenden representar o tener viabilidad de su
adecuación en los procesos reales. En este sentido, el caso de la concepción y práctica de la
gerencia, reviste particular importancia en el presente, a pesar de su viejo uso, dado que era
una función asignada fundamentalmente a la práctica empresarial privada, sin embargo, en
nuestros días todas o casi todas las actividades organizativas, públicas o privadas,
empresariales o sociales, tienen en el gerente a la figura de mayor jerarquía.

La función gerencial si bien no es nueva en el mundo de los negocios, no siempre fue


privilegiada, pues se encontraba subordinada a las decisiones de los propietarios de las
organizaciones, lo cual aún se practica en las empresas familiares o de aquellas que se
resisten en transferir sus patrimonios a un conjunto de accionistas. La gerencia comienza a
destacarse, precisamente cuando asume el poder de la propiedad de las empresas, cuando
representa los intereses de un conjunto de personas que detentan parcialmente la propiedad
de las empresas. Esto es, el gerente actúa como un propietario colectivo el cual deberá
representar los intereses de valorización de las inversiones accionarias de los propietarios de
la empresa. En esa calidad de la representación radica los límites y posibilidades de la
actuación y de la valoración de la labor gerencial, la cual no es absoluta ni independiente,
sino relativa y dependiente de los propietarios en general o de los poseedores mayoritarios
de las acciones de las empresas.

La valoración a la gerencia se encuentra circunscrita a consideraciones particulares, que no


son ni han sido permanentes en el devenir de las empresas, pero también habría que anotar
que los prejuicios a favor de la gerencia, se vieron favorecidas por los acontecimientos
ocurridos en la década del ochenta, en donde la pérdida de dinamismo de la economía
mundial, el debilitamiento político y económico de los Estados, la contracción del gasto
público, entre otros elementos, trajo consigo el fin de un pensamiento y una práctica en la
que el Estado tenía una función relevante en la reproducción de la sociedad, de las
organizaciones y el bienestar social.

El abandono ideológico de considerar al Estado el ente que brinda la garantía para la


reproducción económica y social, significó el fin de una época inaugurada con las acciones
estatales del New Deal, durante la crisis mundial de 1929, y que en América Latina adquirió
importancia después de la segunda guerra mundial hasta la década del setenta, período
durante el cual creció la economía, diversificándose e industrializándose, así como elevando
los servicios públicos y la calidad de vida de las poblaciones en las ciudades. El fin del
crecimiento de la economía mundial, implicó para América Latina el debilitamiento del
Estado, así como la pérdida de muchos de los activos públicos para ser transferidos y
vendidos a las empresas privadas.1

Este proceso de desprotección social y productivo a los pequeños productores y agricultores


nacionales, ha sido una regularidad en las últimas décadas en América Latina, lo cual
contrasta con las prácticas estatales proteccionistas a los agricultores en Estados Unidos de
Norte América y de Europa, así como de las agresivas prácticas estatales, de esos países,
para ampliar el ámbito de los negocios privados de sus empresarios en el mundo2.

El debilitamiento y liquidación de las políticas públicas y el incremento de la importancia


otorgada real y formalmente a las empresas privadas, se encuentra en directa relación con la
concepción de la práctica y función gerencial en las empresas, en las instituciones estatales
y en la gestión pública.

II. LA GERENCIA: UNA EPISTEMOLOGÍA INDIVIDUALISTA


METODOLÓGICA

Todo pensamiento o concepción de la realidad es también una toma de posición


epistemológica, o una opción interpretativa articuladora de conocimientos con determinadas
perspectivas. Las críticas a determinadas visiones de las realidades, han implicado también,
implícita o explícitamente, críticas en las formas como se construyeron dichos conocimientos
y a sus significados. Con respecto a la gerencia, esta discusión no puede estar ausente,
dado es un concepto que adquirió connotaciones particulares en periodos específicos de la
gestión de las empresas y de las relaciones sociales nacionales e internacionales.

En esta perspectiva, existe un criterio relativamente generalizado en la práctica gerencial,


que considera que el éxito de las empresas se encuentra en directa relación con el quehacer
cotidiano del gerente.

El éxito de las empresas esta referido al crecimiento y expansión de sus actividades, las
cuales se expresan en incrementos en la rentabilidad de la inversiones efectuadas, o dicho
de otra manera, el éxito es evidenciado con la mayor concentración y centralización de las
empresas. La personificación del logro de los propósitos de las empresas, se asume que es
debido a la adopción de decisiones tomadas por el gerente, las cuales han determinado
acciones precisas para la obtención de resultados esperados.

1
Los procesos de privatización de las empresas públicas, privatizaron también el bienestar eliminándose los subsidios a los
bienes salarios básicos, aumentando la regresividad de los impuestos, disminuyendo los gastos en educación y la salud
pública, privatizando los fondos de pensiones, disminuyendo el salario real de los trabajadores, etc., lo cual se encuentra
acompañado de subsidios e incentivos a las empresas privadas y trasnacionales ubicadas en zonas libres de impuestos y con
estatus de extraterritorialidad.
2
Los procesos de privatización de las empresas públicas de electrificación y telecomunicaciones entre otras, fueron
procesos acaparados por empresas norteamericanas y europeas. De este modo, las presiones y condicionalidades de los
organismos internacionales creados en Bretton Woods, cumplían con sus propósitos originarios de mantención de relaciones
económicas inequitativas y de hegemonía geopolítica. Pero, también se aprecia la presencia estatal en los negocios privados
el reparto de los yacimientos petroleros de Irak a las empresas norteamericanas, así como en las tareas de reconstrucción de
las ciudades destruidas. En el caso costarricense la donación de la construcción del puente sobre el río Tempisque por el
gobierno de Taiwan, implicó que dicha obra fuera encomendada a empresas de ese país, así como el compromiso de
participación de empresas taiwanesas en la concesión de obras públicas programadas por el gobierno costarricense.

2
Al respecto, Peter Drucker afirma:

“El director o gerente es el elemento dinámico y vivificante de todo negocio. Sin su


guía los ‘recursos de la producción’ siguen siendo recursos y no convierte nunca en
producción. En un sistema económico de competencia, sobre todo, la calidad y el
desempeño de los gerentes determinan el éxito de un negocio y, más aún, su
supervivencia, porque constituyen la única ventaja que puede tener una empresa
dentro de ese sistema.” (Drucker, 1986: 13).

El gerente es para Peter Drucker lo más importante en los negocios o de las organizaciones
que se dedican en hacer dinero, generar utilidades, ganancias o excedentes3.
Independientemente de su ingenua, reductiva e individualista (Huaylupo, 1995) visión de las
organizaciones y de los negocios, lo que implícitamente es posible inferir de su concepción
es la magnificación y capacidad otorgada a un individuo ocupando la función de gerente.

La personificación de la propiedad del capital por parte del gerente, no constituye algo
secundario, es fundamental, porque encarna el poder económico en la sociedad capitalista.
De un poder que ha subordinado a todos los sectores sociales al proceso de valorización del
capital y en tal sentido, la gerencia asume como objetos de sus decisiones a los sujetos
sociales en las organizaciones como a las sociedades y a los Estados4.

El poder empresarial o la pretendida omnipotencia del gerente, al disponer de los recursos y


de los trabajos de otros en las organizaciones, ha condicionado una concepción que ignora y
subordina a todo lo existente en la organización, objetos o sujetos, a la esfera de influencia y
decisiones del gerente. Se podría afirmar que la posición de Peter Drucker es continuadora
de las visiones mecanicistas tan arraigadas en el pragmatismo instrumental administrativo y
en las concepciones positivistas de la explicación de las realidades.

El poder en esa concepción, no es analizado como una relación social, es apreciado como
una cualidad inherente al individuo, en donde no importan las relaciones sociales en la
organización, ni las existentes fuera de la ella. El «superhombre» de Nietzsche, tendría en el
gerente la encarnación reaccionaria de la dirección administrativa5. Pero la visión
individualista, mono causal o absolutista de los procesos sociales es un lugar común en la
interpretación de la historia de nuestros pueblos, en donde se pretende hacer creer que los
caudillos, los jefes militares, los gobernantes o expresidentes, fueron o son los únicos actores
de la historia de los pueblos. Una formación o educación bajo tales criterios buscan reafirmar
las prácticas individualistas del poder a las masas, así como tiene efectos en el
disciplinamiento de los trabajadores a esos poderes. Los procesos educativos y el ejercicio
cotidiano del poder unilateral sobre las colectividades, condicionan pretendidas

3
Esta consideración de omnipotencia y personificación de los productos sociales, se aprecia en la obra de Drucker, cuando
atribuye como la principal función del gerente el hacer rentable la actividad empresarial, esto es, atribuye al gerente una
facultad que no depende de él, sino que es un resultado de completas relaciones entre organizaciones y consumidores en
contextos competitivos mercantiles, lo cual hace imprecisa e inconsistente la función gerencial.
4
Las definiciones sobre la gerencia son diversas, pero en todas designa a la persona o al órgano que manda, que dirige la
organización y el trabajo de otros, o como se expresa en un dicho, “realiza su trabajo haciendo que otras personas realicen el
suyo”.
5
La sobredeterminación de la gerencia, es una reducción epistemológica, como también ha sido criticada la posición
filosófica de Nietzsche por George Lukács, Jürgen Habermas y Pierre Bourdieu, entre otros. Nietzsche si bien no cautiva en
el presente, pero tuvo una gran presencia en el período imperialista, así como es invocado en el presente por el pensamiento
único, como una manifestación ideológica del poder autoritario.

3
incapacidades en las decisiones y en las actuaciones de las masas consumidoras y
trabajadoras frente al poder.

Esta noción individualista de la historia, es epistemológicamente una postura superada, pero


no por ello ausente en el ejercicio cotidiano del poder. Es una posición clasista o política, el
destacar sólo como importante a quienes gozan de los privilegios desde una posición que
excluye al conjunto de la sociedad. El poder a través de la historia ha buscado legitimidad
social, a través de una lectura y una formalización de los acontecimientos de la historia de los
pueblos y las organizaciones, en donde se oculta la actuación de las colectividades o de la
totalidad social.

En este sentido la educación oficial o la educación del poder ha jugado un papel legitimador
al distorsionar la historia nacional por una historia de personajes. La historia es la acción de
la colectividad a través de los tiempos, de ningún modo algún personaje puede sustituir la
acción de la capacidad productiva y de transformación que tienen los distintos actores
sociales integrados en organizaciones y sociedades de la aldea mundial. Asimismo, la
imposición de la concepción individualista metodológica de la gerencia, que ignora u omite
los avances de las ciencias sociales, constituye una forma que promueve las prácticas
excluyentes y exclusivas en el ejercicio del poder en las organizaciones y las sociedades.

La centralidad del poder y de las decisiones, ha sido una historia común en las relaciones
capitalistas, lo que ha condicionado visiones del mundo donde se privilegian las acciones de
personajes sobre las acciones de las colectividades. La interpretación de la historia de los
vencedores, de quienes tienen el poder, ha ocultado las relaciones sociales que dan
consistencia y validan o legitiman el poder.

Los análisis que aprecian las relaciones sociales en y fuera de las organizaciones, como
condicionadoras del resultado que logra una organización o empresa, de ninguna manera
suponen negar al individuo. La individualidad no es absoluta, es creada y realizada en
sociedad. La peculiaridad personal tiene determinaciones culturales, no es ajena ni extraña a
los patrones sociales donde se encuentra inserto el individuo. Así, en los procesos sociales o
en las transformaciones de las organizaciones y sociedades, los individuos son parte de la
acción colectiva. La individualidad y colectividad no son excluyentes, la sociabilidad es una
expresión de la individualidad del ser humano.

La división del trabajo en las organizaciones potencializó las capacidades humanas, para
hacerlas interdependientes y complementarias, constituyendo al trabajo colectivo como una
regularidad y una peculiaridad de la sociedad capitalista.

Se podría afirmar que los poderes arraigados en las organizaciones, se resisten a valorar
que existe una cultura organizacional construida colectivamente, que modela a sus
integrantes y las relaciones sociales, la cual trasciende a los individuos, pero que pertenece a
cada uno de ellos. Asimismo, se ignora que las organizaciones, son entes vivos y como tales
complejos, sujetos de múltiples determinaciones. Creer que las organizaciones son eficaces
por la gerencia o en otros casos se pretende valorar a las organizaciones por las
instalaciones, tecnologías o por los salarios que pagan a sus empleados, lo cual no son sino
otras caras de visiones reductivas de las organizaciones. La vitalidad de las organizaciones
esta dada por el incesante cambio, como una condición del devenir de múltiples y complejas
determinaciones.

4
La magnificación de la gerencia sin duda tiene una carga ideológica, que además de
privilegiar el poder en sí mismo, se propone como una categoría de la función administrativa
que pueda ser sustitutiva de otras representativas del sistema económico, así Drucker
afirma:

“La gerencia constituye un grupo distinto y prominente en la sociedad industrial. Ya no


hablamos de ´capital` y ´trabajo` sino de ´gerencia` y ´trabajo`. Las ´responsabilidades
del capital` han desaparecido de nuestro vocabulario junto con los ´los derechos del
capital`; oímos hablar en cambio de las ´las responsabilidades de la gerencia`y (frase
singularmente desafortunada) ´las prerrogativas de la gerencia`. Además, estamos
erigiendo un sistema de ´educación para la gerencia` comprensivo y distinto.”
(Drucker, 1986: 13).

Es posible justificar la visión Drucker, la de sustituir el capital por la gerencia, cuando esta
última es concebida como vinculada directamente con el proceso de valorización del capital,
sin embargo, los niveles de abstracción de las categorías son discrepantes. El surgimiento
del capital da cuenta de procesos históricos en el devenir de las sociedades, que trascienden
a la personalización de la función, para comprometer e integrar a la sociedad en su conjunto,
a todos sus integrantes y a las acciones de los Estados. Son las circunstancias particulares
de las relaciones capitalistas, las que proporcionan las pautas para la intervención gerencial.
El quehacer gerencial no tiene el poder ni facultad para controlar ni dominar las condiciones
creadas por la interacción de múltiples actores en diversas e inéditas situaciones.

De modo similar es inconsistente suponer que la primera función del gerente sea la
realización económica:

“En cada decisión y en cada acto, la gerencia debe dar el primer lugar a la
realización económica. Sólo puede justificar su existencia y su autoridad mediante
los resultados económicos que produce. Puede haber grandes resultados no-
económicos: la felicidad de los integrantes de la empresa, la contribución al
bienestar y a la cultura de la comunidad, etc. Pero si deja de producir resultados
económicos, la gerencia fracasa.” (Drucker, 1986:19).

Esto es, atribuir al gerente el resultado de la reproducción ampliada del capital, en donde
están integrados, no sólo los actores directos del proceso productivo, sino también los
agentes que han tenido que proporcionar los medios técnicos e insumos para la producción,
así como los consumidores que permiten la materialización de los valores transferidos y
creados en dicho proceso. La pretensión de atribución omnímoda al gerente sobre todos
estos factores, ajenos a la influencia y poder gerencial, es absurda y ridícula, menos aún
cuando en el presente, los procesos productivos y la realización de valores se han
mundializado.

La creación de redes productivas, distributivas y consumo de mercancías, en el presente


compromete diversamente a todos los países del mundo6. La mundialización de la economía

6
“En 1998 había 53,000 Corporaciones Trasnacionales en todo el mundo, con 450,000 subsidiarias en el extranjero cuyas
ventas globales eran de 9.5 trillones de dólares,…” (Held, 2001: 275). Sin embargo, este no es un fenómeno exclusivo de
dichas empresas, pues también muchas de las pequeñas y medianas empresas, incluyendo las empresas asociativas y
cooperativas, en Costa Rica y los países latinoamericanos participan activamente en el mercado internacional, y están
incorporadas a los procesos de valorización y transferencias de capital por la vía de la subsunción del trabajo y la
producción, así como por los términos desiguales de intercambio. Este es un fenómeno que atraviesa la sociedad mundial en
su conjunto. (Castells, 1997).

5
ha subsumido los trabajos de muchos países a la lógica de la reproducción del capital, pero
ello no ha implicado la homogenización de las condiciones para la producción y el comercio,
ni han sido objeto de unívocas decisiones gerenciales. La influencia y poder de las empresas
mundiales, han pretendido y en muchos casos logrado imponer condiciones a las naciones
donde realizan sus inversiones, sin embargo los resultados económicos dependen de las
condiciones locales o nacionales de las formas de explotación, del nivel de vida y democracia
de los pueblos. Esto es, la variedad de las formas culturales, las normas jurídicas existentes,
los valores de la fuerza de trabajo, la capacidad organizativa de los trabajadores, los
requerimientos de insumos, etc., que acompañan los procesos productivos y mercantiles,
están contribuyendo a complejizar aún mas las relaciones económicas, o dicho de otra
manera, lejos de aumentar la certidumbre, crece la incertidumbre por la participación de más
actores y diversas situaciones que no pueden ser controladas por una persona. En este
sentido, la realización de excedentes de las organizaciones, no son obras de los gerentes,
son productos o realizaciones del trabajo colectivo, del trabajo mundial7. La
trasnacionalización de las economías también ha transnacionalizado el trabajo humano, sus
productos y las ganancias8.

Las empresas mundiales con inmensas capacidades económicas, incluso más grandes que
las economías de algunos países, son incapaces de controlar absolutamente los mercados y
las políticas económicas de los países, así como tampoco la economía de las potencias
económicas poseen esa capacidad. La centralización y concentración del capital en la
globalización contemporánea no logra la certidumbre, por el contrario a aumentado la
incertidumbre, como producto del incremento de la interdependencia mundial.

En tal sentido, es también absurda la pretensión de hacer de la gerencia hacedora del


bienestar de los países y del progreso de la humanidad9, como la de generar felicidad,
7
Las 100 CTN [corporaciones trasnacionales] controlan aproximadamente el 20% de los activos globales extranjeros del
mundo y emplean a seis millones de trabajadores del planeta y absorben cerca del 30% del total de ventas de todas las
empresas trasnacionales. (UNCTAD. 1997).
8
“El resultado de este orden de cosas es que el 20 por ciento de la población mundial asociada a la hegemonía de la gran
burguesía transnacional se apropia del 83 por ciento del PBI mundial, controla el 82 por ciento del comercio internacional,
absorbe el 95 por ciento del total de préstamos comerciales concedidos en el planeta y genera el 95 por ciento de toda la
investigación y desarrollo del mundo.” (Boron, 2001: 38).
9
Así por ejemplo, un profesor universitario en Estados Unidos, enumera las supuestas virtudes encontradas de la capacidad
empresarial a las cuales le otorga validez universal: “1) La capacidad empresarial aumenta la productividad por medio de
innovaciones técnicas y de otro tipo (véase Baumol); 2) La capacidad empresarial es una herramienta poderosa de creación
de empleos (véase Peterson y Weiermair, y Stevenson); 3) La capacidad empresarial facilita la transferencia de tecnología
(véase Baumol, Kim y Turpin; 4) Los empresarios juegan un papel estratégico en la comercialización de invenciones y
productos nuevos (véase Tiffin y Osotimehin, Kim y McMullan); 5) Los empresarios desempeñan un papel fundamental en
la reestructuración y transformación de las economías (véase Peterson y Weiermair); 6) Los empresarios ayudan a reducir la
fosilización de las instituciones sociales establecidas y la concentración de poder económico (véase Peterson y Weiermair,
Stevenson y Nafziger); 7) La capacidad empresarial y la conducta empresarial pueden insuflar vitalidad a las grandes
compañías y empresas estatales (véase Sathe); 8) Los empresarios hacen que los mercados sean más competitivos y de ese
modo reducen las deficiencias tanto estáticas como dinámicas de los mercados (véase Adams y Brock, y Peterson y
Weiermair); 9) Cuando los Gobiernos y sus programas inhiben el desarrollo económico, los `microempresarios´ que operan
en el sector no estructurado eluden las disposiciones de la autoridad pública establecida (véase Stevenson); 10) Los
empresarios estimulan la redistribución de la riqueza, los ingresos y el poder político, dentro de la sociedad, en forma
económicamente positiva y sin producir perturbaciones en la esfera política (véase Peterson y Weiermair, y Stevenson); 11)
Los empresarios aumentan el bienestar social del país al aprovechar el talento latente que no se tenia en cuenta con
anterioridad (véase Kilby); 12) Los empresarios crean nuevos mercados y facilitan la expansión a los mercados
internacionales (véase Ayal y Culasai, y Turpin).” –y agrega-
“Si bien éstos son aportes valiosos al desarrollo económico, la lista de contribuciones no describe adecuadamente la
importancia de la capacidad empresarial. El aporte singular de la capacidad empresarial consiste en que constituye una

6
contribuir al bienestar y la cultura de las comunidades (Drucker, 1986:19). Tampoco puede
atribuirse a los gerentes la redistribución de las riquezas cuando precisamente en la presente
época, de mayor incremento de la productividad del trabajo, la riqueza se encuentra menos
distribuida y cada vez aumentan los millones de pobres y de las poblaciones que padecen
hambre10.

Las ideas que sobrevaloran la función del gerente, de los empresarios y sus pretendidas
capacidades empresariales están presentes en ideólogos de las empresas o de quienes
están contra el Estado y reclaman disciplinamiento similar al militar a los trabajadores, las
comunidades y la sociedad mundial.

La gerencia no puede sustituir a la colectividad ni los procesos históricos, por el contrario, los
resultados obtenidos de las decisiones adoptadas, suponen y dependen de los momentos
particulares donde ocurren las peculiares relaciones e interrelaciones sociales en la
organización y con sus interlocutores mercantiles. El tiempo en el devenir de las
organizaciones, así como las cualidades de las relaciones sociales, son elementos que dan
consistencia y pertinencia a las decisiones emanadas desde el poder gerencial, las cuales no
pueden ser controladas ni reemplazadas por la voluntad y criterio individual del gerente. El
poder en general y el poder gerencial en particular, son poderes sociales en una sociedad
interdependiente, nunca absolutos ni omnipotentes.

“El hecho de que los Estados Unidos marchen hoy a la cabeza, económica y
socialmente, hará que las realizaciones de la gerencia sean decisivas y mucho más
difíciles. Desde arriba sólo hay un camino fácil, y es el que lleva hacia abajo.” (Boron,
2001: 15).

Tal postulación es insustentable a la luz de los conocimientos en las ciencias sociales en los
tiempos que se escribía el libro, como para el presente, aun cuando, dichas ideas guardan
continuidad ideológica liberal, de ese entonces hasta nuestros días. Atribuir la situación o el
futuro norteamericano a la obra de los gerentes, es desconocer la incidencia o impacto
empresarial, de la situación de un Estado que es una potencia política y militar del mundo,
que cuenta con el control de las acciones de organismos internacionales que le permite una
gran influencia ideológica y coactiva para condicionar su estilo de vida e imponer el consumo
de sus productos a la colectividad mundial. Asimismo, ignora u oculta, el papel de los
encadenamientos productivos nacionales e internacionales, con términos de intercambios
desiguales, que permiten la transferencia de valor de empresas y naciones, a los consorcios
norteamericanos en el mundo.

estrategia de bajo costo para el desarrollo económico, la creación de empleos y la innovación técnica. Otros agentes de
cambio pueden lograr los mismos fines, pero no con tanta eficacia con relación al costo como lo hacen los empresarios.
Los empresarios soportan el costo y corren el riesgo de iniciar una nueva empresa, desarrollar un nuevo producto,
comercializar un invento, adaptar una tecnología y crear un nuevo mercado. Aun cuando reciben ayuda estatal por medio de
subsidios a la educación o préstamos con bajo interés, añaden un valor considerablemente mayor con su ´capital de sudor`.
La capacidad empresarial es una estrategia de desarrollo de gran poder multiplicador. Su efecto es muy grande con relación
a cada unidad de asistencia estatal.” (Ray, 1988: 3-4).
10
“Los datos … del Informe Sobre Desarrollo Humano del PNUD son espeluznantes: mil doscientos millones de personas
sobreviven con menos de un dólar por día y carecen de acceso a agua potable; dos mil cuatrocientos millones carecen de
saneamiento y desagües cloacales; casi tres mil millones sobreviven con menos de dos dólares diarios; pero los activos de
los tres principales multimillonarios son superiores al PBI combinado de los países más subdesarrollados y sus seiscientos
millones de habitantes.” (Boron, 2001: 38).

7
La gerencia podrá representar los patrimonios e intereses de los propietarios de las
empresas, pero de ningún modo podrá sintetizar el conjunto de determinaciones ni actores,
que inciden en el devenir de las organizaciones empresariales. Esta conceptualización
teórica de la gerencia carece de una visión de la totalidad, de la multicausalidad y de las
interrelaciones funcionales.

El sustentar equívocas ideas sobre la gerencia o sobre el papel del individuo en las
organizaciones, no le hacen ningún favor al mundo empresarial, por el contrario promueve
errores en las práctica concretas de las empresas.

“Fuera de los Estados Unidos la gerencia tiene una función más decisiva y aun más
difícil. El hecho de que Europa recobre su prosperidad económica depende, sobre
todo, de las realizaciones de sus gerencias. Y el que los países antes coloniales y
productores de materias primas tengan éxito en desarrollar sus economías como
naciones libres o se tornen comunistas depende, en gran parte, de su capacidad
para producir rápidamente gerentes competentes y responsables. En verdad, el
mundo libre tiene inmensos intereses depositados en la competencia, habilidad y
responsabilidad de la gerencia.” (Boron, 2001: 16).

La sobreponderación de la capacidad determinadora de la gerencia, no es científica, es una


ideología, una expresión política y un dogma, sin embargo lo que es motivo de preocupación,
no se relaciona con la autocomplacencia de los propietarios, gerentes o sus ideólogos, sino
por la difusión universitaria de un conocimiento obsoleto y absurdo para comprender el
devenir de las empresas, así como por la pretensión de prolongar una concepción y práctica
hacia ámbitos de las organizaciones públicas que realizan acciones sociales para los pobres.

La visión parcial que existe sobre la gerencia en el quehacer empresarial y la formación


académica en administración, se relaciona con el pensamiento único del liberalismo
contemporáneo, que desde una perspectiva epistemológica positivista, asocia a la gerencia
como una labor técnica, exacta, absoluta y universal11. En el ámbito administrativo las rígidas
prácticas mecanicistas, rutinarias, formalizadas con el pensamiento de Frederick Taylor y
Henry Fayol, a quienes se les atribuye la creación de la “administración científica del trabajo”,
a fines del siglo XIX e inicios del XX, contribuyen en apreciar el trabajo y las relaciones
sociales en las organizaciones, como relaciones dependientes de las decisiones del poder
centralizado y de las técnicas como efectúan dichas labores. La concepción de un ejército de
autómatas ha sido la práctica que ha inspirado el funcionamiento de gran parte de nuestras
organizaciones, en donde el gerente tiene el papel preponderante.

La cosmovisión mecanicista del mundo e inductivista en la explicación, que tuvo vigencia


hace más de un siglo, es la inspiradora de una concepción y práctica sobre la gerencia, la
cual deberá renovarse, actualizándose, por la vigencia funcional de la dirección en las
organizaciones empresariales12, y porque también constituyen un retroceso en la explicación
de los fenómenos sociales. La investigación histórica, de larga tradición en el conocimiento
de las sociedades, son ejemplos de estudios que analizan las circunstancias particulares y

11
El análisis epistemológico relacionado con tales posiciones se encuentran en Pereyra (1979) y de modo empírico
vinculado con la práctica liberal se encuentran en Villarreal (1983)
12
Consideración que no es extraña en las actividades científicas, por la constante renovación y progreso en la comprensión
de los fenómenos de las realidades, que son objeto de estudio de las distintas ciencias. En los últimos cincuenta años todas
las verdades de las distintas ciencias han sido revolucionadas por los nuevos conocimientos o nuevas explicaciones de las
realidades.

8
los diversos determinantes en torno de inéditos procesos, nunca repetibles, de todo
acontecimiento social13. El aferrarse a los estilos del pasado, sin revisión, análisis ni
contextualización, sin duda son caminos destinados a la ineficacia y en algunos casos
condenados a la ineficiencia y la desaparición orgánica.

III. LA GERENCIA SOCIAL ¿UN SUSTITUTO DE LA POLÍTICA SOCIAL?

El concepto de gerencia social se encuentra asociado a los procesos de transformación del


Estado y de las instituciones públicas. Es una categoría que no es redefinida de su
antecedente epistemológico e ideológico, sino fundamentalmente adaptada o aplicada
mecánicamente al cumplimiento de la función pública. Las tendencias de fines de la década
del ochenta y principios de los noventa, justificaban la necesidad de una práctica distinta en
el quehacer social del Estado, para hacer efectiva su actuación a las nuevas condiciones en
las relaciones nacionales e internacionales.

La década del ochenta fue el escenario del esfuerzo de muchos actores que propiciaron los
cambios del Estado en general y del Estado de Bienestar en particular. La aplicación de la
gerencia social, se ubica con los procesos de transformación de los Estados, en donde se
modifican las relaciones estatales con la sociedad en su conjunto y los actores sociales, lo
cual implica cambios en las funciones de las instituciones públicas. Así es reconocido incluso
desde las contemporáneas posiciones que postulan la nueva gerencia pública (NGP)14, “El
término ´políticas de gerencia pública` (public management policy) se corresponde
aproximadamente con el término convencional, aunque ambiguo, de ´reforma administrativa`”
(Barzelay, 2001).

Los procesos históricos que lograron conformar Estados comprometidos con el desarrollo
nacional, eran distintos de aquellos que sólo velaban por los intereses de sectores
privilegiados de la sociedad. La conformación de Estados con una visión de la totalidad
nacional, no era sólo el horizonte del ejercicio del poder, sino también el espacio social de su
accionar. El Costa Rica la conformación de ese Estado Nación o Moderno, estuvo
acompañado de una guerra civil -1948-, que consolidó las tendencias para incorporar y
representar a los distintos sectores sociales en una orientación que vinculaba el crecimiento
económico y el respeto de los derechos ciudadanos. En ese proceso, ese Estado había
unificado el mercado interno, así como apoyado, mediado y condicionado las relaciones de la
sociedad con el poder económico. Bastaron algo más de tres décadas, para que ese Estado
fuera considerado disfuncional a las nuevas condiciones existentes. La necesidad de
expansión del capital norteamericano impuso pautas directamente e indirectamente a través
de entes de apariencia internacional, para la transformación de los Estados, en las relaciones
con la sociedad y en su representación e intervención con los distintos actores sociales15.

13
Los trabajos de Erick Hobsbawm (2001, 1979, 1968), son aleccionadores del papel de las colectividades en el devenir de
las sociedades y las organizaciones, así como la obra clásica de George Rudé (1979), entre otros autores. Asimismo, se
pueden mencionar la obra de: Friedland, Roger y Robert Alford (1994), entre otros.
14
Término acuñado en Inglaterra y en Australia, por cientistas políticos para dar cuenta de los cambios en las
organizaciones públicas y su gerenciamiento.
15
Los Estados, las democracias y las políticas públicas, han sido concebidos desde la Trilateral, como la fuente que limita la
expansión de las relaciones económicas internacionales, así como la posibilidad de ejercicio del poder político en las
sociedades, en tal sentido la transformación del Estado ha sido una de las primeras condiciones para impedir que los

9
Los drásticos cambios ocurridos en el Estado, a diferencia de la constitución originaria del
Estado Benefactor en Costa Rica, distan mucho de los procesos de liquidación liberal del
bienestar. La emergencia y participación de los distintos actores sociales del pasado, se
contrastaban con las prácticas concertadoras de las altas esferas del poder político, con las
cámaras empresariales coludidas con el poder norteamericano. El Estado Benefactor en
Costa Rica fue tomado por asalto y capturado en su representación social.16

El silencio, el doble discurso gubernamental, la emisión de leyes antipopulares, el abandono


de las políticas sociales conquistadas, el ejercicio estatal a favor de las minorías
empresariales, la trasgresión al orden social, etc., estuvo acompañado del debilitamiento de
las formas orgánicas de los asalariados y de los partidos políticos que pretendían representar
los intereses de las mayorías. El cerco contra el Estado Benefactor y su representación
social, se iniciaba con las regulaciones de los órganos de Bretton Woods, las cuales contaron
con aliados en la clase política y empresarial en el medio nacional.

El Estado con proyecto nacional de desarrollo y dependiente de las necesidades de sus


poblaciones, fue la constitución histórica del Estado social o benefactor, el cual, es objeto de
transformaciones sin proyecto alguno de reconstitución, sólo el de su debilitamiento, creando
un ente sin capacidad ni propósito de regular ni orientar el desarrollo de la sociedad. Las
imposiciones liberales han destruido la facultad estatal de supeditar a los empresarios, los
cuales son más libres, mientras que los asalariados y desempleados son menos libres y más
pobres.

En ese contexto, la prensa costarricense se ha constituido en una fuerza desmovilizadora de


la sociedad que aísla a las mayorías y sus demandas. La unidad política de los sectores
privilegiados de la sociedad contrasta con la atomización de los asalariados y pobres del
país.

Los procesos de privatización del bienestar y la apropiación de las funciones del Estado,
convirtieron al ente que paliaba la inequidad, en un activo actor generador de desigualdad y
pobreza. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)17, evidencian las
sucesivas décadas perdidas en la degradación del bienestar del espacio social
latinoamericano (Ocampo, 2001), es producto del efecto combinado de incrementar las
ganancias del capital mundial y particularmente del norteamericano, de disminuir las formas
de distribución de los excedentes generados social y nacionalmente, así como de la
agudización de las tasas de explotación, desocupación, disminución real de los salarios,
aumento de las formas regresivas de tributación y el paulatino abandono del Estado de sus
funciones sociales. Las tendencias históricas del sistema capitalista se agudizan y polarizan,
en la coyuntura particular de mayor competitividad que requiere intensificar la integración de
los mercados del mundo para la expansión del capital.

El desconocer los logros alcanzados por las sociedades en su democracia, calidad de vida y
bienestar, en la capacidad adquisitiva, en el acceso a la educación o en el valor social a la

intereses y posiciones nacionales impongan limites a la expansión norteamericana, lo cual tiene a su vez una directa y
negativa incidencia contra la democracia y las políticas públicas.
16
Al respecto Calvo (2001) y Huaylupo (2000 y 2003a) hacer referencia a los procesos de exclusión social y que cercenan
la actuación pública del Estado.
17
Son diversos las investigaciones de la CEPAL (1999, 2001a) que giran en torno de las desiguales relaciones
internacionales y sobre sus efectos e implicaciones sociales y políticas nacionales (CEPAL, 2001b), así como en la
degradación de la calidad de vida (CEPAL, 2001c).

10
fuerza de trabajo, las cuales han sido conquistadas producto de largas luchas y sacrificios, es
sin duda una práctica ignorante de la historia de los pueblos, que no puede ser borrada de su
memoria ni su pasado. Esas transformaciones del Estado son desfalcos a nuestro pasado y
abusivas provocaciones en el presente.

De modo particular, la pobreza revela tener en América Latina, la mayor brecha social del
planeta (Kliksberg, 1998), la cual no es considerada como una consecuencia de la iniquidad
del sistema imperante, tampoco por la posición y política pública adoptada por el Estado,
sino como un problema de conducción de las organizaciones públicas. Dicho de otra manera,
los desequilibrios sociales y el fin del bienestar de las sociedades, tenían como implícito
consideraciones de carácter administrativo o más particularmente, como un asunto de
gerenciamiento de los recursos del Estado.

“… ¿Cómo impulsar programas sociales desde estructuras ministeriales, hechas para


operar con rigidez, criterios burocráticos y procedimientos fijos, cuando dichos
programas exigen ´lo opuesto`, flexibilidad, interpretación de la realidad, adaptación a
hechos no previsibles?
Por otra parte, a nivel macro supone complejos problemas de coordinación
interinstitucional al interior del Gobierno, entre Gobierno y comunidades, entre
Gobierno y ONGs, entre ONGs y comunidades.” (Kliksberg, 1997: 92).

La carencia de una visión de totalidad de la realidad social, presente en la concepción de la


gerencia, sólo permite apreciar acciones exitosas a las decisiones y acciones de individuos,
los cuales supuestamente alteran la actuación social de las instituciones públicas,
haciéndolas eficaces y eficientes, independientemente de iniquidad y pobreza existente.

Las acciones individuales y concretas constituyen el punto de inicio y de término de toda


práctica gerencial, las cuales con las tecnologías administrativas empleadas, supuestamente
se garantiza la obtención de los resultados esperados. Esta posición es la expresión
contemporánea de la visión mecanicista que sigue siendo útil y justificadora de las prácticas
del poder existente.

“Sin embargo, en América Latina se observan serias dificultades para trabajar a partir
de la especificidad. Todavía predominan como implícitas, las visiones de que este
sería un campo semejante a tantos otros, en donde lo que se requiere es
simplemente mejorar las soluciones gerenciales usando gerencia más actual, copiada
o trasladada de otras áreas. Particularmente se centra el énfasis en años recientes en
esperar ´milagros` del traslado mecánico de modelos gerenciales provenientes del
campo privado.” (Kliksberg, 1997: 92).

Los procesos de planificación nacional o las acciones concertadas, en razón de las


peculiaridades de las realidades, para la consecución de propósitos públicos vinculados con
la calidad de vida y bienestar de los habitantes tan despreciados por el liberalismo, tienen
continuidad ideológica y pragmática en la gerencia social. Las perspectivas del desarrollo
futuro y las aspiraciones ciudadanas carecen de significación en el quehacer gerencial, para
estar centradas exclusivamente en el corto plazo, así como referidas exclusivamente a la
forma como se ejecutan las actividades específicas.

Asimismo, la concepción y práctica sobre la gerencia social, traslada mecánicamente el


quehacer y funcionalidad de la gerencia privada a la gestión de las funciones del Estado, lo

11
cual implica una consideración errada al despreciar las relaciones sociales existentes en
torno del trabajo realizado en la función gerencial y de las personas que lo realizan. Esto es,
la gerencia es valorada como una cosa, independientemente de las personas que las
desempeñan, el medio donde se realiza los trabajos y con quienes efectúa las labores. Sólo
desde una perspectiva de cosificación de la gerencia, se cree ingenuamente, que las
gerencias privadas concretas son iguales en todos los espacios y tiempos, así como
trasladables mecánicamente al ejercicio de funciones públicas efectuadas desde el Estado.
Los atributos de la gerencia en determinados momentos vistos como benchmarks, no tienen
la vigencia ni universalidad más allá de las circunstancias asociadas a esas cualidades.

La individualización de la causalidad de los resultados, así como la cosificación y la


despersonalización de la gerencia social, es una visión compatible con aquellas que
imaginan que con sólo aplicar procedimientos técnicos es posible garantizar los resultados
en las funciones en cualquier organización. Esta concepción se ha revelado a la luz de los
conocimientos científicos contemporáneos, como falsos epistemológica, teórica y
empíricamente. La eficacia y eficiencia de la función pública y privada no depende de la
actuación de un individuo, sea gerente, tirano, monarca, expresidente o premio Nobel de
Paz.

Desde la perspectiva de la gerencia en las instituciones sociales del Estado, desaparece la


política pública y particularmente la política social, así como la planificación del desarrollo
social y nacional, para sólo importar el quehacer individual del gerente en las entidades
públicas, lo cual promueve ejercicios autocráticos del poder. Desde una concepción pseudo
racional y eficientista se elimina de “golpe y porrazo”, la gestación histórica de los Estados
como garantes de los derechos humanos, de la reproducción social y de la calidad de vida de
los ciudadanos.

El individualismo gerencial, asume que la práctica instrumental tiene una mayor capacidad
determinadora en la productividad de las instituciones sociales, que los aspectos formales del
quehacer público. Al respecto Kliksberg, afirma:

“Los procesos organizacionales van mucho más allá, En la gerencia moderna se ha


demostrado claramente que las organizaciones privadas y públicas que logran la
excelencia no llegan a ella por medio de minuciosos reordenamientos formales sino,
entre otras cosas, a través de su capacidad para identificar la agenda de decisiones
claves, el desarrollo de la red de contactos, la participación del personal, las
innovaciones, la flexibilidad, las políticas de imagen eficientes, las relaciones con el
medio, y el desarrollo de aptitudes para lidiar con la complejidad. Cabe destacar que
incluso se ha llegado a demostrar a través de mediciones que los componentes
formales representan un porcentaje muy reducido de la productividad final de las
organizaciones.
Los problemas de desorden formal existentes en el campo social son un obstáculo y
deberían ser resueltos, pero es imprescindible trascenderlos para lograr una eficacia
real.” (Kliksberg, 1999: 436).

Estas prácticas autosuficientes de la gerencia, que superan las condiciones del contexto, así
como con capacidad para transformar esas condiciones, ha promovido, en algunos casos,
actos y libertades a los jerarcas que derivaron en pérdidas millonarias, al administrar
recursos contra la pobreza en actividades ajenas para las cuales estaban destinadas.
(Merino del Río,1998 y 1999).

12
El destacar las determinaciones sociales a los fenómenos sociales no es ningún absurdo ni
un mito, sin embargo, no es posible negar que los individuos tengan pensamientos, actitudes
y prácticas distintas a los otros, tampoco es posible afirmar que todos los individuos tengan
iguales capacidades, pues las influencias de las personas sobre determinados aspectos es
también diferencial, como mayor razón en los individuos gerentes sociales, que tienen una
autoridad conferida por el poder estatal. Sin embargo, el poder formal de los gerentes o la
capacidad para decidir, mover recursos y disponer del trabajo de las personas para obtener
precisos resultados, como se ha argumentado, no es absoluto, es relativo, según la
naturaleza de los trabajos, de las condiciones como se realiza el trabajo y de quienes
efectúan las labores, pero también las regulaciones normativas y la cultura de las
organizaciones son aspectos que inciden en los resultados.

Al respecto, un Seminario Interregional de las Naciones Unidas, destacaba la importancia de


las poblaciones en las reformas administrativas, así mencionaba:

“Los servicios públicos pueden ser organizados en sectores centrales, locales o de


empresas públicas, pueden ser centralizados o descentralizados, pero el modo de
funcionar ha de depender de la gente empleada en ellos. Toda reforma administrativa
en gran escala debe tomar plenamente en consideración la capacidad, los valores y la
actitud de la gente. El cambiar o modificar la estructura del mecanismo de gobierno, sin
considerar estos factores, es más que probable que sea de escasa utilidad ... un
cambio de actitud de la gente sería un factor indispensable para el éxito de los
esfuerzos en materia de reformas administrativas, cualesquiera que fuese los
problemas prácticos de las reformas.”18

Sin embargo, en los productos del quehacer del gerente social, las condiciones sociales en
dónde y para quiénes se realizan las intervenciones sociales tienen una decisiva
determinación adicional. De este modo, el poder del gerente social en la organización se
relativiza en el medio social de su actuación. En tal sentido, serán las características,
necesidades, aspiraciones, etc., de los grupos sociales excluidos y pobres, los elementos
que deberán tomarse en cuenta para movilizar los recursos necesarios para modificar la
situación en la que se encuentran, así como serán las peculiaridades sociales de los grupos
y su medio, las que determinen la pertinencia o impertinencia de las decisiones y acciones de
la gerencia social. Esto es, los grupos sociales excluidos serán sujetos de la intervención de
la gerencia social y de ningún modo objetos. La consistencia y pertinencia de lo efectuado
por la gerencia, no se define en sí misma, sino en relación dependiente con las poblaciones a
las cuales se dirige su acción. Las acciones arbitrarias e impuestas por el poder estatal o
gerencial a las poblaciones, sin tomar en cuenta sus peculiaridades, tendrán resultados
distintos e inesperados a los propuestos, así como inútiles y dispendiosos
independientemente de los montos de los gastos.

“En particular merece destacarse el abandono creciente de la ilusión infundada de que


el management empresarial privado pueda trasladarse mimética y mecánicamente a
las Administraciones públicas. Esta ilusión sigue desde luego todavía presente en la
práctica (no siempre ingenua) de muchas empresas consultoras y en cabeza de
algunos políticos y administradores que siguen impropiamente creyendo que el
management es un repertorio de técnicas de gestión perfectamente intercambiables
entre la empresa y las Administraciones públicas.” (Prats, 1996: 184).

18
Naciones Unidas. “Seminario interregional sobre reforma administrativa en gran escala en los países en desarrollo”.
Brighton, Inglaterra. p. 23. Citado por Kliksberg (1993: 66).

13
Considerar que la intervención del Estado puede ser consistente y coherente con la acción
individualista y desarticulada de los gerentes sociales, es sin duda una fantasía sin referente
empírico. En Costa Rica por ejemplo, el Plan Nacional para la Prevención, Eliminación
Progresiva del Trabajo Infantil y la Protección de la Persona Adolescente Trabajadora, no
posee la efectiva acción concertadora e integradora de las acciones interinstitucionales, para
ser solamente el cumplimiento cuantitativo de actividades desarticuladas, temporal y
espacialmente. Esto es, se respeta la apariencia de un Plan, pero sin existencia real. La
política social para niños y adolescentes trabajadores en Costa Rica, es tan sólo un discurso
que legitima quehaceres y metas institucionales, sin relación real entre instituciones y sin
conocimiento de la problemática ni de las labores necesarias para paliar, evitar o resolver la
situación de los jóvenes y niños trabajadores. En dicho “Plan” la intervención de instituciones
públicas con ONGs parecía una interesante propuesta, sin embargo, sólo fue la sumatoria de
acciones, que pueden haber fundado la captación y recaudación de ingresos y recursos para
dichas entidades, pero de ninguna manera la realización y cumplimiento de las tareas
necesarias para combatir la pobreza, la cual tiene en los niños trabajadores, las primeras
víctimas de la creciente desigualdad social. (Huaylupo, 2002).

La magnificación de la gerencia en las actividades públicas en Costa Rica, ha derivado en


convertir el gasto social en inversión pública y en rentabilidad privada, así por ejemplo, la
salud pública es fuente de captación de excedentes para el Estado, al maximizar el uso de
los recursos, del trabajo humano y del abaratamiento y degradación de la atención en salud,
pero también posibilita el crecimiento extraordinario de los servicios en salud al transferir
atenciones de los asegurados a empresas y clínicas privadas, los cuales son pagados con
recursos públicos (Sojo, 2002). Asimismo, las contribuciones obligatorias de los trabajadores
para los fondos de pensiones en las entidades financieras privadas, sin regulación ni control,
proporcionan capitales baratos para la inversión, el préstamo o la especulación, pero no
garantizan pensiones seguras ni dignas a los trabajadores. De modo similar, la estructura
tributaria regresiva y automática para con los asalariados19, contrasta con las excepciones
tributarias para las empresas trasnacionales y los permisivos controles que posibilitan la
elusión y evasión tributaria para los empresarios. El incentivo para la ganancia privada es
promocionado por el Estado, a partir de los recursos públicos, como es el pago a las
generadoras privadas de electricidad de deben ser comprados obligatoriamente y con
sobreprecios por la empresa estatal, o en otros muchos casos, posibilitando el
encarecimiento del costo de vida y sacrificando el consumo y bienestar de familias
vulnerables por pobres y asalariados.

Esto es, la transformación del Estado en Costa Rica no ha tenido por objeto el mantener,
mejorar o ampliar las funciones públicas del Estado, por el contrario ha disminuirlas y
reasignar recursos presupuestales hacia actividades que promocionan e incentivan las
actividades empresariales privadas y en la búsqueda de equilibrios macroeconómicos. Así,
por ejemplo, los procesos de planificación han sido erradicados en la práctica estatal y los
presupuestos sólo tienen validez formal, dado que han sido convertidos en límites para el
acceso de recursos necesarios para el cumplimiento de las labores y para el caso
costarricense, constituyen referencias cuantitativas que en todos los casos deben ser
obligatoriamente subejecutadas, por disposición de las autoridades presupuestarias. De
modo similar, algunos impuestos destinados por leyes a financiar acciones de beneficio

19
Existe un proyecto de ley en la Asamblea Legislativa de Costa Rica, que propone gravar entre el 20 y 45% los ingresos
por concepto de pensiones a los trabajadores. Diario La Nación. San José, 6 de junio del 2003.

14
social, son apropiados para ser dispuestos según las prioridades y liquidez gubernamental20,
convirtiendo de esta manera a los presupuestos y captaciones tributarias para paliar la
pobreza y sus efectos, en recursos para un liberal manejo gubernamental. En este sentido,
esta muy lejana la consideración de la gerencia social, como determinadora del buen uso y la
calidad de la atención y de los servicios sociales a las poblaciones necesitadas, así como se
relativizan las formas de control y supervisión, la rendición de cuentas o el accountability
horizontal.

El mayor deterioro social ocurrido en los países latinoamericanos no se ha debido


exclusivamente al liquidado Estado Benefactor, ni por los procesos burocráticos de las
instituciones públicas, las transformaciones estatales que vienen ocurriendo desde mediados
de la década del ochenta, han sido decisivas en la modificación de la función pública,
violentando el orden institucional y burocrático de cada sociedad. Las instituciones sociales
con las “reformas” han debilitado o han abandonado la capacidad para compensar los
desequilibrios sociales generados en un sistema excluyente, lo cual es causa y consecuencia
del debilitamiento de la democracia y el incremento de poderes autocráticos en la
administración gubernamental costarricense (Huaylupo, 2003b).

El Estado Benefactor, desde su gestación histórica, sólo paliaba la desigualdad existente, no


se proponía ni estaba en capacidad de superar la iniquidad generada por el sistema
imperante, a riesgo de violentar la sociedad de la cual dependía. Esto es la inefectividad para
combatir la pobreza, no era ni es por carencia de gerencias sociales, pues lo inexistente no
puede ser causa de nada, sino porque el medio y las relaciones existentes, nacional e
internacionalmente, las reproducen incesantemente.

Asimismo, debe especificarse que los recursos usados por el Estado, las ONGs o los
proporcionados por donaciones internacionales, destinados a paliar los nefastos efectos
sociales y humanos de la pobreza, no constituyen soluciones porque no inciden en las
causas que la generan o recrean, lo cual no significa de modo alguno un desperdicio, pues
los recursos empleados en los pobres son redistributivos hacia el conjunto de la sociedad y
particularmente hacia los sujetos u organizaciones vinculados con su existencia cotidiana.
Así por ejemplo, los bonos de vivienda en Costa Rica, tienen una funcionalidad que
trasciende la satisfacción de las necesidades ciudadanas, para ser recursos que van ha ser
captados por las empresas y propietarios que materializan los bienes y servicios
demandados por los pobres a precios equivalentes a los bonos. Esto es, las carencias y
necesidades de los pobres hacen que los recursos dirigidos hacia ellos se redistribuyan
inmediata y velozmente, constituyendo de esta manera en un medio para dinamizar las
relaciones económicas en el ámbito espacial de la acción pública hacia los pobres. Los

20
Fue un proyecto de ley presentado por el ex ministro de Hacienda Leonel Baruch, en el gobierno de la administración de
Miguel Ángel Rodríguez (1998-2002), lo que suscitó su comparecencia en la Asamblea Legislativa y fue objeto de crítica y
obtuvo un voto de censura por parte de los legisladores de los partidos opositores, lo que en otras realidades habría
motivado su renuncia, en Costa Rica, al obtener el voto positivo de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea
Legislativa, controlada políticamente, fue convertida en Ley de la República el 16 de octubre de 2001. Al respecto un
diputado del partido del gobierno, señor Álvaro Trejos, relativizando el espíritu y letra de la Ley, afirma: “… el destino
específico se mantiene, lo que pretende normar es cómo se gira el dinero para ellos y, en general, para todas las
transferencias” (Diario La Nación. San José, 13 noviembre 2001. Pág. 25.)
De este modo, se establece un precedente que legaliza el incumplimiento de las leyes, de modo similar se ha dado con la
aprobación de la Ley de Contingencia Fiscal, a fines del 2002, que es una ley que violenta “transitoriamente” otras leyes
establecidas, que reafirma la estructura tributaria regresiva de los ingresos fiscales para el Estado y brinda posibilidades de
elusión y evasión tributaria a lo empresarios extranjeros.

15
bonos de vivienda también ha jugado un papel importante en la creación clientelas políticas
electorales de los dos partidos mayoritarios, los cuales se reparten informalmente para
hacerlos efectivos cuando algún partido ascienda al poder estatal. De este modo, se
reproduce a la clase política nacional21 y se crean vínculos de supeditación política en los
pobres.

El dinero destinado a los pobres para financiar actividades económicas familiares, como las
efectuadas por la Organización Internacional de Trabajo para apoyo económico a
desplazados y refugiados, o por el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) para las mujeres
jefes de familia, tiene garantizado y supervisado su empleo en materiales y equipos, mas no
existe seguimiento ni sustento viable en los negocios de los pobres, los cuales en muchos
casos terminan “comiéndose” las ganancias para terminar sin equipos y endeudados. Esto
es, las relaciones de iniquidad y desigualdad social han creado un círculo perverso que
recrea pobreza, que absorbe y desfalca sus recursos, trabajos y calidad de vida. La acción
del Estado hacia los pobres es quizás una de las últimas oportunidades de supervivencia de
los pobres, así como es una necesidad para dinamizar las relaciones económicas y
empresariales en los ámbitos locales.

La renuncia a la realización de acciones públicas a favor de los pobres, es una violación de


sus derechos ciudadanos y de su representación democrática, que incide negativa y
directamente en la dinamización de las relaciones económicas que promuevan el consumo y
la producción para las mayorías. El abaratamiento del valor del trabajo a precios
“africanizados” para producir y vender competitivamente mercancías para el consumo
internacional, por la vía del libre comercio, es una renuncia al bienestar, a la soberanía y al
desarrollo nacional, a la vez que la constitución atrasada y reaccionaria de un Estado
propietario, de una plutocracia.

Los cambios en el Estado suponen e implican modificaciones en las relaciones de poder en


la sociedad, que inciden directamente en su orientación y práctica política hacia todos los
actores sociales. La imposibilidad estatal de regulación de la sociedad es la pérdida de su
poder social, producto de convulsiones ocurridas en las desiguales relaciones en la sociedad.
El poder privado ha usurpado el poder estatal porque no tiene oposición, resistencia ni fuerza
contestaria en la sociedad. Los proyectos políticos y sociales de las mayorías han sido
inviables, corrompidos o derrotados política, ideológica, orgánica o militarmente. La debilidad
política del Estado ha contribuido a la pérdida de protagonismo como mediador y
mediatizador, para sean los empresarios, dentro y fuera de los gobiernos, los únicos
decidores y voceros del devenir de la sociedad y del Estado. La sociedad costarricense
conservadora, pacifista y democrática se desdibuja por las radicales, beligerantes y
autoritarias manifestaciones de los empresarios y el gobierno, ante los proyectos nacionales,
reivindicaciones sociales y las masivas luchas de los trabajadores. En la actual coyuntura
costarricense la desigualdad social comienza a tener expresiones políticas polares.

21
El escenario político en Costa Rica ha estado dominado por la presencia expresidentes de la República, o por sus
familiares. La democracia costarricense se empobrece ante un precario dinamismo político, que no establece distinción
ideológica ni programática entre los partidos mayoritarios y donde los personajes de la clase política subordinan a los
partidos y son a la vez empresarios, representantes, asesores, socios o funcionarios de grandes empresas privadas, llegando a
conformar auténticas alianzas empresariales y políticas que financian ilegalmente las campañas políticas, así como en el
ejercicio parcializado de la práctica estatal.

16
La reedición del Estado Benefactor no es posible porque no es un objeto, fue producto de un
largo proceso histórico. El rescate de lo democrático y de la función social y reproductora de
la sociedad, será el resultado de la voluntad de las colectividades, las que condicionarán un
nuevo orden político e intervención social, distinta del Estado Benefactor y del Estado liberal
contemporáneo. En la coyuntura que se escribe el trabajo, existe en Costa Rica una huelga
de maestros que lleva cerca de un mes, por reivindicaciones relacionadas con la protección
de sus derechos jurídicos y la conservación de la capacidad adquisitiva de los profesores
próximos a pensionarse, sin embargo, los “negociadores” gubernamentales son
intransigentes y no poseen el poder para pactar por las rígidas imposiciones fiscales contra
los trabajadores y la ciudadanía. La dignidad del “ejército” de docentes que ha sido orgullo de
un país sin ejército y de los protagonistas de los logros en la educación costarricense, esta
siendo defendida desigualmente por los propios maestros, mientras que el Estado y sus
gerentes defienden causas caducas, reaccionarias, antipopular y antinacional.

IV. LA INDIVIDUALIZACIÓN EN LA SOCIEDAD GLOBAL Y EL FIN DE LO


PÚBLICO

La sobreponderación de la acción gerencial en el devenir de las organizaciones, tiene


también su correspondencia en la valoración de sus integrantes, objetos de las decisiones
adoptadas desde el poder administrativo, dado que también individualizan los resultados con
premios, incentivos, capacitación, sanciones o despidos a los funcionarios. La evaluación del
desempeño es uno de los medios a través del cual se ponderan los trabajos individuales, sin
consideración de la división del trabajo, ni de las áreas, o departamentos funcionales en la
organización ni las especificidades de los trabajos. Por esta razón, se afirma que las
evaluaciones de desempeño, son valoraciones efectuadas desde y para el poder, según los
criterios unilaterales de un poder que no es evaluado (Huaylupo, 1995). Esta visión es
incapaz de comprender que los fenómenos sociales requieren ser explicados socialmente.

El pragmatismo gerencial sólo aprecia aspectos inmediatistas y asume que los resultados
concretos se encuentran directamente influidos por el modo de ejecutar las decisiones y por
quien lo hacen. Esto es, no concibe que las acciones adoptadas se inscriban en
concepciones que buscan obtener resultados específicos, las cuales no tienen la cualidad de
modificar la realidad a su antojo, pues el dinamismo de la realidad, así como sus cualidades
y las relaciones existentes impiden, limitan o potencializan los resultados.

Los supuestos benchmarks de algunos Estados, prácticas públicas o actuaciones


gerenciales, no pueden ser puntos de referencia a ser imitados, por la historia y sociedad
inherente y arraigado en la constitución y cotidianidad de todo Estado. La imitación de las
formas o estructuras jurídicas, administrativas y organizacionales, pertinentes y adecuadas
de otras realidades, son caricaturas monstruosas en otros contextos. Por ello Kliksberg
afirma:
“… la mayor parte de los problemas que se presentan no estaban en la planificación
previa y tampoco estaban dentro de los supuestos más probables. Fueron deviniendo
de la realidad, porque la realidad implica que de pronto hay recortes en el gasto social,
que cambiaron al Ministro, que un grupo local ha armado una coalición de poder para
impedir que los suministros lleguen por tal lado y trata de que lleguen por el otro, y así
sucesivamente, y además múltiples variables que derivan de la dinámica con la
comunidad con la que se está actuando (Kliksberg, 1997:106).

17
El reconocimiento del dinamismo social y sus peculiaridades en la relatividad de los logros de
la gerencia social, en algunos casos por lo arraigado peso interpretativo predominante,
tampoco permite darle una dimensión histórica, social y política a la gestión pública, pues se
reafirma una interpretación que niega que la acción pública y sus resultados, trasciendan a la
actividad individual del gerente social.

Se debería marchar hacia un tipo de gerencia más sofisticada que atienda la


impredicibilidad y variabilidad que surge de la práctica de la gestión social. …
Debemos entrenar recursos humanos para ese tipo de trabajo, que requiere un perfil
ad hoc. Por ejemplo, uno de los rasgos del perfil de un gerente que pueda hacer
gerencia adaptativa, es que tiene que haber un cambio muy importante en estructuras
mentales básicas…
Se necesita un gerente social con altísima sensibilidad hacia la comunidad, que esté
sintonizado con la gente.” (Kliksberg, 1997:106-107).

Además, suponer que es posible estar preparado o se pueda entrenar para lo imprevisible es
una contradicción lógica, como un absurdo suponer el cambio intencionado de las
estructuras mentales, o las culturas como afirman otros. Esta visión, es continuadora de la
interpretación de los procesos administrativos como actividades técnicas, así como la de ver
al trabajo del gerente como un “arte”, lo cual aleja la posibilidad de concebir a la
administración como ciencia,22 así como el limitar la explicación de los resultados de la
actividad gerencial. Asimismo, el destacar la sensibilidad social del gerente y no participación
ni construcción ciudadana de su destino, es una omisión que también caracterizó al Estado
Benefactor.

La configuración del gerente efectuando una labor técnica o de carácter voluntarista, encubre
implícitos y propósitos políticos excluyentes de la acción gubernamental. Los aspectos
políticos se encuentran presentes en todo proceso que modifica las relaciones existentes de
las instituciones con la sociedad, así como se encuentra presente en los propios momentos
que se diseñan, aprueban y ejecutan los cambios. Así por ejemplo Geddes (1994) y Eaton
(2001), postulan que la centralidad del poder político marca las diferencias en la efectividad
para derrotar a los grupos que se oponen a las reformas en las administraciones públicas, o
la posición de Haggard (1995) que muestra que el poder concentrado del órgano ejecutivo
del Estado, tiene la capacidad de disciplinamiento, así como de subordinar a los parlamentos
para que aprueben los cambios al quehacer de la función pública, o incluso las tácticas de
estrategia política que sugiere el Banco Mundial (1997), para alterar las cuotas de poder de
quienes adversan las reformas, reconformar grupos para dividir a los opositores e incluso
hacer que aumente la influencia de los grupos que serán favorecidos con las reformas. Esto
es, se cree ingenuamente que con sólo el ejercicio manipulador y excluyente del poder
político estatal es posible controlar y dominar indefinidamente una sociedad. El desprecio a la
democracia es sólo una muestra que los cambios en el aparato del Estado, no son de modo
alguno cosméticos, tienen una dimensión trascendente que altera el devenir de las relaciones
internas a los países, así como muestran su dependencia con las condiciones del poder
mundial.

22
Aún cuando ciencia es mencionado en otro trabajo por Kliksberg, éste le es atribuido a las “ciencias gerenciales” en unos
momentos o de “ciencia gerencial” en otros. (Kliksberg, 1999). Sin embargo, si el propósito del uso de la categoría es
enseñarle hacer las cosas a las personas, la aplicación de determinados procedimientos o garantizar precisos resultados,
habría que decir que ello no es una cualidad de la ciencia, pero sí de la técnica. Consideración que sería similar a la
ponderación errónea que se hace sobre la administración y la ciencia en la obra de Frederick Taylor y Henry Fayol.

18
Los cambios en el Estado suponen e implican modificaciones en las relaciones de poder en
la sociedad, que inciden en su orientación y práctica política hacia todos los actores sociales.
La imposibilidad estatal de regulación social o la pérdida de poder, ha significado el
incremento de la ingerencia privada en el ejercicio estatal.

Las transformaciones a los Estados son una expresión política de la privatización de lo


público, por los procesos autocráticos que supone diseñar, aprobar y ejecutar los cambios,
por ser exclusivos los actores y los intereses de los beneficiarios. Asimismo, desde el aparato
institucional la individualización de la gestión pública, exime de responsabilidad al ente
regulador de las relaciones de la sociedad en su conjunto. Asimismo, el hacer que los
Estados se centren exclusivamente en la búsqueda del equilibrio fiscal y macroeconómico,
niega la posibilidad de planificar o la de hacer política social y económica. La integración de
las sociedades del mundo o la interdependencia social, son evidencias de lo absurdo de las
interpretaciones que sólo contemplan las intervenciones de actores individuales, arbitrarios y
excluyentes.

La individualización o la desaparición de la política pública, a partir de la práctica gerencial,


también tiene sus expresiones en la asignación a los ciudadanos de las responsabilidades
públicas y que son desempeñadas cada vez más precariamente por el Estado, así por
ejemplo, la seguridad pública ha sido trasladada a ser una responsabilidad de cada individuo,
de este modo las personas deben garantizarse su seguridad personal y de sus propiedades,
por ello el creciente uso y compra de armas de todo tipo en la población, así como, ha
ocasionado un creciente negocio con el surgimiento de las fuerzas de seguridad privadas,
formales e informales, en donde negocios, casas, barrios y autos se encuentran custodiadas
por desocupados e inmigrantes, sobre las cuales el Estado no tiene registro alguno y menos
aún control de sus actividades, lo cual provoca cada vez mayor inseguridad individual y
pública. Asimismo, se traslada a los individuos y las comunidades la atención de la salud, la
limpieza pública y otras actividades que eran desempeñadas por el Estado. De modo similar
ocurre con la educación estatal, en donde se incrementan las responsabilidades a los padres
de familia para el financiamiento para materiales, equipos y mantenimiento de la
infraestructura educativa, así como en la propia educación de los hijos. No es distinta la
tendencia en el arreglo de calles, donde los conductores y vecinos deberán contribuir con
dinero y trabajo en la reparación de las calles para evitar accidentes, etc.

Los conocimientos que son inherentes a todo ser humano y que han sido la fuente para el
constante y permanente progreso de las ciencias y de las sociedades, también se están
privatizando. Los conocimientos del pasado y del presente que son base de nuevas
explicaciones y aplicaciones, están siendo apropiados y mercantilizados. El patrimonio
cognoscitivo de la humanidad se ha convertido en propiedad privada intelectual, amparada y
protegida por los Estados y por Organización Mundial del Comercio (OMC). Apropiarse de
los saberes de las culturas, de las experiencias, de la imaginación, de las creaciones y los
sueños de los científicos y pueblos del mundo, es sin duda, una nueva forma de esclaviza y
subordina a los humanos y sus pensamientos a la lógica de la valorización del capital, lo cual
tendencialmente sumirá a la ignorancia y excluirá de sus beneficios a millones de habitantes
del mundo, así como, se perderá definitivamente la función educativa pública de difundir y
crear nuevos conocimientos23.

23
La preocupación de algunos organismos internacionales, como el Banco Mundial, que contradictoriamente recomienda
cerrar universidades y centros de investigación por evitar la futura desocupación y frustración de profesionales. Esta absurda

19
El abandono del Estado de las funciones públicas, puede ser interpretado desde la
perspectiva liberal, como el estimulo para el surgimiento de nuevas relaciones y redes que
sustituyan el cumplimiento dichas funciones, para eliminar el Estado Benefactor y sus efectos
fiscales. Sin embargo, lo que ocasiona es el incremento de la polaridad social, dado que
serán significativamente menores quienes podrán destinar sus ingresos para la subsistencia
en actividades de beneficio comunitario. El deterioro urbanístico, educativo, salud pública,
seguridad laboral y pública, etc., es una consecuencia de la eliminación de la política pública
o social por parte del Estado.

La privatización de lo público, es una consecuencia del ejercicio arbitrario de las facultades y


capacidades de las sociedades, o mejor dicho, es la usurpación y arrogación del poder de los
actores sociales. El poder, como una relación social, en la presente época liberal y
privatizadora, se ha convertido en un poder absoluto, antidemocrático, sustentado en
formulaciones jurídicas antipopulares o en la fuerza de coacción y de represión de agentes
encarnando intereses privados. Este proceso en Costa Rica, ha comprometido incluso a las
organizaciones que representaron contrapoderes a las empresas y el Estado, es el caso de
algunos sindicatos que son controlados por las patronales y de algunos partidos políticos que
se han convertido en propiedad de familias o de personajes que se creen amos y dueños de
la voluntad de los afiliados, de los patrimonios públicos y de la sociedad24.

En general, las colectividades y los intereses de la sociedad están ausentes en la gestión


gubernamental, lo cual contrasta con la afirmación que postula ingobernabilidad25, cuando
precisamente el espacio costarricense constituye un ámbito ideal para el ejercicio arbitrario
del poder gubernamental, con la excepción en los intentos de privatización o estrangulación
del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), que es quizás la única institución que aún
encarna los intereses nacionales y que goza del apoyo de los habitantes costarricenses.

La desaparición paulatina o radical de la función pública, significa el desfalco de los


trabajadores, así como la pérdida de representatividad democrática de la ciudadanía por
parte del Estado. El fin del Estado Benefactor ha sido el inicio de la liquidación de lo público
en la sociedad moderna, que ha convertido a los procesos de reforma de los Estados en
transformaciones reaccionarias, en reediciones de Estados atrasados o precapitalistas, que
protegían exclusivamente los intereses de los propietarios y las clases subalternas sometidas
al cumplimiento de obligaciones y perdiendo aceleradamente sus derechos.

posición sólo contribuye a perennizar la subordinación y desigualdad entre países, a limitar la generación de nuevos
conocimientos, pero también condena a las personas, organizaciones y países a ser simplemente consumidores, repetidoras
y pagadoras de los conocimientos patentizados por pocas empresas de algunos países.
24
El actual administración del Dr. Abel Pacheco, que llego al poder gubernamental con el Partido Unidad Social Cristiano
(PUSC), se ha autonomizado del partido, para tener en el aparato estatal a sus parientes, amigos y colegas. Para el
cumplimento de la función gubernamental, en poco o nada interesa la militancia, o la capacidad y experiencia para el
ejercicio encomendado. Pero también el partido que le permitió el acceso a la silla presidencial, es un partido donde la
influencia de la familia Calderón es decisiva en el devenir de la organización. El expresidente de la República, Rafael Ángel
Calderón, hijo de otro presidente en la década del cuarenta, es quien define o controla gran parte del destino de la
agrupación política. En la oposición, no ocurre de manera distinta, algunos personajes como Oscar Arias, expresidente y ex
Premio Nobel de la Paz, en la actualidad asesora con su hermano, al presente gobierno y sin ser candidato a la Presidencia,
ni tener cargo alguno en el Partido Liberación Nacional, controla la organización e impone pautas políticas a los diputados y
determina las tareas inmediatas del Partido.
25
La categoría ingobernabilidad fue acuñada en la década del setenta, con la Trilateral, donde empresarios de potencias
económicas mundiales y sus políticos, evaluaban la inconveniencia de la democracia para la expansión y crecimiento de sus
inversiones en el mundo, por ello proponían “una democracia restringida”, así como la restricción de todas las formas
sociales y políticas que impidieran el gobierno de sus intereses.

20
El retroceso en los satisfactores y reivindicaciones históricas de las poblaciones es evidente
en las transformaciones estatales en América Latina, así como es endeble el respeto de los
derechos ciudadanos y de la voluntad de los pueblos. Las imposiciones arbitrarias de los
Estados están provocando resistencias y relativas subversiones, en los educadores y los
funcionarios públicos en Perú y Costa Rica, así como están creando nuevas alternativas
políticas en Brasil y Argentina. Los pretendidos poderes omnímodos están creando
manifestaciones sociales que buscan reivindicar la historia social, reconstruir lo nacional y
crear nuevas formas democráticas activas y participativas, frente a procesos reproductores
de hegemonías caducas o de poderes fundados en la arbitrariedad, la coacción y el chantaje,
por parte de la autocracia estatal para el gobierno de los ricos.

El pensamiento único, no es sólo una ideología, es la representación de una sola clase que
se impone ante otras, así como es la opción tiránica del interés ajeno y extraño al nacional y
que se aproxima hacia la construcción de un poder imperial26.

En Costa Rica las recientes expresiones de un sindicato que, trascendiendo las demandas
reivindicativas, se declara en huelga y se moviliza para defender al Instituto Costarricense de
Electricidad, el cual ha sido, durante varios gobiernos reestructurado, desfinanciado en sus
planes inversiones y tratado de ser privatizado. Al cabo de veintiún días con el apoyo de la
población y del movimiento de maestros también en huelga27, ha logrado un acuerdo donde
el gobierno se compromete a emitir bonos de sesenta millones de dólares para financiar
nueva infraestructura para la generación de electricidad. El levantamiento de la huelga a
pesar de haberse requerido una emisión mayor de bonos y autocomprometidos los
trabajadores a trabajar sin compensación los días feriados y laborar más horas diariamente,
se ha desatado una serie de protestas de los medios de comunicación, de las cámaras
patronales y diputados en la Asamblea Legislativa, para pedir la “cabeza” de los ministros
firmantes del acuerdo e iniciar acciones jurídicas para declarar anticonstitucional el acuerdo y
exigir responsabilidades por no haber declarado ilegal el movimiento huelguístico, ni haber
tomado acciones para descontar los días no laborados a los trabajadores.

La intransigencia, la intolerancia y la radicalidad no provienen de los asalariados, ni de los


excluidos, es de los sectores dominantes de la economía y de la política, los cuales rechazan
y repudian cualquier expresión democrática, aun cuando mínima.

La nueva funcionalidad social del Estado guarda correspondencia con las prácticas y
tendencias que se han impuesto a los Estados, luego la perdida de importancia política y
económica del quehacer público en el ámbito social, tiene determinaciones que trascienden
al devenir del Estado Benefactor, de las políticas públicas, de las personas que dirigen las
instituciones o de los aspectos instrumentales como se realizan las intervenciones, para ser
una práctica que modifica drásticamente la orientación social del Estado a favor de la
promoción, incentivo, protección y representación de los sectores empresariales en el país, lo

26
La expresión dicotómica del presidente norteamericano, G. Bush, que califica de enemigos a quienes no apoyen su
voluntad política en el mundo, es una manifestación que trasciende las luchas antiterroristas para comprometer cualquier
acción, como la ocurrida con la invasión a Irak, en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio en Centroamérica o la
coacción antidemocrática a los propios ciudadanos norteamericanos en Estados Unidos.
27
La huelga de maestros es una protesta por los indebido y reducciones indebidas en los pagos en los salarios de los
educadores, ocurridas desde el inicio del año lectivo, desde febrero hasta el momento de la huelga (junio), por el
incumplimiento en el pago a los comedores escolares y el transporte de estudiante, así como por alteraciones en la
aplicación en el régimen de pensiones que violentan las regulaciones establecidas nacionalmente y por el Convenio 102 de
la Organización Internacional del Trabajo.

21
cual es muy distinto de lo que se sugiere y que incluso puede estar haciéndose en Europa
(Subirats, 2002) e incluso en Corea del Sur.

San José, julio 2003

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RESEÑA BIOGRÁFICA

NOMBRES Y APELLIDOS: Juan Alberto Huaylupo Alcázar


LUGAR DE NACIMIENTO Y NACIONALIDAD: Lima, Perú. Costarricense.
PROFESIÓN: Sociólogo. Bachiller y Licenciado. Facultad de Letras. Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Lima, Perú 1969.
ESTUDIOS DE POSGRADO: Magister Scientiae en Ciencias Sociales. Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales. México, D.F. México, 1980.
Candidato a Doctor. Doctorado en Economía. División de Estudios de Posgrado. Facultad de
Economía. Universidad Nacional Autónoma de México. México, D.F. México, 1983.
Candidato a Doctor. Doctorado en Comunicación y Paz. Universidad para la Paz.
Organización de las Naciones Unidas. San Ana, Costa Rica. 2000.
CARGO ACTUAL: Docente e investigador. Escuela y Maestría en Administración Pública.
Catedrático. Facultad de Ciencias Económicas y Sistema de Estudios de Posgrado.
Universidad de Costa Rica. Desde 1986 a la fecha.
Dirección electrónica: jhuaylup@cariari.ucr.ac.cr
Teléfonos: (506)253-3719 y (506)207-5660
Fax: (506)207-5524 y (506)234-1767

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