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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CAMPECHE

FACULTAD DE HUMANIDADES

LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

UNIDAD DE APRENDIZAJE
Perspectiva de género

DOCENTE
Hernández García Eulalia

ALUMNO
Rodríguez Suárez Juan Pablo

5° Semestre Grupo C

Ciclo escolar
2018 – 2019 F1

ENSAYO FINAL

San Francisco de Campeche, Camp., 9 de diciembre de 2018


LA MUJER Y LA POBREZA

1. ANTECEDENTES

El conocimiento empírico de la sociedad mexicana moderna y contemporánea, nos


permite un resumen inmediato de la situación sociocultural de las mujeres en
nuestro país. Del mismo modo, no hace falta ubicarnos a un pasado remoto para
conocer el sistema que se ha establecido en las familias mexicanas a lo largo de los
años; el patriarcado, como modelo paradigmático casi dogmatizado, ha llevado a
una extremada limitante las economías de los hogares, principalmente en las
comunidades indígenas y otras localidades alejadas de la urbanización.

El statu quo de la mayoría de los hogares pende meramente de la tensión que existe
entre el autoritarismo del hombre, el cual sustenta casi de manera total de los bienes
económicos y el capital que posee una vivienda. No es de extrañar que la posición
de la mujer para una parte significativa de la población se sigue restringiendo a las
actividades domésticas, cuidado de los hijos y atención a los ancianos. Esto no es
la causa principal del problema de la pobreza en México, pero si es un factor
detonante para propiciar una situación socioeconómica baja.

2. DESARROLLO DEL PROBLEMA

El hecho de que en la actualidad se refuerce considerablemente la educación,


tomándolo como una secuencia de hechos no solo necesaria sino indispensable, es
responsable que cada vez exista mayor número de mujeres en el campo laboral,
ejerciendo puestos importantes. No obstante, la prevalencia del hombre en los
medios de producción constituye la taza de empleados más elevada, en cuestión
de igualdad. Para Navarro D., et al (2014), la realidad social del país, caracterizada
por la pobreza de la mitad de su población y por una profunda desigualdad social y
la incapacidad de superar la histórica discriminación de la mujer, generan un sesgo
por género en dichas oportunidades.
Las variables “salud, pobreza, educación y violencia” tienen estrechas correlaciones
al momento de analizar la situación social actual del país. Sin embargo, al
centrarnos en pobreza, estamos tocando terreno en un tópico que incluye a todos
los miembros de una vivienda. Según Bonavitta (2016), las mujeres pobres no
deben enfrentar sólo la pobreza y la exclusión, sino que también deben soportar la
opresión por pertenecer a un género que históricamente no ha tenido acceso a
ciertos derechos.

De cierto modo, puede interpretarse la permanencia de la educación centrada en


que la mujer debe criarse para las labores rutinarias del hogar, dejando de lado la
educación para los hombres. Las frases: “consíguete a alguien que te mantenga” o
“¿Para qué estudias si después te mantendrán?” no son solo un acto de machismo
y discriminación, sino una afirmación a la dependencia y sometimiento que se le ha
atribuido a la mujer en todos los aspectos del día a día mexicano.
Desafortunadamente, no solo los hombres tienen parte en la formación de este
estereotipo de género. Ocurre muy a menudo que las madres de familia les
inculquen a sus hijas la creencia en formación de servidumbre para el sexo
masculino. Lo cual, no solo es difícil de arrancar de las creencias del pueblo, sino
puede implicar peligro y riesgo tanto para la hija, como para la misma madre, si no
se cumple con dicha estipulación.

3. PROBLEMA ACTUAL

La situación actual de la mujer deja en claro la constitución jerárquica de las familias


tradicionales del país. Lo que en muchos lugares se considera familia nuclear, es
decir, es conformada únicamente por padres e hijos; en México lo “nuclear” puede
ser interpretado como una familia extensa, llegando a vivir en la misma casa, al
menos tres generaciones, es decir, hijos, padres, abuelos, en ciertos casos tíos y
primos, e inclusive la integración de bisabuelos al entorno doméstico. Del mismo
modo, no es de extrañarse que en la repartición de los roles domésticos sea lo
estereotipado; la mujer o mujeres en el cuidado y atención de niños y ancianos y
labores domésticas, mientras que el hombre se le atribuye a estar sometido al
entorno laboral.
El mayor de los problemas que ameritan atención en la actualidad es provocado por
las diferentes nuevas olas de protesta con que la mujer ha tomado armas para la
exigencia de sus derechos. Antes de que las influencias de la tercera ola del
feminismo ocupasen un lugar importante en la sociedad; la vida de las mujeres se
limitaba a una “atención personalizada” hacia el hombre, problema que perdura
hasta nuestros días, sin embargo, se puede afirmar que poco a poco la perspectiva
de género va tomando un lugar importante en las familias del país.

La problemática de la pobreza incluye no solo la prevalencia de grandes déficits


económicos, también puede implicar violaciones a los derechos humanos de las
mujeres, debido a que a falta de capital suficiente para obtener una vivienda digna
con todos los servicios (agua, electricidad y gas), así como un acceso a la educación
se ven significativamente afectados. Del mismo modo, las atenciones en los centros
médicos suelen ser muy reducidas; se considera que gran parte de la población
mexicana cuenta con alguna especie de seguro médico y, en el caso de las
comunidades más marginadas y pobres, el seguro social no suele cumplir con todas
las atenciones necesarias. Por este motivo, la taza de mortalidad de las mujeres
durante labores de parto o problemas ginecológicos es alarmantemente elevada, y
no solo afecta a las madres de familia, sino a la generación posterior y todas las
venideras.

4. CONCLUSIÓN

Para fijarnos en la realidad social del país con respecto al efecto directo de la
pobreza hacia las mujeres no solo tenemos que identificar el estigma por el cual son
tachadas, sino necesitamos abrir el panorama y percatarnos que la deficiencia de
capital doméstico afecta la calidad de vida de los mismos pobladores. Las mujeres
suelen ser las más afectadas, no solo por su labor insaciable de día y noche en los
hogares; la falta de higiene y cuidados durante las labores de parto representan
riesgos altísimos para la salud, pudiendo llegar incluso a la esterilidad o inclusive la
muerte. La pobreza es el problema más marcado en el pueblo mexicano, es
imposible dudar de su existencia y de su impacto en la población, su gran efecto
sobre las generaciones emergentes y el impacto notorio en la calidad de vida.
En conclusión, la mujer se encuentra en un estado de alta vulnerabilidad y constante
amenaza contra su vida y la de su familia. En la mayoría de los casos el hombre, al
ocupar el lugar más importante en la relación de pareja, centra los mayores
cuidados en sí mismo. Por lo cual, el efecto directo a la salud, bienestar y dignidad
de la mujer no solo se ve afectado por la jerarquía patriarcal, sino también por la
sumisión de esta a los valores tradicionales inculcados en la sociedad. Así pues, no
se puede erradicar la pobreza de un solo intento, pero sí se puede contribuir a
mejorar la calidad de vida de cada miembro de la sociedad, brindando un acceso
más libre a los medios de formación, bolsa de trabajo y mejoramiento en los
programas sociales, no como una forma de esperar dinero gratis, sino como
maneras de la proliferación de ciudadanos dignos, capaces de salir a delante pese
a las dificultades económicas que penetran todos los estándares y estatutos de las
familias mexicanas.

BIBLIOGRAFÍA

Bonavitta, P. (2016). MUJERES EN SITUACIÓN DE POBREZA Y ACCIONES


COLECTIVAS. Revista de Ciencias Sociales (Cl), (36), 35-54.

Navarro, D., & Narro Robles, J., & Orozco Hernández, L. (2014). La mujer en
México: inequidad, pobreza y violencia.Revista Mexicana de Ciencias
Políticas y Sociales, LIX (220), 117-146.

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