Você está na página 1de 3

El enciclopedismo es el movimiento filosófico y pedagógico expresado a través de la Enciclopedia

publicada en Francia en el siglo XVIII por Diderot y D'Alembert


A través de este movimiento se buscó desarrollar una obra monumental, que constaba de 28 volúmenes
(17 de texto y 11 de láminas), en la que se resumiría el pensamiento ilustrado de la época, es decir, todo el
saber de su tiempo, y que se denominó Enciclopedia. El primer volumen prologado por D'Alembert,
apareció en 1751, y el último en 1772. En 1776-1777 se publicó un suplemento de seis tomos. En la
enciclopedia se incluía tanto textos científicos como dibujos de las nuevas máquinas.
Durante el siglo XVIII transcurre la vida terrenal de Juan Jacobo Rousseau, ya que su obra
trascendió al siglo XIX, al siglo XX y con toda seguridad continuará estando presente en el siglo
venidero, pues su obra está consagrada ya entre los clásicos de la pedagogía contemporánea.
La Ilustración es la corriente cultural europea del siglo XVIII, caracterizada por la revisión, a la
luz de la razón y de la experiencia (de ahí su nombre), de la concepción del mundo y del hombre, en
todos los terrenos. El movimiento partió de las transformaciones ideológicas del Renacimiento y se vio
potenciado y vivificado por las revoluciones políticas y económicas que se produjeron en Inglaterra en los
siglos XVII y XVIII respectivamente. Desde Gran Bretaña, donde tiene su origen, el movimiento pasa a
Francia, donde adquiere su forma, para de allí saltar al resto de Europa y América. La tendencia más
radical dentro del movimiento ilustrado la constituye el enciclopedismo.
En el campo de la filosofía se produce el centro de interés que se desplaza de la metafísica
hasta la teoría del conocimiento y el estudio de la constitución de la materia y de la vida que cristaliza en
las doctrinas empiristas, y materialistas; en el campo religioso se produce la crítica a las religiones
positivas y las formulaciones del ateísmo, surgiendo una gran preocupación por el estudio de la
naturaleza y sus leyes, que provoca importantes avances científicos en el campo de las ciencias
naturales, biológicas, fisicoquímicas y matemáticas, presididos por la intuición del evolucionismo y del
relativismo en las técnicas correspondientes (minería, agronomía, medicina, mecánica, etc.), así como
una nueva valoración del trabajo humano. En el mundo de las artes plásticas, el neoclasicismo crea la
tensión que abarcará el empuje prerromántico; en literatura, el realismo y la preocupación por las técnicas
formales dan lugar al nacimiento de la novela moderna. Políticamente, es la época del despotismo
ilustrado, que desembocará en la separación de poderes y llevará al parlamentarismo, a la vez que a una
subordinación del poder religioso al político.
Las tendencias más avanzadas, que parten de un mismo concepto de naturaleza, establecerán la
doctrina del contrato social y de la perfectibilidad humana, predicando que el destino del hombre es la
felicidad en la tierra; ello conducirá a teorías republicanas, anticolonialistas y presocialistas, que se
adelantan a su época, en relación con los intereses de la burguesía comercial e industrial y del campesino
medio.
En el campo de las doctrinas económicas, se pasará de una nueva interpretación del
mercantilismo a la fisiocracia y la economía clásica inglesa. En definitiva, el mundo de la Ilustración
plantea, sin llegar a resolverlos, los problemas con que se enfrentará el mundo surgido de la Revolución
Industrial capitalista o que se presta a realizarla.

Como producto directo de la Ilustración, resultó la “Enciclopedia” obra de gran importancia


cultural y política, publicada en París bajo la dirección de Denis Diderot y Jean D´Alembert, entre 1751 y
1780, en un total de 35 volúmenes. La Enciclopedia pretendía dar información sobre las ciencias, artes y
oficios, además de orientación en materias filosófica y política, en la que colaboraron más de 160 eruditos
y hombres de letras, entre los que participó Juan Jacobo Rousseau.

Los enemigos de la Enciclopedia la llamaron “EL EVANGELIO DE SATANÁS”. La


Enciclopedia se inspiró en las doctrinas racionalistas, materialistas y deístas de la época del iluminismo,
combatiendo a la iglesia, a la monarquía y a la injusticia social. El trabajo se realizó en condiciones
increíbles de persecución y hostilidad por parte de las autoridades, teniendo a su favor un éxito
instantáneo, cuya influencia fue incalculable en la historia política de Francia y del mundo entero. Los
enciclopedistas fueron, en efecto, los precursores intelectuales de la revolución francesa de 1789.

Jean Jacques Rousseau nace en Ginebra, Suiza en el año de 1712 y muere en 1778 a la edad de
66 años, por lo que toda su vida transcurre durante el siglo XVIII, llamado siglo de las luces o ilustración,
el cual sacudió las adormecidas conciencias de Francia, seguida en toda Europa, para luego proyectarse a
todo el mundo, ya que la ilustración fue el fundamento intelectual que transformó de raíz el modo de
pensar tanto social como en lo político y en lo económico, por lo que se puede afirmar que Rousseau
vivió en una época de profundas transformaciones filosóficas que hicieron recapacitar a muchos sobre el
rumbo de la humanidad, ya que la ilustración consideraba a la razón como la principal fuerza capaz de
asegurar el progreso de la humanidad, así mismo, la Enciclopedia constituyó en su tiempo la alianza de
los pensadores ilustrados en contra del despotismo de los monarcas y del dogmatismo imperante de la

1
iglesia, siendo pues la Enciclopedia el principal medio difusor de las ideas filosóficas de la ilustración,
por lo que también Jean Jacques Rousseau participó con su obra en la realización de la enciclopedia.

Aunque también hay qué señalar que Rousseau llegó a combatir algunas ideas del
enciclopedismo del cual formó parte, atacando algunas tendencias como el ateísmo, el exceso del
intelectualismo, la falta de moral, etc., sin perder de vista que en el siglo XVIII se pretendía separar la
religión de la moral, donde los deístas afirmaban la indisolubilidad entre la religión y la ética, mientras
que los ateos afirmaban la posibilidad de construir un cuerpo del conocimiento éticos basados en
principios naturales, sin tener que ser vinculados a la trascendencia divina.

Mientras que los enciclopedistas denunciaban y procuraban corregir los abusos sociales de su
tiempo, Rousseau radicalizó su crítica de la misma, proclamando una reforma más profunda que
cualquiera de sus antecesores y contemporáneos, ya que aspiraba a una reforma mucho más amplia y
totalizadora: la reforma de la educación y de las costumbres de la humanidad.

Recapitulando, pues, la educación tradicional se caracterizaría esencialmente por


transmitir conocimientos inmutables y por propiciar su apropiación pasiva y
memorística. No podemos detenernos
en matizar estas afirmaciones que, desde varios puntos de vista, son fragmentarias
e inexactas.
Lo importante es retener estas dos características básicas para tener una
plataforma de comparación con la “educación moderna”. La educación moderna
tiene varios precursores y en distintos frentes. Comenio, Locke, Rousseau y los
enciclopedistas en general pusieron el énfasis en la necesidad de unir el saber al
saber hacer, lo intelectual con lo manual, con lo práctico. Este rasgo se opone,
pues, a la pura memorización, al puro esfuerzo intelectual. Comenio (1592-1671)
enunció los principios de una pedagogía y un humanismo nuevos: Por qué en lugar
de libros muertos no abrir el libro viviente de la naturaleza… Instruir la juventud no
es inculcarle un amasijo de palabras, de frases, de sentencias, de opiniones
compiladas en los autores, es abrirles el entendimiento por las cosas. La base de su
propuesta era el método intuitivo, el estudio de la gramática a través de ejemplos y
de la puesta en práctica —y no centrado en la memorización de reglas abstractas—,
una educación inicial centrada en la lengua materna y, lo más importante, el énfasis
en el ser entero, tomando en cuenta el orden natural del desarrollo de las
facultades. Sin embargo, el sistema de Comenio no fue adoptado de manera
generalizada. Los teóricos coinciden en ubicar los inicios de la
revoluciónpedagógica a finales del siglo XVIII a partir de la influencia de dos
pensadores, Locke y Rousseau.El primero, representante del empirismo
inglés,concebía el espíritu como una tabula rasa y la sensacióncomo el punto de
arranque de todas lasnociones. Así, las ideas y el saber para él sólo podíanprovenir
de las percepciones proporcionadaspor los sentidos y de su gradual
elaboración.6Las ideas de Locke fueron fundamentales en elauge del Siglo de las
Luces y en prácticamente todaslas propuestas pedagógicas posteriores.Rousseau
(1712-1778) se inspiró en Lockepero lo rebasó ampliamente. Su Emilio (1762),obra
condenada por la Inquisición, es sin duda elcimiento de una nueva educación
sustentada enel conocimiento de la psicología y de la naturaleza.Fue el primero en
desplazar las materias y losconocimientos a favor del ser que debe beneficiarsede
ellos, el niño. Rousseau “es el responsable y elautor de esta especie de revolución
copernicanade la educación que coloca al niño, y al niño comoindividuo, en el
centro de todas las consideracionespedagógicas…”7
Todavía más trascendente para nuestra reflexiónes el hecho de que Rousseau
concebía quela verdadera acción educativa no puede venir deafuera sino de
adentro, del crecimiento íntimo delser. Traduciendo, la educación no puede
consistiren “llenar” al alumno de conocimientos exteriores;por el contrario, consiste
en propiciar los procesosinteriores.Los enciclopedistas, en un sentido diferente alde
Rousseau —que fue su contemporáneo—,aportaron la reivindicación de las artes y
los oficios—artes mecánicas en términos de la culturahelénica— como parte
necesaria para el desarrollointegral del ser humano y de la sociedad,
reivindicaciónque fue de sustancial importancia parafortalecer el cuestionamiento

2
de los saberes puramenteintelectuales o discursivos. Sólo hay un paso para afirmar
que el conocimiento implica la
acción, que a su vez implica una re-construcción de los saberes convalidados.En el
siglo XIX se fueron sentando las basespara instaurar una nueva concepción de la
educaciónen este sentido.9 Sin embargo, fue sólo a principiosdel siglo XX que se
dieron las condiciones para poder hablar de una nueva educación en sentidomás
amplio. Se trata del movimiento de la nueva escuela. En este movimiento,
pensadoresmuy diversos y no forzosamente conectados confluyenal privilegiar la
actividad del alumno como centro de la atención pedagógica. El hecho de queno
exista entre ellos un vínculo directo temporalni conceptual nos lleva a enumerarlos
por orden

Você também pode gostar