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CostasCarideAngela_Mercado_Legislacion_PEC1 Estudios de Informática Multimedia y

Telecomunicación

Primera fase
La información que se transmita a través de los prestadores de servicios no está bajo su
responsabilidad, a no ser que ellos sean quienes la originen, seleccionen a los destinatarios, la
modifiquen o seleccionen. Si manipulan los archivos que albergan los datos no se consideraría
manipulación, siempre y cuando esto tenga lugar en el contexto de la transmisión y durante la
misma, y posea un carácter puramente técnico.
Si la iniciativa de la transmisión partiese de ellos, se considera que no estarían actuando como
prestadores de servicios y estarían sometidos al régimen del resto de prestadores de contenidos.
Además, colaborar con los usuarios para la comisión de una actividad ilícita también impide que
se acojan al régimen de exención de responsabilidad establecido en la LSSI.
Si hablamos de una vulneración de los derechos de propiedad intelectual en un sitio web, el titular
de dichos derechos podrá solicitar medidas preventivas para ponerle freno, pidiendo a los
proveedores que bloqueen el acceso al sitio web en el que está teniendo lugar la vulneración,
especialmente cuando el prestador no se encuentra establecido en territorio español.
En 2014 el Tribunal de Justicia de la UE sentenció que estas empresas pueden ser requeridas
judicialmente para bloquear el acceso de sus clientes a una página web en la que se viola el
derecho intelectual, después de que UPC Telekabel Wien se negara a bloquear el acceso a
www.kino.to donde se alojaban películas como “La cinta blanca” o “Vicky el Vikingo” para su
visionado y descarga sin consentimiento de los poseedores de sus derechos. Aunque el
proveedor del servicio no sea responsable de los datos que se transmiten, sí se le considera
colaborador necesario para acceder a contenidos sin la debida autorización y como tal, como
intermediario, puede ser obligado por un juez a tomar medidas para disuadir a los usuarios.
A nivel internacional, por un lado está el “soft law”, que es un catálogo de recomendaciones no
obligatorias, flexibles y con capacidad de adaptación a los cambios en el campo tecnológico, por
lo que han ayudado a los legisladores estatales a establecer un punto de partida en la
elaboración de un marco normativo armonizado entre los diferentes países. Por otro lado, la
Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI), aprueba la
“Ley modelo sobre comercio electrónico” para su incorporación al derecho interno, que equipara
la eficacia jurídica de los contratos en papel a los formalizados vía electrónica. Esto se refiere
exclusivamente a los contratos internacionales, con independencia de su carácter civil o
mercantil, pero se excluyen los contratos concertados con fines personales, familiares o
domésticos, los relacionados con el derecho de la familia y sucesiones, así como determinadas
operaciones financieras, títulos negociables y documentos de titularidad. Tiene alcance limitado.
En el ámbito internacional también está la Cámara de Comercio (CCI), que ha desarrollado una
serie de mecanismos para garantizar mayor seguridad jurídica en el ámbito del comercio
electrónico, al margen de la regulación de la Comunidad Europea y de las organizaciones
intergubernamentales, mediante los e-terms, que se componen de dos cláusulas predefinidas:
a) Se prevé que el uso de mensajes electrónicos genere derechos y obligaciones válidos y
exigibles entre las partes, y que, en la medida en que lo permita la legislación aplicable,
puedan ser admitidos como prueba siempre que se envíen en el formato y a los destinatarios

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especificados; además, no se puede cuestionar la validez de ninguna comunicación ni contrato


por el mero hecho de haberse utilizado medios electrónicos.
b) Se establecen reglas para concretar el momento y el lugar en que las comunicaciones
electrónicas son enviadas y recibidas: un mensaje electrónico se entenderá recibido desde el
momento en que el destinatario es consciente de la existencia de dicho mensaje. Al mismo
tiempo, se utiliza el «sitio de trabajo» de las partes como criterio para fijar el lugar en el que se
producen las comunicaciones.
A nivel europeo la contratación electrónica se regula por las siguientes directivas:
a) Dir 2000/31/CE relativa a determinados aspectos jurídicos de los servicios de la sociedad
de la información, en particular el comercio electrónico en el mercado interior (Directiva sobre
comercio electrónico).
b) Dir 2011/83/UE sobre los derechos de los consumidores.
El objeto de las directivas europeas es garantizar el buen funcionamiento del mercado interior
mediante la supresión de las disparidades jurídicas entre los Estados miembros. El ámbito supera
a la contratación electrónica propiamente dicha, también se refiere al régimen jurídico de los
prestadores de servicios de la sociedad de la información, las comunicaciones comerciales, los
códigos de conducta, los acuerdos extrajudiciales para la solución de litigios y la cooperación
entre Estados miembros. Sin embargo, no regula las reglas que determinan el tiempo y lugar en
que son expedidas y recibidas las comunicaciones electrónicas, ni el régimen sobre el
perfeccionamiento del contrato; en estas materias los Estados tienen libertad de actuación.
Las Directivas de la UE han sido objeto de transposición en España mediante las normas:
a) La Dir 2000/31/CE (Directiva de comercio electrónico) ha sido transpuesta mediante la
LSSI, cuyo Título IV (art.23 a 29) regula las particularidades derivadas de la contratación por
vía electrónica. La LSSI no se aplica a los servicios mencionados en su art.5. Tampoco se
aplica a los contratos relativos al Derecho de familia y sucesiones, ni a los contratos, negocios
o actos jurídicos en los que la Ley determina para su validez, o para la producción de
determinados efectos, la forma documental pública o que requieran por ley la intervención de
órganos jurisdiccionales, notarios, registradores de la propiedad y mercantiles o autoridades
públicas (actos de jurisdicción voluntaria); se rigen por su legislación específica (LSSI art.23.4).
b) La Dir 2011/83/UE (sobre derechos de los consumidores) ha sido transpuesta por la L
3/2014 de modificación de la LGDCU.

Segunda fase
En este caso, la decisión judicial se basa en el art. 14 de la LSSI, que dice que los prestadores de
servicios de mera transmisión de datos no son responsables por la información transmitida salvo
que ellos mismos originen las transmisión, modifiquen los datos o seleccionen los datos o a los
destinatarios de los mismos.
Youtube no originó la transmisión de los datos de Telecinco, sino que fueron sus clientes; ni
modificó ni seleccionó dichos datos ni a los destinatarios. Tampoco hay labor editorial cuando se
seleccionan vídeos destacados ya que se identifican según su popularidad.

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Además, Youtube ofrece al público un sistema de detección de contenidos ilícitos eficaz que
permite al usuario solicitar medidas para poner freno a la vulneración de sus derechos, que en
este caso concreto ha funcionado cuando Telecinco quiso retirar contenidos de su web, ya que,
una vez puesto en conocimiento de que almacenaba contenidos ilícitos, actuó con diligencia para
retirarlos e hizo imposible el acceso a ellos.
Como bien dice la sentencia, y resumiendo así el análisis del caso, Youtube no es un proveedor
de contenidos y por tanto, no tiene la obligación de controlar ex ante la ilicitud de aquellos que se
alojen en su sitio web; su única obligación es precisamente colaborar con los titulares de los
derechos para, una vez identificada la infracción, proceder a la inmediata retirada de los
contenidos. Sólo en caso de que, presentada la resolución judicial, Youtube continuara facilitando
acceso al contenido, se le podría exigir algún tipo de responsabilidad.

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