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ludios

AJA-AYALA-VONBEYME
DE BLAS-CUBERO-GROISMAN
L. MARTIN -RETORTILLO- NIÑO
CHANDO • PIZZORUSSO • PORRAS
ROIZ • TOMAS VILLARROYA
DOCUMENTACIÓN • ACTIVIDADES
DEL CENTRO DE ESTUDIOS
CONSTITUCIONALES
&entmde

Septiembre-diciembre Año 1989

CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES


Plaza de la Marina Española, 9
MADRID
CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES

El Centro de Estudios Constitucionales no se identifica necesa-


riamente con los juicios de los autores de esta Revista

PRECIOS 1989

SUSCRIPCIÓN ANUAL NUMERO SUELTO

España Extranjero España Extranjero

3.800 pías 44 $ 1.500 ptas. 17 S

Pedidos y suscripciones: CEMTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES


Fucncarral, 45
28004 Madrid. ESPAÑA

ISSN: 0214-6185 Depósito legal: M-100-1989 ÑIPO: 005-89-O06-8

RUMACRAF, S. A. - Nicolás Morales, 34 • 28019 Madrid


SUMARIO

Págs.

SEMINARIOS DEL CENTRO


DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES
Postmodernidad, postmaterialismo y teoría política 9
Klaus von Beyme
Los gobiernos de facto en el derecho argentino 35
Enrique I. Groisman
De la separación y control de los poderes en el sistema
constitucional español 47
Lorenzo Martín-Retortillo Baquer
La filosofía del control judicial de constitucionalidad 79
Carlos S. Niño
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del
gobierno 89
Alessandro Pizzorusso
Hostilidad en la guerra nuclear 115
Javier Roiz
La elección de Alcalá-Zamora 133
Joaquín Tomás Villarroya

II. DEBATE SOBRE BIOTECNOLOGÍA,


POLÍTICA Y SOCIEDAD
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica 167
M.a Dolores Ochando González
Biotecnología, política y sociedad 211
José-Ignacio Cubero
La biotecnología y el futuro de la especie humana 219
Francisco J. Ayala
Págs.
III. PONENCIAS PRESENTADAS EN EL VII CONGRESO
DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CIENCIA
POLÍTICA Y DERECHO CONSTITUCIONAL

La distribución de competencias entre el Estado y las Comu-


nidades Autónumus en España. Balance y perspectivas 233
Elisco Aja
Instituciones, procesos de decisión y políticas en el Estado auto-
nómico: hacia el nuevo modelo de Estado de las autonomías ... 255
Andrés de Blas Guerrero
Desarrollo y transformaciones jurídicas del Estado social en el
modelo territorial autonómico español: balance y perspectivas . 269
Antonio J. Porras Nadales

IV. DOCUMENTACIÓN

Boletín de sumarios 295


Leyes y disposiciones con fuerza de ley estatales publicadas en el
«BOE» durante el período enero-junio 1989 503
Actividad parlamentaria III Legislatura. Congreso de los Dipu-
tados 507
Actividad del Tribunal Constitucional enero-junio 1989 521
Bibliografía 525

V. ACTIVIDADES DEL CENTRO


DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES 557
I. SEMINARIOS DEL CENTRO DE ESTUDIOS
CONSTITUCIONALES
POSTMODERNIDAD, POSTMATERIALISMO
Y TEORÍA POLÍTICA

Klaus von Beyme


Profesor de la Universidad de Heidclberg

En las ciencias sociales, las teorías de la postmodernidad juegan


principalmente un papel de superteorías con poderes explicativos de
carácter holístico. Se trata de nuevos grupos de ideas concebidas para
reemplazar las teorías generales omnicomprensivas y los conceptos
generales de la lógica de sistemas. Por ello, parece adecuado que las
teorías de la postmodernidad se desarrollen de forma distinta a las teo-
rías generales más antiguas. La noción de un concepto sistémico amplio
de realidad se utilizó para deducir de él teorías parciales menores; las
teorías de la postmodernidad reúnen, sin embargo, rasgos de aproxima-
ciones teóricas menores que estaban ya presentes en la realidad social:
los paradigmas de estilos de vida, el arte pop, las protestas ecológicas,
las alternativas libertarias. Apenas hay un elemento de la teoría de la
postmodernidad que no haya sido considerado con anterioridad o que
no haya sido experimentado a través de subculturas.
La teoría francesa, sobre todo, ha alcanzado un nivel de abstracción
que demuestra la falsedad de la suposición, muy extendida, de que la
postmodernidad es una moda y un capricho pasajero... Su nuevo elitis-
mo es, de alguna manera, tan ofensivo como el elitismo de la moderni-
dad clásica, su enemigo. Fuera de Francia, este hecho ha provocado en
ocasiones reacciones alérgicas, e incluso se hacen bromas pesadas
sobre algunos tratados postmodernos1.
Buena parte del debate de las ciencias sociales alemanas no ha teni-
do en cuenta esta novedad. Sólo ocasionalmente se ha producido una
recepción consciente de algunos elementos teóricos, como ocurre en
los escritos de Albrecht Wellmer. En general, sorprende la contundencia
con que autores que abarcan desde Habermas a Luhman están de
acuerdo en ignorar las teorías de la postmodernidad. En relación con la
teoría política, que es típicamente una teoría de ámbito reducido, puede
ser disculpable esta ignorancia.
1
Klaus LAERMANN, «Lacancan und Derridada. Über die Frankolatrie in den
Kulturwissenschaften», Kursbuch, 84, 1986, pp. 43-53.
Revista del Centro de Estudios Constitucionales q
Núm. 4. Septiembre-diciembre 1989 "
Klaus von Beyme

Son muy pocos los elementos del debate sobre la postmodernidad


que pueden ser utilizados por las teorías empíricas. No obstante, la
postmodernidad, como reformulación de suposiciones ocultas de senti-
do común, influye —incluso sin referencias explícitas— en la teoría polí-
tica de manera tan fuerte que no parece un esfuerzo inúíil arrojar más
sistemáticamente alguna luz sobre las aproximaciones teóricas a la
postmodernidad.
Como todos los compuestos de «post», la expresión postmodernidad
tiene la desventaja de que no se puede iniciar la discusión del concepto
partiendo de cero, sino que los argumentos deben evaluarse en relación
con su antecedente, en este caso la modernidad. Empezaremos repa-
sando el significado de la modernidad y la postmodernidad en el arte.
A continuación entraremos en la discusión del significado de un con-
cepto amplio de modernidad en la teoría de la ciencia, tal y como se
debate en la filosofía. Solamente en la tercera parte de nuestro análisis
nos centraremos en los elementos de la teoría de la postmodernidad
directamente relevantes para la teoría política.

I. POSTMODERNIDAD: ¿UN PARADIGMA DEL ARTE?


El hecho de que la idea de postmodernidad tenga origen en el arte
dota al término de un cierto prejuicio. Si fuera cierto que la postmoder-
nidad es posible solamente «cuando se practica un pluralismo básico de
lenguajes, modelos y modos de actuación no solamente en oeuvres dis-
tintas, sino en la misma oeuvre»2, sería difícil encontrar alguna clase de
postmodernidad en la ciencia; en ella hay límites a la técnica de los
collages. Cabe presumir que las habilidades de Umberto Eco como
escritor resultan más adecuadas para crear un amplio interés en la his-
toria medieval que los tratados eruditos; pero incluso los autores de
más éxito en la popularización de la historia medieval, desde Borst a
Tuchman, se distancian de las técnicas de la postmodernidad en el arte
y optan, en cambio, por el mantenimiento de los estándares científicos.
Independientemente de todo esto, había una larga tradición cien-
tífica que identificaba postmodernidad con el tratamiento que le dan las
páginas de arte de la prensa y la consideraba como un modo de la pro-
ducción artística, sin importancia para el trabajo científico. Este recelo
encontró una prueba adicional en la carencia de estética de algunos
filósofos de la postmodernidad, especialmente los francófonos. ¿No era
cierto que bajo el disfraz de eslóganes, cuya intención era romper el
«totalitarismo de la racionalidad» y el «terrorismo científico», se ignora-
ban por completo con cierta frecuencia los métodos científicos y las
reglas de la lógica?
La desaparición de los límites entre el arte y la ciencia podría mani-
festarse claramente a través de un análisis de la contribución de Feyera-
2
Wolfgang WELSCH, Unsere postmodeme Moderne, Weinheim, VCH, Acta huma-
niora, 1987, p. 16.

10
Postmodernidad, postmaterialismo y teoría política

bend. Helmut Spinner ha intentado explicar la crítica exagerada de


Feyerabend al racionalismo y a la ciencia a través de una oculta inclina-
ción por el dadaísmo. En 1920, George Grosz y John Heartfield califica-
ron a Oskar Kokoschka como «escoria del arte académico» a causa de
su defensa del arte burgués. De forma paralela, Feyerabend caracterizó
a los miembros más importantes de la escuela de Popper como «escoria
del conocimiento de nuestro tiempo»3. Desde entonces, Feyerabend ha
criticado con mucha arrogancia los planteamientos categóricos de
Spinner. Podría replicar de nuevo: «Pero, Helmut, chico, no te enfades;
¿qué demonios quieres?»4, o ¿se siente por fin comprendido cuando es
considerado un artista? Tal vez, pero una interpretación paralela de la
mayoría de los estructuralistas franceses podría, sobre todo, ofender su
honor de filósofo.
¿Qué puede ganarse con una comprensión de la postmodernidad tal
como lo hace el arte? Las experiencias diarias sobre las que se funda-
menta el desarrollo de las teorías nada dicen acerca de la validez de las
intuiciones. ¿No existe el peligro de que la trasposición de los conceptos
del arte a la ciencia pueda crear, en el campo de la política, más proble-
mas de los que puede resolver?
El problema comienza con los propios términos modernidad y post-
modernidad cuando pretenden partir de épocas diferentes. En el mo-
mento en que se interpreta la postmodernidad como algo no distinto a
la realización de los principios de la modernidad, como en los escritos
de Marquard y Welsch, las características de ambas épocas quedan
interconectadas. En arquitectura se puede encontrar una idea clara de
modernidad como una época. En este campo, la primacía del funciona-
lismo durante décadas ha sido tan obvia, especialmente durante los
años de la reconstrucción de Europa después de la guerra, que puede
señalarse con precisión el comienzo y el fin de este predominio, a saber,
fundamentalmente entre 1955 y 1975. Sólo en este aspecto se puede
admitir la caracterización de Habermas de la modernidad como «un
estilo que fue el único válido y plasmado en la vida diaria, un fenómeno
desconocido desde los días del clasicismo»5.
En pintura, las fronteras ya no pueden delimitarse tan claramente, a
no ser que se identifique modernidad con un esiilo dominante, como en
el expresionismo abstracto, que adquirió tal solidez que hizo posible
tratarlo como un objeto que pudiera ser robado, tal como se dijo haber
ocurrido en 1947, cuando «la modernidad» fue robada y trasladada de

3
Hellmut F. SPINNER, «Gegen Ohne Für Vernunft, Wissenschaft, Demokratie etc.
Ein Versuch, Feyerabends Philosophie aus dem Geist der Kunst zu verstehen», en
Hans-Peter DUERR (ed.), Versuchungen. Aufsütze zur Philosophie Paul Feyerabends,
Frankfurt, Suhrkamp, 1980, vol. I (35-109), p. 45.
4
Paul FEYERABEND, Erkenntnis für freie Menschen, Frankfurt, Suhrkamp, 1979,
p. 90, nota 70 (La ciencia en una sociedad libre, trad. Elena Alberto, Siglo XXI de
España Editores, 1982).
5
Jürgen HABERMAS, «Moderne und postmoderne Architektup», en Jürgen HABER-
MAS, Die neue Unübersichtlichkeit, Frankfurt, Suhrkamp, 1985 (11-29), p. 15.

11
Klaus von Beyme

París a Nueva York6. Donde no se reconstruyó el crimen estético, se


asumió un desarrollo cuasi teleológico del arte moderno. No se produje-
ron traspasos posteriores, por robo o emigración desde París, vía Berlín
o Moscú, a Nueva York7.
Durante mucho tiempo, algunas descripciones poco concisas del éxi-
to histórico del arte moderno han afirmado que el principio abstracto
fue menos dominante en el arte mismo que en la esfera de distribución
del arte, como la representada por galerías y museos. Dada y el subrea-
lismo habían declarado la quiebra del racionalismo y del arte burgués
dominado por él, mucho antes de que surgiera una nueva iconoclastia
con la moda del arte pop.
Importantes coleccionistas de arte tienen que elegir una y otra vez
entre distintas formas de modernidad, y lo consideran siempre difícil.
Se dice de Peggy Guggenheim que en una ocasión declaró: «He llevado
un pendiente de Tanguy y otro de Calder para mostrar mi imparcialidad
en el enfrentamiento entre subrealismo y el arte abstracto»8. Después de
la II Guerra Mundial se declaró que el subrealismo había muerto, pero
inmediatamente surgieron nuevas formas de «vieja repugnancia» (Tris-
tan Tzara) que mantuvieron en alto la bandera de la protesta contra el
racionalismo en el arte. Donde el arte moderno parecía estar sometido
de una manera absoluta a la presión de una única verdad formalista, la
esencia del artista se describió como algo profano, y el arte como objeto
se mostró cada vez más y más como un fenómeno secular9.
Con la revolución estudiantil, estas tendencias adquirieron una inci-
dencia general en la sociedad. Todas las escuelas de modernidad aban-
donaron sus círculos esotéricos y se transformaron en elementos de la
cultura de masas.
La guerra contra el «fascismo de hormigón» en la arquitectura
comenzó incluso antes de que Feyerabend declarase la guerra a las
«razones fascistas»10. La unidad del arte y la producción que fuera
proclamada por el werkbund con las mejores intenciones progresistas,
para luchar contra la falsedad del arte decorativo en la Alemania Impe-
rial, tuvo consecuencias desastrosas. Nadie lo había previsto ni lo había
deseado.
La postmodernidad, sin embargo, ha puesto de manifiesto el peligro
existente en el hecho de que los asuntos sociales y políticos han alcanza-
do un nivel carente de estética, del que las ciencias sociales se desen-
tienden. No debería negarse que la interpretación de la postmodernidad
dentro del espíritu del arte proporciona intuiciones importantes, pero a
esta clase de «entendimiento» es inherente el riesgo de que las preguntas

' Serge GUILBAUT, HOW New York Stole the Idea of Modern Art. Abstract Expressio-
nism, Freedom, and the Cold War, Chicago UP, 1983.
' Andreas HuYSSEN/Klaus R. SCHERPE (eds.), Postmodeme. Zeichen eines kulture-
llen Wandels, Reinbek, Rowohlt, 1986, p. 22.
• The Peggy Guggenheim Collection, Venedig, sin año, p. 3.
' Cari A. GOTTLIEB, Beyortd Modern Art, New Kork, Dutton, 1976, pp. 345 y ss.
10
Klaus VON BEYME, Der Wiederaufbau. Archttektur und Stüdtebau in beiden deuts-
chen Staaten, Manchen, Piper, 1987, pp. 91 y ss.

12
Postmodemidad, postmaterialismo y teoría política

acerca de la validez de tales ideas para la ciencia no tengan suficiente


consistencia, a causa de la similitud de sus orígenes.
No pocos se entusiasman con ese placer intelectual, que incluso
disfrutan quienes son criticados, cuando Feyerabend presenta sus polé-
micas globales, admitidas con mala conciencia, por lo que a ellos
respecta".
Existen también nuevos peligros relativos a los dogmas no dogmáti-
cos. El credo, popular en lugar de moderno, que Charles Jencks ha
proclamado para la arquitectura no le ha impedido mantenerse vigilan-
te sobre aquellos quienes, además de él, reclaman para su persona el
título honorífico de «postmoderno». A Lyotard le arrebataron este título.
Los esfuerzos para institucionalizar algún tipo de escala de moderni-
dad han hecho más fácil para los críticos, como Habermas, clasificar a
los partidarios de la postmodernidad como neohistoricistas y neocon-
servadores.
Podría servirle de ejemplo a las ciencias sociales la disputa que la
postmodernidad ha desencadenado en arquitectura. A pesar de que hay
criterios claros para diferenciar estilos, no hay unanimidad con respec-
to al hecho de si la postmodernidad es un nuevo estilo o solamente un
«cajón de sastre» arquitectónico, finalizada la reconstrucción. Esta es
una postura fácil. Se puede declarar el funcionalismo como un «no esti-
lo», como un error, un paso atrás en arquitectura. Solamente la postmo-
dernidad puede reclamar para sí misma la categoría de estilo, porque ha
defendido la reconquista de la dimensión arquitectónica12.
Vista desde fuera, la postmodernidad parece menos impactante, más
manierista en su estilo, un estilo desarrollado entre el Renacimiento y el
Barroco. La investigación en este campo ha explicado por qué el manie-
rismo no se desarrolló dentro de un estilo unitario, como el renacentista
o el barroco, y mantuvo los trazos de una «manera» a través de la para-
doja, la discordia concors, la combinación de contrastes irreconcilia-
bles13.
Si se compara con la postmodernidad, aparecen paralelismos obvios,
pero este paralelismo brinda escaso alivio a los defensores del orden
clásico tradicional. Al manierismo no siguió un nuevo clasicismo, sino
el Barroco. Se tienen que realizar grandes esfuerzos, como ocurre con
el manierismo, para construir fases de la postmodernidad claramente
delimitadas en el tiempo. La única conexión para estos fenómenos
divergentes es la postmodernidad de los estilos de vida cotidianos. La
presencia simultánea de fenómenos con diferentes implicaciones histó-
ricas comienza a ser un trazo característico básico de la postmoder-
nidad"1.
11
Arne NAESS, «Paul Feyerabend — ein Held der Gruñen?», en DUERR, op. cit.,
(184-199), p. 184.
12
G. FISCHER et al, Abschied von der Postmoderne, Braunschweig, Vieweg, 1987,
p. 13.
13
Arnold HAUSER, Der Manierismus, München, Beck, 1964, p. 13 (traducciones
parciales: Pintura y manierismo, Guadarrama, S. A., 1972, y Literatura y manierismo,
Guadarrama, 1969).
14
WELSCH, op. cit., p. 4.

13
Klaus von Beyme

Esta clase de explicación, basada en la diversidad de estilos de vida


comunes, deja, sin embargo, sin resolver la pregunta sistemática de los
científicos sociales. ¿Por qué los estilos de vida, en los que las élites de
todas las esferas de la sociedad participan en pie de igualdad, tienen una
importancia diferente para la ciencia, el arte y la política? ¿Da todo ello
la sensación de transformar estos conceptos de la historia de la arqui-
tectura y la literatura en fases de la historia del pensamiento político?
Las muestras existentes de esta clase de esfuerzos no son muy alentado-
ras. A menudo, modernidad y postmodernidad han sido entendidas
como una sucesión de eras, casi en el sentido en que Wólfflin describió
el paso del Renacimiento al Barroco.
Un estudio más profundo del fenómeno pone de manifiesto los pro-
blemas de esta analogía. ¿Es realmente la postmodernidad una nueva
forma de Barroco? El período barroco es el objetivo oculto de gran
número de defensores de la postmodernidad. Al final de uno de sus
libros, Charles Jencks confesó su nostalgia de un Barroco que uniese
todo el arte «en orden a conseguir una totalidad retórica»15. Tal clase de
afirmaciones causan inmediatamente reacciones en contra en el campo
de la postmodernidad. ¡Incluso el profeta de la postmodernidad en
arquitectura no se toma en serio el credo pluralista y busca una nueva
totalidad! Lyotard se apresuró en señalar este débil argumento en su
teoría de la différend (conflicto irresoluble)16.
El período barroco ofrece una buena profundización dentro de los
paralelismos entre arte y política. También es característica de este
período la incompatibilidad de sus elementos. La búsqueda de la uni-
dad, fuerza motriz del período, subraya un exagerado deseo de poder,
puesto de manifiesto por Cari J. Friederich en fenómenos tan diversos
como Hobbes y la arquitectura barroca palaciega17.
¿No es esta unidad, tal como fue asumida por Jencks, más retórica
que real? ¿Es posible explicar toda la época desde el punto de vista
antropológico de Thomas Hobbes? Obviamente, esto podría significar
singularizar el Barroco de las cortes reales, sobrevalorar el modelo
italiano e ignorar la variedad holandesa. ¿No estaría también incluida la
tranquila pintura de género que ofrece escasos indicios del deseo de
poder, siendo más bien un indicador de la conveniencia de la sociedad
burguesa? Friederich no responde a estas preguntas, y la historia del
pensamiento político no le ha seguido en sus expediciones en la esfera
del arte. Ciertamente, el epíteto «barroco» se encuentra a menudo en la
historia del pensamiento, pero resulta algo ornamental. En la literatura
sobre Hobbes se reduce a cuestiones de estilo. Meinecke comparó las
construcciones teóricas del maquiavelismo jesuítico de Botero con una

15
Charles JENCKS, The Language of Postmodern Architecture, London, Academy
Editions, 1977; 1980, 3.» ed., Postcriptum.
16
Jean-Fran?ois LYOTARD, Le dtfférend, París, Editions de Minuit, lin. 12/24.
17
Cari J. FRIEDRICH, Das Zeitalder des Barocks. Kultur und Staaten Europas im 17.
Jahrhundert, Stuttgart, Kohlhammer, 1954, pp. 56 y ss.

14
Postmodernidad, postmaterialismo y teoría política

«iglesia jesuítica suntuosamente decorada»18, pero ha resultado ser


igualmente un adorno.
Por lo que se refiere a la postmodernidad, los paralelismos entre arte
y teoría política resultan más problemáticos. El iconoclasicismo post-
moderno tuvo intención de discutir el status del arte como «institución»,
marcando una gran diferencia con el período barroco, donde el arte
como institución supuso un peso adicional. La política y el Estado resul-
tan menos adecuados que la arquitectura para la tendencia cuasi anar-
quista que adelanta su descomposición. Los Estados no pueden recons-
truirse cada diez años, como se hace con los edificios públicos en caso
de necesidad.

II. MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD EN EL DEBATE


DE LA TEORÍA DE LA CIENCIA
El interés de las ciencias sociales en el debate sobre la postmoderni-
dad en el campo del arte es algo marginal, que en ocasiones se refleja en
los reportajes de las páginas de arte. Son únicamente los discursos filo-
sóficos dentro de la teoría de la ciencia los que proporcionan acceso a
las ciencias sociales al debate sobre la postmodernidad, y pueden con-
ducir a señalar analogías y diferencias entre arte y teoría social.
Esta segunda etapa de la recepción del concepto se conecta con nue-
vos problemas, pero es posible hacer referencia a un esquema común
para la periodización: el arte moderno comienza con Manet y Cezanne;
la teoría científica social moderna existe, con entidad propia, desde las
construcciones de Durkheim, Max Webery Pareto. Mientras, en el cam-
po del arte nadie pretende averiguar en qué momento se produjo la
modernidad dentro del Renacimiento, para criticar entonces in tolo este
«proyecto de esfuerzo modernizador»; es esto, sin embargo, lo que
intenta la filosofía.
El «proyecto de esfuerzo modernizador» es como el acusado en el
banquillo. Se conceden algunas primeras exculpaciones solamente a
Pascal y Nietzsche, Kierkegard y al más reciente Heidegger. Algunas
partes de los escritos de Kant y Wittgenstein pueden esperar actos de
gracia porque posiblemente sean útiles para el razonamiento postmo-
derno. El más importante de los acusados es Hegel y, por razones polí-
ticas, Marx. Cuando se alega inocencia, como Hennis hace para Max
Weber, los observadores rápidamente señalan la lógica nietzchiana del
argumento.
Con este método, de evidencias amontonadas, el análisis filosófico
en detalle, desde un punto de vista no partidista, encuentra grandes difi-
cultades. En especial en relación a la valoración de la modernidad, ha
18
Friedrich MEINECKE, Die Idee der Staatsrüson in der neueren Ceschichte,
Mtinchen, Oldenbourg, 3.a ed., p. 78 (La idea de razón de Estado en la Edad Moderna,
CEC, 1983).

15
Klaus von Beyme

sido posible demostrar fuertes similitudes entre Hegel, declarado culpa-


ble prematuramente, y Heidegger, que fue prematuramente indultado19.
Estas dificultades se salvaron a la manera tradicional, recalcando las
diferencias entre los escritos del filósofo en cuestión durante su juven-
tud y su madurez. La ciencia literaria ha ofrecido un claro ejemplo de
cómo hacerlo: el Ulysses de James Joyce ha sido descrito como la perso-
nificación de la modernidad, y al despertar de Finnegan ya se le había
colocado la etiqueta de postmoderno.
El ataque frontal a la modernidad como totalidad ha sido facilitado
por la construcción de grandes metaargumentos. Lyotard cambiaría sus
clasificaciones en cada uno de sus libros.
Por una vez, encontramos la diferenciación entre la metahistoria
idealista, que cree en un desarrollo teleológico del espíritu; la metahis-
toria ilustrada, que aspira a la emancipación de la condición humana; y
la metahistoria histórica, que persigue lo hermenéutico del significado.
Las tipologías posteriores presentan esta trinidad de forma categórica:
emancipación, satisfacción del espíritu y capitalismo20.
Esta última clasificación nos recuerda el juicio de Voltaire contra los
tres tipos de gobierno de Montesquieu, que no estaban, lógicamente, al
mismo nivel de abstracción. A Voltaire le sonaba como una nota en un
registro de iglesia: «masculino-femenino-ilegítimo».
Cualquiera que pueda ser encasillado en una de estas tres categorías
negativas, queda igualmente sometido a juicio. Así, el «hegelianismo
tardío», especialmente el hegelianismo de izquierda, está levantando
recelos. Aquellos que permanecen fieles a los viejos ideales de la Ilustra-
ción, inmediatamente son considerados culpables de invocar la «ilustra-
ción total» y arrestados como «jefes de proyecto» de la modernidad21.
Habermas ha provocado esta condena con su defensa de la moderni-
dad clásica, y no encuentra atenuantes en el hecho de que en su defensa
de los estilos de vida contra el sistema se opone a muchos aspectos que
son también aborrecibles para los intelectuales de la postmodernidad.
Cualquiera que entre todos ellos desee salvar la reputación de
Habermas, porque tenga ocultos sentimientos de simpatía hacia él, debe
excusarle —Habermas debe haber cometido un error— por lo menos
con respecto a su equiparación de postmodernidad y neoconservaduris-
mo22. Sin embargo, Lyotard otorga pocas posibilidades a Habermas;
desde su punto de vista, es «criptototalitario» cuando pide el consenso
mediante un discurso neutral de Poder; «cambia la heterogeneidad de

" David KOLB, The Critique of Puré Modernity, Hegel, Heidegger and After, Chicago
UP, 1988, pp. 201 y ss.
20
Jean-Francois LYOTARD, Tombeau de l'intellectuel, París, Editions Galilée, 1984,
pp. 9 y ss.
21
Peter KOSLOWSKI, «Die Baustellen der Moderne», en Peter KOSLOWSKI et al.
(eds.), Moderne oder Postmoderne, Weinheim, Acta humaniora, 1986 (1-16),
pp. 4 y ss.
22
HUYSSEN/SCHERPE, op. cit., p. 29.

16
Postmodernidad, postmaterialismo y teoría política

los juegos lingüísticos por el uso de la fuerza»23. Habermas ignora estos


ataques, lo que no es del todo característico en él; tal vez éste sea el úni-
co camino para evitar que la discusión termine como las antiguas trage-
dias griegas: los héroes mueren entre bastidores y el aforo se vacía len-
tamente.
Los científicos sociales tienden a abandonar el etiquetaje de la
retrospectiva científica, algo muy lejano a lo que se discute en la actuali-
dad. Difícilmente parece posible la delimitación de las fronteras de la
modernidad.
Sin embargo, lo que puede llamarse modernidad, desde el punto de
vista de la teoría social, puede definirse tan claramente aquí como en el
arte. Esto significa que se trata de un corto período asumido por la
mayor parte de los filósofos postmodernos. El propio Lyotard en cierta
ocasión aportó una diferenciación práctica de la teoría moderna; conci-
bió la modernidad representada en dos modelos que comprenden la
sociedad como un todo o como un conflicto dicotómico. Las posiciones
de Parsons y Marx representan, respectivamente, esos extremos24. Esta
dicotomía es, sin discusión, original. Ambos modelos han sido conside-
rados durante mucho tiempo sospechosos de defender la ontología: en
el primero se manifiesta una aproximación ontológica a través de aque-
llo que une las sociedades; en el segundo, a través de todo lo que las
separa. La teoría crítica, que formula estos reproches, tiene fuertes pre-
ferencias por el modelo conflictivo; hoy está acusada de proponer un
modelo de integración subliminal, a causa de su profundo sentimiento
nostálgico de armonía.
Poco importa la dureza de la confrontación entre estas dos tenden-
cias, que coincidió con la discusión sobre el positivismo. Este enfrenta-
miento debe presentarse como una antítesis del igual status que la post-
modernidad otorga al marxismo y a la teoría de sistemas; incluso si no
puede negarse la existencia de algunas similitudes formales, estas apro-
ximaciones no tienen el mismo grado de modernidad. Ni el concepto de
integración ni el de conflicto tienen, en suma, conexión con el respecti-
vo modelo originario. El marxismo en el poder ha mostrado habilidades
integradoras extremas; por su parte, la teoría de sistemas estaba capaci-
tada para desarrollar variedades muy dinámicas, desde el concepto de
Etzioni de una «sociedad activa» a los conceptos cibernéticos de Karl
Deusch25.
Hay tres rasgos especiales para diferenciar las teorías modernas de
la mayoría de las históricas/premodernas:

23
Jean-Frangois LYOTARD, La condition postmoderne, París, Editions de Minuit,
1979, p. 8 (La condición postmoderna, Ed. Cátedra, S. A., 1984).
21
LYOTARD, La condition, op. cit., p. 25.
2!
Klaus VON BEYME, Die politisched Theorien der Cegenwart, Milnchen, Piper,
1987, 6." ed., pp. 172 y ss. (Teorías políticas contemporáneas, IEP, 1972).

17
Klaus von Beyme

1. La diferenciación entre evolución e historia.


2. La importancia del método comparativo.
3. La asunción de que partes de la sociedad existen por derecho
propio, sin un imperialismo teórico que dé preferencia a una
parte de la sociedad sobre las otras.
1. Las teorías modernas, en sentido estricto, diferencian entre evo-
lución e historia. Por tanto, resulta prematuro el hecho de que la crítica
postmoderna coloca a la teoría de sistemas y al marxismo holístico en
pie de igualdad. Esta identificación pasa por alto que su crítica contra
Hegel y Marx encuentra eco en los guardianes del Santo Grial de la teo-
ría científica moderna.
La caracterización que realiza Popper de Hegel y Marx como falsos
profetas ha sido tan dura como la de Lyotard. En contraste con los rene-
gados de la izquierda francesa que abandonaron las abstracciones del
marxismo estructural que había suministrado Althuser como línea de
pensamiento, Popper dispensa por lo menos el moralismo radical de
Marx de la sospecha global de totalitarismo26. Sin una filosofía de la his-
toria ideológica, que incluya la esperanza laica de salvación, no pueden
construirse partes importantes del marxismo, especialmente la variedad
menos sofisticada, volviendo a Engels, Kautsky, Lenin y Stalin, quienes
redujeron el pensamiento crítico a histomat.
Max Weber y Durkheim fueron los primeros en desarrollar tal clase
de variante en la interpretación determinista de la evolución, que ha-
bía dominado el debate del siglo XIX bajo influencia de Compte y Spen-
cer. Es así, aunque no se puede encontrar rasgo alguno de neo-
evolucionismo en los escritos de Max Weber. Incluso las teorías funcio-
nalistas, que todavía mantienen el concepto de evolución, tienen
características más modernas que premodernas; ya diferencian clara-
mente entre evolución e historia. La causalidad se reduce a causalidad
eventual27. Una secuencia solamente es discernible en retrospectiva; no
son posibles los pronósticos de los desarrollos futuros de las secuen-
cias. No pueden evaluarse las secuencias vistas en retrospectiva, como
ocurre en las teorías premodernas con respecto a ciertas ideas o con
respecto a la compatibilidad de causalidades que se consideran de cier-
ta necesidad, sino con respecto a la capacidad de las sociedades de
adaptarse por sí mismas al cambio y supervivencia28.
Es, por tanto, necesario defender, frente a los profundos ataques de
la postmodernidad contra un supuesto conjunto de teorías modernas,
que en realidad existen profundas diferencias de contenido entre las
teorías modernas.
26
Karl R. POPPER, Falsche Propheten. Hegel, Marx und die Folgen, Bern, Francke,
1970, 2.» ed., p. 347.
27
Wolfgang SCHLUCHTER, Die Entwicklung des okzidentalen Rationalismus, Tiibin-
gen, Mohr, 1979, p. 3.
28
Niklas LUHMANN, «Evolution und Geschichte», en Niklas LUHMANN, Soziologische
Aufklürung II, Opladen, Westdeutscher Verlag, 1975, pp. 150-169.

18
Postmodernidad, postmaterialismo y teoría política

2. Esta falta de diferenciación en sus análisis por parte de los defen-


sores de la teoría de la postmodernidad proviene del hecho de que son
indiferentes al método comparativo. Para Lyotard, la comparación de
términos es, en última instancia, el más inservible rompecabezas men-
tal; esta opinión se fundamenta en la incompatibilidad de los juegos
lingüísticos.
Las teorías de la postmodernidad reproducen, en ese sentido, la inca-
pacidad premoderna de comparar. Las viejas escuelas evolucionistas
también mostraron, en lugar de una apercus ocasional a otras culturas,
una ignorancia fundamental de ellas. Los comentarios de Hegel sobre
América constituyen un claro ejemplo de ello. Max Weber fue el primer
autor que comparó culturas de una manera sistemática. Su capacidad
de diferenciación a través del método comparativo resultó ser un
esfuerzo más notable que la lógica rigurosa de las preguntas que formu-
laba, las cuales, indudablemente, fueron para él fundamentales para las
etapas heurísticas de la ciencia. Sin embargo, la valoración del método
de diferenciación en los escritos de Weber se ha visto perjudicada por la
búsqueda de la lógica estricta del argumento de Weber, iniciado por
Hennis. Donde la evolución presionaba el desarrollo en una cierta,
dirección, no había necesidad de comparaciones sistemáticas. Bastaba
poner el énfasis en esas sociedades que representaban el futuro, sea
Prusia para Hegel, sea el tantas veces recolocado Estado proletario para
Marx, y presentar como aforismos los elementos en declive social en
otros países.
Fue Durkheim el primer autor que vio en el método comparativo no
solamente «un método», sino «la propia sociología»29. A pesar de que
John Stuart Mili hizo hincapié, ademas de en el método de la concor-
dancia, en el método de la diferencia, la comparación de lo similar se
desarrolla tardíamente por algunos funcionalistas dentro del método de
las equivalencias funcionales. Desde una perspectiva comparativa, fenó-
menos aparentemente disímiles mostraron «similitudes»; no se trataba
de similitudes sustanciales, sino de funciones equivalentes para la
supervivencia y desarrollo de los sistemas. Con frecuencia, las aproxi-
maciones teóricas modernas y postmodernas están de acuerdo, sin
embargo, en apreciar poco el método comparativo en las ciencias so-
ciales.
3. Es importante para las teorías modernas, en sentido estricto del
término, la aceptación de la existencia de partes de la sociedad por dere-
cho propio, sin hacer un esfuerzo sistemático para encontrar raíces nor-
mativas para la necesidad de que una esfera de la sociedad pueda domi-
nar todas las otras. Posiblemente sea cierto que con frecuencia esta nor-
ma haya sido ignorada. Pero la mayor parte de las teorías realmente
modernas solamente predicen^l peligro de la colonización de una esfe-
ra sobre la otra, de forma más o menos convincente. No reducen desde

" Emile DURKHEIM, Les regles de la méthode sociologique, París, PUF, 1950,
11.a cd., p. 137 {Las reglas del método sociológico, Los Libros de Plan, 1983).

19
Klaus von Beynte

el principio el desarrollo de todas las esferas, caracterizadas como


superestructuras, a la lógica del desarrollo de una, y malinterpretan la
autonomía del proceso de racionalización en las diferentes esferas.
Empíricamente es evidente que allí donde una esfera comienza real-
mente a colonizar a otra (por ejemplo, en fases de movilización políti-
ca), encontramos, por lo general, argumentos a nivel teórico contra este
proceso.
No es casual que los normativistas de la escuela de Friburgo aunen
sus esfuerzos con la escuela del neopositivismo de Colonia-Manhein
cuando se inicia el rechazo del reto político del movimiento estudiantil,
aunque ambas tengan poco en común; cuando la presión exterior des-
ciende, de nuevo marchan separadamente. Normativistas de diversas
tendencias de opinión han desarrollado una inclinación a la política en
tanto no resulte incontrolada desde la base.
Por lo que se refiere a los movimientos de población, se produce una
separación entre oikos y polis. Sin embargo, una vez desaparecido el
movimiento, el Estado es demasiado permisivo en relación con la for-
mación de subculturas y círculos autónomos; así se restablece de diver-
sas formas la primacía de lo político dentro de la teoría normativa.
Los normativistas se mantienen bastante alejados no solamente de la
complejidad de la diferenciación detallada de las sociedades modernas,
sino también de la forma en que esferas separadas se interconectan. La
mera diferenciación social en partes no hace a una sociedad moderna.
La diferenciación, tal como la conocemos desde Max Weber, existió
también en la antigua India o China. Sin embargo, lo característico de
las sociedades modernas es la forma de entremezclarse los distintos
componentes dentro de las instituciones, así como la interpenetración
de las diferentes esferas sociales con el propósito de control. Estas
observaciones deberían tener lugar en una teoría que se atribuye el cali-
ficativo de «moderna»30.
Mientras tanto, las dos metateorías que por el momento mantienen
elementos de teorías premodernas, normativismo y neoaristotelismo,
por un lado, y la escuela crítica de Frankfurt, por otro, marchan por
caminos distintos. Habermas y Offe, una y otra vez, han producido
variedades de modelos teóricos para la diferenciación e interdependen-
cia de esferas autónomas de la sociedad. En cierto sentido, se han tras-
ladado hacia el pensamiento funcionalista sin rechazar la ida de inte-
gración social. Por lo general, los normativistas no han deseado verse
involucrados en el trabajo teórico con detalles empíricos; no es de
extrañar que estén profundamente convencidos de la negación general
de la modernidad formulada muy claramente por Nietzsche en el si-
glo XIX.
La sublevación postmoderna contra el pensamiento en términos de
un sistema teórico supermatriz conduce, por tanto, no por casualidad, a
un renacimiento del pensamiento de Nietzsche. Hoy, la sentencia de
30
Richard MONCH. Die Struktur der Moderne, Frankfurt, Suhrkamp, 1984,
pp. 22 y ss.

20
Postmodernidad, postmaterialismo y teoría política

Nietzsche, «Dios ha muerto», sólo desafía a unas pocas escuelas de pen-


samiento, en contraposición con los efectos que tuvo en el XIX. La post-
modernidad, con algunas excepciones, como la posición de Robert
Spaemann, no cree que sea posible volver a los ideales éticos premoder-
nos, pero reconoce, con nuevas formas, el mismo enemigo que vio
Nietzsche. El lugar de los sacerdotes gobernantes ha sido ocupado por
los tecnócratas dirigentes. Dios permanece muerto para la mayor parte
de los filósofos postmodernos. El problema fundamental es, como dijo
una vez Vattimo, «encontrar si estamos capacitados para vivir sin neuro-
sis en un mundo donde "Dios ha muerto"»31.
Las consecuencias del renacimiento de Nietzsche para las ciencias
sociales parecieron despreciables en un primer momento. Apenas es
posible basar teorías sociales en los escritos de Nietzsche; no parece
accidental que las contribuciones de Nietzsche comprometiesen el
debate por vía de la historia del pensamiento. Así sucedió, inicialmente,
en los países de América Latina; solían estar orgullosos de su tradición
cartesiana del pensamiento filosófico, pero fue esta tradición precisa-
mente la que proporcionó muy pocas respuestas a los peligrosos proble-
mas contemporáneos.
En Alemania, donde un ataque frontal contra la teoría moderna en la
ciencia política parecía imposible, este ataque se lanzó sobre la historia
de las ideas, eligiéndose a Max Weber como objeto apropiado para la
crítica. Durante décadas se había recibido el mensaje, a través de Améri-
ca, de que él era el auténtico padre de la modernidad en las ciencias
sociales. Los logros de Weber, la construcción de esferas diferentes de
vida y su lógica de acción inherente, habían sido considerados como un
seguro indicador de status.
A pesar de que las críticas postmodernas menosprecian el método de
reconstrucción de los temas centrales de una oeuvre porque da brillo «al
débil clamor del funcionalismo», han elegido este acercamiento para fil-
trar al «tema real» y el genuino «interés de la investigación», tal como
aparece en los comentarios a los escritos de Max Weber. De la escuela
de Friburgo se oyen nuevas variedades de «jergas de autenticidad», no
influenciadas completamente por el pensamiento de Heidegger. Ningún
«weberiano ortodoxo» niega que haya una pequeña discrepancia entre
los escritos y la persona de Max Weber. Cuando Wilheim Hennis escribe
«Weber vio lo que le señalaba su corazón», se defiende a sí mismo, utili-
zando un lenguaje arcaico, de la sospecha de haber seguido la moda de
la postmodernidad. No obstante, parece extraordinario que él, un desa-
fiador de modas en el pensamiento teórico, disfrute siguiendo un capri-
cho contemporáneo. Ciertamente, sin leer mucho de la franKolatrie,
redescubre las notas a pie de página de Nietzsche en los escritos de
Weber, para ser capaz de arrebatar a Max Weber de la modernidad
funcionalista32. Las citas elegidas para demostrar esta hipótesis son más
que inverosímiles.
Jl
Gianni VATTIMO, Al di lá soggetto, Mailand, Feltrinelli, 1985, Interview with
«Lotta continua».
" Wilheim HENNIS, Max Webers Fragestellung, Tübingen, Mohr, 1987, p. 57. When

21
Klaus von Beyme

Hasta aquellos autores que critican esta interpretación de Max


Weber, por ser una mera construcción, pueden entender por qué
Hennis es tan intolerable con los epígonos funcionalistas de Weber, que
han tomado posesión de las ideas de diferenciación de la sociedad en
partes y de interconexión de las esferas sociales con ánimo de una clasi-
ficación de dimensiones linneanas.
¿Justifica todo esto una fundamental mala interpretación de las con-
tribuciones de los intelectuales de la modernidad, en el sentido que eli-
mina las contribuciones de la modernidad y que resulta en una filosofía
práctica premoderna, que tiene poco que ver con la excepción que
Weber hace de la «santa ira», tan característica de la polémica fácil de
los temperamentos no espectacularmente creativos? Un estudio en pro-
fundidad de argumentos de este tipo mostrará que este esfuerzo no es
postmoderno. Para la teoría postmoderna, sería preferible encontrar
inconsistencias en los escritos de Max Weber. En contraste con las
dudas que Hennis tuvo, la teoría de la postmodernidad puede no sola-
mente vivir con inconsistencias, sino que incluso se consideran un enri-
quecimiento. El pensamiento postmoderno no siente la necesidad de
síntesis interpretativa de unidad oculta cuando encuentra un pensador
político aceptable.
Incluso si el esfuerzo de Hennis fuera a convencer a la mayoría de
los expertos en Weber, ¿qué se podría ganar si se supiera la verdad del
interés investigador de Weber y su motivación, en la etapa heurística de
la conceptualización de su investigación? La génesis de una oeuvre nun-
ca es igual a la importancia que consigue en la historia del pensamiento.
Ni siquiera las renuncias ayudan a la posteridad. Todavía se cita a Leví-
Bruhl como quien formuló la teoría de la mentalidad primitiva, aunque
la revocó en Carnets. Weber no revocó cosa alguna, pero continúa sien-
do importante por una teoría de la modernidad y del racionalismo occi-
dental si todavía se le puede formular la misma pregunta, sin que
importe el hecho de que su interés investigador central fuese su propio
pensamiento.
Para demostrar que el debate de la postmodernidad toma direccio-
nes divergentes, dependiendo de la actitud de cada uno en relación con
la modernidad clásica, ha sido necesaria esta vuelta a la recepción de
Weber. En este punto se configura un paralelismo con el debate sobre el
arte abstracto. Habermas, en su intercambio con la modernidad, ha
enriquecido de forma creciente su visión, una vez idealista, de la teoría
de la evolución, y la ha preparado para la construcción de una teoría
empírica. El ala libertaria y ecológica de la postmodernidad ha perdido,
por tanto, la esperanza en él: «es considerado un demócrata social

proof for Nietzschc's influcnce is given we find hypothelical consiructions based on


obsolete assumptions oí the hislory of thought: «Weber probably has read Nietzs-
che...» «Very seldom we find explicit references to or debates about Nictzsche's
writings in what Weber has written, but what we find always gives access to Weber's
deepest feelings...» «In general Nieusche remains a silenl guest» (pp. 174 y ss.). Where
there is more scientific analysis and where parallels are shown an exact theoretical
comparison would draw different conclusions(pp. 186 y ss.).

22
Postmodernidad, postmaterialismo y teoría política

tecnocrático con mala conciencia con respecto al problema del estilo de


vida». La interpretación premoderna de Hennis tampoco disculpa la
proximidad de Habermas a la posición de los weberianos ortodoxos.
Según Hennis, Habermas «simplemente da la vuelta al interés de la
investigación primaria de Weber a través de la reconstrucción de la
teoría de Weber que presenta en su theorie des KommuniKativen
Handelns»13.
A pesar de tales patrones idiosincrásicos de la interpretación, Hennis
ha trabajado sobre tratados de Max Weber que han interesado también
a los teóricos de la diferenciación de la sociedad en sistemas sociales
parciales. Max Weber, en su concepción de una ética de responsabilidad
para el liderazgo político, relacionó racionalidades parcialmente diver-
sas34.
Tal vez, Weber no sea la elección más oportuna para la filosofía prác-
tica, que encuentra la solución para el problema de la moderna frag-
mentación de la sociedad en esferas de acción con lógica propia en una
mayor acentuación del predominio de la esfera política, pero ciertamen-
te los teóricos postmodernos han acentuado el status superior del Esta-
do, libre de mitos, en muchos aspectos de la teoría de los sistemas
sociales. Koslowski, por ejemplo, basando esta opinión en argumentos
diferentes, comparte con Hennis la acentuación de lo político35.
Casi nadie va tan lejos como para rescatar a Max Weber de la socio-
logía y reclamar para él el papel de antepasado de una genuina ciencia
política.
El debate completo de la autonomía de lo político no es una exclusi-
va del episodio alemán; Crick, en Inglaterra, y Sartori, en Italia, han
defendido de manera similar la política y han luchado contra la coloni-
zación de la ciencia política por la sociología política. Este hecho mues-
tra cómo antes de haber sido descubierta la postmodernidad hay ya un
debate en la teoría política sobre el status de la historia de las ideas36.
Los científicos se inclinan hacia la separación estricta entre teoría polí-
tica moderna e historia de las ideas. El hecho de que la modernidad,
como la modernidad en el arte, no tenga una antigüedad mayor de cien
años, no frena a los seguidores del cientifismo para citar ocasionalmen-
te a Tocqueville, Montesquieu o Maquiavelo como si fuesen contempo-
ráneos.
Una teoría de la modernidad en las ciencias sociales debe insistir en
no conceder a la política el papel de «rey de la ciencia» durante más
tiempo y debe recalcar la aceptación de la teoría de la diferenciación en
partes. La tarea de los politólogos en el debate es luchar contra el esta-
33
Jürgen HABERMAS, Theorie des kommunikativen Handelns, vol. 1, Frankfurt,
S u h r k a m p , 1981, p. 234; HENNIS, op. cit., p. 11, nota 18.
34
Claus OFFE, «Die Utopie der Null-Option. ModernitSt und Modemisierung ais
politische Gütekriterien», en KOSLOWSKI, op. cit. (143-172), p. 152.
35
Petcr KOSLOWSKI, «Sein-lassen-kónnen ais Übcrwindung des Modernismus», en
Peter KOSLOWSKI et al., op. cit. (173-184), p. 177.
36
Cfr. Klaus VON BEYME, «Die Rolle der Theoriegeschichte in der modernen Poli-
tikwisscnschaft: Das Beispiel Amerikas», en Klaus VON BEYME, Der Vergleich in der
Politikwissenschafr, Münchcn. Piper, 1988, pp. 88-105.

23
Klaus von Beyme

blecimiento superficial de conexiones entre conceptos aislados diferen-


ciados, pero también oponerse a la mezcla de categorías económicas y
de elecciones racionales de estrategias de acción en el campo político,
tales como la falta de estética postmoderna que domina la prognosis de
nuestra situación contemporánea. Mientras tanto, desde el punto de vis-
ta político, tal actitud no levanta sospechas. Esta defensa de la moderni-
dad no es más que «un alboroto en torno a los estándares»37; ya no está
bajo sospecha de radicalismo, y hoy presenta rasgos de conservaduris-
mo. Habermas también tiene que vivir bajo este reproche.

III. LA CONTRIBUCIÓN DE LA TEORÍA


DE LA POSTMODERNIDAD A LA TEORÍA POLÍTICA
Sólo después de señalar claramente los rasgos de la controversia que
afecta a varias disciplinas, comienza a ser posible filtrar aquellos ele-
mentos del pensamiento postmoderno directamente relevantes para la
formación de teorías políticas. En este proceso debe cuidarse no limitar
prematuramente la elección de elementos, tratando a la postmoderni-
dad como un sinónimo de conservadurismo, como hace Habermas. No
puede pasarse por alto que el nuevo tradicionalismo, que abiertamente
o de forma encubierta utiliza patrones postmodernos en sus argumen-
tos, reinterprela cuestiones sociales como cuestiones de estilo y retrae
estas cuestiones de la discusión política38. Pero los adversarios de la
postmodernidad no son los únicos defensores de la Ilustración. Lyotard,
que es ignorado por Habermas a pesar de sus amplísimos conocimien-
tos literarios, podría tener razón al reclamar elementos ilustrados en su
pensamiento postmoderno. Si hubiera sido cierto que la aceptación de
las teorías postmodernas fuese sinónimo de conservadurismo, Haber-
mas habría tenido que excomulgar a algunos miembros de la genera-
ción más joven de la escuela de Frankfurt. Albrecht Wellmer ha adopta-
do una postura intermedia entre Lyotard y Habermas en relación con la
exposición de argumentos sobre las estructuras conectadas de los
microniveles de estilos de vida y el sistema39.
Esta infructuosa controversia tiene su origen, sobre todo, en la acti-
tud de la escuela de Frankfurt hacia el partido verde. La generación más
joven ha tratado con fuerte simpatía, en principio con indecisión y más
tarde con entusiasmo creciente, como, por ejemplo, Claus Offe, a los
verdes y a los movimientos alternativos. Habermas sigue levantando
sospechas, al ver una alianza de ideales de antimodernidad con algo de
premodernidad en los simpatizantes de los verdes y los movimientos

" HENNIS, op. cit., p. 57.


38
Jürgen HABERMAS, Die Neue Unübersichtlichkeit, Frankfurt, Suhrkamp, 1985,
p. 26.
" Albrecht WELLMER, Zur Dialektik von Modeme und Postmoderne, Frankfurt,
Suhrkamp, 1985, p. 107.

24
Postmodernidad, postmaterialismo y teoría política

alternativos40, lo cual significa que la discusión acerca de una clasifica-


ción adecuada aún no ha terminado. Sin una distancia histórica apro-
piada no puede asumirse que se trate de uno de los casos caracterizados
por el concepto de difference de Lyotard (conflicto irresoluble).
No hay arbitraje posible en este conflicto porque no pertenece al tipo
de litigio que pudiera resolverse a través de una sentencia judicial o una
mayoría política.
Para los intelectuales a la izquierda de Habermas, postmodernidad y
conservadurismo son sinónimos, debido al giro de 180 grados dado por
buena parte de los intelectuales de izquierda. No obstante, no todos
aquellos que han dado la espalda al marxismo son automáticamente
conservadores.
En Francia encontramos las versiones más abstractas del estructura-
lismo marxista. No es casual que allí la contrarreacción postmoderna
sea más fuerte. Si bien el poder de los intelectuales ha sido mistificado
en muchos países, en el país clásico de la postmodernidad, los Estados
Unidos, esta filosofía prospera más sobre la base del antiintelectualismo
tradicional. En Francia, el cambio hacia posiciones postmodernas se ha
efectuado frecuentemente a través de una conversión: los intelectuales
revocaron sus ideas anteriores mecánicamente y comenzaron con la
pregunta fundamental sobre el papel del intelectual como el único res-
ponsable de las grandes metateorías. y
Justamente esta idea de que por un acto voluntario del ansia de
poder se puede eliminar al intelectual como figura central muestra, sin
embargo, que esta iniciativa proviene de los intelectuales premodernos,
quienes menosprecian la función social de la intelligentsia. Todavía las
losas sepulcrales de los intelectuales suministran algunos ladrillos úti-
les para la teoría política contemporánea, y lo hacen en torno a tres ele-
mentos teóricos que influyen en las ciencias sociales:
1. La lucha contra la tecnocracia.
2. La radicalización del pluralismo.
3. Una actitud especial hacia las mayorías y la demanda de una
mejora en el status de las minorías.
1. En contraste con algunas aproximaciones a la. posthistoria desde
Gehlen a Baudrillard, no se producen por parte de la teoría de la post-
modernidad ni elogios ni aceptaciones airadas del inevitable papel de la
tecnología. La revolución de la información en la sociedad ha puesto en
juego la aparición de una nueva forma de tecnocracia. La postmoderni-
dad proporciona elementos de resistencia contra lo peligroso del con-
trol social absoluto causado por este desarrollo. La obsesión de los teó-
ricos francófonos por una uniformidad tecnocrática del lenguaje a
veces suena, en un nivel más intelectual, como el clamor de la batalla
40
Jürgen HABERMAS, «Die Modcrne — ein unvollendetes Projekt», en Jürgen
HABERMAS, Kleine politische Schriften I-IV, Frankfurt, Suhrkamp, 1981 (444-464),
p. 464.

25
Klaus von Beyme

contra el predominio del frangíais y el avance del lenguaje anglosajón


computarizado. Las ideas pueden atravesar los nuevos canales de la
tecnología, de acuerdo con Lyotard, sólo cuando pueden traducirse en
bits de información^. Este hecho no solamente otorga una ventaja relati-
va a los tecnócratas en general, sino también a los anglófonos. Un len-
guaje codificado uniforme como medio de comunicación podría afec-
tar, sin embargo, la capacidad de diferenciación de la lengua inglesa y, a
corto plazo, podría crear condiciones rudimentarias de comparación
con todas las demás lenguas. Podría suceder que las lenguas menos
difundidas, como el francés, que no puede esperar mantener su predo-
minio regional o sectorial, pudieran sacar provecho de un inglés más
uniforme y estandarizado.
La teoría de Lyotard de la postmodernidad comparte alguna de las
características de la Ilustración, porque sus planteamientos no condu-
cen a la resignación. Los movimientos de contestación activos opuestos
al lenguaje de la tecnología son posibles: ella (la tecnología) puede tam-
bién ayudar a estos grupos que discuten metapreceptos, proporcionan-
do la clase de información que normalmente falta en una decisión
informada. La mejor estrategia para utilizar la información en esta for-
ma alternativa es una, muy fácil, llamada open access, para el público, a
la memoria informática y sus bancos de datos42. Por el momento, esta
esperanza resulta demasiado optimista; solamente los hackers han justi-
ficado hasta ahora la confianza en los efectos positivos de los ordenado-
res para la defensa del pluralismo; sin embargo, su falta de sistemática y
sus intenciones no hostiles han constituido un nuevo incentivo para el
establishment tecnocrático, que ha levantado barreras adicionales para
el acceso ordinario a las fuentes de información.
A pesar de que pueda haber invertidas esperanzas, excesivamente
optimistas, en la postmodernidad, ésta no contiene elementos premo-
dernos, como los que impresionaron a Marcuse cuando idealizó la vida
en las sociedades preindustriales: «En la poesía y en la prosa de esta cul-
tura pretecnológica encontramos el ritmo de la existencia humana que
pasea, utiliza coches de caballos, y tiene tiempo y propensión para refle-
xionar, observar las cosas, sentir y contar historias»43. El mayor logro de
la postmodernidad es la prueba que confirma que este placer por la vida
puede ser restablecido naciendo uso de las modernas tecnologías. La
oportunidad para estas alternativas está aquí: contra aquello que
Lyotard denomina «discurso'económico» y todo lo que él rechaza, es
posible preservar «la casualidad, la proeza, el milagro, la esperanza de
una comunidad emocional», y conservarlo efectivamente y no sólo
como un acontecimiento reseñado en las páginas de arte. Lyotard
encuentra posibilidades en el «agravamiento extremo de los conflic-
tos»44.
41
LYOTARD, La condition, op. cit., p. 13.
42
lbid., cap. 14.
43
Hcrberl MARCUSE, Der eindimensionale Mensch, Ncuwied, Luchtcrhand, 1967,
p. 79 (El hombre unidimensional, Seix Barral, S. A., 1969, y Ariel, S. A., 1981).
44
LYOTARD, Le différend, o p . cit.. l i n . 2 5 2 .

26
Postmodernidad, postmaterialismo y teoría política

Estas ideas también pueden encontrarse en más argumentos concre-


tos de las ciencias sociales, que no encuentran su justificación en refe-
rencias a la filosofía postmoderna. En Risikogesellschaft, de Ulrich Beck,
aparecen soluciones similares del dilema de la postmodernidad, sin
referencia alguna a Lyotard. Para él, la sociedad industrial y la moderni-
dad se están separando del mismo modo que en el arte lo hacen la
avantgarde y la modernidad. Esta separación en mitades puede vencer-
se, sin embargo, desde el momento en que comienza a ser obvio que las
alternativas generales, como capitalismo y socialismo, que dominaban
el debate clásico moderno ya no son válidas45.
2. Las teorías del pluralismo, resultantes de la teoría de la postmo-
dernidad, no parecen nuevas a primera vista para los politólogos46. El
pluralismo aparece en el centro de toda teoría política democrática,
pero la ampliación de la idea de pluralismo en la teoría de la postmo-
dernidad adquiere una nueva dimensión. La incompatibilidad ya co-
mienza a ser un elemento constitutivo del nuevo pluralismo, mientras
que el viejo pluralismo exigía un consenso mínimo al menos con res-
pecto a los procedimientos.
La racionalidad de un conflicto ya no se construye sobre el modelo
de la ciencia, como en el viejo pluralismo, desarrollado por la teoría
política, en los escritos de autores como Bentley, Truman o Fraenkel. La
competencia de diversas racionalidades en arte, religión, mitos y estilos
de vida complica el discurso del nuevo pluralismo. Incluso para un
sociólogo como Beck, la racionalidad científica y social crecen de forma
separada, pero, en contraste con la opinión de algunos filósofos post-
modernos, permanece finalmente la relación entre ambas47. Su diferen-
ciación creciente ocasiona ciertos problemas; por ejemplo, la evalua-
ción de las consecuencias de las nuevas tecnologías debe centrarse cada
vez más en la aceptación social de estas nuevas tecnologías, y las expec-
tativas dadas a los ciudadanos eslán, sin lugar a duda, abrumadoramen-
te fundamentadas en los recursos científicos.
El pensamiento ortodoxo del racionalismo crítico todavía pensaba
que era necesario desenmascarar la solicitud de una doble verdad;
como una estrategia poco clara para desviar la crítica, insistía en la úni-
ca verdad «crítica»48. En la teoría de la postmodernidad, incluso los con-
ceptos de verdad y racionalidad han comenzado a pluralizarse. La pro-
vocación de Feyerabend, de 1975, su eslogan «cualquier cosa funciona»,
ha roto el molde del racionalismo crítico49. Los racionalistas críticos,
que no estaban preparados para quemar sus naves, como hizo Feyera-
bend, reaccionaron de manera adecuada con la autocrítica, permane-
45
Ulrich BECK, Die Risikogesellschaft, Frankfun, Suhrkamp, 1986, pp. 361
y ss.
4I>
Hans KREMENDAHL, Pluralismuslheorie in Deutschland, Lcvcrkuscn, Heggen,
1977.
47
BECK, op. cit., p. 39.
" Hans ALBERT, Traklat über kritische Vernunft, Tübingen, Mohr, 1986, p. 105.
4
" Paul FEYERABEND, Wider den Methodenzwang, Frankfurt, Suhrkamp, 1976,
p. 45.

27
Klaus von Beyme

ciendo fieles a sus convicciones básicas, como Helmut Spinner, y opta-


ron por un concepto más amplio de pluralismo50.
Esta ampliación va más allá de una extensión del pluralismo interior
de la ciencia, que tiende a reducir prematuramente la competencia en-
tre conceptos hacia aquellos que han sido definidos previamente como
científicos. Se aceptó una doble racionalidad, e inmediatamente se supu-
so que ésta ya existía en los escritos de Max Weber (su descubrimiento
pudo haber salvado a Hennis de gran número de exageraciones).
Se establece una diferencia entre una racionalidad básica, que permi-
te una orientación en el nivel de normas y principios, y una racionalidad
situacional, que es definida por la ocasión y sujeta a oportunidad. La
mayoría de las mezclas de racionalidad encontradas empíricamente se
sitúan entre estos dos extremos, pero raras veces en el medio. La racio-
nalidad es en sí misma plural y multidimensional51. |
Las influencias de la teoría del arte son obvias; podemos observar un
desarrollo similar en las teorías sociales, con cierto retraso. Durante
mucho tiempo, en el arte, la racionalidad extrema y la expresividad, la
observación y la consciencia, fueron yuxtapuestas. Las experiencias no
teóricas, más cercanas a la capacidad de ver las cosas y expresarse uno
mismo, lideran la lucha contra la colonización del arte por la racionali-
dad teórica".
¿Es posible para la teoría política seguir la ampliación del pluralis-
mo que se realiza en el debate sobre la postmodernidad? Para la teoría
política, el concepto de pluralismo era relativamente similar al de la
modernidad clásica. Esto es especialmente cierto para la democracia en
«autodefensa permanente» de la República Federal, encaminada a limi-
tar el pluralismo a través de la exclusión de los extremos, y donde no
extraña que el racionalismo crítico comience a ser aquí una clase de
doctrina estatal oficial53.
Liberar de la estrechez de miras a la Constitución de una democracia
en estado de autodefensa permanente es bastante difícil en tanto en
cuanto no haya un consenso general sobre el orden existente, y en tanto
en cuanto siga provocando temores el terrorismo de los extremos del
espectro político.
Consiguientemente, la teoría de las varias verdades y el concepto de
doble racionalidad apenas pueden constituir la base de una teoría
democrática. La clara diferenciación efectuada entre conflicto (different)
y conflicto judicial (litige) no es de mucha ayuda en la esfera de lo polí-
tico, especialmente en la República Federal de Alemania, donde la polí-
tica encuentra una válvula de escape en la posibilidad de trasladar el
50
SPINNER, Gegen..., op. cit., p. 38.
" Helmut SPINNER, «Max Weber, Cari Schmitt, Bert Brecht ais Wegweiser zum
ganzen Rationalismus der Doppelvernunfi. Über die beiden aussersten Móglichkei-
ten sich in einer irrationalen Welt ralional zu orientieren», Merkur, 1986 (923-935),
pp. 933 y ss.
52
Dietmar KAMPER, Zur Soziologie der Imagination, München, Hanser, 1986,
p. 72.
53
Georg LüHRSe/ al. (eds.), Theorie und Politik aus kritischrationaler Sicht, Berlín,
Dietz, 1978.

28
Postmodernidad, postmaterialismo y teoría política

conflicto político a los tribunales, como una reacción para ser confronta-
da con un pluralismo de contradicciones crecientes.
Sin embargo, el concepto de un sistema judicial sin vacíos, en última
instancia, no siempre admite una cuestión política; en nombre de esta
doctrina, el Tribunal Supremo, como ocurre en Estados Unidos, puede
reclamar no ser responsable de ciertas cuestiones políticas, que no
acepta como jurídicas.
La política, no obstante, no puede llevarse a cabo sin procedimien-
tos judiciales. Estos, aunque no puedan resolver el conflicto en la mayor
parte de los casos, pueden zanjarlo, ya que los procedimientos judicia-
les son garantía de que la lucha política por la mayoría no se desarrolla
dentro de un conflicto irresoluble, en el sentido que Lyotard ha dado a
esta expresión. El político, un tercer tipo de conflicto, desatendido por
Lyotard, opera a través de compromisos. Mientras los procedimientos
judiciales a menudo se traducen en descontento para ambas partes y la
sentencia se critica de forma general, aunque sin consecuencia alguna,
el conflicto político apunta hacia compromisos, aunque los beneficios
de las partes involucradas no se reparten igualitariamente. Con frecuen-
cia, el grupo que ostenta la mayoría obtiene mayor provecho de una
sentencia judicial. La minoría acepta el compromiso asimétrico sólo
temporalmente, esperando estar ella misma un día en mayoría. Conse-
cuentemente, el pluralismo democrático debe evitar que cualquier gru-
po relevante quede permanentemente en posición minoritaria. En los
casos en que esto sea inevitable, a causa de razones estructurales, tal
como ocurre con respecto a las minorías étnicas, el conflicto debe ate-
nuarse a través de poderes de veto, ofertas de participación o poderes
autónomos de toma de decisiones con respecto a algunas materias.
Los políticos no pueden introducir en la arena política puntos de vis-
ta incompatibles como los caracterizados por Lyotard, cuyo resultado
pudiera ser la guerra civil o la disgregación de la comunidad en subcul-
turas. Este tipo de desarrollos no ha sido de gran ayuda, en la mayor
pane de los casos, para los grupos más débiles.
Uno de los puntos de crítica por hacer de la teoría de la postmoderni-
dad contra el modelo de Habermas de discurso racional es: no hay dis-
curso neutral a la estructura de poder54. Sin una aceptación de las reglas
del juego, que Habermas define como regla básica del discurso, el con-
flicto será dominado desde el principio por aquello definido como
correcto o equivocado por el participante más poderoso. El eslogan de
Lyotard «queremos participar, dejadnos solos» podría tener como resulta-
do el predominio de los grupos más fuertes a través de la despolitiza-
ción del resto de la sociedad. Los ataques polémicos contra Habermas,
acusado de utilizar la fuerza bruta contra las normas del lenguaje a tra-
vés de la definición de reglas del discurso55, no resultan muy convincen-
tes a la luz de la comparación de las ideas de Habermas y Lyotard de la
54
Peter KOSLOWSKI, «Bausteilen der Postmoderne», en Peter KOSLOWSKI et al,
op. cit. (1-16), p. 14.
" LYOTARD, La condition, op. cit., p. 8.

29
Klaus von Beyme

sociedad en debate. Ambos modelos están basados en la autodetermina-


ción racional, la toma de decisiones democrática y la solución de con-
flictos sin utilización de la fuerza56. Por tanto, no está completamente
justificada la crítica a Habermas por el hecho de que, en debate público,
su modelo de discurso se entienda como sinónimo de los procedimien-
tos de un mitin general de estudiantes universitarios.
3. La ampliación del concepto de pluralismo y la idea de que las
tradiciones del pensamiento son incompatibles han conducido a la con-
clusión lógica de que está en duda la validez del principio mayoritario. El
entusiasmo de Lyotard por una «confusa multitud de minorías», como si
estuviera describiendo un edificio postmoderno erigido de acuerdo con
los principios de la arquitectura en descomposición, suena neutral y
apolítico. Pero ideas de este tipo no pueden reservarse a subculturas
que desaparecen en un mundo carente de estética, para escapar del
logo, teeno o falocentrismo, o cualquier otra cosa que pueda convertirse
en un principio dominante que moleste a un grupo determinado.
De todos los filósofos postmodernos, solamente Robcrt Spaemann
recoge el cambio del principio mayoritario en la esfera política: «donde
quiera que la subjetividad de una persona esté bajo amenaza, cada uno
es libre de ayudar a la persona afectada que ha sido despojada de la
obligación de ser leal. Cada una de estas personas puede por sí misma
en ese momento revocar su lealtad»57. Los dos casos que compara Spae-
mann son poco convincentes a la luz de las mayorías actuales. Argu-
menta que el uso industrial del poder nuclear, en un sentido similar al
de las persecuciones antisemitas, tiene el efecto de liberar al ciudadano
de su lealtad con respecto al Estado. En su opinión, en ambos casos es
cierto que las reglas de la mayoría pierden su fuerza obligatoria porque
pueden conducir a decisiones irreversibles.
La idea de «confusa multitud de minorías» busca una nueva mayoría,
la mayoría de los afectados en las siguientes generaciones, mucho
mayor que la que hoy toma las decisiones. En el pasado, a los conserva-
dores, como Conrad Ferdinand Meyer, les gustaba invocar la mayoría
de los muertos: «nosotros, los muertos, tenemos ejércitos mayores que
los que tenéis en vuestros países y en los mares»; hoy es justificable
hacer referencia a los ejércitos de los no nacidos, cuyas oportunidades
de vida estamos amenazando.
A pesar de que aparecen algunos argumentos plausibles, sigue sin
resultar claro quién y bajo qué circunstancias puede declararse a sí mis-
mo defensor de los aún no nacidos, especialmente si se tiene en cuenta
que las previsiones de futuro nunca pueden verse libres de la mera
especulación. El derecho clásico de resistencia frente a la tira-
nía, como el formulado por la Escuela de Salamanca, tuvo para las dos
grandes religiones políticamente desarrolladas normas diferenciadas
56
WELLMER, op. cit., p. 107.
57
Roben SPAEMANN, «Tcchnische Eingriffe in die Natur ais Problem der politis-
chen Ethik», en Bernd GuGGENBERGER/Claus OFFE (eds.), An den Grenzen der Mehr-
heitsdemokratie, Opladen, Westdeutscher Verlag, 1984 (240-253), p. 252.

30
Poslmodernidad, postmaterialismo y teoría política

para la movilización de la resistencia. La desobediencia civil solía ser


solamente un paso más en la escalada final, el tiranicidio; hoy, para
algunos eco-radicales, la desobediencia civil parece ser el primer paso
para calentar el conflicto. En este contexto, el movimiento americano de
derechos civiles, que tantos de los luchadores de la ncorresistencia utili-
zan para la legitimación de sus actuaciones, ha sido frecuentemente mal
interpretado. Martin Luther King nunca cuestionó el derecho vigente;
sus ataques frente a la ley tuvieron como consecuencia inevitable san-
ciones por parte del Estado, las cuales aceptaba como parte de su estra-
tegia para desarrollar la conciencia de los afectados y para formar nue-
vas mayorías; nunca asumió que las sanciones en sí mismas fueran
ilegítimas. La división entre legitimidad y legalidad, ajena a la tradición
americana, ha causado dificultades más que suficientes en la historia
alemana del pensamiento.
La filosofía postmoderna rehusa obedecer las demandas del sistema.
No es casual que deba proceder desde un ángulo diferente del que lo
hacen las grandes teorías sistémicas de la modernidad: la postmoderni-
dad revela la relación entre elementos del pensamiento de diferentes
grupos y tradiciones de pensamiento. Solamente en los escritos de
Lyotard se puede decir que hay una organización «sistemática». Por tan-
to, parece una consideración obvia buscar equivalentes de los elemen-
tos de la teoría de la postmodernidad en el mundo real; ello puede
hacerse contrastando las opiniones de los ciudadanos y cuantificando el
valor cambio.
Este procedimiento de mentalidad empírica apenas tiene éxito en la
formulación de una teoría general. Subyace el concepto teórico abstrac-
to postmaterialista, que se filtra como un tópico por el análisis de cues-
tiones puntuales58.
Otros procedimientos menos empíricos tienden a construir un para-
digma de estilo de vida, y a concentrarse en el cambio de los patrones
organizativos de la sociedad. Los empiristas también comparten la opi-
nión de que el término «nuevos movimientos sociales» no es una mistifi-
cación. Hay criterios empíricos que conducen a la diferenciación entre
los nuevos movimientos sociales y los viejos movimientos sociales de la
modernidad clásica, basados fundamentalmente en valores de la
moderna sociedad industrial. Para quienes siguen los nuevos movimien-
tos sociales, algunas de las ideas del debate sobre la postmodernidad
tienen un status privilegiado, pero no por ello sería correcto clasificar
cada nuevo movimiento social como postmoderno. Algunos grupos de
los viejos movimientos sociales se adhieren a la dinámica de los nuevos,
algunos de los cuales, en su tendencia premoderna, apoyan al partido
verde.
Algunos de los nuevos movimientos sociales tienen una aproxima-
ción holística, incompatible con las teorías postmodernas en el estricto
sentido del término. Sólo de una manera equívoca, como ocurre con
58
Ronald INGLEHART, The Silent Revolution. Changing Valúes and Political Styles
Among Western Publics, Princeton UP, 1977, pp. 40 y ss.

31
Klaus von Beyme

frecuencia en el debate popular, podrían equipararse postmodernidad y


postmaterialismo. Menos convincente resulta aún la caracterización del
postmaterialismo como una primera etapa de la postmodernidad, inclu-
so cuando puede decirse que algunos elementos de la postmodernidad
trascienden los valores que, a su nivel abstracto, son representativos del
postmaterialismo, cuando proceden a la evaluación del cambio de valo-
res. Aunque muchos elementos del postmaterialismo conducen a la
reflexión de los elementos abstractos de la postmodernidad, no pueden
identificarse con ella.
La postmodernidad se caracteriza, mejor, como la. negación absoluta
de la modernidad, incluso si se considera a sí misma como su realiza-
ción; en este caso también debe poner énfasis en algunos criterios de la
modernidad de forma hasta el momento desconocida. El postmaterialis-
mo constituye, en el mejor de los casos, el cuestionamiento de algunos
de los valores «modernos» de la sociedad industrial.
La experiencia ha demostrado repetidas veces que entre los movi-
mientos sociales, en lugar de dudas, encontramos actitudes uniformes
no modernas y, consecuentemente, un medio ambiente no homogénea-
mente antimoderno. Los miembros de los nuevos movimientos sociales
muestran en su comportamiento actual, tal como puede ser medido por
indicadores objetivos de la investigación organizativa, un modelo incluso
más contradictorio que el que presenta la búsqueda de indicadores sub-
jetivos con ayuda de procedimientos de entrevistas. El mantenimiento
de valores postmaterialistas aparece conectado con la disponibilidad
para formar coaliciones con las organizaciones de la modernidad clási-
ca, ser parte o unirse con ellas. En repetidas ocasiones, los puristas de
ambos lados se han visto defraudados por la falta de coherencia en el
comportamiento de los postmaterialistas. Esta es una de las razones por
las cuales los movimientos sociales, a pesar de su potencial de cambio
creativo, han producido un cambio paradigmático menos dramático
que el asumido originariamente5'.
Si, en contra de todas estas advertencias, algunos sociólogos todavía
intentan encontrar la postmodernidad en la sociedad, su única esperan-
za la constituyen los círculos elitistas de los productores de la cultura.
La investigación empírica, que no limita su interés al estudio de algunas
élites, podría, por tanto, estar sobre aviso para evitar un sesgo del térmi-
no postmaterialismo, no insistiendo en la inclusión en él de todos los
elementos de la postmodernidad.
Puede asumirse que el pensamiento estrictamente postmoderno
nunca dominará completamente la sociedad, pero permanecerá en el
subsistema cultural, ya que otras esferas autónomas han desarrollado
su diferenciación, como las variedades propias de una mayor inclina-
ción al compromiso en el campo jurídico, económico y, por último y
sobre todo, en la política. Se pueden encontrar rasgos de postmoderni-

59
Cfr. Klaus VON BEYME, «Neue soziale Bewegungen und politische Parteien», en
Klaus VON BEYME, Der Vergleich in der Politikwissenschafi, München, Piper, 1988,
pp. 247-268.

32
Postmodernidad, pos'.materialismo y teoría política

dad, con las contradicciones arriba indicadas, en algunos individuos


postmaterialistas o en los nuevos movimientos sociales, pero solamente
la postmodernidad de las páginas de arte produce esa tendencia a la
identificación con un «elogio del comportamiento incoherente».

IV. POSTMODERNIDAD Y POSTMATERIALISMO


Las teorías de la postmodernidad influyen la construcción teórica de
las ciencias sociales en su función de metateorías holísticas. La postmo-
dernidad influye en muchas esferas del debate teórico de las ciencias
sociales, incluso cuando no aparece una referencia explícita a la filoso-
fía postmoderna. Para muchas teorías de carácter parcial, la moda de
hoy la constituye el desarrollo de la identidad y autonomía de los subsis-
temas sociales, la autopoiesis. Los dirigentes de la teoría abstracta de
sistemas, como Niklas Luhman, se apartan cuidadosamente de la
noción de sistema hacia los «procesos de vida» (bio-poiese)60.
Estos son sólo algunos ejemplos del acercamiento apenas percepti-
ble que se produce entre las construcciones teóricas altamente abstrac-
tas, sin importar lo estruendoso que sea su conflicto; el modelo de
Lyotard de conflictos irresolubles se desarrolla en este sentido dentro
de una profecía de autodestrucción, incluso en la esfera de la ciencia
para la cual fue concebido. Por un momento se hace obvio que las teo-
rías de mayor importancia, como el marxismo y la teoría de sistemas,
marchan conjuntamente en sus esfuerzos para un análisis parcial políti-
camente orientado. El desarrollo posterior del pensamiento altamente
abstracto, en la teoría de la postmodernidad, oculta el proceso de apro-
ximación que tiene lugar tras la cortina de humo verbal de los juegos
del lenguaje crecientemente autónomos, que suaviza el modelo de con-
flicto irresoluble.
No hay teoría integrada de la postmodernidad empíricamente estable
que pueda utilizarse como una receta para la construcción de teorías
políticas; a juzgar por la demanda de pluralidad y autonomía que las
teorías de la postmodernidad defienden, nunca existirá tal clase de teor-
ía general. Los términos postmodernos tienen su origen en el debate
sobre el arte; en ese campo nunca hemos visto una confrontación que
conduzca a la exclusión de las variedades de pluralismo, como ocurre
en otros sectores de la sociedad. La única excepción al respecto es la
arquitectura, que ahora tiene que pagar la factura de la postmoderni-
dad para su desarrollo. Los límites de los períodos en la historia del
arte siguen siendo problemáticos, como se puede ver en otras épocas
(cap. I). Pero en el arte los conceptos de modernidad y postmodernidad
son todavía más útiles que la interpretación más amplia que de estos
conceptos se encuentra en el debate filosófico (cap. II).

60
Wolfgang LIPP, «Autopoiesis biologisch, autopoiesis soziologisch. Wohin führt
Luhmanns Paradigmawechsel?», KZfSSR, 1987, pp. 452-470.

33
Klaus von Beyme

Así como es relativamente fácil señalar los límites de la modernidad


clásica en el arte, hay algunos criterios para localizar la modernidad en
las teorías de las ciencias sociales, estableciendo una diferenciación
entre evolución e historia, analizando el papel de las comparaciones y
determinando la asunción de esferas autónomas de la sociedad, sin
aceptar el imperialismo antiteórico de una de ellas. Se debería resistir la
degradación de la «teoría general», como tal, a través de la teoría de la
postmodernidad. Es necesario tener en cuenta los peligros inherentes a
una reducción de la complejidad de las sociedades a través de la exage-
ración desmesurada de los esfuerzos para reavivar estilos de vida. La
unidad de las dimensiones sociales de la vida tal vez pudiera recons-
truirse bajo la bandera de la comunidad o la solidaridad. El populismo
conduce a alcanzar estos objetivos en sí mismos, lo que puede ser nece-
sario, por mucho que el resultado pueda ser una nueva «comunidad for-
zada» desde arriba61.
La contribución de las aproximaciones teóricas de la postmoder-
nidad a la teoría política, en el más estricto sentido del término
(capítulo III), la constituye el descubrimiento de nuevas formas de
resistencia contra el dominio de la tecnología y la preparación para
las necesidades de la era electrónica; esto incluye una ampliación útil
del concepto de pluralismo que, sin embargo, en su exagerada rigidez,
no permite el acceso a la teoría democrática. Faltan esfuerzos centrados
en una nueva interpretación del derecho de resistencia en relación con
el logro de nuevas estrategias y del problema de su intencionalidad, difí-
cilmente compatible con las reglas de la democracia parlamentaria.
En el futuro podría necesitarse un mayor énfasis en las posibilidades
teóricas de la distribución de la presión entre los diferentes modelos de
discurso: «cientifismo y conflicto irresoluble», «asunto jurídico» y «com-
promiso político». Puede ser cierto que en la ciencia se cause poco daño
a través de la ido in partes de posiciones incompatibles, pero para el sis-
tema político este modelo podría ser catastrófico. La «losa sepulcral
para el intelectual», que pedía Lyotard, todavía tiene que ser construida;
en esta tumba también podría enterrarse la idea de que el modelo de
conflicto de Lyotard pueda ser trasladado de la esfera de la ciencia al
campo de la política.
(Traducción del inglés: María Dolores ROBREDO.)

61
OFFR, Die Utopic, op. cil.. p. 152.

34
LOS GOBIERNOS DE FACTO
EN EL DERECHO ARGENTINO

Enrique I. Groisman
Investigador del «Centro de Investigaciones Sociales sobre el Estado
y la Administración» (CISEA), Argentina

El título de este trabajo implica una paradoja: resulta desconcertante


que términos contrapuestos como de jacio y de iure puedan complemen-
tarse o relacionarse, y la sorpresa puede ser mayor al advertir que la
situación de hecho que se da cuando es derrocado un gobierno consti-
tucional haya motivado construcciones jurídicas tan minuciosas, sen-
tencias tan complicadas y argumentaciones tan casuísticas como las
que pueden hallarse en torno a este problema.
Esta impresión se disipa si se recuerda que en la historia argentina
los gobiernos de ¡acto han sido, entre 1930 y 1983, más frecuentes que
los de iure. Cabe preguntarse, por ello, cuál de las dos situaciones es la
que puede considerarse normal y cuál la de excepción, si se tiene en
cuenta que desde el 6 de septiembre de 1930 al 10 de diciembre de 1983
sólo dos presidentes completaron el período para el cual habían sido
elegidos —por lo menos formalmente— según el procedimiento previsto
en la Constitución.
La situación generada por el hecho de que un gobierno legalmente
constituido sea destituido por la fuerza no es, por cierto, exclusiva de
los países sudamericanos. Lo que en nuestro medio acentúa la gravedad
del problema y plantea cuestiones teórico-prácticas no previstas en los
numerosos trabajos que en otros países lo han encarado es la frecuen-
cia con que el hecho ha ocurrido a partir del segundo tercio de este
siglo, la extensión de las atribuciones asumidas en cada caso y la dura-
ción progresivamente mayor de los períodos de facto.
No es mi propósito emprender una construcción teórica al respecto,
sino describir los caracteres que reviste esta cuestión en Argentina y las
posiciones que la doctrina y la jurisprudencia adoptaron al respecto. El
lema tiene singular interés en cuanto pone al desnudo la relación entre
los hechos y el derecho, razón que explica que en su tratamiento lo jurí-
dico se entrelace a cada paso con la sociología y la política. Este trabajo
no se ha de centrar en este último aspecto, que ya ha sido encarado por
Revista del Centro de Estudios Constitttcionales T-
Núm. 4. Scplicmbrc-cJiciembrc 1989 -'-'
Enrique I. Groisman

una profusa bibliografía1, sino que procurará ceñirse a señalar las dife-
rentes maneras con que ha sido abordada esta cuestión y, en especial, a
describir el modo en que el régimen constitucional argentino fue
cediendo ante los avances de las situaciones de hecho.
Frente a una ruptura del orden constitucional sería factible colocar-
se en alguna de estas posiciones: a) negar todo valor jurídico a los actos
de los gobernantes de jacto; b) aceptar la eficacia de sus actos en tanto
no pueden ser evitados y en la medida en que obedezcan a razones de
necesidad y urgencia, restringiendo sus alcances y limitando su validez
temporal; c) admitir su validez irrestricta.
Las dificultades prácticas de la primera posibilidad son prácticamen-
te insalvables, en especial dada la considerable duración que suelen
tener los períodos de facto y la cantidad y diversidad de relaciones jurí-
dicas que se crean y extinguen durante esos lapsos. Las otras dos —con
matices y variantes— fueron las adoptadas sucesivamente por la juris-
prudencia y la doctrina, de modo tal que la resignación y en algunos
casos la colaboración de buen grado con los hechos de fuerza fueron
extendiendo cada vez más las facultades de los usurpadores, hasta el
punto de conformar una suerte de «derecho de facto» —«derecho que no
debió serlo pero que lo ha sido», dijo un autor—2, situación que —ya en
1973— suscitó estas palabras de Genaro Carrió: «En 1930 se quebró la
legalidad en la Argentina y hoy, cuarenta y tres años más tarde, segui-
mos pagando las consecuencias de tan desafortunado episodio. Durante
esas cuatro décadas largas hemos conocido muchos tipos de gobierno
de facto y muchos tipos de gobierno de ture. Hemos llegado a familiari-
zarnos peligrosamente con los primeros, al punto de que hemos dejado
de verlos como manifestaciones patológicas de nuestra vida institucio-
nal. Esta actitud es perniciosa y, de persistir, conspirará contra el resta-
blecimiento de las instituciones republicanas»3.
El antecedente más lejano de la jurisprudencia argentina data de
1865, apenas doce años después de dictada la Constitución que —con
algunas reformas— todavía se encuentra en vigor. En esa oportunidad
la Corte Suprema de Justicia debió pronunciarse acerca de la validez de
actos dictados por el general Mitre, que en 1862 había asumido el Poder
Ejecutivo después de haber derrotado militarmente a las autoridades
constitucionales. En esa oportunidad, el gobernante de hecho se limitó
a llamarse «encargado del poder Ejecutivo» y se obligó a rendir cuentas
ante el Congreso. El respectivo fallo reconoció validez a sus actos con el
argumento de que quien los había dictado debía su poder a una «revolu-
ción triunfante» que había contado con el «asentimiento de los pueblos»,
y que su victoria le imponía graves deberes, entre los que se contaba el
1
Ver, para tres diversos enfoques generales: Carlos SÁNCHEZ VIAMONTE, Revolu-
ción y doctrina «de jacto», Editorial Claridad, Buenos Aires, 1946; J. F. FUEYO ALVAREZ,
«La doctrina de la administración "de facto"», en Revista de Administración Pública,
núm. 2, Madrid, mayo/agosto de 1950; Andrés FJNK, LOS gobiernos «de fado- ante el
derecho y ante la circunstancia política, Depalma, Buenos Aires, 1984.
2
Mario Justo LÓPEZ, citado por FINK, loe. cit. en nota 1, p. 75.
3
«Sobre la legislación "in extremix" de los gobiernos "de facto"», El Derecho,
tumo 50, p. 129.

36
Los gobiernos de facto en el derecho argentino

de acatar la Constitución y restablecer la normalidad4. El propio gober-


nante no pretendió otra cosa, y sólo permaneció en funciones algunos
meses.
En 1930 se operó un cambio cualitativo: derrocado el gobierno cons-
titucional, las nuevas autoridades disolvieron el Congreso, intervinieron
las provincias y comunicaron a la Corte Suprema su voluntad de consti-
tuirse en «gobierno provisional».
Ese tribunal, dejando de lado el hasta entonces invariable criterio
según el cual los jueces sólo se pronuncian a través de sus sentencias,
dictó una acordada en la cual declaró: «... el gobierno provisional que
acaba de constituirse en el país es, pues, un gobierno de facto cuyo título
no puede ser discutido con éxito por las personas en cuanto ejercita la
función administrativa y política derivada de su posesión de la fuerza
como resorte de orden y seguridad social»5.
La Corte Suprema citó en su apoyo la obra de Constantineau sobre la
doctrina de facto confundiendo, como se ha señalado, «el criterio acerca
de la validez de los actos de los funcionarios de facto» con «la validez del
título del gobierno de facto»6 y olvidando que para la doctrina el funcio-
nario de facto es aquel que reviste la apariencia de legitimidad, y que
—como señaló Sánchez Viamonte— «según la "doctrina de facto"
(Goodnow, Jeze, Constantineau, etc.) no hay funciones de facto. Sólo
puede haber funcionarios de facto, obligados a desempeñar funciones
de iure, con responsabilidad por lo menos igual a la de los funcionarios
de iure»1.
En esa acordada, el tribunal hizo mérito de la declaración del gobier-
no provisional en el sentido de hallarse dispuesto a cumplir y hacer
cumplir la Constitución y las leyes, de lo que dedujo su voluntad de aca-
tar las sentencias judiciales y de prestarles el auxilio de la fuerza pública
para su ejecución. La Corte se reservó, en el mismo documento, la atri-
bución de resguardar las garantías constitucionales —si fueran desco-
nocidas por el gobierno de facto— «en las mismas condiciones y con el
mismo alcance que lo habría hecho con el Poder Ejecutivo de derecho».
La Corte Suprema acató, pues, la existencia del denominado «gobier-
no provisional» como un hecho que no estaba a su alcance evitar ni
cuestionar. Pero cuando debió pronunciarse en casos concretos acerca
de la validez de los decretos-leyes dictados durante ese período, la acep-
tó de modo restrictivo y en tanto respondieran a razones de necesidad y
urgencia —siempre que no incursionaran en material penal — , soste-
niendo que caducaban con la finalización del gobierno de facto%. Afirmó
también que, cesado dicho gobierno, la legislación por él derogada
«vuelve a tener imperio exclusivo»9.
4
Fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, lomo 2, p. 141.
5
Fallos..., tomo 158, p. 290.
6
Susana CAYUSO y María A. GELLI, «LO jurídico y lo político en la doctrina de facto
(El caso argentino en 1930)», en Ideas en Ciencias Sociales, Universidad de Belgrano,
año III, núm. 7, Buenos Aires, 1988.
' Loe. cit. en nota 1, p. 194.
8
Fallos..., lomo 169, p. 309.
* La ley, tomo 9, p. 317.

37
Enrique I. Groisman

Restablecido el funcionamiento del Congreso, se dictó una ley que


dispuso «ratificar» los decretos-leyes dictados por el gobierno de facto.
En 1943, nuevamente el Poder Ejecutivo fue derrocado por un movi-
miento militar que disolvió el Congreso c intervino provincias. La Corte
Suprema volvió a dictar entonces una acordada en términos similares a
la de 1930'° y mantuvo la jurisprudencia restrictiva respecto de la índole
de las atribuciones legislativas del gobierno de facto y de su limitación
temporal.
En el gobierno constitucional que sucedió a ese régimen se optó por
dictar varias leyes ratificatorias de la legislación de facto. La Corte
Suprema siguió aplicando el criterio restrictivo", aunque lo extendió
admitiendo que a las razones de necesidad y urgencia pudiera sumarse
la de los fines de la revolución12. Después de modificada la integración
de ese tribunal se cambió el criterio restrictivo y se pasó a admitir de
modo amplio las normas así dictadas, afirmando que subsistían una vez
cesado el gobierno del cual habían emanado «sin necesidad de ratifica-
ción por el Congreso»13. Agregó, además, que la apreciación de las razo-
nes de necesidad y urgencia era privativa del gobierno de facto y ajena al
control judicial14. Con el respaldo de estas sentencias, el Poder Ejecutivo
dictó un decreto que declaraba la subsistencia de los decretos-leyes que
aún no habían sido ratificados por el Congreso15.
En 1955, un movimiento militar derrocó al Poder Ejecutivo, disolvió
el Congreso, reemplazó a los jueces de la Corte Suprema y de diversos
tribunales inferiores e intervino las provincias; posteriormente declaró
nula la reforma de la Constitución que se había sancionado en 1949 y
repuso la vigencia del texto de 185316. La jurisprudencia no se pronun-
ció expresamente acerca de la validez de ese acto, pero lo hizo implícita-
mente no sólo al invocar en lo sucesivo el texto de 1853, sino al sostener
que «el gobierno de hecho surgido de una revolución triunfante tiene el
poder de realizar todos los actos necesarios, y entre ellos los de carácter
legislativo, para el cumplimiento de los objetivos de la revolución»17,
aclarando que el único límite consiste en lo establecido por el artículo
28 del texto constitucional, que prohibe alterar los derechos so pretexto
de reglamentarlos18.
Normalizada la situación, una ley «declaró» que las normas de facto
continuaban en vigor, criterio que también aplicó la jurisprudencia de

10
La ley, tomo 30, p. 693.
11
Fallos..., tomo 202, p. 266.
12
Fallos..., tomo 201, p. 249.
13
Fallos..., tomo 209, p. 25.
14
Fallos..., lomo 208. p. 185.
15
Véase la reseña de la jurisprudencia hasta esc momento, elaborada por José
A. VÁZQUEZ GIL, en La Ley, tomo 51, p. 229.
16
En 1957, una convención constituyente convocada por el gobierno provisional
confirmó la medida y dispuso algunas reformas mediante las cuales se incorporaron
cláusulas programáticas de contenido social.
17
Fallos..., tomo 238, p. 76.
18
Fallos..., tomo 234, p. 504.

38
Los gobiernos de facto en el derecho argentino

la Corle Suprema19. Los fundamentos de ese proceder habían sido


elaborados por Julio Oyhanarte20 con dos tipos de argumentos: por una
pane, señaló los múltiples inconvenientes prácticos que hubiera origi-
nado el desconocimiento de los actos del gobierno de facto y la inseguri-
dad jurídica que ello hubiese creado; por la otra, discutió los alcances
de la jurisprudencia de la Corte Suprema, que sostenía la caducidad de
los decretos-leyes una vez cesado el gobierno que los dictara. Afirmó al
respecto que en 1930 quienes derrocaron a las autoridades constitucio-
nales sólo pretendieron asumir el ejercicio del Poder Ejecutivo, y que
fue por esa razón que la Corte consideró que si recurrían al dictado de
actos legislativos éstos sólo eran admisibles si mediaban razones de
necesidad y urgencia, encontrándose su validez temporal limitada a la
permanencia de la situación excepcional. En 1955, en cambio, el gobier-
no de facto manifestó desde el comienzo su pretensión de ejercer tam-
bién el poder legislativo, y es ese hecho el que —a juicio del mencionado
jurista— hace que sus decretos-leyes sigan vigentes sin necesidad de rati-
ficación. El alcance de las atribuciones de un gobierno de facto depende,
pues, para esta tesis, de lo que al respeclo decida el propio gobierno.
«Para nosotros —concluye— el único valor comprometido es el de la
seguridad jurídica21».
Una postura similar fue expuesta en la misma época por Juan Fran-
cisco Linares, quien, yendo aún más lejos que Oyhanarte en este aspec-
to, no se limitó a reinterpretar la tesis restrictiva que la Corte Suprema
había sostenido hasta 1947, sino que la criticó negándole fundamentos.
Dijo que esa jurisprudencia se basaba en que «existiría una regla tácita
según la cual los gobiernos de facto sólo pueden legislar válidamente
con normas que caducan al constituirse las autoridades normales»,
agregando: "Parece evidente que, como tal regla no está expresamente
establecida en la Constitución, se ha llegado a sentarla, como ocurre
con toda verdad jurídica empírico-dialéctica, por inducción y valoración
de las circunstancias del caso.» Esta tesis, al sostener que la restricción
de las atribuciones de un gobierno de facto debiera fundarse en una pre-
visión constitucional, resulta —por decir lo menos— contradictoria en
sus propios términos. El mismo autor no aplica igual criterio cuando
sostiene la tesis de la continuidad de la legislación dictada por ese tipo
de gobierno, ya que lejos de fundarla en un texto constitucional —como
pretende que debió haber hecho la tesis restrictiva— invoca un «axioma
prácticamente indiscutido del derecho», y sostiene que «nada tiene
entonces que ver con esa duración y vigencia de la norma, el dato de
que el órgano que la dictó haya desaparecido como tal, o que la persona
de carne y hueso que tiene la calidad de órgano sea sustituida por otra o
que el órgano que la sancionó sea de facto»12.

" Fallos..., tomo 243, p. 265.


20
«Caducidad o continuidad de los llamados decretos-leyes del gobierno "de
facto"", en La Ley, tomo 90, p. 770.
21
Loe. cit., p. 777.
22
«Limitación temporal de los decretos-leyes de la Revolución», en La Ley,
tomo 89, p. 845.

39
Enrique I. Groisman

Este autor agrega que si se aceptara la tesis de la caducidad no ha-


bría certidumbre acerca del momento en que esta última se operaría: «si
el día de la elección de las nuevas autoridades, si el de la convocatoria
del Congreso, el de su primera reunión con quorum o el último día de
sesiones ordinarias». Estas variantes —por otra parte— resultan un tan-
to artificiosas, sobre todo teniendo en cuenta que la propia Corte Supre-
ma había sentado un criterio claro al respecto: «Una vez instalado
—dijo— el gobierno constitucional»23. Pero el problema de fondo está
en otro lado, ya que para Linares —como más adelante afirma— la tesis
de la caducidad de la legislación de jacto una vez cesado el gobierno que
la dictara es creada por una valoración, en un razonamiento empírico
dialéctico que puede sintetizarse así: «Lo justo para la Comunidad
argentina es una política según la cual deben restringirse las atribucio-
nes de los gobiernos de fado, en cuanto implican una grave derogación
del régimen democrático-liberal personalista establecido por la Consti-
tución.» O, en otras palabras, «la justificación en cuanto orden, seguri-
dad, paz, poder, solidaridad según lo comprendió el tribunal —como
órgano de la Comunidad argentina— es que haya lo menos posible
gobiernos de jacto». Pero, para el citado jurista, ese propósito debe ceder
frente a aquello en lo que él considera que debe consistir la seguridad
jurídica, sin que quede claro cuál es la parte que en ese concepto
ocupan las garantías de la libertad y de la seguridad individual.
En 1962 se dio una variante constituida por una especie de golpe en
dos tiempos: en una primera fase el presidente constitucional fue desti-
tuido por las Fuerzas Armadas, pero antes de que éstas tomaran una
decisión al respecto el presidente provisional del Senado asumió el
Poder Ejecutivo invocando lo previsto en la ley de acefalía entonces
vigente; en la segunda etapa, el presidente provisional fue forzado a
anular elecciones y a disolver el Congreso, con lo cual se transformó,
digamos, de gobierno 5Mi generis en gobierno de jacto típico.
La Corte Suprema —que había permanecido en funciones— recibió
el juramento del reemplazante del presidente constitucional y sostuvo
que había asumido válidamente el Poder Ejecutivo, sin que correspon-
diera a ese tribunal pronunciarse acerca de los motivos por los cuales la
acefalía se había producido.
En 1966 se operó otro avance sobre la normalidad constitucional:
por un nuevo golpe de Estado se sustituyó al Poder Ejecutivo, se disol-
vió el Congreso, se reemplazó a los integrantes de la Corte Suprema y se
intervino las provincias —todo lo cual ya se había hecho en anteriores
ocasiones—, pero esta vez se agregó el dictado de un «Estatuto» que se
colocó por encima de la Constitución, se denominó «gobernadores» a
los interventores provinciales y los actos con pretensión legislativa ya no
fueron llamados decreto-ley, sino ley.
Se intentó, por consiguiente, fundar una nueva legitimidad (el
gobierno de jacto se autodenominó «Revolución Argentina») y no se
anunció, como se había hecho otras veces, el propósito de volver a la
23
Ver La Ley, lomo 9, p. 317.

40
Los gobiernos de facto en el derecho argentino

normalidad constitucional una vez cumplidos los fines proclamados al


derrocar a las autoridades constitucionales. No obstante su planteo ini-
cial, este período de facto también concluyó mediante el llamado a elec-
ciones, pero después de proclamar una reforma de la Constitución que
habría de regir por diez años si antes no era ratificada por una conven-
ción constituyente.
En 1973 se aplicaron para el proceso de normalización las normas
dictadas por el gobierno de jacto que, entre otras cosas, dispo-
nían la elección directa y la reducción del mandato presidencial a cua-
tro años.
La legitimidad de esa reforma constitucional no fue cuestionada,
quizás porque ella misma abría la posibilidad de convocar a una con-
vención constituyente que la ratificara o modificara. Pero, en cuanto a
las leyes de facto, surgió un debate que hasta entonces no se había plan-
teado: Enrique Bacigalupo, como procurador del Tesoro, sostuvo que
esas normas —tanto las dictadas con forma de decreto como las que
revisten pretcnsión de ley— pueden ser derogadas por el poder ejecutivo
de iure2*, agregando que el ejercicio de esa facultad depende de la pru-
dencia política y se relaciona con la materia de las normas en cuestión.
Fundó su criterio argumentando que no es aceptable que quien ejerza el
poder ejecutivo de facto pueda —mediante el recurso de denominar, res-
pectivamente, «leyes» o «decretos» a sus actos normativos— limitar las
atribuciones de las autoridades ejecutivas de iure que habrán de suce-
derlo.
Esta opinión fue emitida en un caso que ofrecía características espe-
ciales por dos circunstancias: a) se trataba de una ley referida al régi-
men jurídico de los funcionarios públicos, materia que, según parte de
la doctrina, corresponde a las atribuciones reservadas al Poder Ejecuti-
vo; b) la fecha prevista para su entrada en vigor era posterior a aquella
en que debían asumir las autoridades constitucionalmente elegidas.
El Poder Ejecutivo acogió el criterio propuesto por el procurador del
Tesoro y derogó la norma en cuestión, hecho que suscitó la crítica de
Bidart Campos. Este sostuvo que la derogación de las leyes de facto sólo
puede ser dispuesta por otras leyes porque «no es la voluntad del Poder
Ejecutivo de facto sino la materia la que determina la competencia»25.
Sin embargo, también afirmó que «aun cuando una ley del Ejecutivo de
facto hubiera regulado indebidamente una materia propia de la zona
reservada a la Administración —que merecía serlo por decreto— no se
la podía derogar en la época de iure subsiguiente sino por ley del Con-
greso, porque el hecho de que la ley de la etapa de fació fuera inconstitu-
cional por invadir competencia ajena a la ley, no autorizaba a que el
Ejecutivo se arrogara la atribución de sustituir al Congreso so pretexto
de que la materia constitucionalmente legislada pertenece a la Adminis-

24
El Derecho, tomo 48, p. 867.
" «Actos legislativos del Poder Ejecutivo "de facto" después de instalado el
gobierno "de iure": su derogación», en El Derecho, tomo 49, p. 896.

41
Enrique I. Groisman

tración que el Ejecutivo preside»26, con lo cual se desdijo de su anterior


argumento y las razones fundadas en la incompetencia en razón de la
materia se convirtieron en «homenaje al orden, a la seguridad, a la divi-
sión de poderes y al paralelismo de las competencias»27. Bacigalupo le
contestó afirmando: «La aplicación de la legislación del gobierno de
facto y más exactamente de los decretos-leyes por parte del gobierno de
iure subsiguiente, no tiene su fundamento, por lo tanto, en la validez del
orden anterior, sino en la necesidad del mismo gobierno de iure de man-
tener la paz y la organización social de acuerdo con los principios del
Estado de Derecho.» De esto resulta que el límite de las atribuciones del
Poder Ejecutivo de iure para derogar esas normas está dado por su pru-
dencia política. Sostener lo contrario, para este autor, implica partir de
la admisión del principio según el cual «el derecho vale porque es orde-
nado por un poder que tiene capacidad de imponerse». Y, reduciendo al
absurdo el argumento de la incompetencia en razón de la materia —que
Bidart Campos había enunciado y luego contradicho—, se pregunta si
acaso el Poder Ejecutivo de iure no podría derogar un decreto que pre-
viamente hubiera dictado con evidente invasión de las atribuciones del
Congreso estableciendo, por ejemplo, una reforma del Código Civil2*1.
En otra oportunidad, el Poder Ejecutivo dispuso —aunque esta vez
sin previo dictamen del procurador del Tesoro— aplicar la misma doc-
trina en un caso similar pero no idéntico: derogó una reforma del Códi-
go de Procedimiento en lo Civil y Comercial que no había llegado a
entrar en vigor cuando finalizó el gobierno que la había dictado. Plan-
teado el problema ante la Corte Suprema, ésta dijo que «las normas dic-
tadas por un gobierno de facto invocando el ejercicio del Poder Legisla-
tivo poseen vigor si han tenido efectividad y mientras no sean derogadas
por los poderes políticos del Estado en ejercicio de funciones constitu-
cionales que les son propias», lo que implicó no acoger la tesis sustenta-
da por el Poder Ejecutivo. Formuló, en cambio, una precisión respecto
del alcance de las atribuciones legislativas de los gobiernos de jacto,
sosteniendo que no son admisibles si, no existiendo razones de necesi-
dad y urgencia, se pretende que comiencen a regir una vez restablecido
el orden constitucional. Declaró, por consiguiente, que la reforma pro-
cesal en cuestión no era inválida por el hecho de que el Poder Ejecutivo
la hubiera derogado, sino porque el gobierno de facto había carecido de
atribuciones para dictarla29.
En otras sentencias, la Corte Suprema de ese período también aplicó
criterios que implicaron volver a la jurisprudencia anterior a 1947, que
aplicaba la tesis restrictiva de las atribuciones de los gobiernos de facto.
Sostuvo que las normas dictadas por estos últimos con pretensión de
ley son en principio inválidas pero pueden legitimarse en la medida de
26
«Derogación por decreto de "leyes" dictadas en la época "de facto"», en Juris-
prudencia Argentina, tomo 20, año 1973, p. 32.
27
Loe. cil. en nota 24, p. 895.
28
«Algo más sobre la derogación de la legislación de un gobierno "de facto"», en
F.l Derecho, tomo 49, p. 989.
2
* Jurisprudencia Argentina, 1976, t o m o II, p. 222.

42
Los gobiernos de facto en el derecho argentino

su efectividad, y que «ésta consiste en la aplicación que de ella hacen los


gobernantes en sus actos, los jueces en sus sentencias y los particulares
en su proceder, en tanto se atengan voluntaria o forzadamente a ellas
como normas obligatorias». Afirmó, no obstante, que ciertas materias
les están vedadas. Dijo, por ejemplo, que «los poderes de jacto que por
necesidad pudieron estar habilitados para aumentar el número de jue-
ces o salas de órganos jurisdiccionales existentes cuya competencia
estaba definidamente establecida por ley del Congreso, no lo estuvieron
en cambio, por falla de representación popular, para crear órganos,
competencias y procedimientos como el que nos ocupa»30.
En 1976, nuevamente un gobierno de fuerza asumió el poder y, ade-
más de las consabidas medidas de sustitución de jueces, disolución del
Congreso, intervención de las provincias y dictado de un «Estatuto», dio
un paso más: en lugar de invocar el poder constituyente de modo excep-
cional, como lo habían hecho sus predecesores de jacto, pretendió alte-
rar la Constitución en diversas oportunidades mediante el dictado de las
llamadas «actas institucionales», que se refirieron a temas tan diversos
como la prohibición de difundir informaciones relacionadas con la gue-
rra de las Malvinas o la imposición de sanciones sin fundamento en una
ley anterior a los hechos que las motivaran y sin forma alguna de jui-
cio31.
La Corte Suprema —que había sido designada por las autoridades de
facto— sostuvo, como era de esperar, que ese gobierno tenía amplias
atribuciones legislativas y aun constituyentes. En ese sentido, al referir-
se a las normas que el gobierno de jacto llamó «actas institucionales»,
dijo que tanto ellas como el Estatuto para el Proceso de Reorganización
Nacional «son normas que se integran a la Constitución Nacional en la
medida en que subsisten las causas que han dado legitimidad a aqué-
llas, fundadas —según lo señalara esta Corte— en un verdadero estado
de necesidad que obligó a adoptar medidas de excepción, como la aquí
examinada, para superar una crisis institucional y proteger al Estado,
todo ello sin perjuicio de que los derechos reglamentados guarden razo-
nable y adecuada relación con ese fundamento»32.
Finalizada la dictadura volvió a plantearse el problema que represen-
taba la legislación de facto.
El gobierno constitucional que asumió el 10 de diciembre de 1983 no
dictó una ley ratificatoria, como se había hecho en 1932 y en 1946, ni
una declaratoria que reconociera su subsistencia, como en 1958: se
optó por la derogación expresa de algunas normas —en especial de las
de naturaleza penal— y se siguieron aplicando las restantes. También se
admitió, por razones de necesidad, la validez de una ley dictada por el
gobierno de judo que debía comenzar a regir en una fecha posterior a la

•'" La Ley. tomo 152. p. 387.


" Ver Enrique I. GROISMAN, Poder y Derecho en el 'Proceso de Reorganización
Nacional-, CISEA. Buenos Aires, 1983.
" Fallos..., lomo 301, p. 1010. Para la critica de esta sentencia, ver Enrique I.
GRÜISMAN, La Corle Suprema de Justicia durante la dictadura (1976-1983), CISEA,
Buenos Aires, 1987.

43
Enrique I. Groisman

asunción del gobierno constitucional. Esto ocurrió respecto de la ley de


ministerios, porque las autoridades de jacto la habían modificado exce-
diendo el número que establece la Constitución. Por consiguiente, no
hubiera podido constituirse el gabinete del gobierno constitucional si
no se modificaba nuevamente esa ley reduciendo la cantidad de minis-
tros y reasignando sus competencias, cosa que el gobierno militar hizo y
fue aceptada.
Aparte de esa excepción, y por primera vez en la historia argentina,
se declaró por ley la nulidad de ciertas normas con pretensión legislati-
va dictadas por el gobierno de fado. Esto se hizo en dos oportunidades:
mediante la ley 23040, al derogar «por inconstitucional» y declarar «insa-
nablemente nula» la norma mediante la cual la dictadura pretendió con-
sagrar lo que la sociedad denominó «autoamnislía», y al disponer (por la
ley 23062) que «carecen de validez jurídica... las normas y actos admi-
nistrativos emanados de las autoridades surgidas de un acto de rebelión
y los procesos judiciales y sus sentencias que tengan por objeto el juzga-
miento o la imposición de sanciones a los integrantes de los poderes
constitucionales, aun cuando quieran fundarse en pretendidos poderes
revolucionarios».
El cambio de criterio fue acompañado por la Corte Suprema, al sos-
tener que «la validez de las normas y actos emanados del Poder Ejecuti-
vo de fado está condicionada a que, explícita o implícitamente, el
gobierno constitucionalmente elegido que lo suceda, la reconozca, y que
la restitución del orden constitucional en el país requiere que los pode-
res del Estado Nacional o los de las provincias, en su caso, ratifiquen o
desechen explícita o implícitamente los actos del gobierno de facto»i}.
En este caso se consideró ajustada a derecho la cesantía de un funcio-
nario que había sido designado por el gobierno de fado y se declaró
inconstitucional la ley que había ratificado genéricamente ese y otros
nombramientos. El mismo criterio fue aplicado al declarar válida la
anulación de designaciones de profesores universitarios efectuadas
durante el gobierno de fado34.
Ha quedado planteada, por consiguiente —tanto en la ley como en la
jurisprudencia — , una alternativa diferente en el tratamiento de los actos
de los poderes de fado: por una parte, la declaración legislativa de su
nulidad absoluta; por la otra, la posibilidad —no afirmada de modo
genérico pero sí admitida como viable— de que por parte de cualquiera
de los tres poderes pueda desconocerse su validez.
" La Ley, diario del 22 de mayo de 1989, autos «Rivademar, Angela; c/ Municipali-
dad de Rosario». La doctrina de esta sentencia tiene algunas coincidencias con la
propuesta de Carlos S. NIÑO («Una nueva estrategia para el tratamiento de las normas
"de facto"», en La Ley, tomo 1983-D, p. 935), que planteó la posibilidad de graduar la
validez de las normas de facto según su conformidad con el valor justicia de modo
que las que lo transgredieran pudieran «rechazarse», facultad que describió como de
índole más amplia que la de derogar las «normas con validez plena», que serían las
dictadas por los poderes constitucionales. La sentencia citada también esgrime algu-
nos argumentos similares a los que en 1973 sostuviera Enrique BACIGALUPO (loe. cit.
en la nota 27).
>' La Ley, tomo 1987-E, p. 191.

44
Los gobiernos de facto en el derecho argentino

Puede verificarse, por consiguiente, una inversión de la tendencia a


admitir un progresivo aumento de las atribuciones de los poderes de
facto, hecho al que no es ajena una valoración social que los rechaza.
Pero, como expresé al comienzo, éste es un tema en el que se entrelazan
las consideraciones jurídicas, la realidad social y las posturas políticas.
Una cosa, en fin, es acatar la situación impuesta por una fuerza insupe-
rable; otra diferente es aceptar la validez de las normas de facto funda-
das en la necesidad y urgencia, y otra distinta es borrar toda distinción
entre gobiernos legítimos y poderes de hecho. La jurisprudencia y la
doctrina reseñadas en este trabajo muestran esas alternativas y ejempli-
fican sus matices.

45
DE LA SEPARACIÓN Y CONTROL
DE LOS PODERES
EN EL SISTEMA CONSTITUCIONAL ESPAÑOL

Lorenzo Martín-RetorÜllo Baquer


Catedrático de Derecho Administrativo
Universidad Complutense de Madrid

I
La pretensión de razonar acerca del reflejo de la separación de pode-
res en el actual sistema constitucional español, nos sitúa ante una fuen-
te viva de problemas jurídicos, con una amplia secuela de interrogantes,
pero también de implicaciones insospechadas, alguna de cuyas caracte-
rísticas me ha interesado desde diversas perspectivas. De ahí que intente
ahora aglutinar y trabar tales consideraciones desarrollándolas en la
medida de lo posible con el afán de lograr un discurso unitario.
Hablar de la separación de poderes implica acercarse a una realidad
bifronte, de doble faz; no en balde los estudiosos del Estado se refieren
con frecuencia al ejemplo de Jano. Está, de una parte, la vertiente de lo
sugestivo: lo que tiene de mito, de idea fuerza, el arrastre de la utopía
con su amplio halo, como bien destacó don Nicolás Pérez Serrano en
un trabajo que se sigue leyendo con interés, la importancia que tienen
estos cometas en la realidad social de los pueblos. Pero está, también,
de otra parle, la variante de lo eficiente, lo que tiene de operatividad
real, las enormes consecuencias prácticas que puede implicar.
Y, por supuesto, bajo las dos vertientes, se trata de algo cuya presen-
cia se palpa en la calle, en la opinión pública, no digamos entre los polí-
ticos de uno y otro color (aunque a veces metan la pata hablando burda-
mente de la división de poderes).
¿En qué medida aparece o se refleja la división de poderes en la
actual Contitución española? Tal sería el interrogante básico punto de
partida de la indagación que nos reúne. Si la respuesta resulta global-
mente positiva, si se estima que la Constitución de 1978 refleja la filoso-
fía de la separación de poderes, ¿cuál es su ámbito y amplitud real?
¿Hasta dónde alcanzan sus exigencias? ¿Cuál es, más en concreto, el
contorno de sus estribaciones, cuáles sus detalles, cuál el relieve de sus
pequeneces y nimiedades? ¿A través de que fórmulas se garantizan sus
implicaciones? Y, en esta línea, ¿hasta dónde alcanzan las previsiones
Revista del Centro de Esludios Constitucionales A-I
Núm. 4. Septiembre-diciembre 1989
Lorenzo Martín-Retortillo Baquer

constitucionales, cuáles son sus topes, de dónde no debe pasarse? ¿Cuál


es, dando un paso más, el espacio que queda a la normal disponibilidad
del Legislador? ¿De dónde no deberá éste pasar? Sin duda, todas estas
preguntas que van punteando la indagación central, nos deparan mucho
tema para la limitada ocasión que me he propuesto. Se trata de reflexio-
nar para levantar interrogantes sobre todo, pues la materia exigiría
mucha más atención de la que ha merecido. Ojalá esta sencilla labor
que me he propuesto contribuya a animar a los estudiosos a insistir en
temas de tanta enjundia, tan llenos de consecuencias.

II
Para situar el problema, y como punto de partida, hay que considerar
el nombre que está en la mente de todos: Carlos Luis de Secondat,
barón de la Bréde y de Montesquieu, que nacía ahora hace tres siglos
precisamente. En 1748 aparece su famosa obra De l'esprit des lois, joya
de la literatura jurídica y política —o simplemente, de la literatura — ,
que por cierto no escapó al destino, reservado a tantos libros ilustres, de
ser incluido en el índice de libros prohibidos. Libro, por supuesto, que
ha sido fuente de los más variados usos: respetado, apreciado, citado,
esgrimido, manipulado, estirado, deformado, apoyo de numerosas reali-
zaciones y construcciones sociales, plantilla de abundantes leyes y aun
constituciones, no escasean los supuestos de utilización con bien poco
rigor o con enorme libertad. Pero siempre presente la doble faz a que
aludía antes, la veniente del mito, de la idea fuerza, que empuja y arras-
tra, aun por encima del más mínimo rigor, pero también ese apoyo para
elaboraciones concretas y tangibles, con consecuencias que no han sido
de despreciar. En todo caso, y siempre, doctrina e instrumento contra el
absolutismo —contra la arbitrariedad o la tiranía, podíamos decir inclu-
so— que, como ha sido bien notado, y es el frecuente destino de tantos
remedios valiosos, se elabora en pleno período absolutista (aparece,
como se recordará, bajo el reinado de Luis XV).
De la famosa obra —para la cual el autor, con toda modestia, y ele-
gancia, se permite reclamar una gracia en el Prefacio, la de que no se
juzgue por la lectura de un momento lo que es un trabajo de veinte
años— es especialmente utilizado, cuando se aborda el tema que ahora
nos ocupa, del ya clásico libro undécimo, el capítulo VI, que trata «De la
Constitución de Inglaterra». Y que se inicia con la conocida afirmación
«Hay en cada Estado tres clases de poderes...»:

«II y a dans chaqué Etat trois sortes de pouvoirs: la puissance légis-


lative, la puissance exécutrice des choses qui dépendent du droit
des gens, et la puissance exécutrice de celles qui dépendent du
droit civil...»

Entre las afirmaciones archicitadas que allí se contienen, se encuen-


tra también ésta:
48
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

«II n'y a point encoré de liberté si la puissance de juger n'est pas


separée de la puissance législative el de Pexécutrice. Si elle était
jointe á la puissance législative, le pouvoir sur la vie et la liberté
des citoyens serait arbitraire: car le juge serait législaleur. Si elle
était jointe á la puissance exécutrice, le juge pourrait avoir la forme
d'un oppresseur.»
Y ahí se contienen, también, sentencias tan conocidas como la de
que los jueces no son más que «la boca que pronuncia las palabras de la
ley; seres inanimados cuya fuerza o rigor (de la ley) no pueden mode-
rar», etc. Cada vez que se vuelven a leer unas y otras impresionan las
palabras por su fuerza y por su peso, al margen de la carga polémica o
del juicio sobre su alcance. Afirmaciones como las citadas, y otras seme-
jantes, han constituido el soporte para la construcción de la teoría de
los tres poderes, la famosa trilogía, dejando corta la parábola de la
simiente de mostaza: ¡Quién podría intentar medir o calcular la de tron-
cos y ramajes, los bosques espesos, que derivarían de tan contenido ori-
gen! Tres poderes. Separación. Construcción tantas veces iluminada
desde criterios rígidos, desde un afán o una ilusión de automatismo.
Hace, así, su aparición en escena, con facilidad, la vertiente del mito.
Habría que destacar, en efecto, el carácter irreal de cualquier plantea-
miento mecanicista, lo que no obsta, en absoluto, para que haya podido
servir de apoyo y aun de base real para apoyar movimientos históricos
de gran intensidad y eficacia. Alcances prácticos cuantiosos, pura irrea-
lidad en el terreno de la lógica de las construcciones que no ha dejado
de plasmar incluso en una sorprendente —y admirable— experiencia
geográfica, mejor dicho, urbanística: se admiran, así, las impresionan-
tes construcciones arquitectónicas que en buen número de capitales del
continente americano han cuajado en la correspondiente plaza que
reúne —unidos pero separados— los palacios correspondientes a cada
uno de los tres poderes. Física realidad palpable, teorización a las veces,
tan evanescente. Se entra, así, en el campo de las interpretaciones, de
los malentendidos: de cómo Montesquieu falseó —o malinterpretó— la
realidad inglesa; de cómo a su vez, en tantas ocasiones, se ha ido
falseando lo que había dicho Montesquieu; de cómo lo que se dice que
dijo Montesquieu fue llevado a límites sorprendentes. Se dirán, así,
seguidores del criterio de la división de poderes los que plasmaron el
modelo norteamericano de presidencialismo, en el que llegaría a jugar
un papel relevante la distinción entre poder constituyente y poder cons-
tituido, y en el que los poderes del juez quedarían enormemente resalta-
dos; se dirán también seguidores de la doctrina los que articularon el
que podría denominarse esquema francés, en el que resaltó la soberanía
del parlamento y el claro embridamiento del juez (al margen de que
últimamente soplen vientos diversos).
He hablado de modelo, de esquema: habrá —si es que lo hay— un
prototipo, pero luego la realidad efectiva que se plasma en cada supues-
to histórico es tan peculiar que no puede por menos de ofrecer enormes
diferencias entre unos casos y otros. Y es que, en efecto, si se comparan

49
Lorenzo Martín-Retortillo Baquer

las concreciones históricas —no escasas— que han llegado a fraguar, si


común a todas ellas sería el hablar de los tres poderes, luego los detalles
y pormenores, o el simple desarrollo, es normal que no coincidan —y
aun que difieran enormemente—, sin que deje de suceder que cuando
se está hablando de los tres poderes, se está hablando de cosas distintas,
que no coincidan, en suma, los términos de la trilogía. Carácter evanes-
cente de la construcción, pues no es en efecto, como tantas veces sucede
en las ciencias sociales, un modelo férreo que dé soluciones de una vez
por todas, y que haya previsto para siempre todos los problemas. Nada
parecido hay, en efecto, en las hermosas y elocuentes páginas del barón
de Montesquieu. Su finura, su matizado juicio, su capacidad de análisis
y ponderación chocaría indeleblemente con rigideces y automatismos,
con esquemas férreos, con moldes inalterables e inmutables. Frente a lo
resbaladizo de quienes quieren aferrarse a lo inasible, frente a lo irreal,
en suma, de una falsa apariencia, hay en el propio libro undécimo de la
obra la referencia a algo mucho más firme y seguro, con más peso y
consistencia, más apegado al plano de la realidad, aunque exija un
esfuerzo permanente, y no venga a resolver el problema de una vez por
todas. Se contiene, en efecto, en el capítulo cuarto, donde se sigue
tratando la cuestión abordada en el anterior capítulo, que es nada
menos que la de la libertad: libertad política que no aparece más que
donde no se abusa del poder. Y puntualiza así, al respecto:

«Pues es una experiencia eterna que cualquier hombre que tiene


poder se ve inclinado a abusar de él; y llegará hasta donde encuen-
tre límites. ¡Quién lo diría!: la propia virtud tiene necesidad de
límites.»
Rematando así la observación:
«Para que no se pueda abusar del poder es preciso que, por la dis-
posición de las cosas, el poder contenga (arréte) al poder.»
Que el poder contenga al poder. Ahí radica, a mi modo de ver, la clave
de bóveda de toda la construcción. He ahí el núcleo y la síntesis de toda
esta filosofía. Pero en su aparente sencillez, va a resultar de una enorme
complejidad. No habrá ya una fórmula, lejos de cualquier artificio de
acero, que valga para todas las ocasiones. Va a ser preciso ahora elabo-
rar una respuesta propia y peculiar para cada caso, preparar un comple-
jo diseño para cada situación. Demanda esta filosofía, en efecto, un sis-
tema propio de pesos y contrapesos, el cálculo preciso de los espacios
y de los límites, de los motores y de los frenos. Frente a la rigidez o
al automatismo de una trilogía imperecedera y válida para siempre
— utopía luego inalcanzable en la práctica que se dispersa en una plura-
lidad de respuestas efectivas — , creo que lo real, lo valido, es esta receta
de búsqueda del sistema de pesos y contrapesos para cada supuesto, un
poco al modo de las recetas magistrales, que exigen una preparación
específica y diferenciada. Sin importar si serán tres o más los poderes
50
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

—aunque comprendo también la fuerza de la cifra mágica—, sino que


cada poder tenga sus contrapesos, sus compensaciones, los límites que
puedan contenerle. Lo que demanda inexcusablemente una laboriosa
tarea de orfebrería social para cada respuesta.
Louis Althusser escribió brillantes páginas sobre Montesquieu. Y tra-
tó de situarle. Insistió, así, en los intereses sociales que defendía, los de
la nobleza. Pero dirá de él en sentencia ya célebre: «este opositor de
derechas ha servido, en el curso del siglo, a todos los opositores de
izquierdas». El propio autor destacará, al estudiar el libro undécimo,
cómo se trata en su mayor parte de una ilusión histórica; exponiendo,
igualmente, las que él llama las dos audacias de Charles Eisenmann en
las famosas páginas que éste dedicó a Montesquieu. Primera audacia:
demostrar que no existía la famosa teoría de la separación de poderes.
Segunda audacia: recalcar que en puridad se trataba de combinaciones,
fusiones y enlaces de y entre los poderes. Se destaca, como colofón, que
la moderación surge del equilibrio de los poderes, de donde arranca el
interés por las combinaciones de fuerzas y por el reparto ponderado.
Lo que me lleva a mí a insistir para remachar esta reflexión: no a
unas plantillas rígidas, sino a un sistema de pesos y contrapesos, de
potencias y controles, que deparará, necesariamente, fórmulas distintas
para cada aplicación.
Llegados a este punto, podemos tornar el enfoque para centrarnos
sobre la actual realidad española.

III
La pregunta clave de nuestra indagación sería la siguiente: ¿recibe la
vigente Constitución española la teoría de la separación de poderes? ¿Se
deja sentir su filosofía?
Recuérdese que una significativa veta del constitucionalismo, desde
los albores del liberalismo, ha sido sensible a la recepción expresa de la
teoría de los tres poderes, que plasma en textos y documentos muy
cualificados. Tal sería el caso de algunas de las más celebradas Declara-
ciones de Derechos de las colonias —o antiguas colonias justo al articu-
lar su independencia— de América del Norte (precediendo al texto de la
correspondiente Constitución alguna de dichas Declaraciones). Así, en
el Bill of Rights, del buen pueblo de Virginia, de 1776, se dirá en el
epígrafe V:
«Que los poderes legislativo, ejecutivo y judicial del Estado deben
estar separados...»
Muy gráfico resulta también —muy descriptivo, además— el criterio de
la de Massachusetts, de 1780, cuyo epígrafe XXX puntualiza:
«In the government of this commonwealth, the legislative depart-
ment shall never exercise the executive and judicial powers, or
Lorenzo Martin-Retortillo Baquer

either of them; the executive shall never exercise the legislative and
judicial powers, or either of them; the judicial shall never exercise
the legislative and executive power, or either of them; to end it may
be a government of laws, and not of men.»
Por último, bastará como muestra la tan conocida afirmación del
punto 16 de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano,
de la Convención de 1789, cuyo segundo centenario se celebra gozo-
samente ahora, incorporada hoy, no se olvide, al bloque de la
constitucionalidad en Francia:

«Toute societé, dans laquelle la garantie des droits n'est pas assu-
rés, ni la séparation des pouvoirs determinée, n'a point de constitu-
tion.»
Este texto, tan citado, y tan importante, nos depara, además, un nue-
vo motivo de reflexión: la idea de que la separación de poderes tiene
algo que ver —aquí se mencionan conjuntamente— con la garantía de
los derechos a la hora de levantar una barrera al poder absoluto. En
esta línea, observaba certeramente don Nicolás Pérez Serrano que si de
lo que se trata es de limitar el poder absoluto, el reconocimiento efecti-
vo de un amplio elenco de derechos fundamentales puede obviar deter-
minadas insistencias sobre la separación de poderes. Serían dos modali-
dades complementarias que se ordenan a un mismo fin. Algo diré más
adelante al respecto al comentar algunos pasajes de la actual Constitu-
ción española.
Para concluir las referencias, debe quedar constancia de que la línea
auspiciada por las Declaraciones de Derechos se recibe también en los
propios textos de las Constituciones. Bastará citar como ejemplo el que
nos depara la Constitución de Colombia —valga como pequeño home-
naje personal al querido país, que tan difíciles circunstancias atravie-
sa—, como muestra de una corriente muy fértil en aquél continente
(dicha Constitución es de 1886, si bien la versión del precepto que trans-
cribo se ofrece así tras la reforma experimentada en 1945). En efecto, el
Título V, con la rúbrica «De las ramas del poder público y del servicio
público», se abre con el artículo 55, que tiene esta redacción:

«Son ramas del Poder Público la Legislativa, la Ejecutiva, la Juris-


diccional.
El Congreso, el Gobierno y los jueces tienen funciones separa-
das, pero coloboran armónicamente en la realización de los fines
del Estado.»
De modo que, de una forma o de otra, la doctrina de la separación de
los tres poderes ha tenido acceso expreso a muy cualificados textos.
¿Y la Constitución española de 1978, cuál ha sido su reacción al res-
pecto? Diré de entrada que, por fortuna, se ha librado de una recepción
de corte mecanicista y enumerativo. No se ha puesto, por así decir, el
52
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

sello o cuño que haya grabado con nitidez, en un anagrama inconfundi-


ble, la silueta de los tres poderes. Lo que no es obstáculo para que en la
misma suene clara la filosofía de la separación de poderes. No se olvide
que si cualquier Constitución quiere superar en la medida de lo posible
las carencias anteriores, el régimen político español precedente se
caracterizó, entre otros, por el dato relevante de que el Jefe del Estado
asumía todos los poderes del Estado, en una solución inequívoca de
concentración de poderes, por más que el paso del tiempo forzara de
alguna manera a aflojar la tensión de tal concentración. Nada es de
extrañar, por eso, que la nueva Contitución hubiera de tomar partido en
relación con toda esta problemática, en relación, también, con la moda-
lidad concreta de la separación de poderes. Pero ¿cómo?
En la STC 45/1986, de 17 de abril, que resuelve los conflictos inter-
puestos por el Consejo General del Poder Judicial contra la Ley Orgáni-
ca del Poder Judicial, de 1985 (citada en adelante como LOPJ), se afir-
ma a lo largo del fundamento jurídico cuarto:
«El conflicto de atribuciones garantiza (...) la existencia de la mis-
ma estructura constitucional concebida como sistema de relacio-
nes entre órganos constitucionales dotados de competencias pro-
pias, que se protegen también a través de esta vía procesal. El inte-
rés preservado por el proceso conflictual es estrictamente el de
respeto a la pluralidad o complejidad de la estructura de poderes
constitucionales, lo que tradicionalmente se ha llamado "división
de poderes"...»

Tomemos nota, junto a la directa referencia final, de expresiones como


«la pluralidad o complejidad de la estructura de poderes constituciona-
les», la «estructura constitucional concebida como sistema de relaciones
entre órganos constitucionales». Suena, en efecto, en el actual sistema, a
poco que se analice, la música de la separación de poderes. No es nada
difícil localizar incluso unos cuantos elementos terminológicos. No,
recalco, la mención a los «clásicos» tres poderes ni a fórmulas simplis-
tas. En cambio, la contemplación del panorama constitucional depara
un complejo entramado que responde al criterio de pesos y contrape-
sos, acciones y límites, relaciones y barreras. Sin que sea fácil levantar
un resumen simple, extractar en un plano de pocos trazos. Antes, al con-
trario, resulta dificultoso aventurar una descripción de lo que es un
complejo enrevesado y bien poco cristalino. Al igual que sucede con la
teoría de las fuentes del derecho, la Constitución de 1978 resulta aquí
complicada y difícil, no llana sino montuosa, con una realidad densa,
velada o escondida a veces, más allá de las simples apariencias.
Expondré a continuación unos cuantos datos entresacados del texto
constitucional, aunque no pretenda ahora ser exhaustivo.
1. Destaca, ante todo, la referencia expresa, como poder, al judicial:
«Del Poder Judicial», es la rúbrica del Título VI, y la fórmula se repite en
unas cuantas ocasiones, bien de manera directa, como en el artículo
117.1, al describirlo; bien de manera indirecta, al nombrar el órgano de

53
Lorenzo Martín-Retortillo Baquer

gobierno del mismo: el Consejo General del Poder Judicial (así, artícu-
los 122, 123 ó 159.1). Advertiré que la expresión es intencionada —es
decir, fruto de una decisión reflexiva y no puramente fortuita o debida a
la inercia histórica (téngase presente que aparece ya en las minutas de
la Ponencia Constitucional, así la de la reunión del día 2 de noviembre
de 1977)— ya que a lo largo de la discusión constitucional se enmendó
para que desapareciera, rechazándose tal propuesta, dándose confirma-
ción, por tanto, al criterio comentado (por cierto que en la minuta de la
Ponencia Constitucional del día antes aludido figura constancia de la
reserva de carácter técnico formulada por el representante de AP en
cuanto al empleo de la expresión «Poder Judicial»).
Por otro lado, el hecho de que se consagre «el poder judicial» hace
presuponer que no es el único, que habrá otros poderes. ¿Cuáles o
cuántos serán éstos?
2. En lugares bien distanciados de la Constitución se encuentran
sendas referencias a «poderes del Estado», que parecen ir en la direc-
ción indagada.
La primera de ellas ocupa un lugar destacado, nada menos que en el
artículo primero, en su párrafo segundo. Se dice allí que:
«La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que
emanan los poderes del Estado.»
Cieno que caben varias interpretaciones. Una de ellas podría ser la de
que aquí con la palabra «poderes» —que sin duda es anfibológica— se
quiere aludir a un sentido material o de actividad equivalente a funcio-
nes, competencias o potestades. Como cuando se habla de la potestad
legislativa (artículo 66.2), de la potestad jurisdiccional (artículo 117), o
de la función ejecutiva (artículo 97). Pero me inclino mejor a pensar
que se está contemplando lo orgánico u organizativo para dar una res-
puesta crucial en ese precepto clave. De una parte, se afirma la plurali-
dad de poderes frente a cualquier solución monista (y ahí está bien cla-
ra la respuesta a la peculiaridades del régimen político anterior, a que
antes me refería). Pero, de otra parte, se recalca que todos y cada uno de
los «poderes del Estado» que quieran reconocerse como tales, no pue-
den tener más arraigo que en el «pueblo español». Querría resaltar este
aspecto con energía: enormes pueden ser sus derivaciones, a tenor de
una concepción actual de los poderes, como se va a ir razonando a con-
tinuación. Allí donde pretenda encontrarse residenciado un poder del
Estado, sólo si emana del pueblo español habrá de ser reconocido como
tal. Esta resulta la única vía de legitimación constitucional. No tienen
cabida, así, poderes a se stantes, que pretendan legitimarse en sí mis-
mos, o en cualquier otra fuente distinta a «el pueblo español». No enca-
jarán legitimaciones históricas o bélicas, del mismo modo que no cabe
una legitimación estamental o familiar, corporativa o de clase. Si se pre-
tende reconocer «poderes del Estado», con un ámbito territorial deter-
minado, resulta incuestionable, igualmente, que su única justificación
radica en emanar del pueblo español, así en conjunto.

54
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

3. La otra referencia se encuentra en el artículo 116, con motivo de


la regulación de los estados excepcionales. Al preverse diversas garan-
tías inexcusables, el párrafo quinto incluye el siguiente mandato:
«No podrá procederse a la disolución del Congreso mientras estén
declarados algunos de los estados comprendidos en el presente
artículo, quedando automáticamente convocadas las Cámaras si
no estuvieren en período de sesiones. Su funcionamiento, así
como el de los demás poderes constitucionales del Estado, no
podrán interrumpirse durante la vigencia de estos estados.»

A recalcar del párrafo la frase su funcionamiento, así como el de los


demás poderes constitucionales del Estado, no podrán interrumpirse. Se
intercala el adjetivo «constitucionales» a la expresión «poderes del Esta-
do»; ésta, sin duda, denota un sentido orgánico (de ahí que pueda
hablarse de «su funcionamiento»). Se repite, por tanto, que hay unos
«poderes del Estado». Pero, aquí, en este lugar inesperado, se va a pro-
porcionar un dato muy valioso: la alusión a «los demás poderes» da por
sentado que «las Cámaras» son uno de ellos (recuérdese que «De las
Cámaras» es la rúbrica del Capítulo Primero del Título III; para éste, de
las diversas opciones en cuanto a la rúbrica —y no se oculta que una de
las posibles soluciones era haber aludido de alguna manera al «poder
legislativo» — , la fórmula que se eligió resultó ser, como se recordará,
«De las Cortes Generales»)- Con esta referencia del artículo 116.5, ya son
dos los poderes que el propio texto de la Constitución nos da como loca-
lizados — a cada uno de los cuales se les dedica un título específico — .
Ese plural que por dos veces incluye la Constitución, ¿se agotará con un
tercero, «el» tercer poder? ¿O se ofrecerá una opción abierta, indetermi-
nada, que luego los intérpretes deberán articular?
4. La Constitución reitera una expresión muy próxima en cuanto a
terminología a la problemática que venimos estudiando, pero que pare-
ce que nada directo tiene que ver con ella. Me refiero a la expresión
«poderes públicos», que aparece salteada en innumerables ocasiones a
lo largo de todo el texto. Destacaría el amplísimo uso que se hace de ella
en el capítulo de los principios rectores de la política social y económi-
ca, para encargarles, genéricamente y sin demasiadas concreciones, de
los cometidos que allí se van enumerando: los poderes públicos cuida-
rán de la defensa de los consumidores y del progreso social y económi-
co, protegerán a la familia y tutelarán la salud, promoverán el acceso a
la cultura y velarán por la defensa del medio ambiente, etc. No se agota
en ese espacio la enumeración, pues también se encuentra en lugares
cualificados, como el Título Preliminar —para recalcar que los poderes
públicos están sujetos a la Constitución y al resto del Ordenamiento
jurídico— o el artículo 53, que cuida de la garantía de los derechos
fundamentales, para destacar que éstos les vinculan expresamente.
En verdad, la reiterada utilización de la fórmula no aclara mucho a
los efectos de nuestra indagación. Resulta una fórmula de amplio signi-
ficado, no siempre utilizada con idénticos criterios. Podría convenirse

55
Lorenzo Manín-Retonillo Baquer

en que los «poderes del Estado» son «poderes públicos», pero no a la


inversa, es decir, hay «poderes públicos» que no son «poderes del Esta-
do», en el sentido más estricto que conviene a las presentes reflexiones.
Conocida es la amplia interpretación que ha hecho el Tribunal Constitu-
cional de la expresión comentada: también los municipios serían pode-
res públicos —las corporaciones locales, con carácter general, hay que
entender—, lo mismo que determinadas corporaciones públicas, que
poco tienen que ver con la teoría de la separación de poderes, con el sis-
tema de equilibrio y relaciones de los pilares decisivos del Estado.
5. Sin duda, es «el ejecutivo» la pieza que faltaría por encontrar para
cerrar el círculo tantas veces repetido. Pero de «poder ejecutivo» no
habla la Constitución. No se ha dado este paso. En cambio, hay una
expresión muy próxima, familiar a la problemática estudiada, pero con
un diferente alcance ya. La Constitución habla, en efecto, de «función
ejecutiva». Entre las encomiendas que el artículo 97 depara al Gobierno,
está la de ejercer la función ejecutiva. Pero «función ejecutiva», ya en
toda la dogmática histórica de la división de poderes, es algo muy dife-
rente de «poder ejecutivo». Adviértase de paso que, según el citado pre-
cepto, si el Gobierno dirige la Administración, con lo que se integra en
una amplísima organización, la función ejecutiva la ejerce el propio
Gobierno, como si fuera en exclusiva.
Ya aludí antes, de pasada, a cómo la Constitución se refiere tanto a la
«función ejecutiva» como a «la potestad legislativa del Estado» (artícu-
lo 66.2) o a la «potestad jurisdiccional» (artículo 117.3). En el caso de los
jueces, la Constitución —apartado siguiente del propio artículo 117 —
concreta que no ejercerán más funciones que las señaladas en el aparta-
do anterior —es decir, la jurisdiccional— «y las que expresamente les
sean atribuidas por ley». Es decir, que pueden desempeñar, y desempe-
ñan, otras funciones. Cuando se trata de ver las cosas desde el prisma
de las funciones, si hay una primigenia o característica, no es extraño
que conviva con otras. El Gobierno tiene, así, por más que limitada y
circunscrita, una cierta «función legislativa» (piénsese en el período de
validez provisional de los decretos-leyes, o en el supuesto de los decre-
tos legislativos). Hace bien poco ha tenido una cierta actualidad, como
tema novedoso, el de la «función administrativa» de los órganos consti-
tucionales, tanto de las Cámaras como del Consejo General del Poder
Judicial o de otros.
En definitiva, y sin insistir más, que el camino de las «funciones» o
«potestades» es muy diverso al de los «poderes» como tales.
6. Hablando de «poder ejecutivo», hay una reflexión obligada que
hoy resulta elemental. Sin pretender en este momento dar una visión
histórica completa, en las anteriores constituciones monárquicas, en
cuanto expresión de la «monarquía limitada» o «constitucional», el poder
ejecutivo, por decirlo de una manera un tanto simplificada, era el Rey.
Como lo expresaba, en la Constitución de 1876, el artículo 50, «la potes-
tad de hacer ejecutar las leyes reside en el Rey», a quien quedaba subor-
dinada toda la Administración Pública (y al Rey se encomendaba inter-
venir, por poner un ejemplo expresivo y casi extremo, cuando las Dipu-

56
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

taciones provinciales o los Ayuntamiento se extralimitaran de sus atri-


buciones —artículo 84, tercero—). Más clara aún era la expresión de la
Constitución de 1869: «El Poder ejecutivo reside en el Rey, que lo ejerce
por medio de sus ministros.» No insistiré con más datos. Pero lo que
resultaba claro, con los matices propios de cada momento, es que el Rey
era el ejecutivo o el jefe del ejecutivo. (Aunque el planteamiento fuera
del iodo diferente y nada tuviera que ver con ninguna de las concepcio-
nes propias de la separación de poderes, se puede recordar ahora,
salvando todas las distancias, pero para destacar cierto mimetismo, que
la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado, que se pro-
mulgó en el régimen político precedente —algunos de cuyos preceptos
conservan todavía vigencia — , en el articuló segundo, al enumerar los
órganos superiores de la Administración del Estado, mencionaba, en
primer lugar, al Jefe del Estado.)
La idea de que el Rey fuera el jefe del ejecutivo —sin perjuicio de las
«peculiaridades» que la separación de poderes ofreciera en cada período
(ténganse presentes, así, las abundantes interferencias sobre el poder
judicial)— es, pues, de gran arraigo en el constitucionalismo español.
Pues bien, hay que decir que hoy, tras la Constitución de 1978, se ha
producido un giro radical, de modo que nada tiene que ver el Rey con el
ejecutivo. Se hablará o no de poder ejecutivo en la práctica —y nada
parece impedirlo—, pero en el diseño constitucional vigente, al plasmar
la idea de la «monarquía parlamentaria» a que alude expresamente al
artículo primero, se ha intentado atribuir al Rey funciones y competen-
cias muy distintas a las que correspondían al jefe del ejecutivo. Repito
en que parece no haber obstáculo para que adoptando la terminología
tradicional se hable hoy de poder ejecutivo con referencia a todo el
complejo organizativo de la Administración del Estado, a cuya cabeza,
el Gobierno dirige la Administración (articuló 97), del mismo modo que,
por su parte, el Presidente dirige la acción del Gobierno (artículo 98.2).
Ahí radicaría hoy —sin perjuicio de matizaciones— el poder ejecutivo.
¿Dónde queda entonces el Rey en el diseño constitucional del Estado?
Sus importantes encomiendas, bien que circunscritas y limitadas, no
abiertas —«ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Cons-
titución y las leyes» (artículo 56.1) —, ¿cómo se ubican con propiedad en
esta representación gráfica de los poderes del Estado? ¿Es que ya ha
dejado de ofrecer utilidad tal representación? Por supuesto que lo que
ya no sirve es el esquema de los tres poderes. De ahí mis críticas anterio-
res a fórmulas automáticas o mecanicistas. ¿Determinadas piezas esen-
ciales del Estado se concebirán como poderes mientras otras quedarán
al margen de tal criterio? Resulta natural que no todo lo que se integra
en el Estado merezca la consideración cualificada de «poder del Esta-
do». ¿Bastará, así, con considerar al Rey como un «órgano constitucio-
nal» del Estado, el que resulta ser símbolo de su unidad y permanencia?
El legislador ha dado acogida cualificada a esta expresión de «órga-
nos constitucionales» en la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional
(citada en adelante como LOTC), donde se va a abordar, así, la regula-
ción «De los conflictos entre órganos constitucionales del Estado»
57
Lorenzo Martín-Retortillo Baquer

(rúbrica del Capítulo III del Título IV y artículos 59.3, 73 y passim). Al


abordarse estos conflictos —a los que la Constitución no alude directa-
mente, y cuya resolución se encomienda al Tribunal Constitucional— se
califica como de órganos constitucionales al Gobierno, al Congreso de
los Diputados, al Senado y al Consejo General del Poder Judicial. Resul-
ta patente hasta qué punto estos órganos constitucionales sirven para
identificar los tres poderes de la tricotomía tradicional: el Gobierno, el
Ejecutivo —ya lo vimos—; el Congreso y el Senado, el legislativo; y el
Consejo General, en dicción del artículo 122.2 queda configurado como
órgano de gobierno del Poder Judicial. Parece que en estos supuestos
—con todos los matices y salvedades que se quiera— la terminología
sería sustituible de modo que órganos constitucionales corresponden a
poderes (sin que haya que pensar que coinciden al cien por cien).
En los pasajes comentados, la LOTC no se ocupa del Rey, no lo tiene
en cuenta desde la óptica de los conflictos allí enumerados. No queda,
por tanto, expresamente considerado como órgano constitucional (lo
que no significa más que eso, sin que cierre la puerta a posibles inter-
pretaciones). Y ni allí ni en la Constitución se dice de forma paladina
que el Rey sea un poder, uno de los poderes del Estado. El constituyen-
te, sin embargo, sí dejó algunas señales claras que bien podrían ser utili-
zadas a la hora de querer construir alguna variante actual de la teoría de
los poderes. Nada más comenzar la regulación del Rey en el artículo
56.1 —el primero del Título dedicado a la Corona; adviértase también
este detalle: al iniciarse, por así decir, la parte orgánica, se abre regulan-
do en el Título II la Corona; en el siguiente se abordan las Cortes Gene-
rales (por cierto que en la última constitución monárquica habida antes
de la presente, la de 1876, las Cortes se regulaban antes que el Rey); en
otro se regulará el Poder Judicial; en otro el Tribunal Constitucional,
etcétera —, nada más afirmarse que el Rey es el Jefe del Estado y su
símbolo, se recalca que arbitra y modera el funcionamiento regular de
las instituciones. Lo de arbitrar y moderar tiene amplias connotaciones,
pues no en balde se ha hablado en tantas ocasiones del «poder arbitral»
o del «poder moderador», aunque haya que introducir todas las matiza-
ciones históricas pertinentes, pues, en efecto, la realidad es muy dife-
rente.
Por eso, y sin entrar ahora en mayores consideraciones, puesto que
se utiliza expresamente la fórmula poderes del Estado, nada parece
impedir el que el Rey sea considerado como uno de ellos. Si se sigue
manteniendo, insisto, la terminología, de tantas connotaciones, de pode-
res del Estado, no desentona dentro del esquema constitucional de la
monarquía parlamentaria, con la legitimación antes aludida y dentro
del contexto de potestadas tasadas ya señalado, el considerar al Rey
como poder moderador, poder arbitral, o poder para expresar lo simbó-
lico del Estado: logra unos perfiles netamente dibujados y asume un
decisivo núcleo de atribuciones que importa mucho queden diferencia-
das y no difuminadas ni interferidas.
7. El constituyente ha querido poner énfasis en la consagración y
tutela de los derechos fundamentales. De destacar, así, el relieve que se
58
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional esparto!

otorga a tantos contenidos del Título I, y no digamos a la famosa sec-


ción 1.a de su Capítulo Segundo. Pues bien, me gusta recalcar que si ahí
están compilados los derechos fundamentales, no todo lo que hay allí
son derechos fundamentales, pues éstos conviven con otros contenidos
constitucionales. Destacaba antes el carácter sustitutivo que desde la
opción de contención del poder han venido presentando históricamente
la separación de poderes y los derechos fundamentales. Una y otros
caminan en la misma dirección; de ahí que, con frecuencia, se alternen
o sustituyan, se intercalen o entremezclen. Pues bien, me da la impre-
sión de que entre los contenidos de la aludida «Sección 1.a» que no son
derechos fundamentales, abundan las reglas que encauzan el juego de
la separación de poderes. No son derechos fundamentales en el sentido
de las declaraciones tradicionales, pero enmarcan los detalles precisos
necesarios para que cada separación de poderes concreta funcione.
Valgan, por todos, estos ejemplos claros: el principio de legalidad penal
y sancionatorio (artículo 25.1) que, en definitiva, constriñe las opciones
del ejecutivo y enmarca las competencias del judicial (que queda tam-
bién constreñido); algo similar dígase de la prohibición a la Administra-
ción civil de imponer sanciones privativas de libertad (artículo 25.3); o,
como tercera muestra pareja, la prohibición de los tribunales de honor
(artículo 26).
En otros casos, reglas decisivas que concretan aspectos determinan-
tes de la separación de poderes se funden y mezclan con el haz de con-
tenidos y titularidades de los derechos fundamentales en sentido tradi-
cional, de modo que resultan capitales a la hora de perfilarlos. Aquí sí
que habría un claro fenómeno de superposición de ambas modalidades:
los criterios para la separación de poderes se funden con tal fuerza que
no es fácil contemplarlos separados,.sino que aparecen como integran-
tes cualificados del propio contenido del derecho fundamental. Valgan
otros tres ejemplos: el papel que juega el juez, y sólo el juez, a la hora de
la privación de libertad (artículo 17.2), como complemento inexcusable
del propio derecho a la libertad; del mismo modo que sólo pueden ser
judiciales los secuestros (artículo 20.4), como parte inescindible de la
libertad de expresión; por último, y en la misma línea, la exclusividad
judicial de las interferencias sobre el derecho de asociación (artícu-
lo 22.4), lo que viene también a formar parte del contenido de este de-
recho.
De forma que, por conluir, elementos determinantes para modular la
separación de poderes van a aparecer no sólo cuando se regula la parte
orgánica de la Constitución, sino en los lugares más insospechados. En
este sentido, recuérdese, por ejemplo, que el principio de legalidad —«la
ley regulará», lo que excluye el protagonismo inmediato del ejecutivo —
se halla salpicado a lo largo de todo el texto constitucional.
8. Una última apreciación a la hora de dejar constancia de las
características del sistema constitucional español. Dos siglos largos han
transcurrido desde que se escribiera Del espíritu de las leyes, y el tiempo
no ha pasado en balde sobre tantas reelaboraciones de la doctrina de la
separación de poderes. Hoy se pone la atención también en otras pers-

59
Lorenzo Marlín-Retonillo Baquer

pectivas y se toman en cuenta puntos de vista antaño insospechados.


Valga así una referencia, por más que somera y esquemática, a alguno
de esos otros ingredientes que pasan a jugar un protagonismo cualifica-
do en los más modernos diseños de Estado, desde esa filosofía de conte-
ner la arbitrariedad y el desmán en lo público. Habrá que aludir, así, a
lo que Loewenstein y otros autores han denominado emplazamiento de
poderes en sentido vertical, por contraste a la «horizontalidad» que
caracterizaría a las consideraciones tradicionales de los tres poderes. Se
ha destacado, así, el peso que quiso dársele al dato federal a la hora de
reorganizar la República Federal Alemana al término de la Segunda
Guerra Mundial, como antídoto frente a cualquier posible concentra-
ción de poderes del tipo de la que había ofrecido el Nacional-Socialismo.
Es así como hay que realzar ahora el fuerte impulso regional que ha
potenciado en España la Constitución de 1978, con el protagonismo
efectivo que han logrado las Comunidades Autónomas. Por cierto que, a
propósito de las polémicas y discusiones, tantas veces semánticas y
victimistas al uso, me gustaría recordar ahora un nuevo fragmento de
las minutas de la Ponencia Constitucional —la Ponencia del consenso,
recuérdese—. En la de la sesión de 25 de octubre de 1977, se incluye la
siguiente constatación:
«... y tras el correspondiente debate, el Presidente entiende, y así lo
manifiesta a los Ponentes, que existe consenso sobre la constitu-
cionalización de un Estado regionalizado».
«Estado regionalizado», como modelo querido y resultante. Pues bien, si
el Estado se organiza territorialmente en Comunidades Autónomas, según
la importante concreción del artículo 137, habrá que ver cuál es, en
efecto, el papel que a las mismas se atribuye en una configuración
actual de la relación entre poderes del Estado. Algo similar, aunque
salvando grandes distancias, habría que pensar a propósito de la cualifi-
cada fuerza municipal, fuerza difusa, sin duda —pero similar carac-
terística habría que predicar de los Tribunales — , que la Constitución ha
querido consagrar también (recuérdese que la Constitución de 1869, al
enumerar en su Título II «los poderes públicos», tras aludir a las Cortes,
al Rey como poder ejecutivo, y a los tribunales como poder judicial, se
ocupa en precepto separado, pero correlativo, de los Ayuntamientos y
Diputaciones provinciales). Incido en aspectos del mayor interés, sobre
los que bueno sería reflexionar con responsabilidad y sin simplificacio-
nes. Pero no es. éste el momento para desarrollarlos; queden meramente
apuntados.
Recordaré, también, para concluir, que desde otra perspectiva halla
hoy fortuna en el constitucionalismo la distinción entre poder constitu-
yente y poder constituido, que entre nosotros ha recibido buena acogida
— rigidez constitucional (Título X), control de constitucionalidad de las
leyes (Título IX), etc. — , con significativas aportaciones (entre otros, de
García-Pelayo, J. Pérez Royo y Pedro de Vega), y que ha sido asumida
con normalidad y reiteración por el Tribunal Constitucional, lo que
excusará de dar más detalles al respecto.

60
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

Se comprende que esta indagación ofrece muy sugestivas oportuni-


dades para continuarla, que incitan a profundizar en los argumentos.
Pero tal tentación habrá de quedar para una ocasión diferente.
9. El anterior periplo a lo largo del texto de la Constitución habrá
servido para evidenciarnos unas cuantas cosas. Ante todo, que no cabe
un recorrido simple y esquemático, sino más bien zigzagueante, casi al
modo del movimiento del caballo de ajedrez: sería una presencia real y
activa, la de la existencia de poderes con sus complejas reglas de juego,
entre las que cobran significado singular las referentes a la separación,
pero una presencia que cuesta trabajo diseccionar y ordenar, resultando
compleja la labor de reconstruir todas las piezas. Nada de fórmulas
simplistas, por tanto; ninguna trasposición mecánica de modelos rígi-
dos, y, por supuesto, ningún aval recibe el criterio de que sean tres los
poderes del Estado. Sí se ofrece, en cambio, un complejo sistema de
mecanismos previstos para la contención, freno o simple garantía de los
diversos poderes. A ellos —a alguno de ellos, pues mi pretensión es cir-
cunscrita y limitada— paso a dedicar inmediatamente la tercera y última
parte de este trabajo, pero podría citarse de inmediato, como paradig-
mático, el previsto para los conflictos de competencia entre los poderes
del Estado y las Comunidades Autónomas, o de las Comunidades Autó-
nomas entre sí, contemplados en el artículo \6\A.c) —desarrollados
luego en los artículos 60 y siguientes de la LOTC —, y cuya resolución se
encomienda también al Tribunal Constitucional. Tal sería el caso, igual-
mente, de los «conflictos entre órganos constitucionales», ya citados, de
actualidad hace bien poco, si bien un tanto artificiosa. Por cierto que el
Tribunal Constitucional al conocer de los conflictos suscitados entre el
Consejo General del Poder Judicial y las Cámaras a consecuencia de la
tramitación y aprobación de la LOPJ, resueltos por la ya citada senten-
cia 45/1986, de 17 de abril, tuvo ocasión de afirmar, en la línea que aho-
ra voy siguiendo:

«Y no cabe desconocer los importantes instrumentos que en nues-


tro ordenamiento defienden la independencia y las atribuciones de
los órganos judiciales. Por otro lado, la Constitución ofrece un sis-
tema de garantías suficientes como para depurar a su través las
extralimitaciones en las que pudiera incurrir un órgano constitu-
cional, también, por lo tanto, el Congreso o el Senado, en menos-
cabo de los órganos integrados en el Poder Judicial » (FJ 5).

«Extralimitaciones», «garantías», resultan términos claves en el siste-


ma de controles y contrapesos a que voy a referirme. Pero séame permi-
tida antes una última reflexión. De la LOPJ se hablada: debo aludir, sin
falta, a un precepto de la misma que ha venido a terciar, de forma bien
poco oportuna, en la teoría actual de los poderes del Estado.
El reflejo en la opinión pública de la discusión y aprobación de esta
ley —la orgánica 6/1985, de 1 de julio, recuérdese, y es oportuno refres-
car la fecha para situarla— denota, sin falta, la escasa cultura jurídica

61
Lorenzo Marlín-Retortillo Baquer

que se observa al presente, el carácter también sesgado y tan parcial con


que muchas veces se presentan las cosas. De esta ley, que ofrecía conte-
nidos muy importantes —y ahora querría resaltar el alcance de su Título
Preliminar: son enormes las consecuencias jurídicas, y muy positivas,
que del mismo derivan — , apenas si trascendieron dos puntos, cierto
que muy polémicos e inoportunos: el criterio de designación de los
vocales judiciales del Consejo General del Poder Judicial y el adelanto a
los 65 años de edad de jubilación de los jueces (cuando tan patentes
resultan las carencias de personal judicial); puntos inoportunos, sobre
todo, en lo que tenían de intencionado intento de forzar y romper un
consenso complejamente alcanzado, intento cuyas consecuencias —a
cambio de tan poca cosa— no debió prever bien el Gobierno que tal ini-
ciativa tomó. De ambos aspectos entendió el Tribunal Constitucional
que no procedía estimar la inconstitucionalidad (si bien después se ha
dicho que la sentencia aquí sería una de las denominadas admonitivas o
de advertencia: no declarar la nulidad pero invitando a que se rectifica-
ran los criterios). No entraré yo ahora en este terreno, sin duda resbala-
dizo. Querría sólo decir, en este momento, que, muy lejos de los puntos
álgidos de la polémica, hay un precepto en tal ley, que para nada ha
parecido interesar, y del que me gustaría que se afirmara su inconstitu-
cionalidad. Y no porque ahí aflore prepotencia, o se deje ver el rodillo o
la apisonadora del grupo mayoritario del parlamento; inconstitucional,
simplemente, por no saberse el Catecismo, o por saberse sólo una edi-
ción anticuada y preconciliar. ¿Cuál será este anatematizable precepto?
Aludo al artículo 105 LOPJ, un precepto en que se abordan aspectos un
tanto elementales, cuales son los de precedencia, pero sin duda impor-
tantes, pues ya es hora de que los españoles aprendan a saber dónde
están, y de que no surjan a la menor cicateros y aparatosos problemas
de protocolo. Entre las reglas versallescas salta la mención a los pode-
res, en una forma que a estas alturas no me parece nada adecuada. Dice
así el precepto:

«El Presidente del Tribunal Supremo y Consejo General del Poder


Judicial es la primera autoridad judicial de la Nación y ostenta la
representación del Poder Judicial y del órgano de gobierno del
mismo...»
Hasta aquí, las aludidas precedencias. Y sigue:
«Su categoría y honores serán los correspondientes al titular de
uno de los tres poderes del Estado.»
¿Es que hay tres poderes? ¿No habíamos visto que la Constitución no
permite afirmar que sean tres los poderes del Estado? ¿Cómo ha encon-
trado campo abonado aquí este espejismo? El legislador de 1985 no ha
sabido librarse de la rígida plantilla histórica que tan cuidadosamente
evitó el constituyente.

62
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

IV
No es buena la rigidez ni el automatismo, a nada conducen las escle-
rosis históricas o dogmáticas. Esto lo ha visto bien el Tribunal Constitu-
cional en una nueva sentencia que querría citar, bastante famosa y
conocida, la 77/1983, de 3 de octubre, en un amparo frente a sanción
administrativa impuesta por el Gobernador Civil de Cádiz, a consecuen-
cia de una falsa alarma de bomba realizada desde el teléfono del sancio-
nado. Dice allí el TC:
«No cabe duda que en un sistema en que rigiera de manera estricta
y sin fisuras la división de los poderes del Estado, la potestad
sancionadora debería constituir un monopolio judicial y no podría
estar nunca en manos de la Administración, pero un sistema seme-
jante no ha funcionado nunca históricamente y es lícito dudar que
fuera incluso viable por razones que no es ahora momento de
exponer con detalle, entre las que se pueden citar la conveniencia
de no recargar en exceso las actividades de la Administración de
Justicia como consecuencia de ilícitos de gravedad menor, la con-
veniencia de dotar de una mayor eficacia al aparato represivo en
relación con este tipo de ilícitos y la conveniencia de una mayor
inmediación de la autoridad sancionadora respecto de los hechos
sancionados» (FJ 2).
«No ha funcionado nunca históricamente», recalqúese, un sistema ideal
y rígido de división de los poderes del Estado. Más que fórmulas sim-
ples y simplistas, la realidad es complicada, con vaivenes, recovecos,
idas y venidas; no suelen imperar las fronteras de línea rectas, ideales,
sino que son complejas las demarcaciones y entrelazadas, con estriba-
ciones regidas por leyes arcanas que no se dejan adivinar con facilidad.
Pues bien, tal afirmación del TC nos da ocasión para arrancar en esta
tercera y última parte en la que expondré de forma sucinta algunas
muestras de estos complejos engranajes entre poderes, para resaltar
cómo funcionan controles, pesos y contrapesos, barreras y límites.
Adviértase, empero, que no quiero ofrecer un panorama exhaustivo y
sistemático, sino que he de fijarme tan sólo en aspectos sobresalientes,
o que a mí me han llamado la atención de forma especial. Recalco, por
tanto, este tono selectivo y asimétrico. Es así como paso a enunciar
aspectos diversos, cada uno de los cuales podría ser objeto de un amplio
desarrollo. Soy consciente, en efecto, de que aquí se abren muy sugesti-
vos campos de investigación en un panorama sin duda apasionante,
alguna de cuyas líneas me gustaría profundizar. Pero ello habrá de que-
dar necesariamente para otras ocasiones.
1. El primer ejemplo a considerar nos lo depara la aludida senten-
cia del TC: ¿sólo los Tribunales conocerán de los asuntos litigiosos?
¿Sólo han de sancionar los jueces? Conviene no extraer una opinión
63
Lorenzo Martín-Retortillo Baquer

equivocada de la lectura del artículo 117.3 de la Constitución, con su


referencia a que el ejercicio de la potestad jurisdiccional juzgando y
haciendo ejecutar lo juzgado corresponde exclusivamente a los Jueces y
Tribunales. De «monopolio judicial» hablaba, en efecto, la sentencia,
pero para decir que no ha existido nunca. He aquí tres posibles vetas
que marcan claras líneas de excepciones a la regla:
A. El que algo esté sub iudice, ¿implica que la opinión pública tiene
necesariamente que aguardar? ¿Implica, por ejemplo, que la prensa
debe callar? Sin duda que en ocasiones es positivo que haya zonas
reservadas, y resulta obvio que hay secretos que la prensa debe ob-
servar.
También hay que recordar que es preciso reclamar una cualificada
profesionalidad al periodista —el esfuerzo porque la información sea
veraz es algo que obliga — . Pero, dando por descontadas esas cautelas,
nada impide que la prensa informe o tome postura. Valga aquí una
remisión a la doctrina de la importante sentencia del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos en el caso The Sunday Times (26 de abril de
1979), justo a propósito de la libertad de prensa cuando un tribunal
estaba conociendo de los efectos del tristemente célebre fármaco cono-
cido como la talidomida. Una cosa es la decisión judicial, con toda la
fuerza que le atribuye el sistema jurídico, y otra, muy distinta, la infor-
mación periodística y la creación de opinión pública.
B. En sentido similar, se puede recordar la destacada facultad atri-
buida a las Cámaras (artículo 76.1 de la Constitución) para que creen
Comisiones de investigación, facultad que adquiere luego gran proyec-
ción, pues ha sido reconocida a las Asambleas de las Comunidades
Autónomas. A cada opción —decisión judicial o actuación parlamenta-
ria— habrá que dar el alcance correspondiente y surge, en efecto, una
amplia zona propicia a las tensiones, pero de lo que se trata ahora es de
realzar la modalidad señalada.
C. Tercera referencia aquí a un tema de gran significado y de enor-
me efectividad práctica, cual es el de las sanciones administrativas. La
Constitución, si bien introduciendo límites minuciosos, optó por reco-
nocer —y en diversos lugares— esta modalidad sancionatoria reservada
a la Administración. Por otra parte, el creciente flujo que pugna por
descriminalizar o despenalizar conductas, que con tanta fuerza se siente
en las actuales sociedades, y desde luego en España, está contribuyendo
a que las sanciones administrativas conozcan un reverdecer que no se
sospechaba hace pocos años. En esta direción no deja de ser curioso
que el legislador, en alguna ley moderna, de gran significado ordenador,
al intertar configurar el entorno jurídico de la Administración, ofrezca
como algo normal, y junto a otras cualificadas potestades, la potestad
sancionatoria. Así, el artículo 4.1./J de la Ley Reguladora de las Bases
del Régimen Local, Ley 7/1985, de 2 de abril. Es, el de las sanciones
administrativas, tema de mi afición, pero en el que no es éste el momen-
to de insistir. Su significado resulta grande y destacado. En todo caso,
hay algo que está claro en la actual respuesta: si se reconoce un amplio
64
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional esparto!

margen a la actuación administrativa, una de las claves de la regulación


la constituye la recurribilidad ante los tribunales de justicia. Amplia
zona para la decisión administrativa, sí, con consecuencias de gran
alcance en no escasas ocasiones, pero control siempre por los tribuna-
les, que pasan así a pronunciar la última palabra.
2. La anterior constatación nos permite pasar a un punto siguiente,
más bien una constelación de problemas que quedarán apenas enuncia-
dos: control de la Administración Pública por los Tribunales, pero como
efecto global y genérico, y no ceñido sólo al ámbito de lo sancionatorio.
Los jueces, tradicionalmente administrados desde el Ministerio de Justi-
cia —como símbolo de las arraigadas interferencias que la Justicia
venía sufriendo desde la Administración puede recordarse la solución
que adoptaba la anterior Ley de Conflictos jurisdiccionales; la Ley hoy
vigente, la Orgánica 2/1987, de 18 de mayo, ha alterado sustancialmente
el sistema, si bien conviene recordar que se sitúa en la zona límite en
cuanto a las relaciones interpoderes, así como que su estudio minucio-
so resulta siempre ilustrador para las reflexiones que ahora nos
ocupan — , pues bien, este poder nulo o, al menos, tradicionalmente,
debilitado, aparece hoy dotado de amplísimas atribuciones frente a la
Administración Pública. Pieza clave para la nueva filosofía va a resultar
el artículo 106.1 de la Constitución, en cuanto previene que los tribuna-
les controlan la actuación administrativa. La afirmación constitucional
aparece, además, sin distingos ni matizaciones, como si se prescindiera,
incluso, de cualquier reminiscencia del planteamiento de corte francés
según el cual los tribunales no debían perturbar o interferir (troubler) el
funcionamiento de la Administración, según la arraigada respuesta que
se daba en el país vecino a las reglas de la separación de poderes. Los
Tribunales controlan a la Administración. Pero ¿qué quiere decirse con
la expresión? ¿Hasta dónde se llevarán las consecuencias? El control,
¿se agolará con un a modo de seguimiento? ¿Cabrán sólo enjuiciamien-
tos a posteriori? ¿Podrá paralizarse la actuación administrativa \> se
juzgará sólo ex post fado? Hace su entrada, así, la importante veta de la
suspensión de las actuaciones administrativas con motivo de la interpo-
sición de los recursos. Las grandes operaciones administrativas, como
los instrumentos urbanísticos señalados, o las declaraciones de espa-
cios cualificados, los propios reglamentos significativos, ¿podrán sufrir
una alteración en el ritmo previsto, debido a la interferencia de la Justi-
cia sobre la Administración? De otra parte, el controlar ¿implica que el
Tribunal se sustituye a la Administración a la hora de dictar la resolu-
ción concreta, a la hora de fijar el alcance de la norma? ¿Anularán sólo,
y devolverán? Son todos ellos interrogantes de la mayor entidad, que
van desencadenando nuevas exigencias y que incitan sin duda a profun-
dizar. Porque, además, la creciente interferencia que de hecho se obser-
va sobre la Administración está planteando nuevos problemas al buscar-
se salida por otras direcciones. Le consta a la Administración que si
busca una solución administrativa a determinados proyectos no va a
tardar en hacerse presente el control judicial, con variable intensidad,

65
Lorenzo Martín-Retortillo Baquer

pero acaso incluso paralizando y suspendiendo de entrada el procedi-


miento iniciado. ¿Es lícito, siempre y cuando la Administración cuente
con la necesaria mayoría —lo cual suele ser normal dado el obvio apoyo
parlamentario que cada Gobierno necesita por definición—, escapar
hacia arriba de la solución administrativa, e intentar responder median-
te la correspondiente ley ad hoc? El plan urbanístico o el decreto decla-
rando determinada zona especialmente calificada —a tenor de la políti-
ca de espacios protegidos, por ejemplo, pero también a la hora de deli-
mitar un campo militar de entrenamiento o un polígono de tiro—, pue-
den ser mediatizados con toda sencillez por los afectados excitando la
correspondiente actuación judicial. Si el procedimiento se canaliza a
través de una ley —y conviene no perder de vista que aparte de las Cor-
tes Generales existen en el país diecisiete parlamentos regionales con
amplias competencias en todas estas materias— queda ya enervado el
efecto reaccional, que tiene que buscar ahora otras vías más arduas.
Pues bien, ¿cómo hallar aquí los topes y linderos? ¿Habrá criterios para
señalar que algo debe someterse necesariamente a la solución adminis-
trativa, que algo no debe acceder a la solución parlamentaria? ¿Lo mis-
mo que se habló de una «reserva de ley» habrá una «reserva administra-
tiva»? El problema es muy complejo, sin duda, pues además no se puede
olvidar una larga tradición, arraigadísima en el siglo pasado, de leyes
singulares para resolver problemas concretos: concesiones de ferroca-
rriles, construcción de nuevas carreteras, etc. Quede, así, apuntado
como una de las zonas polémicas y vivas que depara el estudio de la
demarcación de los poderes del Estado. Problema al que, en todo caso,
alguna solución habrá que buscarle.
Los tribunales controlan, pero ¿qué tribunales? ¿Cualquier juez o tri-
bunal? No se olvide que la Ley Fundamental ha constitucionalizado la
jurisdicción contencioso-administrativa. No sería ocioso, así, entender
que esta jurisdicción mantuviera peculiaridades que le diferencien de
las otras. ¿Y los jueces, requerirán una formación cualificada? Dando
un paso más en esta dirección, ¿se exigirá «unidad de jurisdicción» para
la Administración Pública?
Otra nueva ramificación a no echar en saco roto: los Tribunales
controlan a la Administración, pero no debe olvidarse que hay órganos
administrativos que a su vez son órganos constitucionales que tienen
encomendadas importantes funciones constitucionales. Piénsese en el
ejemplo fácil del Presidente del Gobierno, que, una vez que cumpla
determinados requisitos, puede disolver las Cámaras, convocar eleccio-
nes o convocar un referéndum. A nadie se le ocurriría que tales funcio-
nes sean enjuiciables por los iribunales que controlan a la Administra-
ción y que pudiera darse aplicación al conjunto de medidas previsto al
respecto. Pero será importante —el tema lo ha estudiado recientemente
A. Embid Irujo— tener los conceptos perfilados y las armas bien selec-
cionadas. Para no confundir lo inconfundible.
Yo creo que son muchos los interrogantes que esperan respuesta
acertada. Hay, en efecto, una amplia zona polémica, un vasto hinterland.
Lo mejor para todos es que se tenga claridad en punto a cuáles son las

66
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

exigencias de la separación de poderes. Se ha de agradecer, por supues-


to, las respuestas concretas. Pero también es de auspiciar que puedan
alcanzarse respuestas globales y de validez más generalizada. Concluiré
este punto recordando una destacada aportación jurisdiccional que se
sitúa en el género de las respuestas concretas. La sentencia de la Sala de
lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Territorial de Zaragoza
de 14 de junio de 1988, resolvía el recurso interpuesto por diversos pro-
fesores contra la fijación de departamentos que había acordado la Uni-
versidad de Zaragoza. En el considerando decimoquinto, que quiero
transcribir íntegro, se contiene, en efecto, el siguiente razonamiento que
de manera tan adecuada viene al caso:
«Que, a partir de aquí, la aplicación de la doctrina transcrita no
puede llevarnos a otra conclusión que a la de declarar que los
actos impugnados no se oponen a la legalidad, y que la creación de
los Departamentos que ha hecho la Universidad de Zaragoza está
amparada por el principio de autonomía universitaria. Otra cosa es
el que las decisiones administrativas que se combaten no sean
acertadas e incluso resulten inoportunas, si la nueva organización
ha podido incidir negativa y gravemente sobre la organización
preexistente a la que ha podido privar de algunas de sus estructu-
ras docentes —en las cuales la investigación y la enseñanza habían
alcanzado envidiables cotas de eficacia y dedicación — ; pero este
tema no puede ser objeto de solución por la Sala encargada de
velar por el cumplimiento del principio de legalidad, pero no por la
oportunidad de las decisiones administrativas. Sobre tan claras
bases, si este Tribunal de Justicia entrase a valorar el desacierto de
los actos impugnados estaría convirtiéndose en Administración e
incidiendo negativamente en el principio de división de poderes
garantizado por nuestra Carta Magna.»

3. Los jueces, ese «poder de configuración plural», según la opinión


del TC, han pasado de ser un poder nulo e irrelevante a ostentar amplí-
simas facultades. El poder de este poder es hoy enorme. ¿Recapacita-
mos suficientemente lo que representa su facultad de control de la
Administración incesantemente ejercida día a día? Se incorpora así un
dalo decisivo a la hora de filosofar acerca de la realidad cotidiana del
poder o, visto el panorama desde el ángulo opuesto, los reponsables de
las Administraciones Públicas tienen hoy necesariamente, a la hora de
hacer sus previsiones, que contar con la significativa interferencia judi-
cial de control. Pero no sólo a la Administración, los Tribunales juzgan
a todos. Bueno, a todos no; convendrá, en efecto, dejar constancia de
algunas claras excepciones a la regla, que han sido implantadas con
toda intención por el orden constitucional. Y que, por ende, deben ser
asumidas sin complejo alguno de inferioridad, como garantía, al contra-
rio, para que puedan afirmarse decisivos valores constitucionales.
a) Recordaré, en primer lugar, la afirmación del artículo 56.3, a
cuyo tenor la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabi-

67
Lorenzo Martín-Retortillo Baquer

lidad. La regla demostró su indudable utilidad y significado durante el


proceso contra los militares que pusieron en marcha la intentona del 23
de febrero de 1981.
b) Adviértase, en segundo lugar, cómo los diputados y senadores no
pueden ser inculpados ni procesados sin la previa autorización de la
Cámara respectiva (artículo 71.2).
El problema es vivo e interesante, y de gran actualidad en los países
de nuestro entorno y, por supuesto, en España. Ha saltado la chispa, así,
ante la facilidad con que pueden derivarse condenas pecuniarias en
aplicación de la Ley Orgánica de protección al honor y la intimidad, 1/
1982, de 5 de mayo (sabiendo, en cambio, lo difícil que era obtener con-
denas en la vía penal, aunque se hubiera franqueado el acceso a la mis-
ma). Tras ser condenado —por los jueces, obviamente— el Presidente de
la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados, don Pablo Caste-
llanos, a raíz de una crítica a la judicatura, se modificó la Ley Orgánica
1/1982, a través de la Ley Orgánica 3/1985, de 29 de mayo, para impo-
ner también en esta vía la exigencia del implicatorio. Una reciente STC,
la 243/1988, de 19 de diciembre, ha otorgado amparo, con juicios muy
críticos para con la citada reforma, a consecuencia del no otorgamiento
del suplicatorio solicitado contra el senador de Zamora don Andrés Luis
Calvo. Y está pendiente ahora la aulocuestión de inconstitucionalidad
que el propio TC se planteó contra la Ley que introdujo la citada refor-
ma (recuérdese que la constilucionalidad de la reforma había sido cues-
tionada por Alfonso Fernández-Miranda). Recalco que la postura del TC
fue muy crítica en la sentencia fallando el recurso de amparo.
En todo caso, y con carácter general, sin perjuicio de evitar las utili-
zaciones abusivas e injustificadas, conviene tener presente que las pre-
rrogativas o privilegios parlamentarios, que vienen a proteger la función
como tal, tienen una lógica indudable y de ahí que sean expresamente
asumidos por la Constitución. Dígase lo mismo de su notable arraigo en
el parlamentarismo. Entre los muchos centenarios que coinciden este
año, y que bueno es rememorar, uno de ellos es el que se refiere al Bill
of Rights inglés, de 1689, que cumple, así, su tercera centuria. Pues bien,
en él, y como regla novena, se convenía:

«Que la libertad de palabra y de debate o de actuaciones en el Par-


lamento no puede ser impedida o puesta en cuestión ante Tribunal
alguno y en ningún lugar que no sea el Parlamento.»

Preocupa desde siempre, por tanto, la garantía para el normal y libre


funcionamiento de los parlamentarios.
c) Aunque se trata ya de un nivel muy diferente —de modo que no
se está ante exención de enjuiciamiento por parte de los Tribunales — ,
quiero aludir a otro efecto constitucional de gran impacto. Me refiero a
la opción que se otorga a determinadas personas de callar ante el juez,
de no responder a sus preguntas, sin que por ello se deriven consecuen-
cias nocivas. La regla puede extrañar en supuestos límites, pero ha sido

68
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

expresamente asumida por la Constitución con todas las consecuencias,


por entender que cumple determinadas funcionalidades. El artículo 20
consagra, así, el secreto profesional del periodista. Por su parte, el ar-
tículo 24.2 garantiza a todos el no declarar contra sí mismos, así como
no confesarse culpables. El propio precepto en párrafo aparte, y con
similar intención, contiene una habilitación al legislador para asegurar
el secreto ante el juez por razón de parentesco. La misma regla se prevé,
en el propio lugar, con toda lógica y dejando abiertas implicaciones de
gran significado, por razón de secreto profesional: aflora aquí una zona
polémica, de gran actualidad, que debe ser abordada sin complejos y
con toda frialdad.
De modo que hay excepciones cualificadas. Con estas salvedades, y
cualquier otra similar, la regla es, sin embargo, que los jueces juzgan a
todos.
Controlan, incluso, el proceso electoral a través del cual se accede al
Parlamento. Adviértase, también, el significado de esta facultad hoy
decididamente incorporada al ordenamiento jurídico español, que ha
pasado, tras la positiva experiencia del Decreto-Ley de 1977, en plena
transición política, a la Ley General Electoral. Se dejan de lado otras
opciones, como la del autocontrol por el propio Parlamento, y se da el
paso decisivo, que ha resultado muy eficaz, de llamar a los jueces para
que asuman esta encomienda. Aunque, por supuesto, el resultado es tal
porque así lo ha querido con toda intención el legislador.
Esta última referencia nos pone en contacto con un dato de interés:
aparece, en efecto, el carácter subordinado del Poder Judicial, en cuan-
to, como punto de partida, si se quiere garantizar la independencia de
los jueces, se hace en el bien entendido de que están sometidos al impe-
rio de la Ley (artículo 117.1). La ley va a jugar, por tanto, como medida y
canon de su actuación.
Sentado este principio general, sencillo a simple vista, el panorama
resulta mucho más complejo de lo que parecería, por lo que se precisan
algunas puntualizaciones. Tres querría formular ahora:
a) Aludiría, en primer lugar, al supuesto, que se traduce en claro
desprestigio de la judicatura, pero que nos pone en contacto con la fase
más viva y apasionante de la tensión entre poderes, de que el juez desco-
nozca olímpicamente el mandato de la ley. Sería el caso extremo de
apartarse, sin rodeos, de lo que con claridad ha dispuesto el legislador.
A. Fanlo Loras ha estudiado recientemente el conjunto de sentencias
que decidieron dar por buena la moción de censura municipal en aquel
período en que resultaba claro que el legislador había establecido que
sólo en el futuro podía tener lugar (en concreto, recuérdese que la dis-
posición transitoria tercera de la Ley General Electoral de 1985, Ley que
es la que rige tal modalidad, estableció que sólo seria de aplicación «una
vez celebradas las primeras elecciones locales siguientes a la entrada en
vigor de esta ley»).

69
Lorenzo Martín-Retonillo Baquer

b) Junto al caso anterior, extremo y patente, y que no tiene defensa


alguna —que sirve para descalificar a los protagonistas de la intromi-
sión—, resulta normal, en cambio, el que el juez tenga que decidir para
dotar a una norma de contenido, para salvar fricciones o contradiccio-
nes normativas o, simplemente, para rellenar lagunas. La acumulación
de mandatos de muy diversos períodos, la intensa aceleración social, el
descuido frecuente de quienes hacen las normas, ya sea el legislador, ya
las Administraciones con los reglamentos, y muchas otras circunstan-
cias similares, propician que el juez deba desempeñar un marcado
protagonismo.
c) Junto a lo anterior, junto al complicado mundo de roces a la
hora de aplicar las normas —aspecto éste muy sugestivo que está
ocupando a tantos especialistas — , destacaré ahora una nueva variante
cada vez más frecuente: abundan los supuestos en los que el autor de la
norma no ha agotado el contenido total de la misma. Queda, así, un
espacio para la decisión, que debe ser rellenado, dándose entrada a
amplios márgenes de discrecionalidad. En los últimos tiempos se obser-
va aquí una interesante quiebra: no es infrecuente que la decisión dis-
crecional, que hace poco se atribuía a la Administración Pública, se
encomiende ahora a los jueces. Como pequeña muestra, y como peque-
ño homenaje al malogrado profesor Manuel Alonso García, valgan unas
palabras suyas escritas en la primavera de 1987, cuando estaba canden-
te la opinión pública en torno a los casos de los futbolistas Francisco
Llórente y Hugo Sánchez. Al aludir a la solución del artículo 16 del RD
1006/1985, de 26 de junio, que atribuye a la jurisdicción laboral la
cuantía indemnizatoria, señalaba el que fue ilustre laboralista de la
Complutense: «El ordenamiento deja aquí al juzgador un margen de
discrecionalidad realmente amplísimo. No establece módulos rígidos
que sirvan como base de cálculo para cuantificar el resarcimiento, sola-
mente estipula criterios que sirvan de punto de referencia, estipulando
como tales "las circunstancias de orden deportivo, el perjuicio que se
haya causado a la entidad, los motivos de ruptura" y un abierto cajón de
sastre, donde cabe todos "los demás elementos que el juzgador conside-
re estimables"; como puede advertirse, el margen de discrecionalidad
del juzgador es, en verdad, abierto. Pero discrecionalidad no es arbitra-
riedad...» {La extinción de los contratos, en «El País», lunes 16 de marzo
de 1987).

Alguien tiene que tomar determinadas decisiones, pues la previsibili-


dad del legislador, o del autor del reglamento, no puede ser infinita.
¿Quién indicará cuál debe ser el itinerario alternativo cuando se cues-
tiona el recorrido de una manifestación? ¿O las frases a corear, los
lemas de las pancartas? En otros ámbitos, hay que puntualizar cómo
debe rectificarse una información incorrecta, o qué es lo que debe hacer
saber a la opinión pública quien ha manchado el honor o el buen nom-
bre de una persona. Son todos ellos supuestos, meras muestras de una
vasta realidad, en que se llama al juez a que decida, y con gran discre-
cionalidad.

70
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

En definitiva, que de una y otra manera, en unas y otras tesituras, el


poder real de los jueces como poder del Estado resulta muy acrecido. La
expresión Estado de ¡os jueces, no aparece carente de base real.
Ello va a deparar una perspectiva nueva muy sugerente en esta rueda
de controles y límites, pesos y contrapesos. ¿Cómo se articulará, en
efecto, el control de los jueces? Sin duda, es preciso proceder aquí con
todo tipo de cuidados. La exigencia constitucional de la independencia
para los integrantes del poder judicial (artículo 117.1) reclama que sus
decisiones jurisdiccionales, su función primordial de la/wns dictio, o de
«decir el derecho», sólo puedan ser rectificadas a través de los oportu-
nos recursos jurisdiccionales (suplicación, apelación, casación, etc., con
todas las variantes). Pero también es cierto que han hecho su aparición
coordenadas nuevas. Lo expresaré con el título del trabajo que tuve el
gusto de preparar para conmemorar que la «Revista de Administración
Pública» hubiera alcanzado su número 100: «Del control de la discrecio-
nalidad administrativa al control de la discrecionalidad judicial». En
efecto, hoy el artículo 44 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional,
abre la puerta a recursos de amparo ante el TC cuando las actuaciones
judiciales hubiesen violado los derechos fundamentales. Sin duda que
se trata de una vía marcadamente excepcional. En principio son los jue-
ces los garantes de los derechos fundamentales. Pero para cuando el
sistema rechine, para cuando aparezca la disfunción, bueno es tener
previsto el cauce de garantía. Se ha producido, así, una interesante
jurisprudencia —cuyos primeros pasos analizaba en el trabajo recién
citado— que entra a controlar actuaciones judiciales, que, en lo que tie-
ne de reducción de la discrecionalidad, utiliza las mismas técnicas y
figuras que se fueron depurando por los tribunales a la hora de enjui-
ciar la discrecionalidad de la Administración Pública.

4. Queda, en todo caso, el poder judicial sometido a la ley, vincula-


do a la superioridad de la ley. Se resalta, así, la posición prevalente del
Parlamento —autor de la ley—, que no en balde es el representante del
pueblo (artículo 66.1), y ya sabemos que la soberanía nacional reside en
el pueblo (artículo 1.2). Pues bien, para terminar esta selección de refle-
xiones insistiré en un nuevo aspecto, no muy aclarado aún pero que está
suscitando vivo interés, de este conjunto de entrecruzamientos, frenos,
topes y contrapesos que vengo analizando.
Dejaré de lado intencionadamente una de las perspectivas más fasci-
nantes del actual derecho público: la tradicional soberanía del parla-
mento está conviviendo con el control de constitucionalidad de las leyes
realizado desde los Tribunales Constitucionales. Aquel paso que abría
en 1803 el juez Marshall con la famosa decisión Marbury versas Madi-
son, de la Corte Suprema de Estados Unidos de Norteamérica —y
habían transcurrido ya buen número de años desde que en 1787 se
promulgara la Constitución — , es hoy realidad asentada, con todas las
adaptaciones precisas, en buen número de países. Bien lo han puesto de
manifiesto los escritos de Cappelletti, García-Pelayo, Favoreu, Jean
Rivero, García de Enterría, Pizzorusso, Zagrebelsky y tantos otros.

71
Lorenzo Martín-Retortillo Baquer

Dejando de lado este filón, tan aparatoso y tan relevante, objeto ya de


muy intensa atención —y que otros han estudiado desde esta misma
perspectiva de la separación de poderes; valga así la remisión al reciente
libro de J. Pérez Royo, donde se encontrará muy abundante bibliogra-
fía—, me centraré ahora en otra faceta menos monumental pero muy
significativa también. La función normativa es, sin duda, primigenia de
los parlamentos, de modo que tal vez la ley sería el gran símbolo de los
mismos. Pero también tienen encomendadas otras atribuciones de no
escaso peso. Pues bien, la actividad no legislativa de los Parlamentos
puede ser controlada desde fuera de los mismos —lo que constituye un
nuevo paso de enorme entidad— si desde ella se hubiesen llegado a
vulnerar los derechos fundamentales de los ciudadanos. En efecto, el
artículo 42 de la LOTC —pues va a ser al TC a quien se encomienda la
función de control— abre singulares oportunidades al disponer:
«Las decisiones o actos sin valor de Ley emanados de las Cortes o
de cualquiera de sus órganos, o de las Asambleas legislativas de las
Comunidades Autónomas, o de sus órganos, que violen los dere-
chos y libertades susceptibles de amparo constitucional, podrán
ser recurridos...»
Esta regulación ha dado pie a una singularísima jurisprudencia,
cuyos pasos iniciales he analizado en otra ocasión, y a la que ahora me
remito. Si antes recordaba la STC 243/1988, para que se rectificara la
denegación por parte del Senado de un suplicatorio, en materia de pro-
tección del honor, tal vez la sentencia más aparatosa en esta dirección
fuera la primera dictada en relación con el Senador Carlos Barral, la
10/1985, de 22 de julio, también sobre denegación de suplicatorio,
entonces en la vía penal. Pero en muchas otras materias han sido
controladas decisiones tanto de las Cortes Generales como de las Asam-
bleas de las Comunidades Autónomas.
En esta línea, aparece una nueva referencia: tradicional autonomía
de las Cámaras (que se traducía en inmunidad de hecho), juicio de
constitucionalidad, atribuido al TC, control, también, de actividad no
legislativa en cuanto vulnere los derechos fundamentales, encomenda-
do, igualmente, al TC. Se ha abierto una nueva vía de supervisión, bien
es verdad que, por razón de la materia, mucho más concreta y específi-
ca. Ha gozado de gran predicamento estos últimos años la noción de
«administración en sentido material». Los actos administrativos, así,
provendrían no sólo de las Administraciones públicas. También órganos
constitucionales del todo diferenciados de la Administración Pública
producirían actos que en sentido material tendrían la consideración de
administrativos. La construcción, como se sabe, conlleva unos efectos
prácticos innegables: con apoyo en la idea del derecho a la tutela judi-
cial efectiva, auspiciada por el artículo 24 de la Constitución, se va a sos-
tener que los tribunales de lo contencioso-administrativo puedan cono-
cer de actos no sólo de las Administraciones Públicas, sino también de
órganos constitucionales, en cuanto sean administrativos en sentido
72
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

material. Se ha producido, así, una acelerada evolución, de cuyos pasos


y de cuyo alcance prescindiré en la presente ocasión, pero que ha halla-
do un hito culminante en la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985, a
cuyo tener los asuntos funcionariales y de contratos —o, como dicen los
artículos 58.1 y 74.1.C) de la citada LOPJ, «en materia de personal y
actos de administración»— podrán ser residenciados ante la jurisdic-
ción contencioso-administrativa. A las amplias modalidades fiscalizado-
ras antes señaladas, se suma esta otra que se encomienda a los tribuna-
les del fuero común llamados a enjuiciar a la Administración. La intro-
ducción de esta notable especialidad en el sistema de relación entre
poderes —que una decisión del Parlamento sea controlada por uno de
los órganos del poder judicial, si bien ello es así porque el propio Parla-
mento lo ha determinado — , se justifica realzando lo circunscrito y limi-
tado de la materia objeto de control: al margen quedan los cometidos de
significado constitucional, político o normativo, para franquearse la
puerta, sólo, en los temas funcionariales y contractuales, la actividad
administrativa, en sentido estricto. El problema radicaría aquí en querer
forzar la interpretación y dar un sentido demasiado amplio a la expre-
sión «actos de administración». No se trata sólo de un futurible o de una
preocupación intelectual. Casos se han dado ya en que, junto a una
línea de sensatez y sosiego, la jurisprudencia contencioso-administrati-
va ha intentado llevar demasiado lejos las previsiones que con tanta
mesura se formularon. Paradigmático podría resultar así el Auto del TS
de 18 de febrero de 1987, de la Sala Cuarta, en el asunto de la sede de
las Cortes de Castilla y León. Entiendo que se trata de una decisión
enormemente desafortuna, que ha sido ya criticada con justeza por la
doctrina (así, A. Embid Irujo, que ha estudiado también otros supuestos
similares). Cuando diversos parlamentarios de las Cortes de Castilla y
León impugnaron ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo de Bur-
gos el acuerdo de designar el Castillo de Fuensaldaña como sede de las
mismas, la Sala, con buen acierto, inadmitió el recurso, entendiendo
que ése no era un problema de su incumbencia, declarándose incompe-
tente. Se trataba, en efecto, de una decisión eminentemente política que
nada tenía que ver con la interpretación originaria del título «actos de
administración». Pero cuando los parlamentarios acudieron en apela-
ción ante el TS, éste dio un quiebro sorprendente al asunto, en-
tendiendo que se estaba ante un acto de administración, y que la Sala
debía entrar a conocer, por tanto. Se dirá, así, entre otras cosas, en el
auto citado:

«En consecuencia, la extensión y los límites de la jurisdicción con-


tencioso-administrativa, señalados en el artículo 1.° de su Ley
Reguladora, han de entenderse ampliados no sólo con la incorpo-
ración de la Administración de las Comunidades Autónomas en el
concepto de Administración Pública, como formalmente hizo la
Ley 34/1981, de 5 de octubre, sino que la posibilidad de revisión
jurisdiccional incluye todos los actos de administración de cuales-
quiera de los órganos de las Comunidades Autónomas y no sola-

73
Lorenzo Martfn-Retortillo Baquer

mente de los órganos del poder ejecutivo; pues, sin perjuicio de la


división de poderes que consagra la Constitución, con las inheren-
tes secuelas de control del ejecutivo por el judicial y de la soberan-
ía del legislativo como emanación de la voluntad popular, hay en el
legislativo actos de administración ajenos al contenido específico
de sus soberanas funciones legislativas, y estos actos de adminis-
tración pueden y deben ser objeto también del control de la juris-
dicción...»

De celebrar el reconocimiento que el Auto hace de que la Constitu-


ción consagra la división de poderes. Pero yo creo, en cambio, que en
aras de la misma hay pasos que los órganos jurisdiccionales nunca
deberían dar. Me gusta repetir que hay lides políticas que deben ser
ventiladas en las arenas políticas. Y que el afán por juridificar conflictos
que no tienen tal carácter, es lo peor que le puede ocurrir al Derecho y a
los instrumentos jurídicos, o, como certeramente señaló el profesor
García-Pelayo en una solemne ocasión, «el intento de resolver por vía
jurisdiccional contiendas que sólo por vía política pueden encontrar
solución satisfactoria es el medio más seguro para destruir una institu-
ción cuya autoridad es la autoridad del Derecho» (Discurso en el acto de
constitución solemne del Tribunal Constitucional).
En resumen, control del Parlamento sí, pero dentro de un orden y
por quien haya recibido tan importante atribución. Por eso resulta tan
apasionante esta tarea de fijar los perfiles y las demarcaciones últimas
de la separación de poderes. Lo cierto es hoy que el Parlamento, todo-
poderoso e inalcanzable hasta hace bien poco, va a poder ser controla-
do en un buen número de situaciones.
5. Para ir concluyendo ya destacaré, a modo de recapitulación, la
complejidad, la de entresijos que ofrece, el entrecruzamiento de refe-
rencias, propio del actual sistema constitucional español. Sorpresivo e
inesperado resulta, en efecto, el conjunto de barreras, pesos y contrape-
sos, al objeto, en última instancia, de que el poder contenga al poder.
Nada menos que el Parlamento, prototipo del modelo de elecciones
democráticas, va a ser controlado, encomendándose la supervisión, nor-
malmente —a salvo los supuestos menores de su actuación administra-
tiva, en sentido material — , al TC. He intentado no ocuparme en mi
exposición del TC, y no he aludido a él más que de pasada, entre otras
cosas porque ha sido ya objeto de minuciosa atención por parte de la
doctrina. Pero a nadie le cabrán dudas acerca de su enorme significado
en lo que al equilibrio de poderes respecta. A veces se enfadan con él los
políticos. A los observadores distanciados nos suele resultar pintoresco
ver cómo suelen callar cuando les da la razón, mientras que gruñen y
protestan, con gran eco de algunos periodistas, cuando el fallo no va en
la dirección que les gustaría. A veces algunos se permiten alardes de
ingenio con frases del siguiente tenor: ¿cómo van a imponerse estos
doce hombres, que no han sido votados por el pueblo, a los represen-
tantes de la soberanía nacional? Con ello no hacen sino mostrar su

74
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

ignorancia de los complejos mecanismos democráticos, pues ninguna


duda cabe de su plena legitimidad.
Pues bien, en esta serie interminable, y para intentar salir del labe-
rinto de relaciones, injerencias y controles, podemos formularnos una
vez más la tópica pregunta: ¿quién controla al controlador? ¿Habrá
alguien que arbitre al arbitro? «Ño cabe recurso alguno» contra las sen-
tencias del TC, dice la Constitución en su artículo 164.1. Y sin embargo...
Sin embargo, sabemos que altas exigencias vienen a alterar la regla apa-
rente, introduciendo una nueva perspectiva que querría dejar insinuada
como colofón de estas reflexiones. En efecto, el decidido afán por la
tutela de los derechos fundamentales ha llevado a permitir que las deci-
siones del TC puedan ser residenciadas ante el Tribunal de Derechos
Humanos de Estrasburgo, en línea con las previsiones del Convenio
Europeo para la protección de los derechos humanos y libertades
fundamentales, dado en Roma el 4 de noviembre de 1950. Tan es así que
acaban de producirse las dos primeras sentencias en que España ha
sido condenada (casos Barbera, Messegué y Jabardo, de 6 de diciembre
de 1988, y caso Unión Alimentaria Sanders, S. A., de 7 de julio de 1989),
rectificándose la opinión del TC, en cada uno de los supuestos. Quede
para otra ocasión analizar tan interesante aspecto y profundizar en sus
peculiaridades. Ahora sólo destacaría su significado de conjunto. Por
eso querría concluir con esta entrada de orden internacional. Para
hablar del actual sistema constitucional español, para precisar sus
mecanismos, no resulta ocioso evocar sus conexiones exteriores. En
efecto, uno de los signos de nuestro tiempo es el de la internacionaliza-
ción, que queda normalizada con toda naturalidad. Los Estados nacio-
nales abdican de parte de su poder para lograr un nuevo equilibrio. Se
introducen, así, nuevas referencias que complementan la cadena inter-
na de pesos y contrapesos, en un diseño mucho más rico y más comple-
jo. La aludida proyección internacional, asumida en aras de la garantía
de los derechos fundamentales, es todo un símbolo. Que nos obsequia,
además, con el regalo de la paradoja: no deja de ser curioso que en
tiempos de tan acendrada descentralización —y la reciente experiencia
española de consolidación de un Estado de las autonomías sería una
muestra bien expresiva— nos encontramos, en cambio, con una notable
y rigurosa centralización —de muy positivos efectos— en lo que a la
definición, garantía y defensa de los derechos fundamentales se refie-
re. Un Convenio internacional, con sus correspondientes jurisdicciones
— la Comisión Europea de Derechos Humanos y el Tribunal—, despla-
zan, a veces con gran estrépito, las reglas de los derechos nacionales
que estén en contradicción. Para el sistema de cada derecho nacional,
para el sistema constitucional español, en concreto, esta conexión hacia
arriba introduce cualificadas innovaciones a la hora de describir el
panorama de las relaciones entre los poderes.
Termino ya, y en esta línea de resaltar conexiones exteriores y de
superar planteamientos estancos y cerrados, quiero hacerlo evocando la
Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, en su
segundo centenario. Recordaré —ya lo dije antes— que hoy forma parte
75
Lorenzo Martín-Retortillo Baquer

del universo constitucional francés. Recordaré también el efecto libera-


dor y de incentivo que proyectó en tantos lugares y que, por ejemplo, en
las colonias españolas de .América avivó la llama de la independencia,
como ha resaltado recientemente Brewer Carias. Constataré cómo su
onda expansiva ha sido enorme, y me congratularé de la fuerza vincu-
lante que ha logrado muchos años después una de sus más preclaras
continuadoras, como es, sin duda, la Convención Europea de Roma, del
4 de noviembre de 1950. Las reglas y criterios para la separación y rela-
ciones de los poderes en un sistema constitucional determinado se
nutren de los más inesperados reflejos e influencias.

NOTA BIBLIOGRÁFICA
Valga una leve indicación bibliográfica, meramente introductoria, sobre tema de
tanta enjundia, que se ramifica, además, en múltiples direcciones: N. PÉREZ SERRANO,
El principio de separación de poderes: antecedentes del problema, recogido ahora en
sus Escritos de Derecho Político, II, Madrid, IEAL, 1984, páginas 623 y siguientes;
M. GARCÍA-PELAYO, Derecho Constitucional comparado, diversas ediciones, la última
en Alianza Editorial, Madrid 1984; E. GARCÍA DE ENTERRIA, Revolución francesa y
administración contemporánea, escrito originariamente para el Libro Homenaje a don
Nicolás Pérez Serrano, y objeto luego de varias reediciones; M. CAPPELLETTI, ¿Renegar
de Motitesquieu? La expansión y la legitimidad de la 'justicia constitucional», «REDO,
número 17 (1986).
Desde la óptica de la vigente Constitución española de 1978, M. GARCÍA-PELAYO, La
división de poderes y su control jurisdiccional, «RDP», números 18-19 (1983), pági-
nas 7 y siguientes (gran parte de las ideas de este trabajo, que fue una conferencia
pronunciada en Burgos, están en el interesante Discurso pronunciado con motivo de
la constitución solemne del Tribunal Constitucional el 11 de julio de 1980, y que pue-
de consultarse ahora en el pulcro volumen editado por el propio Tribunal Constitu-
cional, Madrid, 1988, Título noveno de la Constitución...; la frase del discurso que cito
en el texto está en la página 117); L. SÁNCHEZ AGESTA, Poder ejecutivo y división de
poderes, «REDC», número 3 (1981), y División de poderes y poder de autoridad del
Derecho, «REDC», número 25 (1989), páginas 9 y siguientes; J. PÉREZ ROYO, Tribunal
Constitucional y división de poderes, Ed. Tecnos, Madrid, 1988; P. PÉREZ TREMPS, Tri-
bunal Constitucional y Poder Judicial, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid,
1985; P. ANDRÉS IBÁNEZ y C. MOVILLA, El Poder Judicial, Ed. Tecnos, Madrid; F. RUBIO
LLÓREME, Sobre la relación entre Tribunal Constitucional y el poder judicial en el ejer-
cicio de la jurisdicción constitucional, «REDC», número 4; J. J. SOLOZÁBAL, Sobre el
principio de separación de poderes, «REP», número 24 (1981); J. SALAS, El Tribunal
Constitucional español y su competencia desde la perspectiva de la forma de gobierno:
sus relaciones con los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, «REDC», número 6.
He utilizado como edición de De l'esprit des ¡oís, la de Gonzague TRUC, en Clas-
siques Garnier, París, 1956. Las minutas de la Ponencia Constitucional fueron pu-
blicadas en la «Revista de las Cortes Generales», número 2 (1984), páginas 251
y siguientes.
Las referencias concretas a autores a lo largo de las anteriores páginas reen-
vían a las siguientes obras: Louis ALTHUSSER, Monlesquieu, la política y la historia,
Ed. Ciencia Nueva, Madrid, 1986, página 101 y passim; A. FANLO LORAS, IM autonomía
municipal, tesis doctoral en curso de publicación; A. EMBID IRUJO, Actos políticos del
Gobierno y actos políticos de las Cámaras Parlamentarias. Reflexiones en torno a su
control por la jurisdicción contencioso-administrativo, «Rev. de las Cortes Generales»,
número 13 (1988); A. FERNÁNDEZ-MIRANDA Y CAMPOAMOR, Del intento de ampliar el
ámbito material de la inmunidad parlamentaria a determinados procedimientos civiles,
«REDC», número 12 (1984), páginas 9 y siguientes; K. LOEWENSTEIN, Teoría de la

76
De la separación y control de los poderes en el sistema constitucional español

Constitución, traducción y estudio preliminar de A. GALLEGO ANABITARTE, 2.* ed.,


Ed. Ariel, Barcelona 1976; Pedro DE VEGA, La reforma de la Constitución y la proble-
mática del Poder constituyente, Ed. Tecnos, Madrid, 1985; J. PÉREZ ROYO, La reforma
de la Constitución, Madrid, 1987; A. R. BREWER CARIAS.
Me remito también a mis anteriores trabajos: Del control de la discrecionalidad
administrativa al control de la discrecionalidad judicial, «RAP», número 100 (1983),
páginas 1083 y siguientes; El control por el Tribunal Constitucional de la actividad no
legislativa del Parlamento, «RAP», número 107 (1985), páginas 79 y siguientes; Diez
años de evolución en el panorama de la justicia administrativa española, «PJ», núme-
ro 11 (1988), páginas 9 y siguientes; Eficacia y garantía de los derechos fundamenta-
les, en los Estudios de homenaje al profesor García de Enterría, en curso de publica-
ción.

77
LA FILOSOFÍA DEL CONTROL JUDICIAL
DE CONSTITUCIONALIDAD

Carlos S. Niño
Centro de Estudios Institucionales
Argentina

1. La idea de este artículo es compartir alguna reñexiones acerca de


los fundamentos que dan sustento a los distintos sistemas de control
constitucional: un mecanismo difuso, a posteriori, para casos concretos
y a pedido de partes, como el argentino y el norteamericano, un sistema
como el francés: abstracto, preventivo, por un órgano cuasi-político que
depende, por su designación, de los órganos políticos o un sistema mix-
to como el alemán.
Me gustaría empezar citando algunos pocos párrafos del famoso
voto de Marshall en Marbury vs. Madison* porque me parece que allí
están explicitados con una claridad prístina, los presupuestos que se
deben tomar en cuenta para la elección de uno u otro sitema de control
de constitucionalidad. Marshall decía: «...hay sólo dos alternativas
demasiado claras para ser discutidas, o la Constitución controla cual-
quier ley contraria a ella, o la legislatura puede alterar la Constitución
mediante una ley ordinaria. Entre tales alternativas no hay términos
medios: o la Constitución es la ley Suprema inalterable por medios ordi-
narios o se encuentra en el mismo nivel que las leyes y de tal modo cual-
quiera de ellas puede reformarse o dejarse sin efecto siempre que al
Congreso le plazca. Si es cierta la primera alternativa, entonces una ley
contraria a la Constitución no es ley; si, en cambio, es verdadera la
segunda, entonces las constituciones escritas son absurdos intentos del
pueblo para limitar un poder ilimitable por naturaleza».
«Si una ley contraria a la Constitución es nula ¿obliga a los tribuna-
les a aplicarla no obstante su invalide/, o bien en otras palabras no sien-
do ley constituye una norma operativa como lo sería una ley válida? Sin
lugar a dudas la competencia y la obligación del Poder Judicial es deci-
dir qué es ley; si dos leyes entran en conflicto entre sí el Tribunal debe
decidir acerca de la validez y aplicabilidad, del mismo modo, cuando

1
Marbury vs. Madison, 1 Cranck 137. 2. L. ej. 60 (183).

Revista del Centro de Rsludias Constitucionales -JQ


Núm. 4. Scplicmbrc-dicicmbrc 1989
Carlos S. Niño

una ley está en conflicto con la Constitución y ambas son aplicables al


caso de modo que la Corte debe decidir conforme a la ley desechando la
Constitución o conforme a la Constitución desechando la ley. La Corte
debe determinar cuál de las normas en conflicto gobierna el caso. Esto
constituye la esencia misma del deber de administrar Justicia. Luego, si
los tribunales deben tener en cuenta la Constitución y ella es superior a
cualquier ley ordinaria, es la Constitución y no la ley la que debe regir el
caso al cual ambas normas se refieren.»
Fíjense ustedes que Marshall presenta un argumento que aparenta
tener absoluta claridad —esto lo voy a llamar «la lógica de Marshall»—.
Ahora bien, ¿cuál es la lógica de Marshall? La idea es la siguiente: es
obvio que los jueces deben aplicar la ley, pero ¿cómo se determina qué
es la ley? En definitiva, está determinado por la Constitución, por las
normas de competencia que establece la Constitución; normas que,
como diría Kelscn, se refieren a un cierto órgano, a un cierto procedi-
miento y, a veces, a un cierto contenido. Cuando la ley o la supuesta ley
no satisface estas condiciones en realidad no es una ley y los jueces, por
consiguiente, están tan poco justificados para aplicarla como a una nor-
ma cualquiera que hubiera dictado un usurpador. En consecuencia, si
la Constitución es el parámetro final para decidir qué es la ley, los jue-
ces no pueden estar justificados en ningún caso para aplicar una ley
inconstitucional. Según esta lógica de Marshall, un sistema como el ori-
ginal francés, que ha sufrido algunas modificaciones que no son del
todo relevantes para esta cuestión, al vedar a los jueces la posibilidad de
declarar la inconstitucionalidad de una ley conduce a que la Constitu-
ción deje de ser un parámetro acerca de qué es una ley válida. Marshall
se refiere a los intentos que pretenden establecer un límite en esta mate-
ria, como «intentos absurdos de limitar lo ilimitable», porque lo que
perdería validez u obligatoriedad en estos casos es la Constitución mis-
ma, que se convertiría en una especie de juguete vistoso. Esta lógica de
Marshall es el argumento fundamental del control judicial de constitu-
cionalidad que se ha difundido en EE.UU. y que en Argentina ha sido
absorbida a través del caso Sojo2 y de toda la jurisprudencia de nuestra
Corte Suprema de Justicia.
Ahora nos debemos hacerlas siguientes preguntas: ¿Es tan lógica la
lógica de Marshall? ¿Es tan claro el argumento que expone? ¿Es tan
absurdo el intento de una Constitución como la francesa que no es apli-
cada directamente por los jueces ordinarios? Si reflexionamos sobre
algunos aspectos de lo que está ocurriendo aquí nos daremos cuenta de
que la lógica de Marshall no es tan clara como parece a primera vista.
Debemos hacer una simple consideración: ¿Es verdad que una ley que
no satisface las condiciones establecidas en la Constitución en cuanto al
órgano que debe dictarla, el procedimiento, y a veces su contenido es
una norma que está en las mismas condiciones que la dictada por un
usurpador; que, en definitiva, no forma parte, como diría Kelsen del sis-
tema jurídico de que se trata y que no debe ser considerada vinculante
2
Eduardo SOJO, t. 32, pp. 125-145 (1887).

80
La filosofía del control judicial de constitucionalidad

de la misma manera que cualquier otro intento de prescribir lo que se


tiene competencia para prescribir? Creo que la respuesta obvia es una
respuesta negativa. Esto no es verdad porque aun en nuestro sistema y
aun en el sistema norteamericano, una ley inconstitucional tiene una
serie de efectos vinculantes y de obligatoriedad. Por ejemplo, no existe a
priori la facultad de los ciudadanos o de los órganos políticos adminis-
trativos de desconocerla; la inconstitucionalidad se declara en el caso
concreto, no se declara en abstracto. Por otro lado, según la jurispru-
dencia dominante de la misma Corte Suprema, la inconstitucionalidad
no se declara de oficio sino que debe declararse a pedido de parte inte-
resada. Entonces, esto quiere decir que una ley inconstitucional, no obs-
tante serlo, tiene una serie de efectos vinculantes, tiene un status espe-
cial que hace que no sea tan clara esta lógica de Marshall aun para el
mismo sistema norteamericano.
Con respecto a la justificación de acciones y decisiones, he defendido
en varias ocasiones la tesis de que la validez de las normas jurídicas no
es en sí misma una validez jurídica, no es una validez que el propio
derecho genera, que las normas jurídicas no son en sí mismas razones
para justificar acciones y decisiones y que detrás de las normas jurídi-
cas hay consideraciones de tipo valorativo, moral en sentido amplio si
ustedes quieren. Si uno da este paso, luego advierte lo siguiente (que es
relevante para este tema del control de la constitucionalidad): esta vali-
dez de las normas jurídicas se transmite de una norma a otra de dos for-
mas distintas y no por una sola vía. Primero, se transmite a través de
normas de competencia; hay una transferencia de poder que una norma
hace autorizando a otro órgano a dictar ciertas normas jurídicas bajo
determinadas condiciones. Pero también hay algunas otras normas táci-
tas ya que sin ellas no se explicaría el fenómeno del que hablé antes
según el cual existen normas que han sido dictadas sin cumplir con las
condiciones anteriores y sin embargo son obligatorias bajo ciertas con-
diciones para cierta gente en determinadas circunstancias. Por supuesto
no me refiero a que cualquier norma dictada en cualquier condición,
por ejemplo una ley que yo pretenda dictar en este momento, tiene que
tener una cierta apariencia de legalidad, una especie de colour of law,
como decía Constantineu cuando hablaba de las normas de jacto (por-
que en definitiva las leyes inconstitucionales son normas de fado, son
normas que no cumplen con las condiciones establecidas para su pro-
pia creación). Entonces, tenemos estas normas de obligatoriedad que
establecen que cuando una norma tiene una cierta apariencia de legali-
dad en determinadas circunstancias es obligatoria para la gente en
general, para los jueces, etc., excepto en tales y tales circunstancias, y
estas circunstancias pueden variar. Esto es lo que diferencia al sistema
norteamericano y argentino del francés y continental europeo en gene-
ral, con las variaciones que son del caso.
En consecuencia, insisto en observar que la lógica de Marshall en
Marbury vs. Madison no es tal. Y no es un intento absurdo el que se hace
a través de una Constitución que no establece órganos independientes
de la Asamblea o del Congreso, porque aun en nuestro sistema nosotros

81
Carlos S. Niño

tenemos normas de obligatoriedad, leyes dictadas bajo condiciones dife-


rentes a las previstas en la misma Constitución y que, cuando tienen
cierta apariencia, son obligatorias salvo que en cada caso concreto y a
pedido de pane un juez la declare inconstitucional, en cuyo caso deja de
ser obligatoria en ese caso. Otros sistemas tienen normas de obligatorie-
dad diferentes respecto de las condiciones bajo las cuales las normas
que tienen apariencia de legalidad dejan de ser vinculantes y son dife-
rentes los órganos encargados de hacerlo. Entonces el primer paso de
este razonamiento que quiero proponerles a ustedes es el siguiente: no
hay nada en la lógica de tener una Constitución por encima de las leyes
que obligue a tener el control judicial de constitucionalidad de tipo nor-
teamericano y argentino, no hay nada en la lógica de lo que determina
cuándo una norma es válida, que determine que solamente los jueces y
siempre los jueces están autorizados a dejar de lado una ley en favor de
la Constitución. Las normas que establecen la obligatoriedad de leyes
inconstitucionales pueden tener condiciones diferentes acerca de cómo
essa obligatoriedad se puede cancelar. Entonces la primera conclusión
a la que quiero llegar, es que el sistema de control de constitucionalidad
que queramos elegir y que podamos adoptar no depende de una cues-
tión de lógica, no depende de tener una Constitución operativa, sino de
otro tipo de consideraciones.
2. Para contestar cuál es este otro tipo de consideraciones quiero
brevemente hacer referencia muy rápida a dos temas que son de gran
preocupación y de gran discusión, para luego terminar dando la res-
puesta que yo creo correcta sobre cuál es el sistema de control de cons-
titucionalidad preferible. El primer tema al que quiero referirme es el
de las cuestiones políticas. Ustedes saben que este tema ha sido y es
extremadamente controvertido en la Argentina desde que la cuestión
fue introducida en el caso Cullen3. En definitiva, ¿qué es una cuestión
política? ¿Es posible distinguir lo político y lo jurídico o son dos caras
de la misma moneda? El dictado de toda norma jurídica, salvo normas
como las leyes de tránsito que resuelven simples problemas de coordi-
nación social, implica una decisión política y la mayor parte de las deci-
siones políticas vinculantes tienen su expresión en normas jurídicas.
Entonces, ¿cuál es este criterio de distinción entre cuestiones políti-
cas y cuestiones jurídicas que nuestra Corte Suprema, a diferencia de la
Corte Suprema norteamericana ha llevado lejos? Tal vez existe una
intuición subyacente al tema de las cuestiones políticas y que, quizás,
podría ser captada por una distinción que ha hecho hace algunos años
el profesor Ronald Dworkin4. Dworkin distingue dos tipos de razones o
de argumentos que se dan en el ámbito jurídico, por un lado, los argu-
mentos fundados en los derechos individuales: el derecho a la vida, el
derecho a la seguridad personal, etc. Por otro lado, los argumentos
basados en lo que él llama objetivos sociales colectivos, como por ejem-
plo un argumento basado en la defensa, en la seguridad pública, en la
3
Joaquín M. Cullen vs. Baldomero Llerena E, t. 53, pp. 420-475 (1883).
4
Ronald DWORKIN, Taking Rights Seriously, Cambridge, 1977.
82
La filosofía del control judicial de conslitucionalidad

necesidad de aumento o no de la población, etc. ¿Cuál es la diferencia


entre argumentos basados en derechos y los argumentos basados en
políticas o en objetivos sociales colectivos?.
La diferencia que hace Dworkin está fundada en la distinción entre
derechos y políticas u objetivos colectivos y es la idea de que los dere-
chos son individualizables y distributivos, se distribuyen igualitariamen-
te entre diversos individuos, mientras que las políticas u objetivos colec-
tivos son de tipo agregativo, toman en cuenta los intereses de los indivi-
duos considerados en forma agregada y no distribuidos igualitariamen-
te entre esos individuos. Yo suelo ilustrar esta posible diferencia con un
ejemplo que no da Dworkin pero que me parece que sirve para entender
rápidamente esta distinción. Supongan ustedes que se considere valioso
en algún sentido admitir cierto control de la natalidad. Esto puede
admitirse por razones distintas: como un derecho o como un objeto
colectivo valioso. Puede admitirse como un objetivo colectivo valioso si
como ocurre en algunos países como en India, se hace una difusión del
control de la natalidad por razones que tienen que ver con la necesidad
de disminuir o controlar el crecimiento de la población en general y de
esa manera favorecer la prosperidad o el bienestar de la población en
general. Esto implica que, si se considera cumplido este objetivo colecti-
vo se podría interrumpir la distribución de anticonceptivos o la difusión
de conocimientos en materia de control de la natalidad sin que nadie se
sienta afectado porque se está buscando un beneficio de la sociedad en
conjunto, que una vez logrado, y a lo mejor superado el umbral en el
que empieza a ser un perjuicio en vez de un beneficio, se puede inte-
rrumpir. En cambio, si el acceso al control de la natalidad se debiera a
un derecho, al reconocimiento de un derecho de cada individuo, no se
puede actuar de igual manera; si se reconoce el derecho al control de la
natalidad de la persona A en las mismas condiciones hay que recono-
cérselo a la persona B y esto implica una distribución igualitaria del
beneficio en cuestión. Ahora bien, Dworkin recurre a esta distinción
para hacer una división entre el ámbito del poder político y el ámbito
del Poder Judicial, sobre todo en materia de control de constitucionali-
dad. La idea de Dworkin es que la competencia de los jueces se limita a
los derechos individuales mientras que los objetivos sociales colectivos,
las políticas en ese sentido de objetivos agregativos de la sociedad, son
exclusivas del poder político. Eso, tal vez, nos podría servir para dar una
reinterpretación más inteligible y más plausible de la vieja distinción
entre cuestiones políticas y cuestiones judiciales. Sin embargo, no es tan
fácil, por varias razones: la primera, muy obvia, es que seguramente,
hay muchísimos casos en los cuales vamos a tener dudas a cerca de si
estamos ante un derecho individual o frente a un objetivo colectivo.
Pero, además, no podemos limitar la intervención de los órganos políti-
cos en materia de reglamentación de los derechos individuales; o sea,
que esta división de poderes no funciona para los dos lados porque, en
definitiva, mucha de la labor que desarrollan los órganos políticos
consiste en reglamentar, precisar y proteger, a través de leyes y decretos,
los derechos individuales. Por otro lado, todo depende del alcance que

83
Carlos S. Niño

damos a los derechos individuales. Si hablamos de derechos individua-


les robustos, como ahora voy a aludir, van a quedar muy pocas cuestio-
nes en las cuales los jueces no van a poder intervenir porque, con una
concepción de derechos individuales robustos, el ámbito de interven-
ción judicial de cualquier manera se ampliaría considerablemente.
Nuevamente no es muy claro el criterio en que podría basarse este
posible límite que los jueces deberían tener en el control de la constitu-
cionalidad, límite que parece tener un fuerte fundamento. Como dice
alguna jurisprudencia de la Corte norteamericana, y algunos filósofos
del derecho, los jueces son órganos contramayoritarios5, no designados
por el procedimiento de decisión de las mayorías sino en una forma
indirecta y, especialmente en el caso de cargos vitalicios, la vinculación
que tienen con la voluntad de la mayoría se diluye considerablemente.
La pregunta que surge es, ¿por qué estos órganos contramayoritarios
van a prevalecer sobre los órganos representativos de la soberanía
popular en una serie de cuestiones que tienen que ver con los derechos
de los individuos?
Esto se relaciona con el último tema particular que quiero tratar
antes de dar una respuesta general al problema que estoy planteando y
éste es el famoso tema de la constitucionalización de los derechos socia-
les. Por un lado, los derechos sociales pueden verse como una extensión
y prolongación natural de los derechos individuales básicos, porque
estos derechos sociales, por ejemplo, el derecho a tener atención médi-
ca adecuada o a tener una vivienda digna o a tener un salario adecuado,
etc., en definitiva pueden condiderarse como la extensión del derecho a
la vida o a la integridad corporal o a la autonomía individual, etc. Una
vez que se advierte el simple hecho de que los derechos no sólo se
violan por acciones —actos de agresión— sino que también se violan
por omisión, —se violan por la omisión de dar a los demás la ayuda o
los recursos que son necesarios para desarrollar una. vida digna y autó-
noma—, no se puede justificar esta distinción ¿Por qué dar privilegios a
la acción sobre la omisión? ¿Por qué suponer que cuando estamos
pasivos y dejamos que otros sufran daños no estamos violando sus
derechos individuales? Cuando entendemos esto, los derechos sociales
aparecen, insisto, no en contraposición con los derechos individuales
sino como la extensión y prolongación natural de esos derechos indivi-
duales.
El problema que surge es que la protección y preservación de esos
derechos en muchos casos exige tomar una serie de medidas —exige,
por ejemplo, disponer de recursos, crear instituciones, órganos,
etc—, tomar una serie de decisiones para las cuales no basta una mera
orden, tal como puede ser una orden de abstenerse de hacer algo que
requieren la mayoría de los casos de derechos individuales. En el ámbi-
lo de los derechos sociales hay que tomar un papel activo y efectivamen-
te este papel activo ha sido asumido por distintos tribunales del mundo,
5
Alexander BICKEL, The Least Dangerous Branch; The Supreme Court and the Bar
of Politics, Indianapolis, 1962.

84
La filosofía del control judicial de constilucionalidad

por ejemplo, la Corte Suprema de EE.UU. en diferentes épocas, funda-


mentalmente, en la época de oro del tribunal Warren que empieza en el
54 con el famoso caso Brown vs. Board of Education y llega hasta media-
dos de los setenta en que empieza a diluirse, mas no totalmente, ya que
la Corte Burger tiene algunas posiciones muy activistas pero que dismi-
nuye y se limita considerablemente. El instrumento utilizado por la Cor-
te norteamericana es conocido como la «reforma estructural», y es el
usado en el famoso caso Brown vs. Board of Education, en el cual la Cor-
te dispuso una serie de medidas para terminar con la discriminación
racial en las escuelas y ordenó a los órganos administrativos competen-
tes cómo debían hacerlo. La «reforma estructural» fue utilizada también
en cuestiones de distritos electorales en las cuales la Corte asumió la
función de realizar una redistribución de los distritos y en otros muchos
casos en los que ha ordenado a organismos administrativos que toma-
ran una serie de medidas para preservar los derechos individuales que
estaban siendo violados por acción u omisión. Esto parece ser necesario
para el control de constitucionalidad una vez que se admite esta concep-
ción amplia de los derechos individuales, estén en el texto constitucio-
nal o no como en el caso norteamericano. Pero una vez que ocurre esto
nuestras dudas acerca del rol político de los jueces van creciendo y estas
dudas son las que han llevado ahora a la Corte a adoptar un papel más
prudente sobre su intervención, precisamente por este carácter contra-
mayoritario que los jueces tienen.
En efecto, ¿cuál es la legitimidad que tienen para prevalecer sobre el
legislador en la decisión acerca de la mejor forma de preservar dere-
chos como a la vivienda digna, a la atención médica adecuada o a la
educación sin discriminación? Si un legislador o un poder administra-
dor con respaldo democrático mayoritario considera que las medidas
que deberían tomarse son distintas ¿por qué debería prevalecer la deci-
sión de órganos sin un origen de tipo democrático directo?
La presentación que estoy realizando nos lleva a la cuestión acerca
de que, sin una determinada justificación de la democracia y de cuáles
son los límites de la democracia, estos problemas a los que fui aludien-
do —como qué tipo de control de constitucionalidad debemos sostener,
si un control judicial o político o mixto— cuál es el alcance de las llama-
das cuestiones políticas o —en la terminología de Dworkin— de los
objetivos sociales colectivos vs. los derechos individuales, o el alcance
de la posible constitucionalización de los derechos sociales y lo que esto
implicaría respecto a una intervención activista por parte del Poder
Judicial en la preservación de esos derechos no se podrían responder.
Lo que subyace a todas estas cuestiones son diferentes concepciones de
la democracia y creo que ése es el tema central que deberíamos discutir.

3. Solamente quiero mencionar algunas alternativas: una es la


alternativa tradicional de la soberanía popular. Hay una versión rous-
seauniana de esta teoría de la soberanía popular que se expresa a través
de la voluntad general que a su vez se plasma en la asamblea nacional,
etc., y que parece llevar a un modelo de control de constitucionalidad de

85
Carlos S. Niño

tipo francés. En efecto, si la justificación de la democracia está basada


en la soberanía popular, en definitiva el único órgano de expresión de
esa soberanía es el Poder Legislativo —especialmente la Cámara Baja
cuando se trata de un sistema bicameral— y debería restringirse al
máximo la posible interferencia de los jueces, ya que no son órganos
directos sino en todo caso indirectos de la soberanía en esa expresión
de la voluntad popular soberana. En EE.UU., sin embargo, se ha tratado
de adaptar la idea de la soberanías popular para defender el control
judicial de la constitucionalidad de las leyes, y eso se ha hecho y lo está
haciendo actualmente el profesor Bruce Ackermann6 con una visión
que llama «dualista» de la democracia. Ackermann desdobla las expre-
siones de la soberanía popular. Sostiene que en los EE.UU. —y la histo-
ria norteamericana lo demuestra—, hay dos niveles en que se desarrolla
la acción política: la política que él llama constitucional y que se expre-
sa en el dictado de la constitución, en las enmiendas constitucionales y
en las grandes decisiones que tienen nivel constitucional, y la política
cotidiana, que se expresa a través del Congreso o de las legislaturas
locales. Su idea es que la legitimación de los jueces para interferir con
la acción legislativa deriva de ser los intérpretes de esa voluntad popular
superior que se ha expresado a través de la Constitución, así, los jueces
expresan la soberanía popular, de nivel superior tal cual se expresa en la
Constitución prevaleciendo sobre una manifestación menor de sobera-
nía en la legislatura.
Debo decir que soy muy escéptico respecto de esta distinción de
Ackermann porque realmente creo que toda esta idea de soberanía
popular y de la voluntad del pueblo sufre de una enorme vaguedad y
ambigüedad. He tratado en otro lado de desglosar la idea de soberanía
popular7, que deviene de distintos conceptos de pueblo y una vez que
uno distingue esos diferentes conceptos de pueblo se puede mostrar
que ninguno de ellos es realmente plausible. Esta es una crítica general
que tendría que hacer a la concepción de la soberanía popular pero,
fuera de esta crítica general, tampoco creo que esté justificado hablar
de una expresión superior y otra inferior de esa soberanía popular.
Todo ésto enfrenta una enorme dificultad cuando uno se pregunta si
debe prevalecer un pueblo que vivió hace doscientos años o la pobla-
ción que vive actualmente y que tiene una expresión más viva y directa a
través de la legislación. No resulta muy claro que se justifique la acción
de los jueces como expresión de esa voluntad popular superior expresa-
da a través de la Constitución. Creo que realmente esta es una vía sin
salida.
He tratado de defender8 una concepción diferente de la democracia
según la cual la democracia, a través de la discusión y de la decisión
mayoritaria que es inherente al proceso democrático, tiene un valor
epistemológico, es decir, es una vía apta para llegar a soluciones que
6
Bruce ACKERMANN, Prívate Property and the Constitution, Yale Univ. Press, 1971.
1
Carlos S. NIÑO, Etica y Derechos Humanos, Buenos Aires, 1989.
8
lbidem, cap. IX.

86
La filosofía del control judicial de constitucionalidad

tienen una mayor probabilidad de ser moralmente correctas que las


soluciones que se dictan a través de otros procedimientos. Esto es así,
porque la discusión generalizada, amplia, abierta y la decisión mayorita-
ria promueven procedimientos que tienden a la imparcialidad y al cono-
cimiento de los hechos relevantes, porque hace que todos o una buena
parte de la población hagan conocer a través del proceso democrático
cuales son sus intereses y que haya una tendencia a tomar esos intere-
ses en cuenta para lograr formar coaliciones mayoritarias y que esas
coaliciones no se rompan bajo la presión de otros grupos. Por ello
el proceso democrático tiene una tendencia hacia una mayor imparcia-
lidad comparado con otros procedimientos posibles y esto implica
—dado que la imparcialidad, según creo, es definitoria de unas decisión
moralmente correcta en materia de moral pública— que la democra-
cia, los procedimientos democráticos tengan valor epistemológico para
conocer cuales son las decisiones moralmente correctas. Por eso hay
una legitimación mayor de los órganos que surgen directamente de este
proceso de discusión y de decisión mayoritaria para la toma de decisio-
nes fundamentales.
De esta misma justificación de la democracia surge una limitación a
los órganos mayoritarios y es en esa limitación donde juegan un papel
importante los jueces, a través de mecanismos como el control de cons-
titucionalidad. Lo único que la mayoría no tiene legitimidad para deci-
dir es la restricción de las condiciones y los presupuestos que hacen del
procedimiento democrático un mecanismo apto para encontrar solucio-
nes correctas. La misma mayoría que podría estar viciada por fallas en
las condiciones de la discusión amplia, abierta y de la decisión mayori-
taria es obvio que no puede decidir sobre si esas condiciones se dan,
porque esa decisión estaría afectada por los mismos defectos que se
estaría discutiendo, si se satisfacen o no. Es por ello que es necesario
contar con órganos independientes que controlen si esos presupuestos y
esas condiciones del precedimiento de discusión, de debate y de deci-
sión democrática se han satisfecho o no; órganos cuya propia legitimi-
dad no dependa de avatares, de mayorías que pueden estar afectadas
por las fallas que mencioné9.
Ahora bien, esto puede tener una interpretación muy restringida o
una interpretación bastante amplia. Puede tener una interpretación
restringida si pensamos que el papel de los jueces debe limitarse a veri-
ficar si se dieron las condiciones procedimentales del debate y de la
decisión democrática. Pero yo no creo que deba ser así, pues la validez
de una decisión mayoritaria depende de muchas cosas. Depende de
cuestiones tales como la existencia de una relativa igualdad en los
recursos para participar en ese debate democrático, del acceso a la edu-
cación que permite a cada uno estar en igualdad de condiciones y en la
ausencia de condiciones que presionen, de condiciones que amenacen,
etc., de tal modo que se pueda maximizar ese valor epistemológico de la

" Para una posición similar, véase John ELY, Democracy and Distrust, Harvard U P.
1980.

87
Carlos S. Niño

democracia. En consecuencia, yo creo que fallos como Brown vs. Board


of Education que .trata de superar la discriminación racial en materia
educativa, están absolutamente justificados bajo esta visión de la demo-
cracia porque a través de estos fallos, en última instancia se intenta
poner a todo el mundo en igualdad de condiciones para que puedan
participar del debate y de la decisión democrática y maximizar de esa
manera el valor epistemológico de la democracia.
Si ustedes me preguntan cuál es el límite de este control judicial, yo
creo que en ésta como en todas las cosas importantes no hay un límite
fijo, es una cuestión de razonabilidad, es una cuestión de sentido
común. Pero, hay que tener una guía para definir cuestiones como las
que acabo de enunciar; la guía que yo propongo puede ser correcta o
no, pero creo que lo más importante es la discusión respecto de los fun-
damentos, pues cuando discutimos acerca de estas alternativas en
ausencia de fundamentos vamos simplemente a la deriva y nos dejamos
guiar por consideraciones que no son relevantes.

88
EL PODER REGLAMENTARIO EN LA NUEVA LEY
ITALIANA DE ORDENACIÓN
DEL GOBIERNO

Alessandro Pizzorusso
Profesor ordinario de Derecho Constitucional Comparado
de la Universidad de Florencia

1. La Ley de 23 de agosto de 1988, número 400, es la Ley (esperada


durante cuarenta años) que, según el artículo 95, apartado 3.°, de la
Constitución, «dispone la organización de la Presidencia del Consejo»,
ya que como resulta, entre otras cosas, de su título1, la ley se ocupa ade-
más de la «organización de la actividad del gobierno». Cuatro de sus ar-
tículos (14-17, comprendidos en el capítulo III) están dedicados a la
potestad normativa del ejecutivo y uno de ellos, el 17, regula los «regla-
mentos», mediante la previsión de algunos tipos de actos normativos
destinados a operar como fuentes secundarias2 y de una serie de reglas
procedimentales que deben ser observadas en su preparación y emana-
ción. Precisamente están aquí regulados los actos normativos secunda-
rios que son discutidos por el Consejo de Ministros y asumen la forma
de decretos del Jefe del Estado y los que asumen la forma de decreto
ministerial3 o interministerial. Los primeros son pues actos colegiados,
mientras que los segundos son actos individuales o actos complejos.
* Este escrito, dedicado a la colección de estudios en honor del profesor Mario
Nigro, se presentó al Congreso sobre «Los instrumentos gubernamentales de orienta-
ción de la Administración Pública. Perfiles comparativos», organizado por el Depar-
tamento de Derecho Público de la Universidad de Florencia, y que tuvo lugar los días
12 1y 13 de mayo de 1989.
El título de la ley de 23 de agosto de 1988, núm. 400, es «Regulación de la activi-
dad2 de Gobierno y ordenación de la Presidencia del Consejo de Ministros».
Casi no es necesario señalar que en este contexto la distinción entre fuenle pri-
maria y norma secundaria está usada en el significado con que la emplea; por ejem-
plo, G. AMATO, Rapporti fra norme primarie e secondarie, Milano, Giuffré, 1962, para
señalar los dos distintos grados de jerarquía de las fuentes correspondientes, respec-
tivamente, a la ley y al reglamento, y que no es distinto del significado que más a
menudo recibe en la Teoría General del derecho para distinguir las normas que con-
tienen la sanción (cfr, por ejemplo, L. H. A. HART, The concepl of Law, Oxford,
Clarendon Press, 1961, pp. 77 y ss.). Tampoco es distinta de la usada por R. DAVID,
Les grands systémes de droit contemporains, trad. ¡t., Padova, Cedam, 1967, pp. 88-89,
para distinguir las normas formuladas por el legislador de las deducidas por la inter-
pretación judicial.
3
Entre los decretos ministeriales parecen incluirse también los del Presidente del
Consejo de Ministros.
Revista del Centro de Estudios Constitucionales QQ
Núm. 4. Septiembre-diciembre 1989 oV
Alessandro Pizzorusso

Con referencia a los primeros, el artículo 17 indica seis hipótesis en


las cuales pueden emanarse reglamentos que, conforme a la termino-
logía ya existente, pueden calificarse así: a) reglamentos de ejecución
[apartado primero, letra a)]; b) reglamentos de actuación o de integra-
ción de normas de principio contenidas en leyes-vértice referidas a
materias excluidas de la competencia regional [hipótesis nueva4, aparta-
do 1.°, b)]; c) reglamentos independientes [apartado 1.°, letra d)]; e) pro-
cedimientos de recepción de acuerdos sindicales para los funcionarios
[apartado 1.°, letra e)]; f) reglamentos «delegados» (apartado 2.°)5.
Con referencia a los reglamentos ministeriales, que hasta ahora no
habían sido objeto de una regulación legislativa general, se establece,
por el contrario, que pueden ser aprobados «en materias de competen-
cia del ministro o de autoridad subordinada al ministro» sólo «cuando la
ley expresamente confiera tal poder» (apartado 3.°).
Ya que la ley en cuestión trata solamente del Gobierno, nada se pue-
de deducir del hecho de que no regule las otras formas de actividad nor-
mativa secundaria actualmente en funcionamiento y que son competen-
cia de otras autoridades estatales, subordinadas o no al Gobierno, o de
autoridad encuadrada en entes públicos distintos del Estado.
Aunque entraremos más adelante en un análisis más detallado de las
disposiciones de la ley, puede observarse en una primera lectura cómo
en la misma se puede apreciar antes que nada una interpretación de las
fragmentarias indicaciones constitucionales y una reordenación de las
deshilvanadas disposiciones legislativas anteriores concernientes a la
potestad reglamentaria del Gobierno. La dispersión y el desorden en el
uso de los conceptos jurídicos fundamentales habían caracterizado
también los textos constitucionales y legislativos anteriores al artículo
17 en cuestión. Dichas normas habían más bien ofrecido algún punto de
referencia para la reconstrucción jurídica del instituto, pero, en definiti-
va, habían dejado siempre que esta reconstrucción se produjese en base
a la regulación constitucional de la producción de normas, entendida en
su conjunto, y sobre las reglas que determinan la forma de gobierno
vigente.
Así el artículo 6 del Estatuto albertino, sobre el cual se cimentaron
importantes doctrinas, elaboradas en tiempos de la monarquía liberal6,
no regulaba explícitamente todas las hipótesis de actividad normativa
4
Inexplicablemente, G. G. PALEÓLOGO, «L'atiivitá normativa del Governo nella
legge sull'ordinamenlo della Presidenza del Consiglio dei ministri», en Foro it., 1989,
V, 352, identifica los reglamentos de la letra b) con los reglamentos independientes,
previstos
5
claramente en la letra c).
Como se sabe, el adjetivo «delegado» se usa aquí con un significado totalmente
impropio, ya que no se trata de una delegación, sino de una atribución de competen-
cia; el término viene siendo utilizado así desde hace tiempo y no sería fácil sustituirlo
con6 otro más apropiado.
En el sentido de reconocer en el artículo 6 del Estatuto albertino el funda-
mento de los reglamentos de ejecución y de los reglamentos independientes,
cfr. Santi ROMANO, // diritto pubblico italiano (1914), Milano, Giuffré, 1988,
pp. 258-259, al que se amolda G. ZANOBINI, // fundamento giuridico della potestá regó-
lamentare (1922), Milano, Giuffré, 1955, pp. 154, 158.

90
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del gobierno

del ejecutivo que por aquel tiempo eran admisibles, pero ofrecía una
descripción de la fuente reglamentaria de la cual podía deducirse una
serie de importantes indicaciones. Entre éstas, una principal era la deri-
vada del acercamiento que el citado artículo 6 establecía entre los
«reglamentos» y otros «decretos necesarios para la ejecución de las
leyes»; ello acarreaba la aplicación a los primeros del régimen de los
actos administrativos, fenómeno éste que fue consolidándose en una
serie de grandes leyes, y según las deducciones de carácter sistemático
elaboradas por la doctrina y la jurisprudencia.
Entre estos fenómenos acontecidos, uno de los más importantes
deriva del artículo 5 del anexo E a la ley de 20 de marzo de 1865, núme-
ro 2248, que establece la no aplicación de los actos administrativos y de
los «reglamentos generales y locales» no conformes a la ley. En realidad,
si ese régimen era ya deducible del artículo 6 del Estatuto en la parte en
la cual se establecía que «el rey... hace los decretos y los reglamentos
necesarios para la ejecución de la ley sin suspender su observancia ni
dispensar su cumplimiento», la deducción de un poder jurisprudencial
para inaplicar reglamentos ilegítimos, derivado de la prohibición de
promulgarlos, no podía considerarse prevista.
Poco más que de reconocimiento fueron, por su contenido, las dis-
posiciones que identificaron en el Consejo de Ministros al órgano com-
petente para la aprobación de los reglamentos, o, al menos, de los que
irían revestidos de la forma de reales decretos (art. 2, núm. 1, RD 27
marzo 1867, núm. 3629; art. 2, núm. 1, RD 14 de noviembre de 1901,
núm. 466). La anterior especificación representaba una mera conse-
cuencia de los principios de la Constitución material entonces en vigor,
que se podrían haber aplicado incluso sin previsiones explícitas. Menos
previsoras fueron las disposiciones en materia de reglamentos de los
entes locales, formuladas en varias leyes comunales y provinciales, las
cuales pusieron en circulación algunas soluciones anómalas que contri-
buyeron también a dificultar la reconstrucción general del instituto7.
A estos dos núcleos reguladores se acompañarán luego otras disposicio-
nes legislativas referentes a tipos particulares de actos normativos iden-
tificables, en general, como fuentes secundarias; entre ellos, los regla-
mentos ministeriales8 centrarán la atención de los comentaristas, mien-
tras que permanece por mucho tiempo en la incertidumbre cuál habrá
de ser la regulación aplicable a toda una serie de actos normativos iden-
tificables, parece, como fuentes secundarias (ordenanzas, bandos,
circulares, directivas, etc.).
El artículo 1 de la ley de 31 de enero de 1926, número 100, y los ar-
tículos 3 y 4 de las disposiciones preliminares del Código Civil suminis-
trarán ulteriores elementos para la reconstrucción de la regulación de

' Cfr. el artículo 131, núm. 6, del texto único aprobado con RD de 4 de febrero de
1915, núm. 148, actualmente vigente.
8
Sobre los cuales, cfr. C. MORTATI, Sui regolamenti ministeriali (1934), en Raccolta
di scritti, Milano, Giuffré. 1972, II, pp. 433 y ss.; G. VIGNOCCHI, II pote re regolamentare
dei ministri, Napoli, Morano, 1957.

91
Alessandro Pizzorusso

la fuente reglamentaria, pero dejarán abierta una serie de interrogantes


a las que se añadieron muchas otras luego de la caída del fascismo y de
la aprobación de la nueva Constitución. Esta última, aunque prevé la
existencia de los reglamentos gubernamentales (art. 87, apartado 5.°) y
regionales (arts. 121, apartados 2° y 4.°, y 123, apartado 1.°, además de
otras disposiciones correspondientes de los estatutos regionales espe-
ciales)9, no prodiga las indicaciones normativas a las cuale's éstos debe-
rían someterse. Se plantea entonces el problema de si las normas ante-
riores están vigentes y de si pueden conciliarse con los principios cons-
titucionales; entre éstos destaca la atribución explícita a la Constitución
de un carácter rígido, lo que, consecuentemente, forzó una acomoda-
ción de todo el sistema de fuentes en base al principio de jerarquía10. Tal
situación ha dado pie a la doctrina para reanudar el debate sobre este
asunto, ya muy desarrollado anteriormente, pero sin que se lograra una
solución clara y generalmente aceptada. Por su parte, el legislador sólo
en los últimos tiempos ha manifestado su interés por intervenir en el
tema11.
Junto a las disposiciones en estudio, hay que considerar como mani-
festaciones de esta tendencia: a) la ley de 29 de marzo de 1983, número
93, que encuadra sistemáticaYnente los actos de recepción de los acuer-
dos sindicales para el funcionariado, los cuales habían sido ya incluidos
por la doctrina entre las fuentes secundarias12; b) la ley de 11 de diciem-
9
Con estos textos a la vista no puede aceptarse la afirmación de que «la costitu-
zione non prevede un potere regolamentare» (G. ZAGRF.BELSKY, II sistema costituziona-
le delle fonti del diritto, Torino, Eges, 1984, p. 206), ni la que afirma «l'assenza di
vincoli imposti dalla Costituzione» a la regulación legislativa del poder reglamentario
(PALEÓLOGO, ob. cit.), ni tampoco la que contrapone las constituciones italiana y es-
pañola poniendo como pretexto la falta en la primera de una previsión análoga
a la contenida en el artículo 97 de la segunda (E. PALACI DI SUNI, La regla e l'ecce-
zione, Torino, Giappichelli, 1988, p. 208). En sentido contrario, correctamente,
F. SORRENTINO, Le fonti del diritto, Genova, Ecig, 1985, pp. 115 y ss.
10
A propósito, cfr A. PIZZORUSSO, «II contrallo della Corte costituzionale sull'uso
della discrezionalitá legislativa», en Riv. Trím. Dir. Proc. civ., 1986, pp. 803-807. La
elección del principio de jerarquía de las fuentes ha significado la superación de las
doctrinas sobre la materia elaboradas en época prekelseniana, incluida entre ellas la
construcción del poder reglamentario, desarrollado por ZANOBINI en el ensayo ante-
riormeme citado, el cual influyó durante mucho tiempo en la literatura sobre la
materia. Como ejemplo de elaboración actualizada, cfr., sobre todo, E. CHELI, Potere
regolamentare e struttura costituzionale, Milano, GiuFfré, 1967; A. M. SANDULLI, L'atti-
vita nonnativa della Puhhlica amministrazione, Napoli, Jovene, 1970.
11
Sobre las propuestas de la «Commissime Bozzi» relativas a esta materia,
cfr. B. CARAVITA, M. LUCIANI, «La ridefinizione del sistema delle fontc: note e materia-
1¡», en Pol. dir., 1986, pp. 301 y ss.
l;
Sobre acuerdos sindicales para los funcionarios, cfr. Pubhlica impiego e.
contrattazione collettiva (Actas del XXV Congreso de Ciencia de la Administración),
Milano, 1980; A. ORSI-BATTAGLINI, Gli accordi sindacali nel pubblico impiego, 1982, pp.
177 y ss.; F. BERLÍN, «La contrattazione collettiva del pubblico impiego: momenti di
collegamento Ira ordinamento intersindacale e ordinamento statuale», en Riv. Trim.
Dir. Pubbi, 1982, pp. 463 y ss.; M. ARREDI y G. AURISCCHIO, Alcune considerazioni sulla
legge quadro sul pubblico impiego; id., 1983, pp. 850 y ss.; M. S. GIANNINI, «Conside-
razioni sulla legge quadro per ¡1 pubblico impiego», en Pol. dir., 1983,
pp. 549 y ss.; P. SAITTA, «La disciplina della fonti nella legge quadro sul pubblico

92
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del gobierno

bre de 1984, número 839, que significativamente ha sustituido en el títu-


lo del Boletín Oficial (Racolta ufficiale) el término de «leyes y decretos»
por el término «actos normativos», demostrando así la voluntad de dis-
tinguir, al menos para ciertos fines, el régimen de las fuentes secunda-
rias del de los simples acjos administrativos; c) el artículo 3 del texto
único aprobado con DPR de 28 de diciembre de 1985, número 1092,
que desarrolla la distinción, prevista en el artículo 87, apartado 5.°, de la
Constitución, entre la promulgación de las leyes y la emanación de los
actos con fuerza de ley y de los reglamentos, cuando regula la forma de
aprobación de los «decretos normativos del Jefe del Estado»; por prime-
ra vez se diferencia formalmente entre los reglamentos mismos y los
decretos con fuerza de simples actos administrativos; y d) el artículo 4
de la Ley de 9 de marzo de 1989, número 86, que ha previsto la actua-
ción por vía reglamentaria de las directivas comunitarias.
A pesar de su evidente oportunidad, la intervención legislativa opera-
da con el artículo 17, que estamos examinando, no aporta una contribu-
ción decisiva para configurar el poder reglamentario. Aparte de alguna
perplejidad que produce su formulación y a la que nos referiremos más
tarde, hay una fundamental incertidumbre que deriva del hecho de que
el núcleo esencial de esa regulación no puede provenir de una ley ordi-
naria, sino de lo previsto constitucionalmente sobre el sistema de fuen-
tes, e indirectamente de lo que la Carta fundamental prevé en orden a la
forma de gobierno. Como debe reconocerse que entre sistema de fuen-
tes y forma de gobierno no existe de hecho una derivación unívoca y
exclusiva13, parece indiscutible que la ordenación del primero ejerce
cierta influencia sobre la segunda, y viceversa. Por ello no puede dudar-
se de que las prescripciones constitucionales sobre la forma de gobier-
no pueden colmar, en cierta medida al menos, las lagunas de las nor-
mas referentes al sistema de fuentes14. De lo anterior se desprende que,
impiego», en Dir. lav., 1983, I, pp. 305 y ss.; A. ORSI-BATTAGLJNI, «Della quadratura di
molti circoli». en Pol. dir., 1984, pp. 3 y ss.; A. ORSI-BATTAGLINI, C. MAVIGLIA, A. S. ALBA-
NESE, P. M. LUCIBELLO, Accordi sindacali e legge quadro sul pubblico impiego, Milano,
Giuffré, 1984; L. GIAMPOLINO, «La "leggc-quadro del pubblico impiego" di fronte alia
Costituzione», en Riv. it. dir. lav., 1985, I, pp. 58 y ss.; L. ZOPPOLI, Contraltazione e
delegificazione nell pubblico impiego, Napoli, Jovene, 1986; R, ROMBOLI, «II rinnovo
dei contratti del pubblico impiego nella giungla delle fonti», en Riv. it. dir. lav., 1988,
I, pp. 194 y ss.
13
Cfr, en este sentido, A. PIZZORUSSO, «Sistema delle fonti e forma di stato e di
governo»,
14
en Quaderni cost., 1986, pp. 217 y ss.
La afirmación del texto nos impondría abrir aquí un amplio excursus para ana-
lizar cuál es realmente la forma de gobierno actualmente vigente en Italia. La
economía de este estudio nos impide extendernos, pero es necesario, al menos,
advenir que si bien la calificación de parlamentaria puede aplicarse a la forma de
gobierno deducida de la Constitución, la evolución práctica ha acabado por devaluar
las dos funciones más características de dicha forma de gobierno: el otorgamiento
de la confianza al Gobierno por parte del Parlamento, y la elección de las cámaras
por el cuerpo electoral. La confianza ha perdido, de hecho, toda función de control
del Parlamento sobre el Gobierno para acabar reducida a una mera ratificación del
acuerdo alcanzado por los partidos políticos fuera de las sedes constitucionales ofi-
ciales. Las elecciones de las cámaras están determinadas por la selección protagoni-
zada por los partidos al confeccionar sus candidaturas. A todo lo anterior hay que

93
Alessandro Pizzorusso

al menos en lo que respecta a las líneas fundamentales de la ordenación


del poder reglamentario, una disposición como la examinada no puede
asumir más que un carácter interpretativo de los principios constitucio-
nales. Sólo en cuestiones de detalle, el artículo 17 podrá considerarse
innovador o integrador de la ordenación anteriormente vigente.
De la relación entre los principios constitucionales, relativos a la
materia, y el texto del artículo 17 podrá deducirse la correcta interpreta-
ción de este último o, eventualmente, su incompatibilidad con dichos
principios.
2. Cuando se habla de los reglamentos para denominar la actividad
normativa emanada por una o más fuentes secundarias, se hace refe-
rencia a un sistema de fuentes organizado conforme al principio jerár-
quico en cuyo ámbito las fuenies calificadas como secundarias se colo-
can en un grado inferior a una o más fuentes primarias. Bajo este punto
de vista no es decisivo el que las fuentes secundarias, por su lado, se
coloquen en un grado superior a una o más fuentes terciarias, ni que las
fuentes primarias se acomoden, a su vez, en un plano inferior respecto a
una o más fuentes constitucionales, etc.15.
Este esquema de reconstrucción del sistema de fuentes, cuyo análisis
se debe, sobre todo, a las esenciales contribuciones doctrinales de la
escuela vienesa, aplicadas cada vez con mayor frecuencia en la práctica,
es distinto de otros que parten de técnicas diversas.
La principal alternativa al esquema basado en el principio de jerar-
quía normativa de las fuentes es la cimentada en el eventual reparto de
la competencia normativa entre más autoridades independientes entre
sí, según varios criterios: el más importante es el que se funda en la atri-
bución a cada autoridad de competencia para regular materias distintas.
Hay que destacar que raramente uno de los dos esquemas se utiliza
de modo absolutamente independiente del otro: a menudo, las relacio-
nes de competencia actúan dentro de un sistema inspirado en el princi-
pio de jerarquía y, por añadidura, en el interior de los diferentes grados
en que el sistema se articula, o bien se establecen particulares relacio-
nes de subordinación (limitadas a algunos aspectos) entre fuentes
fundamentales igualmente reguladas, como sucede en la hipótesis de
fuentes subprimarias o en la de fuentes atípicas.
añadir que los ordenamientos de los partidos, inspirados, se supone, en principios
análogos a los del ordenamiento constitucional del Estado, no presentan las mismas
garantías que rigen en el ámbito estatal. Por otro lado, el control de la opinión públi-
ca sobre el funcionamiento de las instituciones está a menudo paralizado o desviado
por el control ejercitado sobre los instrumentos de información por sujetos cuya
actuación no siempre responde a los principios de la democracia representativa.
Puede concluirse, a la vista de lo expuesto, que la forma de gobierno parlamentaria
es sólo una fachada detrás de la cual puede practicarse cualquier otra forma de
gobierno, sin que los ciudadanos estén en condiciones de saber con certeza de cuál
se trate.
15
Para un análisis más amplio permítaseme recomendar A. PIZZORUSSO, Fonti del
dirilto en Cominentario del Códice civile, Scialoja-Branca, sub art. 1-9 disp. prel.,
Bologna-Roma, Zanichelli-Soc. ed. de «II Foro italiano», 1977, y también la voz Fonti
del diritto, en espera de publicación en el Digesto, IV.

94
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del gobierno

Además, desde un punto de vista más general se podría indudable-


mente afirmar que toda relación de competencia puede verse como una
relación de jerarquía, en el sentido de que la fuente competente en la
materia prevalece sobre la fuente no competente, y que, viceversa, toda
relación de jerarquía puede verse como relación de competencia en el
sentido de que la fuente superior resulta competente en vez de la fuente
inferior (pero esta observación es, en realidad, sólo una traducción, en
lenguaje distinto, de la descripción general de los dos esquemas y no
añade nada nuevo).
Prescindiendo de esos problemas de orden sistemático, se debe
observar que ha habido situaciones históricas de distribución de com-
petencia entre autoridades diversas en cumplimiento del principio de
separación de poderes, afirmándose que, frente a la carga normativa
típicamente propia de la «ley» emanada por las asambleas parlamenta-
rias, hay que reconocer más formas de normación, necesarias para el
ejercicio de funciones típicamente propias de los órganos de gobierno,
que pueden incluirse en la «prerrogativa» de la Corona y/o del ejecutivo.
Así, por ejemplo, el artículo 78, apartado 2.°, del Estatuto alberlino
preveía el poder regio de «prescribir» estatutos de las órdenes caballe-
rescas; además, toda una serie de reglas, a menudo no escritas, le
conferían poderes normativos en materia nobiliaria16, militar y colo-
nial".
Análogos repartos de poder normativo se habían producido en otros
países: entre los muchos ejemplos que se podrían destacar bastará
recordar antes que nada la tradición inglesa de la «prerrogativa regia»,
drásticamente alterada a finales del XVII y progresivamente reducida
hasta los límites que hoy la han convertido en un residuo histórico sin
relevancia práctica18. Sobre todo hay que considerar la situación en la
Alemania bismarckiana cuando la distinción de competencias entre Par-
lamento y Gobierno, y consecuentemente entre Gesetz y verordnung,
brindó la ocasión para un importante debate doctrinal del cual somos
todavía ahora deudores por los conceptos fundamentales utilizados en
el análisis teórico del asunto19.
Con la evolución del parlamentarismo hacia formas monísticas, este
tipo de soluciones dualistas como la germana han sido progresivamente
abandonadas. El último intento de recuperación dentro de una elabora-
da racionalización del sistema constitucional de un rígido reparto de
competencias normativas primarias entre ejecutivo y legislativo lo reali-
za la Constitución de la República Francesa, que confiere al ejecutivo la
potestad legislativa en todas las materias no reservadas al parlamento
(arts. 34 y 37). Sin embargo, la jurisprudencia y la praxis desaprobaron
este intento y, luego de una fase de aplicación del modelo que puede
16
Cfr. Cono cosí. 8 de julio de 1967, núm. 101, en Foro it., 1967, I, 1980.
11
Cfr CHELI, ob. cit., pp. 58 y ss.; SANDULLI, ob. cit., p. 28 y nota 61.
'• Cfr. E. C. S. WADE, G. G. PHILLIPS, Constitutional and administrative Law,
a
9. ed., a cargo de A. W. BRADLEY, Londres, Longman, 1977, pp. 55 y ss., 231 y ss.
" Bastará recordar, por todos, la clásica obra de G. JELLINEK, Gesetz und Verord-
(1887), Aalen. Scientia, 1964.

95
Alessandro Pizzorusso

considerarse transitoria, reinterpretaron el sistema según los principios


del parlamentarismo monista, restituyendo a las cámaras la función
legislativa en su integridad; al ejecutivo se le reconoce sólo una potestad
normativa secundaria o bien delegada, excluyendo así la posibilidad de
que hubiera verdaderos reglements autonomes20.
El ejemplo francés demuestra también, más que cualquier otro,
cómo se ha formado una comunis opinio, según la cual el ejercicio por
el ejecutivo de potestades normativas primarias es incompatible con los
principios que cimentan el gobierno parlamentario21. Frente a estos
planteamientos, los raros casos en que se encuentran todavía residuos
de dualismo, se presentan a lo sumo como arcaísmos operantes en
ámbitos completamente marginales, o bien sustancialmente extra ordi-
nem. Y, de hecho, el único ejemplo importante de poderes de este géne-
ro es el que ofrecen las Executive Orders; las adopta el Presidente de los
Estados Unidos, a menudo no sin gran dificultad, en el ámbito de una
forma de gobierno presidencial y no parlamentaria22.

3. La previsión de una hipótesis de delegación de poder legislativo


al Gobierno en base a un acto del parlamento no contrasta con la orien-
tación explicada. Se trataría, en efecto, de una delegación (cuya admisi-
bilidad ha sido pacíficamente aceptada por la doctrina23), ya que en esta
hipótesis el ejecutivo no ejerce un poder propio, sino que actúa como
instrumento del legislador. Hay que distinguir, en relación con lo ante-
rior, los casos de delegación verdadera, en los que el Gobierno ejerce
excepcionalmente una potestad legislativa cualitativamente idéntica a la
del Parlamento (aunque por otro lado limitada), con la consiguiente
emanación de actos normativos primarios de rango de ley, de la delega-
ción impropia, en los cuales el poder del destinatario de la delegación es
diferente del que podría ejercitar la autoridad delegante.
Para distinguir entre los dos casos, no parece relevante la circunstan-
cia de que la delegación se acompañe de más o menos limitaciones, ya
sea de tiempo o de materia24 o la inclusión de principios a los que la
!
" Cfr. las actas del coloquio desarrollado en Aix en Provence en los días 2 y 3 de
diciembre de 1977: Le domaine de la loi el du réglement, Aix en Provence, Presses
Univ. D'Aix-Marseillc, 1978; L. FAVOREU, «La reglements autonomes n'existente pas»,
en Revue jr. dr. admi., 1987, pp. 871 y ss.; «Consideraciones comparadas sobre la
"revolución jurídica francesa"», en Revista del Centro de Estudios Constitucionales,
1988, pp. 229 y ss.; y la comunicación presentada sobre este asunto por el mismo
autor en este congreso.
21
Cfr. CMELI, ob. cit., pp. 66 y ss.; P. CARETTI, E. CHELI, «Statute and Statutary
Instrument in the evolulion of European Constilutional Systems», en A. PIZZORUSSO
(ed.), Law in the making, Heidelberg, Springer, 1988, p. 132.
22
Cfr. la comunicación presentada en este congreso por el profesor
J. L. Mashaw.
" Sobre el particular, cfr. la clásica elaboración de R. CARRÉ DE MALBERG, La loi,
expression déla volonté general (1931), París, Económica, 1984. Acerca de los debates
sobre la materia habidos en los Estados Unidos, cfr. la comunicación presentada en
este congreso por el profesor J. L. Mashaw.
24
La delegación de plenos poderes, practicada en el pasado, hay que considerarla
incompatible con los principios del gobierno parlamentario monista.

96
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del gobierno

autoridad delegada ha de someterse (éste es el caso del artículo 76 de la


Constitución italiana y el artículo 82 de la española). Tales limitaciones
conllevan el ejercicio de controles para garantizar su respeto, pero no
implican que el control se convierta en un control de constitucionali-
dad, como el que sufren los actos administrativos y los actos normativos
equiparados a éstos. Es muy distinto de lo anterior el caso en el cual el
acto legislativo no hace otra cosa que remover obstáculos, debidos a
leyes preexistentes, para el ejercicio de un poder reglamentario propio
del gobierno, quien lo ejerce mediante la emanación de actos someti-
dos, desde cualquier punto de vista, al tratamiento reservado a los actos
del poder ejecutivo.
Entre estos dos extremos se sitúan las hipótesis en las que la Consti-
tución prevé la posibilidad de que órganos del ejecutivo sean habilitados
para emanar actos normativos, conforme a una delegación o sujetos a
la inmediata recepción mediante un acto del parlamento. Estos actos
están sometidos a los controles reservados para las fuentes secundarias,
como sucede (aunque con algunas diferencias) en el caso de las Rechts-
verordnungen (art. 80 del Grundgesetz), que pueden ser controladas por
los jueces administrativos, incluso para comprobar que se han ajustado
a la delegación25; en el caso de las ordonnances, artículo 38 de la Consti-
tución francesa interpretado por la jurisprudencia26; en el de la Statu-
tory Instruments Act inglesa, de 1946, los cuales se someten al control de
conformidad con la ley si han sido adoptados ultra vires21, o con los
réglements autonomes belgas28, o con los reglamentos independientes
suizos29; también es el caso de los «reglamentos delegados» italianos (ya
estudiados desde hace mucho por la doctrina pero sólo ahora regulados
explícitamente).
En el caso de las leyes delegadas, no se aplica el principio de compe-
tencia porque el acto delegado es un ejercicio de esa misma competen-
cia que sería ejercida directamente mediante una ley que regulase la
materia objeto de la delegación. Tampoco aplica el principio de jerar-
quía, ya que el acto delegado se equipara en su efecto al acto que podría
haber adoptado el delegante (salvo en lo que se refiere al respeto de los
límites establecidos por la delegación; por ello se habla en estos casos
de fuente subprimaria).

4. Ni siquiera constituye una excepción a esta orientación la previ-


sión de poderes normativos del ejecutivo fundados en la necesidad y la
urgencia, como en el caso de los decretos previstos por el artículo 48,
apartado 2.°, de la Constitución de Weimar o en el caso de los decretos-
leyes previstos por las Constituciones italiana (art. 77) y española (art.
25
Cfr. a propósito la comunicación presentada en este congreso por el doctor M.
F. Hartwig.
26
Cfr. la comunicación presentada en este congreso por el profesor L. Favoreu.
27
Cfr. la comunicación presentada en este congreso por la profesora G. Ganz.
28
Cfr. la comunicación presentada en este congreso por el profesor F. Delperée.
2
* Cfr. la comunicación presentada en este congreso por el profesor G. Mali-
verni.

97
Alessandro Pizzorusso

86). En realidad, según el espíritu de las normas que los prescriben, este
tipo de actos normativos, calificables sin duda como fuentes primarias,
tienen carácter meramente provisional, hasta la ratificación de las
cámaras, y, por ello, no se deroga ningún principio del gobierno parla-
mentario monista. Esta figura es admisible si su empleo no choca con el
espíritu mencionado, mediante artimañas tales como hacerlos perma-
nentes o sustraerlos del control parlamentario. Algo así aconteció en la
última etapa de la República de Weimar y ha sucedido también en Italia
en el reciente pasado con la reiteración de decretos que recuperaban los
efectos de los que habían perdido vigencia [esto se prohibe ahora en el
artículo 15, apartado 2.°, letras c) y e), de la Ley de 23 de agosto de 1988,
núm. 400]30.
La fuerza de fuente primaria que estos actos del ejecutivo pueden
asumir depende, en definitiva, de la recepción de los mismos por parte
del parlamento y, por tanto, la técnica empleada no es distinta de la usa-
da en los casos de reenvío a normas, a actos normativos, a fuentes o a
completos ordenamientos jurídicos. Esto sucede, por ejemplo, con la
costumbre secundum legem y otras muchas fuentes o textos normativos
de distinta formación (interna e incluso externa al ordenamiento jurídi-
co estatal) a los cuales la ley reenvía: de las normas extranjeras o inter-
nacionales a las del ordenamiento sindical31, de las fuentes regionales32
a los reglamentos de los entes locales, etc.
Otras variantes de este modelo derivan del hecho de que la norma
que dispone el reenvío puede determinar dicho efecto como consecuen-
cia directa e inmediata de la adaptación de sus presupuestos (como es el
caso de la «adaptación automática» al derecho internacional general), o
bien puede prever que ese efecto se produzca a través de específicos
actos de recepción. Es necesario además distinguir entre: a) los casos en
los cuales el reenvío tiene por objeto la regulación que un determinado
ordenamiento jurídico realiza de una concreta materia o de un determi-
nado supuesto abstracto (como en el caso de las normas de derecho
internacional privado); y b) los casos en los que el reenvío tiene por
objeto uno o más actos normativos o parte de los mismos (como en el
caso, muy debatido, de las «normas penales en blanco»), o bien la pro-
ducción normativa de una determinada fuente (como sucede en los
casos de reenvío a la costumbre secundum legem o a los reglamentos
locales, o a los contratos colectivos de trabajo, etc.) relativa a una mate-
ria concreta, o bien incluso un ordenamiento jurídico entero que resulta
unido por ello al de referencia (como sucede en el caso de los ordena-
mientos de la regiones o de los estados miembros de federaciones).
30
Cfr., por último, R. TARCHI, «Incompetenza legislativa del Governo, interposizio-
ne del Parlamento e sindacato della Corte costituz.ionale», en Giur. cosí., 1988, II, pp.
941 y ss.
31
Cfr. A. PIZZORUSSO, «Le fonti del diritto del lavoro», en curso de publicación en
Riv. ¡t. dir. lav.
32
Cfr. A. PIZZORUSSO, »Le fonti del diritto regionale», en curso de publicación en
las actas del seminario de Palermo de 27 a 29 de abril de 1989 sobre Fonti, tecniche
legislative, faltibilild, implemenlazione delle leggi e sisiemi informativi.

98
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del gobierno

Sobre todo con referencia a la costumbre, la expresión secundum


legem es apropiada para ilustrar, en contraposición a praeter legem, la
hipótesis en la cual la costumbre, relativa a una materia, constituye el
objeto de un reenvío de la ley; la costumbre en este caso asume el rango
de fuente primaria. Por el contrario, la expresión praeter legem se usa
para denominar la costumbre que actúa con fuerza propia, conforme a
lo previsto en los artículos 1, números 8 y 9 de las disposiciones prelimi-
nares del Código Civil, es decir, como fuente subordinada a la ley y al
reglamento y, en consecuencia, como fuente terciaria a la ley y al regla-
mento. En relación a los reglamentos, la expresión praeter legem puede
utilizarse para ilustrar los casos en que aquéllos operan como fuentes
secundarias, independientes de un acto legislativo de ley o de recep-
ción».
En estos casos no se considera ni el principio de competencia ni el
principio de jerarquía, porque las normas, los actos, las fuentes o los
ordenamientos que operan secundum legem reciben su fuerza normati-
va del acto que contiene el reenvío y no del acto o hecho del que origina-
riamente recibieron su fuerza normativa.
5. Hay que añadir todavía que no es aceptable la distinción, durante
mucho tiempo utilizada por los estudiosos más o menos apropiadamen-
te, entre reglamentos verdaderos, fuentes secundarias del ordenamiento
jurídico del Estado, y las diversas clases de reglamentos llamados «inter-
nos»34. Los últimos tendrían como destinatarios una limitada categoría
de sujetos, componentes de un órgano colegiado y vinculados por una
relación de «supremacía especial» de frente a una específica autoridad.
Las situaciones de este género han sido en la actualidad completamente
abandonadas35 a consecuencia de su incoherencia, más que por su con-
tradicción con el derecho vigente en los Estados inspirados en el princi-
pio democrático; siguiendo este principio, todos los actos normativos
han de tener como potenciales destinatarios a todos los sujetos del
ordenamiento jurídico al que éstos pertenecen.
Con relación a la hipótesis de los funcionarios públicos (o de otras
categorías de personas asimilables a ellos desde esta perspectiva), cuyo
análisis ha influido en gran manera sobre la reconstrucción de los
reglamentos de organización, es en la actualidad obvio que las normas
33
Hay que hacer constar que este significado de la expresión praeter legem es dis-
tinto del empleado con relación a los reglamentos por F. CAMMEO, Corso di diritto
amministrativo (1911), Padova, Cedam, 1960. pp. 109-112, quien alude claramente
con la expresión praeter legem a los reglamentos de prerrogativa, que poseían el ran-
go de fuente primaria.
34
Es obvio que no se traen a colación aquí los reglamentos «internos» de los órga-
nos constitucionales, que son fuentes primarias. Sobre los reglamentos parlamenta-
rios, en particular, cfr. G. G. FLORIDIA, // regolamento parlamentare nel sistema della
fonti, Milano, Giuffré, 1986; M. MANETTI, ••Regolamento parlamentare», voz de la Ene.
del diritto, XXXIX, Milano, Giuffré, 1988, pp. 638 y ss.
35
Cfr. V. BACHELET, Disciplina militare e ordinamento giuridico statale, Milano,
Giuffré, 1962; R. BALDUZZI, Principio de legalitá e spirito democrático nell'ordinamento
delle forze ármale, Giuffré, 1988.

99
Alessandro Pizzorusso

que deben aplicar han de referirse también a los destinatarios de los


actos que tales reglamentos ponen en práctica, porque sería absurdo
imaginar que un mismo acto sea regulado por normas distintas, según
se mire desde el punto de vista de la autoridad que lo emana o desde la
perspectiva de sus destinatarios36. Abandonadas pues las nociones de
«norma interna» y de «supremacía especial», muchos de estos fenóme-
nos pueden reconstruirse eficazmente aplicando la teoría de la plurali-
dad de ordenamientos jurídicos y explicando mediante el instituto del
reenvío las relaciones entre el ordenamiento jurídico en cuyo ámbito
dichos fenómenos se regulan y el ordenamiento jurídico del Estado31.
6. Sobre la base de las anteriores consideraciones, es posible distin-
guir cuatro tipos de relaciones que se establecen, en los diversos
supuestos, entre la fuente que constituye expresión del órgano titular de
la función legislativa y la fuente que es expresión del órgano titular del
poder ejecutivo.
El primer tipo de relación es el de separación, en virtud del cual ley y
reglamento, distintos conforme al reparto horizontal del poder, regulan
materias diversas o actúan de manera recíprocamente independiente.
Este modelo de relación, es típico de las monarquías limitadas o de la
forma de gobierno de parlamentarismo dualista; y es actualmente con-
siderado incompatible con la forma de gobierno parlamentario practi-
cada en los países de Europa occidental. Los eventuales residuos de
dualismo que se conservan afectan a materias de menor importancia, o
bien son considerados suslancialmente extra ordinem. Durante la evolu-
ción constitucional italiana, este esquema funcionó en tiempo de la
monarquía liberal, cuando la «prerrogativa regia» se contraponía a los
poderes de la cámara elegida. Sin embargo, esta manera de ver las cosas
es abandonada después del referéndum institucional de 1946. Ya en
vigencia de la Constitución republicana, y durante algún tiempo, se
intentó conservar en manos del ejecutivo poderes de este género, espe-
cialmente en relación al poder exterior y al poder militar; pero la ten-
dencia a su eliminación aparece en la actualidad reafirmada irreversi-
blemente. Una hipótesis de poderes normativos primarios del ejecutivo
sustraídos de todo control parlamentario, se contiene explícitamente
regulada en leyes constitucionales de aprobación de algunos estatutos
regionales especiales; sin embargo, se considera como una anomalía
que puede subsistir, si puede, sólo por haber sido prevista por leyes
constitucionales que provocan la derogación de los principios constitu-
cionales sobre la forma de gobierno38. Sin ninguna cobertura constitu-
36
En este sentido, cfr. A. MERKL, Prolegómeno einer Theorie des rechtlichen
Stufenbaues (1931), irad. il. en // duplice volto del diritto. Milano, Giuffre, 1987,
pp. 27-28.
" Cfr., sobre todo, F. BASSI, La norma interna. Lineamenü di una teórica, Milano,
Giuffrd, 1963.
38
Artículo 43 Estatuto siciliano; artículo 56 del Estatuto de Cerdeña; artícu-
los 107 a 110 del Estatuto de TAA, aprobado con DPR de 31 de agosto de 1972, núm.
670 (y artículos 93 y 95 del Estatuto originario); artículos 65-66 del Estatuto FVG.
Cfr, por último, U. ALLECREÍTI, «La Corte ribadisce l'estraneitá del Parlamento

100
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del gobierno

cional están, por el contrario, las disposiciones de los comisarios para


las zonas afectadas por terremoto que, siguiendo una errónea interpre-
tación, son a menudo consideradas como fuentes primarias, cuando
deberían ser más correctamente configuradas como ordenanzas admi-
nistrativas basadas en la necesidad y calificadas como fuentes secunda-
rias39.
El segundo tipo de relación, también horizontal, pero no basado en
una separación de competencias, se produce cuando el órgano titular
de la potestad legislativa realiza una verdadera delegación, aunque deli-
mitada o condicionada, al órgano titular de la función ejecutiva. Se pue-
de discutir sobre la oportunidad de recurrir a esta solución técnica y se
puede discutir también sobre las garantías que deben acompañarla para
asegurar su mejor funcionalidad, pero no hay duda que recurrir a ella
no es incompatible con los principios del parlamentarismo monista por-
que el ejecutivo actúa como simple mandatario del legislador, que con-
serva la titularidad de la función legislativa. Esta técnica no tiene nada
que ver con el reconocimiento de la potestad reglamentaria, que no per-
tenece al legislador, sino al ejecutivo.
El tercer tipo de relación, similar en los efectos al precedente pero
técnicamente estructurado de manera completamente distinta, se
produce cuando el legislador recepciona normas derivadas de actos o
hechos jurídicos que operan como fuentes en el ámbito de un ordena-
miento jurídico distinto del de referencia, o en el ámbito del ordena-
miento mismo, pero con eficacia inferior a la de la ley o con eficacia
puramente provisional.
Para determinar la relación entre legislativo y ejecutivo hay que con-
siderar, sobre todo, los casos en los cuales el legislador hace suyo el
contenido de un acto normativo del poder ejecutivo que por sí mismo
goza sólo de eficacia provisional: es el caso de las leyes de «conversión»
o de disposiciones adoptadas por el Gobierno en casos de urgencia o
necesidad. Tampoco en esta hipótesis quedan derogados los principios
del parlamentarismo monista, al menos mientras perviva el poder de
adoptar medidas provisionales; la discusión se centrará en determinar
qué garantías son las mejores para regular adecuadamente esta solu-
ción técnica, que no comporta ningún reparto de la competencia entre
legislativo y ejecutivo ni el reconocimiento de potestad reglamentaria
alguna del ejecutivo.
Por último, el cuarto tipo de relación entre actividad normativa del
legislativo y actividad normativa del ejecutivo es el que se basa en el
reparto vertical de la competencia normativa y, consecuentemente, en la

all'attuazione degli statuti speciali», en Regioni, 1985, pp. 1310 y ss.; U. POTOTSCHNIG,
¡I proceso di formaiione delta norma di attuazione alia luce dei principi costizionali, en
las acias del congreso sobre: L'uso delta lingua nel processo come previsto dallo Statu-
to speciale delta Regione Trentino-Alto Adige. Problemi di attuazione (Bolzano-Castel
Mareccio, 22-23 junio 1985), Roma, s. d., pp. 43 y ss. Curiosamente, esta potestad
normativa ni siquiera se menciona en la ley de 23 de agosto de 1988, nú-mero 400.
" Cfr. L. GIAMPAOLINO, «Osservazioni sulle ordinanze cmanate dal commissario
straordinario del governo per le zone terremotate», en Foro it., 1981, V, 126.

101
Alessandro Pizzorusso

ordenación de las relaciones entre ley y reglamento fundadas en el prin-


cipio de jerarquía. El prototipo de este modelo es el «reglamento de eje-
cución» de la ley (correspondiente a las Verwaltungsvorschriften alema-
nas, a los réglements d'execution belgas, a las ordonnances d'execution
suizas, a las guidances, circulars, guidelines y otros actos análogos de las
administraciones británicas, etc.) previsto en varios textos constitucio-
nales del siglo pasado, entre los cuales encontramos el artículo 6 del
Estatuto albertino, ya recordado, y el artículo 67 de la Constitución
belga hoy vigente. El reglamento de ejecución tiene todavía sitio en el
sistema de fuentes que rige en todos los países organizados según la for-
ma de gobierno parlamentario monista (entre las disposiciones que
prevén explícitamente esta fuente, además de los artículos de la Consti-
tución italiana y del artículo 67 de la Constitución belga, ya recordados,
podemos señalar sobre todo el artículo 18, apartado 2.°, de la Constitu-
ción austríaca, según el cual «jede werwltungsbehórde kann auf Grund
der Gesetze innerhalb ihres Wirkungsbereich Verordungen erlassen»; el
artículo 43, apartado 1.°, de la Constitución griega, que reproduce casi
literalmente la norma de la Constitución belga ya citada40; los artículos
97 y 106, apartado 1.°, de la Constitución española41 y el artículo 84,
apartado segundo, de la Grundgesetz)• Su compatibilidad con la forma
de gobierno parlamentario monista resulta clara, porque esta fuente es
habilitada exclusivamente para la producción de normas secundarias
que no pueden contrastar con las normas primarias derivadas de la ley y
de las otras fuentes equiparadas a la ley; si este contraste existiese,
procedería su invalidación y desaplicación en las formas previstas para
el control de los actos administrativos.
En cumplimiento del «principio de legalidad»42, la actividad normati-
va secundaria, junto con todo tipo de actividades no normativas destina-
das a la aplicación del derecho, sea en vía jurisprudencial, administrati-
va o por obra de los privados, no puede, como es sabido, contravenir las
normas derivadas de la ley o de la fuentes a ella equiparadas o por ella
recibidas. De lo anterior se desprende que en las relaciones entre activi-
dades normativas primarias y actividades normativas secundarias ha de
observarse el principio de «preferencia» de la ley, del cual se deduce que
las primeras no pueden ser abrogadas ni derogadas por las segundas,
mientras que éstas pueden ser anuladas o no aplicadas si contrastan
con las primeras. El principio de preferencia de la fuente superior no
impide, empero, que la fuente inferior pueda interpretar los materiales
normativos producidos por la primera ni ocupar con normas interpreta-
tivas los «intersticios» que esos materiales dejen al descubierto.

40
Cfr. la comunicación presentada en este congreso por el profesor
A. Manitakis.
41
Cfr. la comunicación presentada en esle congreso por el profesor J. Jiménez
Campo. Cfr., además, I. DE OTTO, Derecho Constitucional. Sistema de fuentes, Barcelo-
n a , Ariel, 1 9 8 7 , p p . 2 1 4 y s s .
42
Sobre el cual, cfr., sobre todo, S. Fois, «Legalitá (principio di)», en Ene. del dirit-
to, XXIII, Milano, Giuffré, 1973, pp. 659 y ss.

102
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del gobierno

Se considera del mismo modo que, en principio, una actividad regla-


mentaria de ejecución no puede intervenir tampoco en las materias
cubiertas con «reserva» de ley, aunque las reservas de ley no hayan sido
previstas en realidad para impedir la formación de los reglamentos de
ejecución, sino para defender la competencia legislativa de las asam-
bleas parlamentarias, cuando estaba amenazada por la actividad que el
ejecutivo ejercía en base a sus «prerrogativas», verdaderas o presuntas,
en la Alemania bismarckiana y en los otros países que utilizaban esta
técnica. La escasa aptitud de las reservas de ley para actuar frente a la
actividad normativa de ejecución de la ley misma ha producido la distin-
ción entre reserva de ley absoluta y reserva relativa y la admisión de los
reglamentos de ejecución, al menos en las materias cubiertas de reserva
relativa; al tiempo que cada vez son más raras las hipótesis de existencia
de una reserva absoluta.

7. Para evaluar cómo se emplean estas técnicas en los ordenamien-


tos jurídicos contemporáneos, es necesario tener en cuenta la circuns-
tancia de que a menudo se utilizan no aisladamente, sino combinándo-
las, y que la ordenación de las relaciones entre la actividad normativa
del ejecutivo y actividad normativa de las asambleas parlamentarias se
inserta en sistemas de fuentes del derecho cuyas características genera-
les pueden, en cierta medida, repercutir también sobre la regulación de
cada fuente en particular.
En otros casos, la delegación o la recepción no comportan la atribu-
ción para emanar textos normativos dotados de un status igual en todos
los aspectos al que esos textos hubieran tenido si hubieran sido adopta-
dos por la autoridad delegante (se tienen así fuentes subprimarias, etc.).
No hay que olvidar todas las posibles interrelaciones entre jerarquía y
competencia como eventuales criterios de reparto de la función norma-
tiva.
A pesar de que estas combinaciones crean a menudo notables difi-
cultades interpretativas, parece posible identificar una línea distintiva a
la que atenerse al resolver las posibles dudas, deduciéndola de la ten-
dencia del parlamentarismo monista, antes recordada, a eliminar toda
forma de prerrogativa del ejecutivo para ejecutar funciones normativas
primarias en el ejercicio de competencias propias.
Consecuentemente, las funciones normativas del ejecutivo se plas-
marán en actos normativos primarios sólo en base a una delegación o
cuando exista la necesidad de intervenir provisionalmente con actos
destinados a ser «convertidos» en actos del parlamento (y así ser recibi-
dos y, si es el caso, convalidados en relación a los efectos anteriores a la
conversión) o perder su vigencia.
Plenamente compatible con la misma línea interpretativa resulta, por
el contrario, la inclusión en el sistema de fuentes de actos normativos
del ejecutivo capaces de producir solamente normas secundarias. La
inclusión se puede articular mediante una atribución de competencia
establecida explícita o implícitamente por la Constitución, aunque suje-
ta a condiciones o límites, o puede ocurrir que se considere inherente al

103
Alessandro Pizzorusso

ejercicio de la función administrativa propia del ejecutivo. Esta hipóte-


sis se plasma típicamente en el caso de los «reglamentos de ejecución»,
pero hay otras hipótesis asimilables, incluidas las que se tienen cuando
la actividad normativa secundaria se refiere a materias que la ley no
regula explícitamente (reglamentos «independientes») o que sean para
ese fin «deslegalizadas» (reglamentos «delegados»).
8. Para comprender por entero las razones de orden sistemático
que justifican esta última afirmación, es preciso hacer algunas conside-
raciones generales acerca del sistema de fuentes tal y como se presenta
en los ordenamientos de los países de Europa occidental. Partimos de la
observación de que, aunque sea indudable que la ordenación de la pro-
ducción normativa constituye una materia regulada por el derecho y
por ello susceptible de ser regulada por las Constituciones, leyes, etc.,
raramente encontramos textos normativos que ofrezcan una reglamen-
tación completa; por el contrario, es muy normal que la sistematización
general de esta materia se deje en manos de la doctrina y de la jurispru-
dencia.
La razón de esta particularidad de las normas sobre producción
jurídica se halla probablemente en la inseguridad de fondo que aún
subsiste acerca de algunas premisas fundamentales de cualquier siste-
ma de fuentes. Como se sabe, hasta hace casi dos siglos podía conside-
rarse absolutamente prevalente la opinión según la cual el derecho sería
un dato que los intérpretes deben «encontrar» mediante el uso de
adecuadas técnicas y que sólo dentro de ciertos límites podría ser modi-
ficado mediante actos de la autoridad política o por efecto de la evolu-
ción de la conciencia social. A continuación, especialmente en ciertas
áreas geográficas, ha ido reafirmándose una concepción que, por el
contrario, considera al derecho esencialmente como producto de la
autoridad política (normalmente identificada con una asamblea electiva
y no con un monarca investido de sus funciones por la gracia de Dios)43.
Si consideramos conjuntamente los sistemas de fuentes hoy en vigor
en el mundo44, verificamos que ninguna de las dos concepciones es
seguida actualmente de manera exclusiva. Puede decirse que las con-
cepciones de tipo iusnaturalista de base teocrática han sido universal-
mente abandonadas. Ahora la creación y la modificación del derecho
por parte de las autoridades políticas se considera normalmente como
la principal fuente de producción normativa, pero nadie niega que la
individualización de las normas a aplicar en los supuestos concretos es
el resultado de una actividad interpretativa que pueden ejercer libre-
mente los jueces, los funcionarios y los mismos ciudadanos, mediante
operaciones de carácter fundamentalmente racional y no voluntario

43
Cfr, por último, A. PIZZORUSSO, Cultura e política nella produzione ed applicazio-
ne del diriito, en curso de publicación en las acias del XVII Congreso Nacional de
Filosofía Política y Jurídica.
44
Cfr. R. DAVID, «Sources of Law»4 en Intern. Ene. of Comparaüve Law, ch. 3,
Tübingen, Mohr, 1984.

104
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del gobierno

dentro del cuadro de los distintos procedimientos cuya observación se


requiere en la realización de todos los tipos de actos jurídicos. Existe
incluso un área en el mundo bastante importante en la que los «prece-
dentes», que son el resultado de la actividad de los jueces, son conside-
rados como la principal fuente del derecho de la que deriva el common
law. El statute law puede sustituir, derogar o integrar el common law,
pero éste poco a poco va sustituyendo a los statutes, en la medida en que
éstos son interpretados por los jueces hasta recubrirlos de precedentes.
Incluso en los países en los que la doctrina prevalente no considera
conveniente clasificar los precedentes entre las fuentes, la función nor-
mativa de los mismos se mantiene cualitativamente, si no cuantitativa-
mente, la misma45.
Estas consideraciones permiten opinar, sobre la base de los resulta-
dos alcanzados en el transcurso de un debate doctrinal en la actualidad
bastante rico, que los procesos de formación del derecho que se
desarrollan de arriba a abajo (partiendo de un conjunto de principios a
menudo recogidos en un texto constitucional por una asamblea u otra
autoridad «constituyente» o a través de la elaboración de varios tipos de
textos legislativos, hasta desembocar en actos que aplican deductiva-
mente esos textos) conviven siempre también, aun con modalidades
muy diferenciadas, con procesos de interpretación del derecho y de la
realidad social que se desarrollan de abajo a arriba, partiendo de los
supuestos que concretamente se presentan a los jueces, a los funciona-
rios y a los ciudadanos. Estos distintos operadores se ven impelidos a
buscar, inductivamente, la norma más correcta para aplicar46.
Lo que más importa, a los fines del tema analizado, es que la formu-
lación de hipótesis abstractas, propia de la actividad legislativa, no pue-
de obviamente prescindir del conocimiento de los datos de hecho resul-
tantes de la experiencia. Así la interpretación del derecho vigente no
debe reducirse exclusivamente al momento de aplicación del derecho
en los casos específicos, sino que es un elemento necesario de la activi-
dad de creación o modificación del derecho abstracto (cuanto menos en
todos los niveles inferiores al Supremo; éste se identificaría, según el
punto de vista mantenido, con la decisión constitutiva del orden jurídico
o con la decisión que determinara su reforma por vía revolucionaria).

9. Con objeto de aplicar estas consideraciones de orden general al


tema que nos interesa, es preciso convenir en la existencia de una dife-
rencia fundamental entre las actividades interpretativas de los funciona-
rios, de los jueces y de los particulares.
Los particulares, al desarrollar una actividad interpretativa del dere-
cho para elaborar normas aplicables a casos concretos, no están condi-
4!
Cfr. M. CAPPELLETTI, Giudici legislatori?, Milano, Giuffré, 1984.
46
Sobre la distinción entre método inductivo y deductivo para la búsqueda de la
norma reguladora del supuesto, C. K. ALLF.N, Law in the Making, 7.a ed., Oxford,
Clarendon Press, 1964. pp. 161 y ss. Sobre la alternativa entre movimiento ascenden-
te y descendente de creación del derecho, cfr. también la comunicación presentada a
esle congreso por el profesor G. Malinvcrni.

105
Alessandro Pizzorusso

cionados más que por sus intereses particulares, que los inducen nor-
malmente a privilegiar la interpretación más favorable a la tutela de los
mismos (pero también más conciliable con las posibles reacciones de
terceros); además, no tienen que seguir la misma interpretación en
casos similares (salvo por imperativo de coherencia moral, en general
no garantizada coercitivamente). Los jueces y funcionarios, por el con-
trario, deben respetar esa obligación de coherencia, que, sin embargo,
juega un papel distinto en el caso de unos y otros.
En el caso de los jueces, en efecto, la obligación de decidir de la mis-
ma manera en casos análogos se traduce en la regla stare decisis, cuyas
consecuencias deben atemperar con el principio que garantiza la inde-
pendencia del juez. Las soluciones adoptadas a este fin oscilan entre la
concepción inglesa, la solución americana y la solución europea conti-
nental. Según la primera, el vínculo derivado de los precedentes (sólo de
los establecidos por determinados jueces) es absoluto —salvaguarda la
posibilidad de distinguir el caso actual del anteriormente resuelto y la
de (posibilidad bastante teórica) calificar el precedente abandonado per
incuriam*1' —. La solución americana parte de configurar el principio
stare decisis como regla general, pero el valor del precedente es, en sus-
tancia, sólo «persuasivo», especialmente para los jueces de rango más
elevado48. Para la solución europea continental, el principio stare decisis
no está oficialmente reconocido, pero los precedentes tienen la misma
eficacia persuasiva en virtud de la función «nomofiláctica» de los tribu-
nales supremos y de otros mecanismos49. De lo explicado se deduce que
para los jueces, excepción hecha del caso inglés, la obligación de cohe-
rencia se traduce normalmente en la obligación de motivar su decisión
y que la violación del precedente no es causa para invalidar la sentencia
ni impide que ésta asuma la fuerza de cosa juzgada —en la parte no
reformada luego de un recurso—, aunque haya otras decisiones de dis-
tinto tenor emitidas por el mismo juez o por otros.
En el caso de los funcionarios, por el contrario, la obligación de
coherencia tiene un carácter mucho más específico, no sólo porque su
violación puede acarrear un concreto vicio de ilegitimidad del acto
administrativo que dé lugar a la anulación o a la no aplicación, sino
también porque la administración, en virtud del interés público, ha de
actuar incluso de oficio para evitar injustificadas disparidades de trata-
miento, que contravendrían no sólo el principio constitucional de igual-
dad, sino también la regla de buen funcionamiento de la misma admi-
nistración.
47
Cfr. Young v. Bristol Aeroplane Company Ltd. (1944), K. B. 718 (Court of
Appeal); además cfr. M. ZANDER, The Law Making Process, London, Weidenfeld and
Nicolson, 1980, pp. 124 y 126.
48
Cfr. la meticulosa indagación de U. MATTEI, 'Stare decisis». 11 valore del prece-
dente negli Stati uniti d'America, Milano, Giuffré, 1988.
"* G. CORLA, Diritto compáralo y diritto comune europeo, Milano, Giuffré, 1981,
pp. 263 y ss. Hay que centrar la atención un momento, en relación con lo tratado,
sobre las soluciones adoptadas en el ámbito de los ordenamientos ibéricos e ibero-
americanos, donde al precedente se le atribuye, a veces, valor legal, según criterios
establecidos por la ley.

106
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del gobierno

Resulta que la determinación del derecho a aplicar, y por ende la


interpretación de las leyes reguladoras de la materia de la que se trate,
es en todos los casos el problema que la administración debe afrontar
en primer lugar para alcanzar sus fines en el ejercicio de cualquiera de
sus competencias. Las soluciones a las que la administración llega han
de evaluarse no sólo en función del primer caso que se presente, sino en
previsión de otros casos posibles. Como no hay duda de que la determi-
nación de la interpretación a seguir da lugar normalmente a la predis-
posición de un texto, con la estructura de un «reglamento de ejecución»,
parece evidente que este tipo de procedimiento cumple una función
inescindible de las otras que conforman la función administrativa con-
siderada en su conjunto. Lo anterior ha sido demostrado por la expe-
riencia; ésta nos enseña cómo en todos los casos en los que la aproba-
ción del reglamento de ejecución por parte del órgano titular de la fun-
ción administrativa se impide por una ley específica o por dudas de
carácter sistemático, la exigencia de fijar preventivamente la interpreta-
ción del derecho vigente es satisfecha recurriendo a actos informales,
calificados como «circulares», «instrucciones», etc., o con la denomina-
ción correspondiente a su formalización (decretos, deliberaciones,
etc.)50. Entre los ejemplos que se podrían traer a colación, basta con
citar el de los actos normativos adoptados por las Juntas regionales
ordinarias, y de Cerdeña y Valle de Aosta. En estos casos, la potestad
reglamentaria se confiere a los Consejos regionales, con lo cual las jun-
tas, en vez de reglamentos, aprueban circulares y otros actos de variada
denominación, pero que poseen la misma importancia que los regla-
mentos". Otro ejemplo ilustrativo lo brindan los actos normativos del
Consejo Superior de la Magistratura con relación a las materias
comprendidas en su competencia administrativa, aunque aquí falte una
concreta previsión legislativa52.
Al interpretar el derecho, los funcionarios no se valen de ningún pri-
vilegio que atribuya a su interpretación alguna presunción de correc-
ción; sus interpretaciones pueden ser siempre discutidas a través de los
recursos jurisdiccionales y administrativos interpuestos contra los actos
que reflejan dichas interpretaciones. Como las interpretaciones conteni-
das en los reglamentos obligan a la administración a someterse a las
mismas para no violar el deber de coherencia que sobre ella gravita,
acaban por vincular también a los ciudadanos, es decir, por asumir la
eficacia erga omnes, la propia de todas las fuentes del derecho53.
Para demostrar lo fundado de estas formas de ejercicio del poder
reglamentario, no es indispensable echar mano de la famosa afirmación
de Von Gneist, para quien el ejercicio del poder reglamentario debería
considerarse una manifestación del poder discrecional de la administra-
J0
Cfr. CHELI, oh. cit., pp. 74 y 75.
51
Cfr. PIZZORUSSO, I^e fonti del diritto regionale, cit.
52
Ahora se advierte en el artículo 17, letra d), de la ley de 23 de agosto de 1988,
núm. 400.
" Cfr. AMATO, ob. cit., p. 83; CHELI, ob. cit., pp. 103 y ss.; SANDULLI, ob. cit., pp. 8
y 9.

107
Alessandro Pizzorusso

ción, porque la exigencia de determinar el derecho aplicable se mani-


fiesta tanto en los casos en que la administración dispone de poderes
discrecionales, como en los que sólo dispone de poderes vinculados.
Ello no significa naturalmente que la potestad reglamentaria, en la
medida en que su ejercicio acaba siendo una forma de autolimitación
de la administración, no constituya una importante garantía para los
administrados, y además contribuya válidamente a salvaguardar la
seguridad jurídica. Sólo queda añadir que todo esto demuestra que nin-
gún reglamento puede calificarse de «interno» en el sentido en que esta
expresión se usaba en otro tiempo.
Es también interesante resaltar que la exigencia de una interpreta-
ción preventiva del derecho a aplicares más necesaria cuando la regula-
ción legislativa es escasa, incompleta e incoherente (o simplemente fal-
ta, cuando debería existir para desarrollar normas constitucionales, o
por otros motivos). Por ello es lógico pensar que la necesidad de un
reglamento de ejecución se advierte más nítidamente si faltan disposi-
ciones a seguir (entonces se habla de reglamentos independientes) que
cuando existen normas redactadas de manera técnicamente apropiada.

10. Sobre la base de estas consideraciones es posible reconstruir la


posición del reglamento en el sistema de fuentes del derecho italiano, y,
por consiguiente, individualizar el valor de las disposiciones contenidas
en el artículo 17 en cuestión.
Esencial para este propósito es la observación de que una fuente de
este tipo está prevista en la Constitución, aunque de modo muy frag-
mentario. Las tímidas alusiones a esta fuente contenidas en los artículos
87, apañado 5.°, 121 y 123 pueden leerse a la luz de las consideraciones
ya desarrolladas, según las cuales la interpretación del derecho vigente
en la materia es un elemento de cualquier función administrativa. Las
alusiones constitucionales permiten pensar que debe ser reconocida
una potestad reglamentaria, dentro de los límites correspondientes, a
todas las autoridades que ejercen funciones administrativas. La tarea
del artículo 17 consiste pues, además de hacerse eco del asunto, en
regular algunas hipótesis particulares y detallar las reglas procedimen-
tales que han de observarse en el ejercicio del poder reglamentario por
parte de los órganos que forman el Gobierno54.
El reparto de la competencia reglamentaria entre las distintas autori-
dades que ejercen funciones administrativas es paralelo al reparto de
las competencias administrativas; en consecuencia, pueden darse repar-
tos horizontales (por territorio, por materia, etc.) y repartos verticales,
en virtud de los cuales la competencia de la autoridad jerárquicamente
superior absorbe la de la autoridad subordinada, o bien se consiente a
la primera sustituir a la segunda.
>A
No se ve cómo puede afirmarse, como hacen S. LABRIOLA, // Governo delta
Repubblica organi e poteri. Comento alia legge de 23 de agosto de 1988, ntint. 400,
Rimini, Maggioli, 1989, p. 192, y PALEÓLOGO, ob. cit., col. 352, que la disposición en
examen determina una serie de «materias» atribuidas a la competencia reglamen-
taria.

108
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del gobierno

Independientemente de su distribución entre las diversas autorida-


des que ejercen funciones administrativas, la potestad reglamentaria
permanece igual a sí misma en lo que se refiere al régimen de los ac-
tos emanados, su eficacia, etc.; también cuando la ejercen autoridades
estatales no encuadradas en el poder ejecutivo o, incluso, autorida-
des pertenecientes a entes distintos del Estado55 (comenzando por
los entes públicos territoriales). Este régimen resulta esencialmente de
la cualidad de fuentes secundarias que poseen dichos actos, lo que les
obliga a conformarse con las fuentes primarias o superiores a éstas,
respetando así el principio de preferencia. Los actos que no se plieguen
a estas condiciones podrán ser dejados de aplicar o, en ciertas condicio-
nes, anulados si en ellos se aprecian vicio de incompetencia, violación
de la ley o exceso de poder.
La distinción entre los reglamentos de ejecución, los reglamentos
actuadores-integradores, los reglamentos independientes, los reglamen-
tos de organización, los reglamentos que recepcionan acuerdos sindica-
les para el funcionariado y los reglamentos delegados, además de la dis-
tinción, desde otro punto de vista, entre reglamentos gubernamentales y
reglamentos ministeriales, que al artículo 17 concreta, no implica que
haya una pluralidad de fuentes distintas, pero ilustra las particularida-
des de algunas situaciones y las consecuencias que derivan del funcio-
namiento de la fuente.
La hipótesis base está descrita en la letra a) del apartado 1.° con la
alusión a los «reglamentos de ejecución de las leyes y de los decretos
legislativos». No hay, como se ve, ninguna limitación que deba añadirse
a la implícita en el principio de preferencia de la ley. En efecto, la cuali-
dad de fuente secundaria, que asumen los actos producidos en ejercicio
a la competencia reglamentaria, es suficiente para garantizar los dere-
chos y los intereses tutelados por la Constitución y las leyes; ni estas
últimas ni la Carta fundamental pueden ver comprometida su eficacia
por un reglamento, sin que éste caiga en vicio de ilegitimidad y pueda
ser inaplicado o anulado.
El hecho de que la letra a) no aluda explícitamente al límite que deri-
va de la reserva de ley, no significa que ese límite no sea operativo. Ha
de quedar claro que, si se trata de una reserva relativa, el reglamento
podrá sólo desarrollar los principios expresados explícita o implícita-
mente en la disposición con rango de ley, mientras que si se trata de una
reserva absoluta, sólo será permisible una actividad estrechamente limi-
tada a la interpretación de las disposiciones de rango superior.
La hipótesis de los reglamentos activo-integradores [letra b)], par-
cialmente similar a la prevista, en relación con las regiones, por los ar-
tículos 117, apartado 2.°, de la Constitución, artículo 5 del Estatuto de
Cerdeña, artículo 3 del Estatuto del Valle de Aosta, 6 y 10 del Estatuto
TAA y 6 del Estatuto FVG. Aparece configurado como una atribución de
potestad legislativa. La similitud se refuerza con la expresa referencia a
la competencia regional que se realiza en este texto para señalar, aun-
55
Como, por ejemplo, el Consejo Superior de la magistratura o la Consob.

109
Alessandro Pizzorusso

que superfluamcnte, un límite a la misma. Se trata de una hipótesis nue-


va, cuya funcionalidad habrá que verificar en la práctica; hasta ahora se
puede, sin embargo, observar que no hay diferencia entre el régimen de
los reglamentos adoptados en la realización de esta hipótesis y el régi-
men normal de los reglamentos del ejecutivo. La única particularidad
de esta hipótesis consiste en que se da una relación con la ley del tipo de
las que normalmente se producen cuando un reglamento regula una
materia cubierta por reserva de ley relativa (este último caso es, por el
contrario, regulado con una disposición ad'hoc). Hay que decir, sin
embargo, que nada habría impedido al legislador proceder de tal modo,
incluso sin que una específica previsión legislativa lo consintiera explí-
citamente; el establecimiento legislativo, que analizamos, asume por
ello la naturaleza de una «pro-memoria» para el legislador, más bien que
la de una disposición normativa capaz de prescribir algo a alguien.
La hipótesis de los reglamentos independientes, a los que la ley
número 100 de 1926 aludía con una fórmula bastante ambigua56 (sobre
todo por el hecho de aparecer —y probablemente ser— referidos inclu-
so a los reglamentos de prerrogativa)57, es ahora identificada con mucha
precisión en la letra c), que la relaciona con «las materias en las que
falte regulación legal o de actos con fuerza de ley, siempre que no se tra-
te de materias de alguna manera reservadas a la ley»58. La hipótesis se
refiere, pues, a las situaciones producidas cuando es necesario ejecutar
una ordenación legislativa, al menos aparentemente, inexistente; por
ello es preciso reconstruirla mediante las técnicas de la interpretación,
principalmente de la sistemática59. El límite que deriva de la reserva de
ley —absoluta o relativa— en este caso es aludido explícitamente porque
si hay una reserva, incluso relativa, la ordenación secundaria no puede
intervenir si faltan los principios generales establecidos por fuentes pri-
marias [si los principios pudieran reconstruirse por la vía interpretativa,
no estaríamos en esta hipótesis, sino en la general de la que habla la
letra a)].
56
El artículo 1, núm. 2, de dicho texto preveía, en efecto, un tipo de reglamentos
destinados a contener «le norme giuridichc neccessarie per discipline (...) l'uso delle
facoltá spettanti al potere esecutivo».
57
Para la compatibilidad de los reglamentos independientes en base a la Consti-
tución italiana, cfr. G. GROTTANELLI DE SANTI, Note introduttive di diritto coslituzionale,
Torino, Giappichelli, 1988, pp. 81 y 82. En sentido contrario, pero —por lo que pare-
ce— sobre el presupuesto de su identificación con los reglamentos de prerrogativa,
ZAGREBELSKY, ob. cií., pp. 209 y 210; A. CERVATI, «Osservazioni in tema di potestá rego-
lamcntare dell'esecutivo e di "delegificazione"», en A. GIULIANI, N. PICARDI, Modelli di
legislatore e scienza de Ila legislazione, Napoli, Edizioni scientifiche italiane, 1987, III,
pp. 226-227, y nota 59; L. CARLASSARE, Regolamento (dir. cosí.), voz de la Ene. del di-
ritto, XXXIX, Milano, Giuffrd, 1988, pp. 615, 616 y 620; PALEÓLOGO, ob. cii., col. 353;
R. BALDUZZI, Legge e regolamento in diritto comparato, Genova, Ecig, p. 27.
58
Cfr. CHELI, ob. cit., pp. 85 a 87.
s
* Hay que resaltar que nuestra tesis, según la cual no puede haber laguna más
que en apariencia, porque el juez puede y debe siempre hallar la norma a aplicar
usando los instrumentos de interpretación, sirve en el momento de la aplicación del
derecho a los casos concretos, pero no en el momento de reconstruir sistemática-
mente el derecho abstractamente vigente.

110
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del gobierno

La hipótesis de los reglamentos de organización afecta exclusiva-


mente a materias cubiertas por una reserva (relativa) de ley (art. 97,
apartado 1.°, de la Constitución, en lo que se refiere a los órganos judi-
ciales; con relación a estos últimos la competencia administrativa ha
sido trasladada por la Constitución al Consejo Superior); por ello la
regulación reglamentaria de tales medidas debe evidentemente desarro-
llarse «según las disposiciones detalladas en la ley», como expresa la
letra d). En realidad, la única función de esta previsión es la de aclarar,
si fuera necesario, que también la regulación de la organización da
lugar a normas jurídicas como todas las demás, abandonando definiti-
vamente la vieja doctrina de la «supremacía especial».
La hipótesis de los reglamentos que recepcionan acuerdos sindicales
para los funcionarios se rige sustaneialmente por la ley de 29 de marzo
de 1983, número 93, adecuándose a la opinión doctrinal dominante que
había calificado estos procedimientos como reglamentos y, por ende,
como fuentes secundarias. La función de la presente disposición es,
pues, de orden puramente sistemático, e interpretativo de la regulación
precedente.
La hipótesis de los reglamentos delegados, por primera vez formula-
da por el párrafo 2.° de la disposición que analizamos, es bastante simi-
lar a la hipótesis de los reglamentos independientes: mientras estos últi-
mos intervienen en materias que, casualmente, carecen de regulación
legislativa (no obstante, esta regulación, por diversas razones, sería
necesaria o al menos oportuna), aquéllos están destinados a regular
materias para las que no es necesaria, porque así se ha establecido
expresamente, una ordenación preexistente por medio de fuentes pri-
marias. Es obvio que los reglamentos delegados desempeñarían un
papel principal si se procediera por la vía de la «deslegalización», como
se auspicia desde muchas partes60; sin embargo, en el plano técnico
estos reglamentos no dan lugar a problemas particulares, ya que están
sujetos al mismo régimen de los otros reglamentos. A diferencia del
supuesto de la letra c), en el caso de los reglamentos delegados la refe-
rencia a la reserva de ley alude exclusivamente a la reserva absoluta.
Ello es debido a la explícita previsión de que estos reglamentos sólo
pueden emanarse después de que una ley estatal, que los prevea
explícitamente y disponga la abrogación de las normas primarias vigen-
tes (con efecto desde la entrada en vigor de los reglamentos), haya
determinado, además, cuáles normas de una fuente primaria continúan
siendo «las normas generales reguladoras de la materia».
Diferir al momento de entrada en vigor del reglamento la aplicación
de las normas de principio contenidas en la ley de autorización constitu-
ye una regla operativa en todos los casos de reparto de competencia
«por tipo de regulación» entre las normas de principio y las normas
60
Sobre el problema de la deslegalización, cfr. T. MARTINES, «Delegificazione e
fonti del dirítto», en Studi in onnore di P. Biscaretti di Ruffia, Milano, Giuffré, 1987, II,
pp. 863 y ss.; A. BARBERA, «Appunti sulla delegificazione», en Pol. del diritto, 1988,
pp. 417 y ss.; G. FERRARA, «Sulla delegificazione e per la riformadel processo legislati-
vo», ibid., pp. 427 y ss.; G. DEMURO, «La delegificazione», en For. it., 1989, V, 355.

111
Alessandro Pizzorusso

destinadas a completar sus prescripciones. Lo anterior no excluye que


la ley de autorización entre en vigor en el momento en que se dan los
supuestos normales para que eso suceda, ni que produzca inmediata-
mente efectos distintos de los previstos en las normas de principio que
debe luego desarrollar el reglamento delegado.
La ordenación de los reglamentos ministeriales e interministeriales,
contenida en el parágrafo 2.°, prevé para los mismos una limitación de
tipo diverso, al establecer que pueden ser aprobados, en las materias de
competencia del ministro o de autoridad subordinada al ministro, sólo
«cuando la ley expresamente confiera ese poder». Se mantiene, por su
parte, la subordinación de tales reglamentos a los reglamentos del
gobierno. Dicha subordinación se incluía ya en el artículo 4, apartado
2.°, de las disposiciones preliminares del Código Civil (cuya vigencia
resulta así confirmada). Igualmente se mantiene la configuración de los
reglamentos del Gobierno, los ministeriales y los de autoridades, encua-
drados en la organización administrativa, como elementos de un subsis-
tema de fuentes, que articula unitariamente la fuente reglamentaria en
relación con el sistema general de fuentes del ordenamiento jurídico del
Estado61. Parece que lo dicho debe entenderse ahora en el sentido de
que la competencia reglamentaria para todas las materias, correspon-
dientes a las funciones administrativas del Estado compete al Gobierno
y que los reglamentos ministeriales (y, con mayor razón, también los
reglamentos de autoridades administrativas subordinadas) pueden
emanarse, en sustitución de la competencia normal del órgano colegia-
do principal, sólo cuando la ley lo prevea explícitamente o cuando el
Gobierno delegue determinada potestad en un ministro o en otra autori-
dad administrativa subordinada.

11. Queda, por último, examinar las normas de procedimiento que


la regulación en cuestión impone para los reglamentos del Gobierno y
para los ministeriales (mientras que nada se dice acerca de los regla-
mentos de otras autoridades estatales o de los emanados por entes
públicos distintos del Estado).
Se prescribe que: a) el uso del término «reglamento» obliga a someter
el proyecto de reglamento al dictamen (no vinculante) del Consejo de
Estado; b) someter el texto, deliberado por el órgano competente, al
control preventivo de legitimidad del Tribunal de Cuentas62, y c) publicar
el reglamento en el Boletín Oficial como condición para su entrada' en
vigor (apartado 4.°).
En la primera previsión se distingue una posterior medida tendente a
realizar la tipicidad formal de este tipo de actos normativos facilitando
su distinción de los meros actos administrativos, individuales o particu-
lares. Ya hemos visto cómo ya se ha operado una diferencia de este tipo
en el caso de los decretos normativos del Jefe del Estado (art. 3 del DPR
de 28 de diciembre de 1985, núm. 1092); la prescripción de la denomi-
nación de reglamento va indudablemente en la misma dirección. Queda,
61
62
Cfr. PIZZORUSSO, Fonti del diritto, cit., p. 311.
Sobre la función de este instituto, cfr. Corte cost. 14 de julio de 1986,
núm. 406, en Gazzetta ufficiale, de 26 de julio de 1989, núm. 30, p. 40.

112
El poder reglamentario en la nueva ley italiana de ordenación del gobierno

empero, abierto el problema de extender estas reglas a otros tipos de


reglamentos que no son ni presidenciales ni ministeriales.
Los reglamentos del Gobierno asumen, pues, la forma de decretos
normativos del Presidente de la República y se deliberan en el Consejo
de Ministros (apartado 1.°). Los reglamentos ministeriales o interminis-
teriales se aprueban con decreto ministerial o interministerial y han de
ser comunicados al Presidente del Consejo de Ministros antes de su
promulgación (apartado 3.°).
La fijación de un plazo de noventa días para que el Consejo de Esta-
do emita su preceptivo informe es un instrumento útil para acelerar el
procedimiento (aunque el término acordado parezca breve). Puede
deducirse del apartado 1.° en cuestión que, si el Consejo no informa en
el 63plazo previsto, el Gobierno puede comenzar a deliberar sin esperar-
lo . No se repite la misma regla con relación a los reglamentos delega-
dos, pero parece tratarse de un simple olvido y, por tanto, habría de con-
siderarse aplicable en virtud de un obvio razonamiento analógico.
En todo lo no previsto siguen siendo de aplicación, como es natural,
los principios generales del procedimiento administrativo.
Queda, del mismo modo, configurada la naturaleza permanente del
poder reglamentario. De ella deriva (con la excepción lógica de los
casos en que el ejercicio de dicho poder se someta a condiciones par-
ticulares) tanto la posibilidad de modificar reglamentos anteriores, en
cualquier momento y sin necesidad de autorización, como la posibili-
dad de ejercer ese poder mediante actos distintos, adoptados en
momentos distintos. Se mantiene, por su parte, el principio de irretroac-
tividad de los reglamentos (art. 11 de las disposiciones preliminares del
Código Civil). También se mantiene la posibilidad de aprobar ordenan-
zas administrativas en casos de vigencia o necesidad, dotadas de efica-
cia (eventualmente también.normativa) meramente provisional. Resulta
claro, a la postre, que el sistema de fuentes a nivel secundario no es un
sistema64 cerrado como lo es, por el contrario, a nivel de las fuentes pri-
marias .
Tampoco hay cambios en el régimen de control al que los reglamen-
tos deben someterse y que está previsto en el artículo 5 del anexo E
(junto al control preventivo del Tribunal de Cuentas). Este régimen ha
funcionado con frecuencia de manera inadecuada, a causa de la timidez
de los jueces ordinarios a la hora de dejar sin aplicación los reglamen-
tos ilegítimos, o a causa de los obstáculos procedimentales que, a menu-
do, se interponen en el ejercicio de control de los jueces administrati-
vos65. Mientras que, por su parte, el control del Tribunal de Cuentas en
no pocas ocasiones se ha inspirado en criterios burocráticos y ha provo-
cado una lentitud injustificada.

63
En este sentido, LABRIOLA, ob. cit., p. 192. En sentido contrario, el término sería
vinculante: PALEÓLOGO, ob. cit., col. 354, nota 30.
64
V. CRJSAFULLI, «Fonti del diritto», en Ene. del diritto, XVII, Milano, Giuffré, 1968,
pp. 940; ZAGREBELSKY, ob. cit., pp. 5 y ss.; L. PALADÍN, Lezioni di diritto costituzionale,
Padova, Cedam, 1989, p. 226.
65
Cfr. C. MORTATI, Atti con forza di legge e sindacato di costituzionalitá, Milano,
Giuffré, 1964, pp. 117 a 121; G. MARCHIANO, La funzioni regolamentare, Padova,
Cedam, 1988, pp. 168 y ss.

113
Alessandro Pizzorusso

Por último, es oportuno considerar la regla de la publicación de los


reglamentos en el Boletín Oficial, que se combina con la regla de la
vocatio (art. 7 DPR de 29 de diciembre de 1985, núm. 1092). Debe exten-
derse a todos los actos normativos secundarios, según la orientación
establecida, pero no completamente realizada, por la Ley de 11 de
diciembre de 1984, número 839.
(Traducción: Raúl CANOSA USERA.)

114
HOSTILIDAD EN LA GUERRA NUCLEAR

Javier Roiz
Saint Louis University

En la Era Nuclear, la construcción de hostis en un conflicto atómico


general, la guerra a fondo o all-out war de la que los «guerreros fríos» no
dejan de hablar, es más que problemática. Ya en los años cincuenta,
había en Estados Unidos agudos observadores de la Unión Soviética
que se resistían a la construcción de una imagen de los rusos como
encarnaciones de la maldad absoluta. Para estos expertos, tal cosa no
era sensata:
«[Es inconcebible] que nuestro adversario soviético haya perdido
toda apariencia de humanidad y que nada más le interese sembrar
destrucción resentida e ilimitada por el solo afán de destruip>'.
La posibilidad de afrontar una guerra nuclear con las herramientas
de la estrategia tradicional ha estado desde el principio de la Era
Nuclear completamente cerrada. Durante más de diez años, y a lo largo
de toda la década de los cincuenta, el análisis de la guerra atómica se
hizo impensable. Y en aquellos casos en los que alguien intentaba pen-
sar en ello, el análisis de la guerra se reducía a un estudio sobre cómo
minimizar una catástrofe garantizada. En este tipo de literatura, hostis
era mantenido como un personaje central en el drama, si bien la nove-
dad residía en que el vencedor no aparecía por ningún lado. En la des-
cripción que Hermán Kahn hace en 1961 de una guerra termonuclear,
aparecen ocho etapas bélicas, de las cuales sólo una trata de la realiza-
ción de la guerra en sí, mientras que, de las otras siete, una versa sobre
la disuasión y seis sobre los problemas de la reconstrucción en la pos-
guerra2.

1
Richard FALK, «Political Anatomy of Nuclearism», en Roben Jay LIFTON y
Richard FALK. Indefensibie Weapons (New York: Basic Books, 1982), p. 222.
2
Hermán KAHN, On Thermonuclear War (Princeton, N. J.: Priceton University
Press, 1961), p. 22.

Revista del Centro de Estudios Constitucionales iir


Núm. 4. Septiembre-diciembre 1989 " J
Javier Roiz

A partir de aquí, y con el avance vertiginoso de la ciencia, un cambio


fundamental se hará notar hasta en aquellos que están a favor de plan-
tearse cómo sería una supuesta guerra nuclear. Incluso estos especialis-
tas admiten que el concepto de victoria y derrota tiene que ser entendido
de una manera radicalmente diferente, y que, en este tipo de guerra, es
imposible hablar de supervivientes victoriosos. De hecho, toda su medi-
tación intentará enfrentarse únicamente con el desastre, y, en ella, los
supervivientes son contemplados como cualquier cosa menos como
vencedores. Resulta interesante ver cómo este tipo de análisis se plantea
explorar las sutilezas contenidas en la experiencia trágica de la guerra
atómica, para conocer, según se nos dice, «los trágicos pero distingui-
bles estados de posguerra»3. Al final del experimento, esta línea reflexiva
acaba sugiriendo depresivamente una duda devastadora: «¿Envidiarán
los supervivientes a los muertos?»4.
Es más que importante señalar la trascendencia teórica de este giro
que, a partir de los años sesenta, se produce en el tono del discurso
reflexivo sobre este nuevo modo de guerrear. Desde entonces, en lugar
de maniobras tácticas para conquistar y de consideraciones sobre logís-
tica y estratégica aparejadas para apoyar la excelencia de la actuación
del guerrero, se van a leer tan sólo tratados sobre cómo aliviar las con-
secuencias de la guerra. Curiosamente, el tono de estos textos sobre la
guerra nuclear se acerca más al de un manual sanitario que al de un
libro del guerrero, lo que en realidad expresa que el combatiente
nuclear es tanto una figura débil como un siniestro portador de muerte.
La novedad aquí descansa en el hecho de que, en una guerra nuclear, el
guerrero se encuentra a sí mismo también victimizado; él sabe de ante-
mano que no es capaz de proteger a su país. La guerra novísima está
basada, así, en el sentimiento común de vulnerabilidad que comparten
todos los contendientes. Y ésta es la razón por la que, incluso en los
casos en los que la guerra termonuclear no es aceptada como totalmen-
te letal para la raza humana, el punto de mira esté únicamente en la res-
tauración de la destrucción.
A pesar de todo, en los años sesenta el análisis de las realidades
«impensables» aún se consideraba una tarea necesaria, una demanda de
realismo humano. Quienes respaldaban esta literatura se veían a sí mis-
mos como los orgullosos pragmatistas que encaraban la realidad con
coraje patriótico. Su argumento era que nadie quería afrontar intelec-
tualmente una guerra termonuclear porque los horrores asociados a
semejante reflexión asustaban a los estrategas y les incapacitaban para
pensar. A su juicio, la verdad subyacente era que el temor estaba impi-
diendo a los expertos militares y a los científicos sociales aceptar el
nuclearismo y afrontar sus inminentes amenazas. En un sentido, estos
expertos estaban acusando a la comunidad científica de dejarse llevar
por un cierto infantilismo, como si el «¡ojos que no ven...!» viniese a ser
la muletilla de entonces entre los círculos responsables de la ciencia y el
3
Ibid., p. 20.
' ¡bidem.

116
Hostilidad en la guerra nuclear

gobierno. Los pensadores de lo impensable del tipo de Edward Teller y


Hermán Kahn tendían a presentarse a sí mismos como realistas avispa-
dos que intentaban hacer el trabajo sucio de conectar a la humanidad
con la probabilidad de una confrontación nuclear.
Obviamente, no se podría objetar nada a una actitud realista que
pretendiese superar las inhibiciones del miedo sobre el pensamiento.
Pero el problema con todos estos teóricos es que, desgraciadamente,
hablan como los popes seculares de una tecnología que, por otra parte,
se les escapa de todo control. Cuando Kahn escribe su libro Pensar
sobre lo Impensable, está viviendo el decimosexto año de la era nuclear y
todas sus estimaciones se hallan condenadas a quedarse atrasadas al
día siguiente. El mismo cientificismo en el que confía cuando aboga por
un correcto acercamiento al problema, le va a traicionar una y otra vez.
No hace falta decir que sus cálculos son ridículos. Kahn pide constante-
mente a los científicos que no sean demasiado imaginativos y les exhor-
ta a que no escapen de la pura realidad, pero ingenuamente ignora el
hecho de que es a él a quien la realidad se le está escapando todo el
tiempo y continuamente superando sus evaluaciones. Kahn rechaza
rotundamente la Declaración de Mainau y postula aceptar las estimacio-
nes de «los lógicos y los llamados hombres prácticos»5; sin embargo,
todos sus argumentos se tendrán que basar en un «aún no» —válido
solamente para el momento en que lo escribe— que está destinado a ser
sobrepasado por una tecnología en avance desenfrenado. Una tecnolo-
gía que, conviene recordarlo, en 1960 estaba tan sólo entrando en su
adolescencia.
Los efectos de la amenaza nuclear en la población de una sociedad
moderna son lo suficientemente homogéneos como para que cada indi-
viduo se considere a sí mismo como blanco de guerra. Mientras se sepa
que una guerra entre las dos superpotencias significa necesariamente
una explosión en cadena de ataques y contraataques, cualquiera podrá
sentirse víctima segura de semejante eventualidad. No obstante, esta
misma percepción toma otro rumbo cuando se busca a un agente res-
ponsable a quien inculpar de la existencia de tan generalizada miseria.
Dado que la modernidad ha estandarizado la interpretación maquiavéli-
ca de la conducta internacional, en la que los estados son los egos auto-
dirigentes de las naciones, el ciudadano moderno tiende a figurarse al
estado como el objeto de todas las bendiciones y maldiciones políticas,
el sujeto par excellence de la trama.
El individuo moderno tiende a creer que toda gran transformación
de las condiciones de vida en la arena internacional tiene que llegar por
vía del buen servicio del propio ego nacional, o sea, el estado. Si hay
algo que sea aceptado por consenso en toda la psicología moderna, des-
de la psicología pop a la psicología radical, es la idea del ego como
kuPepvntns del self individual:

5
Ibid., p. 146.

117
Javier Roiz

«El ego es el asiento de la racionalidad que usamos al gestionar


nuestro camino por el mundo»6.
Y la verdad es que, de una manera muy similar, los modernos siem-
pre han asumido que el estado es el ego de la nación.
Los psicólogos radicales sugieren que la organización del ego «está
modelada según la racionalidad del mundo exterior»7, lo que significa
que la separación ego/self en el individuo es un reflejo de la de estado/
sociedad en el mundo exterior. Para este modo de expresarse, decir que
el ego «es la parte nuestra que reprime»8 implica asimismo que el estado
es la agencia de represión con respecto a la creatividad de la sociedad.
Para esta psicología, ego y estatalidad son resultados políticos de una
sociedad autodirigida y suicida que ha producido la tecnología de la
bomba atómica como «la venganza contra un amo tipo Frankenstein de
una naturaleza dominada»9.
Aun cuando todo ello pueda ser sorprendente para más de uno, hay
que aclarar que esta visión radical de la vida, tan anegada en sí misma
de racionalidad, es la propia del utilitarismo clásico, para el cual «la jus-
ticia social es el principio de la prudencia racional aplicado a una con-
cepción agregada del bienestar del grupo»10; si bien en este caso, y como
si de una imagen lenticular se tratara, el objeto se refleja exactamente
igual, pero invertido. Este es también el entendimiento básico de los
conocidos como teóricos de los juegos de estrategia, autores de la teoría
de los juegos, y que deben ser considerados miembros sobresalientes de
la intelligentsia americana de la posguerra.
En una obra reciente, uno de los más reputados representantes de la
teoría de los juegos nos sorprende al descubrir las inadecuaciones del
concepto de self, o sí mismo, al menos en la forma en que ha sido toma-
do por todas las teorías modernas de libre mercado, tanto políticas
como económicas. Thomas Schelling, en un autocatalogado esfuerzo
revolucionario, advierte las fallas de dicho concepto y arroja serias
dudas sobre él al introducir la idea de multiplicidad en el interior del
selfu- Schelling parece hallar la solución a los inconvenientes que esta
innovación plantea, recurriendo a lo que él denomina egonomics o «el
arte de la propia conducta»12. A mi entender, cuando Schelling cree estar
revolucionando los fundamentos de la economía moderna, está más
bien expandiendo el imperio del homo oeconomicus más allá de las
líneas de demarcación del self y afirmando la regla universal de la racio-
6
Joel KOVEL, Against the State of Nuclear Terror (London: Pan Books, 1983),
p. 48.
7
Ibidem.
8
Ibidem.
' Ibid., p. 10.
10
John RAWLS, A Theory of Justice (Cambridge, Massachusetts: Harvard University
Press, 1971). p. 24.
11
Thomas SCHELLING, Chotee and Consequence (Cambridge, Massachusetts:
Harvard University Press, 1984), capítulos 3 y 4.
12
Ibid., p. 63.

118
Hostilidad en la guerra nuclear

nalidad de una forma que podríamos llamar muy moderna, y que en


realidad denota una lealtad arcaica a la esencia del racionalismo13.
Aquí, con la idea de multiplicidad del self, la complejidad tecnocráti-
ca trata de pasar por avance teórico genuino, pero, de hecho, lo que
hace es sólo adornar inútilmente y exhibir con audacia las potencialida-
des implícitas en el'viejo pensamiento utilitario. Un pensamiento, éste,
para el cual el asunto político debe ser manejado con la misma sana dis-
posición de un hombre de negocios con los pies bien asentados en la
tierra:

«La naturaleza de la decisión tomada por el legislador ideal no es,


por tanto, materialmente diferente de la de un empresario al deci-
dir cómo maximizar su beneficio sobre este o aquel artículo, o de
la de un consumidor al decidir cómo maximizar su satisfacción
por la compra de esta o aquella colección de bienes»14.

LA AMENAZA NUCLEAR COMO PESADILLA


La amenaza nuclear es persistentemente calificada de pesadilla. Para
el experto en la materia la «guerra nuclear es una pesadilla recurren-
te»15, para el artista es una «tragedia»16, para el político es «un estado
donde la aniquilación mutua se convierte en una posibilidad»17.
La nueva situación internacional introducida por la bomba y las alte-
raciones subsiguientes en el equilibrio del orden del mundo son percibi-
das como cargadas de agresión, de riesgo insuperable y de amenazas de
muerte18. Al mismo tiempo hay una preocupación creciente por cómo
todas estas transformaciones en el ambiente megapolítico van a influir
en nuestra vida diaria.

11
Ibidem.
14
John RAWI.S, A Theory nf Justice, p. 27. RAWLS expone aquí la actitud básica del
utilitarismo clásico hacia la justicia.
" «La guerra nuclear es una pesadilla recurrente que esperamos que nunca se
materialice.» Roben W. TUCKER, «Morality and Deterrence», Ethics, 95 (abril 1985),
p. 467; ver también Henry KISSINGER, «Arms control, inspection and surprise attack»,
Foreign Affairs, XXXVIII, 3 (abril 1960), p. 557.
16
«Nuestra tragedia actual es un miedo general y universal soportado por tanto
tiempo que hasta podemos sobrellevarlo. Ya no hay problemas del espíritu. Sólo que-
da la pregunta: ¿cuándo seré aniquilado? Por ello, el hombre o la mujer joven que
escribe en nuestros días ha olvidado los problemas del corazón humano en conflicto
consigo mismo.» Discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, citado en
Norman Moss, Men Who playea God, p. 335.
17
«Con ambos lados de este mundo dividido en posesión de armas increíblemente
destructivas, la humanidad se acerca a un estado en el que la aniquilación mutua se
convierte en una posibilidad. Ningún otro hecho del mundo actual iguala a éste en
importancia. Da el tono de todo lo que decimos, planeamos o hacemos.» Cita del pre-
sidente EISENHOWER recogida por Norman Moss, Men Who playea God, p. 217.
18
«Estamos empezando a darnos cuenta de que las armas nucleares alteran nues-
tra existencia radicalmente.» Roben Jay LIFTON, «Imagining the Real», en Roben Jay
LIFTON y Richard FALK, Indefensibie Weapons (New York: Basic Books, 1982).

119
Javier Roiz

Pero ¿qué significa percibir la amenaza nuclear como una pesadilla?


¿Se supone que es un mecanismo de adaptación para afrontar un nuevo
desequilibrio internacional o una maligna plaga política? ¿Se trata sim-
plemente de un síntoma bueno, aunque incómodo, para una humani-
dad que empieza a ajustarse a este nuevo desarrollo de la historia con-
temporánea? Examinemos este punto.
¿a explicación moderna que de la pesadilla nos hace la psiquiatría
del siglo XX, tiende a caracterizarla como una función de la mente que
responde a las necesidades del animal soñador que es el hombre. Los
rasgos fundamentales comunes a las pesadillas que se pueden tener a
cualquier edad son «sentimientos de desamparo, una ansiedad sobreco-
gedora de vida o muerte y, finalmente, la amenaza o presencia real en el
sueño de violencia y destructividad»19. La pesadilla se define como un
sueño de ansiedad20 y, en el tiempo de dormir, corresponde al período
REM, durante el cual los seres humanos tendemos a concentrar nuestra
actividad soñadora. Se da el caso de que la porción de REM de un indi-
viduo, en relación con el tiempo total de sueño, varía a través de las dife-
rentes edades del hombre; y está igualmente reconocido en esta literatu-
ra que el sueño REM del niño es más largo que el del adulto21.
Pero la cuestión resulta ser también que, según investigaciones fia-
bles, las pesadillas más severas tienden a ocurrir durante el sueño no
REM22, lo que introduce preguntas adicionales sobre la naturaleza de
las pesadillas. Más aún, se dice que las pesadillas ocurren en el momen-
to de transición entre el sueño y la vigilia23. En cualquier caso, las pesa-
dillas son descifradas como mecanismos de protección. Dichos mecanis-
mos ayudan al ser humano a evitar la psicosis o a superar circunstan-
cias terribles, a las que se ven arrojados a resultas de un trauma o de
situaciones provocadoras de angustia, como la separación de una perso-
na amada, el envejecimiento o la existencia de amenazas externas. Pare-
ce que, teniendo esto en cuenta, una pesadilla ha de ser necesaria, pro-
tectora de la vida e, incluso, saludable24.
No voy a argumentar en contra de esta presentación de la pesadilla
en la ciencia contemporánea. Ciertamente, se podría criticar todo este
intento racional de digerir, en términos de ciencia moderna, lo que
resulta ser el último recinto de conducta humana transracional. Pero
eso no es necesario para el propósito de nuestra reflexión. Sólo me
concentraré en la conceptualización que la modernidad intenta hacer
de la amenaza nuclear como pesadilla.
Cuando los politólogos contemporáneos insistentemente denominan
pesadilla a la amenaza nuclear, no hay ninguna razón para pensar que
ellos renieguen del análisis de las pesadillas hecho por sus colegas de
19
John E. MACK, Nightmares and Human Conflict (Boston: Little, Brown, 1970),
p. 206.
20
Ibid., p. 209.
21
Ibid., chapter 6.
22
Ibid., p. 188.
23
Ibidern.
24
Ibid., p. 200.

120
Hostilidad en la guerra nuclear

los departamentos de psiquiatría de la academia moderna. De hecho, se


aproximan a la guerra nuclear de la misma manera que los psiquiatras
tratan el sufrimiento mental. En este sentido, el propio Hermán Kahn
nos aclara sin pudor que «la RAND Corporation intentaba servir como
proyecto líder para el estudio de las posibilidades de aliviar las conse-
cuencias de una guerra termonuclear 25 .
Tras un minucioso estudio académico de este punto, John E. Mack
ha hallado que «las pesadillas son especialmente comunes entre los
niños, y ocurre con frecuencia que despierten por causa de ellas. Esto es
congruente con el mayor desvalimiento del niño pequeño, la inmadurez
de su ego y su relativa incapacidad para tratar con fuentes externas de
amenaza o peligro»26. Como vemos, Mack asocia las pesadillas a cir-
cunstancias de abuso, desamparo, inmadurez psíquica y amenazas provi-
nientes del ambiente natural y social. ¿Encontramos las mismas asocia-
ciones en el pensamiento nuclear?
La respuesta apropiada a esta pregunta es sí. La posibilidad de una
guerra termonuclear siempre introduce la idea de terror, un miedo
extremo que desborda al sujeto cuando éste es incapaz de recurrir a la
acción motora y, por tanto, no puede cancelar la fuente de ansiedad que
lo provoca. Como Mack resume, «en los sueños estamos paralizados e ...
impulsos cuya expresión motora está bloqueada pueden fluir hacia el
extremo perceptual del sistema»27. Cuando el ciudadano moderno toma
en consideración la amenaza nuclear, no puede recurrir a la manera
moderna de resolver un problema social, esto es, a la aplicación del
sacerdocio de los expertos y a la ejecución de sus recomendaciones. El
problema con la amenaza nuclear es que resulta ser hija de la brillante
actuación de la ciencia moderna. Por un lado, la amenaza nuclear es el
resultado del avance exitoso de la física moderna, debido a la tenacidad
de los investigadores del siglo XX, y nadie parece creer que la esencia de
la ciencia moderna deba ser transformada; por otro, la investigación
moderna se basa en tests de validación del tipo trial-and error (prueba y
error), mientras que «el contexto nuclear es radicalmente diferente ... ni
errores ni accidentes son tolerables porque un fallo tal —no importa la
causa— erradica el sistema y a todos aquellos individuos aparentemente
servidos por él»28.
La idea de parálisis es también claramente reconocible en los senti-
mientos de la población sobre la cuestión nuclear. Esto es lo que Robert
Jay Lifton y Richard Flak llaman «una pasividad extraordinaria» que nos
lleva a «esperar el apocalipsis»29. Al ser parcialmente la excelencia de la
ciencia moderna lo que nos ha llevado a esta situación, no hay manera
de escapar de la guerra nuclear por medio de la ciencia, «cada país vive
con la pesadilla de que aun volcando los mayores esfuerzos, su supervi-
25
Hermán KAHN, On Thermonuclear War, p. 21.
26
John E. MACK, Nightmares and Human Conflict, p. 189.
27
John E. MACK, Nightmares and Human Conflict, p. 194.
28
Richard WASSERSTROM, «War, Nuclear War, and Nuclear Deterrcnce: Some Con-
ceptual and Moral Issues», Ethics 95 (abril 1985), p. 443.
29
Roben Jay LIFTON y Richard FALK, Indefensibie Weapons, p. 226.

121
Javier Roiz

vencia puede ser puesta en peligro por un avance tecnológico por parte
de su oponente»30.
La única salida a la amenaza nuclear que la ciencia avanzada pro-
porciona es la disuasión, que es precisamente una solución basada en el
terror, un rudo ingrediente terapéutico para este mal social. Y así es
como el terror se ha convertido en el siglo XX en una fuente evidente de
racionalidad que, como nunca antes había sucedido, se atreve a recla-
mar para sí validez universal y soberanía global:
«Un balance termonuclear del terror es equivalente a la firma de
un tratado de no agresión que afirme que ni los soviéticos ni los
americanos iniciarán un ataque a fondo, no importa lo provocativo
que se pueda volver el otro lado»31.

El ciudadano moderno está forzado irremediablemente a reconocer


el lado oscuro de la sabiduría moderna. Está obligado a aceptar que
la sabiduría es poder y que, por tanto, el conocimiento arrastra inheren-
temente una cara siniestra; en una palabra, que la sabiduría es coerción
malvada. Esta aceptación de la compulsión como algo inevitable pasa
por ser realismo total, Realpolitik, y la perversión moderna consiste pre-
cisamente en imponer esta identificación como consenso: «el cono-
cimiento no es sólo comprensión... es también poder, el dominio de
la naturaleza... El conocimiento también envuelve inevitablemente el
poder de destruir. La dualidad de usos pacíficos y bélicos del conoci-
miento es intrínseca»32.

AMENAZAS Y REGRESIÓN EN EL PENSAMIENTO


OMNIPOTENTE
Otro rasgo esencial asociado con la pesadilla es la existencia de una
amenaza. Un grave peligro es percibido durante el sueño, pero es un
peligro contra el cual no se puede luchar porque las capacidades moto-
ras del individuo están desconectadas durante este tiempo de reposo. El
sujeto está físicamente indefenso y es obligado a afrontar una posición
de ansiedad sobrecogedora de vida o muerte.
La posición de absoluta impotencia física es algo a lo cual el ser
humano ya ha sido expuesto durante la infancia. Todo bebé humano se
gradúa en esa especialidad que puede ser llamada desamparo polí-
tico, y que consiste en el manejo sin sucumbir de una posición de poder
cero en la cual el individuo compensa su absoluta dependencia física
30
Henry KISSINGER, «Arms control, inspection and surprise attack», Foreign
Affairs, XXXVIII. 3 (abril 1960), p. 557.
" Hermán KAHN, On Thermonuclear War, p. 28. Véase otra definición de disua-
sión en Gerald DWORKIN, «Nuclear Intentions», Ethics, 95 (abril 1985), p. 448.
32
Albert WOHLSTETTER, «Technology, Prediction and Disorder», en R. N. ROSEN-
CRANCE, The Dispersión of Nuclear Weapons (New York: Columbia University Press,
1964), p. 274.

122
Hostilidad en la guerra nuclear

con la omnipotencia de su pensamiento. La destreza omnipotente es un


miembro perenne del repertorio político del individuo.
Cualquier factor que lleve al ciudadano a una situación de desampa-
ro es una regresión a estadios primitivos de la formación del adulto
político, estadios en los cuales el pensamiento omnipotente lo era todo,
la única alternativa. Pero como estos mecanismos nunca prescriben, el
pensamiento omnipotente está siempre ahí, en el menú de alternativas
de conducta, y a veces se convierte en un aspecto esencial del pensa-
miento del hombre. Siempre que el individuo se sienta absolutamente
dependiente, su pensamiento omnipotente se activará33.
El pensamiento omnipotente expresa la indefensión del ciudadano.
Cuando alguien no puede neutralizar una amenaza mortal, recurre a su
ocultamiento produciendo algún tipo de actividad mental omnipotente.
En un sentido, la amenaza nuclear ha seguido este patrón. En 1974,
el secretario de Defensa James Schlesinger reconocía formalmente la
adopción de la guerra nuclear limitada como parte de la doctrina estra-
tégica de los Estados Unidos34. Siendo ya por aquel entonces incontrola-
ble la proliferación de armas nucleares, ésta venía a ser claramente una
decisión vacía guiada por «la ilusión de limitar y controlan»35. Con
mucho más realismo, un teórico del establishment había reconocido
mucho antes la contradicción intrínseca al control de armas nucleares:
«la propia dificultad de "pensar a través" de un mundo nuclear sugiere
que cuanto más se extiendan las armas nucleares, más problemas
sobrevendrán, de tal forma que sólo un sistema internacional mucho
más centralizado los podría manejar, si bien la proliferación socava la
centralización»36.
En el transcurso de su vida, el ciudadano tiene que encarar circuns-
tancias en las que confronta fuerzas amenazantes que están más allá de
su alcance. En estos casos, muy probablemente intentará neutralizarlas
usando los medios a su disposición. Si lo hace bien y se las arregla para
salir del paso, el alivio de la tensión acumulada le proporcionará una
oleada de placer. El individuo se puede relajar ahora y gozará de un pre-
mio extra gracias a la suposición de que sus mecanismos de defensa
funcionan bien. Pero si todos los intentos del individuo para cancelar la
amenaza fallan, el sujeto se sentirá inerme. Cuando la amenaza es

33
Las dificultades y la complejidad de la infancia temprana siempre están dispo-
nibles mentalmente en la adultez, y el pensamiento omnipotente se mantendrá siem-
pre operativo. Véase W. R. BION, «Group Dynamics: A Revicw», en Melanie KLEIN,
Paula HEIMANN y R. E. MONEY-KIRLE, eds., New Directions in Psycho-Analy-
sis (New York: Basic Books, 1957), pp. 440-1. Véase, también, Melanie KLEIN,
«A Contribution to the Psychogenesis of Maniac-Depressive States», en Melanie
KLEIN, Conlríbutions to Psychoanalysis (London: Hogart, 1950), pp. 282-310.
34
Arthur M. KATZ, Life After Nuclear War (Cambridge, Massachusetts: Ballinger,
1982), p. 35.
35
Roben Jay LIFTON, «Imagining the Real», en Robert Jay LIFTON y Richard FALK,
Indefensibie Weapons, p. 14.
36
Stanley HOFFMAN, «Nuclear Proliferation and World Politics», en The American
Assembly, Columbia University, A World of Nuclear Politics (Englewood Cliffs, N. J.:
Prentice-Hall, 1966), p. 119.

123
Javier Roiz

imparable e inmensa, el ciudadano puede que recurra al pensamiento


omnipotente para soportar la situación sin que se produzca un trastor-
no serio de su actuación mental. Ante la presencia de una amenaza des-
bordante, el pensamiento omnipotente representa una resistencia agoni-
zante a la dilución mental.
El pensamiento omnipotente es una pauta constantemente disponi-
ble al ser humano. Como el inconsciente no prescribe, la pauta siempre
está ahí, esperando una oportunidad para mostrar su habilidad en can-
celar todo tipo de ansiedades producidas por el desamparo. Las fanta-
sías, los sueños, el pensamiento movido por el deseo, los explosivos
fogonazos en la mente, no son sino mecanismos que pueden servir a la
capacidad del adulto para luchar a brazo partido con el desamparo. Ale-
jamiento, abstracción, desconexión de lo concreto, son rasgos comunes
del tipo de atmósfera donde el pensamiento omnipotente tiene lugar.
Mientras mayor es la indisponibilidad de soluciones posibles, más agu-
do es el impulso hacia el pensamiento omnipotente.
Un ejemplo perfecto de este tipo de pensamiento es la creación men-
tal de la así llamada máquina del Juicio Final31. Hermán Kahn concibió
la idea de una máquina que fuera programada para explotar automáti-
camente si cinco armas nucleares enemigas impactaban en suelo ameri-
cano. Según este plan, la máquina contendría un artefacto nuclear
explosivo de potencia gigantesca que destruiría la Tierra38. La política
es, lo sabemos, un campo muy apropiado para este tipo de pensamiento.
Pero ¿qué pasa cuando aparece una gran, gigantesca amenaza? ¿Qué
ocurre cuando una amenaza sobrecogedora se levanta visiblemente
sobre las cabezas de una comunidad y alerta a la ciudadanía de su exis-
tencia? En una situación de este tipo, y ese es el caso en la era nuclear,
el pensamiento omnipotente tendrá seguramente la palabra.
El pensamiento articulado normalmente intenta agarrar el cómo y el
porqué de la amenaza. Cualquier éxito en la manera de saltar sobre el
vacío abierto entre la fuente de amenaza y la realidad de la polis equiva-
le a disminuir su distanciamiento. Este avance mejora la disponibilidad
de alternativas y alienta posteriores intentos de resolver el problema.
Dicho de otro modo, permite familiarizarse con un problema —acercar-
se a él— y equivale a empezar a encontrarle una solución. Las comuni-
dades humanas nos dan montones de buenos ejemplos de cómo esta
estrategia contra el peligro se pone en práctica.
Pero hay ocasiones en las que cualquier intento de acercarse a un
problema que produce amenaza fracasa, probablemente porque el pája-
ro de la destrucción se asusta y levanta el vuelo. En tales momentos, los
37
El dispositivo fue sugerido en primer lugar por Leo Szilard, un físico húngaro y
una de las grandes figuras en física nuclear. Como otros científicos húngaros, como
John von Neumann, Eugene Wignery Edward Teller, Szilard se encontraba entre los
científicos extranjeros más activos políticamente. Figura clave en el desarrollo de la
energía nuclear y amigo personal de Enrico Fermi, Szilard advirtió con agudeza el
peligro potencial de la fisión como explosivo. Cfr. Emilio SEGRÉ, Enrico Fermi Physi-
cist (Chicago: The University of Chicago Press, 1970), pp. 106-115.
38
Norman Moss, Metí Who Played God, p. 249.

124
Hostilidad en la guerra nuclear

grupos humanos se dan cuenta de la lejanía de sí mismos respecto a la


fuente real de la amenaza, y se vuelven progresivamente más desampa-
rados. Mientras más en vano lo intentan, más ansiosos se ponen respec-
to a qué hacer, y más cerca están de recurrir al pensamiento omnipo-
tente.
Grandes amenazas marcan por sí mismas períodos de desarrollo en
la evolución de la gente. Una amenaza es, no es necesario decirlo, no un
objeto externo, sino una realidad humanamente elaborada. Es artificial
en el exacto sentido del término. Es una elaboración colectiva de una
realidad que no sólo existe, sino que ha sido también percibida y bien
señalada como amenaza.

INMADUREZ PSÍQUICA Y NUCLEARISMO


El tercer rasgo de la caracterización que Mack hace de una pesadilla
es «inmadurez psíquica»39. No está claro si la falta de madurez se refiere
a una condición en la cual el sujeto no sabe cómo afrontar un problema
serio o si la inmadurez expresa la condición del sujeto que le ha llevado
a tal problema. ¿Es la pesadilla de la amenaza nuclear la consecuencia
de la falta de capacidad de las naciones para tratar con este incremento
en el poder de la humanidad que representa la fisión nuclear, o es que
nuestra inmadurez se traduce en una incansable conducta que invierte
obsesivamente demasiada sabiduría y recursos en el avance de las técni-
cas de guerra? ¿Somos acaso niños que no sabemos cómo administrar
esta porción de energía sólo para adultos que el nuclearismo nos ha
puesto entre manos, o somos criaturas pervertidas que, en lugar de tra-
bajar en empeños más fructíferos, nos hemos dedicado a crear un
monstruo?
Inmadurez es un concepto asociado a la idea de desarrollo que
resulta casi paradigmático de la modernidad. Habla de un proceso
inacabado de despliegue de poder que abarca habilidades mentales, cre-
cimiento físico y experiencia interpersonal acumulada. Los poderes que
la madurez proporciona a un individuo son todos dependientes del
tiempo, del río del tiempo que los arrastra hasta nosotros. La madurez
es la adultez orientada, lo que significa que el proceso de maduración
continúa hasta la situación de máxima capacidad y ahí se para. Lo que
sigue a la adultez empieza a ser decadencia en lugar de supermadura-
ción. Uno madura solamente mientras se está convirtiendo en un ciuda-
dano poderoso lleno de derechos y de fuerza. Esa es la auténtica diana
de la flecha de la madurez en la polis. Por un lado, los modos de vida
que llevan a los individuos fuera de su camino en esa dirección —tam-
bién se le puede llamar foco— son atribuidos a ciudadanos inmaduros;
por otro, la madurez no incluye de seguro a la ancianidad. La senectud
es decadencia —literalmente decadere significa en latín ir hacia abajo — ,

" John E. MACK, Nightmares and Human Conflict, p. 194.

125
Javier Roiz

que es lo opuesto a ascensión, un término que en el discurso político


nos refiere al surgimiento de una estrella pública sobre el horizonte del
espacio cívico.
Una vez vista la sustancia colectiva y las toscas connotaciones que se
ocultan tras el concepto de madurez, estamos listos para entender por
qué su contrario, la inmadurez psíquica, resulta tan insistentemente
asociada por la ciencia termonuclear al desamparo. Lifton y Falk
concluyen que «el hecho existencial central de la edad nuclear es la
vulnerabilidad»40. La aparición de la amenaza nuclear convierte al ser
humano en vulnerable, una idea que aparentemente significa suscepti-
ble de ataque41, pero que genuinamente significa susceptible de daño
físico o propenso a sucumbir ante la persuasión o la tentación. Por tan-
to, inmadurez psíquica es un término estratégico usado para expresar las
fluctuaciones del plancton de poder en las aguas de la polis. Ahora bien,
¿qué es lo que hace inmaduro al hombre en la era nuclear?
La respuesta a esta pregunta central debe estar en la idea moderna
clave de control. La fortaleza del hombre moderno viene enteramente
de la certeza de su conocimiento, y a su vez es consecuencia de su per-
fecto control sobre el pensamiento y de la sumisión de todas las irregu-
laridades del pensamiento al arresto de una especie de dictadura cientí-"
fica unipartidista. Este es el significado del autoritarismo anhelado por
Sigmund Freud y que debía ser ejercido por el intelecto sobre la vida
espiritual del hombre:
«Nuestra mejor esperanza para el futuro es que el intelecto —el
espíritu científico, la razón— pueda con el tiempo establecer una
dictadura en la vida mental del hombre»42.
El casamiento entre certidumbre y compulsión moderna es la base
de la sabiduría política del hombre contemporáneo, la fuente de control
fundamental:
«La naturaleza de la razón es una garantía que después no fallará
en darle a los impulsos emocionales del hombre y a lo que es
determinado por ellos la posición que merecen. Pero la compul-
sión común ejercitada por tal dominio de la razón probará ser el
lazo de unión más fuerte entre los hombres y mostrará el camino
hacia posteriores uniones»43.

40
Robert Jay LIFTON, «Imagining t h e Real», en R o b e n Jay LIFTON y Richard FALK,
Indefensibie Weapons, p. 23.
41
The American Heritage Dictionary, Second College Edition (Boston: Hougton
Mifflin, 1985), p. 1356.
42
Sigmund FREUD, «New Introductory Lectures on Psychoanalysis 1933», The
Complete Introductory Lectures on Psychoanalysis, traducción y edición: James Stra-
chey (New York: W. W. Norton, 1966), p. 635.
43
¡bidem.

126
Hostilidad en la guerra nuclear

La falta de control sobre la amenaza nuclear viene de las propias


suposiciones de la ciencia moderna y de la ética emancipatoria del
humanismo, ambas llenas de compulsión. Siempre que la modernidad
se vuelve hacia ellas, la respuesta es claustrofóbica y conducente a una
situación más angosta. Eficacia, competición, organización, revolución
y, resumiéndolo todo, persuasión exitosa dejan una única puerta abierta:
el progreso urgente. Los modernos orientales y occidentales han proba-
do estar de acuerdo con el diagnóstico de Oskar Mongernstern:
«Para crear un punto muerto nuclear en condiciones de abundan-
cia nuclear es necesario para ambas partes poseer fuerzas de
represalia invulnerables»44.
Si la excelencia de la ciencia moderna conduce a la disuasión, la
emancipación humanista lleva a la modernidad a entender la política
como competición y lucha. Izquierda y derecha coinciden en tomar la
política como guerra civil. Wilhelm von Clausewitz estableció perspicaz-
mente la conexión esencial entre guerra y política y ese eslabón está
ganando reconocimiento generalizado a ambos lados del espectro. La
izquierda ha producido manuales de guerrilla, de guerra urbana y parti-
dos que son literalmente ejércitos de liberación, juntamente con esa
cumbre de la compulsión moderna que es el ¿Qué hacer? de Lenin. La
derecha siempre ha mantenido vivo el culto al guerrero y ha infundido
la esencia militar, representada en los valores de puntualidad, discipli-
na, espíritu de cuerpo —o devoción institucional—, antigüedad y lealtad
nacional, en la empresa civil. La transfusión ha sido tan íntima que, en
caso de necesidad, un capitán empresarial puede ser convertido de la
noche a la mañana en líder militar. Incluso la absorción de la raison
d'étre de lo militar, la identificación de la suerte de los cuerpos burocrá-
ticos con la de la nación entera, técnicamente presentada como lealtad
nacional, también va a ser asumida por los capitanes corporativos. El
epítome de esto es la famosa afirmación de Charles E. Wilson «lo que es
bueno para General Motors es bueno para el país»45. De hecho, Wilson,
que hablaba como presidente de General Motors, llegaría más tarde a
ser secretario de Defensa con Dwight Eisenhower46. La identificación
entre milicia y economía pasa tan desapercibida que se muestra sin el
menor signo de vergüenza:
«Esencialmente contemplamos todos los problemas militares des-
de uno de sus aspectos, los problemas económicos en la eficiente
asignación y uso de recursos»47.
44
Oskar MORGERNSTERN, The Question of National Déjense (New York: Random
House, 1959), p. 74.
4!
Norman Moss, Men Who Playea God, p. 266.
4(1
Roben MacNamara fue Secretario de Defensa con los Presidentes John F.
Kennedy y Lyndon Johnson, y fue también Presidente de Ford Motor Company. En
España, el socialista Felipe González adaptó a un exitoso administrador y economis-
ta experimentado para el puesto de Ministro de Defensa.
47
Charles HITCH y Roland N. MCKEAN, The Economics of Déjense in the Nuclear
Age (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1960), p. V.

127
Javier Roiz

La fascinación de la modernidad con los valores militares está en sus


propios orígenes. Desafortunadamente, ha sido casi siempre confundi-
da con una domesticación o civilización progresiva de lo militar, cuan-
do en ocasiones parece haber sido más bien una reestructuración por
dentro de la sociedad europea sobre la base de su seducción por el
glamoury la expeditividad de la actuación militar. La figuras emparenta-
das del activista y del guerrero se encuentran ambas en Ignacio de
Loyola, un capitán del ejército español y a la vez fundador de la
Compañía de Jesús en pleno Renacimiento. La pasión de Rene Descar-
tes por la enumeración48 es una peculiaridad compartida por el militar,
el burócrata y el hombre de negocios. Ninguna otra palabra sino victo-
ria podría ser el emblema de la Modernidad.

EXORCIZANDO LA AMENAZA
Llamar pesadilla a una realidad social parece dar crédito a una acti-
tud de temor y prevención, parece sugerir una disposición de respeto y
prudencia. Oímos a los teóricos nucleares mencionar la palabra pesadi-
lla muy gravemente, como intentando transferir el mensaje de su ilu-
minada inquietud. Existe, sin embargo, otra cara de la moneda.
Después de meditar sobre esta recurrente caracterización que la lite-
ratura de hoy hace del nuclearismo, he de confesar que nunca me ha
satisfecho su poder de conceptualizar una realidad tan seria como es la
amenaza nuclear. Con el tiempo, he llegado a la conclusión de que mis
principales reservas sobre su uso se deben al estupor que dicho término
provoca.
Un rasgo esencial de una pesadilla es el mero hecho de que es sólo
una pesadilla, lo que dicho de otro modo significa que es sólo un mal
sueño y no una amenaza real. Cuando despenamos de una pesadilla, no
importa cuan intensa la angustia pueda haber sido durante ella, y cuan
dolorosa pueda haber llegado a ser nuestra experiencia, basta con decir-
nos a nosotros mismos que ha sido sólo una pesadilla, para que nos
demos cuenta de que ya ha pasado y experimentemos un sentimiento de
profundo alivio. Si durante la pesadilla hemos sentido como si una
pesada carga descansara sobre nuestro pecho49, de forma que nos impe-
día respirar, al despertar vamos a inhalar profunda y aliviadamente.
Cuando se sale de una pesadilla, el miedo a veces dura un tiempo, pero
se sabe que en cuestión de minutos tendrá que remitir. Enseguida se
puede ir a la cocina y beber un vaso de agua; o se puede pedir auxilio y
obtener la ayuda precisa para sobreponerse a sentimientos de aisla-
miento e indefensión. Hemos escapado de un reino donde no se estaba
en casa, en la propia tierra.

48
Rene DESCARTES, «Rules for the Direction of Mind», The Philosophical Writings
of Descartes, traducción: John Cottingham, Roben Stoothoff y Dugald Murdoch
(Cambridge: Cambridge University Press, 1985), vol. I, p. 25 (Regla dieciséis).
49
Ernest JONES, On the Nighttnare (New York: Liveright, 1951), p. 20.

128
Hostilidad en la guerra nuclear

La idea de pesadilla como una excursión a un terreno prohibido y su


consiguiente regreso a «casa», significa que, durante la pesadilla, uno
soporta una experiencia emocional que tiene lugar en las aguas subte-
rráneas de una realidad vigilante. Este es un terreno que no está bajo
control racional emergido y que tiene una existencia muy efímera, dado
que toda pesadilla es un suceso temporal que lleva al despertar. Esta es la
razón por la que Mack enfatiza el hecho de que las pesadillas ocurran
en la transición del sueño a la vigilia.
Caracterizar a la amenaza nuclear como una pesadilla es, en un sen-
tido, intentar mantenerla bajo control, reducirla a la categoría de expe-
riencia temporal limitada que nos hace sufrir intensamente, pero que
lleva también subrepticiamente, incorporado en sí misma, el alivio de
despertar. Es cierto que nos trae a la mente la alarma de un sentimiento
desagradable y aterrador, pero para inmediatamente conjurarlo. Proba-
blemente aquellos que introducen esta caracterización esperan de bue-
na fe que produzca una comprensión más inteligente del problema; sin
embargo, la realidad es que están a su manera ejercitando la convicción
de que un miedo y una ansiedad tan fuertes, es decir, el terror, nos
deberían enseñar una lección automática. Están a favor de la pedagogía
del miedo. Lo más probable es que quieran que reconozcamos a la ame-
naza nuclear como causa de nuestra congoja. Estos expertos son devo-
tos ejemplares de una pedagogía social que aspira a moldear la conduc-
ta humana en familiaridad con el terror. Esta es la razón por la cual, y a
pesar de lo que pueda parecer, una caracterización tal de la amenaza
nuclear como pesadilla viene a ser en el fondo un ejercicio de disuasión
interna.
La aceptación de la amenaza nuclear como una pesadilla es un
intento último, por parte de la ciencia moderna, encaminado a evitar
irrumpir irresistiblemente en las cámaras anecoicas de la mente desen-
vuelta de la postmodernidad. Es un recurso desesperado. Al encontrar
que no hay salida, algunos teóricos modernos reemplazan lo que debe-
ría ser el pensamiento genuino sobre el problema con esta poco original
y embotada presentación del mismo. Porque, aunque no lo parezca,
mientras el problema sea aceptado como una pesadilla, mantendremos
arriesgadamente una confortable certeza de nuestro control sobre ella.
Cuando se advierte la diferencia en el tratamiento y la información
dados a otros peligros sociales, digamos el SIDA, en comparación con
los que se aplican a la cuestión nuclear, uno no puede sino quedarse
atónito. Cada día seguimos recibiendo datos, ideas, sugerencias, pro-
puestas sobre la epidemia del SIDA, y no hay duda de que esta ola de
miedo ha promovido cambios reales en la conducta de la población.
A diferencia de esto, la amenaza nuclear raramente aparece en los
medios de comunicación y no se ve ningún cambio apreciable en la vida
diaria del ciudadano a resultas de lo que hayamos aprendido de ello.
Parece como si estuviéramos resignados a lo que pueda venir, segura-
mente porque creemos que no hay nada que podamos hacer. El control
moderno no responde en este caso, porque el control moderno opera
desde los cuarteles generales del pesamiento pilotado individual y, con

129
Javier Roiz

respecto a este asunto, el individuo se siente desolado y sin poder. Pare-


ce ser cierto que «una extraordinaria pasividad envuelve la solución
nuclear a la paz. Como sociedad y como especie nos encontramos a
nosotros mismos "esperando el apocalipsis". Líderes y ciudadanos se
han sentido desvalidos para desafiar al nuclearismo de cualquier mane-
ra seria»50.
Llamar pesadilla a la amenaza nuclear es meter el problema en la
lustrosa caja de los sueños. Y una pesadilla no es simplemente un sue-
ño. Es mucho más que eso. Es un acontecimiento especial en el tiempo
de sueño que conduce al despertar. Como las estrategias de la actividad
mental", las pesadillas, son excursiones que transfieren un insoportable
alboroto a la oscuridad de los espacios inmersos del self con la inten-
ción de abatir la causa del problema. Pero, desgraciadamente, en el caso
del nuclearismo la alteración es real y su existencia e influencia está
confirmada cada día por nuestro ambiente inmediato:
«La amenaza que [las armas nucleares] plantean se ha convertido
en el contexto de nuestras vidas, en una sombra que persistente-
mente planea sobre nuestra ecología mental»52.
Se puede argumentar que el llamar al nuclearismo pesadilla es una
manera de advertir a los humanos del peligro latente que amenaza con
destruirnos como especie. Desafortunadamente, esa interpretación es
incompleta y demasiado optimista. Más aún, se puede ver que en algu-
nos retratos del día después, como los que hemos tenido en ciertas pelí-
culas, hay una clara exposición de las consecuencias de una supuesta
guerra nuclear como si fuera una pesadilla. Pero, a eso, uno puede res-
ponder inmediatamente que toda esta imaginaria extinción, tal y como
se recoge en esas representaciones ensoñadas —un aire de sueño que es
de alguna forma buscado por el cineasta y que es precisamente la razón
por la que la atmósfera en algunas de estas películas está recreada en la
oscuridad— y el ambiente de pesadilla, transmiten involuntariamente el
mensaje de que va a haber siempre un despertar final.
Estas películas de pesadilla sobre las consecuencias de la guerra
nuclear —y esto mismo se puede decir de aquellas películas que re-
tratan un incierto futuro más allá del año 2000 donde reina la tecnolo-
gía—53 son normalmente ofrecidas al espectador como amenazas que
ocurren en la oscuridad de la noche, mientras que el final feliz suele
venir con escenas a la luz del día. Las escenas luminosas se oponen a
las tenebrosas, que tienen lugar en mitad de una noche que nunca termi-
50
Sobre este concepto puede verse Javier Roiz. «La Pesantez de la Teoría Política
Moderna», Revista de Estudios Políticos (Nueva Época), núm. 63, enero-marzo 1989,
pp. 109-112.
51
Richard FALK, «Political Anatomy of Nuclearism», en Roben Jay LIFTON y
Richard FALK, Indefensibie Weapons, p. 226.
52
Robert Jay LIFTON, «Imagining tne Real», en Roben Jay LIFTON y Richard FALK,
Indefensibie Weapons, p. 3.
53
La película Blade Runner, de Ridley Scotl, es un artístico ejemplo de esto.

130
Hostilidad en la guerra nuclear

na. Es un tipo único de noche de una pieza que, en contraste con las
noches de verdad, uno sabe que no alterna con el día debidamente. Esto
es así porque, en lugar de noche, semejante oscuridad es sólo un conti-
nente de sueños y pesadillas.
Hay sin duda casos en los que la experiencia visual parece terminar
sin una solución benigna y sin el correspondiente despertar, pero tales
ejemplos no significan en absoluto que aquí tengamos un nuevo tipo de
pesadilla sin despenar. De hecho, el fin de la película, el momento en el
que se encienden las luces y la gente abandona los cines es en sí mismo
un despertar. Sólo se necesita observar las caras del público cuando
sale de la sala de proyecciones al final del espectáculo. Insertar el des-
pertar en la trama de la película o dejarlo para después de ésta produ-
cen el mismo efecto. En ambos casos el espectáculo no es una pesadilla
que digiere ansiedades, sino que se trata más bien de un exorcismo.
En este sentido, creer y decir que el nuclearismo es una pesadilla es
igual a creer firmemente que podemos controlar y metabolizar psíquica-
mente una situación que en realidad está fuera de nuestro control. Nos
hace pensar que estamos siendo sensatos y que estamos dando al pro-
blema la seria atención que demanda, aun cuando, contrariamente a lo
que parece, lo que estamos haciendo no es otra cosa que producir una
actividad mental desalentadora en tiempos de desesperación encubier-
ta. La presentación de la llamada pesadilla nuclear viene a ser más pare-
cida a una procesión religiosa que a cualquier forma de progreso men-
tal. Sería una experiencia fronteriza de la mente humana para conjurar
aquello a lo que se le atribuye la cualidad de problema imposible. Como
en toda práctica de exorcismo, la causa que lo dispara continúa estra-
gando y engrandando las ansiedades. No hace falta decir por qué la
esterilidad del exorcismo lleva a su recurrencia irritante y obsesiva.
En el caso de la llamada amenaza nuclear, es bastante claro que lo
que está en juego es exactamente lo que en el lenguaje propio de la
modernidad —tan inclinada al uso de la metáfora de la solución final-
podría ser llamado la última oportunidad o, en palabras de los obispos
americanos, la primera vez que confrontamos el final de todas las cosas,
dado el hecho de que somos «la primera generación desde el Génesis
con la capacidad de destruir la Creación de Dios»54.

54
Citado en Joseph S. NYE, Jr., Nuclear Ethics, p. 1.

131
LA ELECCIÓN DE ALCALÁ-ZAMORA

Joaquín Tomás Vlllarroya


Catedrático de Derecho Constitucional
Universidad de Valencia

INTRODUCCIÓN
El 10 de octubre de 1931, cuando se adivinaba ya que en la Constitu-
ción triunfaría, en el tema religioso, un criterio equivocado, Alcalá-
Zamora, en aquel momento Presidente del Gobierno Provisional, pro-
nunció un discurso en favor de la conciliación. Y al final del mismo,
previendo, sin duda, que ésta no prevalecería, se dirigía a las masas
católicas apremiándolas a permanecer dentro de la República, «sopor-
tando la injusticia y aspirando a modificarla; nada de engrosar filas de
reacción monárquica, ni filas de locura dictatorial... Fuera de la Consti-
tución nos imponen que estemos. Y ¿qué remedio nos queda? La guerra
civil, jamás...». Pero, además, recomendaba a aquellas masas que, bajo
su dirección, trabajasen en favor de la revisión constitucional; les invita-
ba a buscar el apoyo de cuantos conservasen sereno el espíritu de justi-
cia; les alentaba a que acudiesen a la propaganda, a los comicios, a la
lucha: «... Y entonces —concluía— el día que la Constitución se reforma-
ra y abriera paso a la justicia, mi vida política no tendría razón de ser ni
eficacia; pero hasta ese día me siento con fe, me siento con fuerza, me
siento con esperanza para luchar...»1.
En la madrugada del 13 al 14 de octubre, las Cortes Constituyentes
aprobaron el artículo 26 de la Constitución, que tanto daño hizo a la
República y a la convivencia entre los españoles. La reacción de Alcalá
fue plural y compleja. Por de pronto, se sintió herido en sus sentimien-
tos de creyente y frustrado en su aspiración de crear un régimen de con-
cordia: «... El espíritu violento de mayo —escribiría luego— alcanzaba
formas de expresión legal. La sed, avivada por aquellas siniestras foga-
tas, de convivencia, de paz espiritual, si acudía para saciarse al curso de
la vida española, encontraría las aguas por mucho tiempo envenena-

1
Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes, 10 de octubre de 1931, p. 1611. En
lo sucesivo, DSCC.
Revista del Centro de Estudios Constitucionales . -_
Núm. 4. Sepiiembrc-dicicmbre 1989 13 J
Joaquín Tomás Villarroya

das...»2. Pero, además, consideró que contra él se dirigían, en gran medi-


da, «las voces ensordecedoras y agrias» que siguieron a la aprobación
del artículo: «... Se agruparon los más enardecidos hacia el rincón en el
que yo permanecía, obstruyendo la puerta por donde debía salir yo del
salón y del Gobierno aquella noche. Me lanzaban los vivas a la Repúbli-
ca como si yo no hubiera contribuido a traerla; las voces tenían el aire
de reto; las actitudes lo eran casi de agresión...»3. Por último, estimó
entonces y después que el discurso decisivo de Azaña —«España ha
dejado de ser católica»— no sólo había roto cualquier postrer intento de
compromiso, sino que, además, era el remate de una conjura para des-
plazarle del poder:«... Todo intento de paz religiosa quedó frustrada por
la maniobra de Azaña, cuidadosamente preparada y concenada, sin
advertirme siquiera jamás sus propósitos de hablar... Al dirigir aparente,
convenido y afectuoso reproche a la fórmua socialista dijo que sobre tal
problema hacía falta una solución y una mayoría que tomase el poder:
él había encontrado aquélla y podía, por tanto, recoger éste...»4.
Alcalá-Zamora, desde los primeros días de la República, fue conside-
rado por los demás miembros del Gobierno Provisional como el político
más idóneo para la Presidencia de aquélla. El día 11 de octubre, en el
discurso mencionado, pedía la reforma de la Constitución. El 14, des-
pués de la aprobación del artículo 26, presentó su dimisión como Presi-
dente del Gobierno Provisional. En ese momento, sus posibilidades de
acceder a la Presidencia de la República parecieron desvanecerse total y
definitivamente. Azaña, en aquellos días, anotó: «... Es creencia general
que don Niceto ha perdido la presidencia de la República. El había dado
a entender que si la Constitución no le gustaba, no sería candidato a la
Presidencia. Ahora, aunque le gustase (que no le gusta) difícilmente
podría serlo...»5. Por su parte, Alcalá, pasados los años, sucintamente,
recordaría: «... Al dimitir el 14 de octubre se supuso por todos, y desde
luego por mí, que se abandonaría mi candidatura...»6.
Esta pudo ser la primera impresión. Sin embargo, a comienzos de
noviembre, los miembros del nuevo Gobierno Provisional, presidido por
Azaña, le ofrecieron la candidatura; y el 11 de diciembre era elegido
Presidente de la República.
El presente estudio se propone analizar la trayectoria y las razones
que, en un plazo de dos meses escasos, llevaron de una dimisión a una
elección.

2
ALCALÁ-ZAMORA, LOS defectos de la Constitución de 1931, Ed. 198), p. 110.
3
ALCALÁ-ZAMORA, LOS defectos, p. 109.
4
ALCALÁ-ZAMORA, Memorias, 1977, p. 193. En el mismo lugar reitera su tesis de una
conspiración dirigida por Azaña: después de su dimisión, «se sustanció rápidamente cri-
sis tan grave y a los pocos minutos pudo Azaña decir a su familia desde el teléfono del
Congreso que todo iba como estaba previsto...».
5
AZAÑA, Memorias políticas y de guerra (1931-1939), en OC, tomo IV, p. 187.
6
ALCALÁ-ZAMORA, Memorias, p. 214.

134
La elección de Alcalá-Zamora

LA CARTA DE DIMISIÓN
El 14 de octubre, mediada la mañana —pocas horas después de fina-
lizar la sesión parlamentaria—, Alcalá entregaba a Marcelino Domingo,
como Secretario del Consejo de Ministros, la carta en que presentaba su
dimisión. «... Alcalá-Zamora —escribe Domingo— llamó por teléfono a
mi despacho. Me pidió que fuera a la Presidencia. Me trasladé a ella
inmediatamente. Estaba solo en su despacho. Me entregó una carta en
la que notificaba al Gobierno su dimisión. Me dijo que lo tenía todo en
regla para hacer el traspaso. Y con obstinación serena, irrebatible, que
no daba lugar a diálogo ni a la persuasión, me pidió que diera cuenta al
Consejo de su resolución. Llegó Largo Caballero, a quien para el mismo
fin, había requerido. Largo Caballero intentó del mismo modo disuadir-
le. Imposible. Firme en su convicción, no aceptaba siquiera sobre ella el
debate...»7. Cuando los dos Ministros advirtieron que toda insistencia era
inútil se retiraron y procedieron a dar noticia y convocar a los demás.
Conocemos las reacciones elementales de Martínez Barrio y Azaña. El
primero recuerda una llamada telefónica: «... Se me citaba a las 4 de la
tarde en el domicilio de don Indalecio Prieto. El señor Alcalá-Zamora
había dirigido una carta a Marcelino Domingo, secretario habitual del
Consejo, presentando, con carácter irrevocable, la dimisión de la Presi-
dencia del Gobierno...»8. Azaña supo la noticia por llamadas de Casares
y de Largo Caballero: no sintió sorpresa; pero tampoco creyó que la
dimisión fuera necesariamente irrevocable: «... Supuse —escribe— que
tendríamos un Consejo agitado, hasta calmar al Presidente y no volví a
pensar en el asunto... Esperé tranquilamente hasta las cuatro, sin llegar
a preocuparme. Tantas veces habían dicho: ¡al lobo, al lobo!...»9.
Todos los Ministros, con excepción del Presidente, se reunieron, a la
hora convenida, en casa de Prieto: allí acudió también Besteiro. La reu-
nión comenzó con la lectura de la carta. Esta no se hizo pública ni ha
llegado hasta nosotros; pero, a pesar de ello, pueden reconstruirse algu-""
ñas de las líneas esenciales de su contenido10. Por de pronto, formulaba
una acusación general contra la supuesta deslealtad de los Ministros:
«... ¿Temía —pregunta Domingo— que nos hubiéramos conjurado?
¿Pensaba que habíamos sido desleales con él? El tono en que se produ-
cía, el mismo de la carta, podía ser indicio claro de estas suposiciones,
que podía inspirarlas la amargura, pero no tenían fundamento alguno
7
Marcelino DOMINGO, La experiencia del poder, Madrid, 1934, p. 137.
8
MARTfNEz BARRIO, Memorias, 1983, p. 80.
11
AZAÑA, Memorias, p. 182. Se refiere a las numerosas ocasiones en que Alcalá había
amenazado con dimitir de la Presidencia del Gobierno Provisional
10
MARTÍNEZ BARRIO anota: «Deploro no poseer copia del documento. Ni la facilitó el
señor Domingo ni la pedimos los ministros.» En op. cil., p. 80. VIDARTE señala que la car-
ta —según le comentaría luego Besteiro— habría sido dirigida a éste, como Presidente
de las Cortes; a Domingo, como Secretario del Consejo de Ministros; a Azaña y a otros
Ministros que no menciona. Véase ¡MS Cortes Constituyentes de 1931-1933, Barcelona,
1976, p. 245. Sin embargo, de las Memorias de Azaña no parece desprenderse que éste
fuera uno de los destinatarios.

135
Joaquín Tomás Villarroya

de acierto...»". En segundo lugar, censuraba de manera muy especial a


Azaña, quien no le habría advertido sobre su intervención y el decisivo
significado de la misma: «... Leo el papel —escribió éste— que es dispa-
ratado. Hay un párrafo que me concierne personalmente. Me acusa de
deslealtad, de haberle sorprendido con mi intervención, etcétera...»12.
Por último, reiteraba el propósito de situarse al margen de la Constitu-
ción y postular su reforma: «... el señor Alcalá-Zamora —anota Martínez
Barrio— después de quejarse de nuestra conducta... anunciaba que des-
de aquel instante se convertía en paladín y vocero de una reforma cons-
titucional para derogar o modificar el ya célebre artículo 26. Acataría la
Constitución, pues era su deber, pero combatiría hasta extirparlo el
execrable precepto...»13. Conocida la carta por todos los presentes, hubo
coincidencia inmediata y unánime: no debía realizarse ninguna gestión
para que Alcalá volviese de su decisión14.
La reserva de la carta fue, entonces y después, comentada y explicada
de manera diferente, y aun opuesta, por los protagonistas. De una parte,
Alcalá-Zamora asegura que no la hizo pública a petición de los Minis-
tros: «... Accedí al ruego del nuevo Gobierno —escribe— que mostró
extraordinario interés para que no se conociera el texto de mi dimisión.
Con tal propósito me visitó primero Ríos... Luego, al visitarme, insistie-
ron también los demás... Lo que les interesaba era no aparecer los
ministros todos sin autoridad acusados de deslealtad y de inconsecuen-
cia... Además quisieron oscurecer la censura que yo dirigía a la inco-
rrección de Azaña, que era Ministro de la Guerra y no me guardó el
menor respeto...»15. De otra parte, los destinatarios de la carta explicaron
la reserva por el deseo de no malograr la imagen política de Alcalá-
Zamora en la República; y cuando, poco después, su candidatura a la
Presidencia adquirió consistencia, pudieron considerar que tal reserva
habría sido de una prudencia decisiva. El 4 de noviembre, Azaña anota-
ba: «... Ya habrá comprendido don Niceto la tontería que hizo dirigién-
donos aquel mensaje de dimisión y el favor que le hemos hecho no
publicándolo. Su publicación lo habría eliminado de la Presidencia...»16.
Por su parte, Besteiro, en aquellas mismas semanas, confesaba a Vidar-
te: «... Si alguien publicase la carta que don Niceto nos dirigió al dimitir
la presidencia del Consejo, su candidatura sería imposible sin rectifica-
ción pública que, dado el carácter de don Niceto, éste no haría jamás.
En esa carta nos decía que se colocaba fuera de la Constitución para
11
Marcelino DOMINGO, op. cit., loe. cit.
12
AZAÑA, Memorias, p. 182.
" MARTÍNEZ BARRIO, op. cit., p. 80.
14
En la reunión se comentó, quizás con cierto detalle, la acusación de conjura y des-
lealtad contenida en la carta. AZAÑA, en este punto, escribe: «... Ayer atribuían muchos,
inclusu los Ministros, el malhumor del Presidente a pequeños celos, porque su discurso
cayó en el vacío y el mío produjo un resultado y fue recibido clamorosamente. Pero,
ahora, resulla, según dicen los Ministros, que don Nicelo se cree víctima de una conju-
ra, urdida por Maura y por mí para derribarlo del Gobierno. En la conjura entraban
también los socialistas...» Memorias, p. 182.
15
ALCALÁ-ZAMORA, Memorias, p. 194.
'" AZAÑA, Memorias, pp. 214-5.

136
La elección de Alcalá-Zamora

pedir su reforma... Es un documento que ninguno de los destinatarios


hemos querido dar a la publicidad...»".

LA ALTERNATIVA LERROUX
La dimisión de Alcalá, las razones que la motivaban y las circunstan-
cias en que se produjo llevaban, de manera inmediata, a la búsqueda de
otras candidaturas. En un primer plano, podían situarse las de Besteiro
y Lerroux; en un segundo, la de determinados intelectuales de gran
prestigio: Altamira, Ortega y Gasset y Menéndez Pidal. Estas últimas
merecieron una atención elogiosa; pero no parece que se pasase de ahí.
El nombre de Besteiro, por sus cualidades personales, por su presti-
gio político, por su misma condición de Presidente de las Constituyen-
tes, parecía uno de los más idóneos; pero, pese a todo, no siguió adelan-
te, al menos por dos razones. De una parte, él mismo rehusó la posible
ascensión a la suprema magistratura de la República: «... Yo hago y haré
todos los esfuerzos posibles —declaró— para que esto no suceda. Ello
significaría desplazarme completamente de la vida política... No estoy
dispuesto a ello... Yo pertenezco a un partido y desde él colaboro en
beneficio del mismo y de los intereses del país... Yo me debo a mis estu-
dios y a la política a la que dediqué siempre toda mi actividad. Colocar-
me en ese elevado sitial sería tanto como renunciar a ello...»18. De otra
parte, la posible candidatura de Besteiro despertaba escaso entusiasmo
en el seno de su propio partido y, a la vez, un cierto recelo entre los
republicanos por razón de su militancia política. De este modo, quedó
descartada casi de inmediato y quizás con grave daño para la República:
«... Aquel nombre que no se pronunció —comentaría luego Martínez
Barrio— porque los socialistas, sin decirlo, le repudiaban y los republi-
canos, por tratarse de un socialista, le temíamos, era la solución correc-
ta... Bien tuvimos que lamentar más tarde nuestra incomprensión y
nuestro egoísmo...»19.
La candidatura de Lerroux mereció, en los días que siguieron a la
dimisión de Alcalá, una atención pública y periodística notable. Des-
pués, pasado el tiempo, los testimonios del mismo Lerroux y Azaña
completan y matizan las noticias que, en aquellas fechas, fueron mate-
ria de comentarios y valoraciones.
La prensa que se ocupó directamente del tema parecía dar por
supuesto que ni Lerroux ni sus seguidores querían que fuese elevado a
la suprema magistratura de la República. El Liberal, en este punto,
advertía que la candidatura del político radical tenía un valor meramen-
te simbólico: «... Es sencillamente —escribía— la mención de honor que
se hace del republicano de toda la vida, del hombre que se lo debe todo
a sí mismo, del caudillo impenitente que habiendo sufrido todo género
17
Vidarte, Las Cortes..., p. 245. La reserva de la carta por razón del propósito revi-
sionista que contenía resulta un tanto anómala: Alcalá lo había expuesto públicamente
—según se vio— en pleno Congreso.
18
El texto de las declaraciones, en El Socialista, 31 de octubre de 1931.

137
Joaquín Tomás Villarroya

de persecuciones y toda clase de riesgos, dobla el cabo de la vida en los


albores de la República y se le reconoce el derecho a presidirla... Sus
amigos le apartan de ese camino. El mismo se niega sistemáticamente,
tercamente a recorrerlo. Su ilusión es gobernar... Le horroriza la idea
del retiro, de la jubilación; la clausura en la jaula dorada le parece ante-
sala del reposo eterno...»20. Los políticos y periódicos afines al partido
radical reiteraban la repugnancia de Lerroux a ser candidato; pero, qui-
zás para subrayar su supuesta generosidad y desprendimiento, afirma-
ban que si se hubiera decidido a ello, habría conseguido una mayoría
abrumadora. El Pueblo, un día, aseguraba que la negativa de aquél esta-
ba prevista, «de la misma forma —añadía— que el triunfo clamoroso en
el caso de acceder, porque en contra de los vaticinios alimentados por
deducciones simplistas, la casi totalidad de los sectores que integran la
Cámara le hubieran votado...»21. El pronóstico triunfalista era, segura-
mente, exagerado: la elección tenía que realizarse por las Cortes reuni-
das en las que había 120 Diputados socialistas que no le votarían; sin
esos votos, difícilmente podía prosperar ninguna condidatura presiden-
cial.
Los escritos de Lerroux y de Azaña revelan datos que no fueron
conocidos en aquellas fechas; y permiten —ya quedó advertido— com-
pletar y matizar algunos de los extremos propuestos.
La candidatura de Lerroux —según su relato— habría sido extraña-
mente patrocinada por los socialistas, que llegaron a él a través de De
los Ríos. El desorden de su libro impide fijar con exactitud el momento
en que se llevó a cabo la propuesta; pero debió ser después de la dimi-
sión de Alcalá: «De lo que sí respondo —precisa— es de la veracidad de
los hechos. Los socialistas pensaron en mí para la Presidencia de la
República y Fernando de los Ríos practicó la exploración...» El jefe radi-
cal no quiso aceptar por varios motivos. Por de pronto, entendía que,
por su temperamento y su historia, no reunía las condiciones para ocu-
par la Jefatura del Estado: «Yo soy —escribe— un hombre que se ha for-
mado en medio de la calle, en los talleres turbulentos, donde se forja
con la pluma la opinión, azotado por el viento de todas las tormentas,
discutido por todas las pasiones...» En segundo lugar, su elevación a
aquella magistratura hubiera dejado sin su jefe natural a un partido que
debía contribuir a la consolidación de la República: «Sin nuestro parti-
do —añade— la República hubiese quedado invertebrada y su Presiden-
te sin un elemento compensador, moderador o inspirador de una políti-
ca que necesariamente había de ser de conciliación, de pacificación, de
prudentes y medios avances...» En tercer lugar, una razón de coherencia
y un motivo sentimental: continuando como jefe de un partido podía
19
MARTÍNEZ BARRIO, op. cit., p. 93.
20
«La elección presidencial», El Liberal, 4 de noviembre de 1931. MARTÍNEZ BARRIO,
en aquellas fechas, declaró: «Yo creo y conmigo coinciden muchos radicales que el
señor Lerroux no debe ni puede ser Jefe del Estado. Y entiendo que el propio señor
Lerroux no está muy lejos de este criterio.» En ABC, 4 de noviembre de 1931.
21
«Los candidatos a la Presidencia de la República», El Pueblo, 5 de noviembre
de 1931.

138
La elección de Alcalá-Zamora

aspirar a serlo de Gobierno o participar en él y realizar el programa de


«una doctrina profesada con una convicción de veinticinco años de
lucha» y habría abierto a sus amigos y seguidores «caminos a las nobles
ambiciones personales...». Finalmente, por una razón de lealtad y conse-
cuencia: si había creído conveniente alentar y apoyar la candidatura de
Alcalá, «¿sería leal sustituirle aprovechando una genialidad acaso rectifi-
cable del interesado?...». Por todo ello, declinó el ofrecimiento: «Yo le
contesté a Fernando de los Ríos —concluye— en términos que no
podrán rectificarse...»22.
Pero, aparte esta gestión, los Ministros del Gobierno Provisional,
después de la dimisión de Alcalá, meditaron sobre la posible candidatu-
ra de Lerroux. Azaña refiere que, en aquellos días, se reunió con Casa-
res, De los Ríos y Miguel Maura, que ya estaba también fuera del
Gobierno. «Todos convinimos en que Lerroux sería el más indicado,
porque resolvería el problema de los partidos republicanos. Entonces
podría formarse un gran partido de izquierda, bajo mi dirección...»
Maura se ofreció a tantear a Lerroux como cosa propia; pero Azaña lo
reputó contraproducente. Todavía se hallaban reunidos cuando llegó
Prieto:«... Le dijimos de qué se hablaba —comenta Azaña— y se mostró
también partidario de elevar a Lerroux a la presidencia de la República
para que no presida un Gobierno...» Azaña consideraba que la conducta
del líder radical en aquellas semanas daba a entender que no descarta-
ría el ofrecimiento: «La conducta de Lerroux, disimulándose cuanto
puede y no tomando parte en cuestiones candentes, no tiene explicación
si no es que aspira a la presidencia...» Los presentes, con cierta crudeza
y aun cinismo, sopesaron las ventajas, pero también los inconvenientes
que la Presidencia podía suponer para Lerroux: «Opinaban algunos de
los reunidos —siempre según Azaña— que teniendo ya sesenta y ocho
años, la presidencia de la República es para Lerroux una jubilación
magnífica y su situación económica, bastante averiada, se la hace más
apetecible. Prieto decía que el pasado de Lerroux es un peligro, porque
se expone a que le descubran chanchullos antiguos. Contó cómo se
había apoderado de Baños de Montemayor y los líos subsiguientes...»23.
La reunión no llegó a ningún resultado concreto; pero demuestra que la

22
Todo en LERROUX, IM pequeña historia, pp. 114 y ss. Se cita por la edición de 1964.
La referencia a «una genialidad acaso rectificable» parece confirmar la hipótesis de que
la oferta debió realizarse después de la dimisión de Alcalá. La gestión de De los Ríos se
produjo; pero seguramente a título personal y con intenciones ambiguas. En este punto,
Vidarte recuerda que, en aquellos días, Lerroux se expresó en términos que parecían
dar a entender que aquél le había alentado; pero que la gestión se hizo al margen y sin
el conocimiento del partido Socialista. Más aún: Largo Caballero, en las mismas fechas,
no se recataba en manifestar que cualquier nombre sería apio para la Presidencia de la
República, menos Lerroux; y, de otra parte, la progresiva tensión entre radicales y socia-
listas hacía difícil y aun impensable un acuerdo entre unos y'otros en relación a temas
tan delicados. Sobre todos estos extremos, véase VIDARTE, Las Cortes..., p. 237. El mismo
autor manifiesta que también Saborit se había mostrado partidario de la candidatura de
Lerroux.
23
Las anotaciones de Azaña corresponden al 18 de octubre de 1931. En Memorias,
p. 188.

139
Joaquín Tomás Villarroya

candidatura de Lerroux, por lo menos en algún momento, estuvo pre-


sente en las previsiones de los Ministros del Gobierno Provisional.
Quizás en este mismo lugar convenga formular una precisión final:
más allá de las explicaciones de Lerroux y de los propósitos o reticen-
cias de los demás Ministros, es muy posible que aquél alentase el secre-
to deseo de ser promovido a la suprema magistratura de la República.
En este sentido, Azaña refiere que el 7 de diciembre se entrevistó con el
líder radical que acababa de regresar de París. Conversaron durante lar-
go tiempo sobre la situación política y su probable desenlace. Lerroux le
indicó que nunca gobernaría con las Cortes entonces reunidas; no tenía
«horizonte físico» por haber cumplido sesenta y ocho años; no quería
ser Presidente de las Cortes, aunque se pensase en ello, porque no se
«dejaría encajonar»; su aspiración era gobernar «algún día, reservándose
ahora, y si no fracasa, esperar a la puerta de la Presidencia de la Repú-
blica, por si don Niceto da alguna espanta. Eso es lo que me queda...».
Azaña confiesa que el tono del jefe radical le impresionó por cuanto
revelaba una profunda tristeza; y después, por su cuenta, añade algo
que tiene aquí directo interés: «... Me persuado que Lerroux habría
aceptado la presidencia de la República de la que le ha apartado su par-
tido...»24.

ACTITUD Y ACTUACIONES DE ALCALÁ-ZAMORA


Alcalá, en los días siguientes a su dimisión, adoptó una actitud que
parecía revelar indiferencia en el tema de su candidatura y
preocupación por la suerte de la Constitución y de la República.
1. El 17 de octubre, publicó en el periódico argentino Jornada un
artículo reproducido en alguno español en el que explicaba el criterio
que había prevalecido en las Constituyentes en el tema religioso y que
había provodado su dimisión. «El Partido radical-socialista —escribía—
que aquí, aún más que en Francia, hace de eso un rasgo esencial,
impedía que los socialistas, a su izquierda fuesen más prudentes y
arrastraba a los radicales a su derecha para que no actuasen como más
moderados. Una fórmula de transigencia máxima presentada por los
republicanos templados con ingenua franqueza, recibida por su
procedencia con recelo y recargada sucesiva e intensamente por los
otros partidos se transformó en horas en precepto persecutorio que no
pudimos aceptar los republicanos partidarios de la tolerancia y de
la paz religiosa...» Pese a ello, apuntaba la esperanza de que la fórmula
del artículo 24 —luego 26— fuese corregida con blanduras, olvidos y
aun contradicciones en su observancia. En este punto, no le faltaba
de inmediato, alguna razón: como las órdenes religiosas hubiesen
apuntado el propósito de abandonar enseguida las tareas docentes, el
Gobierno les impuso la obligación de continuarlas:«... a las veinticuatro

24
En loe. cit., p. 263.

140
La elección de Alcalá-Zamora

horas de haberse declarado que las órdenes religiosas son el peligro


máximo para la enseñanza —comentaba— se las presiona a que la
ejerzan como necesidad suprema. Serán disueltas si se niegan a enseñar
ahora y deberán serlo si se empeñan en seguir enseñando luego...». En
fin, Alcalá anunciaba brevemente su propósito de continuar inter-
viniendo en la discusión constituyente: «... Yo libraré —prometía— la
batalla por el Senado y la limitación del poder presidencial de cuya
restricción fui ya ardiente defensor siendo candidato de casi todos los
partidos; pero no sé si podré ganar esta batalla...»25.
Poco después publicaba en Ahora, los días 3 y 9 de noviembre, un
largo artículo, dividido en dos partes, en el que criticaba duramente la
abstención y dispersión de las fuerzas conservadoras en las elecciones
constituyentes; proponía un balance de su actividad en el Gobierno y en
las Cortes; y, finalmente —es lo que aquí más interesa—, precisaba la
obligación que se imponía a sí mismo: «¿Cómo seguiré? Luchando sin
descando, con razones y templanza, con criterio libre y democrático.
Contra todo exceso o peligro en la Constitución, para obtener el
remedio en lo que pueda, para salvar la responsabilidad en todo caso y
tener el derecho a pedir el remedio...» Esta actitud pretendía tener un
remate: cuando se aprobase el último precepto de la norma
fundamental y la Cámara pudiese enfrentarse con el conjunto de su
obra, llamaría a «una última deliberación sobre algunos artículos
adicionales que permitan gobernar a todos, que no conviertan la
desviación en torcedura ni empujen la inclinación hasta la caída. A todo
eso he ido e iré, falto de las debidas y eficaces asistencias. ¿Cuáles y por
qué?...». En este punto, Alcalá, ya con números y datos, denunciaba la
retirada de las derechas del debate constituyente que, al privarle de los
apoyos necesarios, había contribuido a agravar los defectos de la
Constitución? «La retirada de las derechas —señalaba— fue el hecho
cumbre en la serie de sus equivocaciones. Si la abstención es torpe ante
las leyes cotidianamente votadas, es demencial frente al hecho histórico
de una Constitución. La experiencia numérica la patentizó bien pronto.
Por dieciséis votos de mayoría prevaleció un momento cierta fórmula
entre rusa y californiana de divorcio templada luego por una enmienda
de otro partido muy de izquierda. Por doce o veinte votos, han triunfado
soluciones que coordinan en sentido avanzado el origen y el juego de
los poderes públicos. El voto de 43 diputados abstenidos hubiera
cambiado el falló de esas votaciones. El Senado mismo que aparece
desechado por una mayoría algo superior a aquella cifra habría
prevalecido si la presencia de las derechas hubiese inspirado a los
partidarios de la institución la moral de la victoria y no la tan diferente
de la derrota prevista al emprender la batalla. Pero todo fue inútil...»26.

25
El texto fue reproducido, entre otros periódicos, en Las Provincias del 25 de octu-
bre de 1931. Adviértase que, en las últimas líneas, recuerda que, antes de su dimisión,
era candidato a la Presidencia «de casi todos los partidos».
26
La primera parte del artículo apareció en los mismos días en que el Gobierno
—según luego se verá— le ofrecía la candidatura;'y el segundo cuando ésta ya había
adquirido estado público.

141
Joaquín Tomás Villarroya

2. Pero, aparte estos artículos, Alcalá pronunció —según anunciaba


en ellos— el 27 de octubre un discurso en defensa del Senado muy rico
en teoría constitucional y atento a la nueva realidad española que estaba
surgiendo. Royo Vilanova, en 1934, lo recordaba como «uno de los dis-
cursos más elocuentes, de mayor sustancia doctrinal y de más elevadas,
orientaciones políticas que se oyeron en las Cortes Constituyentes...»27.
Pasados los años, Martínez Barrio comentaría: «... En el debate acerca
de la existencia del Senado pronunció don Niceto Alcalá-Zamora su
mejor discurso parlamentario. Causaron honda impresión las palabras
del ex presidente del Gobierno provisional, pues, a pesar de que ya reto-
zaban libremente los iconoplastas republicanos y socialistas de la últi-
ma hornada, seguía gozando del respeto de los partidos...»28. Y, sin
embargo, los argumentos y la oratoria de Alcalá no consiguieron impo-
nerse a una Cámara que, por su composición política y por prejuicios
históricos, era contraria al Senado. En este sentido, los políticos citados
exponen las dos razones del rechazo. El primero, desde su posición con-
servadora, anota: «... En esta ocasión, se puso de manifiesto, como en
muy pocas veces, el espíritu demagógico de las Cortes Constituyentes y
su resistencia a rendirse a nada que pareciera ceder en su radicalismo
intransigente...»29. El segundo, recordando el Senado de la Monarquía,
escribió:«... Los enemigos de la Segunda Cámara creían que la restaura-
ción del Senado aparejaba la resurrección de los Senadores vitalicios
que se encarnarían ahora en las primeras figuras de la milicia, del pro-
fesorado o de la magistratura con la subsiguiente reaparición del espíri-
tu tradicional. El cambio del signo y de las personas no disminuía el
terrorífico parecido, temiéndose que los obispos asmáticos y los gran-
des de España, enfermos de arterioesclerosis, modelaran la conducta de
las categorías intelectuales o morales consagradas por la Segunda
República...»30.
Pero —como es lógico— la memoria y juicio más interesantes sobre
el discurso y sus circunstancias son las de Alcalá. En 1936, después de
su destitución, juzgaba la Cámara única como «el defecto más grave
entre todos los que contiene la ley fundamental...... El discurso, que
condensaba «todas las meditaciones de prolongada y serena reflexión»,
no había merecido más que una contestación «nominal y formularia...».
Y exagerando quizás la reacción de la Cámara, que fue fría, pero que no
27
ROYO VILANOVA, La Constitución española de 9 de diciembre de 1931, con glosas jurí-
dicas y apostillas políticas, 1934, pp. 149 y ss.
28
MARTÍNEZ BARRIO. Memoria';, p. 66.
29
R O Y O VILANOVA, op. cit., loe. cit.
30
MARTÍNEZ BARRIO, Memorias, loe. cit. El Liberal del 28 de octubre de 1931 había
subrayado especialmente este recelo. El periódico señalaba: «... Decíase del Sr. Alcalá-
Zamora que había pronunciado uno de sus mejores discursos y, sin embargo, una gran
frialdad cordial le envolvía...» La mayoría de los constiluyentes era enemiga del Senado
por razones doctrinales pero también, y sobre todo, por motivos históricos: el de 1876
habría sido una Cámara «regresiva, retardataria, absolutista, francamente reaccionaria,
viva imagen de la Monarquía que la instituyó como muro de contención, como dique
infranqueable contra la soberanía nacional que pudiera pronunciarse en el Congreso de
Diputados...».

142
La elección de Alcalá-Zamora

llegó a ser hostil, anota: «... a todos mis razonamientos y anuncios, sólo
se respondió con voces desaforadas, gritos estentóreos y golpes de
pecho, naturalmente ni suaves ni místicos, sino fortísimos y tribunicios,
con el inconveniente de que tal respuesta dejaba mi argumentación
intacta y, en cambio, muy quebrantada la Constitución...»31. Más aún: en
los días del exilio, Alcalá revelaba o, al menos recordaba, que había fra-
casado no sólo en esa defensa pública del Senado, sino también en ges-
tiones reservadas o discretas realizadas cerca de grupos parlamentarios
que, por razones diferentes, debían estar interesados en su admisión. De
este modo, la responsabilidad del rechazo alcanzaba a los Diputados
catalanes «que con olvido del fundamento regional del Senado no
acudieron a defenderlo, aunque los requerí a tiempo, más que ya tarde,
cuando como tal había sido rechazado y sólo quedaba el recurso indi-
recto de convertir en algo parecido el Tribunal de Garantías Constitu-
cionales...». De manera parecida, la responsabilidad afectaba también a
las derechas: «... Aun entonces, no quiso, como tampoco antes, volver al
Parlamento Gil Robles, a quien pedí en vano que se pusiera término al
dañoso retraimiento de las derechas acordado por éstas al votarse el
artículo 26. Iban hacia la política del mal mayor con la esperanza loca
de remediarlo todo más fácilmente a medida que el daño aumenta-
se...»32.
En todo caso, parece obligado cerrar este apartado reiterando la
observación con que se iniciaba: Alcalá, después de su dimisión, pareció
preocuparse sólo por la República y la posible mejora de la Constitu-
ción en los extremos pendientes de discusión sin tener en cuenta si tal
conducta afectaba o no a sus posibilidades presidenciales.

EL OFRECIMIENTO Y LA ACEPTACIÓN
El 29 de octubre, Alcalá, que no se había acercado al banco azul des-
de su dimisión, se aproximó a saludar a Azaña. El 30, éste le pidió que le
concediera una entrevista, que se celebró en la tarde de ese mismo día
en el despacho del Presidente del Gobierno en el Congreso. Azaña, que
había hablado previamente con Besteiro y con algunos Ministros —no
precisa quiénes—, le planteó el tema de su candidatura a la Presidencia
de la República.«... He dicho a don Niceto que al Gobierno le interesaba
saber cuál era su propósito respecto a la presidencia porque acercándo-
se el día de la elección, no podíamos llegar a él desprevenidos. Que si
persistía en ser candidato a la presidencia, lo veíamos muy bien y que
sería un acto de justicia votarlo... Pero como últimamente se ha coloca-
31
ALCALÁ-ZAMORA, LOS defectos..., p. 134. El autor de las voces y réplicas era Prieto.
" ALCALÁ-ZAMORA, Memorias, p. 181. En el mismo lugar, asigna la responsabilidad
principal en el rechazo a los radicales socialistas; y de otra parte atribuye «alguna culpa
a la gran autoridad mental de don José Ortega y Gasset, quien no en sesión, pero sí en el
hemiciclo, dijo, rodeado de muchos diputados, entre ellos yo, que la institución senato-
rial, como las tesis a su favor, correspondían a civilizaciones históricamente supe-
radas...».

143
Joaquín Tomás Villarroya

do en actitud revisionista y ha levantado su bandera, convenía saber si


persistía en ello y cuál era su pensamiento preciso...» Alcalá no dio una
contestación precisa: «Don Niceto responde —sigue anotando Azaña—
que no puede desde ahora decidir, en definitiva, lo que hará. Que algu-
nos de los artículos ya votados le parecen mal y que falta por discutir
otros que también combatirá, incluso el transitorio sobre elección del
Presidente por estas Cortes, porque estima que debe exigirse un quorum
muy alto...» Por último, le advirtió que si, efectivamente, pensaba ser
candidato sería conveniente que no interviniese en los debates parla-
mentarios; Alcalá, en este punto, no quiso ceder. Azaña concluye en los
términos siguientes: «... En suma: todo queda en vernos. Mi impresión
es que don Niceto desea la Presidencia; pero que no quiere renunciar a
su posición revisionista. Lo que no está claro aún es hasta dónde preten-
de llevar esta posición: no sería posible hacerle Presidente si antes no
manifiesta públicamente que la abandona. En el documento que dirigió
a los Ministros, el día de la crisis, dice que está fuera de la Constitu-
ción...»33.
El día 2 de noviembre, los Ministros trataron del tema en la reunión
de Lhardy. Azaña les invitó a almorzar con el pretexto de celebrar su
designación como Presidente del Gobierno; el motivo real era el de
poder analizar de manera sosegada y distendida la situación políti-
ca. Los Ministros discutieron y comentaron diversos temas. «Después
—anotó Azaña— hemos hablado de la elección presidencial. Les he
dado cuenta de mi conversación con don Niceto y de mi impresión per-
sonal. Para salir de dudas, quedamos en que cuatro ministros le hagan
una visita y le planteen definitivamente la cuestión de la candidatura, en
relación con sus propósitos revisionistas...»34. Marcelino Domingo y
Alcalá nos han dejado relatos muy breves de la visita. El primero, en
1934, después de referirse a la reunión de Lhardy, recuerda que el
acuerdo se lleva inmedatamente a cabo: «Fernando de los Ríos, Martí-
nez Barrio y yo fuimos los designados para cumplir la resolución que
quedó evacuada aquella misma tarde. Alcalá-Zamora nos recibió en su
despacho. Tuvimos con él un largo, cordial e íntimo coloquio. Satisfac-
torio también, porque Alcalá-Zamora, inclinándose ante nuestra volun-
tad, ofreció su nombre para su candidatura a la Presidencia de la Repú-
blica...»35. Por su parte, Alcalá recuerda la entrevista en los siguientes
términos: «... me visitaron, previo aviso, Largo Caballero, Domingo,
Nicolau y Martínez Barrio para comunicarme en nombre del gobierno y
en representación de todas sus tendencias que en un almuerzo celebra-
do en Lhardy se había acordado presentar para la Presidencia de la
República mi candidatura, que me rogaban con empeño aceptase...
Reservé mi decisión que había de examinar mi partido...»36. Dos preci-
siones parecen obligadas. De una parte, las versiones difieren en el
número e identidad de los visitantes: la correcta es la de Alcalá. De otra,
•'•' Véase lodo en AZAÑA, Memorias, p. 208.
14
Id. id., pp. 212-3.
15
Marcelino DOMINGO, op. cit., p. 142.
•"• ALCALÁ-ZAMORA, Memorias, p. 204.

144
La elección de Alcalá-Zamora

la reserva de éste y la excusa en que la apoyó era quizás obligada, pero


puramente formal: su partido le concedería —como así sucedió— una
conformidad unánime37.
El ofrecimiento suscita una cierta perplejidad. Desde una perspectiva
personal, los Ministros del Gobierno Provisional habían tenido ocasión
de conocer directamente la condición y cualidades de Alcalá y ponderar
si poseía las que requería el desempeño de la más alta magistratura de
la República. Desde una perspectiva política, la propuesta envolvía una
contradicción: el discurso sobre el artículo 44, la dimisión por razón del
26, la carta en que formalizaba la misma y el anuncio de la campaña
revisionista parecían hacerle incompatible con la Presidencia de la
República. Con todo la oferta se explicó y justificó entonces y después
con razones varias. El ABC, después de recordar aquellas actitudes del
candidato, añadía: «... En el Gobierno, sin embargo, el propósito de pro-
ponerle para la Jefatura del Estado persistía, porque entre otras razo-
nes, pesaba en su ánimo la consideración de que el señor Alcalá-Zamo-
ra había sido el creador del régimen y de que por su lealtad acataría y
haría cumplir la Constitución votada por el Parlamento, si éste se deci-
día a designarlo para la primera magistratura nacional...»38. El Sol, en
las mismas fechas, comentaba: «... Rectitud, lealtad, espíritu de sacrifi-
cio, patriotismo y amor a la República eran cualidades que sumadas en
el señor Alcalá-Zamora a la ausencia de aunténticos compromisos de
partido le señalaban como un Presidente de la República perfectamente
deseable. Pero ¿y los propósitos revisionistas que el ex Presidente del
Gobierno provisional había anunciado en plena Cámara?... Los Minis-
tros estimaron que ante una necesidad nacional, el señor Alcalá-Zamora
sacrificaría sus posiciones personales y políticas. Además, hubo quien
sugirió que el señor Alcalá-Zamora, precisamente después de sus últi-
mos discursos, podría desde la Presidencia de la República acercar
gradualmente al verdadero espíritu republicano la masa de las derechas
españolas...»39. Finalmente, Alcalá-Zamora, ya en perspectiva, estimaba
que en la oferta se habían conjugado razones distintas y aun opuestas:
superada prontamente la impresión causada por su dimisión, «los más
de los Ministros deseaban una garantía de ponderación mediadora que
afianzase el régimen; algunos otros, Azaña y Ríos, encontraron preferi-
ble alejarme de las Cortes atándome con las fuertes ligaduras impuestas
al Poder Presidencial...»40.

37
La noticia de la visita y del ofrecimiento se filtró de manera inmediata. El Sol del 4
de noviembre, bajo el tílulo «Don Niceto Alcalá-Zamora, rumbo a la Presidencia», la
refería con abundancia de detalles. El ABC del mismo día publicaba la información de
manera más limitada; pero puntualizaba un detalle fácilmente advertible: «La designa-
ción de los consejeros para cumplir el encargo no debió hacerse de un modo capricho-
so, porque representan las fuerzas más numerosas de las Constituyentes. Así los minis-
tros mencionados podían ser considerados como genuinos representantes de las mino-
rías socialista, radical, radical-socialista y catalana.»
31
ABC, 4 de noviembre: «Don Niceto Alcalá-Zamora, futuro Presidente de la Repú-
blica».
" El Sol, 4 de noviembre, en el artículo citado en la penúltima nota.
40
ALCALÁ-ZAMORA, Memorias, p. 204.

145
Joaquín Tomás Villarroya

La aceptación de Alcalá, expresada casi de inmediato, suscita idénti-


ca perplejidad tanto por sus actuaciones como por la repugnancia que
le inspiraban determinados artículos de un texto constitucional que
estaría llamado a observar y custodiar. Dos explicaciones pueden, tal
vez, proponerse. De una parte debió influir en su ánimo, de manera esti-
mulante y halagadora, una solicitud o presión difusa de la opinión y de
la clase política para que aceptase la candidatura. El Liberal del 4 de
noviembre señalaba, en este punto, que el primer Presidente del Gobier-
no provisional tenía las máximas probabilidades de convertirse en el
primer Presidente de la República: «... Las tiene fuera del Parlamento...
La calle sigue indicándole para primer magistrado de la República.
Y como el Parlamento no está divorciado de la calle, sino que es la calle
misma, no es aventurado pensar que don Niceto Alcalá-Zamora sea el
candidato oficial... Le requiere de un lado la izquierda de la Cámara. De
otro la derecha. Y le ve complacido el centro. Su candidatura sería vota-
da por aclamación. Esto, naturalmente, tiene que pesar mucho en el
ánimo de un demócrata, de un devoto de la voluntad nacional, de un
hombre dispuesto siempre al sacrificio que se le pida...»41. De otra parte,
Alcalá se dejó llevar por una razón más íntima y muy distinta que, lógi-
camente, entonces no expuso, pero que reveló en los días del exilio y del
recuerdo: «... Reflexioné mucho —escribe— antes de decidirme a acep-
tar el cargo con una Constitución que el sectarismo y los abandonos aje-
nos habían hecho tan defectuosa y poco viable, a pesar de mi tenaz
esfuerzo para impedirlo o remediarlo...» La duda discurría entre dos
líneas opuestas: «Comprendía —añade— todo cuanto podría hacer por
la difícil consolidación del régimen desde la Presidencia...; pero no se
me ocultaba lo que en las Cortes y en la propaganda habría podido
hacer como Diputado y sabía que no se iba a querer reemplazarme en
obra tan necesaria...» Una consideración decisiva resolvió la vacilación:
«... estando dentro de la Presidencia de la República había más facilidad
para salir si hacía falta fuera de ella y cumplir mi deber mientras que
era imposible entrar sin violencia en aquélla si las circunstancias acon-
sejaban la mudanza opuesta...»42.

41
«La elección presidencial. Don Niceto Alcalá-Zamora candidato único.» En el mis-
mo artículo se proponía un futuro más prolongado para Alcalá: después de ser Jefe del
Estado, con el prestigio y experiencia adquiridos, y teniendo en cuenta su edad, podría
ser Presidente del Gobierno y realizar una política más efectiva y concreta.
42
ALCALÁ-ZAMORA, Memorias, p. 204. Sin embargo, todas las explicaciones que se
dieron entonces y después no despejan enteramente la contradicción entre la dimisión
por el artículo 26 y la casi inmediata aceptación de la candidatura presidencial. Francis-
co DE Cossfo, en aquellos días, escribía: «La fórmula que combatió fue aprobada. Cinco
días después dejaba la Presidencia del Gobierno Provisional y poco más tarde le era
ofrecida por el Gobierno la Presidencia de la República... Todo aquello de don Niceto de
¡a comicios! ¡a la propaganda! ¡a la lucha! ¡a vencer! ha quedado reducido a un obliga-
do viaje a Priego para ir estudiando por anticipado las necesidades del país... ¿Cuándo
fue sincero don Niceto: al pronunciar aquel discurso en el que se declaraba fuera de la
Constitución o al aceptar ahora el sacrificio de ser Presidente de la república acatando,
desde luego, la Constitución que él estimó injusta?...» En La Voz Valenciana, 12 de
noviembre de 1931: «¿Cuándo hubo sinceridad?».

146
La elección de Alcalá-Zamora

La oferta y la aceptación se produjeron con tal rapidez que, en los


primeros días de noviembre, la candidatura de Alcalá había adquirido
ya consistencia y notoriedad. Y, sin embargo, quizás sea interesante
señalar aquí que Azaña —de quien había partido principalmente la pro-
puesta— en el curso de aquel mes, al propio tiempo que registra el favor
que el nombre de Alcalá parecía encontrar, consigna también preocupa-
ción y recelo. El 4 de noviembre anota: «... Ya se consolida la candidatu-
ra de don Niceto para la presidencia. El está dispuesto a marcharse a
Priego para no intervenir en los debates y no hacerse imposible... La
candidatura de don Niceto es la más llana, la más fácil de sacar. ¿Es la
más conveniente? Lo dudo. Temo que don Niceto haga en la presidencia
de la República cosas parecidas a las que hizo en el Gobierno y en caso
tal, durará poco...»43. EÍ día 14 reitera su temor y fija su actitud:«... Estoy
seguro de que la presidencia de don Niceto será espinosa y aun peligro-
sa; pero yo no debo hacer nada para estorbarle la elección desde el
puesto en que estoy. La eliminación de don Niceto sería ventajosísima si
con ella pudiéramos conseguir hacer Presidente de la República a
Lerroux liquidando una situación política difícil y que empieza a
preocuparme por ciertos indicios concurrentes...»44. Por último, el 24
refiere un episodio enojoso: Alcalá había concedido una entrevista a
una revista inglesa en la que se declaraba revisionista, afirmaba que las
Cortes no representaban al país y recordaba su dimisión como Presi-
dente del Gobierno Provisional; desde El Sol pedían el parecer de Azaña
sobre la oportunidad de su publicación; éste respondió que no quería ni
podía tomar sobre sí «la responsabilidad de frustrar la elección de don
Niceto y mucho menos no habiendo, como no hay, nada preparado para
sustituirle...»45.

LOS ACUERDOS DE LAS MINORÍAS


El Gobierno y, en su nombre, los Ministros de que se hizo mención
habían ofrecido a Alcalá-Zamora la Presidencia de la República; pero
era necesario que su gestión recibiese el respaldo de los grupos parla-
mentarios que estaban presentes en aquél o le apoyaban46. El asenso se
4)
AZAÑA, Memorias, p p . 214-5.
44
Id. id., p. 229.
45
Id. id., p. 243. El 13, Azaña había sentido ya una cierta inquietud también por otro
episodio periodístico: Rafael SÁNCHEZ GUERRA había comenzado a publicar en Ahora
unos artículos en los que se proponía referir sus impresiones políticas de los últimos
meses, y dedicar uno a explicar la crisis del 14 de octubre: «... Como, según parece,
Sánchez Guerra propaga por ahí la fábula de mi conjura para derribara don Niceto, no
es inverosímil que la repita en este artículo, caso en el cual llegaría a las Cortes y de
nada nos habría servido no haber publicado el mensaje de dimisión de don Niceto...» En
Memorias, p. 229. El temor de Azaña resultó, a la postre, infundado: Sánchez Guerra
comenzó la publicación de sus artículos el 13 de noviembre; se entretuvo en el relato
detallado del proceso que llevó a la República; dejó de publicarlos bastante antes de lle-
gar la crisis mencionada.
46
Joaquín Pt Y ARSUAGA, el último hijo viviente de Pi y Margall, semanas después,
apuntaba, con cierta acritud, que debiera haberse seguido el camino inverso: «... El

147
Joaquín Tomás Villarroya

fue logrando lentamente y quizás con mayores dificultades de las que


reflejó la prensa de la época47.
La minoría progresista a la que pertenecía Alcalá prestó su conformi-
dad de manera inmediata, unánime y entusiasta: «... Todos los Diputa-
dos progresistas —declaró aquél— han expuesto su parecer por el orden
en que estaban sentados con una efusión y una sinceridad para mí
impresionantes e inolvidables y todos han coincidido en un parecer
rotundo y decidido en favor de la presentación de mi candidatura para
la Presidencia de la República...»48. La minoría radical, también en los
primeros días de noviembre dio una nota a la prensa que decía así:
«... Se reunió la minoría radical bajo la presidencia del señor Martínez
Barrio para proseguir sus deliberaciones sobre el proyecto de Constitu-
ción en relación con la Presidencia de la República y acordó por unani-
midad apoyar la candidatura del señor Alcalá-Zamora por eslimar que
es la más conveniente a los altos intereses del país...»49. La minoría radi-
cal-socialista se reunió el 25 de noviembre; estuvo presidida por Bacza
Medina; Eduardo Ortega señaló que, salvando los respetos a Alcalá,
consideraba que el candidato idóneo era Besteiro; Botella Asensi pidió
que se eligiera a Marcelino Domingo; éste declaró que todos los Minis-
tros, personalmente y desligados de compromisos políticos, eran parti-
darios de Alcalá; el resultado dio 34 votos a éste; 4 a Ortega y Gasset; 1 a
Besteiro y 4 abstenciones50. Finalmente, el 2 de diciembre, El Socialista,
en una nota muy sucinta, se limitaba a informar que el grupo parlamen-
tario había acordado votar la candidatura de Alcalá-Zamora51.

Gobierno —escribía— ha ofrecido la Presidencia de la República como cosa propia y


como cosa inequívoca, traía de la elección haciendo el mayor menosprecio de la Cáma-
ra que lo ha de elegir...» En El Mercantil Valenciano de 2 diciembre de 1931 Pi y Arsua-
ga, en la elección presidencial, obtuvo 7 votos.
47
Ai CAL*, pasado el liempo, escribiría: «... Reservé mi decisión que había de exami-
nar mi partido, el progresista, cuya minoría acordó por unanimidad que debía aceptar.
Fue también unánime el acuerdo enlre los diputados radicales, de Acción Republicana y
casi entre los federales... Con sólo cuatro votos adversos hubo casi unanimidad entre los
radicales socialistas. Fue más fuerte y numerosa la oposición aunque vencida por gran
mayoría en el grupo socialista, donde se opuso su ala izquierda. Los otros grupos regio-
nales y derechistas resolvieron también volarme y para ello se reintegraron los vasco-
navarros al Parlamento según me notificaron en visita oficial...» Memorias, p. 204. La
referencia y recuento —según se verá— debe aceptarse con reservas y aun rectifica-
ciones.
4S
Véase ABC. 6 de noviembre de 1931.
4
" Las Provncias, 6 de noviembre de 1931.
50
Véase Ahora, 26 de noviembre de 1931. La portada del periódico decía así: «Ya
cuenta don Niceto con los votos del partido radical-socialista para la Presidencia de la
República».
51
En los días que siguieron al ofrecimiento y aceptación de la candidatura, circula-
ron, al precer, rumores según los cuales Alcalá pretendía que las derechas volviesen a
las Corles y votasen su investidura mediante un acuerdo sobre el tema revisionista.
CASTRILLO salió al paso de aquéllos en una nota que decía así: «Al hablar hoy a mediodía
por teléfono con el señor Alcalá-Zamora para comunicarle los comentarios y las noti-
cias que circulaban, me ha encargado manifieste que no ha hecho ni ha autorizado a
nadie para hacerlas, declaraciones ni ofrecimiento de ninguna clase y que agradece
todo voto espontáneo que su candidatura pueda obtener y creyendo, además, que la

148
La elección de Alcalá-Zamora

Sin embargo, numerosos Diputados republicanos y socialistas


contemplaban con recelo y desconfianza la candidatura de Alcalá y si, a
la postre, prestaron su conformidad, en las reuniones de los respectivos
grupos parlamentarios, fue por las razones y aun las presiones de sus
Ministros en el Gobierno. Los testimonios de aquellos días y de tiempos
posteriores lo acreditan. Azaña, en vísperas de la elección, cojnentando
cierto incidente —que más adelante se examinará— provocado por Alca-
lá, anota: «... Lo de menos es eliminarlo. Casi todos los Diputados le
votan de mala gana. Ha habido grupos como el socialista, en que ha
tenido cincuenta votos a favor y treinta en contra...»52. Marcelino Domin-
go, en 1934, escribía: «... El 10 de diciembre fue elegido el Presidente de
la República. ¿Por qué no decirlo? En algunos miembros de algunas
minorías encontraba resistencia el nombre de Alcalá-Zamora. Por la
posición que había adoptado en el Parlamento respecto al problema
religioso, quienes en este problema tenían una actitud íntima o pública
de toda intransigencia, lo consideraban un peligro. Fue preciso reunir a
estas minorías. Convencerles. El acuerdo, después de la discusión, fue
adoptado en esas minorías casi por unanimidad...»53. Martínez Barrio,
con perspectiva más distante, recuerda: «... A mediados de noviembre,
don Niceto Alcalá-Zamora era el candidato de los partidos gobernantes
para la Presidencia de la República. Habíamos llegado a este acuerdo
no sin ciertas resistencias. Estaban frescas las palabras irritadas del que
había sido Jefe del Gobierno Provisional contra sus antiguos compañe-
ros y en la memoria de todos sus anatemas contra la Constitución.
¿Surgirían dificultades más adelante?...»54. Finalmente, Vidarte, también
con perspectiva histórica, apunta que los Ministros, en la reunión de
Lhardy, se habrían comprometido, en el supuesto de que Alcalá acepta-
se, a apoyar por todos los medios su candidatura: «... El primer Presi-
dente de la Segunda República —escribe— iba a ser elegido por muchí-
simos votos, para lograr los cuales, los Ministros, sin que yo conozca
ninguna excepción, habían apelado a coaccionar a sus respectivas
minorías...»55.
El testimonio de Vidarte es especialmente ilustrativo y revelador
cuando refiere lo sucedido en la reunión de la minoría socialista dedica-
da al tema: habría sido «la más dramática de todos los tiempos...». El
Diputado por Jaén, Piqueras, hizo «un retrato escalofriante del caciquis-
mo de don Niceto y de la esclavitud a que sus amigos sometían a los
campesinos de Priego y comarcas limítrofes de Jaén...». Piqueras había
clamado, llorado y terminado diciendo que si se elegía Presidente a
Alcalá «serían muchos los diputados socialistas que morirían en la hor-
ca...». La advertencia de este Diputado, reforzada con la intervención de

autoridad presidencial conviene recogerla de distintos significados cree reprobable y


vedado cosecharla mediante pactos con nadie...» El texto de la nota, en Ahora, 10 de
noviembre de 1931.
52
AZAÑA, Memorias, p. 256.
33
Marcelino DOMINGO, op. cil., p. 149.
54
MARTÍNEZ BARRIO, Memorias, p. 90.
" VIDARTE, IMS Cortes, p. 241.

149
Joaquín Tomás Villarroya

otros, motivaron una votación adversa, siendo rechazada la candiatura


de Alcalá por la casi totalidad de los Diputados socialistas. El doctor
Pascua propuso, entonces, que el Presidente fuese un socialista; Sapiña
concreto la proposición en el nombre de Fernando de los Ríos. Final-
mente, intervino Prieto:«... en nombre de los ministros socialistas mani-
festó que el acuerdo adoptado por Caballero, De los Ríos y él de elegir
presidente a Alcalá-Zamora suponía un compromiso de honor para
ellos; que la minoría podía resolver lo que considerase oportuno, pero
si no votaba la candidatura de don Niceto, a ellos no les quedaba más
remedio que dimitir...». Tal declaración produjo la lógica impresión en
los reunidos. La proposición de Pascua fue desechada por 20 votos a
favor y 60 en contra; pero nadie votó la candidatura de Alcalá. La sesión
se suspendió; al día siguiente, volvió a tratarse el tema; mientras, los
ministros socialistas habían insistido en su propósito de dimitir si no se
votaba la candidatura de aquél: «Esta coacción —concluye Vidarte—
indigna de quienes nos la impusieron y de quienes la toleramos, obtuvo
de ciento quince diputados que componíamos la minoría, unos treinta
votos a favor de don Niceto y todos los demás abstenidos...»56.
En suma: los textos transcritos ofrecen ciertas divergencias en deta-
lles y números; pero coinciden en que la candidatura de Alcalá suscita-
ba reparos y que la casi unanimidad de votos que éste consiguió en la
elección estuvo tarada por reservas y presiones.

EL PROCESO AL REY
La intervención de Alcalá en la sesión dedicada al proceso del Rey
contribuyó, en buena medida, a afirmar su candidatura a la Presidencia.
Alcalá referiría, después, que asistía a la sesión como espectador, sin
ánimo de participar en la discusión; pero le habrían forzado a hacerlo
las intervenciones de dos Diputados: «... Quisieron con envenenada
intención —escribe— aprovecharse de tal presencia y para envolverme
en discusión viva y poner un obstáculo a mi candidatura, ya única, para
la Presidencia de la República, dos Diputados: el solo comunista que
había, Balbotín, y del otro extremo Gil Robles, que por concurrir a tal
sesión había interrumpido el torpe y funesto retraimiento del debate
constitucional...» Los dos parlamentarios adversarios le habían atacado
por motivos opuestos: el primero, «por excesiva piedad hacia la familia
destronada»; el segundo, «por haber dirigido la revolución...»57. El relato
requiere matizaciones y comentarios.
El primer orador que aludió directa e inevitablemente a Alcalá fue
Romanones: en un determinado momento, recordó la entrevista que los
dos habían mantenido para la transmisión de poderes y que aquél había

56
Todo en VIDARTE, Las Cortes, pp. 240 y ss. Sobre el caciquismo que Piqueras
habría denunciado, FERNÁNDEZ FLÓREZ publicó, en aquellos días, un agudo e ingenioso
artículo, «Cabezas y gargantas», recogido por CORTÉS CAVANILLAS en Acta de acusación.
57
ALCALÁ-ZAMORA, Memorias, pp. 179-80.

150
La elección de Alcalá-Zamora

exigido la inmediata partida del Rey: «... Esta fue la condición absoluta
—añadió— que puso el señor Alcalá-Zamora y con ello prestó un gran
servicio a España y a la República. Si el señor Alcalá-Zamora hubiera
creído que sobre el ex Rey pesaban esas responsabilidades de que le
acusa la Comisión se hubiera negado, en absoluto, a que el entonces
Rey saliera de España. Y el ex Rey salió con todos los honores... Si el ex
Rey hubiera sido entonces condenado a muerte os aseguro que la Repú-
blica no hubiera venido sin sangre...»58. Las consideraciones de Roma-
nones resultaban laudatorias para la prudencia de Alcalá y, desde luego,
no parecían destinadas a malograr su candidatura; pero, en cambio,
eran suficientes para justificar la intervención de aquél: «... Desde el pri-
mer momento —dijo— en que el señor Conde de Romanones... me
aludiera formé el propósito de contestarle...»59. De este modo adoptó la
decisión de intervenir en ese momento inicial, sin necesidad de esperar
los discursos de Balbotín y de Gil Robles.
La intervención del primero fue muy breve; no contenía una acusa-
ción individualizada contra Alcalá, sino contra todos los miembros del
Gobierno Provisional, al que reprochó haber consentido, preparado y
facilitado la salida de don Alfonso de Borbón; todos los ministros
podían sentirse igualmente aludidos60. En todo caso, si la intención era
perjudicar la candidatura, el resultado fue precisamente el contrario, ya
que permitió a Alcalá —sin conceder a Balbotín la gracia de ser mencio-
nado— reivindicar en términos muy atinados la responsabilidad de
haber contribuido a la llegada pacífica de la República. Por su parte, Gil
Robles, además de otros argumentos que aquí no interesan, prolongó el
expuesto por Romanones señalando que el pueblo español, el 14 de
abril, no había querido imponer al Rey otra pena que la del destrona-
miento. «... Y si el pueblo —concluía— no lo hizo, la más alta representa-
ción entonces de la República lo sancionó...»: a la hora en que don
Alfonso abandonaba la capital del que había sido su reino, ya existía un
Gobierno Provisional de la República que había autorizado su salida y
había puesto a su disposición los medios para ausentarse61. Alcalá, en su
discurso, al contestar a Gil Robles se expresó en términos que no pare-
cían denunciar la envenado intención que, tiempo después, le atribuiría:
«... Yo vería con el mayor gusto —le dijo— que hubiera venido aquí Su
Señoría a cumplir sus deberes trabajando, como trabajamos nosotros,
por reformar la Constitución antes de tener que pedir su revisión fuera;
pero Su Señoría ha preferido venir a crear dificultades con unos subter-
fugios...»62. Esta última expresión no se refería a posibles asechanzas
contra la candidatura; sino a argumentaciones propuestas por Gil
Robles en orden a la inviolabilidad del Rey en el ejercicio de sus fun-
ciones.

s
» DSCC, 19 de noviembre de 1931, pp. 2505 y ss.
59
Id. id., p. 2527.
60
Id. id., p. 2525.
61
Id. id., pp. 2521 y ss.
« DSCC, id., p. 2527.

151
Joaquín Tomás Villarroya

Alcalá intervino en la discusión contra el parecer de muchos parla-


mentarios republicanos que temían —al margen de alusiones o de posi-
bles intenciones— daño para su candidatura. Azaña, en este punto,
anotó: «Cuando Alcalá-Zamora se levantó a hablar, muchos Diputados
le instaban para que no lo hiciese. Le instaban, o por menospreciar a
Balbotín, o por evitar que el relato de don Niceto provocase contra él
una reacción de las Cortes...»63. Por su parte, Alcalá confirma que los
republicanos no querían dejarle hablar:«... Besteiro —añade— aparentó
no oír mis peticiones de palabra: con amistosa indignación me miraban
para que callase Maura desde su escaño rojo y Largo desde el banco
azul... Me mantuve en mi decisión de hablar sin rehuir riesgo ni respon-
sabilidades...»64.
En efecto, Alcalá reivindicó para sí toda responsabilidad: en la pro-
clamación pacífica de la República; en el alejamiento del Rey sin castigo
ni venganza; en que el Gobierno no dificultase su marcha ni alentase la
ira popular; en el propósito, si hubiera sido menester, de permanecer
junto al príncipe enfermo y al resto de la familia real: «... Si hay que
pedir una responsabilidad por que la República no se ensañó con una
tragedia —dijo— aquí está el culpable que no niega su culpa ni rehuye la
sanción...»65. De manera inmediata, Azaña, como Presidente del Gobier-
no Provisional, cerró el debate y con sus palabras aumentó el aplauso y
homenaje que ya la Cámara había dispensado a aquél: «... El Gobierno
—declaró— no habría tenido nada que añadir después del maravilloso
discurso del señor Alcalá-Zamora si unas palabras suyas, muy abnega-
das, como es costumbre en el propio señor Alcalá-Zamora, no me obli-
gasen y obligasen al Gobierno a manifestar su terminante solidaridad
con su antiguo presidente...» El Comité revolucionario, primero, y des-
pués, el Gobierno Provisional habían querido, en todo momento, que la
gloria de la República no quedase mancillada de sangre venida inútil-
mente: «De esto —concluyó— no podemos arrepentimos nosotros; todo
lo contrario; y es justo reconocer, señor Alcalá-Zamora, que cuando Su
Señoría recababa para sí una responsabilidad, nos arrebataba un honor
y una gloria de las que queremos ser partícipes...»66.
La interveneción de Alcalá se inspiró, seguramente, en un sentido del
deber; resultaba virtualmcnte obligada por alusiones directas o indirec-
tas; pero —quizás sin proponérselo— fue también una prueba brillante-
mente separada, aun con el lastre de su retórica, en el camino a la Presi-
dencia. Pasados los años, el propio Alcalá recordaría: «... El éxito de
aquella improvisación al servicio del deber obtuvo de unas Cortes con
sentimiento generoso, aplauso sin ejemplo, sin precedentes...»67. Y en los
días del discurso, Azaña anotó una observación que tiene aquí muy
directo interés: «... Le hicieron una ovación clamorosa en que había ya
una antevotación para la Presidencia...»68.
65
AZANIA, Memorias, p. 279.
M
ALCALÁ-ZAMORA, Memorias, pp. 179-80.
M
DSCC, 19 de noviembre de 1931. pp. 2505 y ss.
"* Id. id.
M
ALCALÁ-ZAMORA, Memorias, pp. 171-180.
** AZAKIA, Memorias, p. 239.

152
La elección de Alcalá-Zamora

DOS INTENTOS DE MEDIATIZACION


Cuando la candidatura de Alcalá-Zamora parecía definitivamente
consolidada se produjeron dos intentos de mediatizar y aun coaccionar
la actuación del futuro Presidente.
1. El primero se exteriorizó en unas declaraciones de Largo Caba-
llero al periódico Ahora del 23 de noviembre singularmente graves por
su contenido y por su tono y aun extrañas, por cuanto su destinatario no
era un candidato indeterminado, sino uno preciso que, además, en
aquella época estaba ligado por una cordial amistad al dirigente socia-
lista. Largo Caballero comenzaba advirtiendo que el Gobierno debía lle-
var a las Cortes todas las leyes complementarias de la Constitución para
garantizar «la instauración definitiva del régimen traído por el movi-
miento revolucionario de abril...». Luego precisaba que los socialistas no
tenían ninguna apetencia en ocupar la cabecera del banco azul ni opo-
nían vetos a un Gobierno de coalición; pero, de inmediato, formulaba la
amenaza: «... Ahora bien —advertía—, en el caso de que una fracción
republicana se quisiese encargar del poder para gobernar con criterio
de partido, disolviendo las Cortes antes que éstas cumplan su mandato,
nos consideraríamos relevados de nuestros compromisos... Este intento
sólo sería la señal para que el Partido Socialista y la Unión General de
Trabajadores lo considerasen como una provocación y se lanzasen
incluso a un nuevo movimiento revolucionario. No acepto tal posibili-
dad, que sería un reto al partido socialista y que nos obligaría a i r a una
guerra civil... No hemos hecho más que comenzar la revolución y hay
que continuarla...» De este modo, un miembro del Gobierno Provisional
amenazaba con la guerra civil y, como prólogo, con la huelga revolucio-
naria, si la crisis que, lógicamente, se plantearía poco después, al ser
elegido el Presidente de la República, no se resolvía de la manera que él
juzgaba necesaria y si las Cortes no prolongaban su duración y función
legislativa en la medida que a él le parecía obligada69.
Las declaraciones produjeron la natural conmoción70. La Constitu-
ción dibujaba las facultades del Presidente de la República que debía
ejercerlas libremente dentro de los límites que aquélla establecía. Era
lícito opinar, proponer, sugerir; pero tejer de antemano una red de
amenazas en torno a tales facultades equivalía a desacatar y aun inutili-
zar el texto fundamental que se estaba elaborando. En este sentido,
Lerroux, días después, replicó con unas palabras medidas y atinadas:
«... Consideraría una insensatez, una falta de respeto y amor a la Repú-
blica —decía— coaccionar, no ya con amenazas, pero ni siquiera con
advertencias la iniciativa del primer Presidente de la República. Dirigir-
se en este o aquel tono al Jefe del Estado, aún no nombrado, para coac-
69
Véase el comentario intencionado, pero atendible, del ABC, 24 de noviembre, que
lleva por título «La próxima crisis y las declaraciones de un Ministro».
70
Tan fue así que LARGO CABALLERO, en el Ahora del 25 de noviembre, relativizó el
valor de las expresiones más violentas contenidas en las mismas.

153
Joaquín Tomás Villarroya

cionarle en sus funciones o mediatizar o simplemente prevenir el ejerci-


cio de su primer acto constitucional, esto es, la designación del Ministe-
rio en el momento, sobre todo, en que el panorama social del país sufre
una reacción anarquizante, me parecería una deslealtad, un atentado a
las instituciones y a la Patria...»71.
En el fondo de las declaraciones y de la réplica se dibujaba la progre-
siva incompatibilidad entre socialistas y radicales y los distintos crite-
rios que unos y otros mantenían sobre la duración de las Constituyen-
tes. Las de Largo Caballero parecían en todo rechazables; pero —en lo
que aquí más directamente interesa— se habían proyectado sobre los
poderes que correspondían a un Presidente virtualmente elegido inten-
tando mediatizarlos y disminuirlos.
2. El segundo intento se manifestó en una proposición firmada por
numerosos Diputados socialistas y algunos radical-socialistas, el 26 de
noviembre, pidiendo la adición en el texto constitucional de una disposi-
ción transitoria que decía así: «En cumplimiento del decreto de convo-
catoria de las Cortes Constituyentes, éstas no podrán disolverse hasta
que aprueben las leyes complementarias a que hace referencia expresa
la Constitución y las sociales aludidas en dicho Decreto:
Ley Municipal.
Ley Provincial.
Estatuto de Cataluña.
Ordenes Religiosas.
Ley de Imprenta.
Ley Electoral.
Ley Constitutiva del Ejército.
Ley de Asociaciones.
Ley del Divorcio.
Código Penal.
Código Civil.
Ley de Expropiación Forzosa.
Ley de Intervención en las Empresas Privadas.
Ratificación de los Convenios Internacionales pendientes.
Ley de Instrucción Pública.
Ley sobre Responsabilidad Criminal del Presidente de la República.
Cuerpo Consultivo Supremo.
Organización de la Justicia.
Ley del Jurado.
Ley del Tribunal de Garantías Constitucionales.
Ley Agraria.
Ley de Orden Público.
Ley de Contabilidad.
Ley Orgánica de Sanidad»72.

71
El texto, en El Pueblo de 2 de diciembre de 1931.
72
El texto, en El Sol de 27 de noviembre de 1931.

154
La elección de Alcalá-Zamora

La proposición podía justificarse por el deseo y conveniencia de que


las Cones reunidas votasen las leyes complementarias de la Constitu-
ción llevando a ellas el espíritu que inspiraba a ésta; pero su número y
complejidad despertaba la sospecha, lógica y fundada, de que pretendía
prolongar indefinidamente la vida de las Constituyentes y aplazar tam-
bién sine die el derecho de disolución que la Constitución atribuía al
Presidente de la República.
De ahí que entre los mismos partidos representados en el poder
suscitase reacciones distintas. Los radicales, partidarios de la pronta
disolución de las Constituyentes, manifestaron, de manera inmediata,
su oposición. Martínez Barrio, Ministro de Comunicaciones, advirtió
irónicamente que a la lista sólo faltaba un apéndice que dijera así: «Los
Diputados constituyentes podrán transferir el cargo a sus hijos y nie-
tos»73. El Pueblo, en la misma línea y tono, comentaba la proposición en
los términos siguientes: «... Equivale a declarar perpetuas, vitalicias,
eternas las Constituyentes... Años necesitaría solamente para las leyes
municipal y provincial y el Código Civil... Faltan aquí pocas leyes: la de
Caza y Pesca, Aguas, Hipotecaria, Pesas y Medidas o fiel contraste... El
propósito ha hecho reír por lo desatinado. No es sólo antidemocrático
en cuanto en un régimen de instituciones amovibles crea la inamovili-
dad de las Cortes, sino que es desconocer la psicología humana. Basta-
ría que las Cortes duraran años para que se deshicieran en luchas esté-
riles...»74. En cambio, los socialistas, que querían que las Constituyentes
tuviesen una larga duración, defendieron su proposición. El Socialista,
en un artículo editorial del 28 de noviembre, polemizaba con Martínez
Barrio, mantenía la conveniencia de aquélla y rechazaba los reparos
que se le oponían: «... Los Diputados socialistas —escribía— no han
pensado en hacer indisoluble este Parlamento y mucho menos en legar
el acta a sus nietos... Lo que los socialistas queremos es que este Parla-
mento, el primero de la Segunda República española, salido del entu-
siasmo de la revolución, cumpla su función... Las leyes propuestas por
nuestra minoría para que sean confeccionadas por estas Cortes son
todas constitucionales y, sobre todo, convenientes para que la República
pueda funcionar normalmente... ¿Que son muchas? ¿Y qué culpa tene-
mos nosotros de que la República se haya encontrado al país totalmente
desorganizado?...»75.

73
El comentario, en id. id.
74
El Pueblo, 2 de diciembre de 1931.
75
El editorial se titulaba «Los que piden la disolución de las Cortes son enemigos de
la República». La proposición tenía, al parecer, una intención más concreta y ofensiva.
Los escritos de Vidarte han revelado que sus promotores —el principal habría sido
Araquistain —, cuando advinieron que la elección de Alcalá era inminente e inevitable,
trataron de prevenirse contra la pretcnsión revisionista que había manifestado en las
Cortes y que algunos Diputados de su minoría predicaban en actos públicos. Alcalá, en
las Constituyentes, no podría nunca encontrar apoyo suficiente para llevar a cabo aque-
lla pretensión. Por esta razón, era de prever o, al menos de temer, que su primer acto
como Presidente de la República fuera la disolución de las Constituyentes: la proposi-
ción tendía a evitarla o, al menos, a diferirla indefinidamente. Sobre ello, véase VIDARTE,
op. cit., p. 264.

155
Joaquín Tomás Villarroya

Alcalá-Zamora, tan pronto se hizo pública la proposición, manifestó


su contrariedad a algunos de los Ministros del Gobierno subrayando los
límites a que sometía la facultad del Presidente de la República y la
desconfianza personal que para él mismo suponía. El 27, los socialistas,
presionados por sus propios Ministros, desistieron de presentarla76. Al
parecer, se convino que el Gobierno fijaría las leyes complementarias y
que se solicilaría un acuerdo de la Cámara que no figuraría en el texto
constiiucional77. En efecto, el Gobierno, el 1 de diciembre, en Consejo
de Ministros, abordó el tema. Azaña expuso su criterio: la determina-
ción de las leyes complementarias no podía hacerse mediante ley, ya
que ello coartaría al Presidente de la República; no podía ni debía reali-
zarse mediante una resolución de la Cámara, ya que carecería de todo
valor. De otra parte, advirtió que, por motivaciones políticas evidentes,
resultaba inútil vincular la duración de las Constituyentes al tema de
tales leyes: «... Con todas las leyes complementarias y con todos los pro-
gramas de Gobierno, si no se puede gobernar con ellas, no habrá más
remedio que disolverlas...» Finalmente, como solución práctica, pero
discutible, propuso que la determinación de las leyes citadas figurase en
el programa del Ministerio que sustituyese al que, en aquel momento,
estaba en el poder, sometiéndose al voto y confianza de las Cortes78. La
propuesta de Azaña, aceptada por todos los Ministros, se tradujo en una
nota oficiosa en la que se decía: «... respondiendo al compromiso
contraído en la convocatoria de las Cortes actuales, éstas han de procu-
rar que su duración se extienda hasta la aprobación de las leyes consus-
tanciales con la vigencia efectiva y el espíritu de la Constitución... El
número y características de estas leyes corresponde determinarlas al
Gobierno que se constituya... A las Cortes incumbirá aceptarlas en su
integridad, restringirlas o ampliarlas... Estas leyes complementarias
constituirán seguramente, respondiendo a la voluntad de las Cortes,
el programa del primer Gobierno que nombre el Presidente de la Repú-
blica...»79.
En este lugar no procede examinar la trayectoria posterior del tema;
sino sólo reiterar que la proposición socialista mediatizaba, de manera
rigurosa y por tiempo indefinido, el ejercicio de la facultad presidencial
en relación a las Cortes reunidas.

76
Véase Vi DARTE, op. cit., p p . 264-5.
77
Véase el ABC del 28 de noviembre de 1931.
'" El criterio de AZAÍJA, en Memorias, pp. 251-2.
7
" El texto de la nota, en El So!, 2 de diciembre de 1931. Aunque no se refiere al tema
que ahora se aborda, quizás —siguiendo un orden cronológico— convenga recordar en
este lugar que Alcalá pronunció, el 26 de noviembre, una interesante conferencia,
«Repercusión de la Constitución fuera del Derecho Político», en la Academia de Legisla-
ción y Jurisprudencia. Le acompañaron Azaña, Presidente del Gobierno Provisional, y
Beslciro, Presidente de las Constituyentes: sin duda era una deferencia a quien ya era,
virtualmente, Presidente de la República. El texto de la conferencia, en ALCALA-ZAMORA,
Discursos, 1979, pp. 551 y ss. Una referencia a la misma y al ambiente, en AZAÑA, Memo-
rias, p. 247.

156
La elección de Alcalá-Zamora

UN ULTIMO INCIDENTE
Alcalá-Zamora refiere que cuando se le ofreció la Presidencia de la
República, no pudiendo «imponer condiciones ni modificar sustancial-
mente el texto definitivamente trazado», propuso determinadas sugeren-
cias para atenuar sus males y preparar su remedio. Entre ellas, una inte-
resa aquí directamente: la de que por medio de un artículo adicional se
atenuase el rigor del artículo 26 salvando las pensiones del Clero que
hubiese cumplido determinada edad. El rechazo parlamentario de la
propuesta provocó una grave situación que no llegó a adquirir estado
público: Alcalá, molesto por el rechazo y por el modo en que se produjo,
manifestó al Gobierno, en vísperas de la elección presidencial, su
propósito de renunciar a la candidatura. La historia de lo sucedido la
conocemos, principalmente, a través de Azaña y de Martínez Barrio.
Azaña, el día 1 de diciembre, anota que Alcalá venía buscando un
Diputado que presentase la propuesta mencionada, ya que no era con-
veniente ni prudente que la defendiese él mismo. «El proyecto de artícu-
lo —añade— nos lo había dado don Niceto el otro día a varios Ministros,
entre ellos Domingo y Ríos, y todos estimaron que suscitaría mucha
oposición. Ríos declaró que lo estimaba personalmente justo, pero que
su partido difícilmente lo aceptaría...» Azaña comenta que en el Consejo
de Ministros celebrado el mismo día 1, por la mañana, volvió a plantear-
se el tema: «... Todos los Ministros dijeron que era muy peligroso querer
atenuar un artículo de la Constitución y que no debía correrse esta
aventura. Prieto añadió que no era obligatorio hacer la Constitución a
gusto de don Niceto. En ningún partido querían tomar la iniciativa que
don Niceto deseaba. Martínez Barrio decía esta tarde, cuando ocurrían
estas cosas, que los radicales votarían el artículo adicional, pero a con-
dición de que no les dejasen solos frente a todos los grupos políticos...»
De todo ello, resulta que ni el Gobierno ni los partidos que le apoyaban
habían adoptado una decisión clara sobre el tema; y no parece tampoco
que transmitiesen a Alcalá el riesgo del fracaso que advertían80.
El mismo día 1, se presentó en el Congreso una proposición en la
que se pedía que se añadiese a la Constitución un artículo adicional que
decía así: «Una vez suprimido el presupuesto del Clero, una ley especial
regulará el régimen de pensiones que a título de equidad y con carácter
de alimenticias hayan de asignarse a los actuales perceptores, mayores
de cincuenta años, de haberes pagados por aquel presupuesto con
exclusión de los Arzobispos y Obispos.» La proposición la firmaba, en
primer lugar, Cirilo del Río, políticamente muy próximo a Alcalá; la
suscribían también Ossorio y Gallardo, Unamuno y Sánchez Guerra.
Del Río, como primer firmante, la defendió alegando que, cuando la Ley
prevista en el artículo 26 de la Constitución se aplicase en su totalidad,
quedarían «en una situación verdaderamente desventurada los proleta-
rios de la Iglesia, los curas rurales, aquellos hombres que, al amparo de
80
Memorias, pp. 253-4.
157
Joaquín Tomás Villarroya

una situación de realidad y legalidad, consagraron su actividad y su vida al


sustento del Altar... Si nadie puede dejar de respetar los derechos adquiri-
dos, creemos que el Estado debe ser el primero que no debe dejar de guar-
dar este respeto...»81. La proposición fue desechada de inmediato. Azaña
puntualiza que el rechazo.se produjo «con gran ruido»82; Martínez Barrio
confirma que «en medio de una gran gritería...»83. Sin embargo, el Diario de
Sesiones no refleja tal agitación; más aún, de manera inmediata, recoge
una intervención serena de Alcalá sobre un tema relacionado con los resi-
dentes y territorios del Norte de África.
Ahora bien, ya se produjese el rechazo de uno u otro modo, Alcalá
hizo saber enseguida su disgusto a Martínez Barrio y le indicó que
advirtiese a los demás miembros del Gobierno que se sentía engañado,
especialmente por Domingo y De los Ríos —serían los Ministros que le
habrían dado mayores esperanzas — , y que renunciaba a la candidatura
presidencial. Azaña buscó a Alcalá y se lo llevó consigo para hablarle
directamente y sin la presencia de testigos inoportunos. «... En mi des-
pacho —anota— don Niceto se despotrica contra los dos ministros: le
han tratado como un pelele, han faltado a su palabra, no les hablará
jamás... No será candidato, el Gobierno queda en libertad. El ha sacrifi-
cado su posición revisionista, ha dejado de intervenir en los debates y a
cambio de esto se le niega hasta la limosna que representaba el proyecto
de artículo adicional...» La conversación se prolongó largo rato. Azaña
intentó persuadirle apelando a su sentido de la responsabilidad y a la
situación en que dejaba al Gobierno y a la República. «Añado que sea
cual fuese la justicia de su cuestión personal, no puede mezclar con la
cuestión política, ni crear una situación dificilísima a la República aban-
donando su candidatura en vísperas de la elección. Se pone muy pesa-
do. Le hablo unas veces afectuosamente, otras con severidad. Consigo
poco...» Azaña no logró convencerle, ni siquiera suscitar en él un senti-
miento cordial; Alcalá parecía dominado por una terquedad infantil:
«... se marcha hablando a voces, sin quedar en nada, insistiendo en que
el Gobierno ya no tiene ningún compromiso para su elección y que
mañana pedirá la palabra en el primer proyecto de ley que se discuta. Se
va, pues, como quien hace una notificación, pero en la que no se atreve
a decir la última palabra irreparable...»84.
Azaña se reunió con los demás Ministros en el salón destinado a
Consejos en el edificio del Congreso:«... Les doy cuenta —relata— de mi
entrevista y de los lérminos en que ha quedado el asunto... Ríos y
Domingo se maravillan del enfado de don Niceto... Todos convienen en
que está loco y que un hombre así es peligrosísimo porque de Presiden-
te nos creará, de seguro, un conflicto cada día. Se nos plantea el proble-
ma de si conviene llevar adelante su elección, o buscarle sustituto.
Faltan poco más de ocho días para la elección y el caso es dificilísimo.
81
82
DSCC. 1 de diciembre de 1931.
Memorias, p. 254.
8J
MARTÍNEZ BARRIO, op. cit., p. 92.
84
Memorias, p. 255.

158
La elección de Alcalá-Zamora

¿Qué hacer?...»85. Los reunidos repasaron otros nombres posibles para


la Presidencia. El de Lerroux no procedía por cuanto había manifestado
que su propósito era gobernar. El de Cossío ofrecía garantías de austeri-
dad, competencia y autoridad; pero estaba gravemente enfermo, conde-
nado a morir. Los de Unamuno y Ortega fueron descartados sin dema-
siada atención. El de Altamira tenía a su favor su condición liberal y su
independencia de la disciplina de todo partido; pero la elección apre-
miaba y aquél se encontraba en Holanda. En un determinado momento,
se produjo un cierto desconcierto y desaliento: «¿Iría a sucedemos con
la Presidencia de la República —pregunta Martínez Barrio— lo que a los
diputados constituyentes del 69 con la Corona? ¿Tendríamos que buscar
un candidato de puerta en puerta como quien mendiga un servicio
molesto e indecoroso?...»86.
Todos los nombres suscitaban reparos; ninguno satisfacía plenamen-
te a los reunidos. Azaña apuntó que, puesto que la conducta de Alcalá
parecía, a la postre, vacilante y dubitativa, le visitase una Comisión de
Ministros para saber a qué atenerse: para que «sepamos de una vez si
desiste en serio de ser Presidente, y en caso de que no, plantearle clara-
mente su responsabilidad y prevenirle de lo que puede ocurrir cuando
se voten las leyes orgánicas, si por ventura no le gusta alguna...». Des-
pués, se juzgó que, en vez de una Comisión, que podría aumentar los
recelos de Alcalá, volviese a verlo sólo Azaña. El día 2, éste le visitó:
«... Está muy fresco y sereno. Ya se le ha pasado casi todo el arrechucho
de ayer. Y cuando yo le pregunto por sus definitivas intenciones, me res-
ponde: Ustedes están en libertad... Pero aun eso lo dice con la boca
chiquita... Total: queda el asunto en nada...» El Diario de Azaña, en esle
punto, ya no aclara más; en las páginas sucesivas, se da por supuesto
que Alcalá, ya superado el enfado, se prestaba a ser Presidente87. Por su
parte, Martínez Barrio se expresa en los siguientes términos: «La entre-
vista, según la versión que tuvimos luego, se deslizó cordialmente. Don
Niceto no aludió a lo ocurrido el día anterior ni al encargo que me había
hecho. El aire de la noche había cambiado sus propósitos...» Martínez
Barrio apunta una hipótesis un tanto oscura y difícilmente comproba-
ble: «¿El aire de la noche? He llegado a la convicción de que el señor
Alcalá-Zamora desistió de renunciar la candidatura por consejo de
quien ejercía sobre su ánimo definitiva y comprensible autoridad. Las
razones casi teológicas, parecen a la luz de los acontecimientos poste-
riores, bastante claras. Mejor un presidente católico practicante que un
presidente descreído. Del mal de menos. El probabilismo es aconsejable
cuando, transitoriamente, triunfan sobre la voluntad de la Iglesia, la
impiedad y el error...»88.

" Id. íd.


"• MARTÍNEZ BARRIO, op. cit., p. 93.
87
Memorias, p. 256.
118
MARTÍNEZ BARRIO, op. cit., p. 93.

159
Joaquín Tomás Villarroya

ELECCIÓN Y PROMESA
El 9 de diciembre, las Cortes votaron la Constitución. El día 10, Alca-
lá-Zamora fue elegido Presidente de la República.
La elección se llevó a cabo en la forma establecida en la Disposición
transitoria primera de la Constitución, que decía así: «Las actuales Cor-
tes Constituyentes elegirán en votación secreta el primer Presidente de
la República. Para su proclamación deberá obtener la mayoría absoluta
de votos de los Diputados en el ejercicio del cargo. Si ninguno de los
candidatos obtuviere la mayoría absoluta de votos se procederá a nueva
votación y será proclamado el que reúna mayor número de sufragios»89.
Alcalá consiguió 362 votos de los 410 que tomaron parte en el acto90.
Besteiro, en su calidad de Presidente de las Cortes, proclamó Presidente
de la República a don Niceto Alcalá-Zamora. El mismo Besteiro, con los
Vicepresidentes y Secretarios que componían con él la Mesa de las Cor-
tes, se trasladaron al domicilio particular de aquél para darle cuenta del
resultado de la votación y, en nombre del Congreso, notificarle oficial-
mente su designación91.
La prensa republicana de los más diversos matices celebró la eleva-
ción de Alcalá-Zamora a la suprema magistratura de la República. Los
comentarios conjugaban el elogio a la persona, las esperanzas que
despertaba, la significación de la promesa a prestar, la condición consti-
tucional del Presidente de la República. El Liberal advertía que las facul-
tades que la Constitución le atribuía podían condensarse en una que
llamaba de función: «... La promesa que hoy preste —añadía— en el
momento más solemne de esta etapa parlamentaria, le obligará a cum-
plir fielmente esa función que se reduce, en suma, a cuidar de que siem-
pre estén expeditos los caminos que quiera recorrer el pueblo sobera-
no... No hay ni el más remoto peligro de poder personal... El primer Pre-
sidente de la República es un hombre de tanta solvencia moral, que
sobran, en verdad, todas las garantías establecidas por la Constitución
contra el exceso de poder; pero a mayor abundamiento, ahí están esas
garantías por virtud de las cuales no hay más soberanía que la ley vota-
da en las Constituyentes...»92. El Sol, en la misma fecha, escribía: «Don
Nicelo Alcalá-Zamora, desde hoy Presidente de la República, polariza
sobre sí en estos instantes augustos todas las ansias de renovación que
agitaban a España... Desde este momento Su Excelencia don Niceto
Alcalá-Zamora es símbolo vivo de la nueva España. El respeto de los
españoles está con él. Y con el respeto, la esperanza... De su inteligencia,

"" PÉREZ SERRANO, poco tiempo después, señalaba que cuando se aprobó esta Dispo-
sición, su último apartado resultaba innecesario, «pues se sabía que el único candidato
viable era el Excmo. Sr. D. Nicelo Alcalá-Zamora y Torres». La Constitución española,
Madrid, 1932, p. 338.
•"' Los demás votos se distribuyeron así: Besteiro, 2; Cossío, 2; Pi y Arsuaga, 7;
Unamuno, 1; Gobea, I; papeletas en blanco, 35.
"" Breves detalles de la visita, en VIDARTE, IMS Cortes..., p. 283.
1)2
El Liberal, 11 de diciembre de 1931.

160
La elección de Alcalá-Zamora

de su patriotismo, de su corazón, hay que esperar resoluciones felices


en todos los momentos graves que el país le someta a juicio... Sea el
mandato presidencial de S.E. el Presidente Alcalá-Zamora punto de par-
tida, era y anunciación. Por España y por la República...»93. El Pueblo,
siempre el mismo día, anotaba: «... Con unanimidad que asombrará al
mundo entero, la Cámara designó al primer Presidente de la República
española, sin que podamos decir dónde existe el hecho sobresaliente y
privilegiado en mayor grado, si en la conjunción de voluntades para
aclamar a un hombre que ha de encarnar la solidaridad del ideal repu-
blicano o el acierto desde todos los aspectos insuperable por encontrar
a ese hombre que con toda propiedad, prestigio, honor y grandeza ha de
ser la encarnación de la República...»94.
El día 11, una representación del Congreso pasó a recoger en su
domicilio a Alcalá-Zamora. Vidarte anota: «Barnés y yo presidíamos la
Comisión. Todos íbamos de rigurosa etiqueta parlamentaria, según los
antecedentes que obraban en el Congreso, es decir, de frac, corbata
negra de lazo —en lugar de la blanca, usada en sociedad— y chistera. En
fin, éramos la auténtica representación de una República de trabajado-
res...»^. El Gobierno había declarado fiesta nacional. Las tropas, en uni-
forme de gala, cubrían la carrera desde el domicilio particular de Alcalá
hasta el Congreso y desde éste hasta el antiguo Palacio Real. «Decenas
de millares de personas —sigue anotando Vidarte— llenaban las calles
y, frente al Congreso, ventanas, balcones y árboles parecían cuajados de
gente. Las fuerzas allí destacadas le rindieron honores militares y las
bandas interpretaron el Himno de Riego. Acto continuo, el Gobierno en
pleno, que lo había recibido en la escalinata, le acompañó al interior del
Congreso. Besteiro le esperaba sentado tras una mesa en el estrado»96.
Alcalá-Zamora saludó a la Cámara y tomó asiento en un sillón pre-
viamente preparado97. Besteiro anunció que el Presidente electo de la
República se disponía a prestar la promesa que prevenía el artículo 72
de la Constitución. Alcalá recitó la promesa —preparada por el Gobier-

" El Sol, 11 de diciembre de 1931.


94
El Pueblo, 11 de diciembre de 1931. En algunos casos, el elogio podía ser o pare-
cer excesivo. El Mercantil Valenciano, bajo el título «Unas horas augustas», siempre en la
misma fecha, escribía: «... Un Diputado del pueblo, caudillo de la revolución republica-
na, héroe de las jomadas angustiosas, soldado del Derecho, aristócrata de la inteligen-
cia, ejemplar admirable de las más altas virtudes hispánicas, heredero de la austeridad
patética de Costa y Pi, tribuno insigne como Castclar, patricio del espíritu como Az.cára-
te y Giner de los Ríos, paladín de las libertades hispánicas como Nicolás Salmerón: un
gran español en quien se vinculan todas nuestras ejemplaridades, don Niceto Alcalá-
Zamora es exaltado a la más ilustre jerarquía de nuestra democracia y por voluntad
popular, nombrado primer Presidente de la República española... Se otorga un excep-
cional honor a un ciudadano excepcional. Se recompensa una vida de sacrificio, de
ardimiento, de íntegra renunciación. Se aureola para siempre con fulgores de inmortali-
dad una frente batida por los vientos de la persecución y del infortunio, ungida de
heroísmo y deberes...»
" VIDARTE, Las Cortes, p. 283.
96
V I D A R T E . Las Cortes, p . 284.
97
El ceremonial previsto para el acto y su desarrollo aparecen recogidos en DSCC,
15 de diciembre de 1931.

161
Joaquín Tomás Villarroya

no98— en los términos siguientes: «Prometo solemnemente por mi


honor ante las Cortes Constituyentes como órgano de la soberanía
nacional servir fielmente a la República, guardar y hacer cumplir la
Constitución, observar las leyes y consagrar mi actividad de Jefe del
Estado al servicio de la justicia y de España.» El Presidente de las Cortes
respondió: «Si así lo hicieseis, la Nación os lo premie y si no os lo
demande»99. De manera inmediata se dio lectura al Decreto del Gobier-
no concediendo el Collar de la Orden de Isabel la Católica al Presidente
de la República, que le fue impuesto por Lerroux, en su condición de
Ministro de Estado100.
Quizás convenga, en este lugar, abrir un paréntesis para comentar
diversos puntos que se refieren al momento de la promesa. El artículo
56 del Anteproyecto de Constitución elaborado por la Comisión Jurídica
Asesora permitía al Presidente escoger entre el juramento y la promesa;
pero el 72 de la Constitución, en consonancia con su carácter laico, le
imponía esta última. Alcalá quiso reforzar su compromiso con el víncu-
lo de sus creencias: «... no pudiendo elegir —escribió más tarde— entre
lo que propuso la Comisión Jurídica Asesora, entre el juramento y la
promesa como garantía moral de mi conducta, al prestar solemnemente
la segunda, añadí, en el interior de mi conciencia, calladamente, pero
con mayor eficacia, la otra forma de obligarme... Mi mano se tendió
invisiblemente en la sesión del 11 de diciembre a unos Evangelios que
no estaban sobre la mesa y mis ojos miraron a un Cristo que de allí
había sido retirado hacía tiempo...»101. Tal confesión sugiere, al menos,
dos consideraciones. La primera se refiere a la adición callada del jura-
mento, de su contenido y del testigo invisible:«... ¿Qué juró mentalmen-
te — pregunta Vidarte— ante estos supuestos Evangelios? ¿Acabar con la
Constitución y con la República? Respecto al Cristo a que alude, no lo vi
nunca. Seguramente fue quitado del hemiciclo en la época de algún
gobierno liberal de la Monarquía. ¿Moret, Montero, Ríos, Canalejas,
Romanones?...»102. La segunda se refiere a la contradicción —reiterada-
98
La fórmula y su recitación tiene una breve y curiosa historia que relata AZAJSÍA, en
sus anotaciones, el 11 de diciembre:«... Hasta anoche —escribe— estuvimos redactando
fórmulas, comparándolas y ninguna parecía bien. Se le envió a Besteiro la que podía ser
definitiva y aún hizo alguna objeción, reservándose para modificarla hoy, de acuerdo
con el Gobierno. Pero hoy, cuando llegamos al Congreso, ya no era ocasión de hablar
de ello. El caso es que nadie se había ocupado de dar a conocer a don Niceto la fórmula
acordada. Y al recibir en el estrado el papelito con la fórmula, no sabía el texto y se
dispuso a descifrarlo con sus ojos de miope, delante de la expectación general. Pasó
medio minuto que empezaba a hacérseme eterno y don Niceto no concluía de leer el
papel. Por fin, se acercó a la Mesa el Presidente y recitó la fórmula que se le había
quedado en la memoria con una sola lectura...» Memorias, pp. 267-8.
w
PÉREZ SERRANO, poco después, comentaría: «... Acaso hubiera resultado más ade-
cuado una fórmula sobria; y también hubiera sido preferible el requerimiento por el
Presidente de las Cortes y la respuesta por el Jefe del Estado. En cambio, la parte impre-
catoria final pudo muy bien suprimirse...» La Constitución, pp. 252-3.
100
Tal vez este dato es que lleva equivocadamente a Martínez Barrio a atribuir a
Lerroux el encargo de tomar la promesa. Véase Memorias, p. 94.
101
ALCALÁ-ZAMORA, ¡JOS defectos, pp. 30-1.
102
VIDARTE, Las Cortes, p. 285.

162
La elección de Alcalá-Zamora

mente apuntada— que suponía asumir, con la Presidencia de la Repú-


blica, el compromiso de guardar y hacer guardar una Constitución con
la que estaba en radical desacuerdo y cuya revisión había sido uno de
los primeros en predicar. Alcalá, en 1936, trató de explicar aquella con-
tradicción real o aparente en los términos siguientes: «... La Constitu-
ción contenía yerros y defectos sólo subsanables mediante una reforma
limitada, pero a fondo. Lo previ desde el primer momento; acepté, no
obstante, la Presidencia con el propósito de evitar, si fuese posible, esa
reforma que veía inminente...»103.
En todo caso, cerrado ya el paréntesis, procede concluir también la
trayectoria seguida por el Presidente y su séquito que, después de la
promesa, se dirigieron al Palacio de Oriente, ya convertido en Palacio
Nacional. «... Hemos presenciado —anota Azaña— el desfile desde el
balcón principal de Palacio. Una muchedumbre inmensa en la Plaza de
Oriente. Oleadas de gente, que me han hecho temer una catástrofe. El
desfile muy lento a causa de la multitud que cortaba el paso. Se ha echa-
do la noche encima y aún quedaban muchos soldados por pasar. La
Guardia Civil ha sido aplaudida. También la han silbado, pero mucho
menos que el día de la apertura de Cortes; los que aplaudían eran casi
todos. De noche ha pasado la Guardia Civil y las fuerzas de Marruecos.
Muy bonila cosa. Lo morisco, reinjertado en la vida española, trae sabo-
res antiguos...»104. Martínez Barrio, ya en el recuerdo, confirma y, de
algún modo, completa el relato: «... Alcalá-Zamora, ocupando el balcón
central de Palacio, presenció el desfile de las fuerzas militares. Estuvie-
ron representados todos los Cuerpos y Armas del Ejército. La marciali-
dad de la infantería hacía parejas con los bizarros escuadrones de caba-
llería y artillería. Cerró la formación un tambor moro, soberbia nota de
color y de disciplina... La España militar había cumplido su acatamiento
a la República; lo hacía también la España oficial, por medio de sus más
altas y autorizadas representaciones, y lo gritaba, contenta y alegre, la
España popular...»105.
La Presidencia de Alcalá-Zamora había comenzado.

103
ALCALÁ-ZAMORA, LOS defectos, p. 67.
104
AZAÑA, Memorias, p. 286.
105
MARTÍNEZ BARRIO, Memorias, p. 94.

163
II. DEBATE SOBRE BIOTECNOLOGÍA,
POLÍTICA Y SOCIEDAD*

Celebrado el 1 I de abril de 1988.


ORÍGENES Y BASES DE LA REVOLUCIÓN
BIOTECNOLOGICA

María Dolores Ochando González


Profesora de Genética
Universidad Complutense de Madrid

INTRODUCCIÓN
Para introducirnos en el tema que nos ocupa, la Biotecnología, con-
cepto hoy revolucionario y casi mágico, pero también y sobre todo con-
cepto que suscita los más variados y contradictorios sentimientos,
desearía empezar con una breve introducción histórico-conceptual.
Querría pasar después a ofrecer una panorámica global del estado
actual de la cuestión, y detenerme en los casos concretos que más inte-
rés, polémica o perspectivas de futuro ofrecen.
No es mi propósito hacer una incursión superficial en el mundo de
la ciencia-ficción, aunque quizás a nuestros mismos padres seguramen-
te les parecería de ciencia-ficción las realidades de hoy, los logros hoy
conseguidos. Sí me gustaría, sin embargo, plantear tentativamente cuá-
les son las perspectivas de futuro. Tampoco es el propósito de esta con-
ferencia abordar las consideraciones ético-sociales que estas nuevas
tecnologías biológicas despiertan. Ese objetivo habrán de cubrirlo los
otros dos conferenciantes, y generarán, sin duda, cierta polémica para
la discusión posterior. Ese es, en definitiva, el interés último de esta reu-
nión. Mi papel, por tanto, es meramente introductorio, pero necesario,
ya que una reflexión moral, ética, social en una palabra, carecería de
rigor si se planteara aisladamente del sustrato material científico que la
origina.
Desde 1976, en que se presentan en distintos países los primeros
informes sobre biotecnologías realizados bien por grupos de investiga-
dores o por relevantes instituciones, con el fin de reclamar la atención o
estimular y orientar las investigaciones, así como analizar sus posibles
consecuencias y aplicabilidad, se ha puesto de manifiesto la dificultad
de una definición operativa de este campo científico. Algo que en todo
caso es necesario internacionalmente, tanto por razones científicas
como por implicaciones económico-industriales, legales, etcétera. El
informe de la OCDE de 1982 (Biotecnología. Perspectivas y Tendencias
Revista del Centro de Estudios Constitucionales i f.-j
Núm. 4. Septiembre-diciembre 1989
M." Dolores Ochando González

Internacionales) plantea la distinción entre la biotecnología misma y las


actividades en que ésta incide o puede incidir. Según la opinión que los
expertos manifiestan en este informe, la Biotecnología no es una indus-
tria (aunque uno de sus puntos más importantes sea la aplicación
industrial), sino una actividad científica. Se advierte también en el infor-
me del peligro de una definición restrictiva. A menudo, y sobre todo en
el mundo impreso de la divulgación, se ha reducido la Biotecnología a
la Ingeniería Genética Molecular. El mencionado informe propone la
siguiente definición de Biotecnología:

«la aplicación de principios científicos y de ingeniería al procesa-


miento de materiales por medio de agentes biológicos, con el fin
de obtener bienes y servicios».
Los «materiales» incluyen tanto los de origen orgánico como inorgánico.
Los «agentes biológicos» son, fundamentalmente, microorganismos y
células —vegetales, animales, humanas — . Los «principios científicos» se
nutren de muy diversas ramas de las Ciencias Biológicas (bioquímica,
microbiología, genética, fundamentalmente), química e ingeniería
química.
En este mismo año —1982 — , el libro publicado por la Office of Tech-
nology Assessment, de EE.UU. (Geneíic Technology: A new frontier), defi-
ne Biotecnología como «el uso de organismos vivientes o sus compo-
nentes en procesos industriales».
Pero vamos a ser heteredoxos en aras del interés que hoy nos reúne.
Vamos a considerar fundamentalmente la «manipulación genética»,
lejos de su sentido peyorativo, como modificación y/o construcción de
genomios (información hereditaria completa de una especie u organis-
mo) y/o genes (unidades hereditarias que «informan» de los atributos
biológicos propios de la especie), porque en ello se centra el mayor inte-
rés, el mayor desarrollo y crecimiento, y la mayor polémica ético-social.
Es la manipulación de la vida misma, es creerse dioses. Es sabido, ade-
más, que todo intento de actuar como dioses ha sido considerado histó-
rico-mitológicamente como causa de castigo y destrucción. Y ya las
voces se han levantado, recordemos el primer pecado de soberbia,
recordemos al ángel caído.
Sin embargo, antes de cualquier posible «manipulación», se necesita
el «conocimiento». Procedamos a describir la evolución de ese conoci-
miento.

HISTORIA
Podríamos decir que ya los habitantes de lo que hoy llamamos
Oriente Próximo, en la Edad de Piedra, fueron los primeros en practicar
la «manipulación genética». Se sabe, por la información fósil de que
disponemos, que realizaban la cría selectiva de animales domésticos y
plantas cultivadas. Elegían para reproducir sus animales y cosechas,

168
Orígenes y bases de la revolución biolecnológica

aquellos individuos —plantas o animales— que presentaban las mejores


características deseadas. Por supuesto, en un proceso meramente intui-
tivo, del que hoy conocemos además su base científica incluso a nivel
molecular. Durante muchos siglos, esta aproximación ha sido puramen-
te intuitiva pero ciertamente eficaz.
Pero la utilización «tecnológica» de seres vivos más antigua se debe a
los babilonios, de los que sabemos que seis mil años antes de Cristo
fabricaban cerveza por fermentación microbiana. Tres mil años a. de C,
los súmenos eran capaces de fabricar casi 20 tipos de cerveza, y los
egipcios fermentaban pan. O sea, miles de años antes de que se «descu-
briera» la existencia de microorganismos —en el siglo XVII, por A. von
Leuwenhoek—, éstos eran utilizados ya por el hombre.
Concretémonos más, siquiera sea en una breve historia de las ideas
hereditarias y del nacimiento y desarrollo de la Genética.
La primera teoría conocida sobre la herencia la debemos a Hipócra-
tes (siglo V a. de C), que habla de pequeños elementos representativos
de todas las partes del cuerpo paterno concentrados en el semen. Aristó-
teles (384-322 a. de C.) presenta una visión filosófica, pero interesante,
penetrante, del tema: dentro de su conocida teoría sobre la potencia de
lo que algo es capaz de llegar a ser, dice que el semen aporta un «plan»
según el cual se «modelará» la sangre informe de la madre. La sustancia
la proporciona la madre, la información, el padre.
Pero durante más de veinte siglos después, se olvidan estas ideas y se
acepta la generación espontánea como dogma.
Se ha de esperar hasta el siglo xvm, cuando ya se conoce la existen-
cia de las células sexuales, para la aparición de una idea realmente sim-
ple en torno a la herencia: el preformacionismo. Según éste, el proceso
de desarrollo es un simple desplegarse de un diminuto «homúnculo», tal
como sucede con las conocidas muñecas rusas.
Y en íntima relación con las revolucionarias ideas evolutivas del siglo
XIX, surge otra noción igualmente errónea respecto a la herencia (parti-
dario de la cual fue Darwin, y su peso se dejó sentir en la fuerza explica-
tiva de sus ideas): la pangénesis. Según la cual pequeñas copias de par-
tes del cuerpo —gémulas— circulan por el cuerpo, y en determinado
momento se concentran en los órganos reproductores.
Así, mientras, por un lado, los científicos de la época se preocupan
de la evolución y de sus implicaciones —una auténtica revolución social
en aquel momento — , por otro lado se avanzaba en los conocimientos
citológicos con la ayuda de los recientes avances en el mundo de la
microscopia. K. von Naegeli (1843) observa en células vegetales la pre-
sencia de «cromosomas» (chroma, del griego tinte), en forma de baston-
cillos. Se empieza a conocer con detalle los números cromosómicos
típicos para todos los miembros de una especie, y los procesos de divi-
sión celular; la mitosis que origina dos células hijas idénticas a la célula
madre originaria, y gracias a la cual, a partir de una sola célula produci-
da en la fecundación, se originan millones de ellas constituyentes de un
organismo adulto, todas ellas conteniendo la información genética ori-
ginaria; y la meiosis, proceso que da lugar a las células gaméticas, con

169
M." Dolores Ochando González

la mitad de contenido en material hereditario —pero con toda la infor-


mación—, y a través de la unión de dos de ellas, fecundación, se restitui-
rá la cantidad típica —y duplicada— de la especie.
Roux y Weissman, a finales del siglo XIX, consideran improbable que
esos elaborados procesos citológicos no tengan una buena razón de ser,
y sospechan que los cromosomas constituyen el material hereditario.
Es también en esta época —1865— cuando Miescher descubre una
sustancia en núcleos celulares, la «nucleína», una sustancia rica en fós-
foro, y cuatro años después informa que ha encontrado nucleína en
riñones, hígado, testículos, «células sanguíneas rojas» y levadura.
Mientras todo esto sucedía en el mundo científico, un «oscuro» mon-
je agustino realizaba en un convento de Moravia sus experiencias con
guisantes, y publicados en 1865, sin ningún éxito de público, sus resulta-
dos sobre las leyes que regían la transmisión hereditaria, y la demostra-
ción de que dicha transmisión se realizaba por unidades discretas.
Y con esta clara separación entre los estudiosos de las leyes que
rigen la transmisión hereditaria y aquellos que buscan su soporte físico-
químico entramos ya en nuestro siglo, en el que se produce el nacimien-
to de esta ciencia que hoy, en plena «juventud», menos de un siglo des-
pués de su nacimiento, constituye la parte fundamental de lo que
muchos han designado como una revolución más importante que la que
aportó la Física o que la revolución industrial.
La Genética, nombre propuesto por Bateson en 1905, del griego
«engendran>, «generar», se considera que nace como tal (ciencia de la
herencia) con el redescubrimiento de las leyes de Mendel en 1900.
Así, las cuatro primeras décadas del siglo XX contemplan el desarro-
llo de la investigación genética dedicada fundamentalmente a conocer
en profundidad cómo se produce la transmisión de los caracteres bioló-
gicos; supone también la culminación de toda una época y de una socie-
dad científica preparada para aceptar estos nuevos conocimientos.
Se establece la relación entre los factores mendelianos y su compor-
tamiento y el de los cromosomas en los procesos de divisiones celu-
lares.
Pero todavía en 1950, Müller escribe: «... el verdadero núcleo de la
teoría genética permanece aún en un desconocimiento absoluto...».
Los años cuarenta y cincuenta representan una nueva era en la que
se inicia la «prehistoria» de la revolución biotccnológica que tendrá
lugar en los setenta. Es la época de la Biología Molecular, concepto
acuñado por Astbury para designar esta parte de la Genética que trataba
de encontrar, de conocer, el soporte molecular de la herencia. Numero-
sos científicos, con distinta formación, se interesaban por este nuevo
campo.
Se sabía que en el núcleo celular había proteínas y nucleína; se cono-
cía bastante más sobre la estructura proteica que sobre la nucleína; se
sabía que las proteínas eran moléculas grandes que estaban constitui-
das por unas 20 unidades distintas, los aminoácidos. Sin embargo, la
nucleína (hoy ácido desoxiribonucleico) estaba compuesta por fosfato,
azúcar y sólo cuatro unidades diferentes, las bases nucleotídicas (ácido
170
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

desoxiribonucleico, ADN: adenina, A, timina, T, guanina, G, y citosina, C,


más desoxiribosa; o ácido ribonucleico, ARN: adenina, A, uracilo, U,
guanina, G, y citosina, C, más ribosa). No es de extrañar, pues, que los
candidatos más idóneos como soporte de la herencia fuesen las
proteínas y no los ácidos nucleicos.
Avanzados los años treinta se creía que el ADN era un tetranucleóti-
do constituido por los cuatro nucleótidos distintos que se pueden obte-
ner de las cuatro diferentes bases. Un nucleótido está formado por una
base, un azúcar —ribosa o desoxiribosa— y fósforo.
A principios de los cuarenta, sabiendo que el peso molecular del áci-
do nucleico era superior, se pensó que éste constituía un tetrámero,
pero repetido, un polímero, la repetición del tetranucleótido equimolar
para las cuatro bases.
De ahí el escepticismo con el que se recibió la publicación en 1944,
en el Journal of Experimental Medicine, de las investigaciones de Avery,
McCleod y McCarty, en las que se demostraba por primera vez, y de for-
ma directa, que el ADN era el responsable de una característica heredi-
taria: la formación de una cápsula en ciertas bacterias.
La bacteria Diplococcus pneumoniae tiene normalmente cápsula
(polisacárida), que la recubre y provoca su virulencia, cápsula que pue-
de ser de distintos tipos, pero también se pueden encontrar bacterias no
capsuladas, que no son virulentas. Ambos tipos de bacterias ofrecen
aspectos dislintos al crecer en placas de cultivo y, lógicamente, transmi-
ten esa característica (cápsula-no cápsula) a las siguientes generacio-
nes. Griffith demostró en 1928 que bacterias de tipo virulento, muertas
previamente por calor, influían en bacterias de tipo no virulento provo-
cando su «transformación» en bacterias capsuladas por transferencia de
alguna sustancia desconocida. Y fue en 1944 cuando el equipo de Avery
demostró que el principio transformante era ADN:

«los datos obtenidos por análisis químico, enzimático, serológico...,


indican que la fracción activa (transformante) no contiene proteí-
nas, ni..., consistiendo principalmente, si no exclusivamente, de
una forma viscosa de ADN altamente polimerizado».

Y así entramos en la Biología Molecular. El ADN era el contenedor


de la información genética y consistía en un polímero no monótono de
esas cuatro bases, pero ¿cuál era su estructura?
Astbury, pionero en el estudio cristalográfico de las proteínas, propo-
ne un modelo estructural. Otros tres equipos de investigadores conti-
núan el trabajo: Pauling et al, Wilkins et al, y Watson y Crick.
Y fue precisamente ese magnífico equipo constituido por Watson y
Crick los que convirtieron los datos en el famoso y real modelo tridi-
mensional de la doble hélice, basándose en información química y en
datos fotográficos de difracción de rayos X realizados por Rosalind
Franklin, del equipo de Wilkins. Curiosamente se publicó en el mismo
número de Nature de 1953 el modelo de Watson y Crick y los resultados
de Wilkins. En 1962 se les concedió el premio Nobel.

171
M." Dolores Ochando González

El modelo de Watson y Crick consistía en dos cadenas helicoidales


de polinucleótidos, dextrorsas, enrolladas alrededor del mismo eje y
emparejadas por complementariedad de bases —enlaces de hidrógeno
entre ellas — . Era como una escalera de caracol: las barandillas, los
enlaces fosfato-azúcar y los escalones, las bases. Este modelo además
insinuaba el posible mecanismo de replicación del material hereditario
(semiconservativo, sirviendo cada hélice de molde para sintetizar una
complementaria); en opinión de algunos, la reacción química más
importante del mundo vivo.
Se había dado otro gran paso en la investigación genética; ahora
quedaba por responder la segunda pregunta: ¿cómo funcionaba?,
¿cómo informaba ese ADN las características biológicas propias de cada
especie? (el ADN constituye el material hereditario de la mayoría de los
seres vivos, desde bacterias al hombre; sólo algunos virus poseen como
material hereditario un polinucleótido algo distinto: ARN).
No tardó en plantearse lo que se llamó hipótesis de la secuencia: a la
secuencia lineal de bases en el ADN le corresponde una secuencia lineal
de aminoácidos en las proteínas.
La vida tiene una unidad básica: las células. Los seres vivos, o bien
son células, o bien están compuestos por células. Lo esencial de ellas es
su capacidad de replicarse, de producir más células. Y ello es química-
mente complicado. Toda célula posee en su interior muchas distintas
moléculas. Algunas, pequeños metabolitos (como azúcares, ácidos gra-
sos, aminoácidos); otras, grandes macromoléculas, fundamentalmente
ácidos nucleicos y proteínas. También sabemos que la mayoría de las
reacciones bioquímicas celulares necesitan de catalizadores para su
desarrollo, enzimas. Y que todas las enzimas son proteínas; es más, que
la mayoría de las proteínas tienen actividad enzimática, aun cuando las
hay con papel estructural.
Cada propiedad del organismo, desde las reacciones metabólicas, la
forma de la nariz o color de los ojos, incluso su comportamiento,
dependen en algún modo de la estructura proteica, y ésta, a su vez, refle-
ja la información contenida en el ADN, en el material heredi-
tario.
Pero, en definitiva, donde queremos llegar es a preguntarnos: ¿cómo
el ADN, escrito en un lenguaje de 4 letras —las 4 bases—, pasa a un len-
guaje de 20 —los 20 aminoácidos que componen la mayoría de las
proteínas—?; ¿cuál es la «clave», el código en esa «traducción»?
Fundamentalmente, tres son los grupos científicos que se encarga-
ron de desentrañar ese código: los de Nirenberg, Ochoa y Khorana. Y en
1966, no sólo se conocían ya todas las fundamentales características del
Código (cada 3 bases —codones—, codifican para un aminoácido, uni-
versalidad, etc.), y su clave de equivalencia entre codones y aminoáci-
dos, sino también su funcionamiento: la existencia de un ARN (ácido
ribonucleico) mensajero que servía de intermediario entre el ADN
nuclear y la formación de proteínas en el citoplasma, la existencia de un
tercer tipo de ácido nucleico, el ARN transferente o adaptador, que
llevaría los aminoácidos para leer el ARN-m (ARN mensajero). Es de-

172
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

cir, se conocían los procesos de transcripción (formación del ARN-m) y


traducción (formación de las proteínas a partir de la información del
ARN-m).
Es también en la década de los sesenta, cuando, además de los equi-
pos que trabajaban en el desciframiento del Código Genético, otros
descubren que ciertos genes responsables de resistencias a antibióticos
en las bacterias se localizan en muchos casos en ciertos fragmentos
circulares de ADN que se llamaron plasmidios, o plásmidos (1963,
Novick), y que poseen ciertas características (autonomía, replicación,
transmisión de unas células bacterianas a otras...) que poco después se
revelaron extraordinariamente útiles para su uso como vectores, como
vehículos, en las técnicas de ingeniería genética molecular.
En este punto, muchos investigadores creyeron que se había agotado
el tema. Pero pronto se demostró como falsa tal creencia. En la década
siguiente, por un lado, se descubre que el genoma de muchos organis-
mos es más complejo de lo que se pensó en principio: existencia de seg-
mentos no codificadores, de genes móviles, saltadores, de genes sola-
pantes, de secuencias repetidas, excepciones a la universalidad, etc.; y,
por otro, que precisamente por esa universalidad de código y de mate-
rial hereditario es posible romper las barreras de la evolución y pasar
información genética de unos organismos a otros, y hacer que allí
funcione. Nacía lo que Nathans llamó, en 1979, en su discurso de acep-
tación del premio Nobel, «la Nueva Genética». Nacía la nueva era de la
tecnología genética molecular, de la revolución genética. Posiblemente,
el período más acelerado en descubrimientos en la historia de las cien-
cias biológicas.
No obstante, antes de entrar de lleno en ella, permítaseme una cierta
disquisición acerca del mundo viviente, de su unidad y diversidad, del
producto de la evolución, que hoy nos permite, precisamente como
resultado, romper las barreras que esa misma evolución creó.
Existe una diversidad casi infinita en los seres vivos; los hay extraor-
dinariamente pequeños, sólo visibles en microscopia electrónica, y los
hay gigantescos (Sequoia gigantea); los hay que se alimentan de materias
orgánicas diversas o de materias inorgánicas; los hay que viven en el
agua, en la tierra, etc.; los hay tan simples que deben utilizar la maqui-
naria celular de otros para su reproducción, y los hay tan complejos
como el hombre; etc. Toda esa diversidad es la respuesta evolutiva de la
materia viva. Todo en un organismo, estructura, funciones, comporta-
miento, está adaptado a su específica forma de vida. Y todo ello se
encuentra codificado en su material hereditario.
Pero toda esta diversidad resulta más extraordinariamente llamativa
cuando sabemos de la unidad del material hereditario y de la universali-
dad de su código. De virus a Homo sapiens, nuestro «lenguaje» genético
es el mismo (con excepciones). Y es precisamente esa unidad y univer-
salidad lo que hoy nos permite, mediante las técnicas apropiadas, pasar
información genética de unos organismos a otros, y con ello pasar las
propiedades, las características biológicas de unas especies a otras. Una
especie, producto de la evolución, es hoy, en definitiva, capaz de romper

173
M.° Dolores Ochando González

el resultado de la evolución, los productos evolutivos o, si se quiere,


«dirigir» la evolución —de momento en el laboratorio—.
Si difícil resulta siempre hablar de los acontecimientos que dieron
nacimiento a una rama científica, mucho más en este caso en que la
gran cantidad de descubrimientos, la velocidad a la que se han ido
acumulando, produciendo, y su diversidad, lo hacen prácticamente
imposible. Sin olvidar que, según los propios trabajadores del tema ésta
no es una nueva ciencia, sino una serie de técnicas de trabajo. Aun así,
podemos arriesgarnos a enumerar algunos de los más significativos
descubrimientos, fundamentalmente en la década de los setenta, princi-
pio de los ochenta, o perfeccionamiento en los ochenta, y que han lleva-
do a la aparición de esa Nueva Genética, que ha revolucionado el análi-
sis genético, y que constituye en gran parte la Ingeniería Genética
Molecular, cuyo más significativo paso —hasta el momento— lo consti-
tuye la obtención del ADN quimérico, recombinante.
Pero debemos advertir que no se debe identificar estas tecnologías
de ADN recombinante (unión por manipulación genética de segmentos
de ADN de diferentes orígenes) con la Nueva Genética, ni a ésta con la
Ingeniería Genética (que debe incluir también las nuevas tecnologías
reproductivas). Y también debe tenerse en cuenta, por el confusionismo
que en muchos artículos de divulgación, de prensa, se ha establecido,
que ADN recombinante tampoco es sinónimo de clonación (la réplica
idéntica a partir de una entidad viva). Y clonación celular no es lo mis-
mo que clonación de organismos.
En 1970 se aisla la primera enzima restrictasa (endonucleasa de res-
tricción) extraída de una bacteria, Haemophilus influenzae, que tiene la
propiedad de romper el ADN en secuencias definidas. Desde entonces
se han conseguido multitud de enzimas de este tipo, endonucleasas de
restricción, capaces de cortar secuencias determinadas, con cerca de
100 dianas diferentes, y extraídas de más de 200 especies distintas de
bacterias.
El primer mapa genético de restricción se construyó un año más tar-
de del aislamiento de la primera restrictasa y correspondió al material
hereditario de un virus, el SV40, que quedó cortado en 11 fragmentos en
puntos específicos. De hecho, en 1978 se concedió el premio Nobel, por
el descubrimiento y uso de las restrictasas, a Smith, Nathans y Arber.
Gracias al conocimiento previo de ciertas enzimas capaces de unir
cadenas de ADN (ligasas, 1967) y ese descubrimiento de las endonuclea-
sas de restricción, en 1972 se obtenía la primera molécula artificial de
ADN recombinante, de ADN de dos diferentes procedencias, de ADN
quimérico (en recuerdo de la quimera mitológica) (Berg y colabora-
dores).
Sólo un año después, en 1973, Cohén, Boyer y colaboradores cons-
truyen la primera molécula de ADN recombinante funcional (con el uso
de la EcoRI): consiguen un plásmido de Escherichia coli (el SC101), que
lleva información genética de dos distintos orígenes, información que le
confiere resistencia a dos antibióticos: tetraciclina y kanamicina. Lo
reintroducen en E. coli (bacteria inofensiva que los humanos portamos

174
Orígenes y bases de la revolución biotecnológicu

en gran cantidad en nuestro intestino), y consiguen su funcionamiento:


la síntesis de las proteínas correspondientes.
En 1974, por primera vez se introduce el gen de un organismo cuca-
riontc (de organización celular compleja, como nosotros), concreta-
mente de Xaenopus laevis, un sapo, en Escherichia coli, y se consigue su
funcionamiento.
Y comienza la preocupación de los propios científicos por las pers-
pectivas, la potencialidad de estas técnicas. Se realiza una famosa reu-
nión en Asilomar, California, en 1975, en la que se proponen restriccio-
nes y moratorias para este tipo de experimentos, y se pide el estableci-
miento de barreras tanto físicas como biológicas sobre los materiales
utilizados.
Es también en esta época cuando comienza la preocupación pública,
cuando salta a la opinión general, a la calle, en escándalo a veces gratui-
to y en imaginación frecuentemente desbordada, los peligros potencia-
les, reales o imaginarios, de estas técnicas. Los Institutos de la Salud de
EE.UU. dictan las primeras reglas que restringen esta experimentación y
que estuvieron en vigor hasta el 79. Y un informe gubernamental britá-
nico pide precauciones especiales. Cohén escribía en 1975:
«la manipulación de genes amplía las posibilidades de construir
células bacterianas, que pueden cultivarse fácilmente y a un precio
reducido, y que sintetizarán una amplia variedad de sustancias
producidas biológicamente, como son los antibióticos y las hormo-
nas, e incluso enzimas capaces de convertir directamente la luz
solar en sustancias alimenticias o en energía utilizable. Quizá pro-
porcione incluso una base experimental para introducir nueva
información genética en las células vegetales o animales».
Y realmente hubo que esperar muy poco para que se cumplieran sus
previsiones, al menos a nivel de laboratorio.
Simultáneamente, se trabajaba en el análisis, la secuenciación del
ADN (la determinación de la secuencia nucleotídica, y como consecuen-
cia de la secuencia aminoácida de la proteína que determina) y en el
proceso recíproco: la síntesis de secuencias concretas de ADN, de genes.
Khorana y sus colaboradores, a principios de los setenta, realizan la
primera síntesis de un gen (el correspondiente al ARN transferente de la
fenilalanina). En el 75 se consiguió la secuencia completa del cromoso-
ma de ARN del fago MS2 (un fago es un virus bacteriano). Gilbert,
Maxam y Sanger, en el 76, idean un método de secuenciación rápida de
ADN. Ambos procesos (secuenciación y síntesis) pueden ser realizados
hoy por máquinas. Cuando en 1979 se necesitaban años para sintetizar
un gen de 120 nucleótidos, sólo dos años después, en 1981, con una
máquina se hacía en tres días, y se calculaba entonces que la informa-
ción genética descifrada en los laboratorios de investigación crecía a un
ritmo del 15 por 100 mensual. Hoy, las máquinas para sintetizar genes
están comercializadas, máquinas con las necesarias sustancias quími-

175
M." Dolores Ochando González

cas y el correspondiente programa de ordenador, que en menos de una


hora realizan la labor.
De hecho, en 1980 se concede el premio Nobel de Química a Berg,
Gilbert y Sanger. Al primero por la obtención de las primeras moléculas
de ADN recombinante, y a los segundos por sus métodos para secuen-
ciar ADN.
Siguiendo con algunos de los puntos más importantes, en 1977 se
funda la primera empresa del mundo de Ingeniería Genética Molecular:
Genentech, en California, con la finalidad de aplicar estas nuevas tecno-
logías a la obtención de productos farmacéuticos. Cuatro años más tar-
de se cotizan en Bolsa sus acciones, estimando su valor, fuentes de Wall
Street, en más de 200 millones de dólares.
También en 1977, se obtienen las primeras moléculas de ADN
recombinante con material hereditario de mamífero. Itakura y sus cola-
boradores publican en Science la expresión en E. coli de la hormona
somatostatina sintetizada químicamente. En 1979 se clona por primera
vez un gen humano en bacterias. En definitiva, los tres últimos años de
la década de los setenta, y por técnicas de ADN recombinante, se produ-
ce el boom por lo que respecta a sustancias de directo interés clínico, el
avance es imparable. Se logra la síntesis de la hormona somatotropina
(hormona del crecimiento), de la insulina, del interferón; se comienza a
aplicar al estudio del cáncer, se sintetizan vacunas, etc. Todo ello, sin
embargo, se encuentra aún a nivel experimental.
Haciendo un inciso, se avanzaba también en esta década en el campo
de las tecnologías reproductivas, y en 1978 nace el primer bebé probeta.
Es ya en esta última década cuando se producen avances más espec-
taculares si cabe, y sobre todo más específicos, en el uso de las tecnolo-
gías. Con ello se trasciende el umbral del laboratorio para entrar ya en
las aplicaciones industriales y el comercio.
En la década de los ochenta se fundan nuevas revistas científicas
dedicadas exclusivamente a publicaciones sobre estos temas. Y las ya
señeras en estos campos científicos publican cada vez con mayor fre-
cuencia trabajos de este tipo, siendo ya raro el número en el que no pue-
dan encontrarse. Pero no sólo en el campo científico; la literatura de
divulgación se ve inundada con información más o menos real o imagi-
nativa sobre los potenciales y logros de estas tecnologías. Incluso los
periódicos y revistas de información general, con alta frecuencia, y no
tan alto rigor, publican sobre los nuevos descubrimientos.
Comienza la década con dos importantes acontecimientos que
marcaron el futuro. Uno de ellos, la concesión del premio Nobel de
Química, que ya hemos citado, a Berg (junto con Gilbert y Sanger) por
la obtención de las primeras moléculas de ADN quimérico (cuatro años
antes, en el New York Times, se había pedido la no concesión de premios
Nobel a investigadores en este campo). El otro, la Corte Suprema de
EE.UU. resuelve que un microorganismo viviente era algo que podía
patentarse. En 1972, A. Chakrabarty había presentado una solicitud de
patente asignada a General Electric Co., sobre los derechos en una nue-
va cepa bacteriana, que había obtenido por métodos de ingeniería gené-
176
Orígenes y bases de la revolución biolecnológica

tica molecular, y que al parecer era capaz de degradar muchos de los


componentes del petróleo crudo (aún hoy falta mucho para perfeccio-
nar el sistema y conseguir lo deseado). Y, aun cuando Pasteur había
patentado una levadura de cerveza, esta sentencia marca un hito en la
historia científica y comercial, por cuanto es la primera patente de un
organismo vivo fabricado artificialmente.
Es también en estos años cuando por primera vez se comienza a
hablar de «clonación» (al menos en mamíferos), en el sentido de pro-
ducción de múltiples individuos con igual dotación genética. En los
años cincuenta ciertos genéticos del desarrollo habían tratado de
demostrar la totipotencia o no de la información genética contenida en
las células ya diferenciadas de un organismo superior adulto. Enuclea-
ron óvulos de rana de cierta especie e introdujeron en ellos núcleos de
células somáticas, consiguiendo el desarrollo de algunas ranas. Pero es
en 1981 cuando Illmensee y Hoppe por primera vez consiguen resulta-
dos positivos con mamíferos. Las especulaciones en torno al famoso
libro de A. Huxley (Un mundo feliz) y su proyección a la especie humana
no se dejaron esperar.
En 1982, ya tenemos fábricas de biotecnología «moderna», molecu-
lar, y salen al mercado los primeros productos obtenidos por ingeniería
genética molecular: una vacuna animal contra la fiebre aftosa, interfe-
rón para el tratamiento del herpes e insulina.
En este mismo año, una publicación en Matare provoca cierto revue-
lo en el mundo científico: por primera vez se consigue que un gen de
mamífero sea funcional, que se exprese, en otro mamífero, desde la pri-
mera célula: se consiguen ratones de tamaño «gigante» (la fotografía de
la portada de la publicación se ha mostrado en todas las Universidades,
centros de investigación, conferencias, etc., sobre el tema), al introducir,
en cigotos (la célula inicial de un organismo superior, la que lo origina-
rá, y que se ha formado por unión de dos gametos) de ratón, el gen con
la información para la hormona del crecimiento de la rata, y la posibili-
dad de transmisión de esta información a su descendencia (Palmiter y
cois., 1982). Los famosos ratones transgénicos.
También en estas fechas (81-83) se abre otro vasto campo de aplica-
ción de la Ingeniería Genética Molecular: el del diagnóstico. Se consi-
gue por vez primera para enfermedades como la anemia falciforme y la
fenilcetonuria, dos graves enfcrmeades humanas provocadas por el mal
funcionamiento de sendos genes.
Diez años después de la obtención de las primeras moléculas de ADN
recombinante, la lista de genes humanos introducidos en bacterias
llegaba casi al centenar (hormona del crecimiento, interferón, insulina,
varios factores sanguíneos, diversos factores inmunológicos, sustancias
cerebrales, etc.).
Simultáneamente se trabaja en el campo del cáncer —y recientemen-
te se piensa en el SIDA—. Hace apenas una década, el cáncer era poco
mejor conocido que cien años atrás. Hoy, gracias a estas nuevas tecno-
logías ya se han identificado y clonado genes relacionados con la enfer-
medad. Se han conseguido plantas y animales «transgénicos» (por ej.,

177
M." Dolores Ochando González

cerdos, en 1986). Y se avanza en el campo de la síntesis clorofílica y la


fijación del nitrógeno por parte de los vegetales.
No debemos olvidarnos tampoco del avance en el campo de cultivos
celulares, de obtención de hibridomas, y la obtención de anticuerpos
monoclonales (AMC), que se produce en 1975 por Milstein y Kohler; en
esta época comienzan a abrirse amplias perspectivas en el campo de la
inmunología, incluida la lucha contra el cáncer (recordemos el premio
Nobel de este año, 1988, por los trabajos en genética inmunológica a
S. Tonegawa).
Y, obviamente, los avances en investigación básica sobre el mismo
material hereditario son incontables. Conocemos sobre la complejidad
génica del material hereditario, algo que no se sospechaba en los años
cincuenta y sesenta, cuando se descubría su estructura y su código.
Y estamos más cerca de la luz en esa enorme caja de pandora que es la
maravilla de la vida: el paso de una «sencilla» célula inicial a un organis-
mo completo, con millones de células, y con los atributos propios de su
especie, con una determinada estructura tridimensional, una fisiología,
un comportamiento.
En palabras de S. Krimsky (1982):
«Dentro de un período de tiempo relativamente corto, las ciencias
biológicas habrán pasado de la edad de su inocencia a su edad de
ansiedad.»
Y así está siendo. Estamos en la «era del gen», como ha podido titularse
una conocida obra.
En definitiva, hemos entrado en un nuevo «ultralamarckismo»: la
herencia de los caracteres adquiridos. Y más allá, «adquiridos» a capri-
cho, por manipulación de una especie: el Homo sapiens. Para los cientí-
ficos de hoy, evolucionistas convencidos, con el paradigma de la evolu-
ción indiscutible, tiene resonancias irónicas.
La situación en que nos encontramos actualmente, con independen-
cia de que luego me voy a extender en alguno de los apartados funda-
mentales, presenta, entre otras, las siguientes más importantes caracter-
ísticas:
1. La aceleración de los procesos de descubrimientos científicos,
consecuencia, en parte, de la aceleración inducida de unas ramas sobre
otras y la acción sinérgica con la aplicación con fines económicos.
2. Por primera vez en la historia de la humanidad los descubri-
mientos científicos y sus aplicaciones tecnológicas están en condiciones
de alcanzar a todos los seres humanos, lo que provoca que el interés
científico reducido a pequeños sectores de la sociedad se extienda hoy a
más amplios sectores, a veces de forma, desgraciadamente, superficial.
3. También por primera vez, la ciencia pone en cuestión algunas de
las instituciones tradicionales con las que se ha organizado la sociedad
(familia, paternidad, herencia).

178
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

Y como consecuencia de lo anterior, la discusión ética intenta abor-


dar la readaptación de los valores sociales a ese cambio, y ello es un
reto cada vez más perentorio en la medida en que el ritmo de descubri-
mientos es más acelerado.
Teniendo en cuenta, por tanto, los cambios científicos, las tremendas
implicaciones de carácter económico, el interés social que despiertan, y
el beneficio e incluso el peligro potencial que pueden conllevar para el
propio hombre, y la implicación de cada vez más amplios sectores de la
sociedad en sus efectos, no es raro que estemos asistiendo a un interés
creciente de la sociedad por la revolución científica y sus efectos sobre
la vida de la colectividad. Ello no siempre es positivo, pero al menos
coloca la ciencia en el punto de mira en que siempre debió estar. Las
ciencias biológicas son ahora también ciencias sociales.

ESTUDIOS CONCRETOS Y PERSPECTIVAS


Hemos efectuado una presentación general del desarrollo histórico
que nos ha conducido al punto culminante en las Biotecnologías de
hoy: la obtención del ADN recombinante. Consciente de haber utilizado
esa línea conductora y obviando en gran medida otros desarrollos
científicos colaterales, pero consciente también de la importancia, de la
presencia que algunas de esas otras vías tienen hoy y de las perspectivas
que ofrecen en el campo de la manipulación genética, en esta segunda
parte de la conferencia se tratará de aportar datos que cubran el amplio
espectro de los niveles y campos en que hoy el hombre puede —y lo
hace— «manipular» las moléculas de la vida; «crear», en cierta medida,
vida.
Así, dependiendo de cuál sea la «unidad» de manipulación podemos
considerar tres niveles: la utilización y/o modificación de la informa-
ción genética completa poseída por un organismo, bien a nivel celular-
tisular o bien orgánico, y la realizada en el nivel de información parcial,
de fragmentos de ADN, de genes. En los tres niveles (orgánico, tisular-
celular, fragmentos), poseemos datos empíricos de lo conseguido en las
más diversas especies, desde las bacterias al hombre. Y sus campos de
aplicación van desde la medicina a la agricultura y ganadería, desde la
industria farmacéutica a la energética, desde la investigación básica a la
utilización en el campo medio-ambiental.
Pero debemos tener en cuenta que las diferentes biotecnologías se
encuentran, a su vez, en distintos estadios en su investigación y desarro-
llo, y por tanto en su posibilidad de aplicación; que el desarrollo de cier-
tas tecnologías es crítico para la introducción de otras, están interrela-
cionadas; que su utilización difiere en las diferentes especies animales y
vegetales.
Es imposible una exhaustiva exposición, pero sí quisiera hacer refe-
rencia a los casos más significativos, que nos permitan una visión global
y lo más aproximada posible del estado de la cuestión y de sus perspec-
tivas más inmediatas.

179
M." Dolores Ochando González

Posiblemente el interés fundamental, desde el punto de vista ético-


social, se centra en dos de los tres últimos apartados, y en ellos nos
detendremos con más amplitud, realizando sólo una breve presentación
en los otros casos.

SELECCIÓN ARTIFICIAL Y BANCOS DE GERMOPLASMA


Casi desde sus comienzos, la humanidad ha «manipulado» y utilizado
a otros seres vivos para su provecho. En esos comienzos, cuando el
hombre pasó de cazador a agricultor, la «manipulación» consistió en
una selección dentro de lo que la naturaleza ofrecía. Los procesos de
selección artificial en agricultura y ganadería siguen siendo utilizados
de manera general. Básicamente consisten en elegir como reproducto-
res, como semillas, de la siguiente generación ganadera o de la siguiente
cosecha, a aquellos organismos (plantas o animales) que manifiestan
los caracteres que nos interesan en su grado máximo, en la esperanza
de que la siguiente generación, como promedio al menos, será mejor
que la anterior. Hoy conocemos la base científica de lo que durante
milenios se practicó intuitivamente. Las características de los organis-
mos vienen determinadas por sus genotipos, por su información genéti-
ca, en interacción con el ambiente en que se desarrollan. Es de esperar,
en principio, que aquellos que manifiestan mejores características
(fenotipo) posean «mejores» genes, y por lo tanto si los usamos como
parentales, los transmitirán a sus hijos, quienes a su vez manifestarán
mejores caracteres, etc.
Con estas técnicas se ha conseguido multiplicar la productividad de
muchas especies cultivadas de manera espectacular (cereales, maíz...) y
en muchos animales domésticos (producción de leche en vacuno, pro-
ducción de huevos en gallinas...).
Sin embargo, las técnicas tienen sus aspectos positivos y también
pueden tener sus consecuencias negativas.
El éxito de la selección artificial depende de la variabilidad genética
disponible. Tras generaciones y generaciones de su práctica, se va
perdiendo esa variabilidad, se va uniformizando genéticamente, lo que
significa que hay un techo a la selección. Aún más, la aparición de un
nuevo agente ambiental patógeno puede afectar negativamente a toda la
cosecha incluso de un país entero. Ejemplos de ello lo tenemos en la
enorme pérdida del maíz en EE.UU. en 1970, por el ataque de un pató-
geno para el que todas las plantas respondían de manera uniforme al
ser igualmente uniformes sus características genéticas de no resisten-
cia. Se perdió al menos un 15 por 100 de la cosecha. En 1846 se perdió
toda la patata en Irlanda, provocando un período de hambruna y
causando la muerte de más de dos millones de personas. En 1860, la
filoxera arrasó prácticamente todos los viñedos de Europa. En 1958,
una roya del tallo del trigo destruyó en EE.UU. el 75 por 100 del destina-
do a pastas y el 25 por 100 del destinado a pan.

180
Orígenes y bases de la revolución bioiecnolágica

Por otra parte, la extensión de tierras cultivables a zonas anterior-


mente agrestes, provoca a su vez la pérdida de especies y variedades de
esos lugares. O sea, más pérdida de diversidad genética. Según
J. Mayer, cuando la población humana era de cinco millones (hace diez
mil años), existían 5.000 especies de plantas comestibles. Hoy, con más
de 4.000 millones, hay menos de 150 especies comestibles en el merca-
do. Las presiones de la población humana en expansión, que se calcula
alcanzará 6.000 millones en el año 2000, provocará, si continúa el actual
ritmo de tala de bosques, erosión del suelo, contaminación, desertiza-
ción..., la perdida de un tercio de las tierras de cultivo, y el área de bos-
ques productivos no talados se verá reducida a la mitad.
Esta situación ha propiciado una cierta conciencia del problema
(Junta Internacional de Recursos Genéticos Botánicos, con un Secreta-
riado en la FAO), y ya disponemos de bancos de germoplasma en los
que mantener, con la tecnología apropiada, la diversidad genética exis-
tente, y a los que recurrir en el momento necesario.
La manipulación en estos casos ha implicado técnicas de almacena-
miento de los genomas de los organismos. Ello conlleva controversias
internacionales entre países en vías de desarrollo, donde generalmente
se han conservado mayor número de variedades y especies, y países
desarrollados donde se asientan los citados bancos de germoplasma.
Sin olvidar las guerras comerciales de las casas productoras de semillas
frente al agricultor individualizado.
El método más generalizado es el de almacenamiento de semillas a
— 15/—20° C. La criogénesis (conservación a temperaturas de congela-
ción en nitrógeno líquido a -196° C) es otro de los métodos. El proble-
ma, en ambos casos, es la proporción de regerminación posterior.
Ciertas plantas, no obstante, no resultan adecuadas para preservarlas
por medio de semillas, y así, se conservan en forma de planta viva bajo
condiciones adecuadas, con las instalaciones apropiadas, en muchos
casos costosas.
Una alternativa, que analizaremos después, la ofrece el cultiuvo de
tejidos, el crecimiento de pequeños fragmentos de plantas, que pueden
regenerar plantas completas en soluciones nutritivas apropiadas (un
especial sistema bonsai).
No obstante, todos estos sistemas de manipulación genómica para
preservar la «variabilidad genética botánica» tienen un muy grave incon-
veniente: las variedades almacenadas no evolucionan y las silvestres sí,
así como los posibles agentes patógenos. Debido a esto, ciertos investi-
gadores han propuesto «congelar el panorama genético» —no en el sen-
tido literal de la palabra—, establecer reservas nacionales e internacio-
nales, tanto para variedades cultivadas como silvestres, y muy especial-
mente ancestrales.

181
M." Dolores Ochando González

MICROBIOLOGÍA INDUSTRIAL
Pero estrictamente hablando, el uso «tecnológico» de otros organis-
mos — biotecnología— por parte del hombre se comienza con microor-
ganismos para que realicen determinadas funciones, y concretamente
en sus inicios, fermentaciones para obtener cerveza.
Desde entonces (seis mil años a. de C.) se han utilizado, y se utilizan,
microorganismos que son capaces, debido a su información genética,
de realizar determinadas reacciones o de sintetizar determinados pro-
ductos útiles para el hombre, diminutas fábricas a nuestro servicio.
Debido a la gran versatilidad, a la gran diversidad de modos de vida de
estos organismos, su utilidad se aplica a las más diversas áreas: farma-
céutica, alimentaria, energética, química, medio-ambiental.
Hoy las especies útiles (unos centenares) comprenden fundamental-
mente bacterias, levaduras, hongos.
También en este caso el hombre utiliza la información genética de
otros seres, en principio tal y como la proporciona la naturaleza.
Entre las levaduras, Saccharomyces cerevisae es la más antigua
al servicio del hombre. Se utiliza en la fabricación de cerveza, vino,
saké y otras bebidas alcohólicas, así como en la industria panadera.
Kluveromyces fragilis fermenta la lactosa y puede producir alcohol a
partir de suero de leche. Trichosporon cutaneum oxida muchos com-
puestos orgánicos, algunos tóxicos como los fenoles, y se utiliza en sis-
temas de depuración. Phaffia rhodozyma es capaz de sintetizar un caro-
tenoide (la astaxantina) utilizado para colorear la carne de salmones y
truchas criados en cautiverio.
Entre las bacterias encontramos múltiples especies con funciones
diversas: Gluconobacter transforma el etanol en ácido acético; Clostri-
dium transforma azúcares en alcoholes y acetona. Tenemos también las
bacterias lácticas. Las Streptomyces, que producen antibióticos. Y las
capaces de realizar la llamada «fermentación metánica» (en realidad
respiración anaerobia, un tipo), que son bacterias productoras de ener-
gía, de metano, a partir de sustratos orgánicos. La producción de biogas
utilizando estas bacterias es de alto interés en medios rurales de países
en desarrollo; de hecho, en la India y China existen importantes progra-
mas específicos a este respecto.
Ciertos hongos constituyen otros interesantes microorganismos
capaces de producir enzimas que se usan industrialmente (protcasas,
pectinasas, amilasas), antibióticos, ácidos orgánicos, etc. Se usan, por
ejemplo, en la industria quesera.
Otros microorganismos están siendo utilizados como «mineros», en
la extracción del cobre, o como buscadores de pozos de petróleo.
Y, por último, otros se utilizan en la degradación de productos de
desecho originados por las actividades humanas. Por ejemplo, los que
contienen glúcidos pueden transformarse por fermentaciones microbia-
nas diversas. En la depuración de aguas residuales, y en general en des-
echos orgánicos, diversos microorganismos pueden jugar un importan-

182
Orígenes y bases de la revolución bioiecnológica

(c papel En la descomposición de hidrocarburos, las Pseudomonas


poseen enzimas oxidorreductoras y de hidroxilación. En algunos casos
no se produce estrielamente una degradación de la molécula tóxica,
pero sí se puede producir su transformación química —fosforilación,
melilación, etc.— y, como consecuencia, su desloxificación.
Por supuesto, también se está experimentando la posibilidad de utili-
zar microorganismos como fuente proteínica, de alimentación.
Muchos de estos procesos realizados por microorganismos, hoy se
pueden realizar por métodos estrictamente químicos. La opción por
una biosíntcsis o por una síntesis química para obtener una sustancia
de interés industrial se basa en consideraciones fundamentalmente eco-
nómicas: costo de la materia prima; en el caso de las fermentaciones
suele ser almidón o celulosa, o residuos agroalimentarios, como mela-
za, suero lácteo, etc.; en la síntesis química suele ser petróleo o sus deri-
vados. Otro apartado a considerar es la eficacia del proceso: duración,
proporción de sustrato convertido en sustancia final... Y, por último, la
eliminación de residuos y su posible utilización.

TECNOLOGÍA REPRODUCTIVA

La tecnología reproductiva, o más ampliamente la Ingeniería del


Desarrollo, representa otro de los campos biotecnológicos hoy en alza
por los llamativos logros conseguidos y su posible aplicación a la espe-
cie humana, y las implicaciones ético-sociales de los mismos. Esie apar-
tado, y el último, posiblemente sean los de mayor interés desde el punto
de vista ético-social, y los más polémicos.
También, en este caso, el manipulador genético utiliza la informa-
ción hereditaria que le ofrecen los organismos, no «construye» una nue-
va, pero sí la puede «combinar» —gametos diferentes, fusión embrióni-
ca, etc. — , y sobre todo modificar «generacionalmente» —cambiar la
madre biológica... — .
Son tecnologías que se han desarrollado fundamentalmente en el
campo de la investigación básica, tratando de averiguar cómo se llega
de una simple célula a un organismo complejo, y en el de la aplicación a
animales domésticos, que suponen generalmente especies de desarrollo
complejo, aves y mamíferos, y por ello más próximos a nuestra propia
especie.
Podemos incluir aquí: almacenamiento de óvulos y esperma, insemi-
nación artificial, transferencia de óvulos, fecundación in vitro, transfe-
rencia de embriones, control del sexo en la descendencia; pero también
hay otros aspectos como la clonación y la monogénesis (partenogénesis
o androgénesis).
Con estas prácticas lo que se ha pretendido ha sido, en el caso de
animales domésticos, la propagación de germoplasma superior genéti-
camente —y económicamente—, con información hereditaria para ca-
racterísticas superiores o deseables. En la especie humana se ha plan-

183
M." Dolores Ochando González

teado, inicialmente, como solución a parejas con problemas de ferti-


lidad.
Pero, en cualquier caso, la inmediata ventaja en la investigación bási-
ca, es que estas técnicas están extendiendo progresivamente la porción
del proceso de desarrollo que está bajo control del investigador y, por
tanto, sujeta a manipulación experimental.
Los trabajos pioneros en el campo de la ingeniería del desarrollo se
deben a Briggs y King, que en 1952 ponen a punto una delicada técnica
para la transferencia de un núcleo (en organismos superiores, eucarion-
tes, la información genética reside en el núcleo celular, fundamental-
mente) de una célula a otra. En concreto, transfieren núcleos de
embriones de rana en diferentes estadios del desarrollo a huevos no
fecundados previamente enucleados. Y consiguieron el desarrollo com-
pleto de algunas ranas. El trabajo había sido planteado para investigar
los procesos de diferenciación celular durante la embriogénesis, pero
una de sus más importantes implicaciones fue la demostración de la
posibilidad de trasplantar un núcleo extraño, con toda su información
hereditaria, a una célula receptora, y obtener un crecimiento orgánico
normal. En otras palabras, era posible experimentalmente el trasplante
nuclear.
La inseminación artificial es una práctica generalizada en el campo
granjero desde hace treinta años. En EE.UU., por ejemplo, el 100 por
100 de los pavos domésticos se producen por inseminación artificial; en
vacuno sólo se da un 5 por 100. Pero incluso, hoy, peces y hasta abejas
pueden inseminarse artificialmente. En nuestro país, un ejemplo lo
ofrecen los caballos de raza. Virtualmente cualquier especie doméstica,
hoy, es posible someterla a inseminación artificial.
La inseminación artificial permite la expansión, incluso a puntos ale-
jados geográficamente, de germoplasma con información para producir
más cantidad de leche, poner mayor número de huevos, correr más
deprisa, etc. El transporte y almacenamiento de semen y óvulos resulta
mucho más económico, pero además tiene la ventaja de que puede «pro-
barse» previamente para controlar la no existencia de enfermedades
venéreas u otras.
El almacenamiento y congelación de esperma a -196° centígrados
por períodos más o menos largos de tiempo, y su utilización y viabilidad
posterior, es ya fácil. Pero incluso en el caso de los óvulos, lo que ha
resultado obviamente más difícil, ya que la obtención de tales óvulos
implica en muchos casos cirugía, se consigue ya con relativa facilidad
hasta en nuestra propia especie. El estímulo hormonal para una super-
ovulación en hembras permite la obtención de un amplio número de
óvulos de una misma hembra.
Y, lógicamente, la obtención de gametos femeninos y masculinos lle-
va a la fecundación in vitro: unión de ambos gametos fuera del tracto
reproductivo, en el laboratorio. Lo que a su vez permite, por un lado, la
unión de gametos de diversos orígenes, y por otro, la reimplantación del
cigoto o embrión en distintas «madres gestadoras», que no necesaria-
mente tienen que ser las «madres genéticas».
184
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

En animales domésticos no es una técnica muy desarrollada, aunque


se ha conseguido a partir de oocitos de oveja, cultivados y madurados in
vitro, su fecundación in vitro, su reimplantación en ovejas en el adecua-
do estado fisiológico, y el desarrollo en corderos normales. También se
ha utilizado en el conejo, y en cerdo y vacuno, aunque en estos dos últi-
mos casos se encuentra aún en fase más experimental.
Se viene aplicando como un medio para valorar la fertilidad de.óvu-
los y esperma, para superar la infertilidad de hembras por transferencia
de embriones, para facilitar la unión de específicos óvulos y esperma en
la producción de animales de determinadas características.
En nuestra especie, la fecundación in vitro es ya una práctica muy
extendida, habiéndose producido en 1978 el primer nacimiento de un
embrión obtenido de esta forma (R. G. Edwards y P. C. Steptoe).
Y constituyendo en la actualidad un procedimiento normalizado con
alto porcentaje de éxito. Es una técnica a la que hoy acuden múltiples
parejas con problemas de esterilidad. Recordemos que de los casos de
esterilidad femenina, se estima que al menos un 20 por 100 es atribuible
a problemas de oviductos bloqueados o anormales, con normalidad de
óvulos. En estos casos se puede obtener el óvulo de una mujer, proceder
a su fecundación in vitro y a su reimplantación en esa misma mujer.
Todo ello plantea, como es obvio, una serie de cuestiones con impli-
caciones de carácter ético-legal. Se encuentra en estos momentos en
nuestro Parlamento una proposición (que se discute en Pleno esta
semana) en relación con la llamada «reproducción asistida». Proposi-
ción que está levantando una amplia polémica, ya que incluso dentro de
partidos tradicionalmente conservadores y católicos no existe unanimi-
dad en la aceptación o rechazo de estas tecnologías reproductivas. En la
calle la discusión es cotidiana y en los medios de difusión no es extraño
encontrar noticias al respecto.
La primera de aquellas cuestiones es la donación gamética, tanto de
óvulos como de esperma, una posibilidad que se ofrece para ciertos
casos de esterilidad en los que uno de los miembros de la pareja
produzca gametos normalmente. O para tener hijos sin necesidad de
pareja. Pero con ello, lógicamente, se puede también llegar a la propues-
ta realizada por el premio Nobel H. J. Müller (1890-1967), de selección
germinal, una especie de eugenesia para «mejorar» la dotación genética
de la humanidad, seleccionando semen de nombres «notables» con el
que fecundar a mujeres que lo deseasen, o a mujeres de características
también «notables». Dentro, sin embargo, de los múltiples interrogantes
que esta cuestión plantea o de los riesgos de cohesión social que puede
conllevar, está el no pequeño problema de definir qué o cuáles son las
caracerísticas «notables», quién o quiénes las determinan, y cuál es la
legitimidad que les autoriza a ello.
Tras la fecundación in vitro, la implantación del embrión se puede
realizar en la madre genética o no. La mujer que transporte el embrión
no necesariamente tiene que ser la madre genética del mismo. Ciertos
casos de alquiler de úteros ya son del dominio público, y la polémica
legal y social que han levantado también. Se trataría de una especie de

185
M." Dolores Ochando GonzÁlez

adopción prenatal. Estamos ante la dialéctica entre madre genética,


madre gestante, padre genético, padres adoptantes. Incluso se podría
dar el caso de que padres genéticos, madres gestantes y padres adoptan-
tes, fuesen diferentes personas.
Tampoco debemos olvidar otro aspecto, que hace apenas una década
era considerado de resolución a largo plazo, y que en 1984 se confirmó
como un hecho real: la congelación no ya de esperma u óvulos, sino de
embriones humanos, y su perfecta viabilidad y normalidad posterior.
También esto plantea un buen número de interrogantes, entre ellos los
de carácter legal. Cuestiones como la definición jurídica de persona,
heredero, propietario, etc., estarían implicadas en ello.
Tanto en animales domésticos como en el propio hombre, el alma-
cenamiento de embriones por congelación presenta todavía dificultades
técnicas, aunque es un tema de interés, ya que ofrece ventajas respecto
al transporte de germoplasma o respecto a la necesidad de sincronizar
el estro (período en que la hembra, en ciertas especies, es «receptiva» al
apareamiento con el macho). Se cree que embriones almacenados en
las condiciones apropiadas podrían sobrevivir cientos de años e incluso
es posible que milenios.
En relación con la manipulación de embriones debemos hacer refe-
rencia también a la práctica de la transferencia de embriones (con o sin
cirugía), no la reimplantación en una madre tras la fecundación in vitro,
sino la obtención de embriones de una hembra y su transferencia al
oviducto o útero de otra para su posterior desarrollo.
En vacuno, la transferencia de embriones es hoy una práctica habi-
tual en el tráfico comercial. Sin embargo, las técnicas no están suficien-
temente desarrolladas en oveja y cabra, y resultan todavía muy proble-
máticas en cerdo.
Con estas técnicas se puede obtener descendencia genética de hem-
bras incapaces de gestar. También es una forma de conseguir más des-
cendencia a partir de una sola hembra, utilizando otras como gestantes,
sin tener que esperar el tiempo de gestación para un nuevo descendien-
te. Y, por supuesto, también se puede detectar con más rapidez la posi-
ble existencia de caracteres deletéreos, «recesivos» —ocultos—, indesea-
bles en la donadora.
Otro aspecto de un obvio interés comercial en animales domésticos,
es la posibilidad de controlar el sexo de la descendencia. Se pueden
sexar los embriones, antes de una transferencia, por métodos cariotípi-
cos. En el hombre, como en el resto de los mamíferos, y otras muchas
especies, hay una diferencia entre machos y hembras en su dotación
cromosómica: hay una pareja de cromosomas, los cromosomas sexua-
les, que son idénticos —citológicamente— entre sí en hembras, y reci-
ben el nombre de XX, pero son parcialmente diferentes en machos, XY.
Ello permite la identificación embriónica. El problema surge, por un
lado, al disponer de sólo un pequeño número de células, para su creci-
miento y el análisis cariotípico correspondiente, y, por otro, se puede
dañar al embrión.

186
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

La aplicación de técnicas moleculares se espera proporcione mayor


éxito. Intentando identificar el «producto», la proteína codificada por
ciertos genes de los que se conoce su situación —su locus— en los seg-
mentos diferenciales de cromosomas X e Y, por ejemplo, con un test
colorimétrico para la actividad de la glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa,
se identifica el sexo correctamente en un 64 por 100 de los embriones
de ratón, con sólo una ligera baja en la viabilidad de los probados. Tam-
bién se han publicado resultados en relación con antígenos específicos
del macho que pueden ser detectados en embriones de sólo 8 células
mediante inmunofluorescencia con antisueros.
Lógicamente, el método ideal cuando se utiliza la inseminación arti-
ficial o la fecundación in vitro, sería la separación en el esperma de
aquellos gametos que producirían descendencia masculina (los porta-
dores del cromosoma Y, el 50 por 100 del total, en principio, de los
gametos) de aquellos que producirían descendencia femenina (los
portadores del cromosoma X).
La aplicación a la especie humana todavía presenta graves dificulta-
des, pero es obvio que en un plazo breve se facilitará. Lógicamente, esto
arrastra consigo una problemática abortista en caso de sexo no deseado
en la descendencia.
Quedaría también incluida en este campo la posibilidad de fusión
celular. La obtención de individuos a partir de la fusión de embriones o
células (en el siguiente apartado lo analizaremos desde otra perspecti-
va), consiguiendo así organismos «quiméricos», mosaicos genéticos, con
parte de sus células con una información genética, y otras con una
información diferente, y que poseerían, estrictamente hablando, dos
madres y dos padres —tetraparentales —, o incluso hexaparentales. Se
han conseguido producir ratones con fusión celular en los primeros
estadios del desarrollo de dos diferentes embriones (Mintz, 1967). La
técnica consiste en la agregación de blastómeros procedentes de dos o
más embriones, o en la inyección de células totipotentes dentro de la
cavidad blastocística.
Estas técnicas y los organismos con ellas obtenidos son poderosas
herramientas en el estudio del desarrollo de mamíferos, pero su aplica-
bilidad en la producción de animales de interés económico no es tan
obvia.
Un caso muy llamativo se produjo hace cuatro años (Fehilly et al.,
1984), con la publicación de los resultados en la obtención de una qui-
mera interespecífica: por fusión de embriones de cabra y oveja
se consiguieron adultos que expresaban caracteres fenotípicos de
ambas especies, incluyendo zonas de la piel con lana y zonas de la piel
con pelo. Se había conseguido la «oveja-cabra» (más fácil en inglés, la
geep). Aunque esto parece darse, ocasionalmente, de forma natural, por
fecundación interespecífica.
La posibilidad de producir individuos genéticamente idénticos ha
sido algo que ha fascinado desde siempre, tanto a científicos como al
público en general. Todos conocemos las obras desbordadas de imagi-

187
M." Dolores Ochando González

nación de algunos escritores. Hoy, tal posibilidad ya es real, y se han


obtenido los primeros resultados.
El término «clonación», que hoy se utiliza en referencia a la produc-
ción de un amplio número de individuos con idéntica información
genética, no tuvo inicialmente esc significado y fue propuesto en 1903
para designar las plantas que se propagan de manera asexuada (del
griego klon = brote). Se extendió más tarde el término a todos los modos
de reproducción asexuada. Y hoy, en términos estrictamente científicos,
se refiere a un organismo que proviene de una célula por divisiones
mitóticas. Pero su uso actual se ha fijado en la «identidad genotípica» de
organismos completos o incluso de células o segmentos de ADN.
La forma en que se da en la naturaleza es a través de los gemelos
idénticos. Pero éste es un proceso extraordinariamente raro, poco pro-
bable, en muchas especies. También, desde el punto de vista práctico, se
ha considerado que los individuos de líneas de mamíferos (u otros orga-
nismos), muy endogámicas, con alta tasa de consanguinidad, durante
muchas generaciones, son genéticamente iguales.
Pero en el laboratorio se han desarrollado métodos para producir
clones. Por división de embriones —recordemos que también se aplican
técnicas de fusión con otros fines y resultados— y por trasplante
nuclear.
Por separación de blastómeros o por división embriónica en estadios
de mórula o blastocisto temprano, y la reimplantación en hembras
receptoras, se han conseguido gemelos, tripletes y cuadrupletes, genéti-
camente idénticos, de una amplia variedad de embriones de diferentes
especies de mamíferos (ratones, oveja, vacuno, cerdo, caballo).
Otra metodología para la obtención de individuos genéticamente
idénticos es la inserción del núcleo de una célula en otra, bien antes o
bien después de que el complemento genético de la célula receptora sea
destruido. Como ya hemos comentado, de las primeras experiencias que
se realizaron en este campo fue la de trasplantar núcleos de células
somáticas de embrión, en anfibios, a un cigoto, desarrollándose indivi-
duos — ranas— normales.
La técnica ideal para conseguir muchas copias genéticas de un deter-
minado mamífero adulto, sería la de insertar núcleos de células somáti-
cas (todas ellas con idéntica información hereditaria, ya que provienen
de la división mitótica de una sola célula original, el cigoto) de ese indi-
viduo, en óvulos enucleados. Ello sería hipotéticamente posible si se
resolviesen los graves problemas técnicos y biológicos que lleva consi-
go, sobre todo en relación con la historia celular ya sufrida por los
núcleos celulares del donante, que puede afectar de manera irreversible
al proceso de regulación de la acción génica en el sistema heterólogo
(núcleo de un origen, citoplasma de otro) que se formaría. Sabemos que
la mayor parte de las células somáticas de un adulto están irreversible-
mente diferenciadas, han perdido su capacidad totipotente. Sin olvidar
que no toda la información genética de un individuo reside en su
núcleo.
Pero, potencialmente, puesto que todos los núcleos de células soma-

188
Orígenes y bases de la revolución biolecnológica

ticas de un individuo pluricelular presentan, en principio, idéntica infor-


mación genética, podrían ser extraídos e implantados en otras células
enucleadas, como óptimo en óvulos maduros. Llegaríamos así a un
gemelado ad infinitum (?). De hecho, y a pesar de todas las dificultades,
en 1981, Illmensee y Hoppe conseguían por primera vez la clonación de
un mamífero: obtuvieron tres ratones por clonado. Causó un gran
impacto la publicación de estos resultados; las extrapolaciones a la
especie humana resultaban inevitables. Pero los «extrapolantes» suelen
olvidarse en muchos casos de algo: el genotipo, la información heredita-
ria, se «realiza» en unas características biológicas concretas en un
medio ambiente determinado. En otras palabras, el fenotipo es la mani-
festación de genotipo y ambiente. Ambientes —en el sentido más amplio
de la palabra— diferentes pueden conducir, partiendo de un concreto
genotipo, a fenotipos diferentes, a individuos diferentes, sobre todo en
caracteres con determinación genética compleja y/o caracteres muy
sensibles al ambiente, muy penetrables por el ambiente, flexibles, como
es el caso de los caracteres de tipo cuantitativo (altura, producción
lechera, etc.) y, muy especialmente, el comportamiento.
Las experiencias han continuado, y en 1986 se han publicado resulta-
dos en que los núcleos de embriones de oveja de 8 y 16 células fusiona-
dos con enucleadas mitades de óvulos sin fecundar se mostraban toti-
potentes (Willadsen, 1986). Y aunque todavía conocemos poco, estos
resultados sugieren que la clonación de especies domésticas puede lle-
gar a ser realidad.
Por último, dentro de este apartado de biotecnología reproductiva,
no debemos olvidar la alternativa reproductiva que ciertos seres vivos
utilizan naturalmente: la partenogénesis o monogénesis en general, es
decir, la reproducción, el desarrollo de descendencia, a partir de un úni-
co sexo (partenogénesis si es el femenino, androgénesis si es el masculi-
no). Lo que implicaría, puesto que los gametos son haploides (contie-
nen sólo la mitad de cantidad del material hereditario que poseen las
células somáticas), la necesidad de su duplicación, de su diploidización,
y como consecuencia, la obtención de individuos homocigotos totales,
con toda su información genética exactamente repetida en una concreta
alternativa. Pero esto, que se consideraba imposible en mamíferos, tam-
bién se ha conseguido en ratones (Hoppe e Illmensee, 1977), aunque a
pesar de ello las dificultades resultan hoy por hoy insalvables en la
mayoría de las especies animales.
Podríamos acabar este apartado haciendo referencia a algo que por
el momento se encuentra más allá de las tecnologías hoy disponibles: la
posibilidad de que el control sobre el desarrollo sea completo, es decir,
que tras la fecundación in vitro se llegue a realizar el desarrollo total in
vitro y la obtención en el laboratorio de individuos. Aun cuando esto es
ciencia-ficción por hoy, no hay que olvidar que no hace mucho los
expertos opinaban del mismo modo respecto de muchos logros que
ahora son ya prácticas habituales.

189
M." Dolores Ochando González

CULTIVO DE TEJIDOS
Un campo vasto y creciente en el área biotecnológica, que resulta
cada vez de mayor interés por su importancia estratégica, lo que provo-
ca que sea seguido de cerca e impulsado por los poderes públicos de
países avanzados, el cultivo de tejidos y células, se desarrolla hoy en dos
amplias ramas, la primera referida al mundo vegetal, cuyo interés
fundamental es el de conseguir plantas con un mejor rendimiento,
mayor resistencia a patógenos en general y más fácil multiplicación, y la
segunda referida al mundo biomédico, cuyo interés primordial está
relacionado con la obtención de anticuerpos monoclonales y su posible
aplicación a métodos de diagnóstico y de lucha anticancerosa.
El cultivo de tejidos vegetales consiste básicamente en la regenera-
ción o desarrollo de una planta a partir de órganos —raíces u hojas, por
ejemplo—, tejidos de un solo tipo celular, o incluso células aisladas,
mantenidas en un medio nutritivo adecuado.
En la década de los treinta ya se practicaba el cultivo de tejidos vege-
tales, pero no es hasta fines de la década de los cincuenta, tras el descu-
brimiento de las hormonas vegetales, cuando se pueden regenerar total-
mente y con relativa facilidad plantas completas a partir de cultivos tisu-
lares. En 1949 se observó que al cultivar el meristema apical de una
planta infectada por un virus se podía regenerar una nueva planta no
infectada. Otro caso lo constituye cierta variedad de patata, la belle-de-
Fontenay, que ya no se cultivaba debido a la infección por un virus, y
que se consiguió reproducir libre del mismo a partir del meristema
sano de una planta enferma, multiplicado in vitro. El meristema regene-
ra originando una pequeña planta de 5-6 hojas, y al cabo de algunas
semanas el tallo se puede dividir en 5-6 esquejes diminutos, que en las
condiciones adecuadas regeneran plantas completas.
La micropropagación ofrece considerables ventajas, pero la consecu-
ción de las condiciones adecuadas para el desarrollo de plantas
in vitro ha exigido y sigue exigiendo largos años de experimentación
para cada especie vegetal, ya que se requieren unas condiciones propias
a cada una de ellas. El proceso puede iniciarse a partir de unas pocas
células vegetales aisladas en un caldo nutritivo adecuado —con hormo-
nas, nutrientes, en determinadas condiciones de temperatura, luz, aci-
dez, etc.— para estimular repetidas divisiones celulares y obtener una
especie de grumo amorfo, al que se llama «callo», constituido por múlti-
ples células. El callo puede después dividirse en multitud de fragmen-
tos, y éstos ser cultivados e inducidos —siempre en las condiciones
adecuadas— para conseguir la propagación masiva de la planta inicial.
Por ejemplo, a partir de un gramo inicial de callo de zanahoria se pue-
den conseguir 500 ejemplares, que pueden posteriormente ser planta-
dos y desarrollarse ya de forma normal. Otro ejemplo lo tenemos en el
frambueso; un meristema de frambueso, por cultivo in vitro, puede pro-
ducir 50.000 plantas, mientras que por las técnicas clásicas de esquejes
sólo se consiguen 50 plantas anuales. En el caso de meristemas de

190
Orígenes y bases de la revolución biolecnológica

melocotón-almendro, que sirve de portainjerto, y con difícil multiplica-


ción por técnicas clásicas, se pueden conseguir un millón de plantas
anuales.
Quizá uno de los casos más llamativos lo constituya la palma de acei-
te, no sólo por las dificultades técnicas que se han tenido que remontar,
sino también por la repercusiones económicas que conlleva. En el
período 80-81, la palma de aceite ocupaba el segundo lugar en la pro-
ducción entre las plantas oleaginosas —después de la soja—, y cubrían
en ese momento estas plantas grandes extensiones de las zonas tropica-
les húmedas de África, América y Sudeste Asiático. Esta planta puede
vivir más de cien años, pero deja de ser rentable cuando alcanza una
altura tal que no es posible la recolección directa de los frutos; además,
en su fase juvenil —unos cinco años— no produce fruto. Todo ello signi-
fica que las plantaciones debían ser renovadas cada 25-28 años, y ello a
su vez suponía la necesidad de millones de plántulas anualmente. A ello
debe añadirse que al ser plantas de fecundación cruzada obligada, se
presenta una gran variabilidad en la descendencia en cuanto a la pro-
ducción de aceite. Pues bien, tras largos años de experimentación y una
ingente cantidad de recursos puestos al servicio de la misma, los
científicos de los laboratorios británicos Unilever pusieron a prueba en
plantaciones de Malasia, en 1984, más de 1.000 plantas de elevado ren-
dimiento y gran resistencia a enfermedades, obtenidas por cultivo in
vitro. En 1978, según estimaciones de la FAO, el consumo medio de
materias grasas por persona y año era de 20,6 kilogramos en los países
industrializados y de sólo 5,5 en los países en vías de desarrollo. La pal-
ma de aceite se cultiva exclusivamente en esos últimos países, que
consumen tres cuartos de la producción —el resto lo exportan — , por lo
que las técnicas de clonación, que permitirían aumentar de forma
importante la producción, podrían satisfacer, al menos en parte, el défi-
cit que se presenta en habitantes de esos países con respecto a una dieta
alimentaria equilibrada, sin olvidar las necesidades suplementarias
debidas al crecimiento demográfico.
Los programas de repoblación forestal —tan acuciantes en nuestro
país, con un proceso de desertización mayor que en ningún otro país
europeo— son también una adecuada y productiva aplicación de estas
tecnologías de cultivo in vitro. En EE.UU. hay programas de cultivo de
tejidos de sequoias, árboles de largo y lento crecimiento —pue-
den tardar de cien a doscientos años en conseguir su desarrollo total — .
Se calcula que 100 litros de cultivo, pueden producir en tres meses sufi-
cientes pinos —variedad Loblolly— y abetos —variedad Douglas— para
repoblar 50.000 hectáreas.
Pero el cultivo de tejidos vegetales no resulta sólo útil para la pro-
ducción de plantas a gran escala y con un consumo de tiempo y espacio
mucho menor. En la década de los setenta surge la idea de tratar las
células vegetales en cultivo de forma similar a como se hace con bacte-
rias y levaduras en los procesos de microbiología industrial, e intentar
convertirlas en pequeñas fábricas de sustancias útiles.
Actualmente conseguimos de las plantas numerosas sustancias

191
M." Dolores Ochando González

químicas, desde perfumes y aromatizantes a medicamentos. Se calcula


que aproximadamente un 25 por 100 de todas las recetas de medica-
mentos son extractos de plantas.
El doctor M. Fovvler, de la Universidad de Sheffield —Instituto Wolf-
son de Biotecnología—, opinaba que el cultivo de tejidos solo es viable
económicamente para ciertos productos caros (algunos alcaloides,
opiáceos, perfumes...), pero a pesar de ello y según sus palabras:
«La mayor parte del material vegetal necesario para estos produc-
tos procede de plantaciones a gran escala, situadas a menudo en
climas tropicales, y en regiones del mundo políticamente inesta-
bles. Si a esto añadimos las irregularidades del clima, la variabili-
dad de las cosechas, las posibles plagas de insectos o de microflora
a gran escala, y los períodos generalmente largos que preceden al
inicio de las cosechas, no es difícil comprender por qué el cultivo
de células vegetales resulta una propuesta atractiva.»
Hoy las ventajas, especialmente las de tipo económico, en la fabrica-
ción de ciertas sustancias por medio de cultivo in vitro son considera-
bles. Y su significado político importante: los países ricos en materias
primas biológicas pueden dejar de serlo.
A partir de las hojas de la hierbadoncella de Madagascar (Catharan-
thus roseus) se consiguen ciertos alcaloides de la vincapervinca que son
importantes en la quimioterapia de ciertos cánceres, como las leuce-
mias y linfomas. Según determinados informes, se precisan más de
2.000 kilos de hojas para producir un solo gramo de alcaloide. En culti-
vo celular se consigue gran cantidad fácilmente, y además presentan
estos cultivos una característica que en otros casos ha encarecido enor-
memente el proceso: se segrega la sustancia directamente al medio de
cultivo, en lugar de acumularse en el interior celular, con lo que se evi-
tan los procesos de extracción correspondientes con la destrucción
celular.
Otro ejemplo lo ofrece la Dioscorea, que se recolecta en las junglas
de América Central, y cuyas enormes raíces tuberosas originan la dios-
geneína, a partir de la que se producen corticoesteroides y esteroides
sexuales, como los estrógenos y progesteronas utilizados en las pildoras
anticonceptivas. Ahora ya se cultivan sus células en el laboratorio.
En Japón se cultivan células de tabaco en enormes recipientes de
hasta 20.000 litros.
Otros proyectos de centros de investigación van encaminados a la
obtención de aromatizantes sintéticos, y de Papaver somniferum, de la
que se extrae el opio, fuente de la morfina.
Pero hay otro aspecto extraordinariamente importante en el cultivo
celular, algo que ha despertado mucho menos interés en los profanos,
con mucha menor divulgación que otros aspectos correspondientes a la
Ingeniería Genética Molecular y que, sin embargo, puede resultar uno
de los logros más importantes del género humano: la obtención de anti-
cuerpos monoclonales (ACM) y su posibilidad de aplicación a métodos

192
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

de diagnóstico, lucha anticancerosa y problemas relacionados en gene-


ral con el sistema inmunitario.
La respuesta inmunitaria —que se conoce sólo en vertebrados-
consiste en la aparición de ciertas moléculas, los anticuerpos, como res-
puesta a la introducción en los tejidos del organismo de otra «molécula»
extraña, el antígeno, con la que es capaz de reaccionar y a la que es
capaz de neutralizar. Básicamente es un mecanismo de defensa frente a
invasores, como bacterias, virus u otras sustancias. Los anticuerpos son
fabricados por las diferentes estirpes de linfocitos B, en la médula ósea
y en el timo —glándula situada bajo la laringe—; son proteínas comple-
jas compuestas de 4 cadenas, con gran posibilidad de variabilidad; las
respuestas inmunitarias son extraordinariamente heterogéneas, y alta-
mente selectivas para cada tipo de antígeno.
Si se aislase una estirpe determinada de linfocitos y se cultivase in
vitro, el clon obtenido produciría un anticuerpo concreto y sólo uno, un
anticuerpo monoclonal. Pero desgraciadamente estas células no se
mantienen en cultivo. Hay otras, sin embargo, que crecen con gran faci-
lidad: las células de ciertos tumores malignos de la médula ósea
— mielomas —, y que producen grandes cantidades de inmunoglobulinas
específicas, monoclonales, aun cuando no se sepa a qué antígeno pue-
den corresponder.
La idea que surgió era la de realizar una fusión entre una célula de
mieloma que puede conferir la propiedad de multiplicarse indefinida-
mente, y un linfocito, que por haber estado expuesto previamente a un
antígeno particular fuese capaz de fabricar un concreto anticuerpo con-
tra ese antígeno. Así, la célula híbrida tendría ambas propiedades. La
tarea no resultaba fácil, pero, en 1975, Kóhlery Milstein lograron aislar
clones de células quimeras, llamadas hibridomas, que podían producir
un tipo concreto de anticuerpo y además ser cultivadas de manera con-
tinuada. Tales clones se habían conseguido con la fusión de una célula
tumoral, que confería «inmortalidad», y otra productora del anticuerpo
deseado, ambas de ratón. Se había conseguido un anticuerpo monoclo-
nal. Parece ser que antes de su publicación en Nature, Kóhlery Milstein
propusieron a las autoridades británicas competentes el registro de la
técnica de los hibridomas, y que sólo después del silencio obtenido
como respuesta hicieron su publicación. Con ello el gobierno británico
perdió una oportunidad única de patentar algo que ha sido uno de los
mayores hitos de la investigación contemporánea, y que empieza ya a
producir grandes beneficios, sociales y económicos.
Las perspectivas que abrían estas técnicas eran casi infinitas, y las
investigaciones prosiguieron.
Los clones pueden cultivarse in vüro, y el anticuerpo correspondien-
te recuperarse a partir del medio de cultivo. Incluso pueden conservarse
clones por congelación.
Como hemos dicho, las aplicaciones de los anticuerpos monoclona-
les son enormes tanto en el campo del diagnóstico, de la producción de
sustancias útiles, como en la dosificación de medicamentos, y en la
lucha antitumoral en general. Por supuesto, también en el campo de la

193
Ai." Dolores Ochando González

investigación básica: estudio de la estructura de las membranas celula-


res, conocimiento mayor sobre el sistema inmunitario...
Se han utilizado los anticuerpos monoclonales en el mareaje e iden-
tificación precisa de neuronas, etiquetándolo radiactivamente y consi-
guiendo una imagen radiográfica. Esto podría utilizarse clínicamente
para detectar anomalías neurobiológicas en fetos humanos a partir de
una muestra de líquido fetal.
Una de la aplicaciones prácticas más importantes se relaciona con la
fabricación de vacunas específicas. Así, se ha conseguido aislar los antí-
genos de superficie relacionados con la malaria y a partir de ahí se ha
fabricado la vacuna. Este es un ejemplo interesante sociológicamente.
La Universidad en la que trabajaban los investigadores que lograron la
vacuna (R. y V. Nussenzweig, de la Universidad del Estado de Nueva
York) intentó inútilmente conseguir un socio comercial para explotar el
hallazgo, que debía estar dispuesto a aceptar las condiciones de la Orga-
nización Mundial de la Salud y de la Agencia USA para el Desarrollo
Internacional. La finalidad era conseguir una vacuna barata para el Ter-
cer Mundo, que es donde sufren esa enfermedad. Las pocas perspecti-
vas que esto ofrecía de convertirse en un lucrativo negocio no atrajeron
el interés de los inversores.
Las vacunas para muchas enfermedades del Tercer Mundo no exis-
ten, o resultan tan caras que no se producen. En los países ricos, no
obstante, el interés de múltiples compañías en los anticuerpos monoclo-
nales para detectar y fabricar vacunas para enfermedades que se dan en
ellos es enorme. Se calcula que para 1990 el mercado en equipos de
diagnóstico, sólo para células cancerosas, superará los 2.000 millones
de dólares.
Celltech, la primera, y al menos hasta hace poco la única, compañía
británica de Ingeniería Genética, lanzó al mercado en 1983 equipos de
diagnóstico para determinar los grupos sanguíneos basados en los anti-
cerpos monoclonales. Hasta hace poco se requerían cientos de litros de
suero humano, procedente de miles de donaciones, para obtener los
anticuerpos necesarios para identificar los grupos sanguíneos A, B y O.
Una pequeña empresa estadounidense, situada en La Jolla, ponía a la
venta en 1983 una prueba de embarazo, basada en los ACM, de uso per-
sonal, y que podía ser utilizada sólo dos días después del retraso mens-
trual, detectando en la orina la hormona correspondiente.
La posibilidad de una detección rápida de infecciones podría ser
muy importante en el campo de las enfermedades de transmisión
sexual, cada vez más frecuentes en los países desarrollados. También en
1983 se puso a la venta un equipo básico utilizando ACM, para la detec-
ción de clamidia (tan frecuente en EE.UU. como el herpes), al módico
precio de dos dólares.
La seroterapia puede lograr una mayor eficacia con la administra-
ción de ACM.
También es importante la tecnología de los ACM en su posibilidad de
aplicación para neutralizar la acción de los linfocitos responsables del
194
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

rechazo de injertos, o en la destrucción de los anticuerpos producidos


en las enfermedades autoinmunes.
En la dosificación y selectividad en la aplicación de medicamentos
abren los ACM un inmenso futuro. Podrían acrecentar enormemente la
eficacia de los medicamentos sobre las células concretas en las que
deben actuar, por ejemplo, células tumorales, y evitar al mismo tiempo
los efectos secundarios, graves en muchos casos, de los tratamientos
contra el cáncer. Se podrían cargar los ACM con fármacos o toxinas o
compuestos radiactivos, que transportarían directamente al tumor, y
cuyo objetivo sería matar las células cancerosas y sólo ellas, respetando
los tejidos sanos, sin lesionarlos.
A partir de 1979 en diversos laboratorios se empezaron a fabricar
ACM con reacción específica con los antígenos de ciertos cánceres.
También por estas fechas se comienzan a emplear inmunoglobulinas
radiactivas en terapia para enfermos de cánceres primarios de hígado
inoperables.
En 1982 se presenta el primer caso de remisión de larga duración
(diez meses) en un enfermo de linfoma tratado mediante ACM de ratón.
Se piensa también su aplicación en la lucha contra el SIDA.
Sin embargo, todos ellos no pasan de ser, por el momento, más que
resultados muy prometedores. Todavía quedan por resolver numerosos
obstáculos. El primero de ellos se refiere a que no disponemos de anti-
cuerpos de origen humano; todas las experiencias han sido realizadas
con anticuerpos de ratón o anticuerpos policlonales de varias especies
animales. Existe el peligro de que los anticuerpos transporten también
fragmentos de proteínas del ratón que el organismo humano puede
rechazar. Por tanto, la obtención de ACM de origen humano es de abso-
luta prioridad en este campo de la investigación.
Algo se ha hecho, se han conseguido fusionar células de mieloma de
ratón con linfocitos de ganglios linfáticos —procedentes de un cáncer
de mama—. Los hibridomas así obtenidos producían anticuerpos contra
los antígenos del cáncer de mama, pero eran inestables, y perdían los
cromosomas humanos, con lo cual, al perder la información genética
correspondiente, ya no sintetizaban los anticuerpos.
Con todo, los logros y sobre todo las perspectivas de estas tecnolo-
gías pueden ir aún más allá de lo que hoy imaginamos. Se ha hablado
incluso de una revolución terapéutica.

ADN RECOMBINANTE
Y pasamos a la auténtica, o al menos la más llamativa y de más
amplia divulgación, revolución biotecnológica molecular: la obtención
de ADN recombinante. La posibilidad de «crean», por manipulación
genética, nuevas combinaciones de material hereditario. Hoy podemos,
en el laboratorio, unir artificialmente segmentos de ADN, fragmentos de
material hereditario de diferentes orígenes, de distintas procedencias
(distintos organismos de una misma especie, diferentes especies, inclu-

195
M." Dolores Ochando González

so entre organismos tan alejados filogenéticamente como bacterias y


hombre...). Podemos «reprograman> genéticamente hablando a los orga-
nismos. Las técnicas hasta ahora expuestas se basan en la explotación
del fondo de genes existente; sólo con la Ingeniería Genética Molecular
se nos ofrece la oportunidad de producir nuevas combinaciones. Poten-
cialmente se podrían «crear» organismos de encargo.
Hoy somos capaces de romper las barreras de la evolución, de saltar
por encima del resultado de esos procesos evolutivos que llevan actuan-
do desde que la materia es «viva», y «crean» a nuestra voluntad nuevos
organismos. Nuevos organismos con nuevas propiedades, conferidas
por los fragmentos de material hereditario extraño introducidos, y que
podría considerarse (según en qué casos), como ya hemos señalado, un
«ultralamarckismo» dirigido por el hombre.
La metodología básicamente puede resumirse en los siguientes
pasos, y cada paso tiene sus técnicas específicas, que han ido perfeccio-
nándose en poco más de una década desde que se describe el primer
caso:
1. Obtención del segmento de ADN de nuestro interés.
2. Obtención de un vector apropiado.
3. Unión de ambos segmentos de ADN: molécula de ADN recombi-
nante, quimérico.
4. Hospedador adecuado.
5. Introducción de la molécula de ADN recombinante en ese hospe-
dador.
6. Multiplicación: clonado.
7. Selección.
8. Expresión.

La estrategia experimental adecuada, los métodos apropiados en


cada paso, dependerán de los problemas biológicos de cada caso con-
creto: la identificación y aislamiento o síntesis del ADN deseado, el vec-
tor apropiado —plásmidos, virus... — , las propiedades celulares del
huésped, el deseo de clonación y/o expresión, etc. Analicemos con un
poco más de detalle cada uno de esos pasos.
La obtención del fragmento de ADN deseado puede resultar ya fácil.
Hoy disponemos de bibliotecas genéticas, genotecas, más o menos com-
pletas de distintos organismos. Lejos queda ya el tiempo, no tan lejano
cronológicamente pero muy distante en términos de tiempo científico,
en que el sueño del hombre era conseguir las características positivas
de dos especies en un solo organismo en base a unir sus genomas
(aloploides), con lo que se unía lo bueno y lo malo y surgían multitud de
problemas en la «reproducción», en la obtención de «copias».
Básicamente, los fragmentos de ADN se pueden generar por cuatro
métodos: 1) por troceo mecánico; 2) por medio de las enzimas endonu-
cleasas de restricción; 3) por síntesis dirigida, a partir del ARN;
4) por síntesis química.

196
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

En último término los fragmentos de ADN se pueden conseguir a


partir del genoma del organismo en cuestión que nos interese, troceán-
dolo en pequeños segmentos —por corte mecánico o aplicación de
endonucleasas de restricción — . Así, lógicamente, conseguimos multitud
de fragmentos junto con el que nos puede interesar, y hay que aislar jus-
to uno concreto. Para ello, precisamente, se utilizan las técnicas del
ADN recombinante. Todos esos fragmentos se unen a vectores apropia-
dos, se introducen en un huésped, generalmente Escherichia coli. Y de
esta forma conseguimos un stock de células que llevan ese ADN recom-
binante — unión del vector más un fragmento del genomio correspon-
diente—, cada una de ellas con distintos fragmentos. Disponemos así
del conjunto del genomio, troceado, y de cada segmento en una diferen-
te célula, a partir de la cual se puede conseguir la multiplicación de los
fragmentos —clonación—, y a partir de éstos, identificar y seleccionar
justo el fragmento de nuestro interés. Así se construyen las genotecas.
Se calcula que, por ejemplo, el ADN completo de un organismo como
los humanos, se puede clonar en 105—106 partículas de fago lambda.
Según los expertos, a mediados de los noventa se habrán localizado y
secuenciado prácticamente todos los genes de los 23 pares de cromoso-
mas humanos, y se podrá disponer de una genoteca humana completa.
También se puede conseguir esa información genética que nos inte-
resa a partir del intermediario entre genes y proteínas, a partir del ácido
ribonucleico mensajero. El ARN-mensajero de una célula es representa-
tivo de los genes que están funcionando en esa célula, básicamente es
una «copia» del ADN (hoy sabemos que el tema es más complejo).
Tomándolo como modelo se construye su ADN complementario
mediante la acción de una enzima transcriptasa inversa, y la polimeriza-
ción posterior de la hélice de ADN sencilla.
Incluso, hoy, podemos efectuar la síntesis química de genes bien
conocidos secuencialmente, lo que a su vez permite fabricar pequeños
segmentos que pueden ayudar a la manipulación, como cebos para dis-
tintas enzimas, etc.
Uno de los elementos más importantes en estas metodologías es el
«vector», generalmente un plásmido o un virus, que son segmentos de
ácidos nucleicos que gozan de una cierta autonomía en el interior de la
célula y que constituyen unidades de replicación (replicones), y que,
lógicamente, poseen capacidad de transcribir y traducir su información
genética. Para clonar en células humanas y de otros mamíferos, el vec-
tor más utilizado ha sido el virus SV40, aunque actualmente se trata de
obtener otros vectores a partir de otros virus (retrovirus, virus polioma,
etc.). En Escherichia coli, el organismo más utilizado, con diferencia,
como hospedador, los vectores son fundamentalmente plásmidos y el
bacteriófago lambda. Y últimamente se experimenta con la posibilidad
de utilizar elementos transponibles (transposones: secuencias de mate-
rial hereditario que saltan de un lugar a otro del genomio) como vecto-
res en plantas. En cualquier caso, la elección del vector apropiado es
dependiente, en gran medida, de la célula que actuará como hospedado-
ra, y debe reunir, básicamente, las siguientes propiedades: constituir un

197
M." Dolores Ochando González

replicón, ser capaz de replicar (secuencias específicas, generalmente de


unos 500 pares de bases que interaccionan con determinadas enzimas);
en muchos casos, poseer algún marcador genético; contener lugares de
anclaje para las enzimas correspondientes, en los que el ADN extraño
pueda ser insertado; contener elementos de control para la expresión
del ADN clonado en caso de que se desee, como promotores, puntos de
puente de ribosomas, etc.; y, lógicamente, resulta extraordinariamente
útil conocer, si es posible, su secuencia. Hoy se han desarrollado vecto-
res en una amplia variedad de sistemas biológicos, desde microorganis-
mos (£. coli, Streptomyces, B. subtilis, levaduras...) a plantas, células y
organismos eucariontes superiores, incluyendo humanos.
El paso siguiente, tras la obtención del fragmento de ADN que nos
interesa y el vector apropiado, consiste en la unión de esos segmentos
de ADN a ese vector, que implica la formación de cuatro puentes fosfo-
diester, lo que se puede llevar a cabo in vivo o in vitro. Este paso se ini-
ció en 1967 con las ADN ligasas, enzimas que unen extremos libres de
ADN; se mejoró sensiblemente con la formación de extremos monocate-
narios complementarios en el ADN, mediante la acción de las terminal
transferasas, y alcanzó su punto culminante con el descubrimiento de
las endonucleasas de restricción, que valieron el premio Nobel, como ya
hemos dicho, a sus descubridores, y que permitieron al equipo de
Cohén obtener por primera vez moléculas de ADN recombinante bioló-
gicamente funcionales. Las endonucleasas de restricción (restrictasas)
poseen la propiedad de reconocer secuencias específicas en el ADN por
las que rompen las dos cadenas de forma simétrica respecto a un punto,
pudiendo realizar la rotura en forma roma o en bisel, según que los
lugares de corte de ambas cadenas queden enfrentados o no. Ello per-
mite la formación de extremos cohesivos en esos segmentos de ADN
que queremos unir en una sola molécula quimérica. Desde que se aisló
aquella primera restrictasa del bacilo Haemophilus influenzae hasta
hoy, se han aislado multitud de endonucleasas de restricción que cortan
secuencias definidas, a partir de unas 230 especies de bacterias, con
más de 90 dianas distintas (punto que reconocen para el corte).
Necesitamos también, una vez conseguida la molécula de material
hereditario quimérica, un hospedador adecuado, que hasta ahora ha
sido, principalmente, aunque no exclusivamente, sobre todo en los últi-
mos años, un microorganismo, E. coli. Hoy ya se utilizan como hospe-
dadores, microorganismos, además de E. coli, B. subtilis, Streptomyces,
Pseudomonas, también levaduras {Sacharomyces cerevisae) e incluso cé-
lulas y organismos eucariontes, plantas y animales, incluido el hombre.
Y la introducción de las moléculas recombinantes, moléculas quime-
ra, en las células huésped —u organismo—, que generalmente se realiza
a imitación de los procesos naturales en bacterias, como la transforma-
ción o transducción, principalmente.
Lo que interesa a continuación, generalmente, es la obtención de
muchas réplicas de es.e ADN recombinante, el clonado, es decir, la répli-
ca de esa molécula quimérica, bien con la replicación del propio ADN

198
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

celular o bien de forma más autónoma. Así podemos conseguir clones,


incluso millones de células con esa información «añadida».
Pero con todo lo expuesto no quedan superadas las dificultades: la
información genética introducida debe expresarse en ese ambiente
genético que no es el suyo estriclamente, en esa nueva situación heteró-
loga. Debe ser capaz de transformar esa información en forma de
secuencia nucleotídica, en secuencia aminoácida, en proteínas. Y ello
resulta posible debido a que el material hereditario, los procesos genéti-
cos, y, en definitiva, el código genético, como hemos ya expresado, son
universales (con alguna ligera maüzación), son básicamente los mismos
para todos los seres vivos, plantas y animales, desde las bacterias al
hombre.
El poder de estas tecnologías, sospechado desde el primer momento,
ha hecho que la polémica y la preocupación le haya acompañado desde
el comienzo. Inicialmente fueron los propios investigadores, que propu-
sieron una moratoria, y la creación de barreras físicas y biológicas (con-
ferencia de Asilomar, 1975), ante el temor de que microorganismos
modificados se escapasen del laboratorio y constituyesen un grave ries-
go para la humanidad. Los NIH de EE.UU. proponen las primeras nor-
mas. Incluso el Congreso USA dicta las primeras leyes al respecto. Dife-
rentes gobiernos de distintos países elaboran informes. El público en
general se involucra en el debate.
En la década actual, se flexibilizan las inicialmente propuestas nor-
mas, y aparecen nuevas polémicas. En relación con la comercialización
y secreto en investigación, en relación con la verificación fuera del labo-
ratorio de la eficacia de microorganismos modificados para comprobar
sus efectos en la naturaleza (resistencia frente a condiciones naturales y
otros microorganismos, capacidad de actuación sobre, por ejemplo, la
cosecha deseada, etc.), y en relación con la actuación directa sobre la
especie humana: la modificación de células somáticas o incluso germi-
nales (eufenesia y eugenesia). A final de 1980, los secretarios generales
del Consejo Nacional de Iglesias, el Consejo de Sinagogas de los EE.UU.
y la Asamblea Católica, escriben al entonces Presidente Cárter en la pre-
tensión de que se investigara la ingeniería genética aplicada al hombre,
se sometiera a control o incluso se prohibiera.
Pero en definitiva, y de ahí la enorme polémica que levantan, estas
técnicas —con mayores o menores modificaciones y progresos— abren,
han abierto ya, un vasto campo a la investigación básica y aplicada. Res-
pecto a la básica, nos permitirán conocer mejor la estructura y función
génica, la expresión y regulación de la actividad de los genes, su lpcali-
zación, nos abre la posibilidad de la mutagénesis dirigida, in vitro (un
campo también con posibilidades de aplicación), etc. Respecto a la apli-
cada, tanto en agricultura y ganadería como en industria y medicina, en
la producción energética como en la lucha contra la contaminación, sus
posibles aplicaciones son incalculables. Se obtienen sustancias diversas,
hormonas, vacunas, etc., fabricadas por microorganismos. Se modifican
o tratan de modificar plantas para resistencias a condiciones adversas, a
agentes patógenos, a herbicidas, e incluso se busca la posibilidad de su

199
M." Dolores Ochando González

autofertilización. Se trabaja en conseguir animales con mejores cualida-


des: crecimiento, fertilidad, menos grasas saturadas, etc. Y, por supues-
to, se busca la posibilidad de la terapia de genes humanos. Vamos a
detenernos en algunos casos concretos.
Inicialmente, con las técnicas del ADN recombinante se consiguió
introducir información genética de otros organismos en bacterias, y
fundamentalmente en E. coli. Los microorganismos han Rasado a ser
fábricas de productos génicos, en muchos casos humanos. Son las «nue-
vas masas trabajadoras».
Las enzimas que controlan las reacciones químicas en los seres
vivos, incluso la propia fabricación de la materia básica de la vida: el
ADN, pueden hoy sintetizarse a partir de microorganismos. Por ejem-
plo, a partir de amilasas (se encuentran de forma natural en boca y estó-
mago y ayudan a descomponer los almidones en glucosa) se producen
edulcorantes para bebidas no alcohólicas y productos de confitería. La
amilasa se encuentra en B. subtilis y se obtiene fácilmente a temperatura
ambiente, pero el calor la destruye. La posible inserción del gen de la
amilasa en bacterias termofílicas (resistentes al calor) solucionaría el
problema.
La microbiología industrial clásica se ve hoy invadida por multitud
de «nuevos» microorganismos construidos por el hombre con finalida-
des funcionales concretas.
Pero hoy, las bacterias también fabrican productos humanos. Entre
los primeros productos sintetizados por bacterias con genoma modifi-
cado, a finales de los setenta, se encuentra la insulina. Existen 60 millo-
nes de diabéticos en el mundo que son insulinodependientes, debido a
la destrucción de sus células que segregan la hormona —islotes de
Langherans del páncreas—. Antes había que extraer la insulina del pán-
creas de cerdo o bovino, hoy está a la venta por compañías de ingeniería
genética (fue el primer producto de clonación puesto a la venta); tam-
bién fue la primera proteína animal producida en bacterias con estruc-
tura absolutamente idéntica a la natural.
Otra importante hormona fabricada hoy por ingeniería genética
molecular es la somatotropina u hormona del crecimiento, segregada
normalmente por el lóbulo anterior de la hipófisis, y que antes debía de
aislarse a partir de hipófisis humanas extirpadas post mortem o a partir
de cerebros de cordero. La falta de esta hormona causa enanismo, y se
calcula su frecuencia en países occidentales entre 7-10 por millón.
Cuando antes se necesitaban 100 toneladas de cerebros de cordero para
conseguir 5 miligramos de la hormona, hoy se puede conseguir con 100
gramos de colibacilos en un fermentador de 8 litros.
La producción de vacunas (recordemos que es una de las más
importantes aplicaciones de los ACM) es otro de los campos más
desarrollados. Desde un simple resfriado, pasando por vacunas contra
la difteria hasta contra la hepatitis B, que constituye un grave pro-
blema para la sanidad pública debido a la posibilidad de transmisión
de la madre al feto, diversos laboratorios y empresas trabajan para su
obtención. Y no debemos olvidar un azote de la moderna civilización: el

200
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

SIDA, para la lucha contra el cual también se está trabajando a nivel de


la ingeniería genética molecular, y posiblemente los avances que se
consigan vengan a través de estas tecnologías.
También en el campo de la producción de sustancias inmunogénicas
y diversos factores sanguíneos. Se ha conseguido clonar interferón, en
1980. El interferón es una proteína, mejor una familia de proteínas, que
es liberada por células expuestas a un virus, y que permite a otras célu-
las adquirir resistencia a la infección vírica. Las posibilidades antivíri-
cas eran importantes y su efecto prolongado, pero las células lo segrega-
ban en cantidades muy pequeñas y en múltiples formas. Tras su clona-
ción con las técnicas de ADN recombinante, comenzaron los primeros
ensayos sobre su aplicación y efectos. La relación de ciertos tipos de
virus con algunas formas de cáncer nos da una idea de la importancia
del tema (aunque inicialmente los investigadores eran más optimistas
que hoy).
Los trabajos para conseguir factores de coagulación de la sangre,
anticuerpos y distintas hormonas han dado ya frutos y las perspectivas
son esperanzadoras.
Por supuesto, en principio, la técnica permitiría clonar casi cual-
quier gen, y obtener por tanto cualquier producto génico. La importan-
cia derivada en medicina e industria farmacéutica es evidente.
Además de sintetizar, los microorganismos se podrían utilizar en la
degradación y/o en la conversión de desechos y subproductos agrícolas
c industriales. Y así se hace en microbiología industrial, pero ahora las
técnicas de ADN recombinante permiten mayor eficacia o la posibilidad
de nuevas transformaciones, de manera que estos subproductos pudie-
sen convertirse en fuente energética, en compuestos fermentables o
incluso en proteínas. Según datos de la ONU de 1978, se calculaba que
los cereales cultivados en el mundo producen 1.700 millones de tonela-
das de paja al año, la mayor parte de la cual no se utiliza; podría sacár-
sele algún rendimiento. En la lucha directa contra la contaminación ya
se obtienen resultados, hay bacterias con distintos plásmidos con la pro-
piedad de degradar hidrocarburos. Hay casos en que hoy no es posible
su degradación, pero sí se pueden destoxificar, por ejemplo, por fosfori-
lación, metilación, etc. (las enzimas que controlan estas reacciones sue-
len estar contenidas en genes de plasmidios). En principio, la posibili-
dad de conseguir cepas de microorganismos capaces de descomponer
numerosos productos es factible.
Pero no sólo pueden modificarse genéticamente microorganismos;
actualmente también podemos conseguir plantas y animales transgéni-
cos, con información genética añadida.
En el campo agrícola las posibilidades de aplicación son casi ilimita-
das y el futuro optimista. Conseguir plantas resistentes a diversos agen-
tes patógenos, a herbicidas, incluso capaces de desarrollarse en ambien-
tes pobres, tolerantes a la sal, a la sequía, a las heladas, etc. Pero el sue-
ño se fija en dotar de información genética a plantas cultivadas para que
sean capaces de fabricar sus propios fertilizantes. En leguminosas y
otras dicotiledóneas, se encuentran unas bacterias radiculares, Agrobac-

201
M." Dolores Ochando González

terium tumefaciens, que contienen un plásmido (Ti) que puede ser trans-
ferido al genoma nuclear de las plantas infectadas, y que poseen genes
con información para provocar la fijación del nitrógeno atmosférico. Es
decir, Agrobacterium actúa como un ingeniero molecular natural. La
investigación actual se centra en el interés de conseguir asociaciones
entre bacterias fijadoras, Agrobacterium u otras bacterias a las que por
ingeniería genética se les ha podido pasar la información de los genes
correspondientes, y plantas cultivadas, fundamentalmente cereales
(monocotiledóneas). O incluso, conseguir la transferencia en un futuro
de los genes de fijación del nitrógeno, de las bacterias a las plantas. Por
el momento hay múltiples problemas: regenerar plantas completas si se
han utilizado protoplastos, la pérdida del vector, la expresión, etc. Pero
el tema es de tal importancia social y económica que, por ejemplo, en
1980 el Ministerio de Agricultura de EE.UU., de todas las subvenciones
que concedió para trabajos en biología vegetal, el 25 por 100 fue a
temas en relación con la fijación del nitrógeno.
Igual que se añade información genética, también puede suprimirse,
y un ejemplo lo tenemos en las investigaciones realizadas para suprimir
de ciertas bacterias el gen que codifica para una proteína, llamada
«simiente», sobre la que se forman cristales de hielo. Dicha proteína es
producida por las mencionadas bacterias que invaden las células de
cítricos y otras plantas cuando las temperaturas bajan. En 1984 se reali-
zó la primera aplicación práctica en el campo.
Y pasando al mundo animal, también aquí se tienen logros, aunque
todavía a nivel experimental, a nivel de laboratorio. La obtención y
expresión de información genética de animales superiores en cultivos
celulares ya se logró, pero conseguir animales transgénicos, con la
información adquirida en todas sus células e incluso la capacidad de
transmisión a la descendencia, no es fácil. Uno de los problemas funda-
mentales que se plantean es cómo se introduce la información extraña
en la célula eucariótica. Se están utilizando diversas técnicas, cada una
con sus problemas y según el sistema biológico: por microinyección en
el óvulo; por técnicas de «transporte», utilizando transposones, que son
secuencias de ADN que cambian de posición en el genoma, como ya
hemos dicho, que saltan, técnica que ha sido un éxito en Drosophila;
con retrovirus (virus ARN) que poseen ciertas cualidades similares a los
transposones, son capaces de insertarse en el genoma, de hecho necesi-
tan integrarse en los cromosomas animales para efectuar su ciclo; con
adenovirus, y recientemente incluso con un plásmido bacteriano, se ha
pasado información a un embrión de ratón.
Así se han conseguido ratones, cerdos (1986), conejos. Y se están
desarrollando las técnicas en acuicultura para diversas especies de
vertebrados e invertebrados.
Un interesante proyecto internacional, financiado por la CEE, trata
de conseguir, por transgénesis, cambiar la composición de los lípidos de
los animales que consumimos, introduciendo en su genoma la informa-
ción genética, el gen, de una enzima (como la Delta-12-desaturasa), que
se encuentra de forma natural en levaduras, y que puede hacer aumen-
202
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

tar el nivel de grasas poliinsaturadas de estos animales; grasas que


resultan más sanas al consumidor humano. Las grasas saturadas son
nocivas para el sistema cardiovascular y principales responsables de la
arterieesclerosis y su consecuencia, el infarto de miocardio.
Además de los problemas de conseguir vectores adecuados o técni-
cas apropiadas de introducción de la información genética, los mecanis-
mos de integración del ADN extraño en el genoma animal son descono-
cidos, y existe la posibilidad de que esa integración active otros genes o
interfiera en la información normal del organismo. Y no olvidemos la
complejidad del genoma de estos organismos.
Pero si manipulamos el material hereditario de otros organismos,
¿por qué no el humano? Ya hemos hablado de la producción de sus-
tancias correspondientes a genes humanos por parte de microorganis-
mos. Se conocen más de 3.000 enfermedades genéticas en el hombre
causadas por genes defectuosos que determinan la síntesis de proteínas,
a su vez, defectuosas. La única posibilidad de curación real, aparte del
tratamiento ambiental de sus efectos (que no siempre es posible), se
daría si se corrigiese el error en la molécula de ADN responsable de la
enfermedad, o si se lograse la transferencia de un gen funcional normal
a las células defectuosas. Desde el primer momento ha resultado evi-
dente que la extensión de la ingeniería genética molecular a los mamífe-
ros podría conducir a la terapia de genes —somática— en pacientes
humanos, una especie de «eugenesia somática», o «eufenesia génica».
Eugenesia tiene el sentido de «mejora», perfección, a nivel de genes, en
definitiva, mejora de la constitución genética humana; eufenesia tiene el
sentido de «mejora» o perfección, pero a nivel de la manifestación de
esos genes, es decir, a nivel del fenotipo.
Los problemas todavía son muchos y a pesar de la experimentación
in vitro, en cultivos celulares, la aplicación a pacientes aún no está lista.
Aun así, se han llevado a cabo algunas tentativas in vivo, en pacientes.
En Alemania se trató a dos niños que padecían argininemia, una enfer-
medad que produce cierta alteración del ciclo de la urea como conse-
cuencia de la falta de la enzima arginasa. Se les inyectó partículas vira-
les infecciosas, pero no patógenas, que portaban el gen normal capaz de
sintetizar la arginasa. No hubo éxito. Otro caso lo constituye el del
escándalo provocado por un investigador estadounidense que, antes de
conseguir el permiso del comité correspondiente para el tratamiento
experimental en pacientes, decidió realizarlo con enfermos de otros
países menos exigentes en este sentido. Y así trató con ADN recombi-
nante a dos pacientes de talasemia, una grave enfermedad de la sangre,
uno de Italia, otro de Israel. El escándalo fue grave. Y la polémica de
utilizar humanos como conejillos de indias está sobre la mesa (reciente-
mente hemos vivido este tema con información procedente de Francia).
Hay que añadir, además, que no tuvo éxito el tratamiento.
En este tipo de técnicas, el procedimiento es. realmente costoso.
Habría que identificar y localizar el gen defectuoso. Hoy se dispone de
un catálogo de más de 3.500 genes humanos identificados y gran parte
localizados, asignados a un concreto cromosoma o incluso a un lugar

203
M." Dolores Ochando González

dentro del cromosoma. Habría que aislar el gen normal alternativo, a


partir de células normales, clonarlo en células animales en cultivo o en
microorganismos para conseguir una reserva. A continuación, insertar
el gen normal en un vector, generalmente un virus, que sea capaz de
introducirlo en las células del paciente donde debe funcionar, por ejem-
plo, hígado, sangre, etc. Hay que conseguir que una vez en el interior de
esas células el gen actúe correctamente, es decir, debe insertarse en
puntos concretos, en puntos donde sus efectos no sean dañinos, donde
no altere otros genes, con las secuencias de control adecuadas, etc.
Y, por último, debemos conseguir que ese gen se exprese, dé lugar al
producto génico correspondiente, que es el necesario para un funciona-
miento normal de la correspondiente actividad. Y aún queda otro punto,
esos genes añadidos deben transmitirse con la división celular, deben
replicar, no perderse.
Los candidatos más inmediatos son las enfermedades producidas
por deficiencias hemoglobínicas, como por ejemplo la anemia falcifor-
me y otras. Se conoce su secuencia aminoácida y su constitución y loca-
lización. Se extraerían células de la médula ósea del paciente, se les
insertaría el gen normal y se reintroducirían de nuevo en el enfermo.
Por ejemplo, se ha conseguido la expresión del gen de la beta-globina
del conejo en una línea celular de mono. El gen de la betaglobina huma-
na es de particular importancia, ya que algunas de sus mutaciones son
responsables de enfermedades como las ya nombradas de la anemia
falciforme y la talasemia beta, dos graves alteraciones hereditarias de
las células sanguíneas.
Es evidente que la problemática resulta compleja y necesitamos
todavía una gran información en genética básica: sistemas de regula-
ción, secuencias de control, mecanismos de inserción genómica, etc.
El paso siguiente: curar defectos en las células germinales. Una
auténtica eugenesia. La técnica descrita implica una terapia somática
sobre los órganos afectados, pero el paciente sigue poseyendo el defecto
genético y transmitiéndolo a su descendencia. La corrección a nivel de
células germinales o embriones significaría la curación real, total, del
individuo y su descendencia; no habría necesidad de repetir la terapia
con los hijos, puesto que éstos serán genéticamente sanos. Sería necesa-
ria la manipulación del huevo fecundado fuera del cuerpo, y su poste-
rior reimplantación. En este caso, obviamente, aumenta la complejidad
de los problemas ya enumerados, y surgen nuevas dificultades y, sobre
todo, graves problemas éticos.
En principio no es pensable que nadie se oponga a una terapia somá-
tica con ADN recombinante, sería un tratamiento médico más, pero la
manipulación de embriones o células germinales se enfrenta con
muchas dudas éticas y legales.
Además, igual que hablamos de curar defectos producidos por un
solo gen, puede surgir la idea de que podrían «mejorarse» también «cua-
lidades generales» (eugenesia en su amplio sentido), bajo las que real-
mente no se encuentran defectos genéticos concretos identificables. Por
ejemplo, la longevidad. Si en alguna medida el envejecimiento se debe a

204
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

rupturas en el ADN, la introducción en nuestras células de copias adi-


cionales del(os) gen(es) de las enzimas reparadoras podría hacer que
envejeciésemos más lentamente. Pero esto podría llevar más lejos ¿por
qué no mejorar, «realzan» (según epíteto utilizado por un escritor de
ciencia-ficción) cualidades como la inteligencia, la agresividad, etc.?
Evidentemente, aquí llegamos de momento a la ciencia-ficción. Los
muchos factores genéticos implicados, las interacciones entre ellos y el
ambiente social, cultural, etc., sin olvidar la problemática logística que
se plantearía de aplicar la ingeniería genética molecular a grandes
masas de población, nos lleva a problemas irresolubles, técnicos y
éticos.
Otro campo de aplicación de la ingeniería genética molecular en la
especie humana sería el del diagnóstico. Detectar en adultos, o incluso
embriones nonatos, la presencia de enfermedades hereditarias median-
te sondas de genes (Corea de Huntington, fibrosis cística, fenilcetonu-
ria, enfermedad de Tay-Sachs, anemia falciforme, talasemia beta, etc.).
Por ejemplo, la fibrosis cística se presenta en 40-50 de cada 100.000
nacimientos entre los europeos del Norte. La anemia falciforme y la
talasemia, que afectan a las células sanguíneas, son de las enfermeda-
des más comunes producidas por un gen único, de 1.000 a 2.000 casos
por cada 100.000 nacimientos; sólo en EE.UU. se calcula que uno de
cada 20 negros posee el gen deficiente. Con estas técnicas de diagnósti-
co lógicamente se relaciona la problemática abortista si el feto es porta-
dor de una grave alteración. Pero también se pueden ulilizat.cn adultos;
por ejemplo, ya hay en el mercado instrumentos de diagnóstico basados
en el ADN recombinante para enfermedades transmitidas sexualmente.
Otro ejemplo: la enfermedad Corea de Huntington, degenerativa del sis-
tema nervioso, presenta sus efectos en edades maduras, cuando ya el
individuo afectado ha podido tener hijos y por tanto transmitir la enfer-
medad; un diagnóstico temprano y la información correspondiente pue-
de permitir al individuo elegir libremente, sabiendo los riesgos, su pro-
pia reproducción o no. En este apartado entra de lleno el llamado «con-
sejo genético», que hace ya largo tiempo se practica con la información
proporcionada por técnicas clásicas.
Otro aspecto de la aplicación de las técnicas del ADN recombinante
es la «identificación» biológica de los individuos, el poder establecer el
DNI genómico de los individuos. El control sobre el ciudadano, su reco-
nocimiento sin ningún género de dudas, y las implicaciones legales, son
evidentes.
Y otro sueño: la mutagénesis dirigida. El modificar la secuencia
nucleotídica en el ADN a nuestro antojo. No habría necesidad de intro-
ducir nueva información «sana», o «mejon>; se podría hacer cambiar al
gen deficiente in situ. Sería ya una manipulación a nivel de ultraestruc-
tura genética. Hoy esto se encuentra muy lejos de la realidad, aunque la
experimentación sobre cultivos celulares in viíro, como ya hemos dicho,
se realiza.
Y debemos terminar haciendo necesaria referencia a las posibilida-
des de los biosensores y biochips, ya no ingeniería genética estrictamen-

205
M." Dolores Ochando González

te hablando, pero sí biotecnología avanzada, la simbiosis entre electró-


nica y biología. La nueva generación de biosensores miniatura
(¥ET=field effect transistors) son dispositivos con membranas sensibles
a moléculas orgánicas o a iones. La empresa Johnson & Johnson, a
principios de los ochenta, junto con investigadores de la Universidad de
Utah (EE.UU.), inició un programa para poner a punto un detector de
iones de calcio; la presencia de estos iones en la sangre puede ser un
anuncio de ataque cardíaco. Otro ejemplo: se podría introducir el
biosensor en un paciente con úlcera gástrica, que podría emitir lecturas
de la acidez del estómago. Otro: el control de la corrosión en oleoductos
y depósitos petrolíferos.
El caso del biochip, que nace también a principios de los ochenta,
pretende utilizar materia viva para sustituir al silicio y reducir los com-
ponentes activos de los ordenadores a nivel molecular. Una posible apli-
cación: devolver una visión parcial a los ciegos. En palabras del doctor
J. McAlear, presidente de Gentromix:
«Queremos construir un ordenador biológico tridimensional que
pueda diseñarse y ensamblarse a sí mismo con los mismos medios
comunes a todos los seres vivos, utilizando el ADN como plano
constructivo.»

CONCLUSIÓN
Todo lo expuesto no es más que un breve repaso a los diversos cam-
pos y los potenciales de aplicación de la biotecnología. Las posibilidades
son incalculables, según un estudio Delphi de 1981 (Stewman, Lincoln
et ai); los progresos serán espectaculares: se conseguirán plantas fija-
doras de nitrógeno antes de 1995, se logrará corregir defectos genéticos,
y se aplicará la terapia genética entre el año 2000 y el 2045, los procesos
de senescencia se conocerán bastante bien en el año 2000, etc. Las pro-
ximidades de muchas de las fechas previstas en ese informe resultan
asombrosas.
En cualquier caso, la excesiva divulgación profana de descubrimien-
tos llamativos, donde no se exponen los problemas y dificultades técni-
cas subyacentes, no contribuye a una visión objetiva y exacta de las posi-
bles aplicaciones biotecnológicas. No puedo terminar sin volver a recor-
dar las dificultades que aún hoy nos encontramos lejos de resolver en el
laboratorio, cuanto más en la aplicabilidad o comercialización de los
descubrimientos.
En informe de la OCDE (1979):
«Ciencia y Tecnología... tienen un número de características distin-
tivas que causan especiales problemas o complicaciones... Están a
la cabeza del cambio social... Ponen, sin embargo, especiales retos

206
Orígenes y bases de la revolución biotecnológica

a cualquier sociedad que busca conformar su propio futuro y no


sólo reaccionar al cambio o a los efectos, a veces indeseados, del
cambio.»
En términos biológicos es muy posible que estemos en la frontera de
la primera revolución llevada a cabo por el hombre que tenga unos efec-
tos mucho más profundos que los cambios históricos producidos por
razones políticas, o que la Revolución Física. Si se consolida esa revolu-
ción, y parece evidente que así ocurrirá, los valores morales, los crite-
rios sociales actualmente imperantes no podrán sobrevivir sin una pro-
funda transformación, y lo que hoy se nos presenta como una revolu-
ción científica conducirá inevitablemente a profundas transformaciones
sociales. Como ya se ha dicho, «el hombre crea las herramientas y las
herramientas cambian al hombre».
Y quisiera terminar con una frases que ya utilicé en otra ocasión en
referencia a estos temas.
Mirando a esta ciencia del siglo XXI, se despierta un sentimiento
dual, de temor y de esperanza. Las implicaciones de esta manipulación
escapan del mundo científico, salen de los laboratorios e inundan las
estructuras legales y los principios éticos. Es el momento de una refle-
xión social; más allá de la Biología, más allá de los científicos, la deci-
sión corresponde a toda la humanidad. En definitiva, como he dicho en
otro momento de este trabajo, las ciencias biológicas son ahora también
ciencias sociales.

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209
BIOTECNOLOGÍA, POLÍTICA Y SOCIEDAD

José-Ignacio Cubero
Profesor de Genética
Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Córdoba

A fuer de reiterar definiciones, parece obligado discutir el término


«Biotecnología» en su contexto científico-técnico con objeto de analizar
sus implicaciones en política y sociedad. La imprecisión del término
desde el punto de vista etimológico y la frecuente ignorancia de muchos
de los que lo manejan han permitido oscilaciones que van desde consi-
derar dentro de la Biotecnología cualquier operación biológica contro-
lada por el hombre hasta incluir sólo las depuradas técnicas de la Inge-
niería genética. Los métodos tradicionales de mejora de plantas se
incluirían, según unos, en la definición más generosa de la Biotecnolo-
gía, mientras que según otros sólo el ADN recombinante debe conside-
rarse en ella.
Preciso es reconocer que esta ambigüedad no es fácilmente desecha-
ble, por meditada que sea la definición propuesta. Así, la adoptada por
la OCDE indica que la Biotecnología es «la aplicación de los principios
de la Ciencia y de la Ingeniería al tratamiento de materiales por agentes
biológicos o al tratamiento de materiales biológicos para la producción
de bienes y servicios». Los dos extremos mencionados anteriormente
caben en esta definición aséptica y casi oficial. Sólo por acuerdo tácito
es posible excluir, por ejemplo, las técnicas tradicionales de la mejora
vegetal o el tratamiento médico.
Hay también un alto grado de acuerdo en admitir como condición
necesaria para que una tecnología se califique de «biotecnología» el que,
al menos en un cierto momento del proceso, se manejen microorganis-
mos o células, aunque tal circunstancia no sea condición sirte qua non.
Para dar una cierta idea de lo sutil que pueden llegar a ser las distincio-
nes, valga decir que en tanto que una técnica clásica de mejora de plan-
tas no es admitida como biotecnología, según se ha dicho, sí que puede
serlo si se utiliza cultivo de tejidos o, aún mejor, de protoplastos.
Sea como fuere, quizá convenga mantener un cierto grado de impre-
cisión que permita comprender que desde el plásmido hasta el Hombre
Revista del Centro de Estudios Constitucionales 21 1
Núm. 4 Sepliembrc-diciembre 1989
José-Ignacio Cubero

existe un continuo biológico y que las técnicas que implican materiales


biológicos pueden utilizarse en cualquier punto de ese continuo.

COMPLEMENTACION Y SUSTITUCIÓN
Debe decirse, asimismo, que en cuanto técnicas vienen a solapar o a
complementar las ya existentes y no a sustituirlas sin más. El reempla-
zamiento de una técnica por otra requiere normalmente un largo proce-
so de cambio en el que los factores determinantes son puramente eco-
nómicos. Dichos reemplazamientos no tienen por qué ser obligados o
unidireccionales. Por ejemplo, la obtención de la sosa por el procedi-
miento Solvay desterró, en muy poco tiempo, allá por los años treinta
del siglo pasado, su extracción a partir de Salsola soda y el cultivo de
ésta. Pero sería absolutamente falso pensar, basándonos en ese ejemplo,
que las síntesis químicas destierran siempre a los procedimientos bioló-
gicos. Basta considerar la producción de antibióticos, y no porque no
sea posible obtenerlos por vía química. En otros casos, las sustituciones
son sucesivas y de distinto sentido: los abonos nitrogenados obtenidos
por síntesis química reemplazaron al nitrato de Chile, pero el uso de los
primeros es prácticamente prohibitivo en regiones en vías de desarrollo
a causa de su alto valor en el mercado tras la crisis energética de los
setenta. Ahí sigue valiendo la técnica biológica tradicional de utilizar la
asociación leguminosas-rizobios para enriquecer el suelo en nitrógeno:
una «biotecnología» natural. No es raro, además, encontrar el caso de
técnicas que no se reemplazan, sino que coexisten. La puesta a punto de
sistemas de fabricación de fibras textiles sintéticas pudo hacer pensar
que las naturales desaparecían. Nada menos cierto. Unas y otras han
encontrado sus lugares y coexisten apaciblemente no sólo puras, sino
en mezclas diversas en el mismo tejido.
Es muy posible que la Biotecnología no represente la panacea uni-
versal que sus abanderados más fogosos pretenden que es. Entre otras
cosas, un grupo tan heterogéneo de técnicas no puede tener éxito o fra-
caso en bloque. Pero no cabe duda de que, a nivel de aplicación, ofrece-
rá nuevas posibilidades para la producción de bienes (esto es, para obte-
ner productos) y de servicios (o sea, para modificar los materiales de
desecho, como aguas residuales, por ejemplo). Nuevas posibilidades,
nuevos sistemas que sustituirán o no a los ya existentes dependiendo del
coste y de la oportunidad.

EL DOMINIO DE LA TÉCNICA
Pero estas nuevas técnicas no hay que verlas solamente en cuanto a
su aplicación. Quizá entonces bastara esperar al «que inventen ellos». La
aplicación es el momento final de todo un proceso de obtención de nue-
vos organismos. Es precisamente en el saber cómo se obtienen estos

212
Biotecnología, política y sociedad

nuevos organismos donde se están marcando diferencias entre países,


entre empresas y entre instituciones.
Ese «cómo hacer» no deriva de simples invenciones basadas en ideas
felices, sino de conceptos derivados de la más profunda investigación
biológica. Poseer una propia biotecnología avanzada supone tener una
masa de científicos y de métodos e instituciones de enseñanza que ya de
por sí representan una diferencia cualitativa entre quien los posee y
quien no los posee. Esa brecha es difícil de salvar, a pesar de que el
núcleo principal y posiblemente más prometedor de la Biotecnología
sea de reciente aparición. Este hecho, o sea, la consideración de «noví-
sima» que se le otorga a la Biotecnología —lo que no es cierto en
muchos de sus aspectos — , influye en la creencia de que es fácil coger el
tren que acaba de ponerse en marcha. El error está en la palabra acaba:
es un tren que ya estaba funcionando y al que, en plena marcha, se ha
perfeccionado e incrementado su velocidad. Los que están en la otra
parte de la brecha tienen sus vagones, si los tienen, dispersos y con esca-
sa posibilidad de constituirse en convoy. En este sentido, nuestro país
puede tener vagones adecuados para formar un tren. Se han detectado
unos 250 grupos de trabajo de organismos públicos y más de 50 empre-
sas (casi todas en el campo de la farmacia, humana o animal) capaces
de utilizar biotecnología. Es un presente prometedor.
Otro error, que, como el anterior, también es típico de los políticos,
es pensar que hay que tener biotecnólogos porque los países desarrolla-
dos los tienen. Los países desarrollados los tienen porque están mental-
mente, y no sólo económicamente, más avanzados que los demás, y por-
que en un momento determinado de su desarrollo tecnológico se vio la
conveniencia de utilizar las nuevas ideas suministradas por sus científi-
cos. En esos países la incorporación de biotecnología a la simple y pura
tecnología tradicional se hizo y se hace de manera armónica, gradual,
por crecimiento o desarrollo, y no por injerto. En ellos no se creó al
«bioteenólogo» para buscarle luego un puesto de trabajo. Ambos, la
necesidad y el operario, nacieron y crecieron juntos. En nuestro propio
país, el sector que más se ha adentrado en la biotecnología es el que
estaba mejor preparado para recibirla: la industria farmacéutica. Tener
lo que se precisa es síntoma de buena economía; tener por tener, lo es
de lujo.
Fuerza es reconocer que la Biotecnología conlleva un componente
emocional difícilmente perceptible en otros campos como no sea en el
de la Energía Nuclear. En ambos casos, el propio futuro del Hombre se
ve afectado por el posible mal uso de las técnicas correspondientes,
pero esta implicación ética no es por sí sola la base de la emoción que
despiertan Biotecnología y Energía Nuclear. Menos humanista, pero
más real, es el convencimiento de que el país que no domine las técni-
cas adecuadas quedará fuera de juego en la guerra y en la paz.

213
José-Ignacio Cubero

LA CONCENTRACIÓN DE EFECTIVOS
Las nuevas técnicas no pueden ser puestas en uso por cualquiera y
en cualquier lugar. Hace falta una excelente preparación básica a nivel
del científico, y aunque el científico y el técnico puedan ubicarse donde
se desee, la infraestructura y la masa crítica del equipo no pueden ser ya
variables que se distribuyan al azar. En países de recursos limitados es
preciso tomar decisiones sobre dónde ubicar equipos de trabajo y sobre
sus líneas prioritarias. Ahora bien, las decisiones de este tipo siempre
corren el riesgo de crear, al menos aparentemente, dos tipos de científi-
cos: de primera y de segunda división. 0, dicho de otra forma, de crear
una élite de científicos geográfica y aun topográficamente bien localiza-
da a la que van suculentos bocados presupuestarios en detrimento de lo
que, según piensan otros, debería ser el desarrollo normal de la Ciencia
en el país en cuestión.
La creación de grupos de élite por decisión política no es nunca bue-
na. Corresponde a la idea de «grupos escaparate» para mostrar una bue-
na imagen al exterior. La experiencia enseña que se da una muy fre-
cuente desconexión entre dichos gupos y las necesidades reales, par-
ticularmente en lo que se refiere a aplicaciones prácticas. Son grupos
que hacen buena ciencia, pero que raramente forman técnicos. Grupos
con tendencia a la «autofecundación» mientras existan vacantes en el
mismo, y a la expansión cuando éstas se agotan, conquistando con faci-
lidad plazas periféricas por sus mejores curricula —aunque casi siem-
pre con la mente puesta en la vuelta al grupo élite—, abortando así el
desarrollo de equipos que normalmente, aunque lamentablemente no
siempre, están mucho más en contacto con el entorno económico y
social.
La formación de grupos ex nihilo y la concentración de efectivos por
decisión y no por evolución tiene, pues, vertientes negativas en el desa-
rrollo de la Ciencia y de la Tecnología de un país. De una parte, el políti-
co tiende a considerar que su responsabilidad está ya satisfecha y que
después de su decisión es ya «la hora del científico». De otra, la presen-
cia de un grupo potente corta la evolución, en otros lugares, de equipos
que hubieran dado su fruto en el tiempo debido. La anulación práctica
de esa selección natural que, en definitiva, es la competencia entre gru-
pos nacientes no puede ser buena en nada que concierna a la Biología, y
la Biotecnología es Biología. Si se lo quiere expresar en términos mer-
cantiles, puesto que la Biotecnología es Tecnología, es la oposición
entre el monopolio y la libre economía de mercado. Hay ya sobrada
experiencia para saber qué tipo de organización es más conveniente.
En definitiva, toda decisión que anule, o reprima la iniciativa que
surge de la base, del contacto con la realidad, está destinada a fomentar
la creación de lujosos escaparates destinados a un público muy selecto.
Todo país necesita científicos de altura, pero no para exhibirlos como
en un Parque Zoológico, sino para que sirvan de motor de un tren cuyos
viajeros son técnicos. Debe existir conexión entre máquina y vagones.

214
Biotecnología, política y sociedad

De otra manera, éstos permanecerán en la estación, fenómeno al que


estamos asistiendo en España, pues, en efecto, a pesar de los programas
estatales movilizadores y de los de algunas Fundaciones privadas, que
durante muchos años han mantenido programas prioritarios en Biolo-
gía Molecular, no se aprecia que la industria haya evolucionado mani-
fiestamente hacia la aplicación de biotecnologías, aun cuando se dispo-
ne de un excelente plantel de científicos bien especializados. Se creó el
órgano sin función. Es posible que el lamarckismo tampoco tenga vali-
dez en la dinámica social —hay quien defiende que sí— y que la función
no cree el órgano; pero no cabe duda de que, en nuestro caso, el órgano
creado se ha encontrado sin saber qué hacer. 0, mejor dicho, sí saber
qué hacer: presentarse a oposiciones a Universidad y al CSIC, presen-
tarse multitudinariamente para muy escasas plazas. Su reconversión es
difícil; de nuevo surge la comparación biológica: las estructuras super-
especializadas llevan frecuentemente a callejones evolutivos sin salida.
La reconversión es realmente difícil, e incluso puede que no deseable, y
hasta innecesaria, pues lo que sí es factible es la inclusión del personal
altamente especializado en grupos que estén dentro de las técnicas clá-
sicas, permitiendo un sinergismo que no puede ser más que positivo. Es
la vía que tomaron muchas empresas de altura con franco éxito. Es la
vía natural.

EL ENFOQUE MULTIDISCIPLINAR
Un grupo de trabajo que pertenezca al campo clásico, esto es, que
emplee tecnología tradicional, tampoco se reconvierte con facilitad a la
novísima, particularmente si ha cosechado algunos éxitos con la suya.
Si el grupo tiene conciencia de que la tecnología tradicional aún tiene
mucho que decir, lo que frecuentemente es el caso, la necesidad de
transición se dejará sentir aún menos. Tarde o temprano, sin embargo,
se verá que la aplicación de técnicas nuevas puede resolver problemas
clásicos recalcitrantes. Es la vía de entrada en la Biotecnología sin
abandonar métodos aún válidos. Si el laboratorio de tipo clásico fuera,
por ejemplo, de Mejora Vegetal, y se precisaran complejos métodos de
ingeniería genética, podría resultar mucho más eficiente que especiali-
zar a uno o varios componentes del grupo durante varios años en una
actividad tan extraña a la que hasta entonces fue la del equipo, el incluir
uno o varios componentes ya nacidos en ella: o bien, si el cambio en
infraestructura no resulta aconsejable, establecer una colaboración a
largo plazo con un grupo especializado al que se dote de común acuer-
do con nuevos componentes, si es que dicho grupo no desea, a su vez,
una cierta reorientación de su propio trabajo. No se pretende dar aquí
consejos de cómo hacer las cosas, sino mostrar simplemente algunas
posibilidades para absorber, en nuestro país, una buena parte de los
numerosos bioteenólogos ya formados a lo largo de los diez o doce últi-
mos años que ahora, cuando son más necesarios que nunca, comienzan

215
José-Ignacio Cubero

a preguntarse el por qué de tanto plan prioritario para formarlos si la


Sociedad no estaba dispuesta a asimilarlos.
De hecho, y como un ejemplo más de los clásicos vaivenes tan típicos
de nuestros organizadores de Ciencia, es posible que incluso se piense
que el plan de formación de bioteenólogos ya ha dado sus frutos y que
ahora hay que dirigir los esfuerzos a otras líneas prioritarias. Pero la
Biotecnología no es una simple línea prioritaria, sino un conjunto de
técnicas aplicables a los casos más diversos. Y aun admitiéndola como
«línea», ha de considerarse que una vez construida una casa es necesa-
rio amueblarla, ocuparla y mantenerla. Claro que quizá haya que pre-
sentar el ejemplo al revés: se trajeron los ocupantes y algunos muebles,
y sólo se han construido habitaciones para unos pocos.
El enfoque multidisciplinario, el pensar y actuar juntos en la resolu-
ción de un problema, siempre será superior a lo que podemos llamar
«multienfoque monodisciplinario», esto es, el pensar y actuar por sepa-
rado sin nexos de unión. Es de nuevo la vieja historia de la descripción
de un elefante por un grupo de ciegos. No es que la descripción de la
pata de un elefante no tenga valor científico en sí misma. Lo tiene, pero
los análisis parciales de un equipo de ciegos raramente podrán llegar a
describir lo que realmente es un elefante. En un estado muy precoz de
la Ciencia, el «análisis de cecucicnto» es incluso el único posible. Pero
desde el momento en que ya se sabe que las parles componen un todo,
la consideración de que esto no es así supone una perspectiva científica
primitiva, por bien dotado que se esté en personal y medios. Lo más efi-
caz puede no ser preparar un gran grupo que describa magníficamente
patas o trompas de elefante, sino quizá estimular la interconexión de
grupos que contemplen elefantes completos, animar a la formación de
equipos mixtos de estructura flexible que incluso se formen en función
del problema a estudiar.

LA BIOTECNOLOGÍA EN INSTITUCIONES DE INVESTIGACIÓN


PUBLICAS Y PRIVADAS
La toma de posiciones respecto a la Biotecnología por parte de los
Centros Internacionales pertenecientes al Grupo Consultivo Internacio-
nal para Investigación Agraria es bien ilustrativa. Se reconoce que es de
crucial imponancia para el Grupo Consultivo encontrar la manera más
efectiva de añadir a los programas de los Centros las nuevas tecnologías
basadas en manipulación biológica. Al mismo tiempo se admite que tal
adición debe ser progresiva, no precipitada. La misión de los Centros
del Sistema es resolver problemas concretos concernientes a la Agricul-
tura de países en vías de desarrollo, y la Biotecnología ha de ser una
herramienta eficiente de cumplir tal misión en su doble vertiente: servir
como Centros de Investigación Agrícola allí donde no existe o existe en
precarias condiciones, y formar expertos que a medio plazo puedan
independizar al país en desarrollo en cuanto a investigación en Agricul-
tura. Los Centros del Sistema, pues, habrán de utilizar Biotecnología

216
Biotecnología, política y sociedad

tanto en su propio trabajo como para formar técnicos en los diferentes


programas nacionales de sus respectivos mandatos.
La vía usual de entrada de los Centros en las nuevas técnicas se ha
hecho mediante convenios de colaboración entre dichos Centros, por
una parte, e Instituciones avanzadas en la especialidad, por otra. Los
proyectos convenidos implican normalmente el intercambio temporal
de científicos entre el Centro y la Institución que aseguren la corrección
del enfoque y de la metodología aplicada. Algunos Centros han dado el
salto y han establecido sus propios laboratorios para el tratamiento
biotecnológico de problemas específicos tales como el diagnóstico de
enfermedades animales, o el mapeo genético. Otros exploran la posibili-
dad de trabajar en transferencia de genes. La casi totalidad de los Cen-
tros del Grupo Consultivo han adoptado o están en vías de adoptar el
cultivo de tejidos como técnica ya «clásica». En todo caso, los Centros
del Sistema ven muy claro que ellos son la única posibilidad que tienen
la mayor parte de los países en vías de desarrollo para mantener una
esperanza remota de poder entrar en el mundo de la Biotecnología.
Entre los problemas para cuya solución se prevé un ataque biotecno-
lógico por dichos Centros figuran, además de los tres ya indicados, la
producción de pesticidas por plantas, la obtención de variedades resis-
tentes a herbicidas, la mejora de la eficacia fotosintética, la reducción
de la respiración oscura en plantas, la mayor eficiencia en la absorción
de nutrientes, el cambio de patrones de desarrollo, etc. Como contrape-
so a la progresiva marcha hacia la adopción de biotecnologías está el
convencimiento de que las técnicas clásicas aún no están agotadas y
tienen, además, la enorme ventaja de que se pueden aplicar siempre y
en cualquier condición. Nadie habla en los Centros Internacionales de
abandonar las técnicas clásicas. Se trata de agregarles las nuevas para
resolver los problemas mejor y en menos tiempo.
La superposición o complementación entre técnicas clásicas y nue-
vas es asimismo patente en las empresas poderosas, multinacionales o
no, de las distintas especialidades en las que la Biotecnología es de uso
actual o potencial. La empresa comercial no tiene como mandato la for-
mación de técnicas para el Tercer Mundo ni nada parecido. Su finalidad
es obtener más beneficios, y empleará para ello tecnologías clásicas o
nuevas, o sabias mezclas de ambas. La investigación en unas y en otras
se lleva en paralelo.
No hay grandes problemas en comprender las ventajas de la super-
posición de equipos de trabajo en los grandes centros de las industrias
farmacéuticas, químicas o de alimentación. Por su mayor complejidad,
es ilustrativa la organización ideal de una gran empresa multinacional
de mejora de plantas. La acumulación de efectivos de todo tipo, biotec-
nológicos y clásicos, en un cuartel general permite la creación de «cade-
nas de síntesis»: por ingeniería genética se extraen genes útiles de orga-
nismos que nunca los hubieran donado por vía sexual a la especie obje-
tivo o se fabrican artificialmente los genes requeridos, que se transfie-
ren a células vegetales, de las que se regeneran plantas que sirven, a su
vez, de donadoras del nuevo gen por vía absolutamente tradicional, esto

217
José-Ignacio Cubero

es, por cruzamiento y selección. La inclusión del nuevo gen en multitud


de líneas puede hacerse casi a ciegas, sin atender al principio de la
Mejora de Plantas de «seleccionar en el ambiente en que se va a culti-
var». Esta fase la hará la multinacional utilizando sus filiales repartidas
por los países en que trabaja. En esas filiales no tiene por qué mantener
costosos equipos de investigación, aunque ésta fuera simplemente obte-
ner nuevas variedades por los métodos más clásicos. Eso se hace en el
cuartel general. La única labor de la filial se reduce a reseleccionar, de
entre lo producido por la «matriz» lo que se adapta al «ambiente en que
se va a cultivar». Como la «matriz» produce continuamente nuevas for-
mas, habrá algo siempre de interés. Pero esto se hace por medio de
ensayos rutinarios. Sólo se quedan en las filiales, y en los países que
sólo tienen filiales, migajas de Ciencia y de Técnica.
El nuestro es un país de filiales. Pocas empresas españolas producto-
ras de semillas son ya realmente independientes. Un número aún menor
mantiene programas de obtención de variedades, y es más que dudoso
que alguna de ellas pueda saltar a la Biotecnología como no sea en los
aspectos más simples de ésta. Es curioso observar que durante el tiem-
po en que se obsesionó por la formación de biólogos moleculares y
biotecnólogos, España perdió toda opción a ser independiente en la
utilización de recursos vegetales. De la lucha entablada en los foros
internacionales por la posesión del futuro en cuanto a dichos recursos
sólo llegaron aquí débiles ecos, aun cuando voces tuvo y tiene el país
que se oyeron y que aún se oyen por esos escenarios de Dios. Preocupa-
dos por el tren de la Biotecnología, se dejó pasar el de la Producción
vegetal.
Se perdió el contacto con la realidad, si es que alguna vez se tuvo. Se
cuenta que Hércules no podía matar a Anteo, hijo de la Tierra, porque
cada vez que éste tocaba el suelo, su madre le renovaba las energías.
Cuando comprendió lo que pasaba, Hércules lo tomó en sus brazos y lo
estranguló sin dejar que posara los pies en la tierra. ¿Nos corresponde,
quizá, el papel de Anteo?

218
LA BIOTECNOLOGÍA Y EL FUTURO
DE LA ESPECIE HUMANA

Francisco J. Ayala
Department of Ecology and Evolutionary Biology
Universidad de California

La física nuclear tuvo su apogeo en las décadas que comienzan hacia


1930. Las últimas décadas del siglo XX serán crecientemente caracteri-
zadas por los avances impresionantes de la biología molecular y la
explosión de sus aplicaciones médicas, agrícolas e industriales.
Las técnicas del ADN (ácido desoxirribonucleico, la especie química
que contiene la información genética) recombinante hacen posible la
construcción de moléculas circulares híbridas, en las que el ADN de un
plásmido está enlazado con un gen. El plásmido actúa de vehículo que
introduce el gen en un organismo deseado. (Un gen humano, como el
de la insulina, puede así ser introducido, por ejemplo, en una bacteria,
como Escherichia coli.) En condiciones apropiadas el gen huésped se
incorpora al organismo extranjero y actúa de ahí en adelante como si
fuera parte de él.
Las técnicas del ADN recombinante han abierto horizontes insospe-
chados por la biología de antaño. Por ejemplo, han llevado al descubri-
miento de la estructura y organización de los genes y han hecho posible
el descifrar los tres mil millones de componentes (los nucleótidos que
componen el ADN y que son de cuatro tipos distintos, representados por
las letras A, C, G y T) que constituyen el genoma humano. Tal descifra-
miento es un proyecto que entidades gubernamentales de los Estados
Unidos decidieron en los primeros meses de 1988 que deberá ser
emprendido inmediatamente con el propósito de completarlo a princi-
pios del siglo XXI.
Los genes son el vehículo de la herencia biológica que pasa de
padres a hijos y contienen la información que determina, en interacción
con el ambiente, lo que los individuos son y cómo se comportan. La
biología molecular ha descubierto, pues, el secreto de la vida y ha dota-
do a los bioteenólogos con el mágico poder de modificar ese secreto.
Las aplicaciones biotecnológicas del ADN recombinante afectan tres
grupos de actividades humanas: medicina, agricultura e industria. Las
aplicaciones agrícolas c industriales tienen consecuencias económicas
Revista del Centro de Esludios Constitucionales j i o
Núm. 4. Septiembre-diciembre 1989
Francisco J. Ayala

importantes, que en los Estados Unidos sobrepasarán veinte mil millo-


nes de dólares anuales para el fin del siglo. Las aplicaciones a la medici-
na y la higiene son de tipos muy distintos, como la producción de la hor-
mona del crecimiento que hace posible para quienes hubieran sido ena-
nos que crezcan normalmente y la modificación de microorganismos
infecciosos para que pierdan su virulencia.
Mi propósito es hoy evaluar ciertas propuestas de aplicar el ADN
recombinante y otras técnicas genéticas a la especie humana, no ya para
producir nuevas medicinas o anular organismos infecciosos, sino para
modificar los genes directamente. El objetivo propuesto es conseguir
una raza humana nueva que no sufra de las debilidades y enfermedades
que nos achacan y que posea virtudes que sobrepasen aun a las que se
encuentran, si acaso, entre los miembros más eminentes de la humani-
dad actual.

EL HOMBRE Y SU PREDICAMENTO
El descubrimiento de la evolución del ser humano a partir de antepa-
sados no humanos es quizá la contribución más importante de las cien-
cias naturales al conocimiento de la naturaleza humana. El ser humano
sabe ahora que no siempre fue como es hoy, que su naturaleza biológi-
ca ha cambiado radicalmente desde que el primer individuo de nuestra
especie inició su existencia hace unos pocos millones de años.
La naturaleza biológica de la humanidad no sólo ha evolucionado,
sino que continúa evolucionando todavía. La afirmación que se hace a
veces de que la evolución de la humanidad se ha detenido carece de fun-
damento. Pero, ¿hacia dónde se orienta la evolución de la humanidad?
La evolución humana está dirigida por la selección natural, que no es
una fuerza benevolente que conduce necesariamente la evolución hacia
el éxito. La selección natural concita cambios genéticos que suelen
parecer hechos a propósito porque vienen dictados por los requerimien-
tos del ambiente. No obstante, el resultado final puede ser la extinción
— más del 99,9 por 100 de todas las especies que han existido se han
extinguido—. La selección natural no tiene objetivos; sólo el ser huma-
no los tiene y sólo él puede introducirlos en su evolución. Ninguna espe-
cie anterior a la nuestra ha podido elegir su propio destino evolutivo; la
humanidad, en cambio, posee técnicas —y muy potentes— para hacer
factible el cambio genético dirigido.
Se ha argüido que la naturaleza de la humanidad se deteriora a mar-
chas forzadas, debido precisamente a la mejora de las condiciones de
vida y al creciente influjo de la medicina moderna. Aunque los argu-
mentos pormenorizados que apoyan esta opinión requieren cierta
formulación matemática, su esencia se puede explicar fácilmente. Los
cambios genéticos espontáneos (es decir, las mutaciones) surgen con
facilidad tanto en el ser humano como en otras especies vivas. La
inmensa mayoría de las mutaciones recién aparecidas son perjudiciales
para sus portadores. En una población humana y en condiciones que

220
La biotecnología y el futuro de la especie humana

podríamos llamar «naturales», esto es, sin intervención de la medicina


moderna y la tecnología, las mutaciones perjudiciales recién aparecidas
son eliminadas de la población con mayor o menor premura según lo
dañinas que resulten. Cuanto más perjudicial sea el efecto de una muta-
ción, tanto más rápidamente será eliminada de la población mediante
selección natural. Sin embargo, debido a la intervención de la medicina,
la eliminación de algunas de estas mutaciones no se lleva a cabo con la
misma celeridad y efectividad que en el pasado.
Examinemos un ejemplo. El retinoblastoma es una enfermedad can-
cerosa atribuida en ciertos casos a una mutación genética dominante.
El desafortunado niño que lo sufre desarrolla durante su infancia un
tumor que empieza en un ojo, de ahí se extiende enseguida al otro y lue-
go al cerebro, causándole la muerte antes de la pubertad. La interven-
ción quirúrgica permite hoy día salvar la vida del niño, siempre que el
problema sea detectado a tiempo, aunque en general acaba perdiendo al
menos un ojo. La persona así intervenida puede llevar una vida más o
menos normal, casarse y tener descendencia. No obstante, si la determi-
nación genética se debe a un gen dominante, la mitad de la descenden-
cia, en promedio, nacerá con el mismo problema y tendrá que ser
operada. Antes de que existieran estas técnicas médicas, toda mutación
causante del retinoblastoma que aparecía en la población humana era
eliminada de la misma en una sola generación, debido al óbito de sus
portadores. Con el tratamiento quirúrgico, el gen mutante puede subsis-
tir, y las nuevas mutaciones que aparezcan en cada generación se suma-
rán a las aparecidas en el pasado.
Hoy día son muchas las enfermedades hereditarias deletéreas cuyas
manifestaciones admiten cura, sea total o parcial, y su número va en
aumento. Otro ejemplo bien conocido es el de la fenilcetonuria, que
requiere una dieta muy rígida para prevenir los devastadores efectos
que produce sobre la salud mental y física de sus portadores. Los por-
tadores de esta enfermedad hereditaria ahora sobreviven, pueden te-
ner hijos y, en consecuencia, transmiten los genes deletéreos a las si-
guientes generaciones. Cuantas más enfermedades y taras hereditarias
se curen hoy, más tendrán que ser curadas en las generaciones veni-
deras.
Hay que señalar que la proporción de individuos afectados por una
enfermedad hereditaria concreta es relativamente pequeña; por ejem-
plo, dos de cada 100.000 neonatos padecerán retinoblastoma. Esta es
una proporción típica de incidencia de las enfermedades hereditarias
que causan la muerte de sus portadores antes de la madurez; pero dado
que existen muchas dolencias hereditarias de este estilo, en conjunto
acaban siendo un serio problema. Se conocen más de dos mil enferme-
dades físicas graves determinadas por genes. Sus efectos son muy diver-
sos: trastornos metabólicos del tipo de la fenilcetonuria; defectos de la
piel, del esqueleto, de los sistemas sanguíneo y vascular; defectos de la
vista (como el retinoblastoma), del oído o del sistema nervioso; enfer-
medades del sistema muscular (como la distrofia muscular, que afecta a
uno de cada mil estadounidenses), etc. Cuando se consideran global-

221
Francisco J. Ayala

mente todas estas dolencias hereditarias, la proporción de personas


nacidas que sufrirán alguna disminución grave a lo largo de su vida
como consecuencia de la herencia genética asciende a más del 2 por
100 del total de la población. Cada año nacen unos 70 millones de niños
en el mundo, y cerca de un millón y medio son portadores de constitu-
ciones hereditarias determinantes de importantes limitaciones a su bie-
nestar físico.
El problema se agrava cuando se examinan los defectos mentales.
Más del 2 por 100 de la población sufre esquizofrenia o una alteración
similar conocida como enfermedad esquizoide, que en algunos casos
puede estar determinada por un único gen mulante. Aproximadamente
otro 3 por 100 de la población padece retraso mental leve (CI inferior a
70), una dolencia determinada en gran parte poligénicamente, es decir,
por interacción de múltiples genes. Más de 100 millones de seres huma-
nos en el mundo padecen deterioros mentales debidos, en buena parte,
a la naturaleza genética heredada de sus padres.
Por temperamenteo no soy pesimista, pero los problemas no se
resuelven ignorándolos. La propagación de las dolencias hereditarias
que pueden ser curadas no aumenta tan deprisa como algunos habían
augurado; pero cada día aprendemos a curar otras nuevas, y cada cura
contribuye a un mayor deterioro genético de la humanidad. ¿Es posible
parar o invertir el proceso? ¿Podemos mejorar la dotación hereditaria
de la humanidad?

CIRUGÍA GENÉTICA, SELECCIÓN GERMINAL Y CLONACIÓN


Quiero comentar aquí las técnicas que se han propuesto para contro-
lar y dirigir la evolución biológica de la humanidad. Primero enumeraré
los métodos biológicos sugeridos; luego comentaré si tales métodos
pueden ser usados, es decir, hasta qué punto el conocimiento biológico
requerido está efectivamente disponible en estos momentos; y por últi-
mo, plantearé la cuestión de si deberían usarse dichos métodos, pues
aquí están en juego muchos y espinosos problemas de cariz ético, legal,
religioso y sociopolítico.
La eugenesia es la ciencia y práctica que busca mejorar la naturaleza
genética de la humanidad. Se pueden distinguir dos tipos de eugenesia:
la positiva y la negativa. La eugenesia negativa trata de evitar la propaga-
ción de genes perjudiciales, mientras que la eugenesia positiva busca la
multiplicación total o parcial de los genotipos de los individuos que
poseen ciertas características deseables.
Los métodos propuestos para mejorar la naturaleza genética de la
humanidad se pueden clasificar en cuatro categorías generales (las dos
primeras son métodos esencialmente de eugenesia negativa, y las otras
dos de eugenesia positiva):
1. El consejo genético es una práctica cada vez más difundida en
muchos países. Los futuros padres se informan acerca de la naturaleza
222
La biotecnología y el futuro de la especie humana

genética de una determinada alteración que saben que existe en uno de


ellos o en su familia, y sobre las posibilidades de transmisión de la mis-
ma a sus hijos. Así advertidos, los futuros padres pueden decidir entre
no tener el hijo y arriesgarse a tener uno anormal. El consejo genético
puede complementarse con la amniocentesis: se extrae una muestra del
líquido amniótico que rodea al feto en el interior de la matriz materna, y
se analizan las posibles anormalidades cromosómicas y génicas. La
futura madre puede saber si el feto sufre una determinada tara genética,
y en caso afirmativo, optar por el aborto.
Los gobiernos podrían seguir un programa genético basado en el
consejo genético, la amniocentesis y el aborto. Y la persuasión podría
completarse con incentivos económicos, esterilización y otras medidas
coercitivas destinadas a limitar la procreación de los portadores de
caracteres genéticos indeseables.
2. La cirugía genética, también llamada «ingeniería genética» y
«terapia genética», consiste en la manipulación directa del material
genético. Consideremos, por ejemplo, la anemia falciforme, consecuen-
cia de la sustitución de un único nucleótido en el gen que codifica la
cadena beta de la hemoglobina; podría reemplazarse bien el nucleótido
anormal, bien sea todo el gen defectuoso (o un segmento del mismo que
contuviera el nucleótido anormal), por uno normal. Los métodos a
seguir para lograr los cambios genéticos deseados serían las técnicas
del ADN recombinante, recientemente desarrolladas.
3. La selección germinal es una técnica ardorosamente defendida
por el eminente genetista y premio Nobel, H. J. Muller (1890-1967).
Dicha técnica consiste en la fertilización artificial mediante espermato-
zoides y óvulos de individuos con constituciones genéticas deseables.
De este modo, la frecuencia de las variantes genéticas que tales indivi-
duos poseen aumentaría de manera importante en la población.
El plan de Muller parte del establecimiento de bancos de esperma
para almacenar el líquido seminal de varones eminentes; este semen
podría estar a disposición de cualquier mujer que prefiriera tener un
hijo engendrado por un gran hombre que no por su marido o amante.
Mediante la inseminación artificial, millones de mujeres podrían ser
fertilizadas con el semen de unos pocos varones eminentes. Según
Muller, pocas mujeres rechazarían tener un hijo engendrado por hom-
bres de la talla de, por ejemplo, Leonardo da Vinci, Lincoln, Beethoven
o Einstein.
Pero Muller apunta más allá: la mujer produce unos 500 óvulos
maduros a lo largo de su vida, pero sólo puede tener unos pocos hijos
debido al prolongado embarazo de nueve meses. Podría hacerse una
selección de las mujeres más excelentes, extraerles los óvulos y conser-
varlos en condiciones fisiológicas adecuadas hasta que fueran requeri-
dos por alguna futura madre. Un matrimonio podría seleccionar tanto
el padre como la madre genéticos de sus hijos: los óvulos fertilizados en
un tubo de ensayo se implantarían en una futura madre y seguirían allí
su desarrollo como en un embarazo normal. En una etapa de progreso

223
Francisco J. Aya la

tecnológico superior, los óvulos fertilizados artificialmente podrían


desarrollarse en una clínica, fuera de la matriz femenina y, por lo tanto,
con independencia de la elección individual.
4. La clonación consiste en la multiplicación del genotipo completo
de determinados individuos. La clonación se ha practicado con cier-
to e'xito en ranas y sapos. A un huevo no fertilizado, obtenido de una
hembra, se le saca el núcleo, que contiene la información hereditaria,
y se le implanta el núcleo de una célula somática. Seguidamente
se induce el desarrollo de dicho huevo, y el organismo resultante es
genéticamente idéntico al donador del núcleo. En el caso del ser huma-
no, el desarollo de la célula huevo podría llevarse a cabo en la ma-
triz de madres adoptivas o en incubadoras debidamente acondiciona-
das. La clonación podría producir un número ilimitado de personas
genéticamente tan similares al donante y entre sí como lo son los geme-
los univitelinos. La constitución genética de un hombre o de una mujer
excelente —pongamos por caso una estrella del rock, un gran político o
un emimente científico— podría ser multiplicada a voluntad. Podría
obtenerse así una humanidad nueva, formada por unos pocos tipos
humanos, de cada uno de los cuales existirían millones o cientos de
millones de copias genéticamente idénticas.

REFLEXIONES BIOLÓGICAS
Se han propuesto varios proyectos para conseguir un «mundo feliz»
mejorando la dotación genética de la humanidad. Vale la pena examinar
brevemente el estado de la cuestión, esto es, hasta dónde llega el conoci-
miento técnico correspondiente, o hasta dónde es probable que llegue
en un futuro inmediato. Hay pocas dudas de que en este momento se
podrían emplear las técnicas de la primera categoría. Es posible animar,
desanimar o restringir la reproducción de las personas. La esteriliza-
ción es un proceso sencillo al que cada año recurren, por voluntad pro-
pia, miles de personas. La amniocentesis, pese a ser una técnica delica-
da, se practica a diario sin riesgo alguno en muchos hospitales de los
Estados Unidos y de otras partes.
La tecnología del ADN recombinante se conoce desde hace muy
pocos años y se está desarrollando a pasos agigantados. La inserción y
supresión de genes o segmentos de los mismos se practica con cierto
éxito en microorganismos, en insectos como la mosca Drosophila y en
células humanas cultivadas en el laboratorio. Subsisten algunos proble-
mas con la especifidad de los cambios genéticos realizados y con el
nivel de éxito conseguido (sólo una fracción de los organismos o células
manipulados llegan a transformarse). Las técnicas del ADN recombi-
nante podrían emplearse para corregir un gen defectuoso en las células
del cuerpo donde la función del gen sea esencial; por ejemplo, el gen de
la anemia falciforme podría ser sustituido en las células de la médula
ósea a partir de las cuales se forman los glóbulos rojos y la hemoglobi-

224
La biotecnología y el futuro de la especie humana

na. Si estas técnicas pudieran emplearse con éxito se salvaría a los indi-
viduos concretos a los que se aplicara, pero no tendrían consecuencias
genéticas para la población. Si se pudiera corregir con éxito el gen
defectuoso en las células germinales, el cambio sí tendría consecuen-
cias eugenésicas; pero por ahora no parece posible corregir genes
humanos en las células germinales con un aceptable grado de fiabili-
dad, aunque probablemente esto será posible dentro de una o dos dé-
cadas.
En la actualidad existen técnicas para conservar semen humano en
condiciones fisiológicas durante largos períodos de tiempo, y ya existen
bancos de esperma con fines comerciales —más de una docena en todo
el mundo—. Se calcula que cada año se llevan a cabo de manera satis-
factoria miles de inseminaciones artificiales, contando sólo los Estados
Unidos, y ya ascienden a varios centenares los nacimientos normales
fruto del empleo de semen de los bancos de esperma. Algunos proceden
del semen obtenido en el banco de esperma de California, en el cual los
donantes son premios Nobel y otros varones distinguidos. Las parejas
que utilizan la inseminación artificial suelen hacerlo más por motivos
de esterilidad masculina que por razones eugenésicas, aunque no se
excluyen necesariamente los objetivos eugenésicos. Por otro lado, aún
no existen bancos de óvulos femeninos con fines comerciales.
La inseminación artificial de óvulos humanos en un tubo de ensayo
se ha llevado a cabo en repetidas ocasiones y en diversos países durante
los últimos años. Ningún embrión humano se ha desarrollado hasta el
final fuera de la matriz de una mujer. En todos los casos de fertilización
de óvulos humanos en tubo de ensayo, el embrión murió de manera
espontánea, lo destruyeron intencionadamente a las pocas semanas de
desarrollo o fue reimplantado en la matriz de una mujer y siguió allí su
desarrollo. Existen casos comprobados en los que el cigoto, fertilizado
en tubo de ensayo, ha sido implantado en un útero femenino y se ha
desarrollado originando un individuo sano y normal. Parece que la téc-
nica necesaria para el desarrollo artificial completo de un embrión
humano fuera del útero podría estar lista en un futuro próximo siempre
que se dediquen suficientes medios económicos y científicos para
lograrlo. Pero, de todos modos, dicha técnica no es necesaria para
alcanzar ciertos objetivos eugenésicos.
Las técnicas de clonación (o «gemelismo» somático) se han emplea-
do con éxito en la rana y otros vertebrados inferiores. En estos momen-
tos, varios laboratorios en el mundo trabajan en la aplicación de técni-
cas similares a gatos, cobayas, ratas y otros mamíferos. Evidentemente
no podemos afirmar si lo conseguirán o no. Pero si se perfeccionan las
técnicas de clonación para otros mamíferos, el paso siguiente será su
aplicación al ser humano (el desarrollo embrionario del gato, la rata o
la cobaya es básicamente similar al del ser humano).

225
Francisco J. Ayala

REFLEXIONES SOCIOPOLITICAS Y MORALES


Las implicaciones éticas y sociopolíticas de la eugenesia son enor-
mes. No todos los métodos antes mencionados pueden emplearse en la
actualidad como medidas eugenésicas, pero con algunos ya podría
hacerse y se podrá en el futuro. Lo que ahora voy a plantear es si tales
métodos deberían aplicarse a las poblaciones humanas. Para ello, deja-
ré los dominios del discurso científico y me introduciré en los de la éti-
ca, la sociología y la política. El tema en cuestión es muy complejo.
Entre las muchas consideraciones que influyen en estos temas figura la
de si las medidas se han de aplicar sólo a casos individuales, cuando los
expertos lo determinen, o si, por el contrario, han de estar a disposición
del público en general.
Quisiera exponer brevemente mi opinión sobre qué medidas eugené-
sicas podrían —y quizá deberían— aplicarse al ser humano, y qué otras
deberían evitarse. Suscribo plenamente la opinión vertida por John
V. Tunney cuando era senador por California, en el sentido de que debe-
mos abrir de inmediato el debate sobre los progresos obtenidos por las
ciencias biomédicas en los temas eugenésicos. Como decía Tunney, «las
técnicas han de ser analizadas y discutidas entre abogados, médicos,
teólogos, legisladores, científicos, periodistas y todos los demás sectores
de la sociedad. El tema a tratar requiere atención interdisciplinaria». En
la formulación de las observaciones que se siguen, las consideraciones
de orden psicológico, sociológico, ético y religioso son de extrema
importancia. Así pues, me adentraré ahora en campos que no son de mi
competencia profesional. No obstante, si hemos de iniciar el diálogo
propuesto por Tunney, creo que no sólo está justificado, sino que es
realmente necesario que dé a conocer mis opiniones, aunque sea inevi-
table que reflejen juicios de valor subjetivos.
La eugenesia negativa trata de prevenir la expansión de caracteres
indeseables, para lo cual emplea técnicas de las dos primeras catego-
rías: consejo genético (que incluye tanto la advertencia como la coer-
ción contra la reproducción de los individuos con taras genéticas) y la
cirugía genética.
El consejo genético es deseable porque prepara a los futuros padres
para una elección responsable. Creo que se debería aconsejar a los
padres que no tengan hijos por medios naturales cuando existe una alta
probabilidad de que padezcan una grave tara genética —por ejemplo,
cuando uno de los futuros padres ha sido tratado con éxito de una
dolencia causada por una mutación dominante, como el retinoblasto-
ma, y en consecuencia tiene una probabilidad de 0,5 de tener un hijo
con la misma afección; o cuando ambos padres son heterocigotos para
el mismo gen letal recesivo, en cuyo caso hay una probabilidad de 0,25
de tener un hijo homocigoto para el gen deletéreo — . Por otra parte,
creo que al menos cuando el riesgo genético es elevado se debería poner
a disposición de los padres la amniocentesis. Creo también que el abor-
to es moral y socialmente preferible a traer al mundo a un niño grave-

226
La biotecnología y el futuro de la especie humana

mente disminuido —por ejemplo, con un síndrome de Down —, si bien


soy consciente de que muchos pueden no estar de acuerdo conmigo por
motivos religiosos o de otra índole.
Sostengo que, en general, cuando se sabe que un individuo es porta-
dor de un gen dominante gravemente deletéreo se le debería convencer
de que no se reprodujera, si bien cuanto menores son los efectos deleté-
reos del gen, menor es la obligación moral y social de sus portadores de
no tener hijos. No obstante, aparte de las consideraciones genéticas
aquí señaladas, hay factores personales y de otra índole que califican el
grado de responsabilidad moral de los futuros padres en casos particu-
lares. No es mi propósito dar un tratamiento exhaustivo a la cuestión,
sino únicamente plantearla e ilustrar de modo generadlos problemas y
las posibles soluciones.
Los gobiernos podrían obligar a sus administrados a seguir el conse-
jo de los asesores genéticos. Como política general esto sería una fla-
grante violación de los derechos humanos, por lo cual me opongo fir-
memente a ello. Además, hay que subrayar que, como método para
mejorar la naturaleza genética de las poblaciones humanas, la obliga-
ción de seguir el consejo genético no es eficaz, sobre todo porque sus
efectos en el cambio de las frecuencias génicas son lentos en exceso.
Mis opiniones personales sobre el problema responden más a un deseo
de reducir la miseria humana individual que a la esperanza de un éxito
eugenésico.
El empleo de la cirugía genética para corregir las taras genéticas
graves me parece social y éticamente fuera de toda objeción. Una perso-
na que decide que le corrijan un defecto genético está tomando una
decisión tan poco objetable como otra que voluntariamente opta por
una corrección quirúrgica (como la extirpación de un riñon enfermo).
La cirugía genética sería socialmente recomendable si el gen defectuoso
fuera corregido también en las células germinales de la persona, porque
así se beneficiaría tanto la progenie como el individuo. El problema de
esta técnica es que, como se ha indicado antes, todavía no puede apli-
carse con éxito al ser humano.
La eugenesia positiva trata de mejorar la naturaleza genética de la
humanidad mediante la multiplicación de las constituciones genéticas
deseables. Las técnicas apropiadas pertenecen a la tercera y cuarta cate-
gorías indicadas más arriba: la selección de esperma u óvulos de indivi-
duos dotados, y la multiplicación de sus genotipos por clonación.
La primera puntualización en lo que concierne a las técnicas de
selección germinal y clonación es que los defensores de esas propuestas
ignoran por lo general un concepto genético básico: que el fenotipo de
un individuo no está determinado exclusivamente por.su genotipo, sino
que resulta de la interacción del genotipo con el ambiente. Si esto es
cierto para todos los organismos, mucho más lo es en el caso del ser
humano, debido a la plasticidad de su comportamiento y a la decisiva
influencia de los componentes culturales del medio ambiente. El genoti-
po no determina el fenotipo de un individuo, sólo su «margen de
reacción». El mismo genotipo puede producir, según sea el ambiente,

227
Francisco i. Ayala

individuos muy diferentes. Así pues, el genotipo de un gran benefactor


de la humanidad, de un gran líder nacional, de un gran científico o de
un santo podría dar lugar, en una serie de circunstancias ambientales
diferentes, a un tirano, un criminal o un vagabundo. El genetista y pre-
mio Nobel George Beadle ha llamado la atención muy convincentemen-
te sobre este punto: «Muy pocos de nosotros habríamos abogado por la
multiplicación de los genes de Hitler. Sin embargo, quién puede decir si,
en un contexto cultural diferente, Hitler no podría haber sido uno de los
mejores líderes de la humanidad, o que Einstein no podría haber sido
un canalla político.» Para conseguir otro Einstein a partir del genotipo
de éste tendríamos que proporcionar al venidero exactamente el mismo
ambiente y la misma educación, los mismos retos y experiencias, los
mismos padres, maestros y amigos que tuvo el Einstein original. Esto es
algo imposible, de modo que tratando de multiplicar los Einstein, los
Lincoln o los Gandhi podríamos obtener en su lugar los Stalin, los
Hitler o los Rasputin.
Las medidas eugenésicas positivas plantean problemas sociopolíti-
cos fundamentales que no creo que puedan resolverse satisfactoriamen-
te dentro de una sociedad democrática entregada a la protección de las
libertades civiles: ¿Qué genotipo es el ideal? ¿Qué características de-
berían multiplicarse? ¿Quién toma esas decisiones? A menudo se consi-
dera que una gran inteligencia es una característica deseable; sin
embargo, la habilidad artística y un buen acopio de cualidades emocio-
nales y morales tienen, cuando menos, la misma importancia. Creo que
muy pocos de los grandes problemas que agobian a las naciones de este
mundo se resolverían con una agudeza intelectual más elevada, mien-
tras que se progresaría mucho si se incrementara la moral social e indi-
vidual.
A mi juicio, no hay manera de hacer una elección prudente en cuan-
to a las características genéticas a multiplicar, ni veo cómo se podría lle-
gar satisfactoriamente a tomar tales decisiones dentro de la estructura
de una sociedad democrática. Pero aceptemos por un momento que
puede llegarse a un acuerdo sobre qué individuos poseen características
genéticas a multiplicar: en ese caso, habría razones para dudar de que
la selección germinal fuera de un considerable efecto genético global
favorable para la humanidad, entre otras por las siguientes razones:

1) Como se ha señalado, el genotipo no determina inequívocamente


él fenotipo.
2) La aptitud de un genotipo está determinada por las interacciones
entre los genes de diferentes loci, y durante la formación de las células
sexuales de los individuos seleccionados se produciría recombinación
genélica, con resultados imprcdccibles, porque los genomas recibidos
de los padres genéticos podrían no interactuar favorablemente.
3) El empleo exclusivo de espermatozoides de unos pocos varones
o de los óvulos de unas pocas mujeres reduciría la diversidad genética
de la humanidad, una posibilidad decididamente indeseable.
4) No parece probable que sean muchas las mujeres que prefieran

228
La biotecnología y el futuro de la especie humana

ser fertilizadas con el semen de varones distinguidos a serlo con el de


sus esposos, y aún más improbable es que haya muchas dispuestas a
servir de incubadoras para embriones formados íntegramente a partir
de gametos de otras personas, si ellas pueden tener sus propios hijos.

Como medio de cambiar la constitución genética de la humanidad, la


clonación de genotipos de individuos escogidos sería más efectiva que
cualquier otra técnica. Pero la producción de siquiera un solo individuo
mediante clonación me resulta éticamente repugnante; una clonación
humana extensiva pondría en peligro la supervivencia misma de una
sociedad democrática.
Quiero terminar con la recomendación urgente de que deberían
constituirse grupos de estudio formados por biólogos, médicos, sociólo-
gos, filósofos, legisladores y líderes políticos y religiosos con el fin de
investigar este problema y facilitar a los gobiernos guía y consejo para
que la clonación humana nunca llegue a practicarse. Estos grupos de
estudio deberían ocuparse asimismo de otras propuestas eugenésieas y
de su aplicación presente y futura. Se necesitará una cooperación más
allá de los límites nacionales, pero está en juego el bienestar futuro e
incluso la supervivencia de la humanidad. El paraíso y las tinieblas
acechan delante nuestro. Debemos asegurarnos de que, al tratar de
seguir el camino hacia la utopía, no tomemos el que lleva al infierno.

229
III. PONENCIAS PRESENTADAS
EN EL VII CONGRESO
DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CIENCIA
POLÍTICA Y DERECHO CONSTITUCIONAI;-

* Celebrado en Gerona los días 16a 18 de mareo de 1989. Se recogen las ponen-
cias entregadas al cierre de este número.
LA DISTRIBUCIÓN DE COMPETENCIAS
ENTRE EL ESTADO Y LAS COMUNIDADES
AUTÓNOMAS EN ESPAÑA.
BALANCE Y PERSPECTIVAS

Elíseo Aja
Catedrático de Derecho Constitucional
Facultad de Derecho. Universidad de Barcelona

I. PRINCIPALES RASGOS DE LA SITUACIÓN ACTUAL


La primera ¡dea a destacar en un balance sobre la distribución de
competencias en el Estado autonómico debe ser su viabilidad. Las
previsiones de la Constitución y de los Estatutos sobre la distribución de
competencias son la base del funcionamiento del Estado central y de
17 Comunidades Autónomas (CC.AA.), y es preciso comenzar por reco-
nocerlo. Frente al inicial escepticismo sobre la practicabilidad de la dis-
tribución constitucional de las competencias, es preciso subrayar que
ha servido para renovar sustancialmente el ordenamiento del Estado y
de las CC.AA.
Pero los defectos de esa legislación también están a la vista: remisio-
nes cruzadas de la ley estatal y de las leyes autonómicas, inseguridad
para el funcionario o el juez que ha de aplicarlas, solapamientos cons-
tantes, innumerables conflictos de competencias... son el resultado
negativo del actual estadio de la distribución competencial que, con
razón, buena parte de la doctrina critica1.
Parece claro que la doble cara de esta valoración inicial deberá
orientar la dirección de las propuestas, pero antes conviene analizar
otros factores de la situación actual.
Entre éstos destaca el papel protagonista del Tribunal Constitucional
en la distribución competencial. Sin duda, su intervención ha propicia-
do notables avances en la delimitación competencial, partiendo además
casi de cero, como subrayó su actual Presidente en el Informe a la VI
Conferencia de Tribunales Constitucionales Europeos1. Ha dotado de
1
Santiago MUÑOZ MACHADO, «Las deformaciones del ordenamiento jurídico y la
aplicación de las leyes en el nuevo sistema constitucional», en Cinco estudios sobre el
poder y la técnica de legislar, Madrid, 1986, pp. 183 y ss. También, en «La praxis auto-
nómica en el Estado español», en VARIOS, Praxis autonómica: modelos comparados y
modelo estatal, Oñati, 1987, pp. 123 y ss.
2
Tribunales Constitucionales europeos y Autonomías territoriales, Madrid, 1985,
Revista del Centro de Estudios Constitucionales
Núm. 4. Septiembre-diciembre 1989 233
Elíseo Aja

funcionalidad a las grandes categorías constitucionales y ha sido capaz


incluso de rectificar algunas de sus posiciones iniciales cuando ha visto
que no cuadraban en el sistema: el primer planteamiento de la teoría
del interés general, tempranamente corregida en la STC 37/81, de 16 de
noviembre, sobre centros de contratación de carga; el concepto formal
de coordinación, frente al material, asentado a partir de la STC 32/83,
de 28 de abril; la relación entre la ley orgánica y la ley autonómica, rede-
finida en la STC 137/86, de 6 de noviembre, sobre las Ikastolas; o la exi-
gencia a la legislación básica estatal de una vertiente formal junto a la
material, consolidada en la STC 69/88, de 19 de abril, sobre etiquetaje
en catalán, por citar sólo algunas posiciones destacadas de su doctrina.
Pero esta posición tan protagonista del TC en la determinación
de las competencias difícilmente puede prolongarse indefinidamente, al
menos con los caracteres actuales, a riesgo de verse sepultado por la
cantidad y diversidad de conflictos, como ya ha apuntado el profesor, y
Magistrado, Luis López Guerra:
«Los conflictos competenciales ante el Tribunal Constitucional
aumenta(ba)n en lugar de disminuir, con una intensidad muy
superior a la existente en otros países europeos dotados de juris-
dicción constitucional. Las cada vez más abundantes (por necesi-
dad) sentencias constitucionales resuelven los casos concretos plan-
teados, pero por cada caso resuelto surgen nuevas controversias»*
(paréntesis y cursiva míos).

Sin ignorar la responsabilidad trasladada al TC por la incapacidad de


otras instituciones para encontrar soluciones distintas al conflicto de
competencias, una causa importante del alto número de conflictos se
encuentra en la propia doctrina del TC, por su carácter casuístico y el
predominio de soluciones de corto alcance, que no sirven para evitar la
interposición de nuevos conflictos sobre un mismo o muy semejante
objeto. Hago tal juicio consciente de la necesidad del TC de centrarse en
el caso concreto y de no asumir «funciones definitorias más allá de lo
indispensable en cada caso», como ha dicho su Presidente4, y sin olvidar
los peligros que también acarrearían las soluciones generales y abstrac-
tas, que el TC ni puede ni debe adoptar. Entre ambos extremos, es posi-
ble, a mi parecer, establecer normas subconstitucionales de alcance
medio que le permitan cumplir mejor la función pacificadora que le
corresponde. Por otra parte, la elaboración de estas categorías incumbe
tanto o más a la doctrina que a la jurisprudencia constitucional, y este
Congreso es un buen marco para reconocer que también los estudiosos
tenemos parte de responsabilidad en la situación actual.
pp. 133-224, reproducido en Francisco TOMÁS Y VALIENTE, El reparto competencia! en
la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, Madrid, 1988, por la que citaré.
3
Luis LÓPEZ GUERRA, «Conflictos competenciales, interés general y decisión polí-
tica», Revista del Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, .1988, núm. 2, pp. 80-
81.
4
F. TOMÁS Y VALIENTE, ídem, p. 46; en la página anterior utiliza expresamente la refe-
rencia al casuismo.

234
Distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas

Una tercera idea caracteriza la situación actual; es la distancia exis-


tente entre la reflexión teórica y la práctica política. Las mayores disfun-
ciones de nuestro sistema han sido señaladas en los últimos años por la
doctrina, incluso con cierto grado de acuerdo respecto a las posibles
soluciones, y sin embargo aquellos problemas continúan presentes.
Pienso en factores como la reforma del Senado, la ampliación de com-
petencias de las Comunidades Autónomas (CC.AA.) del 143 CE, la parti-
cipación de las CC.AA. en la fase ascendente de la política comunitaria,
la reforma pendiente de la Administración central...; creo que todas
ellas contribuirían, por razones diferentes, a facilitar la práctica de
la actual distribución de competencias. Esta fue, creo, una conclusión
general del debate que realizamos ahora hace un año, justamente
en esta misma ciudad, en torno al Informe sobre las Autonomías*. Aun
conociendo las distancias que separan los universos académico y polí-
tico, hay que señalar que la falta de voluntad política para realizar refor-
mas que parecen necesarias y factibles, forzosamente resulta un obs-
táculo para avanzar en la teoría jurídica del Estado autonómico.
Más concretamente, la persistencia de diferentes niveles competen-
ciales entre dos grandes grupos de CC.AA., según la vía de acceso a la
autonomía, es una de las causas principales de los problemas actuales
de la distribución competencial.
Confiando en la pronta realización de las reformas políticas que
contribuyan a clarificar y hacer más operativa la distribución de compe-
tencias, ¿cuál puede ser la orientación doctrinal que converja y colabore
en la consecución del mismo objetivo? Sinceramente, creo que es inútil
la crítica sistemática a las técnicas de la Constitución, porque no es ésta
la función del jurista, y tampoco me parece productiva la recomenda-
ción de la reforma, por las dificultades que tuvo el consenso constitu-
yente en este tema y porque se halla fuera de las previsiones a medio
plazo de las principales fuerzas políticas, aparte de los interrogantes
imprevisibles que plantearía un nuevo sistema6. Me parece que estas
5
Las intervenciones de los profesores Aguiló, Cruz Villalón, García de Enterría,
López Guerra, Muñoz Machado, Salas, Solé Tura, etc., están incluidas en la segunda
parte de Joaquín TORNOS y otros, Informe sobre las Autonomías, Madrid, 1988,
pp. 225 y ss.
6
Aunque las Actas de la Ponencia Constitucional no lo reflejen, sabemos, por
diferentes testimonios, y por las declaraciones públicas de los principales diputados
constituyentes, que la Ponencia Constitucional tuvo gravísimas dificultades para
alcanzar un acuerdo en este punto. Naturalmente, la Ponencia contempló la posibili-
dad de una distribución basada en grandes listas, del tipo alemán o del seguido en la
II República —competencias exclusivas del Estado, competencia legislativa del Esta-
do y ejecutiva de las Regiones y competencias exclusivas de éstas, artículos 14,15 y 16
de la Constitución de 1931 —. pero no fue posible un acuerdo sobre estas técnicas, y
ni siquiera pudo alcanzarse tal acuerdo en las discusiones finales, después de haber
consensuado todo el resto del anteproyecto constitucional. Ante el peligro evidente
de una ruptura del consenso en un tema tan fundamental, la Ponencia optó por un
procedimiento singular: dejarían de lado los modelos contemplados hasta entonces y
elaborarían una lista de competencias que en todo caso deberían corresponder el
Estado y a partir de ésta distinguirían los posibles niveles diferentes de las CC.AA.
Este método dio resultado, y los miembros de la Ponencia llegaron a un acuerdo
sobre las competencias que deberían corresponder al Estado central para mantener

235
Elíseo Aja

alternativas gozan actualmente de poco predicamento y no requieren


mayor atención.
En cambio, ante los problemas e inconvenientes del sistema actual,
una parte de la doctrina defiende la introducción en las técnicas actua-
les de distribución competencial de conceptos generales o «políticos» a
favor del Estado (como el interés general o la prevalencia en cuanto
títulos competenciales). Esta solución, que por simplista puede parecer
tentadora, es ajena a nuestro sistema competencial, y al menos global-
mente ha sido rechazada por el TC, aunque puedan presentarse algunas
Sentencias polémicas.
En todo caso, creo que una línea más adecuada a la Constitución es
la de avanzar en la elaboración de categorías constitucionales de alcan-
ce medio que doten de mayor claridad y seguridad al Estado y a las
CC.AA. para el ejercicio de sus competencias, y en definitiva haga más
previsible la resolución de los conflictos, como mejor medio de atajar
su proliferación. Se trata, en definitiva, de reforzar los pasos realizados
hasta el presente, para distinguir una tipología de competencias que
resulten operativas para el funcionamiento del Estado autonómico. En
esta línea, conviene aludir brevemente a las reglas del reparto de com-
petencias asumidas de forma general, antes de realizar nuevas propues-
tas.

II. LA INFLUENCIA DE LOS CARACTERES GENERALES


DEL ESTADO AUTONÓMICO EN LA DISTRIBUCIÓN
DE COMPETENCIAS
Antes de entrar en las reglas de distribución competencial conviene
detenerse un momento en los conceptos más generales que las determi-
nan, aunque sólo sea para situarlos como referencia común que facilite
el debate.

la unidad política, pero en sucesivas discusiones fueron matizando las facultades que
el Estado precisaba mantener, añadiendo a la división legislación-ejecución la distin-
ción legislación básica y de desarrollo, e introdujeron la forma del «sin perjuicio»
para salvar algunos sectores concretos que podían corresponder a las CC.AA. El
resultado de este procedimiento fue la lista del articulo 149 CE, con sus múltiples
salvedades, «sin perjuicio» y remisiones.
El panorama se complicó, si cabe, con la redacción de los Estatutos de Autono-
mía, que repitieron la misma operación pero al revés, configurando como se ha
dicho gráficamente el «negativo», en sentido fotográfico, de las competencias reserva-
das al Estado, acudiendo igualmente, para no dejar resquicios competenciales, a las
mismas salvedades y remisiones que la Constitución, e incluyendo además algunos
sectores materiales que no estaban explicitados en el articulo 148 ni en el 149 CE.
La crítica fácil a los defectos técnicos de esta regulación carece de sentido, porque
éste fue el único camino que permitió alcanzar el consenso, y porque las técnicas
más experimentadas y fiables del Derecho comparado habían sido previamente
rechazadas por los contituyentes.

236
Distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas

1. El concepto de autonomía, el Estado compuesto


y la separación de competencias
Puede parecer excesivo remontarse al principio de autonomía para
estudiar la distribución de competencias, pero no lo es; la autonomía en
cuanto principio constitucional cumple funciones importantes en la
determinación de las competencias, tanto para juzgar la adecuación de
las categorías que utilicemos como para justificar el uso de técnicas
importadas del Derecho comparado e incluso, en ocasiones, para ilumi-
nar la configuración de competencias concretas, como puede observar-
se en el generoso recurso a ella que realiza la STC 37/87, de 26 de mar-
zo, sobre la reforma agraria andaluza.
El concepto de autonomía, que ahora me limitaré a aludir, puede
prescindir del debate sobre su ubicación precisa entre unos supuestos
modelos federales o regionales. Sin menospreciar la función político-
ideológica que cumple la identificación clara de un modelo, podemos
buscar las características del nuestro partiendo de la evidencia de que
no existen dos sistemas iguales en el Derecho comparado —las diferen-
cias entre el federalismo americano y los centroeuropeos son obvias— y
responde a las condiciones que la doctrina europea considera comunes
a los Estados compuestos7. Resulta significativo que la jurisprudencia
constitucional no haya precisado situar nuestro sistema en ninguno de
esos modelos, pese a acudir con cierta frecuencia a sus técnicas jurí-
dicas, y haya tenido bastante con caracterizar el Estado autonómico
como Estado compuesto.
La conclusión a extraer es que la autonomía estructura un tipo de
Estado compuesto caracterizado por la existencia de una doble instan-
cia de poder político, la central y la autonómica, de forma semejante a
como lo hace el federalismo o el regionalismo.
La diferencia entre los diferentes tipos de Estados compuestos se
encuentra en las respectivas parcelas de poder que corresponden a cada
una de las dos instancias, en las formas de su ejercicio, e incluso en fac-
tores extrajurídicos como la cultura y la tradición política y los caracte-
res del proceso o de las fuerzas políticas. Por lo que a nosotros respecta,
la distribución de competencias presenta diferencias cuantitativas y téc-
nicas respecto a otros Estados compuestos, pero no cualitativas, porque
las competencias no dependen del legislador ordinario.
En nuestra Constitución el concepto de autonomía se sitúa en el
campo complejo de los principios constitucionales8. La autonomía es
un principio constitucional básico que se desdobla a su vez en otra serie
de principios, de integración constitucional (como la homogeneidad
institucional contenida en el art. 152 CE, la igualdad de derechos fun-
7
J. J. GONZÁLEZ ENCINAR, El Estado unitario-federal, Madrid, 1985, pp. 86 y ss.
8
En la terminología política es frecuente la expresión del derecho a la autono-
mía, con un sentido próximo al de un derecho público subjetivo, pero sabemos
tal construcción es inapropiada, como puso de relieve la STC 89/84, de 29 de sep-
tiembre.

237
Elíseo Aja

damentales de los españoles —art. 139.1— o la unidad de mercado


— art. 139.2 CE—), así como en principios compelenciales, organizati-
vos, financieros y de relación entre las instancias políticas.
El principio autonómico es pues, en lo esencial, un criterio de divi-
sión del poder en sentido vertical, que actúa de forma semejante al prin-
cipio de división horizontal del poder, atribuyendo a cada instancia
unas competencias, unos órganos y unos recursos o al menos los crite-
rios necesarios para su determinación, pero igual que la división hori-
zontal de poderes, la vertical es principalmente una división orgánica,
porque tras el establecimiento separado de instituciones, competencias
y recursos entre las dos instancias la Constitución prevé una pluralidad
de vías para la colaboración entre ambas. Esta articulación resulta esen-
cial para el correcto funcionamiento del Estado en su conjunto y se con-
creta a través de la distribución competencial, de la integración de las
CC.AA. en algunas decisiones generales del Estado y de las técnicas de
colaboración, en sentido estricto, y de la resolución de conflictos. El
principio de autonomía, incluyendo en su seno los de unidad y solidari-
dad, explica las características de la distribución competencial, único
campo en el que nos detendremos.
El principio de autonomía, como principio constitucional básico,
tras orientar la actuación del Estado como conjunto tiene una segunda
vertiente que consiste en garantizar la existencia de un sistema político
propio de cada C.A. y un ordenamiento jurídico diferenciado, que per-
mite la elaboración de políticas públicas específicas y la participación
desde los propios intereses en algunas decisiones generales del Estado9.
Para nuestro tema, el principio de autonomía implica que cada ins-
tancia — Estado y CC.AA.— posee competencias separadas, que además
ejercen, como regla general, de forma independiente, salvo los casos de
colaboración voluntaria, o de colaboración obligatoria cuando expresa-
mente la Constitución y los Estatutos así lo imponen. La integración en
la unidad estatal superior se produce mediante el conjunto de articula-
ciones que la Constitución prevé, pero justamente a partir de una clara
separación de las competencias respectivas.

* Desde el primer momento ha existido unanimidad en el reconocimiento del


carácter político de la autonomía en España, pero mientras inicialmente se puso el
acento en la función legislativa de las CC.AA., o más correctamente en la existencia
de un ordenamiento jurídico propio, en la actualidad puede resultar más adecuado
subrayar que la autonomía consiste principalmente en el poder de las CC.AA. para
determinar políticas públicas propias, entre otras cosas para mostrar que las potesta-
des ejecutivas de las CC.AA. poseen un peso muy significativo en la autonomía polfti-'
ca, lo que explica la importancia del federalismo ejecutivo en Europa.
La posibilidad de que las CC.AA. introduzcan orientaciones políticas propias ha
sido reconocida en múltiples ocasiones por el TC como un carácter destacado de la
autonomía. Así, STC de 28 de julio de 1981; de manera más general, en la STC 35/82,
de 24 de junio, y con la mayor rotundidad, en la STC 37/87, sobre la reforma agraria
andaluza: «La autonomía significa precisamente la capacidad de cada nacionalidad o
región para decidir cuándo y cómo ejercer sus propias competencias en el marco de
la Constitución y del Estatuto.»

238
Distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas

2. El peso decisivo del «proceso estatuyente»


Como es bien sabido, la Constitución configuró el marco general
para la creación de las CC.AA., estableciendo los principios, procedi-
mientos y límites de su configuración, pero dejó abiertas las decisiones
concretas de su realización, lo que otorga una función constitucional a
los Estatutos de Autonomía, por la necesidad de acudir a ellos no sólo
para determinar las competencias de las CC.AA., sino también las del
Estado.
Por esta razón, la aprobación de los Estatutos de Autonomía —el
«proceso estatuyeme», utilizando un neologismo que pretende destacar
su importancia— resultó una fase decisiva no sólo en la configuración
de las CC.AA., sino también del propio Estado: determinó el mapa auto-
nómico, decidió un tipo común de instituciones y marcó una distribu-
ción competencial y de financiación para una primera fase de actuación
del sistema.
Tuvo otras cosecuencias más directas para nuestro tema. El princi-
pio dispositivo que parecía dominar todo el Título VIII de la Consti-
tución se agotó en aquella fase —como corroboran las SSTC 89/84 y
100/84, sobre la incorporación a Castilla-León de las provincias de
León y de Segovia —, se equiparó la naturaleza constitucional de todas
las CC.AA. —como reafirma la STC 16/84, sobre Navarra— y redujo sus
diferencias a las competencias iniciales de los Estatutos, aunque éstas
sean aún determinantes por la falta de ampliación aun después de
transcurridos los cinco años que exige el 148.2 CE.
Una de las grandes diferencias entre el Estado autonómico y el resto
de Estados compuestos reside, por tanto, en la función que corresponde
a los Estatutos de Autonomía completando, en sentido estricto, las
determinaciones constitucionales, lo que explica la función que corres-
ponde en nuestro ordenamiento al concepto de «bloque de constitucio-
nalidad» y muy en primer lugar a los Estatutos de cada C.A.10. Esto mis-
mo obliga a una interpretación conjunta del Título VIII de la Constitu-
ción junto con los Estatutos, sin que sea jurídicamente aceptable ya el
razonamiento del «jurista persa».

'" La posición de superioridad de los Estatutos respecto a todas las demás leyes,
deriva de su función (completar el Título VIII de la Constitución), del órgano y pro-
cedimiento de aprobación y de su especial rigidez, en E. AJA y otros, El sistema jurí-
dico de las Comunidades Autónomas, Madrid, 1985, pp. 101-104. Esta superioridad es
hoy generalmente aceptada; por ejemplo, E. GARCÍA DE ENTERRÍA, Estudios sobre auto-
nomías territoriales, Madrid. 1985, pp. 90 y ss. Francisco RUBIO LLÓRENTE ha utilizado
para explicarlo la categoría de «normas constitucionales secundarias», por su rigidez
frente al legislador ordinario; cfr. «El bloque de constitucionalidad», ejemplar meca-
nografiado, pp. 20-21.

239
Elíseo Aja

III. EL BLOQUE DE CONSTITUCIONALIDAD


COMO CONJUNTO NORMATIVO QUE DISTRIBUYE
LAS COMPETENCIAS
El bloque de constitucionalidad desempeña en nuestro sistema una
función sin duda decisiva.La opción constituyente de dejar a los Estatu-
tos la concreta configuración de las CC.AA. y del propio Estado, dentro
de un marco mínimo general, se refleja en la imposibilidad de determi-
nar las competencias estatales o autonómicas solamente a partir de la
Constitución y en la necesidad consiguiente de acudir al bloque de cons-
titucionalidad.

1. Las normas que integran el bloque de constitucionalidad


No es necesario extenderse excesivamente al exponer las normas que
integran dicho bloque, porque el tema es bastante pacífico; en primer
lugar la Constitución como norma suprema, que no sólo llama a los
Estatutos para dibujar las concretas competencias de cada C.A., sino
que sigue operando junto con éstos, y por encima de ellos, para estable-
cer el régimen jurídico de cada competencia. Los Estatutos de Auto-
nomía son el siguiente elemento del bloque en importancia al establecer
las competencias de las CC.AA., y por negativo las del propio Estado, en
virtud del 149.3 CE. Las leyes del 150 CE (leyes marco, Leyes Orgánicas
de Transferencias y Leyes de Armonización), que pueden modificar las
competencias extraestatutariamenle, también son incluidas sin proble-
mas. Y por último también lo integran las «leyes competenciales», enten-
diendo por tales aquellas pocas leyes que la propia Constitución o los
Estatutos llaman expresamente para determinar una determinada com-
petencia, como sucede en el 149.1.29 con la ley de Policías o en los Esta-
tutos de Autonomía con las leyes que regulen el tercer canal de televi-
sión.
La integración o no de las leyes básicas estatales en el bloque de
constitucionalidad me parece una polémica nominal, si estamos de
acuerdo en que las competencias son establecidas por la Constitución y
los Estatutos —en rigor por los anteriores elementos del bloque de
constitucionalidad — , aunque tales leyes sirven para concretar aquellas
determinaciones, y como tales son referencia obligada de las leyes auto-
nómicas que las desarrollan, a salvo de que el TC declare que han inva-
dido competencias autonómicas.

2. Las reglas del bloque de constitucionalidad


para la distribución de competencias
La distribución de competencias en España carece de cláusulas
generales como las existentes en otros países. Simplificando un poco,

240
Distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas

podemos decir que la distribución de competencias de la Constitución


americana responde a una cláusula de la máxima generalidad: se
enumeran taxativamente los poderes de la Federación y se atribuyen
todos los demás a los Estados. También la actual Constitución alemana,
dentro de su mayor complejidad, procede por cláusulas generales, par-
tiendo del artículo 30, según el cual corresponden a los Lander las fun-
ciones que la Constitución no atribuye explícitamente al Bund; concre-
tando esa presunción general, el artículo 70 GG establece en la legisla-
ción un nuevo principio general en favor de los Lánder, de forma que la
legislación federal se restringe a la fijada en los artículos 73 (competen-
cias exclusivas) y 74 (competencias concurrentes), así como a las demás
disposiciones específicas previstas en la Ley Fundamental.
Como después intentaré mostrar con mayor detalle, también el siste-
ma español permite la distinción de competencias en algunas grandes
categorías, pero éstas no derivan de ninguna cláusula general que distri-
buya funciones y permita una agrupación de materias, o que identifique
algunas materias por exclusión respecto a un principio general, sino
que tales categorías tienen que construirse a partir de cada una de las
competencias, siguiendo los listados de la Constitución y de los Esta-
tutos.

3. Los elementos que integran el concepto de competencia


como criterio para la distinción de categorías competenciales
La distinción de las competencias en grandes categorías debe hacer-
se entre nosotros a partir de los elementos que conforman el concepto
de competencia, que fundamentalmente son la función, la materia y el
tipo de intervención pública.
Desde la perspectiva del Título VIII, podemos definir la competencia
como el conjunto de facultades que el Estado o las CC.AA. pueden des-
plegar para regular las actividades humanas en un sector determinado
del ordenamiento. Como dice el voto particular (Rubio Llórente y Diez
Picazo) de la STC 94/85, de 29 julio (Escudo del País Vasco), competen-
cia es el
«haz concreto de potestades que se ejercen válidamente dentro de
un territorio concreto sobre personas determinadas y respecto de
materias definidas».
Podemos pasar sin detenernos por algunos caracteres generales de
las competencias —indisponibilidad, ámbito territorial, cláusula resi-
dual, etc. — , por ser comúnmente aceptados, para centrarnos en su com-
posición.
La función (las potestades en la cita anterior) viene definida princi-
palmente en el bloque de constitucionalidad en torno a la legislación y
la ejecución, distinguiendo a su vez la legislación básica del Estado y
legislación de desarrollo de las CC.AA.
241
Elíseo Aja

Un segundo elemento de toda competencia es la materia, entendida


como el conjunto de actividades humanas encuadrables en un sector
del ordenamiento. La complejidad es aquí superior, porque las listas de
la Constitución y de los Estatutos utilizan diferentes enfoques para su
determinación y porque su enunciado es necesariamente sintético. Pue-
de aludir a auténticos sectores del ordenamiento (Derecho laboral,
Derecho mercantil...), a instituciones jurídicas específicas (expropiación
forzosa), a actividades productivas (comercio, agricultura...), etc. En
todo caso, es preciso observar que la materia de una competencia
consiste siempre en la regulación jurídica de actividades humanas, esto
es lo que se distribuye, no materias u objetos en un sentido meta-
jurídico.
Como no existen cláusulas generales, para determinar una compe-
tencia tendremos que sumar función y materia, y ver qué potestades
corresponden a cada instancia sobre el concreto campo o sector del
ordenamiento que indica la materia. Pero en ocasiones la Constitución
o los Estatutos especifican más la competencia del Estado o de las
CC.AA. matizando un tipo concreto de facultades, como cuando refieren
la competencia no a todo un sector, sino sólo a la «ordenación» del mis-
mo, o cuando fijan la actividad política por referencia a la «planifica-
ción», el «fomento» o la «coordinación». En estos casos, o no existe fun-
ción a la cual referir las potestades o la misma está matizada por estos
conceptos, o es la materia la que queda afectada por ellos. A esta especi-
ficación de la materia o de la función, según los casos, denominaremos
«tipo de intervención pública».

A) La función

Las facultades del Estado y de las CC.AA. pueden ser de legislación,


íntegra o concurrente, o de ejecución, y según cómo se repartan entre
las dos instancias podemos hablar de competencias exclusivas (todas
las facultades corresponden a una sola instancia), competencias concu-
rrentes (legislación básica al Estado y legislación de desarrollo y ejecu-
ción a las CC.AA.) y competencias compartidas (legislación al Estado y
ejecución a las CC.AA.).
Las competencias exclusivas fueron la base del primer federalismo,
especialmente del americano, en el siglo pasado, cuando el Estado
descansaba en una sociedad de estructura relativamente simple y sus
funciones eran escasas, pero en la actualidad todos los Estados com-
puestos giran en mayor o menor medida sobre competencias repartidas.
Nuestro sistema no es una excepción y, pese a las pomposas declaracio-
nes de exclusividad de la Constitución y los Estatutos, las principales
competencias son concurrentes o compartidas por el Estado y las
CC.AA., como ya ha demostrado la experiencia de estos pocos años.
En las competencias exclusivas es bien conocido el «sentido marca-
damente equívoco» (STC 16 de noviembre de 1981) del término «exclusi-
vo» tanto en la Constitución como en los Estatutos, y también son cono-

242
Distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas

cidos los diferentes usos que pueden darse al término exclusivo si no se


aplica a la competencia como tal, sino a una de las funciones (exclusivi-
dad de la legislación o de la ejecución...).
Conviene, pues, obviar estos inconvenientes reservando el término
de compclcncia exclusiva para los casos en que el bloque de constitu-
cionalidad atribuye todas las funciones y toda la materia a una sola ins-
tancia, lo que significa exclusión de la intervención de la otra instancia
sobre esa misma materia.
La definición de exclusividad no se encuentra en la Constitución,
pero se deduce fácilmente de ella con una interpretación sistemática, y
especialmente de su comparación con los Estatutos. Estos, por su parte,
contienen generalmente un concepto de exclusivo que vale igualmente
para el Estado. El artículo 25.2 del Estatuto de Cataluña, por ejemplo,
dice que equivale a la potestad legislativa, la potestad reglamentaria y la
función ejecutiva. Es decir, competencia exclusiva significa poseer la
titularidad de todos los poderes posibles sobre una materia, que se
podrán ejercer —o no— libremente, naturalmente con respeto a los
principios constitucionales.
Cuando los Estatutos dibujan una competencia como efectivamente
exclusiva corresponde a la C.A. la legislación, su desarrollo reglamenta-
rio y su ejecución. La C.A. es libre, pues, de diseñar íntegramente las
políticas públicas que considere más convenientes, respetando los prin-
cipios generales de la Constitución, sin que la legislación del Estado
pueda interponerse, como subrayó la STC 76/83, de 5 de agosto, sobre
la LOAPA.
Las competencias compartidas comprenden sectores importantes y
vienen configuradas en su mayoría como instituciones o ramas jurídi-
cas (Derecho Mercantil, Penal y Penitenciario, Laboral, Civil, Proce-
sal...), reservando al Estado la legislación completa sobre la materia y a
las CC.AA. su ejecución. La principal característica de su desarrollo
estriba en la doctrina constante del TC que incluye los reglamentos eje-
cutivos en el término constitucional de «legislación» (desde la STC
18/82, de 4 de mayo, y 35/82, de 14 de junio).
Según esta interpretación, las CC.AA. sólo disponen de las facultades
de ejecución y administración, incluyendo la potestad reglamentaria
organizativa o interna. Con la ponderada interpretación que se ha dado
a la Alta Inspección (STC 32/83, de 28 de abril), esta categoría resulta
bastante precisa.
Las competencias concurrentes atribuyen al Estado las bases, nor-
mas básicas o legislación básica y a las CC.AA. la legislación de desarro-
llo, de momento a las CC.AA. del 151 y posteriormente a todas. Resulta
probablemente el tipo de competencias más importantes en nuestro sis-
tema. Es también la que plantea mayores problemas de determinación
funcional, por el concepto material que el TC ha utilizado para definir lo
básico, y por la identificación que ha realizado entre los términos de
bases, normas básicas y legislación básica que figuran en el 149.1 CE.
En el Informe sobre las Autonomías señalamos los tres conceptos
distintos que abarca la legislación básica en la jurisprudencia constitu-

243
Elíseo Aja

cional. Unas veces opera como marco jurídico general dentro del cual
deben actuar las CC.AA., «mínimo denominador normativo común»
(STC 25/83, de 7 de abril, entre las más claras); otras veces establece
objetivos, fines y orientaciones que actúan como directrices para las
CC.AA., en un sentido positivo que habilita al Estado para instrumentar
políticas no sólo mediante ley, sino acudiendo a instrumentos normati-
vos inferiores, y finalmente equivale en ocasiones a la delimitación de
ciertos sectores materiales que el Estado asume íntegramente, en una
versión próxima a la anterior, parecida a la preemtion americana o a la
concurrencia perfecta alemana.
A partir de las SSTC 69 y 80/1988, sobre etiquetaje, el concepto de
bases ha adquirido mayor formalización, al exigirse al Estado que las
bases figuren de forma identificable en una ley, o en un reglamento
habilitado por la ley como básico. Y, desde esta exigencia de rango legal,
se ha avanzado aún más con la insistencia en la excepcionalidad de que
las bases figuren en reglamentos11.

B) La materia
Muy frecuentemente los conflictos de competencias versan sobre la
delimitación material de una competencia, es decir, no se discute la fun-
ción que corresponde a cada instancia, sino su posibilidad de aplicarla a
determinado tipo de actividad humana, lo que se resolverá según se
considere incluido o no en la materia competencial.
En realidad, el cncuadramiento material en los conflictos de compe-
tencia tiene un doble objeto, determinar cuál es la materia a la que
corresponde el acto o norma impugnado, y decidir si ese acto o norma
«entra» en el ámbito material cuya titularidad corresponde a la instancia
que lo aprobó.
Por eso, la dimensión material u horizontal de las competencias es
en nuestro sistema decisiva, y por supuesto más complicada que en
otros Estados compuestos que parten de cláusulas generales o que divi-
den las competencias preferentemente en sentido vertical; una obra
reciente del profesor Viver Pi-Sunyer estudia los presupuestos y los pro-
blemas de la delimitación de materias y de ella tomo las ideas que
siguen, coincidentes en buena parte con otro trabajo reciente12.
El punto de partida es la necesidad de proceder a una delimitación
material de las competencias lo más rigurosa y objetiva posible, aun
sabiendo que la misma nunca podrá ser exhaustiva. Con este relativis-
11
Con mayor detalle he examinado esta jurisprudencia en mi colaboración sobre
«Las competencias concurrentes», que aparecerá publicado en el libro colectivo Las
leyes básicas del Estado, editado por el INAP. Un examen de las posiciones más
recientes, en Iñaki LASAGABASTER, El sistema competencial en el Estatuto de Autono-
mía, Oñati, 1989, pp. 57 y ss.
12
Caries VIVER PI-SUNYER, Materias competenciales y Tribunal Constitucional, Bar-
celona, 1989, y Gonzalo SAMANIEGO, «LOS problemas de interpretación y aplicación de
las materias en las reglas de distribución de competencias», Revista de Estudios de la
Administración Local y Autonómica, núm. 238, abril-junio 1988, pp. 1123-1177.

244
Distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas

mo, se ha de procurar que cada materia objeto de una competencia pue-


da delimitarse jurídicamente como separada respecto a todas las demás,
porque de lo contrario se producirían solapamientos —que el principio
de coherencia nos impide aceptar, salvo excepciones— o la distinción se
basaría en el más puro casuismo.
Quizás convenga puntualizar que esta delimitación no afecta a una
concepción de la autonomía.basada en la interrelación de las competen-
cias y en la consiguiente colaboración de poderes; al contrario, resulta
la condición previa imprescindible, porque no puede darse una colabo-
ración sin la previa delimitación de la materia objeto de la competencia
respectiva, tanto porque la colaboración no altera la titularidad de las
competencias, como ha repetido el TC, como porque la confusión
supondría difuminar la responsabilidad de cada instancia, en abierta
contradicción con el principio democrático del Estado.
El TC ha admitido la importancia de la delimitación material. En la
STC 39/82, de 30 de junio, se puede leer que las materias
«como concepto jurídico relevante para las definiciones competen-
ciales se erige en una de las líneas principales del sistema compe-
tencial»;
pero en la práctica muchas sentencias resultan exclusivamente pragmá-
ticas o poco explícitas respecto a los criterios utilizados para la delimita-
ción de la materia.
Como recuerda Samaniego, y ya antes habían apuntado Javier Salas
y Enrique Alonso, cada materia tendrá un núcleo claro —core en la
terminología americana—, típico de aquella materia, y un halo más difu-
so, más difícil de determinar, cuya parte más externa será limítrofe con
otra materia colindante. En torno a la determinación de estos ámbitos,
dos ideas me parecen relevantes. En primer lugar, la necesidad de pro-
ceder a una interpretación objetiva y no finalista, porque toda actividad
típica de una materia supone la consecución de unos objetivos que ya
fueron tomados en cuenta por el constituyente al realizar la distribución
competencial, y porque el enfoque finalista encierra siempre el peligro
de atraer a una materia sectores que corresponden objetivamente a
otra, sólo porque contribuye a la consecución del objetivo, y esta meto-
dología disloca el sentido de la distribución de competencias.
Si se cumplen estas condiciones, la delimitación material se realizará
progresivamente, tanto por las Sentencias del TC como por la legisla-
ción estatal y autonómica, hasta llegar un momento en que la comuni-
dad jurídica sepa que la regulación de una concreta actividad debe
encuadrarse siempre en una determinada materia, y no en otra, pese a
su proximidad material o conexión de objetivos. Por otra parte, la fija-
ción de los contornos de una materia debe realizarse siempre per reía-
tionem respecto a las más próximas, ya que el conjunto de los títulos
competenciales abarca por definición todas las materias susceptibles de
distribución entre el Estado y las CC.AA.13.
13
Como explica VIVER, es preciso partir de los caracteres de completud y coheren-
cia de la distribución de competencias entre el Estado y las CC.AA.; hemos de presu-

245
Elíseo Aja

Otras tareas decisivas en esta orientación residen en la aproximación


a ciertas reglas que expliquen la prevalencia entre materias, y en la fija-
ción de los métodos de interpretación más adecuados para este campo,
lo que probablemente es el camino para conseguir aquellas reglas. Sin
un notable avance en este terreno, difícilmente el TC podrá desempeñar
la función pacificadora que le corresponde, porque el resultado de los
nuevos conflictos de competencias continuará siendo imprevisible aun
para los juristas más especializados, ya que el resultado dependerá del
pragmatismo del Tribunal.

C) El tipo de intervención pública


En ocasiones no basta la distinción función-materia para determinar
la distribución competencial, porque el bloque de constitucionalidad
añade a aquélla un nuevo concepto como ordenación, coordinación,
planificación o fomento, o porque carece de referencia a la función y
sólo aparece uno de estos conceptos.
La ausencia de referencia a la función y su sustitución por un tipo
concreto de intervención pública aparece en las listas constitucionales,
en números como el 149.1.15 CE (fomento y coordinación general de la
investigación científica y técnica), pero lo más frecuente en la Constitu-
ción y los Estatutos es la superposición de alguno de esos conceptos
con distinción legislación básica- de desarrollo; así sucede respecto a la
coordinación en el 149.1.16 (bases y coordinación general de la sani-
dad), respecto a la ordenación en el 149.1.11 CE (bases de la ordenación
del crédito, banca y seguros) y otros (149.1.19: ordenación del sector
pesquero; 149.1.22 CE: legislación, ordenación y concesión de recursos
y aprovechamientos hidráulicos), respecto a la planificación en el
149.1.11 CE (planificación de la actividad económica). Lo mismo suce-
de en los Estatutos de Autonomía, cuando proceden a una especifica-
ción superior de la función mediante la caracterización del tipo de inter-
vención pública (ordenación farmacéutica, del sector pesquero, etcéte-
ra.)
Estos conceptos de ordenación, fomento, coordinación... tienen en la
generalidad de las competencias —en las que no son citados expresa-
mente— su ubicación dentro de la distinción legislación-ejecución, ya
que el fomento se incluye en la competencia de ejecución, la ordenación
en el de legislación y la coordinación corresponde también, como activi-
dad voluntaria, al titular de la competencia. Pero en la categoría que
ahora tratamos aparecen como criterios competenciales propios, para
proceder a una delimitación de la función superior a la general o por la
mir que los constituyentes pretendieron repartir todas las materias y todas las fun-
ciones que sobre ellas pueden recaer, de forma que no se produjeran vacíos ni sola-
pamientos. El voto particular del Magistrado Rubio Llórente a la STC 91/1984, de 9
de octubre, lo expresa claramente: «Una competencia no puede corresponder al mis-
mo tiempo y en las mismas circunstancias, con el mismo alcance y sobre la misma
materia, al Estado y a una Comunidad Autónoma.»

246
Distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas

naturaleza de la materia sobre el que recaen, y revelan la voluntad del


poder constituyente o estatuyeme de proceder a especificación más pre-
cisa de la distribución de la competencia.
Así, la STC 59/89, de 16 de marzo (pesca del coral), distingue entre
regulación de la pesca, como actividad dirigida a la extracción y protec-
ción de los recursos del mar, y ordenación del sector pesquero, como
actividad de organización de los pescadores, siendo la primera compe-
tencia exclusiva del Estado y la segunda competencia concurrente, en la
que corresponde a la Generalidad de Cataluña el desarrollo legislativo
(art. 10.1.7). Como la propia Sentencia dice, aunque en el lenguaje gene-
ral pesca y ordenación del sector pesquero parezcan lo mismo, en la
distribución de competencias constituyen dos títulos diferentes.
Por su parte, la «ordenación general de la economía» viene significan-
do en la jurisprudencia constitucional un haz de potestades mucho más
amplio que el propio de las bases, justamente por el carácter de la mate-
ria sobre la que recae14.
A su vez, la planificación general de la actividad económica, además
de las potestades ajenas a las bases y a la coordinación, que contiene el
149.1.13 CE, incluye las que derivan de la categoría específica de la
planificación, en cuanto técnica organizativa y método especial de
actuación pública, caracterizada por la globalidad y coherencia de las
actividades públicas que concurren y por las distintas fases de
realización que incluye la planificación. El TC se ha movido en esta
línea al señalar su proximidad con las «tareas comunes» de la Ley
Fundamental de Bonn [STC 29/86, de 20 de febrero (FJ 6), sobre la
reconversión y reindustrialización], por el entrecruzamiento de títulos
competenciales que puede acarrear y la obligación de proceder de
manera coordinada.
Sin pretensión de tratar sistemáticamente este factor de las compe-
tencias, me parece que esas breves referencias son suficientes ahora
para mostrar que el «tipo de intervención de los poderes públicos» cons-
tituye un elemento que junto a la función y a la materia determina en
nuestro sistema la distribución de competencias; quizás complique un
poco más el esquema general, pero sin duda el conjunto resulta más
operativo y hace más realista la atribución de potestades a cada una de
las instancias.

IV. PROPUESTAS PARA AVANZAR EN LA SISTEMATIZACIÓN


DE LAS COMPETENCIAS
Resumiendo un poco, podemos decir que la distribución de compe-
tencias debe partir del concepto de autonomía que estructura el poder
político en dos instancias, de forma semejante a los demás Estados
14
Por lodos, recogiendo la amplia jurisprudencia constitucional, J. GARCIA
TORRF.S, «La ordenación general de la economía, título sustantivo de competencia
estatal», REDC, núm. 17. 1986.

247
Elíseo Aja

compuestos, pero también de las características específicas de nuestro


sistema, que encuentran su explicación en las Constituyentes, y que se
concretan en la configuración y la función del bloque de constitucio-
nalidad. Este distribuye las competencias distinguiendo funciones y
materias, y a veces tipos de intervención pública, de manera tan prolija
que resulta una fuente de conflictos, pese a lo cual la actuación de las
distintas instituciones, y especialmente del TC, han hecho viable el siste-
ma. Perfeccionarlo requiere elaborar una teoría competencial que,
adaptada a los criterios del bloque de constitucionalidad, sea lo más
precisa y funcional posible.
Para dotara la distribución competencial de objetividad y fijeza, dan-
do seguridad al Estado y a las CC.AA., y evitando la proliferación de con-
flictos, lo ideal sería la elaboración de un listado de competencias a par-
tir de los elementos intrínsecos a las propias competencias, con todo el
relativismo necesario respecto a las pretensiones de exhaustividad en
las materias. Sin llegar aún a ello, es posible poner el acento en las
características comunes de algunas competencias, que permiten elabo-
rar una tipología. El elemento central para una clasificación de las com-
petencias es la función, especificada cuando sea preciso por el tipo de
intervención pública.

1. Las categorías generales de la distribución competencial


Si estamos de acuerdo en que el constituyente adoptó la legislación y
la ejecución, al igual que otros sistemas compuestos, para anicular las
competencias, y acordamos también que la lista esencial de competen-
cias está en el artículo 149 CE y en los Estatutos, pueden establecerse
cuatro tipos generales de competencias y algunas excepciones.

A) Competencias exclusivas del Estado


Las primeras Sentencias del TC y una parte de la doctrina justifica-
ron las competencias exclusivas del Estado en la existencia de un inte-
rés general que representaban las instituciones centrales. El TC corrigió
pronto los inconvenientes que semejante doctrina representaba para la
distribución competencial, pero quizás convenga realizar un rechazo
más general de esta teoría porque también las CC.AA. contribuyen al
interés general en la medida que la propia autonomía contiene el princi-
pio de unidad. La justificación de las competencias exclusivas se
encuentra únicamente —como las demás— en la voluntad del constitu-
yente, que consideró funcional tal diseño.
Las competencias exclusivas del Estado son principalmente de tres
tipos: las que podemos denominar integrales, porque abarcan efectiva-
mente toda la materia (nacionalidad, relaciones internacionales. Defen-
sa, etc.); las exteriores, en las que asume la función internacional de
competencias que en España pueden corresponder a las CC.AA. (sani-

248
Distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas

dad exterior, comercio exterior, defensa del patrimonio cultural contra


la exportación, etc.), y separadas, que corresponden al Estado cuando
son supracomunitarias y en cambio a las CC.AA. cuando se restringen a
su territorio, a su interés o a su titularidad (carreteras y transportes,
aprovechamientos hidráulicos, transporte de energía, museos, etc.).
La virtualidad de esta posible clasificación estriba en situar el tipo de
problemas que surge en cada ca'so, especialmente para la delimitación
de la materia, ya que no se discute el alcance de las funciones. Así, éste
es efectivamente el problema en las integrales, que resultan pacíficas si
el ámbito material es relativamente claro (Defensa, nacionalidad y
extranjería, fijación de la hora oficial...) y en cambio son muy polémicas
si la materia no aparece claramente delimitada, como sucede en relacio-
nes exteriores, según se incluya o no la ejecución de Tratados o se admi-
tan categorías como las actividades de relevancia o de promoción inter-
nacional.
Las denominadas exteriores resultan casi siempre competencias
horizontales respecto a las que corresponden a las CC.AA., y por ello su
interpretación debiera ser siempre muy restrictiva y evitando su fuerza
de atracción sobre otras competencias, como sucede en la STC 13/88,
de 4 de febrero, sobre Ferias Comerciales Internacionales, y como estu-
vo a punto de suceder en la STC 125/84, de 20 de diciembre, sobre la
creación de una categoría de hotel recomendado.
Las competencias que he denominado separadas exigen generalmen-
te el establecimiento de un criterio jurídico o técnico claro de delimita-
ción; sin éste la atribución al Estado o a las CC.AA. se hace casuística e
imprevisible. Así sucedió en el transporte eléctrico (STC 12/84, de 2 de
febrero, Línea de Setmenai al Stany Genio, y STC 119/86, de 20 de octu-
bre, Línea Rubí, Amposta, Vandellós) hasta que se firmó el Convenio
para la delimitación de competencias en materia de instalaciones eléc-
tricas entre el Estado y la Generalidad de Cataluña, que distingue entre
las líneas de REDESA (Red Eléctrica de España, S. A.) y el resto. Signifi-
cativamente el Convenio concluía acordando el desestimiento o allana-
miento en ocho conflictos de competencias pendientes. Una virtualidad
semejante posee el concepto de «cuenca hidrográfica» establecido en la
reciente STC 227/1988, de 9 de noviembre, sobre la Ley de Aguas: per-
mite una delimitación operativa que no podía alcanzarse únicamente
con la distinción del territorio que atraviesan los ríos.

B) Competencias exclusivas de las CC.AA.


Aunque el sistema español bascule principalmente sobre las compe-
tencias concurrentes y compartidas, no debe dejar de reconocerse la
existencia de competencias exclusivas de las CC.AA. en el sentido estric-
to de la palabra, igual que se hace para el Estado, y en todo caso debe
trasladarse el problema a la dificultad que pueda representar delimitar
la materia sobre la que recae, pero sin restringir las plenas potestades
legislativa y ejecutiva, y en consecuencia con total libertad para diseñar
políticas públicas en la materia.

249
Elíseo Aja

Entre éstas adquieren la mayor importancia las competencias institu-


cionales o de autoorganización, que deben respetar los principios de
integración constitucional, especialmente los que derivan del mismo
principio autonómico y los contenidos en el artículo 152 CE, pero que
no dejan de ser exclusivas, lo que no parece claro en la Ley 36/85, de 6
de noviembre, que regula las relaciones entre el Defensor del Pueblo y
las figuras similares de las CC.AA., ni en la STC 157/1988, de 15 de sep-
tiembre, sobre la misma, cuando supone que una ley estatal puede
vincular las actuaciones de las instituciones autonómicas.
Las competencias estatales reconocidas en el artículo 149.1.18 CE
suponen un límite material y no funcional respecto a las competencias
institucionales exclusivas de las CC.AA., aunque no siempre resulte fácil
distinguirlas, porque la legislación básica del Estado tiene su comple-
mento en la legislación de desarrollo y no en las exclusivas. A este grupo
pertenecen también las especialidades del procedimiento administrativo
o del derecho procesal que deriven del derecho sustantivo de las CC.AA.
Además de las competencias exclusivas separadas, que encierran en
las CC.AA. los mismos problemas que en el Estado, son también exclusi-
vas algunas competencias económicas (como agricultura y ganadería,
ferias, artesanía...) y sociales (ordenación del territorio, urbanismo y
vivienda, asistencia social...).
Es fácil observar que el principal límite de estas competencias se
encuentra en las competencias del Estado que arrancan de los números
11 y 13 del 149.1 CE, pero es preciso observar que mientras éstas son
concurrentes, aquellas de las CC.AA. son exclusivas; lo cual, como míni-
mo, debe conducir a considerar la legislación básica del Estado sola-
mente como límite negativo de la competencia autonómica, pero no
como condicionantes o principios positivos que impulsen políticas
comunes, tomando en cuenta la distinción que mencioné sobre los tres
conceptos que el TC admite en la legislación básica del Estado.

C) Competencias concurrentes
En este grupo se encuentran las materias más importantes de la
colaboración Estado-CC.AA., en cuanto una buena articulación de las
competencias es en sí misma una forma de colaboración, en sentido
amplio, y por ello, en mi opinión, todas las CC.AA. deben tenerlas —al
margen de los ritmos que puedan ser convenientes para su ejercicio — ,
lo que si cabe es una razón más para progresar en su definición.
A mi parecer, existen en esta categoría dos tipos de problemas deli-
mitados, aunque sean polémicos, y una nebulosa. Los primeros ya han
sido citados, y se refieren al alcance de las potestades y al elemento for-
mal; los mayores problemas se producen en torno al elemento material.
Ya me he referido a los tres conceptos que derivan de la jurispruden-
cia constitucional sobre la legislación básica; creo que el tercero
—acotar un sector determinado considerado básico que se reserva ínte-
gramente el Estado— debería desaparecer porque supone la negación
250
Distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas

de la concurrencia; el segundo —legislación básica como orientación


positiva de políticas— debe restringirse a algunos sectores, siendo
plenamente operativo el primero, que considera las bases como mínimo
denominador normativo común. Aquí podría tener todo su sentido la
distinción entre bases, normas básicas y legislación básica que hemos
defendido en otros escritos.
Respecto al elemento formal también he señalado el importante
avance que supone la exigencia de que las bases figuren en una ley o
encuentren en ella su habilitación —STC 69/88, sobre etiquetaje en
catalán—, pero reconociendo el importante progreso que esta doctrina
ha supuesto, me parece que podemos aún aspirar a una mayor
seguridad para las CC.AA. mediante la utilización por el Estado de la
técnica de la ley marco o ley de principios o bases. Soy consciente de
que esta tesis resulta hoy por hoy minoritaria, pero confío que el proce-
so de perfeccionamiento de la distribución competencial impulse su
generalización, como la técnica más adecuada entre las utilizadas en
otros Estados compuestos.
El problema más difícil estriba en detectar los tipos de materia —si
existen— que justifique una mayor o menor elasticidad del concepto de
bases. Intuitivamente aparecen tres grandes sectores: las competencias
económicas, las sectoriales —minas y energía, montes, sanidad, ense-
ñanza, medios de comunicación...— y el régimen jurídico de la Adminis-
tración y de los funcionarios, que permitirían establecer matices sobre
el grado de intervención estatal.
Resulta significativo, por ejemplo, que el primer concepto material
de bases haya sido construido por el Tribunal —STC 1/1982, de 28 de
enero— para aplicarlo a competencias económicas, como ha observado
el profesor Tornos en los Comentarios al Estatuto de Cataluña; en esta
materia se han llegado a identificar bases con la «ordenación general de
la economía» (STC 29/1986, de 20 de febrero, sobre reconversión y rein-
dustrialización); sin cuestionar ahora esta construcción para las compe-
tencias concurrentes en materia económica, resultaría un paso adelante
distinguirla de su aplicación a otras materias, donde la intervención
estatal puede ser muy inferior sin dejar de ser común denominador
para todo el territorio estatal.

D) Competencias compartidas
Se encuentran en esta categoría la mayoría de competencias delimi-
tadas como instituciones jurídicas o ramas del Derecho (mercantil,
penal, penitenciaria, procesal, laboral, civil...), así como sectores mate-
riales relativamente acotables (productos farmacéuticos, régimen eco-
nómico de la Seguridad Social y pesca), lo que crea dificultades opues-
tas, porque en los primeros justamente el mayor obstáculo reside en la
delimitación material, que el TC prudentemente ha considerado de for-
ma restringida, porque lo contrario hubiera producido el vaciamiento
de otras muchas competencias.

251
Elíseo Aja

E) Las categorías especiales de competencias


Junto a estas cuatro grandes categorías de competencias existen
unas pocas que resultan excepcionales, y que me limitaré a mencionar.
En primer lugar, las definidas por leyes competenciales que escapan a las
reglas normales del bloque de constitucionalidad (financiación, policía
y televisión, principalmente). En segundo lugar, las competencias indis-
tintas, que en sentido estricto se reducen a cultura. Y en tercer lugar, las
competencias definidas únicamente por el tipo de intervención pública
o las configuradas como colaboración obligatoria entre el Estado y las
CC.AA., como sería de forma destacada la investigación, en el primer
caso, y las denominaciones de origen, en el segundo.
También podrían incluirse aquí diferentes facultades que el bloque
de constitucionalidad atribuye a las CC.AA., ya sean formas de participa-
ción, como la presencia de las CC.AA. en las empresas estatales radica-
das en su territorio, o formas obligadas de actuación, como la informa-
ción que el Estado debe proporcionar a las CC.AA. sobre la negociación
de Tratados internacionales que puedan afectar sus competencias.
Este último tipo de competencias no deja de ser una particularidad
respecto a las categorías generales, y la cuestión es la posible utilidad de
éstas. Puede creerse que la adopción de estas categorías, próximas a las
existentes en los Estados compuestos europeos, tiene sólo un interés
descriptivo y pedagógico, pero, en mi opinión, introduce también algu-
nos elementos prescriptivos y puede, sobre todo, facilitar la elaboración
de conceptos de alcance medio en la distribución de competencias, que
operen como criterios objetivos aplicables a grupos de competencias
homogéneas, facilitando el progreso en la delimitación cada vez más
precisa de cada competencia.

2. Problemas concretos de alcance general


Junto a las competencias específicas aparecen algunos problemas
cuya solución posee un alcance general sobre todas ellas; me limito
ahora a sugerir las principales, sobre las que apenas poseo una intui-
ción, con la esperanza de que las intervenciones de todos permitan su
maduración.
En primer lugar, conviene avanzar en la separación entre competen-
cias y el resto de categorías que pueden intervenir en un conflicto, para
depurar al máximo el régimen jurídico de las competencias.
El TC ha iniciado este camino al distinguir entre competencias y
facultades, y considerar ajenas a la distribución competencial las activi-
dades instrumentales, que siguen a las diferentes materias (STC 7 1 /
1983, de 29 de julio, sobre catálogos de montes, o 157/85, de 15 de
noviembre, sobre registro de empresas cinematográficas), las normas
administrativas sancionadoras (STC 87/85, de 16 de julio, sobre registro
sanitario de alimentos) y, en plano muy distinto, la obligación de mutua

252
Distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas

información, considerándolo como deber general (STC 18/1982, de 4 de


mayo).
También se admite sin dificultad la distinción entre competencias y
principios, y en la idea de que éstos constituyen orientaciones y límites
negativos para el ejercicio competencial, pero no atribuyen títulos
competenciales separados; sin embargo, en más de un conflicto han
sido considerados como tales. En realidad, los principios constituciona-
les son una materia que precisa urgente estudio, al menos para distin-
guir sus diferentes posiciones. Entre los principios constitucionales
básicos, los principios de integración constitucional, los principios con-
tenidos en el capítulo tercero del título I (también vinculantes para las
CC.AA., como lo declara la STC 64/82, de 4 de noviembre, sobre la pro-
tección de espacios de interés general) y los principios prescriptivos
(como la categoría de dominio público del art. 132 CE) existen, sin
duda, diferencias que conviene puntualizar.
Un nuevo problema general puede definirse así: ¿están todas las
competencias posibles en los artículos 148 y 149 de la Constitución y en
las listas equivalentes de los Estatutos? La cuestión fue planteada
tempranamente por el TC en torno a la diferencia entre reserva de ley y
título competencial, y alcanzó una expresión más rotunda en el voto
particular a la STC 94/85, de 29 de julio, sobre los símbolos de Navarra
en el escudo del País Vasco. Me parece que circunscribir las competen-
cias a las listas es perfectamente posible, y muy positivo en la línea de
seguridad que se propugna.
Otro problema general, de la mayor trascendencia, tiene una fácil
formulación: ¿existe en el bloque de constitucionalidad alguna cláusula
general que permita la alteración de la titularidad de las competencias?
Parecía, como ya he apuntado, que la teoría del interés general había
sido desechada de nuestro sistema competencial desde la STC 37/1981,
pero a veces parece resurgir como el Guadiana. Así lo considera el voto
particular de la STC 145/1986, de 25 de noviembre, sobre el plan de
acción social en Galicia, para explicar la argumentación central que jus-
tifica las subvenciones, aunque el tema merece un enfoque particular
por la inclusión del poder de gasto como título competencial, y así creo
que debe situarse también la argumentación de la STC 56/86, de 13 de
mayo, sobre la construcción de Comisarías en el País Vasco, pese a que
los votos particulares ven una manifestación de la teoría de los poderes
implícitos, porque el fundamento decisivo se basa en la «urgencia y el
excepcional interés público». Un razonamiento próximo, aunque menos
trascendente, se encontraba ya en la STC 33/1982, de 8 de junio, sobre
los mejillones.
Por último, quisiera plantear una cuestión que me preocupa y a la
que no encuentro respuesta fácil: ¿es legítimo acumular múltiples títu-
los competenciales, carentes de conexión material entre sí, en una sola
norma estatal o autonómica? En este supuesto, ¿se trata únicamente de
una cuestión de técnica legislativa o, más bien, tal técnica implica un
uso abusivo de las propias competencias por la ampliación que facilita
su entrecruzamiento?

253
Elíseo Aja

Es frecuente que una ley estatal, y la correspondiente Sentencia


constitucional, acudan a una multiplicidad de títulos competenciales
para legitimar diferentes actuaciones. En la reciente STC 227/1988, de
29 de noviembre, sobre la Ley de Aguas, se incluyen los siguientes:
— El 149.1.22, en materia de aguas.
— El 149.1.1, para justificar un tratamiento estatal del dominio pú-
blico.
— El 149.1.8, Derecho Civil, para servidumbres, propiedad fundiaria
y responsabilidad por daños.
— El 149.1.13, planificación de la actividad económica para ordenar
los recursos hidráulicos y coordinar los planes hidrológicos.
— El 149.1.16, sanidad, para establecer determinadas comunicacio-
nes de las CC.AA. a las autoridades sanitarias.
— El 149.1.18, para los contratos y concesiones administrativas y las
Comunidades de usuarios como Corporaciones de Derecho Pú-
blico.
— El 149.1.23, protección del medio ambiente, para regular los
«perímetros de protección» y evitar la degradación.
— El 149.1.24, obras públicas, para que el Estado pueda realizar
obras hidráulicas de interés general.
— El 149.1.25, recursos mineros, para la captación de agua por
explotaciones mineras.
— El 149.1.29, seguridad pública, para las actuaciones en preven-
ción de inundaciones.
— La LOFCA como ley competencial.
Sin duda, se trata en este caso de una materia compleja, pero la acu-
mulación de títulos competenciales por parte del Estado, al margen de
los problemas técnico-jurídicos, tiende a disminuir las competencias
autonómicas.
Es fácil observar que mi intervención crea más problemas de los que
resuelve, pero espero que ello estimule el estudio de la distribución de
competencias en el próximo período, que se caracterizará, espero, por
ampliación de competencias de las diez CC.AA. del artículo 143 y por
una mayor sistematización de las categorías generales. Ojalá que la con-
tribución de la doctrina pueda servir también para mejorar el funciona-
miento global del Estado autonómico.

254
INSTITUCIONES, PROCESOS DE DECISIÓN
Y POLÍTICAS EN EL ESTADO AUTONÓMICO:
HACIA EL NUEVO MODELO DE ESTADO
DE LAS AUTONOMÍAS

Andrés de Blas Guerrero


Catedrático de Ciencia Política
Universidad Nacional de Educación a Distancia

No es fácil hacerse con un hueco en el recargado e interesante pro-


grama de estas Jornadas. Lo es menos para el interesado en el tema des-
de una perspectiva histórica, ideológica y política, limitadamente conec-
tada, pues, con los predominantes enfoques jurídicos acerca de la cues-
tión. Al fin, me ha parecido que podía tener algún sentido una aproxi-
mación a la totalidad en la forma de una reflexión sobre el futuro del
Estado autonómico. Cara a este objetivo intentaré, en primer lugar,
trazar un panorama de los tres grandes estadios de nuestra política
autonómica. En segundo lugar, enumeraré los problemas actuales de
nuestro modelo de organización territorial estatal, haciendo especial
referencia a un punto que me ha parecido peor tratado en el programa
de estas Jornadas: los problemas de cooperación entre las distintas
Administraciones Públicas. Y visto lo anterior, trataré, en tercer y último
lugar, de arriesgar algunas opiniones en torno a la validez de los expe-
dientes federales y federalizables cara a la reforma del Estado autonó-
mico.

LAS ETAPAS AUTONÓMICAS


1. La confusión inicial. Esta etapa se iniciaría en el primer momen-
lo de la transición y llegaría hasta el verano de 1979. Son sin duda los
años más difíciles de nuestro proceso autonómico, de los que podría
decirse, como señalaba García de Enterría1, que estaban dominados por
la divisa napoleónica del on s'engage eí puis on voit. Los datos funda-
mentales a tener en cuenta serian los siguientes:

1
E. GARCIA DE ENTERRÍA, «El futuro de las autonomías territoriales», en E. GARCIA
DE ENTERRÍA (dir. de ed.), España: un présenle para el futuro (Madrid: Instituto de
Estudios Económicos, 1984, vol. II).
Re\'ista del Centro de Estudios Constitucionales
Núm 4. Scplicmbre-dicicmbrc 1989
Andrés de Blas Guerrero

a) Desconcierto en una UCD incapaz de controlar las impaciencias


de los movimientos nacionalistas periféricos vasco y catalán en alianza
con la ingenuidad programática y táctica de una izquierda estatal salida
de la irresponsabilidad propia de una oposición en dictadura y dispues-
ta además, todo debe ser reconocido, a desafiar al gobieno de UCD en
cualquier terreno, el nacional-regional incluido2. Con independencia de
las responsabilidades de los agentes políticos de oposición, parece evi-
dente que UCD no se encontraba en buenas condiciones políticas y
teóricas para afrontar un problema tan complicado como era la refor-
mulación misma de la planta política del Estado. Y quien tenga duda de
ello, puede leer con provecho el libro de M. Clavero Arévalo3, manifesta-
ción, entre otras cosas, de una ingenuidad muy poco coherente con la
hondura del problema autonómico español.
b) Las ambigüedades y debilidades del título VIII de la Constitu-
ción, siendo muchas, fueron acompañadas de arriesgadas decisiones en
el diseño de un mapa autonómico llamadas a tener graves consecuen-
cias en el futuro. Sin ignorar la efervescencia nacionalista y regionalista
de aquellos años, carece de sentido que el paso del tiempo nos obligue a
presumir un general entusiasmo autonómico que no era cierto para
amplios sectores del país. Solamente en las «nacionalidades históricas»,
Valencia y Canarias era clara la superioridad de las opiniones autono-
mistas sobre las centralistas en 19764. En esta fecha las opiniones cen-
tralistas dominaban en Andalucía (58 por 100), Castilla-La Mancha (60
por 100), Castilla la Vieja (61 por 100), León (68 por 100), Extremadura
(53 por 100) y Aragón (50 por 100), y se equilibraban con las autono-
mistas en Asturias, Murcia y Cataluña, sin Barcelona. Estos datos se
mantuvieron en líneas generales en 1977, y solamente en 1978 se regis-
trará un aumento notable de la opinión autonomista, frenada en parte
en 1979*. No existía, pues, un fervor autonomista en el conjunto de
España en el momento de celebrarse las primeras elecciones legislati-
vas, aunque seguramente sea cierto que ese entusiasmo era real dentro
de buena parte de las nuevas élites políticas.
Pero ni la hipotética existencia de un general celo autonomista expli-
caría el surgimiento de determinadas Comunidades Autónomas hasta

2
He tratado de sintetizar las posiciones ante el tema de la izquierda española y
explicar las causas del fenómeno en «Nacionalismo e izquierda en la transición espa-
ñola», Leviatán, junio de 1988, y «El problema nacional-regional español en la transi-
ción», en varios autores, La transición en España (Madrid: Ed. Sistema, 1989, en
prensa).
J
M. CLAVERO, España, desde el centralismo a las autonomías (Barcelona: Planeta,
1983). En contraste al punto de vista del primer ministro de UCD responsable de la
cuestión autonómica, pueden verse las opiniones del que habría de ser uno de sus
sucesores en esa función: R. MARTÍN VILLA. Al servicio del Estado (Barcelona: Planeta,
1984).
4
Se recogen los datos de M. GARCÍA FERRANDO, Regionalismo y autonomía en
España, 1976-1979 (Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas, 1982).
. ' Los datos ofrecidos por M. García Ferrando se complementan con los recogidos
en el Informe FOESSA, Informe sociológico sobre el cambio político en España
(Madrid: Euroamérica, 1981).

256
Instituciones, procesos de decisión y políticas en el Estado autonómico

quince veces más pequeñas que otras en punto a población, recursos


económicos y territorio, por hablar solamente de datos cuantificables.
Descontado el tema navarro, resultaba evidente que el surgimiento de
comunidades autónomas uniprovinciales no solamente habría de gene-
rar problemas de protocolo. Ha habido que esperar al triunfo de las
tesis a favor de una dinámica propia del federalismo cooperativo para
medir los costos de una decisión política que no es justo atribuir al con-
junto de la opinión española. Fue la nueva clase política que se estaba
fraguando la responsable no solamente de la generalización de las auto-
nomías —una operación política discutible, pero razonable—, sino tam-
bién del pie forzado que hoy resultan determinadas pequeñas comuni-
dades cuya existencia, a diferencia de lo que acostumbra a suceder en
otros países federales con problemas análogos a los nuestros, no viene
justificada ni por la historia ni por una auténtica demanda popular.
c) Las debilidades del texto constitucional en punto a la regulación
del Estado autonómico no resultaron suficientes si se atiende al poco
rigor con que se observó el texto de 1978 en algunos momentos del
despliegue de nuestras autonomías. J. Tomás Villarroya6, en un duro
artículo, acaso injusto en algún punto, ha hecho inventario de esos
momentos: tramitación de los Estatutos vasco y catalán y regulación de
los correspondientes referenda, reconsideración del anteproyecto del
Estatuto gallego a consecuencia del «Pacto del Hostal», el modo forzado
de solucionar el problema andaluz, entre otros.
A este dato deben sumarse las impaciencias y la falta de mesura de
unos nacionalismos periféricos, el vasco especialmente, y el contagio de
esas impaciencias a otras regiones españolas. No solamente hubo en
ocasiones unas difíciles relaciones entre el Estado (la Administración
Central) y las nuevas Comunidades Autónomas, sino que se extendió el
llamado «efecto demostración», caracterizado por la acumulación de
demandas al poder central y la defensa de una asunción de competen-
cias que solamente parecía encontrar freno en el techo competencial de
las Comunidades Autónomas más favorecidas.
2. La racionalización de las autonomías. En el verano de 1979, des-
pués de la aprobación de los Estatutos vasco y catalán, UCD tomó con-
ciencia de la necesidad de introducir un cambio de orientación al curso
de la nueva organización territorial del Estado, dando origen a lo que
entonces se llamó «la racionalización del proceso autonómico». Una
comisión presidida por R. Martín Villa en el seno de la Comisión Ejecu-
tiva de UCD llegó a la conclusión, de una parte, acerca de los riesgos
derivados de la proliferación de referenda a favor de las posibilidades
del artículo 151 de la Constitución. Se decidió entonces que todas las
Comunidades Autónomas, a excepción de las «históricas», se constituye-
ran a la sombra del artículo 143 de la CE. Por otro lado, quedó clara la
necesidad de tomar una decisión acerca de las principales instituciones
político-administrativas que deberían corresponder a esas Comunida-
6
«Proceso autonómico y observancia de la Constitución», Revista Española de
Derecho Constitucional, núm. 15, 1985.

257
Andrés de Blas Guerrero

des del artículo 143. La primera de estas decisiones se vio truncada por
el singular proceso político desencadenado a propósito del caso anda-
luz. Pero truncada solamente en parte, porque —como señala Clavero
Arévalo— todo hace pensar que tras la solución in extremis del pleito
andaluz, UCD y PSOE estuvieron de acuerdo en que ésta fuera la última
vez en que se utilizaba la vía excepcional del artículo 151. Complemen-
tariamente, el «Informe» elaborado por la Comisión presidida por
Martín Villa recomendaba también un ritmo, más sosegado en el proce-
so de construcción de las Comunidades Autónomas y llamaba la aten-
ción sobre la necesidad de integrar plenamente el trabajo de las Diputa-
ciones Provinciales dentro de la dinámica autonómica. El espíritu de la
«racionalización», de «la segunda lectura autonómica», tuvo su concre-
ción más explícita en la comunicación que el gobierno Suárez dirigió al
Congreso de los Diputados en mayo de 1980. Los aspectos más notables
de esta comunicación eran los siguientes: á) Generalización del proceso
autonómico, con la utilización cara a este fin, llegado el caso, de las pre-
visiones del artículo 144 CE. b) Reconducción del proceso autonómico a
la vía del artículo 143. c) Aceptación de que el entramado institucional
previsto para las autonomías «plenas» debería ser también el utilizable
por las Comunidades Autónomas organizadas a la sombra del 143. d)
Apuesta a favor de una relativa homogeneidad competencial. e) Llama-
da de atención sobre la importancia del principio de solidaridad dentro
de un proceso que, sin menoscabo de la generalización, debía someter-
se a un adecuado gradualismo. En última instancia, se trataba de la pri-
mera manifestación formal del espíritu que habría de abrirse paso a tra-
vés de los pactos autonómicos de 1981.

3. Los pactos autonómicos. Se ha descrito muchas veces el conteni-


do y alcance de unos pactos autonómicos que tendrían su origen en los'
informes elaborados bajo la dirección del Profesor García de Enterría.
El Informe de la Comisión de Expertos sobre Autonomía7 sistematizaba
una serie de propuestas que estaban parcialmente en el ambiente gene-
rado a favor de la «nueva lectura autonómica». Lo significativo de las
mismas radicaba, además de en algunos puntos concretos de indudable
originalidad, en el respaldo que los dos partidos mayoritarios (UCD y
PSOE) daban por primera vez a una reconsideración global del proble-
ma autonómico. No es cierto que hubiera una relación directa entre esa
reconsideración y los graves sucesos de 1981. Pero está fuera de discu-
sión que el intento de golpe de Estado y la firme expectativa de un triun-
fo electoral, animaron al PSOE a no seguir haciendo del pleito autonó-
mico un terreno para el desgaste del centro-derecha.
El Informe señalaba la necesidad de matizar el principio de libre
acceso a la autonomía a la luz de las necesidades del buen funciona-
miento de un Estado que demandaba la incorporación al nuevo modelo
de organización territorial de la totalidad de las provincias españolas.
Era necesario dar solidez a la estructura del Estado y ello equivalía a la
' Editado por el Centro de Estudios Constitucionales en 1981.

258
Instituciones, procesos de decisión y políticas en el Estado autonómico

restricción de las Comunidades Autónomas uniprovinciales y —en


defecto de una uniformidad competencial imposibilitada por las distin-
tas características nacionales y regionales— al diseño de un patrón de
competencias mínimas idénticas. Por lo que hacía al modelo institucio-
nal de las Comunidades Autónomas del artículo 143, y aceptado que los
rasgos generales del mismo serían idénticos a los correspondientes al
modelo de las Comunidades Autónomas «plenas», se establecían algu-
nas limitaciones (dimensión reducida de los Ejecutivos y Legislativos,
cautelas respecto a los aparatos administrativos comunitarios, etc.) que,
en líneas generales, resultaban razonables. Más significativo fue el
intento de articulación de las Administraciones autonómica y local,
haciendo de las Diputaciones Provinciales la instancia de ejecución
ordinaria de las decisiones comunitarias. El Informe llamaba la aten-
ción sobre el carácter equívoco de una dinámica de competencias exclu-
sivas y daba estado a los principios de un «federalismo cooperativo» que
se habría de convertir desde entonces en el modelo teórico de referencia
para nuestro Estado autonómico. Como es sobradamente conocido,
este Informe, acompañado de otro sobre la financiación de las Comuni-
dades Autónomas, sirvió de base para los pactos autonómicos y la
LOAPA, corregida por la decisión del Tribunal Constitucional.
Los pactos autonómicos, además de fijar una fecha tope para la
aprobación de todos los estatutos pendientes (propósito que se cumplió
escrupulosamente cuando a principios de marzo de 1983 quedó aproba-
do el estatuto de Castilla-León), perseguían una ordenación y programa-
ción de los procesos de transferencias. La LOAPA, transformada por el
Tribunal Constitucional en la Ley del Proceso Autonómico de 15 de
octubre de 1983, perfilaba el modelo de relación entre las Comunidades
Autónomas y las Diputaciones Provinciales, fijaba el régimen general de
las Administraciones autonómicas y abordaba algunas cuestiones signi-
ficativas en relación a la transferencia de servicios y la reforma de la
Administración del Estado. Pero la sentencia de agosto de 1983 del Tri-
bunal Constitucional no solamente desproveía a la ley de su carácter
orgánico y armonizador, sino que negaba al legislador ordinario una
capacidad de interpretación general del texto constitucional que el Tri-
bunal reclamaba para sí. García de Enterría, persona clave en todo este
proceso, resumía en un elogio —no desprovisto de ironía— su opinión
acerca de esta sentencia: «... Quizá haya que imputar al Tribunal Consti-
tucional un rotundo acierto político, puesto que ha acertado a eliminar
los puntos de la ley que suscitaban los mayores y más agrios reproches
de los nacionalistas, manteniendo a la vez, no obstante, lo sustancial de
su construcción en el articulado cuya constitucionalidad admite expre-
samente»*. Y con los pactos autonómicos, la LPA y las sentencias del Tri-
bunal Constitucional se abre una etapa del Estado autonómico que llega
hasta el momento actual.

E. GARCÍA DE ENTERRÍA, «El tuturo tic las auionomías lerriiorialcs», op. cit.

259
Andrés de Blas Guerrero

PROBLEMAS ACTUALES DEL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS


Creo que hoy puede hablarse de un amplio consenso acerca de los
problemas más significativos de nuestro Estado autonómico. El panora-
ma trazado por J. Tornos y otros en el Informe sobre las autonomías9
puede servir como oportuno guión:

1. Imprecisión en el esquema de distribución de competencias


como consecuencia de la coexistencia de diferentes niveles competen-
ciales y la persistencia de la compleja problemática de las competencias
concurrentes. Esta sigue siendo seguramente la cuestión fundamental y
el problema para cuya solución se encontraría mejor preparado el argu-
mento federal o «federalizable».
2. Limitaciones de unos parlamentos autonómicos dominados por
el mimetismo en relación al Parlamento estatal. El pormenorizado estu-
dio de A. Embid Irujo10 confirma esta impresión generalizada. Pienso,
sin embargo, que conviene ser cautos en la solución del tema, porque la
misma no pasa seguramente por una «fuga hacia adelante» y por el des-
bordamiento de los razonables límites impuestos a la vida de esos parla-
mentos como consecuencia de los pactos autonómicos. En política no
siempre es positivo el principio de la profesionalización que se deduci-
ría del aumento no justificado de las sesiones parlamentarias, la adop-
ción de sueldos y medidas similares. Cuestión distinta es la convenien-
cia de explorar nuevas vías de reclutamiento de los parlamentarios
comunitarios, así como de los modos de trabajo de estas asambleas.
3. Existencia de un pesado aparato burocrático autonómico defi-
cientemente articulado con las Administraciones ocales, ausencia de
una definitiva reforma de la Administración del Estado coherente con la
realidad autonómica e insuficiencia de las relaciones de cooperación y
colaboración entre todas las Administraciones Públicas. Sobre este últi-
mo punto diré algo de inmediato. En relación a la reforma de la Admi-
nistración del Estado como resultado de la nueva planta estatal, es inne-
cesario subrayar su directa conexión con el futuro que quiera darse al
modelo autonómico en su conjunto.

4. Límites de la participación de las Comunidades Autónomas en la


formación de la voluntad estatal. Sobre la inadecuación del Senado cara
a esta función pienso que se ha dicho ya casi todo. El parecer de la lar-
ga lista de autores interesados en la cuestión (R. Punset, J. Solé Tura,
M. A. Aparicio, X. Pibernat, J. J. Solozábal, F. Fernández Segado,
M. Senaro, R. Chueca, J. García Fernández, P. García Escudero y
B. Pendas, J. Elizalde, E. Aja y J. Capo, además de quienes se han plan-
11
Informe sobre las autonomías (Madrid: Cívitas. 1988).
"' EMBID IRUJO, LOS parlamentos territoriales (Madrid: Tecnos, ).

260
Instituciones, procesos de decisión y políticas en el Estado autonómico

teado el tema dentro del análisis global de la Constitución y del sistema


político español) es prácticamente unánime respecto a la inadecuación
de su estructura y funciones cara a una representación territorial que,
por otro lado, es la vía obligada para la justificación de nuestra segunda
cámara. Creo que se puede dar un paso más en la queja y reconocer que
el Senado, en su estado actual, es un preocupante elemento de deslegiti-
mación del Parlamento y del mismo sistema democrático español. Creo,
por otro lado, que hay espacio para su reforma dentro del estrecho mar-
co constitucional, y que sin esa reforma no es realista pensar en la revi-
sión del texto de 1978 por esta causa. En todo caso no quiero entraren
un tema objeto de una ponencia específica en estas Jornadas.

5. Ausencia de solución a la integración de las Comunidades Autó-


nomas en la mecánica de toma de decisiones y ejecución de las mismas
dentro del marco de las Comunidades Europeas. Sobre este punto se ha
escrito también en abundancia. Creo que las cosas, cuando menos en
teoría, están hoy claras; como resumía S. Muñoz Machado", el Estado
(Administración Central) no puede ser un mero portavoz de las Comu-
nidades Autónomas en estas cuestiones. Pero entre esto, y la posibilidad
de dar paso a una oportunidad de neocentralismo so pretexto europeo,
media una larga distancia. Hay que buscar fórmulas responsables de
coparticipación que son posibles y que están rodadas ya en el panorama
europeo.
Lo preocupante al respecto es que pareciendo estar todos de acuerdo
en las ideas generales, no se acaba de concretar la fórmula que haga
posible la colaboración en este tema. El Gobierno presentó un proyecto
de convenio entre el Estado (Administración Central) y las Comunida-
des Autónomas a finales de 1985. Iniciado el proceso de discusión del
mismo, ese convenio desapareció de la escena política hasta febrero de
1987, fecha de la comparecencia del Ministro Almunia ante la Cpmisión
Mixta de las Cortes Generales para las Comunidades Europeas. Con
motivo de esta comparecencia12, Almunia intentó, de una parte, explicar
el retraso en la presentación del nuevo convenio resultado de las discu-
siones en torno al primer borrador. De otra, y con mayor fortuna en este
caso, adelantó las líneas básicas de un nuevo texto que quedaría ultima-
do en cuestión de semanas. Objetivos centrales del mismo serían los
problemas relativos al intercambio de información, la búsqueda de la
participación de las Comunidades Autónomas en la formación de la
voluntad estatal en temas europeos vía el recurso a las conferencias
sectoriales, y la creación de un Observador en Bruselas en representa-
ción de las 17 Comunidades Autónomas. El Ministro Almunia, además
de minusvalorar los problemas relativos a la aplicación del derecho
comunitario, hizo referencia repetidamente a la inmediata presentación
del proyecto de convenio. Pero una vez más, y hasta donde se me alcan-
11
«La ordenación de las relaciones del Estado y las Comunidades Autónomas con
la Comunidad Europea», Revista Española de Derecho Constitucional, núm. 14.
12
Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, núm. 58, 1987.

261
Andrés de Blas Guerrero

za, el Gobierno parece haber vuelto a detener el proceso abierto en


1985, dejando que las semanas se le conviertan en años.
Cuando menos por esta vez, es posible que tengan razón los grupos
parlamentarios nacionalistas en su reclamación de que se dé cara a un
problema que no puede ser resuelto por vía del silencio. Es innecesario
aclarar que lo dicho no implica solidaridad alguna con las posiciones
maximalistas que sobre este punto se han podido manifestar en ocasio-
nes desde la periferia geográfica del Estado. Pero no pueden ser consi-
deradas como maximalistas las respetables, no sé si también eficaces,
preferencias de los nacionalistas catalanes en favor de un protagonismo
de las Cortes, y en concreto del Senado, en relación a esta materia.
Mucho me temo, sin embargo, que la ya aludida pluriforme desigualdad
de nuestras Comunidades Autónomas tenga que ver con estos retrasos
tanto o más que la hipotética y extraña pasividad del Gobierno.
6. Plena suficiencia en la autonomía financiera de las Comunidades
Autónomas como paso obligado de una plena asunción de sus respon-
sabilidades políticas.
No voy a intentar aquí una revisión pormenorizada de estos proble-
mas, tanto por obvias razones de incompetencia personal como porque
algunas de estas cuestiones son tratadas monográficamente en estas
Jornadas. Con todo y con ello, sí querría decir algo en torno a un pro-
blema de especial relevancia que, cuando menos a primera vista, no
parece que vaya a ser objeto de discusión pormenorizada en esta reu-
nión: las técnicas de colaboración y cooperación entre las distintas
Administraciones Públicas.
El punto de partida en el tema es que la inexistencia de rigurosas
competencias exclusivas —como principio general del modelo autonó-
mico español— obliga a una permanente colaboración de todas las
Administraciones Públicas para hacer posible el funcionamiento ade-
cuado del sistema. La fórmula del «federalismo cooperativo» no es sola-
mente una opción, sino un auténtico sirte qua non de nuestro Estado. El
mandato constitucional a favor de esta fórmula estaría contenido en el
principio de solidaridad que todos los agentes políticos tienen que
entender como deber general y recíproco de colaboración entre el Esta-
do (Administración Central) y las Comunidades Autónomas. Y a que así
sea ha ayudado decisivamente la jurisprudencia del Tribunal Constitu-
cional.
El título VIII de la Constitución, redactado en un clima político poco
adecuado para el reconocimiento de la importancia de este tema, fue
parco en la fijación de unos instrumentos que no irían más allá del
reconocimiento de la legislación básica y de coordinación a cargo del
Parlamento estatal. Y a ello pueden añadirse los tímidos e insuficientes
expedientes aseguradores de una presencia de las Comunidades Autó-
nomas en la formación de la voluntad estatal vía la iniciativa legislativa
autonómica y los senadores en representación directa de las Comunida-
des Autónomas. Ha sido, pues, la dinámica política y la iniciativa del
Estado (Administración Central) la que ha tenido que ir creando en

262
Instituciones, procesos de decisión y políticas en el Estado autonómico

cada momento los instrumentos adecuados para hacer realidad un prin-


cipio de cooperación que difícilmente podía encontrarse en una Consti-
tución tan desinteresada respecto a la clarificación de un «modelo admi-
nistrativo»: «Realmente —escribe Muñoz Machado—, en cuanto a esta
última cuestión, el vacío normativo que ha dejado la Constitución es
grande y grave y es difícil, contemplando sus imprevisiones, sustraerse a
la crítica. Si no media una decidida acción del legislador que desarrolle
y complemente estas cuestiones, el panorama de la organización y fun-
cionamiento de las Administraciones públicas va a requerir un inmenso
esfuerzo de racionalización que puede perturbar seriamente el proceso
de recomposición de la Administración procedente del centralismo para
adaptarla a las nuevas exigencias del sistema autonómico»13.
Si la evaluación de aquellos instrumentos tuviera que hacerse de
acuerdo con un criterio cuantitativo, no cabe duda que habría que cele-
brar como un rotundo éxito su puesta en práctica. En el terreno de la
cooperación bilateral14, y en el contexto de las previsiones estatutarias,
se crearon en su día Comisiones Mixtas de Transferencias integradas
por ocho representantes de la Administración Central y otros ocho de la
respectiva Comunidad Autónoma, presididas por el Ministro de Admi-
nistración Territorial y con el concurso de las Comisiones Sectoriales
creadas en diciembre de 1980. Al margen de estas Comisiones, la técni-
ca de los Convenios entre la Administración Central y las distintas
Comunidades Autónomas ha tenido un continuo desarrollo, pasándose
de la cifra de 43 Convenios en 1981 ó 20 en 1982, a los 77 del año 1986.
En la línea marcada por la Junta de Cooperación entre la Administra-
ción del Estado y la Comunidad Foral de Navarra, se han hecho tam-
bién aproximaciones a una mejor colaboración entre la Administración
Central y las Comunidades Autónomas cara a la resolución de conflic-
tos en fase previa al recurso ante el Tribunal Constitucional, alcanzán-
dose notables progresos15 que, sin embargo, sería exagerado atribuir
exclusivamente a estas técnicas de colaboración.
En el campo de la colaboración sectorial ocuparían especial relevan-
cia las Conferencias que reúnen a los consejeros de las Comunidades
Autónomas y al ministro o ministros responsables de la misma activi-
dad, al objeto de «intercambiar puntos de vista y examinar en común los
problemas de cada sector y las acciones proyectadas para afrontarlos y
resolverlos» (art. 4 de la Ley del Proceso Autonómico). Dichas Conferen-
cias se reunirían de forma periódica y al menos dos veces al año. Junto
a ellas, y a lo largo de estos años, han funcionado diferentes instrumen-

13
S. MUÑOZ MACHADO, Derecho público de las Comunidades Autónomas (Madrid:
Cívilas, 1984, vol. II, p. 153).
14
Una información exhaustiva sobre los instrumentos de cooperación puede
verse en el trabajo preparado por el Ministerio para las Administraciones Públicas,
Instrumentos de cooperación entre el Estado y las Comunidades Autónomas (Madrid:
Ministerio de las Administraciones Públicas, 1987).
IÍ Puede verse una información pormenorizada sobre la conflictividad entre la
Administración central del Estado y las Comunidades Autónomas en el trabajo antes
citado.

263
Andrés de Blas Guerrero

tos (Consejo de Política Fiscal y Financiera, Consejo Superior de la


Función Pública, Consejo Superior de Universidades, Consejo Superior
de Deportes, etc.) que participarían del mismo objetivo cooperador.
Si se pasa de una consideración cuantitativa y descriptiva a una
interpretación más valorativa de este conjunto de instrumentos, la situa-
ción es menos optimista. Aunque no conozco una evaluación sistemáti-
ca de los instrumentos en cuestión, resulta evidente que algunos de
ellos —por ejemplo, las Conferencias Sectoriales— ni tan siquiera han
cumplido las previsiones formales relativas a su funcionamiento y,
como reconoce A. Pérez Calvo16, han sido utilizados de forma poco sis-
temática al hilo de problemas derivados de la gestión administrativa
cotidiana. Aunque no sea ello atribuible a la Administración Central, se
ha avanzado poco en la coordinación de las Comunidades Autónomas al
margen de la intervención del Estado, reapareciendo en este punto el ya
aludido problema de fondo de un mapa autonómico poco favorable a
este fin. Complementariamente, parece ampliamente extendida la preo-
cupación en favor de una planificación compartida entre la Administra-
ción Central y las Comunidades Autónomas en línea, por ejemplo, con
la práctica de la República Federal de Alemania17.

EL FONDO DEL PROBLEMA


El Informe sobre las autonomías de J. Tornos y otros, a la hora de
concretar el nuevo impulso deseado para el Estado autonómico, formu-
la con claridad el aspecto nuclear de su demanda: «Igualación sustan-
cial de los niveles competenciales de todas las Comunidades Autóno-
mas. Se pretende reformar el Estado y no sólo articular sistemas dife-
renciados de poder autonómico. La igualación competencial permitirá
una clarificación del ordenamiento jurídico, la racionalización en la
aplicación del sistema financiero y una reforma más profunda de la
Administración estatal»18. Dicho en pocas palabras, afirmación de un
camino federal como solución definitiva al modelo de Estado puesto en
marcha en 1977.
Podían ser otros los argumentos esgrimidos en favor de una solución
federal; por ejemplo, el no exclusivamente justificado propósito de ofre-
cer una mayor garantía en el uso de sus competencias a las Comunida-
des Autónomas; o también, y en este supuesto habría bastante mayor
fundamento, el deseo de hacer más eficaz la presencia comunitaria en
la formación de la voluntad estatal. Con independencia de que este
16
A. PÉREZ CALVO, «El Estado de las autonomías: el reto de la eficacia», Revista
Jurídica de Navarra, enero-junio de 1987, y «Coordinación y cooperación en el Estado
de las Autonomías», Cuadernos de Álzate, núm. 2, 1985.
17
Puede verse sobre el particular el trabajo de E. ALBERTI, «La planificación con-
junta en el federalismo cooperativo», Revista Jurídica de Navarra, núm. 5, 1988, así
como su libro Federalismo y cooperación en la República Federal de Alemania
(Madrid: CEC, 1986).
18
Op. cit.

264
Instituciones, procesos de decisión y políticas en el Estado autonómico

segundo argumento esté presente en el Informe, lo cierto es que la cues-


tión competencial, con lo que ello supone para la reforma global de las
Administraciones Públicas y el buen funcionamiento del Estado en su
conjunto, es la razón sustancial que avala la propuesta. Lo que es obli-
gado reconocer a la hora de tomar una posición respecto a la misma,
sin desfigurar —o cuando menos sin difuminar— su justificación. Digo
esto, porque no me parecen del todo ponderadas algunas de las vías de
rechazo de la «alternativa federal», máxime cuando ese rechazo se lleva
a cabo por voces autorizadas que en otros momentos se han mostrado
muy comprensivas hacia la misma". No estamos ante estrechas opera-
ciones partidistas, y no se puede negar el reconocimiento que merece la
moderación de esta y otras propuestas federales o «federalizables», com-
patibles con la vigencia —cuando menos a corto y medio plazo— del
texto constitucional. Pero, dicho esto, puede ser conveniente revisar des-
de una perspectiva política global el significado de este tipo de solucio-
nes.
1. La opción federalizable supone en cierta medida una vuelta al
debate que rodeó la puesta en marcha del Estado autonómico. Enton-
ces, cuando se consiguió introducir algún sosiego en la sobrecarga ideo-
lógica y —las cosas por su nombre— en la irresponsabilidad ambiental
que rodeaba a esta cuestión, se pusieron al descubierto algunos incon-
venientes implícitos a la opción federal. De uno de ellos se habló poco
en aquel momento, pero casi nadie dudó de su existencia: el temor que
el federalismo suponía para amplios sectores de la opinión española,
sabedora de las singulares adiciones con que la idea federal se ha
presentado en nuestra historia contemporánea. Desde 1977 a hoy se ha
andado muy deprisa en este terreno y es seguro, para fortuna de todos,
que la opinión federal no es interpretada hoy de la misma manera que
entonces. El reflejo antifederal del centro-derecha español se ha atenua-
do en buena medida ante una lectura más técnica, menos ideológica, de
lo que esta opinión representa. Con todo, ni parece razonable concluir
que ese reflejo ha desaparecido, ni —lo que es más importante— hay
indicios de que haya surgido un ánimo federal generalizado sin el que
parece harto improbable que pueda consumarse el paso definitivo al
Estado federal de un viejo Estado unitario sometido a intensa rectifica-
ción desde hace diez años.

i* Me refiero, en particular, a la crítica al Informe sobre las autonomías contenida


en el opúsculo de E. GARCÍA DE ENTERRÍA, La revisión del sistema de autonomías
(Madrid: Cívitas, 1988). Esta crítica hay que ponerla en relación con algunos de los
escritos incluidos en su libro Estudios sobre autonomías territoriales (Madrid: Cívitas,
1985). Aunque los argumentos de la critica no sean idénticos, tampoco debe pasarse
por alto una cierta aspereza en el comentario de S. Muñoz Machado al Informe en
cuestión, recogido dentro de la edición del mismo de 1988. El que dos de los más
notables, si no los más notables, estudiosos de nuestro sistema autonómico coinci-
dan en un rechazo tan tajante de una propuesta razonable tiene una innegable signi-
ficación. Se puede, sin embargo, coincidir en el rechazo sin dar por buenas las argu-
mentaciones del mismo.

265
Andrés de Blas Guerrero

2. Las elaboraciones teóricas acerca de las ventajas inherentes a un


proceso de franca autonomía político-administrativa, el entusiasmo de
las élites políticas regionales y locales, el más matizado y medido apoyo
de la opinión española a este proceso, la suprema razón de lo fáctico
— la existencia de un Estado que no puede echar marcha atrás en el
tema—, no son circunstancias que deban despistarnos acerca de la últi-
ma razón desencadenante de un hondo proceso de rectificación: la exis-
tencia de unas tensiones nacionalistas en el País Vasco y Cataluña. Que
el problema del Estado autonómico español no es hoy solamente el
caso vasco y catalán, resulta evidente. Pero que el problema del País
Vasco y Cataluña puede verse diluido en una solución de carácter gene-
ral, es muy poco realista.
Dicho de otro modo: cualquier proyecto federal o federalizable que
no cuente con el respaldo mayoritario de la opinión catalana y vasca
parece un proyecto poco funcional para los intereses del Estado en su
conjunto. El otro dato a considerar es que el Estado español se embarcó
en su día en un complicado proceso de reestructuración para dar satis-
facción y buscar el compromiso con los sectores de opinión nacionalis-
ta del País Vasco y Cataluña. Lo demás vino después. Y no parece sensa-
to que el Estado siga avanzando en ese proceso sin garantías de que ello
resulte eficaz para el objetivo inicial20.

3. Desde sus coordenadas ideológicas, no es lógico que los naciona-


lismos periféricos españoles, el vasco y el catalán en concreto, sean
federalistas. Podrían serlo en cuanto a una versión renovada del viejo
pacto del resto de España contra los puntos de vista acerca de esta cues-
tión de los votantes del PNV, EA y CiU, sería de una apuesta política con
muy escasa justificación. Solamente la alternativa de que «Madrid»
(valga la concesión al lenguaje de nuestros nacionalismos periféricos)
se embarque en una operación «more napoleónico» en pro de objetivos
«anti-napoleónicos» (o «neo-napoleónicos, podría decir —pienso que sin
fundamento— algún espectador malicioso), sería algo menos justificado
aún, a dos pasos ya del puro disparate.
4. Es muy posible que el gran problema respecto a los pros y los
contras de una opción federal radique al fin en la tensión entre una
razonable solución técnica y unos imponderables políticos. Respecto a
lo que la opción federal y federalizable tiene de solución técnica, tampo-
co hay que dejarse deslumhrar. Muñoz Machado, en su crítica ya citada
al Informe sobre las autonomías, llamaba la atención sobre el excesivo
optimismo con que a veces se mira entre nosotros la capacidad ordena-
dora del federalismo. Es bien sabido que en torno a este expediente se
ha construido una aureola de santidad de dudoso fundamento. No exis-

20
Puede verse, al respecto, el trabajo de J. A. GONZÁLEZ CASANOVA, Federalisme i
autonomía a Catalunya, 1868-1938 (Barcelona: Curial, 1974), y, por lo que hace a
estos últimos años, la monografía de J. MARCET, Convergencia Democrática de Catalu-
ña (Madrid: CIS, 1987).

266
Instituciones, procesos de decisión y políticas en el Estado autonómico

ten bases razonables para equiparar sin más el necesario reparto verti-
cal del poder con la fórmula federal. Más ceñidas a la práctica española,
se levantarían las dificultades técnicas para ir a la federalización desde
el vigente texto constitucional y a la vista de la posible inadecuación del
artículo 150.2 para ser el vehículo de esa reforma, temor este último
que, para un lego en la materia, parece excesivo. Con todo, parece
asumible la racionalidad técnica del expediente federalizable para el
futuro del Estado autonómico. Quedan en pie, sin embargo, los proble-
mas políticos apuntados, que no quedan resueltos (acaso lo contrario)
por ese expediente. Al fin, quizá sea una consideración excesivamente
conservadora pedir tiento, mesura, ensayo permanente y «no demasiado
celo» para la solución a aplicar. Pero el que la prudencia no haya sido
en el pasado un valor dominante en la marcha de nuestro proceso auto-
nómico, no quiere decir que sea un valor del que deba prescindirse de
modo permanente.

267
DESARROLLO Y TRANSFORMACIONES JURÍDICAS
DEL ESTADO SOCIAL EN EL MODELO
TERRITORIAL AUTONÓMICO ESPAÑOL:
BALANCE Y PERSPECTIVAS

Antonio J. Porras Nadales


Catedrático de Derecho Constitucional
Universidad de Sevilla

INTRODUCCIÓN
Siguiendo la secuencia temática general de este Congreso, dedica-
remos una primera parte de esta Ponencia al análisis de la forma en que
las exigencias propias del Estado Social se han desarrollado a través de
la estructura territorial del Estado de las Autonomías, para ponderar en
una segunda parte en qué medida la propia dinámica autonómica cons-
tituye un factor de transformación y evolución del propio entramado
jurídico del Estado Social de Derecho.
Comenzaremos, sin embargo, con unas aclaraciones previas:
1. Si se trata de analizar, para el caso español, las consecuencias
sobre el sistema jurídico de la función intervencionista de los poderes
públicos, no ha lugar a formular aquí definiciones de partida, o valora-
ciones histórico-comparativas acerca de la efectiva vigencia, o la even-
tual inexistencia, de un «auténtico» Estado social en España (en este
caáb, Estado social concebido como efectivo Estado de Bienestar o
welfare staté). En las formulaciones iuspublicistas europeas sobre el
propio concepto de Estado Social, y a pesar de ciertas ambigüedades
iniciales (Forsthoff, Giannini, etc.), queda suficientemente manifiesta la
diferenciación entre el concepto amplio de Estado Social (con una clara
incidencia sobre la esfera jurídico-institucional del Estado en cuanto
Estado de Derecho), frente al concepto estricto de Estado de bienestar o
welfare state, de tradición fundamentalmente anglosajona, cuya inciden-
cia afectaría más bien al ámbito de las políticas públicas.
Sin entrar a desarrollar en detalle esta diferenciación señalemos
simplemente que, por lo que respecta al caso español, no debe en nin-
gún caso confundirse el problema de la mayor o menor vigencia del
Revista del Centro de Estudios Constitucionales
Núm. 4. Sepiiembre-diciembre 1989
Antonio J. Porras Nadales

Estado Social con el problema (probablemente más grave para el ciuda-


dano de a pie, pero de menor relevancia al nivel teórico) del mal funcio-
namiento de los servicios públicos: es probable que sea esta última y
españolísima realidad la que haya sugerido a García Cotarelo su origi-
nal concepto de «Estado del malestar».
2. En segundo lugar, y también como problema previo, hay que
señalar las limitaciones que un estudio sobre este objeto presenta
actualmente en España, por lo cual, y antes de pretender ofrecer hipóte-
sis valorativas provisionales, debemos subrayar previamente la presen-
cia de ciertos problemas metodológicos respecto de la selección y trata-
miento del posible material analítico.
Las posibilidades de desarrollar en España un estudio, suficiente-
mente fundamentado al nivel estadístico, sobre los problemas de pro-
ducción y aplicación del Derecho intervencionista en la esfera autonó-
mica siguen siendo hasta ahora bastante limitadas. Primero, porque,
como es lógico, las legislaturas iniciales de los Parlamentos autonómi-
cos han estado más preocupadas, al menos en su producción cuantitati-
va, por los problemas del propio desarrollo institucional que por la
legislación estrictamente intervencionista (el mayor número de leyes
autonómicas hasta el año 1986 afectaba precisamente a las materias de
autodesarrollo institucional: leyes sobre Gobierno y Administración,
Función Pública, Hacienda, Símbolos, incompatibilidades, elecciones y
otras). Segundo, porque el propio estudio del Derecho intervencionista
requiere un análisis valorativo de la fase posterior a la propia «produc-
ción» de la normativa en cuestión: la fase de «implementation», legislan-
ve oversight o política del derecho, según las distintas denominaciones o
enfoques. Tercero, porque la propia formulación de líneas de investiga-
ción comparativa está todavía, por desgracia, en sus albores en el caso
español (acaso este Congreso pueda servir para poner en marcha equi-
pos de investigación dispuestos a trabajar desde diversas CC.AA. en una
perspectiva unificada). Tampoco las disponibilidades bibliográficas
extranjeras de tipo comparado son suficientemente válidas en relación
con el problema del estudio jurídico del desarrollo intervencionista en
un marco autonómico. El más conocido referente, la obra de Putnam,
Leonardi y Nanetti para el caso regional italiano, parece preocuparse
más bien por los procesos de consolidación institucional en una óptica
muy americana, pero de dudosa proyección en una perspectiva jurídica,
a pesar de ser la producción legislativa de los Consigli una de sus varia-
bles analíticas fundamentales. Quedaría asimismo la duda de si los
esfuerzos investigadores deberían dedicarse específicamente al caso
español o si merecería la pena dar ya directamente el «salto» hacia Euro-
pa y entrar en estudios comparativos con otras regiones europeas.
Ante estos problemas de método, una posible alternativa podría resi-
dir en acudir al también recientemente prestigiado estudio de casos, que
podría permitir, por su mayor profundidad analítica, una aportación de
conclusiones de validez inmediata en un discurso teórico: pero sigue
subsistiendo el lastre de su posible insuficiencia en un marco compara-

270
Desarrollo y transformaciones jurídicas del Estado social

do, lo que sería especialmente grave en un caso como el español, donde


las desigualdades territoriales entre distintas CC.AA. son especialmente
acusadas.
3. Una tercera aclaración introductoria se referiría al propio con-
cepto de Derecho intervencionista que utilizaremos como eje argumen-
tal a lo largo de estas páginas. Como concepto adjetivo, podría definirse
así inicialmente a aquel sector del sistema jurídico que asume una capa-
cidad de conformación inmediata de la realidad social. Su ámbito mate-
rial se sitúa, a nivel general, en el plano del desarrollo de la Constitución
Económica, los derechos sociales y los Principios rectores de la política
social y económica. Su identificación limitativa con el concepto de bie-
nestar olvidaría en parte aspectos esenciales de todo intervencionismo
público, como son las políticas de inversión, infraestructura material o
inmaterial, o vertebración del tejido social.
El desarrollo doctrinal relativamente tardío de este concepto deriva
de su tradicional posición subordinada dentro del sistema de fuentes: es
decir, del hecho de tratarse de un derecho deslegalizado en sentido for-
mal, aunque históricamente desarrollado básicamente a través de las
técnicas de delegación legislativa. Ello explica su solapamiento científi-
co con el estudio de las políticas públicas.
Naturalmente, en un sistema de fuentes perfectamente jerarquizado/
unificado todo Derecho intervencionista presenta una cierta dificultad
de encuadramiento dentro del paradigma forma de ley; de ahí el laconis-
mo de la doctrina en los años 60-70 sobre el concepto de Mass-
nahmegesetze, o de leggi-provvedimento (Starck, Mortati, Paladín, etc.).
El desarrollo del Estado social intervencionista a partir de los prime-
ros avances teóricos acerca de su crisis y transformación (años 70-80)
parece apuntar, sin embargo, a un cierto colapso del principio general
de jerarquía como instrumento de racionalización unificada del sistema
de fuentes: crisis del postulado de la modernidad, desarrollo progresivo
de la complejidad del sistema, relativa insuficiencia del concepto de
impulso político frente al desarrollo alternativo de la «crisis de refle-
xión» (deducida del fenómeno de sobrecarga de demandas y compleji-
dad creciente del sistema), procesos de descentralización, desarrollo de
la acción intercomunicativa, etc., configuran elementos dispersos de un
tipo de discurso teórico cuyas proyecciones sobre el análisis jurídico no
parecen rebasar, hasta ahora, el terreno inicial de la polémica, o cuanto
más, los primeros pasos de una línea de investigación jurídica nove-
dosa.
Persiste como dificultad central el problema de la adecuación de una
dogmática deducida de las características jurídicas de un Derecho autó-
nomo o no intervencionista (en el sentido de Nonet y Selznick), a un
nuevo espacio de interacción activa entre sociedad organizada y pode-
res públicos. Por ello, hemos defendido recientemente la necesidad de
partir de la Teoría del Estado como marco de encuadramiento en el que
trazar las líneas básicas de comprensión de lo que autores como Teub-
ner denominan ya «sistema jurídico posmoderno». De hecho, ha sido en

271
Antonio J. Porras Nadales

la Teoría del Estado donde se han producido algunas de las más brillan-
tes aportaciones en esta línea de análisis. Así, para Luhmann, el desa-
rrollo de la complejidad y las interdependencias en el Estado social
avanzado, conduce no ya a una crisis del propio principio de jerarquía,
sino a la aventurada afirmación de la inexistencia misma de un «centro»
del sistema, cuyas funciones habrían ahora de ser cumplidas por las
interacciones comunicativas entre subsistemas distintos, relativamente
autónomos, analizables desde, un enfoque neocibernético.
En todo caso, resulta claro que, por definición, un postulado alterna-
tivo al de jerarquía se concretaría directamente en el de descentraliza-
ción, imponiendo una diversificación de la capacidad resolutiva de los
poderes públicos y de sus posibilidades de interaccionar con éxito en un
ambiente en constante transformación; un ambiente condicionado, a su
vez, por la presencia de organizaciones no estructuradas jerárquica-
mente. El espacio autonómico español constituiría, pues, un marco per-
fectamente idóneo en el que situar este tipo de enfoque.
Por otra parte, una segunda línea de desarrollo en el análisis de los
procesos de transformación jurídica del Estado social avanzado se sitúa
precisamente en el fenómeno de la relegalización del sistema, en parte
consecuencia indirecta de los procesos de «deregulation» o «déregla-
mentation», y en parte, también, de los mecanismos de reordenación de
la estructura legislativa del Estado con la creación de los Parlamentos
regionales.
En definitiva, el marco autonómico español constituye desde ahora,
una vez consolidado su proceso de formalización e institucionalización,
un espacio absolutamente idóneo en el que investigar los procesos de
transformación del sistema jurídico periférico a partir de la fase de cri-
sis del Estado social.

I. LA CONFIGURACIÓN TERRITORIAL DEL ESTADO SOCIAL


EN ESPAÑA
Salvando, pues, todos estos inconvenientes y desde la perspectiva del
Estado social stricto sensu, según la tradición científica europea, el pro-
blema de la configuración territorial del Estado intervencionista nos
sitúa ante el marco inicial de una división de funciones activas entre
centro y periferia (Carrozza, 1988); esta división es ciertamente comple-
ja y a ella se han dedicado ya algunas sesiones específicas en este Con-
greso.
1. En relación con el desarrollo del intervencionismo estatal puede
afirmarse que se produce una coexistencia entre dos tipos de fenóme-
nos dotados de consecuencias alternativas:
1) En lo que respecta al marco estatutario delimitador de las com-
petencias legislativas, el postulado general del incremento de aquellas
esferas competenciales caracterizadas por una mayor proximidad espa-
272
Desarrollo y transformaciones jurídicas del Estado social

cial al ámbito vital de los ciudadanos juega, como es lógico, a favor de la


esfera autonómica; con las limitaciones lógicas que impone tanto el sis-
tema de financiación de las CC.AA. como el propio uso por el Estado de
la legislación sobre bases en las distintas materias, ya que, aun tratándo-
se de una legislación que no establece distribución de competencias a
los efectos del artículo 28 LOTC, opera en la práctica como un instru-
mento de concreción en el ejercicio de las mismas.
2) En cambio, en la esfera de las competencias ejecutivas la inexis-
tencia de un principio general de ejecución por las CC.AA. de todas las
funciones estatales, al estilo de ciertos modelos federales clásicos, cons-
tituye un fenómeno claramente contrapuesto; por lo que no puede
hablarse en rigor de un Volliugsjóderalismus al estilo alemán. A lo que
debería añadirse la reiterada técnica, puesta en práctica en los Decretos
de Transferencias, de creación de esferas de concurrencia a favor de la
Administración Central, lo cual, junto con el mantenimiento de las fun-
ciones de coordinación y alta inspección, conforman un modelo final en
el que probablemente las técnicas del federalismo cooperativo, caracte-
rísticas de los años 60-70, no aparecen directamente en nuestro caso
como una exigencia «federal», es decir, como un instrumento al servicio
de los proyectos de la Administración Central; puesto que, en definitiva,
como ha señalado recientemente Carrozza, «Cooperative praxis has in
fact developed (and is useful) above all in decentralized systems with a
particularly rigid separation of jurisdiction. In systems in which, as a
rcsult of a broader use of the principie of concurrent competcnces,
separation is lcss rigid, the coordinating action (and implicit supre-
macy) of the Oberstaat does not necessarly require the use of the
"machinery" but can be affected by exploiting the concurrent powers»
(en Pizzorusso, cd., 1988, p. 270).
Como marco de partida para indagar la implementarción y posibles
transformaciones del modelo de Estado Social, se trata de una situación
bastante paradójica donde, por un lado, una cierta amplitud de las posi-
bilidades de creación normativa de los Parlamentos autónomos coexiste
con, por otra, un complejo modelo inicial de competencias ejecutivas
relativamente limitadas.
Si partimos de la caracterización tópica del modelo de Estado Social,
definido a partir de sus posibilidades de implementación de políticas
ejecutivo-intervencionistas, se nos aparece, pues, una clara disociación
en el soporte de causalidad que debe otorgar cobertura jurídica a la
actuación ejecutiva de los poderes autonómicos: de unaparte, el ejerci-
cio de una actividad legislativa autónoma deberá generar un espacio
natural de ejecución que, de otra, deberá llenarse de sentido sólo en la
medida en que se operen transferencias específicas de servicios desde la
Administración Central; o, subsidiariamente, en la medida en que la
actividad legislativa de la Comunidad Autónoma sea capaz de generar
su propia estructura de gestión autónoma, no dependiente del Estado.
Ello tenderá a provocar una doble serie de consecuencias:
En primer lugar, la propia expansión de la actividad legislativa,

273
Antonio J. Porras Nadales

concebida como único mecanismo instrumental, no controlado de for-


ma inmediata por el Estado central, para la eventual extensión del espa-
cio real de competencias —ejecutivas— de la Comunidad Autónoma; lo
que implicaría una inevitable tendencia natural a la «relegalización» del
sistema.
En segundo lugar, el hecho de que tal actividad legislativa, por enci-
ma de otras posibles limitaciones o eventuales «defectos» técnicos
(carácter materialmente reglamentario, vinculación a bases incluidas
excepcionalmente en normas del Estado con rango inferior a la ley,
emulación o reproducción de la propia normativa estatal, etc.), se apa-
rezca como un elemento instrumental para la creación de espacios de
gestión propia, confirmando así la tendencia al institutional design (en el
sentido de Nonet y Selznick) como característica del moderno Derecho
intervencionista.
En definitiva, debemos partir de la constatación de que, por lo que
respecta al desarrollo del Estado Social intervencionista, el verdadero
punto de tensión debe situarse en la esfera configuradora de la función
ejecutivo-intervencionista de los poderes públicos. Así pues, la tendencia
expansiva de la actividad legislativa de los Parlamentos autónomos ten-
derá a traducirse en un tipo de normación que, al menos en parte,
podríamos calificar como de carácter instrumental/institucional que,
con independencia de la reproducción de contenidos del Derecho esta-
tal, opera con una estregia finalista bien determinada: el ensanchamien-
to de la capacidad de regulación orgánica y dirección de la gestión sobre
esferas ejecutivas territorialmente delimitadas.
Se trataría, pues, del proyecto de configuración de la Comunidad
Autónoma no ya como un mero centro de gestión de políticas interven-
cionistas o servicios puntualmente prefijados, sino como centro activo
responsable del arco global de necesidades y exigencias de la colectivi-
dad regional, destinado a programar la gama completa de actividades
públicas que se desarrollan en el territorio autonómico, incluidas las
que son de competencia estatal (Bassanini, 1988).
Bajo esta perspectiva, el verdadero eje de conflictividad del proceso
autonómico habría que buscarlo, pues, no ya únicamente en el plantea-
miento de conflictos de competencia ante el TC, sino más bien en los
procesos de negociación, o renegociación, de las Transferencias y en
sus sistemas de valoración financiera.
Ahora bien, puesto que estamos intentando encuadrar este proceso
desde la óptica del Estado social intervencionista, deberíamos subrayar
que existen al menos dos áreas o espacios materiales de canalización
expansiva, relativamente no conflictiva, de esta estrategia de desarrollo
competencial autonómico a partir de la actuación legislativa de los Par-
lamentos:
1) Una de ellas sería el amplio sector de competencias aparente-
mente marginales o dispersas que se situaban anteriormente en la esfe-
ra local-provincial, donde en principio la esfera del Estado Central no

274
Desarrollo y transformaciones jurídicas del Estado social

está directamente interesada en mantener una —por otra parte difícil —


posición beligerante.
2) Una segunda área, probablemente la más novedosa desde esta
pespectiva, sería la de la «creación» de nuevas esferas competenciales a
partir de la actuación de institutos, empresas, fundaciones u otros orga-
nismos públicos —o semipúblicos— diseñados como instrumentos de
interacción comunicativa directa con el tejido social. Hablamos en este
caso de «creación» porque se trataría de organismos destinados a con-
formar una «demanda social» ex novo, en base a una actuación vertebra-
dora más o menos difusa.

2. Naturalmente, a partir de aquí el resultado del desarrollo del


Estado social a través de esta compleja estructura competencial territo-
rial dependerá de los procesos efectivos de su puesta en práctica. Enten-
demos que serían dos las posibilidades iniciales de enfoque de este pro-
blema.
Una primera que consistiría en analizar el proceso de implementa-
ción de estas exigencias intervencionistas desde una hipótesis unitaria,
integradora, o de totalidad, es decir, aceptando el postulado de una divi-
sión de funciones entre centro y periferia, más o menos coordinada o
diseñada a nivel global.
Y una segunda que consistiría en enfocar el problema desde la pers-
pectiva de los distintos procesos autónomos, más o menos fragmenta-
dos, endocentrados o di%rersificados, pero analizables de forma indepen-
diente, y cuya posible integración en un marco global se operaría en
todo caso a posteriori y de forma limitada, generando, como es lógico,
posibles disfuncionalidades o desajustes periféricos en la práctica.

I) El desarrollo del Estado social «desde arriba»

Dentro de la primera perspectiva, que contemplaría el desarrollo del


Estado social en su conjunto desde una perspectiva unificada, podrían
diseñarse a su vez dos tipos de acercamiento:
1.° Aceptar la existencia de una efectiva división de funciones, cons-
cientemente diseñada o, al menos, positivamente ejecutada desde la
esfera central del sistema, cuyo objetivo final se traduciría en una reser-
va a la Administración Central de las competencias relativas a las gran-
des políticas transformadoras de carácter económico-industrial, trasva-
sándose hacia las esferas autonómicas la atención a: (i) los sectores
económicos secundarios (agricultura, industria local o artesanal, o en
general el espectro de competencias menores recogidas en el artícu-
lo 148 CE), así como a (ii) las deseconomías sociales y demás carencias
infraestructurales generadas por aquéllas.
Se trata de una división que coincidiría, en primer lugar, con los pro-
pios recursos de partida, la existencia del INI y de las grandes empresas
públicas estatales, frente a la inexistencia de un sector público económi-

275
Antonio J. Porras Nadales

co en la esfera autonómica. Puede considerarse, además, como un fenó-


meno dotado de una innegable coherencia dentro del proceso histórico
general de transformación del Estado intervencionista: en un contexto
en que los poderes públicos actúan constreñidos bajo la amenaza de los
estrangulamientos de las disponibilidades de gasto, como consecuencia
de la reiterada crisis fiscal del Estado y la sobrecarga de demandas, la
transmisión de las responsabilidades de atención a las deseconomías
sociales del sistema hacia las esferas periféricas del Estado constituiría,
evidentemente, una estrategia coherente, con capacidad para contribuir
a la descarga de demandas sobre los núcleos centrales del propio siste-
ma estatal, que se orientaría ahora alternativamente hacia el diseño de
funciones de control (Dente, 1983).
En nuestro período de estudio, naturalmente, más que de políticas
económico-industriales de carácter transformador en sentido estricto,
desarrolladas desde el Estado central, sólo cabría hablar más bien de
las políticas de reconversión industrial en el período de la primera legis-
latura socialista (Ley de 26 de julio de 1984), debido al carácter relativa-
mente tardío con que se enfrentan las políticas anticrisis en el sistema
económico español: en este caso, la posición de las CC.AA. se limita a
una mera función de cooperación en los supuestos de declaración de
Zonas de Urgente Reindustrialización.
Según este esquema, podría afirmarse, pues, una tendencia por pane
de la esfera central del Estado a reservarse el lado creativo o positivo del
desarrollo intervencionista, dejando el lado «sucio», secundario o asis-
tencial en la esfera autonómica.
Cabría igualmente sugerir, de forma complementaria, la posibilidad
de una actuación de ejecución «desde arriba» de las políticas interven-
cionistas, pero no de una forma centralizada o «racionalizada», sino a
través de una fragmentación sectorial que remitiría a los distintos Depar-
tamentos ministeriales la ordenación de las previsiones de gasto, así
como los criterios de distribución de subvenciones, con capacidad de
incidir, lógicamente, en las esferas territoriales autonómicas.
2.° Pero desde esta primera posibilidad metodológica, centrada en
un criterio integrador o de totalidad, podría diseñarse igualmente un
segundo modelo alternativo de acercamiento; a partir no ya del ejercicio
efectivo, por parte del Estado central, de competencias activas confor-
madoras de las funciones intervencionistas típicas del Estado social,
sino más bien del no ejercicio de tales funciones: su concreción más sig-
nificativa se situaría en relación con las funciones de planificación de ¡a
economía previstas en el artículo 131 CE. En una clara adecuación con
el carácter relativamente obsoleto de las políticas de planificación
centralizada, más propias del período de expansión del Estado keynesia-
no que de su período de crisis, la inexistencia de este marco planifica-
dor general en el ordenamiento español tiende a provocar alternativa-
mente un reforzamiento de la actividad legislativa autonómica referida
a la programación económica y al desarrollo regional. Un reforzamien-
to que se fundamenta adicionalmente en dos tipos de exigencias exter-

276
Desarrollo y transformaciones jurídicas del Estado social

ñas, la ley del FCI y la propia normativa europea de los fondos FEDER,
además de la propia exigencia constitucional del artículo 131.2. Como
ha señalado Bassols, fue en Andalucía donde por primera vez se desa-
rrolló esta línea dé planificación de modo integral, aunque no pueda
mantenerse por ahora una actitud muy positiva respecto del grado de
eficacia de sus resultados. Se trata, sin embargo, de un caso ejemplar
que nos orientaría respecto de un tendencial modelo de desarrollo del
Estado social, en el cual el reforzamiento de los instrumentos jurídicos
intervencionistas en la esfera autonómica se vería en gran medida con-
dicionado por la inexistencia, o por el no uso, de instrumentos equiva-
lentes desde la esfera central del Estado, confirmando así el postulado
teórico de la crisis de reflexión del centro (traducible en una no-acción)
frente a la sobrecarga decisional en las esferas periféricas del Estado.
El argumento podría confirmarse al constatar la reubicación de las
estrategias de desarrollo regional y endocentrado, impulsadas por la
diferente legislación económica de los Parlamentos autónomos, a la vez
que la esfera central del Estado se configura progresivamente en un
centro de redistribución de la renta social (FCI, política de subvencio-
nes), pero carente de una capacidad de orientación activa o apriorística
propia: lo que supondría, al menos en este ámbito, una confirmación de
la progresiva incapacidad explicativa del concepto de impulso, o indiriz-
zo político (en cuanto concepto articular del proceso dinámico unifica-
do de creación y aplicación del Derecho dentro del modelo clásico del
Estado social de Derecho), frente a la crisis del principio de calculabili-
dad de las consecuencias de las decisiones estatales, y el desafío alterna-
tivo del «gobierno de la fragmentación» a que se ha referido Bruno
Dente.

II) El desarrollo del Estado social «desde abajo»


Frente a estas hipótesis integradoras, basadas en un principio meto-
dológico de totalidad o de carácter unitario, un camino alternativo po-
dría ser la aproximación al fenómeno del desarrollo del Estado social
«desde abajo», es decir, desde el propio marco territorial autonómico;
una hipótesis que coincidiría perfectamente con la rcorientación desde
los años 80 de los enfoques científicos sobre el desarrollo local o regio-
nal, la revitalización de las teorías sobre el desarrollo endocentrado, o
desarrollo desde abajo, etc., especialmente importantes en el contexto,
relativamente atrasado, de la periferia mediterránea europea (Nohlen-
Schultze, 1985).
Es una perspectiva que podría contar en su haber con una clara ade-
cuación a los soportes políticos que configuran el sistema institucional
autonómico, concebido como una esfera de autodefinición de objetivos
sociales, y no como una mera instancia de adaptación instrumental a un
proceso regional diseñado desde arriba. La propia configuración del
bloque de constitucionalidad, fundamentalmente a partir de los Estatu-
tos de Autonomía, permitiría efectivamente concebir un marco institu-
277
Amonio J. Porras Nadales

cional en el que los instrumentos jurídicos e institucionales de cada


Comunidad Autónoma se adecuaran armónicamente a los objetivos
programáticos formulados en su propio Estatuto (Lucas Murillo, 1984).
Esta perspectiva nos situaría, pues, ante un modelo alternativo en
que las CC.AA. deberían enfrentarse, con toda su responsabilidad políti-
ca, al desafío del desarrollo de políticas intervencionistas, al estilo de
auténticos «microestados», con plena autonomía en la tarea de configu-
ración del espacio social inmediato de los ciudadanos. ¿Cuáles serían
los centros de gravedad de este intervencionismo autonómico en rela-
ción con las funciones activas del Estado social?

1. Una primera posibilidad de concreción de esta segunda línea de


enfoque sería la de situar el eje de atención sobre la configuración y
ejercicio de las competencias autonómicas de naturaleza económica,
definidoras de las posibilidades de desarrollo regional endocentrado. Se
trataría, naturalmente, de una perspectiva coincidente con la considera-
ble importancia política que el concepto mismo de «desarrollo» adqui-
ere en la institucionalización inicial de los distintos procesos políticos
autonómicos (Barzelay, 1987): revitalización que coincide probable-
mente tanto con las aspiraciones profundas de amplias capas de la
sociedad española como con las propias líneas de análisis del discurso
académico entre economistas e historiadores de la economía, que
expresan, en la etapa posfranquista, un alto grado de pesimismo históri-
co ante los desajustes y limitaciones del desarrollo industrial contempo-
ráneo español.
La «demanda» de desarrollo económico expresa, por un lado, un
fenómeno inflacionario típico del Estado social (expansión continuada
de expectativas y demandas de bienestar), pero en coincidencia en nues-
tro caso con una gran desigualdad territorial y con el mantenimiento de
evidentes bolsas de atraso económico en el conjunto de la geografía
española. Ello va a dar lugar a un fenómeno de diversidad espacial de
respuestas en la concreción de la actividad legislativa de los Parlamen-
tos autónomos: mientras en las zonas menos desarrolladas se refuerza
la legislación de desarrollo económico general y las leyes sectoriales
sobre agricultura y sector primario, en cambio, en la periferia más
industrializada aparecen leyes sobre reconversión industrial (País
Vasco), reorganización del comercio (Cataluña, Valencia, País Vasco) o
reordenación del tejido empresarial (Asturias, Cantabria, Cataluña,
Valencia), etc.
Ahora bien, a pesar de la habitual técnica expansiva utilizada por los
Estatutos, en este como en otros sectores, y a la evidente urgencia en la
producción legislativa en materia económica por parte de algunos Par-
lamentos, el espacio de actuación económica constituye por definición
uno de los sectores competenciales en los que el mantenimiento de
aspectos básicos en la esfera del Estado central adquiere una mayor
importancia. Bien sea por razones que encuentran su fundamento en la
propia Constitución Económica (principio de igualdad del artículo 149,
principio de unidad de mercado), reiteradamente señalados por el TC; o

278
Desarrollo y transformaciones jurídicas del Estado social

bien porque se desarrollan a través de la legislación básica del Estado; o


se contienen en los Decretos de Transferencias. A lo que debería añadir-
se, a un nivel puramente ejecutivo, el referido mantenimiento del sector
públio industrial del Estado y sus grandes empresas públicas, así como
su capacidad para diseñar y ejecutar políticas de subvenciones, cuyas
posibilidades de control por parte de la Administración autónoma son
bastante limitadas, como ha señalado igualmente el TC (STC 88/1987).
En definitiva, una eventual concepción de la posición intervencionis-
ta de las CC.AA. desde la perspectiva de sus posibilidades para generar
un efectivo desarrollo económico regional endocentrado acabaría tenien-
do una capacidad interpretativa limitada, condicionada tanto por el
mantenimiento de las esferas competenciales e instrumentos de ejecu-
ción del Estado central como, más recientemente, por el desarrollo de
las políticas de la CEE. La presencia de los poderes públicos autonómi-
cos en una esfera económica, progresivamente interdependiente al nivel
mundial, parece pues tener, finalmente, una incidencia más cercana a
las esferas local o comarcal, en una dimensión más bien de tipo microe-
conómico; así como, y en su caso, dentro de un proyecto de programa-
ción coordinada al nivel supraterritorial: en último término sólo cabría
sugerir una tendencia final a la adopción generalizada del método de la
programación en la actividad económica de los poderes públicos (Bassa-
nini) que, teóricamente, refuerza una exigencia general a la coordina-
ción, tanto en un plano nacional como supranacional.
2. De esta forma, tras comprobar las insuficiencias relativas de este
primer modelo de visión economicista de desarrollo del Estado Social
«desde abajo», podría ensayarse una segunda línea de comprensión sis-
temática, que intentaría explicar el ejercicio de las competencias nor-
mativas periféricas desde la perspectiva de la otra gran dimensión
característica del Estado social, la función de asistencia y bienestar
social.
Naturalmente, las posibilidades de imbricación del concepto de bie-
nestar social con el de desarrollo económico plantean una multitud de
espacios de coincidencia, que difícilmente pueden disociarse en un con-
texto social caracterizado por las consecuencias de la crisis y por la dia-
léctica del subdesarrollo. Se trataría, pues, básicamente, de un fenóme-
no de adecuación contextual a las posibilidades reales de actuación
pública a partir de las competencias disponibles.
En su concreción fundamental, esta interpretación situaría el punto
de.gravedad en el ejercicio de competencias en materia sanitaria, asis-
tendal, educativa y cultural: se trataría de una dimensión competencial
con una proyección fundamentalmente ejecutiva, más adecuable a un
tipo de demandas disperso, desde abajo, que a una orientación estra-
tégica diseñada directamente desde la esfera central; lo que acentúa,
pues, sus posibilidades de transferencia a las instituciones autónomas,
sobre todo si tenemos en cuenta que, en cierta medida, se trata de un
estrato competencial coincidente con aquella dispersa esfera de compe-
tencias situada anteriormente en los niveles local y provincial.

279
Antonio J. Porras Nadales

A lo que podría añadirse un tipo de contenido predominante orienta-


do básicamente hacia esferas de simple gestión, diseño y control institu-
cional. Por supuesto, siempre teniendo en cuenta, como excepción, la
reserva general del principio de unidad de caja de la Seguridad Social.
Sin embargo, el primer problema que presenta este enfoque reside
inicialmente en la desigualdad del mapa resultante del proceso de trans-
ferencias ejecutivas, especialmente en lo que se refiere al sector sanita-
rio y a la enseñanza superior: un indicio perfectamente significativo de
la reiteración de la tendencia a la superposición de espacios de concu-
rrencia competencial en esta función de asistencia y bienestar.
Habría que destacar sin embargo, especialmente, la posición capital
que asume la política cultural en el ámbito de actuación de los poderes
autonómicos: algo perfectamente comprensible si tenemos en cuenta
que la diferenciación cultural se perfila precisamente como uno de los
soportes fundamentales de la configuración nacionalista. Baste recor-
dar que el propio Stein Rokkan, cuando se refería a la dicotomía nacio-
nalista como concepto enfrentado a la tradicional conflictividad de cla-
ses, la definía como dicotomía de tipo nacional/cultural.
A ello se añadiría el hecho de que la estructura orgánica del Estado
central en materia de cultura se ha caracterizado por una relativa debili-
dad, al menos en términos comparativos frente a los sectores tradicio-
nales de la Administración, configurándose más bien como una compe-
tencia funcional, limitada básicamente a la tutela del patrimonio históri-
co-artístico, y al fomento general de la cultura a través de una política
de subvenciones. La dinamización de las distintas políticas culturales de
las CC.AA. se configura, pues, en la práctica como un elemento instru-
mental al servicio de los factores de identificación simbólica y autodife-
renciación territorial de los distintos colectivos sociales, operando a la
vez como instrumento de satisfacción de demandas características de
un espacio social en fase posindustrial, y en una fuerte interconexión
con la esfera local (Colasio, 1988).
Por lo que respecta a la política estrictamente asistencial, merecería
destacarse igualmente la importancia estratégica de los fondos de
desempleo que, controlados'desde la esfera central, configuran un cir-
cuito de distribución a través de las corporaciones locales que, al menos
en los espacios rurales, parece anunciar la formación de unas redes
clientelares con una dinámica relativamente independiente.
Estos y otros datos confirmarían, pues, el carácter no excluyeme de
la esfera competencial autonómica en esta materia, característica de la
acción intervencionista del Estado social, demostrando así el carácter
difuso del propio concepto de asistencia y bienestar como palanca de
desarrollo del Welfare State. Algo aceptado por el propio Tribunal Cons-
titucional cuando en su sentencia 146/86 perfila una interpretación
genérica de gran amplitud acerca del concepto mismo de asistencia
social, capaz de integrar no sólo la actuación de entes públicos, sino
también a entes de naturaleza privada. Según el TC, las competencias
exclusivas correspondientes a las CC.AA. en este campo no deben supo-
ner exclusión respecto de otros entes de tipo público o privado, siempre
280
Desarrollo y transformaciones Jurídicas del Estado social

y cuando se trate de problemas que supongan una proyección de la fun-


ción de asistencia sobre un ámbito supracomunitario: en estos supues-
tos no se excluye, pues, la intervención del Estado central, en su caso
con la participación de las CC.AA. a través de instrumentos de coopera-
ción.

3. Constatada, pues, la limitación de estos dos modelos interpretati-


vos para ofrecer una explicación sistemática del conjunto de competen-
cias intervencionistas desarrolladas por las CC.AA., y aun aceptando su
valor estatégico para captar elementos esenciales de la función activa de
los poderes públicos autonómicos como factores de desarrollo del Esta-
do social, cabría formular un tercer y último modelo interpretativo, de
carácter más general, a partir de la concepción de las CC.AA. como ins-
tancias conformadoras del espacio social inmediato de los ciudadanos.
Se trataría de un nivel de comprensión adecuado al núcleo central de
las competencias originarias de las CC.AA., tal como se deducen del ar-
tículo 148 CE: política territorial (abarcando urbanismo, vivienda, obras
públicas, transportes y comunicaciones y medio ambiente); políticas de
desarrollo económico de dimensión local; y políticas de infraestructura
inmaterial (patrimonio artístico, cultura, deporte...). Caracterizaría ini-
cialmente a este bloque competencial su dimensión fundamentalmente
gestora de equipamientos y servicios de interés social inmediato, y terri-
torialmente delimitado, cuya ubicación competencial previa se situaba
prioritariametne en las esferas local-provincial o periférica, lo que
permitirá asegurar inicialmente un carácter más pacífico en el proceso
de transferencias.
Ciertamente, el concepto de espacio social inmediato adolece de una
relativa ambigüedad en la medida en que no tiene una traducción
homogénea inmediata en una determinada serie de materias: podría
constituir inicialmente un criterio explicativo de las limitaciones que
condicionan tanto a las competencias de desarrollo económico como a
las de asistencia o bienestar social, unas limitaciones que podrían
incluirse ciertamente dentro del mismo mecanismo de restricción espa-
cial que condiciona su eficacia, exigiendo la presencia del Estado; pero,
en segundo lugar, el criterio de la configuración espacial inmediata
presentaría la ventaja de asegurar una coherente proyección de sentido
al conjunto de competencias intervencionistas aparentemente «meno-
res» que asumen las CC.AA., competencias que implican casi siempre la
creación o gestión de organismos públicos con una alta capacidad inter-
comunicativa con el entorno social; lo que constituye, precisamente,
uno de los sectores estratégicos de evolución del moderno Derecho
intervencionista.
En tal sentido podría concebirse igualmente como un enfoque meto-
dológico que prescinde de la tradicional concepción «transformadora»
de las habituales políticas intervencionistas características del Estado
Social, sustituyéndola por un principio de adecuación contextual al
entorno social efectivo, en una función más bien «conformadora», y con
una capacidad menos contundente de incidencia real sobre el medio: lo
281
Antonio J. Porras Nadales

que permitiría, pues, una asunción menos conflictiva de las limitaciones


competenciales de las CC.AA. en la medida en que la «limitación» o con-
creción espacial de estas competencias forma parte del propio concepto
clasificatorio, y no aparece como un elemento externo de restricción
competencial a posteriori.
Ello no implica, ciertamente, un rechazo del contenido legislativo de
este sector competencial, permitiendo así una visión novedosa de la for-
ma de ley, en cuanto instrumento de conformación autónoma de un
«espacio sociolegal» inmediato.
Un intento de descripción sistemática de esta esfera central del inter-
vencionismo autonómico nos permitiría integrar:
1 ° Las competencias referidas a la configuración territorial en senti-
do amplio, integrando las unidades territoriales menores, las funciones
de reequilibrio territorial, las competencias de ordenación del territorio,
y las relativas a transportes y comunicaciones.
2.° Las competencias de vertebración o articulación del tejido
socioeconómico, integrando la materia de centros de contratación, orde-
nación de las instituciones de crédito, comercio interior, defensa de
consumidores y usuarios, competencias económicas de carácter micro-
local (espacios forestales, aguas, caza y pesca, artesanía), y las de verte-
bración del tejido social como Cámaras de Comercio, Cofradías y Cole-
gios Profesionales, fundaciones, asociaciones, academias, etc.
3.° Las relativas a la configuración del espacio inmaterial de la
Comunidad, incluyendo1 no sólo la esfera cultural stricto sensu, sino la
esfera de radio, televisión y prensa, que aseguran la formación de una
«opinión pública regional».
4° Las funciones relativas a la calidad de vida, integrando ocio,
turismo, deporte y espectáculos, así como la defensa del medio am-
biente.
5° Y, por último, el estrato competencial que permite el desarrollo
de mecanismos de aseguramiento del espacio institucional autonómico,
fundamentalmente el referido a la formación de Cuerpos de Policía y
Policía Local, o el restringido ámbito de la Administración de Justicia.
Se trata de un bloque competencial en el que la actividad legislativa
de los Parlamentos autónomos ha sido efectivamente muy abundante y
donde probablemente podremos encontrar aquellos elementos jurídicos
más innovativos que nos permitan aproximarnos al fenómeno de la
transformación del Estado social y su Derecho intervencionista, a partir
de una acción intercomunicativa más inmediata con el tejido social;
simultáneamente, ofrecería una comprensión de las tareas de desarrollo
económico y asistencia social como objetivos intermedios no excluyen-
tes dentro de la esfera territorial autonómica, articulados como elemen-
tos instrumentales en la configuración positiva del espacio vital inme-
diato de los ciudadanos.

282
Desarrollo y transformaciones jurídicas del Estado social

II. LAS PERSPECTIVAS DE EVOLUCIÓN JURÍDICA


DEL ESTADO SOCIAL EN EL SISTEMA
AUTONÓMICO ESPAÑOL

Este balance provisional acerca del desarrollo del Estado social a


través de la estructura autonómica del Estado español no parece, pues,
ofrecernos en principio unas conclusiones suficientemente unitarias,
demostrando así lo que podría perfectamente haber sido una hipótesis
de partida: a saber, que las exigencias intervencionistas características
del Estado social, así como sus posibilidades evolutivas, inciden conjun-
tamente sobre todas las esferas territoriales del Estado.
Sin embargo, a lo largo de este breve repaso sistemático hemos podi-
do deducir ciertamente la emergencia de ciertos procesos transfor-
madores que podrían posiblemente ubicarse en el contexto de un dis-
curso teórico-jurídico relativamente innovador, alrededor del concepto
de Derecho intervencionista.
El punto central podría situarse inicialmente en el fenómeno general
de la relativa pérdida de capacidad transformadora del Derecho interven-
cionista, es decir, la crisis del modelo instrumental simplificado political
goal-legal norm-social effects de la actuación del Estado social (Wiethól-
ter, 1982; Teubner, 1985, etc.). Se trata de un proceso que en nuestro
caso puede ser explicado, en primer lugar, a partir del propio proceso
de reordenación territorial del Estado: por una parte, hemos constatado
el escaso desarrollo, o más bien el no ejercicio, de las grandes compe-
tencias intervencionistas en materia económica del Estado central
(fundamentalmente planificación) al menos en una dimensión centrali-
zada coherente; mientras, paralelamente, la tendencia al ensanchamien-
to eompetencial de las esferas intervencionistas autonómicas choca, por
una parte, con la propia limitación territorialde su ámbito de actuación
y, por otra, con la superposición de espacios de concurrencia ejecutiva
con los poderes centrales. La fragmentación del sistema opera en defini-
tiva un paralelo efecto fragmentador general en la capacidad transfor-
madora del Derecho intervencionista, incrementando, por un efecto de
complejidad añadida, la tendencia a la «crisis de reflexión» en el sentido
de Luhmann.
Naturalmente, se trata de un fenómeno que no se limita exclusi-
vamente a la dimensión territorial: la generalizada consideración del
moderno Derecho intervencionista como un responsive law (Nonet-
Selznick), es decir, como un Derecho orientado hacia la generación de
respuestas frente al espectro de demandas diversas y contingentes del
sistema social, deriva en una necesidad de adaptación de los instrumen-
tos jurídicos del Estado intervencionista al propio contexto social en
que deben operar. En consecuencia, el Estado social intervencionista se
verá obligado a renunciar a los postulados apriorísticos de racionalidad
y generalidad inspiradores de su Derecho, para adecuarse a la lógica
posmodema de la intercomunicación y la diversidad: lo que implicará,
naturalmente, un fuerte impacto no ya sobre el sistema jurídico, sino

283
Antonio J. Porras Nadales

igualmente sobre la propia dogmática del anterior «derecho autónomo»,


concebida como instrumento de aplicación de los mandatos estatales
por parte de los operadores jurídicos. Ahora bien, este concepto
de responsive law viene a determinar una mayor exigencia de adapta-
ción entre las previsiones normativas y la propia realidad social, que no
puede —o no debe— solventarse a costa de incrementar los elementos
coactivos de la instancia jurídica. Validez y eficacia del Derecho ad-
quieren, pues, una interconexión más inmediata, tanto en el sentido
positivo como negativo, conduciendo así a una construcción evolutiva
de los modelos estratégicos de Derecho en los que el equilibrio interac-
tivo entre Derecho y realidad (legalización de la sociedad, socialización
del Derecho) obliga a incrementar la presencia efectiva de la sociedad/
ambiente, y a restringir en consecuencia las pretensiones transformado-
ras autónomas del sistema jurídico. Los programas de acción normativa
basados en criterios sustantivos de racionalidad que, sin embargo, no se
adapten a la estructura social interna de las esferas vitales que deben
ser reguladas por la norma constituirían, pues, ejemplos del fracaso de
un tipo instrumental de Derecho intervencionista que debe ser supe-
rado.
Como botón de muestra a sensu contrario, para el caso español,
bastaría simplemente ponderar los efectos finales que puede generar un
tipo de legislación intervencionista «al viejo estilo», es decir, en base a
unos postulados de racionalidad vertical y autónoma, de impronta
maxweberiana, y con un alto contenido transformador: el caso de la Ley
de Reforma Universitaria.
Ahora bien, esta atenuación de la capacidad de incidencia vertical del
Estado intervencionista sobre la sociedad coincide en nuestro caso con
un evidente fenómeno de relegalización del sistema debido a la intensifi-
cación paralela de la actividad normativa de los Parlamentos autóno-
mos. Una actividad legislativa que, aun habiendo sido reiteradamente
acusada de generar un Derecho materialmente reglamentario, escapa a
todas luces de los cauces sistemáticos en que se encuadra la figura del
Reglamento. Es decir, nos encontramos en definitiva ante una relegali-
zación que intensifica los espacios de regulación social generando,
como ha señalado Morisi, un espacio problemático de experimentación
de las interacciones entre actores individuales y colectivos, traduciéndo-
se en específicas modalidades normativas e institucionales dotadas de
una lógica y una forma propia y seguramente diferenciada (Morisi,
1987).
Se trataría, pues, de trabajar sobre la hipótesis de si esta juridifica-
ción del espacio social (que no debe confundirse con la dimensión
estrictamente cuantitativa de la ya vieja «explosión legal») abre efectiva-
mente nuevas vías en el tradicional enfoque de la instrumentación
política del Derecho (intervencionista), situándose así en los límites
finales del modelo histórico de Estado social intervencionista, y abrien-
do el camino hacia un emergente «Derecho posintervencionista» en el
sentido de Teubner.
Dado que no es éste el lugar para adentrarse en los problemas teóri-
284
Desarrollo y transformaciones jurídicas del Estado social

eos que este fenómeno suscita dentro de la doctrina (cfr. una panorámi-
ca global en G. Teubner, ed., Dilemmas of Law in the Welfare State,
Berlín, De Gruyter, 1985), podemos limitarnos aquí a señalar sus dos
principales vías de acercamiento en relación con el desarrollo del Dere-
cho intervencionista autonómico:
1) En primer lugar, el estudio de los procesos de creación de ese
Derecho a partir de la intensificación de los procesos democráticos
endocentrados, y en relación con los mecanismos de organización acti-
va del sistema social (corporatismo).
2) En segundo lugar, el estudio de los contenidos de ese Derecho,
en particular con referencia al institutional design, y a la socialización o
politización del Derecho, es decir, la indagación de las hipótesis teóricas
acerca de la tendencia a la proceduralization of the law, o hacia un Dere-
cho orientado a la constitución de organizaciones, como fenómeno
innovador y alternativo, frente a las etapas precedentes de formaliza-
ción y materialización del mismo.

La primera posibilidad nos aproxima al fenómeno de la mayor proxi-


midad o inmediatez espacial entre sociedad organizada y poderes públi-
cos, y sus consecuencias sobre la actividad legislativa; la segunda, a la
ponderación de las posibilidades de transformación del Derecho a par-
tir de los resultados de esa misma actividad. Son ciertamente dos pro-
blemas interconectables: la tendencia al diseño de organismos institu-
cionales semiautónomos propios (como fenómeno característico del
nuevo Derecho intervencionista), cuya esfera de gestión deberá contar
con espacios participativos o de representación ad hoc, pretenderá —al
menos en teoría— estar interconectada con la existencia previa de un
tejido social organizado, y con unos núcleos sociales identificables,
concebidos como soportes (tanto activos como pasivos) de la futura ges-
tión pública de esa institución perfilada en la Ley intervencionista.
El problema de partida sería, en el caso español, el riesgo de la insu-
ficiente existencia o articulación previa de un tejido social organizado
sobre base autonómica, que tenderá a convertirse entonces no ya en un
sujeto (causa) de la normativa en cuestión, sino más bien en un objetivo
(erecto) de la misma. En este caso, pues, inicialmente el Derecho auto-
nómico debería atender a los objetivos finalistas, sugeridos por Haber-
mas, de facilitar interacciones constructivas en las esferas de la sociali-
zación, la integración social y el desarrollo cultural, es decir, en la «crea-
ción» del espacio social autonómico. Con la peculiaridad de que si,
como hemos apuntado, el centro de gravedad del intervencionismo
autonómico no se sitúa ya en las esferas «clásicas» del Estado social
(economía, asistencia y bienestar), sino más bien en la satisfacción indi-
recta de esas esferas a través de las competencias de configuración acti-
va del espacio social inmediato, no serán ya exclusivamente los sujetos
tradicionales (patronales, sindicatos) los únicos protagonistas directos
de esta intercomunicación activa, sino más bien un espectro relativa-
mente indeterminado de organizaciones sociales nuevas (consumidores

285
Antonio J. Porras Nadales

y usuarios, movimientos ciudadanos, defensores del medio, organiza-


ciones profesionales, etc.), lo que, dada su debilidad organizativa, tende-
rá a aumentar, al menos transitoriamente, la relativa autonomía del
subsistema político autonómico en su labor creadora del nuevo Dere-
cho: con las contradicciones lógicas que ello puede suscitar en el caso
de partidos mayoritarios estatales que ejercitan un control interno des-
de arriba de este proceso a través del partido, implicando así un riesgo
de «colonización» o politización del Derecho sobre la teórica autorrefe-
rencialidad del sistema jurídico autonómico.
El estudio específico de algunos casos parece demostrar sin embar-
go que, por ahora, la incidencia directa de eventuales grupos de presión
sobre los parlamentos autónomos se opera más bien a través de las fun-
ciones de control de las Cámaras, y no tanto por la vía directamente
legislativa: lo que nos ofrecería una nueva coincidencia con el proceso
italiano, recientemente estudiado por Morisi (cit., 1987).
Así pues, ello deberá significar que el estudio de los procesos de
creación del Derecho autonómico adquirirá, al menos por ahora, una
importancia secundaria frente al análisis de los elementos transforma-
dores deducibles de sus contenidos.
El primero de estos elementos sería el fenómeno del institudonal
design característico del Derecho intervencionista stricto sensu, consis-
tente fundamentalmente en la creación de esferas institucionales de
gestión semiautónoma, con una gran capacidad intercomunicativa en el
medio social a partir de la adecuación dinámica de mecanismos repre-
sentativos ad hoc. Que el diseño institucional presenta efectivamente
una importancia central en el Derecho intervencionista autonómico
español es algo que se explica no ya por sus resultados (el desarrollo de
una nueva esfera de administración institucional semiautónoma con
alta capacidad de interacción con el tejido social regional), sino por el
propio sentido instrumental que este mecanismo legislativo tiene, como
señalábamos al comienzo, en orden a la «atracción» de competencias
ejecutivas sobre la esfera autonómica; el hecho de que én estas esferas
ejecutivas subsistan importantes espacios de concurrencia con la Admi-
nistración Central vendría a confirmar la vocación intercomunicativa, o
mediadora, de estas unidades institucionales, más que su carácter
plenamente autónomo, en el diseño integral de teóricos proyectos inter-
vencionistas de carácter transformador. Una vocación intercomunicati-
va que debería igualmente proyectarse hacia el ámbito privado (en parte
debido a su eventual limitación de recursos financieros), confirmando
así, adicionalmente, la ruptura de las fronteras tradicionales entre Dere-
cho privado y Derecho público.
Naturalmente, la valoración de estas perspectivas de desarrollo del
Derecho intervencionista debería completarse con el estudio de la fase
posterior de implementación o gestión pública, lo que queda fuera del
objetivo de esta Ponencia.
Un segundo factor de transformación del Derecho, situable ya en
una fase lógica de Derecho posintervencionista, sería la tendencia a la
«procesualización» del sistema jurídico: ahora bien, en este caso nos

286
Desarrollo y transformaciones jurídicas del Estado social

enfrentamos con dos problemas previos. En primer lugar, la propia


imprecisión teórica del fenómeno que, más que en una fase de Estado
social avanzado, nos situaría en un plano lógico de «Estado democrático
avanzado» (si es que son instancias separables), implicando una cierta
restricción de las funciones instrumentales y finalistas de la estructura
jurídica, para pasar a otorgar un mayor dinamismo al propio sistema
social, lo que determina una cierta autorrestricción funcional del Dere-
cho, que pasaría a cumplir sus funciones «originarias» (más propias de
un teórico modelo «liberal») de determinación de las reglas del juego, y
de implementación de los cauces participativos dentro del sistema, sin
entrar en la determinación de los valores o contenidos finales del mis-
mo. En segundo lugar, el problema de que, en su caso, esta tendencia
evolutiva afectaría a todas las esferas del sistema jurídico, y no
a su espacio periférico: incluso podría afirmarse provisionalmente que
se trata de una instancia doctrinal más próxima a las pautas de transfor-
mación del propio Derecho constitucional y de la esfera judicial.
Sería igualmente difícil, y probablemente incorrecto, defender una
suerte de «división vertical», siguiendo este criterio, que incrementaría
los elementos macroprocesuales en el diseño de la legislación estatal,
frente a la impronta «reglamentista» del Derecho autonómico: desde el
riesgo de las leyes de bases superdetalladas por parte de las Cortes, has-
ta la elaboración de leyes-programa o leyes de carácter declarativo por
parte de los Parlamentos autónomos (por ejemplo, la legislación sobre
consumidores y usuarios), la impresión provisional parece ser más bien
la inexistencia de un criterio de clasificación estable en este punto.
Lo que no nos impide ciertamente reconocer elementos novedosos
positivos en esta tendencia: así, el fenómeno de la mayor proximidad
inmediata entre sistema jurídico y realidad social, vinculado al tenden-
cial objetivo finalista de la configuración del espacio social inmediato
—territorialmente delimitado—, tendería lógicamente a neutralizar los
riesgos, señalados por Habermas, de un Derecho intervencionista ins-
trumental cuya eficacia final debería conquistarse a costa de destruir
los traditional patterns of social Ufe. Aunque, naturalmente, la eventuali-
dad de un posible legislador autonómico «aprendiz de brujo» no quede
absolutamente excluida. En segundo lugar, la mayor proximidad inter-
comunicativa entre sistema social y sistema jurídico, unido a la presen-
cia de competencias no excluyentes, permitiría encontrar en las fórmu-
las procesualistas intentos equilibrados de vertebración social capaces
de asegurar una learning capacity a los distintos elementos del sistema
autonómico.
En definitiva, situándonos pues en la esfera estricta del Derecho
intervencionista autonómico, y en el marco de una visión posibilista, la
concreción de este fenómeno de procesualización del Derecho se situa-
ría más bien en los fenómenos de «socialización» de las instancias insti-
tucionales diseñadas en el mismo, configurándose pues, más bien,
como un elemento accesorio a las prácticas del institutiomal design, e
implicando la generalización de instancias o mecanismos de represen-
tación ad hoc en los distintos aparatos institucionales semiautónomos
287
Antonio J. Porras Nadales

diseñados en el mismo: lo que nos remite igualmente al problema final


de la valoración de su eficacia a partir de la posterior implementación
de ese Derecho. ,
En resumen, las posibilidades de evolución del Derecho intervencio-
nista autonómico, como Derecho periférico del Estado, responden a su
posición como franja estratégica del ordenamiento, situada probable-
mente en la máxima órbita de tensión intercomunicativa con el tejido
social, a la vez que relativamente separada del principio de jerarquía.
De acuerdo con algunos de los paradigmas teóricos más conocidos
en la visión de la crisis del Estado Social de Derecho, su evolución pre-
senta, en principio, perspectivas evolutivas razonables: conforme al
principio habermasiano de la crisis de legitimación del Estado del capi-
talismo tardío, es razonable esperar, en su proceso de creación, una
más activa presencia de la sociedad organizada; conforme a las conse-
cuencias deducidas del postulado de la crisis de reflexión del sistema
estatal central, de acuerdo con Luhmann, el diseño de esferas institucio-
nales periféricas destinadas a absorber mayores espacios competencia-
Íes con capacidad de respuesta frente a la sobrecarga de demandas,
constituye igualmente un tipo de evolución coherente: su adaptación a
la complejidad del sistema derivaría igualmente de su propia posición
basada en los principios de diversidad y proximidad espacial; finalmen-
te, y en el contexto del mecanismo de la crisis fiscal del Estado
(O'Connor), cabe su posible valoración como instrumento tendente a
sobrecargar el desajuste financiero del sistema, pero también igualmen-
te sugeriría posibilidades de desarrollo de nexos intercomunicativos con
el sistema financiero privado, actuando como un vehículo liberador de
la sobrecarga prestacional del Estado intervencionista.
Naturalmente, entre estas alternativas teóricas y la posibilidad de
reproducir en vía normativa una insuficiente percepción de la crisis del
sistema, los caminos de la realidad pueden ofrecer respuestas ambiva-
lentes y contradictorias; en último caso, debería ser la posición de la
Comunidad Autónoma frente al propio contexto social, el mecanismo
que asegurara en su caso la mejor adecuación de su propio Derecho a
esa compleja realidad social: sobre todo teniendo en cuenta el eventual
reforzamiento en vía procesual de la capacidad de respuesta del sistema
social autonómico frente a las decisiones de los poderes públicos.

CONSIDERACIONES FINALES
Como es lógico, las perspectivas de evolución o transformación
jurídica del Estado social intervencionista, analizadas desde la esfera
autonómica, configurarían solamente un estrato parcial o limitado de
comprensión de un fenómeno mucho más general, cuyas dimensiones
específicas en un plano analítico suficientemente fundamentado pre-
sentan, por ahora, numerosas lagunas y espacios inexplorados.
Sin embargo, la conciencia de la complejidad de la tarea pendiente
no debe llevarnos al fácil recurso del reduccionismo metodológico, en
288
Desarrollo y transformaciones jurídicas del Estado social

la inútil pretensión de construir modelos dotados de una lógica noble


prescindiendo del mundo realmente existente: que la configuración del
modelo jurídico del Derecho «autónomo» (en la fase anterior al desenca-
denamiento de las contradicciones del Welfare State) conducía a un
paradigma de racionalidad completa, es algo tan evidente como la pro-
pia dimensión histórica de tal modelo.
La realidad presente ofrece, por el contrario, tareas mucho más
«sucias» al jurista que pretenda enfrentarse con el entresijo de procesos
intercomunicativos, desajustes sistémicos y complejidad creciente del
Estado social avanzado. Desde la penetración de los intereses sociales
organizados en la esfera de decisión legislativa del Derecho intervencio-
nista, hasta los propios efectos de desajuste colonizador que el sistema
político puede operar sobre el mismo, pasando lógicamente por el desi-
gual control de la eficacia final de las decisiones normativas, las pers-
pectivas investigadoras ofrecen una ancha y ardua tarea en la compren-
sión del presente y del futuro inmediato.
No se trata, naturalmente, de ensayar saltos en el vacío: precisamen-
te si hay algo que unifique, por encima de la fragmentación, al Estado
social avanzado, ese algo es el circuito de control unificado de la instan-
cia judicial-constitucional. De ahí la hipótesis del llamado «constitucio-
nalismo metodológico» como marco de encuadramiento a partir del
cual ensayar con éxito un intento de comprensión actualizada de las
perspectivas de evolución del Estado social y democrático de Derecho.
Cuáles sean las transformaciones que esta nueva realidad pueda operar
dentro de la propia esfera del Derecho Constitucional constituiría,
obviamente, una instancia posterior de análisis. Mientras tanto, sin
embargo, las hipótesis del Estado posintervencionista y las tendencias a
la «procesualización» del Derecho características de un Estado regulati-
vo, parecen intensificar la urgencia de un análisis jurídico actualizado
de esta realidad en transformación.

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Antonio J. Porras Nadales

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Desarrollo y transformaciones jurídicas del Estado social

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291
IV. DOCUMENTACIÓN*

* La información sobre Legislación, Actividad Parlamentaria, Tribunal Constitu-


cional ha sido elaborada por la Sección de Documentación Científica del CEC,
cuyos trabajos coordina José Manuel Cañedo Lorenzo.
El Boletín de Sumarios ha sido preparado por Ricardo Banzo, Técnico de la
Biblioteca del CEC.
La información bibliográfica ha sido elaborada por Nina Sánchez y Guiomar
Arias, Técnicos de la Biblioteca del CEC.
BOLETÍN DE SUMARIOS

RELACIÓN DE PUBLICACIONES

ACTUALIDAD ADMINISTRATIVA BOLETIM DA FACULDADE DE


ACTUALITE JURIDIQUE, L (AJDA) DIREITO
ACTUALITE LEGISLATIVE DALLOZ BOLETÍN DEL ILUSTRE COLEGIO
AMERICAN JOURNAL OF SOCIO- DE ABOGADOS DE MADRID
LOGY (AJS) CADMOS
AMERICAN JOURNAL OF POLITI- CAHIERS DE SOCIOLOGIE ECO-
CAL SCIENCE NOMIQUE ET CULTURELLE
AMERICAN POLITICAL SCIENCE CAHIERS FRANCAIS, LES
REVIEW CALIFORNIA MANAGEMENT RE-
AMMINISTRAZIONE ITALIANA, L VIEW
ANNALES DE L'UNIVERSITE DES CANADIAN JOURNAL OF POLITI-
SCIENCES SOCIALES DE TOU- CAL SCIENCE
LOUSE CIENCIAS SOCIALES
ANNALS OF THE AMERICAN CIVITAS. REVISTA ESPAÑOLA DE
ACADEMY OF POLITICAL AND DERECHO DEL TRABAJO
SOCIAL SCIENCE, THE COLUMBIA LAW REVIEW
ANTHROPOLOGICAL FORUM COMENTARY
ARBOR COMPARATIVE POLITICAL STU-
AUSSEN POLITIK DIES
AVENC, L COMTEMPORARY CRISES
BERKELEY JOURNAL OF SOCIO- CRITICA MARXISTA
LOGY CRITICA SOCIOLÓGICA
BLATTER FUR DEUTSCHE UND CUADERNOS SALMANTINOS DE
INTERNATIONALE POLITIK FILOSOFÍA

* La petición de fotocopias de artículos de revistas puede hacerse personalmente


o por correo.
Para compensar los gastos de material y envío se han establecido unas tarifas que
se percibirán en metálico, si las fotocopias se recogen personalmente, o en sellos de
correos si dichas fotocopias han de enviarse a los usuarios; las tarifas son de 6 pese-
tas por fotocopia en el primer supuesto y de 8 pesetas en el segundo.
Los pedidos deben dirigirse a: Centro de Estudios Constitucionales. BIBLIOTE-
CA. Plaza de la Marina Española, 9. 28013 Madrid.
Revista del Centro de Estudios Constitucionales 295
Núm. 4. Scpiiembre-dicicmbre 1989
Documentación

CUENTA Y RAZÓN INTERNATIONAL STUDIES QUAR


DAEDALUS TERLY
DEBATS INTERNATIONALE SPECTATOR
DEMOCRAZIA E DIRITTO INTER-PARLIAMENTARY BULLE-
DEMOKRATIE UND RECHT TIN
DESARROLLO Y SOCIEDAD INTERSEZIONI. RIVISTA DI STO-
DIRITTO DEL LAVORO, IL RIA DELLE IDEE
DIRITTO E SOCIETA JAHRBUCH INTERNATIONALE
DISCOURSE POLITIK UND WIRTSCHAFT
DISSENT JOURNAL OF COMMON MARKET
DOCUMENTS STUDIES
DROITS. REVUE FRANCAISE DE JOURNAL OF PALESTINE STUDIES
THEORIE JURIDIQUE JOURNAL OF POLICY ANALYSIS
ECONOMÍA E SOCIOLOGÍA AND MANAGEMENT
EINHEIT JOURNAL OF POLITICS, THE
ELECTORAL STUDIES JOURNAL OF PUBLIC POLICY
ESTUDIOS DE DERECHO JOURNAL OF THE HISTORY OF
ESTUDIOS DE HISTORIA SOCIAL IDEAS
ESTUDIOS INTERNACIONALES JOURNAL OF THEORETICAL POLI-
ETUDES INTERNATIONALES
EUROPA ARCHIV TICS
EUROPAISCHE GRUNDRECHTE JURISTEN ZEITUNG
ZEITSCHRIFT JUS. Jurisliche Schulung
EUROPARECHT KOLNER ZEITSCHRIFT FÜR SO-
EUROPEAN JOURNAL OF POLITI- ZIOLOGIE UND SOZIALPSYCHO-
LOGIE
CAL RESEARCH KRITISCHE JUSTIZ
EUROPEAN LAW REVIEW
FILOSOFÍA LAVAL THÉOLOGIQUE ET PHILO-
FOREIGN AFFAIRS SOPHIQUE
FORO AMMINISTRATIVO, IL LAW AND CONTEMPORARY PRO-
GACETA JURÍDICA DE LA C.E.E. BLEMS
GIURISPRUDENZA COSTITUZIO- LAW AND PHILOSOPHY
LAW AND POLICY
NALE LAW QUARTERLY REVIEW, THE
HARVARD CIVIL RIGHTS LEGAL ISSUES OF EUROPEAN
HARVARD INTERNATIONAL LAW INTEGRATION
JOURNAL LEGAL STUDIES
HARVARD JOURNAL ON LEGISLA-
TION LEGISLATIVE STUDIES QUAR-
HARVARD LAW REVIEW TERLY
HISPANIC AMERICAN HISTORI- LEVIATAN
CAL REVIEW, THE LEVIATHAN
HISTORISCHE ZEITSCHRIFT MATERIALI PER UNA STORIA
HISTORY OF POLITICAL DELLA CULTURA GIURIDICA
THOUGHT MEZZOGIORNO D'EUROPA
INFORMATIONS SOCIALES MICHIGAN LAW REVIEW
INTERNASJONAL POLITIK MICROMEGA
INTERNATIONAL AND COMPA- MIDDLE EAST JOURNAL, THE
RATIVE LAW QUARTERLY MINNESOTA LAW REVIEW
INTERNATIONAL AFFAIRS MODERN LAW REVIEW, THE
INTERNATIONAL POLITICAL MULINO, IL
SCIENCE REVIEW NEBRASKA LAW REVIEW
INTERNATIONAL REVIEW OF NEUE GESSELSCHAFT, DIE
SOCIAL HISTORY NEUE JURISTISCHE WOCHENS-
INTERNATIONAL SOCIAL SCIEN- CHRIFT
CE JOURNAL NEW GERMÁN CRITIQUE
INTERNATIONAL SPECTATOR, NEW YORK UNIVERSITY LAW
THE REVIEW
296
Boletín de Sumarios

NORTH CAROLINA LAW REV1EW RECUEIL DALLOZ SIREY


NUOVA RASSEGNA REGIONE E GOVERNO LÓCALE
OPCIONES REGIONI, LE
ORBIS REVIEW
ORIENT REVIEW OF POLITICS, THE
OSTERREICHISCHE ZEITSCH- REVISTA BRASILEIRA DE ESTU-
RIFT FÜR OFFENTLICHES DOS POLÍTICOS
RECHT UND VÓLKERRECHT REVISTA CHILENA DE DERECHO
OSTERREICHISCHE ZEITSCH- REVISTA CRITICA DE DERECHO
RIFT FÜR POLITIKWISSENS- INMOBILIARIO
CHAFT REVISTA DA ADMINISTRACAO
PAPELES DE ECONOMÍA ESPA- PUBLICA
ÑOLA REVISTA DE ADMINISTRACIÓN
PARLAMENTARÍAN, THE PUBLICA
PARLIAMENTARY AFFAIRS REVISTA DE CIENCIA POLÍTICA
PARLIAMENTARY JOURNAL (Chile)
PENSAMIENTO. REVISTA DE IN- REVISTA DE CIENCIA POLÍTICA
VESTIGACIÓN E INFORMACIÓN (Río)
FILOSÓFICA REVISTA DE CIENCIAS SOCIAIS
PENSAMIENTO IBEROAMERICA- REVISTA DE DERECHO MERCAN-
NO TIL
PERSONA Y DERECHO REVISTA DE DERECHO PROCE-
PHYLOSOPHY AND PUBLIC AF- SAL
FAIRS REVISTA DE DERECHO PUBLICO
PODER JUDICIAL (Caracas)
POLÍTICA DEL DIRITTO REVISTA DE DERECHO PUBLICO
POLÍTICA TIDSSKRIFT FOR POLI- (Madrid)
TISK VIDENSKAB REVISTA DE DERECHO PUERTO-
POL1TICKA MISAO RRIQUEÑO
POLITICAL QUARTERLY, THE REVISTA DE DERECHO URBANÍS-
POLITICAL SCIENCE TICO
POLITICAL SCIENCE QUARTERLY REVISTA DE DIREITO ADMINIS-
POLITICAL STUDIES TRATIVO
POLITICAL THEORY REVISTA DE ESTUDIOS DE LA
POLITICS & SOCIETY ADMINISTRACIÓN LOCAL Y
POLÍTICO, IL AUTONÓMICA
POLITIQUE ETRANGERE REVISTA DE ESTUDIOS E INVES-
POLITISCHE MEINUNG, DIE TIGACIÓN DE LAS COMUNIDA-
POLITISCHE STUDIEN DES EUROPEAS
POLITISCHE VIERTELJAHRESS- REVISTA DE ESTUDIOS EURO-
CHRIFT PEOS
POUVOIRS REVISTA DE ESTUDIOS POLÍTI-
PREVIDENZA, CULTURE POLITI- COS
CHE, STRUTTURE REVISTA DE HISTORIA ECONÓMI-
PREVIDENZA SOCIALE CA E SOCIAL
PROBLEMES POLITIQUES ET REVISTA DE INSTITUCIONES
SOCIAUX EUROPEAS
PROBLEMS OF COMMUNISM REVISTA DE SEGURIDAD SOCIAL
PROJET REVISTA DE TRABAJO
PS. POLITICAL SCIENCE & POLI- REVISTA DE TREBALL
REVISTA DEL CENTRO DE ESTU-
TICS DIOS CONSTITUCIONALES
PUBLIC ADMINISTRARON REVISTA DEL FORO CANARIO
PUBLIC LAW REVISTA DEL INSTITUTO DE
QUADERNI COSTITUCIONALI ESTUDIOS ECONÓMICOS
QUESTIONE GIUSTIZIA REVISTA DE LA C.E.P.A.L.
RAZÓN ESPAÑOLA REVISTA DE LA FACULTAD DE

297
Documentación

CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTI- RIVISTA INTERNAZIONALE DI


CAS FILOSOFÍA DEL DIRITTO
REVISTA DE LA FACULTAD DE RIVISTA INTERNAZIONALE DI
DERECHO DE LA UNIVERSIDAD SCIENZE SOCIALI
COMPLUTENSE RIVISTA ITALIANA DI SCIENZA
REVISTA DE LAS CORTES GENE- POLÍTICA
RALES RIVISTA TRIMESTRALE DI DIRJT-
REVISTA GENERAL DE DERECHO TO PUBBLICO
REVISTA GENERAL DE LEGISLA- SALISBURY REVIEW. THE
CIÓN Y JURISPRUDENCIA SÍNTESIS
REVISTA ESPAÑOLA DE DERE- SISTEMA
CHO CONSTITUCIONAL SOCIAL POLICY
REVISTA ESPAÑOLA DE INVESTI- SOCIALIST REGISTER
GACIONES SOCIOLÓGICAS SOCIOLOGÍA. RIVISTA DI SCIEN-
REVISTA INTERNACIONAL DE ZE SOCIALI
CIENCIAS ADMINISTRATIVAS SOCIOLOGY
REVISTA INTERNACIONAL DE SO- SOUTHERN CALIFORNIA LAW
CIOLOGÍA REVIEW
REVISTA INTERNACIONAL DEL SOVIET STUDIES
TRABAJO STAAT, DER
REVISTA JURÍDICA STAAT UND RECHT
REVISTA JURÍDICA DE CATALU- STATO E MERCATO
NYA STORIA CONTEMPORÁNEA
REVISTA VALENCIANA D'ESTUDIS STUDIA DIPLOMÁTICA
AUTONOMICS
REVISTA VASCA DE ADMINISTRA- TAULA
CIÓN PUBLICA TELOS
TERRORISM
REVUE ADMINISTRATIVE, LA
REVUE DES SCIENCES MORALES THEORIA. REVISTA DE TEORÍA Y
& POLITIOUES FUNDAMENTOS DE LA CIENCIA
THEORY AND SOCIETY
REVUE D'INTEGRATION EURO- THEORY, CULTURE & SOCIETY
PEENNE THOUGHT
REVUE DU DROIT PUBLIC... TIEMPO DE PAZ
REVUE DU MARCHE COMMUN
REVUE FRANCAISE D'ADMINIS- VERWALTUNG, DIE
TRATION PUBLIQUE WASHINGTON LAW REVIEW
REVUE FRANCAISE DE DROIT WEST EUROPEAN POLITICS
ADMINISTRATIF YALE LAW JOURNAL. THE
REVUE FRANCAISE DE SCIENCE ZEITSCHRIF FÜR AUSLANDIS-
POLITIQUE CHES ÓFFENTLICHES RECHTS
REVUE POLITIQUE ET PARLE- UND VOLKERRECHT
MENTAIRE ZEITSCHRIFT FÜR PARLAMENTS-
REVUE INTERNATIONALE DE FRAGEN
DROIT COMPARE ZEITSCHRIFT FÜR KULTURAUS-
REVUE TRIMESTRIELLE DE TAUSCH
DROIT EUROPEEN ZEITSCHRIFT FÜR RECHTSPOLI-
RIVISTA DI FILOSOFÍA NEO- TIK
SCOLASTICA ZEITSCHRIFT FÜR SCHWEIZE-
RIVISTA DI STUDI CORPORATIVI RISCHES RECHT
RIVISTA DI STUDI POLITICI ZEITSCHRIFT FÜR SOZIOLOGIE
INTERNAZIONALI ZONA ABIERTA

298
Boletín de Sumarios

ACTUALIDAD ADMINISTRATIVA
Madrid. 1989. N.° 17
DOCTRINA
«El proyecto de Ley de Organización, Procedimiento y Régimen Jurí-
dico de la Administración de la Generalidad de Cataluña. Algunas
reflexiones de urgencia». M. Martínez Bargueño 989
1989. N.° 18
DOCTRINA
«Relaciones interadministrativas y de conflicto en la Ley Básica de
Régimen Local (I)». L. Parejo Alfonso : 1053
1989. N.° 19
DOCTRINA
«Relaciones interadministrativas y de conflicto en la Ley Básica de
Régimen Local (II)». L. Parejo Alfonso 1101
1989. N.° 20
DOCTRINA
«Objeto y sujeto en el IEPPF. Algunas reflexiones en torno a la capa-
cidad económica gravada, el sujeto pasivo y el concepto de patri-
monio utilizado en este impuesto». A. Agullo Agüero 1101
1989. N.° 21
DOCTRINA
«Las fusiones de Empresas y los Impuestos Indirectos». R. Miñarro
Montoya 1201
1989. N.° 22
DOCTRINA
«Igualdad, Entropía y Peresiroika». F. González Navarro 1257
1989. N.° 23
DOCTRINA
«Competencia por sustitución y competencia por subrogación».
A- Martín del Burgo y Marchan 1313
1989. N.° 24
DOCTRINA
«La intervención administrativa en el transporte por carretera. Autori-
zaciones y concesiones (I)». V. Ortega López 1377
1989. N.° 25
DOCTRINA
«La intervención administrativa en el transpone por carretera. Autori-
zaciones y concesiones (y II)». V. Ortega López 1445

299
Documentación

1989. N.° 26
DOCTRINA
«El Gobernador Civil, figura polémica». J. I. Sarmiento Larrauri 1517

1989. N.° 27
DOCTRINA
«La suspensión del acto recurrido en la Ley de Protección Jurisdiccio-
nal de los derechos fundamentales de la persona». J. J. González
Rivas 1581

1989. N.° 28
DOCTRINA
«Una alternativa a determinadas fusiones de entidades de seguros: las
agrupaciones de empresas de seguros». L. M. Almajano Pablos 657

1989. N.° 29
DOCTRINA
«La ejecución subsidiaria y la entrada en el domicilio o lugar sujeto a
autorización del titular». L. Chacón Ortega 1721

1989. N.° 30
DOCTRINA
«La difícil transformación del Derecho de Aguas en Canarias (I)».
F. Rodríguez-Arana 1785

1989. N.° 31
DOCTRINA
«La difícil transformación del Derecho de Aguas en Canarias (II)».
J. F. Rodríguez-Arana 1853

1989. N.° 32
DOCTRINA
«La difícil transformación del Derecho de Aguas en Canarias (III)».
J. F. Rodríguez-Arana ' 1917

ACTUALITE JURIDIQUE, L1. DROIT ADMINISTRATIF


(AJDA)
París. 1989. N.° 5
DOCTRINE
ETUDES
«L'assurance de protection juridique au service des commuñes», par
Berard Cerveau, et Philippe Julien Salnt-Amand 283
CHRONIQUES
«Le droit communautaire en 1988 (2r partie)», par Thierry Debard, et
Christiane Alibert 290
300
Boletín de Sumarios

«Chronique genérale de jurisprudence administrative francaise: actes


législatifs el administralifs, éleclions, marches el contrats, proce-
dure, santé», par Edmond Honorat et Erlc Baptíste 308
JURISPRUDENCE
CONCLUSIONS ET NOTES
«Les pouvoirs el les devoirs du juge en matiére de prétentions indem-
nitaires du requérani», concl. Serge Daél 327
«Les conditions de recouvremenl par les hópitaux publics des frais
d'hospiialisation á l'encontre des parents el alliés du malade»,
concl. Jacques Arrighi de Casanova 332
«Les limites inherentes á la procédure d'amendement parlementaire
des projets de loi», note Patrick Wachsmann 323

1989. N.° 6
DOCTRINE
ETUDES
«Le statut de la France "périphérique"», par Jean-Francois Auby 347
«La lutte contre la fraude électorale: la loi du 30 décembre 1988», par
Maurice-Pierre Roy 355
CHRONIQUES.
Chronique de léglslatíon: fonctíon publique
«Modification du statut general des fonctionnaires. Modernisation de
l'admimstration», par Serge Salón et Jean-Charles Savignac 365
«Modernisation et "spécialistes", le cas du ministére de l'Équipe-
ment», par Pierre Letourneur 375
VARIETÉS
«Remontées mécaniques: les nouvelles modalités du conventionne-
ment», par Claude Devés 379
«Les avantages financiers consentís aux fonctionnaires en service
dasn les départements d'outre-mer», par Henri Louls-Sidney 381
LEGISLATION
«Repéres» 383
JURISPRUDENCE
CONCLUSIONS ET NOTES
«La non-applicabilité aux foctionnaires de l'État mis á la disposition
des collectivités territoriales des dispositions de la loi du 26 janvier
1984 relative aux compléments de rémunérations», concl. Daniel
Lévis 393
«Les modalités d'élection des membres des commissions syndicales
des sections de communes», note Georges-Danlel Marillia 385
«Le principe de légalité et son extensión sous l'effet des directives
européennes», note Olivier Fouquet 387
«L'illégalité d'une clause compromissoire dans un marché de travaux
soumis au droit publie», note lean Defau 391

1989. N.° 7-8


DOCTRINE
ETUDES
«Réflexions sur les outils juridiques de 1'aménagement en Ile-de-Fran-
ce», par Pierre-Alain 411

301
Documentación
«La coordinatio des aides nationales et communautaires au dévelop-
pement regional», par Jean-Louis Clergeiie 416
«Chronique genérale de jurisprudence administrative francaise: actes
législatifs et administratifs, compélence, compiabilité publique,
marches et contrats», par Edmona Honorat et Eric Baptíste 424
«Chronique d'information bibliographique», par André Baldous,
Albert Lanza et Jean-Paul Négrin 442
VARIETÉS
«Maítre d'ouvrage et sous-traitant dans le marches publics: compéten-
ce du juge des referes», par Jean-Paul Gilll 458
LEGISLATION
«Repéres» 462
JURISPRUDENCE
CONCLUSIONS ET NOTES
«Fondement et étendue de la responsabilité d'une personne publique
á l'égard de tiers par rapport á des engagements contractuels»,
concl. Bernard Stlrn 472
«L'obligation de respecter le secret du vote pour l'élection du prési-
dent du conseil regional», note Patrick Gérard 464
«La soumission des personnes publiques au droit de la concurrence:
conditions et limites», note Michel Bazex 467

ACTUALITE LEGISLATIVE DALLOZ


París. 1989. N.° 8
COMMENTAIRE LEGISLATIF
«L'actualité législative en matiére d'aide judiciaire», par Paul Laroche
de Roussane 73

1989. N.° 9
COMMENTAIRE LEGISLATIF
«La loi n.° 88-1201 du 23 décembre 1988 relative aux organismes de
placement collectif en valeurs mobiliéres et ponant création des
ronds communs de créances», par Chrlstophe Giraud 83

1989. N.° 10
COMMENTAIRE LEGISLATIF
«La loi du 20 décembre 1988: loi visaní á proteger les individus ou loi
organisant les expérimentations sur l'homme?», par Domlnlque
Thouvenin 89

1989. N.° 11
COMMENTAIRE LEGISLATIF
«La loi du 20 décembre 1988: loi visant á proteger les individus ou loi
organisant les expérimentations sur l'homme?», par Domlnlque
Thouvenin 105

302
Boletín de Sumarios

1989. N.° 12
COMMENTAIRE LEGISLATIF
«La loi du 20 décembre 1988: loi visara á proteger les individus ou loi
organisaní les expérimeniations sur l'homme?», par Dominique
Thouvenln 117

1989. N.° 14
COMMENTAIRE LEGISLATIF
«L'instilution du revenu mínimum d'insertion (loi n.° 88-1088
I." décembre 1988)», par Xavier Prétot 135

AMERICAN JOURNAL OF SOCIOLOGY (AJS)


The University of Chicago. Chicago. 1989. Vol. 94. N.° 4
•<The Normative Foundations of Emancipatory Theory: Evolutionary
versus Pragmatic Perspectives». Robert J. Antonio 721
«Interlocks, PACs, and Corporate Conservaiism». Dan Clawson and
Alan Neustadtl 749
«Community Structure and Crimc: Tesling Social-Disorganizalion
Theory». Robert J. Sampson and W. Byron Groves 774
«Age and the Distribution of Crime». Darrell J. Steffensmeier, Emille
Andersen Alian, Miles D. Harer, and Cathy Streifel 803
«Polygynous Fertility: Sexual Competition versus Progeny». Douglas
L. Anderton and Rebecca Jean Emigh 832
COMENTARY AND DEBATE
«Structural Barriers and Normative Constraints in Medical School
and Premed: Comment on Colé and Fiorentine». Edward Gross .... 856
«The Confusión of Outcomes with Process: Reply to Gross». Robert
Fiorentine and Stephen Colé 860
REVIEW ESSAY
«The Alcoholic Self and Its Social Circles». David R. Maines 864
1989. Vol. 94. N.° 6
"From Peaceful Proles! lo Guerrilla War: Micromobilization of the
Provisional Irish Republican Army». Robert W.White 1277
«Labor Unrest, immigration, and Etnnic Conflict in Urban America,
1880-1914». Susan Olzak 1303
«From High School lo Work: Market and Institutional Mechanisms
in Japan». James E. Rosenbaum and Takehiko Kariya 1334
«Travel as Performed Art». Judith Adler 1366
«Punishment Power: A Balancing Process in Power-Dependence
Relaiions». Linda D. Molm 1392
COMENTARY AND DEBATE
«Corporate Taxation and Corporate Economic Power: Testing Class-
Powerand Business-Confidence Models». Dermis P. Quinn 1419
«Conceptual and Methodological Errors in Models of Political
Economy: Reply to Quinn». David Jacobs 1427

303
Documentación

1989. Vol. 95 N.° 1


«Media Discourse and Public Opinión on Nuclear Power: A Construc-
tionist Approach». Willlam A. Gamson and And re Modilgiani 1
«Structure after 50 Years: The Anatomy of a Chartep>. Charles Camic . 38
«Fathers' Ages and the Social Stratification of Sons». Robert D. Mare
and Meei-Shenn Tzeng 108
«Self-Perceptions of Blanck Americans: Self-Esteem and Personal
Efficacy». Michael Hughes and David H. Demo 132
«Long-Term Trends in Occupational Segregation by Sex». Jerry
A. Jacobs 160
COMMENTARY AND DEBATE
«Región and Violent Attitudes Reconsidered: Comment of Dixon and
Lizoite». Christopher G. Elllson and Patricia L. McCall 174
«On Cultural Explanations of Southern Homicide: Comment on
Dixon and Lizotte». Jay Carizine ánd Lin Huff-Corzine 178
«The Burden of Proof: Southern Subculture-of-Violence Explanations
of Gun Ownership and Homicide». Jo Dixon and Alan J. Lizotte .... 182
«Comment on Varenne's Review of Middle American Individualism:
The Future of Liberal Democracy». Herbert J. Gans 188

AMERICAN JOURNAL OF POLITICAL SCIENCE


University of Texas. 1989. Vol. 32. N.° 4
ARTICLES
«Universalism and the Parties in ihe U.S. House of Representatives,
1921-80». Melissa P. Collle 865
«Salvation for the Spendthrift Incumbent: Reestimating the Effects of
Campaign Spending in House Elections». Dónala Philip. Green
and Jonathan S. Krasno 884
«Survey Research and Membership in Voluntary Associalions». Frank
R. Baumgartner and Jack L. Walker 908
«Assessing the Representativeness of Electorates in Presidential
Primaries». John G. Geer 929
«The Illusion of Judicial Consensus Revisited: Partisan Conflict on an
Intermediate State Court of Appeals». Philip L. Dubois 946
«Sophisticated Reaction in the U. S.-Soviet Arms Race: Evidence of
Rational Expectations». John T. Williams and Michael D. McGin-
nis 968
«Measuring Change in Party Identification in an Election Campaign».
Dee Allsop and Herbert F. Weisberg 996
«Fuzzy Set Tneory and U.S. Arms Transfers: Modeling the Decision-
Making Process». Gregory S. Sanjuan 1018
«Press Secretarles and Media Strategies in the House of Representati-
ves: Deciding Whom to Pursue». Timothy E. Cook 1047
«Gender Cleavages and the Resolution of Local Policy Issues». Paul
Schumaker and Nancy Elizabeth Burns 1070
«The President's Public». Charles W. Ostrom, Jr. and Dennis
M. Simón 1096
«The Political Economy of Government Domestic Expenditure in the
Affluent Democracies, 1960-80». Duane H. Swank 1120
WORKSHOP
«The Analysis of Committee Power: An Application to Senate Voting
on the Mínimum Wage». Keith Krehbiel and Douglas Rivers 1151
304
Boletín de Sumarios

REVIEW ESSAYS
«The History of Political Science». James Farr 1175

1989. Vol. 33. N.° 1


ARTICLES
«PACs and the Congressional Supermarket: The Currency Is
Complex». Janet M. Grenzke 1
«Equilibrium Outcomes in Two-Stagc Amendment Proccdures».
Jeffrey S. Banks 25
«An Excepted Pany Vote: New Data for an Oíd Concept». John
UPetrorik 44
«Pany Dynamics in the 1980s: Change in County Party Organizational
Strenght, 1980-1984». James L. Gibson, John P. Frendreis and
Laura L. Vertz 67
«A Contení Analysis of Recent Soviet Party-Military Relations».
Hovvard E. Frost 91
«Unintended Consequences in Periods of Transition: Tocqueville's
Recollcctions Revisited». Saguiv A. Hadarl 136
«The Political Dynamics of Urban Voting Behavior». Joel Lieske 150
«Who You Know versus What You Know: The Uses of Government
Experience for Washington Lobbyists». Robert H. Salisbury and
Paul Johnson 175
«The Dynamics ofThird-Party Support: The British Liberáis, 1951-79».
Harold D. Clarke and Gary Zuk 196
«The Anatomy of a Gerrymander». John D. Cranor, Gary L. Crawley
and Raymond H. Scheele 222
«Partisan Representation and the Failure of Rcalignment in the
1980s». Patricia A. Hurley 240
«Which Incumbents Lose in House Elections: A Response to Jacob-
son's "The Margináis Never Vanished"». Monlca Bauer and John
RHibbing 262
«Analyzing Misinformation: Perceptions of Congressional Candidates'
Ideologies». Lynda W. Powell 272
WORKSHOP
«The Circulalion of Élites: A Revicw and Critique of a Class of
Models». Thomas W. Casstevens 294

1989. Vol. 33. N.° 2


ARTICLES
«Sources of Popular Support for Authoritarian Rcgimes». Barbara
Geddes and John Zaller , 319
«Finagle's Law and the Finagle Point, a New Solution Concepto for
Two-Candidate Competition in Spatial Voting Games without a
Core». A Wuffle, Scott L. Feld, Guillermo Owen and Bernard
Grofman 348
«On the Existence of a Political Monetary Cycle». Kevin B. Grier 376
«Rational Turnout: The Neglected Role of Groups». Carole J. Uhlaner . 390
«Is Negative Voting an Artifact?». Morris P. Florina and Kenneth
A.Shepsle... 423
«Issues and the Transmission of Partisanship». Robert C. Luskin,
John P. Mclver and Edward G. Carmines 440
«Asvmmetric Information and Legislative Rules with a Heterogeneous
Committee». Thomas W. Gilligan and Keith Krebiel 459

305
Documentación

«Economics and Politics in the 1984 American Prcsidential Eleclion».


Donald R. Kinder, Gordon S. Adams and Paul W. Gronke 491
«Explaining Cross-State Variation in Independent Identification».
Barbara Norrander ; 516
RESEARCH UPDATE
«Vice-Presidential Candidates and the Home State Advantage: Playing
Second Banana at Home and on the Road». Robert L. Dudley and
Ronald B. Rapoport 537

AMERICAN POLITICAL SCIENCE REVIEW


Washington. 1988. Vol. 82. N.° 4
ARTICLES
«Politics, Markets, and the Organization of Schools». John E. Chubb
& Terry M. Moe 1065
«The Political Economy of State Medicaid Policy». Charles J. Barri-
Ueaux & Mark E. Mlller 1089
«Organized Interests and Agenda Setting in the U.S. Supreme Court».
Gregory A. Caldelra & John R. Wrlght 1109
«Organizational Maintenancc and the Retention Decisión on Groups».
Lawrence S. Rothenberg 1129
«Mass Dynamics of U.S. Presidential Competitions, 1928-1936».
Courtney Brown 1153
«Class Compromisos in Industrial Democracies». Marick F. Masters
& John D. Robertson 1183
«The Renaissance of Political Culture». Ronald Inglehart 1203
«Condorcet's Theory of Voting». H. P. Young 1231
«History and Discipline in Political Science». John S. Dryzek & Step-
hen'T. Leonard 1245
«The Tyranny of Reason in the World of the Polis». Arlene W. Saxon-
house 1261
«Liberal Virtues». Wllllam A. Galston 1277
RESEARCH NOTES
«Upsetting National Priorities: The Reagan Administration's Budge-
tary Strategy». Mark S. Kamlet, David C. Mowery & Tsai-Tsu Su ... 1293
«Prcsidential Prenomination Preferences and Candidate Evaluations».
Patrick J. Kenney & Tom W. Rice 1309
«Simple Explanations of Turnout Decline». Carol A. Cassel & Robert
C. Luskin 1321
REVIEW ESSAY
«Skeptical Studies of Language, the Media, and Mass Culture».
Murray Edelman 1333

1989. Vol. 83. N.° 1


ARTICLES
«What Is "Right" in Hegel's "Philosophy of Right?"». Steven B.Smlth. 3
«Time and Power in África». Henry Bienen & Nicolás van de Walle .... 19
«Modeling the 1973 Soviet Decisión to Support Egypt». Philip
D. Stewart, Margaret G. Hermann, & Charles F. Hermann 35
«Crisis Stability in the Nuclear Age». Robert Powell 61
«The Abuse of Probability in Pofitical Analysis: The Robinson Crusoe
Fallacy». George Tsebelis 77
306
Boletín de Sumarios

«A Directional Theory of Issue Voting». George Rabinowitz & Stuart


Elaine Macdonald 93
«Foreign Affairs and Issue Voting: Do Presidential Candidates "Waltz
Before a Blind Audience?». John H. Aldrlch, John L. Sulllvan
& Eugene Borgida 123
«The Nature of Utility Functions in Mass Publics». Henry E. Brady
& Stephen Ansolabehere 143
«Blacks and Hispanics in Urban Politics». Kenneth R. Mladenka 165
«Distributive Politics and the Allocation of Federal Grants». Michael
J. Rlch 193
RESEARCH NOTES
«Closcncss, Expenditures, and Tumout in the 1982 U.S. House Elec-
tions». Gary W. Cox & Michael C. Munger 217
«Piety, Justice, and the Necessities of War: Thucydides' Delian Deba-
te». Cllfford Orwtn 233

1989. Vol. 83. N.° 2


ARTICLES
«Partisan Cycles in Congressional Elections and ihe Macroeconomy».
Alberto Alesina & Howard Rosenthal 373
«An Impression-driven Model of Candidate Evaluation». Milton
Lodge, Kathleen M. McGraw & Parick Stroh 399
«A Schema-based Approach to Modeling an African-American Racial
Belief Sysiem». Richard L. Alien, Michael C. Dawson & Ronald
Brown 421
«Life Span Civic Development and Voting Participation». John Strate,
Charles J. Parrish, Charles D. Eider & Coit Ford III 443
«Does Trade Slill Follow the Flag?». Brian M. Pollins 465
«Union Organization in Advanced Industrial Democracies». Michael
Wallersteln 481
«Nuclear Deterrence and the Strategy of Limited Retaliation». Robert
Powell 503
«The Political Economy of Military Spending in Israel». Alex Mintz
& Michael D. Ward 521
«Community, Integration, and Stability in Multinational Yugoslavia».
Steven L. Burg & Michael L. Berbaum 535
RESEARCH NOTES
«Ideological Valúes and the Votes of U.S. Supreme Court Justices».
Jeffrey A. Segal & Albert D. Cover 557
«Economic Conditions and the Presidential Vote». Robert S. Erikson . 567
CONTROVERSY
«Land Inequality and Political Violence». Edward N. Muller, Mitchell
A. Sellgson, Hung-der Fu & Manus I. Midlarsky 577

AMMINISTRAZIONE ITALIANA, L'


Empoli. 1989. Vol. XLIV. N.° 4
«... sine icta». A. R 563
«II disegno di legge cornice 28 giugno 1988 (Alto Camera n. 2924)
suH'Ordinamento delle Autonomie locali: il passaggio dalla conce-
zione autarchica deH'Amministrazione lócale al riconoscimento
della centralita delle funzioni riconosciute ai Comuni ed alie
307
Documentación

Province in un riformaio sistema delle autonomie» (Prima Parle).


A Massa 571
«Atli ablativi in genérale e problemi in maieria di indennitá di espro-
priazione» (Terza Parle). A. e A. Crapanzano 582
«Sul finanziamento degli incarichi di progeliaizone delle opere
pubbliche». G. Federeci 591
"L'auo amministrativo Ira perfezione ed efficaci». A. Lo Mastro 597

1989. Vol. XLIV. N.° 5


«Mínimo sforzo». A. R 723
«II disegno di legge cornice 28 giugno 1988 (Ano Camera n. 2924)
sull'Ordinamento delle Autonomie locali: il passaggio dalla conce-
zióne autarchica deH'Amministrazione lócale al riconoscimento
della centralita delle funzioni riconosciute ai Comuni ed alie
Province in un riformato sistema delle autonomie» (Seconda Par-
te). A. Massa 731
«Qualifica funzionale e dirigen/jale negli Enli locali - D. P. R. n. 347/
83 - Problemi e prospettive» (Prima Parte). G. Rlzzo 742
«Dipendenti statali e degli enti locali: sanzione disciplinare della desti-
tuzione di diritto ed una pronuncia della Corle costituzionale
dichiarativa di inammissibilitá della sollevata questione di sua ille-
gittimitá». A. Ronca 751
«Vicende della scienza dell'amminisirazione in Italia». S. Pulvirentl .... 760
«Astensione e ricusazione nella Pubblica Amministrazione». V. Gala-
tro 772
«Le capacita di investimento e ¡1 concetto di costo negli enti locali».
G. Bertocchini 778
«Pluralitá delle fonti normativo con particolare riguardo al rapporio
di pubblico impicgo negli Enti locali». R. Lenzi 781

1989. Vol. XLIV. N° 6


«Aul... aut; el... et». A, R 899
«II disegno di legge cornice 28 giugno giugno 1988 (Alto Camera
n. 2924) sull'Ordinameto delle Autonomie locali: il passaggio dalla
concezione aularchica dell'Amministrazione lócale al riconosci-
mento della centralita delle funzioni riconosciute ai Comuni ed
alie Province ¡n un riformato sistema delle autonomie» (Terza
Pane). A. Massa 908
«Qualifica funzionale e dirigen/.iale negli Enti locali - D. P. R. n. 347/
83 - Problemi e prosperttive» (Seconda Parte). G. Rlzzo 920
«II rapporto di pubblico impiego verso la privatizzazionc1». L. Bilottl .... 928
«Criteri meiodologici per una nuova definizione di pianta organiza e
di accertamento dei carichi funzionali di lavoro». P. L. Acerbl 931
«Gestione di servi/.i pubblici e Societá per Azioni con partecipazione
comunale». P. Salvi 937
«La nuova normativa inerenie le offerte anomale». R. Lenzi 959

1989. Vol. XLIV. N.° 7-8


«Coraggio». A R 1091
«Colpa grave e norme di comportamento rigide o clastiche nella disci-
plina della circulazione». F. Garri 1100
«II disegno di legge cornice 28 giugno 1988 (Alto Camera n. 2924)
sull'Ordinamento delle Autonomie locali: il passaggio dalla conce-
308
Boletín de Sumarios
zione autarchica dell'Amminisirazione lócale al riconoscimento
della centralita delle funzioni reconosciute ai Comuni ed alie
Province in un riformato sistema delle autonomie» (Quarta pane).
A. Massa 1110
«Qualifica funzionale e dirigenziale negli Enti locali - D. P. R, n. 347/
83 - Problemi e prospettive» (Terza Pane). G. Rlzzo 1122
«E legittima la deliberazione di affidamento, da parte degli enti locali
territoriali, di un incarico professionale ad una societá commer-
ciale?». M. Calzoni 1130
«La programmazione per progetti da parte degli enti locali». G. Fami-
glietti 1148
«Segretario comunale commissario regionale "ad acta": una scelta
infelice». P. Salvl 1151

ANNALES DE L'UNIVERSITE DES SCIENCES


SOCIALES DE TOULOUSE
Toulouse. 1988. T. XXXVI
INTRODUCTION
«§ 1: Qu'est-ce que l'historiographie des institutions?»
«§ 2: De l'histoire des institutions francaises contemporaines».
CHAPITRE l.-LES TRAVAUX DES HISTORIENS SUR LA PÓLICE
«§ 1: Les historiens archivistes-paléographes de formation».
«§ 2: Les historiens devenus indirectement historiens de la pólice».
«§ 3: L'histoire de la pólice et les historiens de Paris».
«§ 4: Les biographies et l'histoire de la pólice».
«§ 5: Les travaux d'histoire des institutions».
CHAPITRE 2.-LES OUVRAGES POLEMIQUES SUR LA PÓLICE: UN
APPORT A LHISTOIRE
«§ 1: Les dales des publications».
«§ 2: Les auteurs».
«§ 3: Les titres et les buts des publications».
CHAPITRE 3-AUTfcES SOURCES A CONSULTER POUR UNE
HISTOIRE DE LA PÓLICE
«§ 1: Dictionnaires et traites».
«§ 2: Anciennes theses de droit».
«§ 3: Revues lechniques et revues d'idées».
«§ 4: Le Journal Officiel».

ANNALS OF THE AMERICAN ACADEMY OF


POLITICAL AND SOCIAL SCIENCE, THE
PhUadelphia. 1989. Vol. 501
«The cost of racial and class exclusión in the inner city». Loíc J. D.
Wacquant and Wllllam Julius Wilson 8
«Urban industrial transition and the underclass». John D. Kasarda 26
«Absent fathers in the inner city». Mercer L. Sullivan 48
•<Sex codes and family life among poor inner-city youths». Elijan
Anderson 59
«Employment and marriage among inner-city fathers». Mark Testa,
Nan Marte Astone, Marilyn Krogh and Kathryn M. Neckerman .... 79

309
Documentación
«Single mothcrs, the undercalls, and social policy». Sara McLanahan
and Irwln Garñnkel 92
«Puerto ricans and the underclass debate». Marta Tienda 105
«Immigration and the underclass». Robert D. Reischauer 120
«The urban homeless: a portrait of urban dislocation». Peter H. Rossi
and James D. Wrlght 132
«Equal opportunity and the stranged poor». Jennlfer L. Hochschild .... 143
«The logic of workfare: the underclass and work policy». Lawrence
M. Mead 156
«Institutional change and ihe challenge of the underclass». Richard
P. Nathan 170
«The underclass: Issues, perspectives, and public policy». Wllllam
JuIIus Wllson 182

1989. Vol. 502


«Preface». David A. Wilson 9
«The context the U.S. military and higher educalion: a brief history».
Richard M. Abrams 15
«Can universities cooperate with the defense establishment?». Cari
Kaysen 29
«Consequential controversies». David A. Wllson 40
«The program the physical scicnces and malhematics». Edward
Gerjuoy and Elizabeth Urey Baranger 58
«Electronics and computing». Leo Young 82
«DoD, Social Science, and International Studies». Richard
D. Lambert 94
«Spccial perspectives the military and higher cducation in the USSR». /
Julián Cooper 108
«The view of the big performers». Steven Muller 120
«The good and the bad the good of it and its problems». Richard
D. De Lauer 130
«Military Funding of University Research». Vera Kistiakowsky 141

1989. Vol. 503


«Preface». John W. Riley, Jr., and Matilda White Riley 9
«The lives of older people and changing social roles». Matilda White
Riley and John W. Riley, Jr 14
«Sense of control: potentials for intervention». Judlth Rodin 29
«The aging of intelligence: potential and limits». Úrsula M. Staud-
inger, Steven W. Cornelius and Paul B. Baltes 43
«Rchabilitation: small eoals, sustained interventions». Marcia G. Ory
and T. Franklin Williams 60
«Life-style risk factors». Kenneth G. Mantón 72
«Health care and the elderly». David Mechante 89
«Social care: family and community suppon sysiems». Marjorie
H. Cantor .". 99
«Older uorkers: ambivalence and interventions». Harris T. Schrank
and Joan M. Waring 113
«Technology and the everyday lite of older aduhs». Sara J. Czaja and
Robin A. Barr " " 127
«Dispelling ageism: The cross-cutting intervention». Robert N. Butler .... 1 38

310
Boletín de Surnarios

1989. Vol. 504


«Preface». George A. López 9
«The substance of peace studies conflict resolution and peace
studies». Neil H. Katz 14
«University Education for the Nuclear Age». Waher Kohn and
Lawrence Badash 22
«Peace studies as education for nonviolent social change». Kathleen
MaasWeigert 37
«Peace studies as experiential education the structure of peace
studies». Anthony G. Bing 48
«Trends in college curricula and programs». George A. López 61
«Peace studies at the gradúate level». Malre A. Dugan 72
«Institutionalizing peace studies in college live». Barbara Gooden
Mulch 80
«Funding peace studies: a perspective from the foundation world».
Kennette Benedict 90
«The future of peace studies international-security criticisms of peace
research». George H. Quester 98
"Peace studies as if soviet studies maltered». Barbara Welling Hall 106
«Peace studies at the crossroads: where else?». Chadwick F. Alger 117

ANTHROPOLOGICAL FORUM
The University of Western Australia. 1988. Vol. V. N.° 4
«All bosses are not created equal». Christopher Anderson 507
«Equality and hierarchy in Aboriginal political Ufe at Doomadgee,
North-West Queensland». David Trigger 525
«Egalitarianism and inequality in a Western Desert culture». Robert
Tonklnson 545
«Structures of inequality and the meaning of surplus: a conundrum in
the anthropology of Australian Aborigines». John Bern 559

ARBOR
Madrid. 1989. Vol. CXXXII. N.° 520
«Aspectos de la Filosofía de la Lógica de Lorenzo Peña». Newton C. A.
da Costa 9
«¿Lógica combinatoria o teoría estándar de conjuntos?». Lorenzo
Peña 33
«Introducción a los conceptos fundamentales de la Lógica de la rele-
vancia». José M. Méndez 75
«Lógica epistémica y representación del conocimiento en inteligencia
artificial». Manuel García-Carpintero y Daniel Quesada 95
«El lirón de bolso como fuente de un trastorno adaptaiivo específico».
J. A. Cobo Plana, J. Aso Escario y R. Rodríguez 117

1989. Vol. CXXXIII. N.° 521


«La ciencia v el científico ante el reto de la unidad europea». Emilio
Muñoz Ruiz 9
•La Fusión nuclear como solución al problema energético: un reto
científico y tecnológico». Guillermo Velarde 27
«Socialismo o racismo: ésta es la cuestión». C. Ulises Moulines 51

311
Documentación
«Liberalismo y socialismo en J. S. Mili». Esperanza Guisan 71
«Conocimiento e hipótesis en la ciencia moderna». Antonio
J. Diéguez Lucena 91

AUSSEN POLITIK
Hamburg. 1989. Vol. 40. N.° 2
«"NewThinking" and Soviet Foreign Policy». Boris Meissner 101
«The Unilateral Reduction in Conventional Arms by the USSR». Antón
Krakau and Ole Diehl 119
«China is Different: Economic Reform-Democracy-Opening». Werner
Handke 129
«Contemporary Relations Belween States: Open and Public Diplo-
macy». Hansjürgen Koschwitz 139
«The German-American Alliance at Forty». Wolfram F. Hanrieder 148
«The Struggle for Global "Telepresence'V Klaus W. Grewllch 160
«The Internal European Market and ¡ts impact on Science and
Research". George Turner 173
«Peace initialives in South West África». Klaus Freiherr von der Ropp 182

1989. Vol. 40. N.° 3


«Gorbachev's Reform Policy and the Outlook for East-West Rela-
tions». Horst Teltschlk 201
«A Turning Point for Socialism: Gorbachev's Reforms Press Eastern
Europe». Heinrich Bechtoldt 215
«The Berlin Policy of the USSR under Gorbachev». Jens Hacker 232
«Rapprochement Belween China and the Soviet Union — Back-
ground and Prospects». Joachim Glaubitz 251
«Conflict and Cooperation: US-European Economic Relations». Elke
Thiel 264
«Several European Economic Blocs? The Future Significance of the
COMECON». Jürgen Nótzold 277
«The PLO Dimensión in Israel's Foreign Policy Toward Egypt, Jordán
and Morocco». Peter Gottstein 293

AVEN?, L'
Barcelona. 1989. N.° 125
BITLLET
«Mes horitzons». Carlos Martínez Shaw 7
DOSSIER: L'AVENC I EL MODERNISME
«Avene i modernitat». Joaquim Molas 10
«La revista L'Avene, 1881-1893» Marta Capdevila y M. Carme Illa 12
«Ramón D. Peres i ¡'actitud modernista». Jordi Castellanos 16
«Jaume massó i torrents i Jaume Brossa: L'Avenc el 1893». Joan Lluís
Marfany 22
«La reforma lingüística de L'Aven?». Mila Segarra 26
«Ramón Casas i els il lustradors de L'Aven?». Francesc Fontbona 30
«L'Editorial de L'Avenc». Ramón Pía 34
«L'Avenc deis modernistes i liavenc deis historiadors». Jaume Guilla-
met 54
312
Boletín de Sumarios

MATERIALS: LES ETAPES DE LA REVISTA I DE L'EDITORIAL


L'AVENC 58
CONSERVA
«Michel Zimmermann: ia fascinado per la Catalunya medieval». Jordi
Barrachlna y Jesús Mestre 62
1989. N.° 126
TEMES
«Covardia, heroisme i cls orígens llegendaris de Catalunya». Paul
Freedman 6
DOSSIER: LA INSTAURACIO DEL REGIM FRANQUISTA
A CATALUNYA
«El "Nuevo Estado" i l'Ajuntament de Barcelona. La clase política del
primer franquisrne, 1939-1957». Borja de Rlquer 16
«Els indsutrials catalans durant la postguerra». Carine Molinero y
PereYsás 24
«Girona sota el núvol de la postguerra». Josep Clara 30
«Lleida, línia de front: l'ocupació militan». Conxita Mir 34
«Terrasa, 1939. Exploració d'una continuítat». Xavier Marcet 56
CONVERSA
«Stuart woolf: Historia comparada i divulgació científica». Josep Fon-
tana 60
«Pensar la intervenció social. Perspeclives de les ciéncies socials II».
Félix Ovejero 68

1989. N.° 127/128


«Europa, Europa» 5
TEMES
«Adéu al moviment obrer?». Erlc J. Hobsbawn 6
«L'organiuació territorial d'una senyoria del renaixement». Waller
Pagnotta 12
DOSSIER: EUROPA, TERRA DE FRONTERES
«La dimensió histórica d'Europa». Jacques Le Goff 18
«La frontera d'Al-Andalus a l'epoca deis omeies». Philippe Sénat 22
«El joc de forces internacionals al segle xvín». D. Kosáry 30
«Fronteres dins la frontera: el cas del piemont sota el Govern Napo-
leónic». Stuart Woolf 38
«La reorganització de l'espai polític curopeu: el regne d'Ilália i el
reich Alemany». José L. Martín Ramos 44
«Les fronteres culturáis del romanticisme». Xavier Gil 68
«Les illes britániques: una historia de quatre nacions». Christopher
Hlll 74
«Jaita i les fronteres europees». Manuel Azcárate 80
MATERIALS: LES FRONTERES D'EUROPA 84
CONVERSA
«Michel vovelle: la revolució celebrada». I. Castells/Ll. Roura 88
«Francois furet: la revolució i l'individu». I. Castells/Ll. Roura 94
HISTORIA I SOCIETAT
«Formes de vida i acció humana. Perspectives de les ciéncies socials
111». M. Garda-Carpintero 98

313
Documentación

BERKELEY JOURNAL OF SOCIOLOGY


University of California. Berkeley. 1988. Vol. XXXIII
«Auiomation, Skill and the Future of Capitalism». Paul S. Adler 1
«The Politics of Public Work: A Theory Of Public Work and Labor
Struggle». Paul Johnston 37
«A New "Slavc Revolt in Moráis"? The Meaning of ihe Debate over a
Feminist Ethics». John Torpey 73
«Intraethnic, Interethnic, and Intcrracial Marriages Among Asian
Americans in California, 1980». Larry Hajime Shinagawa and Gln
Yong Pang 95
«Observations on Anthropological Thinking About the Culture
Concept: Clifford Geertz and Pierre Bourdieu». Orville Lee III 1 15
«The Rhetoric of Science: Strategies for Logical Leaping». Charles
Kurzman 131

BLATTER FÜR DEUTSCHE UND INTERNATIONALE


POLITIK
Kóln. 1989. N.° 6
CHRONIK DER ZEIT
«6. Mam bis 5. April 1989» 650
KOMMENTARE UND BERJCHTF.
«Europa, vor der Wahl». Mlchael Hadamczik 653
«Von der Fahne Zur Diskussion um das Deserteursdenkmal in
Bonn». Jürgen-Bernd Runge, Walter Kreck und Manfred Messer-
schmidt 655
«El Salvador nach Duarte». Helga Ballauf und Michael Krámer 658
HAUPTAUFSÁTZE
OST-WEST - BONN UND MOSKAU
«Neue Kapitel Die Bundesrepubiik zwischen Nachkriegs-und Nach-
Nachkriegsordnung». Karl D. Bredthauer 662
«Ostdrift der Bundesrepubiik? Westdrift der Sowjetunion? Über die
deutsch-sowjetischen Beziethungen und den Wandel in Europa».
Ein Gesprách mlt Wjatscheslaw Daschtischew 673
«Was wollte Stalin am 21. Juni 1941? Zum "Kur7.cn Lehrgang" von
Viktor Suworow». Bernd Bowetsch 687
«Wirtschaftsreforrnen zwischen Moskau, Peking und Budapest Eine
vergleichende Übersicht». Franz-Lothar Altmann 696
«Die Nationalitátenfrage in der UdSSR (II)». Gert Meyer 709
WEST-WEST - BONN IN DER NATO
«Kurzstreckenraketen und Langzeitkonflikte Politisch-hisstorische
Dimensionen der "Modernisierungsdebatte"». Wolfgang Bruck-
mann 717
DIE VORDER- UND HINTERGRÜNDE DES RAKETENSTREITS
«Die Dynamik von Auf- und Abrüstung». Ulrich Albrecht 728
«Theaterdonner um neue Atomwaffen». Angelika Beer, MdB 730
«Keine Sicherheit für die Allianz ohne Sicherheit für Deutschland».
Alfred Dregger, MdB 733
«Ein FormelkompromiB hilft nicht weiter». Olaf Feldmann, MdB 734
314
Boletín de Sumarios

••Modernisierung». Werner Hoyer, MdB 736


«Angst vor dem Vcrlusi der Bedrohung». Karlheinz Koppe 737
«Testfall für gemeinsamc Sicherheit mit dan USA». Dieter S. Lutz 738
«Ein Bruch mit der Philosophie der Abschreckung isl unvermeidlich».
Gerd Matzke 739
•Countdown für die NATO». Alfred Mechtersheimer, MdB 741
• Kein Bonner Alleingag». Walter Schütze 742
«Konzepiionslosigkeit und Dilettaniismus». Karsten D. Voigt, MdB 743
«Wackersdorf una die Plutoniumachsc Bonn - París». Mamilas Künt-
zel....: 747
«Nationalstaal odcr Republik? Das ungewóhnliche Pládoyer des
Dieler Oberndórfer». Lutz Hoffmann 759
MEDIENKR1TIK
«In Bildnot». Günter Giesenfeld 769
DOKUMENTE ZUM ZEITGESCHEHEN
"Frieden mil der Sowjetunion — eine unerledigte Aufgabe. Ein
Memorándum, vorgelegt am 17. Mai 1989 in Bonn (Wortlaut)» 770

1989. N.° 7
CHRONIK DER ZEIT
«6. Mai bis 5. Juni 1989» 778
KOMMENTARE UND BERICHTE
«Gesinnungsurteil gegen Ingrid Strobl». Gabi Glllen 781
«Auf der gruñen Wiese der Technikfolgenabschá'tzung». Michael
Charlier 783
«Patiententótungen». Walter Grode , 788
«IdentitStsprothese Jórg Haidep>. Nikolaus Dimmel und Alfred
J. Noli 790
«Eine Million Kriegsdienstverweigerer Die Gewerkschaften und das
Grundrecht des Artikel 4 (3) GG». Christian Gotz 793
«Helmut Ridder zum Siebzigsten — und zum Fünfundzwanzigsten» ... 798
HAUPTAUFSÁTZE
«Unaufhaltsamer Wicderaufstieg der "Achsenmáchte"? Die amerika-
nisch-sowjetischen Beziehungen vor dem Hintergrund'des deuts-
chen und des japanischen Problems». Karl J. Brandstetter 799
«Das Scheitern einer Reform ohne Demokratie Hintergründe der
chinesischen Protesibewegung». Guan Jlan 812
• Roier Stern & Stephanskrone Wohin führt der ungarische Weg?».
KarlUnger 825
«Viel bewegt — auch viel erreicht? Frauengeschichte und Frauenbe-
wegung der Bundesrepublik». Birglt Meyer 832
DIE NEUEN WIRKLICHKEITEN UND DIE LINKE (III)
«Flexible Individúen, bewegliche Gevverkschaften». Klaus Lang 843
«Lockerungsübungen Über Denkblockaden im "Modemisierungs"-
Diskurs». Wolfgang Kowalsky 857
«Zur Abschaffung der Quellensteurer». Rudolf Hickel 868
••Ein Beiirag zu den entwicklungspolitischen Überlegungen von Roger
Pelizen'. Jórg Meyer-Stamer 875
MEDIENKRITIK
«Love and Order». Günter Giesenfeld 883
315
Documentación
WIRTSCHAFTSINFORMATION
«Die Lander der Europaischen Gemeinschafi». Jórg Goldberg 884

1989. N.° 8
CHRONIK DERZEIT
«6. Juni bis 5. Juli 1989» 906
KOMMENTARE UND BERICHTE
«Die neue Unübersichtlichkeit in Bonn». Hubert Kleinert 909
«40 Jahreund kein Tag». Hans Arnold 912
«Historischer KompromiB auf polnisch». Friedrlch Leidlnger 916
«Athen: Konservativ-Kommunistische Reinigungskolonnc». Heinz-
Jürgen Axt : 918
«Einstieg in die Wá'hrungsunion». Uwe Melnhardt 922
HAUPTAUFSÁTZE
«Kein schoner Land in dieser Zeit Die Bundesrepublik ais "panner in
leadership" un der Testfall Polen». Arthur Heinrlch 925
«"Auszug der Deutschen aus der babylonischen Gefangenschaft"
Über Potenliale, Programmatik und Traditionslinien der "Republi-
kaner"». Hajo Funke 937
ZURÜCK ZUM MRKT? VORWÁRTS ZUM MARKT?
«Krise und Zukunftsaussichten der sovvjetischen Wirtschaft Wie kann
die Bundesrepublik helfen?». Gerold Tandler 947
«Weltmarkt und Reform der Planwinschaft». Nikolal Schmeljow 956
«Von der Sowjetunion lernen? Gorbatschow, der Markt und die Alter-
native Wirtschaftspolitik». Angelina Sórgel 965
«Die Deutschen zwischen Mililarismus und Pazifismus». Wolfram
Wette 974
«Das "Unternehmen Barbarossa" und der Vatikan». Wigbert Benz 981
STREIT-KULTUR
«Die Herzlosigkeii der besseren Menschen». Michael Charlier 992
«Marktverklárung ais Entmythologisierung Eine Replik auf Roger
Pelizer». Dieter Boris 1005
MEDIENKRITIK
«Das Imperium schluchzt zurück». Günter Glesenfeld 1015
WIRTSCHAFTSINFORMATION
«Die wirtschaftliche Enlwicklung der Bundesrepublik im 1. Halbiahr
1889». Jórg Goldberg 1016
DOKUMENTE ZUM ZEITGESCHF.HEN
«Zur neuen Diskussion über die Oder-NeiBe-Grenze: Rede des
Bundesfinanzfinanzminisiers Theo Waigel auf dem Schlesier-Tref-
fen in Hannover am 2. Juli 1989 (Auszüge); Erklárung von
Bundeskanzler Helmut Kohl zur deutschen Frage vom 11. Juli
1989 (Wortlaut); Wilhelm Grevve im Gesprach mit dem "Nord-
deutschen Rundfunk" am 13. Juli 1989 (Auszüge); Josef Fosche-
poth im Gespra'ch mit dem "Deutschlandfunk" am 13. Juli 1989
(Auszüge)» 1021
«"Die sowjetischen Volker haben ein gemeinsames Schicksal". Fem-
sehansprache Michail Gorbatschows vom 1. Juli 1989 zu den
Nationalitátenkonfliken in der UdSSR» 1025
316
Boletín de Sutnarios

«50 Jahre nach dem Zweilen Weltkrieg — Eine Welt oder Keine.
Einladung der Manin-Niemóller-Stiftung zum Friedensfonim am
1. - 3. Sepiember 1989 in Bonn :. 1027
Dokumeme im Artikelteil: Manfred von Ardenne, Selbst oplimierende
geschlossene Regelkreise... Ein ungewóhnlicher Beitrag zur
Reformdebatte aus der DDR 961

1989. N.° 9
CHRONIK DER ZEIT
«6. Juli bis 5. Augusi 1989» 1034
KOMMENARE UND BERICHTE
«Fünfzig Jahre danach». Helmut Rldder 1037
«Strahlende Sieger?». Washington Konrad Eege 1040
«GroBer Maghreb». Sablne Keblr 1043
«"Blockaderichter" vor Gericht». Bernd Hahnfeld 1046
«Erklarung aus AnlaB des 1. September 1989. Versóhnung verlangt
Aufrichligkeii — gegenüber Polen wie Deutschen» 1049
«Im fünfzigsten Jahr nach dem deutschen Überfall Unzweideu-
lig klarstellen: Die Oder-NeiBe-Grenze isl endgültig Dringliche
Aufforderung an Bundesregierung und Parteien zum 1. Septem-
berl989» 1051
HAUPTAUFSÁTZE
«Alies zu werden, sirümt zu Hauff? Das Frankfurter Modell der rot-
grünen Moderne». Peter Bartelheimer 1053
1939: GESCHICHTE ALS UNBEWÁLTIGTE GEGENWART
«Ursachen und Charakter des Zwciten Weltkrieges». Manfred
Messerschmidt 1069
«Ein zweites München? Die deulsch-englischen Geheimgesprache im
Sommer 1939». Lew Besymenskl 1082
«Der sowjetische Historikerstreit um den Hitler-Stalin-Pakl». Achlm
Bühl 1101
«Deutschlands Rückkeher nach Mitteleuropa Die "groBe Illusion"
von 1992 oder die franzósischen Alptráume nach Alain Mine».
Francolse Manfrass-Slrjacques 1112
«Ungarn auf der Suche nach dem "adáquaten Modell" Rezsó.Nyers,
Vorsitzender der USAP, im GesprSch mil Michael Lucas» 1120
KRISE DER NATURBEHERRSCHUNG (III)
«Meine Flasche, deine Flasche Zur Kritik der polilischen Ókologie».
Jan Robert Bloch 1126
«"Ókologische Revolution" — Lokomotive der Geschichte oder Griff
nach der Noibremse?». Hermann Bómer 1135
«Ende der Ausbaustrecke? Nach Wackersdorf: Umrisse eines neuen
energiepolitischen Konsenses». Stephan Kohler 1140
WIRTSCHAFTSINFORMATION
«Welthandel im Ungleichgewicht». Jórg Goldberg 1! 49
DOKUMENTE ZUM ZEITGESCHEHEN
«Erklarung polnischer und deutscher Katholiken zum 50. Jahrestag
des deutschen Überfalls auf Polen (Wortlaut)» 1152

317
Documentación

BOLETIM DA FACULDADE DE DIREITO


Universidade de Coimbra. 1985. Vol. LXI
I. DOUTRINA
«Invalidade e ineficacia das delibercoes sociais no Direito Portu-
gués, constituido e constituendo; confronto com o Direito Espa-
nhol». Vasco da Gama Lobo Xavier 1
«A garantía das nacionalizacóes e da delimitacáo dos sectores públi-
cos e privados no contexto da Constituicáo Económica Portugue-
sa». Antonio José Avelás Nunes 23
«0 estabelecimento da filiacáo». Guilherme de Oliveira 71
«Diversáo (Desjudicizrizacáo) e mediacáo: Que rumos?». José de
Faria Costa 91
«Contributo da Escola de Coimbra para a Teoría do Direilo Inierna-
cional Privado». Joáo Baptista Machado 159
«Cooperación transforteriza y relaciones Luso-Galaicas con especial
referencia a la política cultural. Bases jurídico-internacionales
para su institucionalización». Manuel Pérez González, Jorge
Pueyo Losa, Antonio Martínez Puñal 177
«Comentarios a la sanción penal desde cierto humanismo español
(cristiano)». Antonio Beristain 265
II. ESTUDOS NOS CURSOS DE MESTRADO
«Renovacáo de deliberacóes sociais». Manuel A. Carneiro da Frada . 285

BOLETÍN DEL ILUSTRE COLEGIO DE ABOGADOS


DE MADRID
1989. N.° 1
ESTUDIOS VARIOS SOBRE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
«La "Revolución": nociones y paradojas», por Ángel Sánchez de la
Torre 7
«La Revolución francesa y el Derecho privado», por José María Martí-
nez Val 15
«Influencia de la Revolución francesa en la Filosofía y el desarrollo
del Derecho penal», por Nicanor del Prado 29
«La Revolución francesa: Esquema de sus consecuencias jurídicas»,
por Nicolás González-Deleito 47
«La reforma fiscal de la Revolución francesa», por Alfonso Rodríguez
Sainz 53

1989 N.° 2
SECCIÓN DERECHO CONSTITUCIONAL
«La nueva Constitución brasileña de 1988», por José María Martínez
Val 7
SECCIÓN DERECHO PROCESAL
«Competencia, reparto, cambio de Tribunal y derecho al Juez prede-
terminado por la Ley», por Andrés de la Oliva Santos 35
SECCIÓN DERECHO CIVIL
«Idea y realidad de la familia en el nuevo derecho matrimonial espa-
ñol», por Vicento Serrano Marín 65

318
Boletín de Sumarios

SECCIÓN DERECHO MERCANTIL


«El derecho de información del accionisia en la Sociedad anónima»,
por Fernando Calbacho Losada 87
SECCIÓN DERECHO ROMANO
«Análisis de algunos supuestos de la inaequalitas mulierum», por
Mercedes López-Amor y García 105

CADMOS
Genéve. 1988/1989. N.° 44
«L'Amour et l'Occident». André de Muralt 7
«Un essai au long cours». Jean Starobiski 27
«Le mythe de l'amour». Jean Blot 34
«Le judaisme el le féminin». Emmanuel Levinas 40
«L'homme et la femme á l'image de Dieu». Karl Barth v 49
«La femme et le mariage au temps des cathédrales». Réglne Pernoud .... 60
«Amour el mariage aujoud'hui Une approche sociologique». Jean
Kellerhals 80

1989. N.° 45
«Ouelle politique exiérieure pour l'Europe?». Jacques Freymond 9
«L'Ostpolitik européene». Glanluigi Giola 26
«La politique européene face aux Etats-Unis». Phllippe Moreau-
Defarges 45
«Enjeux el risques d'une politique monétaire européene». Thierry
Vlssol 56
«La défense eupéene et l'union de l'Europe occidentale». Henil
Burgelin 75
«L'Europe et la Chiene». Harish Kapur 91

CAHIERS DE SOCIOLOGIE ECONOMIQUE ET


CULTURELLE
Havre. 1989. N.° 11
«La Revolution Francaise el les etrangers - Persistance d'une cons-
cience collective: de l'etranger de 1789 a l'immigre de 1989».
Maurice Mauviel 9
«Les valeurs signifiantes du travail dans la «communaute» armenien-
ne de France». Martíne Hovanessian 37
«Sous-developpement et humanisme chretien - un regard europeen
sur le Bresil - 1947». Denls Pelletíer 63
«Accoucher en France: journal d'une japonaise - comparaison entre
cultures et observation participante». Keiko Funfbashi 77
«Religionsau Japón». Kenzo Tsuklshima 109
«Ariyoshi Sawako: une femme et son temps». Marión Saucler 123
«Anthropologie et connaissance - la relite mise en abime». David le
Bretón 133
«La bouffee delirante dans la sociele kabyle: pour une psychanalyse
de l'acculturaiion». Nadla Mohia 143
319
Documentación

CAHIERS FRANJÁIS, LES


La Documentation Fran?aise. París. 1989. N.° 239
EDITORIAL
«Centralisation: inverser la tendance?». Georges Dupuis 2
«Vous avez dit "collectivités locales"?». Bruno Rémond 5
«Les regles constitutionnelles relatives á l'organisation des collectivi-
tés territoriales». J. Bourdon, J.-M. Pontíer et J.-C. Rlcci.
CADRE 1NSTITUTIONNEL ET FOCTIONNEMENT
«La commune». Yves Luchaire 12
«Paris, Marseille et Lyon: un statut particulier». Yves Luchaire.
«Le statut des agglomérations nouvelles». Yves Luchaire.
«Le département». Jean-Francols Auby 20
«La región». Pierre Sadrán 25
«L'état et les collectivites locales: bilan des controles de légalité et
financier». Hvbert-Gérald Hubrecht et Guy Melleray 32
«L'exécution des décisions de la juridiction administrative». Conseil
d'État.
«Que pense-t-on des chambres regionales des comptes?». Jacques
Belle.
COMPETENCES ET MISSIONS
«Aménagement, développement, équipement». Yves Jegouzo 38
«L'ordre public: les compétences des colleclivités locales». Etíenne
Picard 44
«La préfecture de pólice de Paris». Etienne Picard.
«La sécurité: une obligation partagée». Gilbert Bonnemaison 47
«Les services publics locaux». Jean-Yves Vlncent et Paul Iogna-Prat ... 51
«Les domaines de compétence des collectivites locales». J. Y. Vlcent,
P. logna-Prat.
«L'inventaire communal de 1988». INSEE
HOMMES ET MOYENS
«Les élus locaux». Jean-Louis VUlielm 58
«Les fonctionnaires territoriaux». Jacques Bourdon 63
«Status particuliers des cadres d'emplois». Jacques Bourdon.
«Le Centre national de la Fonction publique territoriale». Bernard
Manceau. ' '
«Les finances locales depuis 1982». Patrick Joyeux, Gérard Logié,
Joseph Caries, Jéróme Dupuis.
«La reforme de la fiscalité directe lócale». Jacques Blanc 78
«Conclusión». Pierre-René Lemas 79

1989. N.° 240


EDITORIAL
REVENU NATIONAL ET REVENUS DES MENAGES
«Revenu national: l'influence de la crise». Alain Foulon 2
«Les revenus des ménages». Christophe Starzec 9
«Le revenu mínimum d'insertion». Jean-Michel Charbonnel 16
SALAIRES, COUTS SALARIAUX ET EMPLOI
«La détermination des salaires dans le théories économiques». Marie-
EveBalut ! 22
«Salaire réel et emploi». Jacques le Cacheux 29
320
Boletín de Sumarios

«Effcts économiques des aidcs á l'emploi». Ivan Ermakoff et Raphaél


Tresmontant 33
«Le coüi salarial pourl'eireprise». Monique Béziade 41
«L'évolution de la politique salaríale». Jean-Pierre Faugére 46
«Les pratiques salariales dans le secteur privé». Georges Asseraf 51
«Dcsindexalion el désinflalion». Pierre Morln .....: 56
LE PATRIMOINE DES FRANCAIS
«Le patrimoine des ménages». André Babeau 63
«La répanilion du patrimoine: l'hypolhése du eyele de vie». André
Masson 68
«L'imposition des pairimoines». André Babeau 74

CALIFORNIA MANAGEMENT REVIEW


University of California. Berkeley. 1989. Vol. 31. N.° 2
«Adapling lo Technology and Compelition: A New Industrial Rela-
tions System for the 21st Century». Raymond E. Miles 9
«The Changing Face of Employees and Employment Regulation».
Jonathan S. Leonard 29
«Continuity and Change in Japanese Management». Tomasz Mrocz-
kowski & Masao Hanaoka 39
«Europe 1992 — Opportunity orThreat for U.S. Business: The Case of
Telecommunications». Alrred L. Thimm 54
«The Other Durg War: U.S.-Japan Trade in Pharmaceuticals». Aki
. Yoshikawa 76
«Managing Assets and Skills: The Key lo a Sustainable Competilive
Advantage». David A. Aaker 91
«Strategy Making in High-Technology Firms? The Empiricist Mode».
Homa Bahrami & Stuart Evans : 107
«Computerization in Domestic and International Manufacturing».
Bela Gold 129

CANADIAN JOURNAL OF POLITICAL SCIENCE


University of Ottawa. Ottavva. 1989. Vol. XXII. N.° 1
«1787 and 1867: The Federal Principie and Canadian Confederation
Reconsidered». Robert C. Vlpond 3
«A Marxist Theory of Justice?». A. M. Shandro 27
«Fichle's Reden as a Model: Léon Dion's Addresses to the Quebec
Nation». Guy Laforest 49
«Recognizing the Variety Among Constitutional Conventions».
Andrew D. Heard 63
«Never Ask Who Should Rule: KarlPopper and Political Theory».
Andreas Pickel 83
«Selecting Policy Instruments: Neo-Institutional and Rational Choice
Interprelations of Automobile Insurance in Ontario». Michael
M. Atklnson and Robert A. Nigol 107
NOTES
«Parliamentary Careers in the Canadian Federal State». Doreen
Barrie and Roger Gibbins 137
«Emulation and Policy Adoptions in the Canadian Provinces». James
M.Lut2 147
321
Documentación

REVIEW ARTICLE/SYNTHESE BIBLIOGRAPHIQUE


«The Canada-United States Free Trade Agreemenl». Kenneth Wood-
side 155

1989. Vol. XXII. N.° 2


«Paradigms and Political Discourse: Protective Legislation ¡n France
and the United States Before 1914». Jane Jenson 235
«Political Culture and the Problem of Double Standards: Mass and
Élite Attitudes Toward Language Rights in the Canadian Charter
of Rights and Freedoms». Paul M. Snlderman, Joseph F. Flet-
cher, Peter H. Russell, and Philip E. Tetlock 259
«La qucstion de l'apprtenance: Montesquieu, Rousseau el la Révolu-
tion francaise». Philip Knee 285
«Adjudication, Policy-Making and the Supreme Court of Canadá:
Lessons From the Experience of the United States». Christopher
P.Manfredl 313
«State, Capital and World Economy: Bukharin's Marxism and the
"Dependency/Class" Controversy in Canadian Political Economy».
Paul Kellogg 337
NOTES
«The Recall of Past Partisanship: Feeble Memorics or Frail Concepts?
R. H. MacDermid 363
«Economic Permance and Retrospective Voting in Canadian Federal
Elections». J. R. Happy 377
REVIEW ARTICLE / SYNTHESE BIBLIOGRAPHIQUE
«On the Study of Political Parties in Canadá». Jeutg Archer 389

CIENCIAS SOCIALES
Moscú. 1989. N.° 2
«Al lector» 5
«Por los peldaños de la aceleración». A. Aganbeguían 8
LA CULTURA Y LA SOCIEDAD
«La obra de Vavílov y el estudio de la historia de la humanidad».
V.Alexéev 22
«La cultura: programa para cien años». D. Lijachov y S. Sellvánova .... 34
«Espero que la vida será el arbitro». Ch. Altmátov y E. Yúdkóvskaia .... 44
«La conciencia y la civilización». M. Mamardashvill 57
«Tipos de pensamiento y ocupaciones tradicionales». P. Tulviste 73
«Se ha elegido el camino». I. Dedkov y O. Lacls 80
«Perspectiva socialista y conciencia utópica». E. Batálov 88
«El centralismo y la autonomía de las empresas socialistas». V. Kuli-
kov 101
«La reforma del sistema político y la democracia». E. Ameístov 1 12
«La práctica como criterio de la verdad». T. Olzerman 1 25
«La obra literaria bilingüe». Ch. Guséinov , 144
«Movimientos democráticos de masas; tendencias de desarrollo».
L. Lisiútklna y S. Pátrushev 159
PROBLEMAS DE LA GUERRA Y LA PAZ
«Las fuerzas de uso general y la estabilidad estratégica». A. Kokoshln
y V. Lariónov 1 73

322
Boletín de Sumarios

DISCUSIONES
«La literatura en el contexto de las ciencias sociales» 184
PAÍSES EN DESARROLLO. NUEVAS INVESTIGACIONES
«Países liberados: realidades y paradojas de desarrollo». A. VasÜiev 207
EL HOMBRE Y LA NATURALEZA
«Problemas hidrológicos: nuevos enfogues*. B. Laskorin y V. Tíjonov. 218
LA JUVENTUD Y LA SOCIEDAD
«Occidente frente a los "nuevos lumpen"». X. Míalo 231
VÍAS PARA LA COMPRENSIÓN MUTUA
«La teoría y el método en la historiografía de la cultura de Johan
Huizinga». G. Tavrizián 243
1989. N.° 3
«Al lector» 5
«Hombre, ciencia, humanismo». I. Frolov 8
EL HOMBRE: INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
«Naturaleza del proceder». P. Símonov 23
«Posibilidad y perspectivas de la libertad». B. Grushin 34
«Tipo social del individuo». V. Yádov 53
«El burocratismo y la burocracia: hay que puntualizan. L. Gudkov,
Yu. Levada, A. Levinsón y L. Sedov 65
«Diálogo de un historiador con el lector». A. Samsónov 80
«La autogestión financiera completa y la gestión económica centrali-
zada». V. Bogachov 95
PROBLEMAS DE LA GUERRA Y LA PAZ
«Prevención de la proliferación horizontal del arma nuclear».
V. Goldanskl y V. Davidov 111
DISCUSIONES
«"Oriente-Occidente" en el proceso histórico-filosófico» 126
PAÍSES EN DESARROLLO. NUEVAS INVESTIGACIONES
«Problemas de los países en desarrollo: nuevos enfoques». V. Sheinis ... 148
ESTUDIOS CRÍTICOS Y COMENTARIOS
«La participación política en las teorías burguesas de la democracia».
A. Migranián 167
EL HOMBRE Y LA NATURALEZA
«Sistema "sociedad-naturaleza": aspectos de la dirección». V. Kotliar
y I. Novlk 182
LA JUVENTUD Y LA SOCIEDAD
«Problemas sociales actuales de la juventud». I. Bestúzhev-Lada 198

CIVITAS. REVISTA ESPAÑOLA DE DERECHO


DEL TRABAJO
Madrid. 1989. N.° 37
ESTUDIOS
«La dimensión social de la Europa comunitaria». Manuel Fraga
Iribame 5

323
Documentación

«Nota sobre el Orden jurisdiccional social en la transición entre plan-


tas». Manuel Alonso Olea 37
«Reflexiones sobre el Seguro Escolar». José Luis Cabezas Esteban 43
«Nuevas técnicas probatorias, obtención ilícita de la prueba y dere-
chos fundamentales en el proceso laboral». Salvador del Rey
Guanter 49
«El procedimiento administrativo en el ámbito de la Administración
de la Seguridad Social». Alberto Palomar Olmeda 77
JURISPRUDENCIA
«Igualdad en la aplicación de la Ley y modificación de jurisprudencia.
A propósito del número máximo de fiestas laborales retribuidas y
no recuperables (art. 37.2 ET)». Manuel-Carlos Palomeque López. 105
«Dos sentencias constitucionales sobre competencias de Comunida-
des Autónomas». M.B Emilia Casas Baamonde : 113
«Sobre los efectos de la cotización del autónomo que no está en alta».
José Luis Tortuero Plaza 127

1989. N.° 38
ESTUDIOS
«Poder del empresario y movilidad laboral». Alfredo Montoya Melgar. 165
«Del corporativismo a la liberalización: los nuevos rumbos del siste-
ma brasileño de relaciones laborales». Efrén Córdova 191
«Constitución y proceso de trabajo». Jesús Cruz Vlllalón 209
«Naturaleza y eficacia jurídicas de la negociación colectiva en la fun-
ción pública en España». Carlos Carrera Ortiz 263
«La posible legitimación del sindicato en los procesos individuales de
trabajo». M.» Nieves Moreno Vida 279

JURISPRUDENCIA
«El control jurisdiccional de la proclamación de candidatos en las
elecciones celebradas para la designación de representantes en la
función pública; en torno, además, a los límites estructural y apli-
cativo del recurso de amparo». Luis Enrique de la Villa Gil 299
«Sobre el cambio de la unidad de negociación y sobre la legitimación
para la impugnación del convenio colectivo». M." Emilia Casas
Baamonde 307
«Revisión en 1amparo de la constitucionalidad de los convenios colec-
tivos». M. Fernanda Fernández López 317
«La edad como impedimento para la entrada al trabajo: ¿Cómo está
justificada?». Miguel Rodríguez-Pinero Royo 325

COLUMBIA LAW REVIEW


New York. 1989. Vol. 89. N.° 2
ARTICLE
«Countervailing Duly Law: An Economic Perspective». Alan O. Sykes .... 199
COMMENTARY
«Obscuring the Struggle: Sex Discrimination, Social Security, and
Ston, Seidman, Sunstein & Tushnet's Constitutional Law». Mary
E. Becker 264
324
Boletín de Sumarios

NOTES
«Mental Illness as an Aggravating Circumstance in Capital Senten-
cing». Ellen Fels Berkman 291
«The Preemption Dimensión of Abstention». Patrlck J. Smith 310
«Judicial Taxation in Desegregation Cases». G. R. Wolohojian 332

1989. Vol. 89. N.° 4


«In Honor of Professor Harían Morse Blake». Statement of Faculty
Thomas G. Krattenmarker, selectcd wrítings of Harían Morse
Blake 725
ARTICLES
«Rethinking the Regulation of Coercive Creditor Remedies». Robert
E. Scott 730
«Self, Others, and Section 7: Mutualism and Protected Protest Activi-
ties Undcr the National Labor Rclations Act». Richard Michael
Fischl 789
NOTES
«Joint Authorship of Commissioned Works». Julle Katzman 867
«The Constitutionality of Chapter Nineteen of the United States-Cana-
da Free-Trade Agreement: Article III and the Mínimum Scope of
Judicial Review». GUad Y. Ohana 897
«The Paperwork Reduction Act in United Steelworkers of America v.
Pendergrass: Undue Rcstriction and Unrealized Potential». John V.
N. Philip 920
«Prosecutorial Investigations and DR 7-104 (A) (1)». Marc
A-Schwartz 940
BOOK REVIEW
«Jewishncss and the American Constitutional Tradition: The Cases of
Brandéis and Frankfurter, Two Jewish Justices: Outcasts in the
Promised Land, Roben A. Burt». Eben Moglen 959

COMMENTARY
New York. 1989. Vol. 87. N.° 2
ARTICLES
«Why the Democrats Lost Again». Joshua Muravchik 13
«Victorian Values/Jewish Valúes». Gertrude Hlmmelfarb 23
«Life Under Communism Today». Arch Puddington 32
«The Professor and the L-Word». Midge Decter 39
«Hemingway: Portrait of the Artist as an Intellectual». Paul Johnson ... 49
STORY
«Oral History». Allegra Goodman 60
1989. Vol. 87. N.° 3
ARTICLES
«Israel: A Lamentation From the Futurc». Norman Podhoretz 15
«On Not Being a Dove». John Updike 22
«What Was T. S. Eliot?». Robert Alter 31
«The Least Responsive Branch». L. Gordon Crovitz 38
«Nuclear Revisionism». Patrlck Glynn 42

325
Documentación
STORY
«Purple Smoke». Félix Roziner 48

1989. Vol. 87. N.° 5


ARTICLES
«A Nation Sitll at Risk». Chester E. Finn, Jr. 17
«Drugs and Youth». Joseph Adelson 24
«The Deal ¡n Central America». Elllott Abrams 29
«Germán Historians ai Wan>. Jerry Z. MuIIer 33
«The Tower Precedent». Suzanne Garment 42
«Our Road to Zion: A Memoin-. David Vital 49
OBSERVATIONS
«A (Jcwish) Double Helix». Chaim Raphael 56

1989. Vol. 87. N.° 6


ARTICLES
«The Ayatollah, the Novelisi, and the West». Daniel Pipes 9
«The Rushdiad». Midge Decter 18
«Writing as a Jew». Hanoch Bartov 24
«A Limit to Affirmative Action?». James Blanton 28
«Tolstoy and the Pursuit of Happiness». Algis Valiunas 33
«Where Philosophy Matters». Josiah Lee Auspitz 54
STORY
«Kaplan's Big Deal». Joseph Epstein 42

1989. Vol. 88. N.° 1


ARTICLES
•How the PLO Was Legilimized». Jeane J. Kirkpatrick 21
«Gorbachev's Strategy, and Ours». Edward N. Luttwak 29
«The Curious Case of Chemical Warfare». Mlchael Ledeen 37
«Demystifying the French Revolution». David Gress 42
OBSERVATIONS
«Public Opinión and the Jogger». Richard Brookhiser 50
«Still Taking the Fifth». David Horowitz 53
FICTION
«A Major Israeli Novel». Alan Mintz 56

1989. Vol. 88. N.° 2


ARTICLES
«The Dangers Beyond Containment». Patrick Glynn 15
«Garbachev's Cultural Revolution». Charles H. Fairbanks, Jr 23
«Totalitarianism, Dead and Alive». Stephen Miller 28
«Educated by Novéis». Joseph Epstein 33
«Impeachment by Other Means». Terry Eastland 40
OBSERVATIONS
«Israel: Sume Surprising Polis». Mitchell Bard 45
«Mr. Yankee Goes Home». Arturo J. Cruz, Jr 47
«Professor of Terror». Edward Alexander 49

326
Boletín de Sumarios

COMPARATTVE POLITICAL STUDIES


University of Washington. Seattle. 1989. VoL 21. N.° 4
POLITICAL TRANSITIONS IN GREECE AND ARGENTINA
«Toward a Reoricniation of Marxist Political Theory». Nicos Mouze-
lis 443
POLITICAL CENTRALIZARON AND STATE INTERESTS
IN BRITAIN
«The 1986 Aboliiion of the GLC and MCCs». Desmond S. Klng 467
CLEAVE DIMENSIONS IN TEN WEST EUROPEAN COUNTRIES
«A Comparativo Empirical Analysis». Oddbjorn Knutsen 495

1989. Vol. 22. N.° 1


INCOME DISTRIBUTION WITHIN NATIONS
«Problems of Cross-National Comparison». Vlncent A. Mahler 3
LEGISLATIVE GOVERNING COALITIONS IN PARLIAMENTARY
DEMOCRACIES
«The Case of the French Third Republic». M lid red Schlesinger 33
THE ANATOMY OF THE DIRECTIVE CAPACITY OF THE SOCIA-
LIST STATE. Bartlomiej Kamlnskl 66
THE STATE AND FOREIGN INVESTMENT
«The Cases of Taivvan and Singapore». Chi Huang 93
RESEARCH NOTE
POLITICAL PARTICIPARON IN THE BARRIADAS
«A Research Update». Henry Dietz 122

CONTEMPORARY CRISES
The Pennsylvania State University. 1989. Vol. 13. N.° 1
ARTICLES
«The state, public policy, and AIDS discourse». B. D. Adam 1
«The assassination of Olof Palme: Evidence and ideology». P. Jenkins ... 15
«European markets in cocaine». R. Lewis 35
«Argentina: Two faces of the small and médium bourgeoisie».
J. Petras 53

CRITICA MARXISTA
Roma. 1989. N.° 3
LA QUESTIONE CATTOLICA OGGI
«Oltre il dialogo». Gluseppe Chiarante 5
«Impegno sociale e nuovo rapporto con la política». FÜlppo GenÜlonl 19
«Tra "gestione" e "profezia"». Paolo Giuntella •. 27
TRE DOMANDE SUI CATTOLICI E LA POLÍTICA 41
«Per una socictá a misura d'uomo». Enrico Berti 43
«Utopia e azione política». Paola Galota De Blase 49

327
Documentación

«L'idca-forza della fratemitá». Marco Ivaldo 59


«Le insidie del pragmatismo». Franco Monaco 63
«Ridefinire le rególe della política». Lulgi F. Plzzolato 67
INTERPRETAZIONI DEL MONDO RELIGIOSO
«La donna e il sacro». Emma Fattorinl 73
«La critica mandaría della religione e il ruólo delle ideologie». André
Tosel 87
«Ernesto De Martino: crisi del marxismo e "riscoperta" della religio-
ne». Franco Battistrada 107
RICERCHE E DISCUSSIONI
«Lelio Basso: la democrazia come via del socialismo». Andrea Mar-
gheri 131
«Dialecttica e "técnica del pensare" in Gramsci». Francesco Saverio
Trlncia 149
SCHEDE CRITICHE
«La "terza generazione" democristiana». Fernando Bruno 171
«Era atómica e democrazia». Pietro L. DI Giorgi 175
«Tabet, economia agraria e ambiente». Gaetano di Marino 178
«L'"Etica" di Spinoza». Roberto Bordoli 183

CRITICA SOCIOLÓGICA
Roma. 1988. N.° 86-87
«Terzomondo sotto il naso». F. F.
SAGGI
«II Lazio fra vecchi c nuovi squilibri». M. Pazlenti 7
«II problema della "terziarizzazione" come indicatore dcllo svilurJpo
economico-sociale. Un'analisi del "caso" Lazio». S. Petílli 13
«II romano ceto dei mercanti di campagna». F. Apollonj Ghetti 32
«Caro-viveri, abitazioni e progetti di municipalizzazione, a Roma,
neU'ottobre-novembre 1908». G. Barbalace 44
«La "Cuida Monaci" 1871-1910». A. M. Isastia 87
«A proposito di marginalilá: descrittivismo aerifico o impostazione
dialettica». F. Ferrarotti 111
«Un'interpretazione di Roma: il rappono fra citlá e periferia».
F. Martínelll 112
DOCUMENTAZIONI E RICERCHE
«Fra consenso e personalizzazione. Voto regionale e comunale in una
cittá del lazio». N. Porro 133
«Donne singles a Roma». R. Caccamo 153
«Un'ipotesi su un códice». A. Castelnuovo 172
«Disoccupati e pubblica amministrazione». M. R. Damiani 1 88
«Caratteri del mágico fra regressione e nuova razionalitá». M. I.
Macioti, N. Dáñese y E. Tedeschl 196
«Tre interviste sulla "Bottega deH'effimero"». R. Ciprlani 212
CRONACHE E COMMENTJ
«Roma contro Roma». M. I. Macioti 241
«A proposito del confronto tra Ludwig e Herben Marcuse». A. Izzo 247
«Le scienze sociali, la Mitteleuropa, la questione del método».
N. Porro 249

328
Boletín de Sumarios

«Frode, manipolazione, pregiudizio: la soggeitivilá nella scienza e


l'inquinamentodi Roma». S. Cesarini 252
«Parelano gli immigrali». M. I. Maciotí 255
«Convegno di siudi storici "Italia-Ausiralia 178801988"». La CS 257
«Devianza stranniera». M. I. Macioti 260
«Una riflessione sulla ciltá malata». La CS 260
«Roma: identitá e disgregazione a confronto». M. I. Macioti 263
«La festa del duca». La CS 264
«Non solo Monsignor Lefebvrc». N. Dáñese 266
«Ambiente e sociología». T. D. Valentín! 266
«In memoriam». F. F. 270

CUADERNOS SALMANTINOS DE FILOSOFÍA


Universidad Pontificia de Salamanca. 1988. Vol. XV
«Ser y conocer. Peculiaridades informáticas de la especie humana».
M. Arranz-Rodrigo
«El espíritu de C. G. Jung». A. Vázquez Fernández 21
«Abraham H. Maslow y la teoría holístico/dinámica de las necesida-
des». J. A. Cabezas 33
«Pedro Hispano. "Vita fluit ab anime substantia"». M. Sánchez del
Bosque 59
«1.a lengua "española", vínculo "esencial" de los pueblos hispánicos,
según M. de Unamuno». E. Rivera de Ventosa 73
«La "Carta al Emperador" de frav Roribio de Benavente "Motolinia".
M. González García .". 95
«El problema ético de la conquista de América: posiciones doctrinales
y proyección actual». C. A. Lértora 111
«La découverte de l'Amerique a-t-elle été ulile ou nuisible au genre
humain. Réflexions sur le concours de Lyon 1783-1789».
H. Méchoulan .". 119
«Introducción al Tostado. De su vida y de su obra». E. Fernández
Vallina 153
«El tiempo vivido en san Juan de la Cruz». M.a del Sagrario Rollan 179
«Francisco Salvador y Gilaberte, profesor de la Universidad Zaragoza,
y su manual de Súmulas (1700)». A. Pérez de Laborda y V. Muñoz
Delgado \ 235
«Vicente Aragón y la Lógica Maior o Dialéctica en el México del siglo
XVIII». M. Beuchot 275
«Relaciones mutuas enire la educación y pedagogía española y Lati-
noamericana en la época de entresiglos (xix/xx) (1868-1939).
Planteamiento y algunas referencias. Domingo Faustino Sarmien-
to (181 1-1888). In memoriam J. Ortega Esteban 285
«Notas para la sociología de la cultura hética. El debate ideológico en
la Córdoba decimonónica». M.a A. F. Martín Sánchez 295
«La actuación política de Unamuno y Ortega». F. López Frías 307
«Unamuno: El anhelo de inmortalidad como eje de la conducta
moral». E. Bonete Perales 327
«Presentacción de Rodolfo Kusch». M. Langon 343

329
Documentación

CUENTA Y RAZÓN
Madrid. 1989. N.° 42/43
ENSAYOS 5
«Breve Antología sobre la Argentina». Julián Marías.
«Iberoamérica en la Exposición Universal Sevilla-92». Manuel Oliven-
cia.
«Zenobia y Juan Ramón en Puerto Rico». Jaime Benítez.
«Las nuevas democracias mediterráneas y la perspectiva latinoameri-
cana». Shlomo Ben-Aml.
«¿Hacia dónde va la Argentina?». Carlos Malamud.
«La democracia en Chile». Carlos Huneeus.
«Cuba para europeos». Carlos Alberto Montaner.
«¿Crisis económica o política? El Perú posible». Alfredo Bamechea.
ENTREVISTA
Con Mario Vargas Llosa 71

1989. N.° 44-45


ENSAYOS 5
«La autoridad de la prensa». Ángel Benito.
«Constitución y medios privados de comunicación Social». Enrique
Gómez-Reino y Camota.
«La información de lo público, lo privado y lo íntimo». Carlos Soria.
«Libertad de expresión: lo público y lo privado». José Jiménez
Blanco.
«Hay libertades que obligan». Lorenzo Martín-Retortíllo Baquer.
«La genérica libertad de expresión y la específica libertad de informa-
ción». Justino Sinova.
«Vidas públicas, vidas privadas». Miguel Ángel Gózalo.
«El derecho a la intimidad como límite al derecho a la información».
Pedro Crespo de Lara.
HECHOS Y PERSPECTIVAS 65
«La autonomía universitaria». Eduardo Seco Serrano.
«Perspectiva histórica y posible futuro de la derecha española: un
enfoque desde la mesura». Carlos Seco Serrano.
«Los justos (A propósito de una entrevista)». Miguel Escudero.
«Nicolás Poussin». Juan del Agua.
«El historiador entre el poder y la nada». Fernando García de Cortá-
zar.
«El programa ERASMUS, un impulso a la cooperación universitaria
en la CEE». Luis María Pérez-Caballero.
ENCUESTA 109
«Sobre la libertad de información y los derechos de los particulares».

1989. N.° 46
ENSAYOS 3
«Introducción». Pedro Laín Entralgo.
«La Microbiología como motor de la Biotecnología». Julio Rodríguez
Vlllanueva..
«Estructura de la materia y nuevos materiales». Luis Bru.
«Los oncogenes». Ángel Martín-Municio.
330
Boletín de Sumarios

«Investigación y desarrollo tecnológico en la Europa comunitaria».


José A. Muñoz-Delgado.
«La Investigación Científica en España: de la revolución de 1868 al
Consejo Superior de Investigaciones Científicas». José Manuel
Sánchez Ron.
«Hombre, ciencia y libertad». Heliodoro Carpintero.
«Horizontes cósmicos». Manuel María Carreira.
«El genoma humano: declaración de Valencia». Santiago Grlsolía.
HECHOS Y PERSPECTIVAS 81
«Superconductividad». José Luis Vicent López.
«El nivel de la Psiquiatría actual». Juan del Agua.
«Desde las Cortes de Cádiz. Aproximación a la realidad del mundo
hispánico». Francisco López Frías.
«Sobre otro origen de la democracia». José Andrés-Gallego.

DAEDALUS
Cambridge (Mas.). 1989. Vol. 118. N.° 1
«Control and Catastrophe in Human Affairs Comments on William
McNeill's Essay». Wllliam H. McNeill 1
«Development's Contexts: Asia, África Comments on Anthony Low's
Essay». D.Anthony Low 17
«Development Ideology: Its Emergence and Decline Comments on
Frank Sutton's Essay». Francis X. Sunton 35
«Panel Discussion» 61
«Government and National Economic Development Comments on
John Lewis's Essay». John P. Lewis 69
«Thoughts on Good Health and Good Government Comments on
Nancy Birdsall's Essay». Nancy Blrdsall 89
«Education and Access to Modern Knowledge Comments on Abiola
Irele's Essay». Abiola Irele 125
«Poverty, Environmeni, Development Comments on Kamla
Chowdhry's Essay». Kamla Chowdhry 141
«Urban Systems and Development Strategies Comments on Moha-
med Naciri's Essay». Mohamed Naciri 159
«Developing Countries in the World Economy Comments os Paul
Krugman's Essay». Paul R. Krugman 183
«Education Relevánt to People's Needs». Soedjatmoko 211

1989. Vol. 118. N.° 2


«What Is an Epidemic? AIDS in Historical Perspective». Charles
E. Rosenberg 1
«AIDS: The Challenge to Biomedical Research». Margaret
A. Hamburg, M. D., and Anthony S. Fauci, M. D 19
«AIDS in the United States: Paticnt Care and Politics». Aran Ron,
M. D., and David E. Rogers, M. D 41
«Clinical Care in the AIDS Epidemic». Gerald H. Friedland, M. D 59
«Alive with AIDS». Peter Phoenix 85
«The Power of Professionalism: Policies for AIDS in Britain, Sweden,
and the United States». Daniel M. Fox, Patricia, Day, and Rudolf
Klein 93
«Responding to a Pandemic: International Interests in AIDS Control».
Nicholas A. Christakis 113

331
Documentación

«AIDS as Human Suffering». Paul Farmer and Arthur Kleinman,


M. D 135
«The Epidemiology and Transmíssion Dynamics of HIV-AIDS».
Robert M. May, Roy M. Anderson, and Sally M. Blower 163

1989. Vol. 118. N.° 3


«Introduction lo the Issue». Kenneth Kenlston IX
«Prospects for ihe Medical Control of the AIDS Epidemic». Wllllam
A.Haseltíne 1
«Social Policy: AIDS and Iniravenous Drug Use». Norman E. Zinberg,
M. D 23
«Disease and Desire». John H. Gagnon 47
«AIDS, Privacy, and Responsibility». Ronald Bayer 79
«AIDS and Law». Michael Klrby 101
«Public Health and the Politics of AIDS Prevention». June E. Osborn,
M. D •. 123
«AIDS, Blood Banking, and the Bonds of Community». Harvey
M. Sapolsky 145
«AIDS in África: Diversity in the Global Pandemic». Barbara O. de
Zalduondo, Gernard Iddi Msamanga, and Lincoln C. Chen 165
«AIDS in Blackface». Harlon L. Dalton 205
«AIDS Prevention through Effective Education». David G. Ostrow,
M. D 229

DEBATS
Institució Valenciana d'Estudls i Investigado. 1989.
N.° 27
DOSSIER
LA HISTORIA COMO FICCIÓN
«Historia y literatura: el zumbido y el murmullo de la cultura». Isabel
Burdiel 4
«La Historia como ficción, la ficción como historia». José Saramago .. 8
«Moreno-Duran, Canudos: variaciones literarias sobre la misma his-
toria». Rafael Humberto 14
«Entre la Historia y la Ficción: el discurso histórico». Jorge Lozano .... 18
«Historia y novela en los orígenes de los Estados Unidos». Larzer Ziff .... 21
TEMA DEBATE
MAS ALLÁ DEL FEMINISMO
«Algunas enseñanzas del movimiento feminista de Europa Occiden-
tal». Frigga Haug 28
«Perspectivas de un feminismo socialista». Frigga Haug 33
«Del feminismo a la solidaridad. El caso italiano». Marlella Grama-
glia 46
«Del feminismo al feminismo». Celia Amorós 52
«Entrevista con Juliet Mitchell». Angela McRobbie 61
LITERATURA ABIERTA
«París Joyce París». Djuna Barnes 68
TEMAS DE HOY
«Las afinidades de Norbeno Bobbio». Perry Anderson 84
332
Boletín de Sumarios

QUIEN ES
Pierre Vidal-Naquel 106

1989. N.° 28
DOSSIER
«La revolución de Gorbachov» 4
TEMA DEBATE
«Bicentenario de la Revolución Francesa: la democracia de los
modernos» 80
TEMAS DE HOY
«La nueva inmigración: ¿un apartheid europeo?» 108
LITERATURA ABIERTA
«Heiner Mullen un dramaturgo en la encrucijada alemana» 130
QUIEN ES
«Harold Bloom». Entrevista, por Imre Salusinszky 160

DEMOCRAZIA E DIMITO
Roma. 1989. Vol. XXIX. N.° 3
«Diritto e violenza». Pietro Barcellona 5
IL TEMA: «I dilemmi della vilenza»
«La condizione violenta o il paese dei balocchi». Salvatore Mannu-
zzu 15
«La violenza misconosciuta». Eligió Resta 23
«Metafísica della non-violenza». Franco Cassano 37
«Note impopolari». Rossana Rossanda 49
«La furia del bene». Manilo Sgalambro 59
«Pacifismo e nonviolenza come progetto di democrazia radicale».
Glampiero Rasimelli 63
«Ordine del comando». Francesco Saverio Nislo 73
«Lo scandalo della tolleranza». Angelo Scozzarella 89
«A proposito di Sorel». Giuseppe Goists 99
LA QUESTIONE: «Le forme della violenza»
«II supermercato universale». Pietro M. Toesca • 115
«Lavoro e distruzione: appunti di ricerca». Francesco Garibaldo 129
«La legalitá violenta». Lulgi Ferrajoll : 153
«La política violéntala. Oltrepassare gli anni settanta». Stefano Anas-
tasia y Nichl Vendóla 171
«Oltrepassare come. Una lettera». Salvatore Mannuzzu 179
«Una seduzione piú forte della droga». Franco Rotelli 185
«Che cosa ti hanno fatto, povero bambino?». Antonio Onofrl 195
«La diversitá perseguitata». Fabio Giovanninl 211
«II colonialismo moderno e la Palestina». Marina Rossanda 225
IL DIBATTITO: «La violenza sessuale»
«Una storia infinita». Daniela Socrate 247
«La sessualitá inviolabile». Anna Pedrazzi 251
«Ledonne invisibili». Lidia Menapace 259
«La mistificazione pénale e i "diritti del nemico"». L. Curdo,
N. Gandus, L. Hoesch, M. Mottalini y A. Parosino 271

333
Documentación
IL SAGGIO
«La trascendenza encessaria». Franco Cassano 281
1989. Material! e atti 14
«Introduzione» 7
«Un giudice di pace per la pace dei giudici». Sergio Chiarloni '..... 11
«Né un modcllo forte né un modello debole». Giuseppe Borré 49
«La selezione per la nomina». Marco Plvettl 61
«La competenza civile». Agnello Rossl 79
«II procedimenio civile». Cario Smuraglia 93
«La compelenza pénale». Cario Federico Grosso 107
«II procedimento pénale». Amos Pignatelli 115
«II tentativo obbligatorio di conciliazione stragiudiziale». Antonio
Porcella : 123
«Osservazioni comparatistiche». Michele Taruffo 131
«II giudice di pace tra mito c realtá». Andrea Proto Pisani 141
«La ragione come materia controversa». Salvatore Mannuzzu 163
APPENDICE: «Iniziative di legge»
«Quatlro progetti per un nuovo giudice onorario». Sergio Chialoni 175
«Proposta governativa» 1 89
«Proposta comunista» 217
«Proposta democristiana» 245
«Proposta socialista» 255

DEMOKRATIE UND RECHT


Hamburg. 1989. N.° 2
VORBEMERKUNG DER REDAKTION 121
KOMMENTARE UND BERICHTE
«Kommunalwahlrecht für Auslánder». Rolf Geffken 123
«Rückschritt statt Reform: das Gesundheits-reíormgesetz 1988». Karl
Jürgen Bieback 130
«Kontrollstellen aufier Kontrolle». Jan Ehrhardt/Catharina Kunze 137
«Zum "Entwurf einer Insolvenzordnung"». Wolfgang Kreider/Kons-
tanzePlett 141
«Rolling Home». Joachim Nocke 149

AUFSÁTZE
«AIDS-Kriminalpolitik». Lorenz Bóllinger 150
«Die Entwürfe zur Novellierung der Poliziegeselze». Heinz Wagner 165
«Diversifizierung der Arbeitsrechtsformen in Frankreich». Martine
Le Friant 177
«Soziale Grundrechte im Zyklus der bürgerlichen Revolution». Wolf-
gang Háusler 187

1989. N.° 3
VORBEMERKUNG DER REDAKTION 241
KOMMENTARE UND BERICHTE
«Anriparlamentarisches Agiiprop-Theater. Neue Runde bei den
Sicherheitsgesetzen». Falco Werkentin 243
334
Boletín de Sumarios

«Sirafveneidigung und Strafverfahrensánderungsgesetz». Gerhard


Strate 245
«Schmücker-ProzeB: Auf ein Neues!». Joachim Blau 251
«Die Fraucnquoie aus der Sichi des Staatsrechts». Joachim Nocke 256

AUFSÁTZE
«Bundesbankgesetz und Tarifvertragsgesetz ais Instrumente einer
aktiven Beschaftigungspolitik». Peter Nahamowltz 257
«Regulierung und Deregulierung bei der Nutzung del mordernen
Biotechnologien in der EG und der Bundesrepublik». Stephan
Albrecht 279
«Die "Deregulierung" der Deutschen Bundespost». Knud Bach/Ernst
Hustadt 294
«Abschied von der Kostenmiete?». Holger Rullmann/Klaus Tonner .... 310
«Ludwig Bendix, ein streitbarer Jurist einer anderen Tradition». Theo
Rasehom 323

DESARROLLO Y SOCIEDAD
Universidad de Los Andes. Bogotá-Colombia. 1989.
N.° 23
«Productividad, crecimiento económico y distribución: elaciones con-
ceptuales». Lauchlin Currie 11
«Limitaciones institucionales de la política económica en Colombia».
Eduardo Lora Torres 25
«Elementos para la definición de una estrategia de inserción interna-
cional de Colombia». Luis Hernando Rodríguez : 37
«Minidevaluaciones y paridad en el poder adquisitivo: el caso de
Colombia». Alberto Carrasquilla B 69
«Oferta de alimentos y ahorro forzoso: ajuste macroeconómico entre
sectores de precio fijo y precio flexible». Patricia Correa 83
«La Función de autocorrelación y su empleo en el análisis de series
de tiempo». Alvaro Montenegro García 115
«Macroeconometría de una economía pequeña y abierta usando aná-
lisis de vectores autorregresivos". Sergio Clavijo V. .". 133
«Comentario a: "Macroeconometría de una economía pequeña y
abierta usando análisis de vectores aulorregresivos" de Sergio
Clavijo». Alberto Meló Giraldo 157

DIRI1TO DEL LAVORO, IL


Roma. 1988. Vol. LXII. N.° 6
«Spunti per una riflessione sulla fattispecie "lavoro subordinato'V
Roberto Pessi 503
«La "nuova" giurisprudenza della Corte Costitu/.ionale in materia di
lavoro náutico». Bruno Ballettl 551
«I rapporti di lavoro nelle organizzazioni di tendenza a carattere reli-
gioso e confessionale». Francesco Santoni 562
«Quaranl'anni di intervenii legislarivi sul mércalo del lavoro agricolo».
Antonio Fontana 576

335
Documentación
NOTE E DIBATTITI DI ATTUALITA'
«La legle sul lavoro a tempo parziale e sue applicazioni ncl lavoro
agricolo». Clara En rico Lucifredi 607
«I piü recenti sviluppi della disciplina previdenziale del lavoro agrico-
lo». Cario Gatta 613
«CES di Francia e CNEL d'Ilalia: due istituli, un solo modello». Glan-
franco Nicolais 638
PARTE SECONDA
PRINCIPALI NOTE A SENTENZE
«La questionc dei decimali di punto di contingenta: nuovi problemi,
nuove soluzioni». Nicola de Marlnis 450
«Sull'obbligo di affissione del códice disciplinare: l'intervenio delle
Sezioni Unite». Luigl Battísta 459
«In tema di licenziamento disciplinare del dirigente». Francesco
Basenghi 465
«Licenziamento giusta causa e pregiudiziale pénale». Silvana Arbla ... 481
«Procedimento e prowedimento disciplinare del pubblico impiego».
Cristina Zuccheretti 494
«II licenziamento disciplinare per recidiva nella disciplina collettiva
per gli addetti del'industria metalmeccanica». Lulgl Battista 497
«Incostituzionalitá di norme del sistema di previdenza forense sul
supplemento e sulla riduzione della pensione di vecchiaia». Miche-
le Cerreta 510

1989. Vol. LXIII. N.° 1


«Civilitas del diritto del lavoro». Matteo Dell'Ollo 3
«Autoregolamentazione dello sciopero ed efficacia del contralto colle-
tivo». Mattia Perslani 6
«Brevi considerazioni in tema di previdenza integrativa». Alberto
Coppini 16
«Le prospettive della tutela previdenziale dei dipendenti dagli enti di
diritto pubblico nel sistema della previdenza sociale». Silvano
Piccininno 20
«Analisi attuariale delle proposte di norme sulla istituzione di tratta-
menti pensiostici complementan». Giuseppe Orrü 32
«L'attivitá dell'ENPDEDP: evoluzione e prospettive». Ercole Amadei ... 40
NOTE E DIBATTITI DI ATTUALITA'
«Sul viale delle erme bifronti (Contrasti giurisprudenziali e ccrtezza
del diritto)». Leonello D'Aloja 45
«Elaboran elettronici, controlli a distanza e tecniche di tutela». Ales-
sandro Bellavista 54
«Profili evolutivi e istituzionali del lavoro sportivo». Angelo Breccia-
Fratadocchi 71
PARTE SECONDA
PRINCIPALI NOCE A SENTENZE
«Fasce orarie: alia ricerca di un motivo che giustifichi l'irreperibilitá».
Marta Tiziana Saffioti 11
«Illegittimitá della limitazione temporale del trattamento di maternitá
per l'astensione obbligatoria». Silvana Arbia 27
«Confederazioni sindacali maggiormente rappresentative e principi
costituzionali». Marta Novefla Bettlni 35
«Sindacaio e comunilá dei lavoraiori: concorrenzialitá nell'azione
di rappresentanza degli interessi collettivi nell'azienda». Nicola
DeMarinis 53
336
Boletín de Sumarios

«L'applicazione degli sgravi coniribulivi alie imprese di navigazione».


Ignazio Augusto San tan ge lo 78

DIRITTO E SOCIETA
Pádova. 1988. N.° 4
SAGGI
«Note ricostruilive sul vicepresidente del Consiglio Superiore della
Magistratura». Emilio Castorina 567
«Giudizio di ammissibilitá e razionalitá delle richieste di referendum».
Roberto Pinardi 613
«11 cittadino e le istituzioni: lineamenti generali del sitema spagnolo in
una prospettiva comparativa». Pablo Lucas Verdú 645
«1 presupposti filosofici e politici della partecipazione». Elias Díaz 667
ATTUALITA
«La protezione dei diritti fondamentali da parte dei Tribunali ordinari
t- del Tribunalc custituzionale». Javier Salas 683

1989. N.° 1
SAGGI
«Costituente e Costituzione nella Repubblica Romana del 1849».
Mauro Ferri 1
«L'istituzione del Segretariato genérale nella legge di riforma della
Presidenza del Consiglio dei ministri». Valeria Piergigli 53
«Ubi voluntarius ordo, ibi jus?». Ruggero Meneghelli 103
«Autonomía universitaria e liberta della scienza nella Repubblica
Fedérale di Germania». Erhard Denninger 109
ATTUALITA
«Le nuove competenze delle Commissioni permanenti nel Regola-
mentü della Camera dei Deputati». Guido Letta 123

DISCOURSE
University of Wisconsin-Milwaukee. 1988/89
(Fall-Winter)
«The Real and Its Double: The Body». Valle Export 3
«Anorexia and Modernism, or How I Learned to Diet in All Direc-
tions». Mark Anderson 28
«Masquerade Reconsidered: Further Thoughst on the Female Specta-
tor>. MaryAnn Doane 42
«Towards a Butch-Femme Aesthetic». Sue-Ellen Case 55
«Can Thought Go On Without a Body?». Jean-Fran^ois Lyotard 74
«"Gold, Love, Adventure": The Postmodern Piracy of Madame X».
SabineHake 88
«At the Freud Show: Aide Memoire». Susan Stewart 111
«Youthfulness as a Masquerade». Kathleen Woodward 119

337
Documentación

DISSENT
New York. 1989. Winter
COMMENTS AND OPINIONS
Into ihe Busch Years: Commcnts by Irving Howe - Fred Siegel •
Jeffrey Scheuer - Jim Chapin - Mlchael Harrigton - John Judis 5
Nancy Klenlewskl on urban economic development 15
Isaac Shaplro on thc minimum wagc 18
REPORT FROM ABROAD
Mlchael Luhan on Chínese rule in Tibet 21
ARTICLES
«Fruits of Glasnost». Josephlne Woll : 25
«Tlie Dmg War and "Naiional Security"». Jefferson Morley
& Malcolm Byrne 39
«Poland: State and/or Society». Abraham Brumberg 47
«Markets and Plans: Is the Markel Necessaríly Capitalist?». Mlchael
Harrington 56
«Barriers of Individualism in the Path of American Unions». David
Brody 71
«Yugoslavia: The Limits of Reform». Bogdan Denitch 78
«Intcllcctuals After the Revoluüon». Paul Berman 86
«The "Double Life" in Academia». Peter Mandler 94
«Postmodernism: Roots and Politics». Todd Gitlin 100
CULTURE NOTES
«From Easy Rider to Dirty Harry». Jeremy Lamer 109

1989. Spring
COMMENTS AND OPINIONS
«Irving Howe on thirty-five years of Dissent» 133
H. Brand on merger mania and economic decline 137
Mitchell Cohén on the end of Jeane Kirkpatrick's ideology 143
REPORT FROM ABROAD
Joanne Barkan on Sweden as almosi Paradise 147
ARTICLES
«Toward a New Socialism». Michael Harrington 153
«The Third Technological Revolution». Daniel Bell 164
«The Critic in Exile: Breyten Breytenbch and South África». Michael
Wálzer 177
«The Death Throes of Western Communism». Lewis A. Coser 186
«The Waning of the Cold War». Dennls Wrong 192
«Education Without Dogma». Richard Rorty 198
«Pages from a Gender Diary: Basic Divisions in Feminism». Ann
Snltow 205
«Slouching Toward Pluralism: An End to "The American Century"?».
Robert Kuttner 225
«Turning Point in Hungary». Janos Kls 235
«The New History and iis Critics». Sean Wllentz 242
«Twcnty Years Later: 1968 and the West Germán Republic». Interview
with Jürgcn Habemias 250

338
Boletín de Sumarios
NOTEBOOK
Evan McKenzie on Privaiopia 257
Nicolaus Mills on nuclear civil war in Ohio 260
COMMUNICATIONS
Robert Athearn on [he Consiilulion, with a reply from Sanford
Levinson 263
Luther Carpenter on what we should be leaching 266
CULTURE NOTES
«Violence for Fun & Profil». Jeremy Lamer 268
1989. Summer
COMMENTS AND OPINIONS
Irving Howe on China 291
Ethan Goffman on new proposals in healih carc 293
REPORTS FROM ABROAD
Tina Rosenberg on democracy in Chile 295
Frank Smyth on daily terror in El Salvador 300
Enrique Krauze on Mexican politics 302
ARTICLES
«Why the Democrats Keep Losing». Harold Meyerson 305
«Moscow: A View From Bclow». Victoria E. Bonnell 311
«The Sources of Political Terror». Roy Medvedev 318
«Hard Times for Labor». David Moberg 323
«Looking Back at Munich». Erazlm Konák 333
SPECIAL SECTION: THE STATE OF POLITICAL THEORY
Edited by Mlchael Walzer '. 337-370
«The Central Role of Rawls's Theory». Amy Gutmann 338
«Marxism and Democratic Theory». David Plotke 343
«Communitarianism: The Good, the Bad, & the Muddly». Alan Ryan .. 350
«UpToward Liberalism». Don Herzog 355
«On Critical Legal Studies». Sanford Levinson 360
«On Contemporary Feminist Theory». Seyla Benhablb 366
«Does Socialism Have a Future?». Agnes Heller and Ferenc Feher 371
«On Rebellion and Revolution». Jeffrey C. Isaac 376

DOCUMENTS
París. 1989. N.° 1
OPINIÓN
«Partenaire á pan entiere». Alfredo Valladao •. 3
«La montee des isolationnismes». Joseph Rovan 8
POLITIQUE
«L'Allemagne et la Libye». Alfred Frisch 11
«Republikancr?» 13
DOSSIER
«Identités Nationales et conscience europcenne. Introduction» 15
«Quelques suggestions préliminaires». Betrand Girod de l'Ain 18
«L'Europe precede les nalions». Karl Ferdinand Werner 20
«La nation á l'époque médiévale», Colette Beaune 26
339
Documentación
«Pour la Riñe...». Rene Pillorget 30
«L'imaginairc el le rapport áT'Histoire». Suzanne Citrón 34
«Préfiguration d'une Europe ¡ntégrée». Heinz Schilllng 38
«Nationalisme et identité nationale». Hagen Schulze 46
«Creer l'Europe sur un socle social commun». Alain Touraine 53
«Le rapprochement des sociéiés». Hartmut Kaelble 61

1989. N.° 2
QUARANTE ANS DE REPUBLIQUE FEDÉRALE DALLEMAGNE
«Trop tót ou trop tard?». Joseph Rovan 3
«Aprés quarante ans: un passé qui fonde l'avenir». Helmut Kohl 9
«Le "Citoyen-Bourgeois" et l'Éiat». Rudolph von Thadden 21
«Une tache d'une incroyablc difficulté». Hildegard Hamm-Brücher .... - 30
«Chronologie de 1945 á 1988» 38
POLITIQUE
«Elections á Berlin el Francfort» 48
«L'aprés-guerre s'achéve aujourd'hui». Jürgen Engert 59
«Les "Essentials" de l'accord rouge-ven á Berlin» 64
ECONOMIE
«Un programme de mise en forme des petites entreprises» 67
SOCIETE
«Le droit des bacheliers aux eludes supérieures». Bertrand Girod de
l'Ain 73
«Etudiants: leurs revendications ne sont pas seulement matérielles».
Romain Jeannottat 81
«Redistribution du jeu dans la presse autrichienne». Peter Bochskanl .... 85
«ln Memoriam». Jean-Michel Bing-Fromont 89
CULTURE
«Littérature: regard en arriere sur l'avenir». Martin Lüdke 91
«Les variations Bernhard». Fabienne Durand-Bogaert 108
«L'édition allemande au service de la gastronomie francaise». Daniéle
et Edgar Bratzler 111

1989. N.° 3
EDITORIAL
«Apres le 18 juin l'Europe nécessaire». Joachim Frltz-Vannahme 3
POLITIQUE
«Elections Européennes: La percée des Républicains». Henri Ménu-
dier 6
«L'acharnement thérapeutique de la RDA». Alfred Frlsch 9
DOSSIER: LA REPUBLIQUE A AUARANTE ANS
«In n'y a plus de Reich allemand». Sebastian Haffner 15
«Deux apres-guerre. 1919, 1945 et au-delá». Jean Laloy 25
«Les chrétiens et la République». Une conversation entre Walter Dirks
et Peter Glotz 31
«Un anniversaire vu par un jeune allemand». Nicolás Molí 45
«La réélection du presiden! von Weizsacker». Hermann Rudolph 48
ECONOMIE
«Le parachevement du systeme monélaire européen». Hans-Dletrich
Genscher 51
340
Boletín de Sumarios

SOCIETE
«Le week-end chómé au centre des debáis!». Véronique Donat 59
«Polémique á propos des heures d'ouverture des commerces». Véro-
nique Donat 65
LETTRE DE...
«Lelire de New York, l'Allemande». Xavier Cautíer 69
BREVES 80
CULTURE
«Problémes et possibilités d'une politique européene de l'audiovisuel».
Ivo E. Schwartz 83
«Information sur l'enterprise poétique». Hans Magnus Enzensberger ... 95
«Traductions: Eclectisme et desequilibre: d'une édition». Francois
Mathieu 109
«ElmarTophoven, l'ami et le maTtre». Rene Wintzen 114
«La vaque des foires d'Art». Mechtild Wlerer 118

DROITS. REVUE FRANCAISE DE THEORIE


JURIDIQUE
París. 1989. N.° 9
LA FONCTION DE JUGUER
«Ouverture / L'office du juge». Stéphane Riáis 3
«La puissance de juger: fe poids de l'histoire». Paul Ourliac 21
«La notion révolutionnaire de juridiction». Michel Verpeaux 33
«Les arrets de réglement». Bernard Beignier 45
«Comment jugue le juge anglais?». Camille Jauffret Spinosi 57
«La "bonne réponse" n'est-elle qu'une illusion?». Francoise Michaut .. 69
«Réflexions sur l'arrét Cadot». Jacques Chevallier 79
«Qu'est-ce qu'une juridiction pour le juge francais?». Ollvier Gohin 93
«Arbitrage et juridiction». Charles Jarrosson 107
«La notion de juridiction constitutionnelle». Vicent Bouvier 119
«Subjectivité et objectivité dans le contentieux de la cour de Karls-
ruhe». Constance Grewe _ 131
«1.a juridiction internationale». Charles Leben 143

ECONOMÍA E SOCIOLOGÍA
Evora. Portugal. 1989. N.° 47
«A conjuncáo da leona e da prática em antropología». Antonio Custo-
dio Goncalves 5
«Satisfacáo e regras na comunicacáo interpessoal». Eduardo Figueira .... 43
«Extensáo rural: algumas consideracoes fundamentáis». Inácio Re-
belo de Andrade 75
«A actividade do sociólogo na esfera das organizacóes e do trabalho».
Joaqulm Quitério 87
«A evolucáo de algumas situacóes familiares em Portugal». Marta das
Mercés C. M. Covas 99
«O problema da liberdade na filosofía de Sartre». Antonio Louro
Carrilho 133

341
Documentación

EINHEIT
Berlín. 1989. Vol. 44. N.° 1
KURZ KOMMENTIERT
«Für Abrüstung und Sicherheit in Europa». Peter Clauss 387
«Jedcr isl gefordert». Eberhard Heinricn 390
«Bürgermeister — im Blickpunkt der Offentlichkeit». Helmut
Hackenberg 391
«Iba '89». Hans Baier/Jürgen Gruner 394
«Klassenkámpfcr, Picdeslal, Parias». JUrgen Kuczynski 397
DAS THEMA: Greiheit und Menschcnrechtc
«Vom Wert unsercr Freiheii». Wolfgang Eichhorn I 401
«Menschenrechte und Menschenrechtsverwirklichung ¡n der DDR».
Klaus Heuer/Gerhard Rlege 407
«Politische und persünliche Grundrechte in unserer Gesellschaft».
Angelika Schiffers 413
«Menschenrechte in den Landern des Kapitals — Anspruch und Wirk-
lichkeii». Werner Flach 419
«Erfordernisse zur Erhóhung der produktiven Akkumulation».
Helmut Koziolek 424
«Weltmarktfa'hig durch Spiizenleistungen». Klaus Gebauer 431
«Jugendbrigaden im "FDJ-Aufgebot DDR 40"». Günter Bohn 435
«Begabungen entdecken, enlwickeln und fordern». Gerlinde Mehl-
norn/Hans-Georg Mehlhorn 440
«Gentechnik — Fluch oder Segen?». Erhard Geifiler/Reinhard
Mocek 446
«Die Bedrohungslügc — ihr Fiasko und der Versuch ¡hrer Reaktivie-
rung». Georg Grasnick 454
«Neuc Nazis in der BRD und in Westberlin». Norbert Madloch 460

1989. Vol.44. N.° 3


KURZ KOMMENTIERT
«Reine Pause im AbrüstungsprozcB zulassen». Horst Brünner 195
«Zusammenarbeit der Geselischaftswissenschaftler der DDR und der
UdSSR». Gregor Schirmer 200
DAS THEMA: Sozialisiische Demokratie und ihre Enlwicklung in der
DDR
«Demokratic vor und hinterdem Werktor». Harry Tisch 203
«So/.ialistische Demokratie — ProzeB steter Entwicklung und Vervoll-
kommnung». Hors Steeger 210
«Zur Enlwicklung unserer sozialistischen Rechtsordnung». Siegfried
Wlttenbeck 216
«Gcrichiliche Nachprüfung von Verwaltungsentscheidungen». Heinz
Wbstry 222
«Gesellschaflliche Entwicklung und sozialistisches Eigcntum». Harry
Nlck/Gerd-Rainer Radtke 225
«Impulse für hóhere Produktivitát in Forschung und Entwicklung».
Horst Enders/Dletmar Gróll 233
«Rationalisierungsmittelbau in der Land-, Forst-und Nahrungsgüter-
winschaft». Heinz Simón 239
«Zum 70. Jahresiag der Kommunistischen Internationale». Erwin
Lewin/Horst Schumacher 243
342
Boletín de Sumarios

«Gerechiigkeii — Grundwert des Sozialismus». Jürgen Schmollack 252


«Unsere Schule — historische Errungenschaft und gcsellschaftliche
Eniwicklungspotenz». Lothar Oppermann 258
«Okonomische Zusammenarbeit im gemeinsamen Haus Europa».
Gerhard Scharschmidt 264
KONSULTATION
«Warum es keine "offenc deutsche Frage" gibi». Klaus-Uwe Koch 271
1989. N.» 4
KURZ KOMMENTIERT
«Die Kraft der Gemeinsamkeit». Wemer Kirchhoff 291
«Manifestation und Fest der Lebensfreude». Klaus Telchmann 296
DAS THEMA: Letztlich entscheidend: Arbeitsproduktivitát
«Hohe Leistungen aller Kombinate auf dem Weg zum XII. Paneitag».
GünterMlttag 299
«Aufgaben zur Steigerung der Arbeitsproduktivitát». Helmut Kozio-
lek/Otto Reinhoíd 308
«Produktivitát — gemeinsamer Nenner von Wissenschaft und
Produktion». Klaus-Dieter Gattnar 315
«Investitionen für hohes Leistungswachstum». Gudrun Langendorf/
Eberhard Prager 320
«Moderne Technologien und Enlwicklung der Arbeiterklasse».
Albrecth Kretzschmar/Rudl Weidig 327
«Kontinuitá't und Erneuerung auf unserem Weg». Manfred Banas-
chak 335
«Zwei Bündnisse und die Interessen Europas». Werner Hübner 342
«Wissenschaftlich-technische und sozialókonomische Prozesse im
Kapitalismus — Herausforderungen für die Kommunisten».
Lothar Winter 348
«Ich ging dorthin, wo die Zukunft ¡si». Wolfgang Kleflling 355
«Über Zeugnisse fruher Kulturgeschichte und ihrc ErscgkueBbung».
Joachlm Herrmann 361
KONSULTATION
«Verteidigungswürdig.keit unseres sozialistischen Vaterlandes und
Wehrbereitschaft seiner Bürger». Egbert Fischer/Martfn Kap&e .... 365
1989. N.° 7
DIE GESCHICHTE UND DAS VERSTÁNDNIS UNSERER ZEIT
KurtHager 595
«Um keine Frage einen Bogen machen» 595
«Gegenwart und Zukunft des Sozialismus» 595
«Der Sozialismus in den Farben der DDR» 599
«Kaine "offene deutsche Frage"» 601
«Unsere antifaschistische Pflicht» 602
«Erbe und Tradition» 603
«Zur Parteigeschichte» 604
«Bruderbund mit der KPdSU» 606
«Weligeschichts- und andere Forschungen» .: 607
«Anerkennung für die Historiker» 609
UNSER MENSCHENBILD
«Der Mensch in unserer Weltanschauung». Helnrlch Opitz 611
343
Documentación
«Die arbeilenden Menschcn — Herr ihrer Geschicke». Reinhold
Miller 618
«...je reichersich die Individualitat entfaltet». Harald Schllwa 624
«Information, Informationstechnik und gesellschaftlicher Fortsch-
ritt». HarryNick 631
«Die Fabrik der Zukunft im Lichle der Hochschulausbildung und -
forschung». Hans-Jürgen Jacobs/Rudolf Vogt 638
«Künstliche Intelligenz — Schlüsseltechnologie mit Zukunf». Volker
Kempe 644
DIE GROBE FRANZOSISCHE REVOLUTION
«Eine groBe Revolución und ihre Weltwirkung». Manfred Kossok 651
«Freiheii, Gleichheit, Brüderlichkeit». Hermann Klenner 658
«Illustriene Geschichte der Franzosischen Revolution». Editha KroB .. 664

ELECTORAL STUDIES
Guildford. 1989. Vol. 8. N.° 1
«The Election of 1988 ad the Structure of American Politics». Byron
E. Shafer 5
«Strategy and Choice in thc 1988 Presidential Primaries». Bruce
E. Cain, I. A. Lewis and Douglas Rlvers 23
«Dcsigning Electoral Systems». Rein Taagepera and Matthew
S. Shugart 49
«The Componenets of Voting Change in England 1983-1987».
Graham J. G. Upton t 59
«Notes on Recent Elections. The Israeli General Election of 1988».
Abraham Dlskin 75
«The Australian Constitulional Referendum: 1988». Anthony Jarvis 87

1989. Vol. 8. N.° 2


«Empirical Threshold of Representation». Reln Taagepera 105
«Government and Third-Party Performance in Mid-Term By-Elec-
tions: The Canadian, British and Australian Experience». Plppa
Vorris and Frank Fetgert 117
«Travelling Together: Party Identification and Voting in thc New
Zealand General Election of 1987». Peter Almer 131
«The Impact of Constituency Spending on the Result of the 1987
British General Election». R. J. Johnston, C. J. Pattie and L. C.
Johnston 143
«Notes on Recent Elections The Belgian General Election of 1987».
Dick Leonard 157
«The Canadian Federal Election of 1988». Lawrence LeDuc 163
«The Swedish Eleciions of 1988». Michele Mlcheletti 169
«The Jamaican General Election of 1989». Cari Stone 175
«The Venezuelan Elections of 1988». Adela Martínez VUlafranca 183

344
Boletín de Sumarios

ESTUDIOS DE DERECHO
Universidad de Antioquia. 1987. Vol. XLVIII.
N.° 111-112
«El Derecho en China». Luis Villar Borda 5
«Meditaciones sobre e] C. C. de Andrés Bello en sus 100 arios de
recepción en Colombia». Raúl Humberto Ochoa C 20
«Matrimonio concordatorio y matrimonio civil». Gustavo León Ja-
ramillo Osorio 37
«Generalidades sobre la economía del matrimonio». Fernando Fueyo
Laneri 70
«Poder Judicial: Legitimidad y Legalidad». Diego Martínez Maru-
landa 105
«Aproximación a un modelo automatizado de la Constitución de
Colombia». Luis Fernando Restrepo Aramburo 126
«Personas jurídicas de derecho social». Osear Sánchez Glraldo 139
«La importancia de la práctica en la formación integral del abogado».
Luisa Margarita Henao de Yepes 147
«Sobre derechos humanos». Luis Fernando Vélez Vélez 162
«La política internacional de Colombia en el siglo xx». Rubén Darío
López Z 168

ESTUDIOS DE HISTORIA SOCIAL


Madrid. 1987. N.° 42-43
ESTUDIOS
«Políticas y estructuras organizativas de los sindicatos en los años 20:
por un análisis comparado». Aldo Agostí 7
«Violencia y terrorismo en la lucha de clases en Barcelona de 1913 a
1923». Albert Balcells ,. 37
«Causas y características de la violencia fascista». Adrián Lyttelton 81
«Ciudadanos honrados y somatenistas. El orden y la subversión en la
España de los años 20». Fernando del Rey y Reguillo 97
«El desarrollo de la clase obrera en Azcoitia y el sindicalismo católico
(1900-1923)». Luis Castells 151
«En torno a la "aristocracia obrera". El caso sevillano, 1898-1915».
Carlos Arenas 181
«Un estudio sobre la composición social y arraigo del anarquismo en
Jerez de la Frontera, 1869-1923». Antonio Cabral Chamorro 209
«Historia de una huelga perdida. Organización y derrota de la depen-
dencia mercantil de Málaga (1919). María Dolores Ramos 237
«La crisis del movimiento socialista en el País Vasco, 1935-1936».
Ricardo Miralles 275
«Guadalajara, 1936: la primera crisis del caciquismo». Alejandro
R. Diez Torres 289
DOCUMENTOS
ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL. GUERRA CIVIL
«Catálogo de Publicaciones Periódicas» 309

345
Documentación

1988. N.° 44/47


ESTUDIOS
«Reflexiones al paso sobre lo oscuro del siglo xix: Cuba y España».
Julio le Rlverend 9
«José Marti: las ideas y la acción». Paul Estrade 17
«La formación del mercado interior en condiciones coloniales: la
inmigración y el comercio catalán en las Antillas españolas
deurante el siglo xix». Jordi Maluquer de Motes 89
«La navegación a Ultramar y la acción del Estado: España, siglo xix».
Elena Hernández Sandolca 105
«Regionalismo y esclavitud patriarcal en los departamentos oriental y
central de Cuba». lorge Ibarra 115
«Táctica y estrategia de la burguesía esclavista de Cuba ante la aboli-
ción de la esclavitud». María del Carmen Barcia 137
«Los trabajadores y la liberación nacional en Cuba». Salvador Mora-
les 149
«La reestructuración del dominio español en Cuba. Poder político y
hacienda colonial 1833-38». Candelaria Salz Pastor 161
«Los cubanos en la prensa española del siglo xix». María del Mar
Simón Palmer 1 75
«Ingenieros militares, geógrafos y rebeldes en la organización territo-
rial de Cuba, 1824-1895». Francesc Nadal 183
«Comportamiento inversor de la élite económica antillana en Europa:
la progresión patrimonial de don Pedro Juan de Zulueta, 1834-
1874». José Gregorio Cayuela 191
«Gobernadores generales en la Isla de Cuba: sus ideas y proyectos,
1850-1858». Ana María Fernández Hidalgo 213
«Los orígenes del "68" cubano (1799-1868)». Agustín Martínez de las
Heras 221
«La participación de los esclavos en la guerra de independencia de
Cuba, 1868-1878», Leonor Amaro Cano 261
«El cambio de actitud de la administración española frente al contra-
bando negrero en Cuba (1860-1866)». Julia Moreno García 271
«José Marti: visión de España». Ramón de Armas 285
«El contexto internacional de la guerra de Cuba: la percepción italia-
na del 98 español». Fernando García Sanz 295
«El factor ultramarino en la formación de la mentalidad militar espa-
ñola». Manuel Espadas Burgos 311
«Con la marcha de Cádiz. Imágenes españolas de la guerra de inde-
pendencia cubana». Antonio Elorza 327
«1898, España en cuestión» Carlos Serrano 387
CLASICOS
«La población de Cuba, la guerra de independencia y la inmigración
del siglo xix». Juan Pérez de la Riva 397
«Problemas de la formación agraria en Cuba». Julio lemRlverend 407
«Los ferrocarriles cubanos en vísperas de la independencia: el proce-
so de desnacionalización». Osear Zanetti y Alejandro Gracia 517
«Origen y expansión del ñañiguismo». Enrique Sosa Rodríguez 539
NOTAS
«Las quintas. Sistema de reclutamiento: explotación para unos y
negocio para otros 1868-1898». Áurea Matilde Fernández 553
«Apuntes sobre el hospital para cimarrones de La Habana». Gabino la
Rosa Corzo 561
346
Boletín de Sumarios

«¿Cómo se percibía la necesidad de una Academia de Ciencias en la


Cuba colonial?». Pedro M. Pruna 569
«La necesidad de remodelar un espacio: La Habana del general
Tacón». Pedro Fraile 577
«Análisis a través de "El Productor" de la repercusión de nuestra cla-
se obrera del proceso de los anarquistas de Chicago». María Marta
Hernández Pacheco 595
«Presencia española en el comercio cubano». Alejandro García Alva-
rez 605
«De la guerra de liberación a la dependencia: los primeros partidos
políticos, 1899-1902». Mario Ayerhoff 615
«Entre La Habana, París y Madrid: intereses antillanos y trasvase de
capitales de María Cristina de Borbón y el duque de Riansares
(18335-1873)». Ángel Bahamonde y José G. Cayuela 635
«El modelo colonial español durante el siglo XIX: un debate abierto».
Candelaria Saiz Pastor 651

ESTUDIOS INTERNACIONALES
Universidad de Chile. 1988. Vol. XXI. N.° 83
«Introducción al estudio de las nuevas formas de concertación lati-
noamericana». Luciano Tomassini 310
«La cooperación política europea: realidades y desafíos de un modelo
de conceertación externa». Alberto van Klaveren 327
«Nuevas formas de concertación regional en América Latina: el Gru-
po de los Ocho». Rosario Green 354
«La coordinación de los deudores latinoamericanos: el Consejo de
Cartagena y el Grupo de los Ocho». Arturo O'Connell 373
«Concertación latinoamericana: Arquitectura de Integración e Inge-
niería de Negocios». Félix Peña 386

ETUDES INTERNATIONALES
Université Laval. Québec. 1989. Vol. XX. N.° 1
«Avant-propos» 5
«L'importance internationale du développement économique dans les
régions arcliques». W. Harriet Critchley 7
«L'importance politique et stratégique de l'Arctique: une perspective
canadienne». John Halstead 27
«Sécurité et politiques de l'Arctique: une perspective groenlandaise».
Frederick Harhoff 45
«L'initiative de Gorbatchev á Mourmansk et les mesures de restaura-
tion de la confiance dans l'Arctique». Evgenia L. Issaraelian 61
«L'importance politique et stratégique de l'Arctique: une perspective
norvégienne». Fin Sollie 71
«La politique inlernationale dans l'Arctique: une perspective américai-
ne». Oran R. Young 97
«L'Arctique et l'intemationalisme inuit». Peter Jull 115
«Les problemes de droit international de l'Arctique». Donat Pharand 131
ETUDE BIBLIOGRAPHIQLJE
«L'Arctique face aux années 90». Nils Grvik 187
347
Documentación

CHRONIOUE DES RELATIONS EXTERIEURES DU CANADÁ ET DU


QUEBEC
Héléne Galarneau 165
I. Les relations exlerieurcs du Canadá 165
II. Les relations exterieures de Québec 181

1989. Vol. XX- N.° 2


«Retour vers le fulur: le commerce d'cchange internaiional au cours
des années 80». Andrew F. Cooper 263
«Fédéralisme, asymétrie el interdépendance: aux origines de l'action
internationale des composantes de l'Etat federal». Renaud
Dehousse 283
«Le Canadá el le régime international de l'aidc». Jean-Phillppe
Thérien 311
«Les bénéfices des exportations québécoises d'électricité: une
perspeclive américaine (Note)». Jean-Thomas Bernard 341
«Surenchére á la menace conventionnelle: le blindage réactif, un
nouveau «gap» militaire (Note)». André Dumoulln 359
ETUDE BIBLIOGRAPHIQUE
«De l'invention de l'Afrique par l'Occident á la découverte des cultures
politiques et de l'historicité des sociétés africaines». Bogumll
Koss-Jewslewlckl 417

EUROPA ARCHIV
Bonn. 1989. Vol. 44. N.° 8
BEITRAGE UND BERICHTE
«Die Vereinigten Staaten vor der wirtschaftlichen Entspannung mit
der Sowjeiunion? Innenpolitische Aspekte der amerikanischen
Osthandelspolitik». Peter Rudolf 221
«Der Tieibhauseffekl: cinc vvellweite Herausforderung». Neville
Brown 231
«Integrationsprobleme und okonomische Wirkungen der europais-
chen Binnenmarktliberalisierung». Michael Frenkel 241

1989. Vol. 44. N.° 9


BEITRAGE UND BERICHTE
«Der"Delors-Berichi"». Norbert Kloten 251
«Wozu Atomwaffen in Zeiten der Abrüstung?». Karl Kaiser 261
«Perspektiven der Umgeslallung in der Sowjetunion aus chinesischer
Sicht». Chen Feng 273

1989. Vol. 44. N.° 10


BEITRAGE UND BERICHTE
«DieAuBenpolitik Frankreichs». Thlerry de Montbrial 283
«Wo bleibt Europa? Anmerkungen zu einer Geschichte der Bundesre-
public Deutschland». Ulrich Weinstock 291
«Japan am Beginn einer neuen Ara». Yatoro Kobayashi 305
«Co Com und die Wowjetunion». Hanns-D. Jacobsen 309

348
Boletín de Sumarios

1989. Vol. 44. N.° 11


BEITRAGE UND BERICHTE
«Auf dem Weg zum post-kommunistischen Europa». Hans-Peter
Schwarz 319
«USA und Frankreich: die verdeckle nukleare Beziehung». Richard
H. UUman 331
«Europaische Wáhrungsperspektiven». Wilhelm Hankel 351
«Schutz der Opfer bewaffneter Konflikte. Fortschrilte im ErozeB der
Ratifikalion der Genfer Zusatzprotokolle». Marcus Breitschwerdt. 361

1989. Vol. 44. N.° 12


BEITRAGE UND BERICHTE
«Europa nach der "Uberwindung des Containment'V Ernst-Otto
Czempiel 373
«Europa und die deutschen BundeslándeP'. Bjórn Engholm 383
«Parteienbündnisse in Frankreich. Die Kommunalwanlen vom Mar/.
1989». Jeff Brldgford 393

1989. Vol. 44. N.° 13


BEITRAGE UND BERICHTE
«Der politische Aufbruch in den baltischen Staaten. Das Problem der
Selbstbestimmung der nichtrussischen VOlker in der Sowjetu-
nion». Egll Levits 403
«Die Vereinigung Europas — WesteuropSische Integration und
gesamteuropaische Kooperation». Karsten D. Voigt 413
«Neutralitátspolitik — Mythos únd Realitát». Thomas Nowotny 423

1989. Vol. 44. N.° 14


BIETRAGE UND BERICHTE
«1989 — eine neue Zeilenwende?». Mlchael Howard 437
«Der deutsch-israelische Dialog im Schattcn der "Intifada"». Ammon
Neustadt 447
«Belgien auf dem Weg zum foderalen Staat». Patrlck Vanhulle 457

1989. Vol. 44. N.° 15/16


BEITRAGE UND BERICHTE
«Die Krise in der Volksrepublik China. Ursachen, Bedeulung und
Folgerungen». Jürgen Domes 465
«Das jugoslawische Dilemma». Roland Schónfeld 477
«Kolumbien und der Kokainhandel. Nationale und internationale
Aspekie». Wolfgang S. Heinz 487
«Neue Bedingungen für die Beziehungen zwischen sozialistischen
Staaten». Jaroslav Sedivy 497

1989. Vol. 44. N.° 17


BEITRAGE UND BERICHTE
«Soziale Aspekte der "Perestrojka"». Tatjana I. Saslawskaja 513
«Polilische Schritte zur Europáischen Wáhrungsunion». Lothar
Müller 525

349
Documentación

«Fortschritte in der Menscherechtspolitik. Perspektiven anch der


KSZE-Konferenz in Paris». Mlchael Staack 533

EUROPAISCHE GRUNDRECHTE ZEITSCHRIFT


Kehl am Rhein. 1989. Vol. 16. N.° 7
1. AUFSÁTZE «Entwicklungen in der Menschenrechts-
politik der USA». Thornas Buergenthal . 149
2. ENTSC H El D UNGEN
IAGMR - 2 9 . 7.88- Grundsátze der Veranlwortlichkeit des
Staates für "Verschwundene" / Hondu-
ras verletzt Recht auf Leben im Fall.
Velásquez Rodríguez Nacimiento 157
Abweichendes Votum des Richters Piza
Escalante zur Frage des Parteienstatus
bei der Vereinbarung der Entschá'di-
gung Nacimiento 174
EVG -29.12.88- Anspruch auf unentgeltlichen Rechts-
beistand im Verwaltungsverfahren auf-
grund Invalidenversicherung .. Steinmann 176
BGer - 8. 6.88- Gerichtliche Überprufung eines
Haftentlassungsgesuchs erst nach 41
Tagen verstóni gegen Anspruch auf
«raschmóglichste» Entscheidung i.S.d.
Art. S.Ziff. 4 EMRK Steinmann I 80
BGer - 1 8 . 1.89— Beschvverde gegen das im Kanton
Zürich bisher geltende unzureichende
gerichtliche Haftprüfungsverfahren gut-
geheiBen
mit Anmerkung Steinmann 181
3. DOKUMENTATION
Europa rat Menschenrechrspreis 1989 wurde Lech
Walesa und der "International Helsinki
Federalion for Human Rights", Wien,
zuerkannt 143

1989. Vol. 16. N.° 8


1. AUFSÁTZE «Die Erklárung des Europáischen Parla-
ments über Grundrechte und Grund-
freiheiten vom 12. April 1989». Bengt
Beutler 185
2. ENTSCHEIDUNGEN
EuGH Rechtsprechungsbericht 2. Quartal
1987 (Nr. 67-136): Allgemeine Hand-
lungsfreiheit, Gleichheitssaíz, Freizügig-
keit, Niederlassungsfreiheit, Dienstleis-
tungsfreiheit, Handelsfreihet, Berufs-
freiheit, EMRK, Rechtliches Gehor.
Begründungs/.wang, Rechisstaatliche
Grundsátze: GesetzmáBigkeit der Ver-
waltung, Rechtssicherheii, Verhaltnis-
máBigkeit, Vertrauensschutz, Eermes-

350
Boletín de Sumarios

sen, Billigkeit, Haftung, Rechtsschuiz;


Verháltnis Gemeinschaft — Mitglied-
staaten; Auslegungsgrundsatze — Rechts-
vergleichung Hilf/Willms 189
House of Lords
- 2 3 . 2.89- Diskriminierung von Ma'dchen bei der
Vergabe von Schulplatzen Bansch 201
Cone Coslituzionale Rechtsprechungsbericht 1988 Nr. 4-6:
Muttcrschaftsgeld für Lehrlinge /
Zusammenleben in nichtehelicher
Gemeinschafl kein StrafauschlieBungs-
grund bei Vermógensdelikten / Verlel-
zung der richterlichen Unabhángigkeit
bei Auswahl von Kunstsachverstándi-
gen im Strafverfahren Ritterspach 202

3. DOKUMENTATION
EP Erklárung der Grundrechte und Grund-
freiheiten
- 1 2 . 4.89- EntschlieBung des EP voller Wonlaut 204
- 1 2 . 4.89- Text der Erklárung voller Wortlaut 205
- 2 0 . 3.89- Bericht von Karel De Gucht
voller Wonlaut 207
4. LAUFENDE VERFAHREN
EKMR - 1 4 . 3.89- Beachtung der Unschuldsvermutung
bei Widerruf der Strafaussctzung zur
Bewahrung / Fall G gegen Bundesrepu-
blic Deuischland für zulássig erklárl 212

1989. Vol. 16. N.° 9


1. AUFSÁTZE «Verbesserungen des Individualrechtss-
chutzes durch das ncue Europa'ische
Gericht Erster Instanz». Wolfgang
Müller-Huschke 213
2. ENTSCHEIDUNGEN
IAGMR —30. 1.87- Verbot der AuBerkraftsetzung des
Habeas-Corpues-Verfahrens in Nots-
tandssituationen / Gutachten Nr. OC-8/
87 Nacimiento 218
IAGMR — 6.10.87— Verbot der AuBerkraftsetzung von
Rechtsschutzgarantien in Notstandssi-
tuationen /Gutachten OC-9/87
Nacimiento 223
BGer - 2 7 . 5.88- Zum Verhálinis von Arl. 4 BV zu Art. 6
Ziff. 3 lit. d EMRK im Hinblick auf die
Zulássigkeit der staatsrechtlichen Besch-
werde Steinmann 226
Corte Costiiuzionale Rechtsprechungsbericht 1988 Nr. 7
und 8: Benachteiligung der berufstá-
tigen Frau bei Weiterarbeit nach Errei-
chen der Pensionsgrenze / Fehlende
Gerichtsbarkeit Italiens gegenüber der
Kirche ¡m Banco-Ambrosiano-Verfah-
ren Ritterspach 227

351
Documentación

BVerfG - 3 1 . 1.89— Recht auf Kenntnis der eigenen


Abstammung voller Wortiaut 229
3. DOKUMENTATION
EP - 1 4 . 4.89- EntschlieBungen: Lage der Indianer in
der Welt / Ausbeutung von Prostituicr-
ten und Mensenenhandel 234
4. LAUFENDE VERFAHREN
EKMR - 8. 3.89- Menschenrechtsbechwerde gegen dro-
hende Abschiebung in den Libanon für
zulássig erklárt / Fall El-Makhour
gegen Bundesrepublik Deutschland 236

1989. Vol. 10
1. AUFSÁTZE «Gemeinschaftsrecht und nationale
Verfassungen — Eine Konfliktstudie».
Helmut Henrichs 237
2. ENTSCHEIDUNGEN
VfGH -15.12.88- Nichtzulassung einer gegen das NS-
Verbotsgesetz verstoBenden Gruppe zu
Hochschülerschaftswahlen
mit AnmerkungTretter 245
BVerfG - 1 4 . 3.89- Multiple-Choice-Verfahren ais Form
der Árztlichen Prüfung verfassungsge-
má'B / 60%-Quote für richtige Antwor-
len unverhá'ltnismáBig ...voller Wortiaut 247
3. DOKUMENTATION
Europarai —11. 5.89- Parlamentarische Versammlung führt
Status "besonderer Gaste" für Abgeord-
nete aus Mittel- und Osteuropa ein /
Ungarn, Polen, Jugoslawien, Sowjetu-
nion eingeladen 258
- 5. 5.89- Finnland 23. Mitgliedstaat des Europa-
rates 258
- 2 2 . 3.89- San Marino ratifiziert EMRK und
erkennt das Individualbeschwerderecht
an : 259
- 5. 5.89- Ministerkomitee verabschiedet Erklá-
rung zur künftigen Rolle des Europara-
les 259
- 2 3 . 5.89- Ryssdal und Cremona ais Prasident
bzw. Vizepra'sident des EGMR bestátigt.. 260
- 1 0 . 5.89- Catherine Lalumiére Generalsekretárin
des Europarates 261
EP - 1 4 . 4.89- EnlschlieBung: Lage der Indianer in der
Welt 261
4. LAUFENDE VERFAHREN
EKMR Zulássige Beschwerden / Rechtspre-
chungsberichi 1988 (1. Teil: Über-
sicht) Strasser 262
EKMR Zulássige Beschwerden / Rechtspre-
chungsbericht 1988 (2. Teil): Zivilrecht-

352
Boletín de Sumarios

liche Ansprüche und Verpflichtungen /


Rechl auf Zugang zum Gerich (Art. 6
Abs. 1 der Konvenlion) Slrasser 263

1989. N.° 11/12


1. AUFSÁTZE ••Die Verfassungsgerichisbarkeit in der
Volksrepublik Polen». Wlen Rudolf
Machacek und Zdzislaw Czeszejko 269
2. ENTSCHEIDUNGEN
Poln.VerfG - 2 8 . 5.86- Erste Entscheidung des polnischen
Verfassungsgerichts sielli Verletzung
der Wohnungseigentümer fest
Machacek/Czeszejko 277
High Coun, London
Verbot von Rundfunk-Interviews mil
- 2 6 . 5.89- Extremisten Bartsch 284
Verlá'ngerung der Untersuchungshaft....
BGer - 6.10.88- Steinmann 286
Rechte des fraktionslosen Abgeordne-
BVcrfG - 1 3 . 6.89- len im Parlament voller Wortlaul 288
Abweichende Meinung des Richters
Mahrenholz 301
Abweichende Meinung des Richiers
Kruis 302
3. DOCUMENTATION
Berichl Strengthening the World Order: Univer-
salism v. Regionalism, Risks and
Opportunilies or Regionalisation / Sym-
posium aus AnlaB des 75jahrigen Beste-
hens des Instituts für Inlernationales
Recht an der Universitát Kiel Stoll 303
4. LAUFENDE VERPAHREN
EKMR Zulássige Beschwerden / Rechtspre-
chungsvbericht 1988 (3. Teil): Zivil-
rechtliche Ansprüche und Verpflichtun-
gen / Verfahrensdauer (Art. 6 Abs. 1 der
Konvention) Strasser 307

EUROPARECHT
Baden-Baden. 1989. N.° 1
«Fernsehen ohne Grenzen: Zur Effektivitat und zum Verháltnis von
EG-RichtIinie und Europarats-Konvention». Dr. Ivo E. Schwartz .. 1
«Das Haushaltsverfahren 1989 — Ersie Erfahrungen mit der Interins-
titutionellen Vereinbarung über die Haushaltsdisziplin». Hans-
Jórg Timmann 13
«Das EG-Fischereiregime ais supranationale Ressourcenordnung».
Rechtsassessor Carol Nonnenmacher 30
«Austria ante portas: Ósterreichs Neutralitát ais Hindernis für einen
EG-Beitritt?». Dr. Matthias Pechsteln 54

353
Documentación
RECHTSPRECHUNG
GERICHTSHOF DER EUROPÁISCHEN GEMEINSCHAFTEN
1. Urteil vom 19.1.1988, Rs. 292/86, in dem Vorabentscheidungsver-
fahren Claude Gullung gegen Conseil de l'ordre des avocáis du
harreau de Colmar und Cnseil de l'ordre des avocáis du barreau de
Saveme; betr. Niederlassungsrecht und frcier Dienstleistungsver-
kehr der Rechtsanwa'lte 75
2. Urteil vom 14.7.1988, Rs. 188/85, Vereinigung der Olmühlenindus-
trie der EWG (Fediol) gegen Kommission der Europaischen
Gemeinschaften; belr. Antisubventionsverfahren — Rats-VO
Nr. 2176/84 80
KLEINERE BEITRÁGE, BERICHTE UND DOKUMENTE
«Umwelt- und Technikrecht in den Europaischen Gemeinschaften —
Anirieb oder Hemmis? Tagungsbericht». Assessor Patrlck Reinert. 87
«Tagung für Rechtsvergleichung 1989 (Ankündigung)» 92

1989. N.° 2
«Die Rechtsangleichung zur Verwirklichung des Binnenmarkets».
Professor Dr. Peter-Christian Müller-Graff 107
«umweltschutz auf der Grundlage der Einheitlichen Europaischen
Akte». Professor Dr. Dieter H. Scheuing 152
RECHTSPRECHUNG
GERICHTSHOF DER EUROPÁISCHEN GEMEINSCHAFTEN
1. Urteil vom 23.2.1988, Rs. 216/84, Kommission der Europaischen
Gemeinschaflen gegen Franzósische Republik; betr. Freier Waren-
verkehr, Verbot der Einfuhr und des Verkaufs von Ersatzstoffen
für Milchpulver und Kondensmilch 193
2. Urteil vom 2.2.1989, Rs. 274/87, Kommission der Europaischen
Gemeinschaften gegen Bundesrepublik Deutschland; betr. Freier
Warenverkehr, Verbot der Einfuhr von Fleischerzeugnissen, die
nicht den deutschen Vorschriften entsprechen 196
KLEINERE BEITRÁGE, BERICHTE UND DOKUMENTE
«Die Einheitliche Eirpáische Akte. XI. Kolloquium der Wissenschaftli-
chen Gesellschaft für Europarecht. Diskussionsbericht». Wiss.
Mltarb. Ass. iur. Josef Blank 201
«Tagung für Rechtsvergleichung 1989 (Ankündigung)» 205

EUROPEAN JOURNAL OF POLITICAL RESEARCH


Dordrecht 1989. Vol. 17. N.» 1
«Party competition and ihe politics of economic openness and
growth». K. Strem 1
«Valué orientation, left-righi placement and voling». J. W. Van Deth
and P. A. T. M. Geurts 17
«Comparative economic assessments and ihe endogeneity of left-right
self placement: a rosearen note». S. Bowler 35
«Positional power and political influence in ihe Federal Republic of
Germany». U. Hoffmann-Lange 51
«Faclionalism, ihe French Socialist Party and the fiflh Republic: an
explanation of intra-pany divisions». AÍ M. Colé 77
«Neo-conservativo regimos and convergence in tolocommunications
policy». J. Hills 95
354
Boletín de Sumarios

«Cycles of ihe fourth kind: a rcply lo Mohler's cycles of valúes». J. Z.


Namenwirth and R. P. Weber 115
«Cydical ideology: a responso lo Namenwirth and Weben>. P. Ph.
Mohler 121

1989. Vol. 17. N.° 2


«Introduction; Regulaiion and deregulation». L. Hancher and
M. Moran 129
«Deregulating broadcasting: the Wesi European experience».
K. Dyson and P. Humphreys 137
«The rcdisiribution of regulatory powers between govemments and
intemational organisalions: the case of European airline deregula-
tion». P. Cullen and Yannopoulos, G. N 155
«The "Little Bing Bang" in París: financial market deregulation in a
dirigiste system». P. G. Cerny 169
«Deregulation as regulatory reform: the case of environmental policy
in the Netherlands». K. Hanf 193
«Deregulation in Austria». P. Gerlich 209
«Regulation, deregulation and publie bureaucracy». J. G. Chrlstensen 223

1989. Vol. 17. N.° 3


«The Changing politics of women: gender and political alignment in
11 nations». D. de Vaus and I. McAllister 241
«Ideology. strategy and party competitíon in postwar Norway».
K. Strem and J. Y. Leipart 263
«Election promises and government performance in Greece: PASOK's
fulfilment of its 1981 election pledges». E. Kalogeropoulou 289
«Dominant players and mínimum size coalitions». A. M. A. Van
Deemen 313
«Military regimes: power and forcé». R. H. T. O'Kane 333
«Comparing non-voters in the USA and Norway: permanence versus
transience». P. A. Pettersen 351

EUROPEAN LAW REVIEW


London. 1989. Vol. 14. N.° 1
ADDRESS OF JUDGE T. KOOPMANS 1
FAREWELL ADDRESS BY LORD MACKENZIE STUART 3
ARTíCLES
«The Essential Mínimum: The Establishment of the Court of First
Instance». Tom Kennedy 7
«Freedom to Provide Air Transpon Services in the ECC». J. M.
Balfour 30

1989. Vol. 14. N.° 2


ARTICLES
«Comparison of Regulaiory Takins under the United States Constitu-
tion and the European Convention on Human Rights». Jerome
J. Curtís, Jr 67
«The European Social Charter Community Law». Alan J. Riley 80

355
Documentación

1989. Vol. 14. N.° 3


ARTICLES
«The Couri of Justice of the European Communiiies». Cari Otto Lenz ... 127
«The Renegotiation of Lomé: Invenling the future?». J. A. McMahon ... 140

1989. Vol. 14. N.° 4


ARTICLES
«The Judgments Convenüon and Mareva Injunctions in the United
Kingdom and Ireland». Gerard Hogan 191
«The Wolf in Wolf's Cloihing: The Problem vvith Prcdatory Pricing».
PaulSmlth " 209
«The European Social Charter and Community Law—A Cpmmeni».
MarkGould . 223

FILOSOFÍA
Torino. 1989. Vol. XL. N.° 1
«Kant e il problema estético». Emilio Garroni 3
«Téchne e pedagogía: una esperienza pilota in Canavese». Aldo Moret-
to 17
«Arte e prowiddenza in Vico». Annamarla Contangelo 45
«Ermeneutica del sublime e malinconia». Livio Bottani 73

1989. Vol. XL. Fas. II


«Le "Letture dai Vangeli" di Antonio Maddalena". Luigi Pareyson 127
«Antonio Rosmini, Michele Federico Sciacca e Hans-Eduard Hengs-
tcnberg: un paragone». Ivo Hollhuber 139
«Difficoltá della filosofía pubblica (Riflessioni sul pensiero di Norber-
to Bobbio)». Vittorio Possenti 151
«Metáfora e concetto: sulla metáfora dello specchio in Schelling e nel
giovane Hegel». Andrea Tagliapietra 175
«Circolaritá di condi/ione in L'homme et le langage di Jean Brun».
Andrea Gonzl 203
«La "fucina del mondo"». Pletro Addante 209

FOREIGN AFFAIRS
New York. 1988/89. Vol. 68. N.° 1
«Reagan's Foreign Policy». Robert W. Tucker 1
«Europe and the Reagan Years». Paul Johnson 28
«The 1988 Election». Norman J. Ornstein and Mark Schmltt 39
«America's Economic Dependence». Félix Rohatyn 53
«Gorbachev's New Thinking». David Holloway 66
«The Revolution in Soviet Foreing Policy... Robert Legvold 82
«Eastern Europe on lis Own». Charles Gati 99
«Soviet Policy in Easl Asia: A New Beginning?». Donald S. Zagoria 120
«Middle East Opponunities». Geoffrey Kemp 139
«África: A Conlineni Adrift». John A. Marcum 159
«The U.S. and Latín America: A Lost Decade?». Margaret Daly Hayes .... 180
«American Foreign Policy: The Bush Agenda». Richard Nixon 199

356
Boletín de Sumarios

1989. Vol. 68. N.° 2


«John J. McCloy, 1895-1989» 1
«The U.S. and Japan: Sharing Our Destinies». Mike Mansfield 3
«Ending ihe Cola War». Michael Mandelbaum 16
«NATO's Mid-Life Crisis». Richard K. Betts 37
«Trading with ihe Communisis». Adlai E. Stevenson and Alton Frye ... 53
«Defense Investment Strategy». Wllllam J. Perry 72
«Must We Retrinch?». Francis M. Bator 93
«Paraguay After Stroessner». Riordan Roett 124
«Burmesc Days». Maureen Aung -Thwin 143
«Redefining Security». Jesslca Tuchman Mathews 162

FORO AMMINISTRATIVO, IL
Milano. 1988. Vol. LXIV. N.° 10
«Osservazione, a: Cass., sez. I, 28 aprile 1988 n. 3197». Raffaele
Iannotta 2766
«Osservazione a: Cons. St., sez. V, 28 ottobre 1988 n. 619». Eugenio
Cannada Bartoii 2859
«Corte costituzionale e parco nazionale del Gran Paradiso» (nota a
C. Cost. 15 novembre 1988 n. 1029). Renato Barbagallo 2748
«Ripartizione delle competenze tra Stato e regione in materia di
parchi naturali ed altre arce protette» (nota a C. Cosí. 21 luglio
1988 n. 830; id. 15 novembre 1988 n. 1030 e 1029). Caro Lucrezio
Monticelli 2752
«II diritto aH'informazione (La disciplina all'emittenza televisiva
pubblica e privata. La vendita degli spazi pubblicitari) e altre ques-
tioni». Aldo Piras 3089
«Note su alcune innovazioni nel sistema francese di giustizia arami-
nistrativa». Giovanni Vacirca 3092
«Caratteri della giurisdizione sulle sanzioni amministrative pecuniarie
e riparto fra le giurisdizioni della 1. n. 689 del 1981». Marco Anto-
nioli 3096
«Autonomie territoriali e aspetti dei controlli». Maurizlo Mirabella 3135

1988. Vol. LXIV. N.° 12


Osservazione a:
C. cost. 14 luglio 1988 n. 826 3531
C. cost. 12 maggio 1988 n. 535 3536
Cons. St., sez. V, 6 diciembre 1988 n. 791. Raffaele Iannotta 3623
«Diritti di quotazione ed ammissione di diritto di titoli alia quotazione
ufficiale nelle borse valori» (nota a C. cass., sez. I, 14 dicembre
1987 n. 9263). Pier Luigi Valentino 3542
«Conferimento di incarichi direttivi ai magistrati» (nota a Cons. St.,
sez. IV, 7 settembre 1988 n. 737). Linda Sandulll Napoleón! 3597
«Brevi osservazioni in tema di procedimento di formazione dei piani
regolatori generali» (nota a Cons. St., ssez. IV, 19 dicembre 1987
n. 784). Marco Cresti 3602
«L'insegnamento della religione cattolica prima del Concordato
dell'll febbraio 1929 e considerazioni sintetiche sull'attuale
controversia», (nota a Cons. St., sez. VI, 27 agosto 1988 n. 1006).
Aniello Cerreto 3685

357
Documentación

«Sull'alienabilitá del demanio storico = artístico: owero nuove pros-


pettive per la conservazione e valorizzazione dei beni culturali
appartenenti agli enti pubblici territoriali» (nota a Cons. St., sez.
VI, 7 maggio 1988 n. 568). Ugo Quaglia 3689
«Obbligo di motivazione del prowedimento amministrativo e interes-
se sostanziale del ricorrente» (nota a TAR Véneto, sez. I, 16 maggio
1988 n. 426). Slmonetta D'Alessandro 3722
«La competenza del TAR sugli atti di vendita neU'amministrazione
straordinaria delle grandi imprese in crisi». Gugllelmo Serlo 3909
«Notazioni in tema di posizioni giuridiche soggettive e techiche di
tutela nella giustizia amministrativa». Domenlco Sorace 3914
«Procedimenti sostitutivi ed esercizio dell'attivitá sostitutiva». Roberto
Coltelli 3920
«La Corte dei conti delle Comunitá europee nel quadro istituzionale».
Giovanni Bautista Goletti 3931

GACETA JURÍDICA DE LA C. E. E.
Madrid. 1989. N.° 66
I. ESTUDIOS
«La aplicación de las normas sobre competencia del TCEE al
sector de ferias y exposiciones». Mónica Martí 3
II. JURISPRUDENCIA COMUNITARIA ANTERIOR A 1985
«Protección del medio ambiente: la normativa comunitaria
sobre gestión de aceites usados» 11
III. COMENTARIOS
«La nueva reglamentación europea de los acuerdos de franqui-
cia». Joanna Goyder 17

1989. N.° 68
1. «El espacio judicial integrado en Europa Occidental». José L. Igle-
sias Buhigues 11
2. «Reflexiones sobre el sistema de instituciones políticas de las
comunidades europeas». Cesáreo Gutiérrez Espada 75
3. «Aproximación a la cuestión de la delimitación de la competencia
internacional de la CEE». José Manuel Sobrino Heredia 147
4. «La aviación civil española ante el derecho comunitario». Ignacio
Quintana Cario 191
5. «Las reservas españolas en favor de los buques de construcción
nacional». luán Manuel Rozas Valdés 229
6. «Los consumidores, sus organizaciones y el acta única europea.
Objetivo 1992». José M.« Martín del Castillo 251

GIURISPRUDENZA COSTITUZIONALE
Milano. 1988. Vol. XXXIII. N.° 3
ÍNDICE
«Si assestano i rapponi Ira Siato e Regioni (e Province autonome),
ma non si sciolgono i nodi circa le rispettive competenze in mate-
ria di assistenza sanitaria e sociale». Azzena Alberto 1910

358
Boletín de Sumarios

«Elaboraziona del parameetro ed articolazione del dispositivo in una


sentenza sull'ordinamento giudiiario militare». Bartole Sergio 1100
«Sull'ammissibilitá di prowedimenti "puntuali" dello Stato nelle
malerie di pertinenza regionale». D'Atena Antonio 2143
«Ancora sulla rappresentativitá, e su maggioranza c proporzionalitá,
organizzazione sindacale, categoría, nello statuto dei lavoratori e
nel sistema». Dell'Olmo Matteo 1433
«La torméntala finedelle IPAB». De Siervo Ugo 1757
«II legislatore ira amnistía c "uso alternativo" della punibilitá». Flori-
da Gluseppe G 1599
«Aspetli probfematici nelle sentenze della Corte costituzionale sulle
retribuzioni dei professori universitario. Grasso Pletro Giuseppe ... 1675
«La famiglia di falto e la locazione della casa di abitazione». Lenzi
Raffaele 1802
«Le vie del padre non sonó finite». Luther JOrg 1721
«"Famiglia di falto" e disciplina dettata con l'art. 649 c.p.». Marini
GiuUano 1944
«II convivente more uxorio, il "separato in casa" e il c.d. diritto
"fondamentale" all'abitazione». Pace Alessandro 1801
— «Sulla declaratoria d'incostituzionalitá di una disposizione ormai
inefficace di un decreto-legge, giá radicalmente eméndalo; sulla
compeienza delégala "concurrente" in materia paesaggistico e sul
"messaggio" della Corte costiluzionale contro la reiterazione dei
decreti-Tegge» 1245
«Acceso all'Albo speciale delle societá di revisione e disparitá di tratta-
mento tra aziende di crédito pubbliche e prívate». Pace Masslml-
liano 1920
«In tema di indebita intromissione nella scelta del perito». Pittaro
Paolo 2013
— «Principio di tassativitá ed elementi normativi extra-giuridici della
fattispccie pénale» 2152
«L'incostituzionalitá parziale dell'art. 5 c.p.: considerazioni sulla
sentenza n. 364 del 1988 nell'ottica del diritto tributario». Puotl
Giovanni 1534
«Esenzione giustificata o privilegio per gli immobili appartenenii agli
Istituli per il sostentamento del clero?». Tabet Giullano 1853
«Pianificazione territoriale, attivilá estrattíva e salvaguardia dell'auto-
nomia comunale nella prospettiva di collaborazione tra Regioni ed
Enti locali territoriali minori». Teresl Francesco 2235
«Famiglia, materniíá e paternitá nella disciplina dell'aborto». VlncenzJ
Amato Diana 1714

1988. Vol. XXXIII. N.° 4


ARTICOLI
«Regolamenti consiliari e tutela giurisdizionale dei dipendenti dei
Consigli regionali e provinciali». Panunzio Sergio P. 501
«Declaratoria di illegittimitá "dal momento in cui". Genesi e fonda-
mento di una nuova tipología di decisioni costituzionalí di accogli-
mento». Morelli Mario Rosarlo 512
«La "liberta di coscienza" di fronte aH'indeclinabilitá delle funzioni
pubbliche. (A proposito dell'autori/zazione del giudice tutelare
all'interruzione della gravidanza della minore)». Manglamell
Stello 523
«La recente giurisprudenza costituzionale in tema di IPAB e la rifor-
ma dell'assistenza». Traína Duccio M 545

359
Documentación

«Considerazioni sulla sentenza di inammissibilitá dc¡ referendum


sulla cácela». Pesóle Luciana 577
«La legge costituzionale di riforma dell'accusa parlamentare e le
normative necessarie per la sua attuazione». Di Raimo Glacomo ... 594

1988. Vol. XXXIII. N.° 5


ARTICOLI
«Accertamento dei requisili soggettivi di ammissione alia Corte costi-
tuzionale ed improprietá della definizione dell'atto conclusivo
auale "convalida"». Ferrari Giuseppe 875
«II tegislatore e l'efficacia temporale delle sentenze costituzionali
(nuovi orizzonti o falsi maraggi?)». D'Orazio Glustíno 885
«Vacatio sententiae, "retroattivitá parziale" e nuovi tipi di pronunzie
della Corte costituzionale». Ruggeri Antonio 924
«Incompetenza legislativa del Governo, interposizione del Parlamento
e sindacato della Corte costituzionale». Tarchi Rolando 941

HARVARD CIVIL RIGHTS


New York. 1989. Vol. 24. N.° 1
VOICES OF EXPERIENCE: NEW RESPONSES TO GENDER
DISCOURSE
«Introduction: Finding Our Paradoxes, Affirming Our Beyond». Mar-
tha Minow 1
«Black Women and the Constitution: Finding Our Place, Asserting
Our Rights». Judy Scales-Trent 9
«"Girls Can't Be Plumbers" /Affirmative Action for Women in Cons-
truction: Beyond Goals and Quotas». SyMa A. Law 45
«Work and Family: The Gender Paradox and the Limitations of
Discrimination Analysis in Restructuring the Workplace». Nancy
E.Dowd 79
ARTICLE
«Maps and Misrereadings: The Role of Geographic Compactness in
Racial Vote Dilution Litigation». Pamela S. Karlan 173

HARVARD INTERNACIONAL LAW JOURNAL


Harvard Law School. Cambridge (Mas.). 1989. Vol. 30.
N.° 1
ARTICLES
«Toward Unilateral Coherence in Determining Jurisdiction to Tax
Income». Robert L. Palmer 1
«Natural Resource Pricing Policies and the International Trading
System». David Scott Nance 65
«Agriculture in a World of Comparative Advantage: The Prospecis for
Farm Trade Liberali/.ation in the Uruguay Round of the GATT
Negotiations». Jon G. Filipek 123
COMMENT
«Protection of Computer Programs Under the Computer Program
Protection Law of the Republic of Korea». Byungkwon Lim 171

360
Boletín de Sumarios

HARVARD JOURNAL ON LEGISLATION


Harvard Law School. Cambridge (Mas.). 1989. Vol. 26.
N.°2
LEGISLATIVE APPROACHES TO WORK AND THE FAMILY
«Introducción». Martha Minow 295
«Is There a Role for the Federal Government in Work and the
Family?». Patricia Schroeder 299
«Envisioning Work and Family: A Critical Perspcctive on Internatio-
nal Models». Nancy E. Dowd 311
«Work and Family: Policies for the Working Poor». Patricia A. Shiu 349
«Evaluating Child Care Legislation: Program Structures and Political
Consequences». Lance Llebman 357
«A Legislative Approach to Work and Family: Time for a Smart Start».
Edward M. Kennedy 391
«Family and Medical Leave Legislation in the States: Toward a
Comprchensive Approach». Donna R. Lenhoff & Sylvla M. Becker 403
«Choicc—The Essential Component of Family Legislation». Thomas
J.Tauke 465
«The Economics of Child Care: Its Importance in Federal Legisla-
tion». Barbara Relsman 473
«Fixing the Child Care Credit: Hidden Policies Lead to Regressive
Policies». Douglas J. Besharov 505
«Fourtecn Myts About Families and Child Care». Robert Rector 517
«The Establishment and Free Exercise Clauses and Their Impact on
National Child Care Legislation». Lee Boothby 549
«Participation of Religious Providers in Federal Child Care Legisla-
tion: Unrestricted Vouchers are a Constitutional Alternative». "John
A.Liekwig : 565
«Accommodation and Equal Treatment of Religión: Federal Funding of
Religiously Affiliated Child Care Facilities». John W. Whitehead 573
NOTE
«Child Care Linkage: Addressing Child Care Needs Through Land Use
Planning». Natalle M. Hanlon 591
LEGISLATIVE RESEARCH BUREAU REPORT
«Model Tax Incentive and Child Care Linkage Acts». Harvard Legisla-
tive Research Bureau 663

HARVARD LAW REVIEW


Cambridge (Ma.). 1989. Vol. 102. N.° 5
ARTICLE
«Where Rights Begin: The Problem of Burdens on the Free Exercise
of Religión». Ira C. Lupu 933
NOTES
«Municipal Development Exactions, the Rational Nexus Test, and the
Federal Constitution» 992
«Due Process Limits on Prosecutorial Peremptory Challenges» 1013
COMMENTARY
«Capital Punishment». Lewis F. Powell, Jr 1035
361
Documentación

1989. Vol. 102. N.° 6


JAMES VORENBERG: IN APPRECIATION
Derek C. Bok 1105
Andrew L. Kaufman 1107
ART1CLE
«The Shaping of the American Labor Movement». William E. Forbath 1109
NOTES
«Burdens on the Free Exercise of Religión: A Subjective Alternative» ... 1258
«Fee as the Wind Blows: Waivers of Attorney's Fees in Individual Civil
Rights Actions». Slnce Evans v. Jeff D...." 1278
«The Disenfranchisement of Ex-Felons: Citizenship, Criminality, and
"The Purity of the Ballot Box"» 1300
«Teaching Inequality: The Problem of Public School Tracking» 1318
COMMENTARIES
«Fighting the Words of the Eleventh Amendment». Lawrence C. Mars-
hall 1342
«The Diversity Theory of the Eleventh Amendment: A Critical Evalua-
tion». Wllílam P. Marshall 1372

1989. Vol. 102. N.° 7


ARTICLE
«Unconstitutional Conditions». Kathleen M. Sullivan 1413
DEVELOPMENTS IN THE LAW - SEXUAL ORIENTATION
AND THE LAW
«Table of Contents» 1509
I. «Introduction» 1511
II. «Gay Men and Lesbians and the Criminal Juslice System» 1519
III. «Employment Law Issues Affecting Gay Men and Lesbians» 1554
IV «Sexual Orientation and the Public Schools» 1584
V. «Same-Sex Couples and the Law» 1603
VI. «Family Law Issues Involving Children» 1629
VII. «Other Discrimination Issues» 1660
NOTE
«The Extraterritorial Applicability of the Fourth Amendment» 1672
COMMENTARY
«What is Republicanism, and is il Worth Eeviving?». Richard
H. FaUon, Jr. 1695

1989. Vol. 102. N.° 8


IN MEMORIAM: PAUL M. BATOR
David L. Shaplro 1737
Charles Fried 1739
Stephen Breyer 1741
ARTICLES
«Racial Critiques of Legal Academia». Randall L. Kennedy 1745
«Limiting Contractual Freedom in Corporate Law: The Desirable
Constraints on Charter Amendments». Ludan A. Bebchuk 1820

362
Boletín de Sumarios
NOTES
«The Luck of the Law: Allusions to Fortuity in Legal Discourse» 1862
«Incorporating ihe Republic: The Corporation in Aniebellum Poliiical
Culture» 1883
«The Contení Distinction in Free Speech Analysis After Renton» 1904
«Membarship Has Its Privileges and Immunities: Congressional
Power To Define and Enforce the Rights of National Citizcnhship» 1925
«Over-Protective Jurisdiction?: A State Sovereignty Theory of Federal
Questions» 1948
••Major Operational Decisions and Free Collective Bargaining: Elimi-
nating the Mandatory/Permissive Distinction» 1971
»The Anti-Discrimination Principie in the Common Law» 1993
BOOK REVIEW
«What Can a Lawyer Learn from Literature?». James Boyd Whlte 2014

HISPANIC AMERICAN HISTORICAL REVIEW, THE


Durham. 1989. Vol. 69. N.° 1
«An Interview with Juan E. Pivel Devoto». Alicia Vldaurreta 1
ARTICLES
«Ranchers and Indians on the Southern Isthmus of Tehuantepec:
Economic Change and Indigenous Survival in Colonial México».
Judith Francis Zeitlin 23
«Prestige, Power, and Piety in Colonial Brazil: The Third Orders of
Salvador. A. J. R. Russell-Wood 61
«The Green Wave of Coffee: Beginnings of Tropial Agricultural
Research in Brazil (1885-1900)». Warren Dean 91

1989. Vol. 69. N.° 2


ARTICLES
«Traveling Far in Grandfather's Car: The Life Cycle of Central Colom-
bian Coffee Estates. The Case of Viotá, Cundinamarca (1900-30)».
Michael F. Jiménez 185
«Peasant, Farner, Proletarian: Class Formation in a Smallholder
Coffee Economy, 1850-1950». Lowell Gudmundson 221
«The Decline of the Hacienda in Cochabamba, Bolivia: The Case of
the Sacaba Valley, 1870-1929». Robert H. Jackson 259
«The "Rebellion of the Barrios": Urban Insurrection in Bourdon Qui-
to». Anthony McFarlane 283

HISTORISCHE ZEITSCHRIFT
München. 1989. N.° 1
AUFSÁTZE
«Geschichte und Vergessen». L. Holscher 1
«Das Zwischenspiel zwischen Humanismus und Konfessionalismus».
M.Weltl 19
«Europáisches Zentrum, überseeische Peripherie und neue Welt».
ICHUdebrand 53

363
Documentación

NEUE HISTORISCHE LITERATUR


«Gemeindereformation ais Bindeglied zwischen der mitielalterlichen
und der neuzeitlichen Welt?». M. U. Edwards jr. 95
«"Anpassung und Unterwerfung" — die Justiz in der Ara Gürtner
(1933-1940)». M. StoUels 105

1989. Vol. 248. N.° 2


AUFSÁTZE
«Eugen Taubler Postumus». A. Heufi 265
«Laleinamerikanische Geschichte alss historische Teildisziplin.
Versuch ciner Siandortbestimmung». H. Pietschmann 305
«Karl Holl und die Gencration des Ersten Weltkrieges. (Nach unveróf-
fentlichten Feldpostsendungen.)» R. Stupperlch 343
NEUE HISTORISCHE LITERATUR
«"Deutsche Gesellschaftsgeschichte"». L. Gall 365
1989. Vol. 248. N.° 3
AUFSÁTZE
«Ein Erneuerer der Geschichtswissenschah. Hans Rosenberg 1904-
1988». H. A. Winkler 529
«Mónchsein in der Adelsgesellschaft des hohen und spaten Mittelal-
ters». K. Schreiner 557
«"Slaat" und "Kommunc". Zum Wandel der Staatsaufgaben in
Deutschland im 19. Jahrhundert». D. Langewlesche 621
NEUE HISTORISCHE LITERATUR
«Die Tagebücher von Joscph Goebbels». E. Jáckel 637

HISTORY OF POLITICAL THOUGHT


London. 1989. Vol. X. N.° 1
«Family, Government, and the Medieval Aristotelians». J. M. Blythe 1
«Locke, Levellers and Liberty: Property and Democracy in the
Thought of the First Whigs». D. McNalíy 17
«The Poetics of Politics Vico's 'Philosophy of Authority'». J. Mali 41
«Montesquieu, The Politics of Language, and the Language of Poli-
tics». M. Richter 71
«Individuáis in Society: Rousseau's Republican Vision». J. Hope
Masón 89
«Hcgel on War. Another Look». S. Walt 1 13
«Political Science and the Discourses of Power: Developing a Genea-
logy of the Political Culture Concepi». T. W. Luke 125

INFORMATIONS SOCIALES
París. 1988. N.° 7
«Le glaive, la balance et rordinateur». Plerre Grelley 2
LES PRINCIPES
«Un remede á la complexité». Daniéle Bourcier 6
«L'unité du droit á l'épreuve de l'informatique». Luden Mehl 16
364
Boletín de Sumarios

«Une culiure informatique pour le nouveau magistral». Brigitte


Boitaud 26
LE PUBLIC ET LES APPLICATIONS
«Le juge et l'ordinateur». Anne Bourrat 34
«Cnil: proteger le citoyen». Plerre-Alain Welll 42
«Les prestations familiales: un observatoire de la gestión du droit».
Phillppe Steck 49
«Banques de données juridiques: mode d'emploi». Anne de La Presle.... 56
LA MAITRISE DES TECHNIQUES
«Informatique: faut-il légiférer?». Thlerry Garé 62
«Informatiser l'action sociale». Claudine Plenchette 69
«Les nouveaux experts». Robert Maniquant 74
«La loi du plus en plus fon». Francolse Margeridon 80
LE SOCIAL EN RECHERCHE 87
Analyse sélective des mémoires de maítrise, dipióme supérieur en
travail social, theses, études et recherches.
LE FIL CONDUCTEUR 96
Le domaine du social, un puzzle pour l'Europe/L'Europe et sa
jeunesse aujourd'huit et demain.

1988. N.o 8
«Formation professionnelle et insertion sociale». Frédérlque Leprin-
ce 2
ETAT DES LIEUX
«Le marché du travail en mutation». Alaln Lebaube 4
«Chómages: une mise au pluriel». Gilíes Gateau 12
DU NATIONAL AU LOCAL, POLITIQUES ET INSTITUTIONS
«De l'indemnisation á la réisertion». Patricia Bouillaguet-Bernard 34
«Assurance maladie et situations précaires». Héléne Strohl 46
«Les limites des réponses locales». Bernard Simonin 53
«A Beauvais, un Atelier Reíais». Florence Osüer 55
«Les comités de bassin d'emploi». Paulette Pommier 63
FORMATION, ACTION SOCIALE, EMPLOI
«La crise de la formation qualifiante». Plerre Maréchal 68
«Glissement ou retour?». Elisabeth Maurel 74
«Les petits boulots: impasses ou passerelles?». Bemard Eme et Jean-
LouisLaville 82
LES ACTEURS, LEUR VECU
«Les formateurs entre l'économique et l'insertion». Francols Schal-
chÜ 90
«Les travailleus sociaux face au traitement du chómage». Monique
Guyard 97
«Les entreprises entre suivi social et formation». Marie Jacquin
Pavard 100
«Trois facons de vivre les stages». Catherine Froissart 107
LE SOCIAL EN RECHERCHE 1 12
Analyse sélective des mémoires de maítrise, diplome supérieur en
travail social, ihéses, études et recherches.
365
Documentación
LE FIL CONDUCTEUR 122
Contre les exclusions: les associations á la rescousse/ Devoir impé-
rieux: entendre les cris el les demandes des enfants/ A propos de
classes d'áge/Quelques pages intéressantes.

1989. N.° 1
«Introduction». Bertrabd Sachs 2
INTERVENIR: AU NOM DE QUOI?»
«La volonté d'intervenip». Michel Chauviére 6
«Aider». Table ronde avec Alice Holleaux, Phillipe Jeammet et Antoi-
• ne Lazaurs 21
«Aide demandée, aide imposée». Bernard Prieur 28
LAPPEL A LAIDE
«Pour supporter le regard de l'enfant». Entretien avec le Dr J.-E. Teso-
ne et Domlnlque Agostini 36
«A l'écoute du mal-étre». Dr Alaln Meunier et Angéllque Perrin 39
«La parole qui libere». Alaln Lemosof 44
FAIRE FACE
«L'état de choc». Cécile Herrou 50
«Les múltiples visages de la souffrance». Paule Paillet 54
"ON VA VOUS AIDER"
«Le processus de l'aide». Anny Bourdalex 60
«La chaíne et la trame». Patricia Gutlhem 62
«Controle iudiciairc: surveiller et aider?». Gilíes Van Aertryck 66
«A.e.m.o.: l'intervention du psychologue». Jean-Patrick Darchis 69
«A propos du savoir "psy"». Jean-Pierre Almodovar 73
LES THERAPIES
«Les références de l'intervention thérapeutique». Dr Sylvie Ángel 77
«La dimensión familiale». Jean Lemaire, Philippe Robert et Muriel
Soulié 83
«Comprendre son couple». Colette Lacoste 88
«Le patient comme acteur». Entretien avec Jacques Miermont 94
LE SOCIAL EN RECHERCHE 101
Analyse sélective des mémoires de maítrise, dipióme supérieur en
travail social, théses, eludes et recherches.
LE FIL CONDUCTEUR 112
S comme Sorbonne, solidarité, social/Traques par la science?

INTERNASJONAL POLITIKK
Uppsala. 1989. N.° 3
«Forord» 3
«Estland, Latvia og Litauen: Nasjonalisme i perestrojkaens tjeneste —
elleromvendt?». Gro Holm 7
«Estland og striden om konstitusjonelt selvstyre». Tiit Kábln 39
«Det sovjetiske nasjonalitetssporsmálet etter Stalin — en historisk-
sosiologisk skisse». Ame Kommlsrud 51
«En sovjetisk milita?r analyse: Krigen i Afghanistan som "case study"».
Anders Mjelde 93
366
Boletín de Sumarios
«Soyjetisk utfordring og vestlige svar — Norsk sikkerhetspolitikk pá
nye vilkár?». Ame Olav Brundtland 105

INTERNATIONAL AND COMPARATIVE LAW


OUARTERLY
London. 1989. Vol. 38. Part 2
«Forum State Jurisdiction and Sovereign Immunity under the Inter-
national Law Commission's Draft Anieles». D. W. Greig 243
«Islands as Sovereign Nations». James Crawford 277
«The Peaceful SettTement of Disputes Among African States, 1963-
1983: Some Conceptual Issues and Practical Trends». Tiyanjana
Maluwa 299
«Human Rights and Humanitarian Intervention: The Case Law of the
World Court». Nigel S. Rodley 321
«Seizing the Proceeds of Crime: The State of the Art». David McClean. 334
SHORTER ARTICLES, COMMENTS AND NOTES
«Towards an Australian Doctrine of Forum Non Conveniens?».
Michael Garner 361
«The Public International Law of Restrictive Practices in the Euro-
pean Coun of Justice». F. A. Mann 375
«The Agent-Only Subsidiary Company and the Control of Multinatio-
nal Groups». Oserhelmen A. Osunbor 377
«Sterilisation of the Mentally Disabled in English and Canadian Law».
Kenneth McK. Norrle 387
«Administraron of Justice in Tanzania and Zanzíbar: A Comparison
of Two Judicial Systems in One Country». Rainer Michael Blerwa-
gen and Chris Maine Peter 395

INTERNATIONAL AFFAIRS
Moscow. 1989. N.° 5
«INTERNATIONAL AFFAIRS» GUEST CLUB
«Five Meetings with Our Lauréales» 3
SOVIET AMBASSADOR. USSR EMBASSY
«Those Who Represent Us Abroad». Leonid Ilyichev 25
«An Embassy on the Rhine». Yull Kvitsinsky 35
PROBLEMS. CONTINENTS
«Vienna: The Main Work Is Ahead». Yuri Kashlev 46
«The Primacy of Law in Politics». Yuri Rybakov, Leonid Skotnikov
and Alexander Zmeyevsky 57
«A Natural History of American Political Parties». Ralph Goldman 67
THEME OF THE MONTH
«London Information Forum» 79
BUSINESS AND PERESTROIKA
«Barriers in the "Ministerial Economy"». Svyatoslav Fyodorov 84
VIEWPOINT
«A Look at the Social Democrats' Experience». Larissa Piyasheva 94
«A Shield or a Word? History of Soviet Military Doctrine». Grigori
Allmurzayev 100
367
Documentación
«Operation "Grom"». Georgi Martirosov 110
«Vorovski's Assassination: New Facts». Georgi Dragunov 116
A LETTER TO THE EDITORS
«Open Letter to thc Governmenis of Europe» 128
«On the Riga Peace Treaty and Its Context». Yuri Chernetsovsky 130
1989. N.° 6
«National and International in ihe Foreign Policy». Elgiz Pozdnyakov .... 3
«Bulgaria on the Balkans, in Europe, in the World». Todor Zhivkov 14
LF.ADERS OF WORLD DIPLOMACY
«A View from Tokyo». Sosuke Uno 24
PROBLEMS. CONTINENTS
«And the Wall of Isolation Carne Tumbling Down». Valentín Niklfo-
rov 33
«Doing Away with the Cold War». Charles W. Maynes 45
«Intelligence and Foreign Policy». Oleg Kalugin 56
SOVIET AMBASSADOR. USSR EMBASSY
«Forty Years in the Diplomatic Service». Lev Mendelevich 67
THEME OF THE MONTH
«Foreign Policy: Lessons of the Past» 77
BUSINESS AND PERESTROIKA
«From Moscow to New York by Boeing-747». Thomas Plaskett 86
«Diplomacy and International Journalism». Alexei Pankin 94
«International Negotiations Need a Scientific Approach». Víctor
Kremenyuk 99
«Doing Business with South Korea — A Bit Too Late?». Yurl Ognev 107
LINKS IN TIME
«Foreign Policy Thought — the Beginnings». Alexander Gavryushkln .... 112
«A Few Months Before August 23, 1939». Vllnis Sipols 124
«INTERNATIONAL AFFAIRS» GUEST CLUB
«What Are We Taking into ihe World Economy?» 137

1989. N.° 7
«National Security: Real and Illusory». Nikolai Spassky 3
LEADERS
«Neutrality and Good-Neighbourliness». Franz Vranltzky 14
PROBLEMS. CONTINENTS
«The Stercotypes We Abandon». Vladimir Stupishln 26
«The Mechanism of French Foreign Policv». Alexei Kozhemyakov 35
«We Shall Live as We Decide Now». Mlkhail Ulyanov 45
SOVIET AMBASSADOR. USSR EMBASSY
«In Sweden». Boris Pankin 54
THEME OF THE MONTH
«The Geneva Accords on Alghanistan» 65
BUSINESS AND PERESTROIKA
«A Western Capitalist's View». Kurt A. Kórber 70
368
Boletín de Sumarios

VIEWPOINT
«Diplomacy and Culture». Yevgeni Yagodkln : 76
«Prívate Property: A Ouict Revolution». Oleg Shakhnazarov 83
MOSCOW DIPLOMATIC CORPS
«Khrushchev and Twenty Years Aften». Rudolph Thorning-Petersen .... 93
«Russia: New Industrial Country? (Foreign Capital and Industrial
Revolution in Russia)». Alexander Dongavor 100
«The UN General Assembly: An Inside View». Peter Florín 109
«Some of the 400 Meetings of the UN Security Council». Leonid Kuta-
kov 115
«INTERNATIONAL AFFAIRS» GUEST CLUB
«Muscovites on Soviet Foreign Policy» 120
LETTERS TO THE EDITORS
«A European Ecological Fund?». Fyodor Morgun 137
«Socialism Without Dogma». A. Shapovalov, I. Smirnov 139

INTERNATIONAL POLITICAL SCIENCE REVIEW


Guildford. 1989. Vol. 10. N.° 3
«Introduction». H. G. Thorburn 179
«The Spanish Case: Remarks on the General Theories of Nationa-
lism». Jordi Solé Tura 183
«Peripheral Nationalism Between Pluralism and Monism». D. L.
Seiler 191
«Better Small and Beautiful than Big and Ugly?». Thomas O. Hueglin ... 209
«Fragrnentation and Territoriality in the European State System». L. J.
Sharpe 223
«State Formalion in Tropical África». Philip Mawhood 239
«Nationalism and Pluralism and the Process of Political Development
in Eastern Europe». Andrzej Korbonski 251
«The Spanish "New" Regions: Territorial and Political Pluralism».
Joan Botella 263

INTERNATIONAL REVIEW OF SOCIAL HISTORY


Amsterdam. 1989. Vol. XXXTV. N.° 1
«The Path Nol Taken: The Anarchist Alternative in Chínese Socialism,
1921-1927». ArifDirlik 1
SUGGESTIONS AND DEBATES
«"Rank and Filism" in British Labour History: A Critique». Jonathan
Zeitlin 42
«"What's in a Ñame?" Workplace History and "Rank and Filism».
Richard Price : 62
«The "Rank and File" and the Social History of the Working Class».
James E. Cronin 78
«"Rank and Filism" and Labour History: A Rejoinder to Price and
Cronin». Jonathan Zeitlin 89

369
Documentación
REVIEW ESSAYS
«Foundations for a Qualitalive Comparative Method». Peter Abell 103
«Reinterpreting Kautsky». Massimo Salvador! 110

INTERNATIONAL SOCIAL SCIENCE JOURNAL


1989. N.° 120
«Growth and macroeconomic policies in OECD countries». Jean-Paul
Fitoussi and Jacques Le Cacheux 127
«Economic growth in industrialized countries: problems and oppor-
tunities». Patrlck Minford 149
«Information costs and the división of labour». Axel Leijonhufvud 165
«Socialist economies at the turning point». Oleg T. Bogomolov 177
«Structural reform and economic development in China». Luo Yuanz-
heng 189
«Constraints to growth in the developing world: curren! experience in
Latin America». Víctor L. Urquldi 203
«The theoretical bases of structural adjustment programmes in Nige-
ria: an appraisal». Michael I. Obadan and Bright U. Ekuerhare 211
«Crisis and adjustment policies in Arab countries». Faycal Yachlr 223
OPEN FORUM
«Foucault and beyond: towards a theory of the disciplinary socicty».
Stefan Breuer " 235
CONTINUING DEBATE
«Rctorming the United Nations». Gene M. Lyons 249
«The Bhopal puzzle: a failure of modern technology, law and valúes».
R. S. Khare 273

INTERNATIONAL SPECTATOR, THE


Roma. 1988. Vol. XXIII. N.° 4
«The Indiada and the Balance of Power in the Región». Yuslf
A.Saylgh 203
«Israel and the PLO: The Impact of the Intifada». Franco Reyles 215
«1992. Industrial Policy Issues for the Major EC Countries». Gianni
Bonvicini, Mauro Maré y Diego Placen Uno 203
«Towards a European Central Bank System». Norbert Kloten 243
«The Dialogue of the EC Twelve with other Groups of States». Elfriede
Regelsberger 252
«The Transnational Circulation of Information on Terrorism among
Investigating Bodies». Andrea De Guttry 270

1989. Vol. XXIV. N.° 1


«The Political Dimensión of the European Single Market». Hans-
Jochen Vogel 3
«International Financial Instability and Collective Action: Implica-
tions for Developed Countries». Pler Cario Padoan 8
«European Integration: From the System Paradigm lo Nenvork
Analysis». Albert Bressand 21
«Patierns of Trade in the European Economic Space». Per Magnus
Wljkman 30
370
Boletín de Sumarios

«Non-Offensive Defence and European Arms Control». James Macin-


tosh 39
«Competing Images of the Strategic Environment: Implications for
East-Wcst Relations». Rod B. Byers 50

1989. Vol. XXIV. N.° 2


«Kuwait's National Security Policy and Its Influence on the Gulf
Región». Laura Guazzone 63
«The Soviet Union in the GATT? A Plea for Reform». Jozef M. van
Brabant 72
«Yugoslavia's Positions and Policies on Arms Control and Disarma-
ment». Antón Bebler 94
«The Methodology of Forcé Correlation and Conventional Arms Con-
trol». Marco Carnovale 102
«Military Effon in the WTO: Extractive and Performance Dimensions,
1975-85». Daniel N. Nelson 111
«Spain and the European Political Cooperation -No "Enfant Terri-
ble"». Elfriede Regelsberger 118

INTERNATIONAL STUDIES QUARTERLY


Boston. 1989. Vol. 33. N.° 2
«Evcnt Count Models for International Relations: Generalizations and
Applications». Gary Klng 123
«Anarchy, Auihority, Rule». Nicholas Onuf and Frank F. Klink 149
«The Political Economy of Death Squads: Toward a Theory of the
Impact of State-Sanctioned Terron>. T. David Masón and Dale
A. Krane 175
«Joining the Club of Nations: Political Development and Internatina-
tional Conflict, 1816-1976». ZeevMaoz 199

INTERNATIONALE SPECTATOR
Gravenhage. 1989. Vol. 43. N.° 5
«Aan vredesregelingcn geen gebrek?». R. C. R. Slekmann 293
«Amerikaans machtsverval: waan of werkelijkheid?». S. Rozemond 294
«Westduits builenlands beleid in een gevarenzone». Jochen Thies 302
«Het "realisme" van het Europees asielbeleid». Daan Bronkhorst 308
«Turkije: de nadasen van Ózal». F. G. van Hasselt 312
«Gorbatsjov en Afghanistan: de oorlog geafthanisserd». Jan van Heug-
ten en Olivier Immig 317
«Macau: perspectief van een Portugese enclave in China». W. L.
Chong en Th. van Woerkom 326
«Braziliaanse democratie: nieuw decor, oude regie». Kees de Groot 335

1989. N.° 7
«Een Europese Grondwet — eerst doel?». H. Brugmans 405
OOST-EUROPASERIE — jaargang xxvi — nr. 3
«Verkiezingen in Polen: Solidariteit in de knel tussen massa en intelli-
gentsia, partij en kerk». Sasza Malko ...: 406
«Het "gemeenschappekijke Europese huis"». Rob Zaagman 414

371
Documentación

«Nationale kwesties en Gorbaisjovs opties: de Georgische les». Petr


Dostál 422
«Gorbatsjov, de militairen en de KGB». J. A. E. Vermaat 427
«Eigendomshervoming in Honarije Noekbesprekingen». Anna Sándor 434
«Externe betrekkingen van de Comecon». Erlk Dlrksen over 437
«Licht-en schaduwzijden van Hogaarse economie». Rob Aspeslagh
over 439
«Rusland aan de Noordpool». Amo Langeler over 441
«Perestrojka weinig kans van slagen». Rene Does over 443
«Verbod op chemische wapens: conferetie van Parijs en mogelijk
verdrag». J. Th. Hoekema 445

INTER-PARLIAMENTARY BULLETIN
Geneva. 1989. N.° 2
«Editorial» 42
«The 81 st Inter-Parliamentary Conference». Budapest, 13-18 March
1989 45
«Participants» 48
«Observers» 49
«144th Session of the Inter-Parliameniary Council» 114
«Agenda of the 83rd Inter-Parliamentary Conference» 115
«Future Inter-Parliamentary Conferences» 1 16
«205th Session of the Executive Committee» 119
«Meeting of Women Parliamenlarians». Budapest, 12 March 1989 121
«Meeting of Groups participating in the CSCE process» 125

INTERSEZIONI. RIVISTA DI STORIA DELLE IDEE


Bologna. 1989. Vol. IX. N.° 1
SAGGI
«Slruttura, strategie e ambiguitá delle "Giornate": Agostino Gallo fra
l'agricoltura c la \illa», di Cario Poní 5
••Dalla retorica alia grammatica: modelli di comportamento ne "I trat-
tenimenti" di Scipione Bargagli», di Cristina Vemizzi 41
«II teatro, l'immagine, il riso, di Daniele Castellari», di Daniele Caste-
Uarl 61
«Fisica romántica», di Renato Musto 87
«Dal "Cahier d'études" al "Castello di Udine". Appunti per un dialogo
autore-lettore», di Franca Cavazzuti 115
INTERVENTI E DISCUSSIONI
«Retrospettiva sulla teoria della ricezione ad usum musicae scientiae»,
di Hans Robert Jauss 131
«Critica e rivoluzione: K. L. Reinhold», di Valerio Verra 141
«Tra natura e storia. Due sillogi di sludi su Schelling», di Fabio
Palchetti 151
«Sewnso comune e immagini della devianza. La perizia psichiatrica e
Italia (1870-1900)», di Gianfranco Valentino 163

372
Boletín de Sumarios

JAHRBUCH INTERNATIONALE POLITIK UND


WIRTSCHAFT
Berlín. 1988. Vol. I
«Abkürzungsverzeichnis» 9
«Die internationalen Bezichungen 1987». Gerhard Hahn 13
«Auf dem Weg zum Gipfeltreffen in Washington». Jewgeni Primakow .... 26
«Das sozialistische Weltsystem 1987». Slegmar Qullitzsch 36
«Der RGW 1987». Wolfgang Nlcolai 50
«Die kapitalisiische Weltwirtschaft 1987». León Id Grigorjew 60
«Die NATO 1987». Tibor Doblas y Eberhard Heidmann 72
«Westeuropa 1987». Jochen Dankert y Wllhelm Ersll 84
«Die Bewegung der Nichtpaktgebundenen 1987». Renate Wünsche 101
«Der Nahostkonflikt 1987». Alexander Sotow 111
«Der Golfkonflikt 1987». Robert Markarjan 119
«Die ASEAN-Staaten 1987». Walter Hundt 123
«Subsaharisches Afrika 1987». Jürgen Sachs 135
«Lateinamerika 1987». Johannes Gompert 146
«Republik Afghanisaian». Genrich Poljakow 159
«Arabische Republik Ágypten». Klaus-Friedrich Gloede 163
«Sozialistische Volksrepublik Albanien». Nlkolai Jurtschenko 168
«Demokratische Volksrepublik Algerien». Klaus-Uwe Gunold 170
«Volksrepublik Angola». Gertraude Frlede 174
«Republik Argentinien». Ralna Zlmmerlng 178
«Volksdemokratische Republik Áthiopien». Horst Stober 182
«Australien». Igor Lebedew 186
«Kónigreich Belgien, Konigreich der Niederlandc, GroBherzoglum
Luxemburg» (Beneluxtaaten). Uwe Degenkolbe 190
«Fóderative Republik Brasilien». Stephan Wllhelm ; 197
«Volksrepublic Bulgarien». Viktor Grebennlkow 201
«Bundesrepublik Deutschland». Wllhelm Ersll 206
«Volksrepublik China». Heribert Kunz 214
«Konigreich Dánemark». Hermann Morbach 220
«Dewutsche Demokratische Republik». Horst Klett 226
«Republik Finnland». PeterPhlllpp 236
«Franzosische Republik». Jochen Dankert 242
«Griechische Republik». Gerd Schlmansky-Geler .-. 250
«Vereinigtes Konigreich von GroBbrilarmien und Nordirland». Leonld
Zaky Jefim Chessin 255
«Republik Indien». Erhard Schaller y Diethelm Weidemann 264
«Republik Indonesicn». Hartmut Bettac 270
«Staat Israel». Angellka Timm 274
«Italienische Republik». Alexander Pokrowki y Genrich Smirnow 278
«Japan». Wladimlr Leschke y Iwan Zelischtschew 286
«Sozialistische Fóderative Republik Jugoslawien». Dleer Grehl 294
«Volksrepublik Kampuchea». Jewgeni Wassilkow 299
«Kanada». Sergej Molotschkowy Kjudmil Nemowa 302
«Koreanische Demokratische Volksrepublik». Jewgeni Wassiljew 307
«Republik Kuba». Oleg Darussenkow 311
«Volksdemokratische Republik Laos». Wladimlr Wlnokurow 314
«GroBe Sozialisiische Libysche Arabische Volksjamahiriya». Klaus-
Uwe Gunold 317
«Vereinigte Mexikanische Staaten». Johannes Gompert 321
«Volksrepublik Mozambique». Gertraude Frlede 325
«Mongolische Volksrepublik». Schaiken Nadlrow 329

373
Documentación

«Bundesrepublik Nigeria». Brigltte Schwope 332


«Kó'nigreich Norwegen». Wolfgang Kóster 336
«Republik Ósterreich». Karl-Heinz Herder 343
«Islamische Rcpublik Pakistán». Úrsula Padel 348
«Republik der Philippinen». Hans Romeyke 352
«Volksrepublik Polen». Wladimir Woronkow 356
«Sozialisiische Rcpublik Rumánien». Leonld Martschenko 361
«Konigreich Saudi-Arabicn». Revmlra Ismallova 366
«Konigreich Schweden». Brigitte Stepanek y Franz Stepanek 369
«SchweizerischeEidgenosscnschaft». Elfriede Bráuer 375
«Republik Simbabwe». Wolfgang Baatz 379
«Künigreich Spanien». Michall Stachow 383
«Republik Südafrika». Alfred Babing 388
«Syrische Arabische Republik». Matthias Ebert 393
«Tschechoslowakische Sozialistische Republik». Hannes Gabriel 397
«Ungarische Volksrepublik». Wladimir Dorochin 403
«Union der Sozialistischcn Sowjetrepubliken». Boris Bolotin v Oleg
Bykow .". 408
«Vereinigte Staaten von Amerika». Oleg Nikanorow y Rewold Entow .. 423
«Sozialisiische Republik Victnam». Ulrike Wlesnewsky 434
«Die UNO und ihre Spezialorganisationen». Wolfgang Kótter y Wolf-
gang Spróte 438
«Chronik internationaler Ereignisse 1987» 456
«Personenregisten» 490

JOURNAL OF COMMON MARKET STUDIES


London. 1989. Vol. XXVII. N.° 3
«The European Monelary System: Towards 1992 and Bcyond». Frank
McDonald and George Zls 183
«Strategies for Monctary Integration Revisited». David Cobham 203
«Paradigms for the Monetary Union of Europe». Daniel Gros 219
«The European Monetary System and the International Monetary
System». Horst Ungerer 231

1989. Vol. XXVII. N.° 4


«European Community Airlines — Deregulation and its Problems».
Kenneth Button and Dennis Swann 259
«The Management of Trade-Induced Structural Adjustmcnf. An
Evaluation of the EC's Integrated Mediterranean Programmes».
George N. Yannopoulos 283
«The Common Agricultural Policy and the Politics of European Deci-
sión Making». Alan Swinbank 303
«Annual Review of the Activities of the European Communities in
1988». Christopher Brewin and Richard McAllister 323
«Testing the New Procedures: The European Parliament's First Expe-
ricnces with iis New "Single Act" Powers». Richard Corbett 359

374
Boletín de Sumarios

JOURNAL OF PALESTINE STUDIES


Washington. 1989. Vol. XVIII. N.° 3
ARTICLES
«The United States and Palcstine: Reagan's Legacy to Bush». Naseer
Aruri ! 3
«A History of the Concept of "Transfer" in Zionism». Israel Shanak .... 22
•<Thc Political Transformation of thc Palestinians in Israel: From
Acquiescence lo Challenge». Nadlm Rouhana 38
«Betwecn Occupier and Occupied: UNRWA in the West Bank and the
Gaza Strip». Benjamín N. Schlff 60
«U. S. Legal Involvement in Violations of Palestinian Rights». Mark
R Cohén : 76
HISTORICAL DOCUMENT
«Memoranda Submitted to the Government of the United States by
ihe Jaffa and Districts Inhabitants Council, 11 April 1949», intro-
duction by Irene Gendzier 96
SPECIAL DOCUMENT
«Country Reports on Human Rights Practices for 1988, "The Occu-
pied Territories"». U. S. Department of State 110
OCCUPIED TERRITORIES: REPORTS
«Human Rights and the Mass Movement: The First Year of the Intifa-
dah». Joost R. Hllterman 126
«Ta.xation of Income in Israel and the West Bank: A Comparativo
Study». SidneyJ. Baxendale 134

1989. Vol. XVIII. N.° 4


INTERVIEW
Faysal Husayni 3
ARTICLES
«The American Experience: Palestinians in the U.S.». Kathleen Chrls-
tlson 18
«Egyptian Popular Altitudes toward the Palestinians since 1977».
Mustapha K. El-Sayed 37
«Protestantism, Palestine, and Partisan Scholarship». Nabll Mattar 52
SPECIAL REPORTS
«Referenda on the Palestine Question in Four U.S. Cities». Andrea
Barron 71
«Image and Issues and the AIPAC Conference, 21-23 May 1989».
EUen Flelschamann 84
«What Do Palestinian Americans Thik? Results of a Public Opinión
Survey». Fouad Moughrabl and Pat El-Nazer 91
«A Socio-economic Study of Administrative Detainees al Ánsar 3». Jad
Isaac 102
OCCUPPIEDTIERRITORIES: REPORTS
«Children of the Intifadah». Kate Rouhana 110
«Human Rights Reports Issued during the Palestinian Uprising».
Joost R. mltermann 122

375
Documentación

JOURNAL OF POLICY ANALYSIS AND MANAGEMENT


New York. 1989. Vol. 8. N.° 2
«Word From the Editon>. David L. Weimer 181
SYMPOSIUM
EXPERT SYSTEMS. Susan G. Hadden, Guest
«Introduction lo Expcrt Systems». Jearld L. Felnstein 182
«Expert Systems for Environmental Permits». W. James Hadden, Jr. ... 187
«Expert System Applications in the IRS». Gerald R. Grady and Rich-
rad Schrelber 193
«Expert Systems at the Social Security Administration». Ed Leary 200
«The Future of Expert Systems in Government». Susan G. Hadden 203
EVALUATION: ISSUES AND APPLICATIONS
ARTICLES
«Tovvard More Valid Evaluations of Trainign Programs Serving the
Disadvantaged». John H. Blshop 209
«Federal Labor Protections and the Privatization of Public Transit».
Mlchael I. Luger and Harvey A. Goldstein 229
FRAMING POLICY DEBATES
«Narrativo Analysis for the Policy Analist: A Case Study of the 1980-
1982 Medfly Controversy in California». Emery Roe 251
CONTROVERSY
«Concentrated Deviance and the "Underclass" Hypothesis». Mark
Alan Hughes 274
«Comment on "Concentrated Deviance and ihe 'Underclass' Hypothe-
sis"». Isabel V. Sawhill ." 282
SYMPOSIUM
THE CRAFT OF PUBLIC MANAGEMENT. Laurence E. Lynn, Jr.,
Guest Editor
«In Designing Public Welfare Programs, Should Participation in
Work and Training Be Voluntary or Mandatory?». Laurence
E. Lynn, Jr " 284
«Welfare Reform and Mandatory Versus Voluntary Work: Policy
Issue or Management Problem?». Mary Jo Bañe 285
«Mandatory or Voluntary Work Programs: It Depends on Power».
Leslie H. Garner, Jr. 289
«Welfare Reform and Work». Robert A. Leone and Michael O'Hare .... 293
«Mandatory or Voluntary Work for Welfare Recipients?: Operations
Management Perspectives». Stephen R. Rosenthal 298
«Reflections on the Symposium». Laurence E. Lynn, Jr 303
INSIGHTS. Randall R. Bovbjerg, Editor
«Communicating About Chemical Hazards». John D. Graham 307
«Federal Child Care Assistance: A Growing Middle-Class Entitlement».
Douglas J. Besharov and Paul N. Tramontozzi 313
«Products Liability: A Middle Ground For Reform». Alfred Levinson ... 318
«A Failing Grade for Auto Inspections—And Motorists Like It That
Way». David Hemenway 321
«State Investment Pools Defended: Sensible Management, Not
Gambling». Fred Thompson 325
«Nurturing Policy Ideas: In Search of Creative New Insights». Randall
R. Bovbjerg 328

376
Boletín de Sumarios

JOURNAL OF POLITICS, THE


University of Texas. 1989. Vol. 51. N.° 1
PRESIDENTIAL ADDRESS
«The Polilical Coniexi of Political Behavior». M. Margaret Conway 3
ARTICLES
«The Policy Consequences of Political Intolerance: Political Rrpres-
sion during the Vietnam War Era». James L. Glbson 13
«Persuasión, Manipulation, and Dimensión». Scott C. Paine 36
«Justice and Political Economy in Commercial Society: Adam Smith's
"Science of a Legislator"». Edward S. Cohén 50
«The Impact of Jurisdictional Boundaries: An Individual-Level Test of
the Tiebout Model». David Lowery and WUllam E. Lyons 73
«Federal District Judges and Prcsidential Power during the Postwar
Era». Craig R. Ducat abd Robert L. Dudley 98
«Issues and Constituencies in the Progressive Era: House Roll Cali
Voting on the Nineteenth Amendment, 1913-1919». Eileen
L. McDonagh 119
«Religious Roots of Political Orientations: Variations among American
Catholic Parishioners». David C. Leege and Mlchael R. Welch 137
RESEARCH NOTE
«Richard Nixon as Pinocchio, Richard II, and Santa Claus: The Use of
Allusion in Political Satire». Bernard Grofman 165
REVIEW ESSAY
«Civic Illiteracy and the American Cultural Heritage». Kevin
VMulcahy 177

1989. Vol. 51. N.° 2


«Realpolitik and the Bases of Multistate System Endurance». Thornas
R. Cusack and Uwe Zimmer 247
«Presidents, Governors, and Electoral Accountability». Dennis
M. Simón 286
«Altitudes of Southern Democratic Party Activists toward Jesse Jack-
son: The Effects of the Local Context». Charles L. Prysby 305
«Should Congress Listen to Economists?». Peter Van Doren 319
«Group Components of the Presidential Vote, 1952-1984». Robert
S. Erikson, Thomas D. Lancaster, and David W. Romero 337
«How the Media Affect What People Think: An Information Proces-
sing Approach». Robert M. Entman 347
RESEARCH NOTES
«Members' Goals and Coalition-Building Strategies in the U.S. House:
The Case of Tax Reform». Randall Strahan 373
«Voter Turnout in Runoff Elections». Stephen G. Wrlght 385
«Race-Relaled Differences in Self-Reported and Validated Turnout in
1986». Paul R. Abramson and William Claggett 397
REVIEW ESSAY
«Voegelin's Search forOrder». Fred Dallmayr 411

377
Documentación

JOURNAL OF PUBLIC POLICY


University of Strathclyde. Glasgow. 1988. Vol. 8. N.° 3/4
ARTICLES
«Introduction: International Monctary Cooperation, Domestic Poli-
tics, and Poücy Ideas» John S. Odell and Thomas D. WÜIett 229
«National Macroeconomic Poücy Preferences and International Coor-
dination Issues». Thomas D. Willett 235
«Capital Politics: Credilors and the International Political Economy».
JeffiryA. Frieden 265
«From London to Bretton Woods; Sources of Change in Bargaining
Strategies and Outcomes». John S. Odell 287
«From Neglect to Aclivism: American Politics and the 1985 Plaza
Accord». C. Randa» Henning and I. M. Destler 3 17
«Devaluation and Domestic Politics in Devcloping Countries: Indone-
sia in 1978».WIngThyeWoo 335
«Obstacles to International Macroeconomic Policv Coordination».
JeífreyA-Frankel " 353
«Organization and Cooperation: International Institutions and Policy
Coordination». Miles Kahler 375

JOURNAL OF THE HISTORY OF IDEAS


Temple University. Philadelphia. 1989. Vol. L. N.° 1
ARTICLES
«Composing Modernity in Machiavelli's Prince». Robert Hariman 3
«Corporcal Ideas in Seventeenih-Century Psychology». Emlly Michael
and Fred S. Michael 31
«Hieroglyphs, Real Characters, and the Idea of Natural Language».
Thomas C. Singer , 49
«Spinoza, Vico, and the Imagination of Religión». J. Samuel Preus 71
«Mary Wollstonecraft: Eighteenth-Cenlury Commonwealthwoman».
G. J. Barker-Benfield 95
«Macaulay, Scott, and the Literary Challenge to Historiography».
Mark Phillips 117
«Samuel Van Houten and Dutch Liberalism, 1860-90». Siep Stuur-
man 135
REVIEW ARTICLE
«The Origins of Modern Atheism». James E. Forcé 153

JOURNAL OF THEORETICAL POLITICS


London. 1989. Vol. 1. N.° 1
«Note from the Editors» 5
«Public Authority and the Public Interest: Whai the 1980s Budget
Battles Tell Üs about the American State». Joseph White and
Aaron Wildavsky 7
«Democratic Political Systems: Types, Cases, Causes, and Consequen-
ces». Arend Lljphart 33
«Interests and Theories in Conslitutional Choice». Vlktor Vanberg and
James M. Buchanan 49
«The Essence of the Political in Cari Schmin». Giovanni Sartori 63

378
Boletín de Sumarios
«Coerción, Corruption, and Reform: Siate and Society in the Soviet-
lype Socialisi Regime». Antoni Z. Kamlnskl 77

1989. Vol. 1. N.° 2


«Constitutional Dcsign and Cilizcn Electoral Control». G. Blngham
Powell.Jr 107
«Studying Institutions: Some Lessons from the Rational Choice
Approach». Kanneth A. Shepsle 131
«Decisión Rules, Decisión Styles and Policy • Choices». Frltz
W. Scharpf 149
«Towards a General Model of Public Policy Outcomes». Francis
G. Castles and Vanee Merrill 177
«The Concept of Equality in Policy Analysis». Patrlck Dunleavy 213

JURISTEN ZEITUNG
Tübingen. 1989. Vol. 44. N.° 9
AUFSÁTZE
«Wissenschaft und Politik im Arbeitskampfrecht». Professor
Dr. Thomas Raiser 405
«Geltungserhaltende Reduktion im Privatrecht». Professor
Dr. Herbert Roth 411
«Illusionen in der Normentheorie und das Adressatenproblem im
Strafrechi». Professor Dr. Eberhard Schmldháuser 419
«Wer machi sich Illusionen?». Professor Dr. Norbert Hoerster 425
BESPRECHUNGSAUFSATZ
«Zur Wiederbelebung des "voluntativen" Vorsatzelements durch den
BGH». Professor Dr. Heribert Schumann 427

Tübingen. 1989. Vol. 44. N.° 10


AUFSÁTZE
«Nach vierzig Jahren: Gegenwartsfragen an das Grundgesetz». Profes-
sor Dr. Paul Kirchhof •. 453
«Der Schutzbereich der Produzentenhaftung nach dem BGB und
dem PHG». Professor Dr. Erwln Deutsch 465
BESPRECHUNGSAUFSATZ
«Ais: Herausfroderung und Prüfstein des Strafrechts». Professor
Dr. Rolf Dletrich Herzberg 470

1989. Vol. 44. N.° 11


AUFSÁTZE
«Staatsrechtlicher Positivismus». Professor Dr. Christoph Gusy 505
«Prokukthaftung im Umbruch». Professor Dr. Dleter Giesen 517
BESPRECHUNGSAUFSATZ
«Eigenbedarfskündigung und Eigenlümerbelieben». Professor
Dr. Hans Schulte 525

379
Documentación

1989. Vol. 44. N.° 12


AUFSÁTZE
«Quotierung politischer Enlscheideungsgremien durch Geseiz?».
Professor Dr. Ingwer Ebsen 553
«Gentechnologie und Haftungsrecht». Professor Dr. Relnhard Damm ... 561
BF.SPRECHUNGSAUFSATZ
«Der Inhalt des Schadensersatzanspruchs aus Verschulden beim
VertragsabschluB wegen fchlender Aufklárung». Professor
Dr. Klaus Tiedtke 569
RECHTSPRECHUNGSBERICHT
«Slrafbare Anfriffe auf einzelne Staatsgewalten sowie auf den Bestand
staatlicher Maflnahmen». Professor Dr. Heribert Ostendorf 573

1989. Vol. 44. N.° 13


AUFSÁTZE
«Die Franzosische Revolution und das deutsche Staatsrecht». Profes-
sor Dr. Christlan Starck 601
«Weiterleben nach dem Tode — jurislisch betrachtet». Professor
Dr. Haimo Schack 609
«Wann ist das Grundgesetz in Krafl getrenten?». Professor
Dr. Othmar Jauernig 615
BESPRECHUNGSAUFSATZ
«Die dámonische Machi des Katzenkónigs oder. Probleme des
Verbotsimums und Pulativnotstands and den Grenzen strafrecht-
lichcr Begriffe». Professor Dr. Wllfried Küper 617

1989. Vol. 44. N.° 14


AUFSÁTZE
«40 Jahre Grundgesetz». Professor Dr. Wolf-Rüdiger Schenke 653
«Gewinnbeteiligung und Verbraucherschutz in der Lebensversiche-
rung». Professor Dr. Elke von Hippel 663
«Paradoxien der Opferorientierung im Strafrecht». Professor Dr. Kurl
Seelmann 670
BESPRECHUNGSAUFSATZ
«Grundgesetz und Schatzregal». Dr. Klaus-Peter Schroeder 676

1989. Vol. 44. N.° 15/16


AUFSÁTZE
«Die Zulassigkeit der überórtlichen Anwaltssozietá't nach gcltendem
Recht». Professor Dr. Hanns Prütting 705
«Energiepolitik im Umbruch». Profesor Dr. Wernhard Móschel 713
«Rückabwicklung des Leasingvertrages bei entfallener Geschá'fts-
grundlage und Wegfall der Bereicherung». Dr. Albert Schóder 717
«Mieterschutz um jeden Piéis?». Rechtsanwalt Dr. Robert D. v.
Morgen 725
BESPRECHUNGSAUSATZ
«Die slrafrechtliche Verantwonlichkeii für Irnümer bei der Ausübung
der Notwehr und deren Folgen». Professorin Dr. Ingeborg Puppe... 728

380
Boletín de Sumarios

1989. Vol. 44. N.° 17


AUFSÁTZE
«Zur Funktion und Reichweite dcr gesetlichen Gewá'hrleistung-
sausschlüsse». Professor Dr. Helmut Kóhler 761
«Die Fahrlássigkeit ais Erkennbarkeit der Tatbestandsverwirkli-
chung». Professor Dr. Friedrich-Christian Schroeder 776
«Bürgeriniliativen und Unternehmensschutz». Privatdozeni
Dr. Heinz-Dietrich Stelnmeyer 781
«Das "Verursacherprinzip" ais Leerformel». Professor Dr. Michael
Adams 787

JUS. Juristische Schulung


Frankfurt 1989. N.° 1
AUFSÁTZE
«Die Grundrechtsbindung der Staatsgewalt». F. Schnapp 1
«Judenverfolgung, Judensteuern und Judenrecht im Mittelalter und in
der Neuzeit». H. Benóhr 8
«Wirtschaft und Recht im Nationalsozialismus». P. Buchmann 13

1989. N.° 2
AUFSÁTZE
«Erste Erfahrungen mit dcr Neuregelung des Internatonalen Priva-
trechts in der Bundesrepublik Deutschland». G. Hohloch 81
«Der Melhoden-und Richtungsstreit in der Weimarer Staatslehre».
M.-E. Geis 91

1989. N.° 3
AUFSÁTZE
«Grundrechtswirkungen und Verha'ltnisma'Bigkeitsprinzip in der rich-
terlichen Anwendung und Fortbildung des Privatrechts». C.-W.
Canarls 161
«Forum — Ein Lebensrecht für die menschliche Leibesfrucht?».
N.Hoerster 172
«Zur Einführung — Bürgerlichrechtliche Grundlagen der Lebensver-
sicherung». M. Fuchs 179

1989. N.° 4
AUFSÁTZE
«Geltung des Gewolllen und Geltung des Nichtgewollten». G. Jahr 249
«Die Ersaizvornahme ¡m Polizei- und Verwaltungsvollstreckungs-
rechi». J. Burmelster 256
«Philipp Jakob Siebenpfeiffer (1789-1945) - Ein Streiter für Freiheit,
Recht und Vaierland». E. Wadle 262

1989. N.° 5
AUFSÁTZE
«Das allgemeine Schadigungsverbot: "alterum non laedere"».
G. Schlemann 345

381
Documentación

«Der ReichsdeputationshauptschluB vom 25. 2. 1803 — Lelztes


Grundgesetz des Alten Reiches». J.-P. Schroeder 351
1989. N.° 6
AUFSÁTZE
«Grundfragen des Umwehrechts». W. Hoppe u. M. Beckmann 425
«Die Haftung für Umweltscháden aus zivilrechtlicher Sichi».
P. Baumann 433
«Das Problem der Rechtma'Bigkeit der Nachfolge Hitlers durch die
"Regierung Dónitz'V D. Nolte 440

1989. N.° 7
AUFSÁTZE
«Umfang und Grenzen des strafrechtlichen Vermógensschutzes».
K.Kühl 505
«Juristenausbildung — Geschichte und Probleme». H. Hattenhauer .... 513

1989. N.° 8
INHALTSÜBERSICHT
«Vorwiegend mit Beitrágen Bielefelder Autoren»
AUFSÁTZE
«Das Recht auf Privatleben ais Begrenzung vertraglicher Nebenpflich-
ten». W. Grunsky 593
«Forum — Zur Legitimationskrise der staatlichen EheschlieBung».
G.Otte 599

1989. Vol. 29. N.° 9


AUFSÁTZE
«Wirtschaftsstrafrecht — Einfuhrung und Übersicht». K. Tledemann .. 689
«Fóderalismus ais Form der Gewaltenteilung». W. Schenke 698

KÓLNER ZEITSCHRIFT FÜR SOZIOLOGIE UND


SOCIALPSYCHOLOGIE
Kóln. 1989. Vol. 41. N.° 2
«Magisches und religióses Charisma. Entwicklungsgeschichtliche
Perspektiven». Stefan Breuer 215
«Die Kontingenz der Kommunikation. Zur kritischen Theorie des
kommunikativen Handelns von Jürgen Habermas». Harald
Wenzel und Uwe Hochmuth 241
«Soziale Beziehungen im KarriereprozeB». Bernd Wegener 270
«Die relative Stabilitat von Berufs- und Mobilitátsstrukturen. Die
UdSSR ais Stándegesellschaft im Vergleich». Wolfgang Tecken-
berg 298
«Transnationale Vereinigungen ais Medien der Integration zwischen
den Supermá'chten und beiden deutschen Staaten». Hans Geser .... 327
«Naiionalsozialismus und Modemisierung». Jens Alber 346

382
Boletín de Sumarios

KRITISCHE JUSTIZ
Baden-Baden. 1989. Vol. 22. N.° 2
«... ei.n gevvisscr Wiethólicr. Fünf akademische Bilderbogen zum
Selbstbemalen». Dieter Simón 131
«Der Philosoph ais wahrer Rechtslehrer: Rudolf Wiethóltcp-. Jürgen
Habermas 138
«Neue Rechte im lechnologischen Zcitaltcr?». Erhard Denninger 147
«Die Lo¡ le Chapelicr: Bemerkungen zur Geschichte und móglichen
Wiederenideckung des Individuums». Splros Slmltís 157
«Kleine Anmerkung zum "GroBen Intellektuellen"». Ilse Staff 176
«Polilische Rechtsiheorie — Impulse und Suchbewegungen». Chris-
tían Joerges 184
«Streikminimierung durch Risikomaximierung — Die neue Arbeils-
kampfrechisprechung des BAG». Thomas Blanke 194
«Umwelthaftungsrecht — Ein Beilrag zum Recht der "Risikogesells-
chaft"?». Gert Brüggemeler 209
«Die politische Verwaltung eines Gcsetzeszwecks— Zur Entwicklung
des Arzneimiltelgesetzcs von 1976». Dieter Hart 231
«Der Rechtsstaat darf nicht vor der Machi organisierter Interessen
kapilulieren». Ulrlch Mückenberger 241
«MaBstabe, Foren, Verfahren: Das Prozeduralisierungskonzept
Rudolf Wiethólters». Guido Martín/Heldemarie Renk/Margare-
thaSudhof , 244

LAVAL THÉOLOGIQUE ET PHILOSOPHIQUE


Université Laval. Québec. 1989. Vol. 45. N.° 2
«Le statut de l'embryon humain dans l'Antiquité gréco-romaine».
Christlane Bernárd. Édith Deleury, France Dion et Plerre
Gaudette 179
«Le fcetus humain, une personne? Essai philosophique». Jacques
Croteau 197
«La nature et les droits du fcetus». Warren Murray 209
«Le Verbe de Dieu selon Athanase d'Alexandrie». Charles Kdnnen-
giesser 229
«L'influence allemande sur la pensée protestante en France». Bernard
Reymond 243
«Pierre Teilhard de Chardin et Henri de Lubac. Pour une nouvelle
synthése théologique á l'áge scientifique». Marc Pelchat 255
«"Expression" and "Expressive" in Religious Talk for the Arts». John
Klng-Farlow 275
«Note critique: Signification du contractualisme. En marge de Droit
naturel, loi civile el souveraineté á l'époque classique». Richard
Gervals 293
«Chronique: Ancienne littérature chrétienne et histoire de l'Eglise».
Paul-Hubert Polrier 303

LAW AND CONTEMPORARY PROBLEMS


Duke University. 1988. Vol. 51. N.° 1
«An Introduction to Vice». Philip J. Cook 1

383
Documentación
PUBLIC OPINIÓN AND POL1TICS
«The Social Transformation of Vice». Jerome H. Skolnlck 9
«Pornography: The Symbolic Politics ofFantasy». John McConahay ... 31
HARM
«Porno-Symbolism: A Responso to Professor McConahay». Katharine
T. Bartlett 71
«State-Interest Analysis in Fourteenth Amendment "Privacy" Law: An
Essay on the Constitutionalizalion of Social Issues». Cari
E. Schnelder 79
«Liberalism, Public Morality, and Constitulional Law: Prolegomenon
to a Theory of the Constitutional Right to Privacv». David A. J.
Richards " 123
CRIMINALIZATION
«Abortion as a Vice Crime: A "What If" Story». John Kaplan 151
«Homosexuality and Social Policy: The Case for a More Informed
Approach». D. J. West 181
«The Touchables: Vice and Pólice Corruption in the 1980's». John
Dombrink 201
«Quantity Illusions and Paradoxes of Drug Interdiction: Federal
Intervention into Vice Policy». Peter Reuter 233
«Drug Testing and Public Employment: Toward a Rational Applica-
tion of the Fourth Amendment». James Felman, Christopher
J. Petrini 253
«The British Experience with Heroin Regulation». Trevor Bennett 299
«AIDS, Vice, and Public Policy». MarkA. R. Kleiman 315
«Note: Prosecuting Attorneys for Money Laundering: A New and
Questionable Weapon in the War on Crime». Adam K. Weinstein ... 369

LAW AND PHILOSOPHY


Florida State Univ. Tallahassee. 1988-1989. Vol. 7. N.» 3
«Free Speech in the Workplace and the Public-Private Distinction».
Robert F. Ladenson 247
«Free Speech and Political Extremism: How Nasty Are We Free to
Be?». Cari Cohén 263
«Freedom of Expression in a Pluralistic Society». James W. Nickel 281
«Models of Responsibility in Criminal Theorv: Comment On Baker».
C. T. Sistare " 295
«The Relativo Independence of Punishment Theory». Mlchael Davis ... 321
«Theory of Punishment, Social Jusiice, and Liberal Neutralitv».
Wojciech Sadurski •. "... 351
«The Significance of "In the Ñame of Civil Liberties"». Stephen
Cohén 375

1989. Vol. 8. N.° 1


«Editorial preface» 1
«Liberating Duties». Joseph Raz 3
«Discretion and Rights». Neil MacCormick 23
«The Comunitarian Challenge to Liberal Rights». Carlos S. Niño 37
«On Attributing Rights to All Peoples: Some Logical Questions». David
Maklnson 53
384
Boletín de Sumarios

«Human Righis and Axiological Inconsistencies». Roberto J. Vemen-


go 65
«Privileges and Permissions: The Civil Rights Act of 1875». Patrick
O. Gudridge 83
«Legal Reasoning as a Model for Moral Reasoning». Alan H. Gold-
man 131

LAW AND POLICY


New York. 1989. Vol. 11. N.° 1
«Matrimonial Breakdown and the Legal Process: The Limitations of
No-Fault Divorce». Richard Ingleby 1
«The Contradictions of Inmigration Lawmaking: The Immigration
Reform and Control Act of 1986». Kltty Calavtta 17
«Moral Suasion and Taxpayer Compliance». Eugene Bardach 49
«The Concept of Regulation in the Analysis of an Organized World».
H. K. Colebatch 71

1989. Vol. 11. N.° 2


«Editor's Introduction: Understanding Regulatory Enforcement».
Robert A. Kagan .". 89
«Urban Land-Use and Building Control in The Neiherlands: Flexible
Decisions in a Rigid System». Bert Nlemeijer 121
«Variations in Regultory Enforcement Styles». Bridget M. Hutter 153
«Regulating Dismissal from Employment: Administrative and Judicial
Procedures in the Netherlands». Robert Knegt 175
«Discretion to Use Rules: Individual Interests and Collcclive Welfare
in School Admissions». JackTweedle 189
«Market-Oriented Regulation of Environmental Problems in the
Netherlands». Gjalt Huppes and Robert A. Kagan 215

LAW OUARTERLY REVIEW, THE


London. 1989. Vol. 105. N.° july
ARTICLES
«The Mens Rea for Murder: Leave il Alone» 387
«Mitigation of Damages in Contract and the Mcaning of Avoidable
Loss» 398
«The Scope of Criminal Liability for Omissions» 424
«Free Acceptance: Some Further Considerations» 460
«Labour Law as a Vocation» 468

LEGAL ISSUES OF EUROPEAN INTEGRATION


Instituut of the Universlty of Amsterdam. 1988. N.° 1
I. «Introducción» 1
II. «The Notion of "Common Agricultural Policy"» 2
III. «Directive 85/649» 6
IV. «The Common Agricultural Policy and the Common Market» .... 8
V. «The Hormones Judgment» 9
VI. «The Product Scope of Article 43» 11

385
Documentación
VII. «Harmonisation and the Common Organisation of ihe
Markets» 12
VIII. «The Relation Between Anieles 43 and 100A» 14
IX. «Final Remarks» 15
«Annex» 16
ARTICLE 7 EEC AND NON-DISCRIMINATORY TRANSFRONTIER
ENVIRONMENTALPOLICY.JanH.Jans 21
INTERNATIONAL COOPERATION BETWEEN TAX AUTHORITIES -
THE MULTILATERAL CONVENTION ON MUTUAL ADMINISTRA-
TIVE ASSISTANCE IN TAX MATTERS OF THE COUNCIL OF
EUROPE/OECD. Drs. A. H. M. Daniels 35
SOME ISSUES IN EUROPEAN COMMUNITY AID POLICY AND
HUMAN RIGHTS. Michael K. Addo 55
THE NEW FACE OF EUROCONTROL - SCALING DOWN OF THE
INTEGRATION DREAM. Dr. Amir A. Majld 87

1988. N.° 2
I. «The European Communities» 1
A. «The task of the European Community» I
B. «Sources of law» 2
C. «Institutions» 3
II. «The Court of Juslice» 4
A. «The Judges and Advócales General» 4
B. «Languages» 5
C. «Composition of the Court of Justice when hearing cases
(Article 165 EEC Treaty and Article 95 Rules of Procedu-
re)» : 6
D. «The work of the Coun of Justice» 7
E. «Examples» 9
1. «Free movement of goods» 9
2. «Free movement of persons» 10
3. «Freedom to provide services» 11
4. «Competition law» 12
F. «Opposition» 13
III. «Summary and outlook» 13
VERTICAL RESTRAINTS IN EEC COMPETITION LAW. Anand
S.Pathak 15
THE IRISH SUPREME COURT, EUROPEAN POLITICAL CO-OPERA-
TION AND THE SINGLE EUROPEAN ACT. J. Paul McCutcheon 93

LEGAL STUDIES
London. 1989. Vol. 9. N.° 1
ARTICLES
«Remoteness of damage: ihe duty-interesl theory and ihe re-inierpre-
lation of the Wagón Mound». Richard Kidner 1
«Estoppel and obligation: ihe modern role of esloppel by convention».
T. Brettel Dawson " 16

386
Boletín de Sumarios

«Parliamentary privilege and the broadcasiing of Parliament». Patri-


cia M. Leopold 53
«The end of ihe affair: duiy of care and liability insurance». Martin
Davies 67
«Exploring legal tradition: psychoanalytical theory and Román law in
modern continental jurisprudence». Nell Duxbury 84

LEGISLATTVE STUDIES QUARTERLY


The University of Iowa. 1988. Vol. XIII. N.° 4
«Editors' Introduction» 425
CONTINUITIES IN LEGISLATIVE RESEARCH
«The Legislature and Distributive Policy Making In Formal Perspecti-
ve». Melissa P. Collie , 427
RESEARCH ARTICLES
«Professionals in the U.S. Congress: An Analysis of Working Styles».
Christíne De Gregorio '. 459
«Working at the Margins: Campaign Finance And Party Strategy in
New York Assembly Elections». Jeffrey M. Stonecash 477
«The Effect of Incumbency on State Legislativo Elections». Malcolm
E. Jewell and David Breaux 495
«Electing Women to the British Commons: Breakout from the Belea-
guered Beachhead?». Donley T. Studlar, Ian McAllister, and Alva-
ro Ascui 515

1989. Vol. XIV. N.° 1


«Editor's Introduction: Congress al the Bicentennial». Charles
O. Jones :. 1
«Leadership Patterns in the Continental Congress: 1774-1789». Rick
K. Wllson and Calvin Jillson 5
«Emergence of Legislative Institutions: Standing Committees in the
House and Senate, 1810-1825». Gerald Gamm and Kenneth
Shepsle 39
«Bill Introduction in the Nineteenth Century: A Study of Institutional
Change». Joseph Cooper and Cheryl D. Young :. 67
«Electoral Patterns and Voting Alignments In the U.S. House, 1886-
1986». Melissa P. Collie 107
«Congress at the Bicentennial: A Comment». Joel H. Silbey 129
«Congress at the Bicentennial: A Comment». Brian D. Humes 135

1989. Vol. XTV. N.° 2


«Editors' Introduclion» 161
STUDYING THE U.S. SENATE
«Studying the U.S. Senate: An Introduction to the Hendricks Sympo-
sium Papers». John R. Hibbing and John G. Peters 163
«Reconstilutive Change in the U.S. Congress: The Early Senate, 1789-
1841». Elalne K. Swift 175
«Heterogeneous Parties and Political Organization: The U.S. Senate,
1880-1920» David Brady, Richard Brody, and David Epsteln 205
«Partisan Voting Patterns in ihe U.S. Senate, 1877-1986». Patricia
A. Hurley and Rick K. Wilson 225

387
Documentación
RESEARCH ARTICLES
«Flolerial Dislricts, Reapportionment, And the Puzzle of Representa-
lion». Gary F. Moncrief 251
«Black Representation: Making Sense of Electoral Geography At
Different Levéis of Government». Bemard Grofman and Lisa
Handley 265
«Competition and Uncontested Seats In U.S. House Elections». Peve-
rillSquire 281

LEVIATAN
Madrid. 1989. N.° 35
ACTUALIDAD
«La huelga de Narciso». Tatiana Pipan 5
«Una estrategia común contra el desempleo». Paolo Sylos Labini 15
«Las razones del reformismo. Democracia y política social». José
María Maravall 27
«Un proyecto socialista. Desarrollo, libertades y federalismo». Raimon
Obiols 51
«La política internacional y la izquierda». Vlcent Garcés 63
ENTREVISTA
«Entrevista con Bruno Trentin». Antonio Gambino 75
PROGRAMA 2.000
«Transformaciones sociales y apoyos estratégicos del proyecto socia-
lista». Salvador Giner, Joaquín Leguina y José F. Tezanos 84
ANÁLISIS Y DEBATE
«Por una ilustración feminista». Adela Cortina 101
«El realismo político, una cuestión de tiempo». Norbért Lechner 113

LEVIATHAN
Freien Universitát Berlín. 1989. N.° 2
EDITORIAL
«Japan III» 161
MASAO MARUYAMA - AUKLARUNG UND VERGANGENHEITSBE-
WÁLTIGUNG IN JAPAN
I. «Einführung in das Denken Maryuamas». Rudolf Wolfgang
Müller 165
II. «Auf der Suche nach einer Methode der Ideengeschichte».
Masao Maruyama 176
III. «Literaturverzeichnis derSchnften Maruyamas» 201
«Die Anwendbarkeii des Freizeilbegriffs auf Japan» Sepp Linhart 204
«Arbeitszeit und Freizeit in Japan». Claudia Weber 216
«Ordnung und Chaos». Rudolf Wolfgang Müller 226
«Begriffsgeschichte ais vergleichende Kulturgeschichte. Zur Entwick-
lung des á'sthelischen Denkens in RuBbland». KJaus Stádtke 247
«Zur Geschichte der Gesund-heitsreform in Deutschland, Teil II:
Norben Blüms Gesund-heiisreform und die Lobby». Douglas
Webber " 262
388
Boletín de Sumarios

MATERIALI PER UNA STORIA DELLA CULTURA


GIURIDICA
Bologna. 1989. Vol. XIX. N.° 1
«Ricordo di Riccardo Orestano», di Franca De Marini Avonzo 3
«Le norme e il lempo fra tradizione classica e coscienza moderna», di
Mario Bretone 7
«Hobbes tra moderno e postmoderno. Cinquani'anni di studi hobbe-
siani», di Francesco Viola 27
«I doveri dell'uomo nei confronti della natura. Congetture sull'etica di
Kant», di Paolo Becchi 85
«Lo spazio dei diritti e la posizione del giudice tra Costituzione e códi-
ce», di Bartolomé Clavero 95
«La codificazione in Inghilterra. Variazioni sul tema nell'opera di
John Stuart Mili», di Mariangela Rlpoli 131
«II diritto pubblico italiano di Santi Romano», di Uberto Scarpelli 143
«La giustificazione delle decisioni fondate su standards», di Michele
Taruffo 151
«Interpretare Tarello», di Plero Pollastro 175
«Etica ambiéntale, utilitarismo e valutazioni estetiche», di Silvana
Castignone 195
«La cultura giuridica come credenziale professionale», di Vlttorio
Olglotl 209

MEZZOGIORNO D'EUROPA
Napoli. 1989. N.° 1
«Editoriale». La Direzione 3
«II coordinamento delle politiche di intervento pubblico nel Mezzo-
giorno». Remo Gasparl 7
«Le scienze sociali come economía genérale: una difesa». Philippe
Van Parijs 21
«I sistemi elettorali nell'esperienza italiana». Gluseppe Cuomo 33
«Natalitá delle imprese e processo di "job creation" nella provincia di
Casería negli anni 1970-1986». Alfredo Del Monte, María Patrizia
Ylttoria 45
«II sistema agro-industriale di fronte al 1992». Claudio Qulntano-
CinziaDato 83
NOTE
«Legge finanziaria e leggi di accompagnamento per il 1989». Ferruc-
clo Marzano 109
«Sulle conseguenze economiche della presenza straniera in Italia».
Giovanni Ancona 115
«La riforma del mercato secondario dei titoli pubblici». Domenico
Buonomo 127
«Stato e Regione nell'attuazione degli atti comunitarí». María Clella
Ciciriello 153

1989. N.° 2
«Analisi della crisi dell'economia messicana e delle sue prospettive».
Juan Carlos Moreno Brid 179
389
Documentación

«Mércalo del crédito meridionale e modelli di comportamento banca-


rio». R. Azzolini, R. Brancati, M. Messori y C. Rotelli 205
«Antiprotezionismo e meridionalismo in Antonio de Viti de Marco».
Antonio María Fusco 237
«11 contenzioso comunitario e lo Stato italiano». Umberto Leanza 259
NOTE
«La Relazione Genérale sulla situazione económica del paese nel
1988». Ferruccio Marzano 279
«Dinámica demográfica e caratteristiche della forza lavoro in Campa-
nia dal 1970 al 1985». Giancarlo Canzanelli, Salvatore E. Iliano ... 293
«Aspetti finanziari delle aziende di trasporto pubblico lócale». Amedeo
DI Maio 319
«L'integrazione economico-sociale del Mezzogiorno nel Mércalo Úni-
co Europeo». Antonio Urciuoli : 333

MICHIGAN LAW REVIEW


University of Michigan Law School. 1989. Vol. 87. N.° 4
«Regulating Judicial Misconduct and Divining "Good Behavior" for
Federal Judges». HarryT. Edwards 765
«Deconstructing Genden>. Joan C. Williams 797
CORRESPONDENCE
«Missing the Point About State Takeover Slatutes». Lyman Johnson
and David Millón 846
«Legislalive Inaction and the Patterson Case». EarI M. Maltz 858
NOTES
«Clearing the Mixed-Motive Smokescreen: An Approach to Disparale
Treatment UnderTille VII» 863

1989. Vol. 87. N.° 5


«Police-Obtained Evidence and the Constitution: Distinguishing
Unconstitutionally Obtained Evidence from Unconstitutionally
Used Evidence». Arnold H. Loewy 907
«The Myth of the Disposable Opinión: Unpublished Opinions and
Government Litigants in the United States Courts of Appeals».
Lauren K. Robel 940
«Rethinking Absolute Priority After Ahlers». John D. Ayer 963
CORRESPONDENCE
«On the "Auschwitz Lie"» 1026
NOTES
«Changing the Rules of the Game: Pensión Plan Terminaiions and
Early Retirement Benefits» 1034
«Confusing the Fifth Amendment wiih the Sixth: Lower Coun Misap-
plication of the ¡iniis Definition of Interrugaiion» 1073

1989. Vol. 87. N.° 6


«Lofgren: The Plessy Case: A Legal-Historical Interpretation» 1557
«White: Phylosophy. The Federaíisi, and the Constitulion» 1566
«Tabuteau: Transfers of Propony in Elevenih-Ceniury Norman Law» ... 1571

390
Boletín de Sumarios

CIVIL RIGHTS AND CIVIL LIBERTIES


«Kalven: A Worthy Tradilion: Freedom of Speech in America». Lee
Bollinger 1576
BUMILLER: THE CIVIL RIGHTS SOCIETY: THE SOCIAL CONS-
TRUCTION OF VICTIMS
«Cruse: Plural bul Equal: Blacks and Minorities in America's Plural
Society». Jennlfer L. Hochshild 1584
«Belknap: Federal Law and Southern Order». lulius Chambers 1599
«Powe: American Broadcasting and the First Amendment» 1615
«Hixson: Privacy in a Public Society» 1624
LEGAL THEORY AND PHYLOSOPHY
«Sagoff: The Economy of ihe Earth: Philosophy, Law, and the Envi-
ronment». Carol M. Rose 1631
«Teubncr: Autopoietic Law: A New Approach lo Law and Society».
Arthur J. Jacobson 1647

1989. Vol. 87. N.° 7


ARTICLES
«Decoding Richmond: Affirmative Action and the Elusive Meaning of
Constitutional Equality». Michel Rosenfeld 1729
«Information Economics and Chemical Toxicity: Designing Laws to
Produce and Use Data». Mary L. Lyndon 1795
«Misreading the Williams Act». Lyman Johnson and David Millón 1862
ESSAY
«Jean-Luc Godard and Crilical Legal Studies (Because We Necd the
Eggs)». Jeffirey L. Harrison and Amy R. Mashburn 1924
NOTES
«Untangling "Operation Common Sense": Reopening and Review of
Social Securiiy Adminisiralion Disability Claims» 1946
«Fiding a "Manifest Imbalance": The Case for a Unified Stalistical
Test forVolumary Affirmative Action Under Tille VII» 1986
«Substantiating "Competitive Disadvantage" Claims: A Broad Reading
oíTruilt" 2026

MICROMEGA
Roma. 1989. N.° 2
IL SASSO NELLO STAGNO
«La notizia awclenata». Ferdinando Adornato e Furio Colombo 7
PORTO FRANCO
«II papa khomeinista». Paolo Flores d'Arcals 19

INÉDITO
«Corso di filosofía in sei ore e un quarto (presenta/Jone di Francesco
M. Cataluccio)». Witold Gombrowlcz 31
«La genialitá deH'immaturo». Stanislaw Baranczak 83
CARTEGGIO
«Dialogo sul profilto». Norberto Bobblo/Marlo Piran! 93

391
Documentación

SAGGI
«Homo hypothcticus». Glorgio Prodi 97
LABIRINTO
«Elogio dell'incertezza». Albert O. Hlrschman 123
«II futuro dcll'energia». Cario Rubbia 128
«Quale Dio per la sinistra». Pietro Adamo c Giulio Giorello 138
«Lo Stato comunista si abbatte, non si cambia». Aleksander Smolar ... 155
«L'effícienza riabilitata». Luciano Gallino 172
«Israele e Sudafrica: analogie e differenze». Heribert Adam 178
«L'etica nell'esperienza posstmoderna». Franco Crespi 197
ICEBERG
ALTO ADIG E/SU DTI ROLO
«Le Alpi piú basse». Alexander Langer 211
«II neofascista e la societá tribale». Lucio Giudiceandrea 223
EX LIBRIS
«II colore della disperazione». Biagio De Giovanni 231

1989. N.° 3
IL SASSO NELLO STAGNO
«Violenza contro sessualitá». Carole Beebe Tarantelli 7
FÁBULA
«Pábitelé (prescntazione di Luciano Antonetti)». Bohumil Hrabal 19
PORTO FRANCO
«Le quattro montagne dell'informazione». Alberto Cavallari 29
INÉDITO 1
«Elogio di Rosa Luxemburg, rivoluzionaria senza partito (presentazio-
ne di Alessandro Dal Lago)». Hannah Arendt 39
INÉDITO 2
«Viaggio all'interno della guerra civile (presentazione di Roberto
Esposito)». Simone Weil 61
INÉDITO 3
«Sartre in Russia (presentazione di Ewa Bérard-Zarzycka)» 77
ICEBERG
ITALIA, NON-EUROPA
«II capitalismo collusivo». Francesco Brioschi 89
«Bagnoli puó vivere». Margherita Balconi 98
«De Mita o l'utopia della politica pura». Giannl Baget Bozzo 109
«Le mani sulle tv». Lino Mlccicché 1 15
FILOSOFIA/FILOSOFIE
«Sul pensiero postlibcrale in America c in Inghilterra». Alessandro
Ferrara 123
«Hannah Arendt, l'inquietudine dcll'apolidc». Francesco Fistetti 142
LABIRINTO
«I totalitarismi prossimi vcniuri». Ralf Dahrendorf 153
«Quando Chiesa significa liberta». Adam Michnik 167
«Europa anno zero». Angelo Bolaffi I 82
«La memoria ambigua». Wlodek Goldkorn 195

392
Boletín de Sumarios

«Un modcllo Strauss per la "nuova" destra europea». Antonio Mlssi-


roli „ 203
ICEBERG 2
SINDACATO
«Primo: diventare democratici». Riccardo Terzi 217
«All'assaho di nuove Basliglie». Mario Colombo 228

MIDDLE EAST JOURNAL, THE


Washington. 1989. Vol. 43. N.° 2
EDITORIAL
«The Islamic Republic of Irán: The First 10 Years». R. K. Ramazani .... 165
ARTICLES
«Inside Revolutionary Irán». Irán W. Cottam 168
«The Policits of Land, Law, and Social Justice in Irán». Shaul
Bakhash 186
«Iran's Foreign Policy: Contending Orientations». R. K. Ramazani 202
«Irán and Western Europe». Anthony Parsons 218
«Trial by Error: Reflections on the Iran-Iraq Wan>. Gary Sick 230

1989. Vol. 43. N.° 3


ARTICLES
«Lebanon: Yesterday and Tomorrow». Walid Khalidi 375
«Isracl's Twelfth Knesset Election: An All-Loser Game». Don Peretz
and Sammy Smooha 388
«Religión, Poíitics, and the Israeli Elections of 1988». Robert
O. Freedman 406
«Political Opposition in Egypt: Democratic Myth or Reality?». Mona
Makram-Ebeld 423
«Oil Strike and Leadership Struggle in South Yemen: 1986 and
Beyond». Robert D. Burrowes 437

MINNESOTA LAW REVIEW


University of Minnesota Law School. 1988. Vol. 73.
N.°2
ARTICLES
«A Tale of Two Habeas». Barry Frtedman 247
«Federal Questions and the Human Rights Paradigm». Kenneth
C.Randall 349
«Free Riders and the Greedy Gadfly: Examining Aspects of Sharehol-
der Litigation as an Exercise in Integrating Ethical Regulation and
Laws of General Applicability». Theresa A. Gabaldon 425
LECTURE
«In the Shadow of Plessy: A Portrait of McCants Stewan, Afro-Ameri-
can Legal Pioneer». J. Clay Smlth, Jr. 495

393
Documentación

1989. Vol. 73. N.° 3


ARTICLES
«Separating Constitutional and Common-Law Torts: A Critique and a
Proposed Constitutional Thcory of Duty». Wllllam Burnham 515
«Greal Expectations of Privacy: A New Model for Fourth Amendment
Protection». Brian J. Serr ...¡ 583
«Monopoly Sports Lcagues». Stephen F. Ross 643
«Notice to Decedents' Creditors». Thomas L. Waterbury 763

MODERN LAW REVIEW, THE


London School of Economics. London. 1989. Vol. 52.
N.° 1
«The United Nations: Still a forcé for peace?». Rosalyn Higgins 1
«Dismissal at common law: the refevance in Britain of American
developments». Gwyneth Pltt 22
«Unger's critique of formalism in legal reasoning: Hero, Hercules,
and Humdrum». J. W. Harris 42

1989. Vol. 52. N.° 3


«Between market and state: the legal profession in turmoil». Richard
L.Abel 285
«Regulating the market for legal services in England: Enforced sepa-
ration of function and restrictions on forms of enterprise».
William Blshop 326
«Legal research and legal valúes». Terence Daintith 352

1989. Vol. 52. N.° 4


«Dismissed employees: the search for a more effective range of reme-
dies». Hazel Carty 449
«Public inquines: a cure or a disease?». Stephen Sedlev 469
«Alternatives to litigation: factors in choosing». Jack Efiorm 480
«The nature of legal scholarship». David Feldman 498

MULINO, IL
Bologna. 1989. Vol. XXXVIII. N.° 321
«Praga senza primavera», di Alexander Dubcek 3
«La política del nulla. A proposito di un libro di Emanuele Severino»,
di Cario Galll 12
«Pasquale Stanislao Mancini, meridionalista d'Europa», di Antonio
Vlllani 24
MEMORIA E MITILOGIA DELLA SHOA
«Introduzione (Fiamma Nierenstein)» 39
«L'olocausto e gli olocausti», di Ernesto Galli della Loggia 46
«Antimodernismo e antisemitismo», di Piero Melograni 58
«La destra, la sinistra e il Genocidio», di Adriano Sofri 65
«La crisi della fede dopo la Shoá», di Zeev Harvey 74
«Perdonare?», di Riccardo Di Segni 83
«La nuova religione di Israele», di Adi Oflr 92

394
Boletín de Sumarios

OSSERVATORIO POLÍTICO
«Dorotei, le ragioni della crisi. Trcnt'anni dopo la Domus Mariae», di
Marco Follini 101
«L'autunno del Pci», di Salvatore Sechl 114
OSSERVATORIO INTERNAZIONALE
«Un presidente sotto i media. L'ultima campagna elettorale per le
presidenziali Usa», di Paolo Mancini 134
MACINÁLIBRI
«Gli Dei perduti di Calasso», di Marcello Staglieno 151
«Storicitá e attualitá di Hegel», di Paolo Vincieri 156
«II Perú del mito», di Lelio Demichells 161

1989. Vol. XXXVIII. N.° 322


«La rivoluzioncislamica in Irán», di Cario Rossettl 173
«Stato e diritti individuali nella societá industriale», di Antonio De
Gennaro 193
«La dottrina sociale della Chiesa come «filosofia pubblica», di Vlttorlo
Possenti 209
LA VERA STORIA DELLA RIVOLUZIONE FRANCESE
«1989: i sogni e gli incubi della Rivoluzione», di Mauro Barberis 228
«Francois Furet: la rivoluzione senza mito», di Mlchela Dall'Aglio 237
OSSERVATORIO POLÍTICO
«II paradosso della sinistra democristiana», di Marco Follini 277
OSSERVATORIO INTERNAZIONALE
«Soffrire di socialismo rcale», di Paul Hollander 288
«Perché gli americani non votano», di Sergio Fabbrini 305
MACINALIBRI
«Bachofen e il matriarcato», di Carla De Paséale 319
«Tucidide oligarca imperfetto», di Giovanni Giorgini 326
«II meridionalismo libérale di Francesco Compagna», di Paolo Bo-
netti 331
«Una teología "verde"», di Marco Rizzi : 337

NEBRASKA LAW REVIEW


University of Nebraska CoUege of Law. 1988. Vol. 67.
N.° 3
ARTICLES
«Divorce Seltlement Agreements: The Problem of Merger or Incorpo-
ration and the Status of the Agreement in Relation to the Decree».
Doris Del Tostó Brogan 235
«The Trouble vvith Service by Mail». David S. Welkowitz 289
COMMENTARY
••On the Status of Robbing Peter to Pay Paul: The 1987 Takings Cases
in the Supremo Court». Richard F. Duncan 318

395
Documentación
COMMFNT
«The Vaguer Sanctions of Conscience: A Constitutional and Policy
Analysis of Nebraska Medical Ton Reform 1976-1987». David
G.Newkirk 337
NOTES
«Notice of Reliquishment: The Key to Protccting the Righis of Unwed
Fathers and Adoptivo Parents». Susan Kubert Sapp 383
«Nebraska's Five-Day Stalute of Limitalions for Unwed Fathers».
Daniel S. Eilson 408
«Inverse Condcmnation and Compensatory Relief for Temporarv
Regulatory Takings First Eitglish Evangélica! Lutheran Church
v. Los Angeles County, 107 S. Ct. 2378 (1987)». Joseph C. Vltek 435
1988. Vol. 67. N.° 4
ARTICLES
«Protecting Shareholders From Themselves? A Policy and Constitu-
tional Review of a State Takeover Statute». C. Steven Bradford 459
«Contractual Limitations on Remedies». Roy Ryden Anderson 548
COMMENTS
«The Use and Abuse of Recall: A Proposal for Legislative Recall
Reform». Elizabeth E. Mack 617
«In the Interest of Fairness: Interest Payments in Bankrupcy». Todd
W. Ruskamp 646
«Ownership of Interviews: A Theory for Protection of Quotations».
Vickl L. Ruhga 675
«Teacher Free Speech in the Public Schools: Just When You Thoutht
it Was Safe to Talk». John M. Ryan 695
«Performing "Competency to be Executed" Evaluations: A Psychole-
gal Analysis for Preventing the Execution of the Insane». Mark
A.Small 718

NEUE GESELLSCHAFT, DIE


Bonn. 1989. Vol. 36. N.° 5
«Augenzeugen». Johano Strasser 388
«Erfolgreich in die 60er Jahre. Die Drucker sichern sich das lange
Wochenende». Martin Kempe 391
«Nachwort zum "Vorwá'rts"». Harry Pross 392
«Art. 3 des Grundgesetzes: Vom Diskriminierungsverbot zum Gleichs-
tellungsgebot». Splros Slmltís 395
«Sozialdemokratie zwischen Verfassungspartei und Emanzipations-
bewegung». Peter Lósche 402
«Patriotismus, Verfassung und verdrangte Geschichte». Diskussion:
Micha Brumlik — Hermann Lübbe 408
«Die Erosión des Grundgesetzes: Asylrecht». Herbert Leuninger 416
THEMA: Intellektuelle, Politik und Moral
«Gibt es eine óffentlichkeit "links von der Mitte"?». Gllbert Ziebura .... 420
«Vom Mandarín zur Ásthetik der Postmodeme. Über die verfehlte
Intellektuellenrolle im deutschen BewuBtsein». Hauke Brunk-
horst 426
«Bcsessen von der Furcht vor allem endgültig Fixienen. Ein Portrá't
Siegfried Kracauers zu seinem 100. Geburtstag». Rolf Wiggers-
haus 438
396
Boletín de Sumarios

«Benjamins "Bucklichtcs Mánnlein". Zu einem Prosastück dcr "Berli-


ner Kindheit um neunzehnhundert"». Burkhardt Lindner 445
«Václav Havel». Jlri Grusa 451
«SchluBwort im Berufungsvetfahren vor dem Stadtgerichi Prag am
21. Márz 1989». Václav Havel 453
«Ein Zimmer für sich allcin genügt nichi. Anmerkungen zu den
Perspeklivcn feministischer Politik». Ellsabeth List 455
«Muttertag. Das Gescháft mit dem Mutterkult». Karln Hausen 461
«Zeitschriften-Forum». Hans Martin Lohmann 466
«Regionale Regsamkeit». Klaus Bloemer 468
1989. Vol. 36. N.° 6
«Zwei Gedichie». Rüdiger Córner 484
«Zehn Jahre Thatcherismus». Rüdiger Córner 484
«Charter 88 — die intellektuelle Linke meldet sich». Anna Tomforde ... 489
«Berlín — On des Neuen». Wolf Lépenles 491
«Stadt improvisieren — Postmodernes Frankfurt und roi-grüner
Magistrat». Dieter Bartetzko 496
THEMA: Europa — supranational und mullikulturell
«1789 und Europa». Rudolf von Thadden 500
«Stoff für neue Visionen». Gesprách mlt Franz Vranitzky 506
«Gesamteuropáische Verflecntung oder "geopolitischer Umsch-
wung"?». Jürgen Nótzold 515
«Das "Gemeinsame Haus" — ein Problem der europáischen Linken».
PaulScheffer 520
«"Finnlandisierung" — Zur Entstehung einer auBenpolitischen
Kampfparole». Uwe Holtz .• 526
«Umwehschutz in Europa». Fritz Vahrenholt 528
«Europáisches Netzwerk linker Zeitschriften». Tllman Flchter 533
«Europas Zukunft: multikulturell oder interkulturcll?». Antonio
Perottl 536
«Multikulturelle Gesellschaft — groBer linker Ringelpiez mit Anfas-
sen». Thomas Schmld 541
«"Multikulturelles Zusammenleben" — Chance oder Augenwische-
rei?». Farldeh Akashe-Bóhme 546
«Türkische Arbeiter und deutsche Intellektuelle Ein schiefes Spiegel-
bild von Emigrangen». Karln Kónlg 549
«RuBlanddeutsche — Sowjetdeutsche — Aussiedler». Ute Schmldt 554
«Im wiechen Fleisch der Motive und Mentalitáten Jürgen Habermas
ais politische Figur /Eine Gratulation». Peter Glotz 560
«Wittgensteins Enkel». Peter W. Niesen 563
«Die Literatenrepublik. Vor siebzig Jahren wurde die Münchener
Raterepublik ausgerufen». Norbert Seltz 567
«Mal ganz beiláufig... Polemische Anmerkungen zum Thema Sprache
und Antisemitismus». Hans Theo Frankfurter 569

1989. VOL. 36. N.° 8


«Im Dezember des August-Jahres». Ludvik Vaculík 676
«Willi Münzenberg 100». Peter Steinbach 678
«Auf dem Weg zur Weltgesellschaft. Der Stockholmer SI-KongreB».
Relmund Seidelmann 681

397
Documentación

«Die Krise der Union». Streitgesprách Günter Rohrmoser — Konrad


Schacht 685
«Lobaour Pany auf dem Weg nach Godesberg». Bodo Hombach 694
THEMA: Heimkehr in dic Fremde — Jüdische Remigration
«Das Glück der Warhrheit — Die Rückkehr der "Frankfurter Schu-
Ie"». Alex Demirovic 700
«"Ich habe Narben von Kopf bis FuB — Deutschland nach 1945 aus
der Sicht jüdischer Emigranten». Joachlm Meynert 707
«Meine Entscheidung war wenig Typisch Sesprá'ch mil». Ernst
Loewy
«Die bitlere, fremdartige Wirklichkcil. Arnold Zweigs Heimkehr nach
Berlin». Detlev Claussen 721
«Juden in Deutschland — das ist wic Stochern im Nebel"». Úrsula
Homann 724
«Atempause». Günter Kunert 728
DISKUSSION: Bremer Programm der SPD
«Sozialismus, Ükologie und kultureller Umbruch». André Gorz 732
«Ein Programm des guien Willens, aber orine Gesellschaftsanalyse».
Oskar Negt 738
«Kultur — ein zentrales Problem im industriellen System». Rüdlger
Altmann 743
«Eihik und Kinetik». Peter Glotz 748
«Die Allianz des Schweigens — Marcel Ophuls' Barbie-Film "Hotel
Terminus"». Wolf Scheller 754
«Kulturpolitische Notizen». Hermann Glaser 757
«Zeitschriften-Forum». Hans-Martin Lohmann 760

NEUE JURISTISCHE WOCHENSCHRIFT


Frankfurt 1989. N.° 7
AUFSÁTZE
«Genehmigugng und Durchführung von Flugtagen der in der
Bundesrepublik Deutschland stationierten Streitkráfte». A. Ran-
delzhofer R. Harndt 425
«Dic Benutzung von Liegeschaften durch auslandische Streilkráfte in
der Bundesrepublik Deutschland». K. Heitmann 432
«Bezugnahme im Schriftsatz». H. D. Lange 438

1989. N.° 13
AUFSÁTZE
«Das Luxusrgument irii Schadensersaizrecht». D. Medicus 1889
«Die Verstandigung im StrafprozeB — Wunderwaffe oder Bankrot-
lerklarung der Verteidigung?». B. Schünemann 1895
«Die Verstandigung im Strafpro/.eB — Standonbestimmung eines
Slrafvcrteidigers». N. Gatzweller 1903

1989. N.° 17
AUFSÁTZE
«ZurTheorie des Wohnungseigeniumsrechts». J. Bármann 1057
«Mustcreiner Verwalterabruchnung nach § 28 WEG». W.-D. Deckert 1064

398
Boletín de Sumarios

«Die Rechlsprechung des BGH zur faktischcn Gemeinschaft und ihre


Auswirkungen auf die Praxis des Wohnungseigeniums». L. Róll 1070
«Verfassungsfragen des sog. Steueramnesiiegesetzcs». D. Blrk 1072

1989. N.° 19
AUFSÁTZE
«Der Schutz des gefáhrdeten Zeugen im Sirafverfahren».
K. Rebmann, K. H. Schmarr '. 1185
«Die Verbandsklage nach dem AGB-Gesetz». E. Schmidt 1192
«Vcrkehrsrowdyium auf Bundesautobahhen und seine strafrechtliche
Würdigung». Th. Haubrich 1197
«Der Schutz von Unternehmensgeheimnissen im ZivilprozeB».
A. Stadler 1202

1989. N.° 20
AUFSÁTZE
«Der Nachrang der Sozialhilfe gegenüber Mó'elichkeiten der Selbsthil-
fe und Leistungen von drilter Seite». B. Schulte 1241
«40 Jahre Asylgrundrechl — Zeit für eine grundlegende Reform?».
G. Renner 1246
«Nochmals: Zur Unterlassungstáterschaft im Abfallstrafrecht bei
"wilden" Müllablagerungen». H. Hohmann 1254
«Eniwicklung des Beamtenrechts im Jahre 1988». U. Battis 1258

1989. N.° 21
AUFSÁTZE
«Das Grundgeselz nach vierzig Jahren». D. Grlmm '. 1305
«Die Verfassungsentwicklung in den Westzonen bis zum Zusammen-
ireten des Parlamentarischen Rates (1945-1948)». B. Diestelkamp .... 1312
«Die Entstehung des Grundgesetzes». K. Kroger 1318
«Die Ánderungen des Grundgesetzes». G. Roobers 1325
«Amerikanischer Verfassungsexport nach Deutschland». B. Pieroth 1333
«Strafzwecke und Strafrecht». R.-P. Callless 1338

1989. N.° 22
AUFSÁTZE
«Neuere Entwicklungen im AuBenwirtschaftsrecht der Europáischen
Gemeinschaften». K. Hallbronner — R. M. Blerwagen 1385
«Das Gesetzgebungsverfahren der Zusammenarbeit gemáB Art. 149
EWGV». R. Bieber 1395
«Kleine Reform der Verfahrensordnung des Schiedsgerichtshofs der
Internationalen Handelskammer». V. Triebel 1403
«Die Entwicklung des Europáischen Gemeinschaftsrechts». J. Sede-
mund — F. Montag : 1409

1989. N.° 23
AUFSÁTZE
«EWIV — Die neue europáische Gesellschaftsform». Ch. Müller-
Gugenberger 1449
«Zur Auflósung des Anwartschaftsrechts des Vorbehaltská'ufers, auch
bei Zubehórhaftung». G. Ludwig 1458
399
Documentación

«Nachvertragliches Wettbewerbsverbol und Karenzentschádigung».


H.-P. Winterstein 1463
«Verbraucherinformation durch vergleichende Werbung — zum
BGH-Unel vom 7.7.1988». G. H. Roth 1467

1989. N.° 24
AUFSÁTZE
«Therapie und Strafe». A. Kreuzer 1505
«Der Honoraranspruch des venretenen Chefarztes be¡ Dclegation dcr
Behandlungspflichten». D. Kubis 1512
«Gefahrenerforschung und HlV-Verdacht». H.-U. Gallwas 1516
«Die Entwicklung des Arztrechts 1988/89». A. Laufs 1521

1989. N.° 25
AUFSÁTZE
«Die Ruge von Verfahrensfehlern nach dem Sozialgerichtsgeseiz».
P. Kummer 1569
«Recntsmiitel und Rechtsweg gegen Kostenentscheidungen des OLG
gegen Dritte». St. Smid 1578
«Ausweis- und Meldcpflichten ¡m gesetzlichen Anenschutz». W. Wlrth
1582
«Die Entwicklung des Steuerstraf- und Ordnungswidrigkeitenrechis».
R Bilsdorfer 1587

1989. N.° 28
AUFSÁTZE
«Falsche Auskunfiserteilung und Haftung». P. Müsslg 1697
«Der Rechtsschutz des unversicherten deliktischen Scha'digers beim
RegreB des Sozialversicherungstrágers». H.-J. Ahrens 1704
«Die geselzliche Vertrelung durch die Ellem: überhoh und verfas-
sungswidrig». Th. Ramm 1708
«Die gesetzliche Vertretung durch die Eltern: notwendig und verfas-
sungsmáBig». K. Schmidt 1712

1989. N.° 29
AUFSÁTZE
«Der Rechlsstaai im BewuBtsein seiner Bürger». H. Sendler 1761
«Wer gibl das neue anwaltliche Berufsrecht?». R. Wimmer 1772
«Europáisches Verwaltungsrechi — Gemeinschaflsrechiliche Grund-
sálze des Verwaliungsverfahrens». E. Grabitz 1776

1989. N.° 30
AUFSÁTZE
«Isi das Aiomgeseiz vertassungswidrig?». H. Wagner 1825
"Die Veraul5ei\ing selbsi gcnui/.ier oder leerslehender Hauser und
Eigeniumswohnungen — werkveiiragliche Geuáhrleislunu ohne
Ende?». G. Sturmberg ."! 7. 1832
«Die Eniwiekluna des StiaBenverkehrsiechis im Jahre 1988».
P Hentschel..' 1838

400
Bolelin de Sumarios

1989. N° 32
AUFSÁTZE
«Die Entwicklung des Güterrechis seii dem 1. EheRG». C. Dorr 1953
«Ehebedingte Zuwendungen und ihre Dritiwirkung». H.-E. Sandweg .. 1965
«Die Bcrücksichiigung vcrándcncr Vcrháltnissc im "Erstverfahren"
überden Versorgungsausgleich und die Haneklausel des § 10a III
VAHRG». L. Bergner 1975

1989. N.° 33
AUFSÁTZE
«Risikovorsatz und zeitliche Reichweite der Zurechnung beim unges-
chützten Geschlechtsverkehr des HlV-Infizienen». H. Schlehofer .. 2017
«Verjáhrung von Ratenforderungen bei Teilzahlungskrediten». J. F.
Schwachhelm 2026
«Die Funktion der Zeugenaussage im ZivilprozeB». R. Meyke 2032
«Das Recht der Hochschullehrer zur Liquidaiion nach der BRACO».
R.MuBgnung 2037

1989. N.° 34
AUFSÁTZE
«Die Verjáhrung vertraglicher Schadensersatzanspruche gegen Recht-
sanwá'lte und Steuerberater». J. Eckert 2081
«Haflung bei der Finanzierung von (aiypisch) fchlgeschlagenen
slcuerbegünstigten Kapitalanlagen». H.-P. Schwintowskl 2087
«Das sieuerrechtliche Sachverstándigengutachten im Unterhaltspro-
zeB». W. Nlckl 2091
«Die Entwicklung des Steuerrechis». Ch. Herden — G. Gmach 2094

1989. N.° 35
AUFSÁTZE
«Neue Tenden/.en im intemationalen Umwelthaftungsrecht». A. Rest 2153
«Die EG-Kammer — Delegationsbefugnis und Geseháftsordnungsau-
tonomie des Bundesraies», H.-J. Scnütz 2160
«Oplerentschadigung und Europáisches Gemeinschaftsrecht».
S.Hackspiel 2166

1989. N.° 36
AUFSÁTZE
«Staatliche und kirchliche Gerichtsbarkeit». H. Weber 2217
«Personalpolilik ¡n der Justiz». H. Schnellenbach 2227
«Normkonkretisierende Verwaltungsvorschriften». M. Gerhardt 2233

NEW GERMÁN CRITIQUE


New York. 1988. N.° 45
«Ernst Bloch and the Obscenity of Hope: Introduction to the Special
Section on Ernst Bloch». Jack Zlpes 3
«How Can We Understand the Bends in the Uprighl Gait?». Jan
Robert Bloch 9
«The Early Aesthetic Theories of Bloch and Lukács». Werner Jung 41

401
Documentación

«The Wish and the Phenomenology of the Wish in The Principie of


Hope». Hanna Gekle 55
«Notes on the "Ontological Path" of Ernst Bloch and Georg Lukács:
Philosophical Sublimation of a Historie Defeat or the "Reasona-
ble" Refounding of Modern Revolutionary Thought?». Constanzo
Prevé 81
«Introduction to "Martin Heideggerand Politics: A Dossier"». Richard
Wolln 91
«Martin Heidegger: Political texis, 1933-1934» 96
«Schkageten> 96
«Labor Service and the University» 98
«The University in the New Reich» 99
«Germán Students» 101
«Germán Men and Women» : 103
«Declaration of Support for Adolf Hitler and the National Socialist
State» 104
«A Word From the University» 107
«The Cali to Labor Service» 108
«National Socialist Education» 110
«My Last Meeting with Heidegger in Rome, 1936». Karl Lowlth 1 15
«The Political Implications of Heidegger's Existentialism». Karl
Lowlth 117
«The French Heidegger Debate». Richard Wolin 1 35
REVIEW-ESSAY:
«Habermas's Complaint» 163

1989. N.° 46
ARTICLES
«Introduction». Azade Seyhan 3
«Pattems of Organization among Different Ethnic Minorities».
Dletrlch Thranhardt 10
«Turkish Headscarves and the "Foreigner Problem": Constructing
DifferenceThrough Emblems of Identity». Ruth Mandel 27
«Retuming "Home": Portuguese Migrant Notions of Temporariness,
Permanence, and Commitment». Andrea C. Klimt 47
«Aitslanderliteratur: Minority Literature in the Federal Republic of
Germany». Heldrun Suhr 71
«Talking "Turk": On Narrative Strategies and Cultural Stereotypes».
Arlene Aklko Teraoka " 104
«"Tell Them in America We're Still Alive!": The Jewish Community in
the Federal Republic». Cilly Kugelmann 129
«The Politics of Asylum». Alfons Sóllner 1 27
«Polish Migrant Culture in Imperial Germany». Elke Hauschildt 1 55
«Afro-German Women: Recording Their Own History». Karln Ober-
mefer 172
«New Cultural Geographies: A Conlerence Repon». Karen Kenkel 181
«Bourgeois Ideology and the (Mis) Rcadine of Günter Wallraff's Ganz
Unten-. Anna K. Kuhn " 191
«Methodological Poslscript: What's ihe Difl'erence? Minorily Discour-
se in Germán Studics». Jeffrey M. Peck 203

402
Boletín de Sumarios

NEW YORK UNIVERSITY LAW REVIEW


New York University. 1988. Vol. 63. N.° 5
ARTICLES
«In ihe Beginning: The Talmudic Rule Againsí Self-Incrimination».
Irene Merker Rosenberg & Yale L. Rosenberg 955
«The Misguided Search for State Interest in Abstention Cases: Obser-
vations on the Occasion of Pennzoil v. Texaco». Ann Althouse 1051
NOTE
«Public Hysteria, Private Conflict: Child Custody and Visitation Dispu-
tes Involving an HIV Infected Parent» 1092
COMMENT
«National Iranian OH Co. \>. Ashland OH, Inc.: All Dressed Up and
Nowhcrc to Arbítrate» 1142

1988. Vol. 63. N.° 6


ARTICLES
«The Fourth Amendment in the Balance: Accurately Setting the
Scales Through the Least Intrusive Alternative Analysis». Nadien
Strossen 1173
«Individual Autonomy and Collective empowérment in Labor Law:
Union Membership Resignations and Strikebreaking in the New
Economy». David Abraham 1268
NOTE
«Labor Standards Enforcement and the Realities of Labor Migration:
Protecting Undocumented Workcrs Aher SureTan, the IRCA, and
Patel» 1342

1989. Vol. 64. N.° 1


ART1CLE
«The Federal Circuil: A Case Study in Specialized Courts». Rochelle
Cooper Dreyfuss 1
NOTES
«Applying the Necessity Defense to Civil Disobedience Cases» 78
«Pendent Personal Jurisdiction and Nationwide Service of Process» 1 13
«In Vino Ventas: The Truth About Blood Alcohol Presumptions in
State Drunk Driving Law» 141
«A Cali for Reform of New York State's Ballot Access Laws» 182

NORTH CAROLINA LAW REVIEW


University of North Carolina. 1989. Vol. 67. N.° 3
ARTICLES
«Arbiiralion and Corporate Guvernance». G. Richard Shell 517
403
Documentación
«Adjudication by Ambush: Federal Prosecutors' Use of Nonscientific
Expens ¡n a System of Limiied Criminal Discovery». Linda
S.Eads 577
«Public access lo coastal public property: judicial iheories and the
taking issue». Gllbert L. Finnell Jr 627
0BSERVAT10N
«Réquiem for ihe Rule in Shellcy's Case». John V. Orth 681
NOTES
«National Wildlife Federation v. Hanson: Contenl-based Review of
Corps Wetlands Deierminaiions Under the Citizens' Suil Provisión
of the Clean Water Act». Robert E. Duggins 695
«Protecting the Child Sexual Abuse Victim from Counroom Trauma
After Coy v. lowa». Jaye Powell Meyer 711
«Watson v. Fort Worlh Bank and Trust: A Plurality's Poposal to Alter
Evidentiary Burdens in Title VII Disparate Impact Cases».
W. Gregory Rhodes 725

1989. Vol. 67. N.° 4


MEMORIAL
«From Remarks al Memorial Service for Albert Coates». Douglas
Hunt 741
«Albert Coates - Educator (1896-1989). My Most Unforgettable
Character». William B.Aycock 743
«Albert Coates: Institution Builder». John Sanders 747
«Albert Coates and Legal Research». Ronald C. Link '. 749
ARTICLES
«The Massiah Right to Exclusión: Constitutional Premises and Doctri-
nal Implications». James J. Tomkovicz 751
«Tlu- Influencc of Enhanced Thrift Institution Powers on Commercial
Bank Market Expansión». Llssa Lamkln Broome 795
«Fraud by Fright: White Collar Crime by Health Care Providers».
Pamela H. Buey .". 855
OBSERVATION
«Why Roe v. Wade Should Be Overruled». Arnold H. Loewy 939
NOTES
«North Carolina's South African Divcslmcnt Statute». Anne
R-Bowden 949
«"Great Subtleties of Judgment": The Fourth Circuit's Approach to
the Public Employee Speech Doctrine in Jacksoii r. Bair». Terence
Cawley '. 976
«Copyright, Independen! Contractors, and the Work-lor-Hire Doctri-
ne: Conummitv for Creative Non-Viulencd r. Reíd". Mamie Deaton
Lucas .' : 994

NUOVA RASSEGNA
Firenze. 1989. Vol. LXIII. N.° 1
PER UN'AMMINISTRAZIONE RINNOVATA ED EFFICIENTE
«41) La Se/.ionc II civile della Casa/.ionc ¡nieiviene sulle arce di
parcheggio: un passo avanii. ma ancora isolalo!». Marco di
Raimondo '

404
Boletín de Sumarios

ARGOMENTI GENERALI
«II ruólo nuovo delle Amministrazioni iocali nell'ailivitá di spesa. Crisi
del sistema dei controlli e interferenze della criminalitá mafiosa».
Marco Valentín! 6
«II contrallo sostitutivo del CO.RE.CO». Aniello Vlsone 20
«Quali funzioni sonó attribuite ai comuni in materia di protezione
degli animali». Lulei Antonino Giorgio 31
«Temi giuridici». Angelo Plralno Leto 32
SINDACO, GIUNTA, CONSIGLIO
«Amministratori: indcnnitá, aspettative e permessi (la legge n. 816 del
1985 nell'inierpreiaziona giurisprudenziale)». Armando Clralll 36
FINANZA PUBBLICA
«Autonomia impositiva e finanza lócale: esigenza di un assetto a regi-
me della finanza e della gestione degli enti Iocali (D.L. 2 marzo
1989. n. 66)». Michele Spatuzza 39
«A chi le tesorerie comunali dal 1990? (Amplia discrezionalitá per le
amministrazioni e necessitá di un confronto concorrenziale)».
Claudio Mazzella 42
«Interventi sul territorio: i riflessi tributan». VIncenzo Morlacco 47
«L'imposta sulle successioni e donazioni: interpretazioni». Pletro
Florio 57
«Redditi prodotti in forma associata: atto per la costituzione
dell'impresa familiare». Pletro Florio 58
CONTABILITA PUBBLICA
«Enti pubblici: la sanatoria fiscale e la contabilitá pubblica». Michele
AvantaggiaÜ 61

1989. Vol. LXIII. N.° 2


«Vigilia di riforme? (La Redazione)» 149
«II Presidente della Repubblica riafferma l'esigenza di un nuovo ordi-
namento delle autonomie Iocali» 188
«Invito ai collaboratori» 260
PRIMO CENTENARIO DELLA GIUSTIZIA AMMINISTRATIVA
«Premessa» 151
«La legge del 1889 nel disegno originario e nella evoluzione succesi-
va». Pletro Vlrga 153
«II cenenario della IV Sezione del Consiglio di Stato: considerazioni a
margine di una celebra/.ione». Domenlco Rodella 158
«A cento anni dalla istituzione della IV Sezione del Consiglio di Stato».
PaoloSalvi 163
LORDINAMENTO DELLE AUTONOMIE LOCALI ALLÁ CAMERA DEI
DEPUTATI
«Premesa»
«Ordinamento delle autonomie Iocali: proposta di legge d'iniziativa
dei deputati Del Pennino ed altri (pri) (Atto Camera, n. 3441)» 189
"La relazione di carattere genérale» 191
«Illustrazione analiticia del testo» 195
PROPOSTA DI LEGGE
"Legge genérale dia autonomia dei comuni e delle province: disegno
di legge d'iniziativa dei senatori Bobbio ed altri (psi. sin. ind., de)
(Atto Senato. n. 1557)» 200
«La rela/.ionc ¡Ilustrativa» 223-

405
Documentación
«Disegno di lcgge» 130
AUTONOMIE LOCALI:
«Seduta del 3 fcbbraio 1989 (presidenza del Vicepresidente Gerardo
Bianco)» 257
«Seduta del 9 marzo 1989 (presidenza del Vicepresidente Michele
Zoila)» 261
«Seduta del 28 marzo 1989 (presidenza del Vicepresidente Gerardo
Bianco, indi del Vicepresidente Aldo Aniasi)» 266
«Seduta del 29 marzo 1989 (presidenza del Vicepresidente Aldo Ania-
si, indi del Vicepresidente Gerardo Bianco)» 274
«Comparazioni tra i vari disegni di legge sull'ordinamento delle aúto-
nomie e premesse per una nuova burocrazia lócale». Paolo Sal vi ... 286
«Comunicazioni del Presidente della I Commissione permanente della
Camera dei deputati in ordine alia proposta di legge n. 3441» 190
«Nuovo ordinamenio delle autonomie locali: una riforma non piú
procrastinabile» 307
VERSO LA ISTITUZIONE DI NUOVE PROVINCE
«Premessa» 301
«Proposte di legge» 303
«La posizione del Governo» 304
«I criteri per la costituzione di nuove province: caratteristiche e méri-
to di quelle in prospettiva (la relacione dell'on Adriano Ciaffi)» 305
«Considerazioni e rilievi su alcuni aspetti del problema relativo alia
istituzione di nuove province». Cario Pantanl 312
R1ORDINAMENT0 DELLA DIRIGENZA STATALE E DELLE
ALTRE PUBBLICHE AMMINISTRAZIONI TERRITORIALI
ED ISTITUZIONALI
«Premessa»
«Riordinamento della dirigenza statale e delle altre pubbliche ammi-
nistrazioni territoriali ed istituzionali: disegno di legge d'iniziativa
del Governo (Alto Camera, n. 3464)» 317
«La relazione ¡Ilustrativa» 319
«Rela/.ione técnica» 325
«Disegno di legge» 331
«La discussione alia Camera dei deputati» 340
«LUCÍ ed ombre del disegno di legge sul riordinamento della dirigen-
za». Vincenzo Gherghl 345
«Separazione tra responsabiliiá política e responsabílitá amministrati-
va: dichiarazioni del Ministro per la funzione pubblica, on. Paolo
Cirino Pomicino, durante la seduta del 15 marzo 1989 della I
Commissione permanente della Camera dei deputaii (continuazio-
ne dell'esame del disegno di legge relativo alia dirigenza)» 3 16

1989. Vol. LXIII. N.° 3-4


FUORI TESTO
«Lotti/.zazionc anche dei segreiari comunali c provincili (con premes-
sa de la Redazione)». Claudio Mazzella III
PER UN'AMMINISTRAZIONE RINNOVATA ED EFFICIENTE
«42) La nuova legge sulla dirigen/a siaiale (con prcmessa di M.d.R.)»
Aldo Buoncristiano 353
ARGOMENTI GENERALI
«La riforma della finan/a lócale». Antonio Gava 359
406
Boletín de Sumarios

«Rappono sull'atiivitá della Commissione céntrale per la finanza lóca-


le e sulla consistenza orgánica degli enti locali (con premessa della
Redazione)». Antonio Izzo 367
«Diritto alio siudio e scuole prívate: sempre piú céntrale il ruólo degli
enti locali». Antonio Caturano 370
«La depenalizzazione in Italia, owero Pillecito amministrativo tra
diritto pénale, diritto civile e diritto amministrativo». Pietro
G. Scarabino 384
«II giudizio di ottemperanza». Valentino Nocco 389
«Noie sull'eccesso di poiere». Valentino Nocco 394
«Lordinamento regionale e il D.P.R. n. 616 (con premessa della Reda-
zione e nota di Armando Ciralli)». Aurelio Ronca 399
«Geologia e fossili giuridici». Umberto Fragola 413
«II parere nell'atto amministrativo». Paolo Zaffuto 415
«La crisi dei comuni». María Virginia Rlzzo .* 428
«II diritto pénale della famiglia tra continuitá e interpretazione evolu-
tiva (con nota di Lucia Lanza Cariccio)». Marta Antonietta Lupoli. 429
«Evoluzione del diritto di famiglia». Angelo Piraino Leto 430
«Efficienza cd efficacia: una premessa per il nuovo delle autonomie
locali (con nota di Luigi Antonino Giorgio)». Cario Saffioti 432

1989. Vol. LXIII. N.° 7/8


FUORI TESTO
«Alcune "perle" regálate ai comuni: maggori oneri senza copertura
finanziaria». Claudio Mazzela II
«Finanza lócale e regionale, strulture c nuova managerialilá: esigenze
di riforma e progetti di autoriforma» III
«Agli abbonati ed ai letiori» III
PER UNAMMINISTRAZIONE RJNNOVATA ED EFFICIENTE
«44) II sistema elettorale negli enti locali: il dibattito e le proposte».
Arcangelo Finocchi 785
ARGOMENTI GENERALI
«La riforma del bilancio dcllo Stato (con premessa della Redazione)».
Antonio Gava 791
«Diritto di conoscere la veritá e tutela dell'integritá fisio-psichica del
malato "terminales": una conciliazione dirficile (con premessa
della Redazione)». Giovanni Mannoni 804
«26 agosto 1789 - La diciaratione dei diritti dell'uomo e del cittadino».
Paolo Salvi 815
«II contrallo di efficienza nell'ordinamento regionale della sanitá:
prime considerazioni in ordine all'isstituto della relazione».
Lidianna Degrassi 821
«La Commissione antimafia-ier ha giá iniziato i lavori (con nota di
Antonio Prestipino Giarritta)». Giuseppe Salvatore Cutellé 846
«II bicameralismo nell'attuale sistema e nelle prospettive di riforma:
brevi note (con nota di Enrico Cuccodoro)». Alberto Gelati 854
«La crisi del diritto nel quadro delle proposte di rifoma delle istituzio-
ni». Paolo Salvi 860
«Gradúale irasferimento di responsabilitá dal político al burocrate:
necessitá di individuare criteri certi di disn'nzione di compiti e
quindi di responsabilitá; particolari aspetti per i segretari ed i
ragionieri degli enti locali (con nota di Paolo Salvi)». Claudio
Mazzella 864

407
Documentación

OPCIONES
Santiago, Chile. 1989. N.° 15
EDITOR
Manuela Gumucio
DEMOCRACIA Y COMUNICACIÓN ." 9
«Nuevos Paradigmas». Armand y Michéle Mattelart 11
«Elementos para una reflexión sobre la comunicación desde la tecno-
logía». Gabriel Rodríguez 33
«La telemática local: un apone a la democracia tecnológica». Gérard
Loiseau 41
«La formación del comunicador social: los desafíos que provienen de
la sociedad». María Elena Hermosilla 69
«Televisión: liberalismo y libertades». Manuela Gumucio 83
ARTÍCULOS 105
«Acerca del "totalitarismo fallido"». Mlchael Walzer 107
«Radicalización de la Democracia: ¿moderna o postmoderna?».
Chantal Mouffe 125
«Un caso de retorno a los cuarteles: Chile 1932». Eduardo Ortiz 155
«La derrota del general Pinochet». Carlos Huneeus 155

ORBIS
Philadelphia. 1989. Vol. 33. N.° 2
A NEW SOVIET MILITARY? 163
«Doctrine and Strategy». Steven P. Adragna ¡ 165
«Weapons and Budgets». John McCain 181
«The Next Generation». Ronald R. Nelson and Peter Schweizer 195
«Lessons of the Iran-Iraq Wan>. Efraim Karsh 209
«The New Gunrunning». Edward J. Laurance 225
DOCUMENTATION
«Unearthing the Great Terror». Robert Conquest 239
«Declaring Independence: Israel and the PLO». Daniel Pipes 247
REVIEW ESSAYS
«The Path Not Taken». DeepakLal 261
«The Outer Limit of Glasnost?». Nicolai N. Petro 266

1989. Vol. 33. N.° 3


«What China Can Learn from Taiwan». Shaomin Li 327
«Coping with Terrorism in the United Siates». Patrick Clawson 341
«How to Negotiate with Gorbachev's Team». David T. Jones 357
«Should Indigenous Peoples Have Special Rights?». Richard Mulgan 375
TWO MIDDLE EAST INTIFADAS
«Islam in the Palestinian Uprising». Robert Satloff 389
«The Second Baitle of Algiers». Khalid Duran 403
REVIEW ESSAY
«Up from Serfdom». Jeffrey Paul 423
408
Boletín de Sumarios

ORIENT
Deutsches Orient-Institut Hamburg. 1988. N.° 4
AUFSÁTZE UND HITERGRUNDBERICHTE/STUDIES
AND BACKGROUND ARTICLES
«Israels Nuklearpolilik: verdeckte oder offcnc Abschreckung?/Israel's
nuclear policy: concealcd or overt deterrence?». Rüdiger Robert.... 539
•'"Ich und mcine Venera gegen die Welt...". Migration, "Wastah",
Veneilungskoalilionen una gcsellschaftliche Stabilitá't in Jorda-
nien/"Me and my cousins against the world...". Migralion,
"wastah", collusions and ihe stability of Jordanian society». Frank
Czlchowskl 561
«Political-economic trends in Ba'thi Syria: a reintcrpretation». Fred
H. Lawson 579
«Resource endowment and allocation in Islamic couniries for econo-
mic co-operation». Masudul AJam Choudhury 595

ÓSTERREICHISCHE ZEITSCHRIFT FÜR


ÓFFENTLICHES RECHT UND VÓLKERRECTH
Wien. 1989. Vol. 39. N.° 4
AKTUELLE ÓSTERREICHISCHE PRAXIS ZUM VÓLKERRECHT
«Aktuelle óstcrreichische Praxis zum Vólkerrecht/Recent Austrian
Practice in Iniernational Law». P. Fischer, G. Hafner 327

1989. Vol. 40. N.° 1


ABHANDLUNGEN
«Die Müglichkeit der Entwicklung der Rechtsbeziehungen zwischen
Ósterreich und der EWG auBerhalb einer Mitgliedschaft».
G. Hafner 1
«The Legal Basis of Claims for Damage to the Environment Resulting
from Military Action». Igor P. Blishchenko, Vladlmir Ph. Shavrov. 29
«Haftung für Umwellscháden im Krieg — einige Bemerkungen zu
I. P. Blishchenko und Y Ph. Shavrov». Th. Desch : 47

ÓSTERREICHISCHE ZEITSCHRIFT FÜR


POLITIKWISSENSCHAFT
Wien. 1989. N.° 2
SCHWERPUNKTTHEMA: POLITISCHER DISKURS IN DEN
ACHTZIGER JAHREN
«Die Zukunft ist toi. Es lebe die Zukunft! Zur Karriere eines Begriffs»
Sonja Punraxhwe-Rlekmann 109
••Zwischen Politik und Politikinszenierung: Mediendiskurse der acht-
ziger Jahre». Hans Heinz Fabris 119
«Konvergenz der Werte — Streit um Worte. Zur Erosión etablierter
politischcr Diskursformen ¡n den achtziger Jahren». Ferdinand
Karlhofer / Bernhard Natter 129
"Zur Entwicklung einer Oppositionskultur in Ósterrech. Bedingungen
politischen Erlolges in den achtziger Jahren». Antón Pelinka 141

409
Documentación

«Wahllag ist Zahltag. Populistischer Appell und Wáhlerprotest in den


achtziger Jahren». Fritz Plasser / Peter A. Ulram 151
«Mehrheitsdemokratische und konkordanzdemokratische Elcmenlc
im politischen System der Bundesrepublik Deutschland». Heidrun
Abromeit 165

PAPELES DE ECONOMÍA ESPAÑOLA


Madrid. 1989. N.° 3
INTRODUCCIÓN EDITORIAL V
I. CRITERIOS ORIENTADORES DE LA EMPRESA PUBLICA
«La empresa pública: teoría y realidad». Julio Segura 2
«El papel de la empresa pública». José Luis Raymond Bara y José
Manuel González-Páramo 18
«La determinación de precios en las empresas públicas». Valentín
Edo Hernández 30
«La empresa pública como organización». Joan E. Rlcart i Costa y
Josep M." Rosamar 46
«Reflexiones sobre la dirección y organización de La empresa públi-
ca». Zulima Fernández 59
II. LA EMPRESA PUBLICA EN ESPAÑA
a) Anatomía y comportamiento
«Las empresas públicas: concepto, delimitación y clasificación».
Valentín Edo Hernández 68
«La empresa pública en el contexto de la contabilidad económi-
ca». Pilar Ortiz Junquera y Alejandro Gómez Rodrigo 78
«Empresa pública y transferencias estatales». Olga Ruiz Cañete. 85
«Una nota sobre el Grupo Patrimonio». Juan E. Iranzo 101
«El grupo INI en perspectiva histórica: una aproximación cuan-
titativa (1941-1986)». Pablo Martín Aceña y Francisco
Comín 106
«La financiación del INI, 1941-1986». Pablo Martín Aceña y
Francisco Comín 135
«Evolución del saneamiento financiero de las empresas indus-
triales en España: 1984-1986». Alfonso Novales 159
«La empresa pública: estructura financiera, rentabilidad y cos-
tes financieros». Alvaro Cuervo García 177
«La empresa pública industrial española: 1981-1986». José
Carlos Fariñas, Jordl Jaumandreu y Gonzalo Mato 199
«La imagen de la empresa pública española». Francisco Alvira y
José García López 217
Recuadro
«La actividad empresarial del sector público y el cuadro de las
intervenciones públicas» 76-77
b) Nacionalización, privatización y regulación
«La teoría de Stigler sobre la regulación como marco de la políti-
ca empresarial pública 1973-1988». Jull García Fernández 224
«El alcance del proceso privatizador en España». Zulima
Fernández 243
«Salidas a Bolsa de empresas públicas y su valoración: el caso
de ACESA». Walter Scherk '. 247
«La política de desinversiones en el INI». Claudio Aranzadi 258
«El INI como grupo de negocios: presente y futuro». José Gar-
cía Hermoso 262

410
Boletín de Sumarios

«Regulación de precios en el sector eléctrico». M.a Luisa Huido-


bro 277
«El proceso de reprivatización del grupo Rumasa». Javier del
Moral 293
III. ALGUNOS ASPECTOS CONCRETOS Y EXPERIENCIAS
DE LAS EMPRESAS PUBLICAS Y DE LA INTERVENCIÓN
PUBLICA EN EL SECTOR PRIVADO
a) El sector empresarial público
«La empresa pública en el sector de hidrocarburos». Osear
Fanjul 322
«Crédito oficial: la transición». Julio Rodríguez López 340
«Las empresas públicas de transpone en España». Ginés de
Rus 349
«La empresa pública en un sector estratégico: Hunosa». Luis
Serven 383
b) Participación en empresas del sector privado
«La Compañía Telefónica». Crisanto Plaza ' 390
«Autopistas de peaje: el modelo español». Enric Ribas i Miran-
gels y Joan Montllor i Serrats 409
IV. LA EXPERIENCIA EXTRANJERA
«El proceso de privatización en Francia y en el Reino Unido». José
Antonio Rodríguez Ondarza y Juan J. Rubio Guerrero 434
«El papel del IRI en la economía italiana». Romano Prodi 451

PARLAMENTARÍAN, THE
London. 1989. Vol. LXX. N.° 2
«A One-Party State—The role of Parliament in Tanzania». Hon.
Philips S. Marmo, MP 65
«Robust Democracy—The Canadian general election of 1988».
Mr. Patrick Boyer, MP 72
«Impartial Choices—Selecting the select committee» 77
«Politics and Constitutions» 83
«Parliamentary Reports» 90
«Practice and Procedure» 100

1989. Vol. LXX. N.° 3


«Hong Kong-Faith in the future». RT Hon. Sir Geoffrey Howe, QC,
MP 123
«Building on a firm foundation—Constitutional developments in
Zimbabwe, 1987 to 1990». Hon. E. D. Mnangagwa, MP 127
«Heads of Government—Malaysia and the Kuala Lumpur Common-
wealth Meeting». Hon. Dato' Avu Hassan Haji Ornar, MP 132
«Sri Lanka Votes—Observer team monitors the election in besieged
island». Michael Morris, MP 136
«Politics and Constitutions» 140
«Parliamentary Reports» 146
«Practice and Procedure» 162

411
Documentación

PARLIAMENTARY AFFAIRS
London. 1989. Vol. 42. N.° 2
«The glorious revolulion of 1688 and 1689: iis continuing relevance».
By Philip Norton 135
«Faction as ¡ts own reward: groups in ihe british parliamenl 1945-
1986». ByJackBrand 148
«Faclionalism in the social democratic party 1981-1987». By Vlncent
McKee 165
«The labour party and the mililant tendency». By Erlc Shaw 180
«Trends in British party funding 1983-1987». By Michael Pinto-
Duschlnsky 197
«Adversary politics in Britain 1964-1979: Change of government and
ihe climate of stress». By Geoffrey Debnam : 213
«The church of England and politics: the politics of establishment».
By Kenneth Medhurs and George H. Moyser 230
«Central government capacity and the British disease». By Walter
Williams 250

1989. Vol. 42. N.° 3


«The British Constitution in 1988». By Donald Shell 287
«The judge over your shoulder». By Dawn Oliver 302
«The resignation of Edwina Curric: a word loo far». By Alan dolg 3 17
«The Constitution and ihe new conservalives». By Cosmo Graham
and Tony Prosser 330
«The politics of thatcherism». By Andrew Gamble 350
«The impací of thatcherism on ihe arts council». ByAntony Beck 362
«The crisis of "responsible" broadcasting: Mrs. Thatcher and the
BBC». By Peter Walters 380
«Devolution and the tartanisation of the labour pany»: By Jack Geekie
and Roger Leyy 399
«The french municipal elections of march 1989». By Jeff Bridgford 412

PARLIAMENTARY JOURNAL
American Institute of Parliamentarlans. Fort Wayne.
Indiana. 1989. Vol. XXX. N.° 1
«Robert's Rules of Order: Editions, Reprints, and Competitors».
Margaret A. Bannks, CPP 1
«Nomination And Election Of Officors». Lawrence L. Lee, CPP 16
«Sludent Opportutinies For Democratic Growth». Robería
M. McDow, CPP 20
«Voting: Many Candidates, Few Votéis». John D. Stackpole, Ph.
D. and Constance U. Battle, M. D 27
«Parliameniary Opinions». The Opinions Commillee 31
«Commenis On 1988 From Our Readers». Bernard J. Sussman,
RachelT. Hare-Mustin, Ph D and Anthony P. Patti 35
«Parliamcntary Journal». Editoiial Policy 38

1989. Vol. XXX. N.° 2


«Book Review». Bernard Sussman, CPP 41
«Looking Back From ihe 21st Ceniury». Hermon W. Farwell, CPP 50

412
Boletín de Sumarios

«The Key lo Human Behavior - Is Order». Edmund J. Schrang, AIA .... 55


«I Remember Florence». Robería McDow, CPP 58
«Parliamentary Opinions». Virginia Scholtzhauer, CPP, Floyd
M. Rlddick, CPP. John R. SÜpp, CPP 64
«Substitute Motion Misused». Wllíiam Southworth, CPP 68
«You Can Requesl — Bul you Can'i Forcé Me to Withdraw My
Motion». Toni Bagley, CPP 71
«Point of Order - and the Council was in Disorder» 74

PENSAMIENTO. REVISTA DE INVESTIGACIÓN


E INFORMACIÓN FILOSÓFICA
Madrid. 1989. Vol. 45. N.° 179
«La nada en Juan de la Cruz». Isabel Aisa 257-277
«Historia de la filosofía. Concepto y método». F. Bonnín Aguiló 279-296
BIBLIOGRAFÍA
«Bibliografía Hispánica de Filosofía. Elenco 1989». C. Santos-Escu-
dero
I. Historia de la Filosofía 297-356
II. Filosofía Sistemática 356-383

PENSAMIENTO IBEROAMERICANO.
Instituto de Cooperación Iberoamericana. Madrid.
1989. N.° 15
TEMA CENTRAL
«Nuevos pocesos de integración eonómica» 9
ENFOQUES GLOBALES 11
«Repensando la integración». Gert Rosenthal 13
«Los costes y beneficios de la integración económico regional. Una
revisión». Rudiger Dornbusch 25
PERSPECTIVA HISTÓRICA .". 55
«Esquemas latinoamericanos de integración. Problemas y desarro-
llos». Juan Mario Vacchino 57
«Historia y contenido del Mercado Único Europeo». Joan Clavera 85
EFECTOS ECONÓMICOS 101
«Propuestas para dinamizar la integración». Eduardo Gana Barrien-
tos 103
«Una evaluación de los efectos económicos potenciales de la consecu-
ción del mercado interior de la Comunidad Europea». Comisión
de las Comunidades Europeas 125
«El Mercado Único Europeo desde la perspectiva española». Alfredo
Pastor 151
«A realizacáo do mercado interno e os desafios da construcao de um
espaco social europeu». Augusto Mateus 167
LAS RELACIONES CEE-AMERICA LATINA 203
«Perspectiva 1992: El Mercado Único Europea. ¿Nuevo desafío en las
relaciones Europa-América Latina?». Luciano Berrocal 205

413
Documentación

PERSONA Y DERECHO
Universidad de Navarra. Pamplona. 1989. N.° 21
«Habermas y el discurso filosófico de la modernidad». Daniel Innera-
rity 9
«La teoría general de sistemas como matriz disciplinar y como méto-
do jurídico, (lina nueva terminología en la reciente jurispruden-
cia.)» Francisco González Navarro 23
«Inmanencia, trascendencia y derechos humanos». Carlos I. Massini . 175
«Inmanencia y trascendencia en el derecho». Javier Hervada 187
«Fundamentos aantropológico-jurídieos de la defensa de la vida huma-
na». José M. Rojo Sanz 207

PHILOSOPHY AND PUBLIC AFFAIRS


Princeton University. 1989. Vol. 18. N.° 2
«Personal Identity and the Unity of Agency: A Kantian Response to
Parfit». Christlne M. Korsgaard 101
«Three Grades os Social InvoTvement». George Sher 133
«CredibleThreats and Usable Weapons: Some Dilemmas of Deterren-
ce». Timothy J. van Gelder 158
«Sócrates and Athenian Democracy». T. H. Irwin 184

1989. Vol. 18. N.° 3


«Legal Theory and the Claim of Authority». Philip Soper 209
«Killing, Letting Die, and Simple Conflicts». H. M. Malm 238
«The Separation of Church and State and the Obligations of Citizens-
hip». Robert Audi 259
«Justice, Health Care, and the Elderlv». Dan W. Brock 297

PODER JUDICIAL
Consejo General del Poder Judicial. Madrid. 1988.
N.° 13
ESTUDIOS
«Reflexiones sobre la causa novena del artículo 219 de la Ley Orgáni-
ca del Poder Judicial: "tener interés directo o indirecto en el pleito
o causa"». María del Carmen Calvo Sánchez 9
«Indicaciones y causas de justificación en el abono». Diego Manuel
Luzón Pefla 27
«Las competencias penales de los Tribunales Superiores de Justicia».
José Francisco Valls Gombau 57
NOTAS
«Notas sobre la clase de juicio procedente en los procedimientos
sobre resolución de comíalos de arrendamientos urbanos por
expiración del plazo contractual a la vista del Real Decreto-lev
2/1985. de 30 de abril». María Luz Reyes Gonzalo 79
«Sobre la inconstitucionalidad de la agravante de reincidencia». José
Miguel Zugaldía Espinar 85
414
Boletín de Sumarios

NOTAS Y COMENTARIOS JURISPRUDENCIALES


CIVIL
«Buena fe: tercero hipotecario y accesión inadvertida». Ángel Carras-
co Perera 93
«Comentario a la sentencia del Tribunal Supremo (Sala 1.a) de 19 de
septiembre de 1988». Jesús Diez del Corral Rivas 99
«La tensión formalismo-realismo en los procesos de filiación». Fran-
cisco Rivero Hernández 105
PENAL
«Subsidiariedad y proporcionalidad de los males en el estado de nece-
sidad: el criterio de la exigibilidad». José Manuel Paredes Casta-
ñon 115
«Síndrome de abstinencia y "actio libera in causa"». Teresa Rodrí-
guez Montañés 129
CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
«Las fundaciones y el protectorado. La autorización administrativa
para litigar y su dudosa constitucionalidad». José Luis Pinar
Mañas .". 145
SOCIAL
«Control de legalidad de los convenios colectivos: prohibición legal de
concurrencia y lesión de intereses de terceros. Estaciones de servi-
cio». Luis Miguel Camps Ruiz y Tomás Sala Franco 155
«La condición más beneficiosa nacida de pacto de empresa». Juan
Manuel Ramírez Martínez y Tomás Sala Franco 163

1989. N.° 14
ESTUDIOS
«La propiedad privada y su función social en la Constitución». Anto-
nio Hernández Gil 9
«El Derecho autonómico como objeto del recurso de casación ante
los Tribunales Superiores de Justicia de las Comunidades Autóno-
mas». Juan Carlos Cabanas García 23
«Independencia y responsabilidad del juez: dos valores enfrentados.
El reciente debate italiano». Miguel Revenga Sánchez 47
«Homicidios frustrados o en tentativa con dolo eventual: el supuesto
de lps conductores suicidas». Bartolomé Vargas 57
DEBATE
«Acerca de la naturaleza dinámica y finalidad tuitiva de la interven-
ción del Ministerio Fiscal en el proceso de protección jurisdiccio-
nal de los derechos fundamentales de la persona». Manuel Jesús
Dolz Lago 91
NOTAS Y COMENTARIOS JURISPRUDENCIALES
COMUNITARIO
«Sobre la falta de legitimación activa del Parlamento europeo en el
recurso de anulación». Fernando Lorente Hurtado 105
CONSTITUCIONAL
«Presunción de inocencia "versus" deber de colaboración cívica con
la administración sancionadora». José Garberi Llobregat 113
«La intimidad corporal devaluada». Jacobo López Barja de Quiroga y
Luis Rodríguez Ramos 123

415
Documentación
CIVIL
«Derecho a la imagen: el consentimiento y su revocación». Ramón
Casas Valles 131
«Responsabilidad civil de magistrados». Francisco Hernández Gil 145
«La intervención judicial en los conflictos endoasociativos: el caso de
la expulsión de asociados». Juan José Marín López 151
«Jurisprudencia constitucional de la Sala 1.? del Tribunal Supremo».
Xavier O'Callaghan Muñoz 163
PENAL
«El "efecto de cierre" en el concurso aparente de normas penales y en
el concurso ideal de delitos: su trascendencia respecto de sus deli-
tos cualificados por el resultado». Abelardo González Pulido 191
CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
«Algunos problemas de la concurrencia de causas de abstención en
los concejales, con especial referencia a los acuerdos de aproba-
ción del planeamiento urbanístico». Jesús González Salinas 197
SOCIAL
«Los estatutos de personal de instituciones sanitarias de la Seguridad
Social y el principio de igualdad». Luis Miguel Camps Ruiz y
Tomás Sala Franco '.. 211
«Las exigencias legales para una lícita sucesión de empresa». Tomás
Sala Franco 233

POLÍTICA DEL DIRITTO


Bologna. 1989. Vol. XX. N.° 1
SAGGI
«L'amministra/.ione della giusti/.ia nella Costituzione», di Francesco
Rigano 3
«I referendum locali tra sperimcnta/ione, orientamenti giurispruden-
ziali e innova/ioni legislativo», di Benlamino Caravita 23
«Economía e pena nell'opera del Bocearía», di Gian Paolo Masetto 47
INTERVENTI E DISCUSS1ONI
«I compiti o lo lor/e della pubblica amministra/.íone». di Sabino
Cassese 95
«La nuova disciplina della coopera/ione alio sviluppo». di En rica Del
Cásale 99
«I dititti dei minori». di Paolo Cendon o Luigi Gaudino 113
«11 disagio dei minori», di Franca Ongaro Basaglia 123
«L;i rilorma del divor/.io: prncipi ispiraiori o primi oommonii». di
Massimo Dogliotti 129
AIDS: QUALI RISPOSTE ISTITUZIONALI?
«I nuovi virus dellAIDS: leggi ingiuste o inelfieaci». di Michael Kirby . 141
«Rapporio sul vims dell'AIDS della Commissione nominata dal Presi-
denie douli Stali Uniti d'Ameiica». di James D. Watkins 161

416
Boletín de Sumarios

POLÍTICA TIDSSKRIFT FOR POLITISK V1DENSKAB


Aarhus. Institut for Statskundskab. 1989. N.° 1
«Indledning». Hans-Henrlk Holm 5
••Er den Tredje Verden dad?». Hans-Henrlk Holm 7
«Demokraii og okonomisk udvikling. En casesludie af Indien». Georg
Serensen 27
«Supcrmagternes intervcntioncr i den Trcdjc Verden». Mette Skak 45
"Regionale stormagter i den Tredje Verden: Iridien og Brasilien».
Jergen Dlge Pedersen 64
«Security, Development and ihe Environment. A Third World Vicw».
Mansour Khalid 80

POLITICKA MISAO
Zagreb. 1989. N.° 1
SADRZAJ
POI.ITICKA TEORIJA CARLA SCHMITTA
«Uvodna napomena». Zvonko Posavec 3
«Aktualnost politicke leologije». Davor Rodin 6
«Drzava i politicko». Zvonko Posavec 22
«Kako je Cari Schmilt dosao do svog pojma polilickog?». Ernst Voll-
rath 30
«Cari Schmilt i nacionalsocijalizam — Problem teorije ili karaktera».
Cari Ballestrem 48
«Supstancijalno i metafizicko polaziste politickog pisca C. Schmitta
do 1934». Michael Th. Greven 62
«Cari Smiu i "demokracija na dugme"». Holger van den Boom 78
«Levijatan Carla Schmitta i Thomasa Hobbesa». Burkhard Tuschling. 88
«Nomos zemlje — promisljanje pojma prostora u Carla Schmitta».
Reinhardt Knodt 100
«Cari Schmitt u Nürnbergu». Josepf W. Bendersky 114
«Prilog» 120
«Autorilarna struktura licnosü — kriticki prkaz jugoslavenskih istra-
zivania». Ivan Siber 129
«Nietzsche? Baeumler ili o moguenosti pozitivne fasisticke metafizi-
ke». Endre Klss 146
ASPEKTI
«Berdjajcv i Oktobarska rcvolucija». Ratko Neskovlc 163

POLITICAL OUARTERLY, THE


Oxford. 1989. Vol. 60. N.° 2
«Commentary» 1 33
«The British Economy Under Mrs. Thatcher». Ken Coutts and Wynne
Godley : 137
••Britain's Economic Revival and the Balance of Payments». Geoffrey
Maynard 152
«Flexible Specialisation and the Competitive Failure of UK Manufac-
lunng». Paul Hlrst and Jonathan Zeltlin 164

417
Documentación
«Ten Years of Thatcherism: Triumph of Ideology Over Economics».
Peter Senker 179
«"The Economic Contradictions of Democracy" Revisited». Samuel
Brittan 190
«The 1988 American Elections: Long, Médium and Short-term Expla-
nations». Pippa Norris 204
«Learning from Peter Wright: A Response lo D. C. Watt». Laurence
Lustgarten 222
«Learning from Peler Wright: A Reply». D. Cameron Watt 237

London. 1989. Vol. 60. N.° 3


Commentary 259
«The State of Our Civil Liberties». Bernard Crick 262
«Civil Liberties, Thatcherism and Charter '88». David Beetham 273
«Religious Angerand Minority Rjghts». Tariq Modood 280
«Citizenship and the Freedom of the Media». John Keane 285
«Emancipation or Surveillance? The Political Implications of New
Forms of Educational Assessment». Anthony J. Polan 297
«Bringigng the State Back In». Michael Luntley 313
«The Presentation of the Poli Tax». John Gibson 320
«The Federal Republic of Germany: A Changing Security Environ-
ment». W. Rees 349
REPORTS AND SURVEYS
«The New Conservatism and Public Expenditure in Scotland; Rheto-
ric, Myth and Performance in the 1980s». Dr. Arthur Midwlnter 357
«The House of Commons and The NHS». C. Duncan, K. I. Sams and
P. J. White 365

POLITICAL SCIENCE
Victoria University of Wellington. 1988. Vol. 40. N.° 2
«The rise of Neo-Liberalism and Right Wing Protest Parties in Scandi-
navia and New Zealand: The Progress Parties and the New
Zealand Pany». Peter Aimer 1
«Voter Turnout in New Zealand General Elections. 1928-1988». Jack
H. Nagel 16
«A Bill of Rights for New Zealand». Jeff Berryman 39
«Negativo and Positivo Libenv». George Crowder 57
REVIEW ARTICLE
«Labour to Power: Commentaries on the Lange Government's Firsi
Term». Stephen Levine 74

POLITICAL SCIENCE QUARTERLY


New York. 1988/89. Vol. 103. N.° 4
«American Globalism in the Middle East: The Roots of Regional Secu-
riiy Policv». Charles A. Kupchan 585
«Needed: A Political Theory for the New Era of Coalilion Government
in the United States». James L. Sundquist 613
«The Myihology Surrounding Lyndon Johnson, His Advisers. and the
1965 Decisión to Escálate ihe Vietnam Wai>. David M. Barrett 637
«Prospecta for Revolution in South África». Jeffrey Herbst 665

418
Boletín de Sumarios

«Labor Power and Social Equality: Union Polines in a Changing


Economy». Vernon Coleman 687
«The Public Corporation: A Poteni Japanese Policy Weapon». Marte
Anchordoguy 707

1989. Vol. 104. N.° 1


«The 1988 Elcctions: Continulion of ihe Post-New Deal Svstem».
Everett Carll Ladd ".. 1
«Eleclions and Dilemmas of American Democralic Governance:
Reflections». Demetrios Caraley 19
«Solidariiy as a New Social Movement». David S. Masón 41
«Public Opinión and ihe Welfare State: The United States in Compa-
rative Perspective». Robert Y. Shapiro and John T. Young 59
«How Exceptional Is the American Political Economy». Richard
Rose .". 91
«The Anzus Dispute: Testing U.S. Extended Deterrence in Alliance
Polilics». WIlliamT.Tow 117

1989. Vol. 104. N.° 2


«The Pentagon: The Case for Biennial Budgeting». Robert J. Art 193
«The American Role ¡n Revising Japan's Imperial Constitution». Char-
les L. Kades 215
«The Government's Role in Building the Women's Movement». Geor-
gia Duerst-Lahtl 249
«Reassessing the Soviet Crisis: Big Problems, Muddling Through,
Business as Usual». Alexander J. Motyl 269
«Causal Stories and the Formation of Policy Agendas». Deborah
A.Stone .". '. 281
«Stretegic Thought in America, 1952-1966». Marc Trachtenberg 301

POLITICAL STUDIES
Journal of the Political Studies Association of the UK.
1989. Vol. XXXVII. N.° 2
CONTENTS
«The National Character of Ernest Barker's Political Science». Julia
Stapleton 171
«From a Positivo to a Cultural Science: Towards a New Rationale for
Political Studies» Hugh V. Emy 188
«Green Politics and the New Class: Selfishness or Vritue?». Robyn
Eckersley 205
«Commune Democracy an Gorbachev's Reforms». Richard Sakwa 224.
«From Authoritarianism to Democracy in South Korea». James
Cotton 244
DEBATE
«Taylor and Foucauh on Power and Freedom». Paul Patton 260
«Taylor and Foucauh on Power and Freedom: a Reply». Charles
Taylor 277
REVIEW ARTICLE
«Gramsci: Marxism's Saviour or False Prophet?». Joseph V. Femia 282
419
Documentación

POLITICAL THEORY
The Johns Hopkins University, Baltimore. 1989. Vol. 17.
N.° 2
Editorial 171
«Wittgenstein and Political Philosophy: Understanding Praclices of
Critical Refleclion». James Tully 172
«Gome Fishing: Making Scnse of Marx's Concept of Communism».
Wllllam lames Booth 205
«Liberty and Theatrical Space in Montesquieu's Political Theory: The
Poetics of Public Life in The Persian Leiters». E. J. Hundert and
PaulNelles 223
«A Political Reading of Aristotle's Treaiment of Pleasure in the Nico-
machean Ethics». Aristíde Tessltore 247
«"His Majesiy the Baby": Narcissism and Royal Authority». Peter
Hammond Schwartz 266
CRITICAL RESPONSES
«Response to Michael Rogin». Thomas L. Dumm 291
«Understanding Begriffsgeschichte: A Rejoinder». Melvin Rlchter 296
REVIEW ESSAYS
«Knowledge, Politics, and Persons in Feminist Theory». Kathy
E. Ferguson ".. 302
«Habermas and ihe Discourse of Modernity». James Schmldt 315

1989. Vol. 17. N.° 3


The Hobbesian Legacy
I. «Hobbes and the Irrationality of Politics». George Kateb 355
II. «Metaphor and Modernizaron ¡n the Political Thought of
Thomas Hobbes». George Shulman 392
III. «Hobbesian Fear». Jan H. Blits 417
«On Needing Both Marx and Arendt: Alienalion and the Flight from
Inwardness». Jennlfer Ring 432
«Locke's State of Nature». A. John Slmmons 449
CRITICAL RESPONSE
«"Slaves Bought with Money"»: A Reply lo Dreschcr». James Farr 471
REVIEW ESSAY
«Constructing Politics». Ian Shapiro 475

POLITICS & SOCIETY


University of Wisconsin. 1989. Vol. 17. N.° 1
«Refleciions on [he Class Consciousness of Hungaiian Sieehvorkers»
Michael Burowoy 1
«Women in the Class Structure». Erik Olin Wright 35
«Class Theorv and ihe Social Sciences: Eiik Olin Wright on Classes».
UweBecker " 67
«Easi European Iniellectuals on the Road of Dissent: The Oíd Prop-
hecv of a New Class Re-examined». Janina Frentzel-Zagórska and
Krzyzstof Zagórski 89
420
Boletín de Sumarios

POLÍTICO, IL
Universitá degli Studi di Pavía. 1989. Vol. LIV. N.° 1
«La Cosliluzione italiana nell'ottica comparatislica». Paolo Biscaretti
diRufña 5
«L'inedito di Bruno Rizzi "Inflazione e conirorivoluzione". Howard
Moss 19
«Inflazione e conirorivoluzione». Bruno Rizzi 25
«Slurzo e la realizzazione delle regioni». Ugo De Siervo 43
«La riforma delle istituzioni comunitarie: quali strategie?». Giuliano
Urbani e Maurizio Ferrera 59
«Mass Altitudes Towards the U.S. in Southern Europe: A Research
Note». Glacomo Sani 77
«Atteggiamenti di massa verso gli Stati Uniti e l'Unione Soviética
nelí'Europa del Sud (correlati socioeconomici e preferenze pertiti-
che)». Marta Antonietta Confalonier! 89
«La crisi delle relazioni transatlantiche nel dibattito cultúrale: 1979-
1985». Clara Ronga 109

POLITIQUE ETRANGERE
Instituí Franjáis des Relations Internationales. París.
1989. N.° 2
COMMUNISMES: L'ECLATEMENT
«La tragédie chinoise». Francois Godement 231
«Gorbatchev face aux nationalités». Jacques Rupnik 237
«Nationalités: unité et diversité». VIrginie Coulloudon 247
«Pologne: les nouveaux défis de Solidante Entrenen avec Lech Wale-
sa«, par Eva Kulesza 253
«Que peut espérer I'Europe de Margare! Thatcher?». Hugh Hanning .. 259
«L'Espagne, en pleine crise de croissance». Ramón-Luis Acuña 269
«Linde en Asie: grandeur et solitude». Jean Alphonse Bernard 279
«Les forcé aériennes et le désarmement en Europe: trente ans de
négociations 1958-1988». Olivier Debouzy 291
«Les trois atouts de la négociation sur les Forces armées». Vlctor-Yves
Gheball 305

POLITISCHE MEINUNG, DIE


Bonn. 1989. Vol. 34. N.° 243
«40 Jahre Demokratie in der Bundesrepublik Deutschland». Wolfgang
Jáger 4
«Wiedervereinigung auf Europá'isch». Hans-Peter Schwarz 13
«Eine polnische Stimme». Wladyslaw Bartoszewski 19
«Neutrale vor der Tur». Thornas Jansen 24
«Vom Cuten des Schlechten». Wolfgang Bergsdorf 29
«Die Ziele der IG Medien». Manfred Wllke 37
«Drei Jahre nach Tschemobyl». Heinz Maier-Leibnitz 45

421
Documentación

1989. Vol. 34. N.° 244


«Ókologische Verantwonung». Werner Remmers 6
«Abkehr von Godesberg?». Norbert Lepszy 11
«Geiselnahme und Fernsehen». Dieter Stolte 18
«ünzureichende Berichicrsiatiung». Kurt Schatz 28
«Die Machi der Bilderflut». Friedrich H. Tenbruck 34
«Freiheit und Guillotine». Helmut Berschln 48
«Das Trugbild von der verpaBien Chance». Manfred Funke 56
«Europá'ische Bildung — gibt es das?». Werner Ross 83

1989. N.° 245


«Ungekláne Grundsatzfragen». Román Herzog 4
«Recht auf Leben». Rudolf Schóttler 15
«Volksparteien — was nun?». Bernhard Vogel 23
«Vcrsa'umte Abschreckung». Klaus Hildebrand 29
«Eilstan in den europáiscnen Energiemarki». Heinz Heck 37
«Europa hilfi Lateinamerika». Marlene Lenz 45
«Das Westbündnis und die deutsche Ostpolitik». Thomas Kielinger 53
«Übermáchtiges Syrien». Jean Clam 61
«Propheten, Patienten, Parasiten». Alfred Stucki 67
«Über das Ausrangiene». Odo Marquard 75
«Schriftsteller-Leben im getcilien Deutschland». Reiner Kunze 85

POLITISCHE STUDIEN
München. 1989. N.° 304
«Editorial: Herausforderung». Peter Elsenmann 113
«Fragen zur Zeit: "Der Wesien muBlernen, in den Kategorien des
ganzen Europa zu denken». Leszek Kolakowskl 1 15
«Europa'ische Einigung und Wieder\'ereinigung Deuischlands — Ein
Konzept im Widerspruch?». Dieter Blumenwitz 126
«Die europa'ische Einigung und ihre soziale Dimensión». Frltz PirkI.... 138
«Der EG-Binnenmarkt 1992 in der Praxis für Politik und Winschaft».
Ingo Friedrich 145
«Perspektiven der Europaischen Winschafts- und Wá'hrungsunion».
Lothar Müller 1 54
«Europa auf dem Weg zur Kultur des Umwehschuizes». Úrsula
Schlelcher 166
«InnereSicherheit in einem vereinten Europa». Hans Zachert 177
«Sicherheilspolitik im Rahmen der Europaischen Gemeinschafi».
Benedikt Rüchardt 185
«Defizile der Politischen Gemeinschaft». Franz Ludwig, Graf Stauf-
fenberg 200
«Binnenmarki 1992 — Herausforderung für die Jugend». Peter
M. Stolz 209
«Die Eniwicklungspoliiik der Europaischen Gemeinschafi». Peter
W. Hóffkes 2 17
«Der Beitrag Ost- und WestpreuBens zur deutschen und europaischen
Kultur». Udo Arnold 232
«Eihcit troiz Glaubensspaltung». Johann Baptist Müller 241
«Das deuisch-polnische Verhaltnis im heutigen Europa». Hubert
Dobiosch 252

422
Boletín de Sumarios

«Kulturelle Begegnung und Bewcgung zwischen Europa und Lateina-


merika — gedeulet in der Perspeklive eincr "Analogie dcr Trini-
tát'V Helnrich Beck 263

1989. N.°305
«Editorial: Spektrum». Peter Eisenmann 293
«Fragen zur Zeit: Der Fall Martin Heideggep>. Alexander Schwan 295
«Gesundheit um jeden Preis?». Walter Krámer 317
«Tourismus ais Umwcltbelastung im Alpenraum». Jost Krippendorf/
Hansruedi Müller 327
«Parteiprogrammc: Móglichkeiten und Grenzen der Programmpoli-
tik». Theo Waigel 346
«Die Verantwonung der Tarifverbánde für die wirtschaftliche und
soziale Entwicklung» Arthur F. Utz 355
«Jugend: Strukturwandel, problemlose Integration oder krinsehafte
Abwendung?». Hans Bertram / Martina Gllle 366
«In die USA statl nach Israel». Lothar Mertens 385
«Oper und Politik». Arthur Scherle 395

POLITISCHE VIERTEUAHRESSCHRIFT
Opladen. 1989. Vol. 30. N.° 2
«Postmoderne und politische Theorie». Klaus von Beyme 209
«Akkumulation, Regulation und Hegemonie. Logische Korrespondez
oder historische Konstellation?». Uwe Becker 230
«Der ókonomische Erklárungsansatz in der Internationalen Politik».
Erich Weede 254
«Modell und Wirklichkeit. Legitimationsprobleme des Olientlich-
rechtlichen Rundfunks in der Bundesrepublik Deutschland». Hans
GerdProdoehl 273
FORUM
«Symbolische Politik und politische Kullur. Das Kommunikationsri-
lual ais polilische Wirklichkeit». Ulrlch Sarcinelli 292

POUVOIRS
París. 1989. N.° 48
«Le myjhe de 1992». Robert Toulemon 5
«L'Europe, le chómage et 1992». Jean-Paul Fitoussi 17
«La communautarisation des politiques nationales». Jean-Paul
Jacqué 29
«Les Etats membres et l'inexécution des obligations communautai-
res». Hjalte Rasmussen 39
«Le law-making power de la COUP>. Mario Bettati 57
«Communautéeuropeenne 1992: gouvernement de cominté?». Dusan
Sidjanskl 71
«Quclques observations sur le développement des compétences
communautaires». Antonio Tizzano 81
«Les lobbies européens». Michel Petlte 95
«Peut-on gouverner á douze?». Louis Dubouis 105
«Document: Acte unique européen» 119
423
Documentación
«La Commission des sondages face á l'élection présidentielle de
1988». Francois Gazier et Jean Frédérlc de Leusse 145
«Repéres étrangers (1." juillet - 30 septembre 1988)». Pierre Astié el
Dominique Breillat 159
«Chronique de l'opinion publique: De la cohabitation á 1' "entrouver-
ture"». Profil de l'année politique, Jean-Luc Parodi 165
«Chronique constitutionnelle francaise». Pierre Avril el Jean Gicquel
(1." juillet- 30 septembre1988) 177

1989. N.° 49
«Une revanche du droil constitutionnel?». Pierre Avril 5
«Treme années de changement electoral». Jéróme Jaffré 15
«Les mutations du systéme de partis francais». Jean Charlot 27
«Réhabiliter le Parlement». Guy Carcassonne 37
«L'influence du Conseil constitutionnel». Bruno Genevois 47
«Les partis et les institutions». Hugues Portelli 57
«De la cohabitation». Jean Gicquel 69
«Les décentralisateurs déstabilisés». Catherine Grémion 81
«Les héritiers des notables». Albert Mabileau 93
DONNEES
«Textes de la Constitution» 105
«Chronique institutionnelle», par Jean Gicquel 1 31
«Les enarques au Gouvernement et au Parlement», presenté par
DidierMaus 147
«Les resultáis des élections présidentielles» 157
«Chronique de l'opinion publique: Le referendum devant l'opinion».
Jean-Luc Parodi 161
«Chronique de l'étranger: Etants-Unes: Les élections américaines de
1988: la victoire de Bush et les échecs des Républicains». John
T. S. Keeler et Desmond S. Klng 169
«Repéres étrangers (1." octobre - 31 décembre 1988)». Pierre Astié et
Dominique Breillat 185
«Chronique constitutionnelle francaise: (1." octobre - 31 décembre
1988)». Pierre Avril et Jean Gicquel 191

1989. N.° 50
«Réflexions sur l'idée de tradition révolutionnaire das la France du
*ix' siécle». Francois Furet 5
«Le hasard et la nécessité». Georges Vedel 15
«Le contenu des Constitutions: variables et constantes». Philippe
Ardan t 31
«La gestión des Constitutions». Rene Rémond 43
«Les conventions de la Constitution». Yves Meny 53
«Les jokers». Yves Michel et Daniel Hochedez 69
«Une doctrine constitutionnelle francaise?». Stéphane Riáis 81
«Les expériences étrangéres et la premiére Constitution francaise».
Francois Burdeau et Marcel Morabito 97
«Les Francais et leurs Constitutions». Gilíes Le Beguec 1 13
«Chronique de l'opinion Dublique: La Révolution francaise est termi-
née». Olivier Duhamel 121
«La V République vue d'en face». Adriano Giovanelli 127
«L'élite rose confirmée». Monique Dagnaud et Dominique Mehl 141
«"Affinités électives", "convergences paralleles" et "déchirements
424
Boletín de Sumarios

frairicidcs": les relaiions entre pañis communistes el socialisies


en France ei en Italie». Marc Lazar 151
«Reperes étrangers (1." janvier - 31 mars 1989)». Pierre Astié et
Domlnlque Breillat 169
«Chronique de l'éiranger: Espagne, 1978-1988: Dix ans de Constitu-
tion». Pére VUanova 173
«Chroniquc constilutionnelle francaise: (1." janvier - 30 avril 1989)».
Pierre Avril et Jean Gicquel 179

PREVIDENZA, CULTURE POLITICHE, STRUTTURE


Roma. 1989. Supplemento al n.° 1
LA CER1MON1A CELEBRAT1VA
«L'indirizzo di saluto del Presidente dell'INPS» 7
«Linter-vento del Ministro del Lavoro» 21
IN CONVEGNO
«Programa dei lavori» 31
LE RELAZIONI
«Le origini del sistema previdenziale: la Cassa nazionale di previdenza
per l'invaliditá e per la vecchiaia degli operai (19 novembre 1989-
19 luglio 1919)». Enrlco Gustapane 35
«L'Orgnizzazione della gestione: l'INPS nel sistema amministrativo
italiano (1923-1943)». Guido Melis 99
«L'evoluzione del sistema previdenziale italiano in una visione di
lungo periodo». Franco BonelU 131
«Dinamiche demografiche e politiche previdenziali». AntonioGolinl 157
«II problema degli equilibri finanziari: le esperienze del passato — II
modello INPS: i primi risultati di una proiezione al 2010». Mario
Alberto Copplni 205
«Le ipotesi di rilorma: vecchi schemi e nuovi scenari». Giuseppe Alva-
ro - Dante Carloni 263
IL MODELLO INPS 303
Manilo Spandonaro 327
Giovanni Blllla 329
Bruno Bertona 333
Bruno Blondo 337
Glullano Cazzola 339
Tristoño Cotroneo 343
Roberto Ercoli 347
Arvedo Foml 349
Cario Gatta 355
GinoGiugni 357
Sabatino Medial 363
Cario Alberto Masini 367
Orazio Paretti 371
Cario Patrucco 373
Pasquale Sandulli 381
Nicola Scalzinl 387
Giampietro Sestini 391
LE CONCLUSIONI DEL PRESIDENTE MILITELLO 401

425
Documentación

PREVIDENZA SOCIALE
Roma. 1989. Vol. XLV. N.° 1
«Onorato Castellino e le sue previsioni sulla previdenza pubblica in
Italia». Giuseppe Alvaro 3
«In conti con i "se"». Mario Alberto Coppini 19
«Ipotesi sul riordino della normativa in materia di enti pubblici».
Gianfranco D'Alessio 27
«Política económica e previdenza. Venti anni di legislazione». Silvano
Topl 55
«Pubblico e privato nella tutela sanitaria del cittadino italiano». Fulvio
De Amicis 77
«Diritti e tutela dei lavoratori all'estreno nella Seconda Conferenza
nazionale dell'emigrazione». Franco Bentivogll 93
DOCUMENTI
«La finanza pubblica nel 1989-1990: una analisi del CER». Anna
María Todini 123
«La spesa sanitaria in Italia». VIncenzo Giorgio 143

1989. Vol. XLV. N.° 2


«Rclazione del Presidente Militello al Bilancio preventivo 1989» 367
ARTICOLI E E STUDI
«Fondamenti giuridici e modelli di regolamentazione della previdenza
infegraliva nell'evoluzione del sistema pensionistico». Pasquale
Sandulli 445
«Pubblica Amministrazione: traguardi e scadenze». Giuseppe De
Gennaro 456
«II lavoro agricolo associato e autónomo (o del piccolo imprenditore)
nell'ordinamento previdenziale». Cario Gatta 479
«Dallo statuto del migrante all'Europa dei cittadini: evoluzione del
conceno di tutela nell'area CEE». Franco Pittau 517
«Spunii sulla delegificazionc dei termini in maieria previdenziale, con
particolare riguardo alia disoecupazione agrícola». Arturo Iannu-
zzi 537
«Ghana un paese test del West África». Antonella Fantó 545
DOCUMENTI
«L'operatore famiglia e il mércalo. Indagini Bankitalia e ISTAT».
Donato Pomponio 559
«Vértice OCSE dei Ministri del lavoro sul tema delle pensioni e della
proe/.ione soeiale». Vittoria Di Qual e Marta La Torre 573

PROBLEMES POLITIQUES ET SOCIAUX


La Documentation Fran^aise. París. 1989. N.° 607
Avant-propos 1
L'Allemagne el l'uniíé européenne 3
LE RFA DANS LA CEE
Le premier des Douze 6
Perspectives du grand marché 15
Une opinión inquiete 23

426
Boletín de Sumarios

REGAIN DE L'OSTPOLITIK
Evolution réceme du dialogue interallemand 28
Initiatives soviétiques et réponses allemandes 37
LES PROBLEMES DE SECURITE
La doctrine militaire 46
Le débai sur la défense 51
La «maison commune européenne» vue par la RDA 62

1989. N.° 608


Avant-propos 2
«NOUVELLE PENSEE» ET MOUVEMENT COMMUNISTE
Moscou el le mouvement communiste intcrnational 4
L'idée de «maison commune europcene» 9
Un nouveau role assigné aux communistes 12
LES REACTIONS DES PC
Les pañis européens á la veille du tournant: une crise presque gené-
rale 18
Le Parti communiste italien á l'honneur 25
Remous dans les pañis plus tradilionalistes (France, Allemagne,
Ponugal) 40
A LA RECHERCHE DE NOUVEAUX LIENS AVEC
LES SOCIAUX-DEMOCRATES
Un changement radical 55
Un dialogue indispensable et prometteur: quelques points de vue
soviétiques 57

1989. N.° 609-610


Avani-propos 2
Un are insulaire montagneux 6
UNE SOCIETE PENETREE PAR LA MER
Présence de la mer dans la culture 10
... et dans la vie quotidienne 24
La peche et l'aquaculture 30
Autres activités économiques 46
AMENAGER UN ARCHIPEL
1988: la nouvelle continuité territoriale 51
Surveillance du milieu cótier 61
Développement des zones cótiéres et lies artificielles 65
LE JAPÓN ET LES OCEANS
Le bassin Pacifique 83
Litiges insulaires 87
Aspects militaires 95
Différends et accords de peche 102

1989. N.° 611


Avant-propos 1
Les ambitions de la XIX'Conférence du PCUS 3

427
Documentación
LES NOUVELLES STRUCTURES DU POUVOIR CENTRAL
La revisión constitutionnelle présentée parses promoteurs 7
... et vue par ceux qui la contesient
La deuxiéme mort des soviets 11
Un semi-parlementarisme décevant 14
Le premier pas d'une longue marche vers la démocratie 18
LA L01 ELECTORALE 22
Un texte d'ouverture 23
... mais qui ménage les appareils 24
La constilulion de forces poliliques nouvelles
Des candidais el leurs programmes 30
Les fronts populaires: des embryons de pañi? 36
La consuliation du 26 mars 1989: un peuple qui se réveille 41
LE PARTÍ A LA CROISEE DES CHEMINS 46
Le pluripartisme: une aspiration grandissanle 46
quelle strategie pour le PCUS?
Se rénover en épuranl ses rangs 47
S'affirmer comme le seul facleur de cohesión nationale 49
Eire l'avant-garde: un pari impossible? 50

1989. Ñ.° 612


Avant-propos 1
UNE POPULATION DESORIENTEE
Hause des prix, penuries el Irénésie d'affaires 4
EnquOle sur les inquiéludes el les insalisfaclions 13
Des ouvriers démotivés... ou surexploilés 18
Des paysans mécontents 22
DES INEGALITES DEVENUES INTOLERABLES
Quatre formes d'exploitation 27
Réflexions sur la justice sociale 29
Les inégliiés ville-campagne 31
La ruée vers les villes 35
Les régions á hue el á dia 36
FLEAUX SOCIAUX ANCIENS ET NOVEAUX
La «corruption mandarinale» 38
La eriminalilé 43
La prosiilulion 47
La mendicilé 49
DE LA CRISE SOCIALE A LA CRISE POLITIQUE: PEKÍN, MAI 1989 .... 52
1989. N.° 613-614
Avant-propos 2
LES PARTENAIRES
Tiers Monde: la prélérence iradiiionnelle pour les négociations politi-
ques 4
... remiso en cause? 10
428
Boletín de Sumarios

La réponse des pays occidentaux (Europe. Etats-Unis, Japón) 12


Le dialogue Est-Sud 27
LEVOLUTION DU TIERS MONDE DANS LES ANNEES
QUATRE-V1NGT
Deschiffres 32
Une différenciation croissanle 36
La précarité des situations commerciales 40
Un acces limiiá á la science el á la lechnique 47
La crise de la detie 54
DE L'AIDE A L'AJUSTEMENT STRUCTUREL
L'aide en graphiques 66
Aide alimentaire: la controverse 68
L'évolulion du role des ONG 72
Les mécanismes du Fonds monétaire international 77
FMI et Banque mondiale: des rivalités 86
La politique d'ajustement structurel: un biian positif 88
... et un point de vue critique 94
Ajustement les limites politiques 101
... et sociales 110

1989. N.° 615


Avant-propos 3
LA GALAXIE DES ONG
Essai de définition 5
Les ressources 10
Regards sur les ONG francaises 12
LES ONG ET LEURS PARTENAIRES
Les relations avec les etats et les pouvoirs publics 19
La coopération avec les ONG du Sud 29
LE DEBAT SUR L'EFFICACITE
De quelques tensions entre théorie et pratique 35
Travaux d'évaluation 39
A la recherche d'une influence sur les rapports Nord-Sud 43
S'adapter sans perdre son ame 49
IMAGES ET REALITES
L'image de PAfrique diffusée par les ONG 57
L'image des ONG en Afrique 59

PROBLEMS OF COMMUNISM
Washington. 1989. Vol. XXXVIII. N.° 2-3
«New Thinking and Northeast Asian Security», by Rajan Menon 1
«China and India: Movng Beyond Confrontation», by Surjit Mansingh
and Steven I. Levine 30
«The USSR and the Third World in the 1980's», by David E. Albright ... 50
«The Soviet Union and Southem African Security», by S. Nell
MacFarlane 71
«Nascent Civil Socicty in the GDR», by Vladimir Tismaneanu 90

429
Documentación

NOTE
«Change and Coniinuity ¡n Soviet Central American Policy», by Jan
S.Adams .". 112

PROJET
París. 1989. N.° 217
«L'utopie communautaire et l'idéologie de la nation». Placide
Rambaud 53
Elections municipales: ni á gauche, ni á droite, mais ailleurs». Colette
Ysmal 65
REGARDS SUR LE MONDE
«L'Algérie d'une Constitution á l'autre». Lahouarl Addi 75
•<Au Brésil, reforme agraire ct violences rurales». Francis Keller 80
«Vicissitudes et raisons de la perestroika vietnamienne». Martíal
Dassé 83
«Génocide au Soudan». Henrl Boulad 87
«Libéralisation politiquc en Hongrie». Emmerich Andras 90
«Liberté économique ct développement». Ameziane Ferguene 94
LA CONJONCTURE ÉCONOMIQUE
«Printemps 1989». Jean Fély 99

1989. N.° 218


«Editorial». Henri Bussery 2
«Un nouveau paysage apparaít». Pierre Caspar 7
«Pratiques, discours et imaginairc». Pierre Caspar 17
«Par la négociation ct par la loi». André Ramón 23
«Ambiguítés de formations "spécial chómcurs"». lacques Perrln 31
«Un devoir ou un outil pour l'enterprise». Jean-Francois Germe 37
«Démarches d'entrepriscs». Michéle Millot, Jean-Pol Roulleau 45
«Accompagner des projets». Laurence Crayssac 53
«Qualifiés Fast-food». Francoise Piotet 60
«Dans l'administration, former dispense de transformen'. Claude
Giraud 67
«Dans la métallurgie allemande». Ernst Neumann 77
«George Bush, un profil incertain». Colín Campbell 83
«Communication, pathologie et changement». Francols Giraud 93
ACTUELLES
«Négociations pour Lome IV». Philippe Laurent 101
«Une cntreprise d'insertion á Dreux». Jean-Pierre Léger 106
LA CONJONCTURE POLITIQUE
«15 février-15 mai 1989». Hugues Portelll 110
LA CONJONCTURE SOCIALE
«La trévc, ct aprés?». Jean Dubois 113

1989. N.° 219


ACTEURS D'UN AUTRE DÉVELOPPEMENT. C. Mellon 3
«Le développement, hier et ajourd'hui». R. Lenoir 7

430
Boletín de Sumarios

POPULATIONS 19
«Démographie: pas de panique». R. Valette 20
«La ville el ses acteurs». R. de Maximy 29
«Revaloriser les sociétes rurales». J. Chonchol 37
POLITIQUE 47
«Poiitique: la voie africaine». J.-F. Bayart 48
«L'éveil des sociétes civiles». G. Marc 57
ECHANGES NORD-SUD 70
«La fin du non-alignement». Z. Laidi 71
«Commerce et développement». Y. Berthelot 76
«La dette, un révélateup». D. Maquart 85
COOPERATIONS 93
«L'avenir européen de la coopération». M. Griffon 94
«L'aide privée en Europe: mylhes et réalités». B. Holzer, C. Lechervy... 103
«La poiitique de coopération francaise á l'heure européene»,
C. Cheysson, M. Aurillac, J.-P. Gomane, B. Holzer 113
LA CONJONCTURE ECONOMIQUE 125
«Aspects économiques de la pérestroíka». J. Fély

PS. POLITICAL SCIENCE & POLITICS


Washington. 1989. Vol. XXII. N.° 2
CLASNOST, PERESTROIKA, AND NOVOYE MYSHLENIYE: REFORM
IN THE SOVIET UNION AND EASTERN EUROPE 193
«The future of the Soviet Political System». Wlllam E. Odom 193
«Mobilization and Reform: Political Communication Policy Under
Gorbachev». Eellen Mlcklewlcz 199
«Perestroika and Ethonopolitics in the USSR». Rasma Karkllns 208
«New Thinking and New Foreign Policy Under Gorbachev». Peter
Zwlck 215
«Soviet Foreign Policy and the End of the Postwar Era». Roger
E.Kanet 225
«Eastern Europe: Is the Party Over?». Valerle Bunce 233
FEATURES 242
«Countdown for Pinochet: A Chilean Diary». Jorge Heine 242
«Microcomputer Simulations and Simulation Writing Tools». Cari
Grafton & Anne Permaloff 247

PUBLIC ADMINISTRATION
London. 1989. Vol. 67. N.° 1
«The limits of management» 1
ARTICLES
«Implementing equal opportunities in the 1980s: an overview». Jonl
LovenduskJ 7
«Unequal panners: the implementation of equal opportunities poli-
cies in Western Europe». Ian Forbes 19
«The limiis of change: local government and equal opportunities for
vvomen». Angela Coyle 39
431
Documentación
«Equal opportunities for women in the NHS: the prospects of
succcss?». Nancy Harding 51
«Disabled people and [he ¡mplementation of local authorities' equal
opportunities policies». Bemard Leach 65
«Equal oportunitics policies and racial inequality: the role of public
policy». John Solomos 79
NOTES AND SURVEYS
«What motivates managers: an investigaron by gender and sector of
employment». Beverly Alban Metcalfe 95

PUBLIC LAW
London. 1989. Summer
«Delayed Payment of a Discretionary Grant». A. W. Bradley 197
«Liability for Wrongful Withdrawal of Disability Benefits». A. W. Brad-
ley 199
ANALYSIS
«Spycatcher and Freedom of Speech». Erlc Barendt 204
«Broadcasting in the '90s: Spoilt forChoice?». Thomas Gibbons 213
«The Immigration 'Carriers' Liability) Act 1987». Anne Ruff 222
«The Constitutional Position of Parliamentary Prívate Secretarles».
Philip Norton 232
«The Crown Proceedings (Armed Forces) Aci 1987». Piona C. Boyd 237
ART1CLES
«The Courts and the Cabinet: "Unfastening the Buckle?"». M. C.
Harris 251
«The Social Fund: Discrelion or Control?». Richard Drable and Tony
Lynes 297
«The Social Security Chief Adjudication Officer: the Frist Four Years».
Roy Sainsbury 323

QUADERNI COSTITUZIONALI
Bologna. 1988. Vol. VIII. N.° 3
Editoriale 433
SAGGI
«II problema del partito político: regulare gli sregolati». Fulco
Lanchester 437
«Cittadino ed istituzioni politiche nello stato di democrazia parlamen-
tare». Enrico Spagna Musso 459
«II diritto dei partiti: verso una comune cultura europea?». Dimitri
Th.Tsatsos 475
STUDI
«I regimi presidenziali deH'America latina». Humberto Nogueira A. .... 491
«La "razionali/.zazione" del polcre esecutivo in Italia». Silvio Gambi-
no 525

432
Boletín de Sumarios

LE ISTITUZIONI IN ITALIA
«Comunitá europea: II doppio grado di giurisdizione nell'ordinamen-
to comuniario: l'istituzione del Tribunale di prima istanza». Pier
Francesco Lotíto 563
«Regioni: Le Regioni nelle prospetiive di riforma». Luisa Torchla 570

1989. Vol. IX. N.° 1


SAGGI
«L'efficacia nel lempo delle sentenze di accoglimento». Francesco
Saja 7
«L'efficacia temporale delle sentenze ed il bilanciamento dei valori
costituzionali». Sergio Bartole 17
«II problema degli effetli lemporali alia luce delle fonli sul processo
costituzionale». Sergio Fois 27
«I criteri della dislinzione diacronica tra norme e disposizioni in sede
di giustizia cosliluzionale». Franco Modugno 37
«La tutela costituzionale del diritio di agiré nei rapporti pendenti».
Alessandro Pace 51
«Effetti normativi ed effetti temporali delle sentenze della Corte costi-
tuzionale». Gaetano Silvestri 61
«II contrallo da pane della Corte costituzionale degli effetti temporali
delle sue pronunce». Gustavo Zagrebelsky 67
STUDI
«Formazioni politiche europee e nazionali». Vincenzo Guizzi 91
DOCUMENTI
«Copertura finanziaria e quantificazione della spesa: la disciplina
dell'art. 11 ter della I. 468/1978 e della circulare della Presidenza
del Consiglio del 29 aprile ] 988». Pler Francesco Lotlto 125
LE ISTITUZIONI IN ITALIA
«Parlamento: 1. Camera dei deputati: il nodo del voto segrelo
(Giovanni Fiorucci). 2. Senato della Repubblica: una «rivoluzione
parlamentare?». Cesare Gatti 135
«Governo: La figura del Vicepresidente del consiglio dopo la legge
n. 400 del 1988: prime riflessioni». Giovanni Guiglia 187

QUESTIONE GIUSTIZIA
Genova. 1989. Vol. VIII. N.° 1
Awertenza V
LEGGI E ISTITUZIONI
«L'Alio commissario per il coordinamento della lona conlro la delin-
quenza mafiosa», di Pierluigi Onorato 1
«Slupefacenti e legge pénale: dalla repressione dei traffici alia puni-
zione del tossicodipendente», di Gianfranco Vlglletta 32
«Liberta personale e indagini preliminari del nuovo processo pénale»,
di Luigi Saraceni 48
«Difesa d'ufficio e gratuito patrocinio nel settore pénale: ineffettivitá
di una riforma alie soglie del nuovo processo», di Augusto Fierro .. 61
«Cobas e dintorni (owero, sindacalismo di mestiere e crisi dei modelli
rappresentalivi)», di Sergio Mattone 72

433
Documentación

DIBATTITO SU...: IL GIUDICE DI PACE E LE SUE POSSIBILI


COMPETENZE
«11 giudice di pace: rilancio di una ipotesi», di Giuseppe Borré 81
«Possibilitá di una competenza pénale del giudice di pace», di Cario
Federico Grosso 98
«Competenza pénale del giudice di pace e rischi di una efficienza
senza valori», di Claudio Castelll e Michele di Lecce 104
«Spunti per la disciplina del processo pénale davanti al giudice di
pace», di Amos Pignatelli 111
PRASS1 E ORIENTAMENTI
«"Lo stupro di piazza Navona": le sentenze e alcune valutazioni», di
Eugenia Del Balzo 119
«Segreto professionale e diritto all'anonimato del tossicodipendente»,
di Giangiulio Ambrosini 138
«Pericolositá sociale e diritio pénale desiguale», di Leonardo Grassi .... 149
«La corte d'apello: questa sconosciuta», di Salvatore Guarlno 157
OBIETTIVO: CORTE D'ASSISE E MAXIPROCESSO. RJFLESSION1
SU UNA ESPERIENZA
I. «Vorrei fare il giudice...», di Elvio Fassone 164
II. «Complicare e stimolare i percorsi della coscienza dei togati», di
Francesca Capalbl 176
III. «La brutale imposizione di prendere pane al grande "gioco della
giustizia"», di Lucia Pologruto 184
CRONACHE ISTITUZIONALLI
«Giustizia e ingiustizia (a margina di rileva/ioni statistiche e vicende
insstituzionali)». Giuseppe Soreslna 189
«Nuove polemiche a proposito di aborto». Francesco Onida 194
«Un giorno in pretura». Saverio Toffoll 197
«Le dimissioni della sezione disciplinare del Csm: la cronaca e alcuni
spunti di analisi». Livlo Pepino 203
«La magistratura associata dal referendum alio sciopero per le rifor-
me». Edmondo Brutl Liberad 208
OSSERVATORIO INTERNAZIONALE
I. «L'occupazione israeliana della Palestina: i tempi, gli strumenti, le
giustificazioni giuridiche», di Giuseppe Scelsi 217
II. «Palestina 1989, le parole per dirlo», di Domenico Gallo 224
GIUDICI E SOCIETA
«La nuova disciplina della responsabililá civile del magistrato: le
prime decisioni della Corte costituzionale», di Agnello Rossi 231
«La donna nelle istituzioni e in magistratura», di Elena Paciotti 242
SEGNALAZIONI
«Contributo per una storia di Magistratura democrática». Giovanni
Palombarini 251

RAZÓN ESPAÑOLA
Madrid. 1989. N.° 36
EDITORIAL
«Razón y compromiso» .
434
Boletín de Sumarios

ESTUDIOS
«La proyección del Concilio III de Toledo», por J. Orlandis 7
«Carácier universal de la guerra de España», por J. Arellano 17
«La Revolución liberal de espaldas a la sociedad», por M. Rodríguez
Alonso 33
NOTAS
«La amoralización», por F. Silva Muñoz 63
«Chaunu y la Revolución francesa», por A. Imatz 66
«Ame el V centenario», por A. Sánchez Bella 75
«Representación orgánica en la URSS», por A. Maestro 80
«Fernández Galiano», por A. Fontán 86
«Por qué he descalificado a Manchal», por R. de la Cierva 93
«El comodín fascista», por J. L. Núñez 95

1989. N.° 37
EDITORIAL
«La razón y los españoles» 129
ESTUDIOS
«El intelectual y el político», por G. Fernández de la Mora 133
«La conquista, fundación de reinos», por J. Delgado 161
«El futuro de la familia», por A. López Quintas 181
NOTAS
«La extrema derecha», por F. Silva 193
«Iglesia y racismo», por A. Sánchez Bella 196
«El español y ciencia», por I. Zarco de Gea 199
«Regionalización de Europa», por C. Ruiz Miguel 202
«El coste de la Revolución francesa», por A. Landa 206
«Carta al arzobispo de París», por F. Brigneau 210
«La nueva barbarie», por M. Ayuso 212
«Tomás Moro en España», por J. L. Núñez 217

RECUEIL DALLOZ SIREY


París. 1989. N.° 17
CHRON1QUE
«Premieres vues sur le droit des successions el des libéralités», par
Philippe Malaurie 99

1989. N.° 18
CHRONIQUES
«Le bicentenaire de la Révolution, retour aux sources pour la Cour de
cassation», par Jean Bel 105
«La révelation medícale», par Mlchéle-Laure Rassat 107

1989. N.° 19
CHRONIQUES
«Du contrat de précaire sur les images de cinema», par Pierre-Yves
Gautier 113
«Regards éthiques sur les droits de l'enfant: la parole de l'enfant en
justice», par Marie-Joséphe Gebler 1 18

435
Documentación

1989. N.o 20
CHRONIQUES
«Post-face au román judiciairedu Poussin», par Raymond Lindon 121
"Premier regard judiciaire sur la loi "Malhuret"», par Frédérlc Vauvi-
llé 123

1989. N.° 21
CHRONIOUE
«De l'omission des mentions obligatoires de la lettre de changc (á
propos de quelques arréts receñís de la Chambre commcrciale de
la Cour de cassation)», par Marcel Crionnet 129

1989. N.° 22
CHRONIQUES
«Le indépendance bancaire des époux», par Didier Martin 135
«Le "produit informatique". Discours sur un discours», par Michel
Vlvant 140

1989. N.° 24
CHRONIQUES
«La jurisprudence, ombre ponée du contcnlieux», par Philippe Jes-
taz 149
«Un tcxle insaisissablc (commentaire du décret n.° 87-637 du 5 aoüt
1987 pris pour l'applicaiion de l'articlc 1414 du code civil), par
Christían Lapoyade Deschamps 154

1989. N.° 25
CHRONIQUE
«La fonction d'avocat auprés des cours suprimes», par Jacques Boré . 159
1989. N.° 26
CHRONIQUE
«Commentaire de la loi n.° 88-1138 du 20 décembre 1988 relativo á la
protection des personnes qui se prétent á des recherches biomédi-
cales», par Jaques Borricand 167

1989. N.° 27
CHRON19UE
«La loi du 17 janvier 1989 sur la libené de communicalion», par
Pierre Huet 179

1989. N.° 28
CHRONIQUE
«Les "héritiers" du droit au résped», par Sylvlane Durrande 189
SOMMA1RES COMMENTES (Somm.)
«Procédure civile et voies d'exéculion». par Pierre Julien 271
436
Boletín de Sumarios

REGIONE E GOVERNO LÓCALE


Bologna. 1988. Vol. IX. N.° 5/6
«L'isiiluzione Comuniíá montana nella riforma delle autonomie loca-
li», di Adriano Ciaffl 3
«II contributo dell'Emilia-Romagna al progetto di una "nuova"
Comunitá montona», di Pler Luigi Bersanl 12
«Intervento», di Lucio Cangini 22
«Intervento», di Edoardo Martinengo 25
«Intervento», di Paolo Pasquali 30
PARTE SECONDA: L'ATTUAZIONE DELLE DIRETTIVE CEE •
«L'esecuzione del diritto comunitario ncgli stati membri deccntrati:
un processo giuridico-politico», di Francesc Morata 37
PARTE TERZA: TRATTAMENTO DEI LAVORATORI IMMIGRATI
«II principio di reciprocitá ed il trattamento dei lavoratori immigrati
in Italia», di Paola Manual! 65
«Orientamenti giurispruden/.iali ¡n tema di societá a partecipazione
pubblica lócale», di Albergo Ziroldi 107
1989. Vol. X. N.° 1
«II cittadino e l'amministrazione pubblica: nuove tendenze del siste-
ma italiano», di Guido Corso 5
PARTE SECONDA: PROSPETTIVE DELLA FINANZA REGIONALE
«L'assetto finanziario delle Regioni nella prospcttiva di sviluppo del
sistema delle autonomie», di Franco Mastragostíno 25
«Disegno di legge del gobernó "Nuova disciplina della finanza regio-
nale"» 46
«Relazione finale del gruppo misto di studio per Pelaborazione técni-
ca di eventuali emendamenti al disegno di legge "Nuova disciplina
della finanza regionale"» 56
«Disegno di legge sul nuovo ordinamento regionale approvato dal
Consiglio dei ministri del 14.4.89 (stralci)» 68
PARTE TERZA: COMMERCIO: GRANDE DISTRIBUZIONE
«Problemi giuridici della grande distribuzione dopo il D.M. 4.87.1988
n. 375», di Franco Ghelarducci 75
PARTE QUARTA: RASSEGNE, NOTE E COMMENTI
«Difensore civico e professione forense», di Cario Falqui-Massidda .... 100
«La Spa comunale e la panecipazione degli utenti alia gestione del
servizio», di Giorgio Caffíno 103

REGIONI, LE
Bologna. 1988. N.° 6
EDITORIALE: «Alia ricerca dello Stato regionale» 1487
DOCUMENTAZIONE
ATTIVITA LEGISLATIVA
«La giurisprudenza della Corte costituzionale sull'estensione
delí'obbligo della copertura finanziaria ai rapporti tra enti pubbli-
ci», di Antonio Brancas! 1493

437
Documentación
ESPERJENZE STRANIERE
«L'iner/ia dei govcrni locali: "potere della borsa" c interventi aulorita-
tivi nell'esperienza USA», di Carla Barbati 1529

1989. Vol. XVII. N.° 1


EDITORIALE: «Dopo sedici anni: un impegno che continua» 1
DOCUMENTAZIONE
RAPPORTI STATO-REGIONI
«Artigianato e Regioni dopo la sentenza della Corte coslituzionale
7 maggio 1987, n. 168», di Achllle Meloncelli 7

1989. Vol. XVII. N.° 2


EDITORJALE: «Due parole di inlroduzione a proposito dei processi
costituzionali in materia'regionale» 353
DOCUMENTAZIONE
RAPPORTI STATO-REGIONI
«Sulle recenti autoriforme processuali della Corte costituzionale», di
Giustino D'Orazio 359
«"Manifesta infondatezza", "manifesta non spettanza" e "manifesta
inammissibilitá" bei giudizi costituzionali da ricorso: aspetti e
problemi processuali suggeriti dalla giurisprudenza», di VIttorlo
Angiolini 384
«Gli aspetti processuali del conflitto di attribuzioni fra Stato e Regioni
negli ultimi svolgimenti della Corte costituzionale (1987-1988)», di
Roberto Romboli 410
«La definizione del conflitto intersoggettivo a seguito di annullamento
dell'atto impúgnalo», di Vincenzo Cocozza 439
«Criteri e tecniche nei giudizi sull'interesse nazionale», di Cesare
Pinelli 454
«Principio di collaborazione e sistema delle garanzie procedurali (la
via italiana al regionalismo cooperativo)», di Paolo Carrozza 473

REVIEW
University of New York. New York. 1989. Vol. XII. N.° 1
«Long Waves in the International Financial System: Debt-Default
Cycles of Sovereign Borrowers». Christian Suter 1
«Culture, Identity, and World Process». Jonathan Frledman 51
«The Making of an External Arena: Iran's Place in the World-Svstem,
1500-1722«. John Foran " 71
«Antarctica's Increasing Incorporation into the World-System».
RobertM. Rosh 121
DEBATE ON SOUTH ASIA
«"World-Economies" and South Asia, 1600-1750: A Skeptical Note».
Sanjay Subrahmanyam 141
«A Rejoinder lo Subrahmanyam». Ravi Arevind Palat 149

1989. Vol. XII. N.° 2


«Radical Technological Changes and ihe New "Order" in the World-
Economy». Constantine V. Vaitsos 157
438
Boletín de Sumarios

«1886-1986: Beyond Haymarket?». Giovanni Arrighi, Terence


K. Hopklns & Immanuel Wallersteln 191
SEMIPERIPHERY OR CORE?
«Rich Bu! Semiperipheral: Canada's Ambiguous Posilion in the
World-Economy?». Daniel Glenday 209
«From Semiperiphery lo Perimeler of the Core: Canada's Place in the
Capitalist World-Economy». Philip Resnick 263
«Conservatism, Counterrevolution, and Semiperipheral Polilics:
Australia and Argentina in the Interwar Period». Malcolm Alexan-
der 334

REV1EW OF POLITICS, THE


University of Notre Dame. Indiana. 1988. Vol. 50. N.° 4
«Fifty Years». Donald P. Kommers 515
«After Forty Years: Notre Dame and The Review of Politics». Thomas
Strltch' 520
«Profiles of Crisis: The Review of Politics». M. A. Fltzslmons 530
«Twenty Years».The Editors 542
RELIGIÓN AND POLITICS
«The Religious Transformation of Politics and the Political Transfor-
mation of Religión». Kenneth W. Thompson 545
«Church and State in America: Toward a Biblically Derived Reforma-
tion of Their Relationship». H. Mark Roelofs 561
«Fralcrnily and Cili/.enship: Two Ethics of Mutuality in Christiati
Thomasius». Frederick M. Barnard 582
«The "Separation" of Religión and Politics: The Paradoxes of Spino-
za». Hlllel G. Fradkin 603
«The Constitution of Religión». MarkTushnet 628
«The Christian Right in Twentieh Century America: Countinuity and
Changc». Clyde Wilcox 659
«Religión and the Limits of Limited Government». Ralph C. Hancock. 682
«Catholics and the Civic Orden Parish Participation, Politics, and
Civic Panicipation». David C. Leege 704

1989. Vol. 51. N.° 1


«John Locke: Social Contract Versus Political Anthropology». Jeremy
Waldron 3
«Liberalism, Republicanism and the Politics of Therapy: John Locke's
Legacy of Medicine and Reform». Richard Nelson 29
«A Fallacy in Rawls's Theory of Justice». Peter J. Stelnberger 55
«"Bringing Philosophy Down from the Heavens": Natural Right in the
Román Law». Michael P. Zuckert 70
«Our (Im) Perfect Constitution». Mark A. Graber 86
REVIEW ESSAY
«God and Man, World and Society: The Last Work of Eric Voegelin».
Gerhart Nlemeyer 1. 107

439
Documentación

REVISTA BRASILEIRA DE ESTUDOS POLÍTICOS


Universidade Federal de Minas Gerais. 1988. N.° 66
«Por urna Nova Comunidade Internacional», pelo Professor Arthur
José Almelda Diniz 7
«Urna Interpretacáo das Ideáis Políticas no Brasil», pelo Professor
Antonio Carlos Wolkmer 25
«Teoría do Governo», pelo Professor José Alfredo de Olivelra Bara-
cho 47
«Tendencias Atuais dos Regimes de Governo», pelo Professor Raúl
Machado Horta 137
«0 Liberalismo: Exame de sua Ideología e de suas Deficiencias», pelo
Professor Silvio Dobrowolskl 161
«Formacáo de Políticas de Governo: o Caso Brasileiro», pelos Profes-
sores Paulo Vleira da Silva e Luiz Pedone 203
«"El Hombre-Macho" e a "Hombría"», pela Professora María José de
Queiroz 221

REVISTA CHILENA DE DERECHO


Facultad de Derecho.
Pontiñcia Universidad Católica de Chile.
1988. Vol. 15. N.° 2-3
«Raíces históricas de la Revisión Judicial: Fuerzas socioculturales
subyacentes al Poder Judicial», Robert Burt 197
«Influencia del Tribunal Constitucional en el proceso de instituciona-
lización política», José Luis Cea Egaña 205
«La Constitución brasileña de 1988. Antecedentes hisiórico-institucio-
nales», Bemardino Bravo Lira 213
«Análisis del sistema de amparo de la propiedad minera», Carlos
Claussen Calvo 235
«Sobre los problemas de la investigación romanística», Francisco
Samper 255
«Efectos de la Resolución de Constitucionalidad», Alejandro Silva
Bascuñián y María Pía Silva Gallinato 311
«Consideraciones sobre el Estatuto Personal en la legislación chile-
na», Carlos Vlllarroel y Gabriel Vlllarroel 341
«Persona y embrión humano. Nuevos problemas legales y su solución
en el derecho chileno». Patricio Zapata Larraín 375

REVISTA CRITICA DE DERECHO INMOBILIARIO


Madrid. 1989. Vol. LXV. N.° 591
ESTUDIOS
«Planteamiento general de los Registros públicos y su división en
Registros administrativos y Registros jurídicos», por Juan Antonio
Leyva de Leyya 261
«Derecho de opción: cancelación de cargas ulteriores y breve apunte
sobre su naturaleza real», por Juan Carlos Ramón Chornet 309
«El sistema de capital autorizado en los procedimientos de aumento
de capital en la nueva Ley de Sociedades Anónimas», por Antonio
Carapeto " 373

440
Boletín de Sumarios

«La eficacia de los contratos de arrendamiento sobre los bienes


inmuebles hipotecados", por Eduardo Estrada Alonso 411

REVISTA DA ADMINISTRADO PUBLICA


Lisboa. 1987. N.° 35/36
I. SESSÁO SOLENE DE ABERTURA
«Introducáo» 159
«Abertura do seminario». Joáo José Rodilles Fraústo da Silva 163
«Objectivo e funcionamento do seminario». Isabel Corte-Real 167
«Os servicos públicos e a OCDE». Derry Ormond 171
«Intervencáo de sua excelencia o primeiro-ministro, Aníbal Cavaco
Silva» 175
II. COMUNICARES APRESENTADAS POR PERITOS
ESTRANGEIROS
«Visao global das experiencias nos países da OCDE». Bob Bonwlt ... 181
«Aliviar as empresas da carga burocrática imposta pela Adminis-
tracáo Pública». A experiencia do Reino Unido. Glllian Ashmo-
. re 191
«Os servicos públicos e os seus "clientes"». Paul Rlpoche 201
«Servicos de emprego do Ministerio do Emprego e Imigracáo do
Canadá». John Hunter 215
«Desenvolvimento de melhorcs relacóes entre o cidadáo e a
Administracáo». Di Gregorio 223
«Servicos públicos e o público—o exemplo da Suécia». Lennart
Gustafsson 227
«A estrategia da mudanca». Jean-Marie Mottoul 253
III. SESSÁO SOLENE DE ENCERRAMENTO
«Perspectivas para a administracáo pública portuguesa». Isabel
Corte-Real '. 263
«Conclusoes do seminario». Rui Manuel Pessoa de Amorim 273
«Reflexóes sobre o seminario». Joáo José Rodiles Fraústo da Silva . 279
«Discurso de encerramento do ministro-adjunto e da juventude».
Antonio Fernando Couto dos Santos 283
CONSULTADORIA TÉCNICA
«Capacidade para exercício de fundóos públicas» 289
«Incompatibilidades» 289
«Tarefeiros contratados ao abrigo do artigo 17.° do Decreto-Lei
n.° 41/84, de 3 de Fevereiro» 290
«Interrupcáo da licenca para ferias por motivo de doenca» 291
«Atribuigáo de subsidio de refeicáo em dias de faltas para assiténcia a
familiares menores de 10 anos» 291
BIBLIOGRAFÍA
«A mulher no mundo do trabalho» 295

441
Documentación

REVISTA DE ADMINISTRACIÓN PUBLICA


Centro de Estudios Constitucionales. Madrid. 1989.
N.° 118
ESTUDIOS
«Reflexiones sobre la Ley de disciplina e intervención bancaria».
S. Martín-Retortillo Baquer 7
«Sobre la responsabilidad del Estado legislador-. F. Garrido Falla 35
«Leyes singulares, Leyes de caso único». G. Ariflo Ortíz 57
«Perfiles y problemática de la seguridad privada en el ordenamiento
jurídico español». I. Aglrreazkuenaga 103
«El sistema institucional de investigación científica y la Universidad.
Una aproximación al modelo español». J. L. Pinar Mañas 137
«Los conflictos entre la Administración y los Tribunales: Perspectiva
histórica y nueva configuración». B. Lozano 175
JURISPRUDENCIA
COMENTARIOS MONOGRÁFICOS
«Dos sentencias de interés para el concepto de Administración Públi-
ca». J. L. Martínez López-Muñiz 221
«Efectos de la omisión del preceptivo dictamen del Consejo de Esta-
do». E. García-Trevijano Cárnica 241
«Licencias urbanísticas: ¿Retroactividad del planeamiento a las solici-
tudes anteriores a su vegencia?». J. M.a Fernández Pastrana 261
«La distribución de competencias Estado-Comunidades Autónomas
en materia de aguas: La Sengencia del Tribunal Constitucional de
29 de noviembre de 1988». F. Delgado Piqueras 271

REVISTA DE CIENCIA POLÍTICA


Funda^áo Getulio Vargas. Río de Janeiro. 1988. Vol. 31.
N.° 3
ARTIGOS
«A autorodade, suas relacóes com a fonca, o poder e a lideranca».
M. Glráo Barroso 3
«O conteúdo da Constituicáo». Jarbas Maranháo 17
«O mundo como diálogo e provocacáo». Djaclr Menezes 21
«Estado y sociedad civil en Polonia a partir de la reestructuración
soviética». Silvia M. Sudol 23
«Contrato de adesáo. Contrato-tipo. Conrato standard». Nagib Slaibi
Filho 27
«Eficacia da lei trabalhista no tempo e no espaco. Irretroatividade da
lei. Aplicacáo ¡mediata das leis de protecáo ao trabalho». Hugo de
Carvalho Coleho 37
«A pretexto da crítica de Mario Henrique Simonsen a O capital".
Djacir Menezes 49
«As fundacóes privadas e públicas no direito brasileiro vigente». Ser-
gio de Andrea Ferreira 51
«Notas esparsas sobre democracia e ditadura». Djacir Menezes 80
«Lucagóes». Geraldo Beire SImóes 83
«Sociedade. Estado e partido político na República de Cabo Verde».
Leila M. G. Leite Hernández 111
«Textos clássicos brasileiros (Direito público e ciencia política)» 127

442
Boletín de Sumarios

1988. Vol. 31. N.° 4


ARTIGOS
«O jurisconsulto Augusto Teixeira de Freitas em face do dircito uni-
versal». Silvio Meira 1
«0 conceilo de desenvolvimento político como insstitucionalizagáo:
notas críticas para o debate teórico». Marta da Sálete Correa
Marinho 11
«Direitos e obrigacóes». César Barreira 28
«O CPDOC e as fontes da historia contemporánea». Djacir Menezes ... 41
«Esludo sumario da origem e evolucáo dos partidos políticos brasilei-
ros». Carmen Valeria Soares Munlz 45
«Dimensáo política e social da engenharia». Antonio Manoel de
Siqueira CavalcanÜ 60
«•Discurso proferido pelo diretor interino do INDIPO» 71
«II Seminario sobre Aperfeicoamento da Administracáo da Justica
ñas Américas» 74
«Os denominados irade cases: a zona cinzenta entre e direito interna-
cional público e o direito internacional privado». Teresa Cristina
G. Pan toja 76
«Textos clássicos brasileiros (Direito público e ciencia política)» 81

REVISTA DE CIENCIA POLÍTICA


Instituto de Ciencia Política.
Pontificia Universidad Católica de Chile. 1988. Vol. X.
N.o 2
ARTÍCULOS
«La tradición clásica y la democracia parlamentaria moderna».
Bernard Crick 7
«Sistemas electorales, redemocratización y consolidación de la demo-
cracia». Dieter Nohlen 23
«Proceso de democratización en el Uruguay». Aldo Solari 45
"Terrorismo internacional: una aproximación teórica». Carlos
E. Miranda 65
DOCUMENTOS
«El estudio du la cultura política». Gabriel A. Almond 77

REVISTA DE CIENCIAS SOCIAIS


Ceará - Brasil. 1985/1986. Vol. 16/17. N.° 1/2
QUESTOES HISTÓRICAS
Nota editorial
«A proósito dos "Movimentos sociais urbanos"». Jean Lojklne 1-28
«Roger Bastide i; a historia dos movimentos populares no Brasil —
O caso do Caldeiráo». Eduardo Diatahy Bezerra de Menezes 29-42
«O apaziguamento do povo rebelado mediante as missóes populares:
Nordeste do segundo imperio». Frei Hugo Fragoso OFM 45-92
«A inquisi<,áo no ceará». Luiz Mott 93-103
•"Fomc de bragos", questáo nacional: notas sobre o trabalho livre no
noreste no século xix». Sylvia Porto Alegre 105-142

443
Documentación
«Acordó e confuto: relacáo das oligarquías agárias, setores comerciáis
e carnadas populares ñas primeiras décadas da república velha, no
ceará». Marcelo Ayres Camurc.a Lima 143-177
«O processo de "Romani/.acáo" na igreja do ceará». Francisco José
Pinhelro 179-193
«Fundamentos históricos de sociológicos do processo de conscricáo
das populacóes náo-proprietárias ao mundo do irabalho e seus
relfexos no atual processo de intermediacáo de máo-de-obba».
Ireleno Porto Benevides 195-230

REVISTA DE DERECHO MERCANTIL


Madrid. 1988. N.° 187-188
«La sociedad anónima como problema». Ángel Rojo 7
«Factoring». José María de Eizaguirre 35
«La reducción y ampliación simultáneas del capital de las sociedades
anónimas». Ricardo Cababas 93
VARIA
«El capital social mínimo. Consideraciones de política y lécnica legis-
lativas». Ángel Rojo y Emilio Beltrán 149
«La impronta mercantilista del nuevo Código civil del Perú (1984)».
Carlos Torres y Torres Lara 175

REVISTA DE DERECHO PROCESAL


Madrid. 1989. N.° 1
ESTUDIOS
«Consideraciones sobre inembargabilidad por motivos de Derecho
Público y ejecución de sentencias condenatorias de la Administra-
ción», por Teresa Amienta Deu 7
«La prejudicialidad civil en el proceso civil declaratorio», por Encar-
nación Marín Pageo 47
NOTA
«El criterio racional en la apreciación de la prueba penal», por
Manuel Jaén Vallejo 69

1989. N.° 2
ESTUDIOS
«Sentencia del caso "Barbera, Messegué y Jabardo"». Víctor Fairén
Guillen " 295

REVISTA DE DERECHO PUBLICO


Caracas. 1988. N.° 36
ESTUDIOS
ARTÍCULOS
«La competencia judicial en el amparo consiiiucional, con especial
referencia a la Administración Pública», por Carlos M. Ayala
Corao

444
Boletín de Sumarios

«El procedimiento para la defensa de la ?.onificación en la Ley Orgá-


nica de Ordenación Urbanística», por Jorge Andrés Neher A. 23
COMENTARIOS MONOGRÁFICOS
«La creación de Institutos Autónomos Municipales», por Jesús Caba-
llero Ortíz 39

1989. N.° 37
ESTUDIOS
ARTÍCULOS
«Consideraciones sobre la suspensión o restricción de las garantías
constitucionales», por Alian R. Brewer-Carías 5
COMENTARIOS MONOGRÁFICOS
«La inseguridad jurídica ocasionada por las regulaciones militares a
las garantías constitucionales suspendidas», por Carlos M. Ayala
Corao 27
«La Bolsa de Valores, Institución de Economía de Mercado», por
Alfredo Morles Hernández 32
«El sistema económico en el ordenamiento español», por Luciano
Parejo Alfonso 39

REVISTA DE DERECHO PUBLICO


Madrid. 1989. Vol. XV. N.° 115
ESTUDIOS
«El pensamiento de los clásicos italianos (Pareto, Mosca, Michels), y
la formación del elitismo político», por Ettore A. Albertoni 317
«Nueva teoría constitucional y penal sobre el aborto en el Derecho
español», por Richard Stitíí 345
«Juridificación de las campañas electorales. Las previsiones de la Ley
Orgnánica del Régimen Electoral General», por Antonio Cano
Mata 395
«Estatuto jurídico de los jueces del Tribunal Constitucional Federal
Alemán (I)», por Elena García Cuevas 427
«Los derechos mineros como derechos reales administrativos», por
Alejandro Vergar Blanco 473

REVISTA DE DERECHO PUERTORRIQUEÑO


Universidad Católica de Puerto Rico. Ponce.
Puerto Rico. 1986-87. N.° 98-99
ARTÍCULOS
«Federal and Commonwcalth Regulation of the Mortgage Loan
Closing Transaction in Puerto Rico: What does the Borrower
Really Know about the Cost of Mortgage Money?». Ledo. Geoffrey
M.Woods 99
«Asociaciones federales de ahorro». Prof. Arturo Aponte Pares 155
«En torno a la vista preliminar». Litza Figueroa Maldonado 181
«Apuntes sobre la admisibilidad del testimonio de testigos no peritos
en las Reglas de Evidencia Federal y de Puerto Rico». Héctor
J. Pérez Rivera, Amanda M. Ramírez Órtiz 189

445
Documentación
«El sistema de fuentes y la Ley Orgánica del poder judicial en el Dere-
cho Privado Español». Eduardo Vázquez Bote 201
CONFERENCIAS
«Francisco De Vitoria: Fundador del Derecho Internacional».
Dr. Carmelo Delgado Cintron 285
«La organización del Tribunal de Primera Instancia y el Juez Munici-
pal». Ledo. Pedro Ortlz Alva re z 293

1988. Vol. XXVII. N.° 102


ARTÍCULOS
«The Vázquez Morales Decisión: Tha Application of Lien Theory in
Defining the Bank's Rights in Maintenance Cases Under the Hori-
zontal Property Regime». Geoffrey M. Woods 205
«La concepción mediante la inseminación artificial y sus efectos en el
Derecho de Familia». Lizette Sánchez Vázquez 223
«La retención de ingresos bajo la Ley de Sustento de Menores». Eddie
A. Ríos Benítez 255
«Matrimonio y sociedad extramarital en Puerto Rico y en el Derecho
Comparado Hispano-Americano». José Portuondo y de Castro 307
DISCURSO
«Constitucionalismo y educación. Mensaje a la Asamblea de la Aso-
ciación de Maestros de Puerto Rico». Jaime B. Fuster 321

REVISTA DE DERECHO URBANÍSTICO


Madrid. 1989. Vol. XXIII. N.° 112
DOCTRINA
«El urbanismo en la jurisprudencia constitucional: Notas críticas».
Por Tomás Ramón Fernández 13
«El abuso de la vía excepcional del artículo 180.2 de la Ley del Suelo y
su impugnación». Por Francisco Lliset Borrell 33
«Parcelaciones de lincas y el Registro de la Propiedad». Por Martín
Marcos Jiménez 41
«Implicaciones urbanísticas de la Ley de Costas». Por Ángel Ortega
García 65
«El régimen de "fuera de ordenación" y el planeamiento urbanístico».
Por Francisco de Borja López-Jurado Escribano 101
PRACTICA
«El dictamen pericial del arquitecto en materia de ruina». Por Agustín
Borrell Calonge 117

REVISTA DE DIREITO ADMINISTRATIVO


Fundado Getullo Vargas. Río de Janeiro. 1987. N.° 170
DOUTRINA
«Problemas Jurídicos do Planejamento». Almiro do Couto e Silva 1
«A declaracáo de Inconsiitucionalidade das Leis e seus Efeilos».
María Isabel Gallotti 18

446
Boletín de Sumarios

1988. N.° 172


DOUTRINA
«O desvio de poder». Celso Antonio Bandeira de Mello 1
«Aspectos básicos do moderno direito das fundacóes de previdencia
suplemental. Sergio de Andrea Ferreira 20
«A corrupcáo eleiloral no direito romano». Manoel de Figueiredo
Ferraz 37

REVISTA DE ESTUDIOS DE LA ADMINISTRACIÓN


LOCAL Y AUTONÓMICA
Madrid. 1988. N.° 238
I. SECCIÓN DOCTRINAL
«El delito ambiental. Reflexiones desde el Derecho administrativo».
R. Martín Mateo 1033
«Relaciones interadministrativas y de conflicto en la Ley Básica de
Régimen Local». Luciano Parejo Alfonso 1055
«Los comisionados parlamentarios autonómicos y el control de la
Administración local». Antonio Embid Irujo 1101
«Los problemas de interpretación y aplicación de las materias en las
reglas de distribución de competencia». Gonzalo Samaniego 1123
II. CRÓNICAS
«El Gobierno Thatcher. La iniciativa de gestión financiera y el "nue-
vo Civil Service"». Geoffrey K. Fry. Traductor Diego A. Carrasco
Pradas 1181
«Jornadas sobre "Policiía y Seguridad: Análisis jurídico-público»,
Ana Rosa González Murúa e Iñigo Lazcano Brotóns 1207
III. JURISPRUDENCIA
«Reseña de sentencias del Tribunal Constitucional que aparecen en
el "Boletín Oficial del Estado" en el segundo semestre de 1988».
Francisco J. Fernández González 1225
«Los ruidos evitables. Sentencia de la Sala de lo Contencioso-Admi-
nistrativo de la Audiencia Territorial de Zaragoza de 10 de octu-
bre de 1988». Lorenzo Martín-Retortillo Baquer 1275
«Reseña del Tribunal Supremo. Sentencias». María Rosario Alonso
Ibáñez 1283

REVISTA DE ESTUDIOS E INVESTIGACIÓN


DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS
Madrid. 1989. N.° 7
ESTUDIOS DOCTRINALES
«La aplicación del derecho de la competencia a empresas establecidas
fuera del Mercado Común», Fernando Muñoz de Toro 9
«Las cajas de ahorros de la C.E.E», Antonio Calvo Bernardino 35
NOTAS
«La adhesión de España a las Comunidades Europeas: consecuencias
sobre la normativa en materia de importación y exportación»,
Pablo de Benavides Salas 59

447
Documentación
«La justicia arbitral frente al incidente de prejudicialidad del artículo
177 del Tratado C.E.E.», Fernando Muñoz de Toro 75
1989. N.° 8
ESTUDIOS DOCTRINALES
«El sistema tributario ante el Mercado Interior», Joaquín de la Llave
de Larra 157
«Las provisiones en la Cuarta Directiva de Sociedades de la Comuni-
dad Económica Europea (naturaleza, finalidad, contabilización y
gestión)». Martina Niño Amo 173
«La Directiva del seguro de crédito. El problema técnico de la provi-
sión de estabilización (equalisation resen>e) y su significado más
general respecto del riesgo y la solvencia de la empresa de segu-
ros», Juan Aldaz " 209
«Reestructuración industrial y nuevas tecnologías (I)», Alfredo Ram-
bla Jovani 219
NOTAS
«Comentario al recurso interpuesto por el Reino de España, en mate-
ria de pesca, contra el Consejo de las Comunidades Europeas»,
Pilar Aranda 231

REVISTA DE ESTUDIOS EUROPEOS


Ciudad Habana. 1988. N.° 6
ARTICLES
«Some Considerations on the European Parliameni». Nicole Loeb
Mayer, University of Brussels 9
«The Position of the FSP on the Basic Quesiions relative to the Safe-
guarding of Peace and Disarmament». Günter Pollach, Academy
of Social Sciencies of the SED 31
«Cooperation with Social Democracy Within the Perspective of a
European Union of the Left». Janos Johancsik, Researcher of the
Social Sciences Instituí of the HSWP 47
«The Socialist International: Pers'pectives and Limitations». Julio
Ballesta Sánchez 63
«Some Opinions on the Problem oí Collaboration between Revolutio-
nary and Social Democratic Movements». Francisco Alvarez
Somoza 75
«Spain: The United Left». Silvia García Arias 93
«Spain: Changes and Stagnation». José Pomares Bory 115
«Historical Evolution of the Cyprus Problem». Onésimo Moreira
Seijo " 127
«The CDU at its 35th Congress». Lourdes López Ortega 141
«A propósito de la cumbre de los siete en Toronto». Lie. Verónica
Loynaz Fernández 149
«Europa Occidental: Panorama Electoral 1987» 171
PERFIL BIOGRÁFICO
«Francois Mitterrand: El único, pero repelido». Lie. Eduardo Perera
Gómez 177

448
Boletín de Sumarios

1988. N.° 7/8


«La izquierda europea en la década del 90: un reflexión latinoameri-
cana». Julio Ballesta 3
«Apuntes para una relfexión sobre la situación de la izquierda en
Europa Occdiental». Francisco Alvarez 14
«El eurocomunismo italiano: una opción sin perspectiva». Nelson
Roque 25
«La relaciones diplomáticas entre Cuba y el Vaticano y su inserción
en el marco de la relaciones Iglesia-Estado». Luis Feito 44
«De la Populorum Progressto a la Solicitudo Reí Socialis». Lourdes
López 60
«Los pequeños países de Europa Occidental y la política exterior de la
Unión Soviética». Sofía Hernández 72
«El conflicto kampucheano en la política asiática de la URSS». Eloy
Ortega 97
«La reconversión industrial y los cambios en la estructura de la clase
obrera». Rosa Jiménez/Ónello Cabrera/Armando Infante 122
«El movimiento obrero en España. La huelga del 14 de diciembre.
¿Problemas en la familia socialista?». Silvia García 130
«¿Una política africana de Bélgica?». Eduardo Perera 153
«Paz y democracia en América Latina: también un reto para los euro-
peos». Verónica Loynaz 185
ENTREVISTAS
«Entrevista a Oskar Lafontaine, Vice-presidente del Partido Socialde-
mócrata de Alemania» 197

REVISTA DE ESTUDIOS POLÍTICOS


Centro de Estudios Constitucionales. 1989. N.° 64
ESTUDIOS
«Sobre la crisis del régimen parlamentario en Cari Schmitt». Luis
Sánchez Agesta 7
«Cari Schmitt, intérprete singular y máximo debelador de la cultura
político-constitucional demoliberar». Pablo Lucas Verdú 25
«Las restricciones de los derechos de los militares desde la perspec-
tiva del ordenamiento internacional». Francisco Fernández Se-
gado 93
«Principios generales y principios constitucionales». M. García Cana-
les 131
«La concepción kantiana de las relaciones». Antonio Hermosa Andú-
jar 163
«Hacia una teoría politológica del Estado». Ferrán Requejo Coll 191
NOTAS
«Posición original y acción comunicativa (Rawls y Habermas)». José
Rubio Carracedo 225
«La actuación de los militares americanos en las Cortes de Cádiz,
1810-1814». María Teresa Berruezo León 235
«Actitud de las fuerzas políticas españolas, demócratas y progresistas,
frente al movimiento de unidad de Italia, en el período 1859-1868».
Fernando Jiménez Núñez 259
«Razón jurídica y razón contractual». Jesús Ignacio Martínez García . 281

449
Documentación
CRÓNICAS Y DOCUMENTACIÓN
«La colección bibliográfica militar (1928-1936)». Jorge Aspizúa
Turrión, Ramón Bernabéu Urbina y Julio Molina Benayas 299
«Nueve años de gobiernos autonómicos. Un balance». Miguel Reven-
ga Sánchez 321

REVISTA DE HISTORIA ECONÓMICA E SOCIAL


Lisboa. 1988. N.° 22
ESTUDOS E ENSA1OS
«Sur la géographie agraire ancienne de l'Extremadura». Albert Sil-
bert 5
«Portugal e os descobrimentos». Vitorino Magalháes Godinho 21
«Inquisicáo de Évora: dez anos de funcionamento (1541-1550)».
Marta do Carmo Teixeira Pinto, Lucília Maria Luís Ferreira
Runa 51
APRESENTACÁO DE FONTES E DADOS SEMITRATADOS
«Um processo ade reestruturacáo do dominio social da nobreza a titu-
lacáo na 2. dinastía». Luís Filipe Oliveira, Miguel Jasmlns Rodri-
gues 77

1988. N.° 23
ESTUDIOS E ENSAIOS
«Aprensentacáo». David Justino, Maria Eugenia Mata 1
«Fontismo: O impossível livre-cSmbio». David Justino 3
«Do passeio público ás avenidas novas percursos, imagens e tactos da
Lisboa Oitocentista». Raquel Henriques da Silva 21
«Política ferroviaria do fontismo». Aspectos da construcao e do finan-
ciamento da rede Maria Fernanda Alegría 43
APRESENTACÁO DE FONTES E DADOS SEMITRATADOS
«Nos bastidores daeleicáo de 1881». A correspondencia de José Lucia-
no de Castro Pedro Tavares de Almeida 65
«A contribuicáo predial, contribuicáo de reparticáo ou contribuicáo
por quota». Maria Eugenia Mata 115

REVISTA DE INSTITUCIONES EUROPEAS


1989. Vol. 16. N.° 1
NOTA EDITORIAL
«Algunos cambios en el equipo de dirección» 7.
ESTUDIOS
«Comunidades europeas, Estados, Regiones: el impacto de las estruc-
turas descentralizadas o federales del Estado en la construcción
comunitaria». Vlad Constantinesco 11
«Sobre el principio y los mecanismos de colaboración entre el
Gobierno central y las Comunidades Autónomas en asuntos rela-
cionados con las Comunidades europeas». Jorge Pueyo Losa 29
«La Cooperación Política Europea». Esther Barbe Izuel 79
450
Boletín de Sumarios

NOTAS
«El tipo cero en el IVA (Comeniario a las Semencias del Tribunal de
Justicia de 21 de junio de 1988. Asuntos 415/85 y 416/85)».
Ramón Falcón Telia 115
«Las secuelas del caso "Cassis de Dijon". Libre circulación de produc-
tos alimenticios y reglamentaciones nacionales. (Comeniario a las
sentencias del TJCE de 12 de marzo de 1987, sobre las leyes griega
y alemana de la cerveza, Asuntos 176/ y 178/84, y a la de 14 de
julio de 1988, sobre la ley italiana de la pasta, asunto 407/85)».
José Luis Buendía Sierra 135
«La política forestal de la Comunidad Europea». Félix Lázaro Benito 173

REVISTA DE SEGURIDAD SOCIAL


Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
Madrid. 1987. N.° 34
PENSIONES NO CONTRIBUTIVAS EN EUROPA
«Presentación» 5
«Discurso del Excmo. Sr. Ministro de Trabajo y Seguridad Social» 19
«Intervención del limo. Sr. Secretario General para la Seguridad
Social» 25
PONENCIAS
«Necesidades de cambio y medidas de adaptación. Concesión de pen-
siones en el siglo xxi». Michael O'Higgins 35
«La dimensión constitucional de las pensiones de Seguridad Social
•no contributivas». Miguel Rodríguez-Pinero 55
«Las pensiones no contributivas en las Comunidades Europeas».
DannyPieters 69
«Aspectos económicos de las pensiones de vejez no contributivas».
Chantal Euzeby 87
«Las competencias de las autoridades nacionales, regionales y locales
sobre las pensiones no contributivas». Gian Guido Balandi 121
«Prestaciones no contributivas y legislación internacional en materia
de Seguridad Social». Guy Perrin 129
«Ponencia síntesis del Coloquio del Instituto Europeo de Seguridad
Social». Aksel Hatland 161
COMUNICACIÓN
«Las prestaciones no contributivas de vejez, de supervivientes y de
invalidez en Suiza». Alexandre Berenstein 171

1987. N.° 35
«Presentación» 7
«Problemas y perspectivas de financiación de la protección social en
Europa». L. A. Rojo Duque 17
«La financiación de la protección social en Francia. Especial referen-
cia a las preslaciones sanitarias y su financiación». A. Vlanes 41
«La financiación de la protección social en la República Federal de
Alemania. Especial referencia a las pensiones de jubilación y su
financiación». D. Zóllner " 103
«La financiación de la protección social en el Reino Unido. Especial
referencia a la lucha sobre la pobreza y su financiación».
L. Legrand 157

451
Documentación

«La financiación de la protección social en Italia. Especial referencia


a los efectos sobre la competitividad de las empresas». P. Roberti .. 217
«Consecuencias macroeconómicas de las diferentes alternativas de
financiación de la protección social». J. P. Launay 245
«La financiación de la protección social en España. Especial referen-
cia a las pensiones». Adolfo Jiménez Fernández 289
«La financiación de la protección social en España. Especial referen-
cia de las prestaciones por desempleo». Alvaro Espina 301
«La financiación de la Seguridad Social en España». Antonio Zabalza
317
Ponencia síntesis: Julio Segura, Director de la Fundación Empresa
Pública 329
DISCURSOS DE CLAUSURA
Excmo. Sr. Don Manuel Marín, Vicepresidente de la Comisión de las
Comunidades Europeas 341
Excmo. Sr. Don Manuel Chaves, Ministro de Trabajo y Seguridad
Social 347

REVISTA DE TRABAJO
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Madrid.
1988. N.° 91
ESTUDIOS
«Instilucionalización sindical y prácticas neocorporativas. El caso
español (1977-1987)». Antonio Baylos Grau * 9
«Democracia política y sistema sindical en España: Datos para su
comprensión». Elias González-Posada Martínez 23
NOTAS Y COMENTARIOS
«Suspensión del contrato de trabajo: nota doctrinal y materiales bási-
cos». Carlos Molero Manglano 35
«Nueva política comunitaria sobre cooperativas». Francisco Alonso
Soto 95
«La concertación social en el contexto de una sociedad corporatista.
El caso de España». Isabel de la Torre 117

1988. N.° 92
ESTUDIOS
«El Derecho del Trabajo, entre la crisis y la crítica». Ignacio García-
Perrote Escartin y Gregorio Tudela Cambronero 9
«La Seguridad Social en la Constitución'. Concepción González
Rabanal 43
NOTAS Y COMENTARIOS
«La nueva Ley soviética de empresas del Estado». Federico Rodrí-
guez 71
ANEXO
«Ley de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sobre la empre-
sa estatal (agrupación de empresas)». A. Gromiko y T. Mentes-
hashvili ' ' 79
«El ejercicio del derecho de huelga en la Marina Mercante». Francis-
co Javier Carbonell Rodríguez 1 19
452
Boletín de Sumarios

REVISTA DE TREBALL
Generalitat Valenciana. 1989. N.° 9
COMENTARIOS JURIDICO-LABORALES
«El sistema español de representación de los trabajadores». Por
Tomás Sala Franco -; ;- 9
«La democracia sindical en el ordenamiento español». Por José María
Goerlich Peset 25
ADMINISTRACIÓN Y POLÍTICA LABORAL
«La política de empleo de la Generalitat Valenciana». Por Juan López
Gandía 43
«La política autonómica para el fomento del empleo durante 1988».
Servicio de Estudios y Documentación (CTSS) 65
ESTUDIOS E INFORMES
«La industria de la muñeca en la Comunidad Valenciana». Servicio de
Estudios y Documentación (CTSS) 89
«Mujer y condiciones de trabajo». Por Vicente Castelló Roselló 131
«Crisi i Renovado del Sindicalisme. L'afiliació CC.OO. i L'GT del País
Valencia». Per Pere J. Beneyto 147
DE OTRAS FUENTES
«El mercado de trabajo en los años 90». Por Alvaro Espina 165
«Competencias de las Comunidades Autónomas en materia laboral.
Especial consideración en materia de política de empleo». Por
Francisco Pérez Amorós 185

REVISTA DEL CENTRO DE ESTUDIOS


CONSTITUCIONALES
Centro de Estudios Constitucionales. Madrid.
1989. N.° 2
I. SEMINARIOS DEL CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUIONALES
«Libertad negativa y libertad positiva». Martin D. Farrell 9
«La libertad interna de los medios privados de comunicación
social». Enrique Gómez-Reino y Camota 21
«Declaraciones de Derechos: problemas básicos (II). Derechos de
igualdad, libertad y la libertad de expresión». Geoffrey Marshall.... 35
«La oposición en el parlamentarismo mayoritario». Isidre Molas 47
«Parlamento y opinión pública: las percepciones y los niveles de
apoyo de las Cortes Generales». José Ramón Montero 65
«Problemas constitucionales de la Autonomía vasca». Juan José
Solozábal Echavarría 99
«Los conflictos positivos de competencia entre el Estado y las
Comunidades Autónomas». Ramón Punset Blanco 127
«Bienes culturales y Constitución». Giancarlo Rolla 163
«El modelo administrativo y provincial: orígenes, fundamentos,
perspectivas». Luciano Vandelli 181
II DEBATE SOBRE LAS PERSPECTIVAS DEMOGRÁFICAS
Y LA DEMOCRACIA
«Demografía y democracia. Consideraciones sobre las relaciones
entre la demografía y la práctica política». Juan Salcedo 197

453
Documentación

«Políticas demográficas y vocación democrática. Anotaciones al


margen de la ponencia de Juan Salcedo». Francisco Fernández
Buey .; 225
«Comentarios al artículo "Demografía y democracia. Consideracio-
nes sobre las relaciones entre la demografía y la práctica políti-
ca", de Juan Salcedo». Luis Toharia 241
III. ESTUDIOS PREMIADOS POR EL CENTRO DE ESTUDIOS
CONSTITUCIONALES
«Razón y emotivismo; para un abordaje al populismo». Jesús
M. Gómez Sahagún 249
«La distribución territorial del poder del Estado como presupuesto
constitucional de la reforma del poder judicial». José-Pascual
Ortells Ramos , 265

REVISTA DEL FORO CANARIO


Las Palmas de Gran Canaria. 1989. Vol. XXXII. N.° 75
«Es inconstitucional la Disposición Transitoria Novena 3 y 4, inciso
primero de la Ley 2/1987 de 30 de marzo, de la función pública
canaria en relación con la Disposición Transitoria Sexta cuatro de
la Ley 30/84 de 2 de agosto, de medidas para la reforma de la fun-
ción pública?», por don Manuel Hernández Suárez 9
«La mujer en los Colegios de Abogados de Canarias», por don José
Santiago Yanes Pérez 41
«El marco legal que la Constitución vigente brinda al régimen espe-
cial económico y fiscal de Canarias en relación con los principios
irrenunciables que informan dicho régimen. Un intento de orde-
nación desde un "Derecho especial de residencia"», por don Alfon-
so Ascanio y Pogglo 63
«Profesionales de la familia ante la conflictividad conyugal y familiar
en Canarias: Aproximación sociológica», por don Fermín Romero
Navarro 99
«Comentario acerca de la esclavitud en Roma», por don Ignacio de
Astobiza 109
«Las competencias de la Comunidad Autónoma de Canarias en el
Estatuto de Autonomía», por don Jaime F. Rodríguez-Arana 1 19
«La dilación indebida del proceso judicial», por don Coriolano
Guimerá López 149
«La libertad sindical en los Tratados y Convenios internacionales»,
por don Juan Jiménez García 1 55
«El principio de agilidad procesal y las medidas de preparación del
jucio en el nuevo procedimiento abreviado», por don Ernesto Viei-
ra Morante 183

REVISTA DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS


ECONÓMICOS
Madrid. 1989. N.° 1
ESTUDIO INTRODUCTORIO VII
«La reducción del intervencionismo público» XI
«Razones teóricas para la regulación pública de las actividades econó-
micas» XIV
«Los defectos de la regulación» XXI

454
Boletín de Sumarios

«Las ventajas de la desregulación» XXV


«Privatización y desregulación» XXVIII
«Privatización y desregulación en España: Una breve nota» XXXII
1. DESREGULACION Y PRIVATIZACIÓN: CAUSAS, OBJETIVOS Y
CONSECUENCIAS 1
«¿Es importante la propiedad?». George Yarrow 3
«Desregulación y privatización como objetivo e instrumento de la
política de ordenación». Cari Christlan von Welzsácker 31
«Lo que promete la privatización». M. Peter McPherson 43
«Hacia un capitalismo populan'. Steve H. Hanke 47
«Las consideraciones legales e impositivas de la privatización». Peter
A.Thomas 57
2. DESREGULACION Y PRIVATIZACIÓN: EXPERIENCIAS INTER-
NACIONALES 73
••Privatización y desarrollo: Una visión general de la privatización».
L. Gray Cowan 75
«Desregulación, privatización y el libre mercado en los Estados Uni-
dos». Thomas G. Moore y Randall S. Korszner 85
«Experiencias de desregulación v privatización en Gran Bretaña».
Madsen Pirie " 107
«Privatización y regulación: A menudo complementarias por necesi-
dad». Irwin M. Stelzer 117
«Desregulación y privatización en Japón». Hiroakl Kobayashi 129

REVISTA DE LA C.E.RA.L.
Naciones Unidas. Santiago de Chile. 1989. N.° 37
«Conductas de los bancos acreedores de América Latina». Michael
Mortlmore 7
«Disyuntivas frente a la deuda externa». Robert Devlln 29
«Perspectivas latinoamericanas en los mercados financieros». Alfred
J.Watklns 51
«En torno a la doble condicionalidad del FMI y del Banco Mundial».
Patricio Meller 73
«Opciones para la integración regional». Eduardo Gana y Augusto
Bermúdez 89
«Una nueva estrategia para la integración». Carlos Massad 105
«La vieja lógica del nuevo orden económico internacional». Vlvianne
Ventura-Días 115
«Participación y concenación en las políticas sociales». Carlos Fran-
co 133
«La heterrogeneidad de la pobreza. El caso de Montevideo». Rubén
Kaztman 141
"Aspectos conceptuales de la privatización». Raymond Vernon 153

REVISTA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS


Y POLÍTICAS
Universidad Central de Venezuela. 1988. N." 70
«Presentación». Fernando Parra-Aranguren 5

455
Documentación
DOCTRINA
«Las contribuciones urbanísticas en el régimen impositivo munici-
pal». Ana Elvira Araujo García 11
«Análisis automatizado de coherencia de un sistema de normas».
Julia Barragán 59
«El silencio administrativo». Juan De Stéfano 75
«Contribución al análisis teórico de las leyes orgánicas y de su inter-
pretación». J. M. DelgadoOcando " 89
LEGISLACIÓN
«Disposiciones constitucionales relacionadas con el amparo» 1 11
«Ley orgánica de amparo sobre derechos y garantías constituciona-
les» 112
«El marco jurídico del amparo en el derecho constitucional compara-
do». Orlando Tovar Tamayo 127
«La protección de los derechos y garantías constitucionales. El ampa-
ro frente a actuaciones de particulares». Gustavo Planchart
Manrique 143
«La acción de amparo constitucional frente a la administración públi-
ca». Carlos M. Ayala Corao 159
«Presupuestos procesales y requisitos constitutivos de la acción de
amparo constitucional». Román J. Duque Corredor 187
«Los posibles supuestos de la acumulación de la acción de amparo
con otras acciones». Hildegard Rondón de Sansó 215
«Procedencia del amparo constitucional frente a los actos judiciales».
Pedro Miguel Reyes 235
«La protección de la libertad y seguridad personales en la ley orgánica
de amparo sobre derechos y garantías constitucionales». Alberto
Arteaga Sánchez 255
«Efectos prácticos de la ley de amparo». José Muci-Abraham 267

REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO


DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE
Facultad de Derecho. Madrid. 1988. N.° 14.
Monográñco
«Presentación», por María Emilia Casas Baamonde 7
EL PROCESO DE SUPERACIÓN DEL PROTOTIPO NORMATIVO
DE LA RELACIÓN LABORAL. DEL GARANTISMO LEGAL-COLECTIVO
A LA DESREGULACION. ANÁLISIS DE LA LEGISLACIÓN
Y DE LA CONTRATACIÓN DEL CAMBIO
«Un derecho a la medida del hombre», por Umberto Romagnoll 13
«Flexibilidad legislativa y contractualismo en el Derecho del Trabajo
español», por María Emilia Casas Baamonde, A. Baylos Grau y
R. Escudero Rodríguez 23
«Flexibilidad judicial y contractualismo», por Antonio Ojeda Aviles 59
«El circuito de la flexibilidad laboral», por F. Pérez Amorós 85
AUTORIDAD, LEGALIDAD Y CONSENSO EN LA ADMINISTRACIÓN
DE LA RELACIÓN DE TRABAJO EL TRABAJO QUE CAMBIA. NUEVAS
TECNOLÓGICAS, NUEVAS NECESIDADES, NUEVAS EXPECTATIVAS
«Técnicas normativas de gestión del trabajo», por Umberto Romag-
noll 103

456
Boletín de Sumarios

«El trabajo que cambia: problemas de calificación y de método», por


Marcello Pedrazzoll 111
«La movilidad funcional desde la administración bilateral del contra-
to de trabajo», por María Dolores Román de la Torre 125
EL CONVENIO COLECTIVO COMO FUENTE DE PRODUCCIÓN
NORMATIVA Y SU RELACIÓN CON EL DERECHO ESTATAL.
QUE SINDICATO PARA QUE NEGOCIACIÓN. CHEQUEO SOBRE
EL ESTILO DE LAS RELACIONES SINDICALES Y JURIDIFICACION
DE NUEVAS REGLAS. DE LA REPRESENTACIÓN
A LA REPRESENTATIVIDAD SINDICALES
«La redistribución de las funciones normativas de los convenios
colectivos y la ley en el Derecho del Trabajo italiano en la década
de los ochenta», por Gaetano Vardaro 145
«Evolución reciente de las relaciones entre la ley y el convenio colecti-
vo en España», por Ignacio García-Perrote Escartín 163
«Problemas jurídicos de la representación sindical», por Mario
Rusciano 187
«Un nuevo sindicato en una sociedad que cambia», por Eduardo Rojo
Torrecilla 201
«Algo más sobre reglas sindicales: de la representatividad a la huelga»,
por Luigl Mariucci 215

REVISTA DE LAS CORTES GENERALES


Madrid. 1988. N.° 15
ESTUDIOS
«Concepto y función de los derechos históricos (Disposición Adicio-
nal Primera de la Constitución)». Miguel Herrero R. de Miñón 7
«El control parlamentario de la política exterior. Pablo Pérez
Tremps 29
«Los principios fundamentales reconocidos en las leyes de la Repúbli-
ca». Ángel Llamas Cascón 59
«Castilla, territorio sin Cortes (siglos xv-xvn)». Pablo Fernández Alba-
dalejo y Julio A. Pardos Martínez 113

1989. N.° 16
I. ESTUDIOS
«Esencia y valor de la Constitución». Fernando Santaolalla 7
«Derechos sociales y constitucionalismo social. Aportación mexica-
na». Héctor Dávalos Martínez 35
«Los principios generales de la Equity inglesa: Aproximación a un
tratamiento sistemático». M.» Luisa Marín Castán 81
«La práctica electoral en el reinado de Isabel II». M.° Francisca
Monsell Cisneros y Rafael Luis Pérez Díaz 143
II. NOTAS Y DICTÁMENES
«Derecho al honor e intimidad y derecho de información». María
Rosa Rlpollés Serrano y Elena Ripollés Serrano 181
«La suspensión de sesiones en diciembre de 1935». Joaquín Tomás
Villarroya 197

457
Documentación

REVISTA GENERAL DE DERECHO


Valencia. 1989. N.° 535
SECCIÓN DOCTRINAL
«La Revolución francesa y el Derecho privado», por José María Martí-
nez Val 1845
«La tutela administrativa de los menores en situación de desamparo y
su incidencia sobre la facultad protectora de los Tribunales Tutela-
res de Menores», por Luis Fernández Alvarez 1863

1989. Vol. XLV. N.° 536


SECCIÓN DOCTRINAL
«La reforma del mercado de valores», por Ascensión Fornies Baigo-
rrl 2661
«El matrimonio civil y los acuerdos con la Santa Sede», por Luis
Zarraluqui .' 2675

1989. Vol. XLV. N.° 537


SECCIÓN DOCTRINAL
«Régimen jurídico de la suspensión del acto administrativo en la Ley
de Prolección Jurisdiccional de los Derechos Fundamentos de
1978», por Jaime F. Rodríguez-Arana : 3541
«Doble reenvío y unidad de tratamiento de las sucesiones», por José
Luis Iriarte Ángel 3561

REVISTA GENERAL DE LEGISLACIÓN


Y JURISPRUDENCIA
Madrid. 1988. N.° 3
«Francisco Cambó: Un hombre de Derecho», por Ignacio María
Sanuy 311
«Nueva reseña sobre multipropiedad y multiarrendamiento», por
Juan Antonio Leyva de Leyva 341
«La función tutelar de las Fundaciones», por Francisco Rico-Pérez 371

1988. N.° 4
«Evolución histórica del Derecho de propiedad intelectual», por
Mariano Yzquierdo Tolsada 515
«Preliminares para un replanteamiento del estudio de la naturaleza
jurídica del Derecho de propiedad intelectual», por Evaristo Palo-
mar Maldonado 537
«La prolección del derecho moral de autores y artistas-intérpretes o
ejecutantes en la Ley de Propiedad Intelectual de 1 1 de noviembre
de 1987», por Diego Espín Cánovas 551
«La seguridad jurídica y el Registro de la Propiedad Intelectual», por
José María Chico Ortiz 595
«El derecho de participación de los autores de obras plásticas ("droit
de suite") en la nueva Ley de Propiedad Intelectual», por Matías
Valles Rodríguez " 619

458
Boletín de Sumarios

1988. N.° 5
«La maternidad subrogada en Norteamérica: La Sentencia de Baby
M.«, por María Teresa Fernández-Pacheco Martínez 647
«La oposición en el juicio ejecutivo cambiario: Comentario al artículo
67 de la ley cambiaría y del cheque», por Rafael Hinojosa Segó vía. 685
1988. N.° 6
«Las últimas reformas del Código penal español (1987 y 1988)», por
Francisco Bueno Arus 813
••El mínimo probatorio en la Jurisprudencia Constitucional», por
Julio J. Muerza Esparza 845

REVISTA ESPAÑOLA DE DERECHO


CONSTITUCIONAL
C.E.C. Madrid. 1989. N.° 25
ESTUD19S
«División de poderes y poder de autoridad del Derecho». Luis
Sánchez Agesta 9
"La Constitución y las Autonomías Territoriales». Eduardo García de
Enterría 17
«Formación y evolución de los derechos fundamentales». Pedro Cruz
Villalón 35
«Ley autonómica y ley estatal». Luis María Diez Picazo 63
JURISPRUDENCIA
ESTUDIOS Y COMENTARIOS
«Normas sobre Derecho aplicable en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional». Alberto Arce Janariz 89
«Las competencias del Eslado y de las Comunidades Autónomas en
materia de comercio exterior en relación con la C.E.E.». Gonzalo
Samaniego Bordiú 115
«Notas acerca del recurso de amparo electoral». Angela Figueruelo
Burrieza 135

REVISTA ESPAÑOLA DE INVESTIGACIONES


SOCIOLÓGICAS
Centro de Investigaciones Sociológicas. 1988. N.° 43
ESTUDIOS
«La singular sociología de Thorstein Veblen: El caso de la condición
femenina». José Castillo Castillo 7
«Las herencias de a Kant y de Goethe en el pensamiento de Max
Weber». José M. González García 23
«Predicción, reflexividad y transparencia: La ciencia social como
autoanálisis colectivo». Emilio Lamo de Espinosa 43
«Las sociologías del conocimiento científico». Teresa González de la
Fe y Jesús Sánchez Navarro 75
«La legitimidad en las organizaciones». Miguel Beltrán 125
«Entre el pragmatismo y el pansemiologismo. Notas sobre los usos
(y abusos) del enfoque cualitativo en sociología». Luis Enrique
Alonso Benito 157

459
Documentación

REVISTA INTERNACIONAL DE CIENCIAS


ADMINISTRATIVAS
Madrid. 1989. Vol. 56. N.° 2
I. VERSIÓN ESPAÑOLA DEL NUMERO CORRESPONDIENTE
DE LA RISA.
«Simposio sobre Administración sin burocracia». Nota del editor 7
«La Administración sin burocratización. ¿Qué alternativas?». V. V.
Moharir 11
«Simplificación y reducción de procedimientos, controles y desregu-
lación: experiencias de Pakistán». Zlaaddin Khan 31
«Una Administración sin burocracia». Onorato Sepe 49
«La Reforma de la Administración pública: de las tareas a los objeti-
vos». Bob Bonwitt 61
«Las cualificaciones de los legisladores del Derecho». Jacek Mazur ... 81
«La toma de decisiones en la Organización Internacional de Avia-
ción Civil». Eugene Sochor 93
«Los usos y abusos del personal administrativo y técnico para el
desarrollo: el caso de Tailandia y experiencias de algunos países
asiáticos». Amara Raksasataya 113
«Grupo Europeo de Administración Pública» 135
«Sistemas Expertos y Normatividad». W. B. H. J. Van de Donk 141
II. ORIGINALES ESPAÑOLES E IBEROAMERICANOS
«La formación del Funcionario Directivo en Europa». Eduardo
Zapico Goñi 165
«Comunicación y reforma: una experiencia brasileña». Gileno
Marcelino 201

REVISTA INTERNACIONAL DE SOCIOLOGÍA


Madrid. 1988. Vol. 46. N.° 1
ESTUDIOS
«Comprensión y manejo del análisis factorial». Jorge Osear Fernán-
dez Santana 7
«Reflexiones sobre una metodología estructural en sociología». Alfre-
do Hernández Sánchez 37
«La Inquisición a la llegada de Felipe V. El Proyecto de cambio en su
organización y bases sociales». Roberto López Vela 63
«Estacionalidad en los movimientos naturales en España (1973-
1982)». Julio Vlnuesa Ángulo 123

REVISTA INTERNACIONAL DEL TRABAJO


Organización Internacional del Trabajo. 1989. Vol. 108.
N.° 2
«Cómo pagar la deuda social en América latina». Alvaro García,
Ricardo Infante y Víctor E. Tojman 139
«Las normas de OIT y la cooperación técnica en materia de progra-
mas especiales de obras públicas». Jean Mayer 159
«Resoluciones judiciales en materia de derecho del trabajo» 1 81
460
Boletín de Sumarios

«Los convenios colectivos y la paz laboral en Suiza». Gabriel Aubert ... 203
«El SIDA y el lugar de trabajo. Orientaciones deducibles de las nor-
mas internacionales del trabajo». Anne M. Trebilcock 219
«Cuatro encuestas sudamericanas sobre los niños que trabajan en la
calle». Wllliam E. Myers 239
«Problemas de desarrollo y políticas nacionales en el África subsaha-
riana». Martha F. Loutfi 255

REVISTA JURÍDICA
Universidad de Puerto Rico 1988. Vol. LVII. N.° 3-4
ARTÍCULOS
«Ponencia en Ocasión del Aniversario de la Constitución de Cádiz».
Luis Sánchez Agesta 189
«La Constitución de Cádiz — El Proceso de su Convocatoria y Aspec-
tos de su Significado». José Trias Monge 205
«El Principio del Pacto Político en la Tradición del Cabildo Hispano-
americano». Manuel Alvarado Morales 211
«Puerto Rico's Act 80: An Experience in the Contract at Will/Wrong-
ful Discharge Dilemma». Roberto O. Maldonado Nieves 217
«On Teaching Feminist Jurisprudence». Liana Fiol Matta 253
«La Responsabilidad en Daños de los Titulares de Unidades en
Inmuebles Sometidos al Régimen de Propiedad Horizontal: Suge-
rencias para una Enmienda». Luis Muñiz Arguelles y Pedro
Cantero Frau 283
«Moral Rights in Puerto Rico: Spanish Tradition and the Federal
System». Patricia Rivera MacMurray ¡ 297
«Los Antecedentes de la Distribución Interpartidista del Poder en la
Estructura Administrativa de la Comisión Estatal de Elecciones».
Samuel Quiñones García 317
«Facultades y Limitaciones del Estado Libre Asociado de Puerto Rico
para Reglamentar las Importaciones». Troadio González Vargas ... 363

1989. Vol. LVIII. N.° 1


ARTÍCULOS
«The Expanding Role of Judicial Review in Modern Societies». Mauro
Cappelletti : 1
«Apuntes sobre Jurisprudencia Reciente del Tribunal Supremo en la
Zona Criminal». Ernesto L. Chiesa Aponte 19
«El Privilegio Contador-Cliente ¿Un Super Privilegio?». Carlos E. Díaz
Olivo 77
«En Nombre del Debido Proceso de Ley». Olga E. Resumil de Sanfi-
lippo 135
«Restricciones Jurídicas y Limitaciones Económicas al Plan de Desa-
rrollo para la Cuenca del Caribe». José Seguinot Barbosa 1 87

1989. Vol. LVIII. N.° 2


ARTÍCULOS
«Ensayos en Torno a la Ley Núm. 75. La Medida de los Daños». Salva-
dor Antonetti Zequeira 227
461
Documentación
«The Concept of Just Cause for the Lawful Termination of a Dealers-
hip». Carlos A. Rodríguez Vidal 261
«La Posesión y su Protección Sumaria». Michel J. Godreau Robles 299
«El Derecho a una Oportunidad para Educación Post-Secundaria a
Estudiantes con Impedimento». Georgina I. Candal Seguróla 331

REVISTA JURÍDICA DE CATALUNYA


Barcelona. 1989. Vol. LXXXVIII. N.° 2
PORTIC
«Ha nacido el Tribunal Arbitral de Barcelona» 281
PRIMERA PART
ESTUDIS MONOGRAFICS
«Honor, intimidad e imagen». Ramón Casas Valles 285
«Técnica legislativa en el procés normes básiques-desenvolupament
legislatiu». María Jesús Montoro Chiner 373
«Fiscalización de la actividad administrativa laboral por los Tribuna-
les de lo contencioso-administrativo». Enrique Lecumberri Martí . 425
SEGONA PART
ESTUDIS PRACTICS
Justicia Constilucional:
«La resolució deis conflictos entre el Bund i els Lander davant el Tri-
bunal Constitucional federal alemany». Mercé Barceló 1 Serrama-
lera 445
Arrendaments Urbans:
«El aumento de la contribución territorial urbana y su repercusión al
inquilino-arrendatario». Ranón Contijoch Pratdesaba 475
Drct Marítim:
«El valor del buque en las pólizas de seguro marítimo». Juan
E. Rodés 489
TERCERA PART
NOVETATS LEGISLATIVES
Informació de Dret Estranger:
«Derecho de la Comunidad Económica Europea». Enric Picañol
i Antonio Creus 495
«Las filiales comunes contractuales chino-extranjeras». José Rosell .... 515
QUARTA PART
JURISPRUDENCIA COMENTADA
Jurisprudencia Espanyola:
«De nuevo sobre el ejercicio anticipado de la acción denegatoria de
prórroga L.A.U.». Ll. Muñoz Sabaté 525
«Impugnación de planificación urbanística por infracción de dere-
chos fundamentales». José M." Moltó Darner 529
«Jurisprudencia de la Dirección General de los Registros y del Nota-
riado». Pedro Avila Navarro 531
Jurisprudencia Comunitaria'.
«Jurisprudencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Euro-
peas». Alegría Borras i Blanca Vllá 533

462
Boletín de Sumarios

REVISTA VALENCIANA D'ESTUDIS AUTONOMICS


Generalitat Valenciana. 1988. N.° 11/12
0. PRESENTACIÓN 7
1. ESTRUCTURA SOCIAL. INFRAESTRUCTURAS, EOUIPAMIENTO
Y ESPACIO
«El medio físico y su influjo en el desarrollo económico valenciano»,
por Vlcenc M. Rossello 1 Verger 13
«La estructura social: aspectos sociales del desarrollo», por Damiá
Molla 35
«Recursos naturales y medio ambiente», por Juan Piqueras Haba 49
«La realidad socio-económica en el espacio», por Juan A. Tomás
Carpi 69
«El sistema de transpotes en la Comunidad Valenciana. Presente y
futuro», por Antoni Serrano Rodríguez 85
«Los puertos marítimos de la Comunidad Valenciana», por Ana M."
Fuertes Eugenio 107
«Los equipamientos sociales», por Joaquín Martínez Gómez 133
«El espacio económico-político de lo valenciano: una nueva interpre-
tación», por Emérlt Bono Martínez 149
2. LA ESTRUCTURA PRODUCTIVA VALENCIANA
«Caracterización de la agricultura valenciana», por José Honrubia
López 171
«Característiques de la Industrialització Valenciana», por Vlcent
Soler i Marco 183
«La dinámica de la estructura productiva», por Ángel Ortí Lahoz 199
«La industria textil y de la confección», por Miguel R. Pardo Pardo .... 219
«La industria de la madera y el mueble», por Isidro An tu nano Maru-
rri 235
«La industria de los transformados metálicos», por Esteban Biosca y
Fernando J. Vlllaplana Datiqul 249
«La industria del vidrio y cerámica», por Vicente Orts Ríos 261
«La siderurgia valenciana en el horizonte», por José Manuel Riera 275
3. SERVICIOS, SECTOR EXTERIOR, SECTOR PUBLICO Y AGENTES
SOCIALES
«El Turismo», por Javier Escriba Pérez 293
«El Comercio Interior», por Agustín Rovira Lara 325
«El sector crediticio en la Comunidad Valenciana: estructura, carac-
terísticas y evolución», por Eugenio Pellicer Pérez 337
«Las inversiones extranjeras en la Comunidad Valenciana», por José
Luis Orduña Lara 351
«Las exportaciones en la Economía Valenciana», por Aurelio Martí-
nez Estévez 369
«La Economía Valenciana ante la C.E.E.», por Leandro García
Menéndez 383
«Los agentes sociales. Empresarios y trabajadores», por Ramiro Reig. 389
«Las cooperativas valencianas en el umbral de los 90», por José Luis
Monzón Campos 409
«La Cultura Tecnológica», por Justo Nieto Nieto 421
«La hacienda valenciana local y autonómica ante los años 90», por
Leopoldo Pons Albentosa y Juan José López Hernando 427
«Los mercados turísticos de la Comunidad Valenciana (II)», por
Eduardo Fayos Sola 449

463
Documentación

REVISTA VASCA DE ADMINISTRACIÓN PUBLICA


Instituto Vasco de Administración Pública.
Oñati. 1989. N.° 23
ESTUDIOS
«Las competencias de la Administración Municipal en las zonas
portuarias y su problemática». Luis M. Ángulo Errazquin 7
«El sistema de protección civil: el marco jurídico y el papel de las
Comunidades Autónomas». Marcos Fernando Pablo 47
«Crisis de la Democracia y Derecho». Gurutz Jauregui 73
«Cuerpos generales versus cuerpos especiales: La fragmentación de la
función pública española en el siglo xix». Rafael liménez Asensio. 81
«Las leyes quinquenales de cupo: un acuerdo para el futuro». J. L.
Larrea Jiménez de Vicuña 111
«Reforma administrativa y modernización de la Administración Públi-
ca: ¿Un problema pendiente?». Alejandro Nieto García 125
«El problema de la transmisión cultural de formas jurídicas: discurso
e historia en el derecho administrativo español». Antonio Serrano. 137
EUSKARA Y ADMINISTRACIÓN
«Montreal 88: Hizkuntza-Zuzenbide erkatuaren lehenengo mundu-
biltzarra». Anabel Badiola Astigarraga 161
«La normativa sobre el Euska publicada durante 1988». Edorta
Cobreros Mendazona 165
JURISPRUDENCIA
I. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
«Los Territorios Históricos y el Tribunal Constitucional». Etxebarría
Etxelta 181
«La aplicación de la normativa de medio ambiente en España: análi-
sis de un supuesto particular». Carlos Fernández de Casadevante . 195
NOTAS
«Comunidad de montes de la Sierra Brava de Badaya: notas sobre
aspectos organizativos». Jesús M. Garayo Urruela 213
«Jornadas sobre "Policía y Seguridad: análisis jurídico-público"». Ana
Rosa González Murua e Iñgo Lanzano Brotóns 223
«Luces y sombras de un Decreto innovador a los cinco años de publi-
cación. Decreto 278/83 del Gobierno Vasco». Francisco de Borja
López-Jurado Escribano 235
«El justiciable como usuario del servicio de Administración de justi-
cia». Javier Otaola Bajeneta 245

REVUE ADMINISTRATIVE, LA
París. 1989. N.° 247
EDITORIAL
«La carte administrative» 3
DOCTRINE IN INFORMATION GENÉRALE
«Administration et Pédagogie» J. Minot 5
«Sar-Lor-Lux: un modele de coopération interrégionale au cceur de
l'Europe». J. Sekutowicz 1I
«Aux origines de l'Academie polítique de Louis XIV: le projet de
Pierre Arnould (1696)?». G. Thuillier 15

464
Boletín de Sumarios

LEGISLATION ET JURISPRUDENCE
«Silualion juridique du siagiairc dans la fonction publique Jurispru-
dence constitutionnclle: le contenticux des clections legislativos»,
par R. Etien». G. Koubi 27
«Jurisprudence administrative: répertoire analytique», par P. Terney-
re 32
«Jurisprudence financiérc: répertoire analytique», par J.-F. Fabre 36
TRIBUNE LIBRE
«De la convcrsation au silence». M.-A. Bera 42
LA VIE ADMINISTRATIVE
«Vie de la présidence et des ministéres du 16-1 au 15-3», par divers 47
«Vie des collectivités territoriales: la modernisation du service public
local», par J.-C. Bouzely 60
«Vie administrative á l'élranger: la nouvelle administration américai-
ne», par P. Gerard 63
«L'évolution des collectivités locales au Portugal», par A. Rebordao-
Montalvo 68
ORGANISATION, METHODES ET TECHNIQUES
«Ingéniere du stationnement». M. Doublet 70
«Destin d'une collection: les plans en relief». C. Pattyn 73
«A-t-on le droit de pirater sa propre banque de données?». J.-P. Buffe-
lan 77
«Actualité de l'informatiqut' administrative (1-12-88 au 31-1-89), par
J. Fraysinet 83

1989. N.° 248


EDITORIAL
«Au temps des "affaires"» 103
DOCTRINE ET INFORMATION GENÉRALE
«L'Etat en quesiion». Cl. RIveline et S. Riáis 105
«Culture genérale et service public». O. Vallet 1 15
«L'histoire des femmes fonctionnaires». G. Thuillier 1 20
LEGISLATION ET JURISPRUDENCE
«Les voics ordinaires d'accés á la fonclion publique». B. Perrin 125
«La reconnaissance de la qualité de résistant». J. Vables 130
«Jurisprudence administrative: Répertoire analytique, par P. Terney-
re, L'applicaiion du code du travail aux salaires soumis á un statut
particulier, par J. Pertek» 134
«Jurisprudence financiérc: Appels jugés au 1." trimestre 1988», par
F.-J. Fabre 140
TRIBUNE LIBRE
«L'affaircde l'Instilul Pasteur». P. Agron 145
LA VIE ADMINISTRATIVE
«Vie de la présidence et des minisléres», par divers 148
«Vie des colleclivités lerriloríales: Le régime spécifique de la Corsé»,
par J.-C. Bouzely 159
«Vie administrative á l'etranger: Le désengagement de l'Etat dans les
pays en voie de développement (le cas africain)», p a r M . Debene .... 161

465
Documentación

ORGANISATION, METHODES ET TECHNIQUES


«Evolulion récenle des insiruments budgétaires el comptables au sein
du ministére de la Défense». O. Mesmin 166
«Le 40' SICOB: un événement de taille internationale». J. Chauvin 175
«Actualité de l'informatique administrative (1-2 au 31-3-89)», par
J. Frayssinet 178

REVUE DES SCIENCES MORALES & POLITIQUES


París. 1989. N.° 1
«Liberté, Egalité, Fraternité el leurs origines antiques». Plerre Grimal . 5
«Les origines juives des droits de l'homme». Jacob Kap'lan 15
«Origines islamiques des droits de l'homme». Mohamed Arkoun 25
«Les origines protestantes des droits de l'homme». Roger Mehl 39
«Sources catholiques des droits de l'homme». Joseph Rozier 53
«Montesquieu et les droits de l'homme». Laurent Versini 67
«Voltaire en 1789». Rene Pomeau 83
«Politique des Lumiéres et politique de la Révolution». Jean Goule-
mot 101
«Jean-Jacques Rousseau et les droits de l'homme». Jean Starobinskl .. 109

REVUE D'INTEGRATION EUROPEENNE


University of Saskatchewan. Canadá. 1988. Vol. XII.
N.° 1
«Execution of Funcuions by the European Parliameni in Its First Elec-
toral Period». Sabien Steppat 5
«Trudeau and Europe: Reflections of a Foreign Policy Adviser». John
G. H. Halstead " 37
«Les effets extérieurs des politiques internes des Communautés euro-
péennes sur les pays tiers: le cas" des pays méditerranéens». Alfred
Tovias 51

REVUE DU DROIT PUBLIC...


París. 1988. N.° 6
I. «La compensation entre les deties et les creantes des personnes
publiques», par Paul Amselek 1485
II. «Le nouveau mode de vote sur l'initiative populaire el le contre-
projet en droit federal suisse», par Jean-Francois Flauss I 555
III. «Le stalut des fonctionnaires parlemeniaires en Cóte-d'Ivoire», par
M. Kourouma 1575
IV. «Introduction au droit de lurbanisme du Cameroun», par Maurice
Kamto 1609
V. «Le droit des examens et des concours. Les appons de la jurispru-
dence récente», par Olivier Gohin 1647
VI. «La notion d'ouvrage public. Tendances de la jurisprudence récen-
te», par Stéphane Pierré-Caps 1671

466
Boletín de Sumarios

1989. N.° 1
I. «Le Conseil conslitulionnel en son temps...»
— «Présentation», parJacques Robert 5
— «Doctrine el jurisprudence consiilulionnelles», par Georges
Védel 11
— «Le Conseil consiiiutionnel el l'éleciion présidentielle de 1988»,
par Bruno Genevois 19
«Annexes» 45
— «Remarques sur l'aciivité récenle du Conseil constitutionnel:
une triple continuité», par Dominique Rousseau 51
II. «La Commission nationale consultative des Droits de l'Homme»,
par Dominique Turpln 61
III. «République fedérale d'Allemagne. La jurisprudence constitution-
nelleen I986et 1987», par Michel Fromont 91
IV. «Droit et changement social. L'exemple tunisien», par Yadh Ben
Achour 133
V. «La stabilité retrouvée au Portugal», par Patrick Gérard 159
VI. «Les deux gouvernements Rocard constitués en mai et juin 1988»,
par Jean Cabannes 187
VIL «Analysedes textes législatifs et réglementaires», parThérése Pinet. 215

1989. N.° 2
I. «L'URSS: de la légalité socialiste á l'Etat de droit», par Michel Lesa-
ge 271
II. «La reforme constitutionnelle soviétique du 1." décembre 1988»,
par Patrice Gélard 299
III. «Lacees de la Polynésie francaise á l'autonomie interne. Point
d'aboutissement ou nouvelle base de départ?», par Charles Cadoux. 345
IV. «Le droit constitutionnel jurisprudentiel», par Louis Fovoreu 399

1989. N.° 3
I. «Le Bicentenaire de la Révolution francaise», parJacques Robert . 607
II. «La süreté: Droit de l'Homme ou Sabré de M. Prudhomme?», par
Francois Luchaire 609
III. «"Juridicisation" el Actualisation.de la Déclaration des Droits de
1789», par Benoit Jenneau 635
IV «A propos de l'actualité juridique de la Déclaration de 1789», par
Henri Oberdorff 665
V «La Déclaration de 1789 et la Constitution de 1958», par Guillau-
me Bacot 685
VI. «Droits des Pauvres et Pauvre(s) Droit(s)?», par Plerre-Henrl
Imbert : 739
VII. «La constitutionnalisation d'un mythe: justice administralive et
séparation des pouvoirs», par Serge Velley 767
VIII. «Les conceptions économiques Jes membres de la Constituante
1789-1791», par Jean-Jacques Sueur 785
IX. «L'influence de Mostesquieu sur les Peres Fondateurs des Etats-
Unis», par Paul Dubouchet 813
X. «Le Droit naturel et l'établissement de la démocratie américaine»,
par Guy Scoffoni 853

467
Documentación

REVUE DU MARCHE COMMUN


París. 1989. N.° 326
PROBLEMES DUJOUR
«Televisión sans frontieres: liberté contrólée», par Colette Cova 193
PROBLEMES JURIDIQUES ET INSTITUTIONNELS
«Portee el délimitation des compétences communautaires en matiére
de politique commcrciale», par Dr. Peter Gilsdorf 195
«Le budget 1989. L'application de la nouvelle procédure institution-
nelle», par Daniel Vienes 208
«Le budgel 1989 son cadre financier et réglementaire et son établisse-
ment», par W. NlcoU el J. Lentz 209
«1988-1989: naissance et premiers pas d'une nouvelle mécanique
budgétaire», par Michel Verscgraegeb 224
«La procédure budgétaire pour l'exercice 1989 et la premiére applica-
tion de Paccord interinstitutionnell», par Hans-Jdrg Timmann 235
L'ECONOMIE ET LE SOCIAL DANS LE MARCHE COMMUN
«L'aviation civile dans la Communauté aprés 1992», par Alie Doorten . 243
«La politique européenne des prix ét les problémes aericoles régio-
naux francais», par F. Bonnieux, L. Mahé et P. Ralnelli 248

1989. N.o 327


PROBLEMES DU JOUR
«Union monétaire: le debat est ouvert», par Colette Cova 269
L'ECONOMIE ET LE SOCIAL DANS LE MARCHE COMMUN
«La reforme des fonds structuresl», par J. Van Ginderachter 271
«Les incidences économiques de la libéralisation des mouvements de
capitaux dans la CEE, plume tenue», par Philippe Rollet et Michel
Lelart (Grasfe) 280
«Le statut juridique des travailleurs maghrébins résidant dans la
CEE», par Abdeladlm Nadifi 289
«Le systéme EUMETSAT», par Jean-Philippe Arnold 296
PROBLEMES JURIDIQUES ET INSTITUIONNELS
«Le prélévement de coresponsabilité aprés l'arret de la Cour de justice
du 29 juin 1988, affaire 300/86 Van Landschoot c/m V. Mera», par
Jean-Pierre Spitzer 299
«Des groupes politiques du Parlemcnt européen aux partis euro-
péens», parMasslmo Silvestro 309

REVUE FRANCAISE D'ADMINISTRATION PUBLIQUE


París. 1989. N.° 50
«Avant-propos», Guy Braibant
LA COOPERATION ADMINISTRATIVE INTERNATIONALE
SERT-ELLE LE DEVELOPPEMENT?
«Pour une coopération fondee sur un conirat claip». Questions á Sté-
phaneHessel
468
Boletín de Sumarios

«Peul-on enseigner l'art d'administrer sans administrer soi-mémc?».


Réflexions d'Edgard Pisani 11
«Des consultants, pour quoi faire?». M. Francois-Jacques Van Hoeck . 15
QUELS OBJECTIFS, QUELS MOYENS?
UN CHOIX DIFFICILE POUR LES PAYS DISPENSATEURS D'AIDE
«La politique francaise, des symboles aux faits». Mme. Marle-Chrlstl-
neKessler 23
«Formation des cadres au management et collaboration institutionne-
lle: deux expériences de l'ENAP du Québec en Afrique». Mme.
Juliette L. Bruneau 37
«RFA: des politiques publiques mises en ceuvre par des organismes
autonomes». M. Klaus Kónig 45
«L'aide suédoise au développement administratif». M. Claes órten-
dahl 59
«Italie: commenl coordonner opérateurs publics el prives?». M. Gian-
marioCorbani 67
LE DÉVELOPPEMENT INSTITUTONNEL: UN NOUVEL ENJEU POUR
LES ORGANISATIONS INTERNATIONALES
«Mieux rentabiliser l'assistance technique par une meilleure gestión».
M. Guy de Luslgnan 75
«La coopération adminislrative entre la CEE et les États d'Afrique, des
Carai'bes et du Pacifique dans le cadre de la Convention de Lomé».
M. André Auclert 89
«La coopération dans le domaine de la gestión u personnel: enjeux et
écueils». Mme. Hedva Sarfati 103
LES EFFETS REELS DE LA COOPÉRATION ADMINISTRATIVE:
QUEL JUGEMENT PORTER SUR LE TERRAIN?
«L'assistance technique extérieure el l'administration des pays en
développement». M. Wltold Mikulowski '. 112
«La coopération franco-congolaise et la formation des cadres de la
fonction publique: le cas de l'ENAM». M. Kitsoro Kinzounza 125
«La coopération administrative internationale, une tache impossi-
ble?». Mme. Turkla Ould Daddah 129
«La coopération administrative Sud-Sud á l'épreuve de Pajustement».
M. Mostafa Rhomarl 137

REVUE FRAN^AISE DE DROIT ADMINISTRATIF


París. 1989. N.° 2
LES ETRANGERS, LES NATIONAUX ET LE JUGE ADMINISTRATIF
V. CONTENTIEUX DE L'ACQUISITION DE LA NATIONALITE
«L'aquisition de la nationalité par naturalisation», par Christían
Vigouroux 178
«Documents» 185
VI. LE CONTENTIEUX DU STATUT DES COMMERC.ANTS
ETRANGERS
«La délivrance de la carte de commercant», par Jossellne de Clau-
sade 186
VII LE CONTENTIEUX DES REFUS DE PASSEPORT ET DABAN-
DON DE NATIONALITE
«Droit de quitter la France et droit de quitter la nationalité francai-
se», par Bernard Pacteau 194
469
Documentación
«Documents» 197
VIII. LE DROIT D'ASILE EN FRANCE DANS LA PERSPECTIVE
COMMUNAUTAIRE, parClaude Norek 200
LA NOUVELLE REFORME DU DROIT DE LA COMMUNICATION
AUDIOVISUELLE: LA LOI DU 17 JANVIER 1989
1. «La loi du 17 janvier 1989 sur la communication audiovisuelle ou la
fin de l'illusion lyrique», par Didier Trucher 208
II. «Le Conseil constitutionnel et la définition des pouvoirs du
Conseil supérieur de l'audiovisuel (á propos<de la decisión n.° 88-
248 DC du 17janv. 1989)», par Bruno Genovois 215
III. «Le Conseil supérieur de l'audiovisuel», par Jean Morange 235
IV. «Controverse: les ondes appartiennent-elles au domaine public?»
L'article 10 de la loi du 17 janvier 1989.
1. Pour, par Bertrand Delcros 251
2. Contre, par Didier Truchet 255
V. «Le pouvoir d'injonction du presiden! de la Section du contentieux
du Conseil d'Etat», par Didier Truchet 259

1989. N.° 3
ACTES
DROIT COMMUNAUTAIRE
JURISPRUDENCE
Une avancée du principe de légalité: «L'obligation d'abrogerun régle-
ment contraire á une regle de droit nouvelle el son application á
propos des directives communautaires».
1. «Conclusions», par Noel Chahld-Nouraí 391
2. «Note», par Louis Dubouls 417
3. «Note», par Olivier Beaud 422
COLLECTIVITES LOCALES
Le processus de décentralisation: éléments d'un bilan provisoire.
La gestión des services locaux.
1. «Décentralisation et régies locales», par Jean-Francols Lachaume. 432
2. «Les conséquences de la suppression d'un établissement public
corrimunal», par Daniel Lévis 448
3. «Les conséquences de la liquidation d'une régie lócale autonome»,
par Jean-Franc.ois Lachaume 453
CONTENTIEUX
JURISPRUDENCE
«Les limites de la compétence judiciaire en matiére de concurrence»,
par Bernard Stirn 457
«Les pouvoirs d'annulation du juge des contrats conclus entre deu.x
personnes publiques», parMarc Fornacciari 466
DROIT ADMINISTRATIF COMPARE ET ETRANGER
Droit de l'audivisuel á l'étranger: á la recherche d'un equilibre.
«Presentation», par F. M 475
— «Allemagne fedérale», par Christian Autexier 479
et Michel Fromont 483
— «Belgique», par Francis Delpérée 484
— «Canadá», par Patrice Garant 486
— «Espagne», par Lorenzo Martín-Retortillo 489
et José-Marta Baño León 492
—«Etats-Unis», par Michael H. Davis 495
470
Boletín de Sumarios

— «Finlande», parTore Modeen 497


— «Gréce», par Epamlnondas P. SpUlotopoulos 499
— «Italie», par Luigi Florentino 503
— «Luxembourg», par Slmone Beissel-Merten 506
— «Norvége», par Elvlnd Smith 507
— «Pays-Bas», par Wfflem Konljnenbelt 510
— «Portugal», par Marcello Rebelo de Sousa 513
— «Royaume-Uni», par John Bell 515
— «Suisse», par Blaise Knapp 519
FONCTION PUBLIQUE
Le controle juridictionnel des nominations au tour extérieur.
1. «Conclusions sur Conseil d'Etat, Assemblée, 16 décembre 1988
(2 espéces)», par Christían VIgouroux 522
2. «Points de vue sur le affaires Sarazin et Dupavillon».
a) «Le controle de l'erreur d'appréciation des nominations au
tour extérieur est-il compatible avec la logique de cette institu-
tion selon la loi du 13 septembre 1984?», par André Baldous
et Jean-Paul Negrin 532
b) «Comment cemer la notion de "capacites nécessaires á l'exer-
cicc des attributions" confiées á un agent nommc au tour
extérieur?», par Francols Dietsch 536
URBANISME
ETUDES
«Le remboursement des frais de procédure dans le contieux de l'urba-
nisme», par Jean-Sébastien Carage 540
«Le controle du dctournement de pouvoir en matiére de plan d'occu-
pation des sois», par Lily Yousry 545

REVUE FRANCA1SE DE SCIENCE POLITIQUE


París. 1989. Vol. 39. N.° 4
LE REAGANISME AL'CEUVRE
«Présentation». Luc Rouban 453
«La continuité institutionnelle ou le reaganisme centralisateun>.
Marie-France Toinet 456
«Les démocrates face au reaganisme». Marie-Christine Granton 477
«La fin du Welfare State aux Etats-Unis: le reaganisme et l'appareil
d'Etat». Luc Rouban 493
«Ronald Reagan, le Congrds el les déficits budgéiaires». Hubert
Kempf 517
«Une présidence hamiltonienne: la politique étrangére de Ronald
Reagan». Denis Lacorne 539
«La "relation spéciale" américano-britannique sous Ronald Reagan et
Margare! Thatcher». Jacques Leruez 563

REVUE POLITIQUE ET PARLEMENTAIRE


París. 1989. Vol. 91. N.° 940
«Le point sur l'économie». Alfred Sauvy 1
MUNICIPALES: LA VICTOIRE AMBIGÜE DES SOCIALISTES 4
«L'Union de la gauche a-t-elle encoré un avenir?». Thierry Pflster 8

471
Documentación
«Novations et paradoxes des Municipales 89». Gérard le Gall 14
«Moderes: le double défi de la gauche et de I'extréme-droite». Colette
Ysmal 19
«Le Front national. les clefs de la défaile». Pascal Perrlneau 25
«Les Vens: limites et interprélation d'un succés electoral». Guillaume
Sainteny 36
LAMERIQUE LATINE EN QUÉTE DE DEMOCRATIE
«Le mode développement latino-américain». Alain Touralne 47
«Mcxique: des cícetions "pas comme les autres"». Georges Coufflg-
nal 59
«Colombie: violence et démocratie». Daniel Pecaut 74
«Chili: inflation et dictadure, facteurs successifs de stabilité». Arturo
Montes 81
«Pour un débat sur l'avenir de la monnaie européenne: Lettre á un
incrédule». Jacques Riboud 83

REVUE INTERNATIONALE DE DROIT COMPARE


París. 1989. N.° 2
LE DROIT FACE AUX PROBLEMES MODERNES
DE LA COMMUNICATION AUDIOVISUELLE
A. MONOPOLE OU LIBERTE: LES GARANTIES DU PLURALISME
«La liberté de communication audiovisuelle en France». Charles
Debbasch 305
«Monopole ou liberté: les garantios du pluralisme en Gréce». Nicos
Allvizatos 313
«La Constitulion grecque face au nouveau paysage audiovisuel:
Radiophonie lócale, télédistribution, télédirfusion par satellite».
Evanghelos Venizelos 323
B. ASPECTS INTERNATIONAUX ET EUROPEENS
«La problématique d'un pluralisme plurinational». A. A. Fatouros 349
«Aspects internationaux et européens de la communication audiovi-
suelle: Le droit communautaire». André Decocq 361
«Le Conseil de l'Europe et l'audiovisuel». Claude Gueydan 377
C. DROIT D'AUTEUR, DROIT DES INTERPRETES EXECUTANTS,
DROIT DE REPONSE
«Droit d'auter, droit des interpretes exécutants, droit de réponse en
France». André Francon 403
«Droit d'auter, droits voisins, droit de réponse en Gréce». Georges
Koumantos •. 421
«La loi applicable en matiére de radiodiffusion par satellite d'oeuvres
protégées par le droit d'auteur». Elsa Dellyanni 429
D. LE STATUT DE L'ENTREPRISE COMMERCIALE
«Le statut de l'entreprise audiovisuelle en Gréce». Lambros Kotsirls . 437
«Le statut de l'entreprise de communicalion audiovisuelle en Fran-
ce». Guy Drouot 449
E. L'ADAPTATION DU DROIT PENAL DE LA PRESSE
A LA COMMUNICATION AUDIOVISUELLE
«L'adaptation du droit penal de la presse á la communication audio-
visuelle en Gréce». Constantin Vouyoucas 477
«L'adaptation du droit penal de la presse á la communication audio-
visuelle en France». Marie-Claude Duvernler 497

472
Boletín de Sumarios

REVUE TRIMESTRIELLE DE DROIT EUROPEEN


París. 1989. N.° 1
I. ARTICLES
«La révolution antitrust américaine: legón pour la Communauté
cconomique européenne?», parB.-E. Hawk 5
«L'interdition de discrimination en raison de la notionalité en matié-
re d'acces l'enseignement», par E. Traversa 45
II. CHRONIQUE
«Energie: l'impact de l'affairc de Tchernobyl sur la politique cmmu-
nautaire de l'énergie», par C. Blumann 71

1989. N.° 2
I. ARTICLES
«Sur quelques aspects récents de l'activité de la Cour européenne
des droits de l'homme», par Gérard Cohen-Jonathan 153
«Les accords de franchise au regard du clroit communautaire de la
concurrence», par Erlc de Cockborne 181
II. CHRONIQUES
«Parlement européen», par Jean-Paul Jacqué 225
«Jurisprudence fiscale européenne», par Dominique Berlín 245
«Droit social: famille et égalité de traitement», par Plerre Rodiére 297
«Chronique de législation communautaire», par Louis Cartou 313

RIVISTA DI FILOSOFÍA NEO-SCOLASTICA


Universita Cattolica-Milano. 1988. Vol. LXXX. N.° 4
«La diairesi nel "Sofista"». G. Movía 501
«La puissance divine. Thomas d'Aquin et Hegel». E. Brito 549
NOTE DISCUSSIONI E RASSEGNE
«"Testimonian/a religiosa e forme espressive" all'VII Convegno di
studi di Filosofía della religione in Italia». F. Rossi 580

RIVISTA DI STUDI CORPORATIVI


Roma. 1988. Vol. XVIII. N.° 6
EDITORIALE
«Alie radici dell'Europa nazione». F. Tamassia 657
MONOGRAFIE
«Verga, De Roberto, Pirandello: il contributo della letteratura all'inter-
pretazione della transizione tra Boroni e Regno d'Italia». G. Acca-
ine 667
«Corporativismo e corporativismi». F. Tamassia 691
ATTI
«Panecipazione: prospettive per il governo dll'economia e per l'impre-
sa» 711
«Uno storico obiettivo da perseguiré». U. Martlnat 713
«Un approdo inevitabile: panecipazione c programmazione». G. Rasi . 715

473
Documentación
«L'accento va posto sul governo dell'economia». P. Panzani 723
«L'inganno Fiat». G. Magliaro 729
«Crisi del sindacato, crisi dell'imprensa». R. Valensise 735
«Coslitu/.ione dimenlicata». I. Laghi 741
«Partecipazione c «terza via». G. Flni 747

RIVISTA DI STUDI POLITICI INTERNAZIONALI


Firenze. 1989. Vol. LVI. N.° 2
«Coerenza, cooperazionc, coesione: trilogía di sviluppo dcll'Unione
Europea». Francesco Milner 163
«Programma di lavoro della Commissione Europea per il 1989» 165
«L'agricoltura italiana di fronte alia sfida del 1992». Alfredo Diana 213
«Réfiexions sur l'adhésion de la Turquie aux Communaulés Euro-
péennes». Livio Mlssir 230
«The Italian Continental Shelf Delimitation Agreements and the Gene-
ral Law on Shelf Delimitation». Gaetano Aranglo-Ruiz 245
«Sulla "Tavola Rotonda" di Varsavia». Bronislaw Dabrowskl 267
«Accordi della "Tavola Rotonda"» 269

RIVISTA INTERNAZIONALE DE FILOSOFÍA


DEL DIMITO
Milán. 1988. Vol. LXV. N.° 3
STUDI
«Legge, coscienza e liberta in J. G. Fiehte (1794-1797)». Franco Buzzi. 399
«Minima deontica». Amedeo G. Conté 425
«Leggi di natura, ragioni del corpo e ascetismo nel pensiero di Nietzs-
che». Domenico Corrandini 476
«II problema del fundamento ontologico e del riconoscimento nel
diritto e nell'economia». En rico Ferrl 524
«La coerenza normativa e i presupposti epistemología della giustiíi-
cazione». Vlttorlo Villa 567
NOTIZIE E DIBATTITI
«Sogetto, ragione, scelte filosofiche. Alcune analisi a confronto».
Giuliana Stella 598
«Societá nel diritto e diritto nella societá. A proposito di un libro di
Renato Treves». Vlncenzo Torneo 608
«Un libro recente su Benjamín Constant». Letizia Glanformagglo 617
«XVII Congresso Nazionale della Societá Italiana di Filosofía giuridi-
ca e política» 622
«Next World Congress in Edinburgh, August 1989» 623

1988. Vol. LXV. N.° 4


STUDI
LESSERE NEL DIRITTO - PROSPETTIVE A CONFRONTO
«Presentazíone». Domenico Campanale 669
«II fondamento del diritto ira essere e volare». Domenico Campanale. 671
«II diritto tra metafísica e filosofía del desiderio». Domenico Corradl-
. ni 695
«Per un riesame delle nozioni di Giusnaturalismo e Diritto natura-
le». Sergio Cotta 713
474
Boletín de Sumarios

«Relazione c diriiio nel postmoderno. Una discussione iniziale». Bru-


no Romano 735
NOTIZIE E DIBATTITI
«Interferenze paternalisiische». Enrico Diciotti 748
«II terzo congresso brasiliano di filosofía del diritto». Mario G. Losa-
no 757

RIVISTA INTERNAZIONALE DI SCIENZE SOCIALI


Unlversitá Cattolica del Sacro Cuore. 1988. Vol. XCVI.
N.° 3
«Equivalenza ricardiana e tassazione ottimale. Una verifica empírica
peril caso italiano (1960-1983)». O. P. Attanasio-G. Marini 371
«Sicurezza sociale ed accumulazionc di capitale: un'analisi a genera-
zione sovrapposte». L. BeltrametÜ - L. Bonattl 382
«Risparmio forzato e formazione di capitale nei Paesi in fase di indus-
trializzazione». P. Ganugi 411
•'Alcune ipotesi circa le determinanti del tasso di inleresse reale: la
recente espcrienza italiana». G. Goisis 452
«Determinazione del salario e ruólo del sindacato: l'ipotesi dei salan
efficienti nell'esperienza italiana». C. Lucifora 483
«Migrazioni, migranti e migrazioni múltiple». W. Maffenini 494
«Natura dclla dottrina sociale della Chiesa (Questioni di método)».
VPossenti 520
NOTE E DISCUSSIONI
«Disintegrazione verticale versus vincolo organizzativo-imprendito-
riale: interpretazioni ed evidenze sulla industria del mobile
nell'ultimo decennio». M. Florio : 537
«Dimensionc occupazionale e valore dell'impresa nel lungo termine».
N.Galloni 550

1988. Vol. XCVI. N.° 4


«Efficienza allocativa e discriminazione ncll'impresa autogestita.
Un'analisi multiperiodale». O. Chilemi 583
«Customer markets e variabilitá dei prezzi relativi». A. Chirco 593
«Efficacia dclla política di domanda aggrcgata e dispersione regionale
dei tassi di disoccupazione: un'indagine econometrica per l'Italia
(1966-1987)». F. Mazzola 625
«II ruólo económico dei comuni nel rapporto tra individui, societá e
siaio. economisti e atlivitá comunale negli anni dclla riforma
amministrativa Crispina». D. Parisi 657
«Approfondimenti teorici e dottrinali della teoría cooperativa: le inter-
pretazioni microeconomiche sugli cquilibri». F. Rosa 683
NOTE E DISCUSSIONI
«Alcune considerazioni sul fenómeno di Merger & Acquisition».
G. Papetti 715

475
Documentación

RIVISTA ITALIANA DI SCIENZA POLÍTICA


Bologna. 1989. Vol. XIX. N.° 1
SAGGI
«Scienza política e teoría dell'organizzazione. Le possibili convergen-
ze», di Joahn P. Olsen 3
«Rivoluzioni e burocrazie. Quatro casi a confronto», di Pletro Grilli di
Cortón a 23
RICERCHE
«La formazione delle associazioni imprenditoriali in Europa Occiden-
tale», di Luca Lanzalaco 63
DIBATTITO
«La sicurczza europea dopo il trattato sugli euromissili: la prospectiva
americana», di Erlc R. Terzuolo 91
NOTE
«Lademocrazia revisitata da Sartori: una nota», di Giorgio Sola 11 3
1989. Vol. XIX. N.° 2
«Videopolitica», di Glovannl Sartori 185
«Dccisioni di governo e vincoli partitici», di Jean Blondel 199
«Due vie alia cittadinanza: il modello societario e il modello statalis-
ta», di Giovanna Zincone 223
RICERCHE
«Rappresentanza e parlamento europeo», di Luciano Bardi 267
NOTE
«Democrazia e competizione», di Roberto D'Alimonte 301
RASSEGNE
«II clientelismo nel terzo mondo», di Mario Caciagli 321

RIVISTA TRIMESTRALE DI DIRITTO PUBBLICO


Milano. 1989. N.° 1
ARTICOLI
«L'interpretazione della Costituzione e l'atluazione di essa atraverso la
prassi». Alessandro Pizzorusso 3
«Saggio sulla responsabilitá patrimoniale degli amministratori degli
unti pubblici economiei». Antonio Andreani 16
NOTE
«Sulla liceitá delle "societá di ingegneria». Antonio Lirosi ' 75
«La ponderazione degli interessi ambieniali nel procedimenio ammi-
nistrativo ed i riflessi nella tutela processuale». Paolo Dell'Anno .... 92
RASSEGNE
«Nuovi assetti organizzalivi per la banca e l'impresa pubblica». Pietro
Voci 108
«Cronache costituzionali 1986-1987». Paolo de Carolis, Vlttorio
Barnato 123

476
Boletín de Sumarios

RESOCONTI STRANIERI
«La suspensión judicial del acto administrativo (1986-1987)». Jaime
F. Rodríguez-Arana 153
PROBLEMI STORICI
«Gli alti funzionari del Ministero dcll'intemo durante il periodo
1870-1899». Nico Randeraad 202

SALISBURY REVIEW, THE


London. 1989. Vol. 7. N.° 3
«Communist "Reform": Eastem Europe and Freedom». G. M. Tamas 4
«Aristotlc as a Conservative Thinkep>. A. C. Bradley 8
«The Real Racism». Dennis O'Keefe 18
«In Search of Central Europe». Anonymous 19
«The Politics of Lilerature». Richard Cronin 22
«Toys in a Violent Society». P. N. R. Waterman 26
«Jews, Christians and Persecution». Paul Gottfrled 29
«United Nations Fund for International Terrorism (UNFIT)». Roger
Watson : 33
«Tradition and Freedom: Austrian Conservatism from Eótvós to
Musil». J. C. Nyíri 38

1989. Vol. 7. N.° 4


«Boconnoc and the Pilis». A. L. Rovvse 4
«Reform in the Soviet Union: The Futuro of an Illusion». David Sa-
tter 10
«The Monstrous Régimen of "Anti-Racism"». Antony Flew 16
«Punishment in the Community?». Paul Helm 19
«A Point of Protest». Thomas Szasz 22
«Mrs. Thatcher and the European Community». Arthur Aughey 23
«Leo XIII as a Conservative Thinken>. James McNamara 28
«In Search of Central Europe». Jan Carnogursky 34
«The Decline and Fall of a Literary Myth». Philip Thody 37
«The Polilics of Disinformalion». Francoise Thom 44
«Changing the World». David Stove 48

SÍNTESIS
Madrid. 1989. N.° 7
«Presentación» 9
ARTÍCULOS Y ESTUDIOS
«Hacia una definición de Ccnlroamérica, el peso de los factores
geopolíticos». Carlos Granados Chaverri 15
«Centroamérica 1989: Los dilemas en la solución de la crisis». Xabier
Gorostiaga 44
«Centroamérica, la transición autoritaria hacia la democracia». Edel-
berto Torres-Rivas 50
«Siete tesis sobre la crisis económica centroamericana». Roberto
López 66
«Teorías sobre el comportamiento de los militares centroamerica-
nos». Steve Ropp 91

477
Documentación

«El equilibrio de seguridad en Centroamérica». Gabriel Aguilera 116


«La guerra de Centroamérica: dinámica del proceso de militarización
y tendencia». Raúl Benítez Manaut 130
«Informe sobre el estado de las migraciones en Centroamérica». Edel-
berto Torres-Rlvas/Dlna Jiménez 158
«El proceso de Esquipulas. El desarrollo conceptual y los mecanis-
mos operativos». Francisco Rojas Aravena 208
«Perspectivas de la integración centroamericana». Dante Gabriel
Ramírez 226
«Apuntes para un balance de los aspectos críticos de la integración
económica latinoamericana». Alfredo Guerra Borges 237
«La concertación como dimensión paralela en el conflicto centroame-
ricano». Gabriel Aguilera 258
«La deuda externa en Centroamérica». Rómulo Caballeros 274
«Centroamérica: ¿Un dilema para las relaciones entre Europa y Esta-
dos Unidos?». Wolf Grabendorff 311
«Geopolítica e intereses estratégicos en Centroamérica y el Caribe».
José Miguel Insulza 318
«Obstáculos en los Estados Unidos a la política Reagan en Centroa-
mérica». Mark Rosenberg 344
«Un post-mortem prematuro. La doctrina Reagan y América Latina».
Guy Poltras " 364

SISTEMA
Madrid. 1989. N.° 90
ARTÍCULOS
«Nuevos enfoques en la izquierda europea actual». José Félix Teza-
nos 3
«El doble reto para los sindicatos: formas alternativas de remunera-
ción c ¡nternacionalización». Nils Elvander 17
«Cambio técnico y cualificaciones laborales. Ultimas contribuciones a
un debate siempre abierto». Enríe Sanchls 43
«La polémica de la justificación ética de la conquista». Ernesto
Garzón Valdés 65
«Política, mujer y vida cotidiana». María Dolors Renau i Manen 77
«Profesión médica y política social». Josep A. Rodríguez y Jesús
M. de Miguel 87
NOTAS
«Filosofía y reformismo en la España del XIX: el caso andaluz». Carlos
Nieto Blanco 115
«Cari Schmitt en el barco negrero». Francisco Fernández Buey 129

SOCIAL POLICY
New York. 1989. Vol. 19. N.° 2
GUEST EDITORIAL
«The Henry David Thoreau Quality of Life Index». Richard Grossman ... 2
«Toxic Talk». Dana Kaminsteln ..". 5
«Empower». Robert Ingram 11
«Community Development: Salvation or Suicide?». Mel Ravitz 17
«Harold Washington's Chicago: Placing a Progressive City Adminis-
tration in Coniext». Larry Bennett 22

478
Boletín de Sumarios
«Common Concerns of Disabled Americans: Issues and Options».
Yolanda Suárez de Balcázar, Barbara Bradford, and Stephen
B. Fawcett 29
«Further Thoughis on a "Sociology of Acceptance" for Disabled
People». Howard D. Schwartz 36
«Womcn: New Images of Leadership». Barbara C. Crosby 40
«Preschool: Head Start of Hard Push?». Philip R. Piccigallo 45
«Social Evolution, Psychoanalysis, and Human Nature». Daniel
Kriegman and Charles Knight 49
«The Economy and the Welfare State». Sumner Rosen 56
«Universal Health Care in Massachusetts: The Real Story». Cynthla
Ward 61

1989. Vol. 19. N.° 3


GUEST EDITORIAL
«On the Edge: Preventing Homelessness». David C. Schwartz
& Warren Craig 2
ECONOMICS
«Crossroads (Not Crisis)». Mark Dyen 5
«Your Own Boss: Democratic Worker Ownership». Frank Adams
& David Ellerman 12
«Swimming with the Tide: Marx in the 21 st Century?». S. M. Miller 19
HOUSING & HOMELESSNESS
«Grassroots Strategies for the Housing Crisis: A National Agenda».
Peter Drieier & John Atlas 25
«Organizing for Housing Benefits». Richard Ferlauto & Daniel Hoff-
man 39
«S&Ls: The Public's Return». Marty Leary ; 45
GOVERNMENT
«The Role Consultants Play». Norma Zane Chaplain 49
POI.ITICS OF EI.ECTIONS
«Throwing a Party: The Democrats' Future». Curetis B. Gans 56

SOCIALIST REGISTER
London. 1989
PREFACE
«Capitalism, Socialism and Revolution», by Leo Panitch 1
«Revolution and Democracy in Latin America»,'by Carlos M. Vitas 30
«The Southern African Revolution», by John S. Saúl 47
«One Revolution or Two? The Iranian Revolution and the Islamic
Republic», by Val Moghadam 74
«"Revolutionary Reform" in Soviet Factories», by David Mandel 102
«Obstacles to Reform in Britain», byTony Benn 130
«Refleclions on Revolution in an Age of Reaction», by V. G. Kiernan .... 146
«The Marxist Case for Revolution Today», by Ernest Mandel 159
«Our Moráis: The Ethics of Revolution», by Norman Ge ras 185
«Falherland or Mother Earth? Nationalism and Intemationalism», by
Michael Lowy 212
«Revolution Today: Three Reflections», by Frieder Otto Wolf 228
«Feminism's Revolutionary Promise: Finding Hope in Hard Times»,
by Johanna Brenner 245
479
Documentación
«Religión and Revolution: A Bried for the Theology of Liberation», by
Lawrence Littwin 264
«Notes on the Cuban Revolution», by Saúl Landau 278

SOCIOLOGÍA. RMSTA DI SCIENZE SOCIALI


Istituto Luigi Sturzo. Roma. 1988. Vol. XXII. N.° 2-3
«Per una rilettura di Sturzo. "Chiesa e Stato" cinquant'anni dopo».
Mario Tesini : 3
«Sturzo e l'idea del partito político». Mario Tesini 87
«Le encicliche dei papi ai cattolici polacchi da Leone XII a Pió X».
Giovanna Milella 107
«Le encicliche del XVIII secólo sulla Polonia (1740-1772): fonti,
storiografia e analisi dei testi». M. Rosaría Valensise 127
«I rapporti tra psichiatria e giustizia: la doppia esclusione del Manico-
mio giudiziario». Franco De Leo 153
NOTE E COMMENTÍ
«Note al seminario su "Cooperazione e Mezzogiorno"». Giuseppe
D'Angelo 171

SOCIOLOGY
The Journal of the British Sociological Association.
1989. Vol. 23. N.° 2
ARTICLES
«Unemployment and Family Formation among Young Men». Joan
Payne 171
THE CONCEPT OF PATRIARCHY
«Patriarchy and Viriarchy: An Exploration and Reconstruction of
Concepts of Masculine Dominalion». Malcolm Waters 193
«Theorising Patriarchy». SyMa Walby 213
«The Problem with Patriarchy». Joan Acker 235
TREND REPORT
«Urban Sociology». Rosemary Mellor 241
TEACHING SOCIOLOGY
«Undergraduate Sociology: Research Methods in the Public Sector
Curriculum». G. Payne, E. S. Lyon and R. Anderson 261
RESEARCH NOTES
«Quality and Quantity: Tackling Non-Contact Attrition in a Longitudi-
nal Survey». Suzanne Dodds, Andy Furlong and Linda Croxford .. 275
«Class and Party in Britain, 1964-83». David Weakliem 285
DEBATE
«A Response to R. J. Robinson's 'The "Civillising Process": Some
Remarks on Elia's Social History'». Eric Dunning 299

480
Boletín de Sumarios

1989. Vol. 23. N.° 3


ART1CLES
«Sexism and Psychiany». Joan Busfleld 343
«Ritual Talk». Phll Manning 365
«From Public Provisión lo Privatisation: The Crisis in Welfare-reas-
sessed». Jane Pulklngham 387
«On Spcaking about Computing». Brian P. Bloomfield 409
«Improving on Sociology: Problems in laking a Feminist Standpoit».
Caroline Ramazanoglu 427
REVIEW ARTICLE
«Thatcherism». Alan Tuckman , 443

SOUTHERN CALIFORNIA LAW REVIEW


University of Southern California. 1989. Vol. 62. N.° 2
ARTICLES
«The Guaranlee Clause as a Basis for Federal Prosecutions of Stale
and Local Officials». Adam H. Kurland 367
«What Is Constitulional Theory: The NewerTheory and the Decline of
the Learned Tradition». Stephen M. Grifftn 493
«The Monell Legacy: Balancing Federalism Concerns and Municipal
Accountabiliiy Under Section 1983». Michael J. Gerhardt 539
ESSAY
«Going to the Island: A Legal and Economic Analysis of the Medieval
Icelandic Duel». R. S. Radford '. 615
NOTES
«Outside Directors and the Modified Business Judgment Rule in
Hostile Takeovers: A New Test for Director Liability». Robert
Bruce Ajemlan 645
«How to Censor Films Without Really Trying: The Beirut Agreement
and the Foreign Agents Registration Act». Scott Lewis Lands-
baum 685

SOVIET STUDIES
University of Glasgow. 1989. Vol. XLI. N.° 2
«The Soviet Peasantry's Real Expenditure in Socialised Trade 1928-
1934». David J. Morrison 175
«The Decay of Socialism and the Growth of Prívate Enterprise in
Poland». Jacek Rostowski 194
«Economic Reform and Public Opinión». James P. McGregor 215
«The Irkutsk Affair». James Hughes 228
«David and Goliath in Soviet Public Health». Susan Gross Solomon ... 254
«The Organisation of Power in Soviet Labour Camps». Rasma
Karklinsm 276
«Soviet Estímales of the Rate of Inflation». Boris Rumer 298
«Inflation in the Soviet Investment and Capital Stock Series». Vladi-
mir Kontorovich 318

481
Documentación

STAAT, DER
Berlín. 1989. Vol. 28. N.° 2
«Die Entthrounung der Staatsrechtswissenschaft durch die Verfas-
sungsgerichtsbarkeit». Bernhard Schllnk 161
«Das Hamburger Opposilionsprinzip. Zum Widerspruch des entwic-
kelten Parteienstaates zur republikanischen Reprásentation». Karl
Albrecht Schachtschneider 173
«Bund, Lander und Europáische Gemeinschaften. Kritischc Anmer-
kungen zur Übertragung von Hoheitsrechten der Lander auf zvvis-
chenstaatlichc Einrichtungen durch den Bund». Hans-Joachim
Schütz 201
BER1CHTE UND KRITIK
«Konservatismus in Widersireil. Zur neueren Literatur über seine
Geschichtc und Theorie». Hans-Christof Kraus 225
«Arbeiten an einer Verfassungsreform in Polen». Jlaus-Jürgen Kuss .... 250
«Der Staat von Thessaloniki. Ein mehrdimensionales Problcm der
griechischen Spaltung». George Daskalakls 257

STAAT UND RECHT


Potsdam. 1989. Vol. 1989. Vol. 38. N.° 2
«Zum sozialistischen Rechtsstaat». Mlchael Benjamín 99
KOMMUNALPOLITIK FÜR LEISTUNGSWACHSTUM
UND BÜRGERWOHL
«Volkswahlen 1989 — Akt souverá'ner Willcnsentscheidung der
Bürger der DDR». Roland Acker/Oswald Unger 108
«Zum Wechselverháltnis von Gesellschaftspolitik und Kommunalpoli-
tik». Karl-Wllhelm NuB 113
«Wahlkreisarbeit ¡n den Stadtkreisen der DDR». Karl-Heinz Kochans-
kl/Hans Dietrich Moschütz 119
«Gedanken zur Rolle der Abgeordneten und zur weiteren Erhó'hung
ihrer Autoritat». Werner Sternkopf 127
«Bedarfsgerechte Versorgung mit hauswirtschaftlichen Dienstleistun-
gen — ein Schwerpunkt sozialistischer Kommunalpolitik». Heinz
Bartsch/Eckhard Pratsch 132
«Rechtliche Fó'rderung von Eigenleisiungen in der Bürgeriniliative
"Schóner unsere Stádle und Gemeinden — Mach mit!"». Manfred
MUhlmann 139
«Idenlitát ais Mythopoem Zur politischen Symbolisierungsfunklion
verfassungsgerichtlicher Spruchweisheiten». Otwln Massing 145
«Rudolf von Jhering und die Historische Rechlsschule». Bernd
Klemann 155
AUS DEN SOZIALISTISCHEN BRUDERLÁNDERN
«Zur geseizlichen Regeling der Bodenrechtsverha'ltnisse in der Unga-
rischen Volksrepublik». Zsuzsanna Horváth 163
WISSENSCHFATLICHES LEBEN
«Verwallungsrechiliche Probleme bei der Leiiung komplexer gesells-
chafilicher Prozesse» Margret Edler/Ruth Rodé 169
«12. WeltkongreB der Inlernationalen Gesellschafi für das Rechi der
Arbeit una der sozialen Sicherheil». Eva Heln/Frithjof Kunz 1 72

482
Boletín de Sumarios

1989. Vol. 38. N.° 3


ZUM WEITEREN AUSBAU DER RECHTSGRUNDLAGEN
DER SOZIALISTISCHEN ÓKONOMISCHEN INTEGRATION
«Rechtliche Regelung der sozialistischen ókonomischen Intcgration
und nationale Wirtschaftsmechanismen». Werner Knüpfer 195
«Anforderungen an die zwischenstaatlichen Vereinbarungen in der
sozialistischen ókonomischen Inlegration». Hans Bar 203
«Zur Weiterentwicklung des RGW-Vertragsrechts». Dietrich Maskow 211
«Aspekte der Vervollkommung der rechtlichen Regelung des sozialis-
tischen ókonomischen Integration». Joachim Goldner 219
«Wirksamer Rechtsschutz für schópferische Leistungen auf dem
Gebiet der Computer-Software». Heinz Püschel 228
«Recht und Moral im medizinischen Bereich». Hans-Helmut Win-
gert .' 236
DISKUSSION
«Leitungswissenschaft — Bestandteil der Staats- und Rechtswis-
senschfat?». Reiner Arlt 244
«Das mittelalterliche stádtische Schóffengericht — Weebereiter der
bürgerlichen deutschen Gerichtsverfassung». Gerhard Kelm 247
WISSENSCHAFTLICHES LEBEN
«Herausbildung der sozialistischen Strafrechtstheorie in der DDR».
Hans Weber 252
«Jurisiische Strukturen des Wirtschaftsmechanismus der sozialistis-
chen ókonomischen Integration». Jórg-Klaus Baumgart/Roger
MuBul 254
«Zu ausgewa'hlten Fragen der Arbeit der Zeitschrift "Staat und
Recht"». Reglne Derdack : 257
«Wachsender EinfluB órtlicher Organe auf die gesellschaftliche
Entwicklung in den sozialistischen Staaten». Rolf Stedlng 260
«Rómisches Recht — Historizita't und Aktualitát». Jens Kóhn 262

1989. Vol. 38. N.° 5


«Socialist Democracy and Key Technologies». Klaus-Helblng/Gerd-
PeterKuhn 355
«Fundamental Questions of Improving State Management of Agricul-
ture under the Condition.s of its Comprehensive Intensification».
RolfSteding 362
«The System of Laws Concerning the Exploration and Utilization of
Outer Space». Wolfgang Hampe/Mario Mueller/Relnhard
Mueller 370
«Expert System JUREX in the Service of Legal Decision-Making».
Ingrid Boenninger/Karl Boenninger 379
«Misinterpretations and After-Effects onf Thomas Hobbes' Materialist
Philosophy of Law». Hermánn Klenner 385
«Conservative Adjusiment of Law within the Mechanism of State-
Monopolist Regulagion». Jochen Doetsch 394
«Law and Legislation in Libya». Hans-Georg Ebert 401
DISCUSSION
«Identity of Law-Making and Law Implementation?». Ingo Wagner .... 406
«Socio-Legal Regulations — A Field of Law or a Branch of Law?».
Robert Heuse 415

483
Documentación

1989. Vol. 38. N.° 6


PREPARINC THE GDR CONFERENCE ON POLITICAL AND LEGAL
SCIENCES
«The GDR's Socialisl Constitution - Yardstick and Guidance for
Society-Shaping Aclion» 452
«The Marxist-Lcninist Constitutional Theory and the Historical Devc-
lopmcnt of ihe GDR's Constitution». Karl-Heinz Schoeneburg 455
«Implementing Consistently the Díctate of Peace of the GDR's Consti-
tution». Harry Wuensche 464
«The GDR's Constitution and the Further Extensión of Socialist
Democracy as a Form of the Comprehensive Exercise of Political,
Economic and Social Power by the Working People Led by the
Working Class». Michael Benjamín 469
«The Socialist Law-Governed State and the Constitutional Founda-
tions of Socialist Legality and Administration of Justice in the
GDR». Erlch Buchholz/Gerhard Schulze 476
«Implementing and Ensuring ihe Constitutional Basic Rights and
Duties of the Citizens as Genuine Human Rights». Eberhard
Poppe 485
«The GDR's Constitution and the Development of Social and Regional
Communities». Richard Haehnert/Stegfried Petzold/Wera Thiel.... 493
«The GDR's Constitution and the Efficient Utilization of Socialist
Property». Uwe-Jens Heuer 503
«The Socialist Constitutional Theory and Socialist Constitutional Law
within the Dialogue and Conflict of Ideologies». Karl-Heinz
Roeder 511
MARGINAL NOTES
«St. Paul's Church Constiiution and Class Struggle». Erich Fischer/
Werner Kuenzel 519

1989. Vol. 38. N.° 7


STATE AND LAW IN FASCISM
«The Fascist Germán State from the Vicwpoint of the Theory of State
and Law». Karl-Heinz Schoeneburg 531
«On Nazi Penal Legislation». Frank Helmberger 541
«Integration without Problems The Way of the Germán Judiciary into
the System of National Socialist Rule». Ulrich Daehn 549
«Fascism and Labour Law in the FRG - Continuity and Discontinuity».
Roderich Wahsner 558
«Fascist Deformation of Marriage and Family Law by the National
Socialists in Germany». Erika Bergner-Pincus 569
«Free Legal Profession and Service to the People». Udo Refiner 575
MARGINAL NOTES
«Nazi Legal Science versus Román Law». Jens Koehn 584

STATO E MERCATO
Bologna. 1989. N.° 1
«Editoriale», di Marino Reglni

484
Boletín de Sumarios

SAGGI E RICERCHE
«Protesta e regolazione sociale in Italia: stato e societá nel ciclo 1965-
1974», di Sidney Tarrovv e Sonla Stefanlzzi 11
«I vinici e le reti informali di assistenza», di Antonio Muttl 49
«L'integrazione socio-sanitaria: storia di un principio mai realizzato»,
di Patrizia David 73
RASSEGNE E DISCUSSIONI
«Riflessioni sul distretto industríale marshalliano come concetto
socio-economico», di Giacomo Becattini 111
«Economía dei costi di transazione e sociología: cooperazione o
conflitto?», di Cario Trigilia 129

1989. N.° 2
SAGGI E RICERCHE
«I setiori nel capitalismo moderno: modi di regolazione e variazioni
nel rendimento», di Philippe Schmitter 173
«Culture del lavoro e cultura política. Riflessioni sul caso inglese», di
Paolo Giovannlni 209
«Progresso técnico e politiche di pieno impiego prima e dopo il New
Deal», di Ester Fano 239
«Del governare le metrópoli: obiettivi sostanziali e strumenti istituzio-
nali», di Bruno Dente 279
«Marco Maraffi e Sergio Scamuzzi discutono su "Changing Bounda-
ries of the Political" a cura», di Charles Maier 305

STORIA CONTEMPORÁNEA
Bologna. 1989. Vol. XX. N.° 1
SAGGI
«"Lo stato democrático" (1925) e l'antifascismo antidemocrático di
Julius Evola». Marco Rossi 5
«Tra emancipazione ebraica ed emancipazione femminile: il dibattito
della stampa ebraica dall'Unitá alia grande guerra». Montea
Miniati 45
NOTE E DISCUSSIONI
«La presenza e Topera dei salesiani in Palestina». Slmonetta Della
Seta 81
«La Marina giapponese e il governo Tojo: il dibattito sull'inizio e l'epi-
logo della guerra del Pacifico». Valdo Ferrettl 103

1989. Vol. XX. N.° 2


«Le relazioni tra l'Italia e il Higaz (1916-1925». Vlncenzo Strika 177
NOTE E DISCUSSIONI
«Le relazioni tra Italia e Canadá durante Peta di Laurier (1896-1911)».
Nicoletta Serio 199
«"Service obbedire e lacere". L'immagine dell'Italia fascista
nell'opinione di Angelo Roncalli». Stefano Trínchese 211
«L'azienda agraria del conté A. Trivulzio Manzoni di Sizzano (Novara)
durante il periodo fascista». Umberto Chiaramonte 259

485
Documentación

DOCUMENTI
«La parola subalterna: dal diario inédito di un irredentista (1914-
1920)». Lulgl Glucciardi 289

1989. Vol. XX. N.° 3


«Pilsudski e la sua política estera 1926-1935». Stanislaw Sierpowskl .. 347
NOTE E DISCUSSIONI
«La vocazione totalitaria del fascismo e l'equivoco del filofascismo
libérale e democrático. II caso di Pisa (1919-1925): I, Dopoguerra
e política di massa: daí tentativi di riorganizzazione libérale e
democrática alio sviluppodel fascismo (1919-1921)». Paolo Nello . 393
«La Banca Nazionale del Lavoro in África Oriéntale Italiana 1936-
1941». Roberto Salióla 447
«II nazionalsocialismo nella fase finale della guerra». Heinrlch
Oberreuter 505

STUDIA DIPLOMÁTICA
Institut Royal des Relations Internationales. Bruxelles.
1989. Vol. XLII. N.° 2
U.E.O. 1985-1989. UNE DIMENSIÓN EUROPEENNE
DE LA SECURITE
par Alfred Cahen 141

ECONOMIC AND SOCIAL CONVERGENCE IN THE COMMUNITY


by John Paleocrassas 159
1. «The extend of divergence within in the community» 160
2. «Community policies and convergence» 161
3. «The single european act and beyond» 163
4. «Policies form economic and social cohesión» 164
5. «Conclusions» 170
CHEMICAL WEAPONS: PROLIFERATION, CONTROL.
AN ALLIANCE ISSUE
by Brad Roberts 171
«Chemical weapons and NATO» 173
«Chemical'weapons and proliferation» 178
«Chemical disarmament» 1 82
«An alliance issue» 1 86
«NEWTHINKING» IN SOVIET MILITARY DOCTRINE
by Stephan De Spiegelelre 187
1. «"Military doctrine" in soviet military terminology» 187
2. «The sources of change in soviet military doctrine» 189
a) «A "Revolution in Military Affairs"?» 189
b) «The Economic rationale» 190
c) «Political lessons from the past» 191
el) «The personal factor» 193
3. «Change in soviet military doctrine» 193
a) «Change of the strategic environment» 195
b) «The Finalityof Soviet military power» 201

486
Boletín de Sumarios

c) «New criieria for forcé strucluring» 203


d) Perestroyka of the military.as an institution» 207
4. «Toward a negoiiated "east-wesi" comprehensive concept» 210

1989. Vol. XLII. N.° 3


THE RIGHT PROGRAMME FOR EUROPE
by the Hon. Edward Heath, M.B.E., M. P. 249
PREMIERS MINISTRES ET POLITIQUE EXTERIEURE
DE LA GRANDE-BRETAGNE (1956-1988)
par Michael Hearn 269
1. «1956: L'Anneezero» 269
a) «Le calculé et l'axiomatique» 269
b) «L'incidence sur le cours de l'Histoire et la mentalité collective» ... 272
2. «La potinque globale» 273
a) «Le Sud et l'Est de Suez» 273
b) «LOuest et l'Esat» 273
3. «La politique regionale» 273
a) «De la Conférerence de Messine au discours de Bruges» 283
b) «Les raisons de la position britannique á l'égard de 1'Euro pe» 289
MALTA ON THE THRESHOLD OF THE COMMLNITY
par Dr. Ugo Mlfsud Bonnicl 293
KAN UNIDO DE ONTWIKKELINGSLANDEN UIT HET
SLOP HELPEN?
door Dr. R. Jongbloet-Hamerlijnck 307
1. «Historiek» 307
2. «Doelstellingen en functies» 310
3. «Struktuur» 311
a) «De Algemene Conerentie (art. 8)» 311
b) «De Raad voor Industrieé'le ontwikkeling (art. 9)» 312
c) «Het Secretariaat ( a n . 11)» 313
d) «De Programnia- en Begrotingskommissie (art. 10)» 314
e) «Andere Subsidiaire organen» 314
4. «Financíele aangelegenheden (art. 12tot 17)» 315
a) «De uitgaven (arl. 13 en 14)» 315
b) «Deinkomsten (art. 15, 16 en 17)» 315
5. «Jurídische problemen» 317
6. «Aktiviteiten» 319
TAULA
Universitat de les liles Balears. 1988. N.° 9
TEMA
«La desmitificación de la Escritura en Spinoza»- José Garrido Zarago-
za 3-45
«Margen y Centro. Dos formas de crítica (Hegel/Derrida) a la filosofía
del Estado de Spinoza y Hegel». Hans-Chrlstian Lucas 47-73

487
Documentación
«"Affeclus" y "servitudo" en la Ethica de Spinoza». Miquel Beltrán
Munar 75-82
«La reflexión sobre el mal en las cartas a Van Blijenberg». Miquel
Beltrán Munar y Joan Lluís Llins Begon 83-89
«Ontología y razón». Antoni Gomila 91-111
«Breve bibliografía sobre Spinoza». Joan Lluís Llinás Begon 113-121
ESTUDIS
«Escuelas actuales de tazonomía biológica». Andreu Berga 125-143
«Razón e imaginación en la reciente filosofía moral española». Vicen-
te Hernández Pedrero 145-180
«La concepción ética del tiempo en Séneca». Isabel López Ruiz 181-201

TELOS
New York. 1988-89. N.° 78
«Introduction». G. L. Ulmén 3
ARTICLES
«Strangers: The Social Construction of Universality and Particularity».
Zygmunt Bauman 7
«The Curse of Forgetting: Israel and the Holocaust». Mosche Zucker-
mann 43
«Back to Union Station». Jeanne Schuler 55
SYMPOSIUM ON WEBERS THE PROTESTANT ETH1C
«Protestantism and Capitalism: Weber's Thesis in Light of Recent
Social History». Richard van Dülmen 71
«Farewell to The Protestan! Ethic?». Guy Oakes 81
«Rethinking Protestantism, Capitalism and a Few Other Things». Paul
Piccone •. 95
SPECIAL SECTION: RECENT LITERATURE ON WEBER
«Webcr in Context: The Dilemmas of Modernity». David Gross 109
«Contextualizing Sociology». Russell A. Berman 117
«Weber and Women». Harry Liebersohn 123
«Weber and Mann». Alan Sica 130
«Weber's Political Failure». Guenther Roth 136
«Weber's Methodology». Thomas Burguer 150
«Weber, Rationality and the Disintegragion of Sociology». Molshe
Gonzales 158
REVIEWS
«Reconstituting Englightened Despotism». Andrew Fraser 169
«Germán History and its Discontents». Jack Zipes 182
«Cari Schmitt as Occasio». Joseph W. Bendersky 191

TERRORISM
Instltute for Studies in International Terrorism.
State University of New York. 1988. Vol. 11. N.° 4
«The Appeal and Behavior of the Ku Klux Klan in Object Relations
Perspective». Steven E. Salmony and Richard Smoke 247
«Abortion Clinic Violence as Terrorism». Michele Wilson and John
Lynxwiler 263

488
Boletín de Sumarios
«Under Two Flags: Provocalion and Deceplion in European Terro-
rism». Philip Jenklns 275
«Siretching the Boundaries: The Conirol of Dissent in Northern
Ireland». Jim Smyth 289
«North Korean Terrorism: Trends, Characteristics, and Deterrence».
Jae Taik Kim 309
«News of Terrorrism: A Comparison of the U.S. and South Korean
Press». Michael B. Salwen and Jung-Sook Lee 323
CONFERENCE REPORTS
«The 1987 Annual Conference on Domestic and International Terro-
rism: Selected Remarks». Steven L. Pomerantz 329
«Terrorism: A Strategic Perspective». Peter S. Probst 333
«International Terrorism». Donald R. Hamilton 335
«A View from Congress». Paul M. Joya I 339
«Legal Approach». Victoria Toenslng 343

THEORIA. REVISTA DE TEORÍA Y FUNDAMENTOS


DE LA CIENCIA
San Sebastián. 1989. Vol. IV. N.° 10
ESTUDIOS
«Some Remarks on Vague Predicates». Josep-María Terricabras and
Enric Trillas 1-12
«Organizaciones de los juicios de realidad en el lenguaje natural».
Carlos Castilla del Pino 13-30
«Introducción a la antropología darwiniana. Patrick Tort Entrevista
con Georges GuiUe-Escuret. Versión castellana de Faustino Cor-
dón» '. 31-54
«La définition de l'identité d'Aristote á Zermelo». Jean-Louis Gardies .... 55-79
«Lógica y Ontología». Ignacio Jane 81-106
«Constraints on Defining the "Level" and "Unit" of Selection».
Harmon R. Holcomb III 107-138
«La explicación del concepto de reducción». Andoni Ibarra y Thomas
Mormann 139-161
«Monismo metodológico y dualismo analítico, teórico y semiótico en
la Filosofía del Derecho». M." Angeles Barreré Unzueta 163-176
«El código genético como punto crítico en la evolución de los siste-
mas biológicos». Alvaro Moreno Bergareche y Julio Fernández 177-196
«Teoría de la referencia y verdad». Jesús Padilla-Gálvez 197-213
NOTAS
«Inductive Probability and Scientific Rationality». Andrés Rivadulla ....217-225

THEORY AND SOCIETY


Washington University. 1988/89. Vol. 17. N.° 6
«Adorno on Sport: The Case of the Fractured Dialectic». William
J. Morgan 813
«Bringing Society inio the Body: Understanding Socialized». Human
Nature, Peter E. S. Freund 839
«From Social Scientific Functionalism to Open Functional Logic».
UweBecker 865

489
Documentación

REVIEW ESSAY
«Post-Marxism and the New Social Movements». Alien Hunter 885

THEORY, CULTURE & SOCIETY


London. 1989. Vol. 6. N.° 1
ARTICLES
«PostScript on Modernism and Postmodernism, Both». Joseph
Margolis 5
«Beyond Art: Postmodernism and the Case of Popular Music». Jon
Stratton 31
«Norbert Elias on his Ninetieth Birthday». Peter Glelchmann 59
«Leí us then Return lo the Murmuring». Roger Silverslone 77
COMMENTARY
«The Sociology of Emotions and Flight Attendants: Hochschild's
Managed Heart». Cas Wouters 95
REVIEW ARTICLE
«Intruding on Barrington Moore's Privacy: A Review Essay». Norman
Stockrnan 125

1989. Vol. 6. N.° 2


ARTICLES
«Editor's Note to "The Symbol Theory"». Richard Kilminster 163
«The Symbol Theory: An Introduction, Pan One». Norbert Elias 169
«Feminist Theory and Social Change». Rita Fewlskl 219
«Le Corbusiers Postmodern Plan». Dennis Crow 241
«Structuration Theory and the Unacknowledged Conditions of
Action». Jeff Llvesay 263
«Constructing Sex as a Domain of Pleasure and Self-expression:
Sexual Ideology in the Sixties». Steven Seidman 293

THOUGHT
Fordham University. New York 1988. Vol. LXIII.
N.° 251
«Orwell and Chesterton». John P. Rossi 313
«Technologized Parenthood and the Attenuation of Motherhood and
Fatherhood». Donald DeMarco 327
«Academic Excellence: Cliché or Humanizing Vision?». Merold
Westphal 348
«Virginia Woolf: The Biographer as Médium». Catherlne N. Parke 358
«Autobiography as Philosophical Argumeni: Sócrates, Descartes, and
Collingwood». Paul Tralnor 378
«The Neo-Distributism of Friedrich A. Hayek and Wilhelm Ropke».
Jay P. Corrln 397
«The Fluid Word: Word Processing and Its Mental Habits». Phll
Mulllns 413
«Supreme Court Roundup: 1986 Term». Richard J. Regan, S. J 429

490
Boletín de Sutnarios

1989. N.° 253


«University Theology as a Service to trie Church». Avery Dulles, S. J. ... 103
«Ezekel's Inaugural Vision as Jungian Archeiype». Mlchael Lleb 116
«O'Connell, Young Ireland, and Negro Slavery: An Exercise in
Romantic Nationalism». Mauice R. O'Connell 130
«Computers and Self-Knowledge». Theodore W. Schick, Jr. 137
«The Basis for Equality among Persons». James M. Somervllle 146
«Antonio Gramsci's Critique of Scientistic Marxism». Beverly L. Kahn 158
«Supreme Court Roundup: 1987 Term». Richard J. Regan, S. J 176

TIEMPO DE PAZ
Madrid. 1988. N.° 10
PRESENTACIÓN
«España y la Union Europea Occidental. Condiciones para una adhe-
sión». Francisco Aldecoa Luzárraga 4
EL TRATADO SOBRE FUERZAS NUCLEARES INTERMEDIAS
«Un primer paso, un gran paso». Francisca Sauquillo 12
«De San Petersburgo a Washington: 1868-1987. Breve historia de un
desarme sucinto». Alejandro J. Rodríguez Carrión 14
«Aspectos Jurídicos del Tratado de Desarme USA-URSS». José Juste
Ruiz 29
«Significación e implicaciones del Tratado sobre Fuerzas Nucleares
Intermedias». Kepa Sodupe 45
«Tratado de Washington, 8 diciembre 1987» 52
«Referencia bibliográfica» 59
ENCUENTRO EN LUND (SUECIA). VII CONVENCIÓN
POR EL DESARME NUCLEAR EUROPEO
«La Convención Europea por el Desarme: desde Lund a Vitoria».
Jacobo Echevarría-Torres y Enrique Gomáriz 64
«Discurso de apertura». Plerre Schori 65
«Primavera de Praga y Perestroika. Significado y consecuencias para
Europa». Jlrl Pelikan 69
«Declaración pública de los representantes de los grupos públicos
independientes de la URSS» 75
«Conclusiones de los grupos organizadores suecos» 76
«Bienvenidos a Vitoria». Ramón Peñagarikano 78
DOCUMENTACIÓN SOBRE LA UNION EUROPEA OCCIDENTAL
«Pacto de la Unión Occidental (Bruselas, 1948) y Protocolo de París
(1984)» 82
«Declaración de Roma (1984)» 84
«Declaración de La Haya (1987)» 86
«Texto de la invitación a España» 88

1988/89. N.° 11-12


PRESENTACIÓN
José Ángel Sotillo Lorenzo 4

491
Documentación
EDITORIAL 8
«El MPDLy la UEO» 8
«Implicaciones de la adhesión de España a la UEO». Araceli Mangas
Martín 10
LA DISTENSIÓN INTERNACIONAL Y EL PACIFISMO 43
«Naciones Unidas: Aniversario y balance». José Rodríguez Ellzondo .. 44
«Derechos Humanos y Derecho al Desarrollo». Jan Martenson 46
«Neutralidad. Una estrategia para la Paz». Petra Kelly 52
«Llamamiento a la VIII Convención Europea por el Desarme
Nuclear» 60
«Sobre el Pacifismo». F. Aldecoa, J. Echevarría, F. Sauquillo 64
LOS CONFLICTOS REGIONALES 71
«Las Naciones Unidas y la Paz». Javier Pérez de Cuéllar 72
«Los acuerdos de Nueva York y sus implicaciones en el porvenir del
África Austral». Labana Lasay'Abar, Umba Di Ndelo Tshenda 76
«Irán-Irak: entre el alto el fuego y la paz». Felipe Sahagún : 84
«Cronología del conflicto Irán-Irak» 93

1989. N.° 13
PRESENTACIÓN
«Dimensiones globales de la paz». Francisco Aldecoa 2
«VIII Convención Europea por el desarme nuclear» 4
«Iniciativa trilateral de desarme F-l 6» 6
CONVENIO DE DEFENSA ESPAÑA-ESTADOS UNIDOS
«La lógica de una negociación». Máximo Cajal 8
«Cooperación para la defensa». Manuel Pérez González 14
«¿Nueva relación bilateral?». Rafael Grasa 37
CONFLICTOS
«¿Señales de paz en el Mediterráneo?». Bernard Ravenel 48
«De la Intifada a la proclamación del Estado Palestino». Bichara
Khader 58
«Sahara, c o m p r o m i s o moral». Néstor P a d r ó n 77
D I S T E N S I Ó N Y PACIFISMO
«La g u e r r a fría ha t e r m i n a d o » George K e n n a n 79
«Resolución s o b r e d e s a r m e » 89
«España en m i s i o n e s i n t e r n a c i o n a l e s de paz». María Muñiz d e Urqui-
za <?1
PACIFISMO Y NO-ALINEACIÓN
«El tercer m u n d o a n t e la p a z internacional». Mercedes Lissarrague .... 102
«No-alineamiento y principio de pacifismo». Carlos d e Vega 109
« D e s a r m e unilateral». Iñaki B a r c e n a 117

VERWALTUNG, DIE
Berlín. 1989. Vol. 22. N.° 2
•<Die Genehmigung umweltrelevanter Vorhaben in parallelen und
konzentrienen Verfahren (Otto Kiinminich)». Mlchael A. Wagner .. 237
492
Boletín de Sumarios

«Von der EG-Freizügigkeit zur gemeinsamcn europáischen Ausbil-


dungspolitik? Die "Gravier"-Doklrin des Gerichtshofs der euro-
paischen Gemeinschafien (higolf Peniice)». Thomas Oppermann ... 239
«Sachcnrechi des Óffentlichen Rechts. Probleme una Gundlagen
eines Allgemcinen Teils des Óffentlichen Sachenrechts (Udo Stei-
ner)». Mlchael Kromer 242
«Wirtschaftsverwaltungsrecht. Bd. I: Allgemeiner Teil und Wirts-
chaflsverfassungsrechi. Bd II: Einzelne Zweige des Wirtschaftsver- »
wallungsrechis (Volkmar GótzJ». Rolf Stober 244
«Mó'glichkeit und Grenzen der Übertragbarkeii neuer Konzepte der
US-amerikanischen Luftreinhaltepolitik in den Berecih der deuts-
chen Unweltpolitik (Werner Schnappauf)». Eckard Rehbinder/
Rolf-Ulrlch Sprenger 245
«Organisation der Datenverarbeitung in der Landesverwaltung von
Baden-Würtlemberg (Monika Suízberger)». Roland Greve/Heln-
rich Relnermann 247
«Organisation der Datenverarbeitung in der Kommunalverwaltung
von Baden-Württemberg (Christian O. Steger)». Roland Greve/
Helnrlch Reinermann 248
«En defensa de la Constitución (Raimund Beck)». Perelra Menaut,
Antonio Carlos 249
«Rechtswissenschaft im NS-Staat — der Fall Eugcn Wohlhaupter
(Ceorg-Christoph v. Unruh)». Hans Hattenhauer 251
«Verwaltungsrecht II. Besonderes Organisations- und Dienstrecht
(Manfred Zuleee)». Hans Wolff J./Otto Bachof/Rolf Stober 253
«Abbau von Hochschulkapazitáten. Rechtsfolgen der Einstellung
von Studiengángen — Eine Fallstudie (Gerd Roellecke)». Ulrlch
Karpen 255
«Datenschutzrecht. Handkommentar (Monika Suízberger)». Lutz
Bergmann, Roland Móhrle Armin Herb 256
«Bayerisches Kommunalrecht (Waller Schick)». Franz-Ludwlg
Knemeyer 258
«Abfallgesetz (Jürgen Meins)». Philip Kunig/Gerfried Schwermer/
Luager Anselm Versteyl 259
«Gedacntnisschrift für Wolfgang Martens (Friedhelm Hufen)». Peter
Selmer/Ingo von Münch (Hrsg.) 260

WASHINGTON LAW REVIEW


University of Washington School of Law. 1989. Vol. 64.
N.° 3
ARTICLES
«Software Distribution Agreements and Bankrupcy: The Licensor's
Perspective». J. Dianne Brinson 499
«Income Taxation of Distributions by Alaska Native Corporations: An
Ambiguity in Need of Clarification». Meade Emory and Robert
A. Warden 551
«Control of the Reservation Environment: Tribal Primacy, Federal
Delegation, and the Limits of State Intrusión». Judith V. Royster
and Rory Snow Arrow Fausett 581
COMMENTS
«Specific Inciden! Polygraph Testing Under the Employee Polygraph
Prolection Act of 1988» " 661
«Equilable Tolling of Siatutory Benefit Time Limitations: A Congres-
sional Intent Analysis» 681

493
Documentación
NOTES
«Aliens' Fourth Amendment Rights Againsl Government Searches
Abroad» 701
«New Federalism and "Occupalion of the Field": Failing lo Maintain
State Constitutional Protections Wilhin a Premption Framework».. 721
«Constitutionality of a Forum State's Use of Its Own Longer Statute of
Limitations When Its Only Contact With the Dispute.Is Its Status
asa Forum» 741
«"Whatever Is Received": Evaluating Collateral, Its Disposition, and
Proeeeds Under Article 9 of the Uniform Commercial Code» 761

WEST EUROPEAN POLITICS


London. 1989. Vol. 12. N.° 1
«The Mould of Dutch Politics: Themes for Comparative Inquiry».
HansDaalder ."... 1
«Decline of the Structured Model of Electoral Competition». Calen
A. Irwin and J. J. M. van Holsteyn 21
«Institulional Conservatism in the Netherlands: Proposals for and
Resistance to Change». Rudy B. Andeweg 42
«How New is Dutch Politics?». Jacques J. A. Thomassen and Jan
W. van Deth 61
«Socio-Economic Bargaining in the Netherlands: Redefining the Post-
War Policy Coalilion». Steven B. Wolinetz 79
«The Changing Role of the Netherlands in the Atlantic Alliance».
Alfred van Staden 99
«Tovvards a More Open Model of Competition». Calen A. Irwin and
JJ.M. van Holsteyn 112
«From the Politics of Accommodation to Adversaria! Poliiics in the
Netherlands: A Reassessment». Arend Lijphart 139
APPENDICES
1. «Parties Having Achieved Representation in Parliameni since 1946».
Galen A. Irwin 154
2. «Electoral Results and Seats Obtained since 1946» 159
3. «Party Composition of Dutch Government Coalitions, 1946-86» 161
4. «Engíish Language Sources for the Study of Dutch Politics». Hans
Daalder 162
ABSTRACTS
WEST EUROPEAN ELECTIONS
«A Danish Defence Dilema: The Election of May 1988». Mary Paul
Smith Jespersen .'. 189
«Francois Mitterrand and the French Presidential and Parlia-
mentary Elections of 1988: Mr. Norris Changes Train». Alaln
Guyomarch and Howard Machín 196

1989. Vol. 12. N.° 2


«The Role of the Bundesbank in Germán Politics». Roland Sturm 1
«ln ihe Shadow of the Constitutional Council: The "Juridicisation" of
the Legislative Process in Franco». Alee Stone 12
«Behind the Consociational Semen: Polilics in Contemporary Swit-
zerland». CHve H. Church .". 35
494
Boletín de Sumarios

"Panies, ihe State and Society in Greecc: Continuity within Change».


Yannis Papadopoulos 55
«Large Firms As Political Actors: A Comparative Analysis of the
Chemical Industry in Britain, Italy and West Germany». Wyn
Grant, Alberto Martinelli and WUliam Paterson 72
«Labour Market Flexibility in West Germany, Britain and France».
John Grahl and PaulTeague 91
«Kavanagh and McKenzie on Powep». Jack Brand 112
«On Party Attachment in Western Europe and the Utility of Eurobaro-
meter Data». Hermann Schmitt 122
«The 1988 Swedish Election: The Breakthrough of the Greens». Diane
Sainsbury 140
REVIEW ARTICLE
«The Germán Question: Anglo-American, French and West Germán
Perspectives». Eckhard Jesse 143

YALE LAW JOURNAL, THE


ConnecticuL 1988. Vol. 97. N.° 8
SYMPOSIUM: THE REPUBLICAN CIVIC TRADITION
ARTICLES
«Law's Republic». Frank Michelman 1493
«Beyond the Republican Revival». Cass R. Sunsteln 1539
COMMENTS
«Law's Republicanism». Kathryn Abrams 1591
«The Republican Revival and Racial Politics». Derrick Bell and Preeta
Bansal 1609
«Further Beyond the Republican Revival: Toward Radical Republica-
nism». Paul Brest 1623
«Modern Republicanism—Or The Flight From Substance». Richard
A-Epsteln 1633
«Look Before You Leap: Some Cautionary Notes on Civic Republica-
nism». Michael A. FItts 1651
«Making Republicanism Useful». Linda K. Kerber 1663
«The Missing Element in the Republican Revival». lonathan R. Ma-
cey 1673
«As If Republican Interpretaron». Jerry Mashaw 1685
«Reviving Republicanism». H. Jefferson Powell 1703
«Rainbow Republicanism». Kathleen M. Sullivan 1713
«Attornev-Client Privilege for ihe Government Entitv». Lory A, Bars-
date" " 1725
«Ensuring Tenant Consultation Before Public Housing Is Demolished
or Sold». Marvin Krislov 1745
«The Resolution of Post-Election Challenges Under Section 5 of the
Voting Rights Act». Cynthia Grace Lámar 1765
«From This Day Forward: A Feminine Moral Discourse on Homose-
xual Marriage». Claudia Lewis 1783
«The Promise of Pico: A New Definition of Orthodo.xy». James
C. O'Brien 1805
«Section 1983 Remedies for the Violalion of Supremacy Clause
Rights». Arnon D. Siegel 1827

495
Documentación

1989. Vol. 98. N.° 4


ARTICLE
«Nonacquiescence by Federal Adminisirative Agencies». Samuel
Estreicher and Richard L. Revesz 679
NOTES
«A Drastic Approach lo Controlling Groundwaler Pollution».
Lawrence Ng 773
«Congressional Abrogation of Indian Treaties: Reevaluation and
Reform». Mlke Townsend 793
BOOK REVIEW
«Ton System on Trial: The Burden of Mass Toxic Litigación».
Robert L. Rabin 813

1989. Vol. 98. N.° 5


ARTICLE
«Sharing Damages Among Múltiple Tortfeasors». Lewls A. Kornhau-
ser and Richard L. Revesz 831
NOTES
«Reiterpreting Advice and Consent: A Congressional Fast Track for
Arms Control Treaties». Ronald A. Lehmann 885
«Chilling Injuries as a Basis for Standing». Jonathan R. Slegel 905
«Interpreting the Meaning of Lender Management Panicipation
UnderSection 101 (20) (A) of CERCLA». Roslyn Tom 925
BOOK REVIEWS
«Metaprocedure». Wllliam N. Eskridge, Jr. 945
«Law and Empowerment: The Idea of Order in the Time of AIDS».
Wllliam B. Rubenstein 975

ZEITSCHRIFT FÜR AUSLANDISCHE ÜFFENTLICHES


RECHT UND VÓLKERRECHT
Stuttgart 1989. Vol. 49. N.° 1
ABHANDLUNGEN
«The Germán Contribution to the Protection of Shipping in the
Persian Gulf: Staying out for Political or Constitutional Reasons?».
Giegerich 1
«An. 25 GG und die Anwendung volkerrechtswidrigen auslándischen
Rechts». Hofmann 41
«Art. 25 of the Grundgesetz and the Applicabilily of Foreign Law
which is i Breach oflnternational Law in the Federal Republic of
Germany (Summary)». Hofmann 58
BERICHTE UND URKUNDEN
«The Brazilian Constitution of 1988». Moura Rocha 61
«Die erste Phase des japanischen Konstitutionalismus: Zum 100.
Geburtstag der Mw/i-Verfassung vom 11. Februar 1989». Heuser .... 87
«The First Stage of Japanese Constitutionalism: On the 100'1' Anniver-
sary of the Meiji Constitution of February 11, 1989 (Summary)».
Heuser 97
496
Boletín de Sumarios

1989. Vol. 49. N.° 2


ABHANDLUNGEN
«Zur Entwicklung des Fóderalismus in den Vereinigten Staaten von
America». Trute 191
«The Development of Federalism in ihe USA (Summary)». Trute 254
«Staaisagehorigkeit im geleilten Deutschland. Der Teso-BeschluB des
Bundesverfassungsgerichls». Hofmann 257
«Nalionality in the Divided Germany. The Teso Decisión of the Federal
Constitutional Court (Summary)». Hofmann 297
«Volkerrechtswissenschaft und Vólkerrechtstheorie in der Volksrepu-
blic China (1979-1988)». Heuser 301
«The Doctrine and Theory of International Law in the People's Repu-
blic of Chinea (1979-1988) (Summary)». Heuser 334
BERICHTE UND URKUNDEN
«Zur Rechtsstellung des de facto-Regimes in Vólkerrecht. Die Kokar-
yo-Entscheidung des OLG Osaka». Heuser 335
«On the Status of the de facto Régime in International Law. The
Kokaryo Decisión of the Osaka High Court (Summary)». Heuser .... 341

ZEITSCHRIFT FÜR PARLAMENTSFRAGEN


Hamburg. 1989. N.° 1
EDITORIAL 3
DOKUMENTATION UND KURZANALYSEN
«Ein Mustergesetz zu Einsetzung und Verfahren von Parlamentaris-
chen Untersuchungsausschüssen». Uwe Thaysen 5
«Die Rechtsstellung des Betroffenen im parlamentarischen Untersu-
chungsverfahren». Ingo Beckedorf 35
«Betroffener ais "Verfahrensobjekt"?: Der "Fall OrgaB" in Hamburg».
Wlnfried Steffani 54
«Inquisiteur wider Willen. Parlamentarische Untersuchungsausschüs-
se in den Niederlanden». Willem Breedveld 66
«Das Petitionswesen in Niedersachsen und Nordrhein-Westfalen».
Thomas Wawzlk 72
«Anhórungen vor dem PetitionsausschuB ais Kontrollinstrument der
Opposition?». Claudia Stóhr 87
«Sicherheits- und militárpolitische Anfragen im Bundestag. Indizien
für gestiogenes Interesse und Kontrollbedürfnis der Offentlich-
keit». Detlef Bald und Matthlas Zimmer 94
«Bessere Wahlchancen von Frauen durch Personenwahlsysteme?».
KathrinHeepe 102
AUFSÁTZE
«Wahlkreisstil und Abgeordnetenrollen. Grundzüge eines Fors-
chungsprogramms». Werner J. Patzelt 1 14
«Parlaments- und Pressefunktionen in der wechselseitigen Wahrneh-
mung von Journalisten und Parlamentariern». Beat Schaller 151

497
Documentación

ZEITSCHRIF FÜR KULTURAUSTAUSCH


Stuttgart 1989. Vol. 39. N.° 2
«Vorwort». Susanne Sporrer 129
«Kulturaustausch ais ZweibahnstraBe». Barthold C. Wltte 131
«Informationen zur "Wltdekade für kulturellc Enlwicklung der
UNESCO"». Hermann C. Bredl 136
«Entwicklungspolitik und Kulturausiausch — Anmerkungen zu
einem aktuellen Thema». Gebhard Kerckhoff 140
«Kulturimport aus dem Suden: Ist der Norden wirklich zum Dialog
bereit?». Kum'a Ndumbe III 145
«Bücher stait Brunnen? Die Literaturen Afrikas, Asiens und Lateina-
merikas im deutschen Sprachraum». Peter Rlpken 150
«Kunst aus der "Drilten Well" in der Bundesrepublik Deutschland».
Hermann Pollig 156
«Filme aus der "Dritien Welt" und ihre Prasenz auf dem Medien-
markt Fakten und Thesen». Günter Minas 160
«Partnerschaftliche Feldforschungs- und Aufbauprojekte in Zusam-
menarbeit mit Inslitulionen anderer Landep>. Max Peter
Baumann 165
«Beispiele für den interkulturellen Dialog mit dem Theater der "Drit-
ten Welt"». Frieder Weber : 169
«Tanzaustausch ais "ZweibahnstraBe" — Bestandsaufnahme und
Vorschláge». Annette von Wangenheim 173
«Das "Haus der Kulturen der Welt" in Berlin». Güner Coenen 180
«Kulturaustausch mit auBereuropáischen Landern — Ausbau der
ZweibahnstraBe — Eine Zusammenfassung der SchluBbemerkun-
gen». Kum'a Ndumbe III 182
DOCUMENTATION
«Zehn Thesen zur kulturellen Begegnung und Zusammenarbeii mit
Landern der "Drilten Welt"» 187
ANHANG
«Interkulturelle Bildungshilfe für Studierende aus und in Entwick-
lungslándern». Manrred Bayer 197
«Musik im Dialog der Kulturen: Traditionelle Musik und Kulturpoli-
tik. Berich über ein internationales Symposion». Max Peter
Baumann 205
«Ethnozentrismus und interkulturelles Lernen». Marie-Theres Albert.... 213

ZEITSCHRIFT FÜR RECHTSPOLITIK


Frankfurt 1989. Vol. 22. N.» 5
FORUM
«EinsatzderStaatsanwallschafi im glaubenskrieg?». J. Hellebrand 161
«Für einen gerechten und einfachen Familicnlsienausglcich».
M. Moderegger 166
«Die Hinführung zur Steuerehrlichkeit». W. Reib 168
«Zur Notwendigkeit der Verbesserung der Rechtsiellung des Tieres im
Bürgerlichen Recht». B. Pütz 171
THEMEN DERZEIT
«Verfassungsschutz durch Verfassungszerstorung?». H. Simón
H. Mommsen - P. Becker 175
498
Boletín de Sumarios

«Das NATO-Truppenstatui und die Souveránitat der Bundesrepublik


Deuischland». M. Fuchs 181
BERICHTE
«13. Bundestagung der Deulschen Bewáhrungshilfe e. V». Th Feltes ... 185
«Die Kosten der Gesetzgebung». P.-A. Brand 187

1989. Vol. 22. N.° 6


FORUM
«Leid und Elend der Referendarzeit». St U. Pieper 201
«Haftung und Biologika: Eine neue Problematik». J. Knebel 205
«Produkthaftungsgesetz und Arzneimittelhaftung». J. Meyer 207
«Jugendhilfe und Ehescheidung». F. Dlckmels 210
«Grenzen eines Direktzugriffs des Parlaments auf Datenbanken der
Regierung und anderer Hoheitstrágep>. W. Leister 212
THEMEN DERZEIT
«Poliiologische und rechtliche Aspekle der Kommunalreform in
Frankreich». J. W. Hldlen 214
«Das Nachrichtendienstliche Informations-system NADIS». R. Riegel ... 218
«Vollendung des EG-Binnenmarktes und Asylrecht». A. Wllke 225

1989. N.° 7
FORUM
«Nochmals: Kasernierung von Aids-kranken Prostituierten». M. Bruns 241
«Zeugnisverweigerungsrecht für Mitarbeiter in anerkannten Bera-
lungsstellen für Aids-und Suchtfrachten». P. Lichtenberg
P. Schücklng 243
«Berichi der Bundesrepublik Deutschland zum Übereinkommen der
Vereinten Nationen zur Beseitigung jeder Form von Diskriminie-
rung der Frau». V. Slupik 246
«Terrorbekámpfung durch Kronzeugen». D. Lammer 248
THEMEN DERZEIT
«Europa auf dem Weg zur glásernen Verwaltung?». E. Gurlit 253
«Finanzierung der Politik». H. H. v. Arnim 257
«Das Alte geht nichl mehr, das Neue geht noch nicht». U. Günther 265

ZEITSCHRIFT FÜR SCHWEIZERISCHES RECHT


Basel. 1988. Vol. 107. N.° 3
«Protokoll der 122.Jahresversammlung des Schweizerischen Juristen-
vereins vom 23.-25. September 1988 in Bern — Procés verbal de
la 122' assemblée annuelle de la Société suisse des jurisies á
Berne» 301
KLEINE REFERATE (zuglcich Zusammenfassungen der Diskussionen
in den Arbeilsgruppen)
«Aspeas de la mise en oeuvre du droil en arbitrage». Gabrielle Kauf-
mann-Kohler 403
«La protection des droits — le cas du droil du iravail». Gabriel Aubert .. 421
«Rechtsschutz aus der Sichi des Konsumenten». Roland Gmür 441
«Role el fonclion de l'avocai dans la protection des droits». Plerre
Christe 463

499
Documentación

1989. Vol. 108. N.° 2


«Die Bundesverfassung und das Frauenstimmrecht in Appenzell».
Andreas Auer 141
«La question linguistique en Suisse: Bilan critique et nouvelles
perspectives juridiques». Michel Rossinelli 163
«L'hypothéque mobiliére légale de droit public cantonal est-elle com-
patible avec le droit federal?». Suzette Sandoz 195
«Der Schutz von Computersoftware — Zwei Ansátze: Bundesdeuts-
ches Patentrecht und dic Revisión des schweizerischen Urhebe-
rrcchts». Ulrich Ehricke 209
RECHTSPRECHUNG
«The Reform of English Illegitimacy Law and Switzerland». Adam
Samuel 237

ZEITSCHRIFT FÜR SOZIOLOGIE


Universitát Bielefeld, Fakultat für Soziologie.
1989. Vol. 18. N.° 2
SOZIOLOGIE DER KOMMUNIKATION
«Mündlichkeit in Afrika und Schriftlichkeit in Europa». Wemer Glin-
ga . 89
SOZIOLOGIE DER GESCHLECHTERDIFFERENZ
«Die interaktive Konstruktion von Geschlechtszugehórigkeit». Stefan
Hlrschauer 100
WISSENSSOZIOLOGIE
«Der "okkulte" Alltag — Beschreibungen und wissenssoziologische
Deutungen des "New Age"». Horst Stenger 119
GESCHICHTE DER SOZIOLOGIE
«Chrislian Garve und das Ende der Glückseligkeitslehre». Gerhard
Vówlnckel 136
ESSAY
«Homo oeconomicus und homo sociologicus: Die Schreckensman-
ner der Soziakvissenschaften». Peter Wetse 148
DISKUSSION
«Ethnische Diffcrenzierung und "moderne" Gesellschaft — Kritische
Anmcrkungen zu Hartmut Essers Aufsatz». Relnhard Kreckel 162
«Realdefinilionen, Idealtypen und Reifikationen — Bemerkunen zum
Kommerntar von R. Kreckel». Hartmut Esser 168

1989. Vol. 18. N.° 3


THEORIE
«Was ist eine soziale Bewcgung? Zur Distinktion und Einheit eines
sozialen Phá'nomens». Heinrich Ahlemeyer 175
SOZIALSTRUKTUR
«Das zweite Kind Sind wir auf dem Weg zur Ein-Kind-Familie?».
Johannes Huinlnk 192
500
Boletín de Sumarios

«Ist die Soziologie gesellschaftlich irrelevant? Perspektiven einer


konstruklivistisch ansetzenden Verwendungsforschung». Matthias
Wlngens, Stephan Fuchs 208
GESCHICHTE DER SOZIOLOGIE
«"Organisation" der Winschaft Von Durkheims Berufsgruppen zu
Bouglés Solidarismus». Christian Gülich 220
ESSAY
«Der PC ais Interaktionspartnep». Hans Geser 230

ZONA ABIERTA
Madrid. 1989. N.» 50
«Clase, acción y estructura: de E. P. Thompson al posmarxismo».
Miguel A. Caínzos López 1
«El Estado regresa al primer plano: estrategias de análisis en la inves-
tigación actual». Theda Skocpol 71
«El debate Brenner-Wallerstein». Robert A. Denemark y Kenneth
. P. Thomas 123

501
LEYES Y DISPOSICIONES CON FUERZA DE LEY
PUBLICADAS EN EL «BOE»
DURANTE EL PERIODO ENERO-JUNIO 1989

1. LEYES ORGÁNICAS
Ley Orgánica 1/1989, de 13 de abril, por la que se da nueva redacción a
los artículos 4.1 y 7.1 y 2 de la Ley Orgánica 8/1980, de 22 de sep-
tiembre, de Financiación de las Comunidades Autónomas.
BOE, núm. 90, de 15 de abril de 1989.
Ley Orgánica 2/1989, de 13 de abril, Procesal Militar.
BOE, núm. 92, de 18 de abril de 1989.
Ley Orgánica 3/1989, de 21 de junio, de actualización del Código
Penal.
BOE, núm. 148, de 22 de junio de 1989.

2. LEYES ORDINARIAS
Ley 1/1989, de 12 de enero, sobre participación del Reino de España,
en la octava ampliación de Recursos de la Asociación Internacio-
nal de Fomento.
BOE, núm. 12, de 14 de enero de 1989.
Ley 2/1989, de 12 de enero, sobre participación del Reino de España
en el aumento selectivo del capital social y el aumento general de
Capital Social del Banco Internacional de Reconstrucción y
Fomento.
BOE, núm. 12, de 14 de enero de 1989.
Ley 3/1989, de 3 de marzo, por la que se amplía a dieciséis semanas el
permiso por maternidad y se establecen medidas para favorecer la
igualdad de trato de la mujer en el trabajo.
BOE, núm. 57, de 8 de marzo de 1989.
Ley 4/1989, de 27 de marzo, de Conservación de los Espacios Natura-
les y de la Flora y Fauna silvestres.
BOE, núm. 74, de 28 de marzo de 1989.
Revista del Centro de Estudios Constitucionales
Núm. 4. Septiembre-diciembre 1989
Documentación

Ley 5/1989, de 3 de abril, por la que se autoriza la suscripción por Espa-


ña de acciones correspondientes al aumento de capital social del
Banco Africano de Desarrollo.
BOE, núm. 80, de 4 de abril de 1989.
Ley 6/1989, de 3 de abril, por la que se autoriza la contribución del Rei-
no de España a la Cuarta Reposición de los Recursos del Fondo
Asiático de Desarrollo.
BOE, núm. 80, de 4 de abril de 1989.
Ley 7/1989, de 12 de abril, de bases de Procedimiento Laboral.
BOE, núm. 88, de 13 de abril de 1989.
Ley 8/1989, de 13 de abril, de Tasas y Precios Públicos.
BOE, núm. 90, de 15 de abril de 1989.
Ley 9/1989, de 5 de mayo, de creación de la Universidad «Carlos III», de
Madrid.
BOE, núm. 108, de 6 de mayo de 1989.
Ley 10/1989, de 9 de mayo, sobre concesión de dos créditos extraordi-
narios por importe total de 4.913.241.995 pesetas, para compensar al
Consejo Superior de Deportes, mediante subvención del Estado, la
menor recaudación de los ingresos previstos en su presupuesto para
1988.
BOE, núm. 112, de 11 de mayo de 1989.
Ley 11/1989, de 9 de mayo, sobre concesión de tres créditos extraordi-
narios por importe total de 58.505 millones de pesetas, para comple-
tar la aportación del Estado a la Red Nacional de los Ferrocarriles
Españoles (RENFE), correspondiente al ejercicio de 1988 estableci-
das en el vigente Contrato-Programa entre el Estado y la citada
Sociedad.
BOE, núm. 112, de 11 de mayo de 1989.
Ley 12/1989, de 9 de mayo, de la Función Estadística Pública.
BOE, núm. 112, de 11 de mayo de 1989.
Ley 13/1989, de 26 de mayo, de Cooperativas de Crédito.
BOE, núm. 129, de 31 de mayo de 1989.
Ley 14/1989, de 29 de mayo, sobre modificación de los artículos 979 y
984 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
BOE, núm. 130, de 1 de junio de 1989.
Ley 15/1989, de 29 de mayo, sobre modificación de determinados ar-
tículos de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
BOE, núm. 130, de 1 de junio de 1989.

3. REALES DECRETOS-LEYES
Real Decreto-ley 1/1989, de 22 de marzo, por el que se regula el trata-
miento tributario de los derechos de suscripción y de las Letras del
Tesoro para no residentes.
BOE, núm. 70, de 23 de marzo de 1989.

504
Leyes y Disposiciones con fuerza de Ley. Enero-junio 1989

Real Decreto-ley 2/1989, de 31 de marzo, sobre estructuración del Cuer-


po Superior de Inspectores de Finanzas del Estado.
BOE, núm. 78, de 1 de abril de 1989.
Real Decreto-ley 3/1989, de 31 de marzo, de medidas adicionales de
carácter social.
BOE, núm. 78, de 1 de abril de 1989.
Real Decreto-ley 4/1989, de 12 de mayo, por el que se modifica la regu-
lación del pago a cuenta en el Impuesto sobre Sociedades.
BOE, núm. 114, de 13 de mayo de 1989.

505
g§> ACTIVIDAD PARLAMENTARIA III LEGISLATURA

|S CONGRESO DE LOS DIPUTADOS*


i1 PROYECTOS DE LEY
Presentados /WmiVídos Informados Dictaminados Aprobados
r. ÍZ
5 5.
2"S'
125 125 101 55 108

i?
TRATADOS Y CONVENIOS INTERNACIONALES1

PRESENTADOS PARA AUTORIZACIÓN (art. 94.1) PRESENTADOS PARA INFORMACIÓN (art. 94.2)
Presentados Admitidos Dícwwinarfoi- Autorizados Presentados Admitidos Dictaminados Autorizados
162 162 139 140 34 34 33 32

REALES DECRETOS-LEYES
Presentados Admitidos Convalidados Tramitados como proyectos de ley
20 20 18 2

* Cuadros elaborados a partir de la «Síntesis de la Actividad Parlamentaria», facilitada por la Secretaría General del Congreso
de los Diputados.
o 1
De estas iniciativas, 22 (art. 94.1) y 2 (art. 94.2) han caducado.
L/l
O
00 PROPOSICIONES DE LEY1
Autor ¡Presentadas Admitidas Reetiradas Caducadas Rechazadas Aprobadas §
Iniciativa Legislativa Popular 2 2 1
GPCDS 16 16 1 3 11 i
GPCP 48 48 14 6 26 2
GP MC 12 12 5 3 3 1
GPMX 11 11 2 1 6 1
GP MX ADC 17 17- 4 13
GP MX A1U-EC 20 20 1 2 16 1
GPMX-APL 1 1
GP PNV 8 8 1 7 :
GPS . 6 6 3 3
CC Autónomas .. . 18 18 1 9 3
Senado 2 2 1 1
Diputados 1
TOTALES 162 161 29 20 91 13

De entre estas iniciativas, dos decayeron (una del GP MX y otra del GP MX: APL), una (de diputados) no fue admitida a trá-
mite, y seis pasan a la IV Legislatura (cinco de CC. Autónomas y una de iniciativa popular).
Abreviaturas utilizadas:
CC. Autónomas Comunidades Autónomas MX: ADCMixto: Agrupación de Diputados de la De-
GP Grupo Parlamenario mocracia Cristiana
CDS Centro Democrático y Social MX: AIU-F.C Mixto: Agrupación de Diputados de Iz-
CP Coalición Popular quierda Unida-Esquerra Catalana
MC Minoría Catalana MX: APL Mixto: Agrupación de Diputados del Parti-
MX Mixto do Liberal
PNV Nacionalistas Vascos S Socialista
PROPOSICIONES DE LEY
Presen- Admi- No admi- Recha- Retí- Decaí- Cadu- Pasan a Apro-
Autor tadas tidas tidas zadas radas das cadas pleno badas

GPCDS 39 38 1 20 4 — 6 1 7
GPCP 83 81 2 63 7 — 4 2 5
GPMC . 20 20 — 7 3 — 8 — 2
CPMX : 18 18 — 4 1 5 2 1 5
GP MX: ADC 36 35 1 20 6 6 — — 3
GP MX: AIU-EC 72 70 2 38 10 8 3 — 11
GPMX: APL 6 6 — 3 — 2 — — 1
GP PNV 3 3 _ — 1 — 1 — 1
GPS _ 8 8 — — — — — — 8
TOTALES 285 279 155 32 21 24 43

PROPOSICIONES NO DE LEY EN PLENO


Presen- Admi- No admi- Recha- Reti- Decaí- Cadu- Pasan a Apro-
Autor tudas tidas tidas zadas radas das cadas comisión badas
•§
GPCDS
GPCP
18
94
18
92

2
7
30
4
38

1
1
"12
2
4
4
7
I
3
GPMC 33 33 — 4 4 2 6 5 12 3
GPMX 14 11 3 4 1 —' 4 — 2 8
GPMX: ADC 24 24 — 9 8 4 — — 3
GPMX: AIU-EC 24 23 1 6 13 — 1 — 3
GPMX: APL 4 3 1 3 — — _ — _
GP PNV 5 3 2 2 1
GPS
en TOTALES 216 207 65 69 24 31
O
O
Documentación

INTERPELACIONES ORDINARIAS1
Presen- Admi- No admi- Reti- Decaí- Conver- Deba-
Autor radas tidas tidas radas das tidas tidas

GPCDS 10 10 — 3 - 6 -
GPCP 10 9 1 1 - 8 -
GPMC
GPMX 4 4 1 1 2
GPMX:ADC 11 10 1 3 - 7 -
GPMX:AIU-EC .... 1 1 — — - 1 -
GPMX:APL
GP PNV 1 1 1
GPS
TOTALES 37 35 24

1
De las 35 iniciativas admitidas, una del GP CDS caducó.

INTERPELACIONES URGENTES
Presen- Admi- No admi- Reti- Decaí- Conver- Deba-
Autor tadas tidas tidas radas das tidas tidas

GP CDS 19 16 3 16
GP CP 73 64 9 3 10 51
GPMC 19 13 6 2 3 - 8
GP MX . 13 10 3 1 2 - 7
GP MX ADC 29 25 4 8 - 17
GPMX:AIU-EC 11 10 1 — 2 8
GP MX: APL 6 6 1 - 5
GP PNV 6 4 2 1 3
GPS 1 1 1 -
TOTALES 177 149 28 7 27 115

MOCIONES CONSECUENCIA DE INTERPELACIÓN URGENTE1


Presen- Admi- No admi- Recha- Reti- Cadu- Apro-
Autor tadas tidas tidas zadas radas cadas badas

GPCDS 14 14 - 12
GPCP 46 46 - 36
GPMC 6 6 - 3
GP MX 4 4 - 2
GPMX: ADC 16 15 1 10
GPMX:AIU-EC 8 7 1 5
GPMX: APL 5 5 - 5
GPPNV 3 3 - 2
GPS -
TOTALES 102 100 75 1 1 23

1
Durante la III Legislatura no se ha presentado ninguna moción consecuencia
de interpelación ordinaria.
510
Actividad parlamentaria III legislatura

PREGUNTAS ORALES AL GOBIERNO EN EL PLENO1


Presen- Admi- No admi- Reti- Decaí- Contes-
Autor tadas tidas tidas radas das tadas

GPCDS 190 185 15 26 144


GPCP 584 550 34 34 92 423
GPMC 156 147 9 4 47 96
GP MX 127 117 10 9 14 94
GP MX: ADC 146 144 2 6 37 101
GPMX: AIU-EC .... 76 72 2 2 20 49
GPMX:APL 47 43 4 4 8 31
GPPNV 54 53 1 7 4 42
GPS 132 130 2 24 1 105
TOTALES 1.510 1.441 69 105 249 1.085

1
De estas iniciativas, dos han caducado (una del GP CP y otra del GP MX).

PREGUNTAS ORALES AL GOBIERNO EN COMISIONES1


Presen- Admi- No admi- Reti- Decaí- Conv. Contes-
Autor tadas tidas tidas radas das escritas tadas

GPCDS 313 310 3 7 98 202


GPCP 808 782 26 135 4 209 431
GP MC 29 28 1 3 4 21
GP MX 80 76 4 4 34 35
GP MX ADC 177 176 1 31 4 33 108
GP MX. AIU-EC 151 150 1 5 3 52 90
GPMX: APL .... 15 15 3 11
GP PNV 8 8 4 4
GPS 12 12 — 1 - 3 8
TOTAl FS 1 593 1.557 36 186 11 440 910

1
De las 1.557 iniciativas, nueve han caducado (ires del GP CDS, tres del GP CP
y tres del GP MX), y una del GP MX: APL ha sido subsumida en otra iniciativa.

511
Documentación

PREGUNTAS ORALES AL DIRECTOR DEL ENTE


PUBLICO RTVE
Presen- Admi- No adini- Retí- Decaí- Comes-
Autor tadas tidas tidas radas das tadas
GPCDS 68 63 5 16 47
GPCP 217 213 4 15 61 137
GPMC 10 10 — 2 8
GPMX 30 27 3 4 22
GPMX: ADC 67 67 — 22 44
GPMX:AIU-EC 71 71 — 42 21
GPMX:APL 22 20 2 2 17
GP PNV 22 22 — 3 19
GP S 172 172 12 157
TOTALES 680 665 15 29 164 472

PREGUNTAS ORALES AL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN


DE RTVE
Presen- Admi- No admi- Retí- Decaí- Contes-
Autor tadas tidas tidas radas das tadas

GPCDS 8
GPCP 4 4s
GP MC 2 2
GPMX ..
GP MX: ADC 1 1 1
GP MX: AIU-EC 4 4 3 1
GP MX: APL 9 9 1 - 8
GP PNV
GPS 5 5 - 5_
TOTALES 33 6 1 26

512
Actividad parlamentaria lll Legislatura

PREGUNTAS ESCRITAS AL GOBIERNO1


Presen- Admi- No admi- Retí- Cadu- Comes-
Autor tadas tidas tidas radas cadas tadas
GPCDS 1.248 1.241 7 7 135 1.099
GPCP 15.108 14.994 114 13 1.079 13.899
GPMC 219 217 2 1 24 192
GP MX 669 655 14 — 52 601
GPMX:ADC 1.510 1.499 11 2 — 1.497
GPMX:AIU-EC 382 379 3 — 18 356
GPMX.APL 45 44 1 — — 44
GP PNV 86 84 2 1 — 83
GPS 190 187 3 1 7 179
TOTALES 19.457 19.300 157 25 1.315 17.950
1
Dos iniciativas (una del GP CP y otra del GP MX: AIU-EC) se convirtieron en
orales y ocho decayeron (dos del GP CP, dos del GP MX y cuatro del GP MX:
AIU-EC).

PREGUNTAS ESCRITAS AL ENTE PUBLICO RTVE


Presen- Admi- No admi- Reti- Cadu- Contes-
tadas tidas tidas radas cadas tadas
GPCDS 4 4 4
GPCP 63 63 - - 9 54
GPMC 1 1 - - - 1
GPMX 6 6 - - - 6
GPMX:ADC 3 3 - - 1 2
GP MX: AIU-EC _ _ _ _ _ _
GPMX:APL 1 1 - - - 1
GPPNV _ _ _ _ _ _
GPS 6 6 - - - 6
TOTALES 84 84 - - Í0 74~~

513
Documentación

SOLICITUD DE INFORMES A LA1 ADMINISTRACIÓN


DEL ESTADO
Presen- Admi- No admi- Reti- Contes-
Autor tadas tidas tidas radas tadas

GPCDS 184 176 8 166


GPCP 1.376 1.339 37 779
GPMC 33 33 — 34
GPMX 43 42 1 38
GPMX: ADC 106 97 9 93
GPMX:AIU-EC 55 52 3 47
GPMX:APL 18 17 1 16
GPPNV -
GPS 11 11 10
Comisiones 1 1 1
TOTALES 1.827 1.768 59 1.184

1
Del total de solicitudes de informes presentadas, once decayeron y quinientas
noventa y ocho caducaron.

SOLICITUD DE INFORMES A OTRAS ADMINISTRACIONES


Presen- Admi- No admi- Reti- Contes-
Autor tadas tidas tidas radas tadas

GP CDS 17 17 1 12
GPCP 22 22 1 17
GPMC
GP MX 2 2
GP MX: ADC 9 9 9
GPMX:AIU-EC 2 2 2
GP MX: APL 17 17 10
GP PNV
GPS 31 29 2 3 15
TOTALES 100 98 2 5 64

514
Actividad parlamentaria III Legislatura

COMPARECENCIAS DEL GOBIERNO ANTE EL PLENO


Solici- Admi- No admi- Recha- Cadu- Decaí- Cele-
Autor tadas tidas tidas zadas cadas das bradas

GPCDS 2 1 1 - 1 - -
GPCP 7 3 4 — 2 1 —
GPMC - - -
GPMX - - - - - - -
GP MX: ADC - - - - - - -
GP MX: AIU-EC 2 2 -
GPMX:APL - - - -
GPPNV - - - - - - -
GPS - - - - - - -
Gobierno 15 15 - - 1 - 14
TOTALES 26 Í9 7 - 4 i Í4

COMPARECENCIAS EN COMISIONES1

•§ I 8 1 8 8 | •§ •§
¿ ! as •§. -| I o^ 1 1
Autor $ ^ 2:ls ¿i ¿i Q ^ £ <3 <j
GPCDS 373 372 1 7 38 3 9 19 296
GPCP 789 737 52 48 67 7 6 44 565
GPMC 110 110 - 2 24 7 1 2 74
GPMX 68 64 4 2 19 10 1 5 27
GPMX: ADC ; 410 404 6 16 63 9 15 - 301
GPMX: AIU-EC 156 146 10 23 17 1 1 5 99
GPMX:APL 109 109 - 1 30 2 3 - 72
GPPNV 10 10 - 1 - - - 1 8
GPS 44 43 1 1 1 - - 3 38
Gobierno : 74 74 - - 3 - 2 1 68
Comisiones 104 104 - - 4 - - - 98
TOTALES 2.247 2.173 74 101 266 39 40 80 1.646

1
Una solicitud de comparecencia del GP MX: API. se convirtió en pregunta oral
en Comisión.

515
i3
re
3
CUADRO RESUMEN DE INICIATIVAS DURANTE LA III LEGISLATIVA |
Iniciativas Presentadas Admitidas No admitidas
Autorización de Tratados y Convenios Internacionales 196 196 —
Iniciativa Legislativa Popular 2 2
Proyectos de Ley 125 125 _
Proposiciones de Ley de Grupos Parlamentarios 139 139 —
Proposiciones de Ley de Diputados 1 1
Proposiciones de Ley del Senado .' 2 2 —
Proposiciones de Ley de Comunidades Autónomas 18 18 —

Iniciativas sobre Reglamento del Congreso ¡I // —


Real Decreto-Ley 20 20 —
Real Decreto Legislativo en desarrollo de Ley de Bases 15 15 —
Real Decreto Legislativo que aprueba texto refundido 3 3 —

Declaración Institucional 15 15
Investigación parlamentaria y Comisión no permanente 14 9 5
Proposición no de Ley en Comisión 285 279 6
Proposición no de Ley ante el Pleno 216 207 9
Interpelación Ordinaria 37 35 2
Interpelación Urgente 177 149 28
Moción consecuencia de Interpelación Urgente 102 100 2
CUADRO RESUMEN DE INICIATIVAS DURANTE LA III LEGISLATIVA (continuación)
Iniciativas Presentadas Admitidas No admitidas

Pregunta oral en pleno 1.510 1.441 69


Pregunta oral al Gobierno en Comisión 1.593 1.557 36
Pregunta oral al director del Ente Público RTVE 680 665 15
Pregunta oral al Consejo de Administración de RTVE 33 33
Pregunta al Gobierno con respuesta escrita 19.457 19.300 157
Pregunta al Ente Público RTVE con respuesta escrita 84 84
Solicitud de Informe a la Administración del Estado 1.827 1.768 59
Solicitud de Informe a Comunidad Autónoma 34 34
Solicitud de Informe a Entidad Local 26 24
Solicitud de Informe a otra Entidad Pública 40 40
Comunicación del Gobierno 6 6
Planes y programas 3 3
Comparecencia del Gobierno ante el pleno
Comparecencia de autoridades y funcionarios en Comisión
26
1.785
19
1.767
7
18
I
a.
Comparecencia del Gobierno en Comisión (art. 44) 288 282 6
Comparecencia del Gobierno en Comisión (arts. 202 y 203) 62 62
Otras comparecencias en Comisión 112 62 50

¡nfonnación sobre Convenios Internacionales 137 103 34


TOTALES 29.081 28.575 506

ero
g-
c
2
00

1
o
o.'

SESIONES DE LOS ÓRGANOS DE LA CÁMARA

Días de sesión Asuntos


Horas de Incluidos en el
Ordinaria Extraordinaria sesión orden del día Debalidos

Pleno 196 4 1.177 h. 32 min. 2.438 2.092


Diputación Permanente 2 2 h. 45 min. 3 3
Comisiones 2 2 2.374 h. 6 min. 5.026 4.402

Mesa* 121 18 188 h. 21 min.


Junta de Portavoces 95 14 128 h.
TOTALES 1.082 38 3.870 h. 38 min.

La Mesa de la Cámara se ha ocupado de 48.995 escritos presentados ante el Registro que han generado 60.286 documentos,
correspondientes a 32.519 expedientes. Estos expedientes se refieren a las iniciativas parlamentarias (en número de 29.081)
y otros asuntos (en número de 3.438). Finalmente, se estima que su actuación ha dado lugar a 53.224 escritos de salida.
DETALLE DE SESIONES DE LAS COMISIONES

Días desesión Asuntos


Horas de Incluidos en el
Ordinaria Extraordinaria sesión orden del día Debatidos
Constitucional 11 29 h. 44 min. 18 18
Asuntos Exteriores 27 1 76 h. 25 min. 282 267
Justicia e Interior 64 210 h. 31 min. 300 300
Defensa 22 81 h. 40 min. 140 127
Educación y Cultura 35 1 18 h. 4 min. 181 154
Economía. Comercio y Hacienda 51 207 h. 215 197
Presupuestos 48 355 h. 38 min. 1.080 724
Agricultura, Ganadería y Pesca 40 153 h. 20 min. 159 156
Industria, Obras Públicas y Servicios 97 414 h. 15 min. 480 442
Política Social y Empleo 44 166 h. 5 min. 239 185
Régimen de las Administraciones Públicas . 15 43 h. 15 min. 54 51
Reglamento 2 20 min. 1 1
Estatuto de los Diputados 30 16 h. 30 min. 36 36
Peticiones 22 30 h. 922 878
Control Parlamentario de RTVE 35 79 li. 638 589 i!
Delensor del Pueblo 10 27 h. 10 min. 11 11 &•
Mixta relaciones con el Tribunal de Cuentas . 24 79 h. 81 79 a.
Mixta para las Comunidades Europeas 34 105 h. 95 93 "§
Mixta Investigación Científica y Desarrollo
Tecnológico 10 1 31 h. 55 min. 13 13 3
Investigación sobre incompatibilidades y 3
tráfico de influencias 10 37 h. 14 14
Estudio de las Sectas Religiosas 9 24 h. 5 min. 14 14 so '
Estudio y desarrollo de la cooperación en-
tre España y Guinea 18 71 li. 45 min. 40 40
Mixta para la igualdad de oportunidades de
la mujer 10 16 h. 24 min. 13 13 K-
S"
s
TOTALES 668 2 2.374 h. 6 min. 5.026 4.402
\O
Documentación

PUBLICACIONES OFICIALES

Números Número
publicados de páginas
BOCG Congreso
'Serie A 759 15.981
Serie B 407 1.483
Serie C 678 2.198
Serie D 356 16.157
Serie E 201 5.458
Diario de Sesiones
Pleno 206 10.716
Comisión 493 16.130
TOTALES 3.100 68.123

520
ACTIVIDAD DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
ENERO-JUNIO 1989

1. ASUNTOS INGRESADOS*
Tipo de asunto Sala 1.a Sala 2.a Pleno Total

Recursos de amparo 603 603 — 1.206


Conflictos positivos de compenencia — — 18 18
Cuestiones de inconstitucionalidad — — 16 16
Recursos de inconstitucionalidad — — 27 27
Conflictos negativos de competencia — — 1 J_
TOTAL 603 603 62 1.268

C. P. DE COMPETENCIA 18
R. INCONSTITUCIONALIDAD 27
C INCONSTITUCIONAUDAD 16
OTROS I

' Cuadros elaborados sobre los datos facilitados por el Servicio de Prensa del
Tribunal Constitucional.
Revista del Ct'turu de Esltidius Cuustiiitciutiales
Núm. 4. Scpiicmbivdicicmbiv 1989
521
Documentación

2. RESOLUCIONES
A) Providencias Sala 1.a Sala 2.a Pleno Total

TOTALES 403 433 - 836

B) Autos Sala 1.a Sala 2.a Pleno Total

Inadmisión 78 113 1 192


Desestimiento 15 16 9 40
TOTALES 93 \29 ÜT~ 232

Suspensión 17 13 — 30
Otros 20 40 38 98
TOTALES 130 182 48 360

C) Sentencias Sala 1.a Sala 2.a Pleno Total

Estimatorias 10 29 4 43
Estimatoria parcial 2 2 3 7
Desestimatoria 19 38 10 67
TOTALES 31 69 17 117

522
Actividad del Tribunal Constitucional enero-junio 1989

3. CUADRO GENERAL DE ACTIVIDAD

ASUNTOS PLANTEADOS 1.268

ASUNTOS TF.RMINADOS 447

523
BIBLIOGRAFÍA

ÍNDICE
I. ADMINISTRACIÓN PUBLICA
II. AUTONOMÍAS TERRITORIALES
III. COMUNIDAD ECONÓMICA EUROPEA
IV. CIENCIA POLÍTICA
V. DEFENSA Y SEGURIDAD
VI. DERECHO CONSTITUCIONAL
VIL DERECHO FINANCIERO
VIII. DERECHO INTERNACIONAL
IX. DERECHO PENAL
X. DERECHO PRIVADO
XI. DERECHO PROCESAL
XII. DERECHOS Y LIBERTADES
XIII. ECONOMÍA
XIV. EDUCACIÓN
XV. ELECCIONES
XVI. FILOSOFÍA
XVII. FUENTES Y JUSTICIA CONSTITUCIONAL
XVIII. HISTORIA
XIX. INFORMÁTICA
XX. MEDIO AMBIENTE
XXI. PARLAMENTO
XXII. PARTIDOS Y MOVIMIENTOS POLÍTICOS
XXIII. PODER EJECUTIVO
XXIV. PODER JUDICIAL
XXV. RELACIONES INTERNACIONALES
XXVI. RELACIONES LABORALES
XXVII. SISTEMAS JURÍDICOS
XXVIII. SISTEMAS POLÍTICOS
XXIX. SOCIOLOGÍA
XXX. TEORÍA POLÍTICA
XXXI. TEORÍA Y FILOSOFÍA DEL DERECHO

Revista del Centro de Esludios Constitucionales 525


Núm. 4. Septiembre-diciembre 1989
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no: Franco Angeli, 1988, 495 p. cop. 1988, 264 p.
462. Víctor 471. Conde Salgado, Remigio
Víctor Raúl Haya de la Torre / Pashukanis y la teoría marxista
Edición a cargo de Milda Riva- del derecho. — Madrid: Centro
rola y Pedro Planas; prólogo de de Estudios Constitucionales,
Antonio Lago Carballo.—Ma- 1989, 137 p.
drid: Ediciones de Cultura His- 472. Culture
pánica, Instituto de Coopera- La culture des revues juridiques
ción Iberoamericana, 1988, francaises / A cura di André-
167 p. Jean Arnaud.—Milano: Giuffre
463. Vlncent, Bernard (1988?), 140 p.
Thomas Paine ou la religión de 473. Curzon, L. B.
la liberté.-(S.\.): Aubier, 1987, Dictionary of Law / Associate
404 p. (2) h. editor Emilyn Williams.—3rd
464. Watkins, John ed., repr. — London: Pitman,
Hobbes's system of ideas.— 1988, XIII, 479 p.

554
Bibliografía

474. Detjen, Joachlm vo: Karl Larenz e la dottrina


Neopluralismus und naturrecht: giuridica nazionalsocialista. —
Zur politischen philosophie der Milano: Giuffré. 1988. 453 p.
pluralismustheorie. — Paderbor 481. Lorca Navarrete, José F.
n (etc.): Ferdinand Schóningh, Introducción al derecho. — Ma-
1988, 728 p. drid: Pirámide, 1989, v.
475. Dworkin, Ronald 482. Robles Morchón, Gregorio
El imperio de la justicia: De la Introducción a la teoría del
teoría del derecho, de las deci- derecho.—\.* ed.—Madrid: De-
siones e interpretaciones de los bate, 1988, 177 p.
jueces y de la integridad política
y legal como clave de la teoría y 483. Round table on law and
práctica. — Barcelona: Gedisa, semlotícs (2. 1988. Pennsylva-
1988, 328 p. nia State University)
IMW and semiotics / Edited by
476. Falzea, Angelo Robería Kevelson.—New York
Introduzione alie scienze giuri- (etc.), Plenum, cop. 1988.
diche. — 3.* ed.—Milano: Giuf-
fré, 1988, v. 484. Sampford, Charles
The disorder of law: A critique
477. Farrel, Martín Diego of legal theory. — lst ed. —
Análisis crítico de la teoría mar- Oxford (etc.): Basil Blackwell,
xista de la justicia. — Madrid: 1989, X, 302 p.
Centro de Estudios Constitu-
cionales, 1989, 171 p. 485. Seve, Rene
Leibniz et l'école modeme du
478. Ferrari, Glanfranco droit naturel — Paris: Presses
// diritto ira regola e azione: Universitaires de France, D. L
Elementi d'analisi praxeologica 1989, 236 p.
del norman vo. —Padova: Ce-
486. Silver, Morris
dam, 1988, 171 p.
Foundations of economic jus-
479. Kantorowicz, Hermann U. tice. — lst ed. — Oxford (etc.):
La lotta per la scienza del dirit- Basil Blackwell, 1989, VIII, 211
to / Lettura di Federico Roselli. P-
- (SI): Arnaldo Forni, 1988,
XXXII, 162 p. (1) h. 487. Todescan, Franco
Le radici teologiche del giusna-
480. La Torre, Massimo turalismo laico.—Milano: Giuf-
La lotta contro il diritto soggetti- fré, 1987, v.

555
V. ACTIVIDADES DEL CENTRO DE ESTUDIOS
CONSTITUCIONALES
ACTIVIDADES DEL CENTRO
DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES

Entre las actividades docentes y de estudios llevadas a cabo en el


Centro de Estudios Constitucionales a lo largo del tercer trimestre del
año 1989 figuran las siguientes:

1. DIPLOMA DE DERECHO CONSTITUCIONAL


Y CIENCIA POLÍTICA: SEMINARIOS ESPECIALIZADOS

1.1. GABRIEL JACKSON: La Montaña Mágica de Thomas Mann, quin-


taesencia de las políticas constitucionales frente a las autorita-
rias de nuestro siglo (16 a 19 de octubre).
1.2. MIGUEL ÁNGEL GARCÍA HERRERA: De la crisis del Estado social
(23 a 26 de octubre).
1.3. JUAN LUIS PANIAGUA SOTO: Elementos disfuncionales del régi-
men parlamentario español: 1978-1989 (7 a 8 de noviembre).
1.4. E D U A R D O E S P Í N T E M P L A D O : La inviolabilidad del domicilio ( 1 3 a
16 de noviembre).
1.5. JAN IWANEK: La evolución político-constitucional en los países
del Este de Europa. El caso polaco (13 a 16 de noviembre).
1.6. EDWARD MALEFAKIS: Estado y sociedad en la Europa del Sur
(1789-1989) (20 a 23 de noviembre).
1.7. ÓSCAR ALZAGA VILLAAMIL: Relaciones Cortes-Gobierno en la
Constitución española y en la práctica política (27 a 30 de
noviembre).
1.8. RUTH ZIMMERLING: Poder político e influencia. Análisis de con-
ceptos (27 a 29 de noviembre).
1.9. MANUEL PASTOR MARTÍNEZ: Catolicismo y dictadura (las fórmu-
las políticas de Donoso Cortés a Cari Schmitt y sus epígonos
contemporáneos) (11 a 14 de diciembre).
1.10. JOAN JOSEP QUERALT JIMÉNEZ: Libertad personal y actuación
policial y judicial (11 a 14 de diciembre).
Revista del Centro de Estudios Cofistitiícionales
Núm. 4. Scpliembrc-dicicmbrc 1989
Actividades del Centro de Estudios Constitucionales

1.11. LUIS MORELL OCANA: La autonomías territoriales v el principio


de coordinación (18 a 21 de diciembre).

2. SEMINARIOS ESPECIALIZADOS DE DERECHO EUROPEO

2.1. DÁMASO RUIZ-JARABO: LOS Drechos Fundamentales en la CEE


(23 a 26 de octubre).
2.2. CELESTINO DEL ARENAL MOYUA: Las relaciones de la Comunidad
Europea con América Latina (20 a 23 de noviembre).
2.3. JESÚS RUIZ-HUERTA CARBONELL: La reforma de la política regio-
nal comunitaria (18 a 21 de diciembre).

3. II ENCUENTRO HISPANO-ITALIANO DE DERECHO


CONSTITUCIONAL

En desarrollo del convenio suscrito entre el Centro y la Universidad


de Siena, los días 6 y 7 de noviembre se celebró en esta sede el II
Encuentro Hispano-Italiano de Derecho Constitucional, teniendo como
tema de trabajo general El Gobierno en las Constituciones Española e
Italiana.
Las sesiones del seminario tuvieron lugar de acuerdo con el siguien-
te programa:
— Primera sesión: «La función del Gobierno en un ordenamiento
policéntrico».
Luis M. LÓPEZ GUERRA, Catedrático de Derecho Constitucional,
Magistrado del Tribunal Constitucional.
MARIO DOGLIANI, Profesor ordinario de Derecho Constitucional,
Universidad de Cagliari.
— Segunda sesión: «Función de gobierno y función administrativa».
JOAQUÍN TORNOS MAS, Catedrático de Derecho Administrativo,
Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Central de
Barcelona.
UMBERTO ALLEGRETTI, Profesor ordinario de Derecho Administra-
tivo, Universidad de Florencia.
— Tercera sesión: «El Gobierno en el plano autonómico».
ANTONIO BAR CENDÓN, Catedrático de Derecho Constitucional,
Universidad de Cantabria.
ANTONIO BALDASSARRE, Profesor ordinario de Derecho Constitu-
cional, Magistrado de la Corle Costituzionale.

560
Actividades del Centro de Estudios Constitucionales

— Cuarta sesión: «Las coaliciones de Gobierno».


JAIME NICOLÁS MUÑIZ, Subdirector General de Estudios e Investi-
gación, Centro de Estudio Constitucionales, Madrid.
PlERO ALBERTO CAPOTOSTI, Profesor ordinario de Instituciones de
Derecho Público, Universidad de Roma.

4. SEMINARIOS EN COLABORACIÓN CON OTRAS


UNIVERSIDADES Y CENTROS DE INVESTIGACIÓN
4.1. Se celebrará un seminario monográfico sobre Transición polí-
tica y futuro del nacionalismo en Cataluña, a cargo del Profesor JOSÉ
ANTONIO GONZÁLEZ CASANOVA, Catedrático de Derecho Constitucional y
miembro del Consejo Consultivo de la Generalidad de Cataluña, en
colaboración con el Departamento de Derecho Público de la Universi-
dad de Oviedo (13, 14 y 15 de diciembre)
4.2. En colaboración con el Institut de Ciencies Polítiques i Socials
de Barcelona, cuyo Director es el Profesor ISIDRE MOLAS, los días 11 a
14 de diciembre, el Profesor JOAN BOTELLA impartirá un seminario espe-
cializado sobre Un esquema para el análisis de los partidos políticos.

5. CONVOCATORIAS Y PREMIOS
5.1. Por resolución .del Director del Centro de 13 de junio de 1989,
se convocó el Premio a los mejores trabajos de los alumnos participantes
del Curso de Derecho Constitucional y Ciencia Política 1988-89.
Los premios son dos, dotados, respectivamente, con 50.000 pesetas, y
han correspondido a:
— Derecho constitucional: Vicente SERRANO MARÍN, por su trabajo
¿Es el Estado un derecho fundamental? Reflexión sobre el funda-
mento epistemológico de los derechos fundamentales.
— Ciencia Política: Rafael GARCÍA PÉREZ, por su trabajo La idea de la
Nueva Europa en el pensamiento español de la postguerra (1939-
1944).
5.2. Convocatoria del Premio Nicolás Pérez Serrano 1989 para tesis
doctorales. Resolución de 27 de septiembre de 1989 (BOE de 3 de octu-
bre).
El premio ha sido otorgado a la tesis doctoral Cultura, Culturas y
Constitución, de don Jesús PRIETO DE PEDRO.

561
Actividades del Ceiilru de Estudios Constitucionales

6. OTRAS ACTIVIDADES

Presentación de la obra Acias del Consejo de Ministros (Tomos I y II,


1824-1827), editada por el Ministerio de Relaciones con las Cortes y de
la Secretaría del Gobierno. El acto tuvo lugar en la sede del Centro el
día 5 de octubre de 1989, bajo la presidencia del Excmo. Sr. Ministro de

Relaciones con las Cortes y de la Secretaría del Gobierno, don Virgilio


Zapatero Gómez. Presentó la obra el Profesor Miguel Arlóla Gallego,
Catedrático de Historia Contemporánea y Presidente del Instituto de
España.

7. ACTIVIDADES INTERNACIONALES
En colaboración con el Centro de Estudios Institucionales de Buenos
Aires, se ha organizado un ciclo de seminarios con periodicidad mensual a
partir del mes de marzo de 1989. El programa de seminarios, bajo el título
general de «El futuro de la democracia», ha sido el siguiente:
— Prof. GABRIEL BOUZAT:
«Libertad de prensa y medios de comunicación».
562
Actividades del Centro de Estudios Constitucionales

Prof. EDUARDO RABOSSI.


«Violaciones a los Derechos Humanos: concepto y tipos».
Prof. EDUARDO RABOSSI:
«Discriminación: análisis y evaluación de la Ley núm. 22192».
Prof. CARLOS S. NIÑO:
«Aspectos filosóficos del control judicial de constitucionalidad».
Prof. CARLOS ROSSENCRANTZ:
«La paradoja del deontologismo: la justicia y el bien confrontados».
Prof. GENARO CARRJÓ:
«Las funciones de la Corte Suprema y su necesaria y urgente modifi-
cación».
Profs. DANIEL SABSAY y ROBERTO DE MICHELE:
«Partidos políticos y sistema de gobierno».
Prof. RICARDO G I L LAAVEDRA:
«La discriminación en los sistemas penales. Criterios de selección».
Prof. RICARDO G I L LAAVEDRA:
«Sistema de enjuiciamiento penal y su papel en la consolidación de
la democracia».

563
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DSf
REVISTA DE ESTUDIOS POLÍTICOS
(NUEVA ÉPOCA)
Presidente de! Consejo Asesor: D. Carlos OLLERO GÓMEZ

Director: Pedro DE VEGA GARCÍA

Secretario: Juan J. SOLOZÁBAL

Sumario del número 66 (octubre-diciembre 1989)


ESTUDIOS
Pablo LUCAS VERDÚ: La teoría escalonada del ordenamiento jurídico de
Hans Kelsen como hipótesis cultural, comparada con la tesis de Paul
Schrecker sobre la estructura de la civilización.
Juan BENEYTO: La subversión institucional.
Luis PRJETO SANCHIS: El Derecho eclesiástico de la década constitucional.
Santiago PETSCHEN: Entre la política y el Derecho: la Carla Europea de las
Lenguas Regionales o Minoritarias.
Pedro GONZÁLEZ CUEVAS: Salvador de Madariaga, pensador político.

NOTAS:
Javier HERNÁNDEZ PACHECO: Una reflexión sobre la Banca internacional.
Hugo E. BIAGINI: Precursores del Estado benefactor.
Eduardo ROJO TORRECILLA: Balance de diez años de desarrollo del derecho
constitucional de huelga y perpectivas de futuro.
Aurelia María ROMERO COLOMA: Reflexiones políticas a la luz del Derecho.

CRÓNICAS Y DOCUMENTACIÓN
Geoffrey ROBERTS: Partidos y Parlamento en Gran Bretaña: 1988.
Manuel ALCÁNTARA SÁEZ: Democracia, alternancia y crisis en Argentina.

RECENSIONES. NOTICIAS DE LIBRO

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Número suelto España 1.200 ptas.
Número suelto extranjero 16$

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REVISTA ESPAÑOLA
DE DERECHO CONSTITUCIONAL
Presidente: Luis SÁNCHEZ AGESTA

Director: Francisco RUBIO LLÓRENTE

Secretario: Javier JIMÉNEZ CAMPO

Sumario del año 9, núm. 27 (septiembre-diciembre 1989)

ESTUDIOS
Francisco RUBIO LLÓRENTE: El bloque de la Constitucionalidad.
Javier JIMÉNEZ CAMPO: ¿Qué es lo básico?. Legislación compartida en el
Estado Autonómico.
Manuel ATIENZA: Sobre lo razonable-en el Derecho.
F. MULLER: Tesis acerca de la estructura de las normas jurídicas. •
Alejandro GARRO: Reforma constitucional en América Latina. La propuesta
Argentina.

JURISPRUDENCIA
o
Estudios y Comentarios
Juan ZORNOZA: Aspectos constitucionales del régimen de Tributación con-
junta en el 1.R.RF. (Comentario a la STC 45/1989 de 20 de febrero).
Crónica, por Luis AGUIAR DE LUQUE.

CRÓNICA PARLAMENTARIA, por Nicolás PÉREZ-SERRANO JÁUREGUI.

CRITICA DE LIBROS
RESEÑA BIBLIOGRÁFICA. Noticia de Libros. Revista de Revistas.

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Número suelto: España 1.300ptas.
Número suelto: Extranjero 16$
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Números sueltos:
CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES
Fuencarral, 45 - 28004 MADRID
REVISTA DE ADMINISTRACIÓN PUBLICA
Director: Eduardo GARCÍA DE ENTERRÍA

Secretario: Fernando SAINZ MORENO

Sumario del número 120 (septiembre-diciembre 1989)


ESTUDIOS
F. FERNÁNDEZ SEGADO: El derecho de sufragio pasivo de los militares de
carrera tras la Ley del Régimen del Personal Militar Profesional.
I. LÓPEZ GONZÁLEZ: La inhaBilitación especial del funcionario público y los
efectos jurtdico-administraúvos «ex lege».
J. M. DÍAZ LEMA: ¿Tienen derechos fundamentales las personas jurídico-
públicas?
F. ROMERO HERNÁNDEZ: Régimen urbanístico de la construcción de puertos
deportivos.
M. DÍAZ Y DÍAZ: La expropiación forzosa en el pensamiento jurídico de
García de Enterría (Contexto, apogeo y desencanto).
JURISPRUDENCIA
I. Comentarios monográficos:
A. E. DE Asís RoiG: El tiempo como factor distorsionante de los efectos de la
anulación judicial de los Reglamentos.
C. GAY FUENTES: La jurisprudencia del Tribunal Europeo de derechos del
hombre en materia de libertad de expresión y su aplicación por el Tribu-
nal Constitucional español.
J. M • FERNÁNDEZ PASTRANA: La influencia de la Constitución en la jurispru-
dencia sobre suspensión de los actos administrativos.
II. Notas:
Contencioso-administrativo:
A) En general (J. TORNOS MAS y T. FONT I LLOVET).

B) Personal (R. ENTRENA CUESTA).

CRÓNICA ADMINISTRATIVA
BIBLIOGRAFÍA

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N ú m e r o suelto: España 1.500 ptas.
N ú m e r o suelto: Extranjero 17 S
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Fuencarral, 45 - 28004 MADRID
REVISTA DE INSTITUCIONES EUROPEAS
Directores: Manuel DIEZ DE VELASCO, Gil Carlos RODRÍGUEZ IGLESIAS
y Araceli MANGAS MARTÍN
Directora Ejecutiva: Araceli MANGAS MARTÍN
Secretaria: Nila TORRES UGENA

Sumario del vol. 16, núm. 3 (septiembre-diciembre 1989)


ESTUDIOS
Ami BARAV: El contencioso sobre restitución de tributos nacionales recaudados en
violación del Derecho comunitario.
Enrique GONZÁLEZ SÁNCHEZ: La Presidencia española de la Comunidad
Europea.
Manuel LÓPEZ ESCUDERO: Intervencionismo estatal y Derecho comunitario
de la competencia.
NOTAS
Oriol CASANOVAS Y LA ROSA: Las competencias de las Comunidades Autó-
nomas en la aplicación del Derecho comunitario europeo. (Comenta-
rio a la sentencia 252/1988, de 20 de diciembre, del Tribunal
Constitucional.)
Fanny CASTRO-Rial GARRONE: Consideraciones a la sentencia del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos en el asunto «Barbera Messegué y Jabar-
do» c. España.
José ELIZALDE: El régimen electoral del Parlamento Europeo. ¿Quiebra en
la primacía del Derecho comunitario.
José Mana BENEYIU: La influencia del Parlamento Europeo en el desarro-
llo de la protección de los derechos fundamentales en la C. E. E.
Nemesio VARA: Traslado de la sede social («sede de dirección» en el ámbito
de la C. E. E.). (Comentario a la sentencia del TJCE de 27 de septiembre
de 1988, caso - Daily MaiU, as. 81-87.)
CRÓNICAS
Diego LIÑÁN NOGUERAS Y Javier ROLDAN BARBERO: La aplicación judicial
del Derecho comunitario en España (1986-1989).
Ramón PANIAGUA REDONDO: Comisión Económica para Europa de las
Naciones Unidas.
Nila TORRES UGENA: Consejo de Europa. Comité de Ministros.
BIBLIOGRAFÍA
DOCUMENTACIÓN

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Número suelto: Extranjero 16 $
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REVISTA DE HISTORIA ECONÓMICA
Director: Gabriel TORTELLA CASARES
Secretario: Francisco CoMÍN COMÍN
Secretaria de Redacción: José MORILLA CRJTZ, Leandro PRADOS DE LA ESCOSURA,
Pablo MARTÍN ACEÑA, Mercedes CABRERA, Sebastián COLL y Clara EUGENIA
NÚÑEZ

Sumario del año VII, núm. 3 (Otoño 1989)

NOTA NECROLÓGICA
Rondo CAMERON: Earl Hamilton: un gran historiador en la economía
española.

ARTÍCULOS
Manuel TITOS MARTÍNEZ: La Caja de Madrid en el siglo XIX: ¿Actividad
asistencia! o financiera?.
Antonio PAREJO BARRANCO: Producción y consumo industrial de lana en
España (1849-1900).
José Miguel MARTÍNEZ CARRIÓN: Formación y desarrollo de la industria de
conservas vegetales en España (1850-1935).
Pedro LAINS: La agricultura y la industria en el crecimiento económico
portugués (1850-1913).
MichaefA. BERNSTEIN: Inestabilidad económica en Estados Unidos en las
décadas de 1930 y 1970.

DEBATES Y CONTROVERSIAS
Leandro PRADOS DE LA ESCOSURA: La estimación indirecta de la producción
agraria en el siglo XIX: réplica a Simpson.
James SlMPSON: Una respuesta al profesor Leandro Prados de la Esco-
sura.

RECENSIONES

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Extranjero 40 $
Número suelto: España 1.300 pías.
Número suelto: Extranjero 16 $
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EDISA, S. A.
López de Hoyos, 141. 28002 MADRID
Números sueltos:
CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES
Fuencarral, 45. 28004 MADRfb
REVISTA DE LAS CORTES GENERALES
CONSEJO DE REDACCIÓN
Leopoldo Torres Boursaull, José Luis Rodríguez Pardo, Antonio Carro
Martínez, Juan de Arespacochaga y Felipe, Francisco Granados Calero, Ma-
ría Lucía Urcelay y López de las Heras, Francisco Rubio Llórente, Martín
Bassols Coma, José M. Beltrán de Heredia, José Luis Cascajo de Castro,
Elias Díaz, Jorge de Esteban Alonso, Eusebio Fernández, Fernando Garri-
do Falla, Antonio Pérez Liaño, Fernando Sainz de Bujanda, Juan Alfonso
Santamaría Pastor, Jordi Solé Tura, Manuel Fraile Clivillés, Pablo Pérez Ji-
ménez, Emilio Recoder de Casso, Fernando Santaolalla López, Fernando
Sainz Moreno, Piedad García Escudero y Manuel Gonzalo González.
Presidentes: Félix PONS iRAZAZÁBALy José Federico DE CARVAJAL Y PÉREZ
Director: Luis María CAZORLA PRIETO
Subdirector: José Manuel SERRANO ALBERCA
Secretario: Diego LÓPEZ GARRIDO

Sumario del núm. 16 (primer cuatrimestre 1989)


ESTUDIOS
Fernando SANTAOLALLA: Esencia y valor de la Constitución.
Héctor DÁVALOS MARTÍNEZ: Derechos sociales y constitucionalismo social.
Aportación mexicana.
María Luisa MARÍN CASTÁN: LOS principios generales de la Equity inglesa:
Aproximación a un tratamiento sistemático.
María Francisca MONSELL CISNEROS y Rafael Luis PÉREZ DÍAZ: La práctica
electoral en el reinado de Isabel II.
NOTAS Y DICTÁMENES
María Rosa RIPOLLÉS SERRANO y Elena RIPOLLÉS SERRANO: Derecho al
honor e intimidad y derecho de información.
Joaquín TOMÁS VILLARROYA: IM suspensión de sesiones en diciembre de
1935.
CRÓNICA PARLAMENTARIA
Bartolomé Plácido FERNÁNDEZ-VIAGAS FERNÁNDEZ: La disolución del Parla-
mento de Andalucía.
Informe sobre la regulación jurídica de la cuestión de confianza (Cortes de
Aragón).
DOCUMENTACIÓN
LIBROS

REVISTA DE REVISTAS

SUSCRIPCIÓN ANUAL 2.300 ptas.


NUMERO SUELTO 1.100 ptas.

SECRETARIA GENERAL DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


(Gabinete de Publicaciones)
Floridablanca, s/n. - 28014 MADRID
ReiS
REVISTA ESPAÑOLA DE
INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS
Número 44 (octubre-diciembre 1988)
Director: Luis Rodríguez Zúñiga
Consejo de Redacción:
Manuel Castells. Ramón Cotarelo. Juan Diez Nicolás. Jesús M. de Miguel.
M.' Luz Moran, Ludolfo Paramio. Alfonso Pérez-Agote, Juan Salcedo y
José F. Tezanos.
Secretario: Emilio Rodríguez Lara

Estudios
LUOOLFO PARAMIO: Agonía y muerte de dos dictaduras: España y Brasil.
FELIPE AGÜERO: Democracia en España y supremacía civil.
EDUARDO LOPE2ARANGUREN: Paro y conciencia de clase.
RICARD GOMA y JOAN SUBIRATS: Nuevos escenarios de integración de in-
tereses: Les Consejos Económicos y Sociales locales.
JESÚS M. DE MIGUEL: De Madrid al cielo: La importancia de enfermar y mo-
rir en Madrid.
MAURO F. GUILLEN: £/ personal del sistema nacional de salud: ¿Una refu-
tación de la ¡aula de hierro burocrática?

Notas de investigación
FÉLIX APARICIO: Estimación de los errores muéstrales mediante el método
de los conglomerados últimos.

Critica de libros

Datos de opinión

Redacción y suscripciones:
CENTRO DE INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS
C/ Montalbán. 8 • 28014 MADRID (España) • Teléfono 532 21 11

Distribución:
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C / Plaza, 5 - 28043 MADRID - Apartado postal 48023 - Tels. 759 48 09 • 759 45 57

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REVISTA DE DERECHO PUBLICO

Sumario del num. 116-117, año XV (Julio-Diciembre 1989)

ESTUDIOS
José Luis MEILÁN y Jaime F. RoDRÍGUEZ-ARANA:j4/gM«as reflexiones sobre el
régimen jurídico de los montes vecinales en mano común.
Elena GARCÍA CUEVAS: Estatuto jurídico de los jueces del tribunal constitu-
cional federal alemán (11).
Ricardo GÓMEZ-RJVERO: La administración central francesa: el canciller en
el siglo XV1U.
A. ALVAREZ DE MORALES: La influencia de la escuela suiza del derecho natu-
ral en la formación de la doctrina sobre los derechos de! hombre en
España,

JURISPRUDENCIA
Antonio CANO MATA: Sustantiva del Tribunal Constitucional.
Adolfo CARRETERO PÉREZ: Urbanismo.
Alejandro VERGARA BLANCO: Líneas jurisprudenciales en derecho mine-
ro (1).

BIBLIOGRAFÍA
Presentación.
Recensiones v notas.

PRECIOS DE LA SUSCRIPCIÓN
España Extranjero
(pías.) (ptas.)
Anual 4.000 6.000
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REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN
EDERSA
Caracas, 21 - Teléf. 419 96 23 - 28004 Madrid
IL POLÍTICO
RIVISTA TRIMESTRALE DI SCIENZE POLITICHE
UNIVERSITA DI PAVÍA

Direttore: Pasquale Scaramozzino

SOMMARIO DEL FASCICOLO N. 2, ANNO LIV, 1989

ARTICOLI
William O. OLBSON: Ilaly and the Question of Romanian Independence.
Giorgio CAMPANINI: // popolarismo come dottrina política.
Giovanni SALVINI: LO sviluppo económico ciñese: vincoli economía e pote-
re político alia vigilia de! 'grande balio in avanti».
Giuseppe GANGEMI: Operazionismo, democrazia e valori.
Mana STELLA BARBERI: Presenta e alterita. Tre figure della rappresentazio-
ne política in Cari Schmitt.
María Antonia Di CÁSELA.' Grecia, Turchia e patte atlántico. Le ragioni di
un'adesione ritardata.
Raimondo CUBEDDU: Sul tema deU'individualistno metodológico.
Noureddinc MEJDOUB: L'édification du Maghreb.
Erica COSTA BONA: Fonti e problemi di storia dell'organizzazione intema-
zionale.

RECENSIONI E SEGNALAZIONI

Direzione e redazione: Facoltá di Scienze Polinche, Universitá di Pavia, Stra-


da Nuova 65 - Casella póstale 207 - 27100 Pavia (Italia)
Amministrazione: Dott. A. Giuffré editore, Via Busto Arsizio 40,
20151 MILANO
ABBONAMENTI 1989: ITALIA, lire 55.000. ESTERO, lire 85.000.
RIDOTTO STUDENTI, lire 45.000.

FACOLTA DI SCIENCE POLITICHE


UNIVERSITA DI PAVÍA
RIVISTA TRIMESTRALE DI DIRITTO PUBBLICO
Direitori: GIOVANNI MIELE - MASSIMO SEVERO GIANNINI

Vicedireiiore: SABINO CASSESE


Segretaria di redazione: GIOVANNA ZOCCHI

Redazione della Rivista:


Via Villoría Colamia, 40 • 00193 Roma
Amministrazione e presso la Casa Editrice dott. A. Giuffré:
Via Busto ArsizJo, 40 - 20151 Milano
Abonamento annuo: Italia, 100.000; estero, L. 150.000

Sommario del fascicolo n.° 1 (1989)

ARTICOLI
Alessandro PizzORUSSO: L'interpretazione della Constituzione e l'attuazione
di essa altraverso la prassi.
Antonio ANDREANI: Sageio sulla responsabilita patrimoniale degli amminis-
tratori degli enti pubblici economía.

NOTE
Antonio LiROSl: Sulla liceita delle «societá di ingegneria».
Paolo DELUANNO: La ponderazione degli interessi ambientan nel procedi-
menlo amministrativo ed i riflessi nella'tutela processuale.

RASSEGNE
Pietro Vocí: Nuovi assetti organizzativi per la banca e ¡'impresa pubblica.
Paolo de CAROLIS y Vitorio BARNATO: Cronache costituzionali (1986-1987).

RESOCONTI STRANIERI
Jaime F. RODRÍGUEZ-A RANA: La suspensión judicial del acto administrativo
(1986-1987).

PROBLEMI STORICI
Nico RANDERAAD: Gli alti funzionari del Ministero dell'intemo durante il
periodo 1870-1899.

NOTIZIE. LIBRI RICEVUTI. RIVISTE R1CEVUTE.


D 0 X A
/Vc.K7i/«<7(i;i
.lürgen Habermas y la filosofía del Derecho
M;inuel Jiménez Redondo
Mota preliminar
Jürgen Habermas
¿Cómo es posible la legitimidad por vía de legalidad?
Kaarlo Tuori
l.licti discursiva y legitimidad del Derecho
Adela Cortina
1.a moral como forma deficiente de Derecho
Carlos S. Niño
Constructivismo epistemológico: Entre Rawls y Habermas
Manuel Jiménez Redondo
,7:.v posible una teoría unitaria v consistente de los capítulos de la Constitución relativos
a derechos fundamentales?
Robcrt Alexy
Sistema jurídico, principios jurídicos y razón práctica
Sobre el paternalismo
Ernesto Garzón Valdés
,J'.s éticamente justificable el paiernalismo juridico?y
Paulette Dielerlen
Paiernalismo y Estado de Bienestar
Victoria Camps
Paiernalismo y bien común
Manuel Atienza
Discutamos sobre paiernalismo
Ernesto Garzón Valdés
Sigamos discutiendo sobre el pa//tcrnalismo
Paulette Dieterlen
Respuesta a M. Atienza
Victoria Camps
Sigamos discutiendo
Eligió Resta
Metáfora del con/ /trato
Javier Lucas
Sobre el ori//gen de la justificación paternalista del poder en la antigüedad clásica
Artículos.
YVerner//K rawietz
/:/ / /concepto sociológico del derecho
A/^lessandro Baratía
y el laboratorio del Derecho. A propósito de la imputación de responsabilidad en
el /jro^v"\f£'.ío penal
Thomas\s"\Wilhelmsson
¿Racionali N 1 / S \Í/OÍ/ de las necesidades en el Derecho privado?
Notas
Juan Ramón
Ealacias de la V / / a 7 \ 1 \ ^ t e la responsabilidad"
Francisco Laporta
Oirás falacias
Juan Ramón Capella
Pesos y medidas
Javier de Lucas
Teoría del Derecho y sociología del recho: El Dictionaire d'Eguilles
Julia Barragán
A propósito de "El Concepto de Eslabilidadi^de los Sistemas Políticos" de Ernesto
Garzón Valdés
Entrevista
Juan Ramón de Páramo
Entrevista a H. L A. Han
Bibliografía
Daniel González Lagier y Juan Antonio Pérez
Lledó (coords.)
Ixt filosofía del Derecho en España (1987)
ULTIMAS PUBLICACIONES
DEL

CENTRO DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES


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Aguiar de Luque v Ricardo Blan-
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INTERPRETACIÓN CONSTITU- NAL DE LOS PARTIDOS POLÍ-
CIONAL Y FORMULA POLÍTICA. TICOS. Ángel Rodríguez Díaz.
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Pablo Lucas Verdú. Pías. 1.800.
LA FORMACIÓN DEL GOBIERNO PARTIDOS POLÍTICOS Y CONS-
EN LA CONSTITUCIÓN ESPA- TITUCIÓN: UN ESTUDIO DE
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Sánchez- Ptas. 1.600. RIAS DURANTE EL PROCESO
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ESTADO SOCIAL Y DERECHOS
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JURISDICCIÓN E INDEPENDEN- Sauquillo. Ptas. 2.200.
CIA JUDICIAL. Juan Luis Requejo ESTUDIOS SOBRE LA FILOSOFÍA
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DESPUÉS DE UNA DICTADURA: Selección de textos, traducción e
CULTURA AUTORITARIA Y introducción de Gabriel Amen-
TRANSICIÓN POLÍTICA EN gual Coll. Ptas. 2.300.
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LA JUSTICIA DE LA GUERRA Y Ptas. 2.300.
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«Ensayo sobre los privilegios». LAS COMUNIDADES EURO-
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ETICA A N ICO MACO. Aristóteles. PAÑOL. Andrés de Blas Guerrero.
Edición bilingüe. Ptas. 1.200. Ptas. 800.
POLÍTICA Aristóteles. Edición bilin- LA EFICACIA TEMPORAL Y EL
güe. Ptas. 1.800. CARÁCTER NORMATIVO DE LA
ESCRITOS POLÍTICOS. Diderot. LEY DE PRESUPUESTOS GE-
Selección de textos, traducción e NERALES DEL ESTADO. Alvaro
introducción de Antonio Hermo- Rodríguez Bereijo, Lorenzo Martín-
sa Andújar. Ptas. 1.400. Reionillo y otros. Pías. 700.
ESCRITOS POLÍTICOS. Benjamín ANÁLISIS CRITICO DE LA
Constan!. Selección de textos, tra- TEORÍA MARXISTA DE LA
ducción de introducción de María JUSTICIA. Martín Diego Farrel.
Luisa Sánchez Mejía. Ptas. 1.400. Ptas. 1.000.
MANIFIESTO OBRERO Y OTROS
ESCRITOS POLÍTICOS. Femdi- ADECUACIÓN AL ORDENAMIEN-
nand íuissalle. Traducción y estu- TO Y FACTIBILIDAD: PRESU-
dio preliminar de Joaquín PUESTOS DE CALIDAD DE LAS
Abollan. Ptas. 1.600. NORMAS. María Jesús Montoro
LA MONARQUÍA DEL MESÍAS Y Chinen Ptas. 800.
LA MONARQUÍA DE LAS IGUALDAD EN LA APLICACIÓN
NACIONES. Tomás de Campane- DE LA LEY Y PRECEDENTE JU-
lla. Traducción e introducción de DICIAL. Andrés Ollero Tassara.
Primitivo Marino. Ptas. 1.800. Pías. 800.
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