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Descripción de mi cuarto al levantarme:

Amanece

Abro los ojos. No me levanta ni un ruido, ni el frío ni el calor. Simplemente


resucito, como si mi alma encontrara su cuerpo, después de un largo viaje. Sin
ningún preámbulo. A la esquina inferior izquierda observo la puerta a medio cerrar,
y en su espaldar un crucifijo que ha puesto mi madre con ánimos de ignorar mi
ateísmo. Mi cama se halla muy cercana a la pared de la puerta. La pared siempre
con una cualidad de desgaste en su parte inferior, sin embargo lo que captura mi
atención por lo general, son unos dibujos y afiches que he pegado. Los dibujos
proporcionales en tamaño y significado. Unos cuantos con carácter reflexivo. Uno
por ejemplo consta de la ilustración de una jeringa con el logo de Coca cola, otro
muestra un reloj de bolcillo encadenado a un grillete. Hay también una ventana
cerca de la cabecera de la cama. Y colgados en la pared dos pinturas de mi
autoría. Una abstracta de color azul, con formas que se confunden entre olas y un
cielo con fuertes vientos. La otra pintura, que es una de mis favoritas. Comprende
a una bailarina con unos colores cálidos, rojo, cobre, y morado como de fondo.
Después de estas rutinarias apreciaciones y con la mente más concentrada a mi
entorno, finalmente me levanto. Toco el frío del suelo con mis pies descalzos, y lo
siento subir hasta mi espalda, lo que termina despertándome por completo. Luego
de esta sorpresa, abro mi puerta, y me dirijo al baño. Al salir de mi cuarto, me
encuentro en medio de un pasillo, el cual en el fondo de la derecha se halla la
puerta que conduce al patío de mi casa. Un lugar lleno de cálidos recuerdos, pero
en las mañanas de un ambiente, generalmente frio. Para mi suerte veo esta puerta
abierta, dejando pasar corrientes de aire que me envuelven, y mi cuerpo se hace
ajeno a mí, casi como empujándome con dirección al baño, solo para lograr evitar
el frío. Aun sabiendo que ese frio no se escaparía del agua en mi baño.

Descripción de alguien que se ve en un espejo:

Reflejo del alma

Por lo general evito mirarme, porque me es suficiente tedio el peso de observar el


mundo. Pero ese mundo se hacía ligero cuando mi reflejo en aquellos ojos tenía la
atención de mi mirada. Aunque, ya no estaban esos ojos, y solo tenía conmigo un
espejo ovalado que le pertenecía. Lo sujeté con ambas manos, puesto que era
pequeño, lo suficiente para capturar la imagen completa de un rostro.
Observo de inmediato el detalle vidrioso de unas pupilas que se hacen ajenas,
como si escaparan de mí, y en efecto eran mis ojos que hasta entonces nunca
habían visto su reflejo con lágrimas. Me acerque otro poco y note la angustia hasta
en mis labios. Una boca sin voz, ni para hablar conmigo mismo.

Descripción de un encuentro:

Relato de una noticia:

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