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Prólogo

El Manual de Atención Comunitaria para las Personas con Discapacidad fuepresentado, por primera vez, por la
Organización Mundial de la Salud en 1979,como un aporte que permitiría dar respuesta de rehabilitación a las
comunidades que no tenían acceso a los servicios. Posteriormente es revisado para hacer otras versiones en los años 80,
83 y 87 mejorando aspectos según los avances en rehabilitación. Es así como en Venezuela también vimos la necesidad
de revisar estos documentos que representan un aporte invaluable para la atención de las personas con discapacidad,
pero que necesariamente requería una nueva adaptación a la situación sociopolítica que vive nuestro país y a las
políticas mundiales en materia de discapacidad. Es así como se entrega esta versión del Manual de Atención Comunitaria
para las Personas con Discapacidad.

El Artículo 83 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, establece que “la salud es un derecho social
fundamental, obligación del Estado que lo garantizará como parte del derecho a la vida”. Este mandato supremo de
nuestro ordenamiento jurídico ha sido, en los últimos años, motor que ha impulsado un conjunto de procesos de cambio
en la institucionalidad pública de salud que apuntan, en el mediano y largo plazo, a la conformación de un Sistema
Público Nacional de Salud “de carácter intersectorial, descentralizado y participativo, integrado al sistema de seguridad
social, regido por los principios de gratuidad, universalidad, integralidad, equidad, integración social y solidaridad” (Art.
84 CRBV)1. Estamos ante un momento de construcción social de este nuevo modo de gestión y atención del derecho a la
salud de las venezolanas y los venezolanos sin distinción de ninguna especie o razón. Expresión de ello lo constituye el
desarrollo de la Misión Barrio Adentro, como columna vertebral que sostiene la atención a la salud, no sólo en el primer
nivel de atención, mediante el fortalecimiento de la red primaria de salud en todo el país, sino que integra y mejora las
capacidades de los siguientes niveles de atención, otorgando mayor racionalidad, eficiencia y eficacia en atenciones
concretas en todos los momentos o eventualidades del proceso salud–enfermedad.

Simultáneamente se ha venido avanzado decidida y progresivamente en otras

áreas y dimensiones para la construcción de un Sistema Público Nacional de

Salud que atienda a ciudadanos y ciudadanas de acuerdo a sus condiciones

específicas de vida, lo que implica asumir las características particulares de cada

ciudadano o ciudadana, considerados individual o colectivamente. Así, toman

relevancia aspectos como la condición de género, la ubicación en el ciclo de vida

1 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999)

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(grupo etario); la condición o estrato social, la situación de inclusión/exclusión; la

ubicación territorial, el acceso a los servicios de salud, así como las características

corporales y cognitivas que presenta el ciudadano y la ciudadana, especialmente

si éstas revelan algún tipo o grado de discapacidad, a partir de un determinado

patrón de normalidad en el funcionamiento.

Este Manual de Atención Comunitaria para las Personas con Discapacidad


se inscribe en este esfuerzo nacional por modernizar, fortalecer y hacer cada

vez más eficiente el Sistema Público Nacional de Salud. Por tanto, no estamos

ante un nuevo manual de “capacitando a las personas con discapacidad en su

comunidad”, sino que presentamos, eso sí, una versión más adecuada de estos

saberes, adaptada a la realidad epidemiológica y sociopolítica de la Venezuela del

2007, que nos presenta tres aspectos predominantes:

1. Mas del 80% de la población vive en áreas con características urbanas

de alta vulnerabilidad para la calidad de vida (alta siniestralidad por robos,

asaltos, ajustes de cuentas entre bandas y otros hechos violentos), que derivan

en personas que presentan limitaciones en su funcionamiento corporal,

especialmente grave en la población adolescente, joven y adulta joven.

2. Esta población habita mayoritariamente en áreas urbanas e industriales

entremezclada; con presencia de contaminación ambiental, anarquía y caos

en la ocupación de los territorios y del ambiente; con densidad de tránsito

automotor creciendo geométricamente versus una estructura vial estacionaria

e incoherente y un transporte público regulado deficientemente), situaciones

que arrojan cientos de personas con discapacidad.

3. El perfil epidemiológico, según la morbimortalidad francamente

inclinado hacia problemas (enfermedades, daños, trastornos) crónicos los

cuales por regla general, dejan secuelas discapacitantes y requieren para su

solución de intervenciones necesariamente intersectoriales, integrales, con

corresponsabilidad comunitaria.

Adicionalmente, la definición de Venezuela, como un “Estado democrático

y social de derecho y de justicia” (Art. 2 CRBV)1 y la definición de sus fines

esenciales como la defensa y el desarrollo de la persona, y el respeto a su dignidad

(Art. 3 CRBV)1 ha impulsado en los últimos años un proceso social de exigencia

de los derechos sociales de grupos o sectores, tradicionalmente invisibles en el

debate público, que hoy por hoy proponen, exigen y luchan por la atención,
defensa y protección de sus derechos sociales. Entre ellos están las Personas con

Discapacidad, grupo que impulsó a un amplio debate social, efectuado entre los

años 2004 y 2006, que concluyó en la promulgación por la Asamblea Nacional

1 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999)

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de la República Bolivariana de Venezuela, de la Ley para las Personas con

Discapacidad, el 5 de enero de 2007, Gaceta Oficial Nº 38.598.

Hoy por hoy, en la República Bolivariana de Venezuela, las Personas con

Discapacidad, son un grupo social visible que cuenta con una ley que respalda sus

derechos específicos, lo que garantiza el cumplimiento de estas demandas por los

organismos del Estado.

Esta nueva realidad epidemiológica y sociopolítica obliga a adecuar el material de

instrucción con el cual se acompañará una estrategia fundamental en el combate

para reducir las brechas de inequidades acumuladas, en este grupo vulnerable

y poblacionalmente significativo (mediante metodologías sólidas y terminología

universal y comparable, la prevalencia apunta a ser mayor del 10% de personas

con discapacidad).

En este contexto, nos referimos a la Atención Comunitaria para las Personas

con Discapacidad (ACPD) como el primer eslabón en la restitución, garantía

y permanencia del ejercicio del derecho a la salud de las personas con

Discapacidad. Preferimos esta denominación (ACPD) a la conocida Rehabilitación

de Base Comunitaria (RBC), no por razones de esnobismo taxonómico, sino por

el interés en colocar en primer plano el papel que las comunidades, las formas de

organización y protagonismo del pueblo (Comités de Tierras, Comités de Salud,

Consejos Comunales, Comités Comunitarios de personas con Discapacidad, etc.)

en su papel protagónico de acompañamiento, solidaridad y compromiso con los

derechos a la salud de las personas con discapacidad, priorizando así el papel de

la comunidad local.
Además, la RBC fue interesadamente homologada en el imaginario social

a rehabilitación pobre, de pobres y para pobres. Grupos de poder, actores

comprometidos con el mantenimiento y crecimiento del complejo médicotecnológico,

lograron exitosamente sembrar la matriz de opinión de que la RBC era

atención con tecnología primitiva. Gremios, sindicatos, asociaciones, sociedades

científicas y cofradías de interesados en conservar su status quo, lograron posicionar

que la RBC era intrusismo laboral, al proporcionarle a personal no profesional

herramientas que sólo eran controlables por personal profesional altamente

especializado. En fin la RBC, fue posicionada como rehabilitación de segunda para

gente de segunda hecha, por personas de segunda; no profesionales e invasores de

la rehabilitación de primera hecha en instituciones (que se encuentran físicamente

ubicadas en las capitales de estado), por profesionales de primera.

También existen razones epistemológicas para el uso de esta denominación, ya

que la causa de la discapacidad no es sólo biológica, sino que también es social

y ambiental. Por lo tanto, las intervenciones (rehabilitación), dirigidas sólo a la

dimensión biológica del individuo con su subproducto, servicios y más servicios,

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asistencias y más asistencias, cuidados profesionales y más cuidados, aislamiento

sectorial (sector salud y sólo sector salud), no sólo son soluciones parciales e

incompletas a la problemática, sino peor aún, un factor fundamental para que

todavía grandes cantidades de personas con discapacidad, continúen en la exclusión

de no recibir servicios básicos de rehabilitación, sin tener acceso en condiciones de

igualdad a la educación, formación, trabajo, ocio, vida cívica y comunitaria.

Es necesaria la atención integral con la comunidad como actor protagónico

para intervenir sobre las otras dimensiones de la discapacidad: la dimensión

psicológica, la dimensión social, la dimensión ambiental. Sólo la atención con

la comunidad, jugando papeles protagónicos fuertemente apoyados política

y financieramente por un estado solidario y dispuesto a empoderar a la gente


común que vive y muere en las comunidades, y no sólo a la llamada sociedad

civil, que muchas veces se autoproclama representación genuina de las mayorías

con las que no se mezcla ni comparte sus posicionamientos colectivos, hará

posible otro tipo de intervenciones, como son las medioambientales de gran

alcance, los cambios sociales, los cambios de actitud colectivos, las políticas

intersectoriales públicas, el desarrollo de comunidades y sociedades integradoras.

Esas intervenciones son diferentes a rehabilitación, por lo que las llamamos

Atención Comunitaria y no Rehabilitación Comunitaria.

También debido a razones conceptuales, este manual no sólo enseña cómo

organizar a la comunidad para rehabilitar a sus miembros que ya tienen

discapacidad, sino también cómo eliminar barreras físicas, comunicacionales,

arquitectónicas, urbanísticas y de actitud, para integrarlos. Además enseña cómo

prevenir no sólo algunas enfermedades y daños que llevan a discapacidad, sino

también cómo prevenir discapacidad aunque haya daño o enfermedad y cómo

promover funcionamiento humano. Así no es sólo rehabilitación, sino que este

manual es fundamentalmente Atención Integral.

En consecuencia nos parece importante destacar que este manual no es sólo para

ilustrar con algún grado de detalle, cómo poner en práctica algunas técnicas ya sea

para prevenir, rehabilitar, equiparar oportunidad o integrar, sino sobre todo para

facilitar la organización de la comunidad para que pueda garantizar el derecho de

sus miembros con discapacidad para llevar una vida independiente hasta donde

sea posible y digna. Este manual está hecho para darle poder a la gente, para

blindar la defensa del Derecho de las personas con Discapacidad a tener, como lo

recomienda la OPS, el máximo goce a la salud posible y para ir haciendo realidad

la Convención Mundial de Derechos de las Personas con Discapacidad.

Debido a esto, en cada guía o cuaderno hacemos mención al logro de algún

derecho específico a los que contribuye el mismo y lo contextualizamos con

la mención de algún artículo de la recién aprobada Ley para Personas con


Discapacidad de Venezuela (2007).

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Es por ello que hemos sustituido, donde quiera que estuviera, el término

“discapacitado” por el de “persona con discapacidad” en una clara intención

de reforzar el derecho a ser llamados persona en primer lugar y luego con una

condición, la discapacidad. Es además permear el manual de la terminología

universal de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la discapacidad

y la salud (CIF). El formulario uno y dos para identificar a las personas con

discapacidad del manual está modificado sobre la base de los tipos de

discapacidad, que la CIF clasifica. Hacemos énfasis en los elementos del ambiente

sobre los que se está interviniendo. De hecho, hemos agregado un cuaderno para

tocar específicamente estos aspectos ambientales.

También hacemos énfasis, cuando así se requiere, en la necesaria utilización de

la red de Servicios de Salud y Rehabilitación para complementar la atención.

El anexo de este manual es el Directorio de la fortalecida Red de Servicios de

Rehabilitación, con la cual estado acompaña la implementación de esta estrategia.

Son 600 servicios de rehabilitación (uno por cada 50.000 habitantes), y 600

centros de diagnóstico integral que se construyeron entre los años 2006 y 2007

para asistir con rehabilitación a las personas con discapacidad leve y moderada, y

los 74 servicios de rehabilitación fortalecidos con tecnología de punta en todas las

áreas, para asistir en rehabilitación a las personas con discapacidad severa.

Es claro la ACPD no es un servicio, es una estrategia transversal e integradora,

que utiliza también la red de servicios no sólo de rehabilitación sino de salud en

general, educativa, deportiva, recreacional. En suma, ACPD es un instrumento

para que entre todos, en el ámbito local, garanticemos a la persona con

discapacidad, el derecho a la dignidad, la calidad de vida y la salud, como

expresión de la mayor suma de felicidad posible.

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