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Mística Tradicional
POR EL
NIHIL O B S T A T
Imprimatur
OBISPADO D E S A L A M A N C A
3 F e b r u a r i i , 1925
Imprimatur
DR. Z E P Y R I N U S ANDRES,
Vic. C a p .
P R O T E S T A S D E L AUTOR
L A V I D A MÍSTICA
Y L A V í D A S O B R E N A T U R A L (1)
SÍ spin'/n vil*imtis, s p i r i l u el
antbmemus. G a l . 5, 25.
nes, que calman las iras del cielo y ponen en fuga a los
enemigos del bien (Cant. 7, 1).
Por fin, los limpios de corazón, o sea los que con
embriagueces de amor en que se ordena la caridad, han
logrado quedar bien purificados de todo afecto desorde-
nado y de todo apego terreno, llegan al colmo de la di-
cha despertando todos sus espirituales sentidos para
empezar a ver las maravillas de Dios. Así, después de
percibir la divina fragancia (Cant. 1, 2), y gustar las-
dulzuras divinas (Cant. 2, 3) y sentir el toque de amor
delicado (Cant. 2, 6), empieza el alma enamorada del
Señor a oir la dulcísima vos del Amado y verle venir
saltando montes y atravesando collados... y mirando
por ventallas y celosías hasta decirle: Ven, que ya pasó
el invierno y aparecieron las flores... (Cant. 2, 811).
Así cumple El la palabra que dió a los suyos en la
última cena, si de veras le amaban, diciendo fjfaíT». 14,
18-21):iVo os dejare huérfanos: vendré a vosotros... En-
tonces conoceréis que Yo estoy eii el Padre y vosotros
en Mi, y Yo en vosotros.—Quien tiene mis manda-
mientos y los guarda, ese es el que me ama; y quien
me ama a M i , será amado de m i Padre, y Yo le ama-
ré y me manifestaré a M i mismo.
Por donde se ve cómo, «en esta misma vida, según
dice Sto. Tomás (1. c. ad 3), purificados los ojos por el
don de entendimiento, se puede ver a Dios de algún
modo».
Y a la vista de estas infinitas hermosuras, que tan
venturosos nos harán, se distingue muy bien lo precio-
so de lo v i l (1), lo divino de lo humano; y todo lo que no
sea Dios y a El no se ordene, aparecerá como basura
y lodo (2). Así, por un delicadísimo ^MS/O sobrenatural,
como por un maravilloso gusto artístico de las bellesás
eternas, o sea por connaturalidad a lo divino, según
dice Sto, Tomás, mediante el sublime don de sabiduría
aprende el alma a juzgar con acierto de todo, a distin-
guir lo natural de lo sobrenatural, y a tener cada cosa
(1) E t si s e p a r á v e r i s pretiosum a vili, quasi os meum eris. /e-
rem, 15, 19.
(2) P h í l . 3, 8; Sap. 7, 9.
30 L A V E R D A D E R A MÍSTICA TRADICIONAL
• Praeceptum de amore D e i
quam late pateat, c a n t a s ei-
que adjuncta dona Sancti Spi-
ritus q u o m o d o crescant...,
hae^et talia asceticaeettnys-
ticae t h e o l o g i a e capita si
quis pernosse volet, is A n g e -
licuni in p r i m i s Doctoretn
adeat o p o r t e b i t » .
(Pío X I , E n e . S t u d i o r n m
Ducem),
R i g a n s montes de s n p e r í o r i b u s
sitis. — ( P s . 103, 13).
38, p. 607), sentirán «el aspirar del aire... con llama que
consume y no da pena». «Este aspirar del aire, es una
habilidad de el E. S. que pide aquí el alma para amar
perfectamente a Dios... Es un delicadísimo toque y sen-
timiento de amor que ordinariamente en este estado se
causa en el alma en la comunicación del E. S.; el cual
a manera de aspirar con aquella su aspiración divina,
muy subidamente levanta y la informa, para que ella
aspire en Dios la mesma aspiración de amor que el Pa-
dre aspira en el Hijo, y el Hijo en el Padre, que es el
Espíritu Santo, que a ella la aspira en dicha transfor-
mación... Y esto es para el alma tan alta gloria y tan
profundo y subido deleite, que no hay decirlo por lengua
mortal ni el entendimiento humano, en cuanto tal, pue-
de alcanzar algo de ello. Pero, el alma unida y trans-
formada en Dios aspira en Dios a Dios la mesma aspi-
ración divina que Dios, estando en ella, aspira en Sí
mesmo a ella... En los perfectos es en la manera dicha...
Ella se hace Dios por participación... De donde las al-
mas esos mesmos bjenes poseen por participación que
El por naturaleza: por lo cual verdaderamente son dio-
ses por participación...
«¡Oh almas criadas para estas grandezas y para
ellas ¡/amadas/, ¿en qué os entretenéis?... Oh miserable
ceguera..., en tanto que buscáis grandezas y gloria os
quedáis miserables y bajos, de tantos bienes hechos ig-
norantes e indignos... En esta unión el alma jubila y
alaba a Dios con el mesmo Dios... es alabanza perfec-
ta; porque estando el alma en perfección, hace las obras
perfectas»—conforme decía Taulero (Instit. c. 14).
Así el alma transformada se encuentra hecha tan
otra y tan incomparablemente superior a lo que era,
que a sí misma no se conoce y todo lo bueno que antes
hacía le parece muy bajo e imperfectísimo para lo que
ahora desea y puede.
«No tiene en nada, decía Sta. Teresa (Mor. 5, c. 2),
las obras que hacía siendo gusano... líánle nacido alas.
¿Cómo se ha de contentar, pudiendo volar, de andar
paso a paso? Todo se le hace poco cuanto puede hacer
por Dios, según son sus deseos. No tiene en mucho lo
que pasaron los Santos, entendiendo ya por experiencia
104 L A VKKDADEKA MÍSTICA TRADICIONAL
- ^
106 L A V E R D A D E R A MÍSTICA TRADICIONAL
ra que los que no ven vean, y los que ven, se hagan cie-
gos» (foan. 9, 39). Lo cual, así como suena, se ha de en-
tender en este camino espiritual, y así... el alma que
estuviere a oscuras y se cegare en todas sus luces pro-
pias y naturales, verá sobrenatnralniente; y la que a
alguna luz-suya se quisiere arrimar, tanto más se cega-
rá y se detendrá en el camino de la unión
X . — L a transformación deífica.
do...; y que por más que trató de resistirá todo, por íin
cedió al imperio del ministro de Dios, quedando la per-
sona definitivamente sana y bien escarmentada.
Quizá alguien, al oir esto, se sonría, por estar acos-
tumbrado a explicar u oir explicar científicamente cier-
tos casos de supuestas posesiones, resultando, según
dicen, puro histerismo, lo que parecía obra del espíritu
maléfico.—Muy posible es que así haya sucedido no po-
cas veces y vuelva a suceder, aunque ahora es más de
temer suceda todo lo contrario; por lo cual importa mu-
cho estudiar bien las señales que hay para distinguir lo
natural de lo diabólico. Porque está hoy como de moda,
en los esprits ybr/i—capaces de creer a pies juntillas
cuanto les dijese la vidente X u otra por el estilo—el
no creer en el demonio... Mas aunque de hecho no esta-
mos obligados a dar crédito a los casos de posesión que
suelen ordinariamente referirse, es ciertísimo para todo
cristiano que existe ese implacable enemigo de las al-
mas, a quienes, por cuantos medios puede, trata de
arrastrar a la perdición, sin escarmentar por derrotas,
ni por nada, habiendo llegado su temeridad a tentar
como tentó al mismo Salvador en el Desierto. Vacada
paso en los Sdos. Evangelios se lee cómo lanzaba El
los demonios y cómo éstos clamaban en su presencia
extremecidos... Luego vemos allí que trasmitió a los
Apóstoles su mismo poder de lanzar los demonios, y los
Apóstoles lo dejaron en la Iglesia, donde los Santos Pa-
dres y los primeros apologistas, como Tertuliano, se
valen de la notoriedad de ese poder para confundir a
ios gentiles diciendo; «Adoráis a quienes nosotros ator-
mentamos»... Porque, en efecto, era notorio que la sim-
ple presencia de un cristiano bastaba a veces para ahu-
yentar y hacer prorrumpir en lamentos al enemigo. Y
hoy mismo, en la China, como no ha mucho escribía un
Arelado de allí, abrazan muchos el cristianismo huyen-
do del mal espíritu, viendo cómo huye de los cristianos.
Yásf, al hacera los catecúmenos el exorcismo que man-
^a el Ritual para antes de bautizarlos, los que tienen
señales de posesión entran en grandes convulsiones, y
al ser bautizados quedan libres del maligno; y lo que es
212 L A V E R D A D E R A MÍSTICA TRADICIONAL
1.—Alteza de su vocación.
ahora... Si hay una o dos en cada una (de las casas) que
la lleve Dios ahora por meditación, todas las demás
llegan a contemplación perfecta, y algunas van tan
adelante, que llegan a arrobamientos».
Por algo anduvo esta última frase en numerosas edi-
ciones tan cambiada, que se le hace decir todo lo con-
trario... Así el P, Bouix se llenó de asombro al verla
«desnaturalizada de una manera tan dolorosa como
absurda*... Y , sin embargo, todavía en 1918 vemos al
docto P. Gerardo de San Juan de la Cruz lamentarse
en un discurso, poco ha v\xb\\ca.áo (Mensajero de Santa
Teresa, dic. 1923), de ver aún ese pasaje tan adultera-
do «hasta el presente..., merced a que mano extraña le
borró y corrigió a su placer».
Pero de esta culpa de la tan atrevida «mano extra-
ña» no pudieron menos de participar más o menos los
responsables de tantas ediciones infieles.
Por suerte hoy tenemos ya, no sólo en la correctísi-
ma del P. Silverio, sino también en la del señor La
Fuente, publicada en Madrid en 1861 62, las palabras
textuales de la Mística Doctora para consuelo de quie-
y m á s propias del espíritu de Cristo N . S. y intimadas con m á s
entereza para que se pongan por o b r a . — A s í lo dijo el Profeta
Amos (c. 5): Aborrecieron a l que los corregicuen l a puerta, esto
es, al que los reprendía a l descubierto con rectitud... Y a ñ a d e
m á s : y abotuifiaron del que les intimaba y p e r s n a d i a l a doctrina
p u r a , s a n t a y perfecta con rectitud y enteresa, y con e n t r a ñ a s de
verdadera caridad... De manera que no hay cosa m á s aborrecible
ni peso m á s intolerable para los que no quieren andar a derechas,
ni vivir conforme a la p e r f e c c i ó n a que les obliga su estado, que
el persuadirles esa p e r f e c c i ó n con veras, procurando obligarles a
que se ajusten a ella.—Destos h a b l ó el A p ó s t o l cuando dijo (2 T i m .
4): que v e n d r í a tiempo en cjue se les h a r í a la doctrina sana y per-
fecta tan pesada y aborrecible, que no la podrían sufrir... De los
mismos dijo S. Gregorio (Moral, lib. 8, c. 24): I n j n s t i s semper
sunt g r a v i a verba jitstorutti... «A los que no se quieren ajustar
^on sus propias obligaciones, siempre se les hace pesado e intole-
rable lo que se les dice en orden a su buen e n d e r e z a m i e n t o » , Y
p o n d e r ó m á s este dolor y sentimiento de los imperfectos el E s p í -
ritu Santo cuando dijo en el libro de Job (c. 24): 5t súbito a p p a -
f u e r i t a u r o r a , a r b i t r a n t u r u m b r a m mortis, que al ver salir la
aurora de la verdad, (.uando menos pensaban y se t e n í a n por m á s
seguros, d e s c u b r i é n d o l e s sus e n g a ñ o s . . . , les causa angustias de
muerte».
¡ D í g a n l o sino hoy los clamores contra el hermoso renacimien-
to de la verdadera m í s t i c a tradicional!...
294 L A V E R D A D E R A MÍSTICA TRADICIONAL
V.—Confusiones y engaños.—Rectificación
y conclusiones.
sin duda, aunque sea menos bien, debía llegar hasta ahí,
siquiera para salvar la teoría...
Y así continúa diciendo: «Omnis demum contemplado
quae... circa patriae coelestis beatitudinem, aut circa quam-
libet aliam fidei veritatem versatur, ad hoc genus contem-
plationis, quam acquisitam vocamus, pertinet, et ut breviter
dicam, omnis materia meditationis est quoque materia con-
templationis, hoc solo discrimine addito, quod meditatio
investigat, contemplatio degustat... ipsam inventam veri-
tatem sincerissime intuetur, illa tándem in rebus creatis
sistit,.. haec semper ad Deum transit, et illum tam in ipso
quam in quibuscumque aliis rebus intuetur. Haec de con-
templaiione acquisitn dicta sufficiant>.
^ T e r d a d e r a m e n t e q u e r e s u l t a s e r uno de los m á s d e s c o n -
c e r t a n t e s e i n c a l i f i c a l e s que se h a b r á n escrito sobre l a con-
t e m p l a c i ó n , p r o m e t i e n d o t a n t í s i m a s cosas a n u e s t r o s p o b r e s
esfuerzos y d e s l u m b r á n d o n o s c a d a v e z m á s con i n a u d i t a s
p e r s p e c t i v a s , p a r a i r d e j a n d o s i e m p r e a l i n c a u t o l e c t o r con
e l c o r a z ó n seco, o h i n c h a d o y l a c a b e z a v a c í a , c u a n d o no
« l i s i a d a » , t r a s t o r n a d a o f a s c i n a d a , p a g á n d o s e de v a n a s p a l a -
b r a s con q u e cobre a v e r s i ó n a l t r a b a j o de l a o r a c i ó n d i s c u r -
s i v a y por s u d e j a d e z o t e m e r i d a d se i n c a p a c i t e p a r a r e c i b i r
las l u c e s y g r a c i a s de l a v e r d a d e r a y ú n i c a c o n t e m p l a c i ó n a
q u e q u i z á no t a r d a r í a en s e r admitido, si con h u m i l d a d p e r -
m a n e c i e r a llamando a la puerta del divino a l c á z a r o pidien-
do a l a s p a r a v o l a r a l a c u m b r e d e l m o n t e santo y a l l í , i l u
minados sus ojos con l a l u z i n f u s a , v e r a D i o s y g p z a r l e y
d e s c a n s a r en s u s a n t a p a z , . , ( l ) .
A s í con h a b e r sido e l a u t o r t a n feliz en otras e m p r e s a s o
i n n o v a c i o n e s q u e le g r a n j e a r o n justo r e n o m b r e , en é s t a r e -
s u l t ó , p r e c i s o es d e c i r l o c l a r o de u n a v e z , no s ó l o i n f o r t u n a -
do, sino en g r a n m a n e r a desastroso, r o m p i e n d o con l a s a n a
t r a d i c i ó n e n sus ú l t i m o s a ñ o s por e s a f u n e s t a i n v e n c i ó n q u e
p a t r o c i n ó y puso de m o d a , y q u e e x a g e r ó s a c á n d o l a de los
modos p a s a d e r o s y a d m i s i b l e s en que l a p r e s e n t ó el P . A l v a -
r a d o y otros l a a d m i t i e r o n — q u e es como un c o m i e n z o , g e r -
m e n o p r i m e r g r a d o de l a i n f u s a — , y p r e s e n t á n d o l a como
iiLft*, por det ir lo que el mismo editor reconoce, que p r á c t i c i m e n -
te í'oufunde la supuesta c o n t e m p l a c i ó n adquirida con la infusa.
Por tin en el n ú m e r o de A b r i l , p. 56, alude a nuestro trabajo, lla-
m á n d o l e 'la bola de la mentira y el e s c á n d a l o farisáico».
Y tales cosas las firma el R. P. *FR CLAUDIO ]>K JKSÚS CRUCI-
FICADO, C , D.», que suele ser d é l o s m á s mesurados entre nuestros
fogosos impugnadores...
Con estas ñ n e z a s y la conocida habilidad de traer por los cabe-
llos, cuando asi les conviene, ciertos pasajes de S t a . Teresa y de
San Juan de la Cruz, suprimiendo o torciendo lo que les estorbe
(como el TAN l a m o s í s i m o ) , se dispensan de responder a nuestros
argumentos y, d e j á n d o l o s en pie, dan f á c i l m e n t e por resuelta c u a l -
quier c u e s t i ó n ; aunque en sentido contrario de la realidad y ver-
dad, como podrá ver quien tenga ojos para ello.
(1) Con razón Segneri se quejaba al cardenal Barbarigo de que
se trataba de « r e e m p l a z a r la m e d i t a c i ó n por esta tmeya f o r m a <ie
oración, no s ó l o inútil, sino peligrosa, que lian han tizado con el
nombre de contemplación*. (Duden, p á g . 144).
341 L A VERDADHKA MÍSTICA TRADICIONAL
por poco que los tenga abiertos vese TODA TURBIA... (I).
»Aquí se gana la verdadera humildad, para no dárse-
le nada de decir bien de sí, ni de que lo digan otros... Re-
parte el Señor del huerto la fruta y no ella, y así no se le
pega nada a las manos... Porque lo ve por vista de ojos, que
mal que le pese, se los hace cerrar a las cosas del mundo, y
que los tenga abiertos para entender verdades».
«Llegada una alma aquí—prosigue (c. 21)—, no es sólo
deseos los que tiene por Dios; Su Majestad le da fuerzas
para ponerlos por obra. No se le pone cosa delante en que
piense le sirve a que no se abalance... ¡Oh, qué es ver un
alma que se ve aquí, haber de tornar a tratar con todos, a
mirar y ver esta farsa de esta vida tan mal concertada!...
No podrá nadie creer, si no lo experimeirta, lo que el Se-
ñor la da aquí, que no hay diligencia nuestra que a esto
llegue... Tiene el pensamiento tan habituado a entender lo
que es verdadera verdad, que todo lo demás le parece jue-
go de niños. Ríese entre sí algunas veces cuando ve a per-
sonas graves, de oración y religión, hacer mucho caso de
unos puntos de honra, que esta alma tiene ya debajo de los
pies».
Así, en el cap 23, dice: «Es otro libro nuevo de aquí ade-
lante, digo, otra vida nueva: la de hasta aqui era mía; la
que he vivido desde que comencé a declarar estas cosas de
oración, es que vivía Dios en mí, a lo que parecía; porque
entiendo yo era imposible salir en tan poco tiempo de tan
malas costumbres...»
«Nunca—añade (c»29)—salía de oración; aun durmiendo
me parecía estaba en ella, porque aquí era crecer el amor*.
Por eso vuelve a lamentar el engaño de los que antes de
que les hayan nacido las místicas alas, pretenden con sus
pobres esfuerzos alcanzar ya el alto grado de virtud y de
amor que Dios comunica a los perfectos, y les comunicará a
(I) Sin los dones m í s t i c o s — e s c r i b í a conforme a esto San I g n a -
cio a San F r a n c i s c o de Borja—«todas nuestras cogitaciones, pala-
bras y obras van mezcladas, í r i a s y turbias».
C . X.—INANIDAD DK L A CONTEMPL. ADQUIRIDA 377
•ellos también algún día si en E l confían y perseveran en la
oración.
«Se engañan aquí muchas almas—escribe ella (Vida, c.
31, n . 18)—que quieren volar antes que Dios ¡es dé alas...
Veo a algunas almas muy afligidas por esta causa ., Como
ven en otras personas, que son más crecidas, cosas muy
grandes de virtudes que les da el Señor..., que ellos no las
pueden acabar consigo, desconsuélanse...»
Entre esas altas virtudes cita: «un no se nos dar nada que
digan mal de nosotros, antes tener mayor contento que
•cuando dicen bien; una poca estima de honra; un desasi-
miento de sus deudos, que, si no tienen oración, no los que-
rría tratar, antes le cansan; otras cosas de esta manera mu-
chas, que a mi parecer, las ha de dar Dios, porque me pa-
rece son ya bienes sobrenaturales... No se fatiguen; espe-
ren en el Señor, que lo que ahora tienen en deseos, Su Ma-
jestad hará que lleguen a tenerlo por obra...*
t i c i a s p a r t i c u l a r e s y e n t r a r en el e j e r c i c i o de los actos a n a -
irá cxperi-
g ó g i c o s , porque poco a poco y en b r e v e t i e m p o
metitando en sí una sed y hambre de Dios, y de estos
actos sueltos e interrumpidos subirá en b r e v e a u n acto
c o n t i n u a d o de a m o r y a u n a p u r a c o n t e m p l a c i ó n , hasta tan-
to que llegue a la perfecta unión con Dios.»
S i n eso s e r í a i m p o s i b l e l l e g a r a tan alto estado, q u e es
y a como u n p r e s a g i o de l a g l o r i a , en q u e con toda p l e n i t u d
Amarás al Señor
s e c u m p l e el p r e c e p t o d e l a m o r , q u e dice:
tu Dios con lodo tu corazón, con to(ta tu alma, con toda
fu mente y todas tus f¡tersas (1).
(1) Maro. 12, 30. E n la G l o r i a , advierte el P . Alfonso de Je-
sús M.a, C . D . ( P e l i g r o s y reparos d e p e r f e c c i ó n , 2.a p. disc. 3 § 12):
«sin i n t e r m i s i ó n alguna, continua y perfectamente emplea uno to-
das sus fuerzas en el amor divino; pero en esta vida cumple con
el precepto y consigue el fin en parte, quien habitualmente se em-
plea en Dios, con tal d i s p o s i c i ó n de ánimo^ que en n i n g ú n acon-
tecimiento a d m i t i r á cosa contraria a lo que debe a su amor. — Aquí
se debe advertir que entre los viadores hay muy grande latitud
en el cumplimiento deste precepto; porque los varones espirittia-
l e s y perfectos, que del todo se entregan a Dios N . S., puesta la
mira en asemejarse, cuanto la c o n d i c i ó n desta vida lo consiente,
a los bienaventurados, reciben de S u Majestad tan particulares,
poderosas y superiores a y u d a s , que les f a l l a poco p a r a esla con-
i i n n a c i ó n y tota! entrega, con que se emplea todo lo que el hom-
bre tiene recibido de Dios en su amor y servicio... Desta manera
nos lo puso Dios N. S., expresando el fin dicho, que perfectamen-
te sólo se consigue en el cielo.
• Porque como la latitud con que un hombre ayudado de Dios se
puede ir mejorando y perficionando en el cumplimiento deste pre-
cepto, sea como infinita, t e n í a necesidad para irlo haciendo, de
que con él se levantase el á n i m o a tan aventajada p e r f e c c i ó n .
E s t o d e c l a r ó S a n A g u s t í n , de quien Santo T o m á s t o m ó esta doc-
trina, asentando que fué muy conveniente que al hombre se le pu-
siese el precepto del a m o r con toda p e r f e c c i ó n , para que supiese
el fin adonde h a b í a de poner l a m i r a de su aprovechamiento es-
piritual... Non enim recte c u r r i t u r , s i quo ctirrendum est, nes-
ciatnr...
'Xo es menos admirable la p o n d e r a c i ó n con que Cristo N. S.
habla en ¡as d e m á s materias. Porque en materia de o r a c i ó n y de
la necesidad de su c o n t i n u a c i ó n dice... ( L e . 18): Oportct semper
orare, et nunquam deficere... que es querer de los hombres l a m a -
y o r c o n t i n u a c i ó n en este ejercicio, que se puede i m a g i n a r , y la
cosa m á s dificultosa que en esta vida se puede pedir, tanto que a
muchos de los que no e s t á n a l u m b r a d o s con l u s d i v i n a , les pare-
ce casi imposible, supuesta l a flaqueza humana y la instabilidad
de nuestro pensamiento*.
C X. — INANIDAD D E LA CONIEMPL. ADQUIRIDA 383
CONCLUSION
(1) Sobre esta diferencia notabilísima de los que van por las «vías or-
dinarias» de sus propios métodos, habilidades e industrias, y los que so»
llevados por las vías del Espíritu, véase a S, Juan de la Cruz, Noche, I, c-
] y nuestras Cucsítones ntisticas, 4.a, a. I.
, 31
482 LA. VERDADERA MÍSTICA TRADICIONAL
Superiorum pertuissu
PRÓLOGO 5
I . —Alteza de su v o c a c i ó n 222"
I I . — G r a v í s i m o s d a ñ o s seguidos de una f o r m a c i ó n defec-
tuosa 226-
I I I . — C u á n t o importa levantar los corazones 228
I V . —No es un s u e ñ o dorado, sino un imperioso deber el
aspirar a la verdadera santidad 231
V . —Testimonios del V . P . L a Puente 233-
V i l . — I n c o h e r e n c i a s y f a n t a s í a s peligrosas en el prota-
gonista de la c o n t e m p l a c i ó n adquirida 3Í4
V I I I . — C ó m o fué iniciador de de la decadencia m í s t i c a . . 344-
I X . — C ó m o por sostener esa i n v e n c i ó n r o m p i ó de lleno
consigo mismo y con S t a . Teresa 351
O)
m
O