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Sororidad.

La irrupción de lo femenino

Cuando un hombre habla de lo femenino hoy en día está dispuesto a meterse en un berenjenal y
más cuando lo hace sobre el feminismo, que es un posicionamiento político y ético ante las
relaciones de género. Este año fue emblemático en la irrupción del feminismo en el debate
público. Desde el #Me too hollywoodense hasta los pañuelos verdes argentinos, desde el Premio
Nobel de la Paz a Nadia Murad, joven activista contra los abusos de los islamistas en Medio
Oriente, hasta el gabinete más paritario en la historia de México, parece que la irrupción de lo
femenino en Occidente está llegando a un nuevo punto.

La mujer, “la otra mitad del cielo”, como llegó a decir el líder evolucionario chino Mao Tse-tung,
tiene espacios públicos cada vez más importante y decisivos. Y pese a los avances sociales la mujer
en todo el mundo sigue viviendo peligrosamente en muchas partes del mundo. En Cancún está
semana se disparó la alerta ante la desaparición de una jovencita, lo que ya es un asunto cotidiano
en otras partes del país como los municipios conurbados de la ciudad de México. En nuestro país,
en España, en Argentina, en Estados Unidos, las desapariciones de mujeres siguen siendo una
realidad en las noticias.

Ante la locura de la violencia la lucha por una sociedad que termine con los prejuicios patriarcales
es un deber. En nuestra vida cotidiana es casi seguro que todavía tenemos muchos
comportamientos machistas que imperceptiblemente reproducimos y que desterrarlos será una
batalla íntima pero cuya discusión social es necesaria.

Y las mujeres y su lucha han dado lugar este año a un neologismo: sororidad. Se trata de pensar en
el hermanamiento entre mujeres, en el saber estar juntas, confiar en ellas, en la fuerza, en la
inteligencia, en la ternura. Es un término que tiende puentes y se contrapone al término
patriarcado. Y de pronto este año resultó ser un año de protagonismos femeninos.

Alguien que no viene a la mente cuando pensamos en feminismo es Pamela Anderson quien fue
uno de los símbolos sexuales de los años 90 del siglo pasado y quien se acaba de revelar como una
mujer con otros niveles de complejidad más allá de los titulares de las páginas rosas y de los
chismes del espectáculo. Con motivo de las protestas de los chalecos amarillos franceses, en redes
sociales posteó mensajes de apoyo, y en el transcurso del año fue haciendo explícito su apoyo al
líder laborista británico Jeremy Corbyn.

En entrevista con el filósofo croata Srecko Horvat y la revista izquierdista estadunidense Jacobin,
Anderson habló de su experiencia como voluntaria en Haití después del terremoto pero sobre
todo se presenta una mujer comprometida con su tiempo, lectora de Humberto Eco, crítica de los
populismos derechistas de Estados Unidos, Brasil e Italia, y capaz de marcar distancia de su papel
de sex symbol.

Y en la entrevista, Anderson termina abogando por un mundo en el que se “devoran libros y arte.”

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