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Autonomía (del griego auto, "uno mismo", y nomos, "norma") es un concepto moderno, procedente de la filosofía y, más recientemente,
de la psicología, que, en términos generales, expresa la capacidad para darse reglas a uno mismo o tomar decisiones sin intervención ni
influencia externa. Se opone a heteronomía
La autonomía en el ámbito filosófico se integra entre las disciplinas que estudian la conducta humana (ética), mientras que en el ámbito de
la psicología cobra especial importancia en el estudio
La autonomía encarna el problema de como se comporta la persona ante sí misma y la sociedad. Se ha estudiado tradicionalmente en
Filosofía bajo el binomio libertad-responsabilidad, de manera que su opuesto sería el binomio determinismo-libertad . Los análisis
sobre la libertad (o libre albedrío, como se denomina dentro de la tradición cristiana) recorren la Historia de la Filosofía desde sus
inicios, y cobran especial importancia a partir de la introducción de la noción de pecado durante la expansión del Cristianismo. Eso
explica que la cuestión de la libertad no haya sido analizada con la misma abundancia durante la antigüedad que durante las épocas
posteriores.
Los planteamientos más recientes en el campo de la autonomía se deben a Jean Piaget y a su discípulo Lawrence Kohlberg.
Razonamiento heterónomo: Las reglas son objetivas e invariables. Deben cumplirse literalmente, porque la autoridad lo ordena, y no
caben excepciones ni discusiones. La base de la norma es la autoridad superior (padres, adultos, el Estado), que no ha de dar razón
de las normas impuestas ni ha de cumplirlas en todo caso. Existe una tendencia demostrada a las sanciones expiatorias y a identificar
el error como una falta, así como a la búsqueda indiscriminada de un culpable (pues una falta no puede quedar sin castigo), de
manera que es admisible el castigo del grupo si el culpable no aparece. Además, las circunstancias pueden llegar a castigar al
culpable.
Razonamiento autónomo: Las reglas son producto de un acuerdo y, por tanto, son modificables. Se pueden someter a interpretación y
caben excepciones y objeciones. La base de la norma es la propia aceptación, y su sentido ha de ser explicado. Las sanciones han de
ser proporcionales a la falta, asumiéndose que en ocasiones las ofensas pueden quedar impunes, de manera que el castigo colectivo
es inadmisible si no se encuentra al culpable. Las circunstancias no pueden castigar a un culpable.
El tránsito de un razonamiento a otro se produce durante la pubertad.
Desarrollo moral según Piaget[editar]
Piaget se basó en dos aspectos del razonamiento moral para formular sus teorías: el respeto por las reglas y la idea de justicia de los
niños. Con base en las respuestas que los niños daban a sus preguntas, Piaget estableció varias etapas de desarrollo moral. Esta forma
de entender el proceso moral se conoce como teoría cognitiva-evolutiva, y de manera simple: busca entender la moralidad de adentro
hacia afuera, como entendimiento del sujeto que luego se expresa en sus actitudes. Piaget explicó, que para entender la moralidad del
sujeto no solo es necesario ahondar en su discurso —principio que regía muchas de las investigaciones de lo moral en su época—, sino
que era esencial definir su estructura cognitiva, es decir, la lógica y los patrones de pensamiento que rigen el entendimiento moral básico
del individuo.
Etapa premoral[editar]
Esta etapa abarca los cinco primeros años de la vida del niño, cuando aún no tiene mucha conciencia o consideración por las reglas. De
los dos a los seis años los niños son capaces de representar las cosas y las acciones por medio del lenguaje, esto les permite recordar
sus acciones y relatar sus intenciones para el futuro. Sin embargo, no pueden aún realizar razonamientos abstractos, por lo que no
pueden comprender el significado de las normas generales. Esto hace que las vean como cosas concretas imposibles de variar que se
han de cumplir en su sentido literal. Estas normas son, además, exteriores a los niños, impuestas por los adultos, por lo tanto la moral se
caracteriza en esta fase de desarrollo por la heteronomía.
Etapa autónoma[editar]
A partir de los 10 años los niños ya se percatan de que las reglas son acuerdos arbitrarios que pueden ser impugnados y modificados con
el consentimiento de las personas a las que rigen. Creen que las reglas pueden ser violadas para atender las necesidades humanas y
tienen en cuenta la intencionalidad del actor más que las consecuencias del acto. Han aprendido que algunos crímenes pasan
desapercibidos y no son castigados. De los doce años en adelante los niños sufren cambios biológicos y psicológicos radicales. Se
produce la maduración sexual, pero también una maduración biológica general que potencia el desarrollo intelectual y moral. Los niños, en
esta etapa, se convierten en adolescentes y sus estructuras de conocimiento permiten ya las generalizaciones y la realización de
operaciones mentales abstractas. Los conceptos se integran en sistemas de proposiciones y se aprende a pasar de lo particular a lo
general y de lo general a lo particular. En esta etapa surgen sentimientos morales personalizados, como la compasión o el altruismo, que
exigen la consideración de la situación concreta del otro como un caso particular de la aplicación de las normas. Gracias a esto, la rigidez
de aplicación de las normas y conceptos morales, propia del estado anterior, desaparece, completándose el paso de la presión adulta al
control individual de la propia conducta. El adolescente formula principios morales generales y los afirma de un modo autónomo frente a
las normas exteriores. El respeto a estas últimas se realiza de un modo personal.
Estadio postconvencional: las normas se cumplen en función de la aceptación individual y de los valores que comportan.
Nivel 5: Orientación relativista. La norma se cumple en función de un consenso, y no se pueden desobedecer (debo respetar las
normas en beneficio común y en función de un consenso voluntario).
Nivel 6: Orientación universalista. La norma se cumple cuando respetan valores universales, y si no, se desobedecen (cualquier
acción se basa en el respeto de la dignidad de los demás, o de lo contrario es legítima la desobediencia).
Kohlberg afirma que los niños viven en el primer estadio, mientras que apenas un 20 % de los adultos llegan al nivel 5, y solamente un 5 %
alcanza el nivel 6.
A pesar de las críticas contra el modelo de Kohlberg, hoy en día goza de amplio consenso y reconocimiento.
esarrollo moral según Kohlberg[editar]
Kohlberg aplica el concepto piagetiano de desarrollo en estadios del desarrollo cognitivo al estudio del juicio moral. Define el juicio moral
como un proceso cognitivo que permite reflexionar sobre los propios valores y ordenarlos en una jerarquía lógica. Además, para
desarrollar este juicio moral es necesaria la asunción de roles, que se refiere tanto a la capacidad de ponerse en el lugar del otro, como de
poder observar la situación problemática desde una perspectiva de tercera persona, o como un otro generalizado. Las situaciones
problemáticas generan un desequilibrio en la vida de la persona. Lo que deberá hacer es buscar restaurar el equilibrio, clarificando sus
creencias y justificando su decisión.1
Kohlberg descubrió que el razonamiento moral parece evolucionar y complicarse progresivamente a lo largo de la adolescencia y hasta la
edad adulta joven, ya que depende del desarrollo de ciertas capacidades cognitivas que evolucionan según una secuencia invariable de
tres niveles, cada uno de ellos compuesto de dos estadios morales distintos. Utilizó el concepto “estadio” para referirse a la manera
consistente que una persona tiene de pensar sobre un aspecto de la realidad. Estos se caracterizan porque implican diferencias
cualitativas en el modo de pensar, cada uno es un todo estructurado, forman una secuencia invariante y son integraciones jerárquicas.
Cada etapa refleja un método de razonamiento frente al planteamiento de dilemas morales. La metodología empleada para determinar en
qué estadio se encuentra una persona es la “Entrevista sobre el Juicio Moral”, que consiste en proponer tres dilemas morales hipotéticos
(comprensibles) y realizar una serie de preguntas directas para identificar en qué estadio se encuentra la persona. No importa mucho el
contenido de la respuesta, sino la forma, es decir, el razonamiento empleado. El caso propuesto más conocido es el dilema de Heinz.1
Kohlberg afirmaba que a pesar del vínculo estrecho entre desarrollo moral y desarrollo cognitivo, el crecimiento de este último no era
suficiente para garantizar el desarrollo moral, y que la mayoría de los adultos nunca llegarían a pasar de la etapa 5 del desarrollo
moral.
Moral preconvencional[editar]
Se da entre los 4 y los 11 años de edad; sin embargo, cabe la posibilidad de que algunos adolescentes y adultos se encuentren en este
nivel. Se caracteriza porque las personas actúan bajo controles externos. Obedecen las reglas para evitar castigos y obtener recompensas
o por egoísmo.
Etapa 1[editar]
Esta etapa o estadio fue definido por Kohlberg como la de "orientación hacia el castigo y la obediencia". En esta etapa la bondad o maldad
de un acto depende de sus consecuencias. En ese sentido, los actos que el niño realiza son siempre pensando en evitar el castigo. El niño
no logra entender que el castigo es una respuesta posible ante hacer algo malo; simplemente toma el castigo como una acción que ocurre
automáticamente después de hacer el mal. Más aún, el pensamiento cognitivo del niño está limitado, pues este se encuentra en la etapa
preoperacional o iniciando la etapa de las operaciones concretas. En esta línea, su pensamiento es más intuitivo que lógico.2
Etapa 2[editar]
Moral convencional[editar]
Este nivel de juicio moral suele surgir a partir de la adolescencia. Es la moral que la mayoría de personas poseen, y consiste en un
enfoque desde la perspectiva de uno mismo como miembro de una sociedad, es decir, se tiene en cuenta lo "socialmente esperado".1
Etapa 3[editar]
El desarrollo del estadio 3 marca la entrada del preadolescente o adolescente en el nivel de razonamiento moral convencional.2 Definida
por Kohlberg como la etapa de "orientación del niño bueno". En esta etapa los actos se valoran según complazcan, ayuden o sean
aprobados por los demás. Se evalúa la intención del actor y se tiene en cuenta las circunstancias.Dicho de otra forma, en este estadio la
motivación para actuar moralmente guarda relación con acciones que persigan los intereses personales sin dañar a otros y se espera más
de uno y de los demás.2 El niño entiende la reciprocidad en términos de la regla de oro (si tú haces algo por mí, yo haré algo por ti).
Etapa 4[editar]
Esta es la etapa de la "preocupación y conciencia sociales". En ella se toma en consideración la voluntad de la sociedad reflejada en la
ley: lo correcto es la obediencia a la norma, no por temor al castigo sino por la creencia de que la ley mantiene el orden social, por lo que
no debe transgredirse a menos que haya un motivo que lo exija.El tipo de razonamiento de esta etapa se desarrolla durante la segunda
mitad de la adolescencia y tiene como características el ser una etapa altamente equilibrada. Además, usualmente es la etapa más alta a
la que llegan los adultos. Sin embargo, la crítica a esta etapa residen en su dificultad para dar una respuesta convincente al problema
planteado por Kolhberg, ya que, por un lado, aboga por las leyes y normas; pero, por otro lado, también considera los derechos humanos
básicos. En este sentido, se genera un conflicto entre leyes y derechos, conflicto que las personas en el estadio cuatro no logran resolver
del todo, pues deben escoger o entre la adhesión a la ley o la desobediencia.2
Moral postconvencional[editar]
Este nivel de desarrollo moral consiste en un enfoque desde una perspectiva superior a la sociedad. La persona que llegue a este nivel ve
más allá de las normas de su propia comunidad, llegando a los principios en los que se basa cualquier sociedad buena. Muy pocos adultos
consiguen tener un juicio postconvencional.1
Etapa 5[editar]
Se trata de la etapa de la "orientación del contrato social". Las personas piensan en términos racionales, valoran la voluntad de la mayoría
y el bienestar de la sociedad. Las leyes que comprometen los derechos humanos o la dignidad son consideradas injustas y merecen
desafío. Sin embargo, la obediencia a la ley se sigue considerando mejor para la sociedad a largo plazo.
Etapa 6[editar]
La sexta etapa del desarrollo moral según Kohlberg es la de "moralidad de principios éticos universales". El individuo define el bien y el
mal basado en principios éticos elegidos por él mismo, de su propia conciencia. Se basan en normas abstractas de justicia y respeto por
todos los seres humanos que trascienden cualquier ley o contrato social. Se actúa de acuerdo a norma
ESCUELAS DE FAMILIA MODERNA
https://www.educacion.navarra.es/documents/27590/51352/AUTONOMIA_Y_RESPONSABILIDAD.pdf/34e7af0a-341e-47eb-b7a6-
5b44a2c56a4e
Consideraciones previas La autonomía es un concepto de la filosofía y la psicología evolutiva que expresa la capacidad para darse
normas a uno mismo sin influencia de presiones externas o internas. Se opone a heteronomía. Autonomía se refiere a la regulación de
la conducta por normas que surgen del propio individuo. Autónomo es todo aquél que decide conscientemente qué reglas son las que
van a guiar su comportamiento. Tener autonomía quiere decir ser capaz de hacer lo que uno cree que se debe hacer, pero no sólo eso.
También significa ser capaz de analizar lo que creemos que debemos hacer y considerar si de verdad debe hacerse o si nos estamos
engañando. Somos autónomos cuando somos razonables y consideramos qué debemos hacer con todos los datos a nuestra disposición.
Dicho de otro modo: somos verdaderamente autónomos cuando usamos nuestra conciencia moral. Precisamente cuando hacemos esto,
nos fijamos en la conexión causal entre las acciones y los efectos que producen. La conciencia de esa conexión nos lleva al concepto de
responsabilidad. Sólo cuando somos libres en el sentido positivo de la palabra -es decir, autónomos, conscientes-, nos damos cuenta de
la repercusión de nuestras acciones y podemos ser responsables. En relación al concepto de autonomía, como proceso para la toma de
decisiones libres sustentadas en la propia conciencia de la persona (valores, principios, creencias, etc.), es interesante repasar algunos
conceptos que contribuyen en la constitución de la autonomía como voluntad, libertad y autoestima. “La voluntad no es en sí misma una
facultad intelectual, ni tampoco es una facultad irracional. Sus actos se ejecutan conforme a la razón. Por lo tanto, seguir los deseos no
es ejercer la voluntad, es simplemente estar (ciegamente) dominado. De esta manera puede afirmarse que el deseo pertenece al orden de
lo sensible, en tanto la voluntad pertenece al orden del intelecto”. (Ferrater Mora, 2001) La libertad no es innata a nuestra condición
humana, sino un logro de nuestra integración social. No partimos de la libertad, sino que llegamos a ella (Savater, 1997). Dewey (1998)
señala que la libertad es la capacidad de actuar y realizar con independencia de toda tutela exterior. Sólo cuando el impulso ha sido,
hasta cierto punto, controlado y contenido, entonces, puede darse la reflexión. En la autonomía se sigue una regla, un principio, o ley
que es interna a la propia conciencia de la persona, que la ha interiorizado a través de un proceso de construcción progresivo y autónomo.
En la autonomía, la regla es el resultado de una decisión libre, y digna de respeto en la medida que hay un consentimiento mutuo
(Sepúlveda G,. 2003) La responsabilidad es un valor que está en la conciencia de la persona, que le permite reflexionar, administrar,
orientar y valorar las consecuencias de sus actos, siempre en el plano de lo moral. Una vez que pasa al plano ético (puesta en práctica),
persisten estas cuatro ideas para establecer la magnitud de dichas acciones y afrontarlas de la manera más prepositiva e integral, siempre
en pro del mejoramiento personal, laboral, social, cultural y natural. Si enseñamos a un niño/a a ser autónomo/a, también le estamos
ayudando a ser responsable, a tener mayor seguridad en sí mismo, a tener fuerza de voluntad, a ser disciplinado y a estar tranquilo.
Aspectos todos importantísimos para que un niño/a crezca feliz. El sentido de responsabilidad se adquiere a través de la experiencia y
la práctica, ya que la persona deberá tomar decisiones en conciencia, ponderando el valor de lo que se quiere conseguir y las
consecuencias que puede acarrear, asumiéndolas . El ser humano aprende a responsabilizarse, o a no hacerlo, desde la primera etapa de
su vida. Las pequeñas tareas y obligaciones de la vida cotidiana tendrán que ir estando a adaptadas a la edad del niño. El sentido de la
responsabilidad se pondrá en juego desde las más sencillas situaciones de la vida cotidiana y en el trato diario que el niño tenga con sus
padres, sus maestros y sus iguales. En la primera infancia necesita motivaciones externas como premios, refuerzos positivos, o castigos
proporcionados. El sentimiento básico de confianza es imprescindible para la autonomía y especialmente importante en los primeros
años de vida, entre los tres y los siete años, en los que predomina la conciencia heterónoma, pero hay que ir explicándoles los porqués
para hacerle cada vez más autónomo. También hay que tener en cuenta que aunque ya participan de sentimientos de culpabilidad es
muy difícil que tengan arrepentimiento. Es a partir de esta edad, en torno a los siete años (depende de la maduración personal de cada
persona), que empieza a aparecer cierta conciencia moral, a formar sus criterios y comienza también la autocrítica y la heterocrítica.
Indicadores de la competencia: Un niño/a es autónomo y responsable sí… • Realiza sus tareas normales sin que haya que recordárselo
en todo momento. • Ha adquirido hábitos personales (asearse, vestirse, atarse los zapatos, comer….) en función de la edad que tenga. •
Puede razonar lo que debe hacer. • Presenta fuerza de voluntad en la ejecución de las tareas. • Se plantea nuevos retos y objetivos. • No
demanda sobreprotección. • No echa la culpa a los demás ni busca excusas sistemáticamente. • Es capaz de elegir entre diferentes
alternativas. • Puede jugar, hacer sus deberes y estudiar a solas sin problemas. • Puede tomar decisiones distintas de las que otros toman
en el grupo en que se mueve (amigos, pandilla, familia, etc.), que sean para él o ella adecuadas, aunque sean diferentes de la opinión de
los demás. • Respeta y reconoce los límites establecidos por los padres, aunque en ocasiones pueda discutirlas o incluso llegar a una
negociación (de acuerdo con la edad del hijo/a) • Puede concentrar su atención en tareas complicadas (dependiendo de su edad) durante
cierto tiempo, sin llegar a situaciones de frustración y abandono. • Lleva a cabo lo que dice y en lo que se compromete. • Reconoce sus
errores sin necesidad de complicadas justificaciones. • Se conoce a sí mismo • Intenta conquistar y mantener un equilibrio emocional
Frases sobre autonomía y responsabilidad: “La persona autónoma es quien controla su propia vida, determina sus propias metas y actúa
de manera racional y efectiva para lograrlas”. Aviram y Yonah “Educar no es fabricar adultos según un modelo, sino liberar en cada
hombre lo que le impide ser el mismo”. (Savater, 1997) “El ser humano tiene que aprender a decir sí o no desde sí mismo, no desde el
temor de perder una oportunidad y quedarse atrás”. (Maturana, 2001) "Nunca se da tanto, como cuando se dan esperanzas." Anatole
France "No se le puede enseñar nada a un hombre; sólo ayudarle a encontrar la respuesta dentro de sí mismo." Galileo Galilei “Es
preferible tomar las propias decisiones, aunque estemos intranquilos, que seguir las de otros y estar tranquilos.” Kwame Nkrumah
“Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti”. Lucio Anneo Séneca. “La autonomía es un requisito
para la eficacia.” Jack Lang “El hombre se autorrealiza en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su
https://www.fundacioncadah.org/web/articulo/ensenar-habitos-de-autonomia.html
El desarrollo de la autonomía personal es un objetivo prioritario en la educación de un niño. Un niño autónomo es aquel que es capaz de realizar por sí
mismo aquellas tareas y actividades propias de los niños de su edad y de su entorno socio cultural.
Un niño poco autónomo es un niño dependiente, que requiere ayuda continua, con poca iniciativa, de alguna manera sobre protegido.
Los niños con pocos hábitos de autonomía, generalmente presentan problemas de aprendizaje y de relación con los demás. De ahí la importancia de su
desarrollo: normalmente cuando progresan en este aspecto, también lo hacen en su aprendizaje y relación con los demás
https://educrea.cl/fomentar-la-autonomia-los-ninos/
• Responsabilidad
– “El ser humano aprende a responsabilizarse, o a no hacerlo, desde la primera etapa de su vida” (Maite Vallet).
– La responsabilidad de organizar su cuarto, de apuntar las tareas en la agenda, de su estudio es suya.
• Capacidad de concentración
Al cabo del día hay innumerables actividades que ayudan a la concentración de forma natural.
• Motivación de logro
– La satisfacción por el propio progreso es imprescindible en el proceso de aprendizaje. Hábitos de estudio.
• Razonamiento lógico
– La inteligencia no solo se desarrolla estudiando, también es importante la “capacidad de pensar”.
– Responsabilizarse de tareas cotidianas y resolver situaciones fomenta el razonamiento y el orden lógico.
• Desarrollo de la disciplina interna
– La autodisciplina se adquiere con la práctica y el refuerzo positivo.
– Una autonomía cada vez más completa le enseña a adquirir esa disciplina interna.
• Favorece la psicomotricidad
– Los cambios de ropa, en un tiempo determinado (clase de gimnasia) proporcionan oportunidades para desarrollar la
autonomía y la psicomotricidad.
• Conducta prosocial
– Las tareas compartidas suponen una oportunidad para fomentar la empatía y el altruismo.
– Colaborar entre compañeros, hermanos etc. beneficia al que presta ayuda y al que la solicita. Factor de protección de
riesgos.
• Autoestima y autoconcepto
• Éxito social
• Protección de riesgos en la adolescencia, etc.
Recomendamos
BIBLIOGRAFÍA
• López Cassà, E. (2010) “Educación emocional”. Editorial Wolters Kluwer Educación
• Vallet Regí, M. (2011) “Cómo educar a mi hijo durante su niñez (de 6 a 12 años)”. Editorial Wolters Kluwer Educación
• Vallet Regí, M. (2011) “Educar a niños y niñas de 0 a 6 años”. Editorial Wolters Kluwer Educación
• I Symposium Nacional de Psicología clínica y de la salud con niños y adolescentes (noviembre 2011). Universidad Miguel
Hernández (Elche, Alicante)
cual es la edad propicia para comenzar a desarrollar la autonomía. Para tener una
aproximación a la concepción de la percepción de los niños/as se señala que “en esa edad
el sistema de las coordenadas operativas, o sea cuando el sujeto empieza a captar las
direcciones, lo que le estorba entonces, en ese caso, para la evolución perceptiva de las
longitudes” (Piaget & Inhelder, 1969, pág. 51). Los autores nos señalan que a partir de los
nueve a diez años, las percepciones toman una visión de campo direccional y aparecen las
comprende que la información más relevante y necesaria son las percepciones la cual se
van generando con una estructuración lógica-matemática (Piaget & Inhelder, 1969, pág.
51).
Piaget, J., & Inhelder, B. (1969). La psicología del niño. Madrid: Morata
desde la educación se tiene una base estructurada a la hora de enseñar, asunto
que debería cambiar al tener en cuenta la autonomía del niño como objetivo, para lo cual es
importante hablar de la autonomía moral y autonomía intelectual desde la educación se tiene una base estructurada a la hora de enseñar,
asuntoque debería cambiar al tener en cuenta la autonomía del niño como objetivo, para lo cual es
La autonomía moral es gobernarse a sí mismo. Para hablar sobre ella, hay que tener claro que
es moralidad, la cual comprende el bien y el mal en la conducta humana y son actos que se
miden de acuerdo a unas normas establecidas por una persona con autoridad, la diferencia
existente con la moralidad autónoma, es que el bien y el mal lo determina cada individuo a partir
La autonomía moral está arraigada a la educación que recibimos desde que somos niños, pues
muchos adultos hacen uso del premio y castigo, al momento de hacer las cosas bien o mal
establecidas dentro de un marco social, pero que tal si esto se cambiara y el adulto conversara
con el niño intercambiando puntos de vista y le dijera mirándolo a los ojos, “no puedo creer que
La autonomía requiere de una regla, un principio o una ley, siendo algo propio de la
conciencia de la persona, proceso de construcción autónomo. Esta regla tiene como resultado una
decisión libre, digna de respeto. La voluntad se ejecuta conforme a la razón, es decir, el deseo no
encargada de mover la voluntad a la razón del fin propuesto, convirtiendo en la tarea del maestro
para que el estudiante llegue hacia la autonomía moral, implicando así mismo asumir la propia
del sujeto en relación con un objeto determinado. En cuanto a la libertad es un logro de nuestra
integración social y es la capacidad que tenemos para actuar y realizar con independencia pero
Los docentes a través de procesos educativos, deben desarrollar en los estudiantes una
capacidad reflexiva. Y por último está el eje de la autoestima que está denotada como un
concepto básico, pues debería ser tomado como la aceptación del ser propio, sin poner en duda
autoestima, el fomentar en los niños, niñas y jóvenes, paz al ir creciendo consigo mismos, sin
depender tanto de las situaciones externas. La autoestima y la auto exigencia, son importantes
aprender a tener buenos y malos momentos, dejando la frustración a un lado, lo importante aquí
es conformarnos como seres humanos íntegros, llenos de virtudes y defectos, pero capaces de
sociología encontramos a Emilio Durkheim, que plantea una relación entre la moralidad social e
dilemas morales y se apoya en la distribución del desarrollo por estadios de Jean Piaget,
educación social; finalmente Carol Gilligan estudiante de Kohlberg, interesada por la necesidad
de realizar estudios para reconocer una diferencia entre el desarrollo moral femenino y el
desde la sociología (La educación moral, 2002) expone una realidad moral en la cual los seres humanos se encuentran inmersos, reflejada
juicio, distinguiéndose el bien y el deber. Para Durkheim (2002), el deber es la moral en tanto
que manda; es la moral concebida como una autoridad y el bien es la moralidad concebida como
una cosa buena. (p.112), la primera más vista como una regla y límites impuestos, la segunda
más en relación con la voluntad y la espontaneidad del deseo, por ello considera que la moral se
presenta bajo un doble aspecto, puesto que una espera entera obediencia y otra, el magnífico
ideal de la sensibilidad.
Desde allí la educación es el único medio para formar el temperamento moral del niño y de la
deber como dos aspectos diferentes de una misma realidad, para Durkheim (2002) la sociedad
{…} siéndonos superior nos penetra, porque forma parte de nosotros mismos y nos atrae con esa
acción especial que inspiran los fines morales. (p.114); desde allí se da lugar a representaciones
de la misma, siendo por un lado un poder que se hace ley o como un ser amado al cual nos
entregamos, actuando así por respeto al deber o por amor al bien, pues son indisociables estos
sentimientos.
Siendo así, Durkheim (2002) expone dos tipos de sujetos; entendiendo la multitud de matices
intermedios:
Unos son dueños de sí, tienen ese poder de inhibición, esa autoridad sobre ellos mismos
que desarrolla la práctica del deber; los otros se caracterizan por esa energía activa y
creadora que desarrolla una comunión tan continua y tan íntima como sea posible con el
conciencia, manteniendo el sentimiento de necesidad de las reglas morales en los niños y las
niñas, a partir de la definición de fines colectivos, donde se asegure la armonía de sus funciones,
concibiendo la fe como un ideal común, que brinde nuevas ideas de justicia, solidaridad, entre
otras, que se están elaborando; siendo hoy en día la necesidad más urgente de la educación,
(Durkheim, 2002) ante todo es necesario que nos hagamos un alma, y esa alma, hay que
prepararla en el niño. (p.119), también resalta que en la medida en que la consideración relativa a
las sanciones, de cualquier naturaleza que sean, contribuye a determinar un acto, en la misma
desde afuera, no por la fuerza material, sino en virtud del ascendiente que hay en ellas. (p.123).
Siendo así, cada individuo que forma parte de una sociedad, en la que piensa y siente, de tal
modo concurre a la elaboración de una conciencia moral, reflejando que la razón no acepta como
verdadero más que lo que ha reconocido espontáneamente como tal, asimismo se reconoce que la
Durkheim (2002) fundamenta que Kant (Crítica de la razón. Los principios) se niega a admitir
que la voluntad puede ser plenamente moral, cuando no es autónoma, cuando soporta
pasivamente una ley de la cual no es legisladora, por ello para resolver la antinomia, afirma que
moral que lleve a los niños y niñas a ejercer la libertad y la democracia. A partir de J. Heller (La
autonomía en la escuela, 1968) nos ubicamos en que sí los maestros proponen estrategias de
trabajo que respeten la personalidad de cada niño y niña, permitiendo que adquieran conciencia
educación social, que fomenta a los individuos a salir de su egocentrismo, puesto que
interactuando con los adultos y con los pares, la infancia transforma su personalidad y si espíritu,
donde según Piaget (La autonomía en la escuela, 1968) aprenden a colaborar entre sí y a
someterse a las reglas comunes, viviendo así la moralidad como un acto heterónomo, puesto que
Además, Piaget expone que el contexto de cada grupo social se caracteriza por unas reglas
morales y de modos de pensar obligatorios, que son impuestos mutuamente (entre las personas) y
se deben respetar, ante lo cual contrastamos desde la práctica que los niños y las niñas dentro de
sus grupos sociales hacen acuerdos de manera formal en condiciones específicas y en el juego, el
cual permite crear espacios y situaciones que competen a la creación y ejecución de reglas.
Específicamente para Kohlberg (1989) la autonomía es la capacidad que tienen los seres
humanos de darse a sí mismos libertad y voluntariamente las normas que guían su conducta, de
reflexionar y elegir la manera más conveniente de actuar por designio propio para un bien tanto
personal como social, es un importante elemento para la educación moral, ya que ésta se
desarrolla a través de etapas que generan un aprendizaje definitivo en el que se adquieren nuevas
moral va de la mano con la evolución de la personalidad de cada ser humano, teniendo en cuenta
experiencias propias.
Kohlberg postula dentro de su estudio una serie de etapas y niveles de desarrollo moral,
Los niños y niñas en edad escolar entre 5 a 6 años según Kohlberg se encuentran en la etapa
impuestos ya sea por la tradición, por la autoridad, etc. En este nivel y etapa se enmarcan
que atraviesan los actos de la infancia, conformando así el razonamiento moral, en el cual se
accede a las normas, las reglas y los roles que se encuentran inmersos en el contexto; para
Kohlberg el desarrollo moral esta posibilitado por dilemas morales, es en las consecuencias de
los actos, las cuales son relativos da lugar a un concepto de justicia y equidad, donde se orientan
En esta misma línea de estudios en torno a la autonomía se ubican los planteamientos teóricos
consideran relevantes para esta investigación porque plantea que las mujeres tienen diferentes
tendencias psicológicas y morales que los hombres, así que pensar en el desarrollo de la
específico el libro La moral y la teoría psicología del desarrollo femenino (1985) da lugar a una
conceptualización del yo y de la moral, desde entrevistas, preguntas y su análisis.
Para que la infancia alcance un verdadero ejercicio de autonomía se hace necesario que ésta
discurso y se le otorgue a los niños y niñas una verdadera participación infantil, donde se
autonomía.
LIBRO
DURKHEIM, Emile. (2002). La educación moral. (pp. 111 - 126) Morata: Madrid.
HELLER, J. (1968). La autonomía en la escuela. En J. Piaget, La autonomía en la escuela (pp. 29 - 71). Buenos Aires: Losada.
KAMII, C. (s.f.). La Autonomía como finalidad de la educación. p. 1-11. Universidad de Llinois, Circulo de Chicago. Montes
KOHLBERG, Lawrence. (1989) El mundo social en la mente infantil; Compilación: Elliot Turiel, Llena Enesco y Josetxu Linaza. Capítulo
3: Estadios morales y moralización el enfoque cognitivo- evolutivo. Descripción física: 435 p.
PIAGET, J. (1968). Observaciones psicológicas sobre la autonomía escolar. En J. Piaget, La autonomía en la escuela (pp. 9 - 28). Buenos
Aires: Lozada. Piaget, J. (1969). Los nuevos métodos educativos y sus bases psicológicas. En J. Piaget, Psicología y pedagogía (págs. 157-
208). Barcelona: Ariel.
PIAGET, J. (1968). La educación social. En J. Piaget, La autonomía en la escuela (págs. 72-78). Buenos Aires: Losada. Rousseau, J. (2008).
Libro primero y Libro segundo. En J. J. Rousseau, Emilio o de la educación. México: Pie de imprenta.
para que este encuentre respuestas a sus propias preguntas a partir de la experimentación, del