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CITAS Y REFERENCIAS HISTÓRICAS

Martinez Primitivo – Historia de la Inquisición

“En esta época, con el afán de guardar lo que se denominaba "pureza de fe, o de dogma", nace la
Inquisición. En el fatídico año de 1223 el Papa Gregorio IX promulga una bula que establece la
"SANTA ROMANA Y UNIVERSAL INQUISICIÓN", cuyo fin sería el de "desarraigar la herejía donde
quiera que se encontrase"” Martinez Primitivo – Historia de la Inquisición

“En 1252, el Papa Inocencio IV instaura oficialmente el uso de la tortura en su bula Ad extirpanda.
Los herejes carecen de derechos. En los manuales para uso de inquisidores que se escribieron en la
época, podemos leer preceptivas como ésta:

"Mejor que mueran cien personas inocentes que un solo hereje quede en libertad".

Comienza la era del terror. Todo les está permitido a los inquisidores, quienes, en tantos
casos, se comportarán como auténticos psicópatas. Parecería que ellos no podían equivocarse. Se
diría que nada podían hacer que fuera reprensible. Quienes se atrevieron a cuestionar su autoridad
fueron declarados herejes. Intelectuales católicos como Siger de Brabante, Meister Eckhart,
Guillermo de Ockham o Marsilio de Padua, entre otros muchos, estuvieron bajo sospecha o fueron
condenados y sus obras declaradas heréticas. En muchos casos, la herejía adopta la forma de
protesta social. Son las herejías nacionales. En Inglaterra estuvieron los lolardistas de John Wicliff;
en Bohemia, los husitas al abrigo de la memoria de Jan Huss; en España, los herejes de Durango con
Alonso de Mella a la cabeza”.

“El Emperador Federico II estableció la legislación civil en esta materia inspirándose en los Concilios
contra los herejes. La persecución de la herejía sería una cuestión de derecho público, además de
eclesiástico. Con crueles edictos emanados entre1220 y 1239, estableció la pena para los herejes:
confiscación de los bienes, exilio y prisión que podía llegar a ser de por vida y, finalmente, la hoguera.
Federico ofrecía a la Iglesia la intervención de la justicia laica como intervención de sangre y liberaba
a la Iglesia de lo inaceptable, la realización física de la condena a muerte de los herejes, al mismo
tiempo que el tema de la herejía se constituía en un asunto exclusivo de la Iglesia”.

“El juicio primario correspondía a la Iglesia, pero para la condena podía derivar el caso a la rama civil
y penal: el alma pertenecía a la Iglesia, que investigaba para salvar y el cuerpo pertenecía al rey, que
ejecutaba para hacer justicia”.
“En 1231, dos años después de Meaux, Gregorio IX concluyó la obra de la reorganización del Tribunal
de la Santa Inquisición, instituyendo una red de cortes judiciales en todas las ciudades importantes
de Europa”.

“El IV Concilio de Letrán, 1215, condena oficialmente la doctrina cátara. El Papa Inocencio III piensa
que ha cumplido su misión y que ya puede dormir tranquilo, lo que ocurre un año después con su
muerte, 1216”.

“En 1226, el rey francés Luis VIII solicitó una nueva cruzada contra todo hereje cátaro superviviente
aún en la zona con el claro propósito de establecer el dominio francés allí.

Es entonces, 1231, cuando el Papa Gregorio IX establece oficialmente la Inquisición en toda


la Iglesia y la encomienda a la Orden de Predicadores, los dominicos, así llamados por ser su
fundador Domingo de Guzmán, que había fallecido diez años antes, 1221. Eran los Domini canes,
ardientes defensores de la ortodoxia católica”.

“La Inquisición fue creada para, entre otras cosas, seguir combatiendo a los cátaros aún vivos y
ocultos en algunas fortalezas y ciudades. A tal grado llegó el celo de los dominicos que no dudaron
en exhumar ellos mismos los cadáveres para quemarlos en la hoguera como ocurrió en Albi en 1234.
Cuando las autoridades civiles se negaron a desenterrar los cadáveres de los herejes que habían
sido condenados como tales por el Tribunal, los frailes dominicos se dirigieron al cementerio y
procedieron ellos mismos a desenterrar a los muertos para que sus restos fueran públicamente
quemados en la hoguera”.

Prácticas de Tortura

La solicitación

“Junto a los alumbrados propiamente dichos, aparecieron otros tipos religiosos oscuros y sin
escrúpulos, que, en el sacramento de la penitencia y bajo la autoridad de falsos arrebatos místico-
extáticos, solicitaban a sus feligresas contacto carnal o sexo. Era la solicitación de aquellos falsos
alumbrados y oportunistas embaucadores, de ética muy degradada. Algunas veces, sobre todo los
alumbrados de Extremadura y Andalucía, mezclaban doctrinas heterodoxas con raptos místico-
sensuales, presencias diabólicas y delirios escatológicos, embrollando lo herético con depravaciones
morales. (…)

En el acto del proceso inquisitorial contra el religioso Juan de Villalpando se lee: En el acto de la
confesión babeaba a las mugeres en el rostro y ponía las manos en los pechos y partes ocultas,
diziendo que por allí avía de entrar el espíritu y que aquello era lo mejor para estar en gracia…

La solicitación era una práctica generalizada, como lo demuestra el Edicto de Gracia,


promulgado, en 1623, por el Inquisidor General Andrés Pacheco, en el que se mencionan múltiples
maneras que el confesor utiliza para conseguir favores sexuales de sus penitentes. Estos Edictos, al
conocerse las prácticas obscenas de estos religiosos desvergonzados, produjeron el consabido
escándalo. Para justificar sus abusos sexuales y vencer los lógicos escrúpulos de las penitentes, estos
religiosos inventaban doctrinas falsas, dándoles a entender y diciendo que aquellos tocamientos no
eran pecado, que lo hacían para alegrarlas, consolarlas y ayudarlas. Para sojuzgar y humillar a las
mujeres a través del confesionario, confiesan a las discípulas en lugares secretos retirándose siempre
de los templos y yglesias parrochiales donde concurre el pueblo cristiano… Las discípulas eran las
beatas alumbradas”. 107 - 108

MANUALES DE LA INQUISICIÓN

- Directorium Inquisitorum (Manual de Inquisidores) de Fray Nicolás Eymeric, escrito en 1376


en Aviñón, por este dominico catalán nacido en Gerona en 1322.
- Bernardo Gui Practica inquisitionis hereticae pravitatis, redactado hacia 1320.
- Un siglo más tarde asistiremos al nacimiento de otra joya de la Inquisición: el Malleus
Maleficarum

“El edicto era un escrito público de la Inquisición. Había varios tipos de edictos:

Edicto de gracia, que se publicaba con la promesa de perdonar a todos los que
voluntariamente se acusaran como herejes arrepentidos, a los que se absolvía sin penitencia
pública.

Edicto de fe, que si la persona no se presentaba voluntariamente para confesar su pecado


de herejía, los demás fieles, que podían ser el padre, un hermano, el esposo, un hijo, un familiar, un
amigo, tenían la obligación de delatar al sospechoso de herejía a los inquisidores, bajo pena de
excomunión.

Edicto de delaciones, que se leía un domingo de cuaresma, todo los años, obligando a los
creyentes, en un plazo de seis días, a delatar al Santo Oficio a toda persona sospechosa de haber
incurrido en herejía.

Edicto de los anatemas, que se celebraba ocho días más tarde que el de delaciones, también
una vez al año y él se amenazaba con la excomunión a todo creyente que no hubiera delatado a un
hereje o sospechoso de serlo.

Edicto emplazador, que era el destinado a las personas fugadas o ausentes, a las que se les
había incoado un proceso, emplazándolas a comparecer personalmente ante los inquisidores en un
determinado plazo de tiempo, de lo contrario sería reputado como hereje convicto, pertinaz e
impenitente”.
LA TORTURA

“La Inquisición prefería las confesiones de los acusados a las pruebas con testigos, porque
las consideraban más convincentes, pero si el acusado era obstinado en su negativa, cosa muy
normal, los inquisidores podían, porque los Papas y ellos mismos así lo habían establecido, utilizar
dos medios violentos, el encarcelamiento preventivo y la tortura”.

“El Papa Inocencio IV, mediante la bula Ad extirpanda, 16 de mayo 1252, autorizó el uso de la
tortura, que Alejandro IV, 1259 y Clemente IV confirmaron unos años más tarde. Al principio, los
jueces podían elegir entre flagelación, el potro de tortura, la estrapada y las brasas; después se
irán añadiendo otras torturas más sofisticadas, que los inquisidores se intercambiaban para poder
causar el más intenso dolor al prisionero y así tuviese que inculparse, como la garrucha, el cepo, el
aplasta pulgares, el tormento del agua, las tablillas y la doncella de hierro”.

“El potro. Consistía en una estrecha y larga mesa de madera sobre la que se ataba con cuerdas al
reo por las muñecas y tobillos. Las cuerdas de las muñecas estaban fijas a la mesa y las de las piernas
se iban enrollando a una rueda giratoria. Cada desplazamiento de la rueda suponía una distensión
de los miembros. El dolor producido al distender los músculos y estirar la estructura ósea era muy
profundo e insufrible, que aumentaba con el girar de la rueda, lo que podía producir
desmembramiento. Se detenía, a la mitad del tormento, para conminar al reo que dijese la verdad;
si no lo hacía, el tormento seguía.

La garrucha. Se amarraba al acusado por las muñecas vueltas hacia la espalda y desde cierta
altura se le dejaba caer. La longitud de la cuerda estaba medida para que no se golpeara con el
suelo, pero la sacudida le dejaba descoyuntado.

El acusado, por si todo esto era poco, podía verse sometido al tormento no sólo para que
confesara en detrimento propio (tormentum in caput proprium) sino también en perjuicio ajeno
(tormentum in caput alienum).

Cuando se administraba la tortura y no se obtenía confesión, la conclusión lógica, si es que


la tortura probaba algo, era que el acusado era inocente. Según la frase legal, había purgado la
prueba y merecía la absolución, pero la repugnancia de los inquisidores a verse desautorizados por
los hechos les hizo buscar excusas para eludirla. Las Instrucciones de 1561 le dicen al inquisidor que
en tales casos debe considerar la naturaleza de las pruebas, el grado de tortura aplicada y la edad y
condición del acusado; si parece claro que ha purgado plenamente la prueba, debe ser absuelto sin
reservas; por si cree que no ha sido suficientemente torturado, podrá ser requerido a abjurar de leve
o de vehemente sospecha, o podrá imponérsele alguna pena pecuniaria, aunque esto no deba
hacerse sino con gran consideración”.
LAS CÁRCELES

“Juan Antonio Llorente, ex secretario de la Santa Inquisición, distingue tres categorías de cárceles:
públicas, familiares y secretas. A la primera, van los que "sin ser acusados de crímenes contra la fe,
lo son de delitos que, por privilegio secular, caen bajo la jurisdicción del Santo Oficio". En la segunda,
están los empleados de la Inquisición que habían cometido faltas administrativas o legales en el
desarrollo de sus funciones, como los ayudantes del Inquisidor, denominados familiares, y otros
miembros seglares de dicha Institución, también los había religiosos, pero que no habían llegado a
la herejía. En ambas cárceles, los detenidos tenían privilegios, tales como la comunicación con gente
del exterior.

La tercera, la prisión secreta, está destinada al hereje o sospechoso de serlo. En este caso la
incomunicación era total, el sospechoso sólo podía hablar con los jueces, sólo cuando éstos así lo
requerían”.

TERRORISMO INQUISITORIAL

“El mecanismo del secreto: El acusado se encuentra ante un tribunal sin saber todavía qué le
preguntarán; le piden que jure sobre la verdad de las propias afirmaciones; se le interroga sobre sus
costumbres y sus últimos comportamientos y, finalmente, se le pregunta si sabe por qué fue
convocado a ese lugar. El acusado sólo puede imaginar, combatir contra fantasmas que su misma
imaginación crea. Nada sabe sobre la causa por la que ha debido presentarse, no conoce a sus
acusadores o delatores; ya no tiene contacto con los amigos y la familia.

La memoria de la infamia: Se obliga a llevar el sanbenito para perpetuar el recuerdo de la


condena y la infamia, que recae sobre sus familiares y sus hijos. Una vez el reo reintegrado a la
comunidad o ejecutado, su sanbenito era colgado en las iglesias. Esta ignominiosa costumbre se
prolongó hasta el siglo XIX y los inquisidores velaban por su cumplimiento.

La declaración de inhabilitación: Consistía en la privación de todos los derechos civiles y la


imposibilidad de desarrollar profesiones públicas civiles o religiosas, extensiva a los descendientes
de los condenados a muerte.

La amenaza de la miseria: Es una evidente consecuencia del punto anterior - familias enteras
corrían el riesgo de encontrarse imprevistamente en la calle-, pero a menudo se trataba también
del golpe de gracia dado a personas que ya eran pobres. La familia del hereje queda abocada a la
mayor indigencia y desamparo, lo que no deja de sorprender y llamar la atención, pues no se trata
de un desliz o ignorancia de los inquisidores, pues ellos son totalmente conscientes de la situación
económica en que queda la familia. Les importa menos la persona que el poder disuasorio del
castigo, aunque sea injusto.”
IMPACTO DE LA INQUISICIÓN EN LA LITERATURA Y LA CIENCIA

“La producción editorial en los países católicos fue mucho más pobre que en la de los protestantes”.

BIBLIOGRAFÍA

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“Es aquí, precisamente, donde se hace necesaria la relación entre la


Inquisición y la clase médica. Para controlar los efectos de la tortura y
adecuarla al estado físico de los reos, el Santo Oficio necesitaba a los
médicos y a los cirujanos. Éstos eran personajes siempre adscritos a las
nóminas de la institución. Como dice Henry C. Lea en su conocida
obra Historia de la Inquisición española, "se llamaba siempre al médico y al
cirujano cuando se desnudaba al reo, a fin de que lo examinase, y tenían que
estar a mano por si se les necesitaba en caso de accidente". A menudo
plasmaban sus exámenes y recomendaciones en un informe, las más de las
veces en un pintoresco lenguaje seudomédico. Dícese, por ejemplo, en causa
seguida a una tal Juana Gómez, hilandera de 50 años de edad, torturada por
el tribunal de Granada, que habiéndose quedado dos veces desmayada en
el potro, "se manda al medico para que la visitase, asistiese y la aplicase
remedios con que se hallase más robusta y pudiese continuarse la diligencia".
El médico informa que "examinados los pulsos los halla tardos, duros y
débiles, que el halito del cuerpo es squalido, señales que testifican ser sujeto
de calor natural débil que es el que con façilidad se rinde a cualquier causa
que subito corrumpit naturam, como lo es cualquiera ac9ión dolorosa... y lo
que esta rea podria tolerar segun sus fuerzas sera hasta el terçer grado del
tormento"'. No se sabe qué es más repelente en este caso, si el eufemismo
de llamar "diligencia" al tormento o el lenguaje médico, que parece arrancado
de la obra de Molière El enfermo de aprensión”.
Lezcano, R. (1984) Los médicos y la tortura de la inquisición española. El
País. https://elpais.com/diario/1984/03/12/opinion/447894010_850215.html
“La Medicina de la época fue, pues, a la vez víctima y aliada de la Inquisición. Cuando es
aliada deja de funcionar como ciencia libre e independiente, se subordina al poder
inquisitorial, al eclesiástico y al civil. La Medicina se judicializa y la Inquisición se
“medicaliza” cuando razona sus prácticas a través de supuestas evidencias médicas”.
El médico interactivo (2011). Médicos españoles bajo la Inquisición. Recuperado de
http://elmedicointeractivo.com/medicos-espanholes-inquisicion-20110824124908078303/

Semana ( 3 septiembre – 7 septiembre)


“The medical profession began to perform dissections again in the 13th century. However,
there was a period in which this ceased from about 1299 when Pope Boniface VIII (who
sold Sardinia to Catalonia) issued a Papal Bull entitled "De sepolturis" which forbade
manipulation of corpses and the reduction of them to bones. This had two principal aims: 1)
stop the dismemberment of cadavers; 2) Stop the commerce that had developed in bones
from soldiers killed in the Holy land”.

“La profesión médica comenzó a realizar disecciones nuevamente en el siglo XIII. Sin
embargo, hubo un período en el que esto cesó desde alrededor de 1299 cuando el Papa
Bonifacio VIII (que vendió Cerdeña a Cataluña) emitió una Bula Papal titulada "De
sepolturis" que prohibía la manipulación de cadáveres y la reducción de los mismos a los
huesos. Esto tenía dos objetivos principales: 1) detener el desmembramiento de cadáveres;
2) Detenga el comercio que se desarrolló en huesos de soldados asesinados en Tierra
Santa”.

“The Bull was not meant to impede dissection but in practice did stop it. A few years later,
dissection once again began thanks to later Popes who understood the mistake which had
been made and who issued Bulls allowing dissection in specific periods of the year (above
all dissection of women in Lent as they, at the time, were thought to be bereft of their soul,
and only later on men). As seen from illustrations, the Professor who wore a long robe that
almost concealed his shoes (in order to show his cultural status), was sitting reading a
textbook by Galen whereas the surgeon, who was the one who performed the dissection,
wore a short gown (the legs could be seen which showed his inferior rank). We know that
the findings of the surgeon were by no means taken as real. For instance, because, the
humerus demonstrated by the surgeon was straight, and therefore not the same as that
described by Galen (who did describe a curved humerus from a pig), the professor stated
that it was one of nature's jokes to make the bones seems straight when in reality they were
curved. Galen's assertions were a dogma which could not be criticised, because he, and not
nature, was the true authority”.

“El Toro no estaba destinado a impedir la disección, pero en la práctica sí lo detuvo. Unos
años más tarde, la disección comenzó una vez más gracias a Papas posteriores que
entendieron el error que se había cometido y que emitieron toros que permitieron la
disección en períodos específicos del año (sobre todo disección de mujeres en Cuaresma, ya
que, en ese momento, se pensaban estar privados de su alma, y solo más tarde en los
hombres). Como se ve en las ilustraciones, el profesor que llevaba una túnica larga que casi
ocultaba sus zapatos (para mostrar su condición cultural), estaba sentado leyendo un libro
de texto de Galeno, mientras que el cirujano, que fue quien realizó la disección, llevaba un
corto vestido (se podían ver las piernas que mostraban su rango inferior). Sabemos que los
hallazgos del cirujano de ninguna manera fueron tomados como reales. Por ejemplo, debido
a que el húmero demostrado por el cirujano era recto, y por lo tanto no el mismo descrito
por Galeno (quien describió un húmero curvado de un cerdo), el profesor afirmó que era
una de las bromas de la naturaleza hacer los huesos parece derecho cuando en realidad
estaban curvados. Las afirmaciones de Galeno eran un dogma que no podía ser criticado,
porque él, y no la naturaleza, era la verdadera autoridad”.

“The Catholic religion did not deter dissections, because the body is only a vessel which
contains the soul. In fact pulvis eris, pulvis reverteris. (you were dust, and to dust you will
revert). There were great anatomists who began practising anatomy by themselves, without
the intervention of a servant surgeon: for example Berengario da Carpi (1460-1530), and
Giambattista Canani (1515-1579)”.

“La religión católica no impidió las disecciones, porque el cuerpo es solo un recipiente que
contiene el alma. De hecho, pulvis eris, pulvis reverteris. (eras polvo, y al polvo revertirás).
Hubo grandes anatomistas que comenzaron a practicar la anatomía por sí mismos, sin la
intervención de un cirujano servidor: por ejemplo, Berengario da Carpi (1460-1530) y
Giambattista Canani (1515-1579)”.

“But the great development of anatomy took place thanks to Andreas Vesalius (1514-1564)
(son of Emperor Charles V's pharmacist). After having attended famous universities such as
Louvain and Paris, and after having received a classical Galenic education, he became
professor of anatomy at Padua while he was still very young. In 1543 he published his
monumental work "De Humani Corporis Fabrica" in which he describes the human body
viewed in dissections performed by himself and illustrated by magnificent woodcuts.
Dissection became autopsy in the Hellenistic sense, something which was physically seen
by the eyes of the operator himself (note the proud affirmation of the Renaissance man who
said: I report only the things which I have seen myself). The frontspiece shows the
anatomist (Vesalius himself) operating directly on the corpse of a woman. This picture was
the work of the painter who served Vesalius in drawing the illustrations in the book,
namely, Jan Stephen van Calcar, a student of Titian. Calcar's plates are very precise
portrayals of the dissected parts of the human body: both by themselves and with imagined
landscape. The plates were in black and white because colour printing was not in use at the
time. Vesalius corrected Galen on 250 points. However, he did not attack the Galenic
conception of blood flow even if he demolished it by demonstrating that pores did not exist
in the heart, and nor existed a rete mirabile, but that was all he had to say on the subject. In
the same year Nicholas Copernicus' book "De Revolutionibus Orbium Celestium" was
published, the book which refuted the geocentric theory of the earth”.

“Pero el gran desarrollo de la anatomía tuvo lugar gracias a Andreas Vesalius (1514-1564) (hijo del
farmacéutico del emperador Carlos V). Después de haber asistido a universidades famosas como
Louvain y París, y después de haber recibido una educación clásica galénica, se convirtió en
profesor de anatomía en Padua cuando aún era muy joven. En 1543 publicó su obra monumental
"De Humani Corporis Fabrica" en la que describe el cuerpo humano visto en disecciones realizadas
por él mismo e ilustradas con magníficos grabados en madera. La disección se convirtió en autopsia
en el sentido helenístico, algo que fue visto físicamente por los ojos del operador mismo (nótese la
orgullosa afirmación del hombre del Renacimiento que dijo: "Solo informo sobre las cosas que me
he visto a mí mismo"). La parte frontal muestra al anatomista (Vesalius mismo) operando
directamente sobre el cadáver de una mujer. Esta imagen fue obra del pintor que sirvió a Vesalius
para dibujar las ilustraciones en el libro, a saber, Jan Stephen van Calcar, un estudiante de Tiziano.
Las placas de Calcar son representaciones muy precisas de las partes diseccionadas del cuerpo
humano: tanto por sí mismas como con el paisaje imaginado. Las placas estaban en blanco y negro
porque la impresión en color no estaba en uso en ese momento. Vesalio corrigió a Galeno en 250
puntos. Sin embargo, no atacó la concepción galénica del flujo sanguíneo, incluso si lo demolió
demostrando que los poros no existían en el corazón, y que tampoco existía un rete mirabile, pero
eso era todo lo que tenía que decir sobre el tema. En el mismo año se publicó el libro de Nicholas
Copérnico "De Revolutionibus Orbium Celestium", el libro que refutaba la teoría geocéntrica de la
tierra”.

http://pacs.unica.it/biblio/lesson3.htm

Medicine in the 13-16th centuries: Universities, Hospitals, Anatomical Revolution

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Una historia del cuerpo en la edad media – Le Goff / Scribd

"Con el Renacimiento del siglo XII que, como ya hemos visto, corresponde al auge del
individuo, el cuerpo del hombre sufriente en su carne se toma más en cuenta. Antes del
siglo XII, señala Georges Duby en Male Moyen Age, "La cultura feudal" aparece
muy poco preocupada, en cualquier caso mucho menos que la nuestra, por los sufrimientos
del cuerpo". Pág 95

De hecho, el sufrimiento aparece como una consecuencia natural del encuentro con Dios, es
visto como el sacrificio necesario para justificar el pecado y la condena, la vida terrenal
deberá ser el lugar del dolor como enmienda para la vida del más allá, la tortura es la
manifestación del santo oficio del dolor como camino a la iluminación.

“Trepanación, reducción de fracturas, operación de la fístula anal, lugadura


de las hemorroides, hemostasia por cauterización, extracción de los cuerpos
extraños metálicos con la ayuda de un imán, sutura de las heridas
penetrantes del pecho”.
Publicaciones medicina. (Sin fecha). La medicina monástica. Publicaciones medicina.
Recuperado de
http://publicacionesmedicina.uc.cl/HistoriaMedicina/MedievalMedicinaMonastica.html

“En la Edad media se produjo claramente el divorcio entre medicina y cirugía. La separación se había
insinuado en la medicina alejandrina. Después contribuyeron a ahondarla el hecho de que Galeno, llegado a
Roma, abandora la práctica quirúrgica y dijera que la cirugía sólo era una forma de tratamiento. Así, el
cirujano quedó subordinado al médico. Pero en la Edad media actuaron factores decisivos de separación y
degradación de la cirugía. Para el Cristianismo de entonces el cuerpo del hombre era una vil prisión del alma.
El organismo humano no merecía mayor estudio. La doctrina islámica, que se hizo sentir después, era similar
en este aspecto: el cuerpo de los muertos era sucio e impío y había que abstenerse de tocarlo y mancharse
con su sangre. Por otra parte, la medicina medieval tuvo un marcado carácter especulativo, la teoría médica
constituía lo substantivo, la labor manual era desdeñada. Así, la práctica quirúrgica fue quedando en manos
de los barberos. Por último, en 1163 se formuló el famoso edicto del Concilio de Tours: Ecclesia abhorret a
sanguine, con el que oficialmente se prohibía la práctica quirúrgica a los clérigos. La prohibición fue
promulgada por el papa Inocencio III y se hizo vigente en 1215. El edicto estaba basado en el derecho
canónico: la culpa de la muerte de un hombre anula para siempre el ejercicio sacerdotal. Pero en ese mismo
siglo los cirujanos barberos empezaron a subir de status en Francia y más todavía, en el Renacimiento”.
Turberville, S. A – La Inquisición Española

“La prisión secreta a la que iba a parar el sospechoso era generalmente un lugar
mucho más desagradable que la casa de penitencia, en donde sería encerrado si llegaba a ser
condenado a encarcelamiento. Esto constituía una de las curiosas anomalías de la práctica
inquisitorial, pues el arresto del acusado en espera de juicio era, por lo general, más severo
que el del que estaba condenado a prisión. Las cárceles secretas eran con frecuencia oscuras,
apestosas, lugares terribles infestados de alimañas, aunque parece que otras fueron, en
cambio, relativamente limpias, claras, ventiladas y saludables. En algunas de ellas sus
ocupantes recibían alimentos buenos y suficientes, siendo atendidos decorosamente por los
médicos cuando estaban enfermos; contrariamente, algunas veces existía un gran descuido.
De todos modos, cuando se leen hechos espeluznantes ocurridos en los calabozos de la
Inquisición española, es necesario tener en cuenta que sus condiciones no eran peores que
las de muchas cárceles civiles, no sólo de España, sino también de otros países. En todas
partes la vida en la cárcel era espantosa en comparación con los tipos modernos creados por
la reforma iniciada por Beccaria y Howard”.

“El tormento se utilizaba cuando el acusado era incongruente en sus declaraciones,


si esto no estaba justificado por estupidez o por flaqueza de memoria; cuando hacía
solamente una confesión parcial; cuando había reconocido una mala acción pero negaba su
intención herética; cuando la evidencia era en sí defectuosa. Por ejemplo, era un sano
principio el que para probar la herejía fueran necesarios dos testigos del mismo acto; pero,
por otra parte, la prueba de un testigo, apoyada por el rumor general o la difamación, era
suficiente para justificar la tortura. Este razonamiento tenía la curiosa consecuencia de que
cuanto más débil era la evidencia para la persecución, más severa era la tortura. Sin
embargo, hay que recordar que la alternativa inmediata al tormento era la condenación.

La última fase del proceso era el pronunciamiento formal de la sentencia. Para los
culpables de faltas leves esto se hacía privadamente dentro del palacio de la Inquisición;
pero en el caso de delitos graves se reservaba para una gran ceremonia pública o auto de fe.
A la mayoría de los que tenían que comparecer en el auto de fe no se les informaba de la
naturaleza del castigo que se les iba a imponer hasta la mañana del día del acontecimiento,
en que se les vestía de manera característica que permitía a los espectadores reconocer la
índole de sus delitos; pero a los más culpables, a los que tenían que perecer en la hoguera,
les era anunciado en la noche anterior para darles la última oportunidad de confesarse y
salvar su alma. Las sentencias podían ser pronunciadas con méritos o sin méritos, es decir,
con una enumeración detallada de los delitos de que se hacía culpable al procesado o sin
ella. Las primeras, a veces, eran tan extraordinariamente extensas que su lectura requirió,
en alguna ocasión, horas enteras”
“Con frecuencia se ha atribuido a la Inquisición española la creación de nuevos
refinamientos y exentricidades de crueldad; de hecho parece haber sido muy conservadora
en su proceder. Generalmente empleaba para este fin ejecutores públicos, que utilizaban
únicamente los métodos más corrientes entre la gran variedad de los practicados en los
tribunales civiles. Los más comunes eran el tormento de la garrucha y el del agua. El primero
consistía en amarrar las manos de la víctima a su espalda, atándole por las muñecas a una
polea u horca, mediante la cual era levantada. En los casos severos se ataban a los pies de la
víctima grandes pesos; se le levantaba durante un rato y después se le dejaba caer de un
golpe que dislocaba el cuerpo entero. La tortura del agua era probablemente peor. El reo era
colocado en una especie de bastidor, conocido como la escalera, con travesaños afilados, la
cabeza situada más baja que los pies en una cubeta agujereada y mantenida en esta posición
por una cinta de hierro en la frente. Se le enroscaban en los brazos y piernas cuerdas muy
apretadas que le cortaban la carne. La boca tenía que mantenerse forzosamente abierta, y
metiéndole un trapo en la garganta, se le echaba agua de un jarro, de manera que nariz y
garganta eran obstruidas y se producía un estado de semiasfixia. Estas dos formas de tortura
fueron desplazadas, en el siglo XVII, por otras consideradas menos perjudiciales para la
vida y los miembros del cuerpo, pero apenas más soportables. Bastante tiempo antes de la
abolición de la Inquisición los instrumentos de tortura se habían convertido en simples
vestigios de un terrible pasado”.

“Antes de aplicarle la tortura, la víctima era siempre examinada por un médico, y las
incapacidades graves normalmente posponían el acto, cuando no lo evitaban.[7] Por otro
lado, ni la juventud ni la vejez estaban a salvo; viejas de ochenta años y muchachas de quince
a veinte eran igualmente sometidas a tormentos. Todo el trabajo de la cámara de tortura se
llevaba a cabo con la mayor deliberación. En cuanto la víctima era conducida a la habitación
y aparecía la horrible figura enmascarada del ejecutor, se le imprecaba encarecidamente a
que se salvase confesando voluntariamente. Si rehusaba, se le desnudaba dejándole sólo
unos calzones y se le instaba de nuevo a que confesase. Si el acusado no cedía empezaba la
tortura. Procedían de manera lenta, a fin de que de cada tirón y sacudida se obtuviera el
máximo efecto. Era norma no dirigir preguntas concretas al reo mientras estuviera en la
escalera o en la polea, pero todo lo que decía —aunque fuese inarticulado—, se anotaba.
Había también la norma de que nunca se podía repetir la tortura, pero tal como había
ocurrido en los tribunales medievales, en los de España esta prohibición fue salvada de
manera casuística, mediante el subterfugio de considerar la segunda o tercera aplicación
como continuación de la primera. Las confesiones verificadas durante la tortura debían ser
ratificadas dentro de las veinticuatro horas después de salir de la cámara de los tormentos
sin hacer uso de amenazas. No hay que suponer que la tortura fuese una concomitancia
invariable de los juicios inquisitoriales; probablemente en la mayoría de los casos no se
estimaba necesaria, y no se permitía en el juicio de gran número de faltas menores
comprendidas dentro de la esfera de la Inquisición”.

“Finalmente, la defensa era difícil porque la Inquisición no era un tribunal de justicia


ordinario y el Inquisidor no era tampoco un juez ordinario. El Santo Oficio pretendía ser el
tribunal más clemente de todos porque sus fines no eran la administración de una justicia
rígida y automática, sino la reconciliación del delincuente. Confesarse culpable con el Santo
Oficio era obtener perdón; ¿de qué otro tribunal se podía decir eso? El Inquisidor era tanto
Padre confesor como juez, que pretendía no una condenación, sino acabar con un extravío
y devolver al rebaño la oveja descarriada. Por esto se instaba constantemente al acusado a
que recordase la diferencia fundamental entre la Inquisición y los tribunales ordinarios, y
que su finalidad no era el castigo del cuerpo, sino la salvación del alma, y por lo mismo, se
le imprecaba a que tratara de salvarse por medio de la confesión”.

“El edicto de fe era una proclama solemne en la que, después de enunciar de forma
exhaustiva las prácticas que se consideraban heréticas o contraria a la fe católica, se
conminaba a los habitantes de una ciudad o de un pueblo "visitados" por los inquisidores, bajo
pena de excomunión, a que denunciaran a aquellos vecinos que hubieran incurrido en herejía.
Este primer paso en el procedimiento de la Inquisición española sustituyó a partir de principios
del siglo XVI al edicto de gracia, en el que se invitaba a la denuncia de uno mismo como
hereje en un plazo de entre treinta o cuarenta días, durante el cual no sería castigado con
penas severas —llamado por eso "período de gracia"—“ Wikipedia

“La ordalía o Juicio de Dios era una institución jurídica vigente hasta finales de la Edad
Media en Europa. Según Francisco Tomás y Valiente las ordalías consistían en "invocar y en
interpretar el juicio de la divinidad a través de mecanismos ritualizados y sensibles, de cuyo
resultado se infería la inocencia o la culpabilidad del acusado". No cabe duda del
carácter mágico e irracional de estos medios probatorios, de ahí que las ordalías fueran
siendo sustituidas por la tortura a partir de la recepción del derecho romano en el siglo XII.1
Mediante la ordalía se dictaminaba, atendiendo a supuestos mandatos divinos, la inocencia o
culpabilidad de una persona o cosa (libros, obras de arte, etc.) acusada de pecar o de
quebrantar las normas jurídicas. Consistía en pruebas que en su mayoría estaban
relacionadas con torturas causadas por el fuego o el agua, donde se obligaba al acusado a
sujetar hierros candentes, introducir las manos en una hoguera o permanecer largo tiempo
bajo el agua. Si alguien sobrevivía o no resultaba demasiado dañado, se entendía que Dios lo
consideraba inocente y no debía recibir castigo alguno. De estos juicios se deriva la
expresión poner la mano en el fuego,23 para manifestar el respaldo incondicional a algo o a
alguien, o la expresión "prueba de fuego". Wikipedia
Eslava, G.J ( 1991). Verdugos y Torturadores. Ediciones Temas de Hoy.

“La Inquisición fue un tribunal eclesiástico cuya función consistía en reprimir delitos
relacionados con la fe cristiana. Aunque estos tribunales existieron en casi todos los
países de Europa, aquí nos ocuparemos-sólo del Santo Oficio que actuó en España por
espacio de casi cuatro siglos, entre 1478 y 1834. Con anterioridad existió otra Inquisición
menos famosa, la medieval, creada en el siglo XIII para la represión de la herejía cátara
que se extendía por el sur de Francia; ésta había actuado en Aragón y Navarra pero no
en Castilla, donde, en cualquier caso, ya existían leyes en las Partidas para quemar a los
herejes que fuera menester”.
“Existían dos tipos de delitos que requerían dos formas de abjuración: la leve (de
levi) y la grave o vehemente (de vehementi). Si un individuo que hubiera abjurado de
vehementi reincidía, pasaba a ser relapso y era condenado a la hoguera. Y, por supuesto,
el hereje que no se retractaba de sus errores también iba a la hoguera. Pero como el
tribunal eclesiástico estaba formado por religiosos y el homicidio parece contravenir el
espíritu evangélico, se relajaba al reo a la justicia civil para que fuera ésta la encargada de
ejecutar materialmente la sentencia”.
“Con el tiempo, estos castigos se fueron trocando por simples multas más o menos
elevadas. Hay que tener en cuenta que los inquisidores se mantenían con los propios
recursos de la organización, y la enorme máquina burocrática que acabaron construyendo
tenía que ser alimentada con lo confiscado y las multas.
Después de examinadas las pruebas y hechas las averiguaciones pertinentes, el
tribunal podía decidir que se sometiera al acusado a tormento. Previamente, un médico lo
reconocía y declaraba que estaba en condiciones de soportar la prueba, o prescribía
alguna salvedad. En los documentos del pro* ceso de fray Luis de León leemos: «Como
está delicado de salud, la tortura se le aplicará con moderación.» O como en el caso de
un tal Alonso de Alarcón, cuyo certificado médico afirma: «Juzgo que en el lado izquierdo
puede dársele tortura, y no en el derecho, por quanto ha tenido en él perlesía, y oy el
brazo y mano derecha los tiene mancos.» Entonces los inquisidores, humanitariamente,
decidieron que la tortura se aplicara en las partes del cuerpo que estuvieran sanas.
Cumplido el trámite médico, el tribunal emite sentencia de tormento”

“Las peores torturas fueron, pues, las de la primera época del Santo Oficio, aunque
es de suponer que en la dilatada existencia del tribunal muchos sádicos
deshonrarían el hábito de Santo Domingo para satisfacer sus inclinaciones. Algunos
casos son reveladores: el notario del Santo Oficio de Córdoba se encerró con una
muchacha de quince años en una habitación, la desnudó y la azotó hasta que se
avino a declarar contra su propia madre. En la obra de Cipriano de Valera aparece
otro inquisidor que se ufana de no contentarse con aporrear el pulpo sino que
después lo come, torpe metáfora gastronómica alusiva al hecho de que, después
de hacer azotar a una hermosa judaizante, la envíe a la hoguera.

El procedimiento acostumbrado era atormentar a! acusado delante de un secretario


que levantaba acta de cuanto ocurría a lo largo de la sesión, tomando a la letra todas las
palabras pronunciadas por las partes, incluidos los ayes y gemidos del torturado. Después
de la sesión, dejaban pasar un día o dos antes de presentar al sospechoso su declaración
para que la ratificara. El acusado conocía sus derechos: sólo podían torturarlo una vez.
Pero también sabía que si no firmaba la confesión que le habían arrancado a la fuerza
cabía que los inquisidores recurrieran tranquilamente a la argucia legal de declarar que la
sesión de tortura no había concluido, que sólo había sido suspendida temporalmente, con
lo que se repetiría cuantas veces fuera necesario. Esto, en lo que se refiere al proceso
seguido contra el reo; porque también podían torturarlo in capul alienum, es decir, como
testigo de procesos seguidos contra otros acusados”.
“La sesión de tortura comenzaba por la llamada territio, que consistía en mostrar al
acusado los instrumentos de tormento y explicarle su funcionamiento. SÍ esto no resultaba
suficiente, se pasaba a la fase siguiente, o tortura propiamente dicha, que solía aplicarse
en la polea o trato de cuerda (también denominado strapado) o el tormento del agua
(aselli). Al principio también existió el tormento de fuego, consistente en quemar pies o
manos en braseros. En uno de los primeros autos de fe comparece un hereje al que han
de llevar en silla de manos porque tiene los pies quemados hasta el hueso”.
“Durante cuarenta días se torturaba al condenado de forma progresiva,
intercalándose algunos de descanso y cuidados médicos para evitar que falleciera antes
de tiempo. El primer día lo azotaban—, otro, le aplicaban el tormento del agua; otro, le
despellejaban la espalda; otro, lo descoyuntaban sobre el potro... y en los últimos días lo
iban mutilando: ojos, nariz, mano, pie, otra mano, otro pie, castración. El último día
despedazaban al moribundo sobre una rueda”.

Perez Perez Orlando F - De Los Albores A Los Albores Un Recorrido Por La


Historia De La Medicina

Alta edad Media


“A partir del siglo XIII y sobre todo en el XIV, se reiniciaron las disecciones de
cadáveres humanos, en un inicio más con fines médico legales y jurídicos que docentes,
aunque ya a partir del siglo XIV se realizaban demostraciones en presencia de los
estudiantes. La primera disección que se conoce fue la realizada por el anatomista
Bartolomeo de Varignana en el 1302 en la Universidad de Bolonia, a partir de una orden
fiscal dictada por las autoridades para determinar las causas de fallecimiento en un
posible caso de envenenamiento”.
“En las universidades era de estricta obligación por parte de los profesores leer los
textos de Galeno mientras se realizaban estas disecciones. No obstante, el simple hecho
de que hubieran sido autorizadas significó un importante paso de avance que no
solamente se reflejaba en la real posibilidad de adquirir conocimientos anatómicos más
sólidos y exactos; sino que demostraba el comienzo de nuevas formas de pensamiento y
de orden social, sin importar que aún se aceptaran dogmáticamente los textos de Galeno
como verdades absolutas. Las evidencias, que aunque pobremente comenzaban a dejar
de estar vedadas, se encargarían de crear nuevas concepciones”.
“El boloñés Mondino de Luzzi (Raimondino, Mundinus), profesor de medicina de la
universidad de Bolonia (1275-1326) se destacó por realizar disecciones públicas
en cadáveres humanos, dando un gran impulso al conocimiento de la anatomía
humana. A él se debe la realización de la primera obra moderna de esta
especialidad de la medicina, el Anatomia omnium humani corporis interiorum
membrorum (Fig. 50)”.

“En sus prácticas médicas fue en general seguidor de los preceptos de Galeno y
en la cirugía se declaró un entusiasta admirador de la escuela árabe, de la cual
tomó como autor favorito a Abulcasis, sin dudas el más grande cirujano del Islam.
Sobre la base de los preceptos de este cirujano y de su propia experiencia escribió
el libro Chirurgia magna, texto indispensable para el estudio de la cirugía en todas
las escuelas de Europa durante muchos años”.

“Aunque no era una idea original, pues ya desde la antigüedad se había declarado
e incluso descrito en el Corpus Hippocraticum, resucitó la técnica de reducción de
las fracturas por el método de tracción continua”.

Baja Edad Media

“La anatomía comenzaba a practicarse en cadáveres humanos tras la aceptación por parte
de Sixto IV y la posterior confirmación de Clemente VII, aunque aun a pequeña escala.
Eran escasos los médicos que habían logrado ver más de una o dos disecciones durante sus
estudios e incluso durante su vida”.

Graciela Peryu – Vivisecciones y Gladiadores

“(…) De todos modos hasta allí queda bien entendido que si Dios creó al cuerpo Galeno sólo
generó su representación. La perfección que Galeno define atañe con justeza a la creación divina y
no a los conocimientos que él alcanzaría, de los que se considera único editor responsable”.

“(…) El hecho de que el hombre en todo momento pueda enfermar y la causa primera, el pecado
original, hace que la mirada de los clérigos sobre el cuerpo diste mucho de ser experimental. La
“enfermabilidad” es en esencia moral y las ofrendas votivas y las penitencias concentras los
esfuerzos, son los principales instrumentos frente a esta prueba de Dios dirigida singularmente a
cada humano. El sufrimiento, los trances penosos dotan al hombre de paciencia y fortaleza”.

“(…) El Obispo de París, en 1277, condena como herejes a quienes realicen cualquiera de las 219
prácticas prohibidas que nombra. En su extensa lista no olvida censurar el discutir la ley cristiana,
cuestionar la resurrección e inquietar las sepulturas. La investigación médica sobre los cadáveres
queda así clausurada bajo el cerrojo esfuerzo de tres interdicciones.

La prohibición llega a su cumbre en el 1300 cuando Bonifacio VII condena en un decreto a


cualquiera que se atreva a despedazar el cuerpo humano o hervir sus huesoso. La excomunión es
la pena por tan terrible exceso”.
Las cárceles inquisitoriales - J. Ignacio Tellechea Idigoras

“Al relativo laxismo de las cárceles penales se contrapone la severidad de las preventivas o
«secretas». Desde un punto de vista material, el sentir común de los especialistas (Lea, Shaefer,
Pinta Llorente, Llorca, Kamen) endulza notablemente el juicio global que puedan merecer: no eran
peores que las cárceles comunes, sino mejores. Diversos episodios en que encarcelados en cárceles
civiles o episcopales buscan modos para ser trasladados a cárceles inquisitoriales parecen abonar
esta opinión. Desde un punto de vista jurídico moderno puede sorprender el hecho mismo de la
cárcel preventiva. Admitido el hecho en función de asegurar más la verdad del proceso, se derivan
de él una serie de consecuencias lógicas, que igualmente hieren la sensibilidad y la praxis modernas.
La más notoria de todas es el aislamiento del preso y la serie de cautelas adoptadas para hacerlo
efectivo. Tanto la leyenda como los historiadores han dirigido sus dardos especialmente contra estas
cárceles, y por ello nos hemos de detener algo más en su descripción. Su historia sistemática y
documentada está por hacer y sólo puede elaborarse en base a hechos episódicos, cuyo valor
significativo será preciso aquilatar”

Recuperado
http://www.bibliotecagonzalodeberceo.com/berceo/tellechea/carcelesinquisitoriales.htm

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Escuer, E, F. (2017) La Inquisición española, el sexo y la tortura. Nueva Tribuna. Recuperado de


https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/inquisicion-espanola-sexo-
tortura/20171016124231144386.html

“Entre todas las cosas que se asumieron como negativas en el mundo cristiano, el sexo ocupó
el lugar más elevado de los actos contra la voluntad de Dios. No sólo era el placer, sino que
también prohibieron el reconocimiento del cuerpo humano, siendo relegado a un lugar indigno,
sucio e indeseable, lugar donde se aposentaba el diablo”.

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“En los siglos XIII y XIV se le concede una extraordinaria importancia al cuerpo en la religión,
especialmente al femenino, siendo el momento en que diversos fenómenos corporales se
asociaban a síntoma de santidad; lo que pone de relieve cómo la ideología cristiana actuaba en las
conciencias medievales, en el sentido en que éstas debían modificar sus cuerpos, fenómeno
paralelo a la forma en que nuestras sociedades occidentales instan a los individuos a otro tipo de
manipulación sobre los suyos, especialmente a las mujeres. Trances, levitaciones, rigidez corporal,
alargamiento de las partes del cuerpo, autoflagelación, fueron muy comunes en los siglos XII y XIV
en las mujeres Existe una asociación entre mujer y carne y sangre que se expresa a través de los
milagros que eran vividos en el cuerpo femenino mucho más que en el masculino. Bynum
(1992:195) explica que esta asociación entre mujer y santidad, que se produce cuando ellas
somatizan el éxtasis místico de su unión con Dios a través de los estigmas o de la conducta
anoréxica que rechaza el alimento en las santas con el objeto de tomar sólo alimento espiritual,
fundamenta la asociación de lo femenino con el autosacrificio, tradiciones culturales que
condicionan los dos sexos a generar expectativas distintas sobre sus cuerpos y sobre todo trata
este misticismo femenino como una forma de poder que servía para manifestar la falta de
representación femenina en el clero. Sin embargo, el clero utilizaba estas manifestaciones místicas
femeninas como propaganda para luchar contra el catarismo herético del siglo XIII.
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Tesis Doctoral el estatus del cuerpo en Occidente


Dª. Mª Teresa Aguilar García
Licenciada en Filosofía
Departamento de Filosofía
Facultad de Filosofía
Universidad Nacional de Educación a Distancia
U.N.E.D
Año 2006
Recuperado de http://psicolog.org/tesis-doctoral-el-status-del-cuerpo-en-occidente.html

“Lo que sí parece evidente es que no sólo la medicina surge en el contexto religioso, sino
que la iglesia juega un papel ciertamente activo en lo que se refiere a las acciones
realizadas sobre los cuerpos, favoreciendo su apertura, partición, escarnio o manipulación
y decidiendo administrativamente sobre la concesión del permiso de apertura académica
de los mismos, otorgando las licencias médicas pertinentes a los que sentían esta
inclinación. Al contrario de considerarlo espacio inviolable, el cuerpo ocupa un lugar
central para la ideología cristiana que hace girar alrededor de él toda una teodicea que
hace de sus partes símbolos sagrados, que encuentra en él el lugar donde se produce la
resurrección y que su menoscabo a través de diversas prácticas flagelatorias promete la
salvación de este mundo y la mimesis divina. Una exaltación del cuerpo pareja a la vivida
hoy, pero guiada por motivos distintos, que incluían el dominio del cuerpo y la abstinencia
sexual y alimentaria como forma de accesis al canon mediático divino. Exaltación
medieval menospreciadora que excluía las variables estéticas que los griegos imputaron a
los cuerpos a través del arte y los juegos y las prácticas sexuales, tendentes estas
acciones a un cuidado de sí que señalaba amor por el cuerpo; exaltación que revivirá en
el Renacimiento y que actualmente renace teñida ahora de valores mediáticos,
tecnológicos y estéticos, haciendo del cuerpo un antitabú penetrable por excelencia”.

“En los siglos XIII y XIV se le concede una extraordinaria importancia al cuerpo en
la religión, especialmente al femenino, siendo el momento en que diversos
fenómenos corporales se asociaban a síntoma de santidad; lo que pone de relieve
cómo la ideología cristiana actuaba en las conciencias medievales, en el sentido
en que éstas debían modificar sus cuerpos, fenómeno paralelo a la forma en que
nuestras sociedades occidentales instan a los individuos a otro tipo de
manipulación sobre los suyos, especialmente a las mujeres. Trances, levitaciones,
rigidez corporal, alargamiento de las partes del cuerpo, autoflagelación, fueron
muy comunes en los siglos XII y XIV en las mujeres Existe una asociación entre
mujer y carne y sangre que se expresa a través de los milagros que eran vividos
en el cuerpo femenino mucho más que en el masculino. Bynum (1992:195) explica
que esta asociación entre mujer y santidad, que se produce cuando ellas
somatizan el éxtasis místico de su unión con Dios a través de los estigmas o de la
conducta anoréxica que rechaza el alimento en las santas con el objeto de tomar
sólo alimento espiritual, fundamenta la asociación de lo femenino con el
autosacrificio, tradiciones culturales que condicionan los dos sexos a generar
expectativas distintas sobre sus cuerpos y sobre todo trata este misticismo
femenino como una forma de poder que servía para manifestar la falta de
representación femenina en el clero. Sin embargo, el clero utilizaba estas
manifestaciones místicas femeninas como propaganda para luchar contra el
catarismo herético del siglo XIII”.

“Los diferentes autores mantienen posiciones enfrentadas en cuanto al hecho de


la existencia de alguna prohibición por parte de la iglesia que impidiera la apertura
del cuerpo humano; pero lo único que puede constatarse es la prohibición expresa
a los clérigos de tales prácticas, así como la exaltación del cuerpo en el
cristianismo a través de una concepción fragmentada del cuerpo divino
simbolizado en algunas de sus partes, el cual involucra un proceso de mimesis
con el devoto. La Iglesia no se opuso a las disecciones durante los siglos XI y XIII,
aunque se señalan varias bulas que contienen medidas relacionadas con el
tratamiento del cuerpo y su apertura: por Inocencio III, Concilio de Tours de
1163, Gregorio IX, Sixto VI y Bonifacio VIII. En cuanto a que la bula de Bonifacio
prohibiese la disección, hay discrepancia entre autores como Carlino, que afirma
que sí la prohibía, y Perdiguero, para quien sólo prohibía el cocimiento y
dispersión de cadáveres. Park y Walker Bynum tampoco encuentran que la
bula Detestante Feritatis se oponga a la apertura del cuerpo, alineándose con la
posición de Perdiguero. El papa Bonifacio VIII emitió la bula Detestante
Feritatis en 1299, en la que se oponía a la disección, evisceración y cremación del
cuerpo procedente de la costumbre que tenían los cruzados de tratar los cuerpos
de sus compañeros muertos en Tierra Santa: despedazarlos, conservar el
corazón, hervir los restos para separar los huesos y transportar, corazón y huesos,
de vuelta a casa; era el enterramiento more teutonico. Este tipo de enterramiento
consistente en enterrar dispersas las partes del cuerpo, tras haber sido eviscerado
éste y hervidas aquéllas, era también una práctica habitual entre la realeza y
nobleza del siglo XII, entre quienes se creía que así multiplicaban la fertilidad de
los campos donde el corazón de un rey o el dedo de una virgen habían sido
enterrados. Así al corazón real se le consideraba portador del espíritu y se le
enterraba en un lugar alto y sagrado. Según Walker Bynum esta práctica, muy
extendida en Europa, no dejó de practicarse entre la nobleza, realeza e iglesia,
pese a la bula de Bonifacio en el XIII, hasta bien entrado el siglo XVIII, lo que le
hace afirmar la existencia de una gran contradicción en el entusiasmo por esta
práctica de partición corporal en medio de una religión que la deniega
expresamente.14(1995:296) Las hipótesis que apunta como respuesta son la
negativa a la putrefacción15 durante este siglo, que llevaría a preferir la
desmembración a la descomposición, y la creencia en que la resurrección
garantizaba la continuidad material del cuerpo.1”
Discruptive technology and the manking of contemporary vascular surgery

Artículo

In the December 39, 1999, issue of Time magazine, Albert Einstein was named the
Person of the Century. Many would suggest that he was the “Person” of the last
500 years, given his contributions to our understanding of space and time. But that
is not our concern today. For today he is of interest because he had an abdominal
aortic aneurysm and died of rupture of that aneurysm. To wit, he provides a very
striking context for just how far vascular surgery has come since the middle of the
20th century. His aneurysm was diagnosed in the 1940s, at a time when graft
replacement was unknown; prosthetic arterial substitutes had yet to be developed.
His aneurysm was managed by cellophane wrapping by Dr Rudolf Nissen, the
surgeon who gave us the Nissen fundoplication. As was soon learned, aneurysm
wrapping did not work, and his aneurysm ruptured in 1955. Due to eh efforts of Dr
Arthur Voorhees, Dr Sterling Edwards, and Dr Michael DeBakey, prosthetic graft
replacement for aortic aneurysms had become a reality by the mid – 1950s.
Einstein was offered repair, which he refused: “I want to go when I want. It is
tasteless to prolong life artificialy. I have done my share, it is time to go. I will do it
elegantly” He died 3 days later of aneurysm rupture.

“Nevertheless, it is quite possible vascular surgery would have missed the


endovascular train leaving the station if it was not for Dr Juan Parodi. Dr Parodi
brilliantly synthesized the technology of vascular grafts with the innovation of
endovascular therapy to transform the treatment of aortic disease. He presented
his initial experience at a national vascular meeting in the early 1990s. It was a
standing room only crowd, and I was fortunate as a young vascular surgeon to
have been there. But as is the case with most innovations, resistance was
significant. A case in point was his seminal article, wich described his unique
innovation. The manuscript was initially rejected for publication by a major vascular
journal with an editorial comment to Dr Parodi that it was a crazy idea (where have
we heard that before?). Ultimately, the article was published in another journal, the
Annals of Vascular surgery.”

“What I have described in the foregoing are innovators and innovations that by
definition are discruptive. A discruptive technology or innovation as described by
Clayton Christensen in his book The Innovator´s Prescriptionis on that may initially
underperform compared with the established technology but has features that
customers (ie, patients) value. Discruptive technologies are typically cheaper,
simpler, smaller, and frequently more convenient to use. Furthermore, the
maturation of a discruptive technology results in wider application of the technology
because the ease of use encourages new and novel applications”.
Moshe, S.()Medicina Nazi. Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de
Madrid. Edic digital para ebliblioeca.org: LMM

“Julius Mozes 1868-1942 “Todo lo que pensaba hasta ahora que era el dictado supremo de la
medicina (cuidar a los enfermos, sin reparar en razas, tratar igual a cualquier paciente sin
diferencias de religión o sexo, ayudar a todos y aliviar sus sufrimientos) no se considera apropiado
en opinión del nacional-socialismo. Es lo contrario. Ellos (los nazis) desean hacer una guerra total
contra los inferiores de todo tipo, especialmente enfermos sin esperanza, y deshacerse de ellos…
Los enfermos que no tienen posibilidades están predestinados a la eliminación, y justamente el
médico es el encargado de la tarea. ¡El médico se convertirá en asesino!”

“El programa se camufló bajo el eufemístico nombre de “eutanasia”, cuando el título adecuado
hubiera sido asesinato: discapacitados, enfermos y miembros de minorías fueron víctimas por
cientos de miles del racismo nazi”.

“Carta de autorización de Hitler al programa homicida de la "eutanasia", firmada en octubre de


1939, retrodatada al 1° de septiembre de 1939 (Archivo Federal de Berlín)”

“Los nazis consideraban genéticamente enfermos a personas como: esquizofrénicos, epilépticos,


maniacodepresivos, ciegos y con sordera genética, alcohólicos crónicos, dementes seniles,
paráliticos, sifilíticos, y a todos aquellos con síntomas de retraso mental y deformidades físicas.”

“La Función de los Médicos era:

• Crear un ambiente médico tranquilo y relajante.

• Revisión y registro de los datos de los enfermos.

• Abrir las llaves del gas.

• Emitir los certificados de defunción falsos (se informaba a la familia que habían fallecido de causa
natural). En el Programa de Eutanasia fueron asesinados 70.000 alemanes”.

“La muerte de los enfermos mentales

Los pacientes que debian morir tras el dictamen médico, eran marcados en el cuestionario con
una "X". Pronto surgió el término popular Kreuzelschreiber (Escritores de X) El asesinato de los
enfermos mentales se realizó de maneras distintas: esterilización, inyecciones letales, desnutrición,
gas, o inyectando dosis bajas de barbitúricos con lo que se favorecía la aparición de una neumonia
que generalmente era terminal”.

“El papel del médico en Auschwitz

* Separar los útiles para el trabajo de los destinados a exterminio.

* Supervisar de la exterminación

* Corroborar la muerte

* Asesorar sobre el número de prisioneros necesarios para la realización de trabajos concretos.

* Sistemas eficientes de incineración de los cuerpos”.


“Uso de seres humanos con fines docentes. Cirugías innecesarias realizadas por estudiantes de
medicina, uso de esqueletos cráneos de portadores de enfermedades congénitas. Conservación y
estudio de cerebros de pacientes psiquiátricos asesinados por los nazis (Hallervorden). Uso de
cadáveres de condenados y opositores (Viena) para la realización de un atlas de anatomía
(Pernkopf). Estudio de la influencia del miedo sobre el ciclo menstrual de mujeres asesinadas
(Stieve)”

“Antes de que tales ideas pudieran traducirse en hechos monstruosos y en rutina diaria, tuvieron
que cruzarse dos corrientes (medicina y asesinato) cuyo resultado fué que el médico pasó a ser un
asesino con diploma, autorizado no para curar sino para matar. El ser humano dejó de ser una
criatura sufriente: pasó a ser un caso o un número tatuado en el brazo”. Alexander Misterlich,
delegado oficial de la Cámara de Médicos de Alemania Occidental”

“Gisella Perl

Ginecóloga judía húngara deportada a Auschwitz, dónde trabajó como médico sin ningún medio.
Realizó abortos a mujeres gestantes (sin anestesia, ni equipamiento) ya que estas eran un objetivo
predilecto de los experimentos de Mengele (agresiones de todo tipo, vivisecciones y cámara de
gas). Se conseguía que las mujeres volvieran pronto al trabajo y que los nazis no supieran que
estaban embarazadas”.

“¿Qué deben aprender los profesionales de la salud del Holocausto?

Las enseñanzas de la Shoá deben ser utilizadas para reflexionar sobre: bioética, límites de la
investigación y de la genética, compasión, abnegación, papel de la medicina en acontecimientos
vitales (aborto y eutanasia fuera de los límites que marquen el respeto a las personas, límites del
esfuerzo terapéutico, cuidados paliativos), relaciones entre el médico y los gobiernos (colaboración
en tortura), abuso de poder por parte de los médicos, evitar la discriminación y tolerar las
diferencias, el concepto de resiliencia, el cuidado de personas que han sufrido un estrés
postraumático, así como la influencia en la salud actual de los padecimientos previos. Todo ello
englobado bajo el término de “profesionalismo médico””

¿Triunfó el nazismo?*
(o de cómo y hasta qué punto sobrevive hoy la cosmovisión bioética del nacionalsocialismo)
Por Ricardo D. Rabinovich-Berkman
“Græcia capta ferum victorem cepit” Horacio, Epístolas, II, 1, 156

“¿Qué mejores circunstancias podrían existir para estudiar e intentar por fin desentrañar los
mecanismos de una mente criminal, de una mente capitalmente criminal? No obtendríamos las
respuestas estudiando animales. Sus cerebros son distintos. Ni se hallarían respuestas en los
cerebros extraídos en una autopsia. Puedo afirmar categóricamente y sin temor a contradecirme
que la única esperanza de llegar a resolver la cuestión reside en el estudio de todas las partes del
cerebro intacto y vivo” Kevorkian

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RUPTURA: PRINCIPIO DE AUTONOMÍA

Magoja, Eduardo Esteban


El principio de autonomía y sus problemas en el campo de la bioética
Biblioteca digital de la Universidad Católica de Argentina

“Antes de comenzar a hablar del principio de autonomía en el marco de la bioética es necesario


reconocer las notas características de este nuevo saber ético. En este orden, Massini Correas
entiende, en primer lugar, que la bioética se trata de una concepción ética de carácter principialista
por cuanto postula la existencia de principios normativos que sirven de marco general ante las
diferentes situaciones que se presentan. En segundo lugar, señala que el norte del desarrollo de
estos principios radica en la búsqueda de soluciones a los dramáticos problemas que se plantean
en la práctica de la medicina y las investigaciones sobre seres humanos. En último término, dice
que aquellos principios a los que apela esta concepción ética son principalmente tres: el principio
de beneficencia, el de autonomía y el de justicia”.

Bibliografía Beauchamp T. L. & Childress J. F. (1994) Principles of Biomedical Ethics, Oxford:


University Press. de las Heras García, M. A. (2005) Estatuto ético-jurídico de la profesión médica,
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partir de la bioética contemporánea”, en Anuario da Facultade de Dereito da Universidade da
Coruña, pp. 487-504. Roa, A. (1998) Ética y Bioética, Santiago de Chile: Andrés Bello. Rubio, J.
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140. Sánchez Caro, J. (2002) El consentimiento informado en psiquiatría, Madrid: Díaz de Santo.
Fichas de Imágenes

Imagen 1
Imagen II
Imagen III
Calas Broken Jean Calas, a French protestant cloth merchant from Toulouse in southern France, is
broken on the wheel before being strangled and burned. He had been found guilty of murdering his
son and condemned to death, despite the support of Voltaire and evidence that the death had been
suicide. (Photo by Hulton Archive/Getty Images) -- Image Date: 03/01/1762 -- Image Date:
03/01/1762
Vintage engraving from 1807 showing people being tortured during the Spanish Inquisition.

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L'épreuve du feu (l'inquisition)
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Graveur : Leroy
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Le collier de Gundoldingen
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Histoire de l'ancien Paris : le supplice de Ravaillac, écartelé en place de Grève
Mots-cl�s : Philosophie, littérature, histoire et arts. Torture. Exécutions capitales (peine de mort)
Edition : Paris : Maison parisienne Neurdein (ND. Phot.), s.d.
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Technique : Impr. photomécanique - Phototypie
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Heinz-Dieter Falkenstein / age fotostock


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War against heresy - A tribunal During the Inquisition artist Unknown

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Inquisition torture chamber

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1530 From: Feldtbuch der Wundartzney, newlich getruckt und gebessert / By: Hans von Gersdorff
Removing the bone with a trochlea pipe after trephination

Von den Saubtwunden


Mots-cl�s : Chirurgie. Instruments. Têtes . 16e siècle
Auteur de l'ouvrage : GERSDORFF, Hans von
Ouvrage : Feldtbuch der Wundartzney...
Edition : Strasbourg : H. Schott, 1540
Cote : 021654
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Taille originale : 115 x 200 mm
Technique : Gravure - Bois

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Medicine treatment cauterization woodcut coloured from "Feldtbuch der wundartzney" by Hans Von
Gersdorff Strasbourg Germany 1528 Recuperado de https://www.superstock.com/stock-photos-
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Medicine Treatment treatment of the knee or the lower leg woodcut coloured from "Feldbuch Der
Wundrtzney" By Hans Von Gersdorff Strasbourg Germany 1528 Recuperado de
https://www.superstock.com/stock-photos-images/4430-11963
Medicine Treatment "Beinbruch" (Fracture of the leg) Treatment of the lower leg Woodcut coloured
from "Feldtbuch der wundartzney" By Hans Von Gersdorff Strasbourg Germany 1528 Private
collection.
Medicine treatment military surgeon treating mercenary wounded by an arrow woodcut from
"Feldbuch Der Wundartzney" by Hans Von Gersdorff Strasbourg Germany 1528 Recuperado de
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|Opérations de la jambe]
Mots-cl�s : Chirurgie. Instruments . 17e siècle
Auteur de l'ouvrage : SCULTETUS, Johannes / SCHULTES, Johann / SCULTET, Jean
Ouvrage : Armamentarium chirurgicum
Edition : Francfort : Veuve de Joannes Gerlin, 1666
Cote : 005271
Auteur de l'image : Arnold, Jonas
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Taille originale : 176 x 132 mm
Technique : Gravure - Burin

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Bibliothèque interuniversitaire de Santé (BIU Santé)


[Extension et remise en place de la colonne vertébrale / Réduction d'une luxation de l'épaule]
Mots-cl�s : Chirurgie. Médecins et malades . 17e siècle
Auteur de l'ouvrage : SCULTETUS, Johannes / SCHULTES, Johann / SCULTET, Jean
Ouvrage : Armamentarium chirurgicum
Edition : Francfort : Veuve de Joannes Gerlin, 1666
Cote : 005271
Auteur de l'image : Arnold, Jonas
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Taille originale : 177 x 132 mm
Technique : Gravure - Burin

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Bibliothèque interuniversitaire de Santé (BIU Santé)
[Différentes méthodes de réduction d'une luxation du bras]
Mots-cl�s : Chirurgie. Médecins et malades . 17e siècle
Auteur de l'ouvrage : SCULTETUS, Johannes / SCHULTES, Johann / SCULTET, Jean
Ouvrage : Armamentarium chirurgicum
Edition : Francfort : Veuve de Joannes Gerlin, 1666
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Auteur de l'image : Arnold, Jonas
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[Méthodes de réduction d'une luxation de l'humérus, du cubitus et de la main]
Mots-cl�s : Chirurgie. Médecins et malades . 17e siècle
Auteur de l'ouvrage : SCULTETUS, Johannes / SCHULTES, Johann / SCULTET, Jean
Ouvrage : Armamentarium chirurgicum
Edition : Francfort : Veuve de Joannes Gerlin, 1666
Cote : 005271
Auteur de l'image : Arnold, Jonas
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Taille originale : 177 x 132 mm
Technique : Gravure - Burin

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Mots-cl�s : Chirurgie. Instruments . 17e siècle
Auteur de l'ouvrage : SCULTETUS, Johannes / SCHULTES, Johann / SCULTET, Jean
Ouvrage : Armamentarium chirurgicum
Edition : Francfort : Veuve de Joannes Gerlin, 1666
Cote : 005271
Auteur de l'image : Arnold, Jonas
Empl. de l'image : Pl. LII
Taille originale : 177 x 132 mm
Technique : Gravure - Burin

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Bibliothèque interuniversitaire de Santé (BIU Santé)
[Réduction des luxations et fractures du fémur]
Mots-cl�s : Appareils et matériels. Médecins et malades. Jambes . 17e siècle
Auteur de l'ouvrage : SCULTETUS, Johannes / SCHULTES, Johann / SCULTET, Jean
Ouvrage : Armamentarium chirurgicum
Edition : Francfort : Veuve de Joannes Gerlin, 1666
Cote : 005271
Auteur de l'image : Arnold, Jonas
Empl. de l'image : Pl. XLIX
Taille originale : 177 x 132 mm
Technique : Gravure - Burin

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Bibliothèque interuniversitaire de Santé (BIU Santé)
[Pinces]
Mots-cl�s : Chirurgie. Instruments . 17e siècle
Auteur de l'ouvrage : SCULTETUS, Johannes / SCHULTES, Johann / SCULTET, Jean
Ouvrage : Armamentarium chirurgicum
Edition : Francfort : Veuve de Joannes Gerlin, 1666
Cote : 005271
Dessinateur : Arnold, Jonas
Empl. de l'image : Pl. VII
Taille originale : 177 x 132 mm
Technique : Gravure - Burin

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Bibliothèque interuniversitaire de Santé (BIU Santé)
Mots-cl�s : Chirurgie. Instruments. Amputations . 17e siècle
Auteur de l'ouvrage : SCULTETUS, Johannes / SCHULTES, Johann / SCULTET, Jean
Ouvrage : Armamentarium chirurgicum
Edition : Francfort : Veuve de Joannes Gerlin, 1666
Cote : 005271
Dessinateur : Arnold, Jonas
Empl. de l'image : Pl. XX
Taille originale : 176 x 132 mm
Technique : Gravure - Burin

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Bibliothèque interuniversitaire de Santé (BIU Santé)
Mots-cl�s : Chirurgie. Appareils et matériels . 17e siècle
Auteur de l'ouvrage : SCULTETUS, Johannes / SCHULTES, Johann / SCULTET, Jean
Ouvrage : Armamentarium chirurgicum
Edition : Francfort : Veuve de Joannes Gerlin, 1666
Cote : 005271
Dessinateur : Arnold, Jonas
Empl. de l'image : Pl. XXIII
Taille originale : 176 x 132 mm
Technique : Gravure - Burin

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Bibliothèque interuniversitaire de Santé (BIU Santé)
Mots-cl�s : Appareils et matériels. Médecins et malades . 17e siècle
Auteur de l'ouvrage : SCULTETUS, Johannes / SCHULTES, Johann / SCULTET, Jean
Ouvrage : Armamentarium chirurgicum
Edition : Francfort : Veuve de Joannes Gerlin, 1666
Cote : 005271
Auteur de l'image : Arnold, Jonas
Empl. de l'image : Pl. L
Taille originale : 177 x 132 mm
Technique : Gravure - Burin

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Bibliothèque interuniversitaire de Santé (BIU Santé)
[Blessures de la jambe]
Mots-cl�s : Chirurgie. Instruments. Cautérisation. Pansements et bandages. . 17e siècle
Auteur de l'ouvrage : SCULTETUS, Johannes / SCHULTES, Johann / SCULTET, Jean
Ouvrage : Armamentarium chirurgicum
Edition : Francfort : Veuve de Joannes Gerlin, 1666
Cote : 005271
Dessinateur : Jonas, Arnold
Empl. de l'image : Pl. LIV
Taille originale : 177 x 132 mm
Technique : Gravure – Burin

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Bibliothèque interuniversitaire de Santé (BIU Santé)
[Trépans]
Mots-cl�s : Chirurgie. Instruments . 17e siècle
Auteur de l'ouvrage : SCULTETUS, Johannes / SCHULTES, Johann / SCULTET, Jean
Ouvrage : Armamentarium chirurgicum
Edition : Francfort : Veuve de Joannes Gerlin, 1666
Cote : 005271
Dessinateur : Arnold, Jonas
Empl. de l'image : Pl. III
Taille originale : 177 x 132 mm
Technique : Gravure - Burin

Recuperado de http://www.biusante.parisdescartes.fr/histmed/image?01754
Bibliothèque interuniversitaire de Santé (BIU Santé)
Planche III. Miniature 2 bis.- Une leçon d'anatomie au XIVe siècle. Reproduction en même grandeur d'une
miniature placée en tête du Traité de l'Anatomie de Guy. - La grande chirurgie de Guy de Chauliac,
chirurgien, maître en médecine de l'Université de Montpellier composée en l'an 1363
19e siècle
Auteur de l'ouvrage : Chauliac, Guy de - Nicaise, Édouard
Ouvrage : La grande chirurgie de Guy de Chauliac, chirurgien, maître en médecine de l'Université de
Montpellier composée en l'an 1363
Edition : Paris : Alcan, 1890

Recuperado de http://www.biusante.parisdescartes.fr/histmed/image?med20523x0216
Bibliothèque interuniversitaire de Santé (BIU Santé)
Planche IV. Miniature 5.- La médecine, la chirurgie et la pharmacie. Reproduction d'une miniature placée en
tête de l'Antidotaire de Guy. - La grande chirurgie de Guy de Chauliac, chirurgien, maître en médecine de
l'Université de Montpellier composée en l'an 1363
19e siècle
Auteur de l'ouvrage : Chauliac, Guy de - Nicaise, Édouard
Ouvrage : La grande chirurgie de Guy de Chauliac, chirurgien, maître en médecine de l'Université de
Montpellier composée en l'an 1363
Edition : Paris : Alcan, 1890

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[Appareil orthopédique pour le bras]
Mots-cl�s : Chirurgie. Appareils et matériels . 16e siècle
Auteur de l'ouvrage : GERSDORFF, Hans von
Ouvrage : Feldtbuch der Wundartzney sampt vilem instrumenten...
Edition : Strasbourg : H. Schott, 1540
Cote : 021654
Empl. de l'image : p. 80
Taille originale : 125 x 200 mm
Technique : Gravure - Bois

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http://www.biusante.parisdescartes.fr/histmed/image?00237
[Attelle pour la jambe]
Mots-cl�s : Chirurgie. Appareils et matériels . 16e siècle
Auteur de l'ouvrage : GERSDORFF, Hans von
Ouvrage : Feldtbuch der Wundartzney sampt vilem instrumenten...
Edition : Strasbourg : H. Schott, 1540
Cote : 021654
Empl. de l'image : p. 81
Taille originale : 125 x 195 mm
Technique : Gravure – Bois

Recuperado de http://www.biusante.parisdescartes.fr/histmed/image?00239
Mots-cl�s : Chirurgie. Médecins et malades . 16e siècle
Auteur de l'ouvrage : GERSDORFF, Hans von
Ouvrage : Feldtbuch der Wundartzney
Edition : Strasbourg : H. Schott, 1540
Cote : 021654
Empl. de l'image : p. 168
Taille originale : 127 x 192 mm
Technique : Gravure – Bois

Recuperado de http://www.biusante.parisdescartes.fr/histmed/image?00362
Mots-cl�s : Chirurgie . 16e siècle
Auteur de l'ouvrage : BRUNSCHWIG, Hieronymus / BRUNSCHWYG, Jherome
Ouvrage : The noble experyence of the vertuous handy warke of surgeri
Edition : Londres : Petrus Treveris, 1525
Cote : 006526
Empl. de l'image : f. A 1 r° (page de titre)
Taille originale : 165 x 245 mm
Technique : Gravure - Bois
Recuperado de: http://www.biusante.parisdescartes.fr/histmed/image?02051
Figure 7. Le Barbier de village, par David Téniers le Jeune - La Presse médicale - [Articles originaux]
20e siècle
Revue : La Presse médicale - [Articles originaux], 1903, Articles originaux
Edition : C. Naud, 1903
Cote : 100000x1903xartorig

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Bibliografia

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