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“Control” de Kim Pritekel y Alexa Hoffman

Scribd y XWPColección (Facebook)

Control
Control

Kim Pritekel y Alexa Hoffman


Traducido por: Julieta “Meltryth” (2016)

Descargos: Si estas dos le resultan familiares, bla, bla, no lo son.

Subtexto: Pero por supuesto.

Malas palabras: Sí, claro está.

Gracias a los lectores que me han dado información militar. Realmente lo aprecio.

Advertencia: Habrá cosas en esta historia a medida que avance que serán muy
perturbadoras para algunos lectores, involucran niños y abuso.

Si quieres decirme qué buena escritora soy o que realmente apesto, siéntete libre de hacerlo
a XenaNut@hotmail.com

***

Descargo de traducción: Historia de sus respectivas autoras (especialmente Kim), mi


traducción. No me agrada para nada que borren los links o le hagan cosas ya que tan
amablemente las subo a la web, si ves a alguien que modifica esto, por favor avísenme que
le hacemos bullying. Realmente no es un libro fácil de traducir y creo que merezco un poco
de consideración de parte de los lectores puesto que por partes tengo que adivinar y en otras
encuentro más errores gramaticales que en la hoja de un analfabeto y doy gracias, ya que en
inglés casi no existen los errores ortográficos sino…

Esto es gratuito, como siempre, sin molestias más que registrarse (no, no paguen nada
que eso es cosa de Scribd). So, disfruten que esto es lo que pidieron, se joden si eligieron
mal. Julieta “Meltryth”.

***

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PARTE 1

El hangar estaba oscuro cuando llegué. Estaba cansada, adolorida y hambrienta como el
infierno. Pasándome una mano por el corto y rubio cabello, abrí la oficina que compartía
con mi padre, Frank Davies, y me dejé caer en la vieja silla de acero con vinilo. La luz no
era ni siquiera una consideración en este punto. Ya había estado en este hangar desde los
tres años y lo conocía como la palma de mi mano.

Davies Cargo era la compañía que poseía con mi padre. Él la estuvo levantando por
años, así que me estuvo enseñando a todos los aspectos del negocio, no sólo la parte del
vuelo. Caray, yo había estado haciendo eso desde que tenía diez años y volando solamente
desde la edad de trece.

Shhhh, no les digas a las autoridades.

Abriendo el cajón superior de la mesa, me encontré con mi escondite de barras


energéticas.

"Yum". Gemí cuando vi que tenía a la izquierda la de frutilla. Abriendo la parte superior
del papel de plata, estaba a punto de tomar un bocado cuando oí algo que provenía desde el
hangar oscurecido donde todos nuestros bebés dormían.

Sólo después de haber regresado de New Hampshire, acababa de dejar a mi bebé, un


Cessna 182T Skylane 2002, y no tenía ningún deseo de volver a esta hasta que mi vuelo de
las 9 a.m. de cinco horas.

Abrí lentamente la puerta que separaba el puerto plano de las oficinas del hangar y miré
alrededor. No vi nada. El Cessna, el helicóptero de mi padre y el C-130 Hércules de carga
estaban durmiendo profundamente. Pude ver sólo el resumen de las numerosas cajas de
herramientas y bancos que se alineaban en las paredes, así como el estante de la pared
donde se guardaban las piezas de repuesto.

Un avión despegando desde el Aeropuerto de Warwick hizo temblar el lugar, pero aparte
de eso, no había nada.

Entonces lo oí de nuevo.

Agachándome un poco para hacerme aún más pequeña de lo que ya era, me centré en
escuchar, ya que sabía que mis ojos serían relativamente inútiles en la oscuridad. Todo lo
que podía oír en el interior del gran edificio de metal fue mi propia respiración y los latidos
de mi propio corazón.

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¿Tal vez yo sólo pensé que había oído algo? Eso era totalmente posible. Había estado
volando durante todo el día y estaba agotada. Había optado por simplemente conseguir
cerrar un poco los ojos en la oficina antes de mi próximo vuelo. Si yo ya estaba oyendo
cosas, eso no era bueno.

¡Dink!

Está bien, sin duda oí eso. Regresando con el proverbial tono de campanada, escuché,
cerrando los ojos para concentrarme. El roce de metal contra el suelo de cemento, por el
Cessna.

¡Mi bebé!

Mi cabeza apareció, con mi postura defensiva. ¡Nadie le iba a hacer daño a mi bebé!

"¿Quién está ahí?" Llamé, agarrando una llave de la mesa cercana, extendiéndola como
una espada. En respuesta que obtuve unos pies corriendo, aparentemente tranquilos. La
única razón por la que sabía que estaban allí era porque sabía que escucharlos. La pequeña
puerta que conducía a la pista de aterrizaje junto a la puerta del hangar abierto, mostraba la
silueta del intruso corriendo hacia la noche. "¡Detente!" Grité como una idiota y fui tras
ellos1. Para el momento en el que llegué a la puerta, vi a la persona saltar la valla que
rodeaba el hangar y desaparecer en la noche.

Maldiciendo violentamente, me di cuenta de algo en el suelo justo detrás de la puerta de


entrada al edificio. Lo recogí, viendo que se trataba de una revista, una revista “Avión y
Piloto”, para ser exacta.

"Buen gusto en material de lectura", murmuré, pasando las páginas satinadas. Al ver el
mes en el cuadro blanco con el código de barras, me di cuenta de que decía abril y
estábamos a finales de agosto. Por una corazonada, me dirigí hacia la oficina y a la cesta de
revistas volando en el suelo. Buscando a través de los números anteriores de Avión y
Piloto, me di cuenta de que, efectivamente, abril faltaba.

"Hijo de puta", gruñí, golpeando la revista contra mi muslo.

***

1
Sí, dice “ellos” en plural. Son errores de Kim que no tengo intenciones de corregir, sólo para que sepan
la tortura que puede llegar a ser traducir algo.

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"¡Penny!" Mirando alrededor de la oficina, con su alfombra terriblemente desgastada, no


vi la recepcionista / contable. Estaba cansada y no estaba de humor que ella estuviera
coqueteando con el chico de UPS, o molestando a Reggie o a mi padre.

"¡Qué!" Grité en mi oído, haciéndome saltar, casi en el borde de su escritorio, donde yo


mismo me había posado. Mi cabeza se giró para satisfacer los risueños ojos marrones.

"No hagas eso". Le dio un codazo en el pecho llenos de flores impresas. "Eso no es
divertido".

"See, el chirrido en la parte superior de tus pulmones para mí lo es". Se sentó detrás del
viejo escritorio golpeado por encima, colocando sus manos detrás de su cabeza. "¿Qué
puedo hacer por ti, cosita caliente?"

Rodé los ojos. "No estoy de humor hoy", le advertí, pasándose una mano por mi cabello
desordenado. Mi padre dice que los bebés normales, los niños y los adultos se frotan los
ojos cuando están cansados. No, no yo. Paso mis manos por el cabello y lo dejo aún más
desordenado que de costumbre. Lo que realmente apesta es cuando tengo las manos
grasientas y lo hago.

"¿No estás de humor para qué, Monk?" Encendió su antigua Mac, esperando que se
regularizara, nueve minutos y medio a que se complete el proceso de arranque. "Sabes, más
pronto tú y tu padre pongan sus asnos baratos en la marcha y compren una nueva
computadora, serán mejores mis servicios". La pelirroja sonrió atractivamente, descansando
el mentón en la palma de la mano.

"Yyyyyy, ¿de dónde te gustaría que consiguiera esa cantidad de dinero?" Me incliné
hacia adelante, descansando mi muñeca en la parte superior de su monitor, dejando mi
mano que colgara por delante de la pantalla.

"Bueno, si tu padre dejara de comprar tantos juguetes..."

"Oh, lo que sea. Me emocioné por él ya que finalmente fue capaz de obtener su propio
bebé. Yo tengo el mío, ¿por qué él no habría de tener el suyo?"

"Debido a que mi bebé sólo costaría como tú más o menos. Los dos combinados de los
tuyos, es ridículo". La recepcionista esponjó sus cabellos rojos y se echó hacia atrás en su
silla. "Entonces, ¿por qué me gritaste de todos modos?"

"Ah", salté de la mesa. "¿Café?" Señalé al recipiente vacío colocado en el pequeño


vestíbulo para huéspedes y clientes.

"Hazlo tú misma, cosita caliente. Tengo trabajo real que hacer".

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La miré, casi dejando caer la mandíbula a tierra en la alfombra de color beige con
manchas. "Me estás tomando el pelo, ¿verdad?"

"No". Ella sacudió su cabeza. "En este momento no, Monk".

Si no hubiera sido por el centelleo que vi bailando en esos ojos marrones, me habría
molestado.

"¿Dónde está la mierda para hacerlo?, y no me llames Monk. No te has ganado ese
privilegio por el momento".

"La mierda está ahí, ¿y por qué no? Ya estás grasienta y sólo son las once de la mañana".
Ella levantó una ceja desafiante.

"No lo estoy". Corrí al baño justo al lado de la parte delantera de la oficina y me quedé
mirando lo que vi. "Maldición". Con bastante seguridad. Ya había una mancha de grasa a
través de mi mejilla derecha y una tira agradable por el cabello, haciéndolo quedar como el
negativo de una mofeta. "Lindo, Monk".

Los chicos en el hangar habían empezado a llamarme hace años „mono de grasa‟2, y se
me había pegado. Ahora fue acortado a „Monk‟. Y es que en realidad pensaban que yo era
tan pura como uno. Tontos.

De vuelta en la oficina, luciendo un poco menos de dos tonos, tomé el café cosas desde
el pequeño armario que lo sujetaba y llevé el filtro.

Fui a la oficina para trabajar con el papeleo y mirar el hangar de aviones. Los chicos
estaban trabajando en el Herc3.

"Hey, chicos". Me dirigí a nuestro mecánico de alto nivel y amigo de mi padre de


cuarenta años, Jerome.

"¡Hey, Monk!" Reggie contestó desde lo alto de la bestia de un avión. Él sonrió de oreja
a oreja, con su largo cabello rubio recogido su cola de caballo perpetua. También era un
mecánico.

"Reg". Lo saludé y me volví hacia Jerome que estaba buscando en el cableado del avión.

"¿Qué pasa, pequeña?"

"Eh, simplemente estoy vagando hasta que pueda volver a casa". Vi sobre el hombro del
hombre maduro mientras él enganchaba vanamente en los diferentes cables de colores.

2
Dice “Grease Monkey”, que terminan acortando a “Monk”.
3
Herc: el Hércules.

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Jerome, o Jerry era para mi padre solamente, siempre me había recordado a Morgan
Freeman. Tenía el aire paternal firme como una roca sobre él y era una de las personas más
dulces y más caritativas que jamás había conocido. Bueno, al lado de mi padre, eso es.

Ellos habían volado juntos durante la Guerra de Corea.

"¿Así que oí que tuviste algunos problemas en la otra noche?" preguntó, mostrando su
omnipresente pluma ligera en la solapa abierta en el lado del avión.

Asentí. "Sí. Malditos niños. No tengo idea de quién era, pero me dio un buen susto". Le
di un par de alicates de punta fina que iba a tomar.

"Gracias, chica. Así que, ¿qué hiciste?" Me miró por encima del hombro. "Porque sé que
no llamaste a las autoridades". La piel oscura alrededor de los ojos era aún más oscura al
arrugarse con diversión. "Me quedaría lejos de tu padre. Él estaría fijando eso por ti".

"Bueno, perdóname si no todos podemos ser tan brillantes y rápidos de mente tal como
él lo es". Vi a Jerome mirar por encima de mi hombro y cerré los ojos por un momento,
sabiendo muy bien que mi padre estaba de pie tras de mí. "Él está allí, ¿verdad?" El hombre
más oscuro que conocí como tío Jerome toda la vida, asintió con la cabeza, con sus dientes
ultra blancos intermitentes.

Me di la vuelta, pegando una sonrisa en mi propia en mi cara. "¡Papi!" Exclamé,


abriendo los brazos y sabiendo muy bien que no cedería a ese disparate. En cambio, él
cruzó los brazos sobre el barril que llamaba pecho. Frank Davies, a pesar de sus sesenta y
siete años de edad, parecía mucho mayor debido al cuero que era su cara. Estar al aire libre
todos los días de su vida, ya sea volando o arreglando los aviones, o jugando en las motos
en su juventud, hizo que las líneas se grabaran profundamente en la piel de su cara, sus ojos
azules rodeados por un enjambre de las patas de gallo.

Oh, pero yo lo quería mucho.

"Deja esa mierda, Monk, y ven conmigo". Sin decir nada más, se dio la vuelta y se
dirigió hacia la oficina. Oí las risas procedentes por encima de nosotros, en la parte superior
del Herc. Le mostré a Reggie el dedo mientras seguía a mi padre.

Frank se sentó detrás del escritorio, con la silla chirriante protestando bajo su peso y me
miró. Me sentía como si fuera un bicho bajo la lupa. Sólo podía desear tener esa mirada
baja uno de estos días.

Miré hacia atrás, sin temer a mi padre, sólo admirando su sabiduría y hacer caso a su
consejo siempre que fuera posible.

"Entonces, ¿por qué no llamaste a la policía?" dijo finalmente.

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Me encogí de hombros, suspirando mientras estaba sentado en la silla de metal


incómoda frente a él. "Creo que pensé que era un par de niños haciendo tonterías.
Probablemente nada de qué preocuparse". Pensé, aunque ahora sonaba totalmente tonta e
irresponsable.

"Un par de niños, ¿eh?" Continuó masticando en el palillo de dientes que siempre estuvo
bien entre los labios curtidos, o que sobresalían del bolsillo superior de la ropa de trabajo.
Él había dejado de fumar hace dos años, cuando mi madre había muerto de cáncer de
pulmón. Se volvía loco, y los palillos de dientes mutilados pobres pagaban por ello.

"Bueno sí".

"También podría haber sido nuestra competencia, Monk", dijo con una ceja levantada.

"¡Oh, vamos, papá! Sé que Jack Riggs es un verdadero idiota, ¿pero realmente piensas
que enviaría a alguien aquí para hacer eso?"

"Podría ser. Podría ser que no. Nunca se sabe". La silla comenzó a chirriar de nuevo
cuando empezó a moverse hacia atrás y adelante, con el palillo de dientes bailando
continuamente entre sus labios.

"Está bien, está bien. Lo tengo". Levanté las manos en señal de rendición. Levanté mi
pañuelo blanco del bolsillo de atrás, pero no más blanco.

"¿Qué opinas sobre instalar cámaras? Los 'niños', obviamente, pasaron por todo el
sistema de seguridad. Tal vez tengamos que actualizarnos un poco".

"No nos podemos permitir eso, papá. No con sólo tener que levantar el C-130". Negué
con la cabeza, dejando caer mechones rubios a los ojos. Quitándolos, me mordí el labio
inferior.

"Tenemos que encontrar alguna manera. Si eso significa viajar un poco más baratos, o
incluso algunas carreras nocturnas más, que así sea. Tenemos cientos de miles de dólares en
equipos de aquí. No podemos permitirnos no hacerlo".

"Tienes razón". Suspiré, sabiendo que hacer más recorridos nocturnos en realidad
significaba que yo hiciera más recorridos nocturnos. "Dame el horario cuando tengas uno".
Me quedé con un gemido, con mi cuerpo cansado dispuesto a decírmelo. "Por ahora, me
voy a casa".

"Nos vemos más tarde, pequeña". Papá se volvió hacia el equipo que zumbaba a su lado.

Con un movimiento hacia atrás, me dirigí a la oficina principal. Penny estaba


escribiendo a máquina, con las uñas largas marcando sus palabras.

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"Hey, Garrison", dijo en voz alta. Me di la vuelta, mirándola por encima del hombro.
"¡Hey, lo has hecho bien!" Ella me miró por encima.

"Lo siento. No, gracias"4.

"Aww, muy mal. Yo sólo iba a invitarte a cenar". Sus ojos se volvieron muy marrones.
"O mejor aún, a desayunar".

"¡Eres incorregible!" Me reí y salí por la puerta.

***

Warwick, Massachusetts, una pequeña ciudad costera de cuarenta mil habitantes, había
sido lo que llamé hogar durante los últimos veinte y dos o veintitrés años. Antes de eso,
estuve en Boulder, Colorado, donde nací y luego fui dada en adopción un año más tarde.

Tuve más suerte que la mayoría de los que tenían padres biológicos. Yo había sido
adoptado por una pareja mayor, ellos podían haber carecido de pensamiento
contemporáneo, pero lo pagaron más que con una abundancia de amor.

Frank y Greta Davies se habían casado en 1954 y habían tratado de tener hijos, pero sin
éxito. La ciencia moderna probablemente encontraría que Frank era estéril por algunas de
las cosas con las que habían sido expuestos a durante sus cuarenta años en el ejército. Así
que, finalmente, su orgullo masculino cayó para alegría de su esposa y adoptaron un niño.

Yo.

La vida había sido feliz con mis padres, aunque siempre estará esa parte de mí que se
pregunta de dónde viene. Quienes eran mis padres, y por qué sintieron que era mejor
dejarme ir cuando tenía trece meses de edad. No recuerdo en absoluto y a veces deseo
hacerlo. Ame mucho a Frank y Greta, y siempre serían mis padres, pero aun así... No podía
dejar de preguntarme.

Saqué mi camioneta en la entrada de mi casa de la infancia. Una vez que mi madre había
muerto, papá no quería vivir en la casa donde habían vivido durante los últimos treinta
años. Por lo tanto, él me lo vendió por nada y se compró una pequeña casa de una
habitación no muy lejos. Estaba contento, sólo él y sus perros, Bertie y Hawk.

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No tengo idea, para mí se comió un párrafo y en el texto está todo mezclado.

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Mis dos perros, el malvado Rey Tut, o Tut para abreviar, y mi mamut de laboratorio,
mezcla de San Bernardo negro, Roy, olfateaban y arañaban la puerta. Tut comenzó a
quejarse con su negro, marrón y blanco trasero de beagle fuera, y Roy se puso a ladrar.

"Ya voy, chicos". Con la llave insertada, oí el bloqueo hacer clic y abrí las puertas, de
forma rápida, siendo atacada por dos chicos muy excitados. Esquivando lenguas y colas
entusiasmadas en constante movimiento, le di mis hijos el correspondiente cariño y luego
me dirigí a la cocina.

Amaba esta casa. Necesitaba algunas reparaciones cuando llegó a mis manos, y me
gustaba hacer todas y cada una de estas. Una de las pocas habitaciones que no podía
soportar la idea de hacer muchos cambios era la cocina. Había sido el lugar favorito de mi
madre de la casa, papá la renovó como un regalo de aniversario hace diez años. Era de un
color amarillo brillante, alegre, con baldosas blancas y negras haciendo un patrón
vertiginoso de la rayuela en el suelo. Había puesto en todos los electrodomésticos nuevos,
negros para ir con la acentuación del negro del suelo. La habitación era grande con una isla
en el medio, donde yo había puesto en uno de esos productos de cocina incorporados arriba.

Muriendo de hambre, empecé a hurgar en la heladera bajo cero, lanzando los


ingredientes para una ensalada sobre la mesada. Por mucho que amara las barras
energéticas, sólo lograban un poco.

El chasquido de las uñas para perros en el azulejo alertó mi atención a un Tut con
hambre. Miré hacia él, viendo grandes ojos marrones mirándome, con su cola blanca y
marrón manchado moviendo furiosamente.

"Oye, amigo. ¿Tienes hambre?" Él se quejó y me arañó la pierna. "Está bien. Vamos".

La puerta de la heladera se cerró de un suave golpe que adoraba y llené los tazones de
los chicos. Alimentarlos en diferentes habitaciones era una necesidad, como me hacía cargo
de Tut, dejando a mi gallina de cuarenta kilos sentado sobre sus cuartos traseros,
llorisqueándome.

Colocando el bol de Tut justo fuera de la puerta de atrás, me escurrí a través de la puerta
para mascotas tamaño de león, dejando de agitar su cola mientras comenzaba a masticar su
comida.

Con una última mirada hacia mí, Roy comenzó el proceso de comer la mayor cantidad
de piezas de comida como fuera posible de un solo bocado.

Sacudiendo la cabeza ante las travesuras de mis perros, continué con mi propia cena.
Había sido un largo tiempo desde que había llevado a mis hijos a dar un paseo alrededor de
Warwick. La familia era muy conocida aquí, y muchas veces era detenida por varias

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personas, sobre todo las relacionadas con el negocio. Mi padre y/o yo, probablemente nos
habíamos ocupado de casi todos los negocios en la ciudad, haciendo el trabajo de carga
para ellos. Nosotros volábamos con la mayoría de cosas por la zona, teniendo los
suministros y el correo a Martha‟s Vineyard5 o las otras islas alrededor de la línea de costa.
A menudo podríamos ofrecer precios mucho mejores que los chicos de transporte
tradicionales. Volar era mi pasión y lo que me mantenía cuerda.

"¡Hey, Garrison!" La señora Arnold llamó desde las afueras de la farmacia.

"Hola ahí". Sonreí, acercándome a su encuentro. Tut y Roy de inmediato se


entusiasmaron, sabiendo que esta era la señora que por lo general les daba un hueso de
leche, que por alguna razón muy extraña, Rita Arnold siempre tiene con ella.

"Hola, chicos", arrulló, efectivamente, metiendo la mano en su bolso. Los perros


tragaron las golosinas tan rápido que tuve miedo que Rita no fuera capaz de quitar su mano
en el tiempo. "¿Cómo está tu padre?" preguntó ella, protegiéndose los ojos del sol.

"Lo está haciendo muy bien, a pesar de que está hablando de jubilarse".

"¿En serio?" Parecía aturdida.

"Lo sé. Esto del tipo que dijo que volaría en su camino al cielo". Las dos nos reímos en
la frase célebre de mi padre.

"Y ¿cómo estás, cariño?" La mirada de preocupación maternal en la cara de Rita casi me
hizo llorar. Había sido una amiga cercana de mi madre.

"Estoy bien. Finalmente conseguí pasar ese efecto invernadero. Tengo la intención de
comenzar a plantar aquí pronto". Luché con las correas de los perros por un momento, ya
que, inevitablemente, que querían ir en direcciones opuestas y no podían abstenerse de
cruzar sus líneas en el proceso.

"¡Oh, eso es maravilloso! Hazme saber cuándo estés lista y voy a traer semillas que el
club de damas de bridge se reunieron para ti". Rita sonrió, dándome una palmada en el
hombro. Sonreí a cambio, aunque por dentro estaba aterrado de lo que traería. Por alguna
razón, ella lo tenía en mente desde que murió mi madre, yo era completamente incapaz de
cuidar de mí misma o de mi casa. Pero, en general, yo sólo sonreía y asentí.

"Muchas gracias, señora Arnold". Tiré de las correas, con lo que los chicos gruñéndome,
luego lloriqueando ya que se aburrían. Con sus huesos ya desaparecidos y olvidados,
estaban dispuestos a moverse de nuevo.

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Una isla de la costa este de Estados Unidos.

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"Ten cuidado, cariño". Rita me dio un pequeño abrazo y luego corrió por la vereda, con
numerosas bolsas de compra en mano.

Caminé por las calles de Warwick, solamente me detuve un par de veces hoy,
sorprendentemente. Era una ciudad preciosa, que rivalizaba con muchas en Maine, con sus
majestuosas vistas y formaciones rocosas. Lo único que faltaba eran los faros que
salpicaban la costa de Maine.

Notando los árboles, saqué mi cámara, asegurándome de que había una película de color
de 35 milímetros en esta antes de salir de casa. Me encantaba tomar fotos, a pesar de que yo
sólo era mediocre en eso. Mi madre solía tenerlas enmarcadas. Las utilizaba para alinear las
paredes de las escaleras que iban a los pisos segundo y tercero, así como al foso de mi
padre. Yo había quitado la mayor parte de estas una vez me hice cargo de la casa. Era
embarazoso para mí tener una exhibición como esa, más parecía completamente
pretensiosa. Las madres tienen ciertos derechos que desafían las reglas tradicionales.

Sacando fotos, tomé los cientos de árboles de colores que nos rodeaban. A los chicos les
encantaba hacer pis en ellos, me encantó que encajaran. Eran preciosos. Seguimos por el
camino que conducía a través del bosque que no estaba lejos de mi casa. El camino de tierra
estaba prácticamente vacío, como lo estaba la mitad del día y la mayoría de la gente estaba
en el trabajo o la escuela.

Cerré los ojos, disfrutando de la sensación y el olor de la brisa marina fresca del océano.
Que se extendió por toda mi cara, soplando ligeramente mi cabello hacia atrás, sacándolo
de mis ojos. Yo estaba agradecida.

Al ver un par de ardillas que estaban retozando en la hierba, traté de librarlas de mis
perros, que estaban ocupados con los aromas de quién había estado en su territorio. No
quería que se echaran a perder el juego, así que me hinqué de manos y rodillas,
arrastrándome en silencio cerca de los chicos pequeños, peludos y grises. Ellos chirriaban
entre sí, con sus narices constantemente dando espasmos. Una excursión por sobre sus
cuartos traseros, oliendo el aire y sentir el cambio en la corriente a medida que fui cada vez
más estrecha.

Llevando mi cámara hacia arriba de la correa alrededor del cuello, las tomé en mi visor,
ajusté la luz y la distancia, masticando mi labio inferior mientras me preparaba para hacer
clic en el obturador.

"¿Qué…?" Di marcha atrás, sorprendida, cuando una gran y mojada nariz mocosa de
repente asomó en mi lente. "¡Roy!" Regañé a mi perro me miraba con ojos negros
confusos. "Maldición". Limpié la lente lo mejor que pude y me volví para ver que las
ardillas se habían ido. Con un suspiro de derrota, recogí mis hijos y me dirigí a casa.

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***

Me sentí mareada a medida que me acercaba al hangar. Esto no sólo era mi medio de
vida, sino también mi vida. Volar había estado en mi sangre no puedo recordar desde
cuándo. Era lo que me gustaba hacer, de lo que vivía, y por lo que volvería a morir.

Al estar en la cabina de ese avión, no importaba cuán grande o pequeño era, tenía la
mayor satisfacción y tranquilidad en mis sentimientos. Incluso era mejor que el sexo. Penny
nunca creería eso, ni entendería ese tipo de concepto.

Riéndome de mí misma, me dirigí a la oficina.

"Hey, material de primera", dijo recepcionista resonante mientras tomaba mi taza de


viaje de plástico de detrás de su escritorio y se dirigió a servirme una taza caliente de café.

Caliente y negro, que es la única manera de beber una taza de café.

"Hola, níquel". Sonreí por encima del borde de mi copa.

"Oh, eres tan graciosa. A ver si puedo hacer una sonrisa en mi culo por eso".

"Lo haces". Me senté en el borde de la mesa, mirando a la mujer atractiva. Llevaba una
camisa de corte bajo especial hoy, y yo tenía una buena vista de su escote desde mi punto
de vista. Dada a la impresión de sentir esto, Penny se puso aún más a disposición de los
ojos verdes.

"Por lo tanto, ¿cuándo vas a permitir que te haga el desayuno?" Se apoyó en sus
antebrazos cruzados, empujando sus amplios pechos juntos aún más. Atrapé el brillo en sus
ojos marrones. Es decir, una vez que yo fui capaz de arrastrarme de la piel de aspecto
suave. Penny era una buena amiga mía, y ella coqueteaba conmigo sin piedad. Sabía que no
había una posibilidad en el infierno que alguna vez la tomaría. Yo no era una verdadera fan
del tipo que sentía que el mundo debería ver lo que había detrás de la cortina números uno,
dos y tres. Me gustaba un poco de misterio en mis mujeres. Sin embargo, un poco no
lastima la perversión.

"¿Qué tal...?" Miré el reloj cinturón. "¿Nunca?" Alcé las cejas y ella entornó los ojos.

"Perra".

"Puta".

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Penny suspiró y se volvió hacia el archivador detrás de ella. "Tu padre dejó esto para ti".
Se dio la vuelta, y me entregó una carpeta de manila espesa.

"¿Qué es esto?" Coloqué mi taza en la mesa y empecé a hojear el contenido. Toneladas


de formularios de pedidos y órdenes de envío de carga.

"Lo que vamos a hacer durante el resto del día". Penny sonrió, mordiendo el trozo de
canela habitual de Dentyne.

"Ohhhkay. Bueno, voy a estar viéndote la próxima semana en algún momento". Salté de
su escritorio, le di un saludo y me dirigí hacia la oficina.

Reggie decidió que este era el mejor momento para encontrarse conmigo allí. Saltó a la
pequeña habitación, con el mameluco desabrochado y la parte superior colgando alrededor
de su cintura. Esto era para mostrar su gran conjunto de músculos, que se parecía a
esteroides en lata para mí. Su mujer tiznada y batiendo apenas cubría sus picotazos.

"Hey, jefa". Él sonrió, los dientes brillando con las luces fluorescentes detrás.

"Hola, Reg. ¿Qué está pasando?" Arrojé la carpeta sobre el escritorio y me incliné para
encender el ordenador. "¿Papá ha estado hoy?" Miré mi reloj otra vez, viendo que eran casi
las nueve de la mañana. Por lo general, eso quitaba a los pájaros de los árboles.

"Nop. Llamó. No se siente demasiado acalorado". Se refirió a la carga de trabajo. "Eso


es lo único que sirve".

"Ah", asentí con la cabeza, un poco turbada. Definitivamente, me gustaría darle un


llamado a papá más adelante. Eran tan pocas veces que no venía. Miré el muchacho de ojos
azules allí de pie en la puerta, mirando a todas partes como si tuviera algo que decir.

"Por lo tanto, Garrison..." Se giró hacia atrás, con el Seahawk fuera de la cabeza,
sosteniéndolo en frente de su cuerpo como un escudo. Mierda, otra vez no.

"¿Sí, Reggie?" Cuando él utilizaba mi nombre de pila, sabía que algo estaba pasando.

"Así que, um, yo estaba preguntándome… um, verás, mis hijos están jugando los
Redskins este fin de semana, y um, bueno, yo quería ir junto con algunos amigos. Ya sabes,
a ver el partido y todo". Inconscientemente se frotó un dedo grasiento en el logo de
Seahawk bordado en la parte delantera de la gorra. "¿Quieres venir?" Me miró como un
chico de granja, de buena y sana apariencia.

"Bueno, eh, Reg". Me pasé una mano por mi cabello, a sabiendas de que mi mano estaba
limpia. Por ahora. "Hemos hablado de esto antes, ¿verdad?" Lo miré, con una pequeña
curvatura en la comisura de los labios. "Ya sabes que soy gay, ¿verdad?"

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"Bueno, sí, pero quiero decir, eso está bien". Él se iluminó, una idea llegándole a la
mente. "Mi hermana estará allí".

"Sí, eso sería genial, pero está casada, amigo".

"Maldita sea, tienes razón. Está bien. Sólo preguntaba, ya sabes". Se retiró lentamente de
la puerta de la oficina, se dirigió hacia el hangar de nuevo. Negué con la cabeza y rodé los
ojos.

"Larga el porro, chico", murmuré, luego volví hacia mi trabajo.

***

Los cielos no fueron tan amables hoy al pasar a través de una gran tormenta eléctrica
que iluminaba sobre Nueva York. Masticando en mi Wrigley como una vaca con un bolo
alimenticio, no dejaba de orar.

Una vez más el centro meteorológico tenía la cabeza dentro de su culo. Si sólo una vez
fuera capaz de detectar un comino de tormenta, haría mi trabajo una mierda mucho más
fácil. Así como estaban las cosas, yo estaba tratando de esquivar los grandes, muy, pero
muy calientes y brillantes rayos.

Por último, para mi gran alivio, las luces de la pista A12 aparecieron a la vista en el
aeropuerto de Pinsdale. Puse todos mis controles de listos para el aterrizaje, mirando por
encima para asegurarme de que Tut y Roy lo estaban haciendo bien. Esto era algo viejo
para ellos. Demonios, Roy solía dormir a pesar de todo, mientras que Tut me hacía
compañía. Ambos perros eran atados en el viaje lleno de baches y el aterrizaje.

"Aquí vamos, chicos". Empujé la palanca, con lo que la velocidad de mi recorrido bajó,
y con lo que poco a poco puse el avión más cerca del suelo, con las dos hileras de luces de
neón que me guiaban a casa.

Yo estaba en el C-130 Hércules, con una enorme carga llenando mi trasero. Al día
siguiente estaría sin carga y para recargar en mi próxima parada en Connecticut.

"Pin 351, esta es Lady Bird 23, cambio". Hice clic en el botón, con mi atención en
mantener esta nave derecha como medía el medio de la avenida a tierra.

"Lady Bird 23, este es Pin 351, cambio".

"LB estoy a punto de aterrizar el aparato en la pista 12 con carga, cambio".

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"Entendido, LB. Aliste el transporte. Bienvenida a Pinsdale. Cambio".

"Gracias. LB cambio y fuera". Puse la radio de nuevo en su arnés y me preparé para el


primer contacto de las ruedas, que yo sabía que derraparían ligeramente en la franja
húmeda. Efectivamente, nos sacudió y se agitó un poco, pero todo estuvo bien. Roy abrió
los ojos con un bostezo, mirando a su alrededor.

"Bienvenido de nuevo, amigo". Sonreí hacia él, acariciando su cabeza tan pronto como
pude liberar una mano.

Dos horas más tarde, descargué, dejé mi avión por la noche y me dirigí a casa de
Celeste. Por suerte ella amaba a los perros o esto nunca funcionaría.

Celeste Shelby y yo nos conocimos hace un año durante una parada rutinaria mía en
Nueva York, donde ella trabajaba en el aeropuerto. Con éxito conversamos y después
tomamos unas copas, nos llevamos mejor aún en el dormitorio. Cada vez que tenía una
escala en la gran manzana, ella siempre me proporcionaba un lugar para colgar mi
sombrero, y otras prendas de vestir.

"Eh, tú", dijo cuando abrió la puerta.

"Hola". Me incliné para darle un beso, y le di uno bonito y largo. Habían pasado cerca
de tres meses desde que nos habíamos visto y yo estaba contenta de verla. Ella era buena
para hablar, a pesar de que no hacíamos mucho eso. Cada una de nosotras sabíamos que la
otra servía para un propósito y uno solo. Me pareció más fácil tener amantes fuera que no
participaran en las partes del día a día de mi vida. No era fácil para una mujer a aceptar que
su novia estaba a menudo a cientos a miles de millas de distancia tres a cuatro noches a la
semana.

He estado allí, he hecho eso.

Esto era lo mejor para todos.

***

El disco se deslizó suavemente en el reproductor de mi camioneta, con el bajo zumbido,


ya que fue enviado a las profundidades de la máquina. Unos chasquidos más tarde, la
hermosa voz de Sarah Brightman estaba llenando la cabina. Tarareé junto a la música de
Harem, imaginando los grandes, ojos verdes / azules magníficos de la cantante mientras
cantaba de noches llenas de placer.

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Hablando de eso, ¡qué noche tuve! Mi cuerpo todavía se estremecía ante el recuerdo del
toque de Celeste. Esa mujer tenía la lengua más increíble.

Los niños estaban dormidos en la cabina, Tut ocupaba el asiento de al lado, mientras que
Roy tenía todo el asiento trasero para sí mismo. Los perros de Celeste siempre le daban a
los dos un entrenamiento, y mierda a cabo por unos pocos días.

Habían pasado una buena parte de su día en el aire, deteniéndose sólo en Connecticut
durante unas horas. Estaba contenta de volver a casa, aunque era tarde. El hangar estaría
vacío, todo el mundo se habría ido.

Consiguiendo el permiso de la torre, aterricé en la tira, deslizándome hacia nuestro


hangar, con las enormes puertas de la bodega abriéndose electrónicamente con sólo pulsar
un botón. Esa fue la única concesión de mi padre para mí al tener que hacer todos estos
vuelos nocturnos. Odiaba tener que abrir manualmente esas cosas.

Con delicadeza, metí al monstruo de avión en su lugar, con mi bebé al lado. A medida
que subía por debajo, vi movimiento por el rabillo del ojo.

"¡Hey!" Llamé, girando la cola y corriendo. La persona se deslizó justo por delante de
mí y fuera de la puerta de la bahía con el cierre. "¡Maldición!" Grité, con la puerta cerrando
en mi cara. Supe por vez que dejé la pequeña puerta sin llave y abierta, ellos se habían ido.

Buscando en el suelo, no encontré otra revista, ni ninguna otra cosa. No encontré nada
fuera de lugar o que faltara ya sea en el hangar o en la oficina. Tirando de mi celular de mi
bolsillo, llamé a la policía.

Dos horas y muchas preguntas más tarde, el teniente John Reeves salía del hangar, con
una invitación para mí y mi padre a unirnos a él y su esposa para cenar.

Sabiendo que no había nada que pudiera hacer, caminé por el hangar por última vez, los
perros tras de todos mis pasos me miraban con ojos suplicantes. Estaban cansados y querían
llegar a casa. Yo también.

A punto de apagar las luces en el hangar, miré a mi bebé, el Cessna y me di cuenta de


algo. Echando un vistazo más de cerca, vi una huella ligeramente manchada en la fina capa
de polvo que lo recubría. La había lavado y pulido por la mañana.

Inspeccionando la impresión, pensé inicialmente que podría ser mía. Sin embargo,
cuando puse la mano allí, no había manera en el infierno que fuera mía. La palma era
mucho más grande y los dedos, aunque delgados, eran mucho más largos. Pensando que
podría ser de Reggie o Jerome, también descarté esa posibilidad. La impresión estaba en un

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lugar muy extraño. A mitad de camino entre la ventana y la hélice. No había escotillas allí
para que los chicos comprobaran, y yo sabía que no se frotarían.

Sintiendo una rabia pulsante a través de mí, agarré mis perros y me dirigí a casa.

***

Haciendo caso omiso de saludo matutino de Penny y la taza de café que ofrecía, me
dirigí hacia la pista de aterrizaje. Estaba en una misión.

"¿Papá?" Llamé, al verlo hablar con Reggie, ya que parecía más de helicóptero de papá.

Se volvió, protegiéndose los ojos mientras me buscaba. Pisando fuerte mientras


marchaba hacia él, él se agitó un poco incierto.

"¿Se te giró tu ropa interior, Monk?" Preguntó, sorbiendo su café.

"Había alguien en el hangar de nuevo ayer por la noche, y esta vez han ido demasiado
lejos". Estaba echando humo, no dormí bien a la noche pensando en ello.

"¿Por qué? ¿Robaron algo? John me llamó esta mañana, dijo que todo parecía estar
bien". Él parecía confundido.

"Oh, sí. Estuvo genial. No se llevaron nada, nada roto, bla, bla. Sin embargo", levanté un
dedo. "Ellos tocaron el Cessna".

Un par de ojos azules y marrones se ampliaron. Sabían que significaba la muerte para
quien tuviera las pelotas de tocar a mi bebé.

"Oh", fue todo lo que dijo.

"Oh, está bien. Cámaras. Hoy. En este momento". Señalé el suelo con cada palabra para
enfatizar mi punto.

"Está bien, está bien. Espera un momento, tigre. Ya tengo el tipo viniendo ahora". Se
reajustó el casquillo de la gorra omnipresente que se inclinaba lo suficiente hacia atrás en
su cabeza para mostrar un poco de su cabello canoso.

"Bueno. Eso es todo lo que pido". Fui a dar la vuelta para regresar a la oficina cuando vi
a alguien por la máquina de Coca Cola fuera, barriendo. Parecía joven, aunque no pude ver
más que su espalda. Ella tenía el cabello largo y oscuro que brillaba muy bien en el sol. Su

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cuerpo desaparecía en el mameluco de color gris claro que llevaba. "¿Quién es esa?" Me di
la vuelta hacia mi padre.

"¿Quién es quién?" Miró hacia donde señalé. "Oh, esa es Keller". Se metió un nuevo
palillo de dientes en la boca, al final moviendo mientras masticaba hacia abajo para que se
ablandara.

"¿Quién es Keller?"

"El conserje ¿Dónde has estado?" Sonrió, con sus ojos azules parpadeantes dentro de
todas esas arrugas. Siempre me hacía pensar en algún vaquero rugoso por el trabajo.

"¿Cuánto tiempo?" Miré a la chica de nuevo.

"Oh, sólo como seis meses más o menos". Estaba sonriéndome ahora de la forma en que
siempre lo hacía cuando estaba a punto de empezar a tomarme el pelo.

"Seis meses. Mmm. Nunca la había visto antes".

"No, supongo que no. Estás demasiado ocupada jugando con el barro y grasa, Monk".

"Hombre gracioso. Hombre gracioso. Tal vez sea por todos estos vuelos nocturnos
malditos en los que me pones, ¿eh?" Palmeé a mi padre en el pecho y luego me dirigí hacia
el interior.

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PARTE 2

Las noches eran cada vez más frías, con los días de perdiendo calor rápidamente. Ayer
saqué la manta eléctrica fuera del armario. Estaba tan emocionada.

Esta noche era la más fría en lo que iba de este año, y mis hijos se juntaron alrededor de
mí en la cama. ¿Cómo dos chuchos sarnosos pueden ocupar tanto espacio? Está más allá de
mi comprensión. Si alguna vez me ponía con alguien estable, o incluso si alguien se mudara
aquí, estaría muy apretada la habitación. ¡Demonios, yo lo estaba!

Acurrucándome más en las mantas y almohadas, finalmente me quedé dormida. Casi dos
horas más tarde, fui despertada por la voz de mi padre.

"Hey, ¿Garrison? ¿Dónde estás?"

Oí sus pesadas botas hacer ruido alrededor de la planta baja y me incorporé.

Inmediatamente los chicos estaban cayendo y bajando las escaleras por el abuelo. Oí su
emoción al ser bombardeado por los caninos felices.

"¡Hey, mis chicos! ¿Cómo están?" Tanto Tut como Roy estaban quejándose por una
mejor posición en esas manos grandes y suaves.

Poniéndome mi sudadera, me dirigí hacia abajo, por las escaleras de madera frías. Con la
mirada fija en la imagen de mi padre que colocaba tras de sí los dos perros encima de él,
casi se me olvida mi irritación.

Aclarando mi garganta, esperaba a que alguien se fijara en mí. Tut corrió hacia mí,
moviendo la cola. Era casi como si estuviera diciendo: "¡Mira, mamá! ¡El abuelo está
aquí!" Corriendo a unirse a su hermano, yo estaba de nuevo sola.

"Está bien, muchachos. Todos los niños al suelo". Di un paso hacia abajo desde la
escalera final y ayudé a soportar mi padre. Él gruñó y unas pocas articulaciones crujieron,
pero para un hombre de sesenta y siete años, lo hacía bastante bien.

"Hey, Monk. Estamos encantados de ver que estás despierta". Sonrió, con las líneas
profundas alrededor de su sonrisa que le dieron un aspecto decididamente robusto.

"No lo estaba". Echando un vistazo al reloj de pie en el pasillo, vi que era pasada la
medianoche. "Lo que me lleva a la siguiente pregunta razonable, ¿qué estás haciendo?"
Papá me siguió hasta la cocina, donde rápidamente me puse a hacer una taza de café.

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"¿Qué, no puedo parar y ver a mi hija?" Dejó su trasero en una silla y observó. Estos
hombres a la antigua… no pueden hacer nada para ayudar.

"Si eso fuera cierto, no después de la medianoche, y no habrías venido a mi casa, tal vez
te creería". Puse una taza grande en frente de él y miré a mis perros, que habían cubierto
todas partes con sus patas. Traidores.

"Sí, bueno". Agarró el contenedor de azúcar que había robado de un restaurante hace
años, y se preparó para cargar una tonelada y media de granos blancos en el material negro.

"Sí, bueno, ¿qué? Papá, hemos tenido esta conversación antes. No puedes usar la llave
cada vez que desees, ya sabes". Derramando un poco de café, me uní a él. Nos
intercambiamos el azúcar y la crema ida y vuelta, con los sonidos de acero golpeando la
cerámica llenando el aire.

Papá suspiró, mirando hacia abajo en el café. Yo sabía lo que estaba pasando con él,
incluso si él no lo admitía.

Extendí mi mano, cubriendo la suya mucho más grande y callosa. "La extraño también,
papá". Miré hacia la cara curtida, con la esperanza de que se reuniría con mis ojos. Por
último, se hicieron azules acuosos. Nunca lo había visto llorar delante de otra persona viva,
ni siquiera con mamá. Él sorbió en silencio, pasando una mano para deslizarla en sus ojos
antes de que realmente cayera agua.

"Sí", dijo, mirando hacia su café. Sabiendo lo que haría el truco, me acerqué al
mostrador y agarré la caja de donuts rellenas de frambuesa que había comprado. Sus ojos se
iluminaron y sin una palabra, comenzó a engullir una. Yo lo observaba, sabiendo que tenía
algo que decir, pero no pude encontrar las palabras o el coraje. O tal vez ambos.

Mi padre era el mejor hombre que conocía. Yo lo había seguido como un cachorro
perdido desde el día que me trajo a casa. Era grande y duro y podría romper un látigo como
el mejor, pero en el fondo, estaba tan lleno de amor, de tanta libertad que le daba a mamá y
a mí durante tanto tiempo. Ahora no tenía idea de dónde dirigir el amor de sobra ahora que
ella se había ido.

"Así que estabas diciendo algo sobre el interruptor de la luz en el cuarto de atrás, el otro
día".

Yo estaba rota en mis pensamientos, sorprendida por la aleatoriedad de su comentario.


"Oh, um, sí. Está a punto de cortarse de nuevo". Mordisqueé mi propia rosquilla, tratando
valientemente de evitar los grandes ojos marrones mirándome, y las grandes y de color rosa
lenguas lamiendo peludas lamiendo.

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"Voy a mirarlo a este fin de semana". Sumergió la rosquilla en el café, con el azúcar en
polvo blanco haciendo una fina capa en la parte superior de la bebida. Arrugando la nariz,
me di la vuelta. Nunca había entendido esa práctica.

"Bueno". Nos quedamos en silencio por un momento, ambos perdidos en nuestros


pensamientos. Habría estado dispuesta a apostar dinero que él se había perdido en los
recuerdos, igual que yo. Cada vez que miraba alrededor de la cocina, veía a mi madre. Ella
solía tararear como cocinaba. Siempre me he preguntado si ella era consciente de ello.
Cuando era joven y estúpida, eso solía molestarme. De hecho, me gustaba dejar la casa para
escapar del zumbido incesante.

Ahora que haría cualquier cosa para escucharlo de nuevo.

"¿Papá?" Removí mi café, evitando el contacto visual a propósito.

"¿Mmm?"

"¿Incluso te acostaste?" Tuve la suerte de un vistazo, al ver la pequeña sonrisa romper


por el lado de los labios agrietados. Él sacudió la cabeza.

"No pude. Vi televisión por un rato. En esa casa hace frío por la noche, ¿sabes?" Trató
de dar su aspecto más creíble, pero no lo creí ni por un segundo.

"Uh huh".

"Lo hace".

"¿Papá?"

"¿Sí, Monk?"

"Eres una gallina".

Se echó a reír, echando la cabeza encanecida hacia atrás. El sonido era profundo y me
llenó de calidez.

"Tienes razón, Monk". Él se inclinó sobre la mesa y me dio una palmada en broma en el
hombro, que casi me tira. Me he tenido que endurecer con los años. Saliendo con mi padre
y todos sus compañeros de vuelo, una chica tiene que convertirse en un hijo.

Mi madre sólo nos sacudía la cabeza ante nosotros. Nunca entendió por qué no estaba
interesada en las cosas buenas de ser mujer. Por ejemplo, cuando yo tenía doce años, ya a
punto de ir a volar con mi padre, ella me detuvo por una pequeña "gran noticia".
Emocionada, le pregunté qué era. Ella me dijo que me permitiría empezar a usar maquillaje
ese año, con sus ojos castaños abriéndose y cerrándose de emoción. Yo sabía que tenía

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fotos de nosotros en sesiones de maquillaje bailando en su cabeza. Dándole la mejor sonrisa


que pude encontrar en mi arsenal, le dije que era grande, a continuación, me escabullí para
estar con los chicos en un Cessna Caravan 675.

Recuerdo rogarle ir al revés todo el tiempo como un chico. No pude conseguir suficiente
de esa sensación de ingravidez, aunque sea por un momento.

Cuando regresé a mi cocina, vi que casi la mitad de mis rosquillas se habían ido y que
mi padre necesitaba un poco más de café. Asentí con la cabeza hacia la jarra en el
mostrador y él asintió de nuevo. Dándonos una recarga, me senté de nuevo.

"Así que estaba pensando", dijo, al verter la cantidad asignada de crema y azúcar en la
taza.

"Oh, eso da miedo".

Levantó una ceja hacia mí y se volvió de nuevo a su café. "Sí, bueno, sucede de vez en
cuando. ¿Cómo nos ves a ti y a mí saliendo este fin de semana?"

Mis ojos se iluminaron al instante. "¿De verdad?" Quería rebotar en mi asiento como
una niña pequeña.

"Sí". Sonrió, mi emoción siendo capturada.

"¡Claro que sí!"

Mi padre me sonrió, con nada más que orgullo brillando en esos hermosos ojos.

***

Al abrir la puerta de la oficina, cerré los ojos al sentir el aire caliente que chocó en mi
cara.

"Más frío que teta de bruja, ¿eh?" Penny sonrió desde detrás de su computadora.

"No sé. ¿Está fría tu teta?" Me acerqué a la cafetera, con una barra energética de frutilla
en la otra mano.

"Ven a conocerla".

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Entorné los ojos, sabiendo muy bien que iría derecho a eso. "Definitivamente fría por
ahí. Se siente como la nieve". Tomando un sorbo de la bebida caliente, sonreí mientras
recalentaba mi interior.

"¿Dónde están los chicos?" Penny miró a su alrededor, tratando ver mis bebés.

"Vieron a tu padre en la pista y despegaron".

"Traidores".

"Exactamente. Gracias". Me senté en el borde de la mesa. "Lo vi, pero nadie más lo
parece".

"Eh". La cabeza roja me despidió con la mano. "Tu madre probablemente sintió lo
mismo por ti".

La miré, sintiendo de repente mi corazón roto. "¿De verdad piensas eso?" Puse mi taza
sobre la mesa, luciendo una cara muy de 'oh mierda'. No importa qué tan dura podía ser
Penny, ella sabía que no debía meterse con la memoria de mi madre.

"Bueno, cariño, quiero decir, siempre fuiste tan cerca de su padre. Cualquiera podía ver
eso". Ella estaba luchando ahora. Poniendo su mano en mi brazo, me miró a los ojos, que
estaban a punto de llenarse. "Garrison, ve a buscar un poco de Midol. Tu SPM está
cantando, chica. Estás tan sensible últimamente".

"¿Cómo diablos es que siempre sabes cuándo me vendrá el período?" Dejé caer una
lágrima errante, enojada conmigo misma. Yo no lloro.

"Eh, no es difícil. Tienes toda esa sensiblería de mierda". Penny tomó su bolso y
comenzó a buscar. "Aquí", dijo entregándome dos pastillas de color blanco, entorné los
ojos.

"Puedes empujártelas en el culo". Levanté una ceja, agarré mi café y salté de la mesa.

"Algunos de nosotros tenemos trabajo que hacer".

Los chicos estaban todos reunidos en la pista, mirando el nuevo juguete de papá. Yo
estaba totalmente divertida, ya que todos esos „ohh‟ y „ahh‟ sobre el helicóptero OH-6A
Cayuse ligero de observación. Había podido subir en uno de esos con ventanas de burbuja
ingeniosas, donde parece que estás sentado en una bola de nieve gigante.

Al no tener interés en este, di vuelta, con la intención de dirigirme al interior. Mi bebé


estaba también en la pista, listo para que cargara a los perros y salir. Barriendo cerca, vi a la
chica de mantenimiento.

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Había estado aturdida al descubrir que alguien había trabajado aquí durante tanto tiempo
y ni siquiera me había fijado en ella. Siempre estaba tan involucrada en mi trabajo, y por lo
general salía por buena parte del día, que estaba bastante ajena. Decidiendo que era hora de
reunirme con una de las personas cuyos cheques firmaba, me acerqué a la chica.

"Hey". Me quedé quizá a dos metros de ella, pero ella seguía barriendo, con la cabeza
gacha, con los dedos firmemente agarrando el mango de la escoba. "¿Hola?" Intenté
mantener el sarcasmo de mi voz, y no estaba tan segura de lo bien que funcionó. Sin
embargo, le llamó la atención. La chica se volvió a mirarme. Cuando lo hizo, sus dedos se
cerraron sobre la escoba y por un momento, pensé que iba a oscilarla hacia mí.

Me sorprendió lo delgada que parecía. Su largo cabello oscuro brillaba en el sol en


ángulo del hangar, pero se veía delgado y quebradizo. Su rostro estaba lleno de ángulos
agudos, extremadamente altos pómulos lucían como si ellos estuvieran amenazando de
liberarse de la piel. Su mandíbula era muy prominente y orgullosa. Su cuerpo fue devorado
por el overol suelto que llevaba, así que no tenía idea de cómo lucía. Ella era un poco más
alta que yo, con los dedos y las manos curtidas, largas y delgadas también.

Me di cuenta de que la estaba mirando y me aclaré la garganta mientras me sentía como


una idiota. "Hola. Keller, ¿verdad?" Ella me miró, con los ojos ocultos detrás de los lentes
de sol baratos. "Bien, soy Garrison. O me puedes llamar Monk, mono de grasa, tarada, o lo
que sea. Cualquier cosa va aquí". Sonreí, con la esperanza de conseguir otra a cambio, pero
el rostro estaba de piedra y sin expresión.

Me pasé una mano por mi cabello corto, al parecer, con el movimiento para dormir y
para la incomodidad. Decidí intentar una táctica diferente.

"Eres la persona de mantenimiento, ¿verdad?"

"Conserje", dijo en voz baja, muy tranquila.

"Oh. Conserje, correcto. Está bien. Sólo pensé que la gente en esa posición prefieren la
versión de PC". Una vez más mi sonrisa fue recibida con un silencio sepulcral. "Correcto…
mmm bien, encantada de conocerte. En este momento ya han pasado seis meses".

Me giré y me dirigí hacia mi avión, preguntándome qué demonios estaba pasando con
eso. Me molestó. ¿Cómo se atreve a ser tan grosera? ¡Yo pago su maldito salario!
Decidiendo que no valía la pena hablar con papá sobre eso, me metí en el Cessna. Después
de todo, la chica había hecho un gran trabajo con el hangar. Nunca lo había visto tan bien.

***

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El cielo era mi lugar y mi momento. Aquí es donde llegaba a pensar, a sentir, soñar. Mi
madre solía burlarse de mí diciéndome que había sido pájaro en mi vida pasada. Ella puede
haber tenido razón.

Por ahora, tomé mi propio pájaro más arriba, mirando como las nubes se acercaban más
y más, hasta que finalmente envolvieron el avión. Estábamos perdidos en una nube de gasa,
sólo con los instrumentos para llevarnos a través de éstas con seguridad.

Me encantaba volar.

Volviendo a Roy, le di atención. "Dame un CD, muchacho. Vamos". Desabroché su


arnés y se escurrió hacia la parte posterior de la avioneta, olfateando el estuche de viaje
abierto. Al cabo de unos momentos, volvió rápidamente hacia mí, moviendo la cola, ya que
estaba orgulloso de sí mismo. Miré la caja de plástico que se sujetaba entre sus dientes.

"Buen gusto, chico grande". Puse Avril Lavigne con "Under My Skin" en el reproductor,
y escuché como comenzaron los primeros capítulos de "Take Me Away". A todo volumen la
música en el reproductor portátil de CD que siempre llevaba conmigo, me aseguré de que
Roy estuviera seguro en su arnés de nuevo, y di la vuelta para hacer frente al país de las
maravillas blanco delante de mí.

Pensé en mi primer recuerdo de papá al dejarme volar:

"Bien ahora, Garrison. Agarra esa palanca delante de ti".

"¿Esta, papá?"

"Buen trabajo, chica. Utiliza las dos manos ahora". Observó como su hija de cinco años
de edad6, se agarró a esta, sosteniéndola con fuerza. Mis pequeños dedos forzaban los
nudillos en mi intento de hacer las cosas bien. "'Kay, ¿mantenlo derecho?"

"Sí, papi". Alcé mis cejas, concentrándome como si hiciera la siguiente pregunta en un
concurso de ortografía.

"Buena chica. Eso es todo". Se quedó en silencio por un momento, luego se volvió hacia
mí. "Hey, ¿Monk?" yo probé una suerte de rápido vistazo hacia él, sabiendo que ayudar a
volar era de suma importancia.

"¿Qué, papá?"

6
¿Puedo matar a Kim? Pasamos de la visión de él a la de ella. Un error obviamente gramatical que me
está enloqueciendo.

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"Estás volando el avión", susurró. Mis ojos se hicieron enormes, sorprendidos, luego me
di cuenta de la importancia de lo que acababa de decir.

"¡Hurra!" Di un salto hacia arriba y abajo en el asiento, casi llevándome la palanca


conmigo, con el avión señalando mi excitación.

"Whoa, ahora. Presta atención".

"Lo haré, papá".

Oí los ecos de ese día, hace mucho tiempo y una sonrisa apareció en mi cara. Miles de
vuelos más adelante, aquí estaba yo.

Tamborileando los dedos al ritmo de "Together", nos dirigimos hacia Pennsylvania para
recoger una carga.

***

Belch era un lugar de movida la noche del viernes. Hacía frío, por lo que todo el mundo
quería venir dentro para calentarse con buena música y un montón de licor. Yo no era la
excepción. Estuve de acuerdo en reunirme con los muchachos aquí de vez en cuando.

Al entrar en el bar más bien pequeño, traté de ponerme de puntillas para ver si veía a
cualquiera de mis conocidos. A veces lo que realmente apesta ser petiza. Había un
enjambre de personas en el lugar y la mayoría eran hombres, bloqueando mi punto de vista.
Y, por cierto, ¿por qué cada hombre no se molestaba en tomar baños? El lugar ya tenía el
olor rancio de humo, alcohol y sudor.

Haciendo una mueca, me hice mi camino a través del laberinto de los cuerpos, de pie,
sentados, bailando, lo que sea.

"Hey, Monk. ¡Por aquí!" Oí la invitación y miré alrededor. Tommy Ashford estaba
agitando su brazo donde había una silla, tratando de llamar mi atención. Estaba sentado con
su hermano, Reggie, y algunos de sus amigos.

"Hey, chicos". Tomé el asiento ofrecido, justo al lado de Reggie, por supuesto, el único
vacío y pedí una cerveza. La camarera salió corriendo, logrando abrirse paso entre la
multitud. Siempre estaba tan impresionada con el personal en sitios como éste; sólo tenían
una habilidad especial para conseguir atravesar el mar de humanidad en gran parte sin
golpear tanto.

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"¿Cómo va eso, capitán?" Preguntó Tommy, tintineando su vaso de Guinness contra de


mi Coors recién llegada.

"No está mal. ¿Qué hay de ti, alto, oscuro y maloliente?"

Tommy le pasó el brazo por los hombros a su novia, con la mano colgando tocando la
manga de su sudadera. No estaba terriblemente contento de ver a Ángel con él. Como regla
general, siempre me llevaba mejor con los chicos. Me parece que las mujeres son
totalmente maliciosas y, entonces, un verdadero dolor de culo. Excepto en la cama.
Entonces están muy bien. La mujer de cabello oscuro sonrió cortésmente hacia mí, luego se
volvió de nuevo a mirar el bar. Ella siempre parecía tan aburrida cuando Tommy la traía.
Creo que se parece más a que la arrastra allí. Era obvio que ella no quería estar allí, o
quizás y más acertadamente, no quería estar cerca de mí.

Reggie me había dicho hace algún tiempo que Ángel había sido criada por padres
estrictamente Bautistas y tenía poca tolerancia para los que no eran cristianos. Lo que me
importaba un comino, era un montón de basura. Personas como ella me enfermaban.

"¿Qué?" Ni siquiera me había dado cuenta de que Reggie había estado hablando
conmigo.

"¿Quieres bailar?", dijo de nuevo. Tenía el cabello largo, rubio caído y los filamentos
finos alrededor de su rostro y hombros. Estaba probando para ser el Brad Pitt, de “Leyendas
de pasión”, y desde luego se quedó... corto.

"¿Tienes el avión listo?" Le pregunté con una ceja levantada.

Pareció sorprendido. "Sí", dijo arrastrando las palabras.

"Oh". Miré a lo largo de la pista de baile. Había alrededor de una docena de parejas por
ahí bailando con sus botas alguna canción de Eminem. Gran material de baile, si no otra
cosa. Volviendo hacia atrás, miré hacia los ojos azules muy esperanzados y finalmente
asentí. Tomé un trago de mi botella y luego señalé hacia él. "Te comportas", le advertí,
luego me levanté con las risas alrededor de la mesa.

Nos conduje al centro de la pista, tratando de codear un poco de espacio. Odiaba


sentirme como si estuviera fija. Exceso de claustrofobia en la sangre. Reggie me seguía
como un perrito, feliz de ser visto conmigo. Tal vez parezca maliciosa o ególatra, pero
pregúntale a cualquiera… el chico estaba enganchado.

"Por lo tanto, te ves muy bien esta noche", dijo Reggie una vez que nos situamos. No
nos estábamos tocando, la canción era rápida y pulsante. A juego sus movimientos con los

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míos, a pesar de que él era torpe y desigual. Miré hacia arriba a una cara sonriente sobre
todo guapa.

"Gracias, Reg, pero tengo que decirte, amigo, me ves en estas cosas todo el tiempo".

Hice un gesto a mis jeans y remera. Nunca me molestaba con chaquetas en ese lugar, sin
importar qué época del año era. Siempre me freía.

"Sí, bueno, entonces te ves bien todo el tiempo". Él sonrió, orgulloso de sí mismo por su
rápido cumplido.

"Gracias".

"¿Por lo que aún estás saltando con esa chica en la ciudad?"

"¿Qué?" Pregunté, con dificultad para escucharlo por encima de la canción aún más
fuerte de Tupac que siguió a Eminem. Reggie se inclinó más cerca, diciéndome al oído,
"Esa chica que te mueves, ¿sigue?"

Me reí, saber por qué le estaba preguntando. Usualmente lo hacía al menos una vez a la
semana o más. Desde que se enteró de Celeste, que había estado enamorado de la idea. Una
vez, que había conseguido incluso el descaro de preguntar si podía ver. Yo le dije que se
fuera a la mierda y él había dicho que probablemente haría precisamente eso7. Esta vez me
respondió:

"Sí, y no, todavía no puedes mirar".

"Maldición". Envolvió sus manos alrededor de mi cintura, tratando de atraer más cerca
de él. Como si no se diera cuenta. Puse medio brazo de distancia y las manos sobre su
pecho, dándole una mirada amenazadora. "Está bien, está bien. Lo tengo".

Quitó las manos, pero mantuvo la distancia actual entre nosotros, con nuestros cuerpos
girándose con el ritmo pesado.

La cosa es, me gustaba mucho Reggie. Había empezado en el Hangar Davies alrededor
de un año más o menos y solía ser un tipo genial. Por el camino, había desarrollado un
enamoramiento. En lo personal, creo que fue cuando supo que yo era lesbiana. Desde
entonces, había estado determinado a entrar en mis pantalones, o ver si podía conseguir
entrar en los de otra mujer. Creo que es por eso que siempre me invitaba a salir… tal vez yo
tuviera suerte, y por proximidad, él también.

De cualquier manera, disfrutaba de mi tiempo con los chicos.

7
Claro, porque “fuck” se usa de modo tanto sexual como para maldecir, así que, como sea. Era eso.

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Entonces, por el rabillo del ojo vi algo y tuve que mirar. Estaba bastante segura.

Con un chillido de placer, me aparté de Reggie y corrí hacia la entrada de Belch. Unos
fuertes brazos se envolvieron alrededor de mí mientras era levantada en el aire y mantenida
apretada. Olí el mismo olor que había llegado a conocer como seguridad en un mundo
impredecible. Un olor almizclado, mezclado con el sudor masculino.

Por último, dejada en mis propios pies otra vez, miré a los ojos más oscuros que había
visto nunca, recordando la primera vez que los había visto. Había tanta malicia en sus ojos,
pero también una gran cantidad de sabiduría.

"¿Cómo estás, mi niña?", preguntó Gabe. Me sonrió, con los dientes blancos y
ligeramente torcidos. Unos delanteros ligeramente aplastados por otro, lo cual pensaba que
le daba carácter.

"Estoy bien". Miré hacia él, de piedra al verlo aquí en Warwick. "¿Qué estás haciendo
aquí?" Lo sostuve con los brazos extendidos, notando la ropa arrugada, la cara sin afeitar y
el cabello sucio. "¿Dónde has estado?" No dándole la oportunidad de responder a
cualquiera de mis preguntas, lo agarré de la mano y lo llevé a la trastienda de Belch. Había
mesas de billar allá atrás y la música tranquila máquina de discos.

Encontrando una mesa, nos sentamos, Gabe ajustó la pequeña bolsa que tenía con él en
el suelo a sus pies. Yo lo miraba. No había visto a mi mejor amigo en dos años y medio. Lo
había extrañado desesperadamente.

"Estoy bien. Finalmente volví de nuevo a estas partes". Sonrió, le estreché la mano.
Gabe era el único hombre que podría decir que si yo fuera hetero...

"¿Dónde has estado?" Yo quería estrangularlo por asustarme tanto como lo había hecho.
"¡No supe una maldita palabra de ti, Gabe!" Acusé, con los ojos verdes llenos de fuego.

"Lo sé, lo sé. Lo siento". Miró a nuestras manos unidas, con las oscuras cejas fruncidas,
había un pliegue que no había estado allí la última vez que lo había visto.

"¿Qué pasa? Te ves muy cansado". Llegué a través de la mesa y traté de suavizar las
arrugas esas, sin ningún resultado. Me miró con los ojos inyectados en sangre.

"¿Podemos ir a tu casa?"

"Seguro. Sólo déjeme decirle a la gente con la que estoy aquí". Rápidamente me puse de
pie y corrí hacia Reggie y Tommy. "Tengo que disparar, chicos. Lo siento".

"¿Por qué?" Reggie estaba a punto de pararse, pero con una mano firme mía en el
hombro, que permaneció sentado.

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"Un viejo amigo me necesita".

"¡Gabe!" Tommy exclamó de pie y ofreciendo su mano a mi amigo, que había entrado
detrás de mí. Los ojos azules de Reggie lo miraron de arriba abajo, y luego me miraron.

"¿Cómo estás, Tom?" Preguntó Gabe, sacudiendo la mano de Tommy arriba y hacia
abajo.

"No está mal, no está mal. Esta es mi novia, Ángel. Cariño, esto es el salvaje Gabe
Potestio, el semental italiano de Warwick". Gabe rodó los ojos. "Los tres solíamos ir a
aterrorizar la ciudad". Le sonrió a Gabe y a mí. "Todo el mundo apostaba cuál de los dos
sería el primero en estar enganchado".

Aspiré, entornando los ojos. Sentí la mano de Gabe en el hombro. "Sí, bueno, algunas
cosas cambian", dijo con su voz tranquila. Miré hacia él.

"¿Listo para ir?" Con su visto bueno, hicimos nuestras despedidas finales y salimos.

Una hora más tarde nos encontrábamos sentados en la cama que Gabe estaría utilizando.
Lo había seguido hasta aquí para ayudarlo a desempaquetar lo poco que tenía, pero
terminamos por sentarnos y hablar. Como en los viejos tiempos. Mis hijos estaban
dispersos alrededor de nosotros, la cabeza de Tut colocada en el regazo de Gabe.

"A ver si lo entiendo", dije, mirándolo a través de la bruma de humo de su cigarrillo. Así
como lo odiaba y no quería eso en mi casa, parecía que Gabe realmente necesitaba uno.
"Empacaste el Volks con todas tus posesiones mundanas, de los cuales tú has oh tanto
querías, ¿y te fuiste? ¿Sólo así?" Chasqueé dedos para dar énfasis. Gabe asintió.

"Sí. Igual que eso". También chasqueó los dedos.

"Sabelotodo". Tomé un sorbo de mi agua. "¿Por qué?"

"Había tenido suficiente de este lugar. Yo quería salir, quería un nuevo comienzo,
quería..."

Mis ojos se movieron hasta los oscuros de Gabe mientras se apagó. Él estaba mirando al
negro de la noche más allá de la ventana, con la reflexión luciendo en él. Tenía curiosidad,
y la sensación de que había mucho más que esto de que sólo necesitaba un nuevo
comienzo. Estaría atenta y lo esperaría pacientemente.

"Me quede atrapado, Garrison", dijo con su voz mortal serosa.

"¿Atrapado?" Bien, estoy confundida.

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"Perdí el control de todo", dijo con la cabeza gacha ahora, su mano acariciaba
distraídamente la cabeza de Tut. Esperé, tratando de ser paciente. Tenía una horrible
sensación de aprensión. Gabe suspiró y se apoyó contra la cabecera. "He estado en prisión
estos últimos dos años".

"¿¿¿Qué??? ¿Prisión?" Estaba aturdida, sacudida hasta la médula. No era mi Gabe.

Él asintió con la cabeza. "Me encontraron con ciento setenta gramos de metanfetaminas
y encontraron el laboratorio en mi camioneta". Finalmente me miró, con miedo al rechazo
en aquellos ojos oscuros. Estaba aturdida, mirando más como una tonta jadeante por agua
que una amiga comprensiva. "Por favor, no me odies, Monk. No me puedes odiar". Su
suplicante voz y ojos tocaron mi alma. Sin embargo, me sentí increíblemente traicionada.
¿No confiaba en mí lo suficiente como para decirme lo que había sucedido, incluso lo que
había pasado hace más de dos años?

"Gabe, nunca has usado drogas en tu vida". Busqué sus ojos, sabiendo al mismo tiempo
que eso era cierto. Él sonrió, a pesar de que estaba cansado.

"No, tienes razón. Yo estaba vendiendo. Vendiendo esa mierda a los niños pequeños,
Gar. Yo nunca me perdonaré por eso". Él estaba suplicando mi comprensión ahora. Por
mucho que mi corazón quería hacerlo, me sentí un poco tocada.

"¿Cómo fueron tus comienzos en eso, Gabe? ¿Por qué nunca hablaste conmigo? Quiero
toda la historia".

Escuché como Gabe fumó un cigarrillo tras otro, conmigo vaciando el cenicero más de
una vez. Él se deshizo en un cuento impactante de lo que yo había vivido, sin saberlo, justo
en el medio.

Durante el último año de la escuela secundaria juntos, Gabe había conocido a un chico
llamado Brandon Townsend, a quien había conocido un par de veces y no me había gustado
lo más mínimo. Él sólo me había dado escalofríos, por lo que reduje en el futuro ofertas
para salir con ellos, y Gabe dejó de preguntar. Ahora sabía por qué.

Por tanto, con la necesidad de un trabajo que le comprara una guitarra nueva, Brandon
había ofrecido Gabe tener dinero si lo haría un pequeño favor.

Gabe dijo que sí.

Y así, tres años de venta comenzaron. Me sentí mal del estómago cuando me di cuenta
de que todas esas veces mi mejor amigo y el novio de aquel entonces, me había dicho que
tenía que trabajar, o que se iba a quedar con su madre, estaba mintiendo. Él estaba fuera

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haciendo algo a lo que me oponía vehementemente. Demonios, él estaba fuera haciendo


algo ilegal que tenía el potencial de destruir vidas jóvenes.

"Yo quería parar, Garrison. Realmente quería. Y casi lo hice una vez. ¿Recuerdas que el
verano de las tormentas masivas? ¿Teníamos qué, 19? Asentí con la cabeza, moviéndome
para hacer espacio en mi regazo a la gran cabeza de Roy. Con un gemido profundo, el perro
se estableció de nuevo.

"Sí", le dije incómoda, sin saber qué sorpresas que tenía para mí esta vez.

"Bueno, ese fue el verano que Billy Ling murió de una sobredosis de drogas", dijo,
tirando de su cigarrillo, con los ojos bizcos y oscuros como el humo emanaba a su
alrededor. Asentí con la cabeza, recordando eso también. Nosotros habíamos ido a su
funeral. "Le vendí esa droga, Gar. Murió por mi culpa". Marcó su propio pecho, con la
culpa escrita por todo su hermoso rostro.

Suspiré, dividida entre darle una paliza de mi viejo amigo y tratar de consolarlo sobre
una antigua tragedia. Extendí la mano, poniendo la mano en la pierna de Gabe, apretando
ligeramente.

"Gabe, lo que hiciste, fue sin duda, estúpido. Pero tienes que darte cuenta de que Billy
eligió comprar y tomar esa mierda. No estoy justificando lo que hiciste, pero no voy a
condenarte tampoco. El Estado ya se ocupó de tu castigo y tendrás que vivir con eso por el
resto de tu vida. Creo que esa es la parte que vale la pena allí mismo". Tomé un sorbo de mi
agua, mirándolo por encima del borde del vaso. Él asintió con la cabeza, sacudiendo la
ceniza en la bandeja.

"Lo sé". Él suspiró. "Estoy muy cansado. Realmente, realmente agotado". Sus ojos se
encontraron con los míos. "¿Lo sabes?"

"No, pero puedo tratar de imaginarlo". Dando a su pierna otro apretón, lo dejé pasar.

"¿Cómo están tus padres? ¿Por qué no viven aquí ya?"

Me detuve en seco, lista para levantarme y terminar la noche. Con un suspiro, me senté
de nuevo, sin mirarlo por un momento. Recopilando mis pensamientos, me volví a mirarlo
a los ojos.

"Mamá murió, Gabe". Mi voz era suave, el silencio hablaba de la amada muerta. Su cara
casi se derrumbó delante de mí.

"¿Qué?"

"Cáncer de pulmón. Tardó menos de un año y medio al haber sido diagnosticada".

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"Oh, Garrison". Se inclinó hacia adelante, apagando el cigarrillo, entonces me tomó en


sus brazos. "Dios, lo siento mucho". Apoyé la cabeza contra un demasiado delgado
hombro, cerrando los ojos a los olores familiares y sensación de él. "¿Cuando?"

"Hace casi dos años".

"¿Y Frank?"

Sonreí ante la mención de mi padre, alejándome. Vi el brillo de una lágrima en sus ojos
oscuros. La atrapé con el extremo de la punta del dedo y la limpié en la pierna de mi
pantalón. Gabe y mi madre siempre habían sido cercanos. Ella era la madre sustituta para él
cuando su madre y su padre lo habían abandonado mientras era un muchacho joven.

"Papá está bien. Él todavía está en el hangar conmigo. Lo hemos ampliado un poco
desde que estuviste aquí sin embargo. Nosotros conseguimos otro avión y papá consiguió
un helicóptero. ¿Uno de esos locos con la ventana de observación similar a una burbuja?"

Los dos nos reímos al recordar las reflexiones de mi padre siempre queriendo comprar
uno. Finalmente lo hizo. La risa de Gabe se desvaneció, con la sonrisa cayendo de su rostro.

"¿Dónde está enterrada tu madre?"

"Oak Creek". Tomé su mano. "¿Quieres ir a saludarla en algún momento?" Él asintió


con la cabeza, luciendo igual que un niño pequeño. "Está bien. Pero por ahora, a dormir".
Me puse de pie, espantando a los perros fuera de la cama, haciendo sonar patas y collares
mientras se estrechaban su piel libre del sueño. Gabe asintió, sin molestarse siquiera en
quejarse. "Hablaremos más tarde". Le di un suave beso en los labios y lo dejé solo.

Como me dirigí por el pasillo y finalmente a las escaleras para dejar salir a los perros,
pensé en mi amigo que dejaba arriba. Gabe había significado tanto para mí al mismo
tiempo. Todavía lo hacía, a decir verdad. Había sido el primer y único hombre con el que
jamás había salido y me había acostado. Por causas ajenas a la suya, había sido ese
momento íntimo con él el que me había hecho darme cuenta de que las mujeres eran dónde
estaban mis intereses carnales. Había sido amable y gentil, pero simplemente fue
incorrecto.

La mañana después de nuestra noche de... er... ¿pasión? Lo senté y le expliqué mis
sentimientos hacia él. Había estado devastado en ese momento, pensando que el sexo entre
nosotros había sido lo más grande desde el queso en lonchas. Para él lo había sido. Para mí
había sido un poco doloroso, incómoda para ser correcta, y me había sentido como un
fraude total. Como lo había besado y lo mantuve en mi cuerpo desnudo, me quedé tratando
de imaginar al que entonces era mi amiga, Kylie. En algún momento yo sabía que tenía que
estar en contra de la política heterosexual general.

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Resultó que era eso.

Eventualmente Gabe había llegado a ser muy comprensivo, y se había parado por mí en
más de una ocasión. Ya que habíamos tenido diecisiete años, los chicos en la escuela
habían sido crueles con su reacción a mi sexualidad recién descubierta. Me había metido en
peleas, Gabe se había metido en peleas. De todo poco por mí.

Sonreí ante los recuerdos, todavía aturdida de que él estaba en casa. Me moría de ganas
de agarrar el teléfono y llamar a papá para darle la buena noticia. Era tarde, y aunque los
tiempos de dormir de papá eran cada vez más y más erráticos, yo no quería correr el riesgo
de despertarlo.

Dejando a dos perros muy excitados orinar por última vez en la noche, llené la cafetera y
puse el despertador en ésta, esperando el regreso de mis hijos. Mañana hablaría con papá de
conseguirle un trabajo a Gabe y un lugar para alojarse. Yo sabía que mi viejo amigo querría
un sitio propio. Al igual que yo, amaba su privacidad. Tal vez le pudiéramos encontrar algo
del tipo sobre el garaje como vivienda o algo así.

Los perros corrieron por delante de mí, reclamando ir a la cama temprano, así que
tendría que ponerme a dormir un poco.

"Callejeros", murmuré.

***

Chillé, una vez más, como papá se remontaba hacia abajo, haciendo que pareciera como
si hubiéramos chocado. Mi cuerpo se estremeció por la descarga de adrenalina.

"¿Cómo estás, Gabe?" Le pregunté, sonriendo como una tonta por encima del hombro.
Me reí, viendo cuán verde realmente estaba mi amigo. Él levantó una mano y puso la otra
en el estómago.

"Está bien. Fantástico".

Volviendo de nuevo, miré a mi padre que me hizo un guiño. Él iba a castigar a Gabe de
cualquier forma posible. Papá estaba encantado de ver Gabe de vuelta, pero
inmediatamente tomó a la función paternal de cuidado y disciplina. No le envidiaba a Gabe
las dos horas en la oficina con papá, eso seguro.

Otro par de salsas y estábamos en nuestro camino a casa.

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Papá le había ofrecido a Gabe un trabajo en la oficina, trabajando junto a Penny. Esto
era temporal, ya que no podíamos darnos el lujo de contratar a otro trabajador, pero mi
amigo lo necesitaba. Mañana, Gabe y yo iríamos de caza a buscarle departamento.

Como llegamos al suelo con seguridad, Gabe se escurrió fuera del Cayuse. Ni que
decirlo, él no tenía mi amor por el vuelo y la ingravidez.

Lancé mi brazo alrededor de la cintura de papá como nos dirigimos en el hangar. Me


percaté de nuestra conserje, Keller. No tengo ni idea de cómo no la vi durante esos meses.
Todavía me sentía como una idiota por eso. ¿Cuántos de sus cheques de pago que había
firmado? Ella estaba fregando a una mancha de grasa en las afueras de las enormes puertas
de la bodega, de manos y rodillas. Me sorprendió ver que mientras se inclinaba, podía
simplemente contar cada vértebra de su columna vertebral a través del material de overol.

"Minuciosa es", dije, dando vuelta para ver que papá miraba hacia allí y asentía con la
cabeza. "¿Qué edad tiene de todos modos?" Nosotros desaparecimos en la sombra del
hangar, que agradecí. Ese helicóptero se ponía tan caliente, considerando que la cabina era
casi toda de cristal.

"Diecisiete", dijo, descomprimiéndose de su traje de vuelo. Seguí el ejemplo, dejando


que el mío colgara alrededor de mi cintura. Reggie levantó la vista hacia mí, todavía no
estaba feliz. Desde Gabe había vuelto, estaba evitándome decididamente. Yo estaba un
poco desanimada, ya que Reg era mi amigo. Sin embargo, pensé que lo superaría. No es
como si él tuviera una elección.

A medida que nos dirigimos hacia la oficina, Gabe estaba saliendo del baño.

"Tipo grande, ¿eh?" Sonreí, golpeándolo en el hombro. Me miró, pero asintió. Con una
sonrisa, estaba sentada al otro lado de papá, con los dos se inclinados hacia atrás en
nuestras sillas, cruzando un tobillo sobre las rodillas opuestas.

"¿Él sobrevivirá?" Preguntó papá, tirando de un palillo de dientes recién salido del
escondite en el cajón. Me tiró una barra energética, que tomé en agradecimiento.

"Sí. Él vomitó. Estará bien ahora".

"Bien". Papá asintió, bailando palillo de dientes entre los labios.

"Diecisiete, ¿eh? ¿Cuál es su historia?" Miré por encima del hombro, viendo a la chica
con cola de caballo empujar su cubo de limpieza delante de ella en el hangar.

"¿Qué quieres decir con cuál es su historia? Ella tiene diecisiete años de edad, la chica
necesitaba un trabajo. Fin".

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Miré hacia él bajo mi flequillo, viendo alegría en sus ojos.

"Bien hecho, papá. Tal vez en tu próxima vida serás bardo".

"Podría ser".

"¿No le das de comer? ¿Es ella una de estas malditas adolescentes que piensan el look
Lara Flynn Boyle de estoy hambrienta es la moda?"

"Lo dudo". Al levantarse, una miríada de articulaciones apareció y crujió en protesta.


"Tengo que reunirme con ese grupo de Iowa," murmuró. Estábamos preparando negocio
cada vez con más vuelos, y eso era bueno. Además, papá amaba a parlotear y hablar sobre
toda la historia de la zona y los puntos calientes. Sobre todo si podía conseguir un
compañero veterinario en el avión.

Tomé una taza de café en la parte delantera, contenta de poder escapar de los cotilleos de
Penny. Ella estaría más que encantada de tener a alguien con quien hablar durante todo el
día. Gabe era paciente y demonio como oyente.

De pie en la puerta de mi oficina, tomé un sorbo de brebaje fuerte, haciendo una mueca
por el sabor antiguo y observé a los chicos trabajar. Se reían entre sí, lanzando chistes de
buen carácter de ida y vuelta. Según Jerome, Reggie no podía entenderlos ni aunque
hubiera un fuerte viento. Y la sabiduría de los labios de Reggie venía la sorprendente
revelación de que el padre de Jerome era un idiota y su madre un avestruz.

Sacudiendo la cabeza, mi mirada se posó una vez más en la conserje, Keller. Estaba
enjuagando su fregona bien utilizada, lista para golpear en el suelo de cemento con ésta. No
miraba a nadie, no hablaba con nadie y nadie habló con ella o le prestaba mucha atención.
De hecho, casi parecía como si Reggie y Jerome la evitaran. Era casi como si fuera una
cosa sin decir… Keller pasaba cerca de ellos para fregar, barrer o lo que sea, y ellos se
movían automáticamente fuera de su camino.

Tomando nota una leve cojera en el andar de la chica, la vi mientras se dirigía al


exterior. Siguiéndola, ya que necesitaba tener mi bebé listo para una carrera más tarde en el
día, vi su mirada hacia el cielo. Se pasó una mano por su cabello oscuro para alisar la cola
de caballo en su lugar, luego levantó sus gafas de sol y me quedé helada.

Ante mí estaban los ojos más bellos que jamás había visto. Ella todavía veía el cielo,
observando, imaginé, el helicóptero de papá en el aire, cargado con un montón de gente de
Iowa en el mismo. El sol brillaba a través de la luz azul de aquellos ojos, pareciendo que
brillaran. Era casi misteriosa.

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Al sentir que estaba siendo vigilada, Keller se volvió y me miró. Me sorprendió una vez
más, como esos ojos, tan vibrantemente azules, estaban muertos. No había nada que viviera
en sus profundidades, sin carácter, sin vida, sin chispa. Nada.

Temblando, me apresuré al Cessna.

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PARTE 3

Nos conduje a través de las puertas, altas y al arco de piedra elevado. Me encantaba este
cementerio; la historia, la belleza. Sé que parece morboso, pero a menudo iba allí mi
cámara. Disculpándome dentro, pero que mataría dos pájaros de un tiro: ver a mamá y
tomar fotografías.

Gabe se sentó a mi lado, tranquilo, con las manos alrededor del ramo que habíamos
traído, crecido en mi propio invernadero. Miraba por la ventanilla del lado del pasajero,
notando todas las piedras y criptas. Los monumentos a los muertos nos rodeaban.

Papá un momento muy duro al volver aquí. La única vez que realmente él había estado
fue aquí fue el día que enterramos a mamá8. Estaba de pie con su traje, colgando de sus
hombros caídos como él, también, quería estar en el suelo con mamá. Su normalmente
grande y bruto ser parecía tan pequeño e inconsecuente al tener que enfrentarse a la muerte
de la mujer de su vida.

Ambos habían hecho del otro el principio todo, y yo estaba preocupada de que él no
sería capaz de vivir sin ella. Hasta ahora había hecho un buen trabajo, a excepción de sus
visitas a medianoche. Sé que lo atrapé en la peor noche. Ella no está allí para envolver sus
brazos alrededor y sostenerlo. Ella no estaba allí para despertarlo de sus pesadillas de
guerra y destrucción. Ella no estaba.

Había sido tan joven para perder mi madre, con sólo veintiún años de edad. Pero yo
estaba agradecida por cada momento que la tuve.

"¿Estás bien?" Pregunté, apagando el motor de mi camioneta. Gabe asintió, pero pude
ver su labio inferior temblando. Él era, como mucho, el hombre más sensible que había
conocido. Tal vez eso lo que había visto mi joven yo gay hace tanto tiempo.

Caminamos en silencio entre los muertos, con el cielo gris por encima apropiadamente,
las nubes de lluvia que amenazaban o tal vez incluso nevar. Sólo más adelante vi el enorme
monolito que representaba a la familia de Macon. Yo sabía que mi madre estaba un poco
más allá de eso. La hierba de otoño crujía bajo nuestros pies, el único sonido en el día que
estaba muy tranquilo.

"Debería haber estado aquí", dijo Gabe finalmente, rompiendo el silencio. Tomé su
mano fría en la mía, pero no dije nada. Él le se recriminaría a sí mismo lo suficiente en su

8
Acá había un horrendo, muy feo error de párrafo que daba vueltas hasta que finalmente dice lo del
funeral que casi fue omitido por completo.

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propia mente. Y no había nada que pudiera decir… había sido su propia estupidez lo que lo
mantuvo alejado en primer lugar. Él sabía eso, lo sabía. No había ninguna razón para
repetirlo.

La piedra de mamá era doble. El nombre de papá y su fecha de nacimiento estaba tallado
en el mármol. Ahora todo lo que necesitaba era un cuerpo y su fecha de muerte. Me negaba
a mirar a su lado. Viviría para siempre. Él tenía que hacerlo.

Bellamente tallado:

Ruth Elizabeth Davis, amada esposa y madre. 13 junio de 1939 - 10 octubre de 2002.

Me arrodillé, recogiendo los pétalos secos del último ramo de flores que había traído.

Llegando tras de mí, sentí los frescos siendo puestos en mi mano y los coloqué en el
soporte de piedra.

"Aquí tienes, mamá", le susurré. "Crecieron para ti". Oí el chasquido de las rodillas de
Gabe cuando se arrodilló a mi lado. Se quedó mirando con incredulidad a la piedra, casi
como si estuviera tratando de cambiar el nombre con el poder y la fuerza de voluntad de su
mente. Tomando de nuevo su mano, sentí los dedos rígidos envolverse alrededor de los
míos. "Parece irreal, ¿no es así?"

Pequeñas motas blancas escaparon con cada palabra. El frío en el aire era un casi
constante ahora. Verano había terminado oficialmente.

"Dios, sí", dijo, con ardor en sus ojos ante el nombre de la madre. "Me siento como un
perdedor. Debería haber estado aquí para ti". Me miró, con lágrimas en esos ojos oscuros.

Sonreí suavemente. "Gabe, las cosas suceden de la manera que se supone que deben.
Solo espero que hayas aprendido tu lección. Por favor, dime que sí. No puedo soportar el
pensar lo que debes haber pasado en la cárcel. Pero, de nuevo, no puedo soportar pensar
acerca de por qué estuviste allí tampoco". Miré las flores, tan coloridas contra el gris del
día, y la piedra que las abrazaba.

"Sí, lo hice". Se dejó caer de nuevo en su trasero, apoyando las manos sobre las rodillas
levantadas. "¿Ella tuvo dolor?"

Negué con la cabeza. "No al final. El médico la tenía tan llena de medicamentos para el
dolor". Suspiré profundamente. "Diablos, no estoy segura de lo mucho que supiera de su
final, ¿sabes? Esa mierda la dejaba ida".

"Me sorprende que no le tomó nada".

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"Ella no comía toda una gran variedad de alimentos. Papá vio lo dolorida que estaba e
insistió. En cierto modo, creo que fue lo mejor, y en otro, no tanto". Me senté también,
acurrucada en una bola. Podía sentir el rocío de la hierba filtrándose en algodón de los
pantalones, haciéndome temblar ligeramente.

"Entonces, ¿qué piensas del lugar que te encontramos?" Le pregunté, recogiendo una
hoja amarillenta por el otoño de hierba y rompiéndola. Gabe suspiró, mirándome.

"Me gusta".

"Es muy lindo".

"Sí". Sonrió con sus hoyuelos y guiñándome un ojo. "Pequeño".

"Hey, al menos tienes más de una habitación y tu inodoro de acero no está atornillado a
la pared".

Me miró. "Sí, sí. Pero ¿cómo voy a impresionar a todas las mujeres?"

Tiré mi cabeza hacia atrás y me reí. Un sonido extraño en un lugar tan triste. Lo miré,
sonriendo de oreja a oreja.

"Eres tan linda".

Colocando mi cabeza en su hombro, mis pensamientos fueron trasladados a mamá.


"Sabes, ella me preguntaba casi a diario si había oído de ti en el primer año".

"Oh, refriégalo, chica. Me haces sentir aún más como un idiota, gracias".

"Eh, eres un idiota". No me molesté en mirar la mirada que sabía que estaba haciendo,
simplemente continué con la caricia.

***

El viaje de regreso al hangar fue largo, ya que el camino estaba en obras. La forma
habitual de casi cualquier cosa que me desviara hacía una mierda del camino de regreso. Yo
no estaba contenta con esto.

Finalmente llegué al hangar después de dejar a Gabe fuera en mi casa, estaba lista para
volar. Tenía un plan de vuelo corto de hoy, no para ir muy lejos… sólo cargas que dejaría
de suministros médicos fuera de Vineyard.

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No había traído a mis hijos conmigo hoy, sabiendo lo mal que estaba tomando Gabe el
cementerio. Los echaba de menos ya. Odiaba volar sin ellos. Por lo tanto, sólo tenía que
arrancar de verdad con la música. Ya estaba pensando en la selección cuando vi a Keller
cerca del Cessna.

Ella barría, pero era extraño, casi como si estuviera drogada o algo así. Su progreso era
muy lento. Su cabeza estaba baja, con esos omnipresentes lentes de sol puestos firmemente
en su cara. Malditos niños de estos días. Me preguntaba si tenía resaca. Mientras empujaba
la escoba sobre la superficie lisa del cemento, se estaba perdiendo cosas a la izquierda y
derecha. Era muy raro eso en la conserje normalmente meticulosa.

Sin tiempo para preocuparme por ello o interrogarla, me metí en mi avión.

***

El avión se detuvo satisfactoriamente y me quité el auricular, Jerome iba venir hacia mí


para tomar el relevo.

"Hey, chica". Sonrió, con los dientes blancos brillando hacia mí.

"Hey, Jerome. ¿Cómo luce ella?" Salté hacia abajo, descomprimiendo mi traje de vuelo.

"Ella se ve muy bien. Consiguió algo un poco duro, ¿eh?" Alzó la vista hacia el cielo
hacia la reunión de nubes. "Vientos bastante fuertes".

"Dímelo a mí. Yo diría que algo está en camino". Lo acaricié en el brazo. Empecé a ir
hacia el hangar cuando me detuve. "Hey, ¿vas a ver nuestra gran estrella de cine en el canal
de la historia de esta noche?" Una vez más los dientes blancos.

"¿Es una broma? ¿Me lo perdería? Muchacha loca". Me despidió con la mano y se metió
en el avión.

Estaba tan orgullosa de mi padre. Había sido contactado hace aproximadamente un año
para hablar en un documental sobre pilotos de combate. La tripulación había venido aquí a
Warwick para filmarlo hablando de sus días como Top Gun.

Silbando una melodía, saludé a Reggie y me dirigí a la oficina. Iba temprano hoy. Me
iba a casa y a prepararme para el pequeño grupo que estaba teniendo lugar en honor del
padre. Todos los chicos y Penny venían, así como algunos de los viejos amigos de guerra
de papá. Papas fritas, salsa, cerveza, chicos viejos y ruidosos y buena televisión.

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Casi salté a la oficina para terminar el papeleo de mi entrega de hoy, me despedí de


todos los contratos y papeleo con broche de oro. Me quité fuera el traje de vuelo y lo colgué
en el armario a continuación, salí.

El tráfico fue pesado por un breve momento, como todo el mundo estaba conduciendo
por el desvío con la construcción de calles. Después de un tiempo, sin embargo, con la
forma en que tenía que ir, fui pasando.

Encendiendo la radio en nivel “hacer añicos las ventanas”, cerré las dos ventanas para
que no sucediera y me dirigí hacia fuera al día frío y gris. Canté gravemente, como navegué
por ese jodido camino antes mencionado.

Mientras presionaba el acelerador, mal yo, me di cuenta de algo por el rabillo del ojo. O,
más acertadamente, me di cuenta de alguien. Entrecerrando los ojos por la luz gris áspera,
me di cuenta de que era la conserje, Keller. Ella caminaba por la orilla de la calle.
Conduje por ahí, sin querer pensar en gran parte en ella, pero entonces mi conciencia
empezó a comerme. Con un gruñido, reduje la camioneta, controlando en el visor trasero
para asegurarme que no había tráfico detrás de mí. Cuando pasé de eso, me di cuenta de
que Keller estaba inclinada y ella estaba vomitando.

"¿Qué demonios?" Murmuré, ralentizando la camioneta aún más. Se puso de pie,


aparentemente ajena a mi camioneta en movimiento hacia ella. La observé con cuidado por
encima del hombro mientras me acercaba. Tropezó con una roca muy pequeña, casi
perdiendo el equilibrio. Entonces tropezó sobre una rodilla, con la cabeza colgando.

La camioneta se detuvo bruscamente y salté. Corriendo por la parte delantera, haces de


los faros que despedían de mi sección media, la alcancé.

"Hey", me arrodillé junto a ella, con mis manos en sus hombros. Ella me miró, y lo que
vi casi me dejó sin aliento. La cara de Keller era un desastre. Una masa de contusiones en el
lado izquierdo de su cara y parecía como si su ojo izquierdo estaba hinchado y cerrado,
pero no tenía esos malditos lentes de sol.

Me puse de pie, haciendo mi mejor esfuerzo para ayudar a esta chica a los suyos. Ella
estaba tan inestable, perdía el equilibrio constantemente y casi caigo en el suelo más de una
vez. El pánico se estaba asentando en mi interior ya que no tenía idea de qué hacer aparte
de llevarla al hospital.

"Vamos, Keller. Está bien", respiré como finalmente llegué a ponerla de pie. Agarré la
manija de la puerta de la camioneta, y sujetándola contra mí para mantenerla, abrí la puerta,
casi golpeándonos a ambas con la misma. "Está bien, Keller. Sube, cariño", le susurré al
oído. Todo su cuerpo estaba temblando y no estaba segura de por qué. Estaba aterrorizada
por ella. Carajo, estaba aterrada por mí misma. No sabía nada de la magnitud de sus
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heridas, sino por la forma en la que ella estaba reaccionando, debían ser malas. ¿Qué
demonios te ha sucedido?

Hundiéndose en el asiento del copiloto, era difícil colocarle el cinturón de seguridad


alrededor de la chica. Por último, por suerte, la cosa encajó en su sitio y corrí alrededor de
la camioneta, golpeando el capó y luego se puso encendiéndola, maldiciendo a mi cadera
que me recordaba mi descuido.

Poniendo la camioneta en marcha, luego haciéndola chirriar en mi prisa y con temor,


traté de ponerla en la marcha de nuevo y estábamos fuera. Mirando por encima de ella, noté
que cuando vomitó, algo había terminado en su remera.

¡Jesús!

Estaba llena de sangre.

Poniendo el pie en el acelerador, los neumáticos chillaron como yo recalenté la calle


principal que nos llevaría al Hospital St. Luke.

En cada oportunidad que tenía observaba a mi pasajera. Ella parecía estar cayendo
dentro y fuera de la inconciencia, y ponía más preocupada cada vez que perdía el
conocimiento. En un semáforo, me volví hacia ella.

"Keller, mírame". Ella accedió, aunque débilmente. Empujé los lentes de sol para mirar
sus ojos9. Del mismo modo que tenía las pupilas dilatadas sospeché… con un ritmo
diferente. Esta chica tenía una conmoción cerebral rugiente. "Tienes que tratar de
mantenerte despierta, cariño". Le dije, tratando de cortar a través de la neblina en la que ella
parecía estar perdida.

El corto trayecto hasta el hospital pareció una eternidad, un viaje sin fin a un lugar para
ayudar a esta pobre chica. Mirando por encima de ella otra vez, vi que tenía la cabeza
contra el frío cristal de la ventana lateral. Me quedé mirando las contusiones que me daban
la espalda y juré que vi la forma de una mano en ese lío moteado.

Las puertas electrónicas se abrieron en honor a nuestra entrada en la sala de


emergencias. Miré a mi alrededor, frenéticamente tratando de encontrar una enfermera.

Durante el trayecto, Keller había vomitado una vez más, con sangre entrando en
erupción en la parte delantera de su remera. No había tenido tiempo de reaccionar o
empujarla.

9
Es como la magia de Raid que hace aparecer muebles, esta es la magia de Kim que hace aparecer
lentes… salvo que esta me vendría bien a veces.

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Todavía podía sentir el aguijón detrás de los ojos ante la impotencia que sentía. Una
enfermera fue llamada para una apresurada orden a través de las puertas en vaivén, rodando
una silla de ruedas. Keller fue colocada rápidamente en esta, con la cabeza colgando hacia
atrás mientras él la empujó hacia atrás, a través de las puertas. Continué, ajena a la señora
de la recepción llamándome: "¡Señorita! ¡Señorita, no se puede ir allí!"

Un equipo de enfermeras y un médico pusieron a Keller sobre la camilla en el pequeño


cubículo, empezando a comprobar las lesiones que había sufrido. Sentí una mano en mi
hombro, y amable pero firmemente presionada en mi cuerpo para impulsarme hacia fuera
de la sala de emergencia, y de nuevo a la sala de espera.

Mi respiración se detuvo cuando la enfermera comenzó a quitarle la camisa a Keller.


Todo el lado derecho de su torso estaba cubierto de moretones similares a los de su cara.
Las costillas eran plenamente visibles con manchas negras, horrendas con sangre seca y
magulladuras que cubrían la mitad inferior.

Con ese último punto de vista, la puerta se cerró en mi cara y me quedé de pie en el
vestíbulo, con las lágrimas corriendo por mis mejillas.

Con la sensación de impotencia de nuevo, di la vuelta, mirándome. Había sólo duras


luces encima, y una recepcionista desinteresado detrás de su computadora,
mecanografiando. A lo lejos oí una señal de llamada telefónica, luego se detuvo como
alguien respondió, supuse. Las pisadas de un fantasma caminante por alguna sala en el
laberinto que era St. Luke. Oí el zumbido de la máquina de Pepsi no muy lejos de mí y el
sonido ahogado de la máquina de café, como escupió la taza que alguien deseaba.

Al sentir el duro suelo de baldosas debajo de mis pies, decidí sentarme.

"¿Disculpe, señorita?"

Mirando por encima del hombro, vi a la recepcionista desinteresada de repente


interesada en mí.

"¿Sí?" Me levanté de nuevo, acercándome a su puesto de trabajo. Los ojos marrones me


miraron.

"¿Usted tiene alguna información sobre esa paciente?" Señaló hacia las puertas cerradas
a la sala de emergencias.

"Um, un poco. Pero no mucho".

"¿Nombre?" Ella me miraba, con los dedos contrapesados por encima del teclado a su
computadora. Cuán impersonal.

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"Um, Keller. No sé su apellido". Me encontré con una mano temblorosa por mi cabello.

"¿Fecha de nacimiento?"

"No tengo ni idea. Uh, sé que ella tiene diecisiete años. Escucha, si me deja llamar a mi
padre, ella trabaja para nosotros y puede ver su archivo".

"Bien". La señora parecía irritada mientras escribía algo más, con ese molesto tic, tic,
tic, tic de las teclas mientras sus dedos pasaban zumbando a través de estas.

Caminando de regreso a la silla que había planeado reclamar, saqué mi celular fuera de
la funda unida a mi cinturón y marqué el número del hangar.

"Hangar Davies y Transporte", dijo Penny, con su voz aún más irritante y distraída.

"Penny, soy Garrison. ¿Está mi padre allí?" Cerré los ojos, cubriendo la mitad de mi cara
con la mano. Podía sentir mi corazón latiendo en mis oídos, y mi sangre corriendo por mi
cuerpo como el miedo y la adrenalina de la última media hora de espera fue sustituida por
tranquilidad.

"Sí. ¿Qué pasa, sexy?" Podía oír el ronroneo de su voz, y al instante me irrité.

"Escucha, Penny, esto es muy importante. Por favor, sólo pásamelo".

"Okay". Ella sonaba herida, pero en este momento no me importaba. Se lo explicaría


más adelante.

"¿Qué pasa, Monk?" Papá dijo, su voz parecía acosada. "Más vale que sea bueno. Estaba
a punto de salir para tener la cerveza para esta noche".

"Es necesario que vengas a St. Luke con el archivo de Keller tan rápido como te sea
posible", le dije.

"¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué es todo esto? Penny dijo que casi la mordiste".

"Papá, Keller ha sido herida. ¡No sé cómo ni por qué sucedió, pero pon tu culo aquí
abajo!" Rara vez o nunca, le hablé a mi padre de esa forma, pero yo había tenido suficiente
de esto. Esa chica nos necesitaba, y yo estaba decidida a ayudarla. Papá pareció darse
cuenta de esto. Su voz se suavizó inmediatamente.

"Está bien. Estaré allí en poco". La línea se cortó y me quedé mirando las baldosas del
techo, con mi mano tocando una melodía sin ritmo en el brazo de la silla en la que estaba
sentada. Mi pie comenzó a tocar, también. Se sintió como otra eternidad para que papá
llegase allí. Todo este maldito día había tomado una semana.

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"¿Qué diablos está pasando?"

Me volví, casi saltando en mi asiento con la voz repentina. Saltando de mi asiento, mi


padre me tomó en sus brazos, Gabe estaba de pie detrás de él. Dando un paso atrás de mi
padre, tomé el archivo de los empleados que tenía en sus manos y volví a la recepcionista
de ojos marrones.

"¿Tienes esa información ahora?" Preguntó ella, cubriendo la boquilla del teléfono que
estaba usando. Asentí. Ella colgó el teléfono y se volvió hacia mí, otra vez con los dedos
pesados por encima del teclado. "Cuando esté lista, señora".

La mire por su impaciencia y naturaleza impersonal, y abrí la carpeta de manila.

"Nombre completo, J. Keller Mitchum. Um, fecha de nacimiento, 30 de septiembre de


1986, eh. Ya casi es su cumpleaños". Me aclaré la garganta ante la mirada de la mujer.

"¿Qué más necesitas saber?"

"¿Tiene alguien a quién podamos contactar? Y ¿cuál es su relación con la paciente?"

"No tiene familia en esta lista, y trabaja para mi papá y para mí". Cerré la carpeta y la
puse sobre el mostrador.

"¿Ella tiene seguro?" Cuando no hubo respuesta alguna, la mujer alzó la vista hacia mí.

No tenía ni idea.

"Si, lo tiene".

Mi cabeza se sacudió hacia un lado cuando vi a mi padre de pie junto a mí. Tal vez él
sabía algo que yo no.

"¿A través de sus servicios para usted?" Preguntó la mujer, con los dedos en realidad
tomando un descanso de cernirse sobre las teclas.

"Sí".

Ahora mi cabeza realmente se sacudió hacia él.

"¿Qué?" Él me dio una mirada de cállate, y me hizo callar, aunque todavía estaba
totalmente confundida. Incluso Jerome no tenía seguro con nosotros. No podíamos
permitirnos eso.

"Voy a necesitar su información aquí, señor".

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Papá me corrió hacia un lado para que pudiera llenar algunos documentos, por lo que
decidí ir a sentarme con Gabe.

"¿Qué está pasando?" Me preguntó, dejando la revista que había estado leyendo. Me
encogí de hombros.

"No estoy segura. Creo que papá va a pagar la factura de esto". Mis cejas se alzaron con
preocupación. "No sé lo que está pensando".

"Tal vez esté pensando en hacer algo bueno por esta chica". Me sonrió con las cejas
arqueadas y le di un codazo.

"No seas idiota. Si él quiere hacer algo lindo, que lleve a Keller a almorzar. Sin
embargo, ¿pagar una factura de hospital?" Lo miré, esperando que viera mi punto. Gabe se
encogió de hombros.

"Estoy seguro de que tiene sus razones".

Agarrando una revista por mi cuenta, empecé a hojear las páginas lisas y desgastadas.
Necesitaba encontrar algo para que mi mente saliera de este lío. Después de unos diez
minutos, sentí que la silla junto a la mía se ocupaba. Olí el aroma familiar de mi padre de
inmediato y me volví hacia él.

"¿Qué vamos a hacer?" Le pregunté. "¿No deberían los padres de Keller estar
preocupándose de esto?" Gimiendo, a continuación, abrió la carpeta de manila que había
tomado con él del mostrador. Apuntando a una dirección, me miraba.

"Necesito que ir allí y buscar a Parker". La mirada en sus ojos me sorprendió. Me dijo
que no replicara y era muy serio.

"¿Quién?" Tomé la carpeta de él, mirando la dirección. Era una parte horrible de la
ciudad, llena de basura y delincuencia.

"La hermana pequeña de Keller. Pienso que Keller la querrá aquí y ahora". Suspiró de
nuevo cuando tomé la revista de mi regazo, empezando a encontrar una historia interesante
que leer.

"¡Oye!" Traté de arrancarla de nuevo, pero tuve unos ojos azules duros en su lugar.

"Ve por ella, Monk". Nos miramos a los ojos por un momento, y por un segundo, vi un
flash de miedo en sus ojos. Fue un segundo de enormes proporciones y yo asentí.

"Bien". De pie, miré en esa dirección una vez más y luego comencé a ir. Oí las fuertes
pisadas de Gabe mientras corría detrás de mí. Lo miré mientras caminaba al paso conmigo.

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"¿Sí?"

"Voy contigo".

"Haz lo que quieras".

***

Reduje la camioneta como entramos en Winter Haven, un área plagada de peligros,


delincuencia y drogas. Las casas y edificios que pasamos se estaban cayendo a pedazos. La
basura y escombros cubrían a través de los patios y las calles. Canalones estaban a punto de
estallar y con la humanidad sin hogar.

"Dios". Gabe susurró. "¿Qué diablos es este lugar?"

"Dónde vive Keller". Me volví hacia la avenida principal, buscando una casa con un
1128 en el frente en alguna parte. Las casas que bordeaban esta calle eran muy parecidas a
las otras, como un leve diamante en bruto. Es decir, el césped existía en realidad a
propósito, y no sólo como conocimiento superficial de malas hierbas y piezas de
automóviles. La casa está justo enfrente de la que yo estoy buscando.

Espiando la 1128, silbé. Era una pequeña de dos pisos, una vez con pintura blanca, ahora
pelada y descamada con arbustos muertos en el frente. Casi parecía como si la casa tuviera
un problema de cuero cabelludo reseco y los arbustos eran sus hombros en colores oscuros.
Estacioné la camioneta junto a la vereda, observando el silencio la casa. Había dos ventanas
arriba, en la parte delantera, que me recordaban a ojos, mirando, esperando para ver lo que
haría. Yo estaba un poco descolocada.

Había un porche frontal flaco, unido por menos de un metro de pilotes, rotos con celosía,
que actuaban como paredes para ocultar la parte de abajo.

"Deséame suerte". Murmuré, mirando a Gabe, haciéndole saber que quería que se
quedara quieto. Tenía un mal presentimiento sobre este lugar. Mala vibra, como quieras
llamarlo. No estaba bien.

Caminando a través de la suciedad que servía como patio delantero, hice mi camino a la
puerta principal. Era una puerta de madera y con pantalla de malla, la mitad de la pantalla
se había ido o desgarrado. Una puerta de tormenta azul se exponía más allá. Me encogí ante
el chirrido de la puerta de tela metálica al abrirla para golpear, chasqueando los nudillos
ligeramente contra la puerta azul.

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"¡Fuera de una puta vez!" Fue el grito desde el interior, poniéndome en marcha.
Correcto. Volví a llamar, un poco más fuerte esta vez. No tenía idea de que había más allá
de esa puerta, o incluso a lo que llamaba. Sin embargo, tenía una misión e iba a lograrlo.
Después de ver el estado del lugar, que quería lograr aún más.

"¿No me oíste? ¡Dije fuera de una puta vez!"

"¿Hola? Uh, ¿Señor Mitchum?" Tenía la esperanza de que tuviera razón. Pisadas fuertes
acompañadas de quejas vulgares llevaron a la puerta azul que se abrió. De hecho, di un
paso atrás por la sorpresa, dejando que se cerrara la puerta de golpe. Los ojos azules
inyectados con sangre me miraron. Tomé en el hombre que me estaba mirando por encima
como si fuera la cena de esta noche. Su cabello era salvaje y descuidado, desnudo en
lugares donde el proceso de calvicie ya había comenzado a tener lugar. Llevaba uno de esas
camisetas cuello en V que era lo suficientemente delgada como para ser capaz de ver los
pezones que sobresalían y un puñado de vello en el pecho.

Una ráfaga de humo rancio, cerveza, orina y sudor entró por la puerta mosquitera.
Mirando más allá de este hombre desagradable, con la panza colgando sobre los pantalones
de jeans sucios, vi que la casa era un desastre. La televisión estaba encendida y todas las
persianas, las que no estaban rotas, estaban cerradas. Una mesa rota se encontraba cerca de
esta, astillada en piezas de madera que fueron colocadas en una pila. Había un solo sofá
reclinable en el centro de la sala, frente a la televisión, rodeado de latas de cerveza y
botellas de vidrio trituradas. Mi conjetura era que una vez había estado llena con diversos
tipos de alcohol por el olor de las cosas.

"¿Quién diablos es usted?" Preguntó, la nariz se arrugó como si fuera el cerdo


repugnante.

"¿Es usted el padre de Keller Mitchum?" Sus ojos se estrecharon.

"Mira, chiquita, a menos que estés aquí para darme una mamada agradable, lárgate de
mi propiedad". Estaba a punto de cerrar la puerta cuando entré en acción. Al tirar de la
puerta de la pantalla abierta, metí mi bota entre la puerta y el marco. Él me miró con
sorpresa, que se convirtió rápidamente en desprecio.

"Estoy aquí para buscar a Parker". Gruñí, estando enojada ahora. Sus ojos se estrecharon
a meras rendijas.

"Sobre mi cadáver. Esa pequeña perra no va a ninguna parte. ¿Quién diablos es usted?
¿Qué asunto son mis hijos para ti?"

"Keller está en..." Mi voz se apagó, algo me decía que me lo guardara para mí misma.
"Ella me pidió que le llevara a su hermana pequeña".

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"¡Lárgate de mi propiedad, perra!" Empezó a tratar de aplastar mi pie con la puerta.


Gruñí de dolor, pero me contuve. Estaba cerca de ponerme frenética para conseguir a esa
chica Parker fuera de allí.

"¡Parker!" Grité en la casa, con la esperanza de que me oyera.

"Ella no está aquí. Lárgate". Me empujó con fuerza y oí un crack.

"No querrá hacer eso, señor". Oí gruñir cerca a Gabe, detrás de mí y me sentí
eternamente agradecida. El señor Mitchum miró por encima de mi hombro a mi amigo
imponente. No dijo nada, pero se detuvo de empujar la puerta. Quité el pie, sintiendo que
estaba fláccido. Hice todo lo posible para ocultar el dolor que tenía.

"Tome a su perra y salgan de aquí". El aliento a orina dijo, mirando a Gabe, a


continuación, mirándome de reojo. "A menos que ella quiere quedarse".

Entorné los ojos, con la sensación de náuseas ante la idea.

"¿Dónde está la niña?" Preguntó Gabe. "Dime o entraré y la encontraré por mí mismo".

"Ella no está aquí, cara de mierda. ¿Eres sordo, también?" Sentí que un poco de saliva
me golpeó en la barbilla y quise vomitar. Entonces la puerta se cerró de golpe en mi cara.

"¡Mierda!" Me di la vuelta, lista para salir, cuando me detuve, haciendo una mueca. Mi
pie estaba en llamas y yo temía que el bastardo lo hubiera roto.

"Dios. ¿Estás bien?" Gabe comenzó a ponerse de rodillas para mirarlo, pero lo detuve.

"Tenemos que entrar allí de alguna manera". Cojeé hacia el centro del patio y miré hacia
arriba. No había manera de entrar y no había ventanas estaban abiertas. Estaba estudiando
las dos ventanas de la fachada, con la esperanza de que la conmoción hubiera llamado la
atención de Parker. Aunque sólo fuera para ver un poco el rostro que nos miraba desde
abajo…

"¿Qué fue eso?"

Miré a Gabe, luego alrededor. Escuché, pero no oí nada.

"¿Qué?, ¿podría ser una escopeta siendo armada?" Él miraba a mí.

"No es gracioso. No. Sonaba como un animal herido o algo así. Como un maullido o
algo así". Estudié las casas que nos rodeaban y miré a los pocos árboles para ver si había un
gatito atrapado o algo así. Entonces lo oí.

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Mis ojos se dirigieron inmediatamente a la casa. Había venido de esa dirección.


Cojeando más cerca del lugar, escuché con atención, tratando de escuchar de nuevo. ¡Allí
estaba!

"¿Hola?" Me arrodillé, tratando de mirar debajo del porche. Casi me caí de nuevo en mi
trasero con sorpresa cuando vi un par de ojos azules mirándome, ocultos en la sombra.

"¿Parker?"

Los pequeños dedos se envolvieron alrededor con celosía, como barras de prisión.

Todavía no podía ver gran parte de sus características, pero sabía que estaba allí.

"¿Quieres venir conmigo, cariño?" Me arrastré más cerca, mirando a la puerta de entrada
de vez en cuando, preocupada que mi broma en realidad pudiera convertirse en una
realidad. Una cabeza oscura, sombría se sacudió violentamente. "¿No quieres venir
conmigo?" De nuevo, una sacudida violenta. "¿No quieres ver a Keller?" La cabeza se
detuvo a mitad de agitarse, los ojos azules se clavaron en mí. "Ella te necesita, Parker. Me
enviaron a buscarte para ella".

El tiempo se detuvo a medida que nos miramos la una a la otra, entonces sin sonido, una
pequeña ninfa de cabeza rizada rubia salió debajo del porche y corrió hacia mí. Se detuvo
apenas por debajo de llegar a mí, casi como si tuviera en una última oportunidad para
medirme.

La chica estaba sucia, vestido con lo que fue una vez un overol azul, con una remera
azul y verde de manga larga debajo. Un animal de peluche antiguo, de color desconocido,
colgaba de su mano izquierda. El juguete parecía el juguete del científico loco,
Frankenstein. Hileras de diminutos puntos de sutura incluso corrían por la cosa, donde
había sido arreglado y nuevamente arreglado.

"¿Quieres ver a tu hermana?" Le pregunté una vez más, asegurarme de que estábamos en
la misma página. Ella asintió con la cabeza tan violentamente como la había movido para
un no. Sus ojos eran casi del mismo color que Keller, ese misterioso azul, aunque
ligeramente más oscuros. "Ven".

Ella caminaba a mi lado, aunque a un par de centímetros de distancia, ya que nos


dirigimos hacia mi camioneta.

"Hola, bonita". Gabe sonrió, comenzando a ponerse de rodillas para que estuviera al
nivel de sus ojos. La chica parecía absolutamente aterrorizada y afligida. Ella corrió detrás
de mí, ocultándose detrás de mis piernas, con los ojos enormes mientras estudiaba mi
amigo. "¿Qué demonios?" Preguntó, mirando picado.

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"No sé". Di media vuelta y me arrodillé, mirando en esa pequeña cara adorable. Los ojos
azules se negaron a abandonar Gabe, se abrieron vigilantes. "Parker, ¿qué pasa?" Sus ojos
se clavaron en mí por un momento, luego se dirigieron inmediatamente de nuevo a Gabe.
"¿Lo conoces?" Mis cejas se dibujan con preocupación y confusión. Ella sacudió la cabeza
en un no, pero todavía parecía horrorizada. Traté entenderlo, pero estaba pérdida.

"Voy a ir en la parte trasera, Gar", ofreció Gabe. Lo miré.

"Gabe, hay suficiente espacio para que vengas aquí". Asentí con la cabeza en la parte
baja se extiende a la cabina.

"Hey, si Roy puede encajar, yo también puedo". Sonrió, aunque pude ver que todavía
estaba molesto por el rechazo de la niña. Me acerqué a ella y me replegué a mí misma en
mi interior.

"¿Estás lista, Parker?" Pregunté, tratando de hacer que mi voz sonara lo más suave que
pude. Ella asintió, aunque con menos vigor que antes. Era una niña hermosa. Me moría de
ganas de ofrecerle una bañera, sin embargo. Me preguntaba cuánto tiempo había estado
escondida debajo de ese porche.

Abrí la puerta del lado del pasajero y ayudé a Parker al interior de la gran camioneta.
Parecía herida cuando empecé a tratar de colocarle el cinturón de seguridad a través de su
pecho pequeño, por lo que me detuve. Tanteándolo, pero al final conseguí que hiciera clic
en su lugar por sí misma.

Literalmente estaba temblando como hice mi camino alrededor de la camioneta al lado


del conductor. Me sentía casi como si estuviera en un sueño. Todo era tan surrealista y
como de película. ¿Quién sabía que había en realidad personas por ahí como Keller y el
padre de Parker? ¿Qué demonios? ¿Y qué diablos le había pasado a Keller? ¿Le había
puesto una mano a cualquiera?

Recordando los moretones en la cara y los que cubrían su cuerpo joven, sentí que mi
aliento escapaba. Ese moratón en la mejilla que había pensado se parecía a una impresión
de la mano. ¿Era qué? ¿La mano de su propio padre hizo esa marca?

De repente me sentí muy pequeña, muy joven y muy ingenua. Había visto mucho en mi
vida y había pasado por muchas cosas, pero en general, a pesar de todo, había sido amada y
protegida. ¿Y qué había de esta pequeña niña sentada a mi lado? Era pequeña, pero parecía
aún más pequeña ahora. Yo diría que su edad era alrededor de los cuatro o cinco años, pero
parecía mucho más joven de cuerpo y con más edad en los ojos. Sus ojos no tenían la
alegría centelleante de un niño, sino la preocupación llena de temor de un adulto, plagada
de problemas y dificultades.

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Miré a menudo a Parker, asegurándome que estaba bien. Ella todavía tenía que hablar y
pensaba que era extraño. No me preguntó nada, no preguntó a dónde íbamos, ni por qué.
Parecía que lo tomó y confiaba en mí para llevarla con Keller. Parecía que había sido la
palabra mágica. Las manos diminutas colocadas ordenadamente cubriendo su regazo… la
vista al frente y mirando a la calle.

La entrada a emergencias apareció a la vista y Parker trató de sentarse más derecha para
ver lo que estaba pasando a su alrededor. Ella parecía aterrorizada cuando oyó la sirena de
una ambulancia fuerte apagarse tras su llegada.

"Está bien, Parker". Ella me miró, luego de vuelta al mundo. Gabe salió de la camioneta
y luego se apresuró a entrar por obtener cualquier noticia, y para que no asustar a la niña.
Parker aceptó que la ayudara a salir de la camioneta, pero luego se acercó un par de
centímetros de distancia de mí cuando entramos.

"Hey, Parker". Papá sonrió cuando vio a la niña y eso me confundió. La miré y vi una
breve chispa de reconocimiento, pero ella no sonrió.

"¿Ya conoces a Parker?" Lo miré. ¿Qué demonios está pasando?

"Claro. Keller la ha traído al hangar antes, ¿ella lo hizo o no, Parker?" Los pequeños
rizos rubios rebotaron mientras asentía. "Es una buena chica. Se sienta en la esquina y
colorea". Le dio a la niña una sonrisa de abuelo y Parker bajó la cabeza. Sonreí ante eso.

"¿Cómo está Keller?" Pregunté, haciendo que la pequeña rubia cabeza diera un tirón
hacia arriba.

"Las lesiones son bastante extensas, dijeron. La tienen en cirugía ahora".

"¡¿Qué?!" Me acerqué a él, con la niña olvidada por un momento.

"Hemorragia interna. Alguien hizo un trabajo en esa chica". Podía ver la preocupación y
la construcción de la ira en las líneas de su rostro.

"Apuesto a que sé quién también". Gruñí, haciendo que me mirara. "Bastardo".

"Monk, no delante de la niña". Él inclinó la cabeza hacia Parker, que se quedó inmóvil,
mirando alrededor de la sala de espera.

"¿Qué hago con ella? Y ella no es un fan de Gabe. No estoy segura de por qué".

"No lo sé". Papá volvió a leer su revista.

Miré de nuevo a la chica, que se masticaba el labio. "¿Tienes hambre, Parker?"


Finalmente le pregunté. No estaba cerca de los niños demasiado y no sabía qué demonios

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hacer con una. Ella me miró y asintió. "Está bien. Hay que alimentar a una niña de cinco
años..." Golpeé mi barbilla pensando.

"No lo sé. Pero es posible que desees llevar a la pequeña", dijo, ni siquiera levantando la
vista de su lectura.

Mirando a su alrededor, vi sólo el pequeño flash de overoles azules pasar a través de la


puerta que conducía a la sala de emergencias.

"¡Mierda!" Traté de atraparla, pero la puerta se cerró en primer lugar, bloqueándose


automáticamente. Sacudí la perilla en vano. Al no tener otra opción, llamé. Se abrió la
puerta en cuestión de minutos y una enfermera, que llevaba una Parker muy molesta, la
abrió.

"¿Es esto lo que estás buscando?" Ella la empujó a mis brazos, cerrando la puerta en mi
cara. Me di cuenta de que estaba siendo una patada en las piernas y finalmente eso me hizo
reaccionar. Bajando a la niña, la mire aturdida.

"¿Qué demonios te pasa?" Ella me miró, su carita se arrugó. No estaba muy feliz. Fue
entonces cuando me di cuenta de la cicatriz en la mejilla izquierda, justo debajo de su ojo.
Suspirando, me puse de rodillas, así estaba al nivel de sus ojos. "Parker, ¿quieres conseguir
algo de comer?" Ella continuó mirándome, pero asintió con la cabeza de todos modos.

"Bien".

Me puse de pie y nos dirigimos hacia abajo, hacia la cafetería. Miró a todas las puertas
solo pasamos y pensé que estaba buscando Keller. Ella rehuía de casi todo el mundo,
especialmente de los enfermeros y médicos. Vi ese comportamiento, y de repente me di
cuenta… Parker tenía miedo de los hombres.

Guiándola suavemente hacia la línea en la cafetería, no podía dejar de preguntarme lo


que lo que la pequeña había visto. Era tan vigilante, tomando constantemente en todo lo
que ocurría a su alrededor, sin perderse una cosa. No estaba segura de qué comprarle, así
que la dejé elegir. Gran error.

Me sentía terriblemente culpable cuando nos llevé a una mesa, con la bandeja llena de
magdalenas, un bizcocho de chocolate y zumo de naranja en mano. Mi estómago se
revolvió ante la idea. Parker se quedó en silencio mientras comía, con los ojos siempre en
movimiento, estremeciéndose ante el más mínimo ruido. Esos azules bebé descansarían
sobre mí, entonces ella oía un ruido a la izquierda e inmediatamente saltaba. También era
evidente que ella estaba buscando a Keller, en busca de su hermana mayor en la sala.
Me quedé tranquila también, sin saber qué decirle a una niña de cinco años. No tenía ni
idea de donde esta chica se quedaría y desde luego que no quería llevarla a su casa. Dios,

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sólo la idea de ese lugar del padre de Keller y Parker me daba ganas de vomitar. ¿Qué clase
de persona era? ¿Cómo iba a tratar a sus hijas tan mal? ¿Qué había hecho para merecer
Keller una golpiza tan severa?

Parker tomó una magdalena, mirándola, la olió, luego tomó un gran bocado de ella, con
papel y todo.

"Oh, cariño. Espera un segundo". Estiré la mano para tratar de ayudarla a quitar el papel
a lo largo de la parte inferior de la golosina y la chica parecía como si estuviera a punto de
ser abofeteada. Ella se apartó de mí, con lo que los brazos para detener el golpe. Una mujer
me miró mientras caminaba, manteniendo una estrecha vigilancia sobre la pobre chica
indefensa. Me sentía aturdida y picada. Ni en un millón de años lastimaría a esta niña.

Tragando para orientarme, puse mis manos sobre la mesa.

"Parker, es necesario quites el papel. Esto hará que te enfermes si lo comes". Mantuve
mi voz baja, sin querer verla temerme otra vez. Miró a la comida en su mano y tiró del
papel, viendo que yo decía la verdad. Poco a poco lo quitó, mirando con asombro como la
torta de la magdalena se quedó en el mismo patrón acanalado como el papel. Lucía
fascinada y no pude evitar que una sonrisa se deslizara a través de mis labios.

***

Parker finalmente había permitido que el agotamiento tomara el relevo. Durante las
últimas dos horas de espera, se había puesto cada vez más inquieta. Creo que ella tenía
miedo de que todavía me llevase a su hermana. Al igual que si le estuviera mintiendo o la
secuestrara o algo. Ella se paseaba por la sala de espera, manteniéndose fuera del alcance
de cualquier persona, especialmente de Gabe. Mantuvo una estrecha vigilancia sobre él. El
único hombre con el que la vi parece remotamente era cómoda era con papá. Dijo que
Parker había estado en el hangar en varias ocasiones. Él le daba las sonrisas más dulces
cada vez que llamaba su atención. Ella se limitaba a mirarlo, pero no corría a esconderse
detrás de la serie de sillas cercanas a la puerta.

Había tratado de explicarle a la niña que su hermana estaba durmiendo y necesitaba


descansar, y que podríamos verla más tarde. Ella me miraba como si estuviera mintiéndole,
manteniéndola lejos de Keller. Era una sensación tan extraña ser tan sospechosa para una
niña de cinco años de edad que había conocido hace aproximadamente cuatro horas.
Parecía como si fuera ella contra el mundo, siempre mirando a todos como si estuviera
esperando que ellos hicieran su movimiento. Esto hizo que mi corazón quedara herido.

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La pequeña rubia finalmente se había derrumbado en una silla, tres bajo la mía, con su
pequeño cuerpo acurrucado sobre sí mismo. Ella apoyó la cabeza contra el brazo de madera
de la silla. Creo que sus ojos se movilizaron en contra. Se cerraron, pero inmediatamente se
abrían de golpe, más ancho de lo normal, como para compensar el cierre anterior. A
continuación, su cuerpo emprendió la guerra contra ella otra vez y cabeceaba. Eso es hasta
que alguien hacía algún tipo de ruido. Nunca había visto un sueño tan ligero.

La puerta de la sala de emergencia se abrió de golpe y un hombre en bata salió.

"¿Keller Mitchum?" Miró alrededor de la habitación, como respondí. Como un tiro,


Parker estaba despierta. La miré.

"Aquí".

El joven médico se acercó a los cuatro.

"Keller pasó bien a través de la cirugía y ha estado durmiendo durante varias horas. Lo
está haciendo bien. Creo que tenemos todos que el sangrado detenido".

"¿Qué pasaba con la niña?" Preguntó papá.

"Ella sufrió un trauma severo en sus intestinos gruesos, como si hubiera sido pateada o
golpeada con un objeto contundente. Tres de sus costillas están rotas y tiene laceraciones
que cubría gran parte de su sección media. Las puntadas fueron necesarias, ya ayudarían
con la hinchazón. Su conmoción cerebral está mucho mejor, aunque las próximas doce
horas serán cruciales para ella. Pasará un tiempo en cuidados". Nos sonrió y todos
suspiramos de alivio.

"¿Podemos verla?" Le pregunté, a continuación, con la cabeza hacia Parker. "Esta es su


hermana pequeña, Keller. Ella ha estado inquieta toda la noche para asegurarse de que está
bien".

"Sólo por un corto tiempo. Keller está dormida sin embargo, y yo no quiero que ella sea
perturbada". Él me dio una mirada de advertencia y asentí con la cabeza en comprensión.

"Vamos, Parker. Vamos a ver a Keller". Los grandes ojos azules estaban de repente muy
despiertos. Ella saltó de la silla, con las pequeñas piernas moviéndose tan rápido como
pudieron. Nos condujeron a las entrañas de la sala de emergencia, hacia un grupo de
cubículos con cortinas cerradas.

"Ella está en recuperación, pero fue trasladada a una habitación privada". Con una
última sonrisa, el médico se alejó. Tomando una respiración profunda, empujé la cortina a
un lado, permitiendo que una ansiosa de cinco años fuera delante de mí. No estaba segura

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de qué vería una vez dentro, pero también quería asegurarme de que mi empleada estaba
bien.

La habitación estaba en silencio, salvo por el pitido suave y el sorber de diferentes


equipos conectados al cuerpo de Keller a través de vías intravenosas y cables. Ella estaba
en el centro de la cama, con la sábana hasta la cintura. Tenía los ojos cerrados y los
párpados muy oscuros. La hinchazón alrededor de los ojos estaba todavía muy extendida y
me imaginé que ni siquiera sería capaz de abrir ese ojo, incluso si quisiera.

Fue increíblemente difícil ver a la chica joven así. Las contusiones de las que había
tenido un vistazo de antes, ahora estaban marcadas en contraste con el blanco con el que
habían revestido con moretones y negro iracundo que cubría el lado izquierdo de su cara,
desapareciendo en el nacimiento del cabello. Sus labios estaban hinchados y agrietados.
Varios pequeños parches de puntos alineados el brazo y el costado de la barbilla. Había un
vendaje en la pared posterior de la cabeza, cubriendo más puntos de sutura, imaginaba. Su
centro se veía grueso de la capa de vendas que tenían alrededor de sus costillas, y para
proteger su cirugía reciente.

Mis ojos se volvieron a Parker como un alivio absoluto y alegría llenaban su rostro. Ella
corrió hacia la cama, mirando a Keller a través de las barras en cada lado. Movió una
pequeña mano hacia arriba, a través de ellos, envolviendo sus dedos alrededor de la mano
inmóvil de Keller. La niña miró a su hermana, al parecer sin ver las contusiones y cortes.

Miró a Keller con admiración y amor.

Me rompió el corazón.

Me quedé atrás, sintiéndome casi como si estuviera interrumpiendo un momento muy


sagrado entre las hermanas, una que miraba con tanta esperanza, la otra inconsciente.
Parker palmeó la mano de Keller, viendo como su pequeña mano tocó la superficie más
grande y veteada. Sus ojos seguían lanzándose al rostro cerrado de Keller, casi como si
estuviera esperando que con cada mirada, esos ojos azules la estarían mirando. Sólo tal vez
en esta ocasión.

Nunca sucedió.

Tomando una respiración profunda y dejando que saliera a través de la nariz, Parker
apoyó la cara contra la frialdad de las barras de acero, sin apartar los ojos de la forma de
Keller. De alguna manera al verla allí de pie, la imagen de Keller, lo poco que sabía de ella,
parecía completa. Parker, aunque esta vez terriblemente cansada, parecía feliz y contenta.
Sabiendo que no sería capaz de permanecer mucho tiempo, tenía que llevar a esta pequeña
a la cama. A algún lado.

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"¿Parker?" Mi voz era tranquila, casi chocante en la quietud del momento. Ella me miró,
casi sorprendida de verme allí. "Cariño, se está haciendo tarde. Es necesario que
descanses".

Ella me dio la espalda, dando una vez más su atención a su hermana mayor. Lo intenté
de nuevo.

"¿Parker? ¿Quieres ir a casa?" Esto tuvo una reacción. Su cabeza se sacudió hacia mí de
nuevo, con el miedo total llenando esos ojos. Ella no dijo nada, no respondió… se limitó a
mirarme. "¿Estás cansada?" Me estudió, pero poco a poco, ella asintió. "¿Quieres ir a casa
conmigo? ¿A mi casa?" Una vez más, me estudió, como si sopesara sus opciones. Ir a su
casa, donde olía a orina y estaba un gordo bastardo, o ir a casa con esta extraña chica que
no conocía. Ella tragó, duramente, mordiéndose el labio inferior. Por último, un pequeño
dedo señaló. A mí. "¿Quieres venir a casa conmigo?" Ella asintió. "Bueno".

Me aparté de la pared donde había establecido residencia durante los últimos diez
minutos.

"Vamos, cariño. Keller necesita descansar. Y tú también". Lo que no le dije fue que yo
estaba agotada también. Parker dejó escapar un extraño, casi como un gatito, cuando me
tocó el hombro para conseguir irnos. Ella se aferró a la mano de Keller y apoyó la frente
contra los barrotes. Sobresaltada, me dejé llevar por ella inmediatamente. Me miró y en
esos ojos antiguos vi tanto dolor y el miedo. Se veía tan demacrada e indefensa. No era la
primera vez en la noche que quería llorar por ella.

La chica se volvió de nuevo a su hermana y luego se dirigió hacia la puerta. Ella siguió
estirando el cuello, tratando de conseguir una última mirada a su hermana mayor antes de
que finalmente giráramos en la esquina en la sala de emergencias principal.

Papá y Gabe estaban esperando con ansiedad en la sala de espera por nosotras.

"Está durmiendo. Maltratada como el infierno". Me pasé una mano por el cabello.
Caminando hacia Gabe, lo conduje un poco lejos del padre y Parker. "Tengo que pedirte un
favor". Miré a los ojos oscuros, con la esperanza de que vería el motivo de mis ojos.
"Bien..."

"Por favor, ¿quédate con papá esta noche? Parker volverá a casa conmigo y ella está
aterrorizada de los hombres. Es por eso que actuó así contigo". Los dos nos volvimos para
ver a Parker mirando al suelo, con dedo del pie rascando con su zapato y trazando la línea
de la baldosa. "Puedes quedarte en su sofá". Mi viejo amigo suspiró, pero asintió.

"Muy bien. Pobre chica".

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"Lo sé. No tengo ni idea de lo que le pasó a ella y a Keller. Ni siquiera estoy segura si
quiero saber. De cualquier manera, la niña tiene que tener un lugar para pasar la noche. No
hay una oportunidad en el infierno que estoy llevándola de vuelta".

"Bien. Bueno, supongo que nos vemos mañana".

"Está bien. ¿Todavía tenemos la mudanza este fin de semana?" Di unos pasos hacia atrás
de él, para irme a casa. Él asintió con la cabeza. "Kay. Nos vemos luego". Con un saludo,
me di vuelta y conduje a Parker al exterior.

***

La chica no tenía absolutamente nada. Sólo la ropa que llevaba puesta y su


rompecabezas como oso. Hicimos una parada en una tienda de descuento para recoger
algunas cosas para ella. La tienda era grande, pero sobre todo vacía a las casi 22 horas, los
ojos de Parker se hicieron del tamaño de los platillos mientras miraba todo. Lucía en parte
aterrada, curiosa como el infierno y una parte como un niño en la tierra del juguete.

La llevé a la ropa de los niños. Ese overol que tenía estaba tan sucio y había sido
parcheado tantas veces. Ella olía a lo que demonios había estado bajo ese porche. Fuera lo
que fuese, creo que estaba muerto.

"Está bien, Parker. ¿Qué te gusta?" Miré a través de un estante de pijamas con los pies
en ellos. "¿Te gustan estos?" Saqué un par de color violeta. Los miró, luego a mí, arrugando
la nariz. Sonriendo, los puse atrás y agarré el azul. Llevaba azul, por lo que le debía gustar.
Los miró, entonces la tomó con las manos y lo mantuvo firme en su cuerpo. Agarré otro par
sólo para estar segura, a continuación, nos dirigimos a los pantalones y las remeras.

Por la expresión de éxtasis en la cara de Parker, no dejaba de recoger las cosas para ella.
Ella con avidez las agarraba de mis dedos, manteniéndolas con ella o arrugando la nariz. La
chica sabía lo que le gustaba.

Armada con dos pares de pantalones y cinco remeras, nos dirigimos hacia la parte de
alimentos de la tienda. No tenía nada que con la que la pudiera alimentar por la mañana.
Esta vez yo recogí toda la comida, para terminar con un carro lleno de cereales, huevos,
carne de desayuno, pan y Jell-O.

Podría haber comprado toda la noche con esta chica. En el poco tiempo que la conocía,
ella siempre parecía más vieja que yo. Pero cuando sus ojos se iluminaron con todo lo que
iba a comprarle, sentí mi interior cálido y difuso.

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Tragué fuertemente cuando el total fue cargado en mi tarjeta de crédito, pero sabía que
esta chica valía la pena. No tenía idea de lo que sucedería a partir de mañana, pero para esta
noche, ella estaría a salvo.

***

Parker se sentó con la cabeza apoyada contra el cristal de la ventana del lado del
pasajero, igual que su hermana hizo al principio del día. Se veía tan agotada y no me refiero
sólo a que estaba cansada.

Poco a poco puse la camioneta en el camino de entrada, con los faros iluminando los dos
pisos de la casa de ladrillo. Las cadenas del porche habían pasado por alto la luz, a
continuación, se habían ido de nuevo como apagué el motor.

Aturdida, Parker miró a su alrededor, luego a mí.

"Aquí es donde vivo". Sonreí, abriendo la puerta de la camioneta y luego di la vuelta


para ayudar a la niña a salir fuera del vehículo grande. Tomé su mano, ya que estaba oscuro
y no quería que ella se cayera. Podía oír a mis hijos ladrar como remontamos las tres
escaleras que conducían al gran porche que desaparecía alrededor de la casa.

Parker se sentía tensa y caída a medida que puse la llave lista para insertar en la puerta.

"Esos son mis perros, Parker", dije, tratando de calmarla. No tuve suerte. Ella se tensó
aún más y comenzó a ocultar su cuerpo detrás de mis piernas. ¡Mierda! ¿Los perros
también?

Tratando de decidir cómo manejar esto, la empujé detrás de mí por completo y abrí la
puerta. Inmediatamente fui aplastada por los perros excitados. Grité para que se detuvieran,
tratando lo imposible por mantenerlos fuera de Parker. Finalmente la tomé en brazos,
sintiendo sus diminutos dedos clavándose en mi hombro. La puse en el tercer escalón y le
dije que se quedara dónde estaba. Ella lo hizo, retrocediendo contra la pared, con enormes
ojos aterrorizados, mirando a los perros que estaban tratando de olfatearla sin embargo
desde la barandilla.

"Vamos, muchachos". Agarrándolos por sus cuellos, los conduje fuera. Puse sus platos
de comida por ahí y corrí hacia el interior. Parker estaba acurrucada en un rincón de la
escalera, con los brazos envueltos alrededor de sí misma. "Vamos, cariño". Sopesé su ligero
peso y la llevé arriba. "¿Estás lista para la cama, Parker?" Sonreí a la cara cansada y los

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ojos caídos. Ella asintió con la cabeza, con su pulgar en la boca y enganchando su dedo
índice sobre su nariz.

Escaleras arriba, constaba de tres dormitorios, la escalera que conducía a la buhardilla y


a un cuarto de baño. Me decidí por la habitación más cercana a la mía para mi invitada en
miniatura. Llevándola allí, la dejé en el suelo, dejando caer las bolsas de compras que
habían estado enganchadas por encima de mi brazo también.

"Está bien. Vamos a cambiarte". De repente los ojos de sueño eran enormes. Saltó de la
cama, alejándose de mí. "¿Qué?" Miró a la puerta, a mí, a la puerta, luego a mí, entró en
pánico y a punto enloquecer. Mi corazón estaba latiendo. No tenía ni idea de qué hacer, sin
saber que podía asustar a la mierda a un niño de cinco años tanto. Ni siquiera sabía lo que
había hecho. ¡Me hubiera gustado que hablase conmigo, maldita sea!

Dando un paso atrás y una respiración profunda, me aclaré la cabeza.

"Está bien. ¿Quieres hacerlo tú misma?" Le pregunté, tratando de aligerar el ambiente


con mi voz alegre. Ella me miró y asintió. Estábamos llegando a alguna parte ahora.
"Bien". Sonreí, tratando todo lo posible para hacerle saber que no estaba enfadada con ella
ni nada. Ella pareció calmarse, pero sólo un poco. "Voy a estar por ahí, ¿de acuerdo?"
Señalé hacia el pasillo. Parker asintió, con una mano acercándose para jugar nerviosamente
con el material de su ropa.

Tan pronto como el decoro permitiría, salí de esa habitación. Una vez que la puerta se
cerró tras de mí, me apoyé en esta. Con los ojos cerrados, tomé varias respiraciones
profundas. En el espacio de un solo día, mi mundo se había vuelto al revés. Había visto
cosas que nunca esperaba ver en una chica de diecisiete años. Tenía una niña en mi casa
que tenía miedo de todo, y me sentía como si estuviera pisando cáscaras de huevo con cada
paso. No me importaba el hecho de que Parker estaba aquí, sólo que no tenía ni idea de qué
hacer con ella o cómo manejarla. ¿Cómo podía dejarla sola? ¿Prestarle más atención? Me
gustaría saber lo que esos viejos ojos de cinco años habían visto. Entonces tal vez podría
entender.

Oí pasos en el otro lado de la puerta y me aparté. Se abrió como una rendija, cansados
ojos azules miraban a escondidas. Le sonreí. "¿Tienes que ir al baño, cariño?" Ella asintió
vigorosamente. Con la decisión de no correr ningún riesgo, la llevé al baño, dejándola de
nuevo que ella hiciera sus asuntos.

Corriendo las escaleras, encontré la puerta de bebés que solía poner en la parte inferior
de la escalera para que los perros corrieran bajo o arriba de las escaleras. Firmemente en su
lugar, los chicos se dejaron caer, mirándome por mantenerlos fuera tanto tiempo.

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"Sí, sí. La vida es dura", murmuré, sentada en el suelo con ellos y dándoles la atención
que tanto necesitaban. No sé quién lo necesitaba más… si ellos o yo. Representaban la
estabilidad y la familiaridad de un día atrás. El inodoro hizo ruido por encima de mí y vi
que esa era mi señal. "Ustedes chicos, sean buenos". Un último beso a cada uno y subí las
escaleras.

Asegurándome que Parker estaba metida en la cama cómodamente, envuelta en un par


de sus nuevos, pijamas azules, me dirigí hacia mi propia habitación. A pesar de que la niña
todavía olía a humo de estar bajo el porche, ya era muy tarde, y yo le daría un baño por la
mañana. Necesitaba descansar. Dejé la luz del baño como luz de noche, dejando la puerta
abierta sólo una pizca para dejar pasar un rastro de luz, por si Parker necesitaba el baño en
el medio de la noche.

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PARTE 4

Un pájaro naranja voló a toda velocidad. Miré por la ventana lateral de mi avión al ver
al pájaro. Casi parecía como si estuviera tratando de competir conmigo. Al ver lo absurdo
de la situación, di vuelta a toda velocidad, decidida a vencer al pequeño polluelo
emplumado.

El avión comenzó a hacer ruidos extraños. Miré a mi alrededor, probando los diferentes
instrumentos, no pasaba nada. Allí estaba otra vez, como un pequeño gemido extraño...

Mis ojos se abrieron y escuché. Nada. A punto de volver a dormirme, lo oí de nuevo.


Entonces entendí. "Parker..."

Balanceando las piernas a un lado de la cama, corrí por el pasillo hasta su habitación. La
puerta estaba abierta, el cuarto oscuro dentro pero vacío. Preocupada, di vuelta, a punto de
bajar las escaleras, cuando me dirigió de nuevo el sonido. Era como un gemido ahogado,
pero muy, muy tranquilo.

¿Qué demonios?

En dirección al baño, vi la visión fugaz del azul. Empujando suavemente la puerta


semiabierta que estaba cerrada, vi a la niña acurrucada en el suelo, con los brazos envueltos
alrededor de sus espinillas. Su mejilla apoyada en sus rodillas, con la cara oculta por el
cabello.

"¿Parker?" Dije en voz baja, inclinándome delante de ella. Su cabeza se sacudió y me


sorprendí al ver que tenía los ojos muy rojos y húmedos. Parecía como si hubiera estado
llorando durante horas. La niña, aunque de sólo cinco, parecía mucho más joven en ese
momento. Me moría de ganas de tomarla en mi regazo y ponerla en la cuna, decirle que
todo iba a estar bien. Me hubiera gustado que lo creyera. Tenía tanto miedo por ella y
Keller.

Por desgracia, pensé que la había asustado de nuevo. No quería ser más una parte más de
los temores de la pobre niña de lo que ya había sido.

"¿Tienes miedo, cariño?" Ella asintió con la cabeza, otra lágrima se deslizó fuera de un
ojo, secándose los mocos alrededor de su nariz. Tomé un pañuelo y le limpié la cara,
dejando que se sonarse la nariz. "¿Quieres ir a la cama?" Arrojé el pañuelo, saturado con el
malestar de Parker. Ella asintió. Me puse de pie, sosteniendo mi mano para que ella la
tomara. Ella me miró, desplegándose a sí misma. Sonreí. Cuando sentí su mano en la mía,

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volví hacia su habitación, pero me detuve cuando ella vaciló. Mirando hacia atrás, vi los
ojos azules que mirarme de nuevo, con nuevas lágrimas comenzando a subir.

Mi corazón se rompió. De rodillas, la miré.

"Parker, ¿qué es? ¿Tienes miedo ahí dentro?" Señalé hacia su habitación. Miró la puerta
abierta, como una boca oscura a punto de comérsela. Ella asintió, mordiéndose el labio
inferior. Levanté mi pulgar para limpiar la lágrima fresca. "¿Quieres venir conmigo?" Los
rizos rubios rebotaron cuando vio la otra opción de mi habitación. Se llevó el dedo pulgar
hacia arriba y empezó a chuparlo, luego me miró. Ella asintió y me derritió. "Vamos, niña
grande". La agarré de la mano de nuevo y nos instalamos en la cama grande. Parker se
abrazó al borde, de espaldas a mí, con el oso de peluche envuelto en sus brazos de manera
protectora. Yo quería acurrucarme a su alrededor para protegerla del mundo, pero no me
atreví. Ella me avisaría si quería mi confort.

***

Contenta que en realidad tenía un progreso, dejé a Parker en el baño sola para bañarse a
sí misma. Había puesto cerca de siete centímetros de agua en la enorme bañera romana y
me dirigí a su habitación. Habiendo cambiado las sábanas y enderezado el pequeño lío que
había en „su‟ habitación, entonces me vestí a mí misma. Me ducharía en el hangar más
tarde.

Como me estaba atando los zapatos, Parker entró por la puerta de mi habitación. Me
cautivó más allá de creencia. Sus rizos rubios, limpios y rebeldes, corrían sobre sus
hombros. Llevaba la ropa nueva que le había comprado la noche anterior, los pequeños
jeans con un suéter rojo y blanco. Ella era demasiado linda. Estaba casi limpia. Me di
cuenta de donde se había olvidado de un poco de jabón en el lado de su cuello y
rápidamente lo limpié para ella.

"¿Hambrienta?" Le sonreí, pasando una mano por mi propio cabello rebelde. Iba a
necesitar un cepillo más tarde. Ella asintió y bajó las escaleras.

Parker se sentó a la mesa de la cocina, observándome como nos preparé el desayuno.


Decidí que los huevos eran lo suficientemente seguros y que debería ser capaz de hacerlos
bien.

"¿Te gusta la leche, Parker?" Miré a la chica por encima del hombro, mientras estaba de
pie en el frío de la heladera abierta. Ella asintió. "¿Ha tomado leche con chocolate?" Ella

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me miró como si tuviera dos cabezas. Agarrando la jarra, serví un vaso para la niña y uno
para mí. "Mira, esto es lo que se llama jarabe de Hershey". Levanté el contenedor marrón
con la etiqueta de plata y marrón. "Buen trago, Maynard".

Entregándome una cantidad muy generosa de chocolate, le puse un poco de Parker. Sólo
lo suficiente para darle un sabor a chocolate. Ajuste de los dos vasos en la mesa, con la
chica que miraba con la frente arrugada por la incertidumbre.

"Sé que se parece leche sucia, pero no lo es, te lo prometo". Tomé un sorbo de la mía,
sonriendo como la niña grande que era. "¡Rico!" Parker me miraba, con la más pequeña
sonrisa crispando la comisura de su boca. Ella agarró su vaso, mirando hacia abajo en éste
una vez más antes de tomar un sorbo, con sus ojos en mí todo el tiempo. Ella vaciló sólo un
momento, saboreando la bebida en su lengua, entonces agarró el vaso con las dos manos,
necesitando el apoyo adicional mientras tragaba. Es decir, esta chica cosas goteaban por los
lados de su boca sobre su nueva remera.

Hice una mueca, sabiendo que estaría lanzando esa remera para lavar, junto con todo lo
demás que la niña tenía. Incluyendo ese disgustante oso.

Parker dejó el vaso vacío a un lado, luchando por el aliento que no tomó mientras bebía.
Ella se miró a sí misma, vio el desorden en su remera y sus ojos se abrieron de par en par.
Sonriendo, pasé a través de la mesa con una servilleta. Ella sólo se encogió por un breve
momento, luego se dio cuenta que estaba simplemente limpiando el labio superior sucio. Le
sonreí, luego saltó hacia atrás, sorprendida, mientras ella volaba de la silla.

"Maldita sea, Roy!" Me levanté, agarré al perro por el cuello y lo llevé a unirse a su
hermano en la sala de estar. Habían estado prohibidos en la cocina esta mañana, pero él
había logrado colarse de nuevo y oler la mano de Parker. Ella estaba aterrorizada, a medio
camino en la mesa cuando llegué. "Está bien, cariño". Me acerqué a ella. "El perro se ha
ido. Él no te hará daño, Parker".

Ella me miró, luego a mi alrededor, hacia la puerta. Viendo que, efectivamente, los
perritos se fueron, una vez más tras las barricadas. Lentamente se deslizó hacia abajo desde
la superficie de la mesa y se dirigió de nuevo a su asiento, donde estudió los huevos que la
esperaban. Ella me miró una vez, luego entró en lo que he venido a llamar el modo sorber.
¡La chica era como una pequeña aspiradora!

***

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El hospital estaba lleno, el área de espera de admisión llena de gente caminando y


empujada en silla de ruedas. La señora de recepción me informó que Keller había sido
llevada al tercer piso la noche anterior, por lo que Parker y yo nos dirigimos hacia los
ascensores.

Mi pequeño carga miró a su alrededor, notando esta nueva parte del hospital. Las puertas
de acero inoxidable sisearon al abrirse y yo entré, sintiendo el ligero tirón en mi mano. Miré
hacia abajo para ver a Parker mira en el cubículo y luego a mí. Ella parecía confusa.

"Es un ascensor, Parker. Nos llevará al piso donde Keller está". Eso es todo lo que tenía
que decir. Sin un momento de vacilación, ella me siguió al interior. Parker estaba
sosteniendo su oso en su pecho mientras el ascensor se levantó lentamente, marcando los
pisos en la pantalla digital a través de la puerta. Cuando se detuvo, sacudiendo suavemente
su panza, Parker me miró con los ojos muy abiertos. Una ligera sonrisa amenazaba con
asomar de lado, pero la mantuvo bajo control. Las puertas hicieron un ding al abrir y nos
dirigimos hacia la habitación 317.

Una enfermera se apresuró más allá de nosotras, con un gráfico en las manos. Ella nos
dio una breve sonrisa antes de precipitarse dentro. Entramos en la habitación llena de
pitidos suaves. Keller yacía en la cama, mirando por la ventana abierta. Sus contusiones
parecían aún peor hoy, teniendo la oportunidad de comenzar a curarse y mostrando sus
verdaderos colores. Fue muy bueno verla con los ojos abiertos.

Parker se debe haber sentido la misma manera, porque ella se fue saltando a la cama de
Keller, tratando de subir la barandilla de metal. Los hinchados ojos azules se volvieron
encantados hacia nosotras y la primera sonrisa que jamás había visto su rostro agraciado de
Keller apareció.

"¡Parker!" Fue cerca de un susurro, con alivio y reverencia llenando su aliento. Ella
ayudó a la pequeña rubia a la cama, haciendo una mueca ligera a medida que Parker sin
querer golpeó la incisión en su vientre. "Cuidado", dijo ella con voz tranquila. Parker se
colocó al lado de su hermana mayor, colocando su cabeza en el hombro de Keller y
envolviendo un pequeño brazo alrededor de su cuello. Keller la sostuvo cerca, cerrando los
ojos ante el contacto. Suspiró profundamente contenta.

Esos ojos azules se abrieron de repente, mirándome directamente a los ojos. Yo me


había reducido de nuevo a la pared, sintiendo, una vez más, como si estuviera molestando.
El fantasma de una sonrisa golpeó esos moretones, con labios agrietados y luego se
desvaneció.

Keller, finalmente dejó al pequeño diablillo establecerse, entonces me miró de nuevo.

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"Gracias", dijo, aunque su voz estaba muy ronca. Supuse que quería decir por traer
Parker, así que asentí.

"¿Cómo te sientes?" Pregunté, tomando un ligero paso cerca de la cama. Keller se


encogió de hombros, con sus ojos siempre en mí.

"Sobreviviré. ¿De dónde vienen estas ropas?" Preguntó ella, tirando de la remera de
Parker.

"La compré para ella. Lo único que tenía era el overol".

"No tenías que hacer eso. Yo puedo cuidar de mi hermana por mí misma". Por un
momento, un destello de ira pasó a través de esos ojos azules acerados.

"Sé que puedes, Keller, pero no estabas aquí. Ella lo necesitaba, así que se lo di". Apoyé
la mano en el estribo de la cama.

"Te devolveré el dinero". Ella se acurrucó más cerca Parker, protectoramente.

"No, no lo harás. No fue nada". Me atreví a desafiarla con mis ojos. Por lo que había
visto durante los últimos dos días, sabía que no había una posibilidad en el infierno que ella
pudiera hacer tal cosa. Keller no dijo nada, pero todavía podía ver que el fuego quemando
con el orgullo. Fue un choque de voluntades y sin importar lo que pensara esa chica, iba a
ayudarlas.

"Veremos", dijo Keller, con su voz baja y peligrosa.

Nuestra batalla fue interrumpida por una enfermera que entraba. Todos nos volvimos a
mirarla, con excepción de Parker. Estaba a salvo en los brazos de Keller y nada más le
importaba.

"Bien. La niña está aquí". Pateó el taco a un lado con un zapato blanco, la puerta de la
habitación fue cerrada soplido. Keller empujó suavemente a su hermana lejos de ella lo
suficiente como para mirarla a los ojos.

"Parker, la agradable señora necesita mirarte, ¿de acuerdo?" Sus palabras fueron
tranquilas y suaves, con voz tranquilizadora. Parker miró por encima del hombro a la
enfermera de piel oscura que le sonrió con compasión. Parker miró a su hermana una vez
más, con la confusión ardiendo en los ojos azules.

Yo también estaba confundida. Miré a la señora. "¿Qué está pasando?" La enfermera


miró a Keller, quien asintió con la cabeza y luego me miró.

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"A partir del informe que la señora Mitchum dio a la policía la noche anterior, tenemos
que comprobar en la niña las lesiones".

"Oh". Dando un paso atrás a mi esquina de antes, me apoyé en la pared, con los brazos
cruzados sobre el pecho, mirando. Keller le dijo algo más a Parker, tan bajo que ni la
enfermera o yo pudimos oír.

"¿Está bien? ¿Para mí?" La pequeña rubia asintió ante las palabras de su hermana y con
cuidado se arrastró fuera de la cama.

"Ven aquí, cariño". La enfermera amablemente tomó suavemente a Parker por los
hombros, guiándola hacia donde ella la necesitaba. Volvieron a llamar a la puerta y una
mujer asomó la cabeza.

"¿Estás lista, Alice?"

"Adelante, oficial".

La puerta se abrió completamente, con una mujer policía interviniendo con uniforme
completo. Ella me sonrió, luego miró a Parker. Ella trajo una cámara Polaroid, lista para
que la enfermera para comenzara.

"Damas, esta es la Oficial Bently con del departamento de policía. Ella va a estar
grabando esto como prueba", explicó la enfermera.

"¿Evidencia?" Yo estaba desconcertada.

"Sí. La señora Mitchum ha decidido presentar cargos, y vamos a necesitar esto para la
investigación". Ella puso una mano sobre el hombro de Parker. Me di cuenta de que la
chica retrocedió un poco, pero por lo demás no hizo movimiento. Preparándose para el
ínterin, vi como la enfermera Kravitz se arrodilló con un leve gemido, con articulaciones de
sus rodillas como de cincuenta años. "¿Lista, cariño?" Le preguntó a Parker amablemente.
La niña se limitó a mirarla con los ojos abiertos. "¿Oficial?" Miró a Bently, que asintió.

Contuve mi respiración, por alguna razón tenía la sensación de que eso iba a ser una
gran revelación. Estaba nerviosa y mi cuerpo se sentía como que estaba esperando hecho un
manojo de nervios. La enfermera Kravitz agarró suavemente el borde de suéter rojo y
blanco de Parker, asesorando a la niña de poner los brazos arriba. A petición de Keller, lo
hizo. El jersey se desprendió, revelando una remera turquesa debajo. Sonreí ante la falta de
coincidencia de colores en el armario de la chica.

Mis ojos fueron a la cama, donde vi a Keller mirar hacia otro lado, cerró los ojos con
fuerza a continuación, oí a alguien aspirar una bocanada de aire. Mi mirada se dirigió de
nuevo a Parker y a la enfermera, que sosteniendo la remera de algodón delgada. A cada

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centímetro, algunas más viejas y algunas nuevas contusiones estaban siendo reveladas.
Había costras de lo que parecía ser arañazos que cubrían su pecho. La piel de su tórax se
vio empañada con quemaduras añejas, esencialmente circulares y aproximadamente del
tamaño de un pequeño botón. Tomó unos segundos antes de que me diera cuenta que eran
probablemente de cigarrillos.

Las partes del lado de Parker y justo debajo de su clavícula estaban pastosas y de color
amarillo con contusiones antiguas que trataba de curar, algunas nuevas infligidas sobre
estas. Las contusiones parecían tener un abrupto fin justo debajo de los hombros, como si el
golpeador supiera que era menos probable de ser atrapado así.

"Date la vuelta, cariño". La voz de la enfermera Kravitz era muy suave. Me di cuenta de
que estaba teniendo dificultades para no quebrarse. La oficial de policía hizo clic en un par
de fotos, rodillas hacia abajo para acercarse, el destello fue cegador por un momento con
cada disparo. Parker se dio la vuelta, de espaldas a mí ahora y mi mano fue a mi boca, con
las lágrimas brotando al instante de mis ojos.

En la parte posterior de la chica, cerca de la cintura de su ropa interior, había una vieja
cicatriz. Era una cicatriz en forma de letras: AM.

Incapaz de aguantar más, me excusé, corriendo más allá de la policía y por la puerta.
Estaba desesperada por encontrar un baño, necesitando para aliviar mi estómago turbulento.
Por último, vi la señal universal de baño de mujeres y de golpe entré por la puerta,
asustando a una mujer de edad media casi de muerte mientras iba. No me importaba.
Encontrando el primer cubículo vacío, corrí y caí al suelo, quitando el desayuno de mi
cuerpo con un plop sin ceremonias en el inodoro. Después de vomitar varias veces, me
senté en la losa del piso del baño, con la cabeza contra la pared de esquina y los ojos
cerrados. Seguía viendo esas letras talladas en la espalda del bebé una y otra vez. Y tan
antigua como la cicatriz se veía y deformada por el creciente cuerpo de Parker, pensé que
tenía que haber sido hecha hace mucho tiempo.

¿Con qué clase de monstruo vivían? A.M. Al Mitchum.

"Dios".

***

Parker quería quedarse con Keller, por lo que salí del hospital, con la necesidad de un
poco de aire fresco urgente. En el momento en que volví a la habitación de Keller, la oficial

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y la enfermera habían terminado y se habían ido. Parker estaba vestida de nuevo,


acurrucada al lado de su hermana.

Ahora me quedé justo fuera de la entrada principal, con el ritmo de ida y vuelta, dejando
que el aire frío de fines de septiembre llenara mis pulmones. Un par de médicos salieron y
encendieron cigarrillos. No tenía ningún interés en tener compañía, así que metí las manos
en los bolsillos y caminé alrededor del gran edificio de ladrillo. Las personas corrían hacia
y desde la zona de estacionamiento, algunas asintiendo con la cabeza hacia mí a medida
que pasaban los demás, sin darse cuenta de mi presencia. Me pasé una mano por mi cabello
corto, tratando de luchar contra las imágenes en mi mente.

No podía dejar de ver que al bebé siendo presionada por su padre, cuchillo en mano.
Parker llorando de miedo, de dolor, mientras se procedía a tallar sus putas iniciales en la
delicada piel de su espalda baja.

El leve escozor de las lágrimas comenzó detrás de mis ojos de nuevo, ya que entré en el
viento, dándole la espalda. Apoyé el hombro contra el frío ladrillo, dejando caer la cabeza
como esas lágrimas finalmente se formaron y cayeron. Con los hombros temblando con
cada tirón, finalmente sentí el peso de la situación dando en el blanco. También entendí por
qué Parker era tan impresionable como era y estaba aterrada de todo. Entendí lo que tenía
que hacer; yo protegería a esas chicas con lo que tenía y sabía que papá me respaldaría.

Los horrores que esas chicas habían vivido en tan poco tiempo en sus vidas. Las cosas
que habían visto y sentido. Había visto el puñado de contusiones y heridas en la piel de
Keller. ¡Sus lesiones fueron lo suficientemente extensas para requerir cirugía, por amor de
Dios! ¿Qué clase de persona puede hacer eso? ¿Qué clase de padre podría hacer eso a sus
hijos? No tenía ni idea de si se trataba en realidad de Al Mitchum, pero apostaría mi último
dólar a que lo fue. La forma en que me trató a mí y a Gabe ese día, unos totales y completos
extraños. ¿Qué harían esas dos chicas para enojarlo? ¿Estar en su camino?

Las lágrimas estaban llegando más y más rápidamente, no importaba cuánto tratara de
detenerlas. Finalmente las dejé llegar. Deslizándome por el ladrillo, me puse en cuclillas,
con la cara entre las manos mientras sollozaba. Nunca pude imaginar ver algo parecido a lo
que acababa de ver en la vida real. En la televisión, tal vez, pero no de esta manera. Esto
había entrado en mi hangar y en mi vida.

Con una determinación de acero, me calmé, limpiándome la cara de cualquier evidencia


de mi quiebre. No quería provocarle a Keller y Parker más vergüenza de la que ya tenían.
Me puse la chaqueta más ajustada alrededor de mi cuerpo y me dirigí hacia el interior.

***
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El silencio perfecto de la habitación fue roto cuando me di cuenta de que Keller y Parker
no dormían en absoluto. La niña de rizos estaba de espaldas a la puerta, con un brazo
protector sosteniendo su ligero cuerpo. Keller estaba cara a cara con la niña, hablando en
voz baja.

Encontré una silla y me senté. Fue en ese momento que vi a Keller levantar su cabeza
hacia arriba. Ella me estaba mirando no muy felizmente. Al parecer, yo interrumpía. Se
volvió de nuevo hacia Parker, que estaba haciendo movimientos con la mano poco
extraños. Casi parecía una mezcla de lenguaje de signos y algo de su propia creación. Me
concentré en eso, tratando de averiguar lo que estaba diciendo. Keller parecía entenderla
perfectamente. Ella sonrió y asintió con la cabeza, también susurrando algo a cambio o
haciendo señas.

Me aclaré la garganta, y de nuevo, Keller me miró.

"¿Hay algo que necesites, Keller? ¿Puedo traerle a Parker algo? ¿Tiene hambre?" Los
ojos azules se volvieron de nuevo a su hermana y otra conversación privada se produjo.
Parker hizo gestos de algo y luego esperó a que Keller le susurrara algo. Sin decir una
palabra, hablada o en señas, Parker se levantó a sí misma, consciente del cuerpo lesionado
de Keller y se bajó de la cama. Se acercó a mí, mirándome con ojos azules expectantes.
¡Habla conmigo, chica! Dime que quieres.

"¿Qué quiere?" Le pregunté a Keller, aunque mis ojos permanecieron en Parker.

"Pregúntale a ella", dijo la voz aturdida en la cama. Mi ojo miró brevemente a Keller, a
continuación, de nuevo a la niña.

"¿Qué quieres, Parker? ¿Tienes hambre?" Los rizos de oro rebotaron mientras asentía.

Me puse de pie, tomando su mano en la mía. Caminamos fuera de la habitación, con


Parker mirando por encima del hombro cada par de pasos, una vez más tratando de
conseguir un vistazo a su hermana como le fuera posible.

Finalmente llegamos a los ascensores, Parker todavía parecía un poco insegura de las
cosas, pero comenzó a mirar a su alrededor, manteniendo la curiosidad sobre su
incertidumbre. Pasó la mano por la pared de acero suave, mirando hacia arriba a la luz, a
continuación, en el panel de botones. Sus ojos entonces fueron a la deriva hasta la pantalla
digital de piso por encima de la puerta antes de dar vuelta para mirarme. Le sonreí y ella
abrazó a su osito más cerca, mirando a las baldosas a nuestros pies.

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Nos detuvimos en el segundo piso, un grupo de médicos entraron. Uno le sonrió a Parker
y le revolvió el pelo, luego se volvió hacia sus compañeros. ¡Parker parecía aterrorizada!
Ella estaba cerrada en este pequeño espacio con un puñado de hombres. Podía sentir sus
diminutos dedos clavándose en mi pierna mientras se ocultaba entre mí y la pared. Me
agaché hasta que mi mano se puso en contacto con el mismo cabello y descansó allí. Ella
pareció calmarse un poco, pero no podía esperar hasta que llegáramos a la primera planta.
¡Esos pequeños dedos eran tan fuertes y las uñas afiladas!

Por último, afortunadamente, las puertas hicieron un ding y se abrieron, y los médicos
hicieron su salida, dejándonos a los dos para salir últimas. Tomé un profundo suspiro de
alivio y nos dirigimos hacia la cafetería.

"Está bien, ¿qué te gusta, pequeña?" Le pregunté a la enana rubia, que apenas podía ver
el interior de las vitrinas claras. "¿Te gusta el pavo?" Ella me miró, con una pequeña lengua
rosada saliendo y siendo atrapada entre dos labios. Lo tomé como un sí. Agarrando uno
para ella, enganché un sándwich de atún para mí. Moví nuestra bandeja por la pista
bandejas, parando para tomar un plato de fruta para los dos y una bolsa de papas fritas para
compartir.

Nos conduje hasta la estación de bebidas. Una mujer que lucía aburrida con un gorro de
plástico para cubrir su cabello nos miraba desde detrás del mostrador. Ella estaba esperando
para llenar vasos vacíos con gaseosa, café o té helado. En nuestro caso, con hielo,
recipientes de leche, jugo, limonada y Kool-Aid.

"¿Qué quieres beber, pequeña?" Miré a la chica que tenía el labio inferior capturado
entre los dientes blancos y parejos. "Aquí". La levanté en mis brazos, apoyando a la chica
en mi cadera y señalando las diferentes bebidas. Se mordió en un dedo mientras miraba a
todas las opciones. Extendiendo la mano, la mano se detuvo en un cartón azul y blanco de
leche, pero se veía tan segura. Los ojos azules se movían entre eso y el Kool-Aid. Creo que
la bebida de colores brillantes había llamado su atención.

Mordiendo mi labio, sentí un poco de indulgencia. Volviendo la atención de la niña


hacia las cajas de cartón marrón y blanco en el hielo junto a la leche normal, me agaché
para hablar en su oído.

"Oye, Parker, ¿ves eso? Esa es leche con chocolate". Metí una de las cajas frías, marrón
y blanca. Sus ojos se abrieron y la lengua se asomó de nuevo. Sonriendo, agarré tres de las
cajas de cartón.

Observé con gran interés como Parker abrió todo su sándwich. Miró las diferentes capas
en éste: lechuga, tomate y queso. Tomaba uno, mordiéndola como un pequeño conejo con

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una zanahoria y luego empujar la cosa entera en su boca. Me hizo gracia y estuve encantada
de no creer.

Parker había terminado de mutilar su sándwich y se comió la mayor parte, aunque en


pedazos. Comería poco de pan a continuación, mordería un poco de pavo en rodajas en su
boca en espera, seguido de una rodaja de tomate jugosa. Estaba desconcertada por sus
travesuras, pero la niña estaba comiendo. Eso era todo lo que importaba.

La leche con chocolate parecía estar reservada para el final. La ayudé a abrir la caja de
cartón terca a continuación, Parker tomó un buen trago de esta. Esta vez, sin embargo, no la
arrojó por los lados de su boca. Ella parecía estar suficientemente consciente para no
desperdiciarla. Yo estaba contenta por eso. No quería tener que lavar la ropa cada pocas
horas.

Parker puso la caja abajo, limpiándose la boca con el dorso de la mano. Ella me miró,
con los ojos brillantes, pero con rostro austero. Se parecía mucho a Keller en ese momento.
Toda fuerte, obstinada y estoica.

La chica cerró con suavidad las solapas de cartón de leche de chocolate, aunque sabía
que aún estaba casi llena a la mitad. No pregunté, pero reuní toda nuestra basura.
Encerrándola en el celofán con el que se habían envuelto alrededor de nuestros bocadillos,
espiado el cesto de la basura a no más de tres metros de distancia. En cuanto a Parker, que
me observaba, se me ocurrió una idea.

Agarrándola por la cintura, le entregué el celofán.

"Tírala dentro, chica". Levantando sus brazos, disparó y lo hizo. "¡Hey! ¡Dos puntos de
Parker!" Poniéndola abajo, vi otra sombra de sonrisa. Esto hizo que mi corazón se
derritiera.

***

El viaje en ascensor fue interesante. Me di cuenta de que en cada parada, Parker se había
dado cuenta de que si ella saltaba justo cuando el coche se sacudía, conseguiría la pequeña
mariposa loca batiendo sus alas en su panza.

Totalmente evité el tercer piso y golpeé el nueve en su lugar. Parker me miró con
curiosidad, pero luego, deshilvanado su sonrisa se volvió como llegamos a otro momento
que desafiaba la gravedad. Dio un salto, y así lo hice yo. Sus ojos se agrandaron y se
hicieron redondos y ella saltó de nuevo. La siguiente planta que llegamos, la tomé en

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brazos para que pudiera conseguir aún más de esa sensación de ingravidez. Una vez de
vuelta en el suelo embaldosado, alzó la vista hacia mí y vi la indirecta más desnuda de
dientes blancos.

Una vez más, mi corazón se derritió. Dimos un paseo hacia la habitación de Keller, que
estaba oscura y silenciosa. Las cortinas habían sido retiradas y Keller parecía estar dormida.
Podía sentir a Parker tirar un poco a mi lado, con ganas de volar por encima de su hermana.
Me arrodillé, con un dedo en mi boca, a continuación, puse las manos juntas cerca de la
mejilla para señalarle que Keller estaba durmiendo. Parker asintió, siempre tan sabia en
esos viejos ojos de cinco años. Tomé a la niña en brazos y la puse en la cama junto a su
hermana. Parker inmediatamente se acurrucó junto a ella, con la cabeza apoyada en el
hombro de Keller.

Los ojos azules se abrieron y Keller me miró. Le di una sonrisa que no fue devuelta.

"Les voy a dar a las dos algún tiempo. Voy a ir a dar un paseo o algo así". Ella asintió.
"Nos vemos más tarde".

***

Sabiendo que la enfermera tenía mi número de celular, me sentí segura en dejar a Parker
en las capaces manos de su hermana mayor. Conduciendo la camioneta al hangar,
necesitaba tanto hablar con papá. Era un poco extraño estar en la camioneta sola. Los
últimos tres viajes en esta habían sido ya sea con Keller o Parker.

El edificio grande de metal apareció a la vista, y vi como los aviones del aeropuerto
cercano despegaban, con sus motores casi ensordecedores mientras pasaban. No podía
mantener la sonrisa de mi cara aun si lo intentara. Esta era mi vida. Mi normal vida
familiar, yo-sé-todo-sobre-eso.

Por fin pude suspirar de satisfacción después de sentirme de manera inadecuada e


incómoda durante las últimas cuarenta y ocho horas.

Dando un paseo en la oficina, tomé mi taza y la llené con brebaje añejo y fuerte.

"¿Nunca haces de nuevo café?" Le pregunté a Penny, haciendo una mueca ante el sabor
de alquitrán. Ella me dio la vuelta al dedo mientras hablaba por teléfono y me sonrió. Ah,
estar de vuelta.

Vertiendo toneladas de crema para hacer el sabor manejable, me dirigí hacia la oficina.

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"Hey, Monk", dijo Jerome, sonriendo mientras pasó.

"Hola, chico grande. ¿Dónde está el gruñón?"

"¿Cuál?"

Los dos nos reímos y vi a papá sentado detrás del escritorio a través de la ventana de la
oficina. "Hey, pá". Me dejé caer en la silla frente al escritorio de él. Apenas levantó la vista
para reconocerme, haciendo bailar palillo de dientes entre los labios.

"¿Cómo está la chica?" La gallina tocó el teclado, mirando a través de nuestro plan de
vuelo para el próximo mes.

"¿Keller o Parker?" Pregunté, alcanzando sobre el escritorio para enganchar una barra
energética del cajón superior. Él me espantó y me sentó con una sonrisa maligna.

"Sí", murmuró.

"Bueno, yo sólo vi a los dos, de hecho dejé a Parker con Keller. Ella se ve como la
mierda. Esas heridas están tan oscuras, pero están empezando a tener ese extraño tinte de
color pis, ¿sabes?" Él asintió con la cabeza, todavía sin mirarme. "Creo que ella va a estar
bien sin embargo. El médico dijo que su herida se ve bien y el proceso de curación va bien.
También dijo que quería mantenerla allí durante el resto de la semana".

Esto llamó la atención de papá. "Una semana más, ¿eh?" Asentí.

"Papá, ¿qué estabas pensando ofreciendo pagar sus cuentas del hospital?" Me incliné
hacia delante en mi asiento, con la barra energética olvidada y tirada en el escritorio. Papá
se echó hacia atrás en su silla, suspirando mientras llevaba sus dedos callosos para apretar
el palillo de dientes mutilado entre estos. Me estudió por un momento, con los ojos azules
entrecerrados ojos ligeramente. Yo no di marcha atrás, sólo devolví su mirada franca.

"Esa chica no tiene nada, Monk. Tiene esa hermana pequeña de ella y eso es todo. No
tiene dinero, no tiene apoyo, diablos, apenas tiene ropa o comida". Él se inclinó hacia
delante, con las manos apoyadas sobre el escritorio. "Ellas nos necesitan y yo voy a hacer
lo necesario para ayudarlas". Casi me miró suplicante. Iba a hacer lo que quería hacer, pero
Hangar Davies era mío también, así que tenía que ser una decisión conjunta.

Suspiré, pasándome una mano por el cabello. "Esos van a ser miles de dólares.
Probablemente cientos de miles".

"Lo sé".

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"¿Cómo demonios esperas pagar eso, papá?" Estaba preocupada, pero decidí no
preocuparme por el momento. Yo sabía que papá tenía razón, pero aun así, las cuentas
bancarias no mentían. Estábamos haciendo bien con el negocio, pero no tan bien.

"Esos policías estuvieron aquí antes, también". Papá me miró, aunque me di cuenta que
estaba un poco nervioso.

"Está bien", dije arrastrando las palabras, con esa mariposa loca dejando la panza de
Parker y viniendo a mí.

"He tomado la custodia de Parker hasta que cumpla los dieciocho Keller en unas pocas
semanas".

Me llamó la atención la generosidad de mi padre. Sabía que él era un hombre increíble,


pero esto era irreal. Una lenta sonrisa se extendió por mi cara.

"Dios, eres tan impresionante". Mi sonrisa ahora estaba completa. "Pero papá, no tienes
espacio para ella". Mis cejas se elevaron.

"Bueno, es por eso que ella se quedará contigo".

La sonrisa se deslizó fuera de mi cara.

***

"¿¡Qué diablos!?" Lo seguí a través del hangar, la ira y la preocupación construyéndose


dentro de mí. "¿Por qué hiciste eso, papá? ¡No sé absolutamente nada de niños de cinco
años de edad!"

"¿Por qué no? Fuiste una alguna vez", tiró por encima del hombro. Se dirigía hacia el
helicóptero.

"Papá, no puede hacerme cargo de esa chica. Ella necesita a alguien que esté allí, que
haya hecho eso. ¡Alguien que puede cuidarla y no asustarla como la mierda!" Casi me
encontré cuadrado en mi padre cuando se detuvo bruscamente, volviéndose hacia mí.

Parecía enojado.

"Es por eso que yo te elegí, Garrison. Tienes un gran corazón en el pecho ese obstinado
tuyo. Esa niña ya se siente cómoda a tu alrededor. ¿Te la imaginas a solas conmigo?" Pulsó
en el pecho. "¡Ella estaría aterrado!"

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"Pero dijiste que ella te conocía…"

"Lo hace. Pero no es lo mismo con una mujer. No la sacaste de ese agujero de mierda en
el que estaba para que pudiera estar aún más aterrada de mí". Las venas de su cuello
arrugado estaban de pie al extremo. Toda la actividad en el hangar se había detenido, todo
el mundo mirándonos pelear en la pista. No es que eso fuera terriblemente inusual.

"Papá, nunca he tenido hijos antes. No tengo ningún sobrino para probar esta mierda.
¡No sé qué hacer!"

"Ese es el papel que cada padre toma, Monk. ¿Crees que vienen con un libro de
instrucciones cayendo del cielo con todas las respuestas a las necesidades de crianza?"
Mantuvo sus brazos en la exasperación. "Se aprende sobre la marcha".

"No soy su madre, papá". Bajé la voz, mi ira dando paso a mi miedo.

"Sé eso, chica". Él puso su mano en mi hombro. "Pero eres todo lo que tiene hasta que
Keller se ponga mejor". Con eso, se dio la vuelta y se metió en el helicóptero, dejando que
me quedara ahí, sintiendo que el suelo había caído por debajo de mí.

"Mierda." A continuación, una idea se me ocurrió cuando empezó a despegar. "¿Qué hay
del trabajo?" Grité hacia arriba.

"¡Enhorabuena, acabas de conseguir unas vacaciones!" Gritó él y luego se había ido.

Todo lo que podía hacer era gritar mi frustración. Reggie y Jerome se escondieron.
Chicos inteligentes.

***

El hospital parecía inusualmente ocupado mientras caminaba por sus pasillos, me dirigí
a la habitación de Keller. Odiaba los hospitales. Cuando mi madre estaba enferma, tenía
que llevarla a sus citas en estas mismas paredes. Lois Greene había sido la médico de
mama. La mujer era agradable, aunque incapaz de hacer nada por ella.

Suspiré, empujando mis manos en los bolsillos. ¿Qué diablos iba a hacer con una niña de
cinco años durante toda una semana? ¡Y no cualquier niña de cinco años, sino una que tenía
miedo de todo y de todos, incluida yo! Sabía lo que lo que papá había dicho tenía sentido,
pero aun así.

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Al entrar en la habitación que estaba convirtiendo rápidamente en familiar, vi una


imagen adorable. Keller estaba, por supuesto, de espaldas, pero Parker estaba acurrucada a
su lado, con la cabeza apoyada en el hombro de su hermana mayor. La cabeza de Keller se
apoyaba en los rizos dorados y ambas estaban durmiendo. La respiración profunda y
uniforme, casi me doy la vuelta. En cambio, a sabiendas de que las horas de visita habrían
terminado muy pronto, me senté en la silla junto a la pared que había reclamado como
propia.

Vi el brazo protector que Keller tenía alrededor de su hermana y las diferencias totales
entre sus estados de relajación. El cuerpo de Parker estaba completamente flojo, relajado y
cómodo. Keller se veía tensa y tiesa, incluso dormida. Algo así como un resorte en espiral
firme que saltaban a la vista en cualquier momento. Aunque durmiendo, ella estaba
vigilante y atenta.

Para probar mi punto, los ojos azules de repente me miraban. Le di una sonrisa que no
fue devuelta. Ahogué una sonrisa cuando vi el bigote de chocolate con leche que coloreaba
la esquina de la boca de Keller.

"Hola. No fue mi intención despertarte", dije en voz baja, para no despertar a Parker.
Keller no dijo nada. "El horario de visita terminará pronto. Supuse que Parker está
probablemente bastante aniquilada, y sé que no puedes dejarla aquí contigo".

Keller se me quedó mirando por un momento, tomándome por completo,


dimensionándome. Me sentía como si estuviera siendo devorada lentamente y luego siendo
escupida de vuelta. Fue muy inquietante. Se volvió hacia Parker, empujándola suavemente
y susurrándole algo. La niña de cinco despertó aturdida, con los ojos somnolientos
parpadeando rápidamente, mientras que miraba a su alrededor.

"Escucha, Keller, mi padre y yo hemos hablado, y…"

"Parker se quedará contigo hasta que yo salga de aquí", mi conserje me interrumpió.

Asentí con la cabeza, observando su rostro con cuidado. Esta chica era como una
serpiente: un movimiento en falso y ella te clavaba esos ojos azules increíblemente
intensos. Desconcertante. "Ella es mi hermana", dijo Keller innecesariamente, su voz,
aunque baja, era aguda y posesiva.

"Sé eso, Keller. Ella siempre será tu hermana y tu responsabilidad". Me sentí mal por
esta chica indefensa. Era obvio que teníamos algo de celos pasando aquí. Ella era
probablemente la única que alguna vez se encargó de Parker y ahora sentía que su territorio
estaba siendo pisoteado.

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La pequeña rubia se bajó de la cama y se acercó a mí. Parecía muerta sobre sus pies.
Tomándola de su pequeña mano, le di a Keller las buenas noches y me dirigí a casa.

***

Parker estaba perfectamente dormida en mi cama y era tarde. Esperé hasta que se
desmayara, luego me levanté. Los chicos bailaban con entusiasmo a mi alrededor mientras
me dirigía hacia las bolsas de cosas que había recogido de camino a casa. Sabiendo que no
estaban recibiendo la atención que necesitaban, dejé que ellos arrastran todo mi cuerpo en
el suelo, con las caricias y arrullos para ellos.

"¿Ustedes chicos me extrañaron, ¿eh?" Pasé los dedos sobre las orejas suaves de Tut,
aterciopelada al tacto. Él me miró, con los ojos redondos, grandes y marrones en alerta. "Te
extrañé, también, pequeño hombre". Ahuequé su cabeza y le di un beso fuerte en la parte
superior de la misma, entonces uno a Roy.

Levantándose, me quité los pelos de perro fuera de mis pantalones cortos de franela y
remera, entonces fui de nuevo por las bolsas de plástico. Mis perros, naturalmente, piensan
que son el centro del universo y esperaban no tan pacientemente cuando se dieron cuenta de
lo que les compré. Odiaba ser tan predecible.

"¡Vayan por ello, muchachos!" Arrojé dos huesos de cuero, que se apresuraron a entrar
en sus pequeñas bocas voraces. Los mantuvo ocupados mientras me ponía a hacer lo que
tenía que hacer. Pequeños montones comenzaron a formarse en la mesa de la cocina: esas
cosas de plástico que enchufabas en las tomas eléctricas, una nueva puerta del bebé, esos
clips que eran casi imposibles para los adultos, mucho menos para que los niños entraran en
los gabinetes.

Me apresuré a poner los dos litros de leche en la heladera, seguida por la enorme jarra de
sirope de Hershey que fue puesta en el gabinete. Los otros pocos víveres se pusieron lejos,
entonces decidí abordar los tapones de plástico de la electricidad.

Oí la llave en el momento del desbloqueo antes de que la puerta se abriera y entrara


papá. Lo miré.

"Golpea".

Él murmuró algo en respuesta, luego colgó la chaqueta y el sombrero sobre el perchero


cerca de la puerta. Volví mi atención de nuevo a arrodillarme delante de la entrada por las
escaleras y luché con el plástico apretando las ranuras. Papá estaba de pie tras de mí.

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"¿Qué estás haciendo?" Agarró otro enchufe de la mesa, acercándolo a sus ojos y luego
mirándome. Lo miré por encima del hombro.

"A prueba de bebés", respondí, como si fuera la cosa más normal del mundo.

"¿Tú qué?" La risa de mi padre fue por el camino equivocado. Me puse de pie,
mirándolo desde debajo flequillo demasiado largo.

"¿Qué es tan gracioso, Frank?" Manos en las caderas, esperaba una respuesta.

"Monk, Parker tiene cinco años, no meses". Me mostró el enchufe en la mano. "La niña
no necesita estos". La lanzó de nuevo a la mesa.

"No sé lo que necesita un niño, papá". Me dejé caer en el primer escalón, con un suspiro
de derrota. Me sentía estúpida. Él gimió mientras se sentaba a mi lado, con la escalera
chirriante ligeramente de nuestros dos pesos.

"Lo vas a hacer bien, Monk. Necesitas cuidarla y protegerla. Y darle de comer un
montón de regaliz. Del tipo de color rojo". Me hizo un guiño y me reí.

"Dieta saludable".

"Sí, pero a ella le encanta. ¿Está en la cama?" Miró a su alrededor, Tut y Roy ya estaban
dormidos a sus pies.

"¡Por supuesto! Es más de medianoche. ¿Dónde más podría estar?" Miré totalmente
indignada.

"¿Ves eso? Comenzaste muy bien ya". Sonrió y apoyé la cabeza en su hombro.

"Situación de mierda, papá".

"Eso es, chica". Suspiró, y pude sentir la tristeza que emanaba de él en oleadas. Mirando
su perfil, mis cejas se elevaron.

"¿Qué es?" Se pasó una mano grande a través del cabello canoso, aplanado por el
sombrero que llevaba siempre, excepto en casa. Eso es grosero, sabes.

"Debería haberlo sabido mejor", dijo, casi como si estuviera hablando consigo mismo.
Pude ver los músculos de la mandíbula moverse, las numerosas arrugas que aparecían en la
frente y sus ojos se estrecharon con sus pensamientos. Estaba confundido, pero sabía que
hablaría cuando estuviera listo.

Se tomó un tiempo y me estaba matando, pero no presioné. Se pasó la mano por el


cabello una y otra vez, en un gesto reconfortante.

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"Sabía que algo estaba pasando. Recuerdo el día que Keller fue la primera en aplicar
para ese trabajo". Finalmente me miró, con sus ojos turbados. "Esos ojos. Sólo había algo
acerca de ellos. Vacíos. Al igual que si nunca hubieran visto la luz del día o algo así. No
puedo explicarlo exactamente..."

"Embrujados".

Papá me miró durante un largo momento y luego asintió. "Sí. Embrujados. Debería
haber hecho algo entonces, Garrison. Yo sabía que algo no estaba bien. Cuando vi sus
moretones, demonios, no sé lo que pensé. Pero tenía esa sensación en el estómago, y yo no
la escuché".

"Papá, no hay absolutamente ninguna razón para que cualquiera de nosotros pensara así.
¡Diablos, ni siquiera había visto a la pobre chica hasta hace un mes!" Tiré mis manos para
enfatizar mi punto. "Hay tantos „qué pasaría si‟ en una situación como esta. No se puede
ganar siempre, y Keller está muy bien".

"Pero ¿a qué precio?" Me miró a los ojos y vi la tristeza y pesar allí. "En ese hospital se
encuentra una chica de diecisiete años". Señaló hacia la puerta. "Sola. Ella no tiene un alma
maldita que vaya a verla, que se preocupe por ella. Ese hijo de puta estaba fichado, los
policías me dijeron".

"¿Al Mitchum?"

"Malditamente cierto, Al Mitchum. Keller va a presentar cargos. Pero incluso si no lo


hubiera hecho, ¿crees que si él no lo estuviera iría a ver a su hija? ¡Mierda, él la puso en ese
lugar! ¿Qué clase de hombre podía hacer eso?"

"Papá, tranquilízate. Vas a despertar Parker". Miré por encima del hombro hacia las
escaleras detrás de nosotros para asegurarme que no era el caso. Papá tomó una respiración
profunda mientras ponía sus emociones bajo control.

"Ellas son dos niñas, haré lo que sea, Monk. No las dejaré de nuevo".

"Papá", respiré, cerrando los ojos por el amor que de repente se disparó a través de mí.
"No eres su protector designado, pero vamos a hacer lo que tenemos que hacer, ¿de
acuerdo?" Al abrir los ojos, miré a los suyos doloridos.

Él asintió con la cabeza. "Sabía que podía contar contigo".

***

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Parker me seguía como si fuera un poco de sombra. De alguna manera se había


convertido en una comprensión silenciosa: podría tener los perros en la casa todo el tiempo
que Parker pudiera mantenerse dentro de medio metro de mí. Roy estaba muriendo,
queriendo saber por qué no podía olisquear y jugar con la nueva pequeña persona. Tut
simplemente miraba, enojado de que había alguien más para tomar cualquier atención de su
perfecto beagle.

Hoy era el momento de lavar la ropa, ya que la niña había ensuciado cada pieza de ropa
que le compré la primera noche con una variedad de manchas de comida. Realmente creo
que podía haber tomado todos los restos de comida de la tela y hacer un picnic.

De pie delante de la lavadora, esperé a que se llenara de agua para mezclar la marea con
lejía, agarré un overol de Parker, el que ella llevaba puesto cuando la recogí de su casa.
Éste, al igual que su osito de peluche, era un mosaico de puntos de sutura y parches.
Algunos fueron cosidos toscamente, como si tuviera prisa, mientras que otros habían sido
hábilmente, hechos con amor. No tenía ninguna duda Keller los había hecho.
Probablemente algunos antes que Parker tuviera que ir a la guardería.

El jardín de infantes. Todo había sucedido un jueves y yo no había tenido a Parker hasta
el viernes por la tarde, así que no había tenido que hacer frente a la escuela de Parker.
Había conseguido levantarla y vestirla, lista para un nuevo día. Nos conduje a la Escuela
Primaria Franklin-Stevens cerca de la oficina de correos. Parker se veía bien, obviamente
cómoda con el edificio de ladrillo, que arrastraba a otros niños de su edad y de edad
avanzada. La sostuve de su mano por el camino largo de cemento, flanqueado por la hierba
amarilla del otoño y la cama de flores de vez en cuando.

Aquí estaba lo curioso: desde que Parker había llegado para quedarse conmigo, los
cuatro días, me había vuelto muy aficionada a la chico e incluso más protectora. Mis ojos
recorrieron nuestro alrededor. No sé, supongo que estaba preocupada de que Al Mitchum
vendría a escondidas de los arbustos o algo así. Estúpido, lo sé, pero mi madre siempre juró
que tenía un lado materno en mí en alguna parte.

La escuela lucía como lo había hecho cuando yo había asistido hace muchos, muchos
años. De alguna manera, sin embargo, parecía mucho más pequeña. Interesante. Encontré la
oficina con relativa facilidad, que formaba parte de mi memoria, detrás de las pequeñas
señales cada pocos pasos. Realmente deben tomar a estos niños por idiotas o algo así.

Una secretaria estaba sentada detrás del escritorio largo y alto. Recordé tener que
levantarme de puntillas para ver sobre ella cuando era muy pequeña. ¿Demonios, a quién
estoy engañando? Todavía soy realmente pequeña. De todos modos, de nuevo a la historia

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que nos ocupa. Ella tenía el auricular del teléfono y estaba hablando con alguien sobre un
problema de asistencia. Cubierta con un cabello rojo, la mujer brillaba bajo las luces
fluorescentes del techo, con las cejas depiladas por completo, con un exceso de aumento de
volumen de voz.

"Tiene que estar en clase, señora Allen. Estos son años muy impresionables para los
jóvenes con los hábitos escolares de Donald". Ella esperó, sólo un momento antes de saltar
de nuevo. "No, señora Allen. Su médico no envió una nota y tampoco lo hizo usted. Lo
mismo para usted". La cabeza roja apagó su llamada, con la mandíbula latiendo
frenéticamente mientras escribía algo en su computadora, a continuación, sus afilados, ojos
verdes se movieron hacia mí. Me miró brevemente de arriba abajo a lo que podría
considerarse de Parker, que consistía en la parte superior de la cabeza y parte de sus cejas.

"Hola", miré la placa frente a ella, "señora Schneider. Mi nombre es Garrison Davies y
tengo a Parker Mitchum aquí". Puse la mano en el hombro de la niña. "¿Podría hablar con
el señor Hoff?"

"¿Con respecto? ¿Y dónde está Keller?" Los ojos verdes recorrieron la pequeña oficina
para la morena alta.

"En el hospital".

"Oh, Dios". Se tapó la boca con la mano y asintió. "Deja que lo consiga". Se levantó,
tirando rápidamente su falda en su lugar, a continuación, se escabulló para conseguir el
director que estaba allí cuando asistí a la escuela.

"¿Garrison? Mono de grasa Davies".

Me di la vuelta y una sonrisa inmediata llenó mi cara. Se veía exactamente igual, salvo
por más cabello gris y menos del de él. Su piel oscura parecía bastante suave y libre de
arrugas. La canas en el cabello y más carnes añadidas alrededor de la zona del estómago
eran las únicas etapas visibles de la edad de once años desde que había estado allí por
última vez.

"Hola, señor Hoff. Es bueno verlo". Le sonreí, tomando su mano extendida. Miró hacia
abajo a mi acompañante, que le devolvió la mirada con los ojos muy abiertos. "Usted
conoce a Parker". Él asintió con la cabeza. "¿Podemos ir a su oficina y hablar?"

"Ciertamente. Fran, atiende mis llamadas", le dijo a la pelirroja y luego se dirigió hacia
la oficina del director. "¿Qué pasa?" Preguntó una vez que nos instalamos. Me senté en una
silla frente a su escritorio, Parker estaba a mi lado, negándose a sentarse en mi regazo.

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"Bueno, la hermana de Parker, Keller, está en el hospital. Ellas dos ya no están en su


casa". Lo miré a los ojos oscuros, preguntándome de lo que él era consciente. Se echó hacia
atrás en la silla cubierta de vinilo, apoyando su barbilla hacia arriba en una palma.

"¿De verdad?" De repente, el tono tranquilo y muy grave de su voz, pensé que tenía una
inclinación de lo que había estado ocurriendo. "¿Qué pasó con Keller?"

"Bueno, la verdad es que no creo que sea mi lugar decirlo, señor, pero no hace falta
decir, que su padre está en la cárcel mientras hablamos". Sentí una pequeña mano descansar
en mi brazo, lo que me hizo sonreír.

"Bueno. Era cuestión de tiempo".

"Keller trabaja para mi padre y para mí en el hangar, y papá ha tomado la custodia de


Parker hasta que Keller cumpla dieciocho años en un par de semanas. Yo quería saber si me
estaría permitido recoger a Parker de la escuela y eso".

"Está bien. ¿Cómo está ese viejo aviador de todos modos? Lo vi en ese programa en la
televisión la otra noche". El director sonrió con dientes grandes, casi blancos y cegadores.

Mi sonrisa correspondió con orgullo.

"Lo está haciendo bien. Estamos muy orgullosos de él".

"Lo apuesto. Lamento mucho lo de tu madre, Garrison. Todos nos extrañamos su coraje
en la Asociación de Padres".

"Sí. Echamos de menos su coraje también". Mi sonrisa se volvió triste. "Bien". De pie,
tomé la mano de Parker en la mía. "Esta chica tiene que ir a clase".

"En realidad lo tiene". Él sonrió con amabilidad a mi pequeña compañera.

"Puedes ir, Parker". Le di una sonrisa y le entregué la bolsa de comida que había estado
cargando. Ella la tomó y luego se escurrió de la oficina. Volviendo al señor Hoff, sacudí la
cabeza. "Esa cosita ha sido interesante".

***

Así, mientras que estaba en el cuarto de lavado, miré a ese overol, preguntándome qué
color había tenido. Me di cuenta de que habían sido lavados, pero casi coloco la ropa lavada
en una tabla de lavar con jabón de lejía recordado lo que debía haber parecido después de

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un rato. Los colores se habían desvanecido todos menos un anodino azul apagado.
Cualquier patrón o pequeños característica linda hace mucho tiempo que habían
desaparecido. Los cierres metálicos pequeños también estaban gastados, una vez fueron de
bordes redondos muy mellados y ahora opacos, al igual que su propietaria.

Arrojé la prenda en la lavadora ahora llena, seguida por raído osito de peluche antiguo
de Parker. Tal vez me gustaría comprarle uno nuevo. Había empezado a dormir conmigo
todas las noches, pegada a la orilla de la cama, sin importar lo mucho que trataba de
convencerla que estuviera cómoda. La noche anterior me había sorprendido cuando sentí
una pequeña mano llegando a descansar en mi brazo. Me hubiera quedado de espaldas casi
toda la noche sólo para no moverme y espantarla. ¡Oh, no la lastimaría de vuelta hoy!

Con la lavadora ronroneando, era hora de empezar a limpiar. Era tan difícil de hacer algo
con la niña en casa. Ahora que estaba en la escuela de nuevo durante la semana, tenía toda
la tarde para hacer lo que tenía que hacer, incluyendo molestar a los chicos en el hangar.
Me quedaría con Parker a las dos de la tarde e iría al hospital. Esta era la única vez que
realmente veía algún tipo de sonrisa en su rostro. Me alegraba de ver esa sonrisa.

Una tarde me encontré sentada con papá en el porche trasero de la casa, con los perros
jugando en el patio delante de nosotros. Mi padre masticaba un palillo de dientes y yo
estaba tomando una taza de café. Era un día más frío que cálido y yo estaba contenta por el
corto respiro.

"Entonces, ¿cómo van las cosas con la niña?" Me preguntó, lanzando pelota a Roy como
la enésima vez. El gran perro negro, mezcla de San Bernardo fue tras ella.

"Va bastante bien en realidad. Ella parece estar adaptándose muy bien. No me molesta
tampoco. Ya sabes, ¿tenerla aquí?" Miré hacia él y él asintió.

"Eso es bueno".

"Papá, he estado pensando".

"Uh, oh". Lo empujé con el hombro y él sonrió.

"Voy a pedirle a Keller que se quede una vez que se salga".

Los ojos azules de papá me miraron, estudiándome por un momento. Creo que estaba
tratando de ver qué tan seria era. Me encontré con su mirada, sin retroceder. "Creo que es
una buena idea, de verdad, chica".

"Al menos hasta que pueda mantenerse. No pueden exactamente volver a ese agujero de
mierda que llamaban casa". Estiré las piernas delante de mí, cruzando los pies calzados con
las botas en los tobillos.

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"Nop. Probablemente sea la escena del crimen ahora", dijo, lanzando la pelota cubierta
de saliva una vez más.

"¿Es que nunca te cansas de eso?" Pregunté con diversión.

Él sacudió la cabeza. "Nah. Amo a mis nietos". Me guiñó un ojo, luego tomó el extremo
de la cuerda que le ofreció Tut. Papá la tomaba en un tira y afloja con el beagle, repleto de
gruñidos.

"¿Piensas que accederá?" Lo miré, preguntándome si el perro ganaría.

"Ella podría hacerlo. Tal vez sí".

***

Mi estómago estaba lleno de mariposas, y no era a partir de las siete plantas adicionales
que hicimos en el ascensor, tampoco. Parker agarró con fuerza a mi mano como hicimos
nuestro camino por el pasillo ahora muy familiar de la planta de Keller. El personal ya lo
conocía bastante bien por ahora, siempre saludando y dando a Parker dulces sonrisas.

La sala de Keller estaba oscura, como siempre. La sombra siempre era retirada hasta la
mitad, sus ojos azules fijos en la parte restante de la ventana. Hoy no era la excepción. Nos
vio llegar cuando oyó el golpeteo de los pies pequeños de Parker corriendo a través de la
baldosa pulida. La chica saltó sobre la cama de Keller, envolviendo sus brazos alrededor
del cuello agradecida de su hermana mayor.

La conserje sonrió, acariciando la nariz de su hermana con la suya.

"¿Cómo estás hoy, Keller?" Me senté en mi silla, cruzando el tobillo sobre la rodilla.

"Muy bien", dijo ella, con su voz baja y sin emociones. Se estaba volviendo habitual.

"Quería hablar contigo acerca de algo". Me incliné hacia delante en la silla y me miró,
sólo luciendo la mitad interesada. "Como estoy segura de que estás consciente, saldrás
fuera de aquí mañana por la tarde". Tragué. Por alguna razón, esta chica me ponía un poco
nerviosa. "¿Cuáles son tus planes cuando salgas?"

"Ir a casa", dijo simplemente.

"¿Dónde está eso?"

Ella me miró como si yo fuera idiota. "Dónde has recogido a Parker".


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"Keller, ese lugar es un agujero de rata. Se está prácticamente cayendo. Además, la


policía lo tiene acordonado como una escena del crimen. No puedes volver. Al menos, no
todavía".

"¿Un agujero de rata?" Su voz estaba teñida de rabia e incredulidad, como si estuviera
sorprendida que yo dijera algo negativo de su casa, sin importar lo desagradable que era.
Ella resopló. "¿Cómo te atreves a decir algo acerca de cómo y dónde vivo?"

"Keller, no es habitable. Vi el interior de ese sitio cuando hablé con tu padre. Apenas
hay algo en su interior, y lo que hay, está roto o huele a pis". La morena entrecerró los ojos
y tapó los oídos de Parker.

"¡Vete a la mierda! ¿Cómo te atreves a juzgarme? ¿O dónde vivo? Ese ha sido mi hogar
durante diecisiete años. No todos nosotros hemos sido bendecidos con el palacio donde
creciste. ¿Y en cuanto a lo que haremos? No necesito tu ayuda. Voy a encontrar un puto
departamento". Ella dejó los oídos de su hermana, que recibe una extraña mirada de la
pequeña rubia.

Suspiré, pasándome una mano por el pelo. Yo quería gruñir. "Está bien, espera un
segundo. Lo siento, ¿de acuerdo? No estaba tratando de juzgarte. No es tu culpa lo que ha
pasado. Todo lo que quiero hacer es ayudar".

"No necesitamos tu ayuda. Y ¿qué importa de quién es la culpa? ¿Significa que echando
la culpa mi casa se parecerá más a la tuya? ¿Significa que echando la culpa mi vida será
más como la tuya? ¿Significa que Al de alguna manera se convertiría en Frank? Sé
realista". Se volvió hacia su hermana, enterrando su nariz en el cabello grueso y fragante.
Parker había encontrado su osito de peluche más fascinante. Desde que lo había lavado y
descubrí que el oso era en realidad azul, estaba sorprendida. Era casi como si hubiera
conseguido un nuevo juguete de marca abrazos. La chica no estaba escuchando una palabra
de lo que decíamos.

"Keller, no seas tonta. No tienes el dinero para conseguir un departamento. No es barato


comenzar en un lugar. Y sí, puede que haya tenido suerte con mis padres, pero no creo mi
vida haya sido perfecta tampoco. Mira, esto no es un concurso de cagadas". La miré
fijamente, esperando que me mirase. Ella se negó. "Independientemente de lo que puedes
pensar que necesitas, piensa en Parker, en lo que ella necesita".

Keller sacudió la cabeza. "Juegas sucio". Su voz era suave. "Teniendo en cuenta que tu
padre tiene la custodia de mi hermana hasta que yo tenga dieciocho años, diría que esto es
poco discutible, ¿no te parece?" Finalmente me miró. "Tienes dos semanas antes de que
cumpla los dieciocho. Entonces nos vamos". Eso fue todo, se volvió su atención de nuevo a
Parker, y yo había sido despedida de manera efectiva.

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"Dos semanas". Probé las palabras en mi lengua. "¿Qué tal un mes? De esa manera
podrás ahorrar más dinero". Ella resopló.

"Esto no es una negociación. No necesitas preocuparte por mis finanzas. Lo haré. Dos
semanas". Era el final.

¡De todos los malhablados adolescentes, ingratos y molestos! Grité dentro de mi propia
cabeza. Esta pequeña mierda iba a molestarme y enojarme de verdad. Fue sólo debido a
Parker que no le dije más mierda y lo averiguaba por su cuenta. En lugar, tomé otro aliento.

"Está bien. Dos semanas". Con eso, me levanté para darles a las hermanas su tiempo a
solas.

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PARTE 5

CONTINUARÁ
04/05/2016
(Ya perdí un montón de trabajo por hacer esto. No me fastidien con tonterías ¿ok?)

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