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Atributos de Dios: Unidad

por J AIM E el 8 ABRIL, 2013

Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová


uno es.
(Deuteronomio 6:4)
Nosotros no adoramos a un grupo de dioses. Nosotros
adoramos a un solo Dios – el único Dios.

La unicidad de Dios se refleja en toda nuestra vida


como cristianos. De hecho, el siguiente versículo en
Deuteronomio explica nuestra devoción dedicada a este
único Dios.

Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de


toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
(Deuteronomio 6:5)
Como Dios no es dividido, tampoco es nuestra
adoración.
El hecho de que Dios es una perfecta unidad se refleja
en la unidad de la Iglesia. Escuche a las palabras de
Pablo:

Yo, pues, prisionero del Señor, les ruego que ustedes


vivan de una manera digna de la vocación con que han
sido llamados. Que vivan con toda humildad y
mansedumbre, con paciencia, soportándose unos a
otros en amor, esforzándose por preservar la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz.

Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también


ustedes fueron llamados en una misma esperanza de
su vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está
sobre todos, por todos y en todos.
(Efesios 4:1-6)
En esta porción de Efesios – bueno, en todo el libro –
Pablo habla acerca de la Trinidad – Padre, Hijo y
Espíritu. Lo asombroso es que la Trinidad de ninguna
manera quita de la unidad de Dios.

La Trinidad no son tres dioses. No es tres partes de


Dios.

Lo mismo sucede con los atributos de Dios. No son las


diferentes “partes” de Dios.

Todos los atributos de Dios están en perfecta


unidad. Al igual que no puede haber conflicto de los
atributos, no puede haber división.

Por eso, cuando estamos hablando de los atributos, no


podemos decir que un atributo es “más importante”, o
que Dios es a veces así, pero a veces diferente. Todos
los atributos son siempre en Dios. Podemos hablar de
diferentes atributos como Dios nos las reveló a
nosotros. Pero no podemos pretender que todos son
cosas separadas.

El Padre, el Hijo y el Espíritu nunca están en


conflicto. Son perfectamente uno. No hay nada como
nuestro Todopoderoso Dios en el universo.

A pesar de que nada es como Dios, podemos reflejar


este atributo en nuestro mundo.

La iglesia es un ejemplo. Cuando vivimos en unidad,


imitamos un la unidad de la Trinidad.
Un esposo y una esposa, que vive en el amor como
“una sola carne”, también puede mostrar la relación
perfecta entre el Padre, el Hijo y el Espíritu (Marcos
10:7-9).
De la misma manera, Cristo se unifica con la Iglesia
(Efesios 5:31-33).
Ninguna otra cosa es como Dios en unidad. Pero su
unidad relacional se muestra en su amor por su
pueblo, y nuestro amor por los demás en la Iglesia.

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