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Efectos psicológicos de la institucionalización en niños, niñas y adolescentes

Carolina Valbuena Arango1


Jorge Saldarriaga2

Resumen

El interés del artículo, se centró en la revisión de los efectos psicológicos de la

institucionalización de niños, niñas y adolescentes, a partir de la Ley 1098 de 2006, los

lineamientos que establece el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, y con el insumo de

diversos autores que plantean posturas a favor y en contra de la institucionalización. El sistema

familiar de NNA vinculados a un proceso administrativo de restablecimiento de derechos cuenta

con factores de vulnerabilidad que conllevan el retiro y permanencia en el entorno institucional.

La institucionalización es cuestionada por los efectos psicológicos que se le atribuyen de manera

exclusiva. En la revisión se identifica que las dificultades a nivel comportamental, social y

patológicos tienen influencia de factores previos de orden familiar, social y personal. Por lo tanto

la institucionalización y situaciones de maltrato intrafamiliar constituyen factores

desencadenantes y de mantenimiento de los efectos psicológicos que presentan los NNA.

Palabras claves: institucionalización, maltrato intrafamiliar, efectos psicológicos, infancia y


adolescencia.

Abstract

The review article is focus on the psycological effects over boys, girls, and teenagers after

being admitted to an institution to recieve protection of domestic abuse. The theoretical basis are

the guidelines established by the colombian Law for child and adolescence, and Instituto

Colombiano de Bienestar Familiar, such as the approaches of authors whom are against and in
1
Psicóloga. Universidad Católica de Pereira. Aspirante al título de especialista en psicología clínica con énfasis en
psicoterapia con niños y adolescentes.
2
Asesor Artículo de grado
favor of the protective institutionalization. It’s found that, behavioral, social and pathology

problems are not exclusive responsability of instituctional meassure, be cause there are familiar,

social and personal influences, so the institutionalization and domestic abuse prolongs the

psychological effects on this population.

Keywords: institutionalization, domestic abuse, psychological effects, childhood and

teenagehood.

1. Introducción

En el presente artículo se realiza la revisión documental con el objetivo reconocer los

efectos psicológicos atribuidos a la institucionalización de los niños, niñas y adolescentes (NNA)

vinculados a un proceso de restablecimiento de derechos por situaciones de maltrato en el medio

familiar. El ingreso a una institución de protección la ordena una autoridad competente ante la

permanencia de situaciones de vulneración en el medio familiar, cuando las estrategias y

acompañamiento interdisciplinar en cada uno de los niveles de atención no han permitido su

modificación o por carencia de una red familiar de apoyo. Sin embargo, a la institucionalización

se le atribuye la ruptura de los vínculos con sus figuras parentales o de cuidado, y posibles

efectos psicológicos como los planteados por Delgado et al. (2012), quienes refieren que “un

mayor tiempo en acogimiento residencial se asocia a mayores problemas de conducta y

agresividad” (p.167). La revisión documental permite reconocer la influencia de la familia y

otros factores psicosociales previos a la implementación de la medida institucional, que pueden

dar lugar a un deterioro de los vínculos entre NNA y su familia o cuidadores, aun permaneciendo

bajo su cuidado, así como también a efectos psicológicos que han sido atribuidos de manera

exclusiva a la institucionalización.
El Congreso Nacional colombiano sanciona el Código de infancia y adolescencia bajo la

Ley 1098 del 2006, la cual establece que los derechos del NNA son de interés superior y dicta las

normas para la protección integral, la garantía y el ejercicio pleno de estos, así como su

restablecimiento, en ejercicio de corresponsabilidad entre la familia, la sociedad y el Estado. La

Ley estipula que el ICBF en representación del Estado, definirá los lineamientos técnicos que las

entidades involucradas deben cumplir durante los procesos de restablecimiento de derechos.

Los lineamientos técnicos del ICBF definen un conjunto de acciones planificadas y

organizadas de orden técnico, administrativo, financiero y legal para posibilitar la

implementación de la normatividad vigente. El modelo de atención contempla cuatro niveles de

intervención: individual, familiar o red vincular de apoyo, comunitaria y social; que se abordan

en cada una de las modalidades: ubicación inicial, apoyo y fortalecimiento a la familia, apoyo y

fortalecimiento en medio diferente al de la familia de origen o red vincular; y que implican la

implementación de las medidas de restablecimiento de derechos. Las modalidades y las medidas

se definen a partir de las características del NNA y las condiciones técnicas específicas

requeridas para desarrollar el proceso de atención (ICBF, 2016).

Algunas medidas que decreta la autoridad competente implican la ponderación de un

derecho respecto a otro; como la institucionalización de NNA expuestos a situaciones de

maltrato en el medio familiar, donde prevalece el derecho a la integridad frente al derecho a tener

una familia y no ser separado de ella, dado que la familia no contaba ni se movilizo para contar

con las condiciones necesarias para la protección integral y garantía de derechos, generando

situaciones de riesgo y de vulneración. Sin embargo hay planteamientos que le han atribuido a

esta medida consecuencias o efectos negativos que ameritan ser identificados, principalmente
aquellos de orden psicológico, por el impacto pueden tener en la vida y desarrollo de NNA como

ya se ha referido en relación al maltrato.

La medida de protección surge para contrarrestar las altas cifras resultantes de procesos

interpuestos a causa de maltrato de los NNA en su medio familiar; el Fondo de la Naciones

Unidas para la Infancia (Unicef, 2014) concluyó mediante un análisis estadístico sobre la

violencia contra niños en 195 países que 6 de cada 10 niños del mundo, con edades entre 2 a 14

años, sufren de manera periódica castigos físicos a manos de sus cuidadores; en 23 países, la

aplicación de castigos físicos severos está generalizada, con más de 1 de cada 5 niños afectados.

Las agresiones físicas en ocasiones van acompañadas por maltrato psicológico, afectando al 17%

de los niños en 58 países. 1 niña de cada 10, en todo el mundo ha sido víctima de relaciones

sexuales forzadas y otras agresiones sexuales en algún momento de sus vidas. La violencia o

maltrato infantil, en algunos casos, tiene una justificación validada en los contextos sociales,

como lo refiere la Unicef (2014), 3 de cada 10 adultos creen que el castigo físico es necesario

para criar bien a los niños.

En las estadísticas a nivel nacional queda también en evidencia la prevalencia del

maltrato infantil, cuando el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en el año 2016

informa que 34.3% de los habitantes del país son niños, niñas y adolescentes (NNA); el 33.3% se

encuentran entre los 0 y 5 años; el 66.6% entre los 6 y 17 años, y que contrario a las políticas de

protección integral para NNA promovidas por la institución, el ICBF da a conocer que 12.173

eventos de violencia en el ámbito familiar implicaron y afectaron a NNA.

La revista Forensis (2015) refiere que el 67,14% de los dictámenes realizados a NNA en

el año 2014, fueron por diferentes tipos de maltrato, donde los adolescentes presentan mayor
porcentaje de casos reportados con un 47.0%. Se identificó el mayor número de agresiones a los

NNA tienen lugar en su núcleo familiar, donde el padre y la madre, son los presuntos agresores,

con un 33,37% y 31,23%, respectivamente, siendo el lugar de su vivienda el sitio donde se

efectúan el 88% de los casos de maltrato. El 8,17% de los casos recibidos en el 2014, presento

algún factor de vulnerabilidad, el factor con mayor porcentaje, es encontrarse en condición de

abandono o bajo protección de ICBF, con un 39,65%.

El maltrato y otras condiciones que generen inobservancia, amenaza o vulneración de los

derechos de NNA, especialmente cuando se presenta en el contexto familiar, conlleva una

corresponsabilidad por parte del Estado y su red institucional para modificar las condiciones que

influyen en su ocurrencia, y es el ICBF quien define los parámetros y condiciones para garantizar

el ejercicio de todos los derechos de NNA, asegurar su protección integral y el efectivo

restablecimiento de los derechos que han sido amenazados, inobservados o vulnerados mediante

el PARD (proceso administrativo de restablecimiento de derechos), que brinda las directrices a

las autoridades competentes para la aplicación de las medidas necesarias (Ley 1098, 2006).

El ICBF (2016), reporta que en el periodo comprendido entre el año 2008 y el 2015 los

PARD presentaron un incremento a nivel nacional desde 17.330 casos para el año 2008 hasta

36.370 en 2015, con un total de 224.596 beneficiarios. En concordancia con la tendencia

nacional, Risaralda reportó 695 casos en el 2008 hasta alcanzar 1.102 en el año 2015, con un

total de 7.020 PARD durante ese periodo. ICBF señala que los principales motivos de ingreso a

PARD, en el periodo comprendido entre noviembre 2014 a noviembre 2015 son la violencia o

abuso sexual; maltrato físico y psicológico; las condiciones especiales de cuidadores como

enfermedades físicas o mentales que conllevan a maltrato por negligencia; consumo de


sustancias psicoactivas por parte de los padres o cuidadores; y, por último, situaciones de

amenaza a la integridad cuando ya se evidencian consecuencias físicas, psicológicas o mentales

relacionados con la vulneración de derechos o el maltrato.

Las cifras internacionales y nacionales dejan en evidencia que la población infantil se

enfrenta a situaciones de riesgo donde sus derechos pueden ser inobservados, amenazados o

vulnerados en relación con el maltrato en el entorno familiar, adquiriendo mayor importancia que

en otros grupos etarios por sus repercusiones en el desarrollo y los aprendizajes que tienden a

replicar historias o estilos de vida que no posibilitan procesos de convivencia e interacción

basados en habilidades sociales, repertorios conductuales que brinden estabilidad emocional;

pero en especial por la imposibilidad que tienen NNA de identificar, evitar y/o erradicar el

maltrato intrafamiliar o las condiciones que lo propician, ya que “ser víctima de abuso o

abandono es algo que el niño no pidió, no mereció y nunca quiso. El niño, aún el adolescente,

carece de la capacidad para detener esto” (Wekerle et al., 2007, p. 3).

Se hace necesario reconocer las implicaciones o consecuencias que trae consigo el

maltrato para NNA, porque puede generar lesiones físicas, consecuencias psicológicas y

psiquiátricas agudas, que podrían repercuten en el desarrollo neurológico, cognitivo y emocional,

así como en su salud en general. La OMS (2009) enfatiza en “la gravedad del maltrato infantil

como problema de salud pública, de derechos humanos, jurídico y social que ha sido reconocido

internacionalmente (p.7)”, de allí que el maltrato infantil sea prioridad en la agenda política

internacional, social, comunitario e institucional, ya que, en sus diversas manifestaciones, coarta

el desarrollo armónico de las nuevas generaciones.


En procura de erradicar el maltrato del que son objeto los NNA, brindar herramientas de

afrontamiento para las consecuencias que pueden devenir de estas experiencias y brindarle

protección integral, favorecer la garantía y el ejercicio de sus derechos, así como su

restablecimiento, se definen medidas de restablecimiento de derecho que vayan en concordancia

con la vulneración. Las medidas que implican el retiro del NNA del medio familiar son

ampliamente cuestionadas en investigaciones y estudios que se han realizado sobre este tema por

las consecuencias que posiblemente devienen de su implementación, pese a las condiciones de

vulneración que la familia ha propiciado y al reconocimiento que ya se ha hecho sobre las

consecuencias que conllevan y que amerita esta medida.

Para la revisión documental se adelantó la búsqueda de artículos de investigación

consultando bases de datos en línea como Redalyc, Scielo, Dialnet, Psicothema, entre otras,

usando como filtro las palabras clave contempladas efectos, consecuencias o cambios

psicológicos, institucionalización, niños y adolescentes con fecha de publicación no mayor a una

década. Las escasas fuentes encontradas con estos criterios, amerito no incluir en la búsqueda el

termino efecto psicológico para la búsqueda, dada la escasa información encontrada que hiciera

referencia directamente sobre las consecuencias que son atribuidas a la institucionalización. Los

artículos sometidos a revisión fueron aquellos que abordaban la institucionalización de NNA,

utilizando una rejilla de reseñas, donde se consignaba información de aquellos artículos que

fueron pertinentes al analizar e se debían incluir en el presente artículo.

.
2. Marco Teórico

2.1 Maltrato

La implementación de medidas de protección a favor de NNA a través del Estado como

mediador y facilitador para el restablecimiento de derechos, implica la existencia previa de

situaciones y/o condiciones familiares, sociales o institucionales que dan lugar a la amenaza,

riesgo o vulneración de sus derechos como resultado de diversos factores, contextos y actores

que pueden intervenir en dicha vulneración. El medio familiar de NNA que fueron retirados y

ubicados en medio institucional además de no ser garantes, no favorecen u obstaculizan el

adecuado desarrollo físico, cognitivo, emocional y social, por los escasos recursos personales y

sociales de sus miembros, historias de vida que no han logrado elaborar y la permanencia de

patrones relacionales y conductuales que mantienen las condiciones de vulnerabilidad, como

ocurre en el maltrato. La OMS (2014, p.1) refiere el maltrato infantil como:

Los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años… que

causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en

peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o

poder.

Se realiza una clasificación de los tipos de maltrato partiendo de las dimensiones

humanas afectadas, presentadas en las siguientes tipologías: el maltrato físico, psicológico o

emocional, sexual y por negligencia. El maltrato físico, resulta de fácil reconocimiento por las

marcas o huellas visibles que dejan en la piel, implica el “uso deliberado de la fuerza física
contra un niño de modo que ocasione perjuicios para la salud, la supervivencia, el desarrollo o la

dignidad del niño” (OMS, 2009, p.10).

El maltrato psicológico o emocional, por conllevar consecuencias que no se pueden

observar y por estar implícito en otros tipos de maltrato, es identificado con mayor dificultad; la

Asociación internacional para la prevención del abuso y negligencia infantil, citado por

Arruabarrena (2011), lo define como no proporcionar condiciones apropiadas para su etapa de

desarrollo o actos que le provocan daño y que no le permitan adquirir o potenciar sus

competencias emocionales y sociales, pese a que sus figuras cuidadoras se encuentran en

condiciones de hacerlo y, donde además, existe una relación de responsabilidad, confianza o

poder.

La negligencia o abandono, constituye otra forma de maltrato mediante la omisión de

responsabilidades y obligaciones por parte de padres o cuidadores hacia NNA, según

Arruabarrena y de Paúl (1999), citado por Moreno (2002, p.135), además de no suplir sus

necesidades de orden emocional, se da lugar a una:

Situación de desprotección donde las necesidades físicas básicas del niño

(alimentación, higiene, vestido, protección y vigilancia en las situaciones potencialmente

peligrosas, educación y/o cuidados médicos) no son atendidas temporal o

permanentemente por ningún miembro de la unidad donde convive el menor.

Wekerle et al. (2007) expone que en el abuso sexual los NNA se conciben como objetos

de gratificación donde las concepciones e imaginarios sobre la infancia y/o adolescencia no

corresponden a característica ni necesidades reales de NNA, especialmente sobre su desarrollo


psicosexual, razón por la cual el Ministerio de Salud (2000), citado por Secretaría seccional de

salud y protección social de Antioquia (2011), define el abuso sexual como todo acto de tipo

sexual, con o sin contacto, entre un menor de edad y una persona adulta, donde se pretende

satisfacer las necesidades sexuales de la persona abusadora o de un tercero, mediante la coerción

física, psicológica o emocional, utilizando la fuerza y el poder, aprovechando la situación de

indefensión generada por una relación de desigualdad

El maltrato y sus tipologías puede surgir en los diferentes contextos en los que se

desenvuelven los NNA, incluyendo el familiar, dando lugar al maltrato intrafamiliar o también

reconocido como violencia intrafamiliar, definida por Almenares, Louro, y Ortiz, (1999) como:

Toda acción u omisión cometida en el seno de la familia por uno o varios de sus

miembros que de forma permanente ocasione daño físico, psicológico o sexual a otros de

sus miembros, que menoscabe su integridad y cause un serio daño a su personalidad y/o a

la estabilidad familiar.

Por lo tanto, el maltrato intrafamiliar de los NNA implica que los padres y cuidadores

como figuras responsables no procuran la satisfacción de sus necesidades desde el

reconocimiento de sus características personales y su etapa de desarrollo, causando un daño de

mayor incidencia en la vida de NNA porque son sus figuras afectivas más importantes quienes

dejan de cumplir sus funciones para contribuir y facilitar en su proceso de desarrollo y

formación, propias para su edad.

2.2 Infancia y adolescencia


La infancia y adolescencia son reconocidas como etapas del ciclo vital, de las cuales

depende la evolución posterior en las dimensiones motora, lenguaje, cognitiva y socioafectiva.

La infancia consta de dos momentos; la primera infancia comprendido como el periodo

de crecimiento y desarrollo desde la gestación hasta los 7 años, que se caracteriza por la rapidez

de los cambios que ocurren y donde el ente socializador es la familia; y la segunda infancia

concierne a las edades entre los 8 y los 10 años, donde el ente socializador es la escuela, que

además le permite desarrollar sus potencialidades heredadas o adquiridas y los capacita para

integrarse a la comunidad con sentido constructivo para sí y los demás (Jaramillo, 2007).

La adolescencia, constituye un periodo de crucial importancia, que la OMS (2009) define

como el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes

de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años, se trata de una de las etapas de transición más

importantes en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento

y de cambios, que van más allá de la maduración física y sexual y que implica una posterior

transición hacia la independencia social y económica, el desarrollo de la identidad, la adquisición

de las aptitudes necesarias para establecer relaciones de adulto y asumir funciones adultas y la

capacidad de razonamiento abstracto.

Reconocer las características y cambios asociados a estas etapas del ciclo vital, permite

reconocer la incidencia de factores de vulnerabilidad y situaciones de riesgo en el desarrollo de

competencias y habilidades para etapas posteriores y por ende de la vida adulta. Favoreciendo la

implementación de nuevas prácticas para la protección integral, definida por la ley 1098 de 2006

como el reconocimiento de NNA como sujetos de derechos, a quienes se les debe la garantía y

cumplimiento de los mismos, así como la prevención de su amenaza o vulneración y la seguridad


de su restablecimiento inmediato cuando una autoridad competente defina la existencia de

amenaza, inobservancia o vulneración, para posibilitarle el bienestar físico y psicológico a NNA.

La edad cronológica y la etapa de desarrollo de NNA al momento de afrontar eventos

estresores como una vulneración o el retiro del medio familiar y ubicación en el medio

institucional, influirán en los cambios posteriores que puedan surgir en su conducta, emoción y

cognición. El aumento de la edad en la población atendida incrementa la dificultad de la tarea

educativa, al presentarse conflictos de mayor intensidad e historias de aprendizaje inadecuadas

más consolidadas y resistentes a la intervención (Bravo y del Valle, 2009)

2.3 Proceso administrativo de restablecimiento de derechos (PARD)

Las autoridades competentes para iniciar y adelantar un proceso administrativo de

restablecimiento de derechos (PARD) son los defensores de familia y comisarios de familia,

quienes sustentan las medidas de protección o de restablecimiento adoptadas a favor de NNA, en

los conceptos de su equipo interdisciplinario conformado por psicólogo, trabajador social y

nutricionista, quienes emiten conceptos profesionales sobre el estado de derechos de un NNA,

cuando una persona del grupo familiar primario o extenso, la comunidad o un ente institucional

del entorno donde se encuentra el NNA pone en manifiesto ante la autoridad competente una

situación irregular que han identificado y afecta el bienestar de un NNA. En caso de no estar

presentes estas autoridades, será el inspector de policía quien asumirá la función.

En caso de encontrar amenazados, inobservados o vulnerados derechos en NNA, se

apertura un PARD, que constituye un conjunto de acciones sistemáticas orientadas a garantizar la

atención integral y el restablecimiento de derechos de toda la población con edades


correspondientes a la infancia y adolescencia, esto mediante la promoción de entornos de

protección y el fortalecimiento de habilidades, empoderamiento de los recursos de orden

individual, familiar y redes socio comunitarias e institucionales, posibilitando aprendizajes

significativos que permitan la garantía de derecho. El PARD deberá adelantarse en un término de

4 meses posterior a la solicitud o a la apertura del mismo, se podrá extender por 2 meses (Ley

1098, 2006, citado por ICBF, 2016).

Cuando la protección integral y garantía de derechos de NNA no se da en el medio

familiar y se mantiene condiciones y dinámicas que perpetúan el motivo de ingreso al PARD y

por ende la vulneración de sus derechos pese al acompañamiento interdisciplinario, y la

autoridad competente no cuenta con otras figuras de apoyo en la red familiar que asuma el

cuidado y protección de NNA, se puede optar por el retiro del medio familiar y ubicarlo

temporalmente en modalidad hogar sustituto, medio institucional o institución especializada. La

ubicación por fuera del medio familiar pretende continuar el proceso de atención de NNA y su

familia o red vincular de apoyo para el restablecimiento de derechos, sin que el NNA

permanezca en la situación de riesgo o de vulneración, reduciendo el impacto de la exposición a

la situación de riesgo y movilizar los recursos necesarios para salvaguardas los derechos y

libertades de NNA (Ley 1098 de 2006, citado por ICBF, 2016).

La normatividad y procesos que se han definido para la protección y restablecimiento de

derechos de NNA en Colombia vinculan al sistema familiar en cada una de sus etapas de

atención, reconociendo la importancia del grupo familiar de origen o biológico como referente

afectivo para el desarrollo integral de NNA (Bravo y del Valle, 2001; Ocón, 2004; Gómez y

Berástegui, 2009; López et al., 2013), teniendo como propósito capacitarlos, orientarlos y
empoderarlos con el fin de favorecer y mantener el restablecimiento de derechos y el bienestar

integral de NNA pero además de reducir el riesgo de reincidencia en la vulneración que dio

inicio al PARD o que se presenten nuevos ingresos al sistema de protección por otros factores.

Gómez, y Berástegui (2009) señalan que a permanencia en el núcleo familiar es un

derecho del NNA que conlleva responsabilidades por parte de los padres, familia extensa o

cuidadores permanentes, asumiendo su cuidado y la satisfacción de sus necesidades de orden

físico y emocional para potenciar su desarrollo. Ocón (2003), complementa que allí surgen las

medidas de restablecimiento que se toman en primera instancia, busquen empoderar a padres y

cuidadores para garantizar los derechos de NNA, cuando éstos aún se encuentran bajo el cuidado

de sus padres, y evitar el desarraigo familiar, social y en ocasiones cultural que, de acuerdo a lo

escrito por Bravo y del Valle (2001), puede ocasionar la ubicación de NNA en medios

institucionales.

No en todos los casos el grupo familiar asume el rol y funciones para proporcionar

bienestar y protección a NNA, dando lugar a situaciones donde la permanencia de NNA en su

medio familiar no es posible, dada la gravedad de la vulneración o daño, la recurrencia de la

vulneración por parte de la familia o su no participación en el PARD, lo que conlleva a cambios

en la medida de restablecimiento y optar por el retiro del medio familiar con el fin de favorecer

las condiciones para el restablecimiento y garantía de derechos (Bravo, y del Valle, 2001; Pineda

y Moreno, 2008; Ochotorena, 2009; Gómez y Berástegui, 2009). Las relaciones que se

establecen por un vínculo consanguíneo, por la convivencia e incluso por los afectos que se

suscitan en la interacción no son condiciones que garanticen la implementación de acciones a


favor del NNA, su desarrollo y protección, de allí que sea necesaria la intervención de los entes

institucionales y autoridades competentes para su protección y restablecimiento de derechos.

El PARD y las medidas que en él se decretan, deben cumplir con unos tiempos de ley que

se han establecido para definir el reintegro al medio familiar o para que se ordene una nueva

medida, la declaratoria de adoptabilidad, que implica para el niño la separación definitiva de su

familia biológica (Flórez, 2014, p.1). Son las instituciones, en representación del Estado

colombiano, quienes asumen el cuidado personal de NNA de manera temporal mientras se

gestiona una posible adopción por parte de una familia que garantice sus derechos favoreciendo

su desarrollo integral, acorde a su ciclo de vida o hasta que cumpla su mayoría de edad y por

contar con recursos de afrontamiento para ejecutar su proyecto de vida egrese del medio

institucional y finalice el PARD.

2.4 Efectos psicológicos del PARD

Hay posturas radicales sobre la institucionalización, que hacen énfasis en las dificultades

que persisten en la intervención y acompañamiento de NNA desde la modalidad institucional,

acentuando un pesimismo en torno a la función que cumple esta medida de restablecimiento de

derechos, planteando que la garantía plena de sus derechos no es posible bajo condición de

aislamiento familiar y social (Bravo, A. & Del Valle, J. F., 2009; Grosman, C. P. 2009).

Mientras que otras, reconocen los esfuerzos hechos por promover, desde el ámbito legislativo,

mejores condiciones en la atención y acompañamiento de NNA que se encuentran en las

instituciones de protección, logrando un impacto en las prácticas de los profesionales que allí

laboran y que favorecen unas mejores condiciones durante la permanencia de NNA en el sistema
de protección (Ocón, J.O., 2003; Bravo, A. & Del Valle, J. F., 2001, 2009; Gómez, B. y

Berástegui, A., 2009; Adams, J. A., 2010; Cruz, L., 2011).

Estás dos posturas siguen cuestionando el alcance de la modalidad institucional para el

restablecimiento y garantía de derechos al identificar posibles implicaciones negativas en

desarrollo integral de NNA, especialmente de tipo psicológico, por la pérdida de referentes

afectivos que no son sustituidos y conllevan a escasos recursos de afrontamiento para

condiciones que se presentan en la institución y posterior al egreso. Reconocer que existen

consecuencias a mediano y largo plazo por la implementación de esta modalidad de atención de

los NNA, no implica desconocer que previamente se vieron abocados a situaciones de maltrato

en su medio familiar, por lo tanto, se presenta como necesaria la indagación sobre los efectos

psicológicos que conlleva la implementación de la medida institucional en NNA.

El concepto “efecto psicológico” evidencia la ausencia de una definición tácita que

delimite conceptualmente sus implicancias. Dado que el interés del presente artículo es indagar

por los efectos psicológicos de la institucionalización en NNA, se hará una construcción que

retoma el uso de la categorías en otras investigaciones y la definición de la Real Academia de

Lengua Española, quien define la palabra efecto como aquello que sigue por virtud de una causa

y psicológico como perteneciente o relativo a la psique y la psicología. La palabra, como tal, es

un adjetivo que se deriva de psicología, vocablo compuesto a partir de las raíces griegas ψυχο-

(psycho-), que significa ‘alma’ o ‘actividad mental’, y -λογία (-logía), que traduce ‘estudio’ o

‘ciencia’. Por lo tanto, efecto psicológico hará referencia a los cambios de orden emocional,

cognitivo y conductual que devienen de la institucionalización de NNA que han ingresado a esta

modalidad por alguna situación asociada a las diferentes formas de maltrato intrafamiliar, se
contemplaran incluso aquellos que puedan estar asociados a trastornos o enfermedades de salud

mental.

En intervenciones con adolescentes que se encuentran en medio institucional, se ha

identificado la existencia de problemas emocionales y conductuales fruto de las situaciones de

maltrato a las que han estado expuestos, como déficits a nivel escolar y falta de habilidades

sociales a causa de una escasa red de apoyo social (Ochotorena, 2009; López et al. 2013). En un

estudio realizado en Colombia con adolescentes institucionalizadas en un centro de protección de

Bogotá, Pineda y Moreno (2008) concluyeron que las alteraciones física, psicológicas, de

desarrollo y de conducta de los NNA no están asociados al abandono o al ingreso a la medida

institucional, lo que es atribuido al sistema familiar y sus factores de vulnerabilidad, lo que

permite reconocer que el vínculo filial contribuye al desarrollo y bienestar de NNA siempre y

cuando sus figuras vinculares cumplan sus funciones.

Bravo y del Valle (2003), analizaron la estructura y funcionalidad de las redes de apoyo

social de los adolescentes acogidos en instituciones de protección, identificando la importancia

de las redes de apoyo para el afrontamiento de los múltiples eventos negativos a los que se ven

abocados durante el periodo de estancia en la institución, y que pese a que las redes sociales son

más amplias, sus redes de apoyo son reducidas, en especial desde su núcleo familiar, donde los

adolescentes se sienten menos apoyados.

Las redes sociales y de apoyo del NNA institucionalizados se tornan poco efectivas

porque influyen las características físicas y organizativas de las instituciones, así como las

prácticas e interacciones de los profesionales que los acompañan, constituyendo factores de

mantenimiento de los problemas emocionales y conductuales, al reducir los espacios de


interacción y por ende las habilidades para interactuar por fuera del contexto institucional (Bravo

y del Valle,, 2003; Gómez y Berástegui, 2009; Cruz, 2011). Pero hay casos donde la

participación social se ve afectada antes de implementar la medida, por los problemas de

conducta que hay previo a que entre en la institución, especialmente cuando el motivo de ingreso

ha sido la incapacidad de los padres para controlar la conducta de sus hijos (Bravo y del Valle,

2003), donde la interacción del NNA en sus contextos se torna deficiente y conflictiva por las

dificultades que presentan a nivel comportamental o emocional, por lo tanto no es posible

atribuir de manera exclusiva a la familia o a la institucionalización el inicio los problemas de

interacción, como tampoco los de orden emocionales, conductual ni patológicos.

Por lo tanto, se reconoce la existencia de dificultades emocionales y conductuales previas

al ingreso institucional, y su relación con factores del contexto familiar; pero también es

necesario reconocer la incidencia de la institucionalización en el bienestar emocional de NNA.

Los factores de riesgo para el desarrollo de problemas de conducta analizados por Romero et al.

(2005, p.35) indican que:

Una estructura de tres factores que aparecen diferenciados: los factores de

“Narcisismo” (arrogancia, engaño y dominación); de “Impulsividad” (falta de

planificación, no atención a las consecuencias de la conducta); y la

“Dureza/Insensibilidad”, que se combina con ítems de conducta antisocial, arriesgada y

peligrosa, formando un factor híbrido de “Conducta antisocial/Insensibilidad”, pero sin

hallar una correlación con la psicopatía en niños y adolescentes.

Fernández et al. (2011), en un estudio con adolescentes del sistema de protección español,

buscaba identificar la presencia, gravedad y tipo de problemas de conducta que presenta esta
población, concluyó que los adolescentes institucionalizados presentan puntuaciones en el rango

normal en comparación con muestras clínicas; sólo un pequeño porcentaje de adolescentes tiene

problemas de conducta tan importantes como para situarse en el rango clínico, pero si presentan

una puntuación mayor en problemas de conducta con relación a quienes se encontraban en otras

modalidades. Las puntuaciones más altas en problemas de conducta se dieron en la escala de

externalización, como problemas en conducta delincuente, conducta agresiva y en problemas

somáticos.

En necesario entonces reconocer que pueden existir efectos psicológicos que surjan a

causa de la institucionalización, sin embargo no se logra establecer una correlación con la

psicopatología en NNA, pero si con las condiciones familiares, sociales y personales con las que

contaba el NNA previo al ingreso al PARD y al medio institucional. Cruz (2011) refiere que

estudios desarrollados desde la década de 1940, han puesto en tela de juicio la atención

institucional, a causa de las consecuencias psicológicas y sociales para la infancia acogida, y que

están relacionadas con la privación total o parcial del afecto, falta de estimulación y

acompañamiento por parte de las figuras significativas del sistema familiar, que dan lugar a

sentimientos de desprotección, inseguridad e insatisfacción.

2.5 Incidencia de la familia

La incidencia de la familia en la institucionalización de NNA, se hace evidente al hallar

que la interacción con los padres, los pares y la sociedad pueden propiciar tanto, desvinculación

y agresión, como apego y conductas prosociales en los jóvenes, pero en aquellos casos en los que

los vínculos son distantes, ausentes o conflictivos, surgen rasgos de personalidad asociados a la

psicopatía infanto-juvenil (Vinet, 2010). Razón por la cual, Ocón, J. (2004) identifica que hay
casos donde el ingreso a la institución se asocia a una afectación psicológica y comportamental

que tuvo su inicio en el medio familiar, lo que deja en evidencia que hay dificultades de

comportamiento y emocionales que inician previo al ingreso al medio institucional y que

conllevan a implementar esta medida.

La familia como factor predisponente y desencadenante de problemas de conducta y

afectaciones emocionales, queda también en evidencia en la investigación realizada por Bravo y

del Valle (2003), al evaluar el alcance de la intervención de los Proyectos Educativos

Individualizados en el sistema de protección de España, identifica que los niños mantienen los

vínculos familiares a pesar de que los educadores perciben una escasa cooperación por parte de

las familias y se aprecian problemas en los objetivos de vinculación entre el niño y su familia,

cuando el motivo de ingreso es el maltrato físico. Por lo tanto, el sistema familiar constituye

además un factor de mantenimiento de dichas afectaciones al no vincularse o abandonar el

proceso de restablecimiento de derechos, imposibilitando restablecer los derechos del NNA y

delegando el cuidado al Estado.

Ante la ausencia de la familia o el incumplimiento de sus funciones en relación al NNA,

la custodia y cuidado es asumida por el Estado en cabeza de las instituciones, éstas asumen las

funciones que la familia dejó de cumplir, como se evidencia en el estudio realizado por Araújo y

Montserrat (2012) al dar a conocer que la ubicación en medio institucional tuvo una media de

8.22 años, donde los jóvenes lograban reconocer que el ingreso al sistema de protección les

brindo seguridad física, porque de continuar en el medio familiar habrían continuado expuestos a

situaciones de riesgo que podrían incluso ser mayores. Además les permitió continuar con sus

vidas bajo otras condiciones de tranquilidad, retomando actividades que habrían podido dejar
iniciadas, como estudios escolares; a su vez identificaron que el 36% de los que salían de la

medida manifestaban no contar con la preparación para el egreso.

3. Discusión

La revisión documental sobre institucionalización de NNA deja en evidencia el interés

investigativo que ha susitado este tema, que comienza a ser problematizado al reconocer la

infancia y adolescencia como etapas en las que se dan cambios cruciales para el desarrollo

posterior y al plantear una correlación entre la medida institucional con multiplicidad de factores

sociales y familiares que atentan contra la integridad y el desarrollo fisico y psicológico de NNA.

Razón por la cual Gonzalez (2008), reconoce la importancia de identificar y analizar los factores

psicosociales del macrosistema asociadas al abandono, pues es una problemática que se presenta

dentro de la sociedad como una de las caras del maltrato infantil y que conlleva a la

institucionalización.

El maltrato intrafamiliar de NNA surge como una de las principales causas de la

institucionalización, y es entendido en el presente articulo como toda acción que genere daño, y

que implementen padres, cuidadores o figuras vinculares significativas y el incumplimiento de

las funciones que conlleva su rol en la satisfacción de las necesidades de NNA, incidiendo

negativamente en su bienestar físico y psicológico (emoción, cognición, conducta), y

obstaculizando su desarrollo e interacción en los entornos en los que se desenvuelven.

La importancia social que tiene el maltrato en el medio familiar y la institucionalización

de NNA ha conllevado al incremento de estudios e investigaciones donde son analizados a la luz

de otros temas como el apego, las redes de apoyo, condiciones socioeducativas, entre otros, pero
teniendo en común el intento de comprender los efectos psicológicos que tienen en la infancia y

adolescencia. Para dar respuesta al objetivo planteado sobre reconocer los efectos psicológicos

atribuidos a la institucionalización de los niños, niñas y adolescentes (NNA) vinculados a un

proceso de restablecimiento de derechos por situaciones de maltrato en el medio familiar, se

adelantó una revisión documental sobre estudios e investigaciones que dejaran en evidencia los

efectos psicologicos atribuidos a esta medida.

Sin embargo, en el posterior al análisis documental, se identifica que no hay una

definición tácita del concepto efecto psicologico, situación que conlleva a que los abordajes y

aproximaciones que se han hecho hasta el momento recurran a nociones generales del termino

donde se tienden a usar las palabras: “consecuencias”, “efectos negativos”, “problemas”, y otros

sinónimos, por lo cual resulta necesario incluir la respectiva categorización, es decir enunciar y

describir las conductas o varibales que son contempladas por el autor. Las categorizaciones de

los diferentes autores, hacen referencia a la definición de efectos psicológicos que se contempla

para el presente árticulo, es decir los cambios de orden emocional, cognitivo y conductual que

devienen a situaciones externas y adversas que afronta el sujeto, donde se contemplan incluso los

trastornos o enfermedades de salud mental.

Un claro ejemplo de la amplitud del concepto efecto psicológico se da en el estudio

realizado por Méndez y González (2002), donde se describen los patrones de apego en menores

institucionalizados con problemas conductuales, en quienes se contemplaron la desatención,

hiperactividad, problemas pseudocognitivos, de relación con pares y de conducta, como efectos

psicologicos de los problemas de apego. Por lo tanto los efectos psicologicos pueden ser tan
diversos, no solo en relación al tema investigativo, sino también a la muestra que es objeto de

investigación por sus caracteristicas socio culturales y personales, además por la delimitación

que el investigador realiza de los mismos.

Los estudios que se han realizado sobre la institucionaliazación han centrado su atención

principalmente en adolescentes o jovenes, quienes cuentan con permanencias prolongadas en el

medio institucional, que han tenido ubicación previa en otras modalidades, en algunos casos que

ya cuentan con declaratoria de adoptabilidad o que incluso ya han egresado del medio

institucional, que establecen una relación directa entre los servicios brindados durante el

acogimiento institucional y la transición a la vida adulta e intependiente (López et al., 2013),

donde el principal efecto psicologico constituye la ausencia de recursos de afrontamiento en un

contexto no institucional.

Con niños, sin conocer con claridad el ciclo vital en el que se encuentran porque los

estudios se adelantan con grupos donde los rangos de edad son muy amplips, como efectos

psicologicos se identifican, las dificultades en el desarrollo emocional y de la empatía son muy

frecuentes, prácticamente “normativas” (Romero et al., 2005). Por lo tanto los efectos

psicológicos pueden variar de acuerdo a la edad por las características y necesidades específicas

que tienen NNA, pero además por el tiempo de permanencia en el medio institucional.

Los efectos psicólogicos han sido categorizados también como dificultades de relación,

tendencia al aislamiento, indiferencia, el uso recurrente de la agresión física, los llamados

problemas de conducta tales como: malas contestaciones, no cumplir las reglas, fugas, y las

dificultades en el ámbito escolar (Di Iorio, 2010). Lo anterior evidencia que los efectos

psicológicos hacen referencia tanto a cambios de orden emocional, cognitivo y conductual,


mostrando modificaciones en los patrones de comportamiento, interacción y desempeño en el

medio en que se desenvuelve, sin necesidad de constituir un trastorno o enfermedad mental, lo

que puede indicar otra manera de categorizarlos, que diverge de los primeros por la gravedad y

nivel de afectación en la vida de los sujetos.

Se debe reconocer que los efectos psicológicos en NNA institucionalizados con

antecedentes de maltrato intrafamiliar, puden o no implicar una consecuencia patológica, es

decir, no en todos los casos están implicitas estas dos caracteristicas de manera exclusiva y es

necesario comenzar a reconocer la mediación de otros factores que no han sido contemplados, e

implican diferentes niveles de afectación en el bienestar psicológico de NNA. Por lo tanto, lo

efectos psicológicos atribuidos a la institucionalización no constituyen una realidad tácita, sino

que depende de factores externos e internos de la institución, y de altos factores de

vulnerabilidad psicosocial de esta población, principalmente de orden familiar (Bravo y del

Valle, 2001; Pineda y Moreno, 2008; Ochotorena, 2009).

Establecer una relación directa y causal entre la institucionalización y los efectos

psicológicos de esta medida en NNA resulta complejo, porque son sujetos biopsicosociales que

reciben múltples influencias externas como los familires, sociales y del entorno institucional, así

como individuales (cogniciones, emociones y conductas), lo que conllevan al apredizaje de

repertorios conductuales y patrones relacionales que influyen en el desarrollo integral, la salud

mental y los recursos de afrontamiento. Los NNA y las realidades que afrontan deben ser

comprendidos “como una construcción históricamente situada” (Di Iorio, 2010, p.148), que

implica el reconocimiento de factores predisponentes, desencadenantes y de mantenimiento de


los efectos psicológicos de la institucionalización de NNA, lo que permite ampliar la visión y

comprensión del fenómeno.

Los efectos psicológicos de NNA institucionalizados con antecedentes de maltrato

intrafamiliar no deben ser atribuidos de manera exclusiva a la modalidad institucional, es

necesario reconocer otros factores que estan presentes y que pueden atenuar o potenciar los

cambios positivos o negativos que presentan los NNA que están en esta medida de

restablecimiento de derechos. Carcelén, y Martínez (2008) dan a conocer que en los NNA

institucionalizados que enfrentaron situaciones de maltrato en el medio familiar existe una

actitud predominantemente positiva hacia el presente y hacia el futuro, en el caso de las mujeres

particularmente las actitudes hacia el pasado son negativas. Develando una nueva perspectiva de

los efectos psicológicos y en especial de aquellos que surgen ante la medida institucional, porque

dan a conocer que no necesariamente responden a una lógica de deficit o la patología, sino que

puede hacer referencia a la adquisición de recursos, competencias o experiencias que afianzan en

los NNA los recursos de afrontamiento, además de dejar en evidencia la incidencia que tienen la

familia y los factores de vulnerabilidad presentes en ella, en el surgimiento de efectos

psicologicos adversos para el desarrollo de NNA durante su permanencia en el medio familiar y

que por lo tanto la familia biológica no constituye un factor sin el cual NNA no puedan contar

con una estabilidad emocional y desarrollo que le permita elaborar y afrontar un proyecto de

vida.

Los planteamientos y posturas que tienden a desvirtuar de manera radical la función de la

institucionalización como medida de restablecimiento de derechos, pierden de vista una

comprensión integral del NNA inmersos en contextos con los que se establece una relación
bidireccional que promueve cambios, no solo en NNA, sino también en los entornos, según las

necesidades y recursos con los que cuenta. Desde esta perspectiva, se hace alusión a los efectos

psicológicos negativos que conlleva la institucionalización para plantear la necesidad de acabar

con el internamiento indiscriminado y prolongado (Gómez y Berástegui, 2009; Cruz, 2011),

puesto que la medida de protección implica un trabajo interdisciplinar y con unos tiempos

claramente establecidos por la ley donde se procura vincular al sujeto, al sistema familiar y social

para empoderarlos en la garantía de los derecho del NNA y en especial para restablecer el

bienestar físico y emocional, desde una perspectiva integral de sujeto.

Bernal y Robayo (2005) reconocen que a partir de una visión integral e integradora, es

posible movilizar cambios en las conductas negativas de los niños institucionalizados cuando se

da un buen proceso de resiliencia, pues permite aprovechar sus capacidades cognitivas y la ayuda

del profesional para superar los traumas producidos por los malos tratos o abusos sufridos, así

mismo, mejorar sus condiciones de vida y cambiar sus actitudes frente a los demás. Los efectos

psicológicos en NNA y su modificación dependen de los recursos personales del NNA, del

entorno institucional y las experiencias que enfrentaron previo al ingreso a la medida.

Como experiencias previas al ingreso institucional que inciden en el estado psicológico

de NNA, se ha reconocido la prevalencia del incumplimiento de las funciones parentales como

factor que contribuye o, incluso, da origen a problemas psicológicos de orden emocional,

conductual y social en NNA (Musitu et al.,1990; Ochotorena, 2009; López et al., 2013). El

incumplimiento de las responsabilidades parentales, incurre en el maltrato intrafamiliar, por no

procurar la protección ni satisfacción de las necesidades fisicas y emocionales de NNA, que


constituye un factor de gran influencia en los efectos psicológicos que tienden a ser atribuidos de

manera exclusiva a la institucionalización.

Los efectos psicológicos de NNA, así como los repertorios conductuales, hacen

referencia a los aprendizajes y al sistema de creencias que se instauraron a partir de los recursos

y condiciones que la familia le ha proporcionado. De allí que Musitu et al., (1990) describan la

estructura social de las familias de los niños institucionalizados como caótica, o próxima al caos,

y con pobres recursos sociales y cognitivos. Así mismo, describen a los niños institucionalizados

con una concepción de sí mismos más deficitaria que los no-institucionalizados, además,

lograron constatar la existencia de una relación entre la agresividad recibida por los niños, de sus

padres y cuidadores, y la agresividad emitida por el niño dirigida a los otros o a los objetos,

además tienden a ser menos tolerantes, mostrando suspicacia y mayor desconfianza en las

interacciones que los niños no institucionalizados.

Reconocer que algunas familias pueden transmitir aprendizajes poco adaptativos y por

ende no siempre procura el bienestar de NNA, da lugar a que su custodia pase de ser un asunto

jurídico de carácter privado a una responsabilidad compartida, entre familia y Estado (Ocón,

2003), donde el Estado, mediante las instituciones, procura proveer unas condiciones favorables

a NNA que garanticen sus derechos y le brinde unas condiciones contextuales que potencien su

desarrollo, teniendo en cuenta que previamente se han visto abocados a situaciones de amenaza,

inobservancia o vulneración de sus derechos en el medio familiar, donde sus figuras de afecto y

encargados de su crianza y cuidado, no asumieron sus funciones y, además, dieron lugar a

situaciones de riesgo para la integridad fisica y psicologica del niño.


Hay posturas que siguen aludiendo que la familia es insustituible para el adecuado

desarrollo infantil (Musitu, et al.,1990), porque reconocen que el afecto y seguridad que provee

una familia a sus miembros en proceso de desarrollo, posibilita competencias para el desarrollo

de proyectos de vida más satisfactorios, planteamientos que impican que “el apoyo familiar es

una variable estrechamente unida a la satisfacción y a las expectativas percibidas” (Fernández et

al., 2010, p.151), pero en familias como las ya descritas donde predomina el incumplimiento de

las funciones de cuidado, protección y afecto, surge un apego inseguro que fomenta relaciones

dependientes o distantes con sus figuras de cuidado, donde la no satisfacción de sus necesidades

y la falta de acompañamiento para un afrontamiento asertivo predomina y conforma relaciones y

conductas que perpetuan condiciones de maltrato y vulneración.

A la institucionalización se le atribuye un desarraigo familiar, social y cultural, y hay

estudios que sus efectos negativos son mayores a las situaciones de maltrato familiar. Esta

postura señala las causas en los cambios de costumbres, hábitos alimenticios y relaciones

afectivas que son cortadas, laceradas y extinguidas, además por las posteriores dificultades de

adaptación al medio social para quienes llevan largos procesos de institucionalización, a causa

del aislamiento y desvinculación de su medio que los hace ineficientes en su realidad (Adams,

2010).

Pero es necesario tener dos consideraciones, la primera es que la permanencia del NNA

por fuera del medio familiar no constituye una responsabilidad exclusiva del Estado, porque es

en la familia donde sugen las condiciones para que se opte por el retiro del medio familiar,

además, es tal la falta de compromiso hacia los hijos, que posterior al ingreso al medio

institucional, en muchas ocasiones, las familias se desvincula del proceso legal, terapéutico y
afectivo (Bravo y del Valle, 2003). Y en segundo lugar, porque durante el PARD se pretende

empoderar a la familia para asumir su rol de protección, que permita potenciar el desarrollo

integral de NNA, movilizar los recursos de afrontamiento del NNA para modificar las

consecuencias que devienen del maltrato y otras condiciones que propiciaron su

institucionalización.

La resiliencia como recurso personal de NNA le permite, no solo sobrellevar, sino sobre

ponerse a las situaciones adversas que afronta en los entornos en que se desenvuelve a nivel

familiar e institucional y posibilita que se adapte o modifique las condiciones que enfrenta y

favorecer una convivencia e interacción satisfactoria al disminuir el malestar emocional.

Gianino (2012) identificó que no hay diferencias significativas en la resiliencia de niños

institucionalizados y no institucionalizados, no es adecuado considerar que todos los NNA que se

encuentran institucionalizados poseen serios problemas de conducta o emocionales que les

impide hacer frente a las adversidades y aprender de ellas.

La medida institucional se decreta como útlimo recurso para restablecer los derechos del

NNA, pero no se debe desconocer que en el intento de proteger y salvaguardar al NNA de las

situaciones de vulneración que enfrentan con sus familias puede constituir un factor de

mantenimiento de las dificultades con las que ingresa el NNA y que habían sido adquiridas en el

medio familiar o social en el que se encontraban previamente (Bravo y del Valle, 2003; Gómez,

y Berástegui, 2009; Cruz, 2011).

El medio institucional además puede dar lugar al surgimiento de efectos psicológicos, que

se presentan como cambios propios de la etapa de desarrollo en la que se encuentran y que no

reciben el acompañamiento necesario para su afrontamiento o por el bajo nivel de compresión


que tienen sobre las razones de la medida y el no reconocimiento del daño o sufrimiento que

enfrentaron mientras permanecia en el medio familiar. A la modalidad institucional se le

atribuyen efectos psicológicos, principlamente de tipo negativo, porque distanciar a NNA de las

situaciones de riesgo o vulneración implica la pérdida de factores protectores o condiciones que

le brindaban bienestar, pero sobre todo sobrelleva al desarraigo por cambios en los hábitos,

costumbres, dinámicas relacionales y, en especial, por la pérdida de un lugar físico y psicológico

que sustentaba su identidad.

Para los NNA es importante el cuidado afectivo por parte de un adulto estable y

permanente, aspecto que sólo se proporciona en entornos familiares, que podrían promoverse en

la institución (Gomez y Berástegui, 2009), sin embargo no se logra suplir en el medio

institucional por las condiciones estructurales y funcionales que presenta, como el cambio

recurrente de cuidador, tener varias figuras de autoridad, los escasos espacios de socialización e

interacción que tienden a límitarse al entorno institucional, la interacción con grupo de pares con

historias y dimanicas relacionales más complejas que las propias que incrementa la posibilidad

de mantener relaciones distantes o conflictivas.

Las dinámicas de convivencia y relacionales que se promueven o tienen lugar en el medio

institucional corresponden a caracteristicas similares a las que se promueven por fuera, como el

reconocimiento y acatamiento de autoridad y norma, asumir resposabilidades frente a si mismo y

sus objetos personales, implementar habilidades comunicativas, resolución de conflictos,

habilidades sociales, entre otras, que fomentan en NNA estrategias de afrontamiento, habilidades

y competencias que respondan de manera adaptativa a su entorno.


Las instituciones y sus funcionarios han procurado mejorar las condiciones que ofrecen a

NNA con el interes de brindarles bienestar, estabilidad y satisfacción de sus necesidades básicas,

pero persisten dificultades relacionadas con el rol profesional, las condiciones estructurales y la

articulación de la institución con otros sistemas sociales e institucionales que no posibilitan a los

NNA afrontar y, en ocasiones, superar condiciones previas al ingreso (Bravo y del Valle, 2003;

Di Iorioy Seidmann, 2012; Araújo y Montserrat, 2012), porque no se logran cubrir las

necesidades de NNA en orden fisico más allá de la garantía de sus necesidades básicas. Es

necesario que se contemplen y cubran además las necesidades y carencias emocionales. Para que

se potencien la deficiencias de orden psicosocial que le permita sentirse capaz de afrontar el

entorno de la institución como también el social.

Los NNA institucionalizados, al igual que los que no lo estan, deben ser concebidos e

intervenidos en cada uno de los procesos del medio institucional como sujetos activos en la

construcción de formas de vida y patrones de interacción mediante la convivencia, en la que

surgen situaciones permanentes de tensión y conflicto, que no deben ser comprendidos desde el

orden patológico, y por el contrario se debe fomentar estrategias que le permitan manejar

adecuadamente la tensión entre lo individual y lo social (Di Iorio y Seidmann, 2012).

4. Conclusiones

Los efectos psicológicos en NNA institucionalizados con antecedentes de maltrato

intrafamiliar no deben ser atribuidos de manera exclusiva a la medida de restablecimiento de

derechos, es necesario reconocer la influencia de diversos factores psicosociales y personales que

hubo previo y durante su estancia en el medio institucional, especialmente aquellos que


estuvieron presentes en el medio familiar y que dieron lugar a la vulneración y por ende el

ingreso al medio institucional.

Los efectos psicológicos no hacen alusión de manera exclusiva a consecuencias o

cambios negativos en NNA, quienes pueden adquirir o potenciar habilidades que sumen patrones

de comportamiento, interacción social y vínculos afectivos que respondan a las demandas del

entorno y expectativas del NNA y quienes los rodean.

Los efectos psicológicos negativos que se han identificado en NNA no tienen una

correlación con patologías o enfermedades de la salud mental, dan cuenta de dificultades en el

acatamiento de la norma y autoridad, en el establecimiento de vínculos afectivos seguros y

estables, conductas agresivas, entre otros.

Se ha reconocido que la ausencia de la familia, el incumplimiento de sus funciones y en

especial, la carencia de referentes afectivos estables constituyen factores desencadenantes y de

mantenimiento de los efectos psicológicos negativos que presentan NNA en medio institucional.

Las condiciones familiares y psicológicas, y las redes de apoyo previas al ingreso al

medio institucional interfieren o facilitan el proceso y adaptación del NNA en la institución.

Los efectos psicológicos además de estar influenciados por factores externos como el

entorno familiar, el contexto institucional, tiene además una correlación directa con la edad,

características y necesidades propias de la etapa de desarrollo de NNA. Pero los escasos estudios

realizados sobre los efectos psicológicos de la institucionalización de NNA con antecedentes de

maltrato intrafamiliar aún no se realiza un abordaje de los mismos teniendo en cuenta los ciclos
vitales ni rangos de edad más cortos que permitan de identificar dichos cambios e implementar

estrategias de intervención más acordes a al grupo etario al que corresponde.

Los NNA deben ser evaluados de manera integral y objetiva, preferiblemente mediante

pruebas estandarizadas, que permitan establecer las condiciones psicoafectivas y de su desarrollo

al ingresar al PARD y a la medida institucional, que sirva como línea base para evaluar los

avances o dificultades que surjan con la implementación de las mismas.

El restablecimiento de los derechos de NNA, al igual que su garantía, son una

corresponsabilidad del Estado y la familia, que requiere un trabajo articulado para posibilitar un

restablecimiento integral de los derechos, incluso aquellos de orden psicoemocional.

La prevalencia del maltrato intrafamiliar en la infancia y adolescencia, las características

de NNA y sus familias, los trámites legales y administrativos y el recurso humano insuficiente y

no cualificado para el abordaje de esta población, repercute en la implementación de la medida

institucional durante lapsos superiores a los establecidos en la norma, por lo tanto es necesario

continuar cualificando los procesos que favorezcan un trabajo interdisciplinar e intersectorial,

donde la familia y comunidad asuman su corresponsabilidad sobre el ingreso, permanencia y

efectos psicológicos de la institucionalización.

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