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FILOCIENCIA QUEERNESS

Resumo

¿Qué puede decir la ciencia sobre aquellas particularidades del “ser queerness”, no
siendo imprescindible la ubicación fiscal en la cultura de masas? Debido a que
ninguna de las nuevas parciales definiciones, no solo tienen traducción inviable, sino
que la expresión <imaginarios sociales> goza de suficiente autonomía, la mentalidad
colectiva junto a la conducta individual y social puede interpretar y representar un
cambio en el pensamiento bioético y político. La resignificación del lenguaje increpa
a unos cuantos muchos seres lingüísticos que ejercen todas las cuotas de poder,
mediante actitudes que el deber de universalidad ignora por temor a nuevas y
futuras formas de legitimación (Butler, 2009: 73)

I summarize

What can science say about those particularities of "being queerness", not being
essential the fiscal location in mass culture? Because none of the new partial
definitions, not only do they have unfeasible translation, but the expression <social
imaginaries> enjoy sufficient autonomy, collective mentality and individual and
social behavior can interpret and represent a change in bioethical and political
thinking. The resignification of the language berated a few linguistic beings who
exercise all power quotas, through attitudes that the duty of universality ignores for
fear of new and future forms of legitimation (Butler, 2009: 73)

Resumeixo

Què pot dir la ciència sobre aquelles particularitats del "ser queerness", i no és
imprescindible la ubicació fiscal en la cultura de masses? A causa de que cap de les
noves parcials definicions, no només tenen traducció inviable, sinó que l'expressió
<imaginaris socials> gaudeix de suficient autonomia, la mentalitat col·lectiva al
costat de la conducta individual i social pot interpretar i representar un canvi en el
pensament bioètic i polític. La resignificació del llenguatge increpa uns quants molts
éssers lingüístics que exerceixen totes les quotes de poder, mitjançant actituds que
el deure d'universalitat ignora per por a noves i futures formes de legitimació
(Butler, 2009: 73)

______________________________________________________________________

Michaelle de fran Mtnez.1


Myshell Manflorita i Roses2
Frances Martínez Pintor3
1 Diseño Científico. Investigación Psicosocial. Pasantías. Presidencia de COARG. Consultoría. G. Psicología y Diseño, Master en
Bioética, Master profesional en Diagnóstico y Terapia (Psicología educativa) Dr. en Ciencias Sociales y del Comportamiento.
2 Analista científica. Experta Universitaria en Actualización en Estudios de Género y su Aplicación en Ámbitos Sociales. Técnico

Superior Universitario de terapia Psicosocial. G. Antropología y Psicología, PhD en Comunicación Social. Dissabtes de ciencia.
3 Docente e investigador en la ESD de Murcia. Presidente del Observatorio Bioético de la Comunicación Creativa. Columnista.

Dr. En Ciencias Sociales, PhD en Proyectos, Máster en Bioética y en Sociología, Ldo. En Bellas Artes, D. en Pedagogía Soci al.

I. Introducción

En el caso de este trabajo reclamo, la reconstrucción del género se instrumentaliza


en base a que la verdad de la orientación sexual ha sido ocultada sistemáticamente
por los discursos hegemónicos. En el desarrollo de este escrito también se abordará
una definición integral sobre la dimensión queerness y de lo que significaría una
limitación epistemológica bajo los parámetros científicos. La verdad, según nuestra
fórmula intelectiva, desentraña el universo de nuestra conciencia y de las relaciones
ocultas, de manera empírica o aristotélica. No es que no exista otra Realidad con
independencia de la lengua, pero si nos determina la competencia creativa para
actuar sobre la mínima realidad en la que vivimos y, por ende, nos expresamos.

El principio científico por excelencia es el de no contradicción, pero si invertimos la


fórmula resulta que la ciencia pierde el sentido de la complejidad latente bajo la
apariencia de las cosas. No es cierto que lo científico como instrumental
matemático desborda toda dimensión humana hasta un grado de abstracción
transhumano. Tampoco entre la nada y el infinito la naturaleza dispone de un guión
que describa la desmesura del universo en su composición, afirmando en nombre de
la física subatómica la visión ordinaria o ingenua de lo real. Solamente en estos
términos relativos, en las ciencias sociales, según Márquez (2013: 119) se utiliza el
término <ver metafóricamente> para hacer referencia al hecho de evidenciar una
realidad compleja que ha estado previamente oculta y que de esta forma es
rescatable del olvido.

La fuente principal de información sobre cuerpos abyectos se desenvuelve en un


contexto performativo por medio de la estilización del cuerpo y, por consiguiente,
el género se constituye por actos reiterados que desean acercarse al ideal de una
base sustancial de identidad (Butler, Judith, pp. 273-274) El ambiente de cuya
condición de vivir bajo el signo de lo ‘invivible’ circunscribiría la esfera de los sujetos,
subraya lo absurdo de admitir la utilización de términos peyorativos en relación a la
caduca hegemonía heterosexual. La abyección, en torno al análisis del cuerpo
condensa la idea (Turner, p. 331) de que el lenguaje engloba nuevas prácticas
sociales, implicadas en un lenguaje que precede y excede al sujeto. Esto significa
comprender la amplitud lógica del lenguaje y de toda significación innovadora que,
con toda razón plantea el contraste formal de toda singularidad en el conjunto. 1
Aunque para Bourdieu (1984) no es el poder del lenguaje en sí mismo el que tiene
capacidad transformadora, sino la acción política de quienes lo enuncian.2

1
En el prólogo del Tractatus, Wittgenstein da a entender que todo aquello que puede ser dicho,
puede decirse con claridad y de lo que no se puede hablar, lo inteligente es callarse.
2
Márquez, 2013: 13
Respecto a las primeras obras de estudio, el dilema queerness se perfila como la
cuestión del cuerpo en relación con la ontología de la humanidad, así como la
posibilidad de que la clásica ciencia social fuera en sí misma generada o inventara un
verbo del cuerpo. Si el cuerpo tomó parte en la más temprana antropología, porque
ofreció solución al problema del relativismo social, para nosotros el sensualismo de
Ludwig Feuerbach nos aproxima a un anhelo de libertad emocional y funcional
sobre los restos funerarios del idealismo que pretendería suplantar al hombre real -
corporal y sensible- por el espíritu y la razón. El clima de esta enajenación para la
filosofía queerness refleja en sí sus deseos no realizados, en clara deriva decadente
de quienes sufren y desde un ser ideal que todo lo fundamenta sobre acciones
prácticas o una filosofía de la praxis. Seríamos otro tipo de revelación donde no hay
necesidad de un norte ni de un pasado nefasto, del que hay que salvaguardar la
percepción y los sentidos, sobre el pensamiento.

El clima de discusión y debate de la negación de la filosofía idealista, cuenta en


tiempo y forma con un componente social que inevitablemente lleva a plantearse a
qué responde y cómo funciona. Por ejemplo, el litigio sobre la realidad o irrealidad
de un pensamiento que se aísla de la práctica, no interesa a nadie en estos tiempos.
Ante la posibilidad de ir en contra de nosotros, urge reinventarnos, buscar otras
palabras para nombrar lo que no podemos justificar. Entre fuerzas siempre móviles,
cuerpos indóciles, prestos a dejarse interferir, surge una palabra que rompe con
todo porque no contempla la reproducción de ciertos modos de existencia bajo
ninguna jerarquía. Por ello, en los procesos de subjetivación que atienden a lo
singular, se quiere conjurar algo de ese nihilismo reactivo, como cuerpo, como voz
que da indicios para pensar algo de lo que esbozamos una posible emancipación.

Desde la simultaneidad de géneros se comenzó a elaborar una propia visión de la


realidad que, posteriormente ha ido profundizando y perfilando lo indefimúltiple,
cómo una revolución frente a represiones psicológicas o eróticas o estéticas.
Ciertamente, el binarismo no hace más que silenciar lo que necesitamos pensar,
pero a la vez se desprende de la misma hoja un fruto en forma de elixir tembloroso,
bisexual, transexual, cruzado… No importa tanto la toma de un espacio que, en
última instancia, es propiedad privada o de uso como invitado, lo que implica
sostener una toma hasta las últimas consecuencias no deja de ser una quimera
estimulante con la que cuestionar el verbo y la crisis inconmensurable de lo
humano. No es sistemático un género que escapa a la norma o a los límites de
organización que hoy son posibles, porque para las personas que diseñamos un
modelo queerness (sin traducción) apostamos a la creación de otros.

El Ser transgénero alcanzó rápidamente prestigio, hasta el punto de eclipsar a la


involutiva barbarie patriarcal, pero solo en espacios de magnitud civilizatoria y su
inmanencia social disolutoria. Podríamos considerar que el asalto benefactor al
Hades ha permitido salir de la caverna y apropiarse del comando de la vida misma,
al tiempo que la emancipación feminal y su propuesta de accionar unificante
recuperan la evidencia prehistórica, es decir, la única razón suprema de doblegar la
vida frente al instinto de muerte.3 Frente a los enemigos de la corporalidad humana
como es el macho buey, germinadores del producto biológico más defectuoso de la
especie, las virtudes de quienes lo enfrentan, pues el objeto dilecto del sistema de
dominación mantiene oprimidos tanto a la multitud proletaria como a la sexualidad
humana.4

El ideal pedagógico que ampara la restitución comunal y recíproca del mundo


fraterno, tiene el valor heurístico de entender el orden de género sin visibilizar;
habida cuenta, la determinación sobre la que se sustenta el principio de la ley del
género, produce sujetos ya generizados (Butler, 2001: 140-45) y permite explicar lo
que se busca en ella “por medio de la identificación y la proyección” (2011: 6) En
este proceso de hacer género surge una des/subjetivación del orden y de sus
fantasías identitarias, hacia las potencialidades de su alteración, interrupción,
perturbación o subversión. Al superar el dandismo y el homoerotismo, las
tecnologías del yo instaladas por las políticas identitarias filtrean con las “miradas
de captura”, contribuyen a desclasificar los géneros “raros” y dibujan espacios
cartografiados en los que ya no tendrán que replegarse. Así mismo el término
queerness no admite traducción y puede ser una categoría de libre configuración.

2. Los escritos

En la actual ordenación del corpus querness, Eve Kosofsky ha explorado el contexto


de la investigación académica sobre la identidad de género y la identidad sexual,
abierta a la controversia y la revisión, porque implica etimológicamente un cruce de
los límites (Epistemology of the Closet) y se manifiesta abiertamente. Al tiempo que
la Teoría Queer (TQ) rechaza la clasificación de los individuos en categorías
universales, las razones que se proclaman queers comparten una resistencia teórica
al esencialismo y no escatiman recursos para abarcar los modos de subjetivación e
identidad. De facto, las clasificaciones sociales de la psicología, la filosofía, la
antropología y la sociología, tras verse segmentadas en su argumentación
queerness, se ven inscritas en lo anómalo como una novedad que implica
etimológicamente un cruce de los límites sin referirse a nada en particular.
Queremos intelectualizar en consecuencia, la relación que existe entre el verbo
queerness y el aprendizaje y demarcar el grupo experimental con el que iniciamos
una tarea, por otra parte, del todo irrecompensable.

Anne Fausto-Sterling señala que el miedo a la confusión de los géneros impulsó a la


ciencia y la medicina a buscar criterios irrefutables para que establecieran el sexo
anatómico y el género psicológico. Del mismo modo, toda revolución se lleva
adelante científicamente,5 pues siguiendo una reflexión de barricada, basta
desestabilizar la normatividad de las formas hegemónicas de la identidad sexuada

3
Homo sapiens patriarcal: Vivimos en un gran artificio rodeados de falaces engaños para hacernos
creer mediante la versión infundada de la biología imperialista, que nacemos conflictivos, con
instinto de muerte, como un modo de justificar responsabilizándonos e intentando ocultar que la
civilización patriarcal es un culto a la muerte (Fernández Ahumada, 2016)
4
El cuerpo feminal de ocho millones de mujeres sufrió mutilación en Europa en el s. XVI.
5
El feminismo anarco queer embiste contra la sujeción, contra la sumisión de la subjetividad, contra
lo que somete a las individualidades incluso a sí mismas.
para crear nuevas definiciones de sujeto. Ciertamente, el movimiento queer viene
de la teoría queer y que ésta es heredera del feminismo, aunque lo importante para
todos es la capacidad o competencia natural de autodesignarse la identidad. La
exclusión de los transexuales sería refutable y pornográfica, ya que las percepciones
corporales al estilo bottom-up muestran toda una ambivalencia fisiológica, genética
y sociológica. En el futuro no es previsible que el estudio del genoma humano
aporte pruebas concluyentes, pues tanto el género como su sexuación van más allá
de lo teórico y el activismo de la comunidad LGTB. Tenemos que entender el libre
desarrollo intelectual, físico y emocional de una persona que sólo busca su
adaptación al orden establecido, aunque sea para pervertirlo.

La producción de textos queers no universitarios es abundante, ya sean en blogs o


zines y donde personas transexuales perfilan opiniones autobiográficas y denotan la
infinidad de características relacionadas a su constitución anatómica y fisiológica. Ya
sea una construcción semiótica, una representación o un efecto compuesto de
representaciones discursivas y visuales, la conciencia queerness es ante todo auto-
representativa. Nadie puede atribuir calificativos a una práctica epistémica si no le
concierne o la realiza en tiempo real y forma. Nada sorprende, cuando alguien
afirma que desde el psicoanálisis solo es una teoría del género, y es que la
ignorancia lo mezcla todo, relacionando lo queer con todo tipo de improperios y así
poder resistir a la homogeneización cultural. Al construir otro horizonte discursivo y
otra manera de pensar lo sexual (de Lauretis, 1991: 11) hay una derivada, una política
de las identidades de género que, ha ido opacando la problemática de la sexualidad.
Pero esto nunca debió constituir nada ajeno a la voluntad del ser y en todo caso, al
perverso polimorfo de Freud. No cabe duda que el género es un concepto más
elegante, no solo porque aparece exteriormente y lo sexual no. De alguna manera,
la co-presencia de pulsiones en conflicto en la psique individual, viene a significar un
tema inabarcable, pero no es la dimensión más compleja de la vida humana, como
decía Freud.

Leslie Feinberg relata el cambio de sexo de una persona como una prueba bioética
de atención a personas trans, del deseo irreversible de pertenecer al sexo contrario
al genéticamente establecido y de asumir el correspondiente rol. Sin embargo, el
transgenerismo es un concepto emic6 desarrollado por las propias personas trans
para desvincularse de la gestión biomédica de sus cuerpos y subjetividades. La
biomedicina al día de hoy considera que la transexualidad es fruto de una alteración,
producida durante el desarrollo intrauterino, que provoca que el cerebro se
desarrolle en sentido inverso al sexo cromosómico, gonadal y genital. Cabe
interiorizar que su falta de correspondencia sexo/género, sin llegar a ser violencia
simbólica, supone enfatizar los designios de la naturaleza en detrimento de la
voluntad del sujeto (Mas Grau) Una forma dulce de considerarlo aceptable es
mediante los ritos de paso (Gennep, 1986) mediante el cual la persona pasa de un

6
Emic presenta la perspectiva interna de las personas que ya están integradas dentro de la cultura o
de la propia sociedad al desglosar la interpretación del significado, con sus reglas y categorías, como
el conocimiento sociocultural que rige y es común para ese grupo o sociedad. Make Google view
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lugar a otro en el sistema binario de género.7 La cuestión es si este rito liminar de
reconstrucción, en seres transicionales, está estrechamente relacionada con la
identidad social, o no es reprobada por la mirada de los otros: «En cierta medida,
nos vemos a nosotros mismos tal y como los otros nos ven» (Bolin 1988: 70)
Feinberg también escribió varias obras de no ficción que llevaron el conocimiento
de las personas transgénero, por ejemplo, En “Transgender Warriors”, el estudio
histórico de Feinberg sobre las identidades no conformes con el género a través de
las culturas y el tiempo, define de manera expansiva a "transgénero" como: "Todas
las personas que cruzan los límites culturales del género".

Kate Bornstein parte de una consideración trágica cuando proclama a los


defensores del género como auténticos terroristas de un sistema, ya insubordinado,
donde el transgenerismo puede deconstruir las identidades existentes e incluso
declararse postidentitario, por lo menos desde un punto de vista endogrupal. Se
puede observar al Género como autoexpresión, no como anatomía; incluso la
teórica influyente del travestismo en respuesta a un nuevo e ingenioso enfoque
masculino para tratar de seducir, necesita ser reparado desde un aspecto trans-
histórico. El proyecto de los activistas transgénero es reemplazar esta teoría
feminista radical, que busca la abolición de los estereotipos de roles sexuales, ahora
llamados género, con una versión del “feminismo” más compatible con sus
intereses.8 Bornstein en “Gender Outlaw: on Men, Women, and the Rest of Us”
(2016) traspasa los rígidos esquemas de la norma social y sostiene que, realmente,
“gender is everything else” (149) no debemos vincularnos a un sistema que
preferiría vernos muertos. El género es solo uno de los muchos sistemas de
opresión, dado que el privilegio masculino es, en una palabra, violencia. En definitva,
para esta autora: “Realmente no importa lo que una persona decida hacer, o la
manera radical en que una persona juega con el género. Lo que importa, creo, es
cuán consciente está una persona de las opciones"9

Pat Califia escribió, como mujer, una columna de consejos sexuales para los lectores
BDSM de la revista gay masculino Drummer. Luego, en la redacción de Coming to
Power, estudia la historia de los cambios de género a través de la biología, el
psicoanálisis, la sociología y la política. Cuando apela a la ciencia-ficción en “Boy in
the Middle: Erotic Fiction” (2005) se produce un nexo de géneros, donde los
cambios de sexo y género adquieren una dimensión ontológica, ya que el sujeto ha
de enfrentarse a la pregunta ¿quién soy? lo que equivale a situar el conflicto en el
territorio de la pura espiritualidad, allí donde las representaciones convencionales
sucumben ante la emergencia del delirio. La disforia de género y el
transgenderismo, en lugar de desvanecerse en segundo plano después de la cirugía,
está siendo objeto de ser cada vez más políticas o activistas, hacia un desafío al
sistema binario de género que es en sí mismo visto como disfuncional. Califia dedica
un capítulo a un grupo previamente descuidado, los socios de Trans Gendered o

7
La clase médica ha presentado las cirugías de reasignación genital como la última fase del proceso
transexualizador. Las popularmente conocidas como «operaciones de cambio de sexo» han sido
concebidas como el «ritual de agregación» necesario para adquirir legítimamente un nuevo estatus
de género.
8
Gender Hurts: a feminist analysis on the politics of transgenderism | Capítulo 2.
9
Kate Bornstein, fuera de la ley de género: sobre hombres, mujeres y el resto de nosotros.
personas (forajidos de género invisibles) en una relación inversa entre la identidad
de género y el deseo sexual, en la que realmente solo destaca la proliferación de
matices.

Califia nos describe su decisión de pasar por esta transición como la próxima cosa
lógica para que trate de obtener un mayor sentido de congruencia física, sexual y
espiritual, de manera que es el enfoque inteligente e informado lo que más perturba
la cultura general. Es autor de numerosos artículos y ensayos sobre sexo positivo,
colecciones de ficción erótica como No Mercy y Macho Sluts, y obras de no ficción
como “Sex Changes: The Politics of Transgenderism”. Sobre su defensa de los
derechos de los "pervertidos” nada que objetar a ser furtiva, tan invisible como sea
posible. Califia solo quiere convencer a los lectores de que tienen derecho a las
libertades sexuales que los llevan a su disfrute físico y emocional.

Lee Edelman examina las nociones lacanianas de construcción identitaria a través de


la adquisición del lenguaje y el estadio del espejo. Partiendo de formas socialmente
variables10 la plasticidad de la verdadera naturaleza sexual humana sostiene que las
identidades sociales se elaboran de manera más compleja como intersección de
múltiples grupos, corrientes y criterios (papalia, 2001) de una des-ontologización de
las identidades. Lacan buscaba en el psicoanálisis, no un proceso de normalización
de los comportamientos, sino una teoría del sujeto, pero ya es tiempo de huir de las
teorías y despejar la función de una justeza del discurso de la disciplina. En términos
de Foucault, la relación (rapport) de lo verdadero a lo intenso como algo susceptible
de transformarse (26) de un sistema de significados y significantes y el de definir la
identidad humana (dúctil) por comparación con la identidad mucho más firme de los
personajes ficticios, de los roles. Y es que a quienes defienden la heterosexualidad
no hay que provocarles, sino demostrarles que desde un punto de vista queerness,
podemos hablar y aportar ideas sin necesidad de ilustrar la vestimenta o el modo de
relacionarnos sexualmente. La construcción no es tanto identitaria, sino de su
totalidad, de la unidad del cuerpo propio mediante un lenguaje creativo como es
claramente identificado en le filosofía queerness.

Judith Butler plantea el concepto “proliferación de géneros” a partir del concepto


performatividad, que se pueden ir modificando desde el cuestionamiento (2016)
tanto, en “Gender Trouble” (1990) como en “Bodies that Matter” (1993) Deshacer
la dimensión conceptual de género implica categorizar de un modo comparable a la
adherencia, de un radical cuestionamiento de los límites de los pares naturaleza/
cultura y facticidad/constructivismo. Esta performatividad de la identidad, género o
sexo sólo puede darse en la práctica reiterada de una serie de normas instituidas
socialmente, pero también referido a un aspecto político-filosófico y a la par, de
variaciones dentro de la iterabilidad. De este modo, son la reflexividad y autonomía
los que se ven modificados en la obra butleriana, una singular dependencia negada,
manteniendo la ilusión de su autonomía en tanto cubra la ruptura a partir de la cual
se constituye.
10
La teoría queer es un conjunto de ideas sobre el género y la sexualidad de las personas, que afirma
que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales de las personas, son el
resultado de una construcción social ficticia y arquetípica y que, por lo tanto, no están esencialmente
o biológicamente inscritos en la naturaleza humana
Efectivamente, la noción de cuerpo en el proceso de subjetivación se convierte a
través del efecto performativo de la exigencia en una interpelación mucho más allá
que la de un sujeto de sí mismo. Esta misma opción merece la pena realzarla por su
carácter contingente, entre los planos de lo psíquico y lo material, o en su caso
sobre los propios contornos corporales. Estos como materia de significación, no
pueden reducir la materialidad a una identidad con el lenguaje, sino a conforma una
expresión tautológica, al límite de comprender lenguaje y materialidad como
condición quiasmática. Los elementos fundamentales de su obra van a seguir
jugando un papel muy relevante para su capacidad de acción. La incidencia
transhistórica11 del ser humano es relacional y, por tanto, la dependencia e
interdependencias performativas suturan la ruptura en la relación heterosexista.

La obra más famosa de Butler, formada por El género en disputa (1990) Cuerpos
que importan (1993) y Deshacer el género (2004) se complejiza una desencialización
del sexo y del género.12 Desde las relaciones de poder del género a la orientación
sexual, las lógicas binarias se enfrentan a una resuelta resistencia a los regímenes de
lo normal (Warner, 1993, p.26) Butler supone que el feminismo va de la mano del
modelo ilustrado y de un autodeterminarse dentro de una disidencia normativa.
Desde una afirmación circular en la que el ser en proceso, parte del sexo como lo
dado, biológicamente hablando y el género como lo cultural, se expresa libremente,
la convocatoria de Beauvoir de convertirnos en sujetos libres capaces de ejercer
nuestra transcendencia, conlleva un plus de legitimidad etocrática. Cuando se ubica
en el postfeminismo, señala que la noción de naturaleza no es descriptiva ni
prescriptiva, sino una noción que tiene una fuerte carga valorativa, de traducción
bioética y cierta identidad exclusiva, que no debe ser ritualizada.

Beatriz Preciado construye una propuesta de subversión13 transfeminista o de meta-


género al proponer una revolución mental en el concepto de lo que se entiende por
relaciones sexuales, ante una necesidad política de liberación de aquellas minorías
integradas por lo anómalo (Manuel Asensi) Según esto, el cuerpo como espacio de
construcción bio-política y como centro de resistencia (M.H. Bourcier) no necesita
de cirugías ni de hormonas para exponer la argumentación filosófica de la contra-
sexualidad14 Así pues defiende una sexualización de la totalidad del cuerpo y tiene
por objetivo el estudio y praxis de las tecnologías del sexo,15 con un protagonista
fundamental: la utilización del “Dildo o Prótesis productoras de placer. El sistema

11
Esta modificación conceptual tiene dos consecuencias, una para la concepción ética y otra política,
dada la necesidad de construir una alternativa solvente y moderna del contractualismo.
12
Anna Livia ha publicado un trabajo lingüístico (Pronoum Envy) sobre el uso queer del género
gramatical.
13
El Manifiesto contra-sexual es una ácida crítica al mundo heterocentrista, puesto que denuncia los
mecanismos de poder cultural, social y político que, según su visión han construido los clásicos
sexos y los más recientes llamados géneros.
14
Visto como un análisis crítico de la diferencia de género y sexo, producto del contrato social
heterocentrado, cuyas performatividades normativas han sido inscritas en los cuerpos como
verdades biológicas.
15
Para Beatriz Preciado si se des-naturaliza y desmitifica la noción tradicional de sexo y de género, la
contra-sexualidad tiene por objeto...las relaciones de sexo y de género que se establecen entre el
cuerpo y la máquina… “Comprender el sexo y el género al modo de tecnologías permite zanjar la
falsa contradicción entre esencialismo y constructivismo”.
heterosexual opera por división, mientras que la tarea de identificar los espacios
erróneos va en la línea queer, donde es posible subvertir las prácticas de producción
de la identidad sexual. Preciado va más allá con la idelogía contra-sexual y desplaza
al supuesto centro orgánico de producción del placer hacia un lugar externo al
cuerpo. Critica en consecuencia a la heronormatividad, en cuanto a la asignación de
sexo al nacer y defiende la libertad, en el caso de seres intersexuales, de serlo y vivir
en un orden anatómico-político distinto del heteronormativo.

Entre las obras dedicadas a la disidencia sexual los retratos “transgénero” de ficción
de Stone Butch Blues rescatamos una noción de la diversidad del cuerpo construido
e ineludible, el del cuerpo intencional y visiblemente discordante. Que las memorias
disidentes de género se hagan visibles y se difundan, buscando que se rompan o se
fusionen; el caso es que lo que tiene que ver con el deber ser de lo masculino y lo
femenino no dependa de una apariencia ni un disciplinarse, en todo caso, la
resistencia y la transformación alimenta el deseo de transitar16 y este tránsito es
transformar y desafiar la opresión del género.17 La persistencia de géneros queer y
las formas no naturales de corporeidad (Butler, 1990) son una forma de aprovechar
una ocasión para invadir el espacio público y pasar de lo “no dicho” a la
reivindicación y la contestación (Pollak, 2006: 24) Para conectar las identidades y
memorias trans en una memoria que desborda alguno de los marcos sociales, en
principio carecería de fronteras ciertas con la fantasía (Ramos, 72) pero la creación
de múltiples androginias tampoco debe resolverse mediante una ecuación, a lo
sumo, se articula a esta dimensión performativa como estrategia de fuga del
género.

Teresa de Lauretis acerca del trabajo para reconceptualizar las homosexualidades


podrían aplicarse a los intentos actuales para establecer el queerness como una
identidad, una política y una teoría, ya que el discurso queer con frecuencia parece
definido confusamente. Lo queerness es una manera de caracterizar una posición
teórica, que no había sido visible en el feminismo, de desconstrucción y como un
método subcodificado, desde que se proyecta una variada y amplia repercusión en
los distintos ámbitos intelectuales. Los seres sociales, es cierto que nos construimos
a partir de los efectos del lenguaje, en una construcción subjetiva en la que el
género solo atañe a una letra, no como auto-representación en los márgenes del
discurso hegemónico. Lauretis habla de sujeto y de construcción de la subjetividad,
como la operación por la cual se constituye el sujeto humano, también como
sujetos generizados, habiendo ya perdido su condición concreta y singular. Esta
caracterización está basada en términos de diferencia sexual y se extiende a la
cultura, pudiendo seguir indagando en un proceso de nueva comprensión18 de la
historia y le la cultura.

16
Como no existe una categoría en la que me dejen vivir tranquilx al medio, sin imposiciones de
género, yo me la invento y desde ahí agarro fuerza. Prefiero seguir siendo la rara, el raro, le rare,
salirme, huir (Memorias fuera del género. Cuerpos, placeres y políticas para narrarse Trans) Tesina.
17
La memoria activista para hacer un cambio de cristal en la forma de ver y de narrar una experiencia
propia, véase “Transhumantes” (2011) porque somos lo que identifiquemos de nosotrxs mismxs, y le
hagamos saber a lxs otrxs que somos,
18
La máxima queerness realiza un giro excéntrico en su posición con respecto a las relaciones
sociales, como categoría de análisis a partir de sí misma, discontinua y evasiva.
En líneas generales, se puede decir que las obras exotéricas que relacionan las
metas del surrealismo y lo queer, en contra de fórmulas aceptadas provocan nuevos
discursos sobre la multiplicidad de identidades prohibidas. Como representante de
las tensiones entre las imágenes surrealistas y la proyección de sujetos poéticos, el
personaje simbólico de Whitman, interlocutor implicado con uno de los yoes de
García Lorca, evoca lo dulce y amargo utilizando en nuevos contextos subversivos y
queeres una combinación de imágenes irreales. Lorca crea un ambiente de sueños
para también subvertir normas literarias y expresar un tipo de amor alterno, donde
el deseo queer busca realizarse, no normalizarse. El hecho antecede a la retórica
sinestética, de modo que con frecuencia ha de superponer sus sensaciones y aun de
disfrazar sus naturalezas. A manera de breve ilustración, la concentración expresiva
depende fuertemente de las imágenes sensoriales para realizar su impacto, su
emoción y su sorpresa. Luego se podrá hablar de significantes surrealistas19 que se
convierten en vehículos de autoexpresión. Estas son, una serie de hostilidades de
deseos abyectos, y que la categoría que englobaba un conjunto de desviaciones,
ahora difumina se dosis en ideas desnaturalizadoras.

3. Visión de conjunto

Las anteriores consideraciones no saben muy bien en qué nivel del pensamiento
straight (e identitario) ubicarse. A estas alturas tan bajas, no es suficiente el discurso
de la diversidad en la escuela, formando a futuros formadorxs o alienando la
responsabilidad bajo un prisma voluntarista en clave de improvisación. Las
identidades son, por tanto, una construcción histórica y social, pero de difícil encaje
político. Sin embargo, en la construcción de las subjetividades se genera la forma
elemental de asociación humana; en nuestro caso especialmente desexualizadxs y,
asimismo, con herramientas e inteligencia para prevenir y evitar las desigualdades
bioéticas. En la construcción de las subjetividades queerness, de crítica radical y de
manera transversal, es necesario analizar las complejas relaciones entre género y
sus relaciones antropológicas para superar un vector de opresión biologista, ya
exausto ante la evidencia. En otras palabras, la interseccionalidad de caracteres
transgresivos es uno de los principales ámbitos que tener en cuenta al analizar las
configuraciones identitarias.

La mayoría de los intérpretes mantiene hoy una posición más equilibrada, junto con
una constelación de voces no articuladas, donde la ausencia de imágenes de
personas trans, habría que complementarla con razonamientos y representaciones
neoidentitarias. La unidad del pensamiento queerness ha de cumplir con la lógica,
es decir, en los términos que se espera expresar de manera verificable, no
demostrable por una medicina ajena a la realidad ontológica y prejuiosa en su
estructura. En este sentido, más o menos insubordinado, la crítica central contiene
necesidades especiales y requiere atención específica, incluso ayuda y tolerancia.
Se trata de darle mayor sentido a la Cátedra de Género expuesta por la UNESCO.

19
ste juego con el lenguaje es característico de los movimientos de la modernidad, especialmente del
surrealismo y el cubismo y es, intrínsecamente un estilo literario fuera de las normas tradicionales, una
expresión queer (Alvar 221)
La pedagogía queerness viene siendo muy crítica con la educación mainstream, en
tanto en cuanto, alude a un conjunto de saberes y formas de vida que solo las
personas queerness pueden instrumentalizar. Ciertamente hoy, la diferencia
fundamental se encamina a lo "queer" siendo utilizado como una categoría
inclusiva, no exclusiva, a diferencia de "heterosexista", "gay", "lesbiana" o
"bisexual", pero sus designios suponen un cambio de mirada, un cambio
epistemológico de corte kantiano. Si el presupuesto de fondo de la distinción
aristotélica de los saberes es una visión de la realidad no dividida, para nosotrxs la
formación y categorización de los sujetos, representa apenas el uno por ciento de la
riqueza material que en este siglo vamos a ir diseñando y manifestando, con
naturalidad y aportando razones que deseamos queerizarlas sin complicarlas.

Evidentemente la visión de la realidad presente en los términos de referencia para


los trabajos de intervención e investigación en la psicología social, apenas muestra
un horizonte a corto plazo. A partir del estudio de una postura que desnaturaliza,
complejiza las subjetividades y promueve la capacidad de agencia, quizá se viertan
una serie de condiciones y posibilidades de moverse, actuar, pensar, sentir,
relacionarse, pensar-se, sentirse-se (Hernández-González, 2017) Entendiendo que
cada una de las situaciones de la existencia, da cuenta de las multiplicidades de ser
cuerpo, asimismo la construcción del mundo a partir del género se fagocita desde
una mentalidad que no se engaña. De tal suerte, para entender lo psicosocial al
versar sobre realidades no naturales sino causadas, su campo de comprensión se
dinamiza y trata de reivindicar las formas ininteligibles con las que modelamos su
carácter contingencial.

En definitiva, para describir una cuarta fuente20 irreconocible, pero palpable en la


cultura de masas, el género discursivo implica que el queerness de los textos es
penetrante por representaciones intrínsecamente incontrolables. Por un aparte, el
control biotecnológico irá regulando los cuerpos desde el estereotipo identitario y
hegemónico de belleza; por otra, el mismo cuerpo se torna en un espacio político,
capaz de la toma de decisiones y posibilidades de subversión. Entretanto, la
posibilidad de transitar dentro del continuum masculino-femenino de diferentes
maneras, vacila en su creencia y prefiere ser a parecer.21 Lenise Santana (2014)
resalta su convergencia en la necesidad de contextualizar el conocimiento y dar voz
a las subjetividades, y esta es la dicotomización creativa de los límites del paradigma
de género. Nietzsche teorizó una alternativa filosófica que reinvidicaba el culto a la
individualidad y la diferencia y en esa línea, pero no necesitamos identificarnos con
ningún ente dionisíaco, cuya embriaguez y confusión quedarían relativizadas ante
una mirada estética propia de nuestra generidad, cuya metáfora es un nuevo ideal
aprehensible de conceptos lógicos, frente a los abismos del ser y las complejidades
y oscuridades de lo real, que habitan en la permanencia de lo conocido.

20
Áreas consideradas: 1) las influencias durante el proceso de producción de los textos; 2) las
lecturas culturales históricamente específicas y los usos de los textos por aquellos que se
autodefinen como gays, lesbianas, bisexuales, queers; y 3) la adopción de posiciones de recepción
que de alguna manera pueden ser consideradas como queer, sin importar la identificación sexual y
de género declarada por el individuo.
21
Uno de los aportes más interesante de Wen Liu (2017) es ubicar el vivirse desde los movimientos
LGBTQ desde la categoría de afectividad.
4. Lógica inmanente en lo nouménico-queerness

La inmanencia para Aristóteles y el universal no puede ser sustancia, pero hoy nos
sirve para justificar la sensibilidad trascendente de Luce Irigaray, donde lo filosófico
y lo poético se funden con cierta inteligencia.22 Según esto, se propone pasar de una
cultura de las necesidades a una cultura de la comunicación y, esto supone practicar
un poc0 de "in-dirección" más allá de esta trascendencia horizontal entre el rol de
hombre y la mujer. Por tanto. el envite de la comunicación es un diálogo de las
representaciones, de l0s derechos específicos, y de no permanecer como una
simple reivindicación subjetiva. De ahí que Butler (2006: 59) proclame «una
insurrección a nivel ontológico» y que una biopolítica feminista, abogando por
disfrutar y aprovechar las partes de su filosofía, quiera desmarcarse de su ontología
proponiendo una renaturalización de la política. Al igual que la materia ocupa un
lugar paralelo al del pensamiento (Spinoza) el aspecto encarnado de la subjetividad
debe ser entendida como una interacción compleja de fuerzas sociales y simbólicas
y una superficie de intensidades (Braidotti, 2005, 37) Pero la tarea de fundamentar
un sujeto ético femenino a partir de la ontopolítica spinoziana no estará culminado
hasta que, el supuesto sujeto universal que representaba y que ya está siendo
desplazado, sea por un transfeminismo radical que ponga fin al cancaneo furtivo y a
la gentrificación social.

Desde la experiencia sensible la subjetividad humana, sea o no una actividad


incondicionada que antecede a todo conocimiento, hay una correlación de libertad
y conocimiento intelectual en su variopinta particularidad y diversidad.23 De ahí que
el objeto del conocimiento no sean los hechos sino su sentido, desde los principios
que determinan su forma de ser, de actuar y de vivir. A la luz del entendimiento,
esta forma de ser, es vista como como aquello desde lo que cada cosa es lo que es,
en palabras del Estagirita, o como substancia24 que parte de la idea, de la que se
nutre formalmente en su pureza inmaterial Noesis noeseos como pura reflexión.25 Y
así el intelecto agente (Hernández-Pacheco, 2014) a la luz que activa en el ámbito
visual, las imágenes testifican su pluralidad de datos. Esta transformación de las
Ideas en fundamento inteligible26 de todo lo sensible, tuvo un interés especial por
los fenómenos naturales eludiendo la pluralidad universal y los comportamientos
disexuales.

Como realidad fluyente, la idea es una forma de pensar que implica la acción y, la
forma de pensar que conlleva el desarrollo o cambio de la vida, es el proceso más
sublime de la solidaridad social. La libertad no es, pues, un hecho de aislamiento,
sino de reflexión mutua, bajo la cual la idea sustancial nos comprende y determina,

22
Aceptar la diferencia significa hacerse cargo de una limitación constitutiva de la identidad. «Yo no
soy tú, hombre, yo no soy todo y, en este sentido, no represento una unidad del género humano.
23
El individuo concreto es lo que verdaderamente existe in rerum natura para los escolásticos.
24
Cf. Metafísica, VII, 3, 1028 b 33
25
Metafísica. XII, 9, 1074 b 38.
26
Aristóteles usó el término lógica en un sentido general y reservó el de Analítica para referirse a un
saber en cierta medida previo, propedéutico [Metafísica, IV, 3, 1005 b 3]
a pesar del coste y los sacrificios que conlleva la lucha contra tantos miedos en
cuanto realización de su esencia (Foucault, 155) La libertad es la razón de ser de la
expresión filosófica, infinita en posibilidades, pero la ilusión es una falsa conciencia.
Tales sustancias son necesarias, pueden ser y no ser finalistas, porque están sujetas
al cambio, y, sin embargo, el conocimiento que nosotros tenemos de ellas puede ser
universal y necesario, poco o demasiado científico. Para Aristóteles el lenguaje es
expresión adecuada del intelecto, y éste lo es de la realidad, por consiguiente, la
libertad configura códigos indispensables para sobrevivir. También el género es
objeto de falta de coherencia cuando una sociedad no admite su identificación, la
solución de la dualidad y el conflicto consigo mismo. La liberación exige de la
autenticidad, tanto como de su complejidad, la cuestión es que el hacer se convierte
en un no hacer, cada vez que se niega la verdad de géneros. La conquista de nuestra
libertad implica luchar contra el utilitarismo, la cosificación y masificación binaria,
además de no refugiarse en el universo de los pusilánimes.

Aristóteles considera que el lugar es la superficie circundante, formada por otros


cuerpos, que contiene inmediatamente a cada cuerpo [Física, IV, 4, 212 a 6-7] sin ser
propia del cuerpo. De ahí a concebir el universo regido por la dialéctica de los
opuestos, según los físicos cuánticos, la diatriba estética de la relatividad estaría
sujeta a errores o equivocaciones. Realmente, un intelectual queerness tiene que
ser libre, no puede ser un justificador y es de recibo que, sea así como lo expresa
Diana Uribe: "aquél que pone en cuestionamiento una verdad y que relativiza la
verdad, es un incómodo” por su actitud cortaziana de disentir de lo establecido y
haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas [115] De hecho, la
mecánica cuántica ha hecho un gran aporte al debate filosófico al demostrar que el
realismo ingenuo, que propone que la realidad es tal cual como nosotros la
percibimos, es falso. Pudiera entenderse mejor que el género es absolutamente
entrópico, pues en sus parámetros dialécticos:27 coexisten un elemento creador de
desorden y otro creador de un orden "mayor" y además ambos elementos están
siempre ligados.

5. Lógica propedéutica

El conocimiento científico ha de ser estable, pues se trata de un conocimiento


universal, fijo y hasta necesario, por eso las personalidades queerness quedan al
margen de las realidades contingentes del mundo sensible, o sea en un plano
acientífico. También Aristóteles se sitúa en un plano distinto: no hay que partir de lo
universal, sino de la observación de la realidad, que sólo presenta individuos, cosas
singulares, a partir de las cuales se abstraen los conceptos, que son siempre
conformes a lo real y se predican de las cosas [Nussbaum 1986: c. 8] Para Aristóteles
es evidente la existencia de entes físicos, pero no acepta la visión heraclítea, y hasta
cierto punto platónica, de una realidad inestable hasta el extremo de no poder ser

27
Sabemos que la turbulencia es un fenómeno altamente estructurado, y que la transición de una
identidad de género representa a todas luces un salto cualitativo mayor, pues tras la inestabilidad
psicológica al no aceptar el género biológico se transforma en otro estado de conciencia queerness
más elevado y humano.
científicamente conocida. Sin embargo, Aristóteles entiende no tanto el conjunto
del mundo material o el cosmos, sino sobre todo el núcleo más propio de cada
realidad sensible o de un conjunto de ellas,28 aunque durante el proceso generativo
de la nueva sustancia es necesario suponer la permanencia de un sustrato, un fondo
estable y real en el que el cambio se realiza, pues de otro modo habría que admitir
que cada nueva realidad surge de la nada. De hecho, el sustrato es siempre una
sustancia corpórea a la que pueden sobrevenirle algunas modificaciones o
movimientos que no afectan su identidad.

El análisis del devenir muestra que los cambios que pueden sobrevenir a la sustancia
corpórea tienen esencialmente dos diversos grados de profundidad: el cambio
sustancial, que acabamos de ver, y el cambio accidental [Física, V, 1] Según
Aristóteles, “todo movimiento es algo imperfecto”, porque no tiene condición de
fin; al contrario, es siempre para un fin, que es la forma definitiva. Movimiento y
cambio son los fenómenos fundamentales de la naturaleza. Por una parte, para
Aristóteles “continuo” es aquello que puede ser infinitamente divisible,29 que puede
ser siempre ulteriormente dividido [Física, III, 1, 200 b 18-20] Sobre la posibilidad de
experimentar otras formas de ser y de estar, hasta el argumento del "tercer
hombre" es un resultado de la imitación de la Idea del ser, y tal Idea es entendida
como una entidad de carácter individual. Entonces, cabría validar la proposición
queer de que en lugar de anclarnos de por vida a estas etiquetas que configuran
nuestra identidad, transitemos por ellas.

Una reflexión en torno al género a propósito del tránsito, carece aún del engarce
adecuado en una sociedad de consumo y envanecida por el vicio de comparar
experiencias históricas y culturales.30 Aún así, hemos llegado a la conclusión de que
no existen estructuras estáticas en la naturaleza,31 por lo que el género binario no
tiene sentido más que correlativo. El término "materia" da sentido a las cualidades
o contrarios que están inmersos en ella y conforman su misma naturaleza en
movimiento, y lo que en ella manifieste. Lo queer es una materia fluyente, en
dirección a lo queerness, pues aquí se mueve por sí misma. En el cambio, paradójica
y complejamente, se humaniza como organismo autopoyético que contínuamente
se reorganiza y transforma. Y cuando lo aplicamos a la dimensión social-psicológica,
es la forma en que el ser humano se apropia de su humanidad, su vida, su
conciencia, su lenguaje, su identidad constitutiva de la conciencia humana.

28
Lo que define el cambio sustancial, la generación de una nueva sustancia, es la forma (μορφή) que
adquiere una vez terminado el proceso generativo; la forma es lo que define a cada sustancia en cuanto a
su naturaleza [Física, II, 1; Metafísica, VII, 7-9]
29
Sin embargo, a diferencia de lo que afirmaba Zenón en su defensa del ser-uno de Parménides, o
posteriormente la doctrina atomista, lo continuo no debe entenderse como el compuesto de partes
indivisibles, o la agregación de puntos aislados. Tanto en el espacio como en el movimiento y el tiempo
no hay lapsos de vacío, sino que cada lugar, movimiento e instante está siempre en continuidad con el
anterior y con el sucesivo. No hay, por tanto, magnitudes mínimas indivisibles —átomos— ni de
espacio, ni de movimiento ni de tiempo.
30
https://e-revistas.uc3m.es/index.php/CK/article/viewFile/1364/566
31
Dice Protágoras, que la materia es fluyente, pero que mientras ella fluye, se originan de continuo lo que
son aditamentos que sustituyen las pérdidas; y que las aistheseis se transmutan y se transforman de
acuerdo con la edad y otras condiciones del cuerpo.
6. La Metafísica queerness

La metafísica investiga el ente en cuanto ente evolutivo natural, la realidad en su


totalidad y su capacidad individual para autoproclamarse. Los cambios de segundo
orden, considerados generativos, podrían traer incluso felicidad, autonomía y
libertad a las personas, dado que lo racional hace referencia a la sociología y la
construcción de sus teorías de “cambio”. En el caso de la “metafísica de la
sustancia” J. Butler nos invita a repensar el género fuera de estas categorías y
considera que “no hay identidad de género detrás de las expresiones de género,
pues esa identidad es performativa.32 Pero es que la transición nunca termina (Pérez
Rincón, 2015b) y dado que en la postmodernidad se prefiere una ruptura con el
pasado como resistencia, denuncia y reacción contestaria, la desconstrucción
hermenéutica desafía las leyes clásicas normativas y rescata la subjetividad como
perspectiva de análisis. El desarrollo tecnológico en la era de la información abrió un
nuevo ciclo, ha priorizado el cambio como algo positivo e innovador y la capacidad
volitiva del ser humano se enfrenta a procesos de la realidad que dependen de un
enorme conjunto de circunstancias inciertas.

Los sentidos del ser como ingénito e incorruptible, en relación con lo múltiple, no
parte de la experiencia, ni de las exigencias lógicas; ahora se habla de la
reconceptualización del diálogo como instrumento de trabajo: del diálogo
autoritario científico al diálogo transformador (Gergen, 2001: 17) Hemos prescindido
de certezas por cuadros aseptizados sobre la realidad, de más predicción y
probabilidades. Como la ciencia es inconclusa, algo así como un valor relativo del
acto intelectual, atomista y nada intemperante, el sentido de lo real está siendo
virtualizado, claramente intuido. Toda antinomia o Primado de la contemplación, en
oposición a la primacía de la acción, vería comprometida su consecución de hecho y
la superación de todo apego. Hoy, la participación de una vida absoluta se aleja de
lo heterocéntrico, para hacer consistir la analogía del ente queerness sobre una
simple relación del ens en su justa perfección material de una formalidad nueva. La
razón de perfección o razón de causa excluye toda deformidad maniqueísta,
interpersonal y todo conocimiento meramente especulativo. La desviación del
intelectualismo, en definitiva, absorbe una curiosidad que sería impertinente desde
el punto de vista binario, pero que nos hace penetrar en la intimidad de un ser
liberado y proyectado33 hacia lo erudito de un estado queerness.

De lo propiamente sano o la mera configuración o estructura del individuo, es el


cuerpo viviente una unidad sustancial en lo que le es propio y específico. En favor
de esta última condición se reduciría la categoría de género a formas accidentales, o
sea, que pueden coexistir en un mismo ente tantas entidades sustanciales como
distintos géneros se admitieran en este. Admitamos que, una particularidad de
género sería una facultad o potencia, tanto que, comprender esto es justamente lo

32
Hablamos de cambio cualitativo cuando una cosa se transforma en otra que es esencialmente
distinta. Según la ley de transición de la cantidad a la cualidad, el aumento o disminución de la
cantidad de materia influye en la transformación de una cosa en otra distinta, ya que el cambio de
cualidad supone una modificación radical de la cosa, una revolución. Con esta ley se explica el
desarrollo de los seres y los fenómenos naturales, sociales, etc.
33
Último plano ontológico, la materia y la potencia prestan al ente perfecto su relieve.
que se trata de comprender. Los argumentos a favor, entre el apetito sensible y la
voluntad identitaria, prueba que, afectados simultáneamente por la respectiva
inclinación de una y otra potencia, cabe admitir una pluralidad de sustancia humana.
Para Aristóteles no hay más realidad que la de las cosas singulares, pues los
universales en sí mismos son abstracciones. L. Pirandello niega que haya en ningún
cuerpo algo permanente a través de sus múltiples estados y operaciones,34 por
mucho que se tratara de darle rigidez en el seno del cambio vital. En suma, la forma
sustancial es el principio de la actividad en los seres corpóreos, en cuyo caso no
habría que continuar siendo hombre o mujer tras haberlo dejado de ser.

En primer lugar, la sustancia existe por sí misma, es subsistente, esencialmente


permanente y accidentalmente mutable. Entonces, aquello en que esencia y
accidentes se dan en la realidad, se contradice en tanto en cuanto, es contradictoria
con el dinamismo humano por no tener en cuenta que uno y el mismo ser sustentan
al cuerpo, aunque sea travestido. De hecho, el ente en potencia y en acto no tiene
un único significado, sino múltiple, y que para existir no necesita de ningún lugar, ni
depende de ninguna cosa material. Luego, el cuerpo no es otra cosa que la
extensión radical de una cierta correspondencia queerness35 con la glándula pineal.
La distinción categorial de un género en movimiento o transformativo la establece
Aristóteles desde el lenguaje y la estructura predicativa, siendo, sin embargo,
consciente de no abrazar con ella la realidad en su dimensión más profunda y de su
carácter no objetivable. Al fin y al cabo, si viéramos como paralelismo psicofísico a
estos fenómenos u operaciones carentes de soporte, el mantener un esencial
dualismo o hilemorfismo en la estructura humana es lícito y hasta recomendable.36

En cuanto a la causa del ser o género accidental no puede ser el sujeto de quien se
predica su esencia y, en consecuencia, no podrá ser deducido de la consideración
del sujeto monista. Aunque sea un ser causado, no cabe establecer sus causas a
priori, sino fundamentar la resultante de la forma sustancial y la materia prima,
como Aristóteles diría, bajo el coprincipio sustancial. La figura de un cuerpo si no es
materia, sino una forma dada en la materia de una entidad corpórea, cabe
preguntarse si el género es tan solo un ser material configurado. Aun así, cabría
suponer la existencia de dos entes completos, la forma biológica y la materia en
fragmentos integrantes de un todo continuo, donde tiene cabida el cambio de
cuerpo, ya hormonado. Para la creencia ancestral, el alma humana puede ser la
forma sustancial de un ser corpóreo, y una sustancia incompleta, pero es que la
realidad queerness sustituye un concepto irreal e indeterminado anima mea por una
sustancia material completa.37

34
Este argumento, que presenta diversas variantes, según las posiciones peculiares de sus
respectivos partidarios, desconoce u olvida que la permanencia de nuestro ser no es contradictoria
con el dinamismo de este.
35
Tal problema es precisamente lo que en el círculo de los pensadores cartesianos tendrá que
debatirse como la cuestión de la "comunicación" de ambas sustancias: la pensante y la extensa.
36
De esta interpretación añadir únicamente que la "materia prima" de todo cuerpo humano, como,
en general, la de todo ser vivo no permanece enteramente idéntica en ninguno de ellos, pues se
renueva en virtud de la asimilación y desasimilación.
37
La sustancia específicamente completa (ratione speciei) o sustancia completa únicamente en el
sentido de la subsistencia (ratione subsistentiae)
Las normas del género solo funcionan si se exige la encarnación de los ideales de
una tautología, por lo que el ser veritativo posee un refrendo real; otro souvenir
concierne a un modo genérico a la cuestión de la vida como especie, donde una
mayoría persiste en cuestionar la costumbre y roles de su género y negando toda
posibilidad de inversión del mismo. En este sentido, la generación espontánea no
niega al ente vivo la capacidad de engendrar otros semejantes a él, pero es
reticente con quienes se van desarrollando conforme encuentran circunstancias
propicias. Ante todo, el género en cuanto que materia viviente, se halla vivificada en
cada caso de un modo peculiar, y esto se explica por el hecho de que la materia
prima no excluye la posibilidad de ser determinada por una forma sustancial
anímica, si lo interpretamos dentro de la teoría hilemorfista. Quiere decirse que, en
un ser viviente y en libertad, prevalece una energía de índole vital con la capacidad
de automodificarse. Cabría plantearse que lo queerness adquiriese la vida por el
influjo de otro que le dio tal potencia. La evolución y el transformismo sostienen
que todas las especies de vivientes proceden, por sinergias, de una o pocas especies
iniciales, pero que en la mezcla se desarrolla su existencia polimórfica. Hablamos de
un principio biológico básico, lucha por la vida que se extiende hasta los de variación
brusca, si vemos a lo queerness como mutación de género.

7. Bioética de género

Se puede sustituir la pregunta: ¿quién eres? por la sugerencia: «dime qué prometes»
sin que Pirandello ni Luis Landero caigan en la cuenta, primero, que una ontología
inacabada no interesa a nadie y después, que cabe admitir que nuestra condición
estriba en una situación, entre lo que fuimos y lo que seremos (Paul Ricœur) La vida
cambiante en oposición a la forma estática del hombre pirandelliano es tan esencial
como el sentimiento volitivo en oposición a la razón inflexible lo es en el humano
unamuniano. Ser y naturaleza entran a formar parte de una dialéctica queerness,
después de haber derivado de la propensión del individuo a la totalidad o
completud psíquica. Veamos el modo en que el procedimiento hermenéutico
recupera la conciencia con la idea ricoeuriana de la ontología quebrada, sabiendo
que una pluralidad psíquica no desequilibra cualquier idea de unidad. Para Ricoeur el
yo construye el texto que es su vida, mientras que su labilidad consiste en una
incoincidencia o desproporción radical consigo mismo. Asistimos cada día, por lo
tanto, a la contradicción de que, al buscarse, los personajes escapan de sí mismos y
se desdoblan, con la irrecusable obligación de transmutar de nombre.

Mientras que el nacimiento de la moderna biología a finales del siglo XVIII se


debatió entre razones poliédricas, en la era cibernética el ser autodiegético dirige su
mirada a su propio pasado para construir su presente. En este tramo, el género es
una narración de la acción humana como si se tratara de una obra abierta, de cuya
simulación tenemos conciencia de que los planos están deslindados.38 Pero el paso
decisivo hacia una concepción narrativa de la identidad personal se realiza cuando
pasamos de la acción a determinar el «quién de la narración». Pensemos que la

38
Los personajes transitan el itinerario de Sísifo que incluye, en principio, una verdad que sofoca;
luego, una mentira que ilusiona y sofoca y finalmente, un regreso a una verdad que puede sofocar o
ilusionar.
construcción del género se hace a través de una mediación, por la cual nos
comprendemos a nosotros mismos. El esquema causal aplicado a la identidad de
género o personalidad contingente flotan en el aire y se incorpora para saber más
de lo que creemos, de lo que somos o seremos. Nos hacen dudar de su unidad
sustancial, pero corroboran, en cambio, una identidad narrativa que nos construye.
Esto nos permite modificar la esencia misma de la ontología y manifestar una
identidad narrativa, acorde con las partes del guion que están siempre a medio
hacer.

Para Aristóteles el orden de la naturaleza se funda en la prioridad de la causa formal-


final sobre la causa material, la cuestión es donde situamos la condición de género.
Es decir, una causa formal es la forma específica del individuo que le diferencia
sustancialmente, que le determinará desde una idea genuina a ser lo que necesita
expresar en cuerpo y forma. Pero ¿cuál es el soporte de la permanencia de un
género propio? La respuesta tiene que ver con la «identidad», con su significado de
unicidad, además de manifestarse, a través de valores finalistas, esto es, la
asimilación propia de la igualdad, la libertad, la tolerancia y la solidaridad como
referentes indiscutibles en el desarrollo de su vida. Una vez que se conocen las
zonas sensibles en las que existen mayores desigualdades y discriminaciones de
género, permitirá llegar a una adecuada escala de abstracción, nos referimos a esta
etapa vital. También cabe preguntarse si los jóvenes han interiorizado o no la
ruptura con identidades atadas a los estereotipos y, por lo tanto, adquirido una
conceptualización de las identidades como plurales, múltiples, transversales y
mutables. Más del 95% de los y las jóvenes entre 15 y 29 años se muestran «muy a
favor» o «bastante a favor» de la igualdad de género, pero ahora falta que incluyan
a toda personalidad queerness.

Una de las cuestiones básicas para indagar en esta temática es saber cuál es el fin
que ha de guiar la conducta humana, o sea, el momento que se deja atrás ese punto
de concreción de la personeidad por un “absoluto cobrado” o personalidad. Solo así
se apropia de la realidad,39 insertada en una dimensión social que no le imponga
ninguna definición de género. Cada persona busca un contenido concreto que dé
razón de la fundamentalidad de lo real a la que se encuentra religado, en tanto que,
la inteligencia sentiente solo obedece a ciertos estímulos y a su lógica. Entonces,
cada sentido de realidad cuenta con un intenso tratamiento desde el punto de vista
antropológico. La sexualidad en concreto no es una dimensión esencial de la
persona, sino una manifestación sin repercusión en el correcto y pleno desarrollo
del ser humano. Desde la bisexualidad la combinación de nuestro código genético y
de las hormonas que liberamos y a las que estuvimos expuestos en el útero,
francamente, no da lugar a ninguna conclusión. Ahora bien, cuando dicen los
neurólogos que el ser humano nace con un cerebro sexualizado que determinará
una personalidad masculina o femenina, no lo hacen de manera determinista. Al
final se deduce que un condicionamiento viene dado por la naturaleza, en el que se
puede estar cómodo o lo contrario, no olvidemos que la praxis estará la respuesta.

39
Zubiri llama “religación” a este versión constitutiva y constituyente de la persona a la realidad, por
un lado, le otorga una serie de posibilidades, reales porque de la realidad vienen dadas, y, por otro,
también le confiere el poder de apropiárselas, para hacer de este modo su personalidad.
Lo que no tiene defensa es que la fuerza física o militarizada dicte ninguna norma
racional, y en ese sentido no hay que perder más tiempo en argumentar las
desigualdades. No se entiende el pensamiento mal intencionado de seres sectarios
cuando afirman que, en el mismo Contrato Social, Rousseau se olvidaba de incluir a
cualquier tipo de sensibilidad femenina. Lo que sobran son matices de corte
igualitarista, de revolución sexual, de la maternidad, sexo débil o cualquier imagen
deteriorada en clave de virilismo. Si fuésemos realmente trasparentes, la
denominada “de-construcción” de la sociedad (queerness) se entendería como algo
básico y propio de la evolución humana, o sea razonable en todos los planos de
nuestra vida, según los nuevos presupuestos éticos. Los ideólogos de género ya han
anunciado la eliminación de las clases sexuales y con ello que la clase subyugada se
restaure sobre sus propios cuerpos. Nosotros, los adelantados o refractarios vamos
más allá de lo teorizante y de la cultura unisex o sexo ecológico, hasta converger
con la investigación-acción,40 por medio de la deconstrucción del lenguaje, las
relaciones familiares, la reproducción, la sexualidad y la educación.

La Física Cuántica ya demuestra que todos creamos el mundo que tenemos,


sincronizando el conocimiento intuitivo de la física41 y la construcción de modelos
con la adición de ciertas interpretaciones verbales. Pero comencemos con aceptar
los conceptos “sensación subjetiva de felicidad” y “vida lograda” en un contexto de
escasa resistencia.42 Ya no hay diferencia entre la mascarada y el rol del ser en la
sociedad, esto es: su papel o “máscara” social. Hoy todo se diluye entre lo
normativo y la innovación de obligado cumplimiento y esto afecta más a una
condición de género que a lo sexual. Lo segundo es privado y no exige de
argumentos, pero una suerte de “identidad segunda” como rol genérico, cuando
menos suscita la reivindicación del poder a través de un conjunto programático
extragenético. Reduciendo la metáfora, si no nos gusta nuestro primer sexo o
género, disponemos de un segundo cuerpo al que rendir pleitesía mediante la
cosificación o identidad autopercibida. Es decir, para que la vida de un ser racional
sea lograda, como dice Spaemann, ha de tener algo que ver con la verdad. Esto no
significa que la vida de una persona queer se construya sobre una mentira, sino que,
de no revelarse biológicamente, sería como aceptar la estulticia de lo “anómalo” o
la “reducción de la vida a su desnuda base biológica” (Foucault, 1976) El triunfo de
la vida en torno a la naturaleza del bio-poder,43 donde al homo sacer solo le queda
una especie de contestación que está por venir.

40
Para Vélez (2017) la “experiencia vivida” resulta fundamental para construir el conocimiento, pues
no hay investigaciones “allá”, sino existencias humanas que tienen problemáticas y, con estas,
necesidades de transformación. Otro punto convergente se remite a la manipulación de la realidad.
Ambos ámbitos se asemejan en el carácter influenciado de lo real: el “ser en sí” escapa
inexorablemente.
41
Hay al menos tres modos de comprender la física: mediante los procesos sensoriomotores
inconscientes, mediante la representación mental y mediante el razonamiento lógico-matemático.
42
La propia palabra “persona”, como concepto, remite a una manifestación social, legal y cultural
antes que al sustrato biológico sobre el que se sustenta.
43
El poder establece una relación negativa con la libertad (a la que reprime) El poder esencialmente
dicta leyes. La forma pura del poder se encuentra por ello en la función del legislador.
Los hábitos y las virtudes44 morales no son ni un efecto innato de la naturaleza ni
algo contrario a ella, pues la sensación subjetiva de bienestar se reduce a un
instante. La razón nos dice que, al entrar en conflicto con el resto de nuestras
motivaciones, la autoimposición, tanto de la heteronormatividad como del principio
hedonista se enfrentan a nuestra naturaleza y quiebran nuestra unidad interna. Hay
que entender que el bien para Aristóteles es lo que todos apetecen (Ética a
Nicómaco, 1094a 2-3) y si esto no se manipula, no se refiere al instinto de
conservación ni a una emocionalización moderna, sino al control racional y libre de
las pulsiones, de corregir a la naturaleza allí donde falla. Cuando esta nos sitúa en un
determinado marco espacio-temporal, de autoconciencia, no ha lugar la
autoincertidumbre, sino la única objetivación de la propia subjetividad, a través de
lo que somos, seamos o no transtemporales. Para Stein, por ejemplo, la sustancia es
el “sí mismo” que contiene a la conciencia y se mantiene a través de las variaciones
en los actos. La persona es, por tanto, más que la conciencia que tiene de sí misma,
lo que imagine incluso de sí. Al final. Esta formulación no sería válida si no hay
aceptación del autor, por lo que el principio de autonomía exige sin más dilaciones
que de una vez por todas se respete al prójimo y entiendan el significado real de la
libertad.

A diferencia de los seres considerados no personales, resulta que somos capaces de


autoexpropiarnos y reinterpretarnos creativamente, algo que la naturaleza otorga a
quien no se queda ensimismado, pues no vivimos permanentemente dentro de
nosotros mismos. Aristóteles define la felicidad humana [Ética a Nicómaco, I, 6,
1098 a 16-18] y para ello, recurre a lo que todos consideran más característico del
hombre: su racionalidad. Para nosotros no hay lógica que no acepta nuestra libre
elección y eso exige coherencia queerness, que es como diseñar una cultura sin
errores. En efecto, somos en cierto modo causa de nuestros hábitos, y por ser como
somos nos proponemos un fin determinado45 mediante actuaciones concretas y
libres, en las que intervienen tanto la razón como la voluntad, la deliberación y la
elección. Del mismo modo es propio del hombre instruido buscar la exactitud en
cada género de conocimientos en la medida en que la admite la naturaleza del
asunto» [Ética a Nicómaco, I, 1, 1094 b 19-25] Una explicación de la conducta volitiva,
donde aparecemos como seres reales, si no coincide con la mirada de los demás es
porque somos naturalezas iluminadas, en el sentido que nos permite conducirnos a
nosotras mismas y aspirar a un mundo donde por primera vez se apliquen los
principios de la Bioética. Concluyendo con una frase, no se trata tanto de diferir,
sino más bien de abrazar mi queeridad y explorar mi otro yo.46 Esto es tan sencillo
como reflexionar lo que más nos conviene en orden al logro de nuestra vida, de
manera que se pueda transitar47 de uno a varios intergéneros, solo si nos sentimos
en el deber de aclarar cualquier reduccionismo.

44
Aristóteles distingue dentro del alma sensitiva las pasiones (πάθη), que son movimientos
transitorios de la afectividad; las potencias (δυνάμεις), raíz activa de los actos humanos, y las
disposiciones adquiridas o hábitos (ἕξεις), cualidades estables que otorgan al sujeto una facilidad
para realizar ciertos actos.
45
[Ética a Nicómaco, III, 7, 1114 b 16-25]
46
Ben Barres, el científico transexual que revolucionó la neurociencia gracias a sus estudios de la glía.
47
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