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SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL

Una visión constitucional


2 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR
JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR
Magíster en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
por la Universidad Rey Juan Carlos de España y Máster en Derecho
con mención en Derecho de la Empresa por la Universidad de Piura

SINDICATOS Y CONFLICTO
INDIVIDUAL
Una visión constitucional

UNIVERSIDAD CATÓLICA
SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO
Chiclayo - Perú

Lima — 2012
4 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL


Una visión constitucional
Javier H. Espinoza Escobar
Primera edición, octubre de 2012

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esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares
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© Copyright: : JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

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DISEÑO DE CARÁTULA Y DIAGRAMACIÓN: ALAN O. BEJARANO NÓBLEGA

HECHO EL DEPÓSITO LEGAL EN LA BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ N.º 2012-11364


ISBN: 978-612-4047-84-8

Tiraje: 500 ejemplares


Impreso en el Perú Printed in Peru
CONTENIDO 5

“Para ti que siempre ganarás en generosidad,


por todo lo que me has permitido alcanzar.
Con todo mi amor y admiración”
6 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR
CONTENIDO 7

Contenido

ABREVIATURAS ...........................................................................................9
PRÓLOGO DE ELMER G. ARCE ORTIZ .................................................11
INTRODUCCIÓN ........................................................................................15

Capítulo 1
BASES CONSTITUCIONALES DE LA PARTICIPACIÓN
SINDICAL EN EL PROCESO.....................................................................19
1. Tutela jurisdiccional y proceso de trabajo ......................................19
2. Libertad sindical de actuación y proceso de trabajo .....................25
3. Sindicatos y conflicto individual ......................................................32

Capítulo 2
SINDICATOS Y PROCESO EN EL ORDENAMIENTO
JURÍDICO PERUANO: ESTADO DE LA CUESTIÓN ...........................37
1. Evolución histórica del sindicalismo ...............................................38
2. Sindicatos y solución de conflictos ..................................................47
3. La Nueva Ley Procesal del Trabajo .................................................56
8 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

Capítulo 3
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT ................59
1. El conflicto individual de trabajo .....................................................59
2. Comparecencia, legitimación y representación procesal..............61
2.1. La comparecencia al proceso ...................................................61
2.2. ¿Legitimación procesal o representación procesal? .............65
2.2.1. Legitimación procesal .....................................................65
a. Legitimación directa u ordinaria .....................................66
b. Legitimación indirecta o extraordinaria ..........................68
b.1. La sustitución procesal ................................................69
2.3. Representación procesal ¿legal o voluntaria? .......................71
2.4. Diferencias entre la legitimación indirecta
o extraordinaria y la representación voluntaria ...................75
3. Interpretación de los artículos 8.2 y 8.3. NLPT “conforme”
a la Constitución .................................................................................77
4. Configuración de la representación voluntaria..............................83
5. Una cuestión final: la defensa de intereses
individuales con incidencia sindical ................................................89

CONCLUSIONES ........................................................................................93
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................95
ABREVIATURAS 9

Abreviaturas

A.A.V.V. Autores varios


AA Acción de Amparo
AI Acción de Inconstitucionalidad
APRA Alianza Popular Revolucionaria Americana
Art. Artículo
CC Código Civil
CE Constitución Española
CNA Código de los Niños y Adolescentes
Coord. Coordinador
CP Constitución Peruana
CPC Código Procesal Constitucional
CPCiv Código Procesal Civil
D. Leg. Decreto Legislativo
D.L. Decreto Ley
D.S. Decreto Supremo
Dir. Director
Edit. Editor (es)
F.J. Fundamento Jurídico
HC Hábeas Corpus
INAP Instituto Nacional de Administración Pública
10 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

JUS Ministerio de Justicia


LESCT Ley de las Empresas Especiales de Servicios y
Cooperativas de Trabajadores
LMFL Ley de Modalidades Formativas Laborales
LOLS Ley Orgánica de Libertad Sindical
LOPJ Ley Orgánica del Poder Judicial
LOTC Ley Orgánica del Tribunal Constitucional
LPCL Ley de Productividad y Competitividad Laboral
LPL Ley de Procedimiento Laboral
LPT Ley Procesal de Trabajo
LRCT Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo
LRJS Ley Reguladora de la Jurisdicción Social
NLPT Nueva Ley Procesal de Trabajo
Nos. Números
núm. Número
OIT Organización Internacional del Trabajo
PA Proceso de Amparo
PCM Presidencia del Consejo de Ministros
PI Proceso de Inconstitucionalidad
R. Leg. Resolución Legislativa
R.S. Resolución Suprema
RLFE Reglamento de la Ley de Fomento del Empleo
RLRCT Reglamento de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo
SPDTSS Sociedad Peruana de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social
STC Sentencia del Tribunal Constitucional
TC Tribunal Constitucional
TP Título Preliminar
TR Ministerio de Trabajo
PRÓLOGO 11

Prólogo

U n derecho reconocido en nuestra Constitución y consagrado


en innumerables tratados internacionales de derechos humanos,
como sucede con la Libertad Sindical, se vería fuertemente afectado
en su eficacia si su ejercicio y sus mecanismos de reparación no están
adecuadamente garantizados en el mismo ordenamiento jurídico.
Podemos tener el derecho, sin embargo, de qué serviría si ante una
agresión del mismo no cuento con mecanismos procesales rápidos e
idóneos que eviten o reparen el daño causado. Precisamente, dentro
de estos mecanismos procesales necesarios para cautelar la eficacia de
la Libertad Sindical se encuentra el tema del presente libro: ¿pueden
las organizaciones sindicales asumir de modo unilateral la defensa
de los trabajadores afiliados en sus controversias o reclamaciones
de carácter individual?
Alguien podría entender que la pertinencia de reconocer esta
atribución al sindicato está en la lógica de seguir un fin promo-
cional de las organizaciones sindicales, aún en detrimento de la
libertad del afiliado de querer o no formular las reclamaciones
ante su empresario. Si todo el poder lo concentra el sindicato, se
podría argumentar que sólo éste puede tener un mejor nivel de
negociación con la contraparte empresarial. Otros también podrían
pensar que reconocer esta atribución absoluta al sindicato no sólo
12 ELMER GUILLERMO ARCE ORTIZ

fortalece el papel sindical dentro de la empresa, sino sobre todo


libra al trabajador individual de posibles represalias en razón de
su menor poder. Por ejemplo, si el empleador lleva retraso en el
pago de remuneraciones de un trabajador, el sindicato puede en-
viar la carta previa a la acción judicial de cese de hostilidad. Y ello,
evitaría de enfrentar directamente al trabajador con su empleador.
Para el profesor Javier Espinoza este no es un dilema que el
legislador deba solucionar con absoluta discrecionalidad, como
si se tratara de un asunto de simple legalidad. Por el contrario,
supone que cualquier decisión legislativa debe respetar el carácter
normativo que tienen los principios constitucionales (entiéndase,
derechos fundamentales). Antes los principios constitucionales
eran tratados como derechos o deberes programáticos, sin ma-
yor concreción, salvo la que el legislador quisiera otorgarles.
Ello, en realidad, convertía al poder legislativo en una especie
de “Hércules” capaz de descifrar las ambigüedades que podían
generar los conflictos de derechos fundamentales. Su palabra
era “la palabra final”. En cambio, hoy por hoy, utilizando esta
metodología moderna a la que se adscribe el profesor Espinoza,
una decisión legislativa debe ser ponderada y enmarcada dentro
de la proyección normativa que tiene la Constitución Política.
Estoy de acuerdo con su conclusión: el legislador debe sumisión
y condiciona su actuar al texto constitucional.
Con estas “armas” interpretativas, el autor se lanza a aclarar
lo que para él suena ambiguo en el artículo 8.c de la Nueva Ley Pro-
cesal del Trabajo: “Los sindicatos actúan en defensa de sus dirigentes
y afiliados sin necesidad de poder especial de representación…”. La
ambigüedad está en que esta disposición no aclara si la irrelevancia del
“poder especial de representación”, permite al sindicato plantear la
reclamación de tipo individual directamente aún sin manifestación
de voluntad del trabajador. De ser así, el sindicato podría deman-
dar incluso en los casos en que el trabajador no quisiera hacerlo.
El sindicato terminaría siendo parte de ese proceso, cuestión que
difuminaría su condición de eventual representante.
El autor reclama que una lectura de este tipo tiene el inconve-
niente de afectar seriamente el derecho a la tutela judicial efectiva
PRÓLOGO 13

(artículo 139.3 Constitución). Es más, alega que en algunos casos lo


desaparecería, lo cual convertiría a esta interpretación en una postura
sesgada. Ni siquiera el argumento de fortalecimiento de la organiza-
ción sindical sería del todo convincente, ya que estaría privilegiando
una parte esencial del derecho de libertad sindical descuidando otras.
Me explico, estaría privilegiando el contenido de la libertad sindical
colectiva (fortalecimiento de la organización) en detrimento de la
libertad sindical individual (derecho de afiliación o desafiliación de la
organización sindical). ¿Qué pasa si el trabajador quiere desafiliarse
del sindicato mientras su reclamación judicial es seguida por éste?.
Nos conduciría a una esquizofrenia jurídico-procesal.
Cuando existe una incompatibilidad entre dos reglas, normas
jurídicas que se aplican en la forma de “todo o nada”, la solución
está en admitir una de ellas y expulsar la otra del ordenamiento.
En cambio, cuando el conflicto ocurre entre principios o derechos
fundamentales, la solución se busca en la ponderación de ambos
sin que tenga que prescindirse de uno de ellos. En el marco de
un Estado democrático de derecho debe privilegiarse la solución
normativa que permita la convivencia de ambos derechos funda-
mentales. La ponderación de la libertad sindical de la organización
con la tutela judicial efectiva del individuo que es a la vez tra-
bajador y afiliado, abre una profunda discusión que el profesor
Espinoza aborda con rigurosidad y mucho tino. Creo que aquí
está, precisamente, el valor del presente trabajo de investigación.
La conclusión a la que llega, la cual comparto plenamente, es la
de afirmar que la irrelevancia del poder especial de representación
no enerva al sindicato de la obligación de exigir del trabajador
su manifestación de voluntad. En todo caso, el trabajador debe
tener libre su derecho de demandar individualmente si quiere o
de otorgar poder al sindicato para que ejerza una representación
voluntaria. Esta solución, además de permitir una convivencia
pacífica entre la libertad sindical y la tutela jurisdiccional, sugiere
que pueden existir otras fórmulas normativas que permitan alcan-
zar el mismo fin (fortalecimiento de las organizaciones sindicales)
con un grado de afectación menor al derecho de tutela jurisdic-
cional. Pensemos, por ejemplo, en una ampliación de los tipos de
14 ELMER GUILLERMO ARCE ORTIZ

sindicatos a los que se refiere el artículo 5 de la Ley de Relaciones


Colectivas o vías de financiación estatal a los sindicatos.
Termino esta breve presentación felicitando al profesor Javier
Espinoza por entregar a la comunidad jurídica peruana este va-
lioso texto. Es un trabajo reflexivo, muy cuidado en la redacción,
claro, en una materia comúnmente olvidada por los laboralistas
y los investigadores como es el derecho procesal, con una vasta
revisión de jurisprudencia y, entre otras virtudes, con doctrina
actualizada y comparada. Personalmente doy fe de su compromiso
en esta investigación, así como en su vida académica entregada a
la universidad. No se podía esperar menos de un profesor brillante
de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo de Chi-
clayo, en cuya facultad de Derecho fue hace unos años Decano y
que hace poco la misma universidad lo tiene como su Vicerrector.
Javier representa a esa nueva generación de jóvenes laboralistas
que desde el norte del país, con una excepcional formación aca-
démica, hacen escuchar su voz cada día con más fuerza.
Pero, si todo lo dicho llena de alegría sobre todo a quienes
amamos la docencia y la investigación, debo confesar que todos los
méritos profesionales y académicos alcanzados por Javier son poco
o casi nada al lado de lo que él significa como persona. Cultivamos
una bonita amistad desde hace unos años y ello me ha permitido el
invalorable privilegio de conocerlo un poco más. Lo conozco también
en su faceta de padre de familia y sé del cariño inmenso que profesa
por su esposa e hijos. De hecho, espero que este trabajo que hoy nos
regala Javier, y que sirvió para que obtenga el Grado de Magíster
en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en los estudios de
doctorado que cursa en la Universidad Rey Juan Carlos (España),
sea el primero de muchos otros, porque investigadores como él
necesita nuestro Derecho del Trabajo para adecentarse.

Lima, junio de 2012

ELMER GUILLERMO ARCE ORTIZ


Profesor de Derecho del Trabajo
Pontificia Universidad Católica del Perú
INTRODUCCIÓN 15

Introducción

E l proceso de trabajo no escapa al influjo de la Constitución.


No solo constituye un instrumento de solución de los conflic-
tos originados en la relación de trabajo sino que, además, se ha
convertido en un espacio natural para la vigencia efectiva de los
principios, valores y derechos consagrados en la Carta Magna.
De igual forma, el proceso laboral sirve al Derecho del Trabajo.
Por esta razón, las normas procesales —influidas por el principio
protector— deben incorporar medidas que faciliten el acceso del
trabajador al orden jurisdiccional y garanticen una tutela jurisdic-
cional efectiva de sus derechos e intereses.
Una de estas medidas está relacionada con la intervención
de los sindicatos en el proceso. En este ámbito, los sindicatos
están facultados para actuar ejerciendo su función constitucional
de representación y defensa de los derechos e intereses de los
trabajadores.
Esta función ha encontrado amplia acogida en la Ley peruana
No. 29497, Nueva Ley Procesal del Trabajo. En ella, entre otras
formas de intervención, se regula la facultad del sindicato de
comparecer al proceso en defensa de sus dirigentes y afiliados (art.
8.2.). Con la finalidad de facilitar dicha actuación se ha precisado
que no se requiere poder especial de representación (art. 8.3.).
16 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

A pesar de su novedad, las disposiciones señaladas contienen


una deficiente técnica legislativa que generan incertidumbre sobre
la posición procesal en la que actúa el sindicato cuando defiende
los intereses de sus dirigentes y afiliados. Desde nuestro punto
de vista, la cuestión tiene trascendencia porque serán distintas las
consecuencias que resulten si se considera que el sindicato actúa
con legitimación extraordinaria, como representante legal o como
representante voluntario.
La presente investigación pretende dilucidar esta cuestión.
Con ese objeto, en la primera parte se abordarán los fundamen-
tos constitucionales de la actuación sindical en el proceso. La
cláusula constitucional del estado social y el principio de igual-
dad sustentan la existencia de un proceso de trabajo dotado de
todas la garantías para hacer efectiva la tutela jurisdiccional de
los intereses del trabajador. Por otro lado, el derecho de libertad
sindical garantiza la actuación de los sindicatos en el ámbito
jurisdiccional no solo en defensa de los intereses colectivos sino
también en defensa de los intereses individuales de sus afiliados.
En este último caso, entre otros fines, se busca fortalecer la posición
subordinada del trabajador y desestimular las posibles reacciones
adversas que pueda adoptar el empleador frente a los reclamos
de sus trabajadores.
La segunda parte muestra la evolución histórico-legislativa
del sindicalismo y del sistema de solución de los conflictos de
trabajo en el Perú. La revisión de estos antecedentes nos permitirá
comprender la actual realidad del sindicalismo peruano y las ra-
zones que han llevado al legislador peruano a reconocer y facilitar
al sindicato la facultad de actuar jurisdiccionalmente en defensa
de los intereses colectivos e individuales de los trabajadores.
En la tercera parte se realiza el análisis crítico de las disposi-
ciones de la NLPT que regulan la actuación sindical en defensa
de sus dirigentes y afiliados. A partir del concepto de conflicto
individual y la diferenciación de las instituciones procesales de la
comparecencia, la legitimación y la representación, se concluirá
que el sindicato actúa como representante procesal voluntario
cuando defiende los intereses individuales de sus miembros. Por
INTRODUCCIÓN 17

otro lado, dicha afirmación será consecuencia de la interpretación


de las disposiciones de la NLPT desde y conforme a la Constitu-
ción. Así, no solo se garantiza el derecho a la libertad sindical de
actuación del sindicato sino que se salvaguarda el derecho a la
tutela jurisdiccional del trabajador y otros principios y valores
constitucionales aplicables.
Finalmente, frente al silencio legislativo, esbozaremos el modo
en que se debe configurar la representación procesal voluntaria
y la forma en que se procederá cunado estemos frente a intereses
individuales con incidencia sindical.
18 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR
BASES CONSTITUCIONALES DE LA PARTICIPACIÓN SINDICAL EN EL PROCESO 19

CAPÍTULO 1
Bases constitucionales de la
participación sindical en el proceso

1. TUTELA JURISDICCIONAL Y PROCESO DE TRABAJO

L a tutela jurisdiccional ocupa un lugar preeminente entre los


derechos fundamentales reconocidos en la Constitución. El art.
139.3 de la CP establece como principios y derechos de la función
jurisdiccional: “La observancia del debido proceso y la tutela
jurisdiccional”. Por ésta se entiende, de una parte, el derecho de
cualquier persona a promover la actividad jurisdiccional sin que
se le obstruya, impida o disuada irrazonablemente del acceso a
la justicia1, y, de otra, el respeto de los derechos que conforman
la garantía institucional del debido proceso2.
Como derecho constitucional de naturaleza procesal3, la tutela
jurisdiccional está ligada a una serie de instituciones procesales

1
Cfr., entre otras, STC 0015-2001-AI/TC, 0016-2001-AI/TC, 004-2002-AI/
TC (29/01/2004), F.J. 9; STC 04929-2007-PA/TC (9/06/2009), F.J. 3.
2
Cfr., entre otras, STC 08115-2005-PA/TC (10/04/2007), F.J. 2; STC 4587-
2004-AA/TC (29/11/2005), F.J. 25.
3
Cfr. STC 00763-2005-AA/TC (13/04/2005), F.J. 6.
20 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

—tales como el derecho de acción para acceder a un proceso4, el


derecho a obtener una resolución judicial basada en el derecho5 y
el derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales6— cuya
finalidad conjunta es garantizar y tutelar al justiciable que ejerce
el derecho de acción frente al poder–deber de la jurisdicción7 y
asegurarle la plena satisfacción de sus derechos e intereses.
El lugar propio de satisfacción de este complejo derecho es el
proceso judicial. Éste debe estar investido de todas las garantías
que faciliten una defensa adecuada8. De modo sólo enunciativo, el
art. 4 CPC, incluye entre ellas el derecho de libre acceso al órgano
jurisdiccional, el derecho a la prueba, el de defensa, el derecho a la
contradicción y a la igualdad sustancial en el proceso, el derecho
a no ser desviado de la jurisdicción predeterminada ni sometido
a procedimientos distintos de los previstos por la ley, el derecho
a la obtención de una resolución fundada en derecho, al acceso a
los medios impugnatorios regulados, la imposibilidad de revivir
procesos fenecidos, el derecho a la actuación adecuada y tempo-
ralmente oportuna de las resoluciones judiciales y la observancia
del principio de legalidad procesal penal. En suma, la tutela
jurisdiccional no se agota en garantizar el acceso al proceso, sino
que implica que éste se desarrolle como un procedimiento de
tutela idóneo para asegurar la plena satisfacción de los intereses
accionados.
Es tal la complejidad de este derecho que los diversos meca-
nismos en los que se traduce no son fácilmente identificables ni
se limitan a los derechos fundamentales reconocidos en el art. 139

4
Cfr., entre otras, STC 00763-2005-AA/TC (13/04/2005), F.J. 6; STC 08115-
2005-PA/TC (10/04/2007), F.J. 2.
5
Cfr. STC 4226-2004-AA/TC (18/02/2005), F.J 2.
6
Cfr. STC 08123-2005.HC/TC, F.J. 6; STC 0015-2001-AI/TC, 0016-2001-AI/
TC, 004-2002-AI/TC (29/01/2004), F.J. 10.
7
Cfr., entre otras, STC 8123-2005-PHC/TC (14/11/2005), F.J. 6; STC 04518-2007-
PA/TC (9/01/2008), F.J. 5; STC 00589-2001-PA/TC (15/03/2011), F.J. 5.
8
GONZÁLEZ PÉREZ, J.: El derecho a la tutela jurisdiccional, 3ª. edición. Civitas,
Madrid, 2001, p. 57.
BASES CONSTITUCIONALES DE LA PARTICIPACIÓN SINDICAL EN EL PROCESO 21

CP o en el segundo párrafo del art. 103 CP u otras disposiciones


de la Constitución. Según el TC, la tutela jurisdiccional también
se refiere a “aquellos derechos que resulten esenciales para que
el proceso pueda cumplir con su finalidad y que se deriven del
principio–derecho de dignidad de la persona humana”9.
La tutela jurisdiccional también es expresión del Estado de
Derecho. En efecto, el sometimiento de la actuación pública y de
los ciudadanos a las reglas jurídicas emanadas de los órganos
instituidos con potestad legislativa exige implícitamente que se
reconozca a todo ciudadano el derecho a reclamar “el respeto a
sus posiciones de poder derivadas del propio ordenamiento jurí-
dico” ante los Tribunales legítimamente instituidos para cumplir
dicha función10.
Dentro de las normas procesales existe un núcleo de princi-
pios aplicables al proceso que ha permanecido inalterable, pese
a los vaivenes políticos y sociales. En relación con él, el sistema
de valores y principios consagrados por la Constitución juega un
papel fundamental en la configuración del proceso judicial11. Entre
las disposiciones constitucionales, la cláusula del Estado social de
derecho (art. 43 CP12) y el principio-derecho de igualdad (art. 2.2.13

9
Cfr. STC 0023-2005-AI/TC (27/10/2006), F.J. 46.
10
Cfr. CRUZ VILLALÓN, J.: “Constitución y proceso de trabajo”, en CRUZ VI-
LLALÓN, J. y VALDÉS DAL-RE, F.: Lecturas sobre la reforma procesal. Ministerio
de Justicia, Madrid, 1991, pp. 18-19.
11
Como afirma CRUZ, aun cuando se trate de una disciplina destacadamen-
te técnica, el Derecho Procesal (y el proceso) no escapan a la influencia
de la Constitución. Cfr. CRUZ VILLALÓN, J.: “Constitución y proceso de
trabajo”, en CRUZ VILLALÓN, J. y VALDÉS DAL-RE, F.: Lecturas sobre … ob.
cit., p. 11. En el mismo sentido, RODRÍGUEZ ESCANCIANO S.: Deficiencias del
proceso social y claves para su reforma. Marcial Pons Ediciones Jurídicas,
Madrid, 2001, p. 32.
12
Art. 43: “La República del Perú es democrática, social, independiente y
soberana”.
13
Art 2.2.: “A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por
motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición eco-
nómica o de cualquiera otra índole”.
22 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

y 26.1.14 CP) tienen un destacado valor. Ambas informan todas las


demás cláusulas constitucionales y el ordenamiento jurídico en
general y, en esa medida, se erigen como criterios hermenéuticos
que guían la interpretación de las normas15, incluidas aquellas
que regulan el proceso. Por esta vía, el proceso se inserta en la
realidad político-social16 y se convierte en un ámbito privilegiado
de afirmación de los principios constitucionales y de defensa de
los derechos e intereses consagrados en la norma fundamental.
En el más reducido ámbito de las relaciones laborales, la cláu-
sula del Estado social y el principio de igualdad obligan al Estado
a adoptar las medidas necesarias para compensar la desigualdad
natural existente entre los sujetos de la relación laboral. Dicho
deber se hace ineludible por el hecho de que el trabajo, en sus
diversas modalidades, es objeto de atención prioritaria del Estado
(art. 23 CP) y porque éste tiene la obligación de garantizar la plena
vigencia de los derechos humanos y de promover el bienestar
general que se fundamenta en la justicia (art. 44 CP).
La función compensadora del Estado fundamenta el diseño de
una política social que reconozca una serie de derechos y ventajas
a los trabajadores a través de la legislación laboral y de Seguridad
Social17 y que dé un cauce adecuado a la autonomía colectiva como
facultad de los trabajadores y empleadores para regular las relaciones
de trabajo. En aquella función también halla sustento la existencia de
un proceso especial para los asuntos de trabajo18, caracterizado por

14
Art 26: “En la relación laboral se respetan los siguientes principios: 1.
Igualdad de oportunidades sin discriminación”.
15
Cfr. STC 0050-2004-AI/TC (3/06/2005). F.J. 42.
16
DENTI, V, Processo civile e giustizia sociale, cit. por CRUZ VILLALÓN, J.: “Cons-
titución y proceso de trabajo”, en CRUZ VILLALÓN, J. y VALDÉS DAL-RE, F.:
Lecturas sobre … ob. cit., p. 17.
17
Cfr. CRUZ VILLALÓN, J.: “Constitución y proceso de trabajo”, en CRUZ
VILLALÓN, J. y VALDÉS DAL-RE, F.: Lecturas sobre … ob. cit., p. 60.
18
RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO FERRER, M.: “Jurisdicción de trabajo y sistema
constitucional”, en A.A.V.V.: Cuestiones actuales de Derecho del Trabajo:
Estudios ofrecidos por los catedráticos españoles de Derecho del Trabajo al
BASES CONSTITUCIONALES DE LA PARTICIPACIÓN SINDICAL EN EL PROCESO 23

un núcleo básico de diferenciación que modula, modera y adecua


algunos de los principios básicos del proceso civil —señaladamente, el
de igualdad formal y el principio dispositivo19. En definitiva, se trata
de establecer tanto reglas orgánicas como de procedimiento distintas
a las que rigen el proceso civil, por su propia naturaleza ineficaz para
hacer efectivos los derechos reconocidos a los trabajadores en las
normas laborales sustantivas20.
Este peculiar modo de articulación del proceso laboral tiene su
origen en la singularidad de las normas sustantivas laborales y de
las pretensiones que se deducen en él, las cuales, por su urgencia
vital, requieren una rápida satisfacción21. El principio de igualdad
y la cláusula del Estado social exigen, pues, que la legislación pro-
cesal, de una parte, facilite económica y jurídicamente el acceso
a la justicia de los trabajadores, compensando su situación de
dependencia económica y subordinación jurídica ante el empre-
sario, y, de otra, que asegure y refuerce las medidas de ejecución a
favor del trabajador. Todo ello hace precisa la instauración de un
proceso laboral idóneo para resolver con prontitud los conflictos
de trabajo, que simplifique los trámites y formas, que concentre
los actos procesales y que haga del binomio oralidad-inmediación
uno de los rasgos esenciales que informan el proceso22.

profesor Manuel Alonso Olea. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social,


Madrid, 1990, p. 51.
19
VALDÉS DAL-RE, F.: “Anotaciones sobre el marco general de la reforma
procesal laboral”, en VALDÉS DAL-RE, F. et al.: Puntos críticos de la Ley de
Procedimiento Laboral. ACARL, Madrid, 1991, p. 25.
20
Entre otras razones, porque el proceso civil es costoso, complicado, for-
mal y lento. La demora en la resolución de las pretensiones propia del
proceso civil perjudica claramente a los trabajadores y les sitúa en una
posición de inferioridad frente al empresario. Cfr. AGUILERA IZQUIERDO,
R.: Proceso laboral y proceso civil: Convergencias y Divergencias, 1ª. edición.
Civitas, Madrid, 2004, pp. 38-39.
21
RODRÍGUEZ ESCANCIANO S.: Deficiencias del proceso social … ob. cit., p. 18.
22
Así ha sido reconocido en el art. I TP NLPT: “El proceso laboral, se inspira
entre otros, en los principios de inmediación oralidad, concentración,
celeridad, economía procesal y veracidad”.
24 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

La efectividad del proceso laboral se garantiza adicionalmente


con la formación especializada de los jueces que decidirán contro-
versias a partir de una legislación con características singulares23
y con unos parámetros para enjuiciar e interpretar el derecho
sustancialmente distintos a los utilizados por el juez civil24.
La existencia de una jurisdicción de trabajo y de un proceso
especial de trabajo reafirma la función tuitiva o compensadora
del Derecho del Trabajo que incide también en el terreno proce-
sal25. El proceso, además de constituir un medio especial para la
tutela de los derechos e intereses legítimos de los sujetos que en
él intervienen, se convierte en un mecanismo de protección de los
derechos fundamentales, de promoción de la justicia y del derecho
de defensa —básicamente del trabajador—, en el entendido de que
“muy poco sirve el derecho sustantivo, si el procesal no se articula
de manera adecuada, para que las personas puedan defenderse,
en las condiciones que exige un verdadero Estado de derecho”26.
La especialidad y razón de ser del proceso laboral radica no
sólo en que se trata de un instrumento para la solución pacifica de
los conflictos que se susciten entre empleador y trabajador, sino
que, atendiendo a que este último es la parte débil de la relación
laboral, con él se garantiza la plena aplicación de las normas la-
borales. El proceso puede ser visto, así, como un mecanismo de
tutela de los derechos del trabajador e indirectamente, del trabajo.
La tutela del trabajo —se ha dicho— es un instrumento al servicio

23
Características como la “extensión del ordenamiento social, la sin-
gularidad dogmática y la complejidad de sus fuentes de producción
normativa”. Cfr. MARTÍN VALVERDE, A.: “Jurisdicción social y tutela judicial
efectiva”, en SEMPERE NAVARRO, A. (Dir.): El modelo social en la Constitución
Española de 1978. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2003,
p. 1161.
24
RODRÍGUEZ ESCANCIANO S.: Deficiencias del proceso … ob. cit., pp. 16-18.
25
Cfr. BAYLOS GRAU, A., CRUZ VILLALÓN, J., FERNÁNDEZ LÓPEZ, Mª.: Instituciones
de Derecho Procesal. Trotta, Madrid, 1991, p. 43.
26
GÓMEZ DE LIAÑO, F. et al.: Derecho Procesal Laboral, Forum, Oviedo, 1994,
p. 29.
BASES CONSTITUCIONALES DE LA PARTICIPACIÓN SINDICAL EN EL PROCESO 25

del Estado social27. Este parece ser el sentido del art. III del TP
de la NLPT pues establece el deber de los jueces de evitar que la
desigualdad entre las partes afecte el desarrollo o resultado del
proceso y el de procurar que se consiga la igualdad real de las
partes, observando el debido proceso, la tutela jurisdiccional y el
principio de razonabilidad.
De esta forma, el proceso de trabajo se configura como un
sistema de garantías reales que concreta y desarrolla las garantías
procesales reguladas en la Constitución en el orden jurisdiccional
social y que, informado por el principio protector del Derecho del
Trabajo, garantiza el acceso de los trabajadores a la jurisdicción
y dota de protección efectiva a los derechos e intereses que en él
se discuten.

2. LIBERTAD SINDICAL DE ACTUACIÓN Y PROCESO DE


TRABAJO
La legislación procesal no puede mantenerse ajena al fenóme-
no de la autonomía colectiva, estrechamente ligada a la defensa de
los derechos de los trabajadores. No resulta extraño que el proceso
también acabara convirtiéndose en un mecanismo adecuado para
otorgar tutela a los intereses colectivos y para el encauzamiento
y solución de los conflictos28.
La cláusula de Estado social implica que se reconozca la di-
mensión colectiva del conflicto industrial derivada de la existencia
de intereses colectivos profesionales29 y que, en lógica conse-

27
Cfr. SÁEZ LARA, C.: La tutela judicial efectiva y el proceso laboral, 1ª. edicion.
Civitas, Madrid, 2004, p. 37.
28
RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO FERRER, M.: “Proceso de trabajo y justicia cons-
titucional”, en DE LA SERNA FERRER, M.J. et al: El proceso laboral. Estudios
en homenaje al profesor Luis Enrique de la Villa Gil. 1ª. edición, Lex Nova,
Madrid, 2001, p. 729.
29
MORENO VIDA, Mª. N.: “Comentario al art. 17 Ley de Procedimiento La-
boral”, en MONEREO PÉREZ, J.L., MORENO VIDA, Mª. N. y GALLEGO MORALES,
A. (Dir.): Comentario a la Ley de Procedimiento Laboral. Comares, Granada,
2001, p. 193.
26 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

cuencia, se regule la facultad de las organizaciones sindicales de


intervenir en su defensa en el ámbito jurisdiccional. También exige
que se ideen mecanismos que posibiliten que las organizaciones
sindicales intervengan en la defensa de los intereses individuales
de sus afiliados. En ese sentido, los sindicatos pueden contribuir
a contrarrestar la desigual posición de las partes en el conflicto
industrial30, posibilitando la efectiva tutela de los derechos e in-
tereses de los trabajadores.
Pese a ello, a lo largo de la historia el reconocimiento legislati-
vo de la intervención de los sindicatos en el proceso ha encontrado
los mismos obstáculos que el Estado liberal opusiera a la creación
y reconocimiento jurídico de las organizaciones representativas
de intereses colectivos31. Estos debían ser superados para facilitar
aquella intervención. Era imprescindible, de una parte, que se re-
conociera a los trabajadores el derecho a la libertad sindical y, a los
sindicatos, la facultad de representación de intereses colectivos32 e
individuales. Por otro lado, era preciso superar la ideología indi-
vidualista, propia de la codificación del siglo XIX, que subyacía a
la constitución de la relación procesal33 y restringía la legitimación
únicamente a los titulares de la relación jurídica objeto de debate
(trabajador y empleador individualmente considerados) y dejaba

30
Cfr. ORTIZ LALLANA, M. C.: La intervención del sindicato en el proceso de
trabajo, 1ª. edición. Consejo Económico y Social, Madrid, 1994, p. 97.
31
CRUZ VILLALÓN, J.: “La intervención de las representaciones colectivas en
el proceso de trabajo”, en CRUZ VILLALÓN, J. y VALDÉS DAL-RE, F., Lecturas
sobre… ob. cit., p. 274. Según PALOMEQUE el rechazo a la participación del
sindicato en el proceso es consecuencia de “la cultura jurídica burguesa
y de los valores e intereses que representa frente a la “colectivización”
que impone la mejor tutela de los intereses de clase de los trabajado-
res”. Cfr. PALOMEQUE LÓPEZ, M.C.: “Sindicato y proceso de trabajo”, en
PALOMEQUE LÓPEZ M.C.: Derecho del Trabajo y razón crítica. Libro dedicado
al profesor Manuel Carlos Palomeque López en su vigésimo quinto aniversario
como catedrático, 1ª. edición. Caja Duero, Salamanca, 2004, p. 287.
32
Cfr. ORTIZ LALLANA, M.C.: La intervención del sindicato … ob. cit., p. 25.
33
Cfr. PALOMEQUE LÓPEZ, M.C.: “Sindicato y proceso de trabajo”, en PALO-
MEQUE LÓPEZ M.C.: Derecho del Trabajo … ob. cit., p. 286.
BASES CONSTITUCIONALES DE LA PARTICIPACIÓN SINDICAL EN EL PROCESO 27

de lado el ámbito colectivo de las relaciones laborales. Sólo a partir


del reconocimiento del derecho a la tutela judicial a favor de los
sindicatos, es viable su intervención en el proceso en defensa de
los intereses de grupo e individuales de la clase trabajadora.
Los obstáculos, por otra parte, se generaron también desde
las propias organizaciones sindicales que postergaron la defensa
judicial de los intereses de los trabajadores para centrarse, casi en
exclusiva, en su función contractual de mejora de las condiciones
de trabajo y en la huelga. Reconocieron en ellas su principal estrate-
gia de representación y defensa de los intereses de los trabajadores
y se mostraron renuentes a utilizar el cauce jurisdiccional. Privile-
giaron así la utilización de sus propios mecanismos de autotutela.
Aunque la Constitución peruana no reconoce expresamente la
función de los sindicatos en defensa y promoción de los intereses
económicos y sociales que les son propios34, ésta puede considerar-
se implícitamente incluida en el art. 28 CP. Esta norma reconoce los
derechos de sindicación, negociación colectiva y huelga y establece
el deber del Estado de garantizar la libertad sindical. A decir del
TC, este artículo constitucionaliza la creación y fundamentación
de las organizaciones sindicales35. Además, se ha afirmado, que
los sindicatos no son entes cuya creación obedezca a la satisfacción
de intereses ajenos a quienes lo conforman sino que su objetivo

34
Tal reconocimiento sí se produce en el art. 7 de la Constitución Española
de 1978. El TC español, interpretando este artículo, ha afirmado que los
sindicatos constituyen “asociaciones de relevancia constitucional”. Cfr.
STC 3/1981, de 2 de febrero, F.J. 1; STC 358/2006, de 18 de diciembre,
F.J. 4; STC 152/2008, de 17 de noviembre, F.J. 4. La doctrina científica
menciona que el art. 7 CE constituye el punto de partida “de la demo-
cracia participativa en el ámbito socio económico”. Cfr. MORENO VIDA,
Mª. N.: “Persona, conflicto social y pluralismo: Grupos organizados y
mediación de los conflictos”, en MONEREO PÉREZ, J.L., MOLINA NAVARRETE,
C. y MORENO VIDA, Mª. N. (Dir.).: Comentario a la Constitución Socio- eco-
nómica de España. Comares, Granada, 2002, p. 119.
35
Cfr. STC 008-2005-PI/TC (12/08/2005), F.J. 26.
28 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

primordial viene dado por la defensa de los derechos e intereses


de sus miembros36.
A mayor abundamiento, al tratarse de derechos y libertades
reconocidos por la Constitución, las disposiciones sobre libertad
sindical deben interpretarse de conformidad con la Declaración
Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos
internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú.
Como ha puntualizado el TC, “los conceptos, alcances y ámbitos
de protección explicitados en dichos tratados”, constituyen “pa-
rámetros de interpretación de los derechos reconocidos por la
Constitución”37.
En ese sentido, además de los Convenios genéricos sobre de-
rechos humanos que reconocen el derecho de libertad sindical y
la función representativa de los sindicatos38, el Perú ha ratificado
una serie de Convenios específicos, entre ellos, los Convenios de
la OIT Nos. 87, 98 y 151. Estas normas regulan la acción sindical
como parte integrante del derecho de libertad sindical39 y reco-

36
Cfr., entre otras, STC 632-2001-AA/TC (5/08/2002), F.J. 08; STC 340-
2003-AA/TC (25/11/2004), F.J. 1; STC 3311-2005-PA/TC (5/01/2006),
F.J. 1.
37
Cfr. STC 1124-2001-AA/TC (11/07/2002), F.J. 09. La constante remisión a
los tratados internacionales sobre derechos humanos para la delimitación
del contenido de los derechos fundamentales es una de las herramientas
que utiliza el TC peruano para otorgar protección a los derechos consti-
tucionales de contenido laboral. Así se puede apreciar, entre otras, en
las STC 3039-2003-AA/TC (29/01/2004), F.J. 4; STC 206-2005-PA/TC
(28/11/2005), STC 1139-2007-PA/TC (13/11/2007).
38
Por ejemplo, la Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 23.4.:
“Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para
la defensa de sus intereses”, el Protocolo Adicional de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, art. 8.1.: “Los Estados partes garan-
tizarán el derecho de los trabajadores a organizar sindicatos y a afiliarse
al de su elección, para la protección y promoción de sus intereses”, entre
otros.
39
Convenio 87 OIT, art. 3.1.: “Las organizaciones de trabajadores y de
empleadores tienen el derecho de (…) organizar su administración y
sus actividades y el de formular su programa de acción”.
BASES CONSTITUCIONALES DE LA PARTICIPACIÓN SINDICAL EN EL PROCESO 29

nocen la trascendental función que cumplen los sindicatos en la


representación y defensa de los intereses de los trabajadores40.
Al interpretar dichos Convenios, el Comité de Libertad Sin-
dical ha establecido que la misión fundamental y permanente de
las organizaciones sindicales es “el progreso económico y social
de los trabajadores”41, que no solo está referido a la esfera profe-
sional42. En efecto, los intereses profesionales y económicos que
los sindicatos defienden no se ciñen a la mejora de las condiciones
de trabajo o a reivindicaciones de orden profesional, sino que
“engloban también la búsqueda de soluciones a las cuestiones
de política económica y social, a los problemas que se plantean
en la empresa y que interesan directamente a los trabajadores”43.
La trascendental función representativa que cumplen (o
deberían cumplir) los sindicatos en el marco de un Estado social
de derecho encuentra su raíz en el derecho de libertad sindical
y en el derecho que tienen los ciudadanos a participar en forma
individual o asociada en la vida política, social y cultural de la
Nación (art. 2.17. CP). De allí se desprende la obligación estatal
de promover, facilitar y proteger todas sus manifestaciones,
especialmente, la llamada faceta dinámica o de actividad que se
expresa en la facultad del sindicato de proyectarse hacia el exte-
rior44 y de ejercer las funciones que la Constitución y las leyes le

40
Es esclarecedor el art. 10 Convenio 87 OIT que establece: “(…) el tér-
mino organización significa toda organización de trabajadores o de
empleadores que tenga por objeto fomentar y defender los intereses de
los trabajadores o de los empleadores”.
41
Cfr. OIT: Libertad sindical: Recopilación de decisiones y principios del Comité de
Libertad sindical del Consejo de Administración de la OIT, 5ª. edición (revisada).
Oficina Internacional de Trabajo, Ginebra, 2006, párrafo 498, p. 110.
42
Cfr. OIT: Libertad sindical: Recopilación … ob. cit., párrafo 29, p. 12.
43
Cfr. OIT: Libertad sindical: Recopilación … ob. cit., párrafo 28, p. 12.
44
RODRÍGUEZ-SaÑUDO GUTIÉRREZ, F.: “Contenido y alcance de la acción sin-
dical”, en CASAS BAAMONDE, M.E., DURÁN LÓPEZ, F. y CRUZ VILLALÓN, J.:
Las transformaciones del Derecho del Trabajo en el marco de la Constitución
Española: Estudios en homenaje al profesor Miguel Rodríguez-Piñero y Bravo
Ferrer. La Ley, Madrid, 2006, p. 268.
30 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

asignen45 en procura del fomento y la defensa de los intereses de


los trabajadores, ejerciendo todos los medios de acción que por
la propia naturaleza defensiva del sindicato, le corresponden46.
Como puede advertirse con facilidad, la faceta dinámica o de ac-
tividad constituye el elemento primordial del derecho de libertad
sindical, a tal punto que se puede afirmar que éste es un derecho
“fundamentalmente colectivo y de actividad”47.
Esta actividad sindical no se manifiesta en un único ámbito.
El ordinario o natural es el centro de trabajo o la empresa (el
llamado ámbito profesional) en el cual el sindicato desempeña la
función de representar y defender los intereses económicos de los
trabajadores frente al empleador, fundamentalmente a través de
la negociación colectiva. A él se suma un ámbito de participación
más cercano a lo político48 que posibilita la negociación con re-
presentantes del gobierno, del poder legislativo y de los partidos
políticos sobre los asuntos socio-económicos que les conciernen.
En él se sitúan también la negociación legislativa y las medidas

45
Cfr. STC 008-2005-PI/TC (12/08/2005), F.J. 26.
46
Cfr. STC 1469-2002-AA/TC (23/07/2004), F.J. 5.
47
VILLAVICENCIO RÍOS, A.: La libertad sindical en el Perú: Fundamentos, alcances
y regulación. Plades, Lima, 2010, p. 95. En el mismo sentido, el TC español
ha identificado los derechos de actividad y de acción de los sindicatos
como el contenido esencial del derecho de libertad sindical, sin el cual
este derecho no sería recognoscible, “por contribuir de forma primordial
a que el sindicato pueda desarrollar las funciones a las que es llamado
por el artículo 7 de la Constitución”. Cfr., entre otras, STC 127/1989 de
13 de julio, F.J. 3, STC 30/1992, de 18 de marzo, F.J. 3.
48
A diferencia del ordenamiento español en el que, en consonancia con el
art. 7 CE, se regula la llamada participación institucional del sindicato
(art. 129.1 y 131.2 CE y art.. 2.2.d. de la LOLS, aprobada por Ley Orgá-
nica 11/1985, de 2 de agosto), en el Perú, ni la CP ni la LRCT, reconocen
esta facultad. Esta carencia legislativa es una de las razones de la escasa
participación institucional de los sindicatos. Alguna tibia experiencia
sobre ella se relaciona con la inclusión de los sindicatos en el Consejo
Nacional de Trabajo y en el Acuerdo Nacional de 2002. Cfr. ARCE ORTIZ;
E.: “Diálogo Social y Libertad Sindical en el Perú”, en Temas Laborales,
núm. 83, 2006, pp. 111 y s.s.
BASES CONSTITUCIONALES DE LA PARTICIPACIÓN SINDICAL EN EL PROCESO 31

de presión colectiva en defensa de sus intereses. En este sector,


el sindicato asume la representación de la ciudadanía social49
defendiendo intereses que no sólo pertenecen a los trabajadores
sino que son, más ampliamente, verdaderos intereses generales.
Pero además, la acción sindical se manifiesta en el ámbito del
proceso laboral en el que el sindicato interviene reafirmando su
función constitucional de representación y defensa de los intere-
ses colectivos e individuales de los trabajadores y ejerciendo su
derecho a plantear reclamaciones o iniciar acciones judiciales50. La
intervención del sindicato en el proceso es consecuencia del tras-
lado del fenómeno de sindicalización de las relaciones laborales
al ámbito jurisdiccional51. En él, su función es de tal importancia
que se ha llegado a afirmar que “el sindicato necesita del proceso
laboral y el proceso laboral necesita del sindicato”52.
El sindicato necesita del proceso porque el ordenamiento jurí-
dico53 le reconoce la función de representación del conjunto de los
trabajadores comprendidos dentro de su ámbito en los conflictos
de naturaleza colectiva (art. 8.a. LRCT) así como la representación
o defensa de sus miembros en controversias o reclamaciones de
carácter individual (art. 8.c LRCT). Tal función requiere, en buena
lógica, que le sean reconocidas facultades para accionar en la vía

49
BAYLOS GRAU, A.: “Democracia política y sistema sindical: reflexiones
sobre la autonomía del sindicato”, en GARCÍA LASO, A. y SANGUINETTI RA-
YMOND, W. (Edit.): Sindicatos y cambios económicos y sociales. Universidad
de Salamanca, Salamanca, 2002, p. 20.
50
Cfr., entre otras, STC 632-2001-AA/TC (5/08/2002), F.J. 08; STC 340-2003-
AA/TC (25/11/2004), F.J. 1; STC 3311-2005-PA/TC (5/01/2006), F.J. 1.
51
Este fenómeno implicará también la introducción de procesos especiales
dirigidos a resolver pretensiones colectivas. Cfr. CRUZ VILLALÓN, J.: Com-
pendio de Derecho del Trabajo, 3ª. edición. Tecnos, Madrid, 2010, p. 609.
52
MURCIA CLAVERIA, A.: La representación voluntaria en el proceso laboral.
Marcial Pons, Madrid, 1994, p. 272.
53
En España, además de los art. 7 y 28.1 CE que reconocen el derecho a
la acción sindical, la LOLS reconoce el derecho de los sindicatos a la
acción en el ámbito jurisdiccional cuando establece que tienen derecho
al planteamiento de conflictos individuales y colectivos (art. 2.2.d.).
32 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

jurisdiccional en defensa de los derechos e intereses legítimos


de los grupos o individuos a los que representa. Por otro lado,
el proceso necesita de las organizaciones sindicales porque son
“actores especialmente conocedores del contexto social, sindical
y económico en el que surge el conflicto”54 que facilitan la incor-
poración de esos datos al proceso y que contribuyen a alcanzar
un análisis más completo del conflicto y una solución más justa
y adecuada a la realidad.
El ordenamiento jurídico configura un régimen de inter-
vención de los sindicatos en el proceso en función de la causa
o fundamento de dicha intervención55 y según el tipo de interés
que jurídicamente se pretenda tutelar56. Así, sin referirnos a
la posición que puede ocupar el sindicato dentro del proce-
so, cuando menos se ha previsto la actuación en defensa de
sus propios intereses asociativos, en defensa de los intereses
colectivos y en defensa de los intereses individuales de sus afi-
liados57. En este último caso, cabe aún diferenciar entre intereses
individuales con incidencia colectiva e intereses estrictamente
individuales.

3. SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL


Refiriéndose a la experiencia española, PALOMEQUE hace notar
que durante décadas se excluyó al sindicato de la intervención

54
MURCIA CLAVERIA, A.: La representación voluntaria … ob. cit., p. 275.
55
Cfr. MORENO VIDA, Mª. N.: “Comentario al art. 17 Ley de Procedimiento
Laboral”, en MONEREO PÉREZ, J.L., MORENO VIDA, Mª. N. y GALLEGO MO-
RALES, A. (Dir.): Comentario … ob. cit., p. 194.
56
VALDÉS DAL-RE, F.: “El nuevo proceso laboral”, en CRUZ VILLALÓN, J. y
VALDÉS DAL-RE, F.: Lecturas sobre ... ob. cit., p. 327.
57
Así se regula en los artículos 17.1, 17.2 y 20 LRJS, aprobada por Ley
36/2011, de 10 de octubre de 2011. La NLPT se refiere a las causas de
intervención del sindicato en el art. 8.2.: “Los sindicatos pueden com-
parecer al proceso laboral en causa propia, en defensa de los derechos
colectivos y en defensa de sus dirigentes y afiliados”.
BASES CONSTITUCIONALES DE LA PARTICIPACIÓN SINDICAL EN EL PROCESO 33

en el proceso de trabajo en controversias individuales58. Una


exclusión similar es predicable de la realidad jurídico–procesal
peruana, en la que sólo a partir de 1980 se reguló la actuación de
los dirigentes sindicales como representantes de cualquier traba-
jador, a condición de que actuasen premunidos de poder general
o especial, según el caso.
A despecho de esa exclusión tradicional, la representatividad
de los sindicatos para defender en el proceso sus intereses y los
de sus dirigentes y afiliados, tiene pleno sustento constitucional59.
Constituye un verdadero derecho del sindicato; una facultad–fun-
ción60 que le posibilita accionar ante los órganos jurisdiccionales
en defensa de los derechos e intereses de sus afiliados, el cual
coexiste con el derecho individual del trabajador a ser represen-
tado y defendido por el sindicato en diversos ámbitos, incluido
el jurisdiccional, como consecuencia de su afiliación.
Además, en la intervención del sindicato en los conflictos
individuales confluyen, por un lado, la obligación estatal de
garantizar el acceso efectivo de los trabajadores a la jurisdicción
laboral a través de normas, procedimientos y facilidades que co-
rrijan la desigualdad originaria con la que concurren empleador y
trabajador al proceso; y, por otro, el deber estatal de remover todos
los obstáculos y restricciones que impidan el libre ejercicio de la
libertad sindical61 y de promover la libertad sindical, facilitando
a los sindicatos el cumplimiento de su función representativa

58
Cfr. PALOMEQUE LÓPEZ, M.C.: “Sindicato y proceso de trabajo”, en PALO-
MEQUE LÓPEZ M.C.: Derecho del Trabajo … ob. cit., p. 286. A diferencia del
Perú, en España los sindicatos han podido actuar como representantes
de los trabajadores desde 1926, así se reguló en los Estatutos de la Co-
misión Mixta de Trabajo en el Comercio de Barcelona, aprobados por
Real Orden del 7 de diciembre de 1926.
59
Entre otras, STC 3311-2005- PA/TC (5/01/2006), F.J. 1.
60
Cfr. MURCIA CLAVERIA, A.: La representación voluntaria … ob. cit., p. 270. En
el Perú, el art. 8.c LRCT establece que la representación o defensa de sus
miembros, en las controversias o reclamaciones de carácter individual,
constituye uno de los fines y funciones de los sindicatos.
61
Cfr. STC 01139-2007-PA/TC (13/11/2007), F.J. 8.
34 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

también en lo relativo a la relación individual de trabajo y los


intereses individuales subyacentes en ella.
La intervención de los sindicatos en el conflicto individual
constituye una facultad sindical de carácter instrumental. Sobre
la base del principio dispositivo, son los trabajadores —titu-
lares de los derechos e intereses legítimos— quienes poseen
legitimación para acudir o no a los órganos jurisdiccionales en
procura de la protección de los derechos e intereses individuales
derivados de la relación de trabajo. Sin embargo, debido a la
posición de subordinación del trabajador, la legislación autoriza
la participación de los sindicatos a fin de atenuar dicha posi-
ción y, en todo caso, para fortalecer la posición del trabajador
sindicalizado que reclama tutela. En el enfrentamiento contra
el empleador, el sindicato pone a disposición del trabajador
afiliado sus servicios de asesoría y asistencia en juicio, de modo
que reequilibra los medios de defensa con los que cuentan las
partes del proceso62.
Por otro lado, la actuación del sindicato tiende a desestimular
o dificultar las posibles reacciones adversas que podría adoptar
el empleador frente al trabajador como consecuencia del ejerci-
cio del derecho a la tutela jurisdiccional63. Con ello se asegura su
presencia como garante de sus intereses a lo largo del proceso
e —incluso después de él— frente a cualquier acto de represalia
del empleador.

62
Cfr. SOLANS LATRE, M.A., OCHOA HORTELANO, J.L.: “Ejercicio procesal
por el sindicato de las acciones individuales de sus afiliados”, en
Actualidad Laboral, Sección Doctrina, 1996, Ref. XLI, p. 717, tomo 3,
La Ley, 2934/2001.
63
Cfr. VALDÉS DAL-RE, F.: “El nuevo proceso laboral”, en CRUZ VILLALÓN,
J. y VALDÉS DAL-RE, F.: Lecturas sobre … ob. cit., p. 329. Para ORTIZ, la
presencia del sindicato puede llegar a mitigar las represalias que
pueda cometer el empleador, en la medida que “mediante la actua-
ción de éste, la “responsabilidad” del empleado frente al empleador
se diluye”. Cfr. ORTIZ LALLANA, M. C.: La intervención …ob. cit. , pp.
129-130.
BASES CONSTITUCIONALES DE LA PARTICIPACIÓN SINDICAL EN EL PROCESO 35

En este sentido, el Comité de Libertad Sindical manifiesta,


esclarecedoramente, que existe un verdadero derecho del trabaja-
dor a ser representado por el sindicato (o sus dirigentes) “cuando
interpone un recurso en cuestiones referentes a sus condiciones
de trabajo, de acuerdo a los procedimientos prescritos por leyes
o reglamentos”. Más aún, la representación de los sindicatos a
favor de sus afiliados, se torna más importante —prosigue—
“cuando se trata de trabajadores cuyo nivel de educación no les
permitiría defenderse adecuadamente sin ayuda de personas
más experimentadas, que no tienen la posibilidad de hacerse
representar por un abogado y que sólo cuentan para su defen-
sa con la ayuda que puedan prestarles los representantes de su
sindicato”64.
La intervención de las organizaciones sindicales se justifica
también en la medida que, al tratarse de actores especializados
conocedores de la técnica jurídica y del contexto social, sindical
y económico en el que surge el conflicto, su participación ga-
rantizará un mejor tratamiento de la defensa jurídica en materia
laboral. Es posible, por otra parte, que en muchas ocasiones
los procesos individuales representen “la punta del iceberg de
un conflicto mucho más amplio” en el que es aconsejable que
se enfrente al empleador, no el trabajador individual, sino el
sindicato65.
La tendencia a la expansión del papel asignado a los sindica-
tos en el proceso busca también fortalecerlos institucionalmente
en su función de representación y defensa de los intereses de los
trabajadores, incluyendo los intereses individuales. Detrás de esta
tendencia se encuentra la función promotora del Estado a favor
de los sindicatos66 cuyo fin es reforzar su papel representativo e,

64
Cfr. OIT: Libertad sindical: Recopilación … ob. cit., párrafo 517, p. 114.
65
Cfr. MURCIA CLAVERIA, A.: La representación voluntaria … ob. cit., pp. 275-
276.
66
Cfr. SANZ LLORENTE, F.: La representación procesal y el poder para pleitos.
Comares, Granada, 1995, p. 248.
36 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

indirectamente, incentivar la afiliación sindical67 y privilegiar el


hecho afiliativo68.
Por último, con dicha intervención se pretende “salvar la
dificultad que supone la distinción entre conflictos individuales
y colectivos”69, en virtud de la posibilidad latente de que hasta el
conflicto más individual pueda tener incidencia sobre el colectivo
de los trabajadores de la empresa y “ repercutir en la política de
personal de ésta”70.

67
Cfr. VALDÉS DAL-RE, F.: “El nuevo proceso laboral”, en CRUZ VILLALÓN, J.
y VALDÉS DAL-RE, F.: Lecturas sobre … op. cit, p. 329. En el mismo sentido,
se ha dicho que lo que se busca es “la consolidación y crecimiento de
la afiliación de los sindicatos, estrechando el vínculo de unión con sus
afiliados y concediéndoles mayores competencias”. Cfr. GABINETE
JURÍDICO de la CONC: “El derecho de libertad sindical y los sindicatos
en la Ley de Bases de Procedimiento Laboral”, en ALARCÓN CARACUEL, M.:
La Reforma del Procedimiento Laboral. Análisis de la Ley 7/89, de 12 de abril,
de Bases de Procedimiento Laboral, Marcial Pons, Madrid, 1989, p. 179.
68
Cfr. MURCIA CLAVERIA, A.: La representación voluntaria … ob. cit., p. 280.
69
Cfr. ORTIZ LALLANA, M. C.: La intervención del sindicato … ob. cit., p. 130.
Esta frontera borrosa entre conflicto colectivo y conflicto plural (en el que
el interés afectado es suma de los individuales concurrentes) es puesta
de manifiesto por ALONSO OLEA y CASAS BAAMONDE en ALONSO OLEA, M.,
CASAS BAAMONDE, Mª.: Derecho del Trabajo, 21ª. edición (revisada). Civitas,
Madrid, 2003, p. 1014.
70
ORTIZ LALLANA, M. C.: La intervención del sindicato … ob. cit., p. 130.
SINDICATOS Y PROCESO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO: ESTADO DE LA CUESTIÓN 37

CAPÍTULO 2
Sindicatos y proceso en el ordenamiento
jurídico peruano: estado de la cuestión

L a evolución del sindicalismo en el Perú71 está marcada por la


constante y activa intervención del Estado en la reglamenta-
ción de las relaciones de trabajo para contrarrestar los conflictos
generados por la actuación sindical o para evitar su propagación
obstaculizando y reprimiendo las huelgas, persiguiendo a los
dirigentes sindicales, confiriendo por la vía legislativa algunos
derechos a los trabajadores como una forma de reducir la presión
social o regulando los derechos colectivos a tal punto de vaciarlos
de contenido e impedir su adecuado y libre ejercicio.
Al igual que en la mayoría de países de occidente, en el Perú
el reconocimiento de la libertad sindical ha sido posible a partir
de la constitucionalización de los derechos laborales (2ª. mitad del

71
Para la historia del sindicalismo en el Perú se puede revisar: RENDÓN
VÁSQUEZ, J.: Derecho del Trabajo. Teoría general I, 2ª. edición. Grijley,
Lima, 2007, pp. 363 y s.s.; VILLAVICENCIO RÍOS, A.: La libertad sindical …
ob. cit., pp. 26 y s.s.; GÓMEZ VÁLDEZ, F.: Derecho de Trabajo: Relaciones
colectivas de Trabajo, 2ª. reimpresión. San Marcos, Lima, 2005, pp. 109
y s.s.; SULMONT, D. “El Movimiento Sindical en un Contexto de Refor-
mas: Perú 1968-1976” en Nueva Sociedad, núm. 26, setiembre-octubre,
1976, pp. 39-62.
38 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

siglo XX) y de la ratificación de los Convenios OIT 87, 98 y 151. Con


todo, ello no ha sido suficiente para que, en el plano de los hechos,
los sindicatos se consoliden y contribuyan a la institucionalización
de un sistema democrático de las relaciones laborales. La tradición
autoritaria e intervencionista del Estado en la regulación de la
libertad sindical ha traído consigo al menos dos consecuencias:
el arraigo de la idea de que es aquel el único responsable de las
políticas normativas y gubernamentales y la existencia de una
escasa cultura de diálogo en los agentes sociales72.
Por otro lado, el desprestigio del sindicato y la desconfianza
de los trabajadores y de la sociedad en general respecto de este
tipo de organizaciones constituye una realidad que obedece a
diversas razones de orden político, económico y social, así como
a la forma de actuación de los sindicatos. Su permanente actitud
confrontacional, el recurso desmedido a huelgas y paros —que
en su mayoría se declaran ilegales—, la escasa preparación de los
dirigentes sindicales, sus ideas y acciones radicales, su incapacidad
para plantear propuestas alternativas a la política económica del
gobierno y para adecuarse a las nuevas realidades económicas
producto de la globalización, entre otras características, no han
contribuido a contrarrestar dicho fenómeno En ese marco, es
entendible que la actuación sindical haya privilegiado el ejercicio
del derecho de huelga y la negociación colectiva en detrimento
de otras formas de participación e intervención en el ámbito juris-
diccional, que no se ha materializado sino hasta fechas recientes.
La breve evolución que se revisará a continuación permitirá dar
una idea de lo expresado.

1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL SINDICALISMO


En el Perú el fenómeno sindical surge a finales del siglo XIX,
como resultado de la tardía introducción del capitalismo y de la
industria —textil, gráfica, panadera, molinera, minera, petrolera,

72
Cfr. ARCE ORTIZ; E.: “Diálogo Social y Libertad Sindical en el Perú”, en
Temas Laborales … ob. cit., p. 104.
SINDICATOS Y PROCESO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO: ESTADO DE LA CUESTIÓN 39

agrícola— así como actividades complementarias como el trans-


porte portuario y ferrocarrilero73. Surge básicamente en Lima y en
algunas ciudades de la costa del país en las que se generó el naci-
miento de un proletariado urbano. Éste, sumado al proletariado
rural al servicio de las haciendas de la costa y de los gamonales de
la sierra y a la creciente burocracia del país, propició la creación
de organizaciones de trabajadores. El Estado mostró actitudes de
indiferencia, control o represión respecto a ellas pero en ningún
caso pudo impedir su implantación y desarrollo a nivel empre-
sarial. Empero, desde su origen, el sindicato fue considerado un
“sujeto bajo sospecha”74.
Pese a que la acción sindical no se encontraba legalizada, este
movimiento obrero desarrolló diversas paralizaciones de labores
que buscaban la abolición del sistema de contratación bajo la
modalidad de enganche75, la reducción de la jornada de trabajo,
la mejora de las condiciones remunerativas y la regulación del
trabajo de las mujeres y los menores de edad. La respuesta inicial
del Estado fue represiva. Se tradujo, entre otras acciones, en la
detención de los dirigentes sindicales y la declaración de estado
de sitio en los lugares donde se desarrollaba la paralización. Con
todo, la acción de las organizaciones sindicales trajo como conse-
cuencia la entrada en vigor de las primeras normas con contenido
laboral, tales como la Ley 1183 de 23/11/1909 (que prohibió el
sistema de contratación bajo la modalidad de enganche), la Ley

73
En la primera mitad del s. XIX, “la economía peruana tuvo un carácter
predominantemente feudal y agrícola; las ciudades eran muy pequeñas
y su actividad comercial y artesanal exigua”. Cfr. RENDÓN VÁSQUEZ, J.:
Derecho del Trabajo… ob. cit., p. 451.
74
Cfr. VILLAVICENCIO RÍOS, A.: La libertad sindical … ob. cit., p. 26.
75
El enganche consistía “en el reclutamiento de trabajadores por parte
de una persona —el enganchador— a quien el explotador beneficiario
de dicha mano de obra abonaba triangularmente el total de las remu-
neraciones y demás derechos convenidos. Su beneficio venía dado por
la percepción de una parte de dichas remuneraciones no abonadas al
trabajador”. Cfr. GÓMEZ VALDEZ, F.: Derecho de Trabajo … ob. cit., pp. 113-
114.
40 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

1378 de 20/01/1911 (referida a los accidentes de trabajo), el D.S.


de 24/01/1913 (que reglamentó el derecho de huelga y las recla-
maciones colectivas76), la Ley 2852 de 23/11/1918 (que introdujo
normas para la protección de las mujeres y menores77), la Ley 3010
de 28/12/1918 (que estableció el descanso dominical y en días
feriados) y el D.S. de 15/01/1919 (que implantó a nivel nacional
la jornada de ocho horas), entre otras.
Transcurrida la primera etapa del movimiento sindical,
entre 1920 y 1960, los frecuentes golpes de Estado, el caudi-
llismo y la concentración del poder generaron la adopción de
medidas legislativas restrictivas del derecho de sindicación
y de la huelga, así como la represión y el uso de la violencia
contra cualquier manifestación que pretendiera romper el or-
den instaurado por las dictaduras78. Esta situación se agrava

76
La norma estableció los requisitos de forma y fondo para el reconoci-
miento de la huelga por parte de las autoridades, aunque estos eran tales
que, hacían muy difícil su realización. Cfr. SANTISTEVAN, J., DELGADO, A.:
La huelga en el Perú. Cedys, Lima, 1980, p. 39. VILLAVICENCIO, refiriéndose a
esta norma, manifiesta que refleja el tratamiento que, desde un inicio, se
dio desde el Estado al fenómeno sindical: “proscripción de los sindicatos
y su control político posterior a través del registro; el intervencionismo
absoluto en materia de reclamaciones colectivas con el establecimiento del
arbitraje obligatorio directo, sin posibilidad de trato directo entre las partes;
encuadramiento policial y represivo de la huelga”. Cfr. VILLAVICENCIO RÍOS,
A.: La libertad sindical … ob. cit., p. 28.
77
Así, se reguló la “acción popular en contra de los infractores de la ley.
Todas las instituciones protectoras de la infancia y la maternidad, tienen
la obligación de ejercer la acción popular” (art. 30).
78
Así, ocurrió durante el gobierno de Leguía (1919-1930) que se caracte-
rizó (i) por reconocer derechos a determinados grupos de trabajadores
que lo apoyaban en su lucha contra el civilismo y el gamonalismo, (ii)
por reprimir el movimiento sindical y (iii) por la oposición intelec-
tual de izquierda. Lo mismo ocurrió durante el gobierno de Sánchez
Cerro (1931-1933) que, del lado de las clases propietarias, realizó una
campaña de represión contra las organizaciones sindicales y políticas
de los trabajadores que acabaron en las matanzas de La Oroya (1930),
Malpaso y Talara (1931) y disolvió las organizaciones sindicales. En
el periodo de Bustamante y Rivero (1945-1948) se dictaron normas
SINDICATOS Y PROCESO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO: ESTADO DE LA CUESTIÓN 41

porque los partidos políticos (APRA, Partido Socialista del


Perú y Partido Comunista) se introdujeron en las organiza-
ciones sindicales y las utilizaron para sus fines políticos como
herramientas de confrontación contra el gobernante de turno.
Como consecuencia directa de esta situación tuvo lugar una
encarnizada persecución de los líderes sindicales e incluso de
los simples afiliados a los sindicatos.
Aun cuando se reconoció la libertad de asociación, ninguna
de las constituciones vigentes durante esta etapa (las de 1920 y
de 1933) reguló expresamente la libertad sindical o alguna de las
manifestaciones de la autonomía colectiva.
La escasa importancia dada por los gobiernos de turno a
la autonomía colectiva se evidencia en el diverso contenido de
las normas que regularon la relación laboral y que, entre otros
fines, buscaron contener los movimientos sindicales. De ello
son muestra, entre otras, la Ley 4916 de 7/02/1924, establecida
a favor de los empleados de comercio, para quienes se creó un
preaviso de despido y el pago de una indemnización por despi-
do injustificado, el D.S. de 26/06/1934, por el que se dispuso el
abono de las horas extras en la forma convenida o pactada, la Ley
8563, de 19/08/1937, que amplió a 30 días las vacaciones anuales
pagadas de los empleados públicos y privados, el D.L. 10908 de
3/12/1948, por el que se estableció el régimen de participación
de los empleados y obreros en las utilidades que obtengan los

prohibiendo a los empleados públicos y a los empleados de las em-


presas estatales asociarse en organizaciones sindicales y declararse
en huelga. Cfr. RENDÓN VÁSQUEZ, J.: Derecho del Trabajo… ob. cit., pp.
460-472. En el gobierno de Odría (1948-1956) se desata nuevamente
una fuerte represión al movimiento sindical que llevó a la proscripción
de las principales organizaciones y en el gobierno de Pardo (1956-
1962) en el que se pone en práctica un modelo de negociación política
que “basó su eficacia en la amenaza de extensión del conflicto a un
gobierno temeroso de un golpe militar; el que, por tanto debía inter-
venir presionando a los empresarios para que adopten las demandas
mínimas de los trabajadores”. Cfr. VILLAVICENCIO RÍOS, A.: La libertad
sindical … ob. cit., p. 29.
42 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

empleadores, el salario de las vacaciones anuales de los obreros


y el salario dominical de los obreros79.
Mediante las R. Leg. 13281 (9/12/1959) y 14712 (15/11/1963)
el gobierno peruano ratificó los Convenios OIT 87 y 98, sobre
libertad sindical y protección del derecho de sindicación y sobre
derecho de sindicación y negociación colectiva, respectiva-
mente. El derecho de libertad sindical se reguló internamente
por primera vez mediante D.S. 009 de 3/05/1961 (modifica-
do por el D.S. 021 de 21/12/1961), aunque, como se puede
apreciar de su contenido, la norma nacional restringió y
desnaturalizó el derecho. Redujo el ámbito subjetivo de la
norma a los empleadores, obreros y empleados del sector
privado (art. 28) y el ámbito objetivo al del centro de trabajo
(art. 7) o de empresa (art. 9), impuso un registro constitutivo
(art. 11) y, por último, estableció unos requisitos de número
exagerados: cinco sindicatos para la constitución de fede-
raciones y diez federaciones para la constitución de una
confederación (art.23). El D.S. 009 de 3/05/1961 inaugura
así una tradición de reconocimiento legislativo meramente
formal del fenómeno sindical. Tras él se dictaron otras normas
de contenido laboral para frenar la presión social, entre las que
destaca la Ley 18471 de 10/11/1970, de estabilidad laboral que
fortaleció indirectamente la acción sindical, al fortalecer las
relaciones individuales.
El gobierno golpista militar (1968-1975) siguió dos grandes
líneas directrices de su política: la extinción de la oligarquía
y del gamonalismo como fuerzas económicas y políticas, y
la entrega al Estado de la función de producción de bienes y
servicios de importancia estratégica. Para su ejecución llevó
a cabo un proceso de nacionalización de los sectores claves
de la economía y puso en práctica medidas proteccionistas e
intervencionistas, instauró la reforma agraria e incentivó la

79
La finalidad de esta norma era contrarrestar las convocatorias a huelga
pues para gozar del derecho al salario dominical se impuso como condición
la actividad efectiva en trabajo durante seis días continuos (art. 10).
SINDICATOS Y PROCESO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO: ESTADO DE LA CUESTIÓN 43

movilización popular. En este último sentido, ensayó reformas


de consolidación y participación de organizaciones sindicales y
campesinas que fracasaron, entre otras razones, porque fueron
impuestas80.
Estas medidas permitieron que los trabajadores se interesasen
por los asuntos políticos y económicos del país, que se acrecentara
la constitución de sindicatos y la afiliación en los mismos y que
se generalizaran las huelgas nacionales, como la del 11/07/1977
que tuvo por finalidad el retorno a la democracia81. Por esta vía,
los sindicatos lograron influir en los constituyentes de 1978–1979
y consiguieron que, bajo el marco de la cláusula del Estado social,
se reconociese en la Constitución de 1979 una larga lista de dere-
chos laborales (incluida la estabilidad laboral absoluta) y que se
regulasen los derechos de libertad sindical (art. 5182 y art. 5283),

80
Cfr. ARCE ORTIZ; E.: “Diálogo Social y Libertad Sindical en el Perú”, en
ob. cit., p. 103. La participación se dio a través de las Comunidades
Laborales (Industriales, Mineras, Pesqueras y de Telecomunicaciones
que eran personas jurídicas de derecho privado integrada por los tra-
bajadores a tiempo completo y permanentes) que buscaban reformar
la propiedad de los medios de producción dando a los trabajadores
acceso a la propiedad de las utilidades, la participación en la propie-
dad y la participación en la gestión empresarial.
81
Cfr. GÓMEZ VALDEZ, F.: Derecho de Trabajo … ob. cit., p. 120.
82
Art. 51: “El Estado reconoce a los trabajadores el derecho a la sindicali-
zación sin autorización previa. Nadie está obligado a formar parte de un
sindicato ni impedido de hacerlo. Los sindicatos tienen derecho a crear
organismos de grado superior, sin que pueda impedirse u obstaculizarse
la constitución, el funcionamiento y la administración de los organismos
sindicales. Las organizaciones sindicales se disuelven por acuerdo de sus
miembros o por resolución en última instancia de la Corte Superior. Los
dirigentes sindicales de todo nivel gozan de garantías para el desarrollo
de las funciones que les corresponde”.
83
Art. 52: “Los trabajadores no dependientes de una relación de
trabajo, pueden organizarse para la defensa de sus derechos. Les
son aplicables en lo pertinente las disposiciones que rigen para los
sindicatos”.
44 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

negociación colectiva (art. 5484) y huelga (art. 5585) incluso para


los servidores públicos86 y que, al menos en teoría, se sentaran las
bases de un modelo democrático de relaciones laborales.
Para desarrollar el Convenio 151 OIT, sobre las relaciones de
trabajo en la Administración Pública (ratificado por el Perú en la
17ª. Disposición General y Transitoria de la Constitución Política
de 1979) se dictaron los D.S. 003-82-PCM (22/01/1982) y 026-82-JUS
(13/04/1982) que regularon el derecho de libertad sindical de los
servidores públicos. En clara contradicción con la Constitución y las
normas internacionales nuevamente se redujo el ámbito subjetivo del
derecho sólo a los trabajadores permanentes y que hubieren superado
el periodo de prueba (art. 1 y art. 7), se limitó su ámbito objetivo a
cada Repartición del Estado (art. 8), se impuso un registro sindical sin
garantías (art. 11)87, se exigió un requisito numérico exagerado (art. 17)
para la constitución de una federación (veinte sindicatos) y para una
confederación (diez federaciones), se prohibió que se agrupasen con
trabajadores de otros sectores (art. 18) o que se afiliaran a organismos
de grado superior que no fueran de servidores públicos (art. 19) y se
impuso la no reelección de los dirigentes (art. 16).

84
Art. 54: “Las convenciones colectivas de trabajo entre trabajadores y
empleadores tiene fuerza de ley para las partes. El Estado garantiza
el derecho a la negociación colectiva. La ley señala los procedimientos
para la solución pacifica de los conflictos laborales. La intervención del
Estado solo procede y es definitoria a falta de acuerdo entre las partes”.
85
Art. 55: “Las huelgas es derecho de los trabajadores. Se ejerce en la forma
que establece la ley”.
86
De acuerdo con la Constitución no contaban con derecho de sindicaliza-
ción y de huelga los funcionarios del Estado con poder de decisión o que
desempeñen cargos de confianza, los miembros de las Fuerzas Armadas
y Fuerzas Policiales (art. 61) y los magistrados (art. 243).
87
El órgano administrativo creado para el registro de las organizaciones
sindicales (INAP) fue desactivado en 1995 lo cual fue aprovechado por
las entidades empleadoras para negar legitimidad a las organizaciones
sindicales que se constituyeron en ese lapso. En el año 2001, mediante
Ley 27556 (23/11/2001) se autorizó al Ministerio de Trabajo para que
se encargue del Registro de las organizaciones sindicales de servidores
públicos.
SINDICATOS Y PROCESO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO: ESTADO DE LA CUESTIÓN 45

La entrada en vigor de la Constitución de 1979 constituyó la


ocasión para modificar la legislación anterior, caracterizada por su
dispersión, su origen autoritario y su marcado reglamentarismo
e intervencionismo en la constitución y el funcionamiento de los
sindicatos88.
La reforma no se produjo, empero, sino hasta el año 1992 en
el que se dictan la LRCT aprobada por D.L. 25593 (26/06/1992)
y el RLRCT, aprobado por D.S. 011-92-TR. Si bien estas normas
regulan unitariamente la libertad sindical, la negociación colectiva
y la huelga, mantienen las deficiencias de la normatividad anterior.
Fueron emitidas en un gobierno de facto89, sin discusión ni consulta
alguna a las organizaciones de trabajadores ni de empleadores y
no otorgaron mayor autonomía a las organizaciones sindicales.
Impusieron un determinado modelo organizativo (sindicatos
de empresa o centro de trabajo), cuya ineficacia y conflictividad
han resultado patentes90 y, al omitir la regulación de la tutela
de la libertad sindical91, tampoco proporcionaron las garantías
necesarias para que las organizaciones sindicales realizaran de
modo eficaz su actividad. Ambas disposiciones muestran, una vez

88
SANGUINETTI RAYMOND, W.: “Los sindicatos y la libertad sindical en la
nueva Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo (Decreto-Ley 25593)”
[ubicado el 25.IX.2011]. Obtenido en http://wilfredosanguineti.files.
wordpress.com/2008/09/lrct-peru-sindicatos.pdf.
89
El 5 de abril de 1992 se produce el autogolpe de Estado de Alberto Fuji-
mori quien a fin de legitimarse en el poder y legitimar las reformas que
venía implementando convocó a una Asamblea Constituyente en la que,
contando con amplia mayoría, aprobó la Constitución de 1993.
90
El art. 45 LRCT eliminó la negociación colectiva por rama de actividad
al establecer que: “Si no existe previamente una convención colectiva en
cualquier nivel de los señalados en el artículo anterior, las partes decidi-
rán, de común acuerdo, el nivel en que entablarán la primera convención.
A falta de acuerdo, la negociacion se llevará a nivel de empresa”.
91
De esta norma se ha dicho que contradice a la Constitución y la legislación
internacional de la OIT y que viene precarizando el esquema sindical y
los espacios democráticos. Cfr. GÓMEZ VALDEZ, F.: Derecho de Trabajo …
ob. cit., p. 121.
46 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

más, un marcado rasgo autoritario, reglamentarista, controlador


y restrictivo92, a tal punto que fue objeto de 16 observaciones del
Comité de Libertad Sindical de la OIT (Informe 291 del Comité de
Libertad Sindical en los casos 1648 y 1650) levantadas por el Perú a
través de la Ley 27912 (6/01/2003), de las que quedan pendientes
algunas de las referidas a la huelga.
La década de los noventa se caracterizó por la adopción de
medidas flexibilizadoras y desreguladoras de las normas laborales
adoptadas en el marco de una reforma estructural de la econo-
mía emprendida por el gobierno con la finalidad de promover
el empleo y hacer más productivo y competitivo al trabajador.
En realidad, no significaron sino la reducción de los derechos
de los trabajadores, la eliminación de la estabilidad laboral y un
amplio proceso de privatización que generó despidos masivos
de trabajadores.
La Constitución de 1993 aprobada por el Congreso Cons-
tituyente Democrático, y ratificada por referéndum, reconoció
menores derechos laborales que su antecesora, eliminó la estabi-
lidad laboral absoluta y dejó a la ley la regulación de la protección
frente al despido arbitrario. Si bien reconoció los derechos de
sindicación, negociación colectiva y huelga (art. 28)93, lo hizo de
un modo escueto y genérico dejando a la legislación el desarrollo
de los citados derechos.

92
Cfr. VILLAVICENCIO RÍOS, A.: La libertad sindical … ob. cit., pp. 31-33.
93
Art. 28: “El Estado reconoce los derechos de sindicación, negociación co-
lectiva y huelga. Cautela su ejercicio democrático: 1. Garantiza la libertad
sindical. 2. Fomenta la negociación colectiva y promueve formas de solución
pacífica de los conflictos laborales. La convención colectiva tiene fuerza
vinculante en el ámbito de lo concertado. 3. Regula el derecho de huelga
para que se ejerza en armonía con el interés social. Señala sus excepciones y
limitaciones”. También reconoce los derechos de sindicación y huelga de los
servidores públicos, estableciendo los sujetos que no están comprendidos:
los funcionarios del Estado con poder de decisión, los que desempeñan
cargos de confianza o de dirección, los miembros de las Fuerzas Armadas
y de la Policía Nacional (art. 42) y los Jueces y Fiscales (art. 153).
SINDICATOS Y PROCESO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO: ESTADO DE LA CUESTIÓN 47

A partir de los años noventa se consolida en el Perú una


crisis del sindicalismo que se refleja tanto en las bajas tasas
de afiliación sindical como en el escaso número de convenios
colectivos celebrados. En su origen se hallan los efectos de la
política laboral adoptada desde los principios de los noventa,
con la proliferación de contratos a plazo fijo, la desprotección
frente al despido arbitrario, la intermediación, la tercerización,
el requisito de 20 trabajadores para la constitución de un sindi-
cato de empresa —pese a que en el Perú predominan las micro
y pequeñas empresas—, la estructuración de los sindicatos a
nivel de empresa que atomiza o fragmenta la acción sindical
y la acción sindical confrontacional con un excesivo recurso a
huelgas y paros que han llevado al desprestigio del sindicato,
el cual, además, carece de un programa de acción definido,
sustentado y adecuado a los nuevos tiempos de la globaliza-
ción94. Esta crisis del sindicalismo peruano niega, en la práctica,
la importancia de las relaciones colectivas y su trascendencia
para el desarrollo del país.

2. SINDICATOS Y SOLUCIÓN DE CONFLICTOS


La solución de los conflictos generados por la relación de
trabajo ha evolucionado a lo largo del tiempo. Distintos han
sido los órganos, procedimientos y criterios establecidos por la
legislación para instituir uno u otro órgano de solución de las

94
A ello —agrega Saco— la abundancia de mano de obra, la existencia de
empresas muy desiguales en el ámbito de una rama de actividad determi-
nada, el crecimiento de la pequeña y microempresa, la preocupación del
trabajador por capacitarse antes que por sindicalizarse para obtener un
puesto fijo en la empresa, el desempleo, pero sobre todo, el subempleo
terminan por mermar el sindicalismo. Cfr. SACO BARRIOS, R.: “Algunas
consideraciones sobre la crisis del sindicalismo en el Perú”, en A.A.V.V.:
Trabajo y Seguridad Social. Estudios Jurídicos en homenaje a Luis Aparicio
Valdez. Grijley, Lima, 2008, pp. 372-377. También PASCO COSMÓPOLIS, M.: “El
futuro de los sindicatos en el siglo XXI”, en A.A.V.V.: Compendio de Derecho
Colectivo del Trabajo. Jurista Editores, Lima, 2010, pp. 127-142.
48 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

controversias producidas entre capital y trabajo. Han ido desde


la propia jurisdicción civil, pasando por Tribunales Arbitrales
y los Tribunales Administrativos, hasta llegar a la jurisdicción
laboral que, a fines del siglo XX, se consolidó como el principal
órgano de solución de conflictos jurídicos.
En dicha evolución no existe una larga tradición legislati-
va sobre la intervención de los sindicatos en el proceso. Desde
1980, se les autoriza a actuar como representantes de cualquier
trabajador en las acciones individuales contra el empleador. Y
solo a partir de la entrada en vigor de la LRCT y la LPT se reguló
de modo sistemático la facultad para comparecer en el proceso
laboral incluso para la defensa de intereses colectivos, tal como
brevemente se reseñará95.
Inicialmente, las controversias individuales generadas en la
relación de trabajo fueron conocidas en el fuero común. Así lo
dispuso, por ejemplo, la Ley 1378 de 20/01/1911, que encargó
el conocimiento de las pretensiones referidas a los accidentes de
trabajo a los jueces de primera instancia de lo Civil o, en su defecto,
a los jueces de paz del distrito (art. 40).
Posteriormente, y de forma gradual, se fueron instaurando
jurisdicciones especiales para el conocimiento de los conflictos
laborales. La Constitución de 1920 reguló la vía del arbitraje obli-
gatorio como mecanismo de solución de controversias entre capital
y trabajo (art. 42) y la Ley 4916 de 7/02/1924 (y su ampliatoria
Ley 5119 de 13/06/1925) estableció que las reclamaciones que se
originasen como consecuencia del despido de los empleados de
comercio y del pago de las compensaciones establecidas en la ley
debían resolverse por un Tribunal Arbitral, compuesto por un
árbitro nombrado por el comerciante, otro nombrado por el em-

95
Para el conocimiento de la evolución del proceso laboral en el Perú Cfr.
ARÉVALO VELA, J.: “Antecedentes de la Reforma del Proceso Laboral en
el Perú”, en A.A.V.V.: Doctrina y Análisis sobre la Nueva Ley Procesal del
Trabajo, 1ª. edición. Academia de la Magistratura del Perú, Lima, 2010,
pp. 15-24.
SINDICATOS Y PROCESO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO: ESTADO DE LA CUESTIÓN 49

pleado o empleados a quienes afecte la reclamación y un tercero


delegado del Gobierno (art. 1.c.)96.
En 1930, a través de la Ley 6871 de 02/05/1930, se crearon
los primeros Juzgados de Trabajo, aunque con una competencia
bastante reducida sólo referida al conocimiento de las reclama-
ciones laborales de los empleados de comercio y las derivadas de
los accidentes de trabajo. La existencia de los juzgados especiales
se extendía sólo a la ciudad de Lima. En el resto del país, dichos
procesos se presentarían ante el fuero común (art. 5). Asimismo,
el procedimiento judicial se adecuó al establecido por la Ley 5066,
que reguló el procedimiento arbitral (art. 7).
Mediante D.S. de 23/03/1936 se reguló el procedimiento
para la tramitación y resolución de las reclamaciones individua-
les destinado principalmente a los trabajadores obreros. Dicha
norma otorgó jurisdicción al Poder Ejecutivo representado por
el Ministerio de Fomento, a través de su Sección del Trabajo,
creándose de esta manera un Fuero privativo a cargo del Poder
Ejecutivo. El D.S. de 16 de abril de 1941 creó un Tribunal de Tra-
bajo conformado por tres miembros encargado de conocer los
recursos de revisión de los fallos expedidos en las reclamaciones
individuales seguidas ante el Fuero Privativo. Por su parte, el D.S.
de 15/09/1941 precisó la forma de adopción de acuerdos en el
Tribunal de Trabajo sobre asuntos sometidos a su competencia,
las formalidades a que deberían sujetarse los mismos y la forma
en que se dirimirían las discordias.
La Ley 9483 del 31/12/1949 estableció que las reclamaciones
de carácter individual que presentasen los obreros de Lima sobre
el pago de salarios y las indemnizaciones reconocidas por ley
(excepto las causadas por accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales) debían ser tramitadas y resueltas en primera instan-
cia por el Departamento Administrativo Judicial de la Dirección

96
El procedimiento de reclamación de los empleados de comercio estable-
cido por la Ley 4916 fue reglamentado mediante Ley 5066 (5/03/1925)
y mediante R. S. del 27 de junio de 1928 que precisó las disposiciones
para la realización del juicio arbitral.
50 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

de Asistencia y Previsión Social. Los Inspectores del ramo en las


provincias o distritos donde hubiesen Inspecciones de Trabajo o
los Jueces de Primera instancia donde no los hubiere, conocían
y resolvían en primera instancia las reclamaciones de carácter
individual de los obreros de sus respectivas jurisdicciones. En
segunda y última instancia, conocía y resolvía en apelación el
Tribunal de Trabajo (art.1).
Como consecuencia de la reorganización del Ministerio de
Trabajo por mandato del D.L. 19040 del 23/11/1971 se creó el Fuero
Privativo de Trabajo97 como un organismo jurisdiccional autónomo
y dependiente del Poder Ejecutivo, encargado de conocer y resolver
en forma exclusiva las reclamaciones de carácter individual sobre
pago de remuneraciones y otros derechos sociales que formulasen
los trabajadores sujetos al régimen laboral de la actividad privada, así
como la indemnización regulada en el inc. b) del art. 3 del D.L. 1847198.
Este D.L. fue desarrollado por el D.S. No. 007-71-TR del 30/11/1971
que aprobó el procedimiento para resolver las acciones seguidas ante
el fuero privativo de Trabajo. Esta constituye la primera norma que
recoge los principios modernos del Derecho Procesal del Trabajo
tales como la oralidad, sencillez, concentración, economía procesal,
inversión de la carga de la prueba, entre otros.
Mediante D.L. 21109 de 4/03/1975 se creó el Fuero de Comu-
nidades Laborales99 que a través del D.L. 22465 de 6/03/1979 se

97
El Fuero Privativo de Trabajo estaba conformado por el Tribunal de
Trabajo (integrado por un Presidente y por una o más Salas compuestas
cada una por tres Vocales, quienes actuaban como ponentes en forma
rotativa). Por Jueces Privativos de Trabajo y por personal auxiliar (art.
28). En los lugares donde no existían Jueces Privativos de Trabajo ejercían
tales funciones las Autoridades Administrativas de Trabajo, siempre
que fueran Letrados y en su defecto, los Jueces de Primera instancia en
lo Civil del Fuero Común (art. 29).
98
Referida a la indemnización especial por despido injustificado a la que
el trabajador podía optar en caso el empleador no probara la causa del
despido (art. 3.).
99
La norma excluía de la competencia del Fuero las denuncias o reclama-
ciones de carácter individual o colectivo sobre condiciones de trabajo,
SINDICATOS Y PROCESO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO: ESTADO DE LA CUESTIÓN 51

integró en un solo organismo con el Fuero Privativo de Trabajo.


Ambos entes pasaron a conformar el Fuero Privativo de Trabajo
y Comunidades Laborales, en el que puede ser calificado como el
primer intento gubernamental de unificar la jurisdicción laboral.
El nuevo Fuero se encargaría de conocer y resolver en exclusiva
los procedimientos que eran competencia de los fueros que se
integraban en él. En todo caso, estaba referido sólo a reclamacio-
nes individuales sobre pago de remuneraciones y otros derechos
sociales que formulasen los trabajadores cuyo contrato de trabajo
hubiere concluido, así como los que se interpusieran para la apli-
cación de lo dispuesto en el D.L. 22126100.
El D.S. 012-79-TR de 05/12/1979 aprobó el Reglamento de
Organización y Funciones del Fuero Privativo de Trabajo y Co-
munidades Laborales. No obstante, al no establecer las normas
de procedimientos para las acciones a seguir ante él continuaron
aplicándose las disposiciones procedimentales contenidas en el
D.S. 007-71-TR y en el D.L. 21109.
A través del D.S. 003-80-TR de 26/04/1980 se reguló, fi-
nalmente, el procedimiento que debían seguir las acciones
interpuestas ante el Fuero Privativo de Trabajo y Comunidades
Laborales (art. 1). Esta norma es la primera que establece la fa-
cultad de los dirigentes sindicales de representar al trabajador en
controversias individuales, siempre y cuando cuenten con poder
general o especial, según el caso (art. 3)101. Lo fundamental es que
dicha facultad no quedaba restringida solo a favor de los afiliados.

aumentos salariales, beneficios sociales y demás asuntos laborales sujetos


a jurisdicción del Ministerio de Trabajo o del Fuero Privativo de Trabajo
(art. 3).
100
Esta norma estableció en su art. 6 que, en caso de despido injustificado,
si el trabajador optaba por la reincorporación en el empleo debía acudir
a la Autoridad Administrativa de Trabajo pero si optaba por la ruptura
del vínculo y el pago de la indemnización especial debía acudir al Fuero
Privativo de Trabajo.
101
Art. 3: “Para otorgar poder general en este procedimiento, bastará un
escrito dirigido al Juez Privativo de Trabajo y Comunidades Laborales,
con firma legalizada ante éste o extendida ante dos testigos firmantes con
52 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

La entrada en vigor del D. Leg. 767 (4/12/1991) que aprueba


la LOPJ supuso la reorganización de todo el sistema de adminis-
tración de Justicia y la integración definitiva del Fuero Privativo
de Trabajo y Comunidades laborales en el Poder Judicial. La
norma estableció que las Salas y Juzgados del Fuero Privativo se
incorporarían a las Cortes Superiores de los Distritos donde esta-
ban ubicados, con todo su personal, magistrados, funcionarios y
trabajadores, así como su infraestructura, equipamiento y acervo
documentario (1ª. Disposición Final y Transitoria).
El texto inicial de la LOPJ peruana no contiene ningún man-
dato dirigido a los Jueces y Tribunales para que, además de los
derechos e intereses legítimos de los individuos, protejan también
los intereses colectivos o de grupo102. No se reconoció legitimación
a las corporaciones, asociaciones y grupos que resulten afectados
o que estén legalmente habilitados para su defensa y promoción.
De acuerdo con la versión inicial de la LOPJ, los Jueces y Tribu-
nales en el ámbito laboral únicamente se hallan facultados para
dilucidar los conflictos jurídicos de naturaleza individual103. Sólo
con posterioridad se modificó la LOPJ y se reconoció la facultad
de los sindicatos para representar a los trabajadores en los con-
flictos colectivos.

indicación clara de sus nombres, de los números de sus libretas electorales


y domicilios. Podrá asimismo otorgarse poder por escritura pública. Los
dirigentes sindicales podrán representar al trabajador premunidos de
poder general o especial, según el caso. El poder general no faculta para
efectuar los actos a que se refiere el segundo párrafo del artículo 26 del
presente Decreto Supremo”.
102
A diferencia de lo que ocurre con su par española que regula tal situación
en el art. 7 LOPJ, aprobada por Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio.
103
Así se desprende de los arts. 35, 42, 51 y 57 de la LOPJ que regulan la
competencia de los Juzgados de Paz Letrados, Juzgados de Trabajo, las
Salas Laborales y la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte
Suprema. La posibilidad de que los jueces de trabajo conozcan conflictos
jurídicos colectivos se introduce con la LPT (art. 4.2.), en consonancia
con la LRCT (art. 8.a).
SINDICATOS Y PROCESO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO: ESTADO DE LA CUESTIÓN 53

La LRCT reconoció al sindicato funciones representativas


tanto en relación al conjunto de trabajadores comprendidos dentro
de su ámbito en los conflictos, controversias o reclamaciones de
naturaleza colectiva (art. 8.a), cuanto respecto de sus miembros
en las controversias o reclamaciones de carácter individual (art.
8.c.). En este último caso, Sanguineti104 explica que se estableció
una suerte de mandato presunto al sindicato, pues la norma otorgó
dicha facultad al sindicato, salvo que el trabajador “accione direc-
tamente en forma voluntaria o por mandato de la ley”, situación
en la que, el sindicato solo podrá actuar como asesor.
La LPT, aprobada por Ley 26636 de 21/06/1992, concretó en
el ámbito del proceso la función de representación y defensa del
conjunto de trabajadores así como de los miembros del sindica-
to. El art. 9 LPT estableció que “Las organizaciones sindicales y
asociativas constituidas y reconocidas de acuerdo a ley, tienen
legitimación para la defensa de los derechos colectivos que les
son propios” mientras que el art. 10, tercer párrafo, estableció
que “Los trabajadores pueden conferir su representación en los
conflictos jurídicos individuales a las organizaciones sindicales
de las que son miembros”.
Lo dispuesto en el art. 10 LPT fue objeto de controversia, en la
medida que generó una limitación de la facultad de representación
de los sindicatos en beneficio de sus afiliados opuesta a lo estableci-
do en el artículo 8.c. de la LRCT105. En ésta, la organización sindical
tiene conferida el mandato presunto de defender a sus miembros
en conflictos de naturaleza individual, salvo que el trabajador,
afiliado al sindicato, accione directamente en forma voluntaria o

104
SANGUINETTI RAYMOND, W.: “Los sindicatos y la libertad sindical en la
nueva Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo (Decreto-Ley 25593)”
[ubicado el 25.IX.2011]. Obtenido en http://wilfredosanguineti.files.
wordpress.com/2008/09/lrct-peru-sindicatos.pdf.
105
Cfr. PAREDES INFANZÓN, J.: La Nueva Ley Procesal del Trabajo, 2ª. edición.
San Marcos, Lima, 2000, p. 76; ULLOA MILLARES, D.: “La capacidad (y le-
gitimidad) procesal laboral de las organizaciones sindicales”, en Derecho
& Sociedad, año 16, núm. 25, 2005, pp. 202-203.
54 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

por mandato de ley. En aquella, en cambio, son los trabajadores


individualmente considerados quienes tienen atribuida la facultad
de demandar en conflictos de naturaleza individual, existiendo la
necesidad de que otorguen poder expreso para que el sindicato
demande en su nombre y representación106.
Para solucionar esta disyunción, la doctrina científica107
se esforzó en delimitar los conceptos de conflicto individual y
conflicto colectivo, a fin de precisar aquellos casos en los que era
necesario que el sindicato accione en la vía jurisdiccional premu-
nido de poder expreso. El mismo ejercicio fue realizado por los
jueces, quienes —en uniforme jurisprudencia— establecieron que
“al tener carácter colectivo el conflicto, se atribuye su tutela judicial a
las organizaciones sindicales”108 y que “los conflictos de aplicación e
interpretación de los convenios colectivos son conflictos jurídicos co-
lectivos” y por tanto al sindicato “no puede negársele legitimación
para obrar cuando sustenta su pretensión en una convención”109.

106
La exigencia de poder expreso de representación era consecuencia de
la aplicación supletoria del CPCiv, por mandato de la 3ª. Disposición
Derogatoria, Sustitutoria y Final de la LPT.
107
Cfr., entre otros, ROMERO MONTES, F.: Derecho Procesal del Trabajo. San
Marcos, Lima, 1998, p. 50; MORALES CORRALES, P.: “Comentarios a Re-
soluciones del Tribunal Constitucional sobre representación sindical”,
en Revista Peruana de Jurisprudencia, año 5, núm. 30, agosto, 2003, p.
XXXI; ARÉVALO VELA, J.: Derecho Procesal del Trabajo, 2ª. edición. Gri-
jley, Lima, 2007, pp. 73-74; ALVA HART, B.: “La representación de las
organizaciones de empleadores y trabajadores”, en A.A.V.V.: Aportes
para la reforma del proceso laboral peruano. SPDTSS, Lima, 2005, p. 104;
CUBA COPELLO, C. y TOYAMA MIYAGUSUKU, J.: “Legitimidad sindical y
conflictos laborales”, en Revista Diálogo con la Jurisprudencia, núm.
100, enero, 2007, pp. 215-224.
108
Cfr. Sentencia recaída en el Expediente 4169-98-IDL-A (Segunda Sala
Laboral de Lima), sobre incumplimiento de normas legales y convencio-
nales, en los seguidos por el Sindicato de Trabajadores Mineros contra
Compañía de Minas Buenaventura S.A., Noveno Considerando.
109
Cfr. Sentencia recaída en el Expediente 98-471-070701-JL04 (Sala Laboral
del Callao), en el caso Federación Nacional de Trabajadores de la Empresa
Nacional de Puertos contra ENAPU, tercer y cuarto Considerando.
SINDICATOS Y PROCESO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO: ESTADO DE LA CUESTIÓN 55

En cambio, cuando se demande por el incumplimiento de dispo-


siciones laborales sobre pago de remuneraciones, al tratarse de
pretensiones remunerativas de carácter individual, “el sindicato
no puede litigar por su propio derecho, sino con el poder de sus
demandantes”110.
Mediante Acuerdo No. 04 del Pleno Jurisdiccional Nacional
Laboral de 1998111 se zanjó el asunto referido a la actuación de los
sindicatos en el proceso. Apelando al principio de legalidad en la
actuación de los sindicatos, se estableció que: “Las organizaciones
sindicales tienen la representación de los trabajadores en conflictos
de naturaleza colectiva, pudiendo representar a estos en conflic-
tos de naturaleza individual siempre que exista otorgamiento de
poder conforme a lo dispuesto en el tercer párrafo del artículo 10
de la Ley Procesal del Trabajo, Nº. 26636”.
Pese al acuerdo del Pleno Jurisdiccional, el TC, al conocer en
vía de recurso extraordinario de amparo las pretensiones indivi-
duales referidas a la vulneración de derechos constitucionales,
se pronunció sobre las excepciones de falta de representación
defectuosa o insuficiente con las que se denunciaba que los
sindicatos no contaban con poder expreso de representación
para demandar en defensa de los derechos individuales de los
trabajadores. El Tribunal estableció que “no es preciso que estos
cuenten con poder de representación legal para que puedan
plantear reclamaciones o iniciar acciones judiciales a favor de
todos sus afiliados o un grupo determinado de ellos”112 pues

110
Cfr. Sentencia recaída en el Expediente 98-041-070701 04-A (Segunda Sala
Laboral de Lima), en el caso Sindicato de Trabajadores de la Empresa
Alianza Comercial S.A. contra Empresa Comercial Alianza S.A., sobre
incumplimiento de disposiciones legales, cuarto considerando.
111
Los Plenos Jurisdiccionales (nacionales, regionales o distritales) consis-
ten en la reunión de los integrantes de las Salas Especializadas a fin de
concordar jurisprudencia de su especialidad, a instancia de los órganos
de apoyo del Poder Judicial. (art. 116 LOPJ).
112
Ver STC 632-2001-AA/TC (5/08/2002), F.J. 8. En el mismo sentido,
la STC 340-2003-AA/TC (25/11/2004), F.J. 1; STC 3311-2005- PA/TC
(05/01/2006), F.J. 1.
56 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

exigir lo contrario supondría “dejar desarticulada la razón de


ser de estos entes y, con ello, el contenido constitucionalmente
protegido de la libertad sindical”113.
Estos antecedentes han sido tomados en cuenta por la comi-
sión que redactó la NLPT que ha modificado las disposiciones
de su antecesora. La nueva norma no exige poder especial de re-
presentación a los sindicatos para que defiendan a sus dirigentes
y afiliados en conflictos individuales, pues tal exigencia limita
el cumplimiento de la función de representación y defensa de
sus miembros en las controversias o reclamaciones de carácter
individual que la LRCT atribuye a las organizaciones sindicales.

3. LA NUEVA LEY PROCESAL DEL TRABAJO


El 15 de enero de 2010 se publicó en el diario oficial la Ley
29497, NLPT que modificó sustancialmente la LPT y supuso un
cambio radical en el sistema procesal laboral peruano.
El nuevo sistema procesal se ha estructurado en torno a dos
ejes fundamentales: la prevalencia de la oralidad114 y el uso de las
nuevas tecnologías115. Su finalidad es convertir al proceso laboral

113
Cfr., entre otras, STC 632-2001-AA/TC (5/08/2002), F.J. 8; STC 3311-
2005-PA/TC (05/01/2006), F.J. 1.
114
La oralidad debe ser entendida como “la manera cómo se relacionan
las partes entre sí y, sobre todo, cómo actúa el juez, el modo como toma
contacto con el proceso y cómo valora la prueba”. Cfr. PASCO COSMÓPOLIS;
M.: “La Nueva Ley Procesal del Trabajo en el Perú”, en A.A.V.V.: Retos
del Derecho del Trabajo Peruano: Nuevo proceso laboral, regímenes especiales y
seguridad y salud en el trabajo. Libro de ponencias del IV Congreso Nacional de
la Sociedad Peruana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. SPDTSS,
Cusco, 2010, p. 22.
115
Se expresa, entre otras cuestiones, en el registro en audio y video de las
actuaciones realizadas en la audiencia, salvo la etapa de conciliación,
utilizando cualquier medio apto que permita garantizar fidelidad, con-
servación y reproducción de su contenido (art. 12), las notificaciones a
través de sistemas de comunicación electrónicos u otro medio idóneo que
permita confirmar fehacientemente su recepción (art. 13), la admisión
de la exhibición de planilla electrónica (art. 27).
SINDICATOS Y PROCESO EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PERUANO: ESTADO DE LA CUESTIÓN 57

en un mecanismo rápido y eficaz de solución de los conflictos de


trabajo, en el que la vigencia efectiva de los principios de inme-
diación, oralidad, concentración, celeridad, economía procesal
y veracidad (art. I TP) otorgue a los justiciables —sobre todo al
trabajador, que se encuentra en desventaja económica y jurídica
frente al empleador— una verdadera tutela judicial.
Ambos ejes responden a la cláusula constitucional del Es-
tado social de derecho (art. 43 CP) y a la obligación del Estado
de garantizar la plena vigencia de los derechos humanos y de
promover el bienestar general con fundamento en la justicia
(art. 44 CP). La nueva norma pretende cumplir tres finalidades.
En primer lugar, facilitar el acceso de todos los ciudadanos a la
jurisdicción mediante el establecimiento de una justicia laboral
omnicomprensiva, en la que se ventilen los conflictos jurídicos na-
cidos de la prestación personal de servicios de naturaleza laboral,
formativa, cooperativista y administrativa, con exclusión de las
prestaciones de carácter civil, salvo que la demanda se sustente
en el encubrimiento de relaciones de trabajo (art. II TP) así como
los conflictos derivados de las prestaciones relacionadas con la
seguridad social (art. 2.4.), el sistema privado de pensiones (art.
2.1.j), las entidades prestadoras de salud y las aseguradoras (art.
2.1.i) y las relacionadas con las organizaciones sindicales (art.
2.1.g)116. En segundo lugar, evitar que la desigualdad entre las

116
En clara contradicción con la norma sustantiva, el afán de facilitar el
acceso a la jurisdicción laboral ha llevado a establecer una disposición
no exenta de criticas pues “acreditada la prestación personal de servicios
se presume la existencia de vínculo laboral a plazo indeterminado, salvo
prueba en contrario” (art. 23 NLPT). La norma sustantiva establece, en
cambio que: “En toda prestación personal de servicios, remunerados y
subordinados, se presume la existencia de un contrato de trabajo a plazo
indeterminado”. (art. 4 LPCL). A favor de la presunción porque aligera
grandemente la carga probatoria del trabajador, entre otros, PUNTRIANO
ROSAS C.: “La Presunción de Laboralidad en la Nueva Ley Procesal del
Trabajo”, en A.A.V.V.: Doctrina y Análisis sobre … ob. cit. p.. 171 y s.s.;
PASCO COSMOPOLIS, M.: “La Nueva Ley Procesal del Trabajo en el Perú”, en
A.A.V.V.: Retos del Derecho del Trabajo … ob. cit., p. 40. En contra, CORNEJO
58 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

partes afecte el desarrollo o resultado del proceso (art. III del TP).
Y, por último, otorgar al juez un rol protagónico en el desarrollo
e impulso del proceso (art. III del TP).
La NLPT no ha obviado el tratamiento de la autonomía
colectiva. En su intento de convertir al proceso laboral en un me-
canismo protector del derecho de libertad sindical ha regulado
por primera vez la competencia del juez laboral para conocer,
en la vía del proceso abreviado, las pretensiones relativas a
la vulneración de la libertad sindical (art. 2.3.)117. Además, ha
otorgado mayor protagonismo a los sindicatos en la defensa
jurisdiccional de los intereses colectivos e individuales de los
trabajadores, regulando diversas formas de participación de
los sindicatos en el proceso, en causa propia, en defensa de los
derechos colectivos, y en defensa de sus dirigentes y afiliados
(art. 8.2.); en este último caso, sin necesidad de poder especial de
representación (art. 8.3.). Finalmente, les otorga “legitimación
especial” para demandar las pretensiones derivadas de la afecta-
ción al derecho a la no discriminación en el acceso al empleo o del
quebrantamiento de las prohibiciones de trabajo forzoso e infantil
(art. 9.1.), así como en aquellos casos en que se vean afectados los
derechos de libertad sindical, negociación colectiva, huelga, a la
seguridad y salud en el trabajo y, en general, cuando se afecte un
derecho que corresponda a un grupo o categoría de prestadores
de servicios (art. 9.2.).

VARGAS; C.: “El lado oscuro de la Nueva Ley Procesal del Trabajo” en
A.A.V.V.: Retos del Derecho del Trabajo … ob. cit., p. 144.
117
La LPT no contempló ninguna vía procesal específica para la protección
del derecho de libertad sindical. Las pretensiones relacionadas con la
vulneración o amenaza de vulneración del derecho de libertad sindical
se tramitaban en la vía del proceso constitucional de amparo. De acuerdo
con el CPC, el proceso de amparo se sigue ante el Juez Civil o Mixto y la
Sala Especializada en lo Civil (art. 51). El Tribunal Constitucional conoce
en última y definitiva instancia las resoluciones denegatorias de Amparo
(art. 202.2 CP).
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 59

CAPÍTULO 3
Sindicatos y conflicto individual en la NLPT

1. EL CONFLICTO INDIVIDUAL DE TRABAJO

E l conflicto es consustancial a las relaciones de trabajo118. Tanto


a nivel individual como colectivo surgen conflictos, derivados,
generalmente, de la contraposición de intereses entre aquel que
detenta el poder de dirección y aquel que pone a disposición su
fuerza de trabajo y, particularmente, de las relaciones de distinto
tipo que se desarrollen en el marco de la actividad empresarial119.
La presencia innegable del conflicto genera como consecuen-
cia que el Estado, ponga a disposición de las partes en conflicto
diversos mecanismos que procuren su solución ya sea mediante
un arreglo amistoso, ya sea mediante la intervención de un tercero
imparcial, de naturaleza judicial o extrajudicial120.

118
VILLAVICENCIO RÍOS, A.: La libertad sindical en las normas y pronunciamientos
de la OIT, sindicación, negociación colectiva y huelga, 1ª. edición. Fundación
de Cultura Universitaria, Montevideo, 2007, p. 19.
119
ROMÁN VACA, E: El Proceso Especial De Conflictos Colectivos De Trabajo.
Civitas, Madrid, 1992, p. 26.
120
MARTÍN VALVERDE, A., RODRÍGUEZ SAÑUDO GUTIÉRREZ, F. y GARCÍA MURCIA; J.: Derecho
del Trabajo, 16ª. Edición. Tecnos, Madrid, 2007, p. 382.
60 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

En el plano de las relaciones de trabajo, el conflicto adquiere


dimensión jurídica, cuando los sujetos de la relación laboral ex-
teriorizan, mediante un procedimiento jurídico preestablecido
por ley, una situación de desacuerdo que los opone entre sí y que
merece ser solucionada para contribuir a la paz social. De esta
forma, el conflicto de trabajo se introduce en el proceso judicial
que constituye uno de los más recurridos medios de solución de
los conflictos laborales.
Atendiendo a los sujetos en litigio y a la naturaleza de los
intereses debatidos, se distingue el conflicto individual y el con-
flicto colectivo121.
El conflicto individual viene determinado por afectar a un tra-
bajador singular o a varios, pero en relación al contrato de trabajo
individual vigente o extinguido; de allí que implique las relaciones
intersubjetivas de trabajadores y empresarios individuales122.
Lo que subyace al conflicto individual es la oposición de inte-
reses concretos, particulares e individualizados de un trabajador
y de un empleador. La solución del conflicto individual afecta
exclusivamente a quienes han sido parte de él.
La clasificación de los conflictos en individuales y colectivos
ha sido recogida por el artículo I del Título Preliminar NLPT que
establece: “Corresponde a la justicia laboral resolver los conflic-
tos jurídicos que se originan con ocasión de las prestaciones de
servicios de carácter personal, de naturaleza laboral, formativa,
cooperativista o administrativa. Tales conflictos jurídicos pueden
ser individuales, plurales o colectivos (…)”.

121
Otra clasificación atiende a la finalidad perseguida al plantearse el
conflicto. De esta forma, los conflictos pueden ser económicos o de
regulación y conflictos jurídicos o de aplicación. En un caso, se trata
de crear, modificar o suprimir la regla jurídica y en el otro de aplicar la
regla jurídica existente al caso controvertido. Cfr. MONTOYA MELGAR, A.:
Derecho del Trabajo, 25ª edición. Tecnos, Madrid, 2004, p. 697.
122
HERNÁNDEZ VIGUERAS, J.: La solución de los conflictos en el sistema de relaciones
laborales. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Madrid, 1992, pp.
549-552.
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 61

En el conflicto individual, el trabajador y el empleador son


los titulares del interés que subyace al conflicto. Por tanto, serán
estos sujetos quienes ostentan el derecho de acudir a la vía judicial
para su defensa. No obstante, como ya se ha mencionado, la NLPT
ha regulado, en el art. 8.2 y 8.3, la facultad de los sindicatos para
participar en conflictos individuales, en defensa de sus dirigentes
y afiliados.
A continuación, se realizará un análisis de estas disposiciones
desde el punto de vista de la Teoría General de Proceso. A partir
de la delimitación de las instituciones procesales involucradas, se
determinará si la NLPT ha regulado adecuadamente la figura de
la participación de los sindicatos en los conflictos individuales y
esbozaremos una interpretación desde y conforme a la Constitución,
de tal forma que se armonicen los principios, derechos y valores
reconocidos por ésta.

2. COMPARECENCIA, LEGITIMACIÓN Y REPRESENTACIÓN


PROCESAL
2.1. La comparecencia al proceso
La regulación de los art. 8.2. y 8.3. de la NLPT (ubicados
dentro del Capitulo II denominado Comparecencia) deja de lado
la cuestión de la capacidad para ser parte en el proceso123 para
abordar el tema de la capacidad para comparecer al proceso o
capacidad procesal.
Comparecer al proceso significa que un sujeto puede ser
parte y actuar en el proceso válidamente —ya sea por sí mismo o
confiriendo representación— en defensa de sus derechos e inte-

123
La capacidad para ser parte es manifestación de la capacidad jurídica
o personalidad jurídica reconocida por el ordenamiento pues si éste le
otorga a un sujeto la capacidad para ser titular de derechos debe reco-
nocerle también la posibilidad de dotarlos de eficacia real a través del
proceso judicial. Cfr. CORTÉS DOMÍNGUEZ, V., GIMENO SENDRA, V., MORENO
CATENA, V.: Derecho Procesal Civil. Parte general, 5ª. edición. Colex, Madrid,
2003, p. 87.
62 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

reses legítimos porque posee la aptitud “para decidir la conducta


procesal a seguir o para asumir en nombre propio o nombre ajeno
la responsabilidad de la gestión del proceso y de los actos proce-
sales de parte, así como sus consecuencias jurídico materiales”124.
Esta capacidad la posee quien puede disponer de los derechos e
intereses que se discuten en el proceso125, es decir, quien habiendo
obtenido la mayoría de edad se encuentra en el ejercicio pleno de
sus derechos civiles.
La NLPT no contiene un listado más o menos elaborado de
los sujetos que ostentan capacidad para comparecer al proceso
laboral. A pesar de ello, la revisión de la NLPT nos permite deducir
que ostenta esta capacidad el prestador de servicios personales
de naturaleza laboral, cooperativa, administrativa o formativa
(art. II TP NLPT) que sea mayor de edad y pueda disponer de los
derechos e intereses que se discuten en el proceso.
Si bien la regla general obliga a contar con la mayoría de
edad para comparecer al proceso, la norma procesal establece
una excepción al reconocer a los menores de edad capacidad para
comparecer al proceso, sin necesidad de representante legal (art.
8.1. NLPT)126. Entendemos, en este último caso, que la NLPT sólo
se está refiriendo al menor de edad prestador de servicios más
no al empleador menor de edad y que no solo confiere capacidad
procesal a los menores que prestan servicios de naturaleza labo-
ral sino también a aquellos que prestan servicios de naturaleza
cooperativa, de acuerdo a lo regulado en la LESCT, aprobada
por Ley 27626 de 8/01/2002 y a los menores beneficiarios de una

124
ALMAGRO NOSETE, J. y TOMÉ PAULE, J.: Instituciones de Derecho Procesal,
Tomo I, 1ª. edición. Trivium, Madrid, 1993, p. 214.
125
CPCiv, art. 58: “Tienen capacidad para comparecer por sí a un proceso o
para conferir representación designando apoderado judicial, las personas
que pueden disponer de los derechos que en él se hacen valer, así como
aquellas a quienes la ley se lo faculte. Las demás deben comparecer por
medio de representante legal”.
126
El CNA, aprobado mediante Ley 27337 (02/08/2000) autoriza a los
menores que trabajan a acudir directamente a reclamar el cumplimiento
de las normas que regulan su actividad económica (art. 65).
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 63

modalidad formativa laboral, de acuerdo con la LMFL, aprobada


por Ley 28518 (23/05/2005).
También pueden comparecer al proceso los representantes
de los trabajadores127 cuando formulen pretensiones relacionadas
con la afectación de los derechos de libertad sindical, negociación
colectiva, huelga, a la seguridad y salud en el trabajo y, en general,
cuando se afecte un derecho que corresponda a un grupo o cate-
goría de prestadores de servicios (art. 9.2. NLPT). De acuerdo al
art. 66 CNA, los menores de edad cuentan con el pleno ejercicio
de los derechos colectivos, por tanto, pueden comparecer también
como representantes de los trabajadores.
Pese a que la NLPT no se refiere a la comparecencia de las
personas jurídicas, el art. 58 CPCiv, aplicable supletoriamente al
proceso laboral, establece que éstas comparecerán a través de sus
representantes legales de acuerdo a lo que disponga la Constitu-
ción, la ley o el respectivo estatuto si es que se trata de un Órgano
Constitucional Autónomo, una persona jurídica de derecho pú-
blico o una persona de derecho privado, respectivamente. De allí
que las asociaciones o instituciones sin fines de lucro dedicadas
a la protección de los derechos fundamentales, la Defensoría del
Pueblo y el Ministerio Público —que por mandato del art. 9.1.
tienen legitimación para formular pretensiones relacionadas
con el derecho a la no discriminación en el acceso al empleo o
con el quebrantamiento de las prohibiciones de trabajo forzoso
e infantil— comparecerán a través de sus representantes legales:
los que determinen sus estatutos, en el caso de las asociaciones e
instituciones sin fines de lucro y los que disponga la ley, en el caso
del Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo.

127
De acuerdo con el art. 15 LRCT: “En las empresas cuyo número de tra-
bajadores no alcance al requerido para constituir un sindicato, podrán
elegir a dos (2) delegados que los representen ante su empleador y ante
la Autoridad de Trabajo. La elección de los delegados debe ser comu-
nicada a la Autoridad de Trabajo y al empleador dentro de los cinco (5)
días hábiles siguientes”.
64 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

La NLPT reconoce la facultad de los sindicatos de comparecer


al proceso. Esta facultad solo la detenta el sindicato debidamente
constituido e inscrito en el registro respectivo (art. 17 LRCT),
pues el acto de inscripción le confiere personería gremial a los
efectos previstos por la ley (art. 18 LRCT), entre ellos, la partici-
pación en el ámbito jurisdiccional. No se especifica a través de
qué órgano actuará el sindicato en el proceso debido a que se
trata de un supuesto de representación necesaria propio de las
personas jurídicas. La LRCT responde a esta cuestión en su art.
23. La representación legal del sindicato corresponde a la Junta
Directiva que se constituye en la forma y con las atribuciones que
se determinen en el estatuto.
La regulación de la NLPT sobre la comparecencia al proceso
es incompleta y dificulta la adecuada elucidación de la cuestión
que aquí nos ocupa y contribuye a la confusión entre las diver-
sas instituciones procesales a las que se hace referencia en este
capítulo. El legislador no fija con claridad los diversos supuestos
de comparecencia al proceso atendiendo a la especificidad de los
sujetos intervinientes en la relación de trabajo, salvo para el caso
de los menores de edad. Al referirse a los sindicatos y a los otros
entes a los que otorga legitimación especial (art. 9.1. y 9.2.), no
establece con certeza quién o quiénes son los sujetos a través de
los cuales dichas entidades podrán comparecer al proceso128 y no
garantiza la existencia de un sujeto susceptible de ser demandado
por los trabajadores en caso que sea necesario.

128
El CPC tampoco aclara la comparecencia de aquellos entes que no
tienen personalidad jurídica y a los que agrupa bajo la denominación
de “patrimonio autónomo”. Según su art. 65, el patrimonio autóno-
mo comparecerá a través de cualquiera de sus partícipes cuando
sea demandante y a través de la totalidad de los que lo conforman
(litisconsorcio pasivo necesario), cuando actúe como demandado.
Esta disposición no sólo no incluye todos los supuestos bajo los
cuales puede actuar un empleador, sino que dificulta la posición del
prestador de servicios demandante
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 65

2.2. ¿Legitimación procesal o representación procesal?


Si —como se ha afirmado— los sindicatos cuentan con la facul-
tad de comparecer al proceso laboral en defensa de sus dirigentes
y afiliados, es necesario determinar en qué posición comparecen
al proceso, es decir, si actúan como partes procesales dotadas de
legitimación (ordinaria o extraordinaria) o como representantes
procesales, reservándose la condición de parte a los dirigentes y
afiliados.

2.2.1. Legitimación procesal


Actuar con legitimación implica poseer una cualidad que
permite a un sujeto demandar o ser demandado en un proceso
concreto y, al juez, dictar una sentencia sobre el fondo del asunto
que resuelva el conflicto de intereses. Constituye una posición
habilitante para formular la pretensión o para que contra alguien
se formule129, la cual viene definida por una circunstancia externa
al sujeto130: su especial relación con la cuestión objeto del litigio,
ya que se considera titular del derecho o interés discutido en el
proceso131.
En el proceso, las posiciones habilitantes activa o pasiva pue-
den referirse a dos supuestos: el de legitimación directa u ordinaria
y el de legitimación indirecta o extraordinaria.

129
Cfr. MONTERO AROCA, J.: La legitimación en el proceso civil (Intento de acla-
rar un concepto que resulta más confuso mientras más se escribe sobre él), 1ª.
edición. Civitas, Madrid, 1994, p. 38.
130
Cfr. MORÓN PALOMINO, M.: Derecho Procesal Civil (Cuestiones fundamentales).
Marcial Pons, Madrid, 1993, p. 213.
131
Cfr. B ANACLOCHE P ALAO , J., C UBILLO L ÓPEZ , I.: Aspectos fundamentales
de Derecho Procesal Civil. Facultad de Derecho Universidad Complu-
tense, Madrid, 2004, p. 113. En el mismo sentido, O RTIZ L ALLANA , M.
C.: La intervención del sindicato … ob. cit., p. 106., C ABAÑAS G ARCÍA ,
J.C.: La tutela judicial del tercero. Estudio sobre la Legitimación Indi-
recta Individual y Colectiva en el Proceso Civil, 1ª. edición. DIJUSA,
Madrid, 2005, p. 43.
66 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

a. Legitimación directa u ordinaria


La legitimación procesal se relaciona con el principio dispo-
sitivo, según el cual las partes tienen disponibilidad sobre sus
derechos o intereses privados y sobre la conveniencia o no de
acudir al órgano jurisdiccional pretendiendo su satisfacción132.
Este principio se fundamenta en la naturaleza privada del
derecho subjetivo que se deduce en el proceso, en la titularidad
particular del mismo y en la autonomía de la voluntad de los ciu-
dadanos133 que deja librada a las partes el ejercicio o no ejercicio
de sus derechos materiales y procesales o la aprovechabilidad
(disponibilidad) del proceso134. Ello fuerza a que se atribuya la
legitimación a aquel que demande en la vía jurisdiccional afirman-
do ser el titular del derecho subjetivo e impute al demandado la
titularidad de la obligación135.
El principio dispositivo cede en intensidad en el proceso de
trabajo, a la par que se incrementa el protagonismo judicial136.

132
Se ha dicho también que este principio se funda “en la noción originaria
y elemental de que los órganos de poder público no deben ir más allá
de los que anhelan los particulares en aquellas cuestiones donde solo
procuran dilucidar —con pretensiones y resistencias— un interés propio
y privado”. Cfr. BOTHWICK, A.: Principios Formativos de los Procesos. MAVE,
Buenos Aires, 2005, p. 42.
133
Cfr. MONTERO AROCA, J.: Los Principios Políticos de la Nueva Ley de Enjuicia-
miento Civil: Los Poderes del Juez y la Oralidad. Tirant lo Blanch, Valencia,
2001, p. 63.
134
Cfr. BOTHWICK, A.: Principios Formativos … ob. cit., p. 43.
135
Cfr. MONTERO AROCA, J.: La legitimación en el proceso civil … ob. cit., p. 38.
En el mismo sentido, MORÓN PALOMINO, M.: Derecho Procesal Civil … ob.
cit., p. 223. También CABAÑAS GARCÍA, J.C.: La tutela judicial del tercero …
ob. cit., p. 17.
136
Según Sáez el principio dispositivo se encuentra matizado en el proce-
so laboral por el orden público laboral y la cláusula del Estado social.
Cfr. SÁEZ LARA, C.: La tutela judicial … ob. cit., p. 34. En la NLPT esta
matización se manifiesta en el reconocimiento del rol protagónico del
juez en el desarrollo e impulso del proceso (art. II TP); la facultad del
Juez de presidir las audiencias en las que puede interrogar a las partes,
sus abogados y terceros participantes en cualquier momento (art. 12.1),
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 67

No obstante, también en él es aplicable137, en la medida en que se


discuten relaciones jurídico-privadas. En tanto y en cuanto existen
derechos subjetivos enfrentados, solo sus titulares, pueden activar
los mecanismos para su defensa ante los órganos jurisdiccionales
competentes138.
El CPCiv, en consonancia con el art. 139.3. CP, reconoce el
derecho de toda persona a la tutela jurisdiccional efectiva para el
ejercicio o defensa de sus derechos o intereses (art. I TP). De esta
forma, quien solicite tutela jurisdiccional no podrá hacerlo res-
pecto de cualquier derecho o interés sino respecto de sus propios
derechos o intereses. Quien así actúe contará con legitimación
directa u ordinaria.
Si la legitimación directa u ordinaria corresponde a quien
afirma ser titular de los derechos e intereses que se discuten en el
proceso, parece claro que los sindicatos no defienden sus propios
derechos e intereses cuando actúan en defensa de sus dirigentes y
afiliados. En tal caso, la causa propia de los dirigentes y afiliados
se identifica con el interés individual y subjetivo que caracteriza la
posición material que corresponde a los sujetos de la relación de

la advertencia de defectos de la demanda (art. 17), la facultad del juez


de rechazar los medios de prueba ofrecidos por las partes (art. 21), la
facultad del juez de ordenar la práctica de pruebas adicionales (art. 22),
la facultad del juez de preguntar libremente a las partes y testigos (art.
24), la facultad del juez de rechazar la conciliación o transacción cuando
afecte derechos indisponibles (art. 30.a).
137
Por eso discrepamos de la opinión de Pizarro para quien “no existe
ninguna disposición de rango superior al legal que obligue a la aplica-
ción del principio dispositivo en materia procesal laboral”. Cfr. PIZARRO
DÍAZ; M.: “La legitimidad para obrar de la organizaciones sindicales en
la Nueva Ley Procesal del Trabajo”, en A.A.V.V.: Retos del Derecho … ob.
cit., p. 291.
138
Cfr. LUELMO MILLÁN, M., RABANAL CARBAJO, P.: Los Principios inspiradores
del Proceso Laboral. Mc Graw Hill, Madrid, 1999, p.39. En ese sentido, se
ha llegado a afirmar que las acciones de trabajo son “acciones privadas
que precisan de causa propia para legitimar”. Cfr. ALONSO OLEA, M., MI-
ÑAMBRES PUIG, C.: Derecho Procesal del Trabajo, 5ª. edición. Civitas, Madrid,
1988, p. 58.
68 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

trabajo139. Se trata, en suma, de derechos e intereses concretos, par-


ticulares e individualizados de los dirigentes y afiliados originados
en una prestación de servicios de naturaleza laboral, formativa,
cooperativista o administrativa referida a aspectos sustanciales o
conexos, incluso previos o posteriores a la prestación efectiva de
los servicios (art. II TP NLPT). No actúan, pues, con legitimación
directa u ordinaria porque ni son los titulares de los derechos e
intereses que se discuten ni pueden afirmar su titularidad.

b. Legitimación indirecta o extraordinaria


Además de la legitimación ordinaria existen una serie de
supuestos excepcionales en los que la posición habilitante para
formular una pretensión la otorga el ordenamiento jurídico que,
expresamente140, autoriza a un sujeto distinto del titular del dere-
cho o interés que se discute para que inicie141 y prosiga válidamente
un proceso como parte procesal, pese a no ser titular del derecho o
interés que está en juego142. En tales casos, se afirma que el sujeto
actúa con legitimación indirecta o extraordinaria.
Para que se configure la legitimación extraordinaria es nece-
sario que el tercero que actúa como parte del proceso busque la
tutela jurisdiccional, actuando en nombre propio y (i) afirmando

139
Cfr. PALOMEQUE LÓPEZ, M.C.: “Sindicato y proceso de trabajo”, en PALO-
MEQUE LÓPEZ M.C.: Derecho del Trabajo … ob. cit., p. 291.
140
Así lo precisa Montero, para quien los supuestos de legitimación preci-
san “estar cubiertos por norma expresa de atribución de legitimación,
norma que siempre es procesal”. Cfr. MONTERO AROCA, J.: La legitimación
en el proceso civil… ob. cit., p. 49.
141
Según Cabañas, la facultad de poder “abrir el proceso por sí solo, de-
duciendo demanda y ejercitando así el derecho de acción que la ley le
concede es una cualidad esencial de la legitimación indirecta”; además,
la legitimación indirecta presupone la inactividad ab initio del titular
material. Cfr. CABAÑAS GARCÍA, J.C.: La tutela judicial del tercero … ob. cit.,
pp. 26-27.
142
Cfr. BANACLOCHE PALAO, J., CUBILLO LÓPEZ, I.: Aspectos fundamentales … ob.
cit., p. 114.
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 69

derechos o intereses subjetivos ajenos143 pero actuando para


la satisfacción de un interés propio144 (supuesto de sustitución
procesal), (ii) en beneficio de un grupo o colectividad (cuando se
defienden intereses o derechos colectivos) y (iii) en defensa del
interés público.

b.1. La sustitución procesal


Cuando el sindicato actúa en defensa de sus dirigentes y afi-
liados defiende derechos e intereses individuales. La sustitución
procesal podría aplicarse a esta actuación sindical.
Por la sustitución procesal “un sujeto defiende ante la Juris-
dicción, intereses ajenos, con el objeto de que la pasividad del
titular en la defensa de dichos intereses no perjudique una relación
negocial previa que posee con dicho titular”145. El ordenamiento
jurídico valora la intervención del tercero en defensa de intereses
ajenos porque es el único modo en que éste puede ver satisfechos
sus propios intereses o derechos legítimos que, además, tienen
conexión —por un vínculo de carácter no procesal sino material—
con los intereses del titular material de la relación deducida146.
Así, el sustituto procesal actúa en el proceso en nombre propio y
para satisfacer —a la vez— un interés también de carácter propio,
aunque afirmando derechos o intereses subjetivos ajenos.

143
Cfr. VALENCIA MIRÓN, A.: Introducción al … ob. cit., p. 216. En el mismo sentido,
MONTERO AROCA, J.: La legitimación en el proceso civil… ob. cit., p. 51.
144
Según CABAÑAS, este es otro requisito esencial e insoslayable pues el
legitimado indirecto “interpone la acción porque a través de ella intenta
obtener alguna clase de ventaja personal, de orden patrimonial o no, ya
con su sola presencia en el pleito, y también, en frecuentes ocasiones, a
través del resultado de una sentencia favorable a la posición del titular
material”. Cfr. CABAÑAS GARCÍA, J.C.: La tutela judicial del tercero … ob.
cit., p. 27. También, ALMAGRO NOSETE, J. Y TOMÉ PAULE, J.: Instituciones de
… ob. cit., p. 220.
145
Cfr. NIEVA FENOLL, J.: La Sustitución Procesal. Marcial Pons, Madrid, 2004,
p. 44.
146
Cfr. CABAÑAS GARCÍA, J.C.: La tutela judicial del tercero … ob. cit., p. 101.
70 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

En el ordenamiento peruano, la sustitución pocesal está regu-


lada en el art. 60 CPCiv. En su virtud, “[e]n el caso previsto en el
inciso 4 del artículo 1219 del Código Civil y en los demás que la
ley lo permita, una persona puede iniciar un proceso o coadyuvar
la defensa del ya iniciado cuando tenga interés en su resultado,
sin necesidad de acreditar derecho propio o interés directo en
la materia discutida”. Como puede apreciarse, tal regulación es
deficiente y se aparta de lo que la doctrina denomina sustitución
procesal. Ésta (en tanto forma de legitimación extraordinaria) su-
pone la facultad de iniciar un proceso como parte procesal y no la
de coadyuvar en la defensa en un proceso ya iniciado y, además,
tiene como condición que el sustituto accione para defender su
propio derecho o interés147 y no —como establece el CPCiv— que
tenga un simple interés en el resultado del proceso.
Aún con ello, si debe ser la ley la que permita la actuación me-
diante sustitución procesal, en modo alguno parece desprenderse
de los arts. 8.2. y 8.3. LRCT que nos encontramos frente a dicho
supuesto148. Antes bien, ambos artículos forman parte del capítulo
II denominado “Comparecencia”, el cual, al regular las formas de
actuación de los sindicatos en el proceso (art. 8.2.), se refiere a la
facultad de comparecer (“los sindicatos pueden comparecer”) en
defensa de sus dirigentes y afiliados.
Si la NLPT hubiera querido otorgar legitimación procesal
a los sindicatos para la defensa de sus dirigentes y afiliados lo

147
En ese sentido, Murcia nos recuerda que la situación jurídica activa re-
conocida al sustituto constituye un auténtico derecho subjetivo, por ello
actúa en nombre propio porque es su derecho o interés el protegido por
la norma que expresamente recoge la sustitución procesal. Cfr. MURCIA
CLAVERIA, A.: La representación voluntaria … ob. cit., pp. 204 y s.s.
148
En el Perú, parte de la doctrina manifiesta que nos encontramos ante
un supuesto de legitimación extraordinaria, sin precisar si constituye o
no un supuesto de sustitución procesal. Así, Cfr. ÁVALOS JARA, O.: Co-
mentarios a la Nueva Ley Procesal del Trabajo: Estudio y Análisis Crítico de
la Ley No. 29497. Jurista Editores, Lima, 2011, p 197; QUIROZ ESLADO, L.:
“Comparecencia de los sindicatos en la Nueva Ley Procesal del Trabajo”,
en Soluciones Laborales, núm. 43, julio, 2011, p. 57.
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 71

hubiera establecido expresamente, tal como lo hace, cuando


confiere a los sindicatos legitimación para formular pretensiones
derivadas de la afectación del derecho a la no discriminación en
el acceso al empleo o del quebrantamiento de las prohibiciones de
trabajo forzoso o infantil (art. 9.1.) o los faculta para actuar como
demandantes cuando se afecten los derechos de libertad sindical,
negociación colectiva, huelga, a la seguridad y salud en el trabajo
y, en general, cuando se afecte un derecho que corresponde a un
grupo o categoría de prestadores de servicios.
El problema relativo a la naturaleza de la participación del
sindicato en el proceso se presenta por la confusión que genera la
técnica legislativa empleada unida a la omisión de una regulación
clara sobre la legitimación.
Finalmente, el art. 8.3. NLPT indica que la intervención del
sindicato en el proceso es una forma de representación. Su texto
precisa que los sindicatos actúan “sin necesidad de poder especial de
representación”, de manera que el sindicato sigue siendo represen-
tante procesal de sus dirigentes y afiliados. La novedad introducida
por la NLPT radica en que el sindicato no requerirá de poder espe-
cial, como sí se exigiría a cualquier otro sujeto, cuando actúe como
representante. Esta afirmación termina por hacerse más consistente
al revisar el texto del art. 8.3, según el cual “la representación del
sindicato no habilita para el cobro de los derechos económicos que
pudiese reconocerse a favor de los afiliados”.

2.3. Representación procesal ¿legal o voluntaria?


La representación procesal es expresión de la institución civil
de la Representación149 que, a decir de Díez-Picazo, se refiere a los
supuestos en los cuales “una persona presta a otra su cooperación

149
La representación se encuentra regulada en el art. 145 CC que establece
que: “El acto jurídico puede ser realizado mediante representante, salvo
disposición contraria de la ley. La facultad de representación la otorga
el interesado o la confiere la ley”.
72 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

mediante una gestión de sus asuntos en relación con terceras


personas”150.
Por su origen, la representación puede ser voluntaria o legal.
La diferencia entre ambas radica en que la representación volun-
taria encuentra su razón de ser en una “ampliación” del ámbito
de actuación de una persona, mientras que la representación legal
lo encuentra en la “necesidad” de suplir la imposibilidad jurídica
de actuación de la persona151.
Llevada al ámbito del proceso judicial, la representación
implica la cooperación que una persona presta a otra para que
gestione en un proceso los derechos e intereses de la parte a la
que se representa.
La NLPT no regula la representación procesal. Por su parte,
el CPCiv la relaciona con la capacidad procesal, al establecer que
quienes pueden disponer de los derechos que se hacen valer en
el proceso —así como aquellas personas a quienes la ley se lo fa-
culte (por ejemplo, los menores de edad que trabajan)— pueden
comparecer por sí mismos o conferir representación designando
apoderado judicial (art. 58). Además de este supuesto de repre-
sentación voluntaria, el CPCiv regula la representación legal o
necesaria. Ésta se establece para aquellos casos en los que, aun
contando con capacidad para ser parte material en un proceso, el
titular del derecho carece de capacidad procesal. La ley o el juez
determinan entonces quiénes actuarán como sus representantes
legales o necesarios dentro del proceso (art. 63-67 CPCiv).
El esclarecimiento de cuál de estos dos supuestos de repre-
sentación (voluntaria o legal) opera en el caso de la actuación
de los sindicatos en beneficio de sus dirigentes y afiliados, debe
partir del mandato legal. El art. 58 CPCiv reconoce capacidad
procesal a los prestadores de servicios (incluidos los menores de
edad que trabajan) y, por tanto, no solo les permite comparecer
por sí mismos al proceso, sino también nombrar representante o

150
DÍEZ–PICAZO, L.: La Representación en el Derecho Privado, 1ª. edición. Civitas,
Madrid, 1979, p. 64.
151
Cfr. DÍEZ–PICAZO, L.: La Representación … ob. cit., p. 49.
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 73

apoderado judicial. Este último, puede ser una persona natural o


jurídica (en este caso, el sindicato) que debe tener capacidad para
comparecer por sí en un proceso (art. 70 CPCiv).
La NLPT no establece expresamente que la actuación de los
sindicatos sea “en nombre e interés de sus afiliados”152 ni regula
tampoco mecanismo alguno que deje en evidencia que el sindicato
requiere de la autorización del prestador de servicios para actuar
como representante. Pese a ello, tanto el derecho a la tutela juris-
diccional del que goza el prestador de servicios, como las reglas
generales sobre el proceso a las que nos hemos referido, permiten
afirmar que estamos frente a un supuesto de representación vo-
luntaria153 y no de legitimación extraordinaria154, si bien con unas
peculiaridades que posteriormente serán referidas.
No compartimos, pues, la opinión de quienes afirman que la
norma procesal, atribuye al sindicato la representación legal de
sus afiliados, en consonancia con la LRCT155. Si la representación
legal constituye un instrumento “para suplir un defecto de la

152
Como ocurre en el art. 20.1 LRJS: “Los sindicatos podrán actuar en un
proceso, en nombre e interés de los trabajadores y de los funcionarios
y personal estatutario afiliados a ellos que así se lo autoricen, para la
defensa de sus derechos individuales, recayendo en dichos afiliados los
efectos de aquella actuación”.
153
Idéntica opinión en PUNTRIANO ROSAS, C.: “La Representación Sindical en
la Nueva Ley Procesal del Trabajo”, en A.A.V.V.: Retos del Derecho del
Trabajo … ob. cit., p. 309.
154
Son de la misma opinión Ugaz y Soltau quienes afirman que “aunque es
cierto que los sindicatos tendrán mayores facilidades para representar a
sus miembros, ello no quiere decir que por tal motivo se constituirán en
parte del proceso o, lo que es lo mismo, que el artículo 8.3. de la NLPT
les concede legitimación extraordinaria”. Cfr. UGAZ OLIVARES, M., SOLTAU
SALAZAR, S.: “La legitimación procesal de las organizaciones sindicales”,
en A.A.V.V.: Retos del Derecho del Trabajo Peruano … ob. cit., p. 336.
155
Así, por ejemplo, VILLAVICENCIO RÍOS; A.: La libertad sindical … ob. cit., p.
137. En el mismo sentido, Elías, para quien nos encontramos ante una
forma de representación legal. Cfr. ELÍAS MANTERO, F.: “Comentario inicial
de la Nueva Ley Procesal del Trabajo”, en Soluciones Laborales, núm. 29,
mayo, 2010, p. 67.
74 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

capacidad de obrar de determinadas personas o un medio para


evitar el desamparo de unos bienes que están faltos de titular o
cuyo titular no se encuentra en condiciones de asumir por sí mismo
su gobierno”156, parece evidente que no se trata de un instrumento
aplicable a la función representativa desarrollada por el sindicato
a favor de sus afiliados en el ámbito procesal.
En este ámbito, el derecho a la tutela jurisdiccional garantiza
al prestador de servicios el derecho a promover libremente la
actividad jurisdiccional e impone un mandato al legislador para
que establezca mecanismos procesales que faciliten el acceso a
la jurisdicción o para que remueva todas aquellas condiciones y
requisitos que obstruyan, impidan o disuadan irrazonablemente
el acceso a la justicia. No basta, pues, con reconocer al trabajador
capacidad para ser parte material del proceso; también es necesario
atribuirle la capacidad para comparecer por sí mismo al proceso
o para conferir libremente representación.
La función compensadora del Derecho del Trabajo —que
se proyecta al ámbito procesal— debe favorecer la adopción de
medidas legislativas que hagan realmente efectivo el acceso a la
jurisdicción, entre ellas, una amplia intervención del sindicato en el
proceso de trabajo. Sin embargo, tales medidas no pasan por elimi-
nar o sustituir la voluntad del prestador de servicios impidiendo o
restringiendo su derecho a accionar o no accionar y de comparecer
por sí mismo al proceso o confiriendo representación, y, en este
último caso, de decidir si otorga la representación al sindicato o a
otro sujeto que pueda defender sus intereses eficazmente.
Las disposiciones sobre representación sindical en los con-
flictos individuales no pueden ser entendidas en el sentido de
eliminar o sustituir por completo la voluntad157 del prestador de

156
Cfr. DÍEZ–PICAZO, L.: La Representación … ob. cit., p. 285. En el mismo
sentido, SÁNCHEZ GER, R.: Elementos de Derecho Civil, 3ª. edición. Tirant
Lo Blanch, Valencia, 1996, p. 330; TÁRREGA POVEDA, J.: La Representación
y Defensa en Juicio por Graduado Social. Laborum, Murcia, 2001, p. 129.
157
Ello ocurre si admitimos que estamos frente a un supuesto de represen-
tación legal, pues en ésta, sólo importa la voluntad del representante.
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 75

servicios, ni mucho menos como una autorización para que


el sindicato inicie y tramite íntegramente el proceso, sin que
el beneficiario de la demanda tenga ningún conocimiento del
mismo158.
El propio TC ha establecido que los sindicatos no susti-
tuyen la voluntad de los trabajadores cuando intervienen en
la defensa de sus afiliados”159. En efecto, los prestadores de
servicios no tienen vedada cualquier decisión respecto de sus
derechos y, en el caso de estar afiliados a un sindicato, no se les
puede imponer que la defensa de sus derechos se realice sólo a
través del sindicato. Lo contrario, constituiría un claro atentado
al derecho a la tutela jurisdiccional del prestador de servicios.

2.4. Diferencias entre la legitimación indirecta o extraordi-


naria y la representación voluntaria
Si estamos ante un supuesto de representación procesal
voluntaria y no de legitimación indirecta, es preciso referirnos a
las diferencias existentes entre ambas figuras procesales, a fin de
comprobar los diferentes efectos que se producen si se actúa en
una u otra posición. Esta distinción se hace todavía más necesaria
porque una parte de la doctrina considera, erróneamente, que la
representación voluntaria constituye un supuesto de legitimación
indirecta160.

El hecho mismo de la representación se impone al representado, con


independencia de cuál sea su voluntad, como consecuencia de que el
representado no dispone de la posibilidad de actuar si no es a través de
su representante. Cfr. SANZ LLORENTE, F.: La representación procesal … ob.
cit., pp. 9-10.
158
Esa es la opinión de Pizarro, Cfr. PIZARRO DÍAZ; M.: “La legitimidad
para obrar de la organizaciones sindicales en la Nueva Ley Procesal del
Trabajo”, en A.A.V.V.: Retos del Derecho … ob. cit., p. 291.
159
Cfr. STC 3311-2005-PA/TC (5/01/2006), F.J. 1.
160
Así, ORTIZ LALLANA, M.C.: La intervención del sindicato … ob. cit., p. 108,
MORENO VIDA, Mª. N.: “La posible legitimación del sindicato en los pro-
cesos individuales de trabajo”, en PRADOS REYES, J. (Coord.): VII Jornadas
76 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

Al menos seis diferencias advertidas entre una y otra insti-


tución nos impiden compartir esta posición doctrinal. En primer
lugar, ha de considerarse que quien actúa como representante
hace valer en juicio el derecho del representado, de modo que es
éste quien se constituye en la verdadera parte procesal; en cam-
bio, quien actúa con legitimación extraordinaria se constituye en
parte del proceso161.
En segundo lugar, la representación se relaciona con la ca-
pacidad procesal. En efecto, sólo quien se encuentre en el pleno
ejercicio de sus derechos puede comparecer como representante
voluntario (designado por un sujeto que cuenta con capacidad
procesal) o legal (en los casos en que la ausencia de capacidad
determine la actuación del sujeto previsto por la ley o designado
por el juez). Por eso se dice que la capacidad expresa una cualidad
personal. La legitimación, en cambio, sólo expresa una relación o
posición jurídica162 que habilita para demandar o ser demandado,
ya sea porque se afirma la titularidad de un derecho o interés, ya
porque la ley coloca al sujeto en esa posición habilitante.
Por otra parte, quien actúa como representante cuenta con
aptitudes que pueden hacerse valer en cualquier proceso, pues
la capacidad procesal está relacionada con la capacidad de obrar
o de ejercicio regulada en el ámbito del derecho sustantivo. Por
el contrario, como plus respecto a la capacidad procesal, la le-
gitimación supone la concreción de la capacidad sólo para ser

Universitarias Andaluzas del Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales.


Consejo Andaluz de Relaciones Laborales, Sevilla, 1991, p. 141, MONTO-
YA MELGAR, A. et al.: Curso de Procedimiento Laboral, 8ª. edición. Tecnos,
Madrid, 2010, p. 86. En sentido contrario, CABAÑAS GARCÍA, J.: La tutela
judicial … ob. cit., p. 202, BAYLOS GRAU, A., CRUZ VILLALÓN, J., FERNÁNDEZ
LÓPEZ, Mª.: Instituciones … ob. cit., p. 55, CRUZ VILLALÓN, J.: “La interven-
ción de las representaciones colectivas en el proceso de trabajo”, en CRUZ
VILLALÓN, J. y VALDÉS DAL-RE, F.: Lecturas sobre… ob. cit., p. 317.
161
Son partes del proceso aquel sujeto que pide en su propio nombre la
tutela jurídica y aquella frente a la que se pide. Cfr. CORDÓN MORENO, F.:
Introducción al Derecho Procesal. EUNSA, Navarra, 1994, p.120.
162
Cfr. CABAÑAS GARCÍA, J.: La tutela judicial … ob. cit., p. 202.
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 77

parte en un específico y concreto proceso, sea como demandante


o demandado163.
En cuarto orden, en la representación voluntaria el hecho
que provoca el fenómeno representativo es la voluntad del repre-
sentado. En la legitimación indirecta, en cambio, es la ley la que
concede la facultad de accionar un derecho ajeno sin la voluntad
o aun en contra de la voluntad del titular del mismo. De ahí que
la legitimación extraordinaria requiera previsión legal expresa.
Además, el representante actúa gestionando en juicio los de-
rechos e intereses de la persona que representa. El legitimado, por
su parte, actúa defendiendo sus derechos o intereses (legitimación
ordinaria) o en interés propio, aunque lo haga en defensa de un
derecho o interés sustancial ajeno (legitimación indirecta)164.
Finalmente, ambas figuras se diferencian también en que,
en la representación, las consecuencias jurídicas de lo decidido
son asumidas por el representado; mientras que, en el caso de la
legitimación, lo decidido siempre afectará la esfera jurídica del
legitimado.

3. INTERPRETACIÓN DE LOS ARTÍCULOS 8.2 Y 8.3. NLPT


“CONFORME” A LA CONSTITUCIÓN
La correcta interpretación de las disposiciones objeto de
examen favorece que cumplan realmente la finalidad para la que
fueron creadas. Como es sabido, pueden emplearse distintos méto-
dos de interpretación para desentrañar el sentido y significado de
las normas. Con todo, es fundamental que esa actividad interpre-
tativa se realice “conforme a la Constitución”165 y en el sentido más
favorable a la efectividad de los derechos fundamentales en juego.

163
Cfr. BAYLOS GRAU, A., CRUZ VILLALÓN, J., FERNÁNDEZ LÓPEZ, Mª.: Instituciones
… ob. cit., p. 47
164
Cfr. CABAÑAS GARCÍA, J.: La tutela judicial … ob. cit., p. 202.
165
Cfr. STC 1230-2002-HC/TC (20/06/2002), F.J. 4. Esta forma de interpreta-
ción se encuentra recogida en el art. VI TP CPC: “Los Jueces interpretan y
aplican las leyes o toda norma con rango de ley y los reglamentos según
78 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

Además de tratarse de una norma jurídica vinculante y direc-


tamente aplicable166, la Constitución se erige como la base sobre la
cual se construye todo el ordenamiento jurídico (art. 51 CP167). Así,
la carta magna no solo inspira el concreto contenido de éste, sino
que sirve como parámetro para su validez, en tanto y en cuanto el
resto del ordenamiento jurídico debe ajustarse a las disposiciones
que ella contiene168. Su carácter de norma fundamental y suprema
obliga a interpretar todo el ordenamiento jurídico desde y conforme
a la Constitución.
Para interpretar constitucionalmente las disposiciones de la
NLPT hemos de partir de uno de los antecedentes que le dieron
origen. Como se ha visto, el propio TC declaró que no era preciso
que los sindicatos cuenten con poder para plantear las reclamacio-
nes de sus miembros porque tal exigencia dejaba desarticulada la
razón de ser de los sindicatos, afectando el contenido del derecho
de libertad sindical (en este caso, la libertad sindical colectiva de
actuación).
Era necesario —y por tanto legítimo desde el punto de vista
constitucional— dotar al sindicato de todas las facilidades para
cumplir su función de representación y defensa de sus miembros.
Este es el sentido de los art. 8.2. y 8.3: facilitar la actuación sindi-
cal mediante la eliminación de la exigencia de un poder especial

los preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación


de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal
Constitucional”. De la misma forma en la 1ª. Disposición Final de la Ley
28301, LOTC.
166
Cfr. STC 047-2004-AI/TC (24/04/2006), F.J. 9.
167
Art. 51: “La Constitución prevalece sobre toda norma legal, la ley sobre
las normas de inferior jerarquía, y así sucesivamente”.
168
Cfr. CASTILLO CÓRDOVA, L.: Los Derechos Constitucionales: Elementos para una
Teoría General. Palestra, Lima, 2007, p. 187. Es por eso que el TC afirma
que el único requisito para evaluar vulneraciones de diversa índole a la
Constitución consiste en que “la controversia se fundara en una violación
de algún principio, valor o disposición de la Constitución”. Cfr. STC
0168-2005-PC/TC (29/09/2005), F.J. 3.
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 79

de representación cuando actúen en defensa de sus dirigentes y


afiliados.
Desde el punto de vista del prestador de servicios, el ejercicio
del derecho de libertad sindical —concretada en el hecho de la
afiliación— genera unos efectos que cabe calificar de positivos.
Con las disposiciones de la NLPT, el prestador de servicios podrá
contar con el sindicato para la salvaguarda de sus derechos e inte-
reses legítimos, lo que fortalece su posición frente al empleador.
Ello cautela sus derechos (entre ellos, el propio derecho de libertad
sindical) y hace posible que obtenga la tutela de modo efectivo169,
ya no solo en cuanto al derecho o interés concreto que se discute,
sino también frente a las posibles represalias que contra él podría
adoptar el empleador.
La interpretación conforme a la Constitución exige tener en
cuenta el derecho a la tutela jurisdiccional del prestador de servi-
cios, quien es, al fin y al cabo, el titular del derecho o interés que
se discutirá en el proceso. En su vertiente positiva, este derecho
garantiza que cualquier ciudadano promueva libremente la acti-
vidad jurisdiccional para la defensa de sus derechos e intereses
legítimos y para obtener una tutela efectiva de los Tribunales.
Ahora bien, el derecho a la tutela jurisdiccional tiene también una
vertiente negativa, merced a la cual, el titular del derecho puede
decidir no ejercer sus derechos en el ámbito jurisdiccional. Esto
es, su condición de titular del derecho lo faculta para perseguir
la satisfacción de sus derechos e intereses en juicio, pero no lo
obliga a hacerlo.
En ese sentido, no puede perderse de vista que la Constitución
se asienta en una concepción que reconoce a los particulares la
disposición de sus intereses. De ella dan buena cuenta el derecho

169
Ello porque —como afirma Murcia— se entiende que el sindicato efectúa
un adecuado estudio jurídico previo a la reclamación judicial que determine
la viabilidad o no de la acción, sus consecuencias y efectos, los cauces más
adecuados o los términos de la hipotética conciliación que son determi-
nantes para una efectiva tutela procesal de los derechos laborales. Cfr.
MURCIA CLAVERIA, A.: La representación voluntaria … ob. cit., p. 279.
80 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

a la propiedad del art. 2.16. CP, la autonomía de la voluntad (“na-


die está obligado a hacer lo que la ley no manda ni impedido de
hacer lo que ella no prohíbe”, reza el art. 2.24.a. CP) y la libertad
para decidir respecto a las relaciones jurídicas materiales (que se
manifiesta en el derecho a contratar con fines lícitos del art. 2.14
CP, a trabajar libremente y con sujeción a la ley del art. 2.15 CP y
en el derecho a la libertad de trabajo y de empresa del art. 59 CP) a
las que ha de ir necesariamente aparejada la libertad para decidir
cuál es la mejor manera de defender los derechos subjetivos que
derivan de ellas170.
Si esto es así, únicamente el trabajador, como titular de los
derechos e intereses en juego, tiene la capacidad de disponer de
los mismos y de decidir, sin ningún tipo de imposición, tanto
ejercitar la acción como —por las razones que sean— no hacerlo.
De aceptarse que la intervención de los sindicatos en el proceso
es una forma de sustitución procesal o de representación legal, se
vulneraría por completo el esquema constitucional171. Éste también
es aplicable al ciudadano que presta sus servicios personales, cuya
voluntad no puede verse desplazada o suplida por el sindicato
al defender sus derechos e intereses legítimos. En tal sentido,
adquiere mayor relevancia el art. 23, 3er. párrafo CP. Según esta
disposición, [n]inguna relación laboral puede limitar el ejercicio de
los derechos constitucionales, ni desconocer o rebajar la dignidad
del trabajador.
Desde nuestro punto de vista, el empleo de la representación
voluntaria como figura que explica y da sentido a la intervención

170
Cfr. MONTERO AROCA, J.: Los Principios Políticos …ob. cit., p. 63.
171
De modo bastante gráfico, GARCÍA MURCIA manifiesta que si se consi-
dera al sindicato el legitimado “se quitaría al trabajador la posibilidad
de defender su posición hasta las últimas consecuencias y con entera
independencia, contando con que la sentencia tendría para él efectos
de cosa juzgada puesto que de su derechos o interés se habría tratado”.
Cfr. GARCÍA MURCIA, J.: “La intervención procesal del sindicato en defensa
de la libertad sindical: Los artículos 13 y 14 LOLS”, en PRADOS REYES, F.
(Coord.): VII Jornadas Universitarias … ob. cit., p. 120.
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 81

sindical en los conflictos individuales, armoniza adecuadamente


los principios, valores y derechos constitucionales en juego.
Tal interpretación compatibiliza dos intereses aparentemente
contrapuestos. De una parte, se garantiza la efectividad del de-
recho a la libertad sindical colectiva de actuación. Si conforme a
ella, debe facilitarse la actuación del sindicato en cumplimiento
de sus fines y funciones, entonces puede permitirse que actúen en
el proceso sin mayores formalismos en defensa de sus afiliados.
De otra parte, esta interpretación garantiza, a la vez, el derecho a
la tutela jurisdiccional del prestador de servicios, quien ve respe-
tada su condición de auténtico titular de los derechos e intereses
subjetivos que se discutirán en el proceso. En efecto, el mecanismo
de la representación voluntaria tiene como punto de partida el
reconocimiento de que es a los prestadores de servicios —titulares
de los derechos e intereses— a quienes corresponde la facultad de
decidir si acuden o no a la vía jurisdiccional. Una vez adoptada
la decisión de comparecer, se les reserva también la facultad de
comparecer por sí mismos o confiriendo representación y, en este
último caso, de conferirla o bien a favor del sindicato o bien a
un tercero al que consideren mejor preparado y capacitado para
llevar a cabo su defensa.
A través de la garantía directa del derecho a la tutela juris-
diccional efectiva del trabajador que supone la interpretación
propuesta, se salvaguardan también —indirectamente— sus dere-
chos a la propiedad, a la autonomía de la voluntad y a ejercer los
demás derechos constitucionales pertinentes de los que es titular.
Dicha interpretación también permite que la cláusula del
Estado social, el principio de igualdad y la obligación estatal de
garantizar la efectiva vigencia de los derechos fundamentales se
hagan efectivos. En la compensación de las desigualdades a las
que está sometido el trabajador frente a su empleador, el Estado
procura una vía que facilita la actuación del sindicato en defensa
de sus miembros, pero sin eliminar la voluntad del trabajador en
beneficio del sindicato. En tal sentido, a nuestro juicio, las figuras
de la legitimación extraordinaria por sustitución o la de represen-
tación legal no sólo no compensarían la situación de desigualdad
82 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

en que se halla el trabajador, sino que contribuirían a mantenerla.


En ambos casos, la capacidad de éste para actuar en un proceso
se vería restringida y su actuación quedaría reemplazada por la
del sindicato, manteniéndose el trabajador en una posición de
subordinación indeseable y contraria al orden constitucional.
Ello no sucede si el sindicato no es más que un representante
voluntario del prestador de servicios. En este otro caso, aquél opera
como un mecanismo que el trabajador tiene a su disposición si
lo considera necesario, vista la dificultad que supone demandar
al empleador, más aún si la relación laboral permanece vigente.
También el criterio de la interpretación de las normas jurídi-
cas de acuerdo con la realidad social abona por la posición aquí
mantenida. En el Perú no existe una acción sindical sólida, fuerte,
moderna y capaz de plantear objetivos y metas y de actuar en con-
secuencia, y menos aún a través de los cauces jurisdiccionales. Por
el contrario, la actuación sindical en procesos individuales reclama
la existencia de unas organizaciones sindicales fuertes, consolida-
das y capaces de ofrecer servicios jurídicos a sus afiliados172. Si esto
es así, no quedaría garantizada adecuadamente la defensa de los
intereses de los trabajadores si se estableciera que los sindicatos
cuentan con la representación legal de sus dirigentes y afiliados
o si se les otorgase legitimación extraordinaria por sustitución.
Detrás de la discusión que aquí se ha planteado se encuen-
tra el problema de la delimitación del espacio propio del interés
individual en el marco de sus relaciones con el interés colectivo.
En esa delimitación debemos volver la mirada a la razón de ser
del sindicato: la defensa de los intereses de los trabajadores. Tal
finalidad constituye el límite jurídico-moral de su actividad173. En
ese sentido, el sindicato, autorizado por la norma procesal, “no

172
Murcia incide en este aspecto pues, de lo contrario, se provoca la inapli-
cabilidad de esta forma de actuación sindical. Cfr. MURCIA CLAVERIA, A.:
La Representación voluntaria … ob. cit., p. 289.
173
RAMÍREZ BOSCO, L.: La función de los sindicatos: Los Sindicatos y la Defensa
del Interés Profesional como Función de las Asociaciones Profesionales de Tra-
bajadores. Editorial Universidad, Buenos Aires, 1976, pp. 8-9.
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 83

puede llegar tan lejos como para determinar la entera conducta


del trabajador”174. Al estar en discusión derechos e intereses pri-
vados se debe situar en primer plano la voluntad del trabajador
y la actuación sindical debe plegarse a la voluntad del trabajador
singular175.

4. CONFIGURACIÓN DE LA REPRESENTACIÓN VOLUNTARIA


La NLPT permite al sindicato actuar en defensa de sus dirigen-
tes y afiliados, sin necesidad de poder especial de representación176.
Para ello, el sindicato debe cumplir con un requisito formal: iden-
tificar individualmente en la demanda o contestación a cada uno
de sus afiliados con sus respectivas pretensiones.
De este requisito formal se deducen tres cuestiones: (i) El
sindicato puede actuar como representante procesal voluntario
del prestador de servicios tanto si es demandante como si es
demandado, en todo tipo de procesos que se sigan ante la juris-
dicción laboral y en todas las actuaciones procesales, incluyendo
—como se referirá más adelante— la celebración de la conciliación

174
GARCÍA BECEDAS, G.: “Interés individual e interés sindical: ¿Un lugar para
el interés individual”, en A.A.V.V.: Cuestiones Actuales de Derecho … ob.
cit., p. 881.
175
BAZ TEJEDOR, J., La Tutela Judicial de los Derechos Fundamentales en el Proceso
de Trabajo. Lex Nova, Valladolid, 2006, p. 111.
176
De acuerdo con el CPCiv, el poder para litigar se puede otorgar sólo
por escritura pública o por acta ante el Juez del proceso, salvo dispo-
sición legal diferente (art. 72). También, precisa que: “Se requiere el
otorgamiento de facultades especiales para realizar todos los actos de
disposición de derechos sustantivos y para demandar, reconvenir,
contestar demandas y reconvenciones, desistirse del proceso y de
la pretensión, allanarse a la pretensión, conciliar, transigir, someter
a arbitraje las pretensiones controvertidas en el proceso, sustituir o
delegar la representación procesal y para los demás actos que exprese
la ley. El otorgamiento de facultades especiales se rige por el principio
de literalidad. No se presume la existencia de facultades especiales no
conferidas explícitamente” (art. 75).
84 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

o la transacción177, (ii) la representación sin poder especial opera


solo a favor de los afiliados al sindicato, siendo irrelevante que
la afiliación se haya producido antes o después del nacimiento
del derecho que se reclama178, lo que importa es que lo sea con
anterioridad a la presentación de la demanda o la contestación y
(iii) no se exige acreditar la condición de afiliado del prestador
del servicios basta con alegarla e identificar al afiliado con su (s)
pretensión (es).
La NLPT no regula la obligación sindical de acreditar que
actúa con la autorización de su afiliado. Más bien, de un modo
incomprensible, ordena al empleador que ponga en conocimiento
de los trabajadores la demanda interpuesta, sin que se afecte la
prosecución del proceso en caso inobserve este deber.
En buena lógica, la actuación sindical está condicionada
por los datos y elementos de prueba que le facilite el interesa-
do para preparar una adecuada defensa. Esto que podría ser
alegado por el sindicato como una prueba de la autorización
recibida no es suficiente. Es necesario que el sindicato acredite
que cuenta con la autorización expresa del prestador de ser-
vicios179 a través de un documento privado anejo al escrito de

177
Es de la misma opinión VALDÉS DAL-RÉ quien refiriéndose a la LPL ma-
nifiesta que es un precepto general que puede extenderse a todo tipo
de procesos o cuestiones litigiosas y a todas las actuaciones procesales,
inclusive, faculta al sindicato “para celebrar negocios transaccionales que
eludan el proceso o la resolución judicial”. Cfr. VALDÉS DAL-RE, F.: “De
la representación y defensa procesal”, en CAMPOS ALONSO, M. et al.: Ley
de Procedimiento Laboral. Análisis y Comentarios al RD Legislativo 521/90,
de 27 de abril. Deusto, Bilbao, 1991, p. 96.
178
Cfr. SANZ LLORENTE, F.: La representación procesal … ob. cit., p. 254.
179
Incluso en España, donde se ha establecido un mecanismo de autoriza-
ción presunta, Iglesias considera que la garantía de que el proceso no
sea iniciado contra la voluntad del trabajador interesado solo puede ser
eficaz con la prueba de la declaración de voluntad expresa. Para este autor
lo aconsejable es que la comunicación al afiliado la realice el Juez o la Sala
antes de admitir la demanda a trámite. Cfr. IGLESIAS CABERO, M.: “Las partes
en el proceso laboral”, en VALDÉS DAL-RE, F. et al.: Puntos críticos de la Ley de
Procedimiento Laboral. ACARL, Madrid, 1991, p. 74.
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 85

demanda o contestación, mediante la suscripción de la demanda


o la contestación junto con los representantes sindicales180, o por
una cláusula insertada en el escrito de demanda o contestación
en la que conste el otorgamiento de la representación, entre
otras posibilidades181.
Si el sindicato no acredita que actúa con la autorización del
prestador de servicios, corresponde al juez, en tanto protagonista
del proceso y garante de la tutela jurisdiccional (art. III TP NLPT),
solicitar la subsanación del defecto advertido pues el derecho a
la tutela jurisdiccional le impone el deber de favorecer la defen-
sa de los derechos que ante él se discuten aun cuando no exista
precepto legal que imponga el requerimiento de subsanación182.
No podemos olvidar que la representación procesal, no cons-
tituye un requisito establecido con el fin de dificultar el acceso
al proceso sino que —como en el caso que nos ocupa— busca
garantizar la mejor defensa y que la pretensión deducida llegue
a buen término183.
El requerimiento de subsanación no tendría otra finalidad que
la de cautelar los intereses del prestador de servicios, asegurándole

180
Cfr. ALVA HART, B. “La representación de las organizaciones de emplea-
dores y trabajadores, en A.A.V.V.: Aportes para la Reforma … ob. cit., pp.
104-105.
181
Moreno —refiriéndose al ordenamiento Alemán— menciona otras formas
de acreditar la autorización que parten de afirmar que la voluntad del
trabajador se expresó al momento de afiliarse al sindicato, en los casos
en los que en el Estatuto se hubiere establecido la actuación del sindicato
en nombre de sus afiliados en conflictos individuales o a través de un
pacto o acuerdo suscrito entre el prestador de servicios y el sindicato.
Cfr. MORENO VIDA, Mª. N.: “La Posible Legitimación del Sindicato en
los Procesos Individuales de Trabajo” en PRADOS REYES, J. (Coord.): VII
Jornadas Universitarias … ob. cit., .p. 149. En nuestra opinión, la manifes-
tación de voluntad no puede presumirse, debe ser expresa y actual, en el
sentido de cercana al momento en que se accionará la vía judicial. Sólo
así se garantiza adecuadamente el respeto de la voluntad del prestador
de servicios.
182
Cfr. SÁEZ LARA, C.: La tutela judicial … ob. cit., p. 185.
183
Ibidem, p. 186.
86 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

que nadie litiga en su nombre sin su consentimiento184 y que se


respeta su voluntad185, evitándose la inutilidad de unos trámites
que pueden acabar archivados en caso se llegara a comprobar que
el sindicato actúa sin la autorización del prestador de servicios.
Por otra parte, es posible también que el demandado alegue en
vía de excepción la ausencia de autorización a favor del sindicato.
En ese caso, dependiendo de la situación, podrá plantear la excep-
ción de representación defectuosa o insuficiente del demandante
o del demandado (art. 446.3 CPCiv).
La exigencia de la acreditación no solo cautela la voluntad
del prestador de servicios y su derecho a la tutela jurisdiccional
sino que, además, juega a favor de los sindicatos protegiéndolos
frente a cualquier acción incoada por el prestador de servicios en
la que cuestione la ausencia de autorización —por ejemplo, en
supuestos de falsa autorización—. De ser así, apenas conocida la
situación irregular, el prestador de servicios deberá comunicarla

184
Cfr. ORTIZ LALLANA, M.C.: La intervención del sindicato … ob. cit., p. 141.
No obstante, la autora manifiesta sus dudas respecto a la acreditación
de la comunicación al afiliado de su voluntad de iniciar el proceso con
un simple escrito privado. Para ella, esta cuestión es trascendental, al
punto que los criterios que utilice el juez para solicitar la comprobación
pueden ser un elemento decisivo a la hora de calificar el supuesto como
uno de sustitución o uno de representación voluntaria. Particularmente,
considero que el problema en la legislación española se presenta porque
la autorización es presunta, invirtiendo el procedimeinto normalmente
previsto para la representación.
185
Afirma Sanz que “el requisito de la acreditación que se impone al sindica-
to en la LPL, como el respeto que éste debe a la voluntad del trabajador,
suponen garantías procesales que afectan al orden público, por lo que
el Magistrado deberá velar de oficio porque se cumplan aquéllas”. Cfr.
SANZ LLORENTE, F.: La representación procesal … ob. cit., p. 257. En el Perú,
Morales resalta la importancia de la manifestación de voluntad del
trabajador ya que es su derecho el que está en discusión por lo que se
deben buscar alternativas acordes con la legitima defensa que merecen
los derechos en discusión. Cfr. MORALES GONZÁLEZ, N.: “Nuevo Proceso
Laboral.: Acceso a la Tutela Jurisdiccional”, en A.A.V.V.: Retos del Derecho
… ob. cit. p. 63.
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 87

al juez. Con dicha alegación y previa audiencia del sindicato, el


juez deberá ordenar el archivo de lo actuado, sin más trámite.
En todo caso, el prestador de servicios que se considere afec-
tado por la actuación del sindicato —sea que haya actuado sin
autorización o sea que habiéndola recibido haya actuado de modo
negligente, culposo o temerario— está facultado para accionar
ante el órgano jurisdiccional laboral, reclamando por los daños y
perjuicios que se le hayan ocasionado de acuerdo a las reglas de la
responsabilidad extracontractual (art. 1969 CC) y a lo establecido
en el art. 2.1g) NLPT186.
Una cuestión que merece nuestra atención está referida a
la facultad del sindicato de llegar a un acuerdo conciliatorio o
transaccional con la contraparte. De acuerdo con el art. 30 NLPT
un acuerdo conciliatorio o transaccional pondrá fin al proceso187
cuando supere el test de disponibilidad que tendrá en cuenta los
siguientes criterios: a) el acuerdo debe versar sobre derechos na-
cidos de una norma dispositiva, debiendo el juez verificar que no
afecte derechos indisponibles; b) debe ser adoptado por el titular
del derecho; y c) debe haber participado el abogado del prestador
de servicios demandante188. Asimismo, el art. 43.1. NLPT al regu-

186
De acuerdo con esta disposición los Juzgados Especializados de trabajo
conocen en la vía del proceso ordinario: “Los conflictos vinculados a una
organización sindical”.
187
Cabe precisar que el art. 30 dispone que “La conciliación y la transacción
pueden ocurrir dentro del proceso cualquiera sea el estado en que se
encuentre, hasta antes de la notificación de la sentencia con calidad de
cosa juzgada”.
188
Este criterio debe aplicarse teniendo en cuenta el art. 16 NLPT que esta-
blece que: “Los prestadores de servicios pueden comparecer al proceso
sin necesidad de abogado cuando el total reclamado no supere las diez
(10) Unidades de Referencia Procesal (URP). Cuando supere ese límite
y hasta las setenta (70) Unidades de Referencia Procesal (URP) es fa-
cultad del juez, atendiendo a las circunstancias del caso, exigir o no la
comparecencia con abogado”. Si para arribar a un acuerdo conciliatorio
o transaccional se requiere la presencia del abogado del prestador de
servicios demandante, en los casos en los que los prestadores de servi-
88 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

lar la Audiencia de Conciliación establece que ésta se inicia con


la acreditación de las partes o apoderados y sus abogados y que
incurre en rebeldía automática el demandado que asistiendo a la
audiencia no contesta la demanda o si el representante o apode-
rado no tiene poderes suficientes para conciliar.
Ambas disposiciones generan duda pues la primera norma
parece limitar el acuerdo conciliatorio o transaccional exclusiva-
mente al titular del derecho mientras que la segunda incluye a los
apoderados como participantes de la audiencia de conciliación.
A nuestro juicio carece de sentido restringir la facultad
de conciliar o transigir solo al titular del derecho o interés.
Las normas procesales reconocen la facultad del titular de un
derecho de comparecer al proceso por sí mismo o a través de
apoderado. Si el apoderado cuenta con las debidas facultades
especiales podrá adoptar el acuerdo conciliatorio o transaccio-
nal correspondiente.
Este mismo razonamiento puede extenderse a la actuación del
sindicato como representante de sus afiliados. El sindicato podrá
adoptar el acuerdo conciliatorio o transaccional si el prestador
de servicios se lo ha autorizado expresamente. No será necesario
para tal efecto que la autorización conste en escritura pública o
acta ante el juez. El documento privado en el que conste la auto-
rización otorgada al sindicato será el que permita acreditar que el
sindicato cuenta con las facultades especiales a las que se refiere
el art. 75 CPCiv.
La facilidad otorgada al sindicato para que actúe en defensa
de sus miembros sin poder especial de representación debe ex-
tenderse también a las facultades especiales a las que se refiere
la norma procesal civil, entre ellas, las que permiten conciliar o
transigir. El principio de literalidad que rige el otorgamiento de
facultades especiales, obliga a que éstas sean conferidas expresa-

cios comparezcan sin abogado será ineficaz el art. 30 NLPT referido a


las formas especiales de conclusión del proceso.
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 89

mente al sindicato189. Si no se establecieran expresamente solo el


prestador de servicios como titular del derecho en discusión estará
facultado para conciliar o transigir.
Finalmente, el respeto de la autonomía de la voluntad del
prestador de servicios trae como consecuencia la posibilidad de
que éste revoque la representación conferida, en cualquier etapa
del proceso. En ese sentido, no existe ningún obstáculo legal para
efectuar la revocatoria siempre que se ponga en conocimiento del
juez. Evidentemente, ello no significa que el proceso se suspenda
o se archive sino que continuará con la comparecencia del propio
titular del derecho o de un tercero al que se le haya conferido
representación.

5. UNA CUESTIÓN FINAL: LA DEFENSA DE INTERESES IN-


DIVIDUALES CON INCIDENCIA SINDICAL
Es posible que un conflicto individual tenga trascendencia
sindical. En este caso, hablamos de situaciones en las que el
empleador aprovecha su poder de dirección para impedir a un
prestador de servicios el ejercicio de derechos de actividad sindical
en la empresa o fuera de ella190. Se trata, en suma, de afectaciones
al derecho de libertad sindical en su vertiente individual, cuya

189
Es de la misma opinión Morales quien se refiere a que el trabajador puede
delegarle poder especial al sindicato para que actúe en la audiencia de
conciliación. Cfr. MORALES GONZÁLEZ, N.: “Nuevo Proceso Laboral: Acceso
a la Tutela Jurisdiccional”, en A.A.V.V.: Retos del Derecho … ob. cit. p. 62.
190
Cfr. CRUZ VILLALÓN, J.: “La intervención de las representaciones colec-
tivas en el proceso de trabajo”, en CRUZ VILLALÓN, J. y VALDÉS DAL-RE,
F.: Lecturas sobre … ob. cit., pp. 311-312. Estas afectaciones se producen,
por ejemplo, cuando se obstaculizan las actividades de un representante
sindical o miembro del sindicato o la de un trabajador que desea desarro-
llar actividad sindical, cuando se despide a un trabajador a causa de su
actividad sindical, cuando se obstaculiza el ejercicio del derecho de huelga de
un trabajador en particular o cuando se incumplen, en la esfera individual,
con acuerdos pactadas entre empleador y sindicato, afectándose no sólo al
individuo trabajador sino la buena fe que debe existir en el cumplimiento
de los compromisos asumidos, entre otros.
90 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

titularidad corresponde a cada prestador de servicios individual-


mente considerado.
La libertad sindical individual incluye un conjunto de
derechos vinculados a la autotutela (sindical) de los intereses
del trabajo cuya titularidad se atribuye a los trabajadores indivi-
dualmente considerados191. Si bien son derechos de titularidad
individual, operan en una dimensión intersubjetiva adqui-
riendo en el momento de su ejercicio una clara trascendencia
colectiva192.
Tal como ocurre en el caso de intereses estrictamente indivi-
duales, su defensa le corresponde a cada prestador de servicios
en tanto titular del interés subjetivo y concreto que se discutirá
en el proceso. La intervención del sindicato, en todo caso, puede
realizarse también por el mecanismo de la representación volun-
taria al que nos hemos referido anteriormente.
En relación con la defensa de los intereses individuales con
trascendencia sindical, la NLPT establece una disposición que
puede generar confusión. En efecto, el art. 9.2. faculta al sindicato
a demandar cuando se afecten los derechos de libertad sindical,
negociación colectiva, huelga, a la seguridad y salud en el trabajo
y, “en general, cuando se afecte un derecho que corresponda a un
grupo o categoría de prestadores de servicios”. En nuestra opinión,
la expresión resaltada define el sentido de la disposición pues la
legitimación otorgada al sindicato está referida a la defensa de
derechos e intereses relacionados con la libertad sindical pero que
sean de titularidad colectiva más no a los de titularidad individual.
También es posible que el sindicato realice una actuación
a título colaborativo193. En este último caso, se trata de ayudar

191
Cfr. SANGUINETTI RAYMOND, W.: Lesión de la libertad sindical y comportamientos
antisindicales. Estudio de la estructura y el contenido del juicio de antisindicalidad.
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Madrid, 1993, p. 138.
192
Cfr. SANGUINETTI RAYMOND, W.: Lesión de la libertad sindical … ob. cit., p. 139.
193
La LOLS regula la participación del sindicato como tercero coadyuvante cuando
se lesiona la libertad sindical de un trabajador. Asi, establece que: “El sindicato
a que pertenezca el trabajador presuntamente lesionado, así como cualquier
SINDICATOS Y CONFLICTO INDIVIDUAL EN LA NLPT 91

procesalmente a una de las partes pues con ello se logra también


defender, aunque sea indirectamente, los propios intereses al
existir una conexión entre estos y la relación jurídico-material de-
batida194. Estamos en este caso, frente a la intervención del tercero
coadyuvante regulado en el art. 97 CPCiv 195.
Finalmente, pese a que no se encuentra regulado expresamente,
consideramos posible que —a criterio del juez— la pluriofensividad
del acto lesivo individual otorgue legitimación al propio sindicato.
Esto ocurrirá cuando, sea posible que frente a un acto lesivo indivi-
dual tanto trabajador afectado como el sindicato puedan plantear
un petitum diferenciado referido uno, al aspecto individual de la
libertad sindical lesionado, y el otro, al aspecto colectivo. En ese caso,
se produciría una acumulación de acciones196.

sindicato que ostente la condición de más representativo, podrá personarse


como coadyuvante en el proceso incoado por aquel” (art. 14).
194
BAZ TEJEDOR, J.: La Tutela Judicial de… ob. cit., p. 110.
195
Art. 97: “Quien tenga con una de las partes una relación jurídica sustan-
cial, a la que no deban extenderse los efectos de la sentencia que resuelva
las pretensiones controvertidas en el proceso, pero que pueda ser afecta-
da desfavorablemente si dicha parte es vencida, puede intervenir en el
proceso como coadyuvante de ella. Esta intervención puede admitirse
incluso durante el trámite en segunda instancia. El coadyuvante puede
realizar los actos procesales que no estén en oposición a la parte que
ayuda y no impliquen disposición del derecho discutido”.
196
Cfr. CRUZ VILLALÓN J., “La intervención de las representaciones colec-
tivas en el proceso de trabajo”, en CRUZ VILLALÓN, J. y VALDÉS DAL-RE,
F.: Lecturas sobre … ob. cit., p. 314. Así. Menciona CRUZ VILLALÓN si con
ocasión de un traslado de un delegado de personal, el sindicato al que
está afiliado este trabajador pierde un representante en la empresa, cabría
una reclamación individualizada del trabajador solicitando el reintegro al
centro de trabajo de origen, y al mismo tiempo, otra colectiva por parte del
sindicato de resarcimiento del daño ocasionado.
92 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR
CONCLUSIONES 93

Conclusiones

1. La entrada en vigor de la NLPT consolida la función instru-


mental del proceso laboral para la defensa de los derechos de
los prestadores de servicios. La especial regulación del proceso
de trabajo es consecuencia del influjo de los principios, valores
y derechos consagrados por la Constitución que encuentran
en el proceso un espacio para su efectiva vigencia.
2. La intervención sindical en el proceso constituye uno de los
mecanismos que contribuyen a compensar la desigualdad
de los sujetos de la relación laboral. Es obligación estatal
promover, garantizar y facilitar a los sindicatos el cumplimiento
de su función constitucional de representación y defensa de los
derechos e intereses colectivos e individuales de sus miembros.
3. Es plausible el intento del legislador peruano de regular la
intervención sindical en defensa de sus dirigentes y afiliados.
No obstante, la regulación de la NLPT es deficiente, incomple-
ta y confusa. Se hace necesario deslindar conceptualmente las
diversas instituciones procesales involucradas para facilitar la
comprensión de la norma y permitir que cumpla su finalidad.
Además, es necesario interpretar las disposiciones desde y con-
forme a la Constitución para asegurar su compatibilidad con la
norma fundamental y evitar que las actuaciones que aquella
autoriza generen una afectación de derechos constitucionales.
94 JAVIER H. ESPINOZA ESCOBAR

4. Cuando el sindicato actúa en defensa de los derechos e inte-


reses de sus dirigentes y afiliados lo hace como representante
procesal voluntario.
5. La novedad de la NLPT radica en que se ha facilitado la
función representativa del sindicato al eliminar la exigencia
de poder especial de representación que la norma derogada
requería al sindicato cuando pretendiese actuar en defensa
de sus miembros.
6. Aun cuando nada se establezca es necesario que el sindicato
obtenga la autorización expresa del trabajador para actuar en
defensa de sus derechos e intereses. En ese sentido, además
de identificar en el escrito de demanda o de contestación a los
afiliados con sus respectivas pretensiones, el sindicato debe
acreditar que le ha sido otorgada la representación mediante
cualquier instrumento privado que evidencie con claridad la
voluntad del prestador de servicios.
7. Si el sindicato no acredita la representación conferida, será el
juez quien requiera dicha autorización como condición para
tramitar la demanda o contestación.
8. La autorización expresa debe incluir —si así lo considera el
prestador de servicios— el otorgamiento al sindicato de facul-
tades especiales, como por ejemplo, las de conciliar, transigir,
allanarse y demás reguladas en el CPCiv.
9. El prestador de servicios tiene expedita la vía jurisdiccional
para reclamar la responsabilidad que corresponda al sindicato
que actuó sin su autorización o que habiéndola recibido actuó
con negligencia, culpa o temeridad. Asimismo, podrá revocar
la autorización con su sola voluntad.
10. Aún cuando existan supuestos de intereses individuales
con incidencia sindical, la defensa sigue correspondiendo
al prestador de servicios. No obstante, el sindicato puede
actuar como un tercero coadyuvante. En algunos casos de
pluriofensividad del acto lesivo individual —y a criterio del
juez— contará con legitimación siempre que pueda plantear
un petitum diferenciado referido a un aspecto colectivo.
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