En muchas ocasiones se observa que al aumentar la polaridad del disolvente
se produce un desplazamiento en el espectro de fluorescencia hacia mayores longitudes de onda. Este hecho puede explicarse de la forma siguiente: Las transiciones electrónicas entre diferentes niveles energéticos ocurren muy rápidamente, de forma que cuando una molécula en estado fundamental absorbe un fotón, pasa a un estado excitado meta-estable (estado excitado FranckCondon), en el cual la geometría molecular y la configuración del disolvente son todavía las características del estado fundamental (figura 4.3.). La reorientación del disolvente tiene lugar aproximadamente 10–11—10–12 segundos después de la excitación, originando un estado excitado de "equilibrio", en el cual la configuración del disolvente es óptima para la geometría y configuración electrónica de la molécula. La emisión ocurre desde ese estado excitado de "equilibrio", hasta un estado fundamental meta-estable, teniendo lugar posteriormente la relajación del disolvente, para conducir hasta el verdadero estado fundamental. En la mayoría de las moléculas polares el estado excitado es más polar que el estado fundamental; por ello, al aumentar la polaridad del disolvente se tiende hacia una estabilización del estado excitado, en mayor grado que lo hace el estado fundamental (figura 4.3.A, B y C). En consecuencia, al aumentar la polaridad del disolvente tiene lugar un desplazamiento hacia mayores longitudes de onda (menor energía). Figura 4.3. Influencia de la polaridad del disolvente sobre la emisión de fluorescencia. Métodos luminiscentes 10 Respecto a la constitución del disolvente hay que hacer notar lo siguiente: anteriormente se ha mencionado que la introducción de átomos pesados como sustituyentes en moléculas aromáticas produce un incremento en la fosforescencia a expensas de la fluorescencia. Este efecto se observa frecuentemente incluso cuando el elemento en cuestión no forma parte de la molécula luminiscente. Así, disolventes conteniendo átomos pesados, normalmente dan lugar a una disminución de la fluorescencia. Este comportamiento puede justificarse en algunos casos: concretamente cuando se trata de disolventes halogenados, por formación de complejos 1:1 en los que interviene el estado excitado del soluto fluorescente, pues la reactividad de los estados excitados es normalmente diferente a la que presenta la molécula en estado fundamental.
Influencia del oxígeno disuelto.
El efecto del oxígeno disuelto es uno de los problemas más molestos de la
fluorimetría, ya que a menudo reduce la intensidad de emisión de una disolución fluorescente. Normalmente, el oxígeno presente en concentración 10–3 M reduce la emisión fluorescente del orden del 20%. Por ello, es necesario desairear las disoluciones antes de llevar a cabo la medida. El papel que juega el oxígeno en la atenuación de la fluorescencia se debe fundamentalmente a sus propiedades oxidantes y a sus características paramagnéticas. Así, frente a especies reductoras, el oxígeno puede llevar a cabo la oxidación inducida foto-químicamente de las especies fluorescentes, si bien, con mayor frecuencia, la atenuación de la fluorescencia se produce debido a que el paramagnetismo del oxígeno molecular favorece el cruzamiento entre sistemas, lo cual conduce hasta el estado triplete. Al parecer, el cruce entre sistemas se produce mediante colisiones con especies excitadas y por formación transitoria de complejos de transferencia de carga. Por otra parte, el que la presencia de oxígeno favorezca el cruzamiento entre sistemas en muchas moléculas fluorescentes no significa que aumente la fosforescencia, pues el O2 es también un efectivo atenuador de estados tripletes. Debido a que el estado triplete tiene una vida más larga que el singulete, le hace mucho más susceptible para colisionar con impurezas, tales como el propio oxígeno, u otras producidas por foto-descomposición del soluto. En cualquier caso, la capacidad del oxígeno para inhibir la fotoluminiscencia puede ser utilizada para su determinación en disolución. Otros gases paramagnéticos, como el óxido nítrico, se comportan de forma similar, así como iones paramagnéticos de los metales de transición.