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Karl Marx - Friedrich Engels
Sobre la -religión
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Edición preparada por
SEGUNDA EDICIÓN
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Contribución a la crítica de .la filosofía
del derecho de Hegef
(1844)
Karl Marx
,,, INTRODUCCIÓN
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~1 forma mediata, la lucha contra el otro mundo, del cual la religión es el aroma
~¡ espiritual. .
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~:.¡ La miseria religiosa es, por una parte, la expresi6n de la miseria real y,
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por la otra, la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro ·de la
itl criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu
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!i:1! de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo.
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~~ La abolición de la religión en cuanto dicha ilusoria del pueblo es necesaria
111 para su dicha real. La exigencia de abandonar sus ilusiones sobre su situación
It1 es la exigencia de que se abandone una situaci6n que necesita de ilusiones.
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f.¡ La crítica de la religión es, por lo tanto, en embri6n, la crítica del valle de
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!1 lágrimas que la religión rodea de un halo de santidad.
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jj La crítica no arranca de las cadenas las flores imaginarias para que el
hombre soporte las ~adenas sin fantasías ni consuelos, sino para que se des-
1¡.¡ poje de ellas y pueda recoger las flores vivas. La crítica de la religión desen-
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gaña al hombre para que piense, para que actúe y mo~ele su realidad como
un hombre ·desengañado y que ha entrado en razón, para que gire en torno
de sí mismo y por lo tanto en torno de su sol real. La religión es solamente
el sol ilusorio que gira alrededor del hombre mientras éste no gira en derre-
dor de sí mismo.
La tarea de la historia consiste, pues, u~a vez que ha desaparecido el
más allá de la verdad, en averiguar la verdad del más acá. y la tarea inmediata
de la filosofía, que se encuentra al servicio de la historia, consiste -una vez
que se ha desenmascarado la forma de santidad de la autoenajenación huma-
na- en desenmascarar la autoenajenación en sus foi-mas no santas. De tal
modo la crítica del cielo se convierte en la crítica de la tierra, la crítica de la
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religi6n en la crítica del derecho y la crítica de la teología, en la crítica de la
tH ·•; poUtica.
1
Tesis sobre Feuerbach
(1845)
Karl Marx
1 Las tesis sobre Feuerbach fueron escritas por Marx en la primavera de 184,, en
Bruselas. Se encuentran en sus cuadernos de 1844-1847 bajo el tftulo Ad Feuerbach. Engels
las publicó ~· primera vez en~adice de la edición separada y corregida de su obra
Lutlwig_Feuerbach y el /in de la ·oso/la clásica alemana (cf. infra, página 329), con el
tftulo Marx sobre Feuerbacb. s hizo algunos retoques estilfsticos para hacer mú com·
prensible al lector este documento, que, «echado pm:ipitadamente al cesto de los papeles,
no estaba destinado en absoluto a la impresión, pero que encierra un inestimable valor en
cuanto que es el prim~ docilmento en el que se encuentra el ¡Crmen genial de la nueva
~ón del mundo~ (Engels). El presente texto corresponde a la versión dada por
Karl Marx Tesis sobre Feuerbach
160 161
II VI
El problema de si el pensamiento humano puede llegar a una verdad ob- Feuerbach diluye la esencia religiosa en la esencia humana. Pero la esencia
jetiva (gegenstiindliche) no es un problema teórico, sino un problema práctico. humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad,
Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, el conjunto de las relaciones sociales.
la realidad y el poderío, la terrenalidad (Diesseitigkeit) de su pensamiento. Feuerbach, que no se_ ocupa de la crítica de esta esencia real, se ve, por
El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento aislado de la prác- tanto, obligado:
tica, es un problema puramente escolástico.
l. A hacer caso omiso de la trayectoria histórica, enfocando de por sí
III el sentimiento religioso (Gemüt) y presuponiendo un individuo humano abs-
tracto, aislado.
La doctrina materialista de que los hombres son producto de las circuns-
tancias y de la educación, y de que, por tanto, los hombres modificados son 2. En él, la esencia humana sólo puede concebirse como .«género», como
producto de circunstancias distintas y de una educación distinta, olvida que una generalidad interna, muda, que se limita a unir naturalmente los muchos
las circunstancias se hacen cambiar precisamente por los hombres y que el individuos.
propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente a la divi-
sión de la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la so- VII
ciedad (así por ejemplo en Robert Owen). Feuerbach no ve, por' tanto, que el <<sentimiento religioso» es también
La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad un producto social y que el individuo abstracto que él analiza pertenece, en
humana sólo puede concebirse y entenderse r.acionahnente como práctica re· realidad, a una determinada forma de sociedad.
volucionaria.
VIII
IV
Feuerbach arranca del hecho de la autoenajenación. religiosa, del -desdo- La vida social es esencialmente práctica. Todos -los misterios que desca-
rrían la teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la
blamiento del mundo en un mundo religioso, imaginario, y otro real. Su
práctica humana y en la comprensión de esta práctica. ·
cometido consiste en disolver el mundo 'religioso, reduciéndolo a su base
terrenal. No ve que, después de realizada esta labor, falta por hacer lo princi~
IX
pal. En efecto, el hecho de que la base terrenal se separe de sí 'misma y se
plasme en las nubes como reino independiente, sólo puede explicarse por el . A lo que más llega el materialismo contemplativo, es decir, el materialismo
propio desgarramiento y la contradicción de esta base terrenal consigo mis- que no concibe la sensoriedad como actividad práctica, es a contemplar a los
ma. Por tanto, lo primero que hay que hacer es comprender ésta en su con- distintos individuos dentro de la «sociedad civil» (bürgerlichen Gesellschaft).
tradicción y luego revolucionarla prácticamente eliminando la contradicción.
Por consiguiente, después de descubrir, verbigracia, en la familia terrenal el X
secreto de la sagrada familia, hay que criticar teóricamente y revolucionar
prácticamente aquélla~ . El punto de vista del antiguo materialismo es la sociedad «civil»; el del
nuevo materialismo, la sociedad humana o la humanidad socializada.
V
XI
Feuerbach, no contento con el pe_nsamiento abstracto, apela a la contem-
placi6n sensorial,· pero no concibe la sensoriedad como una actividad práctica, Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mun-
como actividad sensorial humana. do, pero de lo que se trata es de trasformar/p. -
Anti - Dü.hring'
(1876-1878)
(extractos)
Friedrich Engels
.... El cristianismo sólo reconocía una igualdad entre los hombres: la del
pecado original, igualdad que cuadraba perfectamente a su carácter de reli-
gión de los esclavos y los oprimidos. Al lado de ésta admitía a lo sumo la
igualdad de los elegidos~ pero sólo muy en sus comienzos hizo hincapié en
ella. Las huellas de comunidad de bienes con que nos encontramos igual-
mente en los primeros tiempos de la nueva religión, tenían su origen más
bien en la solidaridad de los perseguidos que en una verdadera idea de la
igualdad. Pero muy pronto la comprobación de la diferencia entre sacerdotes
y lai.cos vino a poner :fin a este rudimento de igualdad cristiana. La invasión
del occidente de Europa por los germanos barrió para varios siglos toda .idea
de igualdad, levantando poco a poco una jerarquía social y política de una
complicación ignorada hasta entonces; pero, a la par, la invasión. germana
arrastró al movimiento histórico a todos los pafses del occidente y del centro
de Europa, cre6 por vez primera un área compacta de cultura y sobre ella
erigió, po:r vez primera también, un sistema de estados predominantemente
nacionales, que se influían unos a los otros y se contrarrestaban mutuamente.
De este modo se preparó el terreno sobre el ~cual, andando el tiempo, había
de poder hablarse de la igualdad humana y de los derechos del hombre ...
1 Herrn Eugen Dührings Umwlilzung der Wissenschaft («La subversión de la ciencia
por el sefior E. Dühring•), como relata el propio Fr. Engels (cf. in/ra, páginas 377 s.)
no fue obra nacida de ninguna «necesidad interior• del autor sino réplica obligada al
«sistema. filosófico socialista• propuesto por Dühring. A instancias de W. Liebknecht y
otros colaboradores preocupados por la unidad y claridad teórica del movimiento socialista,
Engels redactó una serie de artículos que aparecieron primero en V orwarts (órgano central
de la socialdemocracia, publicado en Leipzig, 1877) y después, en forma de libro, en 1878.
A pesar de su estilo polémico y de la dispersión de temas tratados, el Anti-Düring cons-
tituye una primera y valiosa síntesis de los conceptos fundamentales del socialismo cien-
tl'ñcó.
Anti- Dühring
Priedrlch Engds
27,
274
... La soberama del individuo consiste, sustancialmente, en que «el indi- Queda prohibida, pues, la .religión.
viduo ·sea forzado de modo absoluto frente al estado», pero esta coacción Mas la religión no es otra cosa que el reflejo fantásticO que proyectan en
sólo puede justificarse en la medida en que «sirva realmente a la justicia na- la cabeza de los hombres aquellas fuerzas externas que gobiernan su vida
tural». Con este objeto, seguirá habiendo «legislación y jueces», pero ambos diaria, un rellejo en que las fuerzas terrenales revisten la forma de poderes
«deberán permanecer en manos de la colectividad»; además, habrá una alianza sobrenaturales, En los comienzos de la historia empiezan siendo las potencias
defensiva, que se manifestará en la «acción conjunta del ejército interior de de la naturaleza los objetos que así se reflejan en la cabeza del hombre, y con
seguridad», es decir, que seguirá habiendo ejército, policla y gendarmes. Ya la evolución posterior revisten, entre los diferentes pueblos, las más diversas
habíamos tenido bastantes ocasiones de ver al señor D\lhrblg revelársenos y abigarradas personificaciones. La mitología comparada nos· permite seguir
como un bravo prusiano, pero aquí se nos acredita ya com.o un hermano ge- este proceso, a lo menos en los pueblos indoeuropeos, hasta remontarnos a
melo de aquel modelo de prusianos que, para decirlo cori las palabras de von sus orígenes en los vedas indios; y en su desarrollo posterior está detallada-
Rochow, difunto ministro de Prusia, «lleva su gendarme en el corazón». Pero mente romprobado entre los indios, los persas, los griegos, los romanos, los
esta gendarmería del futuro no será tan peligrosa como la de nuestros dias. germanos y, en cuanto alcanzan los materiales de que disponemos, en los
Por muchos abusos que pueda cometer contra el individuo soberano, a· éste celtas, los lituanos y los eslavos. Pero pronto, aliado de las potencias natu-
le quedará siempre un consuelo: «iel derecho o el desafu~ro de que le haga rales, entran también en acción los poderes sociales, poderes que se enfrentan
objeto, según las circunstancias, la sociedad libre no. será nunca peor de lo al hombre y que al principio son para él tan extraños e inexplicables como
que supondría para él el estado natural!». Y después que el señor Dühring las fuerzas de la naturaleza, y que al igual que éstas, le dominan con la
nos hace tropezar otra vez 1=0n su inevitable derecho de autor, nos asegura misma ·aparente necesidad natural. Ahora, las figuras de la fantasía, en las
que. en su mundo del porvenir habrá también una ~abogada, por supuesto que al principio sólo se reflejaban las fuerzas misteriosas de la naturaleza,
totalmente libre y general». «La sociedad libre que hoy imaginamos» se va cobran atributos sociales, se convierten en, representantes de poderes históri-
haciendo cada vez más abigarrada. Arquitectos, peones de carretilla, litera- cos 8 • Al llegar a una etapa más avanzada: de desarrollo, todos los atributos
tos, gendarmes; y por sí todo estono basta, ¡también abogados! Este «sólido naturales y sociales de los numerosos dioses se concentran en un solo dios
y crítico reino de la idea» se parece, ·como dos gotas de agua, a todos esos omnipotente, que a su vez no es más que un reflejo del hombre abstracto. Y así
reinos celestiales de las más diversas religiones, en los que el creyente se surge el monoteísmo, que fue, históricamente, ·el último producto de la pos-
encuentra siempre, en forma trasfigurada, con todo lo que endulzó su vida terior filosofía vulgar de los griegos, que encontró su encarnación en Jehová,
terrenal. Y téngase en cuenta que el señor Dühring pertenece al estado en q:Ue el dios nacional y exclusivo de los hebreos.
«cad~ cual puede alcanzar la salvación a su manera». ¿Puede apetecerse más? Reducida a esta figura cómoda, manejable y perfectamente adaptable a
Sin embargo, lo que nosotros podamos apetecer no hace al caso. Aquí lo todas las necesidades, la religión puede subsistir como la forma inmediata,
que imparta es lo que apetezca al señor Dühring. Y éste se distingue de Fe- es decir, la forma .sentimental de la actitud del hombre ante las potencias
derico II en que en el estado dühringiano del futuro no rige, ni mucho me- extrañas naturales y sociales que le gobiernan; mientras los hombres se en-
nos, eso de que cada cual puede alcanzar la salvación a su manera. En la cuentran bajo la dominación de esos poderes. Pero hem9s visto ya varias
constitución de este estado del porvenir se diee: veces que en la sociedad burguesa actual los hombres viven dominados, como
En la sociedad libre no puede existir culto alguno, pues en todos sus miembros se por una potencia extraña, por las relaciones económicas creadas por ellos
ha superado la creencia pueril y primitiva de · que tras la naturaleza o encima
de ella hay ser~ sobre los cuales ·puede influirse por medio de sacrificios u oracio- 8 Este doble carácter que, en una fese posterior, asumen las figuras de los diose~~
nes. Un sistema sociálitario bien entendido tiene, por tanto... que abolir todos los ha sido la causa de la confusión en las mitologías, la causa de que la mitologfa comparada
continuase considerando de un modo unilateral esas fiauras sólo como reflejos de !as po-
accesorios de brujería espiritual, y por consiguiente, todos los elementos esenciales tencias naturales. Así, en algunas tribus germánicas e1 dios de la gu~a se llama Tyr,
de los cultos 2. · según la lengua nórdica antigua o Zio (antiguo alto germánico), y corresponde, por lo
tanto, al Zeus de los griegos y al Júpiter o Diupiter de los latinos; en otras tribus, hay tam-
2 Cf. E. Dühring, Curso de filosofia, Leipzig 1875, 285; y Curso de economla bién el dios Er o Eor, equivalente al .Axes de los griegos o al Marte de los llitinos (Nota
poUtica y social, Berlin 21876, 345. de Engels). ·
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Friedrich Engels Anti- Dühring
276 2i7
mismos, por los medios de producción que ellos mismos producen. Es decir, antiguos, y e11 la cristiandad sus primeros comienzos fueron estrictamente
que la base efectiva de la religión como proceso ideológico de reflexión per- perseguidos.
dura, y con ello perdura su propio reflejo en la religión. El hecho de que la En el catolicismo hubo primero la igualdad negativa de todos los seres
economía burguesa permita penetrar hasta cierto punto en la concatenación humanos ante Dios en cuanto pecadores, e interpretada en una forma más
causal de ese imperio ejercido por una potencia extrafia, no cambia para nada estrecha, la igualdad de todos los hijos de Dios redimidos por la gracia y la
la cosa. La economía burguesa no puede impedir de raíz las crisis ni poner sangre de Cristo. Ambas versiones se basan en el papel de la cristiandad como
a los capitales a salvo· de pérdidas, de deudas malignas y de bancarrotas, religión de los ~sclavos, los proscritos, los desposeídos, los perseguidos, los
ni inmunizar a los· obreros contra el paro y la miseria. El viejo dicho de que opriinidos. Con la victoria del cristianismo esta circunstancia quedó relegada
el hombre propone y Dios (es decir, la dominación de las fuerzas extrafias a último plano y se asignó entonces la principal importancia a la antítesis ~-
al hombre del régimen capitalista de producción) dispone, sigue siendo. actual. tre creyentes y paganos, ortodoxos y heréticos. ·
El mero conocimiento, aunque fuese mucho más grande y mucho más prO- Con el ascenso de las ciudades y, por lo tanto, de los elementos riiás o
fundo que el de la economía burguesa, no basta para someter los poderes menos c;lesarrollados de la burguesía, así como del proletariado,',la '"exigencia
sociales al imperio de la sociedad. Para eso hace falta, ante todo, una acción de igualdad como condición de la existencia burguesa tenía que resurgir en
social. Y cuando esta acción se realice, cuando la sociedad, adueñándose de forma gradual, entrelazada a la conclusión extraída por el proletariado, de
todos los medios de producción y manejándolos con arreglo a un plan, se que debía proceder a pasar de la igualdad política a la social. Esto, como
emancipe a sí misma y emancipe a todos sus Iniembros de la esclavitud en es natural, asumió una forma religiosa, que se expresó por primera vez con
que hoy viven bajo la férula de los medios de· producción producidos por agudeza en la guerra campesina.
ellos mismos, y que, sin embargo, se enfrentan con ellos como un poder extra- El aspecto burgués fue formulado por primera vez por Rousseau en tér-
ño y superior; cuando, por tanto, sea el hombre quien proponga y quien dis- minos tajantes, pero todavía en beneficio de toda la humanidad. Como suce-
ponga, entonces, y sólo entonces, desaparecerá este último poder extraño que día con todas las exigencias de la burguesía, también aquí el proletariado
hoy se refleja todavía en la religión, y con esto desaparecerá también el propio arrojó su sombra fatídica y extrajo sus propias conclusiones (Babeuf). Esta
reflejo ·religioso, por la sencilla razón de que ya no habrá nada que reflejar. vinculación entre la igualdad burguesa y las conclusiones extraídas por el
Pero ~1 señor Dühring no puede esperar que la· religión muera de esa proletariado debería ser desarrollada con mayor detalle ...
su muerte natural. No; él procede de un modo más radical. Le gana al propio
Bismarck en bismarckismo. Decreta leyes mucho más severas que las de ma- ... Incluso el reflejo correcto de la naturaleza es sumamente difícil, pro-
yo 4 , no sólo contra el catolicismo; sino contra la religión, con lo cual ayuda ducto de una larga historia de expériencias. Para el hombre primitivo las
a ésta a conquistar la corona del martirio, y con ella la prolongación de su fuerzas de la naturaleza eran algo ajeno, misterio, superior. En cierta etapa,
.vida. Adondequiera que nos volvamos, nos encontraremos con un socialismo por la que pasaron todos los pueblos civilizados, las asimilaron por medió
específicamente prusiano ... de la personificación. Este impulso de personificación fue el que creó dioses
Igualdad- Justicia. La idea de que la Igualdad es la expresión de la justicia, por todas partes, y el consensus gentium, en lo .que respecta a 1~ prueba de
el principio de la consumada regulación política y social, surgió histórica- la existencia de Dios, en fin de cuentas sólo demuestra la universalidad de
mente. No existía en las comunidades primitivas, o existía en forma muy ese ansia de personificar como necesaria etapa de transición, y por consiguien-
, limitada, para los miembros plenos de las comunidades individuales, y so- te también la universalidad de la religión. Sólo el verdadero conocimiento de
portaba la carga· de la esclavitud. Lo mismo en lo referente a la democracia las fuerzas de la naturaleza expulsa a los dioses o a Dios de una tras otra de
de la antigüedad. La igualdad de todos los pueblos- -griegos, romanos y sus posiciones ( S,ecchi y su sistema solar). Este proceso ha avanzado ahora
bárbaros, libertos y esclavos, súbditos y extranjeros, ciudadanos y peregrinos, tanto, que -en teoría puede considerárselo concluido.
etc.- no sólo era una locura, sino, además, ldgo criminal en opinión de los En la esfera de la sociedad el refle;o es aún más difícil. La sociedad es
4 Se refiere Engels a las leyes puestas en vigor por Bismarck durante la Kulturkampf determinada por relaciones económicas, por la producción y el intercambio,
---.a.-.. 1- :_1 .....: .........~1~,..... aft """'''"n ,.la 1 R7~ y además por las condiciones que constituyen su prerrequisito histórico ...
1
Manifiesto del partido comunista
(1848)
(extractos)
1 Mr:mifest des kommunistischen Partei, redactado por Marx y Engels en las pri-
meras semanas del mes de febrero de 1848 a petición del segundo congreso de la Liga
Comunista, reunido en Londres el 29 de noviembre de 1847, y para que sirviera de
programa pol1tico a dicha organización. La Liga Comunista, en la que Marx y Erigeh;
ingresaron en la primavera de 1847, procedfa de la Liga de los Justos, profundamente
transformada y orientada por ellos en una nueva ditección, y fue el precedente más inme-
diato de la Primera Internacional. El Manifiesto~ publicado originalmente en: alemán, está
organizado en cuatro capítulos. Extraemos dos pequefios fragmentos, de los capítulos 2 y 3
respectivamente, en los que se abordan más directamente los temas relacionados con la
religión.
Manifiesto del partido comunista
Karl Marx- Friedrich Engels
189
188
... Así como el cura ha ido siempre de la mano del terrateniente, así ~l?ién
el socialismo clerical ha ido de la mano del socialismo feudal 2 • ·
Nada es más fácil que dar al ascetismo cristiat1o un matiz' socialista. ¿Aca-
so no ha declamado el cristianismo contra la sociedad pJ:ivllcla, co11~a el matri·
monio, contra el estado? ¿No ha predicado, en lugar de éstos, la caridad y la
mendicidad, el celibato y la mortificación de la carne, el monacato y la iglesia?