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I NTRODU CC IóN
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DANI EL S VEGA CERNUDA
T n o a r A Y P n Á c t i n t DE LA CO MPO SI CI Ó N AIIISICAI, EN LA EDAD MEDI A
esperar hasta el siglo XIV con antecedentes en el XII1) se detectan fenó- eco de aquella escuela de maestros salmanticenses con Salinas como
menos polifónicos que hoy serían objeto de estudio dentro de la discipli- esclarecido representante que debían enseñar el orgamun, la poli fonta.
na académica denominada Contrapunto. La enseñanza escolástica de la cambio
- de esta escasez de teoría nos queda una importantísima docu-
Armonía se ha desentendido de cuanto desborda los límites cronológicos mentación musical, a la que recurriremos para ilustrar cuanto requiera
del sistema tonal (prácticamente los 200 años que siguen al 1700 en A ejemplificación.
de
números redondos), pero esto no quiere decir que no haya existido otra
armonía, y, por si fuera poco, perfectamente codificada. La evolución
histórica de la Armonía medieval va marcando el de su polifonía, a la 1. LOS TEATADISTAS
que se incorporan técnicas "contrapuntisticas", cuando la época ya ama-
nece a una nueva era. E Orígenes de la polifonía medieval
Vamos a abordar la evolución de la Composición musical contem-
plándola en el espejo de dos caras, que, por una parte, son los tratadistas Tras la depresión de las invasiones y disolución del Imperio romano
de Occidente, se inicia una recuperación, en la que los escritores de esta
y, por otra la misma música que la época nos legó.
larga etapa de siglos logran en un titánico esfuerzo transmitir el pensa-
Pero antes una advertencia previa respecto al carácter de este trabajo. miento clásico a una Europa que lo adoptará como punto de anclaje,
Aunque he manejado constantemente las fuentes (Gerbert y Coussema- base unitaria de una filosofía que llevará a su vida espiritual las líneas
ker han acompañado paso a paso su gestación), no pretende ser más que maestras del humanismo greco-latino: Agustín de Hipona, Casiodoro,
un compendio, una herramienta de trabajo para cuantos, sin ser espe- Isidoro de Sevilla, Boecio, Stmaco, Alcuino, Scoto Erígena, sin olvidar a
cialistas en el tema, desean una aproximación a la cuestión, que pueda los filósofos árabes, con una mención especial a los ibéricos, consagrarían
servir de punto de partida para empresas más logradas. Intenta consti- de paso la Música como manifestación de un fenómeno filosófico de
tuir sólo una primera toma de contacto, que, desde su idea inicial, se ha carácter metafísico.
proyectado pensando en los estudiantes y estudiosos de esa fascinante No encontramos en estos autores testimonios indiscutibles de una
ocupación que es la investigación de nuestro pasado musical. A través de
práctica polifónica, pan:, en ocasiones nos dan definiciones, que fácil-
la exposición de la evolución de la Composición musical se nos va des-
mente pudieran entenderse referidas a procesos verticales, por muy
-plegando un espléndido panorama de la creación sonora, aunque sea, simples que estos sean, indicios del fenómeno acústico derivado de la
como sucede en este caso, a grandes trazos, sin pretender agotar el producción simultánea de sonidos, A r
fondo de la cuestión.
terística
- estéticamente bella de la melodía (el "dulcisonum nietos", de
En el campo de la teoría hay que lamentar en el caso de la música que
ibérica una significativa carencia, ya que la península apenas nos ha m o n t adeCasiodoro),
habla mientras "symphonia es la combinación propor-
e s graves
cionada sonidos y agudos concordantes por la cual concuer-
legado testimonios específicos. Sin embargo, hay que suponer con fun- p r las
dan i voces
m a graves
r i a ym e n de
agudas, t manera
e que si alguna de ellas disuena
damento que ha existido una teoría escrita. Nos constan versiones l
ofende al aoído. Lo contrario es la diaphonia, esto es, voces discrepantes
peninsulares de las obras del Pseudo-Hucbaldo y otros tratadistas, mien- o disonantes".
c a r a c -
tras el testimonio del Anónimo R1 de Cousemaker evidencia una tradi- Casiodoro define sympnonia como "la combinación de un sonido
ción de teoría hispánica propia y peculiar, que no parece lógico suponer grave y uno agudo o viceversa susceptible de producir tina armonía con
de sola transmisión oral, ya que tanto los maestros como sobre todo los la voz, la percusión o los instrumentos. Los intervalos son seis: cuarta,
discípulos tienden a plasmar por escrito sus enseñanzas o las de la quinta, octava y cuarta juntas, octava y quinta juntas, doble octava".
escuela en la que se han formado. Habrá que achacar a los avatares de la
historia la carencia de tratadistas peninsulares de música medieval. Ino- Es cuestión ampliamente debatida si estos y otros pasajes se refieren
pinadamente cuando el período que vamos a considerar llega a las puer- a la producción sucesiva de sonidos, dispuestos en orden para confor-
mar melodía, "ut sicut ille rediguntur ad duicisonurn melos el in unam
tas del 1500 surge una interesantísima serie de escritores de música, que
inauguran una tradición que ya no se interrumpirá. Por medio, aparte
de documentos aislados y poco significativos, sólo podernos tomar en I. iSIDORO DE SEVILLA, E l y m o l o g i a r u m , 121, XX, 3.
consideración el Ars Musica del franciscano h 2, CASIoDoltp, Instit m'iones, y, 7
-208
ay J u a n G i l NASS-XVI, 2 NASS-XVI. 2 209
d e Z a m o r a ,
DA NI E L S. VEGA CERNUDA TEORÍA Y PRÁCTICA DE J A COMPOSICIÓN MUSI CAL EN LA EDAD MEDIA
convenientiam suaviter colliguntur Me resulta difícil creer que siglos de práctica del canto coral no
camen
113 te polifónicos. hayan logrado descubrir fenómenos polifónicos, por elementales que
, oEl granh aH.bRiemann
l a n cuando se propone "seguir la historia de los orí- éstos fueran, hasta tan entrado el siglo 1,X. Es algo connatural que dos
genes y desarrollodde la ecomposición polifónica regulada de la mano de voces de diferente tesitura o no suficientemente educadas tiendan a can-
y a
las exposiciones de los teóricos que han llegado hasta nosotros", parte tar en la altura que les es más cómoda, con lo que se plantea la superpo-
fsin otra
e ndiscusión
ó m deeese npuntoo categórico que da título a la obra: Histo- sición de la misma línea a diferente altura, una elemental polifonía hete-
s
ria de la teoría nntsical en los siglos 1X a XlX. Planteamiento lógico, ya rólona. Por otro lado, se tenía una experiencia instrumental del hecho
que
a esuen este t momento
e n atando
t i se encuentran los más antiguos testimo- polifónico: los instrumentos cordófonos y el órgano ofrecían de forma
nios
- de tratadistas musicales que hablan sinyénero de duda de música inmediata la posibilidad de pinzas dos cuerdas o pulsar dos teclas simul-
polifónica. táneamente; el músico práctico no resistiría el impulso de experimentar
Ansehn Hughesl sostiene que los pasajes controvertidos, no lo son y de allí sacar consecuencias en orden al canto. Las experiencias pitagó-
tanto como se ha supuesto frecuentemente y se puede demostrar con ricas, conocidas desde muy antiguo, justificarían la producción simultá-
absoluta 'seguridad que se refieren a la música monofónica. Con el con- nea de diferentes sonidos
cepto "hartnonia" indicaban la melodía y con "symphonia" los intervalos No es imposible concebir una práctica polifónica no regulada ni
consonantes (cuarta, quinta, octava, undécima, duodécima y décimo- reflejada en los tratadistas, incluso en el caso de que los textos en cues-
quinta)". Esta solución deja dos extremos sin resolver: tión arriba citados no debieran entenderse en sentido estrictamente poli-
1) ¿Cómo se pueden concebir en sentido melódico y lineal intervalos fónico. La Música con mayúscula, la de los filósofos, se ocupaba más de
tan extremados e imposibles como /a undécima, duodécima y declino. ésta como ciencia que como praxis, aspecto éste que es preterido en
quinta? Filosofía (se desentiende del homo faher), interesada sólo por lo especu-
lativo. La interpretación instrumental o vocal, ocupación más bien arte-
2) No se comprende que consideraran "disonantes" a los intetvalos sanal, la aprendía el discípulo directamente y sin teorías de su maestro.
melódicos de segunda y tercera, cuando estadísticamente la música ¿Quién podría llegar a tocar la cítara o el órgano con las lecciones de
monódica procede mayoritariamente por estos intervalos. "Música" de estos esclarecidos filósofos?
Giulio Gattins traduce a Casiodoro de manera que parece interpretar- El hecho de que exista una terminología, al parecer consagrada, en
lo-referido a polifonía: "Rimane ora Manare degli accordi (symphoniae). torno al 900 supone una práctica de la polifonía que se ha hecho habi-
L'accordo é la combinazione d'un suono grave con uno actúo o vice- tual, y por tanto es sustancialmente anterior a la teoría recogida en el
versa". círculo del Musica Enchiriadis. Cuando una práctica puede ser teoriza-
Una posición indecisa adopta Gustave Reese': "Ciertos pasajes del da, codificada y expresada en reglas por los tratadistas lleva ya mucho
*Alto Medievo podrían referirse al canto simultáneo de sonidos diferen- tiempo en vigor especialmente en épocas como la que nos ocupa, en que
tes, pero en conjunto quedan oscuros. San Agustín y Boecio parecen la tradición y el argumento de autoridad tienen tanto peso.
haber tenido el concepto de consonancia armónica; Casiodoro y Marzia- El, erudito e independiente Menino no parece referirse a la polifonía y
no Capella son menos precisos; Isidoro de Sevilla es poco claro; sin son discutibles un par de pasajes de Aldelmo de Sherborne y otro de
embargo, todos estos escritores nos han dejado pasajes que podrían refe- Escoto Ertgena. La misma falta de evidencia presentan autores corno
rirse a la música a varias voces".
Beda el Venerable, Attrellano de Reomé o Remiglo de Auxerre. No hay
que dejar de lado la consideración de que los textos nos han llegado muy
manipulados y en muchos casos no son obra directa de los autores a que
se atribuyen, sino su doctrina, apuntes de discípulos, cuya falta de clari-
3. P l . , 70, 587. dad se refleja en los textos que nos transmiten. Pero al borde del año 900
4. Hu o u l s , Ansehn, The Atent W o r d Hisieny uf Music, Ti, ed. ital. 1963, p. 359. los escritores presentan testimonios inequívocos de música polifónica,
5, GATTIN, Giulio, Stolia M í a Mugen a cura delta 8,131.1., 1977, 1-2, p. 187. señal de que la práctica se ha afirmado a través de un uso constante y,
é. 111112SE, Gustave, Music por consiguiente, bastante anterior.
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2. Los tratadistas de los siglos DI y X voz denominada organal sigue a otra, voz principal'', mientras el proce-
A partir de este momento la Historia de la Música nos certifica docu- dimiento se designa diafonía o más comúnmente otgantun". La nbarmo-
nia resulta de la concordancia de voces diferentes", pero no da siempre
mentalmente la irrupción de la polifonía. El canto llano, tras siglos de buen resultado esa mezcla de voces".
asidua y habitual práctica, ha creado un corpus melódico de gran enti-
. dad y desarrollo en todos sus aspectos, alcanzando una de las cotas El procedimiento más elemental es reforzar la línea del canto llano
máximas de perfección del arte monódico. Este patrimonio adquirido es mediante su resonancia armónica en riguroso movimiento paralelo a la
sometido a especulación y manipulado para desarrollar procesos polifó- octava, la quinta y la cuarta". Una vez obtenida esta polifonía básica,
nicos. Los tratadistas, por otra parte, y sin dejar de lado las considera- cualquiera de las dos voces que la forman puede ser duplicada a la octa-
ciones filosóficas de la Música (hasta pleno,siglo M i l seguirán abor- va'. Pruébese a reconstruir las posibilidades de este procedimiento a
dando en sus tratados temas corno la música de las esferas, la p e r f e partir del canto "Tu Patris sempiternos es Filius", que propone el Musica
Enchiriadis:
matemática
t y abstracta de sus elementos materiales y el origen mítico-
bíblico de su conocimiento), bajan más directamente al plano de lo prác-
ctico
c i óy nllegamos •
a encontrar reglas exactas y hasta ejemplos, que consti- o
tuirán la Primera música polifónica escrita que se nos ha transmitido.
Regino de Prüm, fallecido en 915, (De harmonica institutione es el
título de su "epístola" a Rathbodo, arzobispo de Tréveris) define nítida-
mente los' conceptos de consonancia y disonancia: "Cuando se percuten Comprobamos que desde sus primeros testimonios la polifonía
dos cuerdas, una de ellas grave y la otra aguda, y simultáneamente pul- medieval es sustancialmente armonía. Denominar a esto contrapunto en
sadas dan como resultado un sonido suave y las dos voces parecen como el sentido escolástico actual requiere forzar mucho los conceptos o redu-
fundidas en una, tenernos lo que se llama consonancia. Pero cuando pül- cir lo contrapuntístico a la simple confrontación de nota contra nota.
sacias al mismo tiempó parecen contrarias entre sí y no se mezclan sua- Pero en cualquier caso, nos encontramos ya una auténtica teoría, una
vemente al oído, tenemos lo que se llama disonancia". Advierte que las codificación de procedimientos compositivos: estamos ante el primer
armonías no han sido inventadas por el ingenio humano sino que radi- tratado de Composición Musical.
can en la misma naturaleza. Llega más lejos, ya que contempla la produc- Scholia Enchirladis es, como su mismo título indica, comentario al
.ciQn de armonías resultantes de la combinación de más de dos sonidos: Musica Enchirladis, y describe, sin intentar agotarlas, las posibilidades
"Advierta también el diligente lector que las consonancias superpuestas de combinación de las voces en movimiento paralelo con el canto,
a consonancias producen otras consonancias". Se conoce lo polifónico, basándose en las consonancias perfectas. Propone como trax principalis
pero no podemos deducir de sus definiciones cómo se utilizaba esta la entonación del "Nos qui vivimus benedicimus dominum ex hoc nono
posibilidad al componer o improvisar. et usque in saeculum":
Gerbert, el patriarca de la investigación musicológica, atribuye a
Hocbaldo el Musica Enchtriadis y los Scholia Enchiriadis, dos manuales
datables en torno al año 900, paternidad cuestionada por la investiga-
ción, que prefiere hablar del Pseudo-Hucbaldo mientras sugiere posibles
autores. Su abundante ejemplificación permite constatar una asentada 10. "Vox , quae organalls di c i tur, vocera al teram, qua° v oc atur prinelpalis , eo modo
comitari solee' (Ge rk 1, 169).
práctica polifónica, que está destinada a revestir el canto llano y hacerlo
11. 1 1
más vistoso (Gerb.1 11,a165).
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9 c 2.
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. H a y n
1 aTracinissae voces non omnes acune suavi ter sibi mis c entur" (Cl erk t, 159).
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u 7.nGERBERT,a 14. Sy mphoni ae simplices ac priman sunt tres, quibus reliquae c omponutur, ex quibus
1, 327. lq a urguara diatessarons'OCAM, altero diapente, tertl a diapason" (Gut>. 160).
una est,
t e r m
8. l b ., 238. e o
m
15. "S i ambas per chapa sson dupficaveris, sendos hutusmodi proporti onum voces sus-
viter enadi ainvicem res onare" (Gerb. 1, 166).
i n9. "P o rol ornato ecelesiaticorurn earrni num" (Gerb. I, 171). s
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TEORÍA VERÁCTICA DE LA COMPOSICIÓN MUSI CAL EN LA EDAD MEDI A
tor • ' O
Cualquiera de las voces puede a su vez ser duplicada a la octava y
• e •
multiplicar así las especies de cada consonancia.
Contempla otra forma más libre de organtuts
sometida
17 n alo paralelismo:
t a n partiendo del unísono y a través del intervalo
La octava, la principal de las consonancias'', ofrece tres posibilidades armónico
e s t r i c t a ym
de segunda tercera
e n set desliza hasta alcanzar la cuarta para,
(se indica con nota blanca la inicial del canto y con negra la de la voz e
sin rebasarla, discurrir paralelamente con la vox principalis y reencon-
organal; a partir de ellas se mantiene el paralelismo): trarse en el unísono sobre la final de frase.
(Véase la polifonía del Ars Antigua, pág. 240 de este trabajo).
composiciones •-
•a e - e • : ;
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Ingat
±y • ae r ti e e e
- r
o
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o
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17. Gerb. 1, 169. •
18, "Ctun distuncla ad i nti c ern
e voces et c onc ordi ter dissonant el dissonames conem
dant" (Gerb. 11, 21).
-
19. "Diaploonia vacuno disiunctii sopa', quam nos organttin vocamus" (Gel b. II, 21).
16. "Hac e i gi tur symplionla, qui a l ac i l i or el aparti or est, max i ma et pri ma appellaturn •
20. I t
(Gerlo. t. 185).
i21,
o dGerb.11,
l 7.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA COAIPOSICIÓN MUSICAL ENTA1 EDAD MEDIA
DA NI EL S, VEGA CERNUDA
Encuentra, no obstante, dura esta diafonía, por lo que propone otro mina discanto a la voz organal; el movimiento de las voces es preferente-
sistema más suave" basado en las segundas mayores, terceras mayores y mente contrario u oblicuo (al directo recurrirá por razones de tesitura o
para evitar movimientos melódicos prohibidos); admite el cruzamiento
menores junto con la cuarta, que es la principal armonía" al paso que la
tercera menor es la de inferior categoría. Establece una amplia casuísti- de las voces y prescinde del intervalo armónico de cuarta: "Quienquiera
discantar (Quiconqües vettt dechanter son las palabras iniciales por las
ca para las cadencias, que cierran en unísono:
que se conoce al tratado) debe saber primeramente qué se entiende por
quins y double; quins es la quinta nota y doubles la octava". A partir de
-
allí regula estrictamente los movimientos del discanto a la vista de los
M del canto llano. Así, citando el cautus [intuís hace movimiento ascenden-
M
O
te el discanto toma la octava; si baja, la quinta. Véase ejemplificados
Johannes Cotto, que vive a caballo de los siglos lo y XII, escribe un
- alguno de los casos:
tratado enciclopédico, donde demuestra un conocimiento amplio de
0
-
todo lo escri.to hasta entonces y trata 1
-
que
' b r define
e v i t ecomo
C
i
r "una
e tconveniente discrepancia de voces interpretada al
menos
s u cpori dos
r
n tcantores'.
e " Se denomina asimismo organunt "debido a
que la voz humana al 'disonar' adecuadamente se asemeja al instrumen-
dto denominada
e órgano". La palabra disonancia (que traduzco en la pri-
l
mera deaestas definiciones por discrepancia) indica simplemente dife- Es un concepto absolutamente armónico, verticalista de lo polifóni-
renciación, co. La voz superpuesta al canto resulta de ir enhebrando paso a paso lo
d i a en f ningún
o ncaso í malsonancia).
a , Se basa en las consonancias
que se deriva de las relaciones armónicas establecidas. Coussemaker
que han de ser variadas por el movimiento de las voces (per monís
man)l varientur), recomendando el contrario, de manera que, si el canto hablaría de "melodía espontánea" y "melodía creada armónicamente".
llano sube, la voz organal baje y viceversa, pero de forma que las respira- Pero, insistiendo una vez más (y no será la última) estas normas regula-
. ciones coincidan sobre unísono u octava. Una importante advertencia, ban el armazón vertical, que servía de apoyo a un fluir más adornado de
la melodía.
con la que termina su "capítulo sobre la diafonía, es que cada nota de la
voz yld organunt facienduni es un tratado anónimo, procedente del norte
• • organal puede dividirse (competenter conglobare) en dos, tres o más
notas'''. Una advertencia explícita de gran importancia, ya que permite de Francia (Laon), conservado en la Biblioteca Ambrosiana de Milán y
constatar que la doctrina expuesta se refiere a los puntos de apoyo reproducido por Coussemaker en su citada Wistoire de 1
armónico principales (lo que la Armonía tonal llamaría notas reales); parte
1 en prosa no comienza con texto sino con música, una elaboración
una vez bien establecidas estas concordancias, y a partir de ellas el can- polifónica deld tropo
llarnun e . delL"Kyriea Cunctipotens", conocido como el "Discan-
tor dejaría discurrir con cierta libertad el flujo melódico, suavizando to de Milán", seguido de tres versiones de "Benedicanius". La transición
especialmente los saltos más duros e inexpresivos. a la parte doctrinal se efectúa mediante las palabras "Hoc sil vobis iter"
Coussemaker en su flistoire de I t ilarnmide au Aloyen-age (1852) pu- (Éste sea para vosotros el camino), que pone en música y enlaza con las
blica un breve tratado que se conserva en la B.N. de París", al final de palabrasique dan título, al t i
un grupo de composiciones musicales, el cual constituye el primer trata- -
do musical en francés. Tiene un carácter eminentemente práctico. Dono- a t a d•_e
o: o 1 9 . 7 - 6 - 1
•
'loe— s i t — Yo - bi s t e r –
22. "Superi or nempe diapboniae modus duros est, nos ter yero monis" (Gerb. 11, 21).
Ad organum faciendum
23. "Diatessaron Ye] o obtinet pri nel pattun" (Gel 1).11, 21).
24. Gerb. 11, 263.
25. GeTb.11, 263,
28. COUSSEMAKER, Bis/aire de Martnol l i e, p. 245.
26. Gerb. 263.264.
29. COUSSEMAKER, L' ar l h a n n o n i q u e aux XII et XI I I slédes. P ads , 1854.
27. Co-d, ial. 15139.
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TEOREA 3'PRACEICA DE LA COAIPOSICION MUSI CAL EN LA EDAD MEDI A
Entre las concordancias establece la siguiente jerarquía: la primera Habla de la composición a tres voces mediante la adición de una voz,
de todas es el unísono, que al proceder inmediatamente de la igualdad es a la que denomina triphun", e incluso contempla (y a ello dedica el últi-
la más consonante de todas_ De acuerdo con la proporción matemática mo capítulo) la composición a cuatro voces añadiendo a las tres preexis-
que las ordena siguen la octava, la quinta, cuarta, tercera mayor y terce- tentes una cuarta, que denomina errada/ni/mi".
ra menor; la s que más y de forma más inmediata proceden de la uni- La Introductio DULSiCE plana el ettam niusice nzensurabills según la
dad, son más concordantes, y las que menos inmediatamente se encuen- escuela del maestro de Garlandia (calificado de "musice sapientissi-
tran, menos concuerdan, es decir, más disuenan al oído". mum") habla de la musica falsa como algo cotidiano y habitual: "hay
De igual manera ordena las disonancias: "La primera de las discor- que tratar de la música falsa, tan necesaria para los instrumentos musi-
dancias se llama tritono, ya que es la perfecta discordancia al ser la más cales, de modo especial para el órgano. Música falsa es citando de un
alejada de la igualdad". Siguen la segunda menor, séptima mayor, sexta tono hacemos un semitono y viceversa. Todo tono es divisible en dos
mayor, sexta menor, séptima menor y segunda mayor. Esta gradación de semitonos y por consiguiente los signos con que se indican los semito-
las disonancias comporta que en la misma medida se vayan acercando nos pueden ser ampliados a todas las notas'''. Nos enfrentamos ya con
más a las consonancias, y así vuelve a llamarnos la atención el hecho de fenómenos musicales de influencia decisiva en la disolución de la moda-
que la séptima menor)' la segunda mayor sean consideradas más conso- lidad medieval y que propiciarán el tránsito al sistema tonal clásico,
nantes que las sextas. Aunque aduzca corno criterio el oído, parece El Ars can tus mensurabais de Franco de Colonia tiene una gran
dejarse llevar aquí más por la representación matemática de los in te n influencia en tratadistas posteriores junto con el Compendium cliscau-
los
, con un apriorismo intelectual, tu s
a - Advierte que nunca va una disonancia ante una concordancia perfec- se
4 detiene ampliamente al igual que Garlandia. Si en éste encontrarnos
ta nfsi causa colorís nuisicae, si no es para dar color a la música. Trata el primer gran intento de sistematización de la teoría polifónica medie-
'. del Ars antigua, Franco remata la obra, como ha hecho notar M.
val
de los modos rítmicos, módulos derivados de la métrica latina, un tema
que escapa ahora a nuestra consideración, pero con el que puede resul- P
Ibas". Así ambos se complementan en unos casos y en otros coinciden,
tar interesante tomar contacto de pasada a través de los dos primeros aunque
a con ligeras discrepancias de criterio, corno sucede a propósito
ejemplos académicos de realización de polifonía a dos voces que presenta": de
s los intervalos armónicos o consonancias en sentido etimológico de
sonar-juntamente, ya que ellas son las que regulan el discantas. Coincide
o
con Garlandia en la clasificación de las consonancias, pero difiere ligera-
p
mente por lo que toca a las disonancias, que ordena en dos grupos:
o ) perfectas: segunda menor, tritono, séptima mayor)' sexta menor;
r 2) imperfectas: segunda mayor, sexta mayor)' séptima menor. Tanto
a consonancias como las disonancias pueden dar lugar a otras com-
las
puestas
l al combinarse entre sí 'al infinito como la quinta con la cuarta,
lat cuarta con la octava y así a la doble y triple octava, si fuera posible a
la voz".
o
s
u 38. "Tri pl um est cantos proporti onatus aliquis caracoleas el concordons clon discanto.
El sic est lerdos cantus adjuttetus dualms". (Couss. 1, 114).
d 39. "S oni s prepasitis ct preparatis quartus superveniens In debita quanti tate ordinalos ,
eteIsto modo quadrupl um nonc opatur". (Couss. 1, 116)..
40. Couss. 1, 116.
s 41, Couss, 1, 117 y 154.
c 42. Finas, M., "Di e Alusi M a rc in) 13. Johrimindert t'On Jalma es de Garlanclia bis Fran-
co"r en Die onittelakerlielle Lehre von da A letirstimmigkeit, Darmstadt, 1984.
37. Colisa. 1, p. 107. 43.3
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222 NA S S p ss 2
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DANI EL S, VEGA CERNUDA T EO RM Y PRACTICA DE LA CO MPO SI CI Ó N MUSI CAL EN LA EDAD MEDI A
Para iniciar el discanto con el tenor (así llamado "porque soporta al sonancia que asigna a las terceras. Califica a la sexta muy peyorativa-
discanto que en él tiene su origen") admite cualquiera de las consonan- mente, rechazada por casi todos, pero que puede ser utilizada corno
cias. incluso las imperfectas (tercera mayor y tercera menor). Se deben penúltima nota antes de resolver en la octava".
utilizar las consonancias en las notas que marean el (cías (I n principio El Tia ctattes de discantu, proveniente de San Víctor y publicado tam-
perfectionis"), teniendo en cuenta que "toda disonancia imperfecta bién por Coussemaker, que lo clasifica como Anónimo XIII, presenta la
(segunda mayor, sexta mayor y séptima menor) inmediatamente antes particularidad de estar escrito en francés. En su brevedad trae interesan-
de una consonancia concuerda bien". Tenor y discanto proceden prefe-
tes indicaciones sobre el uso de las consonancias: "Quien quiera hacer
rentemente por movimiento contrario, pero "en ocasiones y para que
un buen discanto debe comenzar y acabar en consonancia perfecta
canten mejor suben y bajan simultáneamente". Para el conductus hay (aon' parfait), es decir, unísono, quinta u octava"". Los movimientos de
que establecer primeramente un canto, lo más bello posible, de propia este discanto vienen regidos por los del tenor y nos encontramos con
invención a modo de tenor y a continuación se opera como con el dis-
canto. una norma que llegará a ser regla principalísima de la armonía tonal:
"No debe hacer ni entonar dos quintas o dos octavas, una tras otra, ni
Para e'scribir un triplum "hay que atender a tenor y discanto, de subir o bajar con el tenor, porque son perfectas"". Por conh
manera que si está en disonancia con el tenor no lo esté con el discanto uso
- de las terceras y sextas con gran libertad: "... pero puede subir y
y viceversa". Unas veces irá en paralelo con tenor y otras con el discanto, bajar
pero nunca con una sola de estas voces. De la misma manera se procede a, ados,d mtresi to e
más notas,
e sil fuere necesario en consonancias imperfec-
tas (acors imparfais), terceras y sextas". Estas consonancias imperfectas
para componer un quatintplum. comportan una resolución obligada: la tercera menor lo hace en uníso-
En el Compendium discantus advierte que tres de las consonancias lo no, la tercera mayor y la sexta menor en quinta, y la sexta mayor en
son accidentalmente: la tercera menor y mayor cuando resuelven en el octava. Comprobamos así como la sensibilidad ante el fenómeno armó-
unísono o la quinta, y la sexta cuando hace lo propio en la octava'. nico va cambiando lenta pero constantemente, cuando la historia de la
Sería prolijo y repetitivo aducir la doctrina de otros tratadistas de la Música se abre a una nueva época que sus propios protagonistas deno-
minaron Ars Nova.
época, si no es en dos casos por lo que aportan de novedad. El tratado
que Coussemaker publica y designa como Anónimo i t Y es aquí donde podemos hacer brevemente mención del Ars Muslea
tes
, observaciones por lo que toca al uso de la interválica armónica. Al que fray Juan Gil de Zamora, preceptor de Sancho IV
•hablar
" h adel c organum
i n advierte
t e r eque s lo
a snbuenos compositores (hilar alga- General
, d i r ide
g ela Orden
a franciscana.
l M i Lamentablemente
n i s t r o hay que constatar
e -
- ;listas °Minios) comienzan en unísono, octava, quinta, cuarta, tercera que no aporta la más mínima novedad al moverse en el plano teórico y
menor o mayor; pero la conclusión propiamente dicha no se hace en ter- especulativo, en el que sigue las teorías de Bocelo y San Isidoro por lo
cera menor o mayor, por más que algunos terminen así sus piezas de que toca a los temas generales. Trata de las consonancias en dos breves
manera incorrecta; toda conclusión se produce sobre la octava, quinta, capítulos, en los que se limita a repetir las definiciones de diversos auto-
cuarta y unísono". Advierte que las piezas a dos voces rara vez acaban en res (Plafón, Boecio, Nicómaco, Guido de Arezzo, etc.) y enumera las que
cuarta". Da la impresión de que el orden de los intervalos citados es a su proponen como tales Matón (unísono, cuarta, quinta y octava) y Boecio
vez jerárquico. El discanto debe proceder por movimiento contrario, lo (cuartl, quinta, octava, duodécima y doble octava). Tampoco toma par-
cual distingue a los buenos de los malos discantores. Las notas largas del tido sobre su "dignidad y prevalencia", limitándose a transcribir' opinio-
primer modo, el troqueo ( ) , han de coincidir con las del tenor en nes autorizadas, actitud que mantiene al tratar de su naturaleza.
octava, quinta, cuarta, tercera mayor o unísono; de las notas breves, las
pares, no hay que preocuparse. Es interesante, pues, el valor de real con-
47. 'E l sic patet quod vilis di s c ordantl a sive tediosa, que est sexta e t refutabi l i s ab
o m n i b u s i n m a j o r i par t e, et ips a est p e a u l l i m a ant e pe: dec lar o c o n c o r d a n t i a m que est dia-
pasan, opti ma coneardantia fi t sub tan ordi nati one et positteme pune tonna sive s onorurn,
44. Couss. I, 154. s'alta predietum est". (Couss, 1, 359),
45. °miss. 3 2 7 . 48. Couss. ti t, 496.
46. Couss.1, 355. 49. y s. Couss, i i i
, 4 9 7 ,
224 N A S S - X V I , 2 NASS-XVI, 2 225
DAN/ ELE. VEGA CERNUDA TEORÍA I ' PRACTICA DE LA CO MPO SI CI Ó N MUSI CAL EN LA EDAD MEDI A -
en la reiteración examinando detenidamente autores como Antonio de El tratado Ars nova, datable en torno a 1320, recoge las enseñanzas
Leno" (que se explaya al dar las normas del contrapunto "a nota per de Philippo de Vitt
nota", mientras trata más someramente el de dos y tres contra una), este maestro se atribuyen otras obras, que no han salido de su pluma
-
Juan Hothby con sus Regulae supra contrapanclum" o las ReguMe de verosímilmente, pero son al menos de sus discípulos directos. Aparte de
contrapuncto" y el Tractatus de muslca figura la el de contrapuncto", y ya
lo y recogido
c o nde esta escuela, considero importante destacar la condi-
ambos de autor anónimo. s u
ción de disonante que tiene el intervalo armónico de cuarta: "... la segun-
En el primer tercio del siglo XIV aparecen las obras de autores ya da
t mayor,
í t u la lsegunda
o menor, la cuarta, la cuarta aumentada, la séptima
mencionados, como Juan de Muris, Marchettus de Padua y Philippe de mayor
h ya la séptima menor son disonantes"m. Todavía en pleno Clasicis-
Vitry, que hacen de la mensurabilidad de l a mo musical, J. PIL Kirnberger en su tratado de Composición considerará
d a el dacorde de sexta y cuarta que se produzca al cambiar de
Contra
ʻ su sistema y estética se vuelven virulentamente los tradicitmalls- disonante
tas como Jacobo de Lieja o Robert Handl. El primero en su Speculton o
armonía y no tenga una condición adjetiva de floreo, paso o apoyatura.
m ú s i no
musice c aahorra
c acalificativos
s i encomiásticos al estilo antiguo (pettitctior, El
n Ars operfectam in musica magisiri Plzilippi de Vitriaco nos proporciona la
u n tationabillor,
Ulterior, a honestior, p l a n i o r ) , llegando al insulto definición
b r de
e síncopa% un recurso, cuyo contenido armónico introduci-
cuando
o b se s refiere
e s a ilosó"modernos
n . cantores" (rtules, idiotas, inspicientes, rá un poderoso elemento expresivo en el tratamiento de la disonancia.
a
insipientes et ignorantes). De esa diatriba se deduce en qué aspectos ha
t Prosdócitno de Beldemandis nos adentra en el siglo XV, al que trans-
cambiado la música: el tejido polifónico es más complejo debido al o
mite la doctrina que expone, de la que se confiesa mero recopilador.
sometimiento de la línea melódica a esquemas rítmicos que la fuerzan, d
Sigue a
denominando contrapunto al de nota contra nota, de absoluto sig-
se utilizan valores muy breves, que acumulan gran número de notas nificado
u armónico: "El verdadero contrapunto tomado en sentido estric-
ornamentales, con nuevos signos y nuevos compases especialmente de to
n es el de una sola nota contra una única._ éste es el que puede denomi-
orden binario... Pero estos cambios no afectan tanto a los elementos narse verdaderamente contrapunto, ya que hay contraposición de nota
armónicos sustanciales, si tomamos corno referencia la época inmediata a
contra nota, la cual contraposición es realmente la interpretación de este
anterior. é
término p
contrapunto"". El contrapunto en que se enfrentan dos o más
Así el citado Ars t'imantas secundum Johannera de Mutis permite des- notas
á a unae (contrapunctus largo modo sive conuntraller sumptus) no se
tacar (aparte de la consabida teoría sobre las consonancias y su uso) denomina
n . auténtico contrapunto. No traeré a colación la clasificación de
ajguna otra particularidad. Por ejemplo, adscribe al tono con final en Fa, los intervalos armónicos y su utilización (la cuarta será también diso-
A
el fritas tanto auténtico como plaga' (modos cp tinto y sexto) el Si como nante "pero disuena menos que otras especies disonantes") por no caer
bemol", con lo que se instituye así cn los tratadistas un esquema de en la reiteración de conceptos. Un punto interesante de su exposición es
escala que responde íntegramente a lo que será el modo mayor de la lo que toca a la posibilidad de división de los tonos en semitonos, algo
armonía tonal. Se va formulando con toda precisión la música falsa con admitido por anteriores escuelas. Beldemandis llega a la conclusión de
normas que tendrán vigencia largo tiempo: las notas modificables ascen- que cada nota puede ser modificada por el sostenido o el bemol: toman-
dentemente son Sol, Fa y Do", mientras el floreo inferior del Sol es de do como punto de partida el Si bemol llega por cuartas sucesivas al Mi
semitono". bemol, La bemol, es decir, la alteración descendente"; partiendo del Si
nktural, y también por cuartas descendentes, deduce las alteraciones
ascendentes sobre Fa sostenido, Do sostenido...". Al final del proceso se
56, Couss. III, 307.
comprueba que cada nota podrá ser afectada por alteración ascendente
57. °miss. Hi
y descendente.
t 3Couss.
58. 3 3 . ni, 409.
59. Conss. ni , 434.
60. "Quintos authenrietts esSCMVIS plagalis seinper finitant en fa vel in ut per b molle el 63. Couss. tu, 27.
en eorum sedes en Fa fa ut gravi 64. "Sincopa est divisio culuseunique figure ad partes sepatntas" (Couss. ni, 34).
l 61. "Ft est notandum quod ineontrapunctu nulle elle note sustInentur, nisi iste tres, 65. y ss. Couss. III
sciliceu
• ( G asol,u sfasel. tú". (Couss.
I n ,III, 79), , 1"Inventes
66. 9 4 semitonium minus in divisione toni per tino senlitonia inacqualia sernper
9 62.9 "Quandocuonque in sirnplici canto est la sol la hoc sol debet sustineri et cantad majos precedere" (Couss. ith, 253).
) .
sicut fa mi fa" teauss• 111 67. "Invenies semitonia n'atora precedere minora" (Couss. tri
, e 256) ,
228
73
NASS-XVI. 2 N455- ) 0,
1
). 1. 2
2
9
DAME! , S VEGA CERNUDA TEORÍA Y PRACTICA DE LA c a s t r o s i c t a a MUSI CAL EN LA EDAD AIEDIA
Johannes Tinctoris (14361511) es tma de esas figuras típicas de la En el Libro II estudia ampliamente la disonancia, a la que define
época, de una cultura universalista, a la que ha contribuido una movida corno la "combinación de dos voces, que por naturaleza hiere el oído".
biografía que desde su patria, Flandes, le ha llevado por toda Europa. Enumera catorce, resultantes de las segundas, séptimas, tritono y sus
Los límites cronológicos de su actividad encuadran la situación de la intervalos compuestos.
teoría armónica de esa época final del Ars Nava que va a dar paso a la Distingue dos clases de contrapunto: 1) simple, que opone una nota
edad de oro de la polifonía. De la docena de tratados que de él se conser- contra otra y 2) diminutos, que opone dos o más contra una; lo denomi-
van (algunos, muy breves, apenas cubren media docena de páginas en la na así porque los valores largos se dividen en diversas minutas partes, y
edición de Coussemaker) tocan más de cerca nuestro tema el Liber de es llamado por muchos contrapunto florido, ya que "así como la diversi-
arte contraptincti, fechado en 1477, y el Termino:74ln ntusicae diffinito- dad de flores vuelve alegres los campos, de la variedad de figuras resulta
riutn, impreso en Treviso entre 1471-74. un contrapunto más grato". Tanto uno como otro pueden ser:
El término contrapunto sigue cargado de connotaciones armónicas: a) Mental: el que se improvisa directamente teniendo a la vista el
"Contrapunto es, pues, el canto sujeto a reglas y racional producido libro de canto llano; es el que de forma más estricta recibe el nombre de
mediante la : contrapunto, sentido en el que será utilizado el término también por
de
d i contra
s p o sy ipunto, debido a que una nota enfrentada a otra se dispone nuestros tratadistas del Renacimiento.
como
i ó nun punto contra otro. De aquí que todo contrapunto nazca de la
cmezcla de voces. Si esta mezcla suena dulcemente al oído es consonan- b) La res t'acta, composición propiamente dicha, escrita.
d ye
cia, si suena ásperamente entonces es disonancia"". Las leyes que rigen uno y otro no son idénticas y relajan su rigor tra-
u El ámbito'
n fónico musical es de tres octavas debido a las posibilidades tándose del mental, donde basta que el contrapunto se ordene rigurosa-
dea los instrumentos y la existencia de voces excepcionales, lo que da mente tan sólo en relación con el canto firme, aunque es de desear que
lugar ao22 consonancias, distribuidas en la consabida disposición de per- suceda lo mismo respecto a las otras voces. En la composición escrita
v
fectas e imperfectas. Analiza pormenorizadamente cada consonancia, todas y cada una de ellas han de ordenarse entre sí con rigurosa obser
z vancia de las reglas de la consonancia y disonancia, Habla y encotnia la
proponiendo los posibles enlaces con otras, y los movimientos que -
c
puede ohacer la voz contrapuntante en relación con los del tenor. Resulta capacidad de algunos pocos de "echar contrapunto" (como dirían nues-
-n t tros tratadistas españoles) no sólo sobre un canto firme, sino también
sobre cualquier voz, de una composición escrita.
iresultará
r a interesante tocar dos puntos. El primero es el empeño con que
defiende
o t latodas
naturaleza consonante del unísono, al que llama "fuente y Por la misma naturaleza del planteamiento prohibe en el contrapunto
morigen de las consonancias"", ya que en otro caso habría de ser simple, el de nota contra nota, el uso de las disonancias, al paso que las
r
pconsiderado a disonancia, lo cual parece absurdo. No obstante, aconseja autoriza con cierta mesura en el florido o dintitattus. Igualmente prohi-
,
oevitarlo con toda diligencia a causa de su poca dulzura, expresividad be los intervalos armónicos aumentados y disminuidos, que se encuen-
s(propter
y anis modicant chtleednzent), a no ser en casos muy concretos (los tran en ocasiones (cita a Pagues, Busnols y Caro) y los excusa como
arranques,
s por ejemplo). El segundo punto es el análisis que hace de la Horado en su Epistola ad Pisones (conocida también corno Arte poética)
i
cuarta, a la que comienza denominando concordancia "secundum quid", lo hacía con los errores de Hornero, que en ocasiones se dormía (guau-
e sentenciar que "aunque por los antiguos es considerada la primera
bpara doque bontts dormita' Honierns).
lde l todas las consonancias, sin embargo no es en modo alguno consonan- Cuál sea su concepto y qué se esconde bajo el término de contrapun-
ecia;
l es más, emitida por sí misma disuena de forma intolerable a los to se nos demuestra cuando concluye el tratado con su Libro III, que en
oídos de los entendidos, que, como dijo Cicerón, no soportan un sonido ocho capítulos enuncia y explica las "Ocho reglas generales a observar
ra
disonante. De aquí resulta que sea rechazada del contrapunto"", excepto en todo contrapunto", todas referidas al elemento vertical de la polifo-
emcontadas ocasiones,
en
nía. Contrapunto es, una vez más y en pilote:: término, sillón lino de
sa armonía. Son éstas:
uc 68. Cous o s . 15', 78.
n
m 69. Cous t s . IV, 80.
ir 70. a s , IV, 85.
Cous 71. Couss. IV. 129.
rp
230 u
NASS-XVI , 2 NASS-XVI, 2 231
an t
qo
u
í
DAN/ El, S. VEGA CERNUDA TEORÍA Y PRACTICA DE LA CO MPO SI CI Ó N MUSI CAL EN LA EDAD MEDI A
• 1 7 T o d o contrapunto debe comenzar y concluir en consonancia per- Y dejando de lado otros tratadistas extranjeros igualmente importan-
tes, pero que apenas aportarían novedad a lo ya expuesto, ahora ya
2. Se han de evitar las consonancias perfectas de la misma especie podemos dedicar un apartado a los tratadistas españoles.
seguidas, norma observada por muchos de los autores que ha tornado
como modelo. Las permite con reserva separadas por silencio y por razo- 6. Los tratadistas españoles de en torno al 1500
nes de tipo estético en ciertas ocasiones cuando se escribe a cuatro o
cinco vocesP. No pone limitación al uso de las terceras y sextas paralelas. Aunque todavía nos queda por descubrir y dar a la luz pública mucha
3. Si el tenor se estaciona sobre una nota, el contrapunto puede música hispánica del siglo XV, la floración de tratadistas que irrumpe en
variar y producir sobre él diversas concordancias, tanto perfectas como el último tramo de esta centuria presupone 3
imperfectas. importante
, c o m p escuela
o r t ade polifonía
u n enael campo teórico. No deja de ser
4. El contrapunto procederá por grados conjuntos a ser posible, paradójica la carencia de tratados de polifonía, que acusa nuestra tradi-
c omusicaln tmedieval,
i n ua pesar
a de la indiscutible asiduidad con que fue
incluso en el caso de que el tenor lo haga por movimientos disjuntos. ción
e
cultivada. Ha tenido que haberlos, y de calidad.
5. No se, debe producir sobre notas circunstanciales una sensación de
reposo cadencial. Vamos a repasar la teoría polifónica contenida en Música práctica
(Bolonia, 1482) de Bartolomé Ramos de Pareja, Sumida de canto de
6. Hay que evitar la reiteración de determinados giros: si el tenor Órgano (Salamanca, 1499) de Domingo Marcos Durán, Ars inusicortun
reincide en determinado paso, deberá la voz contrapuntante buscar nue- (Valencia, 1495) de Guillermo de Podio, P m
vas soluciones y dispositivos.
-1504)
de
de Diego del Puerto y el Libro de música práctica (Barcelona, 1510)
Francisco Tovar.
7. Evítese la reiteración sobre el mismo punto de reposo con caráCter
de cadencia. tus n u t s i c e
Ramos ldeaParejaaadvierte
n c laaque , los intervalos simples y compuestos
( S de ala misma
8. Hay que buscar con todo empeño la máxima variedad en el contra- mnaturaleza;
son cuarta, tanto justa como aumentada, es
punto. poliffinicamente disonante y colocada al nivel de segundas y séptimas";
Es interesante la conclusión del tratado. Recomienda la asiduidad en las consonancias son las tradicionales con su división en perfectas e
-el ejercicio del arte polifónico y cita la conocida sentencia de Cicerón imperfectas (estas últimas así denominadas por su condición variable) y
para confirmar su aserto: "En toda disciplina de nada sirven los precep- descubre una relación entre las imperfectas, ya que al invertirse la una
tostlel arte sin una gran asiduidad en la ejercitación" genera a la otra; llama la atención sobre el hecho de que el unísono de
11De sus "Deffinitiones terminorum musicallum"" me limitaré a con- hombre y niños lo es aparente y constituye en realidad octava.
frontar,
. las de Armonía y Contrapunto, intentando dejar definitivamente En la segunda parte de su obra, que ti-ata del Contrapunto, da algu-
asentado el contenido de este último, que engloba lo que hoy abarcaría nas breves reglas de los antiguos pava proceder en polifonía. Compáren-
la ciencia de la Armonía. Ha quedado ya suficientemente constatado que se con las de Tinctoris y se verá que es la Misma doctrina hecha ya tradi-
la teoría de la polifonía medieval regula primaria y básicamente el ción, de la que ambos tratadistas son fieles transmisores, que se ha
aspecto vertical. Para Tinctoris, Armonía es sólo un concepto de conteni- convertido en escuela consolidada:
do estético: Anzoenitas queaedanz ex convenienti sono causal« (cierta pla- 1') Arranque y conclusión se producen en consonancia perfecta o uní-
cidez causada por un sonido conveniente). Contrapunto, de nuevo, la sono.
confrontación nota a nota de una voz con otra (catztus per positionenz 2) Prohíbe las consonancias perfectas de la misma especie seguidas.
unius vocis contra aliant punctuatinz effectus).
No obstante, las admite, si una de ellas es disminuida, excepción que
_
corrobora con dos pasajes de la célebre canción de W. Frye "So ys
emprentid":
72. "Necessitate alictilus venustae perfectionis" (Coa s.s. 11
1 "I n ora ni disciplina i nfi ni ta c5t anis praeceptio sine s umrna assiduitate exercitatio.
73.
tris" ,(Couss.
1 4 8 RT,
) . 153).
75. "Di eentus discrepantes voces esse tres , videlicet, secundara, quarl am, s epti nran"
74. Causs.1O, 177. (p. 62).
de consonancia perfecta, prohibición de consonancias perfectas se- su aplicación son de orden melódico y se han aplicado antes en la mono-
guidas, utilización de las disonancias, ya que siguen la normativa tradi- dia que en la polifonía.
cional.
Tina cuestión previa: nutsica falsa y musica ficto son términos sinóhi-
Tovar identifica los conceptos de contrapunto y cantó de órgano; una mos, pero aquél es más arcaico y continúa utilizándose después de la
vez más la única diferencia parece radicar en la condición respectiva de introducción del segundo. R. von Ficker advierte que en una época avan-
improvisado y escrito. zada nutsica flota indicaba la transposición de los tonos naturales, y
• Diego del Puerto habla de una composición a tres voces (tiple, tenor y nutsica falsa se refería a la utilización accidental del sostenido y bemol".
contrabaxa) y propone la posibilidad de silenciar temporalmente el Ha quedado constatado cómo los autores van llegando a formular la
tenor, mientras las partes extremas van en terceras o, más exactamente, posibilidad dé dividir los tonos en semitonos, primero con referencia a
en décimas paralelas: "decenear la con trahaxa,con el tiple en algunos algunas notas (I. de Murís), que posteriormente se extiende a todas las
dulces pasos que entonces esperará el tenor y después conformará el distancias de tono (P. de Beldemandis). En torno a 1325 es habitual el
tenor muy bien y fácilmente con el tiple y con el cantor"". Al borde del uso de Do sostenido, Mi bemol, Fa sostenido, Sol sostenido y Si bemol.
1500, en plena hegemonía del estilo contrapuntistico a la flamenca, la Esta fecha nos sirve de referencia por otra circunstancia: con ella se
escuela española busca el juego tímbrico, la dispersión de planos sono- puede datar la muestra más antigua conocida de literatura orgaulstica,
ros (anticipando lo que será una característica del Barroco) en la mar- el fragmento de Robertsbridge, que nos demuestra el uso de los doce
cha paralela de décimas, un efecto sustancialmente de índole armónica. semitonos.
No es una salida de un tratadista despistado o genial, que se anticipe a
A lo largo de esta evolución se va llegando a la convención 4e alterar
su época, sino que es una práctica habitual de la música española de la
época hasta llegar a ser seña de identidad esencial de la canción profana las notas sin que lo escrito refleje con toda fidelidad lo que el copista
sabía iba a ser la entonación del cantor avezado. La Introductio Musice
nacional de este período, corno demuestra el Cancionero de Palacio y
veremos en la segunda parte de este estudio. Si a estas tres voces se les secundutn magistrion de Garlandia lo define así: "Se da música falsa
cuando de un tono formamos un semitono o viceversa"". Otros autores,
añade una cuarta, la contraalta, esta no ha de ser rnera comparsa, sino
que ha de tener personalidad propia: "Las contraaltas se han de echar de como Lamberto o el Pseudo-Aristóteles, hablan de la posibilidad de des-
suerte que sean cantables e no difames como muchos fazen, verdad es doblar el tono en semitono, pero no suponen la música falsa o alteración
que no se pueden fallar lugares tan aparejados como en las otras vozes, sobreentendida, sino que cuentan con la indicación expresa de la altera-
pero a esto ha de suplir el vivo ingenio del componedor". ción mediante el signo correspondiente.
EI problema se plantea al tratar de la alteración sobreentendida, la no
7. La música falsa en los tratadistas escrita, sea porque no iba en la intención del copista (que se limitaba a
copiar literalmente sin juzgar), sea porque contaba con ella como algo
convenido. ¿Cómo ha de leer el estudioso, el investigador, el historiador
Es una cuestión de vital importancia, que merece una consideración
la música que le han legado épocas, cuya teoría ha sido necesario
-aparte por su influjo decisivo en la evolución del lenguaje musical y en reconstruir? ¿Cómo y cuándo ha de aplicar el intérprete las reglas (pie la
un aspecto de fondo tan decisivo como la plasmación de la tonalidad.
Serán los especialistas en monodia medieval quienes determinen hasta investigación ha sacado a la luz? A. ilugues" deja asentada con toda
qué punto y en qué ámbito cronológico la alteración no escrita de las razón la dificultarlde la cuestión. Ciertamente no es una de aquellas que
notas de la partitura tenía cabida en el canto a una sola voz. Su aplica- se prestan a ser estudiadas con agilidad y soltura; cualquier intento de
esclarecerla formulando normas concretas de ejecución deberá tener en.
ción en el campo de la polifonía es indudable, ya que muchas de sus
reglas se derivan de la sintaxis de dos intervalos armónicos que exigen cuenta el lugar, siglo, las predisposiciones y las idiosincrasias. Se pueden
establecer dos principios aceptados de forma general:
determinadas condiciones en la preparación o resolución, cuestión que
ya ha aflorado repetidamente. Pero algunas de las normas que regulan
82. FlocER, R. v on:B earáge z u r c hroni ati k des 14. bi s 16. J ahrlanuleas " en Studien
ib ii,v.
zur Aletsilnvissenschaft, n. 1914, S.
ib,
83. Couss. 1, 166.
I) No siempre se escriben las alteraciones; y Admitido que las terceras que resuelven en unísono son menores,
2) los intereses de la armonía deben prevalecer para nosotros sobre mientras las terceras y sextas que resuelven respectivamente en quinta y
los de la armonía. Este segundo punto plantea una cuestión de tipo octava son mayores; que la correlación sexta mayor/octava va cristali-
cuantitativo. zando y plasmando el sentido resolutivo de la nota sensible, de enorme
trascendencia en la disolución de la modalidad y concreción del sistema
Podernos establecer según los géneros de música una gradación de tonal bimodal; si a ello se añade el semitono que comporta el floreo de la
Menos a más, según la cual la música falsa y sus reglas encontraron pro- nota inferior del hexacordo, tenernos que a lo largo de la pieza van sur-
gresiva intensificación en su aplicación:
giendo por medio de diversas notas sensibles otras tantas tónicas, que
1) el canto monódico, destruyen la unicidad del modo y plantean la posibilidad de la coexisten-
2) el canto polifónico, y cia sucesiva de diversas tónicas y sus respectivas escalas dentro de una
misma pieza. La modulación es ya un hecho físico, empírico, si bien no
3) la música instrumental, especialmente la de órgano y similares. A teorizado.
este respecto el AlTs ('olumpuncti de la escuela de Ph. de Vitty habla de la
música fietarquae instrumentis musicalibus est necessatia et specialiter Lo cierto es que ya en el mismo siglo )(Pi los compositores utilizan
in organis'Ill: En esta época ya no sería evidente entender la voz humana con cierta profusión los accidentes, especialmente en aquellos casos no
como instrumento en el sentido boeci ano y de otros tratadistas. codificados, basándose en un principio estético, más intuido que racio-
nal, al que se acogen con cierta sensación de seguridad: causa putchritu-
Los casos que rompen la estructura monolítica de la escala de notas <unís, por su belleza. Esta razón demuestra la existencia de un nuevo
"naturales" produciendo fisura& cada vez más evidentes en el sistema lenguaje, de una nueva sensibilidad, que va a hacer estallar el esquema
modal son los siguientes: modal diatónico. El sentido resolutorio de la sensible arrastra con ella al
I) El problema del tritono abordado de salto. Situación de tipo meló- acorde del que forma parte como tercera (ella no podía ser fundamental
dico, por tanto. El giro de tritono por grados conjuntados no levanta de un acorde al general el de quinta disminuida). Así el descubrimiento
tanta oposición. de la dominante armónica creará la necesaria bipolarización de tensión-
resolución, que contiene el eje dominante-tónica.
2) El Si precedido y seguido de La es bemol hasta tal punto que en
piezas del séptimo y octavo, donde el Si es por definición natural, termi- En otros casos las alteraciones escritas son más de advertencia, dada
nó bemolizado por esta querencia. la ignorancia de los cantores, de la que el citado Ugolino se lamenta:
mientras, por una parte, advierte sobre la necesidad de aplicar las reglas,
3Y
forma por otra parte, pone en guardia sobre los excesos. Es esta una ardua
I más destacada al florear con la nota inferior la inicial del hexacor- cuestión, que siempre puede reservar la sorpresa de la perplejidad, como
do,D loeque conlleva, como hemos constatado, al uso del Do, Ea y Sol sos-
tenidos. Ya hemos visto y abundado en las exigencias que plantean los apunta Samuel Rubio": "La semitonia subintelecta constituye uno de los
a (y a los mencionados se podría añadir ahora el no citado Ugoll-
autores problemas más espinosos y delicados de la transcripción de' la polifonía
no de
q Orvieto, que vive en Ferrara en 1440, y da muy precisas normas antigua. No obstante la minuciosidad de las reglas que nos transmiten
sobre varios tratadistas, quedan todavía algunos casos no incluidos en ninguna
u el particular), de manera que ciertas confrontaciones armónicas (o de ellas, y, por tanto, de solución problemática. De otra parte, corremos
hilen/Micas, si se prefiere) requieren alterar la "naturalidad" de algunas
í las quintas y octavas (y sus intervalos compuestos) han de ser jus-
notas: el peligro de pecar lo mismo por defecto que por exceso en la aplicación
tos, sde manera que habría que operar sobre una de las notas que lo for- de las normas conocidas, debido a la enorme distancia que separa nues-
man, e si en otro caso resultaren disminuidas, incluso produciendo una tra educación musical de la de épocas anteriores".
doble sensibilización, típica del siglo Xlv":
g
e
n
84. MI G UES, A., O p. cit . f i, p. 245.
e C01155. ni , 166.
85.
r MACHAUT, a. de. Kyrie de la Messe de ~ r e Dame.
Se. 87. RUBIO, Samuel, La polifonía clásica, 2 ed., Madri d, 1974, p. 56.
238 a 2 3 9
l NASS-RIO, 2 N A S S
-
a X V I ,
2
i
d
DANI EL S. VEGA CERNUDA
TEORÍA Y PRACTICA DE LA CO MPO SI CI Ó N MUSI CAL EN LA EDAD MEDI A
LA AR M O N Í A PR ÁC T IC A
acogerse al movimiento directo una de las notas sobre las que g il
I. La polifonía del Ars Antigua ese momento son Re o La, tónica y dominante del primer modo (protos
-auténtico) de la pieza:
Hasta aquí la evolución de la teoría armónica tal cual nos la ofrecen a e n
los tratadistas de la época que nos ocupa. Una teoría que ha sido codifi-
cada a partir de las obras de los compositores y que a su vez era punto
de partida, condicionante de otras obras, que paulatinamente la hacían
evolucionar. Vamos a comprobar cómo se plasma en arte la teoría y
como ésta es generada por aquél.
La polifonía de los tratadistas del 900 es pui:o reflejo armónico, redu-
plicación física en consonancias paralelas del cantas, Además de los
ejemplos ya citados en la primera parte, bastará ahora aducir un ejem- •
plo del prol:edimiento ya descrito, en que, partiendo del unísono y con- O
cluyendo sobre él, las dos voces se separan por grados hasta alcanzar el
intervalo de cuarta desde el cual se vuelven a cerrar":
• o
Rex e n e - l i d o - i n i - n e m a - mis u n - d i - s o - n i
88. (l e a ). 1, 169,
240
NASS-2011, 2 WASS-XVI, 2 241.
DANIEL& VEGA CERNUDA TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA COMPOSICIÓN .111.1SICAL EN LA EDAD MEDIA
dan pie al siguiente desarrollo melódico en el discanto en la versión de micamente es una constante en la técnica del siglo XIII, de manera espe-
Th Karp": cial en los conductus y moteles. No hay unidad, sin embargo, respecto a
si ese paralelismo ha de proceder por mov imient o directo o contrario.
Wanse dos ejemplos tomados de la mis ma fuente, el Códice de las Huel-
gas del monasterio burgalés. En el primero, De castitatis (ha/atizo (como
t
e lee H. Anglés), se aferra al mov imient o contrario de las voces, y cuando
o • excepcionalmente procede por mov imient o directo se apoya en conso-
1 • e PIO' I t t e
_ nancias perfectas.
e
_
•
Ttrrmin
Y en
•
el mis mo códice de la catedral de Compostela enc ontramos
doblemente
e ilustrados ambos procedimientos en la que seguramente es
la pieza a tres voces más antigua que se conserva, el Congatideant eatho-
Hal, de cuya problemát ic a ya me he ocupado en ot ro lugar°. Por una E
parte, el discanto paralelo procede respecto al cantas en estricto mov i-
mient o c ont rario (presento el cantas en redondas y el discanto en -
negras): 1
W
t. 0
e
La voz organal melis t nálic a se presenta c omo una amplif ic ac ión ~
melódica del discanto paralelo, sea apoyándose en el unísono o en su
quinta inf erior (el discanto va ahora en redondas y el organillo melismá-
ticu en negras):
s •
• • •
CtC
ele
89. KARP, Th,, Tire Polyphony o f Saint Mai dial iind Santiago de Compostela, Clarendon
Press, Ox ford, 1992, vol. II, p. 228.
90. "E n torno a l a c ronología del Cougaudeant c othol i er, Rey. de Mies. V1•1983, mi ro.
1-2. (
'E n
t o
242 NASS-XVI, 2 NASS-XVI, 2 243
r n
o
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l
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DA NIEL, S. VEGA CE RNUDA TEORÍA Y PRACTICA DE LA CO MPO SI CI Ó N MUSI CAL EN LA EDAD MEDI A
Poco antes (y ambos casos no son únicos) Suirexit de minuto sobrea- Se observa cómo entre estos puntos básicos se producen enlaces por
bunda en la producción de consonancias perfectas por movimiento movimiento directo, aunque mediante los cruces de voces puedan proceder
directo: en ocasiones entre sí por movimiento contrario. Es llamativa la absoluta
despreocupación con que se mueven las voces añadidas en el arsis (en la
transcripción las fracciones de compás que siguen a la que percute el
ictits) preocupadas tan sólo por cubrir melódicamente los huecos resul-
tantes entre los puntos de anclaje armónico en la tesis o iews:
ele
(Men H i l a )
t r
4 1 -" , I l a g a p E
a
a 5
a
- v e , gin— o— = 51 a - r
O
c l
o
1 e 4 i o— — r i s s i r — g o - -
(Dmeiga)
n . . _
Se trata de la técnica del rondellus, que la musicología alemana deno-
l - - p mina Stintnztausch, intercambio de voces. Desde el punto de vista armó-
,
a - --
s 91. I lu. núm. 157, í, 166r. 92. Bu. núm. 24, í 19v.
o 0
NASS-Xna, 2
l = NASS-X19 247
-
a = . 2
¡
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DANI EL S. VEGA CERNUDA
T EO RM Y PRÁCTICA DE 14 c o m e o s t e t á v MUSI CAL EN LA EDAD MEDI A
ele
La sensibilización de la quinta se irá abandonando a lo largo del siglo positores de la corte de Dijon, centro cultural y musical de primer orden
XV para desaparecer totalmente. en la época: el bajo hace un salto de octava al resolver y torna la quinta.
El desarrollo del aspecto rítmico, la utilización de los valores más del acorde de reposo. Es una cadencia que llegamos a encontrar incluso
rápidos, las síncopas incluso muy breves, dan lugar a un procedimiento en Morales y que al borde del 1500 era utilizadísima, como demuestra el
de fuerte impacto armónico: el retardo. Primero tímidamente, simple Cancionero de PaMely:
formulación sincopada, corno se ve en el Kyrie de la Misa de Notre Danta
(a), y posteriormente con toda propiedad y convencimiento en la pieza
Vent Sanac Spiritus de Dunstable (b), donde se comprueba además la
utilización de la cadencia Landino de la que vamos a tratar inmediata-
mente, o en la famosa canción Nunca lite peno mayor de J. Unecre (c),
que abre nuestro Cancionero de Palacio.
e)
M ,
W a l = E I E M E M I ,IS.
a t i V E I . . = , I = n r e t n ~ " M t n
M 4 —3
7 - 7— 6
6 ..
'S ~' 0•
—
I
M I
ECI P Enzinat Pues que y a Gabriel: En el mi corazón
1
•
((Modo: Nunca f ue psda) En un estadio intermedio el bajo al resolver se desdoblaba y asumía
la quinta del acorde de resolución y la fundamental, que se duplicaba.
En algunos casos se producía el desdoblamiento de otra voz;
En esta misma época aparece un tipo de cadencia de amplia utiliza-
ción, que perdurará hasta principios del siglo XV, conocida por el nom-
bre del compositor florentino ciego del siglo XIV: la cadencia Landino.
Al abordar la nota de reposo desde la segunda inmediata inferior prefie-
re antes tocar a modo de elisión la tercera:
(extraída del cancionero de Palacio, J. de Anchieta y E. de Peñalosa) pre- 3. Las consonancias imperf ec t as en la evolución de la polif oní a
senta casos con diferente complejidad del procedimiento:
r El estudio de los teóricos nos ha permitido comprobar la inicial pre:
-
valencia absoluta, que se mantiene durante siglos, de las consonancias
perfectas corno elemento armónico básico en la formulación de la poli-
fonía. Poco a poco se van introduciendo las consonancias imperfectas y
hemos comprobado cómo en los siglos XIV y XV, mientras los tratadistas
prohiben cada vez con más empeño las consonancias perfectas seguidas,
Anónimo. _ A lla la boa no ponen límites a la de consonancias imperfectas. Esta progresiva afir-
mación del valor de las terceras y sextas encuentra un poderoso impulso
por la influencia de la polifonía nórdica, que demuestra una gran prefe-
rencia por estas sonoridades, reflejo de la música de raíz popular de las
Islas Británicas y Escandinavia.
El gymel es un canto paralelo en terceras 'gemeladas" de gran tradi-
ción en las islas del mar del Norte y acaso de origen celta (si la hipotéti-
ca doble clave de una de las cantigas d'Amigo de M. Codax fuera auténtica
N Ullán; L o s bravas t r ay o cansados
comportaría un canto en terceras paralelas, con lo que las raíces celtas
de la cultura gallega encontrarían una concordancia más), Ejemplo típi-
co de gymel es el tantas veces citado Himno a San Magno, patrono de las
Islas Oreadas, datable en torno a 1200.
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(a) -;
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ser- v a c m - nis t r a- g i - l i s - b l o - le p o - s i- t os
n
car-Er
e
El italiano Guillermus Monaehus a mediados del siglo XV en su De
-
preceptis anís
r nzusice et predice compendlostts libellus" dedica un capítu-
a
lo a "Be modis anglicorum" y otro a las "Regulae contrapuncti Anglico-
-
rum", en los que se ocupa del gynzel "que se canta a dos voces y procede
b
i
Ne m ainineds
-
94. Cous ls . HL p. 273 y ss.
i
252 s
NASS-XVI , 2 N A S S - X 5
- 253
1
1 , 2
DANI EL S. VEGA CERNUDA T EO RM y PRÁCTICA DE LA CO MPO SI CI Ó N MUSI CAL EN LA EDAD Á IEDIA
por consonancias de terceras altas y bajas y unísonos, duplicando la de falso-bajo o fabordón Tato:bordan, faburden o talsoborclotte en los
octava y sexta a octava baja". Véase el ejemplo con que ilustra la teoría: otros idiomas). En su esquema típico la cláusula fabordonística comen-
zaba y terminaba sin tercera con quinta y octava duplicada como se com-
prueba en este pasaje del Beata viscera del manuscrito de Woreester":
254 NA S S - X I , 2 N A S S - X V I , 2 255
DANI EL 8. VEGA CERNUDA TEORIA Y PRACTICA DE LA COMPOSICIÓN MUSI CAL EN IA EDAD MEDI A
(11- E r ~Ma,ulla- - -,
te. Así, cuando el 1500 entrega su testigo a una nueva época, el sistema a
tonal y la posibilidad de modular son ya un hecho empírico. La Teoría
vendrá después. Nuevamente la obra de un compositor español, Juan de
- r
Anchieta, activo a caballo de los dos siglos, nos servirá para seguir paso
a paso e l
: iw
-
s a
Mi
l i r
f ' ~ M r
l
e , — ' l a r P OSI Z I E e
bimodal,
. la perfecta, a partir del fabordón. En el Gloria de su misa de TV E
tono
p ro ce
ria X
(en
de
realidad
la Edición
una misa de Phonune Orillé) utiliza corno canitis el Glo-
Vaticana, cuyos finales de frase suele interpolar para
g— I
M
e
1
so 1
preparar
d la cadencia.
e en A) presenta Las cuatro primeras van dando esta curiosa pro- ~
gresión: a dos voces las terceras del fabordón, mientras Estos ejemplos cadenciales dejan al desnudo una formulación tópica
1
g e hace
s lo propio con las sextas, para en C) completar con terceras y
en B)
tsextas
a cel procedimiento. La cuarta cláusula cadencia' es una adaptación ,
en cinco tiempos característica del 1500 y que dejará profunda huella en
la música posterior, que la utilizará frecuentísimamente,
en sus tres momentos finales:
especialmente
ia cuatro
ó n voces del fabordón, cuyos elementos básicos son evidentes: tiple
yd tenor van en sextas paralelas (excepto un punto), mientras el contralto
lo e acompaña inicialmente en terceras para ceder ese cometido al bajo:
=
I 4 1 5
l sJ.1)
1
-
J =
a 1
2
c a 3
d e (1) es una armonía sincopada. Al caer en el próximo punto acentua-
n c do puede producirse un cambio armónico debido al movimiento de
i a alguna voz.— (2) es una interpolación ornamental, sobre todo una antici-
pación aunque también puede ser nota de paso, elisión, nota contbiata...
b El movimiento de una de las voces suele arrastrar a las demás con ten-
á dencia acusada a producir consonancias accidentales,— (3) y (4) es e)
s retardo con sus fases de preparación, percusión y resolución.— (5) es el
i reposo cadenciaL
c Al aire de la influencia que ejercen las consonancias de tercera y
a sexta en la evolución hacia la tonalidad no podemos pasar por alto un
d fenómeno típicamente español, localizado primordialmente en el Can-
e cionero de la corte de los Reyes Católicos (conocido como Cancionero de
Palacio o también por el nombre de su primer editor-, F. A. Barbieri), que
l nos sitúa cronológicamente al borde de la época que nos ocupa,
a
256 t NASS-XVI . 2 NASS-XVI, 2 257
o .
n
a
DANI EL S. VEGA CERNUDA
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA CO MPO SI CI Ó N MUSI CAL EN LA EDAD MEDI A
Con una proporción de dos a una a favor del dispositivo a tres voces, A cuatro voces la canción homofónica sigue un proceso de elabora-
se constata en este repertorio una preferencia del compositor español ción muy semejante por lo que respecta al paralelismo en terceras de la
por el dispositivo homófono, vertical, pura armonía: casi un 65% de las melodía y una segunda voz; ci bajo toma la nota que va a ser fundaMen-
piezas presentan este procedimiento, mientras las contrapuntísticas ape- tal del acorde, sea duplicando las voces ya existentes, sea añadiendo una
nas llegan al 2 5% y el resto presentan un estilo mixto. nueva relación interválica: la cuarta voz duplicada la fundamental, si la
• D e n t r o de la canción homofónica a tres voces el tipo más caracteriza- tríada está completa, o aporta la nota que falta; son las voces interiores,
do es aquel que conduce la melodía en persistente paralelismo de terce- contralto y tenor, las que se encargan de este cometido exclusiva o alter-
ras y sextas con otra voz, mientras un bajo (en continuos saltos de cuarta nativamente. La plenitud armónica es la característica fundamental de
y quinta a imagen del salto tónica-dominante de la tonalidad) proporcio- la canelón homófona a cuatro voces y lo que justifica la elección del
na la fundamental del acorde. La triada aparecd frecuentemente completa. cuarteto polifónico. A esa plenitud armónica sacrifica incluso conductas
problemáticas, como quintas seguidas o discursos melódicos anodinos,
todo justificado por la necesidad de completar la armonía:
E
S Ls E I E M ~ .
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3 PO = 1
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- ~ „ E r i t = • m e m
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A;iónisno: C atabna, no se, buen am or
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'Un procedimiento muy querido de J. del Enzina es conducir en déci-
mas las partes extremas y rellenar con la intermedia:
J,
Anónimo: Men noranjedo no ten fruta
N' 271
f l i e
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259
e n /
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5 1 c
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-
P u
DANIEL s. VEGA CERNUDA TEORÍA l'PRACTICA DE LA COMPOSICIÓN AMICAL EN LA EDAD MEDIA
Como se ve, el principio directriz es presentar la triada completa y socaire de un concepto de lo armónico cada vez más acentuado, y fue el
duplicar el bajo. Esto lleva a que el predominio del acorde en su estado catalizador de la síntesis armónica clásica, que permitió a la música
fundamental sea casi absoluto y sólo recurre a la inversión del acorde avanzar por caminos nuevos. La canción española de finales del siglo XV
cuando le resulta prácticamente imposible enlazar varios acordes de y principios del xVi es un significado antecedente de la técnica de la
quinta sin cometer faltas que no está dispuesto a aceptar. Y esto sucede monodia acompañada; más si se tiene en cuenta su tendencia a operar
tanto a t i con bajos emparentados con el de folía, cuando no son literalmente este
'relativo,
- he aquí un dato suficientemente elocuente: en una canción tipo de ()Minato. Cuando M. Schneider" considera antecedentes de la
homófona escogida al azar (lanvu J'anta, núm. 248) de 66 acordes sólo 4 técnica del bajo continuo la teoría y práctica de Tomás de Santa María y
e s en disposición de primera inversión.
están Diego Ortiz entronca "los principios del B.C." en esta tradición española
c o r del desprecio de lo contrapuntístico y alabanza de lo armónico (siempre
También encontramos a cuatro voces la posibilidad, ya mencionada,
n que
de o el paralelismo se establezca entre las voces extremas: hablando en términos generales). Basta en T.L. de Victoria y dentro de
a su magnífico contrapunto aflora un poderoso sentido armónico muy
c u peculiar y diferenciado de la escuela romana. Es un tema en el que
habría que profundizar, a fin de conocer los orígenes de la tonalidad,
a t que surge firme cuando la historia se asoma al siglo XvL Pero cuando
r o éste amanece, se ha cumplido el propósito de este trabajo.
v o
c e
s .
A
u
n
q
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e
l
Man julo. 011ádeme, ge, di dona.
a
e Todo esto nos demuestra que hacia el 1500 la canción española pre-
fiere
s una t técnica de raíz armónica, sencilla, pero eficazmente contun-
dente,
a al igual que los compositores españoles del códice de las Huelgas
sedadscribían a otra de una estética menos rebuscada y especulativa,
más directa, comprensible y sonora, como he puesto de relieve en otro
lugar".
í s
t La práctica
i va siempre por delante de la teoría, y el material sonoro
que c nos ofrece el cancionero sólo precisa de la teoría para desbordar su
tiempo
a y plantarse en época muy posterior. El bajo continuo barroco
nació de la canción polifónica reducida para solista e instrumento al
t
e
97. SCI I NErnEa, I t t , Die A nf ange des Rasso Cont inuo, Leipz ig, 1918. R e e d i c i ó n W ies ba-
n96. ' R e p e r t o r i o es panol en el Códic e de las Huelgas " , Rev de Alas, n ' 2. den, 1971.
260 g
NASS-10/1, 2 NASS.XV1. 2 261
a
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