Você está na página 1de 3

Johann Georg Hamann (Königsberg, 27 de agosto de 1730 - Münster, 21 de junio de 1788) fue

un filólogo, pensador y protestante pietista alemán, amigo y, sin embargo, adversario del
filósofo Immanuel Kant.

Hamann utilizó un estilo muy característico, abstruso, aforístico y entrecortado,


deliberadamente enigmático. Le obsesionaban los símbolos y renunciaba a todo tipo de
abstracción. La razón es para Hamann simplemente una parte de la total personalidad del
hombre, y éste queda falsificado cuando se olvida de que es un todo. Para él Kant, al igual que
otros pensadores, era un simple "abstraccionista" que olvidaba el todo por la parte. Los
principios lógicos son para él abstracciones del principio de la realidad, el cual opera de
acuerdo con la "coincidencia de opuestos" en un sentido parecido al de Giordano Bruno. Su
desconfianza hacia la razón lo llevó a concluir que una fe infantil y de carbonero en Dios era la
única solución para los problemas "irritantes" de la filosofía, encontrando que la interpretación
irracionalista del "sólo sé que no sé nada" de Sócrates era la más correcta y dando primacía al
sentimiento, a la voluntad y a la acción sobre todo lo demás, porque salvan la peculiaridad del
individuo concreto íntegramente; se muestra así hostil a la Ilustración y enemigo de analizar al
hombre y al mundo, porque eso siempre se hacía de modo parcial y fragmentario. A la razón
opuso las fuerzas del alma, la actitud totalizadora.

Vindicó y revitalizó la importancia de la poesía primitiva, de Homero, la Biblia, Ossián,


Shakespeare. Criticó despiadadamente las medidas ilustradas de Federico el Grande, pero su
amigo Kant le encontró un puesto en la administración prusiana. El "Mago del Norte", como
también se lo conocía, tuvo un papel preponderante en el movimiento contra la Ilustración
conocido como Pietismo que terminó por hacer detonar el Sturm und Drang previo al
Romanticismo. Así, influyó en el pensamiento de Herder, quien fue su discípulo, como también
el de Goethe y Jacobi, en los filósofos Hegel y Schelling y en el músico Mendelssohn. Sus obras
completas fueron editadas por Josef Nadler (Viena, 1949-1957, 6 vols.); su correspondencia
fue publicada por W. Ziesemer y A. Henkel (Wiesbaden, 1955-69, 7 vols.). K. Gildemeister
publicó una monumental biografía del filósofo (Johann G. Hamanns, der Magus in Norden,
Leben und Schriften. Gotha, 1857-1873. Isaiah Berlin lo considera uno de los filósofos
impulsores del Romanticismo alemán.

Johann Gottfried von Herder (Mohrungen, Alemania, 25 de agosto de 1744 - Weimar,


Alemania, 18 de diciembre de 1803)

Friedrich Wilhelm Christian Carl Ferdinand, barón de Humboldt (Potsdam, 22 de junio de 1767
- 8 de abril de 1835 en Tegel, Berlín)
Las teorías del Estado que proponía Humboldt estaban, desde hacía mucho tiempo, en la
misma línea. En su tratado de 1792 Ideen zu einem Versuch, die Grenzen der Wirksamkeit des
Staates zu bestimmen (Ideas para un proyecto de delimitación de la efectividad del Estado)
escribe:

La auténtica finalidad del hombre —no aquella de inclinación cambiante, sino la que la
infinita e inmutable razón le dicta— es la educación máxima y más equilibrada de sus fuerzas
para formar un todo. Para esta educación es la libertad la primordial y la más imprescindible
de las condiciones. (...) Precisamente aquella, que surge de la unión de la diversidad, es el bien
más alto que da la sociedad y esa diversidad se pierde con certeza en el mismo grado en el que
el Estado se entromete. De hecho, no son los miembros de una nación los que viven entre sí en
sociedad, sino que son súbditos aislados los que se relacionan con el Estado, es decir, con el
espíritu que rige su gobierno, de tal forma que la superior fuerza del Estado impide el libre
juego de fuerzas. Causas similares producen efectos similares. Es decir, cuanto más interviene
el Estado, más semejanzas presentan no solo los efectos, sino también lo realizado. (...) Pero
de aquel que razona así para otros se sospecha, y no sin razón, que desconoce al hombre y
quiere hacer de los hombres máquinas.

Durante la década y media que Humboldt permaneció en Tegel, su principal ocupación fue la
Lingüística. Los materiales necesarios los había reunido en parte él mismo en sus viajes, en
parte en su extensa correspondencia y en parte en los descubrimientos de su hermano
Alexander. A partir 1827, con el retorno de su hermano a Berlín, éste visita con frecuencia a
Wilhelm en Tegel. Tras la muerte de Wilhelm, Alexander, que le sobreviviría más de dos
décadas, comentaría en una carta:

Vio cómo a su lado surgía una nueva ciencia de la lengua, ciencia que él mismo impulsó, una
reducción de la variedad de los tipos de lenguas que están fundadas en las características del
espíritu humano: abarcando toda la Tierra en esa variedad, estudiando la estructura de cada
lengua, como si fuera un único objeto de estudio, (...) era el Inmortal que, no solo entre sus
contemporáneos, había estudiado un mayor número de lenguas; también fue él el que estudió
de forma más profunda la relación entre todas las lenguas y su influencia en la formación de la
humanidad.

Junto con las lenguas ya mencionadas que aprendió de joven, aprendió inglés, español, vasco,
húngaro, checo y lituano. Sus estudios científicos se extendieron a las lenguas indígenas de
América, el copto, el antiguo egipcio, el chino, el japonés y el sánscrito. El origen de este
impulso investigador era la filosofía antropológica de Humboldt, en la que el lenguaje era la
clave de todo:4 «puesto que el ánima humana es la cuna, patria y hogar del lenguaje, así van
desconocidas y ocultas todas sus propiedades a parar a lo mismo». En un tratado sobre el
carácter nacional de las lenguas se dice entre otras cosas que:

Considerando que el lenguaje cuando nombra, de hecho, crea y deja su marca en el


pensamiento, el espíritu se introduce, apoyado por la actuación de muchos, por nuevos
caminos en la esencia de las cosas. (...) Algunas naciones se contentan más con el cuadro del
mundo que les presenta su lengua y solo buscan en ella más luz, coherencia y armonía. Otras
se incrustan más laboriosamente en el pensamiento, creen no poder dar suficiente
importancia al concepto, hacerlo adecuado, y descuidan la propia completitud formal. En
ambos lenguajes quedan las marcas de esto.

Un encuentro especialmente fructífero de esferas de pensamiento se vivió con los hermanos


Humboldt, uno del que se aprovecharía la posteridad. No es de extrañar que Wilhelm, como
consecuencia del desempeño de sus funciones, fuera el que mostrara más patriotismo
prusiano y que lo echara de menos en su hermano Alexander, que había pasado más tiempo
en París, la meca de la ciencia. Pero en el fondo ninguno de los dos era estrecho de miras y en
su trabajo científico les unía un planteamiento cosmopolita. De esta forma pueden
comprenderse las siguientes frases de Herbert Scurla, que veía un legado común de los
hermanos:

Si queremos nombrar una idea que se haya hecho cada vez más visible a lo largo de la historia;
si queremos alguna idea que demuestre la muy discutida, pero aún más veces mal entendida,
superación de la humanidad: es la idea de que la humanidad aspira a eliminar las fronteras,
causadas por prejuicios y pensamientos parciales, que se han colocado entre los hombres; y
tratar a toda la humanidad independientemente de su religión, nación o color como una gran
tribu de hermanos, como un todo, cuyo fin es el libre desarrollo de sus fuerzas interiores. Este
es el fin último exterior de la sociabilidad y a la vez es la dirección natural del hombre hacia
una ampliación indefinida de su ser.

Você também pode gostar