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LA EXISTENCIA

HISTÓRICADE JESÚS
en las fuentes cristianas
y su contexto judío

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Primera edición, septiembre de 2008


O SIGLO XXl DE ESf>A%4 EDITORES, S. A.
Menéndez Pidal, 3 bis. 28036 Madrid
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O Gonzalo Puente Ojea, 2008


Diseño de la cubierta: Outerstudio
Maquetación: Jorge Bermejo & Eva Girón

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1SBN: 978-84-323 1362-2


Depósito legal: S. 1.339-2008
Impresión: Gráficas Varona, S. A.
Polígono El Montalvo
37008 Sala~nanca
1. LA EVIDENCIA INTERNA COMO PRUEBA DE LA EXISTENCIA
DE j ~ s ú s .. . . . . . . . . . . ...... ... . . . ... ..... , ......, , , .., .. 1
2. EL JUDEOCRISTIANISMO Y EL PAULINISMO . . . . . . . . . . . . . . 17
3. EL ENFRENTAMIENTO ABIERTO DE PABLO CON LOS
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
AP~STOLES
4. LA RIVALIDAD RELIGIOSA, SOCIAL Y POLÍTICA ENTRE
PAULINOS Y APOSTÓLICOS. . . ......... . ...... . . . ... .. ... 37
5. LA IDEOLOGÍA DE LA GENUINA MESIANIDAD FALLIDA
DEJESUS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
6. LA MANIFIESTA TERGIVERSACI~NHISTÓRICA DE LA
AUTOCOMPRENSI~NDE JESÚS ..... . . .. .... . ....... .. . . . 53
7. LA FIGURA DE JESÚS EN EL CONTEXTO RELIGIOSO DE SU
TIEMPO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
8. EL PERFIL DE LA HISTOKIA DE JESÚS HASTA SU MUERTE. . 73
9. EL ERRÓNEO ENFOQUE DE LOS NEGADORES D E LA
EXISTENCIA DE JESÚS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
APROXIMACI~NPRELIMINAR

La demostración de la existencia real e histórica de Jesús a la luz


del núcleo básico del Nuevo Testamento (Epístolas, Evangelios
canónicos y Apocalipsis) es posible y necesaria, y para ello es
indispensable dar los pasos siguientes:
PRIMERO.Proceder a una nueva lectura completa y contex-
tual de la totalidad de ese núcleo básico, registrando meticulo-
samente sus interrelaciones, sus ambigüedades y, sobre todo,
sus contradicciones dentro de cada documento, y de todos los
documentos entre sí, como literatura ideológica polémica y anta-
gonista.
SEGUNDO. Identificar los dos modelos básicos y su antagonis-
mo conceptual e histórico, a saber: el modelo de Pablo de Tarso
y el modelo subyacente de los evangelistas, trabajando sobre la
tradición oral y escrita más antigua.
TERCERO. Investigar los soportes documentales del Evangelio
paulino y su carácter esencialmente metafi'sico, sobrenaturalista
y espiritualista de un Cristo como un ser de naturaleza divi-
na en su procedencia y en su destino final; así como investigar
también los soportes documentales del Evangelio judeocristiano
y su carácter esencialmente histórico, biográfico y naturalista en
su contexto escatológico-mesiánico, y la específica coloración
AI'KOXIMACI~N
PRELIMINAR

apocalíptica y simbólica que le imprimió Juan, dentro del mar- DÉcr~o.Analizar las relaciones de Juan el Bautista con Jesús
co eminentemente judío de la ideología mesiánica. como cuestión básica para identificar el carácter revolucionario
CUARTO. Establecer la radical contraposición e incompatibili- de la acción de ambos y su similitud.
dad teológica, soteriológica y antropológica de ambos modelos en M O . el perfil del ministerio y magisterio de Je-
U N D ~ C I ITrazar
los documentos, y las implicaciones politicas y culturales de los sús, de su personalidad y su destino final, en el marco de la histo-
respectivos dos modelos doctrinales. ria de Israel.
QLTINTO. Analizar el intento de conciliación de ambos mode- DUODECIMO. Explicar y refutar el planteamiento y conclu-
los cristológicos, en particular a la luz del fallido intento de fun- siones de la critica negadora de la existencia real de Jesús realiza-
dir el personaje real delJesús mesiánico con el Cristo celeste, que da por la «escuela miticista o mitológica>>, y sus causas. Ninguna
se ofrece en el Evangelio de Marcos ( y los paralelos sinópticos y ideología de poder tiene lideres inventados.
la fuente joánica) mediante el llamado ccsecreto mesiánico». DECIMOTERCERO. La Iglesia con su dogmática condujo a mu-
SEXTO.Presentar los puntos fundamentales de oposición y chos ateos a negar la realidad hi.ctórica, y a muchos creyentes a
polémica entre Pablo y su escuela cristológica sobrenaturalista y abandonar las filas cristianas, ante el radicalismo espiritualista
los Evangelios Sinópticos, así como la cristologia joánica con su y el sobrenaturalismo irracional practicados por la cultura cris-
paradójico contraste entre su riqueza informativa acerca del Je- tiana, perpetuando la falacia animista y el dualismo metafiico
sús de la historia y su teología de Cristo como Logos o Palabra frente a los conocimientos y resultados de la Ciencia.
de Dios. DECIMOCUARTO. Satisfechos los requerimientos para dar todos
SÉPT~MO. Explicar el carácter y sentido de la polémica ideo- estos pasos, emergerá de las adulteraciones, omisiones y adia'o-
lógica entre Pablo y los Apóstoles en Jerusalén y Antioquía, o nes que gravitan en los documentos una figura nueva pero ge-
demás sinagogas de la «dispersión». nuina de la personalidad de Jesús, y se resolverán numerosas apo-
OC~AVO. Exponer los datos y referencias que permiten iden- rías y contradicciones nacidas de las falsificaciones deliberadas o
tifcar la figura del Jesús histórico en los textos conservados, y en fortuitas al fin detectables en las doctrinas y textos pertinentes.
particular la naturaleza, fundamentos y alcance de su idea de Este Mesias nada tiene que ver con el Cristo paulino y eclesiásti-
la ccmesianidad>>en el contexto del fariseísmo y del zelotismo, co. Las «contradicciones>>,etc., son de orden «ideológico>>.
suprimiendo los <<apriorb dogmáticos y el veto contra toda in- DEC~MOQUINTO. Demostrar documentalmente la realidad his-
dagación de la cuestión politica. tórica de Jesús equivale, por implicación, a demostrar el error
NOVENO.Investigar y determinar la actitud y conducta de de la negación de esa realidad por los mitólogos, a causa de su
Jesús respecto de la soberanía romana y el estatuto colonial monumental equivocación entre el Jesús de los Evangelios y el
de Israel, en particular de Judea, así como también el silencio de Cristo de las Epistolas.
los documentos cristianos acerca tanto de romanos como de ze-
lotas.
1. LA EVIDENCIA INTERNA COMO PRUEBA DE LA
EXISTENCIA DE JESÚS

Cualquier estudioso que no esté muy condicionado previa-


mente por el credo cristiano probablemente experimentará, al
término del examen del Nuevo Testamento, un cierto grado de
asombro o de malestar ante las graves contradicciones y antino-
mias relativas a la naturaleza y personalidad de la figura central
que se supone que protagonizó los episodios y vicisitudes des-
critos en los cuatro bloques literarios del relato, presentados
en el siguiente orden convencional: Evangelios, Hechos de los
Apóstoles, Epístolas y Apocalipsis. Espero que muchos como
yo concluyan, tras meditadas reflexiones y consultas, que pare-
ce que es razonable colegir, como afirmación general prelimi-
nar, que ha exi~tidorealmente un personaje conocido históri-
camente por el nombre de Jesús de Nazaret, pero que jamás ha
existido realmente un personaje con el apelativo de Jesucristo
como supuesto Hijo consustancial de Dios, encarnado huma-
namente para realizar tareas soteriológicas en la tierra, final-
mente resucitado, y como tal aún hoy adorado por las iglesias
cristianas. En este breve ensayo intentaré exponer los funda-
mentos de mi tesis.
1. Comenzaré por exponer una potente razón formal y de
evidencia analítica interna, que ya expresé en mi libro de sínte-
sis publicado en 1992:
A mi juicio, la prueba mayor de que existió históricamente un hom- sianzco que asumió sustancialmente los rasgos bászcos de la «tradición
bre conocido después como Jesús de Nazarel o el Nazareno radica en davídica popular>>y de la escatología de origen profético, aderezadas
las invencibles dificultades que los textos evangélicos afrontan para con acentos apocalípticos. Su mensaje anunció la inminente llegada del
armonizar o concordar las lradiciones sobre este personaje con el mito reino mesiánico sobre la tierra de Israel transformada por una suerte
de Cristo elaborado teológicamente en estos mismos textos. Nadie se de palingenesia, un reino en el que lo religioso y lo político aparecían
esfuerza por superar aporías derivadas de «dos» conceptos divergentes fundidos -sólo disociables con una mentalidad occidental- para
y contrapuestos del mismo referente existencial, si dichas aporías no entrar en él, y en el cual el arrepentimiento y la reconversión espi-
surgieran de testimonios históricamente insoslayables. La imposibili- ritual (teshuvah, mctanoia) resultaban inaplazables y eran requisitos
dad conceptual de saltar de modo plausible del Jesús de la historia al indispensables para la intervención sobrenatural de Dios. El verda-
Cristo de la fe constituye una evidencia interna -aunque aparente- dero tour de force que significó remodelar este material y verterlo en
mente paradójica- de la altísima probabilidad de que haya existido las categorías del misterio cristiano exigió una fe ciega y se desarrolló
un mesianista llamado Jesús que anunció la inminencia de la instaura- more rabbinico, es decir, acudiendo a los argumenta e scriptura y a los
ción en Israel del reino mesiánico de la esperanza judía en las prome- uaticinia ex eventu, aislándolos de sus contextos e integrándolos en
sas de su Dios. Ninguna otra prueba alcanza un valor de convicción una interpretación tipológica y alegórica extravagante e inverosímil
comparable a los desesperados esfuerzos, a la postre fallidos para una (El mito de Cristo, 2000, pp. 18-20).
mirada histórico-crítica, por cohonestar el Cristo mítico de la fe con
la memoria oralmente transmitida, de modo fragmentario, de un he- El hecho de que prácticamente todas las Biblias de la familia
breo que vivió, predicó y fue ejecutado como sedicioso en el siglo I de cristiana, en primer plano de la Iglesia romana, sitúen los Evan-
nuestra era (El Evangelio de Marcos. Del Cristo de la fe alJesús de la gelios y los Hechos en primer lugar, y las Epistolas atribuidas a
historia, 1992, p. 10). Pablo de Tarso u otros, y el Apocalipsis, en segundo y en último
lugar, genera la malsana impresión <<primafacie» d e que las Epis-
En el librito aparecido en el año 2000, precisaba esquemática- tolas paulinas en particular constituyen una fuente cronológica y
mente mi argumento: testimoniahnente posterior a los primeros cinco esmitos canóni-
cos. Se produce aquí una situación verdaderamente laberíntica.
Nadie asume artifcialmente datos o testimonios que daañen a sus pro- De un lado, el prziner y básico ladrillo d e la albañilería cristiana
pios intereses, a no ser que exista una tradición oral o escrita que sea
lo produce y lo coloca tempranamente Pablo -en el curso de la
imposible «desconocer>>,en cuyo caso sólo resta el inseguro expedien-
te de reinterpretarla o remodelarla «tergiversando>>su sentido genuino década de los años cincuenta después de Cristo, en las comuni-
[...l El deseo de apuntalar históricamente el nuevo mensaje soterioló- dades gentiles o judías de la diáspora- como nzicleo teológico
gico -cuestión que aún no le preocupó a Pablo- obligó a los evan- del género «evangelio>>,o buena nueva, en el sentido técnico del
gelistas a usar reiteradamente -casi siempre de modo intermitente y término, es decir, «el mensaje proclamado acerca de la muerte y
elusivo- tradiciones muy antiguas sobre actitudes y palabras del Na- resurrección de Cristo>>;y que «en todo el espacio de vigencia
zareno. De este precioso matevial, que podríamos calificar defurtiuo, de la misión paulina y de la literatura que es dependiente de
puede inferirse con estimable seguridad que Jesús fue un agente me- Pablo y sus cartas, no hay evidencia de que el término "evan-
gelio" esté de algún modo relacionado con escritos evangélicos para el historiador como para el eventual creyente, tan pronto
o con cualquier otra forma de materi~lesescritos», según afir- como se haya realizado un adecuado estudio comparativo de los
ma Helmut Koester, con su autoridad de biblista, remachando contenidos de los dos grupos testimoniales entre S( y también
que d o s Evangelios Sinópticos pertenecen a este espacio y son dentro de si mismos, en el contexto histórico concreto en el que
dependientes de él>>(Ancient Christian Gospels. Their History cada uno se haya producido. En efecto, se comprueba entonces
and Deuelopment, 1990, pp. 9-10). Por otro lado, sabemos que que la fe de la Iglesia representa una aberrante tergiversación his-
los cuatro Evangelios canónicos y Hechos son cronológicamente tórica de la tradición cristiana sobre Jesús en su génesis y en su
y escriturariamente tardíos. Pero, sorprendentemente, resulta desarrollo.
que mientras que en el legado paulino nada se informa sobre el Resulta oportuno evocar ahora las palabras con las que ex-
Jesús histórico, pese a su proximidad existencial, las mencio- presaba en mi ensayo El mito de Cristo (2000, pp. VII-VIII) la
nadas fuentes narrativas tardias están saturadas de noticias y de evidencia de esta falsedad:
datos sobre ese mesianista galileo y su fallida carrera.
Estos dos grupos de fuentes no sólo son teológicamente con- Para comprender el perfil definitorio del mito neotestamentario de
tradictorius en cuanto a sus modelos cristológicos, sino también Cristo, y las argucias de su falsedad, se necesita sólo buen sentido,
ideológicamente antagónicos -entendiendo por el término respeto de las reglas que impone el sano razonamiento, y la atenta
lectura de los propios Evangelios canónicos en lo que se refiere a la
«ideología» todo sistema de ideas y conceptos en el contexto de
información sobre el contexto judío del protagonista, una vez des-
sus relaciones con situaciones y aspiraciones de <<poder>>-en el
pojada de los aditamentos de los exegetas creyentes y de las premisas
mundo histórico real de la politica y de la vida económica. Cabría dogmáticas que adulteran la esencia histórica de la predicación y de la
suponer, en circunstancias históricas normales, que los testimo- acción de Jesús. Una lectura de los datos exenta de los prejuicios de
nios de testigos recientes de un acontecimiento serían más ricos la fe pone de manifiesto una contradicción irredactible entre el anun-
y más fidedignos, en cuanto a sus contenidos informativos, que cio mesiánico del cual era ~ o r t a d o rprimero,
, y luego ejecutor, y el
las noticias transmitidas por testimonios tardios en cuanto a su inesperado y sangriento desenlace del que fue la víctima cruenta. Des-
recepción esmita. Pero en el extraño cdenómeno cristiano» que de este trágico suceso, la fe fanática de unos pocos de sus seguidores
estamos analizando ha sucedido lo contrario: el legado paulino comenzó la tarea de transformar radicalmente a un artesano galileo,
es de absoluta pobreza en noticias sobre Jesús a pesar de la cer- ofuscado por las promesas del Reino, en el Hzjo de Dios, consustancial
y coeterno con el Padre, encarnado para sufrir en la Cruz una muerte
canía histórica del protagonista, del cual solamente encontra-
expiatoria de los pecados de la humanidad. Esta absurda leyenda nació
mos un estimable repertorio de datos personales de pretensión
en la mente de un outsider del círculo cristiano originario que parece
histórica en los documentos de datación más alejada de éste y re- que llegó a creerse el privilegiado receptor de una revelación particu-
cogidos en el Nuevo Testamento y otrasfuentes. lar a su persona para corregir el error de unos discípulos que habrían
La consecuencia indubitablemente catastrófica -en varios tergiversado el genuino mensaje de su Maestro. Me refiero obviamen-
sentidos- de este extraño fenómeno se hace evidente, tanto te a Pablo de Tarso y los círculos gentiles de la «dispersión», creando
así un abismo insondable entre cristianismo y judaísmo: el mito del o sea, procedente de Jesús. La conclusión es clara: entre la tra-
Cristo divino. dición prepascual de la historia de Jesús, anterior a su muerte
como sedicioso contra Roma, se interpuso, como un meteorito
2. El locus documental del Nuevo Testamento donde se pro- procedente de otras esferas, una nueva idea originaria de otra
dujo este abismo es exactamente, de un modo explícito, las pe- mentalidad y otra ideología, cuya fuente era Pablo de Tarso o
rícopas del Evangelio canónico de Marcos 8.3 1-33: «Comenzó las comunidades gentil-cristianas coetáneas - e s t a disyuntiva
a enseñarles [a los discípulos] cómo era necesario que el Hijo no es excluyente o adversativa, ni afecta al significado de la no-
del hombre padeciese mucho, y que fuese rechazado por los vedad-. Como escribe el citado Koester, recogiendo una po-
ancianos y los príncipes de los sacerdotes y los escribas, y que sición ya de amplio consenso, «el mensaje proclamado acerca de
fuese muerto y resucitara después de tres días. Claramente les la muerte y resurrección de Cristo» -núcleo teológico del gé-
hablaba de esto. Pedro, tomándole aparte, se puso a reprender- nero «evangelio»- es «dependiente de Pablo y sus Cartas» (op.
lo. Pero Él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió cit., p. 9).Pues bien, en 1 Cor 15, Pablo declara, porprimera vez
a Pedro y le dijo "Quítate allá, Satán, pues tus pensamientos en el Nuevo Testamento, «Pues yo transmitt en primer lugar, lo
no son los de Dios, sino los de los hombresn». Este pasaje es que yo mismo recibi del Señor: que Cristo murió por nuestros
luminoso e inequívoco, y demuestra dos puntos: 1) Que Pedro pecados conforme a las Escrituras; y que fue enterrado; y que
conocia la naturaleza mesiánica de la personalidad de Jesús en el ha sido resucitado al tercer día conforme a las Escrituras». El
contexto judío y específicamente davídico de las promesas de auténtico «ombligo» de la supuesta revelación recibida perso-
Yahvé, conocimiento directamente derivado del magisterio del nalmente por Pablo es el sintagma «Cristo murió por nuestros
Maestro en la convivencia cotidiana con éste y con los demás pecados conforme a las Escrituras», como razón soteriológica
discípulos, y que Jesús le pide silencio y discreción sobre ello. fundacional de la fe cristiana formulada dogmáticamente por
2) Que, inesperada e inexplicablemente, el mismo Jesús habría la Iglesia.
hecho una declaración antimesiánica que echaria por tierra la Frente a los Apóstoles que dirigían la Iglesia-madre de Je-
proclamación de mesianidad que acababa de admitir por la boca rusalén, escribe Pablo: «Quiero que sepdis, hermanos, que el
de Pedro, al anunciar lo que implicitamente descartaba «a radi- evangelio anunciado por mino es una i n v e n d n de hombres, pues
ce» la pretensión mesiánica de cualquier pretendiente, es decir, no lo rc.cib6 ni lo aprendt de hombre alguno. lesumisto es quien
la derrota y la crucifixión. Pero, además, esta profecía autodes- me lo ha revelado» (Gál 1.14). Y en la salutación a los gálatas
tructiva debía mantenerse estrictamente «en secreto» (como di- reitera el origen de su legitimidad apostólica: «Pablo, elegido
cen los exegetas, el «secreto meszdnico~). apóstol no por disposición humana, ni por intervención de hom-
Puede afirmarse con sólidos fundamentos que esta silente bre alguno, sino por designio de Jesucristo y de Dios Padre que
profecía soteriológica no figuraba, ni explícita ni implícitamen- le resucitó de entre los muertos, junto con todos los humanos
te, en ninguna tradición oral o escrita de procedencia prepascual, que están conmigo, a las iglesias de Galacia» (1.1-2).Y advierte
taxativamente que el evangelio que él predica es el único válido: tivamente a Jesús como pretendiente mesiánico davídico y como
«no hay otro evangelio. Lo que sucede es que algunos están des- Cristo mistérico sobrenatural. La línea de disyunción esencial de
concertados al querer manipular el evangelio de Cristo. Pues sea estos dos modelos antagónicos ha quedado de hecho estableci-
maldito quienquiera -yo o incluso un ángel del cielo- que os da en la ficción del secreto mesiánico ofrecida por el Evangelio
anuncie un evangelio distinto del que yo os anuncié>> (1.7-9). canónico de Marcos, cronológicamente el más antiguo y mode-
Pero los cuatro evangelistas canónicos ni cayeron bajo esa lo para Mateo, Lucas y, en diferente forma, para Juan. En los
maldición, ni podían hacerlo, pues cuando escribieron los tex- cuatro textos, este saltus del Jesús histórico al Cristo keygmá-
tos que hoy conocemos los paulinos ya tenían bien ganada la par- tico obliga a entender los relatos de delante hacia atrás, es de-
tida frente a quienes habían convivido con el Jesús real, el cual cir, desde la Pasión al nacimiento y concepción de Jesús, según
no quiso ser divino sino el Mesías de Israel. Los cuatro evangelis- he explicado en mi ensayo «El Evangelio de Marcos, un relato
tas incorporan, como el verdadero fundamento del Evangelio, apocalíptico» (recogido en mi libro Vivir en la realidad. Sobre
el Cristo paulino, es decir, divino, sobrenatural y trascendente, mitos, dogmas e ideologías, 2007, pp. 283 -347).
que nada tenía que ver con el Mesías «de los hombres». La Igle- Todo lo que queda dicho hasta aquí exige que precisemos
sia subsiguiente, al aceptar solamente el evangelio de Pablo, cómo debemos valorar el núcleo básico del Nuevo Testamento,
se sitúa en la insuperable situación de carecer de argumentos y especialmente los cuatro Evangelios canónicos, en cuanto a su
y de datos fiables que permitan demostrar la existencia del ju- fiabilidad y a su utilidad para reconstruir el modelo mesiánico
dío galileo Jesús. En mi ensayo El mito de Cristo (2000) explico del Jesús histórico. Como la intención de mi escrito no es sólo
cómo se originó esta situación sin salida. Pero no cabe duda de ofrecer mi percepción del asunto, sino también ilustrarlo con
que los evangelistas y su iglesia intuyeron de algún modo que aportaciones importantes de otros estudiosos, es conveniente
para que el «misterio» que ellos predicaban, siguiendo el mo- traer a estas páginas algunas de Paul Winter ( O n the Trial of
delo antijudío de Pablo, triunfase sobre las demás «religiones lesus, 1974,2."ed. revisada y ampliada) sobre este tema:
de misterios>>era necesario recuperar lo que éstas no tenían, es
decir, el Jesús «katá sarka>>,según la carne, pero previa su inter- Jesús de Nazaret [escribe] fue juzgado y sentenciado a morir por cruci-
pretación en términos rigurosamente espiritualirtas, trascenden- fixión. Éstos son hechos históricos, atestiguados por autores cristianos,
talistas y universalzj-tas.Sin embargo, en el curso de esta opera- judíos y romanos en documentos existentes. Como hechos, son un ob-
ción de filtrado de la tradición histórica, sobrevivió importante jeto de investigación histórica respecto al cargo por el que fue juzga-
do, a los fundamentos de la prosecución, y al curso del procedimiento.
material genuino, que yo califico de furtivo por haber escapado
Suficientes para sostener el hecho del juicio, nuestras fuentes nos es-
a las censuras ideológicas, que ha permitido reconstruir, des-
quivan en lo que concierne a estas cuestiones [...] Lo que subsiste de
pojado de las interpolaciones, adiciones y manipulaciones, un archivos judíos y paganos del juicio y subsiguiente ejecución de Jesús
modelo mesiánico de intencionalidad esencialmente histórica es de fecha demasiado tardía, de carácter demasiado secundario, y de
contrapuesto radicalmente al modelo paulino, referidos respec- naturaleza demasiado fragmentaria, y demasiado tendencioso para ser
LAEXISTENCIA I ~ I S T ~ I UDE
C AJESÚS

más que de valor suplementario en un intento sistemático de recons- entrar en los relatos evangélicos hasta llegar a las tradiciones que están
truir la historia del caso. Los relatos procedentes de fuentes cristianas detrás de ellos para cernir esas tradiciones con vistas a determinar sus
-principalmente los Evangelios- son a la vez más antiguos en fecha y fuentes y su relativa antigüedad, a separar lo que es adición editorial,
más completos en descripción [...] Sin embargo, sin análisis histórico, y, finalmente, a inferir de la forma más antigua de la tradición el even-
incluso los Evangelios no suministran los datos necesarios. Pues mien- to histórico que la ocasionó [...] Ni los transmisores de la predicación
tras nos proveen de información de alguna especie, los Evangelios no temprana ni los evangelistas que los sucedieron estaban interesados
fueron escritos con el propósito de guiar a los historiadores. El uso para en los acontecimientos a causa de su realidad histórica. Su interés ra-
el cual los autores los escribieron era religioso,no histórico. Cuando los dicaba en diferentes campos. Lo que nos dicen los Evangelios de la
evangelistas redactaron el proceso de Jesús, no lo hicieron con vistas vida, y en particular del proceso de Jesús, no es una narración histó-
a preservar un registro para la investigación histórica, sino en orden a rica de lo que realmente tuvo lugar, sino que es una representación
transmitir un mensaje religioso. En esto, no carecieron de precursores. de la manera en la cual la Pasión del Señor fue interpretada en ciertos
La predicación cristiana más antigua giraba alrededor del tema de la círculos cristianos tempranos. No escritos con algún propósito his-
Pasión y Resurrección de Jesús. «El evangelio decía que Jesús no que- tórico sino con uno religioso, los Evangelios pueden afectar la forma
daba aniquilado por la crucifixión, sino que era elevado al cielo, desde externa de una biografía, pero son mucho más tratados teológicos ba-
donde regresaría luego a la tierra para manifestarse como el Cristo en sados en tradiciones colectivas e incorporando la predicación comu-
Señorío, e instauraría el Reino entre los suyos» [Winter, cita de Julius nal acerca de Jesús según se había desarrollado durante un período
Wellhausen, Das Evangelium lohannes, Berlín, 1908, p. 1211. de varias décadas. Sin embargo, la tradición también contiene infor-
Cuando nos referimos a los Evangelios como «nuestras fuentes maciones que se derivan del hecho histórico [...] Pero incluso Marcos
primarias» para una investigación del proceso de Jesús, la palabra de ninguna manera es un registro biográfico de la vida de Jesús, sino
«primarias» requiere cualificación. Son fuentes primarias en tanto en una obra compuesta bajo la presión de las preocupaciones teológicas
cuanto que reflejan las situaciones en las que sus autores -miem- del autor; el escritor recoge y reinterpreta relatos factuales y pronun-
bros de ciertas comunidades cristianas antiguas- se encontraban ciamientos kerygmáticos concernientes a las actividades de Jesús de
ellos mismos, y en tanto en cuanto expresaban las creencias corrien- tal modo que se manifieste el significado de esas actividades según él
tes en aquellas comunidades. No son fuentes primarias en el sentido las ve L..] El arreglo de las sucesivas secciones de los Evangelios está
de que provean de evidencia de primera mano de los acontecimientos gobernado por consideraciones pragmáticas, y no cronológicas, aun-
que ellos describieron. Pueden utilizarse como fuente de información que la presentación como un todo está superficialmente disfrazada
sobre ciertos sucesos en la vida de Jesús, con tal de que examinemos con la forma de una narrativa continua. Por consiguiente, para llegar
cómo ocurrió que se atribuyese este significado a los sucesos descri- a las tradiciones subyacentes, tenemos que prescindir del marco dado a
tos, y cómo se habían originado los registros mismos. los «elementos» del evangelio por los redactores de los Evangelios. Pero
Los precursores de los evangelistas, si estaban transmitiendo incluso si logramos llegar a las unidades tradicionales más primitivas,
oralmente tipos de predicación antigua, o si habían intentado recoger todavia no hemos separado la historia de la interpretación [como indi-
tal predicación en forma escrita, fueron movidos por sus propios ob- ca C. Kingsley Barrettl, «hasta donde podemos regresar para rastrear
jetivos -propósitos no siempre idénticos a los de los autores de los las unidades de la tradición inocente de interpretaciones, éstas llevan
Evangelios canónicos-. De aquí que se nos exija, como si dijéramos, las huellas de la interpretación cristológica. Aquellos que las han entve-
gado [lo hicieron] con la convicción de que solamente la historia... que
amplia variedad descriptiva de un mismo evento como la desplega-
estaban narrando daba sentido a la historia..., la tradición histórica fue
da en los Relatos de la Pasión de los cuatro Evangelios. Esto indi-
desde el comienzo... utilizada en los intereses de la conviccicín de que
ca que móviles cambiantes gobernaron la formación de la tradición
'~esúses el Señorn» [citado de Yesterday, Today, and For Ever: The
[...] Si hubiera algo como un axioma en la investigación académica
New Testament Problem. Inaugural Lecture, 1959, p. 71. .
del Nuevo Testamento, sería que entre los más viejos recuerdos que
fueron conservados por sus adherentes habría algún relato acerca de
3. Agrego, por mi cuenta, que esa convicción decisiva como las circunstancias que condujeron a la muerte de Jesús. El Evange-
punto de arranque de todo el Nuevo Testamento tuvo su ori- lio -entendiendo por esta expresión una narración de la vida y en-
gen y su arquitectura fundamental en los escritos de Pablo, o señanzas de Jesús, de su muerte y resurrección- creció hacia atrás.
atribuidos a su pluma, de tal manera que pertenece a él y a su La predicación cristiana, las tradiciones más antiguas, se centraron
círculo la nota radicalmente diferenciadora y definitoria de la en torno al tema del sufrimiento y la gloria del Mesías. Sólo más tar-
identidad de la fe cristiana tal y como la ha asumido y difundido de, cuando el Evangelio había crecido, se prefació la narración de
la Catholica Ecclesia; en consecuencia, la investigación de las la Pasión de Jesús, como si dijéramos, con reminiscencias de sucesos
fuentes cristianas para descubrir elJesús real de la historia como de su vida. El punto en el cual comienza el Evangelio fue rastreado
el modelo interpretativo fiel al perfil de lo realmente acontecido, retrogresivamente desde el tiempo de su muerte hacia el tiempo del
bautismo; más tarde, hacia su nacimiento; y finalmente, para empezar
pasa previamente por la identifcación y subsiguiente aislamien-
con el Comienzo Mismo, hasta la Palabra que Era con Dios (op. cit.,
to e impugnación del modelo cristológicopaulino. pp. 1-61,
Esta empresa es posible, pues como escribe Winter, «aun
así, los Evangelios pueden rendir información histórica conside- El hecho de que el motivo inicial y el motor básico fuesen explicar
rable, con tal de que el historiador sepa cómo hay que leerloss. y narrar por qué y cómo Jesús se reveló como el Cristo muerto y
resucitado ya en cuanto Hijo divino de Dios demuestra que fue el
Es característico de las tradiciones evangélicas -continúa- el hecho
modelo paulino de carácter mistérico y sobrenaturalista, asumido
de que sean la ocasión para presentar en forma narrativa «proposicio-
sin reservas por los redactores evangélicos, elfundamento de la fe
nes teolígicas» y «argumentaciones apobgéticas», y de que asuman así
la apariencia de «declaraciones de hechos». Por ello, nuestra tarea es cristiana definido por la gran Iglesia, y para el que trabajaron dis-
hacer una investigación histórica sobre la base de documentos que ciplinada e incansablemente los biblistas a su servicio, luchando
no son, ni escritos para propósitos históricos, ni por personas habi- por borrar sin escrúpulos toda huella del Jesús judío, mesianista,
tuadas a pensar en términos históricos [...] Es en tal modo oblicuo sólo humano, resistente, armado, antirromano y además con las
que pueden transmitirse datos históricos en parábolas que parecen armas de la fe en un milagro de su Dios para liberar a su pueblo y
sin artificio y en narraciones que parece que los Evangelios conectan erigir en Israel el reino prometido. El milagrojamás ocurrió, pero
con Jesús [...] Raramente en el Nuevo Testamento encontramos tan sus discípulos no se resignaron ante elfracaso y acabaron por en-
tregarse al nuevo mito diseñado bajo el señuelo del «evangelion»
En todas las citas, las cursivas son mías. [N. delA.1
paulino, finalmente no sólo formulado con categorías soterioló-
12
LAEVIDENCIA INTEmA COMO PRVEBA

gicas paganas, sino alimentado también por modelos teológicos ganó velocidad, creció en volumen, y se extendió no en una dirección
desarrollados en el seno del monote~mofilosóficoa la vez orien- sino en muchas [...] Cuando se penetra a través de los relatos evangéli-
talista y grecorromano. ¡La alianza oficial de la Iglesia con el Im- cos existentes hasta las tradiciones subyacentes, discernimos diferentes
perio representa la entroniación romana de u n judío crucificado etapas de una tradición ya desarrollada que no obstante aún retiene los
por u n delito de sedición contra e l César...! elementos más antiguos de un informe redactado por hombres que fue-
Winter todavía reclama nuestra atención para otras impor- ron coetáneos de Jesús. Y solamente esta información, combinada si se
tantes observaciones: puede con una interpretación de los sucesos registrados, probablemente
ha de producir información históricamente valio.sa. La sucesiva sepa-
racicín de lo editorial, de 10 tradicional, de los elementos secundarios,
Si alguna relación de los sucesos que precedieron inmediatamente a la de los primarios, obviará la nrwsidad de extender los eventos descritos
muerte de Jesús hubiese sido redactada antes de que algo se formulase en los cuatro Evangelios sobre un periodo de varios dias. En lugar de
concerniente a su magisterio y sus actividades, asumiríamos que una tal siete escenarios de una sesión judiczal, nos quedamos con uno. En lugar
relación fue entregada sin cambios a las subsiguientes generaciones, y de cinco descripciones de la ridiculización de Jesús, emerge una que co-
que su forma, tan pronto fijada, fue retenida esquemáticamente duran- rresponde al escenario más antiguo (op. cit., pp. 6-7).
te el proceso de transmisión oral y literaria. Una mirada alNuevo Testa-
mento muestra que no es éste el caso. Raras veces hay en los Evangelios El caso d e los relatos d e la Pasión puede servir, en diversa medi-
tanta variedad de relatos divergentes y repetidamente conflictuales de da, para numerosos e importantes pasajes del acervo evangélico.
los mismos acontecimientos como en las narraciones que describen el La situación fragmentaria y desordenada de las fuentes existen-
arresto, proceso, crucifixión y resurrección de Jesús. Esto puede parecer tes acerca de la persona de Jesús, junto con el hecho evidente d e
paradójico -?es, sin embargo, realmente sorprendente?-. La Pasihz, la suplantación paulina de la tradición histórica genuina sobre éI,
como un preludio a la Resurrección, fue el tema de importancia en la
deben conducir lógicamente a la tarea urgente d e consolidar y
proclamación cristiana. Todo lo conectado de la más remota manera
con este evento fue objeto de reflexión en las mentes de los creyentes, sistematizar el material furtivo conservado, a fin d e recuperar la
fue dicho y redicho muchas veces. Emergieron nuevos signzj%ados del verdadera personalidad del Jesús real. Se trata d e la reconstruc-
acontecimiento según iba siendo reactuado mentalmente, y un nuevo ción del modelo mesiánico que fluye d e esos datos, mediante el
entendimiento exigía progresiva reformulación del relato primitivo ori- análisis exhaustivo de sus conexiones y su significado auténtico,
ginal. No se dispuso de ningún testigo ocular presente, o en un examen y d e emplear u n método heurística de aproximación activa -no
preliminar de Jesús o en la sesión del tribunal en el que se aprobó la meramente pasivo, como el d e la exégesis eclesiástica o académica,
sentencia de muerte. La carencia de evidencia directa de primera mano que avanza dogmáticamente perícopa tras perícopa como si se
condujo por sí misma a una expansión de los informes tal como habían tratase d e la sagrada palabra d e Dios- que anticipe propuestas
venido circulando. La gente que transmitió estos informes, primero
m u y probables para la reconstitución mesianista de la vida pública
de boca en boca, más tarde de pluma en pluma, no eran historiadores
del Nazareno. Según adelanté en la <<Aproximaciónprelimznarrr,
L...] Cualesquiera que fueran los recuerdos del arresto y crucifixión
que habían sido preservados por coetáneos, la información pronto es indispensable eliminar dos arbitrarios <<apriori» dogmáticos:
2. EL JUDEOCRISTIANISMO Y EL PAULINISMO
1) Prejuzgar de modo voluntarista que cada uno de los cuatro
Evangelios canónicos es el resultado de la percepción ccper-
sonal» de su autor en la presencia inmediata de la tradición
bistóricu prepascual, y no mediatizada decisivamente por el
modelo cristológicopaulino, como realmente es el caso.
2) Exclui~radicalmente de la conciencia de Jesús, en el curso
evolutivo de su experiencia externa e interna, la presencia de
vivencias y de propósitos de orden político y polz'tico-religioso.

El conjunto de estas consideraciones lleva a esta conclusión El artífice de la fe cristiana eclesiástica, en su formulación nu-
general: Una vez cribados todos los textos disponibles por clear inicial como plataforma doctrinal de los Evangelios, no
las técnicas de la Formsgescbicbte, la Redaktionsgescbicbte, fue otro que Pablo de Tarso, como lo acreditan inequívoca-
la Religionsgescbicbtlicbe Schule, y otras, los «datos» extraídos mente sus epz'stolas, no obstante sus interpolaciones o adulte-
-palabras, dichos, hechos, intenciones consignadas- deben raciones textuales, así como las adiciones producidas por su
tomarse inicialmente, y aisladamente, como «elementos» y escuela. Un gran biblista y exegeta independiente, Hyam Mac-
«unidades de la tradición» hábiles para agruparse o combinar- coby, ha formulado las preguntas y las respuestas pertinentes:
se en hipotéticos modelos de signzj%ación y de interpretación en
términos beurz'sticos. Es decir, el repertorio de datos obtenibles ¿Puede la doctrina de la .salvación de Pablo ser derivada de fuentes ju-
formará el contenido de un reservorio o repositorio de materia- días, o es algo enteramente nuevo y sin precedentes en relación con el
judaísmo? Si lo segundo, tendremos que considerar si la doctrina de
les al servicio de la construcción de modelos. Pero pasando de
Pablo fue enteramente creación suya, o si otras influencias no-judías
lo abstracto a lo concreto, nuestro avanzado conocimiento de
operaron a este efecto. En uno y otro caso, consideraremos qué efectos
los datos que ofrecen las fuentes exige la directa reconstrucción tuvo la doctrina de la salvación de Pablo, combinada con influencias
del modelo mesihnico 3udh -con los matices que procedan- gnósticas [...] en el desarrollo sobre el antisemitismo cristiano. [La ha-
que habitaba en la mente de Jesús, desalojando así el dogmático zaña paulina] puede expresarse sumariamente como sigue: la humani-
modelo paulino con el que se ha construido fraudulentamente dad está en las garras del pecado y de Satán. Esta servidumbre no puede
la fe cristiana -el modelo de un Cristo celeste que desciende, romperse por esfuerzo alguno por parte del hombre, pues su naturaleza
predica, muere y resucita-. Se verá entonces que la mayoría moral es demasiado débil. En consecuencia, la humanidad está conde-
de las «contradicciones» -que son realmente «ideológicas»- nada al castigo sin fin. Sin embargo, Dios, en su misericordia, ha provis-
se disuelven como un azucarillo en el agua. to de un modo de liberación enviando a su H i o divino al mundo para
sufrir una muerte cruel que expía el pecado de la humanidad. Aceptan-
do con fe y gratitud esta muerte, la humanidad puede participar místi-
camente en ella, y también compartir la resurrección y la inmortalidad
del Hijo de Dios. Aquellos que no tienen fe, y persisten en pensar que datos suficientes para afirmar que fue antes de los años 50 d. C.,
escapan a la condenación por sus propios esfuerzos morales (guiados cuando empezaba ya a arreciar la crisis política y económica.
por la Torah), están destinados a la condenación eterna [...l. El mito En esos momentos predicaban en Siria, Asia Menor, Macedo-
contiene los siguientes elementos: ( 1) la desesperada condición moral nia y Grecia proselitzstas de un nuevo culto de misterios, entre
de la humanidad; ( 2 )el descenso del Salvador divino en un cuerpo hu- los que destaca el Tarsiota, ciudadano romano por herencia,
mano; (3) la muerte violenta del Salvador divino; (4) la resurrección,
constructor de tiendas de acampada, de mentalidad «pequeño-
inmortalidad y divinidad del Salvador crucificado; ( 5 )la expiación
vicaria efectuada por la muerte divina en favor de los que tienen fe en burguesa» y refractario a actitudes revolucionarias, como indi-
S U eficacia; (6) la promesa de resurrección e inmortalidad a los devo-
ca Archibald Robertson con fundamento:
tos del Salvador (Pauland Hellenism, 1991, pp. 54-55).
Un hombre tal como Pablo, mientras que tal vez deseaba trabajar por
Esta soteriologzá esotérica y dualista, en último término recondu- una regeneración moral de la sociedad, no tenía ningún interés en la
cible a categorías gnósticas, vino a constituir la esencia del mis- revolución. Llegó a alarmarse por la propaganda del «Reino de Dios*
terio cristiano como plataforma teológica del Nuevo Testamento, sobre la tierra conducida por sus compañerosjudíos de la «dispersión».
es decir, de la nueva alianza del «Verus Israel>>,que irrumpe ca- En Hechos y en tres Epístolas leemos que Pablo empezó persiguiendo
tastróficamente en la tradición davz'dica -aún muy viva y vigoro- propagandistas mesiúnicos. Pero aún un muchacho, no podía haber
sa en los Sinópticos- mediante el secreto mesiánico anunciado sido el archiperseguidor descrito en Hechos 8-9; ni el escenario de su
actividad persecutoria puede haber sido Jerusalén. Si eso no fue así,
por Marcos, como si fuese un meteorito asumido y desarrollado
su rostro no habría sido «desconocido en las iglesias de Judea» (Gál
de modo eminente en el seno de la Catholica Ecclesia. El mismo
1.22) pocos años más tarde. Es notable que las Epistolas no se refie-
Maccoby, en otra obra excelente, completa el alcance de esta no- ran ni una sola vez a Esteban, contra quien Saulo (o Pablo) dirige la
vedad, que entrañaba la invención de una «nova religios: lapidación, según Hechos. Es indudablemente un hecho: la temprana
actitud antimesianista de Pablo. Pero en Hechos ha sido dramatizada
En la mente judía, la idea de resurrección no fue asociada con la cZivini- y adornada, y falsamente localizada en Jerusalén. En los Hechos y las
dad [...] Los fariseos creían que todos los héroes de la historia judía Epístolas se coincide en poner en Damasco el escenario de la conversión
serían eventualmente resucitados, juntamente con los justos de cada de Pablo. Pero las Epistolas en ningún lugar mencionan la visión mila-
generación, incluyendo a justos no-judíos. Así, la asociación entre re- grosa relatada tres veces (con variaciones) en Hechos. La referencia en
surrección y divinidad, que pareció tan inevitable a los cristianos geil- Gúlatas sugiere una iluminación interior, no necesariamente súbita.
tiles, era completamente extraña para losjudios (Revolution in ludaea. «Fue el buen placer de Dios revelarme a su Hijo en mi» (1.15-16) L..]
Je.sus and the Jewish Resistance, inicialmente en hebreo; trad. inglesa Pablo llegó a la conclusión de que no debía combatir el mesianismo
en 1973; cito por la ed. de 1980, p. 124). con el arma de la Ley. Porque encontraba entre los mesianistas a los
que perseguía un espíritu de soliddridad y camaraderz'd del que el mun-
Sin abordar ahora la cuestión de cómo y cuándo seforjo' en lu do necesitaba, y que en su opinión era divino. Ya no podia perseguir-
mente de Pablo su concepción mistirica del Christós Jesús, hay los. Pero tenía que salvarlos a toda costa, así como a las masas a las que
estaban captando, de losfalsos líderesy de choquesfrontales con Roma via postpascual asentada en la capital de Judea. Efectivamente,
que él, como ciudadano romano, sabía que sólo podían terminar en después de su iluminación divina particular en Damasco, tuvo
desastre. Él predicaria, como ya otros estaban predicando, un mesianis- que escapar con ocasión de una orden de arresto, allá entre los
mo espiritualizadopara las masas, que de otro modo podía ser barrido años 34 a 37, «y por una ventana fui descolgado muro abajo en
en una insurrección desesperada y peligrosa. Así, Pablo se dirigió a las
una espuerta» (2Cor 11.32-33)para evitar caer en manos de la
masas y habló su lenguaje. Predi& una religión mistérica fmystery-reli-
gion] en la que el Cristo-Jesúsde la propaganda revobcionaria se trans- policía (cfr. Robertson, op. cit., p. 103).Despuks de permanecer
formó en un «espiritu divino» por el cual los hombres mortales podían tres años en Arabia, subió a Jerusalén <<paraconocer a Pedro, y
revestir la inmortalidad. Trasladó el Reino de Dios de este mundo al permanecijunto a él quince dias. No vi a ningún otro apóstol,
siguiente. Esto tenía que enfrentarle con los mesianistas revoluciona- fuera de Santiago, el hermano del Señor>>(Gúl 1.18-19). Nada
rios (The Origins of Christianity, 1962, pp. 104-104). dice Pablo de lo hablado, pero agrega, para mayor perplejidad,
que «Dios es testigo de que no miento». Seguidamente informa
Lo asombroso es que, como veremos, en Hechos, no hay dzye- de que «pasados catorce años, subiotra vez a Jerzdsalénjunto con
rencia entre la enseñanza de Pedro y la de Pablo. Ambos pro- Bernabé y llevando también conmigo a Tito. Subidebido a una
claman el mismo Jeszis histórico como Cristo resucitado de entre "revelación" y, en conversación privada con los principales dirt-
los muertos y salvador del mundo. Sin embargo, «el Pablo de gentes, les di cuenta del evangelio que anuncio a los gentiles, no
Gúlatas (años 49-50) y el Pablo d e Hechos son dos hombres fuera que ahora y entonces me estuviera afanando inútilmente.
diferentes* (ibídem, p. 105).Se referia al de Jerusalén. Pues bien, ni siquiera Tito, mi acompañante, que era gentil, fue
Pablo, perfectamente consciente de que su evangelio es dis- obligado a circuncidarse. El problema lo crearon esos intrusos,
tinto de la tradición mesiúnica davídica que habitaba la mente esos falsos hermanos infiltrados solapadamente para coartar la
de los apóstoles que encabezaban la Iglesia-madre de Jerusalén, libertad que Cristo nos ha conseguido y convertirnos en esclavos.
no disimuló nunca su vocación y sus títulos: «Quiero que se- Mas nipor un instante cedía su pretensión esclauimnte, pues era
páis, hermanos, que el evangelio anunciado por m i no es una in- necesario que la verdad del evangelio permaneciera íntegra en-
vención de hombres, pues ni lo recibi ni lo aprendí de hombre tre vosotros» (Gil 2.1-5), es decir, entre los gálatas. Se infiere
alguno. Jesucristo es quien me lo ha revelado. Habéis oído, sin que la «revelación» recibida de Dios afectaba a la «evangeliza-
duda, hablar de mi antigua conducta en el judaísmo: con qué ción de los gentiles, lo mismo que a Pedro la de los judíos, ya
furia perseguía yo a la iglesia de Dios intentando destrozarla. que el mismo Dios que constituyó a Pedro apóstol de losjudzós,
Incluso aventajaba dentro del judaisrno a muchos compatrio- me constituyó a mi apóstol de los gentiles. Reconociendo, pues,
tas de mi edad como partidario fanático de las tradiciones de la misión que se me había confiado, Santiago, Pedro y Juan,
mis antepasados» (1.11- 14). No debe haber equívoco para los tenidos por columnas de la Iglesia, nos dieron la mano a m i y
lectores de hoy: los antagonistas principales a los que ahora se a Bernabé en señal de comunión: nosotros evangelizaríamos a
opone Pablo son los judeocristianos de la comunidad origina- los gentiles, y ellos a los judíos. Tan sólo nos pidieron que nos
ELJUDEOCRISTIANISMO Y EL PAULINISMO

acordásemos de sus pobres, cosa que yo he procurado cumplir tiago, no tenía reparo en comer con los de origen gentil; pero
con gran solicitud» (Gá12.6-10). cuando vinieron, comenzó a retraerse y apartarse por miedo a los
Si se lee atentamente la sutil redacción de esta sustancial no- partidarios de la circuncisión. Los demás judios lo imitaron en
ticia teológica, en el contexto informativo del resto de la Epísto- esta actitud, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por ellos.
la, destacan dos puntos: el primero, la ingenua pretensión paulina Viendo, pues, que su proceder no se ajustaba a la verdad del
de hacer creer a sus destinatarios en general que «los principa- evangelio, dije a Pedro en presencia de todos: "Si tú, que eres
les dirigentes» y «columnas de la Iglesia» se fiaron sin mas de judío, vives como gentil y no como judío, ¿por qué obligas a los
la supuesta «revelación» a un outsider al que durante catorce de origen gentil a comportarse como judíos?"» (Gá12.11-14).
años no le habían visto el pelo, y que andaba misionando por Puede verse diáfanamente en esta noticia, aunque vertida
tierras paganas o de la diáspora con la oposición de «hermanos en un lenguaje oblicuo típicamente paulino, que lo que Pablo
infiltrados» que coartaban «la libertad que Cristo nos ha conse- exigía a Pedro era impli'citamente su apostash de la Torah y la
guido» y que buscaban «convertirnos en esclavos»; el segundo, revelación mosaica, y que abrazase una revelación nueva e in-
la solapada intención paulina de hacer pasar como una cuestión de compatible con el judaismo del Nazareno. Pablo había adopta-
mera pureza ritual y de jurisdicción territorial apostólica aquello do, desde el inicio mismo de la predicación de su verdad, un
que comportaba graves consecuencias teológicas, soteriológicas y estilo pastoral abstracto, ambiguo y mistico, con reiteradas in-
politicas, tal como lo era la cuestión de la «circuncisión». Hay vocaciones retóricas al Cristo, a Jesucristo, y a Dios, pero emi-
que concluir, o bien que las «columnas>>eran unos incautos e in- nentemente formal y vacío de sustancia teológica específica en
competentes en el ejercicio de su tarea, o bien que la noticia que el marco de la tradición hebrea. En este sentido, que rehúyen
ha dejado Pablo para la posteridad es una sagaz argucia pastoral sistemáticamente los exegetas creyentes, la prosa paulina es es-
para legitimar de mala fe la sustitucGn de la empresa nzesiánica capista y siempre aborda lateralmente los temas esenciales de
deljudió Jesús por la predicación universalista de un ccsoti?r>>
hele- la fe cristiana, como lo muestra lo que sigue: «Nosotros somos
nistico inserto en una religiosidad mistérica de alcance cosmopo- judíos de nacimiento y no pecadores de la gentilidad. Sabemos,
lita. La opción no puede ser dudosa, pues como se conoce por sin embargo, que Dios salva al hombre no por el cumplimiento
la misma pluma de Pablo -y a pesar de las tergiversaciones del de la Ley, sino a través de la fe en Jesucristo». Está arbitraria-
Evangelio y los Hechos de Lucas un siglo después-, la polémica mente implicito en esta declaración que «la fe en Jesucristo» no
a muerte acerca de la circuncisión selló el destino hzj-tóricode la fe incluye «el cumplimiento de la Ley» -o sea, toda la peculiari-
cristzdna. Jamás hubo esa bipartición misional ni podía haberla dad deljudaz'smo como específica religión del pueblo del que
en las circunstancias de aquella actividad proselitista. Jesús pretendía ser su más plena expresión-, como lo prue-
Así, escribe Pablo, «cuando llegó a Antioquía, tuve que en- ba él aún más inequívocamenteal insistir en que «nosotros hemos
frentarme abiertamente con él [Pedro] a causa de su inadecuado creido en Cristo Jesúspara alcanzar la saludnon por medio de esa fe
proceder. En efecto, antes de que vinieran algunos de los de San- en Cristo, y no por el cumplimiento de la Ley. En efecto, por el cum-
plimiento de la Ley, ningún hombre alcanzará la salvacz6n» (Gál 3. EL ENFRENTAMIENTO ABIERTO DE PABLO CON
LOS AP~STOLES
2.15-16).En este entimema se hace muy manifiesta la sofirtiqueria
paulina: de una premisa falsa, a saber, que la salvación por medio
de la fe en Cristo exclzqe conceptualmente el cumplimiento de la
Ley, deduce Pablo falsamente que el cumplimiento de la Ley no
asegura que se alcance la salvación. Esta radical disociación de la
Ley mosaica y la enseianza de Jesús no se encuentra ni en la letra
ni en el sentido propio del k&ygvza anunciado por el Nazareno,
sino que está escondida inicialmente y después clarnorosamenre
voceada por la Iglesia romana, cuando la comunidad primitiva de El astuto juego de Pablo consistía en usar sin definición precisa
los judeomistianos de Jerusalénfue borrada del mapa de los vivos. el término multisémico de «ungido» (christós) para designar al
En su estilo grandilocuente pero hueco, el Tarsiota exclama: «la protagonista del «misterio» que iba predicando por lugares y
misma Ley me ha llevado a romper con la Ley, a fin de vivir para sinagogas de la «dispersión». Con gran perspicacia, señala Ro-
Dios. Estoy muczfcadocon Cristo, y ya no vivo yo, sino que es Cri.~to bertson que «la mayoría de nosotros lee las Epistolas paulinas
quien vive en m i L..] No quiero hacer estéril la gracia de Dios; pero a la luz de los Evangelios, y asume que eso se refiere a la cruci-
si la salvanon se alcanza por la Ley, entonces Cristo habría muerto fixión deJesús el Nazareno por Pilato» (op. cit., p. 1lo), pues no
en vano» (2.19-21).Esta theologia crucis furiosamenteantijudía re- en vano el magisterio eclesiástico coloca, «et pour cause», las
cuerda, aunque para otros usos político-religiosos,el desprecio de Epístolas en segundo lugar, como si se tratara de un desarrollo
los coitos de mmirterios>>
por los «cultos antiguos de la ciudad>>. Pablo personal de la narración principal de Evangelios y Hechos; y no
sabía, frente al oportunismo de apóstoles ansiosos de prosélitos y a la inversa, como sucedió en la historia real -primeramente,
de limosnas, que su rechazo de la circuncisión,presentada como una la «revelación» comunicada al Tarsiota por Dios en persona-.
minu& ritual, acaba& haciendo saltar por los aires el gran edzfcio Como indicó Koester, el «kcvygma» paulino modeló para siem-
del mesianismojudío del que Jesúsfue el más eximio representante pre el referente soteviológico y místico del dios que padece, mue-
fallido). En definitiva, a través de la fe en Cristo, la imaginanon re y resucita para infundir la «inmortalidad>>a los fieles, cuya
teolbgica de Pablo había forjado dos evangelios de ideologia contra- epopeya se relató en dichas narraciones canónicas de inten-
distinta, el evangelio de la circwncisión y el evangelio de lu incircun- ción «histórica». Robertson escribe, evocando correctamente
asión, el primero de vocación mesiánzh y el segundo de vocación -pese a las interpolaciones- el trasfondo gnóstico de Pablo:
universal y espiritualista, y ambos de gran alcance teológico.
Hemos visto que Filón llama «Lagos» al icprimogénito Hijo de Dios»,
la «imagen de Dzos~y el «mediador>> entre Dios y el mundo, e inclu-
so llama logoi a los hombres sagrados -encarnaciones del Logos-.
Pablo puede no haber leído a Filón; pero estas ideas estaban en el
aire. El «Cristo» predicado por Pablo, aunque de nombre idéntico sino por la agencia divina» (Robertson, op. cit., p. 110). Este
al Mesías popular del judaísmo, es en el pasaje citado [ 1 Cor 1-21 planteamiento soteriológico descartaba «a vadice>>la función po-
idéntico al Logos y a la gnosis. La epístola 1 Corintios está llena de lítico-religiosa del Mesías judzó y la tradición davídica de Israel,
abruptas transiciones. Un ataque al sectarismo (1.10- 17) es seguido porque la «salvación» no dependía del mundo de la carne sino
por una rapsodia poética sobre el «misterio» paulino. Al arranque
del Espíritu, ante el cual no había griego y hebreo, romano y
de esto encontramos la chocante frase «el "Logos" de la cruz», que
conduce a un pasaje que ha sido ritmado para ser memorizado por judío, sino sólo seres humanos, todos creados igualmente por
pobres y esclavos analfabetos que atestaban el gran centro comer- Dios para salvarse o condenarse. El particularismojudío queda-
cial y administrativo romano de Corinto, pero que representa sin ba eliminado.
embargo la línea de Pablo: «Predicamos a Cristo cruczj$cado, un es- Por consiguiente, el trabajo de demolición ideológica del me-
collo para losjudlos y una insensatez para los gentiles; pero a quienes sianismo judzó, iniciado por Pablo en Gálatas frente a los jefes
son llamados, ambos judíos y griegos, a Cristo, el poder de Dios y la judeocristianos de la Iglesia-madre de Jerusalén, se prosigue
sabiduría de Dios. Porque la insensatez de Dios es más sabia que los in crescendo en las dos Epístolas a los Corintios, como ya he-
hombres...No muchos sabios según la carne, no muchos poderosos ... mos visto anteriormente: 1 Cor data probablemente de la pri-
Que pueda él convertir en nada las cosas que son: que ninguna carne mera mitad del año 56, y aborda los grandes temas teológicos
se glorifique en presencia de Dios». Los Apóstoles estaban <(inmente>>
del mito cristiano, como lo hará también ese conglomerado
(op.cit.)
de varios escritos refundidos en la Epístola a los Romanos. En
Pero la «revolución>>que predica Pablo <<estotalmente espi- 2 Cor se contiene una singular apología de sí mismo por un Pa-
ritual y del otro mundo» (op. cit., p. 109). Robertson subraya blo que se muestra despechado por no ser reconocido como el
el hecho de que Pablo en ningún lugar cita en sus Epístolas al campeón del verdadero evangelio. Es imposible decidir con la
Nazareno, y que la expresión «los príncipes de esta edad>>(ar- deseable seguridad hasta dónde todos esos documentos tienen
chontes) es gnóstica y para denotar que los demonios gobiernan al Tarsiota como autor auténtico o único, o si hay en ellos sig-
el mundo material y hacen infeliz a la humanidad. Efectivamen- nificativas aportaciones de su escuela, aunque parece más bien
te, así como el Cristo paulino es presentado como <<Espíritu»,y lo primero. Pero ese punto es irrelevante para nuestro análisis
no como un individuo «katá sarka» (de carne y hueso), tampoco ideológico.
sus adversarios son los romanos y sus cómplicesjudzós, sino una Pablo comienza 1 Cor afirmando que su palabra y su pre-
entidad abstracta a la vez que maléfca, Satán, jefe de los «gober- dicación «no consistieron en sabios y persuasivos discursos»,
nantes de las tinieblas»: las <<potestades>>,
d o s espíritus del mal cuando realmente es de ello de lo que adolecen, sino «una
que tienen su morada en un mundo supraterreno» (Efes 6.10- demostración del poder del "Espíritu", para que vuestra fe se
17). En el contexto del dualismo radical del paulinismo entre fundara no en la sabidurta humana, sino en el poder de Dios»
espíritu y materia, «la totalidad del mundo material es malo y (2.4-5);insistiendo en que su sabidurh no es de «este mundo,
demoníaco, y el hombre no va a salvarse por la lucha carnal, ni de los poderes que gobiernan este mundo y están abocados a la
destr~cción>~ pues «de lo que hablamos es de una sabiduría divi- Robertson, con su ilustrado talento habitual, señala que
na, misteriosa, escondida L..], y que ninguno de los poderosos de «este pasaje se ha convertido en el balance básico de quienes
este mundo ha conocido, pues de haberla conocido, no habrían afirman la "histórica" resurrección de Jesús. Para los que recha-
crucificado al Señor de la gloria» (7-8).Es patente que los des- zan la resurrección, pero todavia mantienen la autoria paulina
tinatarios eminentes de estos ataques son los Apóstoles como del pasaje, es la prueba de visiones extáticas clasifcables entre las
transmisores humanos del magisterio directo de Jesús. Enton- "variedadesde la experiencia religiosa". Pero antes de decidir lo
ces, Pablo muestra escuetamente el núcleo de su información que prueba el pasaje, está bien conocer quién lo escribió. Tiene
en 1 Cor 15, el famoso «capítulo de la Resurrección», contradi- muchas peculiaridades. Primeramente [...] todo el capitulo 15
ciéndose, en cierta medida, a causa de una interpelación: es tan fuertemente rítmico como cualquiera en el Nuevo Tes-
tamento. Tal como lo tenemos, no es una carta o parte de una
Os doy a conocer, hermanos, el Evangelio que he predziado, en el que carta, sino una rapsodid sobre la resurrección, memorizada para
os mantenéis,firmes, y por el cual sois salvados si lo retenéis tal como yo recitar en las reuniones cristianas. El capítulo puede contener
os lo anuncié, a no ser que hayáis creido en vano. Pues en verdad os he materia ~ a u l i n apero
, tal como está hoy no es de Pablo. En se-
transmitido, en primer lugar, lo que yo mismo recibi: gundo lugar, en los versiculos 3-4 la creencia en la resurrección
Que Crzito murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras; está basada en "las Escrituras", pero en los versiculos 5-11 lo está
Y que fue enterrado; en la evidencia ocular. "Escrituras" significa aquí, no los Evan-
Y que ha sido resucitado al tercer dia confirme a las Escrituras;
gelios, que aún no estaban escritos, sino el Antiguo Testamen-
Y que fue visto por Cefas [Pedro], luego por los Doce;
Luego ha sido visto por mas de quinientos hermanos de una vez;
to. Mediante la interpretación forzada, los cristianos desde el
De los que la mayor parte quedan hasta ahora, pero algunos se han principio encontraron en el Antiguo Testamento profecias de la
dormido; muerte y la resurrección del M e s h . Poemas incluidos en el libro
Luego ha sido visto por Santiago; de Isaias, y realmente referentes al sufriente pueblo de Israel,
Luego por todos los apóstoles; fueron aplicados a la muerte del Mesias; y fueron aplicadas a su
Y el último de todos, como por uno nacido fuera de cuenta, fue visto resurrección frases significativas en los Profetas y en los Salmos
por mitambién; sobre el reizacimiento nacional. Pero tal exégesis no convenczd a
Porque yo soy el menor de todos los apóstoles; nadie que no quisiera ser convencido. Una onza de hechos valía
Que no alcanzo a ser llamado un apóstol, porque persegui a la Iglesia
por una tonelada de Escritura. Es d$cil en consecuencia, ver
de Dios.
por qué el autor de los versículos 3-4 habría apelado a "las Escri-
Pero por la gracia de Dios yo soy lo que soy:
Y por su gracia que me fue otorgada no fui haliado vano; turas'),sipodia apelar a "testigos oculares". Surge la sospecha de
Pero laboré mas abundantemente que todos ellos: que él apeló a la Escritura porque no habia ningún testigo ocular,
Sin embargo, no yo, slno la gracia de Dios que estaba conmigo. y de que los versiculos 5-1 I son de una mano posteriom (op. cit.,
Si, entonces, sea yo o ellos, asiprrdicamos, y así creéis vosotros (15.1-11). pp. 116-117).Se trata de interpolaciones en unapseudocarta.
Como indica Robertson, el resto del capítulo confirma la su- lógico fundado en una cpetitio principii>>por la que vincula
perfluidad, para la teologia de Pablo, del testimonio recibido, pues la res~rrecciónde Cristo a la resurrección de los muertos, y vi-
en su revelación <<particular>> de Dios el «misterio» incluh ya en ceversa. Como advierte Robertson, «a menos que ellos [los
una sola entrega todos los momentos del «mito de Cristo» inventa- cristianos] resuciten de entre los muertos, Cristo no ha resu-
do por Pablo, es decir, el sufrimiento, la crucifixión, la expiación, citado. No es asi como se habla de "un hecho histórico"» (ibi-
la muerte, la resurrección, la redención y la promesa escatológica dem). Pero entonces aparece claramente que «el autor de los
(parouszá) para celebrar el juicio e instaurar en la gloria el Reino versiculos 12-19 no pudo haber escrito los versiculos 5-11. Para
de Dios. En consecuencia, «el Cristo paulino es el H i o de Dios, él, Cristo no es un individuo cuya resurrección es atestiguada
no el Hijo del hombre. El "Reino de Dios" paulino es un reino no por testigos oculares, sino el "Logos" encarnado de la comuni-
de "carney sangre", no de este mundo, sino de espiritus liberados de dad cristiana, a través de la cual ellos derrotaran a la muerte y
la materia por un milagro. El misticismo de Pablo, como todo mis- se harán inmortales» (ibídem).
ticismo, refleja la insolubilidad del dilema creado por la sociedad El resto del capítulo lo dedica Pablo a «explicarnos» la in-
de clase de sus días» (ibidem, p. 119).Pues bien, así como 1 Cor mo~talidaddel alma con argumentos forjados a partir de la más
15.1-11 nada nos dice del carácter histórico y personal de Jesús de obscena <<contradicciónen los términos» que pueblan el mues-
Nazaret, tampoco los versículos 12-13 y 17-19 aportan informa- trario de falsarios del razonamiento lógico. Se trata de un ex-
ción alguna al respecto, pues allí «el]esLs histórico es ignorado, celente epítome de antropologia animista. En mi libro Elogio
dejando solamente el Cristo mistico» (p. 118),como puede leerse: del ateísmo (1995) puede el lector encontrar la refutación de la
noción de «cuerpo espiritual>>,que alimenta la cadena de sofis-
Ahora, si Cnito es proclamado por haber sido resucitado de entre los mas que suscita la polémica sobre la resurrección de los seres
muertos, humanos, y que es exactamente la misma consagrada dogmati-
<Cómo dicen algunos de vosotros que no hay ninguna resurrección camente por la Iglesia católica (cfr. 1 Cor 153 5 -57, y las páginas
de los muertos?
correspondientes de mi mencionado libro). Robertson pone
Pero si no hay resurrección de los muertos ... Y si Cristo tampoco ha
resucitado, una excelente coda a tanto desvarío:
Vuestra fe es vana; vosotros estáis todavía en vuestros pecados.
Entonces, también han perecido los que han caído dormidos en Cristo. Claramente, el autor de esta rapsodia jamás pudo haber creído en un
Si en esta vida sólo hemos esperado a Cristo, cuerpo material surgiendo de una tumba, caminando, conversando,
Nosotros somos, de todos los hombres, los más miserables ( 1 COY probando su identidad por la huella de los clavos, comiendo pescado
15.12-19). asado y ascendiendo a los cielos, según se describe en los Evangelios.
Igualmente claro, el Reino de Dios en la tierra, el eslogan de las ma-
sas judías en la lucha contra la explotación romana, desaparece del
Esta retahíla de antítesis de Pablo, como siempre, no prueba
cuadro. El mundo material es descartado como irredimible (op. cit.,
nada, y en su impotencia demostrativa improvisa uiz circulo
p. 119).
EL EXFRENTAMIEKTO ABIERTO

Los creyentes, teólogos o no, suelen acudir a la institución bora la Didach~,9.3 y 14.1. El relato de Hechos sobre la praxis
eucarística relatada en 1 Cor 11-23-31, como la gran baza de la piadosa judeocristiana dice escuetamente que "perseveraban en
fe en el Cristo paulino en términos de un conocimiento históri- oír la enseñanza de los apóstoles y en la unión, en la fracción del
co y concreto del llamado Jesucristo. No es menester transcribir pan, y en la oración" (2.42). Estas precisas noticias nos mues-
aquí este texto de privilegiada memoria entre los cristianos, por tran que en el agape fraterno de las primeras comunidades no
el cual Pablo pretende haber «recibido» su relato de la Cena hubo institución [sacramental]de la "eucharistia"»(p. 76).
«del Señor». Escribe Robertson incisivamente que «es del todo Hyam Maccoby ofreció en 1991 una indagación que parece
improbable que [Pablo] apelase a una revelación personal si pu- definitiva, sobre la frase de 1 Cor 11.23: «Os doy a conocer, her-
diera haber invocado testigos oculares. Pero es bastante proba- manos, el evangelio que os he predicado, que habéis recibido, en el
ble que un interpolador hubiera inventado una "revelación" a que os mantenéis firmes, y por el cual sois salvos si lo retenéis tal
Pablo para acreditar su propia narración, cuando estuviesen como yo os lo anuncié, a no ser que hayáis creído en vano. Pues a
muertos todos los testigos oculares (si "existiese" alguno)» (op. la verdad os he transmitido, en primer lugar, lo que yo mismo he
cit., p. 14).Teológicamente, el asunto no cambia. recibido: que el Señor Jesús...M.Partiendo de la base más que pro-
Ya en 1926, el gran exegeta Hans Lietzmann, de encomia- bable de que no exiitG tal revelación personal, y de que su con-
ble vocación de independencia crítica, señalaba en su libro tenido, puesto en boca del Nazareno, fue inventado por Pablo o
Messe 2nd Herrenmahl que la «institución eucarística~no perte- por un interpolador, puede afirmarse que las palabras de la insti-
nece a las palabras de Jesús en la Última Cena, y que «podemos tución de la eucaristiá en sentido sacramental no tienen su asiento
afirmar que a Pablo le es familiar la misma tradición de la Últi- ni en la mente ni en la fe del Jesús h i s t ó a . Maccoby demostró
ma Cena que siguió Marcos C...], y probablemente no nos equi- que la frase «recibi de>>(parélabon apo) no puede tergiversarse
vocamos si presuponemos que esta concepción fue general en con la interesada traducción eclesiástica, según la cual sólo para,
las iglesias paulinas de los cristianos gentiles» (Mass and Lord's y no apo, expresa «inmediatez>>; y que la versión correcta es <<os
Supper, trad. ingl. 1979, p. 185).Esto implicaría que no era una transmiti en primer lugar lo que a mi vez recibi..», sin especifi-
tradición originada en el testimonio de los apóstoles asistentes a car si fue Jesús el informador de Pablo. Aparte de la prolija ar-
esa comida, y que sin duda fue concebida después en círculos de gumentación de Maccoby, basta comparar 11.23 con 15.3 para
vocación extática y tradición mistérica difundida en medios hele- zanjar contextualmente la cuestión a favor de la traducción de
nisticos. Como indiqué en El mito de Cristo (2000), «cualquiera apo como recepción diwcta del Señor, pues así funciona en mu-
podía ver, aún antes de Lietzmann, que la comunidad original chas ocasiones el «remoto apo». Después de un brillante estudio
[judeocristiana, de Pedro, Santiago y Juan] no celebraba el me- comparativo, tanto del texto largo como del corto que se conser-
morial sacramental de la muerte de Jesús, sino sólo la piadosa van de Lc22.19-20, y de los textos de Mc 14.22-25y Mt 26.26-29,
costumbrejudía de la "frdccióndelpan" que el Nazareno practi- Maccoby reconstruyó las seis etapas que recorrió la historia del
có con sus discípulos (Mc 6.41, 14.22; Lc 24.30); lo que corro- desarrollo del relato de la cena eucaristica, advirtiendo que «en la
hzrtoria original, sólo se conteníá el tema apocalijtico [Mc 14.25: en su resurrección, de 12-13; ni la declaración de fe en la trans-
"En verdad os digo que ya no beberé del fruto de la vid hasta el formación del pan y el vino en su cuerpo y sangre para que los
día en que lo beba de nuevo en el Reino de Dios", tema repeti- fieles participasen simbólicamente, al ingerirlos, en el cuerpo
do en Mt 26.29 y en Lc 22.18, pero sintomáticamente ignorado místico de él, de 20-22, 35-38 y 42-44; ninguna aumenta ni un
por I'ablo]». La secuencia vino-pan es la natural en una comida ápice nuestro conocimiento de la existencia y la personalidad de
festiva judía, en la cual el quiddush se dice primeramente sobre Jesús, porque la frase Messaiah Joshua solamente cobraba senti-
una copa de vino, que es luego distribuida; después tiene lugar do si estaba incorporada a un individuo humano de carne y hue-
"la fracción del pan", que marca el comienzo de la comida. El so (katá sarka), pero se convertía en una entelequia fantasmal si,
quiddush no forma parte realmente de la comida, sino que es una como en las epístolas paulinas, se disociaba ontológicamente
ceremonia introductoria y separada "santificando" el propio día de aquél y se transmutaba en un Espiritu fantasmagórico y «Lo-
festivo, no la comida L..] Esta secuencia judia aún puede verse en gosi} divino.
el relato de Lucas, pues muestra a Jesús empezando con el vino
(22.17)y luego siguiendo con el pan (22.19).Puesto que, sin em-
bargo, la secuencia vino-pan es inapropiada para el tema eucaristi-
co, que requiere una secuencia pan-vino, tiene que transformar la
secuencia natural, y esperada, de una palabra apocal@tica sobre el
pan en una palabra eucaristica, que luego ha de ser completada por
la introducción de una segunda copa de vino» (Pauland Hellenisvt,
p. 104), para acompañar la acción de gracias, que era de mucha
menor importancia que la bendición con el quiddush. Pero pre-
cisamente la secuencia pan-vino es caracterktica del ccagapé>> de la
comunión (koinonia) en las religiones de misterios. La conclusión
es que Pablo crea una nueva liturgzir de carácter wacramental>>, en
la que el «tema escatológico-mesiánico» ( o <<apocal@tico>>, como
prefiere decir Maccoby) ha quedado recubierto y prácticamente
suprimido por el «tema eucaristico». Así, la secuencia pan-vino,
siendo natural en el rito mirtico de incorporación siiizbólica de la
carne y la sangre de un dios inmolado, «da una indicación estruc-
tural del origen helenzStico de la eucaristzá [...]S (op. cit., p. 107).
En suma, ni la declaración de fe de Pablo en la pasión y
muerte de Cristo Jesús, de 1 Cor 15.1-11; nila declaración de fe
4. LA RIVALIDAD RELIGIOSA, SOCIAL Y POLITICA
ENTRE PAULINOS Y APOSTÓLICOS

La composición social de las comunidades paulinas, en marcado


contraste con las judeocristianas, estaba radicada en zonas ur-
banas y tenía un nivel económico autosuficiente, característico
de los devotos de las religiones de misterios. Pablo describe así
su individualismo e insolidaridad social: «El caso es que, cuan-
do os reunís en asamblea, ya no es para comer la cena del Señor?
pues cada cual empieza comiendo su propia cena, y así resul-
ta que, mientras uno pasa hambre, otro se emborracha. Pero
?es que no tenéis vuestras casas para comer y beber? ¿En tan
poco tenéis la asamblea cristiana, que no os importa avergon-
zar a los que no tienen nada? L..]>>(1 Cor 11.20-22). Adviértase
que la eucharistia judia consistía en una comida común, que in-
cluía una oración por la llegada del Reino de Dios, concluyen-
do con el ruego, «ven Señor>>(maranatha), en un ambiente de
camaradería característico de gentes de campo. Las comuni-
dades judias de conversos cristianos que continuaban fieles a la
disciplina del Templo, comenzando por la Iglesia de Jerusalén,
eran de origen rural y escandalosamente indigentes. En esta
circunstancia se apoyó sobre todo el reto paulino a la jerarquía
apostólica, como lo atestigua el alarde que indirectamente hace
el propio Pablo ante ella en ese monumento de vanidad que es
2 Corintios, pieza quizá apócrifa pero significativa y fidedig-
na. La ayuda económica a la comunidad jerusalemita ocupa un men de simples apariencias y no de realidades [...] Así que en
primer plano en la rivalidad apostólica y doctrinal de Pablo con adelante ya no consideraremos a nadie con criterios humanos.
el evangelio primitivo genuino: «Porque no nos anunciamos a Y si en algún momento consideramos así a Cristo, ahora ya no.
nosotros mismos, sino a Jesucristo, el Señor, y no somos más que De modo que si alguien vive en Cristo, es una nueva criatura; el
servidores vuestros por amor a ]esús» (4.5). Se lamenta el Tar- hombre viejo pasó y ha aparecido el nuevo» (2 Cor 5.12,16-17).
siota, una vez más, de que a él nadie le ha ayudado en su ac- La lucha seguía viva entre los de Jerusalén y los de la dis-
tividad misionera, pero lo pone en su cuenta, pues «si somos persión paulina, y aún era así a finales de los años cincuenta,
atribulados es para que también vosotros recibáis consuelo y so- lo que hace que Pablo vuelva a reiterar que «por nuestra parte,
portéis los mismos sufrimientos que nosotros padecemos. Y lo no queremos presumir más que lo justo y nos atenemos al campo
que esperamos para vosotros tiene un firme fundamento, pues que Dios nos ha asignadoy que os incluye también a vosotros. NO
sabemos que si compartís nuestros sufrimientos, compartiréis estamos, pues, traspasando los limites, como si vosotros no per-
también nuestro consuelo» (1.6-7); ya que «si de algo estamos tenecieseis a nuestro campo, siendo asíque de hecho hemos sido
orgullosos es de que nuestra conciencia da testimonio de que los primeros en llevaros el evangelio de Cristo» ( 2 Cor 10.13-14).
nos hemos comportado en todo lugar y particularmente entre En este texto subyace un posible equívoco, porque Pablo reivin-
vosotros con la sencillez y la sinceridad que Dios nos ha dado; dica para si la evangelización en Connto, territorio gentil, pero
es decir, que ha sido fruto de la gracia de Dios y no de la sabidu- la misión de losjudios cristianos no renunciaba a evangelizar a
ría humana» (1.12). Pero al mismo tiempo que Pablo canta la sus hermanos judíos y, eventualmente, también a los paganos.
heroicidad de sus glorias, estampa esta declaración a la vez de La continuación del pasaje despeja elsentido que Pablo atribuye
reproche encubierto y de explicita «división del trabajo» proseli- a un <<pacto»que la Iglesia-madre parece que no llegó a aceptar:
tista: «Por vuestra parte, nos ayudaréis con vuestra oración para «No presumimos más de lo justo, aprovechándonos de trabajos
que la gracia que Dios nos conceda por intercesión de muchos, ajenos; abrigamos, en cambio, la esperanza de que, al ir creciendo
sirva para que muchos den gracias (a Dios) por nuestra causa» vuestra fe [la de los corintios], se acreciente más y más nuestra
( 1.11). Y añade que «no es que pretendamos [los paulinosl con- labor entre vosotros dentro de los limites asignados. Esperamos
trolar como déspotas vuestra fe -ya que, por lo demás, en la fe incluso evangelizar religiones más allá de la vuestra, sin invadir
os mantenéis firmes-, sino que queremos más bien contribuir territorios ajenos ni presumir de campos ya labrados». Y renueva
a vuestro gozo» (1.24). Pero «con una esperanza así actuamos su reto: «Pues el que quiera presumir, que lo haga en el Señor.
con plena libertad, y no como Moisés, que se cubría el rostro Porque no es quien se alaba a si mismo el que es aceptado como
con un velo para que los israelitas no vieran el fin de lo que justo sino aquel a quien el Señor alaba» (2 Cor 10.15-17).Y, ad-
era pasajero» (3.12-13);y por ello, «no intentamos justifcarnos vierte, «de hecho, si viene alguno y os anuncia a un Jesús distinto
de nuevo ante vosotros, sino daros ocasión de que estéis orgullo- del que os hemos anunciado, o recibis un espíritu distinto del que
sos de nosotros, para que así podáis responder a los que presu- recibisteis, o un evangelio diferente del que habéis abrazado, lo
soportúis tan a gusto. ;Pues creo que no soy en nada inferior a ¡De ninguna manera! Confirmamos, por el contrario, la Ley»
esos superapóstoles! L.. ] Porque esos tales son falsos apóstoles, (Rom 3.3 1).Jesús deberia ser el «mediador» de la reconciliación
obreros embaucadores que se digrazan de apóstoles de Cristo. de todos los hombres con Dios: «Así, pues, por un hombre entró
Y no es de maravillarse, ya que si el mismo Satanás se disfra- el pecado en el mundo y con el pecado la muerte. Y como todos
za de ángel de luz, parece natural que sus ministros se disfracen los hombres pecaron, a todos alcanzó la muerte C...] Y como
de agentes de salvación» (2 Cor 11.4-5y 13-14). por la desobediencia de uno solo todos fueron hechos pecadores,
Pero no se trata ahí sólo de gnósticos, judaizantes, o jerusa- asi también por la obediencia de uno solo todos alcanzarán la sal-
lemitas, sino de cualquiera que no suscriba en «exclusividad» la vación. En cuanto a la Ley, su presencia sirvió para que se mul-
revelación personal paulina: «Me refiero a eso que unos y otros tiplicara el delito. Pero cuanto más se multiplicó el pecado, más
andúis diciendo: " Y osoy de Pablo, yo de Apolo, yo de Pedro, yo de abundó la gracia; de modo que si el pecado tmjo el reinado de la
Cristo" . Pero ¿es que está dividido Cristo? [...ID( 1 Cor 1.12-13) . muerte, también la gracia reinará alcanzándonos, por medio de
Probablemente, ese mosaico temático bautizado como nuestro Señor jesucristo, la salvación que lleva a la vida eterna»
Epistola a los Romanos, donde la doctrina de Pablo interpreta (5.12,19-21).Pero «ahora nos hemos desligado de la Ley, somos
con los más conmovedores arpegios su acendrado espiritualir- como muertos respecto a la Ley que nos dominaba, y podemos
mo, comienza con el talante de antagonismo militante que lo ya servir a Dios según la nueva vida del "Espíritu" y no según la
caracteriza: «la ira de Dios se manifiesta desde el cielo contra vieja letra de la Ley» (7.6).No el Jesús humano y judío, sino el
la impiedad y la injusticia de aquellos hombres que obstaculizan «Espíritu».
injustamente la verdad E...], que están llenos de injusticia, ma- Sin embargo, Pablo dice sentir dolor y tristeza por los judíos:
licia, codicia y perversidad r...]>>(1.18 y 29). Pero nahora, con «Desearia, en efecto, verme yo mismo separado de Cristo como
independencia de la Ley, .se ha mdnifestado la fuerza salvadora de algo maldito, por el bien de mis hermanos de raza. Son des-
de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas [...1, por medio de cendientes de Israel, les pertenecen la adopción filial, la presen-
la fe en jesucnho L..] Y no hay distinción: todos pecaron y to- cia gloriosa de Dios, la alianza, las leyes, el culto y las promesas;
dos están priYadus de la gloria de Dios; pero ahora Dios los salva suyos son los patriarcas y de ellos, en cuanto hombre, procede
gratuitamente por su bondad en virtud de la redención de Cristo Cristo, que está sobre todas las cosas y es Dios bendito siem-
jesús» (3.21-24).Pues njde qué podemos presumir si toda jac- pre. Amén» (9.1-5).Entonces, «yo pregunto: jes que Dios ha
tancia ha sido excluida?» (3.27). Eljudaismo y la Ley quedaban rechazado a su pueblo? ;De ninguna manera! Que yo también
abolidos. soy israelita, del linaje de Abraham y de la tribu de Benjamín.
Esta Epístola a los Romanos ofrece una sutil contmposición Dios no ha rechazado a su pueblo, al que había elegido [...] Pues
de la Ley y la fe cuya intención armonizadora tanto en la doctviwa así también en el tiempo presente ha quedado "un resto)' gra-
como en la realidad resultófracasada. «Entonces -se interroga tuitamente elegido. Y si es por graci4 ya no se debe a las obras,
Pablo-, jestaremos anulando la Ley al dar tanto valor a lafe? pues de lo contrario la gracia no sería grdcia. 2Qué signif;ca esto?
Pues que no todo Israel ha alcanzado lo que buscaba. Lo han al- tualista radicalmente opuesta al mesianismo judio, y solamente
canzado los elegidos, mientras que los demás se han endurecido sostenida por una fe teológica como fenómeno psicológicamente
[...ID ( 11.1-2 y 5-7). Pero los judzós, con «su cuida y fracaso se compensatorio de una condición sufriente y humillada, que re-
han convertido en riqueza para el mundo y para los gentiles [...]N nuncia a la vida en aras de la obediencia y sumisión a un Dios
(11.12);y cuando se convierta el conjunto de los gentiles, «en- cuyo Hljo realiza la función expiatoria de una culpa colectiva he-
tomes todo Israel será salvo» ( 11.25-26). Se trataría del Verus reditaria -que sólo existió en la imaginación alienada de un
Israel, la Iglesia. pueblo «pariah»-. El Cristo de Pablo es una entidad desdobla-
A partir de este instante, en el que se hace diáfano que «los da de un Dios de carácter metafirico pero de personalidad antro-
israelitas aparecen como enemigos de Dios para provecho pomórfca, y cuyo papel en esa ontologia solamente era «expiar>>
nuestro» (11.281, Pablo desvela su entraña de ciudadano roma- mediante su muerte y resurrección. Es un Cristo mitico, según
no y su concepciún de la reconciliación de las razas, de los pueblos la Epictola a los Filipenses (datable en 56-57), que «teniendo la
y de las clases sociales bajo la égida de la ccpax romana»: naturaleza divina, no juzgó como tesoro codiciable el aparecer
igual a Dios. Al contrario, se despojó de su grandeza, tomó la
Todos deben someterse a las autoridades constituidas.
condiciún de esclavo y se hizo semejante a los hombres. Y en su
No hay autoridad que no venga de Dios, y las que hay, por él han sido
establecidas.
condición de hombre se humilló a simismo haciéndose obediente
Asique el que se opone a la autoridad, se opone al orden establecido por hasta la muerte, y muerte en cruz» (2.6-8).Aparece así como el
Dios, y los que se oponen recibirán su merecido. paradigna de la obediencia y la sumisión incondicional. En la
Los magistrados, en efecto, no están para infundir temor al que se povta tardía Epístola a los Efesios, la escuela paulina, con materiales
bien, sino al que hace el mal. de su fundador, establece un catálogo de normas parenéticas
¿Quieres no tener m i d o a la autoridad? Haz el bien y tendrás su apro- prescribiendo la sujeción de las mujeres a sus maridos (5.21-
bación, pues es un instrumento de Dios para ayudarte a hacer el bien. 31), de los hijos a los padres (6.1-4),y de los esclavos a los amos
Pero si te portas mal, teme, pues está dotada de poder eficaz y está al (6.5-y),que la Iglesia exigiría a todos los humanos hasta nues-
servicio de Dios para impartir justicia y castlgar al que hace el mal. tros mismos días.
Y es necesario que os sometáis no sólo por temor al castigo, sino por
En definitiva, y como primera conclusión parcial, puede afir-
convicción personal.
Por eso pagáis impuestos, y quienes los recaudan son como representan- marse que el Cristo de Pablo no ha existido jamás, ni pudo exis-
tes de Dios ocupados en ese ofzcio. tir, aunque haya constituido el soporte del evangelio eclesiástico
Dad, pues, a todos lo que corresponda: al que tributo, tributo; al que elaborado paulatinamente en el seno de la comunidad primitiva
impuesto, impuesto; al que ho~zor,honor (13.1-7). postpascual, pues consiste en un producto homilético y literario
nacido de la cdantasia teológica» operante sobre profundos esta-
Este texto, que representa la formulación extrema de la «ideo- dos alterados de conciencia que carecen de fundamento alguno
logia delpoder,,, se funda en una cosmovzj.ión dualista y espiri- para su pretensión de verdad. La doctrina de la comunidad apos-
tólica postpuscual, sumida en extrema perplejidad tras el desastre 5. LA IDEOLOGIA DE LA GENUINA MESIANIDAD
mesiánico, ensayó también otras vías para conservar su espe- FALLIDA DE JESÚS
ranza, en la línea general de un regreso del Mesias en persona
(parousia)para instaurar en gloria el Reino de Dios en Jerusalén.
La esencia del reino mesiánico está in nuce en Lc 1.46-54, co-
nocido justamente como el Magnficat, y opuesto al evangelio
paulino. El episodio narrado en Mc 12.35-37 (Mt 22.41-46, Lc
20.4 1-44) acredita que Jesús llevó el titulo meszánico davidico,
que se le atribuye como declaración liminar en Mt 1.18-21 en
cuanto Mesías descendiente de David.
En el Evangelio de Marcos, el primero cronológicamente de los
cuatro canónicos, se contienen, por lo que dice y por lo que deli-
beradamente adultera o silencia, los datos suficientespara diseñar
fehacientemente el perfil básico del Jesús de la historia, es decir,
exonerado de los materiales miticos sobreañadidos que han desfi-
gurado su magisterio y su ministerio mesiánicos, en los contex-
tos pertinentes para la aplicación del método heuristico que he
empleado en mis obras anteriores de 1974,1992,2000 y, en últi-
mo término, en la síntesis titulada «El Evangelio de Marcos, un
relato apocalíptico>>,(aparecida en mi libro Vivir en la realidad.
Sobre mitos, dogmas e ideologias, 2007, pp. 283-347).
En el ya mencionado ensayo de A. Robertson, The Origins
of Christianity, éste opta acertadamente por iniciar su investiga-
ción con las siguientes palabras que describen el núcleo duro de
esa historia: «No hay nada improbable en la afirmación según
la cual Poncio Pilato, procurador de Judea bajo Tiberio entre 26 y
36 de nuestra era, crucifió a Jesús el Nazareno como un presunto
Mesias o Rey de losjudios. Pero el material mitico ciertamente ha
contribuido también a la historia evangélica, la cual, en su etapa
más temprana, no fue escrita antes del año 70 d. C.». Agregando
un factor primordial: «De nada podía el pueblo judío estar más
orgulloso de sí mismo que de su abolición de los sacrifcios huma-
nos, todavía autoriudos por la religión pagana. Cuando la histo- torias que se contaban de dioses paganos y las que se decían de Jesús,
ria de un Mesías crucficado llegó a ser contada, nada sería más y de investigar los cielos buscando explicaciones de ambas. dejando
natural que los detalles fueran suministrados por aquellos ritos sin respuesta la cuestión de por qué el pueblo que necesitaba «un culto
sacrifciales que se practicaban en el mundo pagano a expensas de mistérico» se había tomado la molestia de manufacturar uno nuevo con
los inermes excluidos sociales>>(op. cit., pp. 74-75). gran inconveniencia y peligro para sí mismo, en lugar de aprovecharse
El segundo hecho determinante de esa azarosa historia fue de las abundantesfacilidades existentes.
Si consideranzos que la sociedad antigua fue el escenario de luchas
el fallido proyecto mesiknico de fisús, dependiente de su fe en
feroces entre amos y esclavos, ricos y pobres, ~ u e b l o simperialistas
una intervención milagrosa de Dios en el momento mirmo de su
y pueblos súbditos, en las cuales todo rebelde tomó su vida en sus
enfrentamiento real con Za fuerza armada del gobernador romo- manos; si consideramos que un líder revolucionario tras otro, con
no y sus cómplices, los supremos sacerdotes de Israel, interven- sus seguidores, encontró un fin violento, con frecuencia por el ho-
ción que no tuvo lugar. Cuando la comunidad primitiva, la de los rrible procedimiento de la crucifixión infligida a los rebeldes en socie-
apóstoles que presenciaron y conocieron los instantes cruciales de dades con esclavitud (ochocientos fariseos crucificados en Jerusalén
la carrera dekszis y de sujé inconmovible, se vieron ante la tarea por Alejandro Janneo, seiscientos soldados esclavos sacrificados a lo
inesperado de encontrar uno razón teológica del fracaso, surgió largo de la vía Apia, dos mil rebeldes judíos sacrificados por Varo); si
la posibilidad de que un genio religioso como Pablo, sensible, consideramos quejudíos y gentiles no estaban mutuamente aislados, sino
a la vez, a las solicitaciones del repertorio mítico de la tradi- mezclados cotidianamente, en las ciudades del Mediterráneo, los judíos
ción hebrea y de las <<religionesde misterios>>,pudiese especular mis pobres propagando su misión de un Mesías que viene, y asimilándolo
al sueño de los gentiles más pobres de un dios redentor triunfante sobre
sobre u n modelo cristológico híbrido con materzales de ambas
la muerte, entonces no necesitaremos acudir a los signos del Zodiaco para
tradiciones, pero esencialmente antiii<dío, en su doctrina y en sus una «explicación»de las historias de la crucifxión y la resurrección.
consecuencias. La representación de esta decisiva cuestión por Entenderemos también por qué el judaísmo, más bien que cual-
A. Robertson me exime de todo intento de superarla: quier culto mistérico existente, tuvo que suministrar al nuevo movi-
miento su «ideología». Los cultos de misterios existentes, por muy po-
Tal fue la suerte de la leyenda flotante que condujo a la construcción pulares que fueran en su origen, habían terminado uno a uno por ser
de la historia de ]e.rús. En parte, este material era más antijudío que parte de la religión del Estado romano. El culto de Dionisos, después
esa historia, como los mitos de Osiris, Tammuz, Attis y Dionisos. En de un breve intento de supresión en el siglo 11 a. C., se comprobó que
parte, había sido ya asociado a figuras históricas como Cleomenes y era políticamente inocuo y fue amalgamado con Líber, dios italiano de
las víctimas de Alejandro Janneo y Aristóbulo. Los exponentes de La la fertilidad. El culto de Attis, que la República romana había tolera-
«teoría mitica» podrían haber defendido mejor su caso de como lo do entre extranjeros y esclavos, pero prohibido a los ciudadanos ro-
hicieron si hubiesen prestado más atención a las luchas de clase en manos, fue abierto a todos por Claudio e incorporado a la religión del
el mundo antiguo. Estando imbuidos, con algunas pocas excepcio- Estado. El culto de Isis, que la República había suprimido una y otra
nes honorables, de un desprecio hacia los movimientos de masa.r, se vez, y que incluso Tiberio había prohibido en Italia, fue poco después
habían ocupado sobre todo de catalogar las similitudes entre las hii- liberado de restricciones y establecido por todo el mundo romano.
Todos estos cultos pudieron acomodarse fácilmente en la religión del Sinópticos, Santiago era el jefe de la Iglesia-madre, y su fe era
Estado, pues todos, comoquiera que se transformasenpara satisfacer las indudablemente la de los disc+ulos del Nazareno y sus testi-
necesidades de las masas urbanas, llevaban inequivocamente las seña- gos históricos privilegiados. El gran historiador Emil Schürer
les de su prehistcírico origen campesino. El judaismo, .solamente, habia analizó meticulosamente ese texto y le atribuyó plena auten-
sido deliberadamente expurgado y convertido en una <<ideologia»que
ticidad y veracidad (cfr. T h e History of the Jewish People in
apuntaba hacia un reino de~usticiasobre la tierra. Por esa razón, no
pudo ser acomodado en la religión de la clase dirigente grecorromanu, the Age of Jesus Christ, 2." ed. revisada y aumentada, 1973,
la cual explotaba deliberadamente el rito y el mito antiguos como mo- vol. 1, pp. 430-432). A. Robertson estima que «puede ser
tores de gobierno. Por la misma razón, el judaísmo, con una pequeria genuino», y que «la única objeción a él es que sería extraño
adaptación, fue eminentemente capaz de proveer de una nideologíax que Josefo se refiriese aquí y en ningún otro lugar», agregan-
a las desarraigadas y desafectas masas de las ciudades mediterráneas. d o que los «miticistas» (o mitólogos) rechazan esta noticia
Mucho de la historia del Evangeliopuede explicarse como una fusión de y también la que se refiere al propio Jesús en XVIII, 3.3. Sin
la esperanza judh de un Mesias con las leyendas de un dios redentor o embargo, el argumento de éstos sobre el «silencio de Jesús»,
de algún líder martirizado que fueron corrientes entre las masas por los como señala Robertson, <<pruebademasiado. Josefo, aparte
tiempos de la era cristiana (op.cit., pp. 76-77). de estos dos pasajes, guarda silencio, no sólo sobre Jesús, sino
Como se ha visto en las muchas páginas dedicadas a explicar también sobre la totalidad del movimiento cristiano. S i esto
la construcción por Pablo y sus innumerables seguidores, de un probase que Jesús nunca existió, igualmente probaria que n o
nuevo «evangelio>>de sustancia religiosa eminentemente pagana, existió ningzin cristiano en tiempos de Joscfo. Sin embargo, sa-
y que se centraba y descansaba en el «misterio» de u n Cristo divi- bemos que existieron» (op. cit., pp. 87-88). Plinio el Joven,
no pero encarnado en u n hombre cuya misión consistia en reali- que escribió en 111-113 siendo gobernador de Bitinia, nos
zar la redención humana mediante su crucifxión expiatoria para dice que se encontró con gentes que «habían sido cristianos,
borrar el pecado original y después resucitar como manifestación pero que ahora (algunos hace cerca de tres años, otros aún
del triunfo r o b o la muerte, la Iglesia primitiva de Jerusalén per- más, y unos pocos, más de veinte años) renunciaron a la pro-
maneció fiel al signifiado judi'o de las enseñanzas mesiánicas de fesión [de fe]>>(Cartas, X , 97). Robertson advierte que «veinte
Jesús, y reafirmó su obediencia a las exigencias de la Ley mosaica años hacia atrás, a partir de 111-113, nos retrotrae a 91-93, la
y a los rituales del Templo. misma fecha en la que Josefo escribió sus "Antigüedades", jy se
Debemos al historiador judío Flavio Josefo el testimonio supone que n o ha conocido a ningún cristiano! [...ID (ibi'dem).
fehaciente de la fe de la Iglesia jeruralemita en un pasaje bá- Esto no es posible en un historiador de altísimo rango para
sico que dice, en una breve noticia, que en el año 62 d. C. el conocer la historia no sólo judia, sino también todas sus rela-
Sumo Sacerdote judío Ananus ordenó ejecutar a «Santiago, el ciones con el mundo romano oriental y su historia, Además,
hermano de Jesús, que fue llamado el Cristo, y a ciertos o t r o u los cristianos estuvieron relacionados con el ideal del zelotis-
(Antigüedades de los judios, xx, 9, 1). Como se sabe por los m o y con el esenismo, y ninguna historia de aquella época (si-
LAEXISTENCIA HISTÓRICA DI; JESÚS L A IDEOLOC;IA D E LA C;I:NIIINA MESIANIDAD E4LLIDA

glo I), incluso en sus grandes trazos, puede omitir la incluszón El verdadero problema no se refiere a saber si existieron real-
en su panorama del movimiento de Jesús, a no ser por graves mente Jesús, Santiago y Pablo, pues asi fue, sino qué pensaban
razones de <«autocensura»(Josefo tuvo sus motivos) o de cen- exactamente los dos primeros acerca de la aventura mesiánica
sura procedente de otros intereses. Otro tanto podría decirse y de su catastrófico desenlace. ¿Pensó Jesús que se equivocó al
del rechazo de fuentes como Tácito o Suetonio. Como escri- creerse un Mesías? ¿Pensó que Dios lo había abandonado en el
be Robertson, «tales métodos son una caricatura» (ibídem). momento crucial para la instauración del reino mesiánico de Las
Schürer aporta un rasgo analítico importante: «En Ant., xx, promesas? ... (Pensó Santiago que Jesús se había equivocado al
9, 1 , tenemos una afirmación que cualquier escritor del pri- creerse el Mesias judío anunciado, y también él mismo al ver que
mer siglo pudo haber usado para describir la relación familiar Dios habia abandonado a Jesús en lugar de intervenir milagro-
(parentesco) entre Santiago y Jesús sin la intención de expresar samente en su favor para instaurar inmediatamente el reino me-
dudas en cuanto a si el segundo fue llamado "Christós". Un siánico? Nada puede responder a estos interrogantes, mientras
considerable número de personas con el nombre de Jesús es que sí sobemos que ninguno de ellos tenía sentido para Pablo,
mencionado por Josefo, quien, por consiguiente, juzgó nece- en el contexto de su creencia en un Criito divino como el dios de
sario distinguir entre ellos» (op. cit., p. 43 1).No se le ocultará las «religiones de misterios>>,cuya esencia es padecer, morir y re-
al lector que el vínculo de sangre entre un individuo realmen- sucitar según el plan cósmico decretado desde el principio de los
te exirtente como Santiago -que ni siquiera los «mitólogos» tiempos por Dios. Pero Santiago, Pedro y Juan también podrinn
ponen en cuestión- con otro cuya exzstencia tiene que estar haberse preguntado si el fracaso de Jesús y su crucifixión fue un
realmente «implicada» en la fe y en el parentesco con el sujeto «accidente» no esperado, o, de modo similar aunque no idénti-
de la noticza en discusión, que suministra incuestzonablemente co a Pablo, si fue la trágica condición expiatoria prevista por el
Josefo, representa una referencia segura en cuanto a la existen- inexorable plan divino, en cuyo caso este plan se apartaba del
cia necesaria de ambos. Pero es que, además, Pablo de Tarso, judakmo mesiánico en un punto fundamental del concepto que
de cuya existencia real nadie ha podido seriamente dudar, tuvo Jesús, y sus inmedi~tosdisc+ulos, de «un Mesías victorio-
afirma que «Santiago, Pedro y Juan, tenidos por columnas so» sobre el campo de batalla con la decisiva y milagrosa asisten-
de la Iglesia, nos dieron la mano a mí y a Bernabé en señal cia del Dios judio.
de comunión» (Gá12.8).Si Pablo pudiese creer que estaba Sin embargo, los judeocristianos de la «Urgemeinde» (co-
negociando con personas no tenidas por él como testigo1 y munidad primitiva originaria de Jerusalén) rechazaban la inter-
fedatarios auténticos del Cristo Jesús, cuando todavía no se pretación paulina, y nunca abdicaron de la concepción judía del
habían escrito los cuatro Evangelios canónicos, habría que mesianismo político-religioso, en estricta ecuación con el magis-
pensar de él que era un personaje irreal y fantástico creado por terio y el ministerio ejercidos por Jesús, E1 adverso destino de la
algún escritor esquziofrénico. Pero a nadie se le ha ocurrido fe y la esperanza de Jesús es haber sido tergiversadas y sustitui-
aún plantear esta hipótesis de un Pablo chiflado. das por unos redactores evangélicos que a más de medio siglo de
6. LA MANIFIESTA TERGIVERSACIÓN HISTÓRICA
SU muerte, e imbuidos de la adulteración cristológica paulina, DE LA AUTOCOMPRENSIÓN DE JESÚS
han trasladado a la cristiandad el mensaje irenista de una Igle-
sia aliada después con el César para compartir el poder sobre
almas y cuerpos, con arreglo a la ideologiaformulada en la Epis-
tola a los Romanos (13.7), y en contradicción con el rechazo de
Jesús del impuesto de capitación de los judíos como súbditos del
Imperio (Mc 12-13-17).El Evangelio de Marcos creó el modelo
narrativo -que siguieron en lo más relevante Mateo y Lucas-
del brusco salto del evangelio de Jesús al Cristo de Pablo, o
sea, del Jesús histórico al Cristo sobrenatural y mistérico, o del En el libro de H. Maccoby Revolution in Judaea, ya menciona-
Jesús de la tradición oral al Cristo de la especulación teológica. do, se lee lo siguiente: «Es tiempo de considerar, a la luz de las
condiciones en Palestina, los verdaderos hechos que subyacen
en la exposición de la vida de Jesús. Si nos detenemos ante el
relato evangélico y nos concentramos en los meros huesos de la
narración, vemos las cuatro etapas de la vida delesús:

1. Jesús comenzó proclamando la venida del "Reino de Dios".


2. Más tarde, reclamó el titulo de "Mesla.?, y fue saludado
como tal por sus seguidores.
3. Entró en Jerusalén para la aclamación del pueblo y acudió a
la acción violenta en "la Purificación del Templo".
4. Fue arrestado, pasó a ser un prisionero de Pilato, el goberna-
dor romano, y fue cvucificadopor soldados romanos>> (p. 93).

Pero, en rigor, nada de esto eran expresiones puramente «espi-


rituales», dice Maccoby, sino también «eslóganes politicos que
ponían en peligro las vidas de quienes los usaban ante las au-
toridades romanas y prorromanas» (ibidem). En los discursos
de Jesús había, sin duda, un profundo contenido ético y teo-
lógico, que describí con precisión en los libros mencionados
(y a los que hay que añadir mi obra Fe cristzana, Iglesia, poder,
LAMANIFIESTA TEKGIVERSACI~NH I S T ~ R I C A

1991). Como profeta, primeramente, y luego como Mesias, revuelta; en que la presencia de soldados romanos en la Tierra
predicó una ética de urgencia, y de todo o nada, en el arrepen- Santa era una constante provocación a los habitantes. El mismo
timiento y en la reconversión; y la teología mosaica del <<pacto» Jesús vivió en Galilea, un centro de actividad revolucionaria. Sin
y de su pleno cumplimiento por ambas partes -Yahvé y su pue- embargo, el cuadro que se nos ofrece en los Evangelios es el de
blo-. Escribe certeramente Maccoby: «Los Evangelios nos su- una tierra en la que la presencia romana es tan carente de moles-
gieren que cuando Jesús usaba expresiones tales como "Mesias" tias que es casi inuziible. Si aparece brevemente un romano, es
y "Reino de Dios", significaba algo completamente diferente del para actuar benévolamente en contra de influencias restrictivas
sentido asociado a ellos por todos los otros judíos de su tiempo. o como un ejemplo de superioridad gentil. El contraste entre
Esto es inherentemente inverosímil. Si él quería decir algo en- este blando retrato y la cruda realidad politica debía ser el punto
teramente diferente, ¿por qué usaba esas expresiones? [...] Si de partida de toda interpretacibn de los Evangelios; sin embargo,
Jesús quería decir que su "reino" no era de este mundo, que él no la mayor parte de los comentarios sobre el Nuevo Testamento
tenía ningún propósito político, y no tenía nada que decir contra ni siquiera lo mencionan. Puede uno escudriñar bibliotecas de
la ocupación romana de la Tierra Santa, ¿por qué usaba expre- libros acerca de los Evangelios, sin encontrar nunca la cuestión
siones que eran entendidas por todo el cuerpo de sus compatrio- vital y obvia: ¿Por qué Jesús jamás critica a los romanos?» (ibi-
tax como políticas y revolucionarias en su significado?» (ibidem, dem, pp. 94-95). Esta deliberada consigna de los biblistas mo-
p. 94). Realmente, Judea estaba sufriendo un desastroso estado dernos de exorcizar cualquier rastro polz'tico en el Nuevo Testa-
de extorsión fiscal, de suplantación institucional, de alteración mento -sean creyentes o increyentes-, además de delatar una
social y de penuria económica, provocado en gran medida por tendencia apologética o ideológica, ha llevado a los «mitólogos» a
gobernadores crueles y rapaces, que practicaban a la vez una po- ignorar losfactores politicos en su insistente rechazo de la histori-
litica de humillación del pueblo judio. En estas circunstancias, cidad real de lesús.
resulta incomprensible por qué «en los Evangelios es cuidado- H. Maccoby brinda a los estudiosos serios de esta cuestión
samente evitada toda crítica a la gobernación romana» (ibidem, las pautas indispensables:
p. 42).En efecto, <<losEvangelios han experimentado un proceso
de distorsión por el cual se ha eliminado la dimensión politica. Los Evangelios fueron escritos alrededor de 40-80 años después de
Esto no es solamente una cuestión de despolitización de frases la muerte de Jesús, en un tiempo en que las condiciones eran di-
claves, tales como "Reino de Dios", "Mesias", "Evangelio", "Sal- ferentes de las que prevalecían durante la vida de éste. Además, fue-
vación", e Wzjo de David; la atmósfera politica real de la época ron escritos fuera de lJalestina, en una lengua no-judía, el griego, y
de Jesús ha sido alterada hasta no poder reconocerse. En lugar de por escritores con una perspectiva hrlenistica, no judía. De hecho,
estos escritores fueron prorromanos y antijudzós. No sorprende, por
una situación de efervescencia politica y descontento, tenemos el
consiguiente, que la historia de la vida de Jesús sufriese una distor-
cuadro de una provincia romana en calma. Jesús vivió un tiempo sión considerable en sus manos. Afortunadamente, los Evangelios no
en que apenas pasaba un día sin algún incidente de opresión o son todos de una pieza; contienen ciertos elementos o estratos que so-
breviven de los relatos de la vida de Jesús más auténticos y más anti- los romanos que si Jesús hubiera sido saludado como el Arcán-
guos. Es posible reconocer estos elementos más tempranos porque gel Gabriel. Los gentil-cristianos, para quienes fueron escritos
suenan como más fieles a las condiciones que realmente existían en los Evangelios, estaban en una situación que era muy diferen-
el tiempo de Jesús; tienen sentido en el contexto de la Palestina del te de la de Pedro o de la de Jesús mismo. No eran judíos, y no
temprano siglo 1, mientras que no lo tienen los elementos más tardíos estaban viviendo en un país ocupado por una potencia hostil.
[...] Incluso sin tales útiles indicaciones, no obstante, es posible recu-
Estaban ansiosos por no dar la impresión de ser subversivos o
perar las líneas principales de la historia real mirando a los conceptos
claves tales como «Mesíaw. ¿Qué entendía Jesús cuando pretendía ser rebeldes; pero tenlan un problema en sus manos, pues su objeto
el «Mesías»? ¿Qué entendía Pedro, en primer lugar, cuando saluda- de adoración era unjudio que habla sido sacr$cado por la ofensa
ba a Jesús con las palabras «Tú eres e1 Cristo»? [Éste fue el incidente de rebelión contra Roma. Por consiguiente, fue importante para
conocido como la c<Salutación»,un punto de giro en la carrera de Je- los cristianos argumentar que Jesús, pese a todas las apariencias
sús.] Como judío con trasfondo defariseismo y de zelotismo [como de lo contrario (la más condenatoria era la crucifixión misma),
muestra el sobrenombre de «BaMnah»],Pedro ciertamente no veía era una figura no-política. La "despolitización" del término "Me-
el término «Mesías» como un nombre divino. No tiene ninguna de las sias" fue un importante elemento de esta estrategia; con el re-
connotaciones tardías que adquiriría este título en manos gentiles; él no sultado de que una palabra hebrea con un signifcado histórico
tuvo concepción alguna de «Cristo» como un «.sobrenombre» míslico de
definido adquirió u n signifcado no-judlo con el cuallesús mismo
una divinidad dentro del modelo gnóstico, que descendió del Mundo
habria sido irreconocible» (ibidem). Todo ello configuró uno de
de la Luz a fin de actuar por medio de un sacrifcio en el Mundo de la
Oscuridad. Y la noción de que el honzbreJe.súsque está ante él era Dios los más impresionantes fenómenos históricos de mistificación.
le parecería tan extraña como demencial. Él reverenciaba a Jesús como
a su maestro y como Profeta, y ahora lo reconocía como su Rey. Pero
el cuadro evocado por él con la palabra «Crivto» o <<Mesías» era el de
alguien como el rey Salomón, o como Hezekiah, que fueron, ambos,
«Christós» [...] La noción de «Cnito» para él no comportaba ninguna
asociación mn .sacr&civ u con divinidad (ibídem, pp. 95-96).

Ahora bien, esa acción de saludar a Jesús como el Crixto «era un


hecho revolucionario, de rebelión. Él estaba desafiando el poder
de Roma y declarando que la dominación romana llegaba a su
fin. En los Evangelios tal como los tenemos hoy, este hecho está
totalmente oscurecido. El concepto del "CristoJ1ha sido cambiado
completamente y no comporta significado revolucionario; ya no
es u n titulo politico sino celestial, y no vehicula más amenaza a
7. LA FIGURA DE JESÚS EN EL CONTEXTO
RELIGlOSO DE SU TIEMPO

Los miembros de la Iglesia-madre delerusalén atesoraban indu-


dablemente el meollo central de los pensamientos, propósitos e
incertidumbres de su maestro, y habían conocido gran parte de
la tradición sobre la vida y el destino de Jesús que ellos habían
compartido casi hasta el catastrófico final. Sus vivencias, sus
esperanzas y sus trágicas decepciones los habilitaban para re-
sistir o rechazar las crudas falsificaciones y tergiversaciones del
legado vital y doctrinal del Nazareno, en particular las adultera-
ciones a las que podía dar lugar la nueva soteriologia de Pablo.
La pugna -que he descrito a grandes rasgos- fue sostenible
mientras la estructura institucional deljudaismo en Palestina se
mantuvo, es decir, hasta el año 70, antes de la destrucción del
Templo y de Jerusalén; a partir de entonces elpaulimimo arra-
só las tradiciones auténticas del movimiento delesús.
Como recordó Edward Gibbon, «los quince primeros obis-
pos de Jerusalén fueron todos judíos circuncisos; y en la con-
gregación que ellos presidían unieron la Ley de Moisés con la
doctrina de Cristo» (The History of the Decline and Fa11 of the
Roman Empire, capítulo 15). Maccoby resume correctamente
la situación de la Iglesia origzizal:
Los más antzguos seguidores de Jesús ni siquiera eran llamados «cris-
tianos» (ése fue un nombre adoptado después por los seguidores de
Pablo, en Antioquía); fueron llamados nazarenos. Creían que Jesús «cuando el nazareno Santiago fue arrestado por los saduceos, el
era el Cristo en el sentido judío del término, esto es, «ungido», el justo líder fariseo Gamaliel lo salvó de la muerte. Cuando el mismo
Rey de Israel, que volvería un día para liberar a losjudíos de la opresión Santiago [...] fue ilegalmente ejecutado por el Sumo Sacerdote,
extranjera e inaugurar una era de paz para el mundo. Elios no creían los fariseos protestaron vigorosamente y consiguieron que el
que Jesús era un ser divino, o incluso que se hubiera transformado Sumo Sacerdote fuese destituido ( 6 2 d. C.) L..] Los fariseos
en uno tras su muerte. Sí creían que Jesús aún estaba vivo; que por no tenían ninguna razón para perseguir a los nazarenos L...]
un especial milagro había sido resucitado por Dios después de su cru- No había nada de herético o de blasfemo en creer que el Mesías
cifixión, y que aparecería pronto para completar su misión de «salva-
había llegado en la persona de Jesús, que había sido devuelto a
ción» (es decir, liberación). Pero la resurrección de Jesús no signifi-
la vida por Dios y pronto retornaría» (ihídern, p. 178). Y «esto
caba que fuera divino; solamente significaba que Jesús se reunirí con
la banda selecta de otros seres humanos, incluyendo a Enoch, Elías ... siguió así durante sesenta años después de la muerte d e Jesús,
cuya función protectora los hizo superiores a la muerte, a los ojos de hasta que finalmente [...] tuvo lugar una fisura entre los naza-
sus devotos seguidores. La reiterada pretensión de que resurreccirín renos y los demás fariseos» (ibidem), cuando hacia el año 90 los
y divinidad están inseparablemente conectadas haría seres divinos a nazarenos fueron expulsados de las sinagogas j u d h s ante la deri-
todos los citados héroes, por no mencionar a sujetos más humildes de va eclesiástica antisemita. En cuanto al zelotismo, puede decir-
historias de resurrección como Lázaro y el hijo de la viuda resucitado se con Maccoby que «no había ninguna disparidad fundamental
por Elías. Los fariseos creían que «todos» los seres humanos que lo entre los objetivos d e Jesús y los d e los militantes zelotas» (ibi-
merecieran (judíos o gentiles) un día resucitarían de los muertos. La dem, p. 121),entre los que se contaron Simón el Zelota, Judas
creencia nazarena era meramente que esta resurrección tendría lugar
Iscariote, Simón Pedro, conocido como Barjonah («forajido»),
antes para Jesús que para otros. Por consiguiente, los nazarenos no
fueron vistos como herejes por las autoridades religiosas judías, los fa-
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, conocidos como Boa-
riseos. De hecho, los nazarrnos fueron vistos como formando un grupo nerges o «hijos del trueno». Los zelotas tomaron su nombre de
«dentro» de los farzieos, y como un grupo ultrapiadoso. El primer líder Phineas el Zelota, que fue «celoso de Dios» (Números 20.13)
de los nazarenos, Santiago el Justo, el hermano de Jesús, fue famoso con la espada en la mano. «Los zelotas [...] creían que Dios
por su devoción al Templo, por su meticulosa observancia de todas las vendría en su ayuda si ellos se lanzaban contra los romanos,
minucias de la Ley judía, y por tomar los votos rechabita y nazarita, que justamente como había venido en ayuda de Judas Macabeo, de
sólo eran asumidos por los más devotos de los fariseos. Los nazarenos Sansón, de Gedeón y de Joshua, todos los cuales combatieron
observaban el Sábado, y haciéndolo así estaban convencidos de segulv visiblemente contra desesperadas probabilidades. De la otra
las instruccione.~y el ejemplo del mismo Jesús (ibídemn,pp. 176-177). parte, los zelotas no creían que Dios ayudaría a los judíos si sólo
esperaban pasivamente a la acción de Dios, el cual solamente
Maccoby ha desarrollado en páginas excelentes los elementos
doctrinales que también se encuentran, a pesar de los decisivos
ayudaba a aquellos que mostraban "celo" y que estaban prepa-
elementos diferenciales, en el faviseismo y en el zelotismo -ha- rados para arriesgar su vida» (ibidem, p. 6 6 ) . En cambio, «los
farzseos moderados aguardaban su momento esperando una
biendo nacido este último del movimiento fariseo-. En efecto,
oportunidad favorable para la revuelta. Mientras tanto, paga- intolerante monoteismo de signo imperialista, cuya espuria con-
ban sus impuestos a los romanos y rehuían una acción abierta; tinuadora seria la Iglesia católica, estrechamente concertada con
pero no aceptaban puestos en la ocupación romana y rehusa- el Imperio romano, aunque con la exclusión política del mesia-
ban cooperar con la policía romana para localizar y asesinar a nismo judio y sus implicaciones históricas, y un universalismo
los zelotaw (ibidem, pp. 66-67). grecolatino. Sin embargo, este excelente intérprete completa el
En relativo contraste con fariseos o con zelotas, las creen- pensamiento de Jesús así:
cias y propósitos de Jesús son acertadamente presentados, una
vez más, por Maccoby: Al mismo tiempo, hay que entender que Jesús no fue un zelota. Como
se ha visto, los zelotas, a pesar de su fervor religioso, estaban compro-
Él creía que el tiempo del cumplimiento de las profecias de Zacarias, metidos en un programa realista a largo plazo de lucha de guerrillas,
Joel e Isaías habla llegado, y eran los romanos los enemigos extranje- y las visiones apocalípticas tuvieron poca parte en su pensamiento.
ros de los que se hablaba en esas profecías; que tendría lugar una gran No pretendían tener poderes apocalípticos, y muchos de ellos tenían
batalla contra los romanos, en la cual los judíos serían liderados por un sentimientos demasiado republicanos para creer en el advenimien-
descendiente del rey David, un Mesías o Cristo que sería el rey legal to del Mesías. Jesús era primeramente y sobre todo un «apocal@ti-
de los judíos; que la batalla estaria acompañada de milagros (incluidos co»: creía rn el carúcter milagroso de la salvación que se aproximaba,
un terremoto y una plaga) y en ella los romanos y los judíos indignos como describían los escritos de los profetas bíblicos. Una y otra vez,
perecerian; que la batalla terminaría en una victoria para el Mesías y él describía su manzfestación subitánea, milagrosa; vendría como «un
los judíos, que entrarían entonces en una era de independencia; y que ladrón en la noche», como «el relámpago viene del este», «en una
también sería una era de paz y avance espiritual para todo el mundo, hora tal que vosotros no pensáis». Lo importante era la preparacicín
en la cual la misión encomendada por Dios a losjudíos como su pueblo espiritual, no la militar, si bien cuando llegase la hora, finalmente se
seria reconocida por todas las naciones, y el Templo de Jerusalén se- requeriría un combate, pues los profetas habían dicho que habría una
ría visto como el centro espiritual del mundo. Los principios de justi- batalla (ibídem).
cia social y de libertad según estaban expuestos en las Escrituras He-
breas y en la tradición judía serían aceptados por los pueblos del Cabe imaginar con fundamento que Jesús tenia en la mente la fi-
mundo, y finalizarían los imperios militares ladrones. Si ésta era la
gura de Gedeón contra los medianitas, y el que Dios le ordenara
visión de Jesús (como parece muy probable dada su especial depen-
dencia de las profecías de Zacarías y de Joel), fue una muy noble. Era
reducir a 300 sus 22.000 combatientes: «La Salvación tendría
también una visión revolucionaria, que comportaha elderribo del poder un aspecto militar, y los fieles no serian meros espectadores de
romano (ibideín, pp. 119-10). los milagros de Dios; pero la gloria de la victoria seríá prioritaria-
mente de Dios. Jesús, entonces, no fue un líder de guerrilla [...]
Lo que no nos dice Maccoby es que se trataba de un progra- Desde el punto de vista del escepticismo científico del siglo xx,
ma de fuerte nacionalzimo sionista, servido por una ideologia de él puede ser un iluso soñador, sin embargo estaba siguiendo
dominación imbuida de un fanatismo religioso inspirado en un una pauta bastante común en la historia judía y no habría sido
tenido por loco según los patrones corrientes de la creencia trabajo en territorios pertenecientes a Antipas, el Bautista en
judía» (ibídem, pp. 120-121).Jesús era seguido por masas cre- Perea y Jesús en Galilea». De Juan el Bautista, Josefo da cuenta
cientes de judíos, como puede colegirse de numerosos pasajes en Ant., xvrrr, 5 , 2 (pp. 117-119):
evangélicos, y frente a la falsa apariencia de aislamiento, inclu-
so de su familia, en ciertos textos que delatan una Tendenz (en Fue un hombre bueno y exhortaba a los judíos a llevar una vida justa,
el sentido de los alemanes) de orden espiritualista. a practicar la justicia con los demás y la piedad hacia Dios, para luego
La figura y el destino de Jesús no pueden disociarse del fenó- unirse en el bautismo. En su opinión, esto era un pveliminav necesario,
meno de la «resistencia judía» contra la ocupación romana. Se si el bautismo iba a ser aceptable para Dios. Ellos no tenían que uti-
pregunta Maccoby: «¿Por qué solamente los judíos, de todas lizarlo para obtener el perdón por cualesquiera pecados cometieran,
las naciones conquistadas por Roma, desarrollaron una Resis- sino como una consagración del cuerpo, implicando que el alma era
tencia que continuó la lucha por la independencia política du- completamente purificada de antemano por justa conducta. Cuando
muchos otros se unieron a las multitudes en torno a él, porque fue-
rante 200 años aproximadamente?» (ibídem, p. 53). Apunta
ron grandemente conmovidos al oír sus palabras, Herodes (Antipas)
bien nuestro intérprete al escribir que «la fuerza motivadora temió que la gran influencia de Juan sobre el pueblo condzqera a una
detrás de la Resistencia judla fue la religión judía. Éste es un di- rebelión (pues parecían dispuestos a hacer lo que él les recomenda-
fícil punto para la comprensión del lector moderno, porque no se). En consecuencia, decidió que sería mucho mejor golpear fuerte
estamos acostumbrados a pensar en la religión como una fuerza y librarse de él antes de que su trabajo llevase a un levantamzento que
política, activa, revolucionaria L..1 No hay en el Nuevo Testa- esperar a una sublevación, verse envuelto en una difícil situación y
mento ninguna indicación de cualquier conflicto entre la reli- experimentar su error. De acuerdo con ello, Juan fue enviado como
gión judía y el poder romano. De hecho, toda cuestión relativa prisionero a Macheronte, la fortaleza mencionada antes, a causa del
al poder de Roma es obviada hasta tal punto que apenas hay al- talante desconfiado de Herodes, y fue ejecutado (trad. E. Schürer, op.
guna insinuación de cualquier oposición a los romanos» (ibídem, d . , 1, p. 345).
p. 55). Pero en la referencia de los Sinópticos aJuan el Bautista
se abre la progresiva configuración delesús como un pretendien- Y Schürer prosigue así: «Esa información de Josefo y los rela-
te mesiánico, al hablar de su Precursor. tos del Nuevo Testamento sobre el Bautista y su relación con
Efectivamente, «había también -dice Maccoby- una el tetrarca Herodes se complementan uno a otro. La versión de
creencia de que habría un "precursorJJdel Mesías: ningún otro Josefo de la predicación de Juan parece adaptarse al gusto gre-
que el profeta Ellas, que nunca había muerto. El retorno de corromano. Desde este punto de vista, las breves declaraciones
Elías era un preliminar necesario por varias razones* (ibídem, de los Sinópticos pueden sonar a auténticas. De otra parte, es
p. 76) de las que no vamos a ocuparnos. E. Schürer nos recuer- altamente probable que el motivo real de la prisión del Bautista
da que «fue en ese tiempo, o poco después, que Juan el Bau- por Antipas fuera, como Josefo afirma, miedo a la alteración
tista y Jesús hicieron su aparición, ambos llevando a cabo su política. El poderoso predicador causaba indudablemente una
LAFIG1IRA DE JESÚS EN EL CONTEXTO RELIGIOSO

gran agitación que, en primer lugar, era religiosa, pero no cier- Jesús como Mesías» (Jesusof Nazareth, 1960, p. 49); de ahí que
tamente sin un impacto políth. Al mismo tiempo, la masa del «la decisión concerniente a Juan y su bautismo de penitencia es
pueblo era incapaz de diferenciar entre sus esperanzas religiosas también la decisión concerniente a Jesús y su misión» (ibídem,
y políticas. Por tanto, es absolutamente creíble que Antipas te- p. 50).Pero, descubriendo su patita de apologeta, añade: <<Juan
miese las perturbaciones políticas causadas por la predicación también, como Jesús, es el profeta del Reino que llega. Él nada
del Bautista y que ordenase su arresto cuando extendió su acti- tiene en común con los políticos revolucionarios y con quienes
vidad a Perean (ibidem, p. 346); aunque Schürer concede cierta pretenden ser Mesías» (!). Frente a este estribillo de los biblis-
verosimilitud a la historieta sentimental de los Evangelios (Mc tas de iglesia, Goguel capta sagazmente el carácter revolucio-
6.17-18, Mt 14.3-4,Lc 3.19-20) por su significado moral, el he- nario del Bautista al subrayar que una simple doctrina moral,
cho es que concluyó en la ejecución de Juan allí mismo. por mucho que enardezca a su auditorio, no inquieta como tal a
Como indiqué en otro lugar, la tradición cristiana ha deva- un tirano; pero si una doctrina moral se inserta en el marco de un
luado sistemáticamente el bautismo de Juan y su alcance sote- naesianismo escatológico radical, con su inherente postulado de
riológico, el cual, como destaca Maurice Goguel, revestía un transformación política y social, entonces se convierte en un gra-
triple carácter: «rito de purifcación, similar a ciertas abluciones ve peligro pava la hegemonía de quienes dominan y gobiernan.
o lustraciones judías; rito de agregación, por el cual se consti- Tal cosa sucedía con Jesús frente a la oligarquía y a los romanos.
tuía una efectiva confraternidad de penitentes que esperaban Goguel es clarividente al preguntarse: «¿cómo un predicador
el Reino de Dios; y rito iniciútico, como el que probablemente de la virtud y de la piedad habría provocado en el pueblo una
aplicaba el judaísmo con los prosélitos» (]&sus,1950, p. 207). sobreexcitación que la autoridad política hubiera juzgado peli-
Este último era una iniciación condicionada al arrepentimiento y grosa?». La respuesta está implícita, pero también el creyente
marcaba su carácter de bautismo escatológico que abrirh la puer- Goguel sucumbe ante la apologética al afirmar que las preocu-
ta de entrada en la comunidad escatológica. Aunque los Sinóp- paciones de Juan eran «únicamente religiosas, de ningún modo
ticos se propusieron reducir las complejas relaciones de Jesús políticas. Su Mesías no debe venir para castigar a los opresores
con el Bautista -que 120 llegaron realmente a verse de modo de Israel, sino para juzgar a cada uno según sus obras y, en este
personal (paceMc 1.9-11)- al «encuentro» en el Jordán, la ver- juicio, la cualidad de hijo de Abraham no desempeñará ningún
dadera historzh debió de ser una de competencia y de coincidencia papel» (ibídem, pp. 206 y 208)...(i)
entre ambos, a la vez (cfr. mi libro mencionado El Evangelio En el contexto del examen de la figura de Juan el Bautista
de Marcos, 1992), en e1 marco del movimiento mesianista de la y sus relaciones con Jesús, debe subrayarse que uno y otro per-
época, como viene a reconocerlo indirectamente el biblista cre- tenecen a la particularidad del fenómeno cristiano en sus mis-
yente Günter Bornkamm: d e b e m o s admitir el hecho de que la mos orígenes: ambos son heraldos del Reino que «está ya a la
tradición cristiana fue la primera que transformó a Juan, el pro- mano», pero es objeto de violencia. Las noticias sobre el Bautis-
feta del Juez que viene para juzgar al mundo, en el testigo de ta son un dato determinante para captar y valorar el hecho de
la existencia histórica real deJesús, precisamente por el carácter siástico, como paulino que es en su esencia, es «un sacramento
polémico de esas relaciones de rivalidad, como lo indica este tex- místico, incluso mágico» (Pauland Hellenism, pp. 127-128).H .
to de una fuente común a Mateo y Lucas: «desde los días de Lietzmann acreditó esta interpretación, que corroboró Alfred
Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de Dios es tomado por Loisy, ex sacerdote, concluyendo su importante libro Les mys-
la violencia, y hombres violentos lo toman por la fuerza» (Mt tires paikns et le mystere chrétien con estas palabras: «Los pri-
11.12 y Lc 16.16). Robertson escribe que este texto <<pruebaque meros cristianos no instituyeron la Cena para imitar un misterio
los crzitianos primitivos que lo repetían veían el movimiento de cualquiera, pero muy pronto y progresivamente la fueron enten-
Juan como revolucionario, y el propio movimiento de ellos mis- diendo a la manera de los ritos de comunión mística habituales
mos como una continuación del de Juan» (op. cit., p. 79). Pero en el paganismo. Otro tanto ocurre con el resto, comenzando
al mismo tiempo, insinúa enfrentamiento porque, como señala por el Cristo mismo, a quien no se concibe precisamente como
Maccoby correctamente, <+un el Bautista nunca se subordinó a Dionisos, a Osiris, a Mitra, y que sin embargo no habrh sido
él mismo a Jesús>>, como lo prueba el hecho bien atestiguado de entendido como lo fue si de Mesias judi'o no hubiera pasado a ser
que «el movimiento del Bautista continuó después de su muer- un Salvador divino, en un grado que se consideraba superior al
te, y sólo gradualmente sus seguidores fueron absorbidos en la de los dioses de misterios, pero análogo a él>>(trad. 1967).
Iglesia cristiana» (Paul and Hellenzj-m, p. 11 1 ). Los Evangelios Esta ideología de evasión, que ha constituido siempre el so-
Sinópticos recogen la tensión entre Juan y Jesús, pero siempre porte de la alienación espiritualista de las grandes iglesias cristia-
subordinando aquél a éste, y manipulando la tradición oral sin nas, fue similar, en sus efectos, a la ideología de las «religiones de
escrúpulos. Marcos hace decir a Juan, refiriéndose a Jesús: «De- misterios» como máximo factor alienante frente al mundo real.
trás de mi viene el que es más fuerte que yo. Yo no soy digno de La expansión de la adulteración paulina de la fe mesiánica de las
postrarme ante él para desatar la correa de sus sandalias. Yo os primeras comunidades judeocristianas encontró el terreno bien
bautizo con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo» (Mc sembrado por los cultos de misterios en la fase de generaliza-
1.7-8).Se trataba de sustituir el bautismo como ritual mesiánico- ción proselitista, en el mundo grecorromano, de la idea de la
escatológico por el bautirmo de Espíritu, propio de la Iglesia crii- purifcación y salvación del alma individual, al margen del culto
tiana. Sobre el bautismo como «sacramento>>,indica Maccoby cívico y humanista de los dioses paganos de la <<polis>> o la «civi-
que «aquí tenemos un rito que ha sido derivado aparentemente tus», y de sus estructuras políticas. Maccoby expresa magistral-
del judaísmo, pero que está remodelado en el pensamiento de mente este fenómeno histórico de inmensas consecuencias:
Pablo de tal manera que sus propósitos han sido transformados
en no-iudzósv helenísticos [...]; el concepto de bautismo en Pablo
Los cultos rnistéricos comenzaron a asumir un rol mucho más impor-
I...]ignora el arrepentimiento y contiene una idea radicalmen- tante y su carácter empezó a cambiar. Adquirieron una tonalidad
te nueva: que a través del bautismo, el converso participa en la más pasional, e iniciaron una febril actividad misionera. Su función
crucifxión y la resurrección de Jesús». O sea, el bautismo ecle- se transformó en la de una «consolacicín>>para las miserias de la vida y
LAFIGURn DE JESOS EN EL CONTEXTO RELIGIOSO

una promesa de una vida mejor en otro mundo. Empezaron a prome- tes» o iniciado). Como escribe A. Robertson con todo funda-
ter la inmortalidad a sus iniciados, no en el sentido de que sus cuerpos mento, «Pablo nada sabía d e la carrera y enseñanzas d e Jesús
vivirían por siempre, sino en el sentido de que sus almas se liberarían el Nazoreo o Nazareno, o si conoció algo, optó por ignorarlo»
de la arcilla corporal y ascenderían al mundo del Espíritu (Paul and (op. cit., p . 107). Pero, agrega por su parte Maccoby, «todas
Hellenkm, p. 87). las religiones descritas anteriormente comparten las mismas
caracteristicas: un movimiento alejado de la vida y orientado a
Este diáfano diagnóstico d e alienación animista como umbral u n mundo de ensueño, un movimiento al margen de la acción
de la invasión del «mito del alma» en la civilización europea por concertada en politica y dingido a una concentración en el alma
el cauce del «misterio cristiano» es matizado por Maccoby: individual. Estos movimientos pueden verse como mostrativos
d e una incrementada "espiritualidad", un disgusto con el mate-
El mundo helenivtico fue un «melting-pot>> de religiones, y en la de- rialismo y una preocupación por desarrollar un potencial di-
silusión política de la época había elementos extáticos, consolatorios vino en la naturaleza. D e otro lado, se detecta detrás d e estos
y de fatiga del mundo que pasaron al primer plano. De Egipto vino
movimientos un sentido de desesperación. Su objeto es la Sal-
el culto de Isis y Osiris, de Asia Menor el culto de Attis y la Gran Ma-
vación, que es rescatada d e la condición humana vista como
h e , de Persia el culto de Mitra. Estos cultos tenían una larga historia
detrás de sí y derivaban en último término de las religiones de la ve- irremediablemente caída y degradada» (ibidem, p. 89).
getación destinadas a promover la fertilidad de la tierra. En su forma Sin embargo, resulta paradójico que religiones bien estruc-
originaria fueron cultos de sacrifcio humano en los cuales una víctima turadas doctrinal y organizativamente buscaran abiertamente
escogida era asesinada a fin de reabastecer el vigor de la naturaleza. apoderarse de los aparatos politicos, sociales y económicos del po-
La víctima volvla a la vida como un dios y era adorado. En sus mani- der en todas las esferas d e la vida. La historia d e la gran Iglesia
festaciones helenlsticas posteriores, sin embargo, estas religiones ya cristiana puede mirarse como la gran empresa universal de con-
no fueron humano-sacrifciales. Se habían transformado en religiones trolar todos los mecanismos que configuran y mueven las vidas
espiritualizadas, alegorizadas, y ya no estuvtrron asociadas con la ferti- individuales de los humanos, y de apropiarse de las instituciones
lidad, sino con la renovacio'n y la salvación del alma individual. Toda-
del poder politico, o en su defecto, de dominarlas desde fuera. Su
vía estaban preocupadas con la muerte y resurrección de un dios, y el
alianza integral con el Imperio romano es un ejemplo mayor.
objeto de los misterios fue capacitar al iniciado para participar en esta
muerte y resurrección, y alcanzar asila inmortalidad,y un estatuto para
simismo semejante al de un dios (ibidem).

El cvistianismo en su versión paulina, y luego eclesiástica, no es


sino una religGn animiita y mistérica que evoca simbólicamente
u n personaje supuestamente «histórico» pero realmente «misti-
co» (etimológicamente, podría decirse, patrimonio de un «mys-
8. EL PERFIL DE LA HISTORIA DE JESÚS HASTA SU
MUERTE

Antes de abordar lo que le ocurrió en la vida real a Jesús, y pre-


viamente a su Precursor -para lo cual estimo indispensable
seguir a Maccoby, quien a su vez asumió los planteamientos
de sus predecesores Joseph Klausner, Samuel G. F. Brandon y
Archivald Robertson-, establezcamos la plataforma histórica y
categorial del movimiento de Cristo durante su vida, e inmedia-
tamente después, tal como aparece esquematizado por aquél:

El «Reino de Dios» anunciado por ambos, Juan el Bautista y Jesús, no


era un reino «espiritual» situado en cielos remotos, o en algún mornen-
to remoto en el tiempo;fue un reino terreno situado en Palestina en el
futuro inmediato. La frase «el Reino de Dios» fue la consigna de los
zelotas y otros grupos antirromanos; significaba el «reinado» [reign]
de Dios (no su territorio celestial) y se refería al proyectado retorno al
sistema judío de teocracia -un retorno que podía realizarse solamen-
te por un medio, la eyección de lasfuerzas romanas de ocupación [...]
(Pauland Hellenism, p. 112).

En las anteriores secciones de este sucinto ensayo he intentado,


como complemento de mis escritos precedentes, entender lo
que le sucedió a la tradición original de Jesús como resultado de
la «especulación postpasczlal» de Pablo y los helenizantes acerca
delesús; en esta sección me propongo sintetizar lo que le sucedió
LAEXISTENCIA HISTÓRICA DE JESÚS

al propio Jesús a la luz de lo que puede recuperarse con estimable hacerlo un símbolo religioso y ver más significado en la muerte de Jesús
seguridad sobre su vida y su pensamiento, apoyándome en inves- que en su vida.
tigaciones multidisciplinares a partir de los datos históricos. Es Podemos decir tanto como esto con confianza. Pero ¿podemos
decir, he partido de la distorsión inicial de la historia y el signifZ- aventurarnos más lejos explorando los detalles de la vida deJesús? L..]
cado del ccfenómeno Jesús,,, y concluiré con la recuperacGn de su Podría pensarse que los Evangelios están tan deformados por un ses-
realidad existencial. Lo que sigue consiste, sobre todo, en una go antijudio que tenemos que abandonar la indagación de una vida
de Jesús razonablemente detallada. Afortunadamente, sin embargo,
ordenada selección de textos d e Maccoby, que permita trasladar
tenemos cuatro Evangelios, no justamente uno, y compavándolosy ano-
con solvencia y rigor l o que yo mismo he procurado dilucidar
tando sus inconsistencias pueden recogerse muchos hechos, en espendl
en mis obras ya publicadas, pero reconociendo la originalidad, cuando su orden de composición es tomado en cuenta. Con fremencia,
coherencia y solidez de lo que ofrece ese gran investigador, me- un hecho relevante y significativo es retenido en uno de los Evangelios,
diante sucesivas citas textuales, y eventuales comentarios y tran- aunque haya sido censurado en los otros tres. Si tal incidente «contra-
siciones mias: dice» [sic] el prevalente tenor prorromano de las narraciones se puede
suponer que es auténtico, ya que tal incidente no habría sido añadido en
Jesúsfue un rebelde contra Roma, no contra eljudaismo. Su reino &e» una etapa tardía del desarrollo de los Evangelios y tiene que ser una su-
de este mundo. Su propósito fue ser un rey terrenal sobre el trono de pervivencia de versiones más antiguas. El resultado más importante de
David y Salomón, no un ángel sentado en una nube. Una de las impli- la investigación académica del Nuevo Testamento es que el Evangelio
caciones que podemos extraer es queJesús «no fue voluntariamente a de Marcos es el más antiguo; ya sólo este hecho es útil para recobrar
su muerte» [sicl. La idea toda de un dios-hombre que se sacrfica él mis- los acontecimientos reales de la vida de Jesús (Reuolution in Judaea,
mo a fin de expiar los pecados de la humanidad es ajena a la tradición pp. 103-104).
judia. Es parte del romanticismo ~adomaso~uista de los cultos misté-
ricos helenisticos, con su irresistible llamada para quienes encontra- Este Evangelio de Marcos permite situar la ficción legendaria
ban la carga de la culpa insoportablemente pesada y anhelaban que del <<secretomesiánico» según el cual el propio Jesús profetizó
fuera apartada de ellos por alguna figura carismática divina. Para los
ante sus principales discipulos que «el Hzjo del hombre debía
judíos, tal escapatoria de la carga moral no poseía ningún atractivo; la
padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacer-
responsabilidad moral era para ellos no una carga sino un privilegio.
Cuando Jesús entró en Jerusalén en su apuesta final por el poder, dotes y los maestros d e la Ley, ser ejecutado y, después de tres
sabia que estaba arriesgando su vida; él no <<aspiró»a perder su vida. dias, resucitar. Se lo decía con toda claridad» ( M c 8.31). Este
Aspiraba al éxito, a derrotar a los romanos, y a establecer el Reino de versículo, que constituye en sí mismo la culminación de la labor
Dios sobre la tierra. Fracasó, y fue crucificado,justamente como cien falsificadora de las iglesias gentil-cristianas d e la «dispersión»,
años más tarde el RabbiAkiva fracasó y fue despedazado con peines de al servicio d e la soteriologia paulina, presenta lo que fue en la
hierro hasta morir. Ambos, Jesús y Akiva, fueron héroes judíos cuya realidad el trágico suceso de la condena decretada por u n prefecto
significación reside en sus vidas, no en sus muertes. Quedb luegopara romano contra Jesús, como sedicioso, a morir en la cruz, y que
los mistagogos exaltar ese instrumento de tortura, la cruz romana, hasta acabaría inesperadamente con la empresa mesiánica, en el «va-
ELPERFIL DE 1..4 HISTORIA DE JLSÚS

ticinium ex evcntu» de una frustración que ya habzá tenido lugar


- No hay ninguna necesidad de dudar de que Jesús hablara al pue-
hacia cuarenta años, como bien sabia el narrador. blo sobre temas morales y religiosos como cualquier otro maestro
fariseo, pero si él se hubiese limitado a estos temas nunca habría ter-
Todo lo que sabemos de la niñez de Jesús es que nació y se educó en minado su vida en la cruz de los romanos. El énfasis en los Evangelios
Galilea, y fue adiestrado como carpintero. La aseveración de Juan (el recae sobre la predicación, la enseñanza y las actividades sanadoras de
último evangelista) de que Jesús fue un hombre que no recibió edu- Jesús, excluyendo cualquier toma de conciencia en él de la abrumadora
cación era probablemente inventada para enaltecer el milagro de las realidad politica de la ocupacicín romana. El cuadro que allí tenemos es
alegadas victorias teológicas sobre los cultos oponentes fariseos, y así el de un predicador y sanador que, de repente, sin previa preparación
enfatizar la primacía de la fe sobre la razón, un énfasis característico de o indicación, realizó un acto político al entrar triunfalmente en Jerusa-
las sectas extáticas. Los propios dichos deJesús, su detallado conocimien- lén, y de inmediato volvió a predicar y esperar pasivamente a ser arres-
to de las Escrituras, y el hecho de que se dirigiesen a él como «Rabbzí,, tado y ejecutado. Éste es un falso cuadro, porque el que Jesús hablase
todo ello muestra que habia sido altamente educado. Había en Galilea públicamente representaba un factor fuertemente politico desde el co-
una entusiasta hermandad de maestrosfariseos; no había habido así mienzo. Como un predicador del «Reino de Dios», estaba anunciando
ninguna dificultad para que un joven recibiera unaformacGn búsica en elfin del gobierno romano. SiJesús se hubiera confinado en predicar y
saber tradicional y escrituristico, junto con el calendario astronómico y sanar, nunca habría suscitado la hostilidad de figuras como Herodes
otras disciplinas de los fariseos.Jesús, entonces, vino a estar cualificado Antipas y Caifás. Los herodianos y los saduceos eran los «quislings» ...
y aceptado como un RabbG pero esto no significa que hubiese deja- Éstos, no los fariseos, fueron los enemigos de Jesús entre 1os.judzós. Un
do de ser un carpintero. Probablemente continuó en su oficio hasta pasaje crucialmente importante en los Evangelios es el siguiente: «El
que emprendió su misión como Profeta. Los fariseos desaprobaban el mismo día vinieron algunos de los fariseos, diciéndole, lárgate y huye
profesionalismo religioso, y los Kabbis aprendían cómo ganar su vida de aquí: porque Herodes te matará» (Lc 13.3 1).También es ilumina-
mediante el ejercicio de oficios y profesiones. Grandes dirigentes como dor este pasaje: «Encontramos a este sujeto subvirtiendo a la nación, y
E-Iillel y Shammai nunca aceptaron el pago por sus servicios como Ra- prohibiendo pagar tributo al César, diciendo que él mismo es Cristo y
bbís. Jesús no solamente fue educado como un fariseo; siguió siendo un un Rey» (Lc232 ) . Esto es presentado como falsa acusación, inventada
fariseo todd SU vida L...] (ibidem, pp. 104-106). por los judíos para desacreditar a Jesús ante Pilato. Es realmente una
La Regla de Oro de Jesús, por ejemplo, era casi idéntica a la de verdadera descripción de las actiuidades de Jesús, dada por los «quis-
Hillel. No hay evidencia alguna en los Evangelios de queJesús buscase lings»judíos a Pilato cuando lo entregaron a la potencia ocupante como
fundar una nueva religión. Aceptaba la Escritura Hebrea como la Pala- un peligroso lider de la Resistencia. Esta referencia al término «Cristo»
bra de Dios, y no hizo n i el menor intento, por ejemplo, para abolir las en su sentido politico auténtico es «única» en los Evangelios, y deja sin
leyes dietaizas y de pureza ritual judias. Ciertos dichos de Jesús, que se sentido la pretensión, en otras partes de éstos, de que la reclamación
han conservado, muestran que no tuvo ninguna intención de subvertir de «Cristianidad>>podría tomarse como base de una acusación religio-
el judaismo. De las adiciones y reformas fariseas, él hubo de decir: su de blasfemia. Si Caifás (que fue nombrado para su cargo por un
«Los escribas y los fariseos se sientan en la cátedra de Moisés. Por con- prefecto romano) hubiese visto la ofensa de Jesús como puramente re-
siguiente, todo lo que ellos te manden observar, eso observa y haz» (Mt ligiosa no habría actuado. SiJesús se hubiera presentado como Dios,
23.2) (ibídem, p. 107). habría sido visto por Caifás como un inofensivo lunático; y en cuan-
to a cualquier presunta crítica hecha por Jesús contra los fariseos, Adrian N. Sherwin-White, basándose en la premisa de que los
Caifás, como saduceo, la habría visto con la mayor satisfacción. Pero
gobernadores provinciales seguían en procedimientos penales
<<subvertira la nación* (es decir, incitarlos a la rebelión contra Roma),
una competencia «extra ordznem», pretende justificar la <<infor-
<<prohibirla sati.$acción del tributo» 1«tributum capitis», tributo censal
como reconocimiento de soberanzál, fix-mular la pretensión explosiva- mación» de los Evangelios, y escribe lo siguiente:
mente «politica» de ser «Cristo, un Rey», éstos son los mismos cargos
que habían hecho que Caifás entregara a Jesús a los romanos (ibidem, El análisis de Lietzmann de las diferencias entre Marcos y los otros es
PP. 97-98). algo debilitado por una omisión [Lietzmann sostuvo que «puesto que
todos los testimonios coinciden en que la ejecución tuvo lugar al modo
romano y por romanos, entonces el juicio y la condena por el Sanedrín
H. Maccoby analiza sagazmente el embrollo generado por la fueron una fabricación»]. Él falló al no observar que Marcos, al incluir
adulteración evangélica del sign &?cado d e los <<titulos»falsamen- la anticipatoria profecía del juicio y la muerte de Cristo en los mismos
t e a&udicados a Jesús, permitiendo artificialmente desfigurar, términos de Mateo, siguió exactamente la misma tradición que el relato
no sólo la verdadera naturaleza de la personalidad histórica y del proceso en Mateo: «ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán
política del Nazareno, sino también su incidencia jurídica o re- a extranjeros y lo azotarán y matarán ...» (Mc 10.33-34). También es
ligiosa en el proceso abierto ante Pilato. Se trataba, pues, de levemente desafortunado para Lietzmann que haya alguna duda acer-
una cuestión relevante. ca de la lectura de katakrinoüsin autón thanato de la profecía en Mt
20.19, donde thanato ha sido puesto entre corchetes, pero no hay nin-
guna duda aparente sobre las mismas palabras en el pasaje paralelo de
Según los evangelio.^, el cargo capital que llevó a Jesús a su muerte fue
Marcos [...] El argumento formal de Lietzmann tiene una fuerza lógica
su blasfemia al reclamar que él era el «Mesías o Cri.sto>»Sin embargo,
considerable, pero parece que implica tres falsos supuestos históricos
esta pretensión no habría sido vista como «blasfemia» de ningún modo
[.,.]De nuevo, hay en la teoría de H. Lietzmann la presunción de que no
por los judíos de la época, cualquiera que fuera su partido. Este título,
pudieron hacerse dos diferentes clases de cargos contra el acusado al mis-
a los ojos de los judíos, pertenecía a la realeza, no a la divinidad. Inclu-
mo tiempo. Sucede que es cierto en la jurisdicción bajo el ordo. Pero el
so el titulo c<Hijode Dios» era para los judíos (pero no para los gnós-
proceso de Cristo es una cognitio extra ordinem, en la cual el juez es lz-
ticos) un titulo humano aplicado en tiempos diversos por los hebreos
bre de procesar como quiera. Son bastante comunes cargos múltiples en la
a reyes tales como el rey David, a judíos ordinarios y a no-judíos (en
jurisdicción extraordinaria de penas capitales en el período de los Fla-
virtud de la común Paternidad de Dios). El titulo «Hijo del homhrew
vios L..] La objeción de que el Sanedrín no necesitaba acudir a Pilato
tampocofue un título divino. En ciertos escritos esotéricos fue el nom-
para ejecutar a Cristo ya ha sido eliminada. El juicio ante el Sanedrín y
bre de un ángel (jamás de Dios); pero la expresión resultaba mucho
la condena por blasfemia readquieren plausibilidad histórica. Nada hay
más conocida como un modo de dirigirse a un profeta (ver Ezequiel,
en el trasfondo romano que haga improbable la solución más antigua:
passim), y era, en el uso común, empleada para significar simplemente
que los líderes judíos, sabiendo que Pilato rehuía confirmar una ejecu-
«ser humano» [sic]. No podía existir ningúnfundamento para una acu-
ción por una ofensa puramente religiosa, la añadieron o la sustituyeron
sación de «blasfemia» en el uso por Jesús de esta designación (ibidem,
por un cargo alternativo de sedición, que Pilato después aceptó como la
p. 97).
base de su sentencia. Pero es igualmente posible, en los usos romanos,
que cuando Pilato rehusó un veredicto sobre el cargo político [pero el nida sutilmente por Jesús pesó decisivamente, además de su in-
«titulus» prohíbe esta rebuscada hipótesis], ellos retornasen al cargo re- suwección armada, en la condena del Nazareno:
ligioso, que Pilato finalmente aceptaba bajo la clase de presión política
que se indica en un tecnicismo convincente de Juan [...] «si dejas irse a
¿Pero seguramente Jesús rehusaba comprometerse expresamente
este hombre, no eres un amigo del César» [...] (Roman Society and Ro-
con un punto de vista antirromano acerca de la cuestión del tributo?
man Law in the New Testament, 1960, 2.aed., 1981, pp. 34-47).
Ningún pasaje en los Evangelios es mejor conocido, o citado más
Esta hipótesis gratuita contradice, no sólo la índole de los frecuentemente, que la respuesta de Jesús a la cuestión «¿es licito
cargos ( L c 23.1-5), sino también la indubitable teologia hebrea pagar el tributo al César, o no?». La respuesta fue «Dad al César lo
de la salvación según la «esperanza» de Israel. que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mc 12.17).Éste es el úni-
co pasaje en los Evangelios en el cual Jesús se representa tratando di-
En adición a la ofensa de blasfemia, Jesús es representado en el Evan- rectamente con el hecho de la ocupación romana. Su respuesta parece
gelio como alguien que había ofendido a la religión judía de otras significar que los romanos tenían <<titulos»para recaudar tributos
maneras, incurriendo así en la enemistad de los fariseos. Las historias de los judzós. Si éste fuese el significado dado por Jesús, se estaría
de los choques de Jesús con los fariseos no resisten, sin embargo, su exa- endosando la licitud de la invasión romana de Palestina y de otros
men. Muchos se ocupan de la supuesta ofensa de curar en Sábado, países, su sojuzgamiento por la fuerza de la libertad de los nativos,
pero la Ley farisea no prohibía tales curas. Los fariseos eran muy di- su desnudo imperialismo y el saqueo a gran escala de naciones más
ferentes de los hipócritas reaccionarios retratados en los Evangelios. débiles [...] Incluso los saduceos y los herodianos que colaboraban
Las «nuevas verdades» enunciadas por Jesús eran realmente ideas que con los romanos no habrían adoptado una posición tan servil [...]
habían sido previamente formuladas por Hillel y otros pensadores Las verdaderas palabras de Jesús sobre el tributo pueden haber
fariseos, y que fueron aceptadas en el movimiento fariseo. Además, sido correctamente notificadas por los Evangelios, pero si fuera así,
los argumentos que se dice que Jesús utiliza «contra» los fari.seos son las habrían malinterpretado [S. G. F. Brandon ha argumentado que
argumentosfari.seo.s. Él mismo fue un fariseo, y su retrato como un an- Jesús quiso decir «Que el César regrese a Roma a la que pertenece, y
tifariseo es parte de un intento de mostrarlo como un rebelde contra la que deje a Dios la tierra y el pueblo de Dios». En otras palabras, quiso
religión judia, más bien que como un rebelde contra Roma (H. Mac- prohibir el pago del tributo]. La acusación hecha contra Jesús cuando
coby, Revolution in Judaea, pp. 99-100). fue entregado a Pilato, que él estaba <<prohibiendopagar el tributo al
César>>,era la verdad literal, el corolario necesario de su predicación
Maccoby, como antes de él Klausner, Brandon, Robertson y del «Reino de Dios» y de su reclamación de la Mesianidad ( H . Mac-
otros, se opone a la falsa interpretación «apologética» de una coby, Revolution in Judaea, p. 100).
cuestión de la máxima importancia en el proceso instruido por
Pilato, a saber, la cuestión de la licitud del pago del <«tributode Joseph Klausner puso en su debido contexto este asunto capi-
capitación» que Roma exigh, no sólo por importantes razones tal, por sí solo suficzente para sentenciar la crucifixión de Jesús,
ficales, sino también como reconocimiento de su «soberanía» en este punto solidario de la causa de los zelotas, y de muchos
por los súbditos en las colonias. La actitud de rechazo mante- de los fariseos después. Klausner escribe:
La masa del pueblo anhelaba la redención, liberarse del empera- tación implicaba u n reconocimiento personal y una sumisión a la
dor romano. SiJesús era el Mesías, debía ser enemigo del emperador. soberania del emperador romano, así como, en términos estric-
Volvieron a él sin alboroto, respetando su amor propio. Hasta ese mo- tos -igual que sostenían los zelotas-, también una infidelidad
mento Jesús había demostrado no temer a nadie, ni a las autoridades sacrílega y una apostasía contra Yahvé. Las audiencias gentiles
del Templo (expulsó a los cambistas de monedas) ni a los hombres podían no captar este exigente signifcado teológico, pero sí los
más reverenciados de la nación (atacó a los escribas y fariseos). Le hebreos y sus líderes palestinianos. Klausner parece influido
pedían entonces que declarara, sin miedo ni respeto de personas, si se
por la ficción evangélica del giro del pueblo en el curso del
debía pagar el tributo al César.
proceso en contra de Jesús y a favor de Barrabás (vid. mi libro
Jesús advirtió lo peligroso que era decir que no debía pagarse: in-
mediatamente lo habrían arrestado por rebelde [...]Jesús preguntó: Vivir en la realidad, 2007, pp. 34 1-347).
«¿De quién es esta imagen y la inscripción?». Le respondieron: «De Volviendo a la naturaleza de la personalidad d e Jesús, Mac-
César». A lo cual el Nazareno replicó: «Dad al César lo que es del coby especifica lo siguiente:
César, y a Dios lo que es de Dios».
Era ésta una aguda réplica: de ese modo no se oponía al pago del Es completamente claro que la primera aparición de Jesús como una
tributo ni se rebelaba contra el gobierno, pero distinguía «las cosas figura pública fue la de un «profeta», no la de un Mesías o Cristo L..]
del César» de «las cosas de Dios», sugiriendo que, para él, el empera- (Revolution in Judaea, p. 111 ) .
dor extranjero era la antítesis de Dios. Luego, vemos que toda la tendencia y énfasis de los Evangelios
Pero la respuesta convenció al pueblo de que Jesús no era un son desorientadores. Jesús no era un inofensivo predicador que
redentor y que no había llegado para liberarlo del yugo romano- irrumpió en la acción sólo una vez en su vida (la Entrada Triunfal y
edomita. Perdió entonces algo de su popularidad. Los Evangelios se la Purificación del Templo) y después recayó en su previa pasividad.
limitan a decir que sus examinadores «se maravillaron de él». Pero No era primordialmente un maestro de doctrinas que incurría en an-
observemos que el pueblo lo apoyó cuando hizo su entrada en Jeru- tagonismos teológicos y doctrinales que lo condujeron a su tragedia.
salén como el Mesías y purificó el Templo y, sin embargo, no movió Desde el comienzo, fue un «hombre de acción». Desde el momento en
un dedo para salvarlo cuando tres días más tarde fue crucificado: este que empezó a predicar el advenimiento del «Reino de Dios>,, fue un
cambio es difícil de explicar a menos que se acepte que la respuesta hombre marcado; y cuando reclamó la Mesianidad entró en un choque
en la cuestión del tributo probó a las gentes que no podían esperar de frontal con Roma. Desde el arranque de su carrera pública, estuvo bu-
1
ese Mesías galileo la redención política y la liberación nacional (ksús yendo de las autoridadesjudías prorromanas, o sea, los herodianos y los
de Nazaret, su vida, su época, sus enseñanzas, pp. 3 14-316). saduceos, y de los mismos romanos; &tu es la razón de su conmovedor
lamento: «Los zorros tienen agujeros, los pájaros del aire tienen nidos;
pero el Huo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza» (Lc9.58).La
En mis libros he analizado la cuestión delpago del tributo censal intervención de Jesús en el escenario político con su Entrada Triunfal y
por los varonesjudíos, y he concluido que en su respuesta Jesús su enérgica reforma del Templo no son, en consecuencia, erupciones
estableció, por vía de consecuencia, que era ilicito hacerlo de inexplicables de la acción violenta, sino la culminación de toda su carrera.
conformidad con su religión, pues ese tributo censal de capi- Ésta fue su apuesta por el poder; y cuando fracasó, no fue a causa
EL PERFIL DE LA HISTORIA DE J ~ S U S

de la oposición de líderes religiosos, sino porque las fuerzas del imperia- sionaban para que él mismo se revelase y emprendiese abiertamente
lismo romano fueron más fuertes que él. Como muchos patriotas judios, la etapa nacional en Jerusalén (Jn 14.22). El mismo Jesús tenía que
tanto antes como después de éI, murió sobre la cruz romana; y el pueblo estar convencido del éxito de su movimiento, de que le esperaba un
y sus líderes los fariseos lloraron por él como un héroe judío y mártir rol mas pande que el que él mismo supuso hasta entonces. El principal
[...] (ibidem, p. 101). aspecto destacado por Jesús en sus profecías, parábolas y otros di-
El mesianismo, enraizado en la visión monoteísta de la historia, fue chos apocalípticos es la «subitaneidad» con la cual llegaria el Reino de
el principal resorte del espíritujudh de resistencia [...] (ibidem, p. 83). Dios. Esperaba que la salvación tendría lugar por «medios milagrosos>>
Como lider popular, pues, Jesúsfue un profeta y un «preparador del y con pasmosa rapidez ( M t 14). ¿Qué clase de evento tendría lugar con
camino». Pero pronto se abrió en su carrera una nueva fase incluso mis tal subitaneidad? El mismo Jesús se sintzZ concernido por el concepto
peligrosa. Llegó a convencerse de que el Mesias y liberador, cuya venida de «dia del Señor>>,que procedia de los profetas hebreos. Estas oscu-
habia estado profetizando, no era otro que simismo [...] (ibidem, p. 114). ras y sublimes profecías hablaban de un «día grande y terrible» en el
que Dios derribaría a los enemigos extranjeros de su pueblo. Hablaban
Maccoby reflexiona con coherencia y hondura sobre las viven- ellos de una gran batalla final en «el valle de la decisión» (ibídem, pp.
115-116) [loel 1111.
cias íntimas de Jesús en esta fase decisiva, en circunstancias
nuevas del movimiento mesiánico:
Maccoby reitera las importantes peculiaridades de la «Mesianidad»:

El movimiento apocaliptico del cual Jesús era el lider alcanzó gran La idea de Mesias era ciertamente sugerente, especialmente en su for-
apoyo popular, en parte como resultado de su éxito como sanador ma internacionalista basada en las profrcias úe Isaias, Joel y Zacarias,
que hace milagros. La muerte de Juan el Bautista significaba que según las cuales la era del Mesías se convertía en significativa para
Jesús era la única figura profética que quedaba, aunque el movimien- la evolución de la humanidad como un todo. Incluso en esta forma,
to de Juan continuó teniendo una existencia independiente. Por un sin embargo, las ideas mesiúnicasjucZias eran muy diferentes a las que
breve período en la historia judía, Jesús llegó a ser la sola esperanza se desarrollaron luego en la Iglesia cristiana. No hubo ningún concepto
de un gran número, incluso quizá la mayoria de judíos. Debió Jesús de de un Mesías Sufriente que moriría en la cruz para purgar del pecado
haber cavilado profundamente sobre el sign$kado de la desaparición a la humanidad [...] En algunas sectas judías se pensó que el Mesías
deJuan, y acerca de la relación entre el movimiento de Juan y el suyo hijo de José moriría en batalla, y que la victoria sería luego conse-
propio. Estas cuestiones también dejaban perplejos a sus discípu- guida por el Mesías hijo de David. Esto era un intento de reconciliar
los, y lo presionaron para que diera una explicación [Mc 8.27.331.
las conflictivas tradiciones sobre el Hijo de José (derivadas del Reino
La situación no podia permanecer estática. Hasta entonces, Jesús habia del Norte) y el Hijo de David (derivadas del Reino del Sur). La muerte
desempeñado el papel de un precursor o heraldo, que apuntaba hacia en batalla es muy dderente, de todos modos, de la muerte en la muz. La
aconlecimientos que iban a ocurrir en un futuro próximo. Ahora la idea judía del Mesías es más «abajo en la tierra» que la cristiana. Para
muerte de Juan y el crecimiento explosivo de su propio movimiento los judíos, la salvación era un concepto «fsico» y no puramente «espi-
hicieron imposible este papel de espera. Sus seguidores, convencidos ritual~.La edad mesiánica, según los judíos, iba a ser la culminación
de su grandeza, esperaban de él algunos audaces desarrollos. Lo pre-
de la historia humana sobre la tierra. Incluso el Mundo por Venir
LAEXISTENCIA l i l ~ ~ t ~ l ~DE( :JI:.sÚs
h

iba a tener lugar en la tierra, y el renacimiento del justo iba a ser una para plantear difíciles problemas para él. Era aclamado por multitudes
Resurrección del Cuerpo en el Paraíso Terrestre -no en un Cielo incor- que miraban hacia él para algún paso importante. Herodes Antipas, el
póreo-, y no resuwección del alma. Detrás de esta diferencia yacía una gobernante prorromano de Galilea, se había dado cuenta del peligro
dgerente actitud hacia el cuerpo; los judíos todavía miraban el cuerpo del movimiento de Jesús y buscaba arrestarlo. Sin embargo, el Mesias
con reverencia como la creación de Dios, mientras que los cristianos profetizado por Jesús había fallado en su venida, y Juan el Bautista, su
sucumbieron a la idea helenistica de que el cuerpo era la prisión del alma, camarada profeta, había sido apresado y ejecutado. Jesús consulta con
la posesión y provincia de Satán (ibidem, pp. 79-80). El ideal mesiánico sus más próximos discípulos, los Doce, y se encuentra una solución.
surgió de toda la «Weltanschauung» del pueblo judío, la cual fue única He aquí esta importante consulta, según el Evangelio de Marcos: «Y
en el mundo antiguo. El ideal mesiánico brotó del «monoteísmo». El Jesús salió, con sus discípulos, hacia la ciudad de Cesarea de Filipo: y
monotei~mounificó la historia humana en un solo proceso que tiende por el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles, "¿Quién dicen
hacia una meta final, el cumplimiento de los propósitos de Dios al crear los hombres que soy yo?". Y ellos respondieron, "Juan el Bautista; pero
el mundo. La idea de una «edad mesiánica» que provee el desenlace del algunos dicen Elías; y otros, Uno de los Profetas". Y él les dijo: "¿Pero
drama cósmico es inherente al monoteismo. El politeísmo, de otro lado, quién decis vosotros que soy yo?". Y Pedro respondió y le deo: "Tú eres
no proveía tal drama cósmico. Cada nación tenía sus propios dioses y el Cristo">>.Pedro «saludaba» a Jesús, por primera vez, como Rey de
no había ningún propósito superior para la humanidad. La historia, en Israel. La conmutación de «rol» desde Profeta a Rey fue dramática,
culturas politeístas, era contemplada como cíclica. Las naciones, como sin precedentes en la historia judía. Es aquí, si en alguna parte, donde
los individuos, tenían sus ciclos de vida; y encima de ambos, dioses y hay que encontrar la «unicidad» de Jesús. No obstante, en esto nada
hombres, había un Destino inexorable, indiferente. Solamente los habia que fuese contra las ideasjudías. Haciéndose Rey, él no cesaba de
judíos pretendían estar en contacto con este Destino inmortal supremo, ser un Profeta. La grieta entre el poder espiritual y el poder secular,
aseverando también que éste no era indiferente ante la humanidad, de la cual el profeta Samuel tan poderosamente había advertido, sería
sino un Padre amoroso que moldeaba el proceso de la historia. Este al fin curada. Esta encumbrada concepción nueva, combinada con la
concepto de «progreso» en la historia hacia una Utopia final ha sido la propia personalidad y el don de curar de Jesús, explica el hecho de que
inspiración de la tradición utópica y progresista en la Cultura occiden- éste, a diferencia de otros pretendientes mesiánicos, no fuese olvidado
tal -tanto más así cuanto que es difícil hoy en día visualizar la «unici- después del fallo de .su apuesta por el trono. Sus seguidores no pudieron
dad» de esta idea en el mundo antiguo L..] (ibidem, p. 81). creer que su crucifixión fuera el final. Creyeron que, como Elhs, aún
Jesús habló frecuentemente de «ese dia», diciendo, por ejemplo, estaba vivo y que volvería pronto para conducirlos a la victoria. Esta
«pero de ese día y hora ningún hombre sabe nada, no, n i los ángeles idea degeneró en la Iglesia gentil-cristiana, bajo la influencia de Pablo,
del cielo, sino m i Padre solamente». La respuesta, dice el profeta, es en una creencia idolátrica en la «divinidad>)de Jesús. En la mente-judia
«arrepentimiento». Sólo un «resto» (Joe111) sería salvado, aquellos que la idea de «resurrección» no estaba asociada con la de «divinidad». Ve-
se arrepintieron a tiempo. Los otros judíos perecerían en «el gran y mos, en el pasaje citado, cómo era natural para los judzós suponer que
terrible día del Señor». Como dijo Jesús, «uno será tomado y otro Jesús mismo era Juan el Bautista resucitado -incluso si las vidas de
dejado» [...] (ibidem, pp. 116-117). estos dos hombres se solapaban-. Los fariseos creian que todos los
Ahora hemos llegado a un punto crucial en la carrera de Jesús. Su héroes de la historia judía eventualmente resucitarian,juntamente con
movimiento habh logrado un éxito sorprendente, tan grande como losjustos de cada generación, incluyendo a los no+dios. Así, la aso-
LAEXISTENCIA HISTÓRICA L>II JL:SÚS

ciación entre resurrección y divinidad, que pareció tan inevitable para «Rey de losjudíos>>.Los Evangelios son extremadamente confusos en
los gentil-cristianos, era extraña a los judzós. A l aceptar la salutación esta materia, y la interpretación usual (que Jesús pretendía este título
de Pedro como Cristo o Meshs, Jesús levantaba el estandarte de la re- sin que tuviera alguna intención política) sólo añade más confusión.
vuelta contra Roma. Ahora tenemos que preguntar (necesariamente,a Estas dificultades surgen porque los escritores evangélicos, asi como
causa del intento de los Evangelios de disfrazar todo el asunto), ¿Qué no podían negar la pretensih real de Jesús, la encontraron extremada-
pasos dio Jesús para presionar a favor de su pretensión de ser Rey de los mente embarazosa,puesto que sabían que signifcaba la rebelión contra
judios? (ibídem, pp. 122-124). Roma. Mientras que la pretensión de queJesús es el iclMesias» o «Cris-
to» es urgida fuertemente en los Evangelios, el titulo es despojado de
E n los seis capítulos restantes d e su espléndido ensayo, Mac- su contenido politico, y los judzós son presentados como conocedores
coby va desgranando los sucesos acaecidos a Jesús durante su del significado de este concepto que emergió de su propia literatura e
histovzfi. Si adoptamos el método de «desespzritualizaczOnr'>,podemos
proclamación inesiánica, su pasión, su procesamiento, su conde-
recuperar mucho de la historia del breve reinado de Jesús como Rey
na y su cruczj'ixión. Los datos escriturarios son bien conocidos, de los judíos. Los Evangelios Sinópticos (a diferencia de Juan) siguen,
y m e limitaré a espigar algunos rasgos d e los mismos. El lector en lo principal, el perfil de un evangelio más antiguo, o grupo de evan-
puede consultar el catalogo de los textos y sus contradicciones gelios, en que se da un relato.judeocri.~tianode la carrera de Jesús; un
en s i y entre s i en el libro d e Geza Vermes, T h e Passion (2005) relato en el cual Jesús es vetratado como un Profeta y Rey humanos,
-que lamentablemente n o toma posiciones ni d a explica- no como un sacrificio divino. El primer acontecimiento importante
ciones para ofrecer una valoración en términos d e probabilidad que podemos recobrar así es nada menos que la Covonación de Jesús
veritativa-. Dice Maccoby: como Rey de losjudíos. Después de la Salutación de Jesús por Pedro co-
mo «Cristo» (o sea, «Rey»), viene el misterioso incidente conocido
Los Evangelios dicen lo menos posible acerca de la pretensión de Jesús como la icTransfiguración». Este incidente, si se lo examina, resul-
de ser el Rey de los judhs. Esta expresión aparece muy bruscamente ta que es un relato disfrazado, «espiritualizado», de la coronación de
cuando Pilato pregunta a Jesús: <<¿Erestú el Rey de los judzós?». Jesús L.. ] (ibídem, pp. 125-126).
Cuando Jesús aparece ante el Tribunal judío, n i una palabra se dice Después de su Coronación, Jesús inicia un progreso real hacia su
sobre su pretensión al trono; en su lugar, él es acusado de blasfemia. capitalJerusalén: «Luego de estas cosas, el Señor nombró también a
Sin embargo, cuando llega a Jerusalkn en su Entrada Triunfal el pueblo otros setenta, y los envió de dos en dos ante su rostro a cada ciudad y
evidentemente conoce su pretensión, y lo saludan con el titulo real de lugar, adonde él mismo iría [sic]».
«Hijo de David» y (según Lucus) «Rey». El mismo Jesús desmiente El carzinaa personal deJesús era tan grande que fue capaz de ven-
cualquier intención de ser rey terrenal, diciendo a Pilato «Mi reino cer las dudas de sus seguidores, y convencerlos de que la «internen-
no es de este mundo* (solamente según Juan); lo cual hace aparecer cicín milagrosa de Dios,,, como estaba profetizada en las Escrituras He-
su Entrada Triunfal como una decepción sin sentido para el pueblo. breas, vendría, y que era necesaria una preparación militar solamente
Aunque el Tribunal judío nada dice durante el juz'cio acerca de su re- simbólica. Jesús no era ningún oportunista político o militar. Expulsar
clamación del trono, los Evangelios hacen de esta pretensión la base de a los romanos sólo por la fuerza de las armas, como Judas Macabeo
szi denuncia ante Pilato y del cargo realmente inscrito sobre la cruz, d había expulsado a los griegos, no era su propósito; un éxito tal sólo
llevaría a fundar una dinastía más como la de los Hasmoneos. Jesús timiento a Herodes para la reconstrucción del Templo, pero a pesar
inaugurarh el Reino de Dios, una nueva era en la historia del mundo, de su soberbia belleza, nunca esperaron que el Templo durase hasta
o nada. Jesús queria la victoria, no su propia victoria personal, sino la el reino del Mesías. La acusación de planear la destrucción y recons-
victoria de Dios; con otras palabras, la victoria mundial del judaismo. trucción del Templo era parte de la denuncia hecha contra Jesús, no
El retrato de los Evangelios está acribillado sin remedio de contra- como un blasfemo o rebelde contra el judaísmo, sino como un re-
dicciones. La solución simple es la obvia: que Jesús estaba apostando por belde contra el régimen «quisling» del Sumo Sacerdote [...] (ibídem,
el poder, en cuanto que un literal, no metafórico o «espiritual», Rey de PP. 135-1361.
losjudíos. Claramente, Jesús no tuvo ninguna intención o expectativa de La Purifcación del Templo no fue un incidente aislado sino una
morir en la cruz en Jerusalén; estaba planeando un recorrido por su reino reforma, que implicaba la ocupación del área del Templo por)esús y
después [sic] de su aparición en Jerusalén [...] (ibídem, pp. 129-132). sus seguidores. Como en tantas insurrecciones de esta clase descritas
Ahora podemos ver por qué la primera acción al entrar en Jeru- por Josefo, Jesús se habría hecho dueño de parte [sicl solamente de
salén fue la Purificación del Templo. Este acto ha sido muy triviali- Jerusalén. Por unos pocos días [como habrían dicho Pilato y Caifásl,
zado por los evangelistas, quienes lo han presentado como una de- un iluso fanático con el apoyo de las turbas era capaz de poseer un
mostración personal de fuerza por la que Jesús expulsa con un látigo área limitada de Jerusalén, incluyendo los terrenos del Templo, in-
a los cambistas de moneda. La acción fue mucho más importante que terrumpiendo la jurisdicción del Sumo Sacerdote temporalmente. Sin
eso: Jesús, como el Rey Justo, realizaba una reforma total del Templo, embargo, durante estos pocos días Jesús reinaba como supremo en el
limpiándolo de las corrupciones de su venal Sumo Sacerdote saduceo; área del Templo L...] (ibídem, pp. 139-140).
Jesús estaba ahora en lo más alto de su poder. Aunque no tenía ningún No empleó Jesús todo su tiempo en eL área del Templo durante esos
q&ato organziado, las masas judías celebraban cada nuevo paso. Habien- pocos días. En las tardes iba al Monte de los Olivos, al este deJerusalén,
do purificado la administración del Templo, Jesús tenía que haber aproximadamente a una milla de la ciudad. La profecía de Zacarías, en
ejecutado su plan de reedifcación del Templo para la era mesiánica, la que confiaba particularmente Jesús, declara que el lugar del milagro
apareciendo en el Patio del Templo, como Salomón en la Dedicación sería el Monte de los Olivos. Esta montaña era de gran significado re-
del Primer Templo, para leer «el párrafo del Rey». Podemos inferir ligioso, especialmente para un Mesías, porque no sólo era el lugar del
todo esto de una relación confusa y disfrazada, que se halla sólo en el esperado milagro, también era el lugar donde el rey David solía orar.
Evangelio según Juan, de una visita de Jesús al Templo en la Fiesta de Además, era aquidonde el profeta Ezequiel había visto la aparición de
los Tabernáculos -aunque Juan representa esta visita como si fuera la «gloria de Dios>>queJesús tambikn estaba esperando. Fue en Betania,
en una ocasión distinta de la Entrada Triunfal-. El paralelo entre una pequeña población sobre el Monte de los Olivos, donde ocurrió
Jesús y Salomón arroja luz sobre una denuncia que más tarde se hizo el curioso incidente de la «unción». Éste puede muy bien ser un relato
contra Jesús: que él amenazó con destruir el Templo y reconstruirlo disfrazado de una ceremonia de Coronación realizada en el Monte de
en tres días. Es completamente posible que Jesús declarase una inten- los Olivos [...] (ibzálem).
ción de destruir y reconstruir el Templo, una vez que su Reino fuera La fuerte influencia de la profecía de Zacarias sobreJesús se manifes-
plenamente establecido. El Templo que ahora gobernaba había sido ta, en particular, por su modo de entrar en Jerusalén cabalgando sobre un
construido por Herodes el Grande, conocido por los fariseos como pollino. Tal deliberado cumplimiento de Zacarías 9.9 sugiere que Jesús
Herodes el Malvado. Los fariseos habían dado su renuente consen- también tuvo en su mente el resto de la profecía de Zacarias. «El pueblo
LAEXISTENCIA I I1STi)RICA DE JESÚS

Schweitzer rechazó categóricamente la tesis de una supuesta en-


que ha combatido contra Jerusalén» no eran otros que los romanos, los
bárbaros paganos que habían unido las naciones [sicl en un gran Impe- fermedad mental en Jesús. Esta posición me parece correcta,
rio y habían dirigido sus caras contra Dios. Él mismo, Jesús de Nazaret, aunque en algunos puntos de sus razonamientos mezcla hipó-
era la persona a la cual estaba dirigiendo el profeta sus instrucciones; tesis histórico-teológicas sobre la fe de Jesús que ni Maccoby
el Mesías que iiegaría a Jerusalén a lomos de un pollino estaría en «el ni yo compartimos. Schweitzer señala que la posición de los
valle de las montañas» juntamente con una compañía de «santos» para que afirman «alguna distorsión psicológica del contenido de la
testimoniar la aparición de la glorza de Dios sobre el Monte de los Olivos. conciencia» se funda erróneamente en «alguna transformación
Él vería a los romanos golpeados por una plaga, y conduciría a «J~dá>> al de la enfermedad mental que surge de causas internas» (p. 64);
combate contra ellos. Luego, tras una gran victoria, reinarzá coino R q - él pisa terreno firme al mantener que «los cambios en las ideas
Mesías en Jerusalén [...] (ibídem,p. 144).
de Jesús estan siempre condicionados por circunstancias externas
Podría objetarse que este relato presenta a Jesús como un chi-
y representan consecuencias lógicas completamente en armonia
flado. ¿Podía realmente haber esperado él que las profecías de Zacarías
se cumpliesen tan literalmente esa misma noche en el Monte de los con el cuadro total>>(ibidem), y que resulta indispensable, eiz este
Olivos? ¿Cómo pudo haber estado tan seguro de conocer la hcra sentido, incluir en este cuadro «las ideas implantadas por la his-
exacta de las profecías, y de que iban a ser cumplidas a través de él? toria y por las creencias judias tardías» (ibídem, p. 61). Es decir,
Como persona, Jesús era lo que hoy se describiría como un carácter «las ideas religiosas quelesús compartiá con sus coetáneos, y que
manhco [sicl, es decir, alguien capaz de permanecer por largos perío- aceptaba por tradición, pueden no ser consideradas como patoló-
dos en un alto grado de entusiasmo y euforia. Esto le permitia reali- gicas [diseased], incluso cuando aparecen enteramente extrañas
zar sus milagros de curación, e impresionar a SUS asociados hasta tal e zncomprensibles para nuestra visión moderna» (ibidem, p. 60).
punto que pudieron no dejar morir su memoria. No fue un accidente Pero en una magnífica introducción, Charles R. Roy despeja
que Jesús diera lugar a una nueva religión mundial. Aunque el cristia-
la contradicción contra la que luchaba la mente de Schweitzer,
n2mo fue una falsificación de todo aquello por lo que Jesús luchó, no
obstante cada detalle de esta falsificación se construyó sobre algo que
porque creyó haber descubierto que era la misma que anidó
existía en su temperamento y perspectiva. Bastaba sólo un paso para durante un tiempo en la mente del propio Jesús. En efecto, le-
que los gentiles helenisticos transformaran la encumbrada convicción yendo M t 10, Schweitzer creyó comprender que Jesús habla en-
de su misión universal en el dogma de su divinidad; o para transformar viado a los discípulos a predicar por todas las tierras de Israel,
su confianza de victoria por la mano de Dios, más bien que por el mé- diciéndoles que serían acerbamente perseguidos, y que antes de
todo de guerrillas, en una doctrina trascendente pacifista que transfirió completar su misión se habria inaugurado ya el reino mesiánico;
el concepto de victoria a un plano «espiritual» [sic]. El temperamento como él ya no esperaba volver a verlos, cuando retornaron y vio
«manhco» [sicl deJesúsfue el principal resorte de la temprana Iglesia que n i habían sido perseguidos, n i se h a b h inaugurado el Rei-
cristiana, con su talante extático, su ambición universalista, y su con-
no, revisó la exégesis prevaleciente de Heinrich J. Holtzmann y
fianza en su victoria última (ibidem, p. 145).
dedujo que no era exacto pensar que Jesús se había equivocado al
E n un interesante ensayo titulado T h e Psychiatric Study
predecir y predicar la inminencia del Reino, sino que <<Jesúsno
of lesus. Exposition and Criticism (1913, trad. 1948), Albert
había anunciado ningún "reino" que fuera a ser fundado y reali- tensiones habrían parecido, a sus coetáneos, asombrosamente
zado en el mundo natural por él mismo y los cveyentes, sino uno atrevidas pero enteramente razonables» (Revolution in Judaea,
que iba a ser esperado como a punto de llegar con la casi inme- p. 145).
diata aurora de una edad sobrenatural>>(citado por Roy en p. Prosigue Maccoby asisu análisis del desenlace de la aventura
21). Por consiguiente, éramos nosotros los equivocados, y no un mesiánica de Jesús:
Jesús supuestamente desequilibrado. En cuanto a sus alegadas
Jesús puede situarse, en el espectro de la Resistencia judía, como un
ccalucinaciones», Schweitzer no las admitía, y sólo reputaba du- fariseo apocalijtico cuyas esperanzas eran similares a las de Theudas
dosa la que se refería al bautismo según Marcos. Pero reconociá y a las del profeta procedente de Egipto mencionado por Josefo, que
que las alucinaciones «aparecían también en individuos que también centró su movimiento en torno a un milagro esperado en el
son emocionalmente excitables, pero que, sin embargo, pueden Monte de los 0livo.s.Jesús, habiendo llegado a éste, se estacionó en el
considerarse como enteramente dentro de la categoria de gentes {iardin de Getsemanh con sus disc$ulos. La profecia de Zacarias dice
sanas» (ibídem, p. 67). Winfred Overholser refiere estos casos que los pies de Dios descansarán sobre el Monte de los Olivos [...]
alucinatorios registrados al propio Jesús, «incluso asumiendo su Por consiguiente, Jesús llevó a sus discijulos al lugar indicado por el
historicidad>>(ibídem, p. Id), pero que no implican ccpsicosis>>. profeta, donde podia vigilar el milagro y no quedar aplastado por Él [...]
Maccoby dedica a esta cuestión un elocuente y oportuno El propio Dios se uniría al Mesias en el valle para combatir contra el
enemigo y golpear sus filas con una plaga. Otros sorprendentes mila-
comentario: «Para mentes modernas, parecería insensato espe-
gros ocurrirían: aguas vivas saldrían de Jerusalén entre dos ríos; y «a la
rar el derribo de Roma sin un ejército adecuado y con sólo dos
tarde, habrá luz». Una vez en el «valle de la decisión}),Jeszis se dedicó
espadas (Lc22.36 y 38), a causa de algunas frases oscuras de un a la oración y a velar. Duo a sus dircz;bulos, «vigilad y rezad, por temor a
libro escrito quinientos años antes del nacimiento de Jesús. Sin caer en tentación».Jesús experimentó una agonia de tristeza respecto
embargo, el relato cristiano de Jesús le hace aparecer aún más a su cercana crucifixión. Ésta es, al menos, la versión de Marcos y
chzjlado. Según esta explicación, Jesús se veía a sí mismo como Mateo (Juan omite todo el incidente). Sólo Lucas usa la palabra «ago-
una de las Tres personas de la Santísima Trinidad, que había da», y lo que parece describir no es una agonia de tristeza, sino una
descendido de las inmensidades del Mundo de la Luz a fin de vigorosa plegaria. ¿Por qué estaba orando Jesús tan gravemente en este
inmolarse en nombre de la humanidad. Una combinación talde momento? ¿Por qué mandó a sus discijulos que vigilasen y rezasen,
megalomanía y fantasía suicida era completamente ajena a la so- una orden que él había empleado previamente para los que espera-
ban la venida del Reino de Dios? ¿Por quÉ los previno contra la cuida
ciedad de Judea y Galilea de su tiempo. Ellos tenían sus propias
en la tentación? Si él estuviera resignado a la crucifixión, y estuviera
extravagancias apocalz;úticas, pero esta especie de esquziofrenia
pasando la noche en Getsemani esperando a que Judas llegase con las
helenística estaba fuera de su experiencia y entendimiento. tropas para arrestarlo, no tendria ninguna particular razón para orar e
Jesúsjamás se vio a sí mismo de este modo. Su naturaleza caris- incluso mantenerse en alerta. Y no habria ninguna particular tentación
mática impresionantemente "maníaca" seguid la pauta sentada que probablemente asaltase a los discipulos mientras e.speraban. En la
por tales temperamentos en la tradición profética judía. Sus pre- teorh aqui perfilada, sin embargo, habia una gran razón para rogar y
permanecer alerta, y existía otra gran razón para evitar la tentación. Pedro, del cualse descubrió un fragmento en 1884, no contiene el relato
Pues Jesús no estaba esperando pasivamente en el Valle de Getsemani de la traición deludas. Su narrador dice cómo, después de la crucfixión,
su arresto. Estaba esperando su pavoroso «milagro» y la aparición de «nosotros, los doce discipulos del Señor, estábamos llorando y estába-
la gloria de Dios: pero tuvo que haber sentido que esta manzjestación mos afligidos». En este antiguo Evangelio no habiá ninguna defección
dependería, hasta cierto punto, de su propia «disposición» y la de sus de ninguno de los disc+ulos [...] (zbidem, pp. 151- 151) .
divcipulos. Jesús no habia meramente profetizado la venida del Reino En cuanto a lo que interesaba a los romanos, la insurrección de
de Dios: se habia tambiin preparado para él. Habzá hecho campaña en- Jesús era un asunto menor comparado con los serios levantamientos
tre «las ovejas perdidas de Israel», llamándolos a la penitencia, porque de los zelotas que ocurrian en el mismo periodo. Esto es por lo queJesús
sintió que la venida del Reino de Dios estaba siendo «retenida» por los dejó tan poco impacto en los historiadores coetáneos. En cuanto a la
pecados de Israel L...] (ibidem, pp. 145-147). mayoria de los judios, Jesús fue otro pretendido M e s h o profrta que
La narración de la «defección de los discipulos» debió de haberse habia despertado grandes esperanzas por un momento, pero que habia
desarrollado muy tempranamente en la historia de la Iglesia judeocrii- finalmente fracasado. Sifalló, entonces es que se habia equivocado;pero
tiana. Era imposible creer que Jesús mismo hubiese fallado. Sus propios seria respetado, sin embargo, como un hombre valiente y un patriota
discipulos prefirieron creer que ellos le habían fallado a él, pues culpán- [...] (ibidem, p. 153).
dose a simismos ellos podian seguir creyendo en él. Él se habia retirado Los romanos tenían como norma dejar a las autoridades judías
temporalmente del mundo, como Elías cuando ascendió a los cielos, colaboracionistas el examen preliminar de los sospechosos, pues eran
pero volvería y los conduciría a la victoria cuando hubieran probado sus expertos pagados para asuntos judíos, y podían alcanzar una de-
ellos mismos que eran dignos. Más tarde, en la Iglesia gentil-cristiana, cisión fiable sobre si habia «primafaciti?, un caso de prosecución. Sigue
cuando Jesús había sido convertido en un dios, se hizo impensable la ahora en todos los Evangelios un informe del examen del Sumo Sacer-
idea de que él necesitara el apoyo de los discípulos para cumplir su dote y sus funcionarios. Los Sin(jpticos añaden que al Sumo Sacerdote
misión. Su misión misma había cambiado su carácter, de tal manera se le unieron en este examen los «ancianos del pueblo*, en cuyo caso
que cualquier participación o contribución de otros se habían hecho el tribunal no habría sido otro que el Sanedrin, el supremo cuerpo reli-
inadecuadas. Jesús, entonces, permanece en pie en el Valle de Get- gioso y judicial de los judíos, en el cual los fariseos estaban fuertemente
semani, con el Monte de los Olivos despuntando sobre él. La difi- representados. El «examen» &Jesús es presentado, as4 por los evange-
cultad de su oración no le era propicia, y pudo ver que las fuerzas de sus listas como un <<proceso»en el cual Jesús fue juzgado y condenado por
elegidos compañeros estaban flaqueando. Con gran triiteza, se dio cuen- «blasJEmia».
ta de que el largo parto de Israel todavia no habia llegado a término [...] Es el Cuarto Evangelista, Juan, quien da la verdadera información
(ibidem, pp. 148-149). sobre el asunto: Jesús nunca fue juzgado ante elSanedrh por blasfemia.
La milagrosa apartcton del Señou Dios en el Monte de los Olivos Ninguna reunión tuvo jamás lugar fuera del sitio de reuniones de ese
no ocunió. Se cambiaron unos cuantos golpes, pero Jesús fue capturado augusto cuerpo, la Cámara de madera tallada del Templo; sin em-
pronto. Los discipulos huyeron desalentados, y las tropas que tenian bargo, según los Sinópticos, este proceso tuvo lugar en casa del Sumo
orden de apoderarse sólo del cabecilla se pusieron en camino con su pri- Sacerdote, a la que fueron convocados en medio de la noche. Era una
sionero, congratulándose de la facilidad de su captura. El relato de la regla expresa del Sanedrín que sus reuniones no podian celebrarse de
traicibn de Judas Iscariote, no obstante, no es hzitórico. El Evangelio de noche. Otra regla era que las reuniones no podian celebrarse en tiempo
LA EXISTENCIA HISTORTCA I > t J ~ . s ¿ ~ s

de festivales. Es claro que los evangelistas nada sabían acerca del Sane- nativa. La queja real hecha por el Sumo Sacerdote ha sido preservada
drin, o de las leyes judias sobre la blasfemia. La pretensión de Jesús de por Lucas: «Hemos encontrado a este sujeto subvirtiendo a la nación, y
ser el Mesias, o Cristo, o «Hijo de Dios>>,no constituía una blasfemia en prohibiendo pagar tributo al César, diciendo que él mismo es Cristo, un
la Ley judía. Incluso siJesús hubiera pretendido ser un ángel, como su- Rey». Cada elemento de esta denuncia era verdadero. La acusación fue
gieren algunos relatos, esto no habría sido «blasfemia». Si él hubiera subversión y rebelión, no blasfemia (zbidem, pp. 154-157).
pretendido ser Dios Todopoderoso, esto habria sido una ofensa denun-
ciable (no blasfemia, sino idolatría), pero n i siquiera los Sinópticos
C o m o judío, combatió, n o contra algún mal metafísico, sino
pusieron tan alta la pretensión. El Evangelio según Juan afirma sim-
contra Roma. También u n exegeta tan ecuánime como Winter
plemente que Jesús fue interrogado no por los <<ancianos»del pueblo
sino sólo por el Sumo Sacerdote Caifás, después de un interrogatorio subraya que ya desde el Evangelio de Marcos, tal como nos h a
preliminar por Annas, suegro de Caifás. Juan no dice nada de ninguna llegado, la apologética decide implantar su ideologia al servicio
acusación de blasfemia, escribiendo meramente, «e1 Sumo Sacerdote de los intereses de la <<paxromana»:
preguntó entonces a Jesús sobre sus úiscipulos y su doctrina». Cuando
Jesús rehusó comprometerst; CaIfás decidió entregarlo a Pilato, el pre- No hay que suponer que el evangelista fuese movido por sentimien-
fecto romano. El autor del Evangelio de Juan (evidentemente más in- tos positivamente antijudíos; su tendencia fue más bien defensiva que
teligente que los Sinópticos) también captó una cierta d~icultad.¿Por agresiva. Estaba interesado en evitar la mención de cualquier cosa
qué, si las autoridades,judias estaban tan convencidas de que Jesús era que provocase el antagonismo romano, o incluso la sospecha, hacia
un blasfemo, no lo ejecutaron ellas mi.smas, en lugar de entregarlo a los ideales que él defendía. Los materiales con los cuales su Evan-
Pilato con una inventada acusación de «.sedición>>?Juan encuentra una gelio se hizo se habían desarrollado en considerable medida en el
ingeniosa solución a esta difcultad poniendo en boca de losjudíos, «no ámbito judeo-palestiniano, pero el evangelista se estaba dirigiendo
es legal para nosotros ejecutar a ningún hombre>>.Como una cuestión a una comunidad predominantemente gentil-cristiana que estaba ex-
histórica de hecho, los judios «tenían» el derecho, en este tiempo, de puesta a ataques desde sectores paganos. Él modeló «el evangelio»
llevar a cabo la pena de muerte por ofensas religiosas, sujeta sólo a la para adaptarlo a las particulares necesidades de lectores en un entor-
automática ratifcación del prefecto. SiJesús hubiese sido realmente en- no romano, y llegó a darse cuenta de que debía omitir cualquier cosa
contrado culpable de ser blasfemo, o idólatra, no habria habido ninguna que pudiera tomarse como una sugerencia al lector de que el caso de
necesidad para las autoridades judías de entregarlo a Pilato con la «fal- Jesús, que había sido ejecutado por un gobernador romano en Ju-
sa» acusaci(ín de sedición; podían haberlo ejecutado ellas mismas. El dea, podía compararse a cualquiera de los otros casos de pena capi-
relato del proceso de Pedro en Hechos muestra que el Sanedrin tenia el tal -innumerables como eran- llevados a cabo por las autoridades
poder de vida y muerte en materias religiosas. Esto de nuevo demuestra romanas en los años 66-70 d. C. No debía darse ningún fundamento
que Jesús nunca fue juzgado por los judíos a causa de una «cuestión a la inferencia de que Jesús había estado conectado, de algún modo,
religiosa». La «acusación de sedición» hecha por el Sumo Sacerdote con actividades subversivas tales como las que habían desembocado
cuando entregó a Jesús a Pilato fue el cargo original, real, basado en la en la reciente sublevación. Por consiguiente, el evangelista se las in-
verdad de la vida y actos de Jesús. Porque Jesús q%e» reo de sedición; genió para ocultar que Jesús había sido condenado y ejecutado por
fue un patriota que combatió contra la dominación romana de su tierra un delito de sedición. La argumentación decía que no fue arrestado
por las tropas romanas, ni sentenciado por razones políticas por un de Jesús -místico, soñador y entusiasta- se conmovieran hasta
magistrado romano, sino que su condena y subsiguiente ejecución se las raíces. N o cabe duda de que él replico' con una respuesta afirma-
debieron a alguna oscura causa de la Ley judía, que, por supuesto, es- tiva» (op. cit., p. 342; trad. cast., p. 342).
taba exenta de relevancia a los ojos de un lector romano posterior al
año 70 d. C. La inserción del pasaje Mc 14.53b, 55-64 dentro de una Venimos ahora [continúa Maccobyl al giro en la historia del mo-
vieja tradición -a fin de combinar el dato de la conducción deJesús vimiento de Jesús: la llegada de Pablo, que transformó el nazarenirmo
a la casa del Sumo Sacerdote y la flaqueza de Pedro ante un peligro en d cristianismo. Pronto comenzó él a propagar una nueva visión de la
personal, con la narración del interrogatorio de Jesús por el Senado vida de Jesús. Los Evangelios tal como los conocemos son documentos
romano, introducido c<adh»c» por el evangelista [sic]- tiene su d i t z paulinistas, es decir, reinterpretaciones de la vida y muerte de Jesús a
i m Lebens en la historia de la temprana Iglesia, no en la historia de la la luz de las tcorias de Pablo, si bien los tres Evangelios Sinópticos in-
vida de Jesús [sic]. La inserción se hizo de modo notorio sin destreza tentan efectuar esta «reinterpretación» mediante la reinterpretacicín de
literaria y mucho esfuerzo para producir una secuencia coherente. La documentos nazarenos ya existentes, más bien que por una reescritura
narración marquiana de la Pasión gana claridad si Mc 14.51b, 55-64 es completa. El único documento del Nuevo Testamento que parece
eliminada. Con toda probabilidad, la inserción se hizo por Marcos, haber sobrevivido de los nazarenos con sólo ligeras revisiones pauli-
quien suplementó su fuente con una descripción de la sesión noc- nas es la Epistola de Santiago, que es obra del líder nazareno, el propio
turna del Sanedrín en la residencia del Sumo Sacerdote -inspirada hermano de Jesús. Los nazarenos de Jerusalén, sin embargo, d e i d o s
por intereses apologéticos y exhortativos [...] (op. cit., p. 34). por Santiago, hermano deJesús, se desalentaron ante las actividades de
Pablo, que les parecian una rendici6n al paganismo y la idolatría. Entre
losjudeocristianos (o nazarenos) y los gentiles-cristianos (o paulinistas)
Sin embargo dice Maccoby, «el movimiento que negó su vida al se produjo una gran fractura (alrededor de 60 d. C.). El grueso de los
deificarlo lo desfiguró, oponiéndolo al pueblo que él más amó y adherentes a Pablo ciertamente tenía un trasfondo pagano helenistico
en cuyo nombre luchó. Fue el resultado de u n árreglo" que ese que los capacitaba para responder a los aspectos gnósticos de sus en-
movimiento, el cristianismo gentil, hiciese una acomodación con señanzas. El acontecimiento que debilitó fatalmente a los nazarenos y
Roma, y se convirtiese en la religión oficial del Imperio que cruci- dio la victoria a los paulinos fi~eel sitio y captura de Jerusalén por los
ficó a Jesús>>(Revolution i n Judaea, p. 195). Klausner reitera esta romanos en 70 d. C. [...] (Revolution in Judaea, pp. 180-181).
evidencia taxativamente: <<]esúsestaba convencido de su mesiani- Su nuevaforma de cristianismo era no-revolucionaria;era perfecta-
dad: de esto no hay duda alguna. En caso contrario, no habría sido mente posible para ellos vivir en paz con sus vecinos romanos, pues el
más que un engañador y un impostor, y tales hombres no hacen Keino de Dios ya no se situaba sobre la tierra sino en alguna región más
allá delfirmamento [...] (ibidem, pp. 182-183).
historia, no fundan una nueva religión capaz de persistir durante
Una función importante de los Evangelios fue, en consecuencia,
dos mil años e influir sobre centenares de millones de perso- la de proveer de una orientación a los gentil-cristianos en la situacirín
nas civilizadas. El desafío, al que ya había respondido afirmati- del post-70; para habilitarlos a decir «Nosotros no somos judíos.
vamente en Cesarea de Filipo y en Betfagé, provenía ahora del Jesús mismo no sería realmente judío, excepto por un accidente de
Sumo Sacerdote, y sólo era posible que el alma y los sentimientos nacimiento. Jesús fue leal a Roma, y así lo somos nosotros». La dei-
L A EXISTENCIA HIsT~RIcA D F ~ J E S O S

ficdción de Jesús reforzaba, por supuesto, la tendencia a borrar su ju- mente en cumplimiento de una orden de que fuera preparada una de-
deidad; y otra función de los Evangelios fue la de urgir la doctrina nuncia para un proceso prefectorial [...] (op.&.,p. 67).
de la divinidad de Jesús, una doctrina que la Iglesia judeocristiana de El hecho mismo de que los evangelistas exageraran el papel
Jerusalénjamás sostuvo íibz'dem,pp. 183- 184). desempeñado por el Sumo Sacerdote judío y por sus asociados en
el drama del juicio y muerte de Jesús, es probable que influenciara
a los lectores que estaban ansiosos de distinguir el hecho y la ficción,
La inspiración mesiánica del judeocristianismo nace del hecho y los indujese a caer en el error opuesto de minimizar la participación
paradójico de la fe en Jesús como el Mesías prometido y de su en los sucesos. Indudablemente, el Sumo Sacerdote y los de su campo
crucifxión como punto de arranque de un Cristo desaparecido estaban preocupados de que sus intereses creados resultaran adver-
pero vivo y que de nuevo vendría en gloria. samente afectados por complicaciones que amenazasen con surgir a
La cuestión fundamental, desde la perspectiva ideológica, se causa de la incontrolada propaganda popular L.. ] (ibidem, p. 59).
refiere a saber con certeza qué tribunal y qué acusaciones inter- En los cuatro Evangelios leemos una inscripción de Jesús en la cruz,
vinieron históricamente en el proceso judicial y en la condena y aunque hay variantes en las palabras transmitidas (Mc 15.26;Mt 27.37;
ejecución de Jesús. Después de mucho debate exegético, y de Lc 23.38; Jn 19.19).La forma más simple está dada en Marcos: «El Rey
mucha investigación histórica y teológica, las conclusiones re- de losjudíos» L..](ibidem,p. 153).
T. A. Burkill discute la inscripción y viene a aceptar Mc 15.26
fuerzan la historicidad real de que u n galileo de nombre Jesús
como perteneciente al estrato más antiguo del Relato de la Pasión, fiel-
fue crucifcado por los romanos como <<sedicioso».El hecho de mente reproducido en esta ocasión por Marcos. Tal parece ser la con-
que los historiadores independientes, y objetivamente más fia- clusión correcta. Realmente, hay buenas razones, además de las que
bles, hayan identificado, en las propias fuentes neotestamenta- Burkill ha considerado, para descartar cualquier duda sobre el hecho
rias, ccpolémicas» entre los propios documentos sobre Jesús, da- histórico de que una inscripción como la citada m.Mc lJ.26 fue fiyada a,
tos diversos sobre si fue acusado de blasfemia y condenado por el o suspendida de, la cruz cuando Jesús de Nazaret fue ejecutado. Si algo
Sanedrín, o bien si fue acusado de sedición y sentenciado por u n es registrado de su Pasión en los cuatro Evangelios que concuerde con
tribunal romano presidido por el prefecto, no hace más que <<re- la historia, es el informe de que fue crucifcado y de que la cruz que Ile-
forzar>>la autenticidad histórica y real de esasfuentes en cuanto a vaba su torturado cuerpo tambir'n exhibía una sumaria declaracirjn de
la existencia delesús y de su condena. Winter ha llegado a algu- la «causa» por la que él había sido sentenciado al «servile supplicium».
En cierto modo, las palabras del «titulus» puesto por Pilato eran ofen-
nas conclusiones que parecen apenas discutibles:
sivas para la apreciación cristiana de la persona de Jesús. Lejos de ser
impulsados por una inclinación a encontrar el cumplimiento de la
Pese a la necesaria vaguedad de toda deducción debida al carácter de
profecía en las palabras de Mc 15.26, fue este versículo lo que indujo
nuestras fuentes, lo que emerge de la anterior discusión es que ambos,
a los cristianos a alterar el tenor del Salmo 95 (96), a fin de hacer que
los soldados romanos y la policía del Templo, fueron consignados como
el Antiguo Testamento anticipara lo que el Nuevo Testamento re-
particzpantes en el arresto de jesús. Es probable que esto fuera relatado
gistraba; «la narración», aquí, fue más antigua que «la profecía» [...]
en la tradicihz primaria. Una valoración similar se aplica al informe de
(ibídem,pp. 154-155).
que Jesúsfue conducido a la residencia del Sumo Sacerdote, aparente-
9. EL ERRÓNEO ENFOQUE DE LOS NEGADORES
Es el Segundo Evangelista [Marcos] L..] aqui el que corresponde
DE LA EXISTENCIA DE JESÚS
evidentemente a la tradición primaria. Mientras que los autores de Lu-
cas y de Juan podían haber sido movidos por el sentimiento de que
Jesús no debia representarse muriendo con desesperadas palabras en
sus labios, una actitud tan psicologizante apenas puede adscribirse al
ambiente judeocristiano en el cual la tradicidn expresada en Mc 15.34
vino a quedar formulada. El pueblo de este entorno vivia, se conmovía
y tenia su ser en la Biblia. De ahí que, para ellos, hahria sido más con-
veniente cualquier cita del Antiguo Testamento con la representación
dellesús moribundo que un grito sin palabras (ibidem, p. 157).
El estudio del conjunto documental de las fuentes cristianas, si
se realiza aplicando correctamente todos los métodos de in-
vestigación que poseen hoy las ciencias históricas, prueba con
plena evidencia que en la génesis del fenómeno cristzano son
perfectamente identifcables dos referentes contradistintos: a) un
referente existencialmente real, auténtico y razonablemente da-
table, es decir, u n personaje como Jesús; y b) u n falso referente
sobrenatural e inexistente, es decir, un ente puramente mental
conocido como el Cristo eclesiústico. El referente a) se presen-
ta en las fuentes documentales como u n judío que asumió la
pretensión de ser el Mesías de las promesas del Dios hebreo a su
pueblo elegido en cumplimiento de un pacto o testamento. El
referente h), por el contrario, se presenta en esas fuentes como
una especie de avatar de u n Dios cósmico que se encarna y baja
a la tierra para expiar mediante su pasión, muerte y resurrección
los pecados de la humanidad pasada y presente. Es indudable que
ambas figuras son esencialmente «míticas>>,pero a la vez wadi-
calmente diferentes». Jesús fue un hombre, u n judfo de carne y
hueso, avalado inequívocamente por la vigorosa tradición his-
tórica y religiosa multisecular de un pueblo, que estaba reco-
gida en sus documentos aún existentes. El «Cristo» no fue más
que un irreal y abstracto «constructum» teológico generado en
EL NEO ENFOQUE DE LOS NEGADORES

las comunidades gentil-cristianas y perfilado sutilmente por el y el desarrollo del cristianismo, en un doble sentido: el paulatino
genio religioso de Pablo de Tarso, inspirándose en las religiones debilitamiento deljudeocristianismo y el rápido ascenso y fortale-
de misterios y en las cosmologías de raíz gnóstica, caracterís- cimiento del cristianismo paulino de la «dispersión». Se trata de
ticas de la cultura helenística (sin olvidar la matriz egipcia del desvelar con rigor e independencia la gran <<pugnaideológica»
misterio de Osiris, Isis y Horus). entre el proyecto mesiánico dellesús histórico y la empresa pauli-
El solapamiento de dosfiguras antitéticas respondía a la dua- na del Cristo sobrenatural de la fe eclesiástica de la gentilidad. El
lidad de modelos soteriológicos que alberga confusa y soterra- conflicto entre un proyecto y otro jamás desaparecería del todo,
damente en permanente tensión el Nuevo Testamento, a saber: alimentado ideológicamente por intereses o por anhelos que
a) el modelo judío de explicación soteriológica del fallido in- he analizado extensamente en mi libro de 1974; sin embargo,
tento mesiánico de Jesús, imaginado por los judeocristianos de la gran Iglesia cristiana -la Catholka Ecclesia- jugó su baza
Jerusalén, creyendo que Jesús seguía viviendo y que volvería decisiva al asegurar el triunfo de su dogmática, su unidad y su
muy pronto en gloria para instaurar el Reino y juzgar al mun- hegemonía al fusionarse intimamente con el imperio que había
do; y b) el modelo paulino de explicación del fracaso, para los ajusticiado y crucifcado a su supuesto fundador.
gentil-cristianos y los paganos, en los términos universalistas, En este contexto, parece evidente que el gran error que ha
antirrevolucionarios y mistéricos de los cultos helenísticos do- cometido la llamada «escuela miticista» de la investigación de
minantes en honor de dioses de salvación que mueren y resuci- la fe cristiana es haber funcionado de modo «idealista» y sin
tan. Ahora bien, este multifacético antagonismo de los dos mo- herramientas «ideológicas>>, al no advertir la dualidad histórica
delos, relativamente enmarcados en los documentos cristianos radical entre Jesús y Cristo, y al tratar como un «referente>>el
originales, llevaba tácita o expresamente implicados importantes inexistente personaje inventado y llamado Jesucristo, que es un
<factoresideológicos>> -culturales, políticos, sociales, econó- concepto autocontradictorio que intenta amalgamar dos tévminos
micos, y propiamente religiosos también- que funcionaban inconciliables: uno, realmente existente, el pretendiente mesiá-
como principales motores de la pugna entre el particularismo nicojudío; y el otro, un dios imaginario como el de los cultos de
judío y el universalismo grecorromano, y en general, en último misterios. Tal vez una militancia atea llena de una motivación
término, entre Roma y Jerusalén, entre Pablo y la Torah, entre encomiable llevó a los <<mitólogos»a perder de vista las exigen-
el Imperio e Israel. Sin una profunda e inteligente <<perspectiva cias metodológicas del estudio del «fenómeno cristiano», para
ideológica» -en el sentido marxiano del concepto de «ideolo- el cual el complejísimofactor ideológico figura en primer plano.
gia»-, el laberinto teológico de las Escrituras es inextricable e Como diría un apologista de la labor hist~rio~ráfica del cris-
ininteligible, y resbalará por la superficie de hábitos exegéti- tianismo con métodos marxianos, Archibald Robertson, hay
cos ya periclitados. El objeto básico de toda investigación de las que huir de caer en la trampa de los <<ateosde aldea» (village
fuentes cristianas y demás documentos históricos de la época atheists), distinguiendo cuidadosamente el debate sobre la exis-
consiste en adquirir un conocimiento multifactorial de la génesis tencia de Dios de la cuestión de la existencia dellesús hzj-tórico
de las fuentes cristianas. El Cristo consustancial con la Divinidad
el momento decisivo de su misión. Se trata, pues, de una mesia-
es una fabricación paulina, pero el Jesús aspirante a Mesías es un
n i a d escatológico-apocal+tica a cargo de un hombre fuerte, y
personaje inequívocamente histórico y suficientemente ident&ca-
vocacionalmente revolucionaria. La segunda era una mitologia
ble en los documentos bíblicos conservados. Un mitólogo mode-
dualista intensamente sobrenaturalista y espiritualista, y a la vez
rado y bien informado, George A . Wells, formula sinceramen-
cósmica y universalista, que excluía radicalmente todo particu-
te las dificultades con que tropieza la escuela a la que él mismo
larismo nacional o idolátrico, y privilegiaba sólo lo no-material,
pertenece: «incluso el más radical criticismo de los Evangelios
lo inmortal, lo divino.
(incluyendo la crítica de Strauss) se las ha ingeniado habi-
En realidad, lo único que relacionaba la «mitologh mesiá-
tualmente para dejar un pequeño núcleo la small corel de ver-
nica» de Jesús con la «mitología cristológica» de las EpzStolas de
dad histórica en ellos. Pero ¿puede explicarse la existencia de los
Pablo y el Evangelio de Juan era la idea de un «mediador» que
documentos, sin asumir que Jesús vivió realmente? Hay que ad-
realizase la salvación, y el uso común, pero solamente nominal,
mitir que es mucho más duro concebir cómo pudo haber surgido
del término Christós («Ungido»), procedente de la tradiciónju-
el cristianismo si negamos su historicidad, y sin embargo hay mu-
día del Mesías. La mitología mesiánica de Jesús y la cristología
chas leyendas y mitos sin ninguna base histórica» (The Jesus of
trascendente y sobrenatural definida por la Iglesia son esen-
the Early Christians. A Study in Chrictian Origins, 1971, p. 2).
cialmente antagónicas. Ambas son, en último término, alienan-
Su última conclusión, en forma de razonable interrogación, es
tes. Pero mientras que la primera está directamente orientada
fecunda porque obliga a seguir investigando y deja abierta la
a lo terrenal y lo felicitario, y sólo indirectamente a lo celeste y
cuestión. Nadie puede disimular seriamente el fuerte contenido
trascendente -podría decirse que es una alienación de primer
mítico del retrato de Jesús que ofrecen las fuentes cristianas, lo
nivel-, la segunda está directamente orientada a lo celeste, so-
cual exige hacer la siguiente distinción, a saber:
brenatural y <<post mortem» -podría calificarse como una alie-
En dichas fuentes se solapan confusamente dos mitologhs,
nación de segundo nivel, mucho más alienante y ultraterrena-.
la mitología que profesó y protagonizó el propio Jesús histórico,
Lamentablemente, la escuela miticista (o mitologista) ha fun-
y la mitología eclesiástica que le superpuso la tradición creada
dido estos dos niveles alienatorios hasta perder de vista la histo-
por Pablo y exacerbada por Juan, es decir, la dellesús celeste. La
ricidad existencia1 del movimiento mesiánico de Jesús. La sim-
primera fue la «mitología mesiánica» en la que nació y creció el
plificación inaceptable del problema conduce a Wells a una
utopista galileo, que era la de su raza y su religión, y que consis-
gratuita conclusión: «Si, entonces, los primeros cristianos con-
tía en la mitología no-dualista y radicalmente vinculada a la ex-
cibieron a Jesús "exactamente" como estos paganos concebían a
periencia histórica y al destino nacional del pueblo de Israel. Era
sus dioses salvadores (que nadie cree ahora que hayan existido),
una ideologia meslanica de intenso color político-religioso que
¿qué derecho tenemos para rechazar la sugerencia de que Jesús
implicaba la existencia histórica de un Mesías rigurosamente hu-
puede muy bien no ser más histórico que ellos?» (op. cit., p.
mano, pero que contaría con la asistencia del Dios de Israel en
3 17). Es evidente que el argumento no es válido, porque no se
da la validez de la premisa mayor: en efecto, los herederos legiti- No parece creíble, aunque casi nada sea inverosimil en cues-
mos de la experiencia personal y del movimiento mesiánico de Je- tiones «históricas», que la polémica ideológica que recorre el
sús, los Apóstoles y demás judeocristianos de la Iglesia de Jerusa- Nuevo Testamento en torno a SU protagonista principal hubiera
lén, ni hicieron deJeszis un <<soter,>
helenistico, ni dudaronjamás sido un capricho de la imaginación teológica o del arte narrativo
de la existencia real de su maestro y lider mesiánico. Serían los de un grupo de improvisadores. La dogmática de la Iglesia, con
seguidores de Pablo o de Juan quienes tardíamente -después su labor falsificadora de la fallida empresa mesiánica del Jesús
de la crucifixión, muerte y supuesta resurrección de Jesús- se histórico, fue la causa mayor de que la existencia real de Jesús
atrevieron a creer en un Cristo divino. Uno de los campeones de haya sido puesta en cuestión, no sólo por los mitólogos, sino
la escuela mitologista, Arthur Drews, resume elocuentemente también por los que no creen en los entes metafísicos o sobre-
lo sucedido: «La idea primitiva del Mesias judio, rayo guerre- naturales con pretensión de realidad extramental.
ro y vengador de las naciones, está completamente absorbida En efecto, la audacia de la Iglesia no tuvo límites en sus ex-
por la concepción metafi'sica de un salvador divino. El título de cesos de irracionalidad para forjar concordismos imposibles y
Triston [sic] se convierte en un nombre propio, ylesús Cristo, sintesis aberrantes que asegurasen el éxito proselitista de su
o el Cristo Jesús, se convierte en el nombre que resume para los ideología universalista. En el marco de este inquietante fenó-
creyentes la naturaleza, a la vez divina y humana, del salvador». meno de constitutiva «ocultación de las contradicciones», debe
Sin embargo, Drews vuelve inmediatamente la espalda al que destacarse que la fe eclesiástica ha sido maestra en el arte de
debería ser el punto de partida para alcanzar la evidencia de simular la «unidad de los contrarios» o la «coincidentia opposi-
la existencia histórica de un Jesús al que vzstieron de Salvador torum>>,lo que le permitió márgenes de ambigüedad y de opor-
divino en un mundo grecolatino que navegaba por ideologías tunismo creo que inigualados dentro de una paradójica voca-
paganas de orientación universalista opuestas al particularismo ción definitoria dogmática. El eje último que ha posibilitado
hebreo; y recae en la falacia de su escuela: «Estamos viendo que, su juego ha consistido en su destreza para el manejo del núcleo
en todas estas definiciones, no existe nada que permita desembo- original de la hipótesis animista, columbrada por el «horno pre-
car en la existencia de un Jesús hzStórico en la acepción corriente historicus» en los albores de la humanidad para procurar resol-
del término. Antes de descender sobre la tierra, el Cristo habría ver sus enigmáticas experiencias vitales y superar, además, su
permanecido en el cielo junto a Dios su Padre. Habría, exacta- congénito terror mortis. De hecho, las formas cultas y filosófi-
mente como el Logos de Filón, participado en la creación del cas del animismo habían alcanzado ya un notable desarrollo en
mundo, en el sentido de que todos, y al parecer, sobre todo las tradiciones egipcias, iranias, órfico-pitagóricas, platónicas
los machos, habrían sido creados a su imagen» (Die Christus- e incluso pregnósticas y gnósticas cuando las iglesias cristia-
mythe, 11, 1914, trad. cast. 1988, p. 120). ¿Podría pensarse que nas iniciaron su vuelo. Seguidamente, la Catholica Ecclesia se
también Drews, como muchos otros, sucumbió a la tentación de apresuró a asumir selectivamente esas especulaciones animistas
los <<village atheists»?... para ir construyendo su dogmática, nacida de la hibridación del
semitismo con el helenismo, a lo largo de un prolongado y polé- formas del sincretismo religioso. Por todo ello, la Iglesia expresa
mico proceso teológico y conciliar cuyo precipitado ontológico en su doctrina y en su praxis la forma extrema de la pretensión
final consistió en la sanción de un extravagante duofisismo fren- de detentar, en nombre del teísmo heredado de los hebreos,
te a las obstinadas soluciones de las formas del monofisismo de todo el poder acumulable por una institución que reclama la uni-
uno u otro tinte -monofisismo alejandrino o siríaco, etc.-. cidad y la universalidad en términos de estricta exclusividad. En
La extrema amalgama de lo espiritual con lo corporal se expresó este amplio contexto, la empresa negadora de la existencia de Je-
en la voluntarista cristología de las dos naturalezas hipostáticas sús podría decirse, al menos en cierto sentido, que deriva de la
-divina y humana- de Cristo, que fue así definida tras una errónea reducción espiritualista inducida por la doctrina ecle-
accidentada y aun sangrienta negociación doctrinal en la que la siástica de la naturaleza dual del llamado equívocamente ccJesu-
decisión política de un emperador fue determinante a fin de ase- misto» como nombre propio de un ente supuestamente humano,
gurar la unidad religiosa del Imperio y superar definitivamente pero que tanto por su origen divino como por su destino final de
las posiciones no dualistas más o menos atenuadas -arrianismo, salvador milagroso fue siempre un ser radicalmente divino en el
adopcionismo, nestorianismo, monotelismo, etc.- que nece- sentido riguroso de la palabra.
sariamente hipotecaban la dogmática cristiana de la imposible Sin embargo, las contradicciones y adulteraciones que sa-
conciliación del Cristo divino con el Jesús humano; o, en otras turan el Nuevo Testamento no pertenecen a un discurso sin
palabras, elJesús de la historia con el Cristo de lafe. Este dislate sentido, casual, o caótico del cual no podrían extraerse propósi-
de la falsa razón, sin embargo, ha dotado a la fe cristiana, antes tos bien estructurados sobre un plan de fondo lleno de sentido y
y ahora, del ingrediente real, humano, histórico del que carecían de finalidad. Bajo su repertorio de datos históricos y discursos
las demás «religiones de mzsterios>>nacidas de los mitos anti- doctrinales gravitan decisivamente intereses colectivos y perso-
guos -incluso aquellas que pudiesen invocar la referencia de nales como potentes motores de <«ideologíasde poder>>,ordena-
un héroe humano, más tarde divinizable en la memoria de los bles racionalmente de abajo arriba en función de la naturaleza
poetas-. Esta usurpación de un Jesús humano que quiso ser el y la urgencia de sus prioridades en cada tiempo, y de la fuerza
Mesías davídico de losjudíos, y que instauraría el Reino de Dios de los intereses. Quien renuncie a identificar, o no lo consiga, la
en Jerusalén, prometido por el Antiguo Testamento, significó presencia de esas «ideologiás» perderá el único rumbo correcto
una mera traslación del mito divino teísta desde la esfera parti- que puede conducir a una verdadera inteligencia de los textos.
cularista del pueblo que supo forjar un monoteísmo rigorista
de funestas consecuencias a causa de la difusión universal de
ese mito entre toda la humanidad, a la esfera de otros pueblos
agrupados bajo una Iglesia que ha sabido conjugar ese proyec-
to monoteísta de dominación universal con las más diversas
personalizaciones de lo divino mediante las más sofisticadas
Puede afirmarse con toda seguridad que Jesús jamás presentó
su misión como la de un salvador universal (soter), ni como la
del fundador divino de una religión mística o de misterios. Je-
sús fue solamente un hombre, un judío, que en el curso de su
aclamación mesiánica del Reino de Dios como inminente llegó
a alcanzar plena conciencia de que era él mismo el encarga-
do de realizar el cumplimiento de las promesas de la alianza
con su pueblo, poniendo así fin a la ocupación romana del
solar histórico del Reino. Jesús no subió a Jerusalén para in-
molarse voluntariamente en la cruz del martirio a fin de apla-
car la ira de Dios por una supuesta culpa original y colectiva
de desobediencia de la humanidad, y expiar por procuración
esa culpa y redimirla con su pasión y muerte infamante. Este
theologoumenon irracional y salvaje es la invención fabricada
por un visionario desequilibrado que vivió dramáticamente
inserto en la bisectriz de dos culturas antagónicas pero sobre-
puestas en la contradicción de su propia persona, conocido
históricamente como Pablo de Tarso. Este inverosímil pre-
supuesto teológico acabó siendo asumido plenamente por la
Iglesia oficial a partir de la destrucción del Templo de Israel
y la captura de Jerusalén por Roma con la desaparición de la
Iglesia-madre, en el año 70 d. C.
Robertson resume los «hechos» y su significado «ideológico»: fecía» que habría de cumplirse -aunque se trataba de un de-
saprensivo «vaticinium ex eventu»-, a saber: «Comenzó a en-
{Cómo se inició el cristianismo? De acuerdo con el magisterio oficial señarles cómo era necesario que el Hijo del hombre padeciese
de las iglesias cristianas, se origino en ciertos acontecimientos únicos mucho, y que fuese rechazado por los ancianos y los príncipes
que ocurrieron en Palestina bajo los emperadores romanos Augusto de los sacerdotes y los escribas, y que fuese muerto y resucitara
y Tiberio. En el reinado de Augusto, elDi0.Y por el cual todas las cosas después de tres días» (Mc 8.31).Así se convirtió un Jesús fraca-
se hicieron se hizo hombre en virtud del nacimiento milagroso de una sado como pretendiente mesiánico, en un Mesías espiritual «in
madre virgen. En el reinado de Tiberio, el Dios-hombre, Jesús Cristo,
humilitate>r.
fue crucificado por Poncio Pilato, el procurador romano de Judea.
No cabe un comentario más afortunado y certero acerca de
Después de sufrir la muerte, resucitó de entre los muertos al tercer
día, y ascendió al cielo dejando tras sí una Iglesia divinamente apo- tanta sinrazón que el que nos legó Robertson:
derada para interpretar su enseñanza hasta que vuelva otra vez para
juzgar a los vivos y a los muertos, e inaugurar la vida del mundo por Estos dogmas, contenidos en el Credo de Nicea, fueron impuestos
venir (op. cit., p. 63). en Europa durante la Edad Media. Negarlos todavía es una ofen-
sa contra el derecho común de este país. Son enseñados a los niños
con cargo al erario público en nuestras escuelas dotadas con fondos
Pero fue realmente Pablo, hacia el año 50-51, quien inventó y
nacionales y asiduamente propagados por la radio. La ley contra la
proclamó el núcleo de esta crucial «leyenda», como parte de una «hZasfrmia» se impone ahora solamente contra la gente pobre que
revelación personal, en los siguientes términos: «Pues si cree- ataca al cristianismo con lenguaje sin reservas. Pero un rechazo pú-
mos que Jesús murió y resucitó, así también Dios por Jesús to- blico de su verdad es un riesgo que pocos políticos, cualesquiera que
mará consigo a los que se durmieron en Él. Esto os decimos sean sus creencias privadas, están dispuestos a asumir, y la <<defensa
como palabra del Señor: que nosotros, los vivos, los que que- de la civilización cristiana» es utilizada conjuntamente con otros pre-
damos para la venida del Señor, no nos anticiparemos a los que textos para justificar el chalaneo de las falsedades (ibzálem).
se durmieron; pues el mismo Señor, a una orden, a la voz del
arcángel, al sonido de la trompeta d e Dios, descenderá del cie- El hecho crucial en la génesis de la fe cristiana de la Iglesia es la
lo, y los muertos en Cristo resucitarán primero; después no- muy temprana irrupción de Pablo en la elaboración teológica
sotros los vivos, los que quedemos, junto con ellos, seremos de urgencia subsiguiente al inesperado fiasco mesiánico de Je-
arrebatados en las nubes al encuentro del Señor en los aires» sús, hecho ominoso cuyo radical significado ha podido escapar
( 1 Tess 4.14- 17). Los tesalonicenses creyeron esta historieta, lo a las generaciones d e incautos creyentes como consecuencia
mismo que la creen hoy millones de individuos, en pleno siglo d e las manipulaciones textuales y exegéticas de innumerables
XXI d e la razón y de la ciencia. También la creyó a pie junti- teólogos al servicio de la jerarquía eclesiástica, que siguen simu-
llas el evangelista más antiguo, Marcos, veinte años después de lando que detrás d e la doctrina neotestamentaria existe, y ha
la carta paulina, pero puesta en labios de Jesús, y como «pro- existido siempre, una fe central común y una cristología y una
soteriología comunes a los primeros seguidores del Nazareno. Pablo comienza afirmando incisivamente que no sólo no
Pero no ha sido así. conoció jamás personalmente a Jesús, sino que no le interesa
En efecto, pasado un lapso indeterminado de tiempo, du- en absoluto el Jesús de carne y hueso (katá sarka), añadiendo
rante el cual hubo experiencias extáticas derivadas de un estado que fue el mismo Cristo Jesús quien le dispensó una revelación
alterado de conciencia en un contexto de grave confusión emo- directa de su inaudito mensaje y de su misión (según consta en
cional y mental, la primera comunidad apostólica de Jerusalén, los textos paulinos citados en la primera parte de este ensayo).
saturada todavía de la figura fascinante de Jesús, se resistió a Pronto se hizo visible que la doctrina paulina trastornaba los
admitir que todo hubiera terminado ya. Pronto surgió la con- fundamentos y el sentido genuino del magiiteri y del ministerio
vicción de que vivía y que habría de retornar en poder y gloria del Nazareno, tal como los conocieron en vida y directamente
para cumplir la misión aún inacabada, para instaurar el reino sus discípulos, que constituían ahora la Iglesia-madre en Je-
mesiánico anunciado y celebrar el juicio universal. ¿Dónde es- rusalén. Este preludio kerygmático no era una incidencia bio-
taba el Mesías crucificado?... Santos y grandes profetas habían gráfica circunstancial, sino que sentaba de una vez por todas su
sido arrebatados hasta los cielos y moraban en la casa del Dios libertad de opinión y de predicación frente a quienes pudiesen
todopoderoso ... Tanto más cabía pensar de una resurrección aducir eventualmente mejores títulos por ser disc@ulosinmedia-
de Jesús en carne mortal. Lo único que sabemos con plena cer- tos y coetáneos de Jesús.
teza es que los Apóstoles seguían fieles a la disciplina teológica Helmut Koester, en su obra ya citada, reasume así una pers-
del Templo, al que acudían asiduamente, así como obedientes a pectiva hermenéutica presentada por Walter Bauer en el libro
la Ley mosaica y confiados en la realización íntegra de la visita- que publicó en 1934, titulado Rechtglaubigkeit und Ketzerei im
ción mesiánica prometida. altesten Christentum:
Sin embargo, Pablo de Tarso se presentó, tan inesperada-
mente como antes había sucedido con el fracaso mesiánico de La aparición de una segunda edición de esta obra epoca1 treinta años
Jesús, para sacudir las mentes de los judeocristianos de Jeru- después de su publicación original, y cuatro años después de la muer-
salén, y ofrecerles una transformación total de sus perspectivas te de su autor y también de la publicación de una traducción inglesa
salvz;fcas,y una novísima interpretación teológica de la natura- [por G. Strecher en 19641, significó un cambio fundamental en el
clima del tratamiento académico lScbolarship1. Parecía como si casi
leza de Jesús y de su verdadera empresa soteriológica. Como aca-
dos milenios de discriminación contra aquellos que los Padres de la
bamos de indicar, unos quince años después de su conversión
Iglesia habían etiquetado como «herejes» llegaran a su fin. Si estas
hacia el año 35 -nunca bien explicada ni por él mismo ni por «herejías» no fueran simplemente desviaciones secundarias de una
las fuentes-, Pablo formula la mencionada historieta de los re- ortodoxia ya establecida, sino el resultado de desarrollos en las comu-
sultados soteriológicos de su nueva fe, que confirma y completa, nidades cristianas que ocurrieron tan tempranamente como el tiempo
con los curiosos detalles consignados, el núcleo original de su de la misión de Pablo a los gentiles, también sus evangelios podrían
peculiar concepto de la figura y los propósitos deJesús. reclamar su condición de ser continuaciones genuinas de las etapas
más antiguas de la formación de las tradiciones acerca de Jesús de - su cruz, su ser resucitado de entre los muertos (o su resu-
Nazaret (op.cit., p. XXX). rrección de los muertos),
- sus apariciones,
Sin embargo, este prometedor planteamiento queda invalida- - su retorno en el futuro» (op.cit., pp. 6-7).
do, tanto en Bauer como en Koester, a la hora de diluir la ra-
dical posición de Pablo en comentarios imprecisos sobre las Pues bien, todos y cada uno de estos elementos se presentan docu-
znequiuocas declaraciones del Tarsiota acerca de la personalidad mentados, con una anterioridad de más de una veintena de años
y la fe del mismo Jesús: el primero, escudándose en la «elastici- a cualquier otro documento, solamente en las EpÉstolas genuinas
dad de la perspectiva paulina» y la «aún rudimentaria organi- de Pablo, y en algunas otras tardías cuya autoría se supone que
zación del pensamiento» de Pablo (op. cit., p. 234);y el segun- no es paulina, aunque suelen contener fragmentos de textos o
do, pretendiendo, contra toda evidencia, que «los evangelios ideas de características paulinas. Es en esta obra de Koester don-
discutidos en este libro pertenecen a un período más antiguo de el lector puede comprobar, paradójica pero puntualmente,
en el cual estas líneas divisorias todavía no se habían trazado* la masa de «lo& del «corpus paulinum» que contienen esos ele-
(op. cit., p. m).¿Es posible que alguien veraz, con los textos mentos enumerados por él, y, más allá, de otros consonantes con
no interpelados más antiguos del corpus paulinum que descri- aquéllos. ¿Por qué no saca él todas las consecuencias? ...
ben las feroces disputas de Pablo con los Apóstoles en la mano, Veamos sólo muy pocos textos más, pero determinantes
se ciegue ante las más o menos conscientes exigencias de una para el giro radical hacia una «nova religio» esencialmente in-
apologética que funciona como desesperado parapeto de la fe ventada por Pablo y sus epigonos, y que permiten conocer ri-
ciega?... gurosamente su exacto significado teológico nuevo respecto
La matriz de la fe paulina se sitúa en el ombligo mismo de de las hipótesis que hubiesen podido imaginar los líderes de la
la fe eclesiástica, y en frontal oposición a la misfidedigna de la Iglesia jerusalemita antes de la propaganda paulina.
tradición oral transmitida por los testigos directos que formaron
el séquito de Jesús en su itinerario mesiánico, a la postre cruel- Epistola a los Filipenses 2.5 -9:
mente fallido. En esta fe de Pablo, «hay solamente unos pocos
elementos centrales -dice Koester- que aparecen repetida- Cristo Jesús, subsistiendo en la naturaleza (pop@q,molph~)de Dios,
mente en estas formulaciones, aunque en diferentes combina- no consideró como una presa arrebatada el ser igual a Dios, antes
ciones y diferentes distribuciones de términos. Estos elementos bien se anonadó a sí mismo (EUVTOV EKEVOUEV, heautón ekénosenj,
son: adquiriendo naturaleza (pop@qv,movph~n)de esclavo,hecho a seme-
janza de los hombres ( c t a x ~ ~ v o oEUV-cov
ev ~ F V O ~ E V etapeín~sen
O ~ ,
hrautón genómenosj; y en su condición exterior, presentándose como
- sufrimientos y muerte de Cristo,
hombre, se abatió a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y
-
SU sacrificio " ;por nosotros! ",
muerte de cruz.
LAEXISTENCIA IIIsTÓRICA DE JESÚS

Esta serie de sucesivos teologemas expresa las categorías aún durante más de tres décadas en la fejudeocristiana de los dis-
cristológicas y soteriológicas características del pensamiento de c+ulos del Nazareno. Una de las características de los historia-
Pablo, tal como él las formuló hacia el año 54-55;y contra quie- dores y exegetas proeclesiásticos es su empeño en disminuir la
nes se muestran reacios por motivos apologéticos a conceder originalidad de la doctrina de Pablo y en inventarse predeceso-
que en dichas fechas la plataforma teológica paulina hubiera res de su doctrina. Uno de los terrenos favoritos para intentar
alcanzado ya esa madura originalidad, cabe repetir, con uno de esta fallida empresa consiste en pretender convencer al lector
los más brillantes y competentes especialistas de la proclama- incauto de que los llamados «helenistas» (grecoparlantes) de
ción paulina, Adolf Deissmann, que en la genial creación de los capítulos 6 y 7 de Hechos, miembros de las sinagogas de la
Pablo, diáspora judía, son prefiguraciones del «anomismo» respecto
del Pentateuco (Torah).La verdad de lo que se esconde en ese
la crirtología no es el camino al Cristo, sino el reflejo de Cristo. Una gentilicio nada tiene que ver con la teologia paulina. Su jefe de
cristología meramente intelectual, que no surja de una unión religiosa filas, el mártir Esteban, tuvo a Moisés y a la Ley mosaica como
con Cristo, no tiene ningún valor. Pero hoy día toda cristología reli- modelos de pureza y conducta, al mismo tiempo que luchaba
giosa será paulina en una u otra forma. La cristología paulina, como con coraje contra la idolatria que se ocultaba en las prácticas
se la llama, de ningún modo es principalmente intelectual [ I Cor judías. Para Esteban, la crucifixión de Jesús no tenia signif-
2.9-101, sino que es más bien contemplativa, mayormente inspirada
cado sotenológico, y había sido solamente un vituperable cri-
con fuerza por la experiencia mistica de Cristo y por el culto a Cristo.
men más, como los sufridos por varios Profetas. El eminente
De aquí que, tomándolas todas conjuntamente, las «confesiones de
Cristo» por Pablo no dan la impresión de ser un sistema compuesto historiador de la Antigüedad y exegeta del Nuevo Testamento
con una mezcla de jirones de la tradición, sino que, aunque en su ma- Marcel Simon, escribe: «Para Pablo, la tarea de Cristo estuvo
yor parte hacen uso de viejas palabras cúlticas, tienen el aspecto de en el pasado [y en el futuro en su segunda "parousía"]: "Cristo
ser la creación propia de Pablo (A.Deissmann, Paul. A Study in Social nos has redimido de la maldición de la Ley" ( G á l 3 .U ) » . Este-
and Religious History, 1912, citado por la edición de 1957, p. 191). ban jamás habría dicho esto, no sólo porque probablemente no
pensó en tal redención, sino también porque para él no existia
Jamás se entenderá la abrupta formación de la fe neotestamen- ninguna «maldición de la Ley»: la Ley fue dada de fuente divina
taria sin asumir dos hechos indiscutibles: a) que la fe paulina fue e intencionalmente para siempre, y consistía en <<oráculosvi-
invención personal de Pablo, surgida de inefables experiencias vos». La misión de Cristo no es erradicarla y destruirla, pues
místicas, de oscuras revelaciones crísticas fundadas en una fe el Templo no es la Ley; está, en el sentido más estricto del tér-
personal independiente de cualquier especie de tradición his- mino, para cumplirla. El empleo de Esteban, en Hechos, del
tórica; y h) que la poderosa incidencia de la fe paulina relativa término <<Seiior>r era una traducción del arameo «Maran», y,
al Jesús Cristo transformó radicalmente las pautas y el horizonte lo mismo que el griego «kyrios» en la koiné, era un signo de
mental de las primeras comunidades postpascuales incardinadas cortesía o respeto; y en Esteban no connotaba una atribución de
LAEXISTENCIA HIST(')RICA DE JESÚS

divinidad (como en Pablo). Su interpretación de Jesús consistió lizando la lucha contra la idolatría que de nuevo podía deslizarse
en considerarlo como «un profeta de Moisés», y a éste como en la Ley mosaica: «Para Esteban, la construcción del Templo era
el modelo de Jesús, como «el Justo» por antonomasia. Esteban equivalente a fabricar el becerro de oro, y una consecuencia de
«no está, lejos de ello, contra la religión de Israel en sí misma, éste. Una exégesis correcta de Hechos 7.44-50 provee de la pista
en su pureza mosaica». Pero «lo que él se propone, y lo que para entender el mensaje de Esteban» (ibidem, p. 51). A juicio
quiere manifiestamente Jesús, según su punto de vista, es lo- de Simon, «es obvio L..] que 2 Samuel7, la profecía de Nathan,
grar en su segunda venida un desmantelamiento sólo de esta está también en la mente de Esteban: nos habla de la negativa de
Ley adulterada, como simbolizada y totalizada por el Templo Dios a tener una casa construida para él, y suministra el verdade-
y la adoración sacrificial [...] La tarea divinamente asignada a ro fundamento de la actitud de Esteban hacia el Templo» (ibí-
Jesús es devolverla [la auténtica Ley] a su pureza original. En la dem, p. 52). David representa esta actitud, frente a los fastos de
perspectiva de Esteban, parece no haber oposición alguna en- Salomón, y en favor de la exclusión de «todas las regulaciones de
tre el Antiguo y el Nuevo Testamento, entre Moisés y Jesús. La la Ley ritual» (ibidem, p. 55). Simon cita este texto de Frederick
primera y la segunda venida de Jesús tienen sentido solamente F. Bruce, interpretando el significado del «Tabernáculo de Mo-
en relación con Moisés: él viene, no para derribar, sino para lochx «la idolatría que comenzó en el desierto con la adoración
cumplir, o aún mejor, restaurar la Ley; él va a complementar el del becerro de oro, encontró su clímax bajo la monarquía con
plan divino iniciado por Moisés, pero después deformado por la adoración de los poderes planetariow. Simon prefiere decir,
los judíos» (M. Simon, St. Stephen and tbe Hellenists in the Pri- al revés, que «la idolatría del periodo real está enraizada en, y en
mitive Cburch, 1956, pp. 75-76,46-47). continuidad con, la idolatria ya iniciada en el desierto». Cuando
Simon advierte que «es importante, a este respecto, elucidar el Tabernáculo es reemplazado por el Templo, se retira la pre-
exactamente a qué se refiere Esteban cuando dice que la Ley sencia de Dios: «Entonces, la apostasía es completa. Dios se aleja
ha sido recibida por la dispensación de ángeles, es decir por su de su pueblo. En adelante, hay no sólo tensión, sino ruptura»
mediación. Esta idea no es en sí misma excepcional. Aparece en (ibia'em,pp. 55-56).
textos tempranos judíos y cristianos» (op. cit., p. 47). Y pode- El pensamiento de Esteban respecto a Jesús es diametral-
mos recordar que la revelación nuclear del Corán fue una reve- mente opuesto a las conclusiones de Pablo contra la Ley, pues él
lación angélica que Mahoma experimentó extáticamente en el quiere la restauración de la Ley mosaica en su absoluta pureza:
Monte Hira, en un contexto claramente antiidolátrico. «Esteban «Esteban, sin embargo, daba por supuesto que Palesttna estaba
lo que quiere es demostrar que no es él, sino los judíos, quienes predestinada por voluntad de Dios a ser nuestro propio Israel»
han sido infieles a la Ley» (ibidem, p. 48). Al subrayar que la Ley (ibidem, p. 44), pues «el propósito de Jesús es ser, en el senti-
ha sido mediada por ángeles, el propósito de Esteban «es evitar do pleno de la frase, ú n profeta según Moisés". Continúa, res-
una concepción antropomórfca de la Divinidad» (ibidem). Pero al taura, cumple la obra iniciada por Moisés. Sus discípulos, por
repudiar el Templo con sus prácticas sacrificiales, él está genera- consiguiente, reclaman ser los verdaderos israelitas, incluso si
son rechazados por los judíos» (ibídem, p. 58). El caso de Pablo de Pablo va debilitándose en favor del crecimiento de la rutini-
y los paulinistas fue muy diferente. zación de los carismas y de los aparatos de poder; y la exigencia
La inesperada incidencia de Pablo tuvo efectos catastróficos de pureza ritual y ministerial para la validez de los sacramentos
sobre las tradiciones del mesianismo judío, hasta que finalmen- se ve sustituida por el concepto mágico de eficacia sacramental
te cimmtancias históricas favorables generadas por la siniestra ex opere operato.
Guerra Judía otorgaron al paulinismo la posibilidad de acabar El sociologismo de la eclesiología católica en que vino a pa-
aniquilando cualquier veleidad de judeocristianismo, sobre rar el cristianismo oficial se puso de manifiesto en la praxis de la
todo después de la expulsión de los cristianos de las sinagogas Iglesia de Roma, tanto en la dogmática como en la pastoral. En
judías de la diáspora, hacia el año 90. Pero ya mucho antes, la la proclamación postpascual de Pablo y sus seguidores se alteran
preponderancia de la fe paulina selló el declive incontenible del ya esencialmente las perspectivas de la Historia Sagrada (Heils-
judeocristianismo merced a la opción teológica de Pablo, expre- geschichte), en virtud del misterio de la Encarnación, de la Resu-
sada así en términos perentorios: rrección y de la Redención de Jesús Cristo -un Mesías deifca-
do-, y también por la transmutación de losfieles expectantes
de la instauración inminente del Reino escatológico-mesiánico
prometido por el Dios de Israel en una comunidad de santos,
De modo que nosotros desde ahora a nadie conocemos según la cau- es decir, en ekklesia tou Theoü, laos toü Sheoü (iglesia de Dios,
ne. Aun cuando hemos conocido según la carne a Cristo, ahora, pueblo de Dios), conceptos nuevos y radicalmente diferentes
empero, ya no lo conocemos así. De suerte que si uno está en Cris- del viejo concepto de la Antigua Alianza expresado como el
to, es una nueva creación ( K U L V KTLOLO,
~ kaine ktisis). Lo viejo pasó
Quehal Yahwé del pueblo elegido. Se trata, pues, de una noví-
( z a a p ~ a i napyhOev,
a tu avjaia pardthen): mirad, se ha hecho nuevo
(i¿iov YEYOVEVKULVU, ido2 gégonen kainá).
sima categoria religiosa de carácter universalista y eminentemen-
te mistérico -es decir, una categoría cúltica y ritual, similar a
Esta frase conclusiva tuvo el sonido de lo terminante e ineluc- los cultos de misterios greco-orientales-. Por consiguiente, el
table, y equivalía al amanecer de un nuevo tiempo en el que el Laos toa Theoü es un pueblo de Dios no-étnico al que se ingresa
Esphitu (pneuma) reemplazaba a lo material, y lo divino a lo voluntariamente mediante símbolos sacramentales (bautismo y
solamente humano, y lo sobrenatural a lo natural. Pero a medi- eucaristía) abiertos a todos los humanos. En 1 Ped 2.9-10 se
da que aumentaba el número de fieles y se incrementaba el po- designa a ese pueblo universal, por contraste, «raza elegida>> de
der económico, social y político de la Iglesia, descendía el rigor la Nueva Alianza, naciendo así una nova religio no sólo en el
moral de los pastores y de la grey hasta cotas insospechadas. La plano individual sino también colectivo.
asamblea escatológica e igualitaria de individuos se transforma- Efectivamente, en esta religión creada por Pablo, la eclesiolo-
ba en «ekklesia>> jerárquica de obispos y sacerdotes, mientras que gía se funde con la cristologzá y la soteriología, para ofrecernos
la cristología se convertía en eclesiología. A su vez, el misticismo una estructura unitaria del nuevo pueblo de DDJ que elimina en
principio toda discriminación histórica, es decir, económica, so- miembros tengan la misma solicitud los unos de los otros. Y si padece
cial y política. Sin embargo, esta aparente universalización, por un miembro, juntamente padecen todos los miembros; y si se goza un
miembro, juntamente se gozan todos los miembros ( 1 Cor 12.12-14,
la cual todos los individuos serían iguales, queda subordinada
18-26).
de facto y de iure: a) a la obediencia al emperador y demás au-
toridades (Rom 13.1-7);y b) al sometimiento a la institución de Esta concepción de una totalidad de partes como estructura
la esclavitud (1 COY12.13; Gá14.7;Efes 6.5-8;Col3.10-11;1 Tit orgáizica de dominación, formulada por Pablo hacia el año 55
6.1; 1 Tit 2.9).Lo cual equivale a someterse al vigente orden ju- para presentar la eclesiología de la «koinonia» de los salvados
rídico de explotación económica y de sumisión política y social, en Cristo, significa la ruptura absoluta con el movimiento mesiá-
en términos semejantes a la «victoria» sobre la muerte pregona- nico del Jesús histórico, y su suplantación radical por una Iglesia
da también por Pablo: liberación espiritual del alma y esclavitud corporativa, jerárquica y vocacionalmente pneumática, pero
del cuerpo y de la carne. única, con títulos genuinos para administrar autoritariamente
Así, constituida en términos sobrenaturales y místicos la el capital carismático de forma «institucional» (Antaltsgnade) en
salvación de los individuos, resultaba que era en la comunión cuanto que monopolio del Espíritu divino a través del sacrificio
eclesial de las almas «con y en Cristo» donde cada uno de ellos expiatorio del Cristo apocaliptico. Las fórmulas latinas corpus
alcanzaba «comunitariamente» la libertad y la inmortalidad: christi y caput et membra, aunque interpretables de modo esen-
cialmente místico (corpus mysticum), funcionan y se exteriori-
Porque a la manera que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros,
zan fácticamente como organización societaria y totalitaria de
y todos son miembros del cuerpo, así también Cristo. Porque en un
mando y obediencia, fuera de la cual no hay salvación alguna
mismo Espíritu todos fuimos bautizados, ya judíos, ya griegos, ya es-
clavos, ya libres, a fin de formar un solo cuerpo. Y a todos se nos dio
(extra ecclesia nulla salus), como ocurre en los partidos políticos
a beber un mismo Espíritu. Porque el cuerpo no es un solo miem- únicos en nuestra época, con su emocionalismo característico y
bro, sino muchos [...] Mas ahora Dios dispuso los miembros, cada su falsa definición dogmática de lo existente, siguiendo el mode-
uno de ellos en el cuerpo, según quiso. Que si fueran todos ellos un lo del Romanum lmperium y la Catholica Ecclesia, al menos en
solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Mas ahora muchos son los el plano teórico. Esta Iglesia aparece así como una institución
miembros, uno, sin embargo, el cuerpo. Ni puede decir el ojo a la divina de un Cristo espiyitual cuya verdad está avalada por el
mano: «No tengo necesidad de ti»; ni tampoco la cabeza a los pies: carisma de la infalibilidad conferido al Pontífice en cuanto que
«No tengo necesidad de vosotros». Antes bien, mucho más los miem- Vicarius Christi y Caput Ecclesiae. Esto va incluso más allá del
bros del cuerpo que parecen más débiles son más necesarios; y los
paulinismo, porque no sólo es ajeno a la tradición sobre lo ac-
que pensamos ser menos honrosos del cuerpo, a éstos los rodeamos
de mayor honor; y los indecorosos en nosotros son tratados con ma-
tuado y predicado por Jesús mismo, sino también porque choca
yor decoro. Que los decorosos en nosotros no lo necesitan. Mas Dios frontalmente con el carácter pneumático activamente intimista y
concertó el cuerpo, dando mayor honor a lo que más necesitaba, a fin emocional de la doctrina de Pablo acerca de la «identidad místi-
de que no haya escisión (opapu, sjisma) en el cuerpo, sino que los ca entre Cristo y la comunidad cristiana», como subraya Robert-
son al explicar los capítulos 6 y 8 de la Epistola a los Romanos
(op. cit., p. 123),e igualmente, la doctrina del capítulo 12 de 1 En definitiva, Pablo se atuvo estrictamente a su lema: «lo viejo
Corintios. En efecto, añade Robertson, vemos que este capítu- pasó» y <<yano lo conocemos asiv ( 2 COY5.17), tanto respecto a
lo «data de un tiempo en que no había ningún clero profesio- Jesús el judío y su causa, como a la esperanza de Israel. Pero
nal y cualquier miembro de la Iglesia podía cumplir cualquier los manipuladores eclesiásticos de los escritos neotestamenta-
función, en virtud de que tempranamente existió ese criterio». rios -aunque paulinos- no podían ni querian renunciar a la
Precisamente «en estos estratos antiguos de Romanos, como en impagable herencia de un óptimo mito mcsiánico hebreo para
los estratos antiguos de 1 Corintios, "Cristo" denota, no un per- movilizar tanto a los descontentos y enemigos de Roma, como
sonaje histórico, sino el poder divino manifestado en la "comu- a los romanos que buscaban un ideal espiritualista de vida que
nidad cristianan»(ibídem), donde la fe se vivía como «parte del reformase la sociedad antigua, pero sin dañar su estructura de
cuerpo de Cristo, en el espiritu que habitaba en la comunidad, clases y su cultura dominante, todo bajo la meta al fin consegui-
y que participaba en su vida eterna». da de un Imperio romano-cristiano, una pax romana.
Robertson glosa magistralmente la esencia del cristianismo El contraste teológico entre las Epístolas paulinas y los cua-
de Pablo frente al cristianismo de los escritores que nos han tro Evangelios canónicos es total y radical. Escuchemos atenta-
transmitido, en su función de ideólogos de la Iglesia grecorro- mente la voz de Robertson:
mana, el mesianismo representado por Jesús pero con la óptica
eclesiistica: En suma, las Epístolas paulinas no están escritas para difundir el ma-
gisterio de un fundador humano. Están escritas para propagar el cul-
El cristianismopaulino fue así establecido sobre una base mística -la to de un dios crucificado para la salvación del hombre. Para Pablo, la
única base posible en las condiciones de esa época- de confraterni- crucifixión y la resurrección son todo. Y como este mundo es nada y
dad de hombres y mujeres, ricos y pobres, esclavos y libres, que los el mundo próximo es todo, las Epístolas son política y socialmente
epicúreos habían intentado y en la que habían fracasado al estable- conservadoras. «Los poderes existenciales están ordenados por Dios»
cerla sobre base materialista. Si los cristianos paulinos se hubieran (Rom 13.1) (op.cit., p. 67).
detenido ahí, es posible que no hubiesen sido perseguidos más que lo En lo principal, las Epístolas no se interesan por los aconteci-
fueron los epicúreos. Se expusieron a la persecución cuando empe- mientos históricos, sino por un ser divino llamado Jesús Cristo, d a
zaron a predicar sus doctrinas a las masas y a utilizar sus fondos para imagen de Dios» (2 COY4.4), «el primogénito de toda la creación»
atraer y captar a seguidores indigentes de los mesianistas judíos. Por- (Col 1.15), «a través del cual existen todas las cosas» ( 1 Cor 8.6), que
que [...] los líderes paulinos mismos no tenían querella alguna contra fue crucificado por los poderes demoníacos de este mundo, pero
el Imperio romano, sino sólo contra sus cultos, por lo cual se encon- que por su muerte los aniquila, y vive otra vez para no morir más. Este
traban a la cabeza de los seguidores para quienes el Imperio mismo era ser divino ha comisionado a Pablo para predicar su muerte y resurrec-
satánico, y que elios no podían repudiar sin destruir su propia labor y ción a toda la humanidad, a fin de que puedan ser unidos a Cristo en el
desbaratar el «cuerpo de Cristo» (op.cit., pp. 136.137). bautismo y vivir por siempre. Esta enseñanza está estrechamente em-
parentada con la de ciertos altos difundidos en el mundo grecorro- con la urgente recuperación de la dramática figura mesiánica del
mano y comúnmente llamados «religiones de misterios». De hecho, el Nazareno, pero vaciándola de sus fuertes connotaciones politi-
mismo Pablo llama a su enseñanza un «mziterio» (mysterion), y a sus cas y sociales en el contexto de la Heilsgeschichte del judaísmo,
conversos, «iniciados», aunque nuestros traductores prefieren usar la ;para convertirlo en una evanescente entidad espiritual presenta-
palabra «perfectos» o «sapientes» ( 1 COY2.6-8) (ibi'dem,p. 661.
da como una uictima propiciatoria de los pecados del mundo! ...
Raras veces en la historia se ha cometido una tergiversación tan
Paralelamente al k ~ r y g m ade Pablo, fue desarrollándose el
escandalosa, cargada de gravísimas consecuencias para la hu-
karygma de los discij~uloscoetáneos de Jesús, y de muchos de los
manidad.
que lo conocieron y escucharon. En las anteriores secciones de
Escuchemos de nuevo a Robertson:
este ensayo hemos descrito su fe mesiánica como anclada en la
tradición bíblica de su pueblo, y en oposición a la revelación - Para contrarrestar tal propaganda, los cristianos paulinos necesi-
personal de Pablo tal como se ha dicho. De nuevo, Robertson taban un Evangelio propio. El primer ensayo en esta dirección fue
indica lo esencial: el Evangelio de Marcos, cuya primera edición se escribió unos pocos
años después de la supresión de la rebelión judía, cuando el Evange-
Cuando la historia de un Mesias crucificado llegó a relatarse, nada lio primitivo había alcanzado Roma y estaba causando aquí agitación.
sería más natural que sus detalles fuesen suministrados por los ritos No hay razón alguna para dudar de que el autor de nuestro Segun-
sacrifciales que se practicaban en el mundo pagano a expensas de do Evangelio fue el Marcos quefigura en la antigua tradición cristiana
marginados sociales desamparados L...] Si los más antiguos rasgos como un compañero a veces de Pedro y a veces de Pablo. En las Epís-
de la leyenda evangélica tienen muchos paralelos en los cultos paga- tolas paulinas, Marcos es un primo de Bernabé, un compañero de
nos, mucho más sucede con los rasgos tardíos (ibz'dem,p. 75). Así fue trabajo de Pablo y uno de sus camaradas durante su prisión en Roma
la suerte de la leyendajlotante que llevó a construir la hlstoria de Jeszís («Babilonia») (3 Ped. 5.13). Los Hechos de los Apóstoles relatan una
[...] Mucho de la narración evangélica puede explicarse como una larga y distorsionada historia: «Juan, cuyo sobrenombre era Marcos»,
fusión de la esperanza judía de un Mesías con las leyendas de un dios procede de Jerusalén, donde su madre es conocida de Pedro y apa-
redentor o de algún líder martirizado, que eran corrientes entre las rentemente una persona con propiedades, pues la iglesia se reunía en
masas hacia los tiempos de la era cristiana (ibidem, pp. 76-77). su casa. Marcos, por consiguiente, no es uno de los «santos pobres».
Acompaña a Pablo y Bernabé en su misión en Chipre, pero los deja
cuando se dirigen a Asia Menor. Como resultado, Pablo rehúsa to-
A los que se denominaban mesianistas <<segúnla carne», que
marlo en una segunda misión y se enoja con Bernabé. Entonces, Mar-
predicaban a «otro Jesús, a quien nosotros no predicábamos» (2 cos va con Bernabé a Chipre y desaparece del relato. Las Epístolas en
Cor 10.1-6;1 l.4), y que difundían el evangelio de u n Mesías na- ningún lugar aluden a la misión en Chipre o a la deserción de Marcos
cionalista, antz'rromano y revolucionario, tan atractivo para las (ibi'dem,pp. 148-1491,
clases desheredadas, los cristianos paulinos respondieron com- - Indudablemente, Marcos había tenido relaciones de alguna clase
pletando el k ~ r y g m ade Pablo, y en general de la gentilidad, con Pedro, y ciertamente con Pablo. Pero el informe de Papías sobre
el origen de su Evangelio debe rechazarse. No es una obra petrina sino los tabúes alimentariosjudios y la indisolubilidad del matrimonio. Am-
paulinista, basada, no en reminiscencias personales -menos que nadie bas tienen que explicarse una y otra vez a los torpes discípulos. Pedro,
de Pedro-, sino en versiones variantes de un Evangelio anterior, li- en un momento lúcido, reconoce a Jesús como el Cristo, pero inme-
bremente manipulado (ibidem, p. 149). Es decir, una obra calculada y diatamente lo estropea «reprendiéndolo» por profetizar su muerte y
«construida». resurrección; ante lo cual Jesús se vuelve furiosarnente hacia Pedro, así:
-El propósito de Marcos es remodelar ellesús del Evangelio primiti- «;Apártate de mí, Satán!» (8.27-31) (recordemos cómo, en 2 Cor 11,
vo dentro de una imagen del Crivto paulino, y despojarlo asidel aguijón los <<apóstolespreeminentes» son denunciados como ministros de Satán).
del mesianismo revolucionario. En Marcos, Jesús se torna Hijo de Dios Los Doce van de estupidez en estupidez y de cobardía en cobardía.
a trav6s del Espiritu divino que desciende sobre él en su bautismo y lo Disputan sobre la precedencia en el reino mesiánico, y acaban huyen-
dota del poder sobre los demonios, ¿a enfermedad y la muerte. Confron- do para salvar sus vidas, mientras que Pedro niega a Jesús tres veces.
tados por este fenómeno, los paisanos, parientes e incluso discípulos Todo esto no es biografía o historia, sino contrapropaganda de Marcos,
de Jesús quedan completamente atónitos. Sus amigos dicen que está el compañero de trabajo de Pablo, para desvirtuar rl evangelio palesti-
loco. Su madre y hermanas (que no conocen nada del nacimiento de neme de la revolución. Es duro de creer que Marcos haya sido alguna
una virgen según una leyenda posterior) intentan acercársele y son vez íntimo de Pedro, a quien describe bajo una luz tan despectiva. A
bruscamente contestadas con estas palabras, fin de disociar a los cristianos de cualquier actividad subversiva, desplaza
deliberadamente la responsabilidad por la crucifixión desde Pilato a
<<Quienhaga la voluntad de Dios, losjudios -una ficción audaz que evangelistas posteriores enfatizaron de
ése es mi hermano, hermana y madre» (Mc3 .M). todos los modos posibles [...] (ibidem).
- Hacer evangelios fue un importante instrumento en la fusión gra-
Marcos tiene lista una respuesta para todos los que pretenden citar dual del cristianismo,;udio y del paulino. La propaganda paulina de la
contra él el verdadero magisterio de Jesús. Esas enseñanzas, dice, mitad del siglo I había opuesto al judaísmo revolucionario la idea de
consisten en parábolas [semejanzas] que no estaban destinadas a la un Cristo totalmente espiritual cuyo Reino no era de este mundo, que
multitud, y que los Doce eran demasiado estúpidos para entender. compartió los sufrimientos de sus adoradores, y que les dio la victoria
Eran para los que tenían «oídos para oír» (4.9,23). Marcos suprime sobre la muerte. Esla propagandafalló en su objeto inmediato. El evan-
el material primitivo (preservado en Mateo y en Lucas) sobre la impo- gelio de un Mesias real que había sufrido sobre una cruz romana, pero
sibilidad de servir a Dios y a Mamón, la toma del Reino por la violen- que retornaría e instauraría un Reino de Dios en la tierra, tenía mucho
cia, la exaltación del bajo y la humillación del alto. Es usual rastrear mayor atractivo -tanto más grande cuanto que las muertes recientes
este material para un documento separado, que los investigadores de tantísimos revolucionarios sobre cruces romanas clamaban ven-
modernos llaman Q del alemán Quelle, «fuente». Pero no hay ningu- ganza-. Los paulinos tuvieron, por consiguiente, que desjudaizar el
na razón para pensar que Q haya existido jamás como un documento. Jesús histórico, para readaptarlo como un dios-de-misterios, y transferir
Q es simplemente aquella parte del Evangelio primitivo que Marcos, el Reino de Dios desde la tierra al cielo. Ésta fue la obra de los poste-
como cristiano paulino, suprimió deliberadamentr (ibidem, p. 150). riores fabricantes de evangelios (ibidem, p. 151).
- En Marcos, las solas ocasiones en las quelesús habla sencillamente a - El proceso se aceleró por la represión deljudaismo bajo los
la multitud son cuando proclama las doctrinas paulinas de la nulidad de emperadores Flavios y especialmente bajo Domiciano. La Gue-
rra Judia había puesto al descubierto el antagonismo que ya había crita para ajustarse a la nueva situación [...] Todos esos docu-
existido entre el judaísmo, con su sueño de un Reino de Dios en mentos fueron sometidos a interpretación. N o había ninguna
la tierra, y el orden social grecorromano existente [...] Puesto que autoridad central aún para declarar u n escrito canónico y otro
la esperanza de un Reino de Dios sobre la tierra era la raiz de la apócrifo. Tales panfletos partisanos apenas podían servir como
cual habia brotado el movimiento cristiano, muy pocos cristianos
manuales d e instrucción en iglesias que contenían a la vez cris-
estaban dispuestos a un repudio total. En el Evangelio primitivo
tianos petrinos y paulinos. Las versiones rivales tenían que ar-
se dice: «Pues os aseguro que mientras duren el cielo y la tierra, la
más pequeña letra de la Ley estará vigente hasta que todo se cum- monizarse. La "reconciliación póstuma" de Pedro y Pablo tenía
pla» (Mt 5.18) (ibidem, p. 152). que ser completada».
- Cuán duro fue cortar las raíces judías del cristianismo puede
colegirse de la popularidad entre los cristianos del libro judío El - La tarea se hizo independientemente en diferentes partes del Im-
Apocalipsis, que encontrará su camino dentro del Nuevo Testamen- perio. En los años tempranos del siglo 11, un sirio cristiano ensam-
to. Alrededor de 93-95, un judeocristiano en Asia Menor, proba- bló el Mateo judio con el Marcos paulino, y produjo para las iglesias
blemente uno que había escapado de Palestina veinte años antes, grecoparlantes del Este lo que conocemos como el Evangelio según
reunió algunas profecías (posiblemente suyas) que databan de la su- Mateo. Los judeocristianos aún predominaban en las iglesias orien-
blevación judía, añadió mucho material nuevo y produjo el poema tales. El objetivo prioritario de nuestro Primer Evangelio (canónico)
conocido como el Apocalipsis (o Reuelación) de Juan. Los apokalip- es separarlos de su mentalidadjudia. El resultado es un extraño retazo
sis judzós eran invariablemente pseudónimos; y no hay razón alguna de remiendos en el que el autor combina fuentes contradictorias, sin
para pensar que el autor tuvo algo que ver con Juan el apóstol [...] mucha inteligencia. Su Jesús es un judío, «el hijo de David, el hijo de
Él rebosa de odio contra Roma y contra los misioneros paulinos que Abraham» (Mt 1.1), pero también el paulino Hijo de Dios. El evail-
predican la sumisión a Roma L...] Las ideas del autor sobre el «Rei- gelista toma del primitivo Evangelio judío largos discursos, como si
no de Dios» son tan materialistas y no-paulinas [un-Paulinel como fueran dichos porJesús paradirigirsealasmultitudes judías-incluyen-
pueden serlo. El Mesias, simbolizado en el poema por un cordero do dichos que afirman que ni una jota o una tilde de la Ley morirá
muerto -una proyección y personificación de los mártires de todas hasta que se cumpliesen todas las cosas, y que la enseñanza de los
las épocas, «asesinado desde la fundación del mundo» ( A p 13.8)-, escribas y los fariseos tiene que observarse, pero evitarse su prácti-
ha comprado con su sangre un reino terrestre para «hombres de ca-. De esta fuente están también tomados el encargo a los Doce de
cada tribu, y lengua, y pueblo, y nación» (5.9-10).Los redimidos no predicar a los samaritanos o a los gentiles, y las profecías de que
han de ser reyes y sacerdotes: el autor no reconoce ninguna jerar- ellos no habrán ido a todas las ciudades de Israel antes de que venga
quía dentro del movimiento. Pero antes de que venga ese reino, la el Hijo del hombre; y que el advenimiento seguirá inmediatamente a
tribulación holla la tierra [...] Jerusalén es pisada por el pie de los los horrores de la Guerra Judía. Simultáneamente, sin ningún sentido
gentiles [...] En todo caso, los días del Anticristo están contados de la incongruencia, nuestro evangelista reproduce las declaraciones
(ibidem, pp. 153-155). del Marcos paulino de que Jesús abrogó el Sábado judío y las reglas
E n el período d e los Flavios, los escritores contaron con alimentarias, y que hablaba a la multitud en parábolas para ocultar su
cierto reposo, y «la literatura d e las iglesias tuvo que ser rees- significado, y que el evangelio ha de ser predicado a todos los pueblos
antes de que llegue el final. Nuestro evangelista reproduce el menos- Como en Marcos, el odio por la crucifixión es desplazado, en el Primer
precio de Pedro en Marcos -su estupidez, su cobardía, su negación Evangelio, desde Pilato a los judios, a quienes se les hace cargar con la
[referida a Jesúsl-, pero para conciliar a los cristianos petrinos, responsabilidad con este grito: <<¡Quesu sangre recaiga sobre nosotros
compensa esto con el famoso retruécano en el que Pedro es procla- y sobre nuestros hijos!» (Mt27.25) (ibidem, p. 165).
mado la «roca» sobre la que es edificada la Iglesia, y se le prometen - La historia del nacimiento de la Virgen es una inserción posterior
las «llaves del reino del cielo» (Mt 16.17-19).Este pasaje, a propósito, en el Evangelio, quizá hecha en Egipto, donde tales historias eran
nada tiene que ver con la Iglesia romana, de la cual Pedro no fue visto populares. Esto es sugerido por el relato de la huida a Egipto en Mt 2.
como fundador hasta mucho más tarde (ibidem, pp. 163.164). La genealogia que abre el primer capítulo, que rastrea la descenden-
- Estas explicaciones contradictorias están yuxtapuestas sin ningún cia de Jesús desde David a través de José, no tiene sentido a menos
intento de reconciliación. A veces, el evangelista se encuentra con que él fuese hijo de José. Algunos viejos manuscritos suministran, en
varias versiones de la misma historia -por ejemplo, del milagro del 1.16, una conclusión natural de la genealogía diciendo que él era hijo
gadareno y del ciego curado en Jericó-. En tales casos él duplica de José; pero, especialmente, se hizo todo para adulterarla a fin de
el milagro y nos da dos gadarenos demoníacos y dos curaciones. La conformarla con el relato del nacimiento. El evangelista nunca se re-
polémica antijudía toma la forma de extensas citas de los profetas fiere de nuevo a la Virgen, y Marcos continúa haciendo decir a Jesús
-usualmente forzadas y a veces descuidadas-. Ocasionalmente, el que sus discípulos son su madre y hermanos reales. Evidentemente, el
celo del escritor por marcar un punto antijudío conduce al absurdo, Primer Evangelio no tenia originariamente ningún relato del nacimien-
como en la parábola de los invitados a la boda L...] (22.1-24. Cfr. Lc to y, como Marcos, mantuvo que Jesús ha llegado a ser Hijo de Dios
14.16-24) (ibidem). por el descenso del Espíritu en su bautismo (ibidem).
- Con todas las ingenuidades y contradicciones, este Evangelio es - En el breve lapso de tiempo desde la compilación de nuestro Pri-
inestimable por el material temprano que conserva y que refleja «os- mer Evangelio, un artista mucho más grande escribió el Tercer Evan-
curamente en un espejo» el carácter revolucionario del cristianismo pri- gelio y los Hechos de los Apóstoles. Su tradicional adscripción a Lucas,
mitivo. Por este material sabemos que Juan el Bautista y Jesús el Naza- el compañero de Pablo, tiene esto a su favor [...] No es imposible que,
reno eran vistos por sus seguidores como profetas del «Reino de Dios» habiendo conocido a Pablo en su juventud, él escribiera el Evangelio
proclamado en Daniel, que iba a romper en pedazos todos los imperios y los Hechos cuando tenía ya cuarenta o cincuenta años. La Epistola
terrenales y existir por siempre. El comentario sobre la Ley puesto en a los Colosenses (la cual, aunque no de Pablo, incorpora información
labios de Jesús se corresponde con la enseñanza de los esenios, cuyo antigua) llama médico a Lucas. Era, por consiguiente, representante
papel revolucionario, minimizado por Josefo, ya no es desmentible. de la clase media griega que se alió con Pablo y continuó su obra tras
Comparando diferentes Evangelios, podemos ver cómo su magisterio su muerte. Pero la autoría del Evangelio y de Hechos no está atesti-
fue aguado -cómo los pobres se convirtieron en «pobres de espíritu» guada por nadie antes de Ireneo en el siglo 11 tardío, e incluso si es un
(5.3; di. Lc 6.20); cómo los hambrientos se transformaron en 40s que hecho, no es garantía de su fiabilidad. El mismo Pablo había desmen-
tienen hambre y sed de justicia» (5.6; cfr. Lc 6.21); cómo el mandato al tido todo interés en el Jesús predicado por sus rivales galileos. Sus
rico de vender todo lo que tenía y dárselo al pobre es cualificado por la discípulos indudablemente compartían su distanciamiento, hasta que
condición «si quisieras ser perfecto» (19.21; cfr. Mc 10.21;Lc 18.22)-. las exigencias de la propaganda los forzaron a la elaboración aevan-
El Evangelio primitivo está siendo quebrantado ante todos los ojos. gélica» (ibidem).
ENSUMA Y CONCLUSIÓN

- La obra de Lucas tiene que ser posterior a la muerte de Domicia- sermón provocativamente antijudío en boca de Jesús, y añadiendo
no. Su invariable representación de las autoridades romanas como un atentado contra su vida y una escapada milagrosa. El propósito de
amistosas (o al menos benevolentemente neutrales) hacia el cristia- Lucas es subrayar el rechazo de Jesús por los jtidios desde el comienzo
nismo habría sido demasiado carente de convicción bajo los empe- mismo. Duplica el relato de Marcos sobre la misión sanadora de los
radores Flavios, pero sería plausible bajo Nerva o en los primeros Doce, añadiendo un informe sobre una misión de otros setenta disci-
años de Trajano. Ciertamente no en Palestina, de la cual tenía poco pulos, peculiar de él. Esto simboliza la evangelización del mundo pa-
conocimiento, ni en Siria; pero sí, si mostrase algún conocimiento del gano, pues «setenta» es en la tradición judía el número de naciones,
Primer Evangelio o éste (más tarde) mostrase algún conocimiento de como «doce» era el número de las tribus de Israel. Después de figurar
Lucas, aunque ninguno de ambos parece conocer algo del otro. Pro- en el Evangelio de Lucas, los setenta discípulos desaparecen sin dejar
bablemente, Lucas escribió en Roma. La distancia entre Roma y Siria huella. Hasta el siglo rv o v nadie pretendió conocer sus nombres (ibi-
explicaría la mutua ignorancia de estos dos evangelistas. Lucas, en su dem, pp. 166-167).
prefacio, se refiere a «muchos» escritores de Evangelios contemporá- - Lucas preserva intactas las bendiciones pronunciadas en el
neos, y pretendiendo exactitud y orden para su propia obra, censura Evangelio primitivo acerca de los pobres y los hambrientos, y no las
aquéllos por implicación (Lc 1.1-4). suprime como hizo Marcos, o no las diluye como nuestro Primer
- Como compilador de Mateo, Lucas ensambla las fuentes paulinas Evangelio, sino que las especifica enfatizando la naturaleza espiritual
y las judías a fin de producir un Evangelio conveniente para uso en las y sobrenatural de las bendiciones prometidas. Donde Mateo habla
iglesias que contienen [como la de Roma1 a la vez elementos petrinos y del Padre celestial dándoles «buenas cosas a los que se las piden»,
paulinos. Los relatos de apertura sobre el nacimiento de Juan el Bau- Lucas habla del don del «Espíritu Santo» (11.13; cfr. Mt 7.11). En
tista y de Jesús contrastan agudamente en estilo con el griego elegante Lucas, Jesús reprende a un hombre que le pide que arbitre entre él
del prefacio, y parecen tomados de un poema popular judeocristiano. y su hermano respecto a la división de su patrimonio. Donde Mateo
Lucas preserva intacto su lenguaje fmncamente revolucionario. Jesús tiene el pasaje revolucionario, «No pienses que vine para enviar paz
va a recobrar «el trono de su padre David» y a «reinar sobre la casa en la tierra: ;vine no a enviar paz, sino una espada!, porque vine a
de Jacob por siempre»; los príncipes van a ser «derribados de sus poner a un hombre en discordia con su padre*, Lucas transforma una
tronos», y aquellos que son de «baja condición» van a ser «exalta- llamada a las armas en una profecía luctuosa: «¿Piensas que he veni-
dos»; los hambrientos van a ser «colmados de cosas buenas», y los do a dar paz a la tierra? Te digo, No, sino división L..] Estarán dividi-
ricos «serán expulsados» (Lc 1.32-33 y 52-53) [...] Desde este punto dos, el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre» (12.51-53; cfr.
en adelante, Lucas basa su narración principalmente en Marcos, y Mt 10.34-35) (ibtdem, p. 167).
sus «dichos de Jesús» principalmente en el Evangelio judeocristiano - Siguiendo a Pablo, Lucas repudia el «millenium» material, ha-
primitivo [cfr. capítulo 5 , sección 6: El núcleo histórico, pp. 77-78: y ciendo a Jesús decir: «El Reino de Dios está dentro de vosotros» o
capítulo 7, sección El Evangelio primitivo, pp. 143-1451, pero edita «en medio de vosotros» (17.20-21).El griego es ambiguo; pero co-
y adorna sus fuentes, algunas veces para realzar el elemento milagroso moquiera que lo traduzcamos, lo esencial es que el Reino no es un
del relato, otras veces para dar fuerza al punto paulino del rechazo de evento que está llegando, sino que ya está presente en la comunidad
los judtos y la aceptación de los gentiles. Así, él antedata el relato de cristiana bajo el Imperio romano [digamos más bien que es así, como
Marcos del rechazo de Jesús en Nazaret, y lo dramatiza poniendo un dice Robertson, en la intención de Lucas; pero quizá éste no se atre-
vió a desmentir tajantemente la firme y constante tradición judía de escritor a los mitos de la Navidad y la Pascua del cristianismo popu-
un Reino próximo, o incluso inminente, pero futuro y aún esperado]... lar (ibidem, pp. 168-1691.
Lucas aprovecha cada ocasión para exaltar el cristianismo paulino -El segundo volumen de Lucas, los Hechos de los Apóstoles, continúa
como contrario a cualquier forma de judaismo. Como en el Primero y la labor de weconciliación» entre el cristianismo paulino y el cristianismo
Segundo Evangelios, el «onus» de la crucifixión es transferido de los judío. Para congraciar a sus lectores judeocristianos, confina el nombre
romanos a los judíos. Claramente, Lucas escribe para una iglesia donde de apóstol en los Doce. Algo más adelante, cancela discretamente la
los paulinzstas tienen el control (ibidem, p. 168). restricción, al extender el título a Pablo y a Bernabé; pero éstos perma-
- Sin embargo, Lucas no es un paulinista sin matices. Su objetivo necen como leales subordinados de los apóstoles más antiguos. Todas
no es escribir un panfleto partidista, sino cimentar la unión de los las diferencias entre Pablo y los apóstoles palestinenses son suprimidas.
cristianos paulinos con los petrinos en una sola iglesia, mediante una Pedro indica el camino en la pedicación del evangelio a los gentiles,
explicación de los origenes cristianos que satisfaga a todos. Esto es y poniendo a un lado la Ley judía; Pablo no predica nada que Pedro
por lo que, aunque no es ningún revolucionario, preserva tantos di- no haya ya predicado, y es personalmente un judío tan estricto como
chos revolucionarios, solamente para equilibrarlos con materiales él. Los discursos que Lucas (al modo de los escritores antiguos) pone
diestramente interpolados de su propia invención. Su Jesús no es un en boca de Pedro y de Pablo, proclaman en lenguaje casi idkntico que las
dios mistérico como el de Pablo, sino un «hombre aprobado por profecías judías se habían cumplido con la muerte y resurreccicín de Jesús,
Dios» y nombrado por él «Señor y Cristo» (Hechos2.22,36). Lucas y que la salvación está abierta a todos los que se arrepientan y sean bauti-
subraya su humanidad a cada paso. Lo describe como surgido de zados en su nombre. Nadie podria inferir de los Hechos que habia habido
una oscura rama de una línea davídica, como un niño que crece «en las rivalidades y anatemas, las acusaciones y contraacusaciones, que re-
sabiduría y estatura, y en el favor de Dios y del hombre» (Lc 2.52); suenan a través de Corintios, Gálatas y el Apocalipsis (ibídem, p. 169).
como HQo de Dios a través del descenso del Espzritu en su bauti.smo, - En un punto, Lucas es inflexible. Él no tiene querella ninguna con
pero no como Dios 61 mismo. Lucas, y sólo Lucas, es responsable el Imperio romano y no permitirá que la Iglesia tenga ninguna. Los
de tales románticos embellecimientos, como la escena con la mujer funcionarios romanos están uniformemente descritos como benevo-
pecadora en la casa del fariseo, el bandido penitente en la cruz, y lentes y neutrales, si no amistosos, con el cristianismo. Pilato inten-
el camino a Emaús. Así como de poner las pretensiones divinas de ta salvar a Jesús (yendo incluso hasta el improbable extremo de «no
Jesús tan bajas como sea posible, como en el caso del centurión en hallar culpa» en uno que reclama ser Rey de los judíos), y cede al fin
la crucifixión, al que en Marcos y en Mateo se le hace decir, «verda- sólo ante el clamor del populacho judío (Lc 23.1-4, 13-25) [...] En
deramente este hombre era Hijo de Dios», y en Lucas sólo se dice, suma y brevemente, los enemigos del cristianismo, según Lucas, son
«ciertamente, este hombre era justo» (Lc 23.47; cfr. Mt 27.54; Mc o los judíos o los contrabandistas. Los Hechos terminan con Pablo
15.39). Para Lucas es suficiente que un oficial romano testifique de esperando su juicio en Roma y la predicación no prohibida a los que
la injusticia de la crucifixión, y en consecuencia, y por implicación, vengan (ibídem, pp. 169-170).
de la injusticia de posteriores persecuciones. Finalmente, Lucas - Las invenciones, inexactitudes y supresiones que abundan en el
rompe con Pablo y reconcilia a sus simples lectores, dando al Jesús Evangelio y en los Hechos destruyen el crédito de Lucas como histo-
resucitado un cuerpo de «carne y hueso» que puede caminar, hablar riador. Permanece como uno de los grandes novelistas del mundo
y comer (24.39-43).Lucas ha contribuido más que cualquier otro (ibídem, p. 170).
La cristología y soteriología de Pablo, columna vertebral con el poder político. La Iglesia romano-católica realizó todas
del mensaje y la dogmática cristianos, amalgamadas en forma las virtualidades de este modelo. Pertenecen a la vocación del
incoherente o contradictoria con la tradición mesiánica judeo- mismo la simulación, el secreto, la ocultación o el engaño, más la
cristiana en que estuvo inserto el pensamiento de Jesús, con- coaccibn externa, la intimidación moral, la aplicación de castigos
dujeron inmediatamente a numerosas heterodoxias o here$r y penas de naturaleza física o corporal y psíquica o alienante,
con respecto a la doctrina predominante, primero, y oficial, creando asi un sólido entorno ideológico de pretensión totalita-
después, de la gran Iglesia. La gama herética se movía entre un ria, en el que desaparece toda posibilidad real de que los indivi-
docetismo gnóstico más o menos manifiesto y un adopcionis- duos disidentes o disconformes puedan proteger su libertad de
mo más o menos declarado. Es decir, entre el paulinismo más conciencia y el ejercicio de sus derechos. Como indiqué al tratar
extremo (monofisismo) y el arrianismo. En todo caso, la nova- de la eclesiología cristiana, este modelo es el sueño de todo pro-
ción teológica producida por la doctrina de Pablo fue el factor yecto político totalitario, donde la justicia y la libertad pasan a
que generó y provocó la fragmentación del cristianismo. constituir el reino de la utopía.
La estrategia de Lucas en la composición de su «vademe- La magistral exposición histórica y doctrinal de la religión
cum» de la doctrina y la historia que han producido la fe cris- llamada cristianismo, en su génesis y desarrollo hasta su prime-
tiana, y su expresión oficial en la Catholica Ecclesia, es, y sigue ra madurez, presentada por Archibald Robertson en su obra
siendo, el modelo que caracteriza el cristianismo como fenóme- The Origins of Christianity (19541, merece a gritos una traduc-
no religioso, profético y peculiarisimo. Los rasgos definitorios ción al castellano, que no ha obtenido, que yo sepa, pues es, en
de este modelo podrían describirse así: eclecticismo pragmá- su género y extensión, el mejor y más solvente ensayo de los
tico al servicio del proselitismo y la dominación de cuerpos y muchos que conozco. Tal vez la reducida y selecta colección de
mentes; falseamiento o tergiversación de todo cuanto pudiera sus textos que he ofrecido pueda contribuir a restaurar la ver-
desautorizarlo o ponerlo en cuestión; calculada dosificación del dad histórica sobre el cristianismo de ayer y de hoy para quie-
uso y promoción de las tradiciones y las fuentes, a fin de cerrar nes la buscan dentro de esa babélica confusión mental genera-
herméticamente toda fisura doctrinal o brecha organizativa; re- da por la abrumadoramente prolífica literatura -académica y
presión flsica y moral de toda amenaza o riesgo que comporte popular-, dirigida por creyentes e increyentes a un público
división de la fe y de la unidad eclesial; organización corporativa heteróclito fanatizado o desconfiado, pero casi siempre mal in-
de las definiciones dogmáticas, de la economía carismática y formado y engañado, cuando no simplemente ignaro.
sacramental, de la pastoral y la administración eclesiástica, en La cuestión religiosa no es una cuestión filosófica, sino una
términos y formas fuertemente jerárquicos y disciplinares. Este cuestión cient$ca y jurídico-politica. La cuestión cient$ica se re-
modelo, inicialmente un cdesideratums, fue adquiriendo pro- suelve mediante el estudio empírico de la mente-cerebro, que
gresivo zinpulso hasta culminar en las grandes estructuras ecle- demuestra la inexistencia de supuestos entes sobrenaturales,
siásticas orientales y occidentales, en simbiosis o concertación espirituales e inmortales llamados «almas» o «espíritus», o
Dios, creencias ilusorias heredadas de nuestros ancestros pre- tizar íntegramente y sin excepciones la estricta y plena vigencia
históricos que produjeron el animismo y el dualismo antropoló- de los dos principios jurídicos que configuran el laicismo. El uno
gico, antesala de la religiosidad. La cuestión jurz'dico-política se pertenece a la res publica, y el otro a la res privata, y ambos pue-
elimina instaurando el laicismo como sistema de principios que den coexistir en ~ e r f e c t aarmonía; y al mismo tiempo, ambos
garantizan la rigurosa igualdad formal de todas y cada una de las privarán a la Iglesia católica de su inconstitucional estatuto de
conciencias individuales, residenciadas en los cerebros huma- Derecho Público y sus consiguientes ~ r i v i l e ~ i odes toda clase.
nos, y la libertad de conciencia para todos los ciudadanos en un Es decir, el princzpio de libertad de conciencia y el principio de
estricto plano de igualdad de derechos y obligaciones en la res no-intey,4erenciade lo público en lo privado, y viceversa. Enton-
publica, bajo el mandato de la no-interferencia de lo privado en ces se verá si la fe de los españoles es tal, y si su contribución
lo público, y viceversa, y la regla universal de no-discriminación económica para la financiación de su Iglesia es consonante con
de las conciencias y de sus contenidos. En España, el 1aici.rmo esa fe. Viviendo como una simple asociación de creyentes, la
significa la supresión de los privilegios ideológicos (nacional- Iglesia católica podrá contar a la luz pública cuál es el número
catolicismo), sociales (fueros especiales), económicos (finan- de sus fieles y el grado de cumplimiento de los deberes con su
ciación del culto y clero?, educativos (religión católica en los Iglesia. Cabe conjeturar que esta novísima situación acelerará
centros públicos y privados-concertados, con cargo al erario el hundimiento progresivo del catolicismo en nuestro país, que
público), mediáticos y culturales (radio y televisión, organis- sigue viviendo en régimen de simbiosis manifesta de la religión
mos y servicios públicos), fiscales (exenciones tributarias de con los poderes públicos. Enfrentada cada día más estrechamen-
toda clase), y simbólicos o ceremoniales; así como del estatuto te a este riesgo para ella mortal, no es de extrañar que la Iglesia
de Derecho Público de que disfruta la Iglesia católica y, even- católica, ahora y siempre, haya considerado al laicismo como el
tualmente, otras iglesias o confesiones religiosas. Otra cosa es más grave riesgo de cuantos ha tenido que arrostrar en el curso
el llamado Estado laico, cuya misión será promover, con el res- de su historia. Contra el laicismo, la Iglesia carece de argumen-
paldo legal de una representación electoral genuina y claramente tos legítimos.
mayoritaria, una instrucción en la enseñanza pública que provea Todo lo cual equivale a decir que el laicismo protege jurídi-
a todos los ciudadanos de un conocimiento básico y actualizado camente por igual a todas las ideas y creencias, sean religiosas o
de la imagen cientz;ficadel mundo, y de la verdadera naturaleza no, para que ninguna disfrute de privilegios o ventajas de cual-
del ser humano, y exonerado de los mitos religiosos que toda- quier naturaleza. Solamente el laicismo, aplicado con rigor y sin
vía hipotecan el acceso de los individuos a ese conocimiento excepción alguna, impide que una agrupación de individuos
básico. Pero es patente la legitimidad de esa polz'tica de acción concertados usurpe los mecanismos de la soberanzá política y
didáctica, tan urgentemente necesaria en el siglo de la ciencia y utilice los aparatos del poder público para imponer un credo, una
de la tecnología, si la conquista democrútica del Estado lo hiciera fe o una creencia a los demás ciudadanos y actores sociales. Sólo
posible; sin embargo, no queda eximido ese Estado de garan- el pluralismo laicista hace posible la realización de los postulados
BIBLIOGRAFÍA SELECTA
de libertad e igualdad en una sociedad auténticamente laica y de-
mocrática. Las religiones y las iglesias pretenden convencernos
de que son ellas las propietarias de <<los
valores», como si los que
éstas nos imponen fuesen los únicos. Pero muchos de los su-
yos son falsos y obsoletos. Los que queremos vivir en la reali-
dad, proponemos los valores de la ciencia y de la convivencia en
la libertad y la igualdad.

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Esteban, 19,123-125 Joel, 62,85 Marcos, x, 6,9,11, 18,32,45, 50, 51, 56, 57, 61, 87-89,
Ezequiel, 78,91 José (hijo de Jacob), 85 52, 68, 75, 79, 87, 94, 95, 97, 98, 100, 133-135, 137,
José, san, 139 99,100,103,104,116,133- 138,143
Filón (de Alejandría), 25, 110 Joshua, 61 135,137-142 Phineas el Zelota, 61
Flavio Josefo, 48-50, 65, 91, Juan (apóstol), 21, 32,50,51, Mass and Lord's Supper (Lietz- Pilato, Poncio, 25, 45, 77-80,
95,138 61,136 mann), 32 88,91,98, 103, 116, 139
Flavios (dinastía), 79, 135, Juan (el Bautista), XI,64-68, Mateo, 9, 52, 68, 79, 95, 114, Plinio el Joven, 49
136,140 73,84,87,138,140 137,140-142 Rechtglaubigkeit und Ketze-
Juan (evangelista), x, 9, 76, Messe und Herrenmahl (Lietz- rei im altesten Christentum
Gabriel (Arcángel),57 80, 88-90, 95, 97, 98, 104, mann), 32 (Bauer), 119
Gamaliel, 61 108-110, 136 Mitra, 69,70 Revolution in Judaea. Jesus
Gedeón, 61,63 Judas Iscariote, 61,95-97 Moisés, 38,59,76,123-125 and the Jewish Kesistance
Gibbon, E., 59 Judas Macabeo, 61,89 (Maccoby), 18,53,75, 80,
Goguel, M., 66,67 Kingsley Barrett, C., 11 Nathan, 125 81,83,95
Gran Madre, 70 Klausner,J., 73,80,81,83,100 Nerva, 140 Robertson, A., 19, 21, 25-27,
Koester, H., 4,7,25, 119-121 29-32, 45, 46, 49, 50, 68,
Hasmoneos (dinastía), 89 On the Trial ofJesus (Winter),9 71, 73, 80, 107, 116, 117,
Herodes Antipas, 65, 66, 77, Lázaro, 60 Osiris, 46, 69,70, 106 129-133,141,145
87 Les mystires paiens et le mys- Overholser, W., 94 Roman Society and Roman
Herodes el Grande, 90,91 tire chrktien (Loisy), 6 9 Law in the New Testament
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Holtzmann, H. J., 93 Lietzmann, H., 32,69,79 8, 12, 17-34, 37-43, 46, 48, Roy, C. R., 93,94
Horus, 106 Loisy, A., 69 50-52,59, 60, 68,71,73, 87,
Lucas, 9, 22, 34, 52, 68, 88, 101, 106, 108-110, 115-133, Salomón, 56,74,90,125
Isaías, 29,62,85 95,99,104,134,139-144 135,137,139,141-144 Samuel, 87
Isis, 47,70, 106 Papías, 133 Sansón, 61
Maccoby, H., 17, 18, 33, 34, Paul and Hellenism (Macco- Santiago, 21-23,28,32,48-51,
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