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DIÁLOGO LA GUERRA COMERCIAL DE TRUMP: V. Mendiola, V. Moy, Y. Fang y Z.

Villamar

OCTUBRE/DICIEMBRE 2018

LATINOAMÉRICA
Los nuevos gobiernos
latinoamericanos
Latinoamérica Paraguay
Daniel Zovatto Marcos Pérez Talia
México Cuba
Denise Dresser Rafael Hernández
Gustavo A. Flores-Macías
Costa Rica
Colombia José Andrés Díaz González
Catalina Botero Perú
Michael J.Camilleri Joel Díaz Rodríguez

Entre la academia y la diplomacia


Entrevista a Olga Pellicer

¿En qué mundo vivimos?


Stephen Kotkin
Daniel Deudney
G. John Ikenberry
Robin Varghese
Joshua Busby

15 de Octubre 2018 - 15 de Enero 2019


Vol. 18 Núm. 4 $ 135.00
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Internacionales

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LATINOAMÉRICA
VOLUMEN DIECIOCHO, NÚMERO CUATRO 2018

Carta del Director vii

Los nuevos gobiernos latinoamericanos

Democracia y gobernabilidad en Latinoamérica 2


Daniel Zovatto
Entre 2017 y 2019, quince de los diecinueve países de Latinoamérica habrán celebrado
elecciones presidenciales. La coyuntura es propicia para examinar el estado de la democracia
y la gobernabilidad en la región, con el fin de identificar sus fortalezas y proponer remedios
para sus principales debilidades y desafíos.

¿Es posible salvar a México? 10


Denise Dresser
En 2012, con la elección de Enrique Peña Nieto, el futuro de México se veía prometedor.
Sin embargo, apenas 6 años más tarde, una elección histórica expulsó a su partido del
poder y le dio una victoria aplastante a Andrés Manuel López Obrador, cuya promesa de
sacudir al sistema político sedujo a una población descontenta y ansiosa por un cambio
de régimen. Sin embargo, aún no queda claro qué significará esto en la práctica.

La elección de López Obrador 19


Gustavo A. Flores-Macías
La primera victoria de un candidato de izquierda a la presidencia de México ha dado
pie a que las elecciones de julio de 2018 se consideren históricas. Sin embargo, como las
expectativas generadas son excesivas, Andrés Manuel López Obrador corre el riesgo de
decepcionar a millones de ciudadanos que han puesto en él sus esperanzas.

Los desafíos del nuevo Presidente de Colombia 28


Catalina Botero Marino y Michael J. Camilleri
Iván Duque hereda una coyuntura repleta de dificultades, agravadas por el marco general
de un país agrietado y sumido en la polarización. Para afrontar los problemas que supone
gobernar Colombia, Duque debería tratar de disolver las confrontaciones entre los grupos
políticos, aunque al hacerlo enfrentará graves tensiones.

Octubre/Diciembre 2018 i
El gobierno del bicentenario en Costa Rica 37
José Andrés Díaz González
Los resultados de las elecciones costarricenses de 2018 son producto de la fragmentación
del sistema de partidos y la desafección del electorado, que permitieron al segmento más
conservador influir en el desenlance de la primera ronda. El resultado final se expresa en
un poder ejecutivo débil, con poca capacidad de maniobra.

Elecciones en Paraguay 45
Marcos Pérez Talia
La historia política paraguaya guarda una estrecha relación con el Partido Colorado, que
desde 1947 ha gobernado al país casi ininterrumpidamente. En abril de 2018 se realizaron
las séptimas elecciones presidenciales de la era democrática, con un nuevo triunfo colorado
frente a la alianza de prácticamente toda la oposición.

Por fin, la (real) transición política cubana 53


Rafael Hernández
Es imposible entender el estilo de liderazgo de Miguel Díaz-Canel y su proyección política
con la fórmula de la ruptura generacional. Su trayectoria como dirigente ha ocurrido bajo
el magisterio de Raúl Castro; de ahí la cautela con la que se han de observar las reformas
constitucionales propuestas por su gobierno.

Reformas y desafíos para Perú 63


Joel Díaz Rodríguez
La crisis de gobierno de marzo de 2018 en Perú se saldó con la renuncia del presidente Pedro
Pablo Kuczynski y la investidura de Martín Vizcarra, que augura una nueva etapa para la
gobernabilidad del país. No obstante, esta no será posible si no se abordan en el corto plazo
las reformas institucionales y los retos que el país tiene por delante.

Diálogo

Cinco batallas y una guerra comercial 73


Valeria Mendiola y Valeria Moy
El gobierno de Donald Trump inició una serie de disputas comerciales en las que todos
los países han sido tratados como adversarios. Entre los más afectados se encuentran
Canadá y México, con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Aumenta la tensión en la guerra comercial 79


Yuanyuan Fang
A medida que aumenta la tensión entre China y Estados Unidos por los aranceles, una guerra
comercial de gran escala está a punto de desatarse. Hay una miríada de problemas surgidos
a partir de este conflicto que afectará sus economías y la estabilidad mundial.

ii F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Trump, Alemania y la Unión Europea 86
Zirahuén Villamar
En la primavera de 2018, Donald Trump anunció que impondría aranceles a la
importación de productos de acero y aluminio de la Unión Europea, una medida
unilateral, desproporcionada y contraria al espíritu de libre comercio que Estados
Unidos abanderó por décadas. En Alemania, la mayor economía de la Unión Europea,
la respuesta ha sido contundente.

Mundo

Entre la academia y la diplomacia 97


Jordi Bacaria Colom entrevista a Olga Pellicer
Ante el complejo escenario internacional actual, se requieren voces de la academia
y la diplomacia que ayuden a entender cómo llegó el mundo al punto de ebullición
en el que se encuentra. Por ese motivo, y a manera de homenaje, el Director de
Foreign Affairs Latinoamérica conversó con la profesora Olga Pellicer sobre su paso
de la academia a la diplomacia, acerca de algunos de los temas internacionales en
los que ha trabajado y sobre los retos de política exterior de la nueva presidencia de
México.

Un mundo realista 107


Stephen Kotkin
La geopolítica no regresó, nunca se fue. El curso de la historia tiende a ser engañoso.
Cada hegemón piensa que es el último y todas las épocas creen que van a durar para
siempre. En realidad, los Estados surgen, compiten y se derrumban. Y así se define
el destino del mundo.

Un mundo liberal 114


Daniel Deudney y G. John Ikenberry
El reciente ascenso de las fuerzas y de los dirigentes iliberales ciertamente es preocupan-
te. No obstante, es muy pronto para enterrar al liberalismo como teoría de las relaciones
sociales, a la democracia liberal como sistema de gobierno y al orden liberal como
marco general de la política internacional.

Un mundo marxista 123


Robin Varghese
¿Karl Marx está destinado a ser el espectro que acecha al capitalismo? Con cada
descalabro económico surgen voces que claman que Marx tenía razón cuando pronosticó
que el sistema terminaría destruyéndose. Pero el problema no es una crisis súbita
del capitalismo, sino su funcionamiento acostumbrado, que en las últimas décadas
exhibe patologías supuestamente superadas por el mundo desarrollado.

Octubre/Diciembre 2018 iii


El mundo se calienta 131
Joshua Busby
Una amenaza podría definir el siglo xxi: el cambio climático. La alteración del clima en
la Tierra acabará por exigir más atención y recursos, y tendrá una mayor influencia
en la economía mundial y las relaciones internacionales que las otras fuerzas visibles en
el mundo actual. El cambio climático dejará de ser una amenaza lejana y se volverá una
realidad cuyos efectos requerirán acciones inmediatas.

Los enemigos internos de la otan 139


Celeste A. Wallander
La Organización del Tratado del Atlántico Norte afronta múltiples retos: desde
el terrorismo en Europa, la migración y la desafiante Rusia hasta las amenazas de
Donald Trump de hacer pedazos la alianza. Sin embargo, el problema más grave no
se encuentra en estos riesgos obvios, sino en el quebrantamiento de la democracia
liberal dentro de la propia alianza.

Reseñas 149

Abstracts 154

Foreign Affairs Latinoamérica busca ser un espacio para difundir las visiones del mundo
que se tienen en la región —y también las visiones de la región que se tienen en el mundo—
sin descuidar los principales temas del escenario internacional, atañan o no a Latinoamérica.
El contenido de los textos es responsabilidad exclusiva de sus autores.

iv F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Č
LATINOAMÉRICA
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RAFAEL FERNÁNDEZ DE CASTRO y ROSSANA FUENTES-BERAIN Fundadores
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Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi)

Consejo Editorial
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de la producción científica hispana (Dialnet) y Matriz de Información para la Evaluación de
Revistas (MIAR).
Carta del Director
se presentó como el redentor pragmático y
moderado de un sistema fundamentalmente
defectuoso, y se benefició de las campañas
desastrosas de sus oponentes. Para Dresser, el
futuro del país no depende de un hombre ni

L
atinoamérica es siempre el objetivo de un movimiento. México necesita una coa-
central de la revista: ofrecerle al lición amplia y democrática que enfrente las
lector una perspectiva geopolítica causas profundas de la polarización política.
del mundo y de lo que sucede particu- Por su parte, Gustavo A. Flores-Macías ana-
larmente en la región. Así se explica este liza los factores del éxito de López Obrador y
número sobre los nuevos gobiernos lati- señala como esencial el ajuste pragmático de
noamericanos, el superciclo electoral de la estrategia del candidato ganador para capi-
2017 a 2019 y los cambios presidenciales talizar una coyuntura diferente de país. Su
y procesos electorales en curso. moderación respecto a la relación con Estados
Desde esta perspectiva regional, para Daniel Unidos y la respuesta a la corrupción que se
Zovatto es el momento de hacer un balance de compromete a combatir son elementos bási-
la transición democrática de Latinoamérica, ini- cos de su victoria. La conocida “marca AMLO”
ciada en República Dominicana hace 40 años, le dio la ventaja frente a los otros candida-
con la paradoja de que los avances de la de- tos, menos populares. Aunque la ambigüedad
mocracia conviven con profundas desigualda- de sus propuestas fue un acierto electoral, la
des. Como apunta el autor, el contexto polí- falta de detalles compromete las acciones de
tico actual es complejo y volátil, con gran gobierno del nuevo sexenio.
incertidumbre y polarización. En la región, Catalina Botero y Michael Camilleri
solamente Uruguay es considerado una “de- abordan la nueva presidencia de Colombia
mocracia plena”, once países pertenecen al de Iván Duque, confrontado desde el pri-
grupo de las “democracias imperfectas”, cinco mer día con las políticas de su predece-
son considerados regímenes híbridos (Bolivia, sor Juan Manuel Santos. Mientras llega el
Guatemala, Haití, Honduras y Nicaragua) y momento de evaluar los logros económicos
dos son calificados como autoritarios (Cuba de la anterior presidencia (la disminución de
y Venezuela, que en 2018 descendió a esta la pobreza, la mejora de la infraestructura y,
categoría). sobre todo, el proceso de paz con las Fuerzas
Dos artículos abordan los resultados de Armadas Revolucionaras de Colombia), tanto
las elecciones en México y la contunden- los aliados más importantes de Duque como
cia de la victoria de Andrés Manuel López sus más radicales oponentes ven ya una
Obrador, que obtuvo el 53% de los votos. Colombia diferente y desean el regreso a las
Denise Dresser presenta un análisis retros- políticas de derecha aplicadas entre 2002 y
pectivo de los fracasos de los gobiernos ante- 2010. Por otra parte, la oposición se encuentra
riores, en particular el de Enrique Peña dividida entre el centro, que apoya el proceso
Nieto, que no fueron capaces de resolver los de paz, y la izquierda del líder Gustavo Petro,
problemas de corrupción y violencia que afli- que canalizó la frustración popular por la des-
gen a México, ni la desigualdad ni la concen- igualdad, la exclusión social y la corrupción.
tración de la riqueza ni el escaso crecimiento Los retos que enfrenta la nueva presiden-
económico. En este contexto, López Obrador cia son enormes: la distribución de la tierra,

vii
el combate al tráfico de drogas y la corrup- Rafael Hernández explica detallada-
ción. Las soluciones políticas no pueden ser mente la esperada transición de Cuba y
extremas, aunque el presidente Duque se verá los cambios políticos que ni se inician ni
impelido por su propio partido y por la opo- concluyen con las elecciones de abril de
sición, y tendrá dificultades para encontrar el 2018. Ciertamente es una transición com-
camino entre las tensiones. pleja, como complejas son las institucio-
El gobierno de Costa Rica es el tema nes de poder en Cuba, y resulta difícil
que aborda José Andrés Díaz González. Las anticipar su evolución. Hernández exa-
elecciones costarricenses fueron comple- mina el gran cambio que se produjo en la
jas porque el país tiene un sistema de parti- IX Legislatura de la Asamblea Nacional del
dos políticos cada vez más fragmentado, lo Poder Popular, el legado del VI Congreso
que explica el resultado imprevisto de que que es el concepto de descentralización,
el candidato con la menor intención de voto, sin el cual las reformas económicas no ten-
Carlos Alvarado Quesada, se haya alzado con drán éxito, y la reforma de la Constitución,
la victoria en segunda ronda. Este cambio que deberá ser sometida a referendo.
en el balotaje se debe al voto conservador y Asimismo, insiste en que no debe vincu-
al avance de los grupos evangélicos, que cre- larse la transición con el estamento militar.
cen a costa de los católicos. La gobernanza En Perú no hubo elecciones, pero el país
será complicada, porque el ganador Partido vivió una crisis de gobierno que se saldó
Acción Ciudadana no tiene suficiente fuerza con la renuncia del presidente Pedro Pablo
legislativa para impulsar sus políticas y se Kuczynski. Joel Díaz Rodríguez repasa las
enfrenta a una sociedad fragmentada que, a causas de la renuncia y las posibles reformas
pesar de apoyar la democracia, es proclive al a favor de la transparencia y en contra de la
autoritarismo, lo que dificulta el diálogo y la corrupción que deberá acometer el nuevo
conformación de acuerdos. presidente Martín Vizcarra, que se compro-
La historia política de Paraguay se carac- metió a ejercer un nuevo estilo de gobierno,
teriza por la permanencia en el poder del aunque deberá negociar con un Congreso
Partido Colorado, con una sola interrupción dominado por el fujimorismo.
entre 2008 y 2013. Las séptimas elecciones En Diálogo Ñ abordamos un tema cen-
presidenciales de la era democrática, cele- tral de las relaciones internacionales y el
bradas en abril de 2018, otorgaron de nuevo comercio, que es la guerra comercial iniciada
la presidencia al Partido Colorado. Marcos por el presidente Donald Trump, siguiendo
Pérez Talia explica las causas de este domi- los grandes ejes del conflicto arancelario en
nio de los colorados que, además, obtuvie- Norteamérica, China y la Unión Europea,
ron gubernaturas y un importante número de con especial atención en Alemania.
escaños en el Congreso. El Partido Colorado Valeria Mendiola y Valeria Moy describen
tiene dos facciones bien diferenciadas: una las cinco batallas comerciales emprendidas
liderada por el presidente Mario Abdo por Trump, la última referida a la renego-
Benítez y otra, por el expresidente Horacio ciación del Tratado de Libre Comercio de
Cartes. Con el presidente Abdo Benítez, a América del Norte (TLCAN). Al cierre de la
pesar de las facciones, se asegura la continui- edición, aún no se tiene el texto final con los
dad de las políticas conservadoras del anterior detalles de esta nueva versión del Tratado. No
gobierno. obstante, las autoras analizan algunos puntos

viii
generales, como el controvertido sector auto- las políticas arancelarias de Trump con-
motor, con el aumento de origen al 75% y los tra la Unión Europea. Finalmente, después
salarios a 16 dólares la hora para el 40% y el de 2 meses de cargar aranceles, se llegó a un
45% de la industria, lo cual tendrá un efecto acuerdo entre Estados Unidos y la Unión
importante en México. La cláusula de termi- Europea.
nación del Tratado, en la que Estados Unidos Iniciamos la sección Mundo con una
no quería ceder, se ha quedado en una cláu- entrevista con la académica y diplomática
sula de revisión a los 6 años que asegura una mexicana Olga Pellicer, en la que explica
vida de 16 años y confiere más seguridad a las cómo entró al mundo de la diplomacia desde
inversiones. Al próximo gobierno de México la academia y cómo su experiencia diplomá-
le toca aplicar las nuevas reglas del TLCAN. tica ha sido clave para su tarea docente y de
México no logrará aprovechar los beneficios investigación. La entrevistada opina sobre la
del Tratado si no se hacen cambios radicales actualidad de algunos de los temas interna-
en la regulación que faciliten la inversión y el cionales en los que ha trabajado y sobre los
crecimiento de empresas productivas, si no retos de política exterior que se le plantean a
se respeta el Estado de derecho y si deja de la nueva presidencia de México.
invertirse en capital físico y humano. Stephen Kotkin reflexiona acerca del
Sobre China escribe Yuanyuan Fang. futuro del liberalismo y de las democra-
China no es el único país con el que Estados cias, y del antagonismo de Estados Unidos y
Unidos tiene un déficit comercial, aunque China, que a pesar de ser un régimen auto-
se ha incrementado con la producción de ritario ha sabido enfrentar la meritocracia a
computadoras y teléfonos celulares. En repre- la corrupción y la competencia a la incom-
salia por la imposición de aranceles por parte petencia. Por su parte, las democracias con-
de Estados Unidos, China gravó 545 bie- solidadas han caído en disfunciones internas
nes, sobre todo agrícolas, de productores y y han pasado por alto los efectos económicos y
exportadores estadounidenses. Esta situación sociales negativos derivados de la globaliza-
creada por Trump es una oportunidad para ción, que afectan a los ciudadanos de sus pro-
que China forje alianzas con otras víctimas de pias periferias. Para comprender el mundo
su agresiva política comercial, como Rusia y del mañana hay que voltear a ver el pasado, y
la Unión Europea, y asuma el liderazgo para el escenario geopolítico de hoy recuerda a la
mantener el sistema vigente y la estabilidad década de 1970 e, incluso, a la de 1920.
de la economía mundial. Con cierto optimismo, Daniel Deudney y
Zirahuén Villamar explica la respuesta de G. John Ikenberry abundan en las contradic-
la Unión Europea y de Alemania a la estra- ciones que supone el avance del iliberalismo,
tegia de Washington de imponer aranceles a la autocracia, el nacionalismo y el proteccio-
los productos de acero y aluminio. Aunque nismo, sin que China y Rusia se encaminen
Alemania no puede negociar ni adoptar medi- rápidamente hacia la democracia ni apoyen
das unilaterales, ya que la política comer- el orden mundial liberal. En todo el mundo
cial es facultad de la Unión Europea y de surge una nueva mentalidad nacionalista que
sus veintiocho miembros en conjunto, su considera a las instituciones internacionales y
cuantioso superávit comercial con Estados a la globalización como amenazas a la sobera-
Unidos, muy concentrado en el estraté- nía y a la identidad nacionales; sin embargo,
gico sector automotor, ha sido la causa de va en contra de la experiencia histórica su-

ix
poner que las democracias liberales no van a Estos cambios pondrán a prueba el sistema
saber resolver los problemas. Hoy, no es rea- internacional en formas nuevas e imprede-
lista pensar que unos pocos años de demago- cibles. Es posible que las respuestas que se
gia nacionalista revertirán el liberalismo. El den a los efectos del cambio climático ten-
orden liberal tal vez está perdiendo a su prin- gan mayores consecuencias que los efectos
cipal promotor, pero sus puntales van más mismos. La naciente combinación de acuer-
allá del liderazgo ejercido desde el Despacho dos internacionales y redes de organizacio-
Oval. Es pronto para enterrar al liberalismo. nes y personas dedicadas a resolver problemas
Para Robin Varghese, el marxismo no solo específicos ofrece la mejor opción para evitar
no está pasado de moda, sino que es funda- cambios climáticos catastróficos.
mental para discernir el mundo actual. Karl Celeste A. Wallander destaca en su artícu-
Marx se equivocó al considerar que el Estado lo que, en la Organización del Tratado del
era una herramienta de la clase capitalista y Atlántico Norte (OTAN), la democracia libe-
subestimó el poder de la acción colectiva para ral está en riesgo no solo entre los nue-
reformar el capitalismo como hizo la social- vos miembros de la alianza, sino también
democracia. En cambio, su teoría económica entre los que la crearon, aunque sus inte-
sigue vigente y aún es aplicable a, por ejem- grantes no siempre tuvieron democracias
plo, la presión sobre los empresarios para liberales. Muchos están desarticulando las
acumular capital en las condiciones de com- instituciones y prácticas de la democracia
petencia del mercado, la competencia para liberal, y las cosas podrían empeorar si los
reducir salarios, la introducción de la tec- demagogos autócratas aprovechan los temo-
nología para suprimir puestos de trabajo (lo res populistas para conseguir influencia polí-
que deja desempleada o subempleada perma- tica en otros Estados miembros. Hoy, la
nentemente a una parte de la población) y la mayor amenaza para la OTAN es, de hecho,
repartición inequitativa de la plusvalía deri- Estados Unidos, pero como igualmente Rusia
vada de la concentración de empresas. No es vuelve a ser una amenaza, la alianza está en
necesario aceptar la teoría de Marx de que peligro; por eso, la fuerza vinculante de las
el comunismo es inevitable para reconocer la instituciones y valores democráticos liberales
utilidad de su análisis de la situación actual es fundamental para su funcionamiento, en
de desigualdad creciente y disminución de la particular en operaciones militares en las que
movilidad social. no ha sido atacado directamente un miembro
El cambio climático es abordado por y no es de aplicación automática el artículo 5.
Joshua Busby. La alteración del clima en la Dada la proliferación de miembros problemá-
Tierra exigirá mayor atención y recursos, y ticos, la OTAN debe ponderar si adopta una
tendrá más influencia en la economía mundial regla similar a la de “mayoría calificada” de la
y en las relaciones internacionales que otras Unión Europea para su gobernanza interna.
fuerzas visibles del mundo actual. El cam- Los artículos contenidos en este número
bio climático es más aterrador por sus efec- presentan un denominador común: el interés
tos geopolíticos, resultado de los trastornos por los avances democráticos en Latino-
socioeconómicos derivados de la elevación del américa y la preocupación por el futuro de la
nivel de los mares, del agotamiento de las tie- globalización y sus consecuencias, ya sea por
rras de cultivo y de las tormentas e inundacio- el incremento del iliberalismo en las demo-
nes que dejarán inhabitables algunos países. cracias occidentales, la amenaza rusa o el

x
papel que van a desempeñar las nuevas poten- Mientras tanto, en el ámbito regional lati-
cias emergentes, como China, que compi- noamericano, los problemas en Nicaragua y
ten con Estados Unidos y todavía están lejos Venezuela se agravan y la diáspora provoca
de alcanzar y compartir las reglas democrá- tensiones con los países vecinos que reci-
ticas. Sin embargo, hay cierto optimismo en ben a los emigrantes y refugiados. Para pro-
cuanto a las ventajas del liberalismo en las blemas concretos deberían surgir soluciones
relaciones internacionales y la posibilidad de específicas regionales; de lo contrario, es difí-
llegar a acuerdos para solucionar los proble- cil compartir el optimismo de las soluciones
mas mundiales, como el cambio climático, el generales.
libre comercio y los conflictos territoriales. JORDI BACARIA COLOM

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Los nuevos gobiernos
latinoamericanos
Democracia
y gobernabilidad
en Latinoamérica
Daniel Zovatto

L
atinoamérica celebra en 2018 el cuadragésimo aniversario del inicio de su
tercera ola democratizadora. El proceso de transición, que comenzó en Repú-
blica Dominicana en 1978, se fue extendiendo por etapas sucesivas a la región
andina, Centroamérica y al Cono Sur y, finalmente, a Chile y Nicaragua en 1990.
Este 2018 constituye un momento oportuno para tomarle el pulso político a la
región y efectuar un balance del estado de la democracia y de la gobernabilidad en
Latinoamérica, debido a que, además de la conmemoración de los 40 años de la ola
democrática, América Latina celebrará elecciones presidenciales en quince de los die-
cinueve países de la región en el plazo de 3 años (de 2017 a 2019).
Nuestro balance se asienta en dos precisiones preliminares. La primera, la necesi-
dad de efectuar un análisis equilibrado del proceso de democratización en la región.
Un balance alejado tanto de una visión pesimista como de una mirada simplista y
autocomplaciente, que muestre al mismo tiempo los avances logrados durante
estos 40 años, pero también las fallas y retos que hoy enfrentan las democracias
latinoamericanas.
La segunda precisión se refiere a la necesidad de tener presente la heterogenei-
dad estructural de Latinoamérica. La región es una, pero múltiple y diversa a la vez,
ya que, como veremos, hay diferencias importantes con respecto a la calidad de las
democracias en los diecinueve países que agrupa.
En nuestros días, la situación política de Latinoamérica es radicalmente diferente
a la de hace tan solo 4 décadas. De un repaso histórico se desprende que, a mediados

DANIEL ZOVATTO es Director Regional para América Latina y el Caribe del Instituto Inter-
nacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional). Es doctor en
Derecho Internacional por la Universidad Complutense de Madrid, y en Gobierno y Adminis-
tración Pública por el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, y es maestro
en Políticas Públicas por la Harvard University. Es investigador principal no residente en la
Brookings Institution y es miembro del Consejo Asesor del Programa para América Latina
del Woodrow Wilson International Center for Scholars. Es autor de más de cien artículos
académicos así como de cuarenta libros sobre temas de elecciones, democracia y goberna-
bilidad en Latinoamérica. Sígalo en Twitter en @Zovatto55.

2 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Democracia y gobernabilidad en Latinoamérica

de 1970, solo en Colombia, Costa Rica y Venezuela se votaba con regularidad a las
autoridades en elecciones libres. En los demás países, sus sociedades padecían una
estructura autoritaria o dictatorial o, como en el caso de México, un sistema de par-
tido hegemónico.
Hoy, por el contrario, y pese a todas sus carencias y déficits, la democracia es la
forma mayoritaria de gobierno en la región. Este fenómeno resulta de tanta trascen-
dencia que podemos afirmar que, desde hace 40 años, Latinoamérica vive el proceso
de democratización o redemocratización (según el país) más largo, extenso y pro-
fundo de toda su historia.
En efecto, la región puede mostrar, por primera vez, 40 años de gobiernos demo-
cráticos, lo cual, si se considera nuestra historia, no es poca cosa. Sin embargo, la democra-
cia en Latinoamérica presenta una paradoja: sus avances conviven con importantes
niveles de pobreza, persisten profundas desigualdades y en muchos países las insti-
tuciones son débiles y se vive con altos niveles de corrupción y de inseguridad, todo
lo cual repercute en la calidad de la democracia y en la integridad de las elecciones.

EL ESCENARIO ELECTORAL ACTUAL


Se proyecta 2018 como un año mediocre en lo económico, complejo en lo social,
intenso en lo electoral y atravesado por numerosos escándalos de corrupción. Esta
combinación está provocando turbulencias políticas y tensiones sociales que erosio-
nan el apoyo ciudadano a numerosos presidentes y complican la gobernabilidad. La
renuncia de Pedro Pablo Kuczynski (presionado por los escándalos de corrupción aso-
ciados con Odebrecht) es un ejemplo reciente, pero no el único, de este fenómeno.
Cabe recordar que desde 2000, once presidentes elegidos democráticamente no han
podido concluir, por diversas causas, su mandato presidencial. A ello debemos agre-
gar, entre otras situaciones, la grave crisis que atraviesan los gobiernos autoritarios de
Nicaragua y Venezuela, la crisis poselectoral en Honduras y la debilidad del gobierno
guatemalteco. En efecto, sin perjuicio de reconocer y valorar la resiliencia de la demo-
cracia en Latinoamérica, el actual contexto político es complejo y volátil, con gran
incertidumbre y polarización.
En el plano económico, la región enfrenta un escenario lleno de desafíos. El
Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento promedio regional del 1.6%,
una proyección que acepta una doble lectura. Por un lado, es una buena noticia por-
que confirma la vuelta de Latinoamérica al crecimiento (iniciado en 2017 con el 1.3%)
después de varios años de desaceleración y recesión. Pero es, al mismo tiempo, una
mala noticia, porque este crecimiento mediocre no es suficiente para responder a las
expectativas de la clase media. Tampoco alcanza para seguir avanzando en la reduc-
ción de la desigualdad y la pobreza (que volvió a aumentar y llegó al 30.7%, según
datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe) ni para crear
el número de empleos de calidad que la región necesita, ya que como advierte la
Organización Internacional del Trabajo, 2017 fue el tercer año consecutivo en que se
incrementó el desempleo en la región (pasó del 7.9% en 2016 al 8.4% en 2017).

Octubre/Diciembre 2018 3
Daniel Zovatto

Por su parte, la grave inseguridad ciudadana y la corrupción, así como la marcada


debilidad del Estado de derecho y los elevados índices de impunidad erosionan aún
más la de por sí magra confianza de los ciudadanos en las principales instituciones
democráticas. Según los datos del Banco Mundial, pese a representar únicamente el
8% de la población mundial, Latinoamérica acumula el 33% de los homicidios que
ocurren en el mundo. Estos datos explican los resultados de la encuesta Proyecto de
Opinión Pública de América Latina (LAPOP), según los cuales el porcentaje de per-
sonas que se sienten inseguras en su vecindario aumentó casi 6% entre 2014 y 2017, al
pasar del 12.7% en 2014 al 18.1% en 2017.
La combinación de estos factores afecta la calidad de la democracia y la opinión
que les merece a los ciudadanos. El panorama es preocupante y muy heterogéneo
entre los países de la región. Según el Índice de Democracia de 2017, elaborado por
la Unidad de Inteligencia de The Economist, la
calidad de la democracia en Latinoamérica ha
El actual contexto político sufrido un nuevo deterioro, parecido al que se
es complejo y volátil, con observa en el resto del mundo. En el caso con-
creto de América Latina, en 2018 sufrió una
gran incertidumbre nueva caída, con lo que obtuvo un puntaje de
y polarización. 6.26 promedio regional. Según este documento,
únicamente Uruguay es considerado como una
“democracia plena”. Once países pertenecen al
grupo de “democracias imperfectas”, si bien con diferencias importantes entre ellos.
Cinco son considerados regímenes híbridos: Bolivia, Guatemala, Haití, Honduras y
Nicaragua, y dos son calificados como autoritarios: Cuba y Venezuela (que en 2018
descendió a esta categoría).
Una valoración igualmente preocupante y heterogénea está en el informe de
Freedom House sobre libertad y derechos políticos, el cual señala que “a pesar del
declive de la democracia en todo el mundo en 2017 —y el continuo descenso de
Venezuela hacia la dictadura y la crisis humanitaria—, Latinoamérica mostró algunos
signos de resiliencia”. Sin embargo, de los diecinueve países de la región, solo ocho
son considerados libres: Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, El Salvador, Panamá,
Perú y Uruguay, mientras que nueve son considerados parcialmente libres: Bolivia,
Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay y República
Dominicana, y dos no libres: Cuba y Venezuela.
Este deterioro de la confianza en la democracia viene acompañado de un descenso
del apoyo ciudadano y de un aumento de la insatisfacción. Los datos sobre cultura
política (en especial los de LAPOP y del Latinobarómetro) arrojan buenas y malas
noticias. Las primeras son que, pese a todos los problemas y desafíos, un porcen-
taje considerable de latinoamericanos opina que la democracia es el mejor de los sis-
temas (69% según Latinobarómetro) y un 53% le da su apoyo. Las malas noticias, en
cambio, alertan sobre que el apoyo a la democracia cayó en 2017 por cuarto año con-
secutivo y que la satisfacción también descendió a solo el 30% como promedio regio-
nal. Esta disminución de ambas variables (apoyo y satisfacción con la democracia)

4 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Democracia y gobernabilidad en Latinoamérica

coincide con la poca confianza en las elecciones, en los organismos electorales y en las
principales instituciones de la democracia representativa, en especial los congresos y
los partidos políticos.
Como apunta Bernard Manin, el patrón de la “democracia de partidos” ha decli-
nado con el auge de nuevos modos de hacer política, debido a los cambios operados
en las sociedades y en la cultura por la fuerte presencia de los medios de comunica-
ción, la tecnología y las redes sociales. Esta marcada debilidad de los partidos polí-
ticos los ha llevado a que pierdan su posición central en el espacio público y se vean
sustituidos o amenazados por candidatos independientes que, fuera de todo cauce
disciplinario y programático partidista, ejercen una carrera política autónoma. Como
consecuencia, en varios países observamos el tránsito de una democracia de partidos
a una democracia de candidatos.
Esta crisis de credibilidad y legitimidad de los partidos (según Latinobarómetro,
solo el 15% de los latinoamericanos les tiene confianza) guarda estrecha relación
con la crisis de representación que afecta a la
mayoría de los países de Latinoamérica. La
frase más repetida en el Brasil posterior a los En varios países
juicios políticos fue “ellos no me represen- observamos el tránsito
tan”, lo que indica el profundo descontento de
los brasileños con la clase política. Un fenó- de una democracia de
meno similar tuvo lugar en Argentina a ini- partidos a una democracia
cios de 2001, con la frase “que se vayan todos”.
Y durante el actual superciclo electoral obser-
de candidatos.
vamos la irrupción de políticos contestatarios
que reniegan de la “vieja política”, algunos con notable éxito electoral como, entre
otros, Andrés Manuel López Obrador en México.
El concepto clave para analizar esta crisis de representación se encuentra en el dis-
tanciamiento que se ha producido entre los políticos y la ciudadanía. En otras pala-
bras, se perdió la confianza entre la gente y los líderes políticos. Hay una revolución
de expectativas y de demandas que, de no ser atendidas por el sistema político, pon-
drán en serios aprietos a los gobiernos y a las instituciones democráticas, y traerá más
conflictos sociales y crisis de gobernabilidad.

EL SUPERCICLO ELECTORAL DE 2017 A 2019


Entre 2017 y 2019, quince países de la región habrán celebrado elecciones presiden-
ciales. Ocho ya tuvieron lugar: tres en 2017 (Ecuador, Chile y Honduras) y cinco en
2018 (Costa Rica, Paraguay, Venezuela, Colombia y México). Los brasileños irán a las
urnas el 7 de octubre de 2018. En 2019, otros seis países (Bolivia, Argentina, Uruguay,
El Salvador, Panamá y Guatemala), renovarán sus mandatarios. A ello debemos agre-
gar a los diputados de la nueva Asamblea Nacional Cubana, que en marzo de 2018
eligieron a Miguel Díaz-Canel como sucesor de Raúl Castro en la presidencia de Cuba,
y las elecciones intermedias en Estados Unidos, previstas para noviembre de 2018.

Octubre/Diciembre 2018 5
Daniel Zovatto

Este superciclo electoral comprueba la importancia de unas elecciones íntegras


como la única vía legítima de acceso al poder político, en los términos de la Carta
Democrática Interamericana. También reafirma la vigencia de la democracia electoral
como la forma mayoritaria de gobierno en la región. En efecto, desde el inicio de la
tercera ola democratizadora se han celebrado en la región más de 150 elecciones pre-
sidenciales y más de 200 legislativas. Según los informes de las principales misiones
de observación electoral (Organización de las Naciones Unidas, Organización de los
Estados Americanos y Unión Europea), casi todas se llevaron a cabo sin irregularida-
des significativas que hayan incidido en los resultados.

PRINCIPALES TENDENCIAS Y RESULTADOS


Las actuales son elecciones del enojo, del malestar con la política y las élites. La gran
mayoría de estos procesos electorales se caracterizan por un alto grado de incertidum-
bre, volatilidad y polarización. Sin embargo, pese a la escasa popularidad de varios
de los mandatarios, únicamente en tres de las ocho elecciones celebradas a la fecha se
produjo una alternancia: Chile, Colombia y México. Lo mismo sucederá en Brasil.
En los restantes cinco procesos hubo continuidad: Costa Rica, Ecuador, Honduras,
Paraguay y Venezuela, si bien en Honduras y Venezuela la continuidad se vio faci-
litada por la reelección consecutiva de sus mandatarios (Juan Orlando Hernández y
Nicolás Maduro) en elecciones muy cuestionadas y, en el caso de Paraguay, la victoria
de Mario Abdo Benítez, aunque representa la continuidad del Partido Colorado, la
marcada enemistad entre este y el expresidente Horacio Cartes presagia dificultades
de gobernabilidad. Lo mismo puede decirse del triunfo de Lenín Moreno en Ecuador
y su enfrentamiento con el expresidente Rafael Correa.
De las ocho elecciones celebradas entre 2017 y agosto de 2018, en cuatro estaba pre-
vista la segunda vuelta (con distintas modalidades) y en las cuatro hubo que recurrir al
balotaje para definir la elección presidencial: Chile, Colombia, Costa Rica y Ecuador.
Únicamente en Costa Rica se revirtió el resultado entre la primera y segunda vuelta, es
decir, que quien ganó en la primera vuelta fue luego derrotado en la segunda.
La integridad electoral también tiene que ver con la igualdad de género. Durante
este maratón electoral vemos que, muy probablemente, no habrá ninguna presidenta,
aunque más de la mitad de los países tienen vicepresidentas. Por otra parte, y sin per-
juicio de reconocer los importantes avances logrados en varios países con la adopción
de cuotas de género o leyes de paridad (entre otros, Argentina, Bolivia, Costa Rica y
México), la presencia de las mujeres en los congresos sigue siendo baja: el promedio
regional es de 29.2%, según datos de la Unión Interparlamentaria de 2017, y mucho
más baja aún en los ministerios.
El resultado de este superciclo electoral será determinante para definir las carac-
terísticas, dirección e intensidad del cambio político que vivirá la región en los próxi-
mos años. Será un cambio que afecte no solo a los países por separado, sino también a
la integración regional. Al mismo tiempo, estás elecciones serán fundamentales para
evaluar la calidad de la democracia y la integridad de los procesos en Latinoamérica.

6 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Democracia y gobernabilidad en Latinoamérica

No está clara aún la fuerza que tendrá el populismo (tan presente hoy en varias
partes del mundo) en este maratón electoral. En cambio, no hay duda de que las cla-
ses medias (más pragmáticas que ideologizadas y ubicadas mayoritariamente en el
centro político) cumplirán un papel clave. La falta de correspondencia entre el poco
crecimiento económico y una clase media que elevó su consumo en las últimas déca-
das, que tiene más poder y está más conectada gracias a las redes sociales y que es más
exigente respecto de sus demandas y expectativas, incide en la gran mayoría de las
campañas electorales.
Como escribe Moisés Naím acerca de la clase media (a la que califica como el
“huracán político” que está cambiando el mundo), si bien las consecuencias políticas
de su comportamiento electoral son imprevisi-
bles, el rechazo a la situación actual hace inevi-
table la irrupción de reacomodos políticos que
Las democracias
hasta hace poco eran inimaginables. La tensión latinoamericanas exhiben
entre esta nueva agenda de la clase media (car-
gada de ilusiones, demandas y expectativas) y
importantes fallas
el sentimiento de frustración y temor a perder y síntomas de fragilidad,
lo alcanzado o a no poder consumir y avanzar al
mismo ritmo de los últimos años, junto con la
además de serios desafíos.
insatisfacción por la poca calidad de los servicios
públicos, la inseguridad y los graves escándalos de corrupción ha generado malestar y
falta de confianza en las élites (políticas, empresariales y sindicales).
En efecto, la corrupción, la inseguridad y el desempleo son los tres principales
problemas para los latinoamericanos. En cuanto a la corrupción, en Brasil, epicen-
tro de la Operación Autolavado (Lava Jato) y del caso Odebrecht, el impacto en el
ámbito político y el empresarial ha sido profundo. Numerosos políticos de alto nivel
están presos o son investigados, mientras que Luiz Inácio Lula da Silva (quien sigue
liderando las encuestas desde la prisión) probablemente no podrá participar en la
próxima campaña electoral. El escándalo del Lava Jato tuvo un efecto de cascada y
destrozó el buen nombre de numerosos presidentes y expresidentes en Argentina,
Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú,
República Dominicana y Venezuela. Estos casos son prueba de la existencia de regí-
menes cleptócratas, es decir, de gobiernos que se organizan de manera colectiva, sis-
temática y deliberada para enriquecerse y utilizar este dinero para perpetuarse en
el poder. Como era de esperar, la mayoría de los países de la región (salvo los casos
de Chile y Uruguay, y en menor medida el de Costa Rica) volvieron a salir mal
evaluados en el reciente Índice de Percepción de la Corrupción 2018 que elabora
Transparencia Internacional.
¿Está girando Latinoamérica a la derecha? Es muy temprano para emitir un
juicio definitivo sobre este tema. Los resultados en Chile (Sebastián Piñera),
Honduras (Hernández) y Colombia (Iván Duque) parecieran reforzar el cam-
bio de tendencia política regional de la centroizquierda a la centroderecha ini-
ciado en 2015 y 2016 con las victorias de Mauricio Macri en Argentina (revalidado

Octubre/Diciembre 2018 7
Daniel Zovatto

en las elecciones de medio periodo de octubre de 2017) y de Kuczynski en Perú,


pero dentro de una persistente heterogeneidad, como evidencia el triunfo de la
izquierda encabezada por Moreno en Ecuador (2017) y por López Obrador en
México (2018). Habrá que observar qué ocurre en las elecciones de Brasil y luego
ver la tendencia que predomine en las seis elecciones presidenciales de 2019:
tres en Centroamérica (El Salvador, Panamá y Guatemala) y tres en Sudamérica
(Argentina, Bolivia y Uruguay).
En resumen, todos los escenarios están abiertos. No hay que descartar ninguna
sorpresa. Vivimos en una época en la que lo imposible se convierte en improbable,
lo improbable en posible y luego en realidad. El triunfo de Donald Trump y el brexit
son dos ejemplos.

REFLEXIÓN FINAL
Hay una oportunidad extraordinaria en 2018 para tomarle el pulso político a
Latinoamérica, identificar las principales tendencias del superciclo electoral y eva-
luar el estado de la democracia y la gobernabilidad de la región. Del análisis anterior
se desprende que América Latina ha constituido por primera vez, con sus luces y sus
sombras, una democracia de mínimos que ha durado 4 décadas. Sin embargo, exhibe
importantes fallas y síntomas de fragilidad, además de serios desafíos. Por eso, ahora
el reto es establecer una democracia de calidad, una democracia de ciudadanos y de
instituciones, incluyente, gobernable y sostenible.
La prioridad es avanzar en un doble frente. En el ámbito electoral, hay que forta-
lecer las instituciones, el Estado de derecho y la participación ciudadana. Es necesario
impulsar reformas políticas para contar con 1) partidos modernos y democráticos, con
financiamiento transparente y parlamentos legítimos, con capacidad para represen-
tar y encauzar las demandas sociales, complementados con mecanismos de participa-
ción ciudadana; 2) elecciones con integridad; 3) un poder judicial independiente, con
recursos adecuados para asegurar la plena vigencia del Estado de derecho y la seguri-
dad jurídica; 4) estrategias de combate a la corrupción y la impunidad, e 5) institucio-
nes y mecanismos de control que impidan el ejercicio abusivo del poder y aseguren la
transparencia y rendición de cuentas.
En el terreno socioeconómico, las reformas deben tener como objetivo la reduc-
ción de la pobreza y de la desigualdad, y la generación de empleo de calidad. Además,
deben ir dirigidas a atender las demandas de los sectores medios, convertidos en la
nueva cuestión social de la América Latina del siglo XXI. Estos sectores temen recaer
en la pobreza y presionan para que se pongan en marcha sólidas políticas públicas
de educación, salud, vivienda, seguridad y transporte. En el horizonte cada vez más
próximo, el envejecimiento de la población y la sostenibilidad de las pensiones se aso-
man como otros dos retos decisivos.
Sin embargo, estas demandas sociales no podrán ser atendidas con las cifras actua-
les de crecimiento. Para disminuir la pobreza y la desigualdad, para crear empleo de
calidad y para atender las demandas de las clases medias, la región necesita crecer

8 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Democracia y gobernabilidad en Latinoamérica

como mínimo al 5% anual. Y este porcentaje solo se logrará impulsando reformas


estructurales e integrales que hagan a las economías más productivas y competiti-
vas, con menor tasa de informalidad, más innovadoras y diversificadas, vinculadas a
las cadenas internacionales de valor y con un gasto público enfocado a la inversión en
capital físico (infraestructura y logística) y humano (educación).
Para lograr estos objetivos es necesario mejorar la calidad de la democracia y de
la gobernanza. Es imprescindible contar con un Estado estratégico y eficaz, trans-
parente, con un adecuado nivel de fiscalidad y que rinda cuentas a la sociedad. Se
requieren, asimismo, instituciones políticas modernas y legítimas y un liderazgo que
este cerca de la ciudadanía, que sepa escucharla y brinde respuestas a sus demandas.
Es igualmente imprescindible fortalecer la resiliencia de la democracia, una de las
principales recomendaciones del informe “El estado global de la democracia en el
mundo 2017” del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral.
No hay que considerar ganada la democracia. Por el contrario, la única manera de
garantizar su continuidad y mejorar su calidad es trabajar con firme convicción demo-
crática. Como escribió Roald Dahl, la democracia es una “construcción permanente”
que hay que reinventar, recrear, perfeccionar y, sobre todo, defender todos los días.

Octubre/Diciembre 2018 9
¿Es posible salvar
a México?
El peligro y la promesa de López Obrador
Denise Dresser

E
n 2012, el futuro de México se veía prometedor. La elección de un presi-
dente guapo y joven, Enrique Peña Nieto, imbuía al país de una nueva
sensación de energía y determinación. De regreso en el poder, después de
un intervalo de 12 años, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) prometió
reinventarse y alejarse del autoritarismo corrupto que había practicado durante las
7 décadas que gobernó México. Mientras el país parecía llegar a un consenso sobre
las reformas estructurales por mucho tiempo diferidas, la prensa internacional
proclamaba el “momento de México”. De acuerdo con la portada de la revista
Time, Peña Nieto estaba “salvando a México” al abrir el sector energético a la in-
versión extranjera, combatir los monopolios, cambiar las arcaicas leyes laborales y
dejar en el pasado el nacionalismo y el capitalismo clientelista.
Sin embargo, apenas 6 años más tarde, una elección histórica expulsó al PRI
del poder y le dio una victoria aplastante a su peor enemigo, el líder antisistema
Andrés Manuel López Obrador, y su partido, el Movimiento Regeneración Nacional
(Morena). La elección fue una dura condena a Peña Nieto, a su agenda y al sistema
político y económico que ha imperado desde que el país comenzó su transición demo-
crática en 2000. Pese a las primeras promesas de reformas modernizadoras de Peña
Nieto, para 2018 ocho de cada diez votantes veían con malos ojos al PRI. La elección ca-
talizó el enojo popular por las expectativas económicas frustradas, la corrupción
rampante y una tasa de homicidios que hizo de México uno de los países más violen-
tos del hemisferio occidental.
Sin embargo, el voto fue algo más que un mero castigo al PRI por sus fallas. López
Obrador ganó porque se le percibió como un auténtico líder opositor: un político
insurgente que durante años —que incluyen los dos periodos previos en los que com-
pitió por la presidencia— ha criticado a las élites rapaces y a una transición demo-
crática fallida. No obstante, esta vez su mensaje en defensa “del pueblo” resonó en

DENISE DRESSER es profesora de Ciencia Política en el ITAM. Sígala en Twitter en


@DeniseDresserG.

10 MATERIAL ORIGINAL DE FOREIGN AFFAIRS . Volumen 97 Número 5 · Volumen 18 Número 4


¿Es posible salvar a México?

segmentos más amplios del electorado mexicano, porque los males que había diag-
nosticado se volvieron cada vez más evidentes durante el gobierno de Peña Nieto.
La promesa de López Obrador de sacudir el sistema político nacional sedujo a
una población descontenta y ansiosa por un cambio de régimen. Sin embargo, aún no
está claro qué significará la “Cuarta Transformación” en la práctica. Hasta ahora, las
posiciones políticas del Presidente electo han sido vagas y su equipo carece de expe-
riencia. Enfrentar la tóxica combinación mexicana de una democracia truncada y un
capitalismo clientelista requerirá reformas sustantivas. Muchos ciudadanos tienen la
esperanza de que López Obrador vuelva al gobierno y a la economía mexicana autén-
ticamente inclusivos. Otros temen que haga retroceder al país al resucitar un gobierno
de partido dominante, incrementar el poder presidencial y reavivar el nacionalismo.
Ahora, hay un México polarizado que está atrapado entre dos fuerzas: el enojo contra
quienes han gobernado tan mal y el temor ante los que acaban de ser elegidos.

PROMESAS INCUMPLIDAS
Durante décadas, México ha sido azotado por los mismos problemas. Desde 1929
hasta 2000, el gobierno de un solo partido normalizó la corrupción y atrofió el desarro-
llo de las instituciones mexicanas. Incluso hoy, la economía del país genera una pro-
funda desigualdad, en donde la riqueza se concentra en las manos de unas pocas éli-
tes. El poder opera por medio del clientelismo y el soborno. No hay sistemas de
pesos y contrapesos adecuados para la rendición de cuentas de los gobernantes. Al
mismo tiempo, la proliferación del crimen organizado ha hecho de la violencia una
costumbre.
En la década de 1990, las élites políticas y los dirigentes de los partidos se enfoca-
ron en cambiar las reglas de la competencia electoral en México. Estos esfuerzos cul-
minaron en la victoria de Vicente Fox en las elecciones presidenciales de 2000. Fox,
un miembro del Partido de Acción Nacional (PAN), fue el primer candidato de la
oposición en derrotar al PRI. Su victoria terminó con el gobierno de partido único y
marcó la transición oficial del país hacia la democracia electoral.
Muchos creían que la derrota del PRI transformaría el sistema político y econó-
mico prevaleciente, pero no fue así. Los vicios asociados con el gobierno autoritario
persistieron, entre ellos, la corrupción y la falta de transparencia y rendición de cuen-
tas. Luego de la victoria de Fox, el sistema político mexicano se volvió un extraño
híbrido entre autoritarismo y democracia: un sistema que promovía la distribución
de poder entre los líderes de los partidos, pero hacía poco por garantizar la represen-
tación del ciudadano común.
Entre 2000 y 2012, la forma de gobernar del PAN se asemejó mucho a la del par-
tido que había remplazado. El clientelismo, la compra de votos y la corrupción conti-
nuaron. Como resultado, los ciudadanos comenzaron a perder la fe en el sistema en su
conjunto. De acuerdo con una encuesta del gobierno de 2011, solo el 4% de la pobla-
ción tenía una impresión favorable de los partidos políticos y únicamente el 10% creía
que los legisladores gobernaban en beneficio de sus electores.

Octubre/Diciembre 2018 11
Denise Dresser

La transición democrática tampoco fue capaz de mejorar las condiciones de segu-


ridad del país; de hecho, pronto empeoraron. En 2006, el presidente Felipe Calderón
lanzó una “guerra contra las drogas”, en la que movilizó a las fuerzas militares mexi-
canas para luchar contra los poderosos cárteles
y terminar con la violencia relacionada con el
Un México polarizado está narcotráfico. Esta política, que aún esta vigente,
atrapado entre dos fuerzas: lejos de resolver estos problemas convirtió a
México en un cementerio en el que las madres
el enojo contra quienes han escarban la tierra para encontrar los restos de
gobernado tan mal sus hijos. En los estados donde los militares han
llevado a cabo operativos, la violencia de hecho
y el temor ante los que se incrementó, en tanto los cárteles luchan, por
acaban de ser elegidos. un lado, contra las fuerzas gubernamentales y,
por el otro, combaten entre sí por el control del
territorio, y se extienden a otras actividades ilí-
citas, como la extorsión y el secuestro. Allí donde las fuerzas armadas han rempla-
zado a los agentes de la policía civil, el crimen organizado se ha disparado. El ejército
no está entrenado para llevar a cabo tareas policíacas y sus incursiones para combatir
a los cárteles con frecuencia han producido una escalada en las violaciones a los dere-
chos humanos.
En la última década, México ha sido testigo de más de 250 000 homicidios y
34 000 desapariciones. Más de 140 alcaldes y candidatos a cargos públicos han sido
asesinados. Y regiones enteras del país, que incluyen Tamaulipas y parte de los esta-
dos del sur como Guerrero, Michoacán y Morelos, están controladas ahora por el
crimen organizado. Mientras tanto, la corrupción y la incompetencia de las fuerzas
policiacas, los juzgados y los militares no han disminuido.

LA PEÑASTROIKA Y SUS DECEPCIONES


El deterioro de las condiciones de seguridad y el fracaso del PAN en convertir a
México en una democracia efectiva abrió las puertas al regreso del PRI. Peña Nieto
prometió impulsar a su abatido país al mundo desarrollado. Inmediatamente después
de asumir el cargo en 2012, forjó el Pacto por México, un acuerdo legislativo entre los
principales partidos políticos mediante el cual se aprobaron reformas estructurales en
temas como energía, trabajo, políticas impositivas, telecomunicaciones y educación.
El Pacto inicialmente fue celebrado como un logro político. Sin embargo, pese a
que muchas de las reformas se veían bien en el papel, su diseño y ejecución fueron pro-
fundamente defectuosos. Las propuestas de Peña Nieto entraban en conflicto con los
intereses creados de los mismos poderes que le habían permitido el ascenso a la presi-
dencia: la gerontocracia que dominaba los sindicatos, los monopolios que manejaban
la economía mexicana, los medios de comunicación controlados por el gobierno y el
poderoso duopolio televisivo que había fabricado cuidadosamente su imagen. Estas
fuerzas estaban listas para apoyar una versión suave de las reformas propuestas, pero

12 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
¿Es posible salvar a México?

se oponían a cambios más sustantivos que amenazaran con debilitar su poder. Como
resultado, cuando las reformas llegaron al Congreso, en donde se diseñaba la legis-
lación secundaria para aplicarlas, un sector legislativo captado por intereses particu-
lares introdujo nuevas reglas que diluyeron la posibilidad de un impacto profundo. La
camarilla de Peña Nieto defendió sus posiciones privilegiadas con el consenso tácito
de un gobierno que parecía más interesado en promover la aprobación de las refor-
mas que en hacer que se cumplieran.
Aunque no todas las reformas fracasaron —la energética, por ejemplo, estimuló la
inversión extranjera, y la de telecomunicaciones bajó las tarifas de los teléfonos celula-
res para los consumidores— sus modestos logros son insignificantes con respecto a lo
que se había prometido. Peña Nieto les aseguró a los mexicanos que elevaría la tasa de
crecimiento económico al 6% anual. En su lugar, el crecimiento ha sido en promedio
de solo el 1.3% anual. Mientras tanto, la desigualdad y la concentración de la riqueza
es cada vez mayor. De acuerdo con el economista Gerardo Esquivel, 10% de la pobla-
ción mexicana controla ahora más del 64% de la riqueza del país. En 2002, las fortu-
nas de los dieciséis mexicanos más ricos representaban el 2% del PIB; para 2014, esa
proporción se había elevado al 9%. Y las cuatro personas más ricas de México hicieron
sus fortunas en sectores regulados o controlados por el gobierno. México ahora ocupa
el séptimo lugar en el índice de The Economist de los países capitalistas, con capita-
lismo de cuates, detrás de Rusia, Malasia, Ucrania, Singapur, Hong Kong y Filipinas.
La sociedad mexicana está conformada como una pirámide. En la punta se encuen-
tra un puñado de rentistas que manipula el sistema para incrementar su riqueza per-
sonal, en vez de invertir en la economía o favorecer la innovación. Por otra parte,
en la base, están los 52 millones de mexicanos que viven por debajo de la línea de
pobreza, de los cuales 21 millones sobreviven con menos de 2 dólares diarios. Según
un informe de Oxfam de 2015, solo uno de cada cinco mexicanos no podía ser consi-
derado pobre o no vulnerable a la pobreza. Los sucesivos gobiernos reformistas han
sido incapaces de confrontar la persistencia de mercados manipulados y altamente
concentrados. El crecimiento es imposible si el Estado no puede asegurar la equidad,
regular los monopolios o garantizar la transparencia de las transacciones económicas.
Con el gobierno de Peña Nieto y los que le precedieron, el amiguismo reinante atro-
fió los esfuerzos reformistas. Incluso las buenas intenciones dieron malos resultados.

ES LA CORRUPCIÓN, ESTÚPIDO
En México, paradójicamente, más democracia ha significado más corrupción. La
transición democrática no detuvo la transferencia de riqueza pública a los bolsillos
privados; al contrario, exacerbó y normalizó esa práctica histórica. Aunque la teoría
democrática parece indicar que el pluralismo y la competencia política ayudan a com-
batir la corrupción, México demuestra que en ausencia de un Estado de derecho inci-
tan más la rapacidad.
En la incipiente democracia mexicana, la corrupción se ha propagado del poder
ejecutivo al legislativo, el judicial, los gobiernos estatales y locales, e incluso a los

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Denise Dresser

medios de comunicación. Conforme el sector legislativo ha ido ganando más poder


para definir cómo se gasta el presupuesto, las apropiaciones ilegales con fines políti-
cos se han multiplicado. La descentralización del presupuesto federal hacia los estados
ha abierto a los líderes locales nuevas oportunidades de hacer negocios con los fondos
públicos. En vez de proporcionar sistemas de pesos y contrapesos contra la corrup-
ción, las legislaturas federal y locales se han visto beneficiadas por las concesiones del
gobierno. Lo mismo vale para los 32 gobernadores, los cuales reciben grandes sumas
de fondos federales que usan a su discreción.
Según la organización no gubernamental “México, ¿cómo vamos?”, la corrupción
devora el 9% del PIB de México. Esto desalienta la inversión extranjera, obstaculiza
el crecimiento económico y reduce los beneficios del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN). El Foro Económico Mundial afirma que la corrupción
es el principal factor que dificulta llevar a cabo negocios en México.
Sin embargo, durante la presidencia de Peña Nieto, la corrupción, que por mucho
tiempo se había considerado algo normal, fue cada vez más denunciada en tanto se
volvía más pública y menos restringida. De acuerdo con la organización no guber-
namental “Mexicanos contra la corrupción y la impunidad”, la corrupción ha alcan-
zado niveles alarmantes en los últimos 6 años.
México actualmente se ubica en el lugar 135
Con el gobierno de 180 países en el Índice de Percepción de la
de Peña Nieto y los que Corrupción de Transparencia Internacional;
le precedieron, el amiguismo 90% de los ciudadanos mexicanos cree que la
corrupción es uno de los principales proble-
reinante atrofió los mas de México. Esta preocupación no es injus-
tificada. Durante el gobierno de Peña Nieto, el
esfuerzos reformistas. Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, al pare-
cer malversó millones de dólares de los fondos
públicos, y más de una docena de otros gobernadores y exgobernadores, muchos de
los cuales fueron ensalzados por Peña Nieto como ejemplos del nuevo PRI, están hoy
bajo investigación o han tenido que esconderse de las autoridades. La propia familia
del Presidente ha estado implicada: en 2014, lo que se conoció como el escándalo de
la “Casa Blanca” reveló que la esposa del Presidente le había comprado una casa por
7 millones de dólares a un contratista favorecido por el gobierno.
Peña Nieto intentó evadir su responsabilidad sobre estos escándalos con el argu-
mento de que la corrupción era un problema cultural. En vez de reformar la mala
normatividad o diseñar mejores leyes, acusó a sus ciudadanos de falta de moral. Sin
embargo, la corrupción es producto de los incentivos, no de los hábitos; se trata de
qué castigan las autoridades, no de qué condonan los ciudadanos. Y con el gobierno
de Peña Nieto, las autoridades se mostraron dispuestas a tolerar un nivel abruma-
dor de delitos oficiales. Tomemos, por ejemplo, el gran escándalo que involucró a la
empresa brasileña de construcción Odebrecht, que admitió haber pagado más de 800
millones de dólares en sobornos a funcionarios de diversos países. El caso ha golpeado
a políticos de toda la región y derribado presidentes y miembros prominentes de la

14 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
¿Es posible salvar a México?

élite política. Sin embargo, en México ni un solo político ni contratista ha sido impu-
tado, debido a la presión sobre las autoridades responsables de aplicar la ley que ejer-
cieron funcionarios de alto nivel, temerosos de que una investigación real perjudicara
al PRI. Lo que los medios de comunicación han denominado “un pacto de impuni-
dad” protege a la clase política más allá del partido o la ideología a la que pertenezca,
lo que debilita la confianza pública en las instituciones gubernamentales.
El ejemplo más duro de impunidad oficial es el caso de los 43 estudiantes de la
Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, que desaparecieron en
2014 y cuyo destino sigue siendo desconocido. Luego de que estallaran protestas
masivas por el incidente, el gobierno de Peña Nieto solicitó la asistencia de un grupo
independiente de expertos internacionales para revisar el caso. Sin embargo, cuando
los expertos comenzaron a manifestar sus dudas respecto del manejo gubernamen-
tal de la investigación, las autoridades les impidieron continuar con su labor y final-
mente los expulsaron del país.

ENTRA AMLO
En la campaña electoral de 2018, López Obrador se volvió el candidato alternativo
para la mayoría de los votantes, que se sentían frustrados con el estado actual de las
cosas. Décadas de corrupción y los errores del gobierno de Peña Nieto le permitie-
ron a López Obrador presentarse como el redentor de un sistema fundamentalmente
defectuoso.
Los resultados de las elecciones fueron una derrota aplastante para el PRI, que no
ganó una sola gubernatura de las nueve en competencia ni ninguno de los trescien-
tos distritos electorales federales. El partido perdió incluso en Atlacomulco, la ciudad
natal de Peña Nieto. El PRI ocupará el tercer lugar en el Congreso después de haberlo
dominado durante 89 años.
Para López Obrador los resultados fueron un triunfo. Morena obtuvo 53% de los
votos, contra 16% del PRI, y recibió 30 millones de votos, una cifra significativamente
mayor a los 15 millones que obtuvo Fox en 2000. El partido de López Obrador y sus
aliados en la coalición van a tener mayoría absoluta en el Congreso, con más de tres-
cientas curules de un total de quinientas y la mayoría en el Senado. Después de 24
años de dominio dividido, López Obrador gozará de un gobierno unificado, que ten-
drá la capacidad de aprobar leyes y presupuestos con muy poca oposición.
La victoria de López Obrador puede explicarse tanto por lo sucedido durante la
contienda como por lo que no sucedió durante los últimos 30 años. No hay duda de
que sus oponentes realizaron campañas desastrosas. Ricardo Anaya, el candidato
de la alianza de centroderecha y centroizquierda que se había forjado entre el PAN, el
Partido de la Revolución Democrática y el Movimiento Ciudadano, fue visto como
una persona inteligente pero demasiado parecida a un robot: alguien que podía conec-
tarse más fácilmente con los ejecutivos de Sillicon Valley que con sus insatisfechos
conciudadanos. Y nunca fue creíble como un auténtico líder de oposición transforma-
dor, dados los 12 años de gobierno panista previos. Mientras tanto, el candidato del

Octubre/Diciembre 2018 15
Denise Dresser

PRI, José Antonio Meade, tuvo que pagar los platos rotos de la falta de popularidad
de Peña Nieto y la deslucida fama de su partido.
Por otro lado, López Obrador reunió un equipo de colaboradores moderados que
atemperaron sus impulsos estridentes y explicaron sus políticas de manera que pare-
cieran más aceptables y menos radicales. Morena transitó del purismo al pragmatismo
y creó una coalición amplia, multiclasista e ideológicamente ambigua que fue capaz de
captar tanto a los evangélicos conservadores como a los activistas cívicos progresistas.
La demonización de México por parte del presidente estadounidense Donald Trump
también ayudó a López Obrador, cuya marca nacionalista hizo eco entre quienes se
sentían ofendidos por las diatribas de Trump y las tibias respuestas de Peña Nieto.
López Obrador también ganó terreno defendiendo la industria del petróleo frente a
las reformas energéticas que muchos consideraban que solo favorecían a los inversio-
nistas extranjeros y sus aliados internos.
Con todo, algo más profundo yace en la base de esta reconfiguración política. El
mensaje y la personalidad de López Obrador no han cambiado desde que se volvió
líder de la oposición en 2006. Sin embargo, lo que parecía radical en 2006 se sintió
necesario en 2018. Lo que una vez provocó temor ahora generó esperanza. La mayo-
ría del electorado apoyó a López Obrador porque su crudo diagnóstico correspondía
a la violencia, la corrupción y la inseguridad que los mexicanos comunes experimen-
taban día con día.
Los miembros de la clase gobernante tradicional de México no entendieron que
arremeter contra López Obrador acusándolo de populista no impediría que alcanzara
la presidencia; en su lugar, debieron haberse enfocado en las injusticias que él explo-
taba. No obstante, hicieron muy poco por volver el sistema económico más inclusivo
o el sistema político más representativo. El ascenso de López Obrador es la conse-
cuencia predecible de una modernización fallida. Las codiciosas elites antidemocráti-
cas deberían haberlo visto venir.

EL CAMINO POR DELANTE


Pese a su abrumadora victoria, López Obrador sigue siendo una figura controver-
tida. Sus críticos lo ven como una figura polarizante y un partidario de la lucha de
clases; sus seguidores lo estiman como un férreo defensor de la democracia y la justi-
cia social. Para algunos, es un lobo con piel de oveja; para otros, representa un rompi-
miento radical y largamente esperado con el viejo régimen.
Es casi inobjetable que la victoria de López Obrador alterará el sistema partida-
rio existente, así como el modelo económico. Sin embargo, la naturaleza específica de
este cambio es difícil de predecir. En lo que se refiere a temas específicos de política
pública, López Obrador ha sido errático y con frecuencia contradictorio. Como Jefe
de Gobierno de la Ciudad de México entre 2000 y 2006 fue un líder pragmático, y
hoy su equipo está constituido en su mayor parte por políticos moderados. No obs-
tante, ahora habrá presión de sus bases para dar marcha atrás a muchas de las reformas
hechas durante la presidencia de Peña Nieto. López Obrador ha dicho que apoyará el

16 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
¿Es posible salvar a México?

TLCAN, pero también ha insinuado que podrían requerirse medidas proteccionistas


para fortalecer el mercado interno y promover la seguridad alimentaria. En última
instancia, es un líder social inclinado hacia las grandes narrativas, no a políticas públi-
cas específicas. Será tarea de su inexperto gabinete mantener el delicado equilibrio
entre los cambios que demandan los mexicanos y la estabilidad macroeconómica que
esperan los inversionistas.
En su discurso tras la victoria, López Obrador adoptó el lenguaje de la reconci-
liación: declaró que buscaría una transición pacífica y ordenada, y que “no gobernaría
arbitrariamente”. Sin embargo, es indudable que tendrá bastante poder discrecional.
Junto con los partidos pequeños de su coalición electoral podría reunir suficientes
votos incluso para modificar la Constitución.
Aunque el PRI y el PAN conservaron una pequeña presencia en la legislatura y
todavía controlan un buen número de gubernaturas, la oposición ha sido diezmada
y podría volverse aún más reducida conforme sus miembros huyan para sumarse a
Morena. El partido de López Obrador podría
convertirse en una nueva versión del viejo PRI:
un partido hegemónico que desplaza a la com- El ascenso de López
petencia reuniendo a facciones políticas dis- Obrador es la consecuencia
pares bajo el paraguas del pragmatismo. El
clientelismo y la corrupción mantuvieron unido predecible de una
al PRI, y Morena no ha mostrado indicios de modernización fallida.
que vaya a romper con esas prácticas; de hecho,
está en la posición adecuada para emularlas y
adoptarlas. López Obrador no ha roto sus lazos con los líderes sindicales vinculados
con el gobierno ni ha actuado en contra de los miembros de su propio partido acusa-
dos de usar fondos públicos para su beneficio personal.
Para quienes están preocupados por la democracia disfuncional de México, hay
algunas señales inquietantes. López Obrador ha prometido regresar el poder al pue-
blo mediante el sometimiento de temas políticos clave al referendo popular. Esta
práctica podría llevar al país a un extremismo mayoritario, en el que la democra-
cia se vea como una confrontación constante entre la voluntad popular y aquellos
que se le oponen, en vez de como un sistema inclusivo de negociaciones y concesio-
nes. Durante la campaña, López Obrador se refirió a instituciones como la Suprema
Corte de Justicia de la Nación y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a
la Información y Protección de Datos Personales como obstáculos, vilipendió a los
medios de comunicación que lo criticaban y sugirió que, debido a su rectitud moral
personal, se le deberían otorgar poderes discrecionales más amplios que los de sus
predecesores.
Sin embargo, mucho de lo que ha prometido, incluido ponerle fin a la corrupción
y la violencia, va a requerir modificaciones significativas de las instituciones mexica-
nas, que fueron creadas en una era de gobierno de un solo partido. A no ser que el
gobierno promueva una agenda enfocada en la transparencia, la rendición de cuen-
tas, la remodelación institucional y la protección de los derechos individuales, México

Octubre/Diciembre 2018 17
Denise Dresser

simplemente remplazará un partido que no rinde cuentas, por otro similar. Algunos
de los críticos de López Obrador han advertido que podría convertir a México en otra
Venezuela, en donde el líder autoritario Nicolás Maduro ha desmantelado las insti-
tuciones democráticas y llevado al Estado a la bancarrota, con lo que tiene a la socie-
dad al borde del colapso. No obstante, el riesgo real para México no es que se vuelva
otra Venezuela; es simplemente que continúe siendo el mismo México de siempre.
Con el fin de evitar este resultado, López Obrador haría bien en adoptar un nuevo
enfoque cuando asuma el poder el 1 de diciembre de 2018. El elemento central de
su agenda debería ser el establecimiento de una fiscalía general autónoma con auto-
ridad para investigar y llevar a juicio los casos de corrupción en los más altos niveles.
Además, debería promover que se aprobara una legislación, actualmente detenida en
el Congreso, que hiciera que el Sistema Nacional Anticorrupción fuera totalmente
operable. También debería nombrar un zar anticorrupción y garantizar que el cargo
tuviera poder suficiente. Por último, López Obrador debería repensar la guerra con-
tra las drogas, regresar gradualmente a los militares a los cuarteles y, como mínimo,
legalizar la mariguana para usos medicinales y recreativos, lo que reduciría las ganan-
cias de que gozan los cárteles.
México solo va a experimentar un cambio realmente significativo si sus nuevos
líderes se enfocan en fortalecer el Estado de derecho. El mayor error que podría
cometer López Obrador sería restarle legitimidad a la democracia apoyándose en
referendos y centralizando el poder en su propio cargo. Buena parte del cambio posi-
tivo que México ha experimentado desde 2000 fue resultado de la presión desde
abajo, fomentada por una sociedad civil cada vez más enérgica y demandante. El
futuro del país no depende de un hombre ni de un movimiento. México necesita una
coalición amplia y prodemocrática que enfrente las causas profundas de su polari-
zación política: la ausencia de instituciones capaces de proporcionar transparencia,
rendición de cuentas y métodos sistémicos de pesos y contrapesos. El pueblo mexi-
cano necesita ejercer presión sobre López Obrador para que cumpla sus audaces pro-
mesas por la ruta democrática. El novelista mexicano Juan Rulfo una vez escribió:
“Hacía tantos años que no alzaba la cara, que me olvidé del cielo”. Si los mexicanos no
alzamos la cara y demandamos más, quienes gobiernan tampoco lo harán.

18 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
La elección
de López Obrador
Cómo llegamos y hacia dónde vamos
Gustavo A. Flores-Macías

E
l 1 de julio de 2018 se realizaron en México elecciones para presidente de
la República, gobernadores de nueve estados, cientos de presidentes muni-
cipales, así como diputados y senadores del Congreso de la Unión y de
veintisiete congresos estatales. El triunfo de la coalición Juntos Haremos Historia,
encabezada por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), fue contun-
dente en todos los niveles. Su candidato a la presidencia, Andrés Manuel López
Obrador, obtuvo el 53% de los votos. La coalición también alcanzó mayoría de
escaños en el Senado y de curules en la Cámara de Diputados, y las gubernaturas
de Chiapas, Ciudad de México, Morelos, Tabasco y Veracruz, además de la mayo-
ría en diecinueve congresos locales.
La primera victoria de un candidato de izquierda en la vida democrática del país,
el número de votos por Morena y la debacle de los partidos tradicionales han dado pie
a que las elecciones se consideren históricas. La última vez que un candidato a la pre-
sidencia superó el 50% de la votación fue en 1982, cuando ganó Miguel de la Madrid.
Además, desde 1994 ningún partido había logrado la mayoría en ambas cámaras del
Congreso. Es la primera vez en la historia del México democrático que un proyecto
político recibe tanto apoyo en un proceso electoral.

CÓMO LLEGAMOS AQUÍ


Después de dos intentos fallidos de ganar la presidencia, pocos anticipaban que López
Obrador ganaría de forma tan apabullante. Tanto la contienda de 2006 —cuando se
desplomó su amplia ventaja en las encuestas— como la desconfianza en la integridad
de las elecciones generaron escepticismo sobre su posible victoria, y ni sus más fer-
vientes seguidores previeron la avalancha de votos que recibió.

GUSTAVO A. FLORES-MACÍAS es profesor de Gobierno Comparado en la Cornell Univer-


sity. Es autor de After Neoliberalism? The Left and Economic Reforms in Latin America y
editor de The Political Economy of Taxation in Latin America. Sígalo en Twitter en
@Gustavo_F_M.

Octubre/Diciembre 2018 19
Gustavo A. Flores-Macías

Los ajustes de López Obrador


La diferencia entre esta ocasión y los intentos anteriores no fue un cambio radical en
el mensaje de López Obrador, sino un ajuste pragmático en la estrategia de campaña
para capitalizar una coyuntura diferente de país. El candidato no cambió en lo funda-
mental, pero sí hubo diferencias que contribuyeron a los resultados del 1 de julio de
2018. En primer lugar, López Obrador continuó con la moderación gradual del dis-
curso que había adoptado en campañas anteriores. A pesar de sus invectivas en con-
tra de la corrupción, tuvo el cuidado de recalcar que no habría venganzas ni cacería
de brujas. Aunque las condiciones se prestaban para despotricar contra los comenta-
rios xenófobos del presidente estadounidense Donald Trump y los magros resulta-
dos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el candidato se
comprometió a llevar una relación de respeto mutuo con Estados Unidos y a revita-
lizar el acuerdo comercial.
En segundo lugar, la moderación del discurso de López Obrador le permitió con-
certar alianzas con actores de todo el espectro ideológico. Atrás quedaron la pureza
ideológica de izquierda y la exclusión de exfuncionarios de dudosa reputación. Por
el contrario, su tercera campaña presidencial fue eminentemente pragmática. Por un
lado, la alianza formal con el partido evangélico, Partido Encuentro Social (PES), le
permitió captar votantes conservadores y apro-
La moderación del discurso vechar los vínculos del PES en el norte del país,
además de que le sirvió para proyectar una ima-
de López Obrador gen más cercana al centro político.
Por otro lado, probablemente fueron de
le permitió concertar mayor impacto las alianzas informales que sumó
alianzas con actores de durante la campaña. El acercamiento al centro
todo el espectro ideológico. político le dio margen de maniobra para incor-
porar aliados de todo tipo: exfoxistas como
Alfonso Durazo (secretario particular de Vicente
Fox), expriistas como Esteban Moctezuma Barragán (ex Secretario General del
Partido Revolucionario Institucional, PRI, Senador y Secretario de Gobernación y de
Desarrollo Social con Ernesto Zedillo), expanistas como Gabriela Cuevas (Senadora,
Diputada y ex Jefa Delegacional por el Partido Acción Nacional, PAN) y líderes sindica-
les acusados de desvíos millonarios, como Napoleón Gómez Urrutia. Estas alianzas le
reportaron a López Obrador apoyo electoral entre sectores reacios a las posiciones de
izquierda, sobre todo en el norte del país. Fue un factor fundamental, porque Morena
carecía de una robusta estructura territorial debido a su reciente fundación en 2014.
En tercer lugar, para poder sostener estas alianzas, la campaña fue ambiciosa en las
metas y somera en los detalles. El diagnóstico de los problemas principales del país
fue claro y lo compartían amplios sectores de la población; sin embargo, ni siquiera
durante los debates, actos de campaña o publicidad electoral aclaró López Obrador
qué pasos daría su gobierno para atajar la corrupción, el estancamiento económico
y la violencia desatada. Paradójicamente, la vaguedad de sus propuestas contribuyó
a disipar el miedo de la ciudadanía, que había saboteado sus intentos anteriores por

20 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
La elección de López Obrador

llegar a la presidencia. En vez de los lemas de campaña advirtiendo que “Por el bien
de todos, primero los pobres”, o resaltando su “Honestidad valiente”, en esta campaña
los mensajes fueron más generales para llegar a una variedad de públicos. Como en
las encuestas disfrutaba una ventaja de al menos 10% por encima de su rival más cer-
cano, su lema bien pudo haber sido: “Ambigüedad campante”. Esta ambigüedad en
el discurso resultó útil como aglutinante de su amplia coalición electoral y para evitar
problemas rumbo al 1 de julio de 2018.
Por último, para el tercer intento por alcanzar la presidencia la “marca AMLO” era
ampliamente identificada a lo largo y ancho del territorio nacional. Después de haber
recorrido el país varias veces, todos sabían quién era y se habían formado una opi-
nión, para bien o para mal. Esto le dio una ventaja sobre el resto de los candidatos,
cuyo nombre era menos conocido. A pesar de estas diferencias importantes, el posi-
cionamiento de López Obrador no fue muy distinto en estas elecciones que en las
anteriores. Para el electorado, López Obrador volvía a ser el candidato de izquierda,
con una visión del país de corte nacionalista y que otra vez señalaba a la élite gober-
nante (a la que astutamente llamaba “la mafia del poder”) como responsable de todos
los males del país.

El México que cambió


No obstante, si bien López Obrador ajustó algo la estrategia, México también había
cambiado. En cada intento por alcanzar la presidencia se había producido un cam-
bio demográfico importante. En 2018, un tercio del electorado estaba compuesto por
jóvenes que llegaron a la mayoría de edad sin haber conocido el México de las luchas
por la democracia del PAN y del Partido de la Revolución Democrática ni el desarro-
llo estabilizador y las conquistas sociales del PRI. Por el contrario, estos partidos
representaban el estancamiento económico, la violencia desenfrenada y la corrupción
general. Este sector del electorado no añoraba un pasado mejor ni compartía ideo-
logías añejas. Sin vínculos estrechos de identificación partidista, los jóvenes fueron
pieza clave para otorgarle la oportunidad a López Obrador.
Además, el resto de los principales partidos había tenido ya la oportunidad de
gobernar en el periodo democrático. Cada elección perdida por López Obrador resultó
ser una ocasión para brillar desaprovechada por otro partido. Con la transición a la
democracia, el PAN perdió la oportunidad histórica de desmantelar el andamiaje insti-
tucional del antiguo régimen. También presidió sobre la militarización de la seguridad
pública y el aumento sin precedentes de los niveles de violencia en el país.
Por su parte, el PRI gobernó con el sello de los escándalos de corrupción, incluso
dentro del círculo cercano del Presidente, y permitió que la seguridad pública empeo-
rara. Durante 2017 y 2018, el país registró las mayores cifras históricas de homici-
dios —desde que se comenzó a recopilar esta información en 1990—, con más de
29 000 casos por año. Por si fuera poco, el gobierno de Enrique Peña Nieto trató este
y otros problemas como obstáculos de relaciones públicas que desaparecerían con una
buena campaña de medios de comunicación. Así, con el país desgarrado por la violen-
cia, el énfasis de López Obrador en el combate a la corrupción y la impunidad resonó

Octubre/Diciembre 2018 21
Gustavo A. Flores-Macías

entre amplios sectores de la población y se redujo el temor a darle una oportunidad a


la izquierda.
Finalmente, los candidatos de los otros partidos no le exigieron mucho a López
Obrador. Su asociación con los grupos de poder desprestigiados fue un lastre insu-
perable. Aunque Ricardo Anaya, el candidato del PAN, mostró destreza para debatir,
buena memoria para manejar cifras y ahínco para asociarse con propuestas popula-
res co mo el bono universal y la lucha anticorrupción —temas de los que López
Obrador se había adueñado— fue incapaz de cicatrizar las heridas de sus rivales políti-
cos dentro de su partido y no tuvo imaginación para proponer políticas novedosas. Por
su parte, el candidato del PRI, José Antonio Meade, a falta de militancia en ese partido,
basó su campaña en promocionar su experiencia en la administración pública. Esta
tarea resultó sumamente difícil de conciliar con el mediocre crecimiento económico de
los últimos gobiernos y los desastrosos resultados de seguridad pública y corrupción.

LOS DESAFÍOS DEL NUEVO GOBIERNO


Si bien la ambigüedad de las propuestas de López Obrador fue un acierto electoral que
le permitió aglutinar fuerzas diversas y convencer a los electores con mensajes breves y
fáciles de recordar, la falta de detalles también dificulta entrever el camino que seguirá
su gobierno los próximos 6 años. Sin embargo, hay varios antecedentes que permiten
vislumbrar las prioridades y retos más importantes del gobierno entrante. Los apun-
tes siguientes están basados en mi interpretación de su trayectoria en la Jefatura de
Gobierno de la Ciudad de México, sus campañas electorales previas y los nombra-
mientos iniciales del futuro gabinete. En política interior, el nuevo gobierno parece
entender que tres objetivos fundamentales requieren esfuerzos coordinados: seguridad
pública, desarrollo económico y combate a la corrupción. Los tres ámbitos están vincu-
lados de tal manera que los avances y retrocesos en uno afectan a los demás.

Seguridad pública
En materia de seguridad pública, la prioridad del nuevo gobierno será controlar la
violencia desmedida. Para ello se requiere atacar la corrupción y, sin buenos resulta-
dos, se perjudicará el desarrollo económico. A juzgar por la visión de López Obrador
de que la violencia no se combate con violencia, su estrategia se enfocará más en la
prevención y la atención a las causas que llevan a delinquir, que en continuar con
la estrategia punitiva de militarización seguida por Felipe Calderón y Peña Nieto. El
nuevo gobierno también tiene intenciones de regular la producción y el consumo de
marihuana. Estos cambios pondrían al país en línea con experiencias internacionales
como las de Canadá, Estados Unidos y Uruguay y con estudios que señalan a la mili-
tarización como parte de las causas del aumento de la violencia, sin que disminuyan
la producción, el tráfico o el consumo de drogas.
Sin embargo, no será fácil capacitar policías y jueces para sustituir al ejército.
El despliegue de las fuerzas armadas ha gozado de popularidad entre la ciudadanía,
mientras que las reformas a la policía y al sistema judicial toman tiempo, resultan

22 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
La elección de López Obrador

difíciles y son menos visibles. Estas diferencias han disminuido los incentivos polí-
ticos para llevar a cabo el remplazo, independientemente de los distintos resultados
que brinde cada estrategia.

Desarrollo económico
Además de invertir en el fortalecimiento del aparato de seguridad pública, el nuevo
gobierno ha dicho que dará prioridad a la reactivación económica para generar opor-
tunidades laborales que sirvan de alternativa al crimen organizado. Para ello, el
gobierno enfrentará el gran reto de despertar a la economía nacional del letargo en
el que se ha visto sumida por décadas, con un crecimiento de poco menos del 1% anual
per cápita en los últimos 20 años. Si el paso de López Obrador por la Jefatura de
Gobierno puede dar una idea, se podrán esperar medidas para fortalecer el mercado
interno, mejorar el poder adquisitivo de la población y mantener la disciplina fiscal.
Dichas medidas incluirán mayor inversión pública para proyectos de infraestructura,
tales como proyectos en sociedad con la iniciativa privada en los sectores de comuni-
caciones, turismo y energético, aumento al salario mínimo —uno de los más bajos del
continente—, mayor gasto en seguridad social y apoyo al campo.
A pesar de que México tiene una de las cargas tributarias más bajas del mundo
entre países del mismo nivel de desarrollo, López Obrador ha prometido no aumen-
tar impuestos, sino incrementar la recaudación por medio de incentivos para poner
al corriente a contribuyentes morosos y reducir la evasión. Esto último restringirá
el margen de maniobra del nuevo gobierno para cumplir las promesas de campaña,
pero traerá certidumbre entre los inversionistas para que participen en la reactiva-
ción económica.
Otro aspecto que brindará certidumbre al sector privado es el abandono de la pro-
puesta de someter a referendo la reforma energética de 2013, en la que se abrió consi-
derablemente el sector de hidrocarburos a la inversión privada, incluso la extranjera.
En lugar del referendo, López Obrador ha expresado su intención de revisar los con-
tratos para constatar que cumplan con la ley. Esto brinda tranquilidad en cuanto a que
no habrá cambios drásticos, como la nacionalización de proyectos ya adjudicados a la
iniciativa privada, pero permanece la incógnita sobre si la subasta de nuevos pozos
continuará al mismo ritmo. Lo más probable es que, dentro del marco legal actual, el
nuevo gobierno invierta en revigorizar a Petróleos Mexicanos para revertir el declive
continuo de su producción y reducir la dependencia energética de Estados Unidos.

Corrupción e impunidad
Tanto la disminución de la inseguridad como el desarrollo económico serán posibles
en la medida en que el gobierno gane terreno a la corrupción y la impunidad que pre-
valecen en el país. En la última medición del Índice de Percepción de la Corrupción
de Transparencia Internacional, la de 2017, México ocupa el lugar 139 de 180 países,
solo por encima de Guatemala, Haití, Nicaragua y Venezuela entre los latinoamerica-
nos. Además, México cayó 34 lugares durante el gobierno de Peña Nieto, y 69 desde
2006, cuando comenzó el gobierno de Calderón.

Octubre/Diciembre 2018 23
Gustavo A. Flores-Macías

Aunque el ejemplo y liderazgo de López Obrador pueden desempeñar un papel


fundamental para echar a andar círculos virtuosos en el combate a la corrupción, será
imprescindible proponer incentivos y medidas disuasorias adecuadas para alcanzar
este objetivo. La promesa de que la Fiscalía General contará con plena autonomía
es bienvenida, pero aún mejor sería plasmar su independencia en el marco jurídico.
Dado que la corrupción es un fenómeno social que rara vez responde a criterios par-
tidistas, las medidas para combatirla deberán ser convertidas en reglas e instituciones
relevantes que perduren para que puedan dar resultados.
Para facilitar el combate a la corrupción, López Obrador tiene una valiosísima
oportunidad de realizar lo que Fox y Calderón no hicieron: transformar las institu-
ciones mexicanas de acuerdo con el régimen democrático al que aspira el país. Es
más fácil decirlo que hacerlo, porque el gobierno en turno no tiene incentivos a corto
plazo. Por ejemplo, a pesar de prometer la democratización de los sindicatos, los
gobiernos panistas encontraron más cómodo cooptarlos para utilizarlos a convenien-
cia. Sin embargo, López Obrador cuenta con el mandato electoral y capital político
necesarios para lograrlo.

Reorientación de la política exterior


En el ámbito internacional, se vislumbran cambios en la naturaleza de las relaciones
de México con otros países. En términos generales, López Obrador ha prometido
remplazar el modelo de intervención activa en asuntos internacionales, como la pro-
moción de la democracia o los derechos humanos en el exterior.
Mi interpretación de su frase sobre que “la mejor política exterior es una buena
política interior”, es que el prestigio y la influencia internacionales no se ganan con
inercias históricas ni aspiraciones de grandeza, sino que son producto de la legitimi-
dad y el respeto que generan los resultados de un país. Es decir, ni el recuerdo del
papel que desempeñó México en el Grupo Contadora y otros procesos de paz en
Centroamérica hace décadas ni la denuncia por violaciones de derechos humanos
en el exterior, le darán al gobierno de México tanta autoridad en sus relaciones inter-
nacionales como los resultados que demuestre primero ante su propio pueblo. La
apuesta es que la proyección de México hacia el mundo será mucho más favorable sin
la percepción internacional de que el país está rebasado por la violencia, por ejem-
plo. De igual forma, el poder blando o influencia de la cultura mexicana será más efi-
caz cuando el turismo, el comercio y la inversión extranjera lleguen a nuestro país sin
temores por su seguridad.

Relación con Estados Unidos


La reorientación generará fricciones con Estados Unidos, el principal interesado en
contar con aliados internacionales para denunciar a países como Cuba y Venezuela.
Empero, la neutralidad de México también dará legitimidad a sus reclamos de no
intervención.
A pesar del descontento que el cambio pueda generar en Washington, el nuevo
gobierno buscará que la relación bilateral con Estados Unidos pase del enfoque actual

24 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
La elección de López Obrador

en las políticas punitivas a uno basado en el desarrollo económico de México como vía
para generar bienestar en ambos países. En vez de gastar en helicópteros, armamento
y entrenamiento de fuerzas especiales del ejército para enfrentar al crimen organi-
zado, la intención es destinar esos recursos para generar empleos, mejorar el salario
y elevar el nivel educativo de la población, con el fin de ser un vecino más ordenado,
confiable y con poder adquisitivo para comprar más productos estadounidenses y
colaborar en la seguridad regional. La lógica no es distinta a la que rigió la incor-
poración de España y Portugal —entonces países mucho menos desarrollados que
Alemania, Francia y el Reino Unido— a la Unión Europea en 1986. En ambos casos,
los resultados de desarrollo mejoraron notablemente a partir de entonces.
Aunque este cambio de fondo en la relación bilateral sea deseable, convencer
al gobierno de Estados Unidos de los beneficios mutuos será una labor titánica. El
gobierno actual ha demostrado su proclividad por las políticas de mano dura, como
el envío de tropas de la Guardia Nacional a la frontera y la militarización de la asis-
tencia internacional a Latinoamérica. Además, el mercantilismo y el nativismo que
han caracterizado al actual gobierno difícilmente serán compatibles con los intereses
de México.
Paradójicamente, las relaciones con Estados Unidos han comenzado mucho mejor
de lo esperado. Contrario al temor de que López Obrador fuera a lanzar una embes-
tida nacionalista en contra de Trump, ambos líderes han establecido una relación cor-
dial que contrasta con el desdén hacia Peña Nieto. Poco después de las elecciones del
1 de julio de 2018, las alabanzas de Trump por Twitter, la visita de la delegación esta-
dounidense de alto nivel al Presidente electo y el aparente destrabe de las negocia-
ciones del TLCAN han sido un estreno inmejorable para la relación bilateral, dadas
las condiciones.
No obstante, es probable que la realidad de la relación rebase pronto las cordiali-
dades de inicio. Los temas migratorios, comerciales y de seguridad, entre otros, son
complejos y en ocasiones es difícil conciliar los intereses, sobre todo dadas las opi-
niones nacionalistas de ambos líderes. Aunque la renegociación del TLCAN podría
concretarse antes de la toma de posesión de López Obrador el 1 de diciembre de
2018, Trump no desistirá de azuzar los sentimientos antimexicanos para apuntalar
su popularidad. Esta estrategia electoral y la inflexibilidad del gobierno de Trump
serán difíciles de superar sin fricciones. Por más dispuesto que esté López Obrador a
cooperar con Estados Unidos, habrá posiciones de Washington que resulten inadmi-
sibles, como la construcción del muro, la separación de familias migrantes o la inclu-
sión de la cláusula para terminar el TLCAN cada 5 años a menos que las legislaturas de
los tres países tomen la iniciativa de renovarlo.
Mientras no haya un cambio en la política de Estados Unidos hacia México, el
gobierno de López Obrador se verá obligado a mantener cierta continuidad con la
estrategia de Peña Nieto, que optó por canales discretos entre bastidores para tra-
tar de contener políticas inaceptables. Dudo de que López Obrador rompa con esta
estrategia para seguir un camino contencioso. Por el contrario, el cabildeo con acto-
res cuidadosamente seleccionados en el Congreso, cámaras de comercio y gobiernos

Octubre/Diciembre 2018 25
Gustavo A. Flores-Macías

locales será fundamental para resistir la asimetría en la relación, aunque López


Obrador tendrá más presión para defender de forma categórica, visiblemente, los
intereses del país.

Más allá de Estados Unidos


Además de transformar la relación bilateral, el nuevo gobierno ha expresado su deseo
de diversificar las relaciones exteriores para disminuir la dependencia de Estados
Unidos. En particular, López Obrador ya ha señalado la necesidad de estrechar
vínculos con Brasil, China, la India, Rusia, Sudáfrica,
En términos generales, Turquía y la región Asia-Pacífico. Invertir en las rela-
ciones con potencias medias será fundamental para
el multilateralismo será contrarrestar los caprichos del vecino del norte.
Respecto a Europa, el gobierno electo ha expre-
buena guía para sado su intención de aprovechar el recién actuali-
la política exterior zado marco jurídico para abrir nuevas oportunidades
comerciales, especialmente con Alemania, España
del gobierno entrante. y Francia. Asimismo, López Obrador ha propuesto
recuperar la filiación latinoamericanista del país.
Además de estrechar lazos culturales y comerciales en la región, en la carta que envió
a Trump, López Obrador se refiere de manera explícita al imperativo de incluir a los
países centroamericanos en la toma de decisiones para reducir la violencia y el crimen
organizado. En términos generales, el multilateralismo será buena guía para la política
exterior del gobierno entrante.

RUMBO AL 1 DE DICIEMBRE
Mucho puede ocurrir antes del 1 de diciembre de 2018, cuando López Obrador sea
investido como presidente, pero es probable que su presidencia sea pragmática, como lo
fueron su Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y su campaña electoral. Aunque
haya prometido nada menos que la “Cuarta Transformación” del país —después
de la Independencia, la Reforma y la Revolución—, en realidad se ubicará en un
punto medio entre su visión transformadora y la inercia de la compleja problemática
nacional. Por lo pronto, parece haber una disposición a remplazar políticas mediocres
o fallidas y probar alternativas dentro de los límites de una democracia representa-
tiva de libre mercado.
Además de los grandes desafíos de la coyuntura actual, López Obrador también
enfrentará el reto de convertir a Morena en un partido institucionalizado que tras-
cienda su liderazgo. Esto no solo será fundamental para la institucionalización del
sistema de partidos y para el fortalecimiento de la democracia mexicana, sino que
también ayudará al nuevo gobierno a conservar la amalgama de grupos sociales que le
dio su fuerza electoral. Conseguir el respaldo de fuerzas tan diversas en la campaña es
más fácil que mantener su apoyo siendo gobierno, pero saber hacerlo será clave para
impulsar su proyecto de nación.

26 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
La elección de López Obrador

Por el bien del país, esperemos que el nuevo Presidente pueda entregar resulta-
dos satisfactorios en un tiempo razonable. Como las expectativas generadas son for-
midables frente a la lamentable situación actual, se corre el riesgo de decepcionar
a millones de ciudadanos que han puesto sus esperanzas en las promesas de López
Obrador. Con mayorías legislativas en ambas cámaras, será imperativo del nuevo
gobierno comenzar a dar resultados antes de que la luna de miel termine. Tiene ante
sí la oportunidad histórica de generar un círculo virtuoso que cambie la trayectoria
del país por generaciones.

Octubre/Diciembre 2018 27
Los desafíos del nuevo
Presidente de Colombia
Catalina Botero Marino
y Michael J. Camilleri

S
i Iván Duque albergaba alguna ilusión de disfrutar una luna de miel tras
asumir la presidencia de Colombia, el mismo día de su toma de posesión se
desvaneció. Duque, de 42 años, se presentó en su discurso inicial como un
tecnócrata de centro, un joven modernizador y —por encima de todo— un líder
libre de las cargas del pasado y capaz de unir a un país profundamente polarizado.
Sin embargo, antes de que pudiera tomar la palabra frente a los diez jefes de Es-
tado presentes, las delegaciones diplomáticas, los altos dignatarios colombianos y,
por supuesto, las cámaras de televisión, el Presidente del senado —miembro de su
partido y aparente aliado— se explayó en una larga e implacable crítica al go-
bierno del presidente saliente Juan Manuel Santos. Ese mismo día, 7 de agosto de
2018, en el periódico de mayor circulación nacional, el partido de Duque, el Cen-
tro Democrático, pagó una inserción de una plana completa en la que enumeró los
supuestos fracasos de Santos. Las acusaciones, resaltadas contra un lúgubre fondo
negro, iban desde que había “saturado” al país de impuestos hasta que lo había
dejado “nadando” en coca y “en las manos” del crimen organizado. En ese con-
texto, y mientras Duque escuchaba el insólito discurso del Presidente del Senado,
los seguidores del candidato derrotado en la segunda vuelta, el líder de izquierda
Gustavo Petro, se reunían en manifestaciones multitudinarias de protesta en dis-
tintas ciudades del país. Hasta ahí llegó la esperada luna de miel.
A primera vista, Duque hereda un país preparado para recibir el futuro expan-
sivo y moderno que imagina en sus discursos. En 8 años, el gobierno del presidente
Santos disminuyó la pobreza y la desigualdad, redujo el índice de homicidios a su

CATALINA BOTERO MARINO es abogada y decana de la Facultad de Derecho de la Uni-


versidad de Los Andes, Colombia. Entre 2008 y 2014 fue Relatora Especial para la Libertad
de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de
los Estados Americanos (OEA). Forma parte de los consejos directivos de Dejusticia, Artículo
19 y del Centro de Derechos Reproductivos. Sígala en Twitter en @cboteromarino.
MICHAEL J. CAMILLERI es Director del Programa Peter D. Bell de Estado de Derecho
en el Diálogo Interamericano. De 2012 a 2017 fue Asesor del Secretario de Estado estado-
unidense y Director de Asuntos Andinos en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados
Unidos. Sígalo en Twitter en @camillerimj.

28 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Los desafíos del nuevo Presidente de Colombia

nivel más bajo en 42 años y aprobó una histórica ley a favor de las víctimas del con-
flicto. También triplicó la red vial del país, expandió las áreas naturales protegidas,
puso a Colombia en el mapa del turismo mundial e hizo crecer la economía (aunque
modestamente), a pesar de una profunda caída en los precios de las materias primas.
Pero lo más notable es que Santos logró negociar un acuerdo de paz para poner fin a
medio siglo de conflicto armado contra el grupo insurgente más grande y poderoso
del hemisferio, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Como
consecuencia, mejoró la imagen de Colombia en el extranjero, el país fue admitido en
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y Santos
recibió el premio Nobel de la Paz.
Sin embargo, tanto los aliados más importantes de Duque como sus más radica-
les oponentes ven una Colombia diferente. Y mientras que los logros de Santos son
patentes, tampoco se pueden negar los problemas que dejó sin resolver. El expresi-
dente Álvaro Uribe, enemigo acérrimo de Santos y padrino político de Duque, lidera
una base dura de un 30% del electorado que parece desear el regreso a las políticas de
derecha seguidas entre 2002 y 2010 en todos los campos, desde el combate al tráfico
de drogas hasta la seguridad y la política social, además de la imposición de condi-
ciones nuevas y más estrictas para la reincorporación y la participación en política de
los líderes desmovilizados de las FARC. La oposición se encuentra dividida: el centro
apoya el proceso de paz y políticas más liberales, pero no tiene un líder visible, mien-
tras que la izquierda, encabezada por Petro, ha sabido canalizar la frustración popular
producida por la desigualdad, la exclusión social y la corrupción. Petro logró pasar a
la segunda vuelta y, apoyado por una parte importante del centro, consiguió una vota-
ción sin precedentes para la izquierda colombiana en unas elecciones nacionales: casi
ocho millones de votos de cerca de dieciocho millones depositados. El candidato de
izquierda, que no subía del 15% en ninguna encuesta, encontró en la oposición radi-
cal un camino para llegar al poder en 2022. Naturalmente, seguirá persiguiendo esta
agenda a cualquier costo.
Duque hereda una coyuntura desafiante. Un proceso de paz que divide al país
en dos mitades casi exactas, un vecino en implosión —Venezuela— que origina
una crisis migratoria sin precedentes, zonas rurales descuidadas que luchan contra
el crecimiento del cultivo de coca y la llegada de nuevos grupos criminales, como
los cárteles mexicanos, y múltiples demandas ciudadanas sin atender. Pero lo que
redobla la dificultad de estos desafíos es la realidad más profunda de un país agrie-
tado y de una dinámica política en la que la polarización ayuda notablemente tanto
al Centro Democrático, liderado por Uribe, como a la oposición encabezada por
Petro. Para afrontar los problemas que supone gobernar Colombia, Duque debe-
ría tratar de disolver esta dinámica, pero enfrentará graves tensiones de ambos
sectores. Cuando se enfoque en el futuro, la polarización lo impulsará a revivir
las batallas del pasado. Duque, un político nuevo, sin experiencia ni capital polí-
tico propio pero con un talento incuestionable, deberá someter sus incipientes
habilidades como gobernante a las ácidas pruebas de la polarizada política colom-
biana. Si Colombia conserva la reputación de ser un país que prefiere una política

Octubre/Diciembre 2018 29
Catalina Botero Marino y Michael J. Camilleri

pragmática de centro o si se inclina hacia la extrema derecha o izquierda —en un


futuro no lejano—, dependerá en gran medida de su capacidad para afrontar este
desafío.

LOS DILEMAS DE LA PAZ


Después de 4 años de difíciles negociaciones en La Habana y con un acuerdo com-
plejo y ambicioso, el Estado colombiano firmó la paz con la guerrilla en un acto espec-
tacular en Cartagena de Indias, el 26 de septiembre de 2016. Seis días más tarde, por
54 000 votos, el gobierno de Santos perdió el plebiscito por medio del cual quería
legitimar democráticamente el acuerdo. De 13 millones de votos, el 49.79% lo rati-
ficó mientras que el 50.21% lo rechazó. Al final, fue renegociado parcialmente y ratifi-
cado por el Congreso. Esto imprimió una enorme fragilidad al proceso de paz e hizo
que la polémica por las FARC —ahora convertidas en partido político— marcara las
elecciones de 2018.
La contienda electoral terminó definiéndose entre dos polos. De un lado, una dis-
ciplinada coalición de derecha en la que participaron reconocidas personalidades de
perfil más técnico, como la actual vicepresidenta Martha Lucía Ramírez, pero tam-
bién políticos cuestionados por ejercer el poder
de manera arbitraria o pertenecientes a secto-
Duque es ahora el res ultraconservadores contrarios a los princi-
encargado de ejecutar pios de un Estado laico. El líder de la coalición
no era el candidato y ahora presidente Duque, a
el acuerdo de paz cuyo quien un año antes de las elecciones solo cono-
rechazo generó la coalición cía el 50% de los colombianos, sino su mentor,
el expresidente Uribe. La alianza conservadora
que lo llevó a la presidencia. se articuló fundamentalmente en torno a la opo-
sición al acuerdo de paz. En la orilla izquierda
se encontraba el exalcalde de Bogotá, Petro. El
candidato del centro, Sergio Fajardo, no alcanzó a pasar a la segunda vuelta y eso hizo
que este sector político quedara repartido en los dos extremos, con una minúscula
proporción de voto en blanco. Las alianzas en torno a Petro se consolidaron en
defensa del acuerdo de paz y en contra del regreso del uribismo al poder. Las emo-
ciones propias de la transición a la paz se mezclaron con las exaltaciones que sabe des-
pertar el populismo. Duque ganó la presidencia con el 54% de los votos, y ahora es el
encargado de ejecutar el acuerdo de paz cuyo rechazo generó la coalición que lo llevó
a la presidencia.
Las cifras del conflicto armado interno al que hizo frente el acuerdo de paz son
impresionantes. Más de 7 millones de personas fueron desplazadas de sus hogares,
262 917 personas fueron asesinadas, de las cuales solo el 18% eran combatientes, des-
aparecieron más de 80 000 personas, cerca de 40 000 fueron secuestradas, se produ-
jeron más de 15 000 ataques sexuales y más de 17 000 menores fueron reclutados por
la fuerza. Era una verdadera guerra en los campos colombianos.

30 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Los desafíos del nuevo Presidente de Colombia

Hasta el momento, los logros del proceso de paz son notables. A inicios de 2017,
8000 combatientes armados recorrieron las selvas de Colombia hasta concentrarse
en zonas especiales y dejaron las armas en contenedores de la Organización de las
Naciones Unidas. El ejército colombiano custodió las zonas para proteger a sus ene-
migos históricos y —aunque tarde— se desplegó para ocupar los territorios de anti-
gua presencia guerrillera. Como se ha recordado insistentemente en Colombia, el 31
de diciembre de 2016 y de 2017, el pabellón de heridos del hospital militar, que en
esas épocas de fiestas familiares solía estar a reventar, se encontraba vacío. A 18 meses
de la firma del acuerdo, la tasa de homicidios en Colombia es la más baja de los últi-
mos 42 años y se ha evitado la muerte de más de 4700 personas que estaban destina-
das a ser asesinadas. El desplazamiento forzado bajó a un 7%. Se pasó de 770 víctimas
de minas antipersonales en 2012 a 78 en 2017. De los 635 municipios sembrados con
minas, 225 fueron declarados seguros o despejados.
Pero la paz no es solo la entrega de las armas ni la disminución de la violen-
cia. Temas como la participación en política de los comandantes de las FARC y las
sanciones que recibirán por las atrocidades cometidas durante el conflicto armado
siguen generando resistencias profundas. La reforma constitucional que siguió al
acuerdo estableció diez curules transitorias —cinco en cada una de las dos cámaras
que componen el Congreso— para los representantes del partido Fuerza Alternativa
Revolucionaria del Común (FARC). Si bien en las elecciones de marzo de 2018 la lista
al Congreso de las FARC obtuvo poco más de 85 000 votos, con los que no hubiera
ganado ni siquiera un congresista, hoy el partido tiene diez congresistas y al menos
ocho serán condenados por crímenes internacionales. El tribunal de paz encargado de
definir la modalidad de la sanción deberá establecer qué “restricciones efectivas
de libertad” imperan. Si no impone restricciones que les impidan participar en el
Congreso, el nuevo Presidente se verá en el dilema de mantener la participación polí-
tica o impulsar —como lo propuso al ser elegido— una reforma constitucional para
quitarles el escaño. Este es un punto de honor para quienes presentaron oposición al
gobierno de Santos, y aunque Duque modere su posición a un gran costo político, no
los puede desairar.
El desafío del nuevo Presidente, apoyado por un partido que no cree en el acuerdo de
paz, es enfrenar los inmensos retos de su consolidación. La oposición al gobierno
de Santos ya obtuvo un triunfo: impidió que el acuerdo de paz se convirtiera en un
mito fundacional. No obstante, Duque no puede darse el lujo de que fracase y, con
ello, se produzca un aumento sustantivo de la violencia y se engrosen los múltiples
grupos armados que recorren la accidentada geografía colombiana.

TRES DESAFÍOS INEVITABLES: VIOLENCIA, TIERRAS Y DROGAS


La paz con las FARC desactivó al ejército ilegal mejor armado y más disciplinado de
Colombia; sin embargo, en el territorio siguen operando grupos de menor alcance
pero no menor ferocidad y capacidad de desestabilización: una guerrilla que sigue
levantada en armas —el Ejército de Liberación Nacional (ELN)—, poderosos grupos

Octubre/Diciembre 2018 31
Catalina Botero Marino y Michael J. Camilleri

trasnacionales del crimen organizado como los Urabeños y los Rastrojos, y la disi-
dencia de la FARC, que no deja de aumentar y en julio de 2018 llegaba quizá a 1300
combatientes. Ahora, sin tener a las FARC como objetivo principal, se podrá enfren-
tar mejor a estos grupos.
Con todo, si la estrategia del presidente Duque es puramente militar, se encon-
trará con los mismos obstáculos que sus antecesores. Es cierto que el mentor de
Duque, Uribe, desplegó una exitosa campaña armada que debilitó a las guerrillas y le
ganó la mayor popularidad que haya tenido un presidente en la historia reciente de
Colombia; no obstante, esa estrategia dejó un saldo muy preocupante en materia
de derechos humanos y, al final, no alcanzó a dar el siguiente paso: consolidar la pre-
sencia y la institucionalidad estatal en las zonas rurales, de tal manera que paulatina-
mente se llenen los vacíos de poder y desaparezcan las economías ilícitas que nutren
los grupos armados ilegales.
La única manera de combatir eficientemente la violencia y consolidar los logros
del acuerdo es hacer que el Estado llegue a todo el territorio colombiano no solo con
el ejército, sino también con instituciones, servicios y oportunidades. Como ha seña-
lado Mauricio García-Villegas, en Colombia hay más territorio que Estado. Mientras
que en las grandes ciudades colombianas operan instituciones modernas que prestan
bienes y servicios de calidad, protegen y promueven el funcionamiento del mercado y
los derechos de las minorías, en buena parte de la periferia el Estado ni siquiera ejerce
el monopolio de la fuerza.
Irónicamente, para lograr sus objetivos de seguridad, combate al tráfico de drogas
y desarrollo, el nuevo gobierno tendría que hacer lo que pretendía el acuerdo de paz
al cual se opuso: diseñar una estrategia integral para que el Estado llegue a los terri-
torios con instituciones capaces de restablecer la confianza ciudadana, ofrecer opor-
tunidades a quienes viven en situación de pobreza extrema y desplazar a los cárteles o
bandas criminales que ejercen el poder en dichas zonas. Sin embargo, embarcarse en
una empresa de esta naturaleza es una tarea larga, difícil y riesgosa, poco recomenda-
ble para un partido que debe enfrentar nuevas elecciones en 2022 y cuyo electorado
reclama, fundamentalmente, mano dura y resultados inmediatos y espectaculares. La
gran paradoja es que, de no afrontar adecuada e integralmente el problema de la paz
integral en el territorio, es posible que pierda las próximas elecciones.
En cuanto a la política de tierras, un sector importante del Centro Democrático
está integrado por los grandes propietarios, que no están muy interesados en que se
trace una estrategia rural integral que ponga en duda sus privilegios. Sin embargo
—por solo mencionar dos aspectos esenciales—, toda política de tierras debería estar
destinada, cuando menos, a restituir a las víctimas del conflicto que fueron obligadas
a desplazarse y a elaborar un catastro general para aclarar y proteger los derechos de
propiedad rural. Si no se logra, permanecerán intactos los incentivos que llevaron al
despojo violento de más de siete millones de hectáreas de tierra productiva. Como en
la mayoría de los conflictos internos, la tierra ha sido un factor determinante de la vio-
lencia en Colombia. Una política agraria destinada a desactivarla exigiría consensos
entre fracciones históricamente opuestas: pequeños, medianos y grandes productores,

32 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Los desafíos del nuevo Presidente de Colombia

los defensores del acuerdo de paz, que contiene un capítulo sobre este punto, y sus
más acérrimos detractores. No parece que estemos cerca de atestiguar un acuerdo de
esta naturaleza.
No menos complejo es el tema de las drogas ilícitas. A juzgar por sus discursos, el
presidente Duque, con su talante tecnocrático y modernizador, preferiría ocuparse de
temas como la factura electrónica, la economía naranja o el expediente judicial digi-
tal. Sin embargo, gobernar Colombia supone hacerle frente al negocio de las dro-
gas, que es la gasolina de la guerra y el tema más importante de la conversación con
Estados Unidos.
Colombia es el mayor productor de hoja de coca del mundo, y durante el proceso
de paz los cultivos se extendieron hasta llegar a ocupar más de 200 000 hectáreas. El
gobierno estadounidense ya había notificado su malestar durante el gobierno del pre-
sidente Barack Obama, pero el mensaje se hizo público con la llegada del presidente
Donald Trump. Es también una nueva tensión entre lo que consagraba el acuerdo de
paz y el electorado del Centro Democrático. Mientras que en el acuerdo se promovía la
sustitución de cultivos, los seguidores del Centro creen en la erradicación obligatoria e
incluso en la aspersión aérea. Mientras que el acuerdo se firmó durante el gobierno de
Obama, el Centro Democrático presiona con el apoyo del gobierno de Trump.
El nuevo gobierno no solo ha reactivado la discusión sobre la fumigación aérea
—prohibida por la Corte Constitucional—, sino también sobre la prohibición del
consumo mínimo o personal. Con estas declaraciones, Duque satisface demandas de
los grupos ultraconservadores que lo apoyaron y las exigencias de Washington, pero
desaprovecha la oportunidad que supone la salida de las FARC del negocio de la coca
para recuperar la confianza de las poblaciones afectadas por los cultivos ilícitos. El
gobierno de Santos percibía el cultivo de coca como un síntoma de la falta de oportu-
nidades y mercados lícitos en el campo, pero Duque parece concebirlo como la causa
de la violencia y la criminalidad en las zonas rurales. Ambas visiones tienen mérito,
y si el error de Santos fue descuidar la segunda, Duque corre el riesgo de descono-
cer la primera.

EQUIDAD Y CORRUPCIÓN
Colombia es unos de los países más desiguales de Latinoamérica, que es la región
más desigual del mundo. En 2017, la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe aseguró que el 1% más rico concentraba el 20% del ingreso. El 27% de la pobla-
ción vive en la pobreza. En un informe reciente, la OCDE señaló que en Colombia un
niño de una familia de ingresos bajos tardaría once generaciones en ganar el ingreso
promedio, mientras que en Argentina tardaría siete generaciones y en los países nór-
dicos, dos. La desigualdad entre el campo y las ciudades es todavía más acusada, y
factores como la raza o el género aumentan la brecha. Los datos sobre pobreza y des-
igualdad son confiables pero insuficientes y el gobierno de Santos desaprovechó la
oportunidad del último censo poblacional de 2018 para medir la pobreza en varias
dimensiones.

Octubre/Diciembre 2018 33
Catalina Botero Marino y Michael J. Camilleri

Para disminuir la desigualdad, la OCDE recomienda aumentar la inversión en edu-


cación y salud, especialmente para los niños de menores ingresos, promover el acceso
a la vivienda de buena calidad, mejorar la movilidad, la planeación urbana y las con-
diciones laborales. Duque pretende afrontar esta realidad con una agenda neoliberal
ortodoxa. Si bien ha mencionado algunos temas sociales, lo cierto es que sus propues-
tas consisten en recortar el Estado, bajar el gasto público, disminuir los impuestos
de las empresas, reducir el umbral de pago de renta para incorporar a quienes tienen
ingresos de más de 700 dólares mensuales y reformar el régimen de pensiones. Estas
medidas generan ovaciones en los foros empresariales pero desconcierto en su elec-
torado de clase media y franco rechazo en los sectores que resultarán más afectados.
Oro en polvo para Petro.
En efecto, estas medidas son muy impopulares. Duque necesitará el apoyo de
muchos congresistas, que tendrán que pagar un precio político por respaldarlas. Pero
los congresistas no hacen sacrificios políticos por razones ideológicas o de principios.
Algo habrá que darles a cambio y ese algo, en Colombia, se llama cupos indicativos
y puestos públicos. Los cupos indicativos son las multimillonarias partidas presu-
puestales que se entregan a los congresistas sin ninguna supervisión y sin suficiente
justificación. En algunos casos, se destinan a la ejecución de obras necesarias en las
regiones. En otros, al pago de contratistas que financiaron las elecciones o de los gru-
pos armados que las permitieron o las aseguraron. Los cargos públicos son la forma
clásica de clientelismo.
Sin embargo, el presidente Duque ha asegurado que no gobernará con esos instru-
mentos y que combatirá la corrupción que, en un cálculo aproximado, suma 50 billo-
nes de pesos al año, una cifra equivalente a 16 400 millones de dólares. De hecho, en
su gabinete paritario —por primera vez en la historia y con la primera Vicepresidenta
de Colombia—, nombró a personas provenientes de los gremios de producción, de
reputadas empresas consultoras y de abogados, así como a algunos uribistas “pura san-
gre” —como se dice en Colombia a los más leales seguidores de Uribe—, pero no
repartió cuotas entre los partidos políticos. Duque apoyó además (y oponiéndose a
Uribe) una histórica consulta popular sobre las medidas de combate a la corrupción
realizada el 26 de agosto de 2018.
De aquí se plantean dos preguntas. La primera es si tal agenda económica servirá
para cerrar la brecha y afrontar la pobreza y la inequidad. Colombia ha tenido siempre
un manejo ortodoxo y cuidadoso de la economía, pero ha impulsado también políti-
cas sociales para mejorar las condiciones de vida de millones de personas. No parece
que haya estudios con los cuales sostener que la apuesta de Duque podrá afrontar las
crecientes demandas en materia de equidad.
La segunda pregunta es cómo hará Duque para reunir los apoyos necesarios para
avanzar esa agenda económica en el Congreso, sin recurrir a los aceitados mecanis-
mos de gobernabilidad que han utilizado los gobiernos anteriores. En este último
punto conviene advertir que en el Congreso hay gente preparada dispuesta a denun-
ciar estas formas de corrupción y que para la opinión publica colombiana es uno de los
temas más sensibles. La corrupción se ha convertido en un asunto central de la agenda

34 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Los desafíos del nuevo Presidente de Colombia

pública y Duque se ha presentado al país como un Presidente joven capaz de cambiar


las prácticas políticas. Cualquier salida en falso será fiscalizada inmediatamente por
sus oponentes en el Congreso.

POLÍTICA EXTERIOR
Los presidentes colombianos rara vez son evaluados por su actividad en el exterior. Los
desafíos internos, que incluyen un conflicto armado de más de 50 años, han obligado
al país a mirar hacia dentro. La presidencia de Duque podría ser una excepción, más
por necesidad que por elección.
Colombia comparte una frontera de 2200 kilómetros con Venezuela, donde
la crisis humanitaria y de gobernabilidad, causada por el atroz autoritarismo de
Nicolás Maduro, no muestra señales de disminuir. Escasean la comida y los medi-
camentos, la economía ha decrecido un tercio desde 2013 y la inflación puede llegar
al millón por ciento en 2018. Los efectos indirectos de esta crisis se están sintiendo
en toda Sudamérica y en otros lugares, pero son más graves en Colombia, que
recibe cerca de 5000 venezolanos al día, muchos de ellos buscando desesperada-
mente alimento, refugio y atención médica. La porosa región fronteriza, en la que
nunca ha habido una fuerte presencia estatal,
se ha convertido en un área descontrolada de
contrabando y narcotráfico y en un refugio Una de las pocas cosas
para grupos armados como el ELN. valiosas que Duque puede
Para Duque, Venezuela es tema de política
exterior tanto como interior. Uribe debilitó a
ofrecerle a Trump es una
Santos con la acusación absurda pero eficaz de posición firme frente
que le entregó el país al “castrochavismo” al per-
mitir a las FARC ingresar a la política y al tener
a Venezuela.
una posición suave frente al régimen en Caracas,
que fue necesaria para que culminar el proceso de paz. Siguiendo el mensaje de su
mentor, Duque prometió llevar a Maduro ante la Corte Penal Internacional y se abs-
tuvo de nombrar embajador en Venezuela. Esta línea dura es bien recibida por los
colombianos, en particular por quienes viven en las regiones afectadas directamente
por la crisis vecina (Duque logró uno de sus mejores resultados electorales en la ciu-
dad fronteriza de Cúcuta). Pero a menos que consiga obligar a Maduro a ceder o a
dejar su cargo, lo que parece imposible, sus amenazas tendrán poco peso para contro-
lar los efectos de la crisis venezolana y, de hecho, podrían empeorarlos. En el mejor
de los casos, controlar el ingreso masivo de refugiados e inmigrantes venezolanos será
un gran desafío económico y logístico que probablemente se complicará debido a la
creciente xenofobia. En el peor, Maduro podría desestabilizar más la región fronte-
riza o seguir el ejemplo de sus camaradas cubanos y provocar un éxodo como el de
Mariel hacia Colombia.
Con el paso del tiempo, Duque puede verse tentado a buscar pequeños acuerdos
con Caracas, como la creación de un corredor de ayuda humanitaria que contenga

Octubre/Diciembre 2018 35
Catalina Botero Marino y Michael J. Camilleri

el flujo de migrantes. Sin embargo, deberá equilibrar esta estrategia con su política
interna y con su otro gran desafío de política exterior: la relación de Colombia con
Washington.
La relación estratégica cada vez más estrecha entre Colombia y Estados Unidos
se ha prolongado 2 décadas y ha pasado por varias transiciones gubernamentales en
ambos países. Pero ahora, con el presidente Trump, pareciera que la política exterior
de Estados Unidos está abierta a debate o, para ser más precisos, a revisión espontá-
nea. En 2017, Trump sacudió a Bogotá cuando amenazó brevemente con descertifi-
car a Colombia como aliado en la guerra contra las drogas. Con un acuerdo de libre
comercio y cientos de millones de dólares en asistencia anual en juego, el presidente
Duque tiene poco margen de error con Washington. Una de las pocas cosas valiosas
que Duque puede ofrecerle a Trump es una posición firme frente a Venezuela, que se
ha convertido en la máxima prioridad de la Casa Blanca en la región.
Sin embargo, la relación con Estados Unidos finalmente dependerá de que
Colombia revierta el aumento del cultivo de coca. Como dijimos, en el acuerdo de
paz con las FARC se prometieron compensaciones para los cultivadores de coca y un
modelo más cooperativo para que las comunidades rurales hagan la transición a otros
cultivos. Hasta ahora, los resultados no han sido prometedores. La presión de Estados
Unidos reforzará la propensión natural de Duque por las medidas más coercitivas,
como la erradicación forzada y posiblemente la fumigación aérea de los cultivos, pero
estas medidas pueden generar malestar en las zonas rurales. Los campesinos cocale-
ros ya han mostrado que pueden desestabilizar zonas enteras del territorio, pues está
de por medio su subsistencia. Queda por verse cómo sorteará Duque las rotundas exi-
gencias de la Casa Blanca en medio de la compleja realidad colombiana.

36 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
El gobierno del
bicentenario en Costa Rica
De elecciones complejas a régimen
complicado
José Andrés Díaz González

E
n octubre de 2017, cuando inició la campaña electoral en Costa Rica, nadie
hubiera previsto que el balotaje para elegir al presidente sería entre Fabri-
cio Alvarado Muñoz, del Partido Restauración Nacional (PRN), y Carlos
Alvarado Quesada, del Partido Acción Ciudadana (PAC), y menos aún que este
último iba a ganar. Alvarado Quesada tenía en su contra los efectos del llamado
“cementazo”, un caso de corrupción relacionado con el otorgamiento de préstamos
irregulares por parte de bancos públicos para la importación de cemento desde
China. En el caso se vieron envueltas figuras de diversos partidos, pero especial-
mente del PAC, e incluso se cuestionó la participación del propio presidente sa-
liente, Luis Guillermo Solís Rivera. Por eso, se pensaba que Alvarado Quesada
pagaría la factura política (a pesar de no estar mezclado en el escándalo) y que no
tendría posibilidades reales de alcanzar la presidencia.

LA “ATÍPICA” CAMPAÑA ELECTORAL


Al inicio de la campaña electoral, la intención de voto de Alvarado Quesada y
Alvarado Muñoz estaba muy detrás de los otros contrincantes, según distintos estu-
dios de opinión realizados por centros de investigación de universidades públicas y
por encuestadoras privadas. Además, los estudios coincidían en que no había un claro
favorito para ganar las elecciones y, por lo tanto, una segunda ronda electoral pare-
cía inminente.

JOSÉ ANDRÉS DÍAZ GONZÁLEZ es doctorando en Gobierno y Políticas Públicas, maes-


tro en Historia y licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Costa Rica (UCR). Es
académico del Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la Universidad Nacio-
nal y profesor en la Escuela de Ciencias Políticas de la UCR. Sígalo en Twitter en @jadg_cr.

Octubre/Diciembre 2018 37
José Andrés Díaz González

A diversos observadores puede parecerles atípico el desarrollo y resultado de ese


proceso electoral costarricense. Pero si se mira con atención, no es más que la con-
secuencia de un proceso político que se remonta a la década de 1990 y que ha oca-
sionado un electorado volátil, con poca o nula lealtad partidaria, gran desencanto de
la política (y más precisamente de la élite política), un sistema de partidos políticos
cada vez más fragmentados, con agrupaciones incapaces de generar una base parti-
daria sólida y sin una conexión fuerte con los grupos sociales que les permita hacer
propuestas atractivas para la población.
Si se tiene en cuenta todo lo anterior, los resultados de las elecciones no son extra-
ños para Costa Rica, ya que se presentó una situación similar en las elecciones de
2014, cuando Solís Rivera, también del PAC, pasó de estar bajo los márgenes de error
de las encuestas electorales, a ganar en la segunda ronda a Johnny Araya Monge, del
Partido Liberación Nacional (PLN), la agrupación política de mayor trayectoria y que
más veces ha ejercido el poder ejecutivo desde 1953.
En octubre de 2017, Antonio Álvarez Desanti, del PLN, encabezaba la intención
de voto, pero muy por debajo del 40% requerido para obtener la presidencia en la
primera ronda electoral. Era seguido por Juan Diego
Castro Fernández, del Partido Integración Nacional
Parte del triunfo (PIN), un candidato de mano dura que se presentaba
de Alvarado Quesada de Seguridad como independiente, a pesar de haber sido Ministro
y Ministro de Justicia en el gobier-
en la segunda ronda no del PLN de 1994 a 1998, y que esgrimía un dis-
pudo deberse a errores curso populista. En tercer lugar se encontraba
Rodolfo Piza Rocafort, del Partido Unidad Social
de estrategia de Cristiana (PUSC), una agrupación política que, junto
Alvarado Muñoz. con el PLN, consolidó el sistema bipartidista que
estuvo vigente en Costa Rica en las décadas de 1980
y 1990, pero que perdió mucho de su apoyo popu-
lar a inicios del siglo XXI debido a sonados casos de corrupción en los que se vieron
involucrados los expresidentes Rafael Ángel Calderón y Miguel Ángel Rodríguez,
ambos del PUSC.
Para diciembre de 2017, las encuestas mostraban un empate entre Castro
Fernández y Álvarez Desanti en el primer lugar de la intención de votos, y diver-
sos analistas daban por hecho una segunda ronda entre ambos candidatos. Pero el
9 de enero de 2018, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH)
emitió un fallo, a raíz de una consulta realizada por el gobierno de Costa Rica, en
el que ordenaba al país avanzar en el reconocimiento de los derechos de las per-
sonas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, travestis, transexuales e intersexua-
les (LGBTTTI) y en la legalización del matrimonio entre personas del mismo
sexo. Este dictamen generó una ola de malestar entre el sector más conservador
de la sociedad costarricense que fue aprovechada por Alvarado Muñoz, quien
se convirtió en uno de los principales voceros opositores a la resolución de la
Corte IDH y llegó al extremo de asegurar que, de ganar la presidencia, sacaría

38 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
El gobierno del bicentenario en Costa Rica

al país de este ente y denunciaría el Pacto de San José. Para mediados de enero
de 2018, las encuestas ponían a Alvarado Muñoz a la cabeza de las preferencias
electorales, pero muy por debajo del 40% necesario para ganar en la primera
ronda.
Si el crecimiento electoral de Alvarado Muñoz fue una reacción a la resolución
de la Corte IDH, el de Alvarado Quesada parece haber sido una respuesta al creci-
miento del PRN. Las mediciones de intención de voto realizadas a finales de enero
de 2018 mostraban un aumento del apoyo al candidato del PAC, aunque sin per-
filar con certeza que fuera suficiente para llegar a la segunda ronda electoral. Sin
embargo, el PAC suele obtener un porcentaje de votos mayor del que proyectan
las encuestas electorales, y de esta forma se benefició del llamado “voto silencioso”.
Así, los resultados de la elección del 4 de febrero de 2018 arrojaron que los candi-
datos con mayor cantidad de votos, 25% y 22%, fueron Alvarado Muñoz y Alvarado
Quesada.
El resultado de la segunda ronda electoral podría considerarse como sor-
presivo, ya que no sigue la tendencia de los balotajes anteriores realizados en el
país, en los cuales había resultado vencedor el candidato con mayor apoyo electoral
en la primera ronda, acompañado de un importante aumento del abstencio-
nismo. En cambio, Alvarado Quesada ganó con cerca del 60% de los votos emiti-
dos, y el abstencionismo disminuyó casi en 1.5% respecto de la primera ronda
electoral.
Parte del triunfo de Alvarado Quesada en la segunda ronda puede deberse a
errores de estrategia de Alvarado Muñoz, que adoptó una posición de hermetismo
ante la prensa nacional, se negó a participar en diversos debates y tuvo un mal des-
empeño en los que sí asistió. Además, se le debe sumar su nula capacidad de reac-
ción ante escándalos y cuestionamientos sobre el uso de los fondos de su campaña,
así como a las críticas a su escueto programa de gobierno y a su incapacidad de
presentarse ante el electorado con una propuesta política que trascendiera su opo-
sición a los derechos de la población LGBTTTI. También generó una fuerte contro-
versia cuando se dio a conocer que la mayoría de los diputados elegidos del PRN
eran pastores o estaban vinculados a iglesias evangélicas, tenían poca preparación
académica y carecían de experiencia en cargos públicos.
Por su parte, la candidatura de Alvarado Quesada se fortaleció con el surgimiento
de la Coalición Costa Rica, un grupo de la sociedad civil integrado principalmente
por jóvenes. El grupo se constituyó por la falta de discusión en las campañas de los
problemas fundamentales que afectaban al país, pero posteriormente respaldó al can-
didato del PAC.
Hay un tercer elemento clave que tiene que ver con el peso del voto evangélico y
conservador en el electorado costarricense. Se quiso explicar el crecimiento del cau-
dal electoral de Alvarado Muñoz como producto de un “giro conservador” y una
“conmoción religiosa” que afectaba a la población; sin embargo, pasada la segunda
ronda, se puede tratar de entender mejor el impacto de estos elementos en los comi-
cios costarricenses.

Octubre/Diciembre 2018 39
José Andrés Díaz González

EL PESO DEL VOTO EVANGÉLICO Y CONSERVADOR


Al igual que en otros países de Latinoamérica, en Costa Rica las iglesias evangélicas
han crecido desde la década de 1980, a pesar del predominio histórico de la religión
católica. Según datos del Programa Latinoamericano de Estudios Sociorreligiosos, en
1983 cerca del 85% de la población costarricense se consideraba católica y solo un 8.6%
formaba parte de una congregación evangélica o protestante. Para 2017, los que se
declaraban católicos habían disminuido al 57% de la población, mientras que aumentó
al 25% el porcentaje de los que asistían a iglesias evangélicas.
Este cambio en las creencias religiosas se manifiesta en la aparición de los “par-
tidos evangélicos”. Estas agrupaciones surgieron en Costa Rica desde finales de la
década de 1980, pero hasta 1998 el Partido Renovación Costarricense (PRC) no logró
el apoyo electoral necesario para elegir un diputado en la Asamblea Legislativa. En
2002, Carlos Avendaño obtuvo una diputación, pero luego tuvo problemas con el
líder del PRC, Justo Orozco, se separó de la agrupación y fundó el PRN. En lo suce-
sivo, estas dos agrupaciones han sido los principales partidos evangélicos del país.
En los siguientes procesos electorales, el PRC y el PRN llevaron a la Asamblea uno
o dos diputados, mientras que en las elecciones presidenciales habían tenido muy
escasa votación. Juntos, en 2002 consiguieron
1.2% de los votos para la presidencia, en 2006
Quizá la sociedad obtuvieron el 1.08% y en 2010 menos del 1%.
costarricense no es tan Para 2014, su caudal electoral sumaba el 2.26%.
conservadora como se cree. En las elecciones legislativas, los partidos evan-
gélicos han tenido mejor desempeño: en 2002
obtuvieron el 3.59% de los votos, en 2006 el
5.5%, en 2010 el 6.04% y en 2014 el 8.75%. A pesar de que el caudal electoral de los
partidos evangélicos ha mostrado una tendencia alcista en el siglo XXI, sus votos están
muy por debajo del porcentaje de los costarricenses que se afilia a ese credo. Es posi-
ble argumentar que, si bien el surgimiento y consolidación de los partidos evangélicos
parece ser parte del cambio de las creencias religiosas de la población, a estas agrupa-
ciones no le resultan atractivas ni representativas.
Alvarado Muñoz reunió en la primera ronda casi un 25% de los votos, un porcen-
taje idéntico al segmento de la población que se declara evangélica. Dado esta coinci-
dencia, es tentador afirmar que el PRN logró al fin posicionarse como una agrupación
política atractiva para ese electorado. No obstante, es una afirmación problemática, si
se observa que ciertos sectores evangélicos costarricenses repudiaron las declaraciones
de Alvarado Muñoz en contra de los derechos de la población LGBTTTI. Al mismo
tiempo, diversos grupos de ciudadanos católicos declararon su apoyo al PRN. Incluso
la alta jerarquía de la Iglesia católica costarricense pareció adoptar tácitamente una
posición favorable al candidato. Esta situación lleva a pensar que más que un tema
de credo religioso, fue el conservadurismo el que dio su apoyo electoral en la primera
ronda a Alvarado Muñoz.
Costa Rica es el último país de Latinoamérica que mantiene un Estado confe-
sional católico. Históricamente, temas como la legalización del matrimonio entre

40 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
El gobierno del bicentenario en Costa Rica

personas del mismo sexo y el aborto, incluido el terapéutico, que es legal en el país,
han encontrado poco apoyo entre los costarricenses. Por eso, suele pensarse que la
población tiende al conservadurismo. Un estudio de opinión pública realizado en
noviembre de 2017 por el Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la
Universidad Nacional mostró que un 31.6% de la población tenía una afinidad alta o
muy alta por el conservadurismo. Así, podría plantearse que fue esta población con-
servadora, o al menos un segmento, la que se volcó a apoyar a Alvarado Muñoz en la
primera ronda electoral.
No obstante, los datos anteriores revelan algo que parece contradecir la opinión
común, y es que la sociedad costarricense posiblemente no es tan conservadora como
se cree. Por ejemplo, en el mismo estudio se indica que el 43% de la población mos-
traba una tendencia baja o muy baja hacia el conservadurismo, mientras que un 25.4%
tenía una posición moderada. Entonces, si bien los costarricenses marcadamente con-
servadores forman un segmento importante de la población, no están cerca de ser
la tendencia dominante. Por lo tanto, no parece correcta la interpretación de que el
crecimiento electoral del PRN se deba a un fortalecimiento del conservadurismo en
Costa Rica.
Una segunda encuesta realizada por el Idespo, una semana después de la primera
ronda electoral, arrojó que las personas que votaron por Alvarado Muñoz considera-
ron que el fallo de la Corte IDH fue lo que más influyó en su decisión. El resto de la
población dijo que el desempeño de los candidatos en los debates, los planes de
gobierno y las campañas realizadas fueron los aspectos más determinantes para deci-
dir por quién votar.
Por lo tanto, para el grueso de la ciudadanía costarricense, la posición respecto
de los derechos de la población LGBTTTI no parece ser un factor determinante para
decidirse por un candidato para la presidencia. Estos datos apuntalan la idea de que,
si bien hay un grupo de la población fuertemente conservadora, no es el grupo mayo-
ritario. Incluso para las personas con cierta tendencia al conservadurismo, la oposi-
ción a los derechos de la población LGBTTTI no parece ser el punto más importante
a la hora de definir cómo votar, al menos en la primera ronda.
Entonces, ¿cómo se explica que Alvarado Muñoz fuera el candidato con mayor
apoyo en la primera ronda? Para dar la respuesta hay que poner los datos en pers-
pectiva. Alvarado Muñoz obtuvo el 25% de los votos válidos, que equivalen al 16.35%
de todo el padrón electoral. Nunca en la historia electoral costarricense el candidato
ganador de la primera ronda había obtenido un apoyo tan bajo. En términos absolu-
tos, recibió 538 504 votos, mientras que 748 688 costarricenses se abstuvieron de votar.
En otras palabras, su apoyo electoral fue menor que el número de los abstencionistas.
Así, se vio beneficiado por el descontento de la población con la política, la alta vola-
tilidad del electorado y la fragmentación del sistema de partidos.
Con lo anterior no se quiere dar a entender que en Costa Rica no exista un grupo
cuantioso de ciudadanos motivados por ideas conservadoras o que su apoyo no fuera
significativo para el crecimiento electoral del PRN. Lo que se quiere dejar claro es que
estos elementos no parecen suficientes para explicar los resultados de los comicios, y

Octubre/Diciembre 2018 41
José Andrés Díaz González

que en realidad se deben a una suma de condiciones: fue importante para Alvarado
Muñoz poder aglutinar a los sectores conservadores, pero este caudal tuvo efectos
electorales debido a la dinámica y el fraccionamiento del electorado costarricense.
Un último punto que permite apreciar que el conservadurismo político no parece
ser, al menos por el momento, el principal estímulo del electorado costarricense, es
que Alvarado Muñoz consiguió el apoyo de muchos de los candidatos que participa-
ron en la primera ronda: Álvarez Desanti (PLN), Castro Fernández (PIN), Rodolfo
Hernández (Partido Republicano Social Cristiano), Otto Guevara (Movimiento
Libertario), Sergio Mena (Partido Nueva Generación) y Mario Redondo (Alianza
Demócrata Cristiana), entre otros. Sin embargo, la muestra pública de apoyo de estos
candidatos, incluso su defensa de los “valores tradicionales”, tuvo un efecto limitado
en el electorado que les había otorgado el voto en las elecciones primarias del 4 de
febrero de 2018.

LA CONFORMACIÓN DEL GOBIERNO DE UNIDAD NACIONAL


Al asumir la presidencia en mayo de 2014, Solís Rivera enarboló la bandera del “cam-
bio” y despertó grandes expectativas, que luego su gobierno quedó lejos de cumplir.
A pesar de haber ganado con holgura el balotaje de 2014, el PAC contaba con un cau-
dal político limitado: en el Congreso tenía trece diputados, cinco menos que el PLN,
lo que representó una situación de gobernabilidad complicada. A esto se deben sumar
los constantes conflictos entre el poder ejecutivo y su propia bancada legislativa, el
escándalo de corrupción del “cementazo” y otros yerros en las políticas públicas. Y
si bien Solís Rivera pudo acrecentar su popularidad al final de su gestión, los resul-
tados de su gobierno estuvieron muy por debajo de las expectativas iniciales del pri-
mer gobierno del PAC.
En cambio, Alvarado Quesada ha sido más moderado, cauto y pragmático en sus
planteamientos. Parece más consciente que su predecesor del hecho de que posee un
capital político limitado y que su bancada legislativa es aun menor que la del gobierno
saliente, por lo que ha puesto énfasis en formar un gobierno de coalición, algo desa-
costumbrado en la política costarricense.
En Costa Rica no es inusual que las personas que ocupan la presidencia completen
su gabinete con figuras de partidos políticos distintos, pero se les propone el cargo a
título personal, sin suponer ningún compromiso para la agrupación política de la que
proceden. En cambio, Alvarado Quesada ofreció a todos los partidos con representa-
ción en la Asamblea Legislativa repartir entre ellos la mitad de los puestos del gabi-
nete, con la condición de que los cargos estuvieran sujetos al cumplimiento de una
agenda legislativa acordada entre todos los partidos. Aunque diversas agrupaciones
manifestaron su deseo de trabajar de manera constructiva con el nuevo gobierno,
solamente el PUSC y el Frente Amplio aceptaron la propuesta. Esto hace que, en
temas puntuales, el poder ejecutivo cuente con 20 votos en el Congreso, menos de los
29 votos que se requieren para las decisiones por mayoría simple y los 38 de las deci-
siones por mayoría calificada.

42 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
El gobierno del bicentenario en Costa Rica

La constitución del gobierno de unidad nacional responde a una estrategia para


hacer frente a los problemas de gobernabilidad y empantanamiento del legislativo
que el país ha sufrido en las últimas décadas. Sin embargo, la han hecho inviable
elementos como la falta de mecanismos formales para fomentar las coaliciones, la
poca disposición de la élite política para negociar entre partidos y, posiblemente, los
cálculos que algunos partidos estarían realizando a fin de recuperar el caudal electo-
ral perdido para las elecciones de 2022.
En ese mismo tenor, Alvarado Quesada ha seguido la estrategia de presidentes
anteriores y ha instalado la Comisión de Notables para que analicen y hagan reco-
mendaciones en torno al tema de la reforma del Estado. Esta propuesta ha recibido
críticas de dos tipos. El primero, que entre sus integrantes no se han incluido miem-
bros de las universidades públicas y otros centros académicos del país, en los cuáles
se han estudiado y elaborado propuestas. Segundo, entre las personas que designó
Alvarado Quesada para la comisión está Kevin Casas Zamora, Vicepresidente de
Costa Rica en el segundo gobierno de Óscar Arias Sánchez (de 2006 a 2010), cargo al
que tuvo que renunciar al descubrirse que, junto con el diputado del PLN Fernando
Sánchez Campos, redactó un documento, el “memorando del miedo”, en el que se
delineaba una estrategia para que el gobierno destinara recursos públicos a incidir en
la aprobación del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, Estados Unidos y
República Dominicana, el cual estaba sometido a referendo. La designación de Casas
Zamora causó indignación en diversos grupos, que la consideraron una táctica para
limpiar su imagen ante una futura candidatura por parte del PLN.
A lo anterior se le debe sumar que, como parte de la negociación con el PUSC,
Alvarado Quesada ha retirado o disminuido su apoyo a temas relacionados con los
derechos sexuales y reproductivos de las mujeres como, por ejemplo, el aborto tera-
péutico. Esta acción ha generado molestias y críticas entre sectores que le brindaron
su apoyo en la primera y la segunda ronda.

CONTINUIDAD O CAMBIO EN LA POLÍTICA EXTERIOR


Al momento de escribir estas líneas solo se tenían algunos atisbos de la estrategia
de política exterior del gobierno de Alvarado Quesada. En primera instancia, causó
algunas críticas el nombramiento de Epsy Campbell Barr, primera Vicepresidenta
de Costa Rica, como Ministra de Relaciones Exteriores y Culto. Campbell Barr es la
primera mujer en la historia del país en ocupar el puesto de Canciller, además de ser
la primera afrodescendiente en ser elegida Vicepresidenta. Las críticas a su nombra-
miento se deben a que no tiene experiencia en puestos diplomáticos, lo cual se ha tra-
tado de desestimar resaltando su trabajo en organismos internacionales.
Una diferencia con respecto al gobierno de Solís Rivera es que el nuevo ha
adoptado una posición más crítica del gobierno de Daniel Ortega y, en especial,
de la crisis política y la violencia que afecta al pueblo nicaragüense. Así, por ejem-
plo, Campbell Barr ha denunciado en la Organización de los Estados Americanos
la forma en que el gobierno de Ortega ha manejado el conflicto. Asimismo,

Octubre/Diciembre 2018 43
José Andrés Díaz González

Alvarado Quesada ha expresado ante al Secretario General de la Organización de


las Naciones Unidas su preocupación por la situación nicaragüense.
Una similitud del nuevo gobierno con el anterior es que ha manifestado el interés
en continuar con el trámite de ingreso
Si el gobierno de Solís se puede de Costa Rica a la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Eco-
calificar como decepcionante, nómicos (OCDE). Grupos empresariales
la calificación a la que aspirará yapoyo; sectores económicos han declarado su
por el contrario, otros sectores
el gobierno de Alvarado sociales no están conformes debido a los
cambios que deben hacerse en educa-
Quesada será la misma. ción, funcionamiento del Estado y otros.
Parece que el gobierno de Alvarado
Quesada tiene la intención de utilizar la adhesión a la OCDE como estrategia para
impulsar la reforma fiscal del país, que se viene discutiendo desde inicios del siglo XXI
sin que se hayan hecho avances ni se haya llegado a acuerdos.

QUÉ ESPERAR DEL GOBIERNO DEL BICENTENARIO


El 15 de septiembre de 2021 Costa Rica celebrará sus 200 años de vida independiente.
Por ello, el régimen de Alvarado Quesada ha asumido el título de “gobierno del bicen-
tenario”, como una forma de proyectar que el país se encuentra en etapa de defini-
ciones para un nuevo ciclo de vida independiente. Pero la gestión del gobierno del
bicentenario se augura complicada. Con un apoyo político y una fuerza legislativa
menor a la de su antecesor, el segundo gobierno del PAC tiene muy poca capacidad
de maniobra para impulsar sus planes y políticas. Además, debe tratar de hacer frente
a situaciones problemáticas o controversiales, como la crisis fiscal o el acatamiento del
fallo de la Corte IDH sobre los derechos de la población LGBTTTI, que pueden desgas-
tar a su gobierno e, incluso, debilitar las alianzas y apoyos que haya conseguido de di-
versos grupos políticos y sociales.
Si el gobierno de Solís Rivera se puede calificar, al menos, como decepcionante,
la calificación a la que aspirará el gobierno de Alvarado Quesada parece ser la misma.
Pero tal vez esta calificación sea la mejor que un gobierno pueda obtener con una
sociedad cada vez más fragmentada, con problemas estructurales e institucionales que
ha arrastrado por décadas y con una cultura política que si bien apoya la democracia,
al mismo tiempo es proclive al autoritarismo y la intransigencia, lo cual dificulta el
diálogo y la conformación de acuerdos.

44 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Elecciones en Paraguay
El Partido Colorado se eterniza en el poder
Marcos Pérez Talia

L
a historia política paraguaya guarda una estrecha relación con el derrotero
del Partido Colorado, que gobierna el país desde 1947, salvo el breve inte-
rregno de 2008 a 2013, por el triunfo de monseñor Fernando Lugo. El 22 de
abril de 2018 se realizaron las séptimas elecciones presidenciales de la era democrá-
tica, con un nuevo triunfo colorado sobre una alianza de prácticamente toda la opo-
sición. De las diez candidaturas al máximo cargo del poder ejecutivo, solo dos tenían
oportunidades reales de éxito, ambas encabezadas por los partidos tradicionales.

ANTECEDENTES DE LA POLÍTICA PARAGUAYA


Los partidos tradicionales paraguayos —el Partido Colorado y el Partido Liberal
Radical Auténtico— tienen una historia que se remonta a 1887, y siguen siendo cen-
trales en la vida política del país. Desde entonces han dirimido la política nacional,
salvo en muy breves ocasiones en que terceras fuerzas han intentado, en vano, dispu-
tarles el monopolio del poder. Es uno de los sistemas de partidos más antiguos de
Sudamérica, después de los de Colombia y Uruguay.
Los colorados gobernaron desde su fundación hasta 1904, cuando la presidencia
pasó a los liberales, que gobernaron hasta 1940. Luego se sucedieron la dictadura sin par-
tido de Higinio Morínigo (de 1940 a 1948) y un ciclo de gobiernos colorados inesta-
bles (de 1948 a 1954), hasta la llegada al poder del general Alfredo Stroessner en 1954.
Stroessner gobernó de manera autoritaria durante 35 años, lo cual trajo conse-
cuencias en todos los órdenes del país. El antiguo bipartidismo cedió ante un Partido
Colorado todopoderoso y hegemónico, aliado del Estado y las fuerzas armadas. Este
triángulo dictatorial debilitó ostensiblemente al opositor Partido Liberal y a cualquier
fuerza que intentase oponerse al régimen.

MARCOS PÉREZ TALIA es maestro en Ciencia Política por la Universidad de Salamanca y


doctorando en Ciencia Política por la Universidad Nacional de Rosario. Es becario del Con-
sejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), de Argentina, e investiga-
dor Nivel I del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), de Paraguay. Sus inves-
tigaciones se especializan en partidos políticos y democracia en el Cono Sur. Sígalo en
Twitter en @mpereztalia.

Octubre/Diciembre 2018 45
Marcos Pérez Talia

En 1989 se produjo el golpe de Estado que derrocó a la dictadura más larga de


Sudamérica y, así, Paraguay se incorporó a la tercera ola de democratización. La
caída del dictador militar y colorado no impidió que su partido siguiera gober-
nando gracias a los triunfos sobre la oposición en las sucesivas elecciones genera-
les de 1989, 1993, 1998 y 2003. En los comicios de 2008, al fin el coloradismo
perdió unas elecciones presidenciales en la era democrática. Efectivamente, en
2008 una alianza heterogénea encabezada por un obispo de la Iglesia católica,
Fernando Lugo, y un integrante del tradicional Partido Liberal, logró derrotar des-
pués de 61 años de gobierno ininterrumpido a la candidata del Partido Colorado,
Blanca Ovelar. Sin embargo, Lugo no alcanzó a terminar su mandato, pues en
2012 fue destituido en un juicio político, con los votos del propio Partido Liberal
que lo había llevado a la presidencia. La ruptura de la alianza entre los liberales
y la izquierda allanó el camino para el retorno al poder del Partido Colorado, ape-
nas 5 años después. Así, en 2013, Horacio Cartes, un empresario próspero y mul-
timillonario, pero de dudoso pasado, derrotó a Efraín Alegre por casi 9% de los
votos.

EL GOBIERNO DE CARTES (DE 2013 A 2018)


El retorno de los colorados al poder en 2013 se produjo en circunstancias excep-
cionales para el partido. No solo recuperaron el poder ejecutivo, sino que también
obtuvieron 19 de 45 escaños en el Senado, 44 de 80 en la Cámara de Diputados y 13
de 17 gubernaturas. En la primera etapa de su gobierno, Cartes consolidó su poder
político al enfrentarse a la “política tradicional corrupta”. Optó por un gabinete emi-
nentemente técnico y dejó de lado a la dirigencia colorada tradicional.
A pesar de esta cómoda mayoría, a mediados del mandato un numeroso grupo de
senadores colorados encabezados por Mario Abdo Benítez formaron un bloque que se
enfrentó abiertamente a Cartes. El presidente no tuvo otra salida que pactar con una
facción del opositor Partido Liberal, la del senador Blas Llano, para poder conservar
su mayoría en la Cámara y, de paso, dividir a la oposición.
En 2017 hubo una crisis institucional de importantes consecuencias. En una
jugada de ajedrecistas, aunque con serias dudas sobre su legalidad, una mayoría
circunstancial en el Senado aprobó una reforma constitucional para incorporar la
reelección presidencial. Fue producto de un acuerdo entre Cartes, el destituido
Lugo y el liberal Llano. Se produjo una reacción ciudadana inmediata. El Congreso
fue incendiado y la policía asesinó a tiros a un dirigente de la juventud liberal.
Finalmente, Cartes desistió de la reelección, aunque lo que se denominó el “nuevo
marzo paraguayo” afectó aún más la imagen del gobierno. El principal opositor
al intento de reforma constitucional fue Alegre, Presidente del Partido Liberal, que
incluso fue atacado con balines de goma durante la crisis. El senador colorado disi-
dente Abdo Benítez fue el otro importante opositor a la intentona reformista de
Cartes y Lugo. Paradójicamente, los dos opositores fueron, al mismo tiempo, can-
didatos presidenciales en 2018.

46 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Elecciones en Paraguay

ALIANZAS EN LA OPOSICIÓN
En las elecciones presidenciales de 2013, los liberales y la izquierda fueron por cami-
nos separados debido a la ruptura de su alianza como resultado del juicio político de
2012 en el que se destituyó a Lugo. Pero en la presidencia de Cartes se reiniciaron
los contactos entre dirigentes liberales y de izquierda, pues comprendían que, yendo
separados, no tendrían posibilidades de derrotar al poderoso Partido Colorado.
De esa forma, en las elecciones municipales de 2015 se concretaron las primeras
alianzas entre los liberales y la izquierda. Así, el izquierdista Mario Ferreiro se con-
virtió en intendente de Asunción, con el apoyo del Partido Liberal. En otros distri-
tos importantes del país también se pactaron alianzas.
Sin embargo, a comienzos de 2017 la crisis institucional causada por el intento de
establecer la reelección presidencial dividió a los opositores. La iniciativa de reelección
finalmente no prosperó, pero la oposición quedó fragmentada en dos grupos: los que
apoyaron a Lugo en su alianza con Cartes para introducir la reforma y los que apoya-
ron a Alegre en la posición contraria. La división en bandos persistió algunos meses,
hasta que los grupos volvieron a unirse al acercarse las elecciones de abril de 2018.
Poco antes de las elecciones primarias, la mayor parte de la oposición suscribió un
acuerdo electoral para presentar una oposición unida al Partido Colorado. El acuerdo
aliancista fue liderado por Alegre, el Presidente del Partido Liberal, el expresidente
Lugo y el intendente de Asunción, el izquierdista Ferreiro. Se acordó que la presiden-
cia correspondiera al Partido Liberal y la vicepresidencia a la izquierda.
La izquierda resolvió entonces, sin contienda electoral, que ocupara la vicepresi-
dencia el periodista Leo Rubín, un comunicador sin trayectoria política que defiende
los derechos indígenas, medioambientales y campesinos. Quedaba por definir a quién
elegirían los liberales como candidato a presidente, cuya candidatura sí surgiría en el
marco de unas primarias con más de un candidato en pugna.
El 17 de diciembre de 2018, fecha fijada por el Tribunal Superior de Justicia
Electoral paraguayo para que todos los partidos definieran por votación sus candida-
turas, se consumó lo que las encuestas anticipaban: Alegre iba a ser nuevamente can-
didato a presidente, como en 2013, cuando enfrentó a Cartes. Derrotó por un amplio
margen, en torno al 35%, al dirigente de la facción llanista, Carlos Mateo Balmelli.

LA PUGNA EN LAS PRIMARIAS COLORADAS


Las primarias coloradas se caracterizan por ser intensas, competitivas, muy costosas y,
sobre todo, por generar mucha expectativa en los ambientes políticos paraguayos. La
explicación es que de las siete elecciones presidenciales en la era democrática, en seis
triunfó el candidato colorado, por lo cual las primarias coloradas definen gran parte
del proceso político paraguayo del siguiente periodo presidencial.
El senador Abdo Benítez derrotó en las primarias de su partido por el 8% de votos
al candidato del presidente Cartes, Santiago Peña. La campaña electoral colorada
estuvo muy polarizada y los debates fueron muy agresivos. El candidato Abdo Benítez
mantuvo un discurso férreo contra Cartes, a la vez que proponía la recuperación de

Octubre/Diciembre 2018 47
Marcos Pérez Talia

la dignidad y militancia del coloradismo en el poder, en abierto enfrentamiento al


Presidente y su gabinete mayormente técnico, y a Peña, su rival en las elecciones
internas, que antes de ser Ministro de Hacienda de Cartes formaba parte del oposi-
tor Partido Liberal.
Pero cuando Abdo Benítez triunfó y se convirtió en el candidato oficial del Partido
Colorado, su discurso dio un giro repentino, abandonó su posición crítica del ofi-
cialismo y se mostró muy cercano al presidente Cartes. Tomó esa decisión ante la
disyuntiva que le plantearon dos escenarios: mantenerse coherente con su discurso de
campaña, a distancia prudencial de Cartes y su entorno, pero a sabiendas de que ello
disminuiría sus posibilidades en las elecciones, o apartarse de su discurso y buscar el
célebre “abrazo republicano”, todo un ritual dentro del coloradismo.
Finalmente, Abdo Benítez optó por la segunda opción, lo cual le generó objecio-
nes, especialmente en el sector independiente. El candidato colorado disminuyó la
intensidad de sus críticas a Cartes y propuso, en su lugar, la “unidad total” del colora-
dismo para derrotar a la oposición.

PROPUESTAS DE CAMPAÑA
La política paraguaya no se caracteriza por mantener un vínculo programático entre
los partidos políticos y el electorado. Priman en muchos casos las relaciones cliente-
lares, fuertes lealtades partidarias por tradición familiar, etcétera. Por ello se ha dicho
muchas veces que las propuestas de campañas no son más que meras declaraciones de
lo que quizá los candidatos podrían realizar, no siempre de la mejor manera.
Las propuestas de Abdo Benítez se centraron principalmente en devolver la dig-
nidad del coloradismo en el poder, lo cual equivalía a “coloradizar” la administración
pública (en contraposición a la presidencia de Cartes y su gabinete mayormente téc-
nico), la vuelta del servicio militar obligatorio
para los jóvenes como respuesta a las altas tasas
Un hecho notorio fue que delictivas (sobre todo para los hijos de madres
Abdo Benítez, hijo de un solteras, con el objetivo de inculcarles disci-
plina y patriotismo), reducción de impuestos a
alto jerarca de la dictadura empresarios que inviertan en el país y mejorar
stronista, la reivindicara. la burocracia estatal. Un hecho notorio fue que
Abdo Benítez, hijo de un alto jerarca de la dic-
tadura stronista, la reivindicara. Las declaracio-
nes del candidato desencadenaron una oleada de indignación en muchos sectores de
la sociedad, que le exigieron, en vano, que se retractara.
La alianza opositora propuso en campaña una nueva política energética para las
hidroeléctricas de Itaipú y Yacyretá que sirviera para generar empleos, incentivar la
agricultura familiar campesina y hacer una reforma tributaria más equitativa. Quizá
como una forma de llamar la atención del electorado indeciso o alejado de los partidos
tradicionales, Alegre firmó ante un escribano público un compromiso de proclamar
cinco primeros decretos en caso de ganar: 1) reducir drásticamente el costo de la luz

48 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Elecciones en Paraguay

eléctrica; 2) renegociar el tratado de Itaipú con Brasil y dejar sin efecto el acuerdo entre
Cartes y el presidente argentino Mauricio Macri sobre la deuda de Yacyretá; 3) prestar
servicios de salud gratuitos; 4) fomentar la calidad de la educación y la participación
de los padres en las inversiones de infraestructura, y 5) combatir al crimen organizado.

LAS ELECCIONES DEL 22 DE ABRIL DE 2018


Al anochecer del domingo 22 de abril de 2018 se confirmó la continuidad del Partido
Colorado en el poder por 5 años más. Pero no solo eso, también se corroboró una
importante “coloradización” de las gubernaturas del país, además de que sus listas
parlamentarias (diputados, senadores y el Parlamento del Mercado Común del Sur)
fueron las más votadas.
En las presidenciales, el colorado Abdo Benítez obtuvo el 46.4% de los votos
frente al candidato de la Gran Alianza Nacional Renovada (GANAR), Alegre, quien
se quedó con el 42.7%. Es el segundo mejor desempeño electoral de los colorados en
la era democrática, solo superado por el 54% de la votación en 1998. En cuanto a la
oposición, Alegre mejoró su porcentaje de votos en comparación con 2013, cuando
obtuvo el 37% frente a Cartes.
En lo que respecta a las gubernaturas, de las diecisiete que componen el país, el
Partido Colorado se quedó con trece, incluido el departamento Central, eterno bas-
tión liberal y el más poblado de Paraguay. Las restantes cuatro gubernaturas queda-
ron en manos del Partido Liberal.
En cuanto a la Cámara de Senadores, los colorados obtuvieron 17 de 45 escaños, dos
menos que en las anteriores elecciones; los liberales mantienen sus 13 de 45 escaños, y
el Frente Guazú, agrupación de izquierda liderada por el expresidente Lugo, se quedó
con seis escaños, uno más que en las anteriores elecciones. Los nueve escaños restan-
tes se repartieron de la siguiente manera: tres para Patria Querida, partido de centro-
derecha urbana; dos para el Partido Demócrata Progresista, partido urbano moderado;
dos para Hagamos, partido de derecha frecuentemente vinculado al Partido Colorado;
uno para la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos, del extinto militar de derecha Lino
Oviedo, y uno para el Movimiento Cruzada Nacional, liderado por un excéntrico abo-
gado que propone castigos severos y públicos para los corruptos.
La Cámara de Diputados consta de 80 curules, de las que los colorados se queda-
ron con 42, cuatro menos que en las elecciones anteriores, y los liberales con 30, tres
más que en la legislatura previa. Patria Querida ganó con dos; Encuentro Nacional,
con uno; Hagamos, con dos, y con uno, el Movimiento Cruzada Nacional.
A propósito de las mayorías legislativas, en el Senado el Partido Colorado quedó
a seis escaños de alcanzar mayoría propia. Y en la Cámara de Diputados, con sus 42
escaños les basta para aprobar sus proyectos legislativos. Sin embargo, la cuestión es
más compleja. Sería un error considerar que los partidos tradicionales paraguayos
componen un solo bloque; por el contrario, son un agrupamiento de facciones que
al mismo tiempo se ayudan y se enfrentan enérgicamente. Cuando hay elecciones
generales, se unifican bajo el manto partidario, pero una vez superadas las contiendan

Octubre/Diciembre 2018 49
Marcos Pérez Talia

electorales vuelve cada uno a su vida autónoma, incluso con agendas propias y dife-
rentes al propio partido.
Hoy, el Partido Colorado tiene dos facciones bien diferenciadas: la del presidente
Abdo Benítez, en la cual se incluyen diputados, senadores y gobernadores, y la del
expresidente Cartes, acompañado también por diputados, senadores y gobernadores
que responden a su liderazgo. Lo mismo ocurre en la otra agrupación tradicional, el
Partido Liberal, que está dividido en dos facciones disímiles: la del excandidato pre-
sidencial Alegre, cuyo liderazgo siguen numerosos senadores, diputados y los cuatro
gobernadores elegidos, y la del senador Llano, que encabeza a otros tantos diputados
y senadores liberales.
Por tanto, falta ver como se reacomodan las facciones coloradas y liberales en la
lucha por el poder político y partidario. Hasta el momento, los colorados no han
alcanzado un “acuerdo de paz” para unificar las facciones y actuar en conjunto.

ENCUESTAS DISTORSIONADAS Y DENUNCIAS DE FRAUDE


No se puede dejar de mencionar lo llamativas que resultaron las equivocacio-
nes inusitadas de casi todas las encuestadoras y sondeos de salida que opera-
ron durante el proceso electoral, como tampoco las serias denuncias de fraude
en el escrutinio de las actas. El proceso electoral estuvo fuertemente mar-
cado por una guerra de encuestas de dudosa honestidad y confianza estadística,
lo cual fue denunciado en todo momento por la
alianza opositora GANAR y otras fuerzas de la opo-
Los partidos tradicionales sición. A comienzos de marzo, el famoso en-
paraguayos son un cuestador Francisco Capli fue entrevistado
por ABC Color, el multimedios más grande e
agrupamiento de facciones importante del país, y divulgó una encuesta
que al mismo tiempo que otorgaba una ventaja del 31% al candidato
colorado. Coincidía con un momento político
se ayudan y se enfrentan tenso para Abdo Benítez, que había pedido la
enérgicamente. renuncia (sin éxito) de la candidatura de un
senador de la facción de Cartes por graves
hechos de corrupción, así como juicio político
al Fiscal General del Estado (que tampoco prosperó). Abdo Benítez quedó como
un aspirante débil frente al otro líder colorado, el presidente Cartes.
Con el paso del tiempo, tanto ABC Color como Última Hora (los dos medios
periodísticos más importantes el país), e incluso los multimedios que son propiedad
del presidente Cartes, publicaron periódicamente encuestas que daban un triunfo
aplastante al candidato del Partido Colorado. A ello hay que sumar que el día de las
elecciones, desde temprano, casi todos los medios periodísticos mostraban datos del
triunfo aplastante del candidato “que siempre estuvo bien arriba en las encuestas”.
Pero para sorpresa de todos, Abdo Benítez derrotó a la alianza GANAR por apenas
3%. Referentes intelectuales y (pocos) periodistas manifestaron inmediatamente su

50 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Elecciones en Paraguay

sorpresa ante los hechos y pusieron en duda la fiabilidad de las encuestas y sondeos
de salida. Hay al menos otros dos indicios de que los “errores estadísticos” no pudie-
ron haber sido únicamente por casualidad: por una parte, no hubo un acontecimiento
político de tanta importancia que hubiera oscurecido drásticamente el panorama de
un arrollador triunfo colorado difundido por las encuestas y los medios de comunica-
ción. Por la otra, resultó llamativo el error de las encuestas para las listas del Senado,
que proyectaban al Frente Guazú, agrupación del expresidente Lugo, con casi el doble de
votos que el Partido Liberal, pero sin transferir sus votos a la candidatura presiden-
cial. La explicación de los encuestadores y medios de comunicación fue que Lugo no
colaboraba con Alegre, lo cual creó cierta desconfianza entre los aliados liberales y la
izquierda, y trajo viejos fantasmas del pasado. A final de cuentas, las encuestadoras
nuevamente fallaron, ya que la agrupación de Lugo solo obtuvo seis escaños, mien-
tras que trece fueron para los liberales.
Desde luego, no es posible atribuir el triunfo colorado únicamente a los medios de
comunicación y sus encuestadoras, ni tampoco afirmar que el electorado paraguayo
es manipulable. Pero está claro que el escenario de triunfo aplastante podría servir
de explicación —aunque no la única— del descenso en la participación histórica en
las elecciones. El promedio de participación histórica rondaba el 70%, y se redujo casi
un 10% en las elecciones de abril de 2018. La importancia de lo anterior estriba en que
se tienen estudios en los que se indica que una mayor participación electoral eleva las
probabilidades de la oposición, mientras que menos asistencia a las urnas favorece al
Partido Colorado, gracias a su poderosa maquinaria electoral y su voto duro.
Queda la duda de qué hubiera ocurrido si las encuestas y los medios de comuni-
cación hubieran difundido desde el principio el verdadero escenario electoral, el de
una elección apretada. Pero la incertidumbre en torno al proceso electoral no acaba
allí. Desde la misma noche en que comenzó el conteo electoral la alianza GANAR pre-
sentó denuncias por adulteraciones de actas electorales, lo cual llevó al candidato
Alegre a no reconocer su derrota. Lo más grave ocurrió tres meses después, cuando
se filtraron grabaciones de un alto funcionario del Tribunal Superior de Justicia
Electoral paraguayo, al que se oye decir que está dispuesto a cambiar actas electora-
les si el Partido Colorado se lo pide y afirma que tiene suficiente protección tanto del
Tribunal Superior de Justicia Electoral como de los propios colorados. La situación
no tiene visos de solucionarse, al menos no a corto plazo; pero los hechos denuncia-
dos restan legitimidad al proceso electoral paraguayo y, como daño colateral, afectan
la credibilidad del presidente Abdo Benítez.

CONTINUIDAD EN LAS POLÍTICAS CONSERVADORAS


Si bien Abdo Benítez se enfrentó enérgicamente a Cartes y ambos son líderes de las
dos facciones en las que se divide el coloradismo, a final de cuentas no parece que su
gobierno vaya a ser muy diferente al de Cartes. El triunfo de Abdo Benítez garan-
tiza la continuidad del modelo conservador de su partido: estabilidad macroeconó-
mica, bajos impuestos —sobre todo para los agroexportadores— y endeudamiento

Octubre/Diciembre 2018 51
Marcos Pérez Talia

externo con bonos soberanos para financiar el déficit en infraestructura. A esto se


suma el hecho de que el Presidente es fiel a las viejas tradiciones conservadoras del
país. Luego de manifestar que cree “en los principios bíblicos, el Génesis y en la fami-
lia”, advirtió que vetará inmediatamente cualquier intento de proyecto de ley que pro-
mueva el matrimonio igualitario o el aborto.
En cuanto a la política exterior, la única novedad estriba en que el nuevo gobierno
fomentará los intercambios comerciales con China, aunque sin romper relaciones con
Taiwán. Paraguay es el único país de Sudamérica que mantiene relaciones diplomáti-
cas con Taiwán desde hace más de 70 años. Pero el nuevo gobierno pretende explorar
la “vía china continental” en lo que se refiere al comercio, a fin de dejar de exportar al
gigante asiático mediante terceros, aunque sin dañar los vínculos históricos con Taiwán.

EL ARRAIGO COLORADO
El mapa político paraguayo luego de las elecciones volvió a mostrar su lado más colo-
rado. No quedan dudas de que el coloradismo ha sabido sobreponerse a la caída de su
líder autoritario, el dictador Stroessner, y ha sido el partido con los mejores resulta-
dos electorales en la era democrática.
El triunfo de Abdo Benítez revive las ideas de un coloradismo eterno que pro-
pugnaba un viejo pensador colorado, Natalicio González. Queda por ver cómo se
reagrupa la oposición frente a una nueva derrota y cómo encara el nuevo gobierno
sus políticas los próximos 5 años. Mientras tanto, Paraguay seguirá pareciéndose a
aquella “isla rodeada de tierra” (parafraseando a Augusto Roa Bastos), alejada de los
vientos de cambio que se suceden en la región y eterna enamorada de la inalterable
continuidad.

52 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Por fin, la (real) transición
política cubana
Rafael Hernández

L
uego de 25 años de esfuerzos por hacer coincidir la Cuba imaginada con la
real, los cambios que el país ha experimentado en la última década lograron
por fin hacerse visibles para todos, incluso desde el exterior. En este ensayo
se examina la significación y las implicaciones de un largamente anunciado cambio
de gobierno en Cuba, como parte de una transición política que no empezó ni
concluyó con las elecciones del 19 de abril de 2018. Para poder analizarlo, se re-
quiere conocer el sistema político en el cual se inserta, sus principales institucio-
nes de poder, su integración actual, los cambios en la composición del liderazgo y
la cultura política en la etapa presidencial de Raúl Castro.

LA NUEVA ASAMBLEA NACIONAL DEL PODER POPULAR


La elección del presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros la hace
la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), que es, según la Constitución, el
máximo órgano del poder del Estado. La ANPP correspondiente a la IX Legislatura,
elegida por voto popular el 11 de marzo de 2018, renovó más de la mitad de sus miem-
bros, reeligió a una tercera parte en segundo mandato y a una quinta parte de dipu-
tados veteranos. La mayoría son mujeres (53.22 %) y una alta proporción son negros
y mestizos (40.66%), así como graduados universitarios (86%). La edad promedio es
de 49 años, 5 menos que la anterior. Comparada con las otras instituciones de poder
político —el Consejo de Ministros y el Comité Central del Partido Comunista de
Cuba (PCC)—, esta Asamblea los rebasa en todos estos índices.
Su déficit principal es el bajo perfil de representantes del sector no estatal e inte-
lectuales. En efecto, aunque el sector no estatal (cooperativistas, trabajadores por
cuenta propia, artistas, entre otros) asciende al 29% de la fuerza laboral, su presencia

RAFAEL HERNÁNDEZ estudió Literatura y Filosofía en la Universidad de La Habana, y


Ciencia Política en El Colegio de México y en la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM). Ha sido profesor e investigador en la Universidad de La Habana y en el Centro de
Estudios sobre América, en Cuba, así como profesor visitante en la Harvard University, Co-
lumbia University, The University of Texas en Austin y Renmin University de China. Es miem-
bro fundador del Consejo Editorial de Foreign Affairs Latinoamérica y Director de la revista
cubana Temas.

Octubre/Diciembre 2018 53
Rafael Hernández

en la ANPP no llega al 7%. También es muy escasa la participación de artistas y escri-


tores, científicos sociales e incluso periodistas.
Sin embargo, más allá de su representatividad social, el problema principal de
la ANPP es su energía desperdiciada. Para cumplir su papel según la Constitución
vigente, tendría que dedicarse a debatir y promulgar sistemáticamente las leyes, fis-
calizar a los órganos del Estado y del gobierno (con capacidad de revocar decretos y
leyes y destituir altos dirigentes), discutir y acordar el sistema monetario, establecer
los lineamientos de la política interna y exterior, extender a varias semanas (como
ocurre en Vietnam) los dos periodos ordinarios de sesiones al año, y revisar y propo-
ner modificaciones al orden constitucional.
Si la IX Legislatura ejerciera todas estas atribuciones, a pesar de los numerosos
dirigentes estatales y partidarios que la componen —incluidos los 32 ministros y
presidentes de organismos centrales del gobierno de Raúl Castro, y todos los
secretarios del PCC de las quince provincias y la Isla de la Juventud, que son dipu-
tados hasta 2023— podría cumplir su papel en el sistema político de manera real-
mente democrática. Esta transformación cualitativa en el ejercicio de la Asamblea,
según la Constitución y las exigencias ciudadanas, debería renovar a fondo la ope-
ración del sistema político en la dirección del nuevo anteproyecto de reforma, que
comentaremos al final.

EL LEGADO POLÍTICO DE RAÚL CASTRO


Es imposible entender el estilo de liderazgo de Miguel Díaz-Canel y su proyección
política si se le aplica la fórmula de la ruptura generacional propia de los estudios lite-
rarios. Su trayectoria como dirigente ha ocurrido bajo el magisterio de Raúl Castro,
que la ha explicado con lujo de detalles.
Unos días antes de asumir inesperadamente el gobierno en 2006, Raúl Castro
había declarado que “la especial confianza que otorga el pueblo al líder fundador de
una Revolución no se transmite, como si se tratara de una herencia, a quienes ocu-
pen en el futuro los principales cargos de dirección del país”, anticipando que el con-
senso que gozaba el fundador ya no sería instantáneo, sino que habría que fomentarlo.
Aunque los documentos del PCC y los discursos de los dirigentes han insistido en que
las reformas solo eran económicas, Raúl Castro le ha dedicado amplias reflexiones a
lo político. En sus alocuciones reiteró la necesidad de “dialogar con los ciudadanos” y
consultarles las decisiones principales, y denunció a la capa burocrática resistente al
cambio, la ineptitud de los medios de comunicación, los estilos anquilosados de edu-
cación política y trabajo ideológico (la llamada “vieja mentalidad”). Dijo que “nuestro
peor enemigo no es el imperialismo” ni sus aliados en la isla, sino “nuestros propios
errores”, las “visiones estrechas y excluyentes”, y postuló la toma de decisiones cole-
giada, el derecho a discrepar “del que no se debe privar a nadie”, “el debate sin ata-
duras a dogmas y esquemas inviables”, la erradicación del “secretismo informativo
en todo lo que define el curso político y económico de la nación” y de la “barrera
psicológica formada por el inmovilismo, la indiferencia”, que impide “transformar

54 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Por fin, la (real) transición política cubana

conceptos erróneos e insostenibles acerca del socialismo”. Se lamentó por la mala


copia de “otras experiencias socialistas” y, al mismo tiempo, resaltó la necesidad de
“no ignorar incluso las experiencias positivas de los capitalistas”. El concepto más rei-
terado en los lineamientos económicos aprobados en el VI Congreso fue la descen-
tralización, y el propio Raúl Castro afirmó que “las reformas económicas no tendrán
éxito sin descentralizar”.
Para mantener un partido único, tenía que ser “el Partido de la Nación Cubana”,
“el más democrático”, “dar el ejemplo en sus propias filas”, ser capaz de “promover la
mayor democracia en nuestra sociedad”, lo que “contribuirá a superar actitudes simu-
ladoras y oportunistas surgidas al amparo de la falsa unanimidad y el formalismo”.
Se trataba de “acostumbrarnos a decirnos las verdades de frente, discrepar y discutir,
incluso ante lo que digan los jefes” y “desterrar la mentira y el engaño en la conducta
de los cuadros, de cualquier nivel”.
Los acuerdos y documentos del partido no debían verse como la Biblia. “El pro-
grama de la Revolución se debe actualizar cada 5 años para que responda siempre a
los verdaderos intereses del pueblo.” Ha dicho que no debe leerse como “una obra
totalmente terminada ni con un prisma estático o dogmático”, sino como “una guía
para continuar avanzando en las reformas del sistema”, incluida la conceptualización
del socialismo mismo.
Aunque ese fondo de ideas no se llegó a materializar en políticas institucionaliza-
das y legisladas, sí constituyó un legado político (en una cultura en la que el legado
pesa) que legitimó estilos de liderazgo radicalmente nuevos. Su significación para
la política del nuevo gobierno radica en que constituyó una agenda legislativa pen-
diente: estructura y poderes de los municipios, pequeñas y medianas empresas, elec-
ciones, empresas del sector público, otro código de familia —además de medios de
comunicación, cine, asociaciones, reforma salarial y de precios, etcétera—. Mucho
de esto entraña una amplia reforma constitucional.
El segundo punto en el núcleo duro de ese legado no son solo ideas, sino prácticas:
las reglas para la rotación del liderazgo. “Limitar a un máximo de dos periodos conse-
cutivos de 5 años el desempeño de los cargos políticos y estatales principales”, aunque
se recoge en el anteproyecto de la Constitución aún pendiente de aprobarse, ya están
dados los primeros pasos. Si se observa la composición real del gobierno y el partido
en la última década, en vez de calificarlo como una masa de “octogenarios”, se enten-
derá que el traspaso intergeneracional empezó hace años.
Según el estudio “Demografía política e institucionalidad”, publicado en Espacio
Laical en 2014, la edad promedio del Consejo de Ministros y del Comité Central
del PCC era de 58 años. Es la edad de la llamada “generación escondida”, según el
protagonista de las novelas de Leonardo Padura y politólogo aficionado Mario
Conde. Esta “generación e” ya había empezado a remplazar en los hechos a la clase
política “histórica”.
El Comité Central del PCC elegido en el VI Congreso (2011) redujo su edad pro-
medio a 57 años, y bajó a 54 en 2016. En 2014, el 80% de los quince presidentes de
asambleas provinciales del poder popular tenía menos de 50 años y ninguno de los

Octubre/Diciembre 2018 55
Rafael Hernández

secretarios municipales del PCC en los 167 municipios del país, salvo uno, pasaba de
lo que en Cuba se llama “la media rueda”: 50 años.
¿Quiénes son esos altos dirigentes? El Buró Político del PCC salido del VII Con-
greso (diecisiete miembros) fue el primero en el que el perfil profesional (nueve in-
tegrantes: defensa, economía, diplomacia, salud pública, ciencia y técnica) rebasó al
de los cuadros políticos de carrera (ocho). Entre esos cuadros, cinco han dirigido en
las provincias y tres ingresaron al Buró Político bajo el mando de Raúl Castro. En este
esquema, con el que se impulsa a dirigentes de base y provinciales al nivel nacional,
también se revela parte del legado.
En cuanto a los ministerios y organismos centrales, la mayoría (dos tercios) de
los ámbitos de origen de sus máximos dirigentes han sido la economía estatal, la diri-
gencia partidaria y las fuerzas armadas, con 22% del Consejo de Ministros cada una.
En su perfil profesional, el más frecuente ha sido el de ingeniero (nueve), incluido el
entonces primer vicepresidente Díaz-Canel. Economistas e ingenieros sumaban
el 44% del gabinete de Raúl Castro y son dos terceras partes del equipo del presi-
dente Díaz-Canel.
La mentalidad de este grupo se inclina por un modelo sistémico, basado en el con-
trol de indicadores, vigilancia de los flujos y atención a la eficiencia. En este estilo
ingenieril, diferente del puesto de mando militar (o del espíritu guerrillero predomi-
nante en etapas anteriores), radican sus mejores posibilidades y también la inclina-
ción tecnocrática presente en algunas de sus formulaciones.
En cuanto a la diversidad de género, la tercera parte del Consejo de Ministros de
Raúl Castro ya estaba formada por mujeres, una cifra mayor que en gabinetes ante-
riores, aunque todavía insuficiente. En el Buró Político, donde también son minoría,
las mujeres pasaron de ser una o ninguna a cuatro (25%). Además, 35% de los miem-
bros de ese alto mando del PCC son negros o mestizos.
Por otro lado, la política de rejuvenecimiento ha reducido la edad promedio de los
dirigentes máximos del PCC en las quince provincias y el municipio especial Isla de
la Juventud a 52 años (2018), 6 años menos que la edad del presidente Díaz-Canel.
Según datos oficiales, la edad promedio de la nueva ANPP se redujo 5 años, de 54 a 49,
respecto a la de la VIII Legislatura.

LA CUESTIÓN DE LOS MILITARES


Algunos observadores dan por sentado que el aspecto más incierto y problemático de
la transición al nuevo gobierno son las relaciones entre los militares y los civiles. Esta
incógnita parte de la suposición de que el gobierno de Raúl Castro fue “de militares”,
y luego se plantea la pregunta sobre si un presidente civil va a estar en desventaja ante
ese estamento de poder dentro del sistema cubano. Una breve revisión histórica per-
mite medir el significado real de esta cuestión.
En la foto del primer Comité Central del PCC (octubre de 1965), se observa que
setenta de sus cien miembros visten de verde olivo. Como se sabe, las funciones y la
trayectoria de la mayoría de estas figuras del proceso revolucionario no concluyeron

56 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Por fin, la (real) transición política cubana

cuando terminó su papel como combatientes. Fidel Castro llevó casi siempre uni-
forme de campaña y dirigió guerras en Cuba y África, pero reducir su talento polí-
tico como estadista a su arte militar resulta irrisorio. Ni él ni Ernesto Che Guevara ni
Raúl Castro se educaron en colegios militares ni pasaron de generales a líderes políti-
cos, como Charles de Gaulle, Dwight D. Eisenhower, Juan Domingo Perón o Gamal
Abdel Nasser.
Las Fuerzas Armadas Revolucionaras (FAR) de Cuba representaron desde la
década de 1960, una puerta giratoria respecto de las instituciones políticas de
la Revolución, el Estado y el PCC. Prácticamente todos los ministerios —educación,
construcción, industria azucarera, transporte, comunicaciones, pesca, agricultura,
etcétera— fueron encabezados por dirigentes con grados militares, retirados o en
activo. Los miembros del secretariado del partido estuvieron a cargo de las rela-
ciones internacionales o del sector ideológico, mientras que los presidentes de la
Asamblea Nacional, fiscales generales o directivos de la Academia de Ciencias
tuvieron grados militares. Hace mucho tiempo que algunos de los más notables
estudiosos de Cuba identificaron esta índole peculiar de la dirigencia cubana con
el concepto de “soldado cívico”, como escribió Jorge Domínguez en Cuba: Order
and Revolution (1978).
Naturalmente, también hace tiempo que las FAR se profesionalizaron. Y aun-
que el liderazgo de la defensa y la seguridad siguen en manos de oficiales históri-
cos, ninguno de los jefes de los tres ejércitos cubanos bajó de la sierra, sino que se
formaron en academias militares y en las guerras africanas. Me pregunto cuántos
de los expertos sobre Cuba que mencionan el tema de los militares podrían iden-
tificar sus nombres.
La presencia de cuadros militares en tareas de la economía nacional y de las FAR
como institución dedicada a asegurar no solo “los cañones, sino los frijoles” —como
dijo Raúl Castro en 1994— tuvo un nuevo giro desde la crisis del periodo espe-
cial. Ahora bien, reconocerlo no implica convertirlos en la variable independiente
de un cambio político mucho más complejo. Adjudicarle al “legado normativo de
Raúl Castro el control militar de la economía” y considerar que “el régimen en Cuba
seguirá acorralado por la familia Castro y el ejército”, como señalan Javier Corrales y
James Loxton en su artículo “Adiós, hermanos Castro; hola, Partido Comunista”, de
The New York Times del 27 de febrero de 2018, resulta una tesis difícil de demostrar
con números y hechos.
En el último Buró Político elegido bajo la dirección de Fidel Castro en 1997,
formado por veinticuatro miembros, siete eran militares, sin contar al Segundo
Secretario del PCC, Raúl Castro. En el elegido por el VII Congreso (2016) había solo
cuatro, ninguno traído por Raúl, pues todos ya estaban en el Buró Político desde hacía
casi 20 años. Como vimos, la mayoría real (44%) en el gabinete de Raúl Castro estaba
formada por ingenieros y economistas, antes que por militares. De los quince minis-
terios económicos de ese gabinete, trece estaban a cargo de civiles y ninguno corres-
pondía ya al soldado cívico ni formaba parte de la generación histórica.

Octubre/Diciembre 2018 57
Rafael Hernández

A reserva de calcular con cifras el peso real de las empresas de las FAR en la econo-
mía, la cuestión de fondo es política: en qué medida la autonomía gerencial de las ins-
tituciones militares en el sector público es una variable independiente en el sistema
político del nuevo modelo socialista.
Aunque los datos anteriores no aminoran el papel asignado a cuadros y empre-
sas militares en un gobierno que encabezó un general presidente (y actual Secretario
del PCC), es necesario entender a las instituciones armadas como segmentos de un
Estado y de estructuras de poder más complejas con las que se integran, según sus
funciones, en la defensa y la economía, su cultura organizacional, ideología, imagen
pública y reconocimiento ciudadano. Estas estructuras de poder no requieren hoy las
habilidades militares tradicionales, como el mando único, el principio de verticalidad
y obediencia, la concentración de decisiones en el Estado Mayor, el avance mediante
campañas, la concentración de fuerzas en dirección del golpe principal o la conquista
de objetivos estratégicos pagando costos muy altos, si así se determina.
Dada la sociedad cubana actual, su contexto real y los desafíos del desarrollo,
esas políticas (incluidas las económicas) se relacionan más con la descentralización,
la transformación del sector estatal para dar más autonomía y horizontalidad a sus
instituciones, la extensión del sector no estatal y el papel de los nuevos sujetos eco-
nómicos, la transparencia informativa, la capacidad para aplicar conocimientos a la
innovación, la evaluación informada de los problemas, la sustentabilidad, la valora-
ción de las repercusiones sociales y políticas en sectores sociales en desventaja, la
legislación eficaz y, muy especialmente, la participación ciudadana real. En estas y
otras capacidades, este poder político institucional (que antes asignaba tareas econó-
micas a las instituciones armadas y seguramente seguirá haciéndolo) deberá respon-
der a las necesidades de la transición.

EL NUEVO GOBIERNO Y LA NOVENA DE DÍAZ-CANEL


La llegada a la presidencia de Díaz-Canel no funda el gobierno nuevo de un partido
opositor que hubiera ganado las elecciones y que excluiría a todos los que estuvie-
ron en el régimen anterior, sin importar su desempeño. Por el contrario, se trata de
un Presidente que tuvo un papel protagónico en las políticas adoptadas desde 2011, y
especialmente desde que asumió como Vicepresidente primero en los últimos 5 años.
Sería ilógico que se deshiciera de todo el equipo anterior, y más aún de un golpe. Para
poder juzgarlo en sus propios términos, habría que preguntarse en qué medida el
nuevo gobierno apunta o refuerza tendencias al cambio del canon político.
La primera impresión es que el gabinete de Díaz-Canel es una versión corregida
del de Raúl Castro; sin embargo, en esta matriz de continuidad se advierten cambios
cualitativos reveladores. Fue sustituida más de la mitad (57%) del equipo de vicepre-
sidentes (el antes llamado Comité Ejecutivo) del Consejo de Ministros; con ellos se
fueron dos figuras claves del gobierno de Raúl Castro: José Ramón Machado Ventura
(su segundo al mando durante mucho tiempo y actual Segundo Secretario del PCC)
y Marino Murillo (anterior Ministro de Economía y Planeación y Vicepresidente del

58 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Por fin, la (real) transición política cubana

Consejo de Ministros, quien se mantiene al frente del plan de reformas económicas).


De la misma manera, se fue también el general Antonio E. Lussón, Vicepresidente
desde 2010.
De los tres viceministros que conservaron el puesto, dos habían sido militares
transferidos a tareas civiles en la presidencia de Fidel Castro: Ulises Rosales (en 1997)
y Ramiro Valdés (en 1985). Los tres viceministros que llegaron con Díaz-Canel, todos
civiles, provienen también del gobierno de Raúl Castro. Este nuevo ejecutivo del
Consejo de Ministros, formado por siete personas, incluido el Presidente, tiene una
edad promedio de 67 años (8 años más joven que el de Raúl Castro) e incluye ape-
nas a una mujer (ninguna en el de Raúl Castro) y a tres miembros no blancos (solo
dos en el anterior).
En cuanto al grueso del gabinete, un poco más de un tercio de los ministros
de Raúl Castro fueron remplazados en áreas estratégicas del equipo económico
(Economía, Energía y Minas, Comercio Interior, Industria Alimentaria), así como
dos sectores claves para hacer avanzar las reformas en curso: Justicia e Informática/
Comunicaciones. Este nuevo Consejo de Ministros está integrado por seis mujeres
(dos menos que el de Raúl) y cuatro militares (uno menos que en el anterior gabi-
nete), que se encargarán de las FAR y el Ministerio del Interior, la Secretaría del
Consejo de Ministros y Transporte.
Resulta evidente que se mantiene la tendencia iniciada por Raúl Castro de limi-
tar el número de cuadros provenientes de las FAR en los más altos cargos. El nuevo
Consejo de Estado elegido en abril de 2018 por la ANPP removió de ese órgano a
dos generales, al Jefe del Estado Mayor de las FAR, Álvaro López Miera, y el aún
Ministro de Transporte, Adel Yzquierdo.
Otro aspecto, menos evidente, tiene que ver con la índole de los cuadros y su per-
fil. Si se estudia al grupo de nueve ministros que Díaz-Canel ha incorporado a su
gobierno, se verá que esta novena de recién llegados está formada por cuadros con
antecedentes profesionales, más que políticos o de dirigencia. Solo dos son miem-
bros del Comité Central del PCC y uno es diputado. Esta distribución contrasta con la
del gobierno de Raúl Castro, cuyos ministros eran todos (y siguen siendo, incluso los
que ya no están con Díaz-Canel) diputados en la Asamblea Nacional, así como varios
miembros del Comité Central.
El concepto de separación de dominios políticos ya había sido enunciado por
Raúl Castro, que insistía en la división de funciones entre la dirección del partido,
el gobierno y los órganos representativos del Estado. Aunque reiterada una y otra
vez por el General Presidente, esta política, como otras, no logró rebasar del todo el
patrón histórico, especialmente en sus niveles superiores, en los que el Buró Político
del PCC y los ejecutivos del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros se han
solapado siempre. Hoy, solo cuatro dirigentes forman parte de estas tres cúpulas:
el presidente Díaz-Canel, el vicepresidente Salvador Valdés Mesa, el exministro de
Salud Roberto Morales y el comandante de la Revolución (sin grado militar, sino
honorífico) Ramiro Valdés. Según lo establecido, cualquiera de ellos puede ser remo-
vido mediante un acuerdo de la ANPP o del Comité Central del PCC.

Octubre/Diciembre 2018 59
Rafael Hernández

Otra característica de la novena de Díaz-Canel es que casi todos han ascendido


desde el nivel subministerial, en lugar de venir de otras instituciones y sectores. Este
ya era un rasgo del estilo político de Raúl Castro: promover cuadros del nivel inme-
diato inferior. Prácticamente todos los nuevos ministros eran viceministros en sus
organismos, con la única excepción del ingeniero en automatización de Villaclara
Alpidio Alonso, poeta y funcionario del Comité Central que asumió el Ministerio
de Cultura. El mayor de ellos tiene la edad de Díaz-Canel y algunos hasta 10 años
menos; una tercera parte son mestizos y solo dos son mujeres. Finalmente, esta hor-
nada de nuevos ministros marca una mayoría absoluta de ingenieros en el gabinete
cubano —empezando por el propio Presidente—, lo que refuerza el esquema preva-
leciente durante el mandato de Raúl Castro.

HACIA DÓNDE VA EL NUEVO GOBIERNO


Quien revise los documentos de los congresos VI (2011) y VII (2016) y de la
Conferencia (2012) del PCC, difícilmente podría entenderlos como el camino hacia un
“modelo neopatrimonial chino-vietnamita” o socialdemócrata, aunque sí se trata de
un tipo muy diferente de socialismo. Esta
definición se confirma en el anteproyecto de
Resulta evidente que se reforma constitucional aprobado en primera
mantiene la tendencia instancia por la ANPP (julio de 2018), en fase
de consulta con la población, cuyo debate está
iniciada por Raúl Castro resultando uno de los más intensos de las últi-
de limitar el número de mas décadas.
Aunque algunos medios de comunicación
cuadros provenientes de las han descrito la reforma como “el reconoci-
FAR en los más altos cargos. miento de la propiedad privada y el matrimo-
nio igualitario”, “sin incorporar modificaciones
del sistema político” salvo la “renuncia” al comu-
nismo, el alcance del borrador llega mucho más lejos. Si se compara con el texto
vigente, se apreciará que en muchos aspectos se trata de una nueva Constitución.
Sus cambios de fondo recogen en buena medida los contenidos políticos principales
correspondientes a las reformas y su espíritu.
El nuevo texto constitucional arranca definiendo a Cuba como un “Estado socia-
lista de derecho, democrático, […] que tiene como objetivos esenciales el disfrute de
la libertad política, la equidad, la justicia y la igualdad social, […] el bienestar y la
prosperidad individual y colectiva” (artículo 1; cursivas mías, para señalar las adicio-
nes). Respecto de la propiedad, la reforma constitucional de 1992 reconocía, ade-
más de la estatal sobre “los medios fundamentales de producción” (artículo 14), la
mixta, la cooperativa, la de las organizaciones políticas y sociales, y la personal. En
cuanto a los medios privados, admitía “la propiedad sobre los medios e instrumen-
tos de trabajo personal o familiar, los que no pueden ser utilizados para la obtención
de ingresos provenientes de la explotación del trabajo ajeno” (artículo 21). Precisaba

60 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Por fin, la (real) transición política cubana

que, además de la tierra, las aguas, el subsuelo, las minas, las vías de comunicación,
etcétera (artículo 15a), eran exclusivamente estatales “los centrales azucareros, las
fábricas, los medios fundamentales de transporte, y cuantas empresas, bancos e ins-
talaciones han sido nacionalizados y expropiados […] así como las fábricas, empre-
sas e instalaciones económicas y centros científicos, sociales […] que el Estado […]
construya, fomente o adquiera” (artículo 15b).
Además de recoger las formas de propiedad anteriores, el anteproyecto rede-
fine la privada como “la que se ejerce sobre determinados medios de produc-
ción, de conformidad con lo establecido”, sin otras especificaciones. En cuanto a la
estatal, se repite el párrafo del artículo 15a (tierras, aguas, minas, subsuelo, etcé-
tera), de la Constitución vigente, pero se suprime completamente el 15b (cen-
trales, fábricas, empresas, etcétera). La legislación posterior tendría espacio para
decidir cuáles de estos son los “determinados medios de producción” que podrían
privatizarse.
Sobre la propiedad de la tierra, la reforma (artículo 29) plantea que “se regula
por un régimen especial” y su venta “solo podrá realizarse con las limitaciones que
establece la ley”, lo que deja abierta la puerta para el traspaso de propiedad fuera del
marco familiar al que la restringe el régimen actual. Finalmente, se agrega un nuevo
artículo (22), según el cual “el Estado regula que no exista concentración de la propie-
dad en personas naturales o jurídicas no estatales”.
Por otro lado, queda claro que son legítimos el ingreso obtenido por la vía del
trabajo y la distribución de la riqueza que produzca (artículo 31). De lo anterior
se deriva que la nueva Constitución permitiría enriquecerse, pero no convertirse
en un gran propietario.
Respecto del sistema político, se mantiene el papel del partido, con ciertos añadi-
dos y supresiones: el PCC, “único, martiano, fidelista y marxista-leninista, vanguardia
organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático, en la permanente
vinculación con el pueblo, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”
(cursivas mías, para señalar las adiciones). Se suprimió el papel del partido en el
“avance hacia la sociedad comunista”.
En cuanto al resto del sistema político, hay cambios importantes de estructura y
funcionamiento. La ANPP y el Consejo de Estado son elegidos de la misma manera
y mantienen las mismas atribuciones, pero ahora el presidente de la Asamblea lo
sería también del Consejo de Estado. Las antiguas atribuciones del presidente del
Consejo de Estado ahora son las del presidente de la República, identificado como
jefe de Estado. Las funciones del jefe de Gobierno, cargo que hasta ahora desempe-
ñaba simultáneamente el presidente del Consejo de Estado, se separan en el nuevo
cargo de primer ministro, subordinado directamente al presidente de la República.
Se elimina el eslabón de las asambleas provinciales en el sistema del poder popular
y se sustituye por un gobernador que dirige un consejo de presidentes e intendentes
administrativos municipales.
El sentido de estos cambios es diferenciar funciones, simplificar la estructura de
gobierno y su control, eliminar dobles subordinaciones y deslindar responsabilidades

Octubre/Diciembre 2018 61
Rafael Hernández

ejecutivas para aumentar la eficiencia. En teoría, esta racionalización tendería a la des-


concentración de la toma de decisiones entre el nivel nacional y el municipal. Queda
por verse en qué medida facilitaría también la descentralización horizontal del poder
a cada nivel.
Acerca del papel de la esfera pública y los medios de comunicación, parte de la
agenda política del legado, se anuncia desde hace años la promulgación de una ley
particular. El anteproyecto “reconoce a los ciudadanos la libertad de prensa” (artículo
60) y añade que “los medios fundamentales de comunicación social en cualquier
soporte” son públicos, lo que deja abierta la posibilidad de que haya medios no esta-
tales de comunicación “no fundamentales”.
Secciones completas del anteproyecto están dedicadas a los derechos individuales
y colectivos y a la protección ciudadana ante los órganos de justicia, con nuevos con-
tenidos, como el habeas corpus (artículo 50), la libertad para entrar y salir del territo-
rio nacional y cambiar de residencia (artículo 54).
Finalmente, resulta difícil exagerar el significado político de la consulta popular
(del 15 de agosto al 15 de noviembre de 2018). La política orientada a las organizacio-
nes de base para esta consulta, que no tiene carácter vinculante (no se votan las pro-
puestas, sino que se recogen), es que no se puede privar a nadie del derecho a expresar
su opinión sobre ninguno de los artículos del anteproyecto, lo que incluye, por pri-
mera vez, a los cubanos que residen en el extranjero. Si se toma como muestra solo
lo que circula por correo electrónico y se publica en los blogs, se puede apreciar la
controversia despertada por el anteproyecto, lo mismo sobre la edad para ser presi-
dente y el número de reelecciones (la propuesta adelantada por Raúl Castro abarcaba
a todos los altos dirigentes), que la admisión del matrimonio igualitario o la partici-
pación de los trabajadores en el plan de la economía y el partido único. La comisión
de la reforma constitucional de la ANPP tendrá a su disposición una inmensa masa de
información, minuciosa y representativa como ninguna encuesta, que le permitiría
a la Asamblea discutir y aprobar una versión casi definitiva de la Constitución, para
someterla a referendo a más tardar en febrero de 2019.
En lugar del presidente preso del “clan Castro”, “sin apoyo del PCC ni los milita-
res”, condenado a la “inmutabilidad política” que auguraban algunos hace apenas unos
meses, se presenta ya un gobierno nuevo, que responde a una definida matriz de cam-
bio. La transición entra ahora en una fase decisiva, marcada por un profundo reorde-
namiento político sometido a debate público, que aun en su estado primario y sujeto
a múltiples cuestionamientos, prefigura la Constitución y el modelo social más avan-
zado de su historia.

62 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Reformas y desafíos
para Perú
Joel Díaz Rodríguez

E
l 21 de marzo de 2018, Perú vivió una crisis de gobierno que se saldó con la
renuncia del presidente Pedro Pablo Kuczynski ante la más que probable
aprobación de vacancia abierta por el Congreso. El hecho que forzó su
renuncia fue que la oposición difundió videos en los que negociaba con miembros
tránsfugas (liderados por Kenji Fujimori) del grupo mayoritario en el Congreso
(Fuerza Popular) su voto en contra de la vacancia, a cambio de indultar al expresi-
dente Alberto Fujimori, mientras que en otros arreglaba con miembros de su go-
bierno contratos de infraestructura para las regiones de los tránsfugas (como
recompensa), de los cuales se aducía que recibirían un porcentaje de los fondos
asignados. La sucesión constitucional fue ordenada, dirigida por el primer Vice-
presidente de Kuczynski, Martín Vizcarra, y sin grandes manifestaciones durante
los días de incertidumbre, indignación y decepción de la ciudadanía por la clase
política, en especial la del Congreso. El nuevo Presidente prometió un nuevo es-
tilo de gobierno y una mejor relación con el Congreso, de amplia mayoría oposi-
tora, y pidió que se sostuviera la legislatura hasta su conclusión en 2021.
El presidente Vizcarra enfrentó grandes desafíos pendientes. El primero consistió
en formar un gobierno capaz de establecer una nueva relación con un Congreso des-
acreditado, que en principio concedió una tregua de unos meses. Al nuevo gabinete
se le dio un carácter más político que técnico, a diferencia de los anteriores gabine-
tes de Kuczynski, para tratar de contentar a diversos sectores. No obstante, el resul-
tado ha sido un tanto forzado, puesto que entre los ministros siguen siendo mayoría
los técnicos y no hay mucha sintonía ideológica entre ellos (en mayo de 2018 se pro-
dujo la primera renuncia, del Ministro de Economía, por desacuerdos con el Primer
Ministro y con el Presidente). Además, parece que la tregua dada por el Congreso y
el fujimorismo para sortear el difícil panorama de ingobernabilidad durante la etapa
de Kuczynski se está acabando, a raíz del estallido de la crisis del poder judicial en
julio de 2018. Hasta entonces, el Presidente y el Primer Ministro habían mostrado

JOEL DÍAZ RODRÍGUEZ es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Ma-


drid y máster en Relaciones Internacionales por la Escuela Diplomática de España. Fue con-
sultor en el gabinete del Secretario General Adjunto de la Organización de los Estados Ame-
ricanos (OEA) e investigador jurídico en la Dirección de Relaciones Exteriores del Consejo de
la Unión Europea.

Octubre/Diciembre 2018 63
Joel Díaz Rodríguez

una actitud concesiva hacia un Congreso dominado por un fujimorismo que lo toma
como de su propiedad y como caballo de batalla para condicionar al ejecutivo.
Esta situación ha puesto en claro que se necesitan reformas políticas para forta-
lecer la gobernabilidad, la transparencia y la institucionalidad del país. También se
tendrán que abordar otros retos, pues la estabilidad democrática y el crecimiento eco-
nómico de Perú desde principios de 2000 tocaron techo, y ahora hace falta diseñar
una nueva estrategia y emprender cuanto antes las reformas del marco institucional
y la estructura socioeconómica si se quiere seguir creciendo, pero con mayor calidad
e inclusión para colocar a Perú entre los líderes de la región. Todo esto precisará una
Administración Pública capaz de gestionar eficientemente los recursos y funcionarios
competentes que lleven a cabo esa tarea.

REFORMAS PARA LA GOBERNABILIDAD


La Cumbre de las Américas, que se celebró en Lima en abril de 2018, mostró la
importancia que la lucha contra la corrupción tiene para Latinoamérica. Fue el tema
central de una Cumbre marcada por la ausencia de Donald Trump y de Nicolás
Maduro, por el secuestro de periodistas en Ecuador y por las represalias estadouni-
denses al ataque químico del régimen de Siria contra su población. En el encuentro
se puso de relieve un mal que aqueja a la región y que justamente hoy es uno de los
principales problemas de Perú. La crisis política de marzo de 2018 se sumó a la cri-
sis institucional que viene de años atrás en los tres poderes (legislativo, ejecutivo y
judicial), agravada por los constantes casos de corrupción, la falta de transparencia
y la lucha entre el ejecutivo y el Congreso. Por tanto, hoy es indispensable reformar la
política peruana y, para ello, se necesita llevar a cabo un paquete de reformas impos-
tergables sobre las que, además, hay un amplio consenso entre juristas, analistas y la
opinión pública del país.
La primera es la reforma del Congreso. La Constitución de 1993 dejó como única
cámara legislativa al Congreso, pero después de 25 años este sistema muestra fallas y
necesita modificaciones, empezando por su reglamento y por el mecanismo de elec-
ción de los congresistas, para favorecer la transparencia, la rendición de cuentas y la
ética de sus integrantes. El problema de transparencia del Congreso, cuyo último
episodio fue su exención de la Ley de Fortalecimiento de la Contraloría (órgano fis-
calizador), que el gobierno anterior observó y el nuevo convalidó para evitar enfren-
tamientos con los legisladores, es que ahora el Congreso elige a su propio órgano
fiscalizador, el cual queda bajo su control directo de acuerdo con su reglamento, a
diferencia de todos los demás órganos estatales, vigilados por la Contraloría. Esta
iniciativa no ha ayudado a corregir la ya mala gestión, poca transparencia y falta de
rendición de cuentas del Congreso en funciones, como muestran los casos de despil-
farro y clientelismo en la contratación de personal recogidos por la prensa peruana.
Además, hay que sumar los casos de algunos congresistas que han cometido delitos,
más los casos de prevaricación y cohecho. Todo lo anterior es prueba del abuso de la
prerrogativa de inmunidad, por la cual estos funcionarios no pueden ser investigados.

64 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Reformas y desafíos para Perú

Los casos recientes muestran también la inoperancia de los órganos internos de fis-
calización, como la Comisión de Ética, que protegen a los congresistas sujetos a una
sanción administrativa, si son del partido mayoritario.
El gobierno debe revisar la ley y presionar al Congreso para que renuncie a su
exención. La vigilancia de la Contraloría tiene mucho consenso entre la opinión
pública, y por esto hay margen para volver a poner el debate sobre la mesa, lograr una
mayor rendición de cuentas y terminar con la impunidad de la corrupción. Además, se
debe reformar el artículo 93 de la Constitucion y retirarse la prerrogativa de inmuni-
dad de los congresistas, para dejar actuar a la justicia cuando tengan causas pendientes
y para que la inmunidad del legislativo solo se aplique a las funciones parlamentarias.
Esta figura, que en Derecho Internacional se llama inmunidad relativa, dejaría fuera
los casos de corrupción y delitos cometidos en actividad privada, para que la justicia
actúe sin necesidad de la autorización del Congreso que, en la práctica, ha bloqueado
muchas autorizaciones cuando los señalados son miembros del partido fujimorista.
En segundo lugar está la reforma del sistema electoral, sobre la cual están de
acuerdo la ciudadanía y una gran parte de las fuerzas políticas, excepto el fujimo-
rismo. Así, la principal causa de la ingobernabilidad de los últimos 2 años ha sido
el Congreso salido de las elecciones de 2016. Por lo tanto, la demanda general pasa
por una renovación total del Congreso, lo que significaría nuevas elecciones, pero
dado el sistema actual, el resultado sería el mismo. El sistema termina por favore-
cer los clientelismos, al deberse el congresista a su provincia y a sus intereses loca-
les y no a su partido, lo que da lugar a luchas entre los candidatos y genera diferentes
campañas electorales de cada uno, en muchos
casos sin sintonía con la del candidato presiden-
cial. Es decir, no hay una campaña del partido,
Para la gobernabilidad
sino varias y poco coordinadas, lo que benefi- y la salud democrática
cia más a los candidatos con mayores recursos
y más financiación externa. Por tanto, se debe
del país, es necesaria
reformar el sistema electoral, eliminar el voto la institucionalización
preferencial y hacerlo más equitativo y menos
caciquil. Para lograrlo, se podría adoptar otro
de los partidos políticos.
sistema como el del método Sainte-Laguë, que
es más proporcional. La propuesta en general es volver a un modelo más partidista, ya
que el sistema actual promueve deslealtades y corrupción entre los congresistas, que
pueden obtener prebendas para su región y convertirse en el centro de mecanismos
clientelares. La reforma debe incluir listas cerradas de cada partido, integradas por
militantes con una antigüedad mínima y con un límite reducido de candidatos inde-
pendientes o invitados, que hoy ha sido más la regla que la excepción.
Un tercer problema es la falta de institucionalidad de los partidos políticos. El
régimen de Fujimori (de 1990 a 2000) acabó con el sistema partidista o la partidocra-
cia, ya bastante desacreditado por el hartazgo de la ciudadanía con los partidos tra-
dicionales de entonces. Esto ha dado lugar, en los últimos 25 años, a un cambio en la
manera de hacer política con la aparición de los partidos-lema: aquellos que se crean

Octubre/Diciembre 2018 65
Joel Díaz Rodríguez

antes de cada elección, dejan en un último plano la base doctrinaria y sus posiciona-
mientos ideológicos (socialdemocracia, izquierda, democracia cristiana), adoptan un
nombre pegajoso y postulan figuras públicas o caciques locales —producto de ese
clientelismo del sistema electoral— que no tienen disciplina de partido y muchas
veces no comparten la misma ideología. Esto ha generado que haya mucho transfu-
guismo en el Congreso y que no existan cuadros ni estructura en los partidos para
ser alternativas de gobierno ni para ejercer una oposición responsable. Igualmente, el
gobierno y el Presidente no tienen un partido sólido que los apoye en el Parlamento
ni alternativas de cuadros formados que integren las carteras ministeriales, de modo
que se recurre a técnicos profesionales o personalidades, en muchos casos alejados del
ejercicio de la política.
La situación de ingobernabilidad de los últimos 2 años fue producto, en primer
lugar, de un Presidente cuyo partido, formado para las elecciones de 2016, era mino-
ritario en el Congreso y tenía poca sintonía con este. Por otro lado, los partidos cons-
tituidos sobre la marcha han fortalecido el populismo y han dado lugar a que Fuerza
Popular haya logrado una mayoría en el Parlamento más por su habilidad para apro-
vechar el sistema electoral que por su programa, al reclutar figuras locales sin vincula-
ción ideológica alguna y muchas veces sin la preparación profesional adecuada.
Por esto, para la gobernabilidad y la salud democrática del país es necesaria la ins-
titucionalización de los partidos políticos mediante la reforma de la Ley de Partidos
de 2003, para adaptarla a las necesidades actuales. Se debe exigir que cada partido se
dote de una estructura formal y real (y no nominal, como ahora en muchos casos) y
que estimule la formación de sus propios cuadros para elevar la calidad de la demo-
cracia. Por otro lado, debe haber democracia interna, para que se fomente el debate
y que los ciudadanos participen en la vida política. La reforma de la Ley de Partidos
Políticos debe incluir también reglas nuevas de financiación. En los últimos años ha
habido denuncias acerca de empresas constructoras que apoyan a candidatos y gobier-
nos para favorecer sus intereses. En este sentido, la ley debe penalizar el lavado de
activos para evitar prácticas de financiación de campañas electorales pues, aunque se
contempla en la legislación, no tiene suficientes bases legales para actuar y procesar por
dicho delito.
La reforma del poder judicial es otro de los grandes desafíos del Estado peruano.
Los casos de corrupción en las altas esferas y la falta de preparación de jueces de pri-
mera instancia e intermedios pasa factura a una sociedad que se encuentra impotente
ante un poder judicial y un sistema incapaz de dar satisfacción a sus demandas de
justicia. La opinión general es que la justicia está politizada y no es igual para todos.
Según de quien se trate, la justicia tiene diferentes resultados, lo cual se ha manifes-
tado en los tratos diferenciados dados a los expresidentes, políticos y empresarios
envueltos en casos de corrupción. Esto solo se explica por la estrecha relación clien-
telar entre la jerarquía judicial y ciertos partidos políticos que controlan o tienen más
influencia en el poder judicial, que tradicionalmente ha sido aprista. La realidad es
que aún hoy, una mayoría de los jueces tienen afinidades ideológicas y lazos de leal-
tad con el partido de la estrella y el fujimorismo.

66 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Reformas y desafíos para Perú

Otro tanto ocurre con el ciudadano común, pues también hay diferencias de trato
y de calidad en la administración de la justicia. Los continuos casos de corrupción y
delincuencia —muy en especial de violencia de género— no encuentran repuesta en
un poder judicial y una fiscalía que en sus instancias primarias distan mucho de cum-
plir las exigencias éticas y de calidad jurídica. En la última década, además de las difi-
cultades de la policía para reprimir y llevar a los infractores ante la justicia, vemos
como la fiscalía y el poder judicial no están atentos a la gravedad de los hechos, o por
falta de preparación y diligencia, liberan, no procesan o simplemente no encuentran
las razones jurídicas para castigar los casos flagrantes de delito. Así, se produce una
gran frustración en la sociedad, que ve la justicia aparatosa, cara e inútil. No es de
extrañar que en ámbitos rurales y zonas marginales esos delitos queden impunes o las
víctimas apliquen la ley del talión.
Una respuesta a este problema sería el establecimiento de una carrera judicial
profesional e independiente, que sirviera para elegir y formar a los jueces. Hoy, el
acceso a la magistratura no es un camino transparente, y en la selección no se aplica
el método más eficaz para comprobar los conocimientos de Derecho ni la ética de los
aspirantes. Así, si se quiere un poder judicial independiente y despolitizado —cosa
no mucho menos fácil en los países europeos con mayor tradición democrática—, se
debe crear una carrera judicial que seleccione a jueces jóvenes en concursos basados
en méritos, en el conocimiento de la ley en todos sus ámbitos y en la ética profesional,
y que la capacidad sea el punto de referencia. Además, se debe iniciar una reforma
urgente del órgano de gobierno de los jueces, el Consejo Nacional de la Magistratura,
que debe estar integrado por juristas elegidos entre los tres poderes por su trayectoria
profesional y probidad reconocidas, y no por una cuota de representación de diver-
sas corporaciones, como hasta ahora. Esta fórmula es perfectible, pero sin duda el
Consejo Nacional de la Magistratura y la fiscalía deben ser reformados cuanto antes,
más a raíz de los escándalos de corrupción de los últimos meses, para que la indepen-
dencia que la justicia requiere para ser equitativa venga de un órgano de gobierno
autónomo e íntegro.
También es fundamental el restablecimiento de una segunda cámara, un tema
menos comentado, pero no de menor importancia. Desde 1993 el poder legislativo es
unicameral, lo que ha dado todo el protagonismo al Congreso, que legisla y aprove-
cha su posición para oponerse al gobierno. Es necesario constituir un Senado para que
sirva de contrapeso y equilibrio en la función legislativa, sobre todo en un momento
en que el Congreso ha abusado de su poder. Por ejemplo, hoy el Congreso puede
modificar la Constitución sin tener que negociar y convencer a otra institución ni
enviar a una segunda lectura la reforma constitucional ni cualquier otro proyecto
legislativo. En la práctica, es el poder ejecutivo el que examina las leyes que salen
del Congreso (muchas, poco razonables y de baja calidad legislativa) y las devuelve
para que las modifique o no las aprueba. Es decir, el ejecutivo se ha convertido en esa
cámara de segunda lectura que, en el Derecho comparado, sería facultad del Senado.
La principal objeción a un Senado es que crearía más burocracia y podría dar lugar
a más clientelismos regionales. Lo cierto es que una segunda cámara, integrada por

Octubre/Diciembre 2018 67
Joel Díaz Rodríguez

representantes elegidos por cada región y que velara por sus intereses, restablecería
el equilibrio del poder, restaría protagonismo al Congreso, serviría de instancia revi-
sora y podría limitar los clientelismos locales al no depender solo de los congresistas
la defensa de los intereses de su provincia, sino de un grupo más amplio, con el que
no siempre coincidiría.

LOS RETOS DEL FUTURO


Las reformas políticas e institucionales son necesarias para la gobernabilidad, la esta-
bilidad democrática y la consolidación del Estado de derecho a mediano y largo plazo,
y es impostergable y urgente llevarlas a cabo, para lo que se requiere un compromiso
entre los poderes del Estado y la ciudadanía. Pero también hacen falta políticas de
corto y medio plazo que el poder ejecutivo puede emprender por sí solo, con el fin
de abordar los problemas y fallos del mercado que el crecimiento económico y los
logros de los últimos 20 años no han podido resolver.
El primer problema es la educación, que es uno de los mayores desafíos no solo
para Perú, sino para toda Latinoamérica. Hoy se han alcanzado notables mejoras en
el acceso y la extensión de la educación obligatoria a las zonas menos desarrolladas,
pero el debate gira cada vez más sobre la mejora de la calidad de la educación, espe-
cialmente la superior. Muchas de las economías emergentes del continente necesitan
mano de obra calificada que cubra la demanda que el mismo ritmo de crecimiento
económico impone. En el caso de Perú, se ve limitado por la incapacidad del propio
sistema para cubrir esa demanda. Esto se debe a dos cuestiones principales: por un
lado, la baja calidad en los niveles primario y secundario, aún más notoria en las uni-
versidades. Por el otro, la falta de capacidad para seleccionar y formar buenos docen-
tes en todos los niveles y la escasa inversión en investigación, desarrollo e innovación.
Esta es una de las explicaciones de que el crecimiento no esté trayendo desarrollo
a largo plazo y de que se amplíe la brecha de la población que no recibe una educación
de calidad. Hace falta una mayor inversión para elevar la calidad de la educación y para
impartir carreras especializadas. Parte del remedio está en la concesión de becas para
la formación superior de titulados en países avanzados, pero se descuida la mejora de la
calidad de la enseñanza universitaria y el fomento a la investigación dentro del país,
lo que obliga a importar trabajadores calificados. También es impostergable establecer
una carrera docente moderna y adecuada a los nuevos tiempos, basada en el mérito y
la competencia, en la que se seleccione a los más capacitados, sin ceder a las presiones
laborales de sindicatos. Es el futuro de las nuevas generaciones lo que está en juego.
Otro desafío es el cambio social para resolver la persistente desigualdad. A pesar
de los grandes avances económicos y sociales, el crecimiento no ha traído beneficios a
grandes sectores de la sociedad (como las zonas marginadas de ciudades como Lima y
las zonas rurales), alejados de los centros de desarrollo económico —capitales y gran-
des ciudades— y que no se han beneficiado de la bonanza de los últimos años. Así,
por un lado, el crecimiento continuo del PIB (que en 2017 fue de 2.5%, el más bajo
en muchos años) desde principios de 2000 ha favorecido la movilidad social. Mucha

68 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Reformas y desafíos para Perú

gente tiene servicios y disfruta una calidad de vida que no se hubiera podido permi-
tir hace 15 años. La pobreza, que a comienzos del siglo XXI se encontraba en el 49%,
hoy es de aproximadamente el 20% (según cifras del Banco Mundial), lo que significa
un gran logro para el país. Pero sigue habiendo un 11% de la población que vive en la
pobreza extrema (3.41 millones de personas) y los habitantes de las zonas rurales y los
suburbios de Lima y otras ciudades no tienen educación, sistemas de salud ni servi-
cios públicos básicos, o son muy precarios.
Por otro lado, lo más llamativo de este auge peruano es la aparición de una clase
media que prefiere más el consumo que el ahorro y demanda mejoras en los servicios
públicos y bienes de tecnología de punta. Por primera vez en la historia económica
de Perú, el crecimiento económico se sostiene en la demanda interna, causa y conse-
cuencia de esa nueva clase media emergente con influencia en la sociedad, por lo que
podemos afirmar que el país vive una transición social y cultural. Ahora bien, como el
mayor problema sigue siendo la exclusión, es necesario propiciar las condiciones para
que se consolide esa nueva clase media que es vulnerable, ya que ante un cambio de
ciclo o una crisis podría volver al sector situado en el umbral de la pobreza.
El actual Presidente ha sido más consciente de la necesidad de ir a las provincias.
Hace falta llevar y fortalecer la presencia permanente del Estado en cada región y
provincia del país y construir la infraestructura necesaria para proveer servicios públi-
cos básicos. No obstante, además del liderazgo político y las buenas intenciones, se
requiere una administración pública capaz de responder a las necesidades de una ciu-
dadanía en expansión que demanda mayores servicios y de gestionar la compleja tarea
de llevar a cabo los programas del gobierno y ejecutar las políticas públicas. La inepti-
tud para administrar presupuestos y ejecutar políticas de seguridad, educación y salud
no produce el efecto deseado y, en gran medida, aminora su incidencia. Por otro lado,
la falta de una carrera de administración pública con vocación permanente y especiali-
zada, al estilo español o francés, hace más difícil contar con los recursos humanos ade-
cuados para planear, ejecutar y controlar la gestión. Lo paradójico es que hay dinero
y una política diseñada al más alto nivel, pero se falla en la ejecución, lo que hace que
el ciudadano no se beneficie.
A pesar de que la pobreza se ha reducido, de que hay una clase media emergente
en consolidación y de que han mejorado las condiciones de vida en general, los índi-
ces de violencia criminal y de inseguridad han aumentado alarmantemente y supo-
nen uno de los principales problemas para los ciudadanos y quizá el principal desafío
del Estado. Esto se debe, en primer lugar, a la debilidad del Estado para controlar y
erradicar a los grupos criminales, y es más notoria donde el Estado mismo no llega.
A esto se suma la incapacidad para gestionar e institucionalizar una policía eficaz. En
segundo lugar, hay una crisis moral y de valores en la sociedad, en el sentido de que
la violencia, el abuso y la falta de respeto por la vida han perdido objeciones. En ter-
cer lugar, el sistema judicial no sabe responder y castigar los delitos por la ineficacia
del sistema y sus agentes.
La corrupción es una lacra de vieja data, no solo en Perú sino en la región, y aun-
que en casi todos los países se han tomado medidas para combatirla, sigue siendo

Octubre/Diciembre 2018 69
Joel Díaz Rodríguez

endémica e impone costos a la hora de medir los éxitos de las políticas y el impacto
del desarrollo en muchas áreas de la sociedad. La raíz de la corrupción se encuentra
en el mismo corazón de la sociedad: en la pérdida gradual de valores entre la ciudada-
nía y en la tolerancia social, y por el poder respecto de determinadas prácticas. Este
es el principal problema, que engloba a los demás y que ha impedido el combate efec-
tivo a la inseguridad, la administración de la justicia y la gobernabilidad de las insti-
tuciones democráticas.
Finalmente, en política exterior el nuevo gobierno se enfrenta al reto inmediato
de conservar la imagen de estabilidad y la política seguida en la última década en
sus relaciones con Latinoamérica y en su política aperturista y de libre comercio. El
gobierno se propuso que la Cumbre de las Américas de Lima fuera el escenario para
afianzar esa nueva posición de avanzada, en especial respecto de la crisis venezolana.
Lo paradójico fue que el tema de la Cumbre era la lucha contra la corrupción como
medio de gobernabilidad democrática, justo en
La corrupción es una lacra un momento en que Perú más adolecía por estos
temas. Por otro lado, es necesario que Perú con-
de vieja data, no solo tinúe promoviendo los esquemas de integración
en Perú sino en la región. regional, pero que no se limite solo al comercio.
En estos tiempos en que la política internacio-
nal pasa por muchos desafíos y se reconfiguran
los espacios geopolíticos, Perú debe apostar por el fortalecimiento de la Alianza del
Pacifico y del sistema interamericano, el más institucional del continente. Asimismo,
debe promover una agenda común entre los países grandes de la región en temas de
mayor alcance mundial, para retomar el dialogo birregional al más alto nivel con otros
actores como, por ejemplo, la Unión Europea, suspendido a causa de la crisis venezo-
lana En este sentido es necesario mantener la política firme del Grupo de Lima hacia
el gobierno de Venezuela. También tiene que liderar la posición del grupo respecto a
los países que coquetean con el autoritarismo, presionar para que se resuelva el con-
flicto en Nicaragua y propugnar la democratización que se espera en Cuba próxima-
mente. Asimismo, Perú podría buscar y liderar el consenso para la reforma de la Carta
Democrática Interamericana a fin de establecer mecanismos más eficaces en casos de
desvíos del orden democrático en la región, especialmente si un gobierno no se apega
a la Carta.

CONCLUSIÓN
La última crisis del poder judicial peruano ha puesto de relieve la necesidad de
emprender una reforma interna de gran envergadura. Los desafíos siguen siendo los
mismos y, aunque se enfrentan, aún no se materializan resultados concretos. La eco-
nomía de Perú ha avanzado enormemente desde 1990, y desde el final del régimen de
Fujimori, en 2000, se fortaleció su estabilidad democrática, se mejoró el nivel de vida
de los peruanos y, sobre todo, se redujo la pobreza. Lo más sobresaliente es el cam-
bio social que el país ha experimentado en solo 18 años. Perú ha logrado consolidar

70 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Reformas y desafíos para Perú

una democracia liberal, estabilidad macroeconómica y una emergente clase media


con nuevas aspiraciones. Ahora toca algo más difícil: crear un marco institucional
moderno para que las instituciones políticas acompañen ese desarrollo económico
y social. En una encuesta de julio de 2018, el Congreso recibió 13% de aprobación, y
después de la crisis del poder judicial, su credibilidad es casi nula. El presidente
Vizcarra ha sabido leer la exigencia y la indignación de la ciudadanía y propuso en su
discurso del 28 de julio de 2018, ante el Congreso, una serie de reformas constitucio-
nales que, por lo demás, coinciden con la propuesta por la mayoría de los analistas.
Hay que reformar la estructura del Estado para fortalecer la institucionalidad y
la gobernabilidad del país. Hay que reformar los cuerpos de seguridad y darles una
nueva estructura y formación, especialmente en sus escalafones más bajos, para obte-
ner resultados en la lucha contra inseguridad. La tarea titánica de modernizar los
sistemas educativos y volver a infundir valores, como la igualdad de género, a una
sociedad que ha perdido el sentido del deber ciudadano, el civismo y la confianza en
los agentes del Estado (la policía y el poder judicial) es imprescindible para la lucha
contra la corrupción. Es necesario establecer una carrera profesional para los servi-
dores públicos basada en la permanencia, la meritocracia y la ética. El poder judicial
necesita una nueva clase de jueces, buenos conocedores del Derecho y comprometidos
a prevenir y castigar el delito, para eliminar la sensación de impunidad y corrupción
que alimenta el círculo vicioso de la falta de confianza en las instituciones del Estado
y la violencia y la justicia ejercida por los propios ciudadanos. El país debe redoblar
su papel en el exterior, pero ya no solo centrado en los tratados de libre comercio,
puesto que el comercio por sí solo no resuelve todos los problemas. Hay que liderar el
debate de la reforma de los esquemas de integración regional, en vista del poco acierto
de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la crisis de la Unión de
Naciones Suramericanas, empezando por fortalecer la Organización de los Estados
Americanos y la defensa de la democracia en el sistema interamericano. Todo esto es
posible y está en línea con la política exterior tradicional de principio de Perú. La tre-
gua dada por el fujimorismo al Presidente ha acabado y el momento es el más opor-
tuno para llevar a cabo la gran reforma que Perú necesita para lograr ese mejor país
que la sociedad peruana demanda y merece.

Octubre/Diciembre 2018 71
Diálogo
La guerra comercial de Trump
Cinco batallas y una guerra
comercial
Valeria Mendiola y Valeria Moy

L
avadoras, paneles solares, acero, aluminio, motocicletas y miles de bienes
se encuentran en medio de una disputa comercial iniciada por Estados
Unidos, la economía más grande del mundo, y que, de manera extraña, se
siente víctima de abusos por parte de prácticamente todos los demás. El 28 de
junio de 2016, el entonces precandidato republicano a la presidencia de Estados
Unidos, Donald Trump, pronunció un discurso en Pensilvania en el cual culpó al
gobierno de William Clinton de haber firmado “el peor tratado comercial en la
historia de Estados Unidos”, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN). En su opinión, los países socios en el TLCAN —Canadá y México— ha-
bían abusado del trato comercial favorable que Estados Unidos les había conce-
dido, y anunció que no permitiría que tal situación continuara. En esa misma
tónica, se pronunció en contra de la participación de China en la Organización
Mundial del Comercio.
Las declaraciones fueron el inicio de una campaña basada en el lema “Estados
Unidos primero”, que fue recibida favorablemente por sus simpatizantes, sin darse
cuenta del todo de las implicaciones que tendría para sus actividades económicas.
Desde el punto de vista comercial, el hecho de que el valor de las importaciones de
Estados Unidos fuera 700 000 millones de dólares mayor al de las exportaciones era
preocupante y debía corregirse. Para el Presidente de Estados Unidos, tener un défi-
cit comercial es síntoma de pérdidas; para Trump, importar más de lo que se exporta
tiene una connotación negativa.
Los discursos de campaña, las interacciones en Twitter y las entrevistas fueron el
preámbulo de las disputas comerciales que desató Estados Unidos. El país que desde
sus orígenes había entendido la importancia del comercio para el desarrollo; el país
donde, gracias al comercio, el ingreso per cápita en las colonias durante el siglo XVIII
era al menos 50% superior al de Inglaterra; el país que había sido el principal promo-
tor de la reducción de barreras comerciales años después, lanzó una iniciativa protec-
cionista con la que intentaría cambiar las reglas del juego.

VALERIA MENDIOLA es investigadora de “México, ¿cómo vamos?”. Sígala en Twitter en


@ValeMendiola. VALERIA MOY es profesora de Economía en el ITAM y Directora General
de “México, ¿cómo vamos?”. Sígala en Twitter en @ValeriaMoy.

73 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Cinco batallas y una guerra comercial

En esta guerra comercial, que aún se vislumbraba lejana, todos los países serían
tratados como adversarios. El nuevo gobierno estadounidense abriría muchos frentes
de batalla con argumentos de seguridad nacional y de remediar abusos, aunque siem-
pre con el objetivo de disminuir el déficit comercial.
Las lavadoras y los paneles solares fueron los protagonistas de la primera bata-
lla. Estos dos sectores estadounidenses habían solicitado que se investigaran los efec-
tos adversos que tenían las importaciones en la industria local. Estas investigaciones,
consideradas en la sección 201 de la Ley de Comercio estadounidense, sirven de base
para que la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos le proponga al
Presidente medidas específicas para contrarrestar daños a la economía, usualmente la
imposición de aranceles o cuotas. Los gobiernos previos se habían negado a recurrir
a la sección 201 por temor a que terminara afectando a los consumidores con alzas de
precios o represalias de otros países; sin embargo, Trump rompió la tradición.

INICIA LA BATALLA
En enero de 2018, el gobierno de Trump impuso aranceles equivalentes a 8500 millo-
nes de dólares a los paneles solares y 1800 millones a las lavadoras (incluidas las proce-
dentes de México). En 2016, Estados Unidos importó lavadoras por 270 millones de
dólares y paneles solares por 1127 millones de dólares. Entre abril y junio de 2018, los
precios que pagan los consumidores estadounidenses por las lavadoras se incrementa-
ron 20%, el mayor aumento de los últimos 12 años.
La segunda batalla apeló a la seguridad nacional. Mediante la sección 232 de la
Ley de Comercio, que permite investigar el impacto de ciertas importaciones en
la seguridad nacional, en abril de 2017 se pidió que se examinaran dos industrias funda-
mentales, las del acero y del aluminio. En marzo de 2018, se anunciaron aranceles del
25% al acero y del 10% al aluminio a importaciones de alrededor de 48 000 millones de
dólares. El argumento de la seguridad nacional se refiere a la necesidad de no depen-
der de adversarios internacionales en sectores que son cruciales para la defensa del país.
Como la aplicación de los aranceles al acero y al aluminio afecta principalmente a eco-
nomías aliadas, el argumento fue meramente un pretexto para proteger a esas industrias
de la competencia internacional. Estados Unidos compró a Canadá, México y la Unión
Europea casi la mitad de sus importaciones de acero y aluminio en 2017. Únicamente
6% de las importaciones afectadas por estos aranceles provienen de China.
El gobierno estadounidense otorgó exenciones temporales a Canadá, México y
la Unión Europea como una concesión por tratarse de socios y para continuar las
negociaciones de tratados comerciales. Otros países, como Corea del Sur, negocia-
ron exenciones permanentes a cambio de la imposición de cuotas que fijaron un
límite a los montos que Estados Unidos puede comprarles. La cuota aceptada por
Corea del Sur redujo sus exportaciones de acero a Estados Unidos 21.2% respecto
del volumen de 2017. Las exenciones temporales de Canadá, México y la Unión
Europea vencieron en junio de 2018, lo que provocó la aplicación casi inmediata de
represalias.

Octubre/Diciembre 2018 74
Valeria Mendiola y Valeria Moy

La Unión Europea publicó una lista de bienes estadounidenses con un valor de


3200 millones de dólares a los que impondría aranceles, como whisky, maíz, panta-
lones de mezclilla, motocicletas y mantequilla de cacahuate. Los aranceles impues-
tos por Canadá sumaron 12 800 millones de dólares, de los cuales 50% eran de acero
y aluminio, 19% de bienes agrícolas y 24% de otros bienes de consumo. México, por
su parte, anunció aranceles por casi 3000 millones de dólares en productos de acero,
piernas de puerco, quesos y otros bienes agrícolas, como manzanas y arándanos.
Estos bienes fueron seleccionados de manera estratégica para afectar a los estados
con mayor peso político y, en teoría, con el menor impacto directo en los precios loca-
les, pues había mercados alternativos para sustituir los bienes afectados. Wisconsin,
por ejemplo, el estado de Paul Ryan, que es el líder de la Cámara de Representantes,
produce casi una tercera parte de todo el queso estadounidense y México recibe alre-
dedor del 25% de todas las exportaciones de productos lácteos de Estados Unidos.
Además, es uno de los cuatro estados en donde se fabrican las Harley-Davidson,
motocicletas típicamente estadounidenses.

LA BATALLA CONTRA CHINA


La tercera batalla que emprendió el gobierno estadounidense fue contra China. En
agosto de 2017, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos comenzó
una investigación por los perjuicios que las políticas del gobierno chino pudieran cau-
sar sobre los derechos de propiedad estadounidense, la innovación y el desarrollo tec-
nológicos. El mayor déficit comercial de Estados Unidos es con China, así que, de
acuerdo con Trump, esta será la madre de todas las batallas, aunque quizá ha empe-
zado con acometidas más pequeñas para poder enfocar sus esfuerzos en esta al con-
cluir las otras.
En junio de 2018, el gobierno estadounidense publicó una lista con los aranceles
que se aplicarían a importaciones por 50 000 millones de dólares provenientes de
China. La medida se pondría en marcha en dos fases y se enfocaría en bienes inter-
medios cuyo daño directo no recaería en los consumidores. China, por su parte,
anunció medidas de represalia por el mismo monto, principalmente sobre produc-
tos agrícolas, como granos de soya. En julio de 2018, la Oficina del Representante
Comercial de Estados Unidos publicó una lista adicional de aranceles por un valor
de 200 000 millones de dólares, que entrarían en vigor después de agosto de 2018.
La nueva lista incluye más bienes de consumo, como teléfonos, computadoras y
muebles. Con estas acciones, los aranceles impuestos a China cubren casi la mitad
del valor de las importaciones totales. China, a su vez, ha respondido no solo con
aranceles, sino también con restricciones de acceso al mercado, ya sea de consumo o
inversión, para Estados Unidos.
La cuarta batalla parte de la promesa de campaña de Trump de reactivar la
industria automotriz. En mayo de 2018, se anunció que comenzarían a investigarse
las importaciones de autos y autopartes por amenazar la seguridad nacional. Si el
gobierno impusiera aranceles del 25%, la producción de este sector en Estados Unidos

75 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Cinco batallas y una guerra comercial

podría caer 1.5% y causar la pérdida de 195 000 plazas laborales en el país, de acuerdo
con un análisis realizado por el Peterson Institute for International Economics (PIIE).
Únicamente en estos rubros, el número de bienes sujetos a aranceles pasó de 18
a 10 000 en menos de un año. La repercusión en los precios ya comienza a obser-
varse, pero todavía no afecta notoriamente a los consumidores. Además, las medi-
das de represalia aplicadas por otros países han obligado al gobierno estadounidense
a destinar recursos para apoyar las pérdidas del sector agrícola, como subsidios para
el campo y compras gubernamentales de excedentes de producción.

EL TLCAN EN LA MIRA
Finalmente, la quinta batalla se libra por la negociación de acuerdos comercia-
les. En esta batalla entra la renegociación del TLCAN, el tratado que entró en vigor
en 1994 y que convirtió a Norteamérica en la región más competitiva del mundo.
Para cumplir con las promesas de campaña de Trump, la renegociación del TLCAN
comenzó el 16 de agosto de 2017. Los líderes negociadores comenzaron a reunirse
para modernizar el Tratado, aunque con distintos enfoques. Mientras que Canadá y
México iniciaron las negociaciones subrayando los beneficios del libre comercio, la
creación de cadenas de producción y la importancia de la certidumbre para las inver-
siones, Estados Unidos parecía tener un solo propósito: disminuir el déficit comercial.
Tras varias rondas de negociación trilateral y más de cinco semanas de pláticas
bilaterales entre Estados Unidos y México, el 27 de agosto de 2018 estos dos países
lograron un entendimiento, en principio para modernizar el Tratado. Los términos
de la renegociación no fueron los mejores. El gobierno estadounidense, enfocado en
un solo objetivo y rígido en su posición negociadora, ignoró muchas otras cifras que
reflejaban las medidas que podían incrementar la competitividad de la región, fomen-
tar la inversión y acelerar la creación de empleos.
El comercio libre de aranceles estimulado por el TLCAN ha sido un factor funda-
mental para la integración de las cadenas de producción en Norteamérica. El hecho
de poder producir bienes en los tres países
reduce los costos de las empresas, que pueden
Los términos de la adquirir bienes intermedios baratos. Por ejem-
renegociación del TLCAN plo, el 40% de los bienes importados de México
no fueron los mejores. por Estados Unidos son bienes intermedios. De
acuerdo con el PIIE, 10 de 205 industrias esta-
dounidenses compran a México más del 10% de
sus bienes intermedios, y estas mismas 10 industrias representan el 10% de las expor-
taciones totales estadounidenses.
Por otro lado, aunque usualmente se piensa en las cadenas de producción como
una ventaja exclusiva del sector manufacturero, también representan un activo para
los mercados agropecuarios. En 2014, casi el 80% de los cerdos importados de Canadá
por Estados Unidos tenían entre 8 y 12 semanas y eran criados con el maíz estadouni-
dense barato. Luego, se vendían en Estados Unidos y en el exterior. Además de la

Octubre/Diciembre 2018 76
Valeria Mendiola y Valeria Moy

reducción de las barreras arancelarias, otro tema


relevante cuando se habla de tratados comer-
ciales es la inversión. Cuando se anunció que el
gobierno estadounidense planeaba incorporar
a la nueva versión del TLCAN una cláusula
de extinción por la que se terminaría el
tratado cada 5 años a menos que las
tres partes quisieran continuarlo, la
principal crítica fue la incertidum-
bre que produciría, pero justa-
mente ese era el objetivo: generar
incertidumbre para frenar el flujo
de recursos hacia los países socios,
sobre todo México.
Cuando las empresas deciden
invertir en otros países, hacen gran-
des transferencias de recursos para la
construcción de plantas, contratación
de trabajadores y otras decisiones cuyos
resultados y beneficios no se observan
en el corto plazo. Por eso es fundamental
tener un tratado que garantice que se pro-
tegerán las inversiones.
México en particular se ha visto bene-
ficiado por las inversiones extranjeras. El TLCAN original fue un primer paso para
abrir las puertas a la inversión extranjera. La inversión extranjera directa, que en 1993
representaba apenas el 7% del PIB, llegó al 27% del PIB en menos de 20 años.
En este momento no está listo aún el texto final con los detalles de la nueva ver-
sión del TLCAN, si llega a existir como tal; sin embargo, es posible analizar algunos
puntos generales. Uno de los rubros más debatidos en las negociaciones fue el sector
automotor. Mientras que en el TLCAN actual el 62.5% de cada vehículo ligero debía
haberse producido en Norteamérica, con las nuevas reglas esta proporción aumentó
al 75%. Además, entre el 40% y el 45% del contenido de un automóvil debe ser pro-
ducido por trabajadores que ganen al menos 16 dólares por hora; este punto afectará
directamente a México.
Ganar 16 dólares por hora, trabajando 8 horas diarias durante 20 días hábiles al
mes, significaría ganar 2560 dólares mensuales, equivalentes a unos 47360 pesos. Por
comparación, de acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social, un tra-
bajador promedio de las industrias manufactureras en México gana 350.90 pesos dia-
rios, equivalentes a poco más de 7000 pesos al mes, apenas el 15% el salario mínimo
de la industria automotriz que se indica en las nuevas reglas del Tratado.
Aunque se contempla que haya un periodo de adaptación para las empresas, estas
nuevas reglas representan una amenaza para el sector automotor de México. Los

77 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Cinco batallas y una guerra comercial

estados que han sido beneficiados por la creciente producción en este sector, particu-
larmente los localizados en el Bajío, lentificarán sus actividades en los próximos años.
Por ejemplo, Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro crecieron en gran parte por el
dinamismo del sector manufacturero, que tuvo una expansión del 9.1%, 7.7% y 7.5%
promedio anual en los últimos 5 años.
También deben reconocerse avances en algunas materias. Hace 25 años, cuando el
TLCAN entró en vigor, prácticamente no había comercio digital. Hoy, con las nuevas
reglas propuestas, se suprimirán los aranceles para cualquier compra en línea de bie-
nes digitales, desde software hasta videos y libros electrónicos.
Asimismo, la cláusula de terminación en la que insistía Estados Unidos, se convir-
tió una cláusula de revisión. Dentro de 6 años, los países miembros decidirán si debe
revisarse el Tratado, y luego se extenderá a otros 16 años.
Una de las mayores sorpresas de las guerras comerciales de Trump es que haya
incluido a Canadá y a México, aliados y vecinos, con los que celebra una cumbre anual
trilateral llamada “tres amigos”. El hecho de que el comercio entre los tres países se
cuadruplicara desde la entrada en vigor del TLCAN y, en el caso particular de Estados
Unidos y México, de que las exportaciones estadounidenses crecieran más de 200%
en términos reales, indicaban que el libre comercio funcionaba. El TLCAN original era
mejorable, pero la forma de hacerlo consistía en disminuir las barreras, no en aumen-
tar las restricciones.
En el libre comercio unos sacarán mayor provecho que otros, pero los benefi-
cios son mayores que los costos. Esa fue probablemente una de las premisas que el
gobierno estadounidense decidió no aceptar. Pasarán años para que puedan analizarse
los efectos sobre la economía de Norteamérica del nuevo Tratado, si es que se con-
creta, y de los aranceles impuestos en la guerra comercial. Unas empresas se ajustarán,
mientras que otras decidirán que las nuevas restricciones son más que los beneficios
y optarán por mudarse a otro lado.
Cualquiera que sea el desenlace, la política de desarrollo local deberá aprovechar
los frutos de tener un acuerdo con dos de las economías más grandes del mundo.
El próximo gobierno de México tendrá que empezar a aplicar las nuevas reglas
del Tratado, y también deberá fomentar la inversión y procurar que las ventajas del
comercio se hagan extensivas a otros sectores y otras regiones del país. En el diseño
local de la política económica deberá recordarse que el TLCAN no es una panacea y
que México no logrará aprovechar sus beneficios si no hay cambios radicales en la
regulación que favorezcan las inversiones y el crecimiento de empresas productivas,
si no se respeta el Estado de derecho y si no se invierte en capital físico y humano.

Octubre/Diciembre 2018 78
Aumenta la tensión
en la guerra comercial
La transición de poder y las relaciones
entre China y Estados Unidos
Yuanyuan Fang

E
l viernes 6 de julio de 2018, Estados Unidos comenzó oficialmente una
guerra comercial contra la República Popular China. El presidente Donald
Trump y sus asesores económicos de mayor nivel impusieron aranceles por
34 000 millones de dólares a los productos chinos. Esto provocó una reacción in-
mediata por parte del presidente chino Xi Jinping, que respondió a Trump po-
niendo aranceles por 34 000 millones de dólares a los productos estadounidenses.
Una miríada de problemas surge de esta guerra comercial en marcha que no solo
afectará las economías de China y Estados Unidos sino, potencialmente, el des-
arrollo económico y la estabilidad mundiales.
Pocas semanas después, en una segunda oleada de la guerra comercial, Trump
le pidió al representante comercial estadounidense Robert Lighthizer considerar el
aumento de los aranceles propuestos sobre los bienes chinos a un 25%, que representa
unos 200 000 millones de dólares. Cuando se les preguntó a los empresarios estado-
unidenses si existían países alternativos que pudieran remplazar a China, respondie-
ron negativamente, pero solo 10 de los 63 asistentes estuvieron de acuerdo en impo-
nerle aranceles. Además de productos de alta tecnología y aluminio, Estados Unidos
incluyó en la lista de aranceles autorizados en la discusión en audiencia pública bie-
nes como ropa y otros textiles, maletas, féretros, cunas, alhajeros, etcétera. El alcance
de la guerra comercial ha llegado al nivel de una guerra en gran escala. ¿Cómo con-
sidera Estados Unidos la posición irremplazable de China en esta guerra comercial?
¿Qué hay alrededor de esta guerra? ¿Cuál sería el impacto, tanto para China como
para Estados Unidos?

YUANYUAN FANG es doctora en Relaciones Internacionales por la Florida International


University. Es investigadora y posdoctorante en la Wuhan University, en China. Sus áreas de
investigación son las relaciones entre China y Estados Unidos, la seguridad en Asia-Pacífico
y la economía política internacional.

79 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Aumenta la tensión en la guerra comercial

LA ESENCIA DE LA GUERRA COMERCIAL


La guerra comercial actual es una importante política comercial iniciada por Trump
en contra de casi todos los socios comerciales de Estados Unidos, con el fin de salvar
al país del déficit comercial y la baja tasa de empleo, y devolver a Estados Unidos su
grandesa “Make America Great Again”. Cuando Trump alcanzó una serie de acuer-
dos bilaterales con algunos de sus socios europeos y de Asia Oriental, quedó más claro
que su principal blanco era China. Sin embargo, China no es el único país con el que
Estados Unidos tiene déficit comercial: tiene déficit con casi todos los países con los
que comercia. Con el crecimiento de la manufactura y producción china de compu-
tadoras y accesorios, y de teléfonos celulares, la proporción del déficit comercial con
China se incrementó. Para finales de 2017, el déficit comercial de Estados Unidos
con China era de 376 000 millones de dólares.
Además del desequilibrio comercial, Estados Unidos ha declarado que el robo de
las empresas chinas le ha costado a su país miles de millones de dólares y la pérdida
de miles de empleos. ¿Cuánto daño ha causado realmente? El personal de la Oficina
del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) le hizo recomendaciones
al gobierno de Trump luego de realizar la investigación sobre el robo de propiedad
intelectual por parte de China, y consideró que “el robo de China de propiedad inte-
lectual estadounidense cuesta anualmente entre 225 000 y 600 000 millones de dóla-
res”. Estos números también fueron publicados en 2017 en el informe de la Comisión
sobre el Robo de Propiedad Intelectual Estadounidense.
La lista de elementos incluidos en los aranceles a China se divide en dos secciones.
La primera, que contiene 818 artículos, ya fue establecida, mientras que la segunda,
de 284 artículos, está a la espera de ser anunciada. Esta sección incluirá algunos de
los elementos más importantes de la lista. Los aranceles fueron notificados en junio
de 2018 y la USTR dijo que “en general se enfocan en productos de los sectores indus-
triales que contribuyen al beneficio de la política industrial ‘Hecho en China 2025’, la
cual comprende industrias tales como la aeroespacial, tecnologías para la información
y la comunicación, robótica, maquinaria industrial, nuevos materiales y automóviles”.
La primera oleada de aranceles abarca productos industriales como reactores
nucleares, neumáticos, motores y otros equipos y máquinas de gran escala. La segunda
lista se centra más en productos químicos y componentes utilizados en la fabricación
de plásticos tales como aceites lubricantes, tubos y tuberías, resina y maquinaria para
producirlos. La intención de imponer esos aranceles a países como China es obli-
gar a quienes compran estos bienes a obtenerlos de empresas con sede en Estados
Unidos.
China decidió, como represalia, responderle a Estados Unidos con aranceles que
perjudicaran a sus mercados y sus exportadores. La lista de productos chinos era
sustancialmente menor, pero estaba dirigida a golpear más ciertos mercados espe-
cíficos que a otros para provocar un daño mayor. Los elementos incluidos en los
aranceles chinos suman 545 artículos estadounidenses. Esto significa un total de
34 000 millones de dólares, que iguala el importe impuesto por Estados Unidos.
En su mayor parte, la lista está constituida por productos agrícolas tales como carne

Octubre/Diciembre 2018 80
Yuanyuan Fang

de res, puerco, frijol de soya, productos marinos y otros, que perjudicarán a quienes
viven de la pesca y la agricultura. Muchos agricultores del medio oeste y pescado-
res de Alaska verán disminuidas sus ventas debido a la pérdida de negocios. Esto se
hizo a propósito, con el objetivo de afectar el núcleo de las exportaciones estadouni-
denses. La guerra comercial puede verse, desde Estados Unidos, dirigida contra la
tecnología china, mientras que China se centra en los productos agrícolas estadouni-
denses. Con la expansión de los aranceles a los bienes de consumo común, el alcance
de la guerra comercial está pasando a otro nivel.
Los aranceles recientemente propuestos son de los más importantes a la fecha y
se vuelven muy relevantes especialmente porque vienen de un presidente que hizo
su campaña con base en la promesa de corregir el desequilibrio estadounidense en el
comercio mundial, en particular con China, y revitalizar la industria manufacturera
de su país. Por lo tanto, esta serie de políticas arancelarias es vista como la retórica
proteccionista de Trump llevada a la acción, pese a las inquietudes de los analistas y
economistas estadounidenses.
Sin embargo, cuando revisamos la historia de Estados Unidos, nos encontramos con
que el uso de la guerra comercial no es exclusivo de la presidencia de Trump. Estados
Unidos aplica una “ley del 60%” en la defensa
La actual guerra comercial de sus intereses, según la cual siempre que la
segunda economía más grande alcance alre-
no es tanto resultado dedor del 60% del tamaño de la estadouni-
dense, se lanzará un fuerte ataque contra ese
del proteccionismo Estado.
y el nacionalismo En la década de 1980, cuando la economía de
la Unión Soviética representaba más o menos
de Trump, sino de la el 60% de la de Estados Unidos, Washington
transición de poder entre apresuró un ataque estratégico contra Moscú,
específicamente al lanzar un programa de
China y Estados Unidos. defensa estratégica que cubría el sector espa-
cial y que sumergió a la economía soviética en
una serie de adversidades insalvables. A finales de la década de 1980, Japón se alzó
como la segunda economía del mundo y Estados Unidos emprendió guerras finan-
cieras y comerciales en su contra, con lo que logró sumirlo en una depresión de largo
plazo.
Actualmente, China ha pasado por 40 años de reformas económicas y ha
logrado progresos significativos en su desarrollo económico. En 2000, la econo-
mía china era equivalente aproximadamente al 11% de la estadounidense, pero en
2017 había crecido hasta representar el 65% de la de Estados Unidos. Entonces,
vemos que la historia se repite. En 2018, Estados Unidos lanzó una guerra comer-
cial contra China, tal como lo hizo con la Unión Soviética y Japón. Por lo tanto,
la guerra comercial en curso no es tanto resultado del proteccionismo y el nacio-
nalismo de Trump, sino más bien el resultado inevitable de la transición de poder
entre China y Estados Unidos.

81 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Aumenta la tensión en la guerra comercial

LAS REPERCUSIONES DE LA GUERRA COMERCIAL


China ha comerciado con Estados Unidos por más de 225 años y, en general, la econo-
mía de estadounidense se ha visto beneficiada. Eric Jay Dolin argumenta que, durante
la mayor parte de la historia, comerciar con China ha sido lucrativo para Estados
Unidos. Durante la dinastía Qing, gracias al comercio con China, un gran número de
estadounidenses pasaron a integrar las filas de los más ricos del país: debido al enorme
volumen de comercio, fue necesario construir más barcos, lo que impulsó el desarro-
llo naval.
Durante años, Estados Unidos ha disfrutado de la cooperación con China, que
lo ha provisto de mano de obra y servicios baratos. Sin la industria manufactu-
rera china, la producción de Estados Unidos habría sido mucho menor. China es el
segundo mayor mercado extranjero para Estados Unidos, con un valor superior a
los 550 000 millones de dólares. Además, genera al menos 2.6 millones de empleos
en Estados Unidos. Si la clase media china continúa creciendo como hasta ahora,
para 2026 la población de clase media de China va a superar a la población total
estadounidense. Estados Unidos y sus empresas pueden beneficiarse de esta opor-
tunidad incrementando las exportaciones y la generación de empleos. Es un hecho
que los países que comercian con China crecen más que los que no lo hacen.
Tanto la economía china como la estadounidense sufriran los perjuicios de esta
guerra comercial de gran escala. China sentirá su embate dado que una gran parte
de su PIB proviene de exportar bienes. Además, importa muchos bienes de Estados
Unidos y termina la producción en fábricas localizadas en su territorio, debido a los
bajos costos de la mano de obra. Concluida la manufactura con las materias primas
importadas, se las venden de regreso a Estados Unidos. Esta sociedad ha sido lucra-
tiva para ambos lados, pero se verá significativamente impactada por la actual guerra
comercial, que perjudicará a los empresarios. Más importante aún, Estados Unidos
está convirtiendo el tema de los derechos de propiedad industrial y patentes en un
problema grave. La protección estadounidense de su transferencia de tecnología y
derechos de propiedad intelectual afectará en gran medida las industrias intensivas
de tecnología chinas. Los altos aranceles inevitablemente incrementarán el precio de
los productos. Los precios más altos acelerarán la inflación, que el gobierno chino ha
tratado de controlar. El uso de mayores subsidios y el control de precios pueden con-
ducir a la inestabilidad y a un gasto excesivo por parte del Estado.
Estados Unidos también enfrentará muchas repercusiones de la guerra comer-
cial. Los consumidores y los empresarios tendrán que cargar con los resultados de
los altos aranceles de su importador más importante. La meta de estos aranceles
era principalmente recuperar puestos de trabajo para los estadounidenses, incluso
al costo de mayores precios para los consumidores. Sin embargo, aunque la guerra
comercial pueda funcionar en el corto plazo, será nociva en el largo. Tomemos, por
ejemplo, la industria del acero: puesto que el precio del acero en China era mucho
más barato, lo que le daba una ventaja competitiva, Estados Unidos está inflando
artificialmente los precios por medio de aranceles diseñados para desincentivar a los
importadores de comprar acero de China. Conforme el acero de China comienza a

Octubre/Diciembre 2018 82
Yuanyuan Fang

encarecerse debido a los aranceles, los importadores empiezan a buscar producto-


res internos o incluso vendedores internacionales exentos de esos impuestos por los
aranceles. El problema es que mientras Estados Unidos disfruta los beneficios de la
guerra comercial en ganancias de corto plazo, por la mayor producción interna de
acero y la menor competencia, el valor del acero no se ve reflejado directamente en
los mercados del comercio internacional; así, los consumidores tendrán que pagar
un precio mayor y las utilidades de las empresas disminuirán. A la larga, se perderán
más empleos internos y se subcontratará más mano de obra en el extranjero, con lo
que se perderán los incentivos iniciales que motivaron la guerra comercial.
Las empresas estadounidenses que subcontratan su producción a China se verán
más perjudicadas que sus contrapartes chinas, lo que mermará sus ganancias y causará
inflación en Estados Unidos. Muchos directores ejecutivos y propietarios de grandes
empresas, tales como Austin Ramírez, el director ejecutivo de Husco International,
afirman que esto podría poner a los estadounidenses en desventaja con el mercado
mundial. De acuerdo con Ramírez, “quienes salen más beneficiados con esto son mis
competidores en Alemania y Japón. Ellos también tienen buena parte de su cadena
de suministros en Asia, pero no estos aranceles”. Muchas corporaciones multinacio-
nales podrían ofrecer ahora mejores precios por los productos hechos en China. Esto,
esencialmente, hace que los aranceles a China sean totalmente inútiles en algunos
sectores.
Además de los daños a las economías china y estadounidense, el conflicto
comercial podría complicar las relaciones entre los dos países. Incluso aunque
Trump haya moderado su retórica contra China después de su campaña electo-
ral, las relaciones entre las dos economías más grandes del mundo han ido empeo-
rando durante 2018. La relación entre China y Estados Unidos no va a alcanzar
un acuerdo estable mientras se mantenga la tensión y ambos líderes no lleguen
a una resolución definitiva o adopten un enfoque más liberal hacia el comercio exte-
rior. El hecho de que ambos países dependan uno del otro no aligera la tensión, de
modo que uno de los dos podría acabar tomando medidas drásticas. La mayoría
de los académicos y las élites de China creen que estas políticas arancelarias no son
solo una política agresiva, sino parte de una serie de políticas de Trump dirigidas
a contrarrestar el crecimiento chino. Algunos académicos chinos incluso argumen-
tan que China y Estados Unidos están en el prólogo de otra guerra fría.

¿PUEDE REVERTIRSE ESTA GUERRA COMERCIAL?


Después de revisar las posibles secuelas, la siguiente pregunta es si puede revertirse
esta devastadora guerra comercial. En contraste con los aranceles compensatorios
y las medidas contra el comercio desleal, que duran entre 5 y 30 años, los aranceles
de la sección 301 son temporales. La mayoría de los casos 301 termina en un acuerdo
negociado entre los gobiernos. Por lo tanto, la negociación entre el gobierno chino y
el estadounidense es vital para decidir hacia dónde va esta guerra comercial y si puede
revertirse.

83 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Aumenta la tensión en la guerra comercial

Imponer altos aranceles a las importaciones chinas no es la meta de Trump,


sino un medio. El verdadero propósito es reajustar una relación comercial des-
equilibrada con China, proteger las patentes y derechos de propiedad intelectual
estadounidenses y obligar a China a eliminar las restricciones a empresas estadouni-
denses que operan en su país. Por lo tanto, aun cuando las acciones de Trump
parezcan agresivas, Estados Unidos ha seguido invitando a China a sentarse a
negociar. Los gobiernos de ambos países han
llevado a cabo varias rondas de negociacio-
nes, pero no hay avances significativos hacia La negociación entre
un acuerdo. Las condiciones que propone el
gobierno de Estados Unidos han sido vistas
el gobierno chino y el
por la generalidad de los académicos y las éli- estadounidense es vital
tes chinas como humillantes y explotadoras.
China ya no es la que era durante la guerra del
para decidir hacia dónde
Opio. Sus ciudadanos no aceptarán condicio- va esta guerra comercial
nes injustas y excesivas. Invocar el naciona- y si puede revertirse.
lismo entre el pueblo y los empresarios chinos
no va a ayudar a Estados Unidos a obtener lo
que quiere, sino que será contraproducente. Por lo tanto, para lograr un acuerdo
con el gobierno chino, Estados Unidos debería replantear sus condiciones y cen-
trarse únicamente en los sectores que más le importan.
China, como blanco de esta guerra, también debería prepararse para lo peor.
Trump quiere levantar un muro proteccionista para contener a sus socios comer-
ciales. China debería ir en el sentido opuesto y mantener abierto su mercado
a otros países, tales como Japón, Rusia y la Unión Europea. La mano de obra
barata no es la única arma que tiene China, sino que también cuenta con capital
y mercado, lo que a sus socios comerciales les puede generar muchas ganancias.
Tomemos, por ejemplo, a China y la Unión Europea. Aunque China ha pasado
por un escabroso proceso al comerciar con los aliados europeos, su relación ha
demostrado ser más fuerte que nunca luego de que abrió su mercado e incrementó
su inversión extranjera directa. Jyrki Katainen, Vicepresidente de la Comisión
Europea, declaró: “Realmente siento que estamos haciendo progresos […] tanto
China como la Unión Europea creemos en el multilateralismo y en un orden mun-
dial basado en reglas”. Se cree que los dos socios comerciales estrecharon más sus
lazos para alentar la continuación del comercio internacional pese a las decisio-
nes de Trump que lo afectan. Al fortalecer los vínculos con otras víctimas de esta
guerra comercial, tales como Rusia y la Unión Europea, China tendría más poder
en la mesa de negociaciones para lograr que Trump replanteara sus condiciones.

CONCLUSIÓN
La guerra comercial actual comenzó con aranceles al acero, pero ahora ya se ha expan-
dido a un conflicto de gran escala que pone en riesgo el orden comercial vigente. Es

Octubre/Diciembre 2018 84
Yuanyuan Fang

el resultado inevitable de una transición de poder entre China y Estados Unidos.


Aunque Estados Unidos está empleando las mismas tácticas que utilizó con Japón y la
Unión Soviética, China es diferente en términos del tamaño de su mercado y modelo
de desarrollo. Por lo tanto, la actual guerra comercial no es una apuesta segura para
Estados Unidos. Los estadounidenses, en los últimos años, le han pedido con fre-
cuencia a China que acate el orden internacional liberal basado en reglas, hasta ahora
que Washington está abandonando o suspendiendo algunas de esas reglas. Un ejem-
plo de esto fue el Acuerdo de París sobre el cambio climático y el Acuerdo Estratégico
Transpacífico de Asociación Económica. La actual guerra comercial va en contra de
lo que Estados Unidos previamente había promovido. Cada vez se vuelve más difícil
entender qué reglas quieren los estadounidenses que imperen, tanto sobre ellos como
sobre los demás. Es complicado precisar qué tipo de orden mundial espera mante-
ner Estados Unidos y cuál es la posición de Washington en los asuntos internaciona-
les más importantes.
Esta circunstancia le abre las puertas a China para que haga alianzas con otras
víctimas de la agresiva política comercial de Trump, tales como Rusia y la Unión
Europea, y asuma el liderazgo para mantener el actual sistema y la estabilidad de
la economía mundial. Mientras Trump acentúa las incertidumbres y los riesgos
de la actual economía mundial, China está intentando aprovechar la oportunidad
que le brinda la transición. Como presidente, Xi declaró en la Cumbre del Foro de
Cooperación Económica Asia-Pacífico que

debemos avanzar con la tendencia de los tiempos, estar a la altura de nuestra responsabi-
lidad y trabajar juntos para crear un futuro brillante de desarrollo […] deberíamos conti-
nuar alentando una economía abierta que nos beneficie a todos […] deberíamos
continuar aumentando la conectividad y conseguir un desarrollo interconectado. […]
En los últimos años, hemos explorado activamente formas de promover un desarrollo
inclusivo y hemos construido un fuerte consenso en torno a él.

Por lo tanto, para China, la actual guerra comercial representa tanto un reto como
una oportunidad de crecimiento futuro.

85 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Trump, Alemania
y la Unión Europea
Un conflicto sobre ruedas
Zirahuén Villamar

E
n marzo de 2018, 14 meses después de que Donald Trump asumió la presi-
dencia de Estados Unidos, que abandonó la negociación del Acuerdo Estra-
tégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP) con las economías
de la ribera del océano Pacífico y que dejó en el aire la Asociación Transatlántica de
Comercio e Inversión (TTIP), entre Estados Unidos y la Unión Europea, el Presi-
dente anunció el comienzo de un procedimiento de seguridad nacional, amparado
en la sección 232 del Acta de Expansión de Comercio de 1962, por el que el De-
partamento de Comercio estadounidense puede imponer aranceles a la importa-
ción de productos de acero y aluminio. Se trató de una medida unilateral,
desproporcionada y contraria al espíritu de libre comercio que Estados Unidos
abanderó por décadas.
En Alemania, la mayor economía de la Unión Europea, Martin Wansleben,
Presidente de la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria Alemanas, el gre-
mio empresarial más grande del país, declaró al diario Handelsblatt: “El lema ‘Estados
Unidos primero’ será cada vez más una realidad”. ¿Cómo repercutió en Europa el con-
flicto comercial y político desatado por la medida unilateral estadounidense? ¿Cuál es
su trasfondo? Es importante analizar la forma en que Bruselas y Berlín han respon-
dido a la estrategia de Washington en la primera mitad de 2018.

LA REACCIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA


La Unión Europea, como entidad económica que ante terceros países funciona como
unión aduanera, es la encargada de conducir la política comercial exterior de sus

ZIRAHUÉN VILLAMAR es doctorando en Ciencia Política por la Universidad Libre de Ber-


lín. Es licenciado en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y
maestro en Integración Europea por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es especialista
en gobernanza global por el Instituto Alemán de Desarrollo (DIE), miembro del Consejo Mexi-
cano de Asuntos Internacionales (Comexi) y del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores
(DGAP). Sígalo en Twitter en @zirahuenvn.

Octubre/Diciembre 2018 86
Zirahuén Villamar

veintiocho países miembros, y esto incluye también la defensa comercial. Los paí-
ses por separado no negocian con terceros de forma bilateral, sino que lo hacen por
medio de la Unión Europea y junto con los otros socios. Como es una de las polí-
ticas que más evolucionaron en el sentido supranacional del proceso de integración
comunitario, en el entramado institucional europeo la Comisión Europea representa
a la Unión Europea, sus Estados miembros y sus intereses comerciales. De ahí que
los nombres del Presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y la Comisaria de
Comercio, Cecilia Malmström, se hayan vuelto familiares en las noticias y la biblio-
grafía especializada.
El anuncio original del presidente Trump y del Departamento de Comercio
excluía a Canadá y México (socios de Estados Unidos en el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte, TLCAN), por lo que en la primera reacción oficial
de Bruselas (el 7 de marzo de 2018) se confiaba en que Washington no iba a imponer
tarifas a la Unión Europea, su principal socio y aliado político y de seguridad; y en
caso de que las aplicase, se declaraban listos para reaccionar al proteccionismo según
las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Con datos de la propia
OMC, en 2017 la Unión Europea fue la segunda economía del mundo respecto al PIB,
en tanto que Estados Unidos fue la primera. Si se combinan los volúmenes de sus
exportaciones, equivalen al 23.94% del mundo (15.22% y 8.74%, respectivamente),
y el 22.1% de las importaciones (14.72% y 13.37%). Estados Unidos es el principal des-
tino de las exportaciones de la Unión Europea (19.2%), y el segundo origen de sus
importaciones (13.5%, después del 19.9% de China). Además, la Unión Europea es el
mayor comprador de Estados Unidos (18.3%, empatado con Canadá), y su segundo
proveedor (18.5%, tras China con 21.8%). Estas cifras ilustran la importancia econó-
mica mutua, al igual que el papel central de ambos en la economía mundial, no obs-
tante los cambios drásticos del poder económico y la política mundial de las últimas
2 décadas.
Como señaló Barry Eichengreen, los aranceles son más importantes por su sig-
nificado simbólico que por su efecto real en la economía, unos 45 000 millones de
dólares en importaciones. Aun así, algunos países afectados por la primera etapa
de aplicación de la medida negociaron bilateralmente con Estados Unidos ejercer res-
tricciones voluntarias a sus exportaciones para no ser sujetos de la imposición (por ejem-
plo, Argentina y Brasil en Latinoamérica). El 1 de mayo de 2018, Washington declaró
que al cabo de un mes se aplicarían los aranceles a las importaciones procedentes de la
Unión Europea, por lo que Bruselas concertó un plan de medidas que compensaran
el costo de la maniobra estadounidense, siguiendo la guía de la OMC, adonde llevó su
caso para que resolviera la controversia interpuesta sobre este asunto. La reacción de la
Unión Europea representa en el corto plazo unos 2800 millones de euros a las importa-
ciones provenientes de Estados Unidos; sin embargo, Bruselas estima que el daño total
de los aranceles estadounidenses asciende a 6500 millones de euros, por tanto, tendría
todavía 3600 millones de euros que compensar en los próximos 3 años o antes, si la
OMC resuelve así la disputa. En un gesto simbólico, la Comisión Europea determinó en
su procedimiento ante la OMC que los productos estadounidenses por gravar incluyan

87 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Trump, Alemania y la Unión Europea

algunos típicamente estadounidenses, que más que sensibles son representativos, como
las motocicletas Harley-Davidson, el bourbon o la crema de cacahuate, o bien se pro-
ducen en regiones donde el apoyo popular a Trump lo
envalentona.
El 23 de mayo de 2018, el gobierno estadounidense Los aranceles son
anunció además el inicio de investigaciones para deter- más importantes
minar la amenaza a la seguridad nacional que supone
importar automóviles, puesto que “debilitan su econo-
por su significado
mía” y “erosionan la industria local”, según el comunicado simbólico que por su
del Departamento de Comercio. Bruselas redobló el diá-
logo con Washington para exponer su punto de vista y
efecto en la economía.
dejar en claro que escalar el conflicto comercial hasta una
de las principales manufacturas industriales europeas sería violatorio de las reglas de
la OMC y faltaría a cualquier análisis sensato de la seguridad nacional.

EL PROBLEMA A TRAVÉS DEL PRISMA ALEMÁN


Con datos de la Oficina Federal de Estadísticas, de los 1.27 billones de euros que
Alemania exportó en 2017, el 9% fueron a Estados Unidos, su primer destino de ven-
tas. En cuanto a las importaciones, el 6% de los 1.03 billones de euros gastados por
Alemania se destinaron a Estados Unidos, cuarto proveedor en el listado (detrás de
China, los Países Bajos y Francia). El saldo bilateral de 50 000 millones de euros
de déficit para Estados Unidos es una quinta parte del superávit total germano. Si
se desglosan estas cifras, se aprecia mejor el estado de la relación comercial entre
ambos países. En términos relativos: tres quintas partes de las compras estadouni-
denses a Alemania se hacen en el sector automotor y otra quinta parte son productos
químicos. La relación cambia notoriamente en el sentido inverso: Alemania importa
desde Estados Unidos en el rubro automotor dos quintas partes y otra quinta parte en
química. En términos absolutos, solo en maquinaria y equipo de transporte, en 2017
Alemania exportó a Estados Unidos 66 750 millones de euros e importó 26 650 millo-
nes. El saldo a favor en este rubro de mercancías del exportador europeo equivale a
cuatro quintas partes del superávit de la balanza bilateral con Estados Unidos. Esas
cifras dan sustento a uno de los episodios de esgrima verbal que han caracterizado la
relación trasatlántica: poco antes de asumir la presidencia de Estados Unidos, Trump
reprochó que veía demasiados autos alemanes en Nueva York y pocos estadounidenses
en Alemania. La reacción no oficial, pero de alto nivel, provino del entonces Ministro
Federal de Relaciones Exteriores y Vicecanciller Sigmar Gabriel en una entrevista al
muy popular diario Bild: “Estados Unidos debería fabricar mejores autos”.
Desde hace 3 décadas, en la bibliografía de las relaciones internacionales de
la República Federal Alemana se destaca su identidad como Estado comercial (o
Handelsstaat), un concepto ideado por Richard N. Rosecrance en 1986, para poner
de relieve el papel que tienen las exportaciones en el desarrollo del país, los víncu-
los que establece con otros países, organizaciones y regímenes internacionales, y el

Octubre/Diciembre 2018 88
Zirahuén Villamar

bienestar que aporta por sus efectos en las organizaciones y los intereses de empresa-
rios y trabajadores, así como en los salarios. En julio de 2018, el filósofo Julian Nida-
Rümelin repasó en una carta dirigida al diario berlinés Tagesspiegel el futuro de la
formación profesional en Alemania y recordó que, a diferencia de Francia o el Reino
Unido, Alemania es un país que no se desindustrializa, y ello tiene implicaciones no
solo para la educación, sino también para la creación de valor, el trabajo y su relación
con el vecindario europeo y con el mercado mundial. En efecto, Alemania es la ter-
cera potencia exportadora del mundo (detrás de China y Estados Unidos), y el valor
de sus exportaciones equivalió en 2017 a poco más del 46% de su PIB. Para un país de
82.7 millones de habitantes, esa posición mundial es elocuente de su estructura eco-
nómica y su relación con otras economías.
Varios autores señalan que la posición normalmente superavitaria de la balanza
comercial germana es un motivo de presunción (y de ganancias) para los empresarios
alemanes, y de orgullo (aunque con salarios estancados, a menos que trabajen en las
industrias exportadoras) para los trabajadores; y al mismo tiempo, el saldo a favor de
Alemania es un tema problemático para sus socios y sus vecinos. Se trata de uno
de los desequilibrios globales de los que tanto hablaban los economistas antes de la
crisis de 2008, y una década después, la solución aún no está a la vista. Como advierte
Heribert Dieter (de la institución asesora del gobierno alemán Stiftung Wissenschaft
und Politik), los superávits comercial y de capital alemanes están provocando “refle-
jos proteccionistas” en otros países. La maniobra arancelaria estadounidense podría
crear un momento adecuado para que Alemania realizara ajustes a la economía nacio-
nal mediante, por una parte, políticas dedicadas a aliviar la presión política externa
por los superávits, y por la otra, medidas para resolver los problemas internos de
escasa inversión o de una carga impositiva excesiva sobre los trabajadores, y no sobre
las ganancias de capital.

LA INDUSTRIA ALEMANA
La relación de Alemania con los automóviles tiene ya una historia y es motivo de jac-
tancia: Karl Benz inventó el automóvil como hoy lo conocemos y Rudolf Diesel ideó
un motor y un combustible. Lo mismo puede decirse de Estados Unidos: Henry
Ford no solo fabricó automóviles, sino que la forma de organizar la producción
llevó al capitalismo a un nuevo nivel de desarrollo. La colaboración entre las empre-
sas automovilísticas y el gobierno alemán es muy conocida y se puso de manifiesto
una vez más en 2015, cuando estalló en Estados Unidos el escándalo de los vehícu-
los Volkswagen con motor diésel que en las pruebas falseaban la información de
emisiones contaminantes gracias a la programación de un algoritmo en las compu-
tadoras internas. Para Berlín, no fue solo un asunto de cuidar el medioambiente (que
forma parte de la agenda del gobierno, aunque con muchas irregularidades), sino tam-
bién una delicada cuestión política: el estado federado de Baja Sajonia es propietario
del 11.8% de las acciones de Volkswagen AG, paraguas de otros fabricantes de autos de
lujo como Audi y Porsche. En el listado Global 500 de la revista Fortune con las

89 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Trump, Alemania y la Unión Europea

empresas más grandes del mundo por sus ingresos anuales, Volkswagen ocupa el sép-
timo lugar. En decimosexto lugar está Daimler (fabricante de Mercedes Benz), en el
vigesimoprimero y vigesimosegundo, General Motors y Ford, mientras que BMW se
ubica en el quincuagésimo primero. De una u otra forma, el sector automovilístico es
estratégico para esos países.
Cuando Trump anunció el procedimiento de la sección 232, en la economía ale-
mana se encendieron los focos rojos. El diario especializado en temas económicos
Handelsblatt —como muchos otros medios públicos y privados alemanes— se refirió
a un discurso de Trump en Pittsburgh: si la Unión Europea reaccionaba a los nuevos
impuestos al acero y al aluminio provenientes de Europa, él multaría a Mercedes-Benz
y BMW. Esta declaración despejó dudas sobre el destinatario de la medida arancelaria:
iba dirigido a Alemania. Aunque formalmente Bruselas es la encargada comercial de
la Unión Europea, sería ingenuo pensar que el peso relativo de Alemania en la eco-
nomía europea y mundial no cuenta a la hora de tomar decisiones sobre esa política
comercial común. En el caso de los aranceles al acero y al aluminio, la respuesta de la
Unión Europea tuvo que ser preparada con el acuerdo de los Ministros de Economía
y la Comisión Europea. Sin embargo, la impresión entre los integrantes de las clases
empresarial y económica alemanas es que los encargados de defender la columna ver-
tebral del modelo económico alemán no son ellos mismos, sino los funcionarios de
Bruselas y —en última instancia— las reglas de la OMC. Aquí se asoma, nuevamente,
la importancia de los regímenes internacionales para un Estado comercial.
La Asociación de la Industria Automovilística (VDA) reúne a las armadoras alema-
nas de automóviles, vehículos de carga y de pasajeros, y a la cadena de suministros del
sector. Desde el amago de Trump sobre la imposición de los aranceles a la importa-
ción de acero y aluminio, el Presidente del gremio ha hecho declaraciones públicas y
ha señalado que las medidas proteccionistas anunciadas son perjudiciales para todos.
Si la justificación de Trump es defender a los estadounidenses y sus puestos de tra-
bajo, en Berlín insistieron en que las empresas alemanas asentadas al otro lado del
Atlántico emplean directamente a 36 500 trabajadores (16% más que en 2013) y hasta
80 000 más en la cadena de proveedores. Si el pretexto es la balanza comercial, las
empresas alemanas han aumentado su producción en territorio estadounidense hasta
804 000 automóviles en 2017, mientras que exportaron a ese país 494 000 (25% menos
que en 2013). De todos los vehículos que las empresas de la VDA fabrican en Estados
Unidos, 430 000 son exportados fuera de la zona del TLCAN. El gremio insistió en
que todos los países deben asumir las reglas de la OMC, y en ese mismo marco debe-
rían resolverse las disputas comerciales. Los empresarios también se encuadran en la
teoría del Estado comercial que apoya los regímenes internacionales porque se bene-
ficia ampliamente de las condiciones que ofrecen para su desarrollo nacional. El 1 de
mayo de 2018, con el anuncio oficial de Washington de que iba a imponer las tarifas,
la VDA calificó la decisión como “incomprensible e inapropiada en la era de la globali-
zación. No parece que la decisión haya seguido ningún razonamiento lógico”. Parecida
fue la opinión de Jean Pisani-Ferry, del grupo de expertos Bruegel: con Trump como
presidente, abundan las teorías racionales que tratan de explicar su aparentemente

Octubre/Diciembre 2018 90
Zirahuén Villamar

irracional conducta. Por su parte, la Federación de la Industria Alemana (BDI), el


gremio de las empresas de manufactura y servicios relativos, también reaccionó al
embate desde el otro lado del Atlántico. En marzo de 2018, dijo que Estados Unidos
violaba las reglas y debilitaba a la OMC, y en abril hizo pública la posición de la indus-
tria alemana con una ruta crítica de nueve aspectos: la actuación en el marco de la
OMC, el diálogo directo con Washington, el Foro Global sobre Exceso de Capacidad
de Acero del G-20 y, entre otros, las negociaciones del TTIP. A inicios de junio de
2018 insistía en que la Unión Europea “tiene al Derecho Internacional de su lado”
para defenderse de las prácticas estadounidenses.

REDOBLE DE LOS TAMBORES DE GUERRA (COMERCIAL)


En varios de los análisis que proliferaron en Alemania durante el verano de 2018, se
recomienda no caer en la provocación de la estrategia del actual gobierno estadouni-
dense, escapar a una espiral de escalación de barreras al comercio desde el lado euro-
peo y no buscar salidas de corto plazo mediante arreglos bilaterales en lugar de posi-
ciones comunes. Con la inminente aplicación de los aranceles de Estados Unidos, en
la tercera semana de mayo de 2018 hubo una reunión de ministros de Economía de la
Unión Europea. Peter Altmaier, compañero de partido de la canciller Angela Merkel
y Ministro Federal de Economía y Energía, aseguró en Bruselas que enviaban

una señal de determinación y unidad. […] Queremos defender y fortalecer el libre


comercio, justo y basado en las normas de la OMC, sobre todo por los aranceles que
quiere imponer Estados Unidos a los productos de acero y aluminio. Pero también
estaremos dispuestos al diálogo. Toca ahora a Estados Unidos aceptar la mano tendida
y evitar una escalación que perjudique a todos. Ofrecemos a Estados Unidos hablar
sobre diversos temas comerciales.

A finales de mayo de 2018, la prensa informó que en una reunión entre Trump y el
presidente de Francia Emmanuel Macron, el primero dijo que las sanciones arancela-
rias seguirían hasta que ningún Mercedes-Benz circulara por las calles de Nueva York.
Hans-Werner Sinn, uno de los economistas más reconocidos de Alemania —invi-
tado frecuente a comentar sobre temas económicos nacionales y sus vinculaciones
externas— y famoso por su posición hiperliberal, recomendó que la Unión Europea
no respondiera a la provocación estadounidense con un aumento de aranceles o cuo-
tas, porque, de hecho, la Unión Europea ya es bastante proteccionista y, además de
escalar el conflicto, lastimaría el bienestar de los consumidores europeos. Por el con-
trario, sugería a Bruselas bajar las tarifas a las importaciones de productos agrícolas
e industriales, lo que tendría un doble resultado: dar a Trump la oportunidad de ven-
derles un triunfo a sus votantes y reducir los precios finales de los productos para los
consumidores europeos.
Desde hace varios años, estudiosos de la política en Alemania han señalado que
la canciller Merkel no acostumbra pronunciarse sobre un tema corriente sino hasta

91 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Trump, Alemania y la Unión Europea

que es impostergable, que se toma su tiempo y deja que sean los ministros federales
—de su partido o no— y el vocero del gobierno federal Steffen Seibert los que opi-
nen públicamente. Así, Seibert declaró el día previo a la entrada en vigor de los
aranceles: “Consideramos que esta medida unilateral es ilegal y que no se sostie-
nen las razones de seguridad nacional declaradas”. El 1 de junio de 2018, el Ministro
Federal de Relaciones Exteriores, el socialdemócrata Heiko Maas, dijo: “La respuesta
correcta al Estados Unidos primero es una Europa unida”. En el caso de las tari-
fas estadounidenses, que además es un tema que compete a la Comisión Europea,
Merkel se expresó un mes más tarde, en julio, al afirmar que Alemania estaría dis-
puesta a revisar los aranceles a la importación de automóviles, pero eso solo sería posi-
ble en conjunto con los otros países miembros de la Unión Europea, y de consensarse
entre los veintiocho, sería concedido de forma generalizada y no solo para los vehícu-
los provenientes de Estados Unidos, tal como marca el principio de nación más favo-
recida estipulado en las reglas de la OMC. También en la primera semana de julio
de 2018, durante el debate sobre el presupuesto en el Bundestag, la canciller Merkel
abogó por desactivar el conflicto entre Estados Unidos y la Unión Europea a fin de
evitar que se convierta en una verdadera guerra.
De igual manera, indicó que la solución requiere
cooperación de todas las partes: Berlín, la Unión Merkel abogó por
Europea y Washington. Merkel también criticó desactivar el conflicto entre
la visión mercantilista de Trump: el comercio
de bienes no es todo en la relación económica Estados Unidos y la Unión
trasatlántica, pues también están los servicios Europea para evitar
y los flujos financieros, de forma que Estados
Unidos es superavitario en esa balanza. que se convierta en una
Para muchos observadores alemanes, queda verdadera guerra.
claro que la disputa de los aranceles estadouni-
denses va más allá de un diferendo comercial.
La interpretación que se da en diversas instituciones es mucho más estratégica y
asume que la escaramuza comercial iniciada por Trump forma parte de una apuesta
más amplia y más peligrosa. Con el mismo tono con el que Trump acusa a la poten-
cia comercial alemana, culpa a los alemanes de irresponsabilidad en el campo de la
seguridad: Alemania no contribuye lo suficiente a su defensa (y por la membre-
sía en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, a la defensa colec-
tiva). El acuerdo entre los miembros es que destinen el 2% de su PIB a defensa,
aunque Alemania alcanza ahora solo el 1.2% (Stefan Theil describe la apariencia de la
Bundeswehr en su artículo en Foreign Affairs Latinoamérica, vol. 18, núm. 1). Durante
la cumbre de la OTAN el 11 y 12 de julio en Bruselas, Trump escribió en Twitter que
Alemania era rehén de Rusia y por eso no aumentaba su gasto de defensa. El ministro
de Relaciones Exteriores Maas le respondió que su país es un garante del mundo libre
y asume su responsabilidad dentro de la OTAN, aunque de otras formas. A ese frente
se puede añadir la designación y, especialmente, las declaraciones de Richard Grenell,
Embajador de Estados Unidos en Berlín desde mayo de 2018. A principios de junio

Octubre/Diciembre 2018 92
Zirahuén Villamar

hizo unas declaraciones muy polémicas al medio de extrema derecha Breitbart: dijo
que quería empoderar a otros movimientos y líderes conservadores reaccionarios de
Europa. Antes que hacer un escándalo, el gobierno federal alemán pidió que se acla-
rara el comentario. Muy distinta fue la reacción de Martin Schulz, Expresidente del
Parlamento Europeo y excandidato socialdemócrata en las elecciones de septiembre
de 2017, que había propuesto como lema de campaña el calco “Make Europe Great
Again”. Schulz dijo “Grenell no se comporta como un diplomático, sino como un fun-
cionario colonial de extrema derecha”.
Así, la relación trasatlántica se ha vuelto un circo de tres pistas: pugna comercial,
OTAN, Grenell. Esos ejemplos bosquejan el ambiente que se percibe en Alemania.
Por lo tanto, nadie que siga de cerca lo que ocurre en Berlín se sorprendió de verdad
por el mensaje de la canciller Merkel el 10 de mayo de 2018, al entregar en Aquisgrán
el premio Carlomagno a Macron: “Demasiados grandes conflictos tienen lugar a las
puertas de Europa. Además, ya Estados Unidos no nos protege, sino que Europa
debe tomar su destino en sus propias manos. Esa es la tarea del futuro”.

LA “TREGUA” DEL 25 DE JULIO DE 2018


El exsecretario del Tesoro estadounidense Larry Summers escribió en el Financial
Times que el pleito comercial que Trump había empezado violaba “casi todo canon
estratégico” y que su política comercial “reducirá nuestra legitimidad y poder al
demostrar nuestra falta de competencia. Cuanto más pronto se someta a una revi-
sión exhaustiva, mejor estarán Estados Unidos y el resto del mundo”. Tras casi 2
meses de imposición de los aranceles a productos de acero y aluminio importados de
la Unión Europea, se reunieron en la Casa Blanca el presidente Trump y su equipo
con el presidente Juncker y la comisaria Malmström de la Comisión Europea. En el
comunicado conjunto se anunció el inicio de una nueva era en la relación trasatlántica
que deberá culminar en un espacio de cero aranceles, cero barreras no arancelarias y
cero subsidios a bienes industriales no automotrices. También acordaron aumentar
el comercio en química, farmacéutica, medicinas, soya y gas natural licuado. Se com-
prometieron a explorar una reforma de la OMC, impulsada por una coalición de socios
afines, y a establecer un grupo de trabajo ejecutivo para encabezar esta nueva coopera-
ción. En síntesis, parecían haber conjurado la guerra comercial. Aunque la batalla por
los aranceles al acero y al aluminio sigue su curso, Estados Unidos y la Unión Europea
declararon su interés por resolver la medida estadounidense y la respuesta europea.
En Alemania la noticia fue muy bien recibida. El ministro de Economía Altmaier
celebró en Twitter: “Buenas noticias desde Estados Unidos. Juncker y Malmström
negociaron grandiosamente: ¡Tarifas abajo, no arriba! ¡Más libre comercio y millo-
nes de empleos asegurados!”, y su colega de gabinete Maas dijo: “El acuerdo en la
disputa comercial muestra que cuando Europa se presenta unida, nuestra palabra
tiene peso. No somos opositores de Estados Unidos. Afortunadamente, en la Casa
Blanca madura la noción de lo que hasta hace poco era una obviedad”. La VDA dio la
bienvenida al acuerdo logrado por Bruselas y Washington, y lo interpretó como una

93 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Trump, Alemania y la Unión Europea

buena señal de que el conflicto aduanero aminora, y que pueden evitarse nuevos aran-
celes y barreras no arancelarias, y —aún más importante— una guerra comercial.
Nuevamente invocaron a la OMC y sus reglas, y hablaron de retomar las negociacio-
nes del TPP. El BDI se alegró de que se hubiera metido el “freno de emergencia” en
la disputa comercial.
En efecto, la economía alemana respira aliviada porque, por ahora, se descarta un
castigo arancelario a su industria automotriz. Pero los problemas no están resueltos,
pues si algo ha quedado claro desde que inició del gobierno de Trump, es que todo
es posible en su ánimo, su discurso, sus dedos veloces en Twitter y las decisiones que
toma. A eso podría sumarse el calendario político del Congreso estadounidense y las
elecciones de noviembre de 2018 para renovar la Cámara de Representantes y un ter-
cio del Senado.

CONCLUSIONES
El acuerdo básico alcanzado con la Unión Europea el 25 de julio de 2018 abre una
salida, pero no es una garantía. Alexander Mattelaer, del grupo belga de especialis-
tas Egmont, propuso que en vez de enfrascarse en un debate sobre las expresiones de
Trump, como cuando calificó a la Unión Europea de enemigo, Europa tendría que
dedicar sus energías a pensar qué fuerzas han llevado a un individuo como el actual
Presidente estadounidense al poder, y luego a asumir esas posiciones frente al resto
del mundo. Esa propuesta tiene mucho sentido, en especial para Alemania.
Quien hoy es el Presidente Federal alemán, Frank-Walter Steinmeier, escribió en
Foreign Affairs Latinoamérica (vol. 17, núm. 3) que su país no puede negarse a asumir
las responsabilidades de su mayor peso económico y político en Europa y en el resto
del mundo, y que estaba consciente del rechazo de los vecinos europeos a la posición
aventajada de Alemania durante y después de la crisis del euro. Aunque el entonces
Ministro Federal de Relaciones Exteriores hablaba de política exterior, es claro que la
política económica exterior también tiene que guiarse por los principios de liderazgo
“responsable, contenido y reflexivo” que predicaba.
Será cuestión de tiempo para que surja otro país que reclame a Berlín compen-
sar de alguna forma sus superávits, y también para que dentro de Alemania otras
fuerzas (muy probablemente el pujante partido de extrema derecha Alternativa para
Alemania) exijan un cambio de las políticas que afianzan a un campeón económico
global a costa de contener beneficios e inversiones para la población. Un sondeo publi-
cado en abril de 2018 por la fundación Bertelsmann apunta en esa dirección: el 70%
de los alemanes considera que el crecimiento del libre comercio es fundamentalmente
positivo (atribuible al relato del orgullo de campeón), el 52% cree que el gobierno
federal alemán no protege lo suficiente a sus ciudadanos de los efectos negativos de
la globalización, y el 57% desearía que (pese a la posición de campeón exportador) el
gobierno protegiera a la economía de la competencia externa. Además, el 53% opina
que la inversión extranjera en Alemania es positiva, pero el 63% considera desventa-
josas las adquisiciones de empresas alemanas por empresas extranjeras.

Octubre/Diciembre 2018 94
Zirahuén Villamar

La noción de Estado comercial de Rosecrance le sienta bien a Alemania, pero los


desafíos que enfrenta el país en el siglo XXI apuntan a que habrá que pensar en una
revisión del concepto. Tal vez sea momento de actualizar la definición para que los
regímenes y las organizaciones internacionales incluyan formas de moderación de
los ganadores del orden liberal, dado el riesgo de que, dentro o fuera de las fronteras
nacionales, otros actores insatisfechos amenacen o ataquen no solo al país más bene-
ficiado, sino al sistema mismo.

95 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Mundo

REUT E RS/KEVIN LAMARQU E

El presidente estadounidense Donald Trump recibió el 27 de agosto de 2018 en el


Despacho Oval a los secretarios de Relaciones Exteriores y de Economía de México
Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo, así como al representante del gobierno entrante
Jesús Seade, para anunciar que habían logrado un entendimiento comercial entre Estados
Unidos y México, como parte de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte. Se informó también que se trataba de un acuerdo bilateral, pero que
buscarían que Canadá se integrara lo más pronto posible.
Naciones Unidas en Nueva York y Directora
Entre la academia General del Sistema de las Naciones Unidas en la

y la diplomacia
Secretaría de Relaciones Exteriores. Además, fue
representante de México en misiones interna-
cionales sobre desarme y la mujer, y Presidenta
del grupo de trabajo para la II Conferencia
Entrevista con para la Entrada en Vigor del Tratado de
Prohibición Completa de Ensayos Nuclea-
Olga Pellicer res. Tiene una extensa obra publicada y cola-
bora en diversos medios de comunicación,
Jordi Bacaria Colom como la revista Proceso. Sígala en Twitter en
@olgapellicer.
Ante el complejo escenario internacional actual,
se requieren voces de la academia y la diploma- Foreign Affairs Latinoamérica – ¿Cómo
cia que ayuden a entender cómo llegó el mundo surge su vocación por las Relaciones Inter-
al punto de ebullición en el que se encuentra. nacionales? ¿Sus estudios en París influ-
Por ese motivo, y a manera de homenaje a una yeron en su transición de la academia a la
larga trayectoria en el ámbito de las Relaciones diplomacia?
Internacionales, el Director de Foreign Affairs Olga Pellicer – El hecho de que haya sido
Latinoamérica conversó con la profesora Olga diplomática en una etapa de mi vida, quizá
Pellicer sobre su paso de la academia —su voca- la más extensa, ha llevado a generalizar y
ción— a la diplomacia, acerca de algunos de verme como una diplomática, cuando en
los temas internacionales en los que ha traba- realidad mi vida profesional empieza y con-
jado durante su carrera y sobre los retos de polí- tinúa como académica. Mi historia profe-
tica exterior de la nueva presidencia de México. sional comenzó en el Centro de Estudios
Pellicer es una reconocida académica mexicana Internacionales de El Colegio de México
con una larga actividad diplomática y actual- (Colmex), que tenía unos 3 años de haber
mente ejerce como profesora en el ITAM. Ha sido iniciado sus labores, por lo que me consi-
profesora en la Universidad Nacional Autónoma dero casi como una de sus fundadoras. Ahí
de México, en el Centro de Investigación y me formé como internacionalista, pese a
Docencia Económicas y en El Colegio de México. que obtuve en Sciences Po un certificado
Fue Directora del Instituto Matías Romero y de Estudios Políticos y cursé la maestría en
Embajadora de México en Grecia y en Austria, el Instituto Universitario de Altos Estudios
donde además fue Representante Permanente Internacionales.
ante los Organismos Internacionales con sede En realidad, comencé mi formación aca-
en Viena. Fue Embajadora Alterna ante las démica cuando entré en el Colmex y di
mis primeros cursos, que fueron Derecho
Internacional y Organismos Internacionales.
No hay nada mejor para ser académico que
JORDI BACARIA COLOM es Director de Foreign dar clases; obliga a ordenar tus ideas y los
Affairs Latinoamérica. Sígalo en Twitter en conocimientos adquiridos. En el Colmex
@bacaria_ jordi. Esta entrevista ha sido editada
y resumida para ajustarse al formato de la publi- me inicié también en la investigación,
cación. escribí mis primeros artículos y empecé a

97 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Entre la academia y la diplomacia

ver los problemas internacionales desde una entre política interna y política exterior.
óptica esencialmente mexicana y latinoa- Quería explicarme cómo la estabilidad del
mericana. Publiqué mis primeros artículos, régimen político interno y sus experiencias
que dediqué al estudio de los organismos históricas conducían a cierta política exterior,
internacionales, en la revista del Centro de y también cómo dicha política proporcio-
Estudios Internacionales del Colmex, Foro naba un prestigio que ampliaba la estabilidad
Internacional, pero poco a poco me acerqué a y el margen de maniobra del gobierno, aden-
la política exterior de México y a un campo tro y afuera. Escogí como caso de estudio
muy específico, la relación entre política nuestra política hacia la Revolución cubana
interna y política externa. durante sus primeros años. El resultado fue
En 1963, cuando llegué al Colmex, el libro México y la Revolución cubana (1972),
México se distinguía del resto de los países que analizaba la política interna y la polí-
de Latinoamérica por la estabilidad de su sis- tica exterior durante el gobierno de Adolfo
tema político. Si pensamos que era la época de López Mateos. En su momento, esta obra
la Guerra Fría, que México estaba dentro se hizo muy famosa porque incorporó nue-
de la zona de influencia de Estados Unidos, vas formas de análisis de la política exterior
que la mayoría de los países latinoamerica- mexicana, tradicionalmente analizada por
nos eran muy inestables o tenían dictadu- profesionales de la diplomacia.
ras militares, la estabilidad mexicana era una
diferencia positiva. FAL – Sin embargo, hay una transición de
México tenía una política exterior muy la academia a la diplomacia. ¿En qué cir-
predecible que adoptaba posiciones en tér- cunstancia se da este giro en su quehacer
minos jurídicos asentados en principios de profesional?
carácter defensivo: no intervención, auto- OP – Después de 15 años en el Colmex como
determinación, igualdad jurídica de los profesora e investigadora, así como editora
Estados, solución pacífica de controversias, y colaboradora de Foro Internacional y orga-
etcétera. Esa política fue constante durante nizadora de diversos seminarios, comencé
muchos años y le dio al país una personali- a enfocarme en la relación bilateral con
dad internacional que inspiraba respeto. Estados Unidos, por lo que escribí varios
México se atrevía a disentir de Estados artículos sobre el tema. En aquel enton-
Unidos en los foros multilaterales, tanto en la ces, al Secretario de Educación, Fernando
Organización de las Naciones Unidas (ONU) Solana, una persona que influyó mucho en
como en la Organización de los Estados mi vida como funcionaria pública, le intere-
Americanos (OEA). Eso se logró por la con- saba mucho la relación con Estados Unidos,
gruencia y la solidez de la argumentación, y me pidió que, desde mi punto de vista aca-
pero también porque el carácter predecible démico, le ayudara a definir cuál sería la fun-
de su posición le daba margen de acción. En ción que le debía otorgar a la recién creada
efecto, Estados Unidos sabía que había cier- Dirección General para la Relación con los
tos proyectos de resolución que México no Mexicanos en el Extranjero que se trataba, en
aceptaría si no incorporaban, por ejemplo, su realidad, de la atención a los mexicanos que
tradicional apego a la no intervención. se encontraban en Estados Unidos. Aunque
Esa situación excepcional me alentó a no de forma explícita, hubo el acuerdo
hacer un estudio más serio sobre la relación de que, a cambio de mi colaboración, se le

Octubre/Diciembre 2018 98
Jordi Bacaria Colom

daría al Colmex una partida especial para habíamos pasado un par de sabáticos que ha-
el estudio de Estados Unidos. Estuve algu- bíamos disfrutado mucho. En resumen, el
nos meses con el Secretario de Educación, aspecto familiar se arregló y, con el propósito
durante los cuales creé, entre otras cosas, un de no prolongarla más de 3 años, emprendi-
programa de formación de profesores para mos la aventura.
la enseñanza de lectura y escritura en espa- No tiene caso recordar las múltiples cir-
ñol a niños mexicanos en Estados Unidos. cunstancias por las que esa aventura duró
Hasta hace poco el programa seguía exis- 18 años. Quizá la muerte inesperada y trá-
tiendo. Luego regresé al Colmex y, gracias gica de mi compañero fue un factor para no
a una nueva partida presupuestal, coordiné desear volver a México. Fue así como me
en el Centro de Estudios Internacionales un convertí en “la embajadora Pellicer”, título
programa para el estudio de Estados Unidos. que se mantiene a pesar de mis esfuerzos por
Más adelante, en 1981, Trinidad Martí- señalar que, al no haber sido embajadora de
nez Tarragó, fundadora del Centro de In- carrera, no lo merezco.
vestigación y Docencia Económicas (CIDE), En mí paso por la SRE tuve diversas res-
me invitó para que la ayudara a establecer el ponsabilidades. Todas fueron enriquecedo-
Departamento de Estudios Internacionales ras, pues me permitieron ver las relaciones
en esa institución. Tuve el honor de ser la internacionales desde un ángulo distinto
creadora de dicho departamento. Colaboraba al que las había estudiado. Sin embargo, la
muy estrechamente con el Instituto de perspectiva académica en la que me había
Estudio de Estados Unidos, que había sido formado fue muy útil para ayudarme a inter-
establecido bajo la dirección de Luis Maira, pretar ciertos momentos. La etapa más
inolvidable académico chileno que mucho ha interesante fue, sin duda, mi papel como
contribuido a los estudios internacionales en Embajadora Alterna ante la ONU en Nueva
México. York de 1988 a 1992. Desde la terraza mara-
En esos años, llegó a la presidencia villosa que proporcionaba esa Organización
Miguel de la Madrid, quien nombró canci- presencié el fin de la Guerra Fría, la caída
ller a Bernardo Sepúlveda, que había sido del muro de Berlín, la disolución de la Unión
mi colega y buen amigo en el Colmex. El Soviética, la transformación de las relaciones
mismo cambio de gobierno provocó que de poder entre antiguos rivales y la gestación
Trinidad saliera del CIDE, lo que restó entu- de una nueva agenda para conducir los traba-
siasmo a mi trabajo en esa institución. Estaba jos de la ONU. Fue una gran tarea explicarme
a punto de regresar al Colmex cuando surgió a mí misma, a los colegas de la delegación
una tentación: Bernardo Sepúlveda me sugi- mexicana y a las autoridades de la SRE lo que
rió dar un giro temporal a mis actividades estaba ocurriendo. Encontré particularmente
ofreciéndome el puesto de embajadora en difícil sugerir cómo debía ubicarse México
Grecia. Lo recibí como un ofrecimiento muy en el nuevo mapa político que se estaba ges-
grato que aún agradezco. El acuerdo fami- tando. Para un país tan apegado a versiones
liar no fue fácil, por inesperado y sorpresivo. estrictas de la soberanía y la no intervención
Mi compañero, Tomás Brody, era un aca- en asuntos internos de los Estados, los
démico distinguido que, por azar, tenía un cambios ocurridos en tales conceptos al
sabático disponible, mis hijos veían la opor- finalizar la Guerra Fría fueron difíciles de
tunidad de estudiar en Inglaterra, donde ya asimilar.

99 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4
Entre la academia y la diplomacia

FAL – En medio de esta experiencia tan enri- Brasil) y también teníamos, mediante rigu-
quecedora, ¿cómo fue su llegada al Instituto rosos concursos de ingreso, estudiantes pro-
Matías Romero? venientes de diversos centros de estudio.
OP – Ocurrió algunos años después. Regresé Todos eran estudiantes de tiempo completo.
a México para hacerme cargo de la Dirección Dentro de lo que considero como las apor-
General de la ONU, en aquellos años una de taciones más importantes al Instituto, está
las más grandes de la Secretaría. Fue muy mi contribución a la formación de cuadros
gratificante tener entre mis colaborado- diplomáticos latinoamericanos. Llegamos
res a funcionarios que hoy representan uno a tener hasta siete estudiantes por genera-
de los acervos más valiosos de la diploma- ción procedentes de países sudamericanos.
cia mexicana: los expertos en asuntos mul- En el caso de Centroamérica, organiza-
tilaterales. Hicimos un buen equipo que mos cursos intensivos de verano que con-
trabajó teniendo siempre en mente los vien- jugaban la enseñanza con visitas a diversos
tos de cambio que soplaban en esos organis- lugares de la República Mexicana, donde
mos. Publicamos entonces varios libros que se encontraban las riquezas arqueológicas o
son testimonio del acomodo tan complejo coloniales, así como los parques de desarro-
que requirió la diplomacia mexicana para llo industrial. Fue una manera de promover
enfrentar la difícil década de 1990. En aque- el poder blando de México. Esos estudian-
llos años tuve el gusto de estar en el ITAM, tes latinoamericanos, que en su mayoría hoy
durante una estancia muy breve de 6 meses. ocupan puestos de gran importancia en sus
Cuando estaba calentando motores para vol- cancillerías, ahora son buenos aliados de
ver a la academia, vino otra tentación: la México.
dirección del Instituto Matías Romero de Hacia 1998 ocurrió algo muy significa-
estudios diplomáticos. Fue una invitación tivo para mí. Una de mis mejores amigas,
muy atractiva porque me permitía conjugar compañera de toda la vida, personalidad bri-
la experiencia académica, en la cual me había llante, Rosario Green, llegó a la SRE como la
formado, con la experiencia diplomática que primera mujer Canciller. Rosario le permi-
había adquirido. tió al Instituto Matías Romero que coordi-
En aquella época mi antecesora, Patricia nara otras actividades de la Cancillería, como
Galeana, una académica muy respetada que el área completa de publicaciones, la admi-
ha estado entre la función pública y la aca- nistración del Archivo Histórico de la SRE y
demia, había logrado que el Instituto Matías un proyecto nuevo que desafortunadamente
Romero otorgara el grado de maestría en ya desapareció: la Dirección de Prospectiva
Relaciones Internacionales, y a mí me tocó Internacional.
echarlo a andar. Fue una maestría muy exi-
tosa porque, a los 2 años de haberla empe- FAL – Su estancia en Viena también marcó
zado, el Consejo Nacional de Ciencia y sus trabajos académicos. ¿Cómo llegó a la
Tecnología la aceptó como programa de embajada de ese país?
excelencia. Teníamos estudiantes que se OP – En 1999, se presentó una última ten-
habían inscrito al concurso de ingreso al tación: me ofrecieron la embajada de
servicio exterior cuya última etapa era cur- México en Austria. Era un puesto que me
sar la maestría, algo que le copié a Itamaraty gustaba mucho porque Viena es una ciu-
(el Ministerio de Relaciones Exteriores de dad encantadora para vivir y, sobre todo,

Octubre/Diciembre 2018 100


Jordi Bacaria Colom

F A L / G E R A R D O R . VA L E N Z U E L A

Olga Pellicer en su oficina en el ITAM, donde ha sido profesora desde 2002.

es sede de varios organismos multilatera- Unidas contra la Delincuencia Organizada


les como el Organismo Internacional de Trasnacional (Convención de Palermo) y sus
Energía Atómica (OIEA), la Oficina de las protocolos adicionales. Además, el protocolo
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, relativo a la trata de migrantes se formuló
y la Secretaría Técnica Provisional de la y aprobó gracias al trabajo de la delegación
Comisión Preparatoria de la Organización mexicana. Es un tema que nos toca muy de
del Tratado de Prohibición Completa de cerca en el que era necesario encontrar el
los Ensayos Nucleares, entre otros. Esto justo equilibrio entre el combate a la trata
hace de Viena un destino menos glamo- y la no criminalización de quienes buscan
roso que Nueva York, pero igualmente inte- mejores condiciones de vida. Igualmente
resante. En ese momento di otro brinco en importante fue nuestra participación en el
mi carrera, abandoné de nuevo los aspectos protocolo contra el tráfico de armas, otro
académicos y regresé a la diplomacia multi- problema que, desde entonces, era priorita-
lateral, sin descuidar la relación bilateral con rio para México.
Austria, que tuvo momentos muy buenos Me encontraba en esas tareas cuando en
gracias a mi relación personal con la canci- 2000 se produjo el cambio de gobierno en Mé-
ller Benita Ferrero. xico. El nuevo Canciller, Jorge Castañeda,
Es difícil priorizar las diversas activida- me ofreció otra embajada que no quise acep-
des que llevamos a cabo en el ámbito multi- tar. Preferí permanecer un año más en Viena
lateral. Me siento particularmente orgullosa terminando la labor que llavabamos a cabo y
de nuestro papel en la elaboración y apro- preparando mi retiro del Servicio Exterior.
bación de la Convención de las Naciones Deseaba volver a la academia, lo que fue

101 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Entre la academia y la diplomacia

posible gracias al ofrecimiento de un gran estudio. Tiene poco que ver con la década de
amigo e internacionalista, Rafael Fernández 1950, cuando inicié mis estudios.
de Castro, para integrarme al Departamento de
Estudios Internacionales del ITAM. Y aquí FAL – En este cambio de siglo, también el
sigo desde el otoño de 2002. empoderamiento de la mujer, incluso más
allá de las Relaciones Internacionales y la
FAL – Desde el punto de vista acadé- diplomacia, ha sido significativo. ¿Cómo ve
mico, ¿qué le parece la formación actual en el papel de la mujer en el mundo actual?
Relaciones Internacionales y cómo ve a las OP – Me gusta esto del empoderamiento
nuevas generaciones? femenino, pero considero que no ha sido
OP – Cuando ingresé a lo que era la Escuela lineal ni siempre ha ido hacia arriba. En mi
Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de época en la ONU fui Presidenta de la Comisión
la Universidad Nacional Autónoma de Mé- de la Mujer y también presidí los trabajos
xico, a medidos de la década de 1950, la licen- para la Declaración Política de la Conferencia
ciatura se llamaba Ciencias Diplomáticas. Mundial sobre la Mujer en Beijing, en 1995,
Afortunadamente cambió de nombre a Re- un parteaguas en el tratamiento internacio-
laciones Internacionales cuando se institu- nal del tema de la mujer, al haberse aprobado
cionalizó ya como una disciplina especifica la plataforma de acción que dejó huella en
de las Ciencias Políticas. En aquel enton- todo el trabajo a favor de la mujer tanto en el
ces, había pocos o ningún centro de inves- ámbito gubernamental como fuera de este.
tigación sobre el tema. Nuestra generación Eso ocurrió hace 23 años y, desde entonces,
fue de las primeras que trataron de ver las ha habido altibajos. Sin duda, hay adelantos
Relaciones Internacionales como una disci- en la toma de conciencia de la discrimina-
plina independiente en la que surgían mar- ción hacia la mujer y la combatividad es cada
cos de interpretación teóricos y se intentaban día más visible en el mundo. Pero los resulta-
trazar patrones de comportamiento regulares dos siguen siendo ambivalentes. Las mujeres
y predecibles. argentinas han mostrado enorme capacidad
Ahora, las escuelas de Relaciones Inter- de organización y articulación de demandas
nacionales han proliferado tanto en la Ciu- en su lucha por la no penalización del aborto;
dad de México como en el resto del país; se sin embargo, perdieron el voto en el Senado.
ha convertido en una carrera muy popular. Admiro mucho a las mujeres estadouniden-
Desde luego, ya no se ve desde el ángulo ses que, en la era de Donald Trump, han lle-
exclusivo de la diplomacia. Ahora es una vado a cabo fuertes movilizaciones a favor
carrera muy interdisciplinaria, punto de de sus derechos. Sin embargo, es posible que
encuentro de estudios históricos, económi- llegue a la Suprema Corte estadounidense
cos, políticos y, recientemente, de cibersegu- un juez muy conservador que se propone
ridad, todo desde la mirada de las relaciones dar marcha atrás en lo concerniente al dere-
internacionales. cho al aborto.
En el siglo XXI, cuando la globalidad En términos generales, México no es un
es el signo de los tiempos, la carrera de país con un movimiento feminista tan fuerte
Relaciones Internacionales tiene múltiples como el que vemos en otras partes. Se ha
salidas de especialización. Se puede afirmar avanzado muy poco, por lo que aún queda
que todo lo global pertenece a su campo de mucho por hacer en temas como la igualdad

Octubre/Diciembre 2018 102


Jordi Bacaria Colom

salarial, la no discriminación —sobre todo fuerza la obligación de los países nuclea-


en los niveles altos de empleo— la violen- res de llevar a cabo medidas de desarme.
cia, los feminicidios, la cultura machista, así Además, algunos países no se adhirieron,
como con asuntos relacionados con el cui- como la India e Israel. Más tarde, Pakistán
dado de los hijos y la familia, cuya respon- lo abandonó alegando la urgencia de tener
sabilidad sigue siendo fundamentalmente de armas nucleares si la India las tenía. Israel
la mujer. no las declara oficialmente, pero se sabe que
tiene los conocimientos y los materiales para
FAL – Ahora que menciona a Trump, dos producirlas en corto tiempo. Esas circuns-
sucesos importantes son la salida de Estados tancias, en particular el caso de Israel, han
Unidos del acuerdo nuclear con Irán y su generado el interés de Irán por desarrollar
cercanía con Kim Jong-un, ya que han puesto armas nucleares.
de nuevo sobre la mesa la capacidad de los En mi opinión, el acuerdo para poner
acuerdos internacionales para hacer frente fin al programa nuclear de Irán es uno de
a la desnuclearización. ¿Qué tanto reducen los grandes éxitos diplomáticos de la era
estas actitudes la eficacia del Tratado de No de Barack Obama. Fueron negociacio-
Proliferación Nuclear (TNP)? nes complejas pero exitosas entre Irán, los
OP – Una de las preocupaciones centrales cinco miembros permanentes del Consejo
en el mundo ha sido el peligro de una guerra de Seguridad y Alemania. Considero un
nuclear, porque sabemos que sería devasta- grave error por parte de Trump haber aban-
dora y que la recuperación tardaría muchí- donado el acuerdo. Al hacerlo, entre otras
simos años. Después de Hiroshima se trató cosas, está violando uno de los principios de
de regular y controlar esa arma tan mortí- la Carta de la ONU, según el cual las deci-
fera. Sin embargo, desde el principio se vio siones del Consejo de Seguridad son obliga-
que el desarme nuclear sería muy difícil. El torias para todos los Estados miembros. El
conocimiento para fabricar armas nucleares acuerdo con Irán fue aprobado por unanimi-
llegó para quedarse. No obstante, el anhelo dad en ese órgano. Romper las reglas de la
de un mundo sin armas nucleares perma- ONU y alentar tensiones dentro de Irán y en
nece. De ahí que, a principios de 2017, se fir- esa zona del Medio Oriente, es un juego de
mara el Tratado sobre la Prohibición de las alto riesgo cuyas consecuencias pueden ser
Armas Nucleares, al que no se han adherido, muy negativas.
como era de esperarse, ninguno de los paí-
ses nucleares. FAL – En el fondo, ¿se desconfía de la capa-
Lo que ha prosperado, con altibajos, son cidad de verificación y control del OIEA
las medidas colaterales de desarme; es de- sobre el cumplimiento del acuerdo con Irán?
cir, las que buscan la no proliferación de OP – No veo los motivos para tal descon-
armas nucleares. El ejemplo regional más co- fianza. El trabajo de los inspectores que revi-
nocido es el Tratado de Tlatelolco, y el más san periódicamente el cumplimiento por
importante de carácter mundial es el TNP. parte de Irán de las obligaciones adquiridas
El TNP tuvo grandes fisuras desde su no ha sido objeto de señalamientos negati-
nacimiento en 1967. Impuso obligaciones vos. Lo verdaderamente importante para
muy claras a los países que no tienen armas que Trump lo haya desconocido se rela-
nucleares, pero no estableció con suficiente ciona con voces del Partido Republicano que

103 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Entre la academia y la diplomacia

siempre fueron críticas de un acuerdo al que península. En este caso, ni China ni Estados
se oponía vivamente Israel. Debilitar la fun- Unidos, los dos grandes poderes hegemóni-
ción de la ONU con base en intereses de sec- cos, serían la voz decisiva, sino quizá los paí-
tores republicanos en Estados Unidos es un ses pequeños serán los que decidan su futuro.
precedente muy inquietante.
FAL – Mencionaba que, en su época como
FAL – ¿Qué pasa particularmente con el caso Embajadora, México se distinguía en Latino-
de Corea del Norte? américa por su política exterior. Ahora, ante
OP – A pesar de que Corea del Norte es un los conflictos que hay en varios países de la
Estado firmante del TNP, lo abandonó de región, ¿cuál sería el papel de la política exte-
manera unilateral y comenzó a producir los rior mexicana con el nuevo gobierno?
materiales y adquirir la tecnología para fabri- OP – Lo primero sería preguntarnos cuánto
car armas nucleares. Esto ha sido un ejemplo ha cambiado la región latinoamericana y en
de lo ineficiente que puede ser un régimen qué medida esos cambios le abren espacio
de sanciones establecido para impedir que al liderazgo mexicano. Para empezar, en los
un Estado adquiera armas nucleares. El pro- últimos años el péndulo político en Latino-
blema tomó una nueva dimensión cuando se américa ha oscilado a la derecha, mientras
reunieron Trump y Kim, pues cambió no solo que en México estamos por iniciar, por pri-
la retórica de los mandatarios, sino también mera vez en la historia contemporánea, un
el papel del líder de Corea del Norte como gobierno de izquierda.
actor internacional que puede hablarse de tú Latinoamérica pasa por momentos muy
a tú con el Presidente de Estados Unidos. difíciles. Por una parte, tenemos la tragedia
Es decir, si alguien tiene armas nucleares de Brasil, un gran país, con enorme poten-
se amplían sus márgenes de acción y ad- cial, cuya importancia geopolítica no va a
quiere un estatus internacional que no podría disminuir, pero que ha perdido el liderazgo
alcanzar sin la posesión de las armas. Es un y la autoridad moral que tuvo en Sudamérica
mensaje muy preocupante para países que por los problemas internos que atraviesa.
han anhelado adquirir armas nucleares justa- En Argentina, el recuerdo de los Kirchner
mente para ese fin. Imagino que países como como líderes que podían inclinar las decisio-
Arabia Saudita o Egipto ahora están conven- nes hacia la izquierda está muy desgastado;
cidos de que, para sentarse a dialogar desde les queda muy poca autoridad moral. En
posiciones de mayor poder con Estados cuanto a Colombia, hay enormes problemas
Unidos o el Reino Unidos, les convendría internos y no se sabe en qué va a terminar
desarrollar armas nucleares. la reconciliación con las Fuerzas Armadas
También es interesante analizar el papel Revolucionarias de Colombia.
del presidente de Corea del Sur Moon Jae-in No creo que existan las condiciones para
en la solución del conflicto de la península que México impulse alguna causa o una
coreana. Aunque es respetado por unos nueva propuesta multilateral, como ocurrió
y criticado por otros, me parece que es un con la creación de la Comunidad de Estados
Presidente que ha intentado que su país Latinoamericanos y Caribeños, la última gran
actúe con cierta independencia de Estados aportación de México al multilateralismo lati-
Unidos, lo que le ha brindado la capacidad de noamericano y caribeño. En general, México
avanzar en cierta dirección para pacificar la tendrá un gobierno de izquierda que nadará

Octubre/Diciembre 2018 104


Jordi Bacaria Colom

a contracorriente en Latinoamérica. Uno de noviembre de 2018, ya que así cumple una


sus apoyos importantes puede ser el pen- promesa de campaña: acabar con el TLCAN.
samiento de la Comisión Económica para Pero el tema migratorio sigue siendo muy
América Latina y el Caribe, que en mucho difícil y tenemos por delante un panorama
coincide con el del presidente electo Andrés de humillación y pérdida de estabilidad de
Manuel López Obrador sobre el tema, por un porcentaje alto de trabajadores mexica-
ejemplo, de la desigualdad. nos que se encuentran en Estados Unidos.
En cuanto a la lucha contra el narcotráfico,
FAL – En cuanto a la relación bilateral con me preocupa la visibilidad que ha adqui-
Estados Unidos, ¿cuáles son sus impresiones rido en los medios de comunicación, prin-
sobre el papel de la diplomacia mexicana? cipalmente en Estados Unidos, el tema de
¿Qué le espera al nuevo gobierno? los opioides, porque se sabe que, en gran
OP – Nuestra integración económica con medida, provienen de México. Es un tema
Estados Unidos es cada vez más visible. La que seguramente generará tensiones, sobre
economía mexicana, o al menos el compor- todo si el nuevo gobierno busca la legaliza-
tamiento de sus mercados y la confianza o ción de algunas drogas, pues repercutiría en
desconfianza en el futuro económico, tiene ciertos acuerdos con Estados Unidos.
mucho que ver con lo que pase en nuestra Por último, otro punto rojo de la relación
relación con Estados Unidos. Por lo tanto, hay bilateral es la frontera sur. En este asunto se
motivos para buscar el entendimiento, aun si cruza el tema de la migración centroameri-
es solo en el aspecto comercial. Eso le permi- cana con el tema de la seguridad nacional
tirá al nuevo gobierno entrar con ese flanco mexicana. Desde el gobierno de Obama,
cubierto, de modo que no corra el peligro de Washington quiere que asumamos la res-
que se derrumbe el peso o de sembrar incer- ponsabilidad de trazar la frontera de Estados
tidumbre entre los inversionistas, al menos en Unidos en el sur de México y que nuestro
ciertos sectores. Por eso encuentro muy com- país sea el que impida el paso de centroame-
presible que se haya concretado un entendi- ricanos. Lo veo como un conflicto de largo
miento sobre algo que, a simple vista, ya no plazo, con pocas soluciones viables y con
es el Tratado de Libre Comercio de América definiciones de carácter político muy difí-
del Norte (TLCAN), porque Trump ya no ciles para México, porque si no queremos
quiere que se llame así. Pero, finalmente, este que nos pongan un muro allá, no podemos
acuerdo comercial Estados Unidos-México, al aceptar poner un muro en la frontera sur, el
que esperamos se una Canadá, será defendido cual, además, no serviría para nada por ser
por México y lo considero positivo desde el una frontera esencialmente porosa. El nuevo
punto de vista económico. gobierno enfrentará una disyuntiva política-
En otros aspectos, como la seguridad, el mente difícil, y debe estar consciente de que
tráfico de drogas y la migración, la relación la relación con Estados Unidos debe abor-
sigue siendo muy conflictiva. Sería un grave darse desde una perspectiva integral, mucho
error adoptar una especie de optimismo de más allá del comercio.
que “ya nos entendimos con Trump”. El
entendimiento en materia comercial se ha FAL – ¿Pero hay alguna esperanza de que, en
logrado, entre otras cosas, porque a Trump le algún punto, se pueda llegar a un entendi-
conviene para las elecciones intermedias de miento en esta relación bilateral tan compleja?

105 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Entre la academia y la diplomacia

OP – Hay cierta esperanza, pero tam- económicamente que no es el momento de


bién escepticismo. No es fácil ser vecino de deshacer toda esa red de comercio y produc-
Estados Unidos, mucho menos con un pre- ción conjunta que ya existe. Ahora bien, la
sidente como Trump. El mundo entero se llamada de atención que nos dio el proteccio-
pregunta cómo lidiar con él, ¡imagínate noso- nismo de Trump obliga a México a diversifi-
tros! México es una especie de túnel por el carse, pero esos son proyectos de largo plazo
que pasan muchas cosas que ellos deman- para los que no estamos preparados desde
dan y que al mismo tiempo rechazan, como el punto de vista de infraestructura, planta
drogas y mano de obra barata. ¿Algunas productiva, actitud empresarial, conocimien-
situaciones son ventajosas? Sin duda, aun- tos, etcétera. Lo interesante de vivir en estos
que no para creer que tenemos un destino momentos de transición es que proporcionan
de bienestar compartido. Ese es un lema la oportunidad de imaginar caminos nuevos.
que me molesta mucho, porque me parece Seguramente no veré hasta dónde llegan,
falso. En todo caso, estamos tan integrados pero al menos animan a reflexionar.

Octubre/Diciembre 2018 106


Un mundo realista
Los jugadores cambian, pero el juego
continúa
Stephen Kotkin

L
a geopolítica no regresó: nunca se fue. El curso de la historia tiende a ser
engañoso. Cada hegemón piensa que es el último; todas las épocas creen que
van a durar para siempre. En realidad, desde luego, los Estados surgen,
compiten entre sí y se derrumban. Y así se determina el destino del mundo.
Ahora, como siempre, la política de las grandes potencias va a conducir los acon-
tecimientos, y las rivalidades internacionales serán resueltas por las capacidades de
sus competidores: su capital material y humano, y su habilidad para gobernarse con
eficacia a sí mismos y a su política exterior. Esto significa que el rumbo del próximo
siglo estará determinado en gran medida por cómo manejen China y Estados Unidos
su relación y sus recursos de poder.
Así como el libre comercio del Reino Unido permitió que se fortaleciera su adversa-
rio, la Alemania imperial, lo mismo ha hecho el libre comercio de Estados Unidos con
China. Según esta lógica, para la hegemonía liberal no era peligroso dejar que sus com-
petidores autoritarios ganaran terreno, porque los contrincantes necesariamente enfren-
tarían una elección difícil: continuar siendo autoritarios y estancarse o liberalizar la
economía para continuar creciendo. En cualquiera de los dos casos, la hegemonía estaría
bien. No terminó bien la primera vez y, la segunda, los resultados también son dudosos.
China pronto tendrá una economía sustancialmente más grande que la de Estados
Unidos. Aún no se ha democratizado ni lo hará en el corto plazo, puesto que la con-
figuración institucional comunista no permite llegar a una democratización. Sin
embargo, el autoritarismo no ha implicado estancamiento, dado que las instituciones
chinas se las han arreglado para combinar la meritocracia con la corrupción, la com-
petencia con la incompetencia y, de algún modo, han logrado que el país avance con
un éxito imparable. Podría desacelerarse pronto, incluso podría colapsar debido a su
miríada de contradicciones; sin embargo, los analistas han pronosticado esto mismo
desde hace décadas y, hasta ahora, se han equivocado sistemáticamente.

STEPHEN KOTKIN es profesor John P. Birkelund ’52 en Historia y Asuntos Internacionales


en la Princeton University e investigador distinguido en la Hoover Institution de la Stanford
University.

107 MATERIAL ORIGINAL DE FOREIGN AFFAIRS . Volumen 97 Número 4 · Volumen 18 Número 4


Un mundo realista

Mientras tanto, conforme China avanza, en gran medida contra toda expectativa,
Estados Unidos y otras democracias consolidadas han caído en disfunciones internas,
lo que pone en entredicho el futuro de su poder. Sus élites condujeron a las genera-
ciones de la globalización con suficiente éxito como para fomentar la movilidad social
y el progreso humano en todo el mundo. Lo hicieron sobre la marcha y les fue bas-
tante bien. Sin embargo, mientras se atiborraban hasta reventar, pasaron por alto los
efectos económicos y sociales negativos en los ciudadanos de sus propias periferias.
Así, les abrieron la puerta a los demagogos para que explotaran con saña la situación.
La Gran Depresión terminó una época anterior de globalización, la que había
comenzado a finales del siglo XIX. Hay quienes pensaron que la crisis financiera mun-
dial de 2008 tendría el mismo efecto. El sistema sobrevivió, pero las medidas de emer-
gencia que se tomaron para salvarlo —entre las que figuran los rescates financieros de
los bancos, pero no de particulares— revelaron
y agudizaron sus contradicciones internas. Y en
la década siguiente, los movimientos antisis- El surgimiento de Estados
tema se han reproducido como la hierba mala. Unidos no habría podido
La competencia actual entre China y Estados
Unidos es un nuevo giro de una vieja histo- ocurrir sin el
ria. Hasta el inicio del siglo XIX, China era por debilitamiento de China.
mucho la economía más grande del mundo y el
país más poderoso, con aproximadamente el 40%
del PIB mundial. Entonces, entró en un largo declive, devastada por dentro y por fuera;
más o menos al mismo tiempo, nació Estados Unidos y comenzó su largo ascenso hacia
el dominio del mundo. El surgimiento de Estados Unidos no habría podido ocurrir
sin el debilitamiento de China, dada la importancia que tuvo el dominio de Estados
Unidos sobre Asia para la primacía de ese país. Sin embargo, tampoco podría haber
ocurrido el resurgimiento de China si Estados Unidos no hubiera provisto al mundo
de seguridad y mercados abiertos.
De modo que ambos países han dominado al mundo. Cada uno tiene sus propias
fortalezas y debilidades, y, por primera vez, se confrontan como iguales. Es dema-
siado pronto para decir cómo van a desarrollarse los acontecimientos; sin embargo,
podemos estar seguros de que el juego continuará.

CUIDADO CON LO QUE DESEAS


Para comprender el mundo de mañana, hay que voltear a ver el pasado. En la década
de 1970, Estados Unidos y sus aliados eran ricos, pero estaban desorganizados y estan-
cados; la Unión Soviética había alcanzado la igualdad militar y seguía armándose;
China se convulsionaba entre los conflictos internos y la pobreza; la India era más
pobre que China; Brasil, gobernado por una junta militar, tenía una economía apenas
mayor que la de la India, y Sudáfrica estaba dividida en dos naciones bajo el régimen
del racismo institucionalizado.

Octubre/Diciembre 2018 108


Stephen Kotkin

Cuatro décadas después, la Unión Soviética se desintegró y sus Estados suceso-


res han adoptado el capitalismo y la propiedad privada. China, todavía políticamente
comunista, escogió los mercados en lugar de la planeación y ha crecido hasta conver-
tirse en la segunda economía del mundo. Aquella India pauperizada ocupa ahora el
sexto lugar entre las economías del mundo. Brasil se volvió una democracia, experi-
mentó un despegue económico y ahora es la octava economía del mundo. Sudáfrica
suprimió el apartheid y se convirtió en una democracia multirracial.
El rumbo de estos cambios no fue accidental. Después de la Segunda Guerra
Mundial, Estados Unidos y sus aliados se esforzaron por crear un mundo abierto, con
un comercio cada vez más libre y una integración mundial cada vez mayor. Los for-
muladores de políticas públicas apostaron a que si ellos lo erigían, la gente lo acepta-
ría. Y tuvieron razón. Tomados en conjunto, los resultados han sido extraordinarios.
Sin embargo, aquellos mismos formuladores de políticas públicas y sus descendien-
tes no estaban preparados para el éxito cuando llegó.
La globalización genera riqueza y persuade a los dinámicos centros económicos
urbanos de que inviertan en el extranjero en vez de hacerlo en las regiones más apar-
tadas de su propio país. Esto incrementa la eficiencia económica y las ganancias abso-
lutas, más o menos como lo indica la teoría económica convencional. Y ha reducido la
desigualdad en el mundo, al permitir que cientos de millones de personas salgan de
la pobreza extrema.
No obstante, al mismo tiempo, semejante redireccionamiento de la actividad eco-
nómica incrementa la desigualdad de oportunidades y el sentimiento de traición polí-
tica dentro de los países ricos. Para algunos de los perdedores, el daño consiste en lo
que perciben como un insulto cultural, a medida que sus sociedades se les vuelven
desconocidas. Las élites occidentales se concentraron más en cosechar los beneficios
de la globalización que en minimizar sus costos y, como resultado, han sobrecargado
el proceso y exacerbado sus consecuencias divisivas.
Muchos se habían convencido de que la integración mundial se trataba fundamen-
talmente de economía y acercamiento, y de que seguiría avanzando inexorablemente.
Solo unas pocas Casandras, como el politólogo Samuel Huntington, señalaron que
la cultura era más poderosa y que la integración acentuaría las diferencias en vez de
disolverlas, tanto dentro como fuera de los países. En 2004, Huntington escribió que

en el Estados Unidos actual, existe una gran brecha entre las élites del país y la pobla-
ción general respecto de la preminencia de la identidad nacional en comparación con
otras identidades y sobre el papel que le corresponde desempeñar a Estados Unidos
en el mundo. Una parte sustancial de la élite está cada vez más divorciada de su país
y la población estadounidense, a su vez, se encuentra cada vez más desilusionada de
su gobierno.

Rápidamente, los emprendedores políticos que no pertenecían al sistema aprove-


charon la oportunidad.

109 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Un mundo realista

Como las élites occidentales habían adoptado la idea de la globalización, queda-


ron vulnerables a un movimiento de masas basado en el nacionalismo mayoritario que
ellos habían abandonado. Los tribunos de las insurgencias populares podrán recurrir
a todo tipo de engaños, pero los sentimientos de sus votantes son reales y reflejan
problemas mayores que los supuestos expertos desconocían o no tomaron en cuenta.

ESO ERA ENTONCES


Pese a todos los profundos cambios que ocurrieron durante el siglo XX, el escena-
rio geopolítico de hoy recuerda al de la década de 1970 e, incluso, a la de 1920, pero
con una excepción crucial. ¿Disminuyó el poder ruso pero perdura en Eurasia? Sí.
¿Alemania se encuentra en el centro de una Europa fuerte pero ineficaz? Sí. ¿Un
gigante distraído, Estados Unidos, tiene bastante fuerza para tomar el liderazgo, pero
vacila? Sí. ¿Brasil y Sudáfrica dominan sus regiones? Sí. Aparte de las conmociones
de los viejos centros de poder: indio, otomano y persa, la diferencia más importante
hoy es el desplazamiento de Japón por China como participante central en el equili-
brio de poder asiático.
El esfuerzo de China ha sido impresionante y el país definitivamente se ha ganado
su nueva posición. Sin embargo, nunca habría logrado lo que obtuvo durante las dos
últimas generaciones sin la apertura económica y la seguridad mundial que propor-
cionó Estados Unidos como hegemón liberal. Desde finales del siglo XIX y los inicios
del XX, Estados Unidos se ha esforzado menos que los europeos y los japoneses para
tratar de establecer un dominio colonial sobre otros territorios. En su lugar, optó por
promover sus intereses principalmente con alianzas voluntarias, instituciones mul-
tilaterales y libre comercio. En buena medida, esa decisión estuvo guiada más por
un interés visionario egoísta que por el altruismo, y se apoyaba en el dominio militar
del mundo. Así, los diversos cuerpos y procesos multinacionales del sistema de pos-
guerra se entienden mejor, de hecho, cuando no los vemos fundamentalmente como
una nueva quimera llamada “orden internacional liberal”, sino como mecanismos para
organizar y extender la inmensa nueva esfera de influencia de Estados Unidos.
Los países fuertes con ideologías marcadas tratan de hacer proselitismo y convier-
ten al rebaño en un triunfador. Por eso, difícilmente sorprende que la democracia,
el Estado de derecho y otros valores estadounidenses se hayan vuelto populares en
todo el mundo durante los años de posguerra, dado el poder del modelo de Estados
Unidos (pese al hecho de que esos ideales estadounidenses con frecuencia se mani-
festaban más por su incumplimiento que por su observancia). No obstante, ahora que
el poder de Estados Unidos ha disminuido y la marca estadounidense está en proble-
mas, queda expuesta la fragilidad de un sistema que depende del poderío, la compe-
tencia y la imagen estadounidenses.
¿Encontrarán las dos superpotencias una forma de manejar su rivalidad sin entrar
en una guerra? Si no es así, muy probablemente la causa será Taiwán. El pujante tigre
asiático es un tributo más a las maravillas de la globalización, en tanto que se enrique-
ció, se hizo fuerte y democrático tras su modesto inicio hace 7 décadas. No obstante,

Octubre/Diciembre 2018 110


Stephen Kotkin

Beijing ha insistido firmemente en reclamar todos los territorios que considera como
sus posesiones históricas, y el presidente chino Xi Jinping reafirmó personalmente que
Taiwán es un territorio y un “interés central” de China. Asimismo, el Ejercito Popular
de Liberación ha acumulado gradualmente la capacidad de tomar la isla por la fuerza.
Una acción tan radical podría parecer una locura, por el caos que provocaría
y porque el éxito interno sostenido de China depende de la estabilidad externa.
Sin embargo, las encuestas de opinión de los habitantes de la isla han registrado
una tendencia decisiva hacia una identidad taiwanesa independiente, lo opuesto a
lo que Beijing había esperado de la integración económica (las élites occidentales
no son las únicas en albergar fantasías). ¿Acaso un Beijing cada vez más poderoso
se quedará impasible viendo cómo su presa largamente perseguida se le escapa de
las manos?

AHORA TENEMOS ESTO


Durante la última década, Rusia ha frustrado las expectativas al lograr resistir la caída
de los precios del petróleo y las sanciones occidentales. El régimen de Vladimir Putin
podrá ser una cleptocracia de gánsteres, pero no solo es eso. Incluso los regímenes
autoritarios corruptos pueden ejercer una buena gobernanza sostenida en sectores
clave, y una política macroeconómica inteligente ha mantenido a Rusia a flote.
También China tiene un régimen autoritario brutal y corrupto, y asimismo ha
demostrado una capacidad de adaptación que supera lo que la mayoría de los obser-
vadores imaginaron. Sus élites han manejado el desarrollo de un país del tamaño de
un continente a una escala y una velocidad sin precedentes, al punto de que muchos
se preguntan si China llegará a dominar el mundo. En 1800, uno hubiera esperado
que China fuera el país dominante un siglo des-
pués; pero la potencia colapsó y empezó el auge
Las élites occidentales de Estados Unidos. Las proyecciones tan rectilí-
se concentraron más neas son arriesgadas. Pero, ¿y si esos pronósticos
de inicios del siglo XIX no hubieran sido erró-
en cosechar los beneficios neos, sino simplemente anticipados?
de la globalización que El autoritarismo es todopoderoso pero pre-
cario, mientras que la democracia es patética,
en minimizar sus costos. pero resiliente. China está saliendo de una larga
carrera de éxito estable, mas las cosas podrían
cambiar deprisa. Mao Zedong dirigió ese mismo régimen y fue uno de los líderes más
brutales y autodestructivos de la historia. Así como muchos supusieron que China
nunca podría llegar tan lejos, tan pronto, ahora hay quienes asumen que su creci-
miento continuará inevitablemente, con la misma escasa justificación.
La decisión de Xi de centralizar el poder tiene múltiples bases, pero una de ellas
seguramente es el conocimiento de la magnitud de los problemas que enfrenta China.
La respuesta natural de los regímenes autoritarios a las crisis es endurecer el control.
Esto permite una mayor manipulación de los acontecimientos en el corto plazo y a

111 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Un mundo realista

veces da resultados inmediatos impresionantes. Sin embargo, a la larga nunca ha sido


una receta para prosperar.
Por ahora, China, respaldada por una economía gigantesca, proyecta su poder
en todas direcciones, desde el este de China y el mar de China Meridional hasta el
océano Índico, Asia Central e incluso África y Latinoamérica. La riqueza y la constan-
cia se han combinado para reunir una cartera impresionante de poder blando y poder
duro, con la que China ha penetrado en los territorios de su oponente.
Australia, por ejemplo, es una democracia fuerte y rica con un alto grado de solida-
ridad social y es también un pilar determinante del orden estadounidense (y, casual-
mente, un obstáculo en el camino expansionista de China). Ahí, la influencia y la
interferencia de Beijing han crecido persistentemente durante la última generación,
tanto como consecuencia natural de la interdependencia económica, como debido a
una campaña china de largo plazo para atraer a Australia a una especie de finlandi-
zación del siglo XXI. Procesos similares ocurren en Asia y Europa, conforme China
se aventura a construir una Gran Eurasia con centro en Beijing que, tal vez, incluso
aleje a Europa del Atlántico.
Ahora mismo, la devaluación de Estados Unidos impulsa a China. Sin embargo,
como apuntó Adam Smith, “hay muchas ruinas en un país” y Estados Unidos sigue
siendo por mucho la potencia más fuerte del mundo. Por si fuera poco, no será un
juego bilateral. Sí, el Reino Unido permitió que Alemania creciera y enfrentara
su hegemonía dos veces, pero también permitió el ascenso de Estados Unidos, de
modo que cuando se levantó Alemania, fue posible, como lo comprendió Winston
Churchill, que el Nuevo Mundo, con todo su poderío, acudiera en ayuda del
Viejo.
Del mismo modo, Estados Unidos ha permitido el crecimiento de China, pero
también ha facilitado el desarrollo de Europa, Brasil, la India, Japón y otros. Y por
mucho que estos actores se irriten con ciertos aspectos del liderazgo estadounidense
o persigan las inversiones chinas, preferirían mantener la situación actual, antes que
verse forzados a postrarse ante el Reino Medio.
Hoy, el tema del día parece ser si la esfera de influencia china puede extenderse sin
derrocar el orden internacional actual creado y dominado por Estados Unidos;
sin embargo, es demasiado tarde: esa esfera ya se expande prodigiosamente, y su
ascenso le ha ganado el derecho a poner reglas. Por lo tanto, la verdadera pregunta es
si China va a pasar por encima de otros países, porque puede (y si Estados Unidos va
a compartir el liderazgo mundial, porque debe).
¿Son codependientes los compromisos de un hegemón, de modo que, si se renun-
cia a unos se afecta a los demás? ¿Pueden alianzas y garantías distenderse solo en un
lugar? En pocas palabras, ¿es posible hacer una retirada ordenada o al menor indicio
se convierte en desbandada? Una correcta transición estadounidense de la hiperac-
tividad hegemónica a un compromiso mundial más selectivo de los intereses funda-
mentales podría ser bienvenida, tanto dentro como fuera del país, aunque reclamen
ciertos políticos y expertos. No obstante, los repliegues pacíficos son la excepción y
ninguno ha comenzado desde arriba.

Octubre/Diciembre 2018 112


Stephen Kotkin

La historia no dice nada sobre el futuro, excepto que será una sorpresa. La impre-
sión en tres dimensiones, la inteligencia artificial y las revoluciones digital y genética
podrían trastornar el comercio mundial y desestabilizar radicalmente al mundo; sin
embargo, en geopolítica, también es posible alcanzar buenos resultados. El realismo
no es una reacción desesperada. Con todo, se necesitan cuatro condiciones para que
los gladiadores de hoy enfrenten la adversidad y eviten atacarse unos a otros como lo
hicieron sus antepasados. Los formuladores de políticas públicas occidentales deben
encontrar la manera de lograr que las grandes mayorías se beneficien de un mundo
abierto e integrado, para que lo acepten. Los formuladores de políticas públicas chi-
nos deben impulsar el crecimiento pacífico de su país mediante compromisos, en
lugar de imponerse por la fuerza también al exterior. Estados Unidos necesita fijar el
equilibrio exacto entre una fuerte disuasión y una fuerte afirmación frente a China y,
en el ámbito interno, debe poner su casa en orden. Por último, algún milagro tendrá
que ocuparse de Taiwán.

113 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Un mundo liberal
El orden resiliente
Daniel Deudney y G. John Ikenberry

L
as fuerzas oscuras de la política mundial —el iliberalismo, la autocracia, el na-
cionalismo, el proteccionismo, las esferas de influencia y el revisionismo te-
rritorial— se han reafirmado décadas después de que supuestamente habían
sido erradicadas de Occidente. No hay esperanzas de que China y Rusia avancen
rápidamente hacia la democracia y apoyen el orden mundial liberal. Todo lo contra-
rio: han fortalecido su sistema autoritario nacional y han violado las normas interna-
cionales. Sorprende todavía más que los principales promotores del orden mundial
liberal hayan elegido socavar su propio sistema, como ocurrió en el Reino Unido con
el voto para separarse de la Unión Europea y con la elección de Donald Trump como
Presidente de Estados Unidos. En todo el mundo está emergiendo una nueva men-
talidad nacionalista que ve las instituciones internacionales y la globalización como
amenazas a la soberanía y la identidad nacionales, más que como oportunidades.
El reciente ascenso de las fuerzas y de los dirigentes iliberales ciertamente es pre-
ocupante. No obstante, es muy pronto para enterrar al liberalismo como teoría de las
relaciones sociales, a la democracia liberal como sistema de gobierno y al orden liberal
como marco general de la política internacional. La visión liberal de naciones Estado
que cooperan para alcanzar la seguridad y la prosperidad sigue siendo tan vital hoy
como en cualquier otro momento de la era moderna. Durante su historia, la democra-
cia liberal ha caído en baches de los que no solo ha salido avante, sino que ha ganado
terreno. Y lo ha logrado apelando a sus valores fundamentales y sus capacidades úni-
cas para tratar de resolver los problemas de la modernidad y la globalización.
El orden también perdurará. Aunque el poder relativo de Estados Unidos está dis-
minuyendo, el sistema internacional que ese país ha sostenido durante 7 décadas es
sorprendentemente duradero. En tanto que siga aumentando la interdependencia en
asuntos económicos, de seguridad y ambientales, los pueblos y gobiernos de todo el
mundo se verán obligados a colaborar para solucionar los problemas o, de lo contra-
rio, sufrir daños graves. Estos esfuerzos necesariamente aprovecharán las institucio-
nes del orden liberal y las fortalecerán.

DANIEL DEUDNEY es profesor asociado de Ciencia Política en la Johns Hopkins University.


G. JOHN IKENBERRY es profesor Albert G. Milbank de Política y Asuntos Internacionales
en la Princeton University.

MATERIAL ORIGINAL DE FOREIGN AFFAIRS . Volumen 97 Número 4 Octubre/Diciembre 2018 114


Daniel Deudney y G. John Ikenberry

LA VISIÓN LIBERAL
Conforme al liberalismo moderno, la política mundial requiere más integración polí-
tica porque la interdependencia es cada vez mayor. Pero los órdenes políticos no
surgen espontáneamente, y los liberales argumentan que un mundo con más países
capitalistas democráticos y liberales sería más pacífico, próspero y respetuoso de los
derechos humanos. El final de esta historia pudiera no ser el triunfo del liberalismo,
pero es inevitable que un orden mundial decente sea liberal.
Esta teoría pareciera carecer de sustento en vista del ascenso reciente de las fuer-
zas iliberales y la aparente pérdida de terreno del orden liberal internacional. Sin
embargo, salvo contadas excepciones, los países seguirán interactuando principal-
mente por medio de instituciones desgastadas y con miras a lograr acuerdos prag-
máticos para su propio beneficio.
Además, parte del motivo por el que el liberalismo pudiera parecer inadecuado
para estas épocas es que muchos de sus críticos arremeten contra una versión fácil-
mente refutable de la teoría. Se suele acusar a los liberales de hacer suposiciones
demasiado optimistas, incluso utópicas, sobre lo
que ha sido la historia del hombre. Pero su opti-
El final de esta historia mismo no es tan espontáneo y está atemperado
podría no ser el triunfo con el reconocimiento de los sacrificios trágicos,
además de que están atentos a la posibilidad de
del liberalismo, pero es una catástrofe a gran escala. Como los realis-
inevitable que un orden tas, se dan cuenta de que muchas veces el hom-
mundial decente sea liberal. bre, por naturaleza, busca el poder, razón por la
cual son defensores de los contrapesos constitu-
cionales y jurídicos. Pero a diferencia de los rea-
listas, quienes ven la historia como un ciclo, los liberales son herederos del proyecto
ilustrado de innovación tecnológica, que abre nuevas posibilidades para el progre-
so humano y para el desastre.
El liberalismo consiste esencialmente en gobiernos pragmáticos, sistemas eco-
nómicos basados en el mercado e instituciones internacionales surgidas no del idea-
lismo, sino de la creencia de que esas estructuras son más adecuadas que otras para
servir los intereses humanos en el mundo moderno. De hecho, cuando los pensadores
liberales piensan en el orden mundial, la variable que más les importa es la interde-
pendencia. Por primera vez en la historia, ahora las instituciones mundiales son necesa-
rias para alcanzar los intereses humanos básicos; las distintas variantes de fuerte
interdependencia, antes tan escasas, ahora abundan en todo el mundo. Por ejem-
plo, antes los problemas ambientales se limitaban principalmente a países o regiones.
Ahora, el efecto acumulativo de las actividades humanas sobre la biosfera ha sido tal,
que la era actual ha recibido un nuevo nombre geológico: el Antropoceno. El libera-
lismo, a diferencia de las alternativas nacionalistas y realistas retrógradas, tiene una
adaptabilidad pragmática y una afición por las innovaciones institucionales impres-
cindibles para responder a los nuevos desafíos como la inteligencia artificial, las gue-
rras cibernéticas y la ingeniería genética.

115 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Un mundo liberal

Como el liberalismo se sustenta en un compromiso con la dignidad y la liber-


tad de las personas, prácticamente no ha perdido su atractivo perenne y universal.
Consagra la idea de tolerancia, muy necesaria conforme el mundo se vuelve más y
más interactivo y diverso. Aunque Occidente es la cuna de esta ideología, sus valo-
res se han vuelto universales y sus defensores son diversos: Mahatma Gandhi, Mijail
Gorbachov y Nelson Mandela. Y a pesar de que el imperialismo, la esclavitud y el
racismo empañan la historia de Occidente, el liberalismo siempre ha encabezado
los esfuerzos —pacíficos y bélicos— para modificar estas prácticas y ponerles fin.
Cuando el largo arco de la historia alcanza la justicia, lo hace gracias al activismo y al
compromiso moral de los liberales y sus aliados.

UNA PERSPECTIVA DEL DECLIVE DE LA DEMOCRACIA


En muchos sentidos, las vicisitudes de la democracia liberal son resultado de los éxi-
tos del orden mundial liberal. Después de la Guerra Fría, ese orden se convirtió en
un sistema mundial que prosperó más allá de las fronteras de Occidente. Pero con-
forme los mercados abiertos se volvieron más comunes, empezaron a surgir proble-
mas: aumento de la desigualdad económica, violación de los viejos acuerdos políticos
entre capital y trabajo, y erosión de los pilares sociales. Los beneficios de la globaliza-
ción y la expansión económica fueron en mayor proporción para las élites. El poder
oligárquico proliferó. El capitalismo moderado se transformó en un capitalismo tahúr
en el que el ganador se lleva todo. Al final, resultó que muchas de las democracias
incipientes carecían de las tradiciones y hábitos necesarios para sustentar las institu-
ciones democráticas. El raudal de inmigrantes provocó una reacción xenofóbica. En
conjunto, estos sucesos han puesto en duda la legitimidad de la vida democrática libe-
ral y han propiciado la demagogia oportunista.
Así como las causas de estas vicisitudes son claras, también lo es su solución: un
regreso a los fundamentos de la democracia liberal. Más que cuestionar los principios
básicos de la democracia liberal, la problemática actual demanda reformas que per-
mitan su cumplimiento. Para reducir la desigualdad, los líderes políticos tendrán que
recurrir a las políticas democráticas sociales consagradas en el Nuevo Trato, aprobar
la tributación escalonada e invertir en educación e infraestructura. Para fomentar un
sentido de identidad democrática liberal, necesitarán hacer énfasis en la educación
para catalizar la asimilación y promover el trabajo comunitario y el servicio público.
En otras palabras, el remedio para los problemas de la democracia liberal es más
democracia liberal; el liberalismo alberga las semillas de su propia salvación.
De hecho, las democracias liberales se han recuperado muchas veces de las crisis
causadas por sus propios excesos. En la década de 1930, el exceso de producción y la
integración de los mercados financieros trajeron una depresión económica que de-
tonó el fascismo. Pero también detonó el Nuevo Trato y la democracia social que con-
dujeron a una forma más estable de capitalismo. En la década de 1950, el éxito del
Proyecto Manhattan, aunado a la naciente rivalidad entre Estados Unidos y la Unión
Soviética, produjo una nueva amenaza: un holocausto nuclear mundial. Fue por esta

Octubre/Diciembre 2018 116


Daniel Deudney y G. John Ikenberry

amenaza que Estados Unidos, en colaboración con la Unión Soviética, fraguaron pac-
tos y acuerdos sobre armamento que rigieron los espacios mundiales. En la década
de 1970, el consumo de la naciente clase media ocasionó escasez de petróleo, estanca-
miento económico y deterioro ambiental. En respuesta, las democracias industrializa-
das avanzadas llegaron a acuerdos para coordinar la producción petrolera, invirtieron
en energías limpias y firmaron tratados internacionales con el fin de reducir los con-
taminantes. Los problemas actuales de las democracias liberales, aunque graves,
no son peores que los encarados y superados en estas últimas décadas. Por supuesto, no
hay garantía de que las democracias liberales vayan a estar a la altura esta vez, pero
descartar la posibilidad va en contra de la experiencia histórica.
Los pronósticos ominosos de estos tiempos pasan por alto esos éxitos pasados.
Los ciega la situación presente. Es comprensible, como una reacción al cambio, con-
vertir en patrón lo que es nuevo y amenazador, pero casi nunca es buena guía sobre
el futuro. Las convenciones humanas a gran escala, como la democracia liberal, rara
vez cambian tan rápida o radicalmente como pudiera parecer en cierto momento. Si
la historia sirve de referencia, los populistas y autoritarios iliberales de hoy serán los
que estimulen las resistencias y los movimientos de oposición mañana.

EL ORDEN RESILIENTE
Después de la Segunda Guerra Mundial, las democracias liberales se unieron para
crear un orden internacional que expresaba sus intereses en común. Como sucede
con la propia democracia liberal, el orden que la acompaña no es fácil de eliminar,
porque se encuentra profundamente arraigado. Cientos (si no es que miles) de millo-
nes de personas, desde agricultores hasta fabricantes de microchips, han ajustado sus
actividades y expectativas a las instituciones e incentivos de ese orden. Por desagra-
dables que sean ciertos aspectos del orden liberal, sería en extremo difícil remplazarlo
con algo diferente. Los movimientos revolucionarios despiertan muchas expectativas,
pero casi nunca logran cambios perdurables. Hoy por hoy, no es realista pensar que
unos pocos años de demagogia nacionalista revertirán el liberalismo.
La interdependencia creciente hace que el orden sea particularmente difícil de
remplazar. Desde que vio la luz en el siglo XVIII, el liberalismo ha estado compro-
metido con la mejora gradual de la condición del hombre mediante los descubri-
mientos científicos y los avances tecnológicos. Este proyecto ilustrado empezó a dar
frutos prácticos a gran escala en el siglo XIX y transformó casi todo aspecto de la vida
humana. Proliferaron las nuevas técnicas de producción, comunicación, transporte y
destrucción. El sistema liberal ha estado listo para avivar esas llamas de innovación,
pero también para solucionar las consecuencias negativas. Los argumentos de Adam
Smith a favor de la apertura comercial, por ejemplo, encontraron sustento cuando
resultó más fácil crear cadenas de suministro que se extendieran hasta el otro lado del
mundo. Y la sempiterna petición de paz cobró un significado más profundo cuando
las armas convencionales dejaron de serlo y se convirtieron en los misiles devastado-
res de la era nuclear. Las sociedades capitalistas democráticas liberales han proliferado

117 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Un mundo liberal

y crecido gracias a que les interesa particularmente el fomento y aprovechamiento


de las innovaciones, y a que manejan sus efectos colaterales y externalidades negati-
vas. En pocas palabras, la modernidad liberal se destaca por cosechar los frutos de los
avances modernos y protegerse de sus peligros.
Esta dinámica de cambio constante y de interdependencia creciente no deja de ace-
lerarse. El progreso de la humanidad ha dañado enormemente al planeta y su atmósfera,
y el cambio climático también demandará un grado sin precedentes de coope-
ración internacional. Con la intensificación de
la guerra química y cibernética, las capacidades
para causar una destrucción masiva se están aba- En la era de la
ratando y son cada vez más accesibles, con lo interdependencia mundial,
cual la regulación internacional de estas tecno-
logías se ha vuelto un imperativo vital de segu- incluso un realista tiene
ridad nacional para todos los países. Al mismo que ser internacionalista.
tiempo, el capitalismo mundial ha conducido
más personas y países a las redes de intercambio
trasfronterizas; con esto, prácticamente todos dependemos de la administración com-
petente de las finanzas y el comercio internacionales. En la era de la interdependen-
cia mundial, incluso un realista tiene que ser internacionalista.
Es también probable que el orden internacional perdure, ya que su superviven-
cia no depende de que sus participantes sean democracias liberales. El regreso al ais-
lacionismo, el ascenso de regímenes iliberales como China y Rusia, y el repliegue
generalizado de la democracia liberal en muchas partes del mundo parece ser un mal
augurio para el orden internacional liberal. Sin embargo, contrariamente a lo que
suele creerse, el carácter de muchas de sus instituciones no es distintivamente liberal.
Más bien, son westfalianas en el sentido de que están diseñadas meramente para solu-
cionar problemas de los Estados soberanos, más que para ser democráticas o autori-
tarias. Y muchos de los participantes de peso en estas instituciones distan mucho de
ser liberales o democráticos.
Considérense los esfuerzos cooperativos de la Unión Soviética durante la Guerra
Fría. En ese entonces, el orden liberal mundial era básicamente una fórmula acor-
dada entre las democracias liberales de Europa, Norteamérica y Asia Oriental. Con
todo, la Unión Soviética colaboró muchas veces con esas democracias en la forma-
ción de las instituciones internacionales. La posición decididamente antiliberal de
Moscú no le impidió unir esfuerzos con Estados Unidos para crear una serie de acuer-
dos para el control armamentista. Tampoco le impidió cooperar con Washington en
la Organización Mundial de la Salud para ser punta de lanza en la campaña mundial
contra la viruela, que se logró erradicar completamente para 1979.
Más recientemente, países de todas las tendencias han formulado reglas inter-
nacionales para impedir la destrucción del medio ambiente. Entre los firmantes del
Acuerdo de París sobre el cambio climático, por ejemplo, están autocracias como
China, Irán y Rusia. El modo westfaliano también ha predominado cuando se trata
de gobernar los bienes colectivos, como los mares, la atmósfera, el espacio exterior

Octubre/Diciembre 2018 118


Daniel Deudney y G. John Ikenberry

y la Antártida. Por poner solo un ejemplo, el Protocolo de Montreal de 1987, que ha


prevenido la destrucción de la capa de ozono, cuenta con el apoyo activo de democra-
cias y dictaduras por igual. Tales acuerdos no cuestionan la soberanía de los países que
los crean, sino que compendian medidas colectivas para solucionar problemas que no
pueden resolverse mediante acciones unilaterales.
La mayoría de las instituciones del orden liberal no exigen a sus partidarios ser
democracias liberales; basta con que sean potencias convencionales y que cumplan
sus compromisos. No cuestionan el sistema westfaliano, sino que lo sistematizan en
códigos. La Organización de las Naciones Unidas, por ejemplo, consagra el princi-
pio de soberanía nacional y, mediante los miembros permanentes del Consejo de
Seguridad, la noción de toma de decisiones de las grandes potencias. Todo esto vuelve
el orden más perdurable. Como gran parte de la cooperación internacional no tiene
nada que ver con el liberalismo o la democracia, cuando en el poder hay políticos hos-
tiles hacia todo lo liberal, pueden seguir su agenda internacional y mantener vivo el
orden mundial. La supervivencia de las instituciones westfalianas proporciona un
pilar duradero sobre el cual se pueden erigir las instituciones distintivamente libera-
les y democráticas.
Otra razón para suponer que el orden liberal perdurará está relacionada con el
regreso de la rivalidad ideológica. Los últimos 25 años han sido profundamente anó-
malos en el sentido de que el liberalismo no ha tenido ningún competidor creíble.
Durante el resto de su existencia enfrentó competencia y esta lo fortaleció. Durante el
siglo XIX, las democracias liberales buscaron desempeñarse mejor que los regímenes
monárquicos, hereditarios y aristocráticos. Durante la primera mitad del siglo XX, los
competidores autocráticos y fascistas crearon fuertes incentivos para que las democra-
cias liberales pusieran sus asuntos en orden y unieran fuerzas. Después de la Segunda
Guerra Mundial, estas democracias erigieron el orden liberal en parte para contener
la amenaza de la Unión Soviética y del comunismo internacional.
Al parecer, cada vez es más probable que el Partido Comunista de China intente
ofrecer una alternativa a los componentes del orden existente relacionados con el libe-
ralismo económico y los derechos humanos. Si al final termina compitiendo con las
democracias liberales, estas de nuevo se verán presionadas para salir en defensa de
sus valores. Como durante la Guerra Fría, tendrán incentivos para realizar reformas
internas y fortalecer sus alianzas internacionales. El colapso de la Unión Soviética,
aunque fue un gran hito en los anales de la promoción de la democracia liberal, iróni-
camente causó la eliminación de uno de los principales propulsores de la solidaridad.
La mala noticia de que las rivalidades ideológicas están reavivándose podría ser una
buena noticia para el orden liberal internacional.

EL COLAPSO DEL CENTRO


Al cuestionar el compromiso de Estados Unidos con la Organización del Trata-
do del Atlántico Norte (OTAN), las reglas de comercio del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN) y la Organización Mundial del Comercio, Trump ha puesto

119 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Un mundo liberal

en tela de juicio el papel tradicional de su país como líder del orden liberal. Y al votar
por salirse de la Unión Europea, el Reino Unido se lanzó al territorio inexplorado que
se extiende fuera de la institución de la posguerra más preciada para Europa. En un
movimiento sin precedentes, el núcleo angloestadounidense del orden liberal parece
haber dado un golpe de timón.
A pesar de las promesas de los partidarios de Trump y del brexit, será difícil reti-
rarse de estos compromisos de hace tanto tiempo. La explicación es que las institu-
ciones del orden liberal internacional, aunque suelen considerarse efímeras y frágiles,
en realidad son bastante resistentes. No surgieron por accidente, sino que fueron
el resultado de intereses profundamente arraigados. Con los años, las actividades e
intereses de infinidad de actores (empresas, grupos cívicos y burocracias guberna-
mentales) se han vuelto parte intrínseca de esas instituciones. Cortar esos vínculos
institucionales parece sencillo, pero es increíblemente complicado en la práctica.
Las dificultades saltan a la vista con el brexit. Resulta que no es tan fácil desha-
cer de un jalón toda una serie de acuerdos institucionales que se formularon durante
5 décadas y que intervienen prácticamente en cada aspecto de la vida y el gobierno
británicos. Divorciarse de la Unión Europea significa tirar por la borda soluciones a
problemas reales que no han desaparecido. En Irlanda del Norte, por ejemplo, los
negociadores en la década de 1990 encontraron una solución elegante al prolongado
conflicto al permitir que la región siguiera formando parte del Reino Unido, pero
sin controles fronterizos entre este y la República de Irlanda. Este arreglo se malo-
graría tras la salida del mercado único y unión aduanera de la Unión Europea. Si los
funcionarios efectivamente logran un brexit total, la conclusión lógica es que el aporte
económico e influencia del Reino Unido en el mundo disminuirán.
De igual modo, los esfuerzos iniciales del gobierno de Trump por modificar unila-
teralmente los términos del comercio con China y renegociar el TLCAN con Canadá
y México han mostrado cuán entrelazadas están las economías de estos países con la
de Estados Unidos. Los nuevos vínculos internacionales de la producción y el comer-
cio han producido perdedores, pero también muchos ganadores interesados en man-
tener el estado actual del mundo. Po ejemplo, los agricultores y fabricantes se han
beneficiado muchísimo del TLCAN y cabildean enérgicamente para que Trump no
modifique el tratado, por lo que le resultará políticamente difícil concretar una salida
total.
Los incentivos para que Washington permanezca en las instituciones internacio-
nales de seguridad son todavía más poderosos. La renuncia de Estados Unidos a
la OTAN, una propuesta de Trump cuando era candidato, alteraría enormemente el
orden mundial que ha proporcionado 7 décadas de paz en un continente con una larga
historia de devastación bélica, y hacerlo ahora que Rusia está resurgiendo sería mucho
más peligroso. Los intereses de Estados Unidos están tan bien cuidados por el orden
de seguridad existente que cualquier gobierno estadounidense se vería obligado a
mantenerlo. De hecho, en vez de salirse de la OTAN, el presidente Trump está enfo-
cado en la larga tradición estadounidense de tratar de hacer que los europeos aumen-
ten su gasto en defensa para que lo cubran en una proporción mayor. De igual modo,

Octubre/Diciembre 2018 120


Daniel Deudney y G. John Ikenberry

se han desmoronado y han caducado las piezas más grandes del rompecabezas del
control de armas nucleares que data del fin de la Guerra Fría. Si el liderazgo diplo-
mático estadounidense no pone de su parte, el mundo podría verse inmerso nueva-
mente en una carrera armamentista sin freno.
Las iniciativas del gobierno de Trump sobre comercio y su política de alianzas han
generado mucha ansiedad e incertidumbre, pero su efecto real ha sido menos ame-
nazador: más una renegociación que una destrucción del orden. Dejando de lado las
amenazas de Trump de una retirada total y su estilo caótico e impulsivo, su renego-
ciación de los acuerdos comerciales y alianzas de seguridad pueden verse como parte
de un equilibrio necesario y a veces desagradable de los acuerdos en que se fundan las
instituciones del orden mundial liberal.
Por otro lado, a pesar de que Trump menosprecia implacablemente el orden inter-
nacional, no siempre lo ha objetado; por el contrario, a veces ha actuado conforme al
papel tradicional de Estados Unidos como partícipe. El uso de la fuerza que más ha
llamado la atención hasta ahora ha sido el bom-
bardeo de Siria por su violación flagrante de las
Cuando Estados Unidos normas internacionales sobre el uso de armas
químicas contra la población civil. Su política
da un paso atrás, otros hacia Rusia, aunque intrincada y negociada,
ya dieron un paso adelante en esencia ha sido una continuación de la que
para sostener el proyecto. siguieron George W. Bush y Barack Obama
durante su gobierno: sancionar a Rusia por su
revisionismo en Europa del Este y el ciberes-
pacio. Tal vez más importante, como China es el centro de atención de Trump por
considerarla una gran potencia rival, su gobierno o tal vez uno futuro tendrá que rea-
comodar y ampliar las alianzas de Estados Unidos, más que abandonarlas. En cuanto
a los temas que más importan, la política exterior de Trump, a pesar de su retórica de
“Estados Unidos primero” y su ejecución caótica, sigue avanzando por el buen camino
del orden formulado por Estados Unidos.
Por supuesto, en otros frentes Trump realmente está socavando el orden libe-
ral. Pero cuando Estados Unidos da un paso atrás, otros ya dieron un paso adelante
para sostener el proyecto. En un discurso ante el Congreso de Estados Unidos en
abril de 2018, el presidente francés Emmanuel Macron habló en nombre de muchos
aliados de Estados Unidos cuando invitó a la comunidad internacional a “apurar el
paso y construir el orden mundial del siglo XXI, con base en los principios perennes
que establecimos juntos después de la Segunda Guerra Mundial”. Muchos aliados ya
están haciendo justamente eso. Aunque Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo
Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, el tratado sigue vivo y los otros
once Estados firmantes están aplicando una versión propia. De igual modo, la salida
de Trump del Acuerdo de París no ha impedido que decenas de otros países colabo-
ren para alcanzar los ambiciosos objetivos del convenio. Tampoco ha impedido que
muchos estados, ciudades, empresas y personas estadounidenses lleven a cabo sus

121 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Un mundo liberal

propios esfuerzos. El orden liberal tal vez está perdiendo a su principal promotor,
pero sus puntales van más allá del liderazgo desde el Despacho Oval.

LA VISIÓN PANORÁMICA
Resulta fácil ver los acontecimientos de los últimos años como un rechazo a la teo-
ría del liberalismo y una señal del ocaso de las democracias liberales y su orden inter-
nacional. Pero es un error. Aunque no deben subestimarse los últimos problemas, es
importante reconocer que son más la regla que la excepción. En comparación con la
peligrosa década de 1990, cuando el fin de la Guerra Fría parecía apuntar al triunfo
permanente de la democracia liberal y “el fin de la historia”, los reveses e incertidum-
bres de últimas fechas parecen insalvables. Pero desde el gran angular de la historia,
el brexit, Trump y el nuevo nacionalismo no parecen tan novedosos ni peligrosos. Las
democracias liberales han sobrevivido y florecido a pesar de desafíos mucho más gran-
des: la Gran Depresión, las Potencias del Eje y el movimiento comunista internacio-
nal. No hay motivo para creer que no podremos sobrevivir a este.
Más que nada, el optimismo por el liberalismo está justificado debido a una sim-
ple verdad: las soluciones a los problemas de hoy son más democracia liberal y más
orden liberal. El liberalismo es único entre las principales teorías de las Relaciones
Internacionales por su visión mutable de interdependencia y cooperación, caracte-
rísticas ambas del mundo moderno que no harán más que cobrar importancia con
los años. En la historia, la evolución, las crisis y los cambios tumultuosos han sido la
norma. Y la razón de que le haya ido tan bien al liberalismo es que sus modos de vida
son expertos en remontar las tormentas tumultuosas del cambio histórico. De hecho,
el efecto acumulativo de la retórica nativista de Trump y sus políticas peligrosas no ha
derrocado al sistema, sino que ha estimulado sus ajustes internos.
En el primer Congreso estadounidense, Fisher Ames comparó la autocracia con
un barco mercante “que navega bien, pero a veces golpea contra una roca y se hunde”.
Una república —dijo— “es una balsa que nunca se hundirá, solo que los pasajeros
siempre terminan con los pies mojados”. El orden liberal y sus democracias prevale-
cerán porque en los tiempos turbulentos los impresionantes barcos del iliberalismo
se van enseguida a pique, mientras que la resistente balsa del liberalismo se mantiene
a flote.

Octubre/Diciembre 2018 122


Un mundo marxista
¿Qué esperaban del capitalismo?
Robin Varghese

¿ Está destinado Karl Marx a ser el espectro que aceche al capitalismo? Con cada
descalabro económico surgen voces que claman que Marx tenía razón cuando
pronosticó que el sistema terminaría destruyéndose. Pero el problema en esta
ocasión no es una crisis súbita del capitalismo, sino su funcionamiento acostum-
brado, que en las últimas décadas exhibe patologías supuestamente superadas por
el mundo desarrollado.
Desde 1967, el ingreso promedio de los hogares estadounidenses, ajustado a la
inflación, se ha estancado para el 60% de la población más pobre, en contraste con el
aumento de la riqueza y el ingreso de los más ricos. Las variaciones en Europa, aun-
que menos marcadas, apuntan en la misma dirección. Las ganancias corporativas se
encuentran en máximos desde la década de 1960, pero cada vez más empresas prefie-
ren guardarlas que invertirlas, con lo que dañan todavía más la productividad y los
salarios. Y, recientemente, estos cambios se han dado al mismo tiempo que un debi-
litamiento de la democracia y su sustitución con gobiernos tecnócratas de las élites
globalizadas.
Conforme a la teoría convencional estos datos son inauditos, porque están reñidos con
las promesas del capitalismo, pero difícilmente habrían sorprendido a Marx. De acuerdo
a sus predicciones, la lógica interna del capitalismo conduciría con el paso del tiempo a
una desigualdad creciente, desempleo y subempleo crónicos, estancamiento salarial,
el predominio de megaempresas poderosas y la creación de una élite consolidada cuyo
poder obstaculizaría el progreso social. A la larga, el peso de estos problemas detonaría
una crisis generalizada que terminaría en una revolución.
Marx creía que la revolución se daría en las economías capitalistas más avanzadas. Sin
embargo, ocurrió en las menos desarrolladas, como China y Rusia, donde el comunismo
dio lugar a gobiernos autoritarios y estancamiento económico. A mediados del siglo XX,
en contraste, los países ricos de Europa Occidental y Estados Unidos supieron manejar,
al menos por un tiempo, la inestabilidad y la desigualdad distintivas del capitalismo en los
tiempos de Marx. Muchos consideraron que esas tendencias refutaban sus ideas.

ROBIN VARGHESE es Director Asociado de Interacción en el Programa de Promoción Eco-


nómica de la organización Open Society Foundations y Editor en 3 Quarks Daily.

123 MATERIAL ORIGINAL DE FOREIGN AFFAIRS . Volumen 97 Número 4 · Volumen 18 Número 4


Un mundo liberal

Sin embargo, a pesar de la desastrosa situación en la Unión Soviética y los países que
imitaron su modelo, la teoría de Marx aún es una de las críticas más agudas que se hayan
hecho al capitalismo. Mejor que muchos, Marx entendió los mecanismos generados por
los aspectos negativos del capitalismo y los problemas que ocurren cuando los gobiernos
no se esfuerzan por deshabilitarlos, como ha sido el caso durante los últimos 40 años.
En consecuencia, el marxismo no solo no está pasado de moda, sino que es fundamen-
tal para comprender el mundo actual.

UN MUNDO MATERIAL
La pluma de Marx fue prolífica, y el alcance de sus intereses, vasto. Sus ideas respecto a
los temas abarcados en sus escritos, como el desarrollo humano, la ideología y el Estado,
han sido relevantes. Lo que vuelve a Marx muy pertinente en la actualidad es su teoría
económica, formulada, como dijo en El capital, “para sacar a la luz la ley económica que
rige el movimiento de la sociedad moderna”. Y aunque Marx, al igual que el economista
David Ricardo, basó algunos de sus razonamientos en la imperfecta teoría del valor-tra-
bajo, sus notables aportaciones siguen vigentes.
Marx creía que, con el capitalismo, la presión sobre los empresarios para acumu-
lar capital en las condiciones de competencia del mercado conduciría a resultados que
nos parecen muy familiares en la actualidad. Primero, argumentó que la mayor pro-
ductividad laboral derivada de la innovación tecnológica sería captada mayormente
por los propietarios del capital. “Incluso cuando el salario real aumenta —escribió—
este incremento nunca está en proporción al de la
productividad del trabajo”. Dicho llanamente, los
trabajadores siempre recibirán menos de lo que El marxismo no solo
aportaron a la producción, lo que genera desigual- no está pasado de moda,
dad y pauperización.
Segundo, Marx pronosticó que la competen- sino que es fundamental
cia entre capitalistas por disminuir los salarios para comprender
los orillaría a introducir tecnologías que reduje-
ran la cantidad de mano de obra. Con el tiempo, el mundo actual.
estas tecnologías eliminarían puestos de trabajo
y dejarían desempleada o subempleada permanentemente a una parte de la población.
Tercero, Marx pensaba que la competencia conduciría a una mayor concentración en y
entre sectores, pues las empresas más grandes y rentables llevarían a las más pequeñas
a la quiebra. Dado que, por definición, estas empresas grandes serían más competiti-
vas y tecnológicamente avanzadas, disfrutarían de plusvalías cada vez mayores. No obs-
tante, tales plusvalías también se repartirían de manera desigual, lo que exacerbaría las
dos primeras dinámicas.
Marx se equivocó bastante, sobre todo en lo relativo a la política. Como creía que el
Estado era una herramienta de la clase capitalista, subestimó el poder de la acción colec-
tiva para reformar el capitalismo. En las economías avanzadas de Occidente, desde 1945
y hasta 1975 aproximadamente, los votantes demostraron que la política podía regular

Octubre/Diciembre 2018 124


Robin Varghese

los mercados, cuando pusieron en el poder a funcionarios que siguieron políticas social-
demócratas diversas sin dañar la economía. En este periodo, que los franceses llaman les
Trente Glorieuses, o los años dorados del capitalismo, en Europa Occidental, Norteamérica
y Japón se dio una combinación nunca vista de crecimiento elevado, productividad cre-
ciente, salarios reales al alza, innovación tecnológica y expansión de los sistemas de
seguridad social. Por un momento, parecía que Marx se había equivocado al juzgar la
habilidad de las economías capitalistas para satisfacer las necesidades humanas, por lo
menos las materiales.

AUGE Y DESPLOME
El auge de la posguerra, al parecer, no estaba hecho para durar. Y finalmente llegó a su fin
con la crisis de estanflación de la década de 1970, cuando el manejo de la demanda agre-
gada por parte del Estado, basada en la teoría keynesiana que fue la política económica
preferida de las democracias sociales de Occidente, fue incapaz de restablecer el pleno
empleo y la rentabilidad sin disparar la inflación. En respuesta, los líderes de Occidente,
con el primer ministro francés Raymond Barre, la primera ministra británica Margaret
Thatcher y el presidente estadounidense Ronald Reagan a la cabeza, adoptaron medi-
das para recuperar la rentabilidad por medio de la disminución de la inflación, el debili-
tamiento del sindicalismo y de dar cabida al desempleo.
Esa crisis y las recesiones subsiguientes fueron el principio del fin de las economías
mixtas de Occidente. Al creer que la interferencia gubernamental impedía la eficiencia
económica, las élites de un país tras otro buscaron liberar las fuerzas del mercado mediante
la desregulación de las industrias y recortes al Estado benefactor. Estas medidas, conjun-
tamente con las políticas monetarias conservadoras, los bancos centrales independientes
y los efectos de la revolución informática, apaciguaron la volatilidad y, desde principios
de la década de 1990, incrementaron las utilidades.
En Estados Unidos, las utilidades después de impuestos (ajustadas por valuación de
inventarios y consumo de capital) pasaron de un promedio del 4.5% en los 25 años pre-
vios a la presidencia de William Clinton (1993), a un 5.6% entre 1993 y 2017.
No obstante, en las democracias avanzadas la larga recuperación que empezó en la
década de 1970 no ha podido repetir la prosperidad generalizada de mediados del siglo XX.
Y al contrario, se ha caracterizado por vaivenes, desaceleración y desigualdad. Esta mar-
cada divergencia en cuanto a resultados se debe en parte a que una mayor productividad
ya no produce un mayor salario en la mayoría de las economías avanzadas. De hecho, la
principal respuesta a la crisis de rentabilidad de la década de 1970 fue la invalidación del
acuerdo de la posguerra entre empresas y sindicatos, a saber, que los salarios aumentarían
en paralelo con los incrementos en la productividad. Entre 1948 y 1973, en todo el mundo
desarrollado los salarios subían cuando la productividad aumentaba. Pero esta relación ya
no existe en gran parte de Occidente. La diferencia es más marcada en Estados Unidos,
donde, en 4 décadas desde 1973, la productividad ha aumentado casi el 75%, pero los sala-
rios reales, menos del 10%. En los hogares del 60% más pobre de la población, los salarios
prácticamente no se han movido.

125 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Un mundo liberal

El auge de la posguerra tal vez hizo parecer obsoleto a Marx, pero estas últimas déca-
das no han hecho más que confirmar sus predicciones. Marx argumentó que el capita-
lismo tiende, a la larga, a formar un sistema en el que los salarios reales no aumentan a
la misma tasa que la productividad. Esta previsión es similar a la observación del econo-
mista Thomas Piketty respecto a que la tasa de rendimiento del capital es más elevada
que la tasa de crecimiento económico, lo que garantiza un ensanchamiento gradual de la
brecha entre quienes obtienen sus ingresos de los activos de capital y quienes los obtie-
nen del trabajo.
Marx no condenaba al capitalismo porque en sí mismo empobreciera a los trabaja-
dores. Más bien, su crítica era que el capitalismo limitaba arbitrariamente la capacidad
productiva que detonaba. Sin duda, el capitalismo era mejor que lo que había antes, pero
venía viciado de origen. Aunque condujo a niveles inimaginables de riqueza y grandes
avances tecnológicos, fue incapaz de utilizarlos para satisfacer las necesidades de todos.
Esto no se debía a alguna limitación económica, sostenía Marx, sino a una limitación
sociopolítica: la producción está organizada en favor de los intereses de la clase capita-
lista, más que de la sociedad en su conjunto. Aunque a título individual los capitalistas y
los trabajadores son racionales, el sistema como un todo es irracional.
Sin duda, aún no hay respuesta a la pregunta de si alguna alternativa al capitalismo,
planificada democráticamente, puede hacerlo mejor. Las opciones no democráticas, como
el socialismo del Estado en la Unión Soviética y la China maoísta, no funcionaron. No
es necesario aceptar la teoría de Marx de que el comunismo es inevitable para aceptar
la utilidad de su análisis.

LEYES DEL MOVIMIENTO


Marx no solo predijo que el capitalismo conduciría a una desigualdad creciente y a una
pauperización relativa, también —y más importante— detectó cuáles mecanismos estruc-
turales las generarían. Según Marx, la competencia entre empresas las obligaría a pagar
a los trabajadores cada vez menos en proporción con el incremento de la productividad,
con el fin de disminuir el costo de mano de obra. Esta tendencia no ha hecho más que
intensificarse en las últimas décadas, conforme más y más países occidentales acogen las
políticas de mercado.
Desde la década de 1970, las empresas del mundo desarrollado han reducido sus pasi-
vos salariales no solo porque las innovaciones tecnológicas eliminan mano de obra, sino
por los cambios regulatorios que ellas mismas han promovido y por las nuevas modalida-
des de empleo existentes. Algunos ejemplos de lo anterior son los contratos laborales por
servicio determinado, con los cuales el riesgo pasa a los trabajadores; las cláusulas de no
competencia, que reducen la capacidad negociadora de los trabajadores, y los empleados
por cuenta propia, que liberan a las empresas del pago de prestaciones y seguro social.
Con esto, desde principios del siglo XXI, en muchas economías desarrolladas la participa-
ción de los trabajadores en el PIB ha disminuido a un ritmo constante.
La competencia también reduce la participación del trabajador en la remune-
ración, al crear segmentos de fuerza laboral cada vez menos relacionados con los

Octubre/Diciembre 2018 126


Robin Varghese

sectores productivos de la economía, segmentos a los que Marx denominó “el ejér-
cito de reserva del trabajo”, refiriéndose a los desempleados y subempleados. Marx
concebía a estas fuerzas de reserva como un efecto secundario de las innovaciones
que desplazaban a la mano de obra. Cuando la producción aumentara, la demanda
de trabajadores también aumentaría y las fábricas se abastecerían de esas reservas.
Esto conduciría a salarios más elevados, lo que incitaría a las empresas a remplazar
mano de obra por capital mediante la inversión en nuevas tecnologías que desplazarían
a los trabajadores, deprimirían los salarios y finalmente incrementarían las fuerzas de
reserva. Como resultado, los salarios tenderían a ser apenas suficientes para lograr un
nivel de vida de “subsistencia”, es decir, que el incremento salarial a largo plazo sería
mínimo o nulo. Como lo expuso Marx, la compe-
tencia orilla a las empresas a reducir sus costos de
Quizá el auge de la mano de obra, porque “la guerra industrial […]
posguerra hizo parecer tiene la particularidad de que en ella las batallas
no se ganan tanto enrolando al ejército obrero
obsoleto a Marx, pero estas como licenciando a sus efectivos”.
últimas décadas no han Estados Unidos ha vivido esta realidad por casi
20 años. Durante 5 décadas, la tasa de participa-
hecho más que confirmar ción de los hombres en la fuerza laboral no se ha
sus predicciones. movido o ha disminuido, y desde 2000, la de las
mujeres también se está reduciendo. Y la tasa de
participación de los grupos con educación media
superior o menos representa menos del 50% desde hace bastante tiempo. Como previó
Marx, la tecnología amplifica estos efectos y, en la actualidad, los economistas de nuevo
están discutiendo la posibilidad de un desplazamiento masivo de los trabajadores debido a
la automatización. Una cifra conservadora es la de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos, que estima que el 14% de los empleos en los países miem-
bros, aproximadamente 50 millones en total, son “enormemente automatizables”. En el
otro extremo, según cálculos de la consultora McKinsey, el 30% de las horas trabajadas
en el mundo podrían automatizarse. La expectativa es que más empleos se eliminen en
los segmentos no especializados de la fuerza laboral.
Se desconoce si estos trabajadores serán reabsorbidos. Por otro lado, el temor a que
la automatización desplace a los trabajadores debería evitar la llamada falacia de la esca-
sez de trabajo, la cual supone solo cierta cantidad fija de trabajo que, de automatizarse,
no dejaría nada para los seres humanos. La caída constante de la tasa de participación de
la fuerza laboral masculina en edad productiva durante los últimos 50 años apunta a que
muchos trabajadores desplazados no se reabsorberían en la fuerza laboral, si ello depen-
diera del mercado.
El mismo proceso que desplaza a los trabajadores —a saber, el cambio tecnológico
motivado por la competencia— también causa la concentración en el mercado: empre-
sas, cada vez más grandes, llegan a dominar la producción. Marx predijo un mundo no
de monopolios, sino de competencia oligopólica, en el que los grandes emporios disfru-
tan de utilidades monopólicas, las empresas más pequeñas batallan para sobrevivir y los

127 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Un mundo liberal

nuevos participantes tratan de innovar con el fin de incrementar su participación de mer-


cado. Hoy, esto también resulta familiar. Las empresas superestrellas, como Amazon,
Apple y FedEx, se han vuelto dominantes en industrias enteras y, por tal motivo, los par-
ticipantes potenciales intentan introducirse mediante la innovación. Las megaempre-
sas son más competitivas que sus rivales gracias al efecto de la innovación y de las redes,
pero también porque las absorben o por la descarga de sus propias fuerzas de reserva, es
decir, el despido de trabajadores.
La investigación realizada por el economista David Autor y sus colegas indica que
el auge de las empresas superestrellas de hecho podría explicar el menor aporte de la
mano de obra a la renta nacional en las economías avanzadas. Como las superestrellas son
mucho más productivas y eficientes que sus competidores, la mano de obra representa
una proporción mucho más baja de sus costos. Desde 1982, la concentración se ha inten-
sificado en los seis sectores económicos que representan el 80% del empleo en Estados
Unidos: financiero, manufacturero, minoristas, servicios, mayoristas y servicios bási-
cos y transporte. Y a mayor concentración, menor la proporción de mano de obra en el
ingreso de los países. En el sector manufacturero estadounidense, por ejemplo, la remu-
neración de la mano de obra ha disminuido de casi el 50% del valor agregado en 1982, a
aproximadamente el 33% en 2012. Conforme estas empresas superestrellas se vuelven
más y más importantes para las economías de Occidente, los trabajadores en general se
ven perjudicados.

GANADORES Y PERDEDORES
En 1957, cuando tras la guerra Europa Occidental se encontraba en su máximo esplen-
dor, el economista Ludwig Erhard (posteriormente Canciller de Alemania Occidental)
declaró que “el bienestar para todos y el bienestar mediante la competencia son postulados
inseparables: el primero marca la finalidad; el segundo, el camino que conduce a ese fin”.
Sin embargo, la predicción de Marx parece más atinada porque dijo que, en vez de crear
prosperidad para todos, la competencia produciría ganadores y perdedores, y que los pri-
meros serían los que pudieran innovar y volverse eficientes.
La innovación puede engendrar nuevos sectores económicos, y, en los ya existen-
tes, nuevas líneas de bienes y servicios. En principio, dichos sectores pueden absorber la
mano de obra, reducir las fuerzas de reserva e incrementar el salario. De hecho, la capa-
cidad del capitalismo para extenderse y satisfacer las necesidades y deseos del pueblo
sorprendió a Marx, a pesar de que criticaba el despilfarro del sistema y las alteraciones
que causaba en los individuos.
Los defensores del orden actual, sobre todo en Estados Unidos, con frecuencia argu-
mentan que hacer de la desigualdad estática el foco de atención (la distribución de los
recursos en un momento dado) obscurece la igualdad dinámica de la movilidad social.
Marx, en cambio, supuso que las clases se reproducen, que la riqueza se transfiere efec-
tivamente entre generaciones y que los hijos de los capitalistas explotarán, a su debido
tiempo, a los hijos de los trabajadores. En cierto periodo, pareció que los hijos de la
clase media tenían buenas posibilidades de intercambiar su sitio con los hijos del quintil

Octubre/Diciembre 2018 128


Robin Varghese

superior. Pero conforme aumenta la desigualdad, la movilidad social disminuye. La inves-


tigación reciente de los economistas Branko Milanovic y Roy van der Weide, por ejem-
plo, muestra que la desigualdad daña el aumento del ingreso de los pobres, pero no de
los ricos. Por su parte, Piketty ha especulado que, de mantenerse las tendencias actuales,
el capitalismo podría evolucionar hacia un nuevo modelo “patrimonial” de acumulación,
en el que la riqueza familiar prevaleciera sobre cualquier grado de mérito.

EL CUESTIONAMIENTO KEYNESIANO
En la cosmovisión general de Marx prácticamente no hay posibilidad de que la política
mitigue los inconvenientes del capitalismo. Como es bien sabido, él y su colaborador,
Friedrich Engels, en el Manifiesto del Partido Comunista señalaron que “el gobierno del
Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda
la clase burguesa”.
Hasta hace poco, los gobiernos en Occidente parecían demostrar lo contrario. El
mayor cuestionamiento de la visión de Marx fue la creación y expansión de los Estados
de bienestar en Occidente durante mediados del siglo XX, a instancias, casi siempre, de
los partidos socialdemócratas que representaban a la clase trabajadora. El arquitecto inte-
lectual de esos sucesos fue el economista John Maynard Keynes, quien argumentó que
no solo las decisiones de inversión de los capitalistas,
sino las decisiones de consumo de la gente ordina-
Como reconoció Marx, ria, regían la actividad económica. Si los gobiernos
con el capitalismo no hay utilizaran instrumentos de política para aumentar la
demanda general, entonces la clase capitalista inver-
marcha atrás. tiría en producción. Apegándose al keynesianismo,
los partidos de centroizquierda y de centroderecha
lograron algo que Marx consideraba imposible: eficiencia, igualdad y pleno empleo, todo
al mismo tiempo. El ámbito político y las políticas públicas eran independientes en cierto
grado de las estructuras económicas y por eso podían reformarlas.
Marx creía en la independencia de la política, pero consideraba que era aplicable úni-
camente a la habilidad de elegir entre el capitalismo y otro sistema. Básicamente pen-
saba que era una locura intentar una regulación permanente de los mercados capitalistas
mediante la política democrática. (En este sentido, irónicamente, concuerda con el eco-
nomista defensor del capitalismo Milton Friedman.)
Marx predijo que, con el capitalismo, las demandas impuestas por la acumulación de
capital y la rentabilidad siempre reducirían drásticamente las alternativas del gobierno, y
socavarían la viabilidad a largo plazo de cualquier reforma. La historia del mundo desarro-
llado a partir de la década de 1970 parece confirmar dicha predicción. A pesar de los
logros alcanzados en la posguerra, al final los gobiernos no fueron capaces de ir más allá
de los límites impuestos por el capitalismo, dado que el pleno empleo y el poder labo-
ral que lo acompañó redujeron la rentabilidad. Ante las exigencias contrapuestas de los
capitalistas, que buscaban deshacer el arreglo de la posguerra entre ellos y los sindicatos,
y el pueblo, que buscaba mantenerlo, los Estados cedieron a las de los capitalistas. A la

129 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Un mundo liberal

larga, fueron los intereses económicos del capital los que prevalecieron frente a la orga-
nización política del pueblo.

EL MARXISMO HOY
Todavía sigue sin zanjarse la cuestión de si la política puede regular los mercados. Los
cambios ocurridos en las economías avanzadas desde la década de 1970 se han interpre-
tado como el resultado de la tendencia natural del capitalismo a imponerse a la política,
sea democrática o de otro tipo. Conforme a esta explicación, los años gloriosos del capi-
talismo no fueron más que un golpe de suerte. En condiciones normales, la eficiencia, el
pleno empleo y una distribución equitativa del ingreso no ocurren simultáneamente. Esa
confluencia es efímera y, a la larga, una amenaza para la eficiencia del mercado.
Pero esa no es la única explicación. Otra sería empezar por admitir que la política
de los años dorados del capitalismo, que conjugó sindicatos fuertes, manejo keynesiano de
la demanda, una política monetaria flexible y controles de capital, no podía producir
una forma igualitaria de capitalismo que durara por siempre. Aunque esto no excluye la
posibilidad de que alguna otra forma de política sí pudiera hacerlo en algún momento.
El reto en la actualidad es detectar el perfil de una economía mixta que pueda produ-
cir lo mismo que esos años dorados, pero esta vez con mayor igualdad racial y de género.
Esto requiere acoger el espíritu de Marx, si no en cada aspecto de sus teorías, sí en el
sentido de reconocer que los mercados capitalistas, y, de hecho, el propio capitalismo,
podrían ser el arreglo social más dinámico jamás producido por el hombre. El estado nor-
mal del capitalismo es uno en el que, como escribieron Marx y Engels en el Manifiesto
del Partido Comunista: “Todo lo sólido se desvanece en el aire”. Este dinamismo significa
que nuevas modalidades de política deberán respaldar nuevas configuraciones institu-
cionales para alcanzar los objetivos igualitarios.
Cuando la crisis de los años dorados se agudizó en la década de 1970, el economista
James Meade se preguntaba qué tipo de políticas podrían salvar al capitalismo igualita-
rio y socialdemocrático, pues reconocía que cualquier respuesta realista implicaría ir más
allá de los límites del keynesianismo. La solución que encontró fue apuntalar la redis-
tribución del ingreso que hace el Estado benefactor con una redistribución de los acti-
vos de capital, de manera que el capital trabajara para todos. Meade no contemplaba un
Estado propietario, sino una democracia propietaria amplia en la que se repartiera más
equitativamente la riqueza porque sería mejor la distribución de la capacidad productiva.
El punto no es que una propiedad más generalizada del capital sea una solución a
los males del capitalismo (aunque bien podría contribuir a solucionarlos), sino que los
políticos igualitarios de la actualidad, como Bernie Sanders en Estados Unidos y Jeremy
Corbyn en el Reino Unido, no llevarán a buen fin su proyecto de regular los mercados
y revitalizar la democracia social en el siglo XXI si emplean las políticas del pasado. Como
reconoció Marx, con el capitalismo no hay marcha atrás.

Octubre/Diciembre 2018 130


El mundo se calienta
El cambio climático
es lo más importante
Joshua Busby

E
l mundo parece estar en una crisis permanente. El orden liberal internacional
se encuentra asediado por dentro y por fuera. La democracia está en declive.
Una recuperación económica mediocre no ha podido elevar significativa-
mente los ingresos de la mayoría de la población en Occidente. El ascenso de
China amenaza el dominio de Estados Unidos y el agravamiento de las tensiones
internacionales incrementa el riesgo de una guerra catastrófica.
Con todo, hay una amenaza que tiene tantas probabilidades de definir el siglo XXI
como cualquiera de las anteriores: el cambio climático. La alteración del clima en la
Tierra acabará por exigir más atención y recursos, y tendrá una mayor influencia en
la economía mundial y las relaciones internacionales que las otras fuerzas visibles
en el mundo actual. El cambio climático dejará de ser una amenaza lejana y se volverá
una realidad cuyos efectos requerirán acciones inmediatas.
La concentración atmosférica del dióxido de carbono, el principal gas causante del
efecto invernadero, hoy excede las 410 partes por millón, el nivel más alto en 800 000
años. La temperatura promedio en la superficie de la Tierra es 1.2 grados Celsius más
alta que antes de la Revolución Industrial. El consenso entre los científicos es que el
máximo incremento de temperatura que puede haber para evitar un cambio climático
peligroso es de 2 grados Celsius. La humanidad tiene todavía unos 20 años antes de
que sea prácticamente imposible impedir que lleguemos a ese umbral, pero las pro-
yecciones más plausibles muestran que el mundo lo va a exceder.
Dos grados de calentamiento no deja de ser una cifra un tanto arbitraria: no
existen garantías de los efectos precisos de cualquier cambio de temperatura. Sin
embargo, hay una gran diferencia entre 2 grados de calentamiento y 2.5, 3 o 4 grados.
Si no se frenan las emisiones mundiales habrá sorpresas desagradables. Conforme
se eleve la temperatura, la distribución del fenómeno climático va a cambiar. Las
inundaciones que solían suceder cada 100 años van a ocurrir cada 50 o cada 20.
Los riesgos excepcionales se volverán más extremos, de tal modo que serán más

JOSHUA BUSBY es profesor asociado de Asuntos Públicos en la University of Texas, Austin.

131 MATERIAL ORIGINAL DE FOREIGN AFFAIRS . Volumen 97 Número 4 · Volumen 18 Número 4


El mundo se calienta

comunes acontecimientos como la lluvia de más de 1200 milímetros que cayó en


Hawái en el término de 24 horas en abril de 2018.
El cambio climático se torna aún más aterrador si se le suman sus efectos geopo-
líticos. Los nuevos patrones meteorológicos van a causar trastornos socioeconómicos.
La elevación del nivel de los mares, tierras de cultivo infértiles y tormentas e inunda-
ciones cada vez más graves volverán inhabitables algunos países. Estos cambios pon-
drán a prueba el sistema internacional en formas nuevas e impredecibles.
Las amenazas históricas exigen esfuerzos de cooperación históricos. Para que la
humanidad sepa enfrentar el problema, sus líderes tendrán que infundir un sentido
de propósito común en el orden mundial y aceptar que han ocurrido cambios pro-
fundos en la distribución del poder. China y Estados Unidos van a tener que colabo-
rar entre ellos, y otros actores tendrán que sumarse, como los gobiernos locales, las
empresas privadas y las organizaciones no gubernamentales.

UNA CUESTIÓN DE GRADO


Los efectos del cambio climático están comenzando a verse. De los 17 años más
cálidos de que se tiene registro, 16 han ocurrido después de 2001. A comienzos de
2018, las temperaturas invernales de algunas zonas del Ártico aumentaron 25 gra-
dos Celsius arriba de lo normal. El cambio climático significa mucho más que el
calentamiento del planeta. El mundo está entrando en un periodo que la especialista
Katharine Hayhoe llama “exotismo global”. Se observan extraños patrones me-
teorológicos en todos lados. Los científicos han
relacionado algunos de ellos con el cambio climá-
tico; para otros, no está claro que haya una relación Hay una amenaza
causal. que tiene muchas
Las estaciones están cambiando. Se producen
sequías cuando los meteorólogos esperarían una probabilidades de
temporada pluvial. La falta de lluvia incrementa el definir el siglo XXI:
riesgo de incendios forestales, como los que hubo
en California en 2017. Cuando llueve, con frecuen- el cambio climático.
cia las precipitaciones son intensas e ininterrum-
pidas, como sucedió en Houston durante el huracán Harvey. Conforme los niveles
del mar se elevan y las marejadas son cada vez más fuertes, lo que alguna vez fueron
variaciones normales de la marea alta ahora inundan la infraestructura de la costa,
como ha ocurrido en Miami en los últimos años, al grado que se ha tenido que insta-
lar sistemas de bombeo de agua pluvial que cuestan cientos de millones de dólares.
Para mediados del siglo XXI, los océanos bien podrán haber subido lo suficiente
como para que el agua de mar arruine tierras de cultivo y contamine el agua potable
de muchos países constituidos por islas de baja altitud, lo que las volverá inhabitables
mucho antes de que queden finalmente sumergidas. Las evidencias de los efectos del
cambio climático en los huracanes y ciclones tropicales son más confusas, pero parece
que, aunque pudiera haber menos tormentas, las que ocurran serán peores.

Octubre/Diciembre 2018 132


Joshua Busby

Estos fenómenos transformarán radicalmente la política mundial. En varios paí-


ses importantes, como China y Estados Unidos, buena parte de la población, así como
infraestructura valiosa, son vulnerables al cambio climático. Sus gobiernos tendrán
que desviar recursos militares para realizar operaciones de rescate y reconstruir pue-
blos y ciudades devastadas. Esto significará que se distraigan soldados y equipamiento
militar de su preparación para conflictos con adversarios externos.
En 2017, cuando tres intensas tormentas azotaron Estados Unidos una tras otra,
las fuerzas militares tuvieron que acudir a apoyar a los equipos civiles de desastres
para prevenir la pérdida de un gran número de vidas. Decenas de miles de miem-
bros de la Guardia Nacional fueron movilizados para rescatar personas, proporcio-
nar ayuda y restablecer los servicios esenciales y el Estado de derecho. La tercera
tormenta, el huracán María, causó alrededor de mil muertes y dejó a toda la isla de
Puerto Rico sin luz. El gobierno tardó meses en restablecer el suministro eléctrico
de los 3.5 millones de estadounidenses que viven allí. Hoy, en 2018, algunos conti-
núan sin energía eléctrica. Después de la tormenta, más de 100 000 puertorrique-
ños se mudaron al territorio continental de Estados Unidos. El costo total de estas
tormentas y otras emergencias relacionadas con el clima en 2017 fue para Estados
Unidos de 300 000 millones de dólares.
China tiene sus propios problemas. En la costa sur, ciudades grandes como
Cantón y Shanghái son vulnerables a las inundaciones. En el norte, en el corazón
industrial del país, regiones completas se están quedando si agua, lo que afecta a más
de 500 millones de personas. Durante los últimos 25 años han desaparecido cerca de
28 000 ríos chinos.
Resolver estos problemas no será barato. Un solo proyecto ambicioso de in-
fraestructura para transportar agua del sur al norte ya le ha costado al gobierno
chino al menos 48 000 millones de dólares. El proyecto todavía no concluye, pero
las autoridades dicen que se ha mejorado la seguridad del agua en Beijing y se
ha beneficiado a 50 millones de personas. Con el fin de capotear las inundacio-
nes en lugares como Shanghái, China lanzó una iniciativa de “ciudades esponja”
para inducir el drenaje natural. Desde 2015, China ha invertido 12 000 millones
de dólares en esta empresa, y el costo total final será de cientos de miles de millo-
nes de dólares.
Tanto China como Estados Unidos tienen recursos suficientes para asumir estos
costos. En cambio, los efectos del cambio climático en países más pobres causarán
problemas mundiales. Cada año, el monzón provoca inundaciones en el río Indo de
Pakistán, pero en 2010, la crecida de las aguas alcanzó proporciones enormes: des-
plazó a 20 millones de personas y provocó casi 2000 muertes. Estados Unidos donó
390 millones de dólares en la forma de fondos de asistencia inmediata, y las fuer-
zas militares estadounidenses enviaron más de 9000 toneladas de provisiones. En
2013, más de 13 000 soldados estadounidenses fueron movilizados para prestar ayuda
cuando el tifón Haiyan azotó Filipinas.
Las tormentas en lo individual causan daños tremendos, pero las comunidades se
recuperan; por el contrario, el cambio climático traerá problemas más permanentes.

133 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


El mundo se calienta

La elevación del nivel del mar, las marejadas que exacerban y la intrusión de agua
salada amenazan la existencia de algunos países isleños. En 2017, cuando el hura-
cán Irma golpeó Barbuda, tuvo que ser evacuada toda la población de esa isla
del Caribe, unas 1800 personas. Kiribati, un conjunto de islas del Pacífico, la
mayoría de las cuales solo se eleva unos metros sobre el nivel del mar, compró
tierras en la isla vecina de Fiji como último recurso para enfrentar la elevación
del mar.
Mientras unos países están anegados, otros sufren por falta de agua. En los últi-
mos años, las sequías en el Cuerno de África y en los países del sur del continente
han dejado a millones de personas en riesgo de morir de sed o hambre. En Somalia,
ya desgarrada por décadas de guerra, una sequía en 2011 y su subsecuente hambruna
dejó 260 000 muertes. A mediados de 2018, Ciudad del Cabo, una ciudad de casi
4 millones de personas, solo pudo escapar de quedarse sin agua gracias a medidas de
conservación heroicas. El cambio climático, al elevar las temperaturas y alterar el régi-
men pluvial, someterá a algunas regiones a precipitaciones insuficientes e irregula-
res, lo que llevará a que se pierdan cosechas y no haya agua suficiente para cubrir las
necesidades humanas.
Desde 1945, aunque algunos Estados se dividieron y otros fracasaron, muy pocos
han desaparecido. En el nuevo siglo, con el cambio climático la muerte de los Estados
será un fenómeno usual, en la medida en que la intrusión de agua salada y las mare-
jadas vuelvan inhabitables los países isleños. La mayoría de las islas amenazadas tie-
nen poblaciones poco numerosas, pero el desorden será incontenible. En otros países,
la reducción de la productividad agrícola y otros riesgos meteorológicos van a forzar
a la gente a mudarse de sus regiones rurales a las ciudades o incluso a cruzar las fron-
teras. Decenas de miles de personas tendrán que ser reubicadas. Quienes se exilien,
ya no podrán volver. ¿Se naturalizarán como ciudadanos de los países que los reciban?
¿Querrán los gobiernos que compraron tierras en otros países reclamar su soberanía?
Nueva Zelanda ha dado algunos pasos tentativos con el fin de crear una nueva cate-
goría de visa para algunos refugiados del cambio climático de los Estados isleños del
Pacífico, pero no existen leyes internacionales que gobiernen a quienes fueron forza-
dos a dejar su hogar por el cambio climático. La urgencia de estas preguntas aumen-
tará en los próximos años.
Además de generar nuevas crisis, los factores climáticos van a exacerbar las actua-
les. Unas 800 000 personas del grupo minoritario rohinyá, de Myanmar (Birmania),
han huido a Bangladesh, expulsadas por los embates de la limpieza étnica. Muchos
de los campos de refugiados que hoy ocupan se ubican en zonas propensas a sufrir
inundaciones durante el monzón. Para empeorar las cosas, buena parte del territo-
rio que rodea los campos ha sido despojado de su cubierta forestal, lo que deja a las
tiendas y barracas vulnerables a ser arrastradas por el agua. Aunque el mundo ha
avanzado mucho para prevenir las pérdidas de vidas por contingencias climáticas, el
cambio pondrá a prueba los sistemas humanitarios y de respuesta a desastres, que
de por sí ya están rebasados por conflictos interminables en Siria, Somalia, Sudán
del Sur y Yemen.

Octubre/Diciembre 2018 134


Joshua Busby

GUERRAS CLIMÁTICAS
El cambio climático también agravará las tensiones internacionales. Los analistas aler-
tan continuamente sobre la inminencia de guerras por el agua, pero hasta ahora los
países han sido capaces de resolver las disputas de forma pacífica. La India y Pakistán,
por ejemplo, extraen una buena cantidad de agua del río Indo, que atraviesa un territo-
rio en disputa, y aunque los dos países se han enfrentado en varias guerras, nunca han
chocado por el reparto del agua, gracias al Tratado sobre las Aguas del Indo, firmado
en 1960, que proporciona mecanismos para que manejen el río juntos. No obstante, la
gran demanda y la creciente escasez han generado tensiones sobre el Indo. Los esfuer-
zos de la India por construir represas río arriba han sido objetados por Pakistán y, en
2016, en medio de presiones políticas, el primer ministro indio Narendra Modi sus-
pendió temporalmente la participación de la India en las reuniones conjuntas para el
aprovechamiento del río. Será difícil recuperar la cooperación pacífica.
Las asociaciones entre países que comparten la misma cuenca hídrica son frágiles.
Varios países del Sudeste Asiático cooperan en la Comisión del Río Mekong, pero
China, el más grande de los seis países por los que fluye el río (y en el que están sus
orígenes), no es miembro. El gobierno chino y otros países río arriba han construido
represas en el Mekong que amenazan con privar de su sustento a comunidades pes-
queras y agrícolas en Vietnam y otros países de la parte baja del torrente. La compe-
tencia por el caudal del río ha empeorado conforme aumentan las sequías en la región.
Algo parecido ocurre en el Nilo. Etiopía está construyendo una gran represa con
fines de irrigación y generación de energía, pero va a reducir el caudal en Egipto y
Sudán. Hasta ahora, Egipto ha gozado de derechos desproporcionados sobre el Nilo
(un legado de la época colonial), pero la situación está por terminar y se necesitarán
delicadas negociaciones sobre el reparto del agua y sobre qué tan rápidamente Etiopia
va a llenar el embalse de la presa. La violencia está lejos de ser inevitable, pero las
tensiones por el agua van a encender nuevos focos de conflicto en regiones en donde
otros recursos son escasos y la contención institucional es débil o no existe.
También es posible que las respuestas que den los países a los efectos del cambio
climático tengan mayores consecuencias que los efectos mismos. En 2010, por ejem-
plo, cuando una sequía destruyó cerca de una quinta parte de la cosecha de trigo de
Rusia, el gobierno ruso prohibió las exportaciones de granos. Esta medida, junto con
la baja en la producción en Argentina y Australia, que también estaban siendo afecta-
das por la sequía, hizo que se dispararan los precios de los cereales en todo el mundo.
Esta subida de precios pudo haber ayudado a desestabilizar países que ya eran frá-
giles. En Egipto, por ejemplo, la inflación anual del precio de la comida alcanzó el
19% a principios de 2011, lo que acicateó las protestas que destituyeron al presidente
Hosni Mubarak.
Las respuestas del Estado a otros fenómenos meteorológicos también han intensi-
ficado otras tensiones. El derretimiento del hielo marino en el Ártico ha abierto nue-
vas líneas de navegación para la pesca y zonas de prospección de petróleo y gas, lo que
ha provocado que Canadá, Estados Unidos, Rusia y otros Estados árticos se disputen
el control sobre estos nuevos recursos.

135 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


El mundo se calienta

Los propios esfuerzos por reducir las emisiones de carbono, si bien son bienveni-
dos, también podrían avivar la competencia. Conforme crece la demanda por ener-
gía limpia, los países van a pelear por subsidios y tarifas, mientras cada uno trata de
apuntalar su posición en la nueva economía verde. Los cuantiosos subsidios chinos a
su industria de energía solar han disparado una
reacción negativa por parte de los productores
de paneles solares en otros países; por ejemplo, Conforme crezca el temor
Estados Unidos impuso aranceles en 2017 y la al desenfrenado cambio
India pondera una medida semejante.
A medida que se intensifica el temor al cam- climático, los gobiernos
bio climático, los debates entre los países se estarán cada vez más
vuelven más agresivos y más abiertos. Dado que
en la fabricación de las baterías utilizadas en los tentados a tomar medidas
carros eléctricos se requieren tierras raras, como unilaterales drásticas.
cobalto, litio y níquel, que se extraen sobre todo
en lugares agobiados por conflictos, como la
República Democrática del Congo, el aumento de vehículos que funcionan con bate-
rías podría desatar una nueva y peligrosa lucha por esos recursos. Los fabricantes rea-
lizarán innovaciones para reducir su dependencia de estos minerales, pero presiones
de este tipo se volverán más comunes en tanto que avance la transición hacia la ener-
gía limpia. Por ejemplo, las empresas y los países que dependen fuertemente de los
combustibles fósiles se resistirán a la presión de dejar de explotarlos.
Los gobiernos podrían dictar una miríada de políticas controversiales para
enfrentar las condiciones cambiantes del clima. Prohibir las exportaciones de recur-
sos que últimamente son escasos, comprar territorio en otros países, imponer el
uso obligatorio de biocombustibles, decretar leyes para conservar las áreas foresta-
les y miles de otras opciones van a tener defensores y detractores, y van a agravar
las tensiones internas e internacionales. Conforme crezca el temor al desenfrenado
cambio climático, los gobiernos estarán cada vez más tentados a tomar medidas uni-
laterales drásticas, como las iniciativas de geoingeniería, que son tremendamente
desestabilizadoras.

EL TEMA CANDENTE
Estos alarmantes escenarios no son inevitables, pero mucho depende de que los paí-
ses se unan para frenar las emisiones de carbón y prevenir los peores efectos del cam-
bio climático. En 2017, cuando el presidente Donald Trump anunció su intención de
sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, muchos otros
países, entre ellos Alemania, China, Francia, la India y el Reino Unido, respondieron
reafirmando su apoyo al pacto. El presidente francés Emmanuel Macron organizó en
su país un encuentro internacional sobre cambio climático en diciembre de ese año e
incluso estableció un fondo para convocar a científicos especialistas en el tema (sobre
todo estadounidenses) a trabajar en Francia.

Octubre/Diciembre 2018 136


Joshua Busby

El cambio climático seguirá siendo un tema prominente para los políticos en la


mayoría de los países, en tanto que los ciudadanos de todo el mundo esperan accio-
nes de sus líderes. Incluso Estados Unidos todavía está formalmente en el Acuerdo de
París; su salida solo tendrá efecto el día posterior a las siguientes elecciones presiden-
ciales, en 2020. Si Trump no es reelegido, el presidente que lo suceda podría hacer
que el país regresara de inmediato.
Además, aunque el gobierno federal estadounidense haya abandonado el liderazgo
internacional en el tema del cambio climático y haya comenzado a revertir las polí-
ticas internas sobre el clima del régimen de Barack Obama, gobernadores, alcaldes y
directores de empresas del país siguen comprometidos con las medidas paliativas. En
2017, el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg formó la coalición We Are Still
In (Seguimos dentro), que actualmente comprende a unos 2700 líderes de todo el país
comprometidos a tomar medidas contra el cambio climático que, de concretarse, cum-
plirían con el 60% de la meta original de reducir las emisiones por parte de Estados
Unidos que se firmó en el Acuerdo de París.
La coalición incluye al gobernador de California Jerry Brown, cuyo estado pre-
sume ser la quinta economía más grande del mundo. En septiembre de 2018, para
impulsar el interés antes de las siguientes negociaciones climáticas en el invierno, en
Polonia, Brown emplazó a la Cumbre Global de Acción Climática en San Francisco.
Será un espectáculo memorable: un gobernador en funciones que lleva a cabo su pro-
pia diplomacia mundial en forma independiente del gobierno federal. La contribu-
ción de California no acaba ahí. Empresas californianas líderes en tecnología, tales
como Google, también son parte de la coalición. Estas empresas se han propuesto
ambiciosas metas internas de energía renovable que cubren todas sus operaciones.
Dado su tamaño y su cadena de suministros mundiales, tienen un enorme alcance.
Si bien los líderes han invertido tiempo y energía en llegar a acuerdos interna-
cionales entre los países, también han seguido caminos paralelos menos vistosos,
pero no menos importantes, para promover la acción. Debido a que el cambio climá-
tico repercute en toda una constelación de problemas de transporte, energía, cons-
trucción, agricultura y otros sectores, puede experimentarse con diversos medios
de afrontar simultáneamente los problemas: las implicaciones de seguridad en el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, los subsidios a los combustibles fósi-
les en el G-20, los gases de vida corta (como los hidrofluorocarburos) por medio
del Protocolo de Montreal y la deforestación mediante esfuerzos como la Declaración de
Nueva York sobre los Bosques. Quizá este conjunto de esfuerzos es más caótico que
centralizar todo en un único acuerdo mundial, pero se evita que una falla en un punto
afecte a todo el sistema, y dejar que grupos y pactos diferentes aborden los problemas
para los que están mejor preparados producirá resultados más duraderos.
Los seres humanos poseen una gran capacidad de adaptación, pero los efectos
sumados del cambio climático en las ciudades, la producción de alimentos y los sumi-
nistros de agua presentan un reto enorme para el planeta. China y Estados Unidos
serán centrales para la respuesta mundial. Juntos, son responsables de más del 40% de
las emisiones mundiales de contaminantes (el 28% es causado por China sola).

137 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


El mundo se calienta

En vísperas de las negociaciones de París, el presidente Obama invirtió un enorme


capital político para llegar a un entendimiento bilateral con China. Los retrocesos
del gobierno de Trump en la acción climática aumentan la presión sobre China,
tanto para que modere sus emisiones internas como para que se ocupe de los efec-
tos ambientales de sus acciones en el extranjero, como la Iniciativa del Cinturón y la
Nueva Ruta de la Seda y el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura.
Las relaciones entre China y Estados Unidos últimamente se han resentido, pero
los países necesitan colaborar, pues su rivalidad perjudicaría al mundo. Deberán
comenzar a establecer un sistema en el que no se entremezclen los temas, de modo
que puedan competir por la seguridad regional en Asia, por ejemplo, pero de todos
modos cooperen en los asuntos en los que sus destinos están enlazados, tales como el
cambio climático y las pandemias.
La única manera de lograrlo es por medio de un sistema en el que se reconozca la
dispersión del poder. En alguna medida, esta dispersión ya inició, conforme Estados
Unidos está cediendo el control hegemónico en un mundo cada vez más multipolar y
en el que aumentan las expectativas sobre una China en alza. Sin embargo, habrá que
ir mucho más lejos. Los gobiernos deberán coordinarse con entidades locales, corpo-
raciones privadas, organizaciones no gubernamentales y las personas más ricas. En
el cambio climático y en otros problemas, estos actores son mucho más capaces que
los gobiernos para cambiar las cosas en sus localidades. Crear un sistema adecuado
para este propósito no va a ser fácil. Sin embargo, la naciente combinación de acuer-
dos internacionales y redes de organizaciones y personas dedicadas a resolver proble-
mas específicos ofrece la mejor opción para evitar un cambio climático catastrófico.

Octubre/Diciembre 2018 138


Los enemigos internos
de la OTAN
El debilitamiento de la democracia podría
destruir la alianza
Celeste A. Wallander

L
a Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) afronta múltiples
retos: ataques terroristas en las capitales europeas; la migración está pre-
sionando los sistemas de seguridad fronterizos y nacionales; Rusia tiene las
capacidades y la disposición de utilizar la fuerza militar y otros instrumentos de
influencia en Europa, y Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, ha amena-
zado con hacer pedazos la alianza. Sin embargo, el problema más grave no está
entre estos riesgos obvios, sino en el quebrantamiento de la democracia liberal
dentro de la propia alianza.
La OTAN nunca ha sido una alianza típica. Desde su creación en 1949, no solo ha
impedido y combatido las amenazas externas; también ha promovido los principios
del gobierno democrático liberal. Si bien en un principio la amenaza de la Unión
Soviética fue lo que mantuvo la cohesión de sus miembros, sus características comu-
nes la mantuvieron más unida que la mayoría de las organizaciones multilaterales.
Casi todos eran gobiernos elegidos democráticamente que rendían cuentas a sus ciu-
dadanos, sujetos al Estado de derecho y dedicados a la defensa de los derechos polí-
ticos y civiles. El artículo 2 del tratado constitutivo de la OTAN comprometía a sus
miembros a “fortalecer sus instituciones libres”.
Los países que enfrentan una amenaza común suelen agruparse para defenderse
y sobrevivir, pero la mayoría de las alianzas sucumben rápidamente en cuanto se eli-
mina la amenaza. Por eso tantos observadores temían que la OTAN desapareciera
junto con la Unión Soviética. Sin embargo, gracias a la cohesión interna fruto de
sus valores democráticos y a que sus normas eran un incentivo para los aspirantes a

CELESTE A. WALLANDER es Presidenta y Directora de la US Russia Foundation y Conse-


jera Principal de WestExec Advisors. De 2013 a 2017 fungió como Asistente Especial del
Presidente de Estados Unidos y como Directora Principal de Asuntos Rusos y Euroasiáticos
del Consejo Nacional de Seguridad.

139 MATERIAL ORIGINAL DE FOREIGN AFFAIRS . Volumen 97 Número 4 · Volumen 18 Número 4


Los enemigos internos de la otan

nuevos miembros, la alianza sobrevivió contra todo pronóstico. En vez de desinte-


grarse, la OTAN se adaptó a los nuevos retos y llegó a ser pieza clave de la seguridad
trasatlántica después de la Guerra Fría.
Hoy, el Kremlin representa de nuevo una grave amenaza en Europa y otras regio-
nes, pero a diferencia de la última vez que la alianza enfrentó a Rusia, ahora la OTAN
está en peligro. Muchos de sus miembros están desarticulando las instituciones y
prácticas de la democracia liberal que emergieron triunfantes de la Guerra Fría, y las
cosas podrían empeorar si los demagogos autócratas aprovechan los temores popu-
listas para conseguir influencia política en otros Estados miembros. Justo cuando la
alianza es más necesaria que nunca para enfrentar los desafíos externos, la base de su
poder corre el riesgo de derrumbarse a causa de los retos internos.

EL PRECIO DE LA ADMISIÓN
Después de la caída de la Unión Soviética, las credenciales democráticas liberales
de los miembros de la OTAN adquirieron mayor importancia para la alianza. Si bien
muchos expertos y formuladores de políticas públicas esperaban que Europa saliera
íntegra, libre y en paz de la Guerra Fría, otros advirtieron que, sin un enemigo común,
la región podría volver a los anteriores ciclos de inestabilidad y conflicto avivados por
regímenes europeos revanchistas, chauvinistas e iliberales. Estos observadores argu-
mentaban que, lejos de ser irrelevante, la OTAN desempeñaría un papel clave para for-
talecer las democracias liberales y generar confianza entre países que habían pasado
siglos combatiendo entre sí.
Y como si se hubieran puesto de acuerdo, casi inmediatamente después de la caída
de la Unión Soviética, las desavenencias fronterizas y los conflictos étnicos crecientes
en Europa del Este empezaron a poner en riesgo la paz, que quedó finalmente frac-
turada con la desintegración de Yugoslavia a principios de la década de 1990. Ante
tales retos, la OTAN trató de aprovechar el deseo de pertenecer a la Organización para
propiciar reformas políticas, al exigir a los nuevos miembros el cumplimiento con sus
normas de buen gobierno. Esta decisión se sustentaba en la idea de que las institucio-
nes, prácticas y valores liberales evitarían un regreso a la dinámica nacionalista, nati-
vista, extremista e intolerante que motivó destructivos conflictos en Europa durante
siglos. Para fomentar la seguridad en el continente europeo, la OTAN requería que los
nuevos miembros se olvidaran de las prácticas autocráticas.
Cumplir con estos requisitos muchas veces fue causa de controversias políticas, y
los aspirantes a miembros no siempre estuvieron a la altura. Los países que durante
décadas padecieron regímenes comunistas autoritarios tuvieron que erradicar la per-
sistente influencia de las agencias de inteligencia; revertir el control politizado de los
militares en favor de fuerzas de defensa profesionales, apolíticas; establecer super-
visión legislativa para las adquisiciones militares e implementar políticas de perso-
nal que combatieran la corrupción. Todo ello ha tomado tiempo: Montenegro se
fijó el objetivo de lograr la membresía en 2007, pero tuvo que esperar 10 años más
para ser admitido. Y no basta con la mera aspiración: Bosnia, por ejemplo, aún tiene

Octubre/Diciembre 2018 140


Celeste A. Wallander

que cumplir con los requisitos que la alianza le impuso en 2010 para tener derecho
siquiera al trámite previo, el Plan de Acción para la Adhesión. Tal vez estos requisitos
han retardado el proceso de expansión de la OTAN, pero las instituciones y prácticas
liberales son clave para crear seguridad y con-
fianza entre las diversas sociedades de Europa.
La capacidad de la OTAN Cualquier otra cosa habría debilitado la alianza,
para llevar a cabo en vez de fortalecerla.
Más allá del efecto estabilizador en el con-
operaciones de seguridad tinente en general, hay otra razón por la que
depende tanto de su importa el carácter democrático liberal de
la OTAN: sin una amenaza externa compartida, la
cohesión política, como fuerza vinculante de las instituciones y valores
de las capacidades democráticos liberales es fundamental para la
militares de sus miembros. efectividad de la alianza. Su capacidad para lle-
var a cabo operaciones de seguridad depende
tanto de su cohesión política, como de las capa-
cidades militares de sus miembros. Pocos cuestionan la cohesión de la OTAN cuando
se invoca el artículo 5 de su tratado constitutivo, en concreto, cuando un aliado sufre
un ataque directo. Las amenazas externas comunes generan respuestas unificadas.
Después del 11-S, por ejemplo, los miembros de la OTAN se unieron de inmediato a la
campaña de Estados Unidos contra Afganistán, regido por los talibanes.
Sin embargo, cuando la alianza enfrenta algún problema de seguridad que no
implica invocar el artículo 5, su cohesión es más incierta, porque cada miembro tiene
distintas prioridades que rigen sus cálculos de costos y beneficios. En tales casos, el
compromiso liberal con el Estado de derecho ha sido fundamental. La alianza ha
demostrado su cohesión al actuar fuera de Europa y cuando existe justificación en
el Derecho Internacional, como cuando intervino en Libia en 2011, respaldada por
una resolución del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.
En otras ocasiones, cuando la alianza ha enfrentado retos de seguridad más ambi-
guos y controvertidos, el compromiso común con los valores democráticos liberales
ha resultado ser incluso más importante para mantener la cohesión. Considérense a
los Balcanes: en 1995, la OTAN condujo la Operación Fuerza Deliberada para prote-
ger zonas inseguras en Bosnia que estaban siendo atacadas por grupos étnicos ser-
bios armados; en 1999, llevó a cabo otra operación aérea contra las fuerzas armadas
de lo que quedaba de Yugoslavia para prevenir ataques militares contra etnias albanas
en Kosovo. En dichas campañas, el artículo 5 no era aplicable porque ningún miem-
bro de la OTAN había sido atacado directamente. Tampoco actuaba la alianza por una
resolución del Consejo de Seguridad. Estas intervenciones pusieron a prueba su capa-
cidad política, pero en última instancia, sus miembros se aglutinaron en torno a su
compromiso común con los derechos humanos, principio consagrado en el Derecho
Internacional en 2005 como “la Responsabilidad de Proteger” (o R2P). La capacidad de
la alianza para evitar atrocidades masivas en Estados que no forman parte de la OTAN
fue producto tanto de los valores de sus miembros como de sus activos militares.

141 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Los enemigos internos de la otan

Por el contrario, cuando los valores e instituciones democráticos han marchado en


direcciones opuestas, la alianza se ha dividido. Compárense las intervenciones de la
OTAN en las guerras de los Balcanes con su desunión por la invasión estadounidense de
Irak en 2003. Si bien el gobierno de Bush sostenía que Irak amenazaba la seguridad
del mundo por intentar tener armas de destrucción masiva (un principio del Derecho
Internacional mucho mejor definido que la Responsabilidad de Proteger), la OTAN
distaba mucho de compartir una posición unificada. De hecho, Alemania y Francia
fueron de los países que más criticaron la invasión. Aunque las intervenciones de la
OTAN en los Balcanes fueron problemáticas jurídicamente, los aliados formaron un
frente común al respecto por su compromiso compartido con los derechos humanos.
Pero en el caso de Irak, sin una justificación sustentada en el liberalismo, no todos
estaban dispuestos a apoyar una intervención que no cumpliera con el artículo 5.

RETROCESOS
En los primeros años del siglo XXI, a algunos observadores —yo entre ellos— les
preocupaba que la credibilidad de los criterios de admisión de la OTAN resultara
afectada por los nuevos miembros que lograban cumplirlos, pero que una vez den-
tro de la alianza, aflojaban el paso. Cuando las organizaciones internacionales acogen
más miembros, a menudo se vuelven más complejas y lentas para actuar. Un mayor
número de miembros se traduce en mayor diversidad de intereses y prioridades. La
OTAN argumentaba que un compromiso compartido con la democracia liberal redu-
ciría este problema, pero solo si los nuevos miembros seguían rigiéndose conforme a
dichos valores después de su ingreso. En ese momento, yo temía que los miembros de
más tiempo en la OTAN fueran explotados por Estados como Hungría, que no estaba
dispuesta a cumplir las reformas políticas prometidas. Dejar vía libre a los transgre-
sores dañaría la credibilidad de la OTAN y afectaría su capacidad de cultivar los valo-
res liberales. Y si la OTAN no se mostraba dispuesta a hacer cumplir los requisitos de
ingreso, la alianza multilateral más importante de Estados Unidos se llenaría de esla-
bones débiles.
Desde entonces, esos temores se han confirmado. Ya es obvio que no pasa nada por
violar las normas democráticas liberales de la OTAN, y que, de hecho, algunos eslabo-
nes débiles están retrocediendo. Considérese Hungría. En 1999, la OTAN la recibió
con beneplácito. En 2002, y de nuevo en 2006, celebró elecciones tan reñidas que des-
embocaron en que saliera a la luz la corrupción y colusión de funcionarios de los dos
principales partidos con el Partido Comunista de la era soviética, y muchos de ellos
tuvieron que rendir cuentas. En 2004, Hungría buscó integrarse a la Unión Europea
con amplio apoyo del espectro político. También avanzó en cuanto a libertades civiles
y derechos políticos, de tal forma que entre 2005 y 2010, logró puntuaciones altas en
todas las categorías de la organización no gubernamental Freedom House.
Pero en 2010, en elecciones ampliamente reconocidas como libres y legítimas,
la Unión Cívica Húngara (Fidesz), el partido de extrema derecha de Viktor Orbán,
obtuvo el 53% de los votos y el 68% de los escaños en el Parlamento. Con esta mayoría

Octubre/Diciembre 2018 142


Celeste A. Wallander

absoluta, Fidesz cambió la Constitución y debilitó los contrapesos institucionales al


poder del gobierno, sobre todo en materia judicial. Incrementó el número de escaños
de la Corte Constitucional de Hungría, que después llenó de partidarios, y limitó el
mandato del tribunal. Para principios de 2018, Hungría había descendido al fondo del
límite inferior de “libertad”, conforme a las categorías de Freedom House para dere-
chos políticos y libertades civiles. Y con el deterioro del Estado de derecho y la res-
ponsabilidad gubernamental en Hungría, la corrupción se ha incrementado. En abril
de 2018, Fidesz obtuvo el 49% de los votos, pero otra vez aseguró una mayoría abso-
luta en el Parlamento. Hoy, parece que el partido está listo para alejar más al país de
los valores e instituciones de la democracia liberal europea.
Hungría dio visos de un posible regreso al iliberalismo, pero pocos imaginaron que
Polonia la seguiría. Devastada por siglos de guerra y de rivalidades entre superpoten-
cias, Polonia y sus ciudadanos representaban la esperanza de que la democracia libe-
ral fuera una respuesta a las insensateces anteriores de injusticias étnicas, demagogia y
ataques a las instituciones políticas liberales de Europa. Sin embargo, después de llegar
al poder en 2015, el partido Ley y Justicia de Polonia empezó a deshacerse de casi los
mismos pesos y contrapesos y del Estado de derecho que Fidesz había desmantelado
en Hungría: despojó al Tribunal Constitucional de sus facultades para revisar leyes y
acciones del ejecutivo, y dio más libertad a los líderes políticos para inundar de adula-
dores el poder judicial. Según las clasificaciones de Freedom House, Polonia cayó de
93 de 100, en 2015, a 85 en 2018. En enero de 2018, el gobierno aprobó una ley que tipi-
fica como delito afirmar que Polonia fue cómplice en el Holocausto. Dejando de lado la
complicidad de algunos polacos, de lo cual hay considerables evidencias históricas, esta
medida amenaza el gran principio democrático liberal de libertad de expresión, sin el
cual los ciudadanos no pueden exigir a sus gobiernos la rendición de cuentas.

LA NUEVA AMENAZA
En 2002, escribí en Foreign Affairs (vol. 81, núm. 6) acerca del riesgo de que el retro-
ceso de algunos de los nuevos miembros de la OTAN pudiera atentar contra la cohe-
rencia de la alianza. Ahora se ve que soy culpable de no haber imaginado algo peor.
Actualmente, la democracia liberal está en riesgo no solo entre los nuevos miembros
de la alianza, sino entre los primeros u originales, y esto constituye una amenaza aún
mayor para la unidad y eficacia de la OTAN.
El caso más notorio no sorprende en absoluto. Turquía, que se unió a la Orga-
nización en 1952 y cuya historia está plagada de golpes militares, hace tiempo que
representa un problema para el compromiso de la alianza con las instituciones y los
principios democráticos liberales. Pero después de la Guerra Fría, hizo avances en el
terreno de los derechos legales y civiles, y permitió la competencia política. Cuando
el Partido para la Justicia y el Desarrollo llegó al poder en 2002, con la dirigencia de
RecepTayyip Erdogan, en un principio pareció que seguiría progresando.
Sin embargo, el partido pronto volvió a las andadas. En 2016, con el pretexto
de investigar un supuesto intento golpista, el gobierno de Erdogan enjuició a sus

143 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Los enemigos internos de la otan

opositores políticos, y persiguió a periodistas y empresas que no habían apoyado a su


partido. Mediante presiones en el mundo de los negocios, el Estado turco se hizo con
el control de los principales medios de comunicación y los convirtió en instrumen-
tos del partido en el poder. Erdogan también fue tras el poder judicial independiente
al hacer que se aprobara una enmienda constitucional que permitió a su partido lle-
narlo de funcionarios complacientes. En 2018, Freedom House clasificó oficialmente
a Turquía como “no libre”, en la misma categoría que China, Irán, Rusia y Siria.
Mientras tanto, en otros miembros clave de la OTAN hay señales preocupantes,
como el ascenso del Frente Nacional en Francia (incluso el partido confesó haber acep-
tado dinero ruso) y el inimaginable surgimiento
de un partido nacionalista de extrema dere-
cha en Alemania: Alternativa para Alemania. La democracia liberal
Y en 2017, los Países Bajos pasaron por una está en riesgo tanto
suerte de experiencia cercana a la muerte con
la angustiante derrota de Geert Wilders, líder entre los miembros
del Partido para la Libertad, de derecha radical. nuevos de la alianza,
Todavía falta Estados Unidos. Si se asume
que no hay pruebas de lo contrario, las eleccio-
como entre los originales.
nes presidenciales de 2016 en Estados Unidos
fueron ejemplo de comicios libres y limpios que llevaron al poder a un gobierno deci-
dido a perturbar las instituciones y prácticas de la democracia liberal. El presidente
Trump suele realizar afirmaciones falsas, y ha criticado la función de la prensa inde-
pendiente diciendo que se debe encarcelar a los periodistas u obligarlos a revelar sus
fuentes. Él y otros miembros de su gobierno han expresado su apoyo a provocadores
racistas violentos, ha denigrado públicamente a minorías religiosas y ha defendido
actos de sexismo y misoginia perpetrados tanto por funcionarios elegidos como por
aspirantes a puestos de elección. Trump también ha criticado repetidamente las inda-
gaciones independientes del Departamento de Justicia sobre su campaña presidencial
y una posible interferencia extranjera. A la luz de todo esto, en 2018, Freedom House
redujo la puntuación de libertad de Estados Unidos a 86 de 100, clasificación apenas
superior a la de Polonia (85).
Obviamente, algunos miembros de la OTAN también tuvieron regímenes auto-
ritarios o militares durante la Guerra Fría. Grecia estuvo gobernada por una junta
militar de 1967 a 1974, en tanto que el gobierno portugués fue un régimen autorita-
rio hasta 1974. Describir a la OTAN como una alianza de democracias liberales sería
muy criticable por ser un conveniente cuento de hadas. Durante la Guerra Fría, se
toleraron excepciones en aras de incrementar la habilidad militar de la OTAN y su
capacidad para impedir la infiltración comunista en Europa del Este. Pero las excep-
ciones confirman la regla: con regímenes autoritarios, Grecia y Turquía tuvieron un
breve conflicto revanchista y destructivo por Chipre que debilitó a la alianza. No obs-
tante, la intensa fuerza cohesiva de la amenaza soviética mitigó suficientemente los
efectos divisorios. Las fallas originadas por el autoritarismo de ciertos aliados de la
OTAN provocaron conflictos con miembros clave de la alianza, si bien no dieron lugar

Octubre/Diciembre 2018 144


Celeste A. Wallander

a fisuras que debilitaran la posición disuasiva de la OTAN respecto a su principal ame-


naza externa a la seguridad.
Hoy, la situación es diferente. Ahora que Rusia amenaza de nuevo a Europa y
otras regiones, las instituciones de la democracia liberal son doblemente importan-
tes para la seguridad trasatlántica: los países iliberales y no democráticos son más
vulnerables a la subversión. El autoritarismo permite la corrupción, y en Europa, la
corrupción permite el acceso y la influencia de los rusos. Después de la intervención
de Rusia en Ucrania en 2014, los miembros de la OTAN más afectados por la corrup-
ción, el populismo demagógico y la influencia de los medios de comunicación rusos
complicaron los esfuerzos de la alianza por forjar una respuesta unificada. Cada vez
que ha sido necesario renovar las sanciones europeas contra Rusia, Estados Unidos y
otros aliados medulares se han visto en problemas para impedir que esos países rom-
pan con la OTAN y sucumban a la presión o las tentaciones del Kremlin.
La amenaza soviética era sobre todo militar, y la infiltración política en el extran-
jero se hacía mediante ideología comunista y partidos políticos de izquierda. Por otra
parte, la influencia rusa actualmente opera mediante flujos financieros turbios, rela-
ciones corruptas, sobornos, pago de favores y extorsiones. En el mismo grado que
Rusia promueve una ideología, en Hungría, Polonia, Turquía y otras partes de Europa
se incrementa la misma combinación de nacionalismo intolerante, xenofobia e ilibe-
ralismo. Aunque reprendidos por sus aliados, Orbán y Erdogan han encontrado en
el presidente ruso Vladimir Putin una fuente de comprensión y apoyo. A diferencia
de cómo eran las cosas en la Guerra Fría, los eslabones iliberales débiles de la OTAN
ahora se alinean con las tácticas del Kremlin. Son el talón de Aquiles de la alianza. Se
esperaría que estos países pudieran soportar las presiones para romper el consenso
en caso de un ataque ruso contra alguno de los miembros de la OTAN. Pero la con-
fianza en que esos aliados no hubieran transigido sería mucho mejor que una expec-
tativa ansiosa.
Mucho se ha escrito respecto a que la OTAN necesita incrementar su capacidad
militar para enfrentar a Rusia. Esto es cierto, pero aún más importante es la nece-
sidad de que la alianza restaure sus bases democráticas liberales para ser menos vul-
nerable a las prácticas subversivas de Moscú mediante la corrupción, la guerra de la
información y el chantaje.

PARA DEFENDER LA ALIANZA


En 2002, propuse mecanismos para poner sobre aviso a los rebeldes, suspender sus
derechos e incluso expulsarlos de la alianza. Mi propuesta se centraba en modificar
la regla del consenso de la OTAN, que sostiene que las principales decisiones de la
alianza requieren el consentimiento de todos los miembros. En mi opinión, un meca-
nismo de “consenso menos uno” —que permitiría que otros aliados disciplinaran a un
miembro descarriado— la protegerían de los eslabones débiles y erigiría barreras más
altas contra los retrocesos. También dije que sería bueno establecer un proceso para
que un Estado ofensor corrigiera el rumbo y recuperara su estatus.

145 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Los enemigos internos de la otan

Pero estas ideas se basaban en el supuesto de que las anomalías que tendría que
enfrentar la alianza serían ocasionales. Con tantos miembros de la alianza, nuevos y
antiguos, que ya han retrocedido o están en riesgo de hacerlo, esa oportunidad se ha
perdido. Si aumentan los rebeldes, la OTAN podría encontrarse con un bloque dentro
de la alianza empeñado en proteger a la democracia iliberal.
Dada la proliferación de miembros problemáticos, la OTAN debe sopesar la adop-
ción de una regla similar a la de “mayoría calificada” de la Unión Europea para su
gobernanza interna. En vez de requerir consenso o consenso menos uno (que las coa-
liciones de rebeldes probablemente sabotearían), la OTAN debería permitir que una
mayoría absoluta definida de miembros suspendiera el derecho de voto o de decisión
de los rebeldes. Según el Tratado de Lisboa de 2007, casi todas las decisiones de la
Unión Europea requieren la aprobación de una doble mayoría: el 55% de los Estados
miembros, representativo del 65% de la población de la Unión. Con este proce-
dimiento, la Unión Europea puede iniciar un proceso de revocación del derecho de
voto y los privilegios organizacionales de los miembros considerados como una ame-
naza sistemática para el Estado de derecho. De hecho, la Unión Europea está ana-
lizando precisamente esos procedimientos para restringir el financiamiento y otros
beneficios a Hungría y Polonia.
Además, la OTAN debe delegar en uno de sus funcionarios superiores la respon-
sabilidad de vigilar e informar sobre la legitimidad democrática liberal, no solo de los
nuevos miembros o los aspirantes, sino de todos los aliados. El vicesecretario gene-
ral de asuntos políticos y políticas de seguridad podría asumir esta función. (Hasta
ahora, dicho cargo se ha centrado en las relaciones exteriores y los temas usuales de
seguridad, como el control de armas.) Dada la crucial importancia del compromiso
de la alianza con las instituciones y prácticas democráticas liberales de sus miembros,
el liderazgo institucional de la OTAN debería actuar más activamente para que cum-
plan con las normas de la alianza.
En última instancia, la OTAN debe acercarse más a la Unión Europea. Ambas
organizaciones tienen intereses en común, como el buen gobierno, el Estado de dere-
cho y los derechos de los ciudadanos, de modo que podrían reforzar mutuamente sus
respectivas cualidades. La creación de canales oficiales de comunicación que pro-
fundizaran esta relación fortalecería la capacidad de la OTAN para vigilar si los alia-
dos cumplen con sus normas de buen gobierno (la Unión Europea ya cuenta con
sistemas de medición para evaluar el cumplimiento). Además, un proceso explícito
y sistemático de intercambio de información ayudaría a impedir que los miembros
aprovecharan su estatus en una organización para evitar rendir cuentas por mal com-
portamiento o retrocesos en la otra. Por ejemplo, para excusar su creciente ilibera-
lismo, Polonia suele citar su buena reputación en la OTAN, donde es un sólido aliado
militar que adopta una posición firme respecto de Rusia.
Pero no bastan ajustes de procedimiento para inocular a la alianza contra los esla-
bones débiles. Por ejemplo, la OTAN podría lidiar con una Turquía represiva si la
marginara de las misiones y decisiones clave. Sus reglas no prevén formalmente
ese proceder, pero la organización sabe arreglárselas para encontrar alternativas

Octubre/Diciembre 2018 146


Celeste A. Wallander

procesales, y cabe la posibilidad de que los líderes turcos no pongan objeciones. Algo
muy distinto sería que uno de los miembros clave de la OTAN se apartara de los fun-
damentos democráticos liberales de la alianza. ¿Cómo podría la OTAN marginar o eva-
dir a Alemania, Estados Unidos o Francia?
La mejor defensa reside en los propios Estados miembros. La OTAN puede estruc-
turar medidas disuasorias y castigos para los reincidentes, pero solo los ciudadanos
pueden hacer que sus líderes elegidos rindan cuentas. Es de suma importancia que
Estados Unidos responda al desafío. El deterioro del liberalismo entre los principa-
les aliados de la OTAN es preocupante: Alemania representa al ave fénix trasatlántica
que surgió de las cenizas del fascismo; Francia es el símbolo de la resistencia durante
la ocupación; fue en el Reino Unido donde Europa mantuvo vivas las esperanzas en la
Segunda Guerra Mundial. Pero fue Estados Unidos quien salvo al siglo XX de la dicta-
dura y ayudó a Europa a tener prosperidad, seguridad y estabilidad. La OTAN podría
sobrevivir a los ciudadanos europeos que juegan con la idea del fascismo (si bien debe
limitar los experimentos), pero no puede sobrevivir si la democracia liberal estadou-
nidense fracasa.
Los estadounidenses deben enfrentar el hecho de que hoy la mayor amenaza para
la OTAN es propiamente Estados Unidos. Sin importar sus preferencias partidistas y
políticas, todos los estadounidenses tienen un interés patriótico en proteger las leyes,
prácticas e instituciones de su democracia liberal. No se trata meramente de política
interna; también es un tema de seguridad nacional. Las amenazas contra la democra-
cia interna ya han mermado la capacidad de Washington para trabajar con aliados en
un mundo peligroso, incierto y amenazante. Por ser el miembro más poderoso de la
OTAN, Estados Unidos debe asumir el liderazgo mediante una defensa bipartidista de
las instituciones y los valores liberales.
Actualmente, las principales amenazas contra la OTAN provienen de sus propios
miembros. Estos retos no pueden resolverse en la flamante sede central de la OTAN,
en Bruselas, modificando procedimientos o acusando a los peores infractores. Se les
debe derrotar en casa.

147 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Reseñas

R EU T E R S /A N D R ÉS RO JAS

Grupos de venezolanos caminan por una carretera ecuatoriana rumbo a Perú, luego
de que Ecuador les exigiera el pasaporte para dejarlos entrar. Se estima que más de
2.3 millones de venezolanos, que representan alrededor del 7% de la población, han
abandonado su país en los últimos 4 años debido a la crisis social, económica y política
generada por el gobierno de Nicolás Maduro.
Reseñas

del sistema político y las innovaciones insti-


Reseñas tucionales de los últimos años.
El libro comienza con un examen de
la tercera ola democrática y luego aborda la
gobernabilidad y los sistemas electorales. El
Taís Siqueira autor repasa la oleada de reelecciones en la
región y reflexiona en la necesidad de refor-
mar el sistema de financiación electoral y los
Reforma político-electoral e innovación partidos políticos. Finaliza con un análisis
institucional en América Latina (1978- estructurado de las instituciones democráti-
2016), DANIEL ZOVATTO, México, cas y los organismos electorales.
Tirant Lo Blanch, 2018, 620 pp., La obra de Zovatto no es un libro de his-
MX$414.00. toria, y definitivamente no es solamente un
análisis político. Es una oda a Latinoamérica,
En latinoamérica la satisfacción con la demo- a su capacidad de recuperación y su amplia
cracia ha ido disminuyendo desde 2010 y ha experiencia en la concepción, reconfigura-
llegado a un punto que hace preguntarse si ción y diseño de un sistema democrático que
se trata de un retroceso o de simplemente se repone después de tiempos de crisis.
una baja temporal. Reforma político-electoral
e innovación institucional en América Latina
(1978-2016), de Daniel Zovatto, presenta Omar Bielma Velázquez
un análisis profundo de la tercera ola demo-
crática en la región y de las lecciones que se
pueden extraer de las amplias reformas elec- La Organización de los Estados
torales realizadas durante los procesos de Americanos hacia su 70 aniversario:
democratización. El autor reflexiona sobre el desafíos actuales y su relevancia en el
largo camino recorrido y propone hacer un acontecer hemisférico, LAURA ANGÉLICA
ejercicio de introspección basado en nuestra ROJAS HERNÁNDEZ (coord.), México,
propia experiencia con la democracia y los Senado de la República, 2018, 341 pp.
procesos democráticos. Descarga gratuita en <http://www.
El análisis del autor es atemporal. senado.gob.mx/comisiones/
Proporciona los fundamentos para compren- relext/docs/libro_OEA.pdf>.
der las tendencias políticas y electorales en
la América Latina actual y es un punto de En 1948, veintiún Estados de la región
partida extraordinario para efectuar investi- decidieron firmar la Carta de Bogotá,
gaciones comparadas de la democratización documento fundacional de la Organización
entre regiones, puesto que, debido al uso de de los Estados Americanos ( OEA). A 70
gráficas y tablas, el libro funciona como estu- años de su creación, la OEA se ha consoli-
dio transversal del estado de la democra- dado como el foro político más importante
cia en la región. Entre los analistas políticos del continente y ha logrado avances signi-
priva el pesimismo sobre el estado actual de ficativos en materia de democracia, dere-
la democracia, pero gracias a su libro, Zovatto chos humanos, seguridad y desarrollo, sus
ofrece una nueva mirada sobre la resiliencia cuatro pilares.

Octubre/Diciembre 2018 149


Reseñas

En La Organización de los Estados Ame- Trabajo del Consejo Permanente sobre la


ricanos hacia su 70 aniversario, la senadora Visión Estratégica, contribuyó a mejorar la
Laura Rojas, coordinadora de la obra, reúne eficacia del organismo. Otro aporte impor-
a un grupo de autores que conocen y que tante de México fue la articulación del con-
han trabajado de primera mano los te- cepto de seguridad multidimensional, el cual
mas de la Organización: el actual secretario ha marcado la agenda de la OEA , tal como lo
de Relaciones Exteriores de México Luis explica Gerardo Isaac Morales Tenorio.
Videgaray, diplomáticos y representantes La sección cierra con las aportaciones
de México, legisladoras y funcionarios de la de las senadoras Marcela Guerra y Mariana
OEA. Con el libro se pretende no solo con- Gómez del Campo. La primera trata la cues-
memorar un aniversario de la Organización, tión de la diplomacia parlamentaria, en par-
sino invitar a la reflexión sobre su desarrollo ticular desde la experiencia de ParlAméricas.
histórico y los desafíos a los que se enfrenta. Por su parte, Gómez del Campo reflexiona
En el prólogo, el canciller Videgaray hace sobre la situación en Venezuela y el alcance y
un repaso de las contribuciones de México los límites de la OEA ante la crisis.
al desarrollo institucional de la OEA en sus La segunda parte del libro da cuenta de
cuatro pilares. No omite mencionar que en la evolución y los desafíos de los pilares de la
2017 se reunió por primera vez en nuestro Organización; consta de seis capítulos escri-
país una Asamblea General de la OEA , como tos por funcionarios de diversos órganos de
muestra del compromiso de México con la la OEA : Francisco Guerrero Aguirre, Secre-
Organización. tario para el Fortalecimiento de la Demo-
La primera parte de la obra consta de cracia; Gerardo de Icaza, Director del Depar-
ocho artículos en los que se reflexiona sobre tamento para la Cooperación y Observa-
distintos aspectos del desarrollo de la OEA . ción Electoral; Eduardo Ferrer Mac-Gregor,
Claude Heller analiza la historia del orga- Juez de la Corte Interamericana de Derechos
nismo que, aunque paradójicamente se ha Humanos; Joel Hernández García, Comi-
constituido como la organización más repre- sionado de la Comisión Interamericana
sentativa del hemisferio, enfrenta retos y, de Derechos Humanos; Carmen Moreno,
en ocasiones, ha estado al borde del colapso Secretaria Ejecutiva de la Comisión Inter-
financiero. En su texto, Luis Almagro, Se- americana de Mujeres; Adam E. Namm,
cretario General de la OEA, describe y ana- Secretario Ejecutivo de la Comisión Inter-
liza el trabajo de la Organización en sus americana para el Control del Abuso de
cuatro pilares, y repasa tanto los logros Drogas, y Luis Rodríguez Bucio, Presidente
como los retos. Jean Michel Arrighi hace un del Consejo de Delegados de la Junta Inter-
recuento del desarrollo del Derecho inter- americana de Defensa.
americano y sus aportaciones al Derecho Hoy, en un entorno internacional en el
Internacional. que se ha cuestionado la relevancia de las
Las contribuciones de México al fortale- instituciones multilaterales, la lectura de
cimiento de la OEA son abordadas por Jorge esta obra resulta pertinente para entender
Lomónaco, actual Representante Permanente los retos del multilateralismo y conocer más
de nuestro país ante la OEA . En su artículo, sobre el papel que México ha cumplido
Emilio Rabasa profundiza en el episodio en en el diseño y mejora de los organismos
que México, como presidente del Grupo de internacionales.

150 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Reseñas

políticas de los Estados que, en el mejor de


Luicy Pedroza los casos, son irrelevantes por su abstracción
y, en el peor, ciegan más, por suponer que el
From Here and There: Diaspora Policies, Estado es unitario y tiene motivaciones dis-
Integration and Social Rights Beyond cernibles y homogéneas.
Borders, ALEXANDRA DÉLANO ALONSO, La perspectiva de Délano, centrada en lo
Nueva York, Oxford University Press, local, es casi obligada para el caso de Estados
2018, 256 pp., US$29.95. Unidos, dado que ese país no tiene políticas
nacionales de integración de inmigrantes, y
Los programas para emigrantes prepa- menos para quienes carecen de documentos.
rados en los países de origen y que reba- En ese país, los consulados latinoamericanos
san las tareas de protección tradicionales colaboran para facilitar la inserción social
han sido ampliamente documentados por de sus emigrados con el apoyo decidido de
un corpus bibliográfico del que Alexandra México, un país que comparte recursos y
Délano es una pionera. En From Here and asume la responsabilidad por sus emigran-
There: Diaspora Policies, Integration and Social tes. Además, el libro constituye un aporte
Rights Beyond Borders, su segundo libro, sos- para el mundo académico que rebasa la pecu-
tiene que, al cooperar entre ellos y con las liaridad del caso estadounidense: su ampli-
instituciones locales privadas y públicas para tud permite observar que las interacciones
facilitar el acceso de los emigrantes a insti- dinámicas entre sociedad civil, política y
tuciones y sistemas de educación, bancariza- gobierno de los Estados de origen abren para
ción, derechos laborales, cursos del idioma, los migrantes el acceso a servicios sociales
educación cívica y hasta naturalización en el básicos “desde abajo”. Así, Délano demues-
país de destino, los consulados mexicanos y tra cómo funciona la difusión horizontal a
centroamericanos ejercen su responsabilidad nivel consular, que es muy diferente de la
más allá de las fronteras nacionales. Además, alta diplomacia en foros regionales o supra-
Délano resuelve una interrogante que había nacionales que se estudia en otros trabajos.
quedado abierta en su primer libro sobre la El libro aporta también a la praxis:
institucionalización de estas políticas: se han Délano documenta un tipo diferente de
afianzado por el reconocimiento recibido, diplomacia que se ha ido abriendo espacios
pero también por la movilización incesante hábilmente y con gran sensibilidad al con-
de las organizaciones y la sociedad civil. texto. No es la diplomacia de alto vuelo, sino
From Here and There es resultado de una la de consulados que innovan y se adaptan
investigación de 8 años, un centenar de entre- a las demandas locales de las comunidades.
vistas en consulados de países latinoamerica- El desafío en este ámbito es asegurar la per-
nos y la observación de foros y organizaciones manencia de los programas para emigran-
de migrantes en Canadá, Estados Unidos y tes pese a transiciones administrativas y
México, un método que permite a Délano cambios de personal. Sin sacrificar la flexi-
revelar las coaliciones de actores que generan bilidad, el paso siguiente es establecer pro-
estas políticas y determinan cómo se ponen tocolos de acción para que lo aprendido no
en marcha. Es un libro de enorme valor para se pierda y para evaluar esos programas de
quienes estudian este tema, porque supera las alcance variable, cuyos efectos estructurales
fatigosas preguntas sobre las motivaciones son todavía difíciles de medir.

Octubre/Diciembre 2018 151


Reseñas

El telón de fondo en este libro es un reto En plena renegociación del Tratado de


descomunal: Estados de origen que no pue- Libre Comercio de América del Norte y
den duplicar en su propio territorio lo que durante una de las etapas más difíciles de
ofrecen más allá de sus fronteras. Por ejem- la relación bilateral entre Estados Unidos
plo, México reconoce a los dreamers como y México, la publicación de Vanishing
activo mientras estén “del otro lado”, pero Frontiers: The Forces Driving Mexico and the
los olvida en cuanto regresan. Esta asime- United States Together, de Andrew Selee,
tría se debe a que se trata de países donde demuestra de forma contundente que la
la irresponsabilidad y la impunidad carac- integración entre ambos países es pro-
terizan la interacción del Estado con todos funda, extensa, dinámica y productiva en
sus ciudadanos, migrantes o no. Se dice fácil los dos lados de la frontera. El autor no
que los países de origen deben remediar las ignora las voces conservadoras que domi-
causas de la emigración, pero la pobreza, la nan por ahora el discurso de la política
desigualdad y la violencia que fuerzan a las estadounidense, pero describe y analiza
personas a exiliarse son problemas causados con pruebas sólidas la creciente integra-
por interdependencias que rebasan fronteras ción, que no se detiene con los tuits de
y que ningún país de origen puede remediar Donald Trump, las propuestas de legisla-
solo. Para los estudiosos de las Relaciones ción antinmigrante ni los programas sen-
Internacionales, el principio de corresponsa- sacionalistas de Fox News: las fuerzas que
bilidad (que Délano propone desde su pri- mueven los procesos de integración entre
mer libro) debería guiar negociaciones de Estados Unidos y México son inconteni-
alto nivel sobre política migratoria. Ahora bles e irresistibles, por los grandes bene-
bien, dada la dimensión de estos retos, la ficios económicos que reportan, por la
atención de un Estado a sus migrantes, profunda vinculación cultural que repre-
incluso localmente, es también diplomacia sentan y, sobre todo, por la multiplicidad
“de altura”. Para quienes quieran entenderlo de historias binacionales que unen a per-
mejor recomiendo leer este estupendo libro sonas, familias, comunidades, regiones,
que, desde su título hasta el último párrafo, empresas, gobiernos y culturas.
está inspirado por las voces de migrantes En Vanishing Frontiers, el Director del
que relatan cómo aun las intervenciones Instituto de Políticas Migratorias pre-
más modestas cuentan para superar, por lo senta datos duros sobre la integración eco-
menos, algunos de los muchos muros y para nómica y comercial, acompañados por una
reconocerse en los ojos de otros, ganar con- serie de crónicas inéditas que empiezan en
fianza y ejercer la solidaridad. el ámbito individual y terminan con alcan-
ces regionales o mundiales. Por ejemplo,
la decisión de Demetrio Juárez de migrar
Gisela Calderón Góngora a Estados Unidos y abrir un restaurante
mexicano en Hazleton, Pensilvania, trajo
consecuencias y beneficios tangibles en
Vanishing Frontiers: The Forces Driving ambos países.
Mexico and the United States Together, Lo anterior no implica que migrar
ANDREW SELEE, Nueva York, Public sea fácil o siquiera deseable; de hecho,
Affairs, 2018, 336 pp., US$27.00. Hazleton fue la primera ciudad en aprobar

152 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Reseñas

una legislación local para prohibir la renta


de inmuebles y la contratación de “migran-
Richard Feinberg
tes no autorizados”. Sin embargo, al leer a
Selee queda claro que la integración es racio- Making Peace in Drug Wars: Crackdowns
nal y provechosa: precisamente en Hazleton, and Cartels in Latin America, BENJAMIN
Bimbo, la empresa mexicana de alcance LESSING, Cambridge, Cambridge
mundial y la mayor productora de pan University Press, 2017, 354 pp.,
en Estados Unidos, tiene uno de sus bastio- US$10.57.
nes más productivos. En este ambicioso estudio, Benjamin
La obra está llena de aportaciones empí- Lessing señala que los gobiernos no pueden
ricas, derivadas del intenso trabajo de campo tratar de alcanzar, simultáneamente, los tres
en las numerosas entrevistas realizadas y de objetivos interrelacionados de combatir el
una investigación exhaustiva de los inter- narcotráfico, eliminar la corrupción oficial y
cambios comerciales y económicos entre reducir la violencia relacionada con las dro-
Estados Unidos y México. Analíticamente, gas. La conclusión a la que llega, con base
su mayor contribución es que arroja luces en tres casos de estudio detallados de Brasil,
sobre la relación dinámica entre agencia y Colombia y México, es que los gobiernos
estructura, sobre las condiciones más per- que emprenden campañas militares sin cuar-
manentes y definitivas que explican la tel contra los cárteles provocan que estos res-
migración y el intercambio económico entre pondan con ataques brutales y en escalada
los dos países, y sobre el conjunto de deci- contra el Estado, en los que inocentes que-
siones, coyunturas y racionalidades indi- dan atrapados en el fuego cruzado.
viduales que dictan las trayectorias de los Estas medidas enérgicas indiscrimina-
actores que desde ambos lados de la fron- das no se han planeado bien porque, como
tera han transformado la región y la relación apunta Lessing, los cárteles no intentan
bilateral. hacerse del poder del Estado en tanto que no
El trabajo de Selee es optimista, dado son insurgentes políticos. Más bien, preten-
el contexto, pero es sobre todo un recuento den disuadir al Estado de utilizar una fuerza
equilibrado y riguroso de una relación difí- contundente para destruirlos. El autor argu-
cil y estrecha entre dos países que más que menta que un proceder más racional sería
“vecinos distantes”, como escribió Alan instrumentar políticas, como reducir las con-
Riding, son “íntimos extraños” (en palabras denas en prisión y calcular mejor la fuerza
del autor) todavía en busca de mejores herra- represiva, que den a los cárteles incentivos
mientas de cooperación y entendimiento para conducirse más pacíficamente, incluso
para aprovechar las infinitas posibilidades si eso significa tolerar el narcotráfico y la
que les ofrece un destino común. corrupción oficial.

Octubre/Diciembre 2018 153


Abstracts
VOLUME 18, NUMBER 4

DEMOCRACY AND GOVERNANCE IN LATIN AMERICA, Daniel Zovatto


In just three years (between 2017 and 2019), 15 of the 19 countries in Latin Ame-
rica will have held presidential elections. The conjuncture provides an oppor-
tunity to examine the state of democracy and governability in the region, in
order to identify its strengths and propose remedies for its main weaknesses
and challenges.
Keywords: Corruption, democratic fragility, elections, inequality.
Palabras clave: Corrupción, desigualdad, elecciones, fragilidad democrática.

CAN MEXICO BE SAVED?, Denise Dresser


In 2012, with the election of Enrique Peña Nieto, Mexico’s future looked promi-
sing. But, just six years later, a historic election swept his party from power
and gave a crushing victory to its worst enemy, anti-system leader Andrés
Manuel López Obrador, whose promise to shake the political system seduced
a dissatisfied population that is anxious for a regime change. However, it re-
mains unclear what this will mean in practice.
Keywords: Andrés Manuel López Obrador, corruption, Enrique Peña Nieto, Morena.
Palabras clave: Andrés Manuel López Obrador, corrupción, Enrique Peña Nieto,
Morena.

THE ELECTION OF LÓPEZ OBRADOR, Gustavo A. Flores-Macías


The July 2018 election of the first left winning candidate for president in Mexico
is considered to be historic. However, since generated expectations are enor-
mous, President-elect Andrés Manuel López Obrador runs the risk of disap-
pointing millions of citizens who have placed their hopes in him.
Keywords: Corruption, foreign policy, Mexico, security.
Palabras clave: Corrupción, México, política exterior, seguridad.

THE CHALLENGES FACING COLOMBIA’S NEW PRESIDENT, Catalina Botero


Marino and Michael J. Camilleri
Iván Duque inherits a situation fraught with difficulties, aggravated by the fact
that the country is split and polarized. In order to confront the problems that
plague Colombia, Duque should try to dissolve the confrontations in the po-
litical spectrum, although in doing so he will face serious tensions.
Keywords: Drugs, FARC, Iván Duque, peace accord.
Palabras clave: Acuerdo de paz, drogas, FARC, Iván Duque.

Octubre/Diciembre 2018 154


Abstracts

THE BICENTENNIAL GOVERNMENT OF COSTA RICA, José Andrés Díaz


Costa Rica 2018 election results are the product of the fragmentation of the party
system and the disaffection of the latent electorate ever since the decade of
the 1990s, which allowed the most conservative sector to influence the first
round. The final result is a weak executive power, with little room for ma-
neuvering.
Keywords: Carlos Alvarado, elections, equal marriage, foreign policy.
Palabras clave: Carlos Alvarado, elecciones, matrimonio igualitario, política exterior.

ELECTIONS IN PARAGUAY, Marcos Pérez Talia


Paraguayan political history has a close relationship with the Colorado Party,
which has been the predominant ruling party since 1947. In April of 2018, the
seventh presidential elections of the democratic era were held, with a new Co-
lorado victory against an alliance of nearly all of the opposition.
Keywords: Colorado Party, conservative policies, elections, Mario Abdo Benítez.
Palabras clave: Elecciones, Mario Abdo Benítez, Partido Colorado, políticas con-
servadoras.

FINALLY, THE (REAL) CUBAN POLITICAL TRANSITION, Rafael Hernández


It is impossible to understand the style of leadership of Miguel Díaz-Canel and
his political projection with the formula of the generational rupture of literary
studies. His career as a leader has been influenced by the teaching of Raúl
Castro, hence the caution with which the government-proposed constitutio-
nal reforms have to be observed.
Keywords: Cuba, Miguel Díaz-Canel, National Assembly, Raúl Castro.
Palabras clave: Asamblea Nacional, Cuba, Miguel Díaz-Canel, Raúl Castro.

REFORMS AND CHALLENGES FOR PERU, Joel Díaz Rodríguez


The government crisis of March 2018 ended with the resignation of President
Pedro Pablo Kuczynski and the inauguration of Martín Vizcarra, which pre-
dicts a new stage for the country’s governability. However, this will not be
possible if the institutional reforms and challenges faced by the country are not
addressed in the short term.
Keywords: Corruption, governance, Martín Vizcarra, political reform.
Palabras clave: Corrupción, gobernabilidad, Martín Vizcarra, reforma política.

FIVE BATTLES AND A COMMERCIAL WAR, Valeria Mendiola and Valeria Moy
The government of Donald Trump started a new series of commercial disputes in
which all countries are treated as adversaries. Canada and Mexico are among
those most affected, while the North American Free Trade Agreement, sig-
ned more than 20 years ago, has also felt the impact.
Keywords: Donald Trump, Mexico, NAFTA, tariffs.
Palabras clave: Aranceles, Donald Trump, México, TLCAN.

155 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


Abstracts

ESCALATED TENSION ON TRADE WAR, Yuanyuan Fang


As the tension between China and the United States increases over tariffs, a lar-
ge-scale commercial war is about to be unleashed. There are a myriad of pro-
blems arising from this conflict that will affect not only the economy of both
countries, but also potentially the development of the world economy and
global stability.
Keywords: China, tariffs, United States, world economy.
Palabras clave: Aranceles, China, economía mundial, Estados Unidos.

TRUMP, GERMANY AND THE EUROPEAN UNION, Zirahuén Villamar


In the spring of 2018, Donald Trump announced that he would impose tariffs on
imports of steel and aluminum products from the European Union, a unila-
teral measure that is disproportionate and contrary to the spirit of free trade,
which the United States has supported for decades. The response has been
overwhelming in Germany, the largest economy of the European Union.
Keywords: European Union, German industry, tariffs, trade war.
Palabras clave: Aranceles, guerra comercial, industria alemana, Unión Europea.

BETWEEN ACADEMY AND DIPLOMACY, Jordi Bacaria interviews Olga Pellicer


In the current complex international scenario, academy and diplomacy voices are
needed to help explain how the world reached the boiling point where it finds
itself today. For this reason, and as a tribute, the director of Foreign Affairs
Latinoamérica spoke with Professor Olga Pellicer about her transition from
academy to diplomacy, some of the international issues she has worked on,
and foreign policy challenges facing the new presidency of Mexico.
Keywords: Academy, diplomacy, foreign policy, nuclear disarmament.
Palabras clave: Academia, desarme nuclear, diplomacia, política exterior.

REALIST WORLD, Stephen Kotkin


Geopolitics did not return; it never left us. The course of history tends to be de-
ceptive. Each hegemon thinks that it is the last one and every epoch believe
it will last forever. In reality, States arise, compete and collapse. And the fate
of the world is determined in this way.
Keywords: China, geopolitics, globalization, world leadership.
Palabras clave: China, geopolítica, globalización, liderazgo mundial.

LIBERAL WORLD, Daniel Deudney and G. John Ikenberry


The recent rise of liberal forces and leaders is certainly worrisome. However, it is
not yet the time to bury liberalism as a theory of social relations, liberal demo-
cracy as a system of government, and the liberal order as a general framework
of international politics.
Keywords: Liberal democracies, nationalism, trade, world order.
Palabras clave: Comercio, democracias liberales, nacionalismo, orden mundial.

Octubre/Diciembre 2018 156


Abstracts

MARXIST WORLD, Robin Varghese


Is Karl Marx destined to be the specter that stalks capitalism? After nearly every
economic setback, voices emerge claiming that Marx was right when he pre-
dicted that the system would end up destroying itself. But the problem at this
moment is not a sudden crisis of capitalism, but its normal operation, which
in recent decades exhibits pathological conditions that the developed world
had apparently already overcome.
Keywords: Capitalism, economic structures, inequality, Karl Marx.
Palabras clave: Capitalismo, desigualdad, estructuras económicas, Karl Marx.

WARMING WORLD, Joshua Busby


The threat of climate change could define the 21st century. Climate alteration
will end up requiring more attention and resources and will have a greater
influence on the global economy and international relations than the other
visible forces in the world today. Climate change will no longer be a distant
threat and will become a reality whose effects will require immediate action.
Keywords: China, climate change, Donald Trump, Paris Agreement.
Palabras clave: Acuerdo de París, cambio climático, China, Donald Trump.

NATO’S ENEMIES WITHIN, Celeste A. Wallander


The North Atlantic Treaty Organization faces many challenges: from terrorism
in Europe, migration and a defiant Russia to threats by Donald Trump to
break up the alliance. However, the most serious problem is not one of these
most obvious risks, but the breakdown of liberal democracy within the allian-
ce itself.
Keywords: International law, liberal democracies, NATO, Russia.
Palabras clave: Democracias liberales, Derecho Internacional, OTAN, Rusia.

157 F O R E I G N A F FA I R S L A T I N O A M É R I C A · Volumen 18 Número 4


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