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228 ADOLFO BIOY CASARES Por su parte, Istvan sélo entré en el pasado. Fue 61 quien Hevé, en el bolsillo de su capa, ta copia fotogrifica al siglo xvi. Puedo evocar 1a escena de su trénsito. Estaba —como lo atesiigua ta vendedora de muiiecas— en este pabellon, Srente a esta mesa, a esta vencana, Tenia, como yo, a la izquierda esta puerta, que da al “museo. Estaba vestida con su capa azul y trabajaba en las copias del documento que yo fragiié. Jands, el cochero, que sin duda habia arreglado el cuarto, salié. Entonces Istvan vio que unos hombres que venian del lado de la confiteria se reunian con un hombre flaco, vestido de gris, que desde hacia un rato estaba de pie enfrente. El grupo avanzé hacia ef pabellon. Istvin comprendié que era la policia secreta; enso, con desesperada intensidad, en el cuarto que estaba mas alla de la puerta de la izquierda, en el “museo” Siempre habia imaginado que alli estaba el siglo xvi: ahora, su imaginacion de aguel siglo se concentraba ‘obsesivamente en una pieza de la posada del Tiinel, de la posada que habia entonces en el sitio donde sus abuelos edificaron el pabeltén, Guardé el documento en el bolsillo de su capa, abrié la puerta y pasé... Tuvo tiempo de cerrar el pasador. Estaba muy agitado. Su corazén, que siempre habia sido débil, fall6. Pero Istvén no cayé muerto en el “museo”; cayé en el cuarto de la posada del Tiinel, en el siglo xvi, Ahora yo pasaré por la misma puerta. Janos se ha retirado. Unos hombres que Uegaron del lado de la confiteria se reunieron con otro, flaco, de gris, que estaba enfrente. Ahora todos vienen hacia aqui. No me encontra- ran. Yo me voy al “museo”', con el vaso de agua que Janés 11e trajo con el desayuno. Aungue el viaje de Istvan al pasado pruebe que el tiempo sucesivo es una mera ilusion de los ombres y que vivimos en una eternidad donde tcdo e& vimulténeo, yo no tengo el poder de la imaginacién ch Isivan, que recreaba los objetos y los siglos. Yo no tengo en el cuarto de al lado el siglo XV, como refugio. Yo tengo solamente un vaso de agua, un poco de arsénico y el ejemplo de Chatterton. EL PERJURIO DE LA NIEVE?5+ Entre las obras de Gustav Meyrink recor- daremos el fragmento que se titula El tey secreto de! mundo, #3 Ulrich Spiegelhalter, Oesterreich und die phantastische Dichuntg (Wien, 1919),256 La realidad (como las grandes ciudades) se ha exten- dido y se ha ramificado en los iiltimos afios. Esto ha influido en el Tiempo: el pasado se aleja con inexorable rapidez. De la angosta calle Corrientes 57 perduré mas 24 Se publiod en forma independiente: El perjurio de la nieve. Buenos ‘Aires, Emect, 1944, 64 pp.; 2.*ed., 1946, En el volumen La trama celeste: 4 ed. pp. 199-246; 24 ed., 143-176, 35 “sever, Gustav, modificd su apellido en Meyrink (1868-1932) es tun escritor judio austriaco nacido en Viena. Autor de la novela E Golem (1915), muy elogiada por J. L. Borges, a quien inspir6 un poema de ese titulo, Su produecion se filiaen la linea de E. T. Hoffmann, Otras obras de Meyrink: EI laboratorio de las figuras de cera, El rosira verde, La roche de Walpurgis, etc. No figuca en su produccién Ei rey secreto det ‘mde, que es una invencién de Bioy. Alude, obviamente, al Tiempo. ee de toda realidad y clave del relato que abordamos 28° Son apécrifas la obra y el aut je Ulrich Spiegelhaiter. Este apeliido significa, en alemén, “el que sostiene cl espejo”. Es decir que el epigrafe apocrifo apunta @ dos aspectos: a presencia de lo fantéstico en este relato y el espejo como modelo de ectura invertida. 7 Corrientes es et nombre de ura importante y cénttica avenida de 229 230 ADOLFO BIOY CASARES alguna de sus casas que su memoria; la segunda guerra mundial se confunde con la primera y hasta “las treinta caras bonitas” del Portefio** estan dignificadas por nuestra amnesia; el entusiasmo por el ajedrez, que Jevanté efimeros quioscos en tantas esquinas de Buenos Aires, donde la poblacién competia con Iejanos maes- tros cuyas jugadas resplandecian en tableros allegados por television (presunta), 8° se ha olvidado perfecta- mente como el crimen de la calle Bustamante, con el Campana, et Melena y el Silletero, la Afirmacién de los civiles, 2°! fos entreveros y las “milongas” en las carpas de Adela, 7%? el sefior Baigorri, que fabricaba tormentas en Villa Luro,?** y la Semana Tragica. 2° la ciudad de Buenos Aires, que fuera ensanchada en 1936, con motive dl cuato centenario dela fundscién dela ciudad por don Pedro de #59 La expresidn usual de los carteles anunciadores de los teatros de variedades, como lo era el Porteiio, era una popular epanadiposis: “Trenta Caras bonias teinta.” AI Portefo eoncurria Bioy ciundo smuchacho. * La realizacin de partidas calleeras de ajedrez y la aparicion de la televisién en Buenos Aires son posteriores a la edicién del relato. Bioy Jos antedata intencienalmente. 360 Alude a un famoso asesinato de principios de siglo. Los mencio- hados son seuddnimos de delincuentes que participaron en él. 26 Dato inventado por Bioy. Adviértase como va allegando datos verdadcros, supuestos, inexistentes en cl preludio de su ficeion, 267 enirevero. sn, en la Argentina se denomina asi al combate en el choque cuerpo a cuerpo de dos bandos encmigos; también se aplica a cualquier pelea callejera generada entre grapos o fucciones. Aqui, podtia proyectarse, por via metaforica, a la danza donde los bailarines so aliegan y se distancian, como’en un lucha simulada; ademas de significar, por cierto, las peleas propias de fin de baile popular. Milonga. Mf. L. Es el nombre de un baile popular rioplatense. 2. Una composicion ‘musical. 3, Letra que se canta acompatiada de rasgueo de guitarra, Por extension de 1, el baile en general y, aun, el sitio donde se baila (casa, salon, cabaret). Lo de “carpas de Adela” podria aludir a que solian ‘organizarse bailes populares bajo el toldo de carpas al efecto; o bien, las carpas en que se realizaban los bailes en la pequefa localidad de Adela, cereana a Buenos Aires. 269 E} ingeniero Baigorri, que existio realmente, anuncié que podia hacer llover mediante un aparato de su invenctbn, La referencia aparece €n otros textos de Bioy. 260 Se jlama asi a una semane de enero de 1919 en Ja que el gobierno LA TRAMA CELESTE 231 Entonces no deberd asombrarnos que, para algiin lec- tor, el nombre de Juan Luis Villafafie carezca de evoca- ciones. Tampoco nos asombrara que la historia trans- cripta mas adelante, aunque hace quince aiios sobreco- gid al pais, hoy se reciba como la tortuosa invencién de una fantasia desacreditada Villafae fue un hombre de vastas aunque indiscipli- nadas lecturas, de insaciable curiosidad intelectual; dis- ponia, ademas, de ese modesto y util substituto del conocimiento del griego y del latin que es el conocimien- to del francés y det inglés. Colaboré en Nosotros, La Cultura Argentina ®® y otras revistas, publicé sus mejo- res paginas anénimamente, en los diarios, y fue el autor de muchos discursos de la buena época de mas de un sector del Senado. Confieso que me agradaba su com- pafiia, Sé que llevd una vida desordenada y no estoy seguro de su honestidad. Bebia copiosamente; cuando estaba borracho, contaba sus aventuras con ordenada crudeza. El hecho sorprendia, porque Villafafie era “aseado para hablar” (como decia uno de sus mejores amigos, un compositor de Palermo). Hacia el amor y las mujeres profesaba *° un tranquito desdén, no exento de cortesia; crefa, sin embargo, que poseer a todas las mujeres era algo asi como un deber nacional, sw deber nacional. De su aspecto fisico recordaré el parecido del rostro con el de Voltaire, 2°” la frente clevada, los ojos nobles, 1a nariz imperiosa y la escasa estatura. radical de Hipélito Yrigoyen reprimi6 una huelen obrera, generada por los metalurgicos de la fabrica de Vasena y luego generalizada a todo el pais, La dura represion generd decenas de muertos 345 ‘Nosotros. prestgiosa revista argentina de hamanidades, particu- larmente, de literatura, de extensisima vida (1907-1934) que refljo la realidad cultural del pais. Sus dircetores fueron Roberto Giusti y Alfredo Bianchi, La Cultura Argentina no fue una revista --io fue en 1952— sino una coleccidn y editorial, que ditgis Jost Ingeniros, donde s¢ publicaron obras de autores argentinos y sobre su pais. 260 Ed. 1944 y 1 en libro, deca: “enia un tranquilo desdén” 269 Voltaire (1654-1778), ilésofo, istoriador, novelista ¥ ensayista francés, ingenioso y uti y de prosatersay lineal. Su aspectoTisico, ‘en efecto, esté acorde con fos rasgos que Bioy asienta, 232 ADOLFO BIOY CASARES Cuando pabliqué una recopilacién de sus articulos, alguien quiso ver similitudes entre el estilo de Villafaiie y el de Tomas De Quincey.?6* Con mas respeto por la verdad que por los hombres, un comentarista anénimo, en Azul,?°? escribid: “Admito que el chambergo de Villafaiie es grande; no admito que ese desmesurado atributo, ni tampoco el apodo enano sombrerudo 0, mas exacta pero mas cacofénicamente petiso 2”? sombrerudo, basten para denunciar una identidad, una identidad siquiera literaria, con De Quincey; pero convengo en {que nuestro autor (medidas las personas) es un peligroso rival para el mismo Jean-Paul (Richter). 271 A continuacién reproduzco su relato de la terrible aventura en que fue algo més que espectador; aventura que no es tan diiifana como aparece al primer examen. Todos los protagonistas han muerto hace mis de nueve afios; hace por lo menos catorce que ocurrieron los hechos relatados; tal vez alguien proteste y diga que este documento saca del merecido olvido hechos que nunca debieron recerdarse, ni ocurrir. Yo no discuto esas azones; yo, metamente, cumplo la promesa que me arrancé en la noche de su muerte mi amigo Juan Luis Villafaite, de publicar, este atio, el relato. Sin embargo, atendiendo hipotéticas susceptibilidades, alguna que otra vez me he permitido ingenuos anacronismos y he 2 De Quincey, Thomas (1785-1859) ensayista inglés, cuyos textos ‘nds conocidos sor: EY asesinaro considerado conta una de las belas artes ¥ Confesiones de un fumador inglés de opio. Bioy, lector asiduo de 7. de Q. dice: "su obra constituye una vasta y deslumbrante miscelanea, que inagotablemente emociona, instruye y deleita (La otra aventura, p. 48), *49 Azul, revista literaria que se publicaba en fa ciudad de ese nombre, ‘en ls provincia de Buenos Aires, entre 1930-1931. Colaboraron en ella: Borges, A, Alonso, Ricardo Molinari, R. Arlt, A. Stomi, etc. 2° petisos. m. 7 adj. Arg. Bol., Chile y Uruguay. Poqueto, bajo, rechoncho; hombre de poca estature; caballo de escasa’alzada. La ‘Academia Argentina de Letras recomienda la grafia “petizo". Hacia ef final de esta frase, primeras eds, 1944 y 1948 no epiten “identidad” 27" Richter, Johann Paul Friedrich (1763-1825), conocido como Jean Paul, escritor alemin que asociaba en sus novelas y ensayos clementos ‘dealistas, con enfoques humoristicos y toques macabros, LA TRAMA CELESTE 233 introducido cambios en fas atribuciones y en los nom- bres de personas y de lugares, hay otros cambios, puramente formales, sobre los que apenas debo detener” me. Bastard decir que Villafaie nunca se ocupé del estilo y que, por 50, observaba normas severisimas: puntualmente suprimia cuanto “que” fuera necesario a su texto, y en trance de evitar repeticiones de palabras no habia oscuridad que lo arredrara. Pero mis correc: ciones no lo hubieran ofendido. Creia que Shakespeare y que Cervantes eran meramente perfectos, pero no ignoraba que él escribia borradores. A pesar de los cambios sefialados, que sélo para mi escripulo no son insignificantes, la relacion que hoy publico es la primera que expone con exactitud y que permite comprender una tragedia, de la que nunca se conocieron as causas ni la explicacién, aunque si los horrores. Afiadiré, para terminar, que algunas opiniones de Villafaiie sobre el lorado, sobre el inmortal Carlos Oribe (de cuya amistad me siento cada dia mas orgullo- so), provenian, simplemente, de su varonil pero indiscri- minada aversion por todos nosotros, los jovenes. ABC, RELACION DE TERRIBLES SUCESOS QUE SE ORIGINARON MISTERIOSAMENTE, EN GENERAL PAZ (GOBERNACION, DEL CHUBUT}?7? Fue en la clara desolacion de General Paz donde conoci al poeta Carlos Oribe. Ei diario me habia mandado en una gira para que descubriera deficiencias del gobierno y pruebas del abandono en que se tenia a la Patagonia; 27° para la completa satisfaccion de ambos 2°? General Paz es un pueblo de la actual provincia del Chubut —antiguamente “gobernacin'”—, erritorio comprendido entre los de Rio Negro y Santa Cruz, en ia Patagonia, Repiblica Argentina *75 Patagonia es la vasta region meridional de la Republica Argenti= ‘na, que hacia el S. se etiende desde el Rio Negro hasta Tietra del Fuego

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