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Introducción

El siguiente escrito pretende dar argumentos para la concientización de la importancia que tiene la
familia en la sociedad, pero sobre todo pretende aunque no de manera explícita, pero sí de manera
implícita dar algunos argumentos para poder dar defender, la importancia que tiene para la sociedad
las familias unidas y la promoción de las mismas.

Para esto se presenta desde algunos puntos de la exhortación apostólica Familiaris consortio, el
Catecismo de la Iglesia católica y la obra Para Salvarte, algunas ideas que dan soporte a lo
expresado con anterioridad.

En el primer punto, presento “La familia en su origen” donde se presenta la vocación para la que
esta comunidad de vida ha sido creado, teniendo como principio la relación que existe entre Dios y
el hombre, y la trascendencia de esta relación que se funda en el amor, y que se extiende a la
relación de pareja, teniendo como expresión biológica del amor la procreación y aumento de la
prole. La cual como deber de la pareja, tiene la educación de sus la prole. Teniendo esta formación
incidencia en la sociedad. Al ser la familia, primera educadora en valores y virtudes para los
hombre.

Después de conocer las bases fundantes de la familia veremos, “La importancia de la familia en la
sociedad”. Que de manera muy rápida se puede percibir en el primer apartado pero que de una
manera específica se trata en este apartado. Reconociendo en la familia como primera educadora en
valores que inciden en la sociedad, y subrayando elementos esenciales en la relación entre personas
en esta pequeña sociedad, que son indispensables para llevar a coba la buena relación en la
sociedad, que como experiencia previa las relaciones familiares, que conllevan deberes y
responsabilidades (que no se trataran en este escrito por ser otro el tema que aquí compete).

Finalmente se mencionare algunos problemas que se derivan de la ausencia de una familia original.
Y que como consecuencia provoca malestares que se ven reflejados en la sociedad. Siendo esta
parte la cual nos aporta elementos que nos hacen deducir una labor en favor de familias unidas y
originales; “Razones para un “no” a la disolución del matrimonio”.

Este será el recorrido que realizaremos a través de este trabajo que presenta de manera general el
beneficio de promover a la familia, y su carácter que tiene de indisolubilidad como un bien para la
sociedad.
La familia y su carácter de indisolubilidad como beneficio para la sociedad.

I.- La familia en su origen

Me gustaría iniciar hablando lo que en su principio es la familia, como fue conforme al designio
salvífico de Dios, que esta se conformó y se sigue formando hasta nuestros días. Esto sería partir
desde el origen y descubrir la belleza, misterio y misión que se esconde detrás de esta maravillosa
institución, imagen del amor y relación que Dios tiene para con su Pueblo.

En el principio, “Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza: llamándolo a la existencia por


amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor”1. Esa es la invitación que Dios ha realizado al
hombre cuando lo llama a la vida. Este relato lo constatamos en el libro del Génesis (Gn 1, 26-31).
Que Dios creando al hombre a imagen y semejanza, por este don gratuito de ser imagen de Él, está
llamado a ejercer esta acción de amar. “Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la
vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión. El
amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano”2. El amar no es una opción
en el ser humano, y expresarla en una relación de comunión no es ajeno a él, incluso se puede decir
que esta expresión de amor, en comunión está inscrito en su misma naturaleza, como consecuencia
de la semejanza que tiene con Dios, en Cristo, nuestro Padre.

El amor no es algo abstracto, no es una idea, en el ser humano no es meramente espiritual, sino que
necesita de una expresión que la haga presente y concreta. “En cuanto espíritu encarnado, es decir,
alma que se expresa en el cuerpo informado por un espíritu inmortal, el hombre está llamado al
amor en esta su totalidad unificada. El amor abarca también el cuerpo humano y el cuerpo se hace
partícipe del amor espiritual”3. El cuerpo como medio que tenemos para movernos por esta tierra, es
un instrumento de expresión para el amor, es un medio por el cual el hombre ejerce aquella
vocación a la que Dios le ha hecho. Amor que se expresa en la relación con los otros y con todo
cuanto lo rodea.

De manera más concreta, en relación a la manifestación del amor, “la Revelación cristiana conoce
dos modos específicos de realizar integralmente la vocación de la persona humana al amor: el
Matrimonio y la Virginidad. Tanto el uno como la otra, en su forma propia, son una concretización
de la verdad más profunda del hombre, de su «ser imagen de Dios»” 4. En este caso concreto

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JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida actual, 11 (1981)
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omitiremos hablar de la virginidad como una manera de vivir la vocación a la cual Dios, ha hecho a
todos los seres humanos y nos enfocaremos en el matrimonio, siendo en estos momentos el
elemento que nos compete. Vemos pues, como el matrimonio es una forma de concretizar ese ser,
imagen de Dios, y de manera especial el estado en el que se puede cumplir también con el
llamamiento al amor.

El matrimonio, tiene como “…consecuencia, la sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer


se dan uno a otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico,
sino que afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal. Ella se realiza de modo
verdaderamente humano, solamente cuando es parte integral del amor con el que el hombre y la
mujer se comprometen totalmente entre sí hasta la muerte”5. El matrimonio como expresión de la
vocación, a amar, a la cual el hombre es llamado, tiene esta componente sexual, corpórea, que no
por eso deja de llenar a toda la persona del ser humano. Esta donación, solo tiene sentido en el amor
y en la permanencia fiel durante la vida terrena. “La donación física total sería un engaño si no
fuese signo y fruto de una donación en la que está presente toda la persona, incluso en su dimensión
temporal; si la persona se reservase algo o la posibilidad de decidir de otra manera en orden al
futuro, ya no se donaría totalmente”6. El amor tiene este carácter de donación total y fidelidad, a
imagen de Dios con su Pueblo. El hombre está llamado por tanto, en el matrimonio a esta donación
total, ferviente e inseparable. En la donación total está inmersa la idea de la fidelidad no solo en el
presente sino en el futuro. El pensar que la unión conyugal es solo mientras las partes que
componen la pareja se entiendan, es asumir de antemano que esta unión carece de entrega total y
plena.

La exigencia del amor conyugal es total, y es “…exigida por el amor conyugal, corresponde
también con las exigencias de una fecundidad responsable, la cual, orientada a engendrar una
persona humana, supera por su naturaleza el orden puramente biológico y toca una serie de valores
personales, para cuyo crecimiento armonioso es necesaria la contribución perdurable y concorde de
los padres”7. La expresión conyugal del amor en la entrega total de los cuerpos de la pareja que se
une en matrimonio, no es para nada egoísta, un acto que se encierre en el intimismo de la unión de
dos personas, sino que tiende su apertura en la procreación de una persona humana, donde el amor
tiende a expresarse en un sentido diferente. La unión carnal, no es un acto, de puro gozo en las

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JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida actual, 11 (1981)
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parejas, sino un acto de amor trascendente a un nuevo ser, que es un hijo. Por lo que la aparición de
esta nueva persona, implica la contribución de ambas personas que contribuyeron a darle vida, para
que esta crezca en un ambiente favorable.

Así pues, “un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia. Esta
disposición es anterior a todo reconocimiento por la autoridad pública; se impone a ella. Se la
considerará como la referencia normal en función de la cual deben ser apreciadas las diversas
formas de parentesco”8. La familia, es reconocida aun antes de que las leyes así lo hicieran, es una
comunidad que no necesita el previo reconocimiento de la autoridad pública para considerarse
como tal. Y es en esta pequeña sociedad donde se reconocen diversas formas de relación, es decir,
esposo-esposa, padres-hijos, hermanos-hermanas, etc., es la referencia ordinaria desde donde se
aprecian las diferentes formas de parentesco. Por eso, “la familia es un patrimonio sagrado de la
humanidad. (...) Es una realidad natural confiada a los cónyuges. (...) Merece el apoyo de las
autoridades políticas nacionales e internacionales”9.

Esta comunión de vida, como ya dijimos, no nace como idea del hombre, sino que “al crear al
hombre y a la mujer, Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental. Sus
miembros son personas iguales en dignidad. Para el bien común de sus miembros y de la sociedad,
la familia implica una diversidad de responsabilidades, de derechos y de deberes”10. El hombre y la
mujer constituyen el inicio de una familia, ambos desde el inicio de su relación de igual dignidad,
adquiriendo en la unión esponsal cada uno deberes y derechos para con el otro. De igual manera
cuando los hijos llegan a integrarse a esta nueva comunión, de la misma manera gozaran de
dignidad, de derechos pero también de deberes.

Como vemos es desde la familia donde el mandato sed fecundos y multiplíquense se hace realidad,
es desde la reunión de familias, donde la sociedad se va formando. “«El Creador del mundo
estableció la sociedad conyugal como origen y fundamento de la sociedad humana»; la familia es
por ello la «célula primera y vital de la sociedad». La familia posee vínculos vitales y orgánicos con
la sociedad, porque constituye su fundamento y alimento continuo mediante su función de servicio
a la vida”11. En la conjunción de las familias particulares, es como la sociedad tiene vida, no hay
otra fuente de donde la sociedad pueda hacerse de miembros de ella, necesariamente los ciudadanos
que componen una sociedad provienen de familias singulares. “En efecto, de la familia nacen los

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Catecismo de la Iglesia católica. nº 2202
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LORING Jorge. Para salvarte. UNISEX. Mexicali56.2004. nº 66,6
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Catecismo de la Iglesia católica. nº 2203
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JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida actual, 42 (1981)

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ciudadanos, y éstos encuentran en ella la primera escuela de esas virtudes sociales, que son el alma
de la vida y del desarrollo de la sociedad misma. Así la familia, en virtud de su naturaleza y
vocación, lejos de encerrarse en sí misma, se abre a las demás familias y a la sociedad, asumiendo
su función social”12. La familia además de ser portadora de nuevos ciudadanos, es escuela de
virtudes que son necesarias para la convivencia entre personas, especialmente en la sociedad, es de
aquí donde la sociedad encuentra su desarrollo y civilización. Las diversas familias, sin caer en el
aislamiento se abren a la relación con otras, las cuales cada una van cumpliendo con su función y
dan vida a una sociedad. “…la ONU en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de
1948 afirma: «la familia es la célula fundamental de la sociedad»”13.

Hasta ahora vimos el origen proveniente de una familia, que continúa la vocación del ser humano al
amor, de manera específica en el matrimonio, como este amor inicial entre un hombre y una mujer
trasciende a la procreación de los hijos, ampliando así el horizonte del amor ahora en los hijos. De
aquí que, “la misión de la familia, ante un mundo en permanente cambio, es proporcionar a los hijos
sentimientos de arraigo y seguridad, elevar su autoestima y sentimiento de competencia, ofrecerles
ejemplos y modelos válidos, dignos de imitar, ser una escuela de aprendizaje en el amor, la
comprensión, el esfuerzo y la solidaridad, donde cada miembro sepa aceptar y acoger las
diversidades de los demás, desarrollar convenientemente su singularidad e integrarse en una
sociedad plural”14. Lo antes mencionado va esbozando de alguna manera la necesidad e
importancia que tiene una familia en la persona de un hijo, que se integra en una sociedad, la
familia en cuanto primera educadora, debe educar en valores que permitan al hijo una sana
convivencia entre personas. “La familia es la institución natural establecida universalmente en el
tiempo y en el espacio. Donde tiene origen la vida humana, el recinto de la educación y el vínculo
de la transmisión normativa”15. No es ajena a la familia la creación de normas para la convivencia
entre iguales que cohabitan en un mismo espacio como es la casa, de la misma manera los hijos se
entrenan para aceptar las normativas de una sociedad que existen para la buena convivencia en un
mismo espacio entre diversas familias.

Finalmente algunas impresiones de lo que la familia ha significado para algunas personalidades del
ambiente social, por ejemplo Lionel Jospin, político francés y primer ministro en el periodo de 1997
al 2002 dice que “La familia es un lugar privilegiado donde los niños han de encontrar sus puntos
de referencia y descubrir los valores que forjarán su personalidad. (...) La educación es función

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JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida actual, 42 (1981)
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LORING Jorge. Para salvarte. UNISEX. Mexicali56.2004. nº 66,6
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insustituible de los padres. La escuela tiene una misión muy importante, pero ha de cumplirla en
relación con los padres”16. Una más a mi parecer menos profunda pero de igual relevancia dado
que, el personaje a mencionar al igual que el anterior, simpatiza con el socialismo, Mijaíl
Gorbachov quien se expresó de la familia como, “… núcleo vertebrador de la sociedad en cuanto a
continuidad de la especie y transmisión de valores morales»”17

Como hemos visto la familia no puede ser un improvisado, ya que en el sentido espiritual posee una
mística sumamente trascendental. En tanto imagen de la relación de Dios con el hombre, una
relación basada en el amor. El amor esponsal entre el hombre y la mujer, es imagen de la relación
de Dios con los seres humanos, inseparable, dado el carácter que tiene esa unión, que exige
donación total y fiel. Más allá de esta visión, la importancia que adquiere la familia en la sociedad,
no es secundaria, ya que la sociedad es por la familia y no la familia por la sociedad, es desde la
familia donde la sociedad tiene vitalidad, es desde esta comunión de vida, donde el ser humano
aprende a relacionarse, y tiene la posibilidad de socializar con otras personas, teniendo por
entendido que en el ejercicio de esa socialización existen normas para la sana convivencia, las
cuales en cierta forma ha aprendido desde la familia.

II.- La importancia de la familia en la sociedad

En este apartado me gustaría retomar un poco más la importancia de las familia, pero ahora
poniendo más énfasis, en la relevancia que tiene en la sociedad y para la sociedad.

Como es de saberse, “el hombre es esencialmente social. Y sus primeras relaciones sociales las
aprende en la familia”18. Esto es algo que ya se ha apreciado un poco desde el apartado anterior,
pero que no está de más, remarcarlo nuevamente. El hombre por naturaleza es esencialmente social,
nace dentro de una comunión de vida, la familia. El ser humano no nace aisladamente, su gestación
inclusive, de manera natural, se da en el seno de una comunión de personas como mínimo, un padre
y una madre, si estos tienen ya otros hijos, entonces serán más las personas que esperan a un nuevo
integrante dentro de su núcleo particular familiar. Por lo que no es ajeno a una familia que una
nueva persona que se integre tendrá que aprender a relacionarse con las otras partes de ella.

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LORING Jorge. Para salvarte. UNISEX. Mexicali56.2004. nº 66,6
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Es en esta primera experiencia de relacionalidad donde la persona aprende a vivir de manera
armónica con otras personas, la cual tiende a crear un ambiente de comunión, para favorecer las
relaciones además de que cada integrante juega un rol particular dentro de ella, y está llamado a
participar y cumplir con su función, ya sea de padre, madre o hijo, según corresponda. Por eso, “la
misma experiencia de comunión y participación, que debe caracterizar la vida diaria de familia,
representa su primera y fundamental aportación a la sociedad”19. Es esta misma experiencia de
comunión y participación del ser humano, que ha tenido en el seno familiar, la que debe llevar a la
convivencia social a la participación y solidaridad para con la sociedad en la que está inmersa,
aunque este sería otro tema del cual hablar.

La comunión de vida en las familias, tienen un cierto carácter que las hace funcionar, que aunque
cada una de sus partes son diferentes, la comunión, la solidaridad, la participación, entre otros
valores y virtudes, son posibles dentro de ella. Y es debido a que, en “las relaciones entre los
miembros de la comunidad familiar están inspiradas y guiadas por la ley de la «gratuidad» que,
respetando y favoreciendo en todos y cada uno la dignidad personal como único título de valor, se
hace acogida cordial, encuentro y diálogo, disponibilidad desinteresada, servicio generoso y
solidaridad profunda”20. La gratuidad pues, es la característica, que en el ambiente familiar favorece
las relaciones que se llevan a cabo, propiciando con esto el respeto a cada integrante por el único
hecho de ser persona, sin hacer ninguna otra distinción de la cual merezca tal respeto y dignidad.
Con dicha característica como esencial a la familia, las relaciones basadas en la generosidad, es
causante de muchos otros valores que se viven y aprenden en esta tipo de convivencia. Esta
gratuidad es la que cada persona inclusive está llamado reproducir dentro de la sociedad.

Como podemos darnos cuenta y nos “…han recordado los Padres Sinodales, la familia constituye el
lugar natural y el instrumento más eficaz de humanización y de personalización de la sociedad:
colabora de manera original y profunda en la construcción del mundo, haciendo posible una vida
propiamente humana, en particular custodiando y transmitiendo las virtudes y los «valores»”21. No
existe comunidad o institución social más eficaz en la formación de los seres humanos, que la
familia. No solo porque humaniza al hombre sino porque además contribuye a la relación con otros
seres humanos, basándose de una primera experiencia en el amor y la gratuidad, componente
esenciales en una familia. Mediante las virtudes y valores que la familia inculca en cada ser

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JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida actual, 43 (1981)
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integrante de la misma, la sociedad se beneficia, al gozar de buenas relaciones entre sus miembros,
pero sobre todo, que se convierte en una sociedad más humana.

Las virtudes y los valores en una familia son aprendidos desde la niñez, ya que desde pequeños las
personas comienzan a aprender, las normas que existen entre personas para poder entrar en relación,
de ahí que si alguna persona no aprende algunas normas básicas, tienda a aislarse pues se siente
ajeno a las normas que la sociedad, desde la familia, ha establecido para entrar en una relación de
comunión. “Los niños necesitan aprender en el seno familiar las normas elementales de
convivencia, las reglas morales imprescindibles para su ulterior desenvolvimiento social.» El miedo
de ciertos padres actuales a aparecer frente a sus hijos como autoritarios les hace prescindir de
cualquier inculcación de reglas, de normas de comportamiento doméstico, incluso de aquellas
normas indispensables de civilidad, llamadas de urbanidad.»”22. Es un deber de los padres ayudar a
los hijos en la formación de su persona, mediante valores y virtudes, estableciendo normas de
convivencia y comportamiento en la familia, que serán no solo en beneficio de la familia de la cual
forma parte, sino también en beneficio de la sociedad, al aportar ciudadanos, sino ejemplares, al
menos respetuosos de las normas comunes que favorecen la socialización.

En este punto, en la que nos vemos inmersos ahora, es indispensable que la formación comience en
la familia, los valores y las virtudes, solo podrán lograrse en la educación de la persona y “(…) para
que esta transmisión sea eficaz, la normativa moral y religiosa debe hacerse con convicción, con
motivación y con el ejemplo. No puede haber contradicción entre lo que se dice y lo que se hace. Se
educa más con lo que se hace que con lo que se dice. En la familia todo educa o deseduca. La
familia es el clima ideal para la educación de un niño”23. Estas palabras abren un paréntesis que es
necesario, ya que no debemos olvidar esta labor de educación, que las familias deben realizar en
bien propio de la comunión de vida particular, que tiene su repercusión en la sociedad.

Finalmente, “Como consecuencia, de cara a una sociedad que corre el peligro de ser cada vez más
despersonalizada y masificada, y por tanto inhumana y deshumanizadora, con los resultados
negativos de tantas formas de «evasión» —como son, por ejemplo, el alcoholismo, la droga y el
mismo terrorismo—, la familia posee y comunica todavía hoy energías formidables capaces de
sacar al hombre del anonimato, de mantenerlo consciente de su dignidad personal, de enriquecerlo
con profunda humanidad y de inserirlo activamente con su unicidad e irrepetibilidad en el tejido de
la sociedad”24. La familia no es un secundario en la formación de una sociedad más humana, sino

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LORING Jorge. Para salvarte. UNISEX. Mexicali56.2004. nº 66,6
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JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida actual, 43 (1981)

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que es el motor principal, sigue siendo el lugar favorable para la educación, en valores morales y
virtudes, necesarios para una sana convivencia, en distintos niveles de comunión, llámese sociedad,
instituciones de trabajo, familia, amigos, etc. Por eso la familia sigue siendo la mejor opción para
una sociedad más humana y en vista al desarrollo.

III.- Consecuencias ante la carencia de la función familiar

Hemos llegado hasta aquí, haciendo conciencia del origen primigenio que tiene la familia, y con el
argumento anterior, de poder darse cuenta del valor que esta tiene para la sociedad, como primera
educadora en valores y virtudes, que favorecen la convivencia entre personas, siendo la familia el
lugar más favorable para la educación de una persona, y es a la vez indispensable para lograr una
sociedad más humana. “La situación en que se halla la familia presenta aspectos positivos y
aspectos negativos: signo, los unos, de la salvación de Cristo operante en el mundo; signo, los otros,
del rechazo que el hombre opone al amor de Dios”25. Los signos de negatividad manifiestan un
rechazo al amor de Dios en cuanto que, como ya hemos dicho en un primer momento, la relación
del hombre con la mujer, en el matrimonio y conformación de la familia es imagen de la relación de
amor entre Dios y el hombre.

Desde esta perspectiva vemos un panorama ideal, de la cual nuestra realidad se está alejando. Ya
que hoy sociedades inmersas en desorden, no son capaces de reconocer el valor que tiene la familia,
para una mejor convivencia social. Podemos asumir que en cierta manera el desorden social no solo
se deba a la injusticia, sino que además a esto se le suma los ataques con los que la familia se ha
estado enfrentando, con la minusvaloración que en estos días ha llegado a tener esta pequeña
sociedad. En este momento quiero referirme a la disolución de las parejas con un mal que de
manera directa afecta a los integrantes de una familia, y que como repercusión consecuente, afecta a
la sociedad.

La situación de las familias actualmente presenta algunas luces en cuanto al mejoramiento de las
relaciones interpersonales en el matrimonio, a la dignidad de la mujer, a la procreación responsable,
al deber de la educación de los hijos, se tiene conciencia en la sociedad de una ayuda mutua entre
familias, solidarizándose unas con otras en algunas de sus necesidades tanto espiritual como
material, en esto ha sido de gran ayuda el aporte de la claridad que tiene la Iglesia en su misión
como familia, siendo valioso el aporte que realiza con esto a la sociedad. Sin embargo aún falta por

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JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida actual, 6 (1981)

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crecer y fortalecer en algunos aspectos. Sobre todo en la concepción que se tiene acerca de la
independencia de alguno de los conyugues que tienen entre sí. Y el número cada vez mayor
divorcios26.

La fidelidad de los conyugues en el matrimonio es una situación que en nuestros días se torna difícil
y es una de los males que aun aqueja a las familias de hoy, a esto se ha aunado la idea que tienen
algunos de que el matrimonio de hoy en día ya no es para toda la vida. Algunos han olvidado que,
“la comunión primera es la que se instaura y se desarrolla entre los cónyuges; en virtud del pacto de
amor conyugal, el hombre y la mujer «no son ya dos, sino una sola carne» y están llamados a crecer
continuamente en su comunión a través de la fidelidad cotidiana a la promesa matrimonial de la
recíproca donación total”27. Ya se ha dicho al respecto que, es una exigencia de donación total la
unión entre un hombre y una mujer, y que no se cumple, este fin esencial, en algunas parejas que
antes de contraer matrimonio o contraen matrimonio ya con una mentalidad caduca sobre la misma,
es decir, que algunos se casan con la idea de probar, si su unión matrimonial funciona y si en caso
no es así, toman la separación que incluso lo ven como una opción sana y sin consecuencias.

El matrimonio exige pues fidelidad, y permanencia de los conyugues hasta que la muerte los separe.
“Semejante comunión queda radicalmente contradicha por la poligamia; ésta, en efecto, niega
directamente el designio de Dios tal como es revelado desde los orígenes, porque es contraria a la
igual dignidad personal del hombre y de la mujer, que en el matrimonio se dan con un amor total y
por lo mismo único y exclusivo. Así lo dice el Concilio Vaticano II: «La unidad matrimonial
confirmada por el Señor aparece de modo claro incluso por la igual dignidad personal del hombre y
de la mujer, que debe ser reconocida en el mutuo y pleno amor»”28. En la fidelidad y la entrega total
de un hombre a una mujer o viceversa se expresa también la dignidad con la que se reviste a la otra
persona, a tentar contra la unidad matrimonial, seria atentar contra la dignidad de la persona. Por
eso la sociedad debe favorecer, en bien de la persona la promoción de las familias unidas, como un
bien para no solo de la familia como primer beneficiado, sino de la misma sociedad, que protege la
dignidad de todos sus ciudadanos.

Como vemos “la comunión conyugal se caracteriza no sólo por su unidad, sino también por su
indisolubilidad: «Esta unión íntima, en cuanto donación mutua de dos personas, lo mismo que el
bien de los hijos, exigen la plena fidelidad de los cónyuges y reclaman su indisoluble unidad»” 29.

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JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida actual, 6 (1981)
27
JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida actual, 19 (1981)
28
Ibid.
29
JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida actual, 20 (1981)

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Ante esta realidad que exige la unión entre dos personas no solo por la donación total sino tan bien
en favor del fruto de esta unión que son los hijos. Que en primera son los que en una relación de
ruptura son los más afectados. Estas afectaciones en los hijos se traducen en rebeldías, que algunas
de ellas llegan a afectar a la sociedad como una consecuencia de matrimonios separados.
“Enraizada en la donación personal y total de los cónyuges y exigida por el bien de los hijos, la
indisolubilidad del matrimonio halla su verdad última en el designio que Dios ha manifestado en su
Revelación: Él quiere y da la indisolubilidad del matrimonio como fruto, signo y exigencia del amor
absolutamente fiel que Dios tiene al hombre y que el Señor Jesús vive hacia su Iglesia”30.

Después de los argumentos antes mencionados, sobre el valor de la familia pensar en una
separación, inicialmente de las partes que tienen como responsabilidad de educar en la familia como
son los padres, comienza un desorden que afecta a los hijos en distintos ámbitos. A su vez estas
repercusiones se ven reflejadas en la sociedad provocando diversas y muy variadas consecuencias
según la magnitud y el dolor que una separación o disolución familiar llegue a provocar. La
separación o disolución de familias es un mal social que debe evitarse lo más posible.

Desde el aspecto de la Iglesia doméstica, “la crisis de la familia se debe en gran parte a su
descristianización”31. Se ha ido sacando a Dios de las familias, que desde los inicios del
cristianismo una vez que los padres de familia o la cabeza de familia el padre abrazaba la fe, todos
los de la casa lo hacían de la misma manera (ahí tenemos el ejemplo de Cornelio en los Hechos de
los apóstoles 10, 1ss.), hagamos memoria cuando las familias enteras se juntaban para ir a misa
juntas y rezar el rosario, quizás cosas tan simples como esas, que se han ido acabando. Con unos
padres que temen ser vistos como autoritaristas y temen normar la vida de los hijos y su educación
cristiana. Ya no hablemos de lo que en las sociedades laicista ha ido sucediendo normando incluso
el reglamento de escuelas católicas en las que se les pide no tener imágenes religiosas. Pero más allá
de las normas civiles, nosotros como creyentes somos responsables de ir desplazando de nuestras
vidas a Dios. Y de manera concreta de los padres de ser imagen de la presencia de Dios que da
orden a la vida e historia del hombre, los padres siendo coparticipes en la creación de Dios, tienen
ese deber de educar también aquellos nuevos hijos de Dios, que Él les ha concedido en custodia.
“… Se ha quitado el crucifijo de la cabecera de la cama para poner en su lugar un paisaje, se ha
sustituido el rezo del rosario en familia por la televisión, se han cambiado los libros religiosos por

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JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida actual, 20 (1981)
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LORING Jorge. Para salvarte. UNISEX. Mexicali56.2004. nº 66,6

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las revistas «del corazón» o «de actualidad», se ha arrinconado la moral católica para vivir el
hedonismo que difunde la televisión, etc., etc. Por eso la familia cruje. Sin Cristo se tambalea”32.

El sacar a Dios de nuestra vida es solo el inicio de esta travesía, ya que como se ha mencionado
líneas atrás es incluso el temor de los padres a ejercer su autoridad con el objetivo de normar la vida
de los hijos en orden a una buena educación en valores y virtudes lo que contribuye incluso a la
decadencia de nuestras sociedades, la “…incapacidad de ciertos padres para hacer uso de una
legítima autoridad en la transmisión de los valores esenciales (...) constituye uno de los dramas
fundamentales de la sociedad actual”33. La falta de autoridad de los padres para con los hijos,
ocasiona problemas con los que la sociedad tiene que lidiar ahora, cuando una persona desconoce o
hace caso omiso de las normas que rigen la sociedad entre personas, se pierde el respeto y la sana
convivencia.

Es parte importante para todo ser humano el nacer y crecer dentro del seno familiar, son muchos las
deficiencias que una persona puede tener al nacer ajeno a una familia y todavía más el crecer, fuera
del núcleo familiar. A continuación se mencionaran solo algunos de los problemas que ocasiona a la
persona el no ser recibido dentro de una familia, que de primera mano sufre el abandono y en
algunos casos el desprecio, son muchas las variantes y las consecuencia que puede suscitarse en el
comportamiento de la persona que no crece dentro de una familia integrada. Quiero hacer notar
pues que, “la familia tiene un valor insustituible para los hijos. Un hijo sin familia queda
traumatizado. Las estadísticas de delincuentes juveniles y de anormalidades psíquicas hablan bien
claro. Según Katherin Kasun, Presidenta de Family campaign Fundation de Suecia, en un país
donde el Estado ha sustituido en gran parte a la familia en la educación de los hijos, de cada cuatro
niños, uno necesita un psiquiatra, y el número de suicidios en menores de 16 años ha sido de 130 al
año, y va en aumento”34. Como es de esperarse, de lo antes mencionado resaltan tres problemas que
afectan de manera directa a la persona, pero también a la familia y como consecuencia a la
sociedad. Uno de estos problemas con los que la sociedad tiene que lidiar hoy, por hijos que se
crecieron fuera de lo que es una familia, es la delincuencia, de la cual en nuestra actualidad y que de
manera evidente, para la mayoría de nosotros, somos testigos en nuestro país. La delincuencia
irrumpe con la paz, el orden de las sociedades y el respeto, entre otras cosas. Además de la
delincuencia, existe en nuestro días personas con problemas psicológicos, mismos que provocan
una falta de relacionalidad, falta de autoestima, falta de deseos de superación, depresión, rebeldías

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Ibíd.
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Ibíd.

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expresadas de diversas formas, compensaciones que son solventadas por diversos tipos de
adicciones, etc. Una consecuencia que alarma de igual manera y que es provocado por este mimo
desequilibrio psicológico y que a la vez debe preocupar a la sociedad es el aumento de suicidios,
que antes quizás se daba en personas adultos y en uno que otro joven, pero que ahora están a la
orden del día no solo entre los antes mencionados, sino que ahora se da entre niños, adolescentes, y
en aumento entre jóvenes. Que desafortunadamente se toma en las sociedades como cifras de
deceso en la sociedad. “«Según un estudio financiado por el Congreso de Estados Unidos.
Realizado durante cuatro años, a noventa mil estudiantes, de varias universidades, publicado en la
revista American Medical Association revela que la presencia de los padres es fundamental para
garantizar el crecimiento sano de los hijos. El proyecto se lanzó para poder prevenir los problemas
de salud física y mental de los jóvenes». La gran mayoría de los entrevistados aseguran que una
relación afectiva intensa con sus padres ayuda a evitar la droga, el alcohol, la violencia, el suicidio y
la vida sexual prematura. Richard Udry, uno de los autores del estudio afirma: «es un error creer
que la influencia de los amigos sustituye a la de los padres. Los padres siguen siendo tan
importantes para los adolescentes como para los recién nacidos»”35 .

Otra razón por la que la familia debe permanecer unida, lo ha expresado bien el Dr. Juan Alberto
Varela comentando una frase de Juan Pablo II “…dijo (…) en una conferencia pronunciada en
Uruguay y publicada en internet: «La familia es el único lugar en el cual se nos acepta por lo que
somos como personas. En los demás ámbitos se nos acepta por lo que tenemos, por lo que sabemos
o por lo que podemos. En la familia se nos acepta por lo que somos»” 36. La aceptación es una
aprobación de nuestra persona que nos hace sentir valorados, lo contrario provocaría una
desvalorización de la persona, por lo que en nuestros días, aquel que nace dentro de una familia que
lucha por vivir los valores y virtudes que la sustentan como el amor, el respeto, y la gratuidad, es
una bendición que no debe menospreciar. El ser aceptado por lo que se es, es algo invaluable, sobre
todo en nuestros tiempos tan llenos de arquetipos valorativos que se van formando para ser parte
integrante de algo. Es de mucho aprecio, el ser aceptado tal cual se es, y que llena a la persona en
gran manera, esto, solo se da en la familia. Es realmente una pena, que haya personas que se menos
valoran o desprecian por haber carecido de este aprecio que solo la familia puede dar.

Se buscan soluciones a problemas particulares en la sociedad, pero la mejor respuesta para muchos
de ellos, es reforzar y fomentar la unidad de las familias. Con esto la sociedad estaría resolviendo
muchos problemas que aquejan en nuestros días. “El futuro de la humanidad se fragua en la familia.

35
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36
Ibid

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Por consiguiente, es indispensable y urgente que todo hombre de buena voluntad se esfuerce por
salvar y promover los valores y exigencias de la familia”37. El llamado a darle el valor merecido que
tiene la familia es un llamado a todos los hombres sin distinción de ningún tipo. A preservarla sin
falsas representaciones o caricaturas que no le hace falta. Es llamado a preservarla de la única
manera cómo es posible, como en sus origines y cumpliendo con su misión, de educar en el amor y
la gratuidad, permaneciendo unida. “La familia es la comunidad en la que, desde la infancia, se
pueden aprender los valores morales, se comienza a honrar a Dios, y a usar bien de la libertad”38.

Una sociedad sin familias es una sociedad estéril encaminada al caos y al desorden. Se necesita de
una familia que se rige por el amor, para tener sociedades sanas y con vitalidad. “«Una de las
grandes alegrías de la vida es tener una familia unida», dice el Catedrático de Psiquiatría, Dr.
Enrique Rojas”39. Hay personas en nuestra sociedad sumidas en la tristeza, el aumento de la prole es
una alegría de la que no se deben privar las familias, sobre todo si se tiene la suficiente solvencia
para vivir con dignidad, teniendo un techo donde expresar su aprecio, alimento, y lo necesario para
llevar una vida digna. El amor egoísta de algunos matrimonios, basados en el hedonismo, dice
mucho de una sociedad estéril que se encamina a la decadencia y a la desaparición. “Los niños
fortalecen el amor de sus padres. Las estadísticas internacionales demuestran que hay menos
rompimientos en los matrimonios con hijos”40. Puesto que estos a pesar de exigir el esfuerzo por
parte de los padres por educarlos y mantenerlos, también es cierto que llenan de alegría la casa y la
vida de los padres que se abren al amor, por sus hijos, que son el motor de sus esfuerzos y días de
entrega total a cada acción que realizan en bien de sus hijos.

De todo lo antes dicho, aunque no se presentan todas las consecuencias particulares que provoca la
falta de una familia, lo que quiero hacer notar y llevar a la conciencia es que muchos de los
problemas en la sociedad parten del desorden familiar que se viven en nuestros días. De manera
especial en este apartado expuse solo algunas consecuencias en la persona de crecer o nacer fuera
de una familia, aunque de manera explícita, no se encuentra el tratado sobre la indisolubilidad del
matrimonio, los argumentos tratan de alentar a mantener el orden y origen en los que la familia ha
dada vida a esta humanidad que hasta nuestros días se ha mantenido. Los argumentos antes dados
en esta apartado son para dar un sí a la unidad de la familia y decir que no existe otra manera mejor
ni más favorable para vivir dicha comunión de vida que unidad con bases en el amor, la igualdad de
dignidad y la gratuidad con que se va creciendo en el seno familiar.

37
JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida actual, 86 (1981)
38
LORING Jorge. Para salvarte. UNISEX. Mexicali56.2004. nº 66,6
39
Ibíd.
40
Ibíd.

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No hay porque seguir desgastando recursos innecesarios de diversos tipos, en ciertos problemas de
la sociedad, si se pone mayor énfasis en cuidar esta pequeña sociedad (familia) que da vida a una de
mayor magnitud, que ve por el bienestar de todos y cada uno de los que la integran.

Propuesta

Después de realizar un panorama general sin mucha profundidad pero con contenidos esenciales
acerca de la familia, su origen, fundamento, caracteres esenciales y de haber explorado la
importancia que tiene para la sociedad, descubriendo las afecciones que esta puede sufrir al seguir,
considerando las separaciones matrimoniales como un problema menor dentro de la sociedad, es
necesario que resuene, el valor real que tiene la familia.

Dentro de los movimientos en la Iglesia tenemos la pastoral familiar, quizás un poco relegada en
algunos lugares pero que podría fortalecerse. Desde este grupo que se interesa por el bienestar de
todas las familias al haber descubierto el bien que Dios hace a través de ellos no solo en beneficio
de su propia familia sino en las demás es necesario concientizar a todos y cada uno de sus miembros
sobre los derechos, deberes y funciones que cada uno tiene dentro del núcleo familiar.

Para esto cabria realizar una jornada por la unidad de la familia quizás una o dos veces al año donde
se favorezca mediante actividades recreativas la convivencia y el dialogo entre todos los integrantes
de la familia, será importante también promover los valores familiares y esenciales que logran la
buena convivencia, mediante charlas o ponencias, que sean de interés y ayuda para los cónyuges,
tanto para su relación de pareja, como para la vida familiar, todo esto iluminado desde la enseñanza
de la Iglesia.

Todo esto se puede realizar en un ambiente festivo, para esto se necesita la colaboración de distintas
personas y grupos, para atender a niños, jóvenes y padres de familia, algunas actividades tendrán
que ser planeadas, exclusivamente para cierto sector de la familia, es decir actividades de niños con
sus papas, y actividades propiamente para jóvenes.

La intención es las familias tenga este espacio para relacionarse, un espacio que disponga a la
relación, la comunión, el dialogo y la convivencia, que tanto nos falta en nuestras familias de hoy,
realizar actividades juntos. Que por las diversas ocupaciones de la vida se vuelve difícil la sana
convivencia.

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Conclusión

La familia como comunidad de vida, con la cual el ser humano entra en relación con los otros, tiene
su fundamento en el amor que Dios tiene para con los hombre, esta relación de amor es la que se
encuentra expresada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, los cuales están llamados a esta
misma experiencia del amor. Y los cuales se atreven a trascenderla siendo coparticipes en la
creación por amor, al traer a la vida a los hijos.

De esta relación de amor y con la aparición de los hijos, los padres son responsables de educar a
estos hijos en valores y virtudes que hacen de él una mejor persona, y que en contribuyen a una
mejor relación con los otros en una sociedad en la que nacen insertos.

La familia se convierte pues en la primera educadora en valores y virtudes que se viven en una
sociedad, es el primer contacto de relacionalidad. Las familias son pues generadoras de vitalidad en
una sociedad ya que el aumento de la prole y su buena educación proveen a la sociedad personas no
solo educadas sino que contribuyen con el desarrollo, al haber aprendido valores como en la familia
como la participación, que es tan necesaria en una sociedad. Para lograr esta educación con eficacia,
las familias forman con amor, gratuidad y respeto basado en la dignidad que posee cada uno de sus
miembros.

La sociedad no puede por menos despreciar a las familias, creando nuevos modelos, o aceptando la
disolución de otras, pues depende su desarrollo de esta y de que se conserve como en su principio.
Son muchos los problemas con los que la sociedad actual se tiene que enfrentar por la falta de
promoción de la unidad y modelo de familia primigenia y original. Existen circunstancias de las
cuales no se pueden evitar, cuando en la familia hace falta una de las partes importantes como el
padre o la madre, circunstancias accidentales en la vida que pueden disculpar el comportamiento de
una persona que nace en un ambiente tal, pero el dividir intencionadamente una familia, por no
poder gobernar las pasiones y la voluntad y el asentimiento al bien que significa el mantener una
familia unida, no puede ser solapada por la sociedad y menos puede promover otro tipo de estilos de
comunión de vida que se alejan por mucho, a lo que la familia significa.

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Bibliografía

JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Sobre la misión de la familia cristiana en la vida
actual, 1981.

LORING Jorge. Para salvarte. UNISEX. Mexicali56.2004.

Catecismo de la Iglesia Católica.

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Índice

La familia y su carácter de indisolubilidad como beneficio para la sociedad.

I.- La familia en su origen 1

II.- La importancia de la familia en la sociedad 5

III.- Consecuencias ante la carencia de la función familiar 8

Propuesta 14

Conclusión 15

Bibliografía 16

17
Seminario Santa María de Guadalupe
Comunidad de Teología

La familia y su carácter de indisolubilidad como beneficio para la


sociedad.

(Trabajo final)

Doctrina Social de la Iglesia

Pbro. José Rodolfo García Juárez

Presenta: Luis Iván Moreno Gómez

18 de enero de 2018

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