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María de Sagredo,

Heroína de Alozaina.

Hoy en día en que el papel de la mujer, poco a poco, va buscando el


honroso lugar que debió tener desde hace siglos y el reconocimiento del
que no sólo como madre sino como ser humano y persona está dotada, con
las mismas cualidades que nosotros los hombres, con las mismas ventajas y
desventajas que tanto ellas como nosotros podemos tener, se me ocurre
traeros a estas sabias páginas de esta ilustre revista TUROBRIGA, un
hecho protagonizado por las mujeres de Alozaina, que capitaneadas por una
heroína llamada María Sagredo, se pusieron al frente y defendieron como
nadie el castillo desvencijado y medio derruido de Alozaina frente a unos
600 moros que querían atacarla, arrasarla y llevarse todo el botín de guerra
que pudiesen.

Más allá de las ideas políticas, religiosas, etc., está la defensa de tu


vida y de tus hijos, ya que los bienes materiales se quedan en segundo
término. Estas mujeres pecheras 1 lucharon como bravas leonas en
defender su vida y la de sus hijos…”porque en el castillo no quedaban
apenas 7 ancianos y niños…”, con sus maridos en la campiña segando el
trigo o en las huertas y campos de la villa.

Bienvenidos al siglo XVI, a una época de luchas y supervivencia, de


tensiones en una sociedad formada por la cultura cristiana vieja, la judía y
la morisca, entre otras, reflejando procesos largamente incubados que
dieron lugar a la rebelión morisca y la guerra subsiguiente.

Este proceso empezó con la revuelta por la conversión forzosa de los


moriscos granadinos (1500-1) eligiendo entre bautismo o expulsión, luego
con la Guerra de Granada (1568-1570) y que finalizó con la expulsión de
los moriscos de la península (1609-10).

Nos situaremos en el periodo de la guerra, donde un puñado de


mujeres pecheras fuertes, luchadoras, que se defienden y defienden a sus
hijos, enfermos, ancianos y sus pobres pertenencias cuando son atacadas
por los moriscos y otros extranjeros que intentan arrasar y destruir el
pueblo.

1
Apodo con el que se nos llama a los habitantes de Alozaina y que posiblemente arranca del s. XVI
Entre las defensoras estaba María Sagredo o Sagrario Domínguez,
que al igual que la mujer actual busca que no la priven de su libertad, que
lucha sola frente a la vida y el suceder de los acontecimientos, sola, aunque
a veces y tarde, reciba la ayuda de los demás y las instituciones. Una mujer
fuerte, trabajadora, madre, esposa, hija, hermana, en fin amor femenino que
embellece y da vida a todo lo que la rodea. Un ejemplo de que podemos
conseguir muchas cosas en los diferentes planos de nuestra vida si
luchamos por ello y no nos dejamos llevar por la pasividad y la desidia.2

Hay muchas versiones de lo ocurrido, inclusive su leyenda y el hecho


que la forjó nos ha llegado hasta la actualidad y no solo porque se
nombrase a nuestra protagonista alférez de los tercios españoles con
graduación y empleo. Pero veamos el relato más fiable de lo que ocurrió un
8 de julio de 1570, hace ahora en el 2014 la cantidad de 444 años. Este
relato lo hizo el granadino Luis de Mármol Carvajal y lo publicó en el año
1.6003:

(Estaban los moros revueltos y con ganas de guerra, pasando de


robar y escaramucear algunos de ellos contra los cristianos. Tras esperar
unos 3000 hombres al caudillo de la revuelta Al Galipe que fue apresado y
muerto en Álora.

Recordar que Alozaina y El Burgo eran cristianas y que Tolox,


Yunquera y Casarabonela de mayoría morisca. Así, se juntaron 600
hombres en Tolox bajo las órdenes de Alfor, Lorenzo Alfaquí y el Jubeli
para atacar a Alozaina, lugar pequeño de hasta 80 vecinos -unas 400
personas-, todos cristianos, gente rica de ganados y pan)

“CAPITULO XIL: Cómo los moros de la sierra de Ronda


fueron sobre la villa de Alozaina y la saquearon.
No estaban muy quietos en este tiempo los moros alzados de la
serranía de Ronda; los cuales, habiéndose juntado en la Sierra Bermeja,
salían a correr la tierra, y desasosegaban los lugares comarcanos,
llevándose ganados mayores y menores; y no podían los cristianos salir a
segar sus panes ni recoger sus esquilmos sin manifiesto peligro, porque
eran más de tres mil hombres de pelea los que se habían juntado con Alfor,

2
Blas Infante no dejó un mensaje similar en nuestra bandera andaluza en los dos leones de nuestro escudo
y lo que representan.
3
MARMOL CARVAJAL, L.: Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada.
Málaga 1600.
Lorenzo Alfaquí, y el Jubeli, sus caudillos, aguardando al Galipe, hermano
de Abeen Aboo, con cuya presencia esperaban hacer mayores daños.

Juntándose pues el Jubeli y Lorenzo Alfaquí con seiscientos


hombres de pelea en la Villa de Tolox, a 5 días del mes de julio, acordaron
de ir sobre Alozaina, lugar pequeño, de hasta ochenta vecinos, que está a
una legua de allí, y eran todos cristianos, gente rica de ganados y de pan;
y tomando por el camino de Yunquera para ir más encubiertos por la
sierra de Jurol4, fueron a dar sobre él. Llevaban doce moros por delante a
trechos, de cuatro en cuatro, que iban descubriendo la tierra, y antes que
amaneciese llegaron al Arroyo de las Viñas, donde estuvieron emboscados
el miércoles 7 días del mes de julio con sus centinelas en el portichuelo de
los Olivares, como tres tiros de ballesta del lugar. Desde allí descubrían
toda la tierra y veían los que entraban y salían; y viendo que los vecinos se
iban a segar los panes, bien descuidados de que estuviesen ellos en la
tierra, bajaron el jueves a las nueve de la mañana puestos en su escuadrón
de ocho por hilera, con seis caballos a los lados, que parecían cristianos
que venían del Burgo a hacer alguna entrada; y ansí aseguraron a las
atalayas que los del lugar tenían puestas en lo alto de las barrancas5. Y
pudieran hacer mucho más daño del que hicieron, si no se pararan a matar
dos cristianos que andaban segando cerca de las casas: al uno, llamado
Luis del Campo, mataron de un arcabuzazo, que alborotó el lugar; el otro,
llamado Francisco Hernández, dio a huir, y siguiéndole un moro de a
caballo, revolvió sobre él y le ganó la lanza; y estando bregando para
sacársela con las manos, llegó otro moro, que por mal nombre llamaban
Daca Dinero, y lo desjarretó; y juntamente mataron a su mujer, que había
ido a llevarles el almuerzo a la siega aquella mañana.

Luego como se entendió que eran moros los que entraban por el
lugar, comenzaron a tocar arma y a repicar las campanas; y acudiendo
dos escuderos que estaban con sus caballos en el campo, porque otros
ocho, de diez que allí había de presidio, se habían ido con su capitán a
Coín, el uno partió de vuelta a Álora a dar a rebato, y el otro, llamado
Ginés Martín, entro en el lugar; y rompiendo una y más veces por el
escuadrón de los moros, pasó animosamente adelante; y si, como era uno
solo, fueran los diez que allí estaban de presidio, hicieran mucho efecto;
más el hizo harto en recoger la gente hacia el castillo.

4
Jurol es una palabra árabe, “Juroz”, y significa “huertas”.
5
Nombre actual de los terrenos en que está el cementerio de Alozaina (fines del s. XIX), no el actual
propiedad de la Hermandad del Santísimo Sacramento de Alozaina, sino el cementerio municipal que
estaba abajo del Depósito de agua del pueblo y que se usó hasta hace unos 30 años.
Es Alozaina lugar abierto, y tiene un castillo antiguo y mal
reparado, donde está la iglesia y algunas casas, y allí se pudieron recoger
tumultuosamente las mujeres y niños, llevándolas por delante D. Iñigo
Manrique6, vecino de Málaga, que se halló allí ese día. También se halló
allí el bachiller Julián Fernández, beneficiado7 de Casarabonela, que
servía el beneficio de Alozaina aquel año; el cual acudió luego a su iglesia
para consumir el Santísimo Sacramento si los enemigos entrasen dentro,
porque no había en el lugar más de siete hombres.

Mas las mujeres, animándolas aquel caballero y el beneficiado,


suplieron animosamente por los hombres, haciendo el oficio de esforzados
varones, y acudiendo a la defensa de los flacos muros, con sombreros,
monteras en las cabezas y sus capotillos vestidos, porque los enemigos
entendiesen que eran hombres; y otras puestas en el campanario no
cesaban de tocar las campanas a rebato.

Los moros se repartieron en tres partes para acometer a un tiempo:


El Jubeli con dos banderas fue a la puerta del Castillo8, y Lorenzo Alfaquí
con otras dos fue a la plaza del Burgo, y la tercera con los de a caballo
cercó el pueblo para atajar a los que saliesen o viniesen a meterse en él; y
dieron tres asaltos a los muros, en los cuales perdieron diez y siete moros
que les mataron, y fueron heridos más de setenta.

Aquí me ocurre por buen ejemplo decir el valor de una doncella


llamada María Sagrado; la cual viendo caído a Martín Domínguez, su
padre, de un escopetazo que le había dado un moro, llegó a él y le tomó un
capotillo que traía vestido, y se puso una celada en la cabeza, y con la
ballesta en las manos y el aljaba al lado subió al muro, y peleando como lo
pudiera hacer un esforzado varón, defendió un portillo, y mató un moro, y
hirió otros muchos de saeta, y hizo tanto este día, que mereció que los del
Consejo de su Majestad Felipe II le hiciesen merced de unas haciendas de
moriscos en Tolox para su casamiento.

Fue tanta la turbación de las pobres mujeres este día, que yendo una
mujer al castillo con un niño en los brazos, y un moro de a caballo tras ella

6
Familiar del Alcaide y Gobernador de Málaga. Heredero de los latifundios de los Manrique de Lara,
dueños de Alozaina desde 1.489 en que se les otorgó la “Torre de Alozaina”, origen de la actual villa.
7
Beneficiado = cura o párroco. Los beneficiados de Casarabonela (eran 4 en sl s. XVII) servían el curato
de Alozaina por término de dos años cada uno, disfrutando de los bienes de la parroquia en ese tiempo.
Alozaina empezó a llevar los papeles de su parroquia: muertes, nacimiento y bodas desde 1.560. Es decir,
quien quiera conocer sus antepasados y origen pechero tiene sus actas en el Archivo Parroquial de
Casarabonela, milagrosamente conservado.
8
Alozaina tenía dos puertas: las de acceso de carros por la calle Solana, el Altillo, etc. Otra por la calle
Hoya de caminantes y caballos. La última desde la Plaza actual o ejido del castillo, que subía a la “Plaza
del burgo o pueblo”.
para captivarla, se metió en una casa, y en un poco de estiércol que allí
había escondió al niño; y como tirasen desde el castillo una saeta al moro
y le pasasen el muslo, se hubo de retirar, y la mujer tuvo lugar de volver
por su hijo y ponerse en cobro.

Otra mujer tenía una niña de tres meses en la cuna, y turbada, tomó
un lío de paños en los brazos, entendiendo que llevaba a su hija, y se fue
huyendo al castillo; y entrando un moro en la casa, halló la niña en la
cuna, y la tomó por los pies para dar con ella en una pared; y como otro
moro, que era amigo su padre, se la quitase de las manos, la arrojó en el
suelo; y cuando la mujer volvió a buscar su hija, siendo ya idos los moros,
la halló viva.

Viendo pues los enemigos la resistencia que había en la villa, y que


no podían conseguir el efecto que pretendían, acordaron de retirarse,
porque acudían ya la gente del campo, y las mujeres con sogas subían
algunos hombres por donde estaba el muro más bajo; y dejando quemadas
más de treinta casas en el arrabal, y robado y destruido cuanto había en
ellas, se retiraron, llevando cuatro mozas captivas y una vieja, que después
mataron, porque entendía su algarabía, y más de tres mil cabezas de
ganado que acaso tenían los vecinos junto para llevar parte de ello a la
feria de Antequera; y volviéndose a Tolox, repartieron entre ellos la presa,
y se fueron a sus partidos, Lorenzo Alfaquí a la Sierra de Gaimón, y diego
Jubeli a la de Ronda.

Llegó el socorro de los lugares aquel mismo día, aunque tarde para
poder hacer algún efecto. De Casarabonela llegó el beneficiado Juan
Antonio de Leguizamo con cuarenta hombres que envió don Cristóbal de
Córdoba; de Alhaurín, don Luis Manrique con mucha gente de a caballo, y
dende a un cuarto de hora llegó la gente de Álora, y luego los de Coín. Y
estando toda esta gente junta, y sabiendo el camino que los moros
llevaban, se trató de ir en su seguimiento; más como eran muchas cabezas,
no se conformaron. Y otro día a las nueve de la mañana llegó Arévalo de
Zuazo con la gente de Málaga, y dejando algunos soldados de presidio, se
volvió a la ciudad.”

Años más tarde, en 1578, y posiblemente gracias a este hecho, se


acabó de construir la primera iglesia de Alozaina9, sobre la capilla del
castillo que era la antigua mezquita musulmana10.

9
La actual iglesia se construyó por necesidad entre 1770 y 1.774.
10
Siempre ha sido “costumbre” que un pueblo conquistador aprovechase o reutilizase los edificios útiles
de sus predecesores para usarlo en su beneficio bien civil o religioso. Esto ocurrió con romanos, fenicios,
griegos, árabes, cristianos, etc.
Actualmente y en la versión popular de este hecho histórico real se
menciona una frase en nombre de los moros o moriscos atacantes y unas
colmenas iguales a las que adornan el actual escudo de Alozaina y que
decía “¡María: cómo pican las moscas de tu tierra!”. Esta leyenda es del s.
XVIII, y la recoge en 1773 el cronista malagueño Medina Conde en su
diccionario:

“La villa de Alozaina se compone de 100 vecinos, tiene una Iglesia


parroquial, los ministros que la sirven son dos beneficiados y dos curas, su
fundación se conserva aún con sus muros todavía que era el sitio y hasta
20 vecinos que era de lo que se componía a los que los Señores Reyes
Católicos les asignaron sus haciendas de casa y campos.

Es su situación dominante, muy sano el país, bañándolo todos los


aires y tan fuerte en sus principios que una sola mujer llamada María de
Sagredo la defendió de que saltasen los moros pues habiéndola avisado de
que tenían una escala echada a la torre que estaba sobre las puertas11, y
no habiendo ni un solo hombre solo en el pueblo, acudió corriendo a
socorrer la parte que pudiera y con efecto se asomó a la torre y vio que
por la escala iban subiendo tres moros y que en el mismo sitio había unas
colmenas; se volvió y tomó un corcho muy lleno de ganado y lo tiró al
primero que subía, lo derribó y a los demás unos encima de otros, y no
contenta con esto ni con haber muerto al uno de ellos del golpe practicó la
misma diligencia con otras dos colmenas, que aunque ninguna les pegó si
se hicieron pedazos los corchos, y huyendo de las abejas los 22 o 23 que
venían desalojaron el país.

El autor añade que fueron unos 600 moriscos y que ella sola los
expulsó. La tradición popular añade que los moros iban diciendo al ritmo
de las picaduras de las abejas, que además con el calor del verano tenían el
veneno más dispuesto a salir: “María, cómo pican las moscas de tu terra”.

El Consejo de su majestad Felipe II le reconoció a ella y, en su


nombre, a las otras mujeres este hecho heroico. Algunas de las tierras y
casas de los moriscos de Tolox que huyeron a la sierra se las dieron en el
repartimiento hecho en 1.572 de los bienes que estos dejaron en la villa.
Además al ser moza, María Sagredo, estos bienes (una casa y dos fincas) se
lo dejan a nombre de su padre Martín Domínguez, señal de que éste
sobrevivió al ataque y ella era menor de 25 años.

11
Tradicionalmente se la asocia al torreón que queda a la entrada de la calle Villa.
Sin embargo, ¡cuánta hermosura, cuánta fuerza, destreza, lucha por
la supervivencia, por la libertad de ser, sin imposiciones ninguna, por
encima de cualquier circunstancia opresora, sólo con la ayuda de Dios y su
fuerza personal!

María tiene hoy una calle y una plazuela en el lugar que luchó, pero
su nombre ha sido cantado en estos últimos casi 500 años por decenas de
historiadores de Málaga y España, también ha tenido nombres de equipos
de fútbol, baile, revistas, etc.

No sé si desde este momento, o antes o después, el pechero siempre


ha admirado la valentía de sus mujeres y ha tenido siempre un papel
preponderante en la vida social, política y cultural a lo largo de la historia.
Para terminar, hoy que estamos en paz, quiero hacer un homenaje en la
figura de María Sagrario Domínguez a todas las mujeres que día a día
luchan en la vida trabajando en la calle y en la casa, con sus hijos, cuidando
con amor inmenso a su familia, vecinos y amigos. Y en especial a la mujer
pechera, guapa por fuera y por dentro, una mujer inteligente, esforzada,
cordial y dicharachera, divertida, que se toma alegremente las amarguras de
la vida y sabe sacarle el mejor partido.

Sin embargo, no nos olvidemos que cuando visitemos Alozaina


podemos volver con la imaginación al siglo XVI en el casco antiguo, plaza
y arrabales del castillo de Alozaina, donde transcurrió la defensa heroica de
María Sagredo. Es una excelente oportunidad para disfrutar, conocer,
saborear la historia, en paz, y ver todo lo que en Alozaina se nos ofrece al
visitante. ¡Ánimo y a disfrutarlo!

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