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Si bien la degeneración pulpar rara vez es reconocida clínicamente, sus distintos tipos deben
incluirse en la descripción de las afecciones pulpares. La degeneración no se relaciona
necesariamente con una infección o caries, no existen síntomas clínicos definidos. El diente no
presenta alteraciones de color y la pulpa reacciona normalmente a los tests térmicos y eléctricos.
DEGENERACIÓN CALCICA: Es un tipo de degeneración en que una parte del tejidos pulpar es
reemplazado por material calcificado. Se trata de dos tipos de precipitación: La aguja cálcica y el
nódulo pulpar.
La aguja cálcica es una formación alargada e irregular que le da su carácter acicular y se orienta
sobre fibras colágenas. En general aparecen en los conductos radiculares.
Los nódulos pulpares son estructuras mejor elaboradas, redondeadas aunque su geometría puede ser
muy variable. Su detección puede ser un hallazgo radiológico, aunque si son pequeñas o poco
densos, es imposible detectarlas, pudiendo ser reconocidas solo mediante un estudio de tipo
histopatológico.
DEGENERACIÓN GRASA: Se trata de una lesión frecuente a nivel de los odontoblastos que no
reviste especial trascendencia clínica. Los odontoblastos se cargan de pequeñas gotitas de grasa
neutra. La presencia de grasa tiene lugar por debajo o por arriba del núcleo y cuando ésta llega a un
cierto volumen se une en una gran y única vacuola que con frecuencia desplaza el núcleo.
DEGENERACIÓN FIBROSA – FIBROSIS E HIALINOSIS: Estas lesiones son las más
frecuentes en la pulpa dentaria y se reconocen más debido a su escasa repercusión clínica.
Recordemos que fibrosis es simplemente un aumento del número de fibras colágenas que se
disponen en un determinado lugar. También está asociada con una disposición irregular y
desordenada de dichas fibras que resulta poco favorable para requerimientos mecánicos. Desde el
punto de vista estructural la fibrosis es producida por fibras que se disponen en forma longitudinal
acompañando la trayectoria del conducto. La fibrosis del conducto a veces es central; en otros casos
llega a ocupar una parte importante del conducto. Al llegar a la zona odontoblastica muestra una
desaparición completa de los odontoblastos y presenta un reemplazo por fibras colágenas. Una vez
instalada la fibrosis hay una marcada tendencia a la hialinización total o parcial.
Está indicado el tratamiento de conductos convencional, pero la obturación del defecto requiere una
atención especial; preferentemente se realizará con la técnica de gutapercha caliente. En muchos
casos, el proceso por el hecho de ser indoloro, continua inadvertido hasta que la dentina, el esmalte
y/o el cemento son completamente perforados. En tales casos, se colocará en el conducto una pasta
de hidróxido de calcio y se la renovará cada mes, en forma semejante al tratamiento de la
apicoformación.