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DIGESTIÓN Y ABSORCIÓN 1

Digestión y Absorción de Carbohidratos

Pontificia Universidad Católica del Ecuador

5 de Diciembre , 2017
Nutrición Clínica I
Carrera de Nutrición Humana

Carbohidratos

Objetivos

 Determinar el concepto de carbohidratos y su clasificación.

 Identificar el proceso de digestión y absorción de los carbohidratos.


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 Diferenciar la acción que presenta cada una de las enzimas implicada se en la

digestión de CHO.

Los carbohidratos o hidratos de carbono son moléculas cuya función primordial es dotar

de energía al cuerpo humano, a través de la formación de glucosa (Mollinedo, M., 2014).

Los azúcares más simples de carbohidratos se denominan monosacáridos y poseen una

sola molécula, los azúcares que tienen dos moléculas se denominan disacáridos y los

carbohidratos que tienen más moléculas (de entre dos a diez) se llaman oligosacáridos y los

que contienen más de diez moléculas de monosacáridos son los polisacáridos (Mollinedo, M.,

2014).

Estas moléculas se hallan en una amplia gama de alimentos, principalmente el azúcar

común. Los carbohidratos que se consumen con más frecuencia son los polisacáridos

(presentes en los tubérculos, legumbres y cereales), y en menor proporción los monosacáridos

y disacáridos (que se hallan en frutas, leche y azúcar) (Mollinedo, M., 2014).

Digestión y Absorción de Carbohidratos

La finalidad de la digestión de carbohidratos es degradar el almidón y azucares hasta

monosacáridos lo bastante pequeños para que sean absorbidos (Bredbenner, 2010).

Digestión

La digestión enzimática de algunos carbohidratos inicia en la boca. La saliva contiene una

enzima llamada amilasa salival que se mezcla con el almidón que contiene amilosa, durante

la masticación (Tortora & Derrickson, 2013).

La amilasa rompe el almidón en polisacáridos más pequeños y en algunas ocasiones en

disacáridos. Como el alimento se mantiene muy poco tiempo en la boca, esta fase de la
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digestión es solo una parte menor del proceso digestivo general (Tortora & Derrickson,

2013).

Para que el almidón pueda ser digerido en la boca es necesario que esta mantenga su pH

de 6,7, por lo que al llegar al estómago se inactiva la amilasa α salival (Birney et al., 2006).

Una vez ahí los polisacáridos del alimento que se modificaron en la boca, ahora se

digieren más por efecto de la amilasa pancreática. Los disacáridos se digieren hasta los

monosacáridos que los forman mediante enzimas especializadas en las células absorbentes

del intestino delgado. Los disacáridos incluyen maltosa, proveniente de la degradación del

almidón; lactosa, sobre todo de los lácteos y sacarosa de los alimentos endulzados. La enzima

maltasa actúa sobre la maltosa para producir dos moléculas de glucosa. La sacarasa degrada

la sacarosa en glucosa y fructosa. La lactasa digiere la lactosa para obtener glucosa y

galactosa (Bredbenner, 2010).

Las enzimas que se encuentran en las células del borde en cepillo del duodeno son:

 Isomaltasa: hidroliza los enlaces 1:6α.

 Maltasa

 Sacarasa

 Lactasa:

 Trealasa: hidroliza la trealosa que es un dímero de glucosa de enlace 1:1α.

(Birney et al., 2006).

Los monosacáridos que se encuentran en los alimentos, como glucosa y fructosa, no

requieren digestión adicional en el intestino delgado. Los carbohidratos indigeribles (fibras

dietéticas y una pequeña porción de almidón en los granos integrales y algunas frutas,

llamado almidón resistente) no pueden degradarse por acción de las enzimas digestivas del

intestino delgado. Como se explicó anteriormente, pasan al intestino grueso, donde se


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fermentan por acción de las bacterias hasta ácidos y gases y se excretan como desecho fecal

(Bredbenner, 2010).

Absorción

La absorción de la glucosa se da gracias al transportador de glucosa dependiente de sodio,

este funciona por medio de transporte activo secundario, ya que el Na se mueve por la

diferencia en el gradiente de concentración y la glucosa le acompaña al Na (Birney et al.,

2006).

Para el transporte de glucosa intervienen SGLT1 y GLUT2, pero el SGLT2 funciona en el

transporte de glucosa en los túbulos renales (Birney et al., 2006).

Luego con respecto a la fructuosa, este no necesita de transportador ya que se absorbe por

difusión facilitada hacia los enterocitos por el GLUT 5 y fuera de los enterocitos hacia el

intersticio por el GLUT 2 (Birney et al., 2006).

Este proceso absorbente es más lento que el de la glucosa o galactosa. Una vez que la

glucosa, galactosa y fructosa entran a las células intestinales, la glucosa y galactosa

permanecen en esa forma, mientras que parte de la fructosa se convierte en glucosa. Estos

monosacáridos se transportan luego por la vena porta al hígado; aquí, la fructosa y la

galactosa se convierten en glucosa. La glucosa se transporta en el torrente sanguíneo para que

la usen las células del cuerpo. Si las concentraciones sanguíneas de glucosa son adecuadas

para cubrir las necesidades energéticas de las células, el hígado almacena la glucosa adicional

en forma de glucógeno (Bredbenner, 2010).

En el metabolismo hepático, la glucosa sufre fosforilación y el control de esta es mediado

por el glucagón y la insulina, esta última hormona conduce a la glucosa hacia el hígado y el

músculo donde se almacena como glucógeno y este se transforma de nuevo en glucosa

cuando el organismo requiera energía (Patzi & Benavides, 2014).


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Aunque la capacidad hepática para almacenar glucógeno es limitada, el glucógeno

almacenado representa una reserva energética importante para mantener las concentraciones

sanguíneas de glucosa y la función celular. Cuando se consumen carbohidratos en grandes

cantidades, a menudo se rebasa la capacidad de almacenamiento de glucógeno del hígado (y

los músculos) y así, el hígado convierte el exceso de glucosa en grasa para almacenarla en el

tejido adiposo (Bredbenner, 2010).

La glucosa no necesita de insulina para atravesar la membrana encefálica y abastecer de

energía al cerebro ya que el mismo depende exclusivamente de glucosa; en el caso del

músculo esquelético y cardiaco de igual manera dependen de la energía obtenida a partir de la

glucosa por medio del metabolismo Acetil Co (Patzi & Benavides, 2014).

Conclusiones

Se determinó el concepto de carbohidrato, el cuál es una molécula que tiene como

principal función dotar de energía al organismo en forma de glucosa; además estas moléculas

se encuentran en diferentes alimentos que forman parte de la dieta habitual de las personas.

Se dividen en monosacáridos, los cuales solo presentan una molécula y son glucosa, fructosa

y galactosa; la segunda división corresponde a los disacáridos que presentan dos moléculas

en su composición y son maltosa, lactosa y sacarosa; los oligosacáridos son la tercera

división y están compuestos entre 2 a 10 moléculas; por último, la cuarta clasificación

corresponde a los polisacáridos que contienen más de 10 moléculas y son los mayormente

consumidos ya que se encuentran en las legumbres y cereales.

Con respecto a las enzimas se pudo observar que la mayor parte en donde estas actúan es en

el intestino delgado, en donde se encuentran las enzimas responsables (maltasa, lactasa,

sacarasa) en degradar completamente a los polisacáridos para su respectiva absorción como

moléculas de polisacáridos como son la glucosa, fructosa y galactosa. La glucosa es el azúcar


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simple con mayor importancia ya que es quién cumplirá las funciones energéticas para el

correcto funcionamiento del cerebro y los músculos esqueléticos y cardiaco, ya que este

después de su digestión, es absorbido y almacenado en el hígado y músculo en forma de

glucógeno.

Bibliografía:

Birney, E., Stamatoyannopoulos, J. a, Dutta, A., Guigó, R., Gingeras, T. R., Margulies, E. H.,
… Ganong, W. (2006). Ganong Fisiología Médica. Nature (Vol. 447).
https://doi.org/10.3760/cma.j.issn.0366-6999.2009.07.010
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Bredbenner, C. (2010). Perspectivas en Nutrición. Ed.: Mcgraw - Hill Interamericana

Mollinedo, M., (2014). Carbohidratos. Recuperado de:


http://www.revistasbolivianas.org.bo/scielo.php?pid=S2304-
37682014000200002&script=sci_arttext

Patzi, A., & Benavides, G. (2014). Carbohidratos. Revista de Actualización Clínica, 41,
2133–2136. Retrieved from
http://www.revistasbolivianas.org.bo/pdf/raci/v41/v41_a02.pdf

Tortora, G. J., & Derrickson, B. (2013). Principios de Anatomía y Fisiología (13va ed.).
Buenos Aires, Bogotá, Caracas, Madrid, México, Sao Paulo: Editorial Medica
Panamericana.

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