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// 3 o 4:

-
FNGAL Y TEMORA,

D 7E O. S. J. A. Nº

ANTIGUO POETA CELTICo


TRADUCIDO

EN V ERS (O
CASTEL LANo

TOMO PRIMERO,

MADRID:
EN LA or 1 crn A DE Don BEN1ro GAR c1A y con PARIA

AÑO DE MDCCC.
- - ---
AL MUY ILUSTRE SEÑOR

DON JUAN DE SAHAGUN DE LA MATA

LINARES , VAZQUEZ , DÁVILA, Y


ARCE, coNDE DEL CARPIo, CABA
LLERO DEL HÁBITO DE CALATRA-

VA , SEÑOR DE LA VILLA DEL


cARPIo, vALLECITo , QUINTAN
LLAs, Y CASAs DE HITo; DEL CON
SEJO DE S. M. EL DE LAS óR
DENES, REGIDoRPERPETUo DE MA
DRID, Y VALLADOLID.

Las luces y conocimientos adquiri


dos en las ciencias, que unidos á las
virtudes sociales, adornan y ennoble
cen al generoso ánimo de V. S. mu
cho mas que los títulos de nacimien
to, diéron motivo á mi aprecio para
enlazar con el esclarecido nombre de
Osian, el ilustre de V. S. despues de
haberse honrado con él la Toga , y
de haberse adquirido él mismo tan
tos justos derechos á la pública con
sideracion en uno de los respetables
Areopagos de la Monarquía.
Iguales derechos debieron alegar
las Musas para grabar al mismo en
el templo de la república literaria,
y para coronarle con flores del Pin
do, como ofrenda debida al justo apre
ciador de las ciencias, y bellas ar
tes, y de los que las profesan: los
que con razon se glorían de hallar
para con V. S. tan fácil y libre ac
ceso, quanto humanísima y genero
sa acogida, como si fueran admi
tidos en el templo de la mas pura
y discreta amistad, y recibidos en
él por los invencibles genios de las
virtudes sociables, que solo se hechan
de ver por sus estimables influxos.
Pueda el Osian, condecorado con
esta demostracion de mi aprecio, me
recer de mis conciudadanos estima
cion igual á la que yo tributo al Ati
co de mi tiempo ; viendo retratada
en el generoso ánimo de V. S. la imá
gen de aquel, que fué el amor y las
delicias de los sábios de la antigua
Roma.

Pedro Montengon.

---
__-----
()
--------«»-«----------

PR ÓLO GO
- DEL TRADUCTOR INGLES.

El amor de la novedad , que en cierto


modo es comun á todos los hombres, ca
racteriza en particular talentos media
los
nos; atributo de la mayor parte de la es
pecie humana. Esta disposicion inconstante
del ánimo, en ninguna cosa se echa de ver
mas claramente, que en aquello que perte
nece á los objetos de las artes de buen gus
to , sobre los quales mudamos de juicio á"
cada momento, como tambien de aprecio; y
el espacio que media entre nuestra estima
cion y desprecio es tan corto, que casi lle
gan á tocarse los extremos.
Los poetas, cuyo fin es deleytar, si quie
ren conservar el concepto que se grangeáron,
deben someter su juicio á esta mudable con
dicion de los lectores, ó á lo ménos de la
mayor parte de ellos, y acomodarle á este
gusto volubil de los mismos. El premio de
TQ.M., I. A
(2).
la poesía es póstumo , como el de la vir
tud. Aquella fama , que no pudiéron conse
guir los hombres en vida, la obtienen quan
do ya no son mas sensibles á la misma. Es
te olvido de los autores miéntras viven no
se debe atribuir á la repugnancia que mos
tráron los hombres de alabar, y de recom
pensar los talentos. Sucede muchas veces,
que el hombre que es autor, es muy dis
tinto del hombre mismo considerado en la
vida comun.
Pero la muerte hace olvidar sus flaque
zas, y dexa la parte mejor del mismo en
sus obras:y aquel que en su tiempo era un
hombre comun, es la maravilla de los tiem
pos venideros. Este es el motivo de la ve
neracion que tenemos á los difuntos. Sus
virtudes quedan ; pero los defectos que les
acompañáron se desvaneciéron con ellos.
Esta reflexion pudiera mover á un hombre
que desconfia de su propia capacidad á
atribuir sus obras á alguna persona , cuya
remota antigüedad, y la diversa situacion
pudiéran dar razon suficiente de aquellos de
. (3)
fectos, que fuesen imperdonables en un au
tor de nuestros tiempos.
Un señor de talento hizo esta observa
cion quando solo de nombre conocia el poe
IIl3. épico impreso en esta obra. Luego que

lo leyó, mudó de juicio. Halló que este poema


abundaba en demasía de aquellas ideas, que
solo son propias del estado mas antiguo de
la sociedad, para que se pudiese tener por
obra de un poeta moderno. Me persuado
que el público quedará convencido del mis
mo modo, luego que lea estas poesías:y á
pesar de la opinion poco ventajosa con que
salen á luz las obras atribuidas áOsian, ha
brá sin embargo alguno , que me tendrá
por un singular modelo de modestia, si reu
sase tenerlas por mias, si de hecho las hu
biera yo compuesto.
No me hubiera detenido sobre esto, mu
cho ménos despues de haber respondido en
la disertacion siguiente á todas las objecio
nes probables sobre la autenticidad de ta
les poesías, si no fuese por las preocupacio
nes, que reynan contra los antiguos habitan
A2
(4)
tes de la Inglaterra, reputados incapaces de
aquellos sentimientos generosos, que se echan
de ver en las poesías de Osian. Si nos enga
ñamos en alabar demasiadamente los tiem
pos de nuestros mayores , repugna igual
mente el buen juicio que nos ceguémos del
todo en las imperfecciones de los tiempos
presentes. Si no fuéron tan ricos los antepa-
sados como los nuestros, no tuviéron tam
poco tantos vicios como nosotros.
Verdad es que sus mesas no eran tan
suntuosas, ni sus lechos tan blandós como
los nuestros; y esto á los ojos de aquellos
que ponen su felicidad en estas comodida
des de la vida , les parece que les da una
gran ventaja sobre ellos. No me dilataré
sobre esta materia : solo observaré que la
general pobreza de una nacion , no tiene
la misma influencia sobre las costumbres,
que la pobreza de los individuos en una rica.
region. La idea de baxeza que hoy día va
unida á las estrecheces de fortuna , tuvo
orígen desde que el comercio acumuló las
riquezas en manos de pocos : porque los
-
(5)
pobres , imitando los vicios de los ricos, se
viéron precisados á recorrer á la fraude y
al engaño para poder suplir á las extrava
gancias de sus antojos, de modo que no sin
razon fuéron tenidos en mas de un sentido
por la hez de la nacion.
Pasáron ya mas de dos años desde que
las primeras traducciones de la lengua gá
lica antigua, comenzáron á verse en manos
de personas escocesas de buen gusto; pero
estaban tan incorrectas por el descuido de
los copiantes, que para justificacion mia,
fué preciso hacer imprimir las copias ver
daderas. Se añadiéron algunas poesías para
poder formar un pequeño volumen, que se
intituló, Fracmentos de antigua poesía: los
que salidos apénas á luz fuéron tan cele
brados , que muchas personas de carácter
y de buen gusto me persuadiéron á recor
rer las montañas de Escocia, y las Islas oc
cidentales, para recoger lo que quedase de
las obras de los antiguos Bardos ó Canto
res, y en particular las de Osian, hijo de
Fingal, que fué el mejor, como el mas an
(6)
tiguo de aquellos, que son alabados en la
traduccion por su genio poético.
Emprendí este viage ,ántes por com
placer á mis amigos, que por esperanza al
guna que yo tuviera de satisfacer á sus de
seos. No fué sin embargo desgraciada la
tentativa, si se considera el descuido , que
de algun tiempo á esta parte reyna acerca
de las antiguas composiciones. Muchos se
ñores de las montañas y de las islas me fa
cilitáron el hallazgo del poema épico en
tero. Quanto se acerque éste á las reglas de
la epopeya toca á la crítica-el decirlo: yo
no tengo mas obligacion que referir el modo
cómo llegó á mis manos. La historia de este
poema contiene tan poca fábula, que no se
puede dexar de creer ser ella la historia
de la expedicion de Fingal, adornada de
la poesía. .
Supuesto esto, las composiciones de Osian
no son tan apreciables por la luz que su
ministran acerca del antiguo estado de la
Escocia y de la Irlanda, quanto por sus
bellezas poéticas. Las generaciones sucesi
(7)
vas reconociéron en ellas algunas de sus tra
diciones, pertenecientes á aquel periodo de
tiempo, y las engrandeciéron ó las alterá
ron, movidas de su credulidad, ó de algun
designio particular. Los Bardos de la Irlan
da atribuyéron á Osian poesías que eran
propias suyas, y fuéron causa de que se cre
yese generalmente en aquella tierra, que
Fingal fuese natural de Irlanda, y no de la
antigua Caledonia, como se dice en los ver
daderos poemas de Osian. Las contradicio
nes que se hallan en aquellas supuestas com
posiciones, manifiestan la ignorancia de sus
autÓreS,

En una de ellas Osian hace mencion de


sí mismo, como bautizado por San Patri
cio. En otra habla de la famosa cruzada,
que no se conoció en Europa sino despues
de muchos siglos. Aunque con tales anacro
nismos quede destruida enteramente la au
toridad de los Bardos, respecto de Fingal,
sin embargo, el deseo de hacerle compa
triota suyo, manifiesta quán famoso fuese en
Irlanda, no ménos que en la Escocia sep
(8)
tentrional, el nombre de Fingal. Si los Se
nacos de la Irlanda hubiesen sido tan ins
truidos en la antigüedad de su nacion, como
lo pretenden, hubieran sacado el mismo ho
nor de Fingal, ya fuese Caledonio , ya Ir
landes; pues las dos naciones formaban un
mismo pueblo en tiempo de aquel héroe.
Los Celtas, que habitaban la Bretaña
y la Irlanda ántes de la invasion de los Ro
manos, aunque estuviesen divididos en nu
merosas tribus , sin embargo conserváron
la misma lengua, y las mismas costumbres,
con la memoria de la misma orígen,y se
consideráron como una mísma nacion.
Despues que la Bretaña meridiomal pasó
á ser provincia romana, y que comenzáron
sus habitantes á adoptar el lenguage y cos
tumbres de sus conquistadores, los Celtas,
que no se sujetáron á su imperio, se consi
deráron como un pueblo diverso de los con
quistados, y por consiguiente los tratáron
como enemigos.
Por otra parte , los Celtas Irlandeses y
Escoceses
mantuviéron entre sí por muchos
(9)
siglos una estrecha amistad:y las antiguas
costumbres, y el lenguage de unos y de
otros, que subsiste todavia, no dexan lugar
á duda que sean ellos, de una misma na
eion y orígen. Nos prefixamos desde el prin
cipio poner á la frente de los poemas de
Osian un discurso sobre los antiguos habi
tantes de la Bretaña; pero como un señor
de la Escocia septentrional, que exàminó
atentamente las antigüedades de esta isla,
y posee todos los ramos de la lengua cél
tica, emprendió una obra que está para im
primirse sobre este asunto, remitímos á ella
los curiosos.
r
o. o
Disertacion sobre la antigüedad de los poe
mas de Osian.
2 o 3 o , , , ,
La inaciones acerca de la antigüe
dad de las naciones, contribuyenántes al
placer , que al provecho de los hombres.
Los hombres de ingenio puedènformar sis
temas de historia sobre algunas eosas pro
bables, y sobre algunos hechos : pero en
TQMO I, B
(1o)
una gran distancia de tiempos sus relacio
nes deben ser inciertas y vagas. La infan
cia de los estados y de los reynos no cuen
ta grandes sucesos, ni tiene tampoco me
dios oportunos de hacerlos pasará la pos
teridad: las artes, y la cultura, por cuyo
medio se pueden conservar con alguna cer
tidumbre, son el fruto de una sociedad ya
formada. Los hombres comienzaná escribir
quando los acontecimientos públicos se ha
cen dignos de ser contados. Los hechos de
los tiempos, antiguos, ó quedan en las tinie
blas, ó son abultados por tradiciones in
ciertas. -

Este es el motivo por qué el orígen de


casi todas las naciones lleva consigo tanta
fábula y maravilla, dando fé la posteridad
á qualquiera cosa por extravagante que sea,
con tal que sea gloriosa á sus mayores. Los
Griegos y los Romanos cayéron en esta fla
queza, tragándose las fábulas mas absur
das, pertenecientes á la antigüedad de sus
respectivas naciones: sin embargo tuviéron
muy temprano buenos escritores, que "di
( 11 )
vulgáron de un modo maravilloso los he
chos de sus antepasados. Á éstos son deu
dores aquellos de la fama incomparable, que
gozan hoy dia, miéntras las acciones he
roycas de otros pueblos quedan envueltas en
las tinieblas.
Los Celtásnos ofrecen un exemplo con
siderable de esto; pues aunque fuéron due \

ños de la Europa desde la fuente del rio


Obio, en la Rusia, hasta el cabo de Finis
terré, en la punta occidental de la Galicia,
sin embargo apénas son mencionados en la
historia. Confiaban su fama á la tradicion
y álas arpas de sus gantores, que por
la mudanza de las cosas humanas, hace
ya siglos se perdiéron. El solo monumento
que nos queda en su antigua lengua ,
yos vestigios hallándose en lugares tan disa
tantes los unos de los" otros, no sirven sinó
á mostrar la extension de su antiguo po
der, poca ó ninguna luz suministra á la
historia. "" , b
"De todas las naciones Célticas la mas
famosa es la que poseía las antiguas Galias,
B2
( 12)
no por motivo muy superior, que las otras
no tenian, mas porque peleó con una nacion
que tenía historiadores, los quales hacian
pasará sus descendientes sus hechos, y su
fama, juntamente con los hechos de sus
enemigos. La Bretaña fué la primera que
invadiéron, segun lo cuentan los masacre
ditados, historiadores. Su situacion, res
pecto " de las Galias, hace probable, esta
opinion. Pero lo que quita sobre esto, qual
quiera duda, es, que al tiempo de, Julio
Cesar, entre los habitantes de las dos re
giones subsistían las mismas costumbres.
Esta colonia gálica se apoderó desde
los principios de aquella parte de la Bre
taña que estaba mas cerca de su propio
pais; y extendiéndose ácia Septentrioná
medida, que se acrecentaba en número,
llegó á poblar toda la isla. Algunos aven
turéros, pasando de aquellas partes de la
Bretaña, que caen enfrente de la Irlan
da, fuéron los fundadores de la nacion Ir
landesa , lo que se hace "mas probable,
que las ridículas fábulas de los Milesios y
-
(13)
de las colonias galicianas. Diodoro de Si
cilia cuenta en el libro quinto como cosa
muy sabida en sus tiempos, que los habi
tadores de la Irlanda eran originariamente
Britanos. Testimonio que se hace indubita
ble, si se considera, que por muchos si
glos el lenguage y las costumbres de estas
dos naciones fuéron los mismos.
, "Tácito era de opinion, que los anti
guos Caledonios fuéron originarios de Ale
maña. El lenguage y las costumbres que
prevaleciéron siempre en el septentrion de
la Escocia, y que sin duda alguna fué
romCélticos, noso hariani pensar diversa
mente de aquel famoso escritor. Los Ger
manos propiamente así llamados , no eran
los mismos que los antiguos Celtas: los
usos yr las costumbres de las dos naciones
eran iguales, mas su lengua era diversa.
Los Germanos eran los verdaderos des
cendientes de los antiguos Daas, que fué
ron despues conocidos con el nombre de
Daces, y entráron en la Europa por los
paises septentrionales , y se estableciéron
(14)
en la otra parte del Danubio, ácia las pro
vincias de la Transilvania , Valaquia y
Moldavia desde donde se extendiéron por
la Alemania.
- De estas colonias, si es verdad que ha
yana pasado de Alemania en Escocia, des
cienden los antiguos Caledonios. Pero, ó
sea que éstos fuesen una colonia de los Ger
manos-celtas, ó los mismos que los Galos,
que se apoderáron primero de la Bretaña,
nada nos debe importar el saberlo en dis
tancia de tiempostan remota. Qualquiera
que haya sido su orígen, los hallamós ya
muy numerosos al tiempo de Julio Agrícola.
Sospecha bastante para hacernos creer hu
biese ya mucho tiempo que se hallasen es
tablecidos en el pais.
o La forma de su gobierno era un mixto
de Aristrocacia y de Monarquía, como lo era
en todas partes, donde los Druidas tenian
la autoridad principal. Esta clase de hom
bres parece se formó baxo el mismo sistema
de los Dátilos ideos, y de los antiguos Cu
retes. Su pretendida comunicacion con los
-
(15)
dioses, su divinacion y magia eran las mis
mas. La ciencia de los Druidas sobre las
causas naturales , y sobre las propiedades
de ciertas cosas, fruto de la experiencia de
los siglos , les grangeó mucho concepto y
veneracion para con el pueblo, en quien la
procurófomentar aquella advertida y sagaz
tribu, de modo que llegó casi á conseguir
el entero manejo de todas las materias, así
civiles como religiosas.
Se cree comunmente no llegáron á abu
sar jamás detano extraordinario poder, y
que no cometiéron violencias ni vexacio
nes. Se concedia á los principales la exe,
cucion de las leyes; pero el poder legisla
tivo quedaba enteramente en las manos de
los Druidas. Por su órden se juntaban las
tribus baxo una sola cabeza en los tiempos
de los mayores peligros. Esta cabeza, ó
sea Vergobetro, era elegido por ellos , y
acabada la guerra generalmente renunciaba
tal cargo. Gozáron por mucho tiempo estos
Sacerdotes de un privilegio... tan raro entre
aquellas, naciónes célticas, que habitaban
(16)
mas allá de los confines del imperio romano,
En el principio del segundo siglo co
menzó solamente á decaer su poder entre
los Caledonios. Los poemas que celebráron
á. Tratal y á Cormac, antenados de Fin
gal, abundan de particularidades acerca el
descaecimiento del poder de los Druidas.
Lo que confirma el silencio total acerca de
su religion en los poemas que ahora publi
camos. Las guerras continuas que tuviéron
los Caledonios con los Romanos, no per
mitiéron que la nobleza se iniciára segun la
antigua costumbre de la clase de los Drui
das. Los preceptos de su religion fuéron
eonocidos por una sola pequeña parte de los
principales , que fuéron poco atendidos de
un pueblo acostumbrado á la guerra. .
co El Vergobetro, ósea el principalma
gistrado, fués elegido sin intervencionede la
gerarquía, ó se mantuvo en su empleo á.
pesar de los mismos Druidas. La continua
cion del poder äcrecentó su influencia sobre
las tribus, y le puso en estado de hacerlo
pasár como hereditario á sus hijos, aunque
(17)
lo había recibido por eleccion. Si ocurria
alguna nueva guerra contra los Reyes del
mundo, que así son llamados enfáticamente
en los poemas los Emperadores Romanos,
los Druidas á fin de mantener el honor de
su clase , quisiéron recobrar sus antiguos
privilegios, y entre ellos el de elegir al -

Vergobetro.
Deputáron para esto Garmal, hijo de
Tarno, abuelo del famoso Fingal, que era
entónces Vergobetro, mandándole dexar el
empleo. Su negativa engendró una guerra ci
vil , que se acabó en breve con casi la to
tal destruccion del órden religioso de los
Druidas. Los pocos que sobreviviéron se
retiráron á los lugares mas escondidos de
las selvas, en aquellas mismas grutas, que
ántes servian á sus meditaciones. Desde en
tónces comenzáron á encontrarles en el cer
co de las piedras, poco atendidos de los
demas, de donde se siguió un desprecio ge
neral de su órden, y un total aborrecimien
to de los ritos de los Druidas. Baxo la som
bra de este ódio público acabáron todos
TQMO I, C. -
( 18)
aquellos que conservaban todavía algun co
nocimiento de la religion,y la entera na
cion cayó en el último grado de la igno
rancia de los antiguos ritos y ceremonias.
No hay, pues, por qué maravillarse si
Fingal, y su hijo Osian, hacen tan poca
mencion, si acaso hacen alguna, de , los
Druidas; que eran enemigos declarados de
la sucesion de su linage en la suprema
magistratura. Es cosa muy particular, con
viene decirlo, que no se haga mencion al
guna de religion en estos poemas, miéntras
que las composiciones poéticas de las demas
naciones estan tan estrechamente conexás
COn, SU mitología. Fuera dificil dar razon

de esto á aquellos que ignoran las costum


bres de los antiguos cantores Escoceses, los
quales llevaban el honor marcial á una al
teza extraordinaria. Qualquiera socorro da
do á sus héroes en la batalla , creían era
debido á su fama:y los cantores hacian pa
sar la gloria de aquella accion á la poste
ridad con el nombre de la persona que ha
bia dado el socorro.
( 19)
Si Osian hubiese hecho baxar los dio
ses, como Homero, en ayuda de sus hé
roes, su poema no contendria elogios de
sus amigos, sino himnos á aquellos entes
superiores. Hasta nuestros dias aquellos que
escribiéron en lengua gálica , raras veces
hacen mencion de la Religion en sus poe
sías profanas; y quando escriben de pro
pósito sobre la religion, no mezclan en sus
composiciones las acciones de los héroes.
"

Esta sola costumbre, por mas que la reli


gion de los Druidas no se hubiera extingui
do ántes, nos puede dar razon del silen
cio de Osian acerca de la religión de sus ".

tiempos (1). , "

(1) A pesar de todas estas razones , que son á la


verdad las mas plausibles que se pueden dar, quedará,
ámi parecer, alguna duda en el ánimo de la mayor
parte de los lectores. Que con la decedencia de los Drui
das hayan padecido sus ritos algun menoscabo, y se
haya alterado su religion, es cosa muy natural; pero
que hayan perecido enteramente las ideas y vestigios de
tal religion , es muy dificil de persuadir. Faltando los
Druidas, no podia faltar á lo ménos la doctrina secre
ta de los iniciados, pues el pueblo no entendió jamas de
C2
(2o)
Decir que una nacion no tiene religion
alguna, es lo mismo que decir, no se com
pone de hombres dotados de razon natural.
Las tradiciones de los mayores, y las pro
pias observaciones sobre las obras de la na
turaleza, unidas á las disposiciones natura
les al hombre, produxéron en todas las eda
des en las mentes alguna idea del ente su
premo. De aquí es, que en los tiempos mas
perfecciones sobre esta materia. Basta que tenga abierta
una pequeña senda para hacer un largo viage de por
sá : y quanto mas incomprehensibles son las materias,
tanto mas suelta la rienda á su fantasía. No es tal vez
imposible, que un pueblo quede enteramente privado
de ideas de religion por algun tiempo; pero si llega á
dispertarse su curiosidad, es mas fácil que pase de ex
travagancia en extravagancia, hasta los mayores absur
dos, que no que su imaginacion quede ociosa é indife
rente. Por esto luego que descaeció el poder de los Drui
das, parece que debian quedar entre el pueblo las an
tiguas tradiciones , especialmente recibiéndolas escritas
en verso, juntamente con las opiniones religiosas , y
con las ceremonias solemnes. Vemos de hecho en las poe
sías de Osian la inmortalidad del alma, la aparicion de
las sombras, y una multitud de espíritus que paseaban
entre las nubes y tempestades. Cómo pues se podrá creer,
que no se halle en este poeta alguna idea de la provi
(21)
remotos, entre las mas bárbaras naciones,
la misma plebe tuvo á loménos algun pe
queño conocimiento de una divinidad qual
quiera. Se haria una injusticialá Osian, el
qual jamas da indicio de pequeño talento,
el creer, que no hubiera puesto su pensa
miento en la mayor de todas las verdades.
Pero qualquiera que haya sido su reli
gion, es cierto que no conoció la christia
dencia general, ni de la influencia del uno, ó de mu
chos entes superiores en las acciones y en los sucesos de
la vida humana, ni alguna historia fabulosa pertene
ciente á esto, como en los otros poetas de las demas na
ciones. Se hace mucho mas de admirar esto mismo, sien
do la religion la fuente principal de lo maravilloso, y
el mayor apoyo de la poesía. Apruebo que los Bardos
Escoceses no mezclasen los dioses en las acciones de sus
héroes : pues por mas que el intervento de la divinidad
introducida con juicio haga un gran efecto, sin embar
go es siempre mucho mejor abstenerse de ello enteramen
te ántes que importunar á los dioses á cada instante fuera
de propósito, como lo hace Homero, y hacer de los hé
roes meras máquinas sin alma. Sin esto había muchas
ocasiones, en las quales los dioses podian hacer un gran
papel , y muy brillante , en las poesías de Osian. Sin
embargo , se abstiene de modo , que lo evita hasta en
los buelos, y las alusiones. Exáminando atentamente el
(22)
-

na, no habiendo en sus poemas la menor


alusion á la misma, ni á ninguno de sus ri
tos: lo que le coloca en una era anterior al
establecimiento del christianismo en Esco
cia. La persecucion comenzada por Diocle
eiano en el año 3o3, es el tiempo en que
probablemente se puede fijar el principio
de la religion christiana en el septentrion
de la Bretaña. La humanidad y la dulzura

carácter de Osian , me inclinaria á creer, que habiendo


él encontrado las ideas de la divinidad corrompidas y
mezcladas de supersticiones, como es muy probable, des
animado de su extravagancia, y no pudiendo mudar la
mente de los pueblos, creyese mejor pasarlas en silencio,
y que hubiese tomado de las opiniones populares, aque
llas solamente, que alagando la fantasía eran ménos in
compatibles con la razon. No puedo asegurar que sea esto
verdad; pero seguramente no parecerá inverisinilá, los
que hayan observado ser siempre costumbre de Osian,
así en los objetos, como en las acciones y en los senti
mientos el desrozar y purificar la naturaleza. Si es así,
¿qué genio tan superior era el suyo? De qualquier modo
es indudable, ser él el único poeta que haya sabido hacer
un poema épico sublime, admirable é interesante sin la
maniobra de la religion. Se juzgue pues á qué grado ilegó
á poseer los talentos poéticos.
(23)
del caracter de Constancio Cloro, que go
bernaba entónces la Inglaterra, hiciéron que
los Christianos perseguidos fuesen á refu
giarse baxo su sombra. Algunos de ellos, con
deseo de propagar sus dogmas, ó por mie
do, pasáron los confines del imperio, y fué
ron á establecerse entre los Caledonios, á
quienes halláron tanto mas dispuestos ádar
oido á su doctrina, quanto que la religion
de los Druidas estaba ya, destruida mucho
- "
tiempo ántes. s
Estos misioneros, ó por eleccion pro
pia, ó bien para dar mayor peso á su doc
trina, habitáron en las grutas y en los bos
ques de los Druidas; y de este género de
vida retirada, se les dió el nombre de Cul
deos, que en la lengua del pais significaba
personas retiradas. Se dice que Osian , en
su abanzada edad, disputó con uno de es
tos Culdeos sobre la religion christiana.
Existe todavía esta disputa , y existe en
verso , segun la costumbre de aquellos tiem
pos. La suma ignorancia de Osian sobre los
dogmas de los christianos, manifiesta que
(24)
esta religion se estableció poco tiempo án
tes: no siendo fácil concebir que una per
sona de su carácter ignorase del todo una
religion, que de algun tiempo atrás fuese
conocida en el pais (1).
Esta disputa lleva todas las señales de
la antigüedad. Las frases antiguas, y las
expresiones particulares de aquellos tiempos
manifiestan que no es una impostura. Si
Osian pues vivió, como es probable, hasta
el tiempo de la introduccion del christia
nismo , su época se puede referir ácia la fin
del siglo tercero , ó á los principios del
(1) Sin embargo , se debe observar que la mayor
parte de las poesíasde osian contenidas en esta obra las
compuso en su vejez. Esto es, despues de la muerte de su
padre Fingal, y que en algunas de ellasse hace mencion
de los Culdeos , y de sus hymnos religiosos. Esta circuns
ancia unida á la semejanza que se echa de ver entre
el estilo de los Profetas, los Cánticos de Salomon, y el
estilo de Osian , podrían hacer creer con alguna razon,
que Osian tuviese alguna idea de las divinas poesías he
braycas , aunque no se hubiese internado en el sentido
místico de las mismas, y que hubiese ennoblecido y for
talecido su estilo con el tono del lenguage profético, con
el qual tenia alguna relacion y parentesco su fantasía.
(25)
quarto. Pero lo que quita toda duda sobre
esto son las alusiones en sus poemas á la
historia de sus tiempos. Las hazañas de
Fingal contra Caracul , hijo del Rey del
mundo, son las primeras de su juventud. Se
hallará en esta obra un entero poema en
que se alude á esto.
En el año 21o, el Emperador Severo,
volviendo de su expedicion contra los Cale
donios, se halló sorprehendido en York de
aquella larga enfermedad , de que murió.
Animados de esto los Caledonios y los Ma
tates, tomáron las armas para recobrar sus
tierras perdidas. Enojado el Emperador hizo
encaminar su exército á aquellas partes, y
pasarlas á hierro y fuego. Sus órdenes no
fuéron enteramente observados, por quanto
su hijo Caracala, que mandaba el exército,
tenia puestos sus pensamientos en la muerte
del padre, formando proyectos para privar
de la sucesion á su hermano Geta.

Apénas puso los pies en el pais ene


migo, le llegó la nueva de la muerte del
padre; hizo entónces precipitadamente la
TOMQ) I, D. Y
(26)
paz con los Caledonios, y como lo indica
Dion Casio, les restituyó aquellas tierras,
que les habia tomado Severo. El caracul de
Fingal no es otro que Caracala , que como
hijo de Severo, y Emperador de Roma ex
tendia su dominio á casi todo el mundo co
nocido hasta entónces, y por esto llamado
con alguna razon de Osian, el hijo del Rey
del mundo.
El espacio de tiempo que media entre
el año 211 en que murió Severo, y el prin
cipio del quarto siglo, no es tan grande,
que no haga probable que Osian, hijo de
Fingal, hubiese podido conocer los Chris
tianos, que obligados de la persecucion de
Diocleciano se retiráron mas allá de los con
fines del Imperio Romano. Osian en una de
sus muchas lamentaciones sobre la muerte
de su hijo Oscar, hace mencion entre sus
mayores proezas de una batalla contra Ca
tos, Rey de las naves, junto la rivera del
tortuoso Carun. Es creible que el Caros, de
quien se hace aquí mencion , sea el usur
pador Carausio, ya conocido, que tomó la
(27)
púrpura en el año 289, y habiéndose apo
derado de la Betraña, venció en muchas ba
tallas navales al Emperador Maximiliano
Herculeo; lo que da razon del epiteto del
Rey de las naves que le da Osian : y el tor
tuoso Carun , es aquel riachuelo que con
serva todavia el nombre de Carron, y que
corre por cerca de la muralla de Agrícola,
que restableció Carausio para impedir las
excursiones de los Caledonios.
Otros varios lugares en estos poemas
aluden á las guerras con los Romanos; pero
los dos arriba mencionados fijan evidente
mente la época de Fingal en el tercer siglo:
lo que concuerda exáctamente con las his
torias de los Irlandeses, que ponen la muer
te de Fingal , hijo de Comal , en el año
283; y la de Oscar, y la del famoso Cair
bre en el 293. Algunos podrán tal vez
pensar que las alusiones á la historia ro-
mana , se hayan introducido con artifi
cio en los poemas para darles color de an
tigüedad. Esta fraude se debiera atribuir
á tres siglos mas atrás á lo ménos; por
D 2:
/
(28)
que las composiciones de aquellos tiempos
hacen freqüientes alusiones á estos pasages
mismos en que se hallan tales alusiones.
Todos saben la ignorancia y la barbarie
que reynaban en el Septentrion de la Euro
pa en el siglo décimoquinto. Las mentes de
los hombres dadas á la supersticion, contra
xéron una baxeza envilecedora del genio.
Se ve por consiguinente , que las poseías
de aquel tiempo son extremadamente tri
viales, y pueriles; pero concédaseme, que
á, pesar de las circunstancias poco favora
bles de los tiempos, pudiera haberse levan
tado un genio feliz; no será sin embargo fá
cil decir por qué motivo se haya determi
nado atribuir el honor de sus composicio
nes á un siglo tan remoto -

No se vé que alguno de los hechos pu


diera favorecer algun designio particular,
que pudiera formar un hombre que vivia en
aquel tiempo. Pero aunque supongamos tam
bien que un poeta, por bizarría, ó por al
guna razon que no se puede conocer por
la distancia en que nos hallamos, haya que
(29)
rido atribuir á Osian sus propias composi
ciones , sería cosa imposible , que pudiese
deslumbrar sus contemporáneos, cada uno de
los quales conocia perfectamente los poemas
tradicionales de sus antepasados.
La objecion mas fuerte contra la au
tenticidad de estos poemas que ahora pu
blicamos baxo el nombre de Osian , es la
improbabilidad de haber pasado por tantos
siglos, y conservarse en ellos por tradi-
cion. Siglos de barbarie, dirán algunos, no
podian producir poemas en que abundan los
nobles y generosos sentimientos, que se ha
centan notables en las composiciones de
Osian; y si acaso los produxéron, óse de
biéron perder, ó quedar muy alterados por
tantas generaciones bárbaras.
Esta objecion ocurre naturalmente áto
dos aquellos, que no tienen bien conocido
el antiguo estado de la Inglaterra. Los Bar
dos, ó sea los Cantores, que eran de un
órden inferior á los Druidas, no partici
páron de su desgracia. Los Reyes vence
dores los respetáron, porque por solo su
(3o)
medio podian lisongearse de eternizar sus
nombres. Ellos los seguían en sus exércitos,
y sus canciones contribuían para consolidar
su poder, ensalzaban sus hazañas, y la
plebe, incapaz de exáminar su carácter de
cerca, quedaba deslumbrada del resplan
dor de su fama en los versos de los Bar

Entretanto los hombres formáron sen


timientos, que raras veces se admiran en
los siglos bárbaros. Los Cantores, que eran
originariamente descendientes de los Drui
das, habiendo sido iniciados en la doctri
na de aquel órden célebre, tenia ya la men
te aclarada, y despejadas las ideas. Así
podian muy bien formarse un modelo de un
héroe perfecto, y luego atribuir aquel ca
rácter á su príncipe. Los xefes inferiores
tomáron este carácter ideal por modelo de
su conducta; y de aquí pudiéron poco á
poco modificar su mente hasta revestirse de
aquel espíritu generoso, que se trasluce en
todas las poesías de aquel tiempo.
El príncipe adulado por sus cantores,
teniendo por rivales los héroes de aquel tiem
po, que imitaban su carácter, como lo pin
taban los elogios de los poetas, procuraba
ser superior á su pueblo en el mérito, como
lo era en el grado. Esta emulacion pudo for
mar con el tiempo la opinion y el carác
.ter de la nacion, compuesto felizmente de
aquello que se reputa noble en la misma
barbarie, y de aquello, que es virtuoso
y generoso en un pueblo culto.
Quando la virtud en la paz, y el va
lor en la guerra llegan á ser el distintivo
de una nacion , entónces es quando se ha
cen interesantes sus acciones, y su fama
digna de imortalidad. Las acciones nobles
enardecen los espíritus generosos, y hacen
anhelen se eternicen. Esta es la verdadera
orígen de aquella inspiracion divina, que se
atribuyéroná sí mismos los poetas de to
dos los tiempos. Quando los argumentos no
correspondian al fuego de su imaginacion, los
ennobleciéron con fábulas, engendradas de
su propia fantasía, ó bien fundadas en solo
ridículas tradiciones.

Por ridículas que fuesen estas fábulas,


no dexáron de tener partidarios. La poste
ridad, ó las creyó implicitamente , ó por
una vanidad, que es natural á todos los
hombres, mostró que las creía. Se com
placían de poner los fundadores de sus fa
milias en los dias de la fábula, quando la.
poesía, sin recelo de ser desmentida, po
dia dar á sus héroes el carácter, que me
jor le pareciese. Á esta vanidad debímos la
conservacion de lo que queda de las obras
de Osian. Su mérito poético hizo famosos
á sus héroes en un pais, en donde el he
roismo era tenido en tan grande admira
cion y aprecio. "
La posteridad de estos héroes, ó bien
aquellos que pretendian descender de ellos,
veían con complacencia los elogios de sus
mayores, é hiciéron que los celebrasen otros
Cantores; empleo, que llegó á ser heredita
rio. Así con el medio de la succesion de
estos Cantores, los poemas de los mayores
héroes pasáron de generacion en generacion.
En ciertas fiestas solemnes eran repetidos
(33)
de todo el clan, y aludían siempre á ellas
todas las nuevas composiciones de los can
tores. Se conservó esta costumbre hasta nues
tros dias: y desde que cesó el uso de los
Cantores, muchos en cada uno de los cla
nes conserváron de memoria ó por escrito
SUS composiciones , fundando sobre la au
toridad de las mismas la antigüedad de las
familias.
No se conoció el uso de la escritura

en el septentrion de la Europa, sino mu


eho tiempo despues del establecimiento de
los Cantores. Las memorias de las familias
de sus protectores , sus poemas propios,
y los antiguos se conservaban por tradi
cion. Las composiciones poéticas contribuían
admirablemente para obtener este fin. Eran
aplicadas á la música, y se observaba la
mas perfecta armonía. Cada verso estaba
tan conexo con los antecedentes, ó con
los que seguían, de un modo tan particu
lar, que acordándose de un solo verso en
una estrofa , era casi imposible olvidar los
demás.
TOMO I, E
(34)
Las
cadencias seguían con una gra
duacion tan natural, y las palabrasse adap
taban tan propiamente al giro que hace la
voz despues de haberse levantado á un
cierto tono, que era casi imposible, por
la semejanza del tono , substituir una pa
labra por otra: perfeccion propia de la len
gua céltica, y que tal vez no se hallará en
ninguna otra lengua. Este selecto de pala
bras no embaraza en ningun modo al sen
tido, ni enflaquece la expresion. Las mu
chas flexiones de los consonantes, y las va
riaciones en la declinacion hace muy co
piosa esta lengua.
Los descendientes de los Celtas, que ha
bitaban en la Inglaterra, y las islas vecinas,
no fuéron los solos que se sirviéron de este
método para conservar los mas preciosos mo
numentos de su nacion. Las leyes antiguas
de los Griegos estaban escritas en verso, y
se recibian por tradicion. Los Espartanos
se enamoráron tanto de este uso, que no
quisiéron permitir jamás, que sus leyes
fuesen escritas. Se conservaban de este mis
(35)
mo modo las acciones de los hombres gran
des, y los elogios de los Reyes, y de
los héroes. Todos los monumentos históri
cos de los antiguos Germanos se conserva
ban en sus canciones, las quales se redu
cian á himnos á los dioses ó elogios de los
héroes, cuyo fin era conservar las memo
rias de los hechos grandes de la nacion, que
se entretegian industriosamente en dichas
canciones.

Esta especie de composicion no se hacia


por escrito, sino que se conservaba por
tradicion: el cuidado que tenian de ha
cer aprender estos versos á sus hijos, el
uso jamás interrumpido de repetirlos en
ciertas ocasiones, y la feliz medida del
verso, contribuyéron para que se conserva
sen por siglos sin padecer alguna altera
cion.
Esta cronaca vocal de los Alemanes
no se habia perdido todavia en el siglo oc
tavo , y se hubiera probablemente conser
vado hasta nuestros dias , si las ciencias
que nos quieren hacer creer, que todo aque
El 2 N
(36)
lo que no está escrito, es fabuloso, no se
hubieran introducido entre ellos.
Garcilaso compuso la historia de los
Incas del Perú, por las noticias contenidas
en las composiciones poéticas. Los Pe
ruanos habian perdido los monumentos an
tiguos de su historia, y él recogió los ma
teriales para componerla con aquellos an
tiguos poemas, que su madre, Princesa de
la sangre de los Incas, le habia. enseñado
siendo todavia muchacho. Si otras nacio
nes, pues, que estuviéron muchas veces
expuestas á invasiones de enemigos, y que
hiciéron pasar á otras partes, ó recibiéron
colonias, pudiéron conservar por muchos
siglos sus historias incorruptas, es mas pro
bable que los antiguos Escoceses, nacion
tan esenta de mezcla de estrangeros, y
tan aficionada á la memoria de sus mayo
res hayan podido conservar y mantener
intactas hasta nosotros las obras de sus Can
tores.
Parecerá, sin embargo, cosa extraña á
algunos, que poemas admirados por tantos
(37)
siglos en una parte del reyno, hayán que
dado desconocidos hasta hoy dia en la
etra parte del mismo reyno, y que los In
gleses, que con tanto cuidado han desen
terrado las obras de genio en las otras na
ciones, hayan ignorado portanto tiempo
las propias. Mas esto se debe atribuir en
parte á los que entienden las dos lenguas,
los quales no pensáron jamas en tomarse el
trabajo de la traduccion, y que no cono
eiendo sino una, ú otra composicion sepa
rada, no esperáron tal vez por una modes
tia, que el presente traductor debiera pru
dentemente haber imitado, hacer gustar las
composiciones de sus Cantores á un lector
Inglés.
El estilo de dichas composiciones es
tan diverso del de los otros poetas, y las
imágenes son tan propias del primitivo es—
tado de la sociedad que se creyó no ha
ber en ellas variedad bastante para que
pudieran agradar á un siglo tan culto. Esta
fué tambien por mucho tiempo la opinion del
traductor de esta obra, por mas que hacia
(38)
tiempo admiraba tales poemas en el original,
y tuviese recogidos otros de la tradicion
para su recreo; sin embargo, no fomenta
ba la menor esperanza de verlos traduci
dos en lengua inglesa. Conocia que la fuer
za y el estílo de las dos lenguas eran muy
diversas, y que hubiera sido casi imposible
poder traducir las poesías gálicas en me
dianos versos ingleses: ni se hubiera de
terminado á traducirlos en prosa, pues en
tal caso debian perder necesariamente mu
cha parte de la magestad del original.
Un señor que se distinguió en el mun
do poético, fué el primero que le sugirió
el proyecto de una traduccion literal en pro
sa. La hizo á sus instancias; y este ensa
yo mereció su aprobacion. Otros muchos
despues le exhortáron seriamente á publicar-
le; de modo que á su zelo extraordinario
se deben estos poemas gálicos, si acaso tie
nen algun mérito. Se pensó al principio ha
cer una coleccion de todos los pedazos an
tiguos que nos quedan en lengua gálica;
pero el traductor tuvo particulares moti
(39)
vos para limitarse á las solas poesías que
nos quedan de Osian.
La accion del poema que precede á los
otros, no fué, ni la mayor, ni la mas
famosa de las hazañas de Fingal. Muchas
fuéron las guerras que tuvo, y cada una
de ellas dió argumento á su hijo para exer
citar su ingenio. Pero si se exceptúa el pre
sente poema, todos los demas se perdiéron,
y no nos quedan sino algunos pocos frac
mentos que posee el traductor. La traduc-
cion ha conservado en muchos lugares la
historia de los poemas, y hay hoy dia al
gunos, que las oyéron cantar quando mu
chachos. La obra que se publíca hubiera
probado en breve tiempo el destino de los
-

demas.
El génio de los montañeses de algu
nos años á esta parte ha padecido una mu
edanza muy grande. Se abrió la comunica
cion con la otra parte de la isla, y el co-
mercio y las manufacturas han destruido
aquel ócio que se empleaba antiguamente
en escuchar y repetir los poemas de los
(4o)
tiempos antiguos. Muchos aprendiéron tam
bien á dexar sus montañas para ir en bus
ca de su fortuna en un clima mas templado;
y aunque un cierto amor á la patria pueda
hacerles volver, tomáron, durante la ausen
cia de ella las costumbres extrangeras, y
despreciáron las de sus antepasados. Hace
pues mucho tiempo que no se oyen Canto—
res, y el aprecio de la genealogía se ha dis
minuido mucho entre ellos.
Los hombres comienzan á depender mé
nos de los que les son superiores, ni hacen
mucho caso del parentesco. Luego que se
halla establecida la propiedad, la mente hu
mana limita sus miras á los placeres que
aquellos les acarrea; ni tiene cuenta algu
na con la antigüedad , ni piensa mucho en
lo por venir. Se aumentan los cuidados de
la vida, y los hechos de los tiempos pasa
dos dexan de dar placer. De aquí nace, que
el gusto por la antigua poesía se vá dismi
nuyendo entre los montañeses. Sin embargo,
no se perdiéron del todo las buenas costum
bres de sus antepasados. La hospitalidad
(41)
subsiste todavía, y una rara urbanidad para
con los extrangeros. La amistad es invio
lable, y la venganza no obra tan á ciegas
como antiguamente. . . . .
El decir alguna cosa acerca del mérito
poético tie estas obras sería prevenir el jui
cio del público. El poema que precede á
los otros es verdaderamente poético. Los ca
ractéres estan delineados con fuerza, y los
sentimientos respiran heroismo. Todo lo que
puede decirse de la traduccion no es mas,
sino que es literal, y que conserva la sen
cillez del original. Se procuró imitar la co
locacion de las palabras de aquel , y de
guardar las inflexiones del estilo. Como el
traductor no aspira á mérito alguno por su
trabajo, así se lisongéa de la benignidad
del público, deseando que la copia imper
fecta que sacó no acarree perjuicio al ori
ginal, que contiene lo que es bello en su
sencillez, y grande en lo sublime.

TOMO I, F
(42)

Prefacion del Traductor Italiano puesta á


la frente de la segunda edicion de las
poesías de Osian.

La edicion que presentamos al público


de los poemas de Osian, traducidos en ver
so italiano, á mas de ser completa , con
teniendo todas las composiciones de este
poeta, que hasta ahora saliéron á luz, tie
ne á mas de esto muchas ventajas sobre la
antecedente, aun respecto de la parte ya pu
blicada en el año 1763. Ante todas cosas se
tuvo particular cuidado en aclarar el tex
to del autor; de allanar las dificultades, y
de facilitar su inteligencia, y la memoria
de los lectores: y como el embarazo de
quien lee puede nacer, ó de la obscuridad
de los hechos , ó de la novedad del estilo,
se tuvo cuidado de atender á lo uno y á
lo otro.
Á este fin se puso á la frente de la obra
un preliminar razonado, que disponga los
ánimos á la lectura, y presente un compen
(43)
dio de las cosas mas necesarias de saberse,
como tambien que prevenga la sorpresa que
suele detener y confundir. Nos hemos de
tenido en las notas , que tienen por fin el
fijar el sentido, muchas veces ambiguo, del
original , y de insinuar las costumbres de
los Caledonios, á que alude el poeta. Fi
nalmente , se añadiéron al fin dos índices
copiosos y exáctos; el uno de los nombres
de las cosas, y el otro de los modos de ha
blar, y de las locuciones irregulares , ó mas
notables, con sus convenientes declaraciones.
Muchas de estas locuciones no son ver
daderamente de Osian. Sin embargo, todas,
sino me engaño, saliéron del mismo molde,
y corresponden al modo de concebir, y de
explicarse natural á aquel poeta.Sé que al
gunas de estas expresiones no se sufrirían
en una poesía que fuese originariamente ita
liana; pero me lisongeo se hallará mas de
uno, que pueda tal vez añadir algun tinte
no despreciable en el colorido de nuestra
lengua poética , y algun nuevo adorno en
su estilo.
(44)
Este es el objeto principal, por el que
puede ser útil una traduccion de este gé
nero, y que yo me prefixé, atreviéndome
á decir con Horacio: -

.."
- Ego curadquirire pauca
Si possum invideor?
Procuré retocar y corregir en algunos lu
gares los poemas ya publicados, habiéndo
me aprovechado de los avisos de personas
inteligentes y de gusto en esta materia. Y
puesto que me viene á propósito, es justo
haga yo mencion de aquellos que contri
buyéron á este trabajo. Si puede acarrear
algun gusto á los aficionados á la poesía esta
obra traducida en italiano, protesto al pú
blico con dulce complacencia deberlo al
Señor Cárlos Sahvile, caballero Inglés, con
quien hace ya mucho tiempo tengo tra
vada amistad muy estrecha. Este jóven ca
ballero, muy inteligente en la lengua ita
líana, y de un fino gusto en la poesía, como
en todas las bellas artes, hallándose en Ve
necia, no solamente medió las primeras no
ticias de este poema extraordinario, y me
. .
(45)
lhizo oir algunas poesías, y apreciarlas, sino
que tambien se empeñó en que yo las tra
duxera ,aunque no me hallaba entónces en
estado de emprender esta fatiga , no sabien
do bien todavia la lengua inglesa.
- Ayudado de su infatigable empeño y asis
tencia para la inteligencia literal del texto,
llegué á poner en verso la primera parte
de estas poesías; y pude despues acabar la
obra por mí mismo, quando saliéron á luz
las demas poesías de Osian. La parte pu
blicada, y algunas otras poesías tuviéron
por censor al Señor Domingo Trant, caba
llero Irlandés, que las confrontó con el tex
to, y que adorhado de amables prendas, y
siendo literato profundo, dió á mi obra la
más cumplida y lisongera aprobacion, fuera
de algunos pocos lugares. Hubiera hecho uso
del mismo modo de muy buena gana de to
dos los consejos de las personas instruidas,
si los hombres fueran tan prestos en adver
tir y notar cortesmente, como lo son en
vilipendiar y zaherir.
Pero de qualquiera modo no me hubiera
(46)
sido posible satisfacer al deseo de todos
los lectores. Algunos desean tal vez una
exàctitud mas escrupolosa; otros hubieran
deseado que me hubiese yo olvidado ente
ramente que Osian era Caledonio, y que
le hubiera disfigurado para hacerle Italia
no. Cada uno lee una traduccion con es
píritu diferente; y en este género, como en
los demas, la preocupacion toma muchas
veces el lugar de la razon: mas yo seguí.
constantemente el mismo método de tradu
cir; esto es , de ser mas fiel al espíritu
que á la letra del original; y de cuidar
sostener un personage entre el autor y el
traductor.

Veo con complacencia, que todas mis


ideas precedentes sobre el arte del traducir,
concuerdan perfectamente con la doctrina
que nos da el Señor de Alembert en sus ob
servaciones sobre este mismo arte, que pre
cede á su traduccion de algunos pedazos
de Tácito. El juicio y el exemplo de este
hombre grande, recompensa abundantemen
te los buenos traductores de la injusticia
(47)
que suele hacerles el vulgo de los literatos,
que les coloca, no diré baxo los génios ori
ginales, como fuera justo, sino de los es
critores medianos que se reputan origina
les, porque se vé su nombre á la frente de
un libro, en que muchas veces no tienen
otra cosa suya propia que la frialdad.
Las observaciones del señor de Alem
bert merecian ser referidas desde el prin
cipio hasta el fin. Los traductores y los crí
ticos pueden igualmente sacar de ellas al
gun provecho. Me permitan , pues, éstos
ponga aquí un solo pedazo, que contiene al
gunas reflexiones, de que parecen necesi
tar algunos de aquellos. Dice pues: “En
»tre todas las injusticias de que tienen de
» recho de quexarse los traductores, es la
» principal el modo con que les censuran los
» críticos. No hablo de sus censuras vagas,
» pueriles é infieles» que no merecen algu
»na atencion, sino de una censura apoya
» da en alguna razon, y tal vez justa en
» apariencia : mas esta sola no basta para
» dar juicio de una obra libre , ciñéndo
(48)
» seá decir "en una crítica razonada los de
»fectos que se encuentran, porque el au
»tor era dueño de su plan, de lo que de
»bia decir, y de la manera como debia
» decirlo. ,

» Pero el traductor se halla en un esta


»do violento por lo que toca á todos estos
» puntos; y se vé obligado á caminar por
»una senda estrecha y resvaladiza, que no
»es de su eleccion, y á inclinarse ácia el
»borde opuesto para no caer en un precipi
»cio. Por esto, para censurarle con justi
»cia no basta el hacer ver que ha caido en
»un yerro, sino que importa convencerle que
»lo hubiera podido hacer mejor, ó igual
»mente bien, sin caer en él. En vano se le
objeta que su traduccion se halla falta de
» exàctitud rigurosa, sino se le hace evi
dente, que podia guardarla sin perder na
» da de la gracia: en vano se pretende que
»no aclaró la idea del original , sino se
» prueba, que podia hacerlo mejor, sin ha
» cer la copia débil y fria. En vano es cul
»pada su traduccion de demasiado atrevida,
(49)
si á sus locuciones no se substituyen otras
»mas naturales y enérgicas. No es pues
» de maravillarse si en este género de traba
»jo, como en todos los demas, son tal
vez mas raras las buenas críticas, que los
buenos traductores”
. Si hubo jamás algun traductor que me
reciese esta justicia, ó si así se quiere lla
mar, condescendencia de sus lectores, pa
rece debiera ser aquel que se pone á luchar
con un original, como el de Osian. Me
hubiera complacido mucho poder presentar
á los lectores al lado de la traduccion poé
tica del texto de Osian, traducido literal
mente en prosa italiana. Se vería entónces
claramente con qué atleta me ponia á prue
ba. Algun lugar citado acá y allá de esta
obra podrá dar alguna pequeña idea de su
estilo. Sus bellezas y sus vicios son igual
mente intratables, y se resisten igualmen
te á la fuerza y á la destreza de la mano
que las llega á tocar.
No tenia yo otro instrumento de mi
trabajo, que una lengua feliz, á la verdad,
TOMO I, G
(5o)
y armoniosa como blanda y flexible, mas
tal vez, que qualquiera otra lengua; pero
que está léjos, piensen otros como quieran,
de haber adquirido toda la fecundidad y
todas las aptitudes de que es susceptible,
por culpa tal vez de sus admiradores exce
sivamente pusilámines. Tambien la natura
leza del verso, que parecia el mas propio,
no concordaba mucho con el estilo del ori
ginal. Pero si se me hace ver que erré
el sentido del autor, que lo he desfigura
do, ó que le hice perder parte de sus be
llezas, ó de su fuerza tendré tales censu
ras por buenas y válidas, y llevaré á bien
el ser reprehendido y corregido.
Pero si se me objeta que procuré acla.
rar el original en varios lugares, ablan
darle y rectificarle en otros, y de compe
tir con él , confieso me veré tentado de
jactarme ántes de tal culpa, que de arre
pentirme de ella. Hablando un dia con va
rios literatos, uno de mis amigos muy cul
to, habiendo dicho no sé quién, que el
Homero Inglés de Pope, no era Homero;
(51 )
no por cierto, respondio él; pues es algo
mejor. Dichoso el traductor que llega á
merecer tal censura. -

Se maravillará tal vez alguno de no


ver en esta edicion las observaciones que
se hallan en la precedente al fin de cada
poema, y que tienen por mira el hacer ver
el mérito poético de Osian. Pero á mas
de que no hubiera podido continuar sobre
este plan, sin aumentar el, tamaño de la
obra, me moviéron tambien á no efectuar
lo otras razones. En los principios creí ne
cesario hacerlo para encaminar los lectores
del todo nuevos en la historia, y en las
ideas particulares de este poeta,áfin de acos
tumbrarles á embeber el espíritu de Osian,
y á sentir mejor ciertas bellezas que la no
vedad y la rapidez del estilo no hubieran
dexado advertir tan fácilmente.
Ahora que estas poesías, y juntamen
te con ellas llegáron á manos de todos los
literatos de Italia mis observaciones, renun
cio de buena gana al personage tal vez in
útil, tal vez enfadoso de comentador; y
G2.
(52) ,
satisfecho de haber procurado hacer inteli
gible mi poeta, dexaré á otros el cuidado
de exáminarle. Pero lo que sobre todo me
induxo á reputar inútiles mis observaciones
fué la disertacion del Señor Blair, profesor
de bellas letras en Edimburgo , que se ha
llará en el tercer volumen de esta edicion.
Salió á luz el año despues que se publicó
la primera parte de las poeías de Osian en
lengua inglesa, que se creyó sería la sola,
y que no llegóá mis manos sino despues
que mi traduccion acababa de salir impresa.
Este docto crítico hace ver manifiesta
mente el modo como deben ser miradas las
poesías de Osian, y exámina particularmen
te cada uno de los puntos de vista, realzan
do su mérito particular con mucho cuida
do y doctrina. Hace á mas de esto un for
mal paralelo entre Homero y Osian ; lo
que yo hice tambien accidentalmente en al
gunas de mis observaciones. Exáminando
con atencion los sentimientos del erudito Es
cocés, se hallará que aquel cotejo y sus
juicios se conforman muchas veces con los
.
(53)
mios, aunque se explique con mayor cir
cunspeccion , y con modo ménos vivo y
sensible. ,

Muchos dirán que hubiera yo debido


imitar su moderacion ; pero creí que quan
to se da á la circunspeccion en estas ma
terias, tanto se defrauda á la sencilla ver
dad , debida á la buena crítica, y que el
no atreverse á manifestarse enteramente li
bre en materia literaria, es una especie de
esclavitud demasiado apocada. Sé que mis
observaciones no agradáron mucho á aquella
clase de hombres que quisieran fundar una
especie de idolatría literaria; y que afec
táron creer ser ellas una produccion de es
píritu de que me glorío estar lexano.
Así como no hay cosa mas comun que
el alterar el color de las cosas, y que el
atribuir los que son de opinion contraria á.
la nuestra, aquellas opiniones que pueden
hacerles odiosos á los mas, así tambien creo
necesario explicar con precision y candor
mis sentimientos á los que pueden aprove
charse de ellos y apreciarlos. Estos no son
(54)
ni los malignos, que no se dexan dasarmar
por ninguna via, ni los pesados erudítos,
á quienes una estúpida admiracion les sirve
de gusto, y la autoridad de razon; mas
SOn los jóvenes llamados por la naturale

za al estudio de las letras, y que no tie


nen formado todavía el juicio; son los hom
bres de razon, que fundan sus opiniones,
qualesquiera que sean, no en la preocupa
cion, sino en principios. Son finalmente tam
bien ciertas personas de seso, cándidas y
moderadas , pero que parece no conocen
bastantemente la diferencia que hay entre
una noble libertad, y una temeridad cul
pable. . , r

Declaro á todos éstos, que no preten


dí quitará Homero la merecida reputacion
que le es debida, como á primero pintor de
memorias antiguas, como á inventor
entre nosotros, y padre de la poesía épi
ca; como á aquel finalmente, cuyo génio
modificado diversamente de los demas, ins
piró despues á todos aquellos que se distin
guiéron en esta gloriosa carrera. Declaro
(55)
á mas de esto , que yo no negué que sea
un poeta grande y admirable por muchos
títulos, que no tenga conducta regular, ri
queza de expresion , variedad de caracté
res, armonía imitativa de número, igual
dad de estilo, y gran naturalidad, anima
da muchas veces de grande sublimidad.
Negué sin embargo, y niego todavía,
que deba ser tenido por todo esto como el
pontífice de la poesía; que solo tenga el pri
vilegio de la infalibilidad, y que deba ser
adorado, ántes que censurado; que sus be
llezas sean sin medida superiores á las de
todos los demas; y que deba ser reputa
do en todo como el único modelo; que ó
no se encuentran defectos en sus obras, ó
que éstos no son sino pepueñas manchas,
que se desvanecen en su propio explendor;
que finalmente sea tan admirable y perfec
to quanto lo hubiera podido ser en la cir
cunstancia de su tiempo.
Por otra parte no dexo de ver las ob
jeciones que se pueden hacer razonable
mente á mi original: conozco que faltan
(56)
á Osian todas aquellas prendas que nacen
de la lindeza del arte, y de la perfeccion
de la sociedad; que suele ser freqüentemen
te uniforme, tetro, duro, inexácto, y tal vez
extraño é improbable. Pero defiendo que
son ménos estos defectos de lo que se po
dia esperar de su tiempo, y que son aven
tajados por muchas virtudes, que son pro
pias suyas , singulares y sorprehendentes,
y que posee no solamente aquellas que po
dian verse en su tiempo llevadas por él á
grado eminente, sino que tambien posee
solo entre los antiguos otras virtudes de
que pudieran gloriarse los poetas de los si
glos mas cultos.
. Puestas las costumbres, las opiniones,
las circunstancias de los tiempos, sacar de
ellos el mayor provecho, y uso posible
para deleytar, instruir y mover con un
lenguage armónico y pintoresco: éste es el
problema que está para desatar un poeta
con su obra, y yo me atreví á creer, tal
vez sin razon, pero no temerariamente, que
Osian por mas de un título lo habia desa
(57)
tado mejor que Homero. Por lo demás no
conviene errar, el punto de vista, baxo, el
qual debe ser mirado un poeta, ni colo
carle en una clase que no le compete. No
se debe exigir de Osian la elegante confor
midad de Virgilio, ni la noble y conve
niente elevacion del Taso; ni las vistas su
periores, el interes general, la poesía de
la razon adornada de todos los encantos
del estilo que resplandecen en el grande
autor de la Eneyda.
Osian es el génio de la naturaleza sel
vage; sus poemas se asemejan á los bos
quessagrados de sus astiguos Celtas. Ins
piran horror; pero á cada paso se siente
la divinidad que allí habita. Algunos sin
embargo hubieran deseado que yo dixese
mi opinion de un modo ménos expresivo,
y absteniéndome de alguna expresion, que
no podía agradar igualmente á todos. Á
lo que respondo, que es propio de la preo
cupacion que da leyes y forma sentencias
arbitrarias con ayre de despotismo, que en
gendra en los hombres libres un mixto de
TOMQ) I, H
(58)
indignacion y de náusea, que algunas ve
ces se trasluce á su pesar en sus escritos;
y que si alguna vez, combatiendo el fana
tismo, se ciñen á una burla ingénua, que
hiere la opinion de las personas, merecen
ántes alabanza de moderacion que nota de
dureza. o
Véase con qué mofa pueril é insultan
te maltrata el satírico Perault al autor del
Paralelo entre los antiguos y los modernos,
porque se atrevió á creer que la primera es
trofa de Píndaro era una pomposa confusion
de imágenes. Con qué tono de energúmeno,
aunque crítico entre nosotros de la primera
esfera, hace el Gravina la apoteosis de Ho
imero, y con qué doctrina tomada de los
exemplos homéricos, desacredita á nuestro
Taso; poeta, por el qual podémos franca
menté competir con los antiguos: con qué
amargo desprecio Madama Dacier se ex
plica, no digo solo contra el Señor de la
Mothe, sino tambien contra el mismo Pope,
escritorigualmente benemérito de Homero,
por el doble título de crítico y de traductor.
(59)
- Se considere con qué sórdida parsimo
nia los críticos de profesion hablancasi
por fuerza y de buelo del mérito de los
modernos, miéntras tienen continuamente
en la mano el incensario para zahumar á
los antiguos:y quántas veces, y con qué
vehemencia hayan movido la guerra á los
mas célebres poetas de Italia y de Francia
por algunos defectos perdonables, y al
gunas veces imaginarios, cerrando los ojos
á tantas bellezas luminosas, que resplan
decen en sus obras: se considere digo todo
esto, y despues me condene quien quiera,
si tal vez procuré divertir el buen senso á
cuenta de la pedantería. , ,
Nam quis inique
Tam patiens critices, tamferreus, ut
teneatse? .. ... , , , ,
No tenia necesidad de recorrerá exemplos
antiguos ó extrangeros del estilo que usa
la mayor parte de los entusiastas de Home
ro, teniendo delante de los ojos un exem
plo singular de extravagancia en este gé
nero en la persona de un conciudadano mio,
H. 2
(6o)
entónces existente, hombre docto y estima
ble por muchas prendas; pero el mas fu
rioso homérico" que jamás haya existido;
pues hubiera formado de buena gana un ór
den militar de caballería en honra de Ho
mero, y hubiera ido al cabo del mundo
para desafiar á quien no jurase que su Dul
cinéa literaria era el modelo arquetipo de
la perfeccion.
El nombre de Dulcinéa explica conve
nientemente sus ideas extravagantes sobre
aquel poeta. Porque el Homero que él lado
raba, no era aquel que todos feen, sino
otro concebido en su fantasía, á quien atri
buía ciertas bellezas particulares suyas, que
no solamente no se viéron jamás en Home
ro, sino tambien no las echó de ver jamas
ninguno de los mas felices delirantes de to
das las edades. Un ensayo de sus bizarras
teorías se puede ver en la prefacion á la
traduccion del poema de Esiodo, intitula-
do las obras del dia. Amas de esto, es no
torio á quálquiera que tuvo ocasion de co
nocer aquel sugeto, con qué ingenua sim
(61 )
plicidad de estilo, acostumbraba tratar los
mas célebres poetas de todas las naciones, co
menzando por Virgilio, y por todos sus
admiradores, dándoles de quando en quan
do el título de aquel modesto quadrúpedo,
á quien Homero tuvo por bien asemejar su
Aiaz. . . . . . . . . . .
-Á pesar de esto, su profundo conoci
miento de la lengua griega, su entusiás
tica facundía ; sugerga peripatético-pla
tónica, acreditaban de algun modo susmis
mas extravagancias, deslumbrabaná hos inex
pertos, que no sabian juzgar de por sí, y
contribuían para animar á otros, que sien
do indiferentes á la falso, ó á lo verda
dero, hacian servir las opiniones literarias,
y la autoridad agena al desahogo de la pro
pia imaledicencia coo
e Enfadado de la lectura de varios esco
liastas y doctores del arte poética, y llenos
los oidos de tales declamaciones, creí que
Osian, salido entónces á luz, daria opor
tuna ocasion, no ya para desengañará este
sugeto, que era imposible, pero de conven
(62 )
cer los jóvenes, y los ménospreocupados con
tal exemplo, que Homero no era el único, ni
el mas perfecto en su línea, y que por mas
de un título habia pagado un tributo no
indiferente á la humanidad. Porque mostran
do el exemplo de un poeta, que puesto en
iguales circunstancias al lado de aquellas de
Homero, y de otros muchos ménos venta
josas, y mas, infelices, supo sin embargo
evitar todos los defectos considerables del
poeta griego, y distinguirse por algunas
virtiudes, no muy familiares al primero,
se seguía por consiguiente que Homero hu
biera podido ser mas. perfecto de lo que
lo es, y que su exemplo no debia pasar

- Este es el motivo que me hizo deter


minar á hacer el cotejo en mis observar
ciones entre Homero y Osian, y con este
espíritu se escribiéron. Por lo demas, aun
que estoy persuadido abundar, de razo
nes bastantes para justificar dichas, obser
vaciones , las abandono sin pena al juicio
de los literatos, teniendo todos derecho
((63)
de pensar libremente, como yo lo tengo.
Juzge y hable cada uno de Homero y de
Osian como mas le agradáre, no lo lleva
réá mal; ni jamás la diversidad sola de
parecer en las cosas literarias, hará que de
xe de estimar á mis adversarios silo mere
een. Sea confutado un autor; opóngase jui
cio ájuicio, principios á principios, es todo
permitido. Pero lo que no lo es, y que des
dice del buensenso, yode la libertad fun
damental de la república literaria, y lo que
formará siempre una vergonzosa y nausean
te pedantería, indigna del espíritu ilumi
nado del sigló, será siempre el introdu
cir en él , y en los estudios. inocentes
una supersticiosa tiranía, y el tachar de im
piedad al que se atreveponero en duda
la divinidad de los antiguos, transportar
se contra él, y moverle guerra de ace
chanzas, ó el responder á los argumentos
con improperios, y combatir la razon con
las armas de las preocupaciones. -
- Creí siempre que en este género de cosas
se debiese usar de cortesía con los vivos, y
(64)
- de libertad con los muertos; pero sobradas
veces algunos de los escritores dan un exem
-plo del todo, opuesto, y hacen aprecio de la
supersticion para con los muertos, y de inso
-lencia para con los vivos. Como quiera hago
-la misma protesta sobre la traduccion de
-Osian, que la que hice sobre omis obser
vaciones. No me será jamás desagradable
una censura honesta é ingénua, que me haga
conocerlos defectos que cometí. Pero si al
guno prefiere usar conmigo de ultrajes en
vez de razones, y de modos descorteses y
mordaces, no espere de mí otra respuesta,
que aquella que diéron los Espartanos á los
de Chio, que habian ensuciado la sala de
sus asambleas; es permitido á los de Chio
portase comovillanos. : , ,
- 1 , , , , , , , , ,
- Razonamiento sobre los Caledonios,
.

Aquello que principalmente impide á la


mayor parte de los lectores el que gusten
las bellezas originales de Osian, es el em
barazo de la historia desunida de un pue

l
(65)
blo selvage y desconocido, cuyas opinio
nes, usos y costumbres, diversas del todo
de los demas pueblos civilizados, suminis
tran á Osian un gran número de expresiones,
de modos y de toques que hacen parar á
cada paso á los que no estan dotados de
una percepcion tan rápida como la fantasía,
en el estilo de este poeta extraordinario.
Se juzgó, pues, necesario poner ante los ojos
de los lectores una prespectiva de este país,
en el qual han de ser transportados, para
que así puedan caminar sin estorvos, dán
doles una sucinta idea de las costumbres
de los Caledonios, para que familiarizán
dose con este pueblo no queden sorprehen
didos de la particularidad de las expresio
nes, que son el colorido de la idea y del
sentimiento. "
Dividirémos este razonamiento en dos
partes: en la primera se tratará del gobier
no, de la religion, de las opiniones, de
los usos y costumbres de los Caledonios; y
en la segunda se pondrá la historia de la
familia de Osian, que es el perpétuo argu
TOMO I, I
(66)
mento de sus composiciones. Se previene á
los lectores, que quanto se dirá aquí de la
historia civil de los Caledonios, se sacó en
parte de las mismas poesías de Osian, y
parte de la prefacion y notas del erudi
to traductor Inglés, el Señor Macpherson,
que como inteligente de la lengua original
y de las tradiciones de aquel pueblo, es
por estos dos motivos digno de mayor fé.
, El Traductor Italiano no hizo mas que
recoger los pedazos esparcidos en ésta y en
la otra parte, y ponerlos en órden en ciertas
clases,áfin de facilitar la inteligencia de
las poesías, sin hacerse fiador de ninguno de
los hechos que se referirán, dexando á otros
mas prácticos en la erudicion caledonia el
cuidado de reconciliar. Osian con los otros
escritores, ó nacionales ó extrangeros, en
los puntos en que se hallasen encontrados.
Los Romanos, que en tiempo de Julio
César no hiciéron mas que descubrir la In
glaterra, y que en tiempo de Claudio con
quistáron parte de ella, solo pudiéron pe
netrar en la Escocia al tiempo de Domi
(67)
ciano, y cuyos habitantes fuéron conoci
dos con el nómbre de Majates ó Caledonios.
Aquellos habitaban la parte meridional de
la Escocia, y el pais que cae ácia el orien
te , conocido presentemente con el nombre
de Tierra baxa, porque abundante de lla
nuras fértiles; los otros habitaban la par
te septentrional ácia el occidente , llamada
la Tierra alta, porque cubierta de montes
estériles, cortados por muchos brazos de mar.
Los dos nombres son originarios célticos,
y corresponden á la respectiva situacion de
los paises: porque la voz Abajates está com
puesta del dos palabras gálicasó célticas,
quales son Moi, Hanura, y Aitich, habi
tante. De otras dos está tambien compues
ta la de los Caledonios, quales son, de Cael
ó Saul, que significa Celta ó Galo, y de
Don ó Dun que sinigfica collado: de modo,
que Caeldonó Caledonio, es lo mismo que
habitador de la montaña. . .
De hecho los montañeses de la Esco
cia se llaman á sí mismos aun ahora, Cael,
y su lengua caélica, esto es, céltica ógá
I2
(68)
lica. Esta lengua , , que se conserva casi
pura en las tierras altas de la Escocia, y
en las islas adyacentes, y se habla algo cor
rompida en Irlanda, y en el principado de
Gales, es el fundamento del idiotismo de
los baxos Bretones, y hallándose mezclada
con casi todas las lenguas de la Europa, hace
ver que los Caledonios no tenian diversa orí
gen de la de los otros Ingleses; quiero de
cir, que así estos, como aquellos descen
dian igualmente de los antiguos Celtas.
Este gran pueblo esparcido por la Eu
ropa, fué dueño de ella desde la fuente
del rio Obio en Rusia, hasta el cabo de
Finisterre. Pero de todas sus emigraciones,
ninguna fué tan famosa como la invasion que
hiciéron en las Salias; y esto, porque tuvié
ron que pelear con naciones, que por motivo
de sus históricos, hacian pasar con sus des
cendientes la fama de sus enemigos. La
situacion de la Inglaterra respecto de las
Galias facilitó á los Celtas el paso de aque
lla isla. Albion, ó bien Albino, nombre an-
tiguo, es lo mismo que Bretaña, nombre mas
(69)
reciente de la Inglaterra; ambos á dos de
orígen céltica, confirman esta oponion. El
primero deriva de Alp, pais montuoso, y
el otro de Bretaña, es lo mismo que Breat
in , esto es, isla variamente pintada , llama
da así del aspecto, que presentaba el pais,
ó del uso de la mayor parte de la nacion
de pintarse el cuerpo de azul, ó de sus ves
tidos de dos colores.
Pero lo que quita toda duda sobre tal
orígen, es que al tiempo de Julio César
los Britanos, y los Galos tenian las mis
mas costumbres. Esta colonia gálica se apo
deró desde los principios de aquella parte
de la Bretaña, que estaba mas cerca de su
pais; y dilatándose ácia el septentrion á
medida que se acrecentaban en número, lle
gáron á extenderse por toda la isla. Algu
nos aventureros pasando de las costas de
la Inglaterra, que estan enfrente de la Ir
landa fuéron los fundadores de la nacion
Irlandesa, como queda ya dicho en el dis
curso antecedente.
Los Caledonios domados la primera vez
(7o)
por Julio Agrícola baxo el Imperio de Do
miciano, y tenidos por él en freno con va
rios fortines levantados desde el rio Glota»
hoy dia Clyde, hasta el golfo de Bodatría,.
ahora llamado Forth; despues de la par
tida de este General no tardáron árecobrar
gran parte de las tierras perdidas. El Em
perador Adriano, habiendo pasado á Ingla
terra, y creyendo fuese empresa mas ár
dua , que útil el sojuzgar aquella nacion
feroz de los Caledonios, pensó á consolidar
la posesion de la parte meridional de la isla;
y á este fin levantó una muralla ó terraplen
por espacio de ochenta millas desde la em
bocadura del Tyne, vecino á Neucastle, has
ta el golfo de Solivai. -

y
- Esta muralla, que cerraba la isla en
toda su latitud, formó la division entre la
Bretaña romana y la bárbara. Pero no sien
do ella respetada por las naciones septen
trionales, Lolio Urbico, al tiempo de An
tonino Pio, succesor de Adriano, despues de
haber vencido aquellos pueblos, dilató las
fronteras del Imperio Romano en la isla, y
(2-1)
levantó otra muralla, que segun se cree,
se extendia obliquamente desde el rio Esh,
hasta la embocadura del Tiweder. Pero á pe
sar de este nuevo muro, los pueblos de la
Escocia, en los principios del Imperio de Có
modo, levantáron cabeza, y pasáron la mu
ralla que atravesaba la isla desde el un mar
al otro, taláron la provincia Romana, y der
rotáron un exército.
Ulpio Marcelo obtuvo algunas ventajas,
y los contuvo por algun tiempo; pero poco
despues siendo Emperador Septimio Severo,
enredado con la guerra de los Partos, se
uniéron los Caledonios y los Majates, y pe
netrando de nuevo en la Bretaña Romana,
obligáron á Lupo, General Romano, á que
comprase de ellos la paz. La rompiéron po
cos años despues los Caledonios, y comen
záron sus correrías en el territorio Romano:
su atrevimiento llegóá tal grado, que el
mismo Severo, aunque viejo ya y enfermizo,
creyó necesario ir él mismo en persona para
amedrantarles y domarles.
En esta trabajosa expedicion no se dió
(72)
ninguna batalla decisiva; pero tuviéron mu
chos encuentros, de los quales saliéron casi
siempre descalabrados los Romanos. Final
mente , despues de muchos desastres pudo
Severo repeler los Caledonios, y obligar
les á que le cediesen con tratado aquel espa
cio de terreno que estaba comprehendido
entre la muralla de Antonino, y los golfos
de Clyde y Forth. Con la mira tambien de
tenerles para siempre encerrados dentro de
sus confines, levantó Severo junto á los di
chos golfos otra muralla, cuyos vestigios se
echan de ver hoy dia.
Pero esta muralla sirvió ántes de línea
de confin á las conquistas Romanas, que de
freno á las correrías de los Caledonios; pues
jamás llegáron á pasarla los Romanos, án
tes bien aquellos, hallándose poco despues
Severo gravemente enfermo de la enferme
dad de que murió , aprovechándose de la
flaqueza de Caracala , obligáron á éste á
desamparar las antiguas conquistas, y á que
Comprase de este modo una paz Vergonzo
sa, como queda insinuado. Desde entónces
(73)
no pensáron mas los Emperadores Roma
nos en inquietarles. Ántes bien se hecha
de ver por las poesías de Osian, que aque
los en tiempo de Diocleciano llegáron á
las manos con el usurpador Carausio, que
en el año 287 se apoderó de la Bretaña,
y en varias batallas navales venció al Em.
perador Maximiliano Herculéo.
El espacio de tiempo que media entre
los últimos años del Emperador Severo, y
los primeros de Diocleciano, contiene toda
la historia de los asuntos de las poesías de
Osian. Esta es la época en que floreció este
poeta, y su padre, que es el héroe casi per
pétuo de sus poemas. Hasta el fin del tercer
siglo, y los principios del quarto no se oye
hablar mas de los Caledonios; y hallamos
los Scotos en el septentrion de la Inglaterra.
Porfirio es el primero que hace mencion de
estos tiempos. Como no se habia oido has
ta entónces el nombre de los Scotos, así
supone la mayor parte de los escritores,
que fuesen éstos una colonia llegada recien
temente á Inglaterra. Era fácil prevenir y
-

TOMO I, K
(74)
dilucidar este error si los eruditos hubiesen
consultado ántes la lengua céltica, y el
género de vida que llevaban los Caledonios.
Establecidos éstos en un pais montuoso
y esteril, vivian de sus rebaños, y de la ca
za. Ignorantes de la agricultura , que es
el verdadero fundamento de la civilizacion,
pasaban de un pais á otro como lo acostum
bran los pueblos cazadores y pescadores, y
andaban de aquí para allá en busca de pre
say de pastos. Los habitantes vecinos de
las tierras baxas, que por la diversidad del
terreno habian tomado costumbres diversas
de los Caledonios, viéndose freqüentemen
te molestados de sus correrías, diéron el nom
bre muy propio de Scuite, palabra céltica,
que significa vagabundo, á los que las ha
cian; del qual formáron los Romanos el nom
bre de Scotos, que poco á poco prevaleció,
y quedó aplicado á la nacion de los Cale
donios.
De aquí es, que toda la Bretaña septen
trional fué despues llamada Escocia, luego
que los Scotos domáron del todo la nacion
(75)
rival de los Pictes. Los pueblos así llama
dos por los Romanos habitaban la parte orien
tal de la Escocia, los quales poseyendo un
pais llano y fértil se dedicáron á la agri
cultura, y por esto fuéron llamados con pa
labra céltica Cruib-Nieb, que significa co
medores de grano. Tenémos por esto derecho
de creer, que éstos fuesen originariamente los
mismos que los Majates, baxo otro nom
bre tambien céltico , esto es, habitadores
de la llanura. Parece sin embargo, que con
el andar del tiempo, alguna tribu de la Bre
taña meridional, huyendo de la tiranía de
los Romanos, hizo pasar allá una numerosa
colonia, que incorporada poco á poco con
los primeros y originarios habitantes, llegó
á formar un solo pueblo. o
Esta nueva colonia, habiendo introduci
do en la parte oriental de la Escocia la
costumbre de algunos Britanos de pintarse
el cuerpo, fué motivo para que los Romar
nos los llamasen Pictes, para distinguirles de
los Scotos, que no tuviéron jamás esta cos
tumbre, y de los Britanos meridionales, que
K2
(76)
despues de la conquista de los Romanos la
dexáron. Por lo demás, los nombres de los
lugares que pertenecian al dominio de los
Pictos , y muchos nombres de sus Re
yes, que se conserváron, siendo de orígen
céltica, muestran manifiestamente, que las
dos naciones eran antiguamente una misma
nacion, dividida solo en dos gobiernospor
motivo de la situacion del pais, y del gé
nio de los habitantes.
Los Escoceses orientales por la diver
sidad del terreno, y de su modo de vivir,
padeciéron una sensible alteracion en su na
tural originario carácter: su mútua comu
nicacion, no impidiéndola los montes y los
lagos, era mas libre y mas freqüente: por
esto se estableció mas presto entre ellos la
sociedad, que entre los Scotos, y fuéron por
consiguiente gobernados mas presto por ma
gistrados, y leyes civiles, lo que produxo
al fin tal diferencia entre las dos naciones,
que comenzáron á olvidarse de su comun
órígen, y duráron entre ellos las nacidas con
tiendas y animosidades, que despues de al
(77)
gunos siglos acabáron con la total destruc
cion de los Pictos, y de su reyno, extinguién
dose hasta su nombre, quedando fixa, y
extendiendose por toda la Inglaterra sep
tentrional la de los Scotos.
Pero volviendo al antiguo estado de los
Caledonios hasta un siglo ántes de la épo
ca de Osian, su gobierno, si se atiende á
su principio constitutivo, era una especie de
teocracia, porque fundado en una especie
de religion, y confiado á una clase de hom
bres religiosos, si se considera el número
de sus principales magistrados, era un go
bierno mixto de aristrocacia, y de monar
quía, como lo era en todas las partes en
que tenian los Druidas la principal autori
edad. Luego que cesó el dominio de éstos,
parece que el gobierno cayó en la anarquía.
Cada una de las cabezas de las tribus pre
tendió ser igual é independiente, y en tiem
pode guerra ninguno queria ceder el honor
del mando. " ,

- Uno de los abuelos de Osian,que ha


bia sacudido el yugo de la tiranía religio
(78)
sa de los Druidas, procuró sosegar las di
sensiones de los Caledonios, y habiendo der
rotado á los Britanos de la provincia romana,
logró en premio de su valor, que recaye
se en él la suprema autoridad , y quedase
hereditaria en su familia. Sin embargo, pa
rece que así él, como sus descendientes fué
ron ántes cabezas del pueblo, y padres de
familia, que verdaderos y absolutos Sobe
ranos. Á lo ménos su gobierno se asemejó
mucho al de los tiempos feudales. La nacion
se hallaba dividida en varias tribus, y tomó
despues la forma de lo que entre los Escoce
ses se llamó Clan, que corresponde al nom
bre Gens de los latinos, y significa la union
de varias familias descendientes de un mis
mo tronco. le o
. Cada tribu dependia de su cabeza: al
gunos valles rodeados de montes, y sepa
rados de valladares, con algun riachuelo
que corria por ellos, é iba á descargarse en
la mar, formaba una especie de pequeño prin
cipado donde las cabezas de las tribus te
nian su residencia , que en tiempo de paz
(79)
parece eran del todo libres é independien
tes. Todo el omenage que dabaná su Rey,
era, el ofrecerle sus servicios y su gente en
tiempo de guerra. La nacion se gobernaba
por el exemplo tradicional de sus antepasa
dos, que en lengua caledónica, se llamaba
Clechda,ántes que por los órdenes parti
eulares del Príncipe. 2 e
El ser convidados á la mesa del Rey,
óá la caza con él, era él honor mas líson
gero para las cabezas subalternas; como el
ser olvidados en aquellas solemnidades era
el sonrojo mayor para este pueblo sensi
bilísimo al honor y á la ignominia. El que
padecia este sonrojo se tenia por deshonrado
é infame. Parece que ninguna de estas ca
bezas subalternas era castigado con pena de
muerte, ó con otra pena aflictiva. Si alguno
de ellos cometia algun delito grave, como
el rapto , ó el asesino, no era castigado
por el tribunal óley alguna, sino el Rey
le declaraba la guerra, ayudado de las
otras cabezas de las tribus. El padre de
Osian, que era el Príncipe mas famoso entre
(8o)
los Caledonios, habla siempre á sus vasa
llos, ántes como á hijos, que como á súb
ditos.
Habiendo sido gobernados los Caledo
nios tanto tiempo por los Druidas, pare
ceria indubitable, que al tiempo de Osian
debiera florecer la religion antigua de aque
llos que fuéron sus Soberanos: religion ar
raigada en los ánimos por una inveterada
disciplina, por solemnidades y ceremonias
misteriosas: sin embargo, se verá por las
poesías de Osian consuma sorpresa de sus
lectores, que no se halla en ellas ningun in
dicio, no solamente de aquella religion, sino
tambien de ninguna otra propiamente así
llamada, ni tampoco ninguna idea de uno
ó de muchos entes superiores, que tengan
dominio ó influencia en las cosas humanas,
ni historia alguna fabulosa, ni mencion de
culto ó de sacrificios.
Este fenómeno singular es muy dificil
de concebir y de entenderse. El Señor Mac
pherson cree hallar la razon principal en la
destruccion del poder de los Druidas, como
(81)
se vé en su discurso preliminar. Pero de
xando juzgar á los literatos de la solidez
ó de la subsistencia de sus razones, y de
xándoles explicar á su grado esta singula
ridad nos contentarémos de referir lo que
resulta acerca de las ideas de los Caledo
nios por el testimonio de este poeta his
tórico de su nacion, pues aunque no se
echan de ver en él conocimientos distintos
de religion, se ven sin embargo muchas opi
niones, que se acercan á ellos, y suplen en
cierto modo á su falta; pues se ve fre
qientemente indicada una clase de espíritus,
que parecen ser deúnórden superior á los
espíritus de los muertos, de que hablaré
mos en adelante.
Estos espíritus no tienen nombre parti
eular, sino que toman la denominacion de
aquellos fenómenos de la naturaleza, de
que parecen complacerse. El espítitu de las
tempestades, de los montes, de la noche,
del cielo, se hallan freqüentemente en es
tos poemas. El ayre parecia estar poblado,
y por decirlo así, preñado de ellos; y se
TOMO I, L
(82)
les atribuian todos los fenómenos mas nota
bles y ruidosos de la naturaleza. Esto indi
ca, que los Caledonios eran de la misma
opinion que los Celtas Dinamarqueses, los
quales, segun el testimonio del Señor Ma
llet, creian, que no solo los elementos, y los
astros, sino tambien las selvas, los mon
tes, los rios y los vientos, tenian su génio
particular que los presidia. 2
Entre los Caledonios el espíritu del cie
lo parece por las expresiones de Osian,
tener alguna superioridad sobre los demas,
y llevar consigo algo de luminoso y agra
dable. Pero toda la influencia de este espíri
tu y de los demas, no se extendia, que has
ta lo físico. El desarreglo de los elemen
tos producido freqüentemente por ellos, era
ántes un efecto del capricho, que de pro
videncia particular de los mismos. Levan
taban borrascas, desencadenaban los vien
tos por placer, ó hacian con ellos la guer
ra á otros espíritus enemigos suyos. Por un
solo lugar de Osian podria parecer que el in
terés por las cosas, y por las personas diri
(83)
giese tal vez su obrar. Un guerrero dirige su
plegaria á un espíritu del cielo para que ale
je de los escollos la nave que llevaba un
amigo suyo.
- Pero exáminando bien aquel lugar, pa
rece mas verisimil que esta plegaria sea solo
un votoformado del deseo, y no nacido de
la íntima persuasion de providencia que lo pu»
diera satisfacer: y como el mismo género de
poder sobre los elementos tenian tambien las
sombras de los muertos en la persuasion de
los Caledonios, así no hay razon para creer
que estos espíritus fuesen de un órden esen
cialmente diverso. Se acercaban bien sí, los
Caledonios á las ideas religiosas de otros
pueblos sobre los espíritus tutelares, Cada
uno tenia un génio por guarda, y sequaz;
pero no era, su empleo el inspirar y prote
ger á aqueláquien guardaba, sino que era
como el mal génio de Bruto, que se le apa
reció ántes dé la batalla de Filipo.
Los espíritus de los Caledonios eran siem
pre aves de malaguero, que indicaban la
muerte de aquelvecinoáquien protegian. Su
L2
(84)
ponian que en la noche ántes de la nuerte del
mismo, tomasen la voz y la forma, y se "
apareciesen á alguno de sus parientes, ó de
sus amigos en la postura, ó modo como ha
bian de morir. Asimismo enmedio de la ba
talla, los génios de aquellos, que habian
de quedar muertos, iban á su rededor por
el campo. Generalmente comparecian sobre
un meteoro; rodeaban dos ó tres veces el lu
gar en que habian de morir; luego iban por
el camino, por donde debia pasar el fune
ral, gritando de quando en quando. Final
mente, el meteoro y el espíritu desapare
cian junto al lugar de la sepultura.
Los gritos, y presagios de estos espíritus,
eran llamados las voces de la muerte, ex
presion que usa freqüentemente Osian. Ha
llamos tambien génios tutelares de un pais y
sombras que guardaban los psepulcros; que
parecen algunas veces diversas de las som
bras de los difuntos. La inmortalidad del al
ma era uno de los puntos principales de la
doctrina de los Druidas, recibido universal
ménte, y constantemente conservadopor los
* -- .
(85)
Caledonios. Á esta firme persuasion debian
particularmente el menosprecio de la muer
te, de que hacen pompa sus héroes. No
creian, sin embargo, que el alma fuese ima
terial, y parece que la mirasen como un
cuerpo sutil, y aereo, semejante al ídolo de
losGriegos.
- Se hallan en Osian algunas insinuaciones
que no dexan duda sobre esto. Las ideas de
los Caledonios sobre el estado de los hom
bres despues de la muerte, tienen mucho de
curioso y de singular. Apénas muerto un
guerrero, su sombra giraba al rededor de
su sepulcro: entre ellos el quedar sin sepul
tura, era como entre los Griegos y Roma
nos la mayor de las desdichas: pero la se
pultura no bastaba para su felicidad. Las
sombras no podian gozar aquella especie de
bienaventuranza, que se imaginaban en sus
mentes toscas los Caledonios, hasta tanto,
que no se les cantase el elogio fúnebre, que
era el omenage mas sagrado para con los di
funtos. 2" y el e ...
Esta elegia se debia cantar sobre el se
(86)
pulcro; pero parece que quando no se podia
efectuar fácilmente, se persuadian poderse
dispensar de esta ceremonia, y que en qual
quiera parte que se cantase la elegia, era
provechosa á la sombra del difunto. Hasta
tanto que no se le hacia esta honra, iba tris
te baxo las nubes, llevada y agitada por los
vientos, como una nave en borrasca. Si al
gun accidente impedia, que se hiciese luego
este religioso oficio al muerto , alguna otra
sombra de sus parientes ó antepasados ha
cía caer algunos globos de niebla sobre la
tumba, que debia servir de albergue al es
píritu : pero este estado era tenido por infe
liz y digno de compasion, y todos se daban
priesa de acudirá algun cantor, que sacase
el alma de su pariente de la niebla en don
de penaba.
e. Luego que acababa de cantarse la elegia,
la sombra desatada subía á la region mas
alta ypura del ayre, y recibía una especie
de recompensa ó de castigo, segun su pasa
da conducta. Los hombres valerosos,y que
se habían distinguido con sus acciones ge
(87)
nerosas y magnánimas, "eran recibidos por
sus padres con aspecto luminoso y sereno, é
introducidos en una especie de palacios ae
reos dentro de las nubes, en donde tenian
asiento mas ó ménos elevado, segun le ha
bia merecido envida por su virtud, ó por
su valor. Tenemos en Osian la descripcion
de uno de estos palacios de nubes, pinta
do con la mas extraordinaria y sorprehen
dente sublimidad.
Por el contrario, los obscuros de alma,
esto es, los crueles y los soberbios , se
veían recibidos por sus padres con ceño y
con desden, y los alejaban de la habitacion
de los héroes, para que lejos de ellos vaga,
sen por los vientos. Los débiles, á mas de
esto, y los cobardes, y todos aquellos que
viviéron sin nota de infamia, y sin alabam
za, por usar de la expresion de Dante, eran
echados de nuevo dentro de la niebla, dig
na morada del desidioso, y sin honra. Las
almas de los difuntos, llegadas allá arriba,
adquirian una inteligencia superior á la hu
mana, y conocian los sucesos futuros.
(88)
Hallamos, sin embargo, entre los Ca
ledonios algunos espíritus fuertes, que se
atrevianáponer en duda este saber antici
pado, y hacer casi befa del mismo. Pero
estas dudas, que tal vez se levantan en la
mente de algunos de los héroes, parecen án
tes un esfuerzo de quien busca ocasion de
no creer aquello, que en la tal circunstan
cia le desagrada , que efectos de una ver
dadera incredulidad. Por lo que toca al va
lor, lo perdian enteramente respecto de los
vivos, las sombras de los mas célebres guer
reros, que son representadas como entes va
cíos, débiles y sin vigor, buenos solo para
espantará los cobardes, y no para causar
. . .. .
algun daño.
Estos mismos podian ser heridos, como
tambien los otros espíritus, que parecian ser
de un órden superior: lo que manifiesta eran
considerados todos de una misma natu
raleza. El mismo Odin, ídolo de la Escan
dinavia, se representa herido por el padre
de Osian. Pero quedaban abundantemente
recompensados de su flaqueza, respecto de
(89)
los vivos, con la suma actividad y poder
sobre los elementos. Se les atribuía los ac
cidentes mas terribles de la naturaleza: y
esta misma opinion, segun Osian , acerca
del poder de las sombras, reynaba entre
los pueblos de la Escandinavia.
- Los Caledonios tenian un respeto reli
gioso á las sombras de sus antepasados, sin
que llegase á la adoracion y al culto. No
se cansaban jamas de alabarlas, y de cele
brar sus hazañas; á cada paso creían ver
las y oirlas; se retiraban á los montes para
entretenerse con ellas, las invocaban ántes
de la guerra, y en las ocasiones mas impor
tantes; pero no como entes, que les podian
favorecer y ayudar, sino solo como testi
monios y amigos. Sus entretenimientos des
pues de la muerte, eran los mismos que los
que tuviéron en vida. Iban entre las nubes
con dardos de niebla á caza de ciervos ae
reos, ya que segun la imaginacion de los
Caledonios, se encontraban en el ayre las
formas de todos los objetos, que se veían en
la tierra. Allí combatian muchas veces en
TOMO I, M
(9o)
tre sí mismos , y continuaban sus antiguas
guerras con sus armas aereas; en lo que po
co mas ó ménos concurria su opinion con
la de la mayor parte de los otros pueblos.
Conservaban una gran pasion por el can
to, y acudian de buena gana,á donde quie
ra que las llamaba el eco de su alabanza.
Gustaban de visitar los lugares donde mo
raban en vida, discurrian sobre sus tumbas,
se detenian en las grutas, iban al rededor
de sus hijos y amigos, paseaban sobre las
nubes, hacian estruendo enmedio de las tem
pestades, se rebullian en las aguas, silva
ban y gemian por los vientos, respondian
al eco, y se hacian conocer y sentir de mil
maneras diversas. Creian realmente los Ca
ledonios tenerlos siempre presentes, y qual
quiera improviso ruido, lo reputaban la voz
y aviso de las sombras.
El ingenioso Señor Macpherson da una
razon bastante juiciosa del exceso de la cre
dulidad de los Caledonios en este particu
lar. Halla la explicacion en el clima , y en
el género de vida, que lleváron en todos
(9 r)
tiempos los Montañeses de la Escocia. “Co
»mo sus ocupaciones, dice, no eran otras,
» que la de apacentar sus ganados, en vas
»tos desiertos, así pasaban los dias enteros,
» sobre extendidas y deshabitadas llanuras,
» donde muchas veces se veian obligados á
» dormir al cielo raso, entre los sivos de
» los vientos, y al ruido de los torrentes.
» La obscuridad de la escena, que los ro
» deaba , era á propósito para engendrar
» aquella melancólica disposicion del alma,
» que recibe prontamente las impresiones de
»un género extraordinario y sobrenatural.
» Poniéndose á dormir con la fantasía asom
s»brada de tales imágenes, y siendo inter
»rumpidos sus sueños por el estruendo de
»los elementos, no es maravilla tomasen por
»la voz de los muertos el ruido repentino
» del viento, de un árbol antiguo, ó dentro
» el hueco de una peña vecina.”
Despues de la muerte comparecian in
mediatamente las sombras á las fantasías de
sus parientes, y allegados, comunmente de
noche , y en sueños; pero á las veces se
MI 2
(92)
dexaban ver de dia, especialmente al me
dio dia. Sus apariciones , de que nos dá
Osian algunas ideas circunstanciadas , no
eran siempre terribles. Las sombras de las
mugeres hermosas, conservaban en cierto
modo sus antiguas gracias, y se dexaban
ver en aspecto agradable. Precedia comun
mente á las sombras algun meteoro, que les
servia de guia y de luz en medio de las ti
nieblas, y su partida iba acompañada de un
recio soplo de viento. Comparecian para pe
dir las honras del sepulcro, ó para presen
ciar las hazañas de sus hijos y descendien
tes y animarles, tomando parte en su glo
ria; pero las mas de las veces su aparición
era indicio de alguna vecina desgracia.
Se veían entónces en alguna distancia
fuera de las nubes, tal vez tambien dexaban
su figura natural, y tomaban otra indeter
minada, como de un viejo entristecido. Si
querian indicar guerra, venian por la parte
por donde debian llegar los enemigos. Quan
do pretendian anunciar la muerte cercana
de alguna persona amada, arrojaban gemi
(93)
dos, ó se explicaban convoces confusas, é
interrumpidas de sollozos: y si llegaba al
guno á tal grado de desdicha, que no ad
mitía ningun consuelo, creían universalmen
te todos, que las sombras de sus padres,
viniesen á llamar sus hijos desesperados, y
á llevar consigo sus almas, o o i
Con estas disposiciones de espíritu no
podian dexar, los Caledonios de dar una
creencia supersticiosa á los presagios. Quan
to oían, óveían, aunque fuese natural y
eomun, era para ellos un aviso ó un agüe
ro, y su fantasía iba freqüentemente mas
allá de los sentidos, como debia suceder,
y fomentaba su ilusion. Si las cuerdas de
las arpas, movidas por el viento, daban tal
qual sonido, era este anuncio de una som
bra , y avisaba á los circunstantes de la
muerte de alguntamigo lexano. Los ahulli
dos y ladridos de los perros, el movimien
to de sus orejas, y los repentinos saltos de
los ciervos y de los cabritillos, eran tam
bien agüeros funestos; porque se imagina
ban que estos animales pudiesen ver desde
(94)
léjos las sombras de los muertos. , el
Tal vez se imaginaban ver una lluvia
de sangre, señal de guerra vecina ; y les
parecia ver tambien teñidas de la misma san
gre las armas de sus amigos lexanos, que
dexáron en sus casas; lo que tomaban por
indicio infalible de su muerte. Sobre estos
pretendidos indicios de las sombras, parece
habian formado una especie de divinacion,
de que hacian uso en algunos casos. Quan
dose hallaban en duda, á quién debian nom
brar por conductor de su exército , solian
invocar las sombras de sus antepasados, hi
riendo por tres veces los escudos, luego se
entregaban al sueño, suponiendo que las
sombras les comparecerian en sueños, y les
indicarian aquel , que era mas digno del
mando.
- Luego que dispertaban, contaban fiel
mente el sueño que habian padecido, refe
rían en qué forma y adorno habian visto la
sombra , las voces que habian oído, y si
daba señales ménos equívocas de la volun
tad de las sombras, las tomaban por norma
(95)
de la eleccion que debian hacer. Es proba
ble, que tuviesen algun otrogénero de di
vinacion; fundado sobre el ruido de lo vien
tos. Hallamos en Gsian, que los Dinamar
queses tenian la misma supersticion, creyen
doque los diversos sonidos del viento, fue
sen indicios de la voluntad de su ídolo. Án
tes bien, uno de sus guerreros parece dedu
cir de estas señales, perderia la batalla.
- Los Caledonios, que tomaban los silvi
dos del viento por las voces de sus sombras,
no debiandexarse vencer por los Dinamar
queses en este ramo. del ciencia divinatoria,
que no es sin embargo mas absurda, que la
que formaban los Romanos sobre las entra
ñas de las víctimas, y el vuelo de las aves,
Finalmente, entre las contiendas de sus ca
pitanes, deseosos de gloria, acudian á otro
expediente, fundado sobre los mismos prin
cipios. Los rivales se encotraban sobre un
collado cubierto de niebla, seguidos de va
rios cantores, y heria cada uno su escu
do. Los cantores notaban el sonido, y ad
judicaban el mando á aquel, cuyo sonido
(96)
habia sido mas recio, imaginándose , que
las sombras de los muertos habian coopera

escudo de aquelguerrero que les erá mas


acepto. 1»
- Se hallan tambien entre los Caledonios
algunos indicios de creencia supersticiosará
las imposturas mágicas, que despues cun
dió con mayor fuerza en los siglos poste
riores. Osian hace mencion de un cinto opor
tuno para facilitar los partos, y restable.
cer el vigor en los cuerpos de las fuerzas
exhaustas con la fatiga. Las parteras se ce
fian el cuerpo con aquellos cintos; que lle-a
vaban impresas muchas figuras misteriosas,
Las ceremonias que usaban al ceñírselos, se
reducíaná gestos y expresiones, que mos
traban ser un residuo de supersticion de los
Druidas. »
Este órden de hombres, aunque despo
jado de su antiguo poder, no habia perdi
de enteramente para con el pueblo la vene
racion: generalmente se les atribuía la pre
sencia de los sucesos futuros, y hallamos,
(97)
que uno de ellos en Irlanda fué cónsultado
por un guerrerö, como quien veía con los
ojos las cosas lexanas. Los Irlandeses y Ca
ledonios eran sobre esto de una misma opi
nion, y el Señor Macpherson la cree deri
vada de los Druidas, como tambien la otra
ridícula de la segunda vista, que reyna en
la Escocia, y en las islas. No dice en qué
consiste esta segunda vista; pero parece por
esta expresion, que los Montañeses y los
Isleños, creen que algunos gozan el privi
legio de una oculta virtud visiva, diversa
de la que tienen los demas, la qual les sir
ve como de Telescopio. Quanto se dixo has
ta ahora, contribuía á corroborar las dudas
puestas por el traductor Italiano, á la ex
plicacion del Señor Macpherson sobre el si
lencio de Osian acerca la religion de los
Druidas.
los Caledonios mi
rasen al sol, y á la luna como entes ani
mados. Aunque los poetas de todas las na
ciones estén en posesion de dar alma y sen
tidos á estos dos objetos mas respetables del
TOMO I, N
(98)
mundo fisico, sin embargo, el lenguage de
-Osian estan natural, preciso y uniforme,
que casi estamos tentados de creer, habla
ántes como histórico, que como poeta. El
sol. tiene su lecho en algunas grutas en el
fondo del mar, en donde descansa; y se le
exhorta á valerse de su juventud, ya que
ha de llegar á ser viejo. La luna tiene her
manas y amigas, ó habiéndolas tenido, y
habiendo ellas muerto, quando se oculta, se
-

supone se retira á llorarlas.


Pero léjos de atribuirá estos dos lumi
nares alguna especie de divinidad, se creía
que estaban sujetos á todas las vicisitudes
fisicas, y expuestos á los caprichos de las
sombras, que á las veces abusaban extraña
mente de su poder. El uno y otro debian
llegar á apagarse para siempre, y la luna.
debia perecer ántes que las estrellas, que
embidiosas de su mayor explendor, ansia
ban triunfar de su rival.
- Pasando de las opiniones á las costum
bres y usos de los Caledonios, hacian estos
sumo aprecio, como los demas pueblos tos
(99)
cos y selvages del valor y de las fuerzas
del cuerpo. La magestad de la persona, la
robustez, la velocidad en la carrera forma
ban el principal mérito de sus héroes. Era
tambien considerada como una prenda im
portante la fuerza de la voz, ó porque in
- dicaba fuerza personal, ó por servir mu
cho en la batalla contra el enemigo, ó para
inspirar corage á los soldados. Se hacía, á
mas de esto , necesaria para llamar á la
guerra una multitud de gente, que vivia
esparcida por desiertos y bosques, y para
hacerse oir, á pesar de los torrentes y del
viento. -

Pero las qualidades del cuerpo, y las


empresas militares, no daban á lo ménos al
tiempo de Osian, entero derecho á la fama
militar, quando iba separada de la huma
midad, y de la justicia. Los crueles, los
opresores y violentos, eran notados con el
título ignominioso de almas obscuras. Su
principal y perpétuo exercicio, era la guer
ra que hacian los Caledonios para vengar
las injusticias hechas á la nácion, óá un
N2
(Ioo)
particular de ella, y.tal vez tambien por de
seo, de gloria. Era intimada la guerra por
un mensage. Se ve en Osian una ceremonia
curiosa para desafiará la batalla. Un can
torpone un hacecillo encendido sobre la
punta de la lanza, y despues de haberla sa
cudido al viento , la clava en el suelo, y
acompañaba esto con palabras de desafio.
Si un extrangero llegaba á una de sus
playas, con la punta de la lanza, que mi
raba ácia el pais, era indicio que venia á.
declarar la guerra, y era tratado como ene
migo. Al contrario, el llevar delante el cuen
to de la misma lanza, era tomado por se
ñal de ánimo pacato y benevolo. Si el men
sagero ofrecia la paz, echaba la lanza á los
pies de aquel á quien se enviaba, y este
mismo ademan era señal entre los particu
lares guerreros de reconciliacion y. amistad,
ó queria darse á entender, que se declara-,
ba vencido. Los infelices y oprimidos, que
iban á pedir proteccion y socorro á los ge
nerosos, se ponían en aptitud conveniente á.
su estado. Llevaban en la izquierda el es
-
(1o 1)
cudo teñido de sangre, y en la derecha una
lanza rota; aquel en señal de sus amigos,
muertos, y ésta por emblema de su infeliz
situacion.
Quando la cabeza determinaba enviar
socorro, les presentaba una concha, símbo
lo de la hospitalidad, y de amistad. Los Is
leños de 1a Escandinavia , como se hecha
de ver por Osian, quando se encendia una
guerra entre los reyezuelos confinantes, te
nian la costumbre de enviar de una isla en
otra una rota lanza, y teñida de sangre,
para implorar el socorro de sus amigos. Es
probable que la misma costumbre se halla
se establecida entre los Caledonios. El Se
ñor Macpherson, trae una ceremonia muy
semejante á aquella en tales ocasiones, usa
da hasta casi sus dias entre los Montañeses,
que pudiera tener muy bien su origen des
de los tiempos de Osian.
Quando llegaban á la cabeza de la tri
bu las nuevas de la llegada del enemigo,
degollaba con su propia espada una cabra;
teñia en la sangre la punta de un palo me
( 1o2)
dio quemado, y lo entregaba á uno de los
suyos, para que lo llevase al vecino case
río. Esta enseña, iba en giro por los demas
caseríos, y en pocas horas todo el clan se
ponia sobre las armas, y se iba á unir en
un lugar determinado, cuyo nombre era la
sola palabra que acompañaba la entrega de
aquella enseña. Este símbolo se llamaba el
Crantara , y era como el manifiesto de la
cabeza de la tribu, con el qual amenazaba
pasar á sangre y á fuego aquel clan, que
no se uniese inmediatamente al exército.
Si la guerra no era repentina, sino pre
meditada, uno de los cantores solia ir al
tiempo de la media noche á la sala donde
las tribus solian hacer fiesta en las ocasio
nes solemnes, entonaba la cancion de la guer
ra, y llamaba por tres veces las sombras
de sus antepasados, para que baxasen so
bre las nubes á ver las proezas de sus des
cendientes. Era, á mas de esto, solemne
costumbre del Rey retirarse solo á un mon
te por tres noches consecutivas ántes del dia
de la batalla, ó si no podia hacerse esto,
( Io3)
estaba á lo mémos toda la entera noche que
la precedia, á fin de conversar con las som
bras de sus mayores, y quedar así mas lle
no de su espíritu.
En este espacio de tiempo solian herir
de quando en quando con la punta de la lan
za el escudo del mas célebre de sus antepa
sados, que estrivaba sobre dos lanzas, con
el fin de disponer así los ánimos de los sol
dados á la guerra, y de encender en sus áni
mos una especie de religioso entusiasmo. En
la guerra no hacian uso de la Caballería, de
que se hallaban escasos en un pais montuo
so. Suelen ser siempre llamados caballos del
extrangero, lo que manifiesta, que aquellos
pocos que tenian, los habian tomado á los
enemigos Dinamarqueses ó Britanos. Los Se
ñores solian, sin embargo, ir en un carro,
ó por la dignidad de su grado, ó para ser
así vistos mejor de sus sequaces. Las bata
llas se daban con gran ferocidad, y sin al
guna disciplina. La noche separaba los com
batientes; y el acometer de noche á los ene
(1o4)
migos, era reputada accion de ánimo baxo
y vil.
Despues de la guerra, la caza era la
comun ocupacion de los Caledonios, espe
cialmente proveyendo con aquel exercicio
á su subsistencia, con que tambien suplian á
la falta de la agricultura. Todos los guer
reros, y en particular los jóvenes se jacta
ban de servalerosos y diestros en la caza.
Pero el que solo era cazador , y no daba
prueba de su esfuerzo, era tenido por dé
bil y cobarde ; de modo que este título
distintivo llegaba á ser generalmente un re
proche. La pasion mayor de los Caledo
nios era el canto. No se puede llevar mas
allá el entusiasmo por la poesía y por la mú
sica, de lo que lo hacian estos toscos, pe
ro sensibles Montañeses. Las guerras comen
zaban, y acababan con el canto. Este era
tambien el mejor plato en sus combites; con
él se hacian tambien las honras á los difun
tos. Los guerreros tomaban el sueño al so
nido de las harpas; salian á recibir con el
(1o$)
canto á sus huéspedes mas distinguidos, y
mas gratos. La música en suma entraba en
todos sus negocios, ahora fuesen sérios, aho
ra festivos, y se podia decir en cierto mo
do que los Caledonios llevaban vida mu
sical.
De aquí es, que aun despues de la abo
licion de los Druidas, se mantuvo hasta es
tos últimos tiempos el órden de los Bardos
ó cantores, establecidos entre ellos desde
los tiempos mas remotos, y que eran como
los intérpretes y ministros de los primeros.
Su principal ocupacion era poner en ver
so los hechos mas luminosos de la nacion,
celebrar las hazañas de los héroes, y can
tar la "elegia en sus tumbas. Cada una de
las cabezas de las tribus, ántes bien, qual
quiera dèlos Señores principales solia tener
consigo uno ó mas Bardos, que eran como
los Maestros de Capilla, que tenian baxo sí
etros Bardos inferiores, que les acompaña
ban con las harpas en las canciones so
lemnes. , , , , , ,, , ,
Estos Bardos seguían por todas partes
ToMo I. O ,
( 1oó)
á la cabeza ó régulo de quien dependian, y
servian á estos de mensageros, y de hom
bres de armas: animaban con sus cantos los
guerreros en la batalla, y de repente canta
ban, sobre el campo las alabanzas de algun
héroe muerto. Su carácter era respetable y
sagrado á los mismos enemigos y usurpa
dores. Sus canciones eran el mayor premio
de las acciones de los héroes, el consuelo
en su muerte, y el requisito mas necesario
para la bienaventuranza de la otra vida. Co
mo los Bardos no honraban con su cancion,
sino al Gefe del Exército, dexando los in
feriores confundidos entre la muchedumbre,
así los que morian ántes que la edad les per
mitiera obtener el mando, se reputaban in
felices.

Era antigua costumbre en la Escocia y


en la Irlanda, que los Bardos en una fiesta
aniversaria, mandada celebrar por el Rey,
ó por la cabeza de la tribu, recitasen so
lemnemente sus poemas, y compitiesen en
tre sí sobre el mérito poético. Las cancio
nes que eran tenidas por mejores, y se juz

-
(1o7)
gaban dignas de ser conservadas, se hãcian
aprender de memoria á los niños, para qué
así pasasen á la posteridad. La série de es
tas canciones formaba la historia tradicional
de los Caledonios. Para conservar tambien
la memoria de las cosas mas memorables,
solian usar el erigir una piedra, que llama
ban piedra de la memoria, y esta ereccion
iba acompañada de cantos y de particula
res ceremonias.
Un guerrero, acompañado de uno ó mas
Bardos, iba al lugar donde habia sucedi
do el hecho, que se queria eternizar. Ponia
sobre el tronco de una encina un hacecillo
encendido, con que pretendia combidar las
sombras de sus antepasados para que vinie
sen áver este trofeo de la gloria de sus des
cendientes. Baxo la piedra se ponia una es
pada, y algunos cercos de los escudos ene
migos, y la piedra quedaba circundada de
un cúmulo de tierra,Todo esto se hacia en
cadencia, adaptándose los movimientos del
guerrero á las notas musicales del Bardo,
que le acompañaba cantando.
O2
( 1o8)
De este modo las dichas piedras suscita
ban la curiosidad de los pasageros, y de .
los descendientes y las canciones de los Bar
dos, conservadas de memoria explicaban el
hecho á que aludia el monumento. El Señor
Macpherson nos asegura, que se hallan to
davía en el Septentrion de la Escocia mas
de una de estas piedras de la memoria. Se
hallan baxo de ellas algunos arneses guer
reros, y un pedazo de tronco medio que
mado; pero la tradicion no da luz alguna so
bre esta última circunstancia.
La veneracion que tenian los Caledo
nios á las sombras de los difuntos, hacia
que respetasen tambien sus cadáveres. Des
pues de la batalla , el vencedor hacia en
terrar así los suyos, como los enemigos
muertos. El dexar de hacer por venganza
este piadoso oficio , era reputada accion
inhumana. Por poco valerosos que fuesen
los capitanes enemigos, á pesar de los ódios
privados, se les solia cantar el elogio fú
nebre. No habia obligacion con que cum
plian de mejor gana los Caledonios como la
( 1o9)
de la sepultura, y de los funerales. El mo
do con que enterraban los muertos era así:
abrian una "fosa de seis ó. de ocho pies
de profundidad: se cubría el fondo de cre
ta fina, y sobre ella extendian el cadáver:
si era un guerrero le ponian una espada, y
las puntas de doce dardos. Luego le cubrían
de la misma creta, sobre la qual ponian un
cuerno de caza y el arco, que cubrian tam
bien con otra mano de tierra fina, y en los án
gulos de la sepultura ponian quatro piedras
para señalar la grandeza de ella.
Á estas quatro piedras se hace freqüen
temente alusion en las poesías de Osian, que
suele tal vez llamar piedras de la fama. Nos
hace saber el Señor Macpherson, que los
Caledonios en los sigloside heroismo, solian
tambien enterrar con los difuntos sus mas
amados perros, como lo hacian otras nacio
nes. No hallamos en Osian mencion alguna
de este honor dado á los perros, solo sí dice,
que los pueblos Escandinavos solian, como
los Griegos, cortar parte de la cabellera
de sus parientes, y ponerla en sus sepul
(11o)
cros, pero no dice que los imitasen los Ca
ledonios. De otra insinuacion del mismo se
podria deducir, que tuviesental vez la cos
tumbre bárbará de los antiguos Griegos de
sacrificar sobre la tumba de un héroe muer
to en batalla los prisioneros enemigos, para
aplacar la sombra del difunto; pero esta in
sinuacion pudiera admitir otra explicacion
mas conveniente al carácter de quien la ha
ce, mucho mas no haciendo jamas mencion
de prisioneros, ni de esclavos. En un esta
do, que se pudiera llamar primitivo de la
naturaleza, tal clase de hombres les serían
ántes de agravio, que de uso, y es claro
que los enemigos, ó debian ser muertos, ó
quedar libres. .
No se puede, sin embargo, formar jui
cio seguro sobre la general costumbre de
los Caledonios acerca de esto por el carác
ter de los héroes principales de Osian; pues
estos son siempre representados como mo
delos de humanidad y de virtud, aunque
en los gefes subalternos, y en los régulos
confinantes se noten algunos exemplos de fe
(111 )
rocidad. Pero volviendo á las honras fúne
bres, los cantores al tiempo de enterrar los
guerreros, llamaban por tres veces la som
bra del muerto, convidándola á que vinie
ra á visitar su casa angosta, que así es lla
mada la sepultura. Parece que el luto y las
canciones fúnebres se renovaban cada año en
cierto dia determinado ; y parece que el oto
ño era el tiempo destinado para esta come
moracion aniversaria. "l
- No se hallan leyes, ni ceremoniaspar
ticulares sobre los casamientos ; y aunque
freqüentemente se encuentre el nombre de
esposa, no se conoce bastantemente la di
ferencia que habia entre éstas y las amigas.
Parece que la voluntad mútua bastase para
formaró deshacer el casamiento. En estos
tenia tambien parte el dote. Una muger Ir
landesapide al marido hacer divorcio, sin
alegar otro motivo, que su voluntad, y al
mismo tiempo pretende le dé la mitad del
ganado. Los raptos, sin embargo, eran fre
qüentes y acompañados de homicidios entre
los rivales y parientes, y tal vez de guer
(112)
ras entrenaciones. Las doncellas tal vez sin
esperar ser llevadas conviolencia, huían al
escondite, é iban en busca de sus amantes.
Las que padecian rubor, ó temian quedar
desayradas, tomaban arneses de guerra, y
cubiertas icon ellos, seguían sus amanteses
perando oportuno tiempo para descubrirse.
Pero si el raptor no tenia otro título para
cometer el rapto que la fuerza, la donce
lla se reputaba deshonrada, y hallamos al
gunas que no quisiéron sobrevivir á su des
honra. : - *

La hospitalidad era comunentre los Ca


ledonios, y la extendian tal vez hasta los
enemigos. Las obligaciones de la hospitali
dad eran sagradas, y hacíanse hereditarias
en las familias. Cada uno de los huéspedes
tenia derecho de pretendersocorroenisus
peligros. Acostumbraban al tiempo de la se
paracion trocar sus escudos, que conserva
ban en sus salas, para que sirviesen á sus
descendientes de prueba de la amistad de
sus padres. Si durante la batalla llegaban
á saber dos enemigos que sus antepasados
(113)
habían tenido entre sí alguna relacion de
hospitalidad , dexaban inmediatamente las
armas, y procuraban renovar entre ellos la
antigua amistad. De aquí es que el pregun
tar por el nombre del enemigo, ó el mani
festar el propio, se tenia en aquellos tiem
pos por cobardía, que busca ocasion para
eludir el riesgo; y el hombre que descubre
su nombre al enemigo era proverbio de ig
nominia.

- No se vé que tuviesen conocimiento de


artes algunas, sino de trabajar rústicamen
te alguna cosa de piedra para sus régulos,
ó cabezas de tribus, y la de componer el
hierro para el uso de la guerra. Las espa
das tenian algun emblema distintivo de las
familias, ya que los héroes de Osian, lle
gando á un pais extrangero, son luego co
nocidos por Caledonios por las señales de
sus espadas. Como el escudo les servia tam
bien para dar asonadas de guerra, así los
escudos de los Gefes llevaban algunos cer
cos puestos los unos á distancia de los otros,
de los quales sacaban, hiriéndolos con la
TOMO I,
( 114)
lanza, diversos sonidos, con que expresa
ban diversos órdenes que querian dar. Gus
taban de convidarse mutuamente á convite
que se hacía con los dones de la caza. La
noche era por lo comun destinada á tales
fiestas, encendiendo troncos y ramos de en
cina. No conocian el uso de las velas, y se
hace solo mencion de ellas en uniugar, co
mo cosa tomada en el campo de los Ro
IIl3.IOS,

En solemnidades particulares se encen


dia el tronco entero de una encina, que pa
recia reservada para este uso , y se llamaba
el tronco de la fiesta. El Señor Macpher
son en una nota nos informa del modo con
que solian los Caledonios disponer el convi
te. Acostumbraban beber en conchas, ósea
en las cubiertas de sus crostaceos marinos.
De aquí es, que el término concha se ve usa
do constantemente por Osian para significar
el convite ; pero jamas insinúa qué especie
de licor solia servirles de bebida. Una sola
vez se hace mencion de vino ; pero por in
-

cidencia, y con otro objeto.


(115)
Es cosa observable, que en las fiestas y
alegrías de los Caledonios, en las quales,
como hemos dicho, la música tenia la par
te principal, no se haga jamas mencion de
la danza con quien aquella tiene naturalmen
te una conexion tan estrecha , y habiendo
hecho el uso universal de todas las naciones,
inseparable la danza de la música, y de la
poesía. i
Parece que generalmente los Caledonios
eran de alta estatura, y de color blanco. Las
mugeres son siempre alabadas por sus ojos
azules, y por el cabello negro. Este le te
nian muy largo, y era reptutado gracia el
llevarle tendido por el rostro, de modo que
a las veces las cubría los ojos, y las megi
llas. Llegaban á una edad muy abanzada,
en que comunmente padecian ceguera, ya
que apénas se ve un viejo en Osian, que no
sea tambien ciego.
Despues de haber dicho las cosas prin
cipales pertenecientes á la historia de los Ca
ledonios, de sus opiniones y costumbres,
queda por dar una breve noticia de la fami-
P2
( 116)
lia de Osian, á quien pertenecen casi to
dos los sugetos, principales de sus poemas.
Tremor, de quien no se sabe quién fuese el
padre, fué el tritabuelo de Osian, y el fun
dador de la familia. El fué el que cereenó
el poder de los Druidas, y consiguió el pri
mero la autoridad Real entre los Caledonios,
y el que la hizo pasar á sus descendientes.
Se le atribuyen todas las instrucciones, y
los usos mas respetables de la nacion, y
despues de su muerte fué tenido por el espí
ritu protector de los Caledonios; sus ac
ciones tuviéron en cierto modo fuerza de
ley, siendo propuestas como exemplos, que
debian servir de norma á sus descendientes.
Su escudo se conservó en la familia co
mo una reliquia, y hacian uso de él para dar
el señal de la batalla. En premio de una
empresa suya hecha en Loclin, pais de la
Escandinavia, obtuvo por mugerá Iniba
ca, hija de aquel Rey, de la qual tuvo dos
hijos Tratal y Conar. Este fué llamado por
la Colonia de Caledonios, que se habia es
tablecido en Irlanda, para que fuese á so
( 117)
correrlos contra los Britanos, que se esta
bleciéron en el Conaught, y fué elegido por
Rey de la Irlanda, en donde despues de va
rios sucesos, llegóá dexar aquella digni
dad hereditaria á sus descendientes. De sus
empresas en aquel reyno, hablamos en otra
parte mas oportunamente.
3. Tratal, el otro hijo de Tremor, tuvo
el mérito principal en la victoria que obtu
vo su padre de los Druidas. Restableció con
su valor los negocios de su hermano Conar
en Irlanda, y sucedió á su padre en el rey
no de los Caledonios. Tuvo dos hijos de
Solincorma su muger, Colgar y Comal. El
primero, despues de muchas hazañas, mu
rió peleando en Irlanda, á donde fué con
su padre en ayuda de su tio. Comal, su her
mano menor, reynó en Morvén, ó sea en
la Escocia occidental despues de la muerte.
de Tratal. Este fué un guerrero muy vale
roso, como los otros de su familia; pero pa
rece, que era de carácter fiero y vendicati
vo, y para servirme de la expresion de Osian,
obscuro de alma. De aquí es , que nuestro
(118)
poeta no hace directa mencion de él. El mis
mo Fingal, aunque era hijo suyo, por mas
que haga freqüentemencion de sus antepa
sados, evita hacer mencion de él, y pare
ce quiere serántes nieto de Tratal, y bisnie
to de Tremor, que hijo de Comal.
Se cuentan algunas felices empresas su
yas contra los Romanos, que es probable
sucediesen á los principios del reynado de
Comodo. Sin duda se distinguió en varias
correrías en los estados confinantes, puesto
que se le da la primera vez con preferencia á.
los demas, el título de Scuite, ósea de in
quieto y vagabundo; título, que como di
ximos,se aplicó á la entera nacion de los
Caledonios. Su génio violento le grangeó al
gunos enemigos domésticos. Morni, cabeza
de una de las tribus, se le rebeló y llegó
á las manos con él en batalla, en la qual que
dó Comal vencido y muerto.
Dexó un hijo, que nació el mismo dia
de la batalla. Este fué el famoso Fingal,
padre de Osian, que no solo eclipsó la glo
ria de Comal, sino tambien la de todos sus
( 119)
antepasados. El niño fué educado por Dut
caron, famoso guerrero, amigo de su pa
dre. Morni, en tiempo de, laminoridad de
Fingal, tuvo la principal autoridad sobre
los Caledonios; pero luego que el mozo pudo
empuñar las armas, obligó á Morni ántes
con su humanidad y destreza, que con su
valor, á cederle el principado, y hacérse
le amigo. Saulo, hijo de Morni, fué tam
bien amigo de Fingal, y uno de sus famo
sos capitanes. Fingal, si debémos creer á
Osian, fué el modelo mas perfecto del ver
dadero heroismo, habiendo unido á un sumo
valoruna generosidad sin igual; y la justicia,
la mas exácta, á un sentimiento exquisitó
de humanidad. " ,, , , , ,
- Siendo todavía jóven, se distinguió en
varias batallas contra los Romanos, y en
particular derrotó el exército de Caracala,
hijo del Emperador Severo, junto al rio
Carron, que dividía la Provincia Romana
de la Bretaña independiente. Hizo varias ex
pediciones en Irlanda para sostener el par
tido de los descendientes de Conar, parien
( 12o)
tes suyos, y soberanos en Ulster, pero tra
bajados con guerras continuas por las cabe-
zas de Alcnema, 'ó sea de las tribus de la
Irlanda meridional. La primera expedicion
la hizo en los primeros años de su reyna
do, en favor del viejo Rey Corma, hijo
de Conar, cuyos enemigos derrotó entera
mente. Se casó en esta ocasion con Rose
rana, hija de aquel Rey, de la qual tuvo
dos hijos , de éstos el primero fué Osian
y el segundo Fergus. .
Habiendo muerto de allí á poco Rose
rana, se casó en segundas nupcias con Cla
to, hija de Catula, Rey de Inistor, ósea
de las islas Orcades, de la qual tuvo tam
bien dos hijos, Filan y Rino, y una hija
llamada Bosmina. Otros dos viages conse
cutivos emprendió ya viego en Irlanda. El
primero tenia por objeto defender al jóven
Cormac, dexado niño de Arto, su padre,
contra la invasion de Esvaran , Rey de
Loclin, que forma el argumento del poe
ma, intitulado Fingal, el primero de esta
obra. En esta guerra quedó muerto des
( 121)
graciadamente Rino, el mas jóven de sus
hijos.
- Apénas acababa de volver Fingalá sus
montañas cargado de gloria por el feliz su
ceso de su empresa, que le llamó una nue
va guerra, que moviéron contra el Rey de
aquella isla, niño todavía, las cabezas del
Conaught, precedidos de los Señores de Ata,
rivales siempre del linage de los Caledonios
en las pretensiones del trono de Irlanda. Esta
empresa forma el argumento de otro poema,
épico, intitulado Temora. Fingal no pudo
llegará tiempo de impedir la bárbara muerte
dada áCormac, por Cairbar, su principal
enemigo; pero llegó á tiempo de vengarla,
y de poner en el trono de sus mayores á
Teradarto, único pimpollo del linage de
Conar. Esta victoria, mas esclarecida que
las otras, costó mucho mas al ánimo de Fin
gal, habiendo perdido en ella, á mas de su
nieto Oscar, de quien hablarémos luego,
otro hijo suyo llamado Filan, que en su
edad aun tierna dió pruebas de extraordi
nario valor, ni pudo ser muerto sino por el
TOMO I, Q
( 122 )
héroe mayor, y mas famoso del partido
enemigo.
La pérdida de su amado hijo, y la mis
ma victoria comprada con la muerte de Cat
mor, rival digno de Fingal en el valor y
en la virtud, obligó al héroe Caledonio,
cansado de tantas guerras, á renunciarpara
siempre el mando del exército á su primo
génito Osian. Despues de este acto solemne,
nuestro poeta histórico no nos hace saber
quál fué la conducta doméstica de Fingal,
é ignoramos del mismo modo lo que hizo
en lo restante de su vida, y las circunstan
cias de su muerte. Osian, autor de estos
poemas, fué doblemente célebre por su va
lor y por su singular maestría en el arte de
la poesía, en que dexó largo trecho atrás
todos los Bardos que le precediéron y que
le siguiéron. -

Freqüentemente es llamado Rey de los


cantos, y Rey de la fama, de quien era el
árbitro y dispensador, y los mayores hé
roes no sabian desear premio mayor de sus
hazañas, y de la misma muerte, que las
(123)
alabanzas de Osian. Tuvo en herencia to
das las virtudes y excelentes prendas de su
padre; y parece que se distinguió particu
larmente por su singular ternura de corazon,
que lo hacía sensibilísimo á las impresiones
de aquella dulce tristeza, que respiran ge
neralmente sus poesías. Hizo uno de los prin
cipales papeles en las guerras de su padre,
que le confió muchas y muy ilustres em
presas , de las quales- salió siempre con
gloria.
- En su juventud se enamoró de Evirali
na, hija de Brano , Señor de las tierras
junto al Lago de Lego en Irlanda, y le fué
preciso obtenerla con las armas, viéndose
obligado ápelear con Cormac, poderoso Se
ñor Irlandés, y rival suyo, en un combate
de ocho guerreros por parte. La esposa fué
de Osian con la victoria. Amóla con suma
ternura miéntras vivió, y la conservó fide
lidad despues de la muerte, no habiéndose
vuelto á casar por mas que quedase viudo .
en edad fresca. Tuvo de ella un hijo lla-
mado Oscar, que fué la delicia y la gloria
Q2
(124)
del padre por sus amables qualidades. Tuvo
tambien otros hijos, cuyos nombres ignora
mos, y parece muriéron niños.
Oscar se distinguió en muchas accio
nes que le fuéron gloriosas, ya peleando
con su padre, ya de por sí. Dió una rota á
Carausio, que habiéndose revelado contra
los Emperadores Romanos, se habia apo
derado de la Bretaña. Se casó con Malvi
na, hija de Toscar , famoso guerrero Cale
donio ; pero no tuvo hijos de ella. Murió
Oscar en la flor de su edad y de su glo
ria, habiendo sido muerto á traicion por
Caibar, Señor de Ata, que en la última ex
pedicion de Fingal en Irlanda, so color
de generosidad, le habia convidado á su
IICSa,

Esta muerte fué un golpe fatal para el


corazon de Osian, y es freqüentemente el
argumento de sus lamentos poéticos. No fué
ménos dolorosa tal muerte ásu esposa Mal
vina, que lo amaba tiernamente, y que le
lloró toda su vida, no teniendo otro con
suelo que entretenerse con Osian, desaho-
(125)
gando con él su sentimiento. Acabó en Os
car la familia de Fingal. Rino y Filan mu
riéron en Irlanda. Quedaba Fergus, verda
dero hermano de Osian, porque nacido de
la misma madre Roscrana. Acerca de esto,
no hallamos sino alguna insinuacion de paso
en estas poesías; pero sabémos por el Se
ñor Macpherson, que dió tambien prue
bas de valor militar, y que Osian le cele
bró en algunas poesías; pero estas no se en
cuentran en esta obra, porque no se ha con
servado sino algun fragmento de ellas.
De qualquier modo es cierto, como se
hecha de ver por varios lugares del mismo
Osian, que tambien Fergus murióántes que
él, y murió sin dexar hijos. Fingal, como
queda ya dicho, despues de su última ba
talla, cedió á Osian el mando del exército;
pero en estos dos presentes poemas, aun
que compuestos por él despues de este pe
riodo de tiempo, no hallamos referido nin
gun hecho, ni tampoco mencion alguna de
Osian llegado á ser soberano. Ántes bien
léjos de hablar de sí mismo, como de un
(126)
Príncipe ó cabeza de nacion, se representa
eomo un viejo infeliz, desamparado de to
dos, y reducido á un estado digno de la
mayor compasion.
Se quexa, á mas de esto, repetidas ve
ces, de vivir entre una generacion de hom
bres débiles que han degenerado, y muy di
versos de sus padres, y privada igualmen
te" de héroes, que de cantores. Parece
se pudiera deducir que hubiese nacido al
guna gran revolucion entre los Caledonios,
esto es, que siendo ya muy viejo Osian, hu
biese invadido el pais alguno de los régu
los confinantes de Morven, y quitádole el
mando. Se pudiera confirmar esta opinion
por un lugar de Osian, en que introduce á
Fingal, haciendo un pronóstico de las mu
danzas que padeceria el pais despues de su
muerte.

Como quiera, Osian llegó á una edad


decrépita, y cegó. En esta edad y estado
compuso casi todos sus poemas. El contar
sus empresas juveniles, y ensalzar con sus
versos la gloria de su padre, de sus parien
( 127)
tes y amigos, era el solo consuelo que que
daba á Osian en su triste vejéz. Hallamos
algunos de sus cantos, dirigidos á alguno de
los Culdeos, palabra céltica, que significa
hombre retirado; nombre que se daba á los
Christianos, que huyendo de la persecu
cion de Diocleciano, se retiráron por aquel
tiempo á la Bretaña, y de allí pasáron ávi
vir entre los Caledonios , habitando las
grutas , en que antiguamente vivian los
Druidas.
Por testimonio del Señor Macpherson,
existe todavía una disputa en verso, que se
supone ser de Osian, y que éste tuvo con
uno de estos Culdeos, acerca de la Religion
Christiana. Esta disputa , dice el dicho
Señor Macpherson , lleva todas las seña
les de la antigüedad. Sería de desear, que
se resolviese á comunicar al público este sin
gular monumento, que sería mucho mas cu
rioso, instructivo é interesante, que muchos
de los poemas de Osian. Por lo demas, Mal
vina , muger de Oscar, era la sola com
pañera del afligido Bardo. Ella puede ser
( 128)
mirada como la musa de Osian, ya que su
presencia solía avivar su entusiasmo poéti
co. Ella acompañaba sus canciones con el
harpa, y él la invocaba freqüentemente en
el principio y fin de su poemas. Pero ha
biendo muerto tambien Malvina, Osian que
dando enteramente privado de consuelo, no
sobrevivió mucho tiempo á esta pérdida.
La última composicion de esta obra con
tiene una lamentacion sobre la muerte de
Malvina, y en cierto modo la elegia fú
nebre de Osian, despues de la qual se cree
murió.
Las composiciones de este poeta , es
parcidas por las bocas de los Caledonios,
y conservadas de memoria, á mas del mé
rito de la poesía , tenian tambien el otro de
celebrar los hechos de la época mas escla
recida de la nacion, y por esto pasáron de
siglo en siglo, segun la costumbre de todos
los pueblos toscos y sin letras , hasta los
tiempos mas recientes en que se pusiéron por
escrito. Casi todos
los pedazos líricos de
estos poemas, los cantan todavía en nues
((129)
tros dias los Montañeses de la Escocia.
Esto es, quanto se creyó necesario y
digno de saberse por los que desean enten
der y gustar del todo las poesías de Osian.
Creemos conviene cerrar este razonamien
to preliminar, poniendo ante los ojos de
los lectores él árbol genealógico de nues
tro poeta, para que quede en el espíritu de
quien lee mas fácilmente impresa la memo
ria de las personas y de los hechos,

*, , , , , , ,
... . . . ..."y

ToMo 1. R
((130)
y.
-r
• " . . . . . .) 2 .
-
- - , -

y Tremor o o - -

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- " " de Inibaca.
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1rata 1, - , " , " " " " " ".
---
--
- --- -
de
e Solincroma.
S -

"

colgar Comal
de Morna.

Fingal
Roserana. de Clato.
de

Osian, Fergus, Filan, Rino


de Eviralina.

Oscar
Marido de Malvina.
1)
" " * -- r -"C.
"r ,
FINGAL. -
.
P.O.E.M.A.
--------------"
-
" “INTRODUCCION.
- -
. ..."

Arto , supremo Rey de Irlanda, habien


do muerto en Temora, palacio Real, tuvo
por sucesor áCormac, su hijo, que quedó
en menor edad. Cuculino, hijo de Semo,
Señor de la isla de la niebla , una de las
Ebridas, hallándose por aquel tiempo en
Ulster, y siendo muy famoso por sus ha
zañas , fué elegido Regente, y defensor
del jóven Rey en una junta de régulos ó
cabezas de las tribus. No pasó mucho tièm
po despues que regía los negocios del rey
no , quando le traen la nueva, que Esva
rano, hijo de Estarno, Rey de Loclin, ó
de la Escandinavia, habia determinado en
trar en la Irlanda. Cuculino, oída esta nue
va, despachó luego Munan, hijo de Estir
mal, guerrero Irlandes, á Fingal, cabeza
de aquellos Caledonios , que habitaban la
R. 2
( 132)
costa occidental de la Escocia, para implo
rar su socorro. Fingal, movido no ménos
de la
generosidad, que de la amistad que
tenia con la familia Real de Irlanda, se
determinó pasar á aquel pais. Pero ántes
que lo efectuase, llegó áUlster el enemi
go. Cuculino entretanto habia recogido la
flor de las tribus Irlandesas en Tura, casti
llo de Ulster, y enviado exploradores por
la costa, para que le avisasen luego de la
llegada del enemigo. En este estado de co
sas comienza el poema. " " .
. La accion del poema comprehende solo
cinco dias y cinco noches. La escena es la
llanura de Lena junto una montaña llama
da Cromla, sobre la costa de Ulster.
- , , , , ,
-
- "," " , ,

, , ,
(133)
-

. " " " " " y


FINGAL
-

cANTo PRIMERo.
ARGUMENTo.
sentado baxo un árbol junto á las
puertas de Tura, miéntras sus capitanes se
ballaban empleados en la caza por el veci
no monte de Cromla, recibe el aviso que Es
voran habia desembarcado.3funta luego las
cabezas de la nacion, entre lasquales se dis
puta si se daria la batalla al enemigo. Co
mal, regulo de Togorma, y amigo íntimo de
Cuculino, es de parecer que se debe eludir
el combate basta la llegada de Fingal. Pero
Calmar, hijo de Mata, Señor de Lara, en
el Couaught exhorta á rechazar el enemigo.
Cuculino, deseoso de dar la batalla , sigue
el parecer de Calmar. En la revista de sus
soldados , no vé tres de sus mas famosos
guerreros, Fergusto, Ducoman y Catar. Lle
ga Fergusto, y da la noticia de la muerte
de los otros dos Capitanes, lo que introdu
(134)
ce el episodio patético de Morna. Esvarano
descubre desde lejos el exército de Cuculino,
y
envía el hijo de Arno á espiar los movi
mientos del enemigo, mientras pone en ór
den de batalla su exército. El bijo de Arno
bace de vuelta la descripcion del carro de
Cuculino, y la terrible presencia de aquel
Gefe. Los exércitos llegan y á las manos,
la noche dexa indecisa la victoria. Cucu
lino , segun la hospitalidad de aquellos
tiempos, convida á Esvarano para que vaya
á disfrutar su convite , por medio de su
Bardo Carilo. Esvarano reusa, orgullosa
mente el convite. Carilo cuenta á Cuculino
la bistoria de Crudar y de Brasolis. Por
consejo de Conal, se envian algunas tropas
á observar el enemigo, con que se dá fin á
la accion.
(135)

FINGAL. ... "


P O EMA ÁP I C. O.
CANTo PRIMERo.
unto al muro de Tura, baxo un árbol
."
De susurrante copa, descansaba
Sentado Cuculino. Sostenia -
Un risco á su gran lanza; abandonado
Yacía allí en el suelo su ancho escudo.
Cairba,por él muerto en la batalla,
Apremiaba sus tristes pensamientos,
Quando llega Moran , hijo de Fiti,
Que afanado le dice: Cuculino, y
Levántate ; la armada de Esvarano -
Ocupa ya la playa. Ví sus naves:
Muchos en ellas son los enemigos;
Muchos los héroes de la mar.Tú siempre
".
Tiemblas, hijo de Fiti, le responde
El oji-zarco general de Erina, (1)
y
Y el temor en tus ojos siempre abulta
El número y valor del enemigo.
El Rey tal vez de los collados hiermos (2)
En mi socorro llega. No, no, dice.
(1) Erin, nombre de Irlanda, de Ear occidente, y de In Isla. Este
nombre no se limitó á la Irlanda,siendo probable, que la Terna de
los antiguos fuese la Bretaña al Septentrion del Forth ; pues se dice
caer al Nort de la Bretaña , lo que no se puede entender de la Ir
landa.Véase Strabon lib. 2. y Casambon lib. I.
, (2), Fingal, hijo de Comal,y de Morna , hija de Taddu, Rey de los
Caledonios de quien descienden los Montañeses de Escocia.
(136)
Ví al gigantesco xefe , firme y fuerte
Como monte de hieló. Ese alto fresno
No es superior á su empuñada lanza 0
Creciente luna su broquel parece.
sentado en un escollo de la playa
Remedaba á la vista una columna "
De levantada niebla. Yo le digo;
el mayor y mas fuerte entre los tuyos,... .
¿Qué es lo que intentas?. Muchas y esforzadas e
Son nuestras diestras, y aunque no sin causa
Te llamas poderoso, no por eso , , , , ,
Dexa de haber en Tura fuertes pechos, -
Que sabrán defenderla. ¿Y quién entre ellos, "
... ... ".
Me responde con voz, cuyo eco ronco
Ofusca al de las ondas, que se rompen -
Contra un escollo, quien se me asemeja?
¿Quién será el que se atreva hacerme frente? " "
Los vence á todos mi esforzado brazo.
Solo el fuerte Fingal, el soberano
De Morven (1) contrastó mi poderío.
Combatímos los dos en otro tiempo a
En la llanura de Malmor (2). Hacian
Temblar nuestras pisadas á la selva,
Y estremecer las peñas, conmovidas .
En sus profundos ásperos cimientos. "

(1) Morven en lengua céltica significa litera de coltados. Tal vez


baxo este nombre se comprehende la costa entre el septentrion, y
occidente de la Escocia.

(2), Malmor, collado grande : y es tal vez uno de los montes de


Morven, como se hecha de ver por el canto sexto.
(137)
Asustados tambien de nuestra lucha , , , , , ,
Retroceder hicímos en su curso 1

Los rápidos arroyos. Combatímos , , . . . . . .


Por tres enteros dias, renovando, . .. . . . .
En ellos el combate. Nos miraban.
En alguna distancia estremecidos l. "
Los Capitanes. Pero al quarto dia,
Quiso Fingal jactarse, que aterrado i . . . .. .
Dexó en el campo al Rey del Occeano (1), , ,,
Esvarán le desmiente, y le mantiene o ". . . . .
Que no dobló en la lucha la rodilla,
Y mucho ménos, que cayó en el suelo, , , ,
Ceda, pues, el obscuro Cuculino ,- , .
Al que invencible en su poder, las fieras
Borrascas del Malmor en fuerza, iguala.
No, dice el Gefe de ceruleos ojos, . . . . .
No cederé á ninguno: óvivo ó muerto, . . . . . .
Quiere mostrarse grande Cuculino.
Hijo de Fiti, vé, toma mi lanza,
Y el broquel de Cabar que está colgado
En la puerta de Tura, hiere luego (2)... . . . . .
No suele ser por cierto su retumbo
Anuncio de la paz, y desde el monte
Le oirán mis guerreros. Morán parte, a lo LA
Hiere el cóncavo escudo varias veces, . . .

(1) Son así llamados freqüentemente en estas. poesías los Reyes


de la Escandinavia.

(2) Cabait, ó Cathbalth, abuelo del héroe, fué tan famoso por
su valor, que se hacia uso de su escudo, para llamar á las ar
mas sus descendientes en las guerras de la familia,
TOMIO I, S
(138)
Y los valles y montes devolviéron . . . . .
El eco por las selvas esparcido. - "
Al oirle Curán, desde la roca- . i
Arrójase de un salto, y arrebata - 2 o 2
Conal la lanza ensangrentada; corre-".
El valiente Crugal, con quien el hijo "
De Fai dexa los gamos y venados. "
Este, Ronar, es el escudo, y esta
Es, Lugante, la lanza formidable
De Cuculino en guerra. Espadas hielmos, o .
Traed aquí: á las armas compañeros. --
Vístete el peto, hijo del mar; empuña
Tú, Calmar, el acero. ¿Qué haces, Puno, . . . .
Héroe atrevido Muévete, vén, corre: o . . ".
Venid tambien vosotros animosos,
Eto, Cato, Caltan; la verde selva
Dexad del Cromla (1), y la frondosa orilla V.
Del patrio Lena. Acércate tú, Calto orn .
Por la falta de Mora, alienta el pecho, , " b
Blanco, como la espuma, que levantan ", "
En el escollo de "Cuton las olas ,

Compelidas del viento. Los descubro; o 12


Vienen ya los vadientes Capitanes, , si lo, . .A
Ardiendo todos de lozano orgúllo.
Se aviva en ellos la memoria ilustre i
De los antiguos hechos. Por la playa
En busca de la hueste centellean el
Sus encendidos ojos. Resplandece " . . . . ..
; ... r.
- (1) * Cromla,significaba entre los Druidasun lugar religioso. Aquí
es el nombre de un monte en la playa de Ulina d de Ulster.
-

El acero en sus diestras,y hechan llamas, r


Sus acerados pechos. Todos dexan
Sus nativos collados ahullando, , , , , , , ,
Y baxan como rápido torrente: ; q al o
Por áspera montaña. Les seguían 2 y , 'd I
Reluciendo en sus bélicos arneses, mo y . . ..."
Los gefes formidables á la vista, , , , , ,
Como grupo de nubes llovedizas dio : q A
De terrible explendor arreboladas, mi) er, el
Resuenan sus aceros. Se difunder". p. . . .
El canto de la guerra, con quien mezclan
Los azorados perros sus ladridos vo la n.
Devuelve el Cromla el eco del estruendo, v. .
Todos al fin se juntan en el raso. . .odo 1)
Campo de Lena, que cubierto dexan, o coi r
Como la niebla al montepor otoño,
En que su obscuridad por él esparce. es
Bien venidos seais, ilustres hijos i rre li
De los angostos valles, cazadores: el 2 o1 , ,
De venados, les dice Cuculino. o
Otra distinta caza nos espera o
Mas sonora y terrible que las olas, i elí el
Que van á quebrantarse en los escollos. p es
Decid, fuertes guerreros,¿dar debéunos o
Á Loclin la batalla, óbien dexarle l. "
La verde Erina en abandono? ¿Dime,
Flor devalientes, rompedor de escudos,
, , , , , ,
Conal, qué te parecce? veces
: , , , , Muchas
, , o , ; ..." " ,
Con Loclin combatiste: ; por ventura
Querrás alzar de nuevo, contra él mismo
S2
( I4O ).
La lanza esclarecida de tu padre?
Con plácido semblante así responde;
La lanza de Conál, ó Cuculino
Tiene aguda la punta; resplandece
En la batalla, y gusta de cebarse . . .
En la sangre enemiga. Massi el brazo
Propenso está á la guerra, el pecho inclina
Á la paz: sin embargo, tú que riges .
Las armas de Cormac () mira las naves
De Esvaran, que aferráron nuestra playa,
Sus mastiles y antenas sin las velas
Parecen remedar al extendido · .. ...
Cañaveral del Lego (2), óvasta selva :
Que cubierta de niebla, al soplocede
Del viento que la agita. Como quiera,
Por la paz me declaro; pues son muchos
Los enemigos; creo que en tal lance , , , , , , ,, ,
Fingal mismo eludiera la batalla. , , , y ..."
Fingal entre los héroes el mas grande, al c
Y acosador de fuertes, quanto el viento
Tempestuoso al polvo; ántes que caygan .
Por las faldas del Cona (3) los torrentes, , , , ...
Despues que se asentó sobre su cumbre , , ,,
La nocturna nubada Exásperado,
Calmar, hijo de Mata, al oir esto,
-

(1) Cormac, hijo de Arth, Rey de Irlanda, dexado heredero en


edad tierna, baxo la regencia de cuculino.
(2) Lago en la provincia de Conaught, junto al qual quedó
muerto Cuculino.

(3) Riachuelo en las cercanías del palacio de Fingal,


(141 )
Le dice con desden: Huye,pues,huye,
Héroe de paz, embóscate en tus valles,
Que brillar jamás viéron en su seno
Luz de lanza guerrera. Allí persigue
Los venados del Cromla, y con los dardos , , ,
Á los gamos del Lena mueve guerra.
Pero tú descendiente esclarecido
Del fuerte Semo, de ceruleos ojos,
Reparador de las batallas, hiere . . . .

La raza de Loclin 5lánzate entre ellos


Como torrente, y obra de manera,
Que surcar no se atreva en adelante
Ninguna nave del nevado reyno (1) ,
Las ondas de Inistor (2). Furiosos vientos
De Inisfela (3) venid; enfureceos
Terribles tempestades, ruja y truene
El torbellino y la nubada; llegue,
Llegue á morir Calmar, arrebatado
De una borrasca, y las nocturnas sombras . . . .
Le despedacen en su ayrada saña,
Si prefiere el sonido de la caza ,
Al estruendo guerrero del escudo. l
Turbulento Calmar, Conal le dice
Sin alterarse, yo no sé que es fuga. ,, , ,
Bolé siempre á los choques el primero,

(1) Denotar quiere la Escandinavia.


(2) Sinis-torre, significa la isla de las ballenas; pero se com
prehenden baxo este nombre todas las islas orcades.
(3). Otro nombre de Irlanda , así llamada de una Colonia de Fa
lanes establecida allí. Sinis-fail, isla de los falanes.
(142 )
Y aunque no levantó mi fama el buelo, no
Sin embargo, ganáronse batallas
En mi presencia, y se venciéron fuertes;
Oye mi voz, hijo de Semo: quede . ... s.
Á cargo tuyo el defender la herencia l. 2. y 2
De Corman ; pero puedes conseguirlo .
Ántes que con las armas, con los dones,
Gana á Esvaran con oro, ó entretenle, . . .
Ofreciéndole parte de esta tierra, b. La
Si es menester, y de sus bastas selvas, of
Hasta que en tu socorro llegue el fuerte
Fingal desde Morven. Así lo juzgo.
Mas si prefieres la batalla, pronto
Estoy á empuñar espada ó lanza. el
Verás como me arrojo entre millares,
Jubilando mi pecho de alborozo,
Entre el obscuro horror de la batalla.
Sí, sí, responde Cuculino, el eco" .
Del estruendo guerrero me es tan grato
Quanto el del trueno, precursor de lluvia
En Primavera. Juntense aquí luego
Las animosas tribus: uno á uno
Póganse ante mí en órden en el campo ""
Los hijos de la guerra: resplandezcan o .
Como el sol en tronada, quando el viento
Occidental las nubes amontona,
Y hace cundir el eco por las selvas,
" -
* r",
Que las alturas de Morven coronan.
"
¿Pero dónde quedáron mis amigos,
Mis fuertes compañeros en los riesgos?
(143)
¿Dónde estás tú Calbar? ¿tú, Ducamano
Torbellino de guerra? ¿y tú Fergusto?
¿Querréis desampararme en el gran dia .

De la borrasca? ¿tú tambiente ausentas,


Brazo que eras de muerte, hijo de Rosa,
-

El primero en el gozo y regocijo -

De mis banquetes? pero no, ya viene


Ligero como gamo de Malmore. "
Hijo de Rosa , bienvenido seás.
¿Pero qué te entristece?En este punto . . . .
Acaban, le responde, éstas mis manos
De erigir quatro piedras (1) en la tumba . . . .
De Catbar; enterré yo mismo en ella l
Al fuerte Ducoman, rayo de guerra.
-
Tú tambien, hijo de Torman, destello
De luz, eras, Catbar, en el collado. "

Fué, Ducoman, tu brazo, qual la niebla " .


Del cenagoso Lano (2) que en otoño o
Cubre de su vaporal triste cielo, . . . . . . .
Y muerte lleva al pueblo desvandado.
¡Ó Morna, entre las vírgenes de Tara
La mas graciosa! ¡plácido estu sueño e l. ". "
En la gruta del monte tú caiste
Como nocturna exhalacion, que surca
El seno del desierto, en que se apaga. :
El caminante que lavé, suspira 2
s;rtn; . . . ... ca. . )
(1) Alude al modo de enterrar los muertos los antiguos Escoce
ses, como queda dicho en el discurso preliminar. . .
(2) Lago de la Escandinavia, que en tiempo de otoño exhalaba
olor pestilencial. . . . . . . . . . ..
(144)
Mirando su explendor que luego pasa.
Cuculino admirado al oir esto,
Cómo, dice, cayéron esos fuertes :
Acaso peleando con los hijos " ,
De Loclin? ¿ó fué un otro el accidente -
Que hizo encerrar los héroes en la estrecha
Demora de Inisfela (1)? Dió la muerte
Ducoman á Catbar junto á la encina
Del murmullante arroyo. Vino luego -
Á la gruta de Tura, en donde estaba
La amable Morna, á quien así la dice; .
;Morna, flor de doncellas, qué haces sola
En esta gruta, contemplando el cerco
De esas alzadas piedras? Oye al triste
Murmullo de la fuente, y los gemidos
Del antiguo encinar. Turbia está el agua
De la laguna, y anublado el cielo.
Pero tú, bella Morua, me pareces
La nieve en el desierto. Tuscabellos
Remedan á las ondas de la niebla, -

Que en remolinos sube, arrebolada


Por el sol en su ocaso. Tus dos pechos,
En candidéz igualan á las piedras, l. , , , , , ,
Que en el Brano (2)r despuntan, y tus brazos ,
Las columnas de jape, que sostienen
Las salas de Fingal, y las adornan.
Con eso, ¿qué pretendes? le pregunta
(3) Así suele llamar Osian freqüentemente el sepulcro. Uhi cont.
tituta es domur omni viventi, como dice Job. c. 3o.
(I) Torrente de la Irlanda.
(145 )
La modesta doncella. Te aborrezco,
Ducoman. Entre todos los vivientes
Me fuiste el mas odioso. Tu semblante

Es sañudo, y tus ojos me parecen


Arder en llama impura. ¿Llegó acaso
La armada de Esvaran? ¿qué nuevas traes
Del enemigo? Vengo del collado
De los ciervos, responde, en donde dexo i
Tres de ellos en el suelo, traspasados
Por mi dardo certero. Otros tres fuéron
Presa de mis sabuesos. Hija amable
Del ilustre Comante, reservado
Para tí tengo el mas hermoso ciervo
De alta ramosa frente, y pie de viento.
Tranquíla y firme vuelve á responderle
La bella Morna; vete, te aborrezco.
Un corazon nas duro que las peñas
Late en tu pecho ; y tu semblante es torvo.
Solo será Catbar el dulce objeto .
Del tierno amor de Morna: él á mis ojos
Es qual rayo del sol tras la borrasca.
3 Correr le viste acaso denodado - 11
Por el monte en la caza de los ciervos? o
Su Morna aquí le espera en esta cueva.
Y largo tiempo le estará esperando
Su Morna aquí, responde ferozmente
Ducoman, pues teñido de su sangre
Ves este acero mio. Allá en el Brano
Cayó, y mi brazo le erigió la tumba.
Puedes poner en Ducoman tus ojos.
TOMIO I, T
( 146)
Fixa tu amor en él: en él, que tiene
Brazo de tempestad. ¡Ay de mí! exclama
La doncella llorando amargamente,
El hijo de Torman cayó ¿el mancebo
Del blanco pecho? ¿aquel que se mostraba
El primero en la caza? ¿el que dió muerte
Al extrangero por la mar venido?
¡Ah, feroz-Ducoman! ¡cruel á Morna . —
Tu brazo ha sido! Préstame ese acero , . . . . .
Le besaré á lo mémos. Esa sangre - -

De Catbar me es preciosa. Á sus sollozos


Se rinde y se lo entrega. De repente a
Ella le pasa el pecho. Cayó al suelo
- ", "
Como deshecha márgen de un torrente,
Y en su vertida sangre se revuelca.
Extendió el brazo y dixo. ¡Has muerto, Morna,
Á Ducoman ya siento que comienza.
Á enfriarse en las venas el acero
Que me abrió el pecho ; entrégame á lo ménos, -
Á mi jóven Moina. El dulce objeto
Era yo de sus sueños: con sus manos
Me erigirá la tumba ; y al mirarla
El cazador, dirámis alabanzas. ..."

Sácame, pues, la espada. La doncella


Incauta se le acerca, y al quitarle
El acero, la hiere cruelmente
Ducoman, y en el suelo la derriba,
Rebolcando en el polvo su melena.
La sangre á borbollones sale á fuera
De su costado, corren los regueros
-
(147)
Por su cándido brazo, y con la muerte
Lucha en el suelo. La apiadada gruta
De Tura repitió diversas veces
Sus úítimos suspiros. La paz sea
Con las ilustres almas de los fuertes,
Exclama Cuculino. Los peligros
Realzan las empresas, y hacen siempre
Mas ilustres los hechos. Á mis ojos
Preséntense sus sombras entre nubes,
Y hagan alarde en ellas de su esfuerzo,
Y aspecto belicoso. Será entónces
Mayor mi fortaleza con tal vista;
É imitará mi acero blandeado
Al ardiente relampago del cielo.
Y tú,graciosa Morna, ven ceñida
De un rayo de la Luna, y quietamente
Asómate al umbral de mi reposo,
Quando cese el ruido de las armas,
Y sola paz respire el pensamiento.
Mas ahora levantense mis tribus

En su pujanza, corran al combate;


Y con la grita, y cantos acompañen
Mi carro á la batalla. Tras las huellas
De mis caballos vuelen. Yo elevado
Infundiré valor en el combate,
En que resplandecer haré mi espada.
Con el furor, y estruendo con que lanza
Sus aguas un torrente entre los hondos
Precipicios del Cromla, y acrecienta
Su rumor en la noche silenciosa;
T 2
( 148)
Así en el basto campo de Inisfela
Se arrojan los guerreros. Los precede
El gefe (semejante á un ballena,
Que tras sí arrastra las movidas olas)
Y gira por lo largo de la playa
Infundiendo valor á sus soldados.
Oyéron el torrente de la guerra
Los hijos de Loclin. Hirió el escudo
Esvaran, y llamando al hijo de Arno:
¿Qué viene á ser, le dice, ese ruido
Que al de enjambre nocturno se asemeja?
¿Baxan los hijos de Inisfela? ¿ó rugen
En el bosque los vientos? Hacer suele
El Gormal (1) un ruido semejante
Ántes que ver nos dexe levantada
Sobre mis olas su encumbrada cima.
Sube, pues, al collado; explora atento
El ofuscado aspecto de la playa.
El hijo de Arno parte; pero luego
Vuelve muy afamado y pavoroso.
Trayendo impreso en sus hinchados ojos
El espanto ; palpítan sus entrañas:
Apénas pueden proferir sus lábios
El acento confuso, con que dice:
Levántate, Señor del Occeano;
Se acerca ya el torrente de la guerra;
Todo el poder de Erina unido viene,
Y el carro belicoso, que parece

(1) Monte de la Escandinavia.


(149)
Llama veloz de muerte que discurre
Por el campo (1). Aquel carro ruidoso “
De Cuculino, cuyo rico toldo
Se encorva, cono suele una gran ola,
Que á desplomarse va sobre un escollo.
Las piedras que lo engastan, resplandecen
Como rayos del sol que la mar vibra.
Un liso abeto es su timon, su asiento
De muy bruñido hueso. Están sus lados
Erizados de lanzas cortadoras,
Vense en él muchos héroes animosos.
Va á la diestra el gallardo, y el crinado
Relinchador caballo, de ancho pecho,
Y de altiva cerviz, en que esparcida
Su crin remeda aquellos remolinos,
Que forma el humo, quando al cielo sube. -

Sifada es éste; Duronal el otro,


Que á la siniestra del terrible carro
La crin sacude , y mueve pie robusto,
Con que provocar suele en la batalla l
La tempestad de acero, hijo es. del monte.
Luce el tascado freno entre la espuma,
En que nadar parece; y engastadas
Las riendas de las perlas esparcidas . . .
(2) La sorpresa que manifiesta el hijo de Arno en la extraña
descripcion de este carro, la experimentará qualquiera lector que
leyó en los discursos preliminares la pobreza y rusticidad de los Es
coseses antiguos, que ni aun solian hacer uso de caballería. Sin du
da este carro lo tomáron á los Romanos, y en tal caso no se ex
trañará la riqueza y magnificencia del carro , y de los jaeces de
los caballos.
( se)
Se mueven libremente por los cuellos ,, , ,
De aquellos fieros azorados brutos. .
Vuelan ellos corriendo por la playa,
Como la veloz niebla por el monte , " " , "".

Con ligereza igual á la del ciervo.


Y como se abalanza con estruendo , .
El águila á la presa, allá en el valle
Del nevado Cormal, así se arrojan
Sobre los escuadrones enemigos.
Mucho mayor parece sobre el carro , -
El hijo formidable de la espada,
El fuerte Cuculino, hijo de Semo,
Rey de las Conchas amigables. Brilla. . . . . .
Su rostro como el hierro de mi lanza, "

Baxo el arco atezado de sus cejas.


El azul de sus ojos resplandece,
Y fuera de su hielmo letremolan
como vibrada llama sus cabellos y
Miéntras blandea la terrible lanza. v. . . . . . .
Huye, Rey de la mar, huye te ruego. e
¿Que huya yo? le responde: ¿huir neviste,
Jamas, hijo del miedo ? ¿No hice frente
Á las borrascas del Gormal, al tiempo
Que los ayrados vientos levantaban
La espuma de la mar en alboroto
Al anublado cielo? ¿y querrás que huya
Tan vilmente de un héroe que me busca? , , ,, ,
Aunque éste Fingal fuera, no por eso " -

Mi corazon al miedo albergaría.


Antes bien, escuadrones animosos,
-

(151 )
Venid al rededor de vuestro gefe
Como las ondas de la mar ayrada
Cercan en hervorosos remolinos -
Al enimiente escollo, y por la senda,
Que os señala su acero esplendoroso,
Lanzaos en la hueste; su fiereza
Sostened sin plegaros, ni moveros,
Como los montes del nativo suelo,
"
Que parecen ufanos complacerse
En provocar las fieras tempestades,
Que en vano agitan sus robustas selvas.
Como en otoño suelen desprenderse
De dos opuestos montes, y embestirse
Dos enemigos vientos, así corren
Á encontrarse los gefes, precediendo
Los hijos de Loclin, y de Inisfela,
Que como dos torrentes derrumbados
Por escarpadas breñas, van mezclando
.
En la caida su hervorosa espuma,
Con que luchar parecen, é impelerse " -

Por otros nuevos riscos y quebradas;


Amenazando al llano" la ruina, , , , ,
Gefe con gefe el brazo á medir llega;
Guerrero con guerrero; hielmo á hielmo;
Escudo á escudo apremia, se rechazan
Entre sí , y se acometen con las armas.
Á pedazos deshecho salta el peto;
-

Corre humeando la vertida sangre


Por el suelo en arroyos. Nube espesa
De rotas lanzas, y arrojados dardos
(152)
Al cielo cubre, en que los hierros brillan,
Como los rastros de explendor, que alumbran
Al seno de la noche borrascosa.
No el bramido del mar, ni aquel estruendo
Con que hace resonar al cielo el trueno, r , , ,

Igualan al rumor de la batalla.


Los cien cantores de Corman, que unidos
Entonaban el canto de la guerra, .

Entregar no podian con cien voces


Á los futuros tiempos la memoria
De los caídos héroes: tantos eran

Los que morian, y en tan grande copia o


Derramaban su sangre los valientes.
Llorad á Sitalin, hijos del canto, .. . . . . .
Llora, bella Fiona , por la playa T.
Á tu gracioso Ardano, como chotos, .
Sorprehendidos del dardo en el desierto, " , , ,
Los dos cayéron por la fuerte diestra . . . .. .
Del terrible Esvaran, que en la batalla
Rugia de tal modo, ardiendo en saña,
Que igualaba los gritos formidables . . . . .
De la maligna sombra, que sentada" .
Sobre la nube del Górmal, impele ,
Ácia el mar la borrasca , y apacienta
Su gozo en el peligro que amenaza
-
Al náufrago piloto y marinero.
Pero tampoco ociosa tiene al lado
La formidable espada el Señor fuerte
De la isla de la niebla; como rayo
Que asesta al fertil valle, y en ceniza
( 153)
Convierte sus heridos moradores,
Y arder hace la selva en basto incendio.
Así trata su acero al enemigo.
Van teñidos de sangre sus caballos
Y en ella tambien nadan las pesuñas
Delfiero Duronal, con quien Sifada
Rompe los escuadrones, y sobre ellos
Hace pasar el carro, como barre
El torbellino la arenosa playa
Quando baxa del Cromla, y recargadas
Lleva sus alas de nocturnas sombras.
Doncella de Inistor (1) tu desconsuelo
Alivia con lamentos y gemidos.
Alza tu rubia frente ácia las olas, ,
Ó tú, mas linda y bella que el gracioso
Espíritu del monte, quando pasa
Sobre un rayo de luz al medio dia
Por la quietud de la morvenia selva.
Cayó tu amante, y queda hierto y mudo.
Le mató Cuculino ; en adelante
Animar no podrá su noble pecho,
Ni la sangre real de sus mayores ,
El valor, que mostraba en el combate,
Para que iguale sus ilustres hechos.
Tu querido Trenar, doncella ha muerto.
Llenan los fieles perros de ladridos
La casa, al ver pasar la sombra triste
De su señor amado. En las paredes
(1) Hija de Corlo, Rey de Sinistor, d de las islas Orcades. Su
amante Trenar era hermano del Rey de Iniscrona.
TOMO I,
V
( 154)
De sus salas ocioso pende el arco;
La selva no oye al cuerno que solia.
Como baten las olas al escollo
Así la hueste de Loclin acosa
Á los de Erina; pero al tiempo mismo,
Como el batido escollo la fiereza
De las olas rechaza, así repelen
Los guerreros de Erina la pujanza
De Esvaran, y se enciende la pelea.
De par en par sus horrorosas fances
Abre en el campo la terrible muerte,
Y acrecienta su horror con los lamentos
Y rumor de las armas, cuyo estruendo
Retumba en monte y playa, y vence al eco
De cien martillos, que alternando golpes
Sobre el hijo encendido de la fragua,
Resuenan á porfia. Representa " ,
Al terror con aspecto gigantesco
Cada guerrero, y como ardientes rayos, "
Las espadas que empuñan. ¿Pero quiénes -
Son aquellos dos fieros campeones,
Que se acometen con horrible saña?
Parecen dos relámpagos de guerra; .
Dos truenos, que temblar hacen los montes .
¿Y quiénes pueden ser, si no el valiente
Hijo del mar, aquel, y éste el ilustre
Señor de Erina sobre el alto carro?
Ponen su vista amedrentada en ellos

Sus leales amigos, y en silencio


Quedan todos suspensos y turbados
( 155)
Del éxito dudoso del combate.
Pero baxa la noche,y con su manto y

Cubre los dos guerreros formidables.


Ponen tregua al conflicto las tinieblas.
Entretanto Dorglante en la ladera
Del verde Cromla apresta los venados,
Y los gamos cogidos en la caza,
Ántes que comenzára la batalla.
Van á cortar encinas cien guerreros
Para el hogar; otros trescientos ponen
Las alisadas piedras (1), del banquete,
Que en cerco humea. Pero el generoso
Gefe de Erina, como avergonzado
De sí mismo, apoyado como estaba
Á su gran lanza, así á Carilo dice;
Ilustre descendiente de Chifena,
Hijo del dulce canto, me parece
Ageno de mí mismo, que disfrute
Yo solo este banquete, miéntras queda
1El Señor de Loclin expuesto al viento
De la playa de Ulina, tan distante
De los montes que abrigan sus venados,
Y de las salas en que dar solia
Sumptuosos convites. Vé, pues, dile

(1) Se sabe por tradicion, que el uso antiguo de disponer el con


vite, era abrir una hoya, cuyo fondo cubrian de losas, sobre las
quales extendian la aprestada caza despues de haberlas calentado, y
que luego cubrian de otras losas , que despues de calentadas reci
bian otros pedazos de caza, hasta que llenaban la hoya, que cu
brian para impedir la salida al humo.
V 2
( 156)
Que se difunde el eco de mifiesta;
Que venga á oir en las nocturnas horas
El rumor de mis bosques, ya que el viento
Agudo, y frio de marina espuma
Cubre la playa. Oir tambien le harémos
La armonía del harpa, unida al canto,
Que celebre los hechos de los fuertes.
Parte, Carilo, y ante el Rey llegado
De los negros escudos, oir hace
Su armónico concento, así diciendo:
Dexa, Esvarano , las vellosas pieles
De tu caza, Señor de bastos bosques.
Cuculino ya esparce la alegría
Del combite, y el gozo de las conchas (1),
Ven, pues, á disfrutarle. Pero nada
Le responde Esvaran. Arroja solo
Un grito semejante al eco ronco
Del trueno precursor de la borrasca,
Que se fragua en el Cromla; luego dice,
Aunque sus blancos brazos me alargáran
Las doncellas de Erina, y me ofreciéran
Á porfia sus pechos descubiertos,
Poniendo en mí sus ojos amorosos,
No por eso Esvaran un solo paso
De aquí se moveria, mas inmoble
Que los excelsos montes, que coronan
Las playas de Loclin, hasta que el rayo
Del dia amanecido ver nos haga

(1) Las conchas les servian de vasos.


( 157)
Vencido Cuculino. Es agradable
Á mi oido "el rumor del recio viento,
Que mis mares agita, y que conmigo
Habla desde las velas y las jarcias,
Y la grata memoria me renueva
Del selvoso Gormal, en cuyas ramas
Oir me complacia sus silvidos,
Las veces que mi lanza ensangrentaba
En las fieras seguidas en la caza.
Vuelve, pues, vuelve á Cuculino, y dile;
Que el cetro antiguo de Corman me entregue,
Ó quando no, teñidos en la sangre
De la domada obstinacion de Erina,
Verá correr por ella los arroyos.
Volvió Carilo, y dixo; áspera y dura
Es la voz de Esvaran. En hora buena
Él lo verá, responde Cuculino.
Tú , Carilo, entretanto la memoria
De sucesos antiguos nos renueva.
Pasarémos la noche divertidos
Con el canto y la historia, y á mi pecho
Infunde con el harpa la dulzura
De la tristeza. Fuéron siempre muchos
Los héroes y doncellas en Erina,
Cuyo amor dió materia al dulce canto.
Suele ser dulce al alma enternecida
Aquel dolor, que con el harpa infunde
El cantor Osian, allá en los montes
De Albion (1) con que al ánimo recrea
(1) Albion, nombre de la Bretaña; pero aquí se toma por la
( 158)
Tras el bullicio de la caza. El Cona (1)
Para escucharle pára su corriente.
Así Carilo comenzó la historia. -

En los pasados dias á las playas


Se acercáron de Erina los osados
Hijos del occeano, que ácia Ulina
Su rumbo con cien naves dirigían,
Se levantan los hijos de Inisfela,
Y salen al encuentro de la hueste.
Hallábase entre aquellos el valiente
Cairba, y fuerte Cruda, que reñidos
Estaban entre sí por un gran toro
Que mugia en el valle de Golbuno,
Y ensangrentar les hizo sus aceros 5
Para sí, cada qual lo pretendia. "
Pero en el grande dia del conflicto
En amistad se uniéron como buenos,
Y pusiéron en fuga al enemigo.
Hubo nombres jamas en el collado
Mas bellos que el de Cruda y de Cairba?
¿Porque volvió á mugir el fatal toro?
Lo ven de nuevo retozar ufano,
Blanco como la nieve, por el valle,
Y suscitó el enojo de los fuertes.
En la márgen del Luba (2) peleáron.
-

Escocia occidental. La voz albion deriva de la otra Alp, pais mon


tuOSO.

(1) Tal vez se llamó así el riachuelo que pasa"por Slenco en el


condado de Argile.
(2) Luba , rio de Ulster.
(159)
Gruda cayó. Cairba resentido
Llega al valle de Tura, en que Bresila,
La mas bella de todas sus hermanas,
Sola sentada estaba, entreteniendo
Con el canto su amor y su esperanza.
Las proezas de Cruda celebraba,
Tierno objeto de su alma apasionada,
Por quien ella gemia, recelando
Su muerte en la batalla; mas su seno
Fomentaba lisonjas de su vuelta. -

Dexaba ver en parte , baxo el velo,


Su blanco pecho, como ver se dexa
La luna entre una nube; era mas dulce
Su voz, que la del harpa; y puesto en Gruda
Teniendo el pensamiento, por él solo
Suspiraba en secreto, y le decia
Gruda, ¿quándo vendrás, guerrero amado? -

¿Quándo vendrás á verá tu Bresila?


Llega Cairba, y dice á la doncella.
Ten; y cuelga en las salas por trofeo
Este sangriento escudo, es un despojo
De mi enemigo. Un gran temblor sorprehende
Su corazon amante. Se levanta
Pálida, enfurecida, y buela en busca
De su Cruda, que encuentra rebolcado
En su sangre. Sobre él se precipita,
Y entre sus brazos de dolor espira.
Aquí descansan sus cenizas, estos
Árboles solitarios de la tumba
( 16o )
Naciéron de por sí, y entre sí uniendo
Sus ya crecidas ramas se abrazárom.
Tú, Bresila en el prado, y tú en el monte,
Fuerte Cruda , sereis siempre apiadados.
´ Renovará el cantor vuestra memoria
Á la futura edad, y vuestros nombres
Dignos serán de tierno sentimiento.
Dulce es tu voz, Carilo, y dulce historia
Acabas de contarnos. Me parece
Mas bella, que la lluvia en primavera
Quando el sol se sonrie, y arrebola
Las pasageras nubes; sí, prosigue,
Le dice Cuculino, y haz que llegue
Á mi oido el loor de aquel amable,
Y solitario rayo de las salas
Obscuras de Duncalla (1) en donde sola
Quedó sin mí; celebra con el harpa
Mi querida Brigila. Y tú, amor mio,
Si levantas tu frente melenosa
Desde el nativo escollo, á ver si llega
La nave de tu amante, muchas veces
Tomarás por mis velas esa espuma
De las ayradas olas, y burlada
Quedarás; pues me tiene todavía
Léjos de tí la guerra en este suelo.
Retírate amor mio, pues que llega
La noche, y en tu suelta cabellera

(I). Nombre del palacio de Cuculino,


( 161 )
Suspira el viento agudo: vuelve dentro
De la abrigada sala del combite, -

Yá los placeres ya pasados vuelve


Tus pensamientos, pues partir no puedo
Si primero no cesa en estas partes
El fiero torbellino de la guerra.
Tú entretanto, Conal, háblame de armas;
Háblame de batallas, que me borren
Aquel recuerdo dulce en demasia
De mi amada Bragela, hija graciosa
Del ilustre Sorglan, amable y bella
Por su cándido pecho, y su melena
Negra, como las álas de los cuervos.
Hijo de Semó, observa atentamente,
Conal le dice, al enemigo : envía
Á explorar por la noche sus intentos.
Yo estaré por la paz, hasta que lleguen
Los hijos del desierto, y que con ellos
Llegue tambien Fingal, que nuestros campos
Ilustre como sol resplandeciente.
Se sosiega con esto Cuculino,
Y el sonoro broquel hirió tres veces,
Ministro del terror. Á su llamada
Acudiéron los fuertes de la noche,
Los demas se quedáron en la playa,
Expuestos á los soplos de los vientos.
Entretanto las sombras de los muertos

Iban girando sobre densas nubes;


Y en el silencio lóbrego del Lena -
TOMO I, X
( 162)
Expresaban su duelo con gemidos
Agudos, y con voces lamentables (1).

(1) Fué antigua opinion de los Escoceses, que se oyesen gritar


las almas de los muertos cerca del lugar en que debia suceder su
muerte. Las razones, que dá de esto el vulgo, aun en nuestros
dias son muy poéticas. La sombra comparce sobre un meteoro, gira
dos ó tres veces el lugar donde ha de morir, luego va por el si
tio, por donde ha de pasar el funeral, chillando de quando en
quando. Finalmente , el meteoro, y la sombra desaparecen junte
el lugar de la sepultura.

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( 163)

REFLEXIONES

SOBRE EL CANTO PRIMERO.

El poeta se manifiesta luego , qual es


en todas sus obras. Entra francamente en
el argumento sin perderse en preámbulos.
La proposicion sirve verdaderamente á la
claridad, y fixa la idea, y la unidad de
la accion, sin ser necesaria. Cada dia nos
cuentan mil historias y novelas sin preám
bulo alguno. La musa era una divinidad
desconocida á Osian, y por esto no podia
implorarla; pero aunque la hubiese cono
cido , podia dispensarse de este ceremo
nial. La invocacion, dicen los críticos,
dáfé á las cosas, justifica lo admirable, y
grangea la dignidad al poeta, haciéndole
comparecer inspirado. En quanto á lo pri
mero se pudiera decir, que la invocacion
engendra desconfianza. Sabémos, dicen las
musas en Esiodo, contar muchas mentiras
semejantes á la verdad. Por lo que toca á lo
admirable, si éste concuerda con lo verisi
X2
(

(164)
mil, y con lo conveniente , la invocacion
deshonra entónces á la musa, en vez de jus
tificar al poeta. Osian no tenia necesidad
de fiadores. Su admirable no repugna al
buen senso. Finalmente, es mucho mejor que
la inspiracion se eche de ver por el estilo,
que por el aviso del poeta. Se cree que se
oye un hombre ordinario, que cuenta un su
ceso; pero la divinidad, que lo mueve, no
se hará sentir con menor fuerza.
Non fumum ex fulgore
Sed ex fumo dare lucem postulat.
2. En el original son freqüentes las pa
labras compuestas, yo no he querido dexar
de valerme de esta enérgica belleza , de
que es susceptiblé la lengua italiana; pero
al mismo tiempo procuré evitar la dureza,
- y la extravagancia de la composicion, dice
el tradutor italiano. Pero la lengua espa
ñola , no dando tanta libertad al traductor
español, debió por lo mismo, ser éste mas
parco en usar los nombres compuestos.
3. Una de las reglas acerca del carác
ter de los héroes de un poema , es que la
( 165)
primera idea, que nos da de él, nos gran
gee su aprecio. Pero el modo mas sencillo
y artificioso, es el hacer realzar su carác
ter indirectamente. Ninguno conoció mejor
esta fineza, aunque sin reglas, que Osian.
Fingal comparece solo en el tercer canto,
y el autor principal parece Cuculino. Pero
su nombre se ve desde el principio de tal
modo, que da una gran idea del héroe del
poema. El mismo Esvaran, enemigo suyo,
enmedio de sus bravatas, no teme sino la
competencia de Fingal. ¿Qué idea no nos
hace concebir? Se verán otros toques de
igual fineza. Homero no se pica de una con
ducta. tan delicada. Sus héroes mas impor
tantes, aun los del mismo partido, quanto
mas ses enemigos, se tratan recíprocamente
de viles y cobardes. ¿Cómo se podrán admi
rar, si se desprecian ellos entre sí mismos?
4. Osian abunda de comparaciones, co
mo los otros antiguos poetas. Su demasía
puede ser tachada por los críticos rigurosos.
Pero quando se presenta este magnífico de
( 166)

fecto, deslumbra y seduce en el momento


en que se quisiera condenarle: pocos poe
tas dividen con Osian la gloria de sus be
llezas extraordinarias.
5. El carácter de Conal es tambien de
un género de que no se hallará el igual en
Homero. Es un héroe sábio y moderado.
Aunque grande guerrero, aconseja siempre
la paz. Es prudente; pero no como Nestor.
Nqse aliera, ni porque no son atendidos
sus consejos, ni por los agenos insultos, aun
que injustos, sino que prosigue en mostrar
se Capitan sábio, y amigo leal.
6. Una de las mayores bellezas de Osian
son los amores, que son tratados por él con
una delicadeza particular, que merece ser
exáminada. El amor de los Griegos y La
tinos, es una necesidad fisica y material;
el de los Italianos es espiritual; de los Fran
ceses bello espíritu. Los amores en los poe
mas de Osian, son de un otro género, que
no se asemeja á ninguno de aquellos. Tie
nen por base el sentimiento, y por esto son
( 167)
tiernos y delicados: su lenguage no es in
genioso; pero penetrante. Se refiere á los
sentidos, mas entre éstos escoge los mas pu
ros, como son la vista y el oído. Se sigue
de aquí, que no son ni abstractos, ni gro
seros, sino naturales y gentiles. Osian ha
bla freqüentemente del pecho, y parece que
se complace en hacer su pintura. Este ob
jeto en los demas poetas se acerca á lo las
civo, porque acompañan sus descripciones
con sentimientos tales , que muestran no
satisfacerse de la sola vista. En todas las
obras de Osian, no se hallará una expre
sion, que se refiera al tacto. De que resul
ta, que los amores de Osian son decentes
sin afectacion de modestia. Pasa sobre el ob
jeto con una inocente franqueza, tan sencilla
y natural, que no da lugará la sospecha.
No sin razon dixe , que el gran arte de
Osian, es de depurar la naturaleza, sin al
terarla.

7. Todos los caractéres de Osian, son


no ménos sostenidos, que descritos perfec–
( 168)
tamente , quando los de Homero se ha
llan siempre en contradiccion consigo, co
menzando por Aquiles.

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(169)
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RGUMENTO.,
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DEL SEGUNDo CANTo. "


... . . ..."
sombra de Crugal, uno de los héroes
Irlandeses, que quedó muerto en la batalla,
se aparece á Conal, y le predice la pérdi
da de Cuculino, en el iminente combate. Co
nal comunica á éste su vision , y le aconse
ja de nuevo hacer la paz con Esvaran. Pero
Cuculino se muestra inflexible por principio
de honor, no queriendo ser el primero á re
cibir la paz. Amanece el dia. Esvaran ba
ce á Cuculino proposiciones deshonrosas, y
por eso las deshecha. Se da batalla, y dura
obstinadamente, hasta que la fuga de Gru
mal, obliga á retirarse á los demas Irlan
deses. Cuculino y Conal cubren la retirada.
Carilo conduce los soldados Irlandeses á un
monte vecino, á quienes sigue inmediatamen
te el mismo Cuculino, el qual descubre des
de lejos la armada de Fingal, que se acer
ca á la costa; pero llegando la noche la pier
TOMo I. Y
( 17o )
de de vista. Cuculino afigido y abatido por
la rota padecida, la atribuye á la muerte
que dió á su amigo Ferda. Carilo , para ha
cerle ver que no provino de eso, introduce
el episodio de Comal y de Galvina.

r
-

-
- -

-
-

"

-- -
( 171)

CANTo, segUNDo.
. . .. . .
Duermen los héroes, nuda está la playa.
Al murmullo apacible de un arroyo
Conal descansa baxo antigua encina.
Apoyada tenia su cabeza - -

Sobre el brazo en el musgo de una peña.


Por la playa del Lena resonaban
Los gemidos y voces lastimeras
De las sombras nocturnas. Apartado
Se halla Conal del campo; que á ninguno
Temió jamás el hijo de la espada.
En la quietud de su descanso advierte
Salir del monte una extendida llama
Como arroyo de fuego; enmedio de ella
Crugal se le aparece; uno entre muchos
De los que á manos de Esvaran cayéron.
Pálido, como rayo de la luna
Su rostro parecia ; aéreas nubes
Formaban su vestido. Sus dos ojos ,
Remedaban la llama de una tea, . . . . .
Cuyo explendor fenece. Resollaba
La herida abierta enmedio de su pecho.
Sorprehendido Conal al verle, exclama;
Hijo de Dedga, ilustre en el collado,
¿Cómo vienes tan triste y abatido?
Jamás te ví temer en el combate.
Mas él lloroso y tetro, sobre el gefe
Su débil brazo extiende, y con voz ronca,
Y2
( 172 ).
Y desmayada, en tono semejante
Al susurro del viento, quando pasa
Por el cañaveral del Lego, dice;
Ves mi sombra, Conal, que va girando
Por los nativos montes; pero frio
Yace allá mi cadáver en la playa. x . . .
Solitaria de Ulina. En adelante 2 f
No me hablarás ya mas, ni por el campo
Verás mis huellas; como leve nube, , .
Del Cromla ya me veo; y como niebla i ,
Por la admósfera giro. Estáme atento, "
Conal á lo que digo. Sobre el Lena e .. .
Descubro el torbelllino de la muerte i "
Que hará caer los hijos de Inisfela.
Aléxate, Conal, de aqueste campo
Pues es campo fatal á tus guerreros.
Apénas esto dicho, como suele 2
Esconderse la luna de repente
En su ventoso cerco, entre las nubes,
Crugal desaparece. Espera, amigo, . . . . . .
Conal le dice, espera un poco, escucha:
Dexa esa aérea forma, y vano aspecto. "
Y acércate guerrero valeroso
Del Cromla; dime, ¿en qué escarpada gruta
Te albergas? ¿y quál es el verde monte
Por donde vas á caza? en adelante l. . . .
No te oirémos, pues, entre el estruendo vo
De la nubada del raudal del monte, "

¿Quando las leves hijas de los vientos


:
Por el aéreo campo se amontonan?
( 173)
Se levanta, esto dicho, y se encamina . .. .
Ceñido de sus ármas, ácia el gefe.
Hiere luego su escudo. Se dispierta- " " "
El Señor del combate. ¿Qué motivo " , "

Aca te trae? dícele el excelso "

Gobernador del carro; ¿por qué vienes


Armado en las tinieblas de la noche? - ? , el
¿Podia yo impeler ácia el sonido o " “
De tus armas mi lanza de manera,
Que ahora llorára yo la fatal muerte
De mi mas fiel amigo? dí, ¿qué quieres?- "
Hijo de Colgar, habla tu consejo, "co
Como el sol resplandece. Ilustregefe,
Le responde Conal, en este punto
Acaba de mostrárseme la sombra y -
Del difunto Crugal: obscurecia- er tro 3 ".
Su forma las estrellas: su voz era o 2 y el :
Ronca como el murmullo de un arroyo, "''
Que á lo léjos por riscos se despeña.
Fué triste mensagero de la muerte. 1.
De la mansion obscura habló conmigo.
Gefe de Erina, importa solicites
Hacer la paz; aléjate quanto ántes
De la playa del Lena. ¿Cómo? dice
Cuculino; ¿contigo habló esa sombra?
¿Y llegaba á ofuscar los resplandores
De los ástros su forma? fué sin duda
El bullicioso viento que soplaba
En las grutas del Lena. Ó si fué acaso
La sombra de Crugal, ¿por qué motivo
(174)
Á venir ánte mí no la forzaste?... . . . . . . .
¿Le preguntaste en dónde está su gruta? o
;En dónde alberga el huesped de los vientos?g
Pudiera entónces yo con este acero, y "h
Sacar alguna luz de sus presagios, ,
É indagar su saberá pesar suyo: or
Mas su saber, Conal, es cosá vana, 1.
¿Por qué cómo? hace dias, con nosotros .
Estaba aquí; mas alto no ha subido,
De lo que son nuestros collados; ¿cómo . . .
Pudiera, pues alguno revelarle. . . . . .
De todas nuestras muertes, el secreto? , , , , , ,
Las sombras á su grado van , y vienen
De tropel sobre nubes, le responde, -

El sesudo Conal, y sus coloquios


Tienen allá en sus grutas, donde tratan .. . .
De los varios sucesos de los hombres.
Traten, pues, de ellos quanto quieran; hablen
De los demas, no ya de mí, replíca
Cuculino, pues vano lo reputo. . . .
Pueden de mí olvidarse enteramente,
Pues que resuelto estoy á no moverme.
Si he de caer, verá la edad futura
Levantada mi tumba por la fama,
Derramará tal vez alguna gota
De llanto el cazador sobre mi piedra;
Y será dulce y triste al mismo tiempo -
Á la lealBragela mi memoria.
Morir no temo; temo sí la fuga ,

Y desmentir mi esfuerzo: muchas veces , . .


(175)
Me vió Fingal triunfar del enemigo.
Ó espectro tenebroso del collado, -

Ven, acércate aquí sobre tu nube.


Aunque en tu mano me hagas ver ni muerte
Á la luz de tu rayo, no por eso
Me moveré de aquí, sombra embustera.
Vé, vé luego, Conal, hiere el escudo
De Cabar, que descansa entre las lanzas.
Dispierta mis guerreros; se dispongan
Para entrar en batalla, pues resuelto
Tengo el darla, aunque tarde con su gente
El caudillo de Selma en mi socorro.
Así lo determino, aunque nos toque "
Combatiendo la muerte" ó la victoria.
Se difunde el sonido; se levantan
Los capitanes, y en la playa armados
Á un encinar antiguo se asemejan
Que sacude sus ramos retorcidos,
Si el viento helado los agita; se oye
El confuso susurro de sus ramas.
Rayaba ya la aurora amanecida,
Cuyos trémulos rayos discurrian
Por las inquietas olas, y auyentaban
Las espesas tinieblas de la noche.
Doraba su esplendor la excelsa cumbre
Del enriscado Cromla. Por la playa
Ocultaba la niebla á los desvelos
De Esvaran los guerreros de Inisfela;
Pues dispierto el señor de los escudos
Gritando iba á los suyos; levantaos
-
(176)
Vosotros, que conmigo acá venísteis. ... "... ov .
Desde los golfos de Loglin. Huyétonorido: Y,
Los caudillos de Erina delsonido ii. 2 .
De vuestras armas. ¿Para qué tardamos?: : .
Acométanse, pues, y se persigan. . . . . .. .
Entretanto tú, Morlagrácia las salas p. 2, 1:
De Corman te encaminal; de ni, parte ci y , y
Le intimarás, que temía y reconozca o . 1". O ti
Al poder de Esvaran,ántes que quede, a ...2.
Todo su entero pueblo destruido, . . . . . ..."
Y Ulina convertida en un desierto... . ..., la T
Los guerreros se juntan, como suele ot... ..
Una vandada de marinas aves, r ,o lob e i".
Quando á la playa las impele el viento,"
Y graznan entre sí con tal susurro, "» o
Que igualan al rumor de los arroyos, , o .
Que tras nocturna tempestad se arrojan: 12
Por el valle del Cromla, y se sonrien
Al plácido explendor de la mañana.
Terribles á la vista se ponian
En órden de batalla las dos huestes :
Cubiertas de la niebla; como suelen el
Juntarse los espectros en otoño. "
Sobre verdes collados. Magestuoso
Y grande como el ciervo que se admira -
En el morvenio bosque; se adelanta
El altivo Esvaran. Su escudo arroja'. "
Resplendor semejante al de la llama, el " 21
Que por la muda obscuridad del cielo
Se hace senda á las sombras vagarosas; -
-

( 177)
La vé, no sin temor, el caminante.
Pero se alza del mar un recio viento,
Que disipa á la niebla, y de repente
Dexa ver los guerreros de Inisfela
En órden de batalla, semejantes
Á una cadena de apiñados cerros
Que coronan la playa. Dice entónces "

El Rey altivo de los bosques; Morla,


Puedes ir á ofrecer á esos caudillos
La paz y pactos, que los Reyes damos
Á los pueblos vencidos, quando quedan
Sin guerreros, y en luto sus doncellas.
Aquesto dicho á caminar se pone
Moviendo muy ufano la cabeza.
Á la presencia del Señor de Erina " ,
Morla llega. Se hallaba aquel ceñido
De sus armas, y hacíanle corona
Sus capitanes. Morla así le dice:
Acepta Cuculino de buen grado
La paz y pactos, que Esvaran ofrece
Á los Reyes y pueblos sojuzgados,
Le entregarás Ulina, y con Ulina "" "
Tu amada esposa, la del blanco pecho,
Y el perro mas veloz, que iguala al viento.
Esto de tí pretende, y esto exige
De tu escaso poder y valentía;
Reconoce á Esvaran en esto mismo

Por tu, Señor. Se enoja Cuculino


Al oir esto, y dice; ve, refiere
Á Esvaran, que no cedo cosa alguna
TOMG) I,
Z
( 178)
Á quien con tal audacia la pretende.
Y si esa paz me ofrece, yo le indico .
El camino del mar, ó bien la tumba. , , ,
No se dirá jamás, que un extrangero,
La joya de Duncalla haya obtenido,
Ni se dirá jamás, que algun venado .. . . . . .
Huyó del veloz pie de mi fiel Luno la
Por las loclinias selvas. Arrogante. . . .. y
Y vano conductor del carro, dice . . . . .
El atrevido Morla, ¿qué pretendes? , , , ,
¿La batalla? ¿probarte en guerra quieres
Contra aquel Rey, cuyas armadas, hijas ra.
De excelsos bosques, pueden por las olas one,
Arrastrar tras sí á Ulina, que en cotejo.
Del Señor de la mar es despreciable? - 1 ,
Cuculino replica ; Morla, á muchos o ... , ,,
Cedo en palabras, á ninguno en hechos. 2.
Respetará la verde Ulina el cetro ...
De Corman , miéntras viva Cuculino, ".
Y Conal. ¿Qué dirás, Conal, ahora, , , , ,
Tú de los gefes el mayor, que acabas,
De oir la voz de Morla? El pensamiento
Fomentarás de paz en ese pecho, , , , , , , ,
Tan noble y esforzado?¿aérea, sombra ,

De Crugal, y tú osaste amenazarne, . . . . .


Con la tumba? ea, pues, ábreme el paso
Á la mansion estrecha; entraré en ella,
Ceñido de los rayos de mi gloria.
Hijos de Erina, luego levantaos,
Tended los arcos, empuñad las lanzas,
(179)
Y acometed de modo al enemigo
Que lanzarse parezcan desde el cielo
Las sombras que suscitan lasborrascas.
No era mémos horrible y formidable
El choque dc los fieros escuadrones;
Descargarse así suelen del granizo
Sobre los campos, quando se amontonan
Al rededor del sol, las negras nubes
De ayrada tempestad que las impele.
Va el caudillo á su frente, semejante

Á una terrible sombra, que precede


Con gigantesco paso á los ardientes
Meteoros del cielo, y en la diestra " "
Lleva enfrenado el viento. Algo apartado
Hallábase Carilo; que pocorántes
Que diera la señal de la batalla
El cuerno belicoso, desataba
Su grata voz al viento, y á las almas
De los héroes caidos, infundia
Su espíritu y dulzura con el canto.
¿En dónde estás, Crugal, su voz decia?
Yaces muerto en el campo; mudas quedan
En tus salas las conchas; el olvido
Te cubre ya ; fiero dolor oprime
El pecho de tu esposa, que extrangera
En las estancias de su luto alberga.
¿Pero quién es aquel que como rayo
Se arroja entre las filas enemigas?
Es la misma Degrena, amada esposa " "
De Crugal. Su tendida cabellera
Z2
( 18o)
Ácia atrás lleva el viento, arde su rostro.
De sonoro metal su voz parece.
¡Infeliz! tu Crugal es leve sombra:
Y como tal discurre por el monte
Se acerca ella á tu oido, y en él haee , , , ,
Susurro semejante al de la abeja a
Que vuela por el campo. Pero cae
Tambien Degrena, como leve nube - ,
Que al alba se disipa. Su costado". . ..
Pasó la espada de Loclin. ¡Cairba, . . . . .
Cayó tu hija Degrena! ¡la esperanza
De tus floridos años la mas dulce!
Oyó Cairba el doloroso acento, y ,
Y vió morir á su Degrena amada.
Bramando entónces de dolor, se arroja" —
Enmedio
de la hueste, como suele
Una ballena herida entre las olas,
Que rompe con su mole impetuosa. . . . . .
Su lanza" encuentra al desgraciado pecho
De un hijo de Loclin. El furor crece,
De la batalla : cien opuestos vientos.
No igualáran su estruendo, ni la llana , ,,
Cebada en vasto bosque, en él hiciera .
Destrozo igual. Atierra Cuculino,
Y huella como cardos á los héroes.
Esvarán por su parte, convertida
Dexa áUlina en desierto: por su mano
Cae Curan , ni sirve de defensa.
Á Cairba su escudo, En sueño eterno
Yace tambien Morglan : el fuerte Calto
(181 )
Se revuelca en su sangre, con que tiñe
Su blanco pecho, y rubia cabellera.
En el lugar donde cayó, solia
Dar freqüentes convites, y el sonido
Hacía oir del harpa ; sus sabuesos
Festivos retozaban; y saetas,
Y aljabas sus guerreros componian.
Acosa así Esvaran á los de Erina,
Como torrente, que salió de madre,
Y arrebata la selva, cuyos troncos ;
Á su rápido curso se opolian.
Acude Cuculino, como monte /
Opuesto á la borrasca, en cuya cumbre -

Forman los vientos campo de batalla,


Y cuyas faldas enriscadas bate " , ,
El vibrado granizo; mas él firme
É inmoble en su cimiento, se levanta,
Y al valle cubre con su basta sombra.
Se opone así , y protege Cuculino e
Los hijos de Inisfela, y correr hace" . . . "
Rios de sangre de los fuertes pechos, .
Que á su valor se oponen: todo en vano
Pues ceden los de Erina, y se desvandan
Como acosadas aves. Gruma entónces,
Á voz en grito exclama; Loclin vence,
Somos en su cotejo leves cañas,
Agitadas del viento; compañeros
Huyamos ácia el monte. Esto decia,
Huyendo como ciervo perseguido:
La punta de su lanza chispeaba
(182) n

Llevándola arrastrando el fugitivo:2 en it


Por el surcado suelo. Pocos fuéron . o
Aquellos que siguiéron el exemplo " .
De aquel cobarde Capitan ; los otros eroi
Cayéron combatiendo como fuertes.: " ... o n."
Ve desde el alto y rico carro el gefesor eve"
La fuga de los suyos, y bramando
De enojo, muerto dexa á un atrevido
Que le provoca; y vuelto á Conal, dice o
¿Qué se ha de hacer, Conal, en oeste lance? . . .
Tú fuiste sienpre sábio consejero ".
De este brazo de muerte: ¿ves en parte
Puestos en fuga, y rotos los de Erina, a o
Cesár debe por eso, la batalla?. zooiy el 1
No, no, vé tú, Carilo, y esos restos el" e
De rotos fugitivos escuadrones
Recoge, y encamina ácia aquel cerro
De espesas matorrales, pues nosotros 2
Quedamos aquí firmes como escollos
Para enfrenar las fuerzas, y pujanza
De Loclin; sostendrémos de este modo
La retirada de los nuestros. Salta,
Conal entónces sobre el alto carro. … -
Levantan los dos gefes sus escudos . . . .»
Con que se adargan, como tal vez suele
La gran hija del cielo, quando gira
Lentamente porél, y se corona
Del enturviado cerco que la ciñe.
Van salpicando sangre en su carrera
Sifada y Duronal, que en giro llevan
(183)
Al hervoroso carro atropellando "" .
Los encontrados héroes, que cerrados .. .
Batian con sus armas á los gefes, o id e 2
Como las olas que parece intentan ( . . . ..."
Sumergir en el fondo á la ballená. " . "
Recóbranse entretanto los de Erina
En las faldas del Cromla, en donde tristes
Yvencidos, un bosque parecian : " ... -
De troncos chamuscados por la llama, "
Que atizó el viento en noche borrascosa. .
Se acoge Cuculino de una encina,
Desde donde miraba taciturno, l.
Sus Capitanes; quando de repente » en
Se dexa ver Morán el atalaya ir"
De la mar, que gritando les decia; .
Ya están aquí las naves: Fingal, viene;
Fingal, sol de caudillos; en las proasi lo
Hierve la blanca espuma, que las bate. a
Un bosque que camina entre las nubes . y
Parecen sus antenas y sus velas. , o
Exclzona entónces, Cuculino;.ó vientos, i
Que del amable monte de la niebla
Venís; volad: vuestro propicio soplo
Favorezca al"guerrero. Ven, amigo,
Á proteger los tuyos. Llega presto,
Claras nubes de oriente son tus velas
Á este espíritu mio, y esas naves, , , , , , , ,
Tan suspiradas, pura luz del cielo! " ,
Te verá Cuculino, qual columna
De improviso explendor, que el seno ilustra . . .
(184)
De noche obscura. ¡Llegan los amigos, o
Conal: quán agradable es su llegada 1 -
Mas se obscurece el dia, sin que vean cie too .
Llegar á Fingal. ¿Dónde estará? Nosotros lo 2 o
Pasarémos las horas de la noche
Ansiando la llegada de la luna. . . . .
En esto se levanta un recio viento el
Con aguacero; corren los torrentes o" y
Por los riscos, mas luego se disipan"
Las nubes, y en la cumbre se recogen
Del elevado Cromla. Se veía
Centellear alguna roja estrella
Entre esparcidas nubes; recobraba
Su claridad el cielo. El triste gefe
De Erina se sentó junto á un arroyo,
Que el rumor de sus aguas confundia - -
Con el del recio viento entre las hojas. "
Á sus lados tenia el buen Carilo,
Y el valiente Conal. Suspiró entónces " " -
Cuculino diciendo ; amigos, siento -
Que es desgraciado y débil este brazo,
Desde que dió la muerte á mí querido
Y desdichado Ferda, á quien yo amaba
Quanto á mí mismo. ¡Oh Ferda! ¡Oh dulce amigo!
Le interrumpe Conal, diciendo;¿ dime,
Cómo llegó á caer ese guerrero? -
Me acuerdo de él, del hijo de Dormano;
Era gracioso y bello, como el arco
Que abraza al cielo. Cuculino dice;
Ferda, Señor de cien collados, vino
Del suelo de Albion. Allá en las salas
De Muri, siendo jóven todavía,
Aprendió á manejar espada y lanza,
Y estrechóse conmigo desde entónces
En amistad. Ibamos siempre juntos
Al monte y á la caza. Un mismo lecho
Nos acogía. Esposa de Cairba,
Señor, que fué de Ulina, era Deugala.
Resplandecia en su gracioso rostro
ILa luz de la belleza, mas su seno
Era albergue de orgullo. Enamoróse
Del hijo de Dormano, vivo rayo
De juventud, y enamorada, dice
Á su esposo Cairba. Dividamos
Nuestros ganados: la mitad es mia.
Quedar no quiero mas en tus cstancias.
Cairba la responde; los divida
Cuculino por mí; pues es su pecho
Trono de la justicia; te irás luego
Donde mas te agradare; yo á sus ruegos
El ganado divido ; mas quedaba
Un solo toro blanco como nieve,
Que quise adjudicar al buen Cairba.
Se enfurece Deugala, y á su amante
Ayrada dice ; Ferda, Cuculino
Ofendida me tiene. Ó bien le mata,
Ó si hacerlo reusas, la corriente
Verás pasar del Luba sobre el cuerpo

De tu infeliz y resentida amante.


Te acosará mi sombra, y de mi ofensa
TOMO I, Aa
( 186) -

Llorarás las heridas. Ó la sangre


De Cuculino vierte, ó bien la mia.
¡Desdichado de míl dice el mancebo;
¿Qué pretendes Deugala? ¿Cómo quieres
Que mate á Cuculino si es mi amigo,
Y de mis mas secretos pensamientos, , ,
El confidente? Llora por tres dias
Dengala enfurecida; pero al quarto
Cede á su llanto el infeliz mancebo,
Y la dice, Deugala, si lo quieres
Combatiré: ¡mas ojalá yo quede
Víctima de tu enojo! ¿Porque, cómo
Podré ver levantada en el collado
La tumba de mi amigo? Combatímos
En Muri en otro tiempo, mas porjuego,
Y cada qual los golpes eludia
De los aceros. En los mismos hielmos,
Y escudos resvalaban nuestros filos.

Le miraba Deugala con sonrisa


De amarga befa, y le insultó diciendo;
Mancebo delicado, ya lo veo;
Tu brazo es débil, y á una edad tan tierna
No compete ese acero. Cede, cede
Al fuerte hijo de Semo en valentía,
Escollo es de Malmor en tu cotejo.
Asómase á sus ojos ultrajados
El llanto del sonrojo ; en busca imia
Viene, y me dice en desmayado acento;
evanta, Cuculino, el fuerte escudo
*Y defiéndete luego; negra traigo
( 187)
El alma de dolor; puesto que debo
Matar hoy al mayor de mis amigos,
Y al mayor de los héroes. De mi pecho
Un profundo suspiro arrojo entónces,
Al soplo semejante de los vientos
Que pasan por el hueco de una roca,
Y me pongo en defensa, levantando
La punta de mi espada. ¡Infelizmente
Dexé muerto al mayor de mis amigos!
Desde entónces fué siempre desgraciada
Y débil esta diestra en el combate.
Hijo del carro, dolorosa historia
Acabas de contar, Carilo dice:
Me acuerdo de otro caso semejante,
Que tal vez podrá darte algun consuelo.
Muchas veces oí contar el caso
De Comal, que mató á su tierna amante,
Y sin embargo la victoria yfama
Sus pasos y su acero acompañáron.
Era Comal, hijo de Albion, ilustre
Por valor y riquezas: en sus montes
Pacian á millares los venados;
Y en otros tantos valles resonaban

De sus leales perros los ladridos.


Era su hermoso rostro digno asiento
De la amabilidad; su fuerte brazo
Rayo de valentia; amaba él mismo
Á la hija de Colonco, la graciosa
Galvina, claro sol entre doncellas,
Cuyo negro cabello aventajaba
Aa 2
(188)
En esplendor las álas de los cuervos.
Era su arco certero, y á la caza
Llevar solía muy sagaces perros.
Á menudo en la selva concurria
Con su amante, con quien freqüentes eran
Los secretos coloquios y miradas.
Pero ardía de amor al mismo tiempo ,
Por la hermosa doncella el fiero Gorma,
Señor de Arven, impetuoso y duro,
Con quien Comal estaba enemistado.
Seguía aquel solícito los pasos,
De la doncella. Por ventura un dia
Que volvian cansados de la caza
Los amantes, y que la densa niebla
Los celaba á los otros compañeros,
Se recogiéron solos en la gruta.
Del peñascoso Ronna. Allí solía
Ir Comal á menudo ; allí colgados
Tenia sus arneses belicosos;
Cien escudos de cuero, y muchos hielmos
De sonoro metal. Aquí la dice,
Puedes tomar descanso, luz amable
De la gruta de Ronna. Comparece,
Diciendo esto, un venado en la ladera
Del verde Mora. Al verle Comal, dice;
Voy á seguirle; pero vuelvo luego:
No me fio de Gorma, es mi enemigo;
Venir suele á esta gruta. Vuelve luego,
Galvina dice; ansiosa aquí te espero.
Tras el ciervo de Mora, Comal vuela.
( 189)
Quiere entónces Galvina por capricho "
Probar el tierno afecto de su amante;"
Vístese los arneses, y así armada,
Dexa la gruta. Vuelve atrás los ojos
Comal, y al verla, cree no ser ella
Mas su enemigo. Se le enciende el pecho; . . . .
El color se le muda, y enojado
Tiende el arco fatal. El dardo vuela,
“Cae herida Galvina. Comal corre,
Vuelve á la cueva, llama , mas ninguno
Le da respuesta. Muda está la cueva.
3Dónde estas, amor mio? la decia;
Respóndeme á lo ménos; pero en vano:
Corre á ver al caido, y reconoce
Ser Galvina en su sangre sumergida;
Ve clavado en la herida el fatal dardo.
¡Oh Galvina! ¡amor mio! ¡ay de mí triste!
¡Comal exclama! en su dolor se hiere
Con aquel dardo , y cae allí sobre ella.
Llegan los cazadores, y allí encuentran
Los caidos amantes. Sobrevive
Á su infeliz Galvina el triste gefe;
Arrastraba sus pasos solitarios
Por la estrecha demora de su amada,
Freqüentando el collado. Mas llegáron
Las naves enemigas. Como fuerte
Combatió, y puso en fuga al extrangero.
Buscar quiso la muerte en la batalla;
¿Mas quién vencer podia al brazo armado
Del valiente Comal? Desesperado
( 19o)
De sí arroja el escudo ; y sin defensa.
Su pecho expone al enemigo dardo. " ,
Con su amada Galvina, yace y duerme
Junto á la orilla de la mar, y quando
Sulca el piloto nordico las olas,
-
Suspira al descubrir su verde tumba.
"
. .

"
... ". " -

.."
( 191 )

REFLEXIONES

acción de un poema es tanto


mas noble éinteresante, quanto ménos se
refiere al interés personal del héroe. Tené
mos pocos poemas épicos de igual nobleza
en esta parte como el de Osian. Eneas quie
re fundar un imperio en un estado ageno
con derechos muy equívocos. Aquiles solo
piensa á satisfacer ciegamente su particu
lar venganza. Cuculino pone en peligro su
vida por el pupilo; Fingal por el aliado,
y por el amigo.
2. Es de admirar la conducta recíproca
de Cuculino y de Conal. Éste aconseja cons
tantemente la paz, el otro quiere siempre la
guerra. Sin embargo, Cuculino le respeta,
y pone en aquel su confianza. Conal jamas
desmiente sus sentimientos, y sirve á Cu
culino con fidelidad y con zelo. Lo que ha
ce sea una escuela de cortesía y de virtud.
¿Quán grande debia ser la delicadeza del
talento de Osian, para guardar en un si
-

( 192)

glo tan bárbaro estos respetos tan finos, que


parecen ser fruto de la mas culta y acen
drada sociedad?
3. Virgilio nos dexa lectores, Homero
nos hace espectadores, dice Pope. Esta re
flexion se puede aplicar con mas justo mo
tivo á Osian. Homero cuenta y particula
riza. Osian está presente á la accion , y
prueba todos los efectos. Los vários vuelos
de su corazon, expresos en su estilo paté
tico, arrebatan los nuestros. La narracion
de Homero, es demasiado difusa para que
pueda deslumbrarnos. En Homero se escu
cha, en Osian se siente.
4. La historia de Ferda, y de Cucu
lino, es de un género diverso de las de
mas, é interesa de un modo particular. Nos
presenta un excelente contraste entre el amor,
y la amistad. El carácter de Ferda es ver
daderamente trágico. Es virtuoso; pero dé
bil, y queda víctima de su flaqueza. El
lector le condena, y le compadece. Tené
mos pocos exemplos de estos primitivos re
tratos de las naciones. Las pasiones en los
( 193)
selvages crecen sin medida, y corren fu
riosamente á su fin. Pero los trágicos grie
gos vivian en un tiempo lejano de esta
rusticidad. Dependia , sin embargo , de
ellos el presentarnos mas freqüentemente al
gunos de estos contrastes entre la pasion,
y la virtud ; por los quales se aventajan
tanto las tragedias modernas á las antiguas.
5. En Deugala se nos representa el ca
rácter de una muger soberbia, imperiosa,
y artificiosa, que abusa de la flaqueza de
su amante, y lo arrastra á un delito por
un vano puntillo. Esta parte está manejada
con una concision y excelencia , que sor
prehende. Se repare en el tono atrevido y
cortado con que habla á su esposo, y la
precision y el imperio que usa con el aman
te. ¿Me ofendió? Se le dé muerte. ¿Es mi
amigo , y qué mi importa? yo lo quiero.
No saliendo con ello, acude á la magia
del llanto; y por último se hiere al aman
te en la parte mas delicada para un héroe,
esto es en el honor.
6. La muerte de Ronan, es el argu
TOMO I, Bb
( 194)
mento del nono fracmento de poesía anti
gua, publicada el año pasado. Pero no es
de Osian, aunque escrito en estilo, que en
algo se le parece; pero los pensamientos
son muy pueríles, para que sean de aquel
poeta. Muchos son los poemas que pasan por
suyos; pero que se vé evidentemente haber
sido compuestos por un poeta posterior. Hay
muchos de estos en Irlanda,y llegáron al
gunos á manos del traductor, Son baxos y
triviales en demasia.
7. En las extremadas pasiones, el poeta
no pone sino dos ó tres palabras en boca
de sus personages, y muchas veces expre
sa el afecto con un silencio mas eloqüente
que qualquiera otro discurso. Este es el velo
de Timante sobre el rostro de Agamemnon
en el sacrificio de Efigenia.
Curae leves loquuntur; ingentes stupent.
( 195 )

ARGUMENTo
DEL CANTo TERCERO.
babiéndose complacido de la his
toria de Carilo, insiste en que prosiga su
canto, el Bardo celebra los hechos de Fin
gal en Loclin, y la muerte de Aganadeca,
la hermosa hermana de Esvaran. Apénas da
fin al canto, que Calmar, hijo de Mata, que
le habia aconsejado á dar la batalla, llega
herido del campo, y les dice los intentos de
Esvaran de sorprehender los restos del exér
cito Irlandes. Se ofrece resistir él solo áto
das las fuerzas del enemigo en un estrecho
paso, hasta que la armada Irlandesa pue
da retirarse en buen órden. Cuculino, admi
rando la atrevida proposicion de Calmar, de
termina acompañarle, y manda á Carilo lle
ve á otra parte los pocos Irlandeses que que
daban. Muere Calmar de las heridas reci
bidas , y dexándose ver las naves de los
Caledonios, Esvaran suspende dar alcance
Bb 2
( 196) -

á los Irlandeses, y vuelve atrás para opo


nerse al desembarco de Fingal. Cuculino se
avergüenza de comparecer ante éste despues
de la rota padecida, y se retira en la cue
va de Tura. Fingal da batalla á los ene
migos, y los desbarata. La sobrevenida no
che impide que la victoria sea completa. El
Rey, que habia visto el valor de Oscar, su
nieto, le da algunos consejos para compor
tarse bien en tiempo de paz y de guerra, y
le encarga tener siempre presentes los exem
plos de sus mayores, como el modelo mejor
de su conducta ; lo que da lugar al episo
dio de Fainasilla, hija del Rey de Craca, que
Fingal tomó baxo su proteccion en su moce
dad. Filan y Oscar son enviados durante la
noche á observar los movimientos del enemi
go. Saulo, hijo de Morni, pide el mando de
la armada en la siguiente batalla. Fingal se
lo da. El canto de los Bardos pone fin al
terCer Canto,
( 197)

CANTO TERCERO.

agradable, Cuculino exclama,


Memorias deliciosas, que recreo
Sois de los nobles pechos! tan amable
No es el fresco rocío, ni tan grato. .
Á las plantas del monte, quando el rayo
Del sol naciente plácido las mira,
¡Y está pura y tranquila la laguna!
Prosigue, pues, Carilo; satisfecho
Mi corazon no queda todavía. . . .
Otra vez, pues, tu dulce voz desata,
Y entona la cancion, que allá en mis salas
Solíamos oir, quando se hallaba
Fingal presente; y se alegraba, oyendo ,
Sus ilustres hazañas, y los hechos. -"

Ilustres, igualmente de sus padres.


Así Carilo empieza: ¡Oh generoso
Y valiente Fingal, cuya gran gloria
Se adelantó á tu edad! Por tí vencida
Quedó Loclin, quando en tus tiernos años
Tu semblante en belleza competía
Con la tierna beldad de las doncellas,
Cuyo secreto amor se sonreía
Con la varonil gracia de tu rostro;
Pero tu brazo respiraba muerte.
Era entónces tu esfuerzo semejante
Á la corriente rápida del Lora,
Y como cien arroyos resonaban
( 198)
Por el campo los pasos esforzados
De tus guerreros. Estos en batalla "".
Hiciéron prisionero al soberano •, -

De Loclin, el altivo y fiero Estarno; “...


Y preso conduxéronle á sus naves.
El enojo y orgullo le encendiéron
El corazon, y en su irritada nente
Desde entónces fraguó la cruelmuerte
Del jóven, que oprimió su poderío.
Con este cruel fin, despues que libre
Volvió á verse en Loclin, llamó á sus salas.
Al anciano Esnivan. Cantar solía"
Este Esnivan al rededor del cerco . . . .
-

De las piedras de Loda (1), y animaba


Los fuertes en el campo de batalla.
Á su canto prestaba atento oído
La piedra del poder. Vé, dice Estarno;
Vé, Esnivan, ácia Arven, que el mar circunda,
Y al fuerte Rey del hiermo dí, que anhela)
Darle Estarnoa su hija en casamiento,
La mas linda de todas las doncellas,
Y de pecho el mas blanco y mas colmado,
Y de alma la mas dulce y mas amable.
Puede venir Fingal con los mas fuertes
De los suyos, y por esposa escoja

(1) Este paso alude tal vez á la religion de Loclin. El cerco de


Loda debia ser aquel doble recinto de piedras, con que los Escan
dinavos, como refiere Mallet, circuían el altar de su ídolo, y el
collado en que estaba el altar. La piedra del poder sería la imá
gen del Dios Odin , ó de alguna otra deidad del pais.
( 199 )
Á la graciosa y linda vírgen, hija
De la secreta estancia. Esnivan llega
Al suelo de Albion. Se determina
Ir con él á Loclin el fuerte jóyen
De larga cabellera. Precedia
Su ardiente corazon á la llegada
De la ligera nave, que surcaba
* , , , 3.
Las verdinegras olas de los mares
Ventosos de Loclin. Muy bien venido
Sea, le dice Estarno, el valeroso
Rey de Morven, con sus guerreros, hijos
De la isla solitaria. Aquí tres dias .

Pasareis con nosotros, entre fiestas l.


Y cantos, y otros tres iréis en busca,
Por los vecinos montes, de las fieras.
Llegará así al oido vuestra fama , ,
De la doncella en su secreta estancia.
Esto decia el falso y fementido
Rey de las nieves, mientras que tramando
Iba en su mente el mas funesto lance
Á su huesped ilustre. Á este fin hace
Que se esparza el contento de las conchas.
Mas Fingal advertido y receloso
No abandona su espada. Se miráron
Los unos á los otros, y temiéron
Los conjurados hijos de la muerte,
Y mudos se separan: resonaba
La festiva armonía de las harpas,
Y del alegre canto, que ensalzaba
Los valerosos pechos en las guerras,
(2oo )
Y los sucesos del amor. Se oía
Entre aquellos cantores la voz dulce
Del Cona, Ulin, cantor esclarecido
De Fingal, cuyos hechos esforzados
Tomó por argumento de su canto,
Y lo hermanó á las gracias y hermosura
De la ilustre doncella de la nieve.
Oyó su dulce canto la doncella,
Y la estancia dexó, que testimonio
Era de sus suspiros mas ocultos.
Pura y resplandeciente, como luna
Que sale de las nubes, comparece
La graciosa doncella, en la belleza
De su rico atavío ; como zona
De clara luz las gracias la ceñian:
Y el amable donayre, que animaba
Á sus modestos, mesurados pasos,
Armónica cadencia parecia.
Visto por ella el jóven, por él siente
Arder su corazon; y ansiosa exclama
Dentro de sí; ¡dichoso seas mil veces --
Lucero de hermosura! pues él era - .
El suspirado objeto de sus ansias.
En él . . . .
ponia sus ardientes ojos
Al escondite. Nace el tercer dia
Muy claro y despejado; el sol alegra - ? - -

Al bosque de las fieras; á la caza -


Sale Fingal, Señor de los escudos,
Y el fementido Estarno. Resplandece
La lanza del mancebo ensangrentada
(2o1 )
En las fieras selvages del Gormalo.
Brillaba el sol enmedio de su curso
Quando á. Fingal preséntase gimiendo
La hija de Estarno: el llanto realzaba
Al doliente recelo, con que dice;
No te fies, guerrero generoso
Del corazon de Estarno: en ese bosque
Puestas tiene acechanzas á tu vida.
Guárdate de ese bosque de la muerte.
Instigóme el amor á prevenirte
Del suceso fatal que te amenaza.
Tú, mancebo esforzado, ten presente
Á Aganadeca, y del paterno enojo
Te ruego la protejas y defiendas.
La oyó Fingal sereno, y se encamina
Menospreciando el riesgo ácia la selva.
Le siguen sus guerreros aninosos:
Cayéron por su mano destruidos
Los hijos de la muerte ; volvió el eco
Del Gormal sus gemidos y lamentos.
Los fuertes cazadores se recogen
Rendidos del cansancio, ante el palacio
Elevado de Estarno, que confuso
Se hallaba en él. Tetro vapor cubria
Sus ojos ofuscados. Comparezca,
Ánte mí , Aganadeca, iba diciendo,
Venga á entregarse al gran Señor de Selma,
Á su gracioso pretendido esposo.
Teñido ya en la sangre de los mios
Queda el acero de su amante. Vanas
TOMO I,
(2o2)
No le fuéron, ni inútiles sus voces,
Que como tan atentas y oportunas
Merecen se las dé la recompensa.
La doncella asustada comparece;
Caíanla en desórden los cabellos
Y el llanto de los ojos; agitaban
Como espuma del Luba al blanco pecho
Sus continuos suspiros y lamentos. " ""
Pero el padre en furor la asió del brazo,
Y la traspasó el seno con la espada.
. . ...
Cayó como la nieve amontonada
Sobre peña del Ronna desprendida,
Quando calla la selva, y se difunde
Por el valle el sonido en que se pierde.
Llega Fingal, vé la doncella, y mira
Á sus sequaces, que allí mismo empuñan
Sus armas vengadoras. Se suscita
Un sangriento combate; destruida "
Dexa á Loclin Fingal, y la doncella,
•- .

Ya difunta, ácia Arven llevó en su nave,


Donde su mano le erigió la tumba.
"

La mar embravécida baña ahora -

La mansion de la hermosa Aganadeca.


¡Feliz sea tu espíritu! y loada
Seas tambien, boca del canto! exclama
Cuculino. Fué siempre fuerte el brazo
De Fingal quando mozo; lo es adulto.
Va Loclin á caer baxo su acero:
Es su brazo invencible. Sal ya, luna
De las nubes, y muéstranos tu rostro
(203
Tu puro resplandor sus velas bañe, -
Y encamina sus naves por las olas,
Y si tal vez sobre aquel denso y baxo,
Vapor albergas tú, qualquier, que seas
Espíritu del cielo, de las nubes,
Y tempestades remontador, protege
Al héroe, que ya viene: tú sus naves
De las rocas desvía, y salvo y sano
Le guia á sus amigos, que lo anhelan.
Esto diciendo Cuculino, llega
Calmar, hijo de Mata, que del campo
De batalla venia mal herido,
Y apénas sostenia con la lanza,
Sus vacilantes pasos. Débil tiene
La diestra, pero siempre fué invencible
Su corazon. Hijo de Mata, dice
Conal entónces, bien venido seas.
¿Pero por qué suspira el que en su vida
No padeció temor? Ni en adelante
Sabrá lo que es, responde. En los peligros
Esta alma resplandece, y se alboroza
Mi corazon en ellos. Soy de raza. . . .
Del acero, que miedo no conoce.
Cormar de mi linage fué el primero.
Eran su diversion en todos tiempos
Las olas, las borrascas, que en su esquife
Salia á provocar arrebatado,
Por los rápidos vientos. Turbó acaso
Un tenebroso espíritu la noche:
La mar se ensoberbece, y quebrantada
Cc 2
(204)
En los escollos brana. Enfurecidos
Tras sí arrastran los vientos á las nubes
Que amontonan sacando de sus senos
Rasgados los relámpagos. El rumbo
Pierde Cormar, y vuelve ácia la playa.
Pero de su flaqueza se avergüenza,
Y de nuevo animoso al mar se arroja,
Desafiando al hijo de los vientos,
Tres mozuelos manejan la barquilla,
Y dirigen su curso. Iba sobre ella
Calmar en pie, empuñando el fuerte accro;
Quando he aquí que la sombra enfurecida
Se le presenta, y le acomete. Entónces ´
Ásela de las greñas atrevido,
Y tienta con el hierro sus entrañas.

Huye gritando el hijo de los vientos;


Brilláron de repente las estrellas.
Tal fué siempre, Conal, de mis mayores
El corage y valor: y tal ha sido
El pecho de Calmar. Jamás el riesgo
Le amedrentó de espadas enemigas.
Suerte tiene el que al miedo no conoce.
Vosotros descendientes valerosos
De los verdes collados, apartaos
De esta playa del Lena ensangrentada.
Juntad los tristes restos del combate,
Y corred á juntarosbaxo el hierro
Del ilustre Fingal. Oigo el estruendo
De Loclin, que á esa parte se encamina.
Partid, amigos; quedaré aquí solo.
(2o.5 )
Combatirá Calmar de tal manera
Con el sonido solo de su escudo,
Como si combatieran con él juntos
Millares de los suyos. Tú entretanto
Hijo de Semo, acuérdate del fuerte
Hijo de Mata, si á caer llegase.
Y despues que Fingal haya oprimido
Á la hueste enemiga, deposita -

Mi cadáver al canto de la piedra


De la memoria. Pasará mi nombre
Á la futura edad. Tendrá el consuelo
La madre de Calmar de visitarle,
Y de inclinar tambien su cana frente
Sobre la ilustre piedra de mi fama.
Hijo de Mata, le responde el gefe,
No se dirá jamás, que Cuculino
Te haya dexado solo. Aquí contigo
Combatiré, pues donde se presenta
El peligro mayor, allí mi pecho
Siente mayor consuelo que lo inunda.
Valeroso Conal, y tu Carilo,
Conducid á otra parte sin pelígro,
Esos vencidos hijos de Inisfela;
Y quando haya cesado la pelea,
En busca podeis ir de nuestros cuerpos.
En este paso estrecho junto al tronco
De esta encina, estarémos uno y otro,
Y solos contendrémos la avenida
Del torrente enemigo. Ve pues, corre,
Hijo de Fiti; pon á tus pies álas;
(2o.6)
Dí á Fingal que quedáron destruidos
Los de Erina; que abrevie su llegada;
Venga ya como sol resplandeciente,
Que con sus vivos rayos ponga en fuga
La tempestad, y alegre á nuestros campos.
Ya las cumbres del Cromla dora el alva;
Se arman los hijos de la mar: se muestra
Calmar ardiendo de invencible aliento.
Pero desmiente á su animoso esfuerzo .
La palidez, que tiñe su semblante.
Apénas puede sostener sus pasos
Apoyado á la lanza de sus padres, . . . . . . . .
Que de las salas sacó ya del Lara,
Mirándole su madre entristeeida.

Pero todas las fuerzas le abandonan;


Y Conal poco á poco desfallece:
Cae en fin, como encina vigorosa
Desarraigada sobre el Cona, y dexa
Á Cuculino solo, como escollo
En quien descargan las airadas olas
Sus enojos, y azotan sus costados,
Salpicándole todo con su espuma. -
Pero luego las velas se descubren
Entre la niebla. Las amigas naves
De Fingal comparecen: Se adelanta
La selva de sus mastiles y antenas.
Al verlas Esvaran, desiste luego
De combatir al héroe de Inisfela.
Todas las fuerzas de Loclin recoge
Contra el Rey de los montes solitarios, ",
(2o7)
Y le opone sus fuertes esquadrones,
Semejante en su curso á la marea
Que las cien islas de Inistor azota,
Y entre ellas corre en rápido refluxo.
Libre así Cuculino, se retira
Con lento paso, y la cabeza baxa,
Arrastrando la lanza por el suelo
Lloroso y triste, y á esconderse llega
En el bosque del Cromla. Allí lloraba .
Sin consuelo las muertes de los suyos.
Teme la vista de Fingal, quando ántes
Alegrarle solia, miéntras juntos
Volvian muchas veces victoriosos
Del campo de la fama, ¡Quántos, dice,
Quántos de mis guerreros esforzados
Yacen allí difuntos! ¡defensores
Valientes de Inisfela! En otro tiempe
Todos ellos venian á mis salas
Y el sonido gozaban de mis. conchas.
1No veré mas sus huellas en el campo, "

Ni oiré resonar, como solian


Sus voces por el monte! ¡Yacen pmudos
En el funesto campo de la muerte!
¡Oh vosotros, espíritus amados.
De los difuntos héroes, acercaos;
Venid acá, y hablad con Cuculino
De la mansion del viento, quando el árbol
Á su soplo se dobla, y recio silva
En la gruta de Tura ; allí yo solo,
Desconocido yaceré; ninguno
(2o3)
De los cantores tomará en su boca
Mi nombre ya olvidado; ni erigida
Se verá á mi memoria piedra alguna!
¡Brigela, á Dios! ¡no existo ya! ¡mi fama
Desvanecióse! ¡llórame Brigela
Entre aquellos que yacen sepultados!
Esto decia triste y escondido
Entre lo mas fragoso de la selva,
Miéntras llega Fingal, y ver se dexa
Sobre su nave magestuoso y fiero -

Empuñando la lanza esplendorosa.


Su formidable escudo centellea
Como vapor de muerte, que en el campo
De Malmor se acumula, miéntras corre
La luna obscurecida por el cielo;
La mira teneroso el caminante.
Se dió aquí la batalla, Fingal dice;
La sangre veo aquí de los amigos:
Las encinas del Cromla me lo indican
Con sus gemidos,y el horror que cubre
Todo el campo del Lena. Aquí cayéron
Los fuertes cazadores. Ya no existe
El noble hijo de Semo. Filan, Rino,
Sonad, hijos, el cuerno formidable
De la batalla de Fingal. La cima
Ocupad de aquel monte, que descuella
Sobre la playa. Allí desde la tumba
De Landergo, llamad al enemigo
Al combate; aventajen vuestras voces,
En su metal de resonante trueno,
209)
Á las de vuestros padres, quando daban
Vigor á la pelea ya travada.
Aquí esperar resuelvo al poderoso
Y atrevido Esvaran. Enhorabuena
Venga ya con los suyos. No conocen
Al temor los amigos de los muertos.
El gentil Rino corre como llama,
- "Y como leve sombra por otoño,
Vuela tras él Filan: su voz resuena
Por los valles del Lena. Oyen el eco
Los hijos de la mar; el ece ronco
Del cuerno de Fingal, y se encaminan
Rápidos, animosos y terribles
Como sonoras olas, quando vuelven
Del reyno de la nieve, compelidas
De su propio refluxo. Se vé al frente
De la hueste el soberbio y jactancioso
Rey de Loclin. Arde su rostro en ira;
Llamas arrojan sus ardientes ojos.
Fingal le reconoce; le renueva
Su vista la memoria siempre dulce
De Aganadeca; á cuya aciaga muerte
Dió Esvaran en sus años juveniles
Tributo de dolor y amargo llanto,
Por su querida y desgraciada hermana
La del pecho de nieve. Esto le induce
Á enviar á Esvaran al fiel Ulino,
Hijo del canto, á fin de convidarle
Cortesmente á su fiesta ; pues habia
Penetrado en el alma generosa
TOMO I, Dd

-- —---__
Del esforzadojóven , el recuerdo
Tan tierno, y dulce de su amor primero.
Ante el hijo de Estarno Ulino llega,
Y así le dice ; tú, que acá veniste
Desde un suelo remoto, circundado,
Como un escollo de olas reboltosas,
Ven á la alegre fiesta , y pasa el dia
En placer sosegado; al venidero
Se dará la batalla. Romperémos
Entónces los escudos. No, no, dice;
Se rompan hoy, será mas agradable
Esa fiesta mañana , quando quede
Fingal, como lo espero, sepultado.
Rompanse luego, pues, Fingal responde,
Con sonrisa á sus labios asomada,
Y mañana si puede tenga fiesta.
Luego á sus hijos vuelto, así les habla:
Quede conmigo Osian: tú, fuerte Gaulo,
Y tú, Filan, empuñaréis la lanza.
Tú, Fergusto, harás uso de la espada.
Todos, pues, levantad vuestros escudos
Parecidos á luna obscurecida,
Y por la senda ilustre de la fama,
Venid tras mí, é imitad al noble esfuerzo
Que en herencia os dexáron vuestros padres.
Cien conglobadas nubes, y cien olas;
Cien encontrados vientos en la selva,
Y cien arroyos por profundos valles,
Caer se dexan con menor estruendo,
Con estrago menor, y menor fuerza
(211 )
Que aquella, con que corren á encontrarse
Los haces enemigos por la playa,
Junto al sonoro Lona. Sobre el monte
Se levanta la grita, como el eco
De los truenos nocturnos, quando el rayo
Rasga el seno á la nube, y el estruendo
Por los valles del Cromla se difunde;
Las sombras asustadas van echando
Mil tristes ahullidos por el cielo.
Terrible en su poder y fortaleza
Se adelanta Fingal, como la sombra
Del excelso Tremor, quando esta baxa
Sobre una nube á contemplar los hijos
De su poder. El encinar se dobla
Al violento golpe de sus alas,
Hasta los mismos riscos se extremecen.

Resplandecer se veía en la batalla


El acero, en la diestra de mi padre,
Teñido en sangre: resonar hacian
Al campo estremecido sus pisadas.
Rino, como columna esplendorosa
De fuego, se adelanta, y como denso
Vapor, se muestra Gaulo: va Fergusto
Rápido como el viento, y como niebla
Filan discurre por el monte. Al campo
Me arrojé tambien yo como una peña
Por la falda del monte compelida.
Arder mi pecho hacian de alborozo
Las ilustres proezas de mi padre.
Muchas fuéron las muertes de mi brazo,
Dd 2
(212 )
Y mi espada arrojó esplendor funesto
Sobre las frentes de Loclin. Entónces
Las canas no cubrian aun las sienes
De Osian, ni en tinieblas sepultados
Estos ojos estaban, ni tan débil
Esta diestra, en el campo se mostraba,
Ni su planta tan torpe en la carrera.
Quien puede referir el gran estrago
De los guerreros, y los fuertes hechos
De los héroes, al tiempo que con ellos
Fingal ardiendo en el terrible fuego
De su esfuerzo , los hijos apremiaba
De Loclin en sus densos escuadrones.
De collado en collado confundidos
Van y vienen los gritos y lamentos
De los que heridos caen, ó que espiran
En el funesto campo de batalla,
Lo cubrió al fin la noche de tinieblas.
Medrosos, aturdidos, desvandados,
Como manada de acosados ciervos,
Los hijos de Loclin se refugiáron
Sobre el Lena. Nosotros nos sentamos
Junto á la orilla del ameno Luba,
Para escuchar el canto, y la armonía
De las harpas. No léjos de la hueste
El gran Fingal tomó tranquílo asiento:
Allí estaba escuchando á sus cantores,
Que hacian resonar el nombre ilustre
De su imortal linage; descansaba
Sobre su escudo el victorioso brazo,
(213)
Disfrutando su pecho la dulzura
Que el canto le infundia. Allí presente
Se hallaba mi hijo Oscar, amable mozo
Apoyado en su lanza, respiraba
Su rostro admiracion del Rey de Selma,
Y de sus claros hechos, que avivaban
En su pecho el valor y fortaleza.
Hijo del hijo mio, le decia
El gran Fingal, honor de mi linage,
Y de la juventud , fuí yo testigo
De tus proezas, complacíme en ellas.
Prosigue en imitar el noble aliento
De tus padres, éiguala á su gran fama.
Se lo que fuéron ellos, y lo que era
Tremor , el mas excelso entre los xefes;
Y lo que fué Tratal, tronco de fuertes.
Desde sus tiernos años combatiéron
Como esforzados que eran, y que hoy dia
El argumento son de los cantores.
Noble jóven, apremia los soberbios,
Pero perdona á los rendidos. Rayo
Muéstrate sí qual rápido torrente,
Contra los enemigos de tu pueblo;
Pero muéstrate afable y generoso,
Como el viento apacible (que las plantas
Halaga y ameniza) con aquellos
Que imploran tu favor y patrocinio.
El gran Tremor te dió el exemplo de esto,
Tal fué Tratal, á quien Fingal imita.
Este brazo fué siempre firme escudo
(214)
De los que desgraciados le imploráron.
Baxo los resplandores de mi espada
Descansáron seguros los vencidos
Era yo mozo aun, é iguales años -

Á los tuyos, Oscar, contar podia,


Quando se me presenta Fainasila,
Hija del Rey de Craca, esplendorosa
Llama de amor. Entónces de la playa
Volvia yo del Cona. Me seguian
Algunos de los mios , y á lo léjos
Avistamos las velas de una nave,
Que se movian como obscura niebla
En alto mar. Al fin llegó á la orilla.
Comparece la hermosa. Realzaban
Sus suspiros las gracias de su pecho,
Al tiempo que corria por su rostro
El llanto del dolor. ¿Quál es, la dixe
Compadecido, el duelo que te oprime,
Y albergar puede en seno tan hermoso,
Hija de la beldad? No es invencible
Este mi brazo, pero á nadie tene
Mi corazon. En busca tuya vengo,
Príncipe generoso, me responde;
Á tí acudo, Señor de los valientes,
Y de las salas hospitales; tú eres
Defensa del que implora tu socorro.
Sabe, que el Rey de Craca, ilustre rayo (1) ,
De su linage, pretendió mi mano.

(1) Se cree una isla del Setland.


---

(215)
Muchas veces los valles devolviéron
Del Crómala las quexas y suspiros
De su amor por la triste Fainasila.
1En este mismo tiempo el Rey de Sora (1)
Me vió y me amó. Su espada es semejante
Al rayo que arrojar suelen las nubes;
Mas su semblante es fiero, y en su seno
La tempestad alberga. Huyendo de éste
Pasé la mar, por ella me persigue.
Quedas baxo el amparo de mi escudo
La dixe yo: descansa en paz segura,
Dulce rayo de amor. El Rey de Sora
Fiero como es, respetará tu sexö,
Ó evitará mi encuentro, si este brazo
No desmiente al esfuerzo de mi pecho.
Pudiera yo esconderte en una obscura
Y solitaria cueva, mas no teme
Fingal las amenazas del acero,
Hácelas siempre frente, y de ellas rie.
Ví empañados los ojos de la triste

Y afanada doncella. Comparece


De allí á poco, como onda alborotada
Del tempestuoso Bórbaro, la nave
Que en su busca venía. El recio viento
Hinchia al blanco seno de las velas,
Y las furiosas olas los costados
De la nave batian, con bramido
De la irritada mar. Al cabo llega.

(1) Pais de la Escandinavia.


(216)
Dexa la mar que brama yo le digo
Domador de los riesgos, y á mis salas
Ven conmigo si gustas. Tiene en ellas
Albergue el forastero. Estremecida
Junto á mí estaba la doncella. El dardo
Él la dispara. Herida cayó al suelo.
Bien se ve, dixe entónces, que tu brazo
Es tan eertero, quanto vil y duro
Tu corazon. Sacamos las espadas:
Fué sangriento el combate, pero cae
Él tambien: erigímos allí á entrambos
Dos sepulcros de piedra, en donde yacen
La doncella infeliz, y el fiero amante.
Yo en mis primeros años así obraba;
Pero tú en la vejez, Oscar, imita
Á Fingal, ni jamas en busca vayas
De combatir con otros, mas tampoco
Reuses la ocasion si se presenta.
Filan, Oscar, de la melena negra,
Hijos de la carrera, volad luego
Ácia la playa, y observad los pasos
De los valientes de Loclin. Parece
Oigo á lo léjos el rumor confuso
De su emprendida fuga, semejante
Al del mar agitado. Apresuraos;
Haced de modo, que ninguno escape
Por las nórdicas olas de mi espada.
Venciéron á los xefes esforzados
Del linage de Erina; muchos héroes
Quedáron en el lecho de la muerte.
-
217)
Como dos nubes, carros de las sombras,
Que sobre ellas impelen al espanto
Y hacen temblar la tierra, así volaban
Los dos fuertes guerreros. Pero Gaulo,
Hijo veloz de Morni, se presenta,
Y queda allí qual monte. Relucia
En el ayre la punta de su lanza. .
Y con voz alta, igual en el sonido
Al de muchos arroyos, así dice:
Generoso Señor de los combites,
Hijo ilustre de guerra, con el harpa,
Haz que el cantor, el sueño reconcilie
De los hijos de Erina fatigados.
Dexa tambien, Fingal, que por un poco
Á tu lado descanse el fuerte acero,
Y permite yo lleve á la batalla.
Nos hallamos de honor, sin hacer nada; , , ,
Tú solo, rompedor de los escudos ""

Lo quieres hacer todo, sin que dexes


Obrar á los demas; y quando el dia ,
Ilustre nuestros montes, en distancia "
Ponte de tus guerreros; allí observa
Sus valerosos hechos. De mi espada .

Prueben los hijos de Loclin el filo,


De modo que tambien mi nombre ensalcen , , , ,
Los cantores; tal fué de tu linage
El ilustre deseo, es tal el nio.
Hijo de Morni, Fingal dice, apruebo
TOMO I, Ee
(218)
Ese glorioso anhelo. Enhorabuena,
Combate, jóven fuerte; mas mi lanza
Te seguirá, para amparar tu esfuerzo,
Si fuere menester. Hijos del canto
Haced que vuestras voces reconcilien
En mis ojos el sueño. Aquí tendido
Estaré entre los silvos. de los vientos,
Y si por aquí cerca vas en giro,
Amable Aganadeca, entre los hijos
De tu suelo nativo, ó si sentada
En una nube vas, hija del viento,
Sobre la basta selva de las jarcias,
Y antenas de Loclin, ácia á mí llega;
Regocija mi sueño ; ven y obstenta
Ese tu amable esplendoroso rostro.
Muchas harpas y voces esparcian
Su suave concento, celebrando
Los hechos de Fingal, y las hazañas
Del linage de Selma esclarecido.
De quando en quando repetir se oía
El nombre de Osian tal vez con loa,
Que ahora ya tan diverso comparece.
¡Desdichado Osian! Sí, combatiste, "
Y saliste con gloria del combate;
Pero ya ciego, triste, inconsolable,
Caminas confundido entre los muchos.

¿En dónde estás, Fingal? mas no te veo,


Ni te veré ya mas amado padre,
Entre tus dulces hijos. Van paciendo
(219 )
El gamo y corzo por la verde tumba
Del Rey de Selma. ¡Bienaventurada
Tu alma sea, Señor de los aceros,
Modelo de héroes, esplendor del Cona!

Ee 2
(22o)

REFLEXIONEs
soBRE EL cANTo TERCERo.

I.
M, oportunamente se introduce,
dice el traductor ingles, la historia de Aga
nadeca, haciéndose de ella un uso grande
en todo el poema , produciendo en él en
gran parte la catástrofe. Sin embargo, me
parece que este episodio se hubiera podido
ingerir mas oportunamente en el fin del can
to despues de la venida de Fingal, y que
hubiera parecido mejor en boca de Ulino,
que de Carilo. El progreso de la accion, y
el interés de Fingal, parecian exigirlo na
turalmente; ántes bien lo hacian necesario.
Aquí al contrario parece un adorno sin pro
pósito , ni conseqüencia , y su extraordi
naria hermosura no hace todo el efecto que
debiera por lo mismo que se vé fuera de su
lugar.
2. Esnivan, cantor de Estarno, debia
ser uno de los Scaldos Dinamarqueses, ór
- , ""
(221 )
den semejante al de los Bardos Escoceses.
No llevarán á mal los amantes de la poe
sía, que ponga aquí un pedazo el Señor Ma
llet, que hace ver la veneracion, en que
era tenida esta arte por las naciones repu
tadas bárbaras, é insensibles á estas belle
zas del espíritu. “La historia de la poesía
no puede citar pais alguno , que la haya
sido mas favorable , que la Escandinavia,
ni siglo alguno mas glorioso. Los monumen
tos históricos del Septentrion , se nos pre
sentan llenos de testimonios de los honores
que la hiciéron los pueblos y los Reyes. Los
Reyes de Dinamarca, de Suecia, y de Nor
vega, iban siempre acompañados de uno ó

de muchos Scaldos. Araldo de los cabellos


bermosos les daba el primer lugar en los
combites entre los oficiales de la corte. Mu
chos Príncipes , en tiempo de paz y de
guerra, les confiaban los empleos mas im
portantes. No se hacía ninguna expedicion
guerrera, sino se hallaban ellos presentes.
Aquino, Conde de Norvega, llevó consigo
cinco en una famosa batalla, en que cada
(222)
uno de ellos cantó un himno para avivar el
corage de los soldados. Sus poesías eran re
compensadas con magníficos dones. El res
peto que se les tenia llegaba á tanto, que
se les dexaba en su arbitrio el pedir la gra
cia por algunos de los delitos, con condi
cion, que la pidiesen en verso. Existe to
davía la oda, con la qual un poeta célebre,
llamado Egil, se eximió de la pena de muer
te por un homicidio cometido. Finalmente,
los Príncipes y Reyes se dedicaban á esta
arte, como Ronvaldo, Conde de las Orca
das, Rigner Lodbrog, Rey de Dinamar
ea, y otros. Un Príncipe exponia muchas
veces su vida solo para ser celebrado por
un Scaldo, premio de su valor. Los Scal
dos cantaban sus poesías en los solemnes
convites, y en las grandes asambleas al
sonido de la flauta, y del laud.” ¿Quién
habia de creer que esta nacion misma habia
de ser aquella, que habia de sepultar el
buen gusto, baxo las ruinas de Italia?
3. Parece que las naciones antiguas se
mancomunáron en tener una particular pre
(22:3)
dileccion por el número tres. Los Escandi
navos lo tenían por un número sagrado, y
especialmente grato á los dioses. Una opi
nion casi igual tenian los Escoceses. Osian
hace uso de él, no solamente en las cosas
solemnes y de costumbre, como en este can
to, sino tambien accidentalmente , y en las
cosas que no dependen de la eleccion , en
las quales por consiguiente la determinacion
constante de este número, no parece que
pueda tener lugar. Tres dias queda prisio
nero un guerrero; en el quarto se le pone
en libertad. Tres dias llora una muger, en
el quarto consigue su intento. Otro por tres
dias enfrena su amor, en el quarto se aban
dona á él. Este sería un buen argumento
para un pitagórico. Me contentaré de aña
dir esta reflexion á las otras del Matanasio
sobre aquellas palabras de su célebre cancion.
Trois fois frappa.
4. El apóstrefe de Cuculino al espíritu
del cielo, es el solo paso del poema, que
tiene alguna apariencia de religion; pero al
mismo tiempo va acompañado de duda, de
\
(224)
modo, que no es fácil determinar si quie
re entender un ente superior, ó bien las al
mas de los guerreros muertos, que en aque
llos tiempos se creían rigiesen las tempes
tades, y fuesen de un lugar á otro sobre
nubes. Así el traductor ingles. Pero dixí
mos que se llamaba el espíritu de los colla
dos, el espíritu de las tempestades, que
parece denotar un cierto espíritu determina
do , y de una naturaleza diversa de los
otros, que tuviese alguna particular ins
peccion.
5. La audacia de Calmar de acometer
al espíritu sobre la nube, justifica bastante
esta aventura de la tacha que lleva y hace
se sienta el placer de la novedad, sin que
disguste la inverosimilitud. Aunque aun hoy
dia pasan por verdaderas tales novelas en
tre el vulgo.
6. ¿Qué propiedad , qué novedad , y
gracia inimitable en la comparacion de la
salida de Fainasila? Las palabras del ori
ginal son éstas; eran sus pasos semejantes á
la música de los cantos. Yo he desenvuelto
(225.)
las ideas, que no todos habrian distingui
do tan fácilmente en la expresion cerrada,
y prieta de Osian. . . . . . . )
. 7. Audaces fortuna juvat. Sentencia que
expresa Osian casi en los mismos términos,
y la única tal vez de que haga uso. El ha
blar por sentencias universales y abstractas,
es propio de los filósofos, y de los racioci
nadores. Los hombres rústicos y apasiona
“dos, singularizan y particularizan por sen
timientos. Si esta es una de las qualidades
mas esenciales del lenguage poético, como
pretende el Vico, Osian es el mayor poe
ta entre todos. No hay ninguno mas rico
de sentimientos, y mas escaso de senten
cias. Esta en boca de Calmar herido mor
talmente, se hace mas particular.
-8. La conducta de Osian en la llegada
de las naves de Fingal, me parece tiene un
artificio tan maravilloso para aquellos tiem
pos, que merece hagan sobre ella alguna
reflexion los lectores de gusto. Cuculino ha
bia perdído la batalla, no por falta de va
lor personal, sino por las pocas tropas que
"ToMo 1. Ff
(226)
tenia. Esa nota de inferioridad, aunque sin
culpa suya, era insufrible áun héroe como
Cuculino. Procura , pues, resarcir su ho
nor, con una resolucion grande y atrevida.
Esto es , de ir solo en persona" contra la
armada de Esvaran, no con la pretension
de darle una rota, sino con la lisonja de
combatir cuerpo á cuerpo con su enemigo,
de vencerlo, ó de morir gloriosamente.
¿Pero quál debia ser el éxito de la batallá?
Si vence Esvaran, la gloria de Cuculino
queda ofuscada; y un héroe virtuoso y ama
ble queda sacrificado á un brutal. Si la vic
toria se declara por Cuculino, la venida de
Fingal es inútil. Parecia inevitable el dar
en uno de estos dos escollos. .
9. Osian los evitó felizmente con una
destreza, que no se puede admirar bastan
temente. Cuculino está para acometer; Fin
gal comparece, Esvarán vuela, vuelve la
espalda á Cuculino, y éste se halla de re
pente solo y burlado, sin poder hacer prue
ba de sí, ni de morir gloriosamente. Esto
produce una gran sorpresa en quien escu
(227),
cha, y se guardan todos los respetos. El
honor del triunfo contra Esvaran, queda
reservado á Fingal; Cuculino nada pierde
por parte de la gloria, y gana mucho por
la parte del interés. Es preciso estar privado
enteramente de sentimiento para dexar de
sentir conmocion en el alma por su patético
lamento. Lavergüenza que padece de pre
sentarse á Fingal, la conmiseracion respeto,
de sus amigos muertos en la batalla; el
sentimiento por su perdída fama, la tierna,
despedida de su muger lejana, forman, un
nuevo género de patético, un mixto de ad
mirable y compasivo, que nos enternece y.
encanta. En fin, no pudiendo soportar su
deshonor, va á esconderse en una gruta.
Esto pone el colmo á la fineza del artifi
cio del poeta. Esta resolucion, que toca al
alma, quita, el cotejo peligroso entre los
dos héroes principales. La escena queda li
bre para Fingal. Cuculino parte, y lleva
consigo nuestros afectos, quedando Fingal
á llenar nuestro espíritu de su grandeza,
1o. El carácter de Fingal es uno de
- "
Ff 2
(228))
los mas perfectos que haya jamas idea
do ningun poeta, y tal vez el mas perfec
to de todos en cierto modo. La perfeccion
moral de los caractéres es diversa de la poé
tica. Aquella consiste en un agregado de las
mas bellas calidades; esta en la idea abs
tracta y universal de una calidad buena ó
mala, ó viciosa, aplicada á un personage.
Quando digo que el carácter de Fingal es
perfecto, entiendo sea no solo de esta última
perfeccion; pero especialmente de la prime
ra. Algunos críticos nos quisieran persuadir
que la poesía no admite esta perfeccion mo
ral, pretendiendo que los caractéres poéti
cos, deben ir mezclados de contradicciones,
y de defectos, como lo vemos comunmente
en todos los hombres. Esta es una preocu
pacion que debémos á la supersticiosa ado
racion que se grangeó Homero; porque ha
ciendo generalmente viciosos y contradicto
rios los caractéres , sus admiradores han
transformado en virtud este defecto, y he
cho de él una regla. Antes de entrar en
las perfecciones de Fingal, detengámonos
(229). -

en este punto, que es uno de los mas fun


damentales de la poesía, acerca del qual,
si no me engaño, hay mucha equivocacion
y mala inteligencia. Gravina, que es uno
de los mas acérrimos defensores de este
punto, condena sin remision los poetas, que
dan á sus héroes calidades perfectas, y de
fiende, que ésta de representarles perfectos,
no es, ni instructiva, ni útil, ni verosimil.
Si baxo el nombre de perfeccion se entien
de una austeridad de naturaleza, que se
hace insensible á todas las pasiones huma
nas, convengo tambien yo, que tales ca
ractéres no son muy poéticos, no tanto por
que no son verisímiles, quanto porque no
son interesantes; pero si la perfeccion con
siste en dirigir las pasiones al bien ab
soluto ó relativo, las objeciones de Gravi
na, y de los otros críticos de su partido,
me parecen poco ó nada fundadas.
11. Nada se aprende, dice el Gravina
en su razon poética, en el cap. 6. de tales
caractéres. El hombre debe pintarse como
es, porque todos saben ya cómo debería
- "
(23o)
ser. Mas yo soy de contrario parecer, y
creo todos saben quál es el hombre, y po
cos quál deberia ó podria ser. La experien
cia nos hace ver cada dia que los hombres
son comunmente interesados, pequeños, ma
lignos, fingidos, soberbios, violentos, sin
que haya necesidad, que nos lo haga co
nocer algun poeta. Al contrario, ¿quántos
son aquellos que tienen ideas, exàctas de sus
obligaciones, y mucho ménos que conozcan
las delicadezas y las maravillas, de que es
capáz la naturaleza humana, bien dispuesta
y educada, y llena de las nobles ideas del
bello y del sublime? Dirá sin embargo algu
no, que el hombre debe ser justo, razo
nable, honesto; pero se desenvuelvan estos
especiosos sentimientos, se hallará que no
son sino una confusion de ideas desarregla
das. Y si eS necesaria una instruccion parti
cular para conocer los hombres como son
sí, es cierto por lo ménos, que no la da la
poesía. Esta es una instruccion que perte
nece directamente á la historia. El Gravina
confunde patentemente los fines de estas dos
(23)
artes. El objeto de la historia, es la ver
dad particular; el de la poesía la metaff
sica. Esta nos presenta las fuentes puras é
inagotables, y los eternos modelos de lo
verdadero, aquella no nos muestra sino los
arroyuelos cenagosos, y las copias contra
hechas é imperfectas. Sobre las ideas ar
quetipas de la poesía nos podemos regular
nosotros mismos, y juzgar con precision de
los otros; quando al opuesto no se puede
sacar otro de los hechos particulares que
reglas desiguales, y juicios fundados sobre
inducciones incompletas, y muchas veces
defectuosas y falaces. Por esto la instruc
cion poética es mas im portante, mas llena,
y segun Aristóteles, mas filosófica que aque
la que se saca de la historia.
12. Pero hay otra cosa mas. La ven
taja que se propone la poesía, no consiste
en una sencilla verdad especulativa. Su fin
principal es el interesar, conmover éincitar
á la virtud. ¿Cómo pudiera, pues, hacer
esto , si no nos presentára la virtud misma
en sus modelos? El exemplo es el moralista
(232)
verdaderamente útil, y la virtud puesta en
su verdadera luz, y animada, está segura
de interesar los espíritus, y de atraer los
corazones. Se lean ahora aquellos poetas
que pintan al hombre como es en sí, no diré
como el Gravina, en su ser verdadero, sino
en su ser comun. ¿Será por esto la virtud
una quimera? ¿un ente imaginario, al qual
la naturaleza humana no puede aspirar?
¿Por qué, pues, deberé avergonzarme de
asemejarme á un héroe? ¿Para qué fatigar
me tras una ilusion? Este es el fruto que
se debe sacar necesariamente de tales exem
plos. ¿Son estas acaso las lecciones y los
retratos, con los quales los Anfiones y los
Orfeos habrán humanizado al mundo selvage?
I3. Pero los caractéres perfectos, son
inverisimiles. La humanidad no es vaso CQ=

páz de la perfeccion. Esto es opinar baxa


mente de la naturaleza humana , y de la
belleza de la virtud. ¿Cómo? ¿Aristides,
Sócrates, Caton, Régulo, Bruto, Trasea,
y tantos otros serán. entes fantásticos naci
dos de la imaginacion de los poetas? ¿Pero
(23:3)
para qué nombrar algunos particulares? La
historia antigua no nos presenta en los Es
partanos el exemplo de un pueblo entero,
el qual, segun la expresion enérgica de un
moderno, se halló poseido de la fiebre de la
virtud. ¿Cómo pues? ¿Serán solo caracté
res poéticos los Aquiles, los Alexandros, y
no lo podrán ser los Trajanos, y los Au
relios, por el solo defecto de que son vir
tuosos? Qualquiera pasion baxa quando lle
ga á ser dominante, absorve á todas las de
mas, y llega hasta hacernos sacrificar la
misma vida. Y los principios inatos de bene
volencia, y de rectitud, el amor de lo be
llo, la lisonja de una justa gloria no po
drán hacer el mismo efecto, á lo ménos en
calidad de pasiones? No son, pues, qui
méricos los caractéres perfectos, sino sola.
mente raros , y por esto mismo merecen
que se propongan por modelos á la pública
admiracion. Todos convienen que el poeta
en las descripciones de los objetos de la na
turaleza, y del arte, debe escoger siempre
los mas apreciables, singulares, extraordi
TOMO I.
Gg
(234)
narios, y quando no halle el modelo, for
marlos en su fantasía. ¿No es, pues, una
contradiccion manifiesta , que en el punto
mas esencial deba cambiar naturaleza, y ha
cerse histórico, representando caractéres de
fectuosos y vulgares? ¿Si es así, á qué fin
pretender que el poeta tenga un juicio tan
exquisito? ¿Para qué apremiar el ingenio,
para ir en busca, ó para idear caractéres
nobles ó interesantes? Echémonos á ojos
cerrados entre la gente, y tomémos por
modelo al primero que se nos presenta.
Se añada algun grado mas de fuerza á
su carácter, qualquiera que éste sea, y
helo aquí transformado en héroe. Pero se
le conceda todo. La idea de la perfeccion
sea un quimera ; es certísimo que ella pa
rece posible, y muchas veces real. El amor,
la amistad, la admiracion, no tienen otro
fundamento que esta imágen, tomada por
verdadera. Cada uno, segun sus luces, se
representa como verdadero en su fantasía
un modelo de perfeccion, y tal vez se li
songea de realizarle. ¿Para qué, pues, qui
(235)
tará los hombres esta ilusion mas útil que
qualquiera otra verdad? Esta quimera es
especiosa y magnífica en el último grado.
Lisongea, corrobora, ennoblece y engran
dece el ánimo. Quantos pasos damos ácia
ella, otros tantos nos alejamos del vicio,
y quanto mas de cerca se galanteará su her
mosura, tanto mas nos horrorizará la feal
dad de su contrario. Est quodam prodire
tenus, si non datur ultra. Y aquel que no
se propone lo sumo, queda mas abaxo de la
medianía. -- 2
14. Pregunta el Abate Conti para justi
ficará Homero, si es verdad que un poeta
épico puede ser útil pintando el vicio, para
hacerlo aborrecer, como la virtud para ha
cerla amar. Respondo lo primero, que la
utilidades muy imperfecta. El aborrecimien
to del vicio es el primer paso ácia la vir
tud; pero está muy distante de la virtud
misma, y muchos tienen horror de una mal
dad, que no son capaces de una accion ge
nerosa. Lo segundo, que la pintura del vi
cio por sí misma desagrada, y la de la vir
Gg2
(236)
tud halaga y encanta. Por esto va fuera de
razon, que un poeta quiera agradar al lec
tor imperfectamente, y con disgusto suyo,
pudiendo unir imperfectamente lo útil á lo
deleytable. Lo tercero, finalmente , que el
vicio no puede instruir, sino quando se des
aprueba y castiga. Pero el pintar el vicio
con indiferencia, ántes bien el embellecerlo
con colores seducentes, el sacar á la escena
un personage vicioso, protegido de los dio
ses, cargado de gloria, y triunfante, esta
es una arte particular para hacerlo abor
recer. .
15. Por lo demas, quando se dice que
el poeta debe pintar caractéres perfectos, no
se entiende que deban ser todos tales,sino
que el héroe principal, que se propone por
objeto de admiracion, sea verdaderamente
digno de exigirla. Esto quita todo funda
mento á las objeciones de los contrarios.
Creo poder decir con mayor razon, que el
Gravina, que la verdadera ciencia moral,
se forma del conocimiento de aquello que
es, y de aquello que deberia y podria ser.
(237)
El primero nos enseña á evitar los vicios
de nuestros compañeros, y á manejar sus
afectos. El segundo.á perfeccionarnos áno
sotros mismos, y á formar un juieiocrecto
de las cosas y de las personas. *
- 15. Establecidos estos principios funda
mentales de la verdadera imitacion poética,
y desatados los sofismas que quisieran des
lumbrar al buen senso, exáminémos ahora la
perfeccion particular del carácter de Fingal.
16. La perfeccion, ósea el heroismo,
se puede dividir en dos especies; esto es,
en perfeccion de naturaleza, y en perfec
cion desociedad. Aquella consisteen depu
rar la naturaleza, y en seguir su inclina
cion; ésta en cargarla y alterarla especiosa
mente. Aquella no tiene otra regla, que los
sentimientos primitivos de la naturaleza, des
envueltos y fortalecidos por la razon. Esta
se refiere al sistéma político y moral de las
respectivas sociedades. El ciego punto de
honor, el furor de conquistar, los enconos
nacionales, el espíritu de patriotismo exce
sivo é inhumano, son todos heroismos de
(238)
sociedad. La sensibilidad, la generosidad,
la dulzura forman al héroe de la naturale
za. El hombre quiere ser mas, que hombre;
el otro se contenta de ser hombre mas per
fecto que los otros. El heroismo de socie
dad, respeto de la poesía, lleva mayor des
lumbramiento y maravilla, y produce un
interés particulartal vez mas fuerte. El otro
es mas sensible, mas razonable, y su inte
rés mas dulce, mas estable, mas universal.
El primero está mas cerca de los excesos,
y fundado las mas veces sobre una preocu
pacion útil á una determinada nacion. Pero
las preocupaciones son diversas entre los
pueblos, y se destruyen sucesivamente las
unas á las otras. La razon engañada por al
gun tiempo, recobra á la fin su imperio,
la preocupacion cesa, y dexa lugará otra.
El encanto se desvanece, y el interés aca
ba, y aquello que era admirable en un si
glo para una nacion, es estravagante y ri
dículo para con otra, y lo llega á ser para
con aquella misma nacion en otro siglo. Pe
ro el heroismo de la naturaleza tiene una
(239)
hermosura independiente del capricho de los
hombres, y sus derechos sobre nuestros co
razones son eternos é inmutables, como la
misma naturaleza, ni tienen por qué temer
la diversidad de clima, ó las vicisitudes de
la edad. Sin embargo, como los hombres
aman ser conmovidos con fuerza, y la vir
tud natural no se apresura á deslumbrar y
hacer ruido, así el mas bello carácter poé
tico sería aquel , en que el heroismo de so
ciedad fuese unido con el de la naturaleza;
pero solo lo que basta para dar á éste un
cierto grado de entusiasmo, que no siempre
se halla en él. Tal es precisamente el ca
rácter de Fingal. Su principal distintivo es
la humanidad. Aunque sea el mas grande
de todos los guerreros, no combate sino por
defensa propia, ó por la de la inocencia;
busca siempre vencer ántes con la genero
sidad, que con las armas. Es grande, no
extraño; fuerte sin ser duro , sensibilísimo
sin ser débil. Amantísimo de los suyos, cor
tés para con los extrangeros, amigo desin
teresado , enemigo generoso y clemente,
(24o )
compadece á los infelices, y siente los ma
les de la humanidad; pero no cede, y se
consuela con el sentimiento de su virtud, y
con la idea de la gloria. Yo no sé si Fin
gal es verdaderamente padre de Osian, ó
hijo de la fantasía. Es creible que la natu
raleza, y el poeta lo hayan formado á por
fia. De qualquier modo un tal carácter es
glorioso á la humanidad y á la poesía. Ho
mero es un gran retratista. Sus copias son
excelentes; pero los originales eran irre
gulares, groseros, y disgustosos; sin de
fraudar nada á su habilidad, el cotejar los
caractéres de los héroes de Homero, con
los de Osian, y especialmente con el de
Fingal, es lo mismo que cotejar las Pa
godos chineses, con las estatuas de Poli
cleto.
17. Osian no es solo poeta, sino tam
bien uno de los actores principales de su
argumento. Esto da á sus narraciones un
calor, y un interés que no se halla en las
de otros poetas, por excelentes que sean.
Á la descripcion de sus proezas juveniles
(241 )
hace suceder siempre la comiseracion del in
feliz estado de su vejez, y este contraste
patético hace el mayor efecto.
18. ¡Qué bello objeto para una pintura!
Fingal enmedio de su familia, y guerreros,
teniendo apoyado el brazo sobre su escudo
en acto de instruirá su nieto. Los cantores
están con las manos suspensas sobre las har
pas para escucharle. Los otros héroes sen
tados en diversas posturas de admiracion,
mas séria en los guerreros provectos, mas
viva en las fisonomías de los jóvenes. Os
car en pie delante de Fingal, pendiente de
su boca con la alegría que le brilla en el
rostro, Osian entre uno y otro con las lá
grimas de gozo en los ojos, y dividido entre
la admiracion del padre, y la tierna com
placencia del hijo.
19. ¡Feliz el universo, si todos los gran
des capitanes hubiesen estado en la escue
la de Osian! Homero era el poeta de Ale
xandro , y fortunadamente fuéron mas los
Alexandros, que los Fingales.

TOMO I, Hh,
(242)

DEL CANTO QUARTO.

uedando suspendida por la noche la ac


cion del poema, Osian se aprovecha de esta
ocasion para contar sus hechos en el lago de
Lego , y sus amores con Eviralina , madre
de Oscar, que murió poco ántes de la ex
pedicion de Fingal á Irlanda. Se le apare
ce la sombra de Eviralina, y le anuncia que
Oscar, enviado durante la noche para ex
plorar el campo enemigo, peleaba con un
cuerpo de tropas abanzadas, corriendo ries
go de quedar vencido. Osian corre á socor
rer su hijo, y se le envia aviso áFingal que
se acerca Esvaran. El Rey se levanta, jun
ta su armada , cuyo mando confia á Gaulo,
como lo habia prometido la noche anteceden
te. Encarga á sus hijos que se porten va
lerosamente , y se retira á un collado, des
de donde podia ver el suceso de la batalla.
El poeta celebra las hazañas de Oscar; pe
( 243)

ro mientras éste vence en una parte con


su padre, Gaulo está para ceder y quedar
vencido en otra, acometiéndole Esvaran en
persona. Fingal envia su cantor Ulino para
animarle con el canto; sin embargo, queda
superior el enemigo , y los Caledonios con
Gaulo se ven precisados áretirarse. Fingal
baxa del collado, pone de nuevo en órden á
los suyos; Esvaran desiste de perseguirles,
y se apodera de una eminencia, donde re
fuerza su exército , y espera que le aco
meta Fingal, como lo executa. Cuculino, que
Se habia retirado con Conal, y con Ulino en
la gruta de Tura, sale de ella para ver el
combate; y luego que Fingal quedó con la
victoria, envió Carilo para darle los para
bienes por ella.

Hh 2
CANTO QUARTO,

es aquella sombra esplendorosa


Que desde el monte ácia mí viene , bella
Como el arco celeste sobre el Lena?
Es la esposa de Oscar , la reconozco;
Por su voz dulce y brazo torneado,
Hija del buen Toscar. Sí; muchas veces
Diste oido á mi canto, y derramaste
Lágrimas de ternura! ¿La batalla
Vienes á ver de tus guerreros? ¿vienes
Á oir los hechos de tu Oscar ¿mas quándo
Tendrán fin mis lamentos, y mi duelo
En la orilla del Cona? ¡Entre las armas
Pasó mi edad florida? ¡Hoy escurece,
Y apremia á mi vejez la pesadumbre!
Hija graciosa de la blanca mano,
No me hallaba tan triste y abatido,
Desamparado, ciego , y tan doliente,
Quando me amó la linda Eviralina (1),
Eviralina, dulce amor del fuerte,
Poderoso Gorman, de blanco pecho,
Y negra cabellera. Por amantes
Contaba muchos héroes; pero siempre
Cerró su corazon á todos ellos;
Era Osian de su amor el solo objeto.
Para obtener tan agraciada esposa

(1) Muger que fué de Osian.


(245)
Me encaminé ácia el Lego. Me seguían
Doce hijos fuertes del aquatil suelo
De la fértil Albion , en donde Brano,
Amigo de extrangeros, nos recibe.
¿Á qué fin, dice, acá venís armados?
¿Para qué esos aceros? No es tan fácil
Conquistar el amor de la doncella.
Se negó de antemano, á quantos xefes
Og-zarcos de Erina la pidiéron.
Mas bien venido seas, hijo digno
Del gran Fingal, feliz esposa, aquella
Que reputarás digna de tu afecto.
Aun quando fueran doce, y de belleza
Aventajada, mis queridas hijas,
La eleccion al arbitrio quedaria
Del hijo de la fama. Me abrió entónces
La estancia de la virgen, recogida
De Eviralina. Á su graciosa vista
Un súbito alborozo se difunde
Por todos nuestros pechos , que penetra
Nuestras almas de viva complacencia.
Pero se dexa ver sobre el collado

Magestuoso Corman. Le acompañaba


Un esquadron de sus guerreros, prontos
Á combatir por él. Resplandecia
El monte con sus bélicos arneses.
Era Cola uno de ellos; Turra el otro,
Diestro en herir. Estaba tambien Tego,
El potente Toscar, y el victorioso
Frestal, y Dauro armisonante,
(246)
Y el fuerte Dala, roca de la guerra.
En mano de Corman centelleaba
El fino acero, al tiempo que movia
Con graciosa fiereza sus miradas.
Les opone Osian ocho guerreros
De los suyos; Ulino el hijo fiero
De la batalla ; el esfozado Mulo
De generosos hechos, los valientes
Seglan y Oglan, y el iracundo Cerda.
Estaba tambien Dumarican , velloso
Sobrecejo de muerte. ¿Y dónde dexo
Al celebrado Egar, en los collados
De Arven?. Se hallaba frente á frente acaso
Egar de Dala, al tiempo que el combate
Empezó, semejante á una borrasca,
Que conmueve la mar embravecida.
Se acuerda Egar entónces de la daga
Que llevaba consigo, y por tres veces
Pasa con ella á Dala el fuerte pecho.
Mudó de aspecto el choque. En el escudo
Del potente Corman rompí mi lanza,
Y él la suya en el mio ¡Desdichado
Mozo en amor! Le así de la melena

Con brazo fuerte, y le postré en el suelo,


Donde á cercen le corto la cabeza.

Queda sin ella el busto ensangrentado.


Los otros huyen. ¡Quién dixera entónces,
Doncella graciosísima, que ciego
Debiera yo arrastrar tan dura vida!
Entretanto cesaba poco á poco
(247)
Por la playa del Lena la armonía
De las harpas y voces de cantores.
Soplaba recio el viento, y variando
Silvidos en las hojas de la encina,
Agitaba á su copa con los soplos
Repetidos. Allí mi pensamiento
Fué en busca de mi amada Eviralina:
Sola mi Eviralina le ocupaba;
Quando en toda la luz de su belleza,
Con los ojos azules, empañados
De tierno llanto, sobre leve nube
Se me aparece, y dice con voz débil;
Corre, Osian, defiende al hijo mio,
Salva á mi Oscar. Junto á la antigua encina
Del arroyo del Luba, con los hijos
Combate de Loclin. Dicho esto, apenas
En la nube se esconde. Tomo el peto,
ella
La lanza empuño, y apoyado en
Ceñido de mis armas, con el harpa,
Comienzo á celebrar, como solia
Las antiguas hazañas de guerreros.
Oyó Loclin mi canto, como trueno
Lejano, que le puso luego en fuga.
En su alcance va Oscar:yo le gritaba,
Desde léjos, diciendo: vuelve al Lena,
Vuelve al Lena, hijo mio; aunque de cerca
Me tengas en tu ayuda, no les sigas.
Oscar desiste de su empeño y vuelve.
Me era grato el sonido de sus armas,
¿Por qué, dice, enfrenaste, padre mio:
(248)
1E1 valor de mi brazo Hubieras visto
Cubierto de cadáveres el campo
De la hueste enemiga, pues huían
De Filan, y de mí, como si vieran
Dos espectros horribles de la noche:
No pocos aterráron nuestras armas.

Esto diciendo , vuelve el enemigo


Á inundar la llanura , como suelen
Volver los vientos á impeler las olas
Contra la quieta playa, en que se rompen.
Oíanse á lo léjos en el ayre
Las quejas de las sombras de la noche,
Miéntras iban cruzando por el cielo
Meteoros de muerte. Corred, digo,
Á dispertar al Rey de Selma, el fuerte
Despreciador de riesgos , y sol claro
Serenador de tempestad de guerra.
Acababa Fingal de dispertarse,
De un sueño muy pesado, y al escudo
De Tremor , noble arnes de sus mayores,
Apoyado se hallaba. Vió dormido
La sombra de la triste Aganadeca,
Que venia del mar, y en lento vuelo
Giraba sobre el Lena. La caían
Hilo á hilo las lágrimas. Su rostro
Parecia de niebla. Varias veces
Sacó de su funereo vestido,
Formado de vapor, el blanco brazo,
Y á Fingal lo extendía; pero luego
Volvia ácia otra parte el rostro en llanto.
(249 )
¿Hija de Estarno, por qué lloras? dice
Suspirando Fingal. ¿Por qué te muestras
Tan afligida, hermosa habitadora
De los vientos? mas ella de repente
Desaparece, y dexa muy confuso
Á Fingal, y llorando á todo el pueblo,
Que temia caer baxo el acero
Del Rey de Selma. El héroe se dispierta.
En sus ojos llevaba todavía
Impresa la vision ; la mente absorta.
Oyó entónces el eco de los pasos
De Oscar, que se acercaba. Por su escudo
Le reconoce 5 comenzaba entónces
despuntar el alva; y enviaba
Su trémulo esplendor al mar de Ulina.
¿Qué hace, pregunta el Rey, el enemigo?
¿Huye á la mar, ó espera la batalla?
Mas lo pregunto en vano; pues el viento
De la mañana el eco no devuelve
De su fuga. Vé luego, Oscar, dispierta
Á tus amigos, dice, y se encamina
Ácia el cerro del Luba; desde donde
Á sus guerreros llama con un tono
De voz tan formidable, que espantados
Huyéron los venados por las faldas
Del Cromla, y se moviéron los peñascos.
Con el ronco susurro, con que baxan
Por las faldas del monte cien arroyos;
Como en deshecha tempestad se juntan,
Las vagas nubes atronando al cielo,
TOMIO I. Ii
(25 o )
Cuyo sereno resplandor ofuscan,
Juntanse así los hijos del desierto
Á la terrible voz de su caudillo;
Voz tan temible al enemigo, quanto -

Grata y amable á sus guerreros,


Que gozosos la oían; pues entráron
Tantas veces con él en la batalla,
Y volviéron con él enriquecidos
De gloriosos despojos. Ea, dice, y
Hijos de la borrasca , vamos todos
Al campo de la muerte. Vuestro xefe
Estará aquí á miraros. Este acero
Sobre aquel monte brillará, y de escudo
Servirá á mis soldados, Mas confio
No será menester. Hará mis veces
Gaulo, el hijo de Morni, á quien dí el mando.
El será vuestro xefe,á fin que pueda
Levantarse su nombre sobre el canto.

Vosotras, sombras de los xefes muertos,


Venid, habitadoras de las nubes;
Propicias acoged á mis guerreros,
Caidos en el campo, y disponedles
Sobre vuestros collados, digno albergue.
Puedan, sí, todos ellos, en las álas
De la borrasca rápida del Lena,
Pasar por el espacio de los vientos
Sobre las vastas olas de mis mares,
Y venir á encontrarme en el silencio
De mi descanso, y alegrar mis sueños,
Con su freqüente y agradable vista.
(251 )
Como una nube formidable, orlada
Del resplandor del fuego que la lleva
Ácia el ocaso, con sonante vuelo,
Así se apartó el Rey. Funesta llama
Arrojan sus arneses. Resplandece
En su diestra la lanza, y por el ombro
Mueve el viento sus canas respetables.
Acompañan al hijo de la fama
Tres cantores, que llevan los mensages
Del Rey. Éste se para en la ladera
Del Cromla, y allí espera la batalla.
Á ella entretanto alegres vamos todos.
Resplandecia el gozo en el semblante
Del animoso Oscar; era muy vivo,
Y encendido el color de su mexilla,
Y la espada en su diestra parecia
Claro rayo de fuego. De este modo
Con gracia sonriéndose, se acerca
Á su padre Osian, y así le dice:
Sigue al héroe de Selma; con él puedes
Ser miron del combate desde el monte,
Y á miesfuerzo confia toda entera. . .
Tu ilustre fama. Mas si acaso caigo,
Ruégote, padre mio, que te acuerdes
De aquel pecho de nieve, de aquel dulce
Y solitario rayo de mi afecto,
De mi amada Malvina. Me parece
Verla sobre la márgen del arroyo,
Que inclinada me mira desde el monte
Con el rostro encendido, entre el cabello,
Ii 2
(252 )
Que por él nueve el reboltoso viento,
Y por su Oscar suspira. Padre mio,.
Tú la consuela, y dila que camino
Por la mansion del viento; que á buscarme
Venga allá, miéntras yo sobre la nube
De mis collados, con ansioso vuelo
Á recibirla voy entre mis brazos.
¿Oscar, qué dices? ántes bien erige
Esa tumba á tu padre. No; no cedo,
Á ninguno el combate, mas experto,
Y diestro es este brazo que ese tuyo,
Él te abrirá la senda de la gloria.
Mas si sucede que yo caiga, este arco,
Este cuerno, y mi acero deposita
En mi mansion obscura; haz que la indique
La sobrepuesta piedra al pasagero.
Á tu cargo no dexo amor alguno,
No existe ya tu madre Eviralina.
Miéntras esto decímos, hace Gaulo
Oir su fuerte voz, cuyo sonido

Lleva léjos el viento, y empuñada


La espada de su padre, confiereza :
Al estrago se arroja, y á la muerte.
Ayrada ola parece que se lanza
Contra un escollo. Pero como escollo,
Que el ímpetu sostiene de las olas,
Así sostiene la enemiga saña
El encuentro de Gaulo, y lo resiste,
Acero contra acero se quebranta,
Fuerte con fuerte el brazo y valor mide.
(253)
Resuenan con los golpes repetidos
Los sangrientos arneses, como suelen
Cien brazos, que á porfia están batiendo
Al caldeado hijo de la fragua.
Parece Gaulo nube de borrasca y.

Que en Arven se levanta, y lleva al suelo


La destruccion , al tiempo que discurre
Esvaran por el campo, como rayo
Debastador de selvas. No es posible
Confiar tantos nombres, tantas muertes
Al recuerdo del canto. En la batalla
Resplandeció tambien la fuerte espada
De Osian. Se muestra: en ella formidable

Oscar, entre mis hijos el mas diestro,


Y el mayor. Mi alma toda, y mis entrañas
Jubilaban de gozo, al ver su acero.
Sobre las frentes de Loclin , que el suelo
Cubría de sus rotos escuadrones. "
Huyéron los demas. Los perseguímos,
Y en ellos se cebáron nuestras armas.
Como dar suelen repetidos saltos :
Los riscos despeñados por el monte,
Ó como las segures en la selva
Alternando los golpes en los troncos,
Los derriban al suelo; como el trueno
Corre de valle en valle, en que retumba .. . .
El eco formidable, así sonaban
Los golpes en el campo, y las heridas
Que la espada de Oscar, tambien la mia
Diéron al enemigo derrotado.
(254)
Ruge Esvaran de enojo como raudo
Torrente de Inistor, y va tras Gaulo.
Fingal lo vé; y al verle se levanta;
Y á mover va la lanza en su defensa.
Mas ántes llama á su cantor Ulino,
Y le dice: vé, Ulino, la memoria
Renueva á Gaulo de los fuertes hechos
De sus mayores, y con ellos suple
Al desigual combate. Aviva el canto,
Y á los héroes infunde nuevo esfuerzo.
Ulino llega, y ante Gaulo entona
El canto animador en las batallas
De los ilustres pechos. Así dice:
Combate, sí, combate, ; .
Hijo excelso y valiente
Del Señor de los rápidos caballos;
Y la fiereza abate ,
De la hueste insolente,
Apremia tu valor en acosallos,
Ó flor de los guerreros corazones.
Acomete y destruye, brazo fuerte
En la dura fatiga de la guerra
Sus lanzas y escuadrones,"
Y su poder atierra,
Ó Señor de las armas de la muerte.
Haga tu noble aliento,
Que desplegar no pueda blanca vela
A las olas, y al viento
De Inistor la enemiga caravela.
Alze tu brazo el formidable escudo,
(255
Escollo de la muerte, y del estrago,
Y mueve el hierro agudo,
Como explendor nocturno sobre el Lago.
Sea tu brazo trueno

En el sangriento campo de batalla.


Sea roca tu seno "

Sin que la cubra la acerada malla,


Y aniquile tu acero
Al lejano poder del extrangero..
El canto enciende al corazon de Gaulo,
Que le salta en el pecho. Le parece
Ser mayor de sí mismo. Mas la rabia
De Esvaran crece, y su furioso enojo,
Apremia al noble jóven de manera,
Que divide en dos partes con el hierro
Su fuerte escudo. Amedrentados huyen
Los hijos del desierto. Se levanta
El gran Fingal entónces, y oir hace
Por tres veces su voz. Devuelve el Cromla
El eco de su estruendo, que contiene
En la tomada fuga á los guerreros;
Mas de su cobardia avergonzados, .
Cosiéron contra el suelo sus semblantes. . . . .
Va Fingal como nube llovediza, , ...
----"

Que se encamina al monte en lento vuelo,


Al resplandor del sol, y al mustio campo
Hace esperar la lluvia deseada.
Vió Esvaran á lo léjos al temido
Señor de Selma, y su encendido enojo
Reprime con fruncido sobrecejo.
Y á su robusta lanza se encomienda.
Echan alrededor sus ojos llamas.
En su grandeza silenciosa y fiera,
Una crecida encina parecia
En la orilla del Luba, cuyo tronco
Despojó el rayo de su ufana copa,
Y le dexó tendido, y chamuscado
Sobre el arroyo ; el viento sobre él silva.
Pero Esvaran no tarda á retirarse
• ,

A la falda del Lena. Le siguiéron


Sus guerreros. Allí se reconcentra
El tumulto y horror de la batalla.
Como rayo solar resplandecia - -

El gran Fingal enmedio de los suyos.


Ufanos y gozosos se le juntan
Al rededor sus fuertes capitanes,
Á quienes dice; fieles compañeros
Desplegad las vanderas. Por la playa
Del Lena ellas tremolen, y qual llama
En el incendio de una vasta selva,
Se vean desde léjos por los montes
De la fértil Erina, y enardezcan
A

Como armónico son á nuestros pechos.


Venid acá, hijos mios, acercaos
Á vuestro xefe: tú , invencible Gaulo,
Brazo de muerte; ven acá, Oscar mio.
Tú, Conal, hijo fuerte de la espada;
Y tú Dermino del cabello negro.
Tú, Señor de la fama, Rey del canto,
Osían, seguid todos los exemplos
(257)
Del corazon del padre, y de su brazo.
Á la presencia de ellos se levanta,
Como rayo solar el estandarte.
Nuestras almas en vuelo le seguían.
Tremolaba la luz ori-brillante
De su precioso adorno, como suele
La bóveda estrellada de los cielos.
Llevaba cada xefe su vandera,
Que seguían sus cuerpos respectivos.
Mirad, Fingal les dice, cómo junta
En el Lena Loclin sus escuadrones.
Parecen rotas nubes en el monte,
Ó basto bosque á quien dexó la llama
Quemado á trechos: ver se dexa el cielo
Entre aquellos vacíos, en que ondea
El humo por el ayre. Amigos mios,
Cada qual para sí tome aquel cuerpo
Del enemigo , á quien vencer desea.
Los colores diversos les distinguen,
Y fieros desde allí nos amenazan.
Pero haced de manera, que ninguno
olas
Pueda escapar por las sonoras
"De Inistor, mas perezcan en la fuga.
Exclama entónces Gaulo; aquellos siete
Xefes del Lano, queden reservados
Á mi acero. Y al mio quede, dice
Oscar, hijo de Osian, el soberano
De Inistor. Y el de Iniscrona al mio,
Grita Conal , alma de acero. Irémos
Á dormir para siempre en el sepulcro,
TOMIO I, Kk
(258)
El Rey ue ...ua ó yo, dice Dermino.
Osian , que ahora tan débil y postrado
Se encuentra y abatido, reservóse
Al fiero Rey Terman, y sin su escudo
Juró no volveria. Esclarecidos
Y fuertes Capitanes, Fingal dice
Con plácido semblante, la victoria
"
Hoy quede por nosotros, pero quede e
Reservado á Fingal, el poderoso
Esvaran, soberano de las olas.
Como suelen baxar de excelso monte
Cien encontrados vientos, y de extragos
Cubrir los ondos valles, así fuímos
Á la batalla. Resonó temblando
-

El elevado Cromla. ¿Quién pudiera,


Hija graciosa de Toscar, decirte
Las muertes que allí dimos? Nuestras armas
1En la sangre enemiga se cebáron.
Los escuadrones de Loclin cayéron,
Como márgen deshecha en la avenida
" . . .
Del raudo Cona. Sigue la victoria
Nuestros pasos y aceros. Su promesa
Mantuviéron los xefes esforzados,
Quántas veces, ó bella, junto al Brano,
Á su dulce murmullo te sentaste,
Miéntras tu blanco y delicado pecho
Crecía como el ála, de que el cisne
Hace cándida vela, y por el seno
De plácida laguna se recrea,
Dexándose llevar del blando viento.
N
(259)
¿Acaso viste, estando allí sentada,
Cubrir el sol , tras una negra nube,
Su resplandor, y sobre el triste monte
Arrollarse la noche con las íras
De los furiosos vientos, y en estruendo
Convertir á su soplo el eco ronco
De los angostos valles; se desprende
Al fin el aguacero con granizo;
Va retumbando el trueno; el rayo sulca,
Y chamusca las rocas escarpadas;
Sobre nubes en fuego van las sombras
Horribles , remontadas ; ácia baxo
Derrúmbanse los rápidos torrentes
Con hervoroso curso por el monte?
Pues tal era el rumor de la batalla.
¿Pero, Malvina, por qué lloras? Dexa,
Dexa ese llanto á todas las doncellas
De Loclin, pues motivo tienen todas.
Cayó toda la gente de su pueblo;
El valor de los mios en su sangre
Cebó su enojo. ¿Pero yo qué digo?
¡Desdichado de mí! ¡quál era entónces
¡Quál me hallo ya, desamparado y ciego,
Sin ser mas compañero de los fuertes!
No soy aquel Osían, que ser solia.
¡Derrama sobre mí, bella Malvina,
Derrama ese tu llanto, con mis ojos
Ví las tumbas de todos mis amigos , , , ,
En el confuso choque del combate
Hirió acaso Fingal, sin conocerle
Kk. 2
(26o)
Un guerrero enemigo, que en el polvo
Revolcaba su cana cabellera.
Viendo á. Fingal presente alzó sus ojos
Agravados de sombras de la muerte.
Fingal le reconoce, y triste exclama;
¿Amigo de la hermosa Aganadeca
Caer pudiste por mi mano? el llanto
Ví empañarátus ojos en la muerte
De la amada doncella, en las estancias
De su padre cruel. ¿Tú aborreciste
Los enemigos de mi amor, y ahora
Á fenecer veniste por mi acero?
Le erigirás, Ulino, digna tumba,
Une su nombre á la cancion doliente

De Aganadeca. ¡Á Dios, doncella hermosa,


Habitadora del arvenio valle,
Eterno y dulce objeto de mi pecho!
En la gruta de Cromla á los oídos
Llega de Cuculino el alboroto,
Y confuso rumor de la batalla,
Llama á Carilo y á. Conal gritando.
Le oyen los xefes, y la lanza empuñan.
Salido de la gruta Cuculino,
Vé el campo, que el aspecto le presenta
De un mar alborotado, que con saña
Azota los escollos, y de espuma
Cubre á la vasta playa. Se entristece
Cuculino á tal vista, se le ofuscan
Los ojos de vergüenza; por tres veces
Quiso empuñar la espada, y arrojarse
(261 )
Al campo de batalla. Le contiene
Conal, diciendo: ¿Á dónde vas? ¿qué intentas?
;No ves, Rey de Duncalla, que ya queda
El Rey de Selma vencedor? Él solo
Acaba de oprimir los enemigos.
; Pretendes tener parte en la victoria
Despues que puso fin á la batalla?
Bien, pues, responde. Vé, Carilo, luego
Á ver al Rey de Selma; y quando cese
El estruendo del campo, de mi parte
Le darás mis sinceros parabienes.
Hazle ver que jubilan nuestros pechos
Como el "arroyo tras copiosa lluvia.
Halaga con tu canto sus oidos,
Y al cielo ensalza su invencible esfuerzo.
Entrégale, Carilo, al mismo tiempo
Esta estimable espada ; la empuñaba
Cabàr en los combates: Cuculino
No es digno de llevarla en adelante.
Solo vosotras, sombras solitarias
Del mudo Cromla, sombras de los xefes,
Que muriéron, seréis las compañeras
Del triste Cuculino en este monte.

Venid, pues, acercaos á la gruta


De su dolor. No se oirá ensalzado
Su nombre entre los fuertes de la tierra.

Como rayo pasé: soy leve niebla,


Que al soplo de los vientos se disipa.
Conal, no me hables mas de guerra y de armas.
Paró en humo mi fama. Mis suspiros
(262)
Arreciáron al viento, que se alberga
En las grutas del Cromla ; éste mis huellas
Oculte para siempre á los vivientes.
Llora, Bragela , á mi perdída fama.;
Llórame á mí tambien, pues para siempre
Me acabas de perder, rayo amoroso;
No me verás ya mas, quedé vencido.
REFLEXIoNEs
SOBRE EL CANTO QUARTO.

I.- ¿ uae est ista, quae ascendit per


desertum?"¿Quae estista, que progreditur
quasi aurora consurgens? Cant. c. 3. v. 6.
Este episodio, que sirve de introduccion al
canto, está muy bien colocado, habiéndose
aprovechado el poeta del tiempo, en que
duerme Fingal, y quedando suspendida la
accion de la noche, siendo al mismo tiempo
necesaria para la inteligencia de varios lu
gares en la continuacion del poema. Y aun
que parezca este mismo episodio extraño al
argumento, sin embargo, nace de él feliz
mente como se echa de ver en el progreso.
Eviralina se habia aparecido á Osian para
moverlo á que fuese á socorrer su hijo. Se
hallaba en este paso del poema, y tenia llena
la memoria de las ideas de su amada esposa.
Llega Malvina al tiempo, que estaba para
contar su vision. Es cosa muy natural que
suspenda por un poco el hilo de su narra
cion, para introducir la historia de sus amo
res y de sus proezas juveniles, cuyo cotejo,
con el infeliz estado de su vejez, es la fuen
te principal, y perene del gran patético de
sus poesías. -

2- Osian da siempre á sus héroes un


sonido de voz extraordinaria, y habla de
ella como calidad muy comun. El modo con
que se expresa podrá parecer demasiado
hiperbólico, y extravagente en nuestros tiem
pos. Mas Osian debia saber mejor que noso
tros quiénes eran aquellos de quienes habla; y
se hubiera hecho ridículo entre sus nacionales
si les hubiese atribuido una calidad falsa,
y repugnante á la naturaleza. Esta voz ex
traordinaria debia convenir á la corpulen
cia de hombres nacidos en aquel clima, y
en aquellostiempos, con una educacion rús
tica, y selvage. El autor de la vida de Ta
mas Koulikam, nos asegura que suvoz era
extraordinaria, de modo que sin hacer esfuer
zo para levantarla , se oía á la distan
cia de trescientos pies. ¡Qué hubiera sido si
(265 )

hubiese hecho todo el esfuerzo posible para


animar sus soldados, ó para amedrantar al
enemigo. Hágase tambien reflexion á la
gran diferencia que pasa entre los Persianos
modernos, y los antiguos. Celtas, y al ar
bitrio, y licencia que se pueden tomar los
"
poetas. , ",

3. No se puede negar que se halle


uniformidad en las comparaciones de Osian;
mas este defecto es comun átodos los an
tiguos poetas , y especialmente á Homero.
Osian tiene títulos mas justos para ser ex
cusado de los discretos lectores. La esfera de
las ideas del poeta céltico, era mucho mas
limitada que la del griego. La naturaleza,
y el arte abundaban de mayores riquezas
respecto de Homero, que de Osian, y le
presentaban mayor copia de objetos de to
das especies. Se exceptuen en la Yliada to
das las imágenes, y comparaciones baxas,
que usó Homero, de que se abstuvo el no
ble ingenio de Osian , y se verá que éste
aventaja en proporcion á aquel, así en la
TOMO I, Ll
(266)
variedad, como en el selecto, y fineza de
sus imágenes, y comparaciones.
4. Homero, y Osian en las discripcio
nes de las batallas, tienen una conducta en
teramente opuesta. Homero está lleno de me
nudencias; Osian las evita en quanto pue
de : el uno.abarca; el otro escoge: en Ho
mero todos los guerreros obran, mas no
guardan siempre proporcion, ni la conve
niencia debida á su caracter. Osian las mas
veces escoge un sugeto principal, y lo hace
brillar, dexando los subalternos confundidos
entre la muchedumbre. Verdad es, que por
sobrado laconismo hace desvanecer las ideas,
y nos defrauda el placer , que esperá
bamos. Aquel halaga al ánimo con un mar
de particularidades nada interesantes, y no
lo deja fixar en ningun objeto. La redun
dancia del uno, y la escasez del otro, hu
bieran hecho un mixto perfecto.
5. La pintura de Cuculino que dexa
la gruta para ir á combatir tarde, es exce
lente; pero no es ménos maravilloso el ar
(267)
tificio delicado, que muestra aquí el poeta.
Cuculino no puede contenerse; pero su lle
gada es fuera de tiempo. ¿Qué remedio? Co
nal lo da oportunamente, salvando así el in
téres de Cuculino, y el del poeta.
* "" - -

Ll 2
(268)

ARGUMENTO

DEL CANTo oUINTo.


la batalla. Fingal y Esvaran
se encuentran. Se hace la descripcion del
combate. Esvaran queda vencido, y dado
en guarda á Osian, y á Gaulo. Fingal con
sus hijos mas jóvenes dan el alcance al ene
migo , juntamente con Oscar. Se introduce
el episodio de Orla, y manda Fingal se de
sista de perseguir á los enemigos. Llama á
todos sus hijos. No viendo á Rino, pregun
ta por él, y le dicen habia muerto en la ba
talla. Llora su muerte, oye la historia de
Landergo, y de Gelcosa, y vuelve al lugar
donde balia dexado á Esvaran. Entre tanto
Carilo, enviado por Cuculino á dar los pa
rabienes á Fingal por la victoria, se en
tretiene con Osian. La conversacion de es
tos dos poetas pone fin á la accion del quar
to dia.
(269)

CANTO QUINTO.

Al afligido conductor del carro


Conal se vuelve, y con afable modo
Le conforta diciendo : ¿hijo de Semo,
Por qué te das en presa á la tristeza
Amigos nuestros son los esforzados.
Y tú tambien renombre has adquirido
Entre guerreros. Muchas son las muertes,
Que dió tu fuerte brazo al enemigo.
Muchas veces tambiente vió Bragela
Con sus celestes ojos, en que el gozo
Relucía, volver de la batalla, . "

Seguido de triunfantes escuadrones,


Y de armoniosos cantos de victoria.
Mas fiero y formidable parecia .
El resplandor de tu empuñado acero
En sangre hóstil teñido, pues dexaba
y
Cubierto el campo de horroroso estrago.
Confórtate, y conmigo alegre mira
Al Señor de Morven... ¿Norte parece
Una columna de esplendor? ¡Qué brio!
¡Qué vigor! ¡qué fiereza! A la corriente
Del Luba se asemeja, óá borrasca
Arrasadora de frondosas selvas.
¡Quán feliz es el pueblo que te tiene, .
Fingal, por Rey! ¡Que tiene en tí el ampare
Y la gloria mayor! Es tu consejo -

En la paz el mas cuerdo. Si desplegas


(27o )
Los lábios, se apresuran á servirte,
Y quando ver te dexas, se te postran
Los héroes todos. ¡Pueblo afortunado,
Puede llamarse el de Fingal, y digno
De envidia con un xefe tan ilustre!
¿Pero quién es aquel , hijo de Semo,
Que tan sañudo y fiero, con sus pasos
Resonar hace el suelo? ¿Es el altivo
Hijo de Estarno, ves cómo acomete
Á Fingal? observémos la batalla.
Parece una pelea suscitada
Por dos funestas enemigas sombras,
Que van á disputarse el vasto imperio
De la mar; en el monte se estrenece
El cazador, que vé sobre su frente
Alzarse aquellas torres formidables.
Esto dice Conal, quando á encontrarse,
Enmedio de sus pueblos consternados,
Van los dos soberanos. No hay combate,
No estruendo comparable al que movian
En su terrible lucha. Cada choque,
Cada golpe parece una tormenta.
Muerte y terror respiran sus semblantes.
Se rompen los escudos, se quebrantan
Los duros petos. Saltan de sus hielmos
Con estallido, los menudos trozos.
Ambos á dos á un tiempo se desprenden
De las armas, y quieren hacer prueba
Del vigor y destreza de sus brazos.
Con ellos, pues, se cierran y se enlazan
(271 )
Con esfuerzo y posturas diferentes,
Las varían de nuevo forcejando
Con terrible denuedo. Saltar hacen
Las encontradas piedras con sus plantas,
Y estremecer los riscos; desarraigan,
Y arrastran por el polvo los arbustos
En que sus pies se enredan ; pero al cabo
1El aliento y las fuerzas abandonan
Al vencido Esvaran; él cae y rinde
Sus brazos á las fuertes ataduras.

Así ví yo en el Cona (pues ahora


Ya no veo) caer por la ladera,
Dos despeñados riscos, al impulso
De rápida avenida de torrentes,
Llevar tras sí los árboles excelsos,
Que enlazaban sus ramos vigorosos,
Cayendo por el monte con las peñas,
Que volviendo á encontrarse en la caida
Reforzaban sus saltos, arrastrando
Tras sí céspedes, piedras, fieras, aves:
Cegaban los arroyos. Se veía
El hondo abismo de la gran ruina.
Venid luego , hijos mios, Fingal dice,
Quedad aquí con Esvaran: su brazo
Es maestro de guerra en qualquier lucha.
En fuerza iguala á las terribles olas
De sus ayrados mares. No desmiente
La nobleza y valor de su linage.
Tú , Gaulo, de mis hijos el primero,
Y tú Osian , poderoso Rey del canto,
(272)
Quedad en compañía del hermano,
Y amigo de la hermosa Aganadeca.
Haced trocar su duelo en regocijo.
Vosotros entretanto, Filan, Rino,
Id con Oscar á perseguir los restos
De Loclin. Apremiadlos de tal modo,
Que no se atreva alguna de sus naves
Surcar las olas de Inistor. Partiéron
Veloces todos ellos como rayos.
Se encamina Fingal con noble pausa
Ácia la falda del frondoso Lena
Como nube en estío, que tronando
Vuela sobre los campos abrasados,
Y estremecer los hace. Relucía
En su diestra el acero victorioso,
Ministro del terror, quando en distancia
Vé á un guerrero enemigo, que llegado
Á un dilatado arroyo, pretendia
Vadearle de un salto; pero en vano.
Á su aspecto, á su trage, á su figura,
Un enemigo xefe parecía.
Lleva al lado embrazado un alto escudo.
La diestra empuña amenazante lanza.
¿Jóven héroe, quién eres? ¿enemigo
Acaso de Fingal 4 éste le dice.
Soy uno, le responde, de los hijos
De Loclin, y mi pecho es esforzado.
Ver me parece á mi querida esposa,
Que allá me llora en la mansion paterna,
Y me encarga que vaya á consolarla,
(273)
Pero en vano; pues Orla allá no vuelve.
¿Qué es, pues, lo que deseas? le pregunta
El gran Fingal; ¿tenerme por amigo,
Ó por contrario? Á la verdad no deben
Quedar de mí contentos en el campo
Mis enemigos; pero no me faltan
Amigos muy ilustres y famosos.
Hijo del mar, conmigo ven ; te espera
La fiesta del convite por el monte:
Ojearás mis ciervos. No, responde:
Yo amparo al desdichado, y es mi diestra
Escudo que protege al desvalido.
Ningun acero se atrevió á medirse
Con este mio, El Rey de Morven ceda.
Le replica Fingal; mozo indiscreto,
Si lo ignoras, Fingal á nadie cede ´
En la batalla; puedes á tu grado
Escoger un guerrero entre los mios;
Son muchos y valientes. ¿Púes qué, dice
El de Loclin, reusas el combate?
Orla es muy digno de Fingal , y solo
Hallo digno á Fingal del desafio.
Pero si caigo (pues al cabo deben
Caer tambien los fuertes en el campo)
Erígene la tumba, que conserve
Mi memoria, y exceda á qualquier otra.
Á mi muger enviarás mi espada
Para que en su afliccion la guarde y pueda
Mostrarla en llanto al hijo, y alentarle.
¡Desdichado mancebo! Fingal dice,
TOMO I, llum
(274)
! Para qué obligas empañar mis ojos
De llanto compasivo! Sí; no hay duda
Tarde ó presto caer deben los fuertes;
Deben los hijos contemplar las armas
Inútiles colgadas ; mas con todo
Consuélate. La tumba que deseas
La tendrás, y tu esposa, no lo dudes,
Recibirá tu acero, y con su llanto
Le bañará. Combaten, esto dicho:
Mas fué débil el brazo del mancebo

Contra el del Rey. Cayó sobre su escudo


La espada de Fingal, y dividióle.
Herido cayó al suelo el enemigo,
Resplandeció cayendo en el arroyo
El desprendido acero, como suele
Rayo lunar en plácida corriente.
Rey de Morven, aquí tienes mi pecho,
Traspásale, y acaba con mi vida.
Solo, y desamparado de los mios
Salí de la batalla mal herido.
Llegará presto mi doliente historia
Á los oídos de mi amada esposa
En las riberas del raudal del Loda,
Por cuya selva va tal vez vagando,
Miéntras susurra el viento entre las hojas.
¿Que yo te hiera dices? no por cierto,
Quiero, dice Fingal, que en la ribera
Del patrio Loda salga á recibirte
Tu dulce amor, que con placer te abrace
Salvo y libre de todos los peligros.
(275)
Dexa tambien que tu querido padre,
Ciego tal vez, en su abanzada vida,
Pueda reconocerte por el eco
De las pisadas, gratas á su oído;
Y que alegre y ansioso se levante
Para buscarte á tientas con las manos,
Y su amor en tu vuelta se complazca.
No será así, responde. Aquí en el Lena
Debo acabar. Celebrará mi nombre
Extrangero cantor. Cubre en mi pecho
Esta gran venda una mortal herida;
Mira como la arranco, y la hecho al viento.
Brota la roja sangre y desfallece.
Orla muere. Fingal compadecido
Ácia él se inclina, y á sus hijos llama.
Filan, Oscar, venid acá, hijos mios,
Erigid una tumba á ese guerrero.
Descansará en el Lena, aunque distante
Del murmullo del Loda, y de su esposa.
Verán un dia sus hijuelos tiernos
Pendiente el arco en las antiguas salas,
Sin que puedan sus manos alcanzarle.
Ladrando irán sus perros por la selva,
Y se alborozarán las vagas fieras
Que perseguir solía; cayó al suelo
Un brazo de batalla, flor de fuertes.
Haced sonar el cuerno; llamad, hijos.
Volvamos á Esvaran. Entre cantares
-Pasarémos la noche alborozados.

Rino, Filan, Oscar, volad; id luego.


Mm 2.
(27ó)
Mas Rino dónde está?? ¿Dónde está Rino,
El jóven hijo de la fama? nunca
Se mostró tardo á las paternas VOCeS.

El cano Ulino así le dice entónces.

Rino, por quien preguntas, compañero


Se halla ya de las sombras venerables
De sus mayores. Con Tratal pasea,
Valiente Rey de los escudos. Sigue
Los pasos de Tremor, de ilustres hechos;
Cayó en el Lena el jóven. Allí yace.
¿Cómo? ¿cayó, exclama Fingal, mi Rino?
¿Rino, el mas diestro en empulgar el arco?
; El mas veloz en la carrera? ¡Oh triste
Desgraciado mancebo! ¿Apénas dada
Prueba de tu valor desapareces?
¿Pero por qué tan presto? ¡Oh infeliz padre!
A lo ménos descansa blandamente
En la falda del Lena. Volverémos
Á vernos, hijo nio. Poco puede
Durar mi voz, y quedarán borradas
Mis huellas en el campo. De mí solo
Celebrarán los hechos los cantores,
Y los ensalzarán hasta las piedras.
Mas tú, gracioso Rino, obscuro quedas,
Y sin nombre: tu fama no ha nacido.
Celébrale , tú Ulino, con el harpa.
Dí quan ilustre, grande y esforzado
Hubiera sido, si la fatal suerte
Los años abreviado no le hubiera.
A Dios, hijo querido, que en el campo
(277)
Eras siempre el primero. ¡Á Dios! el gusto
No tendré ya de dirigir tus tiros.
¡Oh, Rino, que tan bello eras ha poco,
A Dios, has acabado tu carrera!
El llanto del dolor se vió quaxado
En los ojos del Rey; puesto tenia
En el valor del hijo el pensamiento.
¡Malogrado mancebo! clara llama
De fuego parecias sobre el monte,
En las tinieblas de la noche; silva
El viento recio, se guarece el gamo
En su manida , y tiembla el caminante.
Baxo esa obscura piedra, el Rey pregunta,
¿Quién yace? mas son quatro las que veo,
Cubiertas ya del musgo; indicio claro
De mansiones de muertos, puede entre ellos
Plácidamente descansar mi Rino.
Tendrá por compañeros á los fuertes;
Pues tal vez algun xefe esclarecido
Yace baxo esas piedras, con quien pueda
Volar mi amado Rino sobre nubes.
Recorra , anciano Ulino, tu memoria
Las historias antiguas, y los nombres
Nos acuerda de aquellos moradores
De la mansion obscura con tu canto.

Pues si jamás huyéron de los riesgos


En el campo de fuertes, aunque léjos
Deba estar Rino de los suyos, puede
Tranquilamente descansar entre esos
Ilustres xefes del herboso Lena.
(278)
Así empezó á decir la dulce boca
Del armónico canto. En esa tumba
Yace Landergo con el fiero Ulino.
¿Mas quién es ésta, que en sonrisa amable
En su nube se ostenta, y hace muestra
De su rostro de amor? ¿Hija de Zutla,
La mas linda entre todas las doncellas
Del Cromla, por qué cubre á tu semblante
Tan triste palidez? ¿acaso duermes
Baxo esas piedras entre el enemigo,
Y entre el amante? Fuéron mil por cierto
Los que te amáron, pero solo digno
Fué de tu amor Landergo. Á pretenderla
Fué de Selma á los muros torreados.
Hirió su escudo, y dixo así: ¿Amor mio,
Gelcosa , en dónde estás? Hace muy poco
Que ahí en las salas te dexé de Selma,
Miéntras fuí á combatir con el obscuro,
Y fiero Ufada. Parto yo, y me dice
Vuelve presto, Landergo, pues me dexas
En duelo sumergida. Amargo llanto
Regaba sus mexillas, le salian
Del lábio los suspiros. Mas ahora
No la veo, ni sale á recibirme,
Ni á darme el parabien por la victoria.
Está mudo el albergue de mi amada,
Y en el lindar tampoco veo á Brano,
Su leal perro, que arrastrar solia
Al verme la cadena, y me halagaba.
¿Gelcosa, dónde estás, dulce amor mio?
(279 )
Respondió Ferco; allá estará en el Cromla
Con las otras doncellas en la caza,
Y con ellas irá tras los venados.
Pero el Señor de Cromla le replica;
Ningun rumor hiere á mi oído: callan
Los árboles del Lena, y en huída
No se oye ciervo alguno, no descubro
Á mi amor, y recelo un accidente.
Eras Gelcosa bella, como suele
Serlo la luna , quando clara y pura
En las cumbres del Cromla se traspone.
Vé luego , Ferco, al hijo de la peña,
El venerable Alado, que en el cerco
De las piedras habita; podrá darte
Noticia muy segura de Gelcosa. -

Parte el hijo de Aidon, y habla al oído


Del venerable anciano, así diciendo:
¿Tú que tiemblas ya cano, dí, que viste
Con tus antiguos ojos. Él le dice;
Ví á Ulino, el hijo de Cairba : vino,
Como nube del Cromla quando truena,
Cantando una cancion: me parecia
Rumor de viento en bosque deshojado.
Á las salas de Selma llega, y dice:
Sal á fuera, Landergo, si pretendes
Ser guerrero esforzado; á mi amor cede
Gelcosa, ó con Ulino aquí combate.
Landergo no está aquí, dice Gelcosa,
Fué á combatir con su enemigo Ufada.
Mas no por eso cederá á tu esfuerzo,
-

(23o )
Pues no cedió á ninguno en la batalla.
Hija de Zutía , Ulino la replica,
Eres muy linda y bella; ven conmigo
Te llevaré á mi padre, y al mas fuerte
Te darás en esposa. Allá en el monte
Esperaré el combate por tres dias;
Si tu Landergo lo reusa, al quarto
Serás mia. No mas, Alado, basta,
Dice Landergo, en paz queden tus sueños.
Luego á Ferco le dice; toca el cuerno,
De modo que le pueda oir Ulino.
Y con semblante triste se encamina
A la falda del monte, por la parte
Que ácia Selma declina. Allí comienza
Una cancion de guerra, con sonido
De arroyo que entre rocas se despeña.
Luego tiende la vista, semejante
Á nube, que varía con el viento
Su color y figura.
Arroja á baxo
Una peña, señal del desafio.
Desde su albergue oyó el rumor Ulino, .
Y se alegró de oir á su enemigo.
Toma la espada de su padre, y miéntras
Se la cifie, se asoma al fiero rostro
La sonrisa del júbilo: Relumbra
El puñal en su diestra, y ácia el campo
Del combate, silvando, se encamina.
Vé Gelcosa al guerrero fiero y mudo,
Que como veloz niebla, corre al monté,
Con feroz continente. El blanco pecho
(281 )
Palpitante se hiere, y afanada
Temblaba por su amor, deshecha en llanto. o
Dice al viejo Cairba...;á tomar corro , ,
La aljaba , pues descubro allí un venado. : , ... "
Ansiosa llega al monte; pero tarde,
Pues ya los dos guerreros combatian.
Es superfluo el decir al soberano, . . . . . .
De Morven , de qué modo peleáron.
Cayó el feroz Ulino en el combate.
Landergo ansioso y afanado, corre
Á la doncella, que al mirarle exclama: ---

¡Triste de mí! ¿qué sangre es la que veo


En el costado de mi amor? La sangre
De Ulino ves, Landergo la responde.
Dexa Gelcosa , blanca como nieve,
Que descanse aquí un rato de la lucha. . . . . . .
Pero al sentarse á descansar, expira.
¿Así me dexas, amor mio? exclama, " "
Á su dolor rendida la doncella.
Le lloró por tres dias. La encontráron
Los cazadores muerta, y erigiéron . . . . . .
Á los tres ya difuntos esa tumba.
Puede, pues, descansar mi amado Rino,
Dice Fingal, entre esos fuertes xefes.
Llegado habia su fama á mis oídos.
Tú Fergusto y Filan, id á traerme
El cadáver del jóven que allí yace.
Puede tambien aquí descansar Orla - - -

Para siempre con Rino. Entrambos eran


Dignos de mejor suerte; pues crecian
TOMO I, Nin. —
(282 )
Como viciosas y lozanas plantas: "
Mas como plantas, que arrancadas yacen d"
Junto al arroyo, al viento y sol, que chupan l
Su humor vital, y luego se narchitán, , ,
Así en el campo yacen los mancebos. -
Tú, de la juventud, honor y gloria,
Pudiste ver, Oscar, como cayéron. o *
Muéstrate, pues, como ellos esforzado, . . . . . .
Y digno de loor de los cantores. " ""
Eran rayos de guerra. Brillar hizo
En los dias de paz mi amado Rino p .
En su risueñov rostro la dulzura. ¡; "i , .
De la amabilidad , como en el ciclo " o lo
Relumbrar hace , tras copiosa lluvia, y T
El arco sus colores encendidos, ,
Saliendo de la mar, quando le mira; a es
Desde el opuesto monte el sol, que esconde li o
Sus vivos resplandores, con que alegra, ex - ;
Al bosque que tranquílo se sonrie.
Descansa, Rino, en paz; de milimage: .. ... o 1
Rino el menor. Te seguirémos, hijo enoro
Tarde ó temprano caen los valientes. A
Tal fué, Señor de montes, tu lamento. . .
En la muerte de Rino: ¿mas quál debe ,
Ser el de Osian, despues que tú caiste, ..."
Amado padre mio? Ya no oímos " o
En el Cona tu voz, ni ya te vemos.
.
Junto á tu tumba, ciego y desvalido
Tal vez me siento, y afligido paso
Sobre ella á tientas: creo muchas veces
233)
Oir tu voz; pero me engaña el viento y
Del desierto; pues hace tiempo, padre, l
Que duermes en la tumba; te suspira,
Fingal, el campo, gran Señor de guerra.
Entretanto Osian, y el fuerte Gaulo. .. ...
Á la orilla del Luba sesentáron el le a
Junto á Esvaran ; y á fin de consolarle, " ").
Y serenar su rostro, toqué el harpa.
Pero todo fué en vano; á cada instante ... .
Ácia el Lena torcía sus sañudas, a
Y encendidas miradas, deplorando e
Su destruido pueblo. Al mismo tiempo
Vuelvo al Cromla los ojos, y descubro
Al hijo triste del ilustre Semo. , , , , , , , )
Baxaba del collado, y dirigia o a el o
El afligido xefe el lento paso lo o
Á la gruta de Tura, desde donde
Vió á Fingal victorioso. Asaltó entónces
Á su afliccion un gozo involuntario.p s o
Hacía el sol resplandecer sus armas. O .
Iba tras él Conal, y silenciosos o ze
Ambos á dos trasponen el collado, , , cr
Yendo á ocultarse en lavecina selva. ro
Forma el monte una cueva, en donde brota
Fuente copiosa de aguas cristalinas, . . .. c.
Que cubre un árbol con su vasta copa; ,
Gusta silvar el viento entre sus ramas.
Allí á su sombra el noble hijo de Semo .. . . .
Toma descanso, y fixa el pensamiento, . . . .
En la pasada rota. Allí suspira D.
Nn 2
(284)
Por su perdída fama, que creía y .
Desvanecida enteramente, como .
Leve niebla del Cromla. Ó tú, Bragela
Gentil, esposa suya, tú pudieras,
Aunque tan léjos vivas de tu esposo,
Serenar su semblante. Pero dexa "
Que resplandezca en su abatida mente i
Tu hermosura ; pues ésta tendrá fuerza
De disipar sus tristes pensamientos,
Y de aliviar su grave pesadumbre. ".
¿Pero quién es aquel que ácia aquí viene 21. "
Cubierto de sus canas venerables?
Es el hijo del canto. Bien venido,
Carilo, cuya voz es armoniosa
Como en las salas de la excelsa Tura
-

El sonido del harpa , y tan gustoso


Tu canto, como lluvia en el estío
Quando el sol alto abrasa la campiña.
¿Pero dime, á qué vienes? ¿Qué nos traes?
Le pregunta Osian. Á que Carilo
Le responde diciendo : Osian, ilustre
Señor del canto, y fuerte en las batallas,
Muchas son las ventajas que me llevas. o
Hace ya mucho tiempo que debieras
Conocer á Carilo. Varias veces
En las estancias del ilustre Brano,
(No puedes olvidarlo) y en presencia
De la linda y hermosa Eviralina
Toqué el harpa, y tú mismo acompañaste
Con el canto su armónico sonido.
(285 )
Mezclaba Eviralina con las voces
De su amante y la mia, el dulce acento
De la suya tambien. Y acaso un dia
Cantó, al jóven Corman, que por amarla -
Perdió la vida. Entonces víasomarse
Á tus ojos, Osian, amable llanto
De generosa compasion. Sentía
Conmovido su pecho por su amante,
Aunque de ella no amado. ¡Quán graciosa!
¡Quán bella! ¡y quán amable era la hija
Del generoso Brano! ¡Calla, amigo, , ,
Dexa de renovarme esa memoria,
Me despedaza el corazon, y el llanto
Me arranca de estos ojos aquel dulce
Objeto de mi amor, cuya modestia
-

Y decoro me fuéron tan amables; , ,


Ya, Carilo, no existe! La he perdido.
Mas siéntate cantor, y á nuestras almas
Regocige tu canto, tan gustoso
Como el ayre en la nueva primavera,
Quando blando susurra en el oído
Del cazador, al tiempo que dispierta
De alegre y grato sueño, entre las voces
Y armonía de espíritus nocturnos.
(286)
2 -

REFEEXIONES

soBRE EL CANTo QUINTo.


o . . . . . .. . .. .
I. el principio de este canto hay
en el original uno de los mejores pedazos
de este poema. La versificacion es regular
y llena, y concuerda muy bien con el ca
rácter plácido de Conal. No hay poeta que
haya sabido adaptar mejor la cadencia del
verso al carácter de los interlocutores. Es
probable que se haya compuesto todo el
poema con la de
mira cantarle con el har
pa, siendo tan vário el verso, y tan adap
tado á las diversas pasiones del corazon
humano.

2. Al primer transporte de entusiasmo,


¡quán bien colocada está la admiracion de
Conal, alabando á Fingal ! en-pocos ver
sos comprehende el mayor elogio que se
pueda dar á un Príncipe. Las alabanzas de
Fingal en boca de Conal , como lo obser
va muy bien el Señor Macpherson, ad
(287)
quieren mayor peso, haciéndolas un hom
bre tan desapasionado y sensato. Priámo,
en el 3. de la Iliada v. 181. á la vista de
la armada griega, exclama con semejante
transporte: ,
o "para Acce», pory eres, ácator.
Pero aquí Priámo llamá feliz á Agamem
non. por razon de su pueblo ; y aquí Co
nal llama. feliz al pueblo por motivo de
su Rey. o
3. En el último combate del canto an
tecedente, el poeta dixo, que cada uno
de los guerreros Escoceses habiamanteni
do su promesa de vencer al enemigo que
se habian propuesto. Pudiera preguntar al
guno, ¿y qué es de Esvaran y de Fingal?
¿no se sabe nada màs de ellos? Osian con
sumo juicio reservó para este canto el com
bate de los mayores héroes de él. Era so
bradó importante, y convenia separarle de
los otros, colocarle en sitio mas luminoso,
y disponer el espíritu de los oyentes, para
que hiciese en ellos toda la conveniente im
presion. Se puede confrontar este combate
(288)
con el de Ajaz y Ulises en el 23. de la
Iliada v. 71o.
4. Las expresiones con que se pinta di
cho combate, pudieran parecer algo hin
chadas, y las que solas pudieran merecer
tal tacha en todo el poema ; pero lo que
nos puede parecer hinchado en nuestros tiem
pos, no lo era tal vez en los de Osian, si
no maravilloso en sus héroes. La idea de
la fuerza es del todo relativa, y se pade
ceria una gran equivocacion, si quisiése
mos medir nuestras fuerzas con las. de los
Celtas antiguos. ¿Qué cótejo puede haber
entre la complexion de cuerpos crecidos en
tre mil ataduras desde la infancia, enme
dio de una total inaccion, guardados con
mil dañosos preservativos, y enflaquecidos
por la molicie , con la vasta corpulencia de
hombres nacidos en los bosques, que no te
nian otro vestido que sus carnes, ni otro
lecho que el suelo desnudo, y el cielo raso
por techo; endurecidos al sol y al hielo, y
á las demas inclemencias de los tiempos,
en contínuos exercicios de guerra , en que
(289)
todo se decidia con la fuerza? ¿No es ma
nifiesto, que nuestro vigor, en cotejo del
de aquellos hombres, debe ser una sombra?
De hecho, todos los monumentos que nos
quedan de las antiguas naciones célticas,
indican una robustez prodigiosa. Con estas
ideas pongamos los ojos en los tiempos de
Osian, y que éste nos quiere pintará Fin
gal y á Esvaran, dándoles el mayor gra
do de fuerza á que se podia llegar en aque
la edad; que desde el principio nos pinta
áEsvaran como un gigante, y que Fingal
no podia ser inferior, si lo debia vencer.
Se verá entónces, que tales imágenes hiper
bólicas, están ménos distantes, de lo que
nos podémos imaginar, de la verisimilitud,
é á lo ménos de la posibilidad, que es la
que basta á la imaginacion del poeta.Á
mas de esto, Osian nos habia dispuesto para
tales prodigios, y nos cuenta el suceso con
tan enérgica simplicidad de expresiones, y
con un ayre de tan buenafé, que sería des
cortesía no creerle, á lo ménos la mitad de:
lo que dice.
TOMIO I, Oo
(29o)
5. Qualquiera otro poeta hubiera pues
to fin al poema con el vencimiento de Es
varan. Pero para Osian faltaba todavía la
parte mas bella de la accion. Fingal no ha
ganado sino una victoria comun, y debé
mos esperar otra mas noble, y mas extra
ordinaria. Quiere triunfar del ánimo del Rey
vencido, y abrumarle, por decirlo así, con
su generosidad, y dexarle ir consolado y
tranquílo. Pero esta victoria no está toda
vía madura, conviene que tenga sus prepa
rativos. La presencia de Fingal en aque
llos primeros momentos , no podia hacer
otro , que agravar la tristeza de Esvaran.
Fingal se ausenta, y va en busca de los
enemigos para satisfacer entre ellos á los que
quisiesen probarse con él, y acoger huma
namente á los que quisiesen rendirse: dexa,
pues, encomendado Esvaran á Gaulo, y á
Osian para que le consuelen y dispongan su
ánimo, entretanto que estaba ausente. La
idea de la ventaja que Esvaran habia con
seguido de Gaulo, y la suavidad y el can
to de Osian, eran muy ápropósito para tem
(291 )
plar su tristeza, y ablandar su fiereza, dis
poniéndola para rendirse mas fácilmente á
la heroyca humanidad de Fingal.
6. La historia de Orla es tan bella en
el original, que muchos Escoceses del Sep
tentrion de la isla la cantan de memoria,
aunque no hayan oído una sílaba del res
to del poema. Ella diversifica la accion,
y dispierta la atencion del lector , que
creía acabada la accion con la victoria de
Fingal.
7. Se dixo en otro lugar, que Fingal
era el héroe de la naturaleza. He aquí una
prueba evidente. Se enternece sobre los ma
les de la humanidad, y se lamenta de ellos.
Sus lágrimas caen sobre la humana natura
leza , no sobre sí mismo. Halla en sí con
fortativos dignos de él, y sabe usar de ellos
con otros oportunamente.
- 8. No hay que extrañar si Orla hace
poca resistencia á Fingal. Estaba herido
mortalmente. El poeta artificiosamente lo
disimuló hasta entónces,para que esta par
ticularidad, descubierta á su tiempo, cau
Oo 2
(292 )
sase mayor sorpresa, é hiciese la muerte de
Orla mas singular.
9. Las historias de Osian son casi todas
trágicas. Se echa de ver por ellas, que ya
desde aquellos tiempos inclinó el genio bri
tánico á los espectáculos tetros. Las pasio
nes entónces eran violentas, y las costum
bres feroces; y por lo mismo, los sucesos
mas interesantes debian ser trágicos. Tam
bien el carácter particular de Osian, incli
nado á una dulce melancolía, le llevabalá
dar la preferencia al patético. La comise
racion es el primer grado que lleva á la
humanidad.
1o. Osian no alaba jamas sus héroes
por las solas calidades guerreras; sino que
añade siempre algun contrapuesto de cali
dad dulce y sensible. La primera sin la se
gunda, forma sola el carácter de los Aqui
les; el verdadero heroismo resulta de la fe
liz mezcla de la una y de la otra.
11. En la Yliada, el héroe principal
queda enteramente olvidado , primero por
siete , y luego por otros cinco libros con
(293)
secutivos. En Osian, Fingal no comparece
sino á la mitad del canto tercero, y en el
punto que llega, se ausenta Cuculino. Pero
como la ausencia de Fingal sirve para avi
var la expectacion , así la retirada de Cu
culino no dexa desfallecer la accion, ni el
interés. Lá segunda vez que se dexa ver
Cuculino, lo hace muy oportunamente , y
con efecto verdaderamente pintoresco. ¡Qué
bella vistano presenta, visto en distancia
en la falda del monte en su triste y silen
ciosa grandeza! Tambien la actitud de Co
nal conviene á su carácter. El verdadero
amigo procura mitigar la pasion del otro
con razones oportunas: quando no aprove
cha , calla y la respeta con afectuoso si
lencio.
12. La conversacion de los dos canto
res Osian y Carilo, es gentilísima é intere
sante: Osian se complace de las alabanzas
que le dan; pero es justo y cortés con los
otros. Hace freqüentemente, y de buena ga
na, el elogiq de los cantores, sus còntem
poráneos, y pone en boca de ellos sus ala
(294)
banzas. He observado que Osian, entre tan
tos cantos que introduce en sus poemas, no
pone ninguno que parezca cantado por él,
sino que hace siempre una figura subalterna
en las juntas públicas de los Bardos. Esta
creo es una respetuosa atencion , que usa
Osian con Ulino, cantor mas viejo y favo
recido de Fingal, que tal vez instruyó al
mismo Osian. , -
13. Eviralina era muger digna de Osian;
¡qué ánimo excelente manifiesta su canto, y
sus lágrimas á la memoria del infeliz Cor
man!
- -
(295)

ARGUMENTO

DEL CANTO SEXTO.


»
La la noche. Fingal da un convite á
su armada, á que se halla presente Esva
ran. El Rey manda á su Bardo Ulino, que
cante una cancion de paz, costumbre que
siempre se guardaba despues de haberse
acabado la guerra. Ulino canta las empre
sas de Tremor, visabuelo de Fingal, en la
Escandinavia , y sus desposorios con Iniba
ca, hermana de un Rey de Loclin, que era
uno de los antepasados de Esvaran. Esta
consideracion, añadida á la de Aganadeca,
bermana de Esvaran , y amada de Fingal
en su juventud, determina mucho mas el áni
mo del Rey á darle la libertad, y permi
tirle la vuelta á su reyno con los restos de
su exército, con la promesa de no volver á
entrar bostilmente en Irlanda. Se pasa la
noche en los preparativos para la partida
de Esvaran,y en las canciones de los Bar
(296)
dos. Fingal pregunta á Carilo por Cuculi
no ; luego cuenta oportunamente la historia
de Grumal. Llega la mañana. Parte Esva
ran : Fingal va á la caza , y se encamina
despues al lugar donde se halla Cuculino, á
quien encuentra en la gruta de Tara 5. lo
conforta, y le dexa consolado. Al otro dia.
parte para Escocia, con que se da fin al
poema.

- -

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". ." - - -

• ..., o
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. . . . . . . . . . . . ... ". A "


-

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y Y , " "

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-
(297)

CANT o s EXT o.
caer las vagas nubes
Sobre las cimas del selvoso Cromla,
Donde permaneciéron por la noche.
Sobre las olas de la mar de Ulina
Brillaban las estrellas; se veía
Su trémulo explendor entre la niebla.
La obscuridad tenía mudo al campo
Soplaba recio el viento ; y todavía " s: .
Halagaba al oído de los xefes "

La dulce voz del canto. Esta ensalzaba .. .... ...


Las proezas ilustres, y el aliento. . .
De nuestros compañeros en las armas, o .. . .
La vez primera que nos vimos juntos .. . . . . .
En el herboso Lego, quando en giro
Iba la concha del convite. El eco .. . .
Del armonioso canto se esparcía.
Por las cimas del Cromla calinoso. , , , , , ,
Las sombras de los héroes celebrados
Baxaban presurosas sobre nubes;
Y alegres se veían inclinarse
Para escuchar mejor el suave acento
De la alabanza, grata á los guerreros.
¡Feliz sea tu espíritu, Carilo,
Sobre los vientos! Osian exclama.
Ven con freqüencia, amigo, á visitarme
Por la noche, pues me hallo en clla solo.
Ven, ven, amigo; escucharé gustoso
TOMIO I,
Pp
(293)
La diestra mano, que ligera y suelta
Recorre el harpa. ¿Mas por qué no alivias
Mi afliccion? ¿y por qué no me consuelas?
¿Quándo podré volver á ver los mios? "
¿Callando partes? ¡ mueve por mis sienes
Á estas canas el viento que te lleva!
Entretanto juntáronse en el Mora
-

Los xefes en convites. Iba en giro


El vigor de las conchas (r). Cien encias
Al raso ardian, y á su luz brillaba
El gozo en los semblantes de los xefes.
Solo el Rey de Loclin mostraba entre ellos
La altivez en su ceño taciurno. " "
Ácia el Lena volvia su cabeza,
" " ... . . .
Y suspiraba en su dolor. Clavada
Llevaba en la memoria con despecho
La rota padecida. Fingal nota,
Apoyado al escudo de su padre,
La afliccion de Esvaran; y con la mira
De aliviar su dolor, así al primero -
De sus cantores dice: Entona, Ulino, -
El canto de la paz, se regocigen
Los belicosos ánimos de modo,

(1) Con el vigor de las conchas queria significar el poeta el licor


que bebian los guerreros Escoceses ; pero en tan grande distancia
de tiempos no es posible saber de qué especie fuese el tal licor.
El traductor vió muchos antiguos peetas célticos, que hacian ne
moria de las velas de cera, y del vino, como cosas comunes en
las salas de Fingal. Ambos á dos nombres derivaban del latin, lo
que manifiesta que eran cosas, que recibiéron los Caledonios de
los Romanos en las correrías que hacian en la Bretaña meriodinal.

Y
(299)
Que borren la memoria de las armas. "
Acompañen cien harpas á los cantos,
Que el pecho de Esvaran tranquílo dexen.
Quiero que de aquí parta consolado.
Jamas hubo ninguno, que partido
Haya de mi presencia descontento.
La dulce voz del canto así comienza.
Por los mares del norte aeompañáron
Al gran Tremor las fieras tempestades.
Ver dexó al fin sus bosques erizados
La ventosa Loclin entre su niebla
Al héroe forastero. Allí llegado . . . . . .

En busca va de la indomable fiera,


Que por los bosques de Gormal rugía,
Y que puso en huida á muchos fuertes.
Á otros tambien mató; pero la lanza -

De Tremor puso fin á sus estragos.


Halláronse presentes á la caza .

Tres xefes de Loclin. Estos publican,


Que Tremor parecia una columna
De fuego abrasador, y que sus armas
Echaban llamas de invencible fuerza. *
El Rey alborozado le dispone
Suntuoso banquete, y le eonvida.
Disfruta el jóven las alegres fiestas
Por tres dias seguidos, en las salas ´ 1
Ventosas de Loclin; donde no habia - -

Xefe alguno, que osase hacerle frente.


Anduvo en giro el gozo de las conchas,
Ensalzaban los cantos, y las harpas -

Pp 2
(3oo )
El nombre ilustre del real mancebo,
Que llegó de la mar, que fué el espanto
De las selvas, y gloria de los fuertes.
Amanecido el quarto dia, espera -

En la playa Tremor, que se declare


En su favor el viento, que silvaba
En el vecino bosque; quando llega , "
Un xefe de Gormal de acero armado,
Y de luciente escudo. En sus mexillas,
Brillaba el sonrosado, y por sus hombros
Ondeaba una hermosa cabellera.
Era su mano blanca como nieve,
Y baxo cortas cejas relucía ... , , ,
El cielo de sus plácidas miradas.
Llega á Tremor, y así le dice: espera
Xefe ilustre, y escucha; si venciste · ... . .. . .

A los demas, te queda todavía


Por vencer al esfuerzo y al acero
Del hijo de Lonvalo. Muchas veces
Probáron los valientes esta espada, . ... "

Y escusáron los cuerdos, el encuentro,


De mis certeros dardos. Lindo jóven, " "
Le responde Tremor, tu brazo es tierno;
Contigo no peleo: eres hermoso
En demasía y agraciado: vuelve,
Vuelve á la caza en busca de tus corzos. , ,, , ,
" .
Iré, sí, no lo dudes; mas ir quiero
Con el acero de Tremor, seguido
De las sonoras voces de la fama,
Y de festivos coros de doncellas,
(3o1 )
Que á sus tiernas miradas los suspiros
Mezclarán de su amor, y la grandeza
Querrán medir de la vencida lanza,
Quando yo victorioso se la muestre
Y al sol levante su luciente punta." ".
Indignado Tremor al oir esto,
Le dice: ¿tú mi lanza? ¡qué osadía!
Sabe, pues, que primero aquí en la playa
Del Gormal, te hallará tu infeliz madre
En brazos de la muerte, y por las olas
Verá las velas del que dexó muerto
Á su hijo temerario. Enhorabuena, . .
El jóven le replíca; débil sea
Mi brazo por la edad, como pretendes, 1 ...
Ni pueda sostener esa tu lanza.
Pero sabré con mis certeros dardos ,
... . . ..." - - "
Traspasar ese pecho, aunque distante " . " "

Dexa ese arnés pesado, que te cubre


De acero y te defiende, pues yo arrojo
Mi peto al suelo; empulga luego el arco,
Y dispara; aquí tienes á mi peche. . . . . .. .
Y su pecho descubre. Era doncella... , , , , ,
Atónito Tremor la reconoce. . . . . . . . . . .
Hermana era del Rey, que vió en las salas
De su hermano al caudillo forastero,
Y enamoróse de su hermoso aspecto.
Caésele la flecha de la mano y

Al pasmado Tremor, y al suelo inclina


Su encendido Deslumbrado
semblante.
(302)
Le dexa de repente aquella vista, l
Y herido el corazon, como sucede . . . . . .
Al nacido en la gruta, quando sale
De las tinieblas, y sus ojosfixa o r o .
En los rayos del sol, que le deslumbra, "
Y le obliga á inclinar ácia la tierra
Sus ofendidos, ofuscados ojos. s:
Rey de Morven , le dice la doncella ,
De los brazos de nieve; en tu navío
Permite que descanse, y tenga asilo
Contra el amor de Corlo, que terrible
Hízose en Inibaca, como el trueno. ... ".
Prendado está de mí; pero á su afecto .
Ciega la obscuridad de la arrogancia, o
Al viento diez mil lanzas enarbola
Á fin de conseguirme. Está segura,
Tremor la dice: nada temer debes . . . . . .
Baxo el escudo de mis padres, mueva
Diez mil lanzas al viento el fiero Corlo, .
Á mí no me amedrenta; aquí le espero: .
Tres dias se detuvo allí en la playa
Para ver si llegaba. Por los montes .
Circunvecinos y lejanos, suena ...

El cuerno, con que áCorlo desafia,


Mas no creyó oportuno presentarse.
--

Las fiestas y convites se renuevan


Ante el Rey de Loclin allí en la playa. . . . .

Esposa de Tremor fué la doncella.


Ea, pues, Esvaran, Fingalle dice,
(303)
Corre una misma sangre en nuestras venas: " "
Nuestras familias se mostráron siempre
Deseosas de honor, y de batallas.
Y si tal vez llegárón á las manos,
Tal vez tambien unidas en convites,
Su amistad celebráron con las conchas. "
Ten buen ánimo, pues, y en tu semblante
Dexa que resplandezca la alegría.
Abre tu corazon y tus oídos y - o
Al sonido del harpa: fué tu brazo
Terrible, y fuerte como las borrascas, -
Que agitan á tus mares. De tu pecho
Brotó el valor y aliento, tu voz llena
Equivalía á la de mil guerreros. \,

Entregar puedes ya la vela al viento,


Hermano de la bella Aganadeca, - " " " " "
Mil veces resplandece su hermosura " "
En mi memoria triste, por su suerte,
Como sombra en el bosque al medio dia.
Me acuerdo de aquel llanto, que por ella
- -

En las salas de Estarno derramaste,


Tributo de ternura en aquel lance
En que te quiso respetar mi acero,
Quando teñido en sangre lo blandía
Mi vengadora diestra, y en los ojos
Tenia yo las lágrimas quaxadas .
Del dolor, y en mi seno rechinaba " "
El corazon de rábia. Si no quedas
Del todo satisfecho, entre mis xefes
Escoge aquel contrario, que te agrade.
(304)
Aquel cartel (1) de honor, que tus mayores
Á Tremor ofreciéron, te lo ofrezco; .

Pues deseo te vayas celebrado, ,


Y esclarecido, como el sol mas puro, y
Quando llega á ponerse en occidente.
Rey invencible de Morven, le dice: , . . . . . .
Esvaran, y el mayor entre los héroes,
No se dirá jamas en adelante " " -

De Esvaran, que volvió á empuñar el hierro


Contra Fingal. Te conocí en las salasii,
De mi padre Esnivan; era muy corta , , ,
La ventaja que entónces me llevabas , , , , , ,
En tus floridos años; yo deciale, y , , ,
Dentro de mí, ¡quándoserá, que pueda , , ,, ,
Blandir la lanza, como el esforzado , , ,
Fingal la mueve! Combatímos luego , , , , , ,
En la llanura del Malmor. Los vientos , , ,
Impeliéron mis naves á tus salas, . . . . . . . .

Y en ellas esparcióse el regocijo . . . . .


De las conchas: por cierto fué reñido, , , , -
Y grande y memorable aquel combate.
. re a
(1) Este cartel de honor, y el carro de Cuculino, pudieran ar
güir á primer vista
contra la antigüedad de esta obra. Pero al
gun principio debiéron tener estos carteles, y no me parece im
posible que los usasen los antiguos celtas, y que lo recibiesen de
estos nuestros antepasados, como otros usos pertenecientes á las an
tiguas caballerías. Donde habia desafios por amores, pudiera ha
ber tambien carteles de desafios. El combate de Landergo con Uli
ño, desafiado por éste y el de osian con sus ocho guerreros
con los otros ocho del pretendiente de Eviralina, pudieran haber
se hecho por via de carteles, segun aquellos tiempos rústicos.
(3c5
Pero basta : haz ensalcen los cantores
Tu nombre esclarecido, y valentía.
Fingal, escucha; algunas de mis naves
Quedáron desprovistas de guerreros.
Puedes disponer de ellas, como prenda
De la amistad á que Esvaran aspira.
Quando vengan tus hijos á las torres
Del ventoso Gormal, tendrán convite,
Y la eleccion del campo y de las armas.
Mas Fingal le responde ; no recibo
Don alguno de naves, ni de tierras,
Pues estoy satisfecho de las mias, -

Y mis corzos ; ten para tí esos dones,


Hermano de la hermosa Aganadeca.
Puedes ya desplegar ácia los rayos
Del oriente, las velas de tus naves,
Y á tu pátrio Gormal volver contento.
¡Feliz seas mil veces, Rey ilustre
Dice Esvaran colmado de sorpresa,
Eres rayo en la guerra, y me pareces
Suave viento en la paz: dame esa mano
Por prenda de amistadtan generosa, e
--

Y haz, Fingal se consuelen con el caato


Las sombras de los xefes que cayéron,
Y los de Erina entierren á los fuertes
De Loclin, que quedáron en el campo.
Vean los hijos del selvoso Loda,
Si en algun tiempo llegan a este suelo,
El campo en que sus padres combatiéron;
Y que tomando el cazador descanso
TOMO I,
Qq
(3eó)
En una de esas piedras; aquí, diga,
En los pasados tiempos peleáron
Esvaran y Fingal, ilustres Reyes;
Así quedará eterna nuestra fama. "
Le responde Fingal. Hoy nuestra gloria
Llegó al mas alto grado; como sueñö
Pasarémos nosotros, y el ruido
De nuestras armas morirá en el campo;
Desaparecerán hasta las tumbas.
En vano el cazador irá buscando
El lugar en que el prado nos dió albergue.
Durará el nombre, pero no el esfuerzo.
¿Carilo, Ulino, Osian, sabeis los nombres
De los ilustres xefes que cayéron?
Hacednos, pues, oir el dulce canto
De los antiguos tiempos, y pasémos
La noche en fiesta y en alegres sones,
En que nos halle el dia amanecido.
Cien harpas nuestras voees acompañan
Para alegrar los xefes; serenóse
El rostro de Esvaran, y en su sonrisa
Resplandeció el consuelo, como suele
Resplandecer la luna, quando el viento
Disipa la nubada, que cubría
"Su puro resplandor, y con la tierra
En su plácido curso se sonrie.
Fingal pregunta entónces á Carilo;
¿Qué es del hijo de Semo? ¿el soberano
De Dunscala? ¿por qué no comparece?
Escondido está acaso como niebla
(307)
En la gruta de Tura? Sí, responde
El cantor, Cuculino se halla en ella
Pero abatido y triste: impresa tiene
En el alma la rota padecida.
Hállase apesarado sin consuelo
El Señor de las lanzas, á quien vimos
Vencedor tantas veces en el campo. "
La espada de Cabar en don te envía;
Quiere que se la ciña Fingal solo,
Porque como una nube de borrasca
Disipaste sus fieros enemigos.
No se dirá jamás, Fingal responde,
Que acepté yo esa espada. Digno de ella
Es solo Cuculino. Vé, vé, y dile,
Que tiene ya su fama asegurada,
Y no debe temer se desvanezca;
Pues hubo fuertes, que vencidos fuéron;
Pero volvió ábrillar tambien su gloria.
Tú, asimismo Señor de vastos bosques
Olvida tu pesar; los esforzados
Aunque queden vencidos, no por eso
Dexan de ser ilustres. Aunque cubran
Al resplandor del sol las vagas nubes,
Vuelve despues con resplandor mas vivo
Á consolar los montes y las selvas.
Me ocurre á la memoria el fuerte Gruma,
Señor que fué de Cona. Á todas playas
Intimaba la guerra : sus oídos
Se alborozaban con el fiero estruendo
Del combate,sus ojos se alegraban
Qa 2
(303)
En la sangre vertida. Acaso un dia
Impelió sus guerreros atrevidos
Ácia el sonoro Craca, y encontróse
Con el Rey de aquel suelo, que dexaba
El círculo de Brumo, en que poco ántes
Habló á la piedra del poder. Fué grande
Y fiera la batalla que tuviéron
Por la doncella del hermoso pecho.
DAfama habia divulgado en Cona,
Y encarecido á Gruma la belleza
Peregrina , y sin par de la doncella,
Hija del Rey de Craca. Juró entónces
De poseerla ó de morir por ella
En la demanda. Peleáron. Gruma
Preso quedó; y hallándose tan léjos
De los suyos, echáronle en el fondo
Del espantoso círculo de Brumo.
Allí se oían lamentar las sombras,
Ante el poder de la terrible piedra,
Causa de sus temores. Sin embargo,
Gruma salió de aquel abismo , y luego
Rcsplandeció como ántes, y su diestra -
Aterró aquellos mismos enemigos.
Recobró así toda su antigua fama.
Vosotros entonad alegres himnos
Á los héroes antiguos, que se alzáron
De su caida mucho mas ilustres,
En su justa alabanza se complazca
Mi corazon, y vea convertido
El pesar de Esvaran en mayor gozo.
( 309)
Se ponen luego á descansar los xefes
En la playa del Mora. Silva el viento
Entre sus cabelleras. Oir hacen
Cien harpas su armonía. Los cantores
Ensalzan con sus voces las hazañas
De los antiguos xefes. ¿Pero quándo
Succderá que sean celebradas
Las gloriosas empresas de mi padre,
Y que mi oído se complazca en ellas?
Enmudeciéron en Morven las harpas,
Y en el Cona no se oye voz alguna;
Con el fuerte acabáron los cantores,
Cesó tambien el eco de la fama!
Pero apénas la luz de la mañana
Con su trémulo albor ilustró al Cromla,
Que sonó el cuerno de Esvaran. Los hijos
De las olas se juntan en silencio, .

Y ácia las naves se encaminan tristes.


Sopló el viento de Ulina , que los senos
Luego hinchió de las velas, y partiéron.
Manda Fingal le traigan los sabuesos,
Rápidos hijos de la caza. Brano
De blanco y leal pecho, y la rapante
Y regañona Lua. Filan , Rino...
¡Mas Rino ya no existe! en el sepulcro
Descansa para siempre. Tú, Fergusto,
Tú, Filan, haced, hijos, que resuene
El cuerno de la caza , y se defunda
Por la selva el contento ; amedrentados
Oíganle los venados y los gamos,
(31 o )
Y dexen azorados sus manidas.
Resonó el eco agudo por la selva
Del escabroso Cromla. En movimiento
Se pone el cazador, y tras las fieras
En vuelo van los anhelantes perros.
Tocó por presa á cada qual un ciervo;
Mas Brano apresó tres, y con los dientes
Arrastrándolos todos uno á uno
A los pies de Fingal los dexó todos.
Se alegró el Rey de aquel leal obsequio;
Mas uno de los ciervos traspasado,
Fué á caer en la tumba, en que yacía
Su amado Rino, y renovó del padre
El desconsuelo, viendo que la piedra
Permanecia quieta sobre el cuerpo
De aquel que era el priuIero en dar alcance
Á las fieras del monte. Hijo querido,
No te alzarás ya mas: tu misma tumba
Desaparecerá baxo las ramas

Del seco matorral: pondrá sobre ella


Su pie veloz el temeroso gamo
Sin saber que allí yace un esforzado.
Hijos mios, Filan, Osian y Gaulo,
Fuerte Señor de las espadas, vamos;
Seguidme luego al monte, y á la cueva
Del verde Tura: ver en ella quiero
Al caudillo de Erina. ¿Mas son estas
Las murallas de Tura?"Apenas quedan
Habitantes en ellas. Ya no extraño
Que esté tan afligido y pesaroso
(311 )
El Señor de las conchas; pues su albergue
Está casi del todo desolado.
Vamos á ver al Rey de los aceros,
Y aliviar procurémos su tristeza.
¿Me engañó acaso? ¿Filan, dime, es ese
Cuculino? ¿ó columna solamente,
Formada de vapor? Tal vez la niebla " . "
Del Cromla no me dexa conocerle. . . . . . . .
No hay duda, es Cuculino, Filan dice,
Triste , como le ves, y taciturno.
Hijo de la batalla me complazco
De verte; ¿mas por qué tan afligido?
Bien hayas rompedor de los escudos,
Dice Fingal. Responde Cuculino;
Bien venido, Fingal, guárdete el cielo,
Y contigo á tus hijos valerosos. ir . . .
¡Quán grata me es, amigo, tuvenida e
Me parece tu aspecto semejante
Al del sol en el monte suspirado
Del cazador, que al fin de la borrasca
Salir le vé triunfante de las nubes, ,
Y alegrar á las selvas: son tus hijos :
Brillantes astros, que la noche alumbran.
¡Ah! Fingal, no me viste así otro tiempo,
Quando volvímos juntos del combate
En que diéron la rota nuestras armas
Á los Reyes del mundo, y la alegría
Á nuestros pátrios montes devolvímos.
Le interrumpe Conan, diciendo: muchas
Son, cierto, Cuculino tus bravatas
(312)
Y voces jactanciosas; ¿mas los hechos,
Dinos, en dónde están? Por esos mares
Venímos á este suelo á darte ayuda:
¿Y miéntras que Conan por típelea,
En guerra solo tuya, tú te enselvas?
Dexa esa lanza inútil, á tu brazo,
Cédemela. Ninguno jamas hubo,
Responde exäsperado Cuculino,
Que osase pretender, y mucho ménos
Exigir estas armas: y aunque fuesen,
Mil como tú, guerrero tenerario,
Los que las pretendieran fuera en vano:
Pues si á esta gruta me retrage, sabe,
Que esto no sucedió miéntras viviéron
Los guerreros de Erina, ya caídos.
¿Ola, grita Fingal, qué atrevimiento
Es el tuyo, Conan? Se vé que ignoras
Quán famoso fué en guerra Cuculino.
Yo propió soy testigo de tus hechos,
Ó Señor de Inisfela. Partir puedes
Contento, y satisfecho de esta tierra,
Y ácia la tuya desplegar las velas.
Sin duda tu Bragela el cuerpo inclina
Desde la roca para ver si llegas.
Y la salta el amor, mezclado en llanto,
Por sus hermosos ojos, miéntras mueve
Sobre su seno palpitante el viento
La suelta cabellera. Ella afanada
Para el oído al viento de la noche
Para ver si tú llegas, por el eco
(313)
De los movidos remos y del canto, " " " - " "
Que entonar acostumbran los que bogan,
Y por el dulce trémulo sonido, . . . . . . . . . .
Que las harpas despiden desde léjos.
Responde Cuculino; en vano espera
Mi retorno Bragela; estoy resuelto
Á no volver ya mas: ¿y con qué cara,
Quieres que se presente Cuculino. .
A su querida esposà? ¿cómo puede
Ver ésta á Cuculino ya vencido?".
Sabes, Fingal, que vencedor fuí siempre.
Y lo serás tambien en adelante, " . l.

Le replíca Fingal: la ilustrefama


De Cuculino crecerá de nuevo,
Como lozana planta; mucha gloria -
Por esperar te queda, y muchos lances,
En que tu brazo mostrará su esfuerzo.
Y vuelto á Oscar le dice; haz que nos traigan
La caza con las conchas del convite.

Despues de los peligros, el descanso


Es debido al espíritu, y al cuerpo.
Aviven con nosotros-los amigos
El aliento y consuelo de sus pechos.
Celébrese la fiesta, acompañada
De cantos de alborozo. Serenóse
Cuculino, cobró su pecho aliento,
Se asomó la alegría en su semblante.
Alternaba Carilo con Ulino

Canciones agradables. A su canto


Uní tambien el mio varias veces,
TOMO I, Rr
(314)
Celebrando los lances de la guerra,
En que se vió mi espada vencedora.
¡Triste de mí! ¡ya nada soy la fama
De todas mis empresas paró en humo,
Y olvidado de todos, tomó asiento
En la piedra que cubre á mis amigos.
Se pasó así la noche, hasta que el dia
Alboreó con resplandor sereno. ; . . . . .
Se levanta Fingal; la lanza empuña, o "1. 2 .
Y el primero ácia el Lena se encamina. "
Nosotros le seguímos como rayos *
De luz nocturna. Al mar, al mar repite,
Despleguémos las velas á los vientos, i siq
Que el Lena nos envía. Entramos luego .
Alegres en las naves, y zarpamos , ... ".
Entre los cantos de victoria, y grita q -1
De la gozosa chusma, que cortaba
Con los remos las olas herborosas. " ... 2 y
. . . . si
* ,
-

" " .

--

- -
(315)

REFLEXIONEs
-
SOBRE EL CANTo SEXTO.
1. i Osian, dice el autor de los Ana
les Topográficos, ha tomado el colorido te
tro de los objetos de su clima, ¿con qué fuer
za, y con qué verdad nos presenta las imá
genes? Estas imágenes, pues, y este tetro
colorido pero sublime, asombran y transpor
tan al alma en casi todas las llanas de su
poema. Está muy bien: sin embargo, hemos
visto que Osiansabe manejar con igual maes
tría todas las especies de coloridos: y si hace
uso mas freqüente del tetro, es el motivo por
que el tetro se conforma mas con sus argu
mentOS.

2. Vemos que los antiguos Escoceses


amaban mucho los convites, y que en ellos
eran las conchas el utensilio principal. Es
muy probable, que los Celtas Caledonios,
no se dexasen vencer de los Dinamarqueses
en la inclinacion al vino, y á los otros li
cores. Sin embargo, los héroes de Osian,
Rr 2
(316)
no solamente no se emborrachan como el
sábio Ulises,sino que tambien en sus convi
tes no habia la sombra menor de exceso,
ó de indecencia, ántes bien no se ve expre
sion alguna que la haga sospechar posible.
En vez de detenerse sobre la excelencia del
licor, Osian no menciona sino el vaso. El
efecto de su bebida no es una desmedida, y
tumultosa alegría, sino un gozo sencillo, y
puro, que serena el espíritu, lo mueve al can
to, y anima las nobles conversaciones de los
héroes. El jóven Ciro en estos convites no
se hubiera imaginado ciertamente, que el vi
no fuese un veneno, como en la mesa de su
abuelo Astiages. en
- 3. Todos los discursos de Osian son dig
nos de consideracion por muchos títulos.
Pero el de Fingalá Esvaran me parece ser
superior á todos los demas. No sé si es mas
admirable la generosidad de Fingal, que
el artificio con que se insinúa en el ánimo
de Esvaran. Este podia estar irritado con
tra Fingal por muchos motivos; es á saber,
por la enemistad nacional entre Escoceses
3.
(37)
y Dinamarqueses, por la enemistad perso-
nal entre Fingal, y él; por el deshonor de
la batalla perdída, y por el deseo de ven
garse. Fingal intenta vencer todos estos obs
táculos con la nobleza de estos sentimientos,
y lo hace con un órden el mas á propósito,
y mas conveniente. Comienza por el primero,
tomando ocasion del canto de Ulino,y ma
nifiesta con el exemplo de Tremor, que las
guerras de las dos familias no procedian de
ódio inveterado y hereditario, sino de una
competencia de gloria, pues desde los prin
cipios eran amigas, y parientes. Pasa luego
á... tener lejana de su ánimo qualquiera idea
del deshonor y vergüenza, que era el punto
mas delicado y mas necesario; hace un gran
elogio del valor de Esvaran, indicándole que
nada perdió de su antigua gloria. Jamás
la alabanza es mas hisonjera , que en boca
de un enemigo Confortado su amor pro
pio con este calmante, hace uso Fingal de
los modos mas suaves. Lo llama delicada
mente hermano de la bella Aganadeca para
dispertar en su ánimo sentimientos tiernos y
(318))
amigables, con la representacion de una her
mana amada no solo por él, sino tambien
por Fingal. Le hace ver, que desde entón
ees habia concebido estima por él, y le
renueva la memoria de la pruebaqueledió
de ello en aquella ocasion. Con esto induce
á Esvaran á avergonzarse de concebir ren
cor contra una persona, que ya desde tiem
po atras le habia provocado con afectos y
con benevolencia. Finalmente, pone por obra
una demostracion de singular generosidad,
que debia ganarse al ánimo mas obstinado.
Esvaran era prisionero de Fingal, y éste
dueño de su vida, y de su libertad. Pero
se olvida de su victoria, supone que Es
varan es libre, como ántes de la batalla,
y propone para dexarle mas satisfecho, si
queria un nuevo combate, como si la vic
toria obtenida de su exércitono decidiese
de su persona.Á mas de esto no letrata
como enemigo, sino como huesped á quien
desea honrar. Si Dionisio de Alicarnaso hu
biera debido analizar este discurso, hubiera
hecho un uso mejor de su crítica, que aquel
(39)
de que se vale para describir el artificio soso
del discurso de Agamenon en el lib. 2. de
la Yliada... e -
4. Los héroes del poeta griego estaban
bien léjos de manifestar sentimientos tan no
bles y generosos como los que muestra Fin
gal, reusando los dones y-ofertas de Esva
ran. Aquiles en el lib.24. de la Yliada,
habiendo restituido á Priamo el cadáver de
Hector, se excusacon la sombra de Patro
clo, por haber usado este acto de piedad;
y pudiendo alegar para su justificacion, ya
que no los sentimientos naturales de huma
nidad, á lo ménos los órdenes de Jove, y
las instancias de su madre Tetis; sin em
bargo, dexa estas razones plausibles, ya que
ereia necesariovalerse de alguna, y da so
lamente la otra, que Priámo le habia hecho
algunos presentes que no eran de despre
ciar. En las suplicantes de Eurípides hay
un lugar en que se vé una relacionmas
conforme, con la generosa conducta de Fin
gal, y que es un exemplo luminoso de la
(32o)
suma diferencia que pasaba entre el espíritu
de los antiguos poetas griegos, y el lde
Osian. Adrasto, Rey de Argos, recurré en
persona áTeseo, Rey de Atenas, á fin de
mover con su discurso á los Tebanos para
que enterrasen los cadáveres de los que ha
bian muerto en la batalla. Teseo despues de
haber hombreado con él con poca discre
cion, y manifestando mucha superioridad,
le da redondamente una negativa, 3 pero
luego movido de los ruegos de su madre,
antes que de la justicia de la causa ó de los
sentimientos de un ánimo genoroso se re
suelve con mal modo á sostener Adrasto con
sus armas. Despues de la victoria prosigue
en tratará Adrasto con menosprecio: final
mente para acabar la obra, comparece Mi
nerva para acordará Teseo se haga pagar
de Adrasto el beneficio que le ha de hacer,
y para mas asegurarse, se haga dar jura
mento. Esta es la delicadeza inimitable de
, los poetas griegos. Se exámine ahora la con
ducta del Celta. Fingaloido el desembarco
321 )
de Esvaran, corre en ayuda de Cuculino,
y salva la Irlanda. Léjos de renovar la me
moria de su desgracia al amigo, lo confor
ta y lo ensalza; y en vez de exigir premio
y recompensa por ello de su aliado, reusa
hasta el omenage de su enemigo.
5. El descortés atrevimiento de Conan
con Cuculino, es algo semejante al de Ter
sites en Homero, y nos hace ver que Osian
pinta los caractéres malvados y odiosos
igualmente que los nobles y los grandes.
Pero los sabe poner en el mejor punto de
vista, y el lector no se puede equivocar en
ellos, ni ser seducido. Estas no son mas que
las sombras que hacen resultar las figuras
luminosas.
6. Los mejores críticos convienen que
un poeta épico debe tener fin alegre. Obser
váron esta regla los tres poetas mas famo
sos en sus esenciales circunstancias, es á sa
ber, Homero, Virgilio y Milton. Sin em
bargo, no sé por qué razon la conclusion de
sus poemas dexa un no sé que de triste y
disgustoso en el ánimo, el uno dexa al lec
TOMIO I, Ss
(322)
tor en un funeral; el otro en la muerte in
tempestiva de un héroe; el tercero en las
-

... - "
escenas solitarias de un mundo deshabi
tado.
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